suplemento cultural contenido 28-01-12

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Maracay, Sábado 28 de enero de 2012 Crónicas del Olvido Fábulas de carne y huesos ALBERTO HERNÁNDEZ La lectura ennoblece el alma, y un amigo sabio la consuela Voltaire. El Ingenuo 1.- C erteza la que encontra- mos en la idea que nos suministra el también autor del Tratado sobre la to- lerancia y del Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones. Certeza que nos obliga a decir que la lec- tura alberga demonios y san- tidades, sombras y luces, bosques y desiertos, poesía y maldiciones, verdades y mentiras, crónicas e histo- rias, revelaciones y fábulas. Y, precisamente, en esta que hoy nos atrapa, el alma se en- noblece gracias al escritor amigo que se ocupa -en su ociosa paciencia- a hacerle juego a todos esos contra- puestos que también hacen posible que respiremos y a veces nos ahoguemos. Se tra- ta entonces de un hombre que nos tiene acostumbrados a subir y bajar alturas en el momento de trazar sus mo- mentos de reflexión. Se trata de un periodista y escritor falconiano de nacionalidad espiritual y corporal llamado Manuel Felipe Sierra y quien, por esa doble razón, ha escri- to Fábulas de carne y huesos (FB Libros, Caracas, octubre 2011) en el que volvemos a decirnos de la noble lectura que nos revisa y revisa a los demás, los ausculta y nos aus- culta como lectores. Es más, Manuel Felipe Sierra es el de- positario de sesenta episo- dios donde habitan persona- jes, situaciones, historias pues que vagan de página en pági- na y que nos hacen ir y venir en nuestros tiempos de vida, en nuestros momentos de carne y huesos. Este amigo sabio, quien ade- más escribe, ennoblece el alma de tantos duendes que en su libro habitan. Los ennoble- ce su manera de decir, de tra- zar el rostro sombrío de los dictadores, el perfil revelador de los constructores de socie- dad, de los alfareros de espíri- tus, de los tantos personajes que Sierra ha retornado a nuestra desmemoria. Se trata, digo, de un libro -para pro- nunciarlo con el mejor acen- to de otros días- sabroso para degustar, hondo para bucear y sabio para aprender. 2.- ¿Qué hay en estas páginas? ¿Qué nos hace cómplices de estas 220 páginas, de estas se- senta crónicas bautizadas fábu- las? ¿Qué nos dice Manuel Fe- lipe Sierra? Pues bien, el autor, periodista de larga carrera, es- critor y comentarista, nos lle- va de la mano y nos hace abrir esta ventana donde nos encon- tramos con personajes como El Chacal, Medina Angarita, Gar- cía Márquez, Gallegos, Hum- boldt, Graterolacho, Fidel Castro, Jóvito Villalba, Delga- do Chalbaud, Mario Vargas Llosa, Pérez Jiménez, José Agustín Catalá, Kapucinski, Al Capone, Salvador Allende, Pérez Alfonzo, Perón, Manuel Caballero, Correa, Duvalier, Humala, Fujimori, Carlos An- drés, Cabrujas, Chávez, entre otros tantos que se enrique- cen con las partidas de naci- miento de quienes han queda- do impresos en estas Fábulas de carne y huesos. Y la certeza se hace más cier- ta cuando anclamos nuestra atención en la manera de es- cribir o de decir de este fabula- dor que escribe libros y lee poesía y tiene apego a la buena literatura. Es decir, estamos frente a un hombre que sabe escribir libros, que cabalga con nuestro imaginario verbal y hace de sus crónicas un legado de respeto por el idioma que lo amamantó y lo vio crecer. La certeza, porfío, está en sa- bernos parte de un libro por- que al leerlo somos él, somos los personajes que trata, so- mos las páginas, las que ole- mos, las que dejamos y luego retomamos, las que nos hacen cerrar los ojos y respirar hon- do, las que nos levantan y ha- cen ir a tomar una taza de café en medio de tribulaciones e imágenes que Manuel Felipe nos ha regalado. Un cuerpo orgánico, como todo cuerpo que se respete, tiene carne y huesos pero también sangre. Se trata en todo caso de un libro anató- micamente vivo, respiratorio, circulatorio, histórico, geo- gráfico. Un cuerpo fabulado, crónico y sincrónico cuya sangre, el icor de su estirpe, igualmente nos recorre cuan- do lo palpamos, lo leemos, lo desnudamos y le damos for- ma cuando lo proyectamos, lo comentamos y lo hacemos otro libro, el libro otro que siempre es conveniente llevar en la memoria para poder de- cir cosas como estas que hoy digo, con el perdón de Manuel Felipe Sierra. Hay entonces de todo un poco en este libro. Los perso- najes tratados giran alrede- dor de eventos en los cuales hemos estado presentes des- de lejos o en el mismo sitio de los hechos. Hemos sido protagonistas y ahora más con estos nombres que nos acercan a la pequeña histo- ria, a la fábula universal, al destino de los que quedaron marcados por el tiempo, de los que ya son parte de dic- cionarios y libros de texto. Fábulas de carne y huesos viste el viejo esqueleto del olvido. Nos hace en la medi- da en que ambulamos por sus páginas y sentimos que su autor ya no es dueño de ellas. 3.- Entro sigilosamente en "Ca- brujas", en una de las últimas fábulas del libro. Y lo hago por la cercanía afectiva con el per- sonaje y por la calidad con que Manuel Felipe lo aborda. Un trozo para fijar parte del país que recordamos. Un trozo para volver al "MAS de mis tormentos" y a la revista "Pun- to" "Un día, Luis Bayardo Sar- di, miembro del consejo edi- torial, se apareció con una co- laboración firmada por Sebas- tián Montes. Después de va- rias publicaciones la columna comenzó a llamar la atención de los lectores. Estaba escrita con pulcritud, desenfado, irreverencia y una fuerte do- sis de humor. Al tiempo se supo que se trataba de un seu- dónimo de José Ignacio Ca- brujas, ya famoso como dra- maturgo y quien junto a Ro- mán Chalbaud e Isaac Cho- crón formaban la "Santísima Trinidad" del teatro venezola- no. El nombre Cabrujas tam- bién era noticia en la crítica cinematográfica. Había esta- llado el "boom" del cine nacio- nal en pleno esplendor de la "Gran Venezuela" y su nombre estaba asociado con las pelí- culas que registraban mayor éxito de taquilla…", y por ahí se fue Manuel Felipe, quien dejó escrito a un hombre a quien también tuvimos cerca e hizo amistad con nuestros huesos maracayeros, Luis Ba- yardo Sardi, el "príncipe". Me desplazo por el libro con el mismo sigilo y menciono otras fábulas como las dedica- das a Allende, Humala, Ba- duel, Kapucinski, Catalá que, por la misma certeza de líneas anteriores, merecen espacio antológico. Es decir, todo un libro para lectores que quie- ran revisar el mapa y la ana- tomía de un país medio borro- so. Un país de estos días que nos duele y nos escuece. Un país lleno de gente -sabia o perversa- que flota en las pá- ginas de un libro escrito por un periodista nombrado Ma- nuel Felipe Sierra. Un libro fa- bulado y fabuloso. Un libro.

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Maracay, Sábado 28de enero de 2012

Crónicas del Olvido

Fábulasde carne y huesos

ALBERTO HERNÁNDEZ

La lectura ennobleceel alma, y un amigosabio la consuela

Voltaire. El Ingenuo

1.-

Certeza la que encontra-mos en la idea que nos suministra el también

autor del Tratado sobre la to-lerancia y del Ensayo sobrelas costumbres y el espíritude las naciones. Certeza quenos obliga a decir que la lec-tura alberga demonios y san-tidades, sombras y luces,bosques y desiertos, poesía ymaldiciones, verdades ymentiras, crónicas e histo-rias, revelaciones y fábulas.Y, precisamente, en esta quehoy nos atrapa, el alma se en-noblece gracias al escritoramigo que se ocupa -en suociosa paciencia- a hacerlejuego a todos esos contra-puestos que también hacenposible que respiremos y aveces nos ahoguemos. Se tra-ta entonces de un hombre quenos tiene acostumbrados asubir y bajar alturas en elmomento de trazar sus mo-mentos de reflexión. Se tratade un periodista y escritorfalconiano de nacionalidadespiritual y corporal llamadoManuel Felipe Sierra y quien,por esa doble razón, ha escri-to Fábulas de carne y huesos(FB Libros, Caracas, octubre2011) en el que volvemos adecirnos de la noble lectura

que nos revisa y revisa a losdemás, los ausculta y nos aus-culta como lectores. Es más,Manuel Felipe Sierra es el de-positario de sesenta episo-dios donde habitan persona-jes, situaciones, historias puesque vagan de página en pági-na y que nos hacen ir y veniren nuestros tiempos de vida,en nuestros momentos decarne y huesos.

Este amigo sabio, quien ade-más escribe, ennoblece elalma de tantos duendes que ensu libro habitan. Los ennoble-ce su manera de decir, de tra-zar el rostro sombrío de losdictadores, el perfil reveladorde los constructores de socie-dad, de los alfareros de espíri-tus, de los tantos personajesque Sierra ha retornado anuestra desmemoria. Se trata,digo, de un libro -para pro-nunciarlo con el mejor acen-to de otros días- sabroso paradegustar, hondo para buceary sabio para aprender.

2.-¿Qué hay en estas páginas?

¿Qué nos hace cómplices deestas 220 páginas, de estas se-senta crónicas bautizadas fábu-

las? ¿Qué nos dice Manuel Fe-lipe Sierra? Pues bien, el autor,periodista de larga carrera, es-critor y comentarista, nos lle-va de la mano y nos hace abriresta ventana donde nos encon-tramos con personajes como ElChacal, Medina Angarita, Gar-cía Márquez, Gallegos, Hum-boldt, Graterolacho, FidelCastro, Jóvito Villalba, Delga-do Chalbaud, Mario VargasLlosa, Pérez Jiménez, JoséAgustín Catalá, Kapucinski, AlCapone, Salvador Allende,Pérez Alfonzo, Perón, ManuelCaballero, Correa, Duvalier,Humala, Fujimori, Carlos An-drés, Cabrujas, Chávez, entreotros tantos que se enrique-cen con las partidas de naci-miento de quienes han queda-do impresos en estas Fábulasde carne y huesos.

Y la certeza se hace más cier-ta cuando anclamos nuestraatención en la manera de es-cribir o de decir de este fabula-dor que escribe libros y leepoesía y tiene apego a la buenaliteratura. Es decir, estamosfrente a un hombre que sabeescribir libros, que cabalga connuestro imaginario verbal yhace de sus crónicas un legadode respeto por el idioma quelo amamantó y lo vio crecer.La certeza, porfío, está en sa-bernos parte de un libro por-que al leerlo somos él, somoslos personajes que trata, so-mos las páginas, las que ole-mos, las que dejamos y luegoretomamos, las que nos hacencerrar los ojos y respirar hon-do, las que nos levantan y ha-cen ir a tomar una taza de caféen medio de tribulaciones eimágenes que Manuel Felipenos ha regalado.

Un cuerpo orgánico, comotodo cuerpo que se respete,

tiene carne y huesos perotambién sangre. Se trata entodo caso de un libro anató-micamente vivo, respiratorio,circulatorio, histórico, geo-gráfico. Un cuerpo fabulado,crónico y sincrónico cuyasangre, el icor de su estirpe,igualmente nos recorre cuan-do lo palpamos, lo leemos, lodesnudamos y le damos for-ma cuando lo proyectamos, locomentamos y lo hacemosotro libro, el libro otro quesiempre es conveniente llevaren la memoria para poder de-cir cosas como estas que hoydigo, con el perdón de ManuelFelipe Sierra.

Hay entonces de todo unpoco en este libro. Los perso-najes tratados giran alrede-dor de eventos en los cualeshemos estado presentes des-de lejos o en el mismo sitiode los hechos. Hemos sidoprotagonistas y ahora máscon estos nombres que nosacercan a la pequeña histo-ria, a la fábula universal, aldestino de los que quedaronmarcados por el tiempo, delos que ya son parte de dic-cionarios y libros de texto.Fábulas de carne y huesosviste el viejo esqueleto delolvido. Nos hace en la medi-da en que ambulamos por suspáginas y sentimos que suautor ya no es dueño de ellas.

3.-Entro sigilosamente en "Ca-

brujas", en una de las últimasfábulas del libro. Y lo hago porla cercanía afectiva con el per-sonaje y por la calidad con queManuel Felipe lo aborda. Untrozo para fijar parte del paísque recordamos. Un trozopara volver al "MAS de mistormentos" y a la revista "Pun-

to" "Un día, Luis Bayardo Sar-di, miembro del consejo edi-torial, se apareció con una co-laboración firmada por Sebas-tián Montes. Después de va-rias publicaciones la columnacomenzó a llamar la atenciónde los lectores. Estaba escritacon pulcritud, desenfado,irreverencia y una fuerte do-sis de humor. Al tiempo sesupo que se trataba de un seu-dónimo de José Ignacio Ca-brujas, ya famoso como dra-maturgo y quien junto a Ro-mán Chalbaud e Isaac Cho-crón formaban la "SantísimaTrinidad" del teatro venezola-no. El nombre Cabrujas tam-bién era noticia en la críticacinematográfica. Había esta-llado el "boom" del cine nacio-nal en pleno esplendor de la"Gran Venezuela" y su nombreestaba asociado con las pelí-culas que registraban mayoréxito de taquilla…", y por ahíse fue Manuel Felipe, quiendejó escrito a un hombre aquien también tuvimos cercae hizo amistad con nuestroshuesos maracayeros, Luis Ba-yardo Sardi, el "príncipe".

Me desplazo por el libro conel mismo sigilo y mencionootras fábulas como las dedica-das a Allende, Humala, Ba-duel, Kapucinski, Catalá que,por la misma certeza de líneasanteriores, merecen espacioantológico. Es decir, todo unlibro para lectores que quie-ran revisar el mapa y la ana-tomía de un país medio borro-so. Un país de estos días quenos duele y nos escuece. Unpaís lleno de gente -sabia operversa- que flota en las pá-ginas de un libro escrito porun periodista nombrado Ma-nuel Felipe Sierra. Un libro fa-bulado y fabuloso. Un libro.

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Contenido Maracay, Sábado 28 de enero de 201210

La vida y la muerte en la poesíade María Gabriela Abeal

ALBERTO JOSÉ PÉREZ

Una vez escribí un poe-ma donde canto al mesde enero como una cosa

inútil, porque siempre pasasilente, pesado, es como elcansancio, en esencia, de losotros meses, aunque sea elprimero del calendario. Peroen este 2012, me halagó, conla poesía de María GabrielaAbeal, mi querida y admiradaamiga, del mar de la plata (Mardel Plata, Argentina), allá vivecon Carlos y Ágata, son tres yno ocho como los Orozco, esun buen número: tres. Su poe-sía la disfruto desde hace unosseis años, aquí le editamos suprimer libro, COTIDIANOS,con el sello de la revista ICAMy luego La espada Rota, unade las principales editorialesalternativas de País, le publi-caría tres títulos más y ahora,de fresca data, (2011), el pres-tigioso Fondo Editorial del Ca-ribe, cuyo editor es el poetaFidel Flores y cuenta, tam-bién, con un consejo consul-tivo, que integran tres (sigocon el tres) conocidos poetasvenezolanos, como lo son,Gustavo Pereira, Ramón Or-daz y Chevigue Guayke, por lacalle del medio, la incluyen ensu catálogo y lueguito festeja-mos sus cantos de vida y muer-te; vida, porque todo lo quevive se gloria en la muerte comolos cantos que ahora llaman miatención y muerte porque suspoemas nos (me) regresan a lu-gares donde la palabra echabaraíces y yo perdido en sus tan-tos caminos merecía redescu-brir en la emoción de una mira-da, de una visita, pero más queeso, admirad los gestos de su for-taleza femenina cuando dan a supoesía, una atmósfera particular,una manera de decir el poemaque da la sensación de escuchar-la frente uno , diciendo sus can-tares, novedoso, no. Bueno ca-mino ahora en busca de un textoque no sea tan largo, para apro-vechar la cuartilla y media, esees el tamaño de mi pasaportepara visitar Letralia, La Voz deBarinas y El Periodiquito, paracompartir la sangre de estas pa-labras que son posibles en MA-NUAL DE LA BESTIA, formida-ble país llamado libro, graciasal Fondo Editorial del Caribe:

LA MUJER SALVAJE

ERASE UNA VEZMAGNOLIAMurió entre el olvido y la queja.Aproximadamente a la hora delidilio.Se cortó los sueños con la vida,los versos coagulados deinocencia por apenas un suspirono entintaron la nota del amante.Jamás llegó la divinaprovidencia.Nadie notó el martirio en lasventanas.Los perros dejaron de aullarle ala luna como si alguien loshubiera hipnotizado y les dijeraque actuaran como estatuas.La noche se hizo larga. Las velasde granito. El silencio pobló elambiente de fantasmas.Murió, eso se escucha en lasesquinas.Cada jueves a la hora delcrepúsculo un cuervo vuelaalrededor del sauce viejo,mientras que muchos asegurancon los años, que en los jardinesde la casa abandonada crecenlas rosas más preciosas del

planeta… con perfume a des-consuelo amargo. Cómo adivinar las variantes delsujeto que hacen posible eldiscurso luctuoso sin que lapena rechace los minutos quepermiten el paso del tiempo,que marca cada palabra, cadapaso, cada aleteo del cuervo. Laautora eterniza los misterios, allílos deja como asomados enventanas que nadie alcanza nialcanzará, con esto quiere decir,que es su voz la que fecunda lasombra que habita su memoriay nadie más.La obra de Abeal, fundamental-mente, se funda en lo erótico,en las posibilidades infinitas delser femenina, es su toqueencantatorio, divino en su decir,esa es la parte clara donde elcuervo aun no logra posarse ,MANUAL DE LA BESTIA, es eso,un registro de la muerte y lavida, que sólo la poesía es capazde hacer posible:

La mujer salvaje empuja consus brazos, siglos de pasión,intuición y sueños.Se columpia en la cola de undragón, para divisar sobre quécuerpo va a parir a la locura, yqué ruta tomará el nuevoriesgo.Lleva asido a los cabellos, elnegro de la tierra, y el verdeesperanzado de los árbolesmarchitos.Mujer guerrera que cabalgasin montura, para que su pielsea parte de la bestia.La mujer salvaje tiene miedo,pero desde un trampolín sinpoder mirar atrás, avanza haciala infinitud de los deseos.

Desciende a lo prohibido. Seviste de pecado, para que elmundo sepa que lleva unafuente de amargura en lasarterias, pero también unarco iris imborrable en lossenos.La mujer salvaje ataca,destroza al adversario, paraluego unirlo con caricias yregalarle el ardor de laexperiencia.La mujer bestial, aúlla, canta,aunque su garganta esté ensilencio.Lleva la ferocidad comotridente en las entrañas, parano olvidar la casta de suinstinto.

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Maracay, Sábado 28 de enero de 2012 Contenido 31

En este 2012 UmbertoEco cumplió 80 años, tenía en la lista de libros

por reseñar dos de su autoría,pero ante su onomástico ali-geré el trámite. Una novela in-teligentemente ilustrada y unlibro que él cataloga como: ar-tículos, reflexiones y decep-ciones. Todo es válido paraeste intelectual quien ha es-tado en el centro del huracándesde hace unas cuantas dé-cadas por sus posiciones-para muchos descabelladas-pero para mí como lector desu obra tanto de ficción, aca-démica y política, perfecta-mente digerible y soportablesen el tiempo. Sólo los estúpi-dos se empeñan en sostenerhasta el cansancio teorías ymodos de comportarse so-cialmente decadentes.

A Paso de Cangrejo. 392páginas. Ediciones RandomHouse Mondadori. ColecciónDebate. Sin hacer el menoresfuerzo por ser condescen-diente o simpático Eco cues-tiona la capacidad de regresara los años de la violencia contoda la salvajada que implicala destrucción de vidas por víade armas altamente tecnifica-das, el caso Irak y Afganistán,todo sostenido con el disfrazmentiroso de buscar la vapu-leada paz con métodos quedejan cicatrices imposibles deborrar. Esta parte titulada: LaGuerra, La Paz y Otras Cosas,nos da a entender toda la ma-nipulación mediática usadapara el negocio de la guerra,que encuentra como escudola ciencia con su tecnología.Esto ya lo conocemos pero laexplicación del autor nos dadetalles que nos permiten unapanorámica amplia y bien di-lucidada, que al fin del cami-no lo que nos trae es más des-trucción y sobre lo que ahoraes que tenemos un mísero gra-do de conciencia: la destruc-ción del planeta a paso rápidosin ver para los lados. Todoesto a partir de la arbitrarie-dad en su estado más puro, elque trae la fuerza que la histo-ria nos ha demostrado con sus

Entretextos

Los 80de Umberto Eco

FRANCISCO ARÉVALO

catástrofes, con su ruina enplanos primarios, con su ham-bre en estado primitivo.

Otras partes con densosconceptos se encuentran en Elretorno a las Cruzadas; La Sumay el Resto y El Crepúsculo delComienzo de Milenio, estas sonreflexiones sobre los sueños,pero sobre todo, los inconve-nientes y las ventajas de lamuerte, algo que la gente nosomete a la racionalidad y su-blimiza al punto de la bobería,de la insulsez. También nosconseguimos sobre sus aprecia-ciones sobre estética y mal gus-to, algo de lo que los venezola-nos tenemos mucho que apren-der, pero sobre todo digerir.

La Misteriosa Llama de Lareina Loana. 510 páginas. Edi-ciones Lumen. Sostengo la ideade que una novela no debe te-

ner más de 300 páginas. Enellas el autor debe de tener ca-pacidad de resolución y así nosometer al lector a un laberin-to de palabras que por lo ge-neral no llevan a muchos ca-minos. Con Eco no he podidoconseguir fisuras por no hablarde tedio, su primera novela Enel Nombre de la Rosa la leí enun fin de semana y tiene algomás del medio millar de pági-nas. Tampoco el Cementeriode Praga o Baudolino son obrasque las caracteriza la breve-dad, pero son un derroche deerudición. Creo que la magianarrativa de Eco está circuns-cripta a la creación en estadode pureza, no hay que olvidarque es semiólogo y comunicó-logo, conoce los intríngulis dela penetración de los mensajesa través de los símbolos y las

palabras y es por eso que se dael lujo en estos tiempos abun-dosos de autores buenos ymuy buenos, de malos y mala-zos, de ser todo lo extenso quese le antoja, además que no re-para en para quien escribe, lohace para la minoría, cosa va-liente en un mundo de facili-dades que estupidizan al pun-to del asombro. Vivimos lostiempos de la banalización dela estética y los mensajes conmucho ruido, el de la oquedaddisimulada. Este es el tiempojusto en que la mona aunquese vista de seda mona se queday eso no lo someto a discusión.

La Misteriosa llama de la rei-na Loana tiene una caracterís-tica, es una novela ilustrada, aligual que sus tratados sobre labelleza y la fealdad. Es la vidade un coleccionista de libros

(anticuario) que queda amné-sico a raíz de un accidente devehículo y poco a poco lograrecobrar su estado conscientea partir de ir paseándose por losescenarios gráficos que en elpasado eran su motivo existen-cial. Un collage de imágenes lovan ubicando en tres etapasfundamentales de la vida: la ni-ñez, la adolescencia y la adul-tez, es allí que el recurso de lossímbolos constituyen un papelnetamente terapéutico que lo-gra salvarlo del extravió y ol-vido. Es una novela de cons-trucción irregular pero fasci-nante y exquisita que pone evi-dencia el ingenio de su autor.

Buena es la pregunta: Cuán-do la Academia Sueca se dig-nará a concederle el PremioNobel a Umberto Eco, más quemerecido lo tiene.

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Contenido Maracay, Sábado 28 de enero de 201232

Textos de Ricardo MejíasSi uno fuera una hojasin haber estudiado las estacionesy se dejara caersólo con fe ciega en el viento

si uno fuera una hojasin haber leído las nervadurasy se dejara caeren cualquier tiempo

disfrutaría más del vuelodel no saber.

INVIERNO EN MADRIDSiento el frío de mi exiliocomo el frío de la mano que borralos mejores versos de un poema

siento la ausencia del calorde la mano que escribe en la tierracon sus puntos cardinales bien fijados

estoy en un cielo oscuroo me he convertido en un pájaro vendadoque tantea su antiguo espacio.

SOBRE ALMASTengo muchas preguntas sobre almas

¿quién puede verlas en sus jardines acuarela?¿hasta dónde llega su dolor?

¿cómo se dan la mano?¿cómo besan?

¿dónde caben?¿dónde pueblan?

¿cómo oírlas?¿cómo unirlas?

¿en qué puño reposarán?¿cómo quedó su antigua casa?

y si cabalgan¿montarán delfines o unicornios?

y si rezany si ríen¿se escucharán como la música?

y yo¿tendré una?

CUESTIÓN DE FETodoscomo puntos de luz venimosa un largo túnel de promesas

algunos afirman estar de vueltay nos alegran sus buenas nuevas

otros dicen: "es cuestión de fe"

¿Y acaso alguien advirtió de su distancia?¿de los pasos requeridos?¿de cuánto aire y llama para arribar hasta el final?

¿por qué tantas estaciones y mendrugos entre ellas?¿por qué tantas promesas como pan?

¿por qué no cabe agua en la mano que nos trajo?¿por qué tarda tanto la mano que nos lleva?

¿por qué tantos puntos apagados?

Probablementecomo otros dicen: "es cuestión de fe"

Y SI FUERA AVEY si fuera ave¿tendría algún pasado?

lo digo por la ausencia de las huellasen el aire

porque en el vuelo las sombraslucen más lejanas

porque sería inútil llevar piedrasa las nubes.

FLOR O ESTRELLAComo polen de estrellasvienes en rocíos luminososcada noche al invocarte.

Salpicas las vestimentasde mi lutodejas pétalos de flor universal

y te vas por los caminosde mi soledad hasta el cielohasta tu flor o estrelladonde reinas.

LA NOCHE Y EL DÍALa noche es un pájaroque nos busca para redimirla distancia.

En su pico lleva el alimentonecesarioy en sus alas la certezadel cobijo.

El día es la ramaque se caey nos lleva a tierra.

**Siempre hay algo que decirante el vuelo de la hojadesprendida

ante el mar y las nubesen mudanza

o ante el ruegode las aves y sus días.

Siempre hay algo que callar

ante tu bocay su humedadsolo queda el silencioy la entrega.

**Los poetaspoco a poco esculpimosel silencio

sacamos de sus entrañaslo que nutre y puebla

eso que morará en los ecosentre las montañasy los seres

eso que pesará en los cuerposy quedará en las almas.