sufismo andalusi ii

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Entre los maestros sufíes de la es- cuela masarrí de Almería destacó Abulabás Ibn Alarif (1088-1141) en el siglo doce. El padre de Ibn Alarif era originario de Tánger y formaba parte de la guarni- ción de la alcazaba de Almería. Penurias económicas forzaron a este hombre a de- dicar a su hijo desde muy pequeño a un trabajo manual como aprendiz en casa de un tejedor, pero a su hijo, sólo le gustaba el estudio del Corán y todo lo que fuese el trato asiduo con los libros. A fuerza de amenazas y prohibiciones, el padre de Ibn Alarif estuvo a punto de malograr el des- tino del niño, el que más tarde acabó por ser, un sabio incomparable. En Almería hizo Ibn Alarif sus estu- dios del Corán y Tradiciones Proféticas con acreditados maestros. Un libro como el de Sáid de Bagdad titulado “Las piedras preciosas” fue el que formó su gusto literario y su erudición filosófica. Poco tardó en ejercer como maestro de estas disciplinas literarias en Almería, Zaragoza y Valencia donde trabajó también de “almotacen” (Persona que se encargaba oficialmente de contrastar los pesos y medidas). Almería en aquella época era el lugar más importante del sufismo de al-Andalus. Las doctrinas místicas de la escuela Masaní, se conservaron religiosamente en los dos siglos transcurridos desde la muerte del fundador, en la España meridional, sobre todo en Córdoba y en Pechina (aldea de Almería). Al comenzar el siglo VI de la hégira (siglo doce), en plena dominación almorávide, en Almería fue donde se dio el primer y único grito de protesta contra la condena de los libros de Al Gazali,(uno de los mas importantes maestros sufíes de Persia) , que los alfaquíes (teó- logos musulmanes) de Córdoba anatematizaron como obras impías y fueron quemadas por el sultán almorávide Yusuf Ben Texafin. En esta ocasión observamos de nuevo, como en el caso de Ibn Masarra, los excesos que se producen cuando el fanatismo religioso se alía con el poder político. En este ambiente religioso creció el espíritu Ibn Alarif. Desafortunadamente no conocemos los maestros que le formaron en el sufismo. Sus biógrafos tradicionalistas alfaquíes, sólo nos documentaron en las disciplinas que a ellos les interesaban, dejando atrás la doctrina mística de Ibn Alarif y sus fuentes de inspira- ción. Consignando que fue el creador de una regla o método de vida espiritual (tarica) con gran número de adeptos. Sólo Ibn Ialicán hace una alusión general y vaga de libros sobre el sufismo pero sin consignar títulos, excepto uno llamado “Mahasin Al Machalis” (conferencias o sesiones). Hemos de limitarnos por tanto a esta obra que es la única que ha llegado a nos- otros. Religiones comparadas El sufismo en Al-Andalus - II 1

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sufismo en al-Andalus

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  • Entre los maestros sufes de la es-cuela masarr de Almera destac

    Abulabs Ibn Alarif (1088-1141) enel siglo doce.

    El padre de Ibn Alarif era originariode Tnger y formaba parte de la guarni-cin de la alcazaba de Almera. Penuriaseconmicas forzaron a este hombre a de-dicar a su hijo desde muy pequeo a untrabajo manual como aprendiz en casa deun tejedor, pero a su hijo, slo le gustabael estudio del Corn y todo lo que fuese eltrato asiduo con los libros. A fuerza deamenazas y prohibiciones, el padre de IbnAlarif estuvo a punto de malograr el des-tino del nio, el que ms tarde acab porser, un sabio incomparable.

    En Almera hizo Ibn Alarif sus estu-dios del Corn y Tradiciones Profticascon acreditados maestros.

    Un libro como el de Sid de Bagdadtitulado Las piedras preciosas fue el queform su gusto literario y su erudicin filosfica.Poco tard en ejercer como maestro de estas disciplinas literarias en Almera, Zaragoza yValencia donde trabaj tambin de almotacen (Persona que se encargaba oficialmente decontrastar los pesos y medidas).

    Almera en aquella poca era el lugar ms importante del sufismo de al-Andalus.Las doctrinas msticas de la escuela Masan, se conservaron religiosamente en los dos siglostranscurridos desde la muerte del fundador, en la Espaa meridional, sobre todo en Crdobay en Pechina (aldea de Almera).

    Al comenzar el siglo VI de la hgira (siglo doce), en plena dominacin almorvide, enAlmera fue donde se dio el primer y nico grito de protesta contra la condena de los librosde Al Gazali,(uno de los mas importantes maestros sufes de Persia) , que los alfaques (te-logos musulmanes) de Crdoba anatematizaron como obras impas y fueron quemadas porel sultn almorvide Yusuf Ben Texafin. En esta ocasin observamos de nuevo, como en elcaso de Ibn Masarra, los excesos que se producen cuando el fanatismo religioso se ala conel poder poltico. En este ambiente religioso creci el espritu Ibn Alarif. Desafortunadamenteno conocemos los maestros que le formaron en el sufismo. Sus bigrafos tradicionalistas alfaques, slo nos documentaron en las disciplinas que aellos les interesaban, dejando atrs la doctrina mstica de Ibn Alarif y sus fuentes de inspira-cin. Consignando que fue el creador de una regla o mtodo de vida espiritual (tarica) congran nmero de adeptos. Slo Ibn Ialicn hace una alusin general y vaga de libros sobre elsufismo pero sin consignar ttulos, excepto uno llamado Mahasin Al Machalis (conferenciaso sesiones). Hemos de limitarnos por tanto a esta obra que es la nica que ha llegado a nos-otros.

    Religiones comparadasEl sufismo en Al-Andalus - II

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  • El tema central de este opsculo es un estudio de las moradas del camino msticoenunciadas como sigue: gnosis o intuicin esttica de Dios, voluntad, ascetismo o abstinen-cia, confianza o abandono en Dios, paciencia, tristeza, temor; esperanza, gratitud, amor ydeseo.

    Al resumir su doctrina Ibn Alarif aade otras dos moradas ms: penitencia y familiari-dad con Dios.

    La originalidad del Mahasin estriba en la orientacin esotrica de su desarrollo.De su lectura se infiere que Ibn Alarif escribe su Mahasin, no para los que aspiran a la

    perfeccin mstica, ni para los que caminan por la senda de los perfectos, si no para los queya llegaron a la meta de la unin y gozan de la institucin o gnosis. De aqu que todas lasmoradas excepto las dos ltimas y la del amor, sean consideradas por Ibn Alarif como grados

    imperfectos.Segn Ibn Alarif el gnstico

    o contemplativo (rif) que hallegado a la unin transfor-mante adquiere en ella la con-viccin de que slo Dios existeen realidad y que por tanto,nada de lo que l piense osienta, quiera o haga es suyosino de Dios.

    Las moradas, hbitos perma-nentes de virtud del que aspiraa la unin, pierden pues a susojos todo valor, lejos de ser me-dios aptos para lograr el fin,son obstculos o velos que im-piden la unin con Dios, porqueno son Dios.

    Se entiende pues que paraIbn Alarif sean no slo intiles,sino perjudiciales los actos deldevoto y los estados o moradasdel mstico, cuando con ello as-piran lograr la unin con Dios.Adems, el que ya ha llegado aDios no puede tener voluntad,ni esperanza, ni deseo de con-seguir lo que ya tiene. Esta ac-titud heroica de renuncia a todolo que no es Dios, incluso losestados msticos, las moradas,las gracias, favores y carismaque de Dios el que ama recibe,merece destacar por su impor-tancia singular en la historia dela espiritualidad islmica.

    La realidad esotrica intuida en la contemplacin dice Ibn Alarif es sta:

    que el siervo subsiste con la subsistencia que Dios le otorga, y le ama conel amor que l le tiene y le mira con la mirada que l le dirige, sin queal siervo le quede, de s mismo, cosa alguna propia que tener como suya.

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  • Despus de Ibn Alarif, en la efer-vescencia cultural del Al Andalus de lossiglos XII y XIII surge la eminente figura

    de Ibn Al Arabi, mstico y filosofo ol-vidado en nuestra historia, aunque no enel mundo musulmn, que tuvo que espe-rar hasta el siglo XX para ser redescu-bierto por el erudito jesuita AsnPalacios.

    Muhiyuddin Ibn al-rabi llamadoentre los musulmanes el ms grande delos maestros espirituales o el vivifica-dor de la religin naci en Murcia en elao 1164 en el seno de una familia ilustrey muri en Damasco en 1240.

    Fu el sufismo y los debates ave-rrostas lo que fomentaron en su niezel espritu tolerante y el respeto por lasdistintas corrientes de pensamiento quecaracterizaron a Al-Andalus en el siglo XII.

    Estudi Leyes y Teologa islmica en Lisboa. En Crdoba destac en jurisprudenciay aprendi el Corn. Mas tarde durante su estancia en Sevilla, ciudad en la que vivi ms detreinta aos, se cas con una joven Sevillana, Maryan bint Mamad ibn Abdun, quien apoyo asu marido en sus inclinaciones hacia el sufismo.

    Entre los maestros que influyeron en su obra y trayectoria espiritual destacan nombrescomo los maestros sufis de la orden persa Yawanmardi, pero nacidos en Al Andalus, AbuSaud Andalusi y Abu Madian.

    En su obra Futuhat makkiya (Revelaciones de la Meca) Ibn al-Arabi dice de Abu Saud:Le preguntaron al Sheij Abu Saud Andalus Cmo se puede reconocer a los locos de Dios?Y l contest: Los locos de Dios manifiestan signos del poder de Dios por los que los sabiosreconocen a Dios. .

    En cuanto al Sheij Abol Naya Abu Madian sesabe que fue discpulo y sucesor del Sheij AbuSaud. Nacido en Cantillana, pueblo cercano a Sevi-lla, fue uno de los grandes maestros del sufismo alque acudan numerosos maestros de otras rdenesa recibir sus enseanzas. Tras estudiar las cienciasprofanas entr en la Senda sufi soportando arduasmortificaciones. Ibn al-Arabi se consideraba un sin-cero devoto suyo y con ello da una muestra de laeminencia de este maestro. De l se recogen las si-guientes palabras:

    Cuando Dios se manifiesta nada salvo Diospermanece. Los verdaderos pobres espiritualesnunca son envidiosos, ni estn abatidos, no presu-men de sus conocimientos, ni son avaros de lo queposeen. Por el contrario, sirven de gua, alegre-mente, con clemencia de corazn y compasinhacia las criaturas, siendo stas para ellos comouno de sus propios miembros. Son ascetas y, paraellos, la alabanza y la infamia, el dar y el recibir, laaceptacin y el rechazo, la riqueza y la pobreza sonidnticos. Nunca se alegran con lo que llega ni se

    Ibn Al Arabi

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  • apenan por lo que ya pas. Entre los cincuenta maestros sufis de Al Andalus que Ibn Al Arabi menciona en su

    obra Epstola de Santidad destacan dos mujeres que ejercieron una poderosa influenciaen su vida espiritual, Shams y Nunna Fatima.

    Shams cuyonombre en rabe signi-fica sol era natural dede Marchena (Sevilla)Sus prcticas y sus re-velaciones eran real-mente notables.Ocultaba su estado es-piritual y fue probable-mente de ella de quienIbn al-Arabi descubrilos dones de telepata,clarividencia y premo-nicin puesto que nohaba conocido a per-sona espiritual con se-mejante dominio de suAlma.

    En cuanto aNunna Fatima de Sevi-lla, era la compasinmisma para con todo elmundo. Viva acompa-ada por djinns cre-yentes; es decir porgenios o elementalesde la Naturaleza quehaban reconocido elmensaje cornico yque se ofrecan paraservirla, pero ella re-chazaba los dones quele ofrecian y preferavivir en la pobreza. Al-canz la edad 90 aospero en su rostro no seapreciaba la vejez.Nunna Ftima fuequien design con toda

    claridad las cualidades espirituales de Ibn Arabi ya que de l deca: Los otros discpulosvienen a verme con una parte de ellos mismos, dejando en sus casas la otra parte, mientrasque mi hijo Ibn al-Arabi es un consuelo para m, l es la frescura de mis ojos, porque cuandoviene a verme, viene todo entero, no deja nada de s mismo en otra parte y de esta forma escomo conviene estar en la Va.

    De los centenares de obras que escribi Ibn al Arab, unas ciento cincuenta se con-servan todava. Entre ellas podemos citar:Epstola de la Santidad, Perlas de la sabidura, Revelaciones de la Meca, El interprete

    de los deseos, Facetas de la Sabidura, Viaje al Seor del Poder, El Ncleo del Ncleo,

    La Alquimia de la felicidad perfecta, El que se conoce a s mismo..., La perla preciosa,

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  • El Tratado de la Unidad etc.

    Para este gran mstico musulmn el sufismo representaba El estado de Unidad conDios. Tal culminacin se alcanza cuando se ha llegado al Conocimiento o Gnosis de que els-mismo es l; lo que equivale a morar en Dios.

    La va del conocimiento presupone el reconocimiento de lo que uno no es. Hay quedespojarse da a da, minuto a minuto de los atributos que han sido descubiertos y que nopertenecen al s-mismo puro y desnudo, que es donde se encuentra el verdadero conoci-miento, y es as como Ibn al-rabi advierte y explica un eslabn olvidado en el sufismo.

    Es necesario en busca del s-mismo disociar los elementos psquicos y pensamientos,todos los contenidos de la mente, hasta realizar interiormente con profundidad que ningunode ellos, que ningn movimiento interior es el s-mismo. Una vez realizado esto se ve el s-mismo tal como es, es decir; como no existente, o sea como la nada con l, slo Esen-cia.

    El Ser ntimo, otras veces expresado como la Naturaleza ntima, es el s-mismo puro,desnudo de atributos; el Corazn o punto ms interior del Ser.

    Ibn al-rabi pone ante el estudiante que sigue su disertacin, una proposicin en laque se sugiere la existencia si es que puede llamarse existencia de una condicin que estms all de lo inteligible. Con esto quiere decir que hay un estado supramental o mejordicho, fuera de la mente, donde hay verdadera creacin.

    El hombre necesita el uso de todas las luces de la intuicin para empezar a evocar ensu interior esa condicin para-mental.

    Es importante entender que no corresponde a la mente mirar al s-mismo, sino a lainversa. Al s-mismo pertenece la Luz y cuando mira, la proyecta y ve, pero la mente si intentaver al s-mismo slo consigue que su mirada tropiece con la Luz de aquel y cegada, al no vernada, slo es capaz de imaginar el vaco. Por eso el hombre slo encuentra el vaco cuandomira en su interior.

    El Alma, segn el sufismo es idntica al s-mismo, al propium, al Ser incondicio-nado con ausencia absoluta de cualquier contenido personal separado de la Unidad.

    Ibn al-rabi nos dice que el conocimiento de s-mismo es la Gnosis y este es un cono-cimiento activo, directo, penetrante, vivificador, segn el cual conocer es igual a ser, porqueen l hay ruptura de barreras, comunin, extincin de la dualidad, con lo que resulta que co-nocerse a s mismo es ser igual a s-mismo.

    Has de conocer lo que es tu propium es decir tu existencia y te habrs desembara-zado de tu dualismo y sabrs que no eres distinto de Al.

    El sufismo no es observancia de reglas ni la mera progresin por las etapas. El sufismosupone, ms bien, profundidad del corazn, generosidad del alma, adecuacin de los propiosactos a lo revelado y conocimiento de lo transmitido.

    Al prepara a los queama y los acoge conpalabra, actos, ciencia,inteligencia, luz y di-reccin verdadera.

    Eduardo Villegas5