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SUBSIDIO DE ORACIÓN GRAN MISIÓN CATÓLICA 2019

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SUBSIDIO DE ORACIÓNGRAN MISIÓN CATÓLICA

2019

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҉ ORACIÓN DE ENVÍO PARA LA GRAN MISIÓN

INDICACIÓN: Al finalizar la celebración Eucarística, el sacerdote llama al frente a los misioneros para orar sobre ellos.

Dirigiéndose a la comunidad parroquial los presenta de la siguiente manera:

PÁRROCO: Hermanos les presento a nuestros misioneros parroquiales, los cuales han escuchado el llamado del Señor que nos ha dicho: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio”. Ellos saldrán en busca de nuestros hermanos católicos que se encuentran alejados del Señor y de su Iglesia, tocarán las puertas de sus casas y de sus corazones, para invitarlos a tener una experiencia de encuentro con Cristo. Oremos por cada uno de los misioneros y por quienes serán visitados.

INDICACIÓN: Los misioneros se ponen de rodillas y todos juntos oran en silencio. En seguida el sacerdote hace la siguiente oración:

ORACIÓN:

Te bendecimos y te alabamos oh Dios, porque según el designio de tu misericordia,enviaste a tu Hijo al mundo, para alegrar a los hombres, con la efusión de su sangre de la cautividad del pecado, y llenarlos de los dones del Espíritu Santo.Él después de haber vencido a la muerte, antes de subir a ti Padre,envió a los Apóstoles como dispensadores de su amor y su poder.Para que anunciaran al mundo entero el Evangelio de la vida y purificaraa los creyentes con el baño del Bautismo.Te pedimos ahora Señor,que dirijas tu mirada bondadosa

sobre estos misioneros,que fortalecidos con el signo de la Cruz enviamos como mensajeros de misericordia y de paz.Con el poder de tu brazo, guía Señor sus pasos, fortalécelos,con la fuerza de tu gracia para que el cansancio no los venza.Que sus palabras sean un eco de las palabras de Cristo para que susoyentes presten oídos a tu Evangelio.Dígnate Padre, infundir en sus corazones el Espíritu Santo para queiluminados por su luz atraigan a muchos hacia ti.Por Jesucristo Nuestro Señor.Amén.

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҉ ESQUEMAS DE HORAS SANTAS

I. EL ESPÍRITU SANTO IMPULSANDO LA MISIÓN

A. INTRODUCCIÓN

Antes de iniciar la oración invitamos a los participantes a tomar conciencia de todo aquello que puede ser un motivo para entrar en comunicación con Jesús.

• En un momento de silencio trae a tu mente y a tu corazón, pensamientos, sentimientos, situa-ciones, personas, conflictos que hoy te inquietan, distraen, que no permiten que te encuentres con Jesús.

B. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Es importante pedir al Espíritu Santo para que nos ayude a orar cara a cara y para buscar un encuentro profundo con Jesús.

Espíritu creador, misterioso artífice del Reino, guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones para ser testigos del reino de Dios y llevar a las generaciones venideras la luz de la Palabra que salva.Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita en los cristianos el deseo de la plena comunión, para ser

verdaderamente en el mundo signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano. Ven, Espíritu Santo, transforma nuestras vidas e ilumina la mente y el corazón de todos los misioneros de Tlalnepantla, sé tú nuestro guía y nuestro conductor, da fortaleza a quienes más lo necesiten. Amén

C. EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

La asamblea se arrodilla y entonan cantos eucarísticos, mientras el ministro expone el Santísi-mo y se entonan cantos eucarísticos.

D. LECTURA: 1 Cor 12, 4-7. 12-13

Hermanos, acerca de los dones espirituales no quiero que sigan en la gnorancia. Ustedes saben que, cuando todavía eran paganos, se dejaban arrastrar ciegamente hacia ídolos mudos. Por eso es hago notar que nadie, movido por el Espíritu de Dios puede decir: ¡maldito sea Jesús! Y nadie puede decir: ¡Señor Jesús! si no es movido por el Espíritu Santo.

Existen diversos dones espirituales, pero un mismo Espíritu; existen ministerios diversos, pero un mismo Señor; existen actividades diversas, pero un mismo Dios que ejecuta todo en todos. A cada uno se le da una manifestación del Espíritu para el bien común. Uno por el Espíritu tiene el don de hablar con sabiduría, otro según el mismo Espíritu el de enseñar cosas profundas, a otro

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por el mismo Espíritu se le da la fe, a éste por el único Espíritu se le da el don de sanaciones, a aquél realizar milagros, a uno el don de profecía, a otro el don de distinguir entre los espíritus-falsos y el Espíritu verdadero, a éste hablar lenguas diversas, a aquél el don de interpretarlas. Pero todo lo realiza el mismo y único Espíritu repartiendo a cada uno como quiere. Como el cuerpo, que siendo uno, tiene muchos miembros, y los miembros, siendo muchos, forman un solo cuerpo, así también Cristo.

Todos nosotros, judíos o griegos, esclavos o libres, nos hemos bautizado en un solo Espíritu para formar un solo cuerpo, y hemos bebido un solo Espíritu. El cuerpo no está compuesto de un miembro, sino de muchos. Si el pie dijera: Como no soy mano, no pertenezco al cuerpo, no por ello dejaría de pertenecer al cuerpo. Si el oído dijera: Como no soy ojo, no pertenezco al cuerpo, no por ello dejaría de pertenecer al cuerpo. Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿cómo oiría?; si todo fuera oído, ¿cómo olería? Dios ha dispuesto los miembros en el cuerpo, cada uno como ha querido. Si todo fuera un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Ahora bien, los miembros son muchos, el cuerpo es uno. No puede el ojo decir a la mano: No te necesito; ni la cabeza a los pies: No los necesito. Más aún, los miembros del cuerpo que se consideran más débiles son indispensables, y a los que consideramos menos nobles los rodeamos de más honor. Las partes menos presentables las tratamos con más decencia; ya que las otras no lo necesitan.

Dios organizó el cuerpo dando más honor al que menos valía, de modo que no hubiera división en el cuerpo y todos los miembros se interesaran por igual unos por otros. Si un miembro sufre, sufren con él todos los miembros; si un miembro es honrado, se alegran con él todos los miem-bros. Ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno en particular, miembros de ese cuerpo. Dios ha querido que en la Iglesia haya en primer lugar apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros, luego vienen los que han recibido el don de hacer milagros, después el don de sanaciones, el don de socorrer a los necesitados, el de gobierno, y el don de lenguas diversas.

¿Son todos apóstoles?, ¿son todos profetas?, ¿son todos maestros?, ¿todos hacen milagros?, ¿tienen todos el don de sanar?, ¿hablan todos lenguas desconocidas?, ¿son todos intérpretes? Ustedes, por su parte, aspiren a los dones más valiosos. Y ahora les indicaré un camino mucho mejor. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

Silencio para meditar la palabra de Dios.

E. REFLEXIÓN

La imagen del «cuerpo de Cristo», la usa ahora Pablo para enfrentarse a otro problema que tenía la comunidad de Corinto: las rivalidades, celos y rencillas a causa de los diversos dones espirituales –carismas– que los cristianos habían recibido y que ejercitaban tanto en el seno de la comunidad como hacia afuera. Este problema de celos, competencias y discriminación no oculta sino que, al contrario, resalta lo verdaderamente positivo de aquella comunidad. Eran cristianos entusiastas, llenos del Espíritu, conscientes de su protagonismo y de la función ma-yor o menor que cada uno y cada una podía aportar dentro del grupo. Por eso, a pesar de todas sus debilidades humanas y abusos, la comunidad de Corinto sigue siendo un ejemplo para los creyentes de todos los tiempos. ¿Qué diría el Apóstol de muchas de nuestras comunidades cristinas de hoy, cuyo verdadero problema es la pasividad y el desinterés de sus miembros?

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Pablo enumera una lista de estos dones o carismas tanto al principio (8-11) como al final de esta sección de su carta. No se trata de listas exhaustivas sino ilustrativas de la variedad y plu-ralidad que caracterizaba a la comunidad donde había de todo: gente con el don de sabiduría, de discernimiento, de curación, de consejo, de predicación, de expresar experiencias espiritua-les y de interpretarlas, el Apóstol llama a estos dones el hablar en lenguas e interpretarlas, de liderazgo –apóstoles, profetas, maestros–, de asistencia a los necesitados, etc. Es decir, una comunidad verdaderamente plural, viva y comprometida.

¿Cuál era, pues, el problema? El de siempre, es decir: las personas que ejercían funciones más humildes eran minusvaloradas, despreciadas y subordinadas. En cambio, algunos dirigentes y líderes se destacaban del grupo y terminaban dominando y reduciendo al silencio a los otros, seguramente los más pobres y menos influyentes.

Pablo, pues, quiere frenar este abuso de discriminación y arrogancia por parte de algunos pri-vilegiados, afirmando que los ministerios, carismas y actividades tienen como origen común al Señor, a su Espíritu y a Dios.

Los dones y carismas, pues, no son cualidades naturales ni fruto del esfuerzo humano ni mé-ritos o privilegios, sino pura gracia y regalo de las tres personas divinas. Además, estos dones no son para uso y usufructo exclusivo de los que los han recibido, sino para el bien de toda la comunidad. A continuación, el Apóstol vuelve a tomar la imagen de la comunidad como «cuer-po de Cristo» y la relación que debe existir entre sus miembros.

Viene a decir, en primer lugar, que las categorías discriminatorias de esclavo o libre, judío o griego, hombre o mujer, ricos o pobres, ya no existen, pues han sido abolidas por el Señor. En segundo lugar, que todos y todas sin excepción son protagonistas en la construcción del reino de Dios, tarea de toda comunidad cristiana.

La imagen de la sociedad como «cuerpo organizado» era bastante común en el pensamiento ético de la cultura griega. Se usaba, sin embargo, para reforzar el «status quo», es decir, la supe-rioridad y el dominio de unos sobre otros. Al aplicar esa imagen a la comunidad cristiana, Pablo intenta justamente lo contrario: desmantelar cualquier estructura de dominio que margine a los miembros más débiles y vulnerables, o que les quite el protagonismo y los reduzca a «oír y ca-llar» como ha sucedido durante tantos siglos con los sufridos «laicos», cuyo término ha llegado a ser sinónimo de «ignorante».

El Concilio Vaticano II ha dado finalmente un vuelco a la situación al afirmar que la «Iglesia docente, santificante y dirigente» no es ya exclusivamente la jerarquía eclesiástica, ni los «mi-nisterios» son exclusivos de los obispos y sacerdotes, sino que los cristianos que constituyen la «masa silenciosa» del laicado, en virtud del bautismo recibido, tienen también el carisma del Espíritu de «enseñar, santificar y liderar» dentro de las relaciones de armonía con la jerarquía que constituyen este «misterio de comunión» que es la Iglesia. El sueño de Pablo de una Iglesia toda carismática y toda ministerial se va haciendo poco a poco realidad.

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ALABANZA TRINITARIA

Celebrante:Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que lo resucitado de entre los muertos y de tan admirablemanera nos ha redimido.Todos:Bendito seas por siempre Señor.Celebrante:Bendito sea nuestro Señor Jesucristo, que está sentado a la derecha de Dios Padre e intercede por nosotros.Todos:Bendito seas por siempre Señor.

Celebrante:Bendito sea nuestro Señor Jesucristo, que está sentado a la derecha de Dios Padre e intercede por nosotros.Todos:Bendito seas por siempre Señor.Celebrante:Bendito sea el Espíritu Santo, consolador, que ha sido enviado por el Padre, para recordarnos cuanto Cristo hizo por nosotros.Todos:Bendito seas por siempre Señor.

F. ORACIÓN

PIDIENDO LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO

Se puede poner algo de música instrumental y que una o dos personas vayan leyendo interca-lados un Don del Espíritu.

Invocación

• Señor fortalécenos con el don de PIEDAD, para que podamos ver en el otro tu rostro, de mise-ricordia en mi prójimo.

• Padre Santo en este día pedimos el don de TEMOR DE DIOS para que tomemos conciencia de no ofender a mis hermanos que hoy por primera vez recibieron el mensaje de Dios.

• Señor, Padre bueno y misericordioso, te pedimos el don de la INTELIGENCIA, para poder dis-cernir entre los impulsos del Espíritu que pones y poseemos cada uno de nosotros y que solo proviene de ti y los impulsos del maligno o de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, INTELI-GENCIA para decidir crear la paz.

• Ante la mirada, solo tu CIENCIA, ante el miedo a ser diferente solo tu CIENCIA, Señor no me empeñe tanto en omitir palabras que dañen, sino de hacerme pequeño para que tu crezcas, para que tu hables por mí, Señor tócame con tu don de la CIENCIA para poder entender “Que mis pensamientos no son tus pensamientos y que tus caminos no son mis caminos”.

• Padre escóndeme en tu mano, dame FORTALEZA para poder abatir al enemigo y que mis her-manos misioneros sientan que tu estas con ellos, dales las fuerzas, para anunciar y denunciar y de llevar el mensaje de DIOS.

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• Señor, mi Dios, estoy ante altar para pedirte aquello que el rey Salomón te pidió, y por lo cual obtuvo la capacidad de poder ejercer su reinado libre de abusos, libre de derrotas y libre de ataduras a este mundo, si Señor te pido aquello que los profetas obtuvieron desde el momento en que tú los pensaste, en que los creaste, el don de la SABIDURIA.

• Pedimos Señor, el don del CONSEJO para comunicar tu palabra, tus mandatos, tu amor y no todo lo malo que tengo en mi, para alentar, para levantar y construir, para animar y crear, para que por medio de mi lengua, de mi amor y mi testimonio te conozcan a ti.

• Pedimos la fuerza del Espíritu Santo para los misioneros de nuestra diócesis, que el Señor toque el corazón de las personas que en este momento están recibiendo el mensaje de los evangelizadores.

Digamos a una sola voz:

Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor, envía Señor tu Espíritu y todo será creado. Y se renovará la faz de la tierra.

Oh Dios que iluminaste los corazones de tus fieles con la Luz de tu Espíritu has que guiados por este mismo Espíritu sintamos rectamente y gocemos de tus consuelos divinos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén

G. BENDICIÓN

El ministro hace genuflexión, se arrodilla y se entona un canto eucarístico apropiado. El ministro inciensa el Santísimo Sacramento. Puesto de pie, dice:

Oremos: Señor nuestro, Jesucristo, que en este Sacramento Admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y

de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.Todos: Amén

INVOCACIONES:

• Bendito sea Dios.• Bendito sea su Santo Nombre.• Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre

verdadero.• Bendito sea el Nombre de Jesús.• Bendito sea su Sacratísimo Corazón.• Bendita sea su Preciosísima Sangre.• Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacra-

mento del Altar.• Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

• Bendita sea la excelsa Madre de Dios, Ma-ría Santísima.

• Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.• Bendita sea su gloriosa Asunción.• Bendito sea el nombre de María Virgen

y Madre.• Bendito sea San José, su castísimo esposo.• Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus

Santos.• Sagrado corazón de Jesús, en ti confío (3)

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H. LA RESERVA

Concluida la bendición, el mismo sacerdote que impartió la bendición u otro ministro, reserva el Sacramento en el Sagrario, y hace genuflexión, en tanto, se puede hacer algún canto para reservar el Santísimo.

II. MARÍA MISIONERA

A. INTRODUCCIÓN

Antes de iniciar la oración invitamos a los participantes a tomar conciencia de todo aquello que puede ser un motivo para entrar en comunicación con Jesús.

• En un momento de silencio trae a tu mente y a tu corazón, pensamientos, sentimientos, situa-ciones, personas, conflictos que hoy te inquietan, distraen, que no permiten que te encuentres con Jesús.

B. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Es importante pedir al Espíritu Santo para que nos ayude a orar cara a cara y para buscar un encuentro profundo con Jesús.

Ven, Santo Espíritu; haz venir del cieloEl resplandor de tu presencia.Ven, Padre de los podres; Espíritugeneroso; ven, luz de los corazones.Tú, el perfecto consolador, frescura maravillosa; En nuestra alma Tú haces habitar la paz; en el sufrimiento, eres el alivio; en la tristeza, el consuelo.Luz bienhechora, ven a habitar en lo más íntimo de nuestro ser para que te seamos fieles; sin tu presencia, nada hay en el hombre, nada que sea limpio.Lava nuestro pecado, riega nuestra sequedad,

sana nuestras heridas, haz flexible nuestras rigideces,inflama nuestra tibieza, endereza nuestros extravíos.

A los que confían en Ti y te reciben en la fe,Cólmales en el camino de la salvación; dales la alegría perdurable.Ven, Espíritu Santo, transforma nuestras vidas e ilumina la mente y el corazón de todos los misioneros de Tlalnepantla, sé tú nuestro guía y nuestro conductor, da fortaleza a quienes más lo necesiten.

C. EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMOLa asamblea se arrodilla y entonan cantos eucarísticos, mientras el ministro expone el Santísi-mo y se entonan cantos eucarísticos.

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Querido Jesús Eucaristía, de modo especial queremos ofrecerte el homenaje de nuestra humilde adoración, recordando con gozo y alegría a tu Madre, María Santísima, que también está en esta hora de adoración, porque donde está el Hijo, ahí está la Madre, y así como María estuvo a tu lado toda tu vida terrena, sobre todo en los dolorosos momentos de tu agonía en la Cruz, así también está Ella ante Ti, en tu Presencia Eucarística, adorándote junto a legiones innumerables de ángeles. En esta adoración eucarística queremos adorarte.

Le pedimos ayuda ante todo a la Virgen, Maestra y Modelo de Adoración Eucarística perfecta, puesto que Ella adoró, desde el instante mismo de la Encarnación, el Cuerpo, Sangre, el Alma y la Divinidad de su Hijo Jesús, alojado en su seno virginal y purísimo, por obra del Espíritu Santo. Ofrecemos esta Hora Santa, en honor de SantaMaría, la Madre de Misericordia consagrando y depositando al mismo tiempo en su Corazón Misericordioso, para que vivamos en su totalidad bajo el amparo de su manto maternal. Que María Santísima, la Madre de Dios, dirija nuestros pasos en el seguimiento de su Hijo Jesús y haga que renovemos nuestro amor misionero.

D. LECTURA: Lucas 1,39-56

En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que ven-ga a verme la Madre de mi señor? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»

Y dijo María: «alaba mi alma la grandeza del señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava, por eso desde ahora todas las gene-raciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor cosas grandes el poderoso, santo es su nombre su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a nuestros Padres- en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.» María se quedó con ella unos tres meses, y luego se volvió a su casa. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

E. REFLEXIÓN

En la Visitación, la Virgen María realiza su primer peregrinar misionero saliendo de su tierra de Nazaret, para ir al encuentro de su prima Isabel. Lleva a Jesús en su seno para darlo a conocer a su prima. De esta manera, María se convierte en la primera misionera llevando a Jesús a los demás. Fue la primera acción misionera de María que nos narran los Evangelios. Bastó una

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insinuación del Ángel Gabriel, y ella se puso en camino hacia el hogar de su prima. Prefirió no quedarse en casa, adorando a Jesús recién concebido en su seno. Y es evidente que nunca tuvo la tentación de separar el amor a Dios del amor al prójimo. A ambos amores, entrelazados en su alma, se dedicaba con todo el corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas. Tampoco la detuvieron los peligros del camino.

María misionera, llena de valor, salió de Nazaret, simplemente para servir. Servía a Dios y ser-viría a su pariente necesitada. Había tocado su alma el que vino ‘a servir y no a ser servido’. María no tiene a Cristo para sí, para ser su propietaria y poseedora, ella lo tiene para darlo, ella lo ha recibido para entregarlo a los demás, y esta actitud ...presurosa de salir al encuentro de su prima Isabel para servirla, también la hace la primer misionera que lleva a Cristo, lo entrega, lo ofrece, lo da a los demás para que Él haga una obra transformadora en el otro desde la alegría, desde la simpleza, desde el servicio, desde la disposición de su corazón para poder ayudar a cambiar la vida de los otros. Participando de la misión de Jesús, nadie como su madre se com-prometió con la vida de las personas y de los pueblos. María es entonces la primera creyente y discípula de Cristo, la primera evangelizadora o misionera del Reino de Dios. Ella tiene una “mi-sión materna para todos los hombres” (LG 60) y en cuanto mujer y madre representa un “punto de referencia… para los pueblos y para la humanidad entera”. Es la mujer de la unidad en la diversidad, porque, además del servicio solidario a favor de los más pobres y necesitados, nos enseña a encontrar la unidad como pueblos y culturas, superando toda clase de divergencias.

Ella nos enseña a realizar como misioneros lo mismo que hizo ella como Madre. Es decir hacer vida la Palabra y el Amor de Jesús para proclamar a todos un mensaje de esperanza.

El misionero evangelizador es aquel que se dispone a sembrar la semilla de la Palabra y lo hace arriesgando todo tipo de resultados: que la semilla prenda o que se seque y muera. El Señor establece los distintos terrenos a los que ira la semilla. A veces, el pensar que va a caer en tie-rra poco profunda o llena de espinas o al borde del camino engendra tentación de no sembrar. Esto es natural, pero de ninguna manera aceptable para aquel que tiene la misión de predicar la Palabra, porque el Señor nos envía a sembrar no a cosechar.

¿Somos discípulos y misioneros como María…?

F. ORACIÓN

Celebrante:Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que ha visto agradable de Hijo y lo has Resucitado del Sepulcro.Todos:Bendito seas por siempre Señor.Celebrante:Bendito sea nuestro Señor Jesucristo, que Resucitando del Sepulcro restauró nuestra naturaleza caída.

Todos:Bendito seas por siempre Señor.Celebrante:Bendito sea el Espíritu Santo, Paráclito, promesa del Resucitado.Todos:Bendito seas por siempre Señor.Señor, después de haber contemplado junto a María el “SI” que cambió la historia de la humanidad en historia

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de la Salvación, nosotros también hoy queremos decirte SI, como María para transformar la realidad denuestra sociedad, rogándote que nunca falten en tu Iglesia quienes se consagren a tu servicio para la edificación de tu Reino.

Todos:Señor, yo quiero seguirte y quiero vivir tu evangelio, yo quiero serte fiel hasta la muerte y ser testigo alegrede tu amor.

Momento de silencio

Edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo santo, diciendo:R: Acuérdate, Señor de tu Iglesia.

Padre Santo, que quisiste que tu Hijo resucitado de entre los muertos se manifestara en primer lugar a los apóstoles, haz que también nosotros seamos verdaderos apóstoles y discípulos de tu Reino.R: Acuérdate, Señor de tu Iglesia.

Padre santo, tú que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la buena noticia a los pobres, haz que el Evangelio sea proclamado a toda la creación.R: Acuérdate, Señor de tu Iglesia

Tú que haz llamado a hombres sencillos y humildes para proclamar tu Evangelio, concede hu-mildad y sencillez a todos aquellos que haz llamado a tu servicio.R:Acuérdate, Señor de tu Iglesia

Tú que llamaste a 72 discípulos para ser tus mensajeros fieles de tu palabra suscita entre no-sotros abundantes vocaciones que se consagren a tu servicio como misioneros de tu Reino.R: Acuérdate, Señor de tu Iglesia

G. BENDICIÓN

El ministro hace genuflexión, se arrodilla y se entona un canto eucarístico apropiado. El ministro inciensa el Santísimo Sacramento. Puesto de pie, dice:

Oremos: Señor nuestro, Jesucristo, que en este Sacramento Admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos

constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Todos: Amén

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INVOCACIONES:

• Bendito sea Dios.• Bendito sea su Santo Nombre.• Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre

verdadero.• Bendito sea el Nombre de Jesús.• Bendito sea su Sacratísimo Corazón.• Bendita sea su Preciosísima Sangre.• Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacra-

mento del Altar.• Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

• Bendita sea la excelsa Madre de Dios, Ma-ría Santísima.

• Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.• Bendita sea su gloriosa Asunción.• Bendito sea el nombre de María Virgen

y Madre.• Bendito sea San José, su castísimo esposo.• Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus

Santos.• Sagrado corazón de Jesús, en ti confío (3)

H. LA RESERVA

Concluida la bendición, el mismo sacerdote que impartió la bendición u otro ministro, reserva el Sacramento en el Sagrario, y hace genuflexión, en tanto, se puede hacer algún canto para reservar el Santísimo.

III. LA MISIÓN DE LOS APÓSTOLES

A. INTRODUCCIÓN

Antes de iniciar la oración invitamos a los participantes a tomar conciencia de todo aquello que puede ser un motivo para entrar en comunicación con Jesús.

• En un momento de silencio trae a tu mente y a tu corazón, pensamientos, sentimientos, situa-ciones, personas, conflictos que hoy te inquietan, distraen, que no permiten que te encuentres con Jesús.

B. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Es importante pedir al Espíritu Santo para que nos ayude a orar cara a cara y para buscar un encuentro profundo con Jesús.

Ven, Santo Espíritu; haz venir del cieloEl resplandor de tu presencia.Ven, Padre de los podres; Espíritugeneroso; ven, luz de los corazones.Tú, el perfecto consolador, frescura maravillosa; En nuestra alma Tú haces habitar la paz;

en el sufrimiento, eres el alivio; en la tristeza, el consuelo.Luz bienhechora, ven a habitar en lo más íntimo de nuestro ser para que te seamos fieles; sin tu presencia, nada hay en el hombre, nada que sea limpio.

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Lava nuestro pecado, riega nuestra sequedad,sana nuestras heridas, haz flexible nuestras rigideces,inflama nuestra tibieza, endereza nuestros extravíos.

A los que confían en Ti y te reciben en la fe,

Cólmales en el camino de la salvación; dales la alegría perdurable.Ven, Espíritu Santo, transforma nuestras vidas e ilumina la mente y el corazón de todos los misioneros de Tlalnepantla, sé tú nuestro guía y nuestro conductor, da fortaleza a quienes más lo necesiten.

C. EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

La asamblea se arrodilla y entonan cantos eucarísticos, mientras el ministro expone el Santísi-mo y se entonan cantos eucarísticos.

Querido Jesús Eucaristía, de modo especial queremos ofrecerte el homenaje de nuestra humil-de adoración, recordando con gozo y alegría a tu Madre, María.

D. LECTURA: Mt. 10 1. 5-16

Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos, para expulsarlos y para sanar toda clase de enfermedades y dolencias.

A estos doce los envió Jesús con las siguientes instrucciones: —No se dirijan a países de pa-ganos, no entren en ciudades de samaritanos; vayan más bien a las ovejas descarriadas de la Casa de Israel. Y de camino proclamen que el reino de los cielos está cerca. Sanen a los enfer-mos, resuciten a los muertos, limpien a los leprosos, expulsen a los demonios. Gratuitamente han recibido, gratuitamente deben dar No lleven en el cinturón oro ni plata ni cobre, ni provisio-nes para el camino ni dos túnicas ni sandalias ni bastón. Que el trabajador tiene derecho a su sustento. Cuando entren en una ciudad o pueblo, pregunten por alguna persona respetable y quédense en su casa hasta que se vayan. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz; si la casa lo merece, entrará en ella la paz; si no la merece, esa paz retornará a ustedes. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

E. REFLEXIÓN

Jesús elige a doce para que formen un círculo más íntimo en torno a Él. Los doce se mueven a la sombra de Jesús, su presencia en torno a Él es un símbolo vivo que deja entrever la esperanza que lleva en su corazón.

Lo que se respira junto a Jesús es único, su presencia lo llena todo. Él es el centro. Lo decisivo es su persona, su vida entera, el misterio del Profeta que vive curando, acogiendo, perdonando, liberando del mal, amando apasionadamente a las personas.

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Todo lo aprenden de Jesús, en Él pueden percatarse de cómo es una vida enteramente dedica-da al Reino de Dios. Ven como confía en un Dios bueno, Padre de todos, Amigo de la Vida, de Él aprenden la oración del Padre Nuestro, que repiten todos los días en la mesa, junto a gentes de toda clase que se les juntan por el camino.

Cuando los envía, pide a sus discípulos que no lleven provisiones, para acogerse a la hospitali-dad de las aldeas. Jesús enseña a los suyos a confiar en el amor solícito de Dios y en la acogida mutua entre hermanos.

Los gestos de Jesús que ellos debían llevar son los de un profeta que desea curar la enferme-dad, expulsar el mal y comunicar a todos la cercanía salvadora de Dios.

El anuncio del Evangelio es parte del ser discípulos de Cristo y es un compromiso constante que anima toda la vida de la Iglesia. «El impulso misionero es una señal clara de la madurez de una comunidad eclesial» (Benedicto XVI, Exhort. ap. Verbum Domini, 95). Toda comunidad es “adulta”, cuando profesa la fe, la celebra con alegría en la liturgia, vive la caridad y proclama la Palabra de Dios sin descanso, saliendo del propio ambiente para llevarla también a las “peri-feria”, especialmente a aquellas que aún no han tenido la oportunidad de conocer a Cristo. La fuerza de nuestra fe, a nivel personal y comunitario, también se mide por la capacidad de comu-nicarla a los demás, de difundirla, de vivirla en la caridad, de dar testimonio a las personas que encontramos y que comparten con nosotros el camino de la vida.

Bendigo de corazón a los misioneros y misioneras, y a todos los que acompañan y apoyan este compromiso fundamental de la Iglesia para que el anuncio del Evangelio pueda resonar en todos los rincones de la tierra, y nosotros, ministros del Evangelio y misioneros, experimentare-mos “la dulce y confortadora alegría de evangelizar”

(Pablo VI, Exhort. Ap. Evangeliinuntiandi, 80).

F. ORACIÓN

Señor Jesús, que has prometido permanecer entre nosotros si nos amamos como Tú nos amas,Te rogamos lleves a buen término por los caminos de la paz, de la justicia y del perdón a esta humanidad lacerada de guerras, violencia y hambrienta de fraternidad.Da fortaleza a los misioneros que están llevando la antorcha de la fe y haz que, siguiendo los pasos de los Apóstoles

sean testigos valientes del Evangelio. Infunde en muchos jóvenes la ilusión de seguirte por el camino de la vocación al laicado, a la vida consagrada y a la vida sacerdotal.Te lo pedimos en unión con María, Reina de las Misiones y Estrella de la Nueva Evangelización.Amén.

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ALABANZA TRINITARIA:

Celebrante:Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que lo resucitado de entre los muertos y de tan admirablemanera nos ha redimido.Todos:Bendito seas por siempre Señor.Celebrante:Bendito sea nuestro Señor Jesucristo, que está sentado a la derecha de Dios Padre e intercede por nosotros.Todos:Bendito seas por siempre Señor.

Celebrante:Bendito sea nuestro Señor Jesucristo, que está sentado a la derecha de Dios Padre e intercede por nosotros.Todos:Bendito seas por siempre Señor.Celebrante:Bendito sea el Espíritu Santo, consolador, que ha sido enviado por el Padre, para recordarnos cuantosCristo hizo por nosotros.Todos:Bendito seas por siempre Señor.

G. BENDICIÓN

El ministro hace genuflexión, se arrodilla y se entona un canto eucarístico apropiado. El ministro inciensa el Santísimo Sacramento. Puesto de pie, dice:

Oremos:Señor nuestro, Jesucristo, que en este Sacramento Admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión, concédenosvenerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre,

que experimentemos constantementeen nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.Todos: Amén

INVOCACIONES:

• Bendito sea Dios.• Bendito sea su Santo Nombre.• Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre

verdadero.• Bendito sea el Nombre de Jesús.• Bendito sea su Sacratísimo Corazón.• Bendita sea su Preciosísima Sangre.• Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacra-

mento del Altar.• Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.• Bendita sea la excelsa Madre de Dios, Ma-

ría Santísima.

• Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.• Bendita sea su gloriosa Asunción.• Bendito sea el nombre de María Virgen

y Madre.• Bendito sea San José, su castísimo esposo.• Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus

Santos.• Sagrado corazón de Jesús, en ti confío (3)

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H. LA RESERVA

Concluida la bendición, el mismo sacerdote que impartió la bendición u otro ministro, reserva el Sacramento en el Sagrario, y hace genuflexión, en tanto, se puede hacer algún canto para reservar el Santísimo.

IV. PABLO MISIONEROA. INTRODUCCIÓN

Antes de iniciar la oración invitamos a los participantes a tomar conciencia de todo aquello que puede ser un motivo para entrar en comunicación con Jesús.

• En un momento de silencio trae a tu mente y a tu corazón, pensamientos, sentimientos, situa-ciones, personas, conflictos que hoy te inquietan, distraen, que no permiten que te encuentres con Jesús.

B. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Es importante pedir al Espíritu Santo para que nos ayude a orar cara a cara y para buscar un encuentro profundo con Jesús.

VEN, ESPÍRITU DE DIOSVen, Espíritu de misericordia,ven e iremos a compartircon nuestros hermanos la miseriaque les destruye el cuerpo y alma.Ven, Espíritu de Ternura,ven e iremos a compartir con nuestros hermanos lo que tenemosy ellos necesitan.Ven, Espíritu de paz,ven e iremos a construir con nuestroshermanos la tierra prometida:con igualdad de derechos para todos.

Ven, Espíritu de Consolación,ven e iremos a ofrecer a nuestrohermanos que llorar el consuelode nuestra presencia.Ven, Espíritu de los Creyentes,ven a hacernos parecidos a Aquélque para dar nacimiento a una nuevatierra dejo su Cuerpo quebradocomo pan partido para los que tienen hambre.Ven, Espíritu de Dios,Ven a formar en nosotros el espíritu del Evangelio.

C. EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

La asamblea se arrodilla y entonan cantos eucarísticos, mientras el ministro expone el Santísi-mo y se entonan cantos eucarísticos.

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Querido Jesús Eucaristía, de modo especial queremos ofrecerte el homenaje de nuestra humil-de adoración, recordando con gozo y alegría a tu Madre, María.

D. LECTURA: Efesios 3, 2-12

Hermanos: Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios, que se me ha confiado en favor de ustedes. Por revelación se me dio a conocer este designio secreto que acabo de expo-nerles brevemente. Y al leer esto, podrán darse cuenta del conocimiento que tengo del designio secreto de Dios realizado en Cristo.

Este es un designio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, pero que ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: es decir, que por el Evan-gelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo. Y yo he sido constituido servidor de este Evan-gelio por un don gratuito de Dios, que me ha sido concedido con toda la eficacia de su poder.

A mí, el más insignificante de todos los fieles, se me ha dado la gracia de anunciar a los paga-nos la incalculable riqueza que hay en Cristo, y dar a conocer a todos cómo va cumpliéndose este designio de salvación, oculto desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo.

Él lo dispuso así, para que la multiforme sabiduría, sea dada a conocer ahora, por medio de la Iglesia, a los espíritus celestiales, según el designio eterno realizado en Cristo Jesús, nuestro Señor, por quien podemos acercarnos libre y confiadamente a Dios, por medio de la fe en Cristo.

Nos damos uno momentos de silencio para asimilar el texto que acabamos de leer.

E. REFLEXIÓN

En estos momentos Señor queremos estar contigo, mirándote solamente, si acaso también sonriéndote; si, sonriendo al amor, para que nuestra vida se convierta en una Eucaristía. En una entrega y en una sonrisa hacía los hermanos. Cerca de Ti, Señor, para adquirir conciencia y sa-ber decir no a todo lo que deteriora y destruye la vida plena que Tú viniste a traer.

Experimentemos la cercanía de nuestro Redentor, que nos ama. Su amor nos envuelve….llena nuestros corazones…

Vayamos haciendo nuestra cada palabra de esta oración… Que resuene en nuestro interior: “Je-sús, Señor mío, estoy ante Ti…Tú estás tan cerca… Tú estás aquí… Tú estás en mí…

Traigamos a la mente las palabras del Evangelio. Contemplemos al Señor en lo que dice, en lo que nos ha dado a cada uno de nosotros.

La gracia que nos ha dado para servirle y hacer su voluntad.

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F. ORACIÓN

Oremos juntos a Dios, nuestro Padre misericordioso, quien ungió a su propio Hijo con el Espíritu Santo para enseñar la Buena Nueva al pobre, para curar a los que tienen el corazón lastimado y confortar a los que sufren. Con gran confianza nosotros decimos:

R. Envíanos, Señor.

Dios de Misericordia eterna, tu voluntad es que todas las personas se salven y lleguen al co-nocimiento de tu verdad; te agradecemos por haber enviado al mundo a tu Hijo único como nuestro Maestro y nuestro Redentor.R. Envíanos, Señor.

Tú enviaste a Jesucristo para predicar la Buena Nueva al pobre, para proclamar la liberación de los cautivos y anunciar el año de gracia; concede que la gracia de tu Iglesia pueda llegar a todas las personas de cada lengua y nación.R. Envíanos, Señor.

Tú que llamas a las personas de la oscuridad a tu luz admirable, de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el abismo; seamos capaces de ser verdaderos testigos del Evangelio de Salvación. Danos corazones honrados y sencillos, que estén abiertos a tu Palabra; haz nuestras vidas y las vidas de todo el mundo ricas en obras de santidad.R. Envíanos, Señor.

Señor, Dios nuestro,enséñanos a vivir en nuestros corazones el Misterio de la Pascua de tu Hijo, por el cual, Tú redimiste al mundo.Cuida amorosamente

los regalos de graciaque por tu amor hemos recibidoy llévalos a su culminaciónen la gloria del cielo.Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.Todos: Amén.

ALABANZA TRINITARIA:

Celebrante: Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que lo resucitado de entre los muertos y de tan admirable manera nos ha redimido.Todos: Bendito seas por siempre Señor.Celebrante: Bendito sea nuestro Señor Jesucristo, que está sentado a la derecha de Dios Padre e intercede por nosotros.Todos: Bendito seas por siempre Señor.

Celebrante: Bendito sea nuestro Señor Jesucristo, que está sentado a la derecha de Dios Padre e intercede por nosotros.Todos: Bendito seas por siempre Señor.Celebrante: Bendito sea el Espíritu Santo, consolador, que ha sido enviado por el Padre, para recordarnos cuantosCristo hizo por nosotros.Todos: Bendito seas por siempre Señor.

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G. BENDICIÓN

El ministro hace genuflexión, se arrodilla y se entona un canto eucarístico apropiado. El ministro inciensa el Santísimo Sacramento. Puesto de pie, dice:

Oremos: Señor nuestro, Jesucristo, que en este Sacramento Admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y

de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.Todos: Amén

INVOCACIONES:

• Bendito sea Dios.• Bendito sea su Santo Nombre.• Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre

verdadero.• Bendito sea el Nombre de Jesús.• Bendito sea su Sacratísimo Corazón.• Bendita sea su Preciosísima Sangre.• Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacra-

mento del Altar.• Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

• Bendita sea la excelsa Madre de Dios, Ma-ría Santísima.

• Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.• Bendita sea su gloriosa Asunción.• Bendito sea el nombre de María Virgen

y Madre.• Bendito sea San José, su castísimo esposo.• Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus

Santos.• Sagrado corazón de Jesús, en ti confío (3)

H. LA RESERVA

Concluida la bendición, el mismo sacerdote que impartió la bendición u otro ministro, reserva el Sacramento en el Sagrario, y hace genuflexión, en tanto, se puede hacer algún canto para reservar el Santísimo.

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V. POR LOS MISIONEROSA. INTRODUCCIÓN

Antes de iniciar la oración invitamos a los participantes a tomar conciencia de todo aquello que puede ser un motivo para entrar en comunicación con Jesús.

• En un momento de silencio trae a tu mente y a tu corazón, pensamientos, sentimientos, situa-ciones, personas, conflictos que hoy te inquietan, distraen, que no permiten que te encuentres con Jesús.

B. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Es importante pedir al Espíritu Santo para que nos ayude a orar cara a cara y para buscar un encuentro profundo con Jesús.

Espíritu Santo, Tú que desde siempre eres el maestro de lo imposible, ven a realizar en nosotros todo aquello que te es posible; haz revivir lo que estámuerto; haz brotar lo que está en germen, haz madurarlo que ha caído en tierra.Sé en nosotros el Espíritu del Padre; ven a convencernos de entregar nuestra vida y de colaborar en la gran obra de la creación, de transformar la tierra entierras para compartir entre todos.Sé en nosotros el Espíritu del Hijo; ven a enseñarnos a pasar por la Cruz para abrir el camino de tu Reino, y a vivir confiadamente tanto las pruebas como las alegrías de la vida.Sé en nosotros el Espíritu de santidad, que nos inicia en las costumbres de Dios, en la generosidad delPadre, en la fidelidad del Hijo, así como en la valentíade los apóstoles y

en la alabanza de María.Sé en nosotros el Espíritu que está siempre creando una humanidad nueva; que vuelve a crearnuevas libertades, cuando ellas desfallecen, que mantiene la esperanza aun en medio de la violencia,que de nadie desespera, ni aún de aquellos que nada esperan de Dios.Sé en nosotros el Espíritu que despierta a la Esposa del Señor Jesús: esta Iglesia tan vulnerable y santa a la vez, tan débil y valiente, tan probada y confiada.

Danos a cada uno el don de encontrar nuestro lugar en este gran cuerpo de Cristo, y de consagrar todo nuestro ser a su crecimiento para que el mundotenga vida, la verdadera vida, aquella que se encuentra al perder la propia, contigo, gracias a Ti. oh Maestro de lo imposible.

C. EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO

La asamblea se arrodilla y entonan cantos eucarísticos, mientras el ministro expone el Santísi-mo y se entonan cantos eucarísticos.

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Querido Jesús Eucaristía, de modo especial queremos ofrecerte el homenaje de nuestra humil-de adoración, recordando con gozo y alegría a tu Madre, María.

D. LECTURA: Mc 16,15-18

Y les dijo:

—Vayan por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a toda la humanidad. Quien crea y se bautice se salvará; quien no crea se condenará. A los creyentes acompañarán estas señales: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas nuevas, agarrarán serpientes; si beben algún veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se sanarán.

E. REFLEXIÓN

Hemos de recordar, tras la partida de Jesús, la Iglesia que nacía, iluminada con los dones del Espíritu y preocupada por el cumplimiento de las palabras del Maestro, tomó conciencia, cada vez más fuerte, de haber recibido la misión de continuar el anuncio sobre el Reino y el deber de establecer en medio de todas las gentes: “Vayan y anuncien el Evangelio a toda creatura”.

De este modo, la Iglesia en su conjunto fue tomando conciencia de su ser “Apostólica”, es decir, enviada y “misionera” en cuanto a su tarea de anuncio y construcción del Reino. Pero la comu-nidad cristiana a la vez también tomo conciencia de su naturaleza, de ser “Iglesia”, “Pueblo de Dios”, “Cuerpo de Cristo”, donde cada uno de los miembros forma parte integral de un todo y por lo mismo, cada uno participa también del carácter apostólico y misionero del Único Cuerpo.

Si en Cristo hemos nacido en el bautismo también en él hemos sido enviados, somos após-toles y misioneros. Estábamos implicados en la realidad del reino y en la obra de la Salvación de Dios. Desde esta consideración del apostolado y la misión en la vida de la Iglesia, podemos darnos cuenta que no se trata de realidades secundarias o marginales, sino que forman parte de la esencia del cristianismo. Somos cristianos en la medida en que participamos de la misión de Cristo, de su obra salvadora. Pero no solo como pasivos destinatarios, sino como agentes de esta misma tarea salvífica, como “apóstoles y misioneros”

F. ORACIÓN EN COMUNIDAD

R: ¡Quédate con Nosotros Señor!

Como los discípulos del Evangelio, te imploramos, Señor Jesús:R: ¡Quédate con Nosotros Señor!

Tú, nuestro amado Jesús, experto de nuestros caminos y conocedor de nuestro corazón, no nos dejes prisioneros de las sombras de la noche.R: ¡Quédate con Nosotros Señor!

Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados, orienta nuestros pasos por la vida del bien.R: ¡Quédate con Nosotros Señor!

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Bendice a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a las familias y particularmente a los enfer-mos. Bendice a los sacerdotes y a las personas consagradas. Bendice a la humanidad.R: ¡Quédate con Nosotros Señor!

INVOCACIÓN

Dios amoroso,Tú llamaste a cada uno de nosotros por nuestro nombre y nos diste a tu único Hijo para salvarnos.En tu fidelidad, enviaste el Santo Espíritu para completar la misión de Jesús en medio de nosotros.Abre nuestros corazones a Jesús.Danos la valentía para hablar en su nombre a todos los que

están cerca de nosotrosy la generosidad de compartir su amorcon aquellos que están muy lejos.Rezamos para que cada personaen todo el mundo sea invitada a conocer y amar a Jesúscomo Salvador y Redentor.Que el amor transforme cada elemento de nuestra sociedad.Te lo pedimos Señor

ALABANZA TRINITARIA:

Celebrante: Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que lo resucitado de entre los muertos y de tan admirable manera nos ha redimido.Todos: Bendito seas por siempre Señor.Celebrante: Bendito sea nuestro Señor Jesucristo, que está sentado a la derecha de Dios Padre e intercede por nosotros.Todos: Bendito seas por siempre Señor.

Celebrante: Bendito sea nuestro Señor Jesucristo, que está sentado a la derecha de Dios Padre e intercede por nosotros.Todos: Bendito seas por siempre Señor.Celebrante: Bendito sea el Espíritu Santo, consolador, que ha sido enviado por el Padre, para recordarnos cuantosCristo hizo por nosotros.Todos: Bendito seas por siempre Señor.

G. BENDICIÓN

El ministro hace genuflexión, se arrodilla y se entona un canto eucarístico apropiado. El ministro inciensa el Santísimo Sacramento. Puesto de pie, dice:

Oremos: Señor nuestro, Jesucristo, que en este Sacramento Admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos

constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.Todos: Amén

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INVOCACIONES:

• Bendito sea Dios.• Bendito sea su Santo Nombre.• Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre

verdadero.• Bendito sea el Nombre de Jesús.• Bendito sea su Sacratísimo Corazón.• Bendita sea su Preciosísima Sangre.• Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacra-

mento del Altar.• Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

• Bendita sea la excelsa Madre de Dios, Ma-ría Santísima.

• Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.• Bendita sea su gloriosa Asunción.• Bendito sea el nombre de María Virgen

y Madre.• Bendito sea San José, su castísimo esposo.• Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus

Santos.• Sagrado corazón de Jesús, en ti confío (3)

H. LA RESERVA

Concluida la bendición, el mismo sacerdote que impartió la bendición u otro ministro, reserva el Sacramento en el Sagrario, y hace genuflexión, en tanto, se puede hacer algún canto para reservar el Santísimo.

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SALMO DEL MISIONERO

Tú llamas a seguir y arrancar al hombre de los suyos.

Tú llamas a seguir y pides vender todo y darlo por nada.

Tú llamas a segurite y exiges perder la vida, perderla toda.

Tú llamas a seguirte, cargando con la Cruz como revolucionario del amor entre los hombres.

Tu llamado es radical.

Tú llamas por el nombre y haces tuyo al hombre para siempre.

Tú llamas porque has amado primero y el amor es comunión.

Tú llamas porque eres bueno, porque tu corazón es fiesta.

Tu llamas y abres al hombre la voluntad del Padre.

Tú llamas y quieres hombres libres que te sigan.

Aquí estoy, Señor, quiero seguirte con mi corazón roto.

Aquí estoy, Señor, del alba, quiero cambiar haciendo seguimiento.

Aquí estoy, Señor, Jesús da ritmo a mi proceso.

Aquí estoy, Señor, porque me has llamado, gracias.

Quiero ser agua fresca que dé vida a la planta seca.

Quiero ser pan partido,roto, dado en abundancia.

Quiero ser copa que desborde lo íntimo de mi ser.

Quiero ser racimo de uvas exprimido en el lagar.

Que tu Espíritu, Señor, sea derramado sobre mi.

Que tu Espíritu, Señor sea la fuerza de mi debilidad.

Que tu Espíritu, Señor, me conduzca al hombre oprimido.

Que con tu Espíritu libere al hombre de sus ataduras.

Que con tu Espíritu arranque de los labios las mordazas.

Que con tu Espíritu quite las vendas de los ojos.

Que con tu Espíritu rompa las cadenas de los pies.

Que con tu Espíritu deje al hombre sin fronteras.

Señor del alba, quiero hacer camino en tu camino.

Señor del alba, quiero hacer verdad en tu verdad.

Señor del alba, quiero hacer vida en tu vida.

Señor del alba, aquí estoy a la voz de tu llamada.Amén.