subcultura de la violencia

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''IIL/SUBCULTURA DE--LA VIOLENCIA: INTEGRACIÓN .'/'• '''' .". ". ' -. DE, CONCEPTOS "' '. ; EL SENTIDO FUNDAMENTAL DE SUBCULTURA. EL TERMINÓ c:subcultura", no obstante haber sido empleado por los antropó- logos y los sociólogos en una gran variedad de sentidos'y contextos- (o tal vez precisamente por esta razón) sigue siendo muy ambiguo. Los sociólogos lo emplean con uña buena dosis de concordancia, 'pero, los demás científicos sociales y los psicólogos pueden no estar muy versados en sus implicaciones. El prefijo ícsub" denota nada más una subcategoría de la cultura, una parte del todo total; no tiene forzosamente una connotación peyorativa salvo en los casos, en que es vista con desestimación por los miembros del grupo afiliados al sistema de valores dominante o'contrario. Para- fines analíticos,- el sociólogo se sirve' del término sin darle ningún juicio de valor. Aquí' nosotros habremos de analizar el contenido de "subcultura" y escrutar su definición en la espe- ranza de que el contenido conceptual se esclarezca para la futura teoría e investigación. Nuestro cometido se antoja especialmente necesario en la Cri- minología, donde el concepto de "subcultura" va siendo cada vez más em- pleado, tanto como un postulado 'a priori cuanto como una interpretación a posteriori. - Habrá-que comentar algunas de las múltiples definiciones que se han pro_- puésto de la cultura p'ara tener una pista que ños 'guíe hacia lo qué se entiende por "sub"cultura. E. B. Tylor, en 187lj fue quien propuso la primera definición cultura, en términos, antropológicos modernos y, salvo por mayor o menor hincapié en los matices^ es la definición que ha subsistido como la clásica: "Cultura.. '. en su' vasto sentido''.étno'gráf i c'oj- es' de" toda es~a : totalidad compleja que abarca 'conocimientos, creencias," artes/ moralidad:,' leyes, 'costumbres, y cualesquiera otras potencias'y hábitos adquiridos' portel hombre como miern- b'ro'de la sociedad," a Las definiciones de "cultura" han venido proliferándose dentro de las Ciencias Sociales., y ya por el año de 1962 A. L. Kroeber y Glyde Kluckhohn2 habían'analizado hasta 160 redactadas en inglés por di- versos antropólogos, sociólogos, psicólogos., psiquiatras,, y otros profesionales. En función de la nota con más fuerte acentuación, estos autores decidieron cata- s'^enlrb^'éTseis^categoH'ás': las emmaerativo-descriptivas, las históricas,, las normativas, las psicológicas, las estructurales, y las genéticas. 3 Después, ellos mismos propusieron otra definición que sintetizaba y trataba de incor- 1 E. B. Tylor, Primitive Culture., Londres: John Murray, 1871, p. I. 2 A. L. Kroeber y Clyde EJuctohn, A Crítica! Revisto of Concepts and Definitions, Papers of the Peabody Museum of American Archeology and Ethnology, vol. 47, iiúm. I, 1952. . . . s Para una breve reseña ejemplificada de estas clasificaciones, remitirse a Glyde KIucklioHn, "Culture" en Julius Gould y William L. Kolb, A Dictionary of the Social Sciences, compilado bajo los auspicios de la UNESCO, Londres: Tavistock Publications; Nueva York: The Free Press of Glencoe, 1964, pp. 165-168. 114

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Page 1: Subcultura de La Violencia

''IIL/SUBCULTURA DE--LA VIOLENCIA: INTEGRACIÓN. ' / ' • ' ' ' ' .". ". ' - . DE, CONCEPTOS "' ' . ;

EL SENTIDO FUNDAMENTAL DE SUBCULTURA.

EL TERMINÓ c:subcultura", no obstante haber sido empleado por los antropó-logos y los sociólogos en una gran variedad de sentidos'y contextos- (o tal vezprecisamente por esta razón) sigue siendo muy ambiguo. Los sociólogos loemplean con uña buena dosis de concordancia, 'pero, los demás científicossociales y los psicólogos pueden no estar muy versados en sus implicaciones. Elprefijo ícsub" denota nada más una subcategoría de la cultura, una parte deltodo total; no tiene forzosamente una connotación peyorativa salvo en loscasos, en que es vista con desestimación por los miembros del grupo afiliadosal sistema de valores dominante o'contrario. Para- fines analíticos,- el sociólogose sirve' del término sin darle ningún juicio de valor. Aquí' nosotros habremosde analizar el contenido de "subcultura" y escrutar su definición en la espe-ranza de que el contenido conceptual se esclarezca para la futura teoría einvestigación. Nuestro cometido se antoja especialmente necesario en la Cri-minología, donde el concepto de "subcultura" va siendo cada vez más em-pleado, tanto como un postulado 'a priori cuanto como una interpretación aposteriori. - •

Habrá-que comentar algunas de las múltiples definiciones que se han pro_-puésto de la cultura p'ara tener una pista que ños 'guíe hacia lo qué se entiendepor "sub"cultura. E. B. Tylor, en 187lj fue quien propuso la primera definicióndé cultura, en términos, antropológicos modernos y, salvo por mayor o menorhincapié en los matices^ es la definición que ha subsistido como la clásica:"Cultura..'. en su' vasto sentido''.étno'gráf i c'oj- es' de" toda es~a: totalidad complejaque abarca 'conocimientos, creencias," artes/ moralidad:,' leyes, 'costumbres, ycualesquiera otras potencias'y hábitos adquiridos' portel hombre como miern-b'ro'de la sociedad," a Las definiciones de "cultura" han venido proliferándosedentro de las Ciencias Sociales., y ya por el año de 1962 A. L. Kroeber yGlyde Kluckhohn2 habían'analizado hasta 160 redactadas en inglés por di-versos antropólogos, sociólogos, psicólogos., psiquiatras,, y otros profesionales. Enfunción de la nota con más fuerte acentuación, estos autores decidieron cata-

s'̂ enlrb '̂éTseis^categoH'ás': las emmaerativo-descriptivas, las históricas,,las normativas, las psicológicas, las estructurales, y las genéticas.3 Después,ellos mismos propusieron otra definición que sintetizaba y trataba de incor-

1 E. B. Tylor, Primitive Culture., Londres: John Murray, 1871, p. I.2 A. L. Kroeber y Clyde EJuctohn, A Crítica! Revisto of Concepts and Definitions,

Papers of the Peabody Museum of American Archeology and Ethnology, vol. 47, iiúm.I, 1952. . . .

s Para una breve reseña ejemplificada de estas clasificaciones, remitirse a GlydeKIucklioHn, "Culture" en Julius Gould y William L. Kolb, A Dictionary of the SocialSciences, compilado bajo los auspicios de la UNESCO, Londres: Tavistock Publications;Nueva York: The Free Press of Glencoe, 1964, pp. 165-168.

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porar en sí los elementos aceptados por la mayoría de los científicos 'locialescontemporáneos, "La cultura consiste en un conjunto de patrones —explícitoso implicitados simbólicamente— que integran realizaciones característicasde los grupos humanos y sus materializaciones en artefactos; el meollo esen-cial de la cultura lo forman las ideas tradicionales (es decir, las acumuladas porderivación y selección histórica) y, sobre todo, sus valores inherentes; -lossistemas'culturales pueden'considerarse como resultados de la acción humana.,por una parte, y como elementos condicionantes de ulterior acción, por -laotra."'* - ' • • - " • -

En estos elementos, los científicos sociales' suelen hallar la manera de vivirde las sociedades, las formas prescritas de comportamiento., las normas de laconducta, las creencias, los valores, los patrones de la conducta y'sus uniformi-dades, así como los artefactos producidos por. todo este conjunto de factores"inmateriales". Los escritos de Boas, Linton, Klineberg, SoroHn, Maclver yWhite, representan tan sólo unos cuantos ejemplos entre las muchas aporta-ciones propuestas para la depuración del sentido de la "cultura".5 Kroeber :yParsons. han introducido una. distinción entre "sociedad" y "cultura": • Dis-crepando de la práctica comúnmente seguida por la tradición antropológicanorteamericana, nosotros sugerimos la utilidad de redefinir el concepto 'cultu-ra5 para casi todos sus usos, restringiendo su connotación a los--contenidoscreados y trasmitidos de los valores, las ideas, y otros sistemas vde -expresiónsimbólica en .cuanto .son los factores.,qu'e moldean'"en 'la-conducta "humana"ylos artefactos que produce la. conducta. Por otra parte, también sugerirnos queel término sociedad —o, más en general, sistema, social-— se emplee paradesignar específicamente al sistema de las relaciones interactivas entre ¡osindividuos y las colectividades," 6

Más recientemente, Jaeger y Selznick7 han .hecho hincapié en los aspectossimbólicos de la comunicación al proponer su teoría normativa de la cultura:

<f Ibid., p. 165.6 Las proposiciones típicas de estos autores se pueden localizar en: Franz Boas,

"Anthropology", en E. R. A. Selígmaii (comp.), Encyclopczdia of the ¡Social Sciences,Nueva York: The Macmillan do., 1930, vol. 23 p. 79.

Ralph. Linton, Estudio del hombre., México, FCE, 1970, p. 81.Otto Klinebergj Race Differences, Nueva York: Harper & Brotíiers, 1935, p. 255.Pitirim Sorokin, Society, Culture and Personality, Nueva York: Harper £ Brothers.,

1947, p. 133.Robert M. Maclver, Causación social, México, FCE, 1949, pp. 226-243, pp. 269-290.

• Robert M. Maclver. and Charles H. Page, Societys An Introductory Analysís, NuevaYork: Rinehart, 1949, pp. 498 ff, _ •

Leslie White, The Science of Culture, Nueva York: Jarrar '& Strauss, 1949, p. 25.Un esfuerzo pormenorizado de analizar grupos culturales puede apreciarse en Alan

P, Merriam et al,, "The Concept of Culture Clusters Applied to the Belgian Congo",Southwestsrn Journal of Anthropology (1959)., 15:373-395.

6 A. L. Kroeber y Talcott Parsons, "Tlie Concepts of Culture and of Social Systems",American Sociolagical Revíeui (octubre., 1958)., 23:582-533. '

•7 Gertrude Jaeger y Philip Selznick., "A Normative Theory of Culture", AmericanSodological RevievJ (octubre, 1964), 29:653-669.

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mentarlos favorables a la expresión empleada por Cohén de "sub cultura de losdelincuentes juveniles", la definición de Cordón también sirve para denotarlas subsociedades, y él expresa que prefiere reservar el término subcultura para"los patrones culturales de una subsociedad con miembros de .ambos sexos,de todas las edades, con grupos familiares; y que se equipare al conglomeradomayor de la sociedad al suministrar toda una red de grupos e institucionesque se extienda a lo largo de toda la vida del individuo".11 Para designarlos patrones culturales de un grupo menos numeroso y de latitud más res-tringida que las subsociedades .(según -su propia definición), y que - — es desuponer — también aplicaría a- los jóvenes delincuentes de Cohén, Cordónsugiere que se emplee otro término: jgl de grupos culturales}2' Sin embargo,careciendo de parámetros de demarcación para uno y otro término, resultadudoso que esta denominación de grupo cultural sirva para añadir claridad.Más aún, este término no sugiere por su morfología (como sugiere él desubcultura) que el grupo en cuestión sea un segmento de otro más amplio, unsubcuadro de patrones culturales' y vál6T^s^sub"sTuiudos~bajb"'"er"cuadro de pa-trones y valores de latitud más amplia. Y, como ha insistido ya Edward Shils,18

el sistema central de valores no constituye la totalidad del orden de valoresy creencias profesadas y observadas en la sociedad. En toda sociedad diver- •sificada, los sistemas de valores se distribuyen a manera dé un espectro; lasvariaciones del sistema central de valores oscilan desde una hiperafirmaciónde algunos de sus componen tes -hasta la recusación extrema de ciertos elementoscapitales, lo cual puede venir acompañado con la afirmación de ciertos ele-mentos que se encuentran rechazados o subordinados dentro del sistema cen-tral de valores. Son estas variantes y sus grados de variación lo que más debieraimportar a quienes emplean el término de subcultura.^E'n?lá^ jp'cigló'gia'̂ crrnjinólógic'á^ .CóHen14,,rbel'' crédito de haber^ropuesto las^priSíeras' y . más fértiles proposiciones teó-ricas sobre el sentido de la .subcultura. Cierto capítulo de su obra DelinqúentBoys lleva por título "Una teoría general de las subculturas"^ y en eTtranscurso del libro pueden verse diversas descripciones generales de los ele-mentos de una subcultura. Sin embargo, como acontece a menudo con lasproposiciones clásicas; también las^ .deí-Cohen'í han -sido "rigidizádas'^br-otfós

. . " e ^ ' - ' t i d retrictivo ; 'siendo*~eí-^as?v^^ efi ' in'.."áutóres^én'-'seritido restrictivo; ;

Norteamericana (American Sociológica! Associaiton) en Washington, D. C., 29 de agos-to, 1962.

Burton R. Clark, Educating the Expert Sociefy, San Francisco: Chandler PublishingCo.: 1962, capítulo 7, "Student Culture in High Sclioo!", pp. 244-270.

11 Milton M. Cordón, • Assimilation in American Life, Nueva York: Oxford Uni-versity Press, 1964, p. 39.

12 Gordon da un paso más y propone un nuevo término, etniclase, para referirsea "la subsociedad formada por la intersección de las estratificaciones verticales deletnicidad con las estratificaciones horizontales de la clase social..." (íbid., p. 51).

13 Edward A. Shils eirDonald-P. Ray (comp.), Trenas in Social Science, NuevaYork: Philosophical Library, 1951, pp. 63-64.

l* Albert K. Cohén, Delinqúent Boys, Glencoe, 111.: Free Press, 1955.

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INTEGRACIÓN DE CONCEPTOS 119

la contracultura, pueden derivarse óptimamente de • las teorías sociopsicoló-gicas que tratan de explicar la interacción, la confusión de los valores,, eldebilitamiento de los controles sociales., la frustración-agresión, y el escape o"fuga d e valores". . . . . . . .

A partir de la aparición del libro de Cohén., Delinquent Boys, han venidohaciéndose depuraciones a los tipos subculturales de la delincuencia .juvenil.A esto han contribuido diversos autores: Cohén y Short, Bloch y Nieder-hoff er, Gloward y Ohlin, Miller, Kitsuse y Dietríck, Sykes y. Matea, Bprdua,Yablonsky, Gottlieb y Reeves., Gold, Mays, Mack., Mizruchi, Spergel, -Stott,Scott, Wilkins,, Bernstein., BianchLy otros.23 • • ' , . ' • • '• • .- <

En su propio derecho y estilo., todos estos estudios resultan aportacionesinteresantes y meritorias; suscitan preguntas acerca de la naturaleza de lassubculturas delincuentes y acerca de su formación o persistencia; litigan elpunto de si la súbcultnra surge como reacción negativa a la cultura másamplia o si es una ramificación positiva de la misma; distinguen entre va-rios tipos de subculturas de. delincuentes .y dan orientaciones acerca'de losmedios en que la intervención social sería capaz de influir cambios en éstassubculturas. Lo malo está en que no afrontan por sí mismas el espinoso pro-blema de definir con mayor precisión el sentido de subcultura; Gohen admi-tió que existía esta necesidad al escribir que "una teoría completa de .lasdiferenciaciones fraguan las subculturas o dejan de fraguar; asimismo cuálesserían los lincamientos a seguir para vaticinar el contenido de las solucionessubculturales.. . La elaboración completa de esta teoría requerirá un .acervomucho mayor de especulaciones arduas e investigaciones empíricas"^- Enlos pasajes que siguen habremos de examinar algo de lo que hemos -pensadopara el esclarecimiento del concepto general y habremos de proponer algunosmedios empleables en la investigación de algunos de los. elementos capitalesque sirven de base para diferenciar a. la subcultura de la cultura central.En términos generales, nuestras elucubraciones bordan sobre el postulado al _que aluden brevemente Shils y Jaeger' y -Selznick, es a. saber, "qííe~^io~~todoslos valores, creencias o normas de una sociedad ocupan • elrnlsmo: rángoTTque"exTs^"ae:r^ ̂ i^^den aceptar tinos elementos o recusar otros e inclusive .construir otras ¡tantas

' 23 Ya previamente, en el capítulo n, habíamos dejado documentadas -casi-,todasestas fuentes. Con respecto a las dos últiinas, el lector puede remitirse a B.. Bernstein,"Some Sociological Deterrninants of Perception; An enquiry into Sub-cultural Diffe-rences", Brilísh Journal of Sodology (1958), 9:159-174; H. Biancbi3 "Delínquentieen subcultuur", Ñederlands Tijdschríft voof Cñminologie (febrero, 1962), 4:20-25.

Entre otras referencias útiles y recientes a la delincuencia y las subculturas po-demos citar estas: Robert E. Forman, "Delinquency Rates and Opportunities forSubculture Transmjssion", Journal of Criminal Law, Crimínology ajid Pólice Science(1963), 54:317-321; Brahm Baittle y Solomon Kobrní, "On The Relatíonship of aGharacterological Type of Delinquent to-the Milieu", Psychiatry (1954)., 27:6-16;G. H. S. Jayewardene, "Criminal Cultures and Subculture", The Probation and ChildCare Journal (Geyláu) (1963), 2:1-9. ' • : . . ... ' . " ., . : : • . '

24 Conen, Delinquent Boys, p. 72.

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"antítesis 'ajos- elementos del. sistema de valores central y dominante, sin sa-lirse -por' ello del sistema.'

; _ ENUNCIADOS FUNDAMENTALES SOBRE EL SIGNIFICADO DE SUBCULTURA

La 'subcultura en relación a la cultura dominante

. - "Una • subcultura implica que existen juicios de valor o todo un sistemasocial de valores que, siendo parte de otro sistema más amplio y central,ha cristalizado aparte. Vista la situación desde la cultura dominante y más"amplia,' los otros valores de la subcultura segregan a la primera y obstaculizan-la'- integración total,1 causando en ocasiones conflictos abiertos o encubiertos.Claro está que la cultura dominante puede propiciar este distanciamientoen. forma directa o indirecta, y el grado de integración recíproca es varia-ble;, sin embargo, 'sean cuales fueren las causas de la diferencia, el resultadoes el aislamiento normativo dé la subcultura y su propia solidaridad. Surgenvalores compartidos- que los miembros de la subcultura aprenden, adoptan einclusive exhiben, y que difieren en cantidad y calidad de los de la culturadominante. Así como el hombre nace dentro. de una cultura, puede acon-técerle también que nazca dentro de una. subcultura. Pasa con él lo queSellin hace, notar en Culture Conflict and Crime: "Nace biológicamenteequipado para recibir y adaptar conocimientos acerca de sí mismo y de susrelaciones con otros. Sus primeros contactos sociales dan inicio a un procesode coordinaciones que durará de por vida y en el que él va absorbiendo yadaptando ideas'que le son trasmitidas, ya sea de manera formal o infor-mal, mediante la instrucción. o los preceptos. Estas ideas representan signi-ficados -inherentes a las costumbres, a las creencias, a los artefactos, y a sus•propias relaciones con sus semejantes y con las instituciones sociales. Vistascomo unidades separadas,. estas ideas pueden pasar como elementos cultu-rales que van encajando en ciertos patrones o configuraciones mentales quetienden:a fijarse en sistemas integrales de significados." ̂ Existe siempre una

• 25 Thorsten Sellin, Culture Gonflíct and Crime., Nueva York: Social Science Res-earcli Council, Boletín 41, 1938, p. 25.

'•Algunos ejemplos interesantes, sobre todo de la literatura reciente, donde se expone,Ia manera como los elementos de la cultura vienen a "integrar sistemas de significados",pueden verse en:

"YVilliam Torrence y Paul Meadows, "American Culture Themes: An Analysis ofForeign Observer Literature", Soclology and Social Research (1958)., 43:3-7.

Lucy KL. Ackernecht, "Life Meaníngs" of Enture Teachers: A Valué Study, NuevaYork:-Philosophícal Library, 1964.

T. E. H. Reíd (comp.), Valúes in Conjlíct, 32nd Gouchiching Oonference of the Ca-nadian Institute on Public Áffairs, Toróríto, Canadá: University of Toronto Press, 1963.

•Freemont Símil y André Del Beque, "Norms, A Feature of Symbolic Culture: A Ma-jor Linkage Between thé Individual, .SmaU Group, and Administrative Organizado n", ,enWilliam J. Gore y J. W. Dyson (comps.), The Making of Decisions, Nueva York:The Free Press of Glencoe, 1964, pp. 242-275.

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INTEGRACIÓN DE CONCEPTOS 121

corriente temática de la cultura, una subética o una selección de valoresque han venido a diferenciarse de lo que son dentro de la cultura ..total.Los términos que acabamos de utilizar (corriente temática de la cultura,,subética, selección de valores) para describir a las subculturas, ya fueronempleados antes por los sociólogos que disertaban acerca de los 'valores pro-fesados por diferentes grupos: mennonitas, mormones, delincuentes, reclusos,grupos étnicos, clases sociales, y todavía otros de formación heterogénea queexisten en los Estados Unidos. Muchas designaciones estereotipadas que seutilizan para describir a ciertos grupos étnicos y geográficos de Europa re-flejan sus atributos subculturales y tal vez —simultáneamente— los perpetúan.

Las subculturas se diferencian sólo parcialmente de la cultura generatriz.Empleamos 1̂ té7mlnd~''generatriz''>tanto para designar a~"la cultura"mas"amplia, de donde se han desgajado elementos subculturales como brotesdiferentes del mismo sistema de valores, como para referirnos a esa culturamás amplia dispuesta a adoptar a la subcultura que voluntariamente se en-cadena a su generatriz por virtud de .ciertos valores compartidos., suficientescuantitativa y cualitativamente, que vinculan a la "generatriz" y al "vas-tago".

A veces esta "adopción" es el resultado casi fortuito de evoluciones po-líticas o de la vecindad geográfica, pero, aun así, es menester que hayacierta aceptación -—por mínima que ésta sea. En cierto sentido, el movi-miento obrero sindicalizado que llegó a consolidarse en los Estados .Unidosfue un fruto de ciertos valores inherentes a la cultura dominante que. porlargo tiempo habían estado adormecidos. Constituye un ejemplo del. primertipo. Los judíos jasídicos de Williamsburgz® representan una adopción cul-tural de la generatriz. En cualquier caso, piénsese como se quiera la defi-nición o la clasificación""'de~^ma" s^cültura, ~

"la"'cultura deTTa"que forma parte.ue" r•e^Imeñte'^oñstítuye 'lina' tTcCÍf erencia5' cultural en el mundo

de hoy, donde el intercambio de opiniones y valores es relativamente -libre.Aun sociedades que.se diferencian mucho desde un-punto de. vista políticoy étnico propenden a tener ciertos valores y patrones de conducta .comunes.

O. L. Shartle, G. B. Erumback y J. R. Rizzo, "An Approach. to Dimensions of. Valué",Journal of Psychology (1964), 57:101-111.

-Morris S. Víteles,, " 'Human Relations' and tiie 'Humanities' in the Education of Bu-siness Leaders: Evaluation of a Program of Humanistic Studies for Executíves", Person-nel Psychology (1959), 12:1-28.

Melvín Tuinin, "Business as a Social System", Behavioral Science (1964), 9:120-130.Hermán Turk, "Social Cohesión Through Variant Valúes: Evidence from Medical

Role Relations", AmericatL So ciólogicál Review (1963), 28:28-37.Gyril S. Belshaw, "The Identification o£ Valúes in Anthropology", American Journal

of Sociology (1959), 64:555-562.Robert J. Smith, "The Japanese World Gommunity: Norms, Sanctions, and Ostra-

cism", American Anthropologist (1961), 63:522-533.26 Salomón Poli, The Hasidic Community of Williarns'burg, Nueva York: The Eree

Press of Glencoe, 1962.

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122 INTEGRACIÓN DE CONCEPTOS

- Sin; embargo,, hay valores de una subcultura que no solamente difierende'los de la cultura más amplia y-que,' inclusive, pueden chocar u oponerse.Puede resultar útil, para nuestro análisis hacer uso de la distinción, que Yin-ger ha establecido, entre subcúlturas y ' contraculturas. Yinger se refiere alas subcúlturas como sistemas de valores diferentes nada más, pero no anti-téticos al sistema social más amplio; y entiende por "contraculturas" aquellassubcúlturas en donde'los valores se encuentran en oposición al sistema axio-lógico dominante. Nosotros liemos de recalcar una vez más que ningunasubcultura puede diferenciarse totalmente, o chocar del todo con aquellasociedad de la que forma parte. El ccconflicto" proviene del contraste entredos o más sistemas normativos, uno' de los cuales —por lo. menos*— man-tiene una fuerte adhesión a un cuadro de valores morales que suelen estarcodificados. Ser parte de la cultura más amplia supone que se compartencon ella ciertos valores relativos a los fines o los medios dé la colectividad.Guando la subcultura difiere nada más, pero no choca, representa una des-viación tolerada. Las culturas pueden tolerar aquellos otros valores que no"causen conflictos de desintegración y que no lleguen a perturbar demasiadola cohesión normativa del grupo más amplio. Más aún, ni siquiera estatolerancia de los valores es funcionalmente indispensable para que la sub-cultura se mantenga unida a cierto meollo de valores que son propios dela cultura. La misma subcultura .puede también tolerar otros valores fuerade su propio sistema, con tal que no socaven la adhesión a los suyos propiosque la caracterizan como tal, y con- tal que no se vea amenazada su propiaexistencia ni la de sus caudillos é ideólogos.

Norma-s de conducta

Los valores compartidos por una subcultura suelen evidenciarse y se pue-den identificar fenómeno lógicamente en función de la conducta esperada:actos que van desde lo permitido hasta lo obligatorio .en determinadas situa-ciones de la vida. También, a este respecto, Sellin hace notar:. "Por lo -menosalgunas de estas situaciones de la vida se repiten con suficiente frecuencia yhan quedado tan definidas socialmente.. que demandan una reacción bienprecisa del tipo de persona que pasa por ellas. Son situaciones que conllevan(por así decirlo) una norma o normas que definen la reacción o respuestaque el grupo normativo aprueba o reprueba en una persona determinada.La actitud social de este grupo normativo frente a las diversas reaccionesque una persona puede tener en determinadas circunstancias ha venido acristalizarse en una regla o norma, cuya- infracción suscita una reacción degrupo. A estas reglas se les puede llamar normas de conducta." 27 La con-ducta del individuo viene a ser3 pues, una manifestación externa de quecomparte los valores (súb) culturales, -lo cual, sin duda, satisfaría esa pre-ocupación de Durkheim por "hechos" que tengan una característica cualita-

2T Sellin, Culture Conflict and Crime, p. 28.

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INTEGRACIÓN DE CONCEPTOS 123

tiva de externalidad. Las normas que rigen la conducta admiten variacionesrespecto al grado de conformidad que se espera del individuo frente a,.losvalores compartidos. Las mismas normas pueden servir de criterio paradefinir lo que se supone "normal" o esperado, y lo que no entra en estacategoría. Lo anormal puede entonces subclasificarse como "malo" o "in-moral" y "enfermo" o "desadaptado" o "* 'psicológicamente enfermo"., o comouna combinación de estas características.

Cuando hablamos de la "cultura de los Teenagers" (jóvenes de ambos sexosque se encuentran en la edad de los teen es decir., de los trece a. losdiecinueve años), o de la "cultura de los adolescentes", .e inclusive de la"subcultura de los delincuentes", no temos precisado todavía si estamos tra-tando de variables cuantitativas o cualitativas, o si de unas y de otras almismo tiempo. Faltan por destacar suficientemente los factores normativosdiferenciales. Las persuasivas y estimulantes explicaciones en torno de unasubcultura delictiva tomadas de la ética de una clase trabajadora son única-mente planteos iniciales de hipótesis funcionales y necesarias, pero cuya com-probación no será factible sino hasta haber hecho mediciones objetivas eindependientes de las normas de conducta. En tanto siga faltándonos esteulterior esclarecimiento, la alusión de Kluckhohn a la "subcultura de los an-tropólogos", las referencias de Riesman a una "subcultura entre los catedrá-ticos", o las menciones a cualquier otro tipo de "subculturas" no puedendesecharse fácilmente por considerarlas aplicaciones abusivas del vocablo.

Grupos sociales

Resulta difícil tratar de las subculturas y de las normas de conducta sinaludir a los grupos sociales. Los valores se comparten entre los individuosy éstos, al compartir los valores, forman grupos. Casi siempre que nos refe-rimos a las' subculturas (los mennonitas, hutteritas,* los antiguos ghetos obarrios judíos, las. pandillas de jóvenes pendencieros) solemos pensar en in-dividuos que comparten valores, comunes y que interactúan socialmente den-tro de una demarcación residencial o geográfica. Sin embargo^ se' puedencompartir valores sin que exista necesariamente interacción social. Por cori-siguiente^ puede haber subculturas muy ampliamente .distribuidas desde elpunto de vista espacial sin que los individuos que las componen mantengancontactos interpersonales cada uno por separado o en grupo. En una mismaciudad pueden operar varios grupos de pandilleros que nunca o rara veallegan a juntarse. Y, sin embargo, nos referimos colectivamente a ellos —contoda propiedad— como a la "subcultura de los delincuentes"., ya que de otramanera cada una de las pandillas tendría que ser considerada como unasubcultura distinta de por sí. El comportamiento individual (no'-de-grupo)puede ser subcultural siempre y cuando los valores que refleja sean los deuna subcultura existente.

* Comunidad religiosa fundada en Tabor, Dakota del Sur, E.U., por seguidores deJacob Hutter (1874). Muy afín a los mennonitas en doctrina y principios. [T.]

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.'.Dentro de un mismo grupo, los miembros se solicitan recíprocamente comopuntos, de referencia para moldear la imagen que se forman de sí mismosy.', para relacionar su propio yo c'on el de los demás. Este proceso implicauna continua revigorización de los valores sub culturales. Ocasionalmente pue-de suceder que el individuo sé interese más por mantener su relación conel'grupo que por compartir valores. Tal vez se resiste a demostrar su adhe-sión al grupo en alguna forma que choca con" sus propias convicciones, masal: mismo tiempo 'puede acontecer que valore en más alto grado su perma-nencia dentro del grupo que la abolición de las normas de conducta im-perantes. El joven que se sujeta a las exigencias pendencieras de su pandillaole delincuentes., sin que a él le atraiga la violencia, y el soldado que marchaa. combatir-.odiando la guerra, se encuentran, tanto uno como el otro, renuen-tes a romper con el grupo en que están, pero no puede decirse que com-partan en alto grado el valor de la violencia. El valor que sí compartencon su grupo es el de contribuir a mantenerlo unido. Vemos, por consi-guiente, que, aunque la representación manifiesta (conducta) de la, subcul-tura pueda tomarse generalmente como un índice válido de los valores in-ducidos como normas, sigue habiendo otros valores latentes y distintos qué'algunos miembros del grupo profesan aunque compartan la misma subcul-tura. Y 'en estos casos pueden suscitarse situaciones conflictivas de mayor omenor intensidad. Y la psicodinámica -resultante puede manifestarse en per-turbaciones psicológicas del individuo que van desde la simple ansiedad hastaotras reacciones más malignas. La necesidad de calibrar las afecciones per-sonales íntimas y la motivación hace que sea menos confiable' la conductaexterna del individuo, o los "hecrios"3. cuando se trata de determinar cuálesson sus vinculaciones cultúrales y sub culturales.

Debido a que las subculturas entrañan una relación con el sistema nor-mativo de algún grupo .(o grupos) más pequeño que el todo de la socie-dad, consideramos que sí se puede realizar un examen, descriptivo .de loscomponentes de la población que comparten valores sub culturales. Despuésde todo, los individuos son los portadores vivientes de la cultura y quiénesreflejan y trasmiten, a través del aprendizaje social, sus' actitudes, sus idea-les y sus ideas. Si • bien, es cierto que una misma ética subcultural puedeser compartida por individuos de todas las edades, sin embargo, esa mismasubética puede destacarse más en tal o cual sector limitado del grupo. Y to-davía más: suponiendo que. por. encima de las diferenciaciones típicas deactuación según el estado de cada quien, existen otros estándares normativoscon relación al sexo y a las diversas clases sociales, bien podríamos todavíarefinar el escrutinio para localizar al grupo que refleja más visiblemente ycon mayor vigor el valor o valores subculturales. Pese a que la .conducta—como- ya lo hicimos notar antes-— pueda no estar en permanente acuerdocon la actitud de los actores, el analista social casi no suele contar con otracosa para su examen que dichas manifestaciones de conducta, las cuales tomacomo representativas de los valores del grupo. Siempre que una-modalidadde conducta se ha propagado dentro de un sector' limitado de la población,

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siempre que se aparta de lo establecido por'la cultura dominante y contienelas 'otras características que hasta ahora hemos venido tomando en cuentaal analizar las subculturas,- siempre, en todos estos casos, podernos esperardescubrir algunos datos tangibles; objetivos y empíricos, acerca del parámetrode la' subcultura, de su etiología, de su fuerza, de sus probabilidades desobrevivencia, y de la forma como puede llegar a cultivarse., modificarse., ódesarraigarse. No-por-el hecho de limitarnos a los parámetros externos dela '"conducta" estamos excluyendo necesariamente la posibilidad de empren-der un análisis más "profundó"; simplemente estamos tomando un puntode partida firme que puede servirnos para demarcar la "muestra humana" 'denuestra investigación. . • "

Impersunificación de actitudes, papeles o actuaciones '(Roles)

Yinger ha trazado una distinción analítica entre lo que es -una- subculturay lo que son las normas de actuación o los "roles". Sin embargo, debido aque un buen número de normas de actuación o impersonificaciones de ac-titudes se encuentran definidas dentro de un complejo subcultural, dichadistinción suele quedar confusa en el plano empírico. Los derechos y obli-gaciones atribuidos a un rol específico dentro de la cultura dominante pue-den verse exagerados, ampliados o -deformados dentro del sistema nor-mativo subcultural, de suerte que las diferencias, en vez de agudizarse, sevuelvan más fluctuantes y vengan a ser productos de la situación. Así, porejemplo, el papel del varón puede ser similar, desde el punto legal y funcional,en la cultura dominante y en una subcultura concreta, empero esta. últimale puede añadir ciertos derechos que fueron en otro tiempo —pero. ya noson— atributos de masculinidad en la cultura dominante. O bien puedesuceder que entre los individuos que comparten valores subculturales tenganvigencia ciertos estándares inducidos' con el carácter de normas, por ejem-plo., en léxico diferente, afición a bebidas alcohólicas, determinadas costum-bres sexuales, maneras dé divertirse... En todas las "sociedades hay diferen-ciación de roles, pero solamente en las sociedades.heterogéneas puede habersubculturas.28 Y corno la interacción social en las sociedades abiertas per-mite que el individuo participé en un número bien considerable de grupos,pueden ser .varias las subculturas con las que se halle comprometido, salvoel caso en que lleguen a chocar unas con otras y. siempre • y cuando puedasoportar la tensión de los conflictos resultantes. Las diversas subculturas conlas que un individuo se compromete deben, por regla general, complemen-tarse o suplementarse; de otra manera su personalidad propia podría nointegrarse o desintegrarse. De cuando en cuando, las.: situaciones de la vidadarán origen a ciertas desintegraciones psicológicas., cuando el individuo seve forzado a participar en cuadros de valores conflictivos —como sucede amenudo en los grupos migratorios—. Suponiendo que estas premisas' sean váli-

28 Yinger, "Contraculture and Subculture", op. cit., p. 627.

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das, podemos inferir la presencia de aspectos normativos o temas subcultu-rales' comunes que concurren en todas o en alguna de las subculturas cuyosvalores comparte el individuo. Con el mismo hilo., el individuo va tejiendo,su camino y entreverando varios cuadros de valores. La razón de que puedahacerlo está en que todos los cuadros tienen algo común entre sí. Emperonosotros ya hemos dicho que, para que una ¿«¿cultura pueda' en justiciallamarse así, debe tener ciertos valores. capitales en común con la culturadominante, pues de otro modo tendríamos que descartar el prefijo sub quenos está indicando conexión de valores. Vemos, por consiguiente, que tam-bién debe existir un grado mínimo de similitud entre, las varías subculturasdonde el indi-ñduo vive.

Normas situacionales y normas .subculturales

Existen ideas; actitudes, medios., fines, o actos de la conducta que puedenhaber sido "inducidos por virtud de la situación, no simplemente por virtudde la norma".28 Guando estas son las circunstancias se puede esperar queal cambiar la situación cambiarán los valores y 'el comportamiento., indicandoasí que no hay de por medio ninguna sujeción verdadera y permanente aalguna norma. Mas esta definición no es enteramente satisfactoria. Si lofuese, habría que preguntar qué tan permanentes han sido o pueden serlas situaciones o, sobre todo, si las actitudes o- el comportamiento debenconsiderarse um'situacionales...; en otras palabras, si es una sola la'situacióncapaz de inducir una reacción típicamente común. Para, el análisis de-lásreacciones de la conducta que pueden corresponder a una situación especí-fica., es más viable servirse de normas estadísticas que de normas subcultu-rales. Tal parece que para que las reacciones puedan considerarse inducidaspor las normas, debiéramos recurrir a otra expresión como., por ejemplo,"estilo de vida"; así es como pudiéramos expresar la compenetración de lanorma en las acciones concretamente examinadas. Pero, aun en este caso,tendríamos que., desde un punto de vista cuantitativo y empírico, las accio-nes deberían ser por lo menos miJíisituacionales. Si la permanencia de lareacción social fuese a servirnos como criterio de normatividad., cualquiermodificación de la norma nos obligaría a clasificarla, -ex post jacto, comonorma situacional. Empero sí los valores cambian al ir cambiando las situa-ciones, también es probable que cambien las situaciones, cuando cambianlos valores o que la variante, adhesión' a los valores sea causa de que losindividuos hagan una elección diferencial de situaciones.

Lo que queremos decir, por consiguiente, es que cualquier norma o cua-dro de valores debe ser capaz de gobernar la conducta en una variedad desituaciones para que puedan clasificarse legítimamente como reacciones obli-gadas y previstas subculturalmente, y _'no como simple reacciones modalesestadísticas. Esta llamada de atención implica que es preciso examinar mu-

29 ibid., p. 634. -

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chos tipos diferentes de interacción personal y social antes de dejar .-.estable-cida una base empírica sólida para la clasificación. Las categorías que. asíllegáramos a conceptuar tendrían validez tanto desde el punto de vista "psi-cológico como desde otro estrictamente sociológico. Más aún, la presencia.,siquiera latente, del empleo potencial .de una respuesta inducida y respaldadapor la norma atrae la atención a las cualidades impregnadoras, compenetra-tívas y difusivas de la respuesta. El individuo que ejemplariza la norma puedeverse preparado a reaccionar de la misma manera -Consciente o subcons-cientemente — en una buena variedad de situaciones sociales, o de hechoreacciona de modo semejante en diversas circunstancias. Tal vez sus reaccionessean distintas fenotípicamente, pero la elección del mecanismo "liberadordel -problema" puede ser una misma. El grado de asimilación de la normapor parte del individuo puede medirse, hasta cierto punto, sobre la basedel número de veces y tipo de situaciones en que se va sirviendo de lanorma como de una justificación que respalda sus actos. Ahora bien, cuandoel individuo comparte con otros su tendencia a actuar ("actitud" en el vo-cabulario de Thomas y Znaniecki), y — sobre todo— cuando entre él ylos demás que comparten su propia actitud existen similitudes de edad, desexo, de residencia, o de etnicidad, entonces tal vez estemos aproximándonosa lo que representa todavía otro aspecto, más en una exploración luminosade la subcultura: la distribución diferencial de la presencia y de la exhibi-ción de la norma.

Sanciones •

Todas las normas parecen requerir de una contranorma o sanción, corres-pondiente para afianzar su sobrevivencia. Cualquiera, sea la demarcación que,en última instancia, fijemos a una subcultura, parece justificado afirmarque todos los grupos sociales poseen sistemas de sanciones — formales o in-formales — que van aplicando en aquellos de sus miembros que infringen lospreceptos subculturales de vigencia máxima. Y esto se entiende bien porque,de no ser así, el grupo no tardaría en perder la identidad que lo distingue deotros grupos. Sellin agrega:

Una norma de conducta puede ser considerada, por ejemplo, comoregla reforzada por sanciones que reflejan el valor que el grupo. norma-tivo reconoce en la norma. La sanción constituye una parte integral dela norma • — -pues no se puede concebir que exista una norma de conductasin su correspondiente sanción— y es como una barrera que la protegede violaciones. La fuerza de la barrera depende de la actitud1 que man-tenga el grupo normativo frente a lo estipulado por la norma. Siempreque dichas barreras son débiles, ello sólo se puede atribuir al hechode que el grupo en cuestión no opone gran resistencia a' las violaciones dela norma. En cambio, siempre que la regla está pertrechada de sancio-nes graves, puede inferirse que la resistencia del grupo a las violacionestambién es muy grande.

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En -cierto sentido, podríamos decir, que esta resistencia del grupo seencuentra como cristalizada en la norma y dándole su nota intrínseca

' • ' de fuerza o debilidad;, un, vigor que podría graduarse en función de laseveridad que el grupo tía investido en la sanción. No es propiamentela forma externa de la sanción lo que importa desde este punto de vista,sino' el grado de respeto que impone a los miembros del grupo... Deesta manera, la norma de conducta se convierte en una regla capaz degobernar'una situación específica de la vida y capaz'de imponerse en el

•mismo grado en-que el grupo se resiste a verla violada.La fortaleza de la norma o su energía inherente, como la hemos des-

' crito, pudiera denominarse su potencial de • resistencia?0

• Si uno de los 'medios para llegar a formar parte de un grupo social con-siste^ en 'adoptar sus valores peculiares que lo distinguen de otros, entoncespodemos decir que la violación de dichos valores funciona en sentido inver-so:'̂ excluyendo al individúo del grupo. Esta exclusión es vista por los miem-bros del" grupo cómo lírr castigo impuesto-.a los infractores, aunque natural-mente suelen existir otras sanciones-menos, severas que tienden a retener altransgresor en. el seno del grupo. Desde el! punto de vista de los infractores,puede suceder que la exclusión se convierta en un recurso efectivo para re-solver su'conflicto de identificación con la subcultura. La pena de muertecorno sanción excluyente es el recurso más extremo que emplean las grandessociedades y grupos tales como los del hampa organizada y las pandillas dedelincuentes ocasionales. Pero, más comúnmente^ la subcultura., al 'estar li-mitada territorialmente por el aislamiento locatario de sus 'representantes, norecurre .ni puede recurrir a semejantes medidas extremas. Cuando el gruposubcultural decreta expulsiones o traslada de zona al infractor, o bien cuandolo ostraciza o lo "echa fuera", está" aplicando sanciones parecidas a las delexilio, proscripción, o deportación. Y la misma adhesión'y compromiso quelos individuos experimentan para con la subcultura torna fácil la vigenciaeficaz "de, e'stas sanciones y aún —á. veces— hasta más fácil y más efectivaque la vigencia de las leyes en otras' sociedades más amplias.

Transmisión de los valores

La transmisión de los valores subculturales implica obviamente analizar losfactores dé la personalidad de los individuos participantes: "Compartir los va-lores" supone'un proceso previo de aprendizaje-que ha %dejado establecidauna vinculación dinámica y perdurable entre valores e individuos. Y es en

30 Sellín, Culture cConflicí and Grime, pp. 33-34. Una exposición sociológica intere-sante que contiene datos empíricos acerca de reacciones frente a la infracción que mues-tran los grupos sociales (entendiendo por ellos sistemas formales e informales) y losgrupos "societales" (societal, entendiendo por éstos únicamente los sistemas culturalesformales) puede verse en: Alexander L. Glart y Jack P. Gibbs, "Social Control:A Reformation", Social Problems (primavera, 1965), 12:398-415."

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esta etapa del análisis donde mejor pueden integrarse entre sí, y con relaciónal material empírico., la teoría psicológica de la personalidad ' y las itebríassociológicas de las subculturas. Ya sea que las subculturas resulten., más quede ninguna otra cosa, de la interacción con la cultura dominante., o ya seaque su elemento de composición primaria sea el estar en contradicción oprovocar un conflicto con la cultura más amplia, es un Hecho que las va-riables de la personalidad desempeñan un papel propio en la "aceptación oel rechazo de todos o de algunos de los valores subculturales. Concediendoque hay diferencias de individuo a individuo, no se puede negar que elproceso de aprendizaje tiene que haber originado "motivos" comunes., pa-trones de reacción también comunes, y ciertos 'hábitos de 'reacción diferen-cial. Aunque ya podrían examinarse ciertas pruebas empíricas-recabadas aquíy allá sobre la psicología diferencial de los miembros de las subculturas, todoeste material, sin embargo, muy rara vez ha sido vinculado al marco generalde referencia subcultural.

El problema de la. cuantíficación

Tal vez el más arduo problema cuando sé trata de definir el huidizo sig-nificado de la "subcultura" haya sido la carencia de parámetros que denalguna pauta cuantificable. Por más que el concepto pueda ser. absoluto ycualitativOj parecen existir muchas razones para pensar que las variantessubculturales son, en su mayor parte, cuantitativas y relativas, y que., enconsecuencia, se las puede concebir como dentro de un continuo de diferen-ciación desprendido de la cultura más amplia.- Con frecuencia, naturalmen-te, las diferencias cuantitativas y cualitativas sólo se pueden observar a pps-teriori y resultan vacías como conceptos. Hasta la fecha, los análisis teóricoshan propendido a considerar los elementos culturales como unidades discre-tas. Pero los analistas tienen que adentrarse en la vida real provistos de unequipo de postulados teóricos que les permitan manejar normas de- variabi-lidad diversa^ y deben esforzarse por determinar dónde y cómo debe trazarseuna línea señaladora de una subcultura dentro de un continuo o dentro deun continuo o dentro de varios continuos. En años recientes, Leslie "Wiltíns 31

y Ruth Cavan32 elaboraron una gráfica representativa de las'normas cultu-rales y de sus desviaciones. Dicha gráfica nos presenta un continuo de ac-ciones sujetas a la ley y no-sujetas a la ley. "Resulta 'conveniente —afirmaWilHns— concebir los actos humanos dentro de un continuo que abarcahasta los dos extremos de la santidad y la depravación:.. Son pocos los

31 Leslie T. "Wilkins, "Griminology: An Operational Research Approach", en A. T.Welford, M. Argyle, D. V. Glass y J. N. Morris (comps.); Society: Problema andMethods of Study, Londres: Routledge and Kegan Paul, 1962, p. 307. Ver también,Leslie T. WilHns, Social Deviance, Londres: Tavistock Publications; Englewood Cliffs,N. J.: Prentice-Hall, 1964, pp. 46-48.

32 Ruth. S. Cavan, Criminólogy, Nueva York: Tilomas Crowell, 3a. edición, 1962,capítulo 3. . ' • -