staff 25 - granite & rainbo · literatura del riesgo 59 entrevista: hasier larretxea 62 ... su...

76

Upload: others

Post on 02-May-2020

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora
Page 2: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

STAFF 25

DIRECCIÓNEdición y maquetación

Ainize [email protected] Coordinadora sección Literatura en

Internet, recomendaciones, novedades, breves, tema central, columnas de

opinión, reportajes

Consejo editorialIgnacio Ballestero

[email protected] Coordinador sección entrevistas

Verónica Lorenzoveronicalorenzo@

graniteandrainbow.com

Pedro Larrañ[email protected]

Diseño logo y portadaInge Conde

[email protected]

REDACTORES

Mario S. ArsenalLaura Bordonaba

Annie CostelloJosé Braulio FernándezAna Belén Fletes Varela

Alfonso G. Rebeca García Nieto

J. Álvaro GómezAbel González Luna

Yolanda IzardFrancisco Jurado

Alejandro Larrañaga Pedro LarrañagaVerónica LorenzoBegoña Martínez

Raquel G. OteroAnabel Rodríguez

Ainize SalaberriIraide Talavera

Salvador J. TamayoElena Triana

2

«La gloria es para los valientes.» DICHO POPULAR«What you risk reveals what you value.» JEANETTE WINTERSON«Alguien tiene que atreverse a cambiar las reglas.» ANUNCIO TV

Sí. Alguien debe lanzarse al vacío para, curiosamente, tocar el cielo. Alguien debe atreverse a gritar ¡BASTA! y revolucionar la literatura. Los escritores de los que hablamos en este número 25 lo hicieron. Cambiaron la literatura. Se atrevieron. Fueron valientes e hicieron lo que les dio la gana. Fueron rebeldes. Benditos rebeldes. Siguieron sus impulsos, sus necesidades, su modo de ver y sentir la vida, las letras, la poesía, la literatura. Fueron osados. A ellos les debemos los mejores momentos de lectura, los aplausos, la admiración. Si la literatura debe ser un estremecimiento en la espina dorsal (Nabokov), si de lo que se trata es de hacernos ronronear la sangre (Virginia Woolf), si jugar nos va a llevar a ganar... Juguemos y no paremos nunca.

Para los cobardes quedan los cánones. Para ellos queda el aburrimiento, lo mismo de siempre, la rutina. Si de vivir aventuras se trata, este es vuestro nú-mero. Pasadlo bien en la montaña rusa.

Page 3: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Sum

ario

#25 4 Talento

5 Literatura en internet

7 Columnas de opinión

12 EDITOR: Siberia

15 Reportaje: OuLiPo

20 LITERATURA DEL RIESGO

59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea

62 REPORTAJE: Las cenizas de la literatura

64 LIBRERÍA: El Pequeño Teatro de los Libros

67 ENTREVISTA: Víctor Alfaro

71 Recomendaciones

75 Novedades narrativa

18, 33, 58 BREVES

Reuters

Page 4: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Talento

Fusa Díazhttp://fragmentodeinterior.blogspot.com.es

SelecciónTras 25 números, este es el primero en el que Fusa Díaz no está presente de alguna manera. Y, cuando digo presente, digo con algo escrito por ella. En el primerísimo número, Iraide Talavera, nuestra compañera, la incluyó como escritora que prometía en una de nuestras secciones. En el segundo número ya era colaboradora. La vida, sin embargo, tiene otros caminos preparados. Ahora su literatura la reclama. En 2011 salió “Belfondo”; al año siguiente salió “El duelo y la fiesta”. En marzo de 2014 saldrá “Es un decir”, su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora os diría que es la tercera. Pero no. Yo sé que su novela “definitiva” está aún por llegar, aunque también diría que ya está escrita y que está a la espera de ser publicada. Hablo de la primera novela que leí de ella. No sé si la tercera novela será un éxito. No sé qué le depara el mundo literario. Sé lo que conozco. Sé lo que hay en esos dedos que no dejan de escribir. Sé lo que he vivido con ella, las conversaciones que hemos tenido, las confesiones. Sé qué guarda, hasta dónde puede llegar. ¿Es “Belfondo” o “El duelo y la fiesta” la cumbre? No. Pasad por su blog, leed sus novelas. Dejaos conquistar. Vais a comprar a Jenn Díaz, pero vais a leer a Fusa. Y ya veréis, ya. Ya me lo contaréis.

«El tiempo en Belfondo se cuenta como se puede.»

«Las cosas se aceptan como vengan. Si uno pregunta, cuántas más dudas saldrán al descubierto, qué cadena dolorosa existiría.»

«Y la vida en Belfondo estaba metida así, metida a presión, con calzador de un zapato viejo y gastado que ya nadie miraba pero que, a falta de alpargata, todos se ponían.»

«Hoy he escrito tu epitafio, amor.»

Page 5: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

5

Hay twitters que te hacen reír. Mofas, caricaturas de personajes famosos e ilustres. Hay

twitters de citas. Y hay twitters con talento. Diego es uno de ellos. Es certero. Da en la

médula. Si Nabokov decía que la literatura es un estremecimiento en la espina dorsal, y

si Cortázar buscaba a su musa a través de su literatura, @jazzmeplease es una sacudida a

los sentimientos, un temblor que quizás te haga perder pie y es, sin duda, una búsqueda

constante. ¿De qué? ¿Qué es lo que buscas? Pregúntatelo y léelo. Seguro que encuentras la

respuesta. Prometo una cosa: no te va a pasar lo que le pasó a Benedetti, que cuando tuvo

todas las respuestas cambiaron todas las preguntas.

Twitter

Page 6: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Blog

Mónica Basterrecheahttp://www.mobas.es/blog

El blog de Mónica Basterrechea es un culto a los libros. Todas los entradas están cuidadas al

mínimo detalle. Ella ama los libros y así lo demuestra en todo lo que hace, en todo lo que propone.

Hay reseñas, hay juegos, hay retos. Y, dios, cómo nos gustan los retos. Ella escribe. ESCRIBE.

Corrige, edita, trata con las letras. Las mima, las cuida, honra el lenguaje. Y lee, lee mucho, trabaja

mucho. En su blog está ella, con su diversión, con sus ganas, con su inteligencia. El blog de Mónica

es un refugio para quienes, agotados tras una jornada laboral intensa, necesitan desconectar. Y los

que somos obsesivos con la literatura encontramos en su blog el lugar idóneo en el que relajarse,

aprender y disfrutar sin separarnos demasiado de lo que nos hace felices. Mónica os hará felices,

eso también os lo puedo prometer. Ella sabe cómo llegar, cómo rellenar huecos vacíos, cómo hacer

las cosas. Mónica es toda una potencia por descubrir. Escribe, Mónica. Escribe siempre.

6

Page 7: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

(Manifiesto por un mañana arriesgado)

Dicen que las vanguardias han muerto. Dicen muchas cosas, la verdad. Yo creo que las vanguardias, como el rock’n’roll o la literatura, no pueden morir. Pueden pisotearse o despreciarse desde lo alto de un despacho del ministerio, pero no pueden morir. Porque para que muriera el rock’n’roll, la literatura o las vanguardias, tendríamos que morir todos nosotros. Y nosotros, a pesar de todos nuestros empeños, somos difíciles de matar (ya sabéis lo de la mala hierba). Somos difíciles de matar, pero no tan difíciles de domesticar, también en lo que a rock’n’roll, literatura o vanguardias se refiere. Es lo que tiene nuestra especie, que tiende a la tranquilidad, a ese estado en el que la nada lo baña todo, dando sentido (por la ausencia del mismo) hasta a la última millonésima porción de segundo. Por eso queremos terminar con la tranquilidad, darle muerte, acabar con ella, abrirla en canal y plantar en su interior un mañana lleno de riesgo. Pero eso no es sencillo, exige implicación y constancia, porque el asumir un riesgo no es dejarse llevar por la pura inconsciencia, sino seguir un plan, y hacerlo con determinación. De ahí nace, de la determinación, este ‘Manifiesto por un mañana arriesgado’, en el que...Prometo olvidarme de los nombres, de quién ha escrito qué, de los autores y autoras que figuran (en letras grandes) en las portadas, contraportadas y lomos de libros. No, eso no importa, lo que importa es el título, lo que adelanta ese frase escogida para dar nombre (sí, ese es su verdadero nombre) a un libro concreto.Prometo tirar por la ventana (y vivo en un tercer piso que puede ser considerado un cuarto) todo aquel libro que tras dos páginas (bueno, puede que los días en los que me sienta misericordioso llegue a tolerar un máximo de tres páginas) ya me permita intuir el final, que no me haya dado, como mínimo, dos bofetadas (certeras, inesperadas) de esas que marcan la distancia que hay entre aquel lado, el del que escribe, y este, el del que lee.

Prometo dejar caer en un pozo el qué, porque no importa el qué (a fin de cuentas, si todas las historias son historias de amor, el qué ya se da por supuesto), y prestar sólo atención al cómo. Porque, si ya sabemos que la historia va a ser de amor, lo único que importa es saber la forma que va a tener ese amor. En resumen, para que lo entiendas, si al final los dos sabemos que me vas a querer, por qué no nos centramos en el modo en el que me vas a querer desde ahora mismo.Prometo no dejarme guiar por sugerencias, recomendaciones, imposiciones, modas, lugares comunes, listas de ventas, curriculums, bagajes, premios... es más, prometo que, cada vez que entre en una librería o biblioteca, todo ese pasado no tendrá nada que ver a la hora de elegir una nueva lectura. E insisto, una nueva lectura. Prometo buscar, poner todo el empeño en encontrar otras voces, otras lenguas, otras miradas. Otras, forjadas fuera de este mundo occidental, en el que todos vivimos igual. O muy parecido.Prometo asumir el mismo riesgo como lector, el mismo riesgo exactamente que yo le exijo a cada autor/autora. Porque si le pido a esas palabras que sean forjadas a 200 metros de altura, sobre una cuerda, sin red, o en el borde de un volcán, yo debo estar leyendo ahí mismo, con el mismo vértigo, con las mismas posibles quemaduras. En definitiva, arriesga (tú, el que estás ahí), que yo estaré a tu lado en el riesgo.Prometo ser un devoto convencido del que no arriesga no gana, porque para párrafos tristes, en los que el punto y aparte no supone, al menos, una pirueta, ya está el universo lleno. Prometo desterrar la tranquilidad de toda lectura, porque la única tranquilidad que quiero, cuando llegue el momento, es la de la muerte. Pero para esa aún falta tiempo (espero) y aunque me esté quieto, en silencio, casi inmóvil en mi rincón de lector, bajo mi piel hay de todo menos tranquilidad. Si lo dudas, sólo tienes que asomarte al cráter de mis ojos y encontrarás lo más parecido al Aleph, ese punto en el que se pueden contemplar todos los puntos del universo a un tiempo, que existe a este lado de una página de un libro.

OpiniónPedro Larrañaga

7

Los

últ

imos

día

s d

e...

la t

ran

qu

ilid

ad

Page 8: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Escribir bien no es fácil, no basta con tener imaginación, ni con conocer la gramática al dedillo. Escribir bien es jodido y, aun así, estamos en un período histórico en el que, ya sea por que se ha reducido el analfabetismo, o por la exorbitante cantidad de personas que hay en el mundo, el número de las personas que escriben y publican se nos escapa. Esto viene unido a la proliferación de medios, la literatura ha impregnado desde los blogs a los guiones de las nuevas series de televisión. Todos los escritores, tanto los que siguen defendiendo la novela larga a capa y espada, como los escritores de furtivos microrrelatos, ya se dediquen a la ficción o al ensayo, se dedican a un trabajo antiguo pero difícil, que es común a otras artes e incluso, a vivir. Deben dar vida a un nuevo ser, a partir de sus propias vivencias y las de los otros; deben ser capaz de exprimir sus propias emociones sin que se pierda el valor de la obra literaria y, lo más importante, intentar no perder los estribos de su propia vida.

La literatura, para quién escribe, puede ser un ejercicio de doma de una bestia salvaje, a veces agresiva. Otras veces, se trata de cazar al animal esquivo, dar con la palabra perfecta, la emoción concreta. En muchísimas ocasiones nace dentro de nosotros una necesidad, un impulso, de que nuestra propia emoción se plasme en el papel. Cuando un terremoto de emociones, quiebra la tranquilidad de las finas capas que tenemos como superficie, parece ser que sólo un acto de sublimación y catarsis es capaz de devolver todo a lo que era antes. Entonces, el escritor puede sentir que se ha adelantado a si mismo, las palabras han surgido de sí mismo antes de pensarlas. Queda en las páginas el retrato de un momento, otras veces una historia abortada, sin forma ni posibilidad de continuar en el tiempo. Cuando escribir es un acto de doma, el escritor debe ser capaz de dar forma al impulso de escribir, transformar la emoción en una idea que luego vestirá y dotará de vida. El escritor debe dotar de vida, con su soplo de aire, a una creación única, para la que ya no existe molde. Del mismo modo como a partir del mármol se puede revestir fachadas o dar forma

al David de Miguel Ángel, el propio sentimiento que empuja a la escritura puede llegar a convertirse en un caos de ideas inconexas, un relato autobiográfico o en una obra de siete volúmenes sobre la Búsqueda del Tiempo Perdido. La emoción puede ser trabajada, con la mirada precisa del relojero para que todas las evocaciones, insinuaciones y proyecciones se posen sobre los personajes adecuados, en los momentos adecuados de la obra. Pueda que el impulso deba ser frenado, y dejar que la emoción crezca y se viva plenamente, hasta que llegue el momento adecuado del texto.

Se puede pensar que la poesía, a pesar de haber roto con sus exigencias tradicionales de métrica y rima, sigue exigiendo sentido del ritmo y poseer un rico universo simbólico, lleno de imágenes fuertes, poderosas y originales. La novelas, no serían tal sin capacidad de organización y un escritor que poseyera la mentalidad de un corredor de Maratón. El relato, exige habilidades de síntesis e intensidad. Una persona podría dedicar varias vidas a trazar las fronteras de los estilos, las autopistas y senderos que han seguido las letras desde que la tradición oral se volcó por primera vez sobre el papel. Se trataría de una tarea imposible, aunque siempre es necesaria para poder ubicar cada autor y su literatura en el mundo. Así son infinitos mundos y un universo de formas que puede adoptar la escritura, pero todas parten de las mismas emociones humanas, los mismos problemas, la misma naturaleza que se repite una y otra vez.

Por eso, cabe preguntarse, una y otra vez, ¿cómo pasamos de la emoción a la obra de arte?¿Cómo domamos al animal que llevamos dentro? Darnos de bruces con la respuesta: no existen fórmulas, a pesar de que protesten los vendedores de cursos para novelistas en paro. Tal vez no quede mas remedio que leer una y otra vez a nuestros favoritos, probar y cuestionar sus fórmulas, jugar todo lo posible con las palabras. Nunca perder el impulso y seguir escribiendo como una lluvia torrencial, canalizándola hacía todos los mares posibles. No dejar que la emoción sea agua estancada.

OpiniónAbel González Luna

8

Esc

ribi

r de

sde

el im

puls

o

Page 9: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Opinión

Un día, paseando por la calle, con la mente obstinada en idear un prometedor futuro que el mundo se empeña en agostar, observé cómo un pequeño grupo de personas se reunía a las puertas del parlamento asturiano reivindicando, o reclamando, algo, o todo, quién sabe. Me detuve, por gentileza, para sentirme parte del grupo y escuchar aquella salva de proclamas y desencantos. El pequeño montón pronto fue mayor entre curiosos y solidarios y en un suspiro la calle se tornó intransitable. La policía, seguramente advertida, ya había protegido las puertas de entrada por si la turba se descontrolaba, un ejercicio disuasivo tan común que se ha soldado a la idiosincrasia de los cuerpos de seguridad. En medio de los casuales espectadores, parejas de uniformados solicitaban documentos de identificación que escrutaban con detenimiento mientras por radio parecían solicitar datos secretos de una lista oculta y a buen recaudo en una habitación recubierta de bloques de hormigón y placas de acero con puerta acorazada y clave de acceso sólo conocida por unos pocos agentes secretos de piel semitransparente apostados en oficinas subterráneas. Uno, que de vez en cuando olvida abonar la suma de una multa de tráfico, en seguida entra en una especie de pánico interno y hace esfuerzos por evitar que se transforme en su frente en una declaración de culpabilidad en grandes letras rojas luminosas. Por suerte, entre la multitud, me escabullí, pobre de mí, con más miedo que vergüenza.

Me alejé del epicentro con fingida dignidad y fui a parar a un banquito, lejos del bullicio, y pensé en Segismundo, el eterno personaje de La vida es sueño. Atrapado en la torre, aherrojado por su propio padre, un día salió de su prisión y conquistó los derechos que por nacimiento le pertenecían, destruyendo con su voluntad los prejuicios de un hombre subyugado por la posición de los

astros. No es que el ciudadano de hoy en día exija una corona de oro y diamantes y un palacio en las afueras, no; el ciudadano de hoy en día exige sus derechos básicos. A partir de ellos podrá adquirir otros mayores, dentro de un orden y sin violentar los de quienes le rodean; pero unos derechos básicos para partir de un principio hasta donde las fuerzas, la inteligencia y la suerte le permitan. Pero, ¿privarle de esos derechos que por nacimiento le pertenecen? ¡No! Y mil veces no. No puede quedarse como Segismundo esperando la ocasión, filosofando sobre la vida, la libertad o la justicia. Si le privan de sus derechos romperá las cadenas que le mantienen atado a la injusticia y conquistará esos derechos que son los que permiten al ser humano identificarse como tal, de lo contrario nada le diferenciaría de una rata, un adoquín o el agua de la lluvia.

¿Qué era Segismundo en su torre, cubierto de pieles, hablando con el cielo, convertido en un monstruo? ¿Qué le diferencia de una vaca amarrada en el establo? ¿Acaso la cualidad del habla le confiere una categoría diferente? ¿La inteligencia sirve de elemento diferencial cuando una cucaracha posee la libertad que a él se le niega? Podría estar dotado de todas las virtudes humanas que el hombre pudiese adquirir; pero, si los mínimos derechos le son cercenados, ¿desde dónde erige la esencia de su humanidad, dónde arraiga su dignidad? Y es que el ser humano no lo es sólo por nacer, sino que, por el hecho mismo de nacer, se le deben asignar unos derechos que le permitan ser un ser humano. La Historia nos ha enseñado cómo al ser humano se le puede anular arrebatándole la dignidad, que lleva aparejada la pérdida de la voluntad, que significa convertirlo en una bestia, como Segismundo. Éste se rebeló contra su destino; pero tan solo era un personaje de ficción. Procuremos que la vida real no nos reduzca a personajes de ficción.

José Braulio Fernández

9

El d

ilem

a d

e la

vid

a

Page 10: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

—Pues bien, quería decir que de vez en cuando alguien chuta, y la pelota acaba fuera, detrás de la portería, pasa incluso cerca de nosotros, a veces, y luego se detiene un poco más allá. Entonces, el portero, generalmente, da algunos pasos fuera del campo, nos ve y grita La pelota, por favor, la pelota, gracias. Y el profesor Talomar nunca se mueve, sigue mirando el campo, como si nada hubiera pasado. Decenas de veces ha ocurrido eso, y nosotros nunca hemos ido a buscar esa pelota, ¿comprende?—Sí—¿Sabe?, el profesor y yo no es que hablemos mucho, miramos y punto, pero un día me decidí y se lo pregunté: ¿Por qué no vamos nunca a buscar esa maldita pelota? Él escupió un poco de tabaco al suelo y luego dijo: O miras o juegas. No dijo nada más. O miras o juegas

Extracto de City de Alessandro Baricco

Así de fácil. Blanco o negro. Entras o sales. Te comprometes o no. Y todas las elecciones entrañan un riesgo. Tienen que hacerlo. No hace falta ser muy viejo o muy diablo, sea cual sea la opción que aporte la experiencia, para comprenderlo. Juanjo Sáez (ver recomendaciones al final de esta revista) lo explica a la perfección en “El arte. Conversaciones imaginarias con mi madre” con un ejemplo. Utiliza un proyecto (Las cinco condiciones) que Lars Von Trier le planteó a un antiguo profesor suyo, Jorgen Leth, cinco situaciones con unas reglas determinadas para que rodara 5 cortos. El resultado fue que el mejor resultó aquel que se presentaba con unas exigencias mayores. Para Juanjo Sáez la situación se resume en dos opciones, en una estás encerrado en una celda y debes romperte los cuernos buscando una salida y en otra estás tumbado, con la libertad

total para hacer lo que te venga en gana. Resulta paradójico pero no le falta razón. Los problemas exigen, al que intenta resolverlos, que la mente creativa trabaje para solucionarlos, provocando que las limitaciones ejerzan de acicate para aplicarse con más interés. Sin embargo, la completa libertad corre el peligro de caer en la indefinición, la dispersión y la tentación de esperar tumbado, cómodo y con una bebida refrescante al alcance de la mano, a que la inspiración llegue por arte de magia a nuestras reposadas neuronas.

Puede parecer paradójico: las limitaciones no limitan. No. Son oportunidades para que, a través de nuestro ingenio, superemos aquellas adversidades que vayan surgiendo. No deberían entenderse estas adversidades como algo negativo, al estilo de los problemas rutinarios por los que la mayoría pasamos en nuestro día a día en forma de desgracias, sino como exigencias o compromisos adquiridos con la intención de pasar de mirar a jugar o viceversa. Nosotros, como lectores estamos habituados a mirar (y puede que no exista actividad más estimulante, o quizás sí), pero eso no debería querer decir que renunciemos a, ocasionalmente, vestirnos de corto y saltar al terreno de juego. Es la única manera de plasmar aquello que hemos absorbido, aunque, como podrá leer aquel que llegue al artículo sobre “City” de Alessandro Baricco (a disposición del lector en el tema central de este número), el paso del cerebro al exterior de las ideas siempre es un proceso con pérdidas. El hermoso caos que se crea cuando el raciocinio se pone a trabajar en las ideas nunca llega puro a la boca, y mucho menos al papel. Por eso es probable que no se entienda nada de lo que quería decir más allá del explícito título de esta columna. Puedo decir que lo he intentado, que he dejado de mirar por un rato y que he querido jugar; ya veremos si con éxito.

OpiniónAlejandro Larrañaga

10

O m

iras

o ju

egas

Page 11: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Un distinguido chef peruano dice que para conocer una ciudad hay que visitar su mercado, a lo cual bien se podría añadir que para saber un poco más de su gente hay que detenerse en sus paredes, buscar a conciencia tropezarse con la literatura que las invade, con los trazos que se han firmado a fin de dar por completada una obra, ¡con solo un verbo!, o para convertirnos en pasivos testigos de una vida que el autor lucha por que no se acabe. Para conocer las tardes o noches de una ciudad, hay que ir en busca de la muesca de tinta roja y a menudo negra que captan la atención hacia una casa abandonada y que puede o ha sido el inicio de un libro o de una gran borrachera. Somos conscientes. Sí. Siempre estarán en el aire las preguntas más discretas: ¿todo graffiti es arte?, ¿todo lo que se escribe en las paredes es o será literatura?, ¿mera pretensión?, ¿delincuencia expresa?

No hay opción a discusión porque en estos puntos las discrepancias son infinitas, por lo que solo me veo en la obligación de afirmar que, por supuesto, sí hay literatura en las paredes de toda ciudad. Y no es difícil toparse con ella. El nombre de una avenida bien puede ser considerado un verso (debemos descartar, eso sí, el carácter ruin que tienen los azulejos y las placas, ya que quitan resplandor a una buena estrofa), el título de un libro es posible hurtarlo de entre las letras doradas que se reflejan sobre las mesas de una terraza (no siempre hay que evitar el dorado), sobre un banco encontrar la intención de manipular a un corazón ofendido, de reflexionar a costa de un amor infantil, entender que es la vida la que huye de prisa o la policía la que estaba llegando embebida, que hay buenas intenciones y cursis enamorados que esperan que cruces ese puente a las seis de la tarde o simplemente el juego de palabras que simula el nombre de una calle escondida (Dónde Vas) puede generar entresijos que rompan la rutina. Somos todos, o alguno aún no se ha lanzado al ruedo, los que soñamos con una pared blanca, como todo estudiante universitario que emplea la ciudad como pancarta, para amenizarla y rescatar para la posteridad (según dónde esté esa pared) algún título de artículo escrito, haikus progresistas, políticos y sintomáticos, un verso desatado, las últimas crueles palabras que nos arrojaron a la cara o solo conformarnos, por supuesto, con las paredes de los baños, un diario escrito a varias manos.Sí, seguirán preguntándose si en ello hay algo de sensatez o delirio, por lo que no hago más que lanzar otra pregunta: ¿hay tanta literatura en las paredes como literatura en los best-seller publicados?, ¿en lo mucho que se publica hoy en papel couché?, y tal vez no se equivoquen con la respuesta, pero les aseguro, y no es difícil comprobarlo, que muchos textos de paredes, rayas con apariencia cuneiforme, palabras entrecortadas y frases malolientes han sido parte de la inspiración de más de una obra que ha acabado con tapa dura y en más de diez mil escaparates inundados por una sonrisa aristocrática o un pubis desenfadado (“Más fuerte que la pasión, la ilusión”, reza una esquina parisina). Perdón, me estoy desviando del tema. Lo

sé. Es como pasar de preguntarse si hay literatura en las paredes a si hay literatura en los escaparates. Sería plantearse más preguntas discretas aunque la raíz sea la misma: buscar abrigo en algún formato e intentar el reconocimiento, pasar del te echo de menos, te amo, por aquí pasó nuestro amor, a secretaria que se acuesta con su jefe y follan en los baños del avión o adolescente que lucha contra su sexualidad y se masturba en los baños públicos. Es decir, es pasar de amor relamido, a veces incómodo, a polvo relamido y siempre mientras más incómoda la postura y el clima, mejor. ¿Podemos comparar lo publicado hoy en el mercado con grandes letras y enormes títulos con lo que se exhibe en las calles con grandes letras y a veces mala ortografía? Perdón, una vez más, ese es otro tema.

Sobre las paredes diversidad hay, también en lo que respecta a calidad, cantidad y persuasión (ejemplos en cuanto a ilustraciones tenemos muchos), de manera que podemos leer, según la ciudad, sus mandamientos, las instrucciones de uso de los plazas, recetas para el desamor, sentencias a ser debatidas en un coloquio o bajo el café de las seis mientras escondes de entre tus manos algún que otro libro, es decir, lo tenemos claro. Y más claro aún si ponemos un ejemplo. ¿Qué puede caracterizar a la ciudad de Bologna? Estaba en una pared: “La juventud es un arte”. Y ya está. Más claro, imposible. ¿Es literatura?

Pero también quería detenerme en otro punto que hay que tener muy en cuenta para con la literatura de ciudad: la edición. Muchos gritan y también ebrios resuelven su amor en fucsia o garabatos grises. Igual que muchos en el papel, en la pantalla o en la arena. La diferencia es una: para las paredes vale un primer trazo, uno solo, no hay opción a edición, a arte final, a restructuraciones, borradores ni a las pataletas de aquellos primeros autores que no permiten ni el cambio de una coma. En las paredes si hay cambios, estos serán visibles y la mayoría de las veces hechos por un tercero. Es decir, la ventaja de esta ventana no puede ser mejor: una sola forma y voz en un solo instante. Las paredes tienen la ventaja de perpetrar el momento (también es cierto que algunos han estudiado en días lo que van a escribir sobre alguna pared, claro, pero solo una oportunidad han tenido para pasar la tinta). Y allí tatuada tu frase estará hasta que alguien se mude o haya elecciones municipales.Sí. Considero afortunado escribir sobre el yeso gris con colores también tenues para poder ser leído a media tarde. Considero cada día que pasa que este, la pared, es un formato poco aprovechado por muchos motivos, que bien se podría tomar en cuenta con el consentimiento de todos los actores involucrados (respetando, claro está, la historia y la privacidad) y publicar grandes obras que su ciudad se merece, ¿por qué no?

En definitiva, no hay por qué convencerse de que existe literatura en las paredes. Estuvo desde nuestros inicios, está y estará. Solo a veces hay que saber leer o adecuarse al soporte.

OpiniónFrancisco Jurado Chueca

11

Des

de u

n a

nti

guo

sopo

rte

Page 12: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Siberia ha arrancado fuerte. Toussaint, Dylan Thomas, Andrés Barba y ahora Bourgeade. ¿Por qué Siberia y por qué ahora?

Cualquier editor que trabaje para un sello que no es suyo sueña con poder construir algún día su propio catálogo. El “ahora” es meramente circunstancial, Siberia se ha gestado en la sombra durante casi tres años y procura abrirse paso, con paciencia y esfuerzo, a pesar, precisamente, del “ahora”.

«Siberia» es frío, gélido, remoto. Sin embargo, los primeros títulos son cálidos, arden. Hablan de amor, de soledad, de tierras inhóspitas e inhabitadas. ¿Esa va

a ser la tónica de Siberia?

No necesariamente porque no son mis únicos intereses como lectora, pero sí me gusta que definan a Siberia y que haya lectores que se identifiquen con ellos.

En una entrevista aseguraste que querías «hacer buenos libros para los que aún creen que la literatura puede cambiar las cosas.» ¿Qué más mensajes quieres lanzar con tus libros?

No hay un deseo expreso de lanzar un mensaje, pienso que cada lector debe encontrar en ellos lo que desee o necesite. En mi caso hay libros que me han ayudado, tal vez cambiado

Entrevista

n Ainize Salaberri

Editorial Siberia ha llega-do con fuerza al mundo

literario. Cómo no hacerlo, me pregunto, si tu carta de

presentación es Toussaint y Dylan Thomas. Se disfraza

la editorial de lugar géli-do; da un poco de miedo.

Pero, en realidad, no es una editorial inhóspita y

desgarradora. El hielo tam-bién quema, como el amor, el tema principal de sus dos

primeros libros. Editorial Siberia promete, por mu-chos motivos: por lo que

busca, por lo que consigue, porque su editora, Iria,

sabe lo que quiere y cómo lo quiere; por la elección de

títulos, por el atrevimien-to, por la valentía; por la

dulzura con la que se han creado las portadas y la

inteligencia con la que se está forjando una editorial

que puede hacer historia.

Page 13: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Entrevista

en algunos aspectos, muchos de ellos han venido a través de amigos o simplemente por casualidades y con Siberia, lo mejor a lo que puedo aspirar es a intentar conseguir lo mismo con los lectores que se acerquen ella.

Los dos primeros títulos de una editorial son una declaración de intenciones. ¿Cómo llegaste a ellos y por qué los elegiste?

En el caso de Hacer el amor de Toussaint fue a través de su traductor, David Martín Copé. Siberia no era aún una realidad sino una posibilidad y un deseo y tras leerlo tuve las cosas mucho más claras. Es el tipo de ficción que mejor puede definir el espíritu siberiano. Las cartas de Dylan Thomas son un retrato precioso del poeta y me parecía increíblemente que nunca se hubieran traducido. Es un lujo para voyeurs.Ambos libros hablan de amor y me pareció una bonita presentación que da pistas sobre la ficción y no siberiana.

Hace poco leí que alguien decía que en los tiempos que corren levantas una piedra y salen tres editoriales. ¿Qué ofrece Siberia de distinto?

Creo que el nacimiento de una nueva editorial siempre debe ser motivo de alegría, me da mucha pena que haya gente que no lo vea así. Mi motivación principal no es dar algo que no se pueda encontrar en otro sitio, si no hacer las cosas bien, respetando mucho el oficio y con humildad. Los lectores, y en especial aquellos a quienes interesa la edición independiente, tienen sus propias herramientas para decidir de qué sello se fían a la hora de comprar un libro. Para mí era importante poder ofrecer aquello que yo deseo encontrar como lectora cuando voy a una librería.

Si no me equivoco has trabajado en otras editoriales, tienes formación como editora. Supongo que habrás recogido cuidadosamente los fallos y aciertos de ellas para ponerlos en práctica en Siberia, ¿no? ¿A qué retos has tenido que hacer frente? ¿Hay algo que te haya sorprendido cuando eres tu propio jefe?

Después de la euforia inicial y la sensación de liberación es inevitable hacer frente a una realidad compleja (imposible evitar hablar de la maldita crisis) y difícil. Probablemente lo más duro es la soledad a la que te enfrentas cada día. Responder por decisiones de otros (que puedes o no compartir) y defender títulos en los que no crees es duro y a veces hace que la ilusión flaquee, pero también es cierto que cuando, como tú dices, eres tu propio jefe y saltas sin red, el vértigo es inevitable. Procuro tener muy presente fallos y aciertos que he vivido en mi carrera y sobre todo no traicionar el espíritu que Siberia defiende, sin olvidar que siempre se

pueden cometer otros, pero siempre teniendo como premisa que jamás se debe engañar al lector y que hay que dar lo que uno promete.

¿A qué le has perdido el miedo como editora?

A editar. No me gusta la soberbia y este es un oficio en el que la experiencia (sobre todo lectora) es fundamental. Sé que aún me queda mucho aprender y por leer y por eso procuro hacerlo mejor cada vez y no dejar de aprender y escuchar a los lectores, libreros, distribuidores y a mis amigos (traductores, correctores, diseñadores y libreros, vosotros sabéis quiénes sois) que también son parte de Siberia.

No debe de ser fácil abrir tu propia editorial en los tiempos que corren. Apenas se venden libros, los ebooks están haciéndose un hueco y el que arriesga no siempre gana. ¿Qué ha sido lo más difícil para ti? ¿Qué esperabas y qué te has encontrado?

La mejor ha sido la respuesta de la gente, los medios que se han interesado y alegrado por el nacimiento, los libreros que me han felicitado, los lectores que han escrito... Ver los libros de Siberia en las mesas de novedades es ya de por sí una celebración. El momento es triste, difícil y poco alentador pero Siberia ha nacido consciente de ello (no en vano tiene un nombre acorde) y sé que llevará un tiempo hasta que se pueda valorar su éxito o fracaso, pero de momento estoy contenta y esperanzada, mientras haya libreros y lectores que crean en ella, Siberia seguirá.

La pregunta es obligada: ¿tendrá Siberia libros en ebook? Tanto si la respuesta es sí como si es no... ¿Qué opinas de ellos? ¿Son una amenaza?

La apuesta de Siberia por el libro en p a p e l e s

Page 14: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

parte de su espíritu fundacional. No estoy en contra de los ebooks pero como lectora no me gustan ni me resultan prácticos, ni siquiera para gestionar manuscritos que tengo que valorar. Necesito el papel y como lectora soy bastante fetichista. Siberia no es una editorial de masas y, de momento, no me preocupa esa posible amenaza de la que tanto se habla y que no acaba de cumplirse (me recuerda un poco al efecto 2000). Creo que sigue habiendo una inmensa cantidad de lectores que prefieren y buscan los libros en papel, las ediciones cuidadas y que aprecian esos detalles que yo pretendo cuidar en los libros siberianos.

Si te pido que definas brevemente tus cuatro títulos.... ¿Qué me dirías?

Voy a hacerlo de una forma poco ortodoxa y menos convencional, intentando abandonar el típico discurso comercial editorial. Los definiré con una canción:

Hacer el amor de Jean Philippe Toussaint - Girls de DEATH IN VEGAShttp://www.youtube.com/watch?v=SzWcpWzwI9Y

Cartas de amor de Dylan Thomas - I fall in love too easily de CHET BAKERhttp://www.youtube.com/watch?v=3zrSoHgAAWoLista de desaparecidos de Andrés Barba - Lived in bars de CAT POWERhttp://www.youtube.com/watch?v=bgMSDiavcOM

Elogio del fetichismo de Pierre Bourgeade - Vicious de LOU REEDhttp://www.youtube.com/watch?v=sM9JG-oQm1Y

¿Cuál es ese «hilo invisible y grietas comunes» en los libros programados para este año?

Seguirá habiendo amor y desamor, música, arte y filosofía. De momento puedo confirmar Mumbo Jumbo de Ishmael Reed con prólogo de Percival Everett y la exhaustiva y brillante traducción de Inga Pellisa. Historias verdaderas de Sophie Calle (a quien espero poder traer) y Le ParK de Bruce Bégout, una distopía brillante sobre un parque de atracciones traída al castellano por el escritor Rubén Martín Giráldez.

¿Cómo ves el mundo editorial actual? ¿Crees que los grandes sellos deberían aprender de los sellos independientes?

No sé si diría tanto pero es evidente que en los últimos años están adaptando sus catálogos, y en algunos casos también sus discursos y publicando títulos más propios de sellos independientes. A veces les funciona y consiguen que lleguen a más público pero creo que muchas ocasiones flaco favor les hacen a según qué libros.

Uno de los fenómenos a tener en cuenta son las redes sociales. Pocos son los lectores que confían en los suplementos culturales puesto que la credibilidad parece estar a merced de los amiguismos. Igualmente, la promoción vía Facebook o Twitter, además de una página web, es esencial. ¿En qué confías tú y cómo trabajas a través de ellos?

Creo que todos los medios que mencionas son fundamentales y hoy en día casi insuficientes porque, al margen de esa crisis en la credibilidad de la prensa que tú apuntas y que comparto, la gente está saturada de información por el exceso de canales y la cantidad de información y sobre todo lo volátil que es. Procuro cuidar todos esos frentes pero creo que también es una cuestión de tiempo hasta que Siberia pueda llegar a más gente y ser reconocible y de confianza.

¿Es Siberia una editorial abierta a escritores españoles o tiene una tendencia marcada hacia la narrativa extranjera?

Totalmente abierta, por eso quise que el libro de Andrés Barba fuera de los primeros. Llevará más tiempo porque como lectora estoy más orientada hacia la narrativa extranjera (me viene de mi etapa en el departamento de internacional de una agencia literaria y de mis filias y obsesiones lectoras) pero desde luego que deseo que en el catálogo convivan tanto autores extranjeros como en lengua española.

Page 15: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

R E P O R T A J E

n Verónica Lorenzo

OuLiPo: instrucciones de estilo

«¿Y qué es un autor oulipiano? Es una rata que construye ella misma el laberinto del cual se propone salir. ¿Un laberinto de qué? De pala-bras, sonidos, frases, párrafos, capítulos, bibliotecas, prosa, poesía y todo eso.»

Marcel Bénabou y Jacques Roubaud

La literatura, en fin. Es un arte multidisciplinar, diez por ciento a la espera de la inspiración y noventa por ciento resultados del trabajo, de las cavilaciones. Es un trabajo intelectual que agota recursos energéticos humanos, de quien escribe y de quien lee. Quien escribe, el arquitecto, crea un poemario, una novela, un drama, un ensayo (o vete tú a saber qué) y sus dedos tecleando o su mano sosteniendo la pluma colocan palabra por palabra, construyendo ese muro donde posarás tus ojos. La autopista literaria que va de tus manos a tu pensamiento, milord, no te engañes, la construyeron también los escritores. Estas cons-trucciones han urbanizado el solar de nuestra ignorancia de un modo magnífico, armonizando con nuestro entorno. Las hemos asimilado como correctas, las hemos elevado como construc-ciones modelo de cómo se debe escribir, cómo se debe mimar-nos literariamente. Y les hemos añadido valor con costumbres (leer en voz alta o antes de dormir o en el sofá o tomando un café o…). La literatura, en fin, es así.O eso hemos creído.

OuLiPo? Qu’est cela? Qu’est-ce que OU? Qu’est-ce que LI? Qu’est-ce que PO?

Un 24 de noviembre de 1960, un grupo de escritores, poetas, matemáticos y pintores, encabezados por Raymond Queneau y François Le Lionnais, crearon un seminario de literatura expe-rimental que, integrándose al Colegio de Patafísica, se conver-

tiría en lo que, más tarde, conoceríamos como OuLiPo o Taller de Literatura Potencial. Le Lionnais justificaba esta creación refiriéndose a dos literaturas potenciales: una analítica y otra sintética. “La LiPo analítica investiga las posibilidades que se encuentran en algunos autores sin que estos las hayan pensado. La LiPo sintética constituye el gran objetivo del OuLiPo: pro-curar abrir nuevas posibilidades desconocidas de los autores clásicos”. Queneau precisa más cuando afirma que la literatura potencial es la búsqueda de formas, de estructuras nuevas que además puedan ser utilizadas por los escritores de la manera que les plazca”.

El OuLiPo se propone, así, dos tareas fundamentales: por un lado, recuperar los textos y la memoria de los precursores de la literatura potencial; y, por otro lado, descubrir, estudiar y tra-bajar posibilidades inéditas, o desenterrar y dar brillo a proce-dimientos caídos en el olvido, como el lipograma, recuperado por Georges Perec en su novela La Disparition, texto de más de 300 páginas escrito sin utilizar la letra “e” –la más frecuente en francés– y traducido al español sin la letra “a” –con el título de El secuestro–, método de escritura usado ya en la antigüedad.

Marcel Bénabou explica que el OuLiPo nace como reacción con-tra los excesos surgidos del surrealismo, que pretendía no re-girse por ninguna regla cuando, en realidad, obedecía a las del mundo en que vivíamos. Los oulipanos piensan que es precisa-

Page 16: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

mente al contrario, que cuando uno mismo se impone las reglas es cuando se puede ser verdaderamente libre. Y esto es así porque el escritor opera entonces en el interior del lenguaje mismo, y él elige las limitaciones que quiere, permitiéndole una exploración de todas las posibilidades de la lengua.

Según Queneau, el OuLiPo no es realmente un movimiento o escuela literaria, sino que es un grupo de trabajo sobre la literatura ex-perimental, cuyo propósito es proporcionar formas literarias susceptibles de promover creaciones novedosas. Científicos y escrito-res trabajan conjuntamente para reintrodu-cir en la escritura literaria contemporánea la noción de contrainte (restricción / limi-tación / condicionamiento / constricción / traba) que había sido desechado por la ideo-logía postromántica de lo espontáneo, de la aleatoriedad y del genio innato, tumultuoso. Este concepto se refiere a una cierta limita-ción formal que el escritor adopta volunta-riamente como fuerza modeladora de lo que escribe. La forma de hacerlo lo hallaron de la mano de las matemáticas, es decir, de las diversas fórmulas que, aplicadas a la escri-tura, obligaría la creación de un nuevo len-guaje: acrósticos, palíndromos, lipogramas, anagramas, tautogramas... Queneau precisa esta idea afirmando que “una idea totalmen-te falsa que es aceptada actualmente es la equivalencia que se establece entre inspira-ción, exploración del subconsciente y libe-ración, entre azar, automatismo y libertad. Ahora bien, esta inspiración que consiste en obedecer ciegamente a todo impulso es en realidad una esclavitud. El clásico que escri-be una tragedia observando cierto número de reglas que él conoce es más libre que el poeta que escribe lo que le pasa por la cabeza y que es esclavo de otras reglas que ignora”.

Cien mil millones de poemas, de Raymond Queneau, es una obra publicada en 1966 y ha sido considerada como la primera obra de la literatura potencial. Se trata de una obra sencilla y compleja a su vez: una obra de poesía combinatoria constituida por 10 sonetos distintos con cada alejandrino im-primido en una lengüeta amovible. Solo

hace falta combinar entre ellas las len-güetas de los 10 sonetos para crear di-ferentes poemas, pudiendo producir así 10 poemas a la potencia 14. Esto es, ¡100.000.000.000.000 de poemas!

Cien mil… demuestra lo que, en pala-bras de Jacques Bens, es una obra po-tencial: “podemos admitir, sin tratar de profundizar, que una obra potencial es aquella que no se limita a su apariencia, que contiene las riquezas secretas, que se prestan voluntarias a la exploración”. Pero es que además Queneau demostró a través de sus Ejercicios de estilo las infinitas posibilidades que puede haber para escribir un relato, el mismo relato, 99 versiones. Se entiende así que cual-quier obra puede ser potencial con un poco de ingenio y paciencia. Algo como lo que decía Picasso, que crear era la suma de un 10 % de inspiración y 90 % de trabajo.

Georges Perec, ya mencionado más arriba, ha sido uno de los miembros oulipianos con mayor lucidez y que mejor ha aprovechado la experiencia de formar parte del OuLiPo. Su novela La vida instrucciones de uso pudiera parecer, a simple vista, una novela in-genua, que relata la vida de un inmue-ble situado en el número 11 de la ficticia rue Simon-Crubellier, en el distrito 17 de París, entre los años 1875 y 1975. Y sin embargo no es tal, sino que el edifi-cio se convierte en un puzle a nuestros ojos, que vamos componiendo pieza por pieza, relato por relato y donde nada se ha dejado al azar; sino que todo está minuciosamente estudiado y encajado a través de 99 capítulos; el inmueble en el que se desarrolla la acción es un tablero de 10x10, donde a cada casilla le corres-ponde un cuarto y un capítulo, y se pasa de uno a otro utilizando el movimiento del caballo en ajedrez.

Perec utiliza las técnicas literarias clási-cas y oulipianas de una forma tan inge-niosa que se nos pasan desapercibidas

y fórmulas matemática como el bi-cua-drado latino ortogonal de orden 10. He aquí una de las señales más claras de la genialidad de este francés. A veces, más que novela, pudiera ser un catálogo de vidas, objetos u otros elementos que cohabitan el espacio descrito en cada capítulo. Cada estancia es un capitulo; cada capítulo es una historia; y, al final, crece esa sensación en quién la lee que La Vida… es una novela de novelas.

Pero de nada serviría todas estas in-novaciones sin la complicidad del lec-tor. Toda literatura experimental va en busca de la complicidad de un lector o, en su lugar, lo inventa. El lector que los miembros del OuLiPo inventaron es al-guien que lee o que trata de leer, escon-dida en el texto que lee, la historia del origen del texto a través de los diversos juegos que han creado para él: ars com-binatoria, juegos de palabras, metalite-ratura, etc. El escritor y el lector no son un matrimonio, son amantes libres, ca-zatesoros que rebuscan en la literatura, ese cuerpo hartamente reconocido, algo nuevo, algo viejo, un infinito verano.

Et un AUTEUR oulipien, c’est quoi?

Los integrantes oficiales del OuLiPo son, a día de hoy, vivos y muertos –puesto que la única forma de dejar de ser parte del grupo es el suicidio-, por orden alfabético:

Noël Arnaud (1919-2003). Escritor, edi-tor y coleccionista. Fundador, segundo presidente del OuLiPo desde 1984 hasta 2003.

Michèle Audin (1954- ). Matemática y profesora universitaria. Integrante del OuLiPo desde el año 2009.

Valèrie Beaudouin (1968- ). Lingüis-ta. Integrante del OuLiPo desde el año 2003.

Page 17: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Marcel Bénabou (1939- ). Escritor e historiador. Integrante del OuLiPo desde el año 1969. Secretario definitivo desde 1970.Jacques Bens (1931-2001). Poeta y escritor. Fundador.

Claude Berge (1926-2002). Matemático y artista. Fundador.

André Blavier (1922-2001). Bibliotecario, poeta, crítico y erudi-to belga. Corresponsal extranjero.

Paul Blaffort (1923- ). Integrante del OuLiPo desde el año 1961.

Italo Calvino (1923-1985). Escritor y filósofo italiano. Integran-te del OuLiPo desde el año 1974.

François Caradec (1924- ). Escritor y biógrafo. Integrante del OuLiPo desde el año 1983.

Bernard Cerquiglini (1947- ). Lingüista. Integrante del OuLiPo desde el año 1995.

Ross Chambers (1932- ) Profesor universitario de literatura francesa australiano. Integrante del OuLiPo desde el año 1961; corresponsal extranjero en Australia.

Stanley Chapman (1925- ). Arquitecto, diseñador, traductor y escritor inglés. Integrante del OuLiPo desde el año 1961; corres-ponsal extranjero. En 1991 fundó un nuevo Ou-X-Po: el OuTra-Po (Ouvroir de Tragicomédie Potentielle).Marcel Duchamp (1887-1968). Artista francoamericano. Inte-grante del OuLiPo desde el año 1962; corresponsal extranjero en los Estados Unidos.

Jacques Duchateau (1929- ). Fundador.

Luc Etienne (1908-1984). Escritor. Integrante del OuLiPo des-de el año 1970.Frédéric Forte (1973- ). Poeta. Integrante del OuLiPo desde el año 2005.

Paul Fournel (1947- ). Escritor, poeta, dramaturgo y ensayista. Integrante del OuLiPo desde el año 1972; secretario definitivo provisional hasta 2003; tercer presidente del OuLiPo desde el año 2003.

Anne F. Garréta (1962- ). Escritora. Integrante del OuLiPo des-de el año 2000. Es la primera integrante que ha nacido después de la fundación del OuLiPO.

Michelle Grangaud (1941- ). Poeta. Integrante del OuLiPo desde el año 1995.

Jacques Jouet (1947- ). Escritor. Integrante del OuLiPo desde el año 1983.

Emmanuel Peillet “Latis” (1914-1973). Profesor de Filosofía y letras. Fundador.

François Le Lionnais (1901-1984). Ingeniero químico. Funda-dor y primer presidente del OuLiPo

Hervé Le Tellier (1957- ). Escritor. Integrante del OuLiPo desde el año 1992.

Etienne Lécroart (1960). Diseñador. Integrante del OuLiPo des-de el año 2012.

Jean Lescure (1912-2005). Escritor y poeta. Fundador.

Daniel Levin Becker (1984- ). Escritor, traductor y crítico esta-dounidense. Integrante del OuLiPo desde el año 2009.

Harry Mathews (1930- ). Escritor estadounidense. Integrante del OuLiPo desde el año 1973.

Michèle Métail (1950- ). Poeta y creadora de poemas sonoras. Integrante del OuLiPo desde el año 1975.

Ian Monk (1960- ). Poeta y traductor británico. Integrante del OuLiPo desde el año 1998.

Oskar Pastior (1927-2006). Poeta germano-rumano. Integrante del OuLiPo desde el año 1992.

Georges Perec (1936-1982). Escritor. Integrante del OuLiPo desde el año 1967.

Raymond Queneau (1903-1976). Escritor y poeta. Fundador del OuLiPo.

Jean Queval (1913-1990). Escritor, periodista y crítico de cine. Fundador.

Pierre Rosenstiehl (1933- ). Matemático. Integrante del OuLiPo desde el año 1992.

Jacques Roubaud (1932- ). Poeta, escritor y matemático. Inte-grante del OuLiPo desde el año 1966.

Olivier Salon (1955- ). Matemático y escritor. Integrante del Ou-LiPo desde el año 2000.

Albert-Marie Schmidt (1901-1966). Profesor universitario espe-cializado en el siglo XVI y el Renacimiento. Fundador.

Desde los cabecillas, Le Lionnais y Queneau, hasta la última persona en incorporarse al OuLiPo, Etienne Lécroart, han tra-bajado conjuntamente a lo largo del tiempo en reinventar un lenguaje literario infinito, capaz de abrir nuevas puertas que, bien han sido ignoradas o bien se mantenían ocultas bajo ca-pas y capas de superficialidad, de apariencia que sólo restaban frescura a las letras. Alguien, o algo, tuvo a bien llamar al equi-po de limpieza y depurar las formas, eliminar los excesos y la ornamentación para dejarnos ver la dimensión infinita de la li-teratura. Cada uno a su estilo, contribuyendo con sus experien-cias, sus estudios y el trabajo diario. Perec mismo no concebía la vida sin escribir y, para no repetirse, escribió cuantas obras diferentes pudo, explorando todas las líneas, agotando –si fuera eso posible- todos los recursos y métodos que la literatura, la matemática y el lenguaje le permitían.

OuLiPo es el grupo de trabajo de la literatura por excelencia, a partir de la cual surgieron otros para el estudio de otros campos de la literatura –policiaca, tragicomedia, teatro, etc.-. Es impo-sible negar el papel que juegan sus integrantes en la continua re-novación del lenguaje literario, en la creación de nuevas vías de narración que sorprenda e involucre a los lectores de una forma natural y consecuente. La literatura, sin el lector, no existe por sí misma; el lector es su gran aliado, y como tal, debe ser tratado con el máximo de los respetos y teniendo siempre en cuenta su presencia y participación en la historia. El escritor, antes que escritor, fue y es lector; por eso comprende muy bien esta máxi-ma. El OuLiPo no es menos. Y los oulipianos bien lo sabemos.

Page 18: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Breves

Si los perros leyeran libros...PEDRO LARRAÑAGA

… podrían dejar de olerse el culo los unos a los otros para reconocerse. Les bastaría con saber qué libro lee cada uno de ellos para tener claro qué esperar de ese perro o perra. Porque si una perra está leyendo a Federico Moccia, es que sigue soñando con príncipes azules y finales felices, y si un perro no suelta a Bukosvki es que no tiene pensado dejar de lamerse sus partes. Igual-mente, si un perro o una perra lleva en sus fauces cualquier volumen de Ha-rry Potter, aun sigue echando de menos el cachorro que fue, cuando todavía creía en la magia. A aquellos, por contra, que se acompañen de Saramago, será difícil verlos sin sus ojos tristes, con la mirada perdida en un horizonte lejano. Finalmente, estarán los que no suelten a Paulo Coelho, a Dan Brown o a cualquiera que encabece las listas de ventas, y a esos...

… a esos tendrían que seguir oliéndole el culo, porque resulta imposible saber algo de ellos por esas lecturas.

Un clásico en tres citasEl viejo y el mar de Ernest Hemingway

ALEJANDRO LARRAÑAGA

Todo en él era viejo, excepto sus ojos; y estos te-nían el mismo color del mar, eran alegres e inofensivos.

No hay nada más democrático que el paso del tiempo. Inmuta-ble e impasible ante nuestras súplicas. Nadie se libra… excep-to un buen clásico, que siempre conservará la fuerza de la mirada.

Nadie debería estar solo en su vejez, pensó. Pero es inevitable. Tengo que acor-darme de comer el bonito antes de que se estropee a fin de conservar las fuerzas.

Los caminos se recorren mejor en compañía, pero somos nosotros los que debemos dar cada paso. Vivir cada sueño y tratar de alcan-zar las metas que nos propongamos, todos debemos buscar a ese ma-jestuoso pez que rompa la mala racha; que sacie nuestra voracidad. Todo con tal de no ver pasar los días sin poder diferenciar uno de otro.

-Pero el hombre no está hecho para la derro-ta –dijo-. Un hombre puede ser destruido pero no derrotado.

Hemingway, como voz autorizada, nos lo recuerda. La derrota no exis-te, porque la victoria reside en la lucha. Sólo hay que llevarla has-ta el extremo. Nada más innovador (eje sobre el que pivota este G&R) que el potencial latente que todos tenemos a nuestra disposición.

Page 19: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

22Rebeca García NietoWILLIAM GADDIS

24José Braulio FernándezFEDERICO GARCÍA LORCA

26Salvador J. TamayoJOHN FANTE

28Begoña MartínezFERNANDO PESSOA

30Pedro LarrañagaMIGUEL ÁNGEL MAYA

41Raquel G. OteroFELISBERTO HERNÁNDEZ

43Yolanda IzardJOSÉ ANTONIO ABELLÁ

49Annie CostelloJULIO CORTÁZAR

52Anabel RodríguezE.L. DOCTOROW

46Laura BordonabaAGOTA KRISTOF

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

54J. Álvaro GómezBORIS VIAN

34Verónica LorenzoFOSTER WALLACE

20Elena TrianaKIRMEN URIBE

38Alejandro LarrañagaFRANZEN Y BARICCO

36Iraide TalaveraDANIEL KEHLMANN

56Ainize SalaberriVIKTOR SHKLOVSKI

Page 20: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Me manejaba bien en el metro de Madrid, y el de Bilbao me pareció como de pueblo: una única línea, para adelante y para atrás, eso era todo, y allí estaba sola, y feliz y sola, y con los libros y los apuntes de la Universidad y sola.

Tu abuelo sabía decir kaixo y agur y se pensaba que ya dominaba el Euskera, me contó mi abuela cuando supo que me iba a estudiar a Bilbao. Quiso saber si le haría una visita al barrio donde ellos habían vivido: Zabálburu. Le dije que lo haría. Ella explicó: que era un barrio céntrico, muy bueno. Vivíamos por la calle San Francisco. Muy buena gente por allí, trabajadores, como nosotros, dijo mi abuela. No le conté que me ofrecieron droga, que me pidieron precio, (cuánto por mamármela, chavala), que estaba sucio. No le conté que me gustó a pesar de todo, que a pesar de todo iba de vez en cuando y los imaginaba allí. A ella y al abuelo, diciendo kaixo y agur.

Me sonaba tan bonito, tan diferente, el euskera. Se reían

de mí, los compañeros, cuando pedía las cervezas en los bares (a ver, oye... bi garagardo... mesedez...), y yo, orgullosa de mis progresos, pensaba: lo mismo un día aprendo de verdad. Pero aprendí casi lo mismo que el abuelo.

“Es imposible vivir aquí, debió de pensar mi bisabuela, María Gabina Badiola, sobre su pueblo, Ondarroa. Al menos, así me lo contó una vez Maritxu, la tía de mi padre en Bilbao. (...) Fui a visitarla y pude escuchar historias que no había oído antes, historias que mi padre nunca nos había contado. No recuerdo muy bien los nombres ni las fechas, pero me di cuenta de que la historia de la familia de mi padre es de idas y vueltas, de huidas y retornos. Y detrás siempre esa vinculación con el mar, la mayoría de las veces trágica y también, necesariamente, cómica.”

Querer conocer la propia historia es algo valiente, que creo que define, en cierto sentido, a una persona. Querer

n Elena Triana Martínez

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

Un escritor es escritor cuando escribe lo que quiere, lo que tiene dentro, lo que le conecta con la vida -la suya, la de otros-. Y da igual la crítica, da igual el género. Uno escribe lo que escribe y es lo que es, y eso hace Kirmen Uribe (Ondarroa, Bizkaia, 1970) en “Bilbao - New York - Bilbao”. Y yo jamás podré agradecérselo bastante.

“De peces y árboles”

Page 21: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

contar la historia propia es ir un paso más allá. Contarla y que la lean, que cada uno vea el trozo que le toca, las cosas que nos pasaron a todos, las cosas que sólo les pasaron a otros. La historia propia dentro de la historia común. Eso me parece difícil. Osado. El hijo de un pescador de Ondarroa contando una parte de la vida de su familia. Kirmen Uribe fabricando una novela desde adentro, tallando un trozo de roble, puliéndolo, pero dejando que se vea el árbol, las vetas de la madera, los anillos. Si no hubiera leído lo que escribió Kirmen Uribe, no sabría que los peces también tienen anillos. Quizá él tampoco lo hubiera sabido de no ser el hijo de un pescador.

“También en nuestro interior, las zonas que antes estaban oscurecidas de repente se iluminan. Las que estaban a oscuras durante la juventud, en la edad adulta se alumbran. Cuando eres joven te importan algunas cosas, importan los amigos, importa la noche, importan los ideales. Y otro tipo de asuntos los mantienes completamente arrinconados. Ni sabes lo que son. La paternidad, por ejemplo. Hasta ahora ése ha sido un continente que ha estado completamente a oscuras para mí. Pero de pronto está amaneciendo, se está haciendo de día en una maravillosa tierra no conocida hasta ahora. E igualmente, la noche está alcanzando otros lugares, necesariamente”.

En Bilbao, yo estudiaba Periodismo. No sabía que luego estudiaría Historia. No quería tener hijos. No sabía que dieciséis años después teclearía éstas líneas con mi hijo mayor leyendo a mi lado. Que mi hija pequeña llegaría hasta donde trabajo con el ordenador reptando desde su habitación, para enseñarme, sonriendo, el juguete que ha encontrado. Que su sonrisa, su presencia, sería tan intensa, tan determinante. No soy periodista. Entonces, en Bilbao, no lo podía saber.

“El avión está cruzando el Atlántico, como una ballena. Una niña ha pasado corriendo a mi lado. Me ha dado en el hombro. Se ha dado la vuelta y me ha pedido perdón. Es rubia y con gafas. Little Miss Sunshine. Me ha recordado a la protagonista de aquella película. La vimos en San Sebastián, en los multicines Príncipe. Nerea, Unai y yo. Unai no quería ver esa película. Creía que era para críos. Su madre le decía que teníamos que verla juntos. De morros, pero al final accedió. Al entrar en la sala no había nadie. Tuvimos que estar esperando media hora larga. Lo que nos faltaba. Con la discusión que habíamos tenido en la entrada del cine nos equivocamos de hora. La espera fue más corta de lo que pensábamos. Comimos palomitas de maíz. A Unai le gustó mucho la película”.

Qué tiene de arriesgada la novela de Uribe: quizá la factura. Quizá esté tejida del revés, por la parte del forro de la prenda, y se ven las puntadas, los cambios de carrete, los nudos. Me gusta así, precisamente. Es curioso, en Bilbao, una compañera de facultad siempre se ponía los jerséis del revés. Era algo así como su marca. Cosas que se hacen con diecinueve años. Cosas que luego recuerdas con una sonrisa. Cómo buscábamos algo que nos distinguiera, que nos definiera. Ella era la de los jerséis del revés. En la novela de Uribe ves —o crees ver— cómo está pensada. Qué cosas, qué sentimientos, le llevaron a escribir esto o aquello. Por qué empieza por aquí y por qué ahora va ésto otro, y cómo se mezcla la vida del escritor y la novela. Se ve. Kirmen Uribe lo enseña, y parece que le da cierto apuro pero ahí está, y me provoca ternura la sencillez con la que lo muestra.

“En los largos días en los que Liborio guardó cama, le solía visitar mi abuela Amparo, su consuegra. Aunque Amparo era nacionalista confesa, se sentaba junto al lecho de Liborio y le leía la prensa franquista. Era una lectura lenta, como la de una niña, marcando bien las sílabas. De vez en cuando, Amparo se detenía en su lectura y le recriminaba a Liborio con una sonrisa, “pero te das cuenta de la sarta de mentiras que cuentan tus amigos. Es la última vez que te leo estas cosas”. Liborio le sonreía con la mirada. Sabía que Amparo bromeaba. A la tarde siguiente le leería el periódico de nuevo”.

La política. ETA. La guerra civil española. Los odios. Nosotros y ellos. Los de aquí y los de allá. Irreconciliables, y sin embargo, casándonos unos con otros, teniendo hijos mestizos. Hijos que luego elegirán bando. O que puede que no quieran elegir. O que puede que no tengan que elegir. Kirmen Uribe tenía un abuelo franquista y otro nacionalista. Yo, un abuelo de derechas y otro comunista. Nuestra vida, nuestra Historia, es así. La pasamos trazando fronteras que luego cruzamos. Borramos la línea que habíamos dibujado en el suelo con el pie (de éste lado hacia aquí, conmigo. Hacia allá, contra mí). Saltamos la barrera antigua, dibujamos un nuevo límite, y seguimos viviendo. Y quien no lo hace así, no aprende nada. No crecerá. Se le quedará pequeña la primera frontera, y le apretará toda la vida.

Cuando leí ésta novela por primera vez, ya no vivía en Bilbao. Se me había acabado la etapa de la estudiante de la UPV, y me llamó la atención el nombre de la ciudad en el título, repetido, además. Lo sostuve entre las manos y el librero, que me miraba desde atrás, dijo: no te va a gustar. Le están dando mucho bombo y premios y tal, pero no tiene nada de fondo. Eso dijo. Como casi siempre acierta, compré otra novela. Pero a los pocos meses de haberla visto en la librería, me llevé el libro de la Biblioteca. Añoraba la ciudad. Me gustaba ver Bilbao escrito dos veces en la portada. La tuve en casa un tiempo. La leí despacio. Luego fui a decirle al librero: ¿de verdad no te parece buena? Y él levantó las cejas: será algo generacional, supongo, dijo, es que yo soy más viejo. O será que tú eres de las que escriben, ¿eh?

Sonreímos los dos.

Page 22: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

n Rebeca García Nieto

A William Gaddis le colgaron la etiqueta de difícil desde el principio de su carrera. No en vano, en un conocido artículo publicado en The New Yorker, Jonathan Franzen le puso el nombre de “Mr. Difficult”. Esta supuesta dificultad de Gaddis tiene que ver con el carácter atípico de su obra, completamente distinta a la del resto de escritores de su generación.

No obstante, pese a su innegable originalidad, sin él sería imposible entender la literatura norteamericana del siglo XX. Se podría decir que William Gaddis es un escritor bisagra, transicional, el eslabón perdido entre el modernismo de Faulkner, Joyce o Eliot y el posmodernismo de Pynchon, Gass o DeLillo. Curiosamente, su primera novela, Los reconocimientos (1955), es modernista para autores como Franzen y postmoderna para los críticos de The Paris Review.

A diferencia de sus contemporáneos, la obra de Gaddis pivota entre la tradición norteamericana y la europea. Junto a Henry James, es el más europeo de los escritores norteamericanos. Esa peculiaridad, por así decirlo, geográfica de su obra, se une al hecho de que Gaddis llegó a destiempo. Los reconocimientos, plagada de referencias y metáforas, se publicó en una época en que dominaba el realismo. La mala recepción de la novela

por parte de la crítica se ha convertido en un clásico de la historia de la literatura. Frente a los despiadados críticos surgieron defensores a ultranza, como Jack Green, autor de ¡Despidan a esos desgraciados!, y con el tiempo la novela ha pasado a ser considerada como una de las mejores cien novelas escritas en lengua inglesa del siglo XX según la revista Time.

A pesar de que parte de la trama transcurre en Europa y que podría decirse que es una novela adelantada a su tiempo, en Los reconocimientos se desvelan algunas miserias de la América contemporánea al autor. De hecho, toda la obra de William Gaddis se caracteriza por ser una crítica a la cultura norteamericana (Los reconocimientos, 1955), a su sistema judicial (Su pasatiempo favorito), al mercantilismo imperante (Jota erre, 1975) o a la corrupción política (Gótico carpintero, 1985).

En Los reconocimientos se aborda el tema de la falsificación en el mundo del arte como metáfora del fraude que se produce a todos los niveles de la sociedad: político, científico, religioso… El protagonista, Wyatt Gwyon, es el hijo de un clérigo que rechaza seguir la tradición religiosa

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

William Gaddis:Mr. Difficult

Page 23: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

para convertirse en un artista. A través del arte, Wyatt intenta encontrar la verdad, o al menos un sentido en el mundo. Al igual que ocurre en Off-side, de Gonzalo Torrente Ballester, Wyatt es capaz de pintar a la manera de los maestros antiguos, don que algunos aprovecharán para hacer negocio vendiendo sus obras como si fueran originales de el Bosco o van Eyck.

Gaddis concibió Los reconocimientos como una farsa cómica. Al igual que Bajo el volcán, de Malcolm Lowry, la novela empieza el Día de Todos los Santos con la muerte de la madre del protagonista de apendicitis al ser atendida por un falso doctor y acaba el Domingo de Pascua no con una resurrección, sino con el derrumbe de una iglesia. Por desgracia, el sentido del humor de la novela, como ocurre con la obra de Kafka, no es fácilmente apreciable, y Los reconocimientos ha pasado a la historia como una novela seria y erudita (adjetivo que desagradaba profundamente a Gaddis). La complejidad de la estructura, la ausencia de una trama reconocible, la proliferación de personajes, la cronología desordenada y las múltiples alusiones intertextuales hicieron que su lectura resultara difícil para el gran público. Aunque Gaddis dijo en una entrevista que en aquella época no le habría extrañado que le hubieran concedido el Nobel, lo cierto es que el escritor era consciente del reducido público al que estaba dirigida la novela. En Los reconocimientos, el novelista Willie, una especie de alter-ego del escritor, dice: “Dios mío, Willie, tú estás borracho. O eso o tú estás escribiendo para una audiencia muy pequeña”. El hecho de que Gaddis reconociera una mayor influencia de los escritores anteriores a T.S. Eliot y que no mostrara mucho entusiasmo por los escritores más contemporáneos sugiere que el novelista, como Wyatt, se sentía más cercano a los maestros antiguos. El dilema de Gaddis, como el de su protagonista, es intentar crear obras de arte originales en un mundillo que no se libra del capitalismo más salvaje. El mundo del arte es un mundo de imposturas y bastardías, en el que es prácticamente imposible distinguir entre originales y falsificaciones. Paradójicamente, en la novela, el único personaje que crea una obra original acaba de la peor manera posible.

Tras la mala acogida de Los reconocimientos, y con una familia que mantener, Gaddis tuvo que ponerse a trabajar en una compañía farmacéutica. A pesar de todo, el escritor se tomó su tiempo (dos décadas para publicar su segunda novela y otra más para la tercera) y no hizo concesión alguna. El escritor creía en una literatura llamada a perdurar, incluso en la época de lo efímero. En Jota erre (1975) y Gótico carpintero (1985), Gaddis dejó que los personajes se crearan a sí mismos. Construidas a base de diálogos fragmentarios, el lector tiene que unir las piezas para dar forma a los personajes y la trama. El tópico de la ausencia del autor, tan traído desde Flaubert hasta Barthes, toma una nueva forma en Gaddis. Podríamos decir que estas novelas se escriben a partes iguales entre el autor y el lector. Una apuesta arriesgada, sin duda, ya que la lectura activa es una actividad cada vez más minoritaria.

La novela póstuma de Gaddis, Ágape se paga (2002), muestra que Gaddis siguió fiel a su concepción de la literatura hasta el final. Si en su primera novela Wyatt planteaba que un artista no es más que los restos de su trabajo, la cáscara que envuelve a la obra, en Ágape se materializa esta idea. En forma de monólogo interior, asistimos a los últimos días de un artista, un mero contenedor de la obra en la que lleva trabajando años y de la que ya sólo quedan trozos sueltos. Gaddis era un escritor incómodo, tanto por el esfuerzo que exigía a sus lectores como por las verdades que ponía en boca de sus personajes. Quizá por eso tuvieron que pasar décadas para recibir el reconocimiento que merecía.

Page 24: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

La Literatura, por sí misma, entraña riesgos. Escribir, y escribir poesía, significa despojarse de una parte de uno mismo, con lo que este ejercicio puede conllevar de perjuicio para uno mismo por lo que se deja en el papel y por el significado que adquiere para los demás, que no siempre es el deseado y deseable y hay artillería indiscriminada que fija su objetivo donde sus fobias determinan.

En Poeta en Nueva York, Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 5 de junio de 1898-18 de agosto de 1936, entre Víznar y Alfacar, Granada) volcó sobre las hojas en blanco sus circunstancias, novedosas, chocantes, subyugantes, y canalizó todo su ser en páginas que se identificaron para siempre tanto con él como con él y su particular estadía americana. Poeta en Nueva York no es tan solo un poemario en el que su autor vierte sus ideas, es un grito desgarrado, una queja, un clamor de auxilio. Hasta 1929 Lorca era conocido sobre todo por obras diametralmente opuestas a esta que nos ocupa. Era un poeta de provincias, como

se encasilla a aquellos cuyo talento sobrepasa al de quienes creen poseerlo por el mero hecho de arrogarse la supuesta virtud de la centralidad, una forma educada de relativizar la magnitud de los trabajos, era un poeta sensible porque su poesía necesitaba de su sensibilidad para bullir, era un poeta en un país al que no sin esfuerzo le costaría entender su sensibilidad, pertenecía a un país sin voluntad para entender su sensibilidad. En Nueva York dejó atrás su carácter nacional, pero se trasladó con su sensibilidad, indispensable e inseparable, que necesitaba para sobrevivir y para contar.

“Un pastor pide teta por la nieve que ondulablancos perros tendidos entre linternas sordas.El Cristito de barro se ha partido los dedosen los filos eternos de la madera rota.

¡Ya vienen las hormigas y los pies ateridos!Dos hilillos de sangre quiebran el cielo

n José Braulio Fernández Riesgo

Poeta en Nueva York

(Federico García Lorca)

Page 25: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

duro.Los vientres del demonio resuenan por los vallesgolpes y resonancias de carne de molusco.

Lobos y sapos cantan en las hogueras verdescoronadas por vivos hormigueros del alba.La mula tiene un sueño de grandes abanicosy el toro sueña un toro de agujeros y de agua.

El niño llora y mira con un tres en la frente.San José ve en el heno tres espinas de bronce.Los pañales exhalan un rumor de desiertocon cítaras sin cuerdas y degolladas voces.

La nieve de Manhattan empuja los anunciosy lleva gracia pura por las falsas ojivas.Sacerdotes idiotas y querubes de plumavan detrás de Lutero por las altas esquinas.”

La sensibilidad de Lorca era tal que resultaría inverosímil que no se hubiera impregnado de la impresión causada por la visión de la ciudad cosmopolita por excelencia, de la ciudad de los rascacielos, de la ciudad modélica que con su majestuosa fachada disfrazaba la verdadera ciudad, la ciudad de las desigualdades, de la violencia, del vicio, de los reveses, de las injusticias. Pero, ¿cómo plasmar la nueva visión, la visión de un joven nacido en un remoto pueblo de una remota provincia de un país tan remoto ideológicamente y anclado en tradiciones y costumbres carpetovetónicas? Qué mejor forma que siguiendo la tan en boga corriente surrealista, que sedujo a tantos poetas de las generaciones de principios de siglo. ¿Y qué había más arriesgado que los “ismos”?

“Asesinado por el cielo.Entre las formas que van hacia la sierpey las formas que buscan el cristaldejaré crecer mis cabellos.

Con el árbol de muñones que no cantay el niño con el blanco rostro de huevo.

Con los animalitos de cabeza rotay el agua harapienta de los pies secos.

Con todo lo que tiene cansancio sordomudoy mariposa ahogada en el tintero.

Tropezando con mi rostro distinto de cada día.¡Asesinado por el cielo!”

La literatura del riesgo requiere un esfuerzo que no siempre obtiene recompensa, requiere cierta valentía, que a veces es tan solo una osada cobardía. Las novedades son arriesgadas, sobre todo si se trata de un ser vivo tan estático en su época como la Literatura, cuyos puristas se resisten (hasta que se zambullen de lleno) a modificaciones que pongan en peligro su comodidad de catedráticos eternos, de sabios incontrovertibles. Toda novedad es observada con escepticismo, lo es porque rompe moldes, rompe tradiciones, rompe costumbres, ¡ocurre en todos los aspectos de la vida! Lorca pensó que la inmovilidad no era una cualidad compatible con él. Afortunadamente.

En Poeta en Nueva York abomina de las formas y las reglas tradicionales en beneficio de un idioma más visceral, de un verso sin apenas rima que se confunde con la prosa, cargado de repeticiones, conservando una cadencia evocadora de un nuevo mundo despiadado al que se le niegan las esperanzas, sentenciado a una esclavitud contemporánea, consciente, pero indeseada. ¿No es esto literatura del riesgo? La literatura del riesgo consiste también en desnudarse, en ser desnudado por unas circunstancias que superan a las conocidas, que superan al autor y que superan todo lo visto hasta el momento. La literatura del riesgo también es la vida en sus distintas vertientes, es una difusa línea que divide ambas vidas. Es la muerte observada en los rostros vivos que como autómatas se conducen por la vida. Sólo colocándose en la piel de Lorca se puede entender lo que supuso para él semejante urbe, un hormiguero humano, y cómo la opción del surrealismo fue la más acertada para expresar esas nuevas imágenes y emociones que le golpearon sin piedad.

Poeta en Nueva York forma parte de la literatura del riesgo, que sirvió de aliciente, fue pionera de muchos, o de nadie, está en todos y es para todos, imitadores, homenajeadores y quienes lo disfrutamos. Lorca fue también un poeta del riesgo, como atestigua su final. Un riesgo para quienes temen y le temían, para los intransigentes, para los cobardes recalcitrantes, para los malos que encuentran buenas razones y no poseen ni la suya propia. Lorca fue un riesgo para unos, aunque otros le damos las gracias y le veneramos porque se lo merece y porque así impartimos nuestra particular Justicia coronándole con merecidos laureles. Lorca fue un ejemplo de talento, un ejemplo de humanidad, un ejemplo de inteligencia, así se vislumbra mejor por qué algunos consideramos esa parte de su obra sólo literatura del riesgo y para otros cernícalos tanto su obra, completa o fragmentada, como él eran un riesgo. Podemos perdonar, pero no olvidar, porque Lorca, aunque a muchos les pueda pesar, está muy presente.

Page 26: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

n Salvador J. Tamayo

No hace mucho leí una artículo firmado por Juan Villoro sobre Roberto Bolaño donde hablaba de la manera en la que el chileno se había convertido en leyenda a los ojos del mundo (Revista EÑE 27/03/2013). Sin duda, es el mejor texto que he leído sobre el chileno. Villoro habla del amigo, del outsider, del maldito finalmente venerado por el establishment y, sobre todo, del escritor, de la manera en la que sacrificó la vida por la novela y, lo que es más importante, de lo evidente de la vida en la novela. Cabe incidir sobre este último punto relacionando a John Fante y a Arturo Bandini. Sobre la vida de John Fante escribió un artículo, bastante acertado, hace unas semanas Juan Pérez Mercado en Jot Down cuya lectura es recomendable para los que quieran abordar la literatura de Fante.

Espera a la primavera, Bandini, publicada en 1938, es una de las obras protagonizadas por Arturo Bandini junto a Pregúntale al polvo, Camino de Los Ángeles y Sueños de Bunker Hill.

Para conocer realmente a un país hay que conocer su historia y leer a sus mejores escritores. Fante muestra a los Estados Unidos de América; mejor dicho, su lupa incide sobre una realidad concreta que se reproducía a comienzos del siglo XX

en los Estados Unidos. La Gran Depresión de finales de los años veinte, durante el periodo de entreguerras, supuso llevar a una parte del país a adoptar un modo de vida prácticamente de supervivencia. Los personajes de Fante son supervivientes de la crueldad del momento que les tocó sufrir: el desempleo del padre, la perversión consciente de los valores tradicionales que venían impuestos desde la idealizada madre patria Italia (familia, religión y uniones personales) y la relación entre todos los arquetipos de los personajes con la estructura mayor del relato.

Sospechaba de la familia Bledsoe, que vivía al lado, de la señora Bledsoe, que no deja que su Danny y su Phillip jugasen con el joven Bandini porque era 1) italiano, 2)católico, y 3) un chico de malos instintos que capitaneaba una banda de gamberros (…).

La situación que vivía Norteamérica era propicia para que el instinto cazador de escritores como Faulkner, Steinbeck y el propio Fante se centrara en los problemas de los hombres y de cómo estos se articulan con su entorno, no sin antes describir su modo de vida y un imaginario particular que suma los susurros individuales y los convierte en un canto colectivo. Esta única voz hace las veces de todo, elevando la obra y

No nieva en California,

BandiniBreves notas sobre Espera

a la primavera, Bandini,

de John Fante

Page 27: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

convirtiendo finalmente a su autor en leyenda. No es leyenda quien narra las penurias de unos inmigrantes italianos en el primer tercio del siglo pasado; es leyenda quien logra encajar en un ejercicio maestro de economía lingüística, una cosmología familiar propia que se reafirma a lo largo de doscientas páginas (la extensión por definición de las novelas de Fante). Y no lo hace sólo una vez, sino que continúa demostrándose en cada relato posterior. Uno de los elementos para llegar a ese status, deseado por unos y negado en un acto de falsa modestia por otros, es la manera en la que los lectores de distintos momentos reciben su obra. El tiempo una vez hace las veces de juez y verdugo.

La familia de Arturo Bandini (su padre, su madre y sus dos hermanos) se muestra sin artificios e incluso cabe destacar que muchas de las cosas que me horrorizaron al leer la obra de Fante, son vistas con total normalidad aún hoy en algunos estratos sociales de la España del año dos mil trece: la sumisión de la esposa hasta que ataca al marido, descontrolada por las bajas pasiones por su infidelidad; la fuerte presión del derecho divino sobre casi cualquier aspecto de la vida que hace incluso que los hijos se pregunten continuamente qué es pecado y qué no lo es; y finalmente la agresividad machista de Svevo (el padre) que parece reproducirse en sus hijos, ya que el modelo de conducta paterno, lejos de parecerles deleznable, es el que termina imponiéndose como una suerte de ley natural en los tres pequeños, posicionándose casi siempre del lado del padre y rara vez preocupándose del estado de la madre. Lo hacen por pura supervivencia ya que es ella quien cubre sus necesidades más inmediatas ante la ausencia continuada del padre. La relación de Arturo con su padre hace que quiera ser como él, pero no a la manera en la que se admira a un mentor, sino en la forma en la que se le roba el cetro a un tirano. Incluso Arturo Bandini justifica la infidelidad del padre con una viuda rica, para la que trabaja ocasionalmente, con la siguiente sentencia: Es porque mamá no tiene vestidos bonitos.

Arturo Bandini se descubre desde el comienzo de la historia con dos fragmentos que le definen con precisión insultante:

Quería a su padre, pero vivía con el temor de que llegase el día en que pudiera darle una paliza a su padre. Veneraba a su padre pero su madre le parecía una cobardica y una imbécil.

El descubrimiento de que su madre no le excitaba hizo que la despreciase en secreto.

Podría interpretarse a los personajes como víctimas de su circunstancia social, un modelo que se reproduce en los hijos y que estos, a su vez, lo propagan como un virus infame a sus vástagos hasta el fin de los tiempos. “El contexto social hace que seamos como somos”, sería la lectura más fácil. La más fácil y la más estúpida ya que el propio John Fante narra muchas de sus experiencias personales de niñez y adolescencia en esta novela, pero decide no ser un desgraciado como su padre sino que comienza a contar, a contarse, a contarnos. Y los guiones de cine, con los que se ganó la vida, suplen la paleta y las manos encallecidas, aunque como si estuviera dentro de su ADN, una vez adulto, comparte aficiones y ciertos comportamientos propios del personaje de Svevo.

Lo más fascinante de Espera a la primavera, Bandini es la figura del pícaro. Fante trata de establecer cierta distancia entre sí mismo y la historia, optando por el narrador en tercera persona, quizás molesto ante la idea de recordarse en cada palabra y en cada gesto del adolescente Bandini. Los chicos jóvenes con suerte representan lo mejor del hombre, y no escribo esto con la nostalgia de la juventud perdida, o peor aún, robada, no. Los jóvenes representan las ganas de la vida ante todo y ante todos, representan el egoísmo, la superación, la inocencia y la crueldad que ostentan con orgulloso instinto, y de la que se avergonzaría cualquier adulto suscrito a los códigos morales dominantes. Leo a Arturo Bandini y recuerdo al chico de Los 400 golpes de Truffaut (1954), a Zé Pequeño de Ciudad de Dios (2002), a Zezé de la novela más leída de José Mauro de Vasconcelos, Mi planta de naranja lima y, por qué no decirlo, a nuestro lazarillo. Arturo Bandini le roba dinero a su madre, pero sólo el que necesita. Arturo Bandini asesina a un pollo con una piedra a sangre fría por el placer de verlo morir, quizás como anhelo del psicópata en el que no llega a convertirse o del chico curioso que sencillamente sabe qué pasa y sólo quiere “ver cómo pasa”. Arturo Bandini regala un camafeo a la chica enamorada que le desprecia y Arturo Bandini es cómplice de la actitud de su padre, el hombre que admira y que detesta. Y John Fante es Arturo Bandini y Arturo Bandini a veces es John Fante. Y la primavera, mientras, nunca llega, y la nieve con la que Svevo se limpia los ojos ensangrentados y se quita las astillas de las uñas de su esposa, la nieve sobre la que camina Arturo, la nieve que se derrite semejante a una estrella, la nieve que no se detiene, aunque jamás llegue a California.

Page 28: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Fragmento 94:

Viver é ser outro. (...) Apagar tudo do quadro de um dia para o outro, ser novo com cada nova madrugada, numa revirgindade perpétua da emoção — isto, e só isto, vale a pena ser ou ter, para ser ou ter o que imperfeitamente somos.Esta madrugada é a primeira do mundo.

Tira de min. Pola sisa. E non me solta. A lingua, cólleme da man.

Y recojo un trocito de papel encarnado, el fragmento rebelde de mi cerebro que no la suelta, su mano; lo pliego dejando su ojo gallego-portugués abierto, sesgado por el crisol de letras de su no-libro, para que lea ... Si en otro idioma, —las palmas hacia arriba—, las letras escritas en servilletas, en cartas del banco, en folios blancos como nubes del Atlántico un día inesperado de lluvia sobre Lisboa, en papeles tiznados de café con leche, en sobres alados en sus bolsillos, y guardados al son de una música asonante, en un libro-arcón de revuelos... si soy capaz de escribir sobre su libro del desasosiego sin que se me escurran las letras de los dedos, resbaladizas, quebradizas, como un helado de almendras amargas derritiéndose y un cucurucho vacío, en la otra mano.

Corro el riesgo de no saber más que gritar silencios, porque me persigue ese ojo, y esa mano, de la raíz de su lengua, de la que brotan las letras y sonidos de un baile lento, que respiro más cercano a mi otro idioma. Aunque el otro, ahora mismo, es éste. Ser bilingüe, era una ventaja.

Y lo intenté. Leerlo en portugués, y sucumbí. Antes del verano. Corrían las letras portuguesas, muy lento, bullían dentro, salpicaban como las primeras olas del mar, de espuma y brisa volátil, todo alrededor. El sol en lo alto. Sin orden, sin previsión, sólo en presente, sus letras pellizcaban instantes que pese al desasosiego y

sus desafectos, y al sentimiento de sentirse minúsculo en medio del vasto universo, heterónimo de Pessoa, Bernardo Soares, imaginario con gafas de concha, y abrigo, como él, como Castelao, tocaba las fibras de quien comparte sus ausencias y su fado. La nostalgia te empapa. Humedece la piel. Y no te deja escapar.

Pero iba tan lento, tanto, que salté al castellano, y el ojo, con la sutileza de un colibrí, me advirtió de que el no-libro se escuchaba diferente. Y no es la traducción, sino mi historia con la lengua, y de quien me coge la mano.

Y ahora, al volver sobre eso, me doy cuenta de que Pessoa se saborea lento; mi comprensión del portugués es por mimetismo con la lengua que va de mi mano, la que es forro de abrigo de la homogeneizadora castellana, impermeable, una lengua pequeña, que va por debajo, y más cerca de la-mi piel. Y a la piel me remitía el libro del desasosiego, y cuanto más lento, y aún más críptico por el desconocimiento de alguna palabra que vagaba en el limbo de letras de los también, en su mayoría, pequeños fragmentos del libro, más emoción y dicha al reconocer líneas de pensamiento, o a rechazar otras que decides no compartir.

El placer de leer a Pessoa en este su no-libro es cogerlo de imprevisto, y plantarle un beso, más o menos largo e intenso. Y dejarlo ahí. Hasta el siguiente encuentro. E insisto, lento.

Quizá los libros que caminan por Lisboa son de invierno, como algún otro, porque buscas calor al leerlos; el calor que ves como se va apagando, como las cerillas, si avanzas en la lectura sin demorarte en la ternura de quien escribe triste, no meu cuarto quieto, sozinho como sempre teño sido, sozinho como sempre serei.

Detrás de las gafas de Bernardo Soares encuentras la mirada de la dignidad ante la herida, la soledad y el destino. Su no-libro, cedido por Soares a Pessoa para

n Begoña Martínez

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo Libro del desasiego

Fernando Pessoa

Page 29: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

su publicación, no vió la luz hasta después de su muerte; se alimentó de las vanguardias, y hoy, ante el panorama político-económico en el que estamos enfangados, podemos reconocer lo poco que cambia la historia: E penso se a minha voz, aparentemente tao pouca coisa, nao encarna a substáncia de milhares de vozes, a fome de dizeren-se de milhares de vidas, a paciência de milhoes de almas submissas como a minha ao destino quotidiano, ao sonho inútil, á esperança sen vestígios. Nestos momentos meu coraçao pulsa máis alto por minha conciência dele. Vivo mais porque vivo maior.

La voz de Soares se mezcla con la de Pessoa, son ambos, persona, como el propio apellido del autor. Sus palabras se intercambian aunque, como explica Pessoa, Bernardo es una parte de él. Le faltan los afectos que, en el libro, por eso lo del invierno, aparecen mutilados. Soares se sorprende, en no pocas ocasiones, de sus propias reflexiones, que hilvanan de forma anárquica —aunque Pessoa dejó algunas indicaciones sobre cómo publicar el desasosiego— los fragmentos, que van agrupados por temáticas más o menos afines; aún así, como las indicaciones eran difusas, hay algunas discrepancias entre la versión de Ángel Crespo (en Seix Barral) y Perfecto Cuadrado (edición de Richard Zenith, en Acantilado), así como también en la versión en portugués de Teresa Sobral Cunha.

El desasosiego busca resquicios de libertad, ventanas por las que respirar, y cada quien puede abrir del modo que desee las páginas-puerta del libro de Pessoa en las que encontrará, quizá, la llave a las cerraduras de los postigos que peten en las suyas propias.

El gusto por crear heterónimos y ortónimos, y las discusiones alrededor de la autoría de las obras de Pessoa y sus creaciones alienta el panorama literario y psicológico, del que gustaba tanto el autor portugués.

Pessoa y Soares suman identidades similares en su trabajo, ya que ambos son oficinistas. A lo largo de infinidad de fragmentos (son unos 500) nos vamos acercando cada vez más al interior de

la pensión en la que vive Soares. Su pensión es tanto física como emocional. Su vida la siente como de prestado. No tiene casa propia. Se rodea de cierta enajenación que nos transmite con el frío intenso de la mano de un invierno que nos palpa a tientas y nos impregna de frío el pecho. Y sin embargo, el corazón queda caldeado al fin.

Soares es un observador, de los que se quedan fuera, tras el cristal por el que mira. Se aleja de cualquier alma, desconoce la amistad, el amor, el contacto... Con lo único que se relaciona es con sus letras y sus propios pensamientos, a los que les quiere dar forma de palabras para que permanezcan, y quizá, dejar de ser uno de sus propios fragmentos:

Nós nunca nos realizamos.Somos dois abismos – un poço fitando o Céu.

Quiere llegar, de alguna forma. A ti, a mí. Y aunque se observe pequeño e insignificante y vea la vida pasar sin grandes alteraciones, sin modificaciones innecesarias, por inoportunas, o por ser meras falacias que no implicarían cambio alguno, en algunos momentos, su deseo, por lo que se mueve, aunque solo sea de izquierda a derecha por el papel, y de arriba a abajo de la cuadrícula, es el de permanecer, mantener el vestigio de su pessoa. Darle un sentido a lo que no alcanza a comprender, por muchos ríos de tinta fina y gris que recree. Y es que saber escribir no es saber vivir. Y pareciera que en Bernardo Soares, su saber escribir salva su saber vivir; no le alcanza para la plenitud de la vida, pero si para lograr instantes vívidos y en cierto sentido, eternos.

Si te acercas a Pessoa, hazlo despacio, palmo a pequeno palmo, espaço a pequeno espaço...

Conquistei, palmo a pequeno palmo, o terreno interior que nascera meu. Reclamei, espaço a pequeno espaço, o pântano em que me quedara nulo. Parí meu ser infinito, mais tirei-me a ferros de mim mesmo.

Page 30: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

n Pedro LarrañagaA diario repetimos las mismas fórmulas, el mismo modo de hacer las cosas. Sin embargo, hay otras maneras, otras vías de alcanzar eso que tanto ansiamos, ya sea el reconocimiento, la victoria o el amor. Existen, pero hay que aceptar que el riesgo será nuestro compañero de viaje, al menos durante las “Últimas 2 horas y 58 minutos”.

Si esto fuera un ejercicio de formalidad, un intento de artículo en el que se acataran todas las pautas y normas del buen hacer periodístico-literario, para construir un texto en condiciones sobre Miguel Ángel Maya, sobre el riesgo en la literatura según “Últimas 2 horas y 58 minutos”, habríamos intentado establecer un contacto con el autor, para contar con sus opiniones sobre el asunto que nos ocupa. Pero no es el caso, no lo es.Ni mucho menos.Probablemente, si esto fuera un ejercicio de formalidad y atención a las pautas del pensamiento correcto, realizaríamos un estudio del contexto literario de la obra, de la cronología vital de su autor y de las claves necesarias para comprender la dimensión del texto, claves que, mayoritariamente, harían referencia a una serie de obvias influencias en la narrativa de Miguel Ángel Maya, referencias que, por supuesto, el propio autor no tendría ni que haber leído en su vida. Pero no es el caso, no lo es.Ni de broma.

Si esto fuera un ejercicio de formalidad, no tendría cabida en un número de Granite & Rainbow. Es más, sería impensable en uno concebido bajo el sugerente, y pomposo, tampoco queremos negarlo, título de “Literatura del riesgo”. Pero esto no tiene nada que ver con la formalidad. De hecho, no tiene que ver siquiera con Miguel Ángel Maya (por mucho que sus opiniones pudieran ser las más interesantes del mundo); tiene que ver con el impacto que ha sido capaz de provocar el riesgo en un lector en concreto. El riesgo convertido en un libro, en una obra reconocida, en una propuesta diferenciada, porque nos sirve para entender qué se esconde tras esa misma palabra (riesgo) cuando se escribe con mayúsculas, cuando tras ella hay un compromiso, la decisión de poner en pie una obra de grandes magnitudes siendo fiel a un deseo, el de no hacer las cosas del mismo modo que llevan haciéndose toda la vida.Por eso queremos desentrañar lo que significa el RIESGO según “Últimas 2 horas y 58 minutos” de Miguel Ángel Maya.

R de riesgo (y también de reconocimiento)

No nos vamos a engañar, en toda escritura a la que se le da la forma de un libro, ya sea una novela o una serie de relatos, y se envía a una editorial o a un concurso literario, hay una búsqueda de reconocimiento. Evidentemente, en el motor que hace girar la gestación de la obra, hay un intento de crear algo (o al menos así lo entendemos), pero el objetivo último, la meta

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

R.I.E.S.G.O.según Miguel Ángel Maya y

“Últimas 2 horas y 58 minutos”

Page 31: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

que se persigue, es el reconocimiento de esa obra. Si no fuera así, si la única intención fuera el desarrollo personal, la expansión del espíritu o la mera persecución de la belleza, ¿qué necesidad habría de llevar el resultado final más allá del cajón en el que terminan tantos y tantos textos? Ninguno.Aceptada esa búsqueda, esa necesidad de reconocimiento de todo texto que abandona los límites del cajón del escritorio, llega el momento del riesgo. Porque buscar el reconocimiento implica un riesgo, un riesgo grande y que es preciso manejar de forma adecuada. Buscar el reconocimiento, el aplauso, ya sea en forma de publicación o como un galardón literario, puede llevar a una pérdida de lo propio a cambio de ofrecer lo que creemos que nos llevará a ese reconocimiento. Sería algo así como lo que podría sucederme en caso de querer convertirme en aquello que sé que tanto le gusta a María (¡oh, María, qué María!), un tipo alto, rubio y de ojos azules. Porque yo soy bajo, moreno y de ojos oscuros, y sé que a María, que además de guapa no tiene un pelo de tonta, no se la voy a colar con mechas, unos zancos y lentillas.Pero, ¿qué tienen que ver las mechas, el reconocimiento y María con “Últimas 2 horas y 58 minutos” de Miguel Ángel Maya? Pues mucho, la verdad. “Últimas 2 horas y 58 minutos” es un libro que, como todos los demás, busca el reconocimiento, y logró ese reconocimiento, no sólo por haber ganado la VI edición del Premio Caja Madrid, sino por haber sido capaz de cambiar el riesgo de lugar en esta ecuación.¿Y eso cómo?Muy sencillo. En vez de esperar a ver cómo la búsqueda de reconocimiento podía poner en riesgo su obra, llegando a convertirla en algo que no era sólo por tratar de ajustarse a ciertas pautas en las que, tal vez, fuera más sencillo encontrar ese reconocimiento, Miguel Ángel Maya puso el riesgo antes. Lo puso en la construcción de la obra,

en el planteamiento, en el enfoque, en la voz, en el punto de vista... lo puso antes y de ese modo fue capaz de lograr el reconocimiento, la victoria, a fin de cuentas. Para explicarlo claramente. Sería algo así como salir un día (con mechas, zancos y lentillas) y encontrarse a María de la mano de otra persona, alguien que ni es rubio ni moreno, ni alto ni bajo, sino que simplemente es otra persona. Otra distinta, única, propia. Otra que lleva de la mano a María.

I de innovar

Por supuesto, para conquistar a María, para sacarla de esos cánones estandarizados (alto, rubio y de ojos azules), hay que hacerle ver algo distinto. Lo mismo que a un lector, si lo respetamos, le daremos algo diferente, algo que ponga en valor su tiempo (porque leer, al menos a los ojos de quien esto escribe, no tiene nada que ver con un pasatiempo). A fin de cuentas, el que está del otro lado, podría estar haciendo un millón de cosas distintas, pero en vez de eso está ahí, con un libro en las manos, siguiendo la senda de párrafos, descendiendo por una trama con un objetivo, sin engaños, dejando claro que se busca algo más que su mera compañía, que el camino, para él también, tiene una recompensa en su punto final.Para eso es necesario innovar, plantear un modo distinto de hacer las cosas, mostrar que no hay una única puerta que cruzar, sino muchas, y tan diversas, que no nos dará la vida para cruzarlas todas. Porque un libro como “Últimas 2 horas y 58 minutos”, aun siendo un reflejo de aquel que lo puso en marcha, presentado en el propio libro como alguien que ha vivido en muchas partes del planeta y trabajado en todos los márgenes habidos (y los que vendrán) del universo laboral, incluido el purgatorio de las agencias de trabajo temporal, nos muestra que el cambio promueve más cambios. Si abrimos una puerta, tras ella habrá otra habitación y otra puerta e incluso nuevas

Page 32: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

ventanas. Y así, cruzando puertas, cambiando de estancias, de países, de momentos temporales e incluso de personajes, el movimiento se mantiene. Esa es una de las constantes de la obra, el avance perpetuo, la búsqueda-huída de todos, la misma de la vida real, pero presentada de otra forma, una forma innovadora, pero cercana, una que nos hace creer que podríamos ser nosotros los protagonistas de esas historias.

E de estructura

Al igual que para que un futbolista pueda realizar las más complejas filigranas, primero tiene que dominar todos y cada uno de los aspectos más básicos de la técnica individual y el juego, para que un escritor pueda adentrarse en el bosque del riesgo, antes tiene que haber trazado un plan, no perder jamás de vista la base fundamental (la buena escritura) y respetar una estructura, una firme, capaz de mantenerse en pie por muchas piruetas que vengan a continuación. Es así como, sobre un firme trazado, las múltiples referencias musicales (sí, todo aquel que escuchó a Damien Rice por primera vez quedó cautivado), culturales e incluso viajeras son permitidas, aunque en más de una ocasión parezcan apuntes del propio autor que pasiones reales de los personajes. Sin embargo, esas incursiones del escritor en la obra, ese deseo de hacerse notar, no llegan a molestar porque encajan en ese plan general cuidadosamente diseñado. Porque el objetivo de “Últimas 2 horas y 58 minutos” es el de contar tantas historias como sean posibles en ese tiempo, y para lograrlo es importante la velocidad, la multiplicidad de detalles y notas al margen, al obligar al lector, además de a leer, a ver eso que está leyendo. Es así como adquieren todo su sentido excesos formales como esa mirada obligada a través del ojo de la cerradura. ¿No sabéis a qué me refiero? Pues vais a tener que salir a buscar el libro. Sólo os diré una cosa, ese ojo de la cerradura a través del que se lee una historia en la otra habitación parece todo un homenaje a Apollinaire.¿Que tampoco habéis leído a Apollinaire? Pues ya tenéis dos libros que salir a buscar.

S de simetría

Para los clásicos, la belleza estaba en la simetría, en la capacidad de repetición de puntos a un lado y a otro de un eje. ¿Es Miguel Ángel Maya un clásico? Todavía no, por supuesto, pero aun así respeta esa propuesta en este libro. Un libro que no tiene derecho ni revés, que puede empezar a leerse tanto por un lado como por el otro, no porque no tenga ni principio ni final, sino porque los tiene a pares

(los principios y los finales). Hablar del comienzo de “Últimas 2 horas y 58 minutos” es un formalismo, una mera cuestión de posición, ya que ese principio que tienes en tus manos no tiene por qué ser el mismo principio para mí, que tengo el mismo libro entre las mías. Ese capricho formal, es, para quien esto escribe, uno de los mayores alardes de esa arriesgada propuesta del señor Maya. En este libro, que intenta transmitir una idea de libertad, de pérdida de ataduras, de capacidades de afrontar retos y buscar sueños, esa misma idea se traslada al lector. El que está al otro lado, el que lee, no está sujeto a un derecho o a un revés, es él, o ella, que en realidad hay más lectoras que lectores, quien decide donde está el principio, por donde comenzar a caminar. Un camino que avanza igualmente, arranques donde arranques, para llegar a un eje, uno a partir del que se construye esa otra cara, simétrica en su diferencia, expresión de las múltiples formas que puede adquirir la belleza.

G de género

Todo se puede clasificar, categorizar, ordenar y compartimentar. Por supuesto, “Últimas 2 horas y 58 minutos” no iba a escapar a esa ley del entendimiento humano, al que el todo lo empacha y necesita de porciones digeribles que le permiten discernir lo uno de lo otro, el yo del mundo y todas esas categorías filosóficas construidas (y destruidas) a lo largo de tantos siglos. Podíamos definir la premiada obra de Miguel Ángel Maya como una ‘road movie’, una ‘novela de carreteras’, término bastante difuso en el que se puede meter todo texto que no cuente con un contexto único, en el que la principal constante de los personajes es el movimiento. Un movimiento que no se produce en un solo eje o realidad, sino que puede saltar de la vigila al sueño, del pasado al presente e incluso al futuro, porque todo ello, por suerte, cabe en la buena literatura.Sin embargo, el género, si es que lo tiene, es sólo una excusa. El género sólo es un traje, un vestido cuya principal función es la de caer, la de terminar hecho una bola a los pies de la cama, porque una vez allí, cuando nos miramos a los ojos y sentimos piel contra piel, el género, el traje y el vestido dan igual, lo que importa es la historia.

O de origen

Ahora que llegamos al final, sólo queda cerrar el círculo, preguntarnos por el principio, por el origen de “Últimas 2 horas y 58 minutos”. No sé qué diría Miguel Ángel Maya si le preguntaran (yo no voy a hacerlo), pero yo estoy convencido de que en el origen está el riesgo. Siempre el riesgo.

Page 33: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Breves

“Lirio y Serpiente”ALFONSO G.

Sobre “Lirio y Serpiente” (Nikos Kazantzakis, Acantilado 2013) La juventud es un ojo cerrado por el polvo, difícil de nombrar. Una participación para un concurso de epitafios. Reconocer un cincel que cubre líneas en las manos, airado como una isla sobrevenida de amor extranjero. Reseñar es pintar una huella, reseñar la infancia tres maneras de matar un muerto. Crear, fingir, fingir: la única juventud posible es la llegada. Se encierran sesenta árboles en un campo minado, y en vez de mina el mar y la isla el bosque donde duerme. Alguien traerá lirios y recordarás una pierna alrededor de su cuerpo. La costa de Creta se derrama sobre cada plaza de Atenas, como volviendo de un em-pleo. En dirección al aeropuerto, siempre a través de Syntagma. La noche en-tonces se adita a un total finito. Sus coordenadas son yemas de amor, muerte y movimiento. La adolescencia volverá pero sólo una cota borrosa, un fonema geográfico, incompleto. El tiempo y el espacio unidades medidas. Los husos horarios una columnata no devuelta. Que no haya un solo verso que Te robe la muerte. Que sea yo quien Te los robe todos. Zorba encadenado, a una voz grabada al nacer: poseo nada, no temo nada, ya estoy libre.

UN DICCIONARIO PERSONALMARIO S. ARSENAL

Éste es un libro indicado para amantes de la cultura y la música, en especial del pia-no. Contraindicado por fortuna para lectores que no llegarán a esta revista, el peque-ño panfleto que ha publicado Acantilado con el diccionario de Alfred Brendel, De la A a la Z de un pianista (2013), es un libelo fresco, breve, como esta sección, pero directo como un gancho siniestro de Rocky Marciano. ¿Quién diría que Brendel, el afama-do pianista checo, se atrevería a componer un manual de sensiblidad para músicos? Evidentemente nadie, por eso es tan insólito y resulta tan enternecedor leer entradas en la a como amor; en la e, como emocionar; en la h, como humor; o en la s, como sentimiento, dejando, eso sí, una carga importante para los autores más representa-tivos de la Historia de la Música como no podía ser menos: Bach, Beethoven, Bach (la be está copada por estos monstruos), Mozart, Liszt, Schumann y un largo elenco de nombres. Se desmarca de los diccionarios de música por la sencilla razón de que Brendel apela a las emociones personales para ofrecernos su visión particular de la música. ¿El acierto? Que sea un pianista de su altura el que nos ilustre con su propio ejemplo. Una sensibilidad media disfrutaría enormemente del librazo (y no por su ta-maño precisamente), si bien sospecho que tanto músicos como pianistas sentirán la plenitud cuando terminen de leerlo. Un auténtico clímax de apenas ciento cincuenta páginas no apto para sabios, sino para amantes.

Page 34: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

n Verónica Lorenzo

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

Hace un tiempo, quizás más, quizás menos, tal vez no hayan transcurrido tantas horas y tantos días como para comenzar este artículo con un “hace un tiempo”, pero aquí va, ya está escrito, y ya me dirán ustedes qué le hago yo ahora. El caso es que hace un tiempo venía yo buscando algo, alguien que diese la vuelta a mi universo literario, que me abriera un poco los ojos y me emocionase, no de llorar, sino de creer que todo lo que conocía sólo era una pequeña cala en una gran costa. Que no hablamos de la literatura como si fuera un islote, sino como todo un mundo, una galaxia, un cometa que recorre y recorre el universo y a veces, nos cae encima un meteorito que nos hace decir ¡hostia! [con perdón]. Y he aquí que he invertido todo un verano en rebuscar, clasificar, y dejar que las letras se llevaran mis horas útiles. Entre todos los nombres, una sugerencia, y de esta sugerencia: David Foster Wallace. Y de todos los títulos: La Niña Del Pelo Raro (Mondadori, 2000).

Dicen por ahí que para David Foster Wallace escribir ficción era posiblemente lo más cerca que estaría nunca de la inmortalidad. Supongo que, en parte, lo ha conseguido: sus libros siguen vendiéndose casi que como churros; su personaje sigue protagonizando artículos de mayor o menor

La niña del pelo raro

En esta Casa levantada por David Foster Wallace se sientan las bases de toda una forma de narrar que se sale de la norma. Quizás ahí esté uno de sus atractivos: David Foster Wallace inaugura una pos-modernidad literaria de la que él siempre se burló.

Page 35: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

originalidad, su nombre sigue saliendo en las listas de mejores escritores del siglo XX, especialmente junto con la novela La broma infinita; y, aquí nos hallamos, tratando de decir algo más sobre su obra.

Hablamos en este número de literatura de riesgo, de literatura diferente, que rompe esquemas, que va más allá de la norma, de los convencionalismos, que añade un elemento más al escenario. La pregunta aquí que nos podríamos hacer es si David Foster Wallace encaja realmente en este pequeño cajón de genialidad; porque está claro que es diferente, que es arriesgado, que da una vuelta de tuerca a todo lo escrito y leído. Vuelve a la literatura humana, en cierta forma. Quien narra no es el escritor, el demiurgo de aquel mundo personal pero público; narra el propio personaje, o los propios personajes, a través de la tinta impresa, entrelíneas; sus voces se meten en nuestra cabeza y remueven todas las ideas preconcebidas, los prejuicios y las fórmulas literarias. A veces hay que detenerse y volver a leer, volverles a preguntar perdone, ¿qué ha dicho?

“La metanarrativa es una amante infiel. No sabe traicionar. Sólo sabe desvelar. Ella misma es su único objetivo. Es el acto de amor consigo misma de una solipsista solitaria, es una lamparilla de noche en esa quinta pared que es la condición del sujeto, es un rostro en la multitud. Es una amante que no es amante. Que se besa su propia cola. Que se folla a sí misma”.

Y lo que dice interesa, aunque se interrumpa una y otra vez, porque todo forma parte de la historia principal. Si nos detenemos en los orígenes de los relatos que conforman La Niña Del Pelo Raro, observaremos que no son inéditos, que ya habían sido publicados anteriormente en diversas revistas, y que, en un principio, no tienen ninguna relación entre sí, ningún hilo que los conecte para justificar el orden en que aparecen en esta recopilación. Pero sí podemos ver los detalles, los aspectos sobre los que reflexiona el autor. Hablan sobre hoy aunque sean de ayer. La televisión, la música, la industria, lo politicamente incorrecto son temas que David Foster Wallace reflexiona y retrata a través de sus personajes. Utiliza elementos reales para escribir sus ficciones y puedes llegar a creer que realmente sucedió así. Podemos poner un par de ejemplos: los relatos “Animalitos inexpresivos” y “Lyndon”. El primero utiliza como escenario el concurso de televisión Jeopardy!, con personajes reales y ficticios, y el segundo es un relato sobre el presidente de los Estados Unidos Lyndon B. Johnson y su ayudante David Boyd. Este último es uno de los que más me ha fascinado, no sólo por la mezcla de las diversas técnicas narrativas (que tan bien se le daba a David Foster Wallace), sino porque intercala a la perfección la realidad con la ficción. Es una biografía extraordinaria, una forma de contar el ascenso y caída del presidente a través de la voz de su ayudante y de los testimonios de conocidos, citas de prensa o discursos; así, podemos conocer el retrato de un presidente que se creía la encarnación del mejor espíritu americano.

Con el último de los relatos, “Hacia el oeste, el avance del imperio continúa”, David Foster Wallace utiliza como escenario una reunión de todos los participantes en los anuncios de McDonald’s, pero es, en realidad, y así podría considerarse, un ensayo particular sobre la literatura. De los personajes de este texto, la voz de la literatura la conforman una pareja de jóvenes que se conocieron en un taller de creación literaria, ella es una odiosa escritora posmoderna y él un escritor bloqueado.“El propio J.D. ha dicho que el relato ama, ¿verdad? Pues sí. Sin embargo, Mark postula que Steelritter sólo tiene razón a medias. El relato no ama, pero esto pasa precisamente porque no es cruel. Un relato, a lo mejor, debería tratar al lector como si quisiera... bueno, follárselo. (…). el elctor debe ser un amante y tiene que querer meterse dentro. Luego hay que follárselo. Hay que fingir que todo el proceso es como hacer el amor. Caminar cogidos del brazo del objetivo elegido a través de la puerta en forma de cara sonriente. Dar un empujón. Y salir corriendo antes de que las mandíbulas sonrientes se cierren. Lo único que importa es que el lector esté dentro”.

Es el lenguaje, es la forma de expresarse, es el análisis que hace del mundo y de su generación, es la burla de la literatura posmoderna... David Foster Wallace desafía a la literatura, ofreciendo una visión quizás más real, quizás más apegada al mundo de hoy donde la televisión, las drogas, el sexo, las cadenas de comida rápida, la velocidad, la tecnología y el estadounidense tipo del siglo XX entran a formar parte de sus escenarios, del perfil de sus personajes y de, al fin y al cabo, su literatura. Experimenta y acierta.

Y es que, no sé si ha quedado muy claro, pero David Foster Wallace predica con su propio ejemplo. Él cree en una literatura desafiante, arriesgada, y da ejemplo de ello. La Niña del Pelo Raro sólo es un aperitivo, junto con sus otras colecciones de cuentos: Entrevistas breves con hombres repulsivos (Mondadori, 2001) y Extinción (Mondadori, 2005) . Los entrantes: sus ensayos como Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer (Mondadori, 2001), o Hablemos de langostas (Mondadori, 2007) El primer plato: La escoba del sistema (Pálido Fuego, 2013). Y el plato principal: La broma infinita (Mondadori, 2002). Y de postre, su novela póstuma El rey pálido (Mondadori, 2011). Les invito a este menú prodigioso, servido a través de la traducción de Javier Calvo, de sabores contrapuestos, con un toque picante, salado y, en ocasiones, dulce. Se disfrutan, abre la mente y significan un desafío con una misma. No deja de sorprenderte, no decae en ningún momento y das gracias a quien sea necesario por este soplo de aire fresco. Se puede estar o no de acuerdo con su estilo, pero no deja de ser terriblemente admirable su utilización de los recursos, innovador o, más bien, fiel al lema si algo es bueno siempre puede ser mejor.

“La vida sigue aunque sea de manera triste y vacía, siempre hacia delante y siempre sin un centro fijo. La rueda sin centro fijo gira y gira cada vez más deprisa, ¿no es cierto? Pues sí”.

Page 36: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

La aventura del saber

Es curiosa la forma en que cada libro llega a nuestra vida. “La Medición del Mundo”, publicada en 2005 por el muniqués Daniel Kehlmann, es una obra que hace unos cuantos años me aconsejó leer mi profesora de literatura del colegio. Su recomendación quedó en el limbo de las lecturas pendientes hasta que, allá por 2011, decidí acercarme a comprar la novela a una librería, donde me dijeron que tenían que encargarla y que tardaría unas cuantas semanas en llegar. Durante la espera, decidí no leer nada sobre ella en internet. Preferí seguir preguntándome qué historia habría escondida tras una portada de nombre tan evocador. Cuando por fin adquirí el ejemplar, entendí que “La Medición del Mundo” no era un título metafórico, sino la frase que describía con exactitud la hazaña realizada por Alexander von Humboldt y Carl Friedrich Gauss, dos notables científicos alemanes de finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX.

Con una prosa ágil, Kehlmann relata cómo ambas figuras persiguieron examinar de forma exhaustiva las reglas por las que se regía el planeta Tierra, incluso aunque ello les costara la salud y casi la vida. A lo largo de las poco más de doscientas páginas de dicho relato, el autor nos transmite el mismo entusiasmo que los dos genios debieron de experimentar al descubrir los secretos de un mundo aún por explorar. Para ello, en lugar de centrarse en los detalles técnicos de sus investigaciones, ahonda en cuestiones más interesantes para aquellos que disfrutamos del arte de la narración: ¿Cuál fue el contexto familiar y social en el que crecieron aquellas dos personas de inteligencia inconmensurable? ¿Cómo fue su infancia y su

adolescencia? ¿Cómo eran las relaciones que mantenían con sus allegados? ¿Cuáles fueron las dificultades que encontraron en su búsqueda del conocimiento?

Por lo tanto, “La Medición del Mundo” no es una recopilación de datos científicos. ¿Podría considerarse, entonces, que se trata de un ensayo? Tampoco. Pese a estar inspirada en personas de carne y hueso y dar cuenta de sucesos reales, hay elementos de ficción que convierten este libro en novela. De este modo, Gauss y Humboldt se transforman en personajes, y el escritor tiene licencia para condimentar con su imaginación aquellos rasgos de su personalidad que quiere destacar, así como para mostrárnoslos de forma vívida a través de los diálogos. Gracias a ello, los lectores podemos empatizar con las vivencias de dos seres humanos que, de otra manera, se nos hubieran antojado lejanos debido a su pertenencia a un tiempo pasado y a la excepcionalidad de sus circunstancias.

Alexander von Humboldt: un hombre de ciencia

“La Medición del Mundo” se abre con el siguiente párrafo: “En septiembre de 1828 el matemático más excelso de Alemania abandonó por primera vez desde hacía años su ciudad natal para participar en el Congreso de Naturalistas de Berlín. Evidentemente no le apetecía ir. Se había negado durante meses, pero Alexander von Humboldt no cejó en su empeño hasta que, en un momento de debilidad y confiando en que ese día no llegaría nunca, dijo que sí”. De esta forma tan sencilla, Daniel Kehlmann nos presenta la amistad de dos hombres que llegaron a ver cómo su grandeza estaba destinada a quedar grabada en los anales

n Iraide Talavera

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

Daniel Kehlmann nos sumerge en una singular obra en la que los amantes de la literatura se descubrirán amando la ciencia. Ambas son, al fin y al cabo, pasarelas que conducen a un mismo destino: el conocimiento.

Un universo por descubrir

Page 37: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

de la ciencia, para después ir recorriendo la biografía de cada uno de ellos en capítulos alternos.

El naturalista Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander von Humboldt era el menor de dos hermanos. Hijo de un hombre acaudalado de la baja nobleza, recibió una educación individualizada e intensiva destinada a convertirlo en un hombre de ciencia; mientras tanto, su hermano mayor, Wilhelm von Humboldt, fue formado para convertirse en un hombre de cultura. Este último era el que más destacaba de los dos. De hecho, para su familia y sus profesores, “el hermano menor, Alexander, era taciturno y debilucho, había que animarle a todo, sus notas eran mediocres. Si lo abandonaban a su libre albedrío, recorría los bosques coleccionando escarabajos y ordenándolos según pautas ideadas por él mismo”.

Así pues, la instrucción científica fue significativa para el pequeño de los Humboldt, pero más lo fue ese “libre albedrío”, esa motivación intrínseca que, fuera de las horas lectivas, lo llevó a clasificar especies animales, copiar un pararrayos inventado por Benjamin Franklin y, ya adulto, decidir dedicarse a “investigar la vida, comprender la extraña tenacidad con la que envolvía al globo terráqueo”. Esta decisión se materializó muy pronto. Con poco más de veinte años, viajó al Nuevo Mundo en compañía de Aimé Bonpland, un joven de La Rochelle con el que compartía la sed de aventura. En el caso de Humboldt, dicho anhelo solo estaba relacionado con el registro geográfico, geológico y biológico de todo aquello que veía. Como le dijo al capitán de la fragata que tomaron para dirigirse a los trópicos, no entendía cómo se podía vivir si la exactitud no significaba nada para uno.

Carl Friedrich Gauss: el mago de los números

En el primer capítulo de la novela, aquel en el que el autor nos presenta a un resignado Gauss dirigiéndose al Congreso de Naturalistas de Berlín, descubrimos por boca del propio personaje que su habilidad matemática es innata. Según él, ya era capaz de hacer cálculos antes de pronunciar su primera palabra, y a una edad muy temprana corrigió a su padre, un humilde jardinero, cuando este cometió un error al calcular su salario mensual. Más tarde, en la escuela, halló la forma de sumar todos los números del uno al cien –un castigo que su severo profesor les había impuesto a él y a sus compañeros– mediante una sencilla operación aritmética que, hoy por hoy, sigue siendo conocida por el nombre de “la suma de Gauss”. Su profesor, estupefacto ante el talento de su pupilo, se encargó de proporcionarle un libro con nociones de alta aritmética, así como de procurarle un tutor que lo instruyera y le facilitara

los contactos para obtener una beca que le permitiera cursar estudios universitarios. Los hallazgos de Gauss en el terreno de la aritmética no se hicieron esperar: con apenas veinticuatro años publicó su primera obra maestra, las Disquisitiones Arithmeticae, un tratado de la teoría de números en el que se resume y perfecciona todo el trabajo anterior en este campo. Una vez terminada, sus intereses viraron hacia la astronomía. Al igual que Humboldt, él quería medir el mundo, pero en lugar de mirar a los abismos terrestres, a las montañas y a los mares, volvía sus ojos hacia el cielo y a lo que se escondía allende sus fronteras.

Causalidad y casualidad

Tanto Humboldt como Gauss ansiaban poseer un conocimiento tangible del mundo que los rodeaba. Aprehenderlo, registrarlo, contenerlo en sus anotaciones y darle una razón de ser. A lo largo de la novela, Kehlmann deja entrever que esta meta no solo era producto de la capacidad de dos mentes brillantes, sino también de su obsesión neurótica por combatir el azar y por retener lo perecedero. Este último deseo queda descrito en una escena en la que Humboldt, acariciando la corteza de un árbol milenario, reflexiona sobre el paso del tiempo: “Todo moría: las personas, los animales, todos los seres vivientes. Mas había uno que no. Apoyó su mejilla contra la madera, después retrocedió y miró asustado a su alrededor por si alguien lo había visto. Se enjugó deprisa las lágrimas y emprendió la búsqueda de Bonpland”.

A Gauss, el azar y el tempus fugit le provocaban una inquietud semejante. Al inicio de la historia, afirma que la casualidad es el enemigo de todo conocimiento y que siempre ha intentado vencerla, pero al mismo tiempo reconoce que dicho conocimiento no le proporciona mucha satisfacción, pues no lo libra del irremediable discurrir del tiempo. A través de estos pasajes, nos acercamos al núcleo emocional de ambos científicos y podemos entender que su motor para realizar la medición del mundo era su afán de asir lo efímero.

En conclusión, la novela de Daniel Kehlmann es un regalo para todos aquellos que amamos el saber y que soñamos con un tiempo en el que la tierra y el cielo encerraban enigmas que nadie había desvelado todavía. Espero que, entre sus páginas, recuperéis esa ilusión por explorar, por conocer, por ir más allá en el ámbito que más os apasione. Si Gauss, en su época, “habría entregado su alma a cambio de vivir dentro de cien años” porque sabía que los avances científicos iban a transformar ese planeta que él investigaba con ahínco, ¿no podemos nosotros también proyectar nuestros sueños hacia el futuro, sin pensar que el ser humano ya se ha hecho todas las preguntas posibles?

Page 38: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

n Alejandro Larrañaga

“…no estaba hecho para la vida en libertad y el heroísmo del bandolero; de que necesitaba una situación de descontento más gris y duradero contra la que luchar y en la que dar forma a una existencia. Y veía que por el mero hecho de experimentar esas sensaciones empezaba a crear una nueva situación de descontento con Lalitha”. La Libertad de Jonathan Franzen

Buenos días a todos. Nos encontramos en pleno centro de [una ciudad, pueblo, villa, megalópolis, agrupación humana en general] para preguntar por “La libertad” de Jonathan Franzen y “City” de Alessandro Baricco. Las dos obras que hemos escogido para este número 25 de la revista G&R dedicado a la literatura de riesgo y queremos pulsar la opinión de la calle sobre si el riesgo lo asumieron los autores o si fuimos, nosotros, osados ignorantes, los que nos hemos desviado del camino. Allá vamos.

Disculpe, señor. Buenos días. ¿Me permite hacerle unas preguntas rápidas?

Es que tengo un poco de prisa. ¿Esto para qué es?Es para la revista G&R, sólo será un momento. ¿Conoce usted la publicación?

Pues la verdad es que sí. Me la suelo descargar desde que me la recomendó una compañera de trabajo. La utilizo bastante como guía de lectura, para conocer autores nuevos, editoriales menos conocidas, recomendaciones, le saco bastante provecho.

El nuevo número, que sale en octubre, está dedicado a la literatura de riesgo, y para nuestro artículo del tema central habíamos elegido “La libertad” de Jonathan Franzen y “City” de

Alessandro Baricco. ¿Queríamos saber su opinión respecto a estas elecciones?

Pues… no sé. Tampoco tengo muy claro que quiere decir eso de literatura de riesgo. ¿Riesgo en su elección o riesgo en la propia obra?

Es una buena pregunta. Tal como lo hemos entendido nosotros cuando se planteó el tema, sería algo así como esos libros que buscan explorar otras formas, otras cuestiones, otros puntos de vista. Otras estructuras con las que intentan entender un poco más al mundo o a los que vivimos en él. Supongo que eso significa que es la segunda opción que usted plantea.

¡Qué interesante! ¿Y qué obras me ha dicho que han seleccionado?

“La libertad” de Jonathan Franzen y “City” de Alessandro Baricco.

De la segunda obra no le puedo decir mucho. No he leído esa en concreto, aunque sí conozco al autor por “Sin sangre” o “Seda” y de Baricco me encanta su voz propia. A veces resulta un poco entrecortado y a veces me pierdo en el desarrollo de las historias con hechos paralelos que pueden tener que ver o no con el tema principal. Esto no se lo digo como un defecto, porque ese perderte es una de las mejores partes. No sé si eso es arriesgado, pero sí, por lo menos, particular.

Y sobre “La libertad”, ¿qué podría decirnos?

Yo no conocía al escritor y no he leído nada más de él. Un día, una amiga me mandó un enlace en el que se hablaba

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

El reporteroLa libertad de Jonathan Franzen

y City de Alessandro Baricco

Un tema tan complicado como la literatura de riesgo exige opiniones diversas. Como un redactor solo es poco para justificar una elección, recurrimos a una pequeña encuesta. Real o ficticia, da igual, porque las dudas y certezas pueden no ser tan diferentes aunque variemos los

puntos de vista.

Page 39: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

de autores posmodernos. Houllebecq, Easton Ellis y escritores así. Franzen venía en la lista. La verdad es que el término posmoderno me echó un poco para atrás porque me sonó algo snob y los prejuicios, ya sabe. Sin embargo, destacaban tan efusivamente este libro que lo conseguí y lo devoré. Tengo entendido que lo definen como un retrato de la familia media norteamericana de principios del siglo XXI.

Sí, es una de las etiquetas habituales que recibe.

No conozco personalmente a ninguna familia de esa zona y, por lo tanto, no sé si es cierto pero me parece que es una definición muy restrictiva, porque el libro va bastante más allá. Varía de narrador, de estilo, de punto de vista, pasando por todos los miembros de la familia (padres y dos hijos más el amigo del padre/amante de la madre). Una de esas historias sobre un grupo particular, pero totalmente universal. Indudablemente me parece una opción acertada porque es bastante arriesgado querer retratar una época, todo un país, unas costumbres y una manera de entender la vida, a través de una sola familia, ¿no le parece?

¡Caray! Me ha dejado sin preguntas. Con un análisis así poco puedo decirle más que muchas gracias.

De nada. A mí me encanta leer, incluso pensar sobre lo que leo, jeje, y, por supuesto, hablar y discutir sobre eso que he leído. Bueno, ahora sí que debo irme urgentemente. Un saludo y no abandonen ese trabajo que hacen con tanta pasión.Un saludo y, otra vez, muchas gracias.

Parece que hemos tenido suerte con la primera entrevista. Esperemos que siga la racha. ¿La siguiente víctima? A ver… Probemos con ese chico que está ahí sentado.

Buenos días, trabajamos para la revista G&R, ¿podríamos hacerle unas preguntas sobre el nuevo número de octubre?

¿G&R? Disculpe pero no conozco la revista.

Perdone, a veces arranco sin pensar. G&R es una publicación literaria digital trimestral sobre literatura. En cada número hay un tema principal al que se le dedican el grueso de los artículos, también hay entrevistas a editores, escritores, traductores y demás personas con muchísimo que decir en el mundo literario. También se destacan publicaciones de internet y hay otras secciones como recomendaciones o textos breves.

Ah, pues no la conozco, así que no sé si podré serle de ayuda.

Seguro que sí. El tema principal de este número es la literatura de riesgo y para nuestro artículo del tema central hemos elegido “La libertad” de Jonathan Franzen y “City” de Alessandro Baricco. ¿Queríamos saber su opinión sobre estas elecciones?

Hombre, así a bote pronto, muy arriesgadas no parecen las obras. Teniendo en cuenta que son autores tan importantes y conocidos, igual habría sido mejor dar voz a otro tipo de autores. Creo que Jonathan Franzen ya había recibido todo tipo de reconocimientos con un libro anterior, incluso la habían incluido en listas del New York Times y hasta Oprah Winfrey la tenía entre sus recomendaciones. Y Baricco, otro tanto de lo mismo, porque tiene una carrera ya bastante amplia.

La elección se centró en las propias obras, independientemente de quién las hubiera escrito. A veces no es fácil si tienes una determinada posición, la sensación que se transmite es que los autores deben responder ante sus editores con resultados, y caen en la etiqueta de comercial. Sin embargo, tanto Jonathan Franzen como Alessandro Baricco han elegido seguir su camino y creemos que ese camino les ha llevado a historias sugerentes, novedosas en cuanto al enfoque, la estructura o la temática. La posición que tienen, de hecho, podría llegar a ser un problema en lugar de una ventaja.

Page 40: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Entiendo lo que quiere decir y es verdad que puede que se aparten de lo que se entiende como Best Seller, pero solo compro su argumento si el resto de la selección de ese tema central dibuja un arco amplio en el que quepan todas las voces. Que no se quede en la superficie de los autores más conocidos.

Por eso no se preocupe, que habrá tiempo para mucho y para muchos. No dude en descargarse la revista, a finales de octubre, y podrá juzgar por sí mismo.¿Cómo se llama la web dónde se descarga la revista?

Igual que la publicación: www.graniteandrainbow.com, y totalmente gratuita.

Pues queda en suspenso la respuesta que me pedía, pero ya le digo que en principio no me ha convencido.

No se preocupe. Todas las opiniones son bienvenidas. Muchas gracias por su tiempo.

De nada, y suerte con las entrevistas, que parece que empieza a llover.

Bueno, uno de dos, un porcentaje que no está mal. Su queja fue uno de los puntos que estuvieron a punto de cargarse nuestra elección. Siempre es duro escuchar de otro tus propias dudas, porque te las confirman. Además, también tiene razón en que el tiempo se quiere torcer. Hagamos una tercera intentona, con un poco de suerte recuperamos los buenos números. Mira esa chica que espera el autobús. ¿Está leyendo “City”? Vaya suerte, a por ella. Buenos días, ¿te podemos robar unos segundos?

Hola, pues tienes hasta que llegue mi bus.

Muchas gracias, no te preocupes que son sólo un par de preguntas. Vemos que estás leyendo “City”, ¿la incluirías dentro de una selección con el título literatura de riesgo?

Para mí sí. No es la primera vez que leo esta novela y cada vez que la leo creo ver, entender y sentir cosas diferentes. La primera vez la veía como una de esas historias sin comienzo ni final, como un puzzle gigante en el que las piezas parece que no encajan de un modo convencional. Otra vez pensaba que estaba en una especie de versión novelada de “Calvin & Hobbes”, las tiras cómicas de

Bill Watterson. No sabes si Gould es un genio, un rarito con guardaespaldas o simplemente estamos en la mente de alguien demasiado humano para ser un humano. No sé, cada vez es algo diferente y eso es algo a lo que se llega arriesgando. Un escritor como este no necesita salirse de la línea que marca su estilo, pero ahí acabaría condenado a escribir siempre el mismo libro. Eso me agotaría y “City” no lo hace.

¡Sal de mi mente! (risas) Has llegado a la misma conclusión que yo. ¿Conoces el libro “La libertad” de Jonathan Franzen?

Sí.

¿Crees que merecería ser incluido en la misma lista?

Buff, no sé. Sin lugar a dudas, no debería ocupar el lugar del libro de Baricco, pero puede que merezca ser considerada por la estructura. Me pareció muy interesante el cambio de punto de vista. Incluso el estilo variaba si lo que leíamos era la narración del propio Franzen o la parte del diario de la mujer (Patty, creo que se llamaba). Fue bastante sorprendente leer ese diario íntimo en tercera persona. Jugaba con la distancia del narrador respecto a una historia tan personal. Puede que eso sea el riesgo, probar cosas diferentes y no quedarte en lo que ya sabes que te funciona. Lo siento, pero te tengo que dejar, que tengo que coger este bus. Un saludo.

Nada, muchas gracias y apura que se va.

Bueno, ha sido una jornada fructífera y creo que tenemos que irnos satisfechos con nuestras elecciones. Además, plantean dudas y eso también es importante. Puede que no sean elecciones arriesgadas, pero son las nuestras y esperemos que el resto de artículos completen ese cuadro completo sobre la literatura de riesgo.

“Cuando expresas una idea, le das un orden que no posee en su origen. De alguna manera, tienes que darle una forma coherente, y sintética, y comprensible para los demás. Mientras te limitas a pensarla, puede seguir siendo ese maravilloso follón que es. Pero cuando decides expresarla, empiezas a descartar algunas cosas, a asumir otras, a ejemplificar esto y a cortar aquello y cortar aquello, a ordenar la totalidad dándole cierta lógica: trabajas un poco en ello y al final tienes algo que la gente puede comprender”. Alessandro Baricco en City

Page 41: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

n Raquel G. Otero

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

“¡Si supieras con qué sonrisa cargué esta madrugada mi Parker!”

“Además, yo no podría prescindir del placer de ir entrando lentamente en el alma de una mujer y acomodarme en ella con mi piano y mis libros”

Fulano de tal:Felisberto Hernández

Con Felisberto Hernández, es decir, con su nombre escrito en una tapa, sería bonito tropezar en una caseta de la Cuesta de Moyano, entre los cajones de anticuario de los bouquinistes del Sena, o en una librería de viejo rioplatense. Fantaseo con otra primera vez, como lo hizo Cortázar con la posibilidad de coincidir con él en el Uruguay de ambos. Ahí o en cualquier otra parte, merece el halo de esa mitología de libros o autores de cabecera, por ser uno de los que llegan para quedarse, a quien acabar tuteando.

Mi affaire con Felisberto Hernández responde a aquello del reading as poaching, a esa caza furtiva e íntima que es, no ya la buena lectura, sino el ponerse guapo ante la posibilidad de cruzarse con ella. Y a la casualidad - como en todo amor -, hasta qué punto paciente.

Pianista de cinematógrafo

La vida de Felisberto Hernández tiene mucho de guión fílmico. Fue, entre otras cosas, pianista de cine mudo. Los tumbos vitales le llevaron a desempeñarse como pianista en un pequeño café de Montevideo, La Giralda; a viajar solo durante distintos períodos, alojándose en pensiones modestas del interior y tocando en escuelas y teatrillos municipales; a teatros llenos de un público indiferente, con todo tipo de incidentes inesperados: gatos que cruzan el escenario, perros que ladran, borrachos dormidos en la platea... protagonizando rocambolescos episodios de algo tan susceptible de titularse “Conciertos del Interior”, como de haber sido escrito por él mismo.

Felisberto fue pegando los recortes de prensa de las críticas de sus conciertos en un cuaderno de hule hasta que las penurias económicas lo llevaron a tener que vender su piano y sentir la estrechez del esmoquin. Más tarde abandonaría por completo esta faceta musical para dedicarse exclusivamente a la literaria.Pasó por cuatro matrimonios y otros tantos amores, contándose en su currículo sentimental tanto intelectuales como espías de la Rusia soviética. Entre trabajo forzado y trabajo forzado montó una librería, El Burrito Blanco, cuya escasa afluencia de público (para nuestro deleite) propició la escritura de Por los tiempos de Clemente Colling. Trabajó en la creación de un idioma simbólico propio, “la taqui”, del que han quedado muchos escritos aún sin descifrar.

Su obra fue elogiada por autores como Jean Paulhan, Victoria Ocampo, Amado Alonso, Jose Bergamín, Guillermo de Torre, Ramón Gómez de la Serna, o Juan Carlos Onetti, y llevada al italiano y al francés por Italo Calvino y Julio Cortázar. Pero el hecho de citar estos nombres en contraportadas, artículos o monográficos, no responde a una necesidad de respaldo. Todo lo contrario. Escribe Cortázar en la misiva que él nunca leería: “Tus relatos son cartas a un futuro en el que poco a poco van apareciendo los destinatarios que tanto le faltaron en vida”.

La lujuria de ver

Imagino a Felisberto Hernández tocando el piano en un cine de barrio, mientras mira al mismo tiempo la película. Y así nos llega su escritura: cuenta sólo lo que sabe. Toma conciencia de cada dedo al tocar la tecla, como de cada letra en el papel: arpegios

Page 42: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

amplios, trémolos violentos, acordes distantes, cruces de manos. Su virtuosismo radica ahí. El uruguayo tiene la facultad de poner en relieve lugares o momentos que de otra manera carecerían de él, de descubrir en lo trivial lo sorprendente. Su narración contiene mucho de la técnica cinematográfica: zoom, primer plano, cámara lenta. Rodea al narrador omnisciente en un trazo que es la fuerza de la gravedad misma, una literatura descalza, casi de contacto. Podría decirse que la presencia de Hernández en sus textos es la del pianista de café.

Leí La casa inundada (Atalanta, 2012), Los libros sin tapas (El Cuenco de Plata, 2010) o Las Hortensias y otros relatos (El Cuenco de Plata, 2009) con un entusiasmo casi infantil. En cada uno de ellos el autor nos permite mirar con sus ojos, un poco todavía de niño, para tomarle otros pulsos a la realidad que nos cerca. Con la pupila dilatada que tan acertadamente le atribuye Eloy Tizón. Esa vivificación de la cosas, o cosificación de la vida, va más allá de todo recurso narrativo. Es dislocación y absurdo fascinante. Escribe “El piano era una buena persona” en el mismo tono en que sólo Tom Waits se acercaría a pronunciarlo. Hay en sus relatos una emoción quieta, con sordina: las personas y las cosas se saludan en la distancia; como cuando de crío se quitaba la gorrita para saludar casonas rodeadas de árboles centenarios. “¡Éstas son las cosas dignas de ser saludadas en el mundo!”, decía a su hermana. En Felisberto Hernández el silencio es un ser animado, y acogedor.

Las palabras se forman a un nivel subterráneo. Sus esposas coincidían en describirle como alguien tímido o introvertido, de silencios largos y perenne afán de aislamiento. Reina Reyes, una de ellas, dijo de él: “Por ese continuo buceo se molestaba cuando se interrumpían sus silencios, porque se le obligaba a subir a una superficie ajena por completo a sus intereses. (...) El cuerpo de Felisberto estaba a nuestro lado, lo percibíamos, pero no estaba él sino en contados momentos. Marchaba errante por su mundo, se perdía en él y era difícil encontrarlo”. Tal vez por eso Felisberto Hernández, en su cualidad de narrador oral, escribía para agarrarse de algo, a algo; para contarnos lo que no puede narrarse.

El escritor es un gángster

Durante su estancia en París recibió un homenaje en la Universidad de la Sorbona, y su discurso de agradecimiento a Jules Supervielle, su mentor, nos da la llave de la esencia misma felisbertiana: “No

consigo tener plena conciencia de este acontecimiento y de ser presentado en la Sorbona por Jules Supervielle. Cuando habla de mis cuentos, pienso que hay en todo esto una gran confusión, y que un día se descubrirá un error inesperado. Como gran poeta que es, ha inventado un personaje, al que ha puesto mi nombre y algunos hechos míos. Y cuando imagino que yo podría ser ese personaje, no sé por qué empiezo a sentir miedo. Me acuerdo del amor que Jules Supervielle tiene a los animales; y me imagino que yo soy un conejo, que el poeta me coge por las orejas, me enseña al público y hace conmigo algunos movimientos maravillosos. No entiendo muy bien lo que pasa, pero me siento muy feliz”.

En su discurso literario asume sin saberlo el riesgo de perderse. Las historias se presentan a través de personajes de contornos desdibujados, pero con los que el lector se familiariza quizá por lo nítido de un sólo detalle. Y eso basta. Orquesta una cadena de plumazos espontáneos, de una espontaneidad no-fingida pero sí lograda. Su prosa se viste de un look casual que , a diferencia de otros, no necesita trabajarse en exceso. Felisberto busca el misterio de las cosas, y lo toca con digitación pianística.

Para Calvino, Hernández no se parece a nadie. Cuenta Antonio Pau en su biografía literaria, mezcla homogénea de vida y obra, que el día de su muerte sacaron el féretro por la ventana. La identificación del ataúd se perdió por una confusión de los enterradores; el escritor se fue dejando el mismo sabor de boca que dejan sus historias, el de la extrañeza. No hay tumba de Felisberto Hernández.

Ciertamente este coetáneo del realismo mágico no se parece a nadie. Este fulano con traje de paño inunda cuando escribe. “Si quiero asunto tengo que meterme en la vida”. Diría que es la suya una literatura de riesgo por múltiples y milimetradas razones, pero me parece casi de mal gusto fondear en las aguas de un ensimismado, si es con cierta pretensión de descifrarlo. Felisberto Hernández recorrió el sendero inhóspito de ser él mismo, de dilatar el comienzo, de deshabitarse.

Felisberto -al que hace un rato que tuteo- , sigue aquí para recordarnos que hay que levantarle las faldas a la Literatura, y en ese denuedo tan suyo, sabe correr en cada párrafo uno de los riesgos más difíciles para un escritor: el de despeinarse.

Page 43: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

n Yolanda Izard

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

Todos sabemos lo que significaron Hitler y el Tercer Reich en la Segunda Guerra Mundial, cuánto horror, odio ciego y devastación enterraron a millones de inocentes en campos de concentración expresamente diseñados para escarnecer, humillar y destruir por completo la vida y la dignidad humanas. La sola evocación de aquel tiempo y aquellas guaridas donde se aniquiló cualquier tipo de bondad o empatía encoge aún nuestra alma, nuestro sentido de la vida, nuestra decencia como especie. Hemos asistido a la disección milimétrica de nuestra historia aún viva como quien descubre la tiniebla en el mundo. Historiadores, novelistas y filósofos han descrito, investigado y reflexionado sobre los hechos, las características y las consecuencias de un movimiento de

masas que cercenó todos los valores humanos pacientemente almacenados, descritos e interiorizados durante los últimos siglos de la historia occidental. Sin embargo, son pocos los que conocen la otra parte de la historia. Los denigrantes excesos cometidos en Alemania por las tropas aliadas en la Segunda Guerra Mundial, especialmente los soviéticos, sobre las grandes ciudades alemanas y su población cuando la guerra ya estaba prácticamente ganada o cuando podían haberse evitado. Una perspectiva poco común que solo unos poquísimos valientes han tratado de clarificar, tocados por la necesidad de completar un vacío absurdo, de abrirle las entrañas a la historia para sacar a la luz la verdad contra todo maniqueísmo.

“La sonrisa robada” de

José Antonio Abella

Ed. Isla del Náufrago, 2013

Page 44: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

José Antonio Abella ha sido uno de ellos. Una labor de zapa de la historia, apoyada en un hecho real, le sirve para contar minuciosamente lo que ocurrió en esa otra parte de la historia que ha vivido agazapada y secretamente, oculta por los grandes hechos, decisiones y personajes que manejan el mundo. Estamos hablando, naturalmente, de la intrahistoria. De esos seres humanos anónimos, víctimas también, aunque alemanes y por tanto pertenecientes a una sociedad culpable, de otros horrores que tampoco merecían. José Antonio Abella escribe una novela de casi setecientas páginas, “La sonrisa robada”, movido por una fascinante historia de amor entre un joven poeta español, José Fernández-Arroyo y una jovencísima alemana, Edelgard Lambrecht, que a los veintitrés años de edad, y entre 1949 y 1953, desnudan su corazón en una fecunda y amorosa relación epistolar a la que el autor tiene acceso gracias a su amistad con el propio Fernández-Arroyo, que previamente había publicado cartas y notas con el título “Diario de un sueño”. Los avatares que debe padecer el joven en su viaje hacia Alemania para conocer a la joven de sonrisa enigmática forman la primera escala o eje estructural de la novela. No menos importante es el despliegue documental de que hace gala José Antonio Abella para reconstruir el segundo eje, el de la vida anterior de Edelgard, en plena guerra. Un recorrido basado en una labor documental tan rigurosa y exhaustiva como esforzada que desemboca en el tercer eje, el de la propia odisea que vive el autor para hallar en Alemania los antecedentes de la joven y cuanto documento le ayuden a reconstruir su desgraciada vida y la de su familia. Imbricada de manera íntima a este, la columna vertebral de la historia recorre con su insoportable magnitud de dolor e infamias este intento de representación de un mundo corroído por la ignominia. En este sentido, “La sonrisa robada” puede considerarse una novela documental basada en hechos históricos documentados con rigor y contrastados.

La novela, como se ve, trata de representar el mundo de aquellos años en su aberrante totalidad. Pero quizá lo que más conmueve, lo que más interesa, es la percepción por parte del autor de lo que debe ser una novela histórica frente a la historia con mayúsculas, que olvida humanizar y acercar a los seres humanos anónimos y suele contentarse con la presencia de meros personajes que deciden, con su poder constante, sobre la vida y la muerte, sin hablar jamás del sufrimiento que generan. Porque José Antonio Abella decide estudiar y comprender la historia de la posguerra alemana y la historia de Edelgard de modo simultáneo, mostrar sus indeclinables imbricaciones.

Abella sabe que si hay algo con lo que de verdad nos debemos identificar desde una perspectiva ética es con la fragilidad humana, la gran víctima de todos los demonios de la historia. Nada de lo humano le es ajeno: “Homo sum, humani nihil a me alienum puto”, escribió Publio Terencio Africano hace casi veintitrés siglos, tiempo más que suficiente para que como seres humanos lo hubiéramos aplicado en nuestras vidas. Quizá por esto, Abella decide recomponer los mosaicos esparcidos, rotos o perdidos de una parte esencial de la historia contemporánea que todavía hoy se considera tabú, a partir de la recomposición de esas otras teselas rotas o perdidas propias de la intrahistoria, la desgarradora vida de Edelgard y su familia, y lo hace desde el impulso de desvelar la verdad sin tapujos, y de hacerlo con un estilo poderoso. Por no hablar de un enorme trabajo de investigación que le lleva a viajar hasta tres veces a Alemania para entrevistar a cuantos podían ayudarle a reconstruir determinantes episodios de la desgracia de esta familia. Tanto que no estaría desacertada si considerara que esta novela son dos novelas en una pues la historia de las investigaciones del autor –que es también narrador

y protagonista- adquiere un peso semejante en el libro y resulta no menos interesante y absorbente que la conmovedora de Edelgard.Y es que Abella parte de la firme voluntad de aplicar su oído a la escucha atenta y entrañada de un alma humana como modo de dilucidar los entresijos de la historia. De este modo, se aleja de la fría manipulación de cifras, acciones bélicas y hechos abstractos de apariencia real y objetiva, que tantas veces desvirtúan el verdadero conocimiento del alcance del horror y del sufrimiento humano, para adentrarse en un alma, una solitaria alma, frágil, desvalida y enferma, que es a la postre el arquetipo de cualquier víctima de las frías y deshumanizadas decisiones tomadas desde lo alto y desde lo lejano por seres insensibles, que mueven sus fichas sobre un plano en lugar de hacerlo sobre el corazón de un hombre.

Decía José María Merino que el problema de los historiadores es que no han leído literatura, y estoy totalmente de acuerdo pues la historia no se suele escribir con el corazón. Por eso leer este libro merece la pena. Porque el lector va a encontrarse con todo lo que precisa un hombre para entender el sufrimiento y entender su génesis en las circunstancias que lo han alentado. Una novela debe justificarse por sí misma como hecho literario, no tiene por qué cumplir una función social. Bastaría decir, pues, que La sonrisa robada es importante porque está muy bien escrita y su estilo es hipnótico, porque su carga de lirismo y de profundidad son admirables, porque su lectura es amena y absorbente, tanto que se lee sin respiro, y porque además retiene en sus más de 600 páginas toda la utilería necesaria para ir ganándonos el corazón. Pero es que además se trata de una novela realmente interesante, y uno aprende con ella a revisar y reconstruir la verdadera memoria de la historia europea y a obtener aclaraciones y respuestas a episodios nunca suficientemente explicados o voluntariamente obviados por prejuicios o por posturas hipócritas.

La corta y triste vida de Edelgard, lo repite en la novela su autor, podría entenderse como trasunto de la propia historia de la Alemania de aquellos años, entre los primeros de la Segunda Guerra Mundial, de entusiasmo desatado, hasta la inmediata posguerra, de caída en los infiernos. Alemania pasó de la inicial euforia, convocados sus habitantes por el relato de un mundo de presunta felicidad y de seres perfectos y la concienzuda manipulación de sus conciencias -“millones de gargantas gritando estupideces al paso de un demente visionario” como Hitler- al más estrepitoso fracaso de estos ideales. Abella recoge una observación que no deberíamos nunca olvidar: “temo a los idealistas /…/ Las peores barbaries de la historia de la humanidad han sido llevadas a cabo por los idealistas, hombres imbuidos por el alto deber de transmitir al resto de la humanidad la verdad incuestionable de la que son depositarios” (p. 519)

Dicho esto, conocido por todos, pasamos a lo que es menos conocido, pues, repito, casi todos los libros, documentales y películas que hemos visto y leído han sido extraídos de la memoria de los aliados, los vencedores, pero como seres a los que nada de lo humano nos debe ser ajeno, agradecemos a Abella que haya recuperado, y denunciado, la cara oculta de una desgarradora verdad. Los bombardeos sistemáticos sobre ciudades alemanas ya arrasadas y sin especial interés logístico como Bremen o Stettin, la ciudad donde vivía Edelgard con su hermana menor y de la que fueron deportadas junto a otros quince millones de personas procedentes de Pomerania, Prusia, Silesia o los Sudetes, que perdieron sus hogares, sus raíces, a sus seres queridos, su memoria, y entre las que murieron más de dos millones; las violaciones por parte de los soviéticos de millones de niñas y mujeres que ocasionaron dos millones de embarazos y de los que vinieron al

Page 45: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

mundo más de 150.000 bebés rusos en el primer año después de la guerra, violaciones que, en palabras del autor, “respondieron a un programa sistemático de humillación y dominio”. Las miles de mujeres que a consecuencia de estas violaciones se quitaron la vida. Más de mil aviones de la RAF bombardearon Stettin sobre los propios escombros “convirtiendo a la ciudad en una inmensa hoguera que tardó muchos días en apagarse”, una tormenta de fuego con temperaturas de 1000 grados y vientos huracanados de 200 km por hora. Todos estos horrores históricos, que acaban convirtiendo a la novela en un alegato contra la guerra, se pueden resumir en la historia de una sonrisa robada, rota para siempre. La de Edelgard, que tenía trece años cuando comenzó la guerra, y que dejó de sonreír por causas que Abella nos describe después de una exhaustiva investigación que no puedo desvelar pues es una parte importante del suspense del libro.

Pues Edelgard, de edad parecida a la que tenía Ana Frank cuando desapareció en Auschwitz, estaba destinada, como ella, si las zarpas de la historia no hubieran dado fatalmente la vuelta a su suerte, a vivir una vida refinada, aunque corta, rodeada de música y, seguramente, de mucho amor. Sus cartas, que podríamos considerar dentro de lo que Heinrich Böll llamó “teología de la ternura”, muestran la verdadera delicadeza de un alma “que no era de este mundo”, en palabras del poeta Fernández-Arroyo, pues sabía “penetrar en el alma de las cosas”. En cambio, a Edelgard le tocó una vida breve de terrible enfermedad –murió a los 44 años- después de ser torturada y escarnecida durante la guerra y la inmediata posguerra y haber perdido a consecuencia de ella a casi toda su familia.

Cuando Hans Schnitzler, el protagonista de la primera novela de Böll, El silencio del ángel, regresa a su arrasada ciudad natal, Colonia, el día 8 de mayo de 1945, día de la capitulación alemana, el primer rostro que ve, indemne entre las ruinas, es el de la estatua de un ángel que sonríe de modo misterioso. Su sonrisa puede interpretarse como un mensaje de esperanza, una invitación a vivir. Pero Edelgard, que carece de sonrisa, debe inventarse un mundo paralelo para poder sobrevivir a la

memoria del horror. Un refugio de belleza y de amor con el que llenar lo que W. G. Sebald llamó “la nostalgia insaciable de los exiliados” en su conmovedor libro Los emigrados, que tantos paralelismos guarda con La sonrisa robada en cuanto a, primero, la indagación del propio autor en la vida de sus personajes para describir su verdad: el desesperado desarraigo provocado por el exilio y, segundo, la presencia de fotografías que ilustran sus relatos. Las de La sonrisa robada son, por cierto, indispensables para rememorar imágenes de la destrucción y para comprender el misterio de Edelgard, de su sonrisa y su cuerpo desvalidos, de esa belleza inteligente, sensible y llena de secretos que José Antonio Abella al fin consigue para sus lectores desentrañar.

Me gustaría terminar recordando que solo puede entenderse la historia si convoca en nosotros la misma fiebre que tuvieron los hechos en el pasado, un delirio semejante, un trasunto de unas secuelas parejas. Así, como ve Abella a Edelgard, nos gustaría también que nos vieran: no como a un engranaje más de una cadena social sino como a un cuerpo único y sagrado dotado de capacidad de sentir, que ha amado, soñado, sufrido y ha podido ser, incluso, víctima de todos esos demonios que viven enmascarados entre los hombres. Porque en una sociedad culpable también hay muchas víctimas inocentes.

Con hondura y delicadeza, sin prejuicios, con un profundo sentimiento de estar haciendo justicia, así Abella se ha adentrado en el corazón de Edelgard Lambrecht, en la que habita también, aunque ella no quiera recordarlo, el corazón de las tinieblas. Como Conrad, también Abella habla del horror. Puede leerse en el triste rostro fotografiado de Edelgard la desesperanza del mundo. La melancolía. El fin de un mundo, como en la película de Lars Von Trier, engullido para siempre por el planeta Melancolía. Los mismos sentimientos que ella quizá habría tenido cuando la realidad de su vida hubiera roto para siempre el ensueño –el Träumerei de Schumann que tanto le gustaba interpretar al piano- con el que trató de redimir la violencia del mundo.

Page 46: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

n Laura Bordonaba

“La escritura es demasiado importante como para hacer algo que no me guste”. (Agota Kristof)

Leí esta obra avalada por sus maravillosas críticas. No exagero si digo que para mí ha habido un pequeño antes y después de esta novela maravillosa y dura como pedernal. Conformada por tres novelas en una (El gran cuaderno, La prueba, y La tercera mentira), la novela de Kristof conforma una especie de trilogía de desarrollo del individuo, donde desnuda el ideal soñado de la gemelidad, de ese otro idéntico en el que completarse, hasta alcanzar la identidad plena. Claus y Lucas encarnan la alegoría sarcástica de la situación en que quedó Europa del Este a lo largo del siglo XX y con el fantasma del totalitarismo, así como la parodia del individuo incapaz de vivir en un proyecto de unidad. El reto de la novela es construir dos identidades que se distingan y que se fusionen en una sola y a partir de allí construir también una identidad narrativa, deconstruyendo el tema del doble, pero conservando la posibilidad de interferencia entre los dos personajes.

En la primera de las novelas, “El gran cuaderno”, la escritora nos presenta a los hermanos gemelos,

abandonados por su madre, y dejados al cuidado de su abuela materna, analfabeta y cruel, que trata a los pequeños como animales. En palabras de los pequeños: “La abuela es la madre de nuestra madre. Antes de venir a vivir a su casa no sabíamos que nuestra madre todavía tenía madre. Nosotros la llamamos abuela. La gente la llama La Bruja. Ella nos llama ‘hijos de perra”. Los pequeños comienzan a aprender las reglas de la vida, de la crueldad, pero también la liberación y la identidad que conceden la escritura. Escribir se convierte en una manera de existir. Se convierte en una exposición del horror del totalitarismo y la guerra, pero también un canto del descubrimiento de la vida y del aprendizaje. Claus y Lucas aprenden a sobrevivir mediante un sobrehumano esfuerzo de endurecimiento del cuerpo y el espíritu, y mientras les crece el cabello y su piel se curte, su corazón se endurece y su capacidad de resistencia llega a hacerse casi difícil de soportar para el lector. Se insultan el uno al otro, y olvidan repitiendo como una letanía las palabras de amor que una vez les llenaron de calor. Las repiten hasta que sólo son palabras vaciadas de fuego y significado, hasta que dejan de doler.

A lo largo de esta primera novela, bien a través de

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

Claus y LucasAgota Kristof

La narradora de la infancia cruel. Así se ha bautizado en más de una ocasión a Agota Kristof. Y es cierto, porque Agota describe a cuchillo la estética de la infancia y del individuo. Sin concesiones. Castor y Pólux son famosos no sólo por su heroísmo, sino también por su amor fraternal. Pólux era inmortal, fue a ver a su hermano al Hades. Como recompensa a este amor fraternal, Castor y Pólux fueron elevados a la altura de las estrellas, así es como se creó la constelación de los gemelos. Los gemelos de Agota Kristof unen el infierno al cielo, la locura a la poesía. Tenemos palabras para nombrar el infierno, el cielo, la locura, y la poesía, pero lo que se encuentra entre su profundidad y su altura es innombrable.

Page 47: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

recuerdos o del presente, queda claro que Claus y Lucas no soportan estar separados. En una conversación del pasado mantenida por sus progenitores leemos: “Los gemelos siempre tienen más problemas. No es ningún drama. Todo se arreglará”. Nuestro padre dice: “Sí, todo se arreglará si los separamos. Cada individuo ha de tener su propia vida”. Y después en palabras de los gemelos experimentando su separación en aulas distintas en el colegio: “Es como si nos arrancasen la mitad del cuerpo. No tenemos equilibrio, nos da vértigo, nos caemos, perdemos el conocimiento”.

Claus y Lucas establecen unas reglas de escritura. La escritura debe ser verdadera, depurada, escribir lo que se ve, lo que se oye, lo que se hace. No son válidas las subjetividades, las palabras no seguras. Las palabras que hablan de sentimientos nos son seguras ni válidas porque no son objetivas. Asistimos a una destrucción de la lengua que nos recuerda a la maravillosa novela de Orwell 1984, y que lleva implícita una destrucción del humanismo. Esta atrofia de la lengua no es más que el vehículo a través del cual Agota Kristof nos habla de la atrofia del espíritu del ser humano en circunstancias hostiles. Cuanta más anestesia emocional sufrimos, menos poética es nuestra lengua.

Hablamos de literatura del riesgo en esta novela, por su forma y por su contenido: por su lenguaje, por su forma esencial y despojada, por su estructura de tres novelas que acaban formando una historia, una compleja e inteligente estructura, de naturaleza elíptica, y por los asuntos que aborda, síntesis de quienes hemos sido. En la primera novela, El Gran cuaderno, la forma gramatical de la narración es la primera persona del plural. Este modo de narración posee a priori dos sujetos, y estos dos sujetos aparecen como una sola unidad. Los gemelos ejercen todas sus actividades juntos, sus actos, al igual que su personalidad, forman sólo uno. Es imposible, de hecho, hacer la distinción entre los dos personajes que designan un solo sujeto gramatical en El Gran Cuaderno, ya que cada uno acaba expresando su identidad sólo con relación al otro. Visto desde el exterior, son idénticos. Son intercambiables, y esto, se hace luz totalmente en la última frase del primer libro.

Al final de la primera novela, los gemelos se separan definitivamente: “sacrifican” a su padre, que trataba de emigrar, enviándole delante de ellos y atravesando el campo de minas, para que finalmente uno de los gemelos pase la frontera. Pero el lector realmente no sabrá cual de los dos dejó su país natal: “Cogiendo el saco de lona y caminando sobre las huellas de los pasos, y después sobre el cuerpo inerte de nuestro padre, uno de nosotros se va al otro país. El que queda se vuelve a casa de La abuela”. En el segundo libro de la Trilogía, titulado La prueba, la narración pasa a pertenecer a la primera persona. Es la primera vez que los gemelos se separan y la primera vez que sus voces se oyen de manera individual. En oposición al primer libro, el protagonista, el que se quedó en su país natal, s e vestirá con un nombre, Lucas, dotando de ser a esa primera persona del singular. Así es como comienza a tener una personalidad: el nombre designa al que lo lleva, lo distingue de otros. En cuanto a la p r i m e r a p e r s o n a

de la narración, revela a un ser ya en lo sucesivo consciente, sobrepasando el sujeto no individual de la primera persona del plural. Sin embargo, el segundo libro hace problemática la identidad del ser: el narrador-personaje del texto deja el cuento para cederle el sitio a su hermano-gemelo que regresa al lugar de su infancia para encontrar a su hermano. Nos enteramos, por otro lado, que los nombres de los hermanos forman un anagrama: uno se llama Lucas, el otro Claus. Hasta las letras de sus nombres son intercambiables. Durante La prueba asistimos al desarrollo de la personalidad y las circunstancias de Lucas. Claus parece haber desaparecido completamente. Es ahí cuando el lector comienza a dudar de su existencia. Pero de pronto, leemos:

Lucas dice:— Conozco el dolor de la separación.— La muerte de tu madre.— No, es algo distinto. La marcha de un hermano con el que yo formaba una sola unidad.

Así pues, dudamos de si Claus es una invención de Lucas, una invención para sobrevivir en mitad de las circunstancias horrorosas que ha padecido, o si realmente Claus existe. Los personajes que acompañan a Claus durante esta segunda novela sirven para hacer patente el horror del totalitarismo y el ambiente de indefensión que se respiraba, la del individuo subyugado por el poder. Casi al final de La prueba, Lucas desaparece y es Claus quien vuelve a aparecer en escena, y es entonces cuando el lector ya totalmente confundido no sabe qué es verdad y qué mentira.

—Decidimos separarnos. La separación debía ser total. Una frontera no b a s t a b a , e r a

Page 48: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

necesario también el silencio.—Y sin embargo, ha vuelto. ¿Por qué?—La prueba ha durado demasiado. Estoy cansado y enfermo, y quiero ver otra vez a Lucas.—Sabe usted muy bien que no volverá a verle.

Porque al final de La prueba, un informe policial introduce un desmentido a la realidad narrativa que conformaba hasta ahora la historia de los dos (¿?) personajes: La infancia amoral de los dos gemelos en casa de su abuela; el cambio de personalidad de Lucas tras la separación; la vuelta de Claus hasta su encarcelación. El informe desvela que nada de eso ha ocurrido y que los cuadernos manuscritos por los que conocemos la historia del inexistente Lucas los ha escrito Claus, como se desvela al inicio de La tercera mentira, desde la cárcel. Nueva vuelta de tuerca. El último libro de la Trilogía, titulado La tercera mentira, pone en duda, sólo por su título, la interpretación de los dos primeros libros. Las tres mentiras se articulan por el texto y hacen relación a la identidad del hermano emigrado: tres mentiras relativas a su nombre, a su edad y a su padre. Sin embargo, como se trata de la última parte de la Trilogía, tenemos sobradas razones para suponer que toda la novela es mentira, ya que los dos primeros libros también forman parte de la mentira. Excepto el discurso en forma de diario íntimo y tremendamente limpio que hemos venido leyendo durante las tres partes, nada atestigua la existencia de los gemelos: nadie recuerda a ambos niños en la pequeña ciudad. Pero el lector no puede fiarse de la mentira tampoco, crece la incertidumbre por la multitud de variaciones de la historia que se nos cuenta: en uno, los gemelos se separaron antes de la guerra, en el otro, uno de ellos murió, y el otro, el superviviente le lleva en su personalidad de modo esquizoide. Como si la novela se volviese- de manera intencional y a la vez irónica - novelesca: como si todo elemento del cuento pudiera pasar en cualquier momento al lado de la ficción. El héroe de la tercera mentira es el gemelo que está de regreso al país natal, y cuyo hermano ha llegado a ser mientras tanto el poeta más famoso del país.

Ambos gemelos son intercambiables. El universo no hace diferencias entre ellos, sólo tienen identidad cuando uno habla y se refiere al otro. Son siempre los gemelos quienes escriben, no otros, creando, a través de la escritura, un universo cerrado y privado. El Gran Cuaderno es una obra personal y de uso personal, que los gemelos no le muestran a nadie. Describen el mundo que crean y hacen suyo a la vez por el acto de escritura. Sin embargo, cuando se vuelven poetas en la obra, intentan reconstituir el mundo de su infancia: el estado donde una personalidad vive en dos cuerpos. Y justo esta personalidad que habita dos cuerpos se rompe: uno se queda, el otro se va. Uno se vuelve poeta, el otro se crea otra vida. Ambos nombres pueden unirse sólo en forma de epitafio y en el nombre de artista de uno de los gemelos: Claus Lucas. El epitafio, al igual que el nombre del poeta, como denominación, hace vivir al

que el nombre designa. Por otro lado, en la novela de Agota Kristof no es fácil qué gemelo muere ay cuál se vuelve poeta. El superviviente hace vivir al otro por el acto de escritura. En la tercera novela aparece un nuevo Lucas, que parece no tener nada que ver con el verdadero Lucas, que creemos que no ha existido, al igual que antes hemos pensado que Claus no ha existido, y un Klaus, que puede ser a su vez invención de Claus. Al final decidimos que una sola voz tiene muchas voces, porque el lector no puede concluir nada. Ahí cada lector debe intentar dotar de sentido la demoledora experiencia de escritura de Kristof. Lo que particularmente extraigo es que todas las voces de la novela son la voz de la propia Agota Kristof, hablando así de la soledad del desarraigo y de cómo la literatura no puede embellecer la realidad ni crear universos alternativos.

Uno de los gemelos es mortal, el otro es inmortal. Solo el lector no es capaz de diferenciarlos, de la misma manera que entre sí llegan a confundirse los mismos personajes. Agota Kristof nos sirve sobre la mesa el desafío de decidir si la experiencia histórica, limpia de los regímenes totalitarios, puede producir a individuos autónomos y responsables. El fundamento de la novela es hablar sobre el aprendizaje, sobre el individuo que pretende aprender a vivir en armonía con la gente, y que es problemático en sí a lo largo de la literatura en el caso de los gemelos. Uno de los gemelos jamás podría ser un hombre nuevo, sin la otra parte, sin un predecesor. El otro él insiste sin cesar en hacer frente a estos predecesores. Pero ninguno de ellos puede hacerse adulto realmente. Y no hablamos solamente de una edad adulta biológica. Citando a Imre Kertész: “las dictaduras transforman a la gente en personales infantiles, incapaces de hacer elecciones existenciales.” Durante la guerra, el proceso de aprendizaje prepara a los niños para soportar la dictadura de la posguerra, así que no hay ninguna diferencia fundamental entre la guerra y la paz, los prepara para el conjunto de la existencia, pero para la existencia, en realidad, a cualquier lado de la frontera: “es una sociedad basada en el dinero. No hay sitio para las cuestiones que conciernen a la vida. Viví durante treinta años en una soledad mortal. “

Es un libro demoledor y desesperanzador, nihilista, extraño, audaz y experimental, y sobre todo, necesario, para escuchar la voz de Agota Kristof retumbando a través de todos esos personajes, y de ese diario.

“¿Cuando escribía en húngaro también era tan cruda, o la crudeza de su estilo viene del hecho de que el francés no sea su lengua materna? “No, no. En húngaro era muy poética. Demasiado. Por eso no me gustan aquellos poemas. Creo que si hubiera seguido escribiendo en húngaro habría ido quitando y quitando, diciendo sólo lo estrictamente necesario. Seguramente mi forma de escribir viene del teatro. Diálogo puro. Lo justo, sin relleno, sin grasa. ¿Para qué dar vueltas’ ¿Para hacer literatura? No me interesa la literatura” (…)

Page 49: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

n Annie Costello

Tengo un problema con Rayuela. En realidad no sería un problema si no estuviera escribiendo un libro. Pero escribir un libro es imposible durante o después de Rayuela. Esto parece, a todas luces, un despropósito, pero mis razones son fundadas.

-La primera, de índole ‘técnica’: es una novela experimental. Supone un hito demasiado brusco como para que nuestro proceso creativo siga impasible tras su lectura. Rayuela es novela, antinovela y contranovela: se

nutre del caos. Así que, escritor currante, tú que trabajas en tu libro como Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, pincelada a pincelada, mantente alejado de Rayuela. Porque sus páginas te harán pensar que el arte nace del desorden y de la improvisación, y entonces querrás parecerte a Pollock, y harás trizas todas tus notas, y no querrás tirar todo tu trabajo por la borda, ¿verdad? -La segunda razón, y la de más peso: es una novela completa. Todos tenemos una novela así en nuestras vidas. Una que, a nuestros ojos, conjuga tanta perfección que

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

RAYUELA(o qué no leer si estásescribiendo un libro)

Page 50: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

escribir por un momento deja de tener sentido. ¿Para qué? Está todo dicho. Guardemos en el cajón nuestras vagas tentativas retóricas y dediquémonos a admirar las existentes. Porque las novelas completas son inimitables e inigualables, y –la prueba del algodón– trascienden el paso del tiempo.

Basta pasear por Twitter para comprobar lo mucho que Rayuela ha influido en el imaginario de los jóvenes lectores actuales. En los dos años que llevo en esta red social, son docenas las chicas que he visto suspirar por el Pont des Arts, o los hombres que evocan a su transeúnte más inolvidable. Está claro que para encontrar a la Maga no hay que buscarla, hay que perderse, dice Diego Álvarez @jazzmeplease, y posiblemente esté en lo cierto: Rayuela incita a la aventura. ¿Será esto lo que ha hecho mella en una generación tan posterior a la suya? ¿Por qué la Maga y no cualquier otra heroína literaria actual? ¿Por qué ansiar París o Buenos Aires en un tiempo en que mis coetáneos acaban en Londres y Berlín?

Puede que la causa sea la libertad. Si existe algo que aglutine a jóvenes de cualquier época, es esa sed suya que clama librarse de la imposición. Aunque con el tiempo cambie de forma, el espíritu es invariable. José María Guelbenzu, crítico literario, confirma este papel de Rayuela como un soplo de aire fresco. “El hombre contemporáneo pisa el terreno de la inseguridad y Rayuela es la respuesta y la resistencia a esa inseguridad,

el relato de una vida a través del desorden y la mitomanía, un viaje sentimental en busca de la lucidez. Por eso gusta tanto a los jóvenes, sigue siendo una obra maestra y hoy sigue siendo rompedora.”

Una novela rompedora para una

época de ruptura

“El boom responde al azar, a ese azar que hace tan bien las cosas. El azar hace muy bien las cosas en la Historia, lo hace mucho mejor que la lógica. Que un momento histórico importante para América Latina, en que está dominada por un imperialismo que la quiere convertir en una factoría, en una colonia, que el azar haga que aparezcan 5, 6, 8 excelentes escritores que lanzan un montón de libros y de golpe crean un estado de conciencia que abarca todo el continente.”

Así se expresaba Julio Cortázar en la entrevista que Soler Serrano hizo para el programa A fondo en el año 1977. Con un deje francés que evocaba su vida en la capital gala, el artista hacía alusión al contexto en que sus obras se desarrollaron. Un contexto más bien agitado. Y es que los sesenta engendraron Rayuela pero también engendraron Woodstock, la marcha por la igualdad

Page 51: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

racial, el Mayo de París y las revoluciones latinoamericanas que vendrían acompañadas del llamado boom.

Es difícil hablar de Rayuela sin hablar del boom. Esta eclosión de las letras hispanas fue a la literatura lo que el cubismo a la pintura varias décadas atrás: la vanguardia, el cuestionamiento de los criterios estéticos establecidos. Se acaba con la linealidad de la trama y el tiempo. Se introducen voces alternativas. Rayuela es la mejor muestra de esta subversión, pero hubo otras que también supusieron la inclusión de nuevos temas. El realismo mágico de García Márquez distorsionó la línea entre realidad y fantasía; Vargas Llosa, la diferencia entre historia y ficción. En un momento en que Latinoamérica luchaba por escapar de un pasado colonial, los autores del boom devolvieron al pueblo la conciencia de su lengua, su cultura y su legado. Sus obras alimentaron el debate y llamaron a la acción.

¿Quién fue Cortázar dentro este movimiento? Un rostro amable, un idealista. Un alquimista, lo han llegado a decir. Nacido en Bélgica, hijo de un diplomático, vivió a caballo entre Argentina y Europa. “Pasé mi infancia en una bruma de duendes, de elfos, con un sentido del espacio y del tiempo diferente al de los demás”. Maestro y literato, escribió hasta sus últimos días batallando contra la leucemia. Pero, sobre todo, soñaba. Soñaba y hacía soñar con su atípica visión de las cosas, visión que rozaba el absurdo. Fue él, de entre sus colegas, quien más caló en los lectores, hasta el punto en que ya no tuvo lectores sino “seguidores, adeptos, creyentes. Ese carisma tiene una probable explicación y es que Rayuela fue en su época una tremenda propuesta vital, un modo de vivir y entender las relaciones humanas” (Santiago Gamboa).

La revolución del lenguaje y la

reivindicación de la magia

Oí una vez que leemos para encontrar respuestas. Bueno, quien lea Rayuela esperando una respuesta se equivocó en su elección. Nos hallamos ante un libro compuesto de pequeñas –y grandes- preguntas. Este interrogante se hace patente desde el inicio, “¿Encontraría a la Maga?” En realidad, sólo el hecho de leerlo implica una duda. Seremos invitados por el autor a hacerlo de dos formas: bien en orden tradicional, bien utilizando un croquis que nos llevará capítulo a capítulo aleatorio en un salto permanente. Rayuela, como la vida, es caprichosa, enrevesada y nos obliga a tomar parte en el juego.

Trata de las peripecias de un emigrante argentino en París, Horacio Oliveira, y de las personas que lo acompañan. El Club de la Serpiente o su círculo de amigos intelectuales; más tarde, en Buenos Aires, el matrimonio de Traveler y Talita. Conforme avanza en su argumento, Rayuela cambia de muda: de disertación filosófica a tratado de jazz, carta de amor, nube de aforismos. Pero el eje de la historia es, sin duda, la Maga. La amada de Oliveira es una mujer extraña, madre de un bebé enfermo, habitual de los puentes y amiga de los clochards. Ella, al contrario que los pretenciosos miembros del Club, no entiende de ríos metafísicos; mas su sensibilidad especial la sitúa en un plano superior. “Yo describo y defino y deseo esos ríos, ella los nada”, admite Oliveira, quien se sentirá atrapado y enternecido por esta figura femenina. Y nosotros, probablemente, compartiremos su destino. Porque la Maga es ese fantasma que a menudo

perseguimos a lo largo de nuestra vida, al igual que la persigue Oliveira a lo largo del libro. Aunque acabe perdiéndole la pista y no le quede más que su espejismo. La Maga, haciendo honor a su nombre, es quien dota a Rayuela de magia. Una magia nacida en los asuntos ordinarios, manifiesta en el ente cortazariano por excelencia: el azar. “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Esta cita es la que mejor condensa la idea de casualidad y causa como motor del mundo que parece defender Cortázar. Dice Edith Aron, la mujer que inspiró a la Maga: “él (Julio) me decía que había que poner poesía en la vida de la gente. (...) Y cuando nos encontrábamos por casualidad, me explicaba que los surrealistas le daban mucha importancia a esos encuentros, al azar…”

Poesía es precisamente lo que no falta aquí. Aunque se trate de una obra en prosa, tiene carácter de poema. El lirismo está presente aunque se camufle en el párrafo. Claro que es difícil asignar Rayuela a un género o estilo. Los puntos de vista cambian a voluntad y se omiten las convenciones. En el capítulo 34 el lector ha de leer las líneas de forma intercalada para seguir el hilo del texto. En el capítulo 69 encontramos faltas de ortografía abiertamente premeditadas. El 68 es el más popular. Cortázar va más allá y narra toda una escena erótica en un idioma inventado que bautiza “glíglico”. “Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes...”

Pero incluso la devoción cortazariana tiene sus detractores. Algunos tachan Rayuela de experimento fallido; otros, de culterana y en exceso europeizante; otros, de novela que cae en el olvido con la madurez... su compatriota Damián Tabarovsky la tilda de adolescente: “nació cursi, llena de recursos demagógicos”. Pero quien no haya sido vergonzosamente cursi en su juventud, que tire la primera piedra.

Yo misma he comenzado este artículo arrojando piedras contra Rayuela; supongo que a estas alturas se intuye cuál es la razón. Mi verdadera razón es la envidia, porque estoy escribiendo un libro. Y es imposible escribir un libro durante o después de Rayuela. Yo era una chica cansada de las viejas historias de siempre, ya saben, presentación, nudo y desenlace, y apareció Cortázar con sus cronopios, sus vueltas de tuerca, su enredo dialéctico. Nada volvería a ser igual. Ya había existido alguien capaz de tomar la anarquía de los veinte años –de mis veinte años–, y confinarla en un volumen. Capaz de acertar a retratar una sensibilidad, qué diría Peri Rossi. Aquella que se mantiene a pesar de cualquier ruptura: el amor, la búsqueda del paraíso. Después de tal síndrome de Stendhal, crear no tenía sentido.

O quizá sí. Quizá merezca la pena crear a pesar de todo. A pesar de Rayuela, incluso. Aunque todo esté inventado. Quizá el motivo de que existan libros como Rayuela es precisamente comprender a qué podemos aspirar. A rastrear lo inalcanzable, a perfilar un sueño y dejar que se esfume. En definitiva... a buscar a la Maga. Así que, escritor currante, tú que trabajas en tu libro como Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, pincelada a pincelada... no dejes de leerlo.

No dejes de soñarlo.

Page 52: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

n Anabel Rodríguez

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

“El libro de Daniel” es uno de esos (escasos) libros que te muerden y pasan a formar parte de ti: no te dejan pensar en otra cosa. Me ha impactado tanto su temática como el tratamiento y eso que es un libro complicado de leer: hay saltos temporales continuados, el narrador tan pronto habla de sí mismo en tercera o en primera persona e incluso se dirige al lector abiertamente. Todo estos cambios dificultan la lectura al principio, pero una vez que te adaptas a la forma de narración ya no puedes dejarlo. Es uno de los libros que subrayas sin contemplaciones, a conciencia. No es la primera novela que leo de E.L. Doctorow. Ya había disfrutado con “Homer y Langley”, que resulta más asequible aunque comparte con la novela que hoy reseño algunas características. Así, una de las virtudes principales del autor es partir de un hecho real, de trascendencia en Estados Unidos, hacerlo suyo y transformarlo. Aplicar a ese pasado un ¿qué pasaría si…?, que tan propicio es a la literatura de ficción. “Homer y Langley” trataba el caso de dos hermanos

provenientes de una familia adinerada que, sin razón aparente, se confinan en un edificio de su propiedad, en Nueva York, hasta su muerte. Durante todos sus años de encierro se dedican a acumular objetos, convirtiéndose en unos destacados exponentes del síndrome de Diógenes. “El Libro de Daniel” nos plantea qué sucedería si tus padres, cuando eras niño, fueran juzgados y ejecutados por traición a tu país, una nación que ha hecho de las libertades individuales y el respeto a los derechos de los seres humanos una bandera (que aplica a su conveniencia). Nos encontramos ante la supuesta tesina de Daniel Isaacson, hijo de Rochelle y Paul Isaacson, juzgados y ejecutados en un procedimiento irregular en mitad de la guerra fría, bajo la sospecha de haber trasmitido a la URSS determinados secretos nucleares. Este es el libro en el que Daniel nos cuenta su verdad, su vida y de alguna forma trata de contactar con nosotros y salvarse.También esta novela parte de un caso real, el juicio de los Rosenberg: Ethel y Julius, única pareja de civiles

Un mordisco

al almaEl libro de Daniel nos plantea como sería la vida de los hijos de

un matrimonio de civiles, ejecutados en la silla eléctrica, en plena guerra fría. A partir de ahí el autor nos plantea cuestiones tan di-versas como el papel del Estado como represor de sus ciudadanos,

la sensación de orfandad, la imposibilidad de amar, la traición, sus consecuencias. Un libro de lectura compleja que perturba el

sueño y los pensamientos.

Page 53: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

estadounidenses que fueron juzgados y condenados por haber transmitido secretos nucleares a los rusos. El matrimonio fue ajusticiado en la silla eléctrica, el 19 de junio de 1953, durante la Guerra de Corea, cuando la fobia anticomunista se hallaba en pleno apogeo. En el procedimiento Ethel se mantuvo en todo momento al lado de su marido y aunque son muchos los que se cuestionan que hubiera tenido intervención de tipo alguno en el supuesto espionaje, también fue condenada a muerte. Para crear una mayor fractura en el ámbito familiar, uno de los testigos principales en su contra fue el hermano de Ethel, que no dudó en delatar e inventar para salvarse (años después confesaría que las imputaciones que hizo contra su hermana eran falsas). Los hijos de los Rosenberg, Michael y Robert, fueron adoptados por Abel Meerepol tras la ejecución, ya que su familia, a excepción de las abuelas, se desentendieron de ellos. Si tenéis la oportunidad, buscad información sobre Abel Meerepol, compositor, profesor, letrista, creador de la canción “Frutos Extraños”, que trata sobre los linchamientos de ciudadanos negros en el Sur de los Estados Unidos y que una de las más emblemáticas de Billy Holliday. Los Rosenberg, los Isaacson, son la excusa que permite a Doctorow tratar temas tan dispares como Dios, la trayectoria de la izquierda en Estados Unidos a lo largo del siglo XX, la traición, la vinculación a la familia, la orfandad, el comportamiento del Estado con sus ciudadanos, la incapacidad para amar, la autodestrucción, las migraciones, la soledad del invididuo, como nos marca nuestro pasado...La obra se divide en cuatro libros; tres de los ellos se corresponden con diferentes festividades: el Día de los Caídos, Halloween, Navidad. El otro (que ocupa la tercera posición en el libro) se titula “Estrella de Mar” y contempla dicho ser como un presagio de mala suerte, de silencio y de muerte que aplica a la hermana del protagonista, Susan. No en vano el inicio de la obra nos muestra a Daniel acudiendo, en compañía de su esposa Phyllis y su hijo Paul, a visitar a su hermana Susan que ha protagonizado un intento de suicidio. También acuden a dicha visita sus padres adoptivos, los Lewin. Daniel es un ser incapacitado para entregarse, para amar. Posiblemente sólo su hermana pueda ser el objeto en el que volcar su amor: “Susan podía devolverle la empalagosa sensación de familia de otros tiempos, y dar a entender que su mujer no pertenecía a la misma clase y su hijo no tenía la menor trascendencia. Que era algo entre ellos dos, ese estado de orfandad y que anulaba todo lo demás y los aislaba de todos los demás, y eso sería siempre así, hiciera lo que hiciese él para negarlo. De hecho, yo no intento negarlo. Pero me reservo el derecho de vivir con ello a mi manera si es posible”. Daniel no ama a su esposa, ni a sus padres adoptivos, ni a su propio hijo; sus emociones van a la deriva, atrapadas por la dolorosa pérdida de sus padres, de su infancia. Un aspecto fundamental dentro del libro son las reflexiones que el autor se hace respecto al funcionamiento del Estado. Es imprescindible traer a colación en este artículo alguna de ellas, pues resultan dolorosamente cercanas. Así dice “ Todo hombre es enemigo de su propio país. TODO HOMBRE ES ENEMIGO DE SU PROPIO PAÍS. Todo país es enemigo de sus ciudadanos”. “En la guerra, la destrucción del soldado la llevan a cabo sus propios comandantes. Es su gobierno el que le pone un fusil en las manos, lo planta en el frente y le dice que su misión es sobrevivir. Todas las sociedades son sociedades armadas. Todos los ciudadanos son soldados. Todos los gobiernos están dispuestos a condenar a sus ciudadanos a muerte en interés de su gobierno”. En la

actualidad que nos toca vivir, en estos momentos de zozobra en los que parece que el apoyo de nuestros gobernantes sólo se dirige a los poderosos, ¿no nos encontramos en la misma situación?, ¿acaso no han sido nuestros gobernantes los que han defendido los intereses de las grandes corporaciones (bancarias) antes que a los ciudadanos?, ¿no es nuestro desencanto el resultado de la constatación de que en el fondo nuestros gobernantes resultan ser nuestros mayores enemigos? El gobierno lanza dentelladas sobre todo aquel que le plante cara y no sólo me refiero al actual, aunque puede que este lo haga con más descaro, dado lo desesperado de la situación. La reforma laboral no ha servido para crear puestos de trabajo, pero los bancos siguen ganando dinero; la corrupción de los poderosos trata de ocultarse pues a todos mancha… ¿tenemos los gobernantes que nos merecemos? Dudo de la voluntad de nuestros políticos, desconfío de ella… Mejor lo dejo, después de todo, se trata de hablar del libro de Doctorow y no de marcarme un predicamento político que a nada mueve. Vivimos tiempos oscuros, tal vez siempre han sido oscuros y lo único que sucedió es que no nos dimos cuenta. A pesar de todo, algunos resultamos ser como Lewin, el padre adoptivo de Daniel: “Mi padre abogado no es una casualidad, y no es una casualidad que adore la Ley Estadounidense, una institución que fracasa continuamente y que él adora continuamente, como a un niño malo que algún día en su amor no fracasará, estabilizado por la responsabilidad”. Es una forma bastante hermosa de conceptuar nuestra estupidez, nuestra adoración por las normas, porque de alguna manera esperamos que el sistema en el que nos desenvolvemos funcione bien, a fuerza de fallar una y otra vez, asustados ante la perspectiva de que algún oportunista aproveche la desesperación para hundirnos definitivamente.Otro extremo que me llamó la atención es el tratamiento que a las diferentes clases de castigos corporales otorga Daniel y que se encuentra directamente relacionado con la condena a muerte de sus padres: “Podemos sostener que la base de todas las distinciones de clase en la sociedad es el castigo físico. Las clases se crean mediante el castigo físico, y se mantienen mediante el castigo físico… la esclavitud es el estado de sometimiento absoluto al castigo físico”. Desglosa diferentes formas que el poder ha tenido de castigar, humillar y destrozar a sus ciudadanos díscolos: en Japón mediante ahumamiento; en Inglaterra con el descuartizamiento; en Francia con la guillotina; en Rusia el Knut y por supuesto, no podía faltar la silla eléctrica que se aplica a los padres de Daniel. Los delatores también tienen su lugar en la novela y si en la vida real, el hermano de Ethel Rosenberg fue uno de ellos, aquí es un oscuro dentista, enamorado de alguna forma de Rochelle, Selig Mindish. Daniel dedica tiempo a buscarlo, a encontrar lo que de él queda y de su familia. ¿Qué hacen los traidores?, ¿qué sucede con los que vendieron a sus amigos, a sus familias?, ¿cómo continúa su vida?Daniel y Susan son, de alguna forma, mártires de la causa de sus padres, excluidos del sistema, luchadores a su pesar. Una novela que toca tantos temas, que baila con Dios, con el Estado, con la idea del martirio, de los padres ausentes a su pesar, de la traición, no podía tener un único final y así sucede, pero no voy a fastidiarlo. Os dejo el libro que no pierde actualidad aunque se escribiera en los setenta, un libro que necesita unos ojos y mente atentos para ser leído, que nos lleva por esquinas traicioneras, hasta un final incierto, como nuestra vida, como la de Daniel.

Page 54: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

n J.Álvaro Gómez

Este libro me llegó caído del cielo. Paseaba una tarde por una calle de Madrid cuando, sin saber por qué, giré la cabeza hacia una pequeña bocacalle. Desde lo lejos pude ver unos pequeños bultos en una repisa, junto a una ventana sucia. Me acerqué y allí pude encontrarme con varios libros que habían sido liberados. Estaban colocados en fila, como en una biblioteca. Comencé a leer los títulos uno a uno. De repente, la rotulación y la portada de uno de ellos me llamó la atención: “Escupiré sobre vuestra tumba”. Una frase que reposaba sobre una cubierta roja y negra. En seguida le di la vuelta y leí su contraportada:

«pornográfico, violento y decadente; marcó un inicio en el autor»

Sin saberlo, acababa de encontrar el libro idóneo para nuestro nuevo número de la revista. Lo ojeé e inmediatamente me entraron ganas de leerlo. Y es que, queridas y queridos amigos y amigas, en cuanto se abre este libro, el lector se da cuenta que está frente a una novela nada convencional, de esas que no se leen todos los días; de esas por las que uno está enamorado de la literatura. Un libro distinto.

El escritor, Boris Vian (1920, Ville-d´Avray- 1959, París), publicó esta novela, considerada dentro del género negro, en 1946 bajo el pseudónimo de “Vermon

Sullivan”, supuesto escritor negro estadounidense. Su nombre real figuraba como el traductor de la obra. Como anécdota entre la unión del escritor y de su novela cabe destacar que el autor de este libro falleció de un ataque cardiaco mientras asistía, de incógnito, a la proyección de la adaptación de esta misma novela en un céntrico cine de París.Antes de empezar a leer este libro conviene conocer y adentrarse en el mundo que describe el autor. Viajar con la imaginación a los Estados Unidos de los años 40. Un país desatado en violencia y racismo, en riqueza y pobreza. Un país que acababa de salir de la II Guerra Mundial y que estaba inmerso en un estado de shock patriótico. Cuando el lector se haya posicionado, es entonces cuando se debe comenzar su lectura. Verá cómo le será mucho más fácil iniciar a tomar las imágenes de la historia del joven Lee Anderson –de raza negra pero con apariencia de blanco–. Boris Vian así lo afirma en el prefacio haciéndose pasar por ese traductor y hablando de la obra de “Sullivan”:

«Y es que ¡ay!, América, la tierra de Jauja, es también la tierra de la elección de los puritanos, de los alcohólicos y del métetelo-bien-en-la-cabeza.»

Lo arriesgado de esta novela es jugar, por partes iguales, con la sencillez de su lectura junto a la complicada descripción de los sucesos. Como ya hemos dicho, es

ESCUPIRÉ SOBRE

VUESTRA TUMBA,

de Boris Vian

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

Page 55: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

un joven negro con la imagen de un blanco. Su tez, su pelo y su figura, tiene todo el aspecto de un treintañero blanco. El personaje inicia una huida de un pequeño pueblo ante el feroz racismo que ha sufrido su familia. Su camino desemboca en otra pequeña aldea, donde empieza con una nueva vida como librero. Pero en ese nuevo escenario sigue existiendo un racismo duro, sanguinario y castigador; fiel reflejo de ese tiempo. En las primeras páginas podemos empezar a disfrutar o sufrir, según el ánimo del lector, de una narración trepidante, repleta de juventud, sexo, violencia y alcohol. Con un lenguaje totalmente explícito y sin ataduras de ningún tipo. Para el autor no hay ninguna barrera a la hora de describir cualquier tipo de escenas, ya sea el acto sexual de dos adolescentes, como la borrachera juvenil de un grupo de veinteañeros. Todo vale, todo es literatura. Como ejemplo liviano, pues vamos a dejar lo más morboso para que cada uno lo descubra en su momento, estas frases,

«Pero aquellas mocosas estaban a cualquier hora del día calientes como cabras, y tan húmedas que goteaban.»

O

«Su vestido se sostenía solo, no sé cómo, porque no había nada de donde colgara, ni en la espalda, ni alrededor del cuello, nada, sólo sus pechos, pero, todo hay que decirlo, unos pechos tan duros y agudos como aquellos habrían podido aguantar el peso de dos docenas de vestidos como el que llevaba.»

Repito, esto es lo más ligero que se puede encontrar.

Quizás no fuesen estas frases las que llevaron a “Escupiré sobre vuestra tumba” a ser prohibida en 1949, por considerar a la obra como pornográfica e inmoral. Pero el autor se apoya en la violencia y el sexo para denunciar ese racismo visceral que se amparaba en los Estados Unidos de aquellos años. Es curioso el puritanismo de la sociedad cuando se tratan temas totalmente ficticios mientras la realidad es mucho más vehemente y agresiva.

«Mi hermano, en calidad de profesor de la escuela negra, había expresado públicamente su protesta y había mandado una carta al senador, y al día siguiente lo molieron a golpes.»

Debo reconocer que algunas escenas de violencia y sexo han hecho que mi mente dejara de actuar. Que se olvidara de imaginar todo aquello que tan descriptivamente nos relata el autor para tomarse una pausa. Pero también hay momentos para la descripción positiva y el disfrute de la literatura de la reflexión. Esa literatura donde es necesario detenerse, cerrar los ojos y sentir, en ese momento, el arte de la lectura. El indescriptible momento de volver sobre las frases y palabras para releer los párrafos anteriores. Un ejemplo es el siguiente:

«-Quiero quemar la casa, Lee. La construyó nuestro padre, a quien debemos lo que somos. Era casi blanco, sí, pero nunca soñó siquiera en renegar de su raza, acuérdate bien. Nuestro hermano ha muerto, y nadie debe apoderarse de la casa que nuestro padre construyó con sus dos manos negras.»

Quién sabe si fueron esas escenas tan violentas y sucias las que llevaron a esta obra a ser una de las más significativas de Boris Vian, la que le dio notoriedad y fama —fama que le costo 100.000 francos por ultraje a las buenas costumbres. O quizás fuesen las descripciones tan sofocante e irrespirable en los que todos los personajes se mueven. O ese mensaje, no tan oculto, sobre el racismo y la diferencia de clases. Quién sabe qué fue; lo cierto es que esta novela, sencilla de leer y comprender, debe de tener un hueco entre todos esos libros actuales. Como bien dice Boris Vian, de la boca de nuestro protagonista, Lee Anderson, en los años 40,

«Los libros tienen la cubierta ilustrada, el folleto y la foto del autor con la breve nota biográfica. Los libros son muy caros, y todos esos artificios tienen una finalidad muy concreta; demuestran, además, que la gente no siente ningún interés por comprar buena literatura; el libro que quieren leer es el que recomienda su club, el libro del que se habla, y su contenido les importa un bledo.»

Un buen libro que no dejará indiferente a nadie, tanto sí gusta como si no. Por cierto, este libro sólo es el primero de una serie de libros que Boris Vian firmo como Sullivan, los demás son “Todos los muertos tienen la misma piel” (1947), “Que se mueran los feos” (1948) y “Con las mujeres no hay manera” (1948). Boris Vian tiene, más o menos reconocidos, otros veintisiete heterónimos.

Page 56: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

n Ainize Salaberri

Lite

ratu

ra d

el ri

esgo

Estamos acostumbrados a leer cartas, novelas, poemas de amor. Estamos acostumbrados a que el amor arranque la ira de nuestros huesos y quede escrito en papel. Escribir calma la rabia, el odio. Escribir calma incluso el amor. Y en las cartas (y no puedo dejar de recordar aquellas que escribieron Pasternak, Tsvietaieva y Rilke en aquel verano de 1926) nos dejamos todo nuestro ser. En las cartas de Virginia (Woolf), por ejemplo, descubrimos a la verdadera Virginia. En sus “Las olas”, una novela que bien podría haber sido poesía, es el amor el núcleo de unión entre sus personajes. Toda novela arranca de un sentimiento y se ancla a tantos otros: la desesperanza, la nostalgia, la melancolía, el dolor, los gritos. Las cartas son gritos y el amor es un gran abismo. A veces, creo, por eso existe la literatura. Por el amor; por lo que se cuenta y no, por lo que se intenta y se arriesga, por lo que se coloca en la cuerda que separa al funambulista de la gloria... o del fin. La literatura, como el amor, significa vencer y ser

vencido. En realidad, si lo piensas bien, el amor nos relega a la última posición, y da igual lo que hagamos para evitarlo. Y las cartas de amor... Las cartas de amor son siempre barrancos. Mirad a Anais Nin, sin ir más lejos. Mirad a Dylan Thomas. Mirad a los Fitzgerald. No hay carta de amor sin disparo en la sien. Ahora bien, mirad a Viktor Shklovski: se enamoró y no podía hablarle a su amada de amor, así que se inventó un modo de escribirle cartas que no hablasen de amor pero que estuvieran repletas de él. Contemplad el riesgo que supone escribir una carta en la que mostrar todo lo que eres, todo lo que sientes, todo lo que necesitas, a través de observaciones sobre la guerra y sobre la vida. Si el fin último es que la persona entienda el fuego que arde en ti y te quema la piel... ¿cómo es posible que el mensaje llegue si se habla del recuento de situaciones vividas en el día, por ejemplo, o de anécdotas de gente conocida? Shklovski lo consigue. Shklovski se sube a lo alto de una cima y grita, mientras en el

Cómo es el

amor

Page 57: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

papel dejan silencios que... sí, también gritan.

«Eres la ciudad en la que vivo, eres el nombre del mes y del día.»

«Parece que pronto me hundiré, pero incluso allí, bajo el agua, donde el teléfono no suena y los rumores no llegan, donde es imposible que me encuentre contigo, te seguiré amando. Te quiero, Alia, y tú me obligas a estar colgado del estribo de tu vida.»

Estos dos fragmentos forman parte de la segunda carta que Viktor envía a Alia, antes de que Alia le pidiese que, a cambio de permitirle que le escriba, lo haga sin hablar de amor. Y añade: «Tu amor me asusta, un día me harás daño por haberme amado de este modo.» El amor asusta, claro, y Viktor lo sabe. Él le dice que es por Rusia. Rusia, dice, lo hacía fuerte, es Berlín quien le está consumiendo las fuerzas, quien le hace amar vivamente a esa Alia que se refugia en la distancia física y emocional. Pero Viktor arde, tiembla. Viktor nieva, como su Rusia. Y el frío asusta a aquella que está acostumbrada a contemplar el fuego a su alrededor. Cuántas pasiones habrá provocado Alia, cuántos corazones habrán quedado en una estación, entre vía y vía, bombardeados.

Viktor acepta. «No se puede escribir sobre amor. Entonces, escribiré sobre Zinovi Grzhebin, el editor.» Pero también le dice: «Toda mi vida es una carta para ti.» Parece que Viktor vivía y recordaba cosas triviales —y otras no tanto— con el único fin de tener qué escribirle a Alia. Pero, a veces, no lo puede evitar. Su río se desborda y truena. Sabe que vendrá el naufragio. Sabe que hablarle de amor a Alia no sirve de nada. Ella le contestará y será como si nunca le hubiese dicho que la ama. Alia es inmune al amor. Eso es lo que descubrimos. El amor de Viktor no le interesa. Y sin embargo... A veces Alia le pregunta a Viktor si la quiere. El volcán y la lava. El deseo, la tentación... y la cobardía. O el juego. Decía Jeanette Winterson en su novela “La pasión”: «Se juega, se gana, se juega, se gana. Se pierde.» Viktor juega y siempre pierde. Se arruina emocionalmente. Se queda vacío y debe salir a respirar para volver a llenarse. A llenarse de Alia para poder vaciarse de Alia desépus, y vuelta a empezar. La droga de los amantes. El morderse la cola. Morderse. Hacerse sangre. Alia, a veces, es una carnicera. «Me has dado dos encargos», le dice Viktor, «no telefonearte y no verte. Así que ahora soy un hombre ocupado. Hay un tercer encargo: no pensar en ti. Pero ese no me lo has confiado.» Alia es un disparo, es una pistola llena de heridas que están dispuestas a descuartizar. Y Viktor es un vagabundo, un vagaAlias. Decía Carmen Martín Gaite que, a veces, cuanto más largo era el hilo más corta era la distancia. Eso es lo que Viktor pretende. Pero Viktor no ve que Alia es una gran tijera que va cortando los hilos que Viktor trenza todas las noches, todas las mañanas, a todas horas. Viktor sale a por historias que contarle a Alia y ella... Ella se guarda en un cajón y le habla de la vida. ¿Acaso Alia entiende de qué va la vida? ¿Acaso sabe Alia lo que es la vida, así a secas, la vida a secas, sin pretensiones, ni máscaras, ni disfraces? ¿Acaso se puede saber lo que es que, como decía Mathias Enard en “El alcohol y la nostalgia”, unas falanges que no son las tuyas te retengan en el mundo? Viktor lo sabe, y “Zoo o cartas de no amor” son la demostración.

Viktor arriesgó su vida, arriesgaba su vida a cada minuto que amaba a Alia, pero él no lo sabía. Decía Shakespeare que el amor nos hace ciegos. Winterson también decía en “Escrito en el cuerpo” que son ese tipo de frases hechas las que nos hacen daño. «El tiempo todo lo cura», por ejemplo. Qué tristeza de clichés. Y qué tristeza de cartas las de Viktor pero qué extraordinario imán de magia son. Qué poder tienen. Son una batalla. Alia, me temo, es el enemigo a batir. Enemigo que caerá a base de amor. Viktor sabía:

«No conocíamos otra cotidianeidad que no fuera la de la guerra o la revolución. Quizá nos perjudica, pero no podemos escapar de ella.» Y dice también: «Pero cada soldado lleva su derrota en la mochila. En el campo de batalla, una vez muerto, se da cuenta de su destino. No sabemos ser ligeros.» Exactamente. Viktor no sabía ser ligero, y bendita desgracia, ¿no? Él no lo sabía pero yo necesitaba que unas cartas así existieran. Hay una frase en “El.Powerbook”, de Jeanette Winterson, que dice algo así: «a veces me preguntas por qué no puedo amarte con más calma, y yo te respondo que amarte con más calma sería no amarte en absoluto.» Parece que la escritora estuviese leyéndole la mente a Shklovski. Viktor no supo amar a Alia de otra forma, ni falta que hacía. No entiendo el amor de otra forma. No entiendo que alguien pueda hacerse un nudo y aguantarse, sobrevivir al arder, al fuego, a la tentación. Hacerse un nudo y pretender. No lo entiendo a menos que no se ame. Y Alia... Si Alia amaba, o amó, a Viktor es algo que debe descubrirse a través de la lectura de este libro. Y Viktor... Viktor sufre en proceso. Los estadios de la guerra, me digo. Y él me dice, entonces: «Hay gente con palabras, y gente sin palabras. La gente con palabras no desaparece y, créeme, he tenido una vida feliz.» Portentoso Viktor. Pero esperad, que no ha acabado: «Se me han pasado las ganas de escribir. No quiero más cartas. No necesito una guitarra. Me da igual si mi amor se parece o no a la transmisión irreversible. Sencillamente no me importa nada. Sé que ni siquiera guardarás mi carta en el cajón derecho de tu mesa.» Después de eso, la nada. El silencio. El mío, digo. Y el dolor de entenderle demasiado bien. Sí, eso también.

¿Dónde está el riesgo en “Zoo o cartas de no amor”? En todo, y en nada. Como en sus cartas, que hablan de amor sin hablar. El riesgo está en el amor negado pero asumido y, sobre todo, en seguir adelante. Porque las cartas siguieron. «Todas mis cartas hablan de cómo amo.» De poco le sirvió a Viktor, como él mismo dijo, pensar en salvar el mundo. Primero debía de salvarse él y él estaba dispuesto a dejarse morir por Alia. «Vivir a pleno pulmón duele. Y en esto me estás ayudando mucho, Alia.»

Termino con una frase que habla de Viktor y habla de mí: «Te quiero como es el querer: para siempre.» Y se cierra el telón. Gracias, ViktOr.

Page 58: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Breves

Hotel del norteAINIZE SALABERRI

París es, de por sí, una ciudad tremendamente literaria. Una ciudad que, con sólo mentarla, nos recuerda a Marguerite Duras, a Franz Hessel, a Patrick Modiano. En esa ciudad han sucedido algunas de las mejores historias de amor y de desamor, y ha servido como escenario a centenares de guerras sin reconciliaciones. La novela que Eugène Dabit escribió, “Hotel del norte”, nos trae lo mejor del París de los años vein-te. Así como siempre es interesante ahondar en la historia propia de las ciudades en las diferentes décadas que se suceden –el Londres de los años treinta o de la posgue-rra, por ejemplo–, la de este París es especialmente sorprendente y carismática. Y es que el Hotel del Norte es el centro neurálgico donde los miedos, las deudas, las dudas, las sonrisas enlatadas, el temblor, los abismos y precipicios, las olas y la oscuridad confluyen sin ton ni son. Es un hotel que lo comprende todo. Sólo quien se embarra es capaz de triunfar, parece querer decirnos.

El Hotel del Norte es algo así como el sueño americano: las pobres y vacías habita-ciones del hotel se llenan de aspiraciones que recorren los pasillos en busca del calor; no les basta con el refugio que supone comer y dormir todos los días. El Hotel del Norte nada tiene que ver con aquel endemoniado hotel de Stephen Crane en el que las cartas, el alcohol y el asesinato rondaban entre sus moradores. En el Hotel del Norte hay alcohol, sí, y hay cartas, sí, y hay retos y aventuras veladas, pero también hay muchos sueños, mucha necesidad de transgredir el destino que parece impuesto a sus habitantes. Imperiosa necesidad la de alejarse de sus miedos y de los precipicios que los persiguen. (He descubierto que toda buena novela debe poseer un abismo. ¿Para qué arriesgarse a contar una historia sino?) En el Hotel del Norte el significado de “vida” adquiere otra dimensión, que ha de descubrirse a través de las páginas de Dabit. Eso sí: es pura vida.

El profesional, W. C. Heinz (editorial Gallo Nero)Nostalgia de otros golpes

ANA BELÉN FLETES VARELA

El profesional es la historia de un joven boxeador que opta al premio de los pesos me-dios y un mánager a la antigua con nostalgia de un tiempo antes de que la televisión convirtiera el boxeo en un espectáculo morboso y desalmado.W.C. Heinz fue periodista deportivo y una de sus pasiones fue el boxeo. Por eso debió resultarle tan natural ambientar la novela, crear los personajes: el periodista decente que recibe el encargo de escribir un artículo sobre el boxeador que opta al premio de los pesos medios; los otros boxeadores; el entrenador; el sparring; el ex boxeador que tuvo mala suerte y ahora es preparador físico, el dueño del hotel que sirve de centro de concentración; periodistas vocingleros; hombres. Parcos en palabras, taciturnos, chuscos, cafres, generosos, que producen ternura. Independientemente de si al lector le gusta el boxeo o no, la novela sorprende por la inmensa humanidad que desprende, la autenticidad de los personajes, esos hombres que se ganan la vida con sus puños. Deslumbra la nitidez de sus breves, pero eficaces descripciones, sus acertados diálo-gos, la capacidad de crear la tensión, su lirismo en ocasiones.

“Cualquier buen boxeador que tiene un maestro crece directamente gracias a los de-más boxeadores que ha tenido el mánager.”

Es una novela sobre boxeo, no una crónica de un combate, y una buena novela ade-más, “la única novela buena que he leído sobre un luchador, y una excelente novela por derecho propio” diría Hemingway. Estupenda novela recuperada por Gallo Nero, añadiría yo.

Page 59: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Entrevista

n Ainize Salaberri

«Barreras es el resto que habita

entre la decadencia y la realidad. El

cerco literario de los edificios,

donde la memoria, el odio y el polvo

del recuerdo reivindican la

dignidad de la vida manteniéndose

de pie ante el sufrimiento

humano y las guerras.»

Cuéntanos quién es Hasier y por qué escribe. Por qué la poesía.

Hasier es un chico que nació en el año 1982 en el seno de una familia rural y humilde en el pueblo de Arraioz, municipio del Valle de Baztan, en el norte de Navarra. Detallo el lugar donde he nacido porque recobra importancia en la obra que he ido construyendo a partir de que me fuera a vivir a Madrid hace unos cuantos años. Mi padre continúa recordándome que podría ser un buen harrijasotzaile (levantador de piedras). Además de esa simbología rural y aferrada a las labores del caserío (lo he vivido y ha habido esa transmisión oral a través de una abuela) mi padre es una persona aferrada al deporte rural, y que le ha dedicado y le sigue dedicando su tiempo y esfuerzo. Desde la infancia he vivido ese mundo, como si los golpes de las hachas resonaran junto a aquellos paisajes verdes y salvajes. Ante todo esto, la literatura fue una guarida. Y en cierta medida una manera de salvación, de espacio propio ante las labores relacionadas con la madera, o con los entrenamientos que mi padre me asignaba (fue su decisión que participara en algún campeonato de aizkolaris -cortadores de hachas-

a nivel juvenil). En la incipiente adolescencia la literatura supuso aliento, un corte incisivo con ese mundo cerrado, rural y masculino. Ahí comencé a escribir los primeros poemas. Recuerdo el Nevermind de Nirvana de fondo. Y sentirme desasosegado por ese entorno que para mí resultaba hostil. Y la poesía porque se asemejaba a las letras de las canciones que escuchaba en la adolescencia. Quería escribir letras para canciones.

¿Qué deseabas contar con Barreras?

Barreras es el resto que habita entre la decadencia y la realidad. El cerco literario de los edificios, donde la memoria, el odio y el polvo del recuerdo reivindican la dignidad de la vida manteniéndose de pie ante el sufrimiento humano y las guerras. Lo que deseo contar está impregnado en las esencias de cada poema, es un ejercicio que debe de realizar el lector, y más cuando nos referimos a la poesía. Yo tengo claro lo que quiero decir o lo que quiero expresar con cada poema, pero la riqueza de la escritura y de la lectura de un poema está en las múltiplicidades de significados que pueden extraerse de un mismo poema según la biografía

HasierLarretxea

©Zuri Negrín

Page 60: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Entrevista

del lector. El libro es una barrera cercada y cerrada, un espacio desde donde parten las contradicciones y las hendiduras de las heridas humanas y de sus restos. Un paisaje, nuevo, que se abre cada amanecer. El idioma y sus significados enraizados en las cumbres. El testimonio de lo que pudimos ser y llegamos a sentir a través del viento del norte. El aliento y la luz de las vidas silenciosas y el paso del pastor que no llega de vuelta a casa. El murmullo del árbol genealógico. Los bosques que son puentes para esta vida y para las que están por llegar. Una barrera nueva, abierta con el tiempo. La vida y su descomposición de tensiones y pulsos y su firme proposición a aferrarse a la luminosidad de lo perdurable. La luz y su sombra alargada que da aliento a los claroscuros del ser perecedero. El destino y su olvido de silencios.

¿Para ti la poesía es mirar de lado o mirar de frente?

La poesía es mirar, a donde sea, como sea, pero mirar. Y de frente, siempre. Ver donde parece que no hay dónde ver. Es un ejercicio absoluto de observación. Y fotográfico. Es el ejercicio donde corremos tras ese instante, ese momento donde coinciden los elementos y se crea y se conjuga la llamarada, la mecha que alumbra todo un poema, en ese equilibrio de esencia y sentimiento, de memoria y de ficción.

En una frase que has escrito en Facebook dices: «Escribir para habitar en los silencios.» También has dicho que «Escribir es otra manera de alargar el vacío.» ¿Qué más significa escribir para ti? ¿Escribir para gritar desde la grieta, la trinchera?

En estos tiempos en los que esbozamos el futuro sobre incertidumbres y el pasado no es más que la disputa entre significados contrapuestos, la poesía quiere acercarnos un mismo aire para respirar. Si el lugar donde vivimos en este mundo sigue siendo resbaladizo, escribir es la grieta de la línea de la vida, azulejo de un tiempo atrás, ráfaga de luz, polvo, llama, muro, mantel de cuadro entre campos de grosellas. Nos encontraremos con márgenes, piquetes, hendiduras, rupturas, silencios, instantes calcinados, la imposibilidad que atraviesa guerras y conflictos mundiales para situarse después en la calma esencial del valle de Baztan. La valla de alambre tensada en

HasierLarretxea

el destello entre el cielo y la tierra, y su encuentro con una nueva barrera que atravesar. Esa barrera puede ser un cierre o un obstáculo. Un lugar estrecho donde entrar. La barrera que más me ha gustado desde la infancia es esa construida con tablones de madera, y que ha supuesto la vía de entrada y salida del ganado. Aunque transcurra el tiempo, se mantiene firme la estructura de la barrera que a la vez ejerce de valla, de lugar acotado. El testimonio del estilo de vida rural, tan aferrado a la tierra y a sus cicatrices.

Una de las citas que incluyes en el libro es «A uno, le gustaría inventar,/inventarse muchas historias.» (Charles Simic) ¿Cuánto de historia y cuánto de ficción hay en Barreras?

Esos límites en los que se diluye la ficción y la realidad son los que me interesan. La parte más personal del libro es Pliegues en la ropa tendida, la segunda, en la que hago un recorrido a través del pueblo y del valle, donde la escritura es más concreta y ofrezco elementos concretos en los que reconocer esa procedencia. Comienzo en Cercando los escombros de los edificios con instantáneas, fotografías a través de las cuales me inspiré para los poemas que se pueden leer y que focalizan conflictos de guerra y algún suceso de catástrofe natural como el terremoto de Haití. Para mí un suceso real es susceptible de convertirlo en material para construir algo ficticio.

«El dolor/forma/costra/y la costra/(es)//olvido.» Y «La memoria descuartiza al odio.» Y nos preguntas «qué hacer con los restos». Ahora te lo pregunto yo: ¿Qué hacer con ellos? Pero, sobre todo, ¿qué hacer con la memoria?

A la memoria hay que guiarla, y cuidarla, darle luz y calor. La memoria histórica, así y como la memoria familiar o del pueblo es el punto de partida de mis poemas. A través de la escritura rindo homenaje a esas personas humildes y sacrificadas. A través de los textos recojo las esencias del pueblo, las historias, lo que durante años han tenido que mantener en silencio, esa manera de mirar a la vida y al mundo. Con ese poema que citas comienza el libro. Es uno de los que más me gustan personalmente. Las formas que puede adquirir el dolor, y de qué manera lo escondemos o negamos.

¿Es la poesía un edificio a punto de derrumbarse?

Y de estallar. Esa imagen está recogida en un poema que quería plasmar mi fascinación personal por los edificios vacíos y abandonados. Por los pueblos de Soria en los que no habita nadie. En los restos del ser humano que se mantienen como único recuerdo de que hubo vida. En el paso del tiempo, y en todo lo contenido entre esas paredes de piedra.

©Zuri Negrín

Page 61: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Uno de tus versos «Uñas desgarradas/en un único amarre» me ha recordado a una frase de Virginia Woolf incluida en La señora Dalloway: «la vida es garrapatear en la pared». ¿Estás de acuerdo? ¿La poesía colabora en el desgarro o ayuda a evitarlo?

La poesía no curará en un principio a nadie, pero sí que puede ayudar, y en ese sentido hablo por mi experiencia personal, a canalizar y poder darle forma a todo un cúmulo de sentimientos que pueden exteriorizarse de esa manera. Para mí es una purga constante, una limpieza que mayoritariamente me reconcilia con el pasado y su historia. La poesía contribuiría a envolver el dolor o el sentimiento de ese momento (felicidad) y darle significados.

¿Qué significa ser, como afirmas en Barreras, luz de espera?

“Interrogante/en el interruptor”. Es esa luz que ejerce como señal y que permanece a la espera de iluminar el momento preciso. En la tercera parte del libro, en A la perdurabilidad del resplandor juego con la luz y su proyección con poemas breves, destellos, ráfagas de luz:

SI ENFOCASi

luminaré

Barreras, silencios, acantilados... Toda tu poesía parece poner un muro ante la vida. ¿Nace todo del ruido, de ese espacio del que habla Jordi Doce «donde suceden cosas»? ¿O acaso nace de los deseos apagados?

La de Jordi es una de las poéticas más bonitas que he leído: “Más que escribir, ser un espacio donde suceden cosas”. Eso debe ser la poesía. Estos poemas parten de los valles donde el tiempo recorre las aristas húmedas de lo ancestral, las imágenes adquieren el poder de lo rural y de lo pagano, donde la simbiosis de los elementos naturales ensanchan el campo de visión de la vida y de las creencias donde las ramas adquieren formas y ciertos olores, que inevitablemente, nos llevan de nuevo a la parcela del hogar inquebrantable. La poesía como invención de la historia y sus historias. La historia particular de cada individuo. El estallido de los significados columpiados en los márgenes de la vida. La compresión de la realidad escondida tras los edificios

desfigurados y desesperanzados.

Dices: «Cuando uno tiene mucho que decir,/aprende a callar.» En cambio tú escribes, ¿no es así? ¿Dónde vamos cuando callamos? ¿Qué espacio habitamos?

Ese es uno de los pocos poemas en los que está presente la identificación personal y una admiración que profeso hacia las personas silenciosas, calladas. Y creo, honestamente, que son quienes más tienen que decir. Diría que el poeta, cuando calla, lee o escribe. Pero últimamente diría que mete ruido. Mucho ruido. Parece que da igual la calidad de una obra. Importa más la parafernalia. Lo que (en)cubre, todo. Lo insustancial.

Hasier, ¿la memoria descuartiza el odio?

“La memoria descuartiza al odio/cuando deja de recordar la furia de matar.//Qué hacer con los restos./Con la memoria”. Hay versos y poemas que las respuestas están en manos del lector. El poeta lanza la duda, la pregunta, el cuestionamiento. Prefiero no estropearlo. Sólo decir que la memoria ayuda a sobrellevar el odio. La memoria y el tiempo.

Page 62: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

R E P O R T A J E

n Pedro Larrañaga

Las cenizas de la literatura

¿Qué es la literatura? ¿qué se esconde tras ese término, tan amplio como di-fuso en sus límites? ¿la literatura son los libros? ¿o acaso son los escritores y escritoras? ¿no será la literatura, en cambio, aquello que hacen los que escriben sobre los que ya han escrito?... No, nada de eso, la literatura es el fuego. Y las cenizas que quedan tras el fuego... eso también es literatura.

En la agricultura, la tala y quema de la vegetación de un terreno concreto han sido un método de cultivo desde la antigüedad. El objetivo es clarear el terreo y dejarlo apto para sembrar cultivos que deben dar su producto de forma rápida. Con esta técnica, efectiva a corto plazo, porque se incrementa la fertilidad inicial del suelo tras la quema, pero de efectos nocivos e irreversibles a largo, se han alimentado multitud de poblaciones a lo largo de la historia.

No, no se asusten, no nos hemos equivocado de primer párrafo. Tan solo necesitábamos esa introducción, una tan cercana a la tierra y a las tripas (el mismo lugar en el que deben golpear las letras), una con dos caras, de vida y muerte, para contaros la historia de Paco. Un Paco que tal vez en otro lugar, en otro tiempo, podría ser Pere, George, Alicia, Suleiman o Fumiko, pero que en este momento es Paco. Así, a secas, sólo Paco.

Paco no sabía nada de agricultura, y tampoco tenía interés en saberlo. Paco era un aspirante a escritor, un lector empedernido en realidad (todos los aspirantes a escritor son lectores empe-dernidos), que, hastiado de su incapacidad (la de escribir), de-cidió entregarse a su verdadera virtud (la de leer). Por eso Paco, aunque siguiera escribiendo, dejó de ser un aspirante a escritor, del mismo modo que aquel que queda todos los domingos con

sus amigos para jugar al fútbol no es un aspirante a futbolista, seguro de que si no tenía nada que dar al mundo para leer (nada bueno se entiende), mejor sería abrirle las puertas a la lectura.Para ello, Paco se embarcó en una aventura de final incierto, siendo consciente de que esa etiqueta de ‘final incierto’ sólo se utiliza para las aventuras con más que probable final trágico, resultado, salvo maravillosos milagros, al que se encaminan las librerías. Aun así, Paco abrió su librería y fue ahí, en esa par-cela, en ese pedazo de tierra suyo (y del banco de rigor) donde decidió tirar de historia. Pero Paco no tiró de la historia de la literatura, sino de la de la agricultura.

Y fue así, con bidón de gasolina en mano, como se propuso le-vantar su librería sobre las cenizas de la literatura, con el único objetivo (no el de ganar dinero, ese sería muy iluso hasta para un ex-aspirante a escritor como él), de quitarle la razón a uno de sus mitos, don Roberto Bolaño.

“Uno nunca termina de leer, aunque los libros se acaben” Ro-berto Bolaño, en Putas Asesinas.Paco estaba seguro de que los libros no pueden acabarse. Es-taba seguro, a pesar de que no sería capaz de refutar a Bola-ño ni una sola de sus frases. Pero el convencimiento de Paco estaba ahí, por debajo de análisis y conclusiones, de sesudos

Page 63: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

razonamientos o sopesadas secuencias de pensamiento formal. No, el convencimiento de Paco se situaba físicamente por debajo de todo eso, concretamente a la altura de las tripas, lugar en el que él guardaba todos sus convencimientos y en el que le golpeaban las lecturas.

Bueno, como habréis acertado, no todas las lecturas le golpeaban a Paco a esa altura. De hecho, algunas no le golpeaban, sino que pa-saban sin rozarle, sin dejar una sola huella de su paso. Otras apenas le tocaban con un dedo y otras, la mayor parte, eran el eco de otro golpe, un reflejo, una simulación (¿una copia?) de golpes verdaderos. Esas lecturas fueron las que vieron más de cerca el pri-mer fuego que alumbró la librería de Paco. Tan de cerca, de hecho, que protagonizaron una escena salida de “Farenheit 451” (Ray Bradbury), convertidas en pasto de las lla-mas, siendo la primera capa de cenizas sobre las que se asentaría la victoria de Paco.

Hay quien dice que se escuchaban lágrimas y gritos en el interior de la librería, pero esta-mos seguros de que por encima de todos se sentía la felicidad de Paco. No es complicado imaginarlo allí, rodeado por el fuego, abrien-do un libro, uno cualquiera, manteniéndolo en sus manos mientras las pupilas corrían por letras y frases. Una carrera que se man-tenía hasta que tropezaba con algo ya visto, con algo ya leído, con algo ya contado. En-tonces la carrera se detenía ante un letrero inmenso que decía “otra vez”, una señal que dejaba claro que en esas páginas no había nada nuevo, sino el eco de algo ya leído. Una señal que llevaba al libro a las llamas.

¿Cuántos libros que no eran más que copias, recreaciones, repeticiones, ecos... de otros previos terminaron en las llamas? ¿Cuántos? Yo no lo sé, pero puedo imaginarme miles de unidades. ¿Los nombres? Mi imaginación es capaz de susurrarme otros millares, pero de-jaremos que a cada uno le hable la suya.Tras un inmenso trabajo de tala y quema, el campo de Paco (la librería, se entiende), parecía ya listo para empezar a sembrar. Al levantar la cabeza, a Paco le entró cierto miedo, porque las cenizas eran muchas, pero los libros ya no tantos. Le parecieron pocos en realidad y ante el miedo tiró de clásicos, siempre dispuestos a aportar la cita adecua-da.

“Se ha de leer mucho, pero no muchos li-bros; esta es una regla excelente. La lectura es como el alimento: el provecho no está en proporción de lo que se come, sino de lo que se digiere” Jaime Balmes (1810-1848), filó-sofo, teólogo, sociólogo y tratadista.

Armado de valor por la claridad de palabras de los clásicos (allí aun estaban en pie “La di-vina comedia”, “Ulises” o “El Quijote”), Paco no pensó en el número, en la cantidad, sino en el contenido, en la fuerza (recordemos que Paco medía la literatura por golpes en

la barriga) de todos aquellos libros, no-velas, relatos, poemas e historias. Como todo librero, quiso creer que aquellas obras escogidas, las que no habían sido pasto del fuego, eran el producto de lo que él era, de lo que había escogido, de lo que le había golpeado. Recorrió cada uno de los lomos, convencido de que en aquellos títulos había palabras extraídas de su propia vida, tan cercanas a su piel que ya no se sabía donde terminaban las células y comenzaban las moléculas de celulosa. En su camino quiso ver todo el trayecto recorrido, seguro de que, como afirma Alberto Manguel en su “Una his-toria de la lectura”

“Todos nos leemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea para poder vislumbrar qué somos y dónde vamos. Leemos para entender, o para empezar a entender. No tenemos otro remedio que leer. Leer, casi tanto como respirar, es nuestra función esencial”

Allí estaban sus lecturas. Lo que él era. Allí estaba la literatura. Lo que para él era literatura. Justo tras ver esa frase impresa en su cabeza, llegó la duda. ¿Acaso no había caído en la trampa? ¿Acaso no era él entonces, como antes lo habían sido otros, el que decía lo que era literatura? ¿Acaso no era él, allí, tras el fuego y sobre las cenizas, el que dicta-ba las normas? Unas normas puede que distintas a aquellas que habían querido hacerle seguir, pero normas al fin y al cabo. Normas con distintos atuendos, normas vestidas de seda, pero aun nor-mas. Y a las normas, como a las monas, no les sienta bien la seda.Releyó todos y cada uno de los títulos. Dijo en voz alta todos los autores y auto-ras y, como no podía ser de otro modo, le abrumó la repetición. Estaban todos y todas. Todos y todas los que para él eran todos y todas. Estaban Cortázar, Borges y Sábato. Estaban Houellebecq, Apolli-naire y Balzac. Estaban Woolf, Munro y Coetzee. Estaban Suso de Toro, Ma-nuel Rivas y Francisco Castro. Estaban Kafka, Kundera y Pasternak. Estaban Marukami, Oe y Xingjian. Estaban to-dos y todas.

Estaban todos y todas, y estaban como mínimo varias veces algunos de ellos.Fue así como reconoció sus lugares co-munes, los cebos que se ponía a sí mis-mo, las trampas con las que se mantenía en los terrenos conocidos, en un redil del que no salir, porque allí no hace frío, ni llueve. Porque allí sabía que no pasa-ría hambre.

Pero allí también sabía que no probaría nuevos bocados.

Llegó entonces la pregunta, y llegó al lu-gar en el que a Paco se le formaban las preguntas. El mismo lugar en el que te-

nía los convencimientos. La tripa.

¿Qué era lo que leía (lo que respiraba)? ¿Leía autores, escritores y escritoras, o leía libros? ¿Buscaba lugares por descu-brir o volvía a los espacios ya conocidos?Fue entonces cuando volvió el fuego. Antes borró los nombres, todos. Desa-parecieron Julio, Alice, Franz, Kenza-buro y Gabriel, para que sólo quedaran “Rayuela”, “El túnel” y “Kafka en la ori-lla”. Envió a las llamas a todos aquellos con los que no estaba absolutamente convencido de que le habían golpeado directamente en la barriga por sus pro-pias armas, por sus palabras y párrafos. Las llamas se llevaron al resto, a los que permitían albergar una sombra de sos-pecha, sobre los que había una posibi-lidad de que hubieran llegado hasta allí no por ellos, sino por haber sido escri-tos por alguien. Porque Paco no quería la escritura de nadie, ni de Borges, ni de Shakespeare, ni de Chejov. Paco quería libros, y quería olvidarse de quién los había escrito.

Tras las segundas llamas, su librería quedó reducida a la superficie de una mesilla. El miedo fue enorme, porque a eso quedaba reducida entonces su vida. A esos libros, a ese aire por respirar. Se negó a creer que la literatura fuera eso. Se negó a creer que la vida era eso. Y el miedo, acompañado del fuego, se llevó por delante también esos libros. Y ahí descubrió la trampa de la quema, el peligro del fuego y la literatura. Ya no había libros, sólo cenizas. Ya no había librería, sólo cenizas. Ya no había aire que respirar, sólo cenizas.

Salió a la calle y cerró la puerta de aquel espacio que había sido suyo (y del banco de rigor) y encontró la verdadera libre-ría, la verdadera literatura. Todo estaba ahí, al otro lado de la puerta cerrada, ca-lle abajo, en el cielo que amenazaba llu-via y en la brisa que hablaba del mar a sólo un par de kilómetros. Todo estaba, y está ahí. No hay mapas que seguir, ni reglas a las que atenerse y los consejos o recomendaciones son una mierda. Lo único que hay es la certeza de leer, como la de respirar, y recorrer el camino. Un camino hecho en soledad, en el que no vale de nada ni el Whatsapp, ni Face-book. Uno en el que no te van a coger de la mano. Uno sin órdenes y en el que la única norma de tus lecturas es uno mismo.

Eso lo sabía Paco, y ya lo había adelan-tado Borges hace mucho tiempo.

“El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo impe-rativo”

Y es que tras la literatura sólo hay fuego. Y después cenizas.

Page 64: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Pregunta obligada: sois libreros porque...

Porque el mundo del libro es adictivo. Te da tantas recompensas como duro es de trabajar. Porque nos gusta leer y conocer a la gente que forma parte de este entorno. Porque es un trabajo distinto en el que siempre tienes que estar alerta y en el que desarrollas muchas actividades distintas. No servimos para estar en una mesa de oficina. Un buen librero es el que...

Ante todo lee y adora la lectura. Tiene recursos de búsqueda, sabe aconsejar y escucha a los lectores, editores, autores,… Tiene que tener un buen nivel y una inquietud por la cultura. Tiene que saber adaptarse y renovarse si es necesario. Pero sobre todo muchas ganas de trabajar.

El libro es un ser con cuerpo y alma, y el librero tiene que tener la sensibilidad para captarlos.

Vuestra primera idea era abrir un coffeebook pero os dijeron que o cafetería o librería. ¿Cómo ha evolucionado vuestra librería

desde que abristeis? ¿Cómo la definiríais?

La librería está en el camino que queríamos llevar. Ha ido creciendo poco a poco en la calidad y la oferta de actividades. El que se nos conozca más permite que podamos acceder a más gente y podamos hacer un mejor fondo y ofertar una mejor agenda cultural. Somos una librería diferente con una potente agenda de actividades. No quiere decir que hayamos inventado nada nuevo. Hemos hecho la librería que queríamos y la diferencia viene por la personalidad de la librería.

¿Teníais claro qué tipo de librería queríais? He leído que Ciro hacía bocetos en servilletas...

Sí pero esto fue fruto de un trabajo largo de ideas que se iban proponiendo y de hablar con mucha gente. Las actividades eran importantes porque no queríamos tener solo una exposición de libros para la venta. Esto marca mucho el espacio que ha de ser amplio y funcional y genera también unos problemas que hay que remediar en lo que se pueda. Poco a poco tomaba forma de forma natural y el proyecto mismo era el que demandaba

Entrevista

n Ainize Salaberri

El Pequeño Teatro de los Libros es uno de esos pe-queños grandes espacios

con el que cualquier aman-te de los libros sueña. El encanto con el que estos libreros han creado este

lugar de ensueño es impre-sionante. No hay más que mirar las fotografías para

darse cuenta de que ahí palpita algo extraordinario.

Ojalá, me digo, todas las librerías tuviesen esa ma-

gia en el ambiente. Pasen y vean, y disfruten.

Page 65: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Entrevista

lo que aportábamos. Las ideas surgían en cualquier momento y lugar y a veces se tenía que recurrir a lo que tenías a mano para poder hacer un boceto o guardar una idea. ¿Os costó encontrar el lugar donde abrir la librería?

El local sí pero la zona la teníamos clara desde el principio. No queríamos ir al centro porque necesitábamos una masa social de base para poder llevar a cabo las actividades. Además creemos que hay que descentralizar la vida cultural y devolver a los barrios su importancia. Las Fuentes es un barrio de Zaragoza con más de 40.000 habitantes y no había una librería así que nos pareció un sitio perfecto. Carolina, tú volviste de Escocia y poco tiempo después Ciro y tú abristeis El Pequeño Teatro de los Libros. Inglaterra y Escocia, supongo, te darían muchas ideas para crear la librería ideal. ¿Qué tienen las librerías de allí que no tengan las de aquí? ¿Nos estamos acercando cada vez más a un modelo anglosajón de venta de libros? ¿Qué has adoptado de los británicos?

Allí tienen lectores y mucha tradición. Las librerías están integradas en el día a día de las gentes. Los espacios han sabido incorporarse a la vida cotidiana y están abiertos al público siendo cercanos.

Esa filosofía de trabajo es la que aplicamos en El Pequeño Teatro de los Libros y la que veo que adoptan los nuevos espacios que se están abriendo en Madrid y Barcelona, por ejemplo.

Entrar en vuestra web es sumergirse en un mundo lleno de actividades y posibilidades. Contadnos, ¿qué hacéis, qué ofrecéis?

Creemos que una librería es un foco de cultura y tiene que ir un paso más allá de la compra y venta de libros. Si los libreros queremos mimetizarnos con el público e invitarles a leer, hemos de proponer una agenda cultural lo más atractiva posible y atendiendo su demanda, desde familias hasta gente con inquietudes culturales. Así que, tenemos cuentacuentos para público familia, pasando por exposiciones de arte, conciertos, y un ciclo de narradores para adultos; si olvidarnos, claro está, de los clásicos, tertulias literarias o presentaciones de libros y encuentros con autores e ilustradores y talleres de escritura. Lleváis abiertos cinco años. ¿Qué habéis aprendido, a qué os habéis tenido que adaptar, qué os gustaría hacer en los próximos cinco años?

Hemos aprendido que no hay que forzar, que cada cosa tiene sus tiempos y a ser pacientes. Y que para que las cosas estén bien asentadas debes darle sus tiempos.

Mover una agenda cultural, como la nuestra, partiendo de cero requiere mucha paciencia y mucha dedicación, a sabiendas de que si fuerzas algo saldrá mal seguro.

En cuanto a las adaptaciones que hemos hecho son muchas. El trabajar cara al público y en contacto con él hace que tengas que estar constantemente atento a cosas como la exposición de los libros en las presentaciones, el formato del cartel, los horarios mejores para las actividades,… Pero esto es algo que el trabajo diario te demanda solo hay que saber escuchar y estar atento a las señales.

Lo primero estabilizar el proyecto para poder dar otro salto de calidad. Queremos darle más teatralidad al espacio con una idea que estamos probando y que creemos que lo hará más atractivo. Seguir con las actividades y estar atentos a las tendencias culturales para incorporar a la agenda nuevas actividades. Hacer más presentaciones y actos en los que el público pueda conocer en persona a los autores, ilustradores, artistas y editores.

¿Cómo fue vuestro primer día en la librería? ¿Qué sentisteis, cómo os acogieron?

Con una enorme resaca limpiando la librería porque el día anterior habíamos inaugurado con un concierto de blues con familiares, amigos y todo el que quiso pasar por aquí. Tuvimos que hacer varias

Entrevista

Page 66: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

visitas turísticas de las señoras mayores que vinieron de punta en blanco para conocer la librería. Con nervios e incertidumbre pero con muchas ganas e ilusión. Los primeros días eran geniales entrabas en la librería y te quedabas con la boca abierta de ver que ya estaba allí y era emocionante verla. Aún ahora la gente que entra nueva le impacta el espacio. Nosotros como la vemos todos los días ya nos acostumbramos pero hay veces que aún te maravillas al verla funcionar.

¿Qué es lo que nunca eliminaríais del oficio de ser librero? ¿Hay algo que haríais desaparecer ahora mismo?

El contacto con el público que es el que te da la respuesta directa a tu trabajo. Y en general con toda la gente que forma parte del mundo del libro.

Haría desaparecer los problemas de logística a la hora de conseguir libros. Es una lástima que mucha literatura en lengua castellana sea tan costosa y problemática a la hora de pedirla e incluso a veces imposible porque son editoriales sudamericanas y no hay distribución en España. No quiero ni mencionar en otros idiomas lo que pasa.

De todas las labores que desempeñáis, ¿cuál es la que más os gusta, la que más os satisface?

Buscar libros, encontrar pequeños tesoros, recomendarlos y que vengan a decirte que les ha emocionado o que han sorprendido a otros con el regalo que han hecho. La búsqueda en los fondos de las editoriales y el encontrar nuevas editoriales es algo que nos gusta mucho. ¿Tiene el librero algún peor enemigo?

(Alguien menciona a los comerciales, otros a los clientes maleducados...)

Muchas veces te puedes encontrar con cliente maleducados pero esto viene intrínseco con el trato al público. Nosotros pensamos que tú eliges tu público. Son más peligrosos los “pseudoeditores” que se saltan por codicia las cadenas de distribución, te hacen la competencia y luego te piden que les cedas el espacio o ayuda para colocar sus libros. Antes os preguntaba por las librerías británicas que, con su encanto, una visita de cinco minutos puede convertirse en una tarde entera ojeando libros, tomando café. Los tiempos están cambiando, la presencia del ebook, dicen, es un peligro para las librerías; las ventas han bajado estrepitosamente. ¿Qué hace falta en las librerías? ¿Cómo solucionar esta problemática? ¿Veis el panorama tan negativo como lo pintan o hay solución?

No creemos que sea un problema. El libro y el ebook han de convivir la cuestión es que aún no está claro como se articulará. Lo mismo pasó con los periódicos y los periódicos digitales y no han desaparecido como se vaticinaba. Incluso hay blogs y ediciones digitales que están haciendo ediciones impresas porque la gente lo demanda. Las librerías tendrán que ver qué es lo que se demanda y adaptarse. Lo que está claro es que no pueden ser simplemente depósitos de libros para la venta. Nosotros apostamos por la oferta de nuestra agenda. Tengo entendido que vuestro fondo

va cambiando. ¿Podemos encontrar de todo en vuestra librería o está especializada en un tipo de literatura en concreto?

La cuestión de que el fondo cambie es por la política de novedades de las editoriales. Hay veces que te encanta un libro pero las editoriales prefieren descatalogarlo y apostar por nuevos títulos. Nuestra oferta cambia en cuanto a la mesa de novedades pero de estas novedades vamos rescatando títulos que pasan a nuestro fondo porque pensamos que tiene que formar parte de nuestra selección.

Nuestro fondo es de carácter general y se puede encontrar de todo. Sí que tenemos especial atención al libro ilustrado, la literatura infantil y editoriales independientes0 porque es lo que nos gusta. ¿Qué tres libros recomendaríais a los lectores de G&R?

“¡No!” Escrito e ilustrado por Marta Altés y editado por Thule. Una divertida historia de un perro con un terrible problema de identidad. El piensa que se llama No.

“Mal dadas.” De James Ross editado por Sajalín editores. La depravada historia de un pueblo de Carolina del norte. Novela publicada en 1940 que hasta ahora era inédita en castellano.

“La sal.” De Jean Baptiste Del Amo editado por Cabaret Voltaire. La reunión familiar de la familia de Louise para una gran cena es el punto de partida para contar los entresijos y secretos que esta guarda. Del Amo nos lleva en esta historia a través de su genial dominio de la prosa.

Page 67: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

¿De dónde te surge ese primer boceto, esa idea inicial que marca el nacimiento de este libro?

Pues –alarga la última vocal mientras me miran unos grandes ojos azules- ¿Y si te digo que no me acuerdo? Va a quedar muy mal, pero es cierto… Sí me acuerdo de la primera vez que le conté a mi mujer que había tenido una idea.

¿Y cuál fue aquella idea?

Como bien sabes, y al igual que a ti te pasa, soy muy cinéfilo, y aquellas películas de los años 80 me marcaron mucho. Los Goonies, La Guerra de las galaxias y, como no, Regreso al futuro. Si a eso le añadimos mi obsesión por la historia reciente de España… Lo mezclé, y me vino la idea de un servidor viajando al pasado y conociendo a mi abuelo en la guerra civil española.

¿Y desde esa idea mezclada hasta su publicación?

Me puse a escribir con mucho entusiasmo. Pero me quedé atascado por no tener un final para la historia.

Dejé aparcada la escritura del libro durante un año aproximadamente. Un día le envié lo que tenía a mi editor y me contestó, ¿dónde está el final? ¡Termínalo por favor! Y salió el final, todo gracias a que él me animó.

Eres locutor de radio y te levantas muy pronto para salir en antena, ¿de dónde has sacado el tiempo para escribir?

Debido a ese poco tiempo es por lo que he tardo tanto en terminar el libro. He tardado un año y medio, ¡y es qué no paro! Buscaba un hueco por las tardes, algún sábado por la mañana, etc.…

¿Has tenido que reescribir, o darle una vuelta al libro, para que pudiera ser leído tanto por niños como por adultos?

Desde un principio tenía ganas de dirigirme a un público juvenil.

¿Por qué?

Fue en un verano – su rostro se relaja y entrelaza sus manos-, ya

Entrevista

n J. Álvaro Gómez

Víctor Alfaro (Madrid 1983) llega corriendo a nuestra cita. Lleva trabajando desde las 7 de la mañana en Radio Sol XXI (99.8 fm) como locutor. No me ha puesto ningún impedimento para hacerle esta entrevista, dime dónde y a qué hora te viene bien, me dijo. Víctor es así. Nos conocemos desde hace poco pero es de esas personas con las que te gusta estar; cercano y entrañable. Es un profesional de la canción de autor, no hay cantautor que no le conozca o no haya oído hablar de él. Siempre rodeado de poesía, ya fuese musical o escrita, sólo era cuestión de tiempo que sacara un libro. Regala sonetos y, desde hace unos meses, vivencias y aventuras de la mano de “Alejandro y la gorra del tiempo” (Editorial Origami). Un libro que, como dice el autor, es juvenil pero totalmente apto para adultos.

Buscamos un sitio en un vacío bar irlandés. Este extraño calor de finales de septiembre nos abruma. Inmediatamente pedimos algo fresco y comenzamos. Dice que está nervioso, pero lo cierto es que es a mí al que le tiemblan las manos al encender la grabadora.

Víctor Alfaro

Page 68: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Entrevista

había empezado a escribir el libro, y hablando con un primo mío, que por aquel entonces tenía ocho años, me dijo que le parecía imposible que hubiesen sucedido todas aquellas historias que nos contaba nuestro abuelo sobre la guerra civil; le parecían mentira. No sabía apenas nada de aquella España, no tenía ni idea que aquí había habido una guerra. Aquello me motivó, y comencé a leerle lo que iba escribiendo; le encantó. Le gustó tanto que me hizo un dibujo y que, por cierto, guardo con enorme cariño. Creí que era necesario escribir aquella historia para que llegara a niños y a pre-adolescentes.

Pues como adulto o, por lo menos intentando superar la fase de pre-adolescente, te quiero dar las gracias por escribir un libro infantil con una historia que engancha tanto a niños como adultos…

Hace poco alguien me dijo que era un libro infantil apto para adultos. Me pareció maravillosa aquella frase.

Además, según he ido leyendo he encontrado momentos de aventura, sufrimiento, amor, ¡tiros! Me he dado con guiños a esos antiguos libros de Las aventuras de los cinco o aquellos de La mano negra.

¡Tengo toda la colección de los cinco! –se sorprende, se reclina en su asiento y se entusiasma con la pregunta-.Mi madre tiene todos los ejemplares de los años 60. Me acuerdo de aquellas portadas, dibujadas en apagados colores… alucino, nadie de mi generación ha leído esos libros. Yo parezco más viejo de lo que soy, estoy más estropeado… tengo en la memoria leer aquellos libros de Enid Blyton en verano. ¡Los devoraba! Esos ejemplares, mi madre los guarda como un tesoro.

¿Y cuánto tiene Alejandro de Víctor, o Víctor de Alejandro?

Mucho…mucho. Creo que esto es pecado de un escritor novel. Me da miedo que haya gente que lea este libro. Hay mucha gente que se verá reflejada; yo estoy ahí. Yo no he sido como Alejandro, no he sido un niño tan introvertido como él, pero sí que

tuve una época en mi adolescencia que sí noté el rechazo de cierta gente por temas físicos o de amistades. Y sí he volcado ahí esos pequeños mini traumas. Me he acordado de muchos niños y niñas que han sufrido mucho y he querido regalarles cierta justicia poética. Vengarme de esos matones de patio de colegio – nos reímos ambos deesa dulce venganza.

Cuando hablas de un libro que trata sobre la guerra civil, todavía hay gente que pone caras raras.

Ya ves qué extraño.

Pero utilizas la guerra civil como escenario, sin entrar en ganadores o vencidos, ofreciendo pequeños bocetos de cómo se vivía en aquella época. ¿Es necesario explicar aquel tiempo a los más pequeños?

Lo he contado alguna vez y lo vuelvo a contar ahora –sus manos descansan una sobre otra, sus ojos se abren y sus labios se aprietan con cierto aire de meditar sus palabras. Piensa, habla, continúa-. Yo salí del instituto sin estudiar en clase la II República o el franquismo. Hice el examen de selectividad, donde podían preguntarme sobre ese periodo de nuestra historia, sin haberlo dado en el colegio. Gente de nuestra época hemos dejado de estudiar sin dar una parte muy importante de nuestra historia actual.

Pero nos pasa a todos los que hemos estudiado en los años 80 y 90. Nunca hemos tocado esos temas.

Yo entiendo que es un tema muy polémico. Según el historiador que leas tiene una versión u otra. Y esto no sé si ocurre en otros países de Europa…

Ya te digo yo que no…

Hay un desconocimiento absoluto, por lo menos entre los jóvenes, de aquel terrible enfrentamiento. Y me da mucha pena. Puedo entender que cada uno de nosotros tengamos una versión, ¡pero entre los profesores! De hecho, aunque se critica mucho el tema de la guerra civil, hay un gran auge, tanto en el cine como en la literatura. También

digo que un auge un poco partidista. Yo me he cuidado mucho de no entrar en opiniones, de ser ecuánime. No he querido meterme en partidos, ni en bandos. Respeto que cada uno tenga sus propias conclusiones. Yo, evidentemente, tengo mi manera de entender, al igual que mis dudas, sobre lo que ocurrió en aquel tiempo. He querido trasladar historias de aquella época…

Efectivamente. He encontrado esas anécdotas o vivencias que a mí también me contaban, por ejemplo, lo solicitado que estaban los gatos en esos años, o como la Gran Vía, por donde tanta gente pasa ahora mismo, fue uno de los puntos más bombardeados. Todo eso si no se cuenta se pierde.

Fíjate si somos, con perdón, tontos en Madrid que incluso podríamos utilizarlo turística y culturalmente. Este verano he estado en Almería y me quedé fascinado con unos refugios, que son de los más grandes de Europa, de la guerra civil española. Te hacen un recorrido por algunos de ellos. Te explican como se escondían o como sobrevivían en ellos cuando había un bombardeo. Los hay en Berlín y en otras ciudades europeas, y también son visitables. En Madrid se podría hacer algo similar, cada rincón de esta ciudad tiene una historia. Mi abuela Carmen me contaba que se marcharon de su pueblo a Madrid pensando que, como era una gran ciudad, aquí no iban a ser tan duros los bombardeos y, al final, tuvieron que regresar; pasados dos meses habían estado escondidos en un pequeño hostal asustadísimos.

Pequeñas pero grandes historias…

Mi abuela también me describía como era el olor del metro después de que allí se amontonaran docenas de personas pasando la noche… uf, eso es muy duro.

En el libro dejas detalles para que los niños y las niñas más jóvenes pregunten a sus padres. Y luego que cada uno les cuente sus vivencias familiares.

Lo que me da rabia es que algunas personas me han dicho, Víctor, no se puede escribir un cuento infantil o

Entrevista

Page 69: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

juvenil sobre algo tan duro. Y yo siempre digo, me lo dices tú que tu hijo se pasa horas delante de un ordenador matando, por entretenimiento, a personas en un videojuego. O les pones Salvad al soldado Brian… o, mismamente, las noticias, donde se ven muertos sin dar una explicación a los niños de nada. En este libro es el protagonista el que pide explicaciones. Las cosas ocurren y Alejandro saca una libreta y apunta, preguntar a papá. A mí me gustaría que esto sucediese al leer el libro.

Ian Gibson (biógrafo y escritor) te regala una frase increíble. Dice que este libro es una buena manera de enseñar historia contemporánea. ¿No habremos estudiado demasiado el neolítico y el paleolítico, qué hemos olvidado estudiar esa parte tan cercana de nuestra historia?

Qué dura esta pregunta. Yo empecé a estudiar Historia. Mucha gente piensa que yo soy periodista pero yo comencé la carrera de Historia, luego la dejé por trabajar en la radio. En el primer año de Universidad me di cuenta que no podía estar cuatro o cinco meses estudiando las piedras que utilizaban los hombres de cromañón. Creo que se debe de enseñar todo; hay tiempo para tratar todos los temas.

Estudiar la historia para no cometer los mismos errores.

Efectivamente, estudiar para no volver a pasar por esas tragedias. Gracias que hoy en día hay más educación y menos armas para no volver a repetir aquellos fallos.

En el libro aparecen bastantes personajes pero el principal, Alejandro, lo describes como tecnológico, y dejas caer una pequeña reflexión a los padres por la pérdida de esos juegos de antaño, ¿crees que es necesaria esa crítica?

No estoy en contra de los juegos o aparatos electrónicos. Yo he jugado con ellos. Pero sí noto que las plazas ya no están llenas. En mi antiguo barrio, en la Plaza Roja, ya no hay chavales dándole al balón, si acaso hay un grupo, todos están mirando una pequeña pantalla sin dirigirse la palabra entre ellos ¿Dónde quedó la bicicleta, el aro, las chapas?- creo que ambos sabemos lo que se pierden los chavales.

En el libro se refleja que la vida estaba en la calle y no dentro de cuatro paredes.

Así era.

Además de la crítica o de la reflexión anterior, dejas espacios para más pensamientos. Por ejemplo, esa solidaridad entre iguales cuando las cosas se pone mal. Fueron tiempos difíciles pero tiempos de unión, y así se puede ver en el libro.

Y aquí, Álvaro, pienso que en estos momentos, con la que está cayendo, seguimos teniendo esa solidaridad. En Madrid, que es lo que más cerca tengo, o en España, cuando ha habido un atentado o, ahora mismo, con un desalojo la gente se vuelca. Creo que eso no lo hemos perdido.

Lo llevamos en el adn y podría ser “marca España”,

ahora que están tan de moda. Efectivamente. Ahí sí podemos estar orgullosos de no haber perdido eso completamente.

“Paz, piedad y perdón”, palabras que aparecen en el libro y que fueron dichas por Azaña. ¿Son necesarias repetirlas más a menudo?

Sí. Y algunos dirán que son palabras muy cristianas, pero también son muy universales. Paz, está tan utilizada y reutilizada que ha perdido mucha fuerza; pero piedad. Si esa palabra, piedad, la sacamos del contexto de la guerra y la llevamos a un colegio por ejemplo… siempre ha habido niños que han humillado a otros y ahí, en esos momentos, es necesaria la piedad para con los que son diferentes. Y el perdón; todos nos equivocamos. Pero el perdón, ya no el perdonar, sino el pedir perdón. Ya no se pide, nos cuesta tanto pedir perdón.

Azaña, el único político que aparece.

Me costó meterle, pero me di cuenta que era el único político de aquella época que ha sido reivindicado por todos. Hace poco José María Aznar lo hizo. Y ese discurso de Azaña, que lo pongo en boca del abuelo del protagonista, creo que fue maravilloso.

Además de la historia, este libro tiene banda sonora, ¿cómo surge, de dónde nace la idea?

Es mi pequeño regalo a los lectores. No harían falta ni dibujos, como dice Enrique Balasch (escritor que ha publicado La historia viva de los cuentos) el libro se tiene que entender por sus palabras, pero creí que podríamos acercar la lectura de este libro a gente que no suele leer. Nuestros oyentes de Radio Sol me decían: qué historia, eso lo cuentas en el libro, pues voy a leerlo. Y aparte, el que se ha leído todo el libro y escucha la canción, vuelve a rememorar todo de nuevo. Me parece un ejercicio precioso y luego, Manuel Cuesta – cantautor sevillano que ha compuesto una canción basándose en el libro de Alejandro y la gorra del tiempo, www.manuelcuesta.com-, que es el autor de tan bella canción, lo ha resumido tan bien y tiene frases tan brillantes, que me pone la carne de gallina cada vez que la escucho. Genial Manuel.

“Alejandro, yo no sé muy bien porque estamos en guerra, lo que sí sé es que quiero que se acabe para comer un buen filete”. Esta frase puede definir aquella atroz guerra, apenas la gente sabía cómo había empezado todo y por qué sufrían por ello. Duro, ¿no?

Me pareció una gran frase que, como tú bien dices, define la guerra de la boca de un niño. El otro día veía un campo de refugiados en Siria. Muchas de las personas que estaban allí eran niños y pensé que todos, o casi todos ellos, no sabían por qué estaban allí, fuera de su casa, de su pueblo o aldea… Es terrible que los niños y las niñas sufran las terribles guerras civiles.

Dicen en África que cuando un mayor muere, muere una biblioteca, ¿es necesario salvar esas bibliotecas, esa memoria colectiva? Entrevista

Page 70: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

No sabía esa frase y es preciosa. Completamente necesario. Muchos dicen eso de los abuelos pesados y sus batallitas, pero no sabemos lo que nos perdemos. Cada abuelo o abuela es un pozo de sabiduría inmenso. Cuando se van nos arrepentimos de no haber estado escuchándoles durante más tiempo. El otro día, un oyente me escribió y me decía que había terminado el libro y estaba deseando llegar al pueblo para preguntarle a sus abuelos cosas de aquella época –se emociona y me hace emocionarme a mí también.

Recuperar la memoria colectiva y también la individual.

Así es. Yo con este libro, aunque es ficción, he querido hacer un homenaje a mis abuelos. Por ello, el otro día en la presentación, me emocioné tanto al recordarles.

Bueno, y ahora la pregunta del millón, ¿habrá continuación a estas aventuras de Alejandro?

Me encanta esa pregunta. En la presentación fue la primera que me hicieron. No sé si habrá una segunda parte. A mí me encantaría escribirla pues le he cogido un cariño tan enorme a los protagonistas y a la propia historia… Ojala que me visiten las musas y me ayuden a continuar otro libro. Me animáis mucho cuando me preguntáis por ello.

Ahora tienes que disfrutar del momento…

Disfruto pero me sigue quedando grande. Esto es un hobbie y…

Pues créetelo amigo, empieza a creértelo.

Una tanda rápida de preguntas con respuestas cortas:

Un lugar preferido para la lectura.

La habitación de mi casa donde trabajo. En una butaca maravillosa y rodeado de mis libros y frikadas.

Libro que te estas leyendo en la actualidad.

Dime quién soy, de Julia Navarro. No me está convenciendo mucho, auque todavía me quedan muchas páginas.

Para escribir, ¿el día o la noche?

El día.

Papel y bolígrafo u ordenador.

Ordenador… no entiendo casi mi letra.

Un par de recomendaciones.

Biografía de Antonio Machado, Ligero de equipaje. Y un libro de niños apto para adultos, Manolito el gafotas, de Elvira Lindo.

Ojo, que empiecen por el principio.

Sí, sí, por el primero.

Apago la grabadora e inmediatamente agarra el móvil a la vez que me pide disculpas, Es mi peque, que está malita. El ser padre todavía le ha hecho ser mucho más cercano. Pagamos y el calor otoñal sigue esperándonos a la puerta del bar. Paseamos un rato y, según andamos por la vieja Madrid, me vienen a la cabeza esas aventuras de Alejandro y de Víctor. Me gusta ir a su lado y escuchar su ilusión.

Entrevista

Page 71: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Recomendaciones

LIBRO El pensionado de Neuwelke AUTOR José C. Vales

RECOMENDADO POR Ainize Salaberri

RESEÑA BREVE “El pensionado de Neuwelke” es la primera novela de José C. Vales, y como primera novela hay que juzgarla. Quizás los leones se me echen encima cuando sugiera

que esta novela me ha recordado a “El ocupante”, de Sarah Waters. Lo gótico y lo oscuro de las creaciones de Waters, que es una maestra, está presente, aunque de forma más sucinta y ligera, en la novela de Vales. Sarah Waters me gusta por su capacidad para crear ambientes: tormentosos, espeluznantes, oscuros, rabiosos, delicados, inocentes, luchadores, abismales.

La novela de Vales me ha gustado por su capacidad para encontrar la ironía en el epicentro del huracán, por su capacidad para ambientar la obsesión, la algarabía, lo sádico, y, especialmente,

por el humor británico que palpita en cada frase, en cada elección de adjetivo. El pensionado de Neuwelke, esa institución donde se enseña a las salvajes a ser señoritas, no es una cárcel

aunque adopte su forma; tampoco es una jaula. Las puertas están abiertas de par en par. Y pasa lo que tiene que pasar: se cuelan nuestros deseos y los de los demás, y se da pistoletazo de salida

al engaño. O, lo que es peor, a la verdad.

Global Q Q Q Q

Personajes Q Q Q Q

Historia Q Q Q Q

Estilo Q Q Q

Ritmo Q Q Q

LIBRO El crimen del soldadoAUTOR Erri de LucaRECOMENDADO POR Ainize Salaberri

RESEÑA BREVE En “Los peces no cierran los ojos” Erri de Luca escribió: «La guerra permitía una extraña libertad». Me pregunto dónde ha quedado esa libertad en “El crimen del soldado” y si, esa extraña forma de vivir, era verdadera o no, si era una trampa o no, si era un truco o no. En esa novela, precisamente, la de los peces, Erri hablaba del agotamiento de los destinos. Los destinos también se cansan, los destinos también renuncian, los destinos también se dejan encontrar para poder huir, para poder desaparecer. También explora al ser humano y sus abismos. En “El crimen del soldado” encontramos las consecuencias de vivir sepultado en una doctrina que creemos que se ajusta a nuestras cavidades más secretas pero que, en realidad, no hace más que crear abismos que vamos a ser incapaces de superar. Un truco de magia. Magia negra.

Global Q Q Q Q

Personajes e e e e

Historia e e e e

Estilo Q Q Q Q Q

Ritmo Q e e e

LIBRO Trilogía sucia de La HabanaAUTOR Pedro Juan GutiérrezRECOMENDADO POR Francisco Jurado

Global Personajes Historia Estilo Ritmo

RESEÑA BREVE No es la revolución lo que Gutiérrez presenta. Comparte a veces lo que significa hablar de ella. No es solo el casco viejo. La Habana es también una para los cubanos y muchas otras para los turistas, lo que no quiere decir extranjeros. Es también mucha para los que allí viven y la misma para los otros tantos que deciden bracear en sus orillas a partir de las cuatro de la mañana. En Trilogía sucia de La Habana prima eso lo crudo de la lujuria, lo atrevido que uno puede llegar a convertirse si está desprovisto de una historia u otra prenda. Sucia la picardía, la belleza y las reacciones. Sucios los personajes con los que el protagonista, antes periodista, se acuesta, absorbe, malinterpreta, bebe o solo conversa y en los que sobrevive el buen humor y el desaire hacia la tristeza. La Habana para Gutiérrez puede ser las sábanas sucias que el marido también infiel ha dejado y la pequeña burguesía que baila en un solo espacio. Son infinitos los años que viven allí los personajes. Sucio el ron porque la insistencia no tiene cabida, porque tienen claro que solo el primer impulso es el que te desliza a metros de distancia. Sucio es pensar, como ahora, y como siempre, que irse a otro lado es lo único que lo puede cambiar todo. Y por ello quizá dibuja el autor edificios que se caen, orgullos, gente que defeca en las escaleras, prostitutas, azoteas atiborradas, ancianas que acompañaban una conversación con fotos antiguas y jóvenes que las enamoran “pa’ que tú tengas”. Y entre las otras historias, tal vez Gutiérrez se pregunta por qué la decadencia atrae. Por qué aún defiende el charme, el appeal de la decadencia de La Habana, como algo único e irrepetible.

Page 72: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

RecomendacionesLIBRO Bailes de medio sigloAUTOR Martín SoteloRECOMENDADO POR Rebeca García Nieto

RESEÑA BREVE “En meses sucesivos se odió a sí mismo y odió a Florinda con el permiso que su amor le confería”. El amor y el odio caben con frecuencia en la misma frase. De hecho, encuentran demasiadas veces cabida en la palabra “celos”. Bailes de medio siglo (Nocturna, 2012) es una historia de amor, y de los crímenes que se cometen en su nombre. No obstante, como diría Juan Marsé, “no es una maldita novela negra”.

La novela de Martín Sotelo destaca por su estilo cuidado y elegante. Con unos personajes muy sólidos y sutilmente ambientada en una época de cambio en España, Bailes de medio siglo muestra que, pese a las aparentes transiciones, las

pasiones humanas siguen siendo tan primitivas como en la época de Shakespeare. En definitiva, una destacada primera novela que nos hace esperar la siguiente con impaciencia.

Global Q Q Q Q Q

Personajes Q Q Q Q Q

Historia Q Q Q Q

Estilo Q Q Q Q Q

Ritmo Q Q Q Q Q

LIBRO Mamá era Ilsa Lund al principio de todoAUTOR Sara Herrera Peralta

RECOMENDADO POR Elena Triana

RESEÑA BREVE Quizá soy un estereotipo. Quizá Sara Herrera Peralta y yo encajamos en el mismo estereotipo y por eso su poesía me parece necesaria, adictiva, hermosa. O sea que somos: mujeres de treinta y pico, con estudios superiores, con inquietudes literarias y que hemos visto varias veces Casablanca. (Hay que haber visto Casablanca, creo yo. Si no, no puedes saber quién demonios es Ilsa Lund.) ¿Se puede crear un estereotipo con éstos datos? Francamente, espero que no. Seamos maduros, serios. Tratemos de no etiquetar. Entonces, sí que se puede leer “Mamá era Ilsa Lund al principio de todo”, incluso -fíjense lo que les digo- si eres hombre y tienes más de cincuenta. Incluso si no has visto Casablanca cien veces, ni siquiera una. Y se puede aprender de qué forma, entre lo cotidiano, entre lo insignificante, encontramos a veces ciertas verdades universales. Se pueden aprender maneras de sincronizar la vida y el espacio y el metraje cinematográfico. Se puede paladear cada verso y pensar, ahí ha puesto ella esas palabras (suyas) y ha definido éste sentimiento (mío), y qué maravilla. Así que ya lo saben, amigos lectores: lean “Mamá era Ilsa Lund al principio de todo”, aunque sean hermafroditas adolescentes que no han visto jamás cine en blanco y negro. Se lo ruego.

Global Q Q Q Q Q

Personajes Historia Estilo Q Q Q Q

Ritmo Q Q Q Q

PUNTUACIÓNGlobal: 4Personajes: 3Historia: 4Estilo: 4Ritmo: 5

RESEÑA BREVE

_______________________________________________________

PUNTUACIÓNGLOBAL: 5PERSONAJES: 5HISTORIA: 5ESTILO: 5RITMO: 5

RESEÑA BREVE

_______________________________________________________

Page 73: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Recomendaciones

LIBRO Un granizado de café con nataAUTOR Alessandra Lavagnino

RECOMENDADO POR Ainize Salaberri

RESEÑA BREVE ¿Sabéis cómo se lee”Un granizado de café con nata”? Exactamente igual a como se leerían –de poderse leer– los labios de dos enamorados que se besan por primera vez. Así,

tan profundo, tan distinguido, tan maravilloso. Alessandra Lavagnino ha compuesto una obra de Bach, o de Beethoven; una potentísima obra maestra que suena como el piano de Chopin. Suave,

lenta, asombrosa. Y discreta, pero poderosa. Lavagnino ha resultado ser una nana en medio de una noche lluviosa. Cuando la nana empieza sólo importa ella, lo que suena, lo que dice, lo que expresa,

lo que pretende; el exterior no es más que un bulto incómodo y frío. Así es “Un granizado de café con nata”: la espuma del chocolate, la nube de golosina; el exterior deja de importar porque sus letras,

las de Alessandra –que se convierte en madre, en hermana, en amiga; que te lee el alma, que te da de respirar–, hacen desaparecer lo feo, lo no confortable, lo grotesco, para dejarnos alcoholizados, sin

sopor, como en un sueño.

Global Q Q Q Q

Personajes Q Q Q Q

Historia Q Q Q Q

Estilo Q Q Q Q Q

Ritmo Q Q Q Q Q

LIBRO El malogradoAUTOR Thomas BernhardRECOMENDADO POR Laura Bordonaba

RESEÑA BREVE Bernhard no es un autor fácil. No lo es. Y El Malogrado es una experiencia intensa, difícil, una aspiración al absoluto, con el trasfondo del fantasma del pianista Glenn Gould recorriendo la novela. El narrador nos cuenta la historia de él y otro amigo, (también pianistas) y de cómo ambos quedaron transformados para siempre por la aparición y el talento de Gould, dueño de una personalidad tan fascinante como quebradiza. Su genialidad y obsesión por las obras de Bach conduce a los dos pianistas a una reflexión profunda acerca de la incapacidad de aprehender la perfección interpretativa frente a ese torbellino. La respuesta a esta incapacidad es dispar en cada uno, llevando al suicidio al amigo del narrador. El talento de Bernhard es hacernos escuchar música en cada página, a través de su complicada y sublime prosa, mientras entendemos que el malogrado no es otro que el personaje que nunca ha sido capaz de insertarse en el orden primario de los días. No es fácil leer sobre la infelicidad vital, algo que Bernhard parece conocer muy bien: “El ser humano es la infelicidad, decía una y otra vez, pensé, sólo un imbécil pretende lo contrario. Nacer es una infelicidad, decía, y, mientras vivimos, prolongamos esa infelicidad, sólo la muerte la interrumpe”.

Global Q Q Q Q

Personajes Q Q Q Q

Historia Q Q Q Q

Estilo Q Q Q Q Q

Ritmo

LIBRO El Arte. Conversaciones imaginarias con mi madreAUTOR Juanjo SáezRECOMENDADO POR Alejandro Larrañaga

Global Q Q Q Q

Personajes Q Q Q

Historia Q Q Q Q

Estilo Q Q Q Q Q

Ritmo Q Q Q Q

RESEÑA BREVE Todas las clases de historia que he recibido en mi vida se basaban en una sucesión de datos: contextos históricos, nombres, obras y demás cosas a recordar. Debo decir que ninguno de mis profesores consiguió llamar mi atención. Después de leer “El arte. Conversaciones imaginarias con mi madre”, tengo la certeza de que si hubiese sido Juanjo Sáez el profesor la cosa habría sido bien distinta. Porque yo, como su madre, paciente interlocutora imaginaria de la obra, habría comprendido bastante más y, lo que es más importante, seguro que habría derribado la invisible barrera que separa al espectador pasivo del alumno curioso e inconformista. Todo con ese estilo como de niño pequeño, que logra despertar la vena del yo también puedo. Gran ilusión alejada de la realidad pero primer paso para comenzar a abrir esa jaula interior en la que tenemos encerrada bajo llave la creatividad y el amor por el arte. Sencillamente imprescindible.

Page 74: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

RecomendacionesLIBRO El misterio de Pont-AvenAUTOR Jean-Luc BannalecRECOMENDADO POR Begoña Martínez

RESEÑA BREVE Si un verano no puedes salir de casa, por la impávida circunstancia de una pierna rota o un dolor de muelas, se abren ante ti dos opciones, no incompatibles: tomarte un ibuprofeno y/o leer El misterio de Pont-Aven y así viajar a la Bretaña francesa disfrutando del sol, de la luz, y de las buenas costumbres culinarias de las que también gozó Paul Gauguin en varias ocasiones.Si te gustan las novelas clásicas de misterio, vas a tener que hacerle un hueco al misterio de Pont-Aven. Todo comienza poco después de la expulsión del paraíso parisiense del comisario George Dupin a tierras bretonas, allí tendrá que resolver

el misterioso asesinato de un anciano propietario de un hotel en el que se había alojado Gauguin. Sus pesquisas nos las relata, día a día, Jean-Luc Bannalec, y a lo largo de las páginas le acompañamos descubriendo Bretaña y resolviendo un caso en el que se entrecruza la pintura y los asesinatos. Clásico, sencillo y cuidado, serían tres de las cualidades de El misterio de Pont-Aven. Si ya has leído el libro, estás avocado irremediablemente a dos cosas: comprar un billete de avión para la Bretaña francesa y leer el siguiente libro, ya publicado en Alemania, con las pesquisas de George Dupin. Por si no ha quedado claro, me ha encantado, y eso que tenía la sana costumbre de disgustarme con las novelas de misterio, o eso creía yo. PD: este libro hará más por fomentar el turismo en la Bretaña francesa que cualquier guía de viajes que se precie. Renata Ortega ilustra en un mapa el recorrido geográfico por el que nos movemos entre las páginas de Pont-Aven. Todo color, desde la portada, a la última página del libro. A leer, que son dos días.

Global Q Q Q Q Q

Personajes Q Q Q Q

Historia Q Q Q Q

Estilo Q Q Q Q Q

Ritmo Q Q Q Q Q

LIBRO El rey de los elfosAUTOR Johann Wolfgang Goethe

RECOMENDADO POR Salvador J. Tamayo

RESEÑA BREVE Este libro es la apuesta valiente de un concepto por una editorial joven, El verano del cohete. Ante la ingesta demanda editorial, fruto por otro lado de lo que se llama ahora “Burbuja literaria”, estos chicos pujan por la idea preciosista del libro objeto. Ilustraciones magníficas de Borja González que acompañan a un sólo poema de Goethe que enlaza directamente con lo más sutil del romanticismo alemán. Pequeña tirada, papel de calidad, mucho cuidado y una muy buena edición es lo que encontramos en esta pequeña peccata minuta de quince páginas. Sí, quince páginas en las que las protagonistas son las ilustraciones (sencillas, elegantes, sugerentes) que describen el paisaje y la temperatura del poema. Al comprar este libro pagamos por el momento, por el recuerdo y por el trabajo quijotesco más que necesario y agradecido por los que somos gustosos del fetiche. Las ocho estrofas del poema: El rey de los elfos, conectan con la mitología germánica, con lo desconocido, con lo espectral, con la inocencia de la infancia y ante todo con la conciencia de la muerte que no se detiene y nos muerde los pasos: «Yo te amo, amo tu figura;/ y aunque venir no quieras, te tomaré por la fuerza»./«¡Padre, padre, me lleva ahora!/¡El rey de los elfos me hace daño».

Global Q Q Q Q

Personajes Historia Estilo Ritmo Q Q Q Q Q

PUNTUACIÓNGlobal: 4Personajes: 3Historia: 4Estilo: 4Ritmo: 5

RESEÑA BREVE

_______________________________________________________

PUNTUACIÓNGLOBAL: 5PERSONAJES: 5HISTORIA: 5ESTILO: 5RITMO: 5

RESEÑA BREVE

_______________________________________________________

Page 75: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Novedades narrativa

Durante la Gran Depresión, en Corinth, Carolina del Norte, no hay mucho que el joven granjero Jack McDonald pueda hacer además de beber una cerveza tras otra. Sin un céntimo y con una amenaza de embargo, Jack no duda en aceptar el empleo que su viejo compañero de colegio Smut Milligan le ofrece en su recién inaugurado salón de carretera, un lugar donde se sirve alcohol de fabricación casera, se juegan partidas clandestinas de cartas y se alquilan cabañas por horas. El continuo desfile de paisanos por el salón proporciona a Milligan buenos rendimientos, a menudo en forma de dinero, otras veces en forma de averiguaciones que, llegada la hora de liquidar deudas para seguir con el negocio, podrían resultar de vital importancia. Cuando el astuto y codicioso Smut ponga en práctica su brutal plan, a Jack le resultará difícil mantenerse al margen.

En un día lluvioso, el joven Norman Huntley –organista de iglesia e hijo del librero de la imaginaria ciudad catedralicia de Cornford– y su amigo Henry Beddow –mecánico de coches– tienen la ocurrencia, de puro aburrimiento, de inventarse un personaje: una tal señorita Hargreaves, octogenaria, sobrina del duque de Grosvenor, intérprete de arpa, poeta, dueña de una perra y una cacatúa, e intrépida viajera que siempre va acompañada con su propia bañera. Cuál no será su sorpresa cuando, días después de tal invento, la señorita Hargreaves «en persona» se presenta, con todos sus bártulos, en la estación de Cornford.Frank Baker escribió en 1939 esta hilarante novela que combina la comedia de costumbres británica con una aguda reflexión sobre los mecanismos de la creación literaria y los eternos conflictos entre realidad y ficción.

Irlanda, años 50. Lejos de la capital, Dublín, y en medio de un verde paisaje, bellísimo pero exigente, la joven y aplicada Caithleen ha crecido llena de encanto gracias a la sabiduría y humildad de su madre; una madre obligada, por las duras condiciones del campo, a ser fuerte en cada momento, a sobreponerse a toda desgracia. Pero algo va a suceder que transformará la vida de Caithleen. Y en esa nueva vida, la de la única hija de una familia venida a menos, estará acompañada por su amiga de la infancia Baba, por la sofisticada madre de ésta, por el peculiar Hickey… y por una docena de personajes soberbiamente retratados que hoy día nos siguen pareciendo muy vivos; y entrañables, como en toda vida que merezca la pena rememorar.Caithleen recuerda para nosotros su pasado: unas veces lleno de risas; otras, superando las lágrimas. Recuerda los ritos de paso que la llevaron hasta la madurez: los días de internado, el descubrimiento del amor, la necesidad de aventuras e independencia y, al fin, la gran ciudad, con sus brillantes promesas de futuro.

El chico de la trompeta, de Dorothy Baker, publicada en 1938 e inspirada en la vida del mítico trompetista de jazz Bix Beiderbecke, narra la breve pero intensa vida de Rick Martin, un joven con unas extraordinarias dotes para la

música que, en unos pocos años, pasa de aprender a tocar el piano por su cuenta en iglesias y en restaurantes de carretera a convertirse en el miembro más destacado de una de las mejores orquestas de Nueva York.

El chico de la trompeta, considerada por muchos críticos la primera novela sobre el jazz, sirvió de base en 1950 a una película dirigida por Michael Curtiz e interpretada por Kirk Douglas y Lauren Bacall. En 1951, la editorial

Gallimard publicó, con el título Le jeune homme à la trompette, la traducción francesa, obra de Boris Vian.

T. C. Boyle, uno de los narradores norteamericanos más sólidos de las últimas décadas, nos ofrece en su indiscutible obra maestra, Las mujeres, la vida y amores de uno de los iconos más controvertidos del siglo XX, el visionario arquitecto Frank Lloyd Wright. Su imponente finca de Taliesin, en el Wisconsin profundo, quemada dos veces y dos veces reconstruida, empieza a ser asediada por los periodistas, ávidos de retratar la escandalosa vida amorosa de su dueño. Kitty, la primera esposa de Wright, está convencida de que las amantes de su marido solo son un espejismo. Martha «Mamah» Borthwick es una belleza que será asesinada por un criado. Y su segunda mujer, Miriam, ha de disputarse el trono del corazón del arquitecto con la sensual Olgivanna, una bailarina serbia que comparte con él una visión tempestuosa y turbulenta de la vida, y que es un auténtico barril de pólvora a punto de estallar.

LIBRO: Mal dadas AUTOR: James Ross EDITORIAL: Sajalín PRECIO: 21,50€

LIBRO: Las mujeres AUTOR: T.C. Boyle EDITORIAL: Impedimenta PRECIO: 24,95€

LIBRO: La señorita Hargreaves AUTOR: Frank Baker EDITORIAL: Alba PRECIO: 22€

H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H

H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H

H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H

LIBRO: El chico de la trompeta AUTOR: Dorothy Baker EDITORIAL: Contraseña PRECIO: 19,50€

H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H H

LIBRO: Las chicas de campo AUTOR: Edna O’Brien EDITORIAL: errata naturae PRECIO: 18,50€

Page 76: STAFF 25 - Granite & Rainbo · LITERATURA DEL RIESGO 59 ENTREVISTA: Hasier Larretxea 62 ... su tercera novela. Dicen que la segunda es la novela que habla más de un escritor. Ahora

Reservados todos los derechos.

Se prohibe la reproducción total o parcial por ningún medio, electrónico

o mecánico, incluyendo cualquier sistema, de artículos aparecidos en

este número sin la autorización expresa por escrito de la directora.

Granite & Rainbow no se hace responsable de las opiniones vertidas

por sus colaboradores.

Granite & Rainbow .................... 23.X.2013 ............................ #25

ISSN: 2173-2019