sta verónica guliani y el purgatorio

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Santa Verónica Giuliani 1660 - 1727 Verónica Giuliani, nacida en 1660 en Mercatello (Urbino) ingresa a los 17años al monasterio de las Clarisas capuchinas de la Ciudad de Castello, muere en 1727 después de una vida intensa espiritual y difícil. Declarada Beata en 1804 y Santa en 1839 y en 1890 los obispos de Umbría adelantaron la solicitud ala Sagrada Congregación para las causas de los Santos de declararla doctora de la Iglesia. En las decenas de millares de páginas autobiograficas, del manuscrito que nos ha dejado, la santa indica una cantidad innumerable e impresionante de sus visiones místicas. Las visiones de verónica constituyen un testimonio escrito de gran interés literario y espiritual: el del relato de la primera visión que Verónica tuvo a la edad de cuatro años de aquellos mas complejos y simbólicos, un largo camino de búsqueda interior volvió a superar los limites de la propia personalidad para llenarse de gozo e inmensa dulzura. Quizás no hay en la historia mística otra santa como Verónica Giuliani que nos ha dejado así tantas descripciones de sus visiones simplemente al recorrer sus escritos. En el transcurso de su vida ella tuvo en muchos años al menos una visión por día. Verónica Giuliani que ha sido definida como “la mística de la expiación” constituye en la historia de los escritos espirituales un caso único y fascinante. A sus 35 años ella escribió sobre el orden de varios confesores algo así como 5 biografías, de aproximadamente 22.000 paginas de manuscrito, 42 grandes volúmenes relegados en pergamino, mas allá de 6.000 paginas en imprenta. Las visiones de Verónica fueron en general precedidas de dos momentos de recogimiento y de rapto. Santa Verónica experimento de manera misteriosa y cautivadora la pena de la privación de Dios que sufren las almas retenidas

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Visión de los padecimientos del Purgatorio.

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Page 1: Sta Verónica Guliani y el Purgatorio

Santa Verónica Giuliani 1660 - 1727

Verónica Giuliani, nacida en 1660 en Mercatello (Urbino) ingresa a los17años al monasterio de las Clarisas capuchinas de la Ciudad de Castello,muere en 1727 después de una vida intensa espiritual y difícil. DeclaradaBeata en 1804 y Santa en 1839 y en 1890 los obispos de Umbríaadelantaron la solicitud ala Sagrada Congregación para las causas de losSantos de declararla doctora de la Iglesia. En las decenas de millares depáginas autobiograficas, del manuscrito que nos ha dejado, la santa indicauna cantidad innumerable e impresionante de sus visiones místicas.

Las visiones de verónica constituyen un testimonio escrito de gran interésliterario y espiritual: el del relato de la primera visión que Verónica tuvo a laedad de cuatro años de aquellos mas complejos y simbólicos, un largocamino de búsqueda interior volvió a superar los limites de la propiapersonalidad para llenarse de gozo e inmensa dulzura.

Quizás no hay en la historia mística otra santa como Verónica Giuliani quenos ha dejado así tantas descripciones de sus visiones simplemente alrecorrer sus escritos. En el transcurso de su vida ella tuvo en muchos añosal menos una visión por día.

Verónica Giuliani que ha sido definida como “la mística de la expiación”constituye en la historia de los escritos espirituales un caso único yfascinante. A sus 35 años ella escribió sobre el orden de varios confesoresalgo así como 5 biografías, de aproximadamente 22.000 paginas demanuscrito, 42 grandes volúmenes relegados en pergamino, mas allá de6.000 paginas en imprenta.

Las visiones de Verónica fueron en general precedidas de dos momentos derecogimiento y de rapto. Santa Verónica experimento de manera misteriosay cautivadora la pena de la privación de Dios que sufren las almas retenidas

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en el Purgatorio, esa es la pena de las penas, escribió ella, la privación deDios que si no fuera por un instante podría fulminarnos. Saber que para laluz interior nos hace falta el Bien Supremo. ¿Fuego, hielo, hojas afiladas ytodos los suplicios que se pueden imaginar todo esto está en laconfrontación de tal pena?

Extraído de: Visiones

VISION DE TRES VECES DE UN ALMA DEL PURGATORIO.

En esta noche ha ocurrido este detalle, me parece que Dios me ha hechover un alma del purgatorio. La he visto de tres maneras.

La primera vez me parece que el alma era un gran fuego, y que para manode los demonios, tuviera grandes tormentos del cual no esperaba uno delotro. Cada visión de cada uno de aquellos ministros infernales, le producíapena sobre pena, pero entre tantas penas, la mayor era aquella queproducía daños.Dicha alma no se la podía ayudar, estaba bajo la mano dela justicia de Dios y tanto basta. Todo esto fue de gran amaestramientopara esta alma.

La segunda vez tengo una visión de grandes tormentos, en particular sobrelos sentimientos, por así decirlo, diré que me parecía que era atormentadaen los ojos y en las orejas con hierros cortantes y punzantes y que esto sehacia de manera rápida y todo era en un sentimiento conjunto. OH Dios! Elsentimiento de la lengua era mucho más penoso. De repente parecía que lesaliera de la boca y llegara a la tierra y parecía que fuera clavado allí, nocon un clavo de hierro, pero con un clavo de la mano de Dios. Los demoniosque son ministros de la justicia divina, con todo su poder atormentaban esaalma, y ella esta inmóvil en el mismo lugar en que permanecía, ni siquierapodía moverse. Era todo pena, de pies a cabeza, no hay manera de explicarestas penas, y no creo que haya alguna criatura viviente que puedacontarla nunca. Me pareció también verla, en un momento, como destruidapor completo, consumida por muchas penas, pero luego, en un momento,surgió con mas atroces penas que parece que siempre comienzan ycontinúan con mas ardor. En fin, me parecía verla ahora hacerla lacerar,por momentos pincharla con puntas candentes y por momentos estar en unfuego ardiente, y convertirse en hielo. Parecía que el ánima estuvierahelada por dentro pero al mismo tiempo, sentía fuego y hielo.

La tercera vez me lo enseñaron también de la misma forma, padecía untormento intolerable, y parece que vio algo que no se que es: ni yoentendía que cosa era. Al final, mi ángel custodio me hizo ver que ella veíael habito que la había llevado a la Religión, y al verlo le renovaba todos sustormentos y las penas, porque ella se había puesto el habito pero no deReligiosa.

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En un momento fui transportada por mi ángel custodio a los pies de SantaMaria, le pedí ayuda para esta pobre alma mía, me mostré ante ella parapadecer cualquier pena y tormento, y Santa Maria me prometió la graciacon demostrarme aquel sello, y me dijo que yo le contara todo a miconfesor, y le pedí la obediencia de padecer en alguna hora, para satisfacerla justicia de Dios, fue por medio de esta anima que me hizo ver todoaquello en su justo momento. Me parece comprender que en aquel instantehubiera tenido un instante de alivio.

En este punto, se me hizo ver aquella alma, que había hecho tenercompasión de cualquier corazón por duro que fuera. Ante la imagen delrostro de mi madre que estaba postrada le pedía a Santa Maria gracia, yella me dijo que esa postración al final de aquellas 24 horas de sufrimiento,había sido para que ella se fuera al santo Paraíso, y que yo quedaría entrelas penas. En estas penas, pero ella quería que yo tuviera la asistencia demi confesor, porque habían sido grandes los tormentos en manos de losdemonios, los cuales tenían la posibilidad – así quería Dios que meflagelaran y combatieran.

En este punto escuche una voz espantosa, y recibí un gran golpe que mearrojo a la tierra. El demonio me decía “maldita”, “maldita” ¿Qué piensashacer? Yo he venido aquí para quitarte tu vida, pero yo reiré de estemomento de valentía. Que mentiroso que es! El no puede quitarme la vidani hacer nada, sin la voluntad de Dios. Con actos de humillación interiores,aceptaba todos los golpes, y como penitencia de mis culpas agradecía aJesús; agradecía a Maria, daba miles de bendiciones a Dios, y le rogaba quepusiera su mano en mi cabeza, para que nunca, nunca mas le ofenda. OH!Dios que gran tentación y batalla fue esta!

Pero por amor a Dios todo es poco. No se puede decir otra cosa. Hecontado esto a despecho del enemigo. Laus Deo[III,513-517].