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MINISERIE GRÁFICA Montevideo · Uruguay Parte VII · Mayo 2004 H I S T O R I A · D O C U M E N T O S · H A L L A Z G O S · R E L A T O S HÉCTOR BADO EL JEFE DE OPERACIONES CUENTA EL RESCATE MUSEO MARÍTIMO MALVÍN MEDINA: UN MERECIDO HOMENAJE A L R E S C A T E D E L GRAF SPEE HANS EUBEL ELSA DE GRUNOW JOSEPH GILBEY DIEGO M. LASCANO HÉCTOR BADO FRIEDRICH W. RASENACK ALFREDO ETCHEGARAY ANTONIO CARUSO [...] VII. Entrevistas y testimonios

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MINISERIE GRÁFICAMontevideo · Uruguay

Parte VII · Mayo 2004

H I S T O R I A · D O C U M E N T O S · H A L L A Z G O S · R E L A T O S

HÉCTOR BADO

EL JEFE DE

OPERACIONES

CUENTA EL RESCATE

MUSEO MARÍTIMO MALVÍN

MEDINA:

UN MERECIDO

HOMENAJE

A L R E S C A T E D E L

GRAFSPEE

HANS EUBEL

ELSA DE GRUNOW

JOSEPH GILBEY

DIEGO M. LASCANO

HÉCTOR BADO

FRIEDRICH W. RASENACK

ALFREDO ETCHEGARAY

ANTONIO CARUSO

[...]

VII. Entrevistas y testimonios

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A losnavegantes.~La miniserie gráfica dedicada al Graf Spee estállegando a su fin con este penúltimo fascículo.Durante este período, quienes hemos tenido lasatisfacción de divulgar la historia del acora-zado quedamos sorprendidos por las reper-cusiones que ha tenido la propuesta.Documentos, fotograf ías, anécdotas–y también algunas precisiones– nos hanllegado de parte de los lectores. A ellosnos debemos, y a quienes han colabo-rado desinteresadamente para que se-

mana a semana esta publicación sea una realidad. Portodo eso, este es un fascículo dedicado a quienes a tra-vés de entrevistas y documentos testimoniaron su vín-culo con el Graf Spee.La fascinación que el Spee ha obrado sobre estas perso-nas cobra diferentes dimensiones. Desde la afición delos maquetistas y coleccionistas, hasta la pasión de losrescatistas, pasando por la meticulosidad de los escri-tores y estudiosos, el Graf Spee ha dado lugar a un sin-número de expresiones (y acciones) de diversa índole.En este fascículo reseñaremos algunas de ellas.

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Sellos y matasellos

EL 4 DE ABRIL, FRIEDRICH W. RASENACK CUMPLIÓ

90 años. El hoy viejo marino ha tenidouna vida sumamente atribulada, no solopor su instancia como oficial del Graf Speey del Tirpitz, pasando por su cinemato-gráfico escape , el 7 de abril de 1940, de lainternación en Argentina. En esa oportu-nidad, en compañía del teniente Ratschescapó con documentación checa a travésde los Andes con destino a Chile. Allí re-cibió de un jefe de policía documentos búl-garos. En Valparaíso se embarca con rum-bo a Génova, pero el barco fue internadopor los americanos en el puerto de Balboa.La policía secreta americana no pone tra-bas a los dos «búlgaros», quienes ascien-den a un vapor japonés. A través del Pací-fico llegan al Japón, donde reciben pasa-portes que los certifican como empresa-rios alemanes; esto les permite viajar a tra-vés de China con rumbo a Rusia, atrave-sando estepas y bosques siberianos. UnenMoscú con Prusia oriental por tren, adonde llegan el 1° de setiembre de 1940.Como cadete, al comenzar su primer viajede instrucción logra escapar milagro-samente a la muerte cuando el velerode instrucción Niobe zozo-bra bajo una repentina ola

gigante en el mar Báltico. Aquí se re-producen algunos comentarios efectua-dos recientemente para esta colección:

[...] Mi formación como oficial de arti-llería tuvo lugar bajo el mando del capi-tán Schneider, el futuro primer oficialde artillería del Bismarck que hundió alHood. Asistí a la escuela de artillería enKiel y aprendí con los mismos aparatosque se encontraban abordo, y en cursosdictados por las firmas que los constru-yeron, por ejemplo Carl Zeiss- Jena. Laformación duró un año.

[...] La forma en la que se recuerda alGraf Spee no deja de sorprenderme,cuando de mi segundo barco, el Tirpitz,mucho más moderno y poderoso, casinadie se acuerda. (…) Los miembrosde la Bordkameradschaft PanzerschiffAdmiral Graf Spee (Círculo de cama-radería del Graf Spee) hemos enviadouna carta al embajador de Uruguay enArgentina, Alberto Volonté Berro, enla cual expresamos nuestro deseo deque el barco quede donde está. Nues-tro capitán lo hundió en ese lugar, y

ahí debe quedar.

Matasellos conmemorativos del 40 y el 50 aniversariosdel hundimiento del Graf Spee, dibujados por CarlosMenck Freire.

Otro Graf Spee. Buque escuela alemán bautizado conel nombre del acorazado, que visitó Montevideo enmarzo de 1962. Como el Spee, también llevaba el es-cudo de Von Spee en la proa.

F. W. Rasenack. Fotografía publicada en El drama

del Graf Spee y la batalla del Río de la Plata, de sir

Millington-Drake.

FRIEDRICH W. RASENACK

El artillero

Banderín. Original con el escudo

de la familia von Spee.

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UN SÍMBOLO MILENARIO

La esvásticaAl escuchar la palabra «esvástica», la mayoría delas personas la relacionan con el nazismo, conAdolf Hitler, pero en realidad este no es un símbolode invención nazi (empezaron a utilizarla en 1919).La esvástica tiene orígenes antiguos que la remon-tan a la Era de Bronce. Fue utilizada en la antigüe-dad como símbolo de prosperidad y buenafor tuna, de paz y alegria.Está presente en monedas primitivas de la antiguaMesopotamia; también la utilizaron los egipcios,como representación del poder que cada serhumano posee en sí. Ha sido utilizada en elbudismo, frecuentemente representada en elpecho del Buda (como símbolo de aper tura decorazón, de realización espiritual); también estásituada a la entrada de muchos templos, comosímbolo benéfico y de protección.La esvástica está presente en la cultura de todoslos continentes, excepto en Australia.Etimológicamente, la palabra esvástica es derivadadel sánscrito hindú, procede del término swasti(o su asti), formado por la reunión del adverbiosu (bien o bueno) y del verbo as como tercerapersona del singular del presente indicativo: asti(el lo es) . La palabra esvást ica signif icaba«conductivo al bien-estar».También se la conoce bajo la denominación deCruz Gamada, pues su representación gráficatiene cuatro brazos acodados como la letragamma del alfabeto griego.

EL NOMBRE OFICIAL DEL MISMO ES

“Museo de la Batalla del Ríode la Plata”, y la razón por lacual se encuentra aquí, en

Sarandí del Yi, a 200 km de Montevideo,es que los tripulantes tanto del Tacomacomo del Graf Spee, sobre todo los delGraf Spee que habían sido heridos en com-bate y fueron internados en el HospitalMilitar, así como algunos tripulantes quepor alguna razón permanecieron acom-pañando a esos heridos, se quedaron enel país y fueron internados en este lugar.

[...] Es bueno aclarar algunos términosque se confunden en el uso: acá no huboprisioneros de guerra , esa es una termi-nología que surge de aquellas personasque resultan detenidas como consecuen-cia de un enfrentamiento de países queestán en una conflagración y son enemi-gos, ese no era el caso de Uruguay.

[...] Uruguay era un país neutral y sobrela base de esa neutralidad fue que manejóesa situación incluso un poco dramáticaque ocurrió en nuestras aguas territoria-les y que con una gran habilidad diplomá-tica pudimos sortear.Digo esto porque el papel que jugó unpaís pequeño como el nuestro fue demucha dignidad, más allá de lo que puedamerecer cualquiera de las partes. Porqueevidentemente quizás ni el gobierno deGran Bretaña se haya quedado absoluta-

mente conforme, y el gobierno de Alema-nia tampoco. Se ha dicho por ahí que qui-zás el Uruguay era más proclive a GranBretaña que a Alemania. Lo cierto es queeste era un país neutral y manejó la neutra-lidad de una manera habilidosa y digna.Cuando Uruguay dejó de ser neutral fuenecesario tomar ciertas medidas de mayorseguridad, ya que en todo este episodio delGraf Spee como muchas veces se dice, hubouna gran guerra diplomática y Uruguaydebió actuar a la altura de la misma.

[...] El 23 setiembre de 2002 se inauguróla primera parte del reciclaje. El museo hasido declarado patrimonio histórico nacio-nal. Para reciclarlo, hicimos ladrillos igua-les a los de la construcción original. Enuna sala tenemos las publicaciones que sehan escrito sobre la Batalla del Río del aPlata, así como los de los personajes quede una u otra manera intervinieron en lamisma. Rasenack, por ejemplo, nos donóel libro dedicado por Millington Drake.También reeditamos el Libro Azul en co-ordinación con el Ministerio de Relacio-nes Exteriores y el museo naval, que es laversión de la historia relatada según nues-tra Cancillería.

[...] El capitán Rasenack también donó par-te de su uniforme. Cuando volvió a Alema-nia con un pasaporte falso lo dejó en casade un amigo, al volver a Argentina lo recu-peró y luego lo donó al museo.

1. Hasta la llegada del

comunismo, la Institución

equvalente a la Cruz Roja en

China utilizaba este símbolo.

2. Templo budista en Seúl–

Corea. 3. La esvástica según

distintas culturas. 4. Póster de

buena suer te nor teamericano.

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Ilustración original

y sello. Ilustración

realizada por Menck Freire

del cuartel de Paso del

Rey, Monumento Histórico

Nacional de Sarandí del Yi

para la edición del sello.

GENERAL FRANCISCO WINS[COMANDANTE DE LA II DIVISIÓN DEL EJÉRCITO]

El museo de Sarandí del Yi

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Las maquetas del Graf Spee

Modelo a escala del Graf Spee. Fue construido por

Heins Heerlein (en la foto), ex tripulante del Spee.

Maqueta del Graf Spee

de 3 m de largo. Dimas

Izquierdo, su autor, invir tió

40 años en su

construcción.

Ahora la saca a la puerta

de su casa para que la

gente la admire.

EL MUNDO DEL MODELISMO ES UN MUNDO apar-te. Quienes se dedican a construir maque-tas son fieles cultores de un arte que re-quiere disciplina y paciencia, además demeticulosidad.Hay miles de maquetas del Graf Spee a lolargo y ancho del mundo, hay empresasque se dedican a venderlas, pero tambiénestán aquellos que se dedican a elaborarlasellos mismos, en madera o en metal. Estánlos que le agregan motores y sueltan susobras a navegar (por lo menos en piscinasy estanques), y están los que no puedenresistir la tentación de tripularlas y buscanla manera de hacerse al agua dentro de ellas.En Uruguay, Dimas Izquierdo es un reco-nocido exponente de esta «comuni-dad» de maquetistas artesanales.Dimas trabajó durante más de cua-renta años en su Graf Spee de 3,30metros. Los fines de semana, saca doscaballetes y lo exhibe orgulloso en la puer-ta de su casa en la Curva de Maroñas.Dimas cuenta de dónde viene su afición:«Yo lo vi personalmente al barco. Yotenía 12 años cuando el Graf Speellegó al puerto. Lamentablemente nopude verlo el día de la partida, fuimoscon mi padre y mi madre, los tres. Enton-ces yo le pedí a mi padre para ir a dar unavuelta en lancha, para ver de cerca el barco.La lancha valía 10 centésimos, y mi padreme los negó: ‘Mirá si te voy a dar 10 centé-simos, mañana comés con esa plata’. En-

tonces me dio mucha bronca y empecé aembromar con que me apretaban los za-patos, que quería volverme. Y ese fue elmotivo por el cual me quedé sin verlo,aunque sí escuché las explosiones».Cuando sacaron los cañones del Graf Spee,dos de los ex tripulantes estuvieron en sucasa para apreciar su obra: «Acá en la callea veces paran varios autos para mirarlo.Hubo un día que me quedé ronco de tan-to hablar. También estuvo exhibiéndoseen el shopping

de Punta Carretas y en el Palacio Legisla-tivo».En cuarenta años ha ido perfeccionándo-lo, actualmente lo tiene a la venta (55.000pesos uruguayos): «De a poco le he idoarreglando los detalles, y la verdad es queestá muy bien. Le aseguro que no hay nin-guna maqueta de este tamaño en todo elUruguay».

Graf Spee para todos los gustos. Maquetistas y aficionados han

dado rienda suelta a su imaginación a la hora de construir sus

propias versiones del acorazado.

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Maquetas en internet:

www.bismarck-class.dk

www.steelnavy.com/ISGraf.htm

www.marinemodell-fotoarchiv.de

www.igs-kriegsschiffmodellbau.de

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HANS EUBEL[EX TRIPULANTE DEL SPEE]

PARA SER UN MARINERO DEL GRAF SPEE

habia que pasar unos exámenesbastante severos que duraban va-rios días. Uno tenía que conocer

lo suficiente de historia y de geograf ía, porsupuesto. Y después la forma de manejar-se, de actuar ante situaciones complejas.Había una prueba en la que, por ejemplo, tetiraban un montón de objetos y te decían“componga algo de esto”. Entonces te toma-ban el tiempo, y los objetos no eran jugue-tes, eran cosas bastante dif íciles de armar.Miraba los objetos, y finalmente me dabacuenta de que cada uno calzaba con el otroy que juntos conformaban una pieza, unaparato, algo con sentido.A pesar de lo duro de las pruebas f ísicas –había que correr, saltar y efectuar ejerciciosque requerían mucho esfuerzo f ísico– elsoldado no era un súbdito, sino que era unmuchacho que significaba algo, porque lle-gar a la marina en aquel entonces no erauna cosa así nomás.

[...] En 1937 estuvimos en la coronacióndel rey Jorge VI, allí había dos cruceros pe-sados rusos, y a nadie se le ocurría decir “losbarcos bolcheviques”. Decíamos rusos, aligual que a nosotros nos decían alemanes,no nos decían “barco nazi”. En aquel tiempocon Inglaterra hubo un contacto muy amis-toso. En el 37, cuando estuvimos en Lon-

dres, no teníamos oportunidad de pedir unacerveza y pagar por ella, no nos dejaban. Unopodía comer, pedir lo que quisiera y para latripulación alemana todo era gratis.

[...] Nosotros muchas veces recibíamos lasvisitas de los oficiales de Hitler. Hay un cuen-to muy gracioso de la vez que Goering qui-so inspeccionar el telémetro; como era muycurioso quería ver como funcionaba.Goering era más bien redondo. Entonces elhombre abrió la tapeta de arriba e intentómeterse pero no pudo entrar, y quedó me-dio trancado, tampoco podía salir, y en esemomento pasaba por allí un teniente e hizouna broma. Goering se ofendió muchísi-mo, lo quedó mirando con cara de furia.Nosotros teníamos que hacer fuerza parano reírnos, una sonrisa nos hubiera costa-do carísima.

[...] Aquí en Montevideo había gente quetenía simpatía hacia nosotros y también ha-bía gente de oposición, por supuesto. Yo creoque la influencia de la prensa era bastantenegativa porque la descripción del barco era“el crucero nazi”. Hoy en día todavía escriben“el barco nazi”. Eso es una cosa que no tienenada que ver con política ni nada, es un bar-co, un barco de guerra que usaba la banderadel país en determinada circunstancia histó-rica.

Ese día de mis 9 años viví la primeraexperiencia náutica en una lanchitaque mi padre y otros periodistasalquilaron. Sentados en banquetas

largas, todos guardábamos un compor tamientocircunspecto. Éste obedecía tanto a la urbanidadque tenía que observarse en cualquier reunión,solemne o no, fuera en las escuelas o en misa, oen biógrafos de barrio, en los cuales cuando seapagaban las luces con la consiguiente algarabíaporque comenzaba la función, callábamos expec-tantes con la primera película.Y la figura del «acorazado de bolsillo» se agigantósúbitamente sobre las aguas verde esmeralda delantepuer to. Se nos vino encima, gris, ni muyplomizo ni perlado. Tenía reflejos de plata. Era elcolor del acero...Junto a la borda mi padre me abrazaba.Los murmullos se atenuaron.En el vaporcito latían nuestros asombros ante lafor taleza vulnerada en aquel enorme agujero, debordes dentados, desgarro parecido a una bocade caverna y que como en un cuento de piratas,estaba a pocos centímetros de la superficie.Nos deslizábamos lentamente, rodeando alpoderoso mal herido, cuando aquel silenciodramático fue rasgado por un trabajo.Sobre la cubier ta orientada al Oeste calentada porel sol, algunos marineros de blanco fajinaban conescobillones. Unos lavaban y otros tendían sobrela barandilla de retén las colchonetas que seescurrían, marcadas con enormes manchonesoscuros de la sangre derramada.Los veíamos trabajar, pero como en una películasin sonido, con una cadencia de cámara lenta.Súbitamente y por un brevísimo instante, un influjonos suspendió contemplándonos el los ynosotros. Sentí el abrazo fuer te de mi padre, queme susurró: —M’hi jo, apenas son unosmocitos...–Uno de ellos, hoy lo pienso, tal vez el más audaz,se quitó su gorra con dos cintas negras, comocolita de golondrina y nos saludó con unareverencia. Su casco de rubio sajón brilló uninstante al sol de aquel uruguayo mediodía.Ya finalizando las vueltas al gigante que dormitabala cruenta batal la, todos desde la lanchitaretribuimos aquel saludo juvenil agitando al airenuestras manos como palomas al viento, en unaugurio de paz bajo nuestro celeste cielo.

H. Eubel y señora.

Los díasacorazados

Portada de «Reincarnation».

Disco de la banda metalera uruguaya Graf Spee

editado en 1989 por el sello Orfeo. El grupo estaba

formado por Víctor Rueda, Luis «Barbas» Spósito,

Luis Linfa y Diego García; entre la docena de temas

trash figura un obvio Self Destruction.

TESTIMONIO[EDUARDO CASANOVA DELFINO]

Aquellas horasde asombro

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ANTONIO CARUSO

El lugar correctoen el momento indicado

[...] La internación no fue ningún placer, se loaseguro, aunque la isla Martín García era bas-tante linda; durante aquel período, más allá dela camaradería, seguía corriendo la verticali-dad. Los grados estaban. Uniforme no se usa-ba; cada uno tenía su camisa y blue jean. Era loque se compraba en gran cantidad para toda latripulación, así que solamente se veía la cara.

[...] Había seis barracas en tres compartimen-tos. En cada barraca vivían más o menos 60personas. Dormíamos en camas militares,esas camas dobles.Nosotros tratábamos de tener la mayor acti-vidad posible. Se hacía bastante deporte ybueno, se construyeron gallineros, se cons-truyeron varias cosas útiles; como por ejem-plo, una cabina de baño con seis duchas.También la cocina la construyeron los inter-nados. Los elementos de la cocina veníanpoquito a poco, se permitió que trajeran unacocina por lo menos de cuatro metros de lar-go que mandaba la firma Orbis de BuenosAires, que eran alemanes. Mandaron esa co-cina y las tuberías, los caños con los que searmaban unas serpentinas de agua calientepara la ducha. Y efectivamente, todas las tar-des yo podía ducharme porque había sufi-ciente agua caliente. Era agua de río pero máso menos limpia, más o menos depurada».

EL ARCHIVO ‘CARUSO’ REPRESENTA cin-cuenta años de historia gráfica delUruguay, al que además se sumancolecciones y donaciones, como

por ejemplo el archivo de Cine, Radio,Actualidad lo tenemos completo. En el archivohay cerca de ocho millones de negativos. Haycincuenta mil fichas sobre las que está la basealfabética, por nombres , por hechos o lugares.

[...] Papá trabajaba en el diario El Día, era el jefede fotógrafos, y me acuerdo que pasó por casaa buscar ropa porque se iba a embarcar en elStella Maris, un yate que tenía Lorenzo Batlleen Punta del Este. Ellos iban a salir desde allí apresenciar la posible batalla entre el Graf Speey los barcos ingleses. Una audacia sin límites siuno piensa que en real idad se estabaembarcando en un velero para ir a ver una batallanaval entre un acorazado y varios cruceros.Ellos iban con máquinas fotográficas que notenían ni siquiera un teleobjetivo. Lasmáquinas que utilizaban por ese entonceseran unas Tropical Daumont, ylo máximo era una Leicacon un lente de 135mm. Cuando meenteré de eso,con 9 años de

edad, me puse a llorar, y le decía a mi mamáque no lo dejara ir porque se iba a ir a laguerra y se podía morir. Al final no salieronen el velero, supongo que porque el GrafSpee no presentó batalla finalmente, por loque suspendieron la salida.Me acuerdo que era una tarde preciosa dediciembre.

[...] Aunque haya sido un corsario, un barconazi, hay una foto del Graf Spee que me damucha tristeza, y es esa en la que tres díasdespués están las planchas todavía calientes,luego que se extinguió el fuego. Uno seimagina lo que debe haber sido eso, y elcoraje de los fotógrafos para acercarse a esamole hirviente y sacarle fotografías.

[...] La foto de la escollera fue tomada de lafaroleta que está en la punta. Para serfotógrafo no basta con ser aventurero, hayque ser ágil. Con el “permiso” y el codo, losfotógrafos aprenden, en mítines, actospolíticos o manifestaciones, a caminar entrela gente y situarse en el lugar correcto y enel momento indicado para obtener la imagendeseada. Los que son difíciles con el codoson los policías.

[...] Hay unas fotos que documentan elentierro de los marinos , en la que aparecenmuchos civiles uruguayos haciendo elsaludo nazi, y la pregunta que surgenaturalmente es ¿tantos “simpatizantes”había?

Escollera Sarandi. Más de 250.000

personas esperaban expectantes una

batalla.

Banderín. Encuentro

de camaradería de los

tripulantes de los

buques de la batalla

del Río de la Plata al

conmemorarse el

cuarenta aniversario de

la misma.

Antonio Caruso.

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DIEGO M. LASCANO

(…) Y así empecé a ir seguido. Cuandono iba yo iba mi papá. Mi madre hacíapostres y me los daba para llevárselos.

[...] En determinado momento había queconseguirles alojamiento a los muchachosporque todavía no tenían la quinta. Yo leconseguí a Helmut con unos alemanesque vivían cerca de mi casa. Ahí pasó unmes y pico, hasta que fueron todos a laquinta, y nosotras visitándolos sábados ydomingos de dos a seis. Estuvieron en laquinta unos cuatro años. Salían todos losdías de dos de la tarde a diez de la noche.

[...] Cuando llegamos ese sábado, ya se sa-bía que algo raro iba a pasar, pero no te-níamos conciencia de que iba a ser tanrápido. Habían unos camiones enormesen la vereda, y no nos dejaban entrar. Lue-go los muchachos empezaron a salir y sesubieron a los camiones que los llevaban ala Estación Central. Nos hicimos adiós, ycuando llegué a mi casa no sé, creo quelloré y les conté a mis padres lo que pasó.

[...] Al principio no teníamos comunica-ción, hasta que se supo que podíamos en-trar, entonces unas cuantas nos juntamospara ir juntas en el motocar, que llegabaen tres horas a Sarandí del Yi, cuando te-níamos que ir en ferrocarril eran como

cinco o seis horas. Al llegar al cuartel tenía-mos que ir a una dependencia de los oficialesuruguayos a mostrar lo que llevábamos.Había entrada desde las ocho de la mañanahasta las seis de la tarde. Podíamos comerahí, nuestros “anfitriones” o sea los mucha-chos, pagaban un tique y nos invitaban acomer. La comida la hacía el cocinero delTacoma. Como no se acostumbraban a lapolenta y al guiso del cuartel, entonces ledaban los ingredientes y él cocinaba.

[...] Yo no era casada con Helmut, me te-nía que inventar un hijo. Entonces le dijeal abogado que estaba embarazada. Nun-ca sabré si lo creyó o no, pero fuimos ahablar con el ministro que escuchó todo,y dijo que iba a dar la orden de que al díasiguiente Helmut pudiera ir a anotarse alRegistro Civil. Aunque no nos casáramos,con anotarse sería suficiente antes de quese fuera el barco, faltaban tres días. Reba-jé como cinco kilos en esos días, ya hacíasiete años que estábamos juntos. (…)Enlos últimos días de agosto se iniciaron lostraslados. Era una orden del estado uru-guayo. Yo estaba con mis padres, en Ro-cha, sentada en la cocina, y de pronto es-cucho un camión que para en la puertade casa. De adentro del mismo salióHelmut, con la noticia de que estaba li-bre.

ELSA UHRIG DE GRÜNOW

YO NACÍ EN URU-GUAY, pero mispadres erana l e m a n e s .Cuando llegó elGraf Spee, des-pués de la bata-lla, lo primeroque hicieron

fue ir al hospital para ver si había algúnpariente entre los muchachos.Me llevaron. A mí no me gustaba, no que-ría ir, yo tenía 14 años y hablaba alemánperfectamente. (…) Entonces lo veo aHelmut todo tembleque, nervioso. Nos pu-simos a conversar, le conté todo de mi cole-gio, de mis padres, hasta que sonó la campa-nilla de que había terminado la visita.-¿Usted va a volver?-No sé …

CUANDO LOS EFECTOS DE LA EXPLO-SIÓN de una granada alcanzan lacofa de combate en la que estaba

situado Langsdorff, él pierde el conocimien-to por unos minutos. Hay toda una especu-lación a partir de eso. Él cambia de actitud apartir de ese momento. Ahí Langsdorff pideel informe de averías, se hace el informe debajas, y además consulta con los oficiales las

condiciones de navegación de la zona y solicita a los pilotos el informede los puertos más cercanos. Ahí surge el puerto de Montevideo. Ladecisión tiene que ver con ese informe, que no se oficializa hastamucho tiempo después, cuando Kay lo envía a Raeder. Y aunque en elmismo se hace una breve mención del hecho, la decisión de Langsdorffse adjudica al problema de los motores.

[...] Para el libro (“Historia en imágenes del acorazado alemán”) yo hiceuna reconstrucción fotográfica día a día. Por la posición de la luzsolar, por la posición del barco, fui estudiando y definiendo de que díaes cada foto. Con todo el material que tenía pude hacer eso.

Con el Arado por ejemplo, logré toda la reconstrucción decuando la lancha de la ANP se va llenando con las piezasdesmanteladas. Esa lancha después va al puerto. Lo que nose sabe es qué es lo que pasó con todo eso, que quedó en eldepósito de la Armada. Además está todo el material de losheridos que se bajó; camillas, bolsas con uniformes, todoeso desapareció con el tiempo. Incluso en 1989 aparecieroncosas malhabidas que eran propiedad de la Armada.

[...] Tener al Graf Spee frente al puerto de Montevideo escomo tener un Titanic en la puerta de casa.

Diego M. Lascano. Nació en Córdoba, Argentina.

Es investigador y escritor especializado en el Graf

Spee. Además se ha destacado como realizador

y productor independiente de video.

Amor en tiemposde guerra

«Un Titanicen la puerta de casa»

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1. CoyHamaca utilizada para dormir.Los coys fueron utilizados parabajar a los muertos y heridos alllegar a Montevideo.

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2. Sable de oficial navalLos oficiales portaban un sablesimilar al de la foto. El sabledel capitán Langsdorff fueentregado a la viuda en 1979.

3. Binocularesde Langsdorff

4. BinocularesParte del sistema óptico depuntería de superficie.

5. Parte de la mesade cálculoEste aparato llamadoWindbogen permitía incluir enel cálculo la influencia delviento sobre el vuelo de lagranada. Poseía platinas dealuminio intercambiables deacuerdo a la pieza que sedisparaba. La platina en lapieza corresponde a la granadade fragmentación de 28 cm.

6. Chapa de fábrica delsistema estabilizador deltelémetro de 10,5 mEn la inscripción se lee:Kreiselgeräte (firma) GmbH.También se indican lasrevoluciones en que se mueveel giróscopo y la potencia delmotor.

7. Cápsula de granadade 2,0 cm

8. Lamparilla

Chapa de ident i f ica-Chapa de ident i f ica-Chapa de ident i f ica-Chapa de ident i f ica-Chapa de ident i f ica-ción.ción.ción.ción.ción. Cuando el soldadomoría se quebraba dividien-do la pieza en dos. Sellevaba colgada al cuello.

TTTTTrrrrrozo de brozo de brozo de brozo de brozo de bronce.once.once.once.once.Parte de la pieza queindica la posición delcañón respecto albarco. Salió engan-chada al cañón que serecuperó en 1997.

Chapa deChapa deChapa deChapa deChapa deb l i nda j eb l i nda j eb l i nda j eb l i nda j eb l i nda j e[10 mm].[10 mm].[10 mm].[10 mm].[10 mm]. Trozode ubicacióndesconocida.

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GISELA MEDINA

«Último ejemplar». Inscripción en el

interior del libro Tumbas en el Río de la

Plata, de Omar Medina, editado en

diciembre de 1969.

Omar Medina

Gisela Medina

CUANDO YO LO CONOCÍ, EN 1957,era primer maquinista. Él tra-bajaba en el puerto. Luegoestuvo un tiempo trabajando

en los remolcadores, y más adelante,en 1960-61 empezó a viajar lejos, el martira. En ese entonces escribió el libro“Siete lunas en Kuwait” y un poco des-pués vino “Por tres océanos”.

[...] El museo abrió sus puertas el 18 denoviembre de 1988, pero no podía con-tinuar abierto luego de la muerte de miesposo por la sencilla razón de que nohabía nadie que realmente pudiera sa-ber qué eran ni de qué formaban partela enorme cantidad de piezas que habíapor ahí. Eso no estaba escrito en nin-gún lado, solo él lo sabía. El museo era“su”obra y mientras estuvo abierto alpúblico siempre estuvo atendiéndolo él.

[...] Cuando escribió el libro “Tumbasen el Río de la Plata”, tuvo problemaspara editarlo en

su forma original. El libro originalmenteno era una novela, pero las autoridadesmilitares de la época no deseaban que seventilaran temas como la relación del GrafSpee con el Tacoma, porque Uruguay sequedó con él (el Tacoma), todo eso da

lugar a dudas todavía. Hubo unas partesdel original del libro que Pivel Devoto tuvoescondidas en su casa, así como variosotros documentos que involucraban alGraf Spee, debido a que él estaba embarca-do y yo estaba sola acá en casa. El problemaes que si hacían un allanamiento acá noquedaba nada, y a mí y a mis hijos nospodían hacer quién sabe qué cosa. Pero locierto es que reescribió el libro en formade novela y finalmente lo publicó.Los personajes del libro son “casi” reales.Algunos, increíblemente reales. Ningunofigura con sus nombres reales.Actualmente hay una editorial interesadaen volver a publicarlo.

[...] Él tuvo apoyo económico institucionalpor un tiempo, recibía mil pesos por mes,pero cuando la crisis financiera de 2002, elministro de Economía decidió quitárselos.Eso lo amargó muchísimo, porque real-mente no teníamos ningún otro apoyo denadie.

[...] Los objetos del Spee, según el deseo demi marido, fueron, en sus últimas sema-nas de vida, en venta al museo naval. Lagran mayoría de las cosas fueron a darallí. Prácticamente todo lo que tiene elmuseo del Spee pertenecía a mi mari-do.

Custodiando la memoria

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Los horrores de la batalla

Rolf piensa y se alegra de quetodo ha terminado y que se vande regreso a Alemania, tal vezen busca de ayuda; pero, para

su desilusión, un instante más tarde laproa del “Spee” vira en redondo, atrave-sando su propia cortina de humo que ha-bía dejado a popa.[...] Los cañones volvieron a lanzar suscargas mortíferas y el de Rolf, dirigido acontrol manual hizo certero impacto enuno de los cruceros británicos, volando unpalo entero del “Ajax”, causando más hi-laridad que gozo en la tripulación del aco-razado, que rememoraba las antiguasluchas navales en las que se suponía elmás grande orgullo arrasar los palos delbarco enemigo.El desorden en cubierta es increíble, rue-dan trozos de maderos, de muebles, de ca-bos, tanques y lonas. La cubierta de puli-da madera dura, deja ahora correr san-gre, los restos de ropas con trozos de carne,pedazos de uniformes, hilos de antenas ymangueras de agua atascando todo, mien-tras el barco vuelve a toda máquina ha-cia el Sur, a desafiar obstinadamente asus contenedores.En los peldaños de las escaleras van que-dando las huellas de zapatos ensangren-tados y puertas, mamparos y pasama-nos se van tiñendo de rojo. De los catrescolgados meciéndose con los rolidos, go-tea el líquido espeso que va dibujandocaprichosas figuras en el piso alcoagularse con el calor.Rolf, mudo y tembloroso, agacha la cabe-za sobre su cañón y quisiera olvidarse detodo, su pensamiento vuela desde Kiel hastaAltona y salta sobre el Atlántico hasta elenigma de Montevideo; piensa en Helga,recuerda a Heinz; su torturado espíritu seabate por un instante, y quiere renunciar ala lucha, pero entreabre los ojos y se en-cuentra encerrado en la coraza de su ca-ñón junto a sus mudos compañeros demartirio, a quienes les está vedado salir nisiquiera aun a prestar auxilio a aquellosque claman allí cerca.Él está allí en su puesto de combate y allíse debe mantener hasta el fin cumplien-do con su deber.Afuera, a la luz del sol, sus compañerosse mueren, deshechos, triturados y él, bien

[...] Rolf, el marinero artillero, sintió depronto como si le dieran un latigazo en lapierna derecha, un intenso calor le subiópor el estómago al pecho. Cuando le llegó alcerebro, sus manos ya no tenían fuerzas, sedesplomó al piso, sintió que el cañón gira-ba enloquecido y creyó que era noche estre-llada.Una rápida inyección de morfina lo des-pertó y un grito terrible partió de su gar-ganta, sus manos se aferraron a la camillay su rostro se deshacía en gestos de dolor.Fue llevado abajo, casi de arrastro, hasta elcomedor que hacía de enfermería y tendidosobre una mesa.El médico examinó la pierna y con rápidosmovimientos de bisturíes y tijeras ibaseccionando lo que colgaba; piel, carne yhuesos que sobresalían del muslo desnudofueron cortados. Un pañuelo en la bocaimpedía que se mordiera la lengua, pero lapérdida de sangre era tal que su piel tosta-da se había vuelto blanca y fláccida.[...] El médico hizo señas al enfermero deque le hablara al oído y éste lo hizo en vozbaja.–Sea valiente camarada. Vamos rumbo aMontevideo… en pocas horas estaremosallá…[...]

Extracto de Omar Medina*

*Del libro “Tumbas en el Río de la Plata(La tragedia del Graf Spee)”.Omar Medina; Montevideo, diciembre de 1969.

defendido por el espeso acero, tiene suuniforme impecable; siente una amar-gura profunda, se reprocha de miedoso,de cobarde y quisiera salir a enfrentarlas granadas a pecho abierto, con elalma de afuera, a gritar al cielo azul suodio por el enemigo y si fuera necesarioa morir allí a la vista de todos, frente almar indiferente, apacible y hermoso,que parece ignorar su tragedia.Una ira sorda y calcinante le acomete;se para, se muerde los labios, grita, in-sulta y llora; los músculos se le contraeny aprieta los volantes, gimiendo.[...] El jadeante acorazado se dirige ha-cia el Sur y al cruzar entre los dos ene-migos una lluvia de granadas incendia-rias y perforantes cae abordo.En ese crucial instante, se ordena a todala artillería hacer fuego y el pesado aco-razado se estremece, como si quisieralevantarse del mar, como un dragónherido.El infierno se ha desatado abordo; fue-go, humo, gases, olores y gritos afectan-do todos los sentidos, aquí y allá hom-bres revolcándose de dolor y muchosarrastrándose a la borda, buscando elfin de su suplicio.La granada que penetró en la coraza delcañón de Rolf obró sobre él como si en sucerebro le hubiera explotado una bomba.Un silbido agudo, una explosión seca ylos pedazos de acero que se diseminanen todos los sentidos.

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Héctor Bado.

Imagen tomada durante el

rescate del cañón en 1997.

HÉCTOR BADO

Inmerso en el rescate

La empresa no busca vender pie-za alguna. No busca desmembrarel Graf Spee. Lo que busca es sa-car el barco entero para regocijo

propio. Lo que nosotros vamos a ganar, lovamos a ganar a través de nuestro trabajoen la operación. Hoy, lo que estamos tratan-do de hacer es que las empresas alemanasque todavía subsisten y participaron en laconstrucción del barco, participen de la res-tauración. Cuando el barco o las partes que-den restauradas (porque existe la posibili-dad de que los presupuestos no den parasacar todo el barco), la mitad es del estadouruguayo y la otra mitad es nuestra, y ahí loexpondremos, cobraremos una entrada, selo venderemos al estado, pero que quedeclaro que no es nuestra intención lucrarcon el barco f ísicamente. Mucho menos lle-

varlo fuera del país. Lo que sí es posible quehagamos, en función de la cantidad de fie-rros (son 12.000 toneladas) que vamos asacar, es vender algunos de éstos para fi-nanciar el mantenimiento del mismo.

[...] ¿Tenía que venir un “anormal”, un“jodedor” como Bado a acordarse de que elGraf Spee existía? Ahora vienen las críti-cas ¿Y por qué no se metieron ellos abajodel agua, por qué no lo sacaron ellos, porqué no pidieron el barco ellos? Nadie seacordó de los barcos hundidos hasta quealguno encontró un barco hundido. Laparte antropológica en Uruguay es lamen-table, ahora se dieron cuenta de que el cam-po natural de expansión de la carrera eneste país es el agua. Entonces empezaron atrancar a los particulares. Nosotros (la

empresa) sin contar el Graf Spee, hemosinvertido 6 millones de dólares ¿y cuántorecuperamos?… cero.¿Cuánto está dispuesto a poner el estado?…Todos sabemos que si el estado llega a in-vertir un dólar, cuando no tiene para com-prar leche para un comedor de una escue-la, acá se arma un lío de la masita, y eslógico que así suceda, porque en ese hipo-tético caso el lío lo armo yo.

[...] ¿Por qué Mensun Bound no es elarqueólogo de esta empresa? Sencillamen-te porque la Comisión de Patrimonio no lerevalida el título en Uruguay. Paso a recor-darte que en Uruguay no hay arqueólogos.Una vez Bound me dijo algo que me quedómetido en la cabeza: “Que vos seas arqueó-logo no significa que seas arqueólogo sub-marino. Tenés que aprender desde la A a laZ porque aunque los principios sean losmismos, la operativa es absolutamenteotra”.

[...] Sacar esas 12.000 toneladas de fierros esviable siempre y cuando consigamos los fon-dos. Los fondos estarían, pero hay que tenerpaciencia, estamos hablando de un proyectode entre tres y cinco años para sacar el barco,después viene la restauración, y ustedes vie-ron el estado en el que salen las piezas.Desde el punto de vista técnico es totalmenteposible. Cuando en la Primera Guerra laflota alemana se hundió en Scapa Flow, has-

Bajo el agua:

Mástil de combate y parte del casco.

[Reconstrucción mediante software de

modelado 3D realizada por Thomas Schmidt]

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ALFREDO ETCHEGARAY

«El Spee esesencialmentehistoria»

JOSEPH GILBEY

Los motivos de Langsdorff

Gilbey. Escritor de origen

escocés radicado en Canadá

y en Montevideo. Ha centrado

la temática de sus libros en la

personalidad del capitán

Langsdorff.

pregunta de Harwood del porqué de ese cam-bio en las decisiones de Langsdorff, que fi-nalmente determinó su entrada al puertode Montevideo. Los tanques diarios reci-bían el combustible purificado por ese sis-tema, en el que interviene el vapor a altapresión.El daño decisivo fue en una de las calderasauxiliares. En este espacio había dos calde-ras, bueno, en realidad productores de va-por. Uno era utilizado para el sistemaantiincendios y el otro se relacionaba con elseparador, para purificar el combustible, quese encontraba debajo del puente acorazado.Langsdorff no tenía otra opción.

EL GRAF SPEE DEBÍA ENTRAR EN UN

puerto. En determinado mo-mento de la batalla, el jefe demáquinas del Spee, el capitán

Klepp, comunica a Langsdorff por teléfo-no que tenían un nuevo problema. En-tonces Langsdorff se entrevista con Klepp,quien le comunica que tienen más o me-nos 16 horas de combustible purificadopara los motores. Langsdorff vuelve alpuente y le dice a Wattenberg que debenentrar urgentemente a puerto, BuenosAires o Montevideo, pero que deben en-trar a alguno.Ese impacto es decisivo, y esto contesta la

En el caso del Graf Spee, a mí la historiasiempre me interesó; con paciencia, per-severancia, curiosidad, pasión y métodofue que llegamos a este proyecto. El Graf

Spee es uno de miles de naufragios, y se dio quecuando yo averigüé había una sola compañía que lohabía pedido y tenía los derechos, Acindar. Ellos loquerían desguazar y vender por partes, entonces, elaño pasado la Armada intimó a Acindar a que confir-mara y dijeron que no les interesaba. A finales de juliome informaron que entrábamos nosotros.

[...] El proyecto Graf Spee es una cooperativa dondediferentes técnicos y permisarios nos reunimos parahacer posible la extracción del barco.Los permisarios somos Felipe y Alfredo Etchegaray.Héctor Bado, con quien hemos trabajado juntos envarios naufragios del banco inglés, se acercó paraaportar su know how.

[...] Yo creo que ni una transmisión de mando tienetanta publicidad como la tuvo el hecho de la extrac-ción del telémetro. El volumen de promoción que hasalido de Uruguay a partir de esto es impagable. Soncientos de millones de dólares en publicidad. Mellamaron amigos de Oriente, de Sudáfrica, de Euro-pa, en todas las cadenas, en todos los informativos.En la BBC de Londres, por ejemplo, tuvieron el máxi-mo de rating. En Alemania en cambio se hicieronencuestas que arrojan que menos del uno por cientode la gente tiene interés en sacar el Spee, les traerecuerdos de una época que fue negra para ellos,pero para los ingleses es un trofeo de guerra, por lotanto les interesa mucho.

[...] Siempre que uno produce una acción de tras-cendencia se produce un cisma y una reacción afavor y en contra, pero hay que poner en la balanzalos positivo y lo negativo, y en este caso hay más deun 99 por ciento de cosas positivas en cuanto a larecuperación de valores históricos.Esto ha sido un gran homenaje a Langsdorff en elmundo entero. Ha sido elogiado como el caballerode los mares, y lo habrás leído en un montón denotas de medios de todo el mundo.

[...] El tema del desfile estuvo fuera de nuestro con-trol. Nosotros no fuimos consultados para la realiza-ción de dicho evento. Sin embargo, gracias al desfilelas escenas del tango fueron para Europa. Si esamáquina de guerra –que es esencialmente historia–se deja abajo del agua, en unos años más no tendre-mos nada. Sí se pueden evaluar opciones sobre eldestino y el uso que se le van a a dar a las piezastenemos que estar de acuerdo en que antes de quese deteriore debemos rescatarlo.

ta el año 30 sacaban los barcos panza arribasin ningún problema, y eran barcos con untonelaje muy superior al del Graf Spee. Porsuerte, el barro en el que está enterrado haservido para que el mismo se mantenga enlas mejores condiciones de conservación. Siuno mira el telémetro, se aprecia claramen-te que la parte que estaba enterrada en elbarro es la parte que está bien conservada.

[...] El buceo en torno al Spee es muy com-plicado. Después de los tres metros de pro-fundidad tenés un negro absoluto. Si enesas condiciones vos prendés una linternay te la ponés en la máscara, tan solo llegás aver un resplandor. En esas condiciones deoscuridad es muy fácil perder la ubicaciónespacial. Vos bajás agarrado al cabo de vida,que es sostenido por el tender que está en lasuperficie (que es tu segunda mitad), si voslo perdés o lo soltás (el cabo), sencillamentefuiste. En el Spee no hay una segunda vez.Siempre tratamos de buscar el resplandordel sol.

[...] En la etapa de búsqueda hubo días enlos cuales llegábamos al lugar y nos tenía-mos que volver porque la corriente erade más de 5 nudos. Las condiciones abajodel agua cambian de un momento al otro.Bucear en el Graf Spee es muy gratificantecuando lo ves por lo menos mínimamente,pero cuando no lo ves es una experienciade terror.

[...] Una vez ubicado el telémetro con elsonar de barrido lateral, se colocó una boyaaproximadamente encima de él de acuerdoal GPS (latitud y longitud). Al bajar, nada,el telémetro no aparecía. Entonces até uncabo a la boya y descendí. Una vez en elfondo di una vuelta circular de un metro,y nada, en la segunda vuelta (de 2 metros )me topé con él, semienterrado. Lo que vifue un mamotreto (que abajo del agua seve mucho más grande), y empecé a mirarlos detalles, los brazos estaban allí. Ese díahabía «visibilidad», lo que quiere decir quese veía a medio metro.

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Fotografías [Datos+créditos]2: Alejandro Sequeira [A.S.]. 3: Superior e inferior a la derecha_ De El drama del Graf Spee y

la batalla del Río de la Plata de Sir Millington Drake. 4: Inferior_ A. S. 5: Superior_ De El drama

del Graf Spee y la batalla del Río de la Plata de Sir Millington Drake. Inferior_ Pablo

Porciúncula. 6: A.S. 7: Superior_ Archivo Caruso. 8 y 9: A.S. 10: Superior_ De uno de los libros

de Medina. 11: De Especial: La Segunda Guerra Mundial. 12: Superior_ De Lost Ships de

Mensun Bound.

GRAFSPEE

A L R E S C A T E D E L

1 FOTO DE PÁGINA 2El telémetro es colocado mediante una grúa en unachata para comenzar a limpiarlo.Foto: Alejandro Sequeira.

2 FOTO CONTRATAPA

Imagen de popa del Admiral Graf Spee en la bahíade Montevideo. Archivo Caruso.

TROCADERO.TROCADERO.TROCADERO.TROCADERO.TROCADERO. GabineteDDiseño.Diseño.Diseño.Diseño.Diseño.Producción Editorial

Email: [email protected]

Alejandro SequeiraDirección de proyecto

Investigación periodística

Daniel Acosta y LaraFederico Leicht

Editor responsable

Federico Leicht

Corrección

Ana Cencio

Coordinación gráfica

Santiago Guidotti

Modelado 3D

Subte

Diseño gráfico e infografías

Trocadero

Asesoramiento técnico e histórico

Daniel Acosta y Lara

Publicación

El País Imp. EL PAIS D.L.N° 331.732

Omisión: en el fascículo VI [páginas 8-9] por problemas de edición faltaron en el esquema centrallas medidas del telémetro. Largo de tubo a tubo: 10,5 m y 6m de alto.

Link

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com

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dos

AgradecimientosHéctor Bado, Alberto y Aldo Braida, Sergio Pronczuk, Thomas Schmidt, Mensun Bound, Joseph

Gilbey, Alfredo Etchegaray, Diego M. Lascano, Capitán de Navío Ricardo Barbé, Personal del

CEHIS Museo Naval, Mario Marotta, Antonio Caruso, Fernando Carlevari Librería DBD, Yamandú

Vera y familia, Elvira Iglesia de Voulminot, Elsa Uhrig de Grunow, Coronel Carlos Aguiar Godiño,

Lucas Bordchardt, Ingeniero Luis Calderón, general Francisco Wins, Ernesto Zicari, Pablo

Porciúncula, Alejandro Pantasis.

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