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EL DESDE ARTE GRIEGO EL SIGLO VI AL IV por Frangís CHAMO UX La importancia y la naturaleza del arte griego no se pueden apreciar justamente si no se le separa de ciertos puntos de vista convencionales le- gados por la tradición y de los prejuicios contemporáneos, que tienden a depreciarlo confundiéndolo con un clasicismo académico. En realidad, el arte griego ha conservado su lugar entre los más vivos y al mismo tiempo supera a la mayoría de ellos por su calidad. A . finales del siglo vn, la expansión de los griegos a tra- vés del Mediterráneo halló sus límites casi por todas partes. Entonces se abre un período de tres siglos en los que la civi- lización helénica va a conocer su pleno esplendor. La evo- lución rápida de las estructuras' económicas, sociales y políticas dentro del marco original de la ciudad, que se afirma al principio, y luego se disgrega, favorece las auda- cias del pensamiento y del arte. La verdadera fisonomía del arte griego Esta gran época creadora nos ha legado, por una parte, una literatura excepcionalmente rica y, por otra, monumen- tos generalmente arruinados, numerosos y significativos. Así, para llegar al conocimiento de un pueblo cuya importancia es capital para nuestra propia historia, disponemos a la vez de fuentes escritas y de fuentes arqueológicas. De aquí se deduce que el historiador de arte no puede descuidar las primeras en beneficio exclusivo de las segundas, pues en el dominio de la Grecia clásica, el arqueólogo ha de ser tam- bién un helenista. Ha de serlo tanto más cuanto que la obra de arte, en esta época, raras veces está destinada a la exclusiva fruición estética. Los griegos no la miraban independientemente de los fines prácticos o religiosos a que debía responder ante todo. La teoría del arte por el arte es ajena a la conciencia helénica. La obra de arte plantea siempre un problema de interpretación, difícil con frecuencia. Él juicio estético no debe intervenir más que luego, so pena de graves contra- sentidos. Las investigaciones recientes han proporcionado bellos ejemplos de las profundas modificaciones que una exé- gesis nueva introduce en nuestra manera de apreciar una 7 obra maestra. Hoy ya no podemos considerar la Afrodita de Cnido como una simple academia de mujer desnuda, descle 8 que se ha demostrado que Praxiteles había concebido su obra en una atmósfera de gravedad religiosa. Inversamente, '5 el célebre bajorrelieve de la Atenea melancólica aparecerá con otra luz cuando se haya reconocido que no es más que el exvoto de un corredor victorioso. Estas demostraciones eru- ditas dejan a veces el sentimiento de las seductoras especula- ciones que son sustituidas por una verdad prosaica, pero el deber del historiador no es dar vuelo al ensueño, sino com- prender los documentos. Ahora bien, el arte griego clásico es un arte cargado de sentido, pues se dirige a la inteligencia tanto como a la sen- sibilidad y cuyo mensaje ha de ser comprendido en primer término. Cuando se aprecian las cualidades de un edificio, no es indiferente que éste sea un templo o un tesoro, unos propileos o un pórtico. Una estatua de culto no obedece a las mismas normas que una simple ofrenda. La com- ' posición de un cuadro o de un bajorrelieve está regida por conveniencias religiosas o morales que son determinantes para el artista. En los exvotos, por ejemplo, se acostumbra dar a las figuras divinas mayor estatura que a las efigies de los donantes. Aunque el arte clásico griego sea en apariencia de comprensión mis fácil que los productos de culturas exó- ticas, no es menos verdad que allí como en cualquier otra parte, para decirlo con palabras de Renán, la verdadera admiración es histórica. Por añadidura, el esfuerzo'de exégesis pone en condicio- nes de suplir las mutilaciones y las lagunas que, con dema- siada frecuencia, desfiguran las obras y falsean su interpre- tación. Los monumentos griegos, sean de arquitectura o de arte figurativo, nos han llegado de ordinario en tal estado de deterioro que es necesaria una larga labor para restituir- les su aspecto original. Incluso cuando los edificios, p»r rara suerte, se han mantenido en pie, como el Teseion de Atenas, el templo llamado de Poseidón en Paestum o el de la Concor- 614 día en Agrigento, por lo menos han perdido su acondicio- 625 namiento interior, así como la decoración exterior tan copio- sa y coloreada que modificaba totalmente su apariencia. En cuanto a las esculturas, si por ventura no han sufrido daños esenciales, les faltan de ordinario todos los atributos y sobre todo la policromía que, aplic-ida sobre la piedra o el már- mol, pretendía completar la ilusión de vida. Pensemos por último en que, para conocer la pintura griega, arte mayor que los antiguos admiraban al igual que la escultura, no nos queda ni una sola obra maestra auténtica. En los productos menores, cerámica, mosaicos, frescos artesanos, a menudo separados de sus originales por el intervalo de varios siglos, hay que ir a buscar el reflejo deformado de las maravillas desaparecidas. Tales son las ingratas condiciones de la em- presa para el curioso moderno del arte griego clásico. Si los museos y los campos de excavación, que son objeto de cui- dados devotos e ilustrados, hacen relativamente fácil el ac- ceso a las obras conservadas, todavía hay que restaurar con el pensamiento, clasificar y comprender, todo lo cual exige erudición y comentarios. Para hallar el arte griego clásico, nos hace falta pues re- nunciar lo mismo a la seducción patética de las ruinas que al infinito poder de sugestión de las estatuas mutiladas. Hay que abandonar la imagen de una Grecia «cristalizada en mármol pentélico», tan falsa en su género como las pinturas de David. Todo un bagaje de nociones, de formas y de emo- ciones tradicionales, a las que estamos sinceramente adhe- ridos, debe ser rechazado con resolución. Mediante lo cual podremos abordar valederamente el estudio de las obras y, como dijo tan bien Tito Livio, formarnos un alma antigua estudiando la Antigüedad. El artista en la ciudad Los textos nos enseñan cómo consideraban los griegos a los artistas. No es que las menciones que se refieren a ellos sean muy frecuentes, sino que resultan más preciosas preci- samente porque son relativamente raras. Nos demuestran que, aun manifestando frente a los grandes creadores de formas una vivísima admiración, los griegos no concedieron nunca a las artes plásticas los privilegios que reconocían a la música, a la poesía, a la filosofía o a la elocuencia. Sin duda, la figura legendaria de Dédalo ocupa un lugar eminente en la galería de los grandes hombres. Platón cita con honor a Fidias y Policleto; Alejandro Magno colmó de favores a

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EL DESDE

ARTE GRIEGO EL SIGLO VI AL IV

por Frangís CHAMO UX

La importancia y la naturaleza del arte griego no se pueden apreciar justamente si no se le separa de ciertos puntos de vista convencionales le-gados por la tradición y de los prejuicios contemporáneos, que tienden a depreciarlo confundiéndolo con un clasicismo académico. En realidad, el arte griego ha conservado su lugar entre los más vivos y al mismo tiempo

supera a la mayoría de ellos por su calidad.

A . finales del siglo vn , la expansión de los griegos a t ra-vés del Med i t e r r áneo halló sus límites casi por todas par tes . Entonces se abre un período de tres siglos en los q u e la civi-lización helénica va a conocer su p leno esplendor. La evo-lución r áp ida de las es t ructuras ' económicas, sociales y políticas den t ro del marco original de la c iudad , q u e se a f i rma al pr incipio, y luego se disgrega, favorece las a u d a -cias del pensamien to y del ar te .

La v e r d a d e r a fisonomía de l a r t e g r i e g o

Esta g r a n época c readora nos ha legado, por u n a par te , una l i tera tura excepcionalmente rica y, por o t ra , m o n u m e n -tos genera lmente ar ru inados , numerosos y significativos. Así, pa ra llegar al conocimiento de un pueblo cuya impor t anc i a es capital pa ra nuestra propia historia, d isponemos a la vez de fuentes escritas y de fuentes arqueológicas. De aquí se deduce que el historiador de ar te no puede descuidar las pr imeras en beneficio exclusivo de las segundas, pues en el dominio de la Grecia clásica, el a rqueólogo ha de ser t am-bién un helenista.

H a de serlo tanto más cuan to que la obra de arte , en esta época, raras veces está des t inada a la exclusiva fruición estética. Los griegos no la mi raban i n d e p e n d i e n t e m e n t e de los fines prácticos o religiosos a q u e debía responder an te todo. La teoría del ar te por el ar te es a j ena a la conciencia helénica. La obra de ar te p lan tea s iempre un p rob l ema de in terpre tac ión , difícil con f recuencia . Él ju ic io estético no debe intervenir más que luego, so pena de graves con t ra -sentidos. Las investigaciones recientes han p roporc ionado bellos ejemplos de las p rofundas modificaciones q u e u n a exé-gesis nueva in t roduce en nuestra m a n e r a de aprec ia r u n a

7 obra maest ra . Hoy ya no podemos considerar la Afrodita de Cnido como u n a simple academia de m u j e r desnuda , descle

8 q u e se ha demos t rado q u e Praxiteles hab í a conceb ido su obra en una atmósfera de g ravedad religiosa. Inve r samen te ,

'5 el célebre bajorrel ieve de la Atenea melancólica apa rece rá con o t ra luz c u a n d o se haya reconocido q u e no es más que el exvoto de un corredor victorioso. Estas demost rac iones eru-ditas dejan a veces el sent imiento de las seductoras especula-ciones q u e son sustituidas por una ve rdad prosaica, pero el deber del his toriador no es da r vuelo al ensueño, sino com-prende r los documentos .

Ahora bien, el ar te griego clásico es un ar te c a rgado de sentido, pues se dirige a la inteligencia t an to como a la sen-sibilidad y cuyo mensaje ha de ser c o m p r e n d i d o en p r imer término. C u a n d o se aprecian las cual idades de un edificio, no es indiferente que éste sea un templo o un tesoro, unos propileos o un pórtico. U n a estatua de cul to no obedece a las mismas normas que u n a simple o f renda . La com-

' posición de un cuadro o de un bajorre l ieve está reg ida por conveniencias religiosas o morales q u e son de te rminan te s pa ra el art ista. En los exvotos, por e jemplo , se acos tumbra da r a las figuras divinas m a y o r es ta tura q u e a las efigies de los donantes . A u n q u e el ar te clásico griego sea en apar ienc ia de comprensión m i s fácil q u e los productos de cu l turas exó-

ticas, no es menos verdad q u e allí como en cualquier otra par te , pa ra decirlo con pa lab ras de R e n á n , la ve rdade ra admi rac ión es histórica.

Por a ñ a d i d u r a , el esfuerzo 'de exégesis pone en condicio-nes de suplir las muti laciones y las lagunas que , con dema-siada frecuencia , desfiguran las obras y falsean su in terpre-tación. Los monumen tos griegos, sean de a rqu i t ec tu ra o de ar te figurativo, nos han l legado de ord inar io en tal estado de deter ioro q u e es necesaria u n a larga labor p a r a resti tuir-les su aspecto original . Incluso c u a n d o los edificios, p»r r a ra suerte, se han man ten ido en pie, como el Teseion de Atenas, el t emplo l l amado de Poseidón en Paes tum o el de la Concor- 614 día en Agrigento, por lo menos h a n pe rd ido su acondicio- 625 n a m i e n t o interior, así como la decoración exterior tan copio-sa y coloreada q u e modi f icaba to ta lmente su apar iencia . En cuan to a las esculturas, si por ven tu ra no han sufr ido daños esenciales, les fa l tan de ord inar io todos los a t r ibutos y sobre todo la pol icromía que , aplic-ida sobre la p iedra o el már-mol, pre tendía comple tar la ilusión de vida. Pensemos por ú l t imo en que, pa ra conocer la p i n t u r a griega, ar te mayor que los ant iguos a d m i r a b a n al igual que la escultura, no nos q u e d a ni una sola obra maes t ra au tén t ica . En los productos menores, cerámica, mosaicos, frescos artesanos, a m e n u d o separados de sus originales por el intervalo de varios siglos, hay q u e ir a buscar el reflejo de fo rmado de las maravi l las desaparecidas . Tales son las ingratas condiciones de la em-presa para el curioso mode rno del ar te griego clásico. Si los museos y los campos de excavación, que son objeto de cui-dados devotos e i lustrados, hacen re la t ivamente fácil el ac-ceso a las obras conservadas, todavía hay que res taurar con el pensamiento , clasificar y comprende r , todo lo cual exige erudición y comentar ios .

Para hallar el ar te griego clásico, nos hace fal ta pues re-nunc ia r lo mismo a la seducción paté t ica de las ruinas que al infinito poder de sugestión de las estatuas mut i ladas . H a y que a b a n d o n a r la imagen de u n a Grecia «cristal izada en mármo l pentélico», tan falsa en su género como las p in tu ras de David . T o d o un baga je de nociones, de formas y de emo-ciones tradicionales, a las que estamos s inceramente adhe-ridos, debe ser r echazado con resolución. Med ian t e lo cual podremos a b o r d a r va l ede ramen te el estudio de las obras y, como dijo tan bien Ti to Livio, formarnos un a lma an t igua es tudiando la Ant igüedad .

El a r t i s t a en la c i u d a d

Los textos nos enseñan cómo cons ideraban los griegos a los artistas. No es que las menciones q u e se refieren a ellos sean muy frecuentes, sino que resultan más preciosas preci-samente porque son re la t ivamente raras. Nos demues t r an que , aun mani fes tando frente a los grandes creadores de formas una vivísima admirac ión , los griegos no concedieron n u n c a a las artes plásticas los privilegios q u e reconocían a la música, a la poesía, a la filosofía o a la elocuencia. Sin d u d a , la figura legendar ia de Dédalo ocupa un lugar eminen te en la galería de los grandes hombres . Platón cita con honor a Fidias y Policleto; Ale jandro M a g n o colmó de favores a

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L A E S C U L i

PIPI m m

602. Cabeza de Couros procedente del santuario de Apolo Ptoos. Comienzos del siglo vi a. de C. MUSEO NACIONAL DE ATENAS. Foto Assodation G. Biulí.

603. Couros de Milo. Mármol •jónico. Hacia el 540 a. de C. M U S E O N A C I O N A L , A T E N A S .

Foto Alinari-Giraudon.

606. Estatua de Cleobis. Mármol argivo. Comienzos del siglo VI a. de C. MUSEO DE DELFOS. Foto Milla.

607. Esfinge alada. Mármol ático. Siglo vi a . d e C . M U S E O DE LA A C R Ó P O L I S , A T E N A S .

Foto Alinari-Giraudon.

608. Nike alada. Mármol procedente d< Délos. Después del 570 a .deC. MUSEO NA-CIONAL, ATENAS. Foto Alinari-Giraudon

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LLEGA DEL SIGLO VI m

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612. MAGNA G R E C I A . El templo lie Segesta (Sicilia), vis to desde el teatro griego. ORDEN DÓRICO. Foto Viollet.

612 619

Apeles, Lisipo y Leocares . Pe ro a los c o n t e m p o r á n e o s de estos maes t ros no se les o c u r r i ó j a m á s s u p o n e r q u e fuesen visi tados por a l g u n a insp i rac ión d iv ina al igual q u e los m ú -sicos, los filósofos o los poe tas . Se r o d e a b a n d e re t ra tos , rea -les o imaginar ios , de H o m e r o o de P í n d a r o , de Eur íp ides o de Demós tenes , p e r o no p e n s a b a n en a ñ a d i r a éstos la efigie de un escul tor o de u n p in to r . E n el coro d e las n u e v e Musas , no hay n i n g u n a q u e pres ida las ar tes plást icas . T a l e s olvidos son significativos. A los ojos de los griegos^clásicos (y así sería a ú n d u r a n t e m u c h o t i empo) , el a r t i s ta es . e senc ia lmente un buen ob re ro , un a r t e s a n o q u e t r a b a j a con sus m a n o s , un banausos. Se c o n s i d e r a b a el a r t e c o m o u n a t écn ica y el ar t i s ta c o m o un h o m b r e per i to en su oficio. La a n t i g ü e d a d clásica no conoció ese d ivorc io en t re el a r t e y la t écn ica q u e nues-t ra época p r o c l a m a .

Esta p r i m a c í a c o n c e d i d a al oficio expl ica la ex t r ao rd i -na r i a ca l idad de e jecución q u e c a r a c t e r i z a a las o b r a s grie-gas l l a m a d a s de buena época. N a t u r a l m e n t e no es q u e no h u b i e r a en la Grec ia de en tonces más q u e maes t ros infalibles, pues bas ta r ecor re r los a l m a c e n e s del M u s e o N a c i o n a l de Atenas o las salas d e los museos secundar ios , en el Pireo o en las provincias , p a r a c o m p r o b a r q u e las ob ras excelentes son u n a m i n o r í a en m e d i o de u n a m u l t i t u d d e o b r a s medio-cres. La m i s m a c o m p r o b a c i ó n h a r í a m o s en las colecciones d e c e r á m i c a . D icho esto, el va lor de la p r o d u c c i ó n m e d i a se m a n t i e n e a s o m b r o s a m e n t e al to , en r azón del e x t r e m o cui-d a d o pues to en la e jecuc ión . E n el m o d e l a d o de las t e r r aco tas a r tesanas , en el t r a z a d o de s i luetas en las ca ras d e los vasos, en el t r a b a j o del cincel sobre la m e t o p a o el ba jo r re l i eve votivo, suele h a b e r u n a s e g u r i d a d d e m a n o q u e hoy nos c o n f u n d e y q u e tes t imonia , igual e n t r e ar t i s tas q u e en t r e a r tesanos de s e g u n d a fila, u n a segura posesión del oficio.

A ñ a d a m o s a esto q u e p a r a ellos el t i e m p o no c o n t a b a . T a l p r o c e d i m i e n t o lento y difícil no e s t aba c o n d e n a d o si su resu l t ado val ía la p e n a . A las c o l u m n a s d e un edif icio no se les hac í an sus estrías m á s q u e u n a vez q u e los t a m b o r e s es-t a b a n m o n t a d o s y p o r t a n t o con el fus te en su l uga r . Esto se ve bien en el t e m p l o de Seges ta , d o n d e c i r cuns tanc ia s imprevis tas i m p i d i e r o n la t e r m i n a c i ó n d e los t r a b a j o s . Pen-semos en las d i f icu l tades q u e e n c o n t r a b a el o b r e r o p a r a ta-l lar en estas condic iones las finas ar is tas de p i ed ra . Pe ro así

ob ten ía esa exac ta c o r r e s p o n d e n c i a de estrías de a r r iba a b a j o de la c o l u m n a , lo q u e d a al fuste dó r i co su r igor y su nob leza . A n á l o g a m e n t e , el es tud io d e los g r a n d e s bronces clásicos, c o m o el Auriga d e Delfos, revela el c u i d a d o met icu-loso con q u e el escul tor real izó su t r a b a j o después d e la fun -dición, q u i t a n d o los menores defectos deb idos a b u r b u j a s de aire o a escorias y a c e n t u a n d o detal les del m o d e l a d o m e d i a n -te un minuc ioso t r a b a j o de bur i l . Los p in to res no fue ron n u n c a ap rec i ados más q u e po r p roezas de p u r a técnica , como los efectos de t r a n s p a r e n c i a en q u e a lgunos l legaron a ser maestros . Se e log iaba , p o r e j emplo , c i e r t a figura a legór ica de la E m b r i a g u e z (Methe ) , en la q u e el p i n t o r Paus ias h a b í a r e p r e s e n t a d o el ros t ro visto a t ravés de la copa de v idr io en q u e bebía . P roeza técnica e ra ya , a comienzos del siglo vi, el coloso de m á r m o l de los naxios en Délos, c u a t r o veces m a y o r q u e el t a m a ñ o n a t u r a l , cuya inscr ipción p r o c l a m a orgul losa-m e n t e : « M e h a n s a c a d o del m i s m o b l o q u e , e s t a tua y base».

Así los griegos a m a b a n el t r a b a j o bello y n o m i r a b a n el t i empo p a r a real izar lo . T e n í a n t a m b i é n el s en t ido del t r a b a j o de equ ipo , d o n d e los pa r t i c i pa n t e s se c o n f o r m a n d e b u e n g r a d o con las d i rect r ices del maes t ro d e o b r a . D e ahí las g r a n d e s decorac iones m o n u m e n t a l e s , d e b i d a s a todo un ejér-cito de e j ecu tan tes , pe ro en las q u e la s a g a c i d a d de los ar-queólogos se e jerc i ta en v a n o p a r a d i s t ingui r la p a r t e de manos diferentes : en el t e m p l o d e Zeus en O l i m p i a b a j o la d i rección d e un maes t ro desconocido , en el P a r t e n ó n b a j o la de Fidias, en el mauso l e o de H a l i c a r n a s o b a j o la d e c u a t r o jefes d e ta l ler , Escopas, Leocares , T i m o t e o y Briaxis. P o r q u e c o n s i d e r a b a n al a r t e c o m o un oficio, d o n d e suelen ser nece-sarias las co laborac iones , estos maest ros se p l e g a b a n a las exigencias d e la o b r a c o m ú n . De l m i s m o m o d o , en c u a n t o a las g r a n d e s es ta tuas de oro y mar f i l , ob ras maes t r a s de u n a técnica s u p r e m a y r e f inada , el escul tor d e b í a r e c l a m a r di-versos concursos . F id ias h izo t r a b a j a r p a r a él al p in to r P a n a i n o s y al eban i s ta y o r febre Colotes. Praxi te les con f i aba al p in to r Ñicias el c u i d a d o de p i n t a r sus es ta tuas de m á r m o l . Por lo d e m á s , los ar t is tas no se e n c e r r a b a n en u n a discipl ina es t recha , s ino q u e Fidias era conoc ido c o m o p in to r y c o m o or febre , m ien t r a s su pape l en la Acrópol i s d e m u e s t r a q u e t a m b i é n t en í a c o m p e t e n c i a de a rqu i t ec to . Pol ignoto , el g r a n p in to r , e ra t a m b i é n escri tor . La m i s m a d ive r s idad d e ta len-

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613. CRECIA. La Acrópolis di* Atenas vista desde el Mtiseion (montaña de Jas Musas). cerca del nionumentü de Filopapo. Futa l'iollet.

tos se e n c o n t r a r á de nuevo en t r e los maes t ros del R e n a c i -m i e n t o . M á s a ú n q u e la v a r i e d a d d e dones , d e m u e s t r a la sól ida técnica q u e se a p r e n d í a en los tal leres. P a r a r e s p o n d e r a los deseos de la c l ientela , el banausos a p r e n d í a a e n f r e n t a r s e con las t a reas más comple jas .

Así nos a p a r e c e , pues, el a r t i s ta g r i e g o : h o m b r e de oficio a n t e todo, e n a m o r a d o de la o b r a bien h e c h a , f o r m a d o por u n a l a rga p rác t i ca en las t rad ic iones d e sus maes t ros . Dos escultores a rg ivos del final del siglo vi firman en O l i m p i a u n a de sus es ta tuas , g lo r i ándose e x p r e s a m e n t e d e h a b e r a p r e n d i d o su a r t e de sus predecesores . En c u a n t o los a u t o r e s an t iguos m e n c i o n a n a un ar t i s ta , se c o m p l a c e n en dec i rnos de qu i én fue a l u m n o . El a r t i s ta está a q u í e s t r e c h a m e n t e li-g a d o al m e d i o social. T i e n e su func ión en la c i u d a d , lo m i s m o q u e los d e m á s ar tesanos; d i s f ru ta de la cons ide rac ión q u e se concede a su val ía técnica y no t iene n a d a d e excén t r i co o de revoltoso. Se c o n f o r m a con exp resa r p l e n a m e n t e , en lo q u e le conc ie rne , los sen t imien tos y las a sp i rac iones de una soc iedad d o n d e hal la n a t u r a l m e n t e su pues to .

M O N U M E N T O S A R Q U I T E C T Ó N I C O S

Las cons iderac iones q u e p r e c e d e n , al s eña l a r por u n a p a r t e la i m p o r t a n c i a q u e en el a r t e g r i ego t iene el fin p rác t i -co o religioso y por o t ra , respec to al a r t i s ta , el a fán p r e p o n d e -r a n t e del oficio, pe rmi t en c o m p r e n d e r p o r q u é ser ía ar t i f i -cial e s tud ia r a la vez en u n a m i s m a exposic ión el desa r ro l lo de la a r q u i t e c t u r a y el del a r t e figurativo. U n a y o t r o se pro-p o n e n obje t ivos d e m a s i a d o di ferentes : la p r i m e r a es c iencia de vo lúmenes p u r a m e n t e decora t ivos en la q u e las escenas a n i m a d a s no in te rv ienen más q u e po r acc iden te , m i e n t r a s el s egundo se consagra e senc ia lmen te a la figura h u m a n a y a t odo lo q u e ésta p u e d e expresar . Sin o lv ida r q u e los gr iegos sup ie ron asociar las en ocasiones con ac ie r to , nosot ros las t r a t a r e m o s suces ivamente .

El a p a r e j o

La a r q u i t e c t u r a gr iega es e s e n c i a l m e n t e u n a a r q u i t e c t u -ra d e p i ed ra . Es c ier to q u e conoc ió y u t i l izó a m p l i a m e n t e el ladr i l lo c r u d o , sobre todo p a r a edificios p r ivados . Pe ro p a r a

los m o n u m e n t o s públ icos suele t ener p re fe renc ia la p i ed ra ta-l lada. N i n g ú n p u e b l o ha a p r e c i a d o más q u e los griegos los m u r o s de p ied ra cuya bel leza reside en el a p a r e j o . F.sfp var ía según las épocas , las modas y, n a t u r a l m e n t e , la f u n c i ó n q u e el m u r o d e b e c u m p l i r . P a r a los t e r rap lenes , f r ecuen tes en este país de m o n t a ñ a , y p a r a las poderosas mura l l a s , el siglo vi prefer ía los apa re jo s pol igonales , en los q u e c a d a b l o q u e del p a r a m e n t o t iene su f o r m a pecu l i a r , c o m p o n i e n d o el con-j u n t o un r o m p e c a b e z a s p e r f e c t a m e n t e a c o p l a d o . Su o b r a m a e s t r a es el cé lebre muro poligonal de Delfos, d o n d e las l íneas 620 de las j u n t a s son curvas c o m o p a r a a u m e n t a r la d i f i cu l t ad . Sin q u e el a p a r e j o pol igonal h u b i e r a d e s a p a r e c i d o po r com-pleto, los griegos pre f i r i e ron en la época clásica las he rmosas h i ladas p e r f e c t a m e n t e a l ineadas , a i m a g e n de los m u r o s de los templos , d o n d e las j u n t a s a l t e r n a n de u n a h i l a d a a o t ra s igu iendo un r i t m o regu la r ( a p a r e j o l l a m a d o isodomo). A me-n u d o estos p a r a m e n t o s se a n i m a n con a l m o h a d i l l a d o s . Los a jus tes del á n g u l o s u b r a y a n las vert icales. E n el siglo iv, se i n t r o d u c e n en este diseño r iguroso a lgunos e lementos de fan-tasía: j u n t a s obl icuas ( a p a r e j o l l a m a d o trapezoidal), des igual -da des d e a l t u r a d e n t r o de u n a m i s m a h i l ada . Estos art if icios t ienen sin d u d a una razón p rác t i ca , pues con ellos se t r a t a a n t e todo de r e fo rza r la resistencia del m u r o . Pe ro los a r q u i -tectos, h a c i e n d o v i r tud de la neces idad , s a c a r o n d e ellos efectos estéticos. Recientes t r a b a j o s q u e e s tud ian la v a r i e d a d de esos apa re jo s y su c rono log ía h a n hecho más sensible esta fina y viril bel leza de las m u r a l l a s gr iegas .

P a r a los edificios públ icos , civiles o religiosos, el a r q u i -tecto e m p l e a u n a técnica t o d a v í a más r e f i n a d a . Las p i ed ra s de los muros , un idas sin m o r t e r o , se l igan e n t r e sí m e d i a n t e g r a p a s metá l icas . Las ca ras d e un ión reciben un t r a t a m i e n t o pecu l ia r q u e a segura su per fec ta a d h e r e n c i a , lo q u e se l l ama analhvrosis. En los edificios más cu idados , e spec i a lmen te c u a n -do el ma te r i a l e m p l e a d o es el m á r m o l , las pa redes e r an r eba -j a d a s con cincel de a r r i b a a b a j o , u n a vez m o n t a d o el m u r o , p a r a h a c e r d e s a p a r e c e r t o d a imper fecc ión , a la vez q u e se s u p r i m í a n los asideros d e t r anspo r t e , p r o t u b e r a n c i a s q u e h a b í a n serv ido p a r a la m a n i p u l a c i ó n d e las p iedras . E n t o n -ces la r e g u l a r i d a d de las h i ladas y la perfección d e las j u n t a s conf ie ren al m u r o un r i t m o y u n a especie de nob leza m a g -níf ica. T a l es el caso en los p r inc ipa les m o n u m e n t o s de

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614. ORDEN DÓRICO. Templo l l amado de Pose idón , en P a e s t u m (I ta l ia) . Hacia el 460 a. de C. Foto J. Moreau.

Pericles en la Acrópol is , en el P a r t e n ó n , en el Erec te ion y 621 en las par tes a c a b a d a s d e los Propi leos ( d o n d e se ven t a m -

bién , en in s t ruc t ivo con t ra s t e , o t r a s pa redes q u e n o l l ega ron a rec ib i r los ú l t imos t r a b a j o s de l a b r a ) .

L o s ó r d e n e s : e l d ó r i c o y e l j ó n i c o

El m i s m o a f á n de pe r fecc ión t é cn i ca a p a r e c e en los de-m á s e lementos esenciales d e la c o n s t r u c c i ó n , la c o l u m n a y el e n t a b l a m i e n t o . Allí es d o n d e a c t ú a n sobre t odo las reglas q u e

561 d e t e r m i n a n en la a r q u i t e c t u r a g r i ega lo q u e l l a m a m o s 614 órdenes, o r d e n dór ico , o r d e n j ó n i c o . Estas reglas, q u e se re-615 fieren a la f o r m a , la escala y la d e c o r a c i ó n de las p r inc ipa les

pa r t e s del edif icio, se e s t ab lec ie ron con g r a n r a p i d e z y son ya b ien c la ras en el siglo vi. E n lo suó.esivo n o se rán t rans-g r e d i d a s y esta p e r m a n e n c i a r e l a t i va d e m u e s t r a con q u é do -c i l idad a c e p t a b a el a r t i s ta gr iego las t r ad ic iones de ta l ler . Sin d u d a , i n t e rv in i e ron va r i ac iones en el curso d e las edades , p u d i é n d o s e segui r poco m á s o m e n o s la evo luc ión c o n t i n u a del capi te l dó r i co desde comienzos del siglo v i h a s t a m e d i a -dos del siglo rv. T a l e s obse rvac iones a y u d a n a f e c h a r los m o -n u m e n t o s , p e r o t a m b i é n i lus t ran , a t ravés d e las f luc tuac io -nes d e la m o d a , sobre la fidelidad d e los cons t ruc to r e s a los p r inc ip ios t rad ic iona les . L a i n n o v a c i ó n m á s no to r i a es la

616 invenc ión del cap i te l cor in t io , en la s e g u n d a m i t a d del si-g lo v ; acaso a t r i b u i b l e a la c u e n t a de l escul tor C a l i m a c o , si no a la de Fid ias , c o m o se h a s u p u e s t o r e c i e n t e m e n t e . Pe ro en esto no se t r a t a m á s q u e d e u n a va r i ac ión o r n a m e n t a l , i m p o r -t a n t e desde luego, d e n t r o del o r d e n j ón i co , cuyos res tan tes e l emen tos cons t i tu t ivos p e r m a n e c e n i n a l t e r a d o s .

En c ier ta m e d i d a , c o m o su m i s m o n o m b r e hace p e n s a r , los dos ó rdenes p r e d o m i n a r o n en reg iones d i fe ren tes del m u n d o helénico . Los g r a n d e s m o n u m e n t o s jón icos , c o m o el Artemision d e Efeso o el Heraion de S a m o s es tán en O r i e n t e . El dór ico está m u c h o m á s e x t e n d i d o , t a n t o en la p r o p i a G r e c i a c o m o en las colonias , h a l l á n d o s e b u e n o s e j e m p l a r e s inc luso en Ana to l i a , p o r e j e m p l o el t e m p l o d e Assos. Sin e m b a r g o m u y p r o n t o los a rqu i t ec to s , sin m e n o s p r e c i a r las t rad ic iones locales, s in t ie ron los dos ó r d e n e s c o m o dos m o d o s de expres ión i g u a l m e n t e va l ede ros q u e se p o d í a n e m p l e a r según conv in ie ra en un m i s m o edif icio. Y a en P a e s t u m ( p a r a los griegos Posidonia), en el t e m p l o d ó r i c o Oarhado de Ceres , en p leno siglo vi , a p a r e c e u n a c o l u m n a t a j ó n i c a en el vestí-bulo . M u c h a s veces en lo sucesivo, el o r d e n jón ico , más esbelto, será p re fe r ido p a r a la d isposic ión i n t e r io r de los edi-

621 ficios, c o m o en los Propi leos de Per ic les en la Acrópol is . T a m b i é n es en el in te r io r d o n d e se v e r á n los p r i m e r o s cap i -

615. ORDEN JÓNICO. T e m p l o de la Victoria Aptera . Acrópolis de Atej 420 a. de C. Foto Viollel.

teles cor int ios , a n t e t odo en el t e m p l o de Bassae, en A r c a d i a , f luego en el t e m p l o r e d o n d o (tholos) de Delfos y todav ía , co-m o consecuenc ia , en el t e m p l o r e d o n d o de E p i d a u r o , ob ra m a e s t r a d e Pol ic le to el J o v e n , a m e d i a d o s del siglo iv. Ate-nas , b ien s i t u a d a p a r a las síntesis en t r e el espír i tu dor io del c o n t i n e n t e g r iego y las a p o r t a c i o n e s jon ias de las islas y de Asia , f avorec ió d iscre tas y felices mezclas de estilo: en el P a r t e n ó n , el friso c o n t i n u o q u e r e p r e s e n t a la procesión de las P a n a t e n e a s , en lo a l to del m u r o de la celia, i n t r o d u j o en u n a a r q u i t e c t u r a d ó r i c a un e l e m e n t o t í p i c a m e n t e jón ico . Sin e m b a r g o , n i n g u n o acusó a F id ias ni al a r q u i t e c t o Ict inos de h a b e r c o n t r a v e n i d o la s epa rac ión de los órdenes . Está cla-ro q u e a d e s p e c h o d e los pa r t i cu l a r i smos , los griegos p r o n t o to-m a r o n conc ienc ia , en a r q u i t e c t u r a , d e la u n i d a d del helenismo.

El u r b a n i s m o

Los dos ó r d e n e s s i rvieron pa ra es tablecer la cons t rucc ión de tocia clase de edificios civiles y religiosos. No nos ent re-t e n d r e m o s en e s tud i a r la casa pa r t i cu l a r , q u e en esta época no nos es c o n o c i d a m á s q u e por las excavac iones de O l i n t o ( c iudad d e s t r u i d a en el a ñ o 348). M á s q u e en sus hab i tac io -nes d e d imens iones modes tas , a g r u p a n d o un p e q u e ñ o nú -m e r o d e salas en to rno a un pa t io , sin lu jo ni apa r i enc i a , los griegos v iv ían fue r a , en la calle y en las p lazas d o n d e se al-z a b a n los m o n u m e n t o s públ icos . E n t r e éstos, los templos son los q u e h a n l l a m a d o m á s la a t e n c i ó n , en d e t r i m e n t o de los edificios civiles. L a a r q u i t e c t u r a gr iega ha p a s a d o d u r a n t e m u c h o t i e m p o por ser e s e n c i a l m e n t e u n a a r q u i t e c t u r a reli-giosa. Sin e m b a r g o , en el curso de los ú l t imos años, ha ven ido u n a reacc ión a t e m p l a r lo q u e esta o p i n i ó n tenía de d e m a s i a d o abso lu ta y se h a n d e d i c a d o var ios l ibros a las cons t rucc iones civiles y a los p r inc ip ios del u r b a n i s m o en Grec ia . Conoce-mos me jo r , po r e j emp lo , los edificios conceb idos especial-m e n t e p a r a a l b e r g a r a sambleas , consejos o t r ibuna les . En los siglos v i y v , a la vez p a r a fines religiosos (salas de s t i nadas a la r ep re sen t ac ión de misterios) y p a r a usos civiles (consejos mun ic ipa l e s ) , los gr iegos c o n c i b i e r o n la sala r e c t a n g u l a r provis ta de escalones en tres lados , tal c o m o se h a conser-v a d o has ta nues t ros días , p o r e j e m p l o en Londre s , en la C á m a r a de los C o m u n e s .

Pe ro el c l ima m e d i t e r r á n e o favorec ía d e m a s i a d o las re-un iones al a i re l ibre p a r a q u e la v ida pol í t ica d e las c iudades gr iegas no se desenvo lv ie ra c o n s t a n t e m e n t e en él. A fin d e p r o p o r c i o n a r l e s un m a r c o a p r o p i a d o , los a r q u i t e c t o s de te r -m i n a r o n poco a poco cier tos t ipos de edificios nuevos q u e s irvieron p a r a d e l i m i t a r los lugares d e a sambleas , o f r e c i e n d o

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ESTILO CORINTIO. Templo de Zeus, en Atenas. Foto Viollet.

a los asistentes diversas c o m o d i d a d e s . Así se d e s a r r o l l a r o n los pórt icos, q u e O r i e n t e y el m u n d o egeo h a b í a n conoc ido ya, pe ro d e los q u e h a b í a n de h a c e r los gr iegos un uso n u e v o al ins ta lar los en sus plazas púb l icas . Estas g r a n d e s ga ler ías con c o l u m n a t a s , d o n d e el e m p l e o de los ó r d e n e s e s t a b a m u y ind icado , a l b e r g a b a n a pasean tes y m e r c a d e r e s . Se discu-rr ió do ta r l a s a veces de alas l i g e r a m e n t e d e s t a c a d a s en re-lación con el cen t ro y así se o b t u v o un m a r c o exce len te p a r a reun iones más bien l imi tadas , c o m o las sesiones de los t r i bu -nales. Su t ipo es el pór t ico real , en el á g o r a d e A t e n a s , q u e se cons t ruyó en la s e g u n d a m i t a d del siglo v. D i s p o n i e n d o con h a b i l i d a d estos pórt icos, q u e se p r e s t a b a n a m u c h o s em-pleos, los u rban i s t a s def in ie ron p r o g r e s i v a m e n t e u n m o d e l o de p laza púb l i ca r e c t a n g u l a r , r o d e a d a de ga le r ías cub ie r t a s , q u e más t a r d e h a b í a de ser i m i t a d a p o r los r o m a n o s p a r a los foros imper ia les . Esta evolución, q u e ú l t i m a m e n t ^ s e h a pues-to de manif ies to , hace surgi r u n rasgo esencia l del, a r t e helé-nico, q u e es la sumisión al ob je to . N a d a m e n o s s i s t emát ico q u e la b ú s q u e d a q u e h a b í a de t e r m i n a r en la a d o p c i ó n del á g o r a r e c t a n g u l a r perist i la . Si los a r q u i t e c t o s jon ios , c o m o H i p o d a m o d e Mi le to , p r e c o n i z a r o n en el siglo v el p l a n or-togona l p a r a el t r a z a d o de las c iudades , n o es t a n t o p o r espí-

ORDENES Y

APAREJOS

617. Arranque del fus-te de una columna dó-rica de los Propileos de Atenas. Foto Viollet.

618. Detalle de las molduras de una co-lumna jónica del Erec-teion, en Atenas. Foto

Boudot-Lamotte.

619. Detalle del fuste y del entablamento dó-rico del templo inaca-bado de Segesta (Sici-

lia). Foto Viollet.

620. Detalle del muro po-ligonal de Delfos. Siglo vi a. de C. Foto Faille - Gi-

raudon.

621. A la izquierda: co-lumnatas superpuestas del templo de Atenea Afaia. O R D E N DÓRICO. Foto G.

Viollon.

622. Muro de soporte y templo dórico de Poseidón en el cabo Sunion, cons-truidos poco después del Partenón. Foto Boudot-

Lamotte.

257

EL A R T E . — I . A

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625. El templo de la Concordia, en Agrigento (Sicilia). Siglo v a. de C. Foto Viollet.

A R Q C I T E C l

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G R A D A 628. Templo llamado de Teseo, en Atenas, llamado ahora Eleusinion o Hefaisteion, siglo V a. de C. Las metopas repre-sentan las hazañas de Heracles y de Teseo. Foto Viollet.

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A B T E GRIEGO. C a b e z a d e H a r m o -d i o . 4 8 0 a . d e C . M U S E O NACIONAL de ÑAPÓLES. Foto Alinari-Gi-

raudon.

A B T E ETRUSCO. E l A p o l o d e V e i e s (detalle). Siglo v a. de C. VILLA G I U L I A , ROMA. Foto Anderson-

Giraudon.

h Leucas

Cefalonia

A MAR Zajc/nthoí

Paros^ A . "I

M «IOS * / •S " JJ _> Sporadea»

Astipalea

MAR DE CRETA

Carpathos

A R T E PÚNICO. « L a d a m a d e I b i -za», procedente de Puig deis Mo-l i n s ( B a l e a r e s ) . M U S E O A R Q U E O -

LÓGICO DE M A D R I D .

G R E C I A CLÁSICA

Y

EL MUNDO GRIEGO EN SU

APOGEO

Columnas

Cultura etrusca.

Límite de las posesiones cartaginesas.

Colonias dorias.

Colonias jonias.

tSíSS;! Colonias eolias.

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I gs.

i i 1 '§ r i tu de sis tema como por la c o m o d i d a d de los f u n d a d o r e s 2 de c iudades nuevas , en los q u e sobre todo p e n s a b a n . C u a n d o í tuv ieron q u e poner en p rác t i ca su teoría , como lo hizo Hi ->1 p o d a m o en el Pireo, supieron d a r flexibilidad al r igor de su

cuadr í cu la p a r a t ener en c u e n t a el t e r reno . La Atenas mo-de rna , con la a b s u r d a red de vías pe rpend icu la re s q u e le impuso u n a rqu i t ec to b á v a r o , desprec ió t r i s t emente la lec-

£ ción de sus an tepasados . En la época a rca ica y clásica, por el con t ra r io , las orde-

é nanzas munic ipa les no t ienen n a d a de art if icial o de afec-tado . T o d a perspect iva d e m a s i a d o s imét r ica debía pa rece r

> 623 fría y a c o m p a s a d a . Lo veremos m u y bien en la Acrópolis , a la luz de recientes estudios. La g r a n esca l ina ta q u e sube ha-

jí cia la e n t r a d a no es más q u e u n a a ñ a d i d u r a de época r o m a -na , pues los a rqui tec tos de Feríeles h a b í a n conservado in-t e n c i o n a d a m e n t e la r a rnpa s inuosa del c a m i n o a rca ico p a r a llegar a los Propileos. Estos, o b r a maes t r a de Menesicles, han- sido a d m i r a d o s u n á n i m e m e n t e , incluso en la an t igüe-d a d , p o r q u e su a u t o r h a b í a s acado m u c h o pa r t i do d e un t e r reno difícil, no e n m a s c a r a n d o la n a t u r a l e z a desigual e inc l inada , sino hac iéndo la servir a su propósi to . H o y ya no se p u e d e creer en la f ábu la r e p e t i d a d u r a n t e m u c h o t i empo de un p lan original p e r f e c t a m e n t e s imétr ico, que Menesicles

, no h a b r í a logrado rea l izar po r en te ro . L a as imetr ía ac tua l , q u e no p e r j u d i c a al equi l ibr io , es por el con t r a r io ca rác t e r

i esencial del m o n u m e n t o . Los m o d e r n o s comet ie ron el mismo 566 er ror a propós i to del Erec te ion , cuyo e x t r a ñ o p l an les cho-

caba , pero allí t a m b i é n sabemos a h o r a q u e el a rqu i t ec to reguló consc ien temente esta c o m p l e j a composic ión , t en iendo en cuen ta a la vez los desniveles del suelo y las exigencias del culto, cuyo pape l era cap i ta l . Su f u e r z a consiste en no

¡ h a b e r sent ido a p a r e n t e m e n t e n i n g u n a moles t ia an te la t a rea E q u e se le ofrecía y de hecho el edificio q u e consiguió, po r la

f r a n q u e z a con q u e está p l a n t e a d o y po r la rica u n i d a d de la decorac ión , resuelve ese difícil p r o b l e m a con s o b e r a n a ele-

|'624 ganc ia . E n el propio P a r t e n ó n , se conocen las sutiles med idas m e d i a n t e las cuales Ict inos y Cal icra tes sup ie ron corregi r las

| ilusiones de ópt ica , pe ro t a m b i é n h a b í a n previsto, c o m o se | h a d e m o s t r a d o hace poco, q u e el edificio deb ía presen ta rse

al vis i tante an te todo en u n a vista ob l icua . Allí t a m b i é n la ob ra a rqu i t ec tón ica está v e r d a d e r a m e n t e conceb ida en el espacio, como u n a rea l idad viva y no c o m o un frío d i a g r a m a ,

i Sin e m b a r g o , la a r q u i t e c t u r a es de esencia m a t e m á t i c a

y los griegos no lo o lv idaron j a m á s . C i e r t a m e n t e se c o m p l a -cían en ca lcu la r el j u e g o de las p roporc iones y no h a y edificio

t un poco c u i d a d o en q u e el a r q u e ó l o g o no l legue a descubr i r el m ó d u l o q u e sirvió p a r a d e t e r m i n a r su escala. ,Si hemos de

1 seguir las seduc toras sugerencias de un es tud io -muy reciente , a lgunos a rqu i tec tos h a b r í a n l levado incluso m u c h o m á s lejos la c iencia de los números , pues a veces h a b r í a n inscr i to en

; las mismas proporc iones de sus edificios, p o r medio de cons-í t rucciones geomét r icas re f inadas , las p reocupac iones de tal *:. o cual escuela m a t e m á t i c a de su t i empo: la c u a d r a t u r a del i círculo, la t r ipar t ic ión del ángu lo o la f ó r m u l a del n ú m e r o | pi. Al menos es lo q u e parece, d e m o s t r a r la r e s t au rac ión grá-I fica del tesoro e levado en Delfos po r la c i u d a d de Ci rene , a

med iados del siglo IV. Se h a n r econoc ido cálculos del mi smo I género en o t r a ob ra a rqu i t ec tón ica c o n t e m p o r á n e a de ese = 656 tesoro, el f amoso tea t ro de E p i d a u r o , d e b i d o a Policleto el j J o v e n . L a invest igación se o r i en ta así en u n a d i rección nue-l va, l lena d e dif icul tades y de p romesas . s

El t e m p l o g r i e g o

i Estos t r aba jos nos a y u d a n a r ep re sen ta rnos los edificios clásicos tal como fue ron conceb idos po r sus autores . Di fe r ían entonces m u c h o del aspecto con q u e les vemos hoy. C u a n d o

| q u e d a en pie algo de un templo , de o r d i n a r i o es u n a co lum-I n a t a m u t i l a d a . Y n a t u r a l m e n t e nos sent imos dispuestos a | cons iderar al pór t ico de co lumnas q u e r o d e a el t e m p l o como g.-, e l emento esencial. P u n t o de vista r o m á n t i c o y falso. E l tem-

plo griego es la casa del dios, d o n d e éste reside en efigie. La p a r t e i m p o r t a n t e a la q u e el edificio p u e d e m u y bien r edu-

| H 4 cirse, es la c á m a r a (celia), q u e a lbe rga la es ta tua del culto. I ' El q u e esta c á m a r a esté p r e c e d i d a de un pór t ico o de un

vest íbulo o de los dos a la vez, el q u e se a ñ a d a po r s imetr ía un local ab ie r to en la p a r t e t rasera (opistodomo), el q u e el

í? edificio en te ro esté r o d e a d o de u n a c o l u m n a t a sencilla o bien

I r i?

629. Rapto de Ganímedes por Zeus. Acrotera del tesoro de Gela (?) Tierra cocida. Comienzos del siglo v a. de C. MUSEO

DE OLIMPIA. Foto Boudot-Lamotte.

doble en ocasiones, no son n u n c a más q u e c o m p l e m e n t o s se-cundar ios , pues lo esencial sigue siendo la celia. A h o r a bien, ésta ha de sapa rec ido la m a y o r í a d e las veces y c u a n d o sub-sisten vestigios de ella, nos es difícil reconst i tu i r con seguri-d a d su disposición inter ior en deta l le . Y sin e m b a r g o allí es d o n d e el a rqu i t ec to h a b í a deb ido desplegar todos los recur-sos de su ar te . En los g randes templos, la a m p l i a sala es taba d iv id ida en tres naves por u n a c o l u m n a t a de doble piso q u e sostenía el techo. Al fondo de la nave cen t ra l , apa rec ía la es ta tua de cul to en la p e n u m b r a , pues la luz no p e n e t r a b a más q u e po r la p u e r t a . Los exvotos cubr í an las pa redes o se esparc ían por el enlosado. El vis i tante d e b í a sentir u n a viva impres ión de presencia divina . Algunos textos, como las des-cr ipciones del v ia je ro Pausanias (en el siglo n de nues t ra era) , a y u d a n a recons t i tu i r el aspecto d e la celia en a lgunos g ran -des templos clásicos, como el de Zeus en O l i m p i a , o incluso, a u n q u e no t an bien, del P a r t e n ó n . F a l t a n precisiones p a r a casi todos los demás .

El p l a n o sufrió en genera l desde el a l to a rca í smo una evolución q u e t iende a r educ i r la longi tud del edificio en re lación con su a n c h u r a . Pues to q u e se h a b í a es tablecido la c o s t u m b r e de rodea r el edificio con u n a c o l u m n a t a , el nú-m e r o de co lumnas en f a c h a d a y a los cos tados t r aduce có-m o d a m e n t e esa re lación (se c u e n t a en este caso dos veces las c o l u m n a s de esquina) : var ía ent re 6 x 1 7 y 6 x 1 1 . N o obs tan te , no fa l tan excepciones. El n ú m e r o de co lumnas de f a c h a d a no es super ior a seis más q u e en los templos m u y grandes , q u e c u e n t a n g e n e r a l m e n t e ocho, c o m o el t emplo d e Zeus en Ci rene (fines del siglo vi) y en el P a r t e n ó n (me-diados del siglo v ) . Las d imens iones a l c a n z a n entonces unos 3 0 x 6 0 m. Éstas no son s u p e r a d a s más q u e po r m o n u m e n -tos de t ipo excepcional como el Artemision d e Efeso, el Heraion d e Samos , el Olimpieion de Agr igen to o el t e m p l o G de Seli-non te , const rucciones gigantescas q u e t en í an más de 100 m. de la rgo por más de 50 m. de ancho . Inc luso a veces, el in-terior no es taba cub ie r to y pa rec ía más u n pa t io q u e u n a sala. Visto desde fue ra , el t emplo clásico sobre su zócalo de varios escalones, el más al to de los cuales se l l ama estilóbato, d a u n a impres ión de fue rza y de equi l ibr io . Las líneas ver-ticales de la c o l u m n a t a , r e m a t a d a s por el t r i ángulo b a j o de los f rontones , se o r d e n a n s iguiendo un r i t m o simple, en el q u e se a f i r m a con c la r idad el va lor func iona l de los soportes y el de la t e c h u m b r e . El ojo se complace en esta geomet r í a

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630. Fragmentos del frontón del templo de Artemisa en Corfú representando a Medusa con Pegaso y Crisaor. P iedra . Hacia el 580-575 a. de C. MUSEO DE CORFÚ (CORCIRA). Según fotos del Museo. L O S F R O N T O N E S DE

de b u e n a ley, q u e d i s imula cálculos ref inadís imos: cu rva -t u r a discre ta del es t i lóbato, var iac iones sutiles d e los in terco-lumnios , l igera convergenc ia hac i a lo a l to en el a p l o m e de las co lumnas . Pero no c a p t a m o s más q u e la esencia a b s t r a c t a de este ar te , mien t ras se no» escapan las apa r i enc i a s q u e aqué l se p r o p o n í a crear . Devolvámos le m e d i a n t e el esfuerzo d e la imag inac ión e rud i t a el color y la p ro fus ión de accesorios q u e t r a n s f o r m a b a n p r o f u n d a m e n t e su aspecto . C u a n d o el ma te r i a l e m p l e a d o es o t ro q u e el m á r m o l , es deci r en el caso más f recuen te , las co lumnas no t en ían la bella p á t i n a rosada o gris q u e hoy nos seduce. U n e s tucado b lanco , cuyas huel las subsisten a veces, como en el t e m p l o de Delfos, i n t e n t a b a imi t a r el aspecto del m á r m o l . El e n t a b l a m e n t o e s t aba revo-c a d o de colores vivos con violentos contras tes : pane les azu -les o rojos y detal les amar i l los o verdes. El c imac io , fuese de t ie r ra cocida o de p iedra , l levaba u n a d e c o r a c i ó n a b u n d a n t e y co lo reada , con follajes, pa lme ta s y fauces de león q u e ser-vían de gárgolas . La cub ie r t a del techo se e r i z a b a d e an te -fijas, tejas mult icolores l evan tadas . Por ú l t imo , en los tres ángulos de c a d a f ron tón se e l evaba al cielo la f loración de

629 las acroteras , motivos de bronce , m á r m o l o t e r r aco t a , de u n a e x t r e m a var iedad de formas y colores: pa lme ta s , escudos, an ima les fantást icos, f iguras de héroes o de dioses, g rupos de varios personajes , a m e n u d o en ac t i tudes mov idas y a u n v io l en t amen te divergentes . En este lugar , se no ta c ier ta pre-di lección po r las escenas de r a p t o o de fuga . El t e m p l o pro-yec t aba al espacio, por así decir lo, esas si luetas cuyo pape l p r imi t ivo no hab ía sido t an to el de a d o r n a r el edif icio c o m o el de a t r a e r sobre ciertos pun tos sensibles u n a especie d e pro tecc ión mágica . Pero p a r a la m i r a d a , es tablecen c o m o u n a t ransición ent re la composic ión c e r r a d a del edificio y la n a t u r a l e z a c i r cundan te .

L o s t e m a s d e d e c o r a c i ó n

A d e m á s de las acroteras , el t e m p l o a rca ico y clásico os-t e n t a b a a veces otros adornos esculpidos. Esto no fue d e uso cons tan te . Pero los griegos, q u e descon f i aban d e Us reglas d e m a s i a d o rígidas, de ja ron con f recuenc ia q u e los e lementos

632. Atenea y Encélade (frontón del Hecatom-pedon). Mármol. Hacia el 520 a. de C. MUSEO DE LA ACRÓPOLIS, ATENAS. Foto Aliiuiri-Giraudon.

631. Nereo (frontón del viejo Hecatompedon). Toba. Después del 570 a. d e C. MUSEO DE LA ACRÓPOLIS, ATENAS. Foto Alinari-Giraudon.

histor iados p e n e t r a r a n en la sobr ia o r d e n a c i ó n de su a r q u i -tec tura . Al menos, con un sent ido jus to de la m e d i d a , su-p ieron man tene r lo s en a lgunos pun tos escogidos del edificio: en el o rden dór ico los f ron tones y las me topas y en el o rden j ó n i c o el friso. Las ten ta t ivas hechas p a r a a m p l i a r o modif i -ca r el lugar d e la decorac ión figurada fueron pocas y sin tras-cendenc ia . H a y q u e d e j a r un luga r a p a r t e a las cornisas y a los cimacios his tor iados, q u e goza ron de f o r t u n a en el arcaís-m o griego en O r i e n t e (Mi le to , Larissa en el He rmos , T h a -sos). U n a c reac ión or iginal , feliz y q u e h a b í a de tener éxito merece t a m b i é n menc ión especial: es la es ta tua c o l u m n a o car iá t ide , d e b i d a a los art istas jon ios y u t i l i zada en Delfos p a r a los tesoros, desde finales del siglo vi .

Las razones q u e c o n d u j e r o n a los griegos a restr ingir así el lugar conced ido en su a r q u i t e c t u r a a la decorac ión figu-r a d a son comple jas . U n a s e ran de orden prác t ico , pues en la a r q u i t e c t u r a de m a d e r a y de ladr i l lo q u e precedió , por lo genera l , a la a r q u i t e c t u r a de p i ed ra , las par tes al tas del edi-ficio, más expuestas a la i n t emper i e , neces i taban u n a pro-tección especial , q u e se les dio en f o r m a de revest imientos his tor iados (en p lacas d e t ier ra cocida , po r e jemplo) . Los adornos esculpidos de los m o n u m e n t o s clásicos ser ían un re-cue rdo de esta necesidad p r imi t iva . Pero razones religiosas, aná logas a las q u e sirven respecto a las acro teras , deb ie ron d e s e m p e ñ a r t a m b i é n un pape l , pues al co locar en lo a l to de los muros o a n t e el t í m p a n o de los f ron tones u n a serie de

580

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r»c «srm Me "vn v \ / 633. La disputa del trípode. Frontón oriental del tesoro de Sifnoa, en Delfos. Segunda C LU5> S>IOLUÍ> V I Y V m i t a d del siglo vi a . de C. MUSEO DE DELFOS. Foto Gíreudon.

634. Gigante derribado Mármol procedente del Hecatom-pedou. Hacia el 520 a. de C. Foto Alinari-Giraudon.

escenas figuradas, se deb ía pensar o r i g i n a r i a m e n t e q u e estas representac iones a t r a e r í a n sobre el edificio a l g u n a p ro tec -ción m á g i c a , más o menos r e l ac ionada con la n a t u r a l e z a de la escena r e p r e s e n t a d a .

L o s f r o n t o n e s

El t r i ángu lo del t í m p a n o es u n o de los p u n t o s d o n d e se p u e d e ap rec i a r me jo r la co laborac ión e n t r e el escul tor y el a rqu i t ec to . En este m a r c o d e u n a f o r m a tan pecu l i a r , h a b í a q u e colocar u n a composic ión comple j a , p o n i e n d o en acción m u c h o s personajes , cuya ac t i tud v a r i a b a según la a l t u r a de-crec ien te de las «vert ientes», desde el c en t ro hac i a los extre-mos. L a conven ienc ia religiosa y la c o m o d i d a d se a r m o n i -z a b a n p a r a d a r el lugar cent ra l a las figuras de dioses, con f recuenc ia !a imagen de la d iv in idad v e n e r a d a en el s a n t u a -rio, q u e a p a r e c í a así g lor i f icada en la cúsp ide de su t emplo . És ta sust i tuía allí a los motivos t rad ic iona les , h ierá t icos e inmóvi les , q u e el a rca í smo en sus comienzos h a b í a t o m a d o de O r i e n t e , c o m o son los an imales a f r o n t a d o s h e r á l d i c a m e n -te, las másca ra s d e G o r g o n a u otros t emas ca rgados d e s im-bol ismo mágico . El frontón d e Cor fú , a comienzos del siglo vi, mues t r a en el cen t ro a la G o r g o n a de pie, con su espan-tosa másca ra , en t re dos p a n t e r a s eno rmes q u e m i r a n al es-pec t ado r , pe ro ya en las esquinas del f r o n t ó n h a c e n u n a t ím ida apa r i c ión dos escenas legendar ias , sin re lac ión con

la figuración cen t ra l ( lucha de Zeus con t r a el g igan te y episodio de la ca ída de T r o y a ) .

Estos t emas míticos se i m p o n e n r á p i d a m e n t e , p r imero en los f rontones de los edificios pequeños , menos sometidos a las t radiciones imper iosas d e la g r a n a r q u i t e c t u r a y luego en los g randes templos . A p a r t i r del final del siglo vi, todos ¡os f rontones esculpidos evocan o re l a t an u n a historia. Se ap re -cia a veces el a fán de d isponer equiva lenc ias o contrastes en las f achadas de un mismo edificio. En el t emplo de Afaia , en Egina , a comienzos del siglo v, los dos f ron tones se d e c o r a b a n con escenas de ba ta l la , o r d e n a d a s en to rno a la f igura cen-tral de Atenea . Además , u n a escena t r a n q u i l a y solemne, en el frontón de la f a c h a d a p r inc ipa l , se opone a una escena v io lenta o mov ida en el f ron tón poster ior . Es el caso, por 636 e jemplo , del t e m p l o de Apo lo e levado en Delfos a finales del a siglo vi y del t emplo de Zeus en O l i m p i a , poco antes de 639 mediados del siglo v e incluso del P a r t e n ó n . L a creación del 626 escultor venía así a insertarse consc ien temente en un con-j u n t o a rqu i t ec tón ico al q u e es taba l igada e s t r echamen te .

El f r i s o

Lo mismo sucede con la decorac ión de los frisos, sean dó-ricos o jónicos. En el friso dór ico, c o m o es sabido, los triglifos acana l ados a l t e rnan con las p lacas lisas de las me topas . L a m a y o r í a de las veces un s imple r evoque era toda su decora-ción. Pero el m a r c o r ec t angu la r de la m e t o p a , s i tuado en un e m p l a z a m i e n t o pr ivi legiado, d e b í a t en ta r a pintores y escul-tores pues venía de perlas p a r a recoger escenas con dos o tres personajes y, por o t ra pa r t e , el g r an n ú m e r o de metopas q u e figuraban en u n a m i s m a c a r a del edificio (por regla genera l dos en c a d a in te rco lumnio) p e r m i t í a con ta r fácil-m e n t e u n a acción en muchos episodios. De aqu í el favor de las metopas his tor iadas , sea p i n t a d a s (sobre la p i ed ra o sobre t ierra cocida) , sea más a m e n u d o esculpidas y desde luego rea lzadas con colores. Las h a z a ñ a s d e Hércules o de Teseo p r o p o r c i o n a b a n los temas predi lectos . T a m b i é n los g randes combates míticos, luchas d e los dioses c o n t r a los gigantes,

635. Arquero troyano. Frontón occidental del tem-plo de Atenea Afaia, en Egina. Mármol. 490-480 a. d e C . GLIPTOTECA DE MUNICH. Foto Boudot-Lamotte.

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636. Frontón oriental del templo de Zeus, en Olimpia. Mármol. Entre 470 y 455 a. de C. Preparativos de la carrera ent re Pelops y Enoruao. MUSEO DE OLIMPIA. Foto Alinari-Giraudon. F R O N T O

637 de los lapi tas con t r a los cen tauros , de los griegos c o n t r a las amazonas , se p r e s t a b a n a la decorac ión de un friso dór ico , f r acc ionándose fác i lmente en u n a serie de c o m b a t e s s ingu-lares. M á s r a r a m e n t e , el ar t is ta se es forzaba p o r unir en u n a sola acción personajes q u e figuraban en var ias me topas ve-cinas, pe ro el a i s lamiento re la t ivo q u e i m p o n e a c a d a meto-pa la disposición del friso dór ico favorecía poco tales com-binaciones, q u e desconocían la ley p rop ia de la decorac ión en la a r q u i t e c t u r a . La r a r eza d e estas t en ta t ivas d e m u e s t r a q u e los griegos ten ían un sen t ido exac to d e esta ley.

En el friso con t inuo q u e el o r d e n j ó n i c o ins ta la p o r en-c ima del a r q u i t r a b e , el ar t i s ta d i s f r u t a b a d e m a y o r l ibe r tad . A q u í la d i f icul tad ya no consistía en l lenar e x a c t a m e n t e un m a r c o res t r ingido sin de sbo rda r lo , sino p o r el con t r a r i o en conduc i r u n a acción c o n t i n u a a todo lo l a rgo d e u n a c a r a del edificio, sin q u e la n a t u r a l u n i d a d de la f a j a a rqu i t ec tó -nica se r o m p i e r a por u n a de t enc ión in t empes t iva . H a b í a q u e m a n t e n e r el mov imien to , e v i t a n d o la m o n o t o n í a . Por eso se r ep resen tan en este sitio procesiones, desfiles mil i tares , esce-nas de caza , car reras de carros, ba ta l las , b a n q u e t e s , q u e po r la repet ic ión f r ecuen te de un m i s m o mot ivo suscept ible de las necesar ias var iaciones , c o n v e n í a n espec ia lmente .

T o d o el a r t e consistía en o r g a n i z a r h á b i l m e n t e las co-r respondenc ias en t re el ritmo de la acción y el del movi -mien to . Se ve en el tesoro de Sifnos en Delfos ( segunda m i t a d

648 del siglo vi) , d o n d e el friso de f a c h a d i r e u n í a tres car ros , d e los q u e sólo se han conse rvado dos, puéstos c a d a uno e n c i m a de u n o de los tres i n t e r co lumnios . E n el l a rgo cos tado del nor te , en c a m b i o , el friso al co r r e r po r lo a l to d e un m u r o desnudo , es taba a n i m a d o por u n m o v i m i e n t o sin r u p t u r a ,

q u e nace en el e x t r e m o izqu ie rdo y se p r o p a g a irresistible-m e n t e a lo la rgo de toda la escena r e p r e s e n t a d a (la lucha de los dioses c o n t r a los g igantes) , a c o m p a ñ a n d o en dirección a ( la f a c h a d a la m a r c h a victoriosa de los Inmor t a l e s .

En el P a r t e n ó n , Fidias llevó todav ía más lejos el afán de in t eg ra r p l e n a m e n t e el mov imien to del friso en la o r d e n a -ción del edificio, conf i r iéndole a la p a r la más rica significa-ción religiosa. Bajo la galer ía exter ior , en lo al to del m u r o del t emplo , r e p r o d u j o la procesión q u e c a d a cua t ro años l levaba a la diosa A t e n e a la o f r e n d a t rad ic iona l de una ves-tidura de ce remon ia . El cor te jo de m á r m o l , q u e reúne va- { rios cen tena res de personajes , se desa r ro l l aba en to rno al m o n u m e n t o a p a r t i r del ángulo sudoeste, p a r a l e l a m e n t e a la ru t a q u e seguía por la vía sacra vec ina el v e r d a d e r o cor te jo de las g r andes P a n a t e n e a s . Con ritmo seguro, el art is ta lo llevó, con las pausas necesarias , pe ro sin u n a repet ic ión ni un p u n t o m u e r t o , has ta el m o m e n t o so lemne en que , sobre la f a c h a d a pr inc ipa l , al t é rmino del recorr ido , los por tadores de o f rendas l legan a la presencia d e los ol ímpicos reunidos en a samblea . Por la í n t i m a unión q u e estableció ent re la ar-q u i t e c t u r a y la represen tac ión f i gu rada , Fidias logró el mi-lagro de establecer u n a t ransición insensible en t re el m u n d o de los h o m b r e s y el d e los dioses.

Al lado d e la decorac ión figurada, los ar t is tas griegos c rea ron u n a m o d u l a c i ó n y unos motivos p u r a m e n t e decora-tivos q u e tuv ie ron g ran p e r d u r a c i ó n . Los perfiles y los ador -nos de las m o l d u r a s h a n sido ob je to de estudios concretos, que p e r m i t e n reconocer cier ta evolución en su empleo. A los ar t is tas de la época a rca ica y clásica debemos las filas de ovas, los talones decorados con «rayos de corazón» , los as- 7

638. A la izquierda: frontón oriental del tem-plo de Zeus en Olimpia. Detalle de la lámina 636. Debajo: frontón occidental del templo de Zeus en Olimpia. Detalle de la lámina 637. MUSEO DE OLIMPIA. Foto Alinari-Giraudon.

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ffM-pf:

637. Frontón occidental del t DEL S I G L O V arbitrando el combate de los

t rágalos con perlas y perinolas, las pa lme tas , los follajes, las rosáceas q u e todavía figuran en nues t ro reper to r io decora t i -vo. M u c h o s monumen tos , sobre todo jónicos , no tuv ie ron n u n c a ot ro a d o r n o q u e esas re f inadas molduras . El a r t e sano griego sabía al iar en sus obras la s egur idad de m a n o a esas impercep t ib les var iaciones q u e d a n vida a u n a decorac ión . Las res tauraciones mode rnas , c u a n d o están cerca de e lemen-tos autént icos , se d is t inguen en seguida po r la f r i a ldad me-

645 cán ica de su ejecución. En Delfos, sobre la t e r r aza sol i tar ia de M a r m a r i a , las p r imeras h i ladas del tesoro de Marse l la , todav ía en su lugar , m u e s t r a n al vis i tante , a t ravés de las al tas hierbas , u n a sencill ísima m o l d u r a de b a s a m e n t o , con-sistente en un grueso toro con estrías hor izonta les r e m a t a d o por u n a fila de perlas. Pero su t r a b a j o es tan maravi l loso y su ma te r i a tan bella q u e no se p u e d e evi ta r tocar la con la m a n o y q u e esta ru ina tan d e s n u d a y t an des ier ta despier te a ú n u n a viva emoción de ar te .

L a a r q u i t e c t u r a , e x p r e s i ó n d e u n a p o l í t i c a

Para elevar m o n u m e n t o s tan cu idados has ta en sus de-talles, hac í an fal ta g randes recursos. Por eso la p rospe r idad de la a r q u i t e c t u r a siguió e s t r e c h a m e n t e en el m u n d o gr iego a la p rosper idad mater ia l de las c iudades . En el siglo vi, los m o n u m e n t o s mayores y más ricos a p a r e c e n en las c iudades q u e se enr iquec ie ron con el comerc io o la agVicultura: en Cor in to , la c iudad comerc i an t e po r excelencia , en J o n i a , d o n d e re ina un lu jo l egendar io has ta la conqu i s t a persa , en

641 las colonias de I ta l ia mer id iona l y de Sicilia, d o n d e g randes 643 templos todav ía en pie, c o m o en Pos idon ia -Paes tum, y rui-

mplo de Zeus en Olimpia. Mármol. Entre el 470 y 455 a. de C. Apolo ceu tauros y los lapi tas . MUSEO DE OLIMPIA. Foto Alinari-Giraudon.

ñas imponen tes , como en Sel inonte , t es t imonian todav ía el 646 esp lendor del a rca í smo occ identa l . U n caso m u y caracter ís-tico es el del tesoro de Sifnos en Delfos, suntuoso edículo le- 648 v a n t a d o por una islita de las Cic ladas a la que el descubr i - a m i e n t o de minas en su suelo hab ía en r iquec ido i n o p i n a d a - 651 men te . El m o v i m i e n t o polít ico que , en el siglo vi, hizo surgir un rég imen t i rán ico en m u c h a s c iudades griegas favoreció el desar ro l lo de la a r q u i t e c t u r a , pues los t i ranos, p a r a des lum-h r a r al pueblo , rivalizaban en generos idades y q u e r í a n em-bellecer la c iudad d o n d e r e i n a b a n . Policrates, en Samos , mul t ip l icó sus empresas con la a y u d a de art is tas c o m o Roicos, T e o d o r o o Eupa l inos de M e g a r a . En Ci rene , los reyes Ba-t iadas q u e h a b í a n a d o p t a d o los métodos t i ránicos, cons t ru-yeron al final del siglo vi el t emplo de Zeus , q u e sigue s iendo el m a y o r m o n u m e n t o gr iego de Áfr ica . En Atenas , la t i r an ía de Pisistrato y de sus hijos d a a la c iudad u n impulso decisivo y erige en la Acrópol is m o n u m e n t o s nobles y ref inados , c o m o 631 el viejo t emplo de A tenea l l a m a d o el Hecatompedon. Por el 632 mismo t iempo, la famil ia de los a lemeónidas , r ival de los 634 t i ranos en Atenas y c o n d e n a d a por éstos al exilio, a u m e n t a su prestigio hac i endo t e r m i n a r en m á r m o l , y no en p i e d r a como es taba previsto, el t emplo de Apolo en Delfos, g a n a n d o así el favor del o rácu lo , q u e le a y u d a a regresar v ic to r iosamente a su pa t r ia . M á s ta rde , los edificios de P e n d e s en la Acró-polis son t a m b i é n expresión g rand iosa de u n a pol í t ica . T o -dav ía en el siglo rv, c u a n d o A l e j a n d r o M a g n o , a la cabeza de los griegos al iados, conquis ta J o n i a a los persas, p r e t e n d e seña la r su paso c o n t r i b u y e n d o a la r es taurac ión del t emplo de Efeso, q u e el incendio p r o v o c a d o po r E ros t r a to h a b í a des t ru ido , según se dice, la mi sma noche en q u e h a b í a na-

639. Abajo y a la derecha: frontón occidental de Zeus, en Olimpia. Detalles de la lámina 637. MUSEO DE OLIMPIA. Foto Alinari-

Giraudon.

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LAS M E T O P A S

Se ve aquí alternar en el entablamiento los triglifos acanalados y las placas lisas de las metopas, que con fre-cuencia se adornaban

con esculturas.

640. Templo llamado de Castor y Pólux, eu

Agrigento (Sicilia). Orden dórico tardío.

Foto Viollet.

642. Metopa del tesoro de los atenienses. Hazaña de Heracles y Teseo. 500-495 a. de C. MUSEO DE

DELFOS. Foto Alinari-Giraudon.

cido el conqu i s t ado r . Así la a r q u i t e c t u r a , sobre todo la re-ligiosa, t r a d u c e las vicisitudes de la h is tor ia polí t ica, social y económica del m u n d o griego.

La es t recha asociación de los m o n u m e n t o s con la v ida de la c iudad se hace más pa t en t e todav ía por las inscripcio-nes q u e nos d a n cuen ta de los presupues tos o de las cuentas de cons t rucc ión . El a z a r de las excavaciones nos h a dado , m á s o menos mut i l adas , bas tan tes piezas de a rch ivo g r a b a -das. Poseemos así un p a r t e de las cuen tas del P a r t e n ó n y del Erec te ion , cuen tas de t a l l adas del t e m p l o de Asclepios en E p i d a u r o ( p r i m e r a mi t ad del siglo tv) , cuen tas referentes a los t r aba jos de res taurac ión en el s a n t u a r i o de Delfos des-pués de la ca tás t rofe q u e lo devas tó el a ñ o 373, un presu-puesto i m p o r t a n t í s i m o p a r a cons t ru i r un arsenal en el Pireo ( segunda mi t ad del siglo tv), etc. O t ros d o c u m e n t o s epigrá-ficos, c o m o los inventar ios , p u e d e n a p o r t a r preciosas infor-maciones y a lgunos estudios a c t u a l m e n t e en curso i n t en t an con f o r t u n a precisar , en función del lugar de las of rendas , la disposición in ter ior de los edificios q u e las a l b e r g a b a n en Atenas y en Délos.

No o lv idemos por ú l t imo q u e a los a rqu i tec tos griegos les g u s t a b a r a z o n a r sobre su ar te y, desde la época arca ica , re-d a c t a r o n a veces t r a t ados p a r a c o m e n t a r sus propias obras . Así lo hic ieron, a med iados del siglo vi, los cretenses Q u e r -sifrón y Metágenes , au tores del Artemision de Efeso, y luego T e o d o r o de Samos p a r a el Heraion de su c iudad na ta l . Se sabe q u e el a ten iense Ict inos, el a rqu i t ec to del P a r t e n ó n , formó escuela y qu izás hay q u e hace r d e p e n d e r de él a T e o d o r o de Fóc ida q u e redac tó , en el siglo rv, u n a m o n o g r a f í a sobre el t emplo c i rcu la r ( l l amado tholos) de Delfos. El au to r del arse-nal del Pireo expuso t a m b i é n po r escrito los pr incipios q u e le h a b í a n gu i ado . T o d o s estos t ra tados , hoy perd idos , fueron conocidos po r V i t rub io , a rqu i t ec to d e la época de Augus to , q u e nos de jó u n a o b r a en1 la t ín Sobre la arquitectura, m u y in-fluida a deci r v e r d a d por los teóricos de la época heleníst ica. A través de V i t rub io , tan a p a s i o n a d a m e n t e e s tud iado por los ar t is tas del R e n a c i m i e n t o , h a l legado en g r a n m e d i d a has ta nosotros el l egado de los a rqu i tec tos griegos de la g r an época.

643. Metopa del templo C de Selinonte (Sicilia). U n a cuadr iga de Apolo. 560 a. de C. MUSEO DE

PALERMO. Foto Alinari-Giraudon.

641. Metopa de un templo de Selinonte (Sicilia). Europa sobre el toro. Hac ia el 590-580 a. de C. MUSEO DE PALERMO. Foto Anderson-Giraudon

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644. La rapiña de los Dioscuros. Metopa del monóptero de Sicione. Hacia el 560 a. de C. MUSEO DE PALERMO. Foto Anderson-Giraudon.

646. Metopa del templo E (Dionysion) de Selinonte (Sicilia). Atenea combatiendo con un gigante. 460

de C.MUSEO DE PALERMO. Foto Anderson-Giraudon.

E L A R T E F I G U R A T I V O

E n el d o m i n i o del a r t e figurativo, el final del siglo v n y el comienzo del vi m a r c a n en Grec i a un c a m b i o i m p o r t a n t e . Por u n a pa r t e , lo que podemos l l a m a r a r t e deco ra t ivo — c e -r á m i c a , relieves de toda especie (de p i e d r a o d e m á r m o l , d e b ronce o d e meta l , de marf i l ) , figurillas d e me ta l o d e te r ra -c o t a — concede en lo sucesivo a la figura h u m a n a u n luga r p r e p o n d e r a n t e , r educ i endo a un pape l s e c u n d a r i o la deco-rac ión no h is tor iada . Por o t ra pa r t e , a c a b a de real izarse u n acon tec imien to capi ta l : la apa r i c ión de la g r a n escul tura , q u e desde sus comienzos lleva a lgunas d e sus exper ienc ias has ta lo colosal, c o m o se ve en las es ta tuas de S u n i o n . A h o r a bien, la g r an escu l tu ra se in teresa t a m b i é n esenc ia lmen te po r la persona h u m a n a y en especial por el h o m b r e d e s n u d o .

N a t u r a l i s m o y a b s t r a c c i ó n

Así, desde comienzos del siglo vi , el a r t e gr iego se o r i en ta po r un c a m i n o q u e será el suyo, el c a m i n o del h u m a n i s m o , al q u e fue c o n d u c i d o n a t u r a l m e n t e po r el pol i te í smo a n t r o -pomór f i co q u e lo in sp i r aba . P a r a r e p r e s e n t a r dioses q u e te-n í an fo rma de h o m b r e , e ra preciso es tud ia r el mode lo n a t u -ral . Por eso desde los rígidos s imulacros del a l to a rca í smo, próximos al i d e o g r a m a geomét r i co , se p u e d e seguir el p ro-greso cons tan te que , has ta fines del siglo iv, l levará al a r t e plást ico griego a la solución de todas las d i f icu l tades q u e e n c o n t r a b a en ese estudio: c iencia a n a t ó m i c a y conqu i s t a del movimien to , expresión del s en t imien to y sent ido del pa -recido ind iv idua l , consecución de la perspec t iva y o r d e n a c i ó n de grupos complejos .

Pero la imi tación de la n a t u r a l e z a no se l imitó a ser su-perficial , pues era el r esu l t ado d e u n a invest igación cons-c iente q u e p re t end ía c o m p r e n d e r al mismo t i empo q u e ob-servar . Por eso la r ep roducc ión de lo real es a m e n u d o m á s b ien una recons t rucc ión , pues se f u n d a en las relaciones nu-méricas q u e la intel igencia ha c re ído r econoce r en las cosas. De aquí v iene la i m p o r t a n c i a de los cánones en el a r t e griego. Los r i tmos q u e nacen d e esos cálculos d e l a t a n la ac t iv idad

647. Metopa del templo de Zeus en Olimpia. Heracles lle-vando a Atenea los pájaros de la laguna Estinfalia.i470-455

a. de C. MUSEO DEL LOUYRE. Foto Alinari-Giraudon.

645. Metopas y trigli-fos. Tholos de la terra-za de Marmaria, en Delfos. Comienzos del siglo iv a .deC. MUSEO DE DELFOS. Foto Ali-

nari- Vinllet.

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652. ' Escena de un -cülto'ífunerario.--TambV'je la« ' "aciaVél1 ¡RJÍISi

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•v^Kf 655. A la izquierda: tesoro de los atenienses y vía sacra, en Delfos. Foto G.

Viollon.

658. Arriba: el estadio de Olimpia. Foto Suzanne Laroche.

659. A la izquierda: tea-tro y templo de Apolo, en Delfos. Foto G. Viollon.

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! siempre presente de la inteligencia o rdenadora , maestra y í guía de la mano. El ar te griego, aun el más realista en apa-í riencia, resulta bañado de intelectual idad. Sus mejores pro-ij ductos plásticos saben unir en ellos el secreto rigor del nú-f m e r o y la imitación a tenta de la na tura leza . Como estas dos | cualidades requieren una ejecución acabada , se comprende | q u e las escasas obras maestras que han sobrevivido nos den

todavía hoy una sensación de perfección.

| T é c n i c a s y f o r m a s de l arte

Dos categorías de documentos nos apor tan sobre todo su | testimonio: las esculturas y los vasos. Su estudio forma dos | ramas distintas de la arqueología figurativa, cada una de las í cuales tiene sus instrumentos de t r aba jo y sus métodos pecu-f liares. El gran número de vasos pintados hallados en las ! excavaciones ha permit ido avanzar mucho en las clasifi-í caciones entre centros de producción, talleres e incluso pin-! tores diferentes, mientras que la cronología se precisaba hasta J el pun to de que, para el período que va del siglo vi al iv, jt se puede ahora fechar con verosimilitud un f ragmento his-¡ toriado con una aproximación de veinte años. Las firmas y

las demás inscripciones que se encuent ran bas tan te a menu-t do en los vasos han sido de gran ayuda . Los documentos ce-; rámicos, reunidos en publicaciones especializadas, encierran • un tesoro de informaciones sobre la vida y las creencias de los

antiguos griegos. Son también preciosos documentos de arte, por su forma y su mater ia , por la finura y el color de la ar-cilla, por el brillo inal terable del barniz negro. Pero sobre

[ todo las representaciones con que la mayor ía de ellos están r cubiertos tienen a nuestros ojos el inapreciable interés de í conservarnos el reflejo de las obras desaparecidas de la gran ^p in tura , que no dejó de inspirar a los decoradores de vasos. | Pues los textos son terminantes a este respecto y sabemos que l i a p in tura griega era a d m i r a d a por los antiguos al igual que ala escultura, y que Polignoto, Zeuxis o Apeles les parecían ¿del mismo rango que Fidias, Policleto o Praxiteles. | La otra gran categoría de monumentos figurativos está | formada por las esculturas. La mayoría de las que nos han al legado son de piedra y especialmente de mármol . N o es i que los artistas griegos m a n e j a r a n con más gusto el cincel que

él buril, sino que por el contrar io, tuvieron la estatuaria de bronce en especial estima. Pero los grandes bronces que han sobrevivido son ex t r emadamen te raros. En cambio, aunque haya desaparecido la inmensa mayoría de los már -moles antiguos en los hornos de cal, los que nos d a n las exca-vaciones son todavía muchísimos. Desgrac iadamente , de

i ordinario han sufrido graves mutilaciones y sobre todo han perdido los colores que los a n i m a b a n en otro t iempo.

I P a p e l de la p o l i c r o m í a E í Es éste un punto capital , sobre el que hay q u e insistir: | toda la escultura griega de piedra estaba pol icromada, lo f mismo la de bul to redondo que los relieves. Los textos nos s informan de ello de mane ra formal . Por otra par te , los mo-lí numentos han gua rdado a veces huellas bien claras de la | policromía primit iva. Cuando , a fines del siglo pasado, rea-aparecieron a la luz las célebres estatuas de mujeres de la í;Acrópolis, varias de ellas conservaban pa r t e de sus colores. t No sólo las vestiduras, los cabellos, los ojos y los labios esta-f han adornados con tintas vivas, sino que algunos detalles, t. como los bordados o diversos accesorios del traje, no se in-? dicaban más que por la p in tura . Incluso las carnes recibían i un t ra tamiento especial a base de cera clara . Se comprende ! cómo debía diferir en estas condiciones el aspecto de un már -j mol griego de lo que vemos hoy. Esta viva policromía hacía | a la obra plástica a la vez más alegre y más inteligible, acen-| tuaba su carácter realista y establecía también u n a estrecha f colaboración entre dos técnicas que estamos acos tumbrados i a considerar como independientes, p in tu ra y escultura. Des-pde el bulto redondo al fresco, podían servir de intermediarios i; el bajorrelieve y la estela g rabada , uno y otra pintados tano-; bién. Por eso los mismos artistas fueron a m e n u d o pintores

y escultores a la vez. El aspecto de los bronces no ha sufrido u n a t ransforma-

; ción menor. Se encuent ran siempre fue r temente oxidados,

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c o m p l e t a m e n t e recubier tos po r u n a c a p a d e ca rden i l lo cuyo color var ía , según los casos, del azul al ve rde oscuro. C u a n d o esta p á t i n a no h a p ro l i f e rado en u n a espesa cost ra ve rde cla-ra (lo q u e se l l a m a la e n f e r m e d a d del b r o n c e ) , const i tuye el gozo d e los af ic ionados , q u e se es fuerzan p o r conservar la de la mejor m a n e r a . Los an t iguos n o i g n o r a r o n la p á t i n a , c o m o lo d e m u e s t r a un cé lebre pasa je de P l u t a r c o re fe ren te a las es ta tuas de un exvoto l a c e d e m o n i o en Delfos. Pe ro sa-b í an q u e era o b r a del t i empo y no de los h o m b r e s . Lejos de p r o v o c a r su fo rmac ión , se e s fo rzaban po r i m p e d i r l a m e d i a n t e f recuen tes l impiezas y sobre esto t enemos curiosos test imonios epigráficos. La p á t i n a tenía a sus ojos el i nconven ien t e de d i s imula r b a j o la c a p a de ox idac ión u n o de los e lementos q u e p a r a ellos cons t i tu ían el mér i to d e u n a e s t a tua de b ronce , el a t e n t o t r a b a j o del buri l después de la f u n d i c i ó n . Se ve b ien c u a n d o se p u e d e somete r un ob je to a u n t r a t a m i e n t o q u e lo d e s e m b a r a c e de su p á t i n a , pues en tonces t o m a un des-a g r a d a b l e t in te negro , pe ro la l impieza h a c e r e a p a r e c e r con toda su de l i cadeza los c ince lados q u e la ox idac ión h a b í a es-f u m a d o y c u y a revelación es u n encan to . E n r ea l idad , el color p rop io de los bronces griegos era el del m e t a l b r i l l an te , pa r ec ido al oro, q u e conseguían al salir del molde . Así br i -l l aban al sol en los san tua r ios d o n d e los er ig ía la p i e d a d de los helenos. Por a ñ a d i d u r a , los ojos e s t aban inc rus t ados en pas t a de v idr io y en p iedras de color, los labios recubier tos de u n a ho j a de cobre rojo, los d ientes con f r ecuenc i a repre -sen tados por u n a p l a q u i t a de p l a t a c i n c e l a á a m e t i d a en t r e los labios en t reab ie r tos , m ien t r a s los p r inc ipa les detal les de la a n a t o m í a o del vest ido e ran s u b r a y a d o s a n á l o g a m e n t e m e d i a n t e incrus tac iones de me ta l de d is t in to color q u e el

b ronce . T o d o s estos efectos, q u e h a n desapa rec ido hoy día, i n t e n t a b a n confer i r a la e s t a tua u n a especie de pol ic romía de t e n d e n c i a realista q u e respondía , con otros medios, a la de los m á r m o l e s .

L a s m a t e r i a s p r e c i o s a s

La m i s m a observación h a b r á de hacerse a propósi to de lo q u e fue cons ide rado por los griegos clásicos como la cul-m i n a c i ó n del a r te , la es ta tuar ia de oro y marf i l l l amada cris elefantina. S a b e m o s po r los textos c u á n t o a d m i r a r o n los an t iguos las obras maes t ras de esta c o m p l i c a d a técnica, en la q u e des tacó Fidias. En Delfos, u n feliz ha l lazgo nos ha d a d o a lgunos f r agmentos , d e s g r a c i a d a m e n t e m u y estropea-dos po r u n incendio , de es ta tuas cr iselefant inas de p e q u e ñ o t a m a ñ o , q u e d a t a n del siglo vi. Estos d o c u m e n t o s con f i rman lo q u e ya se sab ía sobre los p roced imien tos empleados por los escultores. La es ta tua era de m a d e r a , r ecub ie r t a de finas hojas d e oro r e p u j a d a s p a r a los ropa jes o de placas de marf i l t a l l ado p a r a las carnes . En el caso de ídolos colosales, como el Zeus d e O l i m p i a o la A tenea Pa r thenos , q u e pod í an al-c a n z a r los doce met ros de a l t u r a , el c u e r p o de la es ta tua no era de m a d e r a mac iza , sino de traviesas m o n t a d a s sobre u n a a r m a z ó n . En el P a r t e n ó n , se no ta todav ía en el enlosado de la celia el h u e c o d o n d e es taba h i n c a d o el m a d e r o q u e ser-vía d e c o l u m n a ve r t eb ra l a la A tenea de Fidias. El a juste de las p lacas de marf i l y de oro sobre el a l m a de m a d e r a ta l lada era un t r a b a j o de or febrer ía y de ebanis te r ía de ex t rao rd ina -ria de l i cadeza . T a m b i é n h a b í a incrus tac iones de p iedras preciosas, po r e jemplo en los ojos, e incluso par tes p in tadas , sin d u d a en m a d e r a . Así, la ca ra i n t e r n a del escudo de Ate-nea P a r t h e n o s es taba g u a r n e c i d a por u n a composic ión pin-t a d a q u e r e p r e s e n t a b a la l u c h a de los dioses con t ra los gi-gantes , mien t r a s su ca ra ex te rna l l evaba bajorrel ieves de oro q u e t en ían p o r t ema el a t a q u e de la Acrópolis po r las a m a z o n a s . En la p e n u m b r a q u e r e i n a b a en el in ter ior del t emplo , i l u m i n a d o sólo por la p u e r t a , la impres ión produci -da por estas g randes es ta tuas deb ía ser t an to más viva cuan to q u e la i m a g e n se re f le jaba en un e s t anque extenso y poco p r o f u n d o pues to de l an te de la efigie d iv ina ; el a g u a o el aceite q u e se pon ía allí tenía como ob je to p r inc ipa l imped i r u n a excesiva s e q u e d a d del a m b i e n t e q u e h u b i e r a pod ido a fec ta r al c o m p l i c a d o e n s a m b l a j e de m a d e r a , oro y marf i l . Pero el d e s d o b l a m i e n t o del ídolo en el espejo así ins ta lado sobre el suelo i m p r e s i o n a b a la i m a g i n a c i ó n . Nos equivoca-r íamos al cons idera r como un poco b á r b a r o este a r te que un ía con a u d a c i a t an tas mate r ias preciosas. P a r a el espíritu de un gr iego clásico, no h a b í a en ello n a d a incompa t ib l e con la sobr iedad y la desnudez de ot ras obras c o n t e m p o r á -neas. Su gusto n o tenía d i f icu l tad p a r a jus t i f icar tales con-trastes. A u n a estela f u n e r a r i a le conv iene la s impl ic idad fa-mil iar , pues to q u e a y u d a a g u a r d a r p r ó x i m o a nosotros el r e c u e r d o del d i fun to , pe ro en c a m b i o p a r a la es ta tua de cul to , q u e nos debe hacer per-cep t ib le toda la m a j e s t a d di-v ina , n a d a h a b í a de ser d e m a -s iado sun tuoso ni d e m a s i a d o esp lenden te .

Así el a r t e griego, en el m o m e n t o de su vigoroso creci-m i e n t o y de sus más bellos f ru -tos, es u n a r t e rico y co loreado . No h a y q u e cons iderar lo des-de el á n g u l o exclusivo de u n a sola técnica . Sin d u d a conve-niencias de es tudio obl igan a r ea l i za r invest igaciones espe-c ia l izadas , pe ro esta sujeción

662. Al lado y en la página de la derecha: conjunto y perfil del Apolo de Piombino. Bron-ce. Hacia el 500 a. de C. M U S E O D E L L O U V R E . Foto A.

Vigneau, ediciones Tel.

661. Estatua en bronce Beocia. Comienzos del N A C I O N A L D E A T E N A S .

de Poseidón, hallada en siglo v a . de C. MUSEO Foto Alinari-Giraudon.

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663. Oinocoe rodo-jónico: zonas de animales. Siglo vil a. de C. MUSEO DEL LOUVRE. Foto Alinari-

Giraudon.

664. Jarra corintia para vino, con decoración animal real e imaginaria. 6 2 5 - 6 0 0 a . d e C . B R I T I S H M U S E U M .

Foto del Museo.

665. El vaso Frangois. Mediados d e l s i g l o v i a . d e C . M U S E O ARQUEO-LÓGICO DE FLORENCIA. Foto Alina-

ri-Giraudon.

666. Crátera ática de estilo corinti Perseo y las Gorgonas. Comienzi del siglo v i a . de C. MUSEO DI

LOUVRE. Foto Giraudon.

no d e b e h a c e r o lv idar la u n i d a d p r o f u n d a d e u n a r t e que , en las diversas disciplinas, m a r c h ó s i empre al mismo paso. U n ental le o u n a j o y a , un c a c h a r r o p i n t a d o o u n a t a p a de espejo son cons iderados en ade l an t e c o m o d o c u m e n t o s tan ricos de sen t ido p a r a la his tor ia del a r t e gr iego c o m o un ba jor re l i eve o un g r a n b ronce . Los textos nos enseñan a d e m á s q u e los ar t is tas más i lustres no d e s d e ñ a r o n lo q u e se l l ama artes me-nores. Pa rece q u e Fidias h a b í a c ince lado peces, c igarras y abe jas y en t re las obras más a p r e c i a d a s del escul tor C a l i m a c o se c o n t a b a la l á m p a r a q u e h a b í a r ea l i zado p a r a el Erec-teion. La a n é c d o t a del anil lo d e Policrates, r e l a t a d a po r H e r ó d o t o o las Veninas de C ice rón d e m u e s t r a n la a d m i r a -ción a p a s i o n a d a q u e los a f ic ionados d e b í a n sent i r p o r las joyas o las obras de o r febre r í a .

E L S I G L O V I : A R R A N Q U E D E L A R C A Í S M O

A comienzos del siglo vi, el a r t e griego se d e s p r e n d e d e la in f luenc ia del O r i e n t e q u e lo h a b í a s eña lado d u r a n t e el pe r íodo an te r io r .

671. Vaso corintio. Detalle de la lámina 664.

D e s a r r o l l o d e la c e r á m i c a

La evolución se p u e d e observar espec ia lmente en la cerá-mica , de la cua l nos h a n q u e d a d o d o c u m e n t o s en m a y o r nú -m e r o . En el curso d e la p r i m e r a m i t a d del siglo, vemos c ó m o se mu l t i p l i can los vasos decorados con escenas his tor iadas , m ien t r a s d i s m i n u y e la i m p o r t a n c i a de los motivos p u r a m e n t e o r n a m e n t a l e s . Ya nos d a el tono la c e r ámica á t ica que , bien p r e p a r a d a p a r a esta t a rea po r los maestros del siglo prece-den te , nos of rece entonces el p r i m e r art is ta de i m p o r t a n c i a de q u i e n t enemos obras firmadas, Sófilo. Sus obras más an t iguas r ecu r r en a los frisos de an j fna les a f ron tados , sirenas, esfinges y otros mons t ruos d e los q u e t a n t o h a b í a usado el p e r í o d o o r i en ta l i zan te . Pero la p r i m a c í a pasa luego a las esefenas l egendar ias , cor te jo nupcia j í de Tet is y Peleo, juegos fúneb re s en h o n o r de Pa t roc lo . Estas imágenes impres ionan ya por la j u s t e z a y v ivac idad de la observac ión , como vemos en la tensión a c o m p a s a d a de las diosas ma t rona le s q u e des-filan s o l e m n e m e n t e en el cor te jo .

L a m i s m a observac ión p u e d e hacerse con la ce rámica d e Cor in to , en tonces en p leno auge. Sin d u d a , las t radiciones son más fuer tes aqu í q u e en Át ica y la p roducc ión cor r ien te será fiel has ta el f inal a los viejos motivos orientales. Pero los vasos más hermosos y mayores se a d o r n a n t a m b i é n con escenas a n i m a d a s . E n u n a f amosa c rá t e ra , la p i n t u r a repre-senta el festín o f rec ido po r Eur i t io a Herac les , d a n d o ocasión a observar con grac ia u n a escena d e b a n q u e t e . Ha s t a la gue-r re ra E s p a r t a , ab i e r t a todav ía d u r a n t e tres cuar tos de siglo a las in f luenc ias de fue ra , t o m a p a r t e en el mov imien to de l iberac ión ar t ís t ica . E x p o r t a en tonces u n a ce rámica q u e d a g r an i m p o r t a n c i a a las representac iones figuradas inspi ra-das en la l eyenda o en la v ida c o n t e m p o r á n e a . En el f o n d o de u n a c o p a desfi lan los soldados l acedemonios l l evando so-b re sus h o m b r o s los cuerpos de sus c a m a r a d a s muer tos en el c a m p o de ba ta l l a . En o t ra , nos t r a s l adamos a t ierra ex t ran-j e r a , a la l e j ana Ci rene , u n i d a a E s p a r t a po r lazos t radicio-

672. Perseo huyendo ante las Gorgonas. Detalle de la lámina 666.

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667. Ánfora ática de Exekias. Aquilea y Ayax jugando a los dados.

^Segunda mitad del siglo vi a. de C. VATICANO, ROMA. Foto Alinari.

668. finiría jónica. Los bueyes de Apolo robados por Herines niño. Segunda mitad del siglo vi a. de C.

LOUVRE. Foto Girautlon.

669. Crátera de figuras rojas por Eufronio. Combate de Heracles y An-teo. Estilo severo. Finales del siglo vi

a. de C. LOUVRE. Foto Alinari.

nales de amis tad y allí asistimos al peso del t r i b u t o e n v i a d o i por los ind ígenas al rey Arcesilas I I , des ignado po r u n a ins-c r i p c i ó n . Este t r ibu to , f o r m a d o por los tubércu los de u n a ¡^planta m u y buscada , el silfio, se pone en sacos y se depos i ta

en las bodegas reales. N a d a más curioso p a r a nosotros que esta escena histórica, q u e d a t a d e los años 570-560 y q u e

; nos i n t roduce en la f ami l i a r idad de u n s o b e r a n o conoc ido ; por los textos. El p in tor laconio q u e la c o m p u s o nos h a de-jado así la p r u e b a de q u e el a r te griego sabía desde en tonces sacar su inspi rac ión de la rea l idad fami l ia r .

Por el m i smo t iempo, el a l fa re ro E rgó t imos y el p in to r Clitias r ea l i zaban en Atenas la c r á t e r a m o n u m e n t a l l l a m a d a [vaso Frartfois q u e represen ta m u y bien las n u e v a s t endenc ias ¿le la p i n t u r a en la p r i m e r a mi t ad del siglo vi . D e las seis zonas d e c o r a d a s q u e se s u p e r p o n e n desde el pie has ta la ;boca, sólo una , la menos visible, de j a l uga r todav ía a los ^animales y mons t ruos t radic ionales . Las o t ras c inco es tán consagradas a escenas legendar ias va r iadas , e n t r e las cuales e reconocen ciertos temas ya t ra tados por Sófilo. A d e m á s a ejecución es más viva y más r e f inada q u e en este ú l t imo .

Sjílin t o d o caso, es ev iden te q u e los ceramis tas se serv ían de un reper tor io de temas sacados de la g r an p i n t u r a . A l g u n a idea

ésta d a n los pequeños paneles p in t ados sobre m a d e r a des-cubiertos en Pitsa, cerca de Cor in to , q u e con u n a pol icro-

más rica (azul y ve rde se a ñ a d e n al neg ro y al ro jo ;violáceo), son comparab l e s , por el d ibu jo , la compos ic ión y

* fcla c e r ámica c o n t e m p o r á n e a .

Si cons ide ramos a h o r a los m o n u m e n t o s esculpidos, c o m -p r o b a r e m o s q u e este a r te siguió el mismo c a m i n o q u e la p in -j | tura d u r a n t e la p r i m e r a m i t a d del siglo vi. Sin d u d a , las ^convenciones religiosas m a n t u v i e r o n en los f ron tones de al-ggunos templos g rupos de an ima les s i m é t r i c a m e n t e dispues-

s, leones d e v o r a n d o un toro, pan te ra s f a s c i n a n d o a los es-

674. Detalle de un vaso ático de figuras negras. Un guerrero. Siglo v r a . d e C . M U S E O ARQUEOLÓGICO DE MADRID. Foto D. Rumos.

675. Detalle de un ánfora ática con figuras negras y rojas. [Mé-nade] pintada por Psiax. Estilo se-v e r o . 5 3 0 - 5 0 0 a . d e C . M U S E O A R -QUEOLÓGICO DE M A D R I D . Foto D.

Ramos.

676. Detalle de un ánfora ática con figuras negras y rojas [Arte-m i s a ] . 5 3 0 - 5 0 0 a . d e C . M U S E O A R -QUEOLÓGICO DE M A D R I D . Foto D.

Ramos.

677. Un adolescente persiguien-do a una liebre. Kylix ático. H a c i a el 500 a . de C. BRITISH

MUSEUM. Foto del Museo.

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LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES DE LA ANTIGÜEDAD

pec tadores , o el rostro hor r ib le de la G o r g o n a . Sin e m b a r g o , hemos visto desde comienzos de siglo q u e el f ron tón d e

630 Cor fú concedía un lugar , en las esquinas , a escenas legen-da r i a s aná logas a las de los vasos. En la Acrópol is de Atenas , al cor re r la p r i m e r a mi tad del siglo vi, varios edificios reci-ben u n a decorac ión de t í m p a n o in sp i r ada en los mismos temas q u e la c e r ámica c o n t e m p o r á n e a : h a z a ñ a s d e H e r a -cles y episodios de la gue r r a d e T r o y a . Después de h a b e r ex-p e r i m e n t a d o cier ta d i f icul tad p a r a a lo ja r en el m a r c o t r i an-gu la r del f ron tón escenas v i s ib lemente t o m a d a s d e composi -ciones en friso, los escultores a p r e n d e n a d i sponer me jo r los ángulos , u t i l i zando con ac ie r to la cola o n d u l a d a del t r i tón y el c u e r p o enroscado del viejo del ma r .

Los bajorrel ieves se p res tan t a m b i é n a c o m p a r a c i o n e s con los vasos. En Delfos, en u n a m e t o p a de un m o n u m e n t o

644 l e v a n t a d o por Sicione hac i a 570-560, el paso d e los Dióscu-ros y de sus acólitos, l l evando los bueyes robados , evoca los desfiles mil i tares de soldados laconios. El escul tor se ha com-plac ido a d e m á s en mul t ip l i ca r los p lanos r e p r e s e n t a n d o a los bueyes a l ineados rigurosamente unos de t r á s d e otros, c o m o los pintores, en los cortejos de las pa redes de los vasos, re-p r e s e n t a b a n los c u a t r o cabal los de las cuad r igas dispuestos en p r o f u n d i d a d . La es ta tuar ia p l a n t e a b a otros p r o b l e m a s y en ella h a b í a menos fac i l idad p a r a expresar el m o v i m i e n t o . En las es ta tuas divinas, la t rad ic ión i m p o n í a ac t i tudes estereoti-padas . En las efigies h u m a n a s , vot ivas o fune ra r i a s , t radic io-nes de decoro l imi t aban las in ic ia t ivas . L a fue rza de las creen-cias q u e se a t r i b u í a n al s imu lac ro a p a r e c e en la redacc ión de las inscripciones, q u e d u r a n t e m u c h o t i e m p o a d o p t a r o n la f ó rmu la «yo soy Fu lano , etc.», d a n d o a e n t e n d e r u n a ver-d a d e r a i den t idad en t re la i m a g e n y la pe r sona r e p r e s e n t a d a .

En las ricas c iudades griegas de las costas ana to l ias , b a j o la in f luenc ia d i rec ta de las cu l tu ra s or ienta les , se prefer ía r ep re sen t a r al h o m b r e s e n t a d o y r ecub ie r to con u n a l a rga ves t idura q u e d i s imu laba las fo rmas del c u e r p o . Allí se m a -nifiesta u n a de las g r andes t endenc ias del a r t e a rca ico , la del j o n i s m o de Asia, i nc l i nado a la b l a n d u r a y a la pesadez y poco curioso de los detal les ana tómicos . Las Cic ladas y Grec i a p r o p i a m e n t e d icha , po r el con t ra r io , se i n t e r e s a b a n en el de snudo mascul ino total , r o m p i e n d o d e l i b e r a d a m e n t e con las t radiciones or ientales , más moj iga tas en esta ma te r i a . La c o s t u m b r e de los juegos at lét icos inf luyó m u c h o en ese gusto. Después de las g rand iosas es ta tuas d e Sun ion , q u e pe r t enecen todav ía al siglo v u , las p r inc ipa les i n t e r p r e t a -

602 ciones del t ipo de COUTOS, es decir , del j o v e n en la desnudez 540 at lé t ica , se e n c a r n a n b a s t a n t e bien en un cor to n ú m e r o d e

e jemplos característ icos: las dos estatua^ d e Cleobis y Bi ton en Delfos, obras de un escul tor d e Argos, el couros de T e r a (San tor ín ) y por ú l t imo el cé lebre « P o r t a d o r del t e rnero» o

605 Moscóforo de Atenas . Las es ta tuas aqueas , r e chonchas , po-

derosas y has ta un poco bruta les , con sus formas acen tuadas por un e s q u e m a t i s m o vigoroso, son m u y representa t ivas del a r t e del Peloponeso. El couros de T e r a , con el rostro i lumi-n a d o ya por la f amosa sonrisa l l a m a d a «arca ica» , es más esbelto, más r e l a j ado , pero t ambién de u n a f a c t u r a más b lan-da , r e s p o n d i e n d o al ideal del a r te de las Cicladas . El Mos-cóforo t iene un rostro agudo , fo rmas e legantes y sólidas a la vez, u n a a n a t o m í a de f in ida más de cerca y revela en su au to r un sen t ido e x t r e m a d o del r igor y de la const rucción, que un ido a u n a e jecuc ión m u y re f inada , cons t i tuye el ca rác te r p rop io del a r te át ico.

Estas c u a t r o g randes tendencias , j o n i s m o anato l io , a r te del Pe loponeso (lo q u e se l l ama t r a d i c i o n a l m e n t e a r t e dorio), j o n i s m o de las Cic ladas y ar te át ico son a p r o x i m a d a m e n t e los únicos pr incipios de clasificación valederos p a r a las es-cu l tu ras arcaicas . D u r a n t e m u c h o t i empo , los estudiosos mo-dernos han i n t e n t a d o l levar has ta el de ta l l e la dist inción en-tre h ipoté t icas escuelas locales. Lo mismo q u e p a r a la cerá-mica se d is t ingue en t r e los diversos cent ros de p roducc ión , les h u b i e r a g u s t a d o hace r la separac ión en t re las escul turas de Naxos , las de Paros o las de Délos, en t r e las de Cor in to y las de Sicione. Q u e r r í a n t a m b i é n reconocer carac teres es-pec í f i camente occ identa les en los hermosos con jun tos de me-topas arca icas descubie r tas en Sel inonte o, más rec ien temen-te, en la d e s e m b o c a d u r a del Silaris, ce rca de Paes tum. Estas investigaciones, l levadas con m u c h o c u i d a d o y suti leza, han hecho p rogresa r nuestros conoc imien tos sobre m u c h o s p u n -tos, pe ro no h a n l legado a f u n d a r clasificaciones indiscutibles.

M á s q u e escuelas mal def in idas , lo q u e nos gus ta r í a apre-ciar es la pe r sona l idad de los artistas. Pues es rasgo funda -men ta l del a r te he lénico q u e ya desde sus comienzos no apa rezca como creación a n ó n i m a y colect iva sino c o m o ob ra de ind iv iduos q u e lo h a n m a r c a d o con su genio. Los griegos ten ían p l e n a concienc ia de esto, c o m o vemos por la impor -t anc ia q u e a t r i b u í a n a la l egendar ia figura de Déda lo . T o -dav ía a comienzos del siglo vi, los escultores se cons ide raban discípulos y c on t i nua do re s de aque l maes t ro , c o m o los cre-tenses Dipoinos y Scyllis, cuya ac t iv idad debió pro longarse más al lá del siglo v n y sus discípulos Tec ta ios y Angel ion, au tores en Délos de un famoso Apolo. D e s g r a c i a d a m e n t e no tenemos más q u e recuerdos inciertos de sus obras y las m e n -ciones del Apo lo d e Délos en los textos sólo p e r m i t e n reco-nocer su si lueta to scamen te e sbozada en las m o n e d a s tardías de Atenas . Seña lemos con este mot ivo q u e a lgunos t raba jos recientes h a n m o s t r a d o todo lo q u e u n a crí t ica p r u d e n t e p u e d e sacar de los tipos numismá t i cos que , sobre todo en la época helenís t ica y r o m a n a , se insp i ra ron a m e n u d o en obras plásticas hoy desaparec idas .

La pe r sona l idad de los art istas se mani f ies ta t a m b i é n por la f r ecuenc ia de las firmas. L o mismo q u e a los p in tores y a

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los ceramistas, a los escultores les gustaba firmar sus obras. Ya en el siglo vi, son muchas las firmas inscritas y con fre-cuencia nos revelan nombres de los que no ha subsistido nin-guna mención en los textos literarios. T o d a una rama de la epigrafía griega está dedicada al estudio de estos documen-tos. Se añaden a las referencias dadas por el viajero Pausa-nias que en el siglo n de nuestra era consignó en su Guía de Grecia muchas precisiones referentes a las obras de arte to-davía visibles en su tiempo.

Un hecho importante que se comprueba así es que desde la época arcaica, los artistas circulaban fácilmente a través del mundo griego. Cuanto mayor era su notoriedad, más afluían los encargos lejanos y el artista iba a ejecutarlos en el lugar. Así los cretenses Dipoinos y Scvllis recorren el Peloponeso.

Teodoro de Samos, ilustre escultor de mediados del siglo vi, no limita su actividad a su isla natal, sino que está comprobado su paso por Esparta y por Efeso. En cambio, para la estatua de culto del templo de Hera en Samos, se hizo venir a un artista de Egina, Smilis. En la segunda mitad del siglo, los lacedemonios recurren a un jonj,o de Anatolia, Baticles de Magnesia, para decorar su santuario nacional de Amicleas. A la inversa, los jonios hicieron tallar la estatua de culto de su templo de Apolo a un escultor del Peloponeso, Canacos de Sicione. Esta circulación incesante de los artis-tas de una región a otra, sin distinción de origen ni de dia-lecto, explica por qué no es posible establecer clasificaciones rigurosas entre escuelas locales. Por lo demás, todo favore-cía al juego recíproco de influencias. Los grandes santuarios como Olimpia o Delfos atraían a peregrinos venidos de todas partes que consagraban ofrendas debidas a los artistas más diversos, lo cual era ocasión de una confrontación permanen-te entre los diferentes estilos. Las relaciones económicas que el comercio marí t imo establecía entre las ciudades fomentaban la circulación de productos de arte industrial: cerámica, pe-queños objetos de bronce, orfebrería. Incluso objetos de gran t amaño podían ser transportados muy lejos, como lo demuestra la monumenta l crátera de Vix, obra, griega de finales del siglo vi recientemente hallada en una tumba gala situada en Borgoña.

£1 p r o g r e s o genera l hac ia el n a t u r a l i s m o

Un buen juez pudo decir del arte arcaico que «en él es más aparente un progreso general hacia el naturalismo que características locales bien definidas».

Es un progreso muy rápido, que no se puedé seguir aquí con detalle. Pero estudios concretos han permitido seguir la evolución hacia una mejor representación anatómica, sea por el dibujo del ojo en las pinturas de vasos o sea por el

E L E S T I L O S E V E R O

678. Cabeza de guerrero, de Egina. Mármol. Hacia el 480 a . d e C. GLIPTOTECA DE MUNICH. Foto Émile.

680. El tríptico Ludovisi. Mármol de influencia jónica, esculpida pro-bablemente en el sur de Italia. Hacia el 470-460 a. de C. MUSEO DE LAS TERMAS, ROMA. De izquierda a derecha: una mujer desnuda tocando la doble flauta; el nacimiento de Afrodita saliendo de las aguas sostenida por dosHorai; una mujer cubierta con un velo quemando incienso. Foto

' Boudot- Lamotte.

679. Relieve llamado «la exaltación de la flor». Mármol jónico del norte hallado en Farsalia. Primer cuarto del siglo

v a . de C. MUSEO DEL LOUVRE. Foto Giraudon.

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681. Arriba y a la izquier-da: Zeus o Poseidón de Histiea (promontorio del Artemision). Bronce atri-buido a Caiamis. Hacia el 4 8 0 a . d e C . M U S E O N A -CIONAL D E A T E N A S . Foto E. Seraf y foto Anderson-

Giraudon.

682. Apolo, según Caiamis. Mármol. Hacia el 470 a. de C. M U S E O N A C I O N A L DE ATENAS. Foto Ali-

nari-Giraudon.

EL ESTILO SEVERO

m o d e l a d o de la rodi l la o de los músculos del v ient re en las es ta tuas de h o m b r e s desnudos . El t ipo de couros llega a u n a especie d e perfección desde finales del siglo, c o m o ates t igua el e sp lénd ido m á r m o l , m o n u m e n t o f u n e r a r i o de un tal Aristódicos, q u e se descubr ió hace poco en el bu rgo át ico de Anavisos. Evoca a d m i r a b l e m e n t e , en la p len i tud de su fue rza l igera y con t en ida , a la j u v e n t u d ar is tocrá t ica de Ate-nas antes de las gue r ras médicas . M u c h o es el camino reco-r r ido , en tres cuar tos d e siglo, desde el couros de T e r a .

El m i s m o desarro l lo r áp ido se d a en el t ipo de la m u j e r vest ida o coré. H a c i a el 570, la f amosa H e r a de Samos apa - 57' rece h ie rá t i ca , envue l t a en los pliegues irreales de u n a tún ica a la vez r íg ida e i m p a l p a b l e . Bien p ron to , gracias a la rica serie de corcs de la Acrópolis , se ve a los escultores in tere- 551 sarse por u n a pa r t e , en las fo rmas del c u e r p o f emen ino q u e 60! se hacen c a d a vez m á s sensibles b a j o la tela q u e las mode la 61( y po r o t r a en el j u e g o casi a rqu i t ec tón ico de los pliegues del 61; r opa j e . Las var iac iones a q u e se pres ta el t ipo de la coré son inf ini tas y su e n c a n t o p a r a nosotros se conserva entero , pues a la g rac ia d e los cue rpos vestidos responde la misteriosa se-ducc ión d e los rostros. Estas es ta tuas , a veces de p e q u e ñ o t a m a ñ o , p e r o de u n a e jecución m u y c u i d a d a , m u e s t r a n u n a -e x t r a o r d i n a r i a b ú s q u e d a en la o rgan izac ión del t ra je o del pe inado . E v o c a n u n a c u l t u r a a m i g a del lu jo , u n a vida a m a -ble y r e f inada .

P r i m a c í a d e A t e n a s

La m a y o r í a de las corés p roceden d e Atenas , d o n d e su supe rv ivenc ia se expl ica por c i rcuns tanc ias par t icu la res : fue-ron e n t e r r a d a s en el mi smo lugar después d e la des t rucc ión y el i ncend io d e los m o n u m e n t o s d e la Acrópolis por los per -sas el a ñ o 480. Pe ro el aza r q u e las h a conse rvado n o falsea la v e r d a d his tór ica dando al Atica un luga r pr ivi legiado. M u c h o s otros d o c u m e n t o s d e m u e s t r a n q u e esta p rovinc ia , h a b i t a d a po r un p u e b l o d o t a d o p a r a las ar tes y f o r m a d o por u n a t r ad ic ión m u y a n t i g u a , c o m i e n z a desde la s e g u n d a mi-tad del siglo vi a d e s e m p e ñ a r un pape l cap i ta l en la civili-zación griega. Bajo el impulso d e Pisistrato y de sus hijos, a de specho d e las luchas polít icas, Atenas conoce un esplendor económico n o t a b l e q u e va a c o m p a ñ a d o de u n a he rmosa flo-rac ión ar t í s t ica . C i e r t a m e n t e no goza t odav ía de la p r i m a c í a ind iscu t ib le q u e t e n d r á en el siglo s iguiente. Pero se dist in-g u e ya con c l a r idad de las d e m á s c iudades por la ca l idad y la a m p l i t u d d e su p r o d u c c i ó n . Esto es v e r d a d respecto a la c e r ámica lo mi smo q u e respecto a la escu l tura . Los vasos 667 áticos t o m a n en pocos años u n a posición d o m i n a n t e en el 675 m e r c a d o . Es te éxito es deb ido , po r u n a pa r t e , al hecho de 676 q u e la g r a n rival d e Atenas en este te r reno, Cor in to , se dedi -ca a la f ab r i cac ión d e obje tos d e meta l , en la q u e des taca . Pe ro los ceramis tas áticos m e r e c í a n t r i un fa r po r sus cua l ida -des técnicas: finura d e la tierra ro ja , i n c o m p a r a b l e bril lo del ba rn iz negro , l igereza y segur idad del d i b u j o . Maes t ros de p r i m e r o r d e n , c o m o Exekias, p i n t a r o n entonces vasos admi - 667 rabies en los q u e las figuras de si lueta negra se des tacan en el fondo rojo d e la arcilla. La inspi rac ión , a veces noble y a ve-ces famil iar , a l canza la exal tac ión lírica c o m o en c ier ta copa f amosa en la q u e Dionisos boga e c h a d o sobre un ba je l en m e d i o del m a r d o n d e j u e g a n delfines, mien t r a s del casco del nav io nace y crece u n a cepa g r a n d e q u e se r e d o n d e a f o r m a n -do u n a c u n a en to rno al dios. U n poco más ta rde , en el últi-m o c u a r t o del siglo, los ceramis tas sus t i tuyen la técnica de las figuras negras por el p r o c e d i m i e n t o inverso, l l a m a d o de figuras rojas, d o n d e la si lueta d e los persona jes está reservada 669 sobre el f o n d o de arci l la y se des taca entonces en rojo sobre un c a m p o d e ba rn iz negro . Los detal les, en luga r de ser g r a b a -dos con u n a p u n t a , son añad idos en tonces con pincel . Esta técnica d e figuras rojas, más ligera q u e la anterior, p e r m i t i r á a los ceramis tas áticos a f i r m a r más todav ía su supe r io r idad . Está i lus t rada , a fines del siglo vi, po r p in tores como Euf ro- 669. nio. E n estas obras , en las q u e no fa l tan las alusiones a la v ida co t id iana , revive p a r a nosotros la sociedad ar is tocrá-t ica y cu l t i vada de Atenas , antes y después d e la ca ída de los pisis trát idas. Se c omplac í a en los juegos de la pa les t ra y en los desfiles guerreros, e d i t a b a a H o m e r o y fes te jaba a Anac reon t e , a m a b a a p a s i o n a d a m e n t e la j u v e n t u d y la be-lleza. Los ceramis tas escribían en el cos tado de los vasos u n a exc lamac ión a d m i r a t i v a : « ¡Fu lano es bello!» Las estelas fu-nerar ias no r e p r e s e n t a b a n al a n c i a n o c a n s a d o de vivir, sino al

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685. Cabeza de Atenea procedente del grupo de Atenea y Marsias. Hacia el 460 a. de C. MUSEO DE MUNICH. Bildarchiv Foto Marburg.

686. Réplica antigua de uu busto original de P e r i c l e s . 4 9 9 - 4 2 9 a . d e C . M U S E O D E L V A T I C A N O ,

ROMA. Foto Alinari-Giraudon.

687. Cabeza «Laborde». Cabeza de Nike (?) procedente del frontón occidental del Partenón.

MUSEO DEL LOUVRE. Foto Giraudon.

567

578

Mi rón , a los q u e los an t iguos a p r e c i a b a n en g r a d o sumo . Pa-rece q u e p r a c t i c a r o n sobre t odo la e s t a tua r i a en b r o n c e cuyas ex t remas posibi l idades quis ieron sacar en la expresión del mov imien to . Se h a t e r m i n a d o la ac t i tud un t a n t o a f e c t a d a del couros arcaico. Inc luso p a r a r ep resen ta r al h o m b r e en reposo, el escultor de estilo severo lo a n i m a con un r i tmo en el q u e la m i r a d a c a p t a c o m o u n a m a g o d e m o v i m i e n t o . Así hac ía Crit ios que , con M i r ó n , es el q u e . conocemos menos ma l de todos estos art istas. E n el Efcbo d e m á r m o l de la Acrópolis q u e se le a t r ibuye , h a c e g i rar d i s c r e t a m e n t e los p lanos en t o rno a u n eje ver t ica l , p u d i e n d o aprec ia r se en el p l a n o de las p ie rnas , d e las caderas , de los h o m b r o s , del rostro u n a l igera torsión q u e r o m p e con la « f r o n t a l i d a d » g ra t a al a rca í smo. El m i s m o ritmo, algo más a c e n t u a d o , re-a p a r e c e en el Auriga d e Delfos, b ronce or ig inal al q u e ap ro -x i m a n a la o b r a de Crit ios m u c h o s raisgos comunes . Es la

única e s t a tua conse rvada de un g r u p o votivo q u e represen-t aba u n a c u a d r i g a victoriosa y nos mues t r a al conduc to r , después d e la l legada, s u j e t a n d o al tiro de cabal los todav ía p i a fan te . Expresa la fue rza con ten ida , la tensión muscu la r y nerviosa c o n t r o l a d a p o r u n a vo lun tad lúcida , por la con-f i anza en sí mismo g a r a n t i z a d a por el favor divino. Esta ri-q u e z a expres iva se f u n d a en el empleo s imu l t áneo de esque-mas numér i cos y geométr icos simples q u e el análisis revela con fac i l idad , y de u n a observación real is ta l levada m u y le-jos, q u e v iene a v a r i a r y vivificar en de ta l le los ritmos ma te -mát icos a los q u e d e b e el c o n j u n t o su solidez.

El v i r tuos ismo de los escultores de estilo severo saca del b ronce efectos asombrosos ai l i jar lo i n s t an t áneo . Esto t am-bién es v e r d a d en las estatuil las, corrio los Zeus b l a n d i e n d o el r ayo o los Herac les g o l p e a n d o con la m a z a , al igual q u e en las es ta tuas g r andes , como el Discóbolo de M i r ó n , q u e co-

688. Apolo citareda. Estilo fidíaco. Réplica en bronce de un original, hacia el 450 a. de C. MUSEO

DE ÑAPÓLES. Foto Brogi-Giraudon.

\ 689. La Nióbide de los jardines de Salustio. Ori-ginal griego. Finales del siglo v a. de C. MUSEO DE

LAS TERMAS, ROMA. Foto Boudot-Lamotte.

690. El Diadumeuo. Réplica de una estatua di Pol ic le to , hac ia el 450 a . de C. MUSEO NACIONAI

DE ATENAS. Foto Alinari-Giraudon.

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M I R O N

h o m b r e tal c o m o se h a b í a m o s t r a d o en todo el esp lendor de su fue rza y de su j u v e n t u d . Los art is tas p r o s p e r a b a n , ads-critos a veces a la fo r tuna pol í t ica de u n a g r a n famil ia , c o m o el escultor A n t e n o r q u e t r a b a j ó p a r a los a lcmeónidas . Pero los hijos de estos ref inados, tan orgullosos de su cabe l le ra en bucles, sup ie ron vencer al persa en M a r a t ó n . Algunos años antes de esta ba ta l la , hac ia el 500, en las me topas de su tesoro en Delfos, magn i f i c an las h a z a ñ a s de Herac les y las del a ten iense Teseo, composic iones t an ligeras y tan r igu-rosas a la vez, ta l ladas en m á r m o l por un cincel exigente, q u e r ep resen tan la más marav i l losa flor del a rca í smo ático.

EL S I G L O V, « P R I M E R A E D A D C L A S I C A »

Al iniciarse el siglo v, la t e m p e s t a d d e las guer ras médi-cas se a b a t e sobre Grec ia . Atenas , d u r a m e n t e a f e c t a d a por la invasión, saca de esta p r u e b a nuevas fuerzas y cons t ruye en seguida un imper io cons iderab le , si bien será ef ímero . La c iudad de Temístocles , C'imón y Pericles va a d e s e m p e ñ a r d u r a n t e el siglo v, en el c a m p o de la cu l t u r a , un pape l di-rector q u e se a f i r m a r á en lo sucesivo. A l g u n a s br i l lantes in-d iv idua l idades artísticas, en cuya p r i m e r a fila hay q u e pone r a Policleto de Argos, e scapa rán c i e r t a m e n t e al domin io de Atenas . Pero desde q u e se mani f ies ta el genio de Fidias, n in-gun o se sus t raerá ya a su imper io y la m a r c h a del a r te griego, d u r a n t e c incuen ta años, se c o n f u n d i r á con la del a r t e át ico. Por con t ras te con la a b u n d a n c i a y la l iber tad c r e a d o r a q u e ca rac te r i zan al siglo an te r io r , el v , época en q u e se f o r m a y se ex t iende el p r i m e r clasicismo, ofrece m u c h a más u n i d a d , por g r a n d e q u e sea su r iqueza . D o m i n a d o desde a r r i b a por la pe r sona l idad sobe rana de Fidias, se p u e d e dividi r en dos períodos pr incipales : el de los predecesores de Fidias y el de Fidias y sus discípulos. Examinémos los por su o rden .

El « e s t i l o s e v e r o »

Desde las guer ras médicas (490-477) has ta las p r imeras obras maes t ras de Fidias (hacia el 460) se ex t iende lo q u e se l l ama época del «estilo severo». Se h a q u e r i d o t r a d u c i r con esto la impres ión genera l de aus t e r idad y de desnudez q u e d a entonces, en diversos campos , la p roducc ión ar t ís t ica . Después de la a l ac r idad , la b ú s q u e d a y el r e f inamien to q u e t r i u n f a b a n todavía en las m e t o p a s del Teso ro de los a ten ien-ses en Delfos, poco antes de M a r a t ó n , h e aquí q u e los escul-tores y en m e n o r g r a d o los p in tores t i enden en ade l an t e a u n a m a y o r sencillez e incluso a c ier ta rudeza . C a m b i a el t ipo físico ideal: en los rostros, la ba rb i l l a se Hace más a n c h a y más sal iente, la f ren te más c u a d r a d a , los ojos de jan de afi-larse en obl icuo , la nar iz se aco r t a y sobre todo la sonrisa, la e n c a n t a d o r a y misteriosa sonrisa a rca ica , desapa rece po r comple to . A la expresión g e n e r a l m e n t e a m a b l e y a legre de la que héroes y diosas no p resc ind ían n i s iquiera en un es-fuerzo violento o en la acción m á s cruel , sust i tuye u n a ex-presión de g r avedad serena q u e no de j a d e tener f r i a ldad y que , t a m p o c o , ni la emoción ni el esfuerzo Consiguen t u r b a r . En el Teso ro de los atenienses, Teseo al her i r a la a m a z o n a sigue sonr iendo con e x t r a ñ a d u l z u r a ; en el t emplo d e Zeus en O l i m p i a , c u a r e n t a años más t a rde , la m u j e r lapi ta , a la q u e un c e n t a u r o a b r a z a con b r u t a l i d a d , conserva un rostro impas ib le .

Los escultores se a c o m o d a n de marav i l l a a esta n u e v a ins-p i rac ión . Pero aquí e n c o n t r a m o s u n a d i f icu l tad q u e luego h a b r á de acen tuarse . Los textos l i terar ios y ' las inscripciones nos i n f o r m a n con bas t an t e a b u n d a n c i a ace rca de los g r andes maestros . Pe ro las obras conse rvadas suelen carecer de au to r conocido. Por o t ra pa r t e , la ce l eb r idad d e ciertas es ta tuas les valió ser cop iadas po r ar t is tas d e época r o m a n a , a veces con exac t i tud , pero m u c h o más a m e n u d o con t r ans fo rmac io-nes más o menos impor t an t e s . M u c h a s de esas copias tardías (que con f recuenc ia t r a sponen al m á r m o l or iginales en b ron -ce) son las q u e nos h a n l legado. El a rqueó logo d e b e pues reconst i tuir los originales desaparec idos a y u d á n d o s e con tex-tos y d o c u m e n t o s figurativos. Respec to a la época arca ica , no se p l a n t e a b a ese p r o b l e m a pues a u n q u e se h u b i e r a n mix-t i f icado obras arcaicas , en rigor, no se cop i a ron . E n cambio , desde la época del estilo severo, la cr í t ica d e las copias p ro -voca d i f icul tades numeros a s y a veces insolubles. H u b o en-tonces g randes art istas, O n a t a s , P i t ágoras , Crit ios, Ca iamis ,

683. Arriba: el Discóbolo tle Mirón. Hacia el 450 a. de C. Réplica en marmol. A la derecha: reconstitución según varias réplicas antiguas. MUSEO DE LAS TERMAS, ROMA. Foto Ande.r-

son y Alinari-Giraudon.

684. Sátiro danzando, según Mirón. Hacia el 460 a. de C. Réplica en már-m o l . M U S E O DE L E T R Á N , R O M A . Foto

Alinari-Giraudon.

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nocemos por numerosas copias. S i e m p r e p r o p o r c i o n a los e lementos la observación realista, pe ro el espír i tu los r ecom-pone y consigue hacerlos más ve rdade ros q u e la r ea l i dad . El ar t i s ta llega así, en ciertos casos, a u n i r en u n a m i s m a c reac ión g rand iosa un gesto violento, c a p t a d o en toda su a m p l i t u d , y la ma jes tuosa ca lma de un dios. Así el Poseidón de His t iea , q u e b a l a n c e a su t r iden te hac ia a t rás antes de go lpea r , t r a -ducc ión plás t ica viviente de los versos de Esqui lo e v o c a n d o al «dios q u e r e ina sobre los mares y esgr ime el a r p ó n infal ible» Las m o n e d a s arca icas de Pos idonia of rec ían ya esta i m a g e n

No es u n a casua l idad el q u e un texto poét ico venga es p o n t á n e a m e n t e a la m e m o r i a an t e las obras de estilo severo La gene rac ión q u e h a b í a c o m b a t i d o en M a r a t ó n y la gene ración s iguiente tuvieron como poe tas a Esqui lo y P í n d a r o can to r uno de la c iudad griega victor iosa sobre los b á r b a r o s y fiel a sus jus tos dioses, mien t r a s el o t ro es p rofe ta del ideal a r i s tocrá t ico y de los g randes mitos ancestrales .

Si Esqui lo nos ofrece el c o m e n t a r i o del Poseidón de His-tiea, P í n d a r o presen ta u n a no tab l e c o m u n i d a d d e inspi rac ión con un g r an c o n j u n t o plástico, d e s g r a c i a d a m e n t e a n ó n i m o , q u e es la decorac ión esculpida del t emplo d e Zeus en O l i m -pia, r ea l i zada hacia el 460. Las m e t o p a s i l u s t r aban los t ra -bajos de Heracles , asistido en su empresa por Atenea , su p recep to ra . Composic iones sobrias, vigorosas y expresivas, q u e se i m p o n e n por sus líneas simples, por sus vert icales c la-r a m e n t e a f i r m a d a s o po r las g r a n d e s obl icuas puestas en d iagona l . Pe ro v ienen a a n i m a r l a s notac iones exquis i tas co-m o Atenea juven i l y sin casco, s e n t a d a sobre u n a roca c o m o una pas to ra , r ec ib iendo la o f r e n d a de los p á j a r o s de la la-g u n a Est infal ia ; por a ñ a d i d u r a , a y u d a a su p ro teg ido , con gesto amistoso y discreto, en el episodio de Atlas, a sostener el peso del cielo. En el f ron tón poster ior , la fur iosa pelea d e los cen tau ros y los lapi tas , q u e r i m a n sutiles c o r r e s p o n d e n -cias n u mér i ca s de u n g r u p o a o t ro , está d o m i n a d a en el cen-tro po r la s o b e r a n a apar ic ión de Apolo impas ib le . Al este, en la f a c h a d a , asistimos a los p r epa ra t i vos de la c a r r e r a d e carros q u e e n f r e n t a r á a Pelops y E n o m a o , m i to local q u e aquí está en su sitio; Zeus, de pie en el cen t ro , pres ide esta escena t r a n q u i l a , pe ro c a r g a d a de alusiones y d e present i -mientos funestos . N o hay composic ión plás t ica en q u e se h a g a sentir me jo r la presencia invisible del Dest ino.

O t r o ar t i s ta a m ó los cuadros q u e desp ie r t an tales reso-nanc ias t rágicas , el p in to r Po l ignoto de Tasos , cuyas o b r a s no nos son conocidas más q u e po r menc iones o descr ipciones l i terarias, pero q u e d e s e m p e ñ ó un pape l decisivo en la evo-lución del ar te . Fue el p r i m e r o q u e imag inó , p a r a sus g r a n -des frescos o sus tablas p in tadas , r e p a r t i r los \pe rsona jes en varios p lanos superpues tos , gracias a la ficción d e un t e r r eno mon tañoso , i n v e n t a n d o asi u n a especie de perspec t iva c a b a -llera q u e d a b a p r o f u n d i d a d a sus composic iones , b ien dife-rentes de las composiciones an te r io res en friso. Al m i s m o t iempo, se apl icó a expresar los sen t imien tos no sólo por las ac t i tudes o los gestos, c o m o antes , sino p o r el j u e g o d e las fisonomías. Por eso, se ade l an tó a su t i empo y ab r ió el ca-m i n o al a r t e del siglo iv. Las dos innovac iones q u e los an t i -guos a t r i b u í a n a Pol ignoto se ha l l an en a lgunas p i n t u r a s d e vasos c o n t e m p o r á n e o s , a p r o x i m a d a m e n t e del 470 al 460, como la c r á t e r a l l a m a d a de las Nióbides, e j e m p l o bien c la ro de las relaciones q u e u n í a n a la c e r á m i c a con la g r an p i n t u -ra. Por lo demás , en esa época , es es t recho el p a r e n t e s c o en-tre las d i ferentes fo rmas artísticas. Se p u e d e c o m p a r a r p ro -vechosamen te el perfil del Auriga, la cabeza de O r f e o en u n a copa de f o n d o b lanco y el Apolo de las m o n e d a s d e C a t a n i a . La u n i d a d de estilo q u e se mani f ies ta d e u n a técnica a la o t ra , r e ina t a m b i é n de u n e x t r e m o a o t ro del m u n d o gr iego: la noble g r a v e d a d impresa en los rasgos d e u n a diosa d e m á r m o l descub ie r t a en Ci rene vue lve a encon t r a r se , unos veinte años más ta rde , en los rostros divinos d e las m e t o p a s del t e m p l o E de Sel inonte .

F i d i a s y la e x p a n s i ó n de l c l a s i c i s m o

Fidias, f o r m a d o en la discipl ina del estilo severo, reco-gió su he renc ia , lo despojó de su excesiva a u s t e r i d a d y lo

691. El Dorífora de Policleto. Mediados del siglo v a. de C. Copia romana del bronce original. MUSEO

DE ÑAPÓLES. Foto Brogi-Giraudon.

1 " P

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692. Arriba: Venus del Esquilmo. Hacia el 460 a. de C. Réplica romana. MUSEO DEL LOUVRE. Foto Giraudon.

A la derecha: otros aspectos de la Venus del Esquilmo. MUSEO DE LOS CONSERVADORES, ROMA. Foto Alinari-Giraudon.

Página de la derecha: reconstitución por A. Furtwaengler de la Atenea Lemuia cuyo cuerpo está en Dresde y la cabeza en Bolonia. 450-440 a .deC.

Foto Giraudon.

Se ven aquí los dos aspectos de la mujer griega: Afrodita, diosa del Amor (a la izquierda) y Atenea, diosa de la Sabiduría (a la derecha).

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condujo a su plena expansión. Su con temporáneo Policleto ejerció por su par te considerable influencia modif icando y codificando el sistema de las proporciones del cuerpo hu-mano creando un tipo ideal cuya a rmonía satisfacía a la vez a la vista y al espíritu: es el canon que se expresó en la famosa

691 estatua del Dorífora o «Por tador de lanza», de la q u e tenemos muchas copias fieles. Pero esta perfección de formas, apa-rentemente , no tenía a lma y los antiguos, sensibles a la be-lleza, pero también a la i rradiación espiritual, lo observaron. Por m u c h a admiración que sintieran por Policleto, la que dedicaron a Fidias es de otro nivel. Fidias, escultor, pintor, orfebre y arqui tecto, no sólo ejercitó con maestría todos los recursos del arte, sino que supo hacer más al expresar en sus creaciones, con más Tuerza que nadie lo hubiera hecho antes, un pensamiento religioso y cívico cuya nobleza nos impre-siona todavía hoy. J a m á s se ha enca rnado mejor el concepto que los griegos tenían de la divinidad q u e en la estatua cri-selefantina de Zeus en Ol impia , a c a b a d a por el artista hacia el 448 y que constituyó su gloria. Se decía que la majestad del dios le había sido revelada por un verso de H o m e r o y esta anécdota tiene por lo menos el mérito de recordar que los dos grandes responsables de la elaboración de la religión griega fueron el poeta y el escultor, uno como o rdenador de los mitos y otro como modelador de las formas divinas. En una tradición cul tural es t rechamente ligada al.simulacro, fue evidentemente capital el papel del art ista al t raduci r con su arte la alta idea que se fo rmaba de los dioses, por lo que Fidias, según la bella frase de Quint i l iano, enriqueció en cierto modo la religión tradicional .

Esta aportación moral no es ya sensible pa ra nosotros hoy más que imperfec tamente , a través de las descripciones de Pausanias, que unidas a ciertos documentos figurativos, en su mayor ía mediocres y tardíos, permi ten imaginar bastante

693 mal las dos grandes estatuas de culto, el Zeus de Ol impia y a la Atenea Parthenos. Pero la decoración esculpida del Par-

700 tenón, de la que se ha conservado gran par te , es más directa-mente reveladora. La un idad de la obra , después de haber sido puesta en duda , se ha podido establecer med ian te estu-dios detallados. Se h a n subrayado las correspondencias que el maestro dispuso entre la decoración del templo y la de la estatua de culto. Algunas están especialmente cargadas de sentido. Por ejemplo, se ve varias veces el encuadramien to de una escena mítica entre las dos divinidades astrales del Sol y de la Luna , mos t rando que el acontecimiento se inte-gra en el vasto r i tmo del cosmos. Fidias t raducía así en imá-genes las preocupaciones filosóficas q u e Anaxágoras sos-tenía ent re los amigos de Pericles. \

Al servicio de un pensamiento poderoso, ¡suso Fidias una imaginación plástica de asombrosa r iqueza. Esta se impuso al ejército de ejecutantes que t raba jó a sus órdenes, hasta el pun to de q u e se notan pocas desigualdades, excepto en la par te más ant igua de la obra , o sea en las metopas . Más to-davía que en los desnudos masculinos, construidos con una firmeza que no excluye un sentido exquisito de la carne vi-viente, es en el juego de los ropajes donde se manifiesta con mayor l ibertad su genio. Has ta entonces, los .ropajes tenían siempre cierta sequedad, cierto esquematismo. Fidias les confiere una ampli tud y una elocuencia nuevas, sin que ja-, más la abundanc i a de pliegues, que su imaginación dispone con inagotable fecundidad, dañe sin embargo a la solidez de la construcción y al equilibrio de las acti tudes. Desde la cabeza prodigiosa, digna de Miguel Angel, que probable-mente talló por sí mismo en la metopa I del flanco sur, hasta la casta imagen de las Ergastinas, desde el ímpetu d o m i n a d o de los caballos de silla hasta la postura a b a n d o n a d a de las di-vinidades sentadas en el f rontón oriental , es todo un m u n d o lo que Fidias hizo nacer y an imó con su genio. Respondiendo p lenamente al designio de Pericles, creó un m o n u m e n t o q u e no deja de excitar la admiración de los hombres , como si hubiera en él, según dijo Plutarco, un soplo de eterna j u -ventud , un a lma que no sabría envejecer.

Incluso después del proceso y la muer te del maestro, no debió disminuir la i r radiación de su obra . No sólo los escul-tores, sino también los pintores se sometieron a su influencia. T o d o un per íodo de la cerámica ática se l lama período fi-díaco. En Sicilia, los grabadores Eucleidas y Evainetos, au-tores de monedas admirables , muestran estrechas afinidades con el ar te del Par tenón. Los monumen tos que acaso nos im-

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(>93. Efehos y caballeros. Friso occidental del Partenón. 440-437 a. de C.

696. Grupo llai «de las tres Par Frontón orienta Partenón. 446 a . d e C . BRITISH SEUM. Foto Bo

Lamolte.

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697. ECebos y caballeros. Friso uccidental del Partenón. 440-137 a. de C. BRITISH MUSEUM. Foto del Museo.

699. El Iliso. Frontón occidental del Partenón. 440-437 a. de C„ BRITISH MUSEIJM. Foto del Museo.

698. Portadores de hidrias. 440-437 a. de C. Friso n o r t e del P a r t e n ó n . MUSEO DE LA ACRÓPOLIS.

ATENAS. Foto Alinari-Giraudon.

700. Deinéter y Perse'fone vistas de frente y de espalda. Frontón oriental del Partenón. 44Ó-437 a. de C. BRITISH MUSEUM. Foto del Museo y Boudot-

Lamotle.

F I D I A S Y

EL P A R T E N Ó N

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pres ionan hoy más son los vasos ( l l amados lícitos) de fondo blanco, q u e servían c o m o of rendas en las t umbas , y las este-las fune ra r i a s . Estas r e a p a r e c e n en Atenas , hacia el 440 después de u n a l a rga i n t e r rupc ión . T r a d u c e n con s ingular de l i cadeza los sen t imien tos q u e la desapar ic ión de un ser q u e r i d o i n s p i r a b a a los griegos de la época clásica y en los que la venerac ión religiosa se mezcla al a fec to h u m a n o . En «re-uniones de fami l ia» s i tuadas por así decir fue ra del t iempo, el d i f u n t o apa rec í a en m e d i o de sus deudos sin q u e n a d a lo d i s t inguie ra . U n a se ren idad med i t a t iva , u n a discreta me-lancol ía b a ñ a n estas escenas q u e h a b l a n al a l m a con silen-ciosa e locuencia .

Así es c o m o el a r t e figurativo nos p u e d e hacer p e n e t r a r p r o f u n d a m e n t e en el a l m a de un pueb lo . An te esta h u m a n i -d a d y esta nob leza , se sueña en las t ragedias de Sófocles, c o n t e m p o r á n e o de Fidias y f o r m a d o en las mismas disci-plinas. C o n f i a n z a en el h o m b r e , sen t imien to de su d ign idad q u e g a r a n t i z a n los marcos in tangib les de la c iudad y de la religión, gus to de la mesu ra q u e no excluye la fuerza , del o rden q u e o r i en ta la acción sin sofocarla , ésas son las cuali-dades q u e el clasicismo del siglo v p resen ta a nues t ra admi -ración. Es v e r d a d q u e no ignoró la violencia d e las pasiones y q u e los p in tores de vasos no r e t roced ie ron an t e la imagen de la e m b r i a g u e z o del l iber t ina je . Pero p a r a los griegos de la p r i m e r a edad clásica, los apet i tos bru ta les son en cierto m o d o c o m o los cen tau ros a los q u e d o m a la v i r tud viril de

701. Victoria desatando su sandalia. Fragmento de la balaustrada del bastión del templo de Atenea Nike'. Finales del siglo v a. de C. MUSEO E L R O P ^ DE LA ACRÓPOLIS, ATENAS. Foto Alinari-Giraudon.

702. Amazona herida. Obra de Cresilas, hacia el 420 a. de C. Réf an t igua del original. MUSEO DE BERLÍN. Foto del Museo.

703. Victoria del fron-tón oriental del Parte-nón. 440-437 a. de C. B R I T I S H M U S E U M . Foto

Mansell-Giraudon.

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[704 ¡705

los héroes. Esta v i r tud recibe apoyo de las t radic iones cívi-cas y a m e d i d a q u e éstas se d e s m o r o n e n , más l i b r e m e n t e se man i fe s t a rán los ardores del ind iv iduo . Ya conocía el siglo v su fuerza , t r a d u c i d a en re t ra tos ind iv idua l i zados , poco nu-merosos a ú n , pero expresivos. Si el Pendes d e Cresilas, tal como nos lo m u e s t r a n las copias tardías , conse rvaba en su fidelidad iconográf ica la regu la r bel leza del mode lo , el Te-mistocles r eve lado por un busto de Os t ia r e p r o d u c í a los rasgos del g r an es t ra tega en toda su p u j a n t e f ea ldad . D e s a r r o l l a n d o el s en t imien to del ind iv iduo , si es preciso c o n t r a las reglas sociales, es como el siglo iv r e n o v a r á la he renc i a clásica.

E L S I G L O IV: R E N O V A C I Ó N D E L A R T E C L Á S I C O

Por con t ras te con la u n i d a d del siglo de Fidias, el siglo iv a p a r e c e c o m o el de la d ivers idad . M i e n t r a s se d isgregan los cuadros sociales y políticos, se t r a n s f o r m a el s en t imien to re-ligioso y los espíritus, b a j o la in f luenc ia de los sofistas y de Sócrates , a b a n d o n a n los ant iguos modos del p e n s a m i e n t o , el a r t e expresa estas i nqu ie tudes y estos afanes .

L a s n u e v a s t e n d e n c i a s

E n t r e los inmedia tos sucesores de Fidias , en los ú l t imos años del siglo v, se p u e d e n ya a p r e c i a r los p r imeros s ín tomas de tendenc ias nuevas . Por e jemplo , el escultor C a l i m a c o y sus émulos i n t r o d u c e n en la noble a r q u i t e c t u r a del ropa-

GERO 704. Ménade, de Calimaco. Siglo v a. de C. PALACIO DE LOS C O N S E R V A D O R E S , R O M A . Foto

Alinari-Giraudon.

| Afrodita Genitrix atribuida a Calimaco. Finales del siglo V | a . d e C . MUSEO DEL LOUVRE. Foto Giraudon.

706. Una suplicante. Finales del siglo v a . d e C . P AL ACIO B A R -B E R I N I . R O M A . Foto

Alinari-Giraudon.

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LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES DE LA ANTIGÜEDAD

j e pa r t enonesco nuevos efectos de t r a n s p a r e n c i a , de r o p a j e « m o j a d o » , q u e reve lan las fo rmas del cue rpo , sobre todo en

701 las figuras f emeninas . Así ocur re en las e n c a n t a d o r a s Victo-rias de m á r m o l q u e d e c o r a b a n el p a r a p e t o del t emplo de A t e n e a Niké, en la Acrópolis . A estos juegos preciosos res-p o n d e n , en los vasos, cuadros amab les , en los q u e se a p r i e t a n los Amores y las Grac ias en t o m o a Af rod i t a , y escenas de gineceo q u e r ep resen tan el t r iunfo de lo bon i to más q u e el de lo majes tuoso . El ce ramis ta Me id ia s cul t ivó este estilo f lorido. Por el mismo tiempo, g r a n d e s p intores , de sg rac i ada -m e n t e ma l conocidos por nosotros, r e n u e v a n p r o f u n d a m e n t e su ar te . Se cree q u e Par ras io llevó a su ú l t i m o e x t r e m o la suti leza y el pode r expresivo de la l ínea, m ien t r a s Zeuxis , s a c a n d o las consecuencias de u n a i n n o v a c i ó n técnica d e b i d a a Apo lodoro , sust i tuye el t r ad ic iona l d i b u j o co lo reado p o r u n a v e r d a d e r a p in tu r a en la q u e in t e rv ienen los valores de luz y sombras . Esos progresos técnicos a c e n t ú a n el desacuer -do que , desde Pol ignoto , se h a b í a res tab lec ido e n t r e la g r a n p i n t u r a y la decorac ión ce rámica , t an to q u e desde en tonces ésta ya no p u e d e d a r tes t imonio d e aqué l l a . Es v e r d a d q u e la apar ic ión de los p r imeros mosaicos h is tor iados nos pro-p o r c i o n a r á o t r a f u e n t e de i n fo rmac ión . Pe ro sobre todo es en las copias tardías , c o m o las p in tu ra s y mosaicos de P o m -peya (p. 347), d o n d e hay que m i r a r p a r a r econs t ru i r en cier-ta m e d i d a la o b r a de los p in tores del siglo iv. E u f r a n o r , P a u -sias, Nicias, Apeles y Protógenes , según dicen los textos, lle-va ron este a r t e a su más alto g r a d o de perfección. Sup i e ron exa l t a r el color, p r ac t i ca r los mat ices , los fund idos , los efec-tos de t r anspa renc i a , a g r u p a r múl t ip les pe r sona jes en es-cenas de ba ta l la , expresar los sen t imien tos t a n t o por la vio-lencia de los gestos c o m o por las ac t i tudes con ten idas o p o r el fu lgor de u n a m i r a d a , desco l lando en la n a t u r a l e z a m u e r t a o en el pa isa je lo mi smo q u e en el c u a d r o de his tor ia y en el r e t r a to . L a v a r i e d a d de sus composic iones , tal c o m o la ad i -v i n a m o s a t ravés de la i nd igenc ia de nues t ras fuentes , es m u y carac ter í s t ica de la r i queza del siglo iv.

P r a x i t e l e s y la v o l u p t u o s i d a d t r a n q u i l a

Es tamos m e j o r i n f o r m a d o s ace rca de los escultores, a u n -q u e n i n g u n a ob ra au t én t i ca con s e g u r i d a d p u e d a ser a t r i -b u i d a a n i n g u n o de los más i lustres de ellos, Scopas , P rax i -teles o Lisipo. D u r a n t e m u c h o t i e m p o se tuvo p o r cierto q u e la es ta tua de H e r m e s h a l l a d a en O l i m p i a , en el l uga r exac to

719 d o n d e Pausan ias m e n c i o n a un Hermes de Praxi te les , se d e b í a al cincel de este maes t ro . Pe ro desde hace a lgunos años se h a n expuesto d u d a s t an serias q u e ya se p u e d e tener po r seguro, s iendo p r o b a b l e , po r el con t r a r io , q u e sólo se t r a t e de una cop ia m u y c u i d a d a . A fa l ta de obras au tén t i cas , las copias y las imi tac iones r o m a n a s , q u e poseemos en g r an nú -mero , p e r m i t e n ap rec i a r el estilo y el t e m p e r a m e n t o d e los tres escultores. A p a r e c e n ind iv idua l i zados m u y c l a r a m e n t e . En todo caso c u e n t a m u c h o más su genio p r o p i o q u e l a t ra -d ic ión en q u e se f o r m a r o n . Sin g r a n inconven ien te , se p u e d e presc indi r de q u e Scopas fue ra d e Paros y Lisipo de Sicione, pues su origen explica sólo has ta c ie r to p u n t o q u e al p r i m e r o le gus t a ra el t r a b a j o en m á r m o l , m i e n t r a s el s e g u n d o prefe-ría el b ronce . Sin d u d a el a ten iense Praxi teles , hi jo d e un escultor, debió a p r o v e c h a r las lecciones p a t e r n a s y el a m b i e n -te f avorab le q u e ha l l aba en su p a t r i a , «escuela de Grec ia» . Su ar te , sutil y re f inado , está en la l ínea de la t rad ic ión á t ica . Pe ro t r a b a j ó f r e c u e n t e m e n t e f u e r a de Atenas , sob re todo en Asia M e n o r y en el Peloponeso, y su- acen to p r o p i o no le pe r tenece más q u e a él.

Los temas plásticos q u e pref ie re es tán t o m a d o s del O l i m -po t r ad ic iona l , pues su a r t e sigue e s t a n d o al servicio de u n a fe. Pe ro estas d iv in idades y a no t ienen el aspec to q u e se les d a b a en el siglo an te r io r . Praxi teles las ve c o m o he rmosas donce -llas a las q u e d e s n u d a o como a m u c h a c h o s d e fo rmas g ra -

718 ciosas. Así son p a r a él Af rod i t a , Eros, un j o v e n sá t i ro o A p o l o 714 adolescente . Inc luso el viril H e r m e s o la cas ta A r t e m i s a se 719 r i n d en a la e legancia . El ar t i s ta a m a los cue rpos juveni les ,

en pos turas un poco lánguidas , y su cincel se s u p e r a al d a r la de l i cadeza de la ca rne . El m u n d o en q u e nos i n t r o d u c e es el d e la indo lenc ia y el ocio, u n m u n d o idea l . U n a vaga son-risa recor re los labios, la m i r a d a se p i e rde en un ensueño , m ien t r a s los dedos se c o m p l a c e n en c u a l q u i e r j u e g o negli-gente . Los dioses q u e esculpe son de a p a r i e n c i a accesible,

707. Aqniles curando a Patroclo. Copa de Sosias. Finales del siglo vi a. de C. MUSEO DE BERLÍN. Fulo Giraudon.

708. Bañistas. Detalle de un ánfora de Andokides. Estilo seve ro . H a c i a el 540-525 a. de C. MUSEO DEL LOUVRE. Foto

Giraudon.

709. Eos llevando el cadáver de su hijo Memnón muerto por Aquilea. Comienzos del siglo v a. de C. MUSEO DEL LOUVRE.

Foto Giraudon.

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713. Calco de una hidria del estilo de Kertch. Me-diados del siglo rv a. de C. M U S E O DE L E N I N G R A D O .

Foto Giraudon.

. EL A R T E . — I . A

710. Vaso de figuras rojas, por Brygos, y detalle de una cara. Estilo severo. Hacia el 500 a .deC. M U S E U M OF F I N E A R T S , B O S T O N . Foto del Museo.

712. Ánfora de estilo italiota, de figuras rojas. Primera mitad del siglo IV a .deC. MUSEO DEL LOUVRE. Foto Giraudon.

711. Lecito de fondo blanco. Obra de la es-cuela del pintor de Aquiles. Hacia el 430 a . d e C . MUSEUM OF F I N E A R T S , B O S T O N .

Foto del Museo.

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714-715. Sátiro en reposo. Busto y conjunto. Siglo iv a. de C. Réplica r o m a n a de u n a o b r a de P r a x i t e l e s . MUSEO DEL CAPITOLIO, ROMA.

Foto Anderson-Giraudon.

717. Afrodita de Cni-do. Réplica romana de la obra de Praxi-teles. Antes del 350 a . d e C . M U S E O DEL C A P I T O L I O . R O M A . Foto Anderson - Gi-

raudon.

716. Apolo Sauróctono. Mediados del siglo rv a. de C. Réplica de un original de Praxiteles.

MUSEO DEL LOUVRE. Foto Giraudon.

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P R A X I T E L E S Y S U E S T I L O

718. Torso de la Afrodita de Cnido. Antes del 350 a. de C. Réplica romana de la obra de Praxiteles.

MUSEO DEL LOUVRE. Foto Giraudon.

719. Hermes sosteniendo a Dionisos. Siglo IV a. de C. Réplica romana de la obra de Praxiteles. MUSEO DE OLIMPIA. Foto Alinari-Giraudon.

720. Cabeza Kauffmaim. Anterior a 350 a. de C. Réplica de la cabeza de Afrodita de Cnido. de Pra-

xiteles. MUSEO DEL LOUVRE. Foto Giraudon.

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721. Cabeza de Hipnos. Bronce atribuido a Scopas. Primera mitad del siglo iv a. de C.

BRITISH MUSEUM. Foto del Museo.

722. Aquües y Peutesileo (?). Friso de la Amazonomacpiia del templo de Último cuarto del siglo IV a. deC. BRITISH MUSEUM. Foto del Museo.

723. Amazona a caballo procedente de un frontón del templo de Asclepios en Epidauro. Comienzos del siglo iv a. de C. MUSEO

NACIONAL, ATENAS. Foto Alinari-Giraudon.

724. Herines de Andros. Escuela de Pra-xiteles, segunda mitad del siglo iv a. de C. R é p l i c a a n t i g u a . MUSEO NACIONAL, ATE-

NAS. Foto Alinari-Giraudon.

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725. Combate de griegos y amazonas. Placa de friso del mausoleo de Halicarnaso. Taller de Scopas. Mármol; hacia el 350 a. de C. BRITISH MUSEUM. Foto Braun-Giraudon.

727. La Victoria del pájaro. Acrotera del templo de Asclepios en E p i d a u r o . Comienzos del siglo iv . MUSEO NACIONAL, ATENAS.

Foto Alinari-Giraudon.

728. Estatuas del dinasta Mausolo y de su esposa Artemisa procedentes del mausoleo de Halicar-naso. Taller de Briaxis (?). Hacia el 350 a. de C.

BRITISH MUSEUM. Foto del Museo.

726. Ménade dan-zando, de Sicione,

Mármol; 0 a .deC.

Réplica romana. MU-SEO DE D R E S D E . Fo-

to del Museo.

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729. Estatua de Meleagro. Atribuida a Seo pas. Primera mitad del siglo iv a. de C F O C G A R T M U S E U M , H A R V A R D U N I V E R S I T U

Foto del Museo.

730. Ménade dormida. Final del siglo i v a . d e C . M U S E O D E LAS T E R M A S ,

ROMA. Foto Alinari-Giraudon.

pe ro su a m a b l e ind i fe renc ia sabe g u a r d a r las d is tanc ias con la h u m a n i d a d vu lgar . Nos e n g a ñ a r í a m o s si e n s a l z á r a m o s su ca rác t e r realista, pues Praxi teles , fiel en esto a las lecciones de los viejos maestros , sab ía t r ans f igu ra r sus modelos . Si la

718 bella Fr iné , su amiga , posó p a r a la Afrodita de Cnido, es temos seguros de q u e la o b r a t e r m i n a d a no tenía m á s q u e u n a re-m o t a relación con las f o r m a s reales de la co r t e sana . Pa rece más bien q u e el ar t is ta , sensible a la e n s e ñ a n z a p l a tón ica , b u s c a r a la f o r m a de u n a bel leza ideal , po r c aminos d i fe ren-tes de los de Fidias , pe ro al p rec io de u n es fuerzo espi r i tua l q u e fue desconoc ido d u r a n t e d e m a s i a d o t i e m p o . El favor de q u e d is f ru tó , no m e n o r q u e el q u e rodeó al maes t ro del P a r t e n ó n , se expl ica sin d u d a po r la ca l idad de sus es ta tuas , pe ro t a m b i é n y sobre todo p o r q u e supo e n c a r n a r en ellas m a g i s t r a l m e n t e la asp i rac ión del a l m a h u m a n a hac ia u n a apac ib l e v o l u p t u o s i d a d . M á s todav ía q u e la d e P la tón , es la lección de Aris t ipo d e C i r ene y d e su h e d o n i s m o t r a n q u i l o la q u e Praxi teles pa rece h a b e r e n t e n d i d o .

D e S c o p a s a L i s i p o

Bien d i fe ren te a p a r e c e Scopas, maes t ro a r d i e n t e y a to r -m e n t a d o , m u y represen ta t ivo de las i n q u i e t u d e s de su siglo. Escul tor y a r q u i t e c t o a la vez, sólo nos es conoc ido d i r ec t a -m e n t e po r los vestigios d e m a s i a d o mu t i l ados d e los f ron tones de T e g e a , en A r c a d i a , rea l izados b a j o su d i recc ión . A lgunas cabezas , a pesar de las in ju r i a s del t i empo , conse rvan u n a expresión de in tenso pa te t i smo, d e b i d a sobre todo al acu-sado sal iente de las cejas obl icuas y f runc idas , q u e b a ñ a n de s o m b r a u n a m i r a d a d i r ig ida hac ia el cielo. Ese rasgo se ha l la

a m e n u d o en las es ta tuas de Scopas cuyas copias nos han l legado. Algunas , c o m o la célebre Ménade, d o b l a d a por la 7 exa l tac ión orgiás t ica , se a n i m a n en violentos t ranspor tes . O t r a s , c o m o la a legor ía del Deseo, están p e n e t r a d a s de lan-guidez. El ar t is ta r ep resen tó a los héroes de t rág ico destino, Meleagro , Herac les , N íobe . C o n a g u d o sent ido de la belleza 7 fo rma l , este habi l idoso escultor t r a d u c e al m á r m o l la insa-tisfacción y los impulsos de un a l m a mística y a p a s i o n a d a . Es tamos m u y lejos de la se ren idad de Fidias.

Por ú l t imo Lisipo, más j oven q u e los otros dos, no ignoró las apor tac iones de éstos. D a a Herac les una expresión d igna de Scopas y c u a n d o a su vez esculpe u n a Af rod i t a d e s n u d a se a c u e r d a de la de Cn ido . Pero lo esencial de su genio se mani fes tó en o t ras direcciones. Era un exper to broncis ta y se apl icó sobre todo a los t emas atléticos. T o m ó los cálculos d e p roporc ión tan g ra tos a Policleto y los modif icó p a r a esta-blecer u n nuevo canon, más esbelto, q u e en seguida tuvo g ran éxito. R o m p i e n d o con los ú l t imos escrúpulos de f ron ta l idad , no conc ib ió ya a sus personajes en función de un p u n t o d e vista pr ivi legiado, sino q u e por el con t ra r io , p r o c u r a q u e sean expresivos desde cua lqu i e r p a r t e q u e se les mire . R e e m -p r e n d e así, después de más de un siglo, los esfuerzos realiza-dos a n t a ñ o por los escultores de estilo severo. U n a de sus obras , el Apoxiomeno, del q u e tenemos u n a b u e n a copia, re- 1 presen ta un a t le ta e x t e n d i e n d o un b r a z o ade l an t e p a r a ras-car el po lvo con un estrígilo, y h a y q u e dar le la vuel ta p a r a ap rec i a r todo su va lor plást ico. Brilla finalmente Lisipo en el r e t r a to , s iguiendo el gus to de su siglo, en el q u e se mul t i -p l ican las efigies realistas, sean c o n t e m p o r á n e a s o pos tumas .

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732. Hermes atándose la sandalia. Obra atribuida a Lisipo, mediados del si glo rv a. de C. Réplica an t i g u a . M U S E O DEL L O U V R E

Foto Giraudon.

731. El Apoxiomeno. Obra de Lisipo. Tercer cuarto del siglo iv a .deC. Réplica romana. MUSF.O DEL

V ATICANO, ROMA. Foto Anderson-Giraudon.

725 728

733. Cabeza de cariátide. Mármol: se-guuda mitad del siglo \v a. de C. MUSEO DE TAREMTO. Foto Alinari-Giraudon.

Al fijar los rasgos de A l e j a n d r o M a g n o , de q u i e n fue re t ra-tista oficial, el ar t is ta c o n t r i b u y ó a d a r al c o n q u i s t a d o r el ca rác t e r heroico y s o b r e h u m a n o q u e h a b í a d e conservar a los ojos de los pueblos d e s l u m h r a d o s . Por eso mismo, Lisipo nos i n t r o d u c e en el m u n d o helenís t ico.

* * *

J u z g a r í a m o s ma l el a r t e del siglo iv si nos l imi t á ramos a esos pocos nombres de g randes p in to res y escultores. Det rás de ellos se a c u m u l a u n a coho r t e de ar t is tas q u e merecen un es tudio a ten to . En t re los p intores , Aríst ides d e T e b a s , P á n -filo, Pausias y N i c ó m a c o gozaron de h a l a g a d o r r e n o m b r e . E n t r e los escultores, conocemos b a s t a n t e bien al e n c a n t a d o r T i m o t e o , q u e decoró el t emplo de Epidaur 'o . Briaxis y Leo-cares co l abo ra ron con Scopas y T i m o t e o en las escul turas del mausoleo de Halicarnaso, pe ro hoy n o p o d r í a m o s def in i r f ác i lmente su ar te . S i lanion es el a u t o r de un f amoso r e t r a to de P la tón y qu izá t a m b i é n de un h e r m o s o b ronce d e O l i m p i a q u e represen ta a un pugil is ta . M u c h o s otros a ú n nos son conocidos por los textos o las inscripciones. ¿ Q u é decir , por ú l t imo, de obras a n ó n i m a s , c o m o el a m a b l e Efebo de Maratón o la noble Deméter de Cnido? Al l ado de estos or iginales del g r an ar te , los m o n u m e n t o s de las ar tes menores nos hacen p e n e t r a r en la i n t i m i d a d de los griegos del siglo iv. Es ve rdad que la ce rámica está entonces en decadenc i a , a u n q u e su tes-t imonio siga s iendo in teresante , c o m o se h a d e m o s t r a d o hace poco. En cambio , n u n c a fue ron t an seduc to ras las estatuil las de t e r raco ta , ya p r o c e d a n de T a n a g r a o de otros sitios (v.

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«Él

¡ó 733.. Estela del lin-ísj [lüta Aristion. Már-

muí: último cuarto É del siglo vi a. (le C.

M I ; S E O N A C I O N A L , ATENAS. Foto Ali-

Í9 nari-dirnutUm. LA INSPIRACIÓN FUNERARIA DESDE LA ÉPOCA ARCAICA

HASTA LA ÉPOCA HELENÍSTICA

i 36. Eti'lio ron una I l ú E ^ S H ' l a Tluiaiaria

737. Estela del floplitóilromo. Hombre uinribuiK durante una carrera. Chimo cuarto del siglo vi a. «le MUSEO NACIÓN AI,, ATENAS. Foto Alinari-Girauilo

738. Estela funeraria de Demokleides. Siglo V a. de C. MUSEO ¡NACIONAL, ATENAS. Foto Aliñar i-GirumUm.

PK IAHC • A'H '"VHT PI O

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A R T E G R I E G O . Cabeza de atleta vencedor . Bronce de finales del siglo V a. d. C. MUSEO

DEL L O U V R E . — Fot. Larousse.

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A e r ó f o r a

Arquttraba A b a c o V o l u t a s C o l l a r i n o

— A s t r á g a l o

% En la segunda mitad del siglo vi, el orden dórico toma en Grecia su aspecto clásico (tem-

£plo de Apolo en Delfos, llamado de los alcmeó-Tnidas, 548-510; en Corinto, 540); las proporcio-v nes son más cortas (lados de seis y quince co-• lumnas), los fustes más achaparrados, los capi-

teles más gruesos y más anchos. En los santuarios, ' es la g r a n época de construcción de los tesoros

{Cnido y Sifnos [648, 650] en Delfos, con cariá-tides, Masalia, etc.). En Asia, sólo subsisten ves-tigios arqueológicos de los dos grandes templos de orden jónico de esta época; el Artemisión de

• Éfeso y el Heraion de Sumos, ambos orientados al • oeste y que eran de considerables dimensiones, - con decoración esculpida muy rica. En Magna ¿ Grecia y en Sicilia, no se detuvo la cons-i trucción, con muchas supervivencias proto-

arcaicas en la disposición de los techos y la forma de ios entablamentos, frontones y cornisas: seudo-basilica de Paeslum (o templo de Hera) , templo de Silaris, Apolonion Y Artemisión de Selinonle. Igualmente es en Sicilia donde se encuentra el

i primer ejemplo de capitel corintio, en una pi-t lastra de Megara-Hjblaea.

[SIGLO V. El esfuerzo de los arquitectos du-rante la p r i m e r a m i t a d del siglo se concentra en los edificios religiosos y en el perfecciona-miento del orden dórico, buscando soluciones

£ a los problemas planteados por las relaciones de los elementos arquitectónicos entre si. En Gre-

s cia, los atenienses construyen en la Acrópolis un Ü primer Partenón en el Agora, el Tholos, el Sloa

t Poikile y el Stoa Basiltios y en Delfos un pequeño tesoro dórico (489-485); en Egina se comenzó el

f*" templo de Atenea Afaia el año 500 [620], Pero el gran conjunto arquitectónico de este periodo

ges el templo de Zeus en Olimpia, en piedra calcárea tf local del 472 al 456 por el arquitecto peloponé-ftsico Libón de Elea. Este es un ejemplo canónico Sdel orden dórico, cuya austeridad se atenúa con j£el estucado de las columnas, el mármol de la ^cubier ta y la decoración. gj La Magna Grecia y Sicilia, que no sufrieron í¿la invasión persa, emprenden la construcción de utmuchos templos. En Paeslum, el gran templo de fe- Hera de Silaris (480) y en la ciudad el seudo-¡| templo de Poseidón (Heraion, 460). En Selinonte, % (íl Olimpeion de la Acrópolis, el Dionision de ||rla meseta de Marinella, en Siracusa el Atenaion. K El Olimpeion de Agrigento es un extraño edificio Bícon celia hispastra (a cielo abierto), peristasis informada por inedias columnas adosadas y enta-

Mámenlo sostenido por figuras viriles colosales, Atlantes o Telamones,

r A partir del 450, el crecimiento de los re-i!; cursos públicos y privados de Grecia tiene como % consecuencia el desarrollo de la arquitectura ® civil —casas particulares, ágoras, stoas, odeones, [i teatros— y la puesta en obra de numerosos tem-ly píos. Pericles, en Atenas, hizo el proyecto de | reconstruir o restaurar los edificios de la Acró-J polis saqueados por los persas, y el arquitecto

lctinos, ya conocido por sus obras en el Teles-í terion de Eleusis, fue encargado el año 447 de ¡^edificar, con la colaboración del arquitecto Ca-j^licrates, el nuevo Partenón. Éste es un templo de .f orden dórico, pero de proporciones inusitadas i-tanto en la planta (ocho columnas por diecisiete) ^como en el alzado y en la decoración esculpida. ';A partir del 437, Mnesicles comienza los Pro-apíleos, compuestos de dos pórticos adosados de pOrden dórico, los cuales no se terminaron según ¿el plan inicial. En una plataforma occidental se / levanta, a partir del 425, el pequeño templo '^Jónico de Atenea Niké, mientras que el Erecteion

;s<' comenzó en 421 sobre la meseta superior de

745. Los adornos.

746. Los órdenes griegos: orden dórico, orden jónico,

columna corintia.

ORDEN DÓRICO ORDEN JÓNICO ESTILO CORINTIO

T o r o s -

~| i Eiiilobalo ZDI

la Acrópolis [613], Este templo jónico, terminado el 407, cuya singular planta está condicionada por imperativos religiosos, es de gran riqueza decorativa. En la ciudad baja, sobre un cerro que domina el Agora, se edificó el supuesto Teseion (o Eleusinion) del 450 al 440.

El año 440 fue llamado lctinos a Figalia para construir el templo de Apolo Epicourios, de orden dórico exteriormente, pero con una celia rodeada interiormente por una columnata jónica adosada a los muros y estando rematadas las tres columnas del fondo por capiteles corintios. Du-rante el mismo período se construyeron el tem-plo de "Poseidón en Sunion, el de Némesis en Ramnonte y el de Apolo en Délos (que no se ter-minó hasta el siglo m).

En Sicilia, la actividad arquitectónica va muy despacio por causa de los acontecimientos histó-ricos : se nota influencia jónica en el templo dóri-co de Segesta, que quedó inacabado el año 425, de cuidada construcción, como la del templo de la Concordia en Agrigento, comenzado el 440.

S I G L O IV. Atenas , después de la derrota del año 404, reaccionó con valentía, terminó las construcciones emprendidas en el siglo v, re-construyó algunos monumentos del Agora (tem-plo de Apolo Patroos) y organizó el temenos (recinto sagrado) de Dionisos Eleútheros, situado jun to al lado sur de la Acrópolis. La restauración del teatro de madera, realizada ahora en piedra y comenzada por el 400, continuó para no ter-minarse hasta el tiempo de Licurgo, al mismo tiempo que se abría una Vía sacra, bordeada de monumentos levantados por los coregas vence-dores, la calle del Trípode (base triangular es-culpida por Praxiteles, monumento circular de orden corintio de Lisícrates). En el Pireo, puerto militar, se transformaron el Arsenal y el puer-to de Zea según planos del arquitecto Filón, que a Gnales de siglo terminaba el pórtico del Te-lesterion de Eleusis. En De l fos , el templo de los alcmeónidas, destruido el año 373 por un terre-moto, se reconstruyó con la misma planta del 370 a 330. Sobre la terraza de Marmaria , un discípulo de lctinos, Teodoro de Focea, edificó a comienzos de siglo un tholos con peristilo dórico de proporciones muy esbeltas, con un orden interior formado por medias columnas de capitel corintio.

Pero es en el Pe loponeso donde se hallan los más importantes restos de este período. En Epidaura, que reúne en el santuario de Asclepios a los mejores arquitectos del siglo iv, se construyó desde el 380 hasta el 375 el templo del dios, períptero dórico con adito (santuario). Por el 360, Policleto el Joven, nieto del escultor del siglo v, edificó un tholos que pretende superar en perfección al de Delfos y luego, el año 330, será igualmente arquitecto del teatro, uno de los mejor conservados y probablemente el más her-moso de los teatros griegos. En Tegea, Scopas reconstruyó y decoró, entre el 350 y el 340, el templo de Atenea Alea, períptero dórico con orden interior corintio y verosímilmente, por sus semejanzas de planta y de estilo, el de Zeus en Nemea. En Megalópolis, después del Thersilion (sa-

la de reunión hipóstila, 370) se edificó a finales de siglo el mayor teatro griego. En el Filipeion de Olimpia, heroon (templo en honor de un héroe) jónico con forma de tholos comenzado después del 338 por Filipo II de Macedonia, volvemos a en-contrar el capitel corintio para el orden interior.

En Asia Menor, el siglo iv se caracteriza por un renacimiento arquitectónico del que es típico el empleo general del orden jónico, el gusto por las dimensiones colosales y la exuberancia de la decoración esculpida. Éfeso: después del incendio del 356, se reconstruyó el Artemisión con el mis-mo plan e igualmente con tambores de columna esculpidos. Didimes: el templo de Apolo Filesio se comenzó el 333 por Peonio de Éfeso y Dafnis de Mileto. Prime: Piteo, lino de los arquitectos del Mausoleo, construyó a partir del 335 el tem-plo de Atenea Folias. Halicarnaso: el dinasta cario Mausolo hizo comenzar, poco antes del 353, un templo sepulcro que combina un heroon griego con peristasis y un alto podium con cá-mara funeraria.

Por último, es en esta época cuando entra la casa part icular en las preocupaciones arqui-tectónicas de los griegos. Las excavaciones de Olinto nos han hecho conocer un centenar, cons-truidas con materiales ligeros en planta cuadra-da, con un patio pavimentado o un pórtico pro-fundo al que da la estancia principal de la casa. Mosaicos y estucos forman la decoración de estas moradas.

ESCULTURA LOS O R Í G E N E S . Los primeros testimo-

nios de la p lást ica geométr i ca son pequeños exvotos de marfil (Dipilón, Esparta, Éfeso, Délos), de bronce (escudos de Ida, estatuillas de hom-bres y de animales de Dodona, Delfos, Atenas, Peracora, Argos, Esparta, Olimpia) y de tierra cocida (ídolos campaniformes de Beocia, carros y caballeros).

S IGLOS VII Y VI . En el siglo vu empiezan a diferenciarse algunos centros de arte para tomar fisonomía propia en el vi. Creta es un foco muy vivo en el siglo vu (estatuillas de Dreros, friso del templo de Primas, Dama de Auxerre [593], que cae en el olvido hacia el siglo vi. El grupo del Pe loponeso al que se adscriben los talleres de Grecia del Norte y de la Magna Grecia, está por el contrario lleno de vitalidad: el arte de Corinto se encuentra en el frontón oriental del templo de Artemisa en Corfú [630] (580), y el ae Sicione en las esculturas de su Monóptero en Del/os (560). En Micenas, me-topas y frontones del templo de Atenea del si-glo vu, en Olimpia, cabeza de Hera procedente del Heraion (siglo vu) y frontón del tesoro de Megara. De la Grecia del Norte proceden las series de couroi del templo de Apolo Ptoo [602] (Beocia) y el couros de Orcomene. En Magna Grecia, taller de Silaris, con dos series de metopas muy originales; en Sicilia, taller de Selinonte. Otro grupo engloba las esculturas de la cos ta jónica y de las i s l a s : tambores esculpidos de las colum-nas del Artemisión de Éfeso, estatuas sentadas de la vía de los bránquidas en Mileto, estatuas de

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740. Estela funeraria de Ame-nokleia. Siglo i v a . de C. MU-SEO N A C I O N A L , A T E N A S . Foto

Alinari-Giraudon.

739. Detalle de un lecito fu-nerario. Siglo iv a. de C. GLIP-TOTECA D E M U N I C H . Foto del

Museo.

741. Estela Llamada «de los adioses». Orfeo y Eurídice. Final, del siglo v a. de C. MU-SEO DE ÑAPÓLES. Foto An-

derson-Giraudon.

743. Bajorrelieve funerario. Época helenística. MU-SEO NACIONAL, ATENAS. Foto Alinari-Giraudon.

742. Estela de Mnesaretes. Comienzos del siglo iv a. de C. GLIPTOTECA DE MUNICH. Foto del Museo.

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LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES DE LA ANTIGÜEDAD

lám. en colores) . Suele ser n o t a b l e la ca l idad de los p e q u e ñ o s bronces , q u e q u e r r í a m o s f u e r a n más numerosos . El p rop io Lisipo n o h a b í a d e s d e ñ a d o real izarlos p a r a Ale j andro . Vasos

752 y espejos, de p l a t a o de bronce , no desmerecen en n a d a res-754 pecto a las obras de la g ran escu l tura . M o n e d a s y p iedras 747 g r a b a d a s nos a s o m b r a n todavía po r la de l i cadeza y la segu-

r idad del t r a b a j o . No se d e b e p e r d e r n u n c a de vista la ri-

q u e z a y la v a r i e d a d de u n a p roducc ión de a r t e que desafia los esfuerzos de síntesis. Inc luso su d ivers idad está l lena de sent ido. Nos a y u d a a ap rec ia r m e j o r los aspectos, a veces cont rad ic tor ios , del a l m a gr iega en u n a época q u e conoció a la vez la ansiosa b ú s q u e d a y la gozosa ca lma , el gusto ar-ca izan te y el t r a z a d o de nuevos caminos , la cur ios idad cos-mopol i t a y la fidelidad a los an t iguos dioses.

R E S U M E N D E H I S T O R I A D E L A R T E

EL ARTE GRIEGO

ETAPAS DE LA ARQUEOLOGÍA GRIE-GA Y ROMANA.— Aunque e! interés por el arte griego y romano haya existido desde el Re-nacimiento italiano, fue en el siglo xvu, con el marqués de Nointel y los dibujos de las esculturas del Partenón hechos por un pintor de su séquito (1674), cuando comenzó verdaderamente la ciencia arqueológica. En el siglo xvin empiezan las excavaciones de Herculano (1719) y las de Pompeya (1748) al mismo tiempo que se des-arrolla el gusto por los viajes a Oriente y por los relatos de estos viajes. El conde de Caylus en . Francia y J . J . Winckeímann en Alemania son los promotores de los estudios de historia del arte. Las primeras excavaciones regulares se or-ganizaron en Grecia a comienzos del siglo xtx, siendo las de los templos de Egina (1811) y de Bassae-Figalia (1812). En 1829, la misión ar-queológica adscrita al cuerpo expedicionario; francés de Morea explora el Peloponeso y la sociedad alemana de los Hiperbóreos, en Roma, se transforma en Instituto de correspondencia arqueológica. En 1846 se creó la Escuela francesa de Atenas, precediendo a las escuelas alemana, inglesa, americana e italiana, mientras se abren los grandes trabajos de excavación en Grecia (Atenas, Eleusis, Delfos, Olimpia, Epidauro), en las islas (Tera, Délos) y en la costa jónica (Pér-ganio, Miieto, Efeso). En 1870 comienzan las excavaciones de H. Schliemann, descubriendo en primer lugar la cultura homérica de Troya, y luego en 1900 las de Sir Artbur Evans hacen revivir la civilización cretense en el palacio de Cnossos.

En el siglo xx, se multiplican las excavaciones en Grecia, en Italia y en el mundo romano , \ mientras se perfeccionan la técnica de las ex-ploraciones y el examen de los objetos arqueoló-gicos con un rigor de procedimiento completa-mente científico..

HISTORIA

Durante los pr imeros s iglos que siguieron^ a la guerra de Troya, el mundo griego se orga-nizó en pequeños reinos gobernados por reyes cuya autoridad se apoyaba a la vez en el ejer-cicio de un culto público y de un culto familiar. Esta sociedad duró poco, al tomar la aristocracia rural el poder casi en todas partes (gobiernos oligárquicos).

Frente a una minoría que detentaba las fuen-tes de riqueza, se multiplicaba una población miserable; a partir del s iglo VIII e incluso antes, los griegos más emprendedores se expatriaron a la busca de territorios fértiles, hacia las tierras cerealisticas del Ponto Euxino y de Tracia,

hacia la Magna Grecia, Sicilia, Galias, España y Cirenaica. Estas colonias, ligadas estrechamente a su ciudad de origen por lazos religiosos y políti-cos, crearon la unidad moral del mundo griego.

Hacia el final del s iglo VII, hizo su aparición la moneda y se desarrolló la riqueza industrial y comercial, acarreando violentas luchas de clases. En casi todos los sitios terminaron éstas con la intervención de un hombre —Gelón en Siracusa, Gipselo en Corinto, Policrates en Samos, etc.— cuyo gobierno o tiranía será reemplazado en ge-neral por el gobierno del pueblo o democracia. A finales del siglo VI, Atenas, ciudad democrá-tica, y Esparta, ciudad aristocrática, están dis-puestas a desarrollar un importante papel político.

Siglo V. — El año 499, las ciudades griegas de Jonia, apoyadas por Atenas, se sublevan contra el rey persa Darío. Este domina la revuelta (493) V luego decide una expedición de castigo a fin de quebrantar a los griegos que habían ayudado a sus vasallos. Fue batido el año 490 en Maratón por los atenienses mandados por Milcíades, muerto el 486, pero su hijo Jerjes reanuda la lucha, seguro de la neutralidad de la Magna Grecia y de la complicidad de Tesalia.

En 480 son derrotados los lacedemonios en las Termopilas y Atenas es tomada, pero su flota, reorganizada por Temístocles, inflige tina san-grienta derrota a la escuadra persa en la bahía de Salamiva y el año siguiente los persas son vencidos por tierra en Platea y por mar en Micala.

En 480, Gelón de Siracusa había conseguido la victoria sobre los cartagineses de Amílcar; lo mismo en el oeste que en el este, triunfaban los griegos sobre los bárbaros y Atenas salía más cre-cida de la lucha por su obstinación en continuarla.

Los gobiernos de Temístocles, de Aristides y de Cimón preparan el siglo de Pericles y Atenas, apoyándose en la confederación marítima de Délos, continúa su sueño de hegemonía a pesar de la hostilidad de Esparta, Corinto y Tebas. Pericles concluyó la paz con los persas (450) y consiguió una tregua de treinta años c.on Esparta, pero no pudo evitar que estallara la gueira del Peloponeso el año 431. Murió al año siguiente y, a pesar de la prudencia de Nicias (tregua del 421), el desastre de los atenienses en Sicilia, en Siracusa (414), lleva a la reanudación de la lucha y a la derrota de Atenas el año 404.

Siglo IV. — Aunque Atenas se rehiciera rápi-damente, expulsara a los Treinta Tiranos desde el 403 y formara una segunda confederación de Délos, ya no recobrará nunca su supremacía por falta de un jefe político. Esa hegemonía se la disputan Esparta y Tebas, siendo vencida la primera en Leuctres el 371 y la segunda en Mantinea el 362. Grecia, agotada, queda a mer-ced del rey de Macedonia (Filipo), que aprove-chó la ocasión de la guerra sagrada entre Delfos

y los focenses para intervenir. A pesar de Dem tenes y de sus Filípicas, los griegos, al reali su unión demasiado tarde, fueron derrotados Queronea (338). Filipo, por medio de la 1 de Corinto, es el jefe de los helenos y sólo asesinato, el año 336, le impide llevar a Gre a una nueva guerra contra los persas.

ARQUITECTURA

LOS O R Í G E N E S . - L o s vestigios de algu edificios aportan precisiones sobre los oríge del templo griego. Dos tipos: a) planta n alargada con —o sin— columnata axial, pe tasis (o peristilo), nave con ábside (siglo x, i garon B de Termos; siglo ix, templo de Arterr Orthia en Esparta; siglo VIII, Heraion de Sami Este tipo, supervivencia del heládico recier constituye probablemente el origen de la pía del templo clásico; b) celia rectangular, pre dida o no de un pórtico (prodomos), con tei de doble pendiente (siglo vm, templo de Ap en Dreros, Heraion de Délos y de Peracc modelos de edificios de tierra cocida). Esta pl ta será la de los Tesoros; la presencia de i banqueta mural, que sostiene objetos de cu recuerda la disposición de las capillas palati cretenses

SIGLOS VII Y V I . - E n el siglo vti, toda se levantaban t emplos constituidos por i simple celia (Prinias en Creta), sin perístasis veces con una columnata axial (Neandría); p en la segunda mitad del siglo, en Grecia coi nental, se constituye el templo dórico clásico, zado sobre un basamento de escalones y con tuido por una celia con pronaos y opistodo (vestíbulo posterior), rodeados de una perista La planta es todavía alargada (Heraion Olimpia), el fuste de las columnas esb (templo de Atenea en la Marmaria de Delf< el uso de revestimientos decorativos (metof acroteras) de tierra cocida pintada sigue siei frecuente (Termos, Calidón, Larisa en Hermi

En el siglo vi, en las ciudades, aunque exista todavía arquitectura privada, se reali; trabajos edil icios (organización de Siracc acueductos de Megara y de Samos, fuentes Atenas). Se organizan los grandes santuari desde Jonia hasta Sicilia, con su períbolo ( cinto murado) que encierra también los tesoi los edificios secundarios, pórticos, teatros y tadios. En la Acrópolis de Atenas se levanta serie de templos de toba; en Delfos se constri el antiguo Tholos de Marmaria [645] y el tesi de Sicione [644]; en Magna Grecia y en Sici los templos suelen ser de dimensiones excepc nales y de refinada decoración (Selinonte: He cleion, templo de Deméter, templo de Poseid' Siracusa: Artemision; Paestum: santuario de laris, templo pequeño de Hera).

744. Planos del Partenón y de diversos tipos de templos griegos.

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A c r ó t e r a

a. En la segunda mitad del siglo vi, el orden ¡ dórico toma en Grecia su aspecto clásico (tem-Vplo de Apolo en Delfos, llamado de los alcmeó-i^nidas, 548-510; en Corinto, 540); las proporcio-

nes son más cortas (lados de seis y quince co-lumnas), los fustes más achaparrados, los capi-teles más gruesos y más anchos. En los santuarios,

i es la gran época de construcción de los tesoros >-. (Cnido y Sifnos [648, 650] en Delfos, con cariá-

tides, Masalia, etc.). En Asia, sólo subsisten ves-tigios arqueológicos de los dos grandes templos

- de orden jónico de esta época: el Artemisión de • Éfeso y el Heraion de Sumos, ambos orientados al i. oeste y que eran de considerables dimensiones, i con decoración esculpida muy rica. En Magna V Grecia y en Sicilia, no se detuvo la cons-<v trucción, con muchas supervivencias proto-

arcaicas en la disposición de los techos y la forma de los entablamentos, frontones y cornisas: seudo-basilica de Paeslum (o templo de Hera) , templo

: de Silaris, Apolonion y Artemisión de Selinonte. Igualmente es en Sicilia donde se encuentra el

i primer ejemplo de capitel corintio, en una pi-t lastra de Megara-Hyblaea.

SIGLO V. El esfuerzo de los arquitectos du-\ rante la p r i m e r a m i t a d del s iglo se concentra

en los edificios religiosos y en el perfecciona-miento del orden dórico, buscando soluciones a los problemas planteados por las relaciones de los elementos arquitectónicos entre sí. En Gre-

& cia, los atenienses construyen en la Acrópolis un fiprimer Partenón en el Agora, el Tholos, el Stoa £ Poikile y el Stoa Basileios y en Delfos un pequeño S tesoro dórico (489-485); en Egina se comenzó el fe templo de Atenea Afaia el año 500 [620], Pero K.el gran conjunto arquitectónico de este período |íes el templo de Zeus en Olimpia, en piedra calcárea ¡5?local del 472 al 456 por el arquitecto peloponé-¡í sico Libón de Elea. Este es un ejemplo canónico &del orden dórico, cuya austeridad se atenúa con »>el estucado de las columnas, el mármol de la fe},cubierta y la decoración.

La Magna Grecia y Sicilia, que no sufrieron g*la invasión persa, emprenden la construcción de j|:.muchos templos. En Paeslum, el gran templo de ¿ Hera de Silaris (480) y en la ciudad el seudo-5 templo de Poseidón (Heraion, 460). En Selinonte, |J-el Olimpeion de la Acrópolis, el Dionision de i[jla meseta de Marinella, en Siracusa el Atenaion. PEI Olimpeion de Agrigento es un extraño edificio Kcon celia hispastra (a cielo abierto), peristasis

formada por medias columnas adosadas y enta-^rblamento sostenido por figuras viriles colosales, p?Atlantes o Telamones. r A partir del 450, el crecimiento de los re-¡?í cursos públicos y privados de Grecia tiene como

consecuencia el desarrollo de la arquitectura K' civil —casas particulares, ágoras, stoas, odeones,

teatros— y la puesta en obra de numerosos tem-plos. Pericles, en Atenas, hizo el proyecto de reconstruir o restaurar los edificios de la Acró-polis saqueados por los persas, y el arquitecto lctinos, ya conocido por sus obras en el Teles-

rterion de Eleusis, fue encargado el año 447 de Sedificar, con la colaboración del arquitecto Ca-Jfcllcrates, el nuevo Partenón. Éste es un templo de Éorden dórico, pero de proporciones inusitadas ¿tanto en la planta (ocho columnas por diecisiete) ¡¿como en el alzado y en la decoración esculpida.

partir del 437, Mnesicles comienza los Pro-pileos, compuestos de dos pórticos adosados de (.orden dórico, los cuales no se terminaron según ¿el lan inicial. En una plataforma occidental se ¿levanta, a partir del 425, el pequeño templo S|Jónico de Atenea Niké, mientras que el Erecteion j .se comenzó en 421 sobre la meseta superior de

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745. Los adornos.

746. Los órdenes griegos: orden dórico, orden jónico,

columna corintia.

ORDEN DÓRICO

T o r o s •

E s t i l ó b a t o

la Acrópolis [613], Este templo jónico, terminado el 407, cuya singular planta está condicionada por imperativos religiosos, es de gran riqueza decorativa. En la ciudad baja, sobre un cerro que domina el Agora, se edificó el supuesto Teseion [o Eleusinion) del 450 al 440.

El año 440 fue llamado lctinos a Figalia para construir el templo de Apolo Epicourios, de orden dórico exteriormente, pero con una celia rodeada interiormente por una columnata jónica adosada a los muros y estando rematadas las tres columnas del fondo por capiteles corintios. Du-rante el mismo periodo se construyeron el tem-plo de Poseidón en Sunion, el de Némesis en Ramnonte y el de Apolo en Délos (que no se ter-minó hasta el siglo iu).

En Sicilia, la actividad arquitectónica va muy despacio por causa de los acontecimientos histó-ricos: se nota influencia jónica en el templo dóri-co de Segesta, que quedó inacabado el año 425, de cuidada construcción, como la del templo de la Concordia en Agrigento, comenzado el 440.

S I G L O IV. Atenas , después de la derrota del año 404, reaccionó con valentía, terminó las construcciones emprendidas en el siglo v, re-construyó algunos monumentos del Agora (tem-plo de Apolo Patroos) y organizó el temenos (recinto sagrado) de Dionisos Eleútheros, situado jun to al lado sur de la Acrópolis. La restauración del teatro de madera, realizada ahora en piedra y comenzada por el 400, continuó para no ter-minarse hasta el tiempo de Licurgo, al mismo tiempo que se abría una Vía sacra, bordeada de monumentos levantados por los coregas vence-dores, la calle del Trípode (base triangular es-culpida por Praxiteles, monumento circular de orden corintio de Lisicrates). En el Pireo, puerto militar, se transformaron el Arsenal y el puer-to de Zea según planos del arquitecto Filón, que a finales de siglo terminaba el pórtico del Te-lesterion de Eleusis. En Del fos , el templo de los alcmeónidas, destruido el año 373 por un terre-moto, se reconstruyó con la misma planta del 370 a 330. Sobre la terraza de Marmaria , un discípulo de lctinos, Teodoro de Focea, edificó a comienzos de siglo un tholos con peristilo dórico de proporciones muy esbeltas, con un orden interior formado por medias columnas de capitel corintio.

Pero es en el Pe loponeso donde se hallan los más importantes restos de este período. En Epidattro, que reúne en el santuario de Asclepios a los mejores arquitectos del siglo iv, se construyó desde el 380 hasta el 375 el templo del dios, períptero dórico con adito (santuario). Por el 360, Policleto el Joven, nieto del escultor del siglo v, edificó un tholos que pretende superar en perfección al de Delfos y luego, el año 330, será igualmente arquitecto del teatro, uno de los mejor conservados y probablemente el más her-moso de los teatros griegos. En Tegea, Scopas reconstruyó y 'decoró, entre el 350 y el 340, el templo de Atenea Alea, períptero dórico con orden interior corintio y verosímilmente, por sus semejanzas de planta y de estilo, el de Zeus en Nemea. En Megalópolis, después del Thersilion (sa-

la de reunión hipóstila, 370) se edificó a finales de siglo el mayor teatro griego. En el Filipeion de Olimpia, heroon (templo en honor de un héroe) jónico con forma de tholos comenzado después del 338 por Filipo II de Macedonia, volvemos a en-contrar el capitel corintio para el orden interior.

En Asia Menor, el siglo iv se caracteriza por un renacimiento arquitectónico del que es típico el empleo general del orden jónico, el gusto por las dimensiones colosales y la exuberancia de la decoración esculpida. Éfeso: después del incendio del 356, se reconstruyó el Artemisión con el mis-mo plan e igualmente con tambores de columna esculpidos. Didimes: el templo de Apolo Filesio se comenzó el 333 por Peonio de Éfeso y Dafnis de Mileto. Priene: Piteo, uno de los arquitectos del Mausoleo, construyó a partir del 335 el tem-plo de Atenea Polias. Halicarnaso: el dinasta cario Mausolo hizo comenzar, poco antes del 353, un templo sepulcro que combina un heroon griego con peristasis y un alto podium con cá-mara funeraria.

Por último, es en esta época cuando entra la casa part icular en las preocupaciones arqui-tectónicas de los griegos. Las excavaciones de Olinto nos han hecho conocer un centenar, cons-truidas con materiales ligeros en planta cuadra-da, con un patio pavimentado o un pórtico pro-fundo al que da la estancia principal de la casa. Mosaicos y estucos forman la decoración de estas moradas.

ESCULTURA LOS O R Í G E N E S . Los primeros testimo-

nios de la p lást ica g e o m é t r i c a son pequeños exvotos de marfil (Dipilón, Esparta, Éfeso, Délos), de bronce (escudos de Ida, estatuillas de hom-bres y de animales de Dodona, Delfos, Atenas, Peracora, Argos, Esparta, Olimpia) y de tierra cocida (ídolos campaniformes de Beocia, carros y caballeros).

S IGLOS VII Y VI. En el siglo vu empiezan a diferenciarse algunos centros de arte para tomar fisonomía propia en el vi. Creta es un foco muy vivo en el siglo vu (estatuillas de Dreros, friso del templo de Primas, Dama de Auxerre [593], que cae en el olvido hacia el siglo vi. El grupo del Pe loponeso al que se adscriben los talleres de Grecia del Norte y de la Magna Grecia, está por el contrario lleno de vitalidad: el arte de Corinto se encuentra en el frontón oriental del templo de Artemisa en Corfú [630] (580), y el áe Sicione en las esculturas de su Monóptero en Delfos (560). En Micenas, me-topas y frontones del templo de Atenea del si-glo vu, en Olimpia, cabeza de Hera procedente del Heraion (siglo vn) y frontón del tesoro de Megara. De la Grecia del Norte proceden las series de cotiroi del templo de Apolo Ptoo [602] (Beocia) y el couros de Orcomene. En Magna Grecia, taller de Silaris,con dos series de metopas muy originales; en Sicilia, taller de Selinonte. Otro grupo engloba las esculturas de la costa jónica y de las i s l a s : tambores esculpidos de las colum-nas del Artemisión de Éfeso, estatuas sentadas de la vía de los bránquidas en Mileto, estatuas de

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747-748-749-750. MONEDAS GRIEGAS. De izquierda a derecha: buho, Atenas, hacia 555-546 a. de C.; Niké en marcha. Círica (Misia), hacia 520-480 a. de C.; Dionisos, Naxos (Sicilia), hacia 461-413 a. de C.; león atacando a un toro, Acanto (Calcídica), hacia 424

a. de C. BIBLIOTECA NACIONAL DE PARÍS. Foto Edil. Corvina.

Samos (Hera, del Louvre, y grupos funerarios [p. 296]). Cnido: esculturas de! tesoro de Delfos. Xanthos: monumento de las Arpias (hacia el 500) [652], Los fragmentos de estatuas de marfil ha-llados bajo la vía sacra de Delfos proceden de un taller jónico (primera mitad del siglo vi). Délos y Naxos, Sifnns (tesoro en Delfos) y Tasas tuvieron excelentes talleres de escultores.

Pero el foco más activo sigue siendo Atenas, centro de los progresos en la composición de las esculturas arquitectónicas, en el tratamiento del cuerpo masculino desnudo, de la figura femenina con ropajes y en la representación del movimiento y de la expresión. Tres grupos de escultores prin-cipales: el de los frontones de toba (F. de la Hidra, F. rojo, primer F. del Hecalompedon en 585-560, F. del nuevo Hecatompedon [632, 634] en 520, que permite apreciar los progresos realizados), con los frontones del templo de los alcmeónidas en Del-fos, obra de Antenor (510 a. de C.); grupo de los couroi, desde los del Dipiló'n y de Sunion hasta el caballero Rampin [605] y hasta el primer gru-po de los Tiranóctonos (debido a Antenor); grupo de las corai desde la corai 589 del segundo cuar-to del siglo vi hasta las corai de la primera década del siglo v.

SIGLO V. Preclasicismo (500-450 a. de C.). Tres centros artísticos dominan este período:

a) Atenas, con los últimos couroi y corai, la personalidad de Cilamis, a quien se atribuye el Zeus de Histiea y las metopas del tesoro de los atenienses en Delfos [655], En Egina, los esculto-res de los tres frontones (uno rehecho) del templo de Atenea Afaia (500-480) resultan todavía bas-tante torpes. Los talleres de las islas y de Grecia del Norte, Naxos (estela de Alxenor), Tasas (re-lieves del Pritaneo) y Farsalia (relieve de Deméter y Coré), se atribuyen al centro ático.

b) Magna Grecia y Sicilia: intento de re-construcción de la obra de Pitágoras, samio re-fugiado en el momento de la invasión persa, ar-tista interesado por la captación de ritmos y el realismo de los detalles (¿atleta del Louvre?, ¿auriga de Delfos?) [578], Escuela de Lacres, con el tríptico Ludovisi [680] y la Venus del Esquili-no [692]. Escuela de Selinonte con las metopas del Dionision.

c) el Peloponeso, con sus hallazgos sobre el tipo de couros en movimiento en Corinto, Sicione y Esparta y sobre la figura femenina con ropajes (peplófora) en Argos. Se manifiesta este taller en el templo de Zeus en Olimpia [636 a 639], construi-do y decorado por artistas peloponésicos. Se apre-cia la influencia de Píndaro en la elección de temas y la del pintor Polignoto de Tasos en la

composición a la vez geométrica y musical. Fron-tón oriental: preparativos de la. carrera de carros entre Pelops y Enoinao. Frontón occidental: lu-cha de centauros y lapitas. Zeus y Apolo son los arbitros serenos de los destinos heroicos y huma-nos. En las metopas, que son una selección de los doce trabajos de Heracles, la presencia visible o adivinada de la diosa Atenea permite al héroe civilizador triunfar de las asechanzas de la vida.

Primer clasicismo (450-400). La noción de cen-tro o de taller se sustituye por la de la personali-dad de artistas que circulan de un foco artístico a otro. Mirón de Eleuteres (Beocia), que trabajó en el segundo tercio del siglo v, es un teórico del movimiento (Discóbolo [683], Ladas, grupo de

' Atenea y Marsias). Por el contrario. Policleto de Argos, heredero de las tradiciones peloponé-sicas, busca el equilibrio de un cuerpo viril en reposo, construido según una arquitectura ideal, el canon: el Cinisco el Dorífora, elDiadumeno[690], marcan así las etapas de su carrera, con una amazona herida para el Artemision de Efeso y una estatua de Hera (Argos) de oro y marfil.

Fidias, nacido en Atenas hacia el 490, estaba antes del 455 en Olimpia para realizar la estatua de Zeus; el 450 es llamado a Atenas para dirigir los trabajos de decoración del Partenón [626] y hacer la estatua de culto de Atenea, inaugurada el año 438. A partir del proceso por impiedad que se intentó contra él en el 432, ya no hay no-ticias suyas. Su carrera incluye, además de las esculturas del Partenón, gran número de obras que se ha intentado reconocer a partir de com-paraciones con el Partenón, como el gran relieve de Eleusis, los originales de la amazona Mattei, de la Anadumene Farnesia, de la Deméter de

\ Cherchel y de la Coré Albani. No se sabe prác-, ticamente nada de la Atenea Promacos y de la Lemnia que se alzaban en la Acrópolis. Respecto a la Parthenos, no se dispone más que de réplicas e interpretaciones de arte menor. La unidad de inspiración e incluso de estilo, a pesar de la di-versidad de ejecución, debida a la participación de muchos escultores, justifica la tradición que designa a Fidias como maestro de la obra del Partenón. De los tres conjuntos, metopas, fron-tones y friso, el primero no innova en los temas decorativos: Gigantomaquia al este, Amazono-maquia al oeste, Centauromaquia y nacimiento de Erictonio al sur y toma de Troya al norte. Los frontones están consagrados a la gloria de Atenea (frontón este: nacimiento milagroso de la diosa) y de la ciudad (frontón oeste: disputa entre Atenea y Poseidón por la posesión del suelo de la Acrópolis en presencia de las familias reales

751. Principales formas de vasos griegos.

de Atica). Por último, en el friso del sekns- (parí cerradas del templo) se desarrollaba ideaimeii la procesión de las Panateneas, ante una asambl de dioses, mezclados así estrechamente con 1 humanos.

La acción de Fidias es manifiesta en algún esculturas monumentales contemporáneas, en Metroon (templo de Cibeles) del Iliso, en Eleusinion y en el templo de los atenienses ( Délos. También está clara en obras anónim; Pallas de Velletri, torso Médicis, cariátides d Erecteion, relieves ditirámbicos, estelas funer rias. En cambio, se observa la influencia d arte jónico y también cierta reacción contra < idealismo en el friso de Bassae, las Victorias d bastión de Atenea Niké [701], el monumento < las Nereidas de Xanthos, obras aisladas como Suplicante Barberini [706], la Nióbiie herida de 1 Termas, y en algunos artistas de finales de sig como Cresillas, Alcamenes y Calimaco.

SIGLO IV. Segundo clasicismo. Se caract riza por el renacimiento de las ciudades jónic y sus grandes programas arquitectónicos qi atraen a los mejores escultores y broncistas. Sci pas, nacido en Paros, arquitecto y escultor [726 después de haber trabajado para Sicione (Mén; de con el cabrito, de Dresde), Ramnonte y S motracia, fue llamado a Asia para participar í la decoración de dos grandes conjuntos: mausoleo de Malicnrnaso y el Artemisión de Éfr De regreso a Grecia, construyó y decoró el ten pío de Tegea, así como el de Nemea. De sus col boradores en el Mausoleo, fue Timoteo el auti de los frontones y de las acroteras del templo Epidauro (375), mientras Leocares y Briaxis tr bajaron para Alejandro.

Praxiteles , que era ático, prefiere el mármc al que el pintor Nicias da un aspecto de vida;! existencia se caracteriza igualmente por un via a Asia (hacia el 350), en el curso del cual parí cipó en la decoración del altar del Ar temision c Éieso y creó una Afrodita para Cnido. Del perl do anterior datan el Sátiro escanciador, el Sátii en reposo, el Apolo sauróctono y la Afrodita ( Arles. Ahora bien, el Hermes que sostiene a Di' nisos, de Olimpia, es desgraciadamente una o pia romana; las obras más tardías como la Art misa Brauronia (Diana de Gabies) y el grupo < Eleusis, demuestran una gran formación reí giosa [p. 290 y 291].

Lisipo, pintor y broncista, hizo su aprend zaje en los talleres de Sicione y es un innovadi cuyos afanes se dirigen al movimiento, al pap de la luz y al carácter de sus modelos. Inventó u nuevo canon (8 cabezas en la altura del cuerpo

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- más esbelto, y sus obras reflejan un ideal muy j - alejado de los de Scopas o de Prati teles (Agías, pS¡^poxiomeno); al convertirse en escultor oficial t ' ! de Alejandro, lo siguió en sus viajes y le hizo mu-tachos retratos (Hernia .-Izarn,). Después de la muer-|Cte de ésle, viajando sin cesar desde Grecia a lSicilia, creó numerosas figuras divinas (Erus can ij.il arco de Tespies, Heracles de Tárenlo, Htrmes Ilutándose la sandalia) [732]. fe La influencia de Scopas y de Praxi teles fue Ejmuy poderosa sobre la escultura de su época, en g las estelas funerarias y diversas obras anónimas, fe en los numerosas tipos de Afrodita y en la De-fS méter de Cnido.

P I N T U R A

A pesar de la desaparición de las pinturas al ^ fresco y de caballete, es posible, gracias a las des-I cripciones literarias, a la decoración de los vasos 6 pintados, y a las pinturas y mosaicos de época

romana, reconstituir la evolución de un arte * cuyos maestros fueron por lo menos tan célebres E. como los de la escultura. i S I G L O S V I I - V I . Los griegos si tuaban en 5 Corinto y en S ic ione la creación de este arte ^ con sus primeros perfeccionamientos, y algunos 6 documentos parecen venir en apoyo de esta creen-% cia: las metopas de Termos (650-630) y de Cali-fa dón (600-580) son obra de talleres corintios, S mientras que las tablas pintadas más antiguas í (pinakes) fueron halladas en la gruta de las Ninfas L en Pitsa (Corintia; segunda mitad del siglo vi). . Al final del siglo vi, es igualmente próspera la ; escuela ática, con Cimón de Cleone, a quien se f atribuyen diversos progresos de la pintura ar-| caica; la ciencia de los escorzos, la represen ta-I' ción de la musculatura , de los ropajes, la creación | de la expresión, progresos que hallamos en la J pintura de vasos de esta época. | S I G L O V.—La llegada a Atenas, el 470, del ¡ | pintor Po l ignoto de Tasos va a acentuar la in-jf fluencia de la pintura no sólo en la decoración ¡S de los vasos pintados, sino también en la escultu-¡í' ra. Se encargó de decorar la Lesque de los de í 'Cn ido en Delfos (468-458) y el Stoa Poikile en

Atenas, buscando su inspiración en la l i teratura homérica (caída de Troya y episodios de la Odi-

*sea) . Sus contemporáneos elogian el equilibrio de sus composiciones, el cuidado de la perspecti-

K va y del paisaje y la expresión patética de los ^ rostros, cualidades que son, por ejemplo, las de £-la crátera de Orvieto. Los pintores de finales del E . siglo v, P a r r a s i o de Éfeso, que dwcoró el Dio-Í í nision nuevo de Atenas, y Xeuxipo con sus cen-

tauromaquias demuestran jan espíritu nuevo, menos equilibrado.

K? S I G L O IV. —Escasas informaciones permiten tatisbar el puesto capital que tiene la p in tura en el arte de esta época, su creciente influencia sobre

fr- la escultura y la existencia de escuelas regionales. '¿i Una de las más famosas es la de Atenas , a la que Pig: pertenece Nicias, el pintor de Praxiteles, de quien f f quizás hay tres obras entre los frescos de Pompeya

y de Roma. La escuela de S ic ione es también célebre, teniendo como discípulos a Pausias, que

í j trabajó en el tholos de Epidauro, Lisipo, que al f igual que Fidias fue pintor, y Ape les , que llegará

a ser el pintor oficial de Alejandro. Su gusto por el retrato y por los cuadros alegóricos es típico de las tendencias del arte griego en aquel tiempo.

CERÁMICA

| L O S O R Í G E N E S . — L a decoración de los va-[p sos de estas épocas, que constituyen el material ^ arqueológico más importante , es de una geome-g tria tan característica que ha servido para cali-fe- f'car este período: las excavaciones del Cerámico

de Atenas han permitido fijar la cronología del IB estilo g e o m é t r i c o y precisar las tendencias de fjí las diversas fábricas, por comparación. Prologeo-K métrico: siglos XII-X, emparen tado todavía con la

cerámica prehelénica (Salamina, Atenas y Ti-ento) ; geométrico de estilo severo (siglos IX-vm)

| ánforas a cuadros (último cuar to del siglo vui) , ;-: y subgeométrico, en par te contemporáneo del pro-

loático de comienzos del siglo vn. [p. 250]. Las fábricas de Creta y de Tera gustan de

t i l o s vasos de decoración lineal y las de Beocia de los

r" vasos con decoración plástica; los talleres áticos H? K

754. ARTE GRIEGO. Grupo de tierra cocida de Afrodita y Eros hallado en Cirene. Primera m i t a d d e l s i g l o r v . M U S E O DEL L O U V R E .

Foto Chuzeville.

755. ARTE GRIEGO. E s p e j o de b ronce . Taller de Corinto o de Sicione (?). S i g l o v a . d e C . M U S E O DEL L O U V R E .

Foto Giraudon.

756. ARTE GRIEGO. Relieve de Milo. Plaqueta de tierra cocida procedente de la decoración de un cofre. Mediados del siglo v. MUSEO DEL

LOUVRE. Foto del Museo.

752. ARTE GRIEGO. Espejo de bronce. Afro-dita Pandemos. Siglo iv a. de C. MUSEO DEL

LOUVRE. Foto Chuzeville.

753. ARTE GRIEGO. Ritón de plata. Finales del siglo v o comienzos del IV a. de C. MUSEO

DE TRIESTE. Foto Alinari-Giraudon.

757. ARTE GRIEGO. D e t a l l e de u n m a n g o de espejo de bronce procedente de Tebas. Taller de Egina (?). Hacia el 500 a. de C. MUSEO

DEL LOUVRE. Foto Franceschi.

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758. Supuesto retrato de Alejandro Magno. Replica antigua de un original del siglo XV a . d e C . a t r i b u i d o a L i s i p o . M U S E O D E L

L O U V R E . Foto Giraudon.

se especializan en los grandes vasos llamados del D i p i l ó n , en los que aparece la representación humana y animal [601],

S IGLOS VII -VI . Con el desarrollo del inter-cambio comercial entre Grecia y el mundo orien-tal aparece una transformación en la forma de los vasos y su decoración. Rodas, Samos, Milo y Co-rinto fabrican vasos con «decorac ión orienta-l izante», adornados con animales reales o fabu-losos y motivos vegetales. Pero en los ta l leres át icos , la figura humana toma en seguida un puesto preponderante, mientras <sp aclara la or-namentación. A comienzos del siglo vi, los ta-lleres de Corinto, Cirene, Calcis y Clazomene son todavía florecientes, pero a partir del 575 triunfa la cerámica ática con f i guras negras y Atenas se convierte en el centro casi único de esta producción. Después de Sofilo y Lido, son el jonio Amasis y Exekias, que representa la corriente do-ria, los más famosos fabricantes y pintores de vasos. Hacia el 530, bajo la influencia de la gran pintura, artistas como Nicostenes y Andokides sus-tituyen las figuras negras por figuras reservadas en rojo sobre la arcilla [708],

SIGLOS V-IV. Del 510 al +60 se extiende el gran periodo de los vasos con figuras rojas (estilo severo), con Eufronio, Bouris, Hieran y su pintor Macron, Brigo y Solades (el maestro de las copas de fondo blanco). Los temas mitológicos y homéricos inspiran la decoración ele los grandes

759. Retrato de un rey aquemeuida (Darío Codornan). Col. Adolphe Staclet, Bruselas.

P E R S I A

A Q U E M É N I D A

N i q s h - i - o Paiagarda Ruítem o

Persépolis raí

vasos, y las escenas efébicas o familiares la de las copas y vasos pequeños. Se nota la influencia de Cimón y de Polignoto en el dibujo y en la técnica. Luego ía influencia de la escultura y de Fidias sucede a la de los pintores en el est i lo libre (460-430), con Aison, el maestro de Aquiles, pero esta última reaparece en el est i lo rico (final del siglo v y comienzos del iv), conjuntamente con la del teatro. Meidias es el último de los grandes pintores de vasos, y el siglo ív ve acentuarse la decadencia de la cerámica pintada, salvo quizás ? en la serie de los nasos de Kertch [713],

ARTES MENORES

Mobiliario y pequeños exvotos de bronce, figu-:

rillas y relieves de terracota, platería y joyas, numismática, glíptica, mosaico... constituyen lo que se ha convenido en llamar «producción me-nor», pero en ella volvemos a encontrar la habili-dad manual, el sentido de la belleza del estilo griego y al mismo tiempo un pujante reflejo de las artes mayores.

S I G L O VI. Los talleres de broncis tas de Corinto y de Sicione exportan cráteras, trípo-des y espejos con pie a todo el mundo griego [755], Los talleres de m a r f i l que produjeron el cofre de Cipselo (Sicione) y los pequeños mar-files del tesoro de Delfos son peloponésicos. Las figurillas de terracota se fabrican en cualquier parte; sin embargo, hay que señalar los talleres beocios (Tebas, Tanagra) y los de Corinto y Rodas. Las m o n e d a s de oro y de plata de Atenas o de Sicilia son de una acuñación y de una ins-piración muy notables.

S I G L O V. Sin que Corinto pierda su supre-macía en el trabajo de bronces industriales, Ate-nas fabrica también hermosas espejos con mango formado por una figurilla, sustituidos en el si-glo tv por espejos-cajas con relieves y vasos con temas mitológicos. Las figurillas de t e r r a c o t a (Beocia, Ática y Peloponeso) refiejan el estilo de la escultura y algunas figuras de acroteras (Olim-pia) participan incluso de la gran plástica. De Mi-to y de Locres proceden delicados bajorrelieves.

S I G L O IV. Los ta l leres át icos fabrican muebles de bronce, vasos y rítones realzados con plata [753], decorados con relieves, urnas cinera-rias y cajas para joyas. Los ta l leres de coro-p lates de Beocia (Tebas, Tanagra) y los de Ta-rento están en plena actividad, así como los ta-lleres de grabadores y orfebres, siendo en esta época cuando aparecen los primeros m o s a i c o s con decoración figurativa.

S i m o n e B E . S Q U E S - M O L I . A R D .