soneto cien años de soledad

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Soneto Cien Años de Soledad

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UNIVERSIDAD PEDAGGICA NACIONAL

FACULTAD DE EDUCACIN PROGRAMA DE PSICOLOGA Y PEDAGOGA

Presentado por: Rafael Andrs Porras Suarez.

Cdigo: 2010252048

Presentado a: Sergio Rodrguez.

Eje: Lenguaje, Lectura y Escritura.

Tema: Soneto isabelino Cien aos de soledad.Del deseoOh, horrible afrenta la del deseo,

Un dolor constriado al cuerpo sacro,

Una apora al mito malogrado,

Mas sin su peso yerra su apogeo.

Oh, porfa piedad musa transgresora,

Ni genio ni artista pueden colmarte,

Se impreca en el hasti domarte,

Evita el pudor y bro ahora.

Despotrica y cala en el ser nauseo,

Ddalo pasional, veta de oropel,

Alma sin sombra, batalla sin Coronel,

Humllale, Dios, s? su armazn ptreo.

Es el falo inmaculado del hombre,

Y, de la mujer, lujo impostergable.

Mtrica soneto isabelino (abba abba cddc ee)Intencin literaria

OctetoAOh,horribleafrentaladeldeseo,Ante el temor de rsula de hijos con cola de cerdo en la unin consangunea.

Con la moral ingenua, y cristiana, de Pietro Crespi.

Con las salvedades de Fernanda del Caprio por preservar el linaje.

Bundolorconstriadoalcuerposacro,Por la virilidad del primer Buenda ante el calzn acorazado de rsula Iguaran.

Por los tres zarpazos con los que Jos Arcadio descuartiz como un pajarito a Rebeca.

Por el nauseabundo deseo de no morir sin el privilegio abnegado de los placeres de Pilar Ternera o Nigromanta.

Bunaaporaalmitomallogrado,Del pensamiento malthusiano de Fernanda.

Del temor hecho realidad en la decadencia de los Buenda en la antropfaga relacin de Aureliano y Amaranta rsula con la criatura de Aureliano Babilonia.

Amassinsupesoyerrasuapogeo.La descendencia (y evanescencia) de los Buenda y Macondo: los primeros Aurelianos y Jos Arcadios hasta los ltimos.El delirio y privacin del primer Jos Arcadio Buenda, del sosiego de rsula, del celo a la belleza de Amaranta, del Aureliano antropfago y su deseo de traducir los textos de Melquiades.

AOh,por

fapiedadmusatransgresora,Ante el recelo patritico de la Violencia, el asedio de muerte a los descendientes del Coronel, la avenencia del olvido y la decadencia de Macondo.Por el encarnizado silencio de odio de Amaranta ante Rebeca.

Por la injerencia de Fernanda al dolor ajeno y aun presa de ste.

Bnigenioniartstapuedencolmarte,Ni con los descubrimientos del mundo trados a Macondo por los gitanos y ms luego por el mismsimo mundo.

Ni con los menjunjes de rsula heredados antes de Macondo o las triquiuelas de las cartas de Pilar Ternera.

Bseimprecaenelhastodomarte,Ni el recato del primer Aureliano mucho despus Coronel al desposarse con la pequea Remedios.

Ni el pundonor del encierro o el encarnizamiento con la lectura del Aureliano antropfago ante la ternura hecha pasin de la ltima Buenda, Amaranta rsula.

Ni con la mentalidad cachaca de Fernanda que concibi al primer Papa de Macondo domearon la pasin de Amaranta rsula ni la hostilidad y derroche del santo.

Aevitaelpudorybroahora.El desenfreno de Jos Arcadio hijo con la joven gitana, luego, despabilado con Pilar ternera.Del decisivo y sorpresivo arranque de tozudez de Rebeca al dejar a Pietro Crespi y entregarse a Jos Arcadio.

De la inocencia de Meme, y de su candorosa hermosura, al no privar a Mauricio Babilonia de su ritual al baarse.

CuartetoCDespotricaycalaenelsernauseo,Del ser feliz atribuido al bulto de Jos Arcadio, de la belleza auspiciada en la inmundicia del desenfreno, en el sudor compartido, en la melancola del recuerdo y en el comercio de la virilidad a cambio de algo de comer.Del desprecio al hombre, sea bien por el delirio de Jos Arcadio Buenda, la tozudez del Coronel Aureliano, del arrebato de Jos Arcadio, del cretino hijo de Meme y Babilonia, de los tres mil cuatrocientos ocho muertos.

Dddalopasional,vetadeoropel,De las instancias pasionales sosegadas por el pundonor: el primer encuentro de Aureliano, el Coronel, con lo colosal del gnero femenino, y luego ya hecho Militar, con las libertades de la guerra y el prestigio del linaje de la familia con sus diecisiete hijos apadrinados por los Buenda.

Dalmasinsombra,batallasinCoronel,El atavo del amor hecho deseo en su ms cruenta lucidez: del desenfreno de Jos Arcadio Buenda, que sin aspavientos razon como viril que es con Pietro Crespi, con Rebeca, que sin importar su consanguinidad aunque sta no supiera la no consanguinidad con los Buenda- y pese a las salvedades de rsula sobre su temor de mancillar al mundo con engendros cola de cerdo.

Chumlla

le,Dios,s?,suarmaznptreo.Ante la moral cachaca de Fernanda del Caprio y el odio contra su eterna rival de cama, incluso de corazn, Petra Cotes, y pese al abnegado derecho conyugal de compartir la vida con su esposo, Jos Arcadio.

PareadoEEselfaloinmaculadodelhombre,Del erario pstumo de todo Buenda que no defraud en la faena de la cama, sea por iniciacin propia o por voluntad ajena.Del no escarmiento por infidelidad sino por el deleite pleno del vientre voraz de la toda mujer. Del insufrible hecho de ser hombre por la razn pero no por la accin por la cual se convierte todo aquel en miembro viril de la sociedad.

Ey,delamujer,lujoimpos

ter

gable.De las seducciones infantiles de Aureliano el Coronel a la pequea Remedios.

Del xtasis insospechado de Meme y Babilonia en los afueros del bao.

De los gritos de gata de Amaranta rsula.

Del su dulce juego con la portentosa criatura de Aureliano, luego de haber descubierto que los tedios del amor tenan posibilidades inexploradas.