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Soledad, breve, concentrada, poema en prosa de intensa belleza, queintegró los caracteres y tipos regionales y el paisaje nativo, puedeconsiderarse como el segundo eslabón —el primero fue el novelón JuanMoreira (1880) del argentino Eduardo Gutiérrez— en la larga cadena denovelasgauchescas.Enellaencontramosya lascaracterísticasesenciales,los rasgos distintivos, los ingredientes, y los arquetipos de los romancesgauchescos:unaheroínabellay taciturna,unpatrónfeudalydespótico(supadre)unfuerteyvalienteyhermosogauchoqueapelasiemprealaguitarrapara traducir las tempestadesdesualma.Constituyeunverdaderomodeloensugéneroyhainfluido,sindudaalguna,enbuenapartedelanovelísticaposterior hispanoamericana. Por sus páginas pictóricas y calurosas pasanlosúltimosgauchosqueélvioconsuspropiosojosmomentosantesdequeseextinguiesen.

Constituye,juntoconelrelatocortoElcombatedelatapera,delomejordeAcevedoDíaz.

En la presente edición se han mantenido las normas ortográficas de laediciónde1894,apartirdelacualseharealizadoesta.

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EduardoAcevedoDiaz

SoledadTradicióndelpago

ePubr1.0emiferro07.05.16

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Títulooriginal:SoledadEduardoAcevedoDiaz,1894N.sobreediciónoriginal:A.BarreiroyRamos,Editor,Montevideo,1984Imagendecubierta:Buenoshorizontes,fragmento,AldoChiappeDiseñodecubierta:emiferro

Editordigital:emiferroePubbaser1.2

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I[a]

En la quebrada de una sierra, pequeño, hendido, deforme, á modo de nido dehornero que el viento ha cubierto de secas y descoloridas pajas bravas, se veía unranchomiserablequeálolejospodíaconfundirsetambiénconunagrancovachadeviscachonesódezorrosporlochatoynegruzco,malorientadoycontrahecho.

Detechodetotorasyatrabajadasporeternaslluvias,yparedesembostadasenlasqueeltiempohabíaabiertohondasgrietas,esterancho,ápesardesuedad,sindudaprovecta,más era laviviendadeunahoradegauchopobreyvagabundoque asilosedentariodefamiliahumildeylaboriosa.

Yáfequebiendebierainferirseestoporelaspecto,áojodepájaro;porqueenrigoraunquehabitado,este refugioantesseasemejabaá taperaqueácasa,perdidaentre las toscas y breñas de los estribaderos y como colgante sobre la profundacuencadeunarroyoqueenelbajocorríaenserpentinaorilladodeárbolesespinosos.

En este nido de ave demonte y en ese calvario fecundo en rosetas erizadas yvíboras de la cruz, moraba solo desde algún tiempo Pablo Luna; mozo de pocasrelacionesenelpago,sinoficioconocido,yporlomismountantomisteriosoensugénerodevida.

Solocomounhongodeesosquecrecenenunesterodechucasyabrojales,PabloLuna, según era fama, tenía sin embargo, una compañera á quien hacía hablar unidioma de armonías, convirtiéndose en sus manos en zorzal por la variedad y eltimbre singular de los sones que de ella arrancaba en las tardes silenciosas; y esacompañeraerala«requintada»guitarra,«lamejoramigadelostristes,cuyasmismasalegríassonsiempreanunciosdealgúnpesar».

Cuandodeélsehablabaenelpago,enloscoloquiosdela«yerra»ódespuésdelapesada faena de la «trasquila», decíase que era un hombremás alto quemediano,delgado, con cintura demujer, unabarba corta y rala tirando á pelinegro, el rostromorenounpocoencendido,losojosazulescomopiedradepizarra,largayenruloslacabellera abierta almedio, cejas de alas de golondrina, la oreja tan chica como elrebordedeuncaracolrosadoylasmanosunpocolargasyvelludas.

Añadíaseunaseñaparticular:ladeunpárpadoalgocaído,loquedabaásusojosunaexpresiónvagaysomnolienta.

Estemozonodebía tenermásdeveinticincoaños,á juzgarpor lapinta.Enlosdías festivos solía vérsele pasar de largo por las poblaciones, vestido de chiripá ybotasnuevas,unsombrerodealascortasnegroysin«barbijo»,unponchitoterciadoenelcrucero,ceñidaaltroncounacamisetadelanillayálacinturaun«tirador»depieldepumaconbotonadurademediasonzasespañolas.

Llevaba la guitarra en lamano izquierda, apoyadapor subase en el costado, ámanera de tercerola; y una daga de mango de plata al dorso bajo el «tirador», alalcance de su diestra con solo volver el antebrazo, cual objeto que nunca deja de

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acariciarseaunqueseaporentretenimiento.Gastabamuylargasysiempre limpiasaunquedeuncolordelámbarporeluso

delcigarro,lasuñasdelanularydelmeñique,yensartadoenésteunanillodeplatasencillo,gruesocomoarodecabestro.

Habíase observado que el cuidado especial del cabello, no impedía que unaguedejalecayesedecontinuosobrelamejillayleenvelaseelojo,como«unaguíadesuspensamientos»;auncuandonofaltaraquiendieseporcausadeldesgreñoenesaforma, al párpado en semipliegue. Ese rulo bien podía servir de celaje gracioso aldesperfecto.

Se conocía más á Pablo Luna por su afición á la guitarra que por los hechosordinariosdelavidadecampo.Habíaempezadoélporcalarseporeloídoáfavordesuhabilidadparatañerycantar,antesqueporactosdevalentíaydefuerza.

NoporestosecreaqueLunaseprodigabaóhiciesepartícipesálosdemásdesusgustosydeleitescuasiartísticos;muyalcontrario,eratalvezunfielremedodeesepájarocantordenuestrosbosquesquealzasusecosenlomásintrincadocuandootrasaves guardan silencio y no interrumpen aleteos y rumores importunos el solemnepaisajedelassoledades.

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II

Contodo,enocasionesdiversasyáciertashoras,alpasarporelvallejuntoálosestribosdelasierra,muchoseranlosquehabíansentidolosacordesdeunaguitarra,templadadetalmaneraqueorasusecosparecíanvocessonorasdeunacampanadevidrio fino con lengua de acero, ora silbos bajos y plañideros de calandria que seaduerme, ó ya ruidosos acordes de prima y de bordona con acompañamiento deroncosgolpesenlacajacomoenunaserenatadebrujas.

Otras veces, era un canto dulce ymelancólico el que se oía; sonidos suaves yvibrantesdecorchoquerozalosrebordesdeuncristal,comoseafirmaquesonlosdelaavispasolitaria,lacantoradelosbosques.

Estasmisteriosasmelodías,heríanelsilencioenlasnochesapacibles,cuandosoloestridulabanélitrosenelfondodelvalleyembalsamabalosbajoselnativoaromadelarrayányelchirimoyo.

Bastabanestasnotasdemúsicaescuchadaá lo lejos,alcruzarpor lohondodelllanoalromperelalbaóalcerrarlanoche,paraquelosquelagozarandeteniendoelpasoásuscaballosllevasenensusoídosunaimpresióngrataydurable,queluegonoacertabanellosádefinirsinoconmuestrasdesingularsorpresayvivacuriosidad.

El «gaucho-trova», como le llamaban al referirse á su persona, debía sin dudahabersecriadopulsandoinstrumentosyaprendiendoenlaespesuraelmodulardelospájaros,porqueávecesseguíael rimoconelcantoóelsilbidodemodoquenosesupieradistinguirentrelossonesylosecos,sieraguitarraóeraflautalaquegemía,si era un hombre el que lanzaba trinos ó era un «boyero» el que confundía susarmónicosconcentosconelvibrardelascuerdas.

Apartedeesto,sucualidadsobresalienteentrelaspocasqueseleconocíanóseleatribuíanconrazónósinella,comentábanseconfrecuenciadosepisodios—acasolosúnicosenquePabloLunahabíafiguradodepaso,yporaccidente,alregresarásuescondrijotrasalgunosdíasdevidaerrante.

Narrábaseasí,elprimero:Enunanocheoscurasebuscabaenel llanoporgentequeveníaconhambrede

muchashoras,unaresdepesoygorduraarribaquebastasealdestacamento;yentretinieblas como fantasmas, los ginetes iban y volvían al tanteo sin acertar con elvacuno, hasta que el «gaucho-trova»que enderezaba casualmente á sumadriguera,conocedordel intentoporsuolfatofinoysuvistade lechuza,avanzóal trancopormitaddelvalle,hizolevantarunapuntaquedormíaentrelashierbas,pusoeloídoalrumordelasresesycostaleandoáunaconpalmadasuave,gritófirmeáunsoldado:

—Corteelgarrónáesa,quenohadeapagarelfuego.Enseguidaseperdióenlassombras.Asíquerayólamañanamataronlares,yresultólamejor.Encuantoalsegundoepisodio,contábasedeestemodo:

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Elpeonajedelaestanciatraíaunatardeacosadoáun«matrero»,quienyarendidosu caballo, se apeó junto almonte para guarecerse en la espesura; pero, conmalasuerte,porqueenredadoenlasmalezasconlasespuelas,vínosedebocaquedandoámerceddelosperseguidores.

Hacíaesfuerzospordesatarseaquellosgrillos, teniendo tancercaelesconditeyconéllasalvación;yyaelcuchillodeunmozodiestroparadesnucarlodeácaballodeunsolotajoderevésibaácaersobresucuello,cuandoapareciendodesúbitoenelmatorralcercanoPabloLunasacudióenelaireporencimade lacabeza laguitarraquetraíaenladiestra,ygritótanfuertecomounalarido:

—Dejeamigoquevivaotroinvierno,queelhombrenoesmenosquelalumbriz!Elmozodetuvoelbrazosorprendido,conelcuchilloenalto.Lasespuelasdel«matrero»zafaronentantollevándosedosmanojosdehierbas,y

éste seescurrióporentre lasbreñasámodode lagartoacosadopor lasavispas.Alpropiotiempoqueél,el«gaucho-trova»desapareció.

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III

Sibien retraídoyarisco, solíavérseleáPabloLunaendeterminadashoras,deldía ó de la noche, junto al barranco de la Bruja, que se encontraba en lasproximidadesdelaestanciallamadadeMontiel.

Enesesitiocasiselvático,echabapieátierraysepaseabasilbandounairetriste.Coincidiendoconsuvenidaalpagohabíaocurridoenaquellosparajesunsuceso

dramático, en que elmozo se interesó luego que lo supode unamanera extraña ypertinaz.

Eraesalúgubrehistorialasiguiente:A laestanciadedonManducaPintos, situadadeallí seis leguas, llegóseundía

unamujerviejapidiendoconchavoylaaceptaronparalastareasdecocina.Eraunapobrepaisanadecerebroencallecidoqueensus ratosdeociohacíade

«medica» administrando yerbas milagrosas, poniendo los trapitos á la luna óconjurandoduendesbenignos.

Decíase que curaba á los reumáticos haciéndoles «cambiar la pisada», ó seavolverelpiesobrelashuellas;yálosenfermosdelavista,noconyendadelagarto,sinoechándoles«tierritas».

Servíatambiéndeveterinaria.Alosanimalesyeguaresque«seagusanaban»,lesvolvíalasaludatándolesunaguascadecuerofrescoalpescuezo.Alosquepadecíandemaldeoídos,tantocuadrúpedoscomobípedos,aplicábaleselpellejodelavíbora.

EstainfelizviejadenombreRudecinda,hablabasiempredenohabertenidomásque un solo hijo, el cual ya mozo, habíase visto en el caso de irse de su ranchoacosadoporlamiseriayporlaspersecucionesinjustasdelaautoridad.

Deesehijonuncasupodesdeeldíadesufuga.Eraunmocetónuntantomimoso,guitarrero,cantor,debuenaalma,sinotrovicioqueeldenotomarsemuchapenaporeltrabajo.Acasohabíamuerto.

Rudecindalabruja,comolaapellidaban,llevabaalgunosmesesderesidenciaenla estancia de Pintos; pero en cierta época sus manías llegaron á acentuarse y ladespidieronalfinsinlástimas,comoáentedañino.

Laviejasealejódelquehabíasidosurefugio,mísera,locayerrante.Poralgúntiempovagóenlascercanías,alimentándosederaícesydespojos.Después,comolearrojasenlosmastinesparadesalojarladesuguaridaenlosmatorrales,Rudecindasefuédeallí.

A los pocosdías hizo sentir supresencia en el campodedonBrígidoMontiel,camaradadedonManduca.

Sealbergabaenelmonte,quiénsabeenquéoscuramadrigueraensociedadconlasalimañas.

Durante las tardes nubladas ó en las noches de luna, se le viomás de una vezatravesarelvallecitoconunatadoderestosópiltrafas;ósalirdelfondodelbarranco

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congrandespuñadosdeyerbasyfloressalvajes.Alpercibirlaandrajosa,desgreñada,conlosojosfueradelasórbitas,oprimiendo

entresusmanoscontraelpechocosasmisteriosas,lospaisanossealejabanmirandoparaatrásydiciendoentremedrososyburlones:¡cruzdiablo!

UnatardedonManducaPintosqueveniaalgalopeendirecciónálascasas,lavioalzarsefatídicadelbarrancoámododeunespectro.

Ellahizoungestodemáscaraylearrojópordelanteungranpuñadodeyerbasextrañas.

Elcaballodiounaespantada,yelginetedijocolérico:—¡Aforamandinga!Laviejalanzóunaroncacarcajadayvolvióáesconderseentrelasbreñas.Algunos días después, al comenzar de una noche de luna, aquella pobremujer

envueltaámediasensusharapos,lodosa,derrengada,sueltaslasgreñasydesnudalaplanta,másqueandandoarrastrándose,sehabíapuestoádisputarjuntoalbarrancolacarnedeunaovejadestrozadaáunabandadeperroscimarrones.

Se atrevió á golpearlos con los puños dando gritos espantosos. Entonces losperros enfurecidos en defensa de sus despojos la mordieron, la arrastrarontriturándola con sus colmillos, saltaron sobre ella en tumulto é hiciéronla gironesprecipitandoalfinsucuerpomiserablealfondodelbarranco.

Algunoqueen loscontornosvagaba,alcanzóápercibir losaullidosde labrujaconfundidosconlosdesusverdugos,yvínosealrumordelapelea.

Elqueavanzabaaltrote,comoventeandounapresa,óguiadoporelinstintodegauchoerrante,eraPabloLuna.

Algunosperroscontinuabansufestín.Habíanreducidocasiáesqueletolaoveja;pero aúnquedaban los cuartos que todos á unaqueríandevorar formando estrechocírculo con sus hocicos ensangrentados. En sus ansias famélicas no prestaronatenciónaljinete.

El gaucho-trovaquedesde lejosveníaobservando atento el cuadro, dirigióunamiradasúbitamentealbarrancoanteunasacudidabruscadesucaballo;ypudoversobre las breñas, casi colgante, el cuerpo de una mujer larga, escuálida, llena deguiñapossobrelaquederramabalalunasublancaclaridad.

Pablonotuvomiedo,ydesmontóveloz.Acercóseal sitioé inclinósedemodoque su rostroquedasecasi rozandoelde

aquelcuerpoqueyacíarígidoconlosojosabiertosyelsenodesgarrado.Ycontemplándolo estuvo algunos segundos.Depronto todo él se estremecióy

sacudió como un junco, y de su garganta escapó un sollozo intenso, indefinible,hondamentedesolado.

Loscimarronesgruñeron.Dosdeellosseaproximaronalparajeágrandessaltos,aúnnosatisfechosalparecerconlasterriblesdentelladasconquecribaranelcuerpodelabruja.

ElprofundosollozodePablolosimpulsóalensañamiento.Eraacasounjemido

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delenemigoderribadoenlalúgubrepelea.El gaucho-trova, que se había reincorporado desencajado y siniestro, dio un

brinco enorme seguido de un grito gutural, y descargando su brazo con ímpeturabiosopartióáunodelosperroselcorazóndeunapuñalada.

Verdaderasfieras,loscimarronescayeronsobreélcomounaavalancha.Peroladagaterribleentrabaysalíarápidaensuscuerposquesedesplomabande

lomos,entreestertores:conelvicharáenrolladoalbrazoizquierdo,Lunaprovocabafuribundoloshocicos,entantosudiestrarepartíagolpesdemuerte.

Lalucha,sinembargo,fuédecortosinstantes.Lucharabiosa,sincuartel.Los perros cimarrones optaron por la fuga y traspasaron á escape el barranco

rompiendolasmalezas,ydejandotendidostresdelabanda.Pablo siempre ceñudo observó que dos de éstos se revolvían en el suelo, y

abalanzándoseimplacable,sentólesporturnosubotadepotroenlapaleta,yfuélesdegollandoconinfernaldeleite.

Alver soltaráchorros la sangrede loscuellos,caliente,humeante,empapandolospastos,susmanosysusbotas,pareciósentirunconsuelo.

Limpióelaceroenlospelajesdelosperros,yluegoenlostréboleshastavolverleellustre.Resollóconfuerzaypasóselamangaporlosojos.

Sucaballoasustadosehabiaalejadodeallíuntrecho.Ellotrajoyloacarició.Enseguidaseapoyóenelbordedelbarranco,cogióelcuerpodelabrujaensus

dosbrazosycargóconél.Antesdecruzarloenelrecado,miróotravezelsemblantedelamuerta,ylobesósinruido.

Alzóse en seguida con su carga, que atravesó en el caballo con cuidado, ysaltandoélenlaparte libredeloslomos,volviógrupas,dirigiéndoseálaorilladelmonte.

Eraaquellaunanochedeprofusosresplandores.La loma,elvalle, lascopasdelosárbolesaparecíanbañadosdeunaluzblancaypura.

Junto almonte se dibujaba una linea sombría.El gaucho-trova la siguió largosmomentos como abismado. El caballo solía detenerse no sintiendo el rigor de larienda;hastaquealgritodealgúnbuhoquietoenlasramaseljineteacercabaálosijareslasespuelas,continuandosumarchasilenciosa.

Porfinentróseáunpotriloscuro.Desmontó,ybajóelcuerpomutilado.Enesesitiolatierraestabablandaporlahumedaddelribazo.Elarroyocorríapor

un cauce estrecho bordado por retorcidos troncos y espesos canceles de viváceasprofusas.Unrayodelunacomolargaflechadeplatahendíalaespesurayformabaenlasaguasmansasunojodeluz.

Pabloacomodóelcadáverjuntoáunárbol.Aquellamujermásenvejecidaacasoporelduroyconstantesufrimientoquepor

los años, aniquilada, escuálida, con losojos fuerade las órbitas y la piel sobre los

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huesos,ahora rígida,muertaácolmillopor losperros,bañadaensangre, revolcadaporelpolvoyelbarro,apenascubiertacondesechosdetelaincolora,eraparaélunobjetodemudaydolorosacontemplación.

Enelsemblantedesencajadodelgauchohabíacomounsurcodepenaintensa.Devezencuandocogíalamanoflacayrugosadelamuerta,lamirabafijamente,

la acercaba á sus labios temblorosos y la dejaba caer de súbito apenas sentía sufrialdadhorrible.Algo comounavoz solemneque venía del fondode su alma sinvuelos,ámododeecolejanodeapagadasmemorias,parecíadecirlequeéleracarnedesucarne,queenaquelpechomíseroyenjutoélhabíamamadoyqueaquellamanosecayhoyosaqueexhibíacrispados losdedosy rotas lasuñas, lehabíadirigidoypreservádoledelospeligrosenlaedadenqueelhombresearrastraygritasinpoderponerse de pie como los demás animales del campo. Debía ser sí, sangre de susangre,porquealmirarlavieja,andrajosaydestrozadasentíahincárseleenelpecho,duraypunzadoraunaespinadelacruz,quesoloálapobrebrujahubiesesidodadoarrancardelaheridaquenosangraba,peroquehacíagemirlaentrañaconinauditaviolencia.

A intervalos exhalaba una nota ronca sin lágrimas ni contracciones, breve,espontánea, asustadora en el silencio y la soledad del sitio, muy semejante alresoplidosordodeuntoroenfermo.

Dabavueltasdespacio,observandoelsangrientodespojoatentamente,dehitoenhito;yluegosequedabapensativoconlavistaenelramajeoscurolargosmomentos.

Volvíasedepronto,cogíaentresusdosmanospuestoencuclillasladesmelenadacabeza de la bruja, é insistía en observarla en todos sus detalles como fascinadotétricamenteporelhorrordeaquellamáscaradeendriago.Unavezllegóáarrastrarlainconscientehastauncuadrodeluzplateada,quelaalumbródelleno.

ReciénseleocurrióáPablocerrarlelosojosylaboca.Bajóleconlosdedoslospárpados,peroéstosnoseplegaronyaheladosyendurecidos.Tentócerrarlelaboca,ylasmandíbulasvolvieronácaerse.EntoncesLunaajustólasconunatiraenformadebarboquejo, cuyos extremosciñóenel cráneo.En seguida le arregló el cabello,echándoselosobreelseno,estirólelosfragmentosderopasálolargodelcuerpoquerodeó con tiras para sujetarlos, y por último se sentó á su lado poniéndose á picartabaco con suma lentitud, cabizbajo, aplomado por el peso de sus violentastribulaciones.

Pasadamediahoraselevantódelsitio.Allícercadelribazohabíaungrupoderegularesguayabosmuypróximosunosde

otros,congrandesahorcaduras.Pabloarrastródelmontedostroncosgruesosyasecos,cortóleslasramitasduras

ylosretaceócongolpesdedaga.Luegoenvolvióbienelcadáverendosjergonesquesacó de su recado, atándolos con una guasca peluda de las que llevaba colgadas ágrupas;pusoenseguidaálamuertasobrelosdostroncos,yciñólotodofuertementeconotrastirasdecuerosinsobar,enformadelío.Labrujanopesabamásqueuna

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momia.Concluida la fúnebre tarea,Lunacargóconelbultoyencaminóseá la isletade

guayabos.Apoyóellíoenunodelostroncos,ydescalzóselasespuelas.Enseguida trepóseconpiesy rodillasalárbol,montóseáunaramagruesaque

cedióenparteásupeso,cogióporelextremosuperioraquelextrañoataúd,lolevantóconalgúnesfuerzohastadescansarloenunahorquetademodoquesemantuvieseenequilibrio; y por último, descendiendo de la rama, empujó desde el suelo con sucabeza y manos el lío hasta encajar la extremidad inferior en otra ahorcadura delárbolmáscercano.Comocomplementodesutristelabor,asegurótambiénconreciaslazadaslascabecerasálosárboles,áfindequeelvientonoderribaraelarmazón.

Después,recogiendosusespuelasdehierro,volvióselentamentealpotril, tirósealsueloysepusoállorar.

Pasadoesemomentodedolor,murmuróbocaabajo:—¡Quienjuerabrujodeádeveraspormimadre!Sintióunlevealeteocomodealasdefelpaentreelramaje.Levantóentonceslacabeza,ymiró.Dosojosfosforescentesleobservabanfijos,inmóviles,desdeelfondodelaisleta,

yápocounchillidoestridenteturbólasoledad.Eraunñacurutúquesehabíaposadojuntoalcadáver,muyrecogidoensímismo,

tiesassusgrandesorejasdeplumas;sombría,misteriosaimagendelavidaerrabunda,tétricocompañerodelashorassinpazniluz.

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IV

En el valle, y distante del rancho de Pablo Luna una milla, se encontraba lapoblaciónprincipalótroncodelaestanciadedonBrígidoMontiel.

Eraésteunhombrerudo,bajodecuerpo,caraancha,espaldascuadradasymanosenormes.

Asemejábansesus ralaspatillasensemicírculodeunoáotromaxilar inferior,álospelosdesigualesycerdososquecubrenlasmandíbulasdeltigre;lapartecarnudadelaoreja,gruesaysalidahaciaafuera;lascejasmuypobladasyrevueltas;labocagrande, con buena dentadura, la barba corta y un cuello de toro, completaban losrasgosmásnotablesdeestecimarrón,amodeganadosyseñorde«lazo»ycuchillodelacomarca.

Su genio díscolo le había enajenado toda simpatía.Aun encariñando, cosa queocurríararavez,lastimaba,pareciéndoseenestoalgato.Sibienloshombresqueloservían eran como élmontaraces, pocos lo igualaban en crudeza de instintos y enmanerascerriles.Siemprepecabaporexcesoparamandarómalquerer.Seleservíaporlapaga,enqueeraestricto,yporSólitaqueeraunencanto;perodesgraciadodelpeón que incurriera en sus enojos ó animosidades! Ese no tenía allí trabajo, nihospitalidad.DecíaMontiel con frecuencia,queelgauchoerahijodel rigor,yqueporlomismounacaradeperrolehacíamejorefectoqueunabuenaconseja.

GraciosayprovocativaerasuhijaSoledad,tipodehermosuracriollaescondidoentreaquellasbreñas;yáquiendestinabadonBrígidoparamujerdeunbrasileñoricoqueteníasucampoyganadosápocasleguasdeallí.

Soledad,dediezyochoaños,deunmoreno sonrosado,ojosgrandesynegros,formas llanas y redondas y unas trenzas tan enormes que le pasabande la cintura,constituíaelpuntodemiraydeatraccióndetodoslosmozosdelpago.

Fruta incitante, sazonada á la sombra de los «ceibos», ó flor de carne que losmismos«ceibos»envidiaranparasucopaaltiva,elprestigiofascinadordeestamujerhabíaenceladotodoslossensualismosycomoincrustadosuimagenencadacorazónselvático; de modo que por el sitio rondaban y á él volvían los más soberbios yrebeldesalyugodeMontiel,callándolotodo,hastaelinstintovengativo,enobsequioálaesperanzademerecerlagraciafemenina.

Quien creía haber obtenido de ella una frase halagadora; quien una sonrisaexpresiva;quienungestodeinterés;elmás«ladino»,unsaludodeaprecio;elmenosconversador, una mirada á escondidas; el mejor cantor, un suspiro; el ginete másguapo, un aplauso; el guitarrista de más gusto, una atención profunda; el mayor«quiebra»,unagranrisa;hastaelmatarifedediariosoñabaenquesuhabilidadparadegollarovejaspredisponíaásufavorlamoza.

Todoelfervorvaronildelpagoseconcentrabaenella.Dondequieraseagitasesu«pollera»corta,lospastosechabanflores;plantaqueellatocase,alcanzabavirtudde

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milagro; rosa de cerco que se pusiera en el pecho, creaba aroma; caballo quemontase,seponíapiafadoryquerendón.

ElhechoesqueSoledadnoparecíapreocuparsenimuchonipocodetodoloquela rodeaba; y que su mismo compromiso con don Manduca Pintos, el brasileñohacendado,nolequitabaelsueño.

Dejaba hacer y decir sin importársele las consecuencias, á juzgar por su airedisplicente,tranquilo,demujersinpenasnidevaneos.

Hacíasugustoconlibertad;galopabaenbuenos«pingos»;bailabaalgunasveces;la faena doméstica no la absorbía mucho; de costura había aprendido poco; deinstrucciónmoralniel«padrenuestro»;nosabíaquéeraoficio;peroencambioeradiestraenhallarnidadasdeavestruzódegallina,enecharcluecas,escoger«choclos»granados,bajarhigos«chumbos»,yhacerelpuchero.

Y no era solo el puchero. Don Brigido solía decir que nadie como ellacondimentabaguisosdeternera,yespecialmenteciertaspartesglandulosasdeltoro,ácuyo manjar la joven se había aficionado desde niña, y que á la vez era de lapredileccióndedonManduca.

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V

Cierta tarde Soledad caminaba por las cercanías de la huerta, cuando acertó ápasarporallí,montadoensualazányaltrotecorto,PabloLuna.Ellanoloconocíamásquedenombre;ydesuhabilidadparaelcantoylaguitarra,habíatambiénoídomuchos elogios. Eso, unido á la sombra de misterio que rodeaba su vida errante,aumentó su curiosidad en momento inesperado, viéndolo cruzar á pocos pasos deella.EstemismopasajedePabloLunaeraunsucesoraro,puescasinuncaseleveíatanpróximoálas«casas».Soledadloobservóconlacabezabajaylaspupilasfijas,unpocodesoslayo,torcida,inmóvil;éllamiróconairemelancólico,deunamaneravagayfría.

Llevaba la guitarra apoyada en la cadera, el sombrero hacia atrás, flotantes aldorsolosrizosnegros,muypálidoelrostro,perollenodeunaexpresiónresignada.

Balbuceóalpasarlas«buenastardes»yllevólamanoalaladelsombrero.Soledadapenasmovió lacabeza;ycuandoélsehuboalejado,púsoseámirarlo

sindisimulopordetrás,conungestodesuspensiónydeextrañeza.Ymirándolosiguió,hastaquePablollegóáocultarseenungranmatorralcercano

almonte.Tuvo en cuenta que no había vuelto ni una vez la vista, siendo así que eran

muchoslosquesehacíantodoojosporella.¡Quémozoidioso!…¡Peroquélindaestampa!Pocosseleparecían.Ocurriósele recién entonces pensar que don Manduca, su prometido, era un

hombrebarrigónconlaspiernas«cambadas»,elsemblanteverdi-negro, labarbadechivoyelcabelloyacanoso.

Sucomparaciónconel«gaucho-trova»ladejóunpocoinquieta;fuéunparaleloávuelo de pájaro, con esa vivacidad propia de una mujer joven de sangre rica ygenerosaenquienunincidentecualquierahiereelinstintoocultoyloponeenaccióninmediata.

Ante aquel hombre apuestoybizarro, aquellos bucles airosos, aquella juventudatrevida que se confiaba en la vida errante á sus propias fuerzas, y aquel ceño decantor triste, aquel modo de ser resignado que se transparentaba en sus ojos, porfuerzatuvoellaquecomparar…

En presencia demuchos otros hombres, no se le habia ocurrido, sin embargo,someterádonManducaálapruebadecomparación.

Ahoraseleocurría,comosidespertarandesúbitoyporprimeravezsussentidosyexperimentaseunaimpresiónrudaysingular.

¿PorquéellanohabíapuestoantesenlíneaáPintosconlosotros,yloponíaenesemomentojuntoáPabloLunaparadeducirunadiferencia?

Noseocupódeaveriguarlacausa.

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Deloquesabíadarserazón,eraquedonManducasepasabademaduro,yelotrodeguapoytentador.

¡PeroestePabloLunatandesdeñosoyhuraño!…Ypensandoasí,Soledadtorcióellabioconaireirónico.Despuéshizounmohíndealtanería,sacudióelvestidoenunavolteretabrusca,y

mirandoporúltimavezalsitioenquedesaparecierael«gaucho-trova»,sefuéápasolentohacialas«casas».

Devezencuandoobservábaseáellamismapordelanteypordetrás,volviendocuantopodíalacabezaconciertosbarruntosdeamorpropioherido.

Enverdadibaunpocoencrespada,sinatinarenlacausadesuenfadorepentino.¿Acasosabíaloqueeraquerer?Nuncahabíasentidoafectoporningúnhombre,fueradelqueásupadretenía,á

pesardelagroseramaneraconqueéstemanifestabasiempresucariñoauntratándosedesuhija.

Encontrábase pues, hermosa, lozana, robusta, llena de anhelos y de fuerzasjuveniles,encondicionesdeexperimentarálamenorocasiónuncambioviolentoensuvidamonótona.

Hastaeseinstantehabíasidoellaelimándemuchasvoluntades,elpuntocéntricoenquecoincidíantodaslasansiedadessecretasdelosquesemovíanásulado.

Asuvez¿noletocaríaelturnodesersubyugada?Oporlomenos¿noencadenaríaconsusencantosáotrosdeexistenciavagabunda

comoaquelqueacababadepasarpordelantedesusojos,indiferente,comoaburridodeunmundoqueparecíareducirseparaélálasoledaddelvalleydeloscerros,sinmásdichasyconsuelosqueelcantodelospájarossalvajes,lasombradelosbosques,laluzdelsolesplendoroso,lostañidosplañiderosdelaguitarra,yacasolasmemoriasdelaprimeramocedaddesgraciada?

Preocupósedel«gaucho-trova».Noeraigualálosotros…¿Porqué no se habría vuelto á mirarla antes de esconderse arisco en las

quebradas?¿Seríaqueellanoteníainterésalgunoparaél;quelasgraciasconquelosdemás

la adornaban, no las veía Pablo; ni su caro era tan linda como decían; ni sus ojosvalíanloquedos«linternas»delasquevuelanporlanochealumbrándoseelcamino?

Esverdadquelosdeéleranmuysimpáticos,azulescomolaflordelcardoreciénabierta,aunqueunoparecíaalgo«guiñador»consuscrespaspestañastemblonas.

ElviejoMontiel,supadre,decíaqueeseera«ojodetaimado»,de«matrero»que«bichea»desdequeelsolnacehastaquesepone.Peroáellanoleparecíaasí;donBrígidoleteníamuchainquinaáPablo,porquesegúnél,vivíadesusovejasydesusvaquillonas,sinquenuncahubiesepodidosorprenderloenunacarneada.

Esamalavoluntaddesupadreeralacausadequeelpobreandariegonohallaraallítrabajoypasasedelargopordelantedelapoblaciónlasrarasvecesqueescogíaesecamino.

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DonBrígidolohabíamaltratadodepalabraendistintasocasionesalencontrarseconélenelcampoóenla«ramada»,ádondeLunaacudieraciertodíaenbuscadealgunaocupaciónájornal.Esavezloechóconamenazasterribles.Pablosehabíaidocalladocomounmuerto.

Se acordaba ella ahora de todo esto, que había oído contar á los peones de laestancia.

Y al acordarse de pronto, como suele uno hacerlo sobre un hecho á que en suoportunidadnodioimportanciaalguna,empezóácreerqueacasoaquellaanimosidadnofuesejusta,dadoqueel«gaucho-trova»parecíadebuenalaya,mansoyhumilde.¿Noloeranciertospumasaunquesecomieranlasovejas?

Porlodemás,habíaoídodePabloalgunascosasquelohacíanaparecerguapoygeneroso,aunquellenosiempredemisterios.

Algunos decían que en lo intrincado de la sierra escondida entre inmensospeñascos y espesuras había una gruta donde el «gaucho-trova» echaba sus siestastranquilas,mientrasenlascumbresdeloscerrossolitariosprorrumpíanengritoslaságuilas, y en los valles hondos roncaba el tigre.Que en esa cuevadesconocida, seestabalashoras,yquealbajarelsolsalíaalpasodesucaballoparahundirseenlamaraña.

Siempre con la guitarra á la espalda ó en su diestra, no la pulsaba para loshombres,yalláenlasoledadlahacíatrinarparajolgoriodelosseresmontaraces.

Añadíasequeásussonesbajabanlospájarosderamaenramaapiñándoseenlapradera;yqueunavezunabandadadecuervosdecabezacalva,tambiénporoírle,seestuvoquietaenlaspiedrasdeunbarrancoápocospasosdeltañedor.

Cuandoélacabódetocarydecantar,loscuervossealzaroncomounanubenegraysecernieronbajo,sobresucabeza,lanzandoencorosusfúnebresgraznidos.

Otrascosasseañadíanquesólohabíavistounmatreroporcasualidad,escondidoenlosjuncalescercanosalarroyo.Eranepisodiosdramáticosdeuncoloridointensoybravio.

Pero entre ellos, resaltaba uno que hablaba con elocuencia al sentimiento ydenunciabaunaenergíapococomúnenelesfuerzo.

El arroyo había salido de cauce por el exceso de las lluvias, gruesas corrienteshabíanbajadodeloscerrosabultandoelcaudal,ylasaguasrebasandoelbordedelasbarrancassehabíanextendidoporelmontehastainundarenparteelllano.

Los troncos de los árboles, de poca elevación en su conjunto, aparecíansumergidosenmásdeuntercio,demodoquelasramastocabanporsusextremoslasuperficie. Una serie de copas verdes formaba festón al abismo, caracoleando yperdiéndoseá trechosen los recodosde la sierra.Estacuevaextensadevejetaciónindígena,monótonayuniforme,erainterrumpidaacáyaculláporpalmerassolitariasquesealzabansobrelamuchedumbredeespecies,airosasyesbeltascomosombrillasdelanceoladosflecos.

Todahuelladevadohabíaseborradoparaunojopocoexperto.

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Allí donde en realidad estaba, el agua aparecía como un remanso de peligrosahondura. ¿Quién podía atreverse á pasarlo cuando venía con su mayor fuerza lacorriente?

Los más altos duraznillos de la orilla habían desaparecido bajo las aguas.También las espadañas y cortaderas que únicamente elevaban las puntas de susblancospenachoscónicosunapulgadadelniveldelacreciente.

Dando gritos extraños, el capivara se deslizaba nadando por sitios que antesfuerontierrafirme,ynumerosasbandadasdegrandespatosycisnescubríanlasabrasdelmontequepocosdíasatráseranferacespraderas.Elaguaenmasaenormerodabasilenciosa haciendo en ciertos puntos pequeños remolinos, y levantando en otrasburbujasyespumasencírculosconcéntricos.Porelmediodelacanalviajabandandovolteretas pedazos de troncos y gajos ramosos que precipitaban su marcha alacercarse á una pendiente, y luego, como tren veloz, al revolverse en un bajosembradodegrandespiedras,queconstituíanunsaltoenépocanormal,yqueahorahacíangirarvertiginosasencincoóseisremolinoslasaguas,sindescubrirunasoladesuscúspidesagudas.

Algún fragmento de cuero seco, de lana con abrojos, de juncos y de totorasarrancadosconpartedelterróndelasorillas,hacíancompañíaálabroza,siguiendoelderroteroámaneradetropaendispersiónáquienelpánicoempujayprecipita.Enuna como abierta tenaza que formaba el vado, los manojos de raíces y las ramasdestrozadas se habían aglomerado junto á los árboles, de cuyas horcaduras caíanlargosmechonesverdesdeparásitasallídepositadasporlacreciente.Aquelmantodedesechos parecía de lejos dura costra, pues allí el agua estaba quieta. Más atrásveíanselospeñascosdelasierra.

Segúnnarróelmatrero,enestascircunstanciasysiendomediodía,cayóalvadounginetequesedetuvoáobservarelsitioconalgúnrecelo.

Estehombreeradesupelaje,segúncoligió.Apenastraíaunajergasucaballo,ylazo al pescuezo. El ginete un pañuelo atado en forma de vincha en la frente,«boleadoras»ydagaálacintura.

Comoviesequevacilaba,hubodeadvertirlequelacorrientetragabahombresyque no se echase al vado; pero, la presencia de otro ginete que á poco surgió delllano,loobligóápermanecerocultoyensilencio.

Este nuevo vagabundo que caía al vado, era Pablo Luna, con su aire uraño ysombrío,ysuguitarraálos«tientos».

Elmatrerode lavinchaseazotóalaguacogidode lascrinesconsuderecha,ynadandoconelbrazolibreálapardesubayo.

Hastael centrodelarroyoconvertidoenancho río, flotaronbien;peroyaen lacanalcorrentosafueroninsensiblementearrastradoslejosdelpasoápesardeobluctarhombreybestiavigorosamente.

Losesfuerzoseranimpotentes.Nosecortabaendosempujeselcursoviolento.Comprendiendo esto el matrero, se sentó en los lomos intentando gobernar y

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desviarse.Elbayo,aunquefuerte,levantósedosvecesdemanosgolpeandolasaguas,sincederárienda.

El descenso seguía y el salto estaba próximo; sentíase sordo el ruido delborbollón. El caballo bufaba azorado con el pescuezo tendido; el ginete se ibaponiendopálido.

De pronto dio cara á las grupas y se arrojó al arroyo de un salto, procurandoeludirlacorriente.Peroallíhabíaunremolinoquelohizobailarcomountrompo,ylovolvióluegosuavementetendidodecostadoalmediodelacanal.

Nadadordegranaliento,pugnótodavíaporcruzarelabismo.El bayo dando vueltas y sacudiendo sus remos delanteros, se había alejado

algunasbrazasynohabíayaquecontarconél.Pordosótresvecesasomóellomoálasuperficie,llenodebrío,enposiciónde

arrancar al través y salvar el obstáculo, aquella fuerza misteriosa que entre tibiosvahosloempujabaaguasabajodeunmodoincontrastable.

Despuéssehundió,reapareció,resoplólúgubremente,giróvelozenelrecodo,yápocosaltóálosairesunamangadeaguayespuma.

Habíacaídoyrebotadoenlaspiedrassumergidas.Noseviomás.Sudueñoibaenpos.Habíatomadolahorizontalydejábasearrastrarámanerade

corchoóinfladavejiga,conelrostrodefuera,cualsiluchaseporhacerentrartodoelaireenlospulmones.Sindudaestabancasiagotadassusfuerzas.

Descendíaporgrados.Susmanos crispadas solían aparecer en la superficie, para cogerse locas de la

brozaqueescapábaseentresusdedos.Derepente,asomóunacabezaentrelosárbolescasianegados,pordondeteníasu

entradauna«picada»estrechísimadelmonte.Aquellacabezaeraladel«gaucho-trova».Había visto sin duda todo, y conocedor del terreno, avanzólo por la «picada»

pasandoderamaenramahastaenfrentarlacanal.Yaaltérminodelboquete,sucuerpoflexiblesetendióenungajodemolle,que

fuéarquándosepocoápocohastamojarsushojasenlasuperficie.Allíafirmadocomoungatomontes,ylibreelespacionecesarioentresucabezay

elárbolparaagitarsobreellalamano,Lunarevoleóunlazoylotiróconfuerzaalnadador.

Estesecogióáélconansia,loarrollóásucinturahastaponerlotirante,sujetóseconlasdosmanosde lapartequequedabaáflordeagua,ypúsoseádescansarunmomento.

Así que cobró ánimo, empezó á tirar del trenzado y á avanzarse con rudosenviones, lívido, resollante como una res que ha sido arrastrada á lazo muchosmetros,yáquienlaargollaapretalagarganta.

Pero, ya á punto de llegar al árbol, quebróse la rama á que estaba ceñido un

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extremo de la improvisadamaroma; y apenas se produjo el crugido, elmatrero sesumergió.

Notardó,sinembargo,enresurgiralgunasbrazasmásadelante,manoteandoenelvacío;porúltimoflotaronsolosuslargoscabellos.Entanto,ellazofuérecogidoenparte, como si se hubiese hecho con su otro extremo una nueva atadura; y PabloLuna, completamente desnudo, se arrojó al agua, dando un brinco de lo alto delmolle.

Elimpulsolollevóhastaelqueseahogaba,áquienagarródelospelos.Comosisóloesperaseuntirónsuave,elhombredelavinchasealzódelabismo,

se abrazó á Luna, y los dos muy unidos, cara con cara, giraron en movimientorotativo, se hundieron y asomaron siempre ceñidos el uno al otro, enmedio de lacorriente.

Estanolosempujóaguasabajo.Ellazoapareciótiesoyfijo,puesáélestabaamarradoel«gaucho-trova»;quien

conlasondulantesguedejaspegadasálasmejillas,diounagranvozenérgica,pusolaespaldaalcompañerodeaventuraquelecruzólosdosbrazosporelpecho,yarrancóhaciaelboqueteáfavordelatrenzaquepocoápocoibansusmanosrecorriendocongranfirmezayvigorápesardelpesosobresushombros.

Enpocosinstantesalcanzólosárbolesdelboquete;yentreellosdesaparecióconsucarga.

¡Ah,Pablodealma!Al recordar Soledad este episodio que escuchó una tarde de boca del mismo

matreroquelohabíapresenciado,volvióápensarqueelviejoMontielodiabaáLunadepurogusto.

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VI

Perodespués trajoá lamemoriaquedonManducaPintoshabíahechoalgoporella, en prueba de grande aprecio; y aunque no estaba «prendada» del hacendadoriograndense,nihabíatenidoenmuchamontaelserónosumujer,contodolehacíafuerza el recuerdo de ciertas cosas que la ataban al «consentido» como con unacoyunda.

Acordóse, pues, de lo que un día le había ocurrido no lejos de las casas, casiencimadelmonteyjuntoáunmatorral,alapearsedeunsaltodesuzaino.

En esa ocasión, un yaguareté de regular tamaño, que sin duda había estadosesteandoentrelasbreñas,ledioungransusto.

Laaventurahabíapasadodeestemodo:Al apearse Soledad, alguna carne maciza vio el yaguareté que ofrecíale

espléndido festín, porque dando dos pasos adelante movió de uno á otro lado lacabezaylacolarelamiéndoselosbigotes.

Sibienenparteocultadetrásdesucaballo,Soledadsintiósuaproximación;dioungritoahogadoyquedóseinmóvilporlasorpresa.

Elcaballoinquieto,anduvoalgunospasosyempezóádarvueltasconlasorejastiesasylavistarecelosa,hastaalejarseregulartrechodeltigre.

La jovencogidaal cabestroycasi ceñidaalpechodel animalqueadivinabaelpeligro,fuésiguiéndolomaquinalmente,sinalientosparaponerelpieenelestriboóllamarásusocorro.

¿Aquiénpodíatampocollamar?El zaino se paró al fin todo estremecido, dando el flanco á la fiera que había

seguidoarrastrándosesobreelvientreenderechuraásupresa.Soledadsofocóungemidoensugarganta.Deprontoeltigresedetuvotambiénápocospasosdelgrupo,conlosojosfijos

de un fulgor siniestro, haciendo anillos con la cola á lamanera del gato. Tenía ellomocomounarco.

Unhombreveníaápieporlaorilladelmonte.Traíaunponchosobreelhombroizquierdoyunagrandagacruzadapordetrásenelcinto.

CuandoSoledadlovio,encontrábaseyaélápocadistancia.Nopudomenosdelanzarungritoroncoanteestaapariciónimprevista,alverla

tranquilidadqueelrostrodeaquelhombrerevelabaylafirmezadesuandar.Acabaríadesalirsindudadelabravecina,puesellareciénlovioentrelasnieblas

desumiedo.Temblabacomounahoja.Quisoarticularalgunapalabraynolologró.Encambio,sonrióalreciénvenidosintiendoquelerenacíaelánimo.

DonManduca,puesélera,dijoconelceñofruncido:—¡Cómonó,sidasvoltacostas!…¡Ehu,manchaobaboso!Yarremolinóelponcho.

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Observó entonces ella con asombro que Pintos, con una audacia de que no locreíaellacapazysinperderlaflema,diounsaltocolocándoseentreelcaballoylafiera,almismatiempoquesearrollabaelponchoenelbrazoizquierdoydesnudabaladagacongranpresteza.

Labestiaempezóáretrocederconsordaronquidoylasfaucesabiertasentrelasmalezas,atentaalenemigo,pestañeandoypasándoseáveceslalenguaporloslabiosnegros,delosquecaíacomounhilodeespumas.

Lacriollanomirómás.Azogadatodavíahuyóápiehacialahuerta,entantosucaballo,viéndoselibre,arrancabadesúbitoágrangalopecualsilohubiesemordidoenlosjarretesunavíbora.

Perolejosyalajoven,yalecodeunbramidovolvióelsemblanteypudoverlafieraenfugaalinteriordelmontedandobrincosenormesporencimadelasyerbasyexhibiendo por entero su pelaje negro y dorado que brillaba al sol con un lustreadmirable.

DonManduca,envainandoladaga,lasiguióprontoconairedetriunfador.Todo esto la impresionó al principio vivamente. El robusto brasileño parecía

saberdomartigres,cualidadqueellanolehabíaconocidohastaquelaprobódelantedesusojos.

EsatardelebrindóSoledadconelmateamargoconmejortalantequeotrasveces,looyóconciertointerésylacomidaencomúnfuémuycordial.DonBrígidoporsuparte, semostró en extremo contento por todo lo ocurridoy elogió el arrojo de suamigoentrefrancasexpansionesdealegríayagasajo.

El comento de la cosa duró algunos días por ser novedad poco frecuente. Elpeonajelatomócomotemadelaspláticasenlahoradelasiesta,ysecrecióenmásdeunpalmo laestaturadedonManducabordándoseen rededordesupersonauna«fábula»,segúnlaexpresióndeunodelosnarradores.

Sinembargo,pasadasdossemanas,Soledadfuéolvidandoelepisodioyconcluyóporvolverásuindiferencia,comosienverdadnohubiesenuncasentidoímpetusdepasiónpornadie.

Demostrabamás gusto en departir sobre cosas del campo con los peones y enhacerlesrascarlaguitarraqueenestarjuntoáPintos.

Cuandoseaventurabaalgunaalusiónenlaruedaóenlacocina,sereíaóencogíadehombros.Complacíase lamozadaenverlahincar sus finosdientes en lagalletadura y sorber con ruido la bombilla; ó en seguirla en todos sus movimientosdesordenadosporsipodíandescubriralgunosdesusencantos.

A veces losmortificaba levantándose el vestido hasta la rodilla para saltar porencimadelacenizacalientedelgranfogón,óponiéndoseenjarrasenelumbraldemodo que se transparentasen sus formas hermosas á la radiación del sol sobre susligerasropas.

Hirviendoensensaciones,mostrábanseentonceslospeonesencelados.Mirábansecondesconfianzalosunosálosotros,recelosocadaunodeloquelosdemáshabían

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visto, y que solo cada uno de ellos quisiera haber admirado con prescindencia detestigos.Elcelollegabaáponerloshoscos,prevenidos,casienvidiosossincausareal.

Acostumbradosáobservarsilenciososenel rodeocómosedisputaban los torosbravioslajunciónsexual,lafuerzadelasangreyelinstintobrutalmentesugestivolospredisponíaáhacerconladagaloqueelpoderosomachoconelcuerno.

Reprimíalosnoobstante,sucondición,asícomolosaccidentesdiariosdelavidadepastoreoqueleshacíanolvidarconlosesfuerzosdelmúsculoylasfatigasdelafaena,sustristesodiosyamores.

EraálavistadeSoledadqueéstosrecrudecíancuandolaholganzasenutríaconel mate y el tabaco, la guitarra, la canción y la payada. Entonces bullían lasansiedadesylosenconosenelcorazón«matrero».Lamargaritapunzólesandabaporlaspupilas,comounvelodesangre,muyrojayviva.

En el afán de verla, todos estaban cada día muy temprano en el palenqueaderezandosuscaballos.

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VII

Deestasyotrasmuchascosasporellasentidasúobservadas,antojóseleacordarseáSoledadlatardeenqueviopasarporsuladoáPabloLuna.

Aldíasiguienteextrañósequeaúnpensaraenélaldespertarse;ycon laauroralevantóseyfuesealcampo.

Cercadelascasas,estandoyaelmaízensazón,habíaseerigidounatrojaóseaunlijeroarmazónenformadecabanacónicaderegularamplitudensubasecubiertoconlasmismasespatasypanículossecosdesuplanta,cuyosfrutossedeseabaresguardardelaintemperie.Afaltadecompartimientoseneledificioóenelgroseroranchodeparedesembostadasquesirviesendedepósitoá losproductosagrícolasescasosdeltiempoáquenosreferimos,improvisábanseasíconlosmismosdesechoslastrojasdemanera tan industriosa, que resistían al igual de las parvas la acción del sol, de lalluviaydelviento.

A espaldas de la troja se alzaba una línea de tunas muy crecidas llenas de«chumbos».

AestossitiossedirigióSoledad.Porallísemoviódeunladoáotrotanteandoloshigos largosmomentos. Entróse después á la troja, y se puso á arrancar las hojascolgantessinpreocuparsedeloquehacía.

DonManduca,enunadesusestadíasenlaestanciahabíaconstruidolatrojaconsuspropiasmanos,pornoparecerocioso.Ellabienlosabía.

Afuerzadetirardelostallosypanículosllegóáabrirunagujeroeneltecho,yapercibidadeestedestrozoechóseáreirconganas,ysaliósemuyligeradelatroja.

Enelfondodelastunashabíaunaextensaloma.Encaminóse por ese rumbo como vacilando, dando vueltas, trazando curvas.

Abríaeldíapesadoycaluroso.Próximo al barranco de la Bruja, casi en frente del bosque, había un trazo de

terreno de altos pastos solitario ymontaraz. La cepa-caballo y la flor de viuda seconfundían con la visnaga, el duraznillonegro, el plumerillo, el hinojoy la cicuta.Había también apio en las piedras, zarzamora en el boscaje, arazaes en la ladera yespinasdelacruzenelfondoarenoso.

Soledadsedetuvodelantedelmatorralunmomento,ensimismada.Zumbabanásu alrededor cien insectos brillantes y movíanse en los gajos y hojarascas enrumoroso enjambre escarabajos y bichos moros, cárabos, isocas, crisómelas,corpulentosCapricorniosylangostasvoladoras.Ennadadeestoparóellaatención;sinoqueechandounaojeadahacialascasas,porsieraónovista,cruzóluegoporunestrechosenderoelbarrancorápidamenteyalmismopasollegóenpocosinstantesáloaltodelaloma.

Desdeallísedominabaunvastopaisaje.Lasierraestabapróximaconsuscelajesazulados, sus faldas sombrías, sus peñascos amarillosos formando una cortina

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inmensa festonada por la línea verde del monte. En las cumbres oscilantes losvaporescomogironesdetules,esfumabansusblancasvolutasalcalorsolar,yenlasfaldasyalimpiasirradiabaesplendentelamañanatiñiéndolotododedoradosreflejos.

Púsose Soledad á mirar hacia los estribaderos de la sierra, verdaderos sitiossalvajes,entrecuyosmatorralessealcanzabaápercibirunranchejonegrodegauchopobre.

Nadasindudapudodivisar,porquevolviólosojos,alparecercansada,alextremodelvallequeásuizquierdahacíaánguloconelmonteylaloma.

Por allí triscaba los pastos una manada de yeguas de colas llenas de abrojos,arisca,bufadora,casiagresiva.

Unpadrillodeenredadascerdasypelosbastos,impetuosoygruñidor,aplanabaácadamomento las orejas,mostraba losdientesy arremolineaba la grey repartiendoreciascocesátodosrumbos.

Lasyeguasgirabanentorbellinoalrededordelamadrina,cuyoesquilónsonabaenelcentrocomotocandoásomatén.

Alfinsedetuvoelpadrilloimpetuoso,enarcóelcuellocongranbizarría,alzósellenodevigorpujanteyoprimióentresusremosdelanterosunoscuadrilesredondoscon brutal é intensa caricia, hipando bravio, encrespada la crin, trémulo el copete,muyabiertaslasnaricescualsiporellassalieseunaráfagadefuego.

Soledad contempló atenta aquella escena, sin signo de extrañeza, aunque conciertaavidez, lamiradamuyfijaylamejillaardiendo.Susenoondulabadevezencuandoconalgunaviolencia.

Despuéssealejóvariospasosdeallíconlosojosenelsuelo;losvolviódenuevoálafaldadelasierra,yporlargoratolosmantuvofijosenlaguaridadePabloLuna,cualsiesperasecolumbraralgoquecalmasesusansiasdelmomento.

Porfinviounbultomuylejos,eldeunginetequeacababadedejarelranchoysedirigíaaltrotesierraadentro.

Nopodíaserotroqueel«gaucho-trova»puesnoseleconocíanamigos,ninadieseallegabaásumadriguera.

¿Quéiríaáhaceralláentreloscerros?Llevaría tal vez la guitarra, su única amiga, con el intento de cautivar con sus

sonesáotrasmozas,áquienestambiéncantaríalindasdécimas.EstaideamortificómuchoáSoledad.Eraprecisoqueélviniesecercadeellaéhicieralomismo,quelapersiguierayla

encariñase.Reciénseapercibióqueásualrededorhabíacomounvacío,yquelasoledadno

lallevabaenelnombresinodentrodesímisma.Unpocodeangustia,quenuncasintió,lainvadiódesúbitoremoviendoelceloen

elfondodesupechollenoderudosinstintos.Ungusanovenenosoparecíamorderleallíenlaentrañaconinsistenciacruel.

Elpotroseguíalanzandoenlamanadacomocarcajadahistéricasugritoencelado

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yenérgicoentrebotesydentelladas.AquelloacabóporirritaráSoledad,quesevolvióálargospasoshacialastunas.—Lohedeamadrinar!—decíaseámediavoz,empañadalamiradaporunllanto

extrañoqueellanopodíaevitaryseleagolpabaálospárpados.Porquéno?…Elnoesmásqueotros.

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VIII

Esatardelovio.Lunaechópieátierraenelbajoylasaludóconsequedad.Estremeciósetoda;púsosemuypálida;ahogólaunaemociónirresistible.Peronosesintióconfuerzasparamirarlodefrente,enlosojos,comoenelfondo

loansiaba.Porelcontrario,lediolaespalda,yechóseácaminarentrelastunasápretextode

escogerhigoschumbosensazón.Púsoseátantearconfiebre,excitada.Caíalelacrenchanegrasobrelosojosmuy

brillantes; tenía húmedas las pupilas, hinchado el labio inferior como una guindamadura,ylasmejillasllenasderosasrojas.

Todaellaeraundesasosiegoextremo;presentaba lossíntomasdeunaagitaciónnerviosaqueerasinembargopeculiarásutemperamento,yquemásdeunavez,alcontemplarlaconmiradacodiciosa,habíahechoexclamarálospeones:

—Parecegegéndemonte!Deunaáotratuna,conmanohábilparaeludirlasespínulasenconosas,subrazo

se alzaba ó descendía como desciende ó se alza la abeja agreste en un búcaro decardas.

Quedábaseáocasionesquietadelantedelfrutotentador.Mas,sucabezasiempredura,inflexible,solosacudíalamelenasinvolverse.Al fin lamano temblorosa bajóse casi á la altura del ruedo del vestido que se

habíaenganchadoenunadeaquellaspaletasdeunverde-oscuro;cogióloytiróconímpetu hasta levantarlo á medias, poniendo al descubierto una pierna de formastornátilestanhermosa,quecuandoellavolvióáocultarlasesonriócomplacidacualsielorgulloasomaseásuslabiosenairedetriunfo,yleasistieselapersuasióndehaberheridoalhombreenlaentraña.

Alveraquéllo,PabloLunalargóelcabestro,yquedósemirandoconlosojosfijosmuyabiertos.

Despuésavanzóalgunospasos,peronoenlínearecta,sinoálamaneradelñandú;arrastrandoporlospastoslalonjadel«rebenque»ódandoconellaáalgunalangostavoladoraqueselevantabapordelante,desplegandoalsolsusalasmordoré.

Llegóácolocarsemuycercadelajoven,quepusotambiénalgodesuparteparaesaaproximación;acasodeunmodocasi inconsciente,atraídosunoyotroporunafuerzaimpulsiva.

Ymuy próximos permanecieron callados, alejándose pocos pasos, volviéndosesinmirarsemásquede soslayo, cual sininguna simpatíaexistieraentreellosy loshubiesedejadomudosalgúnagravioprofundo.

Ibanyvenían.Elseechóelsombreroálanuca,parasecarseelsudordelafrente.Ella arrojó al suelo un higo como enfadada con sus pinchos, y se volvió á las

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tunas.Pablosiguiódetrásápesarsuyo.Al contemplarla llena de juventud, moviéndose febril, sentía que la sangre le

caldeaba lasvenasyqueunafándesconocidodehablar,decantaróde sonreír,demodoqueellaloescuchaseólomirasesinmenosprecioódesaire,loaturdíayhacíalevacilaragitado.

UnavezqueSoledadselepusoalgocerca,demaneraqueáélleparecióquelellegabaelcalordesurostro,removióseleellabioconunaexpresiónsensual,ydijoalfinmuybajito:

—Elchumboesmasiaocaliente…Ponecomojuegolaboca.Soledadhizounmohínagitandosusgruesastrenzas,yseriósinmirarlo.Despuéspasó rozándolocomouna ráfaga; se inclinóhaciael sueloysepusoá

atarunzapatocuyatirilladecuerohabíaaflojado.Traíaenlabocaunaflorecillaazulcuyotronquitooprimíaentrelosdientes.PabloLunalaobservódecostado,inmóvil,ymurmurócomohablandosolo:—Quienjueraflor!…En ese mismo instante se oyó la voz del hacendado, que gritaba desde un

ventanillo:—Yaandaporahíesevago…Arepuntiarásuguarida,rotoso!El«gaucho-trova»enderezócalladoásucaballo,montóysefuéaltranco,caída

labarbaenelpechoylospiesfueradelosestribos.Soledadsepusoámirarloconairetriste.

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IX

Pocosdíasdespuéshubofaenaduraenelcampo.Empezabalaesquila.Conestemotivohabíanacudidopeonesdejornaldetodaspartes,hastacompletar

elnúmerodetreinta.Casitodoseranhombresmuydiestroseneloficio,yquesoloparaesetrabajopesadosereservaban,errandodeaquíparaallí,dezocaencolodra,ódegalpónen«tapera»entérminosdelatierra,mientrasnollegabanlosdíasardientesenqueelvellónestáparejoylatijeraentraenuso.

Mucha actividad, calor excesivo, atmósfera densa se notaba bajo una grandeenramada. Cuerpos inclinados, brazos en continuo movimiento, ovejas derribadas,montones de capullos, ruido de latas, algunas voces broncas y jadeantes, balidoslastimeros trasdeunoqueotropellizcobrutalde la tijera,muchasgreñasybarbaserizadas,unpocoderisasonora,sudoráchorros,arrastresdeovinosporlapataenbalumba sin piedad, brincos de especial gimnasia por los que ya habían pagado eltributo y se iban reblanquecidos con algún surco rojizo en forma de talabartemeneandoelraboylanzandounaprotestaquejumbrosa,majadaquellenabaelairedemonótonosecosrevolviéndoseenelcorralentreunpolvocanelafinoysutil,enfardesáprisa,rezongosdelcapataz,«mangangá»zumbadordeaquellacolmenaqueandabadelrincónalcentroydelcentroalrincónamenazandosiempreconlalancetadesulabiatartajosa,mastinesquedormíanlasiestaáloscostadosdelaenramadaroncandosinrecelo:véaseahíelcuadro.

Elambienteolíaápuraoveja.Elruidodelastijerasyellamentarsedelascrías,hacían unamúsica descompasada y chillona. Como efluvios de fiebremaligna, seinhalaban hacia afuera á bocanadas, las múltiples espiraciones de hombres y debestias.

Bajolaluzsolarquehacíareverberosálolejos,sobrelasaltasyerbasinmóviles,unoqueotrotordo,conelpicoentreabierto,cruzabaelaireenbuscadelboscajeenquéguarecerse,conlasalashúmedasytendidas.

EntrelosesquiladoresestabaPabloLunamuycontraídoyafanoso.Habíavenidomuytemprano,ypedidoalcapatazunatijera,diciéndole:—Aunquedeádebaldequejuesequierotrabajar.Nomedesaire…—Güeno—habíalecontestadoaquél;—perotenéguardaalpatrónsidaporaquí

lagüeltaauritanomás.Hoyestabafuloycuasimechorrea.HemosdichoquedonBrígidoMontieleramuybajodeestaturayalgoredondo

decarnes.Acasoporesoyporsuhumoracreyagresivo,elcapatazloponíaalniveldelzorrino.

El«gaucho-trova»desdequeentróenlaenramadasepusoásutrabajosinhablarconnadie,nilevantarlacabezasinoenrarasocasionescuandoasíloexigíalafaena.

Nuncareclamabalapaga.Losdemásloobservabanensilencio,conextrañeza,y

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solíancambiaralgunasfrasesámediavoz.PabloLuna,ápesardetodo,continuabacomo absorbido por completo en su ocupación, caído el sombrero sobre las cejas,desplegando una actividad nerviosa que llenaba de asombro al capataz. Él soloesquilabapordos.

Asípasaronhoras.Declinabaeldía,cuandodonBrígidovinoálaenramadadespuésdeunavuelta

porelcampo.Alapearse,conunamiradadebuitredominóelconjuntoyhasta losdetalles;y

echandolamaneaásupangaré,gritócongranronquera:—Hayunpeóndemásahí!…Esequeseescondeconelcapachoyseamorrade

purogusto.Nolopreciso,donSandalio,ydespídaloahoramismo!Elcapatazquisobalbucearalgunaexcusa,rascándoselacoronillaconunamanoy

conlaotraencajándoseuncigarroámedioconsumiratrásdelaoreja.Peroelpatrónno ledejóhablar, levantandou tonoagrioydescompuestoentre

injuriasbrutales.—Fuera con él… no consiento retahilas, canejo! De esos «cimarrones» estoy

harto y de susmañas escamado.A los zorros dañinos se les larga los perros si seofrece.Quecacenutriasytucos,yáholgar,porsumadre!

DonBrígidoMontielparecíapresadeunacólerareconcentrada.Elpeonajeun tanto sorprendido, siguióel trabajoen silencio, lanzandoojeadas

oblicuasalpatrónyáPabloLuna.Estesehabíaerguidoadusto,arregládoseelcintoyelchiripá,ysalídoseápaso

lento sin murmurar. Pero esta vez, al alejarse, miró con dureza á quien con tantafrecuencialohería.Acomodóseelchambergoáunladoconunmovimientobruscoyresollóconfuerza,acasodefatiga,talvezdeamargura.

Lospeonesmovieronlascabezasysemiraron.Unodijobajito:—Elhombresevaagraviao.Otroañadióenelmismotono:—Nohayloromansocuandoletocanlacola.

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X

El resto de esa tarde lo pasó Luna acostado en su rancho, hasta ya entrada lanoche.

Nopudiendodormircomoerasudeseo,abandonósulechodecaronas,aparejóelcaballoysaltandoenéltomólaorilladelmonteconrumboalbarrancodelaBruja.

DeestesitioálacasadeMontielhabíacortadistancia.Nosedabacuentaclaradeporquéibaenesadirección,ynoenotra.Vagamente

sedibujabaensuespíritulaimagendeSoledad.Eraunanochedeatmósferaserena,tibia,saturadadearomassilvestres,llenade

suavesfulgoreselespacioyelmontedemóvileslucesetincelantessobrelasbóvedasfrondosas.

La vegetación arbórea orillando los ribazos en toda la extensión del arroyo,atravesaba el valle á lo largo, descendía en los terrenos deprimidos junto á losestribaderos,yperdíaseentredoscerroscomounaenormecolumnadeejércitoquemarchaálasordina.

Allá en el cauce, las aguas del arroyo, al caer sobre las piedras de un recodo,producíanunrumorsordoysemejantealredobledeltambordestemplado.

Unoqueotrogorjeodecalandriasoñadora,algúngritodebuhoólevessilbosdezorzales que tropezaban semi-dormidos en las ramas, eran los únicos ecos que delmontesurgíancomotoquesmisteriososdesilencio.

Sobre el conjunto de tupidas hojas, á modo de auri-verdes lentejuelas querelucieran á la tenue claridad de los astros, un mundo de lampíridos y piróforosformabacomounaatmósferadechispasenlascopasdelosárboles.

PabloLunallegóalbarrancoydeallípasóáloaltodelaloma.Dominábanselaspoblacionesdesdeesepuntohastaensusmenoresdetalles.Estabanmuypróximas.Yahabíaconcluidolacenahacíarato,puesveíansevariaspersonastomandoaireenelladoopuestodelastunasácabezadescubiertayenmangasdecamisa.

Unamujer había traspasado la línea de las tunas, y dirigíase á paso lento á laloma.

Pabloqueseencontrabacerca,enmediodelazonaoscuraádondenollegabaelindecisoresplandordeloscandilesdelosranchos,reconocióenesamujeráSoledad.

Entoncesvolviósealbajo,óseaaltrazodeterrenoquecolindabaconelbarrancode la Bruja. Ese lugar estaba en tinieblas. El fulgor de las estrellas bastaba sinembargoparahacerlotodovisiblealojocampesino.

Lunaseapeóymaneóelcaballo.Soledadllegóálaloma,observó,vioyseestuvoquieta.Pablo se puso á silbar bajo un estilo con tal afinamiento y dulzura, que piaron

algunospajarillosenelmontedesconfiandoqueyaestuvieraencimalaalborada.Soledad caminó algunos momentos por la altura, mirando hacia los ranchos.

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Luegoquedóseotravezinmóvildandolaespaldaalvallecito.El «gaucho-trova» continuó en sus silbos de pájaro selvático cada vez más

concertadosyarmoniosos,conremedodecuerdasdeguitarraydesentidasquerellas.Despuéscesódesilbar,ydijodemodoqueellalooyera:—Unanaditadefavorparaelquesevadelpago.Haigacienañosdesuertepara

todos,quenuncahedevolver!Soledadbajólacuesta.Parecióheridaporaquellamentoyaqueladiós.YyaáunpasodePablo,exclamóllenadesoberbia:—¿Paraesoteallegaste?Aunquequerés,auranotehasdeir.Luegocambiandodetono,agregó:—¿Quéandasbuscando?Nuncamemiraste.—Estomesmo. Si nomiré denantes jué pormiedo de ser cargoso. Pero ya no

puedo…Tengoquemiraróquerumbearáotropago.—Nohasderumbearmatrero!—Güeno.Entoncesmequedohastaquememanden.—Asinaes.¿Tesehafiguraoquepodesmandarte?PabloLunaabriómuygrandeslosojos.Soledad se sentó en los pastos, arrancó un puñado de ellos, y se lo arrojó al

«gaucho-trova»conademándeenojo.Anteaquellaextrañademostración,aumentósesualegríaysintióquelesubíaála

cabezacomounvahocaliente.Soledad se tendió á lo largo, dióse vuelta, rióse fuerte y le tiró al rostro otro

puñadodegramilla.—Parejito que á bagual!—retozóPablo con risa ahogada, temblándole todo el

cuerpo.—Sentáteaquí—dijoelladandoconlamanoenelsuelo.El«gaucho-trova»dejósecaercomounabolaalladodeSoledad,quedándoseen

laposicióndelacaídatodavíariendonervioso,elsombreroenlanucayelrulosobrelosojosencrespadoytrémulo.

Losdosseestuvieronmirandounlargoinstante.De lejos venía la bronca voz deMontiel que hablaba con el capataz sobre las

faenasdeldía.Ningúnotroruidoperturbabaelsilencio,salvoelrelinchoaisladodelospotrosen

elvalle.Soledadquehabíaestadoconeloídoatento,alzódeprontolamanoyapartódel

semblantedePabloelbucle,murmurando:—Ojizaino!Yél,sinprestaratención,comoensimismado,dijosiempretembloroso:—Hoyvidepájarosnegrosenellomodeunmancarrónagusanao…—¿Yquélehace?…—Labrujaqueaquímataronlosperros,asigurabaqueeramalagüeroaunquese

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leajustasealanimalunaguascaalpescuezo.Alcitarálabruja,Pablousódeuntonoextraño.Soledadseincorporósúbitamente,yabriendobiensusdosmanoscogióáPablo

del cuello y lo volteó de costado, así como hacen los cachorros en sus juguetes yrevolcones.

—Güeno,—dijo Luna— con una lonja asina, que me desüeyen por la virgenbendita!

Yexcitándose,añadió:—Vamonosenancaos.—No—repusoSoledadestremeciéndose.Parajuirhaytiempo.—Paramíelmamelucotehaechaoel«daño».—Porqué?—preguntó ella, riendootravez entregozosay asustada.Solo en el

matequejuera…Pabloseexcitómásdeimproviso.Alargóelbrazo,latomódeunhombroylaarrojóconfuerzadecostadosobrelos

pastos.Soledadnoopusoresistencia,quedándosebocaarribamansa,dócil,insinuanteá

pesardeaquelmanotóngrosero.Unadelastrenzasselehabíacruzadoporellindorostrocomounabandanegra.Luna la separó de allí con los labios y besó á la joven en la boca cinco y seis

veces.Después la ciñó con sus brazos de la cintura, resollante, la atrajo hacia sí

impetuosoylatuvoestrechadalargosmomentoshastahacerlaquejarse.Ladejóentonces.Perocomoellanoselevantarayleencariñaselabarbaconlapalmadelamano,

Pablovolvióáestrecharlaconunahincoextremooprimiéndoleentrelosdientesunodesushombroscarnudosyredondos.

—Melastimas,bruto—dijoSoledadenvozbajita.Eldejódemorder,yriósecomounacriatura.Lajovenselevantó,searreglólastrenzasyfuesesinsaludarlo.Peroseibadespaciocomosinánimodehacerlo,vacilanteysuspirando.Paróseenlaloma.EnesemomentooyóseencimalabroncavozdedonBrígido

quedecía:—Túpaseandoalraso,ydonManducaálaespera.Acabadeapearse,muchacha,

yloprimerohasidopreguntarporlaconsentida.Datepriesamarrullera!—Nohaquedármela—contestóSoledadcondesgane.Queaguante!—¡Hem,queaguante!…buenalayaríedesairar.—¡Nodesairo…yquémeimporta!—Desmandadaandas,Sólita.Canejo,conlapavademonte!Yestodiciendo,Montielsevinohastaelsitioenqueseencontrabasuhija,quien

ásuvezandandoprocuróponérseledelanteáfindequenovieseal«gaucho-trova».

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ApesardesusesfuerzosporencubrirloyarrastrarádonErigidolejosdeallí,éstepercibióáPablo,éincontinentiarrojóunternosangriento.

Al ternosesiguierondossaltosvelocessinpronunciarmáspalabra,cualsiunacólerairresistiblehubiesetrabadolalenguadelganadero.

Luna,quesehabíaestadoquieto,ycasiencuclillasatentoá lasvoces,no tuvotiempodeincorporarse,recibiendodeimprovisoungolpedepuñoenlacabezaquelodejóaturdido.

—¡Rotoso! rugióreciéndonBrígidocasisofocadopor la ira. ¡Válgate lasuertequenotraigoelcuchillo,malparido,quesinascoteabríalasentrañas!

Ycuandoibaárepetirelgolpe,unamanonerviosaseposóensubrazo,ylavozdesuhijagritóagudayfuerteásuoído:

—¡Nolepegue,tata!

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XI

Alrecibirelgolpe,Lunasintiósubírselelasangrecomounaluviónálacabeza;ysalidodesuaturdimiento,tentadoestuvodedesnudarladaga.

Lodesarmó,sinembargo,elhechodeveralejarseáMontiel,áquiensuhijahabíacogido del brazo y arrastraba hacia las casas, en medio de una brega deinterjecciones,amenazasycrudosreproches.

Pablo se echódebrazos sobre el cuellode su caballo, ahogándose en sollozos.Apenas podía tenerse de pie. El manso alazán se movía de atrás para adelante,tascandoelfreno,yluegodecostadodescribiendosemicírculos,comosiofrecieseellomo á su amo que parecía estrecharlo enmedio de su congoja, como á su únicoamigo.

Alfinmontóyfueseporlaorilladelmonte.JuntoalbarrancodelaBrujaseparódegolpeyextendióhaciaéllasdosmanos

conademántétricoyextraño.Sinbalbucearpalabra,siguiósucaminocasierranteentrelassombras,ásolascon

sus instintos en el matorral abrupto, sin luz clara en el cerebro, amargada por elhondoagraviosupasajeraalegría,absortoensudolor.

Eraelcaminoseguidoelmismoqueenotrotiempoemprendióconelcadáverdelabrujaácuestas;deaquellabrujaqueélparecíatenermotivosparaamarhastamásalládelatumba.

Anduvolargotrecho.Entróalpotriloscuro.Se apeó de pronto, arregló el recado con mano convulsiva, y rompió á llorar.

Después alzó crispado el puño, conjuró á grandes voces la sombra de la bruja, ytirándosealsuelobocaabajosemantuvoenesaposiciónungranrato,cualsibuscaseescondersusemblantedebajodetierra.

Entre sus gemidos lúgubres pronunciaba la palabramama, con una especie deuncióncasireligiosa.Elcadáverapretadoentreleñosparecíaconstituirsuembeleso,puesatraíaconfrecuenciasusmiradas.

Disvariabaconel«daño»;conlospájarosnegrosquehabíavistoenellomodeunanimalenfermo;conelñacurutúqueservíadeimaginariaalféretrocolgante.

Eneseestado,susmiembrosseestremecían,hundíaelrostroenelsuelo,hacíantrémulossusespuelas.

Conciliado el sueño, á las dos horas se despertó sobresaltado con los ojosextraviadosylacabellerarevuelta.Mirabaátodosladosconciertoazoramiento.Dioalgunos pasos temblando, con las manos extendidas. Sin duda en sueños, por suimaginación ofuscada cruzó un fantasma sangriento enseñando anchas heridas átravés de sus harapos; fantasma que huía perseguido por una banda de perrosfamélicos,velocesmonstruosdeerizadospelosyagudoscolmillos.

Pasándoseunamanoporlosojossacóámediasladagadelavaina,observóáuna

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yotraparteconairedesonámbuloyvolviendoalfinásuser,quedósetaciturno.El cuerpo de la bruja reposaba entre los árboles circuido de hojarascas y

enredaderas: junto á él inmóvil, el buhomantenía fijos sus ojos comodos grandestucosenelgauchodesalado.

Volvióseáarrojaralsuelo,yquedósedenuevoquietolargosinstantes.El alazándabavueltas sujetopor el cabestrodelbrazode su amo,ydevez en

cuandobajabaysacudíalacabezaresoplando.Estosresoplidosconcluyeronporhacerlelevantarlasuyadolorida,ytornóáver

al lado del atahud colgante, al ñacurutú que lo miraba silencioso. En su extravíoimaginósequelosredondosojosdelbuhonoreflejabanyaunaluzamarilla,sinoundestellorojoqueveníaáherirloenlaspupilascomoundardodefuego.

Se incorporó hablando incoherencias, un idioma incomprensible, cual siconversaraconlasombradelabruja.Seguíallamandoáéstasumadre,enmediodelajergaenqueestallabansusinstintos.

Porúltimo,dirigióelbrazo tendidohacia la isletaenquedormíaRudecinda susueñoeterno,yloagitóenseñaldeadiós.Elbuho,ásuvez,batiósusalassinruido,comosifuerandefelpa.Pablosaludótambiénáesecentinelademorrióndeplumas,quedefendíadelosinsectosálapobremuerta.

Se arrojó á los lomos á plomo y recomenzó á andar. Pero no se dirigió á surancho.

Vagabundo por el valle, por los ribazos, por los estribaderos, escudriñandosendas, sondando el vado del arroyo, volviéndose por elmismo camino recorrido,desmontándose aquí y corriéndose como un duende por acullá, fugaz, misterioso,transcurrieron para él las horas como segundos, y sorprendióle la alborada en unescondrijodelmonteconelgestosombríoylamiradatorva.

Dolíalelacabezayleaturdíaunzumbidosordo.—Semehacecamoatí—sedijo,comodisvariandoydándoseconelpuñoenla

sien.Reciénconelsolaltoconcilioelsueño.Durmiópoco, tiradoen lospastos.Dejóseestarsinembargohasta lahorade la

siesta; esa hora en que los rayos solares caen rectos, la atmósfera ahoga, semejanpequeñaslagunaslasmaciegasenlohondodelosvalles,elchajáentreabrelasalasentre losvahosdelcieno,hace sumúsicademilélitros todounmundo invisibleyreinasoberanalacigarraaturdidoraconelcorodeflautasdelosarbustos.

FuélaqueeligióPabloparamoverse.Teníalaseguridaddenoservisto,porquetodos debían dormir á la sombra de los árboles ó de las enramadas á esa hora deperezaydemodorra.

Saliópasotraspasodelmonte.Penetróenelvallellenodeganados.Sedetuvoáciertadistanciaypaseóunamiradaalparecervaga,sinobjetoporelcampo.

Poralgunosmomentossefijóenciertossitiosymatorralesmuyespesos.Latierraeramuyricayfecundaenaquelvalle.Laslluviasdelapasadaestación

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habían sido abundantes y regulares á períodos; el agua había penetrado bien en elsuelo, de una capa superior negra y fértil, en partes ligeramente ondulada condesagües del arroyo. En otras de corta extensión, presentaba pequeños bañadoscubiertosdejuncos,duraznillosblancosymaciegassecasmuynutridas.

La gramilla, el trébol, la cola de zorro, habían crecido desmesuradamenteelevándoseenenormeshacessobreelnivel.Eranmillonesdearistasverdi-amarillasde profusa variedad que remataban en puntas, penachos y borlones con las floresazulesdeloscardos,losramilletesmustiosdelacicutaylososcurosracimillosdelossaúcos.

Enelcentrodelvallellegabanácubrirhastaelvientrealganadomayor.Lazonareservadaalovinosehallabaalladoopuestodelaspoblaciones.Algunos«ñandúes»semovíanentreelprofusopastizaldequehablamos;perode

ellossóloseveíaconlacabezapartedellargopescuezo.PabloLunaobservabaelpaisaje,cualsiporprimeravezle llamaselaatención.

Luegoencaminósucaballoalrancho.Ensurostrohabíaunaexpresiónsiniestra.Parecíaabsorbidoporunaideatenazó

dominadoporlafuerzadeterriblesinstintos.Enelmirartorvoyenunamuecaamargaquecontraíasuboca,fácileraadivinar

loquepasabaenel interiorde sucerebro.Laexasperaciónde susnervios lehacíarechinar los dientes aundormido; pero ese rechinamiento, en el instante á quenosreferimoseramayorquedecostumbre.

Parósealfrentedesumiserableviviendaydesdeallímirónuevamenteelvalle,lacasadistante,loscorrales,la«manguera»,elmardehierbas,elmaizaldelfondo,todoloquesedestacabaá suvistabajo los rayosdeunsolesplendoroso.Ydespuésdemuchomirar,moviódeunoáotroladolacabezalanzandounecoronco.

Tirósedel caballodeun salto, lodesensillóy fué á sentarse á la sombra enuncráneodevaca.Enseguidasepusoápicartabacoconelcuchillo.

En esta operación se estuvo largo rato, deteniéndose á veces para descansar elbrazosobrelarótulaypermanecerconlavistaenelsueloenhondoabismamiento.

Caíaleenlamejillasudorosaelrulonegroybrillantequeleenvelabaelpárpadode semipliegue y de vez en cuando lo sacudía arrojándolo hacia atrás con unmovimientoenérgico.

Yvolviendoalfinlahoscosamiradaalvalle,exclamó:—¡Osamenta,gusanoypastoseco!

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XII

Depronto,sintiéndoseconapetito,púsosedepieyconunaactividadquepocasveces había desenvuelto para atender á sus propias necesidades, amontonó gruesostroncossecosconlosquehizofrentealranchoungranfogón.

En esta diligencia empleó algún tiempo, pues primero tuvo que comunicar elfuegoáunpuñadodearistaspormediodelos«avíos»óseaneleslabónylayesca.

Trajoluegodelinterioruntrozodecarne,deunaovejaquehabíadegolladoeldíaantescercadelmonte;loechósobrelostroncosardiendo,diólevariasvueltashastaque chorreó la grasa, revolcólo en la ceniza, y considerándolo ya listo á mediacocciónempezóácomerloáregularesbocadosquecortabaconladagaáunalíneadeloslabios.

Satisfechosuestómago,púsoseáotratarea.Extrajodeunabolsaviejayagujereadaquehabíaenunrincóndelranchoalgunos

pedazosdegrasaysebo,quedividióyadelgazóconladaga.Enseguidahizoañicoslalonadelabolsademaneraquesushilachasydesechosformasencomounaestopa;y con estos desperdicios envolvió aquellas materias, confeccionando cuatro líospequeños,inflamablesalmenorrocedelyesquero.

Losatóconunpañuelocuidadosamenteparaquenosedeshicieran.Despuéshizounamuecasiniestra,levantandoelpuñoconsordacólera.Salió, respiró á sus anchas, escudriñó el valle, y á poco volvió á caer en una

cavilaciónprofunda.Algolepreocupabatenazmente.LlegóábalbucearelnombredeSoledad.Transcurridamediahora,durantecuyolapsodetiempooraseestuvosentadocon

lasdosmanosenelrostro,orasepaseóinquieto,recostandoporinstanteslacabezaenlasparedesdelrancho,parecióentrarenciertososiego,comoquienhaconcebidoun plan práctico y encontrado los medios necesarios para realizarlo en todos susdetallesporarduosquefuesen.

Y así debió ocurrir en los recónditos de su cerebro, antes atormentado; porquecogiendosuguitarraempezóconmaestríaárasguearlayluegoácanturrearconunavozdulcedecalandriaenferma.

Nodurómucho su concierto á solas.Pusode súbito la guitarra junto al lío delpañuelo,ysetendióbocaabajoenlasombradelalero.

Apocodormía.Se despertó tarde, cuando el sol había bajado el horizonte formado por las

cumbres de la sierra, y solo un resplandor indeciso dejaba entrever á medias losbultosenelvalle.

Soplaba un Nordeste casi tibio de ráfagas desiguales que, sin ser violentas,doblabanlospenachosyponíanencolumpiolosjuncalesdelaribera.

Pablo Luna aderezó su alazán tranquilamente, colocando pieza por pieza del

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recado en sus lomos con lamayor prolijidad; apretóle bien la cincha, arregló concariño el lazo á grupas, ató el «vichará» á los tientos y al fiador un pedazo dechurrascoyunacalderilla.

Acomodóselasboleadorasenlacintura,abajodeltirador;elpañueloencimadeéste,consuscuatrolíosjuntosenformadecananapordelante;ladagaáuncostadoconlaempuñadurasaliente;laguitarraátraserasdellomillo.Palmeósuavealalazán.

Despuésdeestetrabajodescansó.Cerraba la noche. Algunos nubarrones en forma de montañas proyectaban su

sombraenelvallemodelandograndesplacasnegras sobreelmismofondooscuro,porloquenohubierasidofácilalojomásavisorpercibirallíningúnobjeto.

Pasadas las diez, el «gaucho-troba» montó en su alazán y descendió al valle,encaminándoseporelladodelmonte.Eralahoraenqueloszorrosgritanycantalacorneja.Apartedeesosruidos,elreposoeraprofundo.

Pablo no apuró su cabalgadura. Mantuvo la marcha al trote, largo rato, sintropiezo,confiadoenelmutismodeloscamposyenlaobradelmisterio.Deslizábasealreparodelacortinadelmontecomounduende.

DetúvoseporfinenelbarrancodelaBruja,allídondeeramásanchoycrecíanmáscompactas lasmalezas.Rumoralgunoperturbaba lacalmadeaquellos lugaresdesiertos.

El«gaucho-trova»seapeó,yechandomanoalpañueloextrajounadelasmechasqueenélibanatadas.

Bajóalbarranco,introdújoseenlointrincadodelaespesuraáfavordelosbrazosydelacabeza,diofuegoalyesquerocuyaschispassetrasmitieronálaestopa,soplóalgunosmomentosysobrevinolallama.Colocóentonceslamechabiendebajo,ysevolvióalsitioenqueestabasucaballo.

A los pocos minutos la maleza despidió humo espeso, y luego empezaron áasomarlenguasrojasporloshuecosdelamaraña.

PabloLunamontóy encajó rodajas conenergíaderechoal valle.Sucaballo selanzóalgrangalope.

Fuécasiunacarrera,cuyoruidoamortiguóelespesordelashierbas.Aunamilladelbarranco,ladiestramanodelgineteparóalalazándegolpe.Elsitiodeestanuevaetapahubieseocultadoaunámediodíaáunmatrero,porlo

elevadoynutridodesuvegetaciónherbórea.Pablohizoenesteparajelomismoqueacababadeefectuarenelbarranco.Otra

mecha ardió; simultáneamente se prendieron fuego los pastos con una celeridadvertiginosa; y el ginete tornó á emprender su carrera, esta vez con mayor ímpetuhaciaelcentrodelextensollano.

Aquí, el voraz elemento tenía de sobra para alimentarse. A más del pastizalenormehabíaacáyacullámaciegasdepajabrava,multituddearbustos,ensumayorpartesecos.

Luna arrimó la chispa al combustible; y, cerciorado de que todo aquello sería

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pronto ceniza negra, arrancó rumbo á los estribaderos de la sierra, á cuyo pie seextendíalazonasembradademaíz.

Enmediodelaoscuridad,cualsiellanoexistieraparasusojosdebuho,enderezóal sitio, espantandoalganadoquebufabaá sus flancos;yun ratodespués,una luzvivasealzabaentrelasgramíneas.

Cuandovolvióriendas,espoleandoásucaballobañadoenespumas,unaclaridadintensa inundaba el campo, y los animales en grandes agrupaciones empezaban áagitarsedeunoáotrolugar,entreligerosmugidosyrelinchos,preludiosdelcolosalconcertantequeenbrevedebíasucederalestallidodelincendio.

El«gaucho-trova»castigóádoslados,lanzándoseátodariendaálaparteopuestadeloscerros,encuyasfaldasestabasuguarida.

Entre el monte y el valle había una zona despejada que servía de camino; elescogidosiempreporLunaensusexcursiones,yelúnicoqueapartedelsenderodelbarranco,podíafavorecercontralasllamaslafugadelosmoradoresdelaestancia.

ElranchodePablodistabapocodeestecamino.Nohabíamásquetrasponerlosestribaderos y salvar algunos matorrales y encrucijadas, para colocarse en supromedioydominarlasalida.

Parece que este era el intento del «gaucho-trova», porque azotaba sin descansoparaganarlargasaltiempo.

El alazán alcanzó pronto los estribos de los cerros, devorando el espacio;deslizóseporelcaminoqueorillabaelmonteypusotérminoalfrenéticogalopeensumismaquerencia,casiálapuertadelrancho.

Imponenteeraelespectáculoquesedominabaporcompletodesdeesaaltura.Elmismo Pablo sintió un gran temblor en todos susmiembros, que él llegó á

vencerconunaccesoderabia.

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XIII

Losaltospastosypajasbravasardianenunavastaextensión,irradiandovivísimalumbreenlasalturasyálolargodelasladeras.

Sobre el haz de la zona opresa por paralelas de cerros pedregosos, alzábanseviboreando enormes lenguas de fuego; y allí donde más nutridas eran las totoras,formábansedeslumbrantescorolasentresordascrepitacionesymillaradasdechispas.

Por pavorosas estelas de brasas pasaba el ganado huyendo. Parecía presa delvértigo. La pezuña del enjambre removía y hacía trizas las ascuas, despidiéndolashaciaatrás,entre torbellinosdecenizasardientes.Muchostoros,conlasguedejasyborlones chamuscados, ganando la delantera en medio de roncos bramidos, seapretabanenlosfatídicossenderos;uníanselosludimientosdesusguampasalfragordelostroncosqueestallabanbajolapresióndelahirvientesavia.

Alempujeformidabledelapiaradespavorida,rodabaestrujadoentrelasllamasdelosflancoselganadomenorquenohabíaatinadoáguarecersecontiempoenlosribazosdelarroyo;yalolordelalanaachicharradasemezclabaeldelacerdayeldecien malezas consumidas por tenaz voracidad, acumulando en la atmósferagigantescasvolutasdehumonegro,sembradodefugacesluminarias.

Lasfaldasdelasierra,enotrashorassombrías,aparecíanenesemomentocomovestidasde terciopelocolorsangre,ásuvez recamadodecenicientosvisosque losgasessimulabanalflotarendensosnubarronessobrelosabismosyestribaderos.Lospeñascos de las bases y de las cumbres, heridos por el vivido reflejo del incendio,resaltabanenlacostracomodeformesberrugasdeuntinterojiamarillento.

Enmedio de aquella atmósfera irrespirable, llena de vapores, ruidos y estrellaserrantes,losbramidosyrelinchospormuyatronadoresquefueran,noalcanzabanácubrirlosgritosenérgicosdeloshombres,quesealzabancomonotassobreagudasenlaheroicaluchaconelincendio.

Elmaizalnutrido,ámaneradecentrodeuna líneadebatallaenordencerrado,chisporroteabaensordecedor,alabrirseenrosetaslosgranosdesusespigas.

Enelrecododelvalleunamanadadeyeguasariscas,formandoherradura,conlasancaspuestashaciaelsitioenquedominabaelfuego,distribuíaundiluviodecocesálasllamasqueibanaproximándoseconunaceleridadterrible.

Aquellos animales, revueltas las crines, el ojo aterrado, las narices comohornallas, las pieles trasudantes entre borbollones de espumas, se habían detenidojuntoáunasrocasacantiladas,decuyosresquebrajossurgíanhaciaafuera,ámododearpones,multituddearbustosespinososderamascortasyduras.

Combustibledefácilpresa,esteenmarañadoboscajehabíayarecibidoensusenoalgunasaristasardiendo,disparadasdesdelejosconlaviolenciadeproyectiles.

La maraña empezaba á crepitar, y una que otra culebra de fuego tras unabocanadadehumaza,escapábasedelaespesuraoscilanteyfatídica.

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Huronesylagartoscorríanvelocesportodaspartes,buscandodóndesepultarsedecabeza, metiéndose y saliéndose de sus cuevas con una rapidez pasmosa. Raudasbandasdemurciélagoscruzabanentrechirridos lahumareda.Enlasbocas lóbregasdeciertasgrutas,removíasetodounenjambredealasdeotrostantosquirópteros,queseazotabanconellasenlaprisadelafuga,cayendoámontoneseneltropelápocaslíneasdelasbrasas.

Al sitiodonde lasyeguasestaban,nodistantedel«rancho»dePabloLuna,vioéste llegar de improviso dos hombres de los del servicio de pastoreo; quienes,bastanteosadosparaarrostrarelpeligro,echaronel«lazo»áuñodelosyeguaresydieronconélentierra.

Matáronlo en el acto; lo abrieron á sendas cuchilladas del pecho al vientre demodoquequedasenámediosalirlasentrañas;liaronconlosextremosdesus«lazos»detrenzaunremodelanteroyotrotraserodelayeguadestripada;yespoleandosuscaballoscomenzaronáarrastraraquelmontóndecarnesydehuesosporencimadelospastosencendidos.

Corrían bien separados uno de otro por terrenos que el fuego no dominabatodavía,entantolosdespojossangrientosqueformabancomoelvérticedelángulo,rodabansobreel fuegoapagándoloá trechos,yá trechosdifundiéndolohaciaotrosladossinatenuarsuviolencia.

En pos de ese tren lúgubre, quedaban algunas ranuras ó isletas negrascircunvaladasdellamas.

Ante esos desesperados afanes, que él observaba impasible, el «gaucho-trova»murmuró:

—Esalcohete.Alvientonoseasujetacomoálayeguaporlosgarrones!En realidad el Nordeste soplaba con fuerza, empujando las llamas hacia la

«enramada»ylahuerta,queestabanácortoespaciodelascasas.Pablo Luna había escogido bien la oportunidad para dar cima á su obra

destructora.Eldesastrecompletoparecíainevitableenuncampodealtospastizalesycardos

yasinverdor,dechucas,juncosyespadañas.Todoardíacomoyesca.VioPabloenaquelrecododelvalle,verdaderodesvíoinfernaldondelasyeguas

ariscas habían hecho semi-circulo pateando las llamas en vez de huir, cómo seincendiaba la maraña veloz é íbase formando alrededor de las rocas un festón defuego tan vivo y poderoso, que los yeguares más azorados se revolvieron al fin,enviándole redobladas coces, en tanto el voraz elemento avanzando por el frente,convertíaenpavesassuscrinesycopetes.

Luegolasllamasdeunoyotroextremollegaronáconfundirse:cuerposnegrossedebatierondesesperados en el centro entre lúgubres relinchos tropezando, cayendo,levantándoseparavolveráderrumbarseenespantosotumulto.Unatrombadehumonegrocuajadodechispasseelevabaágrandealturabajolagirafrenéticayloca;trilladebrasasquevolabaneninfinitosátomosátodosrumbosbajoloscascosfuriosos,y

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seincrustabanenloscuellosylomoscomoverdaderostábanosdefuego.Instantes después, la columna de vapores fuémás densa y opaca, y un olor de

carne achicharrada se difundió con fuerza en la atmósfera. Había concluido en ellugarfatídicolaluchaheroicadelinstintocontralamuerte.

Conlacabezahundidaentrelasmanos,lívido,desgreñado,el«gaucho-trova»noapartabadelcuadrosusojosinyectadosdesangre.

SólocuandoelfuegoimpelidoporelNordesteestuvocercanoálascasas,saltóásualazányalzandoelrebenquedioungritodefiera,saliendoámediariendaporlaorilladelmonterumboalbarrancodelaBruja.

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XIV

Hemos dicho que don Manduca Pintos había llegado á la estancia la nocheanterior,yque,conestemotivo,Montielhabíaidoenbuscadesuhijaproduciéndoselaescenaviolentadelvallecitoydelaloma.

Siemprequeelganaderoriograndenseveníaálaestancia,pasabadosótresdíasencompañíadesuamigo,nosóloporrazóndelosnegociosdecampoenqueeranco-partícipesdesdevariosañosatrás,sinotambiénporelinterésdeestrecharmássusvínculos de afecto con Soledad que estábale reservada para compañera por lavoluntadpaterna.

DonManducanoerahombrehábilparaagradarconlapalabraylosmodos;peroencambio,manifestabaciertasinceridaddeintencionesquelohacíatolerableycasiadmisibleenelsentirdelacriolla.Algunosregalosdedudosogustocomplementabansu relativa obsecuencia. Bajo otro aspecto, solía avanzarse en sus demostracionesamorosasátítulodeposesióninterina;porloqueSoledadloteníaádistancia,sindartampoco mayor importancia á sus licencias, sin duda por que no se había ellapenetradodeloquesignificabatodoaquellodejuntarseáunhombredeporvida.

PintosdormíaenelmismodepartamentoquedonBrígido;demodoqueádúosusronquidos forzaban obstáculos y trascendían al de Soledad, por otra parte muyhabituadaáaquellamúsicagruñona.

En la noche de que hablamos, el concierto estaba en auge desde las nueve ymedia.Soledad,embargadatodavíaporlasimpresionesdelsucesodelalomaenlanocheanterior,eratalvezlaúnicaquenodormía.

El hecho la había herido, ahondado un poco su acrimonia, y aun producido unsurcoensucorazónentero.Sentíaalgoextrañoquenoeravergüenza,nilástima,nipasión,sinolastrescosasreunidas.

Su padre había pegado á Pablo en su presencia; hasta le había dicho ladrón…Estaba ella confusa y colérica al solo acordarse de esa bárbara escena.Después lamaltratóáellamismadepalabra,ylahubiesecastigadoconelrebenqueenlascasas,sidonManducano lo sugetade losbrazos,y laamparaconsucuerpo.Estohabíasidoterrible,yllegóellaáenconarse,áretraersecondureza.Conservabapersistenteel rencor.Mortificábaledeunamanera agudael recuerdoyquisieraborrarlode sumemoria.

No podía; y esto aumentaba su simpatía, su cariño por Pablo á quien habríadeseado ver cerca de ella para consolarlo. Llegó á pensar mal de su padre y áaborreceráPintos.

Aquel pobre «gaucho-trova» lindo, esbelto, extremoso en sus caricias tenía elardoryelgustodelamieldelmonte.Después,tantristecomounpájarosolitario!

Susbesosfogosossonabanaúnensuboca;yásudejoperdurable,entreabríanseleáSoledadloslabiosmuybermejosenfruiciónsolitaria,yondulábaleelaltosenocual

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sioyeracerquita,enlaoreja,unacancióndeamor.Yaquelmododemanotearla,derendirlaydereircomounmuchachoinocente,al

puntodenohaberseellasentidoconfuerzasparaestorbarlo!…Sentía también en el hombro carnudo el fuego de su boca y en la cintura la

presióndesusdedosdelgadosynerviososquelaoprimieroncomoáguitarra.Yasírecordando, volteó de lado la cabeza suspirante; y concluyó por dormirse con unaexpresióndegocevoluptuosoenelrostro.

FuécercademedianochequeSoledaddespertósobresaltada.Por las rendijas del ventanillo le llegaba como un trueno sordo entre infinitos

clamores.¿Quéseríaeso?Restregóselosojos,vistióseálaligera,encajólospiesenloszapatosycorrióal

ventanilloabriéndolodeuntirón.Hirióladesúbitolarealidad;humoycalorlasofocaron.Abandonandoentonceselsitioprecipitósealcuartodelganadero,yenseguidaá

lapuerta,atropellándolotodoenlastinieblas.NoatinóállamarásupadreniáPintos;peroreuniendotodassusfuerzasahuecó

susdosmanosenlaboca,gritandodesalada:—¡Paulo!¡Paulo!Suvoznotuvomásalcancequeeldeunadetantaschispasquesaltabanfugaces

alespacioparaapagarsedesúbitoámitaddesutrayectoria.Losfragoresaumentabanentodoslados.

Entonces dio vueltas á los ranchos como loca. Por doquiera fuego y humo engradoprogresivo,ladridos,gritoslejanos,relinchosagudos,fuertesdetonacionescualsienelvalle, en las lomas,en las sierras trabaranhombresybestiasuncombateámuerteenmediodelincendiogigante.

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XV

AntesqueSoledadsedespertarayseprecipitasefueradelosranchos,supadre,madrugador de buena ley, recibió en el primer sueño una sensación extraña en elolfatoyunrumorinusitadoeneloído.Sesentóágilenlacama,yprestóatención.Elruidoqueveníadeafueranoeralasierraquesedesmoronaba,perosíalgonomenosformidable.

Don BrígidoMontiel sin despertar á Pintos se arrojó de la cama al tremendorumor,ysaliódandovocesimponentesconuncuchilloenladiestra.

Ningúnpeóncontestóásullamado.Antesqueesperarsusexplosiones lospastoresprefirieronescaparse losunos,y

otrosmásfielesyanimososhabíandecididocombatirelincendiosinesperarórdenes.Montielseencontróalfrentedeunabarreradefuego.Gritó;clamófuribundo.Unazonadepastoscortosquerodeabaloscorrales,aúnnohabíasidoinvadida.

Allíestabasucaballodetrabajoatadoáunpostefornido.Montielsedirigiócorriendoalsitio.Barbotabasangrientosternosyjuramentosqueparecíanronquidosfelinos.Multitudde animales pequeños salidosde las asperezas próximas á la sierra se

apiñaban en el terreno libre, dispersándose á su paso ó cruzándose por entre suspiernasconlarapidezdelpánicoaperiáes,iguanasyhastazorrosdepelajeplomizo.

El ganadero repartía golpes de rebenque con su izquierda y de cuchillo con laderechahirviendoencólerayapurándoseporllegarásucaballo.

Este hacía giros vertiginosos en torno del poste sin poder desprenderse delmaneadorqueáélloretenía,niromperelbozalácuyofiadorceñíaelotroextremodeaquélunafuertepresilla.

El animal bufaba azogado multiplicando sus encabritamientos y corvetas ámedida que el maneador se iba arrollando en el madero y disminuía el radio deacción.

Acincoóseispasosdelcaballo,donBrígidoenvainóelcuchilloyseinclinóágilparacogerlasoga.

Tenía el brazo arremangado hasta cerca del hombro, y su mano casi convulsaempezóáregistrarlospastos.

Comoviesealgonegroytornátilquesemovíarápidamenteondulandocercadelposte,creyófueseel«maneador»,yloaprehensóporelmedio,teniendocuentadenoserenredadoyderribadoenelarranqueporalgunalazadatraidora.

Pero, en el momento mismo, aquello que él creía parte del «maneador»escápeseledeentrelosdedosentrevigorososretorcimientos.

Erauncuerpovivo,gruesoyescamosocuyorocelohelódeespanto.Sonóunsilbidoagudo:éinmediatamentesintióMontielqueelreptil—puesera

uncrótalopoderoso—seleenroscóenelbrazodondehincóloscolmillos.

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Enfurecidaporel fuego, laviborahabíaacumuladoensusglándulasgransumademortalponzoña.

Montieldioungritoderabiaydedolor,yvolviendocontodasufuerzaelbrazoizquierdo,descargóungolpederebenquesobreelreptil,queenvezdeabandonarlapresa,escurrióseligerahaciaarribaylomordióenelcuellodetoro.

Luego lanzó otro silbido, y se hizo una rosca en el pescuezo que apretósúbitamenteconsusterriblesanillos.

Montielsofocadoabriólosbrazos,ysedesplomóenlospastos.Su rostro amoratado apareció espantoso á la luz del incendio; por el brazo y

cuellocorríanlehilosdesangrenegra.Losojosfueradeórbitasteníanunaexpresióndefieraestrangulada.

Elcaballo,quehabíadestrozadoel«maneador»enunasupremasacudida,diounbrincoypasóporencimadesuamotirandococes.

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XVI

Aunque de sueño pesado, donManduca Pintos sintió los gritos deMontiel. Elcalorengradoextremolohabíabañadoensudor,ylahumazaespesapenetrandoporlasrendijasdepuertayventanillohacíaimposiblelapermanenciadentrodelrancho.

El río-grandensese revolviósorprendido; llamóásucompañero inútilmente; searrojódellechopresuroso,yámediovestirsalióalcampoenbuscadesupicazo.

Costóletrabajoaparejarlojuntoálaenramada.Lahumareda envolvía en espesa capa todos losobjetos; cruzabanpordoquiera

sombrasveloces;losruidoserancolosales.Sin perder la serenidad donManduca concluyó su faena, volvióse á las casas,

buscóáMontielynohallándoloselanzóalvalle.Ibavociferando,ysusacentosparecíanladridos.Pero estas voces no encontraron eco. Un lago de fuego se extendía delante

avanzandoalsoplodelvientoenoleadagigantesca,elhumocubríatodalaatmósferahaciéndola irrespirable, un millón de chispas se elevaba en torbellino formandotrombasmugidoras,yentreresplandorescolordesangresolíancruzarcomosaetasdeunoáotroextremofantásticosginetescuyoscaballosparecíanaladosyarrojarfuegoporlasnaricesámaneradeapocalípticosdragones.

Con los gritos potentes de Pintos coincidían otros gritos extraños, formidables.Nadieoía.Se luchabaaisladamenteen trazosdispersosde terreno,cadaunoporsucuenta,poractodeconciencia,porhábitodelpeligro.Álosconfusosclamoresdeloshombreshacíacorounbramidopermanente, estridordehierros, crujidosdebreñasincendiadasydecañasalreventarcomobombasdeespoleta.

DonManducaretrocedióanteunaavalanchadenovillosfuriosos.Lasbrisnasardiendocualsopladasporinmensosbodoquesempezabanásalpicar

cercadelpalenqueestallandocomocohetesvoladores.Pintosclavóespuelas,volviendoriendasálascasas.Supicazovolócomotemiendosentarloscascosenelsueloqueveníanlasllamas

arrasando.—¡Brígido!gritóconenergía.Yrepitióportresvecessugranvozdirigiéndolaátodosvientos.No obtuvo respuesta. Los ladridos de los mastines enfurecidos salían del lado

opuestodelascasascasiahogadosporcienrumores,comodelfondodeunagruta.Perdidoentredensosnubarronesestuvoápuntoelginetededarcontralosmuros

delascasas;peroladébilluzdeuncandilqueproyectábasehaciaafueralepermitiósugetarátiemposucabalgadura.

En seguida y rápido en todos sus movimientos sin pérdida de segundos, elganadero pareció haberse resuelto á una empresa atrevida, vista la enormidad deldesastre;porquedandovueltacasienteraálosranchosencuyagiraseagitósupicazo

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ásaltosdecabramontesmordiendoelfreno,tiróádosmanosdelasriendasfrenteáunapuerta,aplomóalcaballodesúbitoconeltirónbestial,alargóelbrazofornidoycogiódelacinturaáunamujer,cuyasiluetasedestacabaapenasentrelahumazaquecircuíalaspoblaciones.Estamujer,queeraSoledad,fuélevantadacomounapajaporaquelbrazomusculosoysentadaenelcrucerodelcaballoenunmomento.

—¿Quiénmeagarra?—preguntólacriollacasisofocada.Nolecontestómásqueunresuellodebuey.Trasdeunnuevoestrujón,volteóá

unladolacabezadesvanecida.Elcaballorevolvióseconsudoblecarga,yarrancóáescaperumboálaloma.Auncostadolatrojaardíachisporroteandoámododedescomunalpábilo,ycon

suvivoresplandoralumbrabaelsenderodelastunasylafaldadelacolina.¿Cómopudoardertanpronto?DeestonosediocuentadonManduca.Dentrode

lazonaaúnnodominadaporel incendioerala trojaporélconstruidaloúnicoquellamareabacualinmensohachónfuneraldeaquellamoradaconvertidaensepulcro,ócomorojaluminariaencendidaparamostrarenlastinieblaselcaminodelafuga.

EnbrevísimosinstantesPintosalcanzólaloma,aspirandoelairemenosimpuroádospulmones.

Pero otra sorpresa terrible paró de golpe su caballo: el barranco de la Brujanutrido de malezas ardía en toda su extensión reventando como granos de salpenachos,alcachofasyborlonesydesprendiendodesusantrosmefíticosbahosqueimpregnabanpordoquieralaatmósfera.

Anteaquel, límite infranqueableyaquellahondonadaprofundadedondesalíanmillenguasdefuegoquelamíanyalospastizalesdelvallecitoamenazandollevarelestragohastalaaltura,hastalosagaves,hastalaspoblacionesyendoalencuentrodelas llamas cada vez erecientes que avanzaban de la gran llanura; en presencia delpeligro inminente demorir abrasado dentro de un círculo de espantosas hogueras,símilcompletodelinfiernodelasestampas,elánimodePintosvacilóyacometidoalfindealgunapavuraprocuróorientarse,inquiriendounasalidaantesqueelcírculoseestrechase.

El calor subía de punto hasta hacerse intolerable, caía el sudor de su rostro áchorros sobre el cuerpo de Soledad, que parecía muerta, el humo aumentaba susvolutas opacas rodando en bajo nivel en remolinos, y el caballo lleno de espumabrincaba trémulo de terror á todos lados, con la boca ensangrentada y las fosasnasalesmuyabiertasámododehornallasencandecidas.

DonManducapensóensuangustiaquelomejorerarecostarsealaguayseguirlaorilladelmontehastaelvado;unavezenéste,lasalvaciónerasegura,porquedetrásestabalasierraconsusfrescascañadasysuoxígenosinmiasmas.

Cuandoyasedisponíaáseguiradelantecerrandolosojosalpeligro,tuvootravezquesugetarlosímpetusdesucaballoanteunruidosordoysiniestro.

Enelmomentomismoungrangrupode animalesvacunos en frenética carreracruzóápocospasoshaciendoestremecerelsuelo;yestosanimalesconelastabajay

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semi-chamuscados bramaron embravecidos frente al barranco, y al fin se lanzaronpor encima de aquel purgatorio en tremenda balumba salvando unos yderrumbándose otros en la cuenca hasta formar estos últimos con sus cuerposamontonadosalgunoshuecososcurosenlalíneadelfuego.

Habíanenderezadoporinstintohaciaelsenderoquedabaaccesoalbordeopuestoyqueellosmismoshabíanmodeladoconsusplantascuandosedirigíanalabrevaderodelmonte.Loscuerpossesacudieronenaquellapartedelbarrancobrevesinstantesydispersaron con susmovimientos de agonía las llamas voraces, quedándose prontoinmóvilessobresulechodecarbonesencendidos.

La tropavertiginosaparecióleáPintosunamanadademonstruoscastigadaporlátigos de hierro candente; y desatinado, casi en extravío, se precipitó sobre aquelpuentelúgubreácuyosladossearremolinabanlaslengüetasinsaciableslamiendolapieldelostoros.

Ya á un paso del puente improvisado asaltóle la idea de arrojar su carga paraatravesarlomejor; pero cuando á ello se disponía, dos brazos, los de Soledad quevolvía á su ser de súbito al influjo de la atmósfera abrasadora, se ciñeron comotenazasásucintura.

DonManducaencajólasespuelasásucaballoquebajóalbarrancoátropezonesysesentódosvecesdemanossobrelasresesderrumbadas;ysinabandonarlarienda,obluctópordesasirsedelacriollaconsumanodehierro.

Soledadal sentirelestrujónbestialdiounalarido.Fuésugrito tandesgarradorqueelcaballopujóvalienteyenunarranquedesesperadotentóalcanzarelopuestolinde;perosusremosdelanterossedoblarondenuevobajoelpesodelacarga…

DonManduca dominado por el pánico y dando suelta á sus instintos cogió áSoledadde las trenzas,sacudiólaconfuerza irresistibley lograndodesprendersedesusbrazos,laderribóáuncostado.

Elcuerpodelajovencayóinertesobrelosdelasbestiasagrupados,áunpasodelas llamas.A lavoz intensaqueella lanzóhabíacontestadootra,más semejantealroncardeuntigrequeáunacentohumano.

Pintosseimaginóensudesvarío,queeralavozdelaBruja;yalmirarásufrenteentre la humareda clareada por el viento, alcanzó á percibir un rostro pálido deensortijadoscabellosyexpresióndiabólica.

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XVII

CuandoPabloLuna,abandonandosupuntodemiraprecipitósedenuevoalllanocondirecciónalbarranco,llevabaensucabezaunatormenta.Loquedentrodeellapasaba guardaba armonía con las escenas que se desenvolvían en el campo deMontiel.Alavezqueinstintosdeexterminioydevenganzaimplacable,deesosqueenunorganismorudonoparecennuncasatisfechosenpresenciadelestragomismo,yendo más allá que los de la alimaña inconciente, agolpábanse á su cerebroimpetuosas algunas ideas nobles, fugaces relámpagos de sus pasiones férvidas tanpurasy sencillas cuantoerande toscamentevirginales.Cosas sombrías llenaban sumente,yotras laalumbrabancomoestrellasque lucenentregironesenuncielodeborrasca.Reíacomounloco,ósentíacaergotasdesusojos,enrápidasalternativas;rugíadecólera,ósusurrabaunnombreconternura;ydesucarcajadaimponenteódesullantorepentino,desuirasinfreno,desuternezaprofunda,porseriedeintensasemociones,nosedabaélotracuentasinoqueteníaodioparatodosdentrodelpecho,y solo un amor allí sublevado, hondo, entrañable, por una viva y por unamuerta.Soledad y la Bruja se dividían la parte sana de su corazón «matrero»; una ansiaindecibleyunamemoriatriste;unamozaardienteyunamomiahelada.Perseguido,acosado,ultrajado,erapocoparaélincendiarymatar;noleenseñaronotrasreglas,nisospechabaqueexistieran.Tampococreíaquepudieraquererseámedias.

Tantoelodiocomoelamordebíansergrandescomoeldesierto.Laluzqueveníadelcieloalvalleenparejeroconalas,noatravesabasoledadesmásinmensasqueelanhelodelgauchoerranteporseramado.

Cuando este anhelo nacía, saltaba por encima de la sangre y de las llamas sitambién loazuzabaelgritode lavenganza.Estegrito resonaba incesantey terriblebajo sucráneo.Alunísono,otravoz ledecíabajoque teníapordelante la soledadtriste,porsiempre,sinoarrastrabaotraalmaconlasuyaaunquefueraparaperdersecomodosalúasconfundidasenloespesodelosbosques.

Reíay llorabaensucarrera fantástica teniendodeun lado la llamavivazydelotroelmonte lóbrego;yentre la luzdenunciadoradeldelitoy la fríaoscuridaddelmisterio,sumentedivagabadelailusiónalrecuerdoydelaBrujaáSoledad,uniendoloyamuertoconlopalpitante,encadenandosusinstintosparaaumentarlapotenciadesuenergíaámododefuerzascontrariasqueseatraenyrefunden.

Luego las dudas, los miedos de niño en medio de la acción de gigante, losresabios de origen en presencia del drama final, acumulaban densas tinieblas en elespíritu de Pablo, que creía espantarlas mirando al fuego devorador conrechinamientodedientesyestridordeespuelas.

Elalazánvolabaporelsenderoconelhocicolevantadoyelojodespavorido.Ycuandopasó los cascos casi encimade las llamas iluminándosehasta en su últimodetalle caballo y jinete, el centauro de fuego redobló sus rugidos. La carrera se

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convirtióenunvértigo.Cruzócamposenmediodemilecosestrepitosos,siemprevestidoderojocomo

losdiablosdelaleyenda;derivóporelbarrancotransformadoentorrentedefuego;escaló la loma, arrojóse al sendero de las tunas, y rodeado de cenicientos vaporesparóse delante de la troja. La hizo arder. Investigó en las sombras atento á losmovimientosdelosranchosechadosobreelcuellodelalazán;pudopercibirqueelríograndensecargabaconSoledad,ybiensegurodequelafugadebíaserporelladodelbarrancoóálolargodelmontehastaalcanzarelvadoporqueelmaizaldelfondoconsusábanadellamainterrumpíalasalidaporelrumboopuesto,úobligaríaáuninmensorodeo,Lunasevolvióátodarienda,atravesóelvallecitoyluegoelbarrancoqueendeterminadolugarpermitíaelaccesotodavía.

Yaenelotroborde,estabalasoledadoscura,partedelmonteydelasierra.El«gaucho-trova»desmontóallí,ymaneósucaballo.Sin pérdida de un momento corrió al sendero que ya estrechaba el fuego. La

humazaveníaempujadaáesazona;peroeraalpropio tiempo laclaridad tanviva,quelosbultossealcanzabanáveráregulardistancia.

LaaproximacióndePintos, fuépuesnotadaporPabloqueacechaba su llegadaconlasboleadorasenlamano,enprevisióndeunavuelta-grupas.

Alsaltodesesperadodelostorossobreelbarranco,Lunaseechóáunlado;dejópasar el torrente; escurrióse de nuevo en cuatro manos hasta el sendero en eseinstante rellenocon los cuerposde los caídos;y,oyendo lavozheridadeSoledad,contestóconotra intensa, furibunda,poniéndosedepieybrincandocon laagilidaddeltigre.

Seencontrabafrentealsitioenquehabíapeleadoábrazopartidoconlosperroscimarrones,lanochefatídicaenqueéstoshusmeabanlaspiltrafasdelabruja.

Viendo doblar los remos al caballo del fugitivo sobre los toros muertos, y alginetederribaráun ladocon férreopuñoybrutal empujeel cuerpodeSoledad, el«gaucho-trova» dejó caer las boleadoras, desnudó la daga que lució con fulgor desangre,saltóalbarrancoyasiendoáPintosaterradodelasbarbasloapuñaleósañudoenelanchocuello.

Bañadoporunchorrocalientequebrotócomodeunsurtidorrecioyespumeante,Pablosepusoelaceroenlaboca,yádosmanossacudióyderrumbóalganaderoenelhornoespantosodelasbreñas.

ElcuerpomacizodePintoscayódecabezaenlacuencahechaascuasyenellasse sepultó casi por entero, apartando las llamas un instante como al soplo de unfuelle;peroéstasprontocerraroncírculo, seagrandaronyconfundieronenunasuslenguas,acogiendoalnuevocombustibleconunasalvadelúgubrescrepitaciones.

Pablo Luna alzó á Soledad en sus dos brazos con indecible rapidez, trepó concodosyrodillaselrepechoásemejanzadeunafierapoderosaquearrastrasupresaála guarida, pisó firme el terreno libre, orgulloso, alto, vencedor, y espandió susalientoscontenidos,suscóleras,susodios,susamoresenungritobronco,guturaly

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salvaje.Elalazánbufóespantado.Unmomentodespués,Lunaconsucarga,lehacíasentirlaespueladirigiéndoseá

unabradelasierra.Detrás dejaba un horizonte rojo y montes de pavesas; por delante se abría el

desiertovestidoáesahoradelutoysealzabancomomudosgiganteslasmolesdeloscerros.

Y cuando ya lejos de la densa humareda pudo ostentarse diáfano el cielo,alumbraron sus pálidas estrellas al ginete que á grupas llevaba la guitarra, —confidentaamadadesusdolores,yenbrazosunahermosa,—últimoensueñodesuvida,adusto,altanero,hundiéndoseporgradosenloslugaresselváticoscomoenunanocheeternadesoledadymisterio.

FIN

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EDUARDO ACEVEDO DÍAZ (Villa de la Unión, 1851 - Buenos Aires, 1921).Novelista, historiador y cuentista uruguayo, inaugurador en su país de la novelahistórica.ConEduardoAcevedoDíazsurgió lanovelaenelUruguay,puesaunquepreviamentehuboalgunosautores románticosquecultivaronelgéneronarrativodeunamaneradispersa,ningunologrómaterializarunaobradecategoría.Quienmásseaproximó fue AlejandroMagariños Cervantes, pero sus extensísimos escritos sólotienenhoyunvalordocumental.

AcevedoDíaz,tributándolehomenaje,deslindalaestéticadeaquéldelasuyapropia:«…eraungenerosodivulgadorde lasvirtudesde la razayde las leyendasnativas[…]Deunaescuela literariadistintapor su fórmula,espírituy tendencias […]misgauchos melenudos y taciturnos no son sus gauchos caballerescos, líricos,sentimentales […] ni llegan los odios que él describe hastamás allá de lamuerte,comoenmimododeveryolosdescubroenelfondoselváticodeunarazabravía…».

Político y diplomático de formación universitaria, fue diputado y senador, yrepresentó a su país en Argentina, Estados Unidos e Italia. Fue uno de los másapasionadosmilitantesdelPartidoNacionalistaoBlanco;ensupasiónpolíticallegóa abandonar sus estudios universitarios para tomar parte en un movimientorevolucionario;desusactividadesenlatribunaylaprensahaydiversosyabundantestestimonios.Supodosveceslasamargurasdeldestierro.

Eduardo Acevedo participó en tres movimientos revolucionarios: acompañó aTimoteoAparicioensulevantamientocontraLorenzoBatlle(1870-1872),combatió

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en la Revolución Tricolor de 1875 y en 1897 se integró en las filas de AparicioSaravia que lucharon contra Juan Idiarte Borda. Él mismo propició este últimoalzamiento, ya que dos años antes había retornado de su exilio para fundar elperiódico El Nacional y denunciar la corrupción del gobierno. Su compromisopolítico fue paralelo a su trayectoria periodística, pues escribió también en LaRepública,LaDemocraciayLaRazón.

LaestéticadeAcevedoDíazpuedeconsiderarsenaturalista—aunquenosedespegóporcompletodelromanticismo—yestávinculadaalpositivismofilosófico,loquelepermitió superar la visión ingenua e idealizadora de sus precursores y plasmarretratos auténticos de los rudos personajes de la campaña. Su elección del génerohistórico respondía a un afán didáctico, pues a su juicio «se entiende mejor la“historia” en la novela, que la “novela” de la historia», y el asunto histórico lebrindaba«elsecretodeinstruiralmasyeducarmuchedumbres».Ensusnovelasnarrahechosdelagestaindependentistauruguayayreflejaeliniciodelaformacióndeunaconciencianacional.

En1886aparecióBrenda,suprimeranovela,quenoofrecíamayoresméritos,peroen1888,conIsmael,AcevedoDíaziniciósucélebretetralogíahistórica,definidaporelensayista Arturo Sergio Visca como «uno de los monumentos literarios delUruguay».Enestanovela,siguiendoloscánonesdelgénerovigentesenlaépoca,elpersonajeficticiosemuevesobreunfondohistórico;ellibroterminaconlabatalladeLasPiedras,en1811.

Elprotagonistadelasegundaparte,tituladaNativaypublicadaen1890,esuncriollomontevideanoqueluchaenlashuestesrevolucionariasdelgauchoOlivera,ytambiénprotagonizaGritodegloria,de1894,cuyabasehistóricaeslacruzadadelosTreintayTresOrientales.Todos estos acontecimientos históricos, cuya narración concluyeconLanzaysable(1914),laúltimaentregadelatetralogía,cobranvidagraciasauncentenardehéroesnovelescos,gauchos,mujeres,soldados,criollosrebeldeseindios,cuyariquezaesindiscutible.

Al ciclo épico de este autor hay que sumar Soledad, de 1894, en que integró loscaracteres y tipos regionales y el paisaje nativo. Novela de ambiente gaucho,constituyeunverdaderomodeloensugéneroyhainfluido,sindudaalguna,enbuenapartedelanovelísticaposteriorhispanoamericana.Cultivótambiénelcuento,elmássignificativo de los cuales es El combate en la tapera (1892). Dentro del mismoespírituseubicansusensayoshistóricos,reunidosenelvolumenÉpocasmilitaresenlospaísesdelPlata(1911)yElmitodelPlata(1916).

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Notas

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[a]Enlapresenteediciónsehanmantenidolasnormasortográficasdelaediciónde1894,basedelapresenteedicióndigital.(N.delE.D.).<<

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