socrates

64
1 Fantasmas de un cajón... y otros Sócrates

Upload: le-naid

Post on 30-Nov-2015

23 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

1

Fantasmas de un cajón... y otros

Sócrates

Augusto Barrera GuarderasALCALDE DEL DISTRITO METROPOLITANO DE QUITO

Miguel Mora WittSECRETARIO DE CULTURA MDMQ

Victoria Novillo RameixDIRECTORA CENTRO CULTURAL METROPOLITANO

Fantasmas de un cajón... y otros

Sócrates

Centro Cultural Metropolitano mayo, 2013

© 2013 Sócrates Ulloa © 2013 DMQ

Diseño: Centro Cultural MetropolitanoQuito, 2013

La reproducción parcial o total de esta obra,por cualquier medio, sin el consentimiento expreso de los titulares del copyright,está prohibida al amparo de la legislación vigente.

Impreso en EcuadorPrinted in Ecuador

7

Una de las prioridades de trabajo en los centros culturales y museos del distrito es el desarrollo de programas o proyectos que fomenten la creatividad, la me-moria y el patrimonio. Pensemos en investigaciones históricas y socio-culturales; en labores de conservación y restauración de objetos y espacios patrimoniales; en talleres, residencias, espectáculos y foros de expresión artística; y en expo-siciones permanentes, temporales e itinerantes.

De manera particular, las exposiciones conllevan 3 procesos de significativa importancia. Por un lado, cuando accedemos a ellas conocemos y aprendemos a valorar los procesos creativos de los artistas, artífices y curadores que in-tervienen en su diseño e instalación. Por otro lado, al contemplar los elementos expositivos -obras de arte, objetos representativos de una comunidad o pie-zas antiguas- agudizamos nuestros sentidos y fortalecemos nuestra dimensión espiritual. Y finalmente, en ese acercamiento a todo lo expuesto, realizamos un interesante ejercicio de reflexión sobre temas que directa e indirectamente nos transmiten los objetos y que se tornan fundamentales en los procesos de formación de ciudadanía responsable, como son el respeto / irrespeto a la di-versidad, la inclusión / exclusión social, el cuidado / destrucción del patrimonio, el uso respetuoso / irrespetuoso del espacio público...

Una exposición que se sustente en los preceptos de la denominada Nueva Mu-seología, además de tornarse en sí misma una obra de arte resultante de un trabajo de conceptualización, interpretación y organización espacial, se con-vierte en un espacio de educación no formal donde los visitantes tienen posibi-lidad de llevarse un concepto, una imagen, un cuestionamiento, una sensación, un interés, un sabor, un color o una palabra, en definitiva, una experiencia sig-nificativa para su vida cotidiana. ¿Por qué? Porque los objetos son manejados como patrimonios colectivos conectados a la realidad socio-cultural de quienes acceden a ellos.

Una exposición no puede pensarse sin un programa educativo, sin mediación humana y sin un documento escrito que recopile sus fundamentos curatoriales y registre fotográficamente los objetos que forman parte de ella. Los catálogos, libros y documentos de las exposiciones son importantes registros de memoria y fuentes de consulta para las personas que, luego de recorrerlas, desean retornar a ellas sin necesidad de acudir físicamente a sus espacios. También lo es para las actuales y futuras generaciones que, en sus procesos formativos, buscan acercarse al patrimonio.

Por ello, me complace presentar esta publicación como una de tantas eviden-cias escritas y gráficas de las exposiciones de los museos y centros culturales del distrito. Así es el arte. Así son los artífices. Así es el patrimonio.

Augusto Barrera GuarderasAlcalde del DIstrito Metropolitano de Quito

9

El visionario Sócrates Ulloa

“No tengo ningún papel predestinado pero creo en el azar y sobre todo en la in-tuición humana. Me parece que la intuición es la base fundamental del arte”, decía Sócrates Ulloa en la apertura de una exposición de su obra pictórica en Guayaquil (año 2000). Ante su obra, el espectador contempla el movimiento de las formas, la distribución de los colores, el tránsito de un cuadro a otro, en una sucesión que de hecho está ordenada por el conjunto, dado que cada cuadro deviene fragmento de un compuesto mayor en que se inscribe ¿Cuál es el límite? ¿El marco dentro del cual debemos percibir el movimiento y las figuras? Tensiones entre el marco rectangular limitante y las espirales que escapan por líneas de fuga hacia otros rectángulos; contrapunto entre la fuerza centrífuga hacia el centro del cuadro donde parecen precipitarse los danzantes y su salto hacia fuera, hacia su repetición en otro cuadro ¿Es obra del azar? cabe preguntarse. ¿No hay acaso un juego preciso de contrastes y repeticiones que pretendería anular el azar? Cada gesto pictórico parece haber sido lanzado en la reiteración de la apuesta, como si con el lanzamiento del dado se pretendiese abolir el azar.

Pero el azar al que se refiere Ulloa en el mencionado texto de apertura de su ex-posición del año 2000, tiene que ver más bien con aquellos momentos cuando tuvo que tomar decisiones acerca del rumbo de su vida, es decir, de escoger su “destino”: así, en el momento decisivo, en su juventud y en Buenos Aires opta por la pintura y no por la música, aunque el músico continúe en él casi como la sombra del pintor, una sombra que incluso exige marcar el ritmo en los teclados de sus homenajes a Piazzo-la y el tango. ¿Será obra del azar también el que decida juntar la arquitectura a la pintura, que opte por dos artes de la visión en una doble elección que privilegia el ojo ante el oído? Mas, ¿cuánto de azar queda en el arte, en el gesto artístico, en un

Iván Carvajal Aguirre

10

cuadro, en la forma artística? Quizás la arquitectura sea el ámbito donde el artista menos pueda entregarse al azar. Pongamos un ejemplo que nos viene a la mente: la cúpula del Duomo de Florencia de Filippo Brunelleschi conjuga en su exacto momento el cálculo, la experimentación, la audacia y la intuición ¿Qué ha quedado librado al azar? Tal vez nada en cuanto se refiere a la necesidad matemática, al número y la posición de cada elemento. ¿Pero qué necesidad, se preguntaría el escéptico, qué necesidad tenía la humanidad de que exista Florencia? ¿qué necesidad hay del Duomo? ¿qué necesidad existe de ese periodo extraordinario que hace de la ciudad del Giotto y del Dante, de Leonardo, Miguel Ángel y Maquiavelo, una condición histórica de nuestra propia manera de ser, acá y aún hoy, al parecer tan distantes en el tiempo y en el espacio? ¿Qué necesidad hay del arte? Pero cuánto más pobre sería nuestra existencia sin el arte.

En otro sentido, cada artista se sabe sometido a la necesidad: su actividad depen-de de la técnica, del material y sus posibilidades, de lo que se puede hacer con el óleo o con la pintura automotriz por caso, del talento personal y la capacidad de invención. El artista se educa, se somete con implacable necesidad a ciertas pautas que encuentra para sí. Y Ulloa es un pintor metódico: miramos algunas muestras de su trabajo como dibujante y nos sorprende esa especial dedicación suya por los as-pectos técnicos de su trabajo, su paciente pero constante trazo. Ahí no reside el azar, sino tal vez en el momento de la intuición. Esta conjuga en imagen lo que perciben los sentidos.

Aunque sea el azar quien lleve al pintor hacia la hípica, en el hipódromo se pone en alerta la intuición del pintor. El ojo del artista sabe hacia dónde dirigirse para provocar la visión. Capta el movimiento de esas patas poderosas, de esas crines que se elevan al chocar con el viento, de esos lomos que revelan el ritmo vital de los exigidos músculos. La intuición es entonces visión que plasma el ritmo de las formas pictóricas, que contiene el movimiento pero no en la rigidez sino en la flexibilidad que despierta en el ojo del espectador esa pasión del espléndido animal en carrera, esa tensión del jockey que en breves segundos de lucha se lanza contra el azar en procura de vencerlo. También aquí se da la repetición: una vez y otra se reitera la apuesta, el esfuerzo del animal y su jinete unidos en esa extraña pasión de la carre-ra. La visión no se reduce nunca a la mera reproducción formalista de los caballos en carrera y sus jinetes, en la visión se intuye la pasión vital. En el momento de plasmar-se como forma pictórica, la intuición deviene necesidad, trabajo metódico durante semanas, durante los meses en que se configura una serie. Y ahí veremos al pintor del parque de Santa Clara, en su balcón, luchando con los materiales que tiene a mano para colocar el trazo exacto, y la fuga que repite sus contrastes de un cuadro a otro.

La intuición es visión. Pero la visión no es un mero mirar por un instante un objeto cualquiera, incluso si ese mirar atiende al contexto, sino que implica una detenida

11

contemplación del objeto en su entorno espacio-temporal y su proyección sobre quien contempla. La visión es colocada por el ojo; mientras más contempla, mientras más ve, el ojo se torna profundamente visionario. Hace que el objeto venga hacia lo íntimo. El pintor tiene ojos privilegiados, nos hace ver, nos detiene en la visión, y con ello nuestros ojos participan de ese instante de la intuición privilegiada, de los trazos que los ojos y las manos del pintor han sobrepuesto para detener el instante. Pero en el caso de Sócrates Ulloa tenemos además al músico como sombra del pintor. La visión se torna, gracias a ello, en un trazo lanzado hacia la captación y permanencia del sonido. Colocados ante los cuadros de las series dedicadas a músicos y al tango, o a la fiesta, la visión deviene evocación de sonidos, memoria de los instantes cap-turados gracias a la magia del sonido del bandoneón o del piano de un Piazzola.

Visión y música evocada se unen a su vez a la danza. Cadencia, los cuerpos en mo-vimiento se someten al ritmo de la música, el músico trasmite su potencia al danzante, la danza deviene giro, espiral, fuga hacia otro lugar, hacia otro cuadro. Los sentidos se juntan en la explosión de la fiesta, se convoca a las potencias dionisíacas, la visión trae la orgía para exponerla extáticamente, como flujo de la vida que se enfrenta a la muerte, nunca presente en estos cuadros orgiásticos, pero que se anuncia en contraste como silencio y ausencia, y aun en la burlona mueca de algún danzante.

Y así mismo asistimos, gracias a la mirada y la pasión configuradora de las manos de Sócrates Ulloa, a la sucesión de círculos que deviene una espiral en fuga hacia el infinito, que es lo que el ojo contempla e intuye en su serie de ciclistas. O la sucesión de cuerpos de caballos y jinetes que se lanza en estampida dentro de un movimien-to en que la velocidad, que es aquello que al parecer contemplamos, no está en el cuadro sino en la visión que emana de él. Eso sucede también con los danzantes que en apariencia irían a confluir en el centro del cuadro, en movimiento centrípeto, pero que de pronto saltan de un cuadro a otro.

En otra serie, la imaginación recrea el pueblo de la infancia ¿Existe en algún lugar ese pueblo de la infancia?, podría preguntarse el realista indomable ¿Pero qué pueblo de la infancia existe más allá de lo que crea la memoria con los restos del recuerdo, con las sombras amables o terribles de otro tiempo? Ulloa ha visionado su pueblo de la infancia a lo largo de muchos años. Ahí lo tenemos, con sus parques, su río, sus muchachas, las casas con sus persianas: una visión que acoge a aquellos pueblos costeños del Ecuador que ya desaparecieron. Se podría decir que la visión los trae de vuelta desde su muerte hacia el espacio en que se repite y se renueva la vida, en la repetición de sus huellas en los trazos que van de cuadro a cuadro. Un pueblo lleno de colorido, de fulgores, alegre, surgido de las visiones que intuye el pintor jovial que tiene al músico como su sombra.

12

Fantasmas de un cajónTintas

13

14

17

Cercanía y extrañamiento en la pintura de Sócrates Ulloa

Al mirar la obra pictórica de Sócrates Ulloa el espectador es sorprendido por una suerte de ingenuo extrañamiento. Más allá de la crudeza que exhiben algunas de las escenas dispuestas sobre el lienzo, la sorpresa se acrecienta por el hecho de sentir que estamos entrando en un espacio familiar que, sin embargo, se nos escapa. Del conjunto de las obras surge un mundo que es próximo y lejano. Espacio en el que se despliega un oscuro y distante gozo, en el que habitan figuras que llaman la atención por lo que tienen de natural, y, en algunos casos, de salvajemente natural.

Todo en ese mundo se ofrece a la mirada en la inmediatez de un contacto jovial. Imágenes sin misterio que han sido pacientemente elaboras, siguiendo un estilo que produce el sentimiento de una libre espontaneidad, y que han dado lugar a la cristalización de un arte de una inexplicable simplicidad; arte que se abre gozo-samente sobre sí mismo. La obra pictórica de Sócrates Ulloa viene hasta nosotros para toparnos con su evidencia ligera y distante, a través de sus figuras animadas todas por una vida de paso. Se trata del feliz descubrimiento del espacio del arte como lugar de tránsito o de transición. El lienzo es el refugio o el pasaje en el que se densifica la vida como metamorfosis y como finitud.

En la mirada convocada por la obra de Ulloa, el arte se descubre a sí mismo en la sombría y explosiva generosidad de la fiesta, en el desplazamiento incesante de los ciclistas, en la sobreabundancia natural de los caballos, en la ruptura de las prohibiciones, que entraña la confusión orgiástica de los cuerpos desnudos. El trazo pictórico marca la interrupción de la cotidianidad e instaura un tiempo vinculado a la desmesura del gasto sin reserva. El arte es la experiencia del derroche, que hace bascular la vida al límite de lo inoperante. Se trata de un mundo que interrumpe el

Fernando Albán

tiempo del esfuerzo y del trabajo, pera remitirnos a otro que es el del retorno a la fuente de la sobreabundancia natural. Retorno sin término que permite que el huma-no vuelva a beber de la fuente primera de la cual surgió: la transgresión.

Desplazamiento, velocidad, desnudez, erotismo, azar, memoria, son algunos de los motivos que anidan en la obra de Ulloa, y todos ellos están unidos por una suerte de ingenua espontaneidad, que sumen al conjunto de las piezas en el ámbito de una intuición infantil, indómita. La fuerza lírica de la obra de Ulloa destaca por una com-binación entre un cierto aire de frescura y de lascivia, y el gesto del pintor exhibe una carencia de rigidez. Todo en este mundo es materia movediza y esto trasmite a las formas una extrema flexibilidad. El color desborda sus contornos y deviene en ritmo, en elasticidad, en danza, en materia sonora. Las figuras migran de un cuadro a otro y tienden a confundir sus límites. Estamos frente a escenas similares a las que visitamos en los sueños. En el sueño la distancia entre el espectador y el espectáculo es abolida por obra de una extraña familiaridad con los seres que habitan en ellos. Sin embargo, la proximidad, que vuelve inmediatamente legibles a las figuras, no elude lo siniestro (la lejanía) que anida en ellas. La obra de Ulloa no elude el miste-rio, sin convertirse por ello en arte del misterio ni de la lejanía.

El arte, afirma Sócrates Ulloa, puede ser lo categóricamente cierto, o lo que es o tiene alguna presencia en el espacio-tiempo ¿De dónde viene este sentimiento de presencia, de certeza? El arte sería entonces la inminencia del mundo convertido en imagen, en imaginación. La obra viene a nuestro encuentro desde el feliz descubri-miento de sí misma como fuerza que expone al afuera, a la sobreabundante natu-raleza, al franqueamiento del límite que fuerza al humano a salir fuera de sí, para encontrar de nuevo al in-humano del que proviene.

18

19

Fantasmas de un cajónTinta china

20

21

22

23

24

25

26

27

28

29

31

POR QUÉ PINTO

Hace años, cuando volvía de Buenos Aires en donde viví bastante tiempo, fui a don-de un sastre que conocía para que me tomara las medidas pues quería hacerme un terno con un corte de casimir que me regaló mi papá. El tipo estaba haciendo su tra-bajo con una profundidad filosófica que se notaba. En eso, mientras medía el largo del brazo izquierdo, un poco ladeado y sin mirarme, me dio un bajonazo: dígame ¿qué se hizo usted tanto tiempo viviendo en Buenos Aires?

La pregunta me agarró frío. Me hice pintor, maestro… le contesté, con puntos sus-pensivos al final. El tipo no dijo nada y siguió ensimismado en su labor. Luego de un rato de meditación me volvió a interrogar esta vez de frente ¿y para qué le sirve esa pendejada? Ya no le dije nada, pero es una pregunta que me ha hecho pensar siempre, sin que trate, desde luego, de encontrarle una respuesta.

Eso me remitió a algo que afirmó un pintor español, cuyo nombre no recuerdo, que decía: “…después de haber pintado por años y de haber pintado tantos cuadros me pregunto ¿qué es el arte?

Yo no soy un pintor de esos requeridos por las galerías de pintura. Al contrario, me he dado cuenta que algunas me han evitado y que, por no decirme abiertamente NO, me han colocado en su lista de espera, que se hacía cada vez más larga: un año, dos años, tres…; sin embargo, he hecho más de veinte exposiciones en 45 años de pintor.

Sólo he expuesto en dos galerías: la primera en la Sketch en Quito, que la regenta-ba Rodrigo Villacís Molina, en la que presenté un solo cuadro muy grande a manera

Sócrates Ulloa

32

de mural titulado “A destiempo y contratiempo. A propósito de Piazzolla”, collage que me gusta mucho y que, pienso, es de lo mejor que he hecho. El cuadro tiene 21 segmentos y estuve dispuesto a venderlo por partes. No conseguí vender uno solo: como negocio, a la galería le fue muy mal conmigo.

La segunda vez fue en República Dominicana en la galería Arawak, una de las me-jores, por gestiones de Lucho Narváez, embajador del Ecuador que me extendió la invitación. Allí, en cambio, fue la vez que más vendí, y a buenos precios, por lo que regresé contento. Sin embargo, la dueña de la galería afirmaba que no le había ido bien.

Las otras exposiciones las he hecho en instituciones como ésta, el Centro Cultural Metropolitano de Quito, que, por el contrario, casi siempre me abren sus puertas.

Tengo más de 50 años pintando. Me he formado, en las dos formas de arte plástico-visual (pintura y arquitectura) que me han gustado, estudiando y practicando por aquí y por allá. Primero, desde luego, me hice pintor.

En mi infancia y adolescencia no tuve acercamientos directos al arte, a pesar que tempranamente aprendí a tocar instrumentos sencillos, tenía un buen oído y buen sentido natural del ritmo. Una vez fundé un conjunto musical, un quinteto que nunca debutó. Mi mamá no me apoyaba porque creía que siendo músico me iba a hacer farrista. De todas maneras varios años después me hice bien farrista aunque no me hice músico. En cambio me hice un buen lector; desde muy temprano compraba y leía libros o revistas, quizá por ello es que comenzó a desarrollarse una sensibilidad que me llevó a una decisión posterior.

Como se ve, no nací ni dibujando ni pintando desde el vientre de mi madre. Esto me llegó a gustar después, viendo pinturas y conociendo pintores en los primeros años de mi juventud en Buenos Aires. Yo lo decidí, e inclusive cuando lo decidí, puse frente a frente a la música y a la pintura.

Ya llevo, pues, más de cuarenta y cinco años pintando pero sigo tratando de apren-der. He aprendido bastante y puedo decir que lo he hecho a voluntad, lo que me ha gustado hacer, me ha costado, eso sí, tiempo, esfuerzo y salud. Me he metido total-mente en el mundo del arte a tiempo completo; pero, de paso hasta he aprendido a arañar las cuerdas de la guitarra y algunas nociones de canto.

Me parece que domino diversas facetas del dibujo, de la forma y del color, además de algunas técnicas; he experimentado muchas y las practico. Algunas técnicas las

33

ignoro completamente por falta de interés de mi parte, como el grabado y la acua-rela. Creo que la técnica es una base fundamental para hacer arte, pero, además, que el arte está más allá de la técnica, justamente donde ésta termina.

No tengo ningún papel predestinado pero creo en el azar y sobre todo en la intui-ción y la imaginación humana. Me parece que son la base fundamental del arte.

Los artistas aprendemos las formas del arte por identificación, por gusto, por inclina-ción, por vocación. El arte evidentemente es lo que permite al ser humano explicarse a sí mismo, el verse tal como es. De hecho es el único ser en la naturaleza que tiene capacidad para ello y puede hacerlo, inclusive, para conocer su papel en el cosmos. El arte es una autointerpretación del ser humano, repito, y el que guste del arte de-berá verlo de esa manera.

Me fascina pintar, tener los materiales delante y transformarlos en formas; he tra-tado de hacerme un sitio en el mundo en el que me muevo, quiero que mi trabajo, además de gustarme, sea trascendente, para seguir expresando sensaciones, situa-ciones personales y comunes de manera siempre nueva.

Espero siempre que el resultado de lo que hago sea auténtico, es decir, concordante conmigo mismo y con quienes me identifico, pero, si mi trabajo es asequible a aque-llos con quienes no me identifico, mucho mejor.

Como pintor no pretendo dar al arte más misterio que lo insondable del ser humano; procuro expresar sus manifestaciones infinitas, diferentes, fruto de viejas y nuevas relaciones de aquellos procesos que se producen en el interior del ser humano, que son mucho más complejos que los que se producen en el medio social.

El arte es bello. Es necesariamente bello y busca la verdad en cada instante aunque, esto de la belleza no sé exactamente qué es; puede ser lo categóricamente cierto, o lo tiene alguna presencia en el espacio-tiempo. Recuerdo con bastante frecuencia la canción de Serrat: Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio…

Pinto, a esta altura de la vida, porque encuentro que es lo mejor que sé y puedo hacer; lo que digo con mi pintura no es sino una imagen más en la gran imagen que presentamos los pintores del ser humano que somos todos.

Señoras y señores: palabra de sastre.

34

A mi nadie me puede decir que este no es mi puebloTemples

35

36

37

38

39

41

Sócrates, siempre

Señoritas alegres, y también una que otra medio amarga; músicos tristes, atmósfera cargada de humo, vapores alcohólicos, sonidos de destartalados pianos, saxos car-gados de melancolía o bandoneones tangueros; rostros desencajados por la fatiga, por la huella de algún placer pasajero, por el sueño, y caras y cuerpos dispuestos, que resisten aún todo ataque circunstancial y que siguen sonriendo y esperando, más allá de todo cansancio, nocturno o vital. He ahí una parte esencial del mundo pictórico de Sócrates Ulloa. ¿Cuál, la mejor opción para expresar un mundo como ese? Pues quizás un neo ex-presionismo, que le va muy bien a las continuas inquietudes creativas de un gran maestro, y que hace de él uno de sus mayores representantes en el país. Pero nada de lo que se diga en torno al arte de Sócrates puede tener un carácter inamovible, definitivo. Repárese si no en que del neo-expresionismo tropical pasa sin proble-mas a una suerte de “naif” costanero, ingenuo, sensual y también algo sentimental, porque ante sus pinturas –incluso aquellas sobre las que parece soplar un aliento infantil, inocente- estamos siempre oyendo un viejo bolero-mambo de fondo, aunque no haya más que silencio alrededor. ¡Milagros del arte, la memoria, la imaginación!

Pero él se las sabe todas, y sus cuadros sobre ciclistas, que nos revelan de modo impresionante la velocidad, son una suerte de muestras de neo-futurismo y también de un vigoroso cinetismo: sin moverse un ápice la composición, la idea de movimiento que nos deja es vertiginosa.

Y están los dibujos, acompañados de evocaciones de un tiempo lejano, que se hun-de en los bordes de la juventud. En efecto, nos remite al ambiente familiar de ese

Jorge Dávila Vázquez

universo casi perdido que es la “tienda de abarrotes”, donde Sócrates usaba del papel de empaque, finito y de ambiguos tonos habanos, para realizar una cantidad tan inmensa de imágenes a lápiz, que se las cuenta por cientos, y que solo el amor de su madre pudo rescatarlas de la destrucción y el olvido.

Esos vigoroso trazos de otro tiempo son recuperados por su mano madura e incansa-ble, en formatos mayores que los originales, pero respetando el trabajo de aquellos, y se transforman en una sección muy atractiva de esta muestra. El poder expresivo de Ulloa está plenamente anunciado e incluso desarrollado en esas figuras, y nos revela que ya era capaz de percibir el mundo entorno, las expresiones de la gente humilde, los gestos de las parejas, la desidia de unos y el empuje de otros, las ga-nas de llegar a alguna parte de unos cuantos y la dejadez de no querer moverse a ningún sitio de más de uno. Y están las pequeñas tareas para ganarse la vida, las esperas silenciosas y pacientes, el gesto de la golosa, la actitud del hombre del campo, la del vago clase media, que se sienta en un banco, indolente, a ver pasar la historia, la del lector, la del enfurruñado, la del pobre… Un vasto mundo, captado por el dibujante implacable, que miraba la vida desde un rincón cualquiera.

Todo en esta exposición es vida, mucho en ella es color –un color crudo, oscuro, vivo, agresivo o chispeante como una lejana risa de juventud-, sea por el implacable trazo expresionista, sea por la opción ingenua de algunas obras. Y todo revela una compenetración del pintor con su medio y con los medios en que le ha tocado des-envolverse, conmovedora, auténtica y, en medio de su aparente naturalidad, muy estilizada y estetizada.

42

43

Me recordás un tango de Arolas que escuché en el cabaret de la Parda Flora en Buenos Aires(Corto Maltés de Hugo Pratt, la balada del mar salado)

Óleo

44

45

46

47

48

DiversionesDucos

49

50

51

52

53

54

No tengo ningún papel predestinado pero creo en el azar y sobre todo en la intuición y la imaginación humana. Me parece que son la base fundamental del arte.Sócrates Ulloa

55

De bagualeroDucos

56

De los patiflacosDucos

57

58

59

Notas Biográficas

SOCRATES ULLOAGuayaquil, 1932

ESTUDIOS

- Entre 1958 y 1960 toma clase de dibujo y pintura en el taller del maestro Alberto Bruzzone en la calle Mitre, en Buenos Aires-Argentina, en donde vive desde 1955.

- En el mismo período asiste a dibujar con modelo en la Asociación Estímulo de Bellas Artes en la calle Maipú y Córdoba.Es Socio Activo con el número 1111, de la Asociación Estímulo de Bellas Artes de Buenos Aires fundada en el año 1876.

- En 1961 estudia y trabaja con el maestro Oswaldo Viteri en Quito en su taller de la calle América y Asunción.

- Entre 1969 y 1971 dibuja al aire libre en Marsella y en París, en donde además asiste a dibujar con modelo en la Academia La Grande Chaumière, en la calle del mismo nombre en Montparnasse.

- Graduado como Arquitecto en Luminy- Marseille- Francia en 1971, becado por el gobierno francés.

60

- Profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central del Ecuador (1969 – 2007). EXPOSICIONES INDIVIDUALES

- 1963: primera exposición individual en el Museo de Arte Colonial en Quito.

- 1987: expone la obra “El Marraqueta interpreta Vanidad en Tiempo de Slow” en la Sala de Artes del Colegio de Arquitectos de Quito.

- 1988: expone en la galería Artempo un conjunto mixto titulado “Manabís”.

- 1989: vuelve a la Sala de Artes del Colegio de Arquitectos de Quito con una mues-tra titulada “Saxos, Sexos y Con(v)exos. Esta obra es presentada también en la Sala de Arte del Colegio de Arquitectos de Ambato y en la Sala de Artes de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Quito.

- 1990: expone “Los Fantasmas Propios y los Ajenos” en la Casa Humboldt de Quito.

- 1991: presenta “Los Fantasmas Propios y Los Ajenos” en el Museo de Arte Moder-no de Cuenca-Ecuador.- 1992: exhibe la obra titulada “Guardabajo”, primera del tema “Los Patiflacos”, en el Museo de la Fundación Guayasamín en Quito.

- 1993: expone en la Galería Skecth (Quito), el conjunto “A Destiempo y Contratiem-po. A Propósito de Piazzolla” mural de 21 segmentos.

- 1995: invitado a la Alianza Francesa de Quito con una obra mixta: Los Patiflacos y Los Fantasmas Propios y los Ajenos” en nuevas versiones.

- 1996: “Contra la Pared”, en la Sala de Artes el Colegio de Arquitectos de Quito.

- 1997: expone en La Habana-Cuba, en la Sala Martínez Villena de la Unión de Es-critores y Artistas de Cuba, “A mi Nadie me Puede Decir que este no es mi Pueblo”, primera parte del conjunto “De Ríos, Mares y Amores”.

- 1998: invitado por la Embajada del Ecuador, expone una segunda parte de la misma obra en la Galería “Arawak” en Santo Domingo República Dominicana, que luego es presentada en la ciudad de Santiago de Los Caballeros del mismo país.

- 1999: es invitado por la FLACSO-Quito para exponer la primera parte de “De Ríos, Mares y Amores”; incluye la segunda parte titulada “De La Habana”.

- 2000: expone en las cinco Salas de La Casa del la Cultura en Quito una retrospec-tiva de 220 cuadros.

- 2002: presenta en la Casa Benjamín Carrión una obra mixta titulada “El Salón de Baile”, incluye la tercera parte de “De ríos, mares y amores”. Este mismo año es

61

invitado a exponer “El Salón de Baile” en la Sala de Arte de La Librería Científica de Guayaquil.- 2004: conjunto mixto de pintura al óleo y pintura digital titulado “Las Arenas de Ulloa” por invitación del Colegio de Arquitectos de Quito”.

- 2004: obra mixta titulada “A Destiempo y Contratiempo” y “Los Patiflacos” en la Asociación Estímulo de Bellas Artes de Buenos Aires.

- 2005: expone “De agujeros negros y otros temas” en la Sala de Arte del Colegio de Arquitectos de Pichincha. Este año es invitado a exponer “De agujeros negros y otros temas” en la Sala de Arte de Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Quito.

- 2010: obra mixta: “En el Santo del Quintana”, “Bagualero” obras nuevas y una selección de obra anterior, en la Sala del Colegio de Arquitectos por invitaciòn del CAE, por el Día Mundial de la Arquitectura y del Ministerio de Salud por el Día Mundial de la Salud Mental.- Ha participado en varias exposiciones colectivas en el Ecuador y en el extranjero, así como en varios salones de arte en Guayaquil, Quito y Cuenca.

DISTINCIONES

- En el año 1966 gana el concurso abierto de dibujo promovido por la Universidad Central del Ecuador para ayudantía de docencia del Centro de Artes, previo a la Fundación de la Facultad de Artes.

- En el año 1967 se hace acreedor al premio “Editorial Salvat” en el Salón de Julio de Guayaquil. Este premio no es parte de la premiación oficial del Salón.

- Su obra ha sido comentada por varios historiadores y críticos de arte

- Su obra ha sido publicada en:

Sócrates, libro sobre su obra.Revista Trama. Revista Ciudad Alternativa del grupo “Ciudad.”Revista del diario “El Expreso”Revista del Ministerio de Salud Pública.Catálogos de sus exposiciones. Han incluido artículos comentados los diarios: El Comercio, Hoy, La Hora y El Expreso y las revistas Trama y Vistazo.

- Algunas de sus obras están en colecciones particulares de: Alemania, España, Italia, Francia, Estados Unidos, Cuba, República Dominicana, Colombia, Chile, Argentina, Paraguay, Brasil.

- Forma parte de la colección de pinceles “Maestros de la Pintura” en la Asociación Estímulo de Bellas Artes en Buenos Aires-Argentina.

García Moreno y Espejo (esq.)(593-2) 3952 300 ext. [email protected]

Guión museológico: Victoria Novillo, Directora del Centro Cultural Metropolitano

Guión museográfico: Francisco Morales, Coordinador de Exhibiciones y Programas Culturales del CCM

Montaje museográfico:Fernando Dueñas, Museógrafo.Tania Jaramillo, Asistente de Coordinación de Exhibiciones y Programas Culturales del CCMNatalia Barreno, Colaboradora del CCM.

Logística del evento inaugural:Freddy Vallejo, Responsable de Logística y EventosAdriana Chávez, Responsable de Protocolo

Cuidado y conservación de las obras:Eduardo Maldonado, Coordinador de Patrimonio del CCMPatricio Ruales, Restaurador del CCMClara Cabrera, Restauradora del CCM

Propuesta educativa:Isabel Montalvo, Técnica EducativaMarco Vinicio Vallejos, Colaborador del CCM

Guianza-mediación en salas:Mabel Espinoza, Guía del CCM.Fernando Moreta, Colaborador del CCM.

Seguridad:Eduardo Ruiz, Responsable de Operación y Mantenimiento del CCM

Comunicación:Jeaneth Luna, Responsable de Comunicación