sociología de las organizaciones

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151 La sociología de las organizaciones: perspectivas alternativas Eguzki Urteaga Universidad del País Vasco [email protected] Resumen: El objetivo de este artículo no es tanto dar cuenta de las teorías clásicas y contemporáneas de la sociología de las organizaciones en Francia como de integrar nuevos enfoques. Que sean recientes o más antiguas, estas teorías tienen en común el hecho de renovar la reflexión sobre las organizaciones a través de otras problemáticas y de nuevas referencias. Un primer enfoque percibe la organización como un «montaje heterogéneo» que insiste en la exigencia de justificación de las organizaciones y en la existencia de una pluralidad de regímenes de acción. Una segunda perspectiva con- cibe la organización como un «campo» que aparece como un sistema estructurado y jerarquizado donde existen dominantes y dominados y que se manifiesta tanto en la Administración pública como en las políticas públicas. Una tercera interpretación asi- mila la organización a una red, lo que permite a la vez precisar el análisis estratégico y renovar el estudio de las innovaciones. Una cuarta y última interpretación se interesa por los casos límite que constituyen las instituciones totales. Palabras clave: sociología, organizaciones, perspectivas, renovación. Abstract: e aim of this article is not so much to account for classical and contemporary theories of the sociology of organizations in France but to integrate new approaches. Whether they are recent or old, these theories have in common the fact that they renew reflection on organizations by focusing on other problems and new references. An initial approach focuses on the organization as a “heterogeneous assembly” that insists on justifying organizations and the existence of numerous systems of action. A second approach conceives organizations as a “field” that appears to be a structured Revista Internacional de Organizaciones, nº 8, junio 2012, 151–176 ISSN: 2013-570X; EISSN: 1886-4171. http://www.revista-rio.org

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    La sociologa de las organizaciones:perspectivas alternativas

    Eguzki UrteagaUniversidad del Pas Vasco

    [email protected]

    Resumen: El objetivo de este artculo no es tanto dar cuenta de las teoras clsicas y contemporneas de la sociologa de las organizaciones en Francia como de integrar nuevos enfoques. Que sean recientes o ms antiguas, estas teoras tienen en comn el hecho de renovar la reflexin sobre las organizaciones a travs de otras problemticas y de nuevas referencias. Un primer enfoque percibe la organizacin como un montaje heterogneo que insiste en la exigencia de justificacin de las organizaciones y en la existencia de una pluralidad de regmenes de accin. Una segunda perspectiva con-cibe la organizacin como un campo que aparece como un sistema estructurado y jerarquizado donde existen dominantes y dominados y que se manifiesta tanto en la Administracin pblica como en las polticas pblicas. Una tercera interpretacin asi-mila la organizacin a una red, lo que permite a la vez precisar el anlisis estratgico y renovar el estudio de las innovaciones. Una cuarta y ltima interpretacin se interesa por los casos lmite que constituyen las instituciones totales.

    Palabras clave: sociologa, organizaciones, perspectivas, renovacin.

    Abstract: The aim of this article is not so much to account for classical and contemporary theories of the sociology of organizations in France but to integrate new approaches. Whether they are recent or old, these theories have in common the fact that they renew reflection on organizations by focusing on other problems and new references. An initial approach focuses on the organization as a heterogeneous assembly that insists on justifying organizations and the existence of numerous systems of action. A second approach conceives organizations as a field that appears to be a structured

    Revista Internacional de Organizaciones, n 8, junio 2012, 151176ISSN: 2013-570X; EISSN: 1886-4171. http://www.revista-rio.org

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    and hierarchized system peopled by those in control and those who are controlled. They are found in the public administration and in public policies. A third approach likens organizations to networks, which makes it possible to specify the strategic analysis and renew the study of innovations. A fourth and final approach looks into the extreme cases of total institutions.

    Keywords: sociology organizations perspectives renewal.

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    1. Introduccin Dnde empieza y dnde se acaba la sociologa de las organizaciones? Se trata simplemente de analizar estas agrupaciones organizadas que constituyen las em-presas, las administraciones o las asociaciones, cuyo nmero y tamao no han cesado de crecer a lo largo del siglo XX y del inicio del siglo XXI, o es cuestin, a travs de ello, de desarrollar una reflexin sobre los mecanismos de cooperacin y de accin colectiva y, de ese modo, contribuir a pensar la organizacin social en un sentido ms amplio? De hecho, no existe ninguna vida social sin la existencia de organizaciones y de instituciones. En este sentido, comprender las reglas y la lgica del funcionamiento de esta vida colectiva y de las formas de cooperacin a las que da lugar constituye el objeto de la sociologa de las organizaciones.

    El objetivo de este artculo no es dar cuenta de las teoras clsicas y contem-porneas de la sociologa de las organizaciones en Francia, sino integrar nuevos enfoques. Efectivamente, este trabajo parte de la constatacin de que la sociologa de las organizaciones actual tiene dificultades para renovar sus perspectivas, por lo que puede ser interesante buscar en otros mbitos, en respuesta a otras preocu-paciones, los elementos susceptibles de contribuir a su renovacin por ejemplo, pensar las organizaciones gracias a otras nociones que difieren de las de poder o de cultura. Asimismo, el concepto de sistema de accin concreto (SAC), for-jado por Michel Crozier y Erhard Friedberg (1977), no agota completamente el anlisis de las relaciones entre las organizaciones y su entorno. En este sentido, la sociologa de las organizaciones se enriquecera si fuese capaz de explorar otras nociones.

    Que sean recientes o ms antiguas, estas teoras tienen en comn el hecho de renovar la reflexin sobre las organizaciones a travs de otras problemticas y de nuevas referencias. Un primer enfoque percibe la organizacin como un monta-je heterogneo que insiste en la exigencia de justificacin de las organizaciones y en la existencia de una pluralidad de regmenes de accin. Una segunda pers-pectiva concibe la organizacin como un campo que aparece como un siste-ma estructurado y jerarquizado donde existen dominantes y dominados y que se manifiesta tanto en la Administracin pblica como en las polticas pblicas. Una tercera interpretacin asimila la organizacin a una red, lo que permite a la vez precisar el anlisis estratgico y renovar el estudio de las innovaciones. Una cuarta y ltima interpretacin se interesa por los casos lmite que constituyen las instituciones totales.

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    2. La organizacin como montaje heterogneoLa perspectiva iniciada por Luc Boltanski y Laurent Thvenot, as como los tra-bajos realizados en su estela, resultan especialmente estimulantes para aclarar las lgicas de accin que caracterizan los universos organizativos. Si la nocin no es extranjera a la sociologa clsica de las organizaciones, bien est fuertemente de-terminada por las nociones de inters y de estrategia, bien conduce a la segmen-tacin de las organizaciones en dimensiones econmicas, sociales, culturales o tcnicas. En el primer caso, las lgicas de accin se reducen a estrategias de actor, a la diversidad de los intereses que los animan y que se enfrentan en el seno de un sistema de accin, mientras que, en el segundo caso, las diferentes dimensiones de la accin estn yuxtapuestas sin que se comprenda verdaderamente de qu manera los actores se acomodan de esta separacin. La va abierta por Boltanski y Thvenot conduce a precisar las diferentes modalidades de la accin en funcin de las situaciones atravesadas por los actores que problematizan sus relaciones.

    Boltanski y Thvenot (1991) se han interesado en primer lugar por las lgi-cas de accin que gozan de fuerte legitimidad, pblicamente justificables, y que corresponden, en ese sentido, a un rgimen de justificacin, antes de interesarse por los regmenes de accin ms diversificados. Enfrentndolo a varios objetos empricos, este marco de anlisis permite aprehender las organizaciones como lugares de paso, de tensin y de articulacin entre lgicas y regmenes de accin de naturaleza diferente. La nocin de sistema, que se encontraba hasta entonces en el corazn de la sociologa de las organizaciones, deja lugar a la de montaje heterogneo.

    2.1 La exigencia de justificacin de la organizacin El inters y las estrategias de poder constituyen el primer motor de la accin en el seno de las organizaciones, como lo sugiere la sociologa inspirada en Crozier? El enfoque propuesto por Boltanski y Thvenot pone el nfasis en situaciones, en el seno de los universos organizativos y ms generalmente del mundo social, en las que los actores se ven obligados a demostrar el fundamento de lo que dicen y hacen, de las decisiones que toman y de las acciones que llevan a cabo. Avanzan la hiptesis de que los actores se ven obligados a apoyarse en un nmero limitado de referentes generales que constituyen principios de justificacin y de valoracin. Estos pueden ser movilizados tanto para justificar una accin emprendida como para criticar o denunciar una injusticia. La legitimidad de estos referentes resulta de su generalidad y de su universalidad, as como de su ajuste a los dispositivos concretos de las situaciones en las cuales son movilizados si no quieren ser desca-

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    lificados. Efectivamente, lejos de ser principios abstractos, suponen una puesta a prueba de la valoracin y de la justificacin avanzada.

    Boltanski y Thvenot han distinguido seis principios de justificacin. Estos principios no corresponden a esferas separadas de la sociedad, sino que coexisten en el seno de un mismo espacio o en una misma organizacin. Su nmero no est necesariamente fijado una vez y para siempre (Lafaye y Thvenot, 1993), sino que est vinculado al enfoque elegido por los autores, que prefieren principios que responden a exigencias comunes. Efectivamente, si la identificacin emprica de estos principios de justificacin es indispensable y constituye un indicador serio, no es suficiente para dar cuenta de su universalidad.

    El primer principio, el de la inspiracin, se fundamenta en la creatividad, la imaginacin y la espontaneidad. El principio domstico se basa en la tradicin y en la confianza en las relaciones cuyo nico juez es el tiempo. As, la preocupacin por tener colaboradores leales y de confianza justifica su contratacin basada en recomendaciones personales. El principio de renombre o de fama est basado en el reconocimiento del mayor nmero y el crdito concedido por la opinin pblica. Por ejemplo, la bsqueda de notoriedad est en el centro de las acciones de comunicacin externa e interna emprendidas por numerosas organizaciones. El principio cvico est encarnado por la voluntad general e implica el inicio de acciones colectivas orientadas hacia el inters general y la solidaridad. La empresa se apoya sobre este tipo de legitimidad para justificar las acciones llevadas a cabo a favor de los ms desprovistos o del medio ambiente. El principio mercantil se fundamenta en la competencia y en la armona entre la oferta y la demanda, tales como las que prevalecen en el mercado. Por ltimo, el principio industrial est basado en la eficacia, la productividad y la previsibilidad.

    Por lo tanto, las organizaciones no obedecen a un principio nico de legiti-midad, incluso si, hoy en da, la justificacin mercantil tiende a sustituirse a la justificacin industrial y a los modelos de planificacin y de mejora de la pro-ductividad que lo acompaaban. Thvenot (1993) observa que esta activacin o reactivacin de los vnculos mercantiles no es suficiente para dar cuenta de la dinmica de las organizaciones, las cuales corresponden ms a un montaje hete-rogneo entre exigencias plurales. Por ejemplo, la necesidad, para una empresa, de ser sensible a la demanda de sus clientes se enfrenta a la planificacin de la produccin o las relaciones de confianza y de fidelidad establecidas con los pro-veedores se enfrentan del seguimiento de la versatilidad del mercado (Eymard-Duvernay, 1987). Las tensiones que resultan de estas exigencias mltiples hacen referencia a exigencias ms fundamentales y no a simples enfrentamientos entre grupos o servicios cuyos intereses son diferentes, como sera el caso entre los

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    servicios comerciales y los servicios de produccin o los servicios encargados de la compra. En la continuidad de los estudios llevados a cabo por Alvin Gouldner (1954) se ha demostrado de qu manera una reorganizacin de los servicios mu-nicipales aspiraba a imponer un imperativo de productividad y de racionalidad tcnica ( justificacin de naturaleza industrial) al conjunto del funcionamiento municipal descalificando sistemticamente la contratacin por cooptacin ( jus-tificacin domstica) o las acciones de solidaridad hacia empleados en dificultad (principio de solidaridad cvica).

    Pero, para que una organizacin se mantenga, el enfrentamiento no puede ser la nica forma de relacin entre las diferentes lgicas. El compromiso consti-tuye otra forma. Las empresas asociativas estudiadas por Emmanuelle Marchal (1992) combinan en su seno la profesionalidad de la empresa y las exigencias democrticas caractersticas del estatus asociativo. El autor muestra la diversidad de las formas organizacionales que resultan de todo ello y de qu manera, segn los casos, las exigencias propias al dispositivo asociativo pueden entorpecer o fa-vorecer los imperativos del dispositivo empresarial. Observaciones similares han sido realizadas sobre los agentes bancarios (Wissler, 1989) y los centros educati-vos (Drouet, 1992). Los compromisos entre lgicas de accin diferentes pueden a veces tomar la forma de innovaciones tcnicas, como cuando se inventa, en una empresa lechera, un autmata susceptible de fabricar camembert tradicional re-produciendo el gesto secular del moldeador (Boissart y Letablier, 1989). Seme-jante invento permite llegar a un acuerdo entre las exigencias fundamentadas en la tradicin y los imperativos de estandarizacin industrial.

    El marco de anlisis de la justificacin, forjado por Boltanski y Thvenot, abre nuevas perspectivas a la sociologa de las organizaciones. El carcter plural y a menudo contradictorio de las exigencias de justificacin hace que las organiza-ciones ya no procedan de una dinmica de ajuste nico, como cuando esta se fun-damentaba en la capacidad de los actores de adquirir poder y de utilizar las zonas de incertidumbre o en una coordinacin cultural, a la imagen de la sociologa de la empresa. No en vano, incluso plurales, las formas de justificacin son insufi-cientes para dar cuenta del conjunto del funcionamiento de las organizaciones. El anlisis debe poder abrirse a la identificacin de otros regmenes de accin.

    2.2 La pluralidad de los regmenes de accin La exigencia de justificacin no pesa en cada momento sobre todas las situaciones de la vida social. Esta sigue circunscribindose a los momentos en los cuales es necesario responder a la crtica, e incluso anticiparla. Los universos organizativos

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    no escapan a esta regla y numerosas acciones son llevadas a cabo refirindose a otras lgicas.

    Luc Boltanski (1990) distingue otros tres regmenes de accin que se aaden al rgimen de la justificacin:

    1. El rgimen de la precisin, que se caracteriza por la rutina. Las personas y las cosas estn vinculadas unas a otras en dispositivos estabilizados sin que se active la disputa. Este rgimen da cuenta de numerosos momentos del funcionamiento ordinario de las organizaciones: cada uno se dedica a sus actividades, los procedimientos dictan sus conductas y no se cuestio-nan las decisiones.

    2. El rgimen de la violencia, marcado por la ruptura de los convenios preestablecidos y por el enfrentamiento entre las distintas fuerzas. Los momentos de crisis en el seno de las organizaciones, como, por ejemplo, las huelgas salvajes, con ruptura de las negociaciones, secuestro de los miembros de la direccin y desbordamiento de los delegados por la base, se refieren claramente a este rgimen.

    3. El rgimen del agape o del amor, que puede definirse como una atencin gratuita prestada a otra persona. Este rgimen puede ser til para dar cuenta de las interacciones fugitivas en el seno de las organizaciones y permite dar coherencia a actos a menudo percibidos como extraos o irracionales. Es el caso cuando un directivo solo percibe en su subordina-do que acaba de entrar en su despacho a un ser humano y, sin decir una palabra, le pide que se retire a pesar de haberlo convocado para avisarle personalmente de ciertas negligencias profesionales que ha cometido.

    Estos ltimos dos regmenes constituyen experiencias lmite en la vida de las organizaciones, cuya finalidad es controlar los excesos de las personas. Philippe Corcuff y Nathalie Duprez se interesan precisamente por situaciones de este tipo y por la manera segn la cual son gestionadas en los hospitales por el personal encargado del cuidado de los pacientes y en las ANPE por los agentes en contac-to con los usuarios. Estos dos investigadores analizan la manera segn la cual, en las relaciones cara a cara, bien con los enfermos, bien con los desempleados, las enfermeras y los agentes de la ANPE se ven afectados por la desgracia del prji-mo. Analizan atentamente las tensiones que aparecen entre la necesidad de tratar equitativamente a cada uno, la compasin suscitada por ciertos usuarios o pa-cientes y la violencia que amenaza constantemente la tranquilidad aparente. Esta bsqueda permite reinterpretar tanto los anlisis psicolgicos como el estrs de ciertas profesiones, as como las observaciones de Peter Blau a propsito de las reacciones emocionales, los sentimientos de culpabilidad o una implicacin

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    excesiva en la ayuda de los usuarios. En este sentido, la investigacin emprica resulta fundamental para precisar las modalidades de paso de un rgimen de ac-cin hacia otro.

    Otros regmenes de accin han sido identificados. El rgimen de la familia-ridad, identificado por Laurent Thvenot (1994), permite dar cuenta de estas relaciones de proximidad que no tienen un alcance general de justificacin. Es el caso de dos compaeros con actividades extraprofesionales comunes que se ponen de acuerdo para compartir el mismo despacho o para tener los mismos horarios. El carcter heurstico de este rgimen resulta del hecho de que engloba tanto los vnculos de amistad que crean los actores como la relacin privilegiada que el obrero mantiene con su mquina. Este rgimen permite no disociar ele-mentos que pertenecen a la sociologa de las organizaciones de aquellos tratados preferentemente por la sociologa del trabajo.

    Justificacin, rutina, violencia, compasin, familiaridad, etc., dejan de lado una dimensin fundamental de la accin sobre la cual la sociologa inspirada en Crozier haba puesto el nfasis, es decir, el carcter estratgico de la accin. El r-gimen de accin tctico-estratgica colma esta laguna tomando en consideracin comportamientos estratgicos y confirindoles una validez ms restringida que el anlisis estratgico. Efectivamente, solo constituye una modalidad de compro-miso posible de la accin. Este rgimen se manifiesta a travs del mantenimiento de una visin estratgica a largo plazo y una capacidad tctica para aprovechar la oportunidad cuando se presenta. Permite, por ejemplo, renovar el anlisis de los procesos de decisin en el seno de las organizaciones proponiendo una inter-pretacin renovada de las relaciones entre decisin e implementacin (Lafaye, 1994). Adems, este rgimen est articulado en torno a la justificacin en la me-dida en que el horizonte al que se refiere es pblicamente justificable, mientras que las capacidades tcticas desplegadas en esta ptica no lo son necesariamente.

    Tanto la identificacin de diferentes principios de justificacin como la ex-ploracin de varios regmenes de accin contribuyen, por lo tanto, a relativizar los modelos estratgicos de la accin. Pero la va abierta va ms all de la simple constatacin de las lgicas de accin: invita a pensar sus relaciones a travs de la toma en consideracin de los pasos y de los cambios de un rgimen a otro, que constituyen la vida ordinaria del funcionamiento de las organizaciones. De este modo, semejante enfoque ya no es compatible con la nocin de sistema, casi indi-sociable de la sociologa de las organizaciones. La de montaje heterogneo re-sulta ms pertinente para dar cuenta de la fluidez de los universos organizativos y de los estados mltiples en los cuales estos ltimos estn comprometidos, as como de la estabilizacin de los recursos y de la repeticin de los comportamien-

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    tos. La nocin de sistema presupone, incluso en sus concepciones ms atenuadas, una coherencia y un estado de equilibrio ausentes en el montaje heterogneo. Si esta ltima nocin se sobrepone fcilmente a la de organizacin, las modalida-des de la accin a las que hace referencia conciernen igualmente a las relaciones establecidas con el entorno. Segn las situaciones, estas relaciones hacen un lla-mamiento a las acciones de naturaleza tctico-estratgica, inscribindose en dis-positivos estabilizados, estn sometidas a imperativos de justificacin, se rompen en la violencia, etc. Pero hay otras maneras de renovar el anlisis de los vnculos entre las organizaciones y su entorno.

    3. De la organizacin al campoPierre Bourdieu ha forjado la nocin de campo para definir universos sociales extremadamente variados: mundo del arte o de la literatura, universo cientfico, mbito poltico o administrativo. No en vano, estos universos no asisten nica-mente al enfrentamiento de los agentes sociales, sino tambin al de las organiza-ciones que persiguen objetivos diferentes. En este sentido, la nocin de campo puede contribuir a aclarar las relaciones que mantienen las organizaciones con su entorno prximo, incluso a una mejor comprensin de su funcionamiento in-terno? Se trata, en un primer momento, de presentar las principales caracters-ticas de los campos sociales mostrando en qu estos ltimos se diferencian del concepto de sistema. En un segundo momento, es cuestin de ilustrar el poder heurstico de la nocin de campo para el anlisis de las organizaciones a travs del ejemplo del campo administrativo.

    3.1 El campo socialLa nocin de campo tiene las siguientes caractersticas (Bourdieu, 1980):

    Un campo es un espacio estructurado y, por lo tanto, jerarquizado de posiciones o de plazas cuyas caractersticas son relativamente indepen-dientes de sus ocupantes.

    Cada campo se define por retos e intereses especficos irreducibles a los de un campo: lo que hace correr a un cientfico no es lo que hace correr a un empresario o a un religioso.

    Un campo implica igualmente la posesin o la constitucin de un capital propio. Tener un fuerte capital econmico es fundamental en el mbito del negocio, pero totalmente incongruo en el campo cientfico, donde el

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    capital pertinente es de otra naturaleza: una tesis, publicaciones de alto nivel, reconocimiento internacional, etc.

    Un campo necesita que los agentes sociales dotados de disposiciones apropiadas (que Bourdieu denomina habitus) inviertan en su seno, lo que supone conocer las reglas de juego del campo considerado.

    La estructura de un campo es el resultado, en un momento determinado, de la relacin de fuerzas entre agentes e instituciones que ocupan posi-ciones diferentes.

    Un campo es tambin un espacio dinmico en el cual se producen conflic-tos para mantener o modificar el estado de la relacin de fuerzas: ocupar las posiciones dominantes, transformar las posiciones dominadas en po-siciones dominantes, estabilizar las posiciones inestables, hacer recono-cer las posiciones situadas en las fronteras del campo, descalificar otros campos, etc. Estas luchas participan en la evolucin de la estructura del campo. Disciplinas como la homeopata o la acupuntura, que se han si-tuado durante un largo perodo en los mrgenes del campo mdico, han conseguido hoy en da su reconocimiento e integracin.

    Cierto nmero de rasgos tienden a aproximar el concepto de campo al de sistema de accin concreto: 1) ambos designan espacios que no se sobreponen a la nocin de organizacin; 2) estos espacios no son estticos, sino dinmicos; y 3) tanto los campos como los sistemas de accin concretos estn estructurados por relaciones y retos de poder o, ms exactamente, por relaciones de fuerza y de dominacin.

    A pesar de estas similitudes, una primera diferencia se refiere al hecho de que la concepcin de la relacin de fuerzas en Bourdieu no cubre la definicin de las relaciones de poder propuesta por Michel Crozier y Erhard Friedberg. Para estos ltimos, la definicin muy genrica del poder como control de la incertidumbre est asociada a la diversidad de configuraciones empricas en el seno de cada siste-ma de accin concreto. Para Bourdieu, la relacin de fuerzas y la dominacin es-tn siempre mediatizadas por el reparto desigual del capital propio a cada campo. La nocin de capital, que puede definirse como los recursos especficos de cada campo, constituye un nivel intermedio entre los actores y las luchas en las que participan. Por lo tanto, un campo est parcialmente preestabilizado, mientras que un sistema de accin concreto es el fruto de lo que los actores hacen o han hecho (Friedberg, 1993: 225). La nocin de campo supone, as pues, un cierto nivel de institucionalizacin, una inscripcin en el tiempo, aunque sea nicamen-te porque las posiciones que estructuran el campo son relativamente indepen-dientes de sus ocupantes.

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    Una segunda diferencia hace referencia al hecho de que un campo se caracte-riza por un consenso mnimo, soporte y condicin de las luchas que se desarro-llan en su seno. As, las rivalidades internas en el campo de las Grandes Escuelas se fundamentan en la creencia compartida en la necesidad de formar una lite intelectual. No sucede lo mismo en los sistemas de accin concretos, sobre los cuales Friedberg dice que no presuponen la existencia de una visin compartida o de un acuerdo fundador.

    Si el campo implica un nivel de institucionalizacin y se fundamenta en un consenso mnimo del que no est dotado el sistema de accin concreto, no presu-pone, a diferencia de este ltimo, mecanismos de regulacin que conducen a un estado de equilibrio. La nocin de campo, a diferencia de la de sistema, no tiene connotaciones funcionalistas. Si Pierre Grmion (1976) tiene cierta tendencia a considerar que el sistema poltico-administrativo local permite realizar, entre el Estado y la sociedad civil, ajustes que las reglas no consiguen asegurar por si solas, la nocin de campo territorial forjada por Pierre Bourdieu (1990) conduce a cuestionar la existencia de semejantes ajustes, que dejan de lado la parte fun-damental de los ciudadanos para concentrarse en los notables.

    Por ltimo, la nocin de campo se distingue de las de organizacin y de siste-ma de accin porque problematiza la nocin de fronteras como un reto constante objeto de luchas entre los actores concernidos. Incluso los trabajos que, en la senda de Michel Crozier, han abordado la ambigedad de las fronteras organi-zacionales no han percibido este aspecto, ya que la nocin de sistema de accin concreto los conduca a focalizarse en los fenmenos de interpenetracin entre las organizaciones y su entorno exterior. No obstante, esta caracterstica de los campos sociales constituye una pista de investigacin especialmente estimulante para comprender el funcionamiento de ciertas organizaciones. As, los partidos polticos y los sindicatos constituyen organizaciones con fronteras de geometra variable, las cuales son objeto de conflictos y de luchas internas para determinar si solamente los militantes que han pagado sus cotizaciones pueden participar en tal decisin o en tal manifestacin o pueden hacerlo tambin los que tienen cierto retraso en el pago, los simpatizantes o incluso los electores. La imposibilidad de organizar unas primarias para designar al candidato de la derecha en la eleccin presidencial de 1995, como lo haban contemplado varios polticos del RPR y de la UDF, est vinculada a estos conflictos de fronteras y a los retos que estas fronteras representaban para cada uno de estos partidos polticos. Cuando estas luchas carecen de medios para desarrollarse especialmente porque los partida-rios de las posiciones dominantes tienen la capacidad de anular las reacciones de

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    los partidarios de las posiciones dominadas, organizaciones como los partidos polticos o la Iglesia se transforman en aparatos (Bourdieu, 1990).

    Adems de poner de manifiesto los lmites de la nocin de sistema de accin concreto, el concepto de campo conduce a evidenciar aspectos de la estructura-cin del mundo social que pueden ser tilmente transferidos al anlisis de los universos organizativos. Permite especialmente dar cuenta de las relaciones com-plejas hechas de alianzas, de oposiciones, de competencia que se tejen de manera duradera entre una serie de organizaciones, las cuales estn en el inicio de un gran nmero de acciones y de decisiones que interesan la sociologa de las organizaciones. El ejemplo de la poltica de la vivienda permite prolongar la re-flexin y subrayar el carcter heurstico de la nocin de campo.

    3.2 El campo administrativo y la poltica de viviendaCmo se toman las decisiones en materia de financiacin de la vivienda o, ms ampliamente, cmo se produce la poltica de vivienda? Cuestiones similares han sido planteadas por la sociologa de las organizaciones en general y por el anlisis estratgico en particular (Crozier y Friedberg, 1977). Basndose en una investi-gacin llevada a cabo por Pierre Bourdieu y Rosine Christin (1990), se trata de mostrar las aportaciones especficas a un anlisis en trminos de campo.

    Para responder a la cuestin de las modalidades de produccin de la poltica de vivienda y de su financiacin, Bourdieu y Christin centran su anlisis en un momento delicado. En los aos setenta los antagonismos que aparecen entonces conducen a la puesta en marcha de un nuevo orden reglamentario. Este se tradu-ce por el abandono parcial de las ayudas a la construccin concedidas con vistas a favorecer la vivienda social (la ayuda a la piedra dominante desde 1947), que son sustituidas por una ayuda (la ayuda personalizada a la vivienda) concedida a los beneficiarios de viviendas sociales que tienen recursos limitados. Bourdieu y Christin muestran que esta reforma, generalmente imputada a la actividad par-lamentaria, resulta de las relaciones de fuerza existentes en un espacio mucho ms amplio y complejo. Para dar cuenta de ello, son conducidos a construir el campo de las relaciones de fuerza y de lucha entre, por una parte, agentes y orga-nizaciones administrativos tambin ellos en competencia unos con otros y, por otra, instituciones y agentes que, adems de ser exteriores al universo admi-nistrativo, intervienen para hacer valer sus intereses o los de las personas a las que representan. Es en el seno de este campo que se definen, sobre la base de los antagonismos o proximidades de intereses, as como de las antipatas o afinidades de habitus, los procedimientos que reglamentan el sector inmobiliario. La com-

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    plejidad de semejante espacio es perceptible e incluye organizaciones mltiples tales como los ministerios (de Fomento, de Vivienda o de Hacienda), los cuerpos del Estado (Inspeccin de Finanzas, ingenieros de Puentes), los bancos, las em-presas inmobiliarias, los promotores... Las influencias y presiones provienen de todos los sectores.

    La complejidad no estriba solamente en el nmero de organizaciones que intervienen en este espacio, sino en el hecho de que este est constituido por subespacios cuyos retos son especficos. El campo administrativo rene a los dife-rentes ministerios, as como a sus servicios exteriores. El campo de la alta funcin pblica se presenta como un subcampo del precedente que goza de una fuerte autonoma. El campo de los organismos HLM (siglas de habitation loyer mo-dr, vivienda de alquiler moderado), que gestionan el parque de las viviendas sociales, se sita en los mrgenes del campo administrativo, a pesar de que el de las empresas inmobiliarias le sea exterior. Cada uno de estos campos y subcam-pos est a su vez atravesado por enfrentamientos y luchas especficos destinados a transformar las relaciones de fuerza existentes. As, el campo de la alta funcin pblica est marcado por un debate permanente a propsito del rol del Estado que se resume en la alternativa entre intervencionismo y ausencia de interven-cin. Cada subcampo retraduce, segn su propia lgica, las oposiciones que es-tructuran el espacio que los engloba. Prcticamente cada organizacin funciona como un campo que est atravesado por luchas de competencia. Comprender de qu manera ha tomado forma una nueva poltica necesita comprender cmo se organiza este espacio: cules son las lgicas que estructuran las acciones y los posicionamientos tanto individuales como colectivos?

    La tcnica del anlisis factorial de las correspondencias es especialmente ade-cuada para el anlisis en trminos de campo. Efectivamente, esta tcnica permite distinguir las fuerzas en presencia segn diversos factores estructurales y, de ese modo, facilita la actualizacin de la estructura de las posiciones que permiten explicar las estrategias de los agentes. En primer lugar, aparece una oposicin en-tre los miembros de la muy alta funcin pblica y los representantes de intereses privados en el sentido amplio, puesto que responsables de entidades pblicas de nuevas ciudades, directores de oficinas HLM o cargos electos especializados en las cuestiones de vivienda se encuentran asociados a promotores y banqueros. Si los agentes del primer polo tienen en comn el hecho de pertenecer a los grandes cuerpos estatales y de representar a organizaciones administrativas prestigiosas, los agentes situados en el polo opuesto comparten el hecho de ser ajenos a la alta funcin pblica y carecer de ttulos acadmicos de prestigio. Segn el anlisis de Bourdieu y Christin, esta primera oposicin pone de manifiesto uno de los

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    principios fundamentales del campo administrativo: su funcionamiento y sus mi-siones implican un enfrentamiento con representantes de intereses oficialmente reconocidos pero siempre identificados como privados o particulares, y, todo ello, incluso cuando se trata de autoridades pblicas (cargos electos locales y naciona-les, representantes profesionales y asociativos). Estos ltimos estn condenados, en cierta forma, a oponerse a una posicin subordinada con respecto a los pri-meros, que tienen el monopolio de la definicin del inters general. No en vano, ninguno de estos dos polos es homogneo y las oposiciones que los atraviesan se traducen de nuevo en sus enfrentamientos en torno a la puesta en marcha de un nuevo orden reglamentario.

    El segundo principio de divisin opone los financieros a los tcnicos. Los primeros agrupan a funcionarios provenientes de la Escuela Nacional de Admi-nistracin (ENA) y de la Inspeccin de Finanzas en funciones en los gabinetes ministeriales, en el seno del Ministerio de Finanzas o en bancos. Los segundos provienen sobre todo de la Escuela Politcnica o del Cuerpo de Puentes y Cal-zadas y estn vinculados al Ministerio de Fomento. Estn asociados a ellos los cargos electos locales y los representantes del movimiento HLM.

    El tercer y ltimo principio de divisin permite identificar un grupo de in-novadores que no se identifica con ninguna institucin u organizacin y que su-pera todas las oposiciones precedentes. Sus miembros tienen en comn el hecho de tener unas propiedades que les distinguen de su institucin de pertenencia: juventud, vnculos con centros de investigacin para altos cargos, notoriedad na-cional para los cargos electos locales, etc. En el seno del campo administrativo, los innovadores tienen un capital, basado en la tcnica y la ciencia, movilizable rpi-damente y que se opone al capital burocrtico tradicional, hecho de experiencia y de conocimiento de los reglamentos. De este grupo surgirn las fuerzas capaces de superar los antagonismos que paralizan el campo administrativo.

    Tras identificar la estructura del campo, Bourdieu y Christin la comparan con los posicionamientos. Estos, ya provengan de organizaciones o de individuos, tienden a repartirse sobre un continuum que va del mantenimiento de la ayuda a la piedra a su abandono completo en favor de la ayuda a la persona. Bourdieu y Christin observan que el espacio de los posicionamientos cubre casi perfecta-mente el espacio de las posiciones. As, el Ministerio de Finanzas y el Ministe-rio de Fomento presentan tesis antagnicas. El primero aboga por la sustitucin pura y simple de la ayuda a la piedra por la ayuda personalizada a la vivienda, mientras que el segundo, aliado a los organismos HLM y a las constructoras sociales, busca mantener el sistema en vigor.

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    El grupo de los innovadores ha permitido superar el statu quo de las opo-siciones tradicionales, consiguiendo imponer una solucin de compromiso que combina la ayuda a la construccin con la ayuda personalizada. El xito de este proyecto, que ha consistido en movilizar y conciliar intereses divergentes, se debe parcialmente al hecho de que ocupaban posiciones extremadamente dispersas en el seno del campo.

    El anlisis en trminos de campo, propuesto por Bourdieu, permite recons-tituir el conjunto del espacio pertinente en el seno del cual se ha producido la transformacin de la poltica de la vivienda en la mitad de los aos setenta. Este aspecto no se reduce al campo administrativo, sino que incluye organizaciones que le son exteriores. La nocin de campo permite una identificacin ms amplia de la lista de los actores pertinentes y del conjunto de las relaciones de alianza y de oposicin que sirven para determinar las interacciones y los posicionamientos. Mientras que el anlisis estratgico se limita a sealar que los actores pertenecen a varios sistemas y que pueden desplazar lo que est en juego de un sistema a otro (Friedberg, 1993: 234), el anlisis en trminos de campo permite pensar los enca-jamientos de los diferentes espacios y constituye un poderoso instrumento para pensar las relaciones complejas que se establecen entre diferentes organizaciones y la manera segn la cual estas relaciones estn parcialmente determinadas por los espacios ms amplios que las engloban.

    La nocin de red dibuja otra arquitectura de las relaciones internas y externas de las organizaciones.

    4. De la organizacin a la red La sociologa de las organizaciones empieza en Francia a interesarse por el an-lisis de las redes (Lezaga, 1994). Este ltimo es presentado por Alain Degenne y Michel Fors (1994) como un nuevo paradigma de las ciencias sociales. La pers-pectiva, claramente inductiva, intenta dar cuenta de las relaciones que unen entre s actores y unidades (hogares, familias, empresas, naciones). Este paradigma, que conoce un xito creciente en varias disciplinas, cubre diversos mbitos de las ciencias sociales y humanas, desde las redes de parentesco hasta las relaciones internacionales. Se acompaan frecuentemente de modelizaciones matemticas. Su inters es mltiple para la sociologa de las organizaciones.

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    4.1 Una profundizacin del anlisis estratgico El anlisis de las redes, segn Emmanuel Lazega, permite estudiar tanto el fun-cionamiento interno de las organizaciones como las relaciones que mantienen con su entorno. A nivel interno, el anlisis de las redes permite describir los vn-culos de amistad, de asesoramiento o de influencia que atraviesan las fronteras formales trazadas por la organizacin. As, en el seno de una gran empresa indus-trial, esta perspectiva ha permitido, a travs del tratamiento de archivos sobre un perodo de treinta aos, identificar la estructura de las relaciones entre los miem-bros que componen la organizacin, sus ramificaciones y su evolucin. El anlisis hace aparecer una polarizacin entre dos grandes bloques antagnicos, los cuales controlan las contrataciones realizadas en funcin de las recomendaciones. Una tercera posicin, ocupada por miembros que no estn implicados en ninguno de los dos bloques precedentes, asegura la integracin frgil de la empresa, la cual no resistir a conflictos internos que se traducen en el despido de los lderes del polo intermedio. Este ejemplo muestra que el anlisis de las redes puede ser un instrumento susceptible de ayudar a la identificacin precisa y cuantificada de los mecanismos de regulacin subyacentes.

    El anlisis de las redes se interesa igualmente por los vnculos existentes entre las organizaciones y por la naturaleza de los recursos que circulan entre ellas, mostrando que estas relaciones se caracterizan por un importante nmero de in-tercambios no econmicos. Pueden identificarse tres ejes principales. El primero analiza la formacin y el mantenimiento de las redes que pasan por la presencia de los mismos individuos en el consejo de administracin de varias empresas. La segunda direccin estudia la influencia de las redes de lobbying (grupos de presin) sobre la definicin de las polticas pblicas. El tercer eje relaciona las posibilidades de supervivencia de las empresas competidoras y los vnculos in-formales que establecen entre s para gestionar las incertidumbres vinculadas a la demanda.

    Segn Lezaga, las afinidades entre el anlisis de las redes y el anlisis estrat-gico estriban, en primer lugar, en el hecho de que ambos obedecen a un enfoque inductivo: en ambas perspectivas tanto el sistema como los actores colectivos pre-sentes o la configuracin de sus relaciones no constituyen una realidad observa-ble, sino que resultan de la investigacin emprica. En segundo lugar, el anlisis de las redes permite describir en los mismos trminos las redes formales e informa-les, intraorganizacionales o bien interorganizacionales, y permite identificar de qu manera ambas dimensiones orientan la accin y definen un sistema de accin en el seno del cual los actores desarrollan sus estrategias. El anlisis puede poner de manifiesto la manera segn la cual redes de relaciones informales sustituyen

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    las carencias de la estructura formal, pero tambin de qu manera esta determina los comportamientos informales.

    Adems, Lezaga muestra que el anlisis de redes se ajusta especialmente a la definicin propuesta por Crozier del poder como control de las zonas de incerti-dumbre. Efectivamente, permite identificar a los actores centrales de un sistema de anlisis concreto recurriendo a medidas de centralidad o de prestigio. As, cuando un actor establece un nmero importante de vnculos con otros actores, puede establecer esos lazos rpidamente, se convierte en un paso obligado para otros y adquiere cierta centralidad. Un alto nivel de centralidad puede conside-rarse como un indicador de extensin o del carcter crucial de la incertidumbre controlada por el actor.

    Por ltimo, el anlisis de las redes y el anlisis estratgico tienen en comn el hecho de interesarse por la dinmica de las estructuras organizativas. En primer lugar, el anlisis de las redes resulta til para identificar las relaciones entre siste-mas de accin de niveles diferentes, punto dbil del anlisis estratgico en com-paracin con los anlisis en trminos de campo. Efectivamente, permite pasar del nivel intraorganizacional reconstituyendo, por aproximaciones sucesivas, el sis-tema de accin de nivel superior y contribuyendo a identificar las articulaciones entre lo individual, lo grupal, lo organizacional y lo interorganizacional. Adems, el anlisis de redes puede resultar valioso para analizar procesos dinmicos e in-novaciones en el seno de las organizaciones. Desde esta perspectiva, aunque la sociologa de la innovacin, iniciada por Michel Callon y Bruno Latour (1995), hace igualmente un llamamiento a la nocin de red, no se confunde por ello con el anlisis estratgico (Bernoux, 1995: 160).

    4.2 Una renovacin del anlisis de la innovacin Se admite generalmente que el carcter dinmico de las organizaciones y su desa-rrollo dependen en gran medida de sus capacidades para innovar. Michel Callon y Bruno Latour, poniendo de manifiesto las condiciones de produccin y de cir-culacin de las innovaciones tcnicas y de los conocimientos cientficos, aportan una respuesta original a esta cuestin. Demuestran que la elaboracin de las in-novaciones ignora las fronteras organizacionales, las de los laboratorios (Latour y Woolgar, 1988). La reimplantacin de las conchas Saint-Jacques en la baha de Saint-Brieuc, estudiada por Michel Callon (Callon, 1986; Callon y Law, 1989), servir de hilo conductor a nuestra exposicin.

    A principios de los aos setenta las conchas Saint-Jacques haban desapareci-do de la baha de Brest como consecuencia de los predadores y de la pesca excesi-

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    va. Una amenaza similar pesaba sobre la baha de Saint-Brieuc. Tres investigado-res del CNEXO (Centro Nacional de Explotacin de los Ocanos) propusieron entonces un programa de investigacin destinado a identificar las condiciones en las que una tcnica japonesa de cra de conchas Saint-Jacques podra adecuarse al territorio francs (lo que no era evidente, ya que las conchas de Saint-Brieuc son de otra especie que las japonesas). Michel Callon muestra que el lanzamiento de este programa y su xito pasaban por una asociacin indita entre mltiples acto-res: la comunidad cientfica, los pescadores, los poderes pblicos y las conchas de Saint-Brieuc. Lejos de ser endgena, la produccin de conocimiento necesitaba la movilizacin y la cooperacin de todos estos actores. Para interesar a cada uno de estos actores en este proyecto, los tres investigadores del CNEXO realizaron lo que Callon denomina una serie de traducciones. As, lo que para el conjunto de la comunidad cientfica era una cuestin de conocimiento fundamental, deba ser traducido en trminos de supervivencia econmica para los pescadores, en pro-blema de perpetuacin de la especie para las conchas Saint-Jacques y en trminos de imagen para los poderes pblicos (ayuntamiento y regin).

    Traducido de esta forma, el programa de investigacin se convirti en una necesidad para cada uno de estos actores. Los investigadores lo convirtieron en un paso obligado: la existencia de las conchas Saint-Jacques, el honor de la co-munidad cientfica, los ingresos de los pescadores y la notoriedad de la regin dependan de ello. Los investigadores llegaron a ser los portavoces de este con-junto heterogneo en la medida en que eran los nicos capaces de comunicar estos universos separados. Pero traducir es igualmente desplazar. Efectivamente, la movilizacin de los diferentes actores se acompa de una serie de despla-zamientos e incluso de redefiniciones identitarias. As, las larvas de las conchas Saint-Jacques, dispersadas y movidas en funcin de las corrientes marinas, eran recogidas y mantenidas en un dispositivo concebido para ello. Posteriormente sus movimientos eran traducidos en medidas, curvas y grficos para la comuni-dad cientfica. Asimismo, los pescadores se convertan en un primer momento, respondiendo a la solicitud de los investigadores, en observadores atentos de los movimientos de las larvas y realizaban extracciones. Posteriormente se convirtie-ron en criadores.

    De estas asociaciones inditas y de las operaciones de traduccin a las que dieron lugar para que la innovacin tomara forma emergi una red sociotcnica. Puede definirse como una serie de procesos entre actores humanos (investigado-res, pescadores, financiadores, etc.) y no humanos (conchas Saint-Jacques, larvas, corrientes marinas, instrumentos de medida, etc.) que se encuentran interrela-cionados. La nocin de red, tal y como ha sido concebida, pone de manifiesto la

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    extensin considerable de las relaciones y las asociaciones necesarias para la pro-duccin de innovaciones. Por una parte, evidencia el hecho de que el desarrollo de las innovaciones implica la transgresin de las fronteras organizacionales: el mundo exterior ya se encuentra en el corazn del laboratorio o del servicio de de-sarrollo, cuyo xito depende de su capacidad de introducir nuevos actores (Cha-teauraynaud, 1991). Por otra, y contrariamente a las concepciones ms usuales del anlisis de redes, son inclusivas, ya que personas y entidades estn vinculadas entre s por relaciones variadas: relaciones de subordinacin y de intercambio, relaciones tcnicas y financieras, pero tambin relaciones qumicas y biolgicas. Los actores humanos y no humanos contribuyen as a definirse mutuamente, es decir, a precisar mutuamente su identidad, sus intereses y sus relaciones, que no estn fijados una vez para siempre. Por lo tanto, la lista de los actores pertinentes est abierta, lo que la nocin de sistema de accin no permite generalmente to-mar en consideracin.

    Pero la nocin de red permite igualmente pensar la estabilizacin de estos recursos y relaciones heterogneos. Mientras que la nocin de asociacin pona el nfasis en un proceso en va de constitucin, la de red designa el resultado ms o menos solidificado de cadenas de traduccin. Estas constituyen la infraestructura mnima para que se produzca un conocimiento o una innovacin. As, numerosas inversiones que concernan tanto a las conchas Saint-Jacques a como los pesca-dores fueron necesarias: la sociedad local, la fauna local y la fauna marina fueron puestas en marcha para que al final el laboratorio pudiera instalarse y se produje-ra conocimiento (Callon, 1989: 24).

    Adems, las cadenas de traduccin, que ponen en equivalencia recursos hete-rogneos, no se descomponen necesariamente con la aparicin de la innovacin, ya que se crean vnculos y circuitos. Las redes aparecen, de ese modo, engarzadas unas con otras. Enrolar un nuevo actor significa a menudo movilizar la red a la que est conectado, como lo muestra el reto que representa la contratacin de co-laboradores para numerosas organizaciones. Desde esta perspectiva, el laborato-rio desempea un rol de catalizador de las diferentes redes que el descubrimien-to o la innovacin agrega. Delimita, organiza, gestiona y transforma el entorno, precisa Callon (1989: 211-212), el cual le asigna unos mrgenes de maniobra determinados. Contemplados as, los laboratorios o las unidades en que se pro-ducen innovaciones son entidades fluctuantes que se deforman con las redes y los actores-red que los atraviesan y estructuran.

    La va abierta por Michel Callon y Bruno Latour permite repensar la cuestin de la innovacin en los universos organizacionales, a menudo analizados a travs del modelo simplista de la difusin. La nocin de red sociotcnica transforma

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    completamente ese concepto. Poniendo el nfasis en la heterogeneidad de los re-cursos y las relaciones necesarios para la produccin de innovaciones, enriquecen el anlisis de las redes y relativizan tanto la nocin de organizacin como la de sistema.

    5. Las instituciones totalesLos enfoques ms clsicos de las organizaciones, a la imagen de las que contribu-yen a su renovacin, tienen en comn el hecho de considerar las organizaciones como universos abiertos sobre el mundo que las rodea. Los anlisis en trminos de campo o de red, ms an que los de sistema, contribuyen a hacer estallar la nocin de organizacin en beneficio de espacios de relaciones que las superan. No obstante, esta tendencia del anlisis no debe hacernos olvidar que existen organizaciones que, por el contrario, tienden a funcionar en universos cerrados. A principios de los aos sesenta Erving Goffman publica un libro, Asilo, centrado en un tipo especfico de organizaciones, las que intentan instaurar fronteras es-tancas entre sus miembros y el mundo exterior. Goffman haba trabajado un ao en el seno de un hospital psiquitrico y las observaciones recogidas constituyen el material emprico de su anlisis de las instituciones totales (Goffman, 1968).

    5.1 Las instituciones totalesPor el concepto de institucin total, Goffman entiende un lugar de residencia y de trabajo donde un gran nmero de individuos, situados en la misma situacin, cortados del mundo exterior por un perodo relativamente largo, llevan juntos una vida reclusa cuyas modalidades estn explcita y minuciosamente regladas (Goffman, 1968: 41), como en el caso de los hospitales psiquitricos, de las cr-celes o de las comunidades religiosas. La reclusin constituye el rasgo fundamen-tal de las instituciones totales, que instauran, para ello, una separacin entre los miembros de la organizacin (los reclusos) y el entorno social exterior del que forma parte la direccin. Goffman detalla las tcnicas que contribuyen a la prdi-da de autonoma de los reclusos: mortificacin, despersonalizacin e instauracin de un sistema de privilegios.

    Las tcnicas de mortificacin aspiran a que el recluso se deshaga de su per-sonalidad anterior. Aspiran a introducir una ruptura entre el pasado y el futuro del recluso. La primera de ellas est constituida por el aislamiento: el recluso est cortado del mundo, especialmente de su entorno familiar, las 24 horas del da.

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    Las visitas estn fuertemente reglamentadas y a veces prohibidas. Las ceremonias de admisin recurren igualmente a tcnicas de mortificacin en la medida en que consisten casi siempre en privaciones e incluso en humillaciones. Difieren de una institucin a otra: registro de identidad, asignacin de una matrcula, inventario de las pertenencias personales, sesin de desnudamiento, desinfeccin, reparto de ropa del centro, ritos de iniciacin, novatada, etc. A travs de estas frmulas de admisin, la institucin total despoja al nuevo entrante de los objetos y signos de sus pertenencias anteriores y le impone los de su nueva pertenencia. Las marcas corporales, las sevicias y los ultrajes contribuyen igualmente al deterioro de la autoestima de los reclusos y marcan una ruptura con el pasado: tonsura en cier-tas comunidades religiosas, gestos y palabras de deferencia en el ejrcito, golpes y sevicias corporales en ciertas crceles o campos. Por ltimo, la confesin y la denuncia se erigen generalmente en norma.

    Las tcnicas de despersonalizacin marcan una etapa adicional, puesto que intentan romper el vnculo que une al individuo con sus actos. El enrolamiento, que consiste en el control constante de todos los aspectos (psicolgicos y fsi-cos) de la vida de los miembros a travs de la promiscuidad y la imposibilidad de aislarse, la vigilancia continua, la obligacin de participar en las actividades colectivas, es una de ellas. Otra estriba en la sancin de los medios de defensa contra la institucin (enfado, insolencia, irona, burla, etc.) a los que recurren los reclusos. La instauracin de un sistema de privilegios, que tiene como efecto so-meter completamente al individuo a la institucin, viene a completar la panoplia de tcnicas que introducen una separacin con el mundo exterior. Tal sistema est compuesto por una serie de prescripciones, restricciones y prohibiciones a las que el recluso debe someterse, de recompensas o de favores limitados conce-didos al recluso como contrapartida a su sumisin mental y fsica y de sanciones infantilizantes.

    Cmo se adaptan los reclusos a la institucin total? Erving Goffman dis-tingue cuatro grandes modos de adaptacin que pueden convivir en un mismo individuo y variar segn los momentos y las situaciones: el repliegue sobre s mis-mo constituye una forma de descompromiso, la insumisin consiste en desafos permanentes lanzados al personal de la institucin, la instalacin se traduce por la acomodacin de ciertas obligaciones de la institucin y la conversin marca la adopcin por los reclusos del punto de vista de la direccin. La pelcula de Milos Forman Alguien vol sobre el nido del cuco escenifica la mayora de los modos de adaptacin: la insumisin est encarnada por el hroe, papel desempeado por Jack Nicholson, enfrentado a la enfermera jefe, mientras que el indio autista ofre-ce una clara ilustracin del repliegue sobre s mismo. La vuelta a la vida fuera de la

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    institucin total, cuando se produce, se traduce en una sensacin de resurreccin asociada a una fuerte ansiedad debida a los estigmas de la vida en reclusin y a la prdida de los hbitos diarios exigidos por la vida en sociedad.

    Qu representaciones adopta el personal de las instituciones totales y cmo trata a los reclusos? Este recurre, segn Goffman, a esquemas interpretativos que pretenden racionalizar las caractersticas de la institucin total. Los reclusos es-tn sistemticamente identificados a travs del objetivo de la institucin, ya que un paciente est necesariamente loco, as como un preso es un delincuente. Sin embargo, el personal parece estar sometido a una tensin entre dos maneras an-tagnicas de tratar a los reclusos. Por una parte, estos son deificados, dado que se trata de expedientes, de matrculas, de seres deshumanizados que circulan de un servicio a otro. Por otra, los reclusos estn considerados como personas que deben gozar de cierto trato humano a travs de la concesin de atencin mdica. Esta exigencia de humanidad puede, paradjicamente, conducir a convertir al re-cluso en un objeto inanimado, como cuando la necesidad de proteger a una per-sona suicida contra s misma conduce a encerrarla e incluso a atarla a una cama.

    5.2 Una nocin de carcter heurstico Una nocin solo tiene cierto inters si es retomada y trabajada por otros inves-tigadores y aplicada a otros objetos empricos. Philippe Bernoux (1981), en su libro Un travail en soi, recurre al concepto de institucin total para designar la institucin-empresa que no concede ninguna autonoma a los trabajadores que la componen. Se trata de una empresa tayloriana que solo reconoce a individuos adscritos a unas mquinas, cambiados autoritariamente de puestos y de grupos de trabajo, sometidos a un ritmo impuesto, desposedos de cualquier capacidad para comunicarse. Bernoux encuentra en el universo cerrado de los obreros espe-cializados los principales rasgos identificados por Goffman. No en vano, el anli-sis sigue siendo incompleto ya que pone el nfasis en lo que separa la empresa de la institucin total tal y como lo ha construido Goffman.

    La investigacin llevada a cabo por Jeannine Verds-Leroux (1981) sobre el Partido Comunista Francs (PCF) aparece en este sentido como la ms exhaus-tiva. La nocin de institucin total es utilizada para analizar las prcticas del PCF, ordenar el conjunto de los hechos ms significativos y mostrar su lgica. Toda una serie de conductas tanto de los dirigentes como de los militantes de base son similares a las que existen en las instituciones totales: disponibilidad absoluta; ritos de iniciacin; instauracin de barreras con el exterior a travs de prohibiciones que se refieren a ciertos lugares, prcticas o gustos; conversin a la

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    ideologa comunista; modificacin de la imagen de s mismo a travs de la auto-crtica y la denuncia realizada en nombre de la vigilancia revolucionaria; control generalizado del pensamiento y de la vida privada, incluso amorosa; sistema de privilegios basado en elogios y viajes a la URSS; estigmatizacin de la salida, que se identifica con la traicin, etc. Simultneamente, Jeannine Verds-Leroux se in-teresa por la singularidad del PCF en el seno de las instituciones totales: ausencia de obligaciones y de marcas corporales, adhesin voluntaria de los miembros y orgullo de formar parte del partido. La iniciacin es vivida como una etapa feliz y los miembros aceptan todos los aspectos de la vida militante. Por ltimo, el partido est considerado a menudo como una familia solidaria y su fetichizacin persiste entre los miembros que han roto con el partido.

    Jeannine Verds-Leroux utiliza el concepto de institucin total como un tipo ideal y muestra en qu el PCF se aproxima y se aleja de l. Efectivamente, el ca-rcter verdaderamente heurstico del concepto de institucin total estriba en su capacidad de informarnos sobre el funcionamiento de cualquier organizacin. Como complemento de las investigaciones que han puesto de manifiesto las re-laciones entre las organizaciones y su entorno, el anlisis iniciado por Goffman nos invita a mirar detalladamente los procedimientos a travs de los cuales las organizaciones intentan integrar a sus miembros y construir la cohesin interna para, de ese modo, realizar una ruptura, segn unos niveles variables, entre el interior y el exterior de la organizacin. La cultura de empresa, que estaba de moda durante las dcadas de 1980 y 1990, se ha traducido en un repliegue sobre sus preocupaciones internas. En este sentido, toma las mismas formas que las instituciones totales.

    6. Conclusin En definitiva, los trabajos presentados en este artculo son heterogneos y dan cuenta de la existencia de teoras y conceptos que permiten renovar el anlisis de las organizaciones ms all de los enfoques clsicos. No en vano, la compatibili-dad entre las antiguas y las nuevas perspectivas no es evidente, ya que los enfren-tamientos activos, las crticas entrecruzadas y las intensas discusiones de las que da cuenta el libro de Friedberg pueden permitir hacer avanzar el conocimiento y, quizs, dar lugar a la constitucin de nuevas orientaciones.

    Asimismo, la sociologa de las organizaciones constituye desde hace varios aos un polo especialmente productivo en el seno de las ciencias sociales. La abundancia de las investigaciones y la transgresin frecuente de las barreras dis-ciplinarias pueden a veces dar la sensacin de una dispersin del campo y de

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    un debilitamiento de su legibilidad. Puesto que el conocimiento no progresa de manera lineal, esta abundancia demuestra una capacidad real de renovarse. Los trabajos que intentan fundar una sociologa de la empresa dan cuenta de ello, as como los cuestionamientos provenientes de los marcos conceptuales inicialmente alejados del anlisis de las organizaciones. La riqueza de la sociologa de las or-ganizaciones estriba igualmente en el hecho de que numerosos autores que han contribuido a su desarrollo aspiran igualmente a la comprensin de fenmenos sociales ms amplios. La fuerza de la sociologa de las organizaciones proviene precisamente de su capacidad de superar las fronteras de su campo temtico.

    Se considera a menudo que uno de los recursos de la sociologa de las orga-nizaciones estriba en el xito que tiene en el mundo empresarial. En este sentido, podemos preguntarnos si este xito no se basa en un malentendido: esta no es, a pesar de ciertos intentos, una ciencia de la gestin. Su primera vocacin no es ofrecer soluciones tcnicas a los actores ni a los dirigentes de las organizaciones, incluso aunque los conocimientos que produce puedan conducir a reflexionar sobre sus prcticas y las de sus colaboradores y sobre los instrumentos de los que disponen. Su objeto es ante todo la aprehensin y la comprensin de las formas sociales y de los modos de cooperacin a los que las personas recurren para llevar a cabo sus acciones. Pero es evidente que la prctica emprica y los protocolos de investigacin, especialmente cuando toman la forma de la investigacin-accin, traducen cierta permeabilidad entre las ciencias sociales y las preocupaciones de los actores. Esta permeabilidad puede a veces conducir a ciertas ambigedades entre estos mbitos, como subraya Marc Maurice (1992: 314-315).

    Michel Wieviorka y Sylvaine Trinh (1989: 240) observan igualmente, a pro-psito de una investigacin llevada a cabo con varios directivos de EDF, que los socilogos estn constantemente solicitados como formadores o son percibidos como consultores y que tienen dificultades para mantener su estatus de investi-gadores. Erhard Friedberg define, por su parte, una prctica de investigacin en la cual la produccin de conocimiento y su utilizacin para la accin estn nti-mamente vinculadas. No se trata de elaborar ideas generales transferibles de un contexto de accin a otro y susceptibles de ser aplicadas concretamente, sino de utilizar conocimientos producidos en un contexto de accin dado para modificar la prctica de los actores y, a la vez, utilizar esta prctica modificada para afinar los conocimientos producidos y abrir nuevos caminos de investigacin (Friedberg, 1993). La produccin de un saber cientfico sobre las organizaciones no exige, por lo tanto, una separacin clara entre investigacin y accin. En todo caso, las investigaciones sociolgicas en el seno de las organizaciones suponen controlar rigurosamente los efectos que la presencia y la intervencin del investigador pro-

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    ducen sobre su campo de investigacin y sobre los actores que lo componen. Con-ducen, por lo tanto, a una prctica de la reflexividad sociolgica, es decir, a una toma en consideracin, en el anlisis, de las relaciones que se producen entre el investigador y el encuestado.

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