sobre los bebes y los juegos de crianza

13
Resumen El objetivo de este trabajo es destacar la importancia de las primeras interacciones madre- bebé como elemento constitutivo del ser humano, subrayando la importancia de los primeros juegos que se desarrollan desde un estado de proximidad física y afectiva entre ambos y que han sido denominados «juegos de crianza» (Calmels, 2001). Estos están ligados a las acti- vidades de cuidado del bebé (alimentación, aseo, etc.), que generan experiencias lúdicas impresas con las marcas de la cultura que quedan inscritas en un registro y memoria cor- poral. Rescatamos el lugar del juego como espacio intermedio, de creación, de transmi- sión de prácticas y códigos culturales de cada familia. Desde una mirada transcultural a través de la observación de la interacción madre-bebé podemos elaborar dispositivos tera- péuticos. La consulta de una madre adolescente y su bebé, pertenecientes a una población de Argentina cuyos orígenes maternos se enlazan con un pueblo originario —los mbyá— nos permite integrar los aportes teórico-clínicos. Palabras clave: interacción madre-bebé, juegos corporales, transmisión cultural. Resum. Els jocs de criança i el holding corporal L’objectiu d’aquest treball és destacar la importància de les primeres interaccions mare- nadó com a element constitutiu de l’ésser humà, subratllant la importància dels primers jocs que es desenvolupen des d’un estat de proximitat física i afectiva entre ambdós i que han estat denominats «jocs de criança». Aquests estan lligats a les activitats de cura del nadó (alimentació, higiene, etc.), que generen experiències lúdiques impreses amb les marques de la cultura que queden inscrites en un registre i una memòria corporal. Rescatem el lloc del joc com a espai intermedi, de creació, de transmissió de pràctiques i codis culturals de cada família. Des d’una mirada transcultural a través de l’observació de la interacció mare- nadó podem elaborar dispositius terapèutics. La consulta d’una mare adolescent i el seu nadó, pertanyents a una població de l’Argentina els orígens materns de la qual s’enllacen amb un poble originari —els mbyá—, ens permeten integrar les aportacions teòrico-clíniques. Paraules clau: interacció mare-nadó, jocs corporals, transmissió cultural. Abstract. Nurturing games and corporal holding The aim of this study is to highlight the importance of the first mother-baby reactions as a constituent element of the human being, underlying the importance of the first games that Educar 45, 2010 37-49 Los juegos de crianza y el holding corporal Analia Ruiz Universidad de Buenos Aires [email protected]

Upload: luis-pea

Post on 27-Sep-2015

13 views

Category:

Documents


6 download

DESCRIPTION

Psicología, psicoanalisis

TRANSCRIPT

  • Resumen

    El objetivo de este trabajo es destacar la importancia de las primeras interacciones madre-beb como elemento constitutivo del ser humano, subrayando la importancia de los primerosjuegos que se desarrollan desde un estado de proximidad fsica y afectiva entre ambos yque han sido denominados juegos de crianza (Calmels, 2001). Estos estn ligados a las acti-vidades de cuidado del beb (alimentacin, aseo, etc.), que generan experiencias ldicasimpresas con las marcas de la cultura que quedan inscritas en un registro y memoria cor-poral. Rescatamos el lugar del juego como espacio intermedio, de creacin, de transmi-sin de prcticas y cdigos culturales de cada familia. Desde una mirada transcultural atravs de la observacin de la interaccin madre-beb podemos elaborar dispositivos tera-puticos. La consulta de una madre adolescente y su beb, pertenecientes a una poblacinde Argentina cuyos orgenes maternos se enlazan con un pueblo originario los mbynos permite integrar los aportes terico-clnicos.

    Palabras clave: interaccin madre-beb, juegos corporales, transmisin cultural.

    Resum. Els jocs de criana i el holding corporal

    Lobjectiu daquest treball s destacar la importncia de les primeres interaccions mare-nad com a element constitutiu de lsser hum, subratllant la importncia dels primersjocs que es desenvolupen des dun estat de proximitat fsica i afectiva entre ambds i quehan estat denominats jocs de criana. Aquests estan lligats a les activitats de cura del nad(alimentaci, higiene, etc.), que generen experincies ldiques impreses amb les marquesde la cultura que queden inscrites en un registre i una memria corporal. Rescatem el llocdel joc com a espai intermedi, de creaci, de transmissi de prctiques i codis culturals decada famlia. Des duna mirada transcultural a travs de lobservaci de la interacci mare-nad podem elaborar dispositius teraputics. La consulta duna mare adolescent i el seunad, pertanyents a una poblaci de lArgentina els orgens materns de la qual senllacen ambun poble originari els mby, ens permeten integrar les aportacions terico-clniques.

    Paraules clau: interacci mare-nad, jocs corporals, transmissi cultural.

    Abstract. Nurturing games and corporal holding

    The aim of this study is to highlight the importance of the first mother-baby reactions asa constituent element of the human being, underlying the importance of the first games that

    Educar 45, 2010 37-49

    Los juegos de crianza y el holding corporal

    Analia RuizUniversidad de Buenos [email protected]

  • are developed from a state of physical and affective proximity between both and that havebeen called nurturing games. This are associated to baby care activities (feeding, hygiene,etc.) and generate play experiences that carry the marks of culture and are inscribed in acorporal register and memory. We rescue the place of play as an intermediate space, forcreation, for transmission of practices and for the cultural codes of each family. From atrans-cultural viewpoint through the observation of mother-baby interaction, we are ableto produce therapeutic devices. Consultation with an adolescent mother and her babybelonging to a town in Argentina, the maternal origins of which are associated to an indige-nous people, the mby, enables us to integrate theoretical-clinical contributions.

    Keywords: mother-baby interactions, corporal games, cultural transmission.

    Sumario

    Rose Maria Moro plantea que las interacciones padres-bebs estn inscritas enun sistema cultural de pertenencia de los padres y no pueden ser descritas fuerade l; el nio nace en una cuna psquica y cultural que influye en las interac-ciones comportamentales y fantasmticas con sus padres (1998).

    Estudios observacionales plantean que las competencias precoces del bebestn predeterminadas para entrar en relacin transaccional y establecer un sis-tema de comunicacin con su entorno.

    Spitz, en su libro El primer ao de vida del nio (1965), describe cmo sedan las primeras comunicaciones en el seno de la dada madre-beb y noshabla de una primera recepcin cenestsica experimentada por el beb duran-te sus primeros das de vida como sistema de captacin generalizada, pri-mordialmente visceral, que tiene su centro en el sistema nervioso autnomo.En estas comunicaciones entraran en juego sensaciones de equilibrio, ten-siones, posturas, temperaturas, vibraciones corporales, contactos, ritmo, gamatonal, etc. El mencionado autor aade adems que la madre recupera unamayor sensibilidad cenestsica durante el embarazo debido a modificacioneshormonales que le demandan una redistribucin libidinal, permitindole cap-tar a nivel corporal seales de su beb. Estos conceptos estarn ligados a losaportes de Winnicott (1965) de preocupacin maternal primaria. De estamanera, la madre est sensible y disponible a los comportamientos del bebcomo expresiones vocales, faciales, orientacin visual, ndices tnico-moto-res, etc., que le permiten reconocer las necesidades fisiolgicas inmediatas delbeb como hambre y sueo y adaptar su propio comportamiento identifi-cndose con lo que l est sintiendo. El comportamiento materno estar guia-

    38 Educar 45, 2010 Analia Ruiz

    La transmisin de la cultura

    La construccin del yo corporal

    Juegos corporales, juegos de crianza

    Una forma de intervencin

    Una mirada ampliada

    Bibliografa

  • do adems por las imgenes mentales que a modo de representaciones teirnsus gestos y palabras.

    Lebovici (1973) habla de cuatro bebs que pueden ser hallados en elmundo representacional tanto de la madre como del padre y que son gestadosdurante el embarazo: el beb real, el beb fantasmtico, el beb imaginario y elbeb mtico.

    El beb real es el que los padres tienen en sus brazos, que est sumido en sucrtica indefensin.

    El beb imaginario es el fruto de la planificacin del embarazo en algunoscasos, rodeado de un gran valor narcisstico, producto de los ensueos, a losque podramos denominar fantasas conscientes o preconscientes. Por ejem-plo la preferencia de un sexo sobre el otro, la eleccin de un nombre, que cons-tituyen algunas de las maneras de experimentar la llegada del futuro beb. Esteregistro introduce al beb en los mandatos transgeneracionales. Mandatos quecumplen un importante rol en los procesos de parentalizacin. Es a travs delhijo que los padres reencuentran a sus propios padres.

    El beb fantasmtico, cuya imagen inconsciente es originada alrededor delos conflictos infantiles, de castracin, edpicos y coloreado por las fijaciones pre-genitales.

    El beb mtico (1998) es el beb cargado de todas las referencias culturales.A travs de los cuidados aportados al beb, sus padres introducirn su cultura.Por ejemplo llevar el nio en la espalda u otras costumbres ligadas a la crian-za marcarn el destino de ste.

    Los aportes de Aulagnier (1975) referidos al contrato narcisstico estnenlazados con estas ideas de Lebovici (1973). Dicho contrato hace referenciaa una suerte de relacin contractual con el campo social que ordena y condi-ciona de alguna manera la realidad psquica del nio en referencia a un dis-curso social, estableciendo un lmite entre lo singular y lo social. De esta mane-ra las tcnicas de cuidado, alimentacin, aseo, llevar al beb, estarn en partedeterminadas por un entorno cultural que envuelve a la dada madre-beb.

    El concepto de espiral transaccional hace referencia a estos primeros inter-cambios que se dan en el encuentro de los integrantes de la interaccin y nosremite a un dilogo entre la escucha de un cuerpo que se constituye a partirde un ir hacindose interactivo y la observacin de fantasmas que surgen deldiscurso materno (Golse, 1999).

    Podemos encontrar en consecuencia dos miradas posibles del ir hacindoseinteractivo (Ruiz, 2005):

    Una lectura intrasistmica focalizada en el beb, sus competencias, su psi-quismo, etc.

    Una lectura transistmica donde el beb y su entorno son considerados unobjeto sistmico, viendo al nio no slo desde su historia filogentica ofamiliar en forma aislada, sino desde el lugar de la transmisin y creacin,desde este juego de encuentros y desencuentros en el que algo nuevo suce-der. Ansemet hace referencia a esta visin que toma del etnopsicoanli-

    Los juegos de crianza y el holding corporal Educar 45, 2010 39

  • sis, en la que considera al nio como un mestizo, como un mdium entreel presente y el ms all, entre lo actual y lo divino; de ah que deberamospreguntarle al recin nacido como si fuera un desconocido: de dnde vie-nes?, quin eres?, cmo te llamas?

    La transmisin de la cultura

    Habamos mencionado la cuna psquica y cultural que a modo de holding sos-tiene al beb y le permite constituirse como sujeto; por otra parte hicimos refe-rencia a las representaciones paternas planteadas por Lebovici y a la construc-cin del beb mtico como una imagen mental basada en el discurso culturaly social y que son desarrolladas por Moro y Nathan, tales como las represen-taciones culturales, ontolgicas; representaciones que vienen a alojarse en elcuerpo del nio a travs de los cuidados brindados a su cuerpo. De tal mane-ra que las acciones destinadas a la atencin del nio pequeo como higiene,alimentacin, traslado, llevan la impronta de diferentes tcnicas culturales, yaque toda cultura define categoras que permiten comprender y dar significa-do a todos los acontecimientos experimentados por un sujeto.

    La cultura trata de poner a disposicin del sujeto un modo de lectura delmundo. Esta codificacin es un proceso compuesto de ingredientes complejosde inferencias ontolgicas (la naturaleza de los seres y de las cosas), pero tam-bin de inferencias de causalidad permitiendo dar un sentido a un aconteci-miento inventariado: por qu? por qu yo? por qu a m en ese momento?(Sindzingre, 1989, citado por Moro, 2004).

    La construccin del yo corporal

    Planteamos anteriormente como la cuna psquica y cultural sostiene al beb amodo de holding1 y le permite constituirse como sujeto; me gustara aqu reto-mar entonces las ideas de Freud en referencia a la construccin del yo corpo-ral, para poder comprender la transmisin de aspectos ligados a lo cultural ycmo hacen huellas en el cuerpo y psiquismo del beb.

    Freud (1915) plantea que el yo es ante todo un yo corporal y que este seir construyendo a travs de diferentes tiempos lgicos y definir un primeryo primitivo como Yo real inicial, el que desde sus funciones intentar dis-tinguir los estmulos exgenos de los cuales se puede fugar (accin muscular)y que son registrados en la periferia exterior, y los estmulos endgenos quetienen un carcter de perentoriedad y constancia, de los cuales no se puedelibrar y que requieren para su cancelacin la asistencia de un otro que pueda per-mitirles experimentar algn tipo de reaccin. De esta manera la necesidad no

    1. La forma en que la madre sostiene a su hijo en los primeros das de vida se caracteriza porla proximidad corporal que envuelve y aminora la separacin fsica producida por el naci-miento y que ha sido denominada por Winnicott como holding.

    40 Educar 45, 2010 Analia Ruiz

  • adquirira un carcter desbordante, doloroso, gracias a la asistencia de un agen-te maternante que permite cancelar la necesidad.

    El yo real inicial estara regido por el principio de constancia, cuya fun-cin sera la de lograr un estado de homeostasis, que puede ser llamado bie-nestar de base. De esta forma se constituye un ritmo somtico, homeosttico,que determina estados de tensin y reduccin de cantidad de estmulos; esdecir, que la tensin-alivio permite a este yo primitivo regular cantidades toda-va no cualificadas, ligadas a la primaca de lo econmico.

    Esto determinara que el beb, en sus primeros meses de vida, tiene que irdiscriminando los ritmos cardacos de los respiratorios, de los alimenticios,armonizando estos ritmos internos a travs del aprendizaje de las reglas biol-gicas.

    As surgira una cualificacin de ritmos que permitirn el pasaje de un prin-cipio econmico a un principio de placer, marcado por el polo placer-displa-cer, y la organizacin de un yo placer.

    De acuerdo con los desarrollos de experiencias en relacin al yo que cita elautor mencionado, se dara la necesidad de una funcin materna para la orga-nizacin de lo psicolgico, que actuara como membrana protectora, tamiz opara golpes sobre la base de la mencionada empata cenestsica. El naci-miento psquico se dara as en el encuentro entre lo corporal y lo interactivo(Ruiz, 2004).

    En esta misma lnea, autores como Anzieu (1987) nos hablan de concep-tos tales como las envolturas psquicas y el yo piel, o G. Haag (1985) de iden-tificaciones primordiales, corporales o los significantes primordiales prelin-gisticos, enigmticos de Laplanche (1973), para referirse a estas primerasmarcas, anteriores al establecimiento del yo.

    Si bien no es objetivo de este trabajo profundizar sobre estos conceptos,no podramos dejar de hacer mencin a las ideas de F. Dolto (1984), paraquin la imagen del cuerpo debe distinguirse del esquema corporal y define ala imagen corporal como la sntesis viva de nuestras experiencias emocionalesinterhumanas repetitivamente vividas a travs de las sensaciones ergenas elec-tivas, arcaicas o actuales. Esta imagen inconsciente del cuerpo no es nica niesttica, sino que se compone de varios elementos: una imagen de base, unaimagen funcional, una imagen de las zonas ergenas y una imagen dinmica.Si bien no analizaremos estos elementos es importante sealar que existe unavivencia relacional arcaica que marca nuestra memoria corporal a medida quenos estructuramos.

    En cambio, el esquema corporal especificara al individuo en cuanto repre-sentante de la especie, sea cual fuere el lugar, la poca o las condiciones en lasque habita (Dolto, 1984, p. 16).

    Desde la psicomotricidad Daniel Calmels plantea en su libro El cuerpocuenta (2004) otras ideas interesantes a considerar. Analiza el ttulo de su obracomo una expresin que puede ser comprendida desde el punto de vista delcuerpo como instrumento de comunicacin y aprendizaje, pero tambin delcuerpo como portador de una historia. El cuerpo como insignia se consti-

    Los juegos de crianza y el holding corporal Educar 45, 2010 41

  • tuye en algo singular que me diferencia de otros cuerpos pero al mismo tiem-po me identifica con algunos otros cuerpos, primero con los cercanos cuerposde la familia, luego de la colectividad que comparte usos y modos de mani-festarse, de esta manera el cuerpo se constituye en una insignia familiar y colec-tiva (p. 13).

    Juegos corporales, juegos de crianza

    Durante los primeros aos de vida el juego est ligado a los intercambios conaquel que cumple las funciones maternas descritas por Winnicott, tales comoel holding que hace referencia a alguien que sostiene, que retiene, que contie-ne corporalmente en un estado de fusin primordial.

    Jugando, el beb se construye a s mismo, reconoce el afuera y el adentro,el otro y el s mismo, siendo la madre la primera interlocutora ldica que ofre-ce un sentido a la experiencia espontnea del beb.

    Daniel Calmels (2001) investiga las acciones que se organizan alrededordel cuidado del beb como sostn, aseo, alimentacin, sueo, etc., y van diri-gidas al cuerpo del nio, dando lugar a actividades ldicas o preldicas que secomparten entre el adulto cuidador y el nio. El citado autor denomina a lasmismas como juegos de crianza.

    Los juegos de crianza se transmiten generacionalmente y fueron creados a par-tir de un encuentro, de una necesidad. Tiene una extensa variedad de formasy de nombres, variaciones del tema con contenidos similares (p. 109).

    Estas actividades ldicas permiten vivir experiencias ligadas a temores pri-marios como por ejemplo la prdida y la cada, y facilitar con ello la elabora-cin de formas de resolucin ante la presencia de los mismos. Se enlazan conlos aportes de Wallon sobre el dilogo tnico-emocional, surgen espontnea-mente sin una explicacin verbal previa de lo que se va a realizar y constitu-yen la matriz a partir de la cual se organizarn los juegos de la niez, de la ado-lescencia y de la vida adulta.

    Por otra parte, Daniel Calmels plantea que

    Para que las acciones se constituyan en un juego se requiere de un acuerdo.La presencia de este acuerdo en juegos corporales se expresa a travs de unagama de matices no verbalizados, variedad de gestos, actitudes, posturas, sem-blantes, interjuego de tensiones y distensiones, que podemos reunir bajo elconcepto de acuerdo tnico emocional (p. 110).

    Podemos diferenciar tres juegos de crianza: de sostn, de ocultamiento yde persecucin.

    1) Juegos de sostn: plantean un distanciamiento entre los cuerpos, que creatensin y esta tensin, un elemento de inters en el juego. En un momen-to dado se rompe la sensacin de fusin, de seguridad, que el nio tieneen el cuerpo del adulto y crean una estimulacin orgnica laberntica (odo

    42 Educar 45, 2010 Analia Ruiz

  • interno) que influye en el tono muscular. Surgen temores a caer, a des-prenderse, a desgarrarse y a perder el contacto con el cuerpo del adulto.Las acciones del adulto pueden ser excitantes o calmantes: alzar y bajar alnio, sentarlo sobre la falda y moverlo, etc.

    2) Juegos de ocultamiento: hay prdida de la referencia visual, distancia entrecuerpos que no pueden ser visualizados y que en algn momento se va aresolver. Dan lugar a temores ligados a la oscuridad de base cultural. Partende un gesto espontneo del beb. En estos se pueden diferenciar dos momen-tos: el adulto le ensea a ocultarse como prdida de referencia visual, que

    es contenida por el acercamiento de los cuerpos; el adulto le da un sentido, le da un nombre y lo inscribe como juego

    (ejemplo: cuc).

    Introducen al nio en la ficcin porque plantean algo que no es cier-to, pero se mantiene la cercana con el adulto. El nio sabe dnde est el otroy el adulto, tambin (cuco, esconderse detrs de algo).

    3) Juegos de persecucin: consisten en la construccin espacial de un refugiocomo espacio seguro que le da al nio la sensacin interna de estar prote-gido en un lugar donde la amenaza no llega. Hay un perseguidor, un per-seguido y un refugio. Reviste importancia que el adulto le de credibilidada este refugio como un espacio externo que le da seguridad y le permiteidentificarse internamente (juego de las escondidas, corre que te pillo).

    De acuerdo a los recorridos anteriores, pensamos que tanto en los cuida-dos como en las experiencias ldicas que son brindados al cuerpo del beb esdonde podramos encontrar un primer encuentro entre lo psquico y la cul-tura. De esta manera el cuerpo guarda en su memoria estas marcas, que que-dan inscritas con una tinta indeleble que perdura a travs del tiempo.

    Una forma de intervencin

    Segn Stern (1995), nuestro primer acercamiento al estudio de la interaccinbeb-padres exige una descripcin detallada de lo conductual y brinda unaserie de interrogantes a realizarse a lo largo de las consultas clnicas que per-mitirn una lectura del momento emergente. Este es definido como la aparicinde una accin procedente de una representacin activada y que conforma yorienta el actuar en s mismo (p. 64).

    As se efecta una lectura de micro-sucesos que son definidos como accio-nes observadas que expresan motivos, temores, fantasas representaciones, etc.,y que regulan el compromiso, la disponibilidad (en forma especial de la madre)y la respuesta del beb. sta constituye una primera lectura etolgica o micros-cpica (Stern, 1995, p. 87).

    Por otra parte, Kraisler (1987) habla de consultas teraputicas comociertas intervenciones que pueden ser nicas, limitadas en el tiempo o redu-

    Los juegos de crianza y el holding corporal Educar 45, 2010 43

  • cidas a algunas entrevistas necesarias a aclarar el caso y elaborar una accinpsicoteraputica que por su accin puede modificar un estado mrbido ocambiar una situacin patolgica en una orientacin suficientemente favo-rable.

    Moro (1989) plantea diferentes dispositivos teraputicos que permitenreorganizar el vnculo madre inmigrante y su beb y rescatar prcticas y cdi-gos de la cultura centrndose en los recursos propios de la familia.

    Una mirada ampliada

    La observacin como tcnica de indagacin puede ayudarnos en el anlisisde la interaccin madre-beb, como se mencion, ya que ofrece la ventaja depoder estudiar los fenmenos tal cual se dan, sin forzar o crear determinadassituaciones como ocurre en la experimentacin. Nos brinda la posibilidadde ver en vivo y en forma directa el objeto de estudio, de una conducta, elciclo de evolucin de una planta, etc. (Ruiz, 2005).

    La observacin de la dada madre-beb constituye, por lo tanto, un mediosignificativo para comprender y entender la conducta no-verbal, las primerasinteracciones, as como el nivel de desarrollo del nio pequeo.

    El anlisis del material observado nos permite en un segundo momento laelaboracin de estrategias de abordaje en la interaccin temprana madre-beb,entendiendo la palabra interaccin como la accin especfica entre dos fen-menos. De esta manera la madre acta sobre su nio, pero ste a su vez lo hacesobre su madre.

    Sus objetivos estaran centrados en:

    la posibilidad de describir secuencias de conductas y el contexto en el cualse desarrollan;

    poder distinguir una figura de un fondo; poder captar las peculiaridades del material observado; estimular la atencin flotante y la memoria; permitir un perodo de incertidumbre y duda, de interrogacin, y poder reflexionar en una actitud de escucha permanente la resonancia afec-

    tiva de nuestras observaciones.

    De acuerdo a lo planteado en referencia al juego y las primeras actividadesldicas estudiadas por Calmels, podemos pensar la interaccin madre-beb ensituacin de juego como un momento significativo que nos permite observar,analizar, comprender el clima afectivo-emocional que envuelve la dada y ela-borar estrategias de intervencin como se mencion.

    A continuacin se describen a modo de ejemplo secuencias de la observa-cin de la dada madre-hija que tena como objetivo conocer el nivel de desa-rrollo y las necesidades de la nia pequea, as como las capacidades maternaspara comprender a su hija. En un segundo momento, brindar orientacin yasesoramiento tanto a la madre como a su ta, que oficiaba de adulto cuida-dor de la dada.

    44 Educar 45, 2010 Analia Ruiz

  • El Servicio de Promocin y Proteccin de los Derechos del Nio2 de lalocalidad de San Martn, de la provincia de Buenos Aires (Argentina), se poneen contacto con la ta de A, una adolescente que se encontraba viviendo enuna situacin de gran vulnerabilidad y riesgo para ella y su hija M.

    Ante la peticin de la menor, este Servicio contacta con sus familiares resi-dentes en la ciudad de Buenos Aires a fin de quedar al abrigo de ellos mien-tras se realizan trmites para poder devolver a esta adolescente y a su hija a suhogar de origen, en la provincia de Misiones (Argentina).

    La ta de A es quien solicita orientacin a fin de poder ayudar a su sobrina,y se contacta con la autora de este artculo a travs de una vecina de su barrio,conocido como la Villa 313 de la ciudad de Buenos Aires, quien le ha habladode una psicloga que trabaja con nios pequeos y sus mams.

    A se ha trasladado de la ciudad de Ober trada por una amiga cuando suhija contaba con 2 meses de edad a fin de que A pudiera ayudarla en las tareasdel hogar y cuidado de sus hijos de 5 y 6 aos.

    Los vecinos del barrio donde residan en San Martn realizan una denun-cia preocupados por la situacin de vulnerabilidad en la que vivan los nios ylas dos mujeres, las cuales se relacionaban con hombres, se alcoholizaban, seprostituan, situaciones que generaban ciertos problemas de convivencia en elbarrio y dejaban a los nios en un total abandono y los convertan en vcti-mas de maltrato y abuso por parte de los adultos.

    A es una joven muy callada y sonriente, habla en espaol con algunas pala-bras en guaran, en especial cuando se dirige a M.

    A es la hija mayor de 6 hermanos. A los 14 aos queda embarazada de sunovio adolescente y tiene a M a los 15 aos, la cual nace en el hospital deOber (provincia de Buenos Aires). Al principio no registra su embarazo y slose da cuenta cuando est por nacer su hija. M. nace sin problemas y se van a vivira la casa de sus padres.

    Al recordar el nacimiento de su hija A sonre y se siente emocionada poreste hecho. Relata que una persona en el hospital le plante dar a M en adop-cin, propuesta que la lleva a dejar el hospital antes de recibir el alta mdica.

    Apenas sabe leer y escribir, ya que ha ido a la escuela interrumpidamente por-que deba cuidar a sus hermanos menores. Me comenta que su madre es mby,que ya no siguen las costumbres y se observa como un rechazo a hablar de esto

    2. En el ao 1989 se firma la Convencin Internacional por para los Derechos del Nio.Argentina se adhiere a ella en 1990, y en 1994 ao de la Reforma constitucional, esincorporada en su ley orgnica. En el ao 2006 se decreta la Ley de Proteccin Integral delos Derechos de las Nias, Nios y Adolescentes, por la cual el Estado debe garantizar losderechos de los nios a recibir cuidados, afecto, un nombre, una identidad, educacin,vivienda, salud, posibilidad de jugar y de recrearse, entre otros.

    3. Villa Miseria es la versin argentina de un trmino que cuenta con numerosas acepcioneslocales: favela en Brasil, callampa en Chile, pueblo joven en Per, katchi abadi en Pakis-tn, shanty town en Kenya, bidonville en Argelia, township en Surfrica, barong-barongen Filipinas, jhuggi en la IndiaUbicado en la zona perifrica (Retiro) de la ciudad deBuenos Aires, albergaba a 30.000 familias en la actualidad.

    Los juegos de crianza y el holding corporal Educar 45, 2010 45

  • como si tratara de ocultar su origen como descendiente de un pueblo origi-nario como es el de los mby. Ella habla guaran, castellano y algunas palabrasmby, que le fueron enseadas por su abuela materna.

    Observacin: A ingresa al consultorio con M, una beb de 9 meses en bra-zos, la coloca en el piso y ella se sienta a su lado. Toma los juguetes que estna disposicin y estimula con ellos a su hija, se los muestra, busca atraer su aten-cin y cuando M los toma se los retira y pasa a mostrarle otros sin esperar lostiempos de la nia; la estimula corporalmente y trata de que se incorpore, quese ponga de pie; la sienta y sus movimientos son seguros pero un tanto enrgicospara la edad de la pequea. La mira y busca la mirada de su hija, pero prontola madre se interesa en otro juguete, que explora y se lo muestra nuevamentea su pequea.

    M observa con atencin a su madre y emite algunos sonidos acompaa-dos con gestos como sacudir sus manos.

    Se mantiene sentada sin apoyo, explorando un objeto con inters, permanecede pie sostenida. Mira lo que toma y explora con coordinacin de esquemas deaccin tales como golpear, sacudir, chupar el objeto, comprende gestos; realizajuegos vocales, laleo; reconoce rostros y voces conocidas y desconocidas.

    Segn referencias de su ta, A duerme con su hija y le cuesta dejarla conotras personas. La ta destaca que est encima de la hija y que no la deja hacernada; le saca los paales y trata de obligarla a que haga sus necesidades en elbao a pesar que la maduracin de M no se lo permite; para mi gusto es unamadre molesta, como las moscas.

    Para enlazar y comprender cmo las primeras experiencias de cuidados yacciones corporales pueden quedar registradas y definir ciertos elementos cultu-rales que pueden entrar en juego en la interaccin madre-hija haremos refe-rencia al trabajo publicado por Noelia Enriz (2009) Kinringe Ata, niosrgidos en la revista Cuadernos del Instituto de Antropologa y Pensamiento Lati-noamericano, en el cual la autora aborda las concepciones de infancia, juego,habilidad, comunicacin y salud que se presentan en un ncleo de la comu-nidad mby guaran y que nos permitirn comprender el universo cultural decrianza de A y sus posibles influencias en las interacciones comportamentalescon su hija.

    De acuerdo a lo planteado por Noelia Enritz en su artculo Kiringue Ata,nios rgidos, el pueblo myb-guaran es trashumante, en permanente movi-miento, aunque en la actualidad los mby-guaranes experimentan un gransedentarismo. En Argentina habitan en la provincia de Misiones, donde sumanunas 5.000 personas, distribuidas en unos 75 ncleos, que presentan una varie-dad de situaciones en referencia a la cantidad de poblacin, el acceso o no al sis-tema escolar, de salud, la religiosidad, el acceso al monte, la posibilidad de tra-bajo o la recoleccin y cultivo de algunos alimentos. La poblacin puede sermonolinge slo utilizar el mby o bilinge castellano y myb,y como tercera lengua pueden emplear el guaran.

    Segn la citada autora, la niez se presenta como un momento valioso deldesarrollo donde logran aprendizajes a travs de la experiencia, como sujetos en

    46 Educar 45, 2010 Analia Ruiz

  • proceso de ser adultos, facilitando la integracin al grupo de padres y a los pro-cesos de conocimientos.

    Para ellos la infancia se encuentra limitada por el ingreso a la edad adulta,lo que sucede para las nias con la llegada de la menarca y en el caso de losvarones con el engrosamiento de la voz.

    Existen trminos diferenciales para los nios recin nacidos Pytai vaey para los que llegan a los tres aos kiringuei-kiri y luego hasta los 10 aoskiringue. Si bien no se mencionan en el citado artculo diferencias en lacrianza de los nios de acuerdo a sus edades, quizs las diferentes denomina-ciones marquen alguna particularidad entre un recin nacido, un nio de 3 aosy otro de 9, por ejemplo.

    Del mencionado trabajo quisiera transcribir el siguiente prrafo y observa-cin, que me result interesante y que permite crear un espacio para pensar:

    Los nios al nacer son acompaados de muy cerca y se los estimula de diver-sas maneras. Es habitual ver a las madres con nios de 5 o 6 meses de vidaestimulando la excrecin con ciertas zonas en un proceso de establecimiento dehbitos del cuerpo.

    Y transcribe el siguiente registro personal:

    Ana juega con Mar (5 meses) a upa. Le da comida y juega a hacerlo sentarse enun banco. Tomado de las manos lo sienta y lo levanta repetidas veces haciendoque el beb ejercite ese movimiento. Adems lo hace rerse. Por momentos lodeja sentado. Ella est sentada en el suelo frente a l. En un momento el bebse ve cagado. Ella le dice que no. Lo toma en brazos lo lleva cerca del pasto ylo pone en posicin de cagar, lo limpia y lo mantiene as hasta que el beb cagade nuevo. Recin ah lo trae hacia el lugar donde estaban y siguen jugando(16.11.06 TY).

    Las observaciones de esta antroploga y el registro personal transcrito sea-lan el aspecto que podemos tambin encontrar en los comportamientos inter-activos que M tiene con su hija, tales como proximidad, orientacin corporal,estimulaciones, etc., y recordamos las palabras de Daniel Calmels El cuerpoes un narrador insustituible de la relacin y el vnculo. Hay que poderlo mirary escuchar; el cuerpo cuenta.

    Recordemos los temores experimentados por M ante la oferta de una per-sona del hospital sobre la posibilidad que diera a su hija en adopcin y cmoesto reactiv sus temores acerca de la prdida y robo de su hija que me la qui-ten, me fui antes del hospital, no esper el alta; temores agravados porel lugar de procedencia de M (provincia de Misiones), donde investigacionesperiodsticas han denunciado la venta frecuente de nios en esa provincia.A su vez su ta manifiesta que M no quiere dejar a su hija con otras personas,es muy desconfiada y duerme con la nia en su cama a pesar de contar concomodidades como el hecho de tener dos camas.

    Los juegos de ocultamiento son ofrecidos como recursos que permiten ela-borar los temores de prdida y separacin entre madre y beb, ya que generan

    Los juegos de crianza y el holding corporal Educar 45, 2010 47

  • experiencias de prdida de referencia visual sin perder el contacto cuerpo acuerpo, de encuentros y separaciones.

    Tomo un trozo de tela, oculto mi rostro y luego lo retiro diciendo ac est?,M observa mis gestos y repite el juego de ocultamiento, su hija la mira y al veraparecer el rostro de su madre sonre manifestndolo con expresiones, gestosy movimientos corporales. La madre repite varas veces la misma secuencia yluego coloca el trozo de tela en el rostro de su hija y dice: ac est, no me fuiy la abraza.

    En este trabajo he intentado plantear cmo las actividades corporales quese organizan alrededor de los cuidados brindados al nio pequeo siguen tc-nicas propias de cada cultura y como stos son inscritos como marcas indele-bles en nuestro cuerpo. Los juegos de crianza descritos por Calmels nos per-miten generar dispositivos teraputicos a partir de la escucha de los cuerposque se expresan, nos trasmiten sus historias y aprendizajes.

    Para finalizar quisiera transcribir unas palabras citadas por Enriz y que per-tenecen a un anciano mby:

    ory rugy, mba reteve

    Nuestro cuerpo es ms flaco (dbil) por fuera, pero nuestra sangre es ms fuerte.

    Bibliografa

    AULAGNIER, P. (1975). La violencia en la interpretacin. Buenos Aires: Amorrortu,1977.

    ANZIEU, D. (1987). Las envolturas psquicas. Buenos Aires: Amorrortu, 1990.CALMELS, D. (2001). Del sostn a la transgresin. Buenos Aires: Novedades Educativas. (2004). El cuerpo cuenta. Buenos Aires: Cooperativa El Farol.DOLTO, F. (1989). La imagen inconsciente del cuerpo. Barcelona: Paids.ENRIZ, Noelia (2009). Kinringe ata. Cuadernos del Instituto de Antropologa y Pen-

    samiento Latinoamericano (en prensa).FREUD, S. (1995). Pulsiones y destinos de pulsin. Obras completas. Tomo XIV. Bue-

    nos Aires: Amorrortu.GOLSE, B. (1999). Du corps la pense. Pars: Presses Universitaires de France.HAAG, G. La mre et le beb. Dans les deux moits du corps. Neuropsychiatrie

    de lenfance, 33 (2-3), 107-104.KREISLER, L. (1987). Rencontres nouvelles avec le bb. En: Le nouvel enfant du

    dsordre psychosomatique. Pars: Dunod.LAPLANCHE, J. (1973). Vida y muerte en psicoanlisis. Buenos Aires: Amorrortu.LEBOVICI, S. (1973). El lactante, su madre y el psicoanalista. Buenos Aires: Amorror-

    tu, 1988.MORO, M.R. (1998). Vers une ethnopschanalyse parentes-bb. En: LEBOVICI, S. y

    GOLSE, B. Larbre de vie. Elments de la psychopatologie du beb. ditions Ers. (2004). Por qu crear dispositivos especficos para los inmigrantes y sus nios? La

    experiencia francesa. Psicopaloga y salud mental del nio y del adolescente, 4,69-80.

    48 Educar 45, 2010 Analia Ruiz

  • MORO, R.; BARRIGUETE, J.A. y AGUILAR, C. tude prliminaire de soins prcocesmre-bb (crianza) chez les Purhe. Vers une ethnopsychanalyse prinatale. En:LEBOVICI, S. y MAZET, P. (comp.) (1998). Psychiatrie prinatale. Pars: Presses Uni-versitaires de France, 471-488.

    RUIZ, A.L. (2004). De la investigacin a la clnica. Cuestiones de Infancia, 8. Revis-ta de la Carrera de Psicoanlisis con Nios UCES.

    (2005). Reencontrar un beb. En: PEREIRA, M. (comp.) Intervenciones tempra-nas. Prevencin y asistencia. Buenos Aires: Novedades Educativas.

    SPITZ, R. (1965). El primer ao de vida del nio. Buenos Aires: Fondo de Cultura Eco-nmica, 1985.

    STERN, D. (1995). La constelacin maternal. Un enfoque unificado de la psicoterapiacon padres e hijos. Buenos Aires: Paids, 1997.

    WINNICOTT, D.W. (1965). El proceso de maduracin en el nio. Barcelona: Laia.

    Los juegos de crianza y el holding corporal Educar 45, 2010 49

    Los juegos de crianza y el holding corporalResumenResumAbstract

    SumarioLa transmisin de la culturaLa construccin del yo corporalJuegos corporales, juegos de crianzaUna forma de intervencinUna mirada ampliadaBibliografa