sobre la enseñanza militar,eladio baldovin ruiz

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Actualidad - Opinión ace ya tiempo, un ilustre H compañero de una forma medio en broma y medio en serio, describió esta enseñanza. Se trataba de un curso para "especialistas en freír huevos" y el programa, seguramente preparado y redactado por oficiales de EM y Logística, no por cocineros naturalmente, se desarrolló durante un mes y compren- día cuatro fases y unas prácticas, de una semana cada una. La primera trataba de los huevos, razas de ponedoras, su composición, cualida- des alimenticias, conservación y transporte; en el segundo se estudiaba las sartenes, materiales para su fabricación y sus características, forma, dimensiones y mantenimien- to; la tercera estaba dedicada a los distintos aceites, oliva, girasol, etc. con las características de cada uno y su uso idóneo, y la cuarta fase comprendía los diferentes fuegos, leña, carbón, butano, etc. y su adaptación a la situación táctica. En la semana de prácticas, el primer día había un demostración con fuego real, en un hornillo de alcohol, realizada por el cocinero del hogar del soldado de la escuela, que explicaba con todo detalle el proceso; el segundo se dedicaba a la formación de grupos de tres alumnos, la recogida en el almacén de efectos de una sartén y su limpieza con arena para quitarle el óxido, en el tercer y cuarto día los alumnos por grupos realizaron las prácticas, se seleccionó al equipo ganador y se ensayó la entrega de diplomas, para en el quinto celebrar este acto, con la presencia de autorida- des y la demostración del equipo ganador, para terminar con una copa (en las tapas no había huevos fritos). Terminaban el curso los alumnos con amplios conocimientos de proteínas, radiación y adherencias, temperaturas. acidez. etc, pero habiendo frito cada uno un huevo y medio. Con independencia de este relato de ficción, recuerdo que en el curso de carros, se estudiaban con todo detalle las tres cámaras de los M 47 y M 41, su composición, organización y funcio- namiento, pero para el tiro había un artilugio con unos palotes que había que ver en relieve. Según decían había que hacer cientos o miles de medidas para estar instruido, creo que hicimos siete o diez como máximo. La enseñanza militar ha estado siempre muy influenciada por las matemáticas, será acaso porque el sargento mayor de los viejos tercios, como encargado de formarlos para el combate según el arte de escuadronar, tenía que resolver raíces cuadradas o por aquello que decía un libro de preparación para el ingreso en la General de la Regla de Ruffini: Frecuentemente se encontrará en la vida con el problema de dividir un polinomio por el binomio (x - a). Siento decir que he llegado a viejo y no me he encontrado con este grave problema, será porque he servido en la Caballería. Si contemplamos las academias militares a lo largo del tiempo, en la Academia de Flandes, en 1675 según decían, como la táctica de aquellos tiempos era una ciencia tan complica- da se requerían nociones algo exten- sas de aritmética y geometría práctica y especulativa; pocos años después, en 1699, se creó la Academia de Barcelona, para que pudieran estudiar matemáticas los oficiales y soldados aventajados. Ya en el siglo XVIII hubo un maratón para organizar academias de matemáticas en Segovia, Badajoz, Pamplona Orán, Ceuta, etc., unas duraron más y otras menos, unas se refundieron y otras desaparecieron; todas bajo la direc- ción de artilleros o ingenieros. Aunque hay que recordar que la Caballería también aportó su granito, con la Academia de Matemáticas de los Guardias de Corps y la Real Academia y Picadero de Ocaña donde se daban clases de aritmética y geometría. Durante la Guerra de la Inde- pendencia siguió la costumbre y en las varias y múltiples academias que se organizaron seguían los estudios de matemáticas. Pero ya entrado el siglo XIX, después de unos años nefastos de hacer y deshacer, en 1824 hubo un destello de sensatez, con la creación del Colegio General Militar, para conseguir la mayor uniformidad en la instrucción militar, y naturalmente el plan de estudios, que duraba cinco años, incluía aritmética, algebra en toda su extensión, geometría incluida la práctica, descriptiva y analítica, cálculo diferencial e integral. Después de conocer que este año sale de la General la primera promoción de oficiales con el despacho de teniente y la licenciatu- ra de ingeniero civil, me he dedicado a meditar sobre la enseñanza mililar que he plasmado en estas líneas. Sobre la enseñanza militar (PRIMERA PROMOCIÓN DE OFICIALES CON LICENCIATURA DE INGENIERO CIVIL) MILITARES 105 JULIO 2015 Pág 13

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Estudio acerca de la evoluciçon histórico-científica de la enseñanza militar.

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Page 1: Sobre La Enseñanza Militar,Eladio Baldovin Ruiz

Actualidad - Opinión

ace ya tiempo, un ilustre Hcompañero de una forma medio en broma y medio en

serio, describió esta enseñanza. Se trataba de un curso para "especialistas en freír huevos" y el programa, seguramente preparado y redactado por oficiales de EM y Logística, no por cocineros naturalmente, se desarrolló durante un mes y compren-día cuatro fases y unas prácticas, de una semana cada una. La primera trataba de los huevos, razas de ponedoras, su composición, cualida-des alimenticias, conservación y transporte; en el segundo se estudiaba las sartenes, materiales para su fabricación y sus características, forma, dimensiones y mantenimien-to; la tercera estaba dedicada a los distintos aceites, oliva, girasol, etc. con las características de cada uno y su uso idóneo, y la cuarta fase comprendía los diferentes fuegos, leña, carbón, butano, etc. y su adaptación a la situación táctica.

En la semana de prácticas, el primer día había un demostración con

fuego real, en un hornillo de alcohol, realizada por el cocinero del hogar del soldado de la escuela, que explicaba con todo detalle el proceso; el segundo se dedicaba a la formación de grupos de tres alumnos, la recogida en el almacén de efectos de una sartén y su limpieza con arena para quitarle el óxido, en el tercer y cuarto día los alumnos por grupos realizaron las prácticas, se seleccionó al equipo ganador y se ensayó la entrega de diplomas, para en el quinto celebrar este acto, con la presencia de autorida-des y la demostración del equipo ganador, para terminar con una copa (en las tapas no había huevos fritos).

Terminaban el curso los alumnos con amplios conocimientos de proteínas, radiación y adherencias, temperaturas. acidez. etc, pero habiendo frito cada uno un huevo y medio.

Con independencia de este relato de ficción, recuerdo que en el curso de carros, se estudiaban con todo detalle las tres cámaras de los M 47 y M 41, su composición, organización y funcio-namiento, pero para el tiro había un artilugio con unos palotes que había que ver en relieve. Según decían había que hacer cientos o miles de medidas para estar instruido, creo que hicimos siete o diez como máximo.

La enseñanza militar ha estado siempre muy influenciada por las matemáticas, será acaso porque el sargento mayor de los viejos tercios, como encargado de formarlos para el combate según el arte de escuadronar, tenía que resolver raíces cuadradas o por aquello que decía un libro de preparación para el ingreso en la General de la Regla de Ruffini: Frecuentemente se encontrará en la vida con el problema de dividir un

polinomio por el binomio (x - a). Siento decir que he llegado a viejo y no me he encontrado con este grave problema, será porque he servido en la Caballería.

Si contemplamos las academias militares a lo largo del tiempo, en la Academia de Flandes, en 1675 según decían, como la táctica de aquellos tiempos era una ciencia tan complica-da se requerían nociones algo exten-sas de aritmética y geometría práctica y especulativa; pocos años después, en 1699, se creó la Academia de Barcelona, para que pudieran estudiar matemáticas los oficiales y soldados aventajados. Ya en el siglo XVIII hubo un maratón para organizar academias de matemáticas en Segovia, Badajoz, Pamplona Orán, Ceuta, etc., unas duraron más y otras menos, unas se refundieron y otras desaparecieron; todas bajo la direc-ción de artilleros o ingenieros. Aunque hay que recordar que la Caballería también aportó su granito, con la Academia de Matemáticas de los Guardias de Corps y la Real Academia y Picadero de Ocaña donde se daban clases de aritmética y geometría.

Durante la Guerra de la Inde-pendencia siguió la costumbre y en las varias y múltiples academias que se organizaron seguían los estudios de matemáticas. Pero ya entrado el siglo XIX, después de unos años nefastos de hacer y deshacer, en 1824 hubo un destello de sensatez, con la creación del Colegio General Militar, para conseguir la mayor uniformidad en la instrucción militar, y naturalmente el plan de estudios, que duraba cinco años, incluía aritmética, algebra en toda su extensión, geometría incluida la práctica, descriptiva y analítica, cálculo diferencial e integral.

Después de conocer que este año sale de la General la pr imera promoción de oficiales con el despacho de teniente y la licenciatu-ra de ingeniero civil, me he dedicado a meditar sobre la enseñanza mililar que he plasmado en estas líneas.

Sobre la enseñanza militar(PRIMERA PROMOCIÓN DE OFICIALES CON LICENCIATURA DE INGENIERO CIVIL)

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Los profesores también eran casi todos artilleros e ingenieros.

Colegio que fue decayendo por la necesidad de hacer oficiales en menor tiempo a causa de la guerra Carlista y en 1842 se organizó el llamado Colegio General de todas las Armas primero y recuperando el de Colegio General Militar después, con un plan de estudios de tres años y con el estudio de las matemáticas en la extensión necesaria para poder acceder a las escuelas de los Cuerpos facultativos.

Cuando pasó la fiebre unificadora y en 1850 surgieron los colegios y academias especiales continuó la fiebre matemática y no digamos las correspondientes a Estado Mayor, Artillería e Ingenieros se pusieron las botas. La primera incluía en el primer curso transformaciones trigonométri-cas, triángulos esféricos, geometría analítica, series, cálculos de funcio-nes e integral, geometría descriptiva, aplicación a las sombras y a la perspectiva lineal y aérea.

Para no seguir con más historia, con las tres épocas de la General y sus intermedios de Academias por Armas, recuerdo el ingreso cuando era joven, con sus cuatro pruebas de matemáticas y una vez ingresado, en primero y segundo, con la misma matraca. En la Escuela de EM, hasta la promoción 64 se exigían para ingresar las dichosas matemáticas, después solamente (en la 66) exigie-ron un castillo de logaritmos, segura-mente era una reliquia que todavía se conservaba. Desaparecieron los números y no pasó nada. Tan buenos o tan malos eran los diplomados antes y después.

Después de todo lo dicho o escrito, no es que repudie a tan necesaria enseñanza, es sencillamente dar a cada uno lo suyo. Si antiguamente ingresaban los cadetes siendo casi unos niños, no cabe la menor duda que era necesario formarlos, pero en todos los aspectos, en ciencias y en

humanidades. Con independencia que era una labor que correspondía a la enseñanza civil, un atracón de matemáticas ni lo digerían ni lo necesitaban, para desempeñar su profesión.

Modernamente, que el ingreso es con el título de bachiller, la situación cambia radicalmente. En lugar de haber dedicado tiempo y esfuerzo a las sombras, descriptiva, proyeccio-nes y demás, mejor hubiera sido cubrir otros aspectos de la formación e instrucción que quedaban bastante flojos. Si un soldado necesita tiempo y tiempo para llegar a ser un buen combatiente, que diremos del oficial; que debe ser un buen soldado, un buen suboficial y un buen oficial. Muchas materias propiamente castrenses, que posteriormente tuvimos que aplicar, fueron tratadas de forma muy superfi-cial. Tardamos, en primero, un año de instrucción en aprender a ser fusileros granaderos y otro, en segundo, de prácticas para ser soldados de las otras Armas.

En la actualidad, esa Academia-universidad en que se ha trasformado la General, incluye en la formación de los futuros oficiales el estudio de una carrera civil. Sigue con las matemáti-cas y otras asignaturas de Ingeniería de Organización Industrial, imparti-das por la Universidad de Zaragoza. El ¿por qué? Lo he buscado y lo he encontrado en los siguientes textos.

Por la ley de la Carrera militar de 2007: "Junto a la formación militar, será requisito para acceder a las escalas de oficiales obtener un titulo de grado universitario". "Los títulos de grado universitario que deben obtenerse serán los que se acuerden en el marco del convenio de adscripción correspondiente en función de las necesidades de la defensa nacional y las exigencias del ejercicio profesio-nal en las Fuerzas Armadas".

Los estudios necesarios para formar la figura del oficial "Como líder multidimensional, con una formación variada y extensa de

Actualidad - Opinión

“Aula de examen del Centro Universitario de la Defensa en Zaragoza”

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carácter científico, técnico y huma-nístico, que le permita desde dirigir de forma personal y directa a combatien-tes, hasta coordinar actuaciones en organismos y ambientes multinacio-nales en el extremo de la complejidad, comprendiendo la singularidad y heterogeneidad de escenarios en los que deberá desenvolverse, con flexibilidad y capacidad de adapta-ción; ese el modelo de oficial del siglo XXI que se nos ordena alcanzar" (Revista Ejército nº 840, pg. 35).

El grado de ingeniería de Orga-nización Industrial, según la Uni-versidad de Zaragoza: "es una carrera híbrida entre Administración y Dirección de empresas e ingeniería industrial, por lo cual tendrán los conocimientos propios de una ingeniería industrial y los conoci-mientos de economía, contabilidad, finanzas, marketing y gestión de recursos humanos, habituales en la formación empresarial". Serán aptitudes para cursar estos estudios la capacidad de análisis y reflexión, de trabajo en grupo, crítica y de argu-mentación, observación, creativa, de

decisión y solución de problemas, iniciativa, de trabajo de forma metódica y organizada, razonamiento y representación espacial, interés y valoración de las tareas profesionales vinculadas a la organización indus-trial.

Además, hay otro canal previsto para incorporarse a la oficialidad del Ejército, que consiste en incorporarse a la General con el título de graduado, debiendo superar solamente la formación militar, lo que permitirá terminar los estudios en la General en dos cursos, en lugar de cuatro.

Desconozco el resultado final de esta innovación, pero cursar dos carreras donde antes solamente se estudiaba y practicaba una, aparenta que se devalúa una de ellas o las dos. Pero el poder recibir el despacho en la mitad de tiempo, por tener estudios civiles, quiere decir que antes se perdía el tiempo. De todas formas, si los actuales oficiales son un producto que da buenos resultados, como lo demuestran en las acciones exteriores y así lo manifiestan propios y extra-

ños. ¿por qué cambiar? imitando otros ejércitos con circunstancias distintas. Una estudiada evolución y adaptación a los nuevos conflictos podía haber sido suficiente.

Cuando el Ejército necesite los servicios empresariales de estos oficiales, estarán anticuados, pues de teniente y capitán, por lo menos, difícilmente podrán ejercer o actualiar los conocimientos civiles y lo mismo se puede decir de la posibilidad de buscar nueva ocupación al dejar el servicio activo.

Por cierto, en la facultad de Derecho se estudia su historia, penal, civil, internacional, administrativo, procesal y algún otro, pero no anato-mía, ni topografía.

Actualidad - Opinión

 

Coronel de Caballería DEM (R)

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ELADIO BALDOVÍN RUIZ