sobre el encubrimiento del otro de dussel

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CUYO. Anuario de Filosofía Argentina y Americana, nº 12, año 1995, págs. 179-184, ISSN 0590-4595 DUSSEL, Enrique. 1492. El encubrimiento del otro. Hacia el origen del mito de la modernidad. Madrid, Nueva Utopía, 1992. Esta obra es el producto de una serie de conferencias dictadas por el autor en la Wolfgang Goethe Universitat de Frankfurt, en octubre de 1992. La búsqueda de Enrique Dussel, en este libro de 1992, fecha recordatoria del descubrimiento de América, pero que mira hacia el próximo siglo, se endereza hacia las condiciones de posibilidad del proyecto liberador que incluya como un momento esencial la filosofía y la práctica del diálogo intercultural. Para ello considera necesario contrastar la experiencia europea de la Modernidad, a partir de su propio mundo de la vida, con la experiencia latinoamericana de la modernidad, también a partir de su propio mundo de la vida. En este diálogo surge un disenso inicial a partir de un equívoco de la modernidad expresada en términos eurocéntricos: ésta tiene el concepto emancipador racional, pero detrás de éste y en la confrontación con la otra experiencia se pone de manifiesto algo que aquel concepto oculta: el mito de la modernidad de justificación de la violencia. La filosofía de la liberación buscará así plantear las condiciones de posibilidad del diálogo desde la Alteridad y, al mismo tiempo, desde la negatividad desde donde fue performativamente pensada; porque lo que está en juego es la posibilidad empírica concreta, al menos como punto de partida, de que el-Otro-excluido y dominado puede efectivamente intervenir en una argumentación para lo cual sería necesario que se tome seriamente en cuenta la situación asimétrica de la exclusión.

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el otro

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  • CUYO. Anuario de Filosofa Argentina y Americana, n 12, ao 1995, pgs. 179-184, ISSN 0590-4595

    DUSSEL, Enrique. 1492. El encubrimiento del otro. Hacia el origen del mito de la modernidad. Madrid, Nueva Utopa, 1992.

    Esta obra es el producto de una serie de conferencias dictadaspor el autor en la Wolfgang Goethe Universitat de Frankfurt, enoctubre de 1992.

    La bsqueda de Enrique Dussel, en este libro de 1992, fecharecordatoria del descubrimiento de Amrica, pero que mira hacia elprximo siglo, se endereza hacia las condiciones de posibilidad delproyecto liberador que incluya como un momento esencial la filosofa y la prctica del dilogo intercultural.

    Para ello considera necesario contrastar la experiencia europeade la Modernidad, a partir de su propio mundo de la vida, con laexperiencia latinoamericana de la modernidad, tambin a partir de supropio mundo de la vida.

    En este dilogo surge un disenso inicial a partir de un equvocode la modernidad expresada en trminos eurocntricos: sta tiene elconcepto emancipador racional, pero detrs de ste y en laconfrontacin con la otra experiencia se pone de manifiesto algo que aquel concepto oculta: el mito de la modernidad de justificacin de la violencia.

    La filosofa de la liberacin buscar as plantear las condicionesde posibilidad del dilogo desde la Alteridad y, al mismo tiempo,desde la negatividad desde donde fue performativamente pensada;porque lo que est en juego es la posibilidad emprica concreta, almenos como punto de partida, de que el-Otro-excluido y dominadopuede efectivamente intervenir en una argumentacin para lo cual sera necesario que se tome seriamente en cuenta la situacinasimtrica de la exclusin.

  • 180 NORMA FSCOLO

    Para poder despejar el equvoco inicial, Dussel acomete la empresa de delinear las etapas histrico-hermenuticas del discurso europeo y del discurso americano desde el momento en que ambos mundos de la vida se enfrentaron: 1492.

    Y aqu se plantea una primera hiptesis: el proceso de constitucin de la subjetividad moderna se inicia en ese ao de 1492,encuentra su expresin en el ego cogito cartesiano, 1636, y su momento de mximo desarrollo explicativo en la Aufklarunghegeliana. Aquella hiptesis necesita una tesis histrica fuerte: Espaa, nacin renacentista a fines del Siglo XV, se convirti por esapoca en la primera potencia europea con capacidad de conquista territorial externa haciendo de Amrica Latina la primera periferia dela Europa moderna. Es cierto que, ms tarde, cuando la constitucinde la subjetividad moderna ha alcanzado su madurez, desde lalectura de la Europa del Norte, concretamente en los textos hegelianos, Espaa ser considerada casi como una parte de fricay descartada de la original definicin de Modernidad. Para Hegel(como para Habermas hoy) el descubrimiento de Amrica no esdeterminante constitutivo de la Modernidad.

    Pero Husserl va ms all al leer la historia descentrando el usualrelato y nos muestra que, en 1492, la misma Europa, vueltos los ojos al crculo del Mar Mediterrneo, no era ms que un espacio cercadoy perifrico del mundo musulmn.

    Exista tambin entre los espaoles la conciencia de la Modernidad: la disputa de Valladolid de 1550, en la que intervinieron Gernimo de Mendieta, Gins de Seplveda y Bartolom de lasCasas es presentada por Dussel como el enfrentamiento de tresposiciones frente a la modernidad: la modernizacin como utopa, la modernidad como emancipacin y la crtica del mito de la modernidad, respectivamente. En el ncleo mismo de esa bsquedade autoconciencia se dirima el destino de los amerindios, ladefinicin de la misma modernidad y su propia inversin en mito.

    Para establecer cmo se dio el enfrentamiento entre las dosculturas a partir del descubrimiento, Dussel trabaja las diferentes figuras histricas como experiencias existenciales iniciales de loseuropeos frente a Amrica como revelarn la constitucin del mito de la modernidad.

    La primera de ellas: la invencin del ser-asitico de Amrica: el mundo de la vida cotidiana del europeo renacentista le impidi, en unprimer momento, pensar en la existencia de un mundo desconocido:.as, incorpor a Amrica a lo Mismo conocido: Asia.

  • Reseas bibliogrficas 181

    En segundo lugar: el descubrimiento que slo se producir con los viajes de Vespucio: el Nuevo Mundo, sumado al Viejo haraparecer un nuevo mundo planetario ensanchndose entonces la visin europea en una visin universalista. Nace aqu el concepto de la modernidad.

    Pero el descubrimiento de Amrica se vuelve encubrimiento: laregin ampliada se convierte en voluntad de poder, en la tercerafigura: la conquista. Esta es un proceso militar-poltico violento que incluye al Otro como lo Mismo. El Otro en su distincin es negado como Otro y es obligado, subsumido, alienado, a incorporarse a laTotalidad dominadora como cosa, como instrumento, como oprimido,como encomendado, como asalariado o como africano esclavo (p. 52).

    No hay que hablar pues de encuentro, sino de enfrentamiento de experiencias y de interpretaciones. El Yo europeo se vea a s mismo como una superioridad casi divina frente al Otro primitivo, rstico,inferior: l, el hombre moderno, ilustrado, frente a la culpable ignorancia del indgena.

    Cuarta figura interpretativa de la experiencia de los europeos: lacolonizacin del mundo de la vida del indgena que convirti a ste en objeto de una praxis dominadora ertica, cultural, poltica, econmica, que busc domesticar y estructurar, colonizndolo, el modo en que las gentes vivan y reproducan su vida: sumisin de loscuerpos.

    A su vez, la conquista espiritual fue el dominio del imaginario del nativo: eliminacin de sus dioses, mitos y ritos y -contando con una supuesta ya tbula rasa- imposicin de la verdadera religin, del verdadero Dios. Es aqu donde la Modernidad elabora el mito de su propia bondad, afirma Dussel; el mito, diramos, de la justicia civilizadora.

    Choque devastador, en lugar de dilogo y encuentro de dosmundos. No hubo superacin de la particularidad en una nueva comunidad argumentativa ms universal, pues en lugar de igualdadexisti, desde el principio, la disimetra.

    Ms que disenso: desentendimiento radical. Las figuras interpretativas, los argumentos del indgena no fueron tampococomprendidos.

    Enrique Dussel dibuja rpidamente la protohistoria de Amricaemparentndola con los pueblos asiticos: el Ocano Pacfico erauna cuenca, un espacio de intercambio cultural, como el Mediterrneo para los europeos, en el cual se haba constituido unmundo cultural que haba ya descubierto el continente, lo habanombrado y conocido, lo haba incorporado a su mundo

  • NORMA FSCOLO 182

    de la vida. No un vaco de civilizacin, dice Dussel, sino un pleno dehumanizacin, historia y sentido.

    La sabidura indgena tambin interpret los acontecimientos: suinterpretacin contrasta, punto por punto, etapa por etapa, con la delos europeos: frente a la figura del descubrimiento, y luego de un desconcierto interpretativo, el azteca experimenta la llegada deCorts como parusa; frente a la violencia sacrificial de la conquista elindgena acepta la sumisin para evitar males mayores; frente a lacolonizacin o invasin del mundo de su vida el nativo se interpreta as mismo como transcurriendo el llamado por el autor: sexto sol, la etapa de su servidumbre; frente a la conquista espiritual, el hombrede estas tierras debe reconocer la suerte de sus dioses, esto es, elfin de su mundo.

    Dussel muestra con gran sagacidad las posibilidadesinterpretativo deliberativas que se ofrecan a Moctezuma frente a lapresencia de Corts, desde su propio mundo cultural; su oscilacinentre una interpretacin del hecho como la vuelta de su dios o la parusa de un dios malfico o, tambin, la invasin de hombresmalvados. Convencido de esto ltimo, se les opone resistencia a losinvasores. Fecunda es la memoria de la resistencia de los pueblosindgenas que dur hasta muy entrada la poca colonial.

    En los grandes imperios, pero tambin entre otros pueblos msrsticos apareci la tercera interpretacin frente a la evidencia deltriunfo de los invasores: la del fin del mundo para los aztecas, el finde los tiempos para el Inca, el fin de la selva para los guaranes. Dussel la llama poca del sexto sol.

    Somos gente vulgar, somos perecederos, somos mortales.Djennos pues ya morir, djennos ya perecer, puesto quenuestros dioses han muerto. Vosotros dijisteis que nosotros noconocemos al Seor de lo ntimo que nos rodea, aquel dequien son los cielos y la tierra. Dijisteis que no eranverdaderos nuestros dioses... Es ya bastante que hayamosperdido tanto poder, que se nos haya quitado, que se noshaya impedido su ejercicio. Si en el mismo lugarpermanecemos slo seremos prisioneros. Haced de vosotroslo que queris. (citado en p. 174).

    El sexto sol, desde la conquista hasta hoy, es todava transitadopor el pueblo latinoamericano con sus mltiples rostros: los indios,los esclavos africanos, los mestizos, los criollos, los campesinos, losobreros, los marginales.

    Rostros contradictorios: el proyecto moderno emancipador de loscriollos, Que estuvo a la base de la fundacin de los estadosamericanos tuvo

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    dificultades para integrar la realidad indgena y mestiza y la afro-americana, es decir, las culturas populares.

    El rostro campesino que pudo llevar adelante la Revolucinmexicana hoy aparece mimetizado en los suburbios de lasmegalpolis latinoamericanas.

    El obrero, que naci con la industrializacin dependiente, secaracteriz y se caracteriza por su situacin de sobre-explotado sufriendo la extraccin de plusvala para engrosar el capitalextranjero.

    El mito actual del mercado libre de competencia perfecta ocultala dependencia crediticia de nuestros pases y la enormeacumulacin de pobreza que acompaa a la acumulacin de riqueza.El dbil capital perifrico es incapaz de subsumir el ejrcito laboral dereserva que constituyen los marginales de Amrica Latina.

    El bloque social de los oprimidos ha ido creando y construyendosu propia cultura sobre la que se implantarn pretensiones demodernizacin y primer - mundanizacin que ignora la historia del pueblo, la otra cara de la Modernidad. En nombre del ncleo racional emancipador de la Modernidad, dice Dussel, se niega el mitosacrificial eurocntrico y desarrollista de la misma Modernidad.

    Por eso, propone, el proyecto liberador, el proyecto de unaprctica y filosofa del dilogo debe ser, al mismo tiempo un intento de superacin de la Modernidad, un proyecto de liberacin ytransmodernidad. Un proyecto de racionalidad ampliada donde larazn del Otro tiene lugar en una comunidad de comunicacin en laque todos los hombres puedan participar como iguales, pero almismo tiempo en el respeto de su Alteridad, de su ser-Otro, Otredad que debe estar garantizada hasta en el plano de la situacin ideal dehabla (a la manera de Habermas) o en la comunidad decomunicacin ideal o trascendental (de Apel) (p.202).

    De esta forma, situndose en medio del debate contemporneo yuna vez descubierta, mediante un anlisis histrico-filosfico, la doble faz de la Modernidad, su concepto y su mito, Enrique Dussel enuncialas condiciones de posibilidad y, al mismo tiempo, el deber-ser del dilogo universal entre culturas y mundos de la vida entre proyectoso teoras polticos, econmicos, teolgicos, epistemolgicos, etc.,para construir no una universalidad abstracta, sino una mundialidad analgica y concreta, donde todas las culturas, filosofas, teologas, puedan contribuir con un aporte propio, como riqueza de laHumanidad plural futura. (Id.).

    Este es un libro adecuadamente representativo del pensamientode

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    Enrique Dussel, filsofo argentino, ampliamente conocido por susestudios sobre Historia de la Iglesia latinoamericana, creador, conotros, de la corriente latinoamericana de la Filosofa de la Liberacin,original estudioso de Marx, actualmente empeado en una serie dedilogos con los nuevos frankfurtianos, especialmente Karl Otto Apely, fundamentalmente, pensador de la realidad latinoamericana.

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