sobre betibú

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Línea de lectura sobre Betibú (2011) de Claudia Piñeiro En Betibú, la representación literaria de la ciudad vuelve a concentrarse en el country pero esta vez visto desde afuera, a diferencia de Las viudas de los jueves, donde el country se contaba por dentro, ahora la perspectiva está puesta tanto en los empleados que deben pasar diariamente una requisa hasta las visitas que, aunque ingresen por otra puerta, son consideradas sospechosas hasta que se demuestre lo contrario. Reconfiguraciones del género policial en la narrativa de Claudia Piñeiro Marcela Melana UNVilla María En esta comunicación nos proponemos perfilar algunas líneas de análisis en la narrativa policial desde una perspectiva que enfatiza la constitución de nuevos actores, en particular la mujer, para ampliar la dimensión del crimen, recrear las tramas de la delictividad urbana y analizar las claves del género en el contexto actual de la Argentina y su particular realidad socio-cultural. En especial, nos interesa dar cuenta de la presencia de nuevos lenguajes de la narrativa policial y su capacidad para leer conflictos sociales, en los que la mujer tiene una participación decisiva. Además, planteamos reconocer los diferentes escenarios sociales que se han visto modificados por la presencia de nuevas configuraciones urbanas, para revisar, no sólo la categoría de espacio, sino también el problema de la verdad que el policial plantea en torno al enigma. Dichas categorías serán abordadas en dos de las obras de la autora Claudia Piñeiro: Tuya ( 2005) y Betibú (2011). Betibú (2011) se presenta como una novela policial que aborda problemáticas sociales y políticas densas de la Argentina de estos últimos años, en la que nuevos escenarios sociales destinados a generar espacios de mayor seguridad- countries- frente a la criminalidad acechante, se constituyen por momentos en los lugares más vulnerables. La complicidad de las fuerzas de seguridad y las poderosas urdimbres entre lo político y los medios de comunicación masiva son el caldo de cultivo más propicio para este tipo de tramas. Desde sus orígenes en el siglo XIX, el género ha tenido capacidad para manifestar las diferentes problemáticas que afectan el orden social y político, en particular de los conglomerados urbanos. Sin embargo, en los últimos tiempos, y en directa relación con el cambio de configuración de la ciudad, la literatura policial ha desplazado muchas veces su mirada de los clásicos lugares del delito -barrios de la periferia y otros espacios de la marginalidad- para situarse en lo que podríamos llamar los lugares de la abundancia y la riqueza, es decir countries y barrios cerrados. Tal es el caso de la segunda novela analizada, en la que el ámbito del crimen es un lugar cerrado, donde impera el lujo de los sectores más acomodados de la sociedad, ámbitos, además, que por su constitución como sectores de máxima seguridad replican-en el caso de Betibú- las más estrictas medidas de control, y al mismo tiempo las más arbitrarias, ejercidas sobre los sujetos en épocas totalitarias, paradójicamente en pleno gobierno democrático. En este punto del análisis debemos detenernos en la consideración de un tema clásico: el crimen del cuarto cerrado, cuyos antecedentes históricos podemos

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Lnea de lectura sobre Betib (2011) de Claudia PieiroEn Betib, la representacin literaria de la ciudad vuelve a concentrarse en el country pero esta vez visto desde afuera, a diferencia de Las viudas de los jueves, donde el country se contaba por dentro, ahora la perspectiva est puesta tanto en los empleados que deben pasar diariamente una requisa hasta las visitas que, aunque ingresen por otra puerta, son consideradas sospechosas hasta que se demuestre lo contrario.

Reconfiguraciones del gnero policial en la narrativa de Claudia PieiroMarcela MelanaUNVilla MaraEn esta comunicacin nos proponemos perfilar algunas lneas de anlisis en la narrativa policial desde una perspectiva que enfatiza la constitucin de nuevos actores, en particular la mujer, para ampliar la dimensin del crimen, recrear las tramas de la delictividad urbana y analizar las claves del gnero en el contexto actual de la Argentina y su particular realidad socio-cultural.

En especial, nos interesa dar cuenta de la presencia de nuevos lenguajes de la narrativa policial y su capacidad para leer conflictos sociales, en los que la mujer tiene una participacin decisiva. Adems, planteamos reconocer los diferentes escenarios sociales que se han visto modificados por la presencia de nuevas configuraciones urbanas, para revisar, no slo la categora de espacio, sino tambin el problema de la verdad que el policial plantea en torno al enigma. Dichas categoras sern abordadas en dos de las obras de la autora Claudia Pieiro: Tuya ( 2005) y Betib (2011). Betib (2011) se presenta como una novela policial que aborda problemticas sociales y polticas densas de la Argentina de estos ltimos aos, en la que nuevos escenarios sociales destinados a generar espacios de mayor seguridad- countries- frente a la criminalidad acechante, se constituyen por momentos en los lugares ms vulnerables. La complicidad de las fuerzas de seguridad y las poderosas urdimbres entre lo poltico y los medios de comunicacin masiva son el caldo de cultivo ms propicio para este tipo de tramas.

Desde sus orgenes en el siglo XIX, el gnero ha tenido capacidad para manifestar las diferentes problemticas que afectan el orden social y poltico, en particular de los conglomerados urbanos. Sin embargo, en los ltimos tiempos, y en directa relacin con el cambio de configuracin de la ciudad, la literatura policial ha desplazado muchas veces su mirada de los clsicos lugares del delito -barrios de la periferia y otros espacios de la marginalidad- para situarse en lo que podramos llamar los lugares de la abundancia y la riqueza, es decir countries y barrios cerrados. Tal es el caso de la segunda novela analizada, en la que el mbito del crimen es un lugar cerrado, donde impera el lujo de los sectores ms acomodados de la sociedad, mbitos, adems, que por su constitucin como sectores de mxima seguridad replican-en el caso deBetib- las ms estrictas medidas de control, y al mismo tiempo las ms arbitrarias, ejercidas sobre los sujetos en pocas totalitarias, paradjicamente en pleno gobierno democrtico.

En este punto del anlisis debemos detenernos en la consideracin de un tema clsico: el crimen del cuarto cerrado, cuyos antecedentes histricos podemos rastrear enEl misterio del cuarto amarillode Leroux yLos asesinatos de la calle Morguede Poe, entre otros. En especial, en cuanto al primero podemos encontrar ciertas aproximaciones con la novela que nos ocupa, siguiendo los planteos de Elvio Gandolfo (2007) ya que este autor sostiene:

El misterio del cuarto amarilloadquiere en su lentitud y construccin un carcterparticular, su lectura produce una especie de inters distinto al de la intriga policial, casi irritante, en el que se entremezcla la sospecha de un misterio paralelo y ms importante que el simple crimen con un espesor notable en el texto. (Gandolfo, E. 2007:193)

Entonces, ms all de la dimensin psicolgica que representa el crimen en un mbito cerrado, se abre otra nueva dimensin para este clsico del policial, que se ubica en el orden de la escritura. Aparece una red de alteraciones, anagramas, juegos de palabras y resonancias significativas () la escritura parece ir meditando sobre su propia produccin adems de hacer avanzar la trama (Gandolfo, E. 2007:193) En palabras del crtico, el verdadero misterio es el de la escritura. Similar problemtica se detecta en Betib (2011) en tanto que dos de una serie de crmenes suceden en un espacio con estas caractersticas pero adaptado a las nuevas configuraciones urbanas: ser un country, y no una habitacin. Sin embargo, las medidas de seguridad en torno a un barrio cerrado operan constituyendo este lugar en un recinto de difcil accesibilidad, remedando la modalidad del cuarto cerrado. Asimismo, se plantean similares particularidades en relacin a la escritura, tanto la periodstica como la de ficcin. Ambas resultan objeto de reflexin constante por parte de aquellos actores que han asumido el rol de investigadores, en especial Nurit Iscar, Betib. As podramos enumerar: un pequeo papel arrojado y rescatado de un cesto para los residuos con los datos de la primicia que desencadena la accin; el block de notas Congreso de Brena; las escrituras en los soportes que brindan las nuevas tecnologas en sus diversos formatos usadas por el pibe de policiales y en especial las notas que escribe Nurit Iscar para el Tribuno en las que va modelando las hiptesis -fruto de la capacidad para leer ciertos ndices que desarrolla el tro de investigadores amateur- sobre un caso complejo en franca oposicin a la investigacin oficial. Esto en lo que se refiere a las escrituras del realismo, la escritura periodstica en relacin a la cual se citan y mencionan muchos referentes del periodismo argentino de diversas pocas y estilos, el principal es Rodolfo Walsh.

Es constante, tambin la problematizacin en torno a la escritura de literatura que se realiza en la obra, por medio de la cual se va esbozando una concepcin de la ficcin, delimitando el lugar del escritor, indagando sobre diversos aspectos de los personajes, revisando cuestiones sutiles en cuanto a la formulacin de una frase, el rol de la crtica literaria y su relacin con el pblico, etc. Hay enBetib(2011)mucho sobre el lugar del periodismo y del periodista en una sociedad sin justicia efectiva, parafraseando a Walsh en la novela: si no hay justicia habr al menos verdad; as como tambin una constante y consciente reflexin sobre la palabra literaria.

Este es el punto que nos interesa retomando el problema del gnero, en tanto mecanismo de desciframiento de la verdad. Se evidencian claramente dos prcticas culturales que hacen posible, no slo la investigacin sino que permiten el develamiento de la verdad: la lectura y la escritura.

Por un lado, la lectura como esa habilidad consagrada de los investigadores para detectar como mencionamos en el anlisis sobreTuya- e interpretar las marcas que para los dems, pasan inadvertidas.Por otro lado, la escritura en su proceso mismo de construccin se convierte en mecanismo de la investigacin. En este caso, la indagacin periodstica se expande hasta unos lmites que comprometen la vida de quienes acceden a la explicacin del enigma, entendido como el esclarecimiento de quin/es fue/ron el/los autor/es de una serie de crmenes -slo dos de ellos ocurren dentro del barrio cerrado- en la que se elimina progresivamente a todos las personas retratadas en una foto de juventud y por qu lo hizo/cieron. Es por ello que cuando inquirir sobre estos interrogantes implica iluminar unas zonas de la realidad poltico-econmica alarmantes y, a la vez, peligrosas, el recurso es la escritura. La escritura asumida por una autora de ficcin (best-sellers), que violando lo establecido por el diario que la contrat para que escriba informes, puede insinuar veladamente, en sus artculos, algunos hilos por donde comenzar a destejer una urdimbre de poder muy compleja. De este modo si la relacin escritura- periodismo- verdad, (recordando a Walsh) no se puede concretar, se esboza una alternativa: escritura ficcin -posibilidad de decir. Finalmente se concreta una tercera posibilidad: la escritura que viola las normas, en la que la responsabilidad de quien escribe se pone en juego; una escritura que interpela a los lectores sobre su lugar ineludible en el proceso de esclarecimiento de la verdad. Por eso la protagonista seala: No escribo ms estos informes porque escribir lo que debera me da miedo, y escribir otra cosa me da vergenza y manifiesta su apuesta final Y mi confianza en que (los lectores) sabrn qu hacer en estos nuevos tiempos de la informacin. Tiempos en los que ustedes, tambin, son parte ineludible y activa. (Pieiro, C. 2011: 333).

ConclusionesDe esta manera, en las dos novelas de Claudia Pieiro aparecen, como hemos indagado, elementos clave para comprender estas nuevas configuraciones en relacin al crimen, el poder, el dinero, y la corrupcin ensamblados a manera de piezas de encastre, para armar el laboratorio de la ficcin en el que se indaga aspectos problemticos de nuestra sociedad actual. As, como dice Henning Mankell, el crimen sirve para ver lo que est pasando en la sociedad y Claudia Pieiro parece ser un buen lugar para mostrarlo.