sintesis biblica

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1 La Revelación es un conocimiento con una episteme propia. Episteme es un sistema de mecanismos que maneja una ciencia para producir el conocimiento que le es específico. La epistemología, en cambio, es una teoría del conocimiento común a todas las epistemes. Cómo se conoce es un asunto filosófico, por lo cual es necesario abordar filosóficamente el tema de la revelación en un primer momento. Este capítulo específicamente tiene como objetivo fundamentar por qué el hombre, con su propia razón, puede y debe descubrir y acoger la revelación. Si no la descubriese racionalmente, la revelación resultaría siendo una imposición. Hay que entenderlo como una propedéutica, o sea, como una disposición racional de la mente para estudiar una disciplina que, en este caso, es la teología. La teología la entendemos como una lectura de la revelación bíblica desde una autoexperiencia consciente del ser humano hoy. Desde esta experiencia consciente se leen los textos de la Biblia. La Biblia misma es una lectura consciente de la vida en diversos momentos históricos del pueblo de Israel o de la comunidad de los seguidores de Cristo. Ahora bien, ciencia es un conocimiento comprobado como cierto por sus principios y causas. Es un cuerpo de doctrina metódicamente estudiado y ordenado. La fenomenología de la revelación es una entrada filosófica al estudio de la teología, que es una ciencia. La teología es más una ciencia sobre el hombre, una antropología integral, que una ciencia sobre Dios. El hombre objeto de la ciencia teológica, es entendido como infinito y trascendente, y se construye como tal desde su dimensión terrena y transitoria. Afirmar que Dios es trascendente quiere decir que no tiene límites, que es infinito. Afirmar que el hombre es trascendente quiere decir que, siendo el hombre limitado, finito e intrascendente, tiene también en sí mismo un poder que lo saca de lo finito. El hombre trascendente es el mismo hombre que sale de sí hacia el otro. Dios es trascendente porque lo experimentamos en nosotros mismos; o sea que él se trasciende saliendo de sí hacia seres finitos que somos nosotros. El contenido fundamental de la Sagrada Escritura es Dios que se trasciende en el hombre para hacerlo infinito. Entonces, el objeto de la teología es el ser humano habitado por Dios, quien lo hace trascender; es el hombre en el cual Dios está implicado creándolo. O también podemos decir que es Dios haciendo al hombre. La preocupación de la teología es el hombre que Dios está creando, haciéndolo trascender. Ahora, si el hombre es finito, el hombre no puede calcular por sí mismo sino lo que le es dado para poder subsistir, y sólo puede prever aquello de lo cual dispone como ser finito. Entonces, ¿cómo sabemos que Dios habita en el ser humano? Esto no es deducible de lo intrascendente, pues de lo finito no se puede deducir lo infinito. Por ello la revelación es tal, pues no se puede anticipar deduciéndola, pero sí se puede descubrir en un análisis de la CAPÍTULO 1: FENOMENOLOGÍA DE LA REVELACIÓN

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La Revelación es un conocimiento con una episteme propia. Episteme es un sistema de

mecanismos que maneja una ciencia para producir el conocimiento que le es específico. La

epistemología, en cambio, es una teoría del conocimiento común a todas las epistemes.

Cómo se conoce es un asunto filosófico, por lo cual es necesario abordar filosóficamente el

tema de la revelación en un primer momento.

Este capítulo específicamente tiene como objetivo fundamentar por qué el hombre, con su

propia razón, puede y debe descubrir y acoger la revelación. Si no la descubriese

racionalmente, la revelación resultaría siendo una imposición. Hay que entenderlo como

una propedéutica, o sea, como una disposición racional de la mente para estudiar una

disciplina que, en este caso, es la teología.

La teología la entendemos como una lectura de la revelación bíblica desde una

autoexperiencia consciente del ser humano hoy. Desde esta experiencia consciente se leen

los textos de la Biblia. La Biblia misma es una lectura consciente de la vida en diversos

momentos históricos del pueblo de Israel o de la comunidad de los seguidores de Cristo.

Ahora bien, ciencia es un conocimiento comprobado como cierto por sus principios y

causas. Es un cuerpo de doctrina metódicamente estudiado y ordenado. La fenomenología

de la revelación es una entrada filosófica al estudio de la teología, que es una ciencia. La

teología es más una ciencia sobre el hombre, una antropología integral, que una ciencia

sobre Dios. El hombre objeto de la ciencia teológica, es entendido como infinito y

trascendente, y se construye como tal desde su dimensión terrena y transitoria.

Afirmar que Dios es trascendente quiere decir que no tiene límites, que es infinito. Afirmar

que el hombre es trascendente quiere decir que, siendo el hombre limitado, finito e

intrascendente, tiene también en sí mismo un poder que lo saca de lo finito. El hombre

trascendente es el mismo hombre que sale de sí hacia el otro. Dios es trascendente porque

lo experimentamos en nosotros mismos; o sea que él se trasciende saliendo de sí hacia seres

finitos que somos nosotros. El contenido fundamental de la Sagrada Escritura es Dios que

se trasciende en el hombre para hacerlo infinito.

Entonces, el objeto de la teología es el ser humano habitado por Dios, quien lo hace

trascender; es el hombre en el cual Dios está implicado creándolo. O también podemos

decir que es Dios haciendo al hombre. La preocupación de la teología es el hombre que

Dios está creando, haciéndolo trascender.

Ahora, si el hombre es finito, el hombre no puede calcular por sí mismo sino lo que le es

dado para poder subsistir, y sólo puede prever aquello de lo cual dispone como ser finito.

Entonces, ¿cómo sabemos que Dios habita en el ser humano? Esto no es deducible de lo

intrascendente, pues de lo finito no se puede deducir lo infinito. Por ello la revelación es tal,

pues no se puede anticipar deduciéndola, pero sí se puede descubrir en un análisis de la

CAPÍTULO 1:

FENOMENOLOGÍA DE LA REVELACIÓN

Page 2: Sintesis biblica

2

conciencia del hombre. La respuesta a esa pregunta sólo la podemos saber si Dios nos la

revela. La intimidad de Dios, como la de cualquier persona, que es su voluntad, sólo la

podemos saber por revelación. Acogerla es tener fe.

1. LA REVELACIÓN COMO CONOCIMIENTO.

La Revelación es la comunicación de la intimidad de Dios a la intimidad del hombre

que el hombre descubre en sí mismo, es decir, históricamente, y la expresa con

lenguajes propios del ser humano, con el testimonio y el discurso, explicándola según

su cultura y su propia época.

Por lo tanto, si es revelación al hombre, éste debe poder conocerla. Entonces se plantean

dos problemas: ¿Por qué revelar algo que el hombre puede conocer? y, ¿Cómo es posible

para el hombre conocer la intimidad de Dios si éste no es un objeto sensible?

En efecto, el hombre es incapaz de acceder al conocimiento de la intimidad de Dios porque:

El conocimiento humano sólo percibe objetos experimentables

sensiblemente, que puedan ser representados en un fenómeno. La estructura

del conocimiento humano no percibe sino objetos que se puedan percibir por

medio de las estructuras del conocimiento humano, o sea, objetos que entran

por la experiencia del hombre.

Así pues, el conocimiento de Dios es imposible. Dios no es captable con inmediatez puesto

que no es un objeto fenoménico. Dios no es objeto de conocimiento porque no puede ser

percibido por los sentidos externos y por ello el conocimiento no puede reaccionar ante

algo que no le es sensible, produciendo un fenómeno que pueda ser conocido.

Estos problemas planteados sólo los podemos resolver haciendo un análisis serio del

conocimiento humano, lo cual implica hacer un análisis de la autoconciencia del hombre, es

decir, de los datos de conciencia que el hombre tiene. Este es un análisis estrictamente

filosófico llamado metafísica del conocimiento humano, o antropología metafísica.

Veamos, entonces, cómo sucede el conocimiento para, además de resolver los problemas

planteados, poder comprender de qué forma sí es posible la revelación como conocimiento,

pues si decimos que la revelación es la manifestación de la intimidad de Dios al hombre, si

bien Dios no es objeto sensible, entonces de qué manera Dios sí se hace experimentable

para el hombre de suerte que pueda ser conocida por el hombre la revelación de la

intimidad divina.

1.1. ¿Cómo ocurre el conocimiento humano de las cosas?

1.1.1. Cuando un objeto externo afecta los sentidos, los cuales sintetizan las ondas

luminosas, estos producen una síntesis del objeto.

Page 3: Sintesis biblica

3

1.1.2. Esta síntesis impresiona el conocimiento sensible o sensibilidad cognoscitiva,

produciéndose una sensación o representación indeterminada o fenómeno1, en la estructura

del conocimiento. El fenómeno es sensible, indeterminado, singular y espiritual (o sea, fruto

del repliegue del hombre sobre sí).

1.1.3. Lo que el conocimiento percibe inmediatamente no es el objeto en sí, sino el

fenómeno, es decir, el objeto indeterminado o representación producida en la sensibilidad

cognitiva.

1.1.4. Los objetos externos ya están caracterizados por ser espacio – temporales. Si el

conocimiento es verdadero (es decir, es fiel a la realidad), el fenómeno debe también tener

espacio y tiempo. En consecuencia, el conocimiento sensible del hombre produce las

categorías de espacio y tiempo para configurar el fenómeno. Por tanto, el conocimiento

sensible ya tiene en sí dadas a-priori tales categorías. El ser humano le pone espacio y

tiempo al fenómeno y por ello éste es un individuo o singular.

En suma, la sensibilidad con el fenómeno a bordo es el único medio por el cual el

conocimiento se pone en contacto inmediato con el mundo externo.

Hasta ahora el conocimiento ha dado el primer paso: la percepción de un

individuo o singular. El conocimiento sensible se vuelve el fenómeno producido

por el mismo conocimiento sensible gracias a la síntesis hecha por los sentidos.

Ahora bien, el conocimiento es el repliegue de sí sobre sí mismo en el fenómeno, pues el

conocimiento intuye el objeto representado como fenómeno. Hay que dar, entonces, un

segundo paso.

1 La sensibilidad es una facultad espiritual del conocimiento en la cual se imprimen o se representan objetos

aún no determinados.

Objeto externo Espacio-Temporal Los Sentidos afecta

Sensibilidad Cognoscitiva

Sensación = FENÓMENO

Espacio-Temporal: Cat. apriori

ESTRUCTURA DEL CONOCIMIENTO

Síntesis

Único medio de contacto del conocimiento

con el

mundo externo

producen

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4

1.2. ¿Cómo el conocimiento humano conoce el fenómeno?

El conocimiento percibe el fenómeno por intuición, o sea, por relación inmediata con él,

pues éste se encuentra ya dentro de la misma estructura del conocimiento. Por ello se puede

decir que el conocimiento se vuelve el objeto mismo, pero todavía en estado indeterminado.

1.2.1. Una vez que el conocimiento sensible produce y tiene el fenómeno, el conocimiento

se vuelca conscientemente sobre éste y de él abstrae el universal, por ejemplo, la

“arboridad”, sacada del árbol particular que se está viendo sensiblemente. Conocer es, pues,

abstraer un universal de un particular que se percibe sensiblemente. En otras palabras, el

conocimiento conoce el fenómeno por abstracción y su objeto propio no son los individuos,

sino los universales que abstrae de ellos.

1.2.2. La abstracción de un universal a partir de un individual ocurre porque el

conocimiento humano tiene capacidad de anticipar universales. Se deduce el universal de

un individual y se vuelve a aplicar al individual para hacer un juicio. Por ejemplo, tal

arbolito es un caso concreto del universal de árbol, es decir, de “arboridad”, y por ello el

que conoce puede saber que lo que está viendo es, por ejemplo, un árbol y no un arbusto o

una semilla. Así, pues, todo conocimiento humano sólo es posible realizarlo mediante la

anticipación de un universal. El hombre, pues, tiene capacidad a-priori de universalizar, de

anticipar o producir el universal. La universalidad está en el hombre y no en las cosas.

1.2.3. Por tanto, conocer un individuo es hacer un juicio en el cual lo dado en el individuo

indeterminado es conscientemente determinado por el conocimiento al afirmar que ese

individuo es un caso concreto o determinado del universal.

1.2.4. Esto sucede porque, como ya dijimos más arriba, el conocimiento se vuelca

conscientemente sobre el fenómeno. El conocimiento, entonces, se vuelve él mismo el

universal extraído del fenómeno, universalizándolo. La abstracción es un volcamiento del

conocimiento humano sobre el fenómeno universalizándolo por su capacidad anticipatoria

del universal. El universal es el volcamiento del conocimiento sobre el fenómeno

convirtiéndose uno mismo en el universal, pues el conocimiento, es decir, su estructura,

está en mí.

1.2.5. Si el conocer un universal es volcarse sobre el fenómeno convirtiéndose uno mismo

en el universal, el primer objeto conocido no es el fenómeno sino el sujeto cognoscente, el

hombre mismo. Por tanto, el ser del hombre es el primer objeto conocido en todo

conocimiento de cualquier fenómeno.

1.2.6. Si el ser del hombre concreto se vuelve él mismo objeto, el hombre sólo puede

conocer a su vez ese objeto abstrayendo de sí mismo el universal de ser, es decir, la seidad,

que es un universal donde caben todos los seres.

1.2.7. El universal donde todos los seres pueden estar contenidos es el ser en general o ser

absoluto, que es la plenitud de todo ser.

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5

1.2.8. De todo este proceso que se da en un solo acto de conocimiento se sigue que el

conocimiento de cualquier objeto sólo es posible en la anticipación de un universal que es

el ser. Por tanto, el universal del ser o ser absoluto es condición de posibilidad del

conocimiento de cualquier objeto.

Conocer, es pues, replegarse sobre sí mismo, es decir, sobre el fenómeno producido

por la sensibilidad o facultad espiritual del conocimiento, impresionada por la

síntesis del objeto externo que afecta los sentidos2, para abstraer del fenómeno

particular un universal. Entonces el ser humano conoce el particular, pero también el

hombre que lo conoce se conoce a sí mismo porque se repliega sobre sí mismo. El

conocimiento de sí mismo es concomitante con el conocimiento de un particular; y

para esto es condición sine qua non el ser en general o ser absoluto.

1.2.9. De la misma forma que la aplicación del universal de árbol al fenómeno singular

indeterminado producido por la sensibilidad cognitiva lleva a determinar mediante un juicio

que ese singular es un caso de árbol, la aplicación del universal de ser o seidad al objeto

concomitante del conocimiento que es el ser humano lleva a concluir que éste es un caso de

ser absoluto. Ahora bien, si el ser humano es un caso del ser absoluto, ello quiere decir

que el ser humano es una participación del ser absoluto, pero limitada al caso particular de

cada uno como hombre.

Para comprender mejor el ser absoluto como condición de posibilidad de cualquier

conocimiento, consideremos que si lo que tengo como objeto del conocimiento son los

universales, es decir, si los universales los vuelvo objeto de mi conocimiento, ¿cuál sería el

universal que debo anticipar para poder conocer acertadamente los universales, es decir,

para poder hacer un juicio en estos términos: esto que estoy conociendo es un universal y

no un particular o singular? Esta pregunta es válida puesto que para poder conocer algo, en

este caso los universales, debo anticipar un universal, es decir la “universalidad”. La

respuesta es: el universal que debo anticipar para poder conocer los universales es un

universal de universales, es decir, el ser en General o ser absoluto o Infinito, en el que

caben todos los seres3.

De esta forma es posible llegar filosóficamente a la existencia de Dios en la anticipación

del ser absoluto o infinito (o existencia de Dios) como condición necesaria para todo

conocimiento particular. La existencia del ser absoluto o infinito o Dios es un presupuesto

que entra así en la estructura del conocimiento humano. El ser en general (el ser infinito) es

un trascendental a-priori del conocimiento humano de la misma manera que lo son el

espacio y el tiempo que hay en todo fenómeno porque éste pertenece al hombre mismo

quien es espacio-temporal. El ser absoluto, el tiempo y el espacio son categorías ya dadas

que hacen parte de la estructura del conocimiento humano y que existen en todo hombre,

sin que el hombre haya realizado ningún trabajo para obtenerlas.

2 Ver más arriba 1.1.1. a 1.1.4.

3 El Ser en General es el Ser Absoluto, condición a-priori trascendental del conocimiento (Rahner) es decir, el

ser que tiene absoluto ser, la plenitud de ser, que por encima de él no hay más ser e implica los otros seres.

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El ser absoluto, pues, no hay que meterlo en el hombre desde fuera, sino que ya está en el

hombre, porque todas las condiciones trascendentales del conocimiento están en el sujeto,

que es el trascendental: el espacio, el tiempo y el ser absoluto. Si el ser absoluto es

condición a-priori, entonces es a-temático, anónimo. Pero si se lo tematiza se conoce, es

decir, se vuelve tema.

Ahora bien, ¿es posible tematizar o conocer el ser absoluto? y ¿es posible el conocimiento

metafísico4 de Dios? Si todo conocimiento sucede por un dato de experiencia, ¿cuál es ese

dato de experiencia que hace posible el conocimiento metafísico de Dios? Si se trata de un

conocimiento de un objeto trascendental (es decir, de un a-priori del conocimiento) ese

dato de experiencia tiene que ser necesariamente una experiencia trascendental. Esta es

una experiencia concomitante con toda experiencia fenoménica (experiencia de lo

mundano). Es una experiencia que acompaña y se da al mismo tiempo que la experiencia

del mundo material o fenoménico5. Es posible el conocimiento metafísico de Dios porque

se coexperimenta a-temáticamente en cualquier objeto que se experimenta o conoce.

S e r H u m a n o

2. LA ESTRUCTURA DEL SER DEL SER HUMANO

2.1. El Hombre como Ser es conocer y ser conocido en una unidad primigenia.

El ser humano es un ser que está siendo en sí mismo, o sea, replegándose en sí mismo sobre

sí mismo. En otras palabras, ser ser humano -ejercitar el ser del ser humano- es replegarse

4 Metafísico es el mundo del conocimiento, la estructura a-priori que el hombre tiene para conocer.

5 Por ejemplo, en toda expresión visual se experimenta lo que se ve y el ojo con que se ve. En el

conocimiento de un objeto se experimenta tanto lo que se ve (un árbol, por ejemplo) como la estructura que tengo para conocerlo como tal.

FENÓMENO

Universal

Yo mismo

Intuición

SER ABSOLUTO JUICIO: Determina el in-

dividuo indeterminado o

Fenómeno

A-priori de

Universalizar

Estructura del Conocimiento

FENÓMENO

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7

sobre sí mismo, es decir, conocer6. Lo propio del ser humano es, pues, conocer. Y el ser

humano es conociendo; en otras palabras, el ser humano desarrolla su ser replegándose

conscientemente sobre sí mismo. Esto es posible porque el ser humano es espíritu. Lo

esencial del ser humano, pues, es conocer; los seres son tanto más seres cuanto más se

repliegan sobre sí mismos. El ser absoluto, Dios, es el ser que se conoce absolutamente,

que se repliega plenamente sobre sí mismo7.

Por tanto, si el ser humano es conociendo, el hombre no sólo necesita al ser absoluto para

conocer sino para ser, pues lo propio del ser humano es conocer. Entonces, el ser absoluto

es condición de posibilidad, no solo del conocimiento, sino del ser del ser humano.

2.2. La estructura del ser humano es igual a la estructura de la existencia humana.

Si lo propio del ser humano es conocer, entonces la estructura del ser humano (es decir, de

su ser funcionando) es conocer. Existir es poner al ser en acción, en ejecución. Existir es el

ser en acto, es decir, siendo. Y el ser humano es conociendo.

El ser en operación se llama existencia (que significa estar fuera de sí), y ésta es ejercitada

por el ser humano al ejecutar su propio ser conociendo.

Ya hemos visto que en todo acto de conocer, Dios, el ser absoluto, es condición de

posibilidad de ese acto. Por tanto, en cada acto de conocer el ser absoluto se ofrece, se da y

se manifiesta como posibilidad del propio conocer. Entonces, si el ejercitar el propio ser del

hombre (o sea, conocer) es existir, la estructura de la existencia humana es conocer. O sea

que el ser humano, al afirmar su propia existencia poniendo en acto su ser conociendo, está

afirmando al ser absoluto. Si Dios se da y ofrece y está presente en todo acto cognitivo,

significa que el hombre tiene apertura al ser trascendente, al ser absoluto.

2.3. El ser humano pone en ejecución su ser (existe) ejecutando sus operaciones

intencionales.

Las operaciones intencionales del ser humano son:

1. Experimentar: percibir las señales de los objetos; percibir el fenómeno.

2. Conocer: capacidad abstractiva.

3. Juzgar: determinar el objeto luego de abstraer el universal del individual y de

volvérselo a aplicar.

4. Desear.

5. Decidir.

6. Actuar.

Estas operaciones se llaman intencionales porque tienden hacia un objeto y desembocan en

él. Esto quiere decir que existir es orientarse hacia un objeto. Las operaciones intencionales

del hombre al existir se llaman operaciones categoriales. Categorial se contrapone a

trascendental. Lo trascendental, según lo visto, son las facultades (dadas a-priori) que

hacen posible las operaciones intencionales que son categoriales. 6 En esto consiste el actuar porque todo actuar es consciente.

7 Este es el punto de partida de la subjetividad: el sujeto volviéndose sobre sí mismo. Es el yo puro, el yo

mismo. El ser absoluto es el único sujeto que se conoce sin ser afectado por el medio.

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La estructura de la existencia del hombre que es igual a la estructura del ser del hombre es

trascendental porque ya la tiene (le viene dada a-priori). Lo que hay que hacer es ponerla a

funcionar, a producir. Este producto de la existencia humana es lo categorial, es decir, son

las operaciones intencionales por las cuales el hombre desarrolla su existencia.

2.4. ¿Cómo sucede la revelación de la intimidad de Dios a la intimidad del hombre?

2.4.1. El hombre no produce por sí mismo la propia estructura de su existencia, sino que ya

la tiene dada a-priori.

2.4.2. Esa estructura de la existencia humana es la misma que la estructura de ser del

hombre y ésta se encuentra en la anticipación del ser absoluto sin la cual el hombre no

podría conocer ni desarrollar su existencia. Tal anticipación del ser absoluto se da en el

hombre mismo y por esto él es una participación (limitada, obviamente) del ser absoluto.

Por tanto la estructura del ser del hombre está ya en el hombre mismo, le es dada. La

estructura de la existencia del hombre es la participación del ser absoluto, pues la existencia

es el ser en acto, ejecutándose, y el ser se ejecuta conociendo y la posibilidad para conocer

le es dada por el ser absoluto.

2.4.3. De esto se concluye que si la estructura de la existencia del hombre es la misma del

ser del hombre, entonces la estructura de la existencia del ser humano es el ser absoluto

aconteciendo en el hombre pero en su forma concreta y limitada de hombre.

2.4.4. El ser absoluto no produce la estructura de la existencia del hombre como quien pone

otro allá, diferente de sí mismo, sino que es él mismo (el ser absoluto) poniéndose.

Entonces la estructura del existir del ser humano es una posición en la cual el ser absoluto

acontece, y produce la existencia aconteciendo en ella. La estructura del ser humano es la

posición del ser absoluto mismo aconteciendo en el hombre.

Dios pone la estructura de la existencia del ser humano no como quien pone una cosa otra,

distinta de sí mismo, sino que él mismo se da en la estructura de la existencia del ser

humano, él mismo se pone en el ser humano. Y al ponerse en el ser humano no deja de ser

sí mismo plenamente, porque Dios es el ser de absoluta posesión del ser, poseyéndose él

mismo en él mismo y en el hombre.

El hombre es, pues, una posición del ser absoluto. Según lo visto

anteriormente, la estructura de la existencia del hombre (es decir, el hombre

mismo), es una posición del ser absoluto; o sea, es el ser absoluto mismo

poniéndose él mismo en el hombre.

2.5. La posición del ser absoluto es acción. Esa acción es voluntad o acto creador

continuo. En el hombre hay dos operaciones: entendimiento y voluntad. La posición no es

entendimiento o conocimiento, sino voluntad.

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La posición es, pues, el acto de Dios por el cual crea al ser humano, le hace posible su

existencia, que es conocer. Esto es voluntad de Dios: que el hombre exista desarrollando

su existencia mediante el ejercicio de su ser que es conocer.

2.6. Ser absoluto es aquel que tiene absoluta posesión de sí mismo volviéndose sobre sí.

Esto es lo que los filósofos llaman Dios quien, por replegarse absolutamente sobre sí, es la

absoluta libertad y el absoluto conocimiento de sí mismo. El ser absoluto se posee

absolutamente a sí mismo y por ello es absoluta libertad. Es absoluto conocimiento porque

Dios se repliega absolutamente sobre sí mismo, es decir, se conoce absolutamente a sí

mismo, que es el ser absoluto, o el absoluto ser.

2.7. Existir consiste en que el hombre por medio de sus actos categoriales intencionales

pone en ejecución su existencia, o sea, pone en ejecución la posición de Dios o la

voluntad de Dios o acto creador continuo ejecutando su propia existencia libremente.

2.8. La libertad consiste fundamentalmente en la responsabilidad que el hombre tiene de ejecutar por sus propios actos intencionales su propia existencia, es decir, de ejecutar la

voluntad de Dios o acto creador continuo. La libertad es ser responsable con su propia

mismidad.

2.9. La voluntad de Dios no es, pues, un proyecto, sino el acto creador de Dios, es decir,

la posición de la estructura del ser humano o de la existencia humana, que el hombre acoge

al existir libremente, es decir, de manera responsable con su propia mismidad, por medio de

sus actos intencionales categoriales.

2.10. La voluntad de Dios o la posición de la existencia del hombre, es propiamente la

intimidad de Dios comunicándosela al hombre.

2.11. La revelación es el momento en el cual se encuentra el Dios que crea al hombre,

con el hombre, al ponerse Dios como estructura de la existencia humana y al acoger el

hombre esa posición en la ejecución de su existencia. Entonces, Dios revela su intimidad,

que es Él mismo, poniéndose en la estructura de la existencia humana, es decir, creando al

hombre por subsistencia en el hombre mismo. El hombre acoge esa revelación ejecutando

su existencia. Esto es igual a acto creador continuo, es decir, voluntad de Dios. El acto

creador, pues, es un acto de voluntad de Dios.

Revelación es el encuentro de Dios con el hombre en la estructura de la

existencia humana cuando el hombre pone en marcha su propia existencia: experimentando, conociendo, juzgando, deseando, decidiendo, actuando. O

sea, desplegando el propio conocimiento. Esos seis actos son la interpretación en la vida cotidiana de la POSICIÓN DE DIOS, O ACCIÓN CREADORA DE DIOS = VOLUNTAD DE DIOS.

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10

2.12. Lo que Dios revela es su acto libre en el hombre, es decir, se revela: su voluntad es

sí mismo creando al hombre y haciéndolo posible. Cuando el hombre conoce cualquier

objeto, en esa experiencia de conocimiento está también experimentando y, por tanto,

conociendo a Dios mismo y, por ello, percibiendo la existencia misma de Dios.

Entonces, el ser humano existiendo acoge la revelación y por ello la existencia del

hombre es revelación interpretada categorialmente. En interpretación categorial se da la

revelación trascendental. Así, pues, de lo visto hasta ahora en este capítulo, podemos

concluir que la estructura de la existencia del hombre es la voluntad de Dios.

LA REVELACIÓN ESENCIAL O PRIMIGENIA

TRES ELEMENTOS

1. Un Revelante: Dios, que es revelante poniéndose él mismo en el hombre y así

aconteciendo en él (posición).

2. Lo Revelado: La Posición (Dios mismo). Es el acto creador o su voluntad (la intimidad

de Dios). El Revelante y lo Revelado son la Revelación Trascendental.

3. Alguien que la recibe: el ser humano que la acoge conscientemente en su intimidad

existiendo, es decir, desarrollando su existencia: experimentando,

conociendo, juzgando, deseando, decidiendo y actuando. Esta es la

Revelación Categorial.

2.14. Dios revela su intimidad, es decir, su voluntad que es el acto creador de Dios por

el cual crea al hombre. En otras palabras, Dios se revela como creador creando y de esa

forma revela su personalidad8. En el caso de Dios su personalidad es darse a sí mismo

saliendo de sí y siendo él mismo plenamente en el otro. Esto es lo que llamamos

trascendencia.

Por ello, tanto mejor interpretamos (revelación categorial) la voluntad de Dios (posición,

revelación trascendental) cuanto más salimos de nosotros mismos o nos trascendemos.

Ahora bien, la interpretación de la revelación trascendental en la existencia del hombre es

posible porque lo que percibimos de Dios por experiencia inmediata es la orientación

trascendental (a salir de sí al otro). A Dios mismo lo co-experimentamos en el desarrollo de

las operaciones categoriales orientadas trascendentalmente. La experiencia de Dios (su

orientación a trascendernos saliendo hacia el otro) acontece en la experiencia del existir del

hombre (revelación categorial) experimentando, conociendo, juzgando, deseando,

decidiendo y actuando. Esta es la revelación esencial o primigenia: la revelación

trascendental (la posición en la estructura de la existencia humana) interpretada

categorialmente en el desarrollo de la existencia.

8 Personalidad es el modo de obrar característico de una persona. La personalidad de Dios es lo que

caracteriza o identifica la acción de Dios creando, esto es, saliendo de sí.

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11

Síntesis

La estructura del conocimiento es propiamente la estructura del ser humano.

La estructura del ser humano es la estructura de la existencia del hombre.

La estructura del conocimiento es la estructura de la existencia del hombre.

El ser del hombre es existir conociendo.

La estructura del conocimiento es a-priori, es puesta, es decir, es una posición, es

puesta por el Ser Absoluto, quien la pone, no como una cosa otra, sino que él mismo

se pone en la posición. Él es el puesto por sí mismo en la estructura de conocimiento.

La estructura de la existencia humana es el producto del acontecer de Dios en el hombre

(Dios ocurre él mismo en la posición).

REVELACION PRIMIGENIA

DESARROLLO

DE LA EXISTENCIA

POSICIÓN

DIOS MISMO

Revelación

Trascendental

Estructura de la existencia humana puesta por Dios.

ACTO DE PONER = ACTO

CREADOR = VOLUNTAD DE

DIOS

Conociendo

Juzgando

Deseando

Decidiendo

Actuando

Revelación Categorial: Captación de Revelación

Trascendental

Interpretación de la

misma

VIDA COTIDIANA

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12

¿Cómo hace el hombre para saber que lo que está haciendo es lo que hay que hacer, es

decir, que está interpretando correctamente la revelación trascendental?

La autenticidad de la interpretación de la voluntad de Dios se da cuando las acciones

categoriales están en la misma dirección de la personalidad de Dios, que es lo típico suyo:

salir de sí hacia afuera (otro). Este es el término de la revelación: el Amor. La función de

Dios en el hombre es hacerlo trascender la finitud.

Retomemos, para terminar, los problemas planteados al principio. El primero era ¿por qué

revelar algo que el hombre puede llegar a conocer? La respuesta a la que hemos llegado es:

porque aquí se trata es de conocer la intimidad de Dios y la intimidad de una persona no es

accesible a menos que la persona misma me la quiera manifestar, es decir, me la quiera dar

a conocer o, en otras palabras, me la revele. Ahora bien, lo que pasa es que esa

manifestación de la intimidad de Dios yo la percibo en mí mismo, pero sólo la puedo

percibir, así sea en mí mismo, a condición de que Dios me la revele.

El segundo problema se planteaba así: ¿cómo es posible para el hombre conocer la

intimidad de Dios si éste no es un objeto sensible? O de otra forma: si afirmamos que sí

podemos conocer la intimidad de Dios, ¿cómo es posible tener experiencia de Dios y en

qué consiste dicha experiencia? Hemos respondido: la experiencia de Dios es posible

porque Dios mismo se ha puesto en el ser humano como condición de posibilidad de la

estructura del ser humano que es igual a la estructura de su existencia. El ser humano es

conociendo y esto lo desarrolla ejecutando su existencia por medio de los actos

intencionales categoriales que conforman su vida cotidiana. En el desarrollo de su

existencia, el hombre pone en acto el acontecer mismo de Dios en él. Y al ponerlo en acto

mediante el conocimiento permanente, experimenta allí mismo a Dios orientándolo, es

decir, moviéndolo a salir de sí mismo, a conformar su vida a la personalidad trascendente

de Dios mismo.

En definitiva, al ponerse Dios en la estructura del conocimiento humano y al ser puesta en

acto por el desarrollo de la existencia del hombre conociendo, Dios mismo es

coexperimentado como condición de posibilidad del conocimiento, del ser y de la

existencia del hombre. Así, Dios (objeto trascendental porque es condición a-priori del

conocimiento) se hace parte de toda experiencia particular, por lo cual en ésta tenemos

concomitantemente una experiencia trascendental: experimentamos a Dios como condición

de la estructura del ser humano y de su existencia al experimentar su orientación y, en

consecuencia, podemos conocer su intimidad o personalidad que de esta manera se

comunica inteligiblemente a seres finitos y limitados.

Así, pues, una experiencia categorial (sensible) de Dios es imposible. Pero sí es posible una

experiencia trascendental de Dios. El hombre, entonces, puede acoger la revelación. Pero

no sólo eso: debe acogerla, si de veras quiere ser auténtica y libremente humano al

desarrollar su existencia.

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13

3. LA MARCHA DE LA REVELACIÓN EN LA HISTORIA

3.1. Primera expresión histórica de la Revelación esencial: La Significación Común.

El texto de la Biblia aparece después de una serie de etapas de la revelación categorial

(es decir, del desarrollo de la existencia de Israel), interpretando en cada etapa la

revelación trascendental. O sea, los seres humanos, en diferentes épocas históricas

empezaron a interpretar categorialmente la revelación trascendental.

La revelación esencial se concretiza cuando cada individuo realiza su existencia, o sea,

cuando existe. Esto significa que si no hay ejercicio de la existencia humana no hay

revelación.

Los individuos, al obrar existencialmente reflejan la existencia en la vida cotidiana.

Los comportamientos de la vida cotidiana, supuesto que el hombre vive grupalmente, se

comunican o se testimonian y esto hace que la comunicación y el testimonio mutuo

refuercen a los individuos en la vida cotidiana hasta llegar a una significación común.

En el fondo de una significación común se encuentra una experiencia común (la

revelación trascendental), que es intersubjetiva, se da en intersubjetividad.

La significación común es una interpretación categorial común, una comprensión

común (intelección común) que tiene de fondo una experiencia común, y es provocada

por el testimonio de los otros. Al percibirla, el otro le da sentido (significación). Lo

significante es el testimonio; la significación es el sentido que le da el que percibe el

testimonio. Por ello la significación común es la primera expresión histórica de la

revelación y, por ser motivada en común por los testimonios, lleva a un compromiso

ético común. Tal significación común, entonces, se da en comunidad y para la

comunidad.

La intersubjetividad es un nexo común que se da en muchos o en todos y que está dado

a-priori: por debajo hay un nexo que ya unía a los sujetos y ya es existente9. Este nexo

común es la posición o acto creador de Dios; su efecto es el testimonio.

La intersubjetividad se manifiesta en sentimientos, los cuales son los dinamismos que

mueven los actos categoriales. Son unas cargas dinámicas que inducen a las personas a

los cinco actos intencionales categoriales.

La intersubjetividad se expresa en sentimientos y estos producen la significación común

y esta produce la comunidad. El primer lenguaje categorial es el testimonio del amor,

del salir de uno de sí por el otro. Por ello la comunidad es el primer espacio donde

aflora la revelación. Cuando se experimentan los testimonios (categoriales) se co-

experimenta su causa que es Dios mismo o posición o acto creador de Dios.

Al desplegar el hombre su existencia, tomando responsablemente en sus manos la estructura de la misma, tenemos experiencia de una misma cosa (de la posición); ésta es una experiencia

común intersubjetiva que produce unos sentimientos dinamizadores de los actos categoriales

(testimonios); estos, al ser percibidos, producen una significación o intelección común que

genera a su vez unos sentimientos también dinamizadores de la vida cotidiana, los cuales

producen, entonces, la comunidad.

9 Por ejemplo, en un grupo humano las personas se comportan como hermanos, aún no siendo creyentes,

porque tienen en común una misma realidad divina: ser hijos de Dios; esto los constituye y conforma.

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14

Los sentimientos, dinamizadores de los actos categoriales, son respuestas intencionales

frente al valor. El valor es aquello que vale tanto que hasta se da la vida por ello y tiene la

función de interrogar al hombre. El otro señala la dirección hacia dónde van las actividades

de un sujeto. Los actos categoriales son respuesta a la interrogación o provocación del otro

y son dinamizados por el sentimiento. El valor es de dos clases:

1) Valor óntico: el ser humano, la dignidad de la persona humana. Es valor hasta para

Dios mismo.

2) Valor cualitativo: es la tendencia o todo lo que conduce al valor óntico.

La dignidad de la persona humana es la persona misma vista como es en sí y no por alguien

que la quiera manipular.

El valor óntico, el otro, despierta en la persona sentimientos que la dinamizan para salir de

sí hacia el otro y Dios la hace capaz de romper su finitud, llamándola desde el otro y

orientándola al otro desde ella misma.

Los seres humanos obrando así tienen una significación común, la cual produce una

comunidad10

que es el lugar donde Dios se trasciende produciendo seres humanos

trascendentes porque se mueven por el otro a salir de sí. Esto es lo que se llama revelación

auténtica.

En la vida cotidiana comunitaria, al analizarla, se descubren toda una serie de exigencias de

hecho en las relaciones de las personas. Esas exigencias se pueden reducir a dos:

Lo que a cada cual le corresponde (derecho).

Lo que corresponde a cada persona como obligación –responsabilidad- con las

personas de la comunidad (justicia).

Estas exigencias no se calculan ni se establecen por medios tecnológicos ni sistemáticos,

sino por una sensatez común que a su vez es generada por la significación común que se va

volviendo norma común de proceder autocorregida por ella misma, es decir, se va

volviendo sentido común. Éste es una comprensión de sentido de la experiencia tenida, o

sea una significación común, casi siempre ética, que se desarrolla en el campo de las

personas y de las cosas en sus relaciones con nosotros. Ese campo de personas y cosas es el

mundo visible y concreto habitado por parientes, amigos, conocidos, conciudadanos y

demás hombres que conviven con nosotros. Ese mundo llegamos a conocerlo, no aplicando

métodos científicos o teóricos sino a través de un proceso autocorrectivo y de aprendizaje.

En este proceso de aprendizaje se van acumulando diferentes comprensiones que se juntan

y se motivan. De esta manera nos hacemos capaces de sortear, no sólo las situaciones en

que vivimos, sino también de afrontar las nuevas situaciones que se presenten en el futuro.

10

Por ello, la comunidad es un espacio para que las personas sean presencia de Dios para el otro. Solo en comunidad la persona logra acertar en el desarrollo de la estructura de su existencia humana. La comunidad es la realización óntica de la significación común.

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15

El sentido común, pues, es la sabiduría popular que es el aprendizaje hecho en la vida

misma para afrontar la vida con sensatez. El sentido común son los actos testimoniantes de

una experiencia trascendental.

La primera expresión histórica verificable de la revelación, la significación común, se da

después de un largo proceso de vida cotidiana en grupo donde los comportamientos se

comunican o se testimonian mutuamente conformando un sentido común, una sensatez para

la vida comunitaria con responsabilidad:

Experiencia común intersubjetiva (Revelación Trascendental: posición)

Sentimientos dinamizadores de actos categoriales (intencionales)

Actos testimoniantes intersubjetivos

Significación común (Sentido común):

Primera expresión histórica (categorial) de la Revelación

que se realiza en la Comunidad

EXPERIENCIA CONCOMITANTE TRASCENDENTAL

3.2. La segunda expresión de la Revelación esencial: el culto.

La segunda expresión de la revelación esencial o voluntad de Dios interpretada

categorialmente en el marco del mundo religioso es la expresión cultual. En el culto el

hombre se define y expresa su relación consigo mismo y con sus divinidades. El culto es

explicitación de la significación común. Es una tradición de la humanidad desde el 10.000

a.C. Es un lenguaje esencial en el ser humano. El culto es una expresión más sutil de la

revelación, de la acogida de la divinidad y eso supone implicación de la vida cotidiana,

pues es aquí donde se acoge. La vida cotidiana es la significante y el culto la representa

como acogida de la voluntad de Dios. El culto consiste en ritos y palabras.

Ritos: son una serie de signos convencionales para expresar una acogida a la voluntad de

Dios y la relación de la divinidad con el hombre. Un signo tiene que ser significante, o sea,

que provoque en la mente humana una significación, es decir, una comprensión. Esos ritos,

pues, deben llevar a una toma de conciencia de la trascendencia, o sea, a ser interpretados

en el sentido de la significación común.

Palabras: son fórmulas teológicas para expresar por qué se vive lo que se está viviendo.

Es la primera articulación verbal para explicar la causa de por qué se vive lo que se vive. La

voluntad de Dios no sólo se vive sino que se expresa. Al expresarla lo que va apareciendo

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es la imagen del hombre que Dios quiere. Estas palabras son la primera teología. Lo que

subyace a una religión no es tanto una imagen de Dios sino del tipo de hombre que Dios

quiere. Siempre subyace una antropología, una concepción del hombre. En el fondo de ritos

y palabras lo que hay es una experiencia trascendental que en el culto se celebra y

promueve. De esta forma se explica el acontecer de Dios en la comunidad.

3.3. La tercera expresión histórica de la Revelación: ampliación de fórmulas cultuales.

Las fórmulas de fe que relacionan lo que viven con la divinidad en que creen, es decir, las

palabras del culto, se amplían para expresar nuevas experiencias trascendentales que están

en continuidad de significado con las anteriores. Se trata de una relectura de la tradición

que siempre implica una experiencia nueva de Dios. Esa relectura o ampliación es para

mostrar que las palabras de la segunda expresión de la revelación siguen vigentes pero, al

ampliarlas, quieren expresar una nueva experiencia trascendental o nueva voluntad de Dios.

Lo que muestran vigente es la experiencia trascendental que significaban las palabras del

culto.

Las ampliaciones se expresan de varias formas:

En instituciones (convenios para la vida cotidiana) que hagan posible vivir el

compromiso juntos con un modo de obrar determinado, por ejemplo, una sociedad

igualitaria.

En institución cultual.

En historias contadas para promover lo que Dios quiere con ellos en el momento que

están viviendo.

Oráculos de profetas.

Sabiduría, sensatez, que se vuelve norma: Mandamiento.

Las tres últimas ampliaciones pueden ser de dos formas: oral, o en pequeños escritos de los

cuales hay pocos antes del 700 a.C.

3.4. La cuarta expresión de la Revelación: los textos.

La cuarta expresión son los textos para promover la voluntad de Dios. Por ello, el estudio

de la Biblia debe llevar de lo categorial a lo trascendental que es la voluntad de Dios. A los

textos se llega gracias a la tradición que es una relectura continua de la revelación

trascendental en la vida de la comunidad.

La revelación esencial busca la autotrascendencia del hombre. Por ello los actos

categoriales por los cuales el hombre se autotrasciende, impulsado por Dios que se ha

puesto en el hombre, son la Revelación de Dios.

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Cuadro sintético

Revelación Primera Segunda Tercera Cuarta

esencial expresión expresión expresión expresión

4. PUESTA EN MARCHA DE LA REVELACIÓN ESENCIAL CON UNA HISTORIA DE

ISRAEL.

¿Cómo se abre el hombre a la revelación? La revelación no viene de fuera sino desde

dentro del hombre mismo. La revelación en marcha aparece en la historia en sucesivas

interpretaciones categoriales.

La revelación, según lo visto, fue una toma de conciencia de la existencia como

interpretación auténtica de la estructura de su propia existencia en cuanto posición. La

revelación es una interpretación consciente de la acción creadora de Dios.

Si miramos la revelación bíblica en el Antiguo Testamento vemos la comunidad de Israel

tomando conciencia de Dios en su propia vida. Entendieron esa vida como guiada por

Dios mismo, de tal manera que al vivir la vida o existencia lo que hicieron fue acoger esa

guía de Dios. El criterio que tenían para saber si era guía de Dios era la honestidad de la

vida familiar.

La revelación del Antiguo Testamento es a partir de la cuarta expresión de la revelación.

Hoy día se piensa que los textos no son anteriores a la época de Ezequías, aprox. 700 a.C.

pero Israel es tal ya en 1.200 a.C., cuando hay federación de tribus con fe en Yahvé.

Los textos sólo reflejan la real historia del momento en que se escriben aunque sean

elaborados con muchos elementos de tradición pasados, o se habla de personas o

instituciones pasadas. Lo que interesa de un texto es cual es la fe de quienes lo escribieron y

para qué lo escribieron. Es decir, cuál es la revelación o voluntad de Dios que está

promoviendo.

1. Revelac.

Trascendental

La Posición:

Voluntad de Dios

2. Revelación

Categorial: actos categoriales

Comunidad

Significación

común

Vida

cotidiana

Culto Ritos

Palabras =

fórmulas de fe

Ampliaciónes:

institución

culto

historias

oráculos

sabiduría

mandamien

tos

Textos

bíblicos

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La crítica histórica es una disciplina que trata de verificar elementos de relato histórico en

un texto. Pero la Biblia no es una historia sino interpretación de la historia desde la fe.

Una Historia crítica de Israel es un reconstruir su historia en su propia realidad, o sea, en el

piso real de lo que pudo haber sido la comunidad de Israel. La historia bíblica es una

interpretación, no es para probar una realidad del pasado sino para promover una voluntad

de Dios en momentos determinados.

La historia crítica se hace con base en11

:

Testigos: descubrimientos arqueológicos tipo monumentos, ciudades, cerámica, estelas,

etc..

Testimonios: documentos escritos, especialmente egipcios, ugaríticos, asirios, hititas.

La Historia de Israel es importante para estudiar la Biblia, no para informar, ni para ver los

antecedentes de Jesús, sino que es esencial para interpretar los textos, para ver cuál es el

piso de los textos. Es un instrumento exegético para descubrir la voluntad de Dios

promovida en la historia de Israel, interpretada por diferentes grupos de Israel, expresada en

discursos y testimonios según las diferentes épocas y descubierta en esa misma historia

humana.

En pocas palabras, la historia de Israel es un instrumento esencial para descubrir la teología

de la Biblia como fundamento de cualquier otra expresión teológica.

11

Leer S. Herrmann. Historia de Israel en la época del Antiguo Testamento, Biblioteca de Estudios Bíblicos 23, Salamanca: Sígueme, 1985, 39-57.