Sin mas treguas, sin mas pretextos iba despojando de aquella presencia irrevocable todo propsito de farsa y error. Brillos, sombras, colores cedan al paso terminante del algodn untado en aceites que como heridas iba abriendo las huellas de los aos sobre su rostro (aquel rostro inslitamente reciente a la propia voluntad, ya exhausto a la fantasa de los afectos, a los caprichos de la nostalgia.) -Nada queda ya para dar, nada, R**, nada verdadero- rea nerviosa, casi en silencio. A travs del espejo su mirada no poda seguir sosteniendo el pesar de tal evidencia, la rehuy no sin angustia apoyando sus brazos en el lavatorio donde caan a cuenta gotas intermitentes lgrimas negras, densas del rmel an remanente entre sus ojos, y ya quisiera que esta fuera una cotidiana ablucin de manos y as quedar limpia de una vez y para siempre, pero esas lgrimas no eran turbiedades del cuerpo sino del alma.Tante unos pasos hacia su cama y se dej caer sobre ella. El licor empez a asentarse en el sueo a tal punto que no le dio aliento para quitarse el vestido. Esa noche no so (el mismo sueo terrible de siempre.)Arequipa, septiembre 2015