siete palabras de jesÚs clavado en la cruz · “te lo aseguro. hoy mismo estarÁs ... en memoria...

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SIETE PALABRAS DE JESÚS SIETE PALABRAS DE JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ CLAVADO EN LA CRUZ Matilde Eugenia Pérez Tamayo

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SIETE PALABRAS DE JESÚSSIETE PALABRAS DE JESÚSCLAVADO EN LA CRUZ CLAVADO EN LA CRUZ

Matilde Eugenia Pérez Tamayo

SIETE PALABRAS DE JESÚS SIETE PALABRAS DE JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ CLAVADO EN LA CRUZ

INTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓN

Hagamos “composición de lugar”, comodice san Ignacio de Loyola. Cerremosnuestros ojos, nuestros oídos, nuestramente y nuestro corazón, a todo lo quese mueve a nuestro alrededor, ysituémonos en el Calvario, frente a Jesús,cerca de María, su madre, de Juan, eldiscípulo amado, de María Magdalena, yde las otras mujeres que creyeron en él ylo acompañaban en este momento tandoloroso de su vida. Dejémonosimpresionar por lo que allí ocurre.

Jesús está clavado en la cruz, muy cercaya de la muerte; esa muerte que serenueva cada día, desde hace ya más dedos mil años, cuando se celebra la

Eucaristía, en cualquier rincón del mundo.Los que estamos aquí hoy, somos partede la multitud que es a la vez causa ytestigo de su sufrimiento infinito y de suentrega generosa por nuestra salvación.

A pesar del griterío de la gente,alcanzamos a escuchar sus últimaspalabras. Ellas constituyen para nosotrosy para la humanidad entera, untestamento. No obstante haber sidopronunciadas hace tanto tiempo, tienenmucho que decirnos; mucho queenseñarnos; mucho que pedirnos.

¿Qué nos dice Jesús desde la cruz alos hombres y mujeres de hoy?...

¿Qué le decimos nosotros a él,desde el fondo de nuestraconciencia?...

Reflexionemos...

PRIMERA PALABRA: PRIMERA PALABRA:

““PADRE, PERDÓNALOS, PORQUEPADRE, PERDÓNALOS, PORQUENO SABEN LO QUE HACEN”NO SABEN LO QUE HACEN”

REFLEXIÓN:

Jesús... fuiste juzgado y condenado amuerte de cruz, injustamente. Lo sabías tú, lo sabían tus acusadores ytus jueces, y lo sabía también aquellamuchedumbre que gritaba enfurecida:“¡Crucifícalo, crucifícalo!”.Sin embargo, después, en medio ya delsuplicio, pediste para todos ellos elperdón de Dios, porque, según decías,“no saben lo que hacen”, pues no fueroncapaces de reconocerte y aceptarte comoel Hijo amado de Dios, su MesíasSalvador.

Tampoco nosotros, Jesús, hombres y

mujeres del siglo XXI, sabemosreconocerte ni aceptarte como eres,aunque nos llamemos cristianos.Tampoco nosotros somos capaces de darla cara por ti todos los días, y en todas lascircunstancias de nuestra vida.Tampoco nosotros nos identificamosplenamente con tus enseñanzas de amor,de perdón, de humildad, de servicio, deverdad, de libertad, de justicia y de paz.

Muchas veces, más de las que creemos,vivimos como verdaderos paganos, ehipócritamente tratamos de hacercompatible tu Evangelio con la sociedadde consumo, materialista y atea, de lacual somos parte. Una sociedad que es injusta y egoísta.Una sociedad que margina, que excluye,que discrimina.Una sociedad en la que los pobres, losminusválidos, los ancianos, los que tienen

poca educación, los que no tienen unaapariencia bella, los que son diferentes encualquier aspecto, tiene muy poco o nadaque hacer y que decir.Una sociedad que sacrifica el ser por eltener, la bondad por la apariencia, elsaber por la eficiencia.

ORACIÓN:

Por todo esto, Jesús, queremos pedirteperdón aquí, hoy.Perdona la inconsciencia con que tantasveces obramos.Perdona nuestra falta de compromisocontigo y con tu mensaje.Perdona nuestra incapacidad para asumircon lealtad y coherencia, nuestra condiciónde cristianos católicos.Perdona nuestra falta de fe y de confianzaen ti y en tu Evangelio, que es siempre,palabra de vida y esperanza.

Perdona, Jesús, el daño que hacemos a losdemás, con nuestro comportamientomuchas veces egoísta, otras tantasagresivo, discriminador, e incluso violento.

Perdónanos, Jesús, porque no queremossaber lo que hacemos.

SEGUNDA PALABRA:SEGUNDA PALABRA:

““TE LO ASEGURO. TE LO ASEGURO. HOY MISMO ESTARÁS HOY MISMO ESTARÁS

CONMIGO EN EL PARAÍSO” CONMIGO EN EL PARAÍSO”

REFLEXIÓN:

Los romanos decidieron crucificarte juntocon dos criminales que habían sidojuzgados y condenados por delitosgraves, y te colocaron en medio de ellos.Con esta decisión, que no objetaron losdirigentes judíos, te hicieron criminal a titambién. Esta circunstancia dolorosa y humillantepara ti, fue, sin embargo, don y graciapara uno de ellos: Dimas.A pesar de ser un criminal, supo descubriren tu rostro dolorido y en tu actitudpacífica, lo que muchos no pudieron o noquisieron ver, en circunstancias más

propicias. Ese acto de fe en el último momento desu vida, le abrió las puertas de labienaventuranza eterna.

Dimas y Gestas son el ejemplo claro de lasdos únicas opciones que los sereshumanos tenemos frente a ti:Abrir nuestro corazón y nuestra vida a tupresencia y a tu acción, dejarnos conducirpor ti y vivir en tu amor, o cerrarlostercamente, creyéndonos dueños yseñores de nosotros mismos.¡Y cuántas veces los cerramos, Señor, porsimple terquedad! Por llevarnos el punto y salir con lanuestra.Por creernos superiores a los demás.Por pensar que ya lo sabemos todo. Que no hay nada que debamos cambiar. Por falta de fe.

ORACIÓN:

En memoria de este momento tan especialde tu pasión, queremos pedirte Jesús, quenos des la gracias de ser cada día mássensibles a tu verdad y a tu amor.Que nos ayudes a encontrarte en lasdiferentes circunstancias de nuestra vida,incluyendo las dificultades y los fracasos.Que ilumines nuestro corazón para quepodamos verte en las personas quecaminan a nuestro lado, y de una maneraespecial, en las personas que sufren.Que nos hagas capaces de descubrir tusrasgos en los mendigos que deambulan pornuestro barrio; en los pobres que habitanlas comunas de nuestra ciudad; en losenfermos; en los campesinos desplazadospor la violencia; en los niños abandonados,en las mujeres maltratadas; en los que notienen trabajo; en los drogadictos y losalcohólicos...

No permitas, Jesús, que pretendamosseparar la fe en ti de nuestra vida de cadadía.No permitas que pretendamos tenertecomo alguien de nuestra propiedad, ybusquemos manipularte con oraciones yofrendas que no nacen en un corazónhumilde y arrepentido.No permitas, Jesús, que pretendamos sertus amigos y seguidores, sin unirnosfraternalmente a nuestros hermanos.No permitas que pretendamos ser parte detu Reino, tratando de acomodar tusenseñanzas a nuestros intereses ycaprichos egoístas.

TERCERA PALABRA:TERCERA PALABRA:

““MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO...MUJER, AHÍ TIENES A TU HIJO...HIJO, AHÍ TIENES A TU MADRE...”HIJO, AHÍ TIENES A TU MADRE...”

REFLEXIÓN:

No era la costumbre. Las mamás de los condenados a muerteno solían presenciar la ejecución de sushijos.¡Era demasiado doloroso y vergonzosopara ellas!Pero tu caso, Jesús, fue diferente entodos los sentidos.Por eso estaba allí María, tu madre, al piede la cruz. Su amor y su fe no le permitieron irse aotro lugar.En lo más profundo de su corazón sentíaque tenía que compartir tu inmensosufrimiento.

A su lado estaba Juan, el único de tusdiscípulos que pudo resistir el dolor y eldesconcierto de aquellas horas, ymantenerse fiel a ti, aunque en silencio. Esperaban contra toda esperanza...

La fe, cuando es verdadera, nos llena defuerza y de valor.La fe, cuando es verdadera, hace que lossufrimientos que padecemos, tengansentido.La fe, cuando es verdadera, nos une a tide manera indisoluble.La fe, cuando es verdadera, hace posiblelo que parece imposible.

ORACIÓN:

Contemplando a María al pie de tu cruz,queremos pedirte, Jesús, desde lo másprofundo de nuestro corazón, nos des lagracia de creer cada día con mayor

decisión, como ella creyó.De hacer de nuestra fe en ti, el principio yfundamento de todas nuestras acciones.De buscar por todos los medios a nuestroalcance, profundizarla y hacerla crecer.Danos una fe sencilla y humilde, limpia ypura, como la fe de María.Una fe que nos haga sensibles frente alsufrimiento de los demás, y nos mueva aayudarles en lo que esté a nuestro alcance.Una fe que nos haga personas pacíficas yconciliadoras.Una fe que nos motive a ser cada díamejores; más amables, más generosos,más serviciales.Una fe que nos impulse a trabajar contodas nuestras capacidades, para que elmundo sea un verdadero hogar paratodos.

María, inmensamente agradecidos conJesús, te recibimos como nuestra madre,

nuestra maestra y nuestra guía, y nosentregamos a ti como tus hijos muyqueridos.Ayúdanos a ser verdaderos discípulos yseguidores de Jesús, como lo fuiste tú, aúnsiendo su madre.Ayúdanos a asumir su Evangelio comonorma de vida.A hacer del amor y el perdón, la humildad yel servicio, los ejes de nuestra conducta.A caminar en la fe y la esperanza, en losmomentos de lucha y de dolor.A vivir con serenidad las dificultades que senos presenten.A unir nuestros sufrimientos a losufrimientos de Jesús en la cruz, paracolaborar como tú, en el establecimientodel Reinado de Dios, que Jesús vino ainstaurar en medio de nosotros, con susenseñanzas y su ejemplo.

CUARTA PALABRA:CUARTA PALABRA:

““¡DIOS MÍO, DIOS MÍO! ¡DIOS MÍO, DIOS MÍO! ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?

REFLEXIÓN:

Era de esperarse, Señor. La circunstanciaen la que estabas lo preveía y anunciaba.Crucificado y elevado sobre la tierra,sentiste en tu carne y en tu alma, lasensación dolorosa del fracaso total, y delabandono de Dios.En tu perfecta humanidadexperimentaste lo que muchas vecesexperimentamos todos nosotros.¿Dónde está Dios?... ¿Por qué permitióesto para ti?... ¿Acaso no hiciste todo lo que él queríaque hicieras?... ¿Acaso no fue precisamente, elseguimiento puntual de su voluntad lo

que te llevó al lugar donde estás ahora?...

En nuestro mundo hay muchísimaspersonas que sufren abandono y soledad.¡Y cuántas veces hemos sido nosotrosmismos, víctimas de ellos!Producen un dolor profundo, difícil desoportar.Apagan el ánimo y dan unas ganasenormes de dejarlo todo.El mundo se ve oscuro y vacío... El futuro no existe... Nada tiene sentido...La gran tentación es, sin duda, dejar deluchar y de creer.

Tu grito, Jesús, es nuestro grito y el demiles de millones de personas más, entodos los rincones de la tierra. Un grito que Dios escucha con su corazónde Padre, y que, por su parte, responderáen el momento oportuno.

Un grito que, en nuestro tiempo, todosnosotros debemos oír y responder, comohermanos que somos, los unos de losotros.

ORACIÓN:

¡Qué maravilloso es, Jesús, sentirte tancerca de nuestra realidad! Tan cerca de nuestros sufrimientos físicosy espirituales.Así sabemos que podemos recurrir a ti enestas situaciones, porque las conoces y lasentiendes.

Por los méritos de este momento de tupasión, fortalece, Señor, nuestra fe en elamor infinito de Dios, por todos sus hijos.Que podamos entender que nuestro dolores también su dolor, porque es nuestroPadre y nos ama por encima de todo y detodos, aunque las apariencias muestren lo

contrario.Danos la gracia de sentir tu presenciaamorosa a nuestro lado,acompañándonos, protegiéndonos,guiándonos.Sé tú mismo, Jesús crucificado, nuestra luzy nuestra fuerza.

QUINTA PALABRA:QUINTA PALABRA:

““¡TENGO SED!”¡TENGO SED!”

REFLEXIÓN:

Dos simples palabras y un mundo desufrimiento.La sed es uno de las necesidades básicasque es preciso satisfacer con másurgencia, porque causa una gran ansiedady un enorme desequilibrio corporal.Era apenas lógico que la tuvieras, y que lamanifestaras con tanta fuerza.

La sed y el hambre son hoy, dos grandesflagelos de la humanidad.En el mundo hay más de mil millones depersonas que padecen hambre. ¡Física hambre!...Y cerca del cuarenta por ciento de lapoblación mundial, no dispone de agua

potable, un elementoabsolutamente imprescindible paramantener la vida. Unos y otros están sometidos además, adiversas enfermedades derivadas deestas graves carencias.Cada año mueren un millón setecientosmil niños por enfermedades producidas oagravadas por carencia de alimentos y deagua potable.Dicen los expertos, que no pasará muchotiempo, antes de que la falta de agua seextienda por toda la tierra.Y todos nosotros sabemos que el flagelodel hambre crece a pasos de gigante, ennuestra ciudad, en nuestro país, ennuestro continente americano, y en elmundo. ¡Y no porque no haya alimentos, sinoporque muchas personas no tienen cómocomprarlos! Todo es consecuencia clara de nuestra

inconsciencia; de los daños que hemoscausado a la naturaleza; y también, porsupuesto, del egoísmo que llevamosdentro, y contamina todas nuestrasacciones. De nuestra codicia que nos mueve aacaparar, lo que es para compartir.

ORACIÓN:

Desde aquí, esta realidad nos pareceextraña y difícil de entender. ¡Nuestra vida es tan distinta!¡Gozamos de tantas comodidades, que haysituaciones que ni siquiera nos pasan por lacabeza! ¡No somos capaces de imaginarlas!Sin embargo, son reales... realísimas... ycausan un gran dolor a muchos hermanosnuestros...

Por eso, Jesús, queremos pedirte hoy, porlos méritos de esta circunstancia dolorosa

de tu pasión, nos ayudes a tomarconciencia de esta realidad, y asolidarizarnos con todas las personas quela padecen. A hacer todo lo que esté a nuestro alcancepara que no crezca; para que no involucreun mayor número de personas inocentes.Danos, Jesús, la gracia de ser creativospara imaginar soluciones claras yoportunas a este flagelo de la humanidad;y para cuidar el planeta que Dios Padre nosdio como hogar.Que no nos contentemos, Señor, conpensar y decir que es un problema tangrande que se sale de nuestras manos. Osimplemente, que es cuestión de losgobiernos.La solidaridad y la fraternidad son de todosy para todos. Nadie puede sentirse excluido, por ningunacircunstancia.

SEXTA PALABRA:SEXTA PALABRA:

““¡TODO ESTÁ CUMPLIDO!”¡TODO ESTÁ CUMPLIDO!”

REFLEXIÓN:

La vida se te escapa, Señor. Apenas tienesfuerzas para respirar. Sin embargo, conservas tu conciencia, ypuedes realizar un recorrido mental por loque ha sido tu existencia en el mundo, y alterminarlo, exclamar con gran convicción:¡Todo está cumplido!Todo lo que quería mi Padre que hiciera,lo he hecho.Todo lo que quería que dijera, lo he dicho.Todo lo que esperaba que fuera, lo hesido.Ahora ya estoy listo para ir a suencuentro, con la certeza de haberllevado a cabo su plan de salvación en loque me correspondía.

Nos alegra por ti, Jesús, pero estamosseguros de que Dios Padre no quería quemurieras así. No podía quererlo.Hemos sido nosotros los que te llevamosa la cruz; hemos sido nosotros los quehemos hecho que todo sucediera comosucedió... con tanta injusticia.... con tantaviolencia.Y lo más triste es que sigue sucediendo,en todos los lugares de la tierra.Cientos, miles de personas, mueren cadaaño en el mundo, de manera violenta.Cientos, miles, millones de personas, sonvíctimas de nuestras injusticias, aquí yallá.Tú realizaste el plan que Dios Padre teencomendó, pero nosotros estamos cadadía más lejos de hacerlo.En el plan de Dios no están contempladasgran parte de las cosas que alimentannuestra cotidianidad.En el plan de Dios no está, por ejemplo,

que los pobres sean cada vez más pobresy los ricos cada vez más ricos. Y mucho menos, que el número de ricosdisminuya y el número de pobresaumente.En el plan de Dios no está laestratificación de la sociedad; ni ladiscriminación de las mujeres, de losnegros, de los indígenas, de loshomosexuales, o cualquier otra clase dediscriminación.En el plan de Dios no están las rivalidadesque creamos en nuestras relaciones; ni laestigmatización de las personas por susdebilidades.En el plan de Dios no está que podamosjuzgar y condenar a los demás, segúnnuestros criterios y valores.En el plan de Dios no está nada quesignifique odio, violencia, rencor,injusticia, soberbia, vanidad, codicia.En el plan de Dios no está nada que

implique irrespeto al ser humano y a suintegridad física y espiritual, ofensas a lavida, o manipulación y abuso de nuestrafacultad de procrear.

ORACIÓN:

Con corazón contrito, Jesús crucificado, tepedimos que ilumines con tu luz nuestraconciencia, y que nos ayudes a caminar por elcamino que conduce a ti. Comunícanos la fuerza que necesitamos paraponer en práctica tus enseñanzas de vida yesperanza.Haznos capaces de luchar contra el mal que senos presenta de tan diversas maneras, y danosla gracia de vencerlo contigo.Haznos, Jesús, verdaderos discípulos tuyos, ytambién tus misioneros en el amor por los máspobres y necesitados..

SÉPTIMA PALABRA:SÉPTIMA PALABRA:

““PADRE, EN TUS MANOSPADRE, EN TUS MANOSENCOMIENDO MI ESPÍRITU”ENCOMIENDO MI ESPÍRITU”

REFLEXIÓN:

La oscuridad se cierne sobre Jerusalén.En el Calvario reina el silencio.En el rostro de Jesús surcado por lasangre que le hizo derramar la corona deespinas, se puede ver y sentir laproximidad de la muerte.Con las pocas fuerzas que le quedan,Jesús hace su confesión final, y exhala suúltimo aliento, apenas perceptible. Recogemos con inmensa devoción, Jesús,tus últimas palabras. Son para todos nosotros, palabras de fe yde esperanza.Abrimos, como tú, nuestra mente y

nuestro corazón, al amor infinito delPadre. En sus manos ponemos lo que somos y loque tenemos, como tú lo hiciste.No importa lo que suceda en nuestra vida.No importan los dolores que tengamosque soportar. No importan las situaciones que debamosenfrentar.Sabemos perfectamente, estamosabsolutamente seguros, de que DiosPadre está con nosotros, y que su amorsubsiste por siempre.

Es la gran lección que nos das desde lacruz, Señor.La misma que nos diste a lo largo de tuvida en el mundo, pero ahora es másdirecta y clara, y toca las fibras másíntimas de nuestro ser.

ORACIÓN:

Gracias, Señor, por esta maravillosaenseñanza.Gracias por mostrarnos de manera tancontundente, que la humildad, que túviviste desde el momento mismo de tuencarnación, es la reina de las virtudes; yque el servicio, tu actitud constante, es laaspiración más grande que podemos tener.Gracias por enseñarnos que la fe es capazde mover montañas, y por invitarnos amantener la esperanza, aún en lassituaciones más difíciles y contradictorias.Gracias por tu sencillez y por tu entrega.Gracias por tu nobleza y tu libertad.Gracias por tu desprendimiento de todo,hasta de ti mismo.

Gracias, Jesús, por mostrarnos que elpecado no puede vencernos, si vivimosnuestra vida de cara a ti, tratando de hacer

realidad todas tus enseñanzas.Gracias por haber hecho posible el reinadode Dios en medio de nosotros.Gracias por tu amor sin límites, nicondiciones.Gracias; Jesús, por haber entregado tu vidapara salvar la nuestra. Y gracias también por tu muerte, quesantifica nuestra propia muerte.

Gracias, Jesús. Gracias infinitas...

Ayúdanos a mantener vigente tu memoriaen el corazón de todos los hombres ymujeres del mundo, con nuestrotestimonio fervoroso y valiente.Amén.