CRÓNICA

COMER: UNA ADICCIÓN PLACENTERA Y AUTODESTRUCTIVA

Siempre tenía miedo de salir. Temía encontrarme con caras de asombro, de acusación, de lástima… pero salir era inevitable. obviamente no pensaba quedarme toda la vida en un cuarto de dos por dos metros, así que antes de abrir la puerta ya tenía preparada varias respuestas, aunque serían mentiras tan grandes que seria incapaz de mirar a alguien a los ojos.

Salía y caminaba lentamente observando a todos los seres que poblaban aquel lugar, trataba de disimular que todo estaba bien sonriendo un poco, pero el miedo de que alguien me hubiera escuchado, hacía que mis piernas temblaran de cobardía y que mi corazón latiera más rápido de lo normal.

Caminé hacia mi escritorio donde había pasado los últimos 2 años, y me senté alegre, con la satisfacción de un triunfador, otro día había pasado desapercibida, y aunque en el fondo quizá alguien lo hubiera notado, trataba de disimular que no, igual era mi problema y a nadie le importaba.

Esa se había convertido en mi rutina durante los últimos seis meses: recogía mi cabello por completo, entraba al moderno baño de cerámica verde, cómplice de mis emociones, donde la mayoría podemos apreciar la inmensidad de nuestra intimidad, donde no solo podemos desnudar nuestro cuerpo, sino también nuestra alma llena de complejos y libre de la falsedad que nos abarca, me quitaba la camisa y recordaba alguna conversación que había tenido algunos minutos antes de desayunar, donde todas las niñas a mi alrededor eran prototipos de la Barbie, divinas, delgadas, perfectas, no como yo.

-pues sí, estoy gorda – no me quedaba otra que aceptarlo, era mi asqueroso presente y ya no podía huirle más. Aquellas idénticas copias de la novia de Ken, se reían como si todo esto solo fuera un buen chiste, pero era una pésima realidad.

Ya estaba cansada de esta vida que me sabía a oscuridad, a negro, al toxico humo del cigarrillo que por dentro te carcome los pulmones pero que no puedes dejar, me embutí el desayuno como si hace semanas no hubiera probado bocado, me retire de la mesa sonriendo como siempre y continúe con mi rutinaria vida.

Tenía rabia con migo misma y sentía unas inmensas ganas de… no sé… arrancar mi cabello con fuerza, enterrar bruscamente mis uñas en la piel que recubría mi interior… un desespero difícil de explicar, me merecía un castigo porque no era capaz de aguantar las ganas de comer, a veces me enterraba los ganchos con los que recogía mi pelo, o los aretes que me acompañaban, tal vez así podía hacerme entender que tenía que controlarme ante los impulsos de querer devorar la comida como si fuera una hiena hambrienta en medio de la nada.

Tras cerrar la puerta del baño me encontraba siempre con dos mujeres: una débil, desesperada, vulnerable, necesitada de algo que ni ella misma sabía, perdida, ahogada en sus penas, vomitando la vida que tanto la estrellaba contra sí misma. Y otra frente al espejo, fuerte, altiva, orgullosa, exigente, y así de nuevo hacia su aparición el mismo patético cuadro de todos los días

-ya no puedo más, no puedo seguir con esto, no quiero - mis lagrimas se hacían presentes sin poder detenerse-.-claro que puedes, tienes que ser fuerte y tienes que querer, o es que ¿no te da pena?, mírate en el espejo, ¡das lastima!-pero es que ya no puedo más, esto es muy duro.

-¡mírate! Por un momento deja de llorar y mírate en el espejo, ¿estas ciega? Eres una ballena. ¿Quieres seguir escuchando a la gente decirte gorda toda la vida?-no.-¿Quieres seguir luchando para caber en una talla 4?-no.-¿quieres seguir siendo la mas gorda de tus amigas?-no, no, no, ¡no quiero estar mas gorda!, tu tienes razón, soy un asco, mi vida apesta, tengo que arreglarlo todo, nadie me va a querer si sigo así.

Y terminaba haciéndolo de nuevo; después de todo me sentía mejor con el estómago vacío, con un nuevo impulso para seguir adelante y recobrando las fuerzas que hacía un par de minutos había perdido, olvidando el pequeño instante en el que me había dado por vencida.Tal vez la vida quería escupirme de una vez por todas, porque no era mucho lo que podía darle, nadie me comprendería, nadie jamás podría entender lo que me pasaba en aquel mundo reducido en el que yacía, ni siquiera yo misma podía comprenderme, estaba encerrada en un laberinto del que no sabia si quería salir, no sabía que esperar de mí misma, no sabía que esperar de la vida.

Siempre después de almuerzo comía un banano con agua, así era mas rápido conseguir lo que quería, al contrario de lo que muchos pensaban, vomitar se había convertido para mi en un antidepresivo, porque siempre después de que lo hacia, me sentía muy bien.

Episodios secretos de excesiva ingestión de alimentos, seguidos por métodos inapropiados para controlar mi peso como el vómito autoinducido y el abuso de laxantes hacían parte de mí. Cada vez me hundía más, y al mismo tiempo que perdía peso, perdía mis ganas de vivir, ya no salía con mis amigos, ya mis ojos no brillaban, y mi piel era cada vez mas seca, los días se habían convertido en un impasible y rutinario mundo que giraba en torno a la decepción, pero al mismo tiempo el hecho de poder tocar mis forradas costillas era algo casi orgásmico. Era algo extraño, como un nuevo sentimiento que surgía de todo esto que me sucedia, porque al mismo tiempo que me sentía mal y que sentía mi vida encaminada al infierno, me sentía feliz porque estaba logrando mi meta, porque por lo menos estaba haciendo algo bien en esta vida llena de encrucijadas difíciles de resolver.

Algunos días pensaba en no volver a levantarme de la cama, soñaba con sumergirme en el misterioso crepúsculo de luna llena, cerrar mis ojos y apagar para siempre mi existencia…

****Gabriela Buscaba una excusa para justificar su actitud hacia la vida, pero no la encontraba, tenía unos padres que la querían y una familia que se preocupaba por ella, no tenia la excusa perfecta, no podía decir que era una niña rechazada, ni podía culpar a una familia destruida. Había hecho su carrera en una buena universidad y se encontraba cursando un posgrado, no tenía deudas, ni tenia ningún otro problema aparte del que hoy le estaba acortando la existencia.

Era una mujer muy delgada, y a pesar de su cara angelical, sus ojos eran opacos y delataban el poco amor que tenia por sí misma., no podía esconder la soledad y tristeza que la

invadían por dentro, siempre hablaba con su mirada fija en el suelo que la sostenía, nunca fue capaz de mirar de frente a su interlocutor.

Hace 8 meses, cuando aun no era consiente de su enfermedad, (de la que por cierto no se quiere curar) le hice una entrevista a lo que respondió, por supuesto con algunas mentiras. D1: ¿porque quieres estar flaca?Gabriela: Por salud y bienestarD1: delgadez extrema no es sinónimo de salud y bienestarGabriela: Depende de lo que se llame salud y bienestar. En mi caso salud, porque con una mayor delgadez tengo mayor flexibilidad que la requiero para unas actividades especiales que realizo y estas me dan bienestar.D1: ¿que tipo de actividades?Gabriela: YOGA, Flexibilidad para mover los centros energéticos de mis chacras.D1: existen personas que no son extremadamente delgadas y aun así tienen más flexibilidad que las delgadas.Gabriela: mmm....... (Silencio)No lo se, no conozco ninguna. Tomo como referencia a la atleta que rompió el record de los olímpicos de barra.D1: de 1 a 100 ¿que tanto te aterra ganar peso?Gabriela: Un 95%D1: de 1 a 100 ¿que tanto te sientes culpable después de Comer?Gabriela: 100% si como cosas grasas, paquetes, o harinas D1: eso quiere decir que tienes una dieta balanceada entre frutas, verduras, carne, pollo y pescadoGabriela: no, soy vegetariana, no como ni carne, ni pollo, ni pescado, y excluyo algunas frutas porque traen mucho dulce.D1: ¿crees que es una buena alimentación comer solo vegetales?Gabriela: claro que si, yo no me siento enferma.D1: De 1 a 100 ¿Cuanto sientes que la comida controla tu vida?.Gabriela. (Silencio) mmm... un 30%D1: aunque tengas hambre, en algún momento ¿te da miedo comer porque no quieres engordar?.Gabriela: ¿miedo?... ¡!!Claro!! acaso a quien el gusta engordarD1: algún miembro de tu familia te dice que estas gorda?Gabriela: SI, mi novio me lo recuerda todos los días.D1: crees tu que estas gorda en este momento?Gabriela: (Silencio prolongado), claro que noD1: has vomitado la comida voluntariamenteGabriela: No, solo cuando estoy enferma, pero es involuntario, claro.D1: que opinas cuando las personas te dicen que no hagas más dieta, que te vas a enfermar, que estas pálida y ojerosa.Gabriela: Los ignoro, no les creoD1: ¿porque crees que te mentirían en eso?Gabriela: porque me veo al espejo y no me veo pálida, ni ojerosa, asumo que es desde siempreD1: ¿no te da miedo que con esa rutina alimenticia puedas llegar sin saberlo a sufrir de algún desorden alimenticio de esos que están tan de moda actualmente?

Gabriela: no, en absolutoD1; ¿Porque te crees inmune a eso?Gabriela: (silencio)D1: ¿has sentido alguna vez tristeza o depresión por no poder lograr bajar de peso?Gabriela: Si obvio, eso es normal en cualquier mujer.D1: ¿te has sentido triste con tigo misma porque a veces no tengas fuerza de voluntad, para seguir el ritmo de tu dieta?Gabriela: No, me sobra la fuerza de voluntad para seguir adelgazando.

Inevitablemente se podía percibir por encima que Gabriela se contradecía en sus respuestas, ¿cómo puede el ser humano haber tomado el camino equivocado, estar a un paso de sumergirse en el remolino de lo insensato, y no percibirlo?, ¿cómo puede el ser humano guiar a su prójimo hacia el vacío sin ser conciente de ello?, ¿publicidad, moda, íconos, estereotipos, desintegración del núcleo de la sociedad? difícil identificarlo, algunos creen que ya no existe la esclavitud, pero existe, y esta presente hoy en el mundo entero; somos esclavos de nuestro propio cuerpo, somos esclavos de la tecnología que cada vez nos hace más robots, y que inevitablemente terminara acaparando el mundo en todo su contexto. Esta mujer es solo un reflejo de la sociedad. Somos una mezcla entre el placer del triunfo y el sinsabor de lo imperfecto. Somos: Gabriela.

EL RELATO EN PRIMERA PERSONA ESTÁ MUY BUENO. TAMBIÉN EL CUESTIONARIO A DESTAJO Y LA CONCLUSIÓN. ME GUSTARÍA, PERO ES PURO ANTOJO, COMENTARIOS DESPUÉS DE ALGUNAS RESPUESTAS, DAR CUENTA DE SUS GESTOS, AMBIENTAR EL LUGAR. EL FINAL ES MUY BUENO.