Si yo fuera Oliver, Oliver Twist …

No es fácil imaginar cómo se siente un chico de nueve o diez años, huérfano, desamparado...Realmente creo que es bastante difícil imaginar en nuestra propia piel la indefensión y el miedo que un niño de esa edad y en sus circunstancias puede experimentar. Aun así, algunos de vosotros habéis conseguido poner palabras a esos sentimientos y temores.

Muy bien chicos!

Es la primera mañana en la nueva casa que me acogió ayer y me he despertado por unos fuertes golpes que alguien está dando a la puerta. La he abierto y hay un muchacho que no conozco de mal aspecto. Parece que es un familiar porque va a desayunar aquí. Estamos en una sala él y yo solos, desayunando, y ha empezado a meterse con mi madre. Yo me he levantado y me he puesto a pegarle. De pronto han llegado las dos mujeres y nos están intentando separar. Nos han conseguido separar, pero me han metido en una sala en la que hay mucho carbón. A los 20 minutos me ha sacado el dueño de la casa y me está pegando. Estoy muy cabreado y me he escapado de la casa, sin que se den cuenta, rumbo a Londres. Por el camino tenía los pies muy doloridos y la abuela de una casa que está dirección a Londres me ha dejado quedar en ella toda la noche.

José María Rubio. 2ºE

El primer día que le abrí la puerta a aquel niño me causó mala impresión, me parecía grosero y mal educado. Aquel día me notaba cansado y me estaba tomando la penúltima cucharada de mi cuenco. Él tan ancho se dispuso a abrir la boca y gastar saliva para insultar a mi madre. En ese momento vi pasar mi vida por mis ojos, se me iban a salir de las órbitas. Me sentía mal, pero después de eso, peor; sentía que el corazón me iba a explotar como las bombas. Me lancé sobre él y dándole su merecido le pegué todo lo fuerte que pude: puñetazos, patadas; no lo soltaba. Hasta que el chico abrió de nuevo la boca para gritar. De esa forma nos separaron y me encerraron en un cuartillo oscuro con carbón. Allí estuve hasta que me sacaron, cogieron una vara y me pegaron con fuerza. Me dolió bastante, aunque aguanté todo el sufrimiento.

Estela María Vargas Cara 2ºE

Me encontraba en aquel lugar cochambroso, estaba preocupado por la penumbra de aquella extraña habitación. Era fría y oscura, sentía como mis huesos se helaban lentamente ante mis ojos, se enfriaban como si de nieve se tratasen.Recé mucho para que me sacaran de allí, pero con ese niño insolente que tenían los sepultureros como hijo pensaba que era mejor seguir dentro que salir ahí fuera y enfrentarme a él. El señor sepulturero me tenía mucho aprecio, aunque los demás le manipulaban fácilmente. Sobre todo ese hijo suyo, que era noble de pura cepa, me ha estado despreciando desde que fui a esa casa; y la madre era una manipuladora, siempre que el señor de la casa decía algo, ella lograba que se retractara e hiciera lo que ella quería. Simplemente una de las tantas familias de Londres que no quieren a un huérfano, ni siquiera para que trabaje para poder llevarse a la boca un mísero trozo de pan mugriento, que si no se lo comía el huérfano lo tirarían. No sabía lo que me esperaba, pero, aun así, tenía indicios de que sería algo malo.

Juan Gabriel Espinosa Quero 2ºE

Cuando comienza la película, Oliver está en un centro con muchísimos niños. Se les ve trabajando sin parar; eso es un exceso para unos niños tan pequeños como lo son ellos. Después salen en el comedor comiendo la poca comida que les daban y Oliver (muy nervioso) va a intentar pedir algo más de comida. Como trabaja mucho y come muy poco, tiene hambre. Los hombres rechazan su petición y lo persiguen para pegarle por atreverse a pedir algo semejante. Es una escena muy triste y da mucha pena saber que en la vida real también hay casos como ese.

Sheila Rodríguez. 2ºE

Oliver se encontraba comiendo en frente del hijo del funerario.Este rompió el hielo y se dedicó a preguntarle sobre dónde estaban su padres. Oliver respondió un poco con pena y con tristeza, con esa voz tan floja diciendo que estaban muertos. Le volvió a formular otra pregunta diciendo que si los llegó a conocer. Oliver, de nuevo con tristeza y comenzando a mosquearse por esas preguntas, le respondió que no y que le dejara en paz. Entonces el chico se puso a insultar a su madre diciendo que seguro que era una prostituta y que era muy pobre. Oliver con mucha rabia en los ojos se lanzó contra aquel chico y le golpeó una y otra y otra vez, hasta que llegaron la mujer del funerario y la sirvienta, que los separaron y metieron a Oliver dentro de un lugar oscuro, muy oscuro, sin ninguna ventana de luz y muy sucio. Entonces llorando y suplicando pidió que lo sacaran de allí , que él no había hecho nada; estaba muy asustado.

Victor Muñoz. 2ºE