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1 Si encontramos vida en otros lugares del Cosmos, significaría que la biología surge en cuanto la química es suficientemente compleja 09.Jul.2021 ¿Podrían los extraterrestres acabar con la humanidad? “A pesar de las interesantes propuestas de la ciencia ficción, no sabemos de la existencia de ningún extraterrestre”. Sí se han detectado “muchos lugares en el Cosmos en los que podría haber algún tipo de vida: planetas o satélites donde se dan las condiciones para que la química haya dado lugar a la biología y existan microorganismos parecidos a los de nuestro planeta o quizá incluso eucariotas (células con núcleo) más o menos complejos e inteligentes.” Lo decía Carlos Briones, investigador del CSIC en el Centro de Astrobiología (Centro mixto del CSIC y el INTA, asociado al Programa de Astrobiología de la NASA) y autor de varios libros, como el reciente “¿Estamos Solos? En busca de otras vidas en el Cosmos” (Ed. Crítica, 2020) y que participaba en el curso “La ciencia de los jinetes del Apocalipsis: una aproximación científica a los riesgos existenciales de la Humanidad”. Para llegar a la vida inteligente han sido necesarias muchas etapas evolutivas en la Tierra y “no hay ninguna evidencia de que la evolución biológica, siempre entre el azar y la necesidad, haya podido originar algo parecido a nosotros en cualquier otro punto del Universo. Tampoco hay evidencias de otras vidas microbianas, aunque esto sería mucho más probable.” Afirmaba Carlos Briones que dentro del Sistema Solar hay varios lugares en los que la vida podría haberse originado. Sería el caso del subsuelo de Marte: “un planeta que apenas tiene atmósfera y carece de capa de ozono, cuya desértica y fría superficie está muy afectada por la radiación que proviene del

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Si encontramos vida en otros lugares del Cosmos, significaríaque la biología surge en cuanto la química es suficientementecompleja09.Jul.2021

¿Podrían los extraterrestres acabar con la humanidad? “A pesar de las interesantes propuestas de laciencia ficción, no sabemos de la existencia de ningún extraterrestre”. Sí se han detectado “muchoslugares en el Cosmos en los que podría haber algún tipo de vida: planetas o satélites donde se dan lascondiciones para que la química haya dado lugar a la biología y existan microorganismos parecidos a losde nuestro planeta o quizá incluso eucariotas (células con núcleo) más o menos complejos einteligentes.”

Lo decía Carlos Briones, investigador del CSIC en el Centro de Astrobiología (Centro mixto del CSIC y elINTA, asociado al Programa de Astrobiología de la NASA) y autor de varios libros, como el reciente“¿Estamos Solos? En busca de otras vidas en el Cosmos” (Ed. Crítica, 2020) y que participaba en elcurso “La ciencia de los jinetes del Apocalipsis: una aproximación científica a los riesgos existenciales dela Humanidad”.

Para llegar a la vida inteligente han sido necesarias muchas etapas evolutivas en la Tierra y “no hayninguna evidencia de que la evolución biológica, siempre entre el azar y la necesidad, haya podidooriginar algo parecido a nosotros en cualquier otro punto del Universo. Tampoco hay evidencias de otrasvidas microbianas, aunque esto sería mucho más probable.”

Afirmaba Carlos Briones que dentro del Sistema Solar hay varios lugares en los que la vida podríahaberse originado. Sería el caso del subsuelo de Marte: “un planeta que apenas tiene atmósfera y carecede capa de ozono, cuya desértica y fría superficie está muy afectada por la radiación que proviene del

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Sol. Sin embargo, el planeta rojo fue habitable y muy parecido a la Tierra hace unos 3.800 millones deaños, cuando la vida se estaba originando aquí. Por tanto, si la biología también surgió en Marte quizános haya dejado firmas que podamos identificar actualmente, o tal vez incluso siga desarrollándose enese subsuelo que aún contiene agua con sales”. Además, hay otros lugares dentro del Sistema Solar muyinteresantes para la posible existencia de vida como el satélite Europa de Júpiter, o Encélado y Titán enel sistema de Saturno. “En esos satélites, que poseen océanos de agua líquida bajo su superficie dehielo, podría haber seres vivos en la actualidad. Pero no lo sabemos”. De hecho, afirma Briones “a díade hoy no tenemos ninguna prueba con la que los científicos podamos asegurar que existe vidafuera de la Tierra. Sólo señalamos lugares con posibilidades de que haya surgido, pero no haypruebas de que exista”.

De encontrar algún tipo de vida, la más probable sería la microbiana… y esta podría ser similar o bienmuy diferente a la terrícola. Su hallazgo, en cualquier caso, “supondría poder responder a la preguntade si la vida es algo muy difícil de producir (y que surgió en la Tierra sólo por casualidad) o si labiología la vida surge en cuanto la química es suficientemente compleja. Además, si laencontráramos en el Sistema Solar podría significar que quizá existan otras vidas fuera de nuestrovecindario cósmico, alrededor de otras estrellas de los trillones que hay en el Cosmos”.

Para que la vida se origine y mantenga son necesarios tres componentes: el agua, moléculas orgánicas yuna fuente de energía. “Si encontráramos vida microbiana fuera de este punto azul pálido nospondríamos a estudiarla, veríamos si es muy diferente a la nuestra, si tiene una bioquímica igual odistinta. Ya sabemos que, en ciencia, cuando obtienes una respuesta surgen siempre nuevas preguntas”.Y este investigador del CSIC añade: “La detección de una forma de vida alienígena nos llevaría apreguntarnos cuánto de parecida es a la nuestra, si la bioquímica es común (por ejemplo, si tieneproteínas o ADN)” ¿Sólo la contemplaríamos? “¿Los científicos la analizaríamos y trataríamos deaprender todo lo posible sobre ella, aunque quizá otros querrían utilizarla de alguna forma o explotarla.Así, durante las próximas décadas podría entrar en conflicto la exploración que los científicosproponemos para otros cuerpos del Sistema Solar con la explotación que quizá alguien quierahacer en el ámbito de la minería o incluso del turismo”.

Como es propio en el campo de la Astrobiología, Carlos Briones no deja de estudiar la vida de la Tierrapara aprender cómo podría ser fuera de ella. Para ello, nos dice, “investigo con moléculas biológicas (enparticular, el ácido ribonucleico o ARN, similar al ADN pero más versátil desde el punto de vistafuncional), virus, y microorganismos extremófilos que nos puedan dar pistas sobre qué podríamosencontrar fuera de la tierra.

“Conocemos cada vez mejor (aunque aún faltan muchas piezas para completar el puzle) cómo pudieronsurgir las primeras moléculas, las primeras bacterias, las células eucariotas, los organismospluricelulares y dentro de ellos los animales, los primates, los humanos... rodeados por toda labiodiversidad de la que formamos parte. Tras siglos de estudio sabemos que nuestra especie nosupone la culminación de la evolución, la ‘cima de una pirámide’ que realmente no existe, sinouna rama más del árbol de la vida. No lo debemos olvidar. Con nuestro habitual antropocentrismo,solemos vernos como ‘lo más perfecto’ de la evolución… cuando en realidad otros seres vivos tienenotras adaptaciones que les han hecho triunfar en otros entornos. Eso sí, en nuestro linaje se ha idodesarrollando de forma extraordinaria un órgano que nos permite transformar el mundo, escribirpoemas o construir naves espaciales: el cerebro.”

Los seres humanos seguimos evolucionando, aunque no sabemos hacia dónde porque eso dependerá decómo vaya cambiando el medio ambiente. “La evolución es lentísima (aunque hay excepciones, como losvirus con genoma de ARN… y la pandemia actual es un buen ejemplo de ello), de forma que en losanimales o las plantas los cambios son visibles al cabo de mucho tiempo. Pero la vida implica evolución yninguna especie ‘se queda quieta desde el punto de vista genético’, sin cambiar a lo largo del tiempo”.

A juicio de Briones, en el caso de que se establezcan colonias científicas o mineras estables en Marte síse podría llegar a acelerar la evolución en nuestra especie: “Dentro de cientos de miles o de millones deaños esos ‘humanos marcianos’ probablemente serían muy distintos a los humanos terrícolas.”

“No es posible que la humanidad en su conjunto vaya a trasladarse en el futuro a otro planeta.

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No tiene sentido ni científica ni sociológicamente. Es decir: no hay un ‘Planeta B’ al queemigrar. Por tanto, el primer mensaje que nos llega cuando estudiamos el Cosmos es quetenemos que cuidar este punto azul pálido porque es y será nuestra casa”.

La evolución, aun siendo muy lenta, responderá a los cambios en el ambiente de nuestro planeta. Así, “sila temperatura sigue subiendo por culpa del cambio climático que los humanos estamos generando,experimentaremos nuevas adaptaciones, tanto nosotros como las demás especies.” La vida como tal hasobrevivido a muchísimas crisis ambientales y extinciones masivas. Por ejemplo, la biodiversidad deseres pluricelulares disminuyó mucho con el meteorito que acabó con los dinosaurios hace unos 65millones de años, pero gracias a eso los mamíferos ocupamos nuevos nichos ecológicos y en una de susmúltiples ramas surgimos los humanos.”

“La adaptabilidad de la vida en su conjunto, no tiene límites. Siempre que haya agua,moléculas orgánicas y energía, la vida se las ingeniará para sobrevivir”.

Un nuevo meteorito gigante podría acabar con gran parte de las formas de vida, incluida la humana,pero probablemente esto no supondría un apocalipsis para la vida terrestre en su conjunto. “Quedesaparezca nuestra especie (algo que antes o después ocurrirá, como pasa con todas) nosignifica que acabe la vida, ni mucho menos. Sólo terminará nuestra vida”.

Hipotéticamente, de la vida que subsistiera podría surgir otro tipo de seres inteligentes. “No losabemos.” Pero insistía Carlos Briones en que “nos lo tenemos ‘demasiado creído’ como especie. Nosconsideramos el centro, la especie elegida… cuando como hemos comentado no somos más que unarama de este árbol evolutivo maravilloso que ha dado lugar a la biodiversidad actual. Una variedad deformas de vida que tenemos que proteger y respetar".

Recordando la frase de su admirado Carl Sagan, Briones añadía que “el Universo es inmenso y por tantolas posibilidades de que exista vida extraterrestre en algún lugar son muy altas. No tenemos evidenciassobre ello, pero hay que estar preparados porque quizá algún día se encuentren”.

Se estima que en el Universo observable puede haber un número de planetas en torno a un uno seguidode veintidós ceros: 1022. Y estamos empezando a asomarnos a ese abismo: “Desde que se detectó elprimer planeta fuera del Sistema Solar en 1995, se han caracterizado unos 4.400 planetasextrasolares. Lo más interesante es que al menos 50 de ellos tienen condiciones para quealgún tipo de vida haya podido surgir allí. Sabemos cada vez más sobre el origen de la vida ennuestro planeta y eso nos puede ayudar a pensar cómo puede iniciarse en otros”.

Carlos Briones comentaba también los mensajes que hemos lanzado al exterior por si alguien losencuentra, incluidos la señal codificada en ondas de radio enviada desde el observatorio de Arecibo en1974 o los discos de oro con imágenes y sonidos que llevaban las sondas Voyager lanzadas en 1977. Ynos recuerda que “seguimos manteniéndonos a la escucha de cualquier mensaje que nos pudiera llegaren forma de radiación electromagnética. Hay que estar preparados por si, algún día, ellos decidencomunicarse con nosotros”.

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