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DOMINGO III DEL TIEMPO DE PASCUA Hechos Apóstoles 3,13-15.17-19 Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos Salmo responsorial Sal 4, 2. 7. 9 Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor. 1ª Carta s. Juan 2, 1-5 Él es víctima de propiciación por nuestros pecados y también por los del mundo entero Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 35-48 En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros.» Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.» Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo que co- mer?» Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.» Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predica- rá la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testi- gos de esto.» Palabra de Dios SíGUEME www.parroquiagenoves.org Publicación semanal de la Parroquia Ntra. Sra. de los Dolores de Genovés Curso 2011-2012 Nº 132 Semana del 16 al 22 de Abril Vosotros sois testigos de esto La liturgia pone una vez más en el centro de nuestra atención el misterio de Cristo resucitado. Victorioso sobre el mal y sobre la muerte. Dejemos que nos inunde el resplandor pascual que irradia este gran misterio y, con el salmo, imploremos: "Haz brillar sobre nosotros el resplandor de tu rostro". La Iglesia nos invita siempre, y de modo especial en este tiempo, a dirigir nuestra mirada a Cristo, realmente pre- sente en el sacramento de la Eucaristía. En el evangelio, san Lucas refiere una de las apariciones de Je- sús resucitado. Precisamente al inicio del pasaje, el evangelista comenta que los dos discípulos de Emaús contaron a los Once cómo lo habían reconocido "al partir el pan". Y, mientras estaban contando la experien- cia de su encuentro con el Señor, él "se presentó en medio de ellos". A causa de esta repentina aparición, los Apóstoles se asustaron hasta tal punto que Jesús, para tranquilizarlos y vencer cualquier titubeo y duda, les pidió que lo tocaran —no era una fantasma, sino un hombre de carne y hueso—, y después les pidió algo pa- ra comer. Una vez más, como había sucedido con los dos discípulos de Emaús, Cristo resucitado se mani- fiesta a los discípulos en la mesa, mientras come con los suyos, ayudándoles a comprender las Escrituras y a releer los acontecimientos de la salvación a la luz de la Pascua. Les dice: "Es necesario que se cumpla todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí". Y los invita a mirar al futuro: "En su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos". Toda comunidad revive esta experiencia en la eucaristía, especialmente en la dominical. La Eucaris- tía, lugar privilegiado en el que la Iglesia reconoce "al autor de la vida", es "la fracción del pan", como se llama en los Hechos de los Apóstoles. En ella, mediante la fe, entramos en comunión con Cristo, que es "sacerdote, víctima y altar" (cf. Prefacio pascual V) y está en medio de nosotros. En torno a él nos reunimos para recordar sus palabras y los acontecimientos contenidos en la Escritura; revivimos su pasión, muerte y resurrección. El mismo Jesucristo resucitado, presente hoy en la Iglesia, que se nos aparece en la pro- clamación de la Palabra de Dios, y, especialmente, en la Eucaristía, nos invita a abrirle el corazón para convertir- nos, reconocerle a Él como el único Señor y único Maes- tro y decidirnos, así, a vivir como hijos de la luz, viviendo en la verdad, guardando sus mandamientos: así obtendremos la salvación, el perdón de los pecados. El Evangelio nos invita a vencer la incredulidad y a creer en la resurrección de Cristo, porque sus discípulos es- tán llamados a ser testigos precisamente de este aconteci- miento extraordinario. La resurrección de Cristo es el dato central del cristianismo, verdad fundamental que es preciso reafirmar con vigor en todos los tiempos (cf. Benedicto XVI, Regina Coeli, 30-IV-2006).

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DOMINGO III DEL TIEMPO DE PASCUA Hechos Apóstoles 3,13-15.17-19 Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos

Salmo responsorial Sal 4, 2. 7. 9 Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.

1ª Carta s. Juan 2, 1-5 Él es víctima de propiciación por nuestros pecados y también por los del mundo entero

Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 35-48

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a

Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:

«Paz a vosotros.» Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?,

¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos

cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.» Dicho esto, les mostró las manos

y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo que co-

mer?» Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que

os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca

de mí tenía que cumplirse.» Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió:

«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predica-

rá la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testi-

gos de esto.» Palabra de Dios

SíGUEME w w w. p a r r o q u i a g e n o v e s . o r g

Publicación semanal de la Parroquia Ntra. Sra. de los Dolores de Genovés

Curso 2011-2012 Nº 132

Semana del 16 al 22 de Abril

Vosotros sois testigos de esto La liturgia pone una vez más en el centro de nuestra atención el misterio de Cristo resucitado.

Victorioso sobre el mal y sobre la muerte. Dejemos que nos inunde el resplandor pascual que irradia este gran misterio y, con el salmo, imploremos: "Haz brillar sobre nosotros el resplandor de tu rostro". La Iglesia nos invita siempre, y de modo especial en este tiempo, a dirigir nuestra mirada a Cristo, realmente pre-sente en el sacramento de la Eucaristía. En el evangelio, san Lucas refiere una de las apariciones de Je-sús resucitado. Precisamente al inicio del pasaje, el evangelista comenta que los dos discípulos de Emaús contaron a los Once cómo lo habían reconocido "al partir el pan". Y, mientras estaban contando la experien-cia de su encuentro con el Señor, él "se presentó en medio de ellos". A causa de esta repentina aparición, los Apóstoles se asustaron hasta tal punto que Jesús, para tranquilizarlos y vencer cualquier titubeo y duda, les pidió que lo tocaran —no era una fantasma, sino un hombre de carne y hueso—, y después les pidió algo pa-ra comer. Una vez más, como había sucedido con los dos discípulos de Emaús, Cristo resucitado se mani-fiesta a los discípulos en la mesa, mientras come con los suyos, ayudándoles a comprender las Escrituras y a releer los acontecimientos de la salvación a la luz de la Pascua. Les dice: "Es necesario que se cumpla todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí". Y los invita a mirar al futuro: "En su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos".

Toda comunidad revive esta experiencia en la eucaristía, especialmente en la dominical. La Eucaris-tía, lugar privilegiado en el que la Iglesia reconoce "al autor de la vida", es "la fracción del pan", como se llama en los Hechos de los Apóstoles. En ella, mediante la fe, entramos en comunión con Cristo, que es "sacerdote, víctima y altar" (cf. Prefacio pascual V) y está en medio de nosotros. En torno a él nos reunimos para recordar sus palabras y los acontecimientos contenidos en la Escritura; revivimos su pasión, muerte y resurrección. El mismo Jesucristo resucitado, presente hoy en la Iglesia, que se nos aparece en la pro-clamación de la Palabra de Dios, y, especialmente, en la Eucaristía, nos invita a abrirle el corazón para convertir-nos, reconocerle a Él como el único Señor y único Maes-tro y decidirnos, así, a vivir como hijos de la luz, viviendo en la verdad, guardando sus mandamientos: así obtendremos la salvación, el perdón de los pecados. El Evangelio nos invita a vencer la incredulidad y a creer en la resurrección de Cristo, porque sus discípulos es-tán llamados a ser testigos precisamente de este aconteci-miento extraordinario. La resurrección de Cristo es el dato central del cristianismo, verdad fundamental que es preciso reafirmar con vigor en todos los tiempos (cf. Benedicto XVI, Regina Coeli, 30-IV-2006).

Avisos Lunes, 8:30 h. Combregar d’Impedits Martes, 19:30 h. Asamblea Liturgia Martes, 22 h. Encuentro Mundial de las Familias: La fiesta en la Familia Jueves, 19:30 h. Cat. Infancia Jueves, 22 h., Curso Cáritas Sábado, 17:30 h. Form. Scouts Sábado, 21:30 h. IDR Tere

Dirigido a voluntarios de Cáritas y personas interesadas en general

Cuatro Jueves de 22,00 a 23,00 h Parroquia Ntra. Sra. del Carmen, Xàtiva

PROGRAMA: 1. La identidad de Cáritas 2. Criterios y organización de la Cáritas parroquial 3. La Sensibilización de la comunidad 4. La Acogida

INSCRIPCIÓN: En las Parroquias del Arciprestazgo o en la Sede de Vicaría: Tel. 962283149 // 616785210 Mail: [email protected]

Convocado por el Papa Benedic-to XVI, los días 2 y 3 de junio de 2012 se celebrará en Milán (Italia) el VII ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS, el cual será precedido, los días 30 de mayo al 1 de junio, por un Congreso teológico-pastoral con el le-ma “la Familia, el Trabajo y la Fiesta”. Objetivo: redescubrir la dimensión social de la familia, patrimonio de hu-manidad. En su escrito el Papa anima a las familias cristianas y comunidades

eclesiales a una adecuada preparación, a que se sientan inter-peladas y partícipes, y a que se pongan solícitamente en ca-mino hacia Milán 2012. Desde nuestra Diócesis se ofrecen cuatro catequesis que se realizarán en muchas parroquias. En Genovés comen-zaremos el martes 17 de abril a las 22 horas. Están destinadas a todas las personas que quieran recibir una formación relati-va a la familia en cuatro bloques:

17 de abril: La fiesta 24 de abril: El trabajo 8 de mayo: La familia 15 de mayo: La Encarnación

“La unidad y la firmeza de las familias ayudan a la sociedad a respirar los auténticos valores humanos y abrirse al Evangelio".

¿Por qué surgen dudas? Hemos de confesarlo: surgen dudas en nuestro interior. Dudas sobre el mundo y su bondad; dudas sobre el hombre y su fragilidad para el bien; dudas sobre uno mismo: sobre el sentido de la propia vida, de la propia tarea, de la pro-pia vocación. En fin, a veces, nos surgen dudas sobre Dios y su plan. Pues bien, Cristo resucita-do, nos repite como a aquellos apóstoles ate-morizados: ¡La paz sea con vosotros! ¿Por qué os alarmáis? ¿Por qué surgen dudas en vuestro interior? ¡¡Soy yo!! Es preciso hacer experien-cia de Cristo resucitado para caminar sin sospe-chas por esta vida. Si bien esta vida está transida de du-das, dolores íntimos e insospechables, sin embargo, es también una vida que mere-ce vivirse. El testi-monio reciente de la vida íntima de la Madre Teresa de Cal-cuta es algo muy ins-tructivo. Ella, que era la imagen de la caridad y de la alegría, que predicaba a todos que había que servir a Dios en el prójimo con amor y con una sonrisa en los labios, precisa-mente ella, experimentaba una honda oscuri-dad en su alma. -Le venían dudas en su interior sobre el amor de Dios-. ¡Qué noche habrá sido aquella en una alma que no era sino caridad! Ahora entendemos mejor lo que dice santa Te-resa de Jesús acerca de las sequedades y obs-curidades del alma: “no le conviene al alma refugiarse en sí misma, ni abandonar sus obras de caridad; por el contrario que continúe do-nándose y entregándose que Dios sabrá sacar provecho de ello para ella y para sus almas”. Así pues, ante las dudas en nuestro interior: que sea la paz y la caridad de Cristo lo que pre-valezca en el corazón y a seguir hacia adelante que la eternidad está a la puerta.