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Sermones Voz del Menor
EL REY DE REYES
Decdete por el Rey (mircoles)Conoces al Rey?
Desarrollo del tema
Debe ser interesante y lindo vivir en un castillo rodeado
de hermosos parques y jardines, grandes espejos, lindos
juegos recreativos, piscinas, canchas para jugar tu deporte
favorito. Ah! Enormes mesas decoradas con ricos dulces
y manjares. Pero an falta algo ms interesante, que estoy
seguro tambin les gustar conocer, el personaje ms importante
que vive en ese castillo de sueo y fantasa: El rey.
Ah, queridos nios y amigos, el rey es la persona ms importante.
Sin l no hay castillo, ni reino. Pero debido a su
alto cargo l no puede andar y caminar como lo hacemos
nosotros. Yo s que a ustedes les gustara conocerlo, pero
esto es casi imposible. Qu lstima!
Pero esta noche quiero darles una linda noticia, una gran
sorpresa. Cul es? Conoceremos al Rey ms grande que
haya tenido la historia de esta tierra cuyo reino no tiene
comparacin de belleza y majestuosidad con los que conocemos
aqu. Tengo el grato placer de presentarles al Rey
de reyes: Jess. (Mostrar en este instante a Jess con una
hermosa corona).
Seguramente ustedes han visto muchas veces figuras como
sta (mostrar a Jess crucificado) y se pregunten cmo es
que Jess siendo el Rey del universo muri as colgado a
una cruz como un criminal o delincuente. Yo les voy a explicar
cmo es que fue todo esto.
Cuando Dios cre al mundo lo hizo hermoso, no haban
animales salvajes, las rosas no tenan espinas; no haban los
extensos desiertos, ni profundos ocanos. Todo fue hecho
perfecto: la tierra estaba cubierta como una verde alfombra
con lindas flores de diversos tamaos y formas. Las aves
alegraban el da con sus dulces trinos y el sol con sus clidos
y brillantes rayos baaba todo un paraso de belleza.
Y para coronar esta creacin perfecta, con mucho amor y
sabidura model a Adn y Eva. Hay una prueba de amor
que nunca falla: la de la obediencia. Si nosotros amamos
realmente a nuestros padres les obedeceremos con alegra.
Pero Adn y Eva no lo hicieron as; ellos desobedecieron a
Dios e hicieron caso a Satans. Esto entristeci mucho a
Dios y lamentablemente tuvieron que salir del bello hogar.
Pero Jess y su Padre los amaba tremendamente y por eso
pensaron cmo podran rescatarlos, puesto que haban cado
en la trampa de Satans. Es aqu donde Jess dio a conocer
el plan ms hermoso, el plan para salvar a Adn y Eva, a la
humanidad, a ti y a m.
Jess vendra a vivir una vida perfecta, una vida sin pecado y
luego entregara su vida, es decir, morira por todos a fin de
rescatarnos de la prisin donde Satans nos tena atrapados.
Desde ese momento todos fuimos libres y volvimos a tener la
esperanza de una vida mejor en Jess. l ahora est en el cielo
y ama mucho a los nios, lo demostr mientras viva en la
tierra. l coga a los nios pequeos y los sentaba en sus muslos,
los juntaba muy cerquita a su pecho y les contaba lindas
y tiernas historias; los nios no se cansaban de escucharlo.
Leamos Lucas 18:16. Jess hasta tena tiempo para conversar
de las cosas que a ustedes les gusta hablar: de su perrito, del
gatito, etc. l siempre se daba tiempo para dedicarlo a los
nios; a veces los pequeitos hasta se dorman en sus brazos
y Jess con la ternura que lo caracteriza, tomaba al nio, lo
besaba en la frente y luego lo entregaba con amor a su mam.
Qu bueno es Jess! l es nuestro Rey! Qu felicidad saber
que servimos a alguien que se preocupa por cada cosa pequea
que nos sucede. Y aunque ahora est lejos, podemos
sentir su cuidado.
Escuchen ahora la historia que les voy a narrar, y ustedes se
darn cuenta del cuidado de Jess a una pequea nena que
poda haber sido alguno de ustedes.
El TRIGAL pareca una campo de oro, y a Carlos les gustaba
verlo ondear agitado por el viento.
- Se forman olas como en el agua exclam Carlos.
Su padre sonri. S, hijo, y maana entrar la cosechadora.
Carlos saba lo que era la cosechadora. Era una enorme
mquina que daba vueltas y vueltas alrededor del campo. Esa
mquina cosechaba el grano que estaba en las espigas y lo
arrojaba en camiones que luego lo llevaban al mercado del
pueblo.
En un sentido, Carlos estaba un poco triste pensando
que ya no podra ver ondear el trigo con el viento por mucho
tiempo ms. Si la cosechadora comenzaba a trabajar en la
maana, lo ms probable sera que en la tarde todo el campo
estara cosechado.
- Extraar el triga, pap murmur Carlos.
El padre sonri y poniendo su mano en el hombro de
Carlos, dijo: - Creo que yo tambin. Pero es la poca de
la cosecha. T sabes, la Biblia dice que hay un tiempo para
la cosecha. Sembramos el trigo en la poca debida, y creci
muy bien. Despus de muchos meses el viento y las lluvias
lo maduraron. Ahora est listo para ser cosechado. Si queda
demasiado tiempo en planta, los tallos que sostienen las espigas
se debilitarn y caern. Entonces perderemos el grano.
Carlos escuch un silencio a su padre. Luego sonri porque
saba que sus padres necesitaban el dinero que les dara
el trigo, para pagar la granja. Lentamente extendi la mano
y tom la de su padre. Me alegro que sea la poca de la
cosecha.
-Y yo tambin aadi su padre apretndole firmemente
la mano. A la maana siguiente Carlos y su hermanita Lisa
salieron para ver la cosechadora cuando llegara por el camino
del pueblo. El cielo estaba claro y el sol brillaba con todo
su esplendor. Transcurri un largo rato, pero la cosechadora
no lleg. Lisa se puso inquieta.
- Hagamos otra cosa rog. Estoy cansada de esperar la
cosechadora.
Carlos ser rio. Muy bien. Por qu no cazamos mariposas
mientras tanto? Acabo de ver una que vol hacia el trigal.
-Oh, s! palmote Lisa. -Yo tambin veo una!
Y sali corriendo hacia la casa tan rpido como se lo permitan
sus piernecitas regordetas. Carlos se qued mirndola
por unos instantes y luego l mismo se puso a perseguir
una mariposa.
Y no sabe cunto tiempo pas cazando mariposas. Pronto
perdi de vista la primera, pero vio otras de otros colores y
tamaos que atrajeron su atencin. Se olvid de Lisa y de la
cosechadora, hasta que oy que vena por el camino.
- Lisa! grit dirigindose a la casa -Aqu viene la cosechadora!
Pero Lisa no contest. La madre oy los gritos de Carlos,
y sali al patio. Lisa no est conmigo dijo la madre. Pens
que haba salido contigo para ver llegar la cosechadora.
- Ella estaba explic Carlos, -pero empezamos a cazar
mariposas. Yo la vi correr hacia la casa tratando de agarrar
una.
Carlos vio a su padre que sala del galpn y corri a encontrarlo.
Pap, est Lisa en el galpn? pregunt. No
respondi el padre extraado. Pens que estaba contigo.
Carlos sinti deseos de llorar.
- Ella estaba conmigo dijo. Pero empezamos a cazar
mariposas y ahora ya no s dnde est.
El pap pareci preocupado, pero le dio una palmadita
en el hombro para consolarlo. La encontraremos dijo. Le
dir a los hombres que no pongan en marcha la cosechadora.
Lisa puede estar en el trigal. Carlos mir hacia el trigal
que tena hectreas de extensin. Cmo podran encontrar
a Lisa en ese enorme campo? Pero el pap tena un plan. l
y los hombres de la cosechadora, juntamente con la madre
y Carlos se tomaran de las manos y caminaran a travs
del campo. Caminaremos y llamaremos hasta que
lleguemos al borde explic el pap.-Entonces daremos
vuelta y regresaremos caminando otra vez. As no pasaremos
por alto ni un solo lugar. Lisa puede haberse sentado
en algn lugar para descansar y haberse dormido;
en ese caso no nos oir al llamarla. Si no nos tomamos
de la mano, en este trigal tan grande podramos no encontrarla.
Los hombres pensaron que el plan era bueno.
Cuando se alinearon y se tomaron de la mano, el pap
elev una oracin pidiendo la ayuda de Jess. Cuando
termin la oracin, Carlos tom la mano de su padre
y extendi la otra para tomar la mano de otra persona.
Pero se sorprendi. Estaba en el extremo de la lnea. El
pap lo mir y le dijo suavemente: -Tmate de la mano
de Jess, hijo. l nos ayudar a encontrar a Lisa. Mientras
cruzaban el trigal, Carlos casi sinti que Jess lo estaba
teniendo de la mano. El trigo era muy alto. En algunos
lugares era ms alto que l, pero por alguna razn no
le costaba caminar a travs de esas plantas tan altas.
Carlos poda or que todos los hombres que formaban
la lnea llamaban a Lisa. Tambin el pap y la mam
llamaban. l no lo haca. Tena que mantenerse al paso
con su pap que daba zancadas muy grandes.
De repente Carlos se solt de la mano de su pap y
comenz a correr a travs del trigal. Cuando se hubo
adelantado un poco, se detuvo, se arrodill y or. Oy
que su padre lo llamaba para que regresara antes de que
l tambin se perdiera, pero cuando termin de orar, se
levant y corri en otra direccin.
De pronto se detuvo. Justo frente a l estaba Lisa.
Estaba durmiendo en el trigal. -Pap! Aqu est Lisa!
Cuando lleg el padre, Lisa se despert y se frot los
ojos. Me perd solloz. Llam y llam pero nadie saba
dnde estaba yo.
Carlos la tom de la mano. Jess saba. l me ayud
a encontrarte. Cuando nos tomamos de la mano para
buscarte, pap me dijo que me tomara de la mano de Jess.
Jess me dijo lo que deba hacer.
Para entonces los dems que haban estado buscando
a Lisa, llegaron al lugar. Oyeron lo que Carlos dijo. Uno
de los hombres sonri y le dijo: -Hijo, creo que realmente
Jess te llev de la mano.
Carlos sonri a su vez. Estaba seguro de que Jess
haba extendido su mano a travs de todo el trigal.
Tambin Jess extiende su mano para encontrarnos a
nosotros cuando estamos lejos de l. (Leer Lucas 19:10)
Cuntos esta noche aceptan a Jess como su mejor amigo
y le entregan su corazn? (Levanten sus manos) (Haga
una oracin corta y fervorosa colocando en la mente de
los nios que Jess es el amigo que nunca falla).
SERMONES
El Rey que dio su vida para salvarte (jueves)El fro y la nieva cubran un inhspito lugar de Siberia.
El seor mand llamar al siervo ms fiel y le dijo: Tengo
que mandar a mi esposa y a los nios al otro lado del bosque,
al pueblo de sus padres, pues su madre est muy grave
y quiere ver a su hija y a sus nietos. Prepara el trineo
con tres caballos y parte enseguida que no te sorprenda
la noche.
Listos para partir, el padre se despidi de los suyos,
dio las ltimas instrucciones al servidor, y le dijo:
-Confo plenamente en ti. Eres responsable de la vida
de mis seres amados.
-No se preocupe respondi el fiel servidor. Respondo
con mi vida por el bien de los suyos.
La travesa comenz. Poco tiempo despus entraron
en el bosque. Comenz a nevar y estaban recin a mitad
de camino cuando los sorprendi la noche. Al rato
escucharon aullidos que helaban la sangre. Eran lobos
hambrientos. El siervo fustig a los caballos que corran
desesperados. Pero pronto los lobos estaban a la vista. La
lucha fue terrible. Lanzaron a las fieras todo el alimento
que llevaban, pero en pocos instantes lo devoraban y volvan
al ataque. Luego soltaron un caballo que distrajo un
tiempo a los lobos. Pero otra vez ya estaban encima del
trineo.
A lo lejos se vean las luces del pueblo, pero los lobos
atacaban furiosamente y ya se disponan a saltar dentro
del trineo. Haba que hacer algo rpidamente!
-Seora, tome usted las riendas, corra hacia el pueblo.
El heroico servidor tom su ltigo, salt fuera del trineo
y cay entre los lobos; entretanto la seora alcanz
a llegar al pueblo. Algunos hombres fuertemente armados
entraron en el bosque, pero lo nico que encontraron
fueron ropas ensangrentadas y unos pocos huesos. Los
recogieron y los sepultaron en el cementerio del pueblo.
La familia puso una lpida que deca: MURI POR NOSOTROS.
No s cuntos de los que estn aqu presentes seran capaces
de dar su propia vida para salvar a alguien que est
en peligro de muerte. Se han visto casos, pero son muy
escasos, sobre todo si se trata de algn ser amado. Una
madre por su hijo, un hijo por su padre, un hermano por
su hermano, etc. Pero, Lo haras t por alguien a quien
no conoces o a quien no quieres? Creo que no. Pero hubo
alguien que s lo hizo, lo hizo por ti, por m, por los creyentes
e incrdulos, por los amigos y enemigos, por todo
el mundo. Seguramente ya sabes de quin estoy hablando.
Muy bien, de Jess, el buen Jess, el Rey del cielo que
dej su corona, su palacio real, su trono, todo, para salvarte.
Leamos San Juan 3:16.
Lo normal hubiera sido que l dejara todo para convertirse
Rey de alguno de los tantos planetas que no haban cado en
pecado. Pero no fue as. Jess no vino a un mundo perfecto,
sino a uno que haba sido tomado prisionero por Satans.
Ah, pero Jess, por amor a los hombres, mujeres y nios de
esta tierra, vino a este mundo y no a nacer en un gran palacio,
ni en una cuna de oro, no; Jess naci en un establo cuya
cuna era un pesebre donde se alimentaban los animales, no
en la gran Jerusaln, sino en una aldea olvidada del imperio
romano, Beln, pueblo despreciado y desconocido en el
mundo. Y encima, el Rey de su pas cuando se enter de
su nacimiento, quiso matarlo, por los que sus paps tuvieron
que huir con l a Egipto.
Jess pas su infancia como cualquier nio de su edad; ayudaba
a mam (mostrar figuras de la infancia de Jess), ayudaba
a pap en la carpintera y aprendi tambin el oficio.
Mara, su madre, le contaba lindas historias bblicas y promesas
que Jess las atesoraba en su mente y corazn. A los
12 aos Jess fue llevado al templo como era la costumbre de
su poca; y fue capaz de conversar y discutir con los doctores
de la ley de su poca. Ellos quedaron asombrados de la
sabidura e inteligencia del nio. Veamos lo que dice Lucas
2:46, 47 (leer).
A los 30 aos Jess fue bautizado por su primo Juan el Bautista,
con lo que empieza su ministerio de amor y salvacin.
Leemos en Lucas 3:21, 22 (leer).
Jess recorra todos los pueblos y ciudades de Palestina. Y
por donde l pasaba, la tristeza y el dolor desaparecan, se
volva en cosa del pasado: los invlidos despus que Jess
los sanaba, caminaban, corran y saltaban como corderitos.
A los ciegos que jams haban visto nada, Jess los tocaba y
ellos podan ver los hermosos colores de la naturaleza. Los
leprosos que venan con sus heridas y llagas sangrantes, bastaba
un toque sanador y su piel era transformada a la de un
nio, limpia, suave y tersa. Hasta resucitaba muertos, devolvindoles
la vida. Qu amor y bondad de Jess!
Pero a pesar de lo bueno que era, su vida en este mundo
no fue fcil porque aunque predicaba del amor y salvacin,
muchos lo rechazaron y hasta queran verlo muerto. Esto lo
entristeca y le causaba un gran dolor en el corazn. Pero
Jess saba que haba una sola manera de salvar al mundo
de la muerte eterna: tena que morir en su lugar. Jess vivi
una vida perfecta y podra volver al cielo, si as lo hubiera
querido, pero l no amaba y prefiri la muerte a fin de que
nosotros pudiramos vivir eternamente.
El mismo pueblo al cual haba venido a salvar, lo rechaz y
pidi su muerte al sumo sacerdote que tampoco amaba a Jess.
La turba enfurecida lo insult, lo golpe, se burlaron
de l. Sin embargo Jess no pronunci palabra alguna de
enojo o ira; manso y humilde se dej llevar a la cruz como uncordero. Jess soport que lo colgaran y lo crucificaran en
una cruz de madera; muerte que slo reciban los criminales
y los delincuentes de su poca. Pobre Jess! l soport todo
esto y mucho ms por salvarnos, nadie poda entender por
qu Jess que era sumamente bueno y bondadoso, tena que
morir as. Los nios lloraban desconsoladamente al pie de la
cruz; no entenda por qu su amado amigo se encontraba all.
Las mujeres y los que haban sido sanados de alguna manera,
tambin lloraban sin poder contenerse.
Nadie poda comprender. Todos los amigos se preguntaban,
Por qu? Y no hallaban respuesta. Pero nosotros, ustedes
nios, lo comprenden y todos lo entendemos perfectamente:
Jess muri para que pudiramos ser perdonados. Muri
para hacernos buenos. Muri para que al fin podamos
ir al cielo salvados por su sangre preciosa. Hechos 4:12 dice:
(leer).
Ahora, mientras inclinamos la cabeza y cerramos los ojos,
yo har una oracin dando gracias a Jess por su sacrificio.
Mientras oro, todas las personas, nios y adultos que aman
al querido Jess que dio su vida para salvarnos, y aceptan su
sacrificio y le quieren decir: Gracias Jess porque diste tu
vida por m, se levantarn silenciosamente. Jess que ahora
est en el cielo se sentir feliz al ver que no fue en vano su
sacrificio.
Hacer una oracin fervorosa. Al terminar, invitar a los que se
pusieron de pie, tomarse de las manos y cantar lo siguiente:
Entra, Jess,
Entra, Jess,
En mi corazn, oh Cristo!
Ven, oh s!
Y vive en m,
En mi corazn, oh Cristo.
La Escolta Real (viernes)Ustedes habrn podido notar que siempre los grandes personajes
como presidentes, reyes, prncipes, ministros, etc.,
estn vigilados y resguardados por unos hombres grandes
y fuertes. Ellos forman su guardia personal o escolta, ellos
se encargan de protegerlos de cualquier peligro o situacin
difcil a costa an de sus propias vidas, pues esa es su misin
y responsabilidad.
Todos los que amamos a Jess tenemos un privilegio que no
lo tienen ni los prncipes, ni los reyes que no son hijos de
Dios. Contamos con una escolta dada por el rey del universo
mismo; son seres invisibles y que estn siempre prestos a acu dir cuando estamos en peligro. Ya adivinaron de quines
estoy hablando? Muy bien, de los ngeles.
Ellos son seres creados por Dios para cumplir dos importantes
funciones en hermossimos coros con sus arpas que
llenan el cielo de msica. Y en segundo lugar vigilan y protegen
a todos los que aman a Dios, no porque sea su deber
sino por amor.
En la Biblia tenemos un versculo que dice: El ngel de Jehov
acampa alrededor de los que le temen y los defiende.
Para que ustedes lo comprendan, les voy a relatar lo que le
sucedi a un jovencito que amaba a Dios.
El camino normal que conduca a Bamburg era largo
y escabroso y Pedro Marshall estaba muy cansado. Toma
un atajo, pens para s.
La noche era muy oscura. Los nicos sonidos que se
podran percibir era el murmullo del viento y ocasionalmente
el balido de alguna oveja. Aunque no tena una luz
que lo guiara, estaba seguro que iba en la direccin correcta.
De repente escuch un llamado urgente que provena
de la oscuridad: -Pedro.
-S, Quin es? pregunt mientras se detena para poner
atencin. Esperaba escuchar nuevamente la voz a fin
de saber de quin se trataba, -Qu quieres?
La nica respuesta que recibi fue el murmullo del
viento.
-Quin est all? -Nada! No reciba ninguna respuesta.
El lugar pareca desolado. Tal vez fue slo mi imaginacin,
pens Pedro mientras avanzaba unos pasos. Entonces
escuch la voz una vez ms, slo que ahora era ms
fuerte y denotaba urgencia:
-Pedro! Sobresaltado, tropez y cay de rodillas. Pedro
trat de asirse de algo, pero lo nico que sinti fue el
espacio vaco.
Palp cuidadosamente con la mano donde estaba arrodillado
y se dio cuenta que estaba al borde de una cantera
abandonada. Un paso ms y hubiera cado al vaco, cientos
de pies abajo, a una muerte segura.
Los ngeles son seres invisibles, no los podemos ver, pero s
los sentimos. Es como el aire, no podemos tocarlos ni ver
sus formas, su color, pero s sentimos su presencia a travs
del cuidado y de sus hechos. A veces hasta sentimos su
toque corporal, como le pas a Rhomb.
RHOMB estaba cansado. El ardiente sol africano caa
despiadadamente sobre su ensortijada cabellera negra, y el
polvo que se levantaba del angosto camino de tierra casi lo
sofocaba. Y como si fuera poco, los brazos le dolan hasta
los huesos por la pesada carga que llevaba.
-Abuelo, no podemos detenernos y descansar? suplic Rhomb. El anciano sacudi la cabeza.
-No respondi. Debemos llegar a la aldea tan pronto
como sea posible. La gente necesita estas races.
Rhomb mostr su conformidad avergonzado por haberse
quejado. Qu importaba el calor y el polvo cuando
haba tantos enfermos en la aldea y las races que el abuelo
haba desenterrado en la selva podran ayudarlos a sanarse?
Rhomb enderez sus hombros y aceler su paso mientras
escuchaba la meloda que su abuelo haba comenzado a
cantar. Era un canto que Rhomb nunca haba odo. l
estaba familiarizado con todos los cantos de la selva, aunque
l mismo nunca los haba contado. Por alguna siempre
haba odiado esas melodas. Pero ese canto era diferente.
Pareca tan apacible y consolador que Rhomb se olvid de
su cansancio.
-Qu es ese canto, abuelo? pregunt Rhomb despus
de un momento.
-Es un himno replic su abuelo. Lo aprend el sbado
pasado en la reunin misionera.
-Oh! murmur Rhomb. l deseaba desesperadamente
hacerle a su abuelo muchas preguntas acerca de lo
que ocurra en la casa blanca que estaba en la colina. Pero
record la advertencia de su padre:
-Rhomb, no te acerques a la casa embrujada del misionero
blanco! l presenta muchas historias falsas acerca
de un dios llamado Jess. l embruj a tu abuelo. No creas
nada de lo que tu abuelo te diga. Si escuchas sus historias,
los malos espritus te castigarn.
Rhomb se preguntaba temeroso si los malos espritus
lo castigaran por escuchar el himno. Pero qu otra cosa le
quedaba? El abuelo todava segua cantando! No obstante,
de pronto el abuelo dej de cantar y comenz a hablar:
-Rhomb le dijo suavemente, -yo s que tu padre no
quiere que te hable de Jess, pero siento que antes de mucho
nos encontraremos en un gran peligro. Tendremos que
pedir a Jess que nos proteja, y necesitar tu ayuda para
orar.
-Orar al dios llamado Jess! exclam Rhomb.-Nunca
podr hacerlo. Los malos espritus no me lo permitiran.
Puso su mano en el brazo del abuelo y le dijo:
-Quiero orar.
-Muy bien! exclam el abuelo y comenz a arrodillarse.
Pero Rhomb no pudo hacerlo. Algo mantena sus rodillas
rgidas, y una voz pareca susurrarle: Aqu no. Arrodllate
a la izquierda del camino.
Rhomb repiti esas palabras en voz alta. Sorprendido,
el abuelo, obedeci por no advertirle: -No demasiado a la
orilla. Estamos casi al borde de un acantilado.
Despus que Rhomb y su abuelo oraron, la voz que
Rhomb haba odo antes, le dijo: Agchate, agchate!.
En ese instante Rhomb oy el ruido que el len haca
al acercarse. Tambin escuch de nuevo la voz. sta se
hizo ms fuerte. De hecho era tan fuerte que Rhomb se preguntaba
por qu no la oa su abuelo. Pero, Qu significaba?
Entonces, rpidamente, como la luz de un relmpago.
Rhomb entendi. Extendiendo la mano, tom al abuelo por
el hombro, y lo empuj hacia abajo con todas sus fuerzas. En
el preciso momento en que el abuelo y l cayeron al suelo, un
cuerpo oscuro pas zumbando por sobre su cabeza y fue a
dar al acantilado.
El abuelo se incorpor.
-Estamos a salvo, hijo! susurr. -pero cmo pensaste
en tirarte al suelo cuando el len salt?
-Los ngeles de Jess me dijeron que lo hiciera respondi.
Y entonces explic cmo la voz le haba dicho que deba
arrodillarse al lado del camino.
Luego aadi:
-Me alegro porque decid orar a Jess. Y me alegro tambin
porque sus ngeles me dijeron lo que deba hacer. Creo
que l siempre me ayudar.
Y por cierto que los ngeles de Jess le ayudaron a Rhomb
muchas veces. Y lo que es mejor, le ayudaron a darle a su
padre el conocimiento de Jess. Ahora el abuelo ya no va
ms solo a las reuniones misioneras. Rhomb y su padre los
acompaan, y cun felices y agradecidos estn ellos!
Los ngeles pueden volar, tienen alas para desplazarse con
rapidez donde se necesite su ayuda.
Cada uno de nosotros aqu presentes, tenemos a nuestro lado
un ngel guardin, puesto por Dios, desde la niez hasta la
sepultura.
Cun maravilloso es pensar en esto! Nuestros ngeles pueden
realmente contemplar la faz de Dios. Ellos pueden informar
a nuestro Padre Celestial los hechos de los hombres de
la tierra. Por medio de su ministerio en el cielo, ellos estn
siempre muy cerca de los hijos de Dios. No importa dnde
estamos; por parques, avenidas, durmiendo, comiendo, en la
escuela, all estarn presentes estos seres celestiales.
Seguramente ustedes han visto alguna vez un cuadrito donde
hay dos nios tomados de la mano, caminando a la orilla de
un precipicio. Estn al mismo borde del abismo que parece
muy profundo. Uno de los nios procura agarrar una mariposa
sin darse cuenta del peligro que est delante de l. La
nia se agacha para cortar las flores que hay en el camino, y
detrs de ellos con brazos extendidos para protegerlos est
el ngel guardin. Qu lindo!, verdad? Nos muestra claramente
el cuidado y proteccin que ejercen los ngeles.
Cuntos agradecen a Jess por darnos una escolta de ngeles
que nos cuidan y protegen en todo momento y lugar?
Que Dios los bendiga a cada uno de ustedes.