1

2

SER TESTIGO DE LA SHOAH

Carolina Artigot Pellicena

1º Bachillerato D

30 de enero de 1933. Hitler es nombrado Canciller de Alemania. Un pueblo moralmente destruido por los daños que conllevó la Gran Guerra y la seguida Gran Depresión da gracias al cielo por poder contar con la persona que les ha prometido un mayor nivel de vida y el progreso de una gran Alemania. Nada más lejos de la realidad, el pueblo alemán acaba de entrar en un campo de minas que, inevitablemente, lo llevará a su propia destrucción: la Segunda Guerra Mundial. Mientras tanto, una población de gran presencia en Europa occidental, como son los judíos, sufrirá un terrible antisemitismo cuyas consecuencias cambiarán la concepción del hombre y de lo que este es capaz de hacer.

Es importante que un suceso como el Holocausto judío sea comprendido y recordado, y una herramienta que nos lo ha podido facilitar ha sido la exposición “Ser testigo”, que ha sido acogida en nuestros pasillos entre los días 13 y 27 del pasado mes de abril. Compuesta por un total de 39 fotografías incluidas en 20 láminas en blanco y negro, la colección recoge de forma visual la esencia nazi que se desarrolla desde la ascensión de Adolf Hitler al poder hasta el exterminio masivo de judíos en los campos de concentración, pasando por el boicot, el maltrato y la aversión con los que se les trató durante las décadas de los 30 y los 40, puesto que el antisemitismo no surgió de un día a otro, sino que afloró y se extendió progresivamente entre la población de una Alemana humillada por el Tratado de Versalles que puso fin a la Primera Guerra Mundial.

Las fotografías, pertenecientes al Museo Yad Vashem, el centro mundial de conmemoración del Holocausto, situado en Jerusalén, tratan de facilitar un conocimiento objetivo y fiel a la realidad pero sin una necesaria profundización en el tema tratado. Cada imagen recrea rigurosamente distintos dramáticos momentos de la persecución judía pero sin intención alguna de compasión del espectador; únicamente busca que esta tragedia no caiga en el olvido.

Cabe destacar que no solo los judíos fueron víctimas de las persecuciones y los asesinatos sistemáticos; otros grupos minoritarios como los gitanos, los homosexuales y los disminuidos físicos y mentales, así como las víctimas polacas del expansionismo nazi fueron perseguidos por el gobierno del Canciller y sus seguidores.

Algunas de las láminas despiertan especial interés en cuanto a la posible reacción del observador. Tras la humillación de la población judía en las ciudades y el boicot de sus comercios, la siguiente decisión tomada por los nazis fue la concentración de la población judía de las ciudades en áreas apartadas del resto de la población. En la imagen número 10 se representa cómo se desarrollaría un día normal en el conocido gueto de Varsovia, que llegó a tener una población de 400.000 personas. Pese a la inhumana situación en la que se encontraba la

3

población, aglomerada y recluida entre las paredes del gueto, la vida se desarrollaba como buenamente se podía.

En la lámina se presenta a una mujer anciana cuyos rasgos están marcados por la desolación y el terror y que, pese a ello, lucha por seguir viviendo a través de la venta de objetos con el característico símbolo judío de la estrella de David. Otras personas se aferraron a la única vía de salvación, o al menos a la reducción del sufrimiento que conllevaba ser judío, que consideraron posible: convertirse en capos del gueto como modo de aliviar la represión nazi hacia sus personas. Así se advierte en la imagen inferior izquierda, en la que un hombre y una mujer salen de un edificio de organización del gueto, y que pueden presumir de una mejor apariencia y posición que la persona situada a la izquierda de la misma fotografía, que como la mayoría de judíos del gueto, pasará, seguramente, situaciones extremas en las que el hambre y las epidemias serán protagonistas. La fotografía situada en el margen inferior derecho se trataría de una placa o cartel colocado en el Consejo judío del gueto de Varsovia (en alemán, Der Obmann des Judenrates in Warschau), que se correspondería posiblemente con el edificio que aparece en la primera imagen.

Por último, en la última imagen de la composición, situada en el centro de este margen inferior, aparece una fila de personas frente a un mostrador correspondiente a la distribución de la comida en el gueto. Esta era más bien escasa y de dudosa calidad, hecho que no impedía a la población judía seguir con fuerzas para sacar el día a día adelante. Pese a estar prohibida la veneración a Dios, reunirse en las sinagogas y escuelas de la Torá e incluso rogar compasión por sus vidas, los habitantes del gueto no perdían las esperanzas y aprovechaban cualquier festividad para leer, conversar con amigos y realizar obras de teatro. Aunque los tiempos estaban siendo difíciles, los judíos sabían responder con esfuerzo y perseverancia.

Tanto el Judenrat, es decir, el Consejo judío, como algunas organizaciones juveniles, intentaron una mejora de las condiciones de vida en el gueto, así como una mayor cooperación entre sus habitantes para garantizar que la población pudiese seguir viviendo dignamente pese a estar encerrada y sometida al régimen nazi. Sin embargo, a partir del 20 de enero de 1942, con la decisión de exterminar a la raza judía, o “solución final”, comenzarían las masivas deportaciones a campos de concentración y de exterminio. La última llamada al cielo en busca de salvación por parte de los judíos residentes en el gueto de Varsovia se llevó a cabo a principios de 1942, cuando protagonizaron un levantamiento armado que duraría tres meses y en el que lograron cierto éxito, y que terminaría trágicamente con la destrucción de la sinagoga Tlomacki el 23 de abril y, con ella, el final simbólico del gueto de Varsovia.

Tras este último intento de liberación fracasado, solo le quedaría al pueblo judío intentar sobrevivir a los campos de concentración y exterminio, construidos la mayoría en lo que hoy es Polonia, y esperar a su rescate por parte de las tropas soviéticas en 1945.

PANELES DE LA EXPOSICIÓN

4

El niño ario bajo la complacida mirada de Hitler y el niño judío saliendo del gueto de

Varsovia

Desfile nazi en Núremberg. Filas de prisioneros en un campo de trabajo

5

"No compréis nada a los judíos"

El odio al judío se enseña en la escuela

La ¿suerte? de los que pueden salir de Alemania

6

La noche de los cristales rotos, 9 de noviembre de 1938

La invasión de Polonia y los judíos que emigran

7

Los guetos

La vida en el gueto (1)

8

La vida en el gueto (2)

9

Cuando el gueto es insuficiente, empiezan otras ¿soluciones?

El desalojo de los guetos

10

Final de trayecto: Auschwitz

El pueblo alemán es amante de la música

Partisanos en el bosque

El horror de la liberación

La huida a la tierra prometida

El judío humillado y la mujer virtuosa