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Especial 28 ANIVERSARIO MIÉRCOLES 6 DE MARZO DE 2013 / 16 PÁGINAS El Alt El Alt o se abr o se abr e a la e a la in in v v ersión priv ersión priv ada ada l OFERTA Aumentaron las iniciativas empresariales que apor- tan a mejorar la calidad de vida de la gente, con servicios como supermercados, multicines, patios de comida y gimnasios. NECESIDAD Ya no es una ciu- dad dormitorio, pero sus servi- cios básicos aún son incipientes. Álvaro Valero / Página Siete La población alteña acude diariamente de forma masi- va al único supermercado de El Alto en ciudad Satélite. 1 06-03-13 ESP20130306ELALTO

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Especial28 ANIVERSARIO

M I É RCO L E S 6 DE MARZO DE 2 013 / 16 PÁGINAS

El AltEl Alto se abro se abre a lae a laininvversión priversión privadaada

l OFERTA Aumentaron las iniciativas empresariales que apor-tan a mejorar la calidad de vida de la gente, con servicios comosupermercados, multicines, patios de comida y gimnasios.

N E C E S I DA D Ya no es una ciu-dad dormitorio, pero sus servi-cios básicos aún son incipientes.

Álvaro Valero / Página Siete

La población alteña acudediariamente de forma masi-va al único supermercado deEl Alto en ciudad Satélite.

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r i o Ellas han incursionado en los “negocios de hombres”

Las mujeres apuntalanla economía de El Altol Desde los talleres artesanales, comercios, industria y servicios, la

alteña demuestra día a día su empuje y fuerza para mover la economía.

El Alto, ciudad de em-prendedores, tiene a lamujer como pilar fun-damental de su activi-

dad económica. Ella marcó ymarca, con su trabajo y tesón, laconsolidación y desarrollo dela ciudad más joven de Bolivia,que hoy cumple 28 años.

“La mujer marca la historiaeconómica y de desarrollo de ElAlto en el comercio, la producti-vidad y en las empresas. En la ac-tividad artesanal vemos gruposfamiliares donde lidera el traba-jo y el resultado del productoque lleva al mercado nacional einternacional”, afirma la presi-denta de la Cámara de Industriasde El Alto, María Cristina Soto.

Soto es una empresaria dedi-cada a la construcción desde ha-ce más de 20 años. Es una de lasprimeras mujeres que incursio-nó en este rubro empresarial, y laprimera que lidera en Bolivia unacámara de industrias regional.

El presidente de la Cámara deTransporte Pesado de El Alto,Gustavo Rivadeneira, coincidecon Soto: la mujer alteña es em-prendedora, determinante, per-severante, constante y vigilante.“Construye y aporta con sus ini-ciativas”, afirma.

Carácter y determinaciónY un ejemplo de esa determina-

ción es Layda Núñez del Prado,una mujer alteña que hace más de20 años incursionó en un rubroque hasta entonces estaba domi-nado por los varones: el transpor-te pesado internacional.

La empresaria, gerente gene-ral de New Life Transporte, ase-gura que la marca de la mujer denegocios alteña es su realismo ydeterminación. “Tenemos lospies sobre la tierra y no nos ami-lanamos ante nada”, asegura.

Núñez del Prado está convenci-da de que la empresaria alteña nose distrae con los detalles porqueenfoca sus esfuerzos en los resul-tados que busca. “Es decidida,arriesgada, perseverante y firme.Además, es luchadora porque vi-vió de cerca el machismo opacan-te de los hombres”, añade.

Y al provenir de una ciudadcombativa, lucha para hacer pre-valecer sus derechos y hacer es-cuchar su voz. “Algunas veces loconseguimos, a veces no, perodecimos lo que sentimos. Nosenfrentamos a las injusticiasporque está de por medio nues-tra inversión y nuestro trabajo”.

Negocios, machismo y ventajasEn El Alto, como en el resto de

Bolivia, el machismo aún intentafrenar el emprendimiento feme-nino y Nuñez del Prado lo ha sen-tido en carne propia.

“Cuando iba a reuniones pen-saban que era la esposa de algúntransportista o una secretaria.Los mismos periodistas prefe-

rían entrevistar a un hombre quea mí. Muchas veces fui ignorada yexcluida, pero manejé mi empre-sa con orden y responsabilidad yha crecido”, dice.

Sin embargo, la empresaria re-conoce que el ser mujer de nego-cios en un rubro dominado porhombres tiene una ventaja: “lasautoridades nos escuchan, por-que saben que no estamos jugan-do, que somos responsables, queharemos seguimiento a la pro-puesta y que avanzaremos”.

Núñez del Prado también lle-gó a dirigir a los empresarios deltransporte pesado alteño, desdela presidencia de la Cámara deTransporte Pesado de El Alto, yalcanzó al presidencia de laCoordinadora Boliviana deTransporte, que lamentable-mente no pudo ejercer porque “alos varones todavía no les gustaque una mujer los dirija”. Layda Núñez del Prado en su posesión como dirigente.

Ivone JuárezPe r i o d i sta

La em-presaria al-teña no sedistrae conlos detalles,enfoca susesfuerzosen los re-s u l ta d o s .

“S eruna mujeren un mun-do de hom-bres tieneuna venta-ja: las auto-ridades nose s c u c h a n”,dice LaydaNúñez delP ra d o.

Layda Núñez del Prado, empresaria del transporte pesado:

“Resuelvo los problemas de mis clientes”

“Atiendo personalmente a misclientes, hago seguimiento al

servicio, informándoles dóndeestá su carga exactamente, no es-pero que llamen. Me doy el gustode comunicarles que su carga lle-gó a destino sin novedad. Asesoroy resuelvo sus problemas”, afirmaLayda Núñez del Prado, gerentede New Life Transporte.

Es la primera mujer que incur-sionó en el negocio del transpor-te pesado internacional en Boli-via. Tomó la decisión en 1991 por-que durante más de 20 años tra-bajó en el rubro: primero en unaempresa de transporte pesado,después en una agencia aduane-ra y luego en una línea de trans-porte naviero.

Para complementar su expe-riencia laboral estudió comerciointernacional en Bolivia, logísti-ca de transporte en Chile dondeademás se especializó en trans-porte de carga peligrosa.

Y es que para prestar este ser-vicio se tiene que tener conoci-

miento de leyes, tanto naciona-les como internacionales, así co-mo de acuerdos, protocolos, cla-sificaciones de carga y mercan-cías, entre otros, además de co-nocer todos los procesos y logís-tica de transporte de carga. Lay-da es experta en todo eso.

Comenzó su negocio con un ca-mión de 25 toneladas y convirtió

la sala de su casa, ubicada en Ciu-dad Satélite, en su oficina. El apo-yo de su esposo José Luis Medina,fallecido hace siete años, y de Ma-rio Solís, su ex jefe, fue fundamen-tal para su incursión en un terrenodominado por los hombres y“marcado por el machismo”.

La primera carga que trans-portó su empresa fue café de ex-portación, desde La Paz hastaIquique, desde donde, de regre-so, trajo materia prima para la fá-brica de textiles Ametex.

“Estaba tan nerviosa porquemi camión aún no estaba paga-do. Sólo pedía que no se plante,que llegue sin novedad para co-brar el flete y pagar mi cuota alb a n c o”, recuerda.

Hoy su empresa cuenta condiez camiones, que a veces le soninsuficientes para atender a susclientes en Bolivia, Chile y Esta-dos Unidos. “He manejado cargapeligrosa como el nitrato de amo-nio, pocas empresas lo hacen enB olivia”, expresa orgullosa.

D I R E C TO R : Raúl Peñaranda UndurragaAsesor Editorial: Juan Eduardo Araos Ch.Jefe de Redacción: Cándido Tancara CastilloJefe de Informaciones: Martín Zelaya Sánchez

E d i to ra : Ivone JuárezColaboradores: Pa b l oPeralta, Johnny Fernández.Fo to gra f í a : Álvaro Valero.

Pu b l i c i d a d : Patricia Calderón,Francisco González (GDM)Tel. 591 - 2 - 2900700

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Los empresarios alteños miran fuera de las fronteras

Asia, el socio estratégico dela pujante industria alteña

l La capacidad de producción a gran escala permite a los industriales exportar materia primay productos acabados. Se vende, por ejemplo, uniformes escolares a Chile y haba a Alemania.

“El empresario de El Alto esagresivo al invertir, no tienemiedo a perder o a que le va-ya mal; es un fuerte inversor

que reinvierte sus ganancias enB olivia”.

Así define Gustavo Rivadenei-ra, presidente de la Cámara deTransporte Pesado de El Alto, alos hombres de negocios de estaurbe, a quienes, según cuenta, vetodos los días traspasar las fron-teras de Bolivia para vender susproductos en el exterior, ya seamateria prima o transformada ycon valor agregado.

“Nuestro sector transportaproductos elaborados en El Altoa mercados de Asia, Europa y Es-tados Unidos. A Asia llevamoscueros, a Estados Unidos mue-bles, textiles, a Alemania habas ya Chile uniformes escolares”,precisa Rivadeneira.

Y es que en la urbe alteña “nohay una zona donde no se hayaasentado una fábrica de textiles,o una carpintería que produzcamuebles de exportación, o un ta-ller de metalmecánica o de arte-sanías que trabaje en manufactu-ras en oro, bordados, adornos,e t c é t e ra ”, indica María CristinaSoto, presidenta de la Cámara deIndustrias de El Alto.

El mercado asiáticoMás allá de que muchos expor-

tan cuero y otros productos amercados asiáticos, la gran ma-yoría de los industriales de El Al-to se abastece de productos y

materias primas de países de esec o n t i n e n t e.

Muchos inversores viajan enbusca de materia prima e insu-mos para la elaboración de dife-rentes productos. Así, lograronprescindir de intermediarios,como empresas establecidas enIquique y otros puertos, paraabaratar sus costos y los preciosde su producto final.

Entre estos emprendedoresdestaca José Durán, propietariode la empresa Induplas, quienimporta PVC (un producto deri-vado de plástico) y lo transformaen tubos, cañerías, tinas, jacuz-

zis y calaminas de plástico quevende en el mercado nacional.

De la misma forma, otros hom-bres y mujeres de negocios com-pran fierro en China y otros paí-ses para la construcción de puer-tas y ventanas metálicas. “En ElAlto se construyen remolquescon fierro traído desde el Asia”,cuenta María Cristina Soto.

Productos competitivosY los productos elaborados

por los emprendedores alteñosson altamente competitivos en elmercado extranjero debido a sucalidad y presentación.

“Nosotros, como transportepesado internacional, vemosque los productos elaborados enEl Alto son altamente competiti-vos. El producto, el envase y lacalidad que imprimen en su pro-ducción muestran eso y así pue-den vender sin problemas en di-ferentes lugares del mundo”,afirma Gustavo Rivadeneira.

El empresario cuenta que loscontroles de calidad para mate-rial de exportación en los pues-tos aduaneros de los países veci-nos son tan altos que sólo admi-ten productos acordes a exigen-tes estándares internacionales.

Wara Vargas / Página Siete

Página SieteEl Alto

Jo s éDurán, pro-pietario deInduplas,impor taPVC deAsia y lot ra n s fo r m aen cañerías,tinas yotros pro-ductos dep l á s t i c o.

Juan Carlos Gonzales, hotelero y constructor

“Administré mi hotel como un cuartel”Juan Carlos Gonzales es el pro-

pietario de Alexander PalaceHotel, el primer hotel de tres es-trellas de El Alto.

Empresario “de pura cepa” yquerendón de su ciudad natal,Gonzales apostó desde hace mu-cho tiempo a potenciar la activi-dad hotelera, una de las asigna-turas pendientes en esa urbe.

“El Alto es una buena plaza pa-ra la hotelería por su ubicacióngeográfica. Sí, hay riesgos, perotodo negocio es riesgoso. Tododepende de que uno esté a la ca-beza, vigilando personalmenteel negocio”, afirma Gonzales, de38 años, ex militar y abogado dep ro f e s i ó n .

“Cuando inauguré el hotel, ini-cialmente dejé su manejo en ma-nos de un profesional en adminis-tración de empresas, pero pasa-ron tres meses y tenía todo de ca-beza”, recuerda, y sustenta así supremisa de que para que una ini-ciativa salga bien, uno no debeperder de vista ningún detalle.

Desde que Gonzales decidió in-tervenir y asumir el control de sunegocio, todo empezó a cambiar.

“Como no tenía formación enadministración, le di al hotel unmodelo de administración mili-tar, de administración de cuartel,donde apliqué el P1 (código), quese refiere al personal; P3 que tieneque ver con la organización y P4,

con los servicios”, comenta.Con este modelo de gestión

Gonzales posicionó su negocio y,aunque muchas cosas cambia-ron desde aquellos difíciles mo-mentos, la disciplina y el estilo semantienen de alguna manera.

Aunque Alexander Palace Ho-tel cuenta hoy en día con un staffde profesionales que garantizanun óptimo servicio acorde a losestándares nacionales en el área,Gonzales no dejó atrás su cos-tumbre de vigilar de cerca.

Y es que “el ojo del dueño en-gorda el caballo”, comenta, y esolo saben muy bien todos los em-presarios que alguna vez tuvie-ron esta experiencia.Juan Carlos Gonzales, empresario alteño.

Archivo digital

Taller donde sereciclan plásti-cos para nue-vos productos.2

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6 Página SIETE M i é rc o l e s 6 de marzo de 2 013 Especialespecial@ p a g i n a s i e te . b o7Página SIETE M i é rc o l e s 6 de marzo de 2 013Especial especial@ p a g i n a s i e te . b o

Ciudad Satélite y la Ceja son las puertas por donde ingresan las ofertas

Inversiones e iniciativas cambianel estilo de vida de los alteños

l El Alto ha dejado de ser ciudad dormitorio. Sus habitantes demandan servicios quemejoren su calidad de vida y los empresarios responden con novedosos emprendimientos.

En 2002, Juan CarlosGonzales Ríos inaugu-ró el Alexander PalaceHotel en la calle Jorge

Carrasco, de la Ceja de El Alto,el mayor punto comercial de laciudad y estratégicamente ubi-cado a pocas cuadras del aero-puerto internacional y de la ter-minal de buses.

Cuenta Gonzales que cuandoabrió el establecimiento, el pri-mero de tres estrellas en la ciu-dad, amigos y conocidos le ad-virtieron que su negocio sería unfracaso porque El Alto estabaconsiderada una “ciudad dormi-t o r i o” (debido a que muchos desus vecinos trabajaban en LaPaz), poco atractiva para turistasy gente de negocios y, por lo tan-to, inviable para la prestación deservicios hoteleros.

“Me dijeron que era un elefanteblanco, pero ya sabía que estababien encaminado, porque yo veo aEl Alto como una ciudad de servi-cios por la cercanía del aeropuer-to y la cantidad de gente que llegadel interior de Bolivia y de paísesvecinos como Perú, Chile y Brasil,para hacer negocios con los em-presarios y comerciantes alte-ños”, afirma el empresario que enla última década ha logrado posi-cionar al Alexander entre la ofertahotelera de Bolivia.

Como su inversión generó bue-nos réditos, Gonzales decidióampliar las instalaciones paraconsolidar al hotel también comoun centro de convenciones.

De la Ceja a SatéliteA partir de esta exitosa expe-

riencia, este inversor que nacióen El Alto y que está empeñadoen aportar a su desarrollo identi-ficó otra zona donde desplegarsus inversiones también en el ru-bro de servicios.

A fines de 2012 inauguró enCiudad Satélite el centro co-mercial Gran Plaza, el primerode su tipo en la urbe. Se trata deun edificio construido sobre2.000 metros cuadrados quedemandó una inversión de 1,5millones de dólares.

En el lugar se ha instalado elprimer supermercado de la ciu-dad -sucursal de una conocidafranquicia activa desde haceaños en otras ciudades-, cuyaamplia y variada oferta atrae nosólo a vecinos de Ciudad Satéli-te, sino también de zonas comoVilla Adela, Villa Dolores, 1 deMayo y hasta de Viacha.

Y es que la propuesta de servi-cios y entretenimiento para todala familia está seduciendo a lospobladores alteños. Muestra deesto es la cantidad de visitantesque el Gran Plaza concentra cadadía: al menos 400 personas, se-gún informa Silvia Higuera, ad-ministradora del centro comer-cial que, además del supermer-cado, cuenta con galerías comer-ciales en las que se abrieron tien-das de marcas prestigiosas de ro-

pa, y otros enseres, tanto nacio-nales como extranjeras.

Lo mismo ocurre en el patio decomidas del lugar, donde lasofertas de Burger King, BuenosAires Grill, Pollos Copacabana,Mister Pizza, Don Pollo, ChinaTown y otros atraen el paladar decientos de alteños.

Debido a esta respuesta positi-va de la población, Higueraanuncia que este mes en el centrocomercial se inaugurará el pri-

mer multicine de El Alto, quetendrá cinco salas que proyecta-rán películas de estreno.

Añade que en abril, la red gim-nasios Premier, una de las másprestigiosas de Bolivia, abriráuna moderna sucursal al serviciode los alteños.

Calidad de vidaEl alcalde de El Alto, Édgar Pa-

tana, celebra estas inversiones ytiene una explicación a la res-puesta positiva de la población:“el ciudadano alteño quiere me-jorar su calidad de vida”.

“Por eso -agrega la autoridad-hay una gran recepción de la po-blación a los emprendimientosen servicios. Los centros comer-ciales y patios de comida han te-nido un gran resultado”.

La autoridad explica que El Al-to ya no es la “ciudad dormito-r i o” que fue en su inicio; ya queahora la mayoría de su poblaciónrealiza sus actividades cotidia-nas en el lugar.

Menciona como prueba el cons-tante crecimiento de la actividadeconómica que se refleja en laapertura de entidades financierasy de oficinas de firmas nacionalese internacionales que antes aten-dían a alteños en sus sedes de La

Alteños realizan compras en el supermercado Hipermaxi, en un día de semana.

Fotos: Alvaro Valero / Página Siete

Ivone JuárezZeballosPe r i o d i sta

En mar-zo la ciu-dad de ElAlto tendrásu primermulticinecon cincosalas de ex-hibición.

En abrilel gimnasioP re m i e rmás grandede Boliviaserá inau-gurado enEl Alto.

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a n i ve r s a r i oLas salas dejuegos sonel mayoratractivo pa-ra los jóve-nes.

Paz. “Incluso cada vez más pace-ños trabajan en El Alto”, afirmaPa t a n a .

María Cristina Soto, presiden-ta de la Cámara de Industrias deEl Alto, coincide con el alcalde.“El dinamismo de la ciudad de-muestra que tiene característi-cas progresistas y que está abier-ta a los servicios”, dice.

Gustavo Rivadeniera, presi-dente de la Cámara de Transpor-te Pesado, añade que desde 2003el alteño experimentó “una mo-tivación anímica que elevó su au-toestima y lo llevó a exigir mejorcalidad de vida lo que, obvia-mente, está encontrando unagran respuesta en los empresa-rios que han comenzado a dotarde comodidades a la gente”.

El empresario del transporteexplica que al haber sido actorescentrales de la “guerra del gas”

que terminó con la renuncia delpresidente Gonzalo Sánchez deLozada, y dio lugar a “un cambioen la política nacional”, los alte-ños consolidaron una identidadpropia y empezaron a actuar sincomplejos.

En esa línea, Juan Carlos Gon-zales, propietario del Gran Plazade Ciudad Satélite, afirma que laapuesta del empresariado escambiar la mentalidad del alte-ño y su estilo de vida.

“Nosotros queremos traer a ElAlto todos los servicios y las co-modidades que tienen ciudadescomo La Paz, Santa Cruz y Co-chabamba. El alteño puede teneracceso a esos servicios y debeacostumbrarse a eso”, indica.

Añade que escogió a CiudadSatélite para iniciar su inversiónen servicios porque allí hay almenos 300 mil personas que vi-ven y trabajan en la misma zona ydurante el día pueden acceder adiferentes ofertas y servicios.

Más inversionesPero El Alto no sólo está atra-

yendo inversiones de empresa-rios locales. Los dueños de la redde gimnasios Premier, con sedeen Cochabamba, también hanpuesto su mirada en el mercadoalteño. Ricardo Issa, gerente dela red de Premier, informa que enEl Alto se ha identificado unagran demanda insatisfecha deser vicios.

“El Alto es una ciudad con bas-tantes habitantes, empresas ymucha demanda insatisfecha.En lo que respecta a nosotros, esperamos cubrir la demanda insa-tisfecha de gimnasios”, precisaIssa que anuncia la apertura desu negocio para abril.

El ejecutivo informa que Pre-mier invirtió en su nueva inicia-tiva 500 mil bolivianos.

“Será uno de los gimnasiosmás grandes y mejor equipadosde Bolivia con todos los servi-cios, aparatos y disciplinas deaeróbicos, spinning, etc. De lamisma forma, contará con snackde comida light, un bar lácteo,duchas y baños amplios y lujo-sos”, anuncia.

Con toda esta oferta, los veci-nos de Satélite, Villa Adela yotras zonas poco a poco se vandando cuenta de que ya no tie-nen necesidad de “bajar” hastaLa Paz para hallar opciones dee n t re t e n i m i e n t o.

“Cuando se instale el multici-ne no tendré por qué ir a la hoya-da. Ya era hora de que los de ElAlto también tengamos estos en-t re t e n i m i e n t o s ”, expresa Marie-la Fuentes, una joven adolescen-te que junto a sus amigos paseapor el Gran Plaza de Ciudad Sa-t é l i t e.

La Ceja, junto con Ciudad Sa-télite, las zonas con mayor movi-miento en El Alto, también se be-neficia de diferentes iniciativasprivadas, sobre todo en cuanto alocales de comida. Firmas comoPollos Copacabana, Pizza Eli’s,Mister Pizza, Pollolandia y otrasponen su oferta a disposición dela insaciable demanda del centrocomercial de la urbe.

En la Ceja la oferta de comida rápida atrae a los alteños.

La comidarápida esa p e te c i d apor adultos,jóvenes y ni-ños en lasplazas decomida.

I n sta l a c i o -nes dondese imple-mentará elgimnasioPremier másgrande deBolivia.

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6 Página SIETE M i é rc o l e s 6 de marzo de 2 013 Especialespecial@ p a g i n a s i e te . b o7Página SIETE M i é rc o l e s 6 de marzo de 2 013Especial especial@ p a g i n a s i e te . b o

Ciudad Satélite y la Ceja son las puertas por donde ingresan las ofertas

Inversiones e iniciativas cambianel estilo de vida de los alteños

l El Alto ha dejado de ser ciudad dormitorio. Sus habitantes demandan servicios quemejoren su calidad de vida y los empresarios responden con novedosos emprendimientos.

En 2002, Juan CarlosGonzales Ríos inaugu-ró el Alexander PalaceHotel en la calle Jorge

Carrasco, de la Ceja de El Alto,el mayor punto comercial de laciudad y estratégicamente ubi-cado a pocas cuadras del aero-puerto internacional y de la ter-minal de buses.

Cuenta Gonzales que cuandoabrió el establecimiento, el pri-mero de tres estrellas en la ciu-dad, amigos y conocidos le ad-virtieron que su negocio sería unfracaso porque El Alto estabaconsiderada una “ciudad dormi-t o r i o” (debido a que muchos desus vecinos trabajaban en LaPaz), poco atractiva para turistasy gente de negocios y, por lo tan-to, inviable para la prestación deservicios hoteleros.

“Me dijeron que era un elefanteblanco, pero ya sabía que estababien encaminado, porque yo veo aEl Alto como una ciudad de servi-cios por la cercanía del aeropuer-to y la cantidad de gente que llegadel interior de Bolivia y de paísesvecinos como Perú, Chile y Brasil,para hacer negocios con los em-presarios y comerciantes alte-ños”, afirma el empresario que enla última década ha logrado posi-cionar al Alexander entre la ofertahotelera de Bolivia.

Como su inversión generó bue-nos réditos, Gonzales decidióampliar las instalaciones paraconsolidar al hotel también comoun centro de convenciones.

De la Ceja a SatéliteA partir de esta exitosa expe-

riencia, este inversor que nacióen El Alto y que está empeñadoen aportar a su desarrollo identi-ficó otra zona donde desplegarsus inversiones también en el ru-bro de servicios.

A fines de 2012 inauguró enCiudad Satélite el centro co-mercial Gran Plaza, el primerode su tipo en la urbe. Se trata deun edificio construido sobre2.000 metros cuadrados quedemandó una inversión de 1,5millones de dólares.

En el lugar se ha instalado elprimer supermercado de la ciu-dad -sucursal de una conocidafranquicia activa desde haceaños en otras ciudades-, cuyaamplia y variada oferta atrae nosólo a vecinos de Ciudad Satéli-te, sino también de zonas comoVilla Adela, Villa Dolores, 1 deMayo y hasta de Viacha.

Y es que la propuesta de servi-cios y entretenimiento para todala familia está seduciendo a lospobladores alteños. Muestra deesto es la cantidad de visitantesque el Gran Plaza concentra cadadía: al menos 400 personas, se-gún informa Silvia Higuera, ad-ministradora del centro comer-cial que, además del supermer-cado, cuenta con galerías comer-ciales en las que se abrieron tien-das de marcas prestigiosas de ro-

pa, y otros enseres, tanto nacio-nales como extranjeras.

Lo mismo ocurre en el patio decomidas del lugar, donde lasofertas de Burger King, BuenosAires Grill, Pollos Copacabana,Mister Pizza, Don Pollo, ChinaTown y otros atraen el paladar decientos de alteños.

Debido a esta respuesta positi-va de la población, Higueraanuncia que este mes en el centrocomercial se inaugurará el pri-

mer multicine de El Alto, quetendrá cinco salas que proyecta-rán películas de estreno.

Añade que en abril, la red gim-nasios Premier, una de las másprestigiosas de Bolivia, abriráuna moderna sucursal al serviciode los alteños.

Calidad de vidaEl alcalde de El Alto, Édgar Pa-

tana, celebra estas inversiones ytiene una explicación a la res-puesta positiva de la población:“el ciudadano alteño quiere me-jorar su calidad de vida”.

“Por eso -agrega la autoridad-hay una gran recepción de la po-blación a los emprendimientosen servicios. Los centros comer-ciales y patios de comida han te-nido un gran resultado”.

La autoridad explica que El Al-to ya no es la “ciudad dormito-r i o” que fue en su inicio; ya queahora la mayoría de su poblaciónrealiza sus actividades cotidia-nas en el lugar.

Menciona como prueba el cons-tante crecimiento de la actividadeconómica que se refleja en laapertura de entidades financierasy de oficinas de firmas nacionalese internacionales que antes aten-dían a alteños en sus sedes de La

Alteños realizan compras en el supermercado Hipermaxi, en un día de semana.

Fotos: Alvaro Valero / Página Siete

Ivone JuárezZeballosPe r i o d i sta

En mar-zo la ciu-dad de ElAlto tendrásu primermulticinecon cincosalas de ex-hibición.

En abrilel gimnasioP re m i e rmás grandede Boliviaserá inau-gurado enEl Alto.

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a n i ve r s a r i oLas salas dejuegos sonel mayoratractivo pa-ra los jóve-nes.

Paz. “Incluso cada vez más pace-ños trabajan en El Alto”, afirmaPa t a n a .

María Cristina Soto, presiden-ta de la Cámara de Industrias deEl Alto, coincide con el alcalde.“El dinamismo de la ciudad de-muestra que tiene característi-cas progresistas y que está abier-ta a los servicios”, dice.

Gustavo Rivadeniera, presi-dente de la Cámara de Transpor-te Pesado, añade que desde 2003el alteño experimentó “una mo-tivación anímica que elevó su au-toestima y lo llevó a exigir mejorcalidad de vida lo que, obvia-mente, está encontrando unagran respuesta en los empresa-rios que han comenzado a dotarde comodidades a la gente”.

El empresario del transporteexplica que al haber sido actorescentrales de la “guerra del gas”

que terminó con la renuncia delpresidente Gonzalo Sánchez deLozada, y dio lugar a “un cambioen la política nacional”, los alte-ños consolidaron una identidadpropia y empezaron a actuar sincomplejos.

En esa línea, Juan Carlos Gon-zales, propietario del Gran Plazade Ciudad Satélite, afirma que laapuesta del empresariado escambiar la mentalidad del alte-ño y su estilo de vida.

“Nosotros queremos traer a ElAlto todos los servicios y las co-modidades que tienen ciudadescomo La Paz, Santa Cruz y Co-chabamba. El alteño puede teneracceso a esos servicios y debeacostumbrarse a eso”, indica.

Añade que escogió a CiudadSatélite para iniciar su inversiónen servicios porque allí hay almenos 300 mil personas que vi-ven y trabajan en la misma zona ydurante el día pueden acceder adiferentes ofertas y servicios.

Más inversionesPero El Alto no sólo está atra-

yendo inversiones de empresa-rios locales. Los dueños de la redde gimnasios Premier, con sedeen Cochabamba, también hanpuesto su mirada en el mercadoalteño. Ricardo Issa, gerente dela red de Premier, informa que enEl Alto se ha identificado unagran demanda insatisfecha deser vicios.

“El Alto es una ciudad con bas-tantes habitantes, empresas ymucha demanda insatisfecha.En lo que respecta a nosotros, esperamos cubrir la demanda insa-tisfecha de gimnasios”, precisaIssa que anuncia la apertura desu negocio para abril.

El ejecutivo informa que Pre-mier invirtió en su nueva inicia-tiva 500 mil bolivianos.

“Será uno de los gimnasiosmás grandes y mejor equipadosde Bolivia con todos los servi-cios, aparatos y disciplinas deaeróbicos, spinning, etc. De lamisma forma, contará con snackde comida light, un bar lácteo,duchas y baños amplios y lujo-sos”, anuncia.

Con toda esta oferta, los veci-nos de Satélite, Villa Adela yotras zonas poco a poco se vandando cuenta de que ya no tie-nen necesidad de “bajar” hastaLa Paz para hallar opciones dee n t re t e n i m i e n t o.

“Cuando se instale el multici-ne no tendré por qué ir a la hoya-da. Ya era hora de que los de ElAlto también tengamos estos en-t re t e n i m i e n t o s ”, expresa Marie-la Fuentes, una joven adolescen-te que junto a sus amigos paseapor el Gran Plaza de Ciudad Sa-t é l i t e.

La Ceja, junto con Ciudad Sa-télite, las zonas con mayor movi-miento en El Alto, también se be-neficia de diferentes iniciativasprivadas, sobre todo en cuanto alocales de comida. Firmas comoPollos Copacabana, Pizza Eli’s,Mister Pizza, Pollolandia y otrasponen su oferta a disposición dela insaciable demanda del centrocomercial de la urbe.

En la Ceja la oferta de comida rápida atrae a los alteños.

La comidarápida esa p e te c i d apor adultos,jóvenes y ni-ños en lasplazas decomida.

I n sta l a c i o -nes dondese imple-mentará elgimnasioPremier másgrande deBolivia.

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8 Página SIETE M i é rc o l e s 6 de marzo de 2 013 Publicidadpublicidad@ p a g i n a s i e te . b o9Página SIETE M i é rc o l e s 6 de marzo de 2 013Publicidad publicidad@ p a g i n a s i e te . b o

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8 Página SIETE M i é rc o l e s 6 de marzo de 2 013 Publicidadpublicidad@ p a g i n a s i e te . b o9Página SIETE M i é rc o l e s 6 de marzo de 2 013Publicidad publicidad@ p a g i n a s i e te . b o

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Cada año en El Alto se forman al menos 50 juntas vecinales

Gente tenaz y combativa en unaciudad caótica y sin servicios

l Apenas el 40% de las zonas tiene alcantarillado y el agua potable llega sólo al 60% de losbarrios. Los dirigentes dicen que la ciudad crece y que los recursos son insuficientes.

Es viernes, alrededor delas 19:00. Jhonny Blan-co, vecino de la zona ElKenko, cruza una de las

pasarelas construidas al iniciode la avenida 6 de Marzo, enplena Ceja de El Alto. Se quejaporque en el lugar se sienteamenazado por la inseguridadciudadana y perjudicado por elcaos vehicular.

Las interminables trancaderasque comienzan en la Ceja y seprolongan hasta el cruce Viacha,al menos nueve cuadras, suma-das al mal estado de avenidas ycalles, alargan en exceso el retor-no a su casa después de una jor-nada de trabajo en una oficinapública de la ciudad de La Paz.

“Este lugar está lleno de delin-cuentes, es muy peligroso. Ade-más, está la aglomeración de ve-hículos desde la calle 1 de la 6 deMarzo hasta el cruce Viacha. Pa-sando Santiago II las avenidas ycalles están destruidas; a la altu-ra del colegio Bolivia es un desas-tre. Llego a mi casa en una hora,cuando sólo debería tardar me-dia hora”, reclama.

El vecino recuerda que El Alto“fue protagonista del cambio conla ‘guerra del gas’” de 2003, queterminó con la renuncia del en-tonces presidente Gonzalo Sán-chez de Lozada, y que “le dio laoportunidad al actual Gobiernode llegar al poder, pero pese a esosigue igual de postergada”.

En la misma pasarela, Juan Ca-llisaya, de 53 años, vecino deSenkata, dice que en su barrio elmayor problema es la falta de al-cantarillado y las obras incon-clusas en avenidas y calles.

“Caminamos entre el barrial.Es como para llorar ver a El Altotan abandonado porque no haycontrol de los vecinos”, dice.

Callisaya es uno de los prota-gonistas de la “guerra del gas”de2003. “Vi cómo mataban a misc o m p a ñ e ro s ”, afirma.

Vivía en la zona de Río Seco,donde el Ejército disparó contralos vecinos que, como medida depresión, bloqueaban el lugar pa-ra evitar el paso de camiones cis-ternas cargados con gasolinadestinada a La Paz.

A punto de abordar un mini-bús, desde donde una mujeranuncia: “ ¡Villa Adela!”, MaríaAlarcón se detiene un momentopara pedir que “vacíen El Alto delos vendedores porque ya no hayaceras libres para caminar”.

“Vivo en Villa Adela, no tene-mos transporte y el recojo de ba-sura no es diario. En las esquinasla basura está días”, añade.

“El Alto crece cada día”Máximo Quispe, secretario de

Conflictos de la Federación deJuntas Vecinales (Fejuve) de ElAlto afirma que los dirigentesgestionan constantemente re-cursos ante la Alcaldía alteña y laGobernación de La Paz paraatender las principales necesi-dades de la población: serviciosbásicos e infraestructura vial.

Sin embargo, los recursos nun-ca son suficientes porque los ba-rrios crecen día a día.

“Hay avances en la coberturade servicios e infraestructuravial, pero siempre es insuficienteporque a medida que pasan losmeses las zonas van creciendo

hacia todo lado. Cada año hay uncrecimiento aproximado del15% y las necesidades básicas nose terminan”, dice.

1.000 juntas vecinalesMáximo Quispe es represen-

tante del distrito 8 de El Alto.Fue dirigente vecinal por prime-ra vez entre 1992 y 1994, cuando-recuerda- en la ciudad había 320juntas vecinales. Regresó a la di-rigencia entre 1996 1998, enton-ces las organizaciones llegaban a400. En 2003 se habían incre-mentado a más o menos 600.Diez años después (2013) supe-ran las 1.000, asegura Quispe.

Las nuevas juntas vecinales secrean en las zonas rurales de ElAlto, distribuidas desde el dis-trito 9 hasta el 14. Esto ha hechoque las construcciones lleguen alos límites de municipios veci-nos, como Laja y Viacha.

Servicios insuficientesSegún información de la Alcal-

día y de la Fejuve, el mayor pro-blema de la población alteña es elacceso al alcantarillado. Sólo el40% de los 14 distritos cuentacon este servicio, el otro 60% usapozos ciegos que, a la larga, hu-medecen los terrenos y provocanrajaduras en las viviendas cons-truidas con adobe, sobre todo enla época de lluvias.

En cuanto a la cobertura delagua potable, llega al 65%. “Alresto de la población se intentaayudar con piletas públicas, pe-ro los sábados y domingos elagua no abastece y las piletas sesecan, sobre todo en el distrito8”, dice Máximo Quispe.

La energía eléctrica llega al85% de la población, mientrasque los servicios de telefonía fijase estancaron en el 30%. El inter-net a domicilio sólo llega a losdistritos 1 y 2.

Pero el problema del acceso aservicios básico pasa tambiénporque las nuevas construccio-nes carecen de los permisos co-rrespondientes y muchas de laszonas no tienen planos aproba-dos.

Con la infraestructura vial pa-sa lo mismo. Se construyen ave-nida y calles, pero cada semanaaparecen casas nuevas que for-man otros barrios y “las rutassiempre quedan a medias”, ase-gura el dirigente de la Fejuve.

Mientras los dirigentes veci-nales ven que las necesidades deEl Alto crecen cada día al mismoritmo que aumenta su poblacióny señalan como solución la de-signación de más recursos eco-nómicos, parado en la puerta desu tienda de teléfonos celulares,ubicada en la comercial zona 12de Octubre, Silverio Apaza mirahacia la congestionada avenidaprincipal de la zona, donde tran-seúntes y vehículos se pelean porc i rc u l a r .

Apaza se preocupa por su ne-gocio y pide seguridad ciudada-na; quiere que “El Alto sea aten-d i d o” y cuando se le pregunta silos alteños seguirán luchandopor los intereses nacionales, elhombre de piel color bronce hin-cha el pecho, levanta la cabeza,agudiza su mirada y afirma: “ElAlto luchó siempre por todo elpaís y lo seguirá haciendo, eso eslo más importante”.

Fotos Álvaro Valero / Página Siete

Ivone JuárezPe r i o d i sta

En el60% de laszonas de ElAlto la po-blación uti-liza los po-zos ciegosante la faltade alcanta-r i l l a d o.

Los fi-nes de se-mana, zo-nas del dis-trito 8 yotras consi-d e ra d a smarginalesse quedansin agua.

La avenida 6 deMar zo, donde reinael caos vehicular yp e a to n a l .

Por falta de alcan-tarillado las aguasservidas se acumu-lan en pleno centro.

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La Alcaldía busca recursos de la cooperación internacional para obras

El 70% del presupuesto edil seva en bonos y subvenciones

l En la urbe creada el 6 de marzo de 1985 se recauda cada año 150 millones de bolivianos enimpuestos a inmuebles, aunque se calcula que la tributación real debe ser de Bs 500 millones.

En 2012, El Alto recibiódel Tesoro General delEstado (TGE) 750 mi-llones de bolivianos,

de los cuales 525, el 70%, fueroninvertidos en el pago de bonos,seguros de salud, desayuno es-colar y en la subvención de tari-fas de los servicios de electrici-dad, recojo de basura y alum-brado público, quedando parala ejecución de obras sólo 125millones de bolivianos.

“El presupuesto que tenemosse va al pago de servicios, a sub-vencionar el recojo de basura, delos servicios básicos y al pago delos bonos. El año pasado sólo mequedaron 125 millones de boli-vianos para obras”, cuenta el al-calde de El Alto, Edgar Patana.

Y esos 125 millones de bolivia-nos fueron distribuidos entre lassubalcaldías de la ciudad para laconcreción de proyectos peque-ños, cuando la población requie-re de obras de gran magnitudque optimicen los servicios dealcantarillado, drenaje pluvial,agua potable e infraestructurav ial.

Ante la insuficiencia de recur-sos, a Patana no le queda más querecurrir al Gobierno nacional-que en la medida de sus posibi-lidades canaliza financiamien-tos y obras- y a la cooperación in-ternacional para proyectos e ini-ciativas específicos.

En lo que va de la gestión de Pa-tana, que comenzó en 2010, el

Gobierno central habría inverti-do en El Alto al menos 250 millo-nes de bolivianos en educación,infraestructura, obras viales yvarios proyectos que buscan po-tenciar el desarrollo del deporteen la urbe.

“Son financiamientos grandespero esperemos que esos 250 mi-llones de bolivianos sean supe-rados. El presidente Evo Mora-les anunció más inversión”, diceel burgomaestre.

Por otro lado, El Alto cuentacon la cooperación del BancoMundial (BM), del Banco Intera-mericano de Desarrollo (BID),Japón, España y ahora de la Cor-poración Andina de Fomento(CAF).

“Estas entidades están dis-puestas a financiar proyectos deagua potable, alcantarillado ydrenaje pluvial. Por ejemplo, pa-ra el proyecto de alcantarilladoen el distrito 8, que costó 45 mi-llones de bolivianos, el 20% fueasumido por el municipio y elresto provino de un crédito delBID”, precisa Patana.

Bonos y segurosAunque los alteños, al igual

que el resto de los bolivianos, sebenefician de los bonos otorga-dos por el Estado -Dignidad, pa-ra las personas de la terceraedad; Juancito Pinto, para los ni-ños de primaria; y Juana Azur-duy de Padilla, para las mujeresen etapa de gestación, la comuna

alteña diseñó otros mecanismospropios de asistencia social.

Son dos programas -Pardeea ySESO- que prestan un importan-te servicio social, por lo que a lavez requieren de una alta inver-sión económica.

El Programa de Apoyo a la Re-ducción de la Deserción Escolaren El Alto (Pardeea) fusiona desdeel año pasado los antiguos bonosWawanakasataki y Nayraru Sar-tañataqui, que beneficia a niñosde educación inicial (prekínder ykínder) y adolescentes de terceroy cuarto de secundaria, respecti-vamente, con la entrega de 200bolivianos anuales.

Esta medida, que alcanza aquienes no se benefician delJuancito Pinto, tiene el mismofin que el proyecto estatal: redu-cir y evitar el abandono de la for-mación académica.

Para este fin, el año pasado seinvirtieron 17 millones de bolivia-nos, mientras que en 2011, 13 mi-llones de bolivianos, lo que evi-dencia el aumento de la poblaciónescolar. Se calcula que en El Altohay alrededor de 300 mil estu-diantes distribuidos en al menos250 unidades educativas.

Mediante el otro proyecto, elSeguro Escolar de Salud Obligato-rio (SESO) el municipio alteño ga-rantiza cobertura gratuita de sa-lud -con atención en 42 especiali-dades médicas- a estudiantes decolegios fiscales y privados desdelos seis hasta los 21 años.

Edgar Patana, alcalde de El Alto.

Alvaro Valero / Página Siete

Página SieteEl Alto

La co-muna alte-ña tiene unseguro desalud paralos niños yjóvenes decuatro a 21años.

Los ni-ños que sebeneficiancon el bonoJ u a n c i toPinto, en ElAlto reci-ben el Par-deea.

El Alto necesitarecaudar más

i m p u e sto sCada año, la Alcaldía de

El Alto recauda al menos150 millones de bolivianospor impuestos a los inmue-bles; sin embargo, esta su-ma podría elevarse a 500millones si tributaran to-dos los vecinos y si otros lohicieran de acuerdo al valorreal de sus viviendas.

“Todavía hay ciudadanosque declaran falsamente alfisco y defraudan al muni-c i p i o”, afirma el alcaldeEdgar Patana.

Según la autoridad, estose evidencia en que el creci-miento de la ciudad y de laconstrucción hizo que el va-lor de la mayoría de las pro-piedades haya subido, peropese a ello los propietariosno actualizan la informaciónante el municipio.

“La construcción crece yla arquitectura ha mejora-do, por eso el precio de lavivienda ha subido bastan-te. Construcciones sobre500 metros de terreno en laCeja, que hace diez añoscostaban 500 mil dólares,hoy valen dos millones dedólares, pero algunos pro-pietarios no actualizan susimpuestos a esos montos,como corresponde, y paganmenos”, asegura.

En zonas más alejadas,como el distrito 12, consi-derada una zona rural, losterrenos de 240 metros quellegaban a los 1.500 dólaresahora se comercializan en15.000 dólares y hasta30.000 dólares.

“El Alto recauda 155 mi-llones de bolivianos al añopor impuestos. Si viviéra-mos de eso, no seríamosciudad, ni tendríamos de-sarrollo, por eso depende-mos del Gobierno”, expre-sa Patana.

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a n i ve r s a r i oEl poder ciudadano en la ciudad con mayor peso político de Bolivia

El sindicalismo es aún el mayorespacio para la política alteñal De la Fejuve salió un ministro, mientras que de la COR surgió el actual alcalde. Los

partidos políticos casi no tienen capacidad para generar líderes en El Alto de hoy.

El sector sindical semantiene como el ma-yor gestor de lideraz-gos políticos en El Alto,

donde tradicionalmente lospartidos políticos inciden enmenor proporción, en relacióncon otras ciudades, y debido aque la academia aún no tiene unescenario propicio.

Todos estos elementos se des-prenden de las reflexiones de Fé-lix Patzi, sociólogo y ex ministro;del sociólogo y dirigente políticoCarlos Hugo Laruta y del activis-ta alteño Mario Durán.

Referirse a liderazgos políticosen El Alto trae de inmediato a co-lación hablar del espacio sindi-cal, que es la plaza determinantepara la construcción de ese tipode dirigencias, afirma Patzi.

“Liderazgos locales evidente-mente no hay muchos visibles quehayan surgido en términos políti-cos, sino que siempre estuvieronrelacionados con alguna activi-dad sindical, sean gremiales o ve-cinales”, dice el sociólogo.

Dos son las organizaciones so-ciales sindicales más represen-tativas de El Alto, las cuales sedesempeñan, además, como unapalestra política: la CentralObrera Regional (COR), que fuecreada en 1987 y que en la actuali-dad agrupa a 43 organizaciones;y la Federación de Juntas Vecina-les (Fejuve), que nació en 1957 yque aglutina al menos a 1.000juntas vecinales.

Entes poderososEl activista alteño Mario Du-

rán considera que las organiza-ciones sociales, que “tienen unciclo contestatario al sistema”,son “la principal fuente” de lide-razgos en este municipio.

Antes de jurar como alcalde deEl Alto, Édgar Patana ocupó lasecretaría ejecutiva de la COR.De igual forma, antes de ocupar-a inicios del primer gobierno deEvo Morales- el cargo de minis-tro de Aguas, Abel Mamani enca-bezó la Fejuve.

Roberto de la Cruz fungía co-mo secretario ejecutivo de laCOR durante la Guerra del Gasen 2003, que derivó en la renun-cia del entonces presidente Gon-zalo Sánchez de Lozada, y en laactualidad es asambleísta de-partamental de La Paz.

Esta dinámica entre los espa-cios políticos y sindicales estámarcando la historia de El Alto,dado que se concreta desde dos

ámbitos comunes, factibles yauspiciosos. “Los partidos bus-can a los líderes sindicales, o loslíderes sindicales ven a esta sutrayectoria como tránsito lógicohacia la política”, según opinaFélix Patzi.

“Y es que, al parecer, nadiepractica una actividad políticasin relacionarse con el sindica-t o”, y menos en El Alto, sostiene.

Los partidos hacen su parteEl sociólogo Carlos Hugo La-

ruta asegura que la vertiente or-ganizativa de gestación de lide-razgos no es la única que tiene vi-gencia en esta ciudad. Desde superspectiva, existe además lavertiente partidaria que, aunqueincipiente al inicio, va ganandorele vancia.

En esa línea destaca que no escasual que en las elecciones mu-nicipales de abril de 2010, la can-didata de Unidad Nacional, So-ledad Chapetón, obtuviera el se-gundo lugar con una votaciónpor encima del 30%, sin ser partede la Fejuve ni de la COR.

“Hay una especie de retornohacia los líderes de los partidos ylas agrupaciones ciudadanas.

Todavía hay, sin duda, fuertepresencia de los líderes políticosque provienen de las organiza-ciones sociales, pero se está ree-quilibrando la situación”, afirmaL aruta.

¿Y los intelectuales?La gran ausencia en el espectro

político alteño son los liderazgosprovenientes de la academia y delos círculos intelectuales. Durány Patzi coinciden en ello.

El primero asegura que “nohan surgido líderes con cierta ca-pacidad técnica a partir delmundo académico, la UPEA(Universidad Pública de El Alto)o colegios de profesionales”.

Por su lado, Patzi consideraque existen bastantes intelec-tuales en esta urbe, pero que notienen “mucho éxito” en la polí-tica porque no han encontradoespacios adecuados para ejer-cerla o, simplemente, no se inte-resan en ella.

Así, en el panorama queda lainterrogante sobre si puede ha-ber un equilibrio en torno a ge-neración de políticos entre elcorporativismo, los partidos y elmundo académico.

Laruta vislumbra que en lamedida en que las necesidadesde El Alto se vayan satisfacien-do, la prevalencia de la vertien-te sindical se reducirá, comosucedió antes en otras ciudadesde Bolivia.

“No estoy diciendo que se va aeliminar, sino que se disminuirásu relevancia como actor y, portanto, como generador de lide-ra zgo s ”, aclara.

En cambio, Patzi sostiene quetodo indica que por mucho tiem-po aún el espacio sindical conti-nuará siendo muy determinantepara que surjan líderes políti-cos.

Los defectos de los movimien-tos sociales, como el prebenda-lismo, y la ausencia de una pro-puesta clara de los partidos le ha-cen ser menos optimista a Du-rán. “Nada cambiará”, afirmasin ambages.

No obstante, cree que para unatransformación real de la situa-ción debe llegar un momento decrisis, cuando el común de lagente se pregunte ¿por qué esta-mos así? y cuestione su realidad,afectada por la inseguridad, bu-rocracia y otros problemas.

Una marcha de organizaciones sociales de El Alto formadas por sindicatos y juntas vecinales.

Archivo / Página Siete

Pablo PeraltaPe r i o d i sta

Las or-ganizacio -nes más re-presentati -vas de estaciudad sonla Fejuve yla COR.

La granausencia enel espectropolítico al-teño son losl i d e ra zgo sprovenien -tes de laacademia.

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El Alto de cara a la agenda del bicentenario

“J a q u e” a las agendasy a los planes

l Los planes cortoplacistas siempre fracasaron en la urbe alteña,y los de largo plazo sólo quedaron en arenga.

Cuando faltan 12 años pa-ra el bicentenario de lafirma del Acta de la In-dependencia de Bolivia,

y para que El Alto celebre los 40años de su creación, no es ino-portuno esbozar una aproxima-ción a la realidad social, políticay económica que les aguarda alos alteños para entonces.

Y más aún luego de que a iniciosde año el presidente Evo Moralesreafirmara a la Agenda Patrióticadel Bicentenario como un pro-yecto de país de cara a 2025, y lla-mara a todos los bolivianos a tra-bajar juntos en esa meta.

En estos últimos 20 años, elcomportamiento de la poblaciónalteña experimentó una versati-lidad e imprevisibilidad tan evi-dentes que motivan y hasta obli-gan a ensayar, aunque con altogrado de aventura, un estado desituación de lo que puede ocurriren los próximos años en esta re-gión.

Incuestionablemente, el au-mento de la población será in-contenible, su índice de creci-miento seguirá siendo superior ala media nacional; según proyec-ciones se estima que la poblaciónde la ciudad de El Alto superará,para el año del bicentenario, elmillón y medio de habitantes.

Pero ¿cómo vivirán ellos? Pre-cisamente la primera meta de laAgenda Patriótica del Gobiernobusca la erradicación de la extre-ma pobreza, propósito ante elque no sólo se pueden prever di-ficultades, sino que incluso des-pierta escepticismo, porque lapobreza, en sus diferentes esta-dos, es esencialmente productode la condición laboral.

En el caso específico de El Alto,los recientes índices del desem-pleo y subempleo, y la cada vezmás proliferada economía infor-mal , hacen que precisamente es-ta primera meta cobre tintes de-m ag ó g i c o s .

Reflexiones y conceptos perti-nentes al respecto plantea Eliza-beth Jiménez Zamora, en Empleo

y oportunidades económicas en la ciu-dad de El Alto (2009), donde con-c l uy e :

“En general, las observacionesdemuestran que los indicadoresde desempleo abierto, precarie-dad del empleo y subempleo invi-sible en El Alto son significativa-mente mayores al promedio en-contrado en las otras ciudades ca-pitales. Así, en 2008 el desempleoabierto llegaba al 13,5%, tasa su-perior al desempleo promedio delresto de capitales que no supera-ba el 12%. De igual manera, la pre-cariedad del empleo alcanzó el70%, reflejando el hecho de quealrededor de dos terceras partesde los empleos representaban enrealidad oportunidades precariasde generación de ingresos”.

Estos datos y cifras no sólo de-safían la propuesta del Gobier-no, sino que se traducen en larealidad actual: proliferación dela inseguridad ciudadana y deldesenfrenado comercio infor-mal, desintegración familiar,empeoramiento de la calidad devida y vulneración de los dere-chos humanos, entre muchosotros factores.

Una realidad con visos de dra-ma y de la que -por lo observadoy tomando en cuenta el habitualdesarrollo de los procesos histó-ricos, políticos, sociales y econó-micos en el país- nada invita apensar que no siga siendo la mis-ma en la que los alteños desen-vuelvan sus vidas en 2025.

Más allá de indicadores, cifrasy previsiones económicas, laAgenda Patriótica parece omitirlo fundamental: el ser humano.

Prescinde, este proyecto, de laformación del boliviano, de laeducación no sólo académica sinotambién espiritual y cívica. La ace-lerada disociación de la unidad fa-miliar, la desenfrenada pérdida delos valores morales, la degrada-ción de los principios humanos, eldeterioro de la fortaleza espiritualcobran cada vez más fuerza.

Y es que estas variables, a to-das luces vitales y necesarias, nogarantizan el cumplimiento delos deseos del Gobierno, cuyaexpectativa está concentrada enlo material y lo económico, ám-bitos que más bien auspician ladeslealtad, la intolerancia... ladespersonalización de la gente.

En otros términos, los eventua-les beneficiarios de las “13 metas”de la Agenda Patriótica podríanllegar a tener, pero no por ello dis-frutar, porque lo objetivo nocompatibiliza con lo subjetivo, almenos no este caso.

Si de hablar de agendas o pro-yectos se trata, desde hace másde tres décadas los planes cor to-placistas para El Alto fracasaroncon singular contundencia; losde mediano plazo quedaron ensimples postulados -como losplanes de desarrollo municipa-les- y los de largo plazo tienensimplemente el cariz de arenga yno de agenda.

Independientemente de estaspotenciales vulnerabilidades,en un futuro inmediato no podrádejarse de lado la metropoliza-ción de El Alto que, con todas susbondades, requiere de una pla-nificada articulación con los mu-nicipios vecinos.

La insurgencia de la juventudalteña enarbolará un paradigmacultural que obligará a revisar laortodoxia del desarrollo. Las ca-rreteras bioceánicas fortalece-rán el ámbito económico de losalteños, lo que inducirá a la ma-yor concentración de poder yotros comportamientos.

Sin embargo, el chauvinismo al-teño podría desatar disputas. Elsurgimiento de líderes endóge-nos (alteños) con proyección na-cional podría interferir o dejar re-legados los intereses regionales.

Probablemente estas afirma-ciones carezcan de asideros váli-dos, pero son apreciaciones sus-tentadas en las experiencias y enlas tendencias observadas a lolargo de muchos años.

De todas maneras, con agen-das patrióticas o no, El Alto se-guirá siendo merecedora de nue-vas propuestas que la impulsenhacia un desarrollo sostenible.

Lo que está claro es que seguiráavanzando, aunque sin un hori-zonte sólido y concreto, arras-trando consigo su desorganiza-ción urbana y su inconteniblecrecimiento social, con las se-cuelas que ello conlleva.

Álvaro Valero / Página Siete

J o h n nyFe r n á n d e zRo j a sPeriodista eh i sto r i a d o ra l te ñ o

El índi-ce de creci-miento deEl Alto se-guirá sien-do superiora la medianacional.

C onagendas pa-trióticas ono, El Altoseguirásiendo“merece -d o ra ” deotras y nue-vas pro-puestas quela ilusionenhacia un“d e s a r ro l l ososteni -b l e”.

El corazónde El Alto, laCeja, centrodel comercio.

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