Seminario deTRABAJO DE

GRADO III

Diseño del protocolode intervención

Estudio de casocon enfoque en

Derechos HumanosRedacción de artículos científicos

Seminario deTRABAJO DE

GRADO IIIFundamentos de investigación en las ciencias sociales, tradiciones y acercamiento a la elaboración de productos

Autor: Angel Libardo Herreño Hernández

MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS, GESTIÓN DE LA TRANSICIÓN Y EL POSCONFLICTOAutor:

MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS, GESTIÓN DE LA TRANSICIÓN Y EL POSCONFLICTO

REDACCIÓN DE ARTÍCULOS CIENTÍFICOSAmparo Carrillo Sáenz

SUBDIRECCIÓN ACADÉMICA

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Facultad: Posgrados.

Denominación del programa: Maestría en Derechos Humanos, Gestión de la Transición y Posconflicto.

Nombre de la asignatura: Seminario de trabajo de grado III

Modalidad1: A distancia.

Tipo de asignatura2: Teórico-práctica.

Número de créditos3: 4

Horas de acompañamiento directo: 48Horas de trabajo independiente: 144

Nombre del autor: Amparo Carrillo Sáenz.

Asesoría pedagógica y control de calidad: Equipo de educación y entornos digitales–ESAP.

ISBN: 978-958-652-861-0

Fecha última versión:

Contenidos producidos en el marco del contrato interadministrativo 273, celebrado entre la Escuela Supe-rior de Administración Pública–ESAP y la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

1 Presencial, distancia o virtual.2 Teórico-práctica o teórica. 3 Un crédito equivale a 48 horas distribuidas de la siguiente manera: 12 horas de acompañamiento directo del docente y 36 horas de traba-

jo independiente, que incluye acompañamiento mediado y trabajo autónomo del estudiante (Decreto 1295 del 2010 y Decreto 1075 del 2015).

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Perfil profesional de la autora

Amparo Carrillo Sáenz.

Licenciada en Filosofía, Magíster en Filosofía y Doctoranda en Filosofía. Experiencia en la formación del pensa-miento crítico y el análisis textual de textos filosóficos y de reflexión social. Autora de tres libros sobre el pensa-miento de autores contemporáneos en filosofía: Federico Nietzsche, La Escuela de Frankfurt y Walter Benjamin, y de una investigación sociológica sobre las acciones colectivas y los movimientos sociales en Buenaventura desde el 2008 al 2012.

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Contenido

Contextualización .................................................................................................................................................................................5

Justificación .............................................................................................................................................................................................6

Estructura de la unidad–ideograma ............................................................................................................................................... 8

Resumen de la unidad didáctica ................................................................................................................................................ 9

Competencias de la unidad didáctica .........................................................................................................................................11

Contenidos de la unidad didáctica ...............................................................................................................................................12

Tema 1. Redacción de un artículo científico ..............................................................................................................................15

1.1. Lenguaje científico ................................................................................................................................................................15

1.2. Estrategia para escribir un artículo científico ..............................................................................................................17

1.3. ¿Cómo escribir un artículo científico? ............................................................................................................................22

Tema 2. Estructura del artículo científico....................................................................................................................................24

Tema 3. Publicación de un artículo científico ...........................................................................................................................30

3.1. Revisión final del artículo ....................................................................................................................................................30

3.2. Remisión del artículo a una revista .................................................................................................................................31

3.3. Evaluación o arbitraje de un artículo ..............................................................................................................................31

Tema 4. Aspectos éticos para considerar al redactar y publicar un artículo científico...............................................32

Referencias .............................................................................................................................................................................................36

Material de estudio .............................................................................................................................................................................42

Glosario ...................................................................................................................................................................................................43

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Contextualización

En Colombia, la escritura de carácter científico ha mejorado significativamente, en comparación con años an-teriores, gracias a los métodos de medición y regulación que el Estado ha implementado para posicionar a las universidades y otorgarles los derechos académicos y de ley que permiten mayores recursos, reconocimiento de la comunidad y la publicidad necesaria para atraer a un mayor número de estudiantes a su seno. Esto no logra ser suficiente en términos del apoyo y la conciencia de una cultura académica que debe ser fortalecida de cara a los retos que le depara el futuro.

La escritura de textos científicos se ha limitado al ámbito de las universidades y por lo tanto, al apoyo financiero que en estas es posible gestionar. En ese marco, las universidades desarrollan políticas de publicación como parte de su perfil misional, haciendo del ejercicio escritural una necesidad y una oportunidad para dinamizar la forma-ción. Esto es una ganancia, pues lo incluye en la estructura de la formación, tanto de estudiantes como de do-centes, y por lo tanto, la necesidad de crear un diálogo al interior de la formación de una comunidad académica.

Se reconoce, entonces, que cada vez es más necesaria una formación que permita desarrollar las capacidades de análisis que puedan sintetizarse en un escrito con miras a la publicación. Que la vida académica y su formación solo pasan por el cedazo del reconocimiento de la comunidad científica, gracias a lo que se publica, se investiga y es posible socializar.

Sin embargo, es necesario señalar que aunque la escritura, la publicación y la divulgación de las investigaciones y los desarrollos teóricos se han convertido en un imperativo de manera estructural al interior de la formación académica, el apoyo económico o la financiación a la investigación está en detrimento y con ello, las condiciones que hacen posible el trabajo de conocimiento en el que se fundamenta la escritura científica.

Según la institución oficial encargada del apoyo a la investigación, Colciencias, actualmente hay 4500 grupos registrados, de los cuales dos mil han sido reconocidos, según los estándares que se han establecido. De sus tra-bajos, resulta un promedio de ochocientas publicaciones en revistas internacionales al año. Esta cifra, comparada con otros países de la región, se queda corta. Brasil, por ejemplo, publica un promedio de 15000 publicaciones al año. De acuerdo con la Comisión de sabios que se reunió en 1994, faltan líderes científicos, hay un déficit enorme de doctores y gente altamente formada en la investigación científica con la que se garantice, de alguna forma, el desarrollo de la escritura de artículos científicos.

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Una investigación solo está completa cuando logra comunicarse y publicarse en una revista, ese es el proceso fundamental de la comunidad científica. La decisión de escribir bien es la piedra angular de los individuos letra-dos en ciencia. Si bien la comunicación es esencial para el desarrollo científico, aún los científicos más exitosos prefieren emprender una investigación enteramente nueva antes que escribir un manuscrito. Todo proyecto de-be generar una publicación escrita para que pueda perdurar en el tiempo; esta es la manera en que la ciencia progresa, con la palabra escrita iluminando el camino del descubrimiento para las generaciones futuras.

La escritura científica inicia donde se formula una pregunta de investigación. Sin investigación no es posible la emergencia de los artículos científicos, siendo este uno de los mayores riesgos a los que se ve enfrentado el mun-do académico, pues el Gobierno parece cerrarse cada vez más a las demandas de tan evidente necesidad.

La formación en investigación es tan importante como el proceso de aprendizaje de la escritura científica. Esta unidad didáctica tiene ese propósito: brindar las herramientas que le permitan al estudiante de la ESAP desarro-llar las habilidades para sistematizar sus procesos investigativos, con miras a la publicación en revistas indexadas.

Señalemos, por último, que, frente a la inminente necesidad de escribir y publicar como ejercicio natural del de-sarrollo del conocimiento, nos enfrentamos a que las instituciones colombianas de educación superior se guían más por criterios instrumentalistas en el momento de difundir sus canales de divulgación de textos académicos, como por ejemplo, que da más puntos. La puntuación se ha convertido en el propósito de la escritura de textos científicos, relegando otro tipo de escritura, como la del docente o la que corresponde a los programas de exten-sión en las universidades. Dicha actitud está alentada por las políticas de Colciencias que ahora mide, regula y controla todo mediante puntos que se establecen con base en la idea de una investigación en el sentido estricto sobre todo, la relevancia del desarrollo de las tecnologías, por encima de los estudios sociales.

Justificación

La ardua tarea que representa estructurar la labor investigativa en un escrito se le presenta al científico como una empresa titánica, pues siempre es difícil traducir los procesos, en ocasiones, de carácter pragmático, a la hoja en blanco que esculpe su entendimiento, dibujando palabras que son arduas de conquistar. Se trata de los golpes de cincel que el pensamiento va labrando en el camino de la síntesis y el conocimiento.

Bien se afirmaba en la introducción que el investigador prefiere iniciar una nueva investigación que escribir sobre lo que ha resultado de su trabajo, pues la escritura es una cacería, un ejercicio de acecho constante, en el que se eligen las palabras adecuadas para decir lo que debe ser dicho. El lenguaje se hace selectivo porque el pensa-

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miento se estructura. Se trata del arte de elegir las palabras adecuadas que expresen las ideas de manera correcta, permitiendo al extraño ingresar un mundo que le es totalmente ajeno, pero con cierta confianza. Ello exige ser muy cuidadoso y muy autocrítico, exponiendo siempre el pensamiento al ejercicio de la razón pública, porque se quiere comunicar y ser entendido.

No se trata de la escritura y su relación fantasmal con el talento, el don o incluso, con la trillada inspiración. Solo el trabajo constante de escribir para aprender a escribir nos permitirá entender que se trata de un ejercicio continuo de mejoramiento que exige del espíritu su plena disposición para el fracaso, el aprendizaje y volver a iniciar. La escritura nos revela en nuestra incomprensión y nos conduce a la claridad, solo en ella el pensamiento reposa a su ritmo para el propio entendimiento; de esa lucha interior se sale siempre victorioso, renacido, pues al mostrarnos lo que pensamos y comunicarlo en el diálogo con otros, sabremos qué camino andábamos y cómo recomponerlo, si acaso estábamos extraviados.

Escribir bien requiere tiempo, esfuerzo y dedicación. No se trata de una habilidad innata y por lo tanto, puede de-sarrollarse con la práctica. Para escribir un artículo científico, deben tenerse los conocimientos adecuados y haber leído mucho. El estudio sistemático y a profundidad de revistas científicas pueden servirnos en esta labor de la escritura como referente y modelo.

Se comprende la necesidad de formarnos en la escritura y crear los espacios adecuados para la preparación aca-démica a fin de fortalecer las habilidades y las competencias que posibiliten este ejercicio en los estudiantes.

Esta formación particular sobre la redacción de artículos de carácter científico es sumamente importante para quienes están cursando estudios de posgrado, en especial, las maestrías, ya que un nivel de educación como este implica la apropiación de herramientas conceptuales e investigativas que, sin lugar a dudas, deben conducir a la socialización y la comunicación en los ámbitos académicos pertinentes, según el área de estudio; solo es posible la comunicación a partir de los escritos que se presentan a modo de artículos en revistas indexadas, así como libros y otras categorías de producción escrita.

El ejercicio de la escritura permite desarrollar la estructuración del pensamiento de una manera mucho más lógica a la hora de comunicar todo un proceso de investigación de una forma más clara y precisa, lo cual implica conden-sarlo y sintetizarlo para que sea difundido; por naturaleza, el conocimiento debe ser socializado.

Debido a lo anterior, el objetivo fundamental de esta unidad didáctica es ofrecer algunas pautas para la redacción de cada una de las secciones que conforman un artículo científico con el fin de aumentar la probabilidad de que este sea aceptado por una revista y, a su vez, evaluado por árbitros y pares académicos.

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Estructura de la unidad–ideograma

Redacción de artículos científicos

Redacción de un artículo científico

Publicación de un artículo científico

Lenguaje científico

Estrategia de la escritura de un artículo científico

¿Cómo escribir un artículo científico?

Revisión final del artículo

Remisión del artículo a una revista

Evaluación o arbitraje de un artículo

Estructura de un artículo científico

Aspectos éticos de la redacción y publicación de un artículo científico

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Unidad didáctica 3. El artículo científico

Resumen de la unidad didáctica

En esta unidad didáctica se aborda el caso particular de la escritura científica y las condiciones necesarias en las que será posible la redacción de un artículo científico, los procesos de su publicación y los cuidados que han de tenerse. Por ser condición sin la cual no es posible difundir y crear el conocimiento, es de suma importancia tratar las particularidades y el contexto de este tipo de escritura, pues estamos obligados a aplicar con rigor el método científico, al igual que mantener una disposición al análisis crítico de la propia actividad y al trabajo en equipo, cuando no el individual. Serán muchas las dificultades con las que hemos de enfrentarnos, tantas como las que surgen en el proceso mismo de la investigación, pero el conocimiento demanda su comunicabilidad y la huma-nidad el compromiso con el propio saber.

Precisamente, esta unidad didáctica pretende dar algunas herramientas sobre la forma de enfrentarse a la cons-trucción de un artículo científico desde el momento en que hemos completado el trabajo de investigación. Esta unidad le presenta al estudiante algunos medios, si se quiere, algunos trucos para superar las mayores dificulta-des y las dudas más habituales sobre este particular proceso creativo y el mejor modo de darle forma.

Para hacer esto posible, abordaremos la estructura de un artículo científico y, a su vez, los requerimientos de las comunidades académicas para la aprobación y la publicación de un artículo, entendiendo por ello lo que se exige de parte de las revistas, más allá de sus especificidades para publicar.

Trataremos, en primer lugar, la manera en que debe redactarse un artículo científico. Ello exige que entendamos el lenguaje en que procede su desarrollo, pues cada forma de conocimiento codifica su saber para hacerlo enten-dible. En general, cuando se trata de la escritura, hablamos de la forma en que se estructura el pensamiento para comunicarse y, más allá de los tecnicismos, en el ámbito de la ciencia no puede ser otro que el lenguaje científico. Se sugiere, entonces, que se desarrolle primero lo sustantivo, entiéndase por ello -sin restarle importancia a los otros elementos-, la metodología, los resultados, la discusión que surja para continuar con la introducción, que será más fácil de elaborar, pues se tiene el conjunto del trabajo. Así, se sabrá de manera más clara qué título puede llevar y el resumen que lo ha de presentar; las referencias bibliográficas y el agradecimiento se dejarán para el final.

En segunda instancia, nos adentraremos en la estructura propia de un artículo científico, refiriendo el propósito, el contenido, sugiriendo pautas para la elaboración de cada una de las secciones que conforman este tipo de escrito. Y para finalizar, se presentan las etapas del proceso por el cual se publican los artículos científico y las

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exigencias que los árbitros y el editor tienen en cuenta en el desarrollo de la evaluación y la aprobación de este.

También, se presentarán las exigencias de carácter ético en la elaboración y la publicación de este tipo de escritos.

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Competencias de la unidad didáctica

Estructura temática Competencia general Competencia específica

Escritura de artí-culos científicos.

Unidad temática Subtemas

Desarrolla las competencias propias de la escritura cientí-fica relacionadas con el estilo científico, su lenguaje, y las competencias argumentati-vas y discusivas de la comu-nicación.

Redacción de un artículo científico.

Lenguaje científico.

Adquiere los fundamentos conceptuales ne-cesarios para desarrollar el análisis y la eva-luación de argumentos.

Amplía la capacidad argumentativa para construir la estructura de un artículo cientí-fico.

Desarrolla en gran medida la capacidad lógi-ca para el ejercicio argumentativo.

Aprende a estructurar el pensamiento en un escrito que dé cuenta de un proceso de aná-lisis y problematización.

Compara y discrimina ideas, valora la pre-sentación de teorías, escoge con base en argumentos razonados.

Entiende la información, capta el significado, traslada el conocimiento a nuevos contex-tos, interpreta hechos, compara, contrasta, ordena, agrupa, infiere las causas y predice las consecuencias.

Genera, integra y combina ideas en un pro-ducto, plan o propuesta nueva.

Estrategia de la escritura de un artí-culo científico.

¿Cómo escribir un artículo científi-co?

Estructura de un artículo científico.

Estructura del artículo científico:. Título.. Resumen.. Palabras clave.. Introducción.. Materiales y métodos.. Resultados.. Discusión.. Conclusiones.. Agradecimientos.. (Apéndices).. Referencias.

Publicación de un artículo científico.

Revisión final del artículo.

Remisión del artículo a una revista.

Evaluación o arbitraje de un artículo.

Aspectos éticos de la redac-ción y publicación de un ar-tículo científico.

Temas:. Plagio.. Duplicación de una publicación.. Conflictos de interés.. Manipulación de imágenes digita-les..Uso de materiales sin autorización.

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Contenidos de la unidad didáctica

Las razones que nos mueven a escribir son innumerables y los motivos por los cuales la escritura se ha de convertir en un medio de comunicación extendido por excelencia en el ámbito académico son múltiples, más allá de las aulas de clase y todos los eventos donde se congrega el saber para ser difundido y propagado.

En un siglo lleno de escritores, más que de lectores, urge detenernos sobre las formas de la escritura que realmen-te contribuyan en el desarrollo del conocimiento, más aún cuando la tecnología creciente propende por acercar-nos de manera fácil y cómoda a la información, sin ningún criterio sobre lo que es realmente importante. Como resultado, se ha elevado una ola que ha equiparado la opinión con el saber. Podemos señalar que, ciertamente, leer es la forma en que aprendemos el ejercicio de la escritura, pero es preciso entender que escribir solo es po-sible escribiendo y que debemos esclarecer qué debe escribirse y cómo hacerlo. Se trata, ni más ni menos, de la forma en que se nos da la comunicabilidad del pensamiento. Además, nuestras ideas tienen el tiempo y el reposo necesario para ordenarse y decir lo que debe ser dicho en la escritura; no ocurre de manera tan clara en la oralidad, pues la inmediatez nos lanza abruptamente a la reacción sin reflexión. El desarrollo de esta habilidad permite que el pensamiento pueda ir ganando solidez.

Ante esto, Ibáñez (2005) plantea que casi todo el mundo piensa que ya sabe cómo se escribe y que puede ima-ginar con toda claridad cuáles son las etapas del proceso creativo, y esta es la principal dificultad a la hora de aprender a escribir. Esta consideración sirve también para la escritura científica. Por lo anterior, es preciso abordar con detenimiento el proceso de la escritura, pues se trata de un proceso que no viene dado, lo aprendemos de manera espontánea como la lengua materna. Generalmente, ocurre que aprendemos contra nosotros mismos, contra todos los supuestos que se han alimentado a lo largo de nuestra existencia que nos hacen suponer que sabemos escribir y que se trata “simplemente” de plasmar lo que pensamos en una hoja de papel. En esta unidad didáctica, nos ocuparemos de entender y experimentar esta ardua tarea, encarnar sus dificultades y comprender cuáles son las herramientas necesarias para emprender esta aventura del conocimiento.

En principio, algo que podría parecer demasiado evidente es que todos utilizamos palabras al escribir y aunque nos parecen familiares y conocidas, muchas veces olvidamos la necesidad de revisar su significado y las normas de su correcta utilización. Al respecto, habría que señalar que el significado de las palabras se construye en el contexto y no está predeterminado por un uso. Por supuesto, hay una convención de referencia, más las palabras se transforman en conceptos, cuyo sentido y significado es preciso elaborar en la exposición misma del proceso escritural, en el ámbito de la escritura científica y disciplinar. No por ello puede darse por sentado que las palabras se han de comprender sin el necesario desarrollo que la investigación le otorga.

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En su proceso de escritura, el investigador debe enfrentarse con la necesidad de construir las relaciones lógicas y de sentido que vinculan palabras, oraciones y párrafos, es decir, debe construir el tejido en el que las palabras articuladas crean un universo de conocimiento, un escrito. Por lo tanto, este trabajo se entiende como labor de un orfebre, pues en sus manos está el material que se convertirá en joya, una vez lo haya labrado. Se trata de las palabras que deben pensarse con detenimiento, cuidarse y acariciarse para que nos revelen su secreto y nos comuniquen el pensamiento de un proceso que está vehiculado en su sentido, que no solo exigirá de parte de quien las pone en escena, sino del espectador y su capacidad para descifrarlas. No hay palabras al azar, el secreto consiste en decir lo que debe decirse en las palabras correspondientes. Aunque no tienen un sentido unívoco, la magia del escritor está en decirlas de forma única para que se entiendan en el texto y con ello, el pensamiento pueda comunicar. Bien lo señalaba Platón, el pensamiento es el diálogo del alma consigo misma.

Nos advierte Carreter (1997) que quien, en trance de ser leído, da por válida la primera ocurrencia, es mucho más chapucero que espontáneo: nunca debería olvidar que casi todo puede decirse, como mínimo, de otra manera que tal vez sea mejor: más clara, más rotunda, más irónica, menos enrevesada, mejor ajustada al asunto, a su intención, a las expectativas de quienes han de leerlo, y al momento. Para hacer esto posible, se hablará de la estructura de un artículo científico y se abordarán los requerimientos de las comunidades académicas para la aprobación y la publicación de un artículo, incluyendo los requisitos de las revistas para publicar un ensayo. Dado lo anterior, las siguientes definiciones serán útiles para entender las demandas académicas:

• Ciencia: conjunto de conocimientos construidos bajo el razonamiento, sistemáticamente estructurados, de los cuales se deducen principios y leyes generales.

• Artículo científico: escrito o reporte que se desarrolla como forma de difundir los resultados de un proceso investigativo, cuyo carácter es inédito y original a fin de aportar a la comunidad científica y disciplinar.

• Revista científica: publicación periódica e histórica, tradicionalmente avalada por una comunidad cien-tífica donde se difunde su conocimiento e investigaciones para preservar el conocimiento científico.

• Arbitraje por pares: mecanismo de evaluación por parte de expertos (o pares académicos) que se em-plean para asegurar la calidad, la pertinencia y la oportunidad de los artículos publicados en revistas científicas.

En la actualidad, los resultados de las investigaciones y la producción académica solo se reconocen si se accede a la publicación en una revista científica indexada y son arbitrados por pares académicos. Esto se ha constituido en la

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medida estándar para el reconocimiento, tanto de las investigaciones como de los grupos de investigación. Para el Ministerio de Educación, las publicaciones son un índice para posicionar a las universidades y su calidad educativa.

Dadas estas exigencias, se hace necesario mejorar la calidad de las revistas nacionales catalogadas y clasificadas por COLCIENCIAS mediante la realización de guías didácticas y talleres prácticos con el fin de sugerir estrategias y divulgar pautas para la redacción y la publicación de artículos científicos en revistas arbitradas. Los lectores son los estudiantes de maestría y doctorado que están iniciando su carrera académica. En esta unidad, se ofrecerán al-gunas pautas para la redacción de cada una de las secciones que conforman un artículo científico para aumentar la probabilidad de que sea aceptado por una revista, y sea evaluado por árbitros y pares académicos.

En primer lugar, se aborda la manera en que debe redactarse un artículo científico, se presentan las condiciones para elaborar la estructura del escrito: primero, debe desarrollarse lo que corresponde a los apartados más com-plejos del trabajo: la metodología, que establece claramente cómo se ha desarrollado la investigación; los resulta-dos; y se aborda la discusión o el debate en el ejercicio propiamente argumentativo. Una vez se estructuren estos elementos, será más fácil proponer el título y la introducción del artículo.

En segundo lugar, se presenta la estructura propia de un artículo científico, estableciendo su propósito, el con-tenido, las pautas para su producción, y se explica en qué consiste cada una de las secciones que conforman el artículo. Por último, se concluye exponiendo los pasos requeridos para la publicación, presentando los criterios de calidad que los árbitros y el editor tienen en cuenta para la evaluación de un artículo y su aceptación en una revista, lo cual implica entender las exigencias éticas en la publicación y redacción de este.

Antes de pasar al primer apartado, cabe señalar un aspecto crucial sobre la redacción de un artículo científico. Dentro de una comunidad científica y académica, las tesis y monografías, los informes y los artículos científicos son textos con una clara intención comunicativa: propiciar una comunicación, iniciar un debate o abrir una dis-cusión. En este caso, tanto los que escriben como los que leen, pueden lograr un contacto indispensable para la validación y la legitimación de sus investigaciones gracias a los medios escritos. Un artículo científico, como desa-rrollo de una investigación y una propuesta por escrito, propicia la construcción de una comunidad científica y el establecimiento de un consenso académico.

Solo en el seno de una actividad colectiva, en el diálogo con los otros, podemos percibir las ventajas y las posibili-dades de nuestros métodos de investigación, asimismo, comprendemos sus limitaciones. En el contacto con otras subjetividades, nos formulamos interrogantes que nos impulsan constantemente a nuevas y mejores propuestas, renunciando al autismo intelectual, desde el cual es imposible crear conocimiento.

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Tema 1. Redacción de un artículo científico

Desarrollar la habilidad de escribir en el ámbito de la educación superior se ha convertido en una necesidad que tiene un sustento que va más allá de lo productivo en el campo de la investigación al desplegarse en lo didáctico, cuando se trata del proceso de aprendizaje. Es un elemento que poco se ha tratado y es de suma importancia. El aspecto pedagógico de la escritura se sustenta en la idea de que los estudiantes aprenden en la medida que se involucran de manera activa no solo en el proceso investigativo, sino también en la apropiación de los contenidos cuando los escriben, de esta forma, los pueden comunicar. Así, comprenden las dinámicas propias de cada cam-po disciplinar y estructuran su pensamiento y su capacidad argumentativa y comunicativa.

Escribir para aprender es la premisa que gobierna la necesidad de desarrollar la habilidad de la escritura en la forma-ción universitaria, sin embargo, aprender también implica comunicar. El conocimiento solo es tal en la medida que puede ser comunicado y entendido. Este último aspecto nos convoca para referir, en particular, el lenguaje que el conocimiento transita para su socialización, fin esencial de su naturaleza. entonces, debemos ocuparnos del carác-ter especial del lenguaje científico, bajo el cual se desarrolla esta habilidad comunicativa y argumentativa.

1.1. Lenguaje científico

La redacción científica es la señal de una trasmisión clara a un receptor. En lo posible, las palabras deben ser sen-cillas y ordenadas. La redacción científica no tiene necesidad de adornos literarios, metáforas y símiles, ya que inducen más a la confusión que al entendimiento. El mejor lenguaje es el que trasmite el sentido con el menor número de palabras; los juegos literarios hacen que la atención se desvíe de la sustancia al estilo.

Si el objetivo de un artículo científico es comunicar los resultados de una investigación, la eficacia comunicativa del texto debe cumplir los siguientes requisitos en su lenguaje, propios del lenguaje científico:

• Precisión: no debe haber ambigüedades, quiere decir que el texto debe expresar o comunicar lo que realmente quiere trasmitirse. Para ello, se debe aplicar una selección muy minuciosa del lenguaje que lo haga posible, tanto de los términos y las palabras que se han de emplear como en la forma de hacerlo.

• Claridad: un texto se debe leer y entender de forma clara y sencilla. El autor debe tener claro qué quiere comunicar, qué escribe y a quién va dirigido.

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• Concisión: es recomendable utilizar el menor número de palabras posibles y centrarse en la información relevante que se quiere comunicar, sin sacrificar la claridad, por supuesto.

• Simplicidad: debe utilizar un vocabulario que no resulte rebuscado o florido.

• Objetividad: el texto debe caracterizarse por el uso de un lenguaje libre de emotividad y subjetividad.

Cuando se trata de escudriñar el arte de la redacción de un artículo científico, el lenguaje ocupa un lugar central. Se trata de entender que el propósito de la escritura es destacar los detalles de las observaciones realizadas al emplear un lenguaje preciso, claro, conciso, simple y objetivo; evitando incurrir en vaguedades, adornos, emo-ciones, distracciones o redundancias más afines con la prosa literaria. Cada oración del texto debe presentar una idea escrita con un vocabulario inequívoco, se debe evitar el uso de adjetivos calificativos no cuantificables, o de términos intrínsecamente vagos o subjetivos.

A continuación, se presentan los elementos que deben tenerse en cuenta al redactar un artículo científico:

• Sintaxis: estructura de las oraciones y el orden de las palabras. En general, el orden sintáctico es aquel en el que la oración está constituida por sujeto, verbo y complemento o predicado. En este sentido, el sujeto debe estar cerca del verbo y de los adjetivos que le corresponden, y los adverbios deben quedar cerca de los adjetivos que modifican.

Ejemplo: El paciente sintió un dolor en el dedo que gradualmente desapareció. ¿Qué desapareció gradual-mente, el dedo o el dolor? Según el orden o la sintaxis en que se construye la frase, no queda claro, pues se observa que ‘desaparecer’ está más cerca del ‘dedo’ que del ‘dolor’. Alternativa: El paciente sintió en el dedo un dolor que desapareció gradualmente.

• Lógica del discurso: no se puede descuidar la concordancia entre el verbo y el sustantivo ni entre pro-nombre y su antecedente. Hay que ponderar siempre la virtud de la simplicidad, que nos enseña a evitar el uso de palabras u oraciones largas, cuando puede usarse una corta. Si es necesario eliminar palabras, se procede a hacerlo, con cuidado de no perder claridad ni sentido.

• Vocabulario: es necesario evitar las negaciones dobles, las metáforas y los símiles, así como el uso de una jerga técnica. Tampoco se debe usar un vocablo extranjero, si hay una equivalencia en el idioma nativo, a excepción del caso de los nombres propios.

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• Ortografía y puntuación: deben omitirse las frases largas de difícil puntuación a favor de la comprensión.

En cuanto al uso del tiempo gramatical para afirmaciones que son del dominio público o que son ampliamente aceptadas, debe utilizarse el tiempo presente, mientras que para describir eventos específicos que ya ocurrieron debe utilizarse el tiempo pasado. No podemos olvidar que escribimos para expresar y comunicar, no para impre-sionar.

1.2. Estrategia para escribir un artículo científico

Ferriols & Ferriols (2005) afirman que la regla fundamental para la redacción de un artículo de carácter científico es seguir una secuencia lógica en la relación de los conceptos que permita diferenciar claramente los hechos o los resultados de los juicios de valor que el investigador tiene. Los lectores desean entender el proceso de la investi-gación que se realizó en la secuencia misma en que se llevó a cabo: ¿cuál es la hipótesis o la pregunta? ¿Cómo se buscó la respuesta? ¿Qué se encontró? ¿A qué respuesta se llegó? El texto, en consecuencia, ha de estructurarse de manera muy clara en apartados y párrafos que faciliten su comprensión. El orden de exposición de los distin-tos elementos de la investigación en el artículo es básico: primero aparecerá lo que el lector debe conocer para comprender lo que propone.

Es preciso señalar que una cosa es el método de investigación y otra el método de exposición. Muchos creen que su competencia disciplinar los habilita para redactar un artículo científico. Esto es como suponer que soy buen guionista o novelista porque soy buen biólogo o arquitecto. Sin discutir nuestra calidad académica, es necesario reconocer que se requieren métodos y técnicas argumentativas y discursivas para poder expresar por escrito los resultados de una investigación, es decir, debemos asistirnos de un método de exposición para presentar el trabajo realizado.

Nuestro propio trabajo de investigación demanda el desarrollo de competencias en la argumentación y la escri-tura. Entonces, surge las siguientes preguntas: cómo acercarnos a esta práctica y qué elementos metodológicos y técnicos debemos manejar para un buen desempeño en la escritura. Muchas personas han contribuido a la in-vestigación sobre la producción literaria: psicólogos, pedagogos, estudiosos de la lengua, críticos literarios, entre otros, han delineado distintas formas de acercarnos a la literatura. Huamán (2002) nos presenta seis maneras de acercarnos a la escritura:

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1. Imitación: una buena manera de aprender a escribir es acercarnos a quienes lo hacen muy bien, los escritores famosos. Para seguirlos en su escritura, estilo y léxico, es necesario leerlos a conciencia y de manera constante. No olvidemos que la actividad de escribir está ligada a la lectura. Nuestra actividad académica no puede conver-tirse en una excusa para no leer, de hecho, debemos hacer del ejercicio de la lectura un imperativo, sin el cual es imposible la escritura en general y, en particular, de artículos científicos.

2. Conversación: en la mayoría de los casos, participamos en el ámbito académico en que nos movemos, sea en conversaciones, discusiones o debates que nos acercan al trabajo de algunos escritores y su forma de expresar y sintetizar sus ideas. No obstante, debemos cuidarnos de creer que esto es suficiente para sentirnos habilitados en el ejercicio de la escritura, más cuando el ambiente más familiar es el oral en nuestro caso. Debemos diferen-ciar entre la estructura de la expresión oral y del ejercicio escritural. Lamentablemente, el código oral se caracte-riza por ser, además de fugaz, un medio en que trasmite información escasa y limitada.

3. Experiencia fortuita (por casualidad): debido a las circunstancias o los impulsos emotivos, decidimos expresar nuestras vivencias o experiencias personales, no solo en un artículo, sino hasta en un libro. Este ha sido el estilo más frecuente de publicación de muchos profesionales. A causa del carácter subjetivo y emotivo de su trabajo, no es posible ofrecer una retroalimentación crítica, la cual es necesaria para quien lo escribe y para el ejercicio mismo de la escritura.

4. Ejercicio de composición: en este se toma conciencia de las operaciones necesarias para realizar el escrito. Esta aproximación expresa el ejercicio habitual de quienes desarrollan sistemáticamente una producción literaria de manera constante y permanente, supone un paso más decisivo en el desarrollo de las habilidades y capacidades necesarias para la competencia discursiva en el terreno de la escritura.

5. Retórica: quien más se aproxima a ella es el profesional de la escritura, pues aquí el esfuerzo debe ser la conci-liación de la intención comunicativa del escritor con el gusto y los intereses de los lectores. En el ejercicio de la escritura, el autor debe mantener un equilibrio entre lo que persigue con la finalidad del escrito y las exigencias del público.

6. Epistemología: concibe la actividad de componer como un instrumento para organizar y promover ideas o he-chos, por lo tanto, entiende la escritura como indispensable en el trabajo cognoscitivo. Su premisa es que el conocimiento se da gradualmente en interacción con el uso del lenguaje; escribir sobre un tema constituye su comprensión. En esta aproximación, la investigación científica no puede desdeñar la labor discursiva que se fundamenta en esta.

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Estas seis aproximaciones a la escritura no son un manual que garantice el ejercicio escritural. Debemos entender que no hay otra forma de aprender a redactar que escribir, se requiere de la práctica intensiva y consciente, del error y el acierto, se aprende a escribir escribiendo. Por más brillante que sea una exposición, no logramos me-jorar nuestra capacidad de expresión escrita con solo oír. Las biografías de grandes escritores nos enseñan que sus procesos fueron arduos y extendidos, lo que publicaron fue el resultado de un proceso de escribir y borrar, deshacer y hacer de manera continua. Lo que leemos tan solo es la punta del iceberg de lo que se ha editado o del artículo científico; lo demás está oculto. Por lo tanto, es imposible que se consolide el texto definitivo en el primer intento.

Que no se crea que escribir es como hablar con las manos. Nos equivocamos al creer que la escritura surge de ma-nera tan natural y espontánea como nuestra capacidad oral. Por el contrario, en ocasiones, debe alejarse de la ma-nera en que hablamos y de los procesos de inmediatez que la configuran. La forma de la escritura nos exige tomar conciencia de sus características y particularidades, que riñen con nuestra actuación lingüística en el ámbito oral.

¿Qué diferencia hay entre la expresión oral y la forma de la escritura? Cuando el interlocutor habla, se encuentra frente a nosotros, lo cual facilita la comunicación al haber una interrelación entre los hablantes, es posible resolver inquietudes o hacer acotaciones. El contexto de los hablantes se construye mutuamente en el acto. Podemos equivocarnos en una palabra, pero nuestro lenguaje corporal es capaz de sustituir ese inconveniente y comunicar con mayor efectividad. Esta situación no se encuentra en la escritura, ya que el interlocutor no está presente, es un abstracto que se construye internamente para enfrentar todas las posibles objeciones o reparos que puedan presentarse sobre el texto. Por lo tanto, el escritor debe garantizar el contexto en el cual debe leerse y permitir la comprensión del interlocutor universal. Debe brindar todos los elementos necesarios para que el lector entienda lo que plantea, no dejar nada por supuesto ni a la libre interpretación. Esta es la mayor diferencia entre la expresión oral y la forma escrita, ahí radica la dificultad de la segunda.

Para saber cómo construir el contexto interno en la escritura, es necesario establecer claramente las circuns-tancias, las intenciones, las relaciones y los objetivos (Huamán, 2002). Debe precisarse el contexto mediante la única herramienta que el escritor puede utilizar: la palabra, y la estructura con la que se produce y se configura el escrito. Los títulos y los subtítulos, así como las notas que se expresan en palabras claras y precisas son la clave del proceso de la producción textual. Las palabras son la única forma en que se expresan las ideas en la elabo-ración de un artículo científico, por lo tanto, es necesario reconocer la importancia de la gramática, la sintaxis, la puntuación, ya que definen la claridad y la comprensión del texto. Apelemos a un ejemplo para entender las implicaciones de construir el contexto con el lenguaje propio:

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Texto A

Libro, losa, laca, linterna, lucero, lastimado, rojo, verde, azul, amarillo, crema, verduras, carne, pastas, salsas, leche, Luis, Paola, Sofía Y Abril.

Texto B

Libro Rojo Crema LuisLosa Verde Verduras PaolaLaca Azul Carne SofíaLinterna Amarillo Pastas AbrilLucero SalsasLastimado Leche

¿Cómo entender el texto A? ¿Cómo entender el texto B?

Sin un contexto definido, el texto puede ser objeto de toda clase de interpretaciones, pues lo que se diga es absolutamente frágil y limitado. Todo texto exige precisión en la forma en que debe expresarse, si quiere ser entendido. Ahí radica la importancia de establecer un lenguaje propio para construir el contexto comunicativo y apropiarse del sentido correcto. Al escribir, se debe pensar en el lector y darle los elementos necesarios para que comprenda a cabalidad el texto, pues no es posible que se comunique con el autor para que le resuelva sus inquietudes. Apliquémoslo a los ejemplos:

Texto A

• Palabras con L: libro, losa, laca, linterna, lucero, lastimado.

• Colores favoritos: rojo, verde, azul, amarillo.

• Lista de compras: crema, verduras, carne, pastas, salsas, leche.

• Mejores amigos: Luis, Paola, Sofía y Abril.

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Texto B

Palabras con P Colores favoritos Lista de compras Mejores amigos

Libro Rojo Crema LuisLosa Verde Verduras PaolaLaca Azul Carne SofíaLinterna Amarillo Pastas AbrilLucero SalsasLastimado Leche

Al observar los ejemplos, notamos la importancia de los subtítulos para crear el contexto que hace entendibles las palabras y le da sentido al orden de estas. Igualmente, señalamos la importancia de los recursos paralingüís-ticos de los que dispone la escritura en sus dos sistemas, acentuación y puntuación, para facilitar la situación comunicativa y hacer comprensible el mensaje del texto. Estos ejemplos, así como el tema que estamos tratando en este apartado, nos llevan, inevitablemente, a considerar necesario hablar sobre los errores más frecuentes en la redacción de un artículo científico.

Huamán (2002) describe tres errores básicos en el ejercicio de la escritura, son de tipo semántico, sintáctico y pragmático. Nos recuerda que, muchas veces creemos que nuestro uso de las palabras nos autoriza para hacer acepciones propias. Los errores semánticos más frecuentes son aquellos que tienen que ver con el empleo de ciertos términos, no solo del lenguaje especializado de una disciplina, sino del lenguaje cotidiano. No podemos confundir el uso diario que hacemos de algunas palabras con la acepción propia del término, que debemos aco-ger si pretendemos ser comprendidos, más aún cuando el propósito de un artículo de carácter científico es ser expuesto a la razón pública y la evaluación de otros.

Identificar errores de naturaleza sintáctica es bastante difícil, pues compromete el ejercicio cuidadoso del manejo del lenguaje. Una cosa es el sentido que le atribuimos a las palabras en su uso oral y coloquial, y otra muy distinta la que se presenta en los diccionarios o usos académicos, este último es el que debe primar en la redacción de artículos científicos. Estamos acostumbrados a no diferenciar el uso oral de las definiciones en la escritura; se considera que debe escribirse tal como se habla, ese es un error frecuente, pues debe diferenciarse el lenguaje científico del uso oral que frecuentemente hacemos del lenguaje. Por ejemplo, se escribe como se dice lo siguien-te: “de acuerdo a ese investigador, el uso de…”, cuando la manera correcta de escribirlo es: “de acuerdo con ese investigador, el uso de…”.

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En cuanto a los equívocos de orden pragmático, debemos tener en cuenta que, en la redacción de un texto, no so-lo está presente la intención comunicativa del autor, sino que el lector hace parte determinante de esta relación, por lo tanto, un escritor debe considerar a quienes va dirigido el texto. La escritura es una moneda de dos caras: en una está el escritor y en la otra, el lector. No es suficiente querer emitir un mensaje, debemos tener presente a quién lo dirigimos (Huamán, 2002).

Después de leer estas sugerencias y observaciones, hemos de formularnos la pregunta, que por supuesto no pre-tendemos resolver del todo aquí, pero sí orientar un poco: ¿por dónde empezar? Como ejercicio arquitectónico, siempre se empieza por un plano. Parece evidente, pero la improvisación estará al orden del día y la presencia del caos es posible mientras no lo formalicemos. Se debe diseñar un plan para la redacción del artículo científico, sin importar su tamaño o si se va modificando en el transcurso de la escritura. Lo importante es tener un orden que seguir y revisar con frecuencia la coherencia y la necesidad. Este plan nos permite: a) distanciarnos de la oralidad, pues le da tiempo necesario al pensamiento para organizarse y estructurarse, no hay asomo de inmediatez y espontaneidad. Bien lo enuncia Walter Benjamin: “La palabra conquista el pensamiento, pero la escritura lo do-mina”; b) involucrar al lector en el ejercicio de escritura y, c) aclarar qué es lo que deseamos comunicar y cómo lo haremos.

Todo esto es de suma importancia, pues expresa una actitud y una práctica cultivada por años. Es la construcción de un hábito: el investigador elabora mentalmente un propósito y define la forma de llevarlo a cabo. Esto solo es posible hacerlo desde muy temprano y debe avivarse de manera constante. Podríamos decir que se inicia desde que el mundo nos sorprendía con lo que parecía cotidiano hasta el fortalecimiento que nos da la formación pro-fesional.

1.3. ¿Cómo escribir un artículo científico?

Esta pregunta no se responde fácilmente, solo podremos indagar su respuesta en el ejercicio mismo de la escri-tura, es decir, es en la práctica donde podemos aprender a escribir un artículo más que en la tematización de un área o una asignatura; a escribir se aprende escribiendo. Razón por la cual se requiere una disposición o actitud proclive al intenso trabajo y a la tarea de enfrentar más los fracasos que los éxitos, pues nunca un artículo emerge en su primera versión, solo puede emprenderse el camino correcto cuando se reconoce lo que se hace mal.

Empecemos por decir que la concepción tradicional reduce las habilidades para redactar un artículo científico al conocimiento gramatical, las reglas de ortografía y algunas de morfosintaxis, todas de suma importancia. Sin embargo, los estudios sobre lingüística textual y gramática del discurso han modificado ostensiblemente este

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planteamiento. Cuando hablamos de escritura, estamos hablando de la construcción de textos, esto exige el manejo de muchas más habilidades. Las reglas ortográficas, morfosintácticas y fonéticas son solo una parte del conocimiento que debemos tener sobre el ejercicio escritural, y podríamos decir que, de alguna manera, ya son del dominio del usuario de la lengua, aunque de forma un poco inconsciente. Las otras reglas sobre las que que-remos detenernos están más relacionadas con la elaboración de los textos y obedecen a la posibilidad de estruc-turarlo, se trata de las reglas que tienen que ver con la adecuación, la coherencia y la cohesión.

Cuando hablamos de adecuación, nos referimos a la composición misma del texto y su relación con una deter-minada situación comunicativa. El éxito del texto radica en la forma en que se adecúe correctamente el discurso al contexto, solo así puedo hacerlo, es lo que lo diferencia de la estructura oral, las condiciones de este varían de forma que se garantice que el lector pueda comprenderlo. Como bien lo afirma Haumán (2002), la adecuación del texto es la propiedad que determina la variedad (si es dialectal o estándar) y el registro (si es general o espe-cífico, subjetivo u objetivo, oral o escrito, formal o informal). Aquí, los escritores conocen los recursos lingüísticos en cada ocasión.

La coherencia es la forma en que la información o las ideas desarrolladas en el texto se relacionan entre sí de manera lógica. Los vínculos de orden que se establecen en el escrito obedecen al criterio del autor, quien deter-mina qué debe expresarse para provocar la atención y comprensión del lector. No olvidemos que el ejercicio de la escritura busca siempre provocar una reacción en quien lee. Qué se busca provocar en el lector es la pregunta que ronda al autor a la hora de establecer la coherencia del texto, pues su orden es la forma en que seduce la com-prensión del receptor. La estructura del artículo no es al azar, con ella se introduce el problema de investigación de forma clara y sencilla, por ello se inicia con el resumen; el título debe cautivar; de lo contrario, se corre el riesgo de que el lector no sobrepase las primeras dos páginas.

Por último, la cohesión expresa que los enunciados que constituyen un texto deben estar conectados entre sí. Estas relaciones permiten construir el sentido del texto y le otorgan unidad, esta permite conectar las diferentes frases del texto bajo las formas de la cohesión, sobre todo, en el aspecto formal. A su vez, permiten interpretar cada frase en relación con las demás para la comprensión del significado global. Un texto no es una acumulación de frases o enunciados, es un tejido y en este sentido, sus frases y afirmaciones deben estar unidas.

Como señala Day (2005), el hombre de ciencia no solo debe “hacer” ciencia, sino también escribir y comunicar sus conocimientos y los resultados de sus investigaciones. Por desgracia, la formación de los científicos suele estar enfocada en los conocimientos técnicos y especializados de su saber, por lo que se descuida la enseñanza de la forma en que ha de comunicarse, elemento esencial en el conocimiento. En otras palabras, muchos científicos

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son excelentes en su área y, a la vez, son pésimos redactores, es un hecho que a muchos no les gusta. Charles Darwin dijo: “La vida del naturalista sería dichosa si solo tuviera que observar sin escribir nunca” (Trelease, 1958).

El aspecto comunicativo de la investigación científica es fundamental. A propósito de una pregunta tradicional-mente formulada, partamos del siguiente ejemplo: si un árbol cae en un bosque y no hay quien lo escuche, ¿hace ruido? La respuesta correcta es “no”, el sonido es algo más que “ondas de presión” y no puede haber sonido sin un oyente; de igual forma, la comunicación científica se da en un doble sentido. Un artículo publicado resulta inútil si no es leído y entendido por el público, quiere decir que una investigación científica está incompleta hasta que sus resultados no sean publicados y entendidos.

Para emprender esta aventura comunicativa, es necesario conocer cuál es la estructura de un artículo científico, las partes que lo componen y qué terreno vamos a enfrentar en nuestro ejercicio de escritura, que veremos a continuación.

Tema 2. Estructura del artículo científico

El sistema Introducción, Métodos, Resultados y Discusión (IMRYD) (ANSI, 1979) establece que los artículos cientí-ficos deben incluir las siguientes partes, en ese orden:

• Título.

• Resumen.

• Palabras claves.

• Introducción.

• Materiales y método.

• Resultados.

• Discusión.

• Conclusiones.

• Agradecimientos.

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• (Apéndices).

• Referencias.

Aunque los encabezados o títulos de las sesiones pueden variar de una revista científica a otra, estos diez son los que generalmente estructuran un artículo científico. La compilación de carácter didáctico que elaboró Betan-court (2003), expone los aspectos más importantes relacionados con la comunicación científica, en particular, con la estructura que debe desarrollar un artículo de esta naturaleza. Por ser de conocimiento y uso generalizado, según el propósito que esta unidad didáctica, hemos querido retomar estas referencias con el fin de familiarizar-nos con lo que debe contener un artículo.

Título: debe contener la mayor cantidad de información específica en el menor número de palabras posibles, debe ser una etiqueta y no una oración, debe redactarse de la manera más adecuada posible para ser indexado por las revistas de carácter científico. Se sugiere que el título se escriba una vez se haya desarrollado el artículo, así habrá una idea clara de lo que se quiere expresar.

Day (2005) señala que el título es importante, ya que miles de personas pueden leerlo, en comparación con las pocas que podrían leer el trabajo completo. Por lo tanto, el título debe expresarse con cuidado al usar las palabras adecuadas y la forma de asociarlas para que puedan expresar de manera concreta el propósito de la investiga-ción; un error frecuente en la redacción de un título es sintáctico, se ordenan las palabras de manera equivocada.

El significado y el orden de las palabras son importantes para el lector que verá el artículo en el índice de la revista. Estas consideraciones también son importantes para los posibles usuarios de la bibliografía o quienes llegarán a conocerlo por fuentes secundarias. Por eso, el título debe ser una etiqueta que acompañe el trabajo y permita una forma adecuada de indexación. La mayoría de sistemas de indexación usan las palabras clave, también lla-madas “descriptores”, como mecanismo. En consecuencia, es fundamental que el autor incluya en su artículo las “claves” apropiadas para etiquetarlo. Los términos del título deben limitarse a las palabras que subrayan el conte-nido significativo del trabajo, de modo que resulte comprensible y localizable. Para escribir el título, el autor debe pensar en la pregunta: ¿cómo buscaría esa información en el índice?

Resumen: es la expresión extraída del contenido básico de un documento o la parte que permite identificar rápi-damente el contenido central del texto. Es el punto intermedio entre el título y el trabajo, a partir del cual el lector puede determinar si el artículo es de su interés. Tiene dos propósitos:

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1. Facultar al posible lector para saber si va a leer el trabajo, por lo que debe ofrecerle la mayor cantidad de información de forma suscita para que pueda adentrarse en la lectura.

2. Favorecer el trabajo de las revistas para que puedan organizar los resúmenes analíticos con celeridad, lo cual contribuye a la ubicación del artículo en las referencias.

El resumen no puede exceder las 200 o 250 palabras, y aparecerá de manera formal como un párrafo. El abstract se diferencia exclusivamente del resumen en que está en otro idioma, pero debe contener lo mismo. Debe escribirse en pasado. Debe ser consistente y explicarse por sí mismo, de tal forma que responda a los siguientes requerimientos:

• Presentar con claridad los principales objetivos y el alcance de la investigación.

• Exponer de forma sencilla la metodología empleada.

• Mostrar de manera sucinta los resultados.

• Presentar las conclusiones más importantes.

El error más frecuente en la elaboración de los resúmenes es el uso de alusiones innecesarias (si una idea general se puede escribir en cien palabras, para qué usar doscientas).

Palabras claves: su propósito es servir de nominación de los términos que han de servir para indexar un artículo científico. Se encuentran en el resumen y se exponen en el título. Se organizan en orden alfabético y deben ser palabras, no oraciones ni frases.

Introducción: es el inicio del artículo, su objetivo es ofrecer la mayor cantidad de información general al lector para que comprenda y se interese por los resultados del tema o la investigación. Debe establecer con claridad el problema de investigación y su fundamentación, así como los propósitos que se persiguen y la manera en que se desarrolló el trabajo. Por lo tanto, es necesario que se exponga el marco teórico del proceso investigativo, y se expliciten los motivos por los que se emprendió el trabajo y qué aportes ofrece para que se considere una inves-tigación relevante.

Generalmente, la introducción se escribe en presente, pues se refiere a la información existente durante el desa-rrollo de la investigación. Debe mencionar las abreviaturas que se han de utilizar a lo largo del artículo. A conti-nuación, se sugieren las siguientes reglas para elaborar una buena introducción:

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• Exponer primero la naturaleza y el alcance del problema planteado.

• Revisar las publicaciones pertinentes para orientar al lector.

• Indicar el método de investigación y las razones para elegirlo, de ser necesario.

• Mencionar los resultados principales de la investigación.

• Expresar la(s) conclusión(es) principal(es). No debe tener al lector en suspenso, es necesario suministrar la información requerida para que siga el proceso investigativo. Los resultados sorpresa son propios de la literatura, pero difícilmente encajan en el modelo del trabajo científico.

Materiales y método: redactar este apartado requiere mucho cuidado y es de gran importancia, pues expone descriptivamente y defiende las herramientas utilizadas en la investigación para llegar a los resultados. Los mé-todos en el ámbito de la ciencia son los que validan los resultados y por lo tanto, le otorgan el carácter científico a la investigación. En este sentido, son la piedra angular del trabajo, pues garantiza que los resultados sean repli-cables y permitan el desarrollo del conocimiento de un área específica. Cualquier investigador puede llegar a los resultados planteados y demostrar su certeza al seguir el procedimiento que se describe.

Un buen árbitro leerá los materiales y métodos detenidamente. Si hay serias dudas, Day afirma que es posible que los experimentos se repitan y el árbitro recomiende que el artículo se rechace, sin importar cuán brillantes sean sus resultados. Esta sección será la primera del artículo en la que deben utilizarse subtítulos. Siempre que sea via-ble, habrá que utilizar subtítulos que correspondan con los utilizados en los resultados. La forma de la escritura en ambas secciones será más fácil si el autor se esfuerza por trabajar en la coherencia del texto, así el lector podrá comprender rápidamente la relación entre el método utilizado y los resultados correspondientes.

Resultados: este apartado debe redactarse en pasado, pues se trata de la exposición de un trabajo ya realizado. Debe presentar los procesos que se realizaron en el trabajo investigativo, sin dar demasiados detalles, ya que se presentaron en la sección del método. Esta descripción sucinta debe ser puntual en la presentación de los datos que permitan una visión amplia y general del trabajo investigativo y del cumplimiento de sus objetivos. por lo tanto, se presentan las siguientes sugerencias:

• No se trata de la exposición en general de métodos, sino de la descripción particular de qué se utilizó para la investigación. Hay que evitar mencionar métodos que no se abordaron en el apartado correspondiente.

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• Presente descriptivamente los procesos y sus respectivos análisis de forma muy general, ya que cada as-pecto será objeto de la disertación misma.

• No sea redundante citando figuras y tablas.

• Es preciso no olvidar que la validez del trabajo reposa en los resultados, aquí no se pregunta el por qué ni el cómo, sino a qué se llegó y qué significa.

Los resultados deben ser breves y claros. Aunque la parte de los resultados es la más importante del artículo, en ocasiones, suele ser la más corta, sobre todo si va precedida por la sección materiales y métodos, y se ha desarro-llado bien la sección discusión. Deben escribirse de manera clara y sencilla porque representan los nuevos conoci-mientos que se están presentando. Las secciones anteriores del artículo tienen como propósito decir cómo y por qué se obtuvieron esos resultados, mientras que la última parte se encarga de decir lo que significan.

Discusión: Es la sección más difícil de escribir, pues se trata de exponer las relaciones lógicas con las que se demuestra los resultados. Debe desarrollarse a plenitud la capacidad argumentativa y crítica que valida todo el ejercicio que soporta la investigación. Es preciso comprender que discutir no es resumir los resultados ni mostrar la metodología, sino exponer cómo se pudo llegar a los resultados, qué nexos o vínculos se establecieron para producirlos y qué sentido tienen. En cuanto al sentido y la relevancia, es preciso establecer correlaciones con otras publicaciones que permitan recalcar la novedad y fuerza de los resultados presentados en la investigación; exige el contraste con la bibliográfica indispensable a fin de resaltar la pertinencia de la investigación. Es preciso ser claros con la(s) conclusión(es) para responder las siguientes preguntas: ¿qué significan los resultados? ¿Cómo responden al problema planteado? ¿Qué relación hay entre los resultados con algún planteamiento del autor? ¿Qué novedad entraña este estudio? ¿Presenta alguna excepción a la regla, por qué?

“A menudo reconozco lo que he denominado la técnica del calamar en aquellos autores dudosos de sus propios datos o razonamientos, que se esconden tras una nube protectora de tinta” (Savile, 1972).

Es importante destacar si los resultados abren nuevos horizontes investigativos que permitan profundizar más en la temática. El lenguaje en este apartado se presenta en pasado, cuando se trata de la propia investigación, y presente, cuando cita otros autores o trabajos.

Conclusiones: aparecen de manera sucinta en el resumen y la discusión. Se apoyan en los resultados y tienen que responder a los objetivos que trazó la investigación, así como a lo que se presentó en la introducción. No pueden

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ser meras generalizaciones, han de ser claras y concretas, pues se trata de hacer énfasis en una porción de verdad contenida en el trabajo.

Agradecimientos: como su nombre lo indica, se agradece la colaboración sustanciosa y ponderada que la inves-tigación tuvo en la teoría y en la práctica. Debe ser muy claro sobre el tipo de apoyo o colaboración, bien sea una financiación, o un servicio material o inmaterial por parte de individuos o instituciones.

Referencias: es preciso distinguir el tipo de citación que se usa para un artículo de carácter científico. Si es una tesis o monografía, el campo de referencia ha de enmarcarse en el proceso de la investigación y por lo tanto, debe ser muy selectivo con los textos, revistas o fuentes de información; si es una disertación, se abre un poco más el campo de referencias, ya que debe hacerse un estado del arte. No necesariamente el exceso de referencias bibliográficas o citas procuran un lectura fluida, pueden hacerla más penosa y retrasarla, además aumentan la extensión del texto y los costos de publicación. Siga estas normas en el ejercicio de la citación bibliográfica:

• Una afirmación no debe respaldarse con más de tres citas.

• Evite citar un mismo artículo muchas veces, en caso de extrema necesidad, sustituya la cita por las abre-viaturas op. cit. (en la obra citada) o loc. cit. (en el lugar citado).

Las referencias pueden realizarse, de acuerdo con: el número, según el orden de aparición y sistemas por apellido y año. Es importante explicar por qué se introduce la cita, esta nunca sustituye la explicación o análisis. No olvide que el artículo no se aprecia por la cantidad de citas, sino por la forma en que se utilizan.

Se sugiere que solo cite obras publicadas, pues toda la información debe estar al alcance de la comunidad científica. Por lo tanto, se recomienda que no se incluyan tesis doctorales que no hayan sido publicadas ni textos inéditos.

Cómo se escriben las referencias bibliográficas:

Con los autores, se usa el orden alfabético, primero el apellido en mayúscula y las iniciales del nombre.

Cuando se trata de títulos de artículos y páginas, las referencias deben ser completas, rigiéndose por el estilo en que se publica la revista, siempre se debe respetar el título completo, ya que brinda información clara al lector. Las revistas se citan enunciando primero al autor/es, luego el título del trabajo, enunciar que es una revista, el año y por último, el número de la página, todo ello separado por punto seguido.

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Con los libros se procede así: Autor. Título del libro. Edición. Ciudad, país. Editores. Año. Páginas. Las memorias, se referencian del siguiente modo: Autor/es. Título del artículo. En: “Procceeding” o Memoria. Año., Páginas y Ciudad. Se acotarán solo cuando sean imprescindibles o hayan sido arbitradas para su publicación.

Tema 3. Publicación de un artículo científico

Desde el momento en que se escribe está presente el deseo y el propósito de que el texto sea publicado a fin de comunicar el conocimiento, razón por la cual se han hecho las recomendaciones y sugerencias aquí presentes. Sin embargo, es una decisión que escapa a nuestra voluntad y no es posible garantizar con la exposición realizada en estas líneas. Estamos convencidos que entre más se conozcan los procesos establecidos por las revistas especiali-zadas para publicar un artículo científico, la posibilidad de que sea aceptado y publicado será más cercana.

Señalaremos algunas recomendaciones finales para el autor al presentar su artículo a fin de que lo evalúen y pu-bliquen en una revista.

3.1. Revisión final del artículo

La labor de redacción de un artículo científico es extenuante. Una vez concluida la elaboración, se recomienda descansar unos días o cambiar de actividad para que la mente decante las ideas, la estructura y el contenido, para que los detalles se desvanezcan en la memoria y se pueda estar en condiciones de volver de manera equilibrada y tener una visión de conjunto sobre el texto como unidad.

Después de ese descanso o cambio de actividad, el artículo se puede revisar en óptimas condiciones. Con la men-te fresca, se emprenden los ajustes necesarios; es una etapa necesaria, si queremos remitir el artículo a alguna revista para que lo evalúen con miras a su publicación. Antes de iniciar esta etapa, es necesario llegar a una de-cisión sobre el tipo de revista al que deseamos enviar el artículo. Por lo tanto, hay que tener en cuenta la política editorial y la tabla de contenido de las publicaciones más recientes. Así, sabremos el enfoque de la revista y si se ajusta con lo que hemos desarrollado en nuestro artículo. Esto permitirá que nos hagamos una idea de los campos de interés que se están desarrollando en la actualidad, de forma que dibujen un horizonte en nuestro campo de interés investigativo.

Si el artículo resulta publicable en más de una revista, es necesario establecer la selección bajo dos criterios: la revista que tenga el mayor nivel de impacto, según la clasificación más reciente publicada por el Journal Citation Report (ISI, 2016), la de mayor frecuencia de circulación (mensual o quincenal) y la mayor audiencia posible. Hay

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unos aspectos que podrían no parecer relevantes, pero es necesario considerar: calidad de la impresión (tipo de papel y calidad de las ilustraciones), notoriedad de los autores de los artículos publicados, estabilidad de la revista (cuánto lleva publicada) y renombre de quienes conforman el comité editorial.

Hay algunas consideraciones de forma que deben tenerse en cuenta: en la revisión final del artículo, asegúrese de que el tipo de letra y el tamaño sean adecuados, el interlineado debe ser espacioso (a doble espacio), todas las páginas deben estar numeradas, las márgenes deben ser lo suficientemente espaciosas. Verifique la estructura del artículo, revise que los títulos y subtítulos correspondan con las secciones y subsecciones a los que hacen re-ferencia. Al revisar la estructura, observe el título del artículo, la tabla de contenido, las imágenes, tablas o demás apéndices que se hayan utilizado, así como las referencias. Finalmente, revisa la ortografía general del texto con el corrector automático y el diccionario, y corrija los errores ortográficos y tipográficos que encuentre.

Una sugerencia importante en términos de coherencia gramatical y de comprensión de sentido es tomar el tex-to, una vez hechas todas estas correcciones, y leerlo de atrás hacia adelante para leer cada oración por separado (independiente del contexto) y analizar su simplicidad, claridad y concisión. Si encuentra una oración que parece muy larga, elimine palabras o divídala en dos oraciones; verifique la puntuación (comas, punto y coma, puntos seguidos y puntos) para que el discurso sea lo más fluido y lógico posible.

3.2. Remisión del artículo a una revista

Una vez haya hecho la revisión final y tenga listo el artículo, remítalo a una revista. Este procedimiento solía rea-lizarse mediante una carta que se dirigía a la revista en la que se expresaba el deseo de publicar el artículo. Se incluía el título y el/los nombre(s) de el/los autor(es), se especificaba que se trataba de un artículo original que se remitía para su posible publicación y se declaraba que no se consideraba enviarlo a otro medio de publicación. Por último, se adjuntaban los datos personales del remitente (dirección, teléfono, etc.)

En la actualidad, muchas revistas tienen disponible una plataforma informática que facilita el proceso de remisión de un artículo por parte de sus autores, el proceso de evaluación por parte de los árbitros o pares, las comunica-ciones con la revista y el proceso de producción editorial.

3.3. Evaluación o arbitraje de un artículo

Primero, señalemos quiénes son los árbitros en la evaluación de un artículo científico y cuál es su función. Son científicos o especialistas en el tema relacionado con el artículo, por lo que están capacitados para evaluar el

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texto y recomendar su aceptación y publicación, o su rechazo. Los expertos consideran la solidez del diseño me-todológico, la originalidad del problema a investigar, los resultados y la coherencia discursiva; comprueban si los autores consideraron toda la literatura pertinente, pueden opinar sobre otros aspectos del manuscrito, incluyen-do la claridad de la redacción y la claridad de las imágenes.

Existen dos formas de arbitraje:

• Árbitros desconocidos: conocen la identidad de los autores, más ellos desconocen la identidad de los árbitros.

• Árbitros y autores desconocidos: se busca eliminar cualquier intento de prejuicio por parte de los árbitros.

Los árbitros disponen de un tiempo prudencial (que varía de una revista a otra, según su periodicidad y el número de artículos que publiquen) para emitir un concepto detallado sobre los siguientes aspectos (Restrepo, 2006).

• Organización y redacción del artículo

• Planteamiento y justificación del problema abordado

• Descripción de la metodología utilizada

• Presentación y discusión de los resultados

• Consistencia entre resultados y conclusiones

• Pertinencia y precisión de las referencias bibliográficas citadas y

• Originalidad y alcance del trabajo presentado.

Estos siete aspectos definen la evaluación de los artículos científicos, la cual suele entregarse con observaciones y sugerencias de los árbitros, que el autor tratará de seguir. No obstante, el artículo puede ser rechazado por no cumplir con los criterios que aquí se han señalado.

Tema 4. Aspectos éticos para considerar al redactar y publicar un artículo científico

Es importante explicar qué consideramos como autor: es la persona que se ha encargado de realizar la mayoría

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de las contribuciones intelectuales que hemos encontrado en las publicaciones de artículos de carácter cientí-fico u otro. Cuando nos referimos a la “autoría”, hablamos de la calidad, la responsabilidad y la independencia al momento de realizar una investigación científica. Hay varias faltas éticas en la producción y elaboración de un artículo científico (VVAA, 2007):

• Plagio: es un apropiamiento de palabras, ideas y resultados de otras personas sin otorgarles el recono-cimiento que se merecen. El plagio en los artículos científicos es una práctica muy propagada en la co-munidad de producción de conocimiento, es importante reconocer el plagio y educar para evitarlo, así los estudiantes (una de las mayores poblaciones implicadas en esta conducta) elegirán el camino de la honestidad.

Para evitar el plagio en los artículos científicos en su artículo, se sugieren las siguientes pautas (Roig, 2005):

- Conocer la idea original, bien sea resumida o usada de manera directa, y otorgarle al autor el crédito que se merece.

- Cualquier referencia a un texto de manera literal, debe escribirse entre comillas para reconocer al autor.

- En el momento en que se esté resumiendo, debe comprenderse muy bien la idea del texto para que las palabras que se utilicen, así como las ideas desarrolladas, provengan de quien está escribiendo.

- Dar a conocer las referencias cuando no se está muy convencido de que el hecho o la idea de la que se habla no de conocimiento común.

Además, existe otra conducta inapropiada a la hora de redactar y publicar un artículo científico: la falsificación y fabricación de datos. Pueden suceder de manera no intencionada, por error de cálculo, o de manera intencionada para mejorar la investigación.

• Duplicación: cuando la publicación de un artículo coincide en contenido y estructura con la publicación previa de otro artículo, bien sea en medio magnético o físico, también, se conoce como “autoplagio” y constituye una violación ética a las normas de la publicación, porque el autor está relacionado de manera directa con la idea original. Hay varias formas:

- Reproducción completa de un artículo previamente publicado.

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- Unión de dos artículos o más para producir otro.

- Utilización de las muestras de un artículo original reportando diferentes resultados.

- Adición de nuevos datos a un artículo preliminar.

- Muestras y resultados diferentes del artículo original.

La doble publicación distorsiona el objetivo de la publicación de un artículo científico y de las revistas, el cual es aportar información útil para la comunidad del conocimiento.

• Conflictos de interés: (tanto el que escribe como el que publica) cuando autor, revisor o editor tienen rela-ciones personales o financieras que puedan influenciar, de manera inapropiada, las acciones o decisiones tomadas respecto a la publicación de la investigación. El potencial de que una relación represente algún tipo de conflicto de interés radica en que exista un nexo muy personal que pueda influir en la realización o publicación del artículo; los hay de diferentes tipos: financieros, personales, de tipo pasional y la compe-titividad académica.

• Manipulación de imágenes digitales: con el avance y desarrollo de las TIC, se ha facilitado la manipulación y copia de las imágenes. Sin embargo, se deben respetar los derechos de autor de las imágenes y hacer un reconocimiento de quienes las producen. En todo caso, debe contarse con la autorización debida para el uso de las imágenes y el reconocimiento que esto exige.

• Uso de materiales sin autorización: el uso indebido de correos electrónicos, resultados de entrevistas o cualquier otro tipo de información, sin la autorización debida, es una falta a las exigencias éticas de la publicación y producción de investigaciones científicas.

Todas estas referencias a las faltas éticas en los procesos de producción y publicación de artículos científicos de-ben entenderse a la luz de lo que supone una actitud ética de la rectitud, que es la que puede y debe fundamentar nuestro comportamiento formal frente a la producción intelectual. Los que han abordado esta modalidad señalan que la decisión sobre publicar o no debe estar animada por el anhelo de dar a conocer los resultados de su trabajo, sin otro objetivo que contribuir al conocimiento y a su propia formación. Debido a las condiciones actuales en las que se debaten las universidades y el ámbito académico, donde la producción se ha convertido en un estándar de medida y cualificación, la publicación se convierte en un modo de vida para los investigadores, que les permi-

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te engrosar la lista de ascenso en el escalafón y la carrera docente, o aspirar a un buen puesto de trabajo con su respectiva ventaja económica.

Si la publicación científica tiene como propósito dar a conocer los resultados de una investigación que contri-buirá al conocimiento, no hay cabida para la trampa, la falsificación, el fraude u otras prácticas tendenciosas que busquen manipular esa realidad. Esto le exige honestidad al investigador al comunicar sus resultados, y evitar todo lo que se aleje de la conducta ética.

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Cómo escribir un artículo científico

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Base de Datos de la ESAP

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Glosario

Palabra Significado

Pares académicos Investigadores de renombre y con trayectoria en áreas determinadas encargados de evaluar las propuestas de artículos científicos que se han enviado a revistas especializadas e indexadas.

Apéndices Anexos que se adjuntan al artículo científico como pruebas o apoyo en el proceso de investigación que el artículo pretende exponer.

Artículo científico Escrito o informe que se desarrolla como forma de difundir los resultados de un proceso investigativo.

Pertinencia Adecuado y oportuno en un momento u ocasión determinada.

Inédito Nunca se ha publicado ni dado a conocer al público.

Ética Disciplina filosófica que estudia el bien y la moral, y su relación con la moral y el comportamiento humano.