seis poemas
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“SEIS POEMAS”
Por: Río Rocha
MI PAISAJE INTERNO
El silencio de la inexistencia se adueña de mi mundo
con los misterios de cada instante;
escribo, sobre hojas, pensamientos
y poemas que a mis labios se sujetan,
mas esto es solo el inventario de un alma.
Sin la pulcritud de las palabras escogidas
ni usando del estilo de Bécquer o Cervantes
conformado con la sencillez
del discurrir de las palabras
libradas simplemente a humano entendimiento
Cortadas las humildes cadenas de silencios,
purgando sus pecados el alma del poeta,
escribidor sencillo, árbol de mil palabras
tijeras a los silencios y letras por guirnaldas.
RÍO TRISTEZA
Río gigante,
madre de muchas oscuras aguas,
acarreas impávido la esperanza de muchos,
cuando tristes los hombres lloran en tu orilla,
su impotencia enjuagan en tus remolinos,
vertiendo los lamentos en tu lecho.
No hallo límite a tu fuerza,
ni a tu alma encuentro color,
mientras me hallo acurrucado
en la orilla de tu somero oeste.
Tus aguas no subieron todavía,
ni trajeron las lágrimas de otros
pues las lluvias no han caído más arriba,
aún es octubre secano.
Tu corriente guarda silencio
ante la tristeza del alma
acariciando las pantorrillas
en las que se aglutina el cansancio,
de los que se sientan en tus piedras.
Cien metros de agua hacen a los hombres distintos,
como hermanos que deciden ignorarse,
al oír en la otra orilla, cuando paso,
a los que dicen igual, pero hablan diferente.
¿Qué más he de decirte Mamoré?
MUJER, SIN SER MUJER
La brisa es mujer hermosa,
no, no tan solo hermosa.
Es mujer plena y entera
que juega con mis cabellos
como una niña traviesa,
como una corza salvaje
que corre y salta entre peñascos.
Pero luego, de repente,
viene hacia mi nuevamente,
para entregarme caricias,
caricias de terciopelo.
Y amarrados entre sus velos
trae volando de lejos,
de jardines encantados,
los aromas escondidos de millones de corolas
La brisa es mujer hermosa,
no, ni tan simple ni escabrosa.
Es la mujer que valiente,
sin temor ni penitencia,
se regala enteramente,
sin esperar recompensa.
Y si la buscas, amigo,
no la encuentras entre damas,
pues se halla entre las ramas
de frondosos abedules.
Ya te dije que es traviesa,
me acaricia con presteza,
mas de pronto..., como nada,
se encarama en una roca escapando a mi mirada.
¿Es la brisa femenino ser?
no, ¡nunca lo habrás de creer!
La brisa no es simple mujer,
es la brisa..., una diosa,
que se disfraza de rosa,
para entregar sus amores,
para dejarse querer.
A TI TE ESCRIBO, NOCHE
Hoy quiero escribirte, fría noche
viendo que avanzaron ya tus horas,
cuando tu leve cortinaje se ha corrido
sobre las suaves curvas de mi calle
y en el ambiente quieto yo percibo
el ulular del viento entre los cables
y el ladrar desesperado de los quiltros,
mientras todo lo demás sabe a silencio.
Abro mi ventana y miro al cielo,
veo el caminar de los minutos
convertidos en estrellas,
ni una nube me perturba el espectáculo
de la luna suspendida en la negrura.
Típica noche de invierno
con los celestes astros de testigos
para verme allí sentado, cavilando
mientras mis secos labios repiten
quedamente estas palabras:
“Sueños de una noche constelada,
cuando el insomnio ha hecho presa de mis ojos
la luna me sonríe tiernamente
y la brisa me acaricia enamorada”
SEQUÍA ¿POR QUÉ?
Los candados de los cielos se han cerrado,
La lluvia resiste derramarse,
los exasperantes rayos del sol se desparraman,
resquebrajando los secos lechos de ríos de antaño,
desespera la sed que impele a la locura
arrastrando a los vivos hacia la muerte.
Un esquelético algarrobo es lo único que queda,
sucumbieron los gigantes eucaliptos,
se secaron los tupidos mollerales,
las acacias han dejado secos troncos
y se han perdido los sausales orillanos
de la corriente de aguas frescas del ayer
cuando por arbustos han quedado ramas secas
y los pastos se tornaron arenales.
La locura sorda araña la tolvanera
que levanta el paso recio de los aires
y el ardor de la garganta pide agritos
unas gotas de humedad sobre sus carnes.
Ya no quedan más que secos pedregales
donde entonces los brillantes manantiales
rebosaban de frescura a raudales,
se quedaron los ariscos pedernales
en las rocas que antes cerros esmeralda
cobijaban en las sombras a los mortales,
pero sigues todavía, hombre incauto
arrancando de raíz la arboleda,
incendiando los hermosos pastizales
y llenando de venenos la alameda.
FUEGO Y HUMO
Nubes que no lloran
han cubierto el amplio cielo de Riberalta
llanto negro en las mejillas de los niños,
aire denso en el ambiente,
los pulmones lo respiran
y el recio corazón de los llaneros se quebranta,
machete, lazo, pico, azada, ...nada sirve.
Arde el llano, sufre el monte,
incendio en la amazonía,
perece al fuego la vida en el pastizal,
sobrio el toborochi muere sin llorar,
mientras el palmar sucumbe de pie.
Rinden sus copas ardiendo
la mara de soberbio maderamen,
el cedro de rosa sangre,
el roble de pálidas carnes;
consume a su paso la flama asesina
corteza, tronco y rama,
hojas, flor y fruto
y en su lugar van quedando las cenizas.
Arde el llano, gime la vida,
quejidos entre los restos del aire
son los labios resecos, quebrados,
de hombres, niños y mujeres,
que entonan lamentos
con los rostros cenicientos.