seis noches en la acropolis marigó y estratis

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Apretó el paso, avanzó hacia la calle de Acarnas y, a las ocho, llamó a la puerta de Salomé. La encontró en la diminuta salita charlando con un caballero y una dama mayor que ella, y muy morena, no muy alta, desigualmente gorda, con los tobillos gruesos y la boca pequeña como la boquilla de una pipa. También estaba Lala, pero no hablaba. Cuando llegó Estratis, la dama estaba explicando cómo funciona la laringe de un cantante con rápidos movimientos del pulgar y del índice que imitaba el pico del gallo. El pico se había quedado abierto y Estratis preguntó: -¿Canta usted? -Sí, estudié canto y filología en Alemania. Usted, tengo entendido, escribe, ¿qué escribe? A Estratis le pareció muy débil la luz de Salomé. -Me gustaría escribir poemas y ensayos –dijo en voz baja, como si hubiera hecho una pregunta indiscreta. La decepción ensombreció el rostro de la dama: -Pero, quién se dedica hoy a la poesía. Su lugar lo ha ocupado la novela. ¿No ha hecho nada en esa dirección? Estratis se sintió como en el banquillo de los acusados. En torno a él, Salomé se ocupaba del refresco de almáciga, el caballero miraba severamente, Lala se movió por detrás de un cristal empañado. Respondió muy despacio, entrecortadamente: -Lo he intentado, pero creo que no sé narrar, y, lo que es peor, no sé hacer descripciones. Tengo siempre la impresión de que basta con nombrar algo para que exista. Su ser lo mostrará por sí solo, con sus hechos. Supongo que por eso, cuando abordo una descripción

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Apret el paso, avanz hacia la calle de Acarnas y, a las ocho, llam a la puerta de Salom. La encontr en la diminuta salita charlando con un caballero y una dama mayor que ella, y muy morena, no muy alta, desigualmente gorda, con los tobillos gruesos y la boca pequea como la boquilla de una pipa. Tambin estaba Lala, pero no hablaba. Cuando lleg Estratis, la dama estaba explicando cmo funciona la laringe de un cantante con rpidos movimientos del pulgar y del ndice que imitaba el pico del gallo. El pico se haba quedado abierto y Estratis pregunt:-Canta usted?-S, estudi canto y filologa en Alemania. Usted, tengo entendido, escribe, qu escribe?A Estratis le pareci muy dbil la luz de Salom.-Me gustara escribir poemas y ensayos dijo en voz baja, como si hubiera hecho una pregunta indiscreta.La decepcin ensombreci el rostro de la dama:-Pero, quin se dedica hoy a la poesa. Su lugar lo ha ocupado la novela. No ha hecho nada en esa direccin?Estratis se sinti como en el banquillo de los acusados. En torno a l, Salom se ocupaba del refresco de almciga, el caballero miraba severamente, Lala se movi por detrs de un cristal empaado. Respondi muy despacio, entrecortadamente:-Lo he intentado, pero creo que no s narrar, y, lo que es peor, no s hacer descripciones. Tengo siempre la impresin de que basta con nombrar algo para que exista. Su ser lo mostrar por s solo, con sus hechos. Supongo que por eso, cuando abordo una descripcin se me antoja que las palabras pierden su valor, que se diluyen en la punta de la pluma. Y, cmo llenar un libro sin descripciones?La dama pareca sorprenderse o impacientarse:-Pero, si ese algo no es persona; es, digamos, un paisaje, una cosa, sin hechos- que no acta, mejor dicho-, cmo comprender de qu se trata sin descripcin?-Me parece que todo lo que existe acta dijo Estratis. La aseveracin son rara a sus odos, como si no lo hubiera hecho l mismo; se ri.Salom segua la conversacin mirando de soslayo. La dama pens que Estratis se burlaba de ella y pregunt mordazmente:-Y si considera usted que los juegos de los poetastros s tienen valor?-El arte es difcil dijo impasible Estratis- y muchos fracasan. Sin embargo, no encuentro otro modo de expresar mis emociones.El desprecio haba reducido la boca de la dama a la mnima expresin:-Y a quin le preocupan sus insignificantes emociones? Poesa autentica solo puede hacerla el profeta que da al mundo una nueva fe.-Tengo la impresin de que eso es otra cosa contest Estratis-. No obstante, creo que si alguien consigue expresar verdaderamente las emociones que le causa el mundo, ayuda a los dems a no perder la fe que seguramente llevan dentro.-Pero, qu clase de emocin? Cualquiera?-Me parece que s, que cualquiera.-Con que no tiene usted una concepcin global del mundo?-Mi concepcin del mundo, si es que alguien la necesita, se mostrar al trmino de mi labor.-O sea, al revs respondi la dama-. Es terrible que todava haya jvenes que piensan as, todava hoy; HOY.Su pulgar y su ndice comenzaron de nuevo a abrirse y cerrarse, a cortar cintas, hilos y cordones en torno al hoy. Sopl y a continuacin pregunt a Estratis:-Conoce usted a Longomano?-Lo conozco vagamente; me asusta. Un par de veces que lo he visto me ha dado la impresin de que hablaba subido a una silla imaginaria.Las miradas de soslayo de Salom eran ms frecuentes a medida que la discusin avanzaba. De repente, se lanz:-Por fin, algo divertido.-Pues yo, querida, considero dijo la dama muy contrariada- que esto es ms bien una muestra del carcter griego, que no admite que pueda haber alguien superior a l. Somos as: tenamos un gran rey y lo enviamos a morir al exilio.El caballero, en la otra esquina, fumaba y escuchaba con desdn e indiferencia. De vez en cuando miraba por lo bajo a Lala, como con pudor, y entonces abra la boca del todo dejando que el humo saliera libremente. Ahora habl:-Una silla imaginaria, es decir, una silla que yo pintara.-S, Fustos dijo Salom-, de la misma manera que Marig, que la ests pintando para tu Edipo, es una esfinge imaginaria. -Naturalmente dijo el seor Fustos.Marig se sinti alagada y se apaciguo.