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    CU AD E R NO SDE L IDES N 9 1

    R A M IR O SEG UR A SEG R EG AC IO N RESID ENC IA L, FR O NTERA S UR BA NA S Y M OVILID AD TER R ITO RIAL

    9JULIO 2006

    C u a d e r n o s

    del

    Instituto de Desarrollo Econmico y SocialAroz 2838 x C1425DGT Buenos Aires x ArgentinaTelfono: (54 11) 4804-4949 x Fax: (54 11) 4804-5856

    Correo electrnico: [email protected]

    Segregacin residencial,fronteras urbanas y movilidad territorial.

    Un acercamiento etnogrfico

    RAMIRO SEGURA

    ISSN 1668-1053

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    R A M IR O SEG UR A SEG R EG AC IO N RESID ENC IA L, FR O NTERA S UR BA NA S Y M OVILID AD TER R ITO RIAL

    Instituto de Desarrollo Econmico y Social, Buenos Aires, 2006.

    Prohibida su reproduccin total o parcial por cualquier medio (impreso, electrnico, etcte-ra) sin autorizacin previa.

    Diseo: Departamento Editorial del IDES.

    Indice

    I. Introduccin 3

    II. El barrio 6

    III. La representacin del espacio barrial y su

    entorno 9

    a) El eje espacial. Hacia una topografa del

    barrio 9

    b) El eje temporal. Ahora-Antes 12

    c) El eje geogrfico. Aqu-All 14

    IV. La territorialidad de las prcticas 15

    V. Conclusin 21

    Bibliografa 23

    La serie Cuadernos del IDES tiene por objeto difundir avances de los resultados de

    las investigaciones realizadas en el seno del Instituto de Desarrollo Econmico y

    Social.

    ISSN 1668-1053

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    Segregacin residencial,fronteras urbanas y movilidad territorial.

    Un acercamiento etnogrfico*

    RAMIRO SEGURA**

    I. Introduccin

    La segregacin residencial no es un fenmeno reciente; por el contrario es, en sus

    distintas modalidades de segregacin residencial socioeconmica, racial o tnica, un rasgoconstitutivo de la ciudad capitalista. Pese a esto, slo en las ltimas dcadas las ciencias

    sociales se han volcado a su anlisis, en gran medida porque se supone que a partir de la

    articulacin con procesos recientes como la transformacin del mundo del trabajo y lasegmentacin del sistema educativo, entre otros, no slo se incrementa la segregacin sino que

    sus efectos negativos se potencian, al tiempo que desaparecen los pocos efectos positivos que

    podra llegar a presentar en ciertas circunstancias especficas.

    Dos han sido los modos predominantes de abordaje de estos procesos. Por un lado,

    el anlisis del emergente mundo comunitario de los pobres urbanos que, como seala Svampa,la sociologa argentina contempornea ha sintetizado como el pasaje de la fbrica al barrio

    (2005: 160). Por otro lado, el anlisis de los patrones de segregacin residencial de las reas

    metropolitanas latinoamericanas, a partir de datos cuantitativos, con la finalidad de medir la

    * El presente artculo se enmarca en el Proyecto Deteccin de reas de vulnerables en el partido de Gral.San Martn, dirigido por Alejandro Grimson y realizado por medio de un subsidio del Consejo de Investigaciones

    Cientficas de la Provincia de Buenos Aires (CIC).Agradezco la lectura y las observaciones realizadas por Elizabeth Jelin y Alejandro Grimson a una

    versin anterior del presente artculo. Ninguno de ellos es responsable por los errores que este trabajo pudierallegar a contener.

    ** Licenciado en Antropologa. Investigador - Docente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).Programa de Doctorado en Ciencias Sociales Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) Instituto deDesarrollo Econmico y Social (IDES).

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    segregacin (Rodrguez y Arriaga, 2004), identificar cambios en los patrones de segregacin

    (Sabatini, Cceres y Cerd, 2001) y evaluar sus efectos (Katzman, 2001). Si en el primer tipode abordaje y de manera paradojal ms all de la efectiva constatacin de la territorializacin

    de los sectores populares se ha prestado escasa atencin a las dimensiones territoriales, la

    focalizacin en lo territorial por parte del segundo tipo de enfoque en general ha implicado laminimizacin de las dimensiones prcticas y simblicas de la vida social.

    El presente artculo surge en la interseccin de ambas lneas de indagacin. En efecto,

    la elaboracin de un mapa de riesgo y vulnerabilidad social del partido de General San Martncon datos provenientes del ltimo Censo Nacional de Poblacin permiti acceder a una visin

    panormica de dicho distrito e identificar un patrn de segregacin residencial que muestra laexistencia, a gran escala, de reas relativamente homogneas en trminos socioeconmicos

    que remiten a la clsica configuracin de centro-periferia (lvarez e Iulita, 2005). De tales reas,

    la ms vulnerable corresponde al espacio delimitado por la autopista Camino del Buen Ayre yla Avenida Mrquez (Mapa 1). Al interior de dicho espacio, a medida que nos acercamos al ro

    Reconquista (lmite del partido), se encuentran los ocupaciones ms recientes y vulnerables,

    representadas por Villa Hidalgo y Villa La Crcova. Es precisamente en esta ltima dondellevamos a cabo nuestro trabajo de campo1, prestando especial atencin a los modos locales

    de representar y practicar un espacio segregado y su relacin con el entorno circundante.

    De esta manera, a partir pero necesariamente ms all de los datos estadsticos quesealan que se trata de un rea socialmente homognea, con un alto ndice de segregacin

    residencial de tipo socioeconmico, nos preguntamos: cmo se construye la experiencia dehabitar y vivir en dicho barrio? Hasta qu punto los lmites del barrio se constituyen como

    frontera que recorta un adentro y un afuera, obstaculizando las interacciones entre ambos

    mbitos as delimitados? En caso de ser as qu vnculos se constituyen en el mbito barrial?;y tambin qu tipo de relacin se establece con el afuera?

    La aproximacin al barrio tuvo, entonces,dos objetivos. Por un lado, caracterizar los

    modos de simbolizar el espacio barrial, sus lmites y su entorno, por parte de sus habitantes; porotro, analizar las interacciones,reconstruir las redes de relacionesen las que los habitantes de

    1 El trabajo de campo se desarroll entre los meses de Marzo y Septiembre de 2005. Se utilizaron dostcnicas principales. En primer lugar, observacin participante, por medio de la cual se realiz un relevamiento delbarrio (disposicin espacial, caractersticas ambientales, accesos, instituciones, etc.) y se intent caracterizar sudinmica (usos diferenciales del espacio barrial y su vinculacin con el entorno). En segundo lugar, se realizaronentrevistas semi-estructuradas a jefas y jefes de hogar residentes en el barrio con el objetivo de conocer los modosde representar el espacio y reconstruir los usos del espacio del entrevistado y su familia (trayectorias residenciales,lugares de trabajo, amistad y ocio, medios de transporte, etc.). Esta informacin fue complementada con fuentessecundarias: datos censales, datos histricos e informacin periodstica.

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    MAPA 1

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    la unidad territorial se encuentran insertos. Si elterritorio barrialadquiere centralidad en relacin

    al primer objetivo, es la territorialidad de las prcticas de los habitantes del barrioel foco delsegundo objetivo, ya que por medio de la reconstruccin de las redes de relaciones es posible

    analizar si las mismas se circunscriben o no al espacio barrial2.

    Coincidimos con Wacquant en que la separacin entre reas de relegacin urbana yel resto del cuerpo social es una separacin de mundos vividos, no de sistemas, es decir,

    remite a la especificidad de las experiencias y relaciones concretas de sus ocupantes, no a los

    lazos subyacentes que los anclan con firmeza al conjunto metropolitano, si bien en la modalidadde la exclusin (2001: 39). El argumento central de este trabajo es que el acercamiento a ese

    mundo vivido nos indica no slo que existen nexos causales y funcionales entre la vida en elbarrio y el sistema social, sino que la experiencia de la segregacin espacial se halla tensada

    por dos fuerzas contrapuestas que modelan la vida de los habitantes del barrio. Por un lado, una

    conjuncin de procesos que empujan hacia el aislamiento: dbil insercin en el mercado detrabajo, relegacin en un espacio urbano degradado y estigmatizado, tendencia a la socializa-

    cin en espacios homogneos, exclusin del acceso a bienes materiales y simblicos valorados.

    Por otro lado, en tanto el espacio barrial, aunque relegado y excluido, no es un gueto, es decir,no es un mbito relativamente autosuficiente, sus habitantes desarrollan estrategias varias y

    diversas que implican la movilidad para mitigar los efectos del aislamiento y la exclusin. Endefinitiva, la frontera existe y modela la vida social, que se estructura y depende, en gran medida,

    de la movilizacin de (escasos) recursos y la elaboracin de variadas estrategias para atravesar

    la frontera con la finalidad de acceder a bienes y servicios escasos o ausentes en el barrio

    (trabajo, salud, educacin, recreacin) necesarios para la reproduccin de las condiciones devida.

    II. El barrio

    La Crcova se encuentra a 15 cuadras de la estacin de trenes de la localidad de JosLen Surez, en el partido de General San Martn, dentro del primer cordn del conurbano

    bonaerense (Mapa 2). Aunque no existen datos precisos, se calcula que all viven alrededor de

    2 Retomamos aqu algunas propuestas de Hannerz (1993) , bsicamente su divisin de la ciudad encinco dominios o mbitos: domstico / parentesco, aprovisionamiento, recreacin, vecindad y trnsito. Cul esla espacialidad que las prcticas en tales dominios suponen? El espacio barrial las contiene en su totalidad? Encaso de no ser as, a cules s y a cules no? Qu tipo de prcticas laborales, recreativas, familiares- se llevana cabo fuera del barrio? Por otra parte, cules son las interrelaciones entre los dominios? total autonoma de cadadominio? O, por el contrario, interpenetracin entre vecindad y recreacin? entre familia y trabajo? entrevecindad y familia?

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    MAPA 2

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    11.000 personas, que subsisten a travs de una combinacin de planes sociales, (intermitente)

    ayuda social del estado, y lo obtenido en tareas de cartoneo / cirujeo / reciclaje (ya sea en BuenosAires o en el cinturn ecolgico del CEAMSE3) y /o trabajos ocasionales, predominantemente

    en el sector informal4.

    Es poco lo que se sabe de su historia. Aparentemente no existi una toma colectiva detierras sino que se fue poblando lentamente, en sucesivas oleadas de pequeos grupos de

    familias, desde finales de la dcada de 1970 hasta la actualidad, momento en el que contina

    su expansin.

    El espacio ocupado por el barrio corresponde a parte de la planicie de inundacin del

    ro Reconquista, es decir, una zona baja que durante mucho tiempo fue un basural. Dicha zonaes adyacente al loteo cuadricular que data de 1932 (ao en que el ferrocarril lleg a Surez), que

    encontr en tal accidente geogrfico el lmite para su prolongacin. As, la irregularidad de lallanura funcion como lmite de la cuadrcula. El establecimiento del barrio ms all de lacuadrcula, a partir del punto donde el terreno sufre un abrupto declive, transform a dicho

    accidente geogrfico, antiguamente obstculo para la prolongacin de la cuadrcula, en frontera

    que separa dos mbitos urbanos contrastantes5.

    A diferencia de los escasos datos que poseemos sobre su poblacin y su historia, el

    barrio ha adquirido una notoria visibilidad pblica en los ltimos aos debido a dos razones. Por

    un lado, los secuestros, ya que en el momento de mayor notoriedad pblica de este tipo decasos, el barrio era sealado de manera recurrente en la seccin policiales de la prensa grfica

    3 Coordinacin Ecolgica rea Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE) realiza desde fines de ladcada de 1970 la gestin de los residuos slidos urbanos del rea Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)mediante la aplicacin del mtodo de relleno sanitario. En la actualidad existen en el AMBA tres rellenos sanitariosen funcionamiento. Uno de ellos es el Norte III, ubicado en Jos Len Surez, que recibe 310.000 toneladas debasura al mes.

    4 Los datos del ltimo censo no nos ayudan a conocer las caractersticas de la poblacin del barrio yaque se encuentra incluido en una fraccin censal junto a otros barrios que presentan mejores condicionessocioeconmicas. De todas maneras, a los efectos de tener un panorama del conjunto, el censo arroja lossiguientes datos: el 23% de la poblacin presenta Necesidades Bsicas Insatisfechas (NBI), el 22,5% se encuentradesocupada, ms del 60% de la poblacin carece de cobertura de salud y el 95% de la poblacin tiene menos de14 aos de instruccin.

    5 El contraste no es solo edilicio, sino tambin natural. En una de las primeras notas de campo escrib:Cerca de las diez de la maana salimos de la escuela y recorrimos los escasos (pero ntidos) metros que la separandel barrio, oposicin que se expresa en el asfalto versus el barro, en la horizontalidad de la calle versus el irregulary pronunciado declive de la bajada por la cual se ingresa al barrio desde la escuela, y en las construcciones delas viviendas. Quiero decir: el cambio del paisaje es extremadamente abrupto. El barrio desde la escuela casi nose ve... pero se intuye. As, una vez recorridos unos escasos veinte o treinta metros, uno ingresa en otro lugar:barro, casillas de chapa y madera, ausencia de alumbrados, de veredas, de trazado regular y recto de las calles,etc. (29/03/2005).

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    nacional como uno de los lugares clave para explicar el funcionamiento de las bandas de

    secuestradores. Por otro lado, el cartoneo, pues con posterioridad a la crisis de 2001, la

    existencia y expansin de este tipo de prcticas entre los sectores ms afectados fue un tema

    privilegiado por la opinin pblica y tanto eltren blanco, que todos los das alrededor de las 18

    horas transporta a los cartoneros desde Jos Len Surez a la Capital para juntar cartones,

    vidrio, metales, comida y retorna a Surez cerca de la medianoche, como el basural del

    CEAMSE, lugar al que habitantes de La Crcova y otros barrios concurren diariamente a

    rescatar aquello que an es utilizable, fueron tomados por los medios como metforas

    condensadoras de la magnitud de la crisis econmica y social de la Argentina.

    III. La representacin del espacio barrial y su entorno

    El lmite es el verdadero protagonistadel espacio

    como el presente, otro lmite,es el verdadero

    protagonista del tiempo

    Eduardo Chillida, El lmite y el espacio

    Nos interesa caracterizar en esta seccin los modos de representar el espacio barrial

    (las formas de simbolizarlo y segmentarlo), las valoraciones asociadas a tales representaciones

    y el conjunto de prcticas y actitudes que las mismas prescriben. Para esto, trabajamos con

    ciertas marcas discursivas presentes en los relatos de los residentes en el barrio. Dos han sidolos categoras analticas que, combinadas, han posibilitado el anlisis. Por un lado, la nocin de

    metforas urbanas(Silva, 2000), las cuales permiten ver cmo operan ciertas categoras

    (adentro / afuera, antes / ahora, arriba / abajo, etc.) en la comprensin de lo urbano aplicadas

    al estudio del espacio barrial. Por otro lado, loselementos indiciales o decticosque organizan

    el espacio y el tiempo alrededor del centro constituido por el sujeto de la enunciacin (Filinich,

    2004: 16). En todo acto de enunciacin se instauran un lugar y un tiempo desde los cuales se

    hablan, un aqu y un ahora que implcitamente suponen un all y un antes. Se construye as un

    punto de vista (aqu vs. all, ahora vs. antes) desde el cual el espacio es representado.

    a) El eje espacial. Hacia una topografa del barrio

    Tres son los pares de oposiciones a partir de los cuales se organiza el espacio barrial

    y su relacin con el entorno circundante.

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    El primer par corresponde a laoposicin adentro-afuera. Los lmites del barrio6 se

    constituyen como frontera por medio de la cual se separa el espacio barrial del entorno mayor,quedando delimitado un adentro y un afuera. Al barrio se entra, del barrio se sale.

    Juana7, una joven de 23 aos, nos comentaba que [los trabajos] sonpor afuera y que

    debido a que es madre soltera de tres hijos chicos y a que su madre se encuentra en un estado

    de salud delicado que requiere de su constante atencin no puedo salir[a buscar trabajo].

    Esta frontera a partir de la cual se delimitan ambos mbitos funciona no slo para los

    que estn adentro, que deben hacer el esfuerzo de salir, sino tambin para aquellos que

    estn afuera y tienen motivos (fundamentalmente laborales) para entrar al barrio. En relacincon esto, si bien una vecina nos deca que la ambulancia no quiereentrar y otro que los remises

    no se animan a entrar, hubo un consenso generalizado en que, en comparacin con otras

    pocas, entranmucho los policas ahora.

    El segundo par corresponde a laoposicin delante-detrs. El espacio barrial, a pesar

    de lo que una mirada rpida y distante podra suponer, no es un mbito homogneo. Como han

    mostrado diversos trabajos en espacios residenciales marginales (Guber y Casabona, 1985;Grassi, 1993) se multiplican las diferencias hacia el interior del espacio barrial. En este caso,el

    adentro tiene un delante y un detrs, un fondo.

    El delante del barrio, su centro, corresponde a las nicas dos calles asfaltadas (ms

    all de algn pequeo tramo de algunas calles, pasajes y cortadas cercanas) que corren

    paralelas: Central y 1 de Mayo. Adems de asfalto (muy precario y en mal estado), en esascalles predominan las casas de material, algunas de las cuales funcionan tambin comocomercios: almacenes, ferreteras, comida al paso, panaderas, talleres mecnicos, reparacin

    de electrodomsticos y kioscos, entre otros. En contraste con el resto del barrio, se ven varios

    autos. Se encuentran adems en esa zona algunas iglesias evanglicas, un centro de salud yvarios comedores.

    6 El espacio barrial se encuentra claramente delimitado por cuatro fronteras: la frontera exterior, quecorresponde al comienzo de la planicie de inundacin del ro Reconquista, punto en el cual culmina el trazadocuadricular planificado y, a la vez, punto a partir del cual se extiende La Crcova; las fronteras laterales, quecorresponden, una a las vas del ferrocarril, otra al camino de circunvalacin; y la frontera interior, que correspondea un zanjn artificial, ms all del cual se extiende un descampado hacia el ro.

    7 Como es habitual, aplicando criterios ticos con vistas a preservar el anonimato de nuestrosinformantes, en este trabajo los nombres de la totalidad de las personas y de ciertos lugares han sido cambiados.Aunque algunos testimonios citados son producto de dilogos e intercambios casuales, en la mayora de los casoslos mismos se obtuvieron a travs de entrevistas. stas fueron realizadas a jefes de hogar de ambos sexos. Elpredominio de mujeres entre los entrevistados probablemente sea un indicio de los modos diferenciales desociabilidad y uso del espacio barrial.

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    A medida que uno se aleja se introduce en lo que tanto residentes como agentes

    externos llaman fondo. Calles, pasajes y pasadizos de barro, donde no hay seales de luzelctrica y predominan las casas y casillas de madera y chapa. Si en el centro hay indicios de

    una tendencia a la disposicin en cuadrcula de casas y calles (aunque no faltan los pasajes que

    comunican el interior con los lotes y casas que dan a la calle), en el resto del barrio la disposicines muy irregular. Predominan las actividades vinculadas al reciclado de materiales y cirujeo. Los

    carros y las carretas son omnipresentes, y tambin se ven caballos y otros animales (gallinas,perros, patos, etc). Ya se trate en el menor de los casos de tener un galpn, o de usar el patio,

    el frente o la vereda, las casas y casillas son a la vez lugares donde se llevan, clasifican y

    depositan los productos del cirujeo (vidrios, botellas, cartones, metales) que luego sernvendidos a grandes depsitos, algunos de ellos ubicados tambin en el fondo.

    Este contraste es sealado constantemente por los vecinos. Por un lado, se seala su

    peligrosidad. Ms para el fondo no me meto nos deca un vecino que desde chico vive en el

    barrio y seguramente todos coincidiran con la percepcin de Rosario que por acadelanteesms tranquilo que en el fondo. Por otro, se sealan las peores condiciones de vida en la que

    se encuentran quienes all habitan. Vos te vas para el fondo y es peor, pobre gente!, exclamaLaura, una vecina de 30 aos. Es la ausencia de servicios, sintetizada en la ausencia de asfalto,

    la que la lleva a sostener a la gente del fondo por ah se le complica [la vida con la lluvia y el

    barro]8.

    Por ltimo, el tercer par corresponde a la oposicin arriba-abajo, y funciona como

    nexo entre las dos primeras, una referida a la relacin entre el barrio y el entorno (adentro-afuera), la otra referida a las diferencias dentro del barrio (adelante-detrs). En efecto, la

    oposicin arriba abajo se aplica, en un continuo, tanto a las relaciones entre barrio y entorno

    como a las relaciones hacia el interior del espacio barrial.

    El afuera est arriba, por lo tanto, entrar es bajar. [Vivo] de la escuela para all abajo,para la bajada, nos indica una mujer mientras lleva su hijo a la escuela y otra, llegada hace poco

    al barrio, seala [estamos viviendo] en una casa que compramos acabajo.

    8 Al interior del barrio se reproducen las diferencias y los estigmas que se pueden encontrar en la relacinentre el adentro y el afuera, entre el barrio y su entorno. Dos indicios. Primero, la oposicin asfalto-barroes usadatanto para delimitar y separar- al barrio y sus habitantes del resto del entorno (una maestra seal que, de los msde 700 alumnos que tena la escuela, slo uno es del asfalto) como para distinguir en el mbito barrial al fondo,ligado al barro. Segundo, el trmino villa, utilizado tanto por la gente de Surez para designar al barrio como tambinpor muchos de los habitantes del barrio para estigmatizar a sus vecinos del fondo. Eh, no me dijiste vos que note juntabas con negros villeros! fue la recriminacin que un nio del fondo lanz a otro de adelante, quien en unade las primeras visitas al barrio nos haba acompaado hasta ese lugar.

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    De esta manera, si entrar es bajar, salir es subir: Allarribame dan [leche] dice unamadre refirindose al centro de salud Agote, ubicado sobre la avenida Mrquez, en el centro de

    Surez; y otra sostiene que [las compras] las hacemosarriba, en Surez.

    Por ltimo, una vez adentro se puede ir descendiendo desde adelante hacia atrs,

    hacia el fondo. Un vecino del barrio sostiene, refirindose al fondo, ahabajos la mayora [dela gente] se dedica al cirujeo y, en la misma direccin, una vecina cuenta que allen el bajo,

    cuando llueve, sabe lo que esa pobre gente, con criaturas [sufre], con criaturas, lleno de agua,de barro.

    De este modo, las tres pares de oposiciones forman un sistema topogrfico por medio

    del cual se simboliza, segmenta y otorga sentido al espacio barrial y a la relaciones con elentorno: entrar y salir, delante y detrs, bajar y subir. Se representa el espacio barrial y se

    orientan las prcticas del espacio. Ejes metafricos que, desde la propuesta de Lakoff y Jonson(1980), pueden ser pensadas comometforas orientacionales, modos de conceptuar la realidad

    que impregnan la vida cotidiana: el lenguaje, el pensamiento y las prcticas. En definitiva, setrata de un sistema que tiene su base en la experiencia del espacio y al mismo tiempo le da forma

    a dicha experiencia, orientando a las actores sociales en el espacio. Simultneamente y aquradica su riqueza metafrica al hablar del espacio habla tambin de otra cosa: simboliza las

    relaciones de poder y las desiguales posiciones sociales de distintos actores asociados a undeterminado espacio.

    b) El eje temporal. Ahora-Antes

    El tiempo es un elemento central en los relatos de los habitantes del barrio. El ejetemporal ahora-antes estructura gran parte de los mismos y por medio de la comparacin del

    presente con el pasado (un antes no siempre identificable en trminos cronolgicos), la vidaen el barrio adquiere sentidos, cualidades, valoraciones.

    Rumor de desalojo-historia del barrio. Un murmullo persistente rondaba en elambiente del barrio durante la realizacin del trabajo de campo, un rumor siempre presente y,

    a la vez, cambiante. Por esos meses agentes de la Municipalidad del Partido de Gral. San Martnse encontraban realizando un censo y si bien nadie conoca a ciencia cierta sus razones, el rumor

    incansable proyectaba la imagen de un desalojo. La indignacin generalizada ante tal posibili-dad fue el punto de partida para conocer la historia del barrio, los sacrificios que todas las familias

    realizaron y muchas actualmente realizan para instalarse en un lugar inhspito, anegable ycarente de servicios bsicos.

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    Este lugar fue un campo... agua, barro, ratas, pasto y ahora nos quieren sacar?, sepregunta Laura que lleg hace 11 aos al barrio. De manera similar Juana, que hace 23 aosvive en el barrio, sostiene: nos quieren sacar a todos y no darnos las cosas que nosotros

    pusimos para vivir a ac, en nuestras casas, y se pregunta: ahora se vienen a calentar dehacer algo ac, por qu no vinieron cuando estaba todo el aguacero?.

    En contraste con esos comienzos, los terrenos se han ido rellenando y el barrio hacrecido tanto en poblacin como en relacin a ciertas mejoras. Martina cuenta que lo ve msadelantado. Y Laura seala que lo que nos da bronca a nosotros es que cuando lonecesitbamos, vivamos en el agua y necesitbamos un camin de escombros, de tierra, delo que sea, para poder vivir un poquito mejor, nadie se acerc, y ahora que se est llenando decasitas de material, que cada uno tiene su casa... nos estn queriendo sacar. Propone queregalen a la gente material, ladrillos, todas esas cosas, que regalen a la gente que realmentenecesita (...) que den una cantidad de ladrillos, arena, todas esas cosas, o escombros... Vos tevas al fondo y es peor, pobre gente! (...) Es peor porque hay agua, agua (...) es que hay genteque viene de otros lados y estn mejorando de a poco. Los recin llegados, para utilizar lanocin de Norbert Elas (1998), al expandir las fronteras del barrio hacia el descampado, repitenlas prcticas que los establecidos realizaron cuando llegaron al barrio.

    Violencia, inseguridad, miedo. Aunque comparado con pocas anteriores el barrioest ms tranquilo que antes, el espacio barrial es visto como peligroso, inseguro, un lugar enel que viven con miedo9. Viste? me dice Laura hay mucho miedo. No es muy tranquilo ac,sostiene Rita, de 47 aos, madre de 10 hijos, que vive en el barrio desde hace 15 aos. Yprosigue: de da y de noche se escuchan tiroteos, robos (...) lo que falta es seguridad... te entran

    en las casas, te desmantelan todo, esto es tierra de nadie, vio? los que mandan ms son losdelincuentes.

    Ubicuidad del miedo. No tiene tiempo ni espacio. No se trata slo de que existan zonasms peligrosas que otras (aunque de hecho se sostenga que existen, especficamente elfondo), sino que todo el espacio barrial es un mbito en el cual proliferan situaciones violentas,peligrosas. Y el miedo y el peligro se asocian fundamentalmente alos jvenes, actor vinculadopor los propios habitantes del barrio con el delito y las drogas.

    9 Auyero (2001) ha sealado la conjuncin de tres tipos de violencia en barrios marginales: la violenciainterpersonal cotidiana, la violencia estatal intermitente y la violencia estructural del desempleo (pp. 19). Esindudable que tales dimensiones se hallan presentes en el espacio barrial. Aqu, sin embargo, consideramos laspercepciones de los actores acerca de lo que consideran es violencia que, como se ver, se vincula al delito. Sintener una mirada ingenua de la polica (agente fundamental en lo que Auyero denomina violencia estatalintermitente), la mayora de los entrevistados evalan positivamente que la polica pueda entrar al barrio. Sin dudaque un anlisis centrado en este problema debera indagar las vinculaciones entre la violencia estructural deldesempleo y el incremento de la violencia interpersonal cotidiana o, en trminos de Castel (2004), la relacin entreinseguridad social e inseguridad civil y sus efectos en la aceptacin de instituciones de control (como la polica).

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    Los miedos disuelven ms lazos de los que construyen. As, la tendencia al aislamientodentro de un espacio segregado y estigmatizado se profundiza, ya que no slo existen losmecanismos que tienden a aislar a los habitantes del resto del cuerpo social, sino tambin la

    sospecha, el temor y la desconfianza como constitutivos de los vnculos entre los vecinos delbarrio, que solo pueden asociarse por cuadras o manzanas con f ines defensivos.

    Si bien esta percepcin del barrio es compartida por personas de diversas edades y deambos sexos, habra que indagar con mayor profundidad el vnculo entre espacio, miedo ygnero. Varias investigaciones han sealado el acceso y uso diferencial de los espacios pblicoy privado segn el gnero (Bourdieu, 1973; Rosaldo, 1974). La Crcova no sera la excepcin.La oposicin entre casa y calle (Da Matta, 1997) parece reforzarse si la vemos en vinculacincon el gnero y el miedo, brindndonos un dato ms acerca de los modos de vivir en el barrio.El espacio pblico barrial es masculino y preponderantemente juvenil10. La mayora de las

    mujeres salen cotidianamente del barrio para trabajar, realizar las compras, ir al mdico, llevara los hijos a la escuela. De hecho, desde la maana hasta pasado el medioda predominan lasmujeres circulando por el espacio barrial, generalmente acompaadas por sus hijos, realizandodiversas tareas, entrando y saliendo. Sin embargo, para ellas el barrio no es un lugar paraestar (como lo es, por ejemplo, para los jvenes en las esquinas) sino un espacio quenecesariamente hay que atravesar para llevar a cabo las tareas cotidianas. La hiptesis es quela frontera entre casa y calle que existe en relacin con el miedo es vivida diferencialmente segnel gnero. No me muevo mucho de mi casa, sostiene Laura, a pesar de que realiza mltiplesactividades fuera del barrio. Dicho de otro modo, solo sale (atraviesa el espacio barrial) cuandoes necesario, el resto del tiempo lo pasa en su casa.

    c) El eje geogrfico. Aqu-All

    Por ltimo, el espacio barrial (el aqu) adquiere sentido por medio del contraste conotras experiencias residenciales (el all). Aqu trataremos dos casos simtricos y opuestos.Simtricos, en tanto en los dos casos las personas se movilizaron desde el interior hacia el AMBAcomo forma de mejorar sus condiciones de vida. Opuestos, en tanto uno de los casoscorresponde a una establecida y el otro a una recin llegada.

    10 A partir de la realizacin de trabajo de campo en dos localidades pobres del Gran Buenos Aires

    Gustavo Sarav (2004) sostiene que la apropiacin del espacio pblico barrial por los jvenes conduce alestablecimiento de una cultura de la calle con normas y prcticas propias, mbito privilegiado de su sociabilidad,interaccin y esparcimiento. Esta cultura de la calle, producto de una conjuncin de factores (exclusin de mbitosde institucionalizacin como la educacin y el mercado de trabajo, discriminacin social, hacinamiento, etc.)impacta en dos direcciones. Hacia el interior del espacio barrial, generando conflictos, inseguridad, miedo yviolencia entre sus diversos residentes; hacia el exterior, reforzando los prejuicios territoriales construidos desdeuna falsa homogeneidad y, por esto, constituyndose en un poderoso factor de exclusin para la comunidad en suconjunto.

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    Laura tiene 30 aos y desde los 17 vive en el barrio junto a su marido y sus tres hijos.Siempre estuvo acostumbrada a viajar ya que desde chica, junto a sus padres y hermanos,residi alternativamente entre Corrientes y Buenos Aires. Por su parte Lita tiene 34 aos y

    cuando la entrevist haca menos de dos meses que haba llegado al barrio junto a su maridoy sus cuatro hijos procedentes de Concordia, Entre Ros.

    La vida en el barrio aparece como peligrosa, en contraposicin con el (los) all (s). Megustara muchsimo irme paraallporque es muy tranquilo, el ambiente es muy bueno... es otravida, viste?, dice Laura; a mi lo nico que me dijeron era que tenga cuidado con los chicos porel tema de la droga (...) porque de donde vengo es muy tranquilo, no hay esa junta de chicosen las esquinas (...) acvos sals de noche y est todo lleno de pibes, sostiene Lita.

    Sin embargo, all no hay posibilidades. Para trabajar te tienen todo el da y te dan trespesos, dice Laura; mi marido me dijo vamos all, vamos a buscar otra vida, vamos a cambiar,

    vamos a conseguir trabajo, cuenta Lita. Cules son las posibilidades que hay ac? Por un lado,ac, si vos no tens trabajo, vos te pods ir a... a cirujear, a pedir a la gente... agachar la caray pedir, sostiene Laura. Por otro, ambas coinciden en que all no hay ayuda social. All esraro que te den un kilo de leche... si te ven un poquito gordo a un nenito te dicen que no, quela leche es para otro, cuenta Laura; y Lita ratifica hay solamente ayuda para los desnutridos,los que tienen bajo peso, desnutridos, nada ms. A diferencia de lo que le suceda en ConcordiaLita cuenta que cuando lleg a la escuela me dieron zapatillas, me dieron un guardapolvo,adems recibe la leche para su beba en un centro de salud, lugar donde tambin nos dan laleche tres veces a la semana, eso tambin me dan, que viene a veces una ayuda econmica,

    fideos, aceite, esas cosas. Y remata all esa ayuda no hay.Entre la nostalgia por lo que dejaron y los deseos de regresar, la vida de ambas mujeres

    y sus familias una establecida, otra recin llegada transcurre en un ac ambiguo y distintoa los respectivos all: un lugar en el que, aunque ms conflictivo y peligroso, es factiblevislumbrar alguna posibilidad para sobrevivir.

    IV. La territorialidad de las prcticas

    All donde el mapa corta, el relato atraviesa

    Michel de Certeau

    Espacio segregado, en relacin al grado de proximidad espacial o aglomeracinterritorial de familias que pertenecen a un grupo social similar en trminos socioeconmicos.Espacio literal y no solo metafricamentemarginado, situado a un costado y en un pozodel trazado urbano, construido por sus propios habitantes en una zona no apta para el

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    poblamiento urbano. Espacioestigmatizado, asociado en el imaginario social con la violencia,

    los delitos, la anomia.

    Todos estos atributos o cualidades segregado, marginado, estigmatizado se hallanco-presentes en La Crcova. Sin embargo, lo que nos interesa discutir en esta seccin, a partir

    de los datos obtenidos en el trabajo de campo, es la idea generalizada de una total separacin,

    aislamiento o exclusin de los espacios segregados, marginados y estigmatizados como La

    Crcova y el resto de la sociedad, idea que se condensa en el concepto de gueto. No se trata

    slo de reconocer los vnculos causales y funcionales entre las realidades macrosociales

    neoliberalismo (Wacquant, 2001), expoliacin urbana (Kowarick, 1993) y los barrios. Se trata

    tambin de ver que los actores, expuestos ante tales lmites y presiones (Williams, 1997),

    muchos de los cuales tienden hacia el aislamiento y la exclusin, desarrollan diversas

    estrategias que implican atravesar al menos parcialmente las fronteras sociales parasobrevivir, en tanto el espacio barrial no es un mbito autosuficiente.

    Es indudable que cuando la lgica dej de ser arriba / abajo para ser adentro / afuera

    barrios como La Crcova tendieron y tienden (si ya no lo son) a dejar de ser lugares en los que

    los segmentos inferiores del mercado de trabajo se reproducen para transformarse en

    espacios de supervivencia de aquellos relegados (Auyero, 2001: 25) 11. Sin embargo, lo que

    el anlisis de la territorialidad de las prcticas de los habitantes nos muestra es que, an desde

    la lgica de la exclusin, la supervivencia requiere el despliegue de prcticas que atraviesen las

    fronteras urbanas y sociales.

    En relacin con las fronteras, coincidimos con Grimson (2004) en que el nfasisinsistente en el carcter poroso, ambiguo, hbrido de las fronteras, a veces parece olvidar por

    qu se las sigue llamando as: lmite, diferencia, frente de batalla, separacin, discontinuidad

    y que tampoco ayuda demasiado a comprender el fenmeno la generalizacin deshistorizante

    que afirma que todas las fronteras son separacin y unin al mismo tiempo (pp. 3). Debemos,

    en cambio, analizar como se ordenan y jerarquizan las dos caractersticas de toda frontera: la

    separacin y la unin. En toda frontera hay momentos de mayor apertura y otros de mayor cierre,

    hay personas que la atraviesan con mayor facilidad que otras, hay motivos o razones por los

    cuales es ms factible atravesarla que otros.

    11 Ante tal escenario adquieren profunda relevancia las investigaciones desarrolladas en Amrica Latinaen la dcada de 1960 en relacin a la marginalidad. Es indudable que planteos como el de Nun, con su teora dela masa marginal entendida como esa parte afuncional o disfuncional de la superpoblacin relativa, masaproducida por un sistema que no necesita de ella para seguir funcionando (2001: 87), tienen plena vigencia ymerecen ser recuperados y discutidos.

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    En la seccin anterior delineamos una topografa barrial a partir de la interaccin de tres

    pares de oposiciones, uno de los cuales corresponda a la oposicin adentro-afuera, fundadaen una frontera entre el espacio barrial (el adentro, los de adentro) y el resto de la sociedad (el

    afuera, los de afuera). Nos proponemos aqu caracterizar su dinmica, el entrar y el salir, a partir

    de un doble reconocimiento: por un lado, no se trata slo de un lugar de cruce y dilogo, sinode conflicto y desigualdad; por otro, como quedar de manifiesto en nuestro caso, cruzar una

    frontera no implica necesariamente desdibujarla (Grimson, 2004: 19).

    Entre el aislamiento y la movilidad.Podramos decir quela ecuacin recursos haciaafuera, vnculos hacia adentrocondensa esquemtica y parcialmente ya que no todos los

    recursos para vivir se obtienen afuera ni se sale nicamente en bsqueda de recursos la vida

    barrial, vida tensada entre una multiplicidad de fuerzas que empujan hacia el aislamiento y la

    exclusin, por un lado, y la movilidad como prctica fundamental en las estrategias implementadaspara sobrevivir, por el otro, que de este modo cuestiona la idea de una total exclusin.

    Cmo logran sobrevivir estas familias? En la mayora de los presupuestos familiaresse verifica la combinacin de al menos dos fuentes de ingresos monetarios el Plan Jefes y

    Jefas12 y el generado por el cirujeo, ya sea en Capital o en el CEAMSE, y /o trabajos

    ocasionales en el sector informal, la (intermitente) ayuda social del estado y las redes deintercambio social, bsicamente familiares. Reconstruyamos brevemente sus historias.

    Rosa tiene 40 aos y 9 hijos. Desde hace 15 aos vive en el barrio, en una pequea

    casa junto a sus cuatro hijos ms pequeos, su actual pareja y dos de sus hijos. Ambos reciben

    el plan. Su pareja, adems, es pen de albail, trabaja afuera, habitualmente por Boulogne oSan Martn, lugares a los que llega por medio del tren, la camioneta del patrn o, en su defecto,

    la bicicleta. En el ltimo tiempo ha conseguido bastante trabajo. Ahora viene bien dice Rosaa veces trabaja hasta los domingos. De los hijos que viven con ella, el mayor tiene 18 aos, va

    a la escuela porque quiere terminar y a veces va a la quema, ac al cinturn, a cirujear para

    darme una mano a m, porque no alcanza. Adems de salir del barrio para realizar lacontraprestacin en una escuela cercana, Rosa cuenta que para lo nico que salgo es los

    mircoles, viernes, sbados y domingos, que voy a la iglesia evanglica y el resto del tiempo

    estoy en mi casa. A lo sumo me voy a la casa de mi hermana que vive ac, a tres cuadras,

    o si no a lo de mis hijos, que viven enfrente. Sus hijos mayores viven en el barrio, se han casado

    12 La casi totalidad de los ms de 700 chicos que asisten a la escuela N 51 viven en el barrio y alrededordel 90 % de estos chicos pertenecen a familias que son beneficiarias del Plan Jefas y Jefes. Salvo un caso, todoslos entrevistados y tambin muchos de sus familiares, hermanos / as o hijos / as con sus propias familias sonbeneficiarios del plan.

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    o juntado con gente del barrio se conocieron ac en el barrio, se pusieron de novios y bueno,despus se juntaron, cuenta Rosa y ellos y sus yernos se dedican al cirujeo en Capital yaproximadamente cada dos semanas venden lo obtenido, previa seleccin y clasificacin, en

    los depsitos que estn en la zona, centralmente en el fondo.

    La rutina de Rosa y su familia es sumamente interesante. Ella sale por lacontraprestacin, su marido por trabajo, sus hijos para obtener productos mediante el cirujeo,ya sea al CEAMSE o la Capital. Y, simultneamente, la gran mayora de sus vnculos seestablecen en el mbito barrial, donde se solapan las relaciones de vecindad, parentesco yafinidad. Sus vecinos son, en muchos casos, familiares, a quienes visita en su tiempo libre. Ysus hijos mayores han armado sus propias familias con personas del barrio.

    Al igual que los hijos y yernos de Rosa, en el presupuesto de Carlos es central loobtenido mediante el cirujeo. Carlos tiene 41 aos, viudo hace cinco y padre de cuatro hijos,entre 17 y 6 aos. Adems de cobrar un plan jefes, que ayuda, Carlos trabaja desde hace dosaos en el Cinturn Ecolgico del CEAMSE. Al cinturn va todos los das, de lunes a sbados.Sale para all alrededor de las 15,30 horas, ya que caminando tiene alrededor de una hora ymedia o dos de trayecto. Generalmente va solo y busca nylon, y ve si hay algo para comer.Describe el ingreso al cinturn como una pelcula de guerras, cuando un ejrcito est esperandopara invadir, para entrar y llegar arriba de la montaa. Al cinturn llega gente de todos ladosy en gran cantidad: Crcova, Curita, Villa Hidalgo, Loma Hermosa, Independencia, Corea.Todos esperan en la puerta, esperan y presionan para que les abran (es en esta situacin dondees comn que se produzcan enfrentamientos con los guardias). Cuando finalmente abren las

    puertas, corren para subir a la montaa de basura, donde puede llegar a haber algo. Ademsde obtener algo para comer, Carlos hace entre 20 y 30 kilos de nylon por semana, que los vendeen el fondo del barrio a 1 1,10 pesos el kilo.

    Tambin en el fondo venden sus productos quienes cirujean en Buenos Aires. Lauray su marido lo hicieron durante mucho tiempo con el objetivo de sumarlo al plan de Laura y altrabajo de albail de su marido en una localidad cercana para construirse una casa de material.Me iba a cirujear con l [por el marido] y me caminaba todo... salamos a las cinco y llegbamoscomo a las 12 de la noche, la una, y ah juntbamos el cartn, los diarios, todo, clasificbamostodo para al otro da levantarnos temprano. Llegaron a su objetivo, la casa de material, y

    actualmente no cirujean. El marido de Laura contina con su trabajo de albail ahora esttrabajando pero... a veces no tiene nada, meses y meses sin nada y Laura, adems de cobrarel plan, trabaja en limpieza, por hora, tres veces a la semana en San Martn.

    Si bien es una actividad muy difundida en el barrio, de hecho la primera impresin que

    se tiene del espacio y la dinmica barrial es la de estar organizada alrededor del cirujeo (adems

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    de los grandes depsitos, por las maanas es habitual ver a las personas clasificando productos

    y por las tardes comienzan a circular los carros y las carretas), no todos sus habitantes sededican a esta actividad. Rita es una mujer de 47 aos, viuda y madre de 10 hijos, vive con las

    dos hijas que tuvo con su ltima pareja y con una de las hijas de su primer matrimonio y sus dos

    nenas. Ambas reciben el plan. Rita, adems, trabaja por hora en actividades de limpieza, enSurez y San Martn. En su caso, al igual que en el de muchos otros, es sumamente relevante

    la ayuda social. Sus hijas menores almuerzan todos los das en el colegio, adems de recibir ahtiles escolares, zapatillas y guardapolvos, asisten todos los das de la semana a un apoyo

    escolar y los sbados y domingos almuerzan en un comedor que hay en el barrio. Rita sufre de

    diabetes y semanalmente concurre a una salita de salud cercana al barrio ya que los remediosme los dan todos ellos.

    Valeria, 26 aos, separada (de un chico del barrio) y con tres hijos, vive en una pieza

    aparte construida en el terreno de su madre, y tanto ella (en una clnica en Malavert) como sumadre (en una casa de familia en Villa Ballester) se dedican a la limpieza para complementar

    lo que obtienen de los planes y viajan diariamente en el tren que llega a Jos Len Surez.

    Recursos hacia afuera, vnculos hacia adentro, decamos. A partir de los relatos de losentrevistados las historias se repiten, parecen recurrentes. Ms all de las variaciones, el

    afuera adquiere centralidad (variable) en las estrategias de aprovisionamiento y el adentro es

    el mbito donde se construyen los lazos no slo vecinales sino tambin familiares y afectivos.

    Salir es, en la mayora de los casos, extremadamente necesario. Y, aunque central, no

    se sale nicamente para trabajar. Por un lado, es habitual que se salga del barrio para accedera ciertos bienes y servicios. As, muchas madres llevan una vez por mes a sus hijos al hospital,

    ya sea a San Martn o a Buenos Aires, y muchos trmites fundamentales como lo relacionado

    con los planes implican trasladarse hasta San Martn. Por otro lado, el consumo (escaso) y larecreacin (excepcional) tambin implican desplazarse. As, muchas familias realizan compras

    mensuales de los alimentos bsicos fuera del barrio en busca de mejores precios y es comn

    que en el tiempo libre los padres lleven a sus hijos a pasear fuera del barrio.

    Lgica del cazador, la llam Merklen: grupos e individuos se mueven como cazadores

    que recorren la ciudad y las instituciones en busca de una oportunidad(2000: 82). Sin dudas,

    como seala correctamente, este movimiento constante en busca de oportunidades, productode una situacin caracterizada por la inestabilidad y la vulnerabilidad, remite a situaciones de

    marginalidad social (al hecho de vivir en y de los mrgenes, no fuera de ellos) y no de exclusinsocial, entendida como la completa separacin de la vida social instituida. Sin embargo, nos

    alejamos del planteo de Merklen cuando, a partir de la inexistencia de exclusin (en sentido

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    estricto), sostiene que esta realidad permite el desarrollo de una cultura de la periferia donde

    es imposible definir los lmites del adentro y del afuera (2000: 112).

    Que el adentro no sea un mundo autosuficiente, totalmente separado del resto de lasociedad, en definitiva, excluido, y que por el contrario la subsistencia implique desplazamien-

    tos, movilidad y sagacidad por parte de cazadores significa que es imposible definir el adentroy el afuera? Dos son las razones que tenemos para brindar una respuesta negativa.

    Por un lado, las personas del adentro se relacionan con el resto de la sociedad a partir

    y muchas veces contra loslmites territoriales y simblicosque los distribuyen en ecologasterritoriales y simblicas. El salir que, como sealamos, es central para la reproduccin de la

    vida se realiza a partir y contra lmites y obstculos muy poderosos entre los cuales seencuentran:

    q el econmico: salir supone dinero para traslados o estrategias alternativas, comorecorrer grandes distancias a pie o en bicicleta;

    q el geogrfico / territorial: se trata de una zona marginada, alejada, y se deben cubrir

    grandes distancias con escasos recursos y malos servicios;

    q y el simblico, vinculado a que se trata de una zona estigmatizada.

    En relacin con el estigma que recae sobre el barrio Rita me desafa: usted va a buscar

    trabajo y dgale que es de La Crcova y no lo toman, yo le digo porque fui a buscar trabajo a lacasa de una familia y no me tomaron porque era de La Crcova. Y concluye: somos

    discriminados nosotros13. De esta manera el estigma es otro obstculo a superar quegeneralmente tiene un doble efecto: hacia afuera, en relacin con la sociedad, refuerza el lmitey la separacin; hacia adentro, en relacin con la vida barrial, potencia la conflictividad interna

    en tanto muchas veces colabora para producir la realidad (violenta, insegura) que nombra. Ritadice somos discriminados, somos despreciados en otros lados, somos los mal mirados y,

    a la vez que eso la indigna, deja deslizar y la verdad es que tienen razn..., haciendo referencia

    a que efectivamente se trata de un lugar violento, inseguro y en el que mucha gente fun-damentalmente los jvenes se dedica a actividades delictivas.

    Por otro lado, si bien hemos sealado tanto heterogeneidad y conflicto al interior del

    barrio como modos de sociabilidad y uso diferenciales del espacio barrial y su entorno por parte

    13 La hija de Rita, de 11 aos, me cont que bailaba en una murga, Los caprichosos de Villa Martelli.Al preguntarle por el nombre y la alusin a otro barrio intervino la madre no nos ponen de Villa Crcova porquesomos todos de... de, como es... nos miran todos con otra cara, somos otra gente, nadie quiere La Crcova, vio?somos despreciados en otros lados.

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    de los residentes, no podemos perder de vista que el hecho de atravesar un lmite no supone

    su disolucin y que son precisamente esos lmites los que crecientemente empujan hacia lasocializacin en espacios homogneosdesde el punto de vista socioeconmico. Como se

    desprende de las historias narradas, en el espacio barrial se desarrollan, de modo superpuesto,

    las relaciones de vecindad, parentesco y afinidad. En ms de una oportunidad se observa quese solapan las relaciones de vecindad con las de parentesco y es sumamente comn que las

    personas encuentren su pareja entre la gente del barrio.

    Una vasta literatura seala, adems, que este proceso de socializacin en espacioshomogneos refuerza los lmites que lo posibilitaron. En esta dinmica la segregacin residen-

    cial no acta sola sino que se conjuga y potencia con los efectos de la inestabilidad y lavulnerabilidad del mercado de trabajo y la segmentacin del sistema educativo (Katzman, 2001).

    En efecto, instituciones pblicas como las educativas colaboran para (re) producir los procesos

    de socializacin en espacios homogneos. Esto es claramente lo que sucede en la escuela N51, ubicada en el lmite del barrio y creada a principio de la dcada de 1990 para absorber el

    crecimiento de la matrcula de una escuela cercana, producido por el incremento de la poblacin

    del barrio. La totalidad de los ms de 700 alumnos son de La Crcova. Es decir, los chicos salendel barrio para ir a la escuela, en donde se encuentran nicamente con chicos del barrio.

    En definitiva, la territorialidad de las prcticas excede el mbito barrial. Sin embargo,

    las fronteras, territoriales y simblicas, existen, y el hecho de cruzarlas ni siempre ni para todono implica su abolicin. De hecho vemos precisamente lo opuesto: la segregacin residencial

    acta como mecanismo de reproduccin de desigualdades socioeconmicas, de las cuales ellamisma es una manifestacin (Rodrguez y Arriaga, 2004: 6).

    V. Conclusin

    El abordaje etnogrfico de un barrio con presencia de elevados ndices de segregacin

    residencial de tipo socioeconmica nos permite reflexionar brevemente, a modo de conclusin,sobre la relacin entre segregacin espacial, exclusin y fronteras14.

    A partir de los resultados expuestos parece que no es posible sostener dos argumentos

    simtricos y opuestos. Por un lado, aquel que supone que la segregacin se traduce en una total

    14 Las conclusiones aqu esgrimidas tienen carcter provisional y nicamente son relativas a las reaso dominios trabajados. As, es probable que el abordaje de dimensiones sociales no tratadas en este artculo comola poltica y la religin, con sus respectivas cartografas y territorialidades, arrojen nueva luz sobre las relacionesentre los residentes del barrio con la sociedad mayor.

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    separacin y, por ende, un aislamiento total de la vida barrial del resto de la sociedad. Por otro

    lado, tampoco se puede sostener, ante la evidencia de la existencia de vnculos entre ambasrealidades (y por lo tanto, el cuestionamiento a la idea de exclusin y a su traduccin espacial,

    el gueto), que los lmites son difusos o directamente no existen.

    Hemos intentado mostrar cmo suceden, de manera simultnea, dos conjuntos deprocesos. Por un lado, aquellos que efectivamente tienden a la exclusin y el aislamiento. Por

    otro, la implementacin de variadas estrategias que tienen en comn la movilidad en la ciudad

    en busca de oportunidades la lgica del cazador, que implica superar obstculos y atravesarfronteras territoriales y simblicas para sobrevivir.

    Ni lmites insalvables, ni ausencia de lmites. No alcanza, pues, con celebrar ocuestionar la ambigedad de las fronteras, que separan y unen. Se trata, por el contrario, de

    ver qu, cundo, quines y para qu las atraviesan y en qu direcciones. As, la ecuacin(esquemtica) de recursos hacia afuera, vnculos hacia adentro intenta sealar la selectividadde la frontera, los atravesamientos y los bloqueos, lo que mayormente se contiene de un lado

    y lo que ocurre del otro lado de la misma. Busca resaltar, a la vez, algo ms relevante: que el

    hecho de atravesar la frontera no la suprime. La segregacin residencial no se traducenecesariamente en exclusin social (en sentido estricto) pero tiene como efecto la socializacin

    en espacios homogneos, proceso que refuerza la segregacin y tiende a la exclusin.

    Y todos estos procesos tienen como condicin de posibilidad y a la vez producen unordenamiento espacial especfico. El sistema topogrfico simboliza, segmenta y otorga

    sentido al espacio barrial y a sus relaciones con el entorno. Se trata de un sistema que tiene subase en la experiencia del espacio y al mismo tiempo le da forma a dicha experiencia, orientando

    a las actores sociales en el espacio. Simultneamente y aqu radica su riqueza metafrica al

    hablar del espacio habla tambin de otra cosa: expresa y es expresin de las relaciones depoder y las desiguales posiciones sociales de distintos actores asociados a un determinado

    espacio.

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    R A M IR O SEG UR A SEG R EG AC IO N RESID ENC IA L, FR O NTERA S UR BA NA S Y M OVILID AD TER R ITO RIAL

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    SerieCUADERNOSDEL IDES

    Ttulos publicados:

    N 1. SERG I O C A G G I A N O : "Fronteras mltiples: Reconfiguracin deejes identitarios en migraciones contemporneas a la A rgen-tina".

    N 2. EL I ZAB ET H JELIN : "Los derechos humanos y la memoria de laviolencia poltica y la represin: la construccin de un campo

    nuevo en las ciencias sociales".N 3. A R IEL A L B E R T O C O R E M B E R G : "El crecimiento de la productivi-dad de la economa argentina durante la dcada de losnoventa: M ito o realidad ".

    N 4. A D R I A N A M A R S H A L L y LA U R A PE R E L M A N : "Sindicalizacin: In-centivos en la normativa sociolaboral".

    N 5. M A R C E L A C E R R U T T I y A L E J A N D R O G R I M S O N : "Buenos Aires,neoliberalismo y despus. C ambios socioeconmicos y res-puestas populares".

    N 6. A N D R E A M A S T R N G E L O : "Entre la selva y el ro. Bsqueda

    etnogrfica de indicadores de evaluacin en un proyecto derecuperacin de la selva marginal con promocin de lacomunidad en el Nordeste de Brasil".

    N 7. JO S G A R R I G A Z U C A L: "A migos y no tan amigos". L os integran-tes de una hinchada de ftbol y sus relaciones personales.

    N 8. A D R I A N A M A R S H A L L: "Efectos de las regulaciones del trabajosobre la afiliacin sindical: Estudio comparativo de Argenti-na, C hile y M xico".

    N 9. R A M I R O SE G U R A: "Segregacin residencial, fronteras urbanasy movilidad territorial. U n acercamiento etnogrfico".

    ISSN 1668-1053