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Candela Pacioni Taller de Reflexión Artística III 1 Autor: Candela Pacioni Carrera: Diseño de Indumentaria y Textil Asignatura: Taller de Reflexión Artística III Docente: Manuel Carballo Secuelas del Renacimiento: arte barroco El traspaso de un período a otro no tiene como propósito la culminación, en terminos de evolución, del período anterior. Sino que sucede cuando las condiciones generales, historicas, sociales, economicas y políticas llegan a un punto de inflexión donde encuentran la necesidad de cambiar su dirección hacia una tendencia diferente. Por lo que, el traspaso del Renacimiento al Barroco no ha sido dado por la finalización del movimiento previo sino por la modificación de alguna de sus propuestas hacia un movimiento nuevo. Cabe destacar, que los aspectos conseguidos en el Renacimiento perduran hasta la actualidad y han intervenido en los seguidos movimientos artísticos (Hauser, 2002) Según Gombrich (1992): “Barroco significa, realmente, absurdo o grotesco, y el término fue empleado por personas que insistieron en que las formas de los edificios clásicos nunca debían ser aplicadas o combinadas de otra manera que como lo fueron por griegos y romanos” (página 371). Analizando esta premisa, podemos decir que el Barroco surge a partir de la visión de un grupo de personas que creen exagerada la arquitectura de aquellos que no respetaban las modalidades greco-romanas. Aspectos fundamentales Las características principales de este movimiento respetan los cánones del movimiento renacentista y adhiere algunos nuevos a estos. En primer lugar, podemos decir que la representación se basa en lo observado tal y como se ve en la realidad, escapando de la estilización y embellecimiento de los cuerpos como se solía hacer en el período renacentista (Hauser, 2002). A esto Hauser (2002) agrega: “Las frecuentes y a veces violentas superposiciones, las diferencias de tamaño en desproporcionada perspectiva, el abandono de las líneas de orientación dadas por los marcos, la discontinuidad de la materia pictórica y el tratamiento desigual de los motivos (…)” (página 96). Lo que trata de decir es que en las representaciones barrocas el artista le da mayor importancia a la ilusión gráfica general que a la individualización de los elementos. Por lo que una pintura o arquitectura sobrecargada de decoros no debe impactar al espectador de manera singular sino que debe valorarse en un único efecto. Otra característica distinguida del Barroco es el rol del ser humano durante el movimiento. En el Renacimiento el embellicimiento y el protagonismo de la figura humana era un aspecto fundamental. En este nuevo período

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Candela Pacioni Taller de Reflexión Artística III

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Autor: Candela Pacioni Carrera: Diseño de Indumentaria y Textil Asignatura: Taller de Reflexión Artística III Docente: Manuel Carballo

Secuelas del Renacimiento: arte barroco

El traspaso de un período a otro no tiene como propósito la culminación, en terminos de evolución, del período anterior. Sino que sucede cuando las condiciones generales, historicas, sociales, economicas y políticas llegan a un punto de inflexión donde encuentran la necesidad de cambiar su dirección hacia una tendencia diferente. Por lo que, el traspaso del Renacimiento al Barroco no ha sido dado por la finalización del movimiento previo sino por la modificación de alguna de sus propuestas hacia un movimiento nuevo. Cabe destacar, que los aspectos conseguidos en el Renacimiento perduran hasta la actualidad y han intervenido en los seguidos movimientos artísticos (Hauser, 2002)

Según Gombrich (1992): “Barroco significa, realmente, absurdo o

grotesco, y el término fue empleado por personas que insistieron en que las formas de los edificios clásicos nunca debían ser aplicadas o combinadas de otra manera que como lo fueron por griegos y romanos” (página 371). Analizando esta premisa, podemos decir que el Barroco surge a partir de la visión de un grupo de personas que creen exagerada la arquitectura de aquellos que no respetaban las modalidades greco-romanas. Aspectos fundamentales

Las características principales de este movimiento respetan los cánones del movimiento renacentista y adhiere algunos nuevos a estos. En primer lugar, podemos decir que la representación se basa en lo observado tal y como se ve en la realidad, escapando de la estilización y embellecimiento de los cuerpos como se solía hacer en el período renacentista (Hauser, 2002).

A esto Hauser (2002) agrega: “Las frecuentes y a veces violentas

superposiciones, las diferencias de tamaño en desproporcionada perspectiva, el abandono de las líneas de orientación dadas por los marcos, la discontinuidad de la materia pictórica y el tratamiento desigual de los motivos (…)” (página 96). Lo que trata de decir es que en las representaciones barrocas el artista le da mayor importancia a la ilusión gráfica general que a la individualización de los elementos. Por lo que una pintura o arquitectura sobrecargada de decoros no debe impactar al espectador de manera singular sino que debe valorarse en un único efecto.

Otra característica distinguida del Barroco es el rol del ser humano

durante el movimiento. En el Renacimiento el embellicimiento y el protagonismo de la figura humana era un aspecto fundamental. En este nuevo período

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comienza una nueva visión del mundo centrada en la ciencia natural. Ésta concepción parte del descubrimiento de Copérnico el cual postula que la tierra gira alrededor del sol, lo opuesto a lo que se creía: que el universo giraba alrededor de la tierra. A partir de esta doctrina, la relevancia e importancia del ser humano cambia indiscutidamente: el hombre se transformó en un elemento inapreciable en el universo inmenso que comenzó a concibir (Hauser, 2002).

Por otro lado, la intención artística tiende en este nuevo período a lo

ilimitado y caprichoso por lo que comienza a repercutir la intención del artista hacia lo que quiere trasmitir al espectador. Se abandona por completo el respeto hacia los cánones de belleza e idealización impuestos en el movimiento renacentista. Burckhardt infiere que en este movimiento se realza la deformidad a través de la falta de proporción de los detalles, haciendo hincapié a la ilusión de lo grotesco y desagradable (Hauser, 2002).

Un referente del movimiento que brindó nuevas características al período

es Pedro Pablo Rubens. El mismo implementa por primera vez la técnica de pincelada la cual puede ser comprobada en su obra “Cabeza de una niña” (1616) (ver imagen 1) donde se percibe que el uso expresivo del pincel intenciona vida y movimiento a la ilustración. También, una nueva incorporación es el uso de destellos de luz en ciertos puntos del cuerpo donde la misma se refleja como en el labio y en la frente del rostro. A su vez, cabe destacar de éste pintor la representacion de escenas de la realidad remarcando los defectos de los personajes. Esto puede comprobarse en la obra “Alegoria de las bendiciones de la paz” (1629-1630) (ver imagen 2) donde se muestran las mujeres y bebés “gordos” aún exagerando el abultamiento de grasa en las sombras de los pliegues (Gombrich, 1992). La representación del movimiento

Los primeros indícios de la aparición del movimiento barroco han sido vistos en la arquitectura. Si observamos la fachada de Il Gesú (1575-1577) (iglesia de los jesuitas) (ver imagen 3) construida por Giacomo della Porta podemos ver que se mantienen los caracteres clásicos de la arquitectura provenientes del renacimiento: columnas, arquitrabe, entrada central, señales de un arco de triunfo. Aunque, el arte barroco hace su presencia al repetir dichos elementos incrementando la apariencia compositiva de la construcción. Por otro lado, podemos dennotar que la entrada queda doblemente enmarcada dentro de dos columnas. A comparación de las construcciones renacentistas, ésta tiene una fachada sobrecargada dando conjetura a características barrocas. Por último, cabe destacar la importancia de los adornos decorativos en la arquitectura como intención del arquitecto, reafirmando que en el arte barroco se busca un impacto colectivo que el individualismo de las piezas que componen la obra (Gombrich, 1992).

Con respecto a la pintura, en la obra de Annibale Caracci “Piedad” (1599-1600) (ver imagen 4) podemos ver la misma sencillez y armonia que en el arte renacentista aunque si hacemos hincapié en la luz sobre el cuerpo del Cristo y

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la menera en las que se representaron las emociones concluimos en que es una pintura barroca. Retomando las pinturas renacentistas, los rostros de los personajes tenían rostros parecidos a las esculturas greco-romanas con una mirada perdida y poca gestualidad, por lo que una distinción del movimiento barroco seria la aparición de sentimientos y emocion en la representación (Gombrich, 1992).

Dentro del mismo ámbito, un referente del arte barroco es Michelangelo da Caravaggio. Este artista buscaba específicamente horrorizar a quien veía sus obras a través del uso de luces y sombras que favorecía la fealdad de los cuerpos. Normalmente causaba sensacion dando dobles apreciaciones con tematicas religiosas. Esto puede verse en su obra “La incredulidad de Santo Tomas” (1602- 1603) (ver imagen 5) donde se ilustran a tres apostoles observando a Cristo mientras uno de ellos introduce un dedo en una herida, lo cual era poco convencional para la época (Gombrich, 1992). El arte barroco en el norte de Europa

Los burgueses flamencos del campo protestante preferian mantenerse sobrios en vez de adherirse al estilo barroco en su máxima expresión, su representación del movimiento era simple y carecía de adornos decorativos. Los artistas de la época tuvieron que limitarse a ciertas ramas del arte que no pudieran provocar ninguna ofensión de carácter religioso: retratos, conmunmente a pedido. Aquellos que no se encontraban comodos con éste género, ilustraban a su gusto pero luego se encontraban con la problemática de venderlo al público sin garantía de que alguien se lo compre. La mayoría tomaba esta oportunidad para especializarse en la ténica o el género de su preferencia. Una de estas temáticas fue la representacion de la naturaleza muerta, específicamente la representación de aquellos objetos que reflejan la luz con el propósito de estudiar en profundidad la ilustración del brillo de la luz reflejándose en superficies como la porcelana, la fruta, los espejos,etc (Gombrich, 1992).

Uno de los representantes de este conjunto es Rembrandt van Rijt el cual

se caracterizaba por la realización de retratos donde la emoción del personaje se dejaba entrever en los ojos y muecas de la ilustracion, tal como se veía en la realidad. Esto puede comprobarse en su obra “Autorretrato” (1655-1658) (Ver imagen 6) donde ilustra el rostro de un hombre sin embellecerlo aunque remarcando sus rasgos acentuando los defectos como se veía realmente. En esta obra podemos verificar que la intención de los artistas era representar lo observado y no estilizar e idealizar el cuerpo humano (Gombrich, 1992).

Conclusiones El arte barroco trae consigo las modalidades del movimiento renacentista aunque agrega la sobreexageración y la acumulación de elementos para realzar lo llamativo de una pintura, arquitectura o escultura generando un impacto visual general. A su vez, la implementación de emociones y sentimientos en las obras

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también es una nueva propuesta de parte del movimiento barroco ya que anteriormente las gestualidades eran más bien perdidas y poco demostrativas en el periodo renacentista. Por último, la intencionalidad de provocar desagrado y horrorización en el público fue impulsado por varios artistas al proponer temas contraversiales (como en el caso de Caravaggio) o simplemente el realce de luces y sombras, exagerando los defectos corporales de los representados (como en el caso de Rubens). Bibliografía

• Gombrich, Ernst (1992) Historia del Arte. Alianza. Madrid. (709 GOM) • Hauser, Arnold (2002) Historia Social de la Literatura y el Arte. Debate.

Madrid. (709 HAU)

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Anexo Imagen 1

Pedro Pablo Rubens, Cabeza de una niña, colección de los Principes de Liechtenstein, Vaduz. H. 1616 Imagen 2

Pedro Pablo Rubens, Alegoría de las bendiciones de la paz, National Gallery, Londres. 1629 – 1630

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Imagen 3

Giacomo della Porta, Iglesia de Il Gesia, Roma, h. 1575-1577 Imagen 4

Annibale Caracci, Piedad, Museo de Capodimonte, Nápolea. 1599-1600

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Imagen 5

Caravaggio, La incredulidad de santo Tomás, Palacio Institucional y Jardines de Sanssouci, Potsdam, h. 1602-1603 Imagen 6

Rembrandt van Rijn, Autorretrato, Museo de Arte Histórico, Viena, h. 1655-1658