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SC-03 HUERTA ANGUITA ÍNDICE 1.- Situación página 2 2.- Descripción página 2 3.- Historia página 3 4.- Exploración y estudios página 3 5.- Bioespeleología página 4 6.- Arqueología página 4 7.- Topografía página 5 8.- Fotografías página 7 9.- ANEXO referencias a Huerta Anguita en diversos trabajos página 7

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SC-03 HUERTA ANGUITA

ÍNDICE

1.- Situación página 2 2.- Descripción página 2 3.- Historia página 3 4.- Exploración y estudios página 3 5.- Bioespeleología página 4 6.- Arqueología página 4 7.- Topografía página 5 8.- Fotografías página 7 9.- ANEXO referencias a Huerta Anguita en diversos trabajos página 7

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1.- SITUACIÓN: Longitud Latitud Altura Equipo G.P.S. Datum 0395687 4149090 570 m.s.n.m. Garmin Etrex ED 50D

Ortofoto digital. Situación Plano topográfico. Situación

Situación Acceso

DESCRIPCIÓN: Se abre la boca de la diaclasa con una repisa de unos 4 m de longitud, termina en un escarpe de 3 m de desnivel. Frente a ese escarpe y si progresamos por oposición llegamos a una planta “colgada” sobre la diaclasa, con suave pendiente va ascendiendo unos 13 m hasta cerrar. Si destrepamos el escarpe llegamos a una rampa descendente de unos 17 m que termina en una diaclasa vertical. La rampa está conformada por clastos de mediano y pequeño tamaño habiendo sido rellenados los huecos

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entre los mismos por tierra y polvo de aporte exógeno. En su final, a la izquierda, un destrepe de unos 1.5 m nos deja en una sala pendiente, ancha y de una altura razonable cuyo suelo está formado por clastos medios y pequeños en su zona superior y pequeños en la inferior. En su fondo hay un paso bajo, al frente del mismo un paso pequeño prosigue en una corta galería que nos lleva a una pequeña sala en cuyo fondo, otro paso estrecho nos conduce a la sala “Paco Padilla”, hasta esta sala todo el suelo está conformado por clastos de pequeño tamaño, en ella sí aparece un clasto considerable y tierra de relleno removida. Si desde el destrepe nos dirigimos a la pared de la derecha llegamos a la diaclasa también accesible desde el fondo de la rampa. Si desde el paso bajo de la sala pendiente giramos a la derecha, la cueva gana en altura, después gira a la izquierda y aparece una galería de anchura media de m salpicada de clastos de gran y mediano tamaño has cerrar. En la izquierda de esta galería, tres pasos, más o menos verticales, nos conducen a otra galería, paralela a la anterior y a un nivel más bajo. En realidad no es sino el hueco producido por el enorme bloque que conforma el suelo de la galería superior y la pared izquierda de la diaclasa. Todo este espacio tiene un piso de clastos de medio y gran tamaño evidentemente endógenos. La cavidad no presenta formaciones, el ambiente es bastante seco y abundante en polvo. HISTORIA: La cueva es conocida desde muy antiguo, al menos desde la década de los 70, habiendo sido incontables las visitas que ha recibido. Multitud de grupos y espeleólogos han pasado por ella. Por lo que pudimos apreciar en nuestro estudio hace tiempo que no hay un excesivo movimiento, como queda patente en que la vereda que llegaba hasta ella haya sido borrada por la vegetación. Contaba con una topografía antigua, incompleta dado que no recogía los pisos “colgados”. Fue una cueva abundante en restos arqueológicos, con cronología que abarca desde el neolítico, pasando por la época argárica, hasta la época islámica califal. Fue objeto de expolios durante mucho tiempo, en los tiempos en los que los arqueólogos eran unos personajes que aparecían en los libros. No se tiene constancia de ningún expolio arqueológico posterior a la citada década. Por suerte los materiales que se extrajeron en su día del interior están hoy depositados en el Museo Histórico Municipal. EXPLORACIÓN, ESTUDIOS:

Se transcribe aquí el parte de salida del grupo, correspondiente a la visita de estudio realizada el 26/10/08: Dicen por ahí que “días de mucho, vísperas de ná”, y viene el asunto a

cuento de que mientras el pasado domingo nos reunimos quince, hoy hemos

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salido el casi ridículo número de 4, a saber: Antonio Alcalá, José Povedano, Jorge

Pareja y Francisco Ruiz-Ruano.

Con lo dicho nos hemos ido a Huerta Anguita, y nos hemos entretenido en

hacerle la topografía. Con dos equipos la hemos hecho en un pis-pas. De paso

hemos visto un fémur (que se ha fotografiado) y el Presi (que todo lo ve) se ha

encontrado un candil árabe bastante entero (también se ha fotografiado). Hemos

acordado pasarle la información a Cultura y a Encarni Cano Montoro, que el

jueves presenta su libro sobre la ocupación de cuevas en la Subbética en época

califal (espero no haberme equivocado). También hemos visto un par de

quirópteros (a los que no hemos fotografiado para no molestarles). La jornada ha

sido un momento estupendo para que algunos hiciéramos prácticas de topo palm

en mano y demás cacharros al uso. De paso se ha hecho la descripción de la

cavidad.

El 2 de noviembre de 2008, a las 9.30 h. un grupo formado por Emilio

Carrillo, Agustín, Alejandro y Francisco Ruiz-Ruano, acompañando a Encarni

Montoro, (arqueóloga que ha elaborado su tesina sobre materiales islámicos en

las cuevas de la Subbética, cuya publicación presentó la semana pasada) para

mostrarle un candil de época medieval islámica localizado el fin de semana

anterior en Huerta Anguita.

Ya coronando la subida se unen al grupo Rafael Carmona (Director del

Museo Histórico Municipal) y María José, y poco tiempo después Juan Antonio

Moriana (que había estado en el Cerro de Jarcas y que al encontrar la sima

obstruida (como resultado de las últimas lluvias) se vino finalmente con nosotros.

En el interior de la cueva mientras los arqueólogos ven el candil, que

finalmente recoge Rafael Carmona, y recorren la cueva observando los restos,

Emilio realiza algunas fotografías (entre otras de la recogida del candil) y Alex y

Paco revisan unos datos topográficos.

A las 13.30 horas se terminan los trabajos, regresando a los vehículos. El

equipo cumplió sobradamente los objetivos establecidos. Otros …

BIOLOGÍA: Durante la visita se observan dos murciélagos, cada uno en una zona de la cueva, de especies distintas. Se recoge un pequeño escarabajo de color marrón claro, que será entregado al biólogo del grupo, para su estudio inicial. También observamos en el interior excrementos de mamífero, de pequeño tamaño, no determinado, con apariencia antigua. ARQUEOLOGÍA: Como ya se ha comentado la cueva era abundante en restos, durante la recogida de datos para la topografía, hemos observado, además de fragmentos

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de cerámica realizada a mano y a torno, varios huesos animales y humanos (entre ellos un fémur humano) y también se localiza un candil árabe que presenta rota la punta del pico (al menos en lo que se ve). Se encuentra encajado en una grieta entre dos bloques. Se fotografió y se tapó la grieta con bloques para evitar que sea visto. TOPOGRAFÍA: Se recogen los datos el día de la fecha de la salida con el equipo que se detalla:

- Palm Zire 22 (2 equipos) con software de topografía espeleológica “Auriga”, versión 1.13 (Luc LeBlanc).

- Distanciómetro láser Leica A2 - Distanciómetro Hilti - Compacto de brújula y clinómetro Suunto (2 equipos). Para la realización del dibujo se emplean los siguientes programas informáticos: - Visual Topo (Eric David). - Autocad. - Corel Draw

Desarrollo: 170 Desnivel: -30.5 Estaciones: 66 Visuales: 67 Datos extraídos de “Auriga”

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FOTOGRAFÍAS:

Candil Restos óseos El equipo

ANEXO referencias a Huerta Anguita en diversos trabajos Se han incluido aquellos trabajos que hemos podido localizar en Internet, a veces se trata únicamente de referencias bibliográficas, en otras ocasiones de trabajos completos. En cualquier caso aparecen con los nombres de su autor o autores si figuran en la página de donde se han extraido.

- Gavilán Ceballos, Beatriz

Analisis macroespacial de ocho yacimientos neoliticos en cueva de la subbetica cordobesa: una contribucion al estudio de la explotacion de recursos durante la prehistoria / Beatriz Gavilan Ceballos

- Cuadernos de Prehistoria y Arqueología. — 0211-1608. — 18, 1991, p. 35-53.

- La cueva de Huerta Anguita de Priego de Córdoba: análisis de los materiales prehistóricos

• Autores: Beatriz Gavilán Ceballos • Localización: Antiquitas, ISSN 1133-6609, Nº 1, 1990 , pags. 12-17

www.begv.gva.es/DGPACGI/BASIS/TLPDGPA/WWW/CAT2/DDW?W%3DM650++%3D+'ANALISIS...

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- www.crelcamino.com/rutas/beticorromana/beticorromana.html:

Se ha dicho de la comarca de Priego que es un auténtico paraíso de la arqueología. Los asentamientos más antiguos quizá se remonten al Paleolítico inferior, habiendo claros hallazgos del Paleolítico Medio, localizados en lugares como la Cueva-Sima de Cholones, en Zagrilla. En el Pirulejo se constata también la cultura del Paleolítico Superior. Pero es en el Neolítico (5.000 a 3.000 a C.) cuando la Prehistoria de Priego se nos muestra verdaderamente rica, con abundantes yacimientos y materiales excepcionales. La cueva de los Mármoles, Huerta Anguita, Murcielaguina, El Tocino, Los Inocentes y la de Cholones (citada a anteriormente), forman el conjunto más rico de toda la provincia. En esta última, se han encontrado cerámicas de almagra decoradas e incisas, restos de trigo y cebada, riquísima industria pétrea y ósea, destacando las anchas espátulas, los finos punzones, las abundantes varillas, etc.

http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/169.htm

- Contexto

Espacios y rituales funerarios Época: Neolítico Inicio: Año 3500 A. C. Fin: Año 2500 D.C. Antecedente: Neolítico Medio

A lo largo de este periodo aparecen nuevas formas sepulcrales que significarán la consolidación de la necrópolis como espacio funerario diferenciado del hábitat, fenómeno que se puede asociar a la aparición del megalitismo en algunas regiones peninsulares. Por otra parte, se observa igualmente una cierta continuidad en las prácticas funerarias, indicada por la continuidad de las sepulturas sucesivas en cuevas como los enterramientos múltiples en cueva en el País Valenciano y en el País Vasco (Los Husos, Peña Larga, Cueva de Urtao II). Pero la estructuración del espacio modificará parcialmente su morfología y enriquecerá su diversidad. En conjunto podemos hablar de los siguientes tipos de estructuras funerarias. En el noreste peninsular, el mundo funerario es el ámbito mejor conocido de este periodo, registrado tradicionalmente con el nombre de Cultura de los Sepulcros de Fosa. Las recientes investigaciones han permitido sistematizar varias formas de enterramiento y proponer una diferenciación de las mismas en dos formas básicas: las que utilizan propiamente una estructura excavada (fosa) como lugar de inhumación y las que utilizan una cista, división que para algunos investigadores tendría un carácter cultural, denominándolos, respectivamente, grupo sabadellense y solsoniense. Coetáneamente aparecen en determinadas regiones prepirenaicas y pirenaicas los primeros sepulcros megalíticos. Los sepulcros de fosa se reparten por las regiones prelitorales y litorales de la Cataluña central, en los llanos y valles fluviales del Besos y Ter. Las necrópolis son numerosas -Pla de les Marcetes, Bobila d'en Roca, Puig d'en Roca...-, pero sin duda el yacimiento más emblemático es el de la Bobila Madurell, situado en el Vallés y que cubriendo

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aproximadamente 30 hectáreas, presenta casi un centenar de sepulturas en fosa. En términos generales, la estructura de sepulturas no es homogénea y se pueden distinguir: fosas simples cubiertas de tierra, fosas revestidas de losas y cubierta de losas..., variantes que a su vez pueden presentar planta circular o rectangular. Las inhumaciones son individuales o en pareja (excepcionalmente hay alguna con 3-4 individuos) y una gran parte corresponde a cuerpos infantiles. Todavía siguen siendo poco claras las relaciones entre las variables ajuar-sexo-edad-morfología del enterramiento, ya que hay diversas opiniones sobre si hay un tratamiento diferencial en algunos enterramientos respecto a otros, o bien las asociaciones son generalmente de carácter aleatorio. Se encuentran en fase de estudio diversos aspectos -entre ellos la paleoantropología, las distribuciones espaciales y la sistematización de la cultura material- que nos ofrecerán perspectivas sobre sus implicaciones socioeconómicas y la probabilidad de jerarquización ritual-diferencial social, entre otras cuestiones. Los ajuares se caracterizan, principalmente, por su variedad y riqueza, destacando la presencia de recipientes cerámicos que rompen con las morfologías anteriores con unas formas más complejas (carenados...), y una ausencia total de decoración; utensilios de sílex (cuchillos, núcleos prismáticos, microlitos triangulares o trapezoidales) o en materiales duros (fibrolita, serpentina, esquisto, pórfidos), como hachas, azuelas, cinceles; y finalmente objetos de adorno, principalmente cuentas de collar sobre variscita. También se documentan grandes cantidades de molinos de mano e industria ósea: punzones, espátulas, hachas de doble filo, etc. Por lo que se refiere a las cistas simples, su dispersión geográfica se centra en los altiplanos del interior de Cataluña. En principio se trata de enterramientos en cista con inhumaciones individuales o más raramente doble. También se puede complicar su construcción cuando aparecen los túmulos de tierra y piedras, dentro ya del fenómeno plenamente megalítico. Los ajuares más frecuentes son la punta de flecha (de corte transversal, subtriangular o trapezoidales) y las piezas de hueso trabajado (punzones, espátulas,puñales). Las recientes investigaciones en Cataluña han puesto de manifiesto la complejidad de las manifestaciones sepulcrales en este IV milenio con la aparición del fenómeno megalítico. Las manifestaciones distribuidas en las zonas nordeste y pirenaicas, sin ser abundantes, muestran dos tipos de estructuras: las cámaras con túmulo complejo de los altiplanos de Tavertet, con dataciones absolutas que las sitúan aproximadamente en el 3700 a.C., y los sepulcros de corredor bien documentados en la Serra de Roda-Les Alberes con dataciones en tomo al 3300 a.C. Estos hallazgos obligan a una reformulación de las hipótesis sobre el origen del megalitismo en Cataluña, sobre unas nuevas bases y con la hipótesis de constituir un desarrollo autóctono a partir de las manifestaciones funerarias del Neolítico Antiguo evolucionado. En Aragón, en el yacimiento de la Mina Vallfera, se han localizado diversos enterramientos en cistas de losas, con túmulo, que tras una primera utilización posiblemente del Neolítico Antiguo evolucionado, se reutilizan posteriormente durante la primera mitad del III milenio. Esta documentación reciente permite incidir en los aspectos más significativos desarrollados en la Península Ibérica en el IV milenio y quizás anteriormente. Se trata del inicio del uso de construcciones megalíticas con finalidades funerarias. El inicio del megalitismo tiene en las regiones del suroeste peninsular, en particular en las regiones de Portugal, uno de los focos originarios de este tipo de construcciones de mayor

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antigüedad de Europa. Tradicionalmente vinculadas con el desarrollo de las sociedades complejas del III milenio, los trabajos de G. y V. Leisner mostraron que el inicio de esta tradición funeraria, caracterizada por la construcción con piedras secas o losas de unidades sepulcrales destinadas a un uso como enterramiento colectivo en el sentido de sucesivos, tenían una mayor relación con el anterior mundo neolítico autóctono y ponían fin a la interpretación como resultado de influencias orientales. Los trabajos posteriores a lo largo de dos decenios han contribuido, con estudios analíticos detallados y la aplicación de dataciones absolutas, a confirmar el desarrollo de un megalitismo portugués arcaico, centrado principalmente en las regiones del Algarbe, Baixo y Alto Alentejo, cuyas características -formas de sepulturas, materiales cerámicos e industria lítica- indican un enlace con las comunidades del V milenio. Las formas de las tumbas son inicialmente simples, con construcciones de planta rectangular o cuadrada que rápidamente evolucionan hacia formas más complejas con cámaras poligonales (sepulturas de Poço da Galeira 1, Gorginos 2 en el Alto Alentejo, en la región de Beira y Tras-os-Montes...). La situación cronológica de esta fase arcaica es discutida sobre todo por la presencia de dos dataciones absolutas por termoluminiscencia altas (4510+/-360 a.C. y 4440+/-360 a.C.), pero parece indiscutible su desarrollo al menos en la primera mitad del IV milenio. Esta fase inicial es seguida de otra que, cubriendo la segunda mitad del IV y la primera mitad del III milenio, constituye el apogeo de las manifestaciones del megalitismo en Portugal. Los sepulcros ganan en monumentalidad, con formas más complejas (cámaras mayores, formas de herradura...), al mismo tiempo que se diversifican los ajuares y aparece un nuevo utillaje lítico. A finales del Neolítico se agudiza, en general para toda la Península, la trayectoria socioeconómica señalada en las fases anteriores. Por lo que se refiere a la actividad agrícola, se observa una mayor diversidad de los recursos explotados, aparte del trigo y la cebada, como, por ejemplo, las legumbres (habas, lentejas). En los inicios se habrá llegado, en cuanto a los recursos animales, al predominio de los bóvidos y el cerdo sobre los ovicaprinos; la caza tiene un papel cada vez más regresivo, excepto en algunas zonas como Andalucía. Quizá en estas situaciones podríamos pensar que la actividad cinegética sirve de apoyo real al desarrollo de la agricultura, es decir, al control de los cultivos. El patrón de asentamiento y explotación del territorio sufrirá cambios desiguales según las zonas. En áreas como el País Valenciano se produce la ruptura con el modo de implantación sobre el territorio anterior, que había significado la gran expansión poblacional sobre nuevas tierras; se desencadena el proceso hacia la aparición de la jerarquización social del Bronce Valenciano y el desarrollo del urbanismo, iniciado con el Horizonte Campaniforme. De manera parecida, en el Alto Aragón, durante el Neolítico Final/Reciente, en las montañas, se documenta la continuidad del substrato tecnocultural del Neolítico Antiguo, mientras que a lo largo de la transición hacia el Eneolítico y durante este periodo, se produce quizás la verdadera consolidación de la agricultura: poblados al aire libre campaniformes en las tierras bajas (El Villar, Peña del Agua, El Portillo). Sin embargo, en Cataluña, para la transición Neolítico Final/Calcolítico es difícil distinguir los conjuntos tecnoculturales y sus características económicas y sociales. La mayor parte del registro es atípico y adolece de estratigrafías confusas. Grosso modo

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se han diferenciado, para la segunda mitad del III milenio, dos conjuntos: el Veraciense y el grupo de Treilles. A nuestro entender se trata de una subdivisión más bien artificiosa, que sólo obedece a la identificación de tipos cerámicos muy específicos según las zonas. Así, al primer bloque se le atribuyen vasos tulipiformes, cuencos semiesféricos, vasos carenados, grandes jarras, decoración de cordones o mamelones superpuestos, pastillas en relieve... La industria es mal conocida, y los objetos de adorno siguen siendo las cuentas de collar (hueso, esteatita, variscita), colgantes... Los yacimientos más conocidos que han proporcionado este tipo de materiales son los de El Coll (Llinars del Vallés, Barcelona), al aire libre y con dos dataciones radiocarbónicas relativamente altas (2875 a.C. y 2650 a.C.), la Cova del Frare (nivel fechado alrededor del 2500 a.C.), los conjuntos de cavidades de Serinya (Girona) y la Cova Verda (Sitges, Barcelona). El conjunto de Treilles se caracterizaría por la decoración cerámica de triángulos grabados. En Andalucía también conocemos el equipamiento tecnológico que se asocia a este periodo, pero poco más. En la industria lítica se produce un descenso de los efectivos geométricos, la perduración de la técnica laminar, hachas, azuelas y alisadores. En los conjuntos cerámicos aumenta la no decorada, y aparecen la cerámica pintada, engobada y cepillada (Mármoles, Murcielaguina, Inocentes, Huerta Anguita...). En la transición al Calcolítico, la cerámica no decorada sigue presente, con nuevas formas como los cuencos semiesféricos y destacan las hojas largas con retoques abruptos, bilaterales y los dientes de hoz (Mármoles). En general, en los conjuntos líticos la presencia constante de las puntas de flecha, la aparición de los retoques invasores, planos y cubrientes, el renacimiento de los frentes de raspador, la utilización del sílex tabular y las grandes hojas. El mundo funerario a finales del III milenio y principios del II, no cambiará substancialmente: se multiplican, eso sí, las sepulturas colectivas de inhumación secundaria o primario-secundaria, tanto en cuevas como en sepulcros megalíticos (galerías, cámaras simples, paradólmenes). Uno de los principales problemas sigue siendo la distinción estratigráfica de estos niveles, sobre todo en las cavidades utilizadas como enterramiento colectivo (en este periodo o en fases posteriores). Espacio, Tiempo y Forma, Serie I, Prehistoria y Arqueoiogía, t. 8, 1995, págs. 33-80

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Las culturas del neolítico y calcolítico en Andalucía Occidental PILAR AGOSTA MARTÍNEZ * PRENOTANDO Este trabajo se inició en 1986 dentro de un ambicioso proyecto de un «Atlas del neolítico en Europa», dirigido por el profesor M. Otte de la Universidad de Lieja (Bélgica). Por razones, quizás de tipo financiero, tres años después, la dirección fue traspasada al profesor J. Guilaine del C.N.R.S. francés. Ante las anomalías existentes de cambios de esquemas y dilatación de la publicación por ese organismo, hemos considerado conveniente su aparición en la revista «Espacio, Tiempo y Forma», de la UNED. El esquema seguido es el primitivamente propuesto para el Atlas de prehistoria europea, y no lo hemos variado para no vernos en la necesidad de rehacerlo, según otros criterios donde podrían haberse incluido algunos aspectos económicos y sociales, así como los referentes a la emergencia y el proceso del cambio cultural. El enfoque del texto mira directamente hacia la objetiva presentación de la innovación tecnológica o de la evidencia arqueológica, como base y fundamento de posibles y posteriores explicaciones de los sistemas culturales, siempre subjetivas e hipotéticas. Se ha puesto especial énfasis en las descripciones tipológicas del registro arqueológico, por lo que respecta a estructuras del habitat y del enterramiento, de los artefactos, como la cerámica, la industria lítica y ósea, la metalúrgica y adornos, y de los escofactos, como elementos esenciales para desentrañar la economía.

Catedrática de Prehistoria. Universidad de Sevilla.

La escala de los sistemas ha sido simplemente esbozada, considerando las regiones y la extensión geográfica en que se integran los sistemas, la nomenclatura de los mismos, sus facies regionales y los principales yacimientos conocidos dentro de cada sistema, cuya distribución se expone en cinco mapas correspondientes a cada horizonte cultural tratado. En determinados casos se han contemplado las estratigrafías de los yacimientos, para identificar y delimitar los estadios culturales de los sistemas, utilizando igualmente las fechas radiocarbónicas, calibradas o sin calibrar, expuestas en cinco tablas relativas a cada horizonte. No dudamos de la problemática que representa el establecimiento y delimitación de horizontes culturales, estadios, períodos, fases, pero esta operación, aunque tenga mucho de subjetivo, es de gran utilidad y ayuda para entendernos y para poder estructurar en el tiempo las culturas de nuestra prehistoria. Existe una serie de aspectos, modelos, factores o variantes en los que apenas se ha profundizado, por no entrar en la meta de este trabajo, donde predomina la objetividad. Estos aspectos podrían ser el ecosistema, la complejidad social, la escala demográfica, la interacción económica y la integración político-económica, simplemente esbozadas al tratar de la economía. Por otra parte, se ha prescindido de las peligrosas hipótesis de una metodología deductiva y de las explicaciones dogmáticas del proceso de cambio o de la emergencia cultural, tan esenciales en la arqueología procesual. En suma, esta síntesis sobre el neolítico y calcolítico de Andalucía Occidental, con todas sus omisiones, no pretende ser exhaustiva y completa, sino solamente servir de ayuda, como una visión panorámica de una pequeña parte de la arqueología material de Andalucía. NEOLÍTICO ANTIGUO Región considerada Andalucía occidental podría dividirse teóricamente en sus cuatro provincias actuales, Huelva, Sevilla, Córdoba y Cádiz, pero, atendiendo a la geografía, más acorde con las comarcas culturales, podría dividirse en seis zonas: A) La Sierra Morena, al norte del Guadalquivir, entre Cortegana (Huelva) y Cárdena (Córdoba). B) El bajo y medio valle del Guadalquivir, desde Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) hasta Montoro (Córdoba), con extensiones por los valles del Corbones y Genil. C) La campiña, al sur del Guadalquivir, desde Montellano (Sevilla) hasta Baena (Córdoba). D) El sur de Huelva, con las bajas cuencas del Guadiana, Odiel y Tinto. E) Las Sierras Subbéticas occidentales, desde Alcalá de los Gazules (Cádiz) hasta Archidona (Málaga). F) La costa mediterránea, desde Algeciras (Cádiz) hasta el Río Vélez (figura 1).

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Fig. 1. Neolítico Antiguo (vi milenio - Primera mitad del v milenio) Habitat: Cueva (•). Conjunto de cuevas (•). Superficie (o). Conjunto de superficie (O).

1. Cueva de la Dehesilla (Algar, Cádiz). 2. Cueva de la Pileta (Benaoján, Ronda, Málaga). 3. Cueva del Parralejo (San José del Valle, Cádiz). 4. Cueva de las Goteras (Mollina, Málaga). 5. Cuevas de Santiago (Cazalla de la Sierra, Sevilla). 6. Cuevas de Priego de Córdoba: Mármoles, Tocino, Inoc entes, Negra, Murcielaguina. 7. Cueva de los Murciélagos (Zuheros, Córdoba) . 8. El Cabezo (Lebrija, Sevilla). 9. Los Pozos (Lebrija, Sevilla). 10. Bustos (Trubujena, Cádiz). 11. Las Barrancas (Carmona, Sevilla). 12. Cueva de Nerja (Málaga). 13. Los Álamos (Fuentes de Andalucía, Sevilla). Nombre de la cultura Prescindiendo de la antigua nomenclatura de cultura de las cuevas de P. Bosch, neolítico hispano-mauritano de J. Martínez Santa Olalla y Neolítico I de J. San Valero, el neolítico antiguo de Andalucía occidental podría llamarse neolítico antiguo de la cerámica a la almagra, ya que el horizonte de la cerámica cardial no tiene aquí entidad. Datación Tres yacimientos con estratigrafía, cuyos niveles inferiores surgen «ex novo» sin indicios de epipaleolítico, han proporcionado las fechas radiocarbónicas calibradas más altas del neolítico peninsular: La cueva de la Dehesilla (6300 - 5590 - 5545, 5075 - 4565 A.C.), la cueva Chica de Santiago (5460 - 5190, 5325 - 4910) y la cueva de los Murciélagos de Zuheros (entre el 5330 y 4570 A.C.), lo cual constata la aparición del neolítico en Andalucía occidental a finales del VII milenio a.C. o en la primera mitad del VI a.C. Extensión geográfica Los yacimientos, conocidos en función de las zonas prospectadas, se sitúan fundamentalmente en las estribaciones occidentales de la Subbética gaditana (Dehesilla, Parralejo) con extensión por la Serranía de Ronda (Pileta, Gato) y costa malagueña occidental (Benálmádena, Torremolinos, Málaga), atravesando el Corbones y Genil hacia las sierras cordobesas de Cabra y Priego (Murciélagos, Mármoles ). Desde esta zona nuclear esta facies se extiende hacia el norte y noroeste por la Sierra Morena cordobesa y sevillana (cueva Chica de Santiago) a través de la importante vía del Corbones (Los Alamos, las Barranqueras). Este neolítico antiguo occidental de la cerámica a la almagra se funde en Andalucía oriental con la corriente de la cerámica cardial de origen levantino (Carigüela), quizás a finales del VI milenio a.C.

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Cerámica La extraordinaria calidad de la cerámica se impone en rápida evolución, destacándose como especie característica, la almagra o de barniz rojo brillante, generalmente decorada con geometrismos de paralelas incisas o acanaladas y admitiendo otras técnicas como la impresión y la plástica. En la Dehesilla la mitad de la cerámica decorada del neolítico antiguo es de la especie almagra. La especie plástica o de relieves es normal en todos los yacimientos, ocupando en la Dehesilla el 12% de los tipos decorados y existiendo en menor proporción la impresa no cardial (3%). La especie cardial, diferente a la posterior cardialoide ejecutada con matriz dentada es un elemento sumamente extraño y raramente presente en las sierras gaditanas y malagueñas, marisma (Bustos), campiña sevillana (Los Alamos) y Costa del Sol, estando ausente en Córdoba, Sierra Morena y Huelva. Las formas más frecuentes son los cuencos profundos, semiesféricos, vasos ovides, hombros entrantes cóncavos, acompañadas de elementos de prehensión como asas de cinta, de apéndice superior, de codo, pitorro y mamelones variados (figura 2). Industria lítica La industria lítica tallada corresponde a la facies microlaminar de supervivencias epipaleolíticas con muy escaso componente geométrico, siendo tipos normales las láminas, laminitas, lascas y lasquitas, preparadas para raspadores, buriles, perforadores, láminas de dorso abatido, de retoque continuo, muescas, fracturas, etc. La industria de piedra pulimentada está débilmente representada por azuelas, apareciendo las hachas al final de la fase. Los elementos de molienda consisten en molinos planos y naviformes, moletas o cantos rodados, generalmente manchados de ocre.

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1. Vaso semiesférico, decoración cardial e incisa. 2. Vaso globular, asa de cinta con apéndice, cordones. 3. Vaso globular con gollete, cordones, mamelones. 4. Cuenco cilíndrico, mamelones, cordones. 5. Vaso ovoide, asas de túnel, cordones con impresiones, a la almagra. 6. Vaso ovoide asas de puente con apéndice, cordones e impresiones. 7. Vaso ovoide, a la almagra, decoración acanalada e impresa. 8. Vaso globular, asas de puente perforadas, decoración acanalada e impresa. 9. Vaso ovoide, a la almagra, decoración puntillada e impresa. 10. Vaso semi-ovoide, a la almagra, decoración acanalada. 11. Espátula-gradina de hueso. 12. Id. 13. Azuela de piedra pulimentada. 14. Brazalete de esquisto. 15. Brazalete de mármol. 16. Anillo de hueso. 17. Dentalium perforado. 18. Cardium perforado. 19. Aguja de hueso. 20. Punzón de metapodio de ovicáprido. 21. Lasca-raspador de sílex. 22. Laminita-punta de borde abatido de sílex. 23. Lasca denticulada de sílex. PROCEDENCIA 1-2: Cueva del Parralejo (San José del Valle, Cádiz). 2, 3, 10, 12, 14-17, 19-23: Cueva de la Dehesilla (Algar, Cádiz). 5: Cueva de la Murcielaguina (Priego de Córdoba. 6: Cueva Cholones (Priego de Córdoba). 8: Cueva de los Murciélagos (Zuheros, Córdoba). 9: Cueva Chica de Santiago (Cazalla de la Sierra, Sevilla). 13 y 18: Cueva de los Mármoles (Priego de Córdoba). 1, 2, 7 y 8: según M. PELLICER 3, 4, 10-12, 14-17, 19-23: según P. AGOSTA y M. PELLICER. 9: según P. AGOSTA. 5, 6, 13 y 18: según B. GAVILÁN. Industria ósea

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La industria del hueso, suficiente documentada en las cuevas de la Dehesilla, Santiago Chica, Murciélagos y otras, consiste en punzones de metápodos y huesos largos cortados, espátulas y puntas. Adornos El elemento más característico es el brazalete de calcita o mármol sin estrías, documentados en las estratigrafías de la Dehesilla y Santiago Chica, surgiendo al final del horizonte los tipos anchos estriados, según se infiere en la costa malagueña y en la cueva de los Murciélagos de Zuheros. Se inician igualmente los brazaletes de pizarra en forma de corona circular. Por su abundancia, variedad y alta cronología parece que su emergencia tendría lugar en la costa malagueña, desde donde se distribuirían hacia el interior. Otros elementos de adorno son las cuentas de piedra perforadas, las cuentas tubulares y anillos de hueso, los dientes perforados y Especialmente las conchas marinas, muy abundantes en los yacimientos costeros. Economía Según los análisis de ia fauna, en la Dehesilla la caza ocupa el 75% y los animales domésticos el 25%, porcentajes muy similares a los de la cueva Chica de Santiago, donde la caza alcanza el 77% y los domésticos el 23%. Entre las especies cazadas, por orden decreciente, en la Dehesilla tenemos el ciervo, conejo, uro, jabalí y lince y en Chica de Santiago el jabalí, ciervo y corzo. Las especies domésticas se distribuyen en la Dehesilla, en orden decreciente, el cerdo, ovicáprido y bóvido y en Chica de Santiago solamente el bóvido. En Murciélagos de Zuheros aparecen domesticados la oveja, el bóvido y la cabra. La agricultura, ausente en la costa, sierras de Cádiz y Málaga y Sierra Morena, parece confirmarse en las sierras del sureste de Córdoba (Mármoles y Murciél agos), con la presencia de escanda, trigo común y cebada. Como alimentos de depredación son comunes las bellotas y olivas silvestres. Ritos funerarios El enterramiento se practica en cueva, tanto sepulcral como de habitación. El hallazgo más importante se efectuó en la Dehesilla, donde se descubrieron varios enterramientos individuales y múltiples adultos e infantiles, en posición encogida y decúbito lateral, protegidos por piedras, con un ajuar de vasitos con ocre, laminitas de sílex, fragmento de pectúnculo y caracoles, con indicios de cremación y algún cráneo pintado de ocre. Arte rupestre Aunque es arduo adscribir al neolítico antiguo representaciones rupestres, parecen pertenecer a este momento algunos complejos del Campo de Gibraltar de tipo seminaturalista, así como ciertas pinturas animalísticas y antropomorfas de los abrigos del Tajo de las Figuras, Pretinas, Bacinete y Palomas. Hábitat El hábitat más común es la cueva, de aquí su antigua denominación, pero, conforme avanza la investigación, las prospecciones van registrando más yacimientos de superficie en zonas llanas, en los valles de Guadalquivir y sus afluentes, marismas y campiña. Por falta de investigaciones desconocemos la forma, tamaño y características internas de los poblados de superficie, puesto que sólo se han practicado sondeos estratigráficos en cuevas sevillanas, cordobesas y malagueñas y en el yacimiento de superficie del Cabezo de Lebrija. En Los Pozos (Lebrija) se han detectado cabañas circulares con zócalos de piedra. Yacimientos Se tienen documentados una veintena de yacimientos de los que el 75% son en cueva, distribuidos por la Sierra Subbética de Cádiz (Dehesilia, Parralejo, Palomas), de Sevilla (San Doroteo), del sur de Córdoba (Murciélagos, Mármoles, Tocino, Inoc entes, Negra, Murcielaguina) , de Málaga (Algarrobo, Gato, Pileta, Goteras), costa malagueña (Botijos, Tesoro, Hoyo de la Mina), Sierra Morena (Santiago Chica). Los yacimientos de superficie se extienden por la marisma (Cabezo de Lebrija, Bustos, Los Pozos) y por la campiña sevillana (Las Barracas, Los Álamos), siendo muy difícil su adscripción a fases concretas por falta de excavaciones. Estadios Solamente en tres yacimientos en cueva han podido delimitarse fases en función de la cerámica, estratigrafía y C 14. En la cueva de la Dehesilla corresponderían a la fase A los niveles 14-12 y a la fase B los niveles 11- 10 del corte De-81. En el corte B de la Cueva del Parralejo los niveles 11- 9 podrían considerarse de la fase A o inicial y el nivel 8 de la fase B. En el corte SCh-80 de la cueva Chica de Santiago, se atribuye a la primera fase el nivel 12 y a la segunda el 11. En la cueva de los Murciélagos de Zuheros y Cabezo de Lebrija resulta difícil determinar fases del neolítico antiguo por la uniformidad de su registro. Facies regionales

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Podrían delimitarse varias facies en función de la geografía y del registro arqueológico. En tal caso tendríamos la facies nuclear de las Sierras Subbéticas occidentales con extensiones por el este de Cádiz, oeste de Málaga y sureste de Córdoba , donde predomina la cerámica a la almagra decorada, la facies de la costa oriental de Cádiz y occidental de Málaga, también con cerámica a la almagra y muy débil presencia de cardial, la facies de la campiña sevillana con yacimientos de superficie portadores igualmente de cerámica a la almagra, la facies del bajo Guadalquivir y marismas con débil presencia de cerámica impresa y cardial y la facies de Sierra Morena con cerámica de relieves y a la almagra y ausencia de cardial, permaneciendo Huelva desconocida por falta de investigaciones. NEOLÍTICO MEDIO Región considerada Se caracteriza por las mismas circunstancias observadas en el neolítico antiguo, relativas a las actuales provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba, Cádiz y parte occidental de Málaga. Nombre de la cultura Dada la evolución observada, a partir del neolítico antiguo, en el auge demográfico y en el registro arqueológico, podría denominarse también neolítico pleno, de apogeo de la cerámica a la almagra, según las zonas, y, muy especialmente, neolítico de la cerámica incisa, no siendo correcto el apelativo de epicardial por la insignificante entidad de esta especie cerámica en la fase anterior. Datación Por las fechas radiocarbónicas el neolítico medio ocuparía la segunda mitad del v milenio a. C y la primera mitad del IV. De la Cueva de la Dehesilla tenemos, sin calibrar, la fecha de 3970 ± 170 a. C. para los niveles 9/8 del corte 1977. De la cueva Chica de Santiago disponemos de las fechas 4430 ± 150 y 3570 ± 120 a. C. para el nivel 11 de 1976 y la fecha calibrada 4450 - 4335 a. C. De la cueva de los Murciélagos de Zuheros , considerada anteriormente del neolítico antiguo y medio, tenemos la fecha sin calibrar de 4200 ± 45 a. C, del nivel 4.

Extensión geográfica Es evidente que en el neolítico medio se produce cierta eclosión demográfica, confirmada en las estratigrafías, con aumento del registro en cantidad y diversificación y por la emergencia y evolución de yacimientos en el ámbito geográfico. Por la evidencia arqueológica y por las cronologías absolutas parece plausible creer que desde la zona nuclear de las Serranías de Cádiz y Ronda, Costa malagueña y sierras meridionales cordobesas el neolítico medio se expande por la Hoya de Antequera, bajo valle del Guadalquivir, Campiñas sevillana y cordobesa, sur de Huelva y Sierra Morena, multiplicándose los yacimientos de superficie por las zonas llanas y bajas (figura 3).

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Fig. 3. Neolítico Medio (Segunda mitad delV milenio - Primera mitad del IV milenio)

Habitat: Cueva (•). Conjunto de cuevas (0). Superficie (o). Conjunto de superficie (O).

1. Cuevas de Ronda (Málaga): Gato, Alfaques, Chivos, Pileta. 2. Poblados de superficie de la depresión de Ronda (Málaga) (20). 3. Cueva del Parralejo (San José del Valle, Cádiz). 4. Cuevas de Alozaina (Málaga): Algarrobo, Sima Mesa. 5. Cuevas de Santiago (Cazalla de la Sierra, Sevilla). 6. Cuevas de Priego de Córdoba: Mármoles, Tocino, Mucielaguina, Cholones, Majá del Caldero, Huerta Anguita, Higuerón, Inocentes. 7. Cueva Negra (Rute, Córdoba). 8. Cueva de los Murciélagos (Zuheros, Córdoba). 9. El Cabezo (Lebrija, Sevilla). 10. Cueva de Marinaleda (Sevilla). 11. Bustos (Trebujena, Cádiz). 12. Las Barrancas (Carmena, Sevilla). 13. El Esparragal (Priego de Córdoba). 14. Cueva del Cañaveralejo (Adamuz, Córdoba). 15. Cuevas de Cabra (Córdoba): Puchero, Mina Jarcas. 16. Cuevas de Carcabuéy (Córdoba): Palanzuela, Gallinera, Muertos. 17. El Castillejo (Carcabuéy, Córdoba). 18. La Dehesa (Lucena del Puerto, Huelva). 19. El Judío (Almonte, Huelva). 20. Faro de Chipiona (Cádiz). 21. Arcos de la Frontera (Cádiz): El Yugo, Los Bermejales. 22. San Pedro (Fuentes de Andalucía, Sevilla). 23. Castro del Río (Córdoba): CR 87-12, San Joaquín II, Guta, CR-87-16, La Polonia, CR 87-3. 24. Cabezo Hortales (Prado del Rey, Cádiz). 25. Cortijo del Cerro II (Carmena, Sevilla). 26. San José del Valle (Cádiz): El Almendral, La Ventosilla, La Doncella. 27. Cueva Pecho Redondo (Marbella, Málaga). 28. Cuevas de Benalmádena (Málaga): Botijos, Zorrera, Sahara. 29. Cuevas de Torremolinos (Málaga): Arroyo de la Miel, Garramólo, Encanto, Mármoles, Tapada, Tesoro. 30. Cuevas de Málaga: Belda, Piedras, San Marcos. 31. Cuevas de La Cala del Moral (Málaga): Cantera, Suizo, Hoyo de la Mina, Victoria. 32. Cueva de Nerja (Málaga). 33. Cueva de Doña Trinidad (Árdales, Málaga). 34. Cueva de la Dehesilla (Algar, Cádiz). 35. Cueva de la Mora (Jabugo, Huelva). 36. Cuevas de Gibraltar. 37. Los Álamos (Fuentes de Andalucía, Sevilla). Cerámica Aumenta el volumen de cerámica con diversificacíón de especies, tanto lisas como decoradas, con absoluto predominio de la incisa geométrica, que en la Dehesilla alcanza el 73% de la cerámica decorada, llegando a su apogeo la cerámica a la almagra fuera de la zona nuclear, donde decae considerablemente. La técnica incisa, muy abundante, decora los vasos con variados geometrismos rectilíneos y curvilíneos, combinándose con impresiones y puntillado, y persistiendo la incrustación de pasta roja. La técnica grabada o esgrafiada es frecuente y la cardialoide está presente.

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Las formas cerámicas siguen la anterior evolución, conservándose los galbos semiesféricos, de cuencos profundos, ovoides y de tendencia globular, marcándose débiles carenas con hombros cóncavos. Los bordes comienzan a destacarse, siendo típicos los vasos globulares con gollete. Las asas se diversifican con todo tipo de mamelones y lengüetas, asas de cinta con apéndice en la parte superior, de codo, asas puente y túnel, multiforadas y de pitorro (figura 4).

1. Estructura turriforme de piedra. 2. Vaso globular, a la almagra, decoración impresa. 3. Vaso ovoide, con gollete y asas multiforadas, decoración incisa. 4. Vaso globular, a la almagra, asas de pitorro y túnel. 5. Vaso globular, a la almagra, decoración incisa. 6. Vaso globular, a la almagra, asa de pitorro, decoración acanalada y puntillada. 7. Vaso globular, asas de puente, decoración acanalada y puntillada. 8. Vaso globular, a la almagra, asas de pitorro y puente, decoración acanalada e impresa. 9. Vaso globular con gollete y asas de puente. 10. Vaso globular con gollete, asa de pitorro, decoración cardialoide. Procedencia:

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1: El Cabezo (Lebrija, Sevilla). 2 y 4: Cueva de la Murcielaguina (Priego de Córdoba). 3 y 5: Cueva de los Mármoles (Priego de Córdoba). 6-9: Cueva de los Botijos (Benalmádena, Málaga). 10: Cueva de la Dehesilla (Algar, Cádiz). 1: según A. CARO, P. AGOSTA y J. L. ESCACENA. 2-5: según B. GAVILÁN. 6-9: según C. OLARIA. 10: según P. Acosta y M. Pellicer. Industria lítica La industria lítica tallada sigue la trayectoria anterior de carácter microlaminar, con tipologías de láminas y lascas retocadas con función de raspadores, buriles, perforadores y raederas. Persisten las láminas con fracturas, dorsos, muescas y denticulados. Los geométricos son muy raros. Los pulimentados se presentan con más abundancia con formas de hachas, azuelas y cinceles. Los elementos de molienda como los molinos y moletas son más frecuentes que en la fase anterior. Industria ósea La industria del hueso se diversifica con el punzón-diente, aguja, punzón plano con ancha cabeza, punzón doble, matriz para decorar cerámica, anzuelo, enmangue, cincel, tubo, persistiendo en abundancia los punzones de metápodos, los de media caña y las espátulas. Adornos Es el momento del apogeo de los brazaletes de mármol anchos con estrías, cuyo origen parece radicar en la costa malagueña, desde donde se extienden intensamente hacia el macizo montañoso del sureste cordobés y débilmente hacia Granada, llegando hasta Almería (cueva de Ambrosio). Persisten los tipos de brazaletes estrechos sin estrías, acompañados por los de pizarra. También parecen proceder de la costa los brazaletes de pectúnculo, que se inician en este momento, alcanzando el sur de Córdoba y Sierra Morena. Otros adornos frecuentes son las cuentas de collar discoidales de caliza, las conchas marinas perforadas, dientes perforados, tubitos, placas y anillos de hueso con o sin protuberancia (figura 5). Economía La agricultura cerealística parece generalizarse en el sur de Córdoba (Murciélagos, Mármoles) y norte de Málaga (cueva del Toro), para cuya molturación se dispone de molinos planos y naviformes y moletas. La principal dieta alimenticia parece ser la animal. En la Dehesilla la fauna doméstica, compuesta de ovicáprido (28%), cerdo (31%), bóvido (18%), caballo (1,5%) y perro (1%), predomina sobre la caza 14%), compuesta de ciervo (8,5%), jabalí (3,5%), conejo (1,2%), zorro (1%), liebre, lagarto y almejas de río. En la cueva Chica de Santiago predomina la fauna salvaje con un 72%, siendo los porcentajes, el ciervo (27,31%), caballo (19,24%), sus (16,21%), ovicápridos (13,04%), oso (9,62%), bóvido (8,46%), corzo (3,17%), lobo (1,44%), conejo (0,67%), liebre (0,57%), gato montes (0,24%), milano (0,07%) y galápago (0,06%). En la cueva de los Murciélagos de Zuheros las especies de fauna en orden decreciente son conejo, oveja, jabalí, bóvido, cabra, liebre, zorro y ciervo y, como especies vegetales para la dieta, aparecen bellotas, pistachos y olivas. Ritos funerarios El enterramiento se practica en las mismas cuevas de habitación con inhumación individual, estando el cadáver encogido y protegido por piedras, sin detectarse ajuares, solamente con ocre y caracoles (Dehesilla). En otros casos, se entierra en simas, grietas y galerías estrechas (Hoyo de la Mina, Tesoro, simas de Benaocaz) con ajuares de vasos. Es frecuente la aparición, en las cuevas de habitación, de restos humanos dispersos. Arte rupestre Iniciado anteriormente, este arte, plasmado en las paredes rocosas de los abrigos, se afianza con esquematismos pintados en rojo o negro y con una temática de zoomorfos, ramiformes, zig-zags y geometrismos diversos, análogos a los representados en cerámicas y objetos muebles del neolítico medio (Murcielaguina, Mármoles, Nerja), situándose el foco de este arte en las sierras de Tarifa. Habitat El habitat en cueva prosigue en los macizos calizos, generalizándose el asentamiento de superficie en los valles fluviales (Corbones, Guadajoz), marismas (Judío, La Dehesa), y altas depresiones (Ronda, San José del Valle). Según los datos disponibles, más del 50% de los yacimientos son ya de superficie. Yacimientos

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Las cuevas de los macizos montañosos de Cádiz (Dehesilla, Parralejo, Palomas, Picado), del occidente malagueño (Toro, Gato, Pileta, Algarrobo, Benalmádena, Torremolinos, Málaga), del macizo suroriental de Córdoba y Sierra Morena occidental (Mora, Santiago), prosiguen habitadas o se inicia la habitación, mientras los poblados de superficie se van imponiendo en las vías fluviales, depresiones fértiles y zonas endorréicas. En la depresión de Ronda se enumeran más de una veintena de poblados. Igualmente sucede en el valle medio del Guadajoz, donde se localiza una decena. En las marismas de Huelva se documentan El Judío y La Dehesa y en las de Sevilla, Bustos y el Cabezo de Lebrija. En el Corbones se hallan Las Barrancas, El Cerro y Los Álamos. En Cádiz se han descubierto varios conjuntos en Arcos de la Frontera (Yugo, los Bermejales), Prado del Rey (los Mortales), Chipiona y San José del Valle (Almendral, Ventosilla, Doncella). Estadios Tres son las cuevas que, según sus estratigrafías, pueden definir estadios del neolítico medio. En el corte 1981 de la Dehesilla los niveles 9-8 corresponderían a la fase A y los niveles 7-6 a la B. En la cueva del Parralejo los niveles 8-7 serían del neolítico medio A y los 6-5 del B. En el corte 1980 de Chica de Santiago el nivel 10 pertenecería a la fase A y el 9 a la fase B

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1. Vaso semiesférico, bruñido, decoración incisa. 2. Id. 3. Cuenco con mango. 4. Vaso semiesférico, bruñido, decoración incisa. 5. Vaso semiesférico, asas de túnel verticales. 6. Aguja de hueso, decoración grabada. 7. Espátula de hueso. 8. Hachita pulimentada. 9. Aguja de hueso con ojo. 10. Punzón de metapodio de ovicáprido. 11. Placa-gradina de hueso. 12. Id. 13. Anzuelo de hueso. 14. Brazalete de mármol con estrías. 15. Brazalete de mármol liso. 16. Anillo de hueso con protuberancia. 17. Tubito de hueso. 18. Cuentas discoidales de caliza. 19. Colgante de hueso. 20. Colgante segmentado de piedra. 21. Colmillo de jabalí perforado. 22. Colgante de hueso. 23. Diente perforado. 24. Colgante de piedra. 25. Cardium perforado. Procedencia:

1-4: Cueva de la Dehesilla (Algar, Cádiz). 5: Cueva Chica de Santiago (Cazalla de la Sierra, Sevilla). 6-8, 16-18, 21: Cueva de los Mármoles (Priego de Córdoba). 9, 12, 13, 19, 20, 22- 25: Cueva de la Murcielaguina (Priego de Córdoba). 10, 11, 14 y 15: Cueva de los Murciélagos (Zuheros, Córdoba). 1-4: según P. AGOSTA y M. PELLICER. 5: según P. AGOSTA. 6-9, 12, 13, 16-25: según B. GAVILÁN. 10, 11, 14 y 15: según A. M. VICENT y A. M. MUÑOZ.

Facies regionales Las consideraciones vertidas en el apartado «Región considerada» pueden aplicarse a la caracterización de las facies, distinguiéndose las de Sierra Morena, Valle medio y bajo del Guadalquivir, alta campiña, sureste de Huelva, sierras Subbéticas occidentales y costa malagueña. NEOLÍTICO FINAL Región considerada Provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba, Cádiz y parte occidental de Málaga con los accidentes geográficos de Sierra Morena, Valle del Guadalquivir, depresión meridional de Huelva, Sierras Subbéticas y costa malagueña. Nombre de la cultura Ante la aparición de ciertos elementos típicos del calcolítico, como los silos y los platos carenados, el neolítico final puede considerarse como un neolítico de transición, también denominado neolítico de los silos o neolítico reciente y de la cerámica lisa. Datación Las fechas obtenidas en la fase inicial de Papauvas I de finales del IV milenio, en el extenso poblado de La Viña (Rota), repleto de silos (3480 ± 60 y 3130 + 90 a. C.) y en el nivel 5 del corte 1976 de la cueva Chica de Santiago (3150 ± 120 a. C), el neolítico final de Andalucía occidental podría fecharse entre el 3500 y el 2800 a. C, independientemente de ciertas oscilaciones más o menos intensas de facies retardatarias.

Extensión geográfica La población prosigue la ocupación de los anteriores yacimientos, surgiendo en las depresiones y zonas bajas nuevos establecimientos de superficie, como el Papauvas (Huelva),

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costa gaditana (Rota, Puerto de Santa María, Barbate), campiña sevillana (Carmena, El Coronil), Guadalquivir medio' (Castro del Río) y depresiones de Ronda y Antequera (figura 6). Cerámica En e! neolítico final cambian las formas y se reduce drásticamente la decoración, con peculiaridades que anuncian el horizonte calcolítico. Persiste muy escasamente el tratamiento a la almagra, que por su deficiente calidad denominamos almagroide. Las toscas y simples decoraciones admiten series de estampillados circulares. Débilmente aparece la técnica pintada (Santiago Chica, Mármoles, Alcores). La escasa decoración se limita a series de groseros trazos incisos o impresos, siendo característicos los zig-zags paralelos verticales incisos en los hombros del vaso (Dehesilla). Las formas tienden a abrirse con perfiles en S, imponiéndose los bordes indicados, abruptos, que dan lugar a perfiles en Z, con carenas medias. Las asas se sustituyen por simples mamelones y lengüetas.

Fig. 6 Neolítico Final (Segunda mitad del IV milenio - Principios del III milenio)

Habitat: Cueva (•). Conjunto de cuevas (•). Superficie (o). Conjunto de superficie (O).

1 Cuevas de Ronda (Málaga). 2. Cueva de la Dehesilla (Algar, Cádiz). 3. Cueva del Parralejo (San José del Valle, Cádiz). 4. Cueva del Cañaveralejo (Adamuz, Córdoba). 5 Cueva de los Murciélagos (Zuheros, Córdoba). 6. Cuevas de Priego de Córdoba: Mármoles, Murclelaguina, Huerta de Anguita, Tocino, Inocentes, Cholones, Muerto. 7 Cuevas de Santiago (Cazalla de la Sierra, Sevilla). 8. Cueva de la Mora (Jabugo, Huelva). 9 Papauvas (Huelva). 10. Poblados del Puerto de Santa María y Rota (Cádiz): Las Vinas, Cantarranas, Base Naval. 11. El Cabezo (Lebrija, Sevilla). 12. Bustos (Trebujena, Cádiz) 13. Arcos de la Frontera (Cádiz): El Yugo, Los Bermejales. 14. Cabezo Horta es (Prado del Rey Cádiz). 15. Barbate (Cádiz). 16. La Dehesa (Lucena del Puerto, Huelva). 17. El Judio (Almonte, Huelva). 18. Campo Real (Carmena, Sevilla). 19. San Pedro (Fuentes de Andalucía, Sevilla). 20. El Coronil (Sevilla). 21. Castro del Rio (Córdoba). 22. La Mesa (Fuente Tóiar, Córdoba). 23. El Esparragal (Priego de Córdoba). 24. Guadajoz Medio Castro del Río, Córdoba). 25. Las Barrancas (Carmena, Sevilla). 26. Cuevas de Ronda Málaga) 27 Cueva Pecho Redondo (Marbella, Málaga). 28. Cuevas de Benalmádena Málaga). 29. Cuevas de Torremolinos (Málaga). 30. Cuevas de Málaga. 31. Cuevas de La Cala del Moral (Málaga). 32. Cueva de Nerja (Málaga). 33. El Cuartillo (Jerez de la Frontera, Cádiz) 34 Fuente del Pez (Montilla, Córdoba). 35. Fuente del Carmen (Zuheros, Córdoba). 36 Fuente de las Palomas (Carcabuéy, Córdoba). 37. Llanos de Jareas (Cabra, Córdoba). 38 Cueva de la Fajara (Canillas de Aceituno, Málaga). 39. Cueva del Espino (Alcaucín, Málaga). 40. Tajos de Gomer (Riogordo, Málaga). 41. Peña de Hierro (Cutar, Malaga). 42 Cueva de las Motillas (Jerez de la Frontera, Cádiz). 43. Los Covachos (Almadén de la

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Plata, Sevilla). 44. Cuevas de Gibraltar. 45. Los Álamos (Fuentes de Andalucía, Sevilla). 46. Marchena (Sevilla).

Industria lítica La industria lítica tallada se empobrece, sobresaliendo las láminas de retoque continuo y persistiendo con debilidad el raspador nucleiforme, la laminita de borde abatido, las muescas, las fracturas retocadas, los denticulados y algunos geométricos trapezoidales (Santiago Chica) y triangulares (cuevas cordobesas). La anterior trayectoria de pulimentados continúa con hachas y azuelas, de la misma manera que los molinos y moletas, más abundantes. Industria ósea La industria del hueso sigue el proceso anterior con punzones de metápodos, de media caña, agujas, espátulas, cinceles y varillas planas y finas, haciendo su aparición los peines Dehesilla). Adornos Los adornos personales disminuyen sus porcentajes, menos diversificados, persistiendo las cuentas de collar de piedra perforadas, las cuentas tubulares de hueso, incluso algunos brazaletes de mármol lisos arcaizantes (Mesa de Fuente Tójar , San José del Valle) (figura 7).

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1. Vaso troncocónico con decoración de paralelas quebradas verticales incisas. 2. Vaso semiesférico con amplio gollete y decoración incisa. 3. Vaso ovoide con amplio gollete y asas-mamelón. 4. Vaso semiovoide con asa de cinta y decoración de trazos. 5. Vaso semiovoide con decoración incisa y puntillado de paralelas y esteliforme. 6. Vaso de perfil en S. 7. Vaso semiesférico, borde indicado y dentado. 8. Vaso semiesférico con asa de cinta. 9. Vaso cilindrico con asas mamelón. 10. Lámina de silex con retoque simple alterno. 11. Hacha de piedra pulimentada. 12. Azuela de piedra pulimentada. 13. Aguja de fiueso biapuntada. 14. Varilla-espátula de hueso. 15. Aguja de hueso con ojo. 16. Colgante de spondylus. 17. Anzuelo de hueso. 18. Punzón sobre metapodio de ovicáprido. 19. Peine de hueso. 20. Cuentas discoidales de piedra. Procedencia:

1 y 7: Cueva de la Dehesilla (Alga, Cádiz). 2, 3, 5, 9 y 17; Cueva de la Murcielaguina (Priego de Córdoba). 4: Cueva de los Inocentes (Priego de Córdoba). 6, 8, 11, 13, 18 y 19: Cueva Chica

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de Santiago (Cazalla de la Sierra, Sevilla). 10, 12-16, 20: Cueva de los Mármoles (Priego de Córdoba). 1 y 7; según P. AGOSTA y M. PECILLER. 6, 8, 11, 18 Y 19: según P. AGOSTA. 2-5, 9, 10, 12-17, 20: según B. GAVILÁN.

Economía La agricultura cerealística se ha generalizado con el cultivo de trigo y cebada (Mármoles), penetrando en la costa malagueña (Nerja). El exponente de esta agricultura se confirma por la dispersión de los poblados de superficie por las campiñas, valles y zonas fértiles y, más concretamente, por los silos que llenan los yacimientos (Campo Real, Puebla del Río, Puerto de Santa María). Según la fauna de Dehesilla y Parralejo, las especies domésticas predominan ya sobre la caza en una proporción decreciente del cerdo, ovicáprido, bóvido. En Santiago Chica se observa menor consumo de carne, prevaleciendo todavía la caza (53%) sobre la fauna doméstica (47%), con unos porcentajes de caballo (47%), jabalí (31%), ciervo (14%), ovicápridos (3%), corzo (2,58%), liebre (0,35%), conejo (0,23%), galápago (0,08%) y erizo (0,03%). Debe destacarse la Marismilla, junto a la marisma del Guadalquivir, con función de producción y comercialización de la sal. Ritos funerarios Siguiendo el anterior hábito, se entierra en cuevas de habitación (Dehesilla), donde predominan los enterramientos infantiles. Se inicia la tendencia al enterramiento múltiple, según se desprende de los primeros megalitos que emergen, al parecer en el neolítico final, posiblemente de origen portugués alentejano, si nos atenemos a las fechas radiocarbónicas. Las primeras muestras megalíticas estarían representadas por algunos dólmenes complejos afines a las galerías cubiertas de Huelva (Pozuelo, Gabrieles). El conjunto de estructuras ya megalíticas, de tendencia circular, rectangular y en fosa, con enterramientos dobles o individuales de Alcalá del Valle (Cádiz), según sus ajuares con elementos neolíticos, son claro exponente de la temprana aparición del nuevo rito. Arte rupestre Prosigue dentro del estilo esquemático tanto en Sierra Morena como en las sierras del sur de Cádiz. Por los paralelos de cabras monteses incisas representadas en cerámicas del neolítico final de Nerja, cabe adscribir a este horizonte sus analogías rupestres. Habitat La utilización de la cueva como hábitat se restringe, sustituida por el poblado de superficie sobre paisajes más abiertos de la campiña y amplios valles. La proporción de hábitats de superficie duplica a los de cueva. El tamaño de los mismos es reducido, sin que alcance la hectárea, con fondos de cabaña circulares y zócalos de piedra o barro, con fosos, silos y trincheras de drenaje o basureros, tan característicos de la fase siguiente calcolítica. Yacimientos Prosigue la habitación en cueva en las sierras cordobesas de Cabra y Priego (Murciélagos, Mármoles, Murcielaguina, Tocino, Mina, Muerto) , en las gaditanas (Dehesilla, Parralejo) y malagueñas (Serranía de Ronda) y especialmente en la costa malagueña (Botijos, Tesoro). Los yacimientos de superficie se multiplican en las zonas llanas de Sevilla (San Pedro, Las Barrancas, la Loma, Rancho de Pelotomar) y de Córdoba (Castro del Río, La Mesa, Morales, Esparragal), habitándose densamente el valle medio del Guadajoz (Molinillo Alto, San Joaquín, Viña Bonorato, Guta), el bajo Guadalquivir y las marismas (Marismilla, Carmena, Coronil, Puerto de Santa María, Rota) y el sur de Huelva (Judío, La Dehesa, Papauvas). Estadios Es difícil precisar las fases del neolítico final, pero a través de las estratigrafías podría adscribirse a una primera fase o fase A el nivel 5 del corte Dehesilla-81, el 4 de Parralejo B y el 8 de Santiago Chica-80, con una cronología entre ei 3500 y 3000 a. C. A la fase B corresponderían en estos mismos yacimientos el nivel 4 de Dehesilla-81, el 3 de Parralejo B y el 7 de Santiago Chica-80, con una cronología presumible dentro de la primera mitad del III milenio a. C , con ligeras pervivencias según el conservadurismo de algunas zonas. Facies regionales Las facies del neolítico final siguen las pautas anteriores en las que se distinguen las sierras Subbéticas occidentales, la costa oriental de Cádiz y occidental de Málaga, la campiña sevillana, el bajo Guadalquivir, marismas sur de Huelva y la Sierra Morena, con ciertas

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modificaciones ante el protagonismo tomado por las tierras bajas y valles de ríos, donde la fertilidad será el gran aliciente demográfico y cultural con grandes núcleos de habitación. CALCOLÍTICO Región considerada La uniformización cultural caracteriza el calcolítico, cuya eclosión demográfica se extiende por todas las comarcas de las provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba, Cádiz y parte occidental de Málaga. Nombre de la cultura Según las etapas de la investigación, el calcolítico ha recibido diferentes nomenclaturas. Se han desechado los términos neoeneolítico por impreciso y genérico, y el de bronce I por erróneo, continuando los de edad del cobre y eneolítico, referentes aquí al calcolítico precampaniforme. Restringidamente también se usa el de cultura de los silos, igualmente aplicado al neolítico final, por esa característica de ciertos poblados de datación imprecisa. Incluso el generalizado término calcolítico no es totalmente real, ya que el cobre parece desconocerse en los inicios de esta cultura. Datación Disponemos para este horizonte de varias fechas radiocarbónicas. Los inicios del calcolítico en Santiago Chica se sitúan en el 3150 ± 120 a. C. y en la mina de cobre de Chinflón en el 2830 ± 50 y 2890 + 50 a. C. La fase II de Papauvas, con platos carenados, ha sido fechada en 2890 ± 120 a. C. El poblado del Negrón ha dado las fechas de 2380 ± 35 y 2300 ± 35 a. C. De un momento más avanzado del III milenio tenemos el tholos de la Cabeza con fechas de 2100 ± 105, 1960 ± 110 y 1940 ± 110 a. C. De todo este repertorio cronológico pueden deducirse dos fases, una inicial de la primera mitad del III milenio y otra avanzada de su segunda mitad.

Extensión geográfica En el calcolítico, posiblemente por la eclosión y generalización de la agricultura cerealística, se asiste a un considerable aumento demográfico con la emergencia de grandes poblados que invaden los bordes del bajo Guadalquivir, la campiña sevillana, el sur de Cádiz, Huelva y especialmente Córdoba (figura 8). Cerámica La pauta, iniciada en el neolítico final, del predominio absoluto de cerámicas lisas se radicaliza en el calcolítico. Los vasos aumentan de tamaño con grandes recipientes para provisiones, siempre de pastas toscas. Se hacen comunes los grandes platos, al principio carenados, conviviendo inmediatamente con los de borde grueso o almendrado. Estos platos se extienden por Huelva, valle medio y bajo del Guadalquivir, Córdoba y costa malagueña, enrareciéndose conforme avanzan hacia Andalucía oriental. Otras formas son el cuenco semiesférico y abierto, el gran vaso de almacén de borde grueso entrante, el globular achatado y lenticular, el cilíndrico y troncocónico, apareciendo incluso d! vaso teriomorfo, representando aves o cuadrúpedos, de carácter funerario. Las cucharas del neolítico final continúan. La cerámica decorada es rara, no obstante persiste la vieja tradición a la almagra, pero de inferior calidad, la pintada (Tarifa, Carmena, Valencina, Mesas de Asta, Pileta, sur de Córdoba) y las pastillas repujadas (Santiago Chica), surgiendo la técnica de la retícula bruñida

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(Valencina, Santiago Chica), característica de la posterior época tartesia. Otras técnicas decorativas son el puntillado, los trazos incisos, impresiones digitales y angulares los bordes dentados y la peinada (figura 9).

Fig. 8. Calcolítico (Principios del ni milenio - fines del ni milenio)

Habitat: Cueva (•). Conjunto de cuevas (0). Superficie (o). Conjunto de superficie (O).

1. Huelva: Papauvas. El Rincón. 2. Cabezo de los Vientos (San Bartolomé de la Torre, Huelva). 3. Cueva de la Mora (Jabugo, Huelva). 4, Cuevas de Alájar (Huelva). 5. Cuevas de Aroche (Huelva): Agua (Fuentes del León), Cantera (Navahermosa), Mora (La Umbría), Covacho del Monje, Covactio Cerro del Castillo. 6. Poblados de Aroche (Huelva): Castillo de Maribarra. Los Ballesteros. Castillo de Mari-Lucas. Alto del Naranjo. Cerro Manantes. San Sixto. Pico del Criado. Huerta del Picón. Sierra de la Víbora. omo Delgado. Pico del Castillo. Sierra Herrera. La Capota. La Garrapata. Solana del Torrejón. Cerro Borrero. Castillo de Torres. Cumbres de la Giralda. La Mazmorra II. 7. Valencina de la Concepción (Sevilla). 8. Cuevas de Santiago (Cazalla de la Sierra, Sevilla). 9. La Morita (Cantiliana, Sevilla). 10. Chillar (Villamanrique de la Condesa, Sevilla). 11. Lebrija (Sevilla): San Benito. El Cabezo. Aceituno. Huerta de Abajo. Hoya de la Burra. Mesa del Castaño. Huerto. Quincena. Overo. Fuente de la Salud. Loma de Vegina. 12. Carmena (Sevilla): Campo Real. Alcaudete. Acebuchal. Santa Marina. Ranilla. Cortijo del Cerro. Haza de Haberes. Capilla. Barrancos. Chiste. Cuevalonga. Cortijo de San Juan. San Juan Alto. 13. El Negrón (Güeña, Sevilla). 14. Vereda de Alconchel (Mairena del Alcor, Sevilla). 15. Puebla del Río (Sevilla): Silos. La Marismilla. 16. Écija (Sevilla). 17. Utrera (Sevilla). 18. Mesa de Gandul (Alcalá de Guadaira, Sevilla). 19. El Viso del Alcor (Sevilla): La Alunada. Rancho del Zurdo. 20. Brenes (Sevilla). 21. El Coronil (Sevilla): El Algarve II, Morillas. La Frenadilla. Piedra Hincada. Aguaderilla II, Caserón I. Pescozal. Herrera. Amarguillo II, Los Morales. El Casar. El Jardel. Las Aguzaderas. Molino Pintado. Portichuelo. Coronil I, Tesorillo III. 22. Cueva del Puntal (Lora de Estepa, Sevilla). 23. La Fuensanta (Montellano, Sevilla). 24. Fuentes de Andalucía (Sevilla): San Pedro. Herradura I, Los Álamos I, Loma Lombriz. Verdejo Nuevo II, Los Cantones. Cerro Berrero I. 25. Castro del Río (Córdoba): Los Morales. Los Almiares. Los Carambolos. Fuenteasneras. Guta. Tinosa. Velete. Viña Bonorato. 26. Cueva de la Detrita (Priego de Córdoba). 27. Priego de Córdoba: El Castillarejo. Torreón del Esparragal. 28. Cueva del Cañaveralejo (Adamuz, Córdoba). 29. Ategua (Santa Cruz, Córdoba). 30. Baena (Córdoba): Cerro Jesús. Torreparedones. 31. Montilla (Córdoba): Cerro Santa María. Cerro Triguillos. 32. La Rambla (Córdoba): La Minilla. Pradeña. 33. Santaella (Córdoba): Olivar del Pósito. La Sendilla. 34. Sierra Palacios (Bélmez, Córdoba). 35. Los Delgados (Fuenteobejuna, Córdoba). 36. Llénete de los Moros

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(Montero, Córdoba). 37. Cañete de las Torres (Córdoba). 38. Aguilar de la Frontera (Córdoba). 39. La Mesa (Fuente Tójar, Córdoba). 40. Cueva de la Dehesilla (Algar, Cádiz). 41. Cueva del Parralejo (San José del Valle, Cádiz). 42. Puerto de Santa María – Rota (Cádiz): Las Viñas. Cantarranas. La Dehesa. 43. Sanlúcar de Barrameda (Cádiz): El Hidalgo. Ebora. Cabeza Alcaide III. Punta Espíritu Santo. Látigo de Monteagudo I, Haza del Moral. Norieta Grande. Cerro Palmar. Ventosilla I. La Alcántara. Al-Ventus. El Berral. Cerro Carnicería. Cerrotijo. Dehesa del Duque. La Estacaita. Las Grullas. La Maceta. Casita Palomares. El Redondón. La Rijerta Alta. 44. Jerez de la Frontera (Cádiz): Mesas de Asta. El Trobal. 45. Trebujena (Cádiz): Cerro de las Vacas. Cooperativa Nueva. Bustos. Las Monjas. 46. Chipiona (Cádiz): 19 poblados. 47. Zahora (Barbate, Cádiz). 48. Arcos de la Frontera (Cádiz): Aznar. Los Bermejales. Pantano de Bornes. Los Cabezuelos. Carretera Nueva. Carretera Aznar. Castillejos. Concejo. El Cuadrejón. Cuarto Adentro. Escuchagrano. Estación Jédula. Fuensanta. Jadramil. Cortijo de Jédula. Pantano. Plaza de armas. Toril. Las Valderas. Sierra de Valleja. Vereda. Baja. 49. Cueva de las Palomas (Teba, Málaga). 50. Cuevas de Ronda (Málaga): Pileta, Gato. 51. Poblados de Ronda (Málaga): Acinipo. Montecorto. 52. Llano de la Virgen (Coín, Málaga). 53. Cueva de las Goteras (Mollina, Málaga). 54. Cerro Antequera (Antequera, Málaga). 55. Cueva del Toro (Antequera, Málaga). 56. Cerro García (Colmenar, Málaga). 57. Humilladero (Málaga). 58. Alameda (Málaga). 59. Cortijo de Alcaide (Villanueva de Algaida, Málaga). 60. Cueva de los Murciélagos (Árdales, Málaga). 61. Alozaina (Málaga): Cueva del Jorox. Cueva del Algarrobo. 62. Benalmádena (Málaga): Cueva del Sahara. Cueva de los Botijos. 63. Cueva del Tesoro (Torremoiinos, Málaga). 64. San Telmo (Málaga). 65. Cala del Moral (Málaga): Cueva de la Pulsera. Cueva del Higueron. 66. Velez Málaga: Peña de Hierro. Capellanía. Cerca Niebla. Cerro de la Negreta. 67. Los Castillones (zona de Campillos, Málaga). 68. Morro de Mezquitilla (Algarrobo, Málaga). 69. Cueva de Nerja (Málaga). 70. Cuevas de Gibraltar.

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1. Planta del poblado del Cabezo de los Vientos. 2. Perfiles de silos. 3. Dolmen de corredor. 4. Sepulcro en cueva artificial. 5. Tiiolos. 6. Dolmen múltiple. 7. Conjunto funerario. 8. Plato de tendencia troncocónica. 9. Plato carenado. 10. Id. 11. Plato de borde grueso o almendrado. 12. Cuenco cerrado. 13. Vaso ornitomorfo. 14. Vaso decorado con pastillas repujadas. Procedencia: 1; San Bartolomé de la Torre (Huelva). 2: Cerro de San Benito (Lebrija, Sevilla). 3. Cueva de Viera (Antequera, Málaga). 4: Alcaide (Villanueva de Algaida, Málaga). 5, 7, 13: tholoi de La Zarcita (Santa Bárbara, Huelva). 6: El Pozuelo (Zalamea la Real, Huelva). 8: Cueva de las Palomas (Teba, Málaga). 9-11, 14: Cueva Chica de Santiago (Cazalla de la Sierra, Sevilla). 12; El Papauvas (Huelva). 1: según F. PIÑÓN. 2: según A. CARO. 3: según M. GÓMEZ-MORENO. 4: según S. GIMÉNEZ. 5, 6 y 13: según C. CERDÁN. 7: según M.^ BELÉN. 8: según J. FERRER. 9-11, 14: según P. AGOSTA. 12; según J. C. MARTÍN.

Industria Iftica

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La industria lítica tallada aumenta de volumen con grandes lascas y láminas retocadas (Montecorto) y con talla envolvente con función de puñales y alabardas (Hueiva). Aparecen los foliáceos con abundantes puntas de flecha de base cóncava, recta y romboidales. En la Dehesilla el utillaje lítico tiene tipologías de láminas de retoque continuo (38%), raspadores (25%), dientes de hoz (13%), muescas (12%) y denticulados (12%). En el sur de Córdoba predominan los foliáceos, truncaduras, muescas y perforadores. Los geométricos alcanzan su apogeo en los dólmenes de Huelva y fase II de Papaúvas. En el calcolítico de Santiago Chica hay ejemplos de buril simple, fractura retocada, lámina de retoque continuo, de retoque abrupto, perforador simple, muescas, crestas y puntas de flecha de base cóncava. Los pulimentados, muy generalizados, son abundantes en Dehesilla y Santiago Chica con ejemplos de hachas, azuelas, alisadores y cinceles. Los molinos y moletas son normales. Industria ósea Aumenta más en cantidad que en variedad. En Dehesilla predominan los punzones de media caña, los dientes preparados y las espátulas y en Santiago Chica los punzones finos y espátulas. Perduran los peines y se utiliza el marfil como materia prima exótica, destacándose el colmillo de elefante del dolmen de Matarrubilla. Metalurgia La metalurgia del cobre, doméstica, se inicia en un momento avanzado del calcolítico. La ausencia de metalurgia en sus inicios no es obstáculo para hablar de un calcolítico en el sentido cultural y socio-económico, sin que su aparición provoque cambios importantes y sin que afecte a la economía. Los primeros instrumentos de cobre se reducen a pequeños punzones, siguiendo las hachas trapezoidales planas fabricadas in situ (Los Morales, Puebla del Río), según los moldes hallados. Pronto son comunes los puñales de lengüeta y cinceles (Viña Bonorato). El uso del oro parece de un momento avanzado (Montilla, sepulcro de la Pastora, Algarbes). Adornos Proliferan los adornos de tipo colgante y las cuentas de collar de piedra, hueso, marfil y cerámica, con formas discoidales, ovales, bicónicas, cilíndricas y las placas perforadas. Se introducen como materias extrañas el marfil y tipos de piedras verdosas, halladas en los ajuares dolménicos (figura 10). Economía Se coloniza definitivamente todo el fértil valle del Guadalquivir y afluentes, explotándose sistemáticamente el territorio a base de una agricultura rotatoria y de policultivo cerealista. La floreciente agricultura fue causa/efecto del considerable aumento demográfico con nuevos y más amplios establecimientos. La dieta vegetal depredatoria se trueca por la de producción cerealística con la modalidad de polentas, según la abundancia de silos y de platos de mesa. Entre los análisis de fauna destacan los de Dehesilla, Santiago Chica y Papaúvas. En Dehesilla predomina la doméstica (75%) sobre la salvaje (25%), siendo por orden decreciente el ovicáprido (44%), bovido (18%), cerdo (13%), ciervo (17%), jabalí (2%), conejo (0,73%), y estando presente el perro, lince, tejón y los caracoles. En Santiago Chica prosigue la caza con predominio, como en anteriores fases, con un 97,51% destacándose el alto porcentaje de ciervo (31,72%) y jabalí (31,50%). El tejido se desarrolla en el calcolítico, confirmado por las frecuentes pesas de telar en forma de placas cerámicas y de crecientes con los extremos perforados. Ritos funerarios Con el calcolítico se asiste al cambio de rito funerario, de individual a colectivo, fenómeno que se observa en las cuevas naturales y en la implantación de los grandes sepulcros megalíticos e hipogeos. Su tipología adquiere una variedad inusitada en función de las influencias recibidas occidentales y de la específica geología de las zonas. En el tránsito al calcolítico todavía persiste en enterramiento individual en fosa (Papaúvas I) o en pequeñas estructuras de ortostatos (San José del Valle). El tipo más común es el llamado sepulcro de corredor con cámara poligonal, de amplia cronología y pervivencias. La Galería cubierta, iniciada en la fase I se extiende desde el Guadiana por Sierra Morena, con plantas en V, irregulares, con cámaras múltiples, cubiertas por túmulo, penetrando en la Subbética gaditana y malagueña. El dolmen simple o cista megalítica, excepcional en Sierra Morena, se presenta en Huelva y Sierra de Cádiz. El tholos o cámara circular de falsa cúpula y corredor predomina en el bajo valle del

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1. Láminas de silex retocadas. 2. y 3. Alabardas de silex. 4. Puñal de sílex. 5. Microlítlcos geométricos de sílex. 6. Puntas de flecha de sílex, de base recta, cóncava y aletas. 7. Aguja de hueso. 8. Brazalete de pectúnculo. 9. Pesa de telar en creciente de cerámica. 10. Cuentas de collar de piedra. 11. Idolo-placa de esquisto. 12. ídolo-cilindro de mármol. 13. ídolo triangular de hueso. Procedencia:

1-4, 6: La Zarcita. 5, 10 y 13: El Pozuelo (Zalamea la Real, Huelva). 7: Cueva de los Mármoles (Priego de Córdoba). 8: Cueva de la Murcielaguina (Priego de Córdoba). 9: Cueva Chica de Santiago (Cazalla de la Sierra, Sevilla). 11; Aljaraque (Huelva). 12: Cerro de las Vacas (Trebujena, Cádiz). 1-6, 10, 11 y 13: según C. CERDÁN y G y V. LEISNER. 7 y 8: según B. GAVILÁN. 9: según P. ACOSTA. 12: según A. CARO.

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Guadalquivir. La cueva artificial, versión hipogea del tholos, se extiende por zonas bajas sedimentarias, enrareciéndose progresivamente hacia el este. Frecuentemente ha sido confundida con los silos de los poblados, reutilizados ocasionalmente como enterramientos y osarios (Las Viñas). Los megalitos coinciden en elementos comunes como puertas, cámaras secundarias, pavimentos de losas, túmulos, ortostatos, mampuestos y técnicas mixtas. Ocasionalmente disponen de compartimentos y pilas cultuales. Entre los ajuares, aparte de los de carácter doméstico, como cerámicas y utillaje oseo y lítico, destacan los bienes de prestigio de cobre, oro y marfil, los elementos cultuales como los ídolos en sus variedades cilindro, cruciforme, placa grabada, antropomorfo y báculo. Arte rupestre Representa el apogeo del arte rupestre esquemático en abrigos rocosos y raramente en el interior de las cuevas (Pileta, Nerja). La temática prefiere los geometrismos simbólicos, pectiniformes, zigzags, esteliformes, trazos inconemos, de difícil significado. Su cronología se deduce de las cerámicas llamadas simbólicas y de algunas representaciones grabadas en dólmenes (Gabrieles, Soto). Sus núcleos principales son la Sierra Morena y sur de Cádiz. Hábitat Expandido por todo el territorio, el hábitat calcolítico tiene su máxima expresión en el bajo Guadalquivir con emplazamientos en espacios abiertos, fértiles y en puntos estratégicos defendibles de pasos naturales, formando extensos poblados repletos de silos, trincheras y fondos de cabaña. Se destacan los poblados de las comarcas de Castro del Río, Lebrija, Carmena, Valencina de la Concepción, Sanlúcar, Gilena, Gines, Ecija, El Coronil, Puerto de Santa María, Rota y, especialmente Papaúvas (Huelva). Algunos poblados alcanzan las 10 hectáreas como Valencina o Las Viñas-Cantarranas (Puerto de Santa María). Las viviendas son cabañas de planta circular u oval con diámetros que llegan a 4,50 ms. (Papaúvas) y sus superestructuras, de piedra, barro, adobes, postes y ramaje. Las trincheras, interpuestas entre las cabañas, parecen tener función de basureros o elementos de drenaje de los silos. Aparte de los poblados en llanura sin defensas artificiales aparentes, existen los fortificados como el Cabezo de los Vientos, especie de fortín de 39 por 17 ms. con seis torres circulares, hogares exteriores a las cabañas y sin restos de metalurgia. Yacimientos Los principales yacimientos se concentran a orillas del Guadalquivir medio y bajo, pero en general se extienden por todo el territorio de Huelva (Papaúvas, Rincón, Cabezo de los Vientos, Chapas), Sevilla (Valencina, La Morita, Chillar, Lebrija, Marismilla, Carmena, Mairena del Alcor, Gilena, Ecija, Utrera, El Coronil, Fuentes de Andalucía, Montellano), Córdoba (Castro del Río, Priego, Cabra, Ademuz, Ategua, Baena, Montilla, La Rambla, Santaella, Bélmez, Fuenteobejuna), Cádiz (Sanlúcar de Barrameda, Ebora, Cerro de las Vacas, Puerto de Santa María, Rota, El Castor, Mesas de Asta, Arcos de la Frontera, Barbate, Tarifa) y parte oeste de Málaga. Estadios A través de las escasas estratigrafías verticales (Dehesilla, Santiago Chica) y horizontales (Papáuvas, Cabezo de los Vientos) y por el registro arqueológico, podrían admitirse dos fases, la inicial en la primera mitad del III milenio y la avanzada en la segunda mitad. En la Dehesilla corresponden al calcolítico los niveles 3 - 1 y en Santiago Chica el nivel 6 pertenecería a la fase antigua y el 5 a la avanzada. En Papaúvas se han distinguido cuatro fases !-) de fines del iv a principios del III milenio, II-) 2900 - 2700. líjs) 2700 - 2600 y IV^) 2600 - 2300 a.C. Facies regionales Las facies regionales se acomodan a lo expuesto en el apartado de «Extesión geográfica» en función de las comarcas naturales. CAMPANIFORME Región considerada El calcolítico campaniforme ocupa toda la región considerada, relativa a las provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba, Cádiz y parte occidental de Málaga. Nombre de la cultura La cultura, de transición al bronce, ha sido denominada Millares —Vilanova de San Pedro II, eneolítico y calcolítico final e, incluso, cultura de los Alcores por la frecuencia del vaso campaniforme tipo Carmena— Acebuchal, muy tardío.

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Datación Varias son las fechas radiocarbónicas obtenidas. El campaniforme de Monturque (Córdoba) dio la fecha de 2170 ± 160, que calibrada, equivale a 3095-2208 a.C, presumiblemente alta. El horizonte IV de Papaúvas, sin vaso campaniforme, se fechó en 2160 ± 50 a.C. La fecha de 3380 ± 150 B.P. de Valencina de la Concepción, calibrada, equivale a 1900 - 1550 a.C, disponiendo en el contiguo tholos de la Cabeza de las fechas sin calibrar de 2100 ± 105 y 1960 ±110 a.C. La mina de cobre de Chinflón se fechó por termoluminiscencia en el 2050 ± 300 a.C. El horizonte con vaso campaniforme del Cerro del Berrueco (Medinasidonia) dio una fecha de 1680 ± 80 a.C. y la cueva de las Palomas de Teba (Málaga) entregó dos fechas sin calibrar, 1600 ± 130 y 1470 ± 100 a.C. Por estos datos sería posible atribuir al campaniforme un lapso de tiempo entre el 2200/2100 y el 1500 a.C.

Extensión geográfica Los yacimientos del horizonte campaniforme se extienden por las cuatro provincias citadas de Hueiva, Sevilla, Córdoba, Cádiz y el oeste de Málaga (figura 11).

Fig. 11. Campaniforme (finales del III milenio-mediados del II milenio)

Habitat: Cueva (m). Conjunto de cuevas (0). Superficie (o). Conjunto de superficie (O).

1. Aroche (Huelva): Castillo de Mari-Lucas. Solana de la Cabeza. San Sixto. Pico del Criado. Covacho del Monje. 2. Carmona (Sevilla): Acebuchal. Alcaudete. Santa Marina. La Batida. Entremalo. Los Alamos. Las Cumbres. 3. Rancho del Zurdo (Viso del Alcor, Sevilla). 4. Brenes (Sevilla). 5. La Algaba (Sevilla). 6. Universidad Laboral (Sevilla). 7. Marchena (Sevilla). 8. El Coronil (Sevilla). 9.0suna (Sevilla). 10 Ecija (Sevilla). 11. Montellano (Sevilla): Pancorvo. Las Peñueias. 12. Castro del Río (Córdoba): Guta. Los Carambolos. Tiñosa. Velete. Los Almiares. 13. Ategua (Santa

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Cruz, Córdoba). 14. Cerro Triguillos (Montilla, Córdoba). 15. Cerro Jesús (Baena, Córdoba). 16. Santaella (Córdoba): La Sendilla. Olivar del Pósito. 17. La Minilla (La Rambla, Córdoba). 18. Montemayor (Córdoba). 19. Torreón del Esparragal (Priego de Córdoba). 20. Cueva del Puntal (Lora de Estepa, Sevilla). 21. Córdoba. 22. Llanete de los Moros (Montero, Córdoba). 23. Cuevas de Santiago (Cazalla de la Sierra, Sevilla). 24. Fuente Palmera (Córdoba). 25. Montalbán (Córdoba). 26. Cueva de la Dehesilla (Algar, Cádiz). 27. Monte Berrueco (Medinasidonia, Cádiz). 28. Cueva del Parralejo (San José del Valle, Cádiz). 29. Cerro Capellanía (Vélez Málaga). 30. Arastipi (Antequera, Málaga). 31. Cueva de Nerja (Málaga). 32. Cuevas de Gibraltar. Cerámica Las formas cerámicas son una evolución del calcolítico, con persistencia de los platos de borde grueso. La decoración interna de algunos platos, con la técnica de la retícula bruñida, tiene ejemplos en el tholos de la Cabeza, en el Acebuchal, Santiago Chica y los Morales (Castro del Río). Esporádicamente en algunas cerámicas persiste la decoración pintada, puntillada, grabada e incisa junto con el viejo tratamiento a la almagra. Según los hallazgos, naturalmente en función de la intensidad de las prospecciones, existen dos núcleos de vaso campaniforme, el sur de Córdoba (Castro del Río, Hornachuelos, Baena, Córdoba, La Rambla, Ategua, Montilla, Santaella) y los Alcores sevillanos (Garmona-Alcalá de Guadaira). El campaniforme de tipo marítimo aparece en Huelva (Trigueros, Zarcita), Sevilla (Carmena, Acebucíial, Gandul, Ecija, Aznalcázar), Córdoba (Castro del Río); el tipo Cienpozuelos, en Córdoba (Hornachuelos) y Sevilla (Marchena), el tipo Pálmela en Sevilla (dolmen del Vaquero) y Málaga (Montecorto) y el tipo Carmona y Acebuchal, en los Alcores sevillanos. Industria lítica Prosigue una macroindustria, bien representada en talleres como Montecorto (Ronda), donde abundan las grandes lascas y láminas retocadas. Las puntas de flecha, con predominio de las de base cóncava, conviven con las grandes piezas foliáceas con tipologías de puñales y alabardas, imitaciones líticas de prototipos de cobre. El calcolítico final de la cueva Chica de Santiago, del horizonte campaniforme, presenta un repertorio de industria lítica tallada compuesto de láminas de retoque directo, muescas, raspadores dobles y puntas de flecha de base recta y cóncava. Los pulimentados prosiguen como anteriormente. Industria ósea La industria ósea dispone de un repertorio virtualmente análogo al de la fase anterior, pero con predominio de punzones, algunos con mango cilíndrico (dolmen de Soto), y espátulas. Metalurgia Se generaliza la metalurgia del cobre, siempre en pequeña escala, diversificándose los artefactos como puntas de flecha tipo Pálmela (Fuente Tójar) , cinceles, punzones (Trigueros), hachas (Santiago Chica), sierras, puñales de lengüeta (Cañada del Carrascal) y con escotaduras laterales. Se trata de una industria doméstica, según la presencia esporádica de crisoles (Acebuchal H), escorias (Acebuchal H, Guta) y martillos de minero (Riotinto). Adornos Sobresalen las cuentas de collar discoidales, cilindricas, toneliformes, fabricadas en piedra, concha, hueso y marfil. Los botones de hueso o marfil con perforación en V son raros, a diferencia de Andalucía oriental. Se pone de moda el llamado brazalete de arquero y los vasos de piedra con decoraciones grabadas (Gandul) de influencia almeriense o portuguesa (figura 12). Economía Prosigue la agricultura cerealística, según manifiestan los abundantes dientes de hoz de silex y los silos de los poblados. Respecto a la fauna se dispone de la estadística de Santiago Chica, establecimiento temporal de caza, donde la fauna salvaje sigue predominando (86%) sobre la doméstica (13%), con porcentajes decrecientes de ciervo (39,42%), jabalí (25%), ovicáprido (18%), bóvido (13%), lobo (2,21%), corzo (1,62%), conejo (0,6%), galápago (0,04%) y con simple presencia de perdiz y perro. La industria textil sigue vigente, según los frecuentes hallazgos de cilindros curvos cerámicos con extremos perforados, usados como pesas de telar y fusayolas. Ritos funerarios

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Parece que la sociedad entra en crisis por la constante reutilización de anteriores sepulcros megalíticos, tholoi y cuevas artificiales, indicativas de un horizonte de transición hacia el enterramiento doble o individual en grandes cistas (Montilla) y fosas con nicho (Las Canteras de Gandul), prosiguiendo, como elementos cultuales, los ídolos antropomorfos de piedra,

I. Copa campaniforme incisa. 2. Cuenco campaniforme inciso. 3. Cazuela campaniforme incisa. 4. Cuenco campaniforme inciso. 5. Plato campaniforme inciso-boquique-exciso. 6. Plato de borde almendrado. 7. Vaso campaniforme tipo almeriense. 8. Azuela de piedra pulimentada. 9. Pesa de telar en creciente de cerámica. 10. Punta de flecha de cobre tipo Pálmela. I I . Puñal de cobre de lengüeta. 12. Hacha rectangular de cobre. 13. Aguja plana de hueso. 14. Punzón de cobre. Procedencia:

1 y 4: Olivar del Pósito (Santaella, Córdoba). 2, 5 y 10: Lebrija (Sevilla). 6, 9, 13 y 14: Cueva Chica de Santiago (Cazalla de la Sierra, Sevilla). 3: El Acebuchal (Carmona, Sevilla). 7: Ecija (Sevilla). 8:

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Cueva de los Mármoles (Priego de Córdoba). 11: Fuente Palmera (Córdoba). 12: Cerro de las Vacas (Trebujena, Cádiz). 1 y 4: según L. A. LÓPEZ. 2, 10 y 12: según A. CARO. 3, 7 y 11: según J.R. HARRISON. 5: según M. PELLICER y P. AGOSTA. 6, 9, 13 y 14: según P. AGOSTA. 8: según B. GAVILÁN. hueso o marfil (Santiago Chica, tholos del Cerro de la Cabeza) y otros tipos anteriores con predominio de los ídolos cilindricos de mármol. Arte rupestre La crisis del campaniforme debió repercutir en el arte rupestre, en el que continúa el esquematismo simbólico con variados geometrismos tanto en Sierra Morena como en Cádiz. Habitat Desaparecen ciertos poblados de superficie, prosiguiendo otros (Acebuchal, Gandul, Monturque, XI-IX, Carmena, Cabezo de Lebrija) e iniciándose otros (Caramillo, La Algaba, Cerro del Berrueco), con cabañas de planta circular, más toscas que en el horizonte anterior, rodeadas de silos. Yacimientos A pesar de la crisis demográfica, acentuada en el bronce, persiste el habitat en yacimientos anteriormente iniciados en el sur de Córdoba (Guta, Los Carambolos, Tiñosa , Veleta, Almiares, Ategua, Triguillos, Pradeña, Jesús, Sendilla, Minilla, Calva, Cabezuelas, Torreón del Esparragal ) y en Sevilla (Carmena, Los Alcores) y emergiendo otros nuevos como El Carambolo, Acebuchal, Monte Berrueco, el Estanquillo. Estadios Solamente se han precisado posibles fases en Santiago Chica, donde el nivel 4 correspondería a una primera fase, fechada a finales del III milenio, y los niveles 3 -1 , revueltos, a principios del II milenio. No obstante, la fase avanzada, según la cronología atribuida al campaniforme tardío tipo Carmena y Acebuchal, pudo haber perdurado hasta mediados del II milenio, momento sincrónico a un bronce impreciso deficientemente conocido y coetáneo al Argar A de Andalucía oriental. Facies regionales Con una acentuada pobreza cultural y con grandes lagunas de conocimiento, las facies regionales del campaniforme seguirían la misma pauta que la fase anterior calcolítica. EL NEOLÍTICO Y CALCOLÍTICO DE ANDALUCÍA OCCIDENTAL: SÍNTESIS Dada la extensión geográfica y la diversidad de facies culturales con características específicas dentro del neolítico y calcolítico andaluz, resulta congruente dividir Andalucía en dos grandes zonas, la occidental, que incluiría las provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba, Cádiz y la parte occidental de Málaga, y la oriental, que abarcaría las provincias de Almería, Jaén, Granada y la parte oriental de Málaga. En esta división el problema radica en el sur de la provincia de Málaga, políticamente adscrita en Andalucía oriental y culturalmente a la zona occidental. Geográficamente, atendiendo a los accidentes geológicos, orográficos e hidrográficos, Andalucía occidental podría subdividirse de norte a sur en seis comarcas, que serían, la Sierra Morena, al norte y noroeste del Guadalquivir, relacionada en el neolítico con el suroeste de la Cordillera Subbética y en el calcolítico con el Alentejo portugués; el Valle Medio y Bajo del Guadalquivir, con entidad propia, se relaciona en el neolítico antiguo y medio con el foco nuclear de las Sierras Subbéticas occidentales, manifestando en el calcolítico avanzado ciertas relaciones, posiblemente marítimas, con los ricos núcleos de las bocas del Tajo y Almería, horizontes de Vilanova y Millares; las campiñas sevillana y cordobesa, al sureste y sur respectivamente del Guadalquivir, con un neolítico antiguo y medio con raíces en la zona nuclear Subbética y con un calcolítico participante de la cultura del valle del Guadalquivir; el sur de Huelva, con un neolítico medio-final y un calcolítico ligado con la costa meridional portuguesa, el foco nuclear de las sierras Subbéticas occidentales y, finalmente, la costa occidental malagueña, con un neolítico antiguo y medio dependiente igualmente del foco nuclear Subbético y con un calcolítico relacionado con todo el suroeste. Según el estado actual de las investigaciones, pese a las lagunas existentes, el neolítico de Andalucía occidental es, junto con el de Levante y Cataluña, el mejor conocido de la Península, aunque con un número limitado de yacimientos estudiados, como las cuevas de la Dehesilla, Santiago Chica de Cazalla, Murciélagos de Zuheros, Mármoles , Hoyo de la Mina, Cabezo de Lebrija. Son insuficientes las prospecciones realizadas por Huelva, Sierra Morena, Sierra de Cádiz y campiñas sevillana y cordobesa y, por otra parte, todavía no ha sido estudiado en extensión ningún poblado neolítico de superficie. En cuanto al calcolítico, este horizonte está peor conocido que en Andalucía oriental y Portugal, con sólo dos poblados excavados, Papaúvas y Cabezo de los Vientos, además de algunos

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conjuntos megalíticos de la zona de Hueiva y del Aljarafe y Alcores sevillanos, con muy escasos estudios faunísticos y carpológicos. Aunque se observa una evolución del sustrato epipaleolítico, de donde emerge el neolítico, en las estratigrafías, excepto en el Cabezo de Lebrija, Hoyo de la Mina y Nerja, no ha podido captarse la secuencia, pero la industria lítica tallada confirma esta evolución de facies microlaminar con muy escaso componente geométrico, con láminas de borde abatido, buriles, perforadores y fracturas. La antigua nomenclatura de cultura de las cuevas aplicada al neolítico antiguo y medio ha caído en desuso, de la misma manera que los apelativos de neolítico hispano-mauritano e ibero-sahariano, propuestas en función de un origen ilusorio actualmente inaceptable. Hoy día es más plausible denominarlo neolítico de la cerámica a la almagra por la constante presencia de este elemento característico en el horizonte antiguo y medio. Al neolítico medio podría llamársele neolítico de la cerámica incisa por la abundancia de esta técnica, debiéndose desechar la etiqueta de epicardial, al no ser la cerámica cardial característica de nuestro neolítico antiguo. El neolítico final suele confundirse con el horizonte de transición al calcolítico por la temprana aparición del megalitismo portugués y por la multiplicación de poblados al aire libre, denominándose también neolítico de los silos y de la cerámica lisa. El calcolítico, dividido a su vez en precampaniforme y campaniforme, como sucede en el resto peninsular, se denomina también eneolítico o edad del cobre, habiéndose desechado definitivamente el nombre de bronce I. Por los dos yacimientos significativos por la antigüedad de sus excavaciones, al calcolítico antiguo se le designa horizonte Millares-Vilanova de San Pedro I, y al calcolítico reciente o campaniforme, Millares-Vilanova II. En Andalucía occidental se han obtenido las fechas más altas del neolítico antiguo peninsular en los estratos inferiores de las cuevas de la Dehesilla y Santiago Chica de Cazalla, alcanzando desde la primera mitad del VI milenio a mediados del v a.C. El neolítico medio, en esas dos cuevas indicadas y en la de los Murciélagos de Zuheros ha podido fecharse en la segunda mitad del v y primera mitad del IV milenio a.C. en carbono no calibrado. El neolítico final ha dado una cronología de la segunda mitad del IV milenio y principios del III a.C. El horizonte calcolítico precampaniforme, con extensos poblados y abundante megalitismo funerario admite una cronología del III milenio a.C. con una fecha inicial imprecisa, pero de principios del milenio y una fecha final hacia el 2200 a.C, momento en que pudo ya aparecer el vaso campaniforme, perdurando ampliamente en casi toda la primera mitad del II milenio a.C. e interfiriéndose con un problemático bronce, todavía mal definido. Las fechas radiocarbónicas han creado graves problemas, según hayan sido calibradas o no, advirtiéndose notables diferencias y anacronismos entre ellas de más de medio milenio, con las consiguientes extorsiones. Por los datos de que disponemos, todavía insuficientes, el neolítico emergería en una zona nuclear de las sierras de Cádiz y en las estribaciones occidentales de la cordillera Subbética con expansiones hacia las marismas del Guadalquivir, costa malagueña, sierras meridionales de Córdoba y, atravesando el Guadalquivir hacia el norte, hacia Sierra Morena.Hemos defendido una zona nuclear, de emergencia de un neolítico, en parte autóctono, en las estribaciones de las sierras Subbéticas occidentales, basándonos en hechos tan significativos como las altas fechas radiocarbónicas, el fuerte sustrato epipaleolítico del componente lítico tallado, los fragmentos de cerámica apenas cocida con improntas de cestería del epipaleolítico de Nerja, la abundancia y perfección de la cerámica a la almagra, anterior a la cardial levantina, y la presencia de fauna doméstica en los niveles inferiores. Con el neolítico medio y final se asiste a un notable incremento poblacional con hábitats en cueva y superficie que se extiende sensiblemente por casi toda Andalucía occidental. Esta eclosión demográfica se incrementa en el calcolítico con la emergencia de los grandes poblados repletos de silos, zanjas y cabañas, situados en puntos estratégicos y zonas fértiles de valles y campiñas, dotados, en ocasiones, de extensas necrópolis megalíticas que perduran en el campaniforme. En la prehistoria occidental quizás se ha abusado del fenómeno de la evolución o emergencia para explicar los ambios socioculturales, abolida la difusión. No obstante parece evidente que el fenómeno de la difusión puede rastrearse, al menos, en algunos elementos, como la cerámica cardial, que, de origen levantino, penetra muy débilmente por el sur de Andalucía occidental en un neolítico antiguo avanzado, interfiriéndose con la especie autóctona a la almagra. La cerámica a la almagra, por otra parte, se difunde, según hemos visto, desde su foco primigenio hacia el Guadalquivir y hacia Andalucía oriental, quizás ya a fines del VI milenio

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a.C. Los brazaletes de mármol, tanto los lisos del neolítico antiguo, como los estriados del medio, parecen tener su cuna en la costa malagueña, desde donde se expandirían hacia Cádiz, Córdoba y Granada. La agricultura cerealística, documentada, al parecer, en el neolítico antiguo de la cueva de los Mármoles y en el medio de los Murciélagos de Zuhero s y del Toro, de origen levantino, no alcanzará la costa malagueña (Nerja) hasta el neolítico final, en las postrimerías del iv milenio a.C. El fenómeno megalítico, originado probablemente en el neolítico final portugués, parece implantado en Andalucía occidental desde el oeste a principios del ni milenio a.C. El vaso campaniforme en sus especies marítimo. Pálmela y Ciempozuelos, según las últimas investigaciones, deben considerarse como productos de importación, independientemente de su evidente evolución y pervivencias locales en Carmona y los Alcores. Con estos escasos datos cronológico-culturales y ante los anacronismos creados por el C 14, según haya sido o no calibrado, resulta ilusorio aplicar el modelo de Ammerman y Cavalli-Sforza, denominado de difusión démica o de frente de avance, con grados de medio milenio, al debate difusionismo- evolucionismo de Andalucía occidental. La cerámica ha servido como elemento característico para identificar los horizontes culturales, de este modo el neolítico antiguo se caracteriza por los inicios de la cerámica a la almagra con decoración acanalada, impresa y plástica, con muy débil presencia de cardial, siempre ausente en Córdoba y norte del Guadalquivir, dotada de variedad de elementos de prehensión. Con el neolítico medio la cerámica a la almagra se expande intensa y ampliamente hacia Córdoba, Sierra Morena y costa meridional, donde alcanza el apogeo, mientras que en la zona nuclear de la Subbética occidental, casi extinguida, es sustituida por las cerámicas incisas y grabadas con barrocos motivos geométricos, acompañados de la técnica cardialoide y plástica. Los elementos de prehensión se diversifican con gran variedad de asas de apéndice, de cinta, de pitorro y multiforadas. En el neolítico final la decoración cerámica pierde entidad, perdurando las series de trazos, estampillados y zig-zags verticales incisos paralelos, Iniciándose la técnica pintada. Las formas de los vasos, con tendencia a abrirse, ostentan bordes indicados y perfiles quebrados en Z. Con el calcolítico las cerámicas pierden la decoración, adquiriendo definitivamente formas abiertas, de mayor tamaño, confeccionadas con pastas toscas. La forma característica calcolítica serán los platos, al principio carenados, seguidos por los de borde grueso o almendrado, abundando otras formas semiesféricas, peraltadas, globulares, achatadas, lenticulares, carenadas e incluso teriomorfas y cucharas. Como técnicas decorativas surgen las pastillas repujadas y la pintura. En el calcolítico final u horizonte campaniforme prosiguen los platos de borde almendrado y en general se asiste a una evolución de las formas cerámicas antenores. Aparte de la técnica pintada persistente, nace la técnica de la retícula bruñida (Valencina, Cazalla, Alcores, Castro del Río), que un milenio después será la protagonista en el horizonte tartesio del bronce final y orientalizante antiguo. En una fecha imprecisa de fines del III milenio irrumpe desde Portugal y La Meseta el vaso campaniforme en sus diferentes modalidades, estando ausente el tipo primitivo cordado. La industria lítica tallada, de tradición epipaleolítica, corresponde a la facies microlaminar en el neolítico antiguo con una tipología de raspadores, buriles, bordes abatidos y perforadores. En el neolítico medio no se observan grandes cambios aparentes, prosiguiendo la facies anterior microlaminar, pero con débil presencia de geométricos trapezoidales y segmentos. En el neolítico final continúa la evolución de los tallados con tipología de raspadores nucleiformes, laminitas de borde abatido, muescas, fracturas retocadas, láminas de retoque continuo y escasa presencia de geométricos trapezoidales y triangulares. En el calcolítico antiguo hacen acto de presencia los dientes de hoz, láminas denticuladas, crestas, foliáceos o puntas de flecha de base recta o cóncava y la macroindustria sobre lasca o sobre láminas con formas de grandes puñales y alabardas, aumentado los geométricos. Con el campaniforme se diversifican los foliáceos, adquiriendo gran perfección los puñales alabardas y las puntas de flecha de grandes aletas e introduciéndose débilmente los tipos de aletas y pedúnculo, típicas de la parte oriental. Respecto a la piedra pulimentada, predomina la azuela en el neolítico antiguo, acompañada de hachas y cinceles en el neolítico medio y final. En el calcolítico aumenta el porcentaje de pulimentados con grandes ejemplares diversificados de hachas, azuelas, cinceles y alisadores. La industria del hueso será abundante desde el neolítico antiguo, representada por punzones fabricados sobre metápodos de ovicápridos, con la punta en bisel y con tipos de media caña, por agujas y espátulas.

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En el neolítico medio se tiende a la diversificación, apareciendo los punzones-diente, espátulas y punzones planos con amplia cabeza, punzones de doble punta, enmangues y anzuelos. En el neolítico final todo este repertorio es acompañado por los peines, que prosiguen en el calcolítico. Entre los elementos de adorno personal destacan los brazaletes de mármol, iniciados primeramente los lisos, cuyos ejemplares más antiguos y abundantes radican en la costa malagueña, desde donde irradiarían en todas las direcciones, traspasando los límites regionales. Los colgantes son elementos esenciales de adorno, destacando en el neolítico antiguo las cuentas de hueso tubulares y las conchas marinas perforadas, muy abundantes en las proximidades de la costa. Con el neolítico medio los anchos brazaletes de mármol estriados, al parecer, también de origen malagueño, junto con los de corona circular de pizarra, atraviesan el Genil, penetrando en el sur de Córdoba . Los colgantes se diversifican con la aparición de dientes perforados, haciendo acto de presencia los anillos de hueso y las plaquitas separadoras de cuentas de collar, que prosiguen en el neolítico final. En el calcolítico se asiste a la proliferación de colgantes y cuentas de diversas piedras raras como la variscita y jadeíta, de hueso y cerámica con formas discoidales, ovales, bitroncocónicas, cilíndricas, haciendo su aparición el marfil y las cuentas de huevo de avestruz de indudable procedencia africana. En el horizonte campaniforme el repertorio de adornos aumenta sus tipos con los botones de hueso o marfil con perforación en V y con las placas perforadas consideradas como brazaletes de arquero. Los inicios de la metalurgia del cobre parece que no acompaña al momento de la implantación de la sociedad calcolítica. La metalurgia en muy pequeña escala y de tipo doméstico no afectará al cambio socio-económico ya que será en el calcolítico avanzado, hacia mediados del III milenio y en el campaniforme con la producción y generalización de un utillaje metálico variado de hachas planas, cinceles, puñales de lengüeta y agujas cuando incida en el prestigio de las clases más favorecidas. Con el campaniforme la industria metalúrgica del cobre se generaliza definitivamente, documentada por abundantes escorias, crisoles y por un variado utillaje compuesto por cinceles, leznas, punzones, hachas planas, sierras, puntas de flecha tipo Pálmela, puñales de lengüeta y con escotaduras laterales. En escasa proporción se usa el oro como elemento de adorno personal. La economía en el neolítico antiguo y según las zonas sigue un ritmo arcaizante con predominio de la depredación, estando, al parecer, documentada la agricultura cerealística en un silo de la cueva cordobesa de los Mármoles . En el neolítico medio se constata con evidencia en la cueva de los Murciélagos de Zuheros con trigo y cebada y en la cueva malagueña del Toro. Por otra parte, la frecuencia de bellotas, pistachos y olivas no indica necesariamente el cultivo de estas especies. En el neolítico final la agricultura cerealística se ha generalizado, alcanzando la costa malagueña (Nerja) y estando suficientemente constatada por la frecuencia de silos en los poblados que perdurarán en el calcolítico, momento en que se practica una agricultura rotatoria de cereales, con la introducción de nuevas especies vegetales, precediéndose a la explotación sistemática de los terrenos fértiles. No cabe duda del decisivo papel que jugó la agricultura extensiva en la emergencia y eclosión demográfica del calcolítico con la multiplicación de asentamientos en todo el valle del Guadalquivir y en las campiñas cordobesa y sevillana. La fauna, elemento esencial de la economía, ha sido estudiada en las cuevas neolíticas de la Dehesilla, Parralejo, Santiago Chica de Cazalla y Murciélagos de Zuheros . En el neolítico antiguo la Dehesilla presenta el 75% de fauna salvaje frente al 25% de doméstica y en Santiago Chica el 77% es salvaje. En el neolítico medio de la Dehesilla la fauna doméstica ha alcanzado ya el 80%. En el neolítico final la Dehesilla presenta el 90% de doméstica y en Santiago Chica se equiparan ambos tipos, dependiendo estos porcentajes del medio ambiente y del carácter temporal del hábitat. Con el calcolítico vuelve a aumentar la caza en las cuevas, como asentamientos temporales, mientras que en los grandes poblados de llano el predominio de la fauna doméstica es absoluto, llegando en Papaúvas al 90%. El tejido de lana y lino aunque pudo iniciarse en el neolítico final, se industrializa en el calcolítico, estando abundantemente documentada por las placas de cerámica con los extremos perforados o pesas de telar. Los ritos funerarios se documentan en el neolítico de las cuevas de habitación, siendo un buen ejemplo la Dehesilla donde en el neolítico antiguo y medio se localizaron varios enterramientos individuales y colectivos con los cadáveres encogidos, en decúbito lateral con el cráneo manchado de ocre, sin ajuar aparente y protegidos por piedras y con ciertos indicios de cremación parcial. En ocasiones en el neolítico antiguo y medio se utilizan galerías estrechas y

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simas para el enterramiento con ajuares cerámicos, como sucede en la zona de Benaocaz (Cádiz). En el neolítico final se inician las primeras sepulturas, preludio del megalitismo, con tumbas de grandes bloques o fosas con enterramientos individuales o dobles con pobres ajuares, estudiadas en San José del Valle (Cádiz). Con el calcolítico, independientemente de los enterramientos tradicionales en cueva, se asiste a un rotundo cambio en las prácticas funerarias con la aparición del enterramiento colectivo de carácter megalítico, que invadirá toda la región y cuyo origen parece portugués del Alto Alentejo. La tipología de estos grandes monumentos funerarios es sumamente variada con formas de dolmen simple, galería cubierta, sepulcro de corredor y tholos o sepulcro de falsa cúpula, incluyéndose la cueva artificial. El dolmen simple es quizás el primero en aparecer, probablemente en el momento de transición, por Sierra Morena y Sierra de Cádiz. La galería cubierta, extendida por Sierra Morena y río Odiel con penetración hacia el este, correspondería a la fase inicial. El dolmen de corredor con diferentes variantes se extiende por la Sierra de Huelva con extensiones por la Sierra Morena central, el Guadalquivir y la Subbética occidental. El tholos, distribuido por todo el territorio, prefiere los grandes llanos, siendo problemático su origen en alguno de los tres grandes focos, bajo Guadalquivir, Tajo o Almería y caracterizándose por la riqueza y abundancia de ajuares de un momento avanzado. La cueva artificial, de tipo furniforme, como réplica del tholos, o siliforme, se extiende por las campiñas y sur de Cádiz, llegando las más tardías al horizonte campaniforme e incluso al bronce. Muchos de estos monumentos están cubiertos por túmulo o incrustados en pequeñas elevaciones del terreno. Sus abundantes ajuares sumamente variados han proporcionado la mayor parte del registro para el estudio del calcolítico. No cabe duda de que el arte rupestre esquemático se inicia ya en el neolítico antiguo o antes, correspondiendo a este momento las formas seminaturalistas de los abrigos del Campo de Gibraltar. El arte esquemático propiamente dicho se generaliza en el neolítico medio, prosiguiendo hasta un calcolítico avanzado del campaniforme, extendido por toda la Sierra Morena y las sierras del sur de Córdoba. Con el calcolítico el componente principal sería de carácter simbólico con representaciones de pectiniformes, zig-zags, esteliformes y trazos inconexos, prosiguiendo los esquematismos con ejemplos de grabados en dólmenes, de interés por su posibilidad de datación. El hábitat, generalmente en cueva en el neolítico antiguo y medio, adopta igualmente el poblado de superficie, cuya detección se hace difícil por la erosión y acumulación de depósitos, como en los Pozos de Lebrija. En el neolítico medio el hábitat de superficie gana terreno con la ocupación de valles y marismas del Guadalquivir, Cádiz y Huelva (Lucena del Puerto, El Judío, Chipiona, Lebrija, Prado del Rey, El Yugo), presentándose como conjuntos de cabañas de planta circular con zócalos de piedra. Con el neolítico final surgen las bases de los grandes poblados calcolíticos dotados de cabañas circulares, silos, fosos y trincheras. Con el calcolítico el hábitat característico es el poblado de superficie, habiendo sido localizados en abundancia en el sur de Córdoba , Alcores, Aljarafe, Cádiz, Huelva y Málaga. Estos asentamientos prefieren zonas fértiles y estratégicas junto a ríos y marismas, emplazados en pequeñas alturas y ocupando superficies que alcanzan las diez hectáreas.' Estos poblados carecen de defensas artificiales, excepto del Cabezo de los Vientos (Huelva) que dispone de murallas y torres circulares. En los diferentes horizontes del neolítico y calcolítico han podido delimitarse mediante las estratigrafías algunos estadios. En el neolítico antiguo, medio y final se han establecido subfases A y B en las estratigrafías de las cuevas de la Dehesilla, Parralejo, Santiago Chica y en el poblado del Cabezo de Lebrija. En el neolítico final y calcolítico de Papaúvas se ha conseguido una estratigrafía horizontal de cuatro fases. Las facies regionales del neolítico y calcolítico de Andalucía occidental en líneas generales se acomodan sensiblemente a la repartición geográfica delimitada al principio de este estudio, manteniendo unas constantes a través de toda la prehistoria.

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CLASIFICACIÓN CULTURAL, PERIODIZACIÓN Y PROBLEMAS DE COMPARTIMENTACIÓN EN EL NEOLÍTICO DE LA ALTA ANDALUCÍA

Cristóbal PÉREZ BAREAS José Andrés AFONSO MARRERO Juan Antonio CÁMARA SERRANO Francisco CONTRERAS CORTÉS Rafael LIZCANO PRESTEL Resumen

Este artículo tiene tres objetivos fundamentales: En primer lugar dar a conocer diversos hallazgos del Alto Guadalquivir que podrían aportar nuevos datos a la ya vieja controversia sobre las características de las primeras fases neolíticas en Andalucía, sobre todo los yacimientos de Las Montalvas (Baeza, Jaén) y Los Horneros (Las Escuelas, Baeza, Jaén). En segundo lugar discutimos sobre las posibles causas de la presunta ausencia del Neolítico Antiguo en el Alto Guadalquivir en relación a la presencia o no de cardial, documentada en zonas cercanas como Montefrío. En tercer lugar ofrecemos una posible periodización del Neolítico en la Alta Andalucía.

Palabras clave

Neolítico, Alto Guadalquivir, Cerámica Impresa, Periodización, Cultura.

Abstract

This paper has three main goals: First, it tries to show different High Guadalquivir findings which could provide new data to the old discussion about the characteristics of the earlier neolithic phases in Andalusia. We're talking about Las Montalvas (Baeza, Jaén) and Los Horneros (Las Escuelas, Baeza, Jaén) sites. Secondly we discuss about the possible causes for the believed absence of the Early Neolithic in High Guadalquivir in relation to the presence of pottery decorated with cardium, known at close sites such as Montefrío. Third, we offer a frame for the chronological periods in the Neolithic of the High Andalusia.

Key words

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Neolithic, High Guadalquivir, Impressed Pottery, Chronological frame, Culture.

1. Niveles neolíticos iniciales y/o epipaleolíticos. Algunas indicaciones sobre la escasez de la cerámica cardial

En los últimos años la supuesta división cultural de Andalucía en el Neolítico Antiguo ha sido acentuada e incluso se ha querido incluir determinadas zonas de Andalucía Oriental dentro del propuesto Neolítico occidental no cardial (Asquerino, 1992:35), en base a las secuencias de determinadas cuevas cordobesas como la de Los Murciélagos (Zuheros) (Gavilán et al., 1996) y jiennenses como la Cueva del Nacimiento (Pontones) (Asquerino y López, 1981) o los abrigos de Valdecuevas (Cazorla) (Asquerino, 1984) y de la Grieta de la Peña (Porcuna) (Arteaga et al., 1993), en los que a fases, más o menos antiguas, donde no se había localizado cerámica, pero sí, a veces, microlitos geométricos (Navarrete, 1986:109), sucedían fases con cerámicas almagradas e impresiones a punzón y peine. Si estas últimas podrían indicar, como veremos, una ocupación del Neolítico Antiguo, esto no supondría una oposición al Horizonte Cardial, como han demostrado hallazgos decorados con cardium en la Baja Andalucía y la asociación de impresas cardiales y a peine en Montefrío.

Un problema que se nos plantea es la existencia de dataciones antiguas para la secuencia de la Cueva del Nacimiento. Podríamos sugerir dos alternativas, o bien un envejecimiento del Neolítico Antiguo en la zona, y en general en Andalucía, hipótesis no descartable, o bien, dados los problemas de incongruencia (Navarrete, 1986:110) con las nuevas dataciones (4830 b.c. frente a 3540 b.c.) (Asquerino, 1992:39), habría que considerar inválidas las muestras o no totalmente equivalentes las secuencias obtenidas en las diferentes excavaciones, lo que no sería extraño si pensamos en ocupaciones estacionales de las grutas y una lenta formación de sus depósitos.

La presencia de fases antiguas, neolíticas o anteriores, parece atestiguada, sin embargo, por los microlitos geométricos (Asquerino y López, 1981:133; Asquerino, 1984:38), y creemos que la ausencia de cerámica en los sondeos no siempre debe corresponder a niveles preneolíticos sino a la escasa densidad de cerámica en esos depósitos antiguos, tal vez por la estacionalidad (Vega et al., 1997:64). En este sentido es interesante la presencia de microlitismo geométrico en niveles también neolíticos de la Cueva de los Mármoles (Priego, Córdoba), sobre todo en los niveles más bajos de este neolítico (Asquerino, 1990:378), aunque dentro del predominio de las láminas1. También existen problemas debido a la ausencia, o escasez, de dataciones y los problemas de análisis de los sedimentos para establecer la cantidad de tiempo a que corresponden los posibles momentos de abandono, especialmente en los yacimientos en que se habla de niveles epipaleolíticos subyacentes.

A todo esto habría que añadir que, salvo las excavaciones de la Cueva de los Murciélagos (Zuheros, Córdoba) (Gavilán et al., 1996), todas las actuaciones han consistido en pequeños sondeos donde puede que no se haya localizado cerámica en los niveles del Neolítico Antiguo. Además la cerámica cardial se concentra en áreas

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concretas como ha demostrado el caso de Montefrío (Ramos et al., 1997:268), lo que puede tener una fuerte relación con las características técnicas de las cerámicas del Neolítico Antiguo (Navarrete et al., 1991), que, a veces, las incapacitan para actividades de cocción, aun con la buena calidad de algunas pastas.

En otros casos, como en las continuas referencias a las cuevas del Plato, de la Chatarra y de la Murcielaguina en Castillo de Locubín (Jaén) (Navarrete y Carrasco, 1978:54-62), Guadalijar (Huelma, Jaén), a numerosas cuevas cordobesas como Huerta Anguita (Priego) (Gavilán, 1990), La Murcielaguina (Priego) (Gavilán, 1984) u otras (Gavilán, 1985), o hallazgos recientes en La Loma de Úbeda y la Campiña Oriental (Jaén) como Las Montalvas (Baeza) (Pérez, 1994) (Fig. 1), los materiales proceden o de una prospección superficial o de una recuperación no controlada (colecciones particulares o públicas o expolio), lo que explicaría la ausencia de cerámica cardial dada la escasa densidad de ésta antes referida, si bien es cierto que en las provincias de Granada y Málaga los mismos métodos de recuperación han proporcionado hallazgos de cerámica cardial (Navarrete, 1986) por ejemplo en Las Majolicas (Alfacar, Granada) (Navarrete y Molina, 1987) o la Cueva de Malalmuerzo (Moclín, Granada) (Carrión y Contreras, 1983).

Por ello, aun situando las fases cerámicas hacia el Neolítico Medio, no queremos decir que exista una ausencia real de poblamiento en el Neolítico Antiguo de estas zonas. Por el contrario, mantenemos que algunos de estos niveles con microlitos corresponden a esta fase, de acuerdo a un modelo de alta movilidad (Arteaga et al., 1993; Martínez y Afonso, 1998).

El problema se agudiza cuando se debe valorar el carácter "neolítico" o no de los yacimientos y de los niveles sin cerámica en función de otros factores como por ejemplo la presencia o no de animales domesticados, aunque habría que tener en cuenta los desplazamientos y divisiones estacionales de los grupos como ha destacado J.A. Afonso (1993).

Sin duda es cierto que es imposible en el estado actual de la investigación proponer un Neolítico Antiguo andaluz con una evolución de la decoración cardial más o menos clarificada en diferentes fases de forma similar a como se ha planteado en otras zonas del Mediterráneo (Martí et al., 1987:98). Existen, sin embargo, determinados indicios de esa evolución en Carigüela (Navarrete, 1976a), incluso con los problemas que presenta su secuencia estratigráfica (Vega et al., 1997:72), así como en Montefrío donde los elementos cardiales también muestran una disminución progresiva en la secuencia.

Otro problema es definir el carácter más o menos permanente de tales poblados que, en cualquier caso, se sitúan en un marco temporal que llevará, en unas zonas previamente y en otras después, a la agregación poblacional y sedentarización consolidada, relacionadas ambas con la competencia por determinados recursos entre como la fuerza de trabajo y los rebaños y, por consiguiente, los terrenos para su movilidad, apartados del acceso de las comunidades exteriores (Cámara, 1997:372).

2. Sobre la transición del Neolítico Antiguo al Neolítico Medio. Impresiones a peine y perduración de la cerámica cardial

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Si bien no se puede mantener una perduración de la cerámica cardial durante todo el Neolítico, es cierto que su desaparición no es repentina, como muestran los estratos XIII y XII de Carigüela (Arribas y Molina, 1979:126) o los escasos restos de Los Castillejos (Montefrío) (Afonso et al., 1996:298). Tanto en uno como en otro yacimiento existen asociaciones a impresiones con otra matriz dentada que sugieren, como en Levante, cierta evolución.

Esta posibilidad permitiría enriquecer la adscripción a partir de materiales superficiales de determinadas cuevas al Neolítico, casi siempre referido como Medio, sugiriendo un panorama más complejo en el que no serían descartables reocupaciones periódicas en lugar de una ocupación permanente de las cavidades.

Creemos que éste es el caso de determinados materiales de la Cueva del Agua de Prado Negro (Iznalloz, Granada) (Navarrete y Capel, 1977:45-46, figs. 14 y 15), sobre todo cuando se sitúan sobre vasos globulares y con cuello (Navarrete y Capel, 1977:49, fig. 18, 55-56), y de otras cerámicas de la Cueva "CV-3" de Cogollos-Vega (Granada) que incluso sus descubridores sitúan en momentos antiguos (Navarrete et al., 1983:11, fig. 2:2-3,5, 1987-88:17 fig. 13:42), aunque en esta cueva ya hay vasijas ovoides con cuello del Neolítico Medio (Navarrete et al., 1987-88:10).

Dentro del Alto Guadalquivir debemos destacar la presencia en el yacimiento de Los Horneros de cerámicas impresas a peine (Zafra y Pérez, 1993:262) (Fig. 1), aunque, desgraciadamente los procesos erosivos naturales y la acción humana han destruido la estratigrafía (Zafra y Pérez, 1993:261). En la Cueva del Nacimiento se documentan también estas cerámicas (Asquerino y López, 1981:122, fig. 11, 2C062, 2D170), y en Montefrío las cerámicas de este tipo se sitúan en el período I junto a las cardiales.

Pese a que se ha hablado de inicios del Neolítico Medio para estos materiales, preferimos hablar de una fase final del Neolítico Antiguo pues las transformaciones en las formas deben preceder sobre las transformaciones de la matriz, especialmente cuando la "cardial", un fósil-guía en el Mediterráneo Occidental, parece perdurar.

3. Agrupación cultural e identidad social. El caso de la denominación propuesta para el Neolítico Medio de la Alta Andalucía

De acuerdo a los planteamientos que hemos presentado (Cámara, 1997:120-135) de jerarquización de las categorías descriptivas usadas en la clasificación arqueológica previamente (aunque en reformulación continua) a la explicación (y que serían: horizonte cultural, cultura, grupo arqueológico y subgrupo arqueológico), los problemas de la denominación Cultura de las Cuevas con cerámica decorada de

Andalucía Oriental (Navarrete, 1976a) serían tres:

1. Definición cronológica insuficiente en relación a los avances de la investigación, pues las mayores transformaciones no se dan entre el Neolítico Antiguo y el Neolítico Medio, sino entre este último y el Neolítico Tardío, incluido tradicionalmente en la Cultura de las Cuevas, momento en el que las grandes transformaciones (agregación, sedentarización, afirmación del territorio con los enterramientos, etc., como expresiones y resultado de nuevas relaciones sociales) ya se están produciendo

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(Lizcano et al., 1991-92:79-81; Cámara, 1997:391-394). Debemos precisar, sin embargo, que, tiempo después de su formulación, la autora que fue la máxima responsable de la acuñación del término fue capaz de adecuarlo (Navarrete, 1986:12) alejándose de los planteamientos inmovilistas de otros autores.

2. Inadecuación del término, pese a su coletilla, a un uso como Cultura específica de una región (Andalucía Oriental o parte de ella), ya que frente a los términos usados para Culturas referidas a otros períodos cronológicos (Los Millares, El Argar, etc.), y como otros términos como Cultura de los Silos que ya hemos criticado (Lizcano, 1995:38-50), al utilizar en la denominación (y en la caracterización) rasgos muy generales (hábitat en cueva más permanente que el abierto, cerámica decorada con diversas técnicas, importancia de la ganadería, etc.) se puede aplicar a un espacio muy extenso y una cronología muy amplia, por lo que, si debe sobrevivir como término, lo debe hacer como un Horizonte Cultural (no restringido a Andalucía Oriental), en la misma medida que existe un Horizonte Campaniforme, cuya concreción temporal es, sin embargo, mayor, o un Horizonte Cardial.

En cualquier caso el uso de este término no fue ningún obstáculo a la investigación, más bien lo contrario, pues la clasificación preliminar (Navarrete, 1976a) permitió hipótesis sobre el Neolítico andaluz hasta entonces impensables. Lo que sucede es que para avanzar en su resolución es necesaria una clasificación más estricta que, sinceramente, nosotros sólo hemos emprendido para periodos más avanzados (Lizcano, 1995:207-310). Es, por tanto, inútil para el avance en nuestra disciplina la multiplicación de hallazgos de difícil contextualización regional y temporal, ejemplificados en las difíciles atribuciones de los materiales de las cuevas cordobesas a un Neolítico Medio y Final (Gavilán, 1985) como ya hemos comentado, bien es cierto que la escasez o práctica inexistencia de excavaciones y de secuencias publicadas, dificulta enormemente estos objetivos.

3. El mantenimiento del término en relación a un "modo de vida" ganadero y con campamento-base en las cuevas es, en nuestra opinión, también rechazable pues al no ser las "estrategias económicas y de hábitat" las características que describen una sociedad en mayor grado sino los rasgos culturales móviles más variables (teniendo en cuenta que ninguno de ellos explica la sociedad), la clasificación debe partir de éstos y no de aquéllos, evitando de esta forma la arbitraria oposición entre comunidades pastoriles y agrarias, tal y como ya hemos señalado (Lizcano et al., 1991-92:86-88; Cámara, 1997:296-297).

Las sociedades prehistóricas deben explicarse desde la investigación de las relaciones sociales dominantes (y las subordinadas), teniendo en cuenta la organización del trabajo (comunitario con mayores o menores diferencias de edad y sexo) y la circulación de los productos (acceso) y no en función meramente de estrategias económicas, cuya importancia o predominio se debe valorar no en términos cuantitativos sino cualitativos, en cuanto a su importancia en la reproducción de la sociedad también en términos de poder (Cámara, 1997:146-150). Además también debemos valorar los diversos tipos de asentamiento, incluso en las fases más antiguas del Neolítico, destinados a un control de las diferentes zonas de explotación como hemos mostrado para la provincia de Jaén en el Neolítico Medio con asentamientos en

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la Campiña Oriental al aire libre como Los Horneros (Baeza, Jaén) o Los Morales (Jimena, Jaén) (Zafra y Pérez, 1993:262; Pérez, 1994:106) (Fig. 2) o para la Vega de Granada y el Pasillo Alcalá-Moclín (Martínez y Afonso, 1998) donde era ya conocido el asentamiento de La Molaina (Pinos Puente, Granada) (Sáez y Martínez, 1981).

En cualquier caso, y señalando que lo fundamental es el análisis concreto tanto de la cultura material mueble como de los tipos de asentamientos de regiones concretas, tal vez sería útil, que no imprescindible, para evitar confusiones, buscar un término para referirse a la "unidad tipológica" de las distintas formaciones sociales de la Alta Andalucía en el Neolítico Medio y, en este caso, si reservamos el nombre de Carigüela para la Cultura Andaluza del Neolítico Antiguo pese a que el Horizonte Cardial del Neolítico Antiguo aún no es fácil de subdividir ni siquiera en culturas regionales, el nombre de Zuheros podría usarse para el Neolítico Medio.

4. Problemas de periodización en el Neolítico Reciente

Ya hemos comentado que similares problemas presenta la denominación de Cultura de

los Silos para el Neolítico Final (Lizcano et al., 1991-92:16-17; Lizcano, 1995:38-50). El inicio de las transformaciones sociales que implican la oposición entre comunidades, la ampliación del control sobre las mujeres y el inicio de la diferenciación entre las familias, asociadas a la agregación y la sedentarización, tienen lugar, al menos, a mediados del IV milenio b.c. en el Alto Guadalquivir (Lizcano, 1995:435-446), y, si atendemos al papel justificador de los megalitos, posiblemente antes en otras zonas peninsulares como el Alentejo (Cámara, 1997:407-414).

En cualquier caso, ya en el contexto del Neolítico Tardío (3500-3200/3100 b.c.), representado ya en el Alto Guadalquivir en el yacimiento del Polideportivo de Martos (Jaén) (Lizcano, 1995:291-310) y en Los Montes granadinos en Los Castillejos de Las Peñas de los Gitanos (Montefrío, Granada) (Afonso et al., 1996:299-300), se han podido apreciar claramente las diferencias no sólo con los materiales del Neolítico Medio sino con los del Neolítico Final, aunque el estudio del material sólo ha sido exhaustivo en el primero de los yacimientos (Lizcano, 1995:217-391; Lizcano et al., 1991-92:42-79). Los yacimientos de la Alta Andalucía que presentarían este período no son, hasta ahora, numerosos pues los investigadores no han prestado atención a estas cerámicas, ligeramente abiertas, de inflexión marcada.

No parecen pertenecer a este período sino al Neolítico Medio los materiales de la fase IV del Canjorro III, adscritos por sus excavadores a una fase final de la Cultura de las Cuevas (Carrasco y Medina, 1983:377), aun con la salvedad de que las cerámicas pintadas del Neolítico Final de Montefrío (Afonso et al., 1996:301; Ramos et al., 1997:268) también están presentes en el Canjorro (Navarrete y Carrasco, 1978:52) lo que sugiere diversas fases en el estrato considerado, ya que los materiales similares de las cuevas de Castillo de Locubín y la de Guadalijar (Huelma) son adscritos a finales del V Milenio b.c. (Navarrete y Carrasco, 1978:65).

Martos y Montefrío cubren también el Neolítico Final (3200/3100-2800-2700 b.c.) cuando las cerámicas (fuentes y cazuelas sobre todo) con inflexión marcada son substituidas por los conocidos recipientes carenados, mientras las cerámicas decoradas,

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salvo las pintadas que aparecen en este último período, tienden a disminuir (Lizcano, 1995:301-310; Ramos et al., 1997:268-269).

5. Sugerencias para una periodización del Neolítico en la Alta Andalucía

En definitiva, teniendo en cuenta los rasgos culturales que expresan mejor los cambios sociales que tienen lugar en la Prehistoria Reciente, podemos sugerir una periodización del Neolítico en la que se debe tener en cuenta que todas las indicaciones cronológicas son aproximativas y sin calibrar2:

I. NEOLÍTICO INICIAL (¿5000?-3500 b.c.). Ocupación temporal de diferentes zonas en relación a distintas estrategias económicas.

a) Neolítico Antiguo Inicial (¿5000?-4000 b.c.). Cerámica cardial que no estaría presente en todos los yacimientos o, al menos, no en grandes cantidades, ya se por las distintas estrategias económicas (Afonso, 1993) o por la perduración de comunidades de economía cazadora y recolectora, y presencia progresiva de otras impresiones con matriz dentada.

Otros rasgos de cultura material incluyen tipos con perfil globular, a veces con cuello marcado, abundantes asas para colgar y cordones (Molina, 1983:35).

Aparte de los niveles XVI a XIV de Carigüela (Navarrete, 1986:110; Navarrete y Molina, 1987)3 se pueden situar en este período la cueva de Malalmuerzo (Moclín, Granada) por la presencia de impresiones con el natis de la concha (Carrión y Contreras, 1983; Navarrete y Molina, 1987) y el inicio de Las Majolicas (Alfacar, Granada) que incluso llega a ser considerado más antiguo que la Carigüela en base a la asociación de cardial y almagras de buena calidad en el segundo yacimiento (Navarrete y Capel, 1980:24), no pudiéndose hablar, por lo exiguo de los hallazgos de los fragmentos de la Cueva de las Cabras (Montefrío, Granada), Cueva de las Goteras (Mollina, Málaga), etc. (Navarrete y Molina, 1987).

b) Neolítico Antiguo Avanzado (4000-3800 b.c.). La cerámica cardial se hace más escasa pero aún existe un rasgo que diferencia este período del siguiente, la cerámica con impresiones a peine que, como la cardial anteriormente, desciende en las secuencias. Aparecen brazaletes decorados y asas-pitorro (Molina, 1983:40) y es el momento además en que se pueden iniciar las cerámicas esgrafiadas (Navarrete, 1976b:60).

A este momento corresponde el período I de Montefrío (Afonso et al., 1996:297-298), donde, sin embargo, aún predomina la cardial entre las impresas con matriz, y las fases XIII y XII de Carigüela (Arribas y Molina, 1979:126)4, junto a la posible primera ocupación de algunas cuevas que ya hemos discutido como la Cueva del Agua de Prado Negro (Iznalloz, Granada) (Navarrete y Capel, 1977:55-56), la Cueva "CV-3" de Cogollos-Vega (Granada) (Navarrete et al., 1983:40, 1987-88:25) o de yacimientos al aire libre como La Molaina (Pinos Puente, Granada) donde se refiere un fragmento impreso a peine (Sáez y Martínez, 1981:19) o Los Horneros (Las Escuelas, Baeza, Jaén) donde éstos son más numerosos (Zafra y Pérez, 1993:262; Pérez, 1994), siendo muy

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interesante que la industria lítica (Fig. 3) del último yacimiento se encuentre muy relacionada con la de la Cueva del Nacimiento y la de Valdecuevas (Afonso, 1993:342).

c) Neolítico Medio (3800-3500 b.c.). En la decoración predominan las impresiones a punzón e incisiones, al mismo tiempo que tienen su auge las cerámicas almagradas que en Carigüela sólo descenderán de calidad a fines del período (fase X) como también sucede en Zuheros y posiblemente en otros yacimientos como Cueva del Agua (Alhama) y Cueva del Capitán (Salobreña, Granada) (Navarrete y Capel, 1980:25-30). Dentro de la perduración de las formas globulares y ovoides parece darse una evolución hacia estas últimas. La cerámica ya está presente en todos los yacimientos existiendo evidencias de áreas especializadas en algunos de ellos, por ejemplo en Los Castillejos de Las Peñas de los Gitanos (Montefrío, Granada) (Afonso et al., 1996:298-299) donde se localizan numerosos hogares. A los tipos globulares se añaden formas ovoides con cuello cilíndrico muy marcado (Molina, 1983:42).

A este momento corresponden las fases XI-IX de la Carigüela (Navarrete y Molina, 1987; Arribas y Molina, 1979:126), el período II de Los Castillejos (Afonso et al., 1996:298-299; Ramos et al., 1997:268), posiblemente el Neolítico A de la Cueva de Los Murciélagos (Zuheros, Córdoba) (Gavilán et al., 1996) y numerosos materiales de cuevas sin estratigrafía en Granada (Navarrete, 1986), Córdoba (Gavilán, 1985) y Jaén (Navarrete y Carrasco, 1978), y yacimientos al aire libre como el de Hornos de Segura (Jaén) (Maluquer, 1975:300-303), u otros en la zona de Castro del Río como Guta (Carrilero y Martínez, 1985:187, 192-194), cuya perduración (Carrilero y Martínez, 1985:188) indica que los procesos de sedentarización podrían remontarse a estas fases, como ya hemos sugerido en relación a los megalitos.

La no sedentarización plena, junto a los pequeños grupos de residencia, explicaría la proliferación de hábitats en determinadas zonas (Asquerino, 1987:81; Navarrete y Molina, 1987), como puntos focales del desplazamiento.

II. NEOLÍTICO RECIENTE (3500-2800/2700 b.c.). Se desarrollan las transformaciones sociales que acompañan la agregación y la sedentarización plena.

a) Neolítico Tardío (3500-3200/3100 b.c.). Cerámicas más abiertas (cazuelas) de inflexión marcada y disminución de la decoración. Aumento de la preocupación por la delimitación sacra del territorio en relación a la agregación y al estructuración de los poblados en términos de cabañas familiares (sin excluir por supuesto zonas comunales) como se aprecia en Martos (Lizcano, 1995:110-134). A este período corresponde el período III de Montefrío (Afonso et al., 1996:299-300) y el I de Martos (Lizcano, 1995:291-310). Tal vez aquí se podrían situar las fases VIII y VII de Carigüela (Arribas y Molina, 1979:126) aunque mantienen una alta proporción de decorados y hay pocas formas reconstruibles, algunos de los materiales publicados del Cortijo de Amelia (La Carolina, Jaén) (López y Soria, 1978:figs. 5 y 6, págs. 124 y 126) y tal vez algunos de la Cueva de los Molinos (Alhama, Granada) (Navarrete et al., 1985:36 fig. 2:1), en cualquier caso de momentos avanzados del Neolítico Medio.

b) Neolítico Final (3200/3100-2800/2700 b.c.). Aparecen las cerámicas carenadas cuyos rasgos creemos que, tal vez como en la fase anterior, permitirán en el futuro una mejor

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diferenciación regional. La agregación ha conducido a la consolidación de los grandes poblados que, en muchos caos, serán los núcleos políticos posteriores (Lizcano, 1995:409). Corresponde a las fases 0 y I de F. Nocete (1994:277-287), el período IV de Montefrío (Afonso et al., 1996:300-301) y el II de Martos (Lizcano, 1995:291-310) y las fases VI a III de Carigüela (Arribas y Molina, 1979:126) o, tal vez, sólo desde la V.

Notas

1. En este contexto la búsqueda de una secuencia continua en cada una de las cuevas sin tener en cuenta posibles abandonos ha llevado a una hipótesis de división de Andalucía en tres áreas en base a la presencia de microlitos geométricos (Asquerino, 1992:34). Si la presencia o ausencia de éstos puede tener no sólo origen cultural sino funcional y, probablemente, cronológico (Martínez y Aguayo, 1984:35, 35 n. 32), no debemos olvidar que a su presencia, testimonial según la autora, en la Cueva del Nacimiento de Pontones o en Valdecuevas, se suma su localización en Las Montalvas (Baeza, Jaén) y Centenares (Begíjar, Jaén) (Pérez, 1994:104) por lo que el mantenimiento de la opción cultural obligaría a una multiplicación de esas tres regiones.

2. Cabe, por ejemplo, pensar en un envejecimiento de las series del Neolítico Inicial y el Neolítico Medio, sobre todo si tenemos en cuenta las dataciones que se han obtenido recientemente para el denominado Neolítico A de La Cueva de los Murciélagos (Zuheros, Córdoba) desde mediados del V Milenio b.c. (Gavilán et al., 1996:325) pese a que la descripción de los materiales (Gavilán et al., 1996:324) no permite suponer una importante presencia de cerámicas impresas a peine. En cualquier caso, frente a los modelos que hemos criticado aquí, los autores optan, prudentemente, por una adscripción de tal Neolítico A al Neolítico Medio (Gavilán et al., 1996:326).

3. El hecho de que no exista una correlación perfecta entre los niveles excavados por M. Pellicer y los documentados recientemente por L.G. Vega y su equipo y la forma lenticular de los depósitos como resultado de la proliferación de hogares no tiene por qué multiplicar las fases estratigráficas (Vega et al., 1997:72), dado que, como en Montefrío, muchos hogares debían ser contemporáneos, lo que si podría modificar los límites de estas fases.

4. E incluso hasta la XI donde se documenta también, al menos, un fragmento de cerámica impresa a peine (Navarrete, 1976a:lám. CXXXVIII:7).

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