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1 EXCLUSIÓN Y EXPERIENCIA DEL ESPACIO: LA CONSTRUCCIÓN DEL “LUGAR” DE MIGRANTES INDOCUMENTADOS Susana María Sassone 1. Introducción La concepción centrada en el espacio vivido de un migrante exige una nueva lógica geográfica y si el migrante es indocumentado, mas aún. ¿Por qué? Las turbulencias, tensiones y conflictos socioespaciales que le produce su carencia de documento de identidad para extranjeros otorgado por las autoridades del Estado receptor, le impiden construir su lugar y desplazarse, con libertad y sin temores, por el territorio. La noción de espacio vivido connota, como desquite, un mundo más espontáneo, reconstruido permanentemente por el individuo, más que moldeado por el tiempo social; y con fuerte impacto en el territorio. Nuestro estudio tiene por objeto analizar desde la aproximación teórica de la geografía cultural, el habitar urbano de los inmigrantes bolivianos indocumentados en el Área Metropolitana de Buenos Aires, categorizada como ciudad global. La territorialización del habitar urbano implica reconocer los sistemas de anclaje con los que los migrantes construyen sus “lugares” y el modo en que se conforman esas estructuras múltiples de elementos materiales y relaciones sociales; así se pueden explicar sus sistemas residenciales, la búsqueda de trabajo, las prácticas cotidianas, los espacios y el tiempo para el ocio y la recreación. En este trabajo se pretenden dilucidar esas dinámicas de reconfiguración territorial a partir de las lógicas espaciales según la narrativa de los mismos migrantes. En un sentido estricto, se apunta a comprender la territorialización de las prácticas sociales de los migrantes bolivianos en la metrópolis de Buenos Aires y las modalidades de circulación desde sus orígenes en Bolivia hasta Buenos Aires, bajo un razonamiento multiescalar, a través de las experiencias del espacio vivido. Sin duda, nos encontramos ante una explosión de “lugares” en la urbe, que la geografía posmoderna explica como “lugares multilocalizados” (Cortes, 2001), o “multiterritorialidad” (Haesbaert, 2004) o “plurilocalización”, como también puede denominarse. Este es el Doctora en Geografía, Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas, Departamento de Investigaciones Geográficas (CONICET – IMHICIHU - DIGEO). Buenos Aires, Argentina. [email protected].

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EXCLUSIÓN Y EXPERIENCIA DEL ESPACIO: LA CONSTRUCCIÓN DEL “LUGAR”

DE MIGRANTES INDOCUMENTADOS

Susana María Sassone♦

1. Introducción

La concepción centrada en el espacio vivido de un migrante exige una nueva lógica

geográfica y si el migrante es indocumentado, mas aún. ¿Por qué? Las turbulencias,

tensiones y conflictos socioespaciales que le produce su carencia de documento de

identidad para extranjeros otorgado por las autoridades del Estado receptor, le impiden

construir su lugar y desplazarse, con libertad y sin temores, por el territorio.

La noción de espacio vivido connota, como desquite, un mundo más espontáneo,

reconstruido permanentemente por el individuo, más que moldeado por el tiempo

social; y con fuerte impacto en el territorio. Nuestro estudio tiene por objeto analizar

desde la aproximación teórica de la geografía cultural, el habitar urbano de los

inmigrantes bolivianos indocumentados en el Área Metropolitana de Buenos Aires,

categorizada como ciudad global. La territorialización del habitar urbano implica

reconocer los sistemas de anclaje con los que los migrantes construyen sus “lugares” y

el modo en que se conforman esas estructuras múltiples de elementos materiales y

relaciones sociales; así se pueden explicar sus sistemas residenciales, la búsqueda de

trabajo, las prácticas cotidianas, los espacios y el tiempo para el ocio y la recreación.

En este trabajo se pretenden dilucidar esas dinámicas de reconfiguración territorial a

partir de las lógicas espaciales según la narrativa de los mismos migrantes. En un

sentido estricto, se apunta a comprender la territorialización de las prácticas sociales de

los migrantes bolivianos en la metrópolis de Buenos Aires y las modalidades de

circulación desde sus orígenes en Bolivia hasta Buenos Aires, bajo un razonamiento

multiescalar, a través de las experiencias del espacio vivido. Sin duda, nos

encontramos ante una explosión de “lugares” en la urbe, que la geografía posmoderna

explica como “lugares multilocalizados” (Cortes, 2001), o “multiterritorialidad”

(Haesbaert, 2004) o “plurilocalización”, como también puede denominarse. Este es el

♦ Doctora en Geografía, Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas,Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas, Departamento de Investigaciones Geográficas(CONICET – IMHICIHU - DIGEO). Buenos Aires, Argentina. [email protected].

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resultado espacial –localizado y localizable– de la diversidad de relaciones e

interacciones sociales, de ciclos y ritmos, y de escalas, que se yuxtaponen y coexisten

como una amalgama compleja de las acciones humanas en el territorio. Los migrantes,

en este caso, organizan el territorio bajo nuevas dinámicas, hechas de controles,

funciones y representaciones a partir de la identidad étnica, como también del poder

emanado de sus raíces como autoidentificación identitaria. En el “genoma” cultural de

los migrantes, las prácticas sociales son componentes trascendentes, y hasta con valor

instrumental, para generar un estilo de incorporación a la sociedad receptora,

superadora de las geografías de la exclusión que los caracteriza; discriminación,

racismo, marginación o xenofobia, exacerbados por la falta de documentación, marcan

la expresión identitaria de los migrantes en el territorio.

Mediante el empleo de la metodología cualitativa y, en particular, del método biográfico

cuyos resultados se expresan en una cartografía temática de base cualitativa, se

abordan las trayectorias de los migrantes bolivianos indocumentados residentes en el

Área Metropolitana de Buenos Aires donde desarrollan una territorialidad de exclusión.

El “aislamiento” de la sociedad receptora actúa como ventaja comparativa en su

experiencia del espacio. Con esta perspectiva de una geografía del sujeto, una

geografía la posmodernidad, que se aleja de concepciones clásicas y de otras más

recientes, se pretenden comprender las contradicciones, conflictos y tensiones que

experimenta, desde lo cotidiano, el migrante indocumentado cuando recompone su

territorialidad en el destino y entre el destino y el origen.

2. Territorialización y espacio vivido

2.1 Territorio, territorialidad y territorialización

La teoría geográfica contribuye a comprender cómo es el territorio y cómo se mueven

en él los inmigrantes indocumentados desde la visión del poder político y, a la vez,

desde el poder de la identidad. En el caso de la población boliviana, con su identidad

cultural, se demuestra su poder; así esta población se enfrenta a una maraña de

tensiones y conflictos. Nuestras teorizaciones, producto de lecturas acuciosas de la

realidad y de la preceptiva epistemológica de la geografía han permitido convalidar en

la racionalidad propia de la geografía social y de la geografía cultural, en particular. De

esas ramas queremos destacar las reflexiones geográficas de Guy Di Méo. Sostiene

este autor que el territorio es el que reúne las nociones de espacio de vida, de espacio

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social y de espacio vivido (Di Meo, 2000: 40) y enuncia cuatro premisas sobre la

concepción de territorio:

1- Cada individuo pertenece a un grupo y dentro de él a varios grupos sociales de

referencia; tiene una trayectoria personal por la cual desarrolla su sentido de

pertenencia y contribuye a la construcción de una identidad colectiva.

2- El territorio traduce una forma de control del espacio para garantizar la

permanencia, la reproducción de los grupos que lo ocupan; esta es una dimensión

política. Así se ilustra la naturaleza intencional, el carácter voluntario de la creación de

territorios.

3- El territorio está conformado por símbolos. Ciertos elementos contribuyen a fundar

y reafirmar los sentimientos de identidad colectiva de los hombres que ocupan el

territorio. Hay formas materiales, y otras de naturaleza simbólica e emblemática.

Aparecen formas espaciales que reducen las distancias en el interior y establecen una

distancia no medible con el exterior, por encima de las fronteras.

4-El territorio es escenario y reflejo, mediante la historia y las manifestaciones

culturales, de la construcción simbólica y, entonces, esos territorios llaman la atención

de los otros.

Asimismo, caben distinguir otros atributos del territorio. Este es multidimensional. Está

inscripto en el orden de la materialidad, de la realidad concreta del terreno; considera

la realidad geográfica del mundo, la manera en que la biosfera es afectada por la

acción del hombre y la transforma. Luego, aparece la psiquis individual; la territorialidad

identificada por un informe a priori emocional y presocial del hombre sobre la Tierra. Y,

a la vez, el territorio participa del orden de las representaciones sociales y culturales

(Cfr. Sassone, 2002 a).

El territorio es, además por su naturaleza, multiescalar; se repite a diferentes escalas

del espacio geográfico, desde la localidad hasta el Estado Nación, y de allí a las

entidades plurinacionales/transnacionales. El territorio de la geografía, como su

homólogo, el territorio político, admite diversas combinaciones espaciales desde la

experiencia individual hasta la de los grupos humanos. La otra forma de definir el

territorio es compararlo con el concepto de “lugar”, esa pequeña unidad espacial

compleja. El territorio reagrupa y asocia lugares.

Un segundo concepto básico para nuestras interpretaciones es el de territorialidad. La

relación entre los hombres y el medio se apoya en dos principios básicos de la

existencia humana: sociabilidad y territorialidad; Buttimer (1980:17) decía que esos

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principios “caracterizan universalmente la ocupación de la tierra por el hombre.

Contemplados en función del tiempo y del espacio, esos dos pilares de la existencia

humana ejercen una serie de interacciones que dan lugar al abigarrado paisaje cultural

de la Tierra: la sociedad es una compleja red de acuerdos organizativos, el medio es un

variado mosaico de regiones físicamente diferenciadas”. Si el territorio, por esencia,

tiene un profundo sentido geográfico, presenta, a su vez, connotaciones

antropológicas, psicológicas, culturales, biológicas, jurídicas, políticas, etc. En un

sentido lato, el territorio es una parcela de la superficie terrestre que sirve de hábitat

exclusivo a un grupo humano o a un grupo animal, a veces tan solo a un individuo. Por

ello, el sentido de territorio, esto es, la territorialidad está ligada al hecho de la vida de

relación, esencialmente a la gregariedad, que su forma más elemental.

Por un lado, se habla de la territorialidad como ese sentido de pertenencia compartido

por todo un pueblo como potente apoyo a un sistema político. Por otro, y por ejemplo,

las decisiones migratorias, buscando nuevos destinos en otros países, suponen una

ruptura parcial o a veces total con respecto a ese sentido de pertenencia a un terruño,

suponen la pérdida de la territorialidad; aquí estaría la idea de desarraigo. El migrante

quedaría ante la sensación de no pertenecer a ningún territorio y los tres ingredientes

fundamentales de la territorialidad: el sentido de identidad espacial, el sentido de

exclusividad (es decir, la dicotomía autóctono-extranjero) y las características de la

interacción humana en el espacio, entrarían en crisis. Se rompe la relación entre las

fuerzas societales y el paisaje; el migrante en el nuevo destino, si así lo siente, puede

iniciar el camino de la reconstrucción. ¿Se puede hablar de ruptura de la territorialidad?

Sack (1983) decía que la territorialidad es el intento de afectar, influir, o controlar

acciones e interacciones (de personas, cosas y relaciones) en la organización de un

área. En realidad, este autor toma el concepto de territorio como una relación. De la

mano de la teoría propuesta por Sack, lo cierto es que los migrantes internacionales

deberían establecer nuevos lazos territoriales en el país elegido, de modo que los

gobiernos, conscientes de esta variable geográfica trascendente, deben estimular los

medios para que los extranjeros recreen una nueva territorialidad, un nuevo sentido de

pertenencia pues así se contribuye a controlar las fuerzas geográficas que actúan en la

organización humana del espacio. A la luz de las reflexiones de las últimas décadas la

gestación de espacios transnacionales ha demostrado que la territorialidad no se

pierde, se vuelve flexible, multidimensional, multiescalar. Y los migrantes forman

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comunidades transnacionales (Cfr. Vertovec, 2000; Faret, 2003; Sassone, 2002 a y b;

Bruneau, 2004), dando la espalda a los controles estatales.

La transnacionalización comprende aquellos procesos que, por voluntad deliberada o

por destino, se construyen en el seno de espacio mundial y afectan los territorios.

Dichos procesos están hechos fundamentalmente de flujos migratorios, de

comunicaciones, económicos o financieros, etc. (Badié, 1994: 554). Esos múltiples

lazos y interacciones unen personas o instituciones, más allá de las fronteras de los

Estado-Nación. Los sistemas de relaciones, intercambios y movilidades se van

extendiendo por el mundo, gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación y de la

información (TIC´s). Hoy, a pesar de las grandes distancias y de la presencia de

fronteras internacionales –sumado a todas las leyes, regulaciones y normativas

nacionales que ellas representan–, se han intensificado muchas formas de

asociaciones globales. Para el sociólogo Alejandro Portes (1997; 2001) el término

“transnacionalismo” ha ganado su lugar para explicar los campos socioterritoriales

creados por los inmigrantes en el destino con relación a las comunidades de origen,

generalmente pobres, de donde ellos proceden. Esta nueva realidad se gesta entre los

países de emigración de América Latina, Africa y Asia -exportadores de materias

primas, alimentos, mercancías y también de gentes- y los países más desarrollados.

Las comunidades transnacionales comprenden redes sociales globales, incluidas

familias o sistemas de migración de cadena, flujos económicos o remesas,

movimientos políticos incluso el terrorismo y procesos culturales dinámicos que afectan

la construcción de las identidades de los pueblos. Manifiesta Baud (2000:45) que los

intensos flujos de personas que cruzan las fronteras nacionales han creado las

denominadas comunidades transnacionales, o sea, las personas que viven a grandes

distancias físicas de sus lugares de origen, pero están muy próximas entre sí, pues

mantienen lazos sociales, culturales y económicos con sus comunidades de origen. Los

migrantes participan en redes sociales, unidos por parentesco o por lugar de origen,

por las cuales el entramado se mantiene. Esas redes se dan entre los mismos

migrantes y mediante el uso de las tecnologías de la comunicación y de la información.

Estrechamente unido a esta temática, se encuentra el redescubrimiento del tema de las

diásporas (Cfr. Bruneau, 2004), experiencias colectivas en respuesta a raíces históricas

profundas en más de un lugar del planeta. En la Argentina, las corrientes migratorias

desde los países vecinos se pueden explicar por la teoría del Sistema-Mundo donde

operan mecanismos del transnacionalismo. En ese contexto juegan las relaciones

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étnicas, culturales y de identidad entre los grupos de migrantes internacionales, que

aquí se aplican en particular al caso de los bolivianos indocumentados en el Area

Metropolitana de Buenos Aires.

Por último, se hace referencia a verbalización del término territorio, esto es,

territorializar un espacio. Se entiende, en tal sentido, que una sociedad se expresa por

la multilocalización de sus recursos e instala redes concretas y simbólicas. Cuando

hablamos de la territorialización, se hace referencia a las transformaciones que se

producen en el espacio geográfico a través de las acciones humanas y, es más, no

creemos en el desterritorialización; no existe proceso de la existencia humana que no

tenga referencia al espacio geográfico aunque no todo proceso de esa naturaleza sea

objeto de investigación geográfica. Admitimos la existencia de las reconfiguraciones de

los territorios como parte de la historicidad de las sociedades y consideramos que cada

individuo y cada grupo desarrollan sus acciones en el territorio y estas configuraciones

conviven y actúan por simultaneidad con otras expresiones de la territorialidad. Por

extensión, caben establecer que, según los modos de vida de los grupos, las

territorialidades simultáneas pueden mantener niveles de estabilidad o estar inmersas

en condiciones de tensión y contradicción, con lo cual la existencia de los hombres se

definen por estados de crisis, como es el caso de los migrantes indocumentados.

2.2. Espacio vivido: acerca del concepto

El espacio geográfico se organiza y transforma a través de la acción de los hombres.

Esa acción se apoya en construcciones materiales y en representaciones del espacio;

así deviene en territorio. Indicaba Claval (1975: 273), cuando hacia un balance de la

geografía en Francia, que la geografía se ubicaría sin duda en lo propio, en su esencia,

cuando avanzara en el estudio de la percepción del mundo y en el de los sentimientos,

al hacer referencia a la importancia de las representaciones, imágenes y símbolos;

advertía que el estructuralismo de esos años se quedaba en el dominio de las

interacciones sociales (sin valorizar el espacio, por aquel entonces); ahora bien, con

sus trabajos posteriores sobre la geografía cultural, se advierte que sus reflexiones

fueron premonitorias (Cfr. Claval, 1999 a y b; 2002). Por su parte, Armand Fremont es

otro de los primeros que inicia esta postura epistemológica en su obra La region

espace vécu, editada por primera vez en 1976 y reeditada y revisada en 1999.

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La problemática de las relaciones sujeto-objeto y, a mayor abundamiento, la de las

relaciones individuo y sociedad-espacio, conducen a interrogarnos sobre la naturaleza

del espacio geográfico en la ciudad global como es el caso de Buenos Aires. ¿Qué

sucede con un inmigrante indocumentado en ese espacio geográfico? ¿Qué sucede si

es un migrante boliviano indocumentado, parte de una comunidad numerosa y con

historia migratoria en la Argentina?. Las propuestas teórico-metodológicas de la

postmodernidad conducen a “dar voz” a los excluidos y, entre ellos, la propuesta es

“dar voz” a los migrantes indocumentados a través de sus relatos biográficos. La

condición de la postmodernidad es un camino para que los excluidos hablen al mundo

su mundo.

La naturaleza del espacio geográfico no se reduce a la materialidad situada entre

naturaleza y sociedad, pero es, primero, esa materialidad, es soporte, es escenario. Si

se parte de la concepción de la geografía “ciencia” de los espacios terrestres y de su

relación con lo social, se sitúan sobre ese soporte material del mundo, miles de

millones de representaciones mentales, dispersas en las conciencias de cada uno.¿Y

cómo son las representaciones del espacio de los inmigrantes bolivianos

indocumentados que residen, trabajan, consumen, sueñan en la vorágine de la gran

ciudad? Bajo esa dimensión se pueden comprender más cabalmente las geografías de

los migrantes bolivianos. Su identidad cultural los sobrepone a la estructura y dinámica

de la ciudad global, como entendemos el Área Metropolitana de Buenos Aires.

Es cierto que el mundo y los objetos que vemos no son sino representaciones: "la cosa

misma, es siempre para mi la cosa que yo veo” (Merleau-Ponty, 1964 apud Di Méo,

1991). "La comunicación hace de nosotros los testigos de un solo mundo" que se ancla

en esa materialidad. Esta frase funda, de una cierta manera, la geografía cultural. Ya

Fremont en su libro La région espace vécu (1976) incursionó en la noción de espacio

vivido. Para Di Méo (1991) el espacio vivido, es el que lleva cargas emotivas, imágenes

y conceptos individuales; aunque es de esencia social, en él se forja nuestra

representación del mundo sensible y le da sentido. Edward Soja (1997) lo denomina el

tercer espacio y reconoce que en los últimos 200 años el pensamiento geográfico

estuvo influido solamente por el espacio de vida y el espacio percibido. El lived space

es un espacio basado en la experiencia, es empírico. Es equivalente al tiempo vivido,

por ejemplo, la biografía. Nuestra vida es, al mismo tiempo, espacial y temporal. Así se

avanza hacia una complejidad plena. Nuestro espacio vivido está modelado, dominado,

por la política y la cultura, por la dominación y opresión que actúan sobre nosotros.

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Aquí, el papel, comportamiento y experiencia del migrante y, en particular, del migrante

indocumentado en un país receptor puede ser un muy buen ejemplo donde aplicar este

enfoque de la geografía cultural. Esa conciencia del espacio lleva a una nueva

subjetividad y se conforman nuevos espacios por redefinición de los territorios.

2.3 Las representaciones del espacio

No hay objetos geográficos sin representaciones espaciales. A la vez, no hay

representación sin objeto. La representación mental -como la representación pictórica,

teatral o política - nos da la visión de este objeto que ella –la visión– restituye

simbólicamente. Con respecto a las “representaciones” espaciales, se acuerda en la

bibliografía más difundida, que son aquellos conocimientos adquiridos por experiencias

personales y, a su vez, por la información disponible; son un producto que concierne a

todas las escalas, desde el mundo al barrio. Las representaciones espaciales implican

la sobre o subvalorización de las distancias, de las posiciones de los lugares sobre la

base de la frecuencia, y de las distancias sociales y culturales. André et al. (1989: 4) se

inclina por definirlas, lato sensu, como las lógicas que gobiernan a los hombres en sus

relaciones con el espacio; se trata de creaciones sociales o individuales de esquemas

pertinentes con la realidad. Se puede apelar a otras conceptualizaciones; por ejemplo,

se pueden distinguir dos definiciones; una, entendiéndola como “producto y proceso de

una elaboración psicológica y social de lo real” (Jodelet, 1989 apud Di Méo, 1991) y, la

otra, cuando todas las percepciones del sujeto derivan forzosamente de pretendidas

representaciones, como un “estar en el mundo" en el pensamiento filosófico

heideggeriano.

Aparece así una definición renovada de espacio geográfico; para Berdoulay (1988 apud

Di Méo, 1991) es una “construcción compleja en la cual intervienen el sujeto, la realidad

espacial terrestre y sus representaciones". Entonces, la geografía se apoya en las

representaciones y en la integración de los valores; así las representaciones y los

valores (las ideas o principios compartidos, que influyen en el o en los grupos de

pertenencia) contribuyen a forjar una identidad, la que es asumida por las personas y,

entonces, desarrollan herramientas en pos del bienestar (Cfr. Bailly, 1981). Esa

construcción de la identidad se basa en prácticas individuales (de residencia, de

localización de una empresa, la obtención de un empleo, etc.) y prácticas colectivas

como la participación en las celebraciones devocionales, entre otras.

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En este proceso se deja el espacio extensión y soporte para pasar, al percibido por

individuos y grupos, y luego al espacio de esas prácticas. Cuando se habla de las

prácticas espaciales es porque con nuestra concepción distinguimos diversos espacios,

espacio de vida, espacio representado, espacio vivido, territorio, lugar... El espacio de

vida es frecuentado por cada uno de nosotros, con sus lugares atractivos o no, sus

nudos alrededor de los cuales se construye la existencia individual: el alojamiento, la

casa, los lugares de trabajo y de esparcimiento... el espacio concreto de lo cotidiano

que, según hemos referido en otras investigaciones (Sassone, 2000 y 2002 a), quedan

plasmados prima facie al tratar el paisaje étnico y el barrio étnico, y son característicos

de los estudios migratorios. Como todo espacio, “el espacio de vida” es también un "

espacio percibido" y un " espacio representado". La representación consiste en evocar

objetos en su ausencia (diferencia esencial con la percepción). Son las estrategias

culturales para los inmigrantes bolivianos, las que permiten la apropiación del espacio a

través de un espacio vivido pues sobrepasa el espacio de vida, concreto y soporte. La

representación mental puede también concernir a un objeto, por ejemplo, como el

documento de identidad o el cruce de la frontera, antes imaginado o soñado en el

origen y luego representado, cuando ya se internalizaron como experiencias de vida.

En este punto, se encuentra la clave para comprender las tensiones y conflictos que

experimenta el migrante indocumentado cuando cambia de país o en sus cambios

residenciales a lo largo de la trayectoria.

3. Historias de vida y geografía

3.1. Relatos de vida paralelos

Se ha trabajado en esta ponencia con el método biográfico (o historias de vida) con el

objeto de captar la experiencia del espacio de migrantes bolivianos indocumentados

que saben, deberán vivir sin documentos de identidad para extranjeros en la Argentina

y esto los llena de incertidumbres; saben que será difícil pero sólo avizoran un camino

recortado de abismos. El método cualitativo ha permitido captar la experiencia del

espacio en la ciudad global cuando juegan en su subjetividad las representaciones

mentales del origen con sus cargas emotivas, sus imágenes, sus impresiones del

mundo sensible y así buscan reconstruir su territorialidad. Su espacio vivido (o

metaestructura territorial, según el criterio de Di Méo en 1991) es el campo

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transnacional, es el territorio transnacional de la bolivianidad y para sostener su

existencia se apoyan en estrategias culturales (Sassone, 2004).

Desde la perspectiva metodológica, el principal instrumento han sido las entrevistas en

profundidad orientadas hacia la trayectoria étnico-migratoria; en alguna medida, esta

modalidad de investigación se acerca a propuesta que hizo Massey (1987) cuando

propuso, desde la teoría y la práctica, la aplicación de la “ethnosurvey”. El avance (o

retorno) de la metodología cualitativa al campo de la investigación geográfica adquiere

una nueva dimensión con la recuperación del análisis cultural. El método biográfico o la

historia de vida es la narración de la experiencia de vida real y concreta. Su primer

rasgo es que marca secuencias de una totalidad. Una de sus modalidades es la de los

relatos de vida paralelos, técnica que “...permite a los investigadores sociales situarse

en ese punto crucial de convergencia entre: 1- el testimonio subjetivo de un individuo a

la luz de su trayectoria vital, de sus experiencias, de su visión particular, y 2- la

plasmación de una vida que es el reflejo de una época, de unas normas sociales y de

unos valores esencialmente compartidos con la comunidad de la que el sujeto forma

parte” (Pujadas Muñoz, 1992: 44). Esta técnica específica contribuye a tomar contacto,

ilustrar, comprender, inspirar, hipótesis, sumergirse enfáticamente o, incluso, para

obtener visiones sistemáticas referidas a un determinado grupo social; poseen como

característica primordial su carácter dinámico-diacrónico. El uso de los relatos de vida

resulta adecuado para analizar procesos de desajuste y crisis, individual y colectiva,

que presuponen modificaciones significativas, tanto en el comportamiento, como en los

sistemas de valores por parte de los grupos sociales implicados (Pujadas Muñoz,

1992:63). En tal sentido, a través del método biográfico, se han aplicado entrevistas en

profundidad a migrantes bolivianos “sin papeles” en la metrópolis de Buenos Aires; su

objetivo fue comprender los significados sociales, las relaciones con el territorio y el

mundo de estos migrantes como relatos vívidos (Cfr. Eyles, 1998:40).

3.2 Entrevista étnico-espacial: encuadre técnico y casos de estudio

Para adentrarse en el espacio vivido de un migrante indocumentado se trabajaron, con

registros literales. Los relatos de vida fueron realizados dentro de una muestra

significativa, sometida a un control reflexivo, según el criterio de Guber (2004). La

muestra correspondió a siete migrantes bolivianos indocumentados o en distintos

estadios de su proceso de documentación. Cabe señalar que la elección/construcción

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de la unidad de estudio fue un desafío pues los sujetos entrevistados fueron migrantes

bolivianos indocumentados, población invisible y temerosa de ser identificada.

Asimismo, cabe señalar las dificultades de accesibilidad que entraña el encontrar

migrantes dispuestos a someterse a estas biografías orales. La entrevista se denomina

étnico – espacial, de acuerdo al contenido por bloques temáticos y por el hecho que se

expone al entrevistado frente a un plano y a un mapa. Es la autobiografía del migrante

boliviano, indocumentado actual o pasado -autobiografía en el tiempo y el espacio-,

cuyo resultado abarca la “trayectoria migratoria”.

Los bloques temáticos son: 1) proceso migratorio a partir del año y lugar de ingreso, 2)

composición familiar en el origen, 3) ocupación en el origen, 4) primer punto de

asentamiento en la Argentina, 5) movilidad residencial intraurbana: cambios

residenciales, ocupación y cambios en el destino, 6) estatus jurídico y cambios

esperados con la documentación argentina, 7) composición familiar en la sociedad

receptora: constitución organización y/o reorganización, 8) lugares de residencia,

lugares de trabajo, lugares de ocio, lugares de encuentro étnico, 9) frecuencia de los

retornos a Bolivia, 10) relaciones culturales intraétnicas, y 11) expectativas futuras. Las

preguntas diseñadas son abiertas pues se pretende el entrevistado explicite su

trayectoria de vida y su relación con el espacio geográfico; hable de su biografía con

énfasis en su experiencia del espacio. Se llevaron a cabo las tres fases de las historias

de vida: entrevista, análisis e interpretación. Los casos de estudio fueron siete, como ya

se dijo; se realizaron seis biografías individuales (Casos 1 a 6) y una biografía en

pareja, la de un matrimonio (Caso 7). En los relatos de vida se identificaron los

“lugares”, prácticas espaciales y relaciones socioespaciales.

¾ Jóvenes 20 a 30 años

Caso 1 Hilda1 Una mujer de 21 años, con radicación precaria

Caso 2 María Una mujer de 21 años con un hijo, madre soltera, indocumentada

Caso 3 Carlos Un varón de 28 años, indocumentado

Caso 4 Betina Una mujer de 22 años, documentada por tener padre boliviano

documentado

¾ Adultos

Caso 5 Clotilde Una mujer de 48 años, con un hijo de 8 años, indocumentada

1 En virtud de las exigencias éticas de la investigación, los nombres de los migrantes bolivianosentrevistados no son los verdaderos.

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Caso 6 Pedro Un varón jefe de familia, con esposa y 8 hijos, documentados por el

decreto de amnistía 1033/92 (solamente se documentaron, por los costos, él y los tres

hijos varones mayores para trabajar “legalmente”, el resto de la familia sigue

indocumentado

Caso 7 Juana y José Un matrimonio joven, con dos hijas. El esposo indocumentado

con documento falso y la esposa e hijas indocumentadas.

4. Espacio vivido y geografías de la exclusión

Las trayectorias migratorias de un migrante indocumentado en un país de destino

brinda evidencias empíricas para el estudio de las geografías de la exclusión (Cfr.

Sibley 1995 y Sassone, 2002 a). Una de nuestras premisas es que el espacio vivido

difiere para un habitante sedentario y para un migrante, por lo general, indocumentado,

si carece de recursos para vivir con bienestar. Bajo esta concepción de espacio vivido

varias temáticas merecen considerarse en pos de la interpretación geográfica del

migrante en el territorio, por un lado, lugar e identidad y, por otro, significado,

representación y construcción de un lugar desde cada persona y desde la vida

cotidiana, etc. Con un cambio de residencia, de trabajo, se configura la necesidad de

integración en una nueva red de sociabilidad. La territorialidad estalla y se plurilocaliza,

se reproduce y se recompone.

En los relatos de vida se han consultado temáticas como los itinerarios migratorios

desde el lugar de origen, las características del viaje, el paso por la frontera y las

elecciones residenciales en el Área Metropolitana de Buenos Aires, en tanto a

características y a factores que condicionan las prácticas espaciales. Como espacio de

vida se ha consultado sobre el barrio elegido como residencia, con los cambios de

domicilio y los lugares en los que desarrollan un sentido de pertenencia. En cuanto al

espacio vivido de los inmigrantes bolivianos indocumentados, se ha indagado acerca

de las experiencias desarrolladas en el espacio que se muestren como estrategias

culturales (la vivienda, las comidas, los bailes, las ferias, las festividades religiosas, las

asociaciones étnicas) que hacen a sus relaciones con el espacio y a la definición de su

territorialidad. Esos códigos del origen reaparecen en otros “topos”, pacientemente, con

un modelo casi similar, aunque con variantes que obedecen a la novedad de los

lugares y de las situaciones socioeconómicas; se recrean, se recomponen todo a lo

largo de su trayectoria migratoria. Nuestra hipótesis de trabajo para definir el espacio

Page 13: Sassone_Exclusión y experiencia del espacio

13

vivido de un migrante indocumentado se basa en los conceptos de multiterritorialización

y reconstrucción de una territorialidad bajo la concepción de un espacio activo, siempre

bajo cambios sucesivos, inestabilidad, segregación espacial, formación de enclaves,

elección de lugares bolivianos, eclosiones culturales, todo en función de la construcción

territorial de su identidad cultural, en este caso de su bolivianidad. Las fronteras de ese

territorio son difusas pues valoran, a la vez, su domicilio actual en el AMBA y su

domicilio en Bolivia. Como puente, utilizan las estrategias culturales.

En el habitar urbano de los inmigrantes bolivianos indocumentados se ha tratado de

plasmar, con puntos de anclaje, como se conforman esas estructuras múltiples de

elementos y relaciones en sus lugares del AMBA. Se pasa de la casa en la esfera

privada a la localidad vivida, a la vez íntima y poderosamente socializada, es decir, el

espacio residencial, el hábitat y los lugares más comunes que lo acompañan. De allí

esas estrategias se proyectan a los espacios comunitarios en la esfera pública. En

realidad, hasta ahora había un orden inverso en los estudios dedicados al análisis

geográfico o sociológico de las migraciones en el destino; lo más frecuente era tomar

al migrante visible, el captado desde la esfera pública, el registrado por los organismos

del Estado. Los pocos aportes científicos que parten del sujeto migrante, son muy

valiosos; se encuentran en Balan (1974 y 1990), en Laumonier, Rocca y Smolensky

(1983) y en Grimson (1999), desde la sociología y la antropología.

4.1. La experiencia del espacio: “el lugar del trámite y el documento”

A primera vista puede considerarse como un tema no espacial, sin embargo tiene un

encuadre territorial, por el cual el inmigrante indocumentado vive con fuertes tensiones

y sabe de los riesgos a los que está expuesto. No puede alquilar una vivienda, por ello

subalquila a sus connacionales o vive donde trabaja (los talleres clandestinos). Su

ocupación es eventual, exigente en horario y miserable en salario. Debe evitar transitar

por determinadas áreas de la ciudad para evitar el control policial por un simple pedido

de “documento”. Cuando emprende el proyecto de obtener un documento, sabe que

inicia un período de problemas: “invertir sus ahorros tan sacrificadamente obtenidos”.

Para tramitar el documento, el migrante recurre a sus connacionales primero; visita a

los equipos de pastoral migratoria; y finaliza haciendo el trámite en la Dirección

Nacional de Migraciones (con sede en el área portuaria de la ciudad de Buenos Aires),

pues sólo se puede realizar en forma personal. Cuando está bien orientado, acude a la

Page 14: Sassone_Exclusión y experiencia del espacio

14

Comisión Católica Argentina de Migración o a los Delegados Diocesanos próximos a

sus domicilios. La ayuda consiste en la tramitación de la documentación boliviana, sin

necesidad de retornar a su país. Una vez que ingresó al circuito administrativo de la

Dirección Nacional de Migraciones, innumerables prácticas dilatorias, entre ellas,

información incompleta y costos elevados hacen de este proceso una etapa hito en su

trayectoria migratoria. Hemos hallado diferentes situaciones y se han incluido breves

relatos en los que el mismo migrante habla de la experiencia.

Caso 1 - Hilda. Tiempo de permanencia: 11 años. Lugar de la entrevista: taller textil

clandestino. Joven de 21 años, enviada a los 11 años por sus padres desde Bolivia.

Vivió en institutos de menores durante 10, bajo la custodia de un juez y no se le

gestionó el documento de identidad. A los 18 años comenzó a tramitar por sí la

radicación y cuenta con un permiso precario.

Caso 2 - María. Tiempo de permanencia: 3 años. Lugar de la entrevista: taller textil

clandestino. No puede por su juventud, inexperiencia y falta de recursos empezar el

trámite y vive con una hermana casada, todos en la vivienda son indocumentados.

Caso 3 - Carlos. Tiempo de permanencia: 3 años. Lugar de la entrevista: taller textil

clandestino. Carece del dinero necesario y acepta su condición de indocumentado, así

deberá permanecer.

Caso 4 - Betina. Tiempo de permanencia: 2 años. Lugar de la entrevista: taller textil

clandestino. Es documentada pues su padre estaba ya radicado, un migrante que

durante años, en un mecanismo de ida y vuelta, se regularizó por una amnistía. Si no

fuese por esa situación, no le preocupa ser indocumentada. En los hechos reside con y

entre indocumentados.

Caso 5 - Clotilde. Tiempo de permanencia: 3 años. Lugar de la entrevista: Sede de un

instituto de investigaciones científicas. Carece de documentos, busca

permanentemente la vía para obtenerlo pero no están dadas las condiciones, no ha

ahorrado lo suficiente.

Caso 6 - Pedro. Tiempo de permanencia: 9 años. Lugar de la entrevista: su domicilio

particular. Llegó al país con su familia, integrada por su esposa y sus ocho hijos (cinco

varones y tres mujeres). Todos ingresaron en calidad de turistas aunque su proyecto

era residir en la Argentina. Solamente Pedro y sus tres hijos mayores tramitaron su

documento nacional de identidad argentino con la amnistía de 1992 que concluyó a

comienzos de 1995.

Page 15: Sassone_Exclusión y experiencia del espacio

15

Caso 7 - Juana y José. Tiempo de permanencia: 8 meses. Lugar de la entrevista:

Cáritas Diocesana San Justo. El esposo indocumentado compró un documento falso

(“trucho”) con otra identidad para poder alquilar una vivienda y obtener un trabajo; así

puede sostener a su esposa e hijos indocumentados.

A continuación se presentan partes de dos relatos en torno a las experiencias de vida

para obtener el documento:

Caso 1 –Hilda

“Desde que entré al Instituto me amparó un Juez, siempre estuve a cargo de un

Juez, que le dio la autorización a la Directora para que me hiciera los trámites,

pero nunca se preocuparon por hacerlo. A mi nunca me dijeron nada. Yo era

chica, iba a estudiar, me anotaban y yo iba tranquila, nunca me hablaron de los

documentos. Cuando entré al secundario fue el problema y me pidieron los

documentos para mi título y no los tenía, así que empecé a moverme y cuando

pregunté, todo fue muy tarde, la directora recién fue a migraciones; todo muy

tarde... Yo tenía casi 20 años, hasta ese instante no tenía documento... Ahora

tengo una precaria...una barbaridad tener ese documento, me costó una

barbaridad, porque nadie me quería ni siquiera dar un trabajo... Me costó

mucho... No me sirvió de nada todo lo que estudié... En sí mi madrina me

capacitó muy bien, hice cocina, computación, inglés, corte y confección...”

Caso 6 - Pedro

Pedro: “... Como vimos que había que hacer el documento y entonces

comenzamos a planificar un poquito... Las pocas escapadas que teníamos para

salir a la calle, supimos que venía en camino la amnistía en el 92... Entonces,

ahí también pagamos derecho de piso, porque fuimos a Migración y nos

encontramos con otro paisano, “que yo se los hago el documento”...“¿Cuántos

son?”... “Para todos mis hijos”... “600$ cada uno, 600$”,... “Una rebajita, una

diferencia”, “No, 600$”. Entonces acordamos... “vamos a juntar plata, le vamos a

dar, para tener el documento para tener un poco de tranquilidad”, vamos a hacer

primero para mis 3 hijos y para mi. Hacemos para cuatro...”

Investigadora: ¿A esa persona la encontró en la cola de Migraciones?

Pedro: Ahí, afuera en Migraciones cuando nosotros íbamos a preguntar, ellos

nos agarraron ahí...

Page 16: Sassone_Exclusión y experiencia del espacio

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[En “Migraciones”] Pedro: “...hice cola. Estuve 3 noches y 3 días. Yo llegaba y

contaba que había 50 personas que teníamos que entrar. Al día siguiente, eran

como doscientas personas que estaban ahí adelante. Y la cola no

avanzaba...mañana será...hasta que me cansé...Hay que buscar a alguien que

nos haga justicia porque no podemos estar a la intemperie, durmiendo porque

hacía frío...Al día siguiente...ni bien abrieron las puertas salió uno de la

gendarmería y dijo “haber ¿dónde está el hombre que habló anoche por

televisión? Bueno, me van a ....un ratito, vamos a ir con mis hijos, porque si me

...van solo, que me lleven con mis hijos, si algo me pasa mi familia como me voy

a comunicar. Me dice: “No se asuste. A este hombre hay que atenderlo bien...”,

“me sacaron de la cola y fui el primero que atendieron”... “No es para poco la

bronca... si lo que queremos es tener nuestro documento y estar felices... No

ser “ilegales”... No estar a la sombra de la noche para que nadie nos vea...

venimos en busca de un futuro mejor...”

4.2 El habitar urbano como experiencia del espacio

El espacio vivido es un componente del territorio junto al espacio de vida y al espacio

social; las prácticas sociales y las estrategias culturales les dan sustento y son

expresión de la territorialización andina en el destino. Es el espacio de sus

representaciones cuyo rasgo dominante es el vivir bajo un patrón de plurilocalización

para el desarrollo de su vida cotidiana y de su trayectoria migratoria. Los lugares

identificados a través del relato de los inmigrantes bolivianos indocumentados hablan

del dónde, esto es, de los lugares en los cuales buscan construir su sentido de

pertenencia.

El análisis, explicación e interpretación de cada relato de vida se realizó en sentido

longitudinal y transversal. El primero de los tratamientos se llevó a cabo sobre la base

del seguimiento según los once bloques temáticos de la trayectoria de cada

entrevistado y el segundo implicó comparar los resultados de los bloques temáticos

para construir un modelo explicativo del espacio vivido. La condición fundamental

impuesta que ese modelo fuese expresado a través de cartogramas. A continuación se

presenta el modelo explicativo:

Page 17: Sassone_Exclusión y experiencia del espacio

17

Con respecto a los “lugares multilocalizados”, se evidenció que los migrantes bolivianos

indocumentados siempre se vinculan con migrantes, de preferencia con aquellos de

países vecinos y particularmente con bolivianos. En cuanto a las relaciones de

pertenencia, éstas marcan los cambios de domicilio y la elección de un lugar de

residencia si es posible, como las relaciones con paisanos o familiares a través del

funcionamiento de las redes.

La construcción de los cartogramas ha sido una ardua tarea analítica en la cual se han

debido realizar varias lecturas de cada relato de vida, con diferentes criterios, para

luego extraer y comprender las categorías. Luego, se debieron homogeneizar las

experiencias de vida de los siete migrantes. Si bien la entrevista étnico-espacial

apuntaba a las categorías trabajadas, no todos los informantes tienen los mismos

recuerdos, las mismas cargas emotivas, los mismos significados, los mismos valores,

etc. con respecto a cada uno de los lugares geográficos. Las referencias de los

cartogramas han surgido del procesamiento de los siete relatos de vida, pues se han

encontrado las mismas categorías; unas pocas son las que no se repiten. La lectura de

los cartogramas constituye el relato autobiográfico territorializado de cada uno en su

trayectoria migratoria en la ciudad.

ESPACIO VIVIDOLugares multilocalizados

a) lugares del “bien-estar”: residencia, trabajo, servicio(educación y salud)

b) lugares simbólicos: consumo, recreación, culto,festividades étnicas

c) lugares prohibidos: área central, ejes comercialesprincipales, oficinas de tramitación de documentación

Relaciones de pertenenciaa) redes socialesb) bilocalización urbanac) movilidad intraurbanad) prácticas cotidianas

Page 18: Sassone_Exclusión y experiencia del espacio

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En el caso de los lugares de residencia y/o trabajo se encontraron las siguientes

variantes: a) Lugar

dormitorio-trabajo, c) Lugar

residencia; y d) Lugar de

trabajo. El análisis de cada

experiencia del espacio –

según los relatos y los

cartogramas- ha demostrado

que el domicilio

dormitorio y el de trabajo se

combinan o no; no todos los

entrevistados tienen un lugar

de residencia, lo cual significa

estar afianzado. Es

conveniente detenerse en el

Caso 5 – Clotilde

Figura 1. Espacio vivido-

Caso 5 Clotilde

En poco menos de tres años,

cambió de domicilio siete

veces. En el último constituyó su lugar de residencia. Pasó de talleres clandestinos a la

villa de emergencia hasta poder alquilar una vivienda humilde en un barrio del Bajo

Flores, área nuclear de la colectividad. Esa inestabilidad locacional constituye una

experiencia crítica del espacio pues vivió en situación de deslocalización permanente.

¿Qué sucede con las poblaciones en esta situación? ¿Qué puede suceder a futuro, si

esto se convierte en una forma de vida de millones de migrantes en el mundo? ¿Esa

deslocalización es también factor de exclusión?.

Los lugares de servicios son aquellos en los cuales los migrantes indocumentados

buscan brindar educación a sus hijos o obtener una mejor calificación laboral y la

atención de la salud. Ambos hacen a la vida cotidiana de estos migrantes y su familia.

Page 19: Sassone_Exclusión y experiencia del espacio

19

En estos rubros necesariamente se deben vincular a la sociedad receptora y en todos

los casos se sienten reconocidos con los argentinos pues reciben la misma calidad de

atención que los nativos. Ninguno manifestó sentirse excluido o maltratado, por el

contrario. Estos reafirmarían que la exclusión obedece más a las normas del poder que

a las actitudes de la sociedad receptora. En lo territorial, en todos los casos, asisten sin

problemas a los establecimientos educativos y a hospitales o salas de primeros auxilios

más próximos a sus lugares dormitorio o a sus lugares de residencia. Dentro de la

misma colectividad, los profesionales médicos también asisten y ofrecen sus servicios

en los principales espacios de vida. En Liniers y Pompeya se concentran las

asistencias médica o jurídica por parte de miembros de la misma colectividad.

Los lugares simbólicos, como los referidos al culto, remiten a la identificación de los

comportamientos con respecto a la dimensión de lo sagrado. Entre los jóvenes no es

una parte de su experiencia de vida trascendente, por lo cual concurren a capillas,

parroquias o templos eventualmente. En cambio, entre los migrantes adultos (Caso 5 –

Clotilde y Caso 6 – Pedro, uno evangelista y el otro católico), demuestran el peso de la

religiosidad como eje de sus experiencias vividas dentro de su comunidad étnica local o

mayor, esto es, en su barrio o en el Barrio “Charrúa”, foco central de convocatoria anual

de la colectividad. Quedan comprendidos dentro de los lugares simbólicos los

destinados al consumo, sobre todo en el sector Comercios; hay una neta preferencia

por los comercios de y para bolivianos. En todos los casos los entrevistados concurren

a los espacios de vida de migrantes de ese origen para adquirir condimentos, alimentos

y artículos varios preferidos para su consumo. Las ferias “Bonorino”, “La Salada” y

“Ocean” y los centros comerciales “Liniers” y “Pompeya” son lugares de compras y de

consumos culturales. En las ferias, la cantidad de lugares de comida al aire libre

convocan a cientos de personas. En estas ferias los olores y aromas de comidas y

condimentos de la cocina tradicional boliviana son parte del paisaje. Para quien no

pertenece a este “territorio” siente que no le es propio.

En cuanto a los lugares prohibidos se ha encontrado que los varones migrantes

indocumentados han sido demorados por falta de documento, no así las mujeres. De

todos modos, solamente en dos casos indican que sus paseos de fin de semana los

realizaban al Norte de la Avenida Rivadavia, dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos

Aires. Todos evitan el contacto con la policía pues ésta representan el control y la

penalización directa de su condición de indocumentados; también debe agregarse que

los varones están más expuestos que las mujeres a las demoras y detenciones. Otro

Page 20: Sassone_Exclusión y experiencia del espacio

20

hito dentro de la ciudad es la Dirección Nacional de Migraciones; todos saben que allí

deben concurrir para hacer estable su residencia. Sin embargo, los primeros intentos

los realizan entre gestores para obtener documentos verdaderos o falsos por valores a

veces prohibitivos. Liniers, primero, y el centro comercial de Pompeya después son

focos donde se concentran los “gestores”.

La perspectiva dinámica en los espacios vividos se pueden explicar a travès de las

relaciones de pertenencia gestadas para desarrollar anclajes territoriales. En este punto

se han tratado de espacializar las idas y vueltas en sus experiencias de vida; dos

aspectos resaltan, la deslocalización de cada uno y la coincidencia con los espacios de

vida propios de la colectividad boliviana (Sassone, 2002 a y b) donde se trabajó el

“mapa de los migrantes bolivianos”. Uno demostración del funcionamiento de las redes

sociales se puede ejempificar con el papel que tiene la esquina de Cobo y y

Curapaligüe, un hito para bolivianos ( e incluso peruanos y coreanos); todos los

entrevistados la conocen aunque por lo general son los varones los que más concurren

allí. Como la denomina Grimson (1999) es la esquina de la (des) ocupación. Por

bilocalización urbana se entiende la situación de transición del indocumentado; se trata

del estadio en el cual durante la semana duerme y trabaja en el establecimiento de

empleo y el fin de semana lo “pasa” en otro domicilio, por lo general, que comparte con

familiares, paisanos o amigos. Cabe destacar que las distancias que median entre

estos dos sitios, suponen unas dos horas de viaje. Los domicilios de fin de semana,

con frecuencia, se localizan en la segunda o tercera corona del AMBA en la franja

periurbana. También se han resuelto los cambios de domicilios anteriores en el ítem

trayectoria urbana del migrante; estos traslados se relacionan con espacios de vida y

hablan como ya se ha dicho de plurilocalización. Por último, también se han podido

establecer las áreas de relaciones cotidianas, diarias o semanales, que le permiten

aumentar su espacio de vida. Siempre en esos puntos se vinculan entre connacionales

o con paisanos, hasta del mismo pueblo, de allí que se reafirman experiencias de vida

circunscriptas a las áreas donde los bolivianos se excluyen/autoexcluyen de la

sociedad receptora.

La constratación de los relatos de vida traducidos en expresiones cartográficas

determinó una convalidación de las hipótesis acerca del comportamiento colectivo de

los migrantes indocumentados en espacios metropolitanos. Así se determinó:

a) inestabilidad residencial

b) inestabilidad laboral

Page 21: Sassone_Exclusión y experiencia del espacio

21

c) barreras a la movilidad

d) consumo en lugares de la comunidad

e) escasa participación en asociaciones de la colectividad

f) movilidad intraurbana entre focos comunitarios

g) participación de redes sociales comunitarias

5. Conclusiones

En busca de un conocimiento directo e intimo del terreno donde habita el inmigrante

boliviano indocumentado, las trayectorias étnico-espaciales nos han permitido

familiarizamos con los lugares de estos migrantes, donde se ha privilegiado la

descripción de los modos de vida y de las actividades por las cuales interactúan con las

sociedades receptoras. Este es un camino que permite develar la naturaleza de las

relaciones variadas que los grupos mantienen con los territorios. Un elemento

dominante observado son las múltiples relaciones socio-espaciales que estos

migrantes mantienen en el contexto de espacialidades diferenciadas cuando, por

ejemplo, se analizan la multiplicidad de lugares y su uso.

El encuentro con los inmigrantes bolivianos ha despertado la búsqueda de una

explicación ante la identificación de sus contradicciones en el espacio. Ese principio

explicativo se ha encontrado en la dialéctica de lo de dentro y lo de fuera. En su obra

La Poética del Espacio, dice Bachelard: “Dentro y fuera constituyen una dialéctica de

descuartizamiento y la geometría evidente de dicha dialéctica y nos ciega en cuanto

aplicamos a terrenos metafóricos. Tiene la claridad afilada de la dialéctica del sí y del

no que lo decide todo. Se hace de ella, sin que nos demos cuenta, una base de

imágenes que dominan todos los pensamientos de lo positivo y de lo negativo. Los

lógicos trazan círculos que se encabalgan o se excluyen y enseguida todas sus normas

se aclaran... El más acá y el más allá repiten sordamente la dialéctica de lo de dentro y

de lo de fuera: todo se dibuja, incluso lo infinito. Se quiere fijar el ser y al fijarlo se

quiere trascender todas las situaciones para dar una situación de todas las situaciones.

Se enfrenta entonces el ser del hombre con el ser del mundo, como si se tocarán

fácilmente las primitividades. Se hace pasar a la categoría de absoluto la dialéctica del

aquí y del allá. Se da a esos pobres adverbios de lugar poderes de determinación

ontológica mal vigilados”.

Page 22: Sassone_Exclusión y experiencia del espacio

22

El “allá en el aquí” se ha comprobado a través de elementos del relato de vida. Se

puede rescatar, para comenzar, la importancia de la conexión con los connacionales

para adentrarse en las prácticas sociales y estrategias culturales que le permitan

ingresar en la sociedad receptora. La confianza la inspiran los otros bolivianos, aun

cuando sepan que no pueden esperar mucha ayuda. El mundo del trabajo también

constituye una instancia en la que se privilegia a los de “allá”.

Las geografías de la exclusión son las geografías de determinados grupos de población

presentes en las sociedades de la postmodernidad; son los que algunos autores llaman

minorías y que nosotros creemos corresponde asimilarlas a las comunidades

transnacionales. Se trata de reconocer que hay espacialidades diferenciadas para cada

minoría o para cada comunidad transnacional. Cada grupo expresa y vive su

territorialidad; los ricos tienen sus lugares y los pobres los suyos como también los

migrantes indocumentados.

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