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EXCLUSIÓN Y EXPERIENCIA DEL ESPACIO: LA CONSTRUCCIÓN DEL “LUGAR”
DE MIGRANTES INDOCUMENTADOS
Susana María Sassone♦
1. Introducción
La concepción centrada en el espacio vivido de un migrante exige una nueva lógica
geográfica y si el migrante es indocumentado, mas aún. ¿Por qué? Las turbulencias,
tensiones y conflictos socioespaciales que le produce su carencia de documento de
identidad para extranjeros otorgado por las autoridades del Estado receptor, le impiden
construir su lugar y desplazarse, con libertad y sin temores, por el territorio.
La noción de espacio vivido connota, como desquite, un mundo más espontáneo,
reconstruido permanentemente por el individuo, más que moldeado por el tiempo
social; y con fuerte impacto en el territorio. Nuestro estudio tiene por objeto analizar
desde la aproximación teórica de la geografía cultural, el habitar urbano de los
inmigrantes bolivianos indocumentados en el Área Metropolitana de Buenos Aires,
categorizada como ciudad global. La territorialización del habitar urbano implica
reconocer los sistemas de anclaje con los que los migrantes construyen sus “lugares” y
el modo en que se conforman esas estructuras múltiples de elementos materiales y
relaciones sociales; así se pueden explicar sus sistemas residenciales, la búsqueda de
trabajo, las prácticas cotidianas, los espacios y el tiempo para el ocio y la recreación.
En este trabajo se pretenden dilucidar esas dinámicas de reconfiguración territorial a
partir de las lógicas espaciales según la narrativa de los mismos migrantes. En un
sentido estricto, se apunta a comprender la territorialización de las prácticas sociales de
los migrantes bolivianos en la metrópolis de Buenos Aires y las modalidades de
circulación desde sus orígenes en Bolivia hasta Buenos Aires, bajo un razonamiento
multiescalar, a través de las experiencias del espacio vivido. Sin duda, nos
encontramos ante una explosión de “lugares” en la urbe, que la geografía posmoderna
explica como “lugares multilocalizados” (Cortes, 2001), o “multiterritorialidad”
(Haesbaert, 2004) o “plurilocalización”, como también puede denominarse. Este es el
♦ Doctora en Geografía, Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas,Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas, Departamento de Investigaciones Geográficas(CONICET – IMHICIHU - DIGEO). Buenos Aires, Argentina. [email protected].
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resultado espacial –localizado y localizable– de la diversidad de relaciones e
interacciones sociales, de ciclos y ritmos, y de escalas, que se yuxtaponen y coexisten
como una amalgama compleja de las acciones humanas en el territorio. Los migrantes,
en este caso, organizan el territorio bajo nuevas dinámicas, hechas de controles,
funciones y representaciones a partir de la identidad étnica, como también del poder
emanado de sus raíces como autoidentificación identitaria. En el “genoma” cultural de
los migrantes, las prácticas sociales son componentes trascendentes, y hasta con valor
instrumental, para generar un estilo de incorporación a la sociedad receptora,
superadora de las geografías de la exclusión que los caracteriza; discriminación,
racismo, marginación o xenofobia, exacerbados por la falta de documentación, marcan
la expresión identitaria de los migrantes en el territorio.
Mediante el empleo de la metodología cualitativa y, en particular, del método biográfico
cuyos resultados se expresan en una cartografía temática de base cualitativa, se
abordan las trayectorias de los migrantes bolivianos indocumentados residentes en el
Área Metropolitana de Buenos Aires donde desarrollan una territorialidad de exclusión.
El “aislamiento” de la sociedad receptora actúa como ventaja comparativa en su
experiencia del espacio. Con esta perspectiva de una geografía del sujeto, una
geografía la posmodernidad, que se aleja de concepciones clásicas y de otras más
recientes, se pretenden comprender las contradicciones, conflictos y tensiones que
experimenta, desde lo cotidiano, el migrante indocumentado cuando recompone su
territorialidad en el destino y entre el destino y el origen.
2. Territorialización y espacio vivido
2.1 Territorio, territorialidad y territorialización
La teoría geográfica contribuye a comprender cómo es el territorio y cómo se mueven
en él los inmigrantes indocumentados desde la visión del poder político y, a la vez,
desde el poder de la identidad. En el caso de la población boliviana, con su identidad
cultural, se demuestra su poder; así esta población se enfrenta a una maraña de
tensiones y conflictos. Nuestras teorizaciones, producto de lecturas acuciosas de la
realidad y de la preceptiva epistemológica de la geografía han permitido convalidar en
la racionalidad propia de la geografía social y de la geografía cultural, en particular. De
esas ramas queremos destacar las reflexiones geográficas de Guy Di Méo. Sostiene
este autor que el territorio es el que reúne las nociones de espacio de vida, de espacio
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social y de espacio vivido (Di Meo, 2000: 40) y enuncia cuatro premisas sobre la
concepción de territorio:
1- Cada individuo pertenece a un grupo y dentro de él a varios grupos sociales de
referencia; tiene una trayectoria personal por la cual desarrolla su sentido de
pertenencia y contribuye a la construcción de una identidad colectiva.
2- El territorio traduce una forma de control del espacio para garantizar la
permanencia, la reproducción de los grupos que lo ocupan; esta es una dimensión
política. Así se ilustra la naturaleza intencional, el carácter voluntario de la creación de
territorios.
3- El territorio está conformado por símbolos. Ciertos elementos contribuyen a fundar
y reafirmar los sentimientos de identidad colectiva de los hombres que ocupan el
territorio. Hay formas materiales, y otras de naturaleza simbólica e emblemática.
Aparecen formas espaciales que reducen las distancias en el interior y establecen una
distancia no medible con el exterior, por encima de las fronteras.
4-El territorio es escenario y reflejo, mediante la historia y las manifestaciones
culturales, de la construcción simbólica y, entonces, esos territorios llaman la atención
de los otros.
Asimismo, caben distinguir otros atributos del territorio. Este es multidimensional. Está
inscripto en el orden de la materialidad, de la realidad concreta del terreno; considera
la realidad geográfica del mundo, la manera en que la biosfera es afectada por la
acción del hombre y la transforma. Luego, aparece la psiquis individual; la territorialidad
identificada por un informe a priori emocional y presocial del hombre sobre la Tierra. Y,
a la vez, el territorio participa del orden de las representaciones sociales y culturales
(Cfr. Sassone, 2002 a).
El territorio es, además por su naturaleza, multiescalar; se repite a diferentes escalas
del espacio geográfico, desde la localidad hasta el Estado Nación, y de allí a las
entidades plurinacionales/transnacionales. El territorio de la geografía, como su
homólogo, el territorio político, admite diversas combinaciones espaciales desde la
experiencia individual hasta la de los grupos humanos. La otra forma de definir el
territorio es compararlo con el concepto de “lugar”, esa pequeña unidad espacial
compleja. El territorio reagrupa y asocia lugares.
Un segundo concepto básico para nuestras interpretaciones es el de territorialidad. La
relación entre los hombres y el medio se apoya en dos principios básicos de la
existencia humana: sociabilidad y territorialidad; Buttimer (1980:17) decía que esos
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principios “caracterizan universalmente la ocupación de la tierra por el hombre.
Contemplados en función del tiempo y del espacio, esos dos pilares de la existencia
humana ejercen una serie de interacciones que dan lugar al abigarrado paisaje cultural
de la Tierra: la sociedad es una compleja red de acuerdos organizativos, el medio es un
variado mosaico de regiones físicamente diferenciadas”. Si el territorio, por esencia,
tiene un profundo sentido geográfico, presenta, a su vez, connotaciones
antropológicas, psicológicas, culturales, biológicas, jurídicas, políticas, etc. En un
sentido lato, el territorio es una parcela de la superficie terrestre que sirve de hábitat
exclusivo a un grupo humano o a un grupo animal, a veces tan solo a un individuo. Por
ello, el sentido de territorio, esto es, la territorialidad está ligada al hecho de la vida de
relación, esencialmente a la gregariedad, que su forma más elemental.
Por un lado, se habla de la territorialidad como ese sentido de pertenencia compartido
por todo un pueblo como potente apoyo a un sistema político. Por otro, y por ejemplo,
las decisiones migratorias, buscando nuevos destinos en otros países, suponen una
ruptura parcial o a veces total con respecto a ese sentido de pertenencia a un terruño,
suponen la pérdida de la territorialidad; aquí estaría la idea de desarraigo. El migrante
quedaría ante la sensación de no pertenecer a ningún territorio y los tres ingredientes
fundamentales de la territorialidad: el sentido de identidad espacial, el sentido de
exclusividad (es decir, la dicotomía autóctono-extranjero) y las características de la
interacción humana en el espacio, entrarían en crisis. Se rompe la relación entre las
fuerzas societales y el paisaje; el migrante en el nuevo destino, si así lo siente, puede
iniciar el camino de la reconstrucción. ¿Se puede hablar de ruptura de la territorialidad?
Sack (1983) decía que la territorialidad es el intento de afectar, influir, o controlar
acciones e interacciones (de personas, cosas y relaciones) en la organización de un
área. En realidad, este autor toma el concepto de territorio como una relación. De la
mano de la teoría propuesta por Sack, lo cierto es que los migrantes internacionales
deberían establecer nuevos lazos territoriales en el país elegido, de modo que los
gobiernos, conscientes de esta variable geográfica trascendente, deben estimular los
medios para que los extranjeros recreen una nueva territorialidad, un nuevo sentido de
pertenencia pues así se contribuye a controlar las fuerzas geográficas que actúan en la
organización humana del espacio. A la luz de las reflexiones de las últimas décadas la
gestación de espacios transnacionales ha demostrado que la territorialidad no se
pierde, se vuelve flexible, multidimensional, multiescalar. Y los migrantes forman
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comunidades transnacionales (Cfr. Vertovec, 2000; Faret, 2003; Sassone, 2002 a y b;
Bruneau, 2004), dando la espalda a los controles estatales.
La transnacionalización comprende aquellos procesos que, por voluntad deliberada o
por destino, se construyen en el seno de espacio mundial y afectan los territorios.
Dichos procesos están hechos fundamentalmente de flujos migratorios, de
comunicaciones, económicos o financieros, etc. (Badié, 1994: 554). Esos múltiples
lazos y interacciones unen personas o instituciones, más allá de las fronteras de los
Estado-Nación. Los sistemas de relaciones, intercambios y movilidades se van
extendiendo por el mundo, gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación y de la
información (TIC´s). Hoy, a pesar de las grandes distancias y de la presencia de
fronteras internacionales –sumado a todas las leyes, regulaciones y normativas
nacionales que ellas representan–, se han intensificado muchas formas de
asociaciones globales. Para el sociólogo Alejandro Portes (1997; 2001) el término
“transnacionalismo” ha ganado su lugar para explicar los campos socioterritoriales
creados por los inmigrantes en el destino con relación a las comunidades de origen,
generalmente pobres, de donde ellos proceden. Esta nueva realidad se gesta entre los
países de emigración de América Latina, Africa y Asia -exportadores de materias
primas, alimentos, mercancías y también de gentes- y los países más desarrollados.
Las comunidades transnacionales comprenden redes sociales globales, incluidas
familias o sistemas de migración de cadena, flujos económicos o remesas,
movimientos políticos incluso el terrorismo y procesos culturales dinámicos que afectan
la construcción de las identidades de los pueblos. Manifiesta Baud (2000:45) que los
intensos flujos de personas que cruzan las fronteras nacionales han creado las
denominadas comunidades transnacionales, o sea, las personas que viven a grandes
distancias físicas de sus lugares de origen, pero están muy próximas entre sí, pues
mantienen lazos sociales, culturales y económicos con sus comunidades de origen. Los
migrantes participan en redes sociales, unidos por parentesco o por lugar de origen,
por las cuales el entramado se mantiene. Esas redes se dan entre los mismos
migrantes y mediante el uso de las tecnologías de la comunicación y de la información.
Estrechamente unido a esta temática, se encuentra el redescubrimiento del tema de las
diásporas (Cfr. Bruneau, 2004), experiencias colectivas en respuesta a raíces históricas
profundas en más de un lugar del planeta. En la Argentina, las corrientes migratorias
desde los países vecinos se pueden explicar por la teoría del Sistema-Mundo donde
operan mecanismos del transnacionalismo. En ese contexto juegan las relaciones
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étnicas, culturales y de identidad entre los grupos de migrantes internacionales, que
aquí se aplican en particular al caso de los bolivianos indocumentados en el Area
Metropolitana de Buenos Aires.
Por último, se hace referencia a verbalización del término territorio, esto es,
territorializar un espacio. Se entiende, en tal sentido, que una sociedad se expresa por
la multilocalización de sus recursos e instala redes concretas y simbólicas. Cuando
hablamos de la territorialización, se hace referencia a las transformaciones que se
producen en el espacio geográfico a través de las acciones humanas y, es más, no
creemos en el desterritorialización; no existe proceso de la existencia humana que no
tenga referencia al espacio geográfico aunque no todo proceso de esa naturaleza sea
objeto de investigación geográfica. Admitimos la existencia de las reconfiguraciones de
los territorios como parte de la historicidad de las sociedades y consideramos que cada
individuo y cada grupo desarrollan sus acciones en el territorio y estas configuraciones
conviven y actúan por simultaneidad con otras expresiones de la territorialidad. Por
extensión, caben establecer que, según los modos de vida de los grupos, las
territorialidades simultáneas pueden mantener niveles de estabilidad o estar inmersas
en condiciones de tensión y contradicción, con lo cual la existencia de los hombres se
definen por estados de crisis, como es el caso de los migrantes indocumentados.
2.2. Espacio vivido: acerca del concepto
El espacio geográfico se organiza y transforma a través de la acción de los hombres.
Esa acción se apoya en construcciones materiales y en representaciones del espacio;
así deviene en territorio. Indicaba Claval (1975: 273), cuando hacia un balance de la
geografía en Francia, que la geografía se ubicaría sin duda en lo propio, en su esencia,
cuando avanzara en el estudio de la percepción del mundo y en el de los sentimientos,
al hacer referencia a la importancia de las representaciones, imágenes y símbolos;
advertía que el estructuralismo de esos años se quedaba en el dominio de las
interacciones sociales (sin valorizar el espacio, por aquel entonces); ahora bien, con
sus trabajos posteriores sobre la geografía cultural, se advierte que sus reflexiones
fueron premonitorias (Cfr. Claval, 1999 a y b; 2002). Por su parte, Armand Fremont es
otro de los primeros que inicia esta postura epistemológica en su obra La region
espace vécu, editada por primera vez en 1976 y reeditada y revisada en 1999.
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La problemática de las relaciones sujeto-objeto y, a mayor abundamiento, la de las
relaciones individuo y sociedad-espacio, conducen a interrogarnos sobre la naturaleza
del espacio geográfico en la ciudad global como es el caso de Buenos Aires. ¿Qué
sucede con un inmigrante indocumentado en ese espacio geográfico? ¿Qué sucede si
es un migrante boliviano indocumentado, parte de una comunidad numerosa y con
historia migratoria en la Argentina?. Las propuestas teórico-metodológicas de la
postmodernidad conducen a “dar voz” a los excluidos y, entre ellos, la propuesta es
“dar voz” a los migrantes indocumentados a través de sus relatos biográficos. La
condición de la postmodernidad es un camino para que los excluidos hablen al mundo
su mundo.
La naturaleza del espacio geográfico no se reduce a la materialidad situada entre
naturaleza y sociedad, pero es, primero, esa materialidad, es soporte, es escenario. Si
se parte de la concepción de la geografía “ciencia” de los espacios terrestres y de su
relación con lo social, se sitúan sobre ese soporte material del mundo, miles de
millones de representaciones mentales, dispersas en las conciencias de cada uno.¿Y
cómo son las representaciones del espacio de los inmigrantes bolivianos
indocumentados que residen, trabajan, consumen, sueñan en la vorágine de la gran
ciudad? Bajo esa dimensión se pueden comprender más cabalmente las geografías de
los migrantes bolivianos. Su identidad cultural los sobrepone a la estructura y dinámica
de la ciudad global, como entendemos el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Es cierto que el mundo y los objetos que vemos no son sino representaciones: "la cosa
misma, es siempre para mi la cosa que yo veo” (Merleau-Ponty, 1964 apud Di Méo,
1991). "La comunicación hace de nosotros los testigos de un solo mundo" que se ancla
en esa materialidad. Esta frase funda, de una cierta manera, la geografía cultural. Ya
Fremont en su libro La région espace vécu (1976) incursionó en la noción de espacio
vivido. Para Di Méo (1991) el espacio vivido, es el que lleva cargas emotivas, imágenes
y conceptos individuales; aunque es de esencia social, en él se forja nuestra
representación del mundo sensible y le da sentido. Edward Soja (1997) lo denomina el
tercer espacio y reconoce que en los últimos 200 años el pensamiento geográfico
estuvo influido solamente por el espacio de vida y el espacio percibido. El lived space
es un espacio basado en la experiencia, es empírico. Es equivalente al tiempo vivido,
por ejemplo, la biografía. Nuestra vida es, al mismo tiempo, espacial y temporal. Así se
avanza hacia una complejidad plena. Nuestro espacio vivido está modelado, dominado,
por la política y la cultura, por la dominación y opresión que actúan sobre nosotros.
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Aquí, el papel, comportamiento y experiencia del migrante y, en particular, del migrante
indocumentado en un país receptor puede ser un muy buen ejemplo donde aplicar este
enfoque de la geografía cultural. Esa conciencia del espacio lleva a una nueva
subjetividad y se conforman nuevos espacios por redefinición de los territorios.
2.3 Las representaciones del espacio
No hay objetos geográficos sin representaciones espaciales. A la vez, no hay
representación sin objeto. La representación mental -como la representación pictórica,
teatral o política - nos da la visión de este objeto que ella –la visión– restituye
simbólicamente. Con respecto a las “representaciones” espaciales, se acuerda en la
bibliografía más difundida, que son aquellos conocimientos adquiridos por experiencias
personales y, a su vez, por la información disponible; son un producto que concierne a
todas las escalas, desde el mundo al barrio. Las representaciones espaciales implican
la sobre o subvalorización de las distancias, de las posiciones de los lugares sobre la
base de la frecuencia, y de las distancias sociales y culturales. André et al. (1989: 4) se
inclina por definirlas, lato sensu, como las lógicas que gobiernan a los hombres en sus
relaciones con el espacio; se trata de creaciones sociales o individuales de esquemas
pertinentes con la realidad. Se puede apelar a otras conceptualizaciones; por ejemplo,
se pueden distinguir dos definiciones; una, entendiéndola como “producto y proceso de
una elaboración psicológica y social de lo real” (Jodelet, 1989 apud Di Méo, 1991) y, la
otra, cuando todas las percepciones del sujeto derivan forzosamente de pretendidas
representaciones, como un “estar en el mundo" en el pensamiento filosófico
heideggeriano.
Aparece así una definición renovada de espacio geográfico; para Berdoulay (1988 apud
Di Méo, 1991) es una “construcción compleja en la cual intervienen el sujeto, la realidad
espacial terrestre y sus representaciones". Entonces, la geografía se apoya en las
representaciones y en la integración de los valores; así las representaciones y los
valores (las ideas o principios compartidos, que influyen en el o en los grupos de
pertenencia) contribuyen a forjar una identidad, la que es asumida por las personas y,
entonces, desarrollan herramientas en pos del bienestar (Cfr. Bailly, 1981). Esa
construcción de la identidad se basa en prácticas individuales (de residencia, de
localización de una empresa, la obtención de un empleo, etc.) y prácticas colectivas
como la participación en las celebraciones devocionales, entre otras.
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En este proceso se deja el espacio extensión y soporte para pasar, al percibido por
individuos y grupos, y luego al espacio de esas prácticas. Cuando se habla de las
prácticas espaciales es porque con nuestra concepción distinguimos diversos espacios,
espacio de vida, espacio representado, espacio vivido, territorio, lugar... El espacio de
vida es frecuentado por cada uno de nosotros, con sus lugares atractivos o no, sus
nudos alrededor de los cuales se construye la existencia individual: el alojamiento, la
casa, los lugares de trabajo y de esparcimiento... el espacio concreto de lo cotidiano
que, según hemos referido en otras investigaciones (Sassone, 2000 y 2002 a), quedan
plasmados prima facie al tratar el paisaje étnico y el barrio étnico, y son característicos
de los estudios migratorios. Como todo espacio, “el espacio de vida” es también un "
espacio percibido" y un " espacio representado". La representación consiste en evocar
objetos en su ausencia (diferencia esencial con la percepción). Son las estrategias
culturales para los inmigrantes bolivianos, las que permiten la apropiación del espacio a
través de un espacio vivido pues sobrepasa el espacio de vida, concreto y soporte. La
representación mental puede también concernir a un objeto, por ejemplo, como el
documento de identidad o el cruce de la frontera, antes imaginado o soñado en el
origen y luego representado, cuando ya se internalizaron como experiencias de vida.
En este punto, se encuentra la clave para comprender las tensiones y conflictos que
experimenta el migrante indocumentado cuando cambia de país o en sus cambios
residenciales a lo largo de la trayectoria.
3. Historias de vida y geografía
3.1. Relatos de vida paralelos
Se ha trabajado en esta ponencia con el método biográfico (o historias de vida) con el
objeto de captar la experiencia del espacio de migrantes bolivianos indocumentados
que saben, deberán vivir sin documentos de identidad para extranjeros en la Argentina
y esto los llena de incertidumbres; saben que será difícil pero sólo avizoran un camino
recortado de abismos. El método cualitativo ha permitido captar la experiencia del
espacio en la ciudad global cuando juegan en su subjetividad las representaciones
mentales del origen con sus cargas emotivas, sus imágenes, sus impresiones del
mundo sensible y así buscan reconstruir su territorialidad. Su espacio vivido (o
metaestructura territorial, según el criterio de Di Méo en 1991) es el campo
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transnacional, es el territorio transnacional de la bolivianidad y para sostener su
existencia se apoyan en estrategias culturales (Sassone, 2004).
Desde la perspectiva metodológica, el principal instrumento han sido las entrevistas en
profundidad orientadas hacia la trayectoria étnico-migratoria; en alguna medida, esta
modalidad de investigación se acerca a propuesta que hizo Massey (1987) cuando
propuso, desde la teoría y la práctica, la aplicación de la “ethnosurvey”. El avance (o
retorno) de la metodología cualitativa al campo de la investigación geográfica adquiere
una nueva dimensión con la recuperación del análisis cultural. El método biográfico o la
historia de vida es la narración de la experiencia de vida real y concreta. Su primer
rasgo es que marca secuencias de una totalidad. Una de sus modalidades es la de los
relatos de vida paralelos, técnica que “...permite a los investigadores sociales situarse
en ese punto crucial de convergencia entre: 1- el testimonio subjetivo de un individuo a
la luz de su trayectoria vital, de sus experiencias, de su visión particular, y 2- la
plasmación de una vida que es el reflejo de una época, de unas normas sociales y de
unos valores esencialmente compartidos con la comunidad de la que el sujeto forma
parte” (Pujadas Muñoz, 1992: 44). Esta técnica específica contribuye a tomar contacto,
ilustrar, comprender, inspirar, hipótesis, sumergirse enfáticamente o, incluso, para
obtener visiones sistemáticas referidas a un determinado grupo social; poseen como
característica primordial su carácter dinámico-diacrónico. El uso de los relatos de vida
resulta adecuado para analizar procesos de desajuste y crisis, individual y colectiva,
que presuponen modificaciones significativas, tanto en el comportamiento, como en los
sistemas de valores por parte de los grupos sociales implicados (Pujadas Muñoz,
1992:63). En tal sentido, a través del método biográfico, se han aplicado entrevistas en
profundidad a migrantes bolivianos “sin papeles” en la metrópolis de Buenos Aires; su
objetivo fue comprender los significados sociales, las relaciones con el territorio y el
mundo de estos migrantes como relatos vívidos (Cfr. Eyles, 1998:40).
3.2 Entrevista étnico-espacial: encuadre técnico y casos de estudio
Para adentrarse en el espacio vivido de un migrante indocumentado se trabajaron, con
registros literales. Los relatos de vida fueron realizados dentro de una muestra
significativa, sometida a un control reflexivo, según el criterio de Guber (2004). La
muestra correspondió a siete migrantes bolivianos indocumentados o en distintos
estadios de su proceso de documentación. Cabe señalar que la elección/construcción
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de la unidad de estudio fue un desafío pues los sujetos entrevistados fueron migrantes
bolivianos indocumentados, población invisible y temerosa de ser identificada.
Asimismo, cabe señalar las dificultades de accesibilidad que entraña el encontrar
migrantes dispuestos a someterse a estas biografías orales. La entrevista se denomina
étnico – espacial, de acuerdo al contenido por bloques temáticos y por el hecho que se
expone al entrevistado frente a un plano y a un mapa. Es la autobiografía del migrante
boliviano, indocumentado actual o pasado -autobiografía en el tiempo y el espacio-,
cuyo resultado abarca la “trayectoria migratoria”.
Los bloques temáticos son: 1) proceso migratorio a partir del año y lugar de ingreso, 2)
composición familiar en el origen, 3) ocupación en el origen, 4) primer punto de
asentamiento en la Argentina, 5) movilidad residencial intraurbana: cambios
residenciales, ocupación y cambios en el destino, 6) estatus jurídico y cambios
esperados con la documentación argentina, 7) composición familiar en la sociedad
receptora: constitución organización y/o reorganización, 8) lugares de residencia,
lugares de trabajo, lugares de ocio, lugares de encuentro étnico, 9) frecuencia de los
retornos a Bolivia, 10) relaciones culturales intraétnicas, y 11) expectativas futuras. Las
preguntas diseñadas son abiertas pues se pretende el entrevistado explicite su
trayectoria de vida y su relación con el espacio geográfico; hable de su biografía con
énfasis en su experiencia del espacio. Se llevaron a cabo las tres fases de las historias
de vida: entrevista, análisis e interpretación. Los casos de estudio fueron siete, como ya
se dijo; se realizaron seis biografías individuales (Casos 1 a 6) y una biografía en
pareja, la de un matrimonio (Caso 7). En los relatos de vida se identificaron los
“lugares”, prácticas espaciales y relaciones socioespaciales.
¾ Jóvenes 20 a 30 años
Caso 1 Hilda1 Una mujer de 21 años, con radicación precaria
Caso 2 María Una mujer de 21 años con un hijo, madre soltera, indocumentada
Caso 3 Carlos Un varón de 28 años, indocumentado
Caso 4 Betina Una mujer de 22 años, documentada por tener padre boliviano
documentado
¾ Adultos
Caso 5 Clotilde Una mujer de 48 años, con un hijo de 8 años, indocumentada
1 En virtud de las exigencias éticas de la investigación, los nombres de los migrantes bolivianosentrevistados no son los verdaderos.
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Caso 6 Pedro Un varón jefe de familia, con esposa y 8 hijos, documentados por el
decreto de amnistía 1033/92 (solamente se documentaron, por los costos, él y los tres
hijos varones mayores para trabajar “legalmente”, el resto de la familia sigue
indocumentado
Caso 7 Juana y José Un matrimonio joven, con dos hijas. El esposo indocumentado
con documento falso y la esposa e hijas indocumentadas.
4. Espacio vivido y geografías de la exclusión
Las trayectorias migratorias de un migrante indocumentado en un país de destino
brinda evidencias empíricas para el estudio de las geografías de la exclusión (Cfr.
Sibley 1995 y Sassone, 2002 a). Una de nuestras premisas es que el espacio vivido
difiere para un habitante sedentario y para un migrante, por lo general, indocumentado,
si carece de recursos para vivir con bienestar. Bajo esta concepción de espacio vivido
varias temáticas merecen considerarse en pos de la interpretación geográfica del
migrante en el territorio, por un lado, lugar e identidad y, por otro, significado,
representación y construcción de un lugar desde cada persona y desde la vida
cotidiana, etc. Con un cambio de residencia, de trabajo, se configura la necesidad de
integración en una nueva red de sociabilidad. La territorialidad estalla y se plurilocaliza,
se reproduce y se recompone.
En los relatos de vida se han consultado temáticas como los itinerarios migratorios
desde el lugar de origen, las características del viaje, el paso por la frontera y las
elecciones residenciales en el Área Metropolitana de Buenos Aires, en tanto a
características y a factores que condicionan las prácticas espaciales. Como espacio de
vida se ha consultado sobre el barrio elegido como residencia, con los cambios de
domicilio y los lugares en los que desarrollan un sentido de pertenencia. En cuanto al
espacio vivido de los inmigrantes bolivianos indocumentados, se ha indagado acerca
de las experiencias desarrolladas en el espacio que se muestren como estrategias
culturales (la vivienda, las comidas, los bailes, las ferias, las festividades religiosas, las
asociaciones étnicas) que hacen a sus relaciones con el espacio y a la definición de su
territorialidad. Esos códigos del origen reaparecen en otros “topos”, pacientemente, con
un modelo casi similar, aunque con variantes que obedecen a la novedad de los
lugares y de las situaciones socioeconómicas; se recrean, se recomponen todo a lo
largo de su trayectoria migratoria. Nuestra hipótesis de trabajo para definir el espacio
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vivido de un migrante indocumentado se basa en los conceptos de multiterritorialización
y reconstrucción de una territorialidad bajo la concepción de un espacio activo, siempre
bajo cambios sucesivos, inestabilidad, segregación espacial, formación de enclaves,
elección de lugares bolivianos, eclosiones culturales, todo en función de la construcción
territorial de su identidad cultural, en este caso de su bolivianidad. Las fronteras de ese
territorio son difusas pues valoran, a la vez, su domicilio actual en el AMBA y su
domicilio en Bolivia. Como puente, utilizan las estrategias culturales.
En el habitar urbano de los inmigrantes bolivianos indocumentados se ha tratado de
plasmar, con puntos de anclaje, como se conforman esas estructuras múltiples de
elementos y relaciones en sus lugares del AMBA. Se pasa de la casa en la esfera
privada a la localidad vivida, a la vez íntima y poderosamente socializada, es decir, el
espacio residencial, el hábitat y los lugares más comunes que lo acompañan. De allí
esas estrategias se proyectan a los espacios comunitarios en la esfera pública. En
realidad, hasta ahora había un orden inverso en los estudios dedicados al análisis
geográfico o sociológico de las migraciones en el destino; lo más frecuente era tomar
al migrante visible, el captado desde la esfera pública, el registrado por los organismos
del Estado. Los pocos aportes científicos que parten del sujeto migrante, son muy
valiosos; se encuentran en Balan (1974 y 1990), en Laumonier, Rocca y Smolensky
(1983) y en Grimson (1999), desde la sociología y la antropología.
4.1. La experiencia del espacio: “el lugar del trámite y el documento”
A primera vista puede considerarse como un tema no espacial, sin embargo tiene un
encuadre territorial, por el cual el inmigrante indocumentado vive con fuertes tensiones
y sabe de los riesgos a los que está expuesto. No puede alquilar una vivienda, por ello
subalquila a sus connacionales o vive donde trabaja (los talleres clandestinos). Su
ocupación es eventual, exigente en horario y miserable en salario. Debe evitar transitar
por determinadas áreas de la ciudad para evitar el control policial por un simple pedido
de “documento”. Cuando emprende el proyecto de obtener un documento, sabe que
inicia un período de problemas: “invertir sus ahorros tan sacrificadamente obtenidos”.
Para tramitar el documento, el migrante recurre a sus connacionales primero; visita a
los equipos de pastoral migratoria; y finaliza haciendo el trámite en la Dirección
Nacional de Migraciones (con sede en el área portuaria de la ciudad de Buenos Aires),
pues sólo se puede realizar en forma personal. Cuando está bien orientado, acude a la
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Comisión Católica Argentina de Migración o a los Delegados Diocesanos próximos a
sus domicilios. La ayuda consiste en la tramitación de la documentación boliviana, sin
necesidad de retornar a su país. Una vez que ingresó al circuito administrativo de la
Dirección Nacional de Migraciones, innumerables prácticas dilatorias, entre ellas,
información incompleta y costos elevados hacen de este proceso una etapa hito en su
trayectoria migratoria. Hemos hallado diferentes situaciones y se han incluido breves
relatos en los que el mismo migrante habla de la experiencia.
Caso 1 - Hilda. Tiempo de permanencia: 11 años. Lugar de la entrevista: taller textil
clandestino. Joven de 21 años, enviada a los 11 años por sus padres desde Bolivia.
Vivió en institutos de menores durante 10, bajo la custodia de un juez y no se le
gestionó el documento de identidad. A los 18 años comenzó a tramitar por sí la
radicación y cuenta con un permiso precario.
Caso 2 - María. Tiempo de permanencia: 3 años. Lugar de la entrevista: taller textil
clandestino. No puede por su juventud, inexperiencia y falta de recursos empezar el
trámite y vive con una hermana casada, todos en la vivienda son indocumentados.
Caso 3 - Carlos. Tiempo de permanencia: 3 años. Lugar de la entrevista: taller textil
clandestino. Carece del dinero necesario y acepta su condición de indocumentado, así
deberá permanecer.
Caso 4 - Betina. Tiempo de permanencia: 2 años. Lugar de la entrevista: taller textil
clandestino. Es documentada pues su padre estaba ya radicado, un migrante que
durante años, en un mecanismo de ida y vuelta, se regularizó por una amnistía. Si no
fuese por esa situación, no le preocupa ser indocumentada. En los hechos reside con y
entre indocumentados.
Caso 5 - Clotilde. Tiempo de permanencia: 3 años. Lugar de la entrevista: Sede de un
instituto de investigaciones científicas. Carece de documentos, busca
permanentemente la vía para obtenerlo pero no están dadas las condiciones, no ha
ahorrado lo suficiente.
Caso 6 - Pedro. Tiempo de permanencia: 9 años. Lugar de la entrevista: su domicilio
particular. Llegó al país con su familia, integrada por su esposa y sus ocho hijos (cinco
varones y tres mujeres). Todos ingresaron en calidad de turistas aunque su proyecto
era residir en la Argentina. Solamente Pedro y sus tres hijos mayores tramitaron su
documento nacional de identidad argentino con la amnistía de 1992 que concluyó a
comienzos de 1995.
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Caso 7 - Juana y José. Tiempo de permanencia: 8 meses. Lugar de la entrevista:
Cáritas Diocesana San Justo. El esposo indocumentado compró un documento falso
(“trucho”) con otra identidad para poder alquilar una vivienda y obtener un trabajo; así
puede sostener a su esposa e hijos indocumentados.
A continuación se presentan partes de dos relatos en torno a las experiencias de vida
para obtener el documento:
Caso 1 –Hilda
“Desde que entré al Instituto me amparó un Juez, siempre estuve a cargo de un
Juez, que le dio la autorización a la Directora para que me hiciera los trámites,
pero nunca se preocuparon por hacerlo. A mi nunca me dijeron nada. Yo era
chica, iba a estudiar, me anotaban y yo iba tranquila, nunca me hablaron de los
documentos. Cuando entré al secundario fue el problema y me pidieron los
documentos para mi título y no los tenía, así que empecé a moverme y cuando
pregunté, todo fue muy tarde, la directora recién fue a migraciones; todo muy
tarde... Yo tenía casi 20 años, hasta ese instante no tenía documento... Ahora
tengo una precaria...una barbaridad tener ese documento, me costó una
barbaridad, porque nadie me quería ni siquiera dar un trabajo... Me costó
mucho... No me sirvió de nada todo lo que estudié... En sí mi madrina me
capacitó muy bien, hice cocina, computación, inglés, corte y confección...”
Caso 6 - Pedro
Pedro: “... Como vimos que había que hacer el documento y entonces
comenzamos a planificar un poquito... Las pocas escapadas que teníamos para
salir a la calle, supimos que venía en camino la amnistía en el 92... Entonces,
ahí también pagamos derecho de piso, porque fuimos a Migración y nos
encontramos con otro paisano, “que yo se los hago el documento”...“¿Cuántos
son?”... “Para todos mis hijos”... “600$ cada uno, 600$”,... “Una rebajita, una
diferencia”, “No, 600$”. Entonces acordamos... “vamos a juntar plata, le vamos a
dar, para tener el documento para tener un poco de tranquilidad”, vamos a hacer
primero para mis 3 hijos y para mi. Hacemos para cuatro...”
Investigadora: ¿A esa persona la encontró en la cola de Migraciones?
Pedro: Ahí, afuera en Migraciones cuando nosotros íbamos a preguntar, ellos
nos agarraron ahí...
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[En “Migraciones”] Pedro: “...hice cola. Estuve 3 noches y 3 días. Yo llegaba y
contaba que había 50 personas que teníamos que entrar. Al día siguiente, eran
como doscientas personas que estaban ahí adelante. Y la cola no
avanzaba...mañana será...hasta que me cansé...Hay que buscar a alguien que
nos haga justicia porque no podemos estar a la intemperie, durmiendo porque
hacía frío...Al día siguiente...ni bien abrieron las puertas salió uno de la
gendarmería y dijo “haber ¿dónde está el hombre que habló anoche por
televisión? Bueno, me van a ....un ratito, vamos a ir con mis hijos, porque si me
...van solo, que me lleven con mis hijos, si algo me pasa mi familia como me voy
a comunicar. Me dice: “No se asuste. A este hombre hay que atenderlo bien...”,
“me sacaron de la cola y fui el primero que atendieron”... “No es para poco la
bronca... si lo que queremos es tener nuestro documento y estar felices... No
ser “ilegales”... No estar a la sombra de la noche para que nadie nos vea...
venimos en busca de un futuro mejor...”
4.2 El habitar urbano como experiencia del espacio
El espacio vivido es un componente del territorio junto al espacio de vida y al espacio
social; las prácticas sociales y las estrategias culturales les dan sustento y son
expresión de la territorialización andina en el destino. Es el espacio de sus
representaciones cuyo rasgo dominante es el vivir bajo un patrón de plurilocalización
para el desarrollo de su vida cotidiana y de su trayectoria migratoria. Los lugares
identificados a través del relato de los inmigrantes bolivianos indocumentados hablan
del dónde, esto es, de los lugares en los cuales buscan construir su sentido de
pertenencia.
El análisis, explicación e interpretación de cada relato de vida se realizó en sentido
longitudinal y transversal. El primero de los tratamientos se llevó a cabo sobre la base
del seguimiento según los once bloques temáticos de la trayectoria de cada
entrevistado y el segundo implicó comparar los resultados de los bloques temáticos
para construir un modelo explicativo del espacio vivido. La condición fundamental
impuesta que ese modelo fuese expresado a través de cartogramas. A continuación se
presenta el modelo explicativo:
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Con respecto a los “lugares multilocalizados”, se evidenció que los migrantes bolivianos
indocumentados siempre se vinculan con migrantes, de preferencia con aquellos de
países vecinos y particularmente con bolivianos. En cuanto a las relaciones de
pertenencia, éstas marcan los cambios de domicilio y la elección de un lugar de
residencia si es posible, como las relaciones con paisanos o familiares a través del
funcionamiento de las redes.
La construcción de los cartogramas ha sido una ardua tarea analítica en la cual se han
debido realizar varias lecturas de cada relato de vida, con diferentes criterios, para
luego extraer y comprender las categorías. Luego, se debieron homogeneizar las
experiencias de vida de los siete migrantes. Si bien la entrevista étnico-espacial
apuntaba a las categorías trabajadas, no todos los informantes tienen los mismos
recuerdos, las mismas cargas emotivas, los mismos significados, los mismos valores,
etc. con respecto a cada uno de los lugares geográficos. Las referencias de los
cartogramas han surgido del procesamiento de los siete relatos de vida, pues se han
encontrado las mismas categorías; unas pocas son las que no se repiten. La lectura de
los cartogramas constituye el relato autobiográfico territorializado de cada uno en su
trayectoria migratoria en la ciudad.
ESPACIO VIVIDOLugares multilocalizados
a) lugares del “bien-estar”: residencia, trabajo, servicio(educación y salud)
b) lugares simbólicos: consumo, recreación, culto,festividades étnicas
c) lugares prohibidos: área central, ejes comercialesprincipales, oficinas de tramitación de documentación
Relaciones de pertenenciaa) redes socialesb) bilocalización urbanac) movilidad intraurbanad) prácticas cotidianas
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En el caso de los lugares de residencia y/o trabajo se encontraron las siguientes
variantes: a) Lugar
dormitorio-trabajo, c) Lugar
residencia; y d) Lugar de
trabajo. El análisis de cada
experiencia del espacio –
según los relatos y los
cartogramas- ha demostrado
que el domicilio
dormitorio y el de trabajo se
combinan o no; no todos los
entrevistados tienen un lugar
de residencia, lo cual significa
estar afianzado. Es
conveniente detenerse en el
Caso 5 – Clotilde
Figura 1. Espacio vivido-
Caso 5 Clotilde
En poco menos de tres años,
cambió de domicilio siete
veces. En el último constituyó su lugar de residencia. Pasó de talleres clandestinos a la
villa de emergencia hasta poder alquilar una vivienda humilde en un barrio del Bajo
Flores, área nuclear de la colectividad. Esa inestabilidad locacional constituye una
experiencia crítica del espacio pues vivió en situación de deslocalización permanente.
¿Qué sucede con las poblaciones en esta situación? ¿Qué puede suceder a futuro, si
esto se convierte en una forma de vida de millones de migrantes en el mundo? ¿Esa
deslocalización es también factor de exclusión?.
Los lugares de servicios son aquellos en los cuales los migrantes indocumentados
buscan brindar educación a sus hijos o obtener una mejor calificación laboral y la
atención de la salud. Ambos hacen a la vida cotidiana de estos migrantes y su familia.
19
En estos rubros necesariamente se deben vincular a la sociedad receptora y en todos
los casos se sienten reconocidos con los argentinos pues reciben la misma calidad de
atención que los nativos. Ninguno manifestó sentirse excluido o maltratado, por el
contrario. Estos reafirmarían que la exclusión obedece más a las normas del poder que
a las actitudes de la sociedad receptora. En lo territorial, en todos los casos, asisten sin
problemas a los establecimientos educativos y a hospitales o salas de primeros auxilios
más próximos a sus lugares dormitorio o a sus lugares de residencia. Dentro de la
misma colectividad, los profesionales médicos también asisten y ofrecen sus servicios
en los principales espacios de vida. En Liniers y Pompeya se concentran las
asistencias médica o jurídica por parte de miembros de la misma colectividad.
Los lugares simbólicos, como los referidos al culto, remiten a la identificación de los
comportamientos con respecto a la dimensión de lo sagrado. Entre los jóvenes no es
una parte de su experiencia de vida trascendente, por lo cual concurren a capillas,
parroquias o templos eventualmente. En cambio, entre los migrantes adultos (Caso 5 –
Clotilde y Caso 6 – Pedro, uno evangelista y el otro católico), demuestran el peso de la
religiosidad como eje de sus experiencias vividas dentro de su comunidad étnica local o
mayor, esto es, en su barrio o en el Barrio “Charrúa”, foco central de convocatoria anual
de la colectividad. Quedan comprendidos dentro de los lugares simbólicos los
destinados al consumo, sobre todo en el sector Comercios; hay una neta preferencia
por los comercios de y para bolivianos. En todos los casos los entrevistados concurren
a los espacios de vida de migrantes de ese origen para adquirir condimentos, alimentos
y artículos varios preferidos para su consumo. Las ferias “Bonorino”, “La Salada” y
“Ocean” y los centros comerciales “Liniers” y “Pompeya” son lugares de compras y de
consumos culturales. En las ferias, la cantidad de lugares de comida al aire libre
convocan a cientos de personas. En estas ferias los olores y aromas de comidas y
condimentos de la cocina tradicional boliviana son parte del paisaje. Para quien no
pertenece a este “territorio” siente que no le es propio.
En cuanto a los lugares prohibidos se ha encontrado que los varones migrantes
indocumentados han sido demorados por falta de documento, no así las mujeres. De
todos modos, solamente en dos casos indican que sus paseos de fin de semana los
realizaban al Norte de la Avenida Rivadavia, dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires. Todos evitan el contacto con la policía pues ésta representan el control y la
penalización directa de su condición de indocumentados; también debe agregarse que
los varones están más expuestos que las mujeres a las demoras y detenciones. Otro
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hito dentro de la ciudad es la Dirección Nacional de Migraciones; todos saben que allí
deben concurrir para hacer estable su residencia. Sin embargo, los primeros intentos
los realizan entre gestores para obtener documentos verdaderos o falsos por valores a
veces prohibitivos. Liniers, primero, y el centro comercial de Pompeya después son
focos donde se concentran los “gestores”.
La perspectiva dinámica en los espacios vividos se pueden explicar a travès de las
relaciones de pertenencia gestadas para desarrollar anclajes territoriales. En este punto
se han tratado de espacializar las idas y vueltas en sus experiencias de vida; dos
aspectos resaltan, la deslocalización de cada uno y la coincidencia con los espacios de
vida propios de la colectividad boliviana (Sassone, 2002 a y b) donde se trabajó el
“mapa de los migrantes bolivianos”. Uno demostración del funcionamiento de las redes
sociales se puede ejempificar con el papel que tiene la esquina de Cobo y y
Curapaligüe, un hito para bolivianos ( e incluso peruanos y coreanos); todos los
entrevistados la conocen aunque por lo general son los varones los que más concurren
allí. Como la denomina Grimson (1999) es la esquina de la (des) ocupación. Por
bilocalización urbana se entiende la situación de transición del indocumentado; se trata
del estadio en el cual durante la semana duerme y trabaja en el establecimiento de
empleo y el fin de semana lo “pasa” en otro domicilio, por lo general, que comparte con
familiares, paisanos o amigos. Cabe destacar que las distancias que median entre
estos dos sitios, suponen unas dos horas de viaje. Los domicilios de fin de semana,
con frecuencia, se localizan en la segunda o tercera corona del AMBA en la franja
periurbana. También se han resuelto los cambios de domicilios anteriores en el ítem
trayectoria urbana del migrante; estos traslados se relacionan con espacios de vida y
hablan como ya se ha dicho de plurilocalización. Por último, también se han podido
establecer las áreas de relaciones cotidianas, diarias o semanales, que le permiten
aumentar su espacio de vida. Siempre en esos puntos se vinculan entre connacionales
o con paisanos, hasta del mismo pueblo, de allí que se reafirman experiencias de vida
circunscriptas a las áreas donde los bolivianos se excluyen/autoexcluyen de la
sociedad receptora.
La constratación de los relatos de vida traducidos en expresiones cartográficas
determinó una convalidación de las hipótesis acerca del comportamiento colectivo de
los migrantes indocumentados en espacios metropolitanos. Así se determinó:
a) inestabilidad residencial
b) inestabilidad laboral
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c) barreras a la movilidad
d) consumo en lugares de la comunidad
e) escasa participación en asociaciones de la colectividad
f) movilidad intraurbana entre focos comunitarios
g) participación de redes sociales comunitarias
5. Conclusiones
En busca de un conocimiento directo e intimo del terreno donde habita el inmigrante
boliviano indocumentado, las trayectorias étnico-espaciales nos han permitido
familiarizamos con los lugares de estos migrantes, donde se ha privilegiado la
descripción de los modos de vida y de las actividades por las cuales interactúan con las
sociedades receptoras. Este es un camino que permite develar la naturaleza de las
relaciones variadas que los grupos mantienen con los territorios. Un elemento
dominante observado son las múltiples relaciones socio-espaciales que estos
migrantes mantienen en el contexto de espacialidades diferenciadas cuando, por
ejemplo, se analizan la multiplicidad de lugares y su uso.
El encuentro con los inmigrantes bolivianos ha despertado la búsqueda de una
explicación ante la identificación de sus contradicciones en el espacio. Ese principio
explicativo se ha encontrado en la dialéctica de lo de dentro y lo de fuera. En su obra
La Poética del Espacio, dice Bachelard: “Dentro y fuera constituyen una dialéctica de
descuartizamiento y la geometría evidente de dicha dialéctica y nos ciega en cuanto
aplicamos a terrenos metafóricos. Tiene la claridad afilada de la dialéctica del sí y del
no que lo decide todo. Se hace de ella, sin que nos demos cuenta, una base de
imágenes que dominan todos los pensamientos de lo positivo y de lo negativo. Los
lógicos trazan círculos que se encabalgan o se excluyen y enseguida todas sus normas
se aclaran... El más acá y el más allá repiten sordamente la dialéctica de lo de dentro y
de lo de fuera: todo se dibuja, incluso lo infinito. Se quiere fijar el ser y al fijarlo se
quiere trascender todas las situaciones para dar una situación de todas las situaciones.
Se enfrenta entonces el ser del hombre con el ser del mundo, como si se tocarán
fácilmente las primitividades. Se hace pasar a la categoría de absoluto la dialéctica del
aquí y del allá. Se da a esos pobres adverbios de lugar poderes de determinación
ontológica mal vigilados”.
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El “allá en el aquí” se ha comprobado a través de elementos del relato de vida. Se
puede rescatar, para comenzar, la importancia de la conexión con los connacionales
para adentrarse en las prácticas sociales y estrategias culturales que le permitan
ingresar en la sociedad receptora. La confianza la inspiran los otros bolivianos, aun
cuando sepan que no pueden esperar mucha ayuda. El mundo del trabajo también
constituye una instancia en la que se privilegia a los de “allá”.
Las geografías de la exclusión son las geografías de determinados grupos de población
presentes en las sociedades de la postmodernidad; son los que algunos autores llaman
minorías y que nosotros creemos corresponde asimilarlas a las comunidades
transnacionales. Se trata de reconocer que hay espacialidades diferenciadas para cada
minoría o para cada comunidad transnacional. Cada grupo expresa y vive su
territorialidad; los ricos tienen sus lugares y los pobres los suyos como también los
migrantes indocumentados.
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