El Dios grande, uno y trino, que gobierna el mundo.

El Dios grande rodeado de ángeles.

El gran Dios que se acerca a los seres humanos.

Dios se acerca a nosotros especialmente en su hijo.

Cuando se tiene una responsabilidad de gobierno, se une esa responsabilidad a la del Padre Dios.

Cuando se apoya, orienta, corrige la vida de un niño es la vida que el eterno Padre va dando.

Cuando realizamos un trabajo se une nuestra acción a la del eterno Padre que sostiene y hace eficiente nuestro esfuerzo.

Cuando estábamos perdidos por el pecado, el Hijo nos ha salvado.

Cuando nos sentimos en la vida vacíos de valores, El Hijo nos ofrece sus valores de vida eterna.

Cuando tenemos que subir por la escalera del tiempo, El Hijo nos acompaña y fortalece hasta subir a la eternidad de Dios.

Si estamos confusos, ignorantes o indecisos, el Espíritu Santo da sabiduría y fortaleza.

Nuestras alegrías son limpias y profundas cuando las alienta el Espíritu de Dios.

El amor de Dios le da autenticidad a todo buen amor.

En brazos del Dios Trino estaremos tan seguros, tan confiados, tan alegres, como este pequeño.

En el Hijo, con la acción del Espíritu Santo nos recibirá el Eterno Padre.