santa ana de velasco

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EL DEBER ® ESCENAS C 5 Santa Cruz de la Sierra Domingo 2 de septiembre de 2007 C 4 Santa Cruz de la Sierra Domingo 2 de septiembre de 2007 dado en calificar como la ‘joya es- condida de Chiquitos’. Varios de los visitantes se sor- prendieron al descubrir que en su iglesia, construida con adobe, madera y mica, se encuentra un órgano musical construido por indígenas hace más de dos siglos; que sus casas en hilera de estilo misional son las únicas que se conservan en toda la región, y que una formación de piedras que hay en las afueras pudo haber sido el centro de rituales protagonizados por brujos. Sin embargo, este lanzamiento no sólo pretende que la gente de fuera descubra la magia de Santa Ana, sino que también apunta a que el turismo genere fuentes de empleo para los habitantes. Co- mo muestra alentadora están los Bs 40.000 que se comercializaron en artesanías durante los dos días del lanzamiento (entre ven- tas y reservas). Lo confirmaba una emocionada adolescente, de nombre Ana Algarañaz Siyé, que vendió alrededor de 30 pares de aros y cuatro collares que elabora con semillas de diferentes plan- tas de la zona. “Nunca había ven- dido tanto. Ojalá que estos siga así”, decía. La misma emoción sintieron los propietarios de los nueve alber- gues ecológicos, que tuvieron la oportunidad de atender a perso- nas de diferentes lugares. Para Ricardo Ortiz, de la Agen- cia Española de Cooperación In- ternacional y uno de los gestores del proyecto, éste es sólo el co- mienzo. “En la medida que sea sostenible, será un verdadero éxi- to”, comentó. El cacique también se mostró optimista, porque, según él, “San- ta Ana necesita progreso, pero sin perder sus tradiciones”. MIGUEL ÁNGEL SOUZA E n Santa Ana de Velasco no hay hoteles de cinco estre- llas, no existen piscinas de aguas azules ni se ofrecen sun- tuosos espectáculos. No hay nada de aquello a lo que estamos acos- tumbrados los turistas que vivi- mos en el 'mundo moderno'. No se conoce la Internet y el teléfono sigue siendo un artefacto tan raro que apenas hay uno para una po- blación aproximada de 700 habi- tantes. En cambio, en esta pequeña población, en la que el tiempo parece haber dicho ‘no avanzo más’, existen humildes albergues ecológicos en los que las verdade- ras estrellas son los dueños de ca- sa. Con sencillez y hospitalidad, ellos se empeñan en dar la mejor atención a los visitantes, pese a que sus camas no cuentan con suaves colchones y que en sus baños las tutumas se encargan de reemplazar las duchas. Hay también una enorme lagu- na de aguas verdosa, formada por una represa y adornada con una enorme cantidad de tarope, don- de se puede pescar y nadar al mismo tiempo, rodeado de una naturaleza exuberante. En las calles de este pueblo, fundado en 1755 y que se mantu- vo casi aislado por dos siglos y medio, es común encontrarse con algún músico nativo, que sin haber estudiado puede deleitar a cualquiera con las melodías que le saca a su flauta de caña hueca, a su viejo violín o a su tambor he- cho de cuero. Así es Santa Ana y así es como quiere que los bolivianos y el res- to del mundo la vean. Como un lugar donde se puede estar en contacto con la naturaleza, don- de se puede conocer de cerca la cultura de un pueblo. La población chiquitana, ubi- cada a 511 kilómetros al noreste de Santa Cruz de la Sierra, mos- tró todas sus galas el pasado fin de semana, cuando se realizó su lanzamiento como destino turístico. El cacique, Carmelo Rocha Poicheé, y los integrantes de su cabildo indígena fueron los en- cargados de recibir a los poso- kas (visitantes) y churapas (ami- gos), como se dice en lengua chiquitana. Entre ellos estaban el prefecto de Santa Cruz, Ru- bén Costas, y los viceministros de Cultura, Pablo Groux, y de Turismo, Ricardo Coux. Tam- bién se encontraba medio cen- tenar de periodistas de diferen- tes partes y medios de comuni- cación del país. Enviados espe- ciales del diario mexicano la Jornada estuvieron junto a visi- tantes que llegaron desde la ca- pital, la ciudad brasileña de Cuiabá o poblaciones hermanas como San José y San Ignacio. Durante dos días, esta misión jesuítica mostró sus tradiciones, su religiosidad, sus juegos típicos y, sobre todo, a su gente, que al fin y al cabo es la portadora de la verdadera riqueza que se esconde en este lugar, que algunos han PATRIMONIO. La población quiere atraer visitantes para generar recursos económicos. Los lugareños esperan días mejores. Son conscientes de que deben mantener sus tradiciones, porque es su verdadera riqueza PARA VIAJAR LOS ALBERGUES SON UNA EXPERIENCIA REAL Por Bs 20 ó 25 al día, uno se puede alojar en cualquiera de los nueve albergues ecológicos que hay en el pueblo. Allí, los aneños atienden a los huéspedes como si fueran integrantes de su familia. Compartir el desayuno, el almuerzo, la cena y charlar por las noches es una experiencia fascinante. ES UN LUGAR DE FÁCIL ACCESO Los 511 kilómetros que separan a Santa Ana de Santa Cruz de la Sierra se pueden recorrer entre 10 ó 12 horas. Los buses de transporte público cobran Bs 50 ó 55 hasta San Ignacio de Velasco. Los 43 kilómetros restantes para llegar al lugar se hacen en otro vehículo, al que se le paga entre Bs 10 ó 15. CON GANAS DE LLEGAR MÁS ALTO Al igual que estos niños, que intentan llegar a lo alto del palo ensebao, la gente de Santa Ana espera que a través del turismo se generen fuentes de empleo. De esta forma se quiere evitar la migración, porque en las últimas décadas ha disminuido considerablemente la población del lugar (actualmente hay alrededor de 700 habitantes en el lugar). RELIQUIAS VIVIENTES DE UN PUEBLO MISIONAL FESTIVIDAD Y PICARDÍA EN LAS CALLES La ceremonia de captura y posterior castración de un toro cautivó a los turistas y a los niños. Actividades como éstas se realizan en los días festivos JALANDO CON TODO SU ESFUERZO Los niños heredan de sus ancestros juegos populares como el pejichi. Es una diversión que el modernismo no les ha arrebatado todavía Joaquina Poicheé Soriocó (con el estandarte) es la madre del cacique del pueblo y una de las inte- grantes de Las Azucenas. Esta agrupación, formada por 14 mujeres adultas, se encarga de limpiar la iglesia todos los sábados, para que el domingo se realice el oficio religioso. “Antes de eso reza- mos el rosario, como lo hacían nuestros abuelos”, dice mientras alterna el español con el chiquita- no. GRAN INFLUENCIA DE LA IGLESIA CATÓLICA La historia aneña está ligada a la Iglesia católica. El pueblo fue fundado por el misionero jesuita Julian Knogler, en 1755. Su templo, que forma parte del Patrimonio Cultural de la Unesco, fue construido por los indígenas, en base a planos dejados por los religiosos Santa Ana apuesta por un futuro turístico

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Santa Ana is a small town located in the middle of the jungle, in Santa Cruz, Bolivia. Founded in 1755, its people lived as if they were in the 18th century. With only about 600 inhabitants, it is a place worth knowing.

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Page 1: Santa Ana de Velasco

EL DEBER ® ESCENAS C 5Santa Cruz de la SierraDomingo 2 de septiembre de 2007

C 4 Santa Cruz de la SierraDomingo 2 de septiembre de 2007

dado en calificar como la ‘joya es-condida de Chiquitos’.

Varios de los visitantes se sor-prendieron al descubrir que en suiglesia, construida con adobe,madera y mica, se encuentra unórgano musical construido porindígenas hace más de dos siglos;que sus casas en hilera de estilomisional son las únicas que se

conservan en toda la región, y queuna formación de piedras que hayen las afueras pudo haber sido elcentro de rituales protagonizadospor brujos.

Sin embargo, este lanzamientono sólo pretende que la gente defuera descubra la magia de SantaAna, sino que también apunta aque el turismo genere fuentes de

empleo para los habitantes. Co-mo muestra alentadora están losBs 40.000 que se comercializaronen artesanías durante los dosdías del lanzamiento (entre ven-tas y reservas). Lo confirmabauna emocionada adolescente, denombre Ana Algarañaz Siyé, quevendió alrededor de 30 pares dearos y cuatro collares que elabora

con semillas de diferentes plan-tas de la zona. “Nunca había ven-dido tanto. Ojalá que estos sigaasí”, decía.

La misma emoción sintieron lospropietarios de los nueve alber-gues ecológicos, que tuvieron laoportunidad de atender a perso-nas de diferentes lugares.

Para Ricardo Ortiz, de la Agen-

cia Española de Cooperación In-ternacional y uno de los gestoresdel proyecto, éste es sólo el co-mienzo. “En la medida que seasostenible, será un verdadero éxi-to”, comentó.

El cacique también se mostróoptimista, porque, según él, “San-ta Ana necesita progreso, pero sinperder sus tradiciones”.

MIGUEL ÁNGEL SOUZA

En Santa Ana de Velasco nohay hoteles de cinco estre-llas, no existen piscinas de

aguas azules ni se ofrecen sun-tuosos espectáculos. No hay nadade aquello a lo que estamos acos-tumbrados los turistas que vivi-mos en el 'mundo moderno'. Nose conoce la Internet y el teléfonosigue siendo un artefacto tan raroque apenas hay uno para una po-blación aproximada de 700 habi-tantes.

En cambio, en esta pequeñapoblación, en la que el tiempoparece haber dicho ‘no avanzomás’, existen humildes alberguesecológicos en los que las verdade-ras estrellas son los dueños de ca-sa. Con sencillez y hospitalidad,ellos se empeñan en dar la mejoratención a los visitantes, pese aque sus camas no cuentan consuaves colchones y que en susbaños las tutumas se encargan dereemplazar las duchas.

Hay también una enorme lagu-na de aguas verdosa, formada poruna represa y adornada con unaenorme cantidad de tarope, don-de se puede pescar y nadar almismo tiempo, rodeado de unanaturaleza exuberante.

En las calles de este pueblo,fundado en 1755 y que se mantu-vo casi aislado por dos siglos ymedio, es común encontrarsecon algún músico nativo, que sinhaber estudiado puede deleitar acualquiera con las melodías quele saca a su flauta de caña hueca,a su viejo violín o a su tambor he-cho de cuero.

Así es Santa Ana y así es comoquiere que los bolivianos y el res-to del mundo la vean. Como unlugar donde se puede estar encontacto con la naturaleza, don-de se puede conocer de cerca lacultura de un pueblo.

La población chiquitana, ubi-cada a 511 kilómetros al norestede Santa Cruz de la Sierra, mos-tró todas sus galas el pasado finde semana, cuando se realizósu lanzamiento como destinoturístico.

El cacique, Carmelo RochaPoicheé, y los integrantes de sucabildo indígena fueron los en-cargados de recibir a los poso-kas (visitantes) y churapas (ami-gos), como se dice en lenguachiquitana. Entre ellos estabanel prefecto de Santa Cruz, Ru-bén Costas, y los viceministrosde Cultura, Pablo Groux, y deTurismo, Ricardo Coux. Tam-bién se encontraba medio cen-tenar de periodistas de diferen-tes partes y medios de comuni-cación del país. Enviados espe-ciales del diario mexicano laJornada estuvieron junto a visi-tantes que llegaron desde la ca-pital, la ciudad brasileña deCuiabá o poblaciones hermanascomo San José y San Ignacio.

Durante dos días, esta misiónjesuítica mostró sus tradiciones,su religiosidad, sus juegos típicosy, sobre todo, a su gente, que alfin y al cabo es la portadora de laverdadera riqueza que se escondeen este lugar, que algunos han

PATRIMONIO. La población quiere atraer visitantes para generar recursos económicos. Los lugareños esperandías mejores. Son conscientes de que deben mantener sus tradiciones, porque es su verdadera riqueza

P A R A V I A J A R

■ LOS ALBERGUES SONUNA EXPERIENCIA REALPor Bs 20 ó 25 al día, uno sepuede alojar en cualquiera de losnueve albergues ecológicos quehay en el pueblo. Allí, los aneñosatienden a los huéspedes como sifueran integrantes de su familia.Compartir el desayuno, elalmuerzo, la cena y charlar por lasnoches es una experienciafascinante.

■ ES UN LUGAR DE FÁCIL ACCESOLos 511 kilómetros que separan aSanta Ana de Santa Cruz de laSierra se pueden recorrer entre10 ó 12 horas. Los buses detransporte público cobran Bs 50 ó55 hasta San Ignacio de Velasco.Los 43 kilómetros restantes parallegar al lugar se hacen en otrovehículo, al que se le paga entreBs 10 ó 15.■ CON GANAS

DE LLEGARMÁS ALTO

Al igual que estos niños, que intentan llegar a lo alto del palo ensebao, la gente de Santa Ana esperaque a través del turismo se generen fuentes de empleo. De esta forma se quiere evitar la migración,porque en las últimas décadas ha disminuido considerablemente la población del lugar(actualmente hay alrededor de 700 habitantes en el lugar).

■ RELIQUIASVIVIENTES DEUN PUEBLOMISIONAL

■ FESTIVIDADY PICARDÍAEN LAS CALLES

La ceremonia decaptura y posteriorcastración de untoro cautivó a losturistas y a losniños. Actividadescomo éstas serealizan en los díasfestivos

■ JALANDOCON TODOSU ESFUERZOLos niños heredande sus ancestrosjuegos popularescomo el pejichi. Esuna diversión queel modernismo noles ha arrebatadotodavía

Joaquina Poicheé Soriocó (con el estandarte) es la madre del cacique del pueblo y una de las inte-grantes de Las Azucenas. Esta agrupación, formada por 14 mujeres adultas, se encarga de limpiarla iglesia todos los sábados, para que el domingo se realice el oficio religioso. “Antes de eso reza-mos el rosario, como lo hacían nuestros abuelos”, dice mientras alterna el español con el chiquita-no.

■ GRANINFLUENCIADE LA IGLESIACATÓLICA

La historia aneña está ligada a la Iglesia católica. El pueblofue fundado por el misionero jesuita Julian Knogler, en1755. Su templo, que forma parte del Patrimonio Culturalde la Unesco, fue construido por los indígenas, en base aplanos dejados por los religiosos

Santa Ana apuestapor un futuro turístico