san ignacio de loyola autobiografía

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  • 1. AUTOBIOGRAFIA DESAN IGNACIO DE LOYOLA(Texto recogido por el P. Luis Gonalves daCamara entre 1553 y 1555)

2. Editado porelaleph.com 1999 Copyright www.elaleph.com 2Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 3. Todos los Derechos Reservados 4. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratis Captulo I 1. Hasta los 26 aos de su edad fue hombre dado a las vanidadesdel mundo y principalmente se deleitaba en ejercicio de armas con ungrande y vano deseo de ganar honra. Y as, estando en una fortalezaque los franceses combatan, y siendo todos de parecer que se diesen,salvas las vidas, por ver claramente que no se podan defender, l ditantas razones al alcaide, que todava lo persuadi a defenderse, aun-que contra parecer de todos los caballeros, los cuales se conhortabancon su nimo y esfuerzo. Y venido el da que se esperaba la batera, lse confes con uno de aquellos sus compaeros en las armas; y des-pus de durar un buen rato la batera, le acert a l una bombarda enuna pierna, quebrndosela toda; y porque la pelota pas por entrambaslas piernas, tambin la otra fue mal herida.2. Y as, cayendo l, los de la fortaleza se rendieron luego a losfranceses, los cuales, despus de se haber apoderado della, trataronmuy bien al herido, tratndolo corts y amigablemente. Y despus dehaber estado 12 15 das en Pamplona, lo llevaron en una litera a sutierra; en la cual hallndose muy mal, y llamando todos los mdicos ycirujanos de muchas partes, juzgaron que la pierna se deba otra vezdesconcertar, y ponerse otra vez los huesos en sus lugares, diciendoque por haber sido mal puestos la otra vez, o por se haber desconcerta-do en el camino, estaban fuera de sus lugares, y as no poda sanar. Yhzose de nuevo esta carnecera; en la cual, as como en todas las otrasque antes haba pasado y despus pas, nunca habl palabra, ni mostrotra seal de dolor, que apretar mucho los puos. 3. Y iba todava empeorando, sin poder comer y con los demsaccidentes que suelen ser seal de muerte. Y llegando el da de SanJuan, por los mdicos tener muy poca confianza de su salud, fue acon-sejado que se confesase; y as, recibiendo los sacramentos, la vspera 4 Este documento ha sido descargado dehttp://www.educ.ar 5. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratisde San Pedro y San Pablo, dijeron los mdicos que, si hasta la medianoche no senta mejora, se poda contar por muerto. Sola ser el dichoinfermo devoto de San Pedro, y as quiso nuestro Seor que aquellamisma media noche se comenzase a hallar mejor; y fue tanto creciendola mejora, que de ah a algunos das se juzg que estaba fuera de peli-gro de muerte.4. Y viniendo ya los huesos a soldarse unos con otros, le quedabajo de la rodilla un hueso encabalgado sobre otro, por lo cual lapierna quedaba ms corta; y quedaba all el hueso tan levantado, queera cosa fea; lo cual l no pudiendo sufrir, porque determinaba seguirel mundo, y juzgaba que aquello lo afeara, se inform de los cirujanossi se poda aquello cortar; y ellos dijeron que bien se poda cortar; masque los dolores seran mayores que todos los que haba pasado, porestar aquello ya sano, y ser menester espacio para cortarlo; y todava lse determin martirizarse por su propio gusto, aunque su hermano msviejo se espantaba y deca que tal dolor l no se atrevera a sofrir; locual el herido sufri con la slita paciencia. 5. Y cortada la carne y el hueso que all sobraba, se atendi a usarde remedios para que la pierna no quedase tan corta, dndole muchasunturas, y estendindola con instrumentos continuamente, que muchosdas le martirizaban. Mas nuestro Seor le fue dando salud; y se fuehallando tan bueno, que en todo lo dems estaba sano, sino que nopoda tenerse bien sobre la pierna, y as le era forzado estar en el lecho.Y porque era muy dado a leer libros mundanos y falsos, que suelenllamar de Caballeras, sintindose bueno, pidi que le diesen algunosdellos para pasar el tiempo; mas en aquella casa no se hall ninguno delos que l sola leer, y as le dieron un Vita Christi y un libro de la vidade los Santos en romance. 6. Por los cuales leyendo muchas veces, algn tanto se aficionabaa lo que all hallaba escrito. Mas dejndolos de leer, algunas veces separaba a pensar en las cosas que haba ledo; otras veces en las cosas 5Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 6. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratisdel mundo que antes sola pensar. Y de muchas cosas vanas que se leofrecan una tena tanto posedo su corazn, que se estaba luego embe-bido en pensar en ella dos y tres y 4 horas sin sentirlo, imaginando loque haba de hacer en servicio de una seora, los medios que tomarapara poder ir a la tierra donde ella estaba, los motes, las palabras que ledira, los hechos de armas que hara en su servicio. Y estaba con estotan envanecido, que no miraba qun imposible era poderlo alcanzar;porque la seora no era de vulgar nobleza: no condesa, ni duquesa, masera su estado ms alto que ninguno destas. 7. Todava nuestro Seor le socorra, haciendo que sucediesen aestos pensamientos otros, que nacan de las cosas que lea. Porque,leyendo la vida de nuestro Seor y de los santos, se paraba a pensar,razonando consigo: qu sera, si yo hiciese esto que hizo San Francis-co, y esto que hizo Santo Domingo? y as discurra por muchas cosasque hallaba buenas, proponindose siempre a s mismo cosas dificulto-sas y graves, las cuales cuando propona, le pareca hallar en s facili-dad de ponerlas en obra. Mas todo su discurso era decir consigo: SantoDomingo hizo esto; pues yo lo tengo de hacer. San Francisco hizo esto;pues yo lo tengo de hacer. Duraban tambin estos pensamientos buenvado, y despus de interpuestas otras cosas, sucedan los del mundoarriba dichos, y en ellos tambin se paraba grande espacio; y esta suce-sin de pensamientos tan diversos le dur harto tiempo, detenindosesiempre en el pensamiento que tornaba; o fuese de aquellas hazaasmundanas que deseaba hacer, o destas otras de Dios que se le ofrecana la fantasa, hasta tanto que de cansado lo dejaba, y atenda a otrascosas. 8. Haba todava esta diferencia: que cuando pensaba en aquellodel mundo, se deleitaba mucho; mas cuando despus de cansado lodejaba, hallbase seco y descontento; y cuando en ir a Jerusalem des-calzo, y en no comer sino yerbas, y en hacer todos los dems rigoresque vea haber hecho los santos; no solamente se consolaba cuandoestaba en los tales pensamientos, mas aun despus de dejando, quedaba 6Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 7. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratiscontento y alegre. Mas no miraba en ello, ni se paraba a ponderar estadiferencia, hasta en tanto que una vez se le abrieron un poco los ojos, yempez a maravillarse desta diversidad y a hacer reflexin sobre ella.Cogiendo por experiencia que de unos pensamientos quedaba triste, yde otros alegre, y poco a poco viniendo a conocer la diversidad de losespritus que se agitaban, el uno del demonio, y el otro de Dios. Estefue el primero discurso que hizo en las cosas de Dios; y despus cuan-do hizo los ejercicios, de aqu comenz a tomar lumbre para lo de ladiversidad de espritus. 9. Y cobrada no poco lumbre de aquesta lecin, comenz a pensarms de veras en su vida pasada, y en qunta necesidad tena de hacerpenitencia della. Y aqu se le ofrecan los deseos de imitar los santos,no mirando ms circunstancias que prometerse as con la gracia deDios de hacerlo como ellos lo haban hecho. Mas todo lo que deseabade hacer, luego como sanase, era la ida de Hierusalem, como arriba esdicho, con tantas disciplinas y tantas abstinencias, cuantas un nimogeneroso, encendido de Dios, suele desear hacer.10. Y ya se le iban olvidando los pensamientos pasados con estossantos deseos que tena, los cuales se le confirmaron con una visita-cin, desta manera. Estando una noche despierto, vido claramente unaimagen de nuestra Seora con el santo Nio Jess, con cuya vista porespacio notable recibi consolacin muy excesiva, y qued con tantoasco de toda la vida pasada; y especialmente de cosas de carne, que lepareca habrsele quitado del nima todas las especies que antes tenaen ella pintadas. As desde aquella hora hasta el Agosto de 53 que estose escribe, nunca ms tuvo ni un mnimo consenso en cosas de carne; ypor este efeto se puede juzgar haber sido la cosa de Dios, aunque l noosaba determinarlo, ni deca ms que afirmar lo susodicho. Mas as suhermano como todos los dems de casa fueron conociendo por lo exte-rior la mudanza que se haba hecho en su nima interiormente. 11. El, no se curando de nada, perseveraba en su leccin y en sus7Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 8. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyoladonde los libros son gratisbuenos propsitos; y el tiempo que con los de casa conversaba, todo logastaba en cosas de Dios, con lo cual haca provecho a sus nimas. Ygustando mucho de aquellos libros, le vino al pensamiento de sacaralgunas cosas en breve ms esenciales de la vida de Cristo y de losSantos; y as se pone a escrebir un libro con mucha diligencia (porqueya comenzaba a levantarse un poco por casa); las palabras de Cristo detinta colorada, las de nuestra Seora de tinta azul. Y el papel era brui-do y rayado, y de buena letra, porque era muy buen escribano. Partedel tiempo gastaba en escrebir, parte en oracin. Y la mayor consola-cin que receba era mirar el cielo y las estrellas, lo cual haca muchasveces y por mucho espacio, porque con aquello senta en s un muygrande esfuerzo para servir a nuestro Seor. Pensaba muchas veces ensu propsito, deseando ya ser sano del todo para se poner en camino.El cual tuvo cuasi 300 hojas todas escritas de cuarto.12. Y echando sus cuentas, qu es lo que hara despus que vinie-se de Jerusalem para que siempre viviese en penitencia, ofrecaselemeterse en la Cartuja de Sevilla, sin decir quin era para que en menosle tuviesen y all nunca comer sino yerbas. Mas cuando otra vez torna-ba a pensar en las penitencias, que andando por el mundo deseabahacer, resfribasele el deseo de la Cartuja, temiendo que no pudieseejercitar el odio que contra s tena concebido. Todava a un criado decasa, que iba a Burgos, mand que se informase de la regla de la Car-tuja, y la informacin que della tuvo le pareci bien. Mas por la raznarriba dicha y porque todo estaba embebido en la ida que pensabapresto hacer, y aquello no se haba de tratar sino despus de la vuelta,no miraba tanto en ello; antes, hallndose ya con algunas fuerzas, lepareci que era tiempo de partirse, y dijo a su hermano: seor, elduque de Njera, como sabis, ya sabe que estoy bueno. Ser buenoque vaya a Navarrete (estaba entonces all el duque). El hermano lellev a una cmera y despus a otra, y con muchas admiraciones leempieza a rogar que no se eche a perder; y que mire qunta esperanzatiene dl la gente, y qunto puede valer, y otras palabras semejantes,todas a intento de apartarle del buen deseo que tena. Mas la respuesta 8Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 9. www.elaleph.comAutobiografadonde los libros son gratisfue de manera que, sin apartarse de la verdad, porque dello tena yagrande escrpulo, se descabull del hermano. Sospechaba el hermano yalgunos de casa que l quera hacer alguna gran mutacin. 9 Este documento ha sido descargado dehttp://www.educ.ar 10. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratis Captulo II 13. Y as, cabalgando en una mula, otro hermano suyo quiso ircon l hasta Oate, al cual persuadi en el camino que quisiesen teneruna vigilia en nuestra Seora de Arnzazu. En la cual haciendo oracinaquella noche para cobrar nuevas fuerzas para su camino, dej el her-mano en Oate en casa de una hermana que iba a visitar, y l se fue aNavarrete. Y vinindole a la memoria de unos pocos de ducados que ledeban en casa del duque, le pareci que sera bien cobrarlos, para locual escribi una cdula al tesorero; y diciendo el tesorero que no tenadineros, y sabindolo el duque, dijo que para todo poda faltar, mas quepara Loyola no faltasen; al cual deseaba dar una buena tenencia, si laquisiese acetar, por el crdito que haba ganado en lo pasado. Y cobrlos dineros, mandndolos repartir en ciertas personas a quienes sesenta obligado, y parte a una imagen de nuestra Seora, que estabamal concertada, para que se concertase y ornase muy bien. Y as, des-pidiendo los dos criados que iban con l, se parti solo en su mula deNavarrete para Monserrate. Desde el da que se parti de su tierrasiempre se disciplinaba cada noche. 14. Y en este camino le acaeci una cosa, que ser bueno escribir-se, para que se entienda cmo nuestro Seor se haba con esta nima,que an estaba ciega, aunque con grandes deseos de servirle en todo loque conociese, y as determinaba de hacer grandes penitencias, noteniendo ya tanto ojo a satisfacer por sus pecados, sino agradar y apla-cer a Dios. Y as, cuando se acordaba de hacer alguna penitencia quehicieron los Santos, propona de hacer la misma y an ms. Y en estospensamientos tena toda su consolacin, no mirando a cosa ningunainterior, ni sabiendo qu cosa era humildad, ni caridad, ni paciencia, nidiscrecin para reglar ni medir estas virtudes, sino toda su intencinera hacer destas obras grandes exteriores, porque as las haban hecholos Santos para gloria de Dios, sin mirar otra ninguna ms particularcircunstancia. Tena tanto aborrecimiento a los pecados pasados, y el 10Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 11. www.elaleph.comAutobiografadonde los libros son gratisdeseo tan vivo de hacer cosas grandes por amor de Dios, que, sin hacerjuicio que sus pecados eran perdonados, todava en las penitencias queemprenda a hacer no se acordaba mucho dellos. 15. Pues yendo por su camino le alcanz un moro, caballero en sumulo; y yendo hablando los dos, vinieron a hablar en nuestra Seora; yel moro deca, que bien le pareca a l la Virgen haber concebido sinhombre; mas el parir, quedando virgen, no lo poda creer, dando paraesto las causas naturales que a l se le ofrecan. La cual opinin, pormuchas razones que le di el peregrino, no pudo deshacer. Y as elmoro se adelant con tanta priesa, que le perdi de vista, quedandopensando en lo que haba pasado con el moro. Y en esto le vinieronunas mociones, que hacan en su nima descontentamiento, parecin-dole que no haba hecho su deber, y tambin le causan indignacincontra el moro, parecindole que haba hecho mal en consentir que unmoro dijese tales cosas de nuestra Seora, y que era obligado volverpor su honra. Y as le venan deseos de ir a buscar el moro y darle depualadas por lo que haba dicho; y perseverando mucho en el combatedestos deseos, a la fin qued dubio, sin saber lo que era obligado ahacer. El moro, que se haba adelantado, le haba dicho que se iba a unlugar, que estaba un poco adelante en su mismo camino, muy junto delcamino real, mas no que pasase el camino real por el lugar.16. Y as despus de cansado de examinar lo que sera bueno ha-cer, no hallando cosa cierta a que se determinase, se determin en esto,scilicet, de dejar ir a la mula con la rienda suelta hasta al lugar dondese dividan los caminos; y que si la mula fuese por el camino de lavilla, l buscara el moro y le dara de pualadas; y si no fuese hacia lavilla, sino por el camino real, dejarlo quedar. Y hacindolo as comopens, quiso nuestro Seor que, aunque la villa estaba poco ms detreinta o cuarenta pasos, y el camino que a ella iba era muy ancho ymuy bueno, la mula tom el camino real, y dej el de la villa. Y lle-gando a un pueblo grande antes de Monserrate, quiso all comprar elvestido que determinaba de traer, con que haba de ir a Hierusalem; y11Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 12. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratisas compr tela, de la que suelen hacer sacos, de una que no es muytejida y tiene muchas pas, y mand luego de aquella hacer veste largahasta los pies, comprando un bordn y una calabacita, y psolo tododelante el arzn de la mula. Y compr tambin unas esparteas, de lascuales no llev ms de una; y esto no por cerimonia, sino porque la unapierna llevaba toda ligada con una venda y algo maltratada; tanto que,aunque iba a caballo, cada noche la hallaba hinchada: este pie le pare-ci era necesario llevar calzado.17. Y fuese su camino de Monserrate, pensando, como siempresola, en las hazaas que haba de hacer por amor de Dios. Y comotena todo el entendimiento lleno de aquellas cosas, Amads de Gaula yde semejantes libros, venanle algunas cosas al pensamiento semejantesa aquellas; y as se determin de velar sus armas toda una noche, sinsentarse ni acostarse, mas a ratos en pie y a ratos de rodillas, delante elaltar de nuestra Seora de Monserrate, adonde tena determinado dejarsus vestidos y vestirse las armas de Cristo. Pues partido deste lugar,fuese, segn su costumbre, pensando en sus propsitos; y llegado aMonserrate, despus de hecha oracin y concertado con el confesor, seconfes por escrito generalmente, y dur la confesin tres das; y con-cert con el confesor que mandase recoger la mula, y que la espada y elpual colgase en la iglesia en el altar de nuestra Seora. Y este fue elprimer hombre a quien descubri su determinacin, porque hasta en-tonces a ningn confesor lo haba descubierto. 18. La vspera de nuestra Seora de Marzo en la noche, el ao de22, se fue lo ms secretamente que pudo a un pobre, y despojndose detodos sus vestidos, los di a un pobre, y se vesti de su deseado vesti-do, y se fue a hincar de rodillas delante el altar de nuestra Seora; yunas veces desta manera, y otras en pie, con su bordn en la mano,pas toda la noche. Y en amaneciendo se parti por no ser conocido, yse fue, no el camino derecho de Barcelona, donde hallara muchos quele conociesen y le honrasen, mas desvise a un pueblo, que se diceManrresa, donde determinaba estar en un hospital algunos das, y tam- 12Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 13. www.elaleph.comAutobiografadonde los libros son gratisbin notar algunas cosas en su libro, que llevaba l muy guardado, ycon que iba muy consolado. Y yendo ya una legua de Monserrate, lealcanz un hombre, que vena con mucha priesa en pos dl, y le pre-gunt si haba l dado unos vestidos a un pobre, como el pobre deca; yrespondiendo que s, le saltaron las lgrimas de los ojos, de compasindel pobre a quien haba dado los vestidos; de compasin, porque en-tendi que lo vejaban, pensando que los haba hurtado. Mas por muchoque l hua la estimacin, no pudo estar mucho en Manrresa sin que lasgentes dijesen grandes cosas, naciendo la opinin de lo de Monserrate;y luego creci la fama a decir ms de lo que era: que haba dejandotanta renta, et cetera.13 Este documento ha sido descargado dehttp://www.educ.ar 14. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyoladonde los libros son gratis Captulo III 19. Y l demandaba en Manresa limosna cada da. No coma car-ne, ni beba vino, aunque se lo diesen. Los domingos no ayunaba, y sile daban un poco de vino, lo beba. Y porque haba sido muy curiosode curar el cabello, que en aquel tiempo se acostumbraba, y l lo tenabueno, se determin dejarlo andar as, segn su naturaleza, sin peinarloni cortarlo, ni cobrirlo con alguna cosa de noche ni de da. Y por lamisma causa dejaba crecer las uas de los pies y de las manos, porquetambin en esto haba sido curioso. Estando en este hospital le acaecimuchas veces en da claro veer una cosa en el aire junto de s, la cual ledaba mucha consolacin, porque era muy hermosa en grande manera.No devisaba bien la especie de qu cosa era, mas en alguna manera lepareca que tena forma de serpiente, y tena muchas cosas que res-plandecan como ojos, aunque no lo eran. El se deleitaba mucho yconsolaba en ver esta cosa; y cuanto ms veces la vea, tanto ms cre-ca la consolacin; y cuando aquella cosa le desapareca, le desplacadello. 20. Hasta este tiempo siempre haba perseverado cuasi en unmesmo estado interior con una igualdad grande de alegra, sin tenerningn conocimiento de cosas interiores espirituales. Aquestos dasque duraba aquella visin, o algn poco antes que comenzase (porqueella dur muchos das), le vino un pensamiento recio que le molest,representndosele la dificultad de su vida, como que si le dijeran den-tro del nima: y cmo podrs tu sufrir esta vida 70 aos que has devivir? mas a esto le respondi tambin interiormente con grande fuer-za (sintiendo que era del enemigo): o miserable ! pudesme tprometer una hora de vida? y ans venci la tentacin y qued quieto.Y esta fue la primera tentacin que le vino despus de lo arriba dicho.Y fue esto entrando en una iglesia, en la cual oa cada da la misa ma-yor y las vsperas y completas, todo cantado, sintiendo en ello grandeconsolacin; y ordinariamente lea a la misa la Pasin, procediendo 14Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 15. www.elaleph.comAutobiografadonde los libros son gratissiempre en su igualdad. 21. Mas luego despus de la susodicha tentacin empez a tenergrandes variedades en su alma, hallndose unas veces tan desabrido,que ni hallaba gusto en el rezar, ni en el or la misa, ni en otra oracinninguna que hiciese; y otras veces vinindole tanto al contrario desto, ytan sbitamente, que pareca habrsele quitado la tristeza y desolacin,como quien quita una capa de los hombros a uno. Y aqu se empez aespantar destas variedades, que nunca antes haba probado, y a decirconsigo: qu nueva vida es esta, que agora comenzamos? en estetiempo conversaba todava algunas veces con personas espirituales, lascuales le tenan crdito y deseaban conversarle; porque, aunque notena conocimiento de cosas espirituales, todava en su hablar mostrabamucho hervor y mucha voluntad de ir adelante en el servicio de Dios.Haba en Manresa en aquel tiempo una muger de muchos das y muyantigua tambin en ser sierva de Dios, y conocida por tal en muchaspartes de Espaa; tanto, que el Rey catlico la haba llamado una vezpara comunicalle algunas cosas. Esta muger, tratando un da con elnuevo soldado de Cristo, le dijo: o ! plega a mi Seor Jesu Cristo queos quiera aparecer un da. Mas l espantse desto, tomando la cosaans a la grosa; cmo me ha a m de aparecer Jesu Cristo?. Persevera-ba siempre en sus slitas confesiones y comuniones cada domingo.22. Mas en esto vino a tener muchos trabajos de escrpulos. Por-que, aunque la confesin general, que haba hecho en Monserrate,haba sido con asaz diligencia, y toda por escrito, como est dicho,todava le paresca a las veces que algunas cosas no haba confesado, yesto le daba mucha afliccin; porque, aunque confesaba aquello, noquedaba satisfecho. Y as empez a buscar algunos hombres espiritua-les, que le remediasen destos escrpulos; mas ninguna cosa le ayudaba.Y en fin un doctor de la Seo, hombre muy espiritual, que all predica-ba, le dijo un da en la confesin, que escribiese todo lo que se podiaacordar. Hzolo as; y despus de confesado, todava le tornaban losescrpulos, adelgazndose cada vez las cosas, de modo que l se halla- 15Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 16. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyoladonde los libros son gratisba muy atribulado; y aunque casi conoca que aquellos escrpulos lehacan mucho dao, que sera bueno quitarse dellos, mas no lo podaacabar consigo. Pensaba algunas veces que le sera remedio mandarlesu confesor en nombre de Jesu Cristo que no confesase ninguna de lascosas pasadas, y as deseaba que el confesor se lo mandase, mas notena osada para decrselo al confesor. 23. Mas, sin que l se lo dijese, el confesor vino a mandarle queno confesase ninguna cosa de las pasadas, si no fuese alguna cosa tanclara. Mas como l tena todas aquellas cosas por muy claras, no apro-vechaba nada este mandamiento, y as siempre quedaba con trabajo. Aeste tiempo estaba el dicho en una camarilla, que le haban dado losdominicanos en su monasterio, y perseveraba en sus siete horas deoracin de rodillas, levantndose a media noche continuamente, y entodos los ms ejercicios ya dichos; mas en todos ellos no hallaba nin-gn remedio para sus escrpulos, siendo pasados muchos meses que leatormentaban; y una vez, de muy atribulado dellos, se puso en oracin,con el fervor de la cual comenz a dar gritos a Dios vocalmente, di-ciendo: socrreme, Seor, que no hallo ningn remedio en los hom-bres, ni en ninguna criatura; que si yo pensase de poderlo hallar,ningn trabajo me sera grande. Mustrame t, Seor, dnde lo halle;que aunque sea menester ir en pos de un perrillo para que me d elremedio, yo lo har.24. Estando en estos pensamientos, le venan muchas veces tenta-ciones con grande mpetu para echarse de un agujero grande que aque-lla su cmara tena, y estaba junto del lugar donde haca oracin. Masconociendo que era pecado matarse, tornaba a gritar: Seor, no harcosa que te ofenda; replicando estas palabras, as como las primeras,muchas veces. Y as le vino al pensamiento la historia de un santo, elcual, para alcanzar de Dios una cosa que mucho deseaba, estuvo sincomer muchos das hasta que la alcanz. Y estando pensando en estoun buen rato, al fin se determin de hacello, diciendo consigo mismoque ni comera ni bebera hasta que Dios le proveyese o que se viese ya 16 Este documento ha sido descargado dehttp://www.educ.ar 17. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratisdel todo cercana la muerte; porque si le acaeciese verse in extremis, demodo que, si no comiese, se hubiese de morir luego, entonces determi-naba de pedir pan y comer (cuasi vero lo pudiera l en aquel extremopedir, ni comer). 25. Esto acaeci un domingo despus de haberse comulgado; ytoda la semana persever sin meter en la boca ninguna cosa, no dejan-do de hacer los slitos ejercicios, etiam de ir a los oficios divinos, y dehacer su oracin de rodillas, etiam a media noche, etc. Mas venido elotro domingo, que era menester ir a confesarse, como a su confesorsola decir lo que haca muy menudamente, le dijo tambin cmo enaquella semana no haba comido nada. El confesor le mand que rom-piese aquella abstinencia; y aunque l se hallaba con fuerzas todavaobedesci al confesor, y se hall aquel da y el otro libre de los escr-pulos; mas el tercero da, que era el martes, estando en oracin, secomenz acordar de los pecados; y as como una cosa que se iba enhi-lando, iba pensando de pecado en pecado del tiempo pasado, parecin-dole que era obligado otra vez a confesallos. Mas en la fin destospensamientos le vinieron unos desgustos de la vida que haca, conalgunos mpetus de dejalla; y con esto quiso el Seor que despertcomo de sueo. Y como ya tena alguna experiencia de la diversidad deespritus con las liciones que Dios le haba dado, empez a mirar porlos medios con que aquel espritu era venido, y as se determin congrande claridad de no confesar ms ninguna cosa de las pasadas; y asde aquel da adelante qued libre de aquellos escrpulos, teniendo porcierto que nuestro Seor le haba querido librar por su misericordia. 26. Ultra de sus siete horas de oracin, se ocupaba en ayudar al-gunas almas, que all le venan a buscar, en cosas espirituales, y todo loms del da que le vacaba, daba a pensar en cosas de Dios, de lo quehaba aquel da meditado o ledo. Mas cuando se iba acostar, muchasveces le venan grandes noticias, grandes consolaciones espirituales, demodo que le hacan perder mucho del tiempo que l tena destinadopara dormir, que no era mucho; y mirando l algunas veces por esto, 17Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 18. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratisvino a pensar consigo que tena tanto tiempo determinado para tratarcon Dios, y despus todo el resto del da; y por aqu empez a dubdarsi venan de buen espritu aquellas noticias, y vino a concluir consigoque era mejor dejallas, y dormir el tiempo destinado, y lo hizo as. 27. Y perseverando en la abstinencia de no comer carne, y estandofirme en ella, que por ningn modo pensaba mudarse, un da a la ma-ana, cuando fue levantado, se le represent delante carne para comer,como que la viese con ojos corporales, sin haber precedido ningndeseo della; y le vino tambin juntamente un grande asenso de la vo-luntad para que de all adelante la comiese; y aunque se acordaba de supropsito de antes, no poda dudar en ello, sino determinarse que debacomer carne. Y contndolo despus a su confesor, el confesor le decaque mirase por ventura si era aquello tentacin; mas l, examinndolobien, nunca pudo dudar dello. En este tiempo le trataba Dios de lamisma manera que trata un maestro de escuela a un nio, enseandole;y ora esto fuese por su rudeza y grueso ingenio, o porque no tenaquien le ensease, o por la firme voluntad que el mismo Dios le habadado para servirle, claramente l juzgaba y siempre ha juzgado queDios le trataba desta manera; antes si dudase en esto, pensara ofendera su divina majestad: y algo desto se puede ver por los cinco puntossiguientes. 28. Primero. Tena mucha devocin a la santsima Trinidad, y ashaca cada da oracin a las tres personas distintamente. Y haciendotambin a la santsima Trinidad, le vena un pensamiento, que cmohaca 4 oraciones a la Trinidad? mas este pensamiento, le daba poco oningn trabajo, como cosa de poca importancia. Y estando un da re-zando en las gradas del mesmo monasterio las Horas de nuestra Seo-ra, se le empez a elevar el entendimiento, como que va la santsimaTrinidad en figura de tres teclas, y esto con tantas lgrimas y tantossollozos, que no se poda valer. Y yendo aquella maana en una proce-sin, que de all sala, nunca pudo retener las lgrimas hasta el comer;ni despus de comer poda dejar de hablar sino en la santsima Trini- 18 Este documento ha sido descargado dehttp://www.educ.ar 19. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratisdad; y esto con muchas comparaciones y muy diversas, y con muchogozo y consolacin; de modo que toda su vida le ha quedado esta im-presin de sentir grande devocin haciendo oracin a la santsimaTrinidad.29. 2. Una vez se le represent en el entendimiento con grandealegra espiritual el modo con que Dios haba criado el mundo, que lepareca ver una cosa blanca, de la cual salan algunos rayos, y que dellahaca Dios lumbre. Mas estas cosas ni las saba explicar, ni se acordabadel todo bien de aquellas noticias espirituales, que en aquellos tiemposle imprima Dios en el alma. 3. En la misma Manresa, a donde estuvocuasi un ao, despus que empez a ser consolado de Dios y vi elfructo que haca en las almas tratndolas, dej aquellos extremos quede antes tena; ya se cortaba las uas y cabellos. As que, estando eneste pueblo en la iglesia del dicho monasterio oyendo misa un da, yalzndose el corpus Domini, vi con los ojos interiores unos comorayos blancos que venan de arriba; y aunque esto despus de tantotiempo no lo puede bien explicar, todava lo que l vi con el entendi-miento claramente fue ver cmo estaba en aquel santsimo sacramentoJesu Cristo nuestro Seor. 4. Muchas veces y por mucho tiempo, es-tando en oracin, vea con los ojos interiores la humanidad de Cristo, yla figura, que le pareca era como un cuerpo blanco, no muy grande nimuy pequeo, mas no vea ninguna distincin de miembros. Esto vien Manresa muchas veces: si dijese veinte o cuarenta, no se atrevera ajuzgar que era mentira. Otra vez lo ha visto estando en Hierusalem, yotra vez caminando junto a Padua. A nuestra Seora tambin ha vistoen smil forma, sin distinguir las partes. Estas cosas que ha visto leconfirmaron entonces, y le dieron tanta confirmacin siempre de la fe,que muchas veces ha pensado consigo: si no huviese Escriptura quenos ensease estas cosas de la fe, l se determinara a morir por ellas,solamente por lo que ha visto.30. 5. Una vez iba por su devocin a una iglesia, que estaba pocoms de una milla de Manresa, que creo yo que se llama sant Pablo, y el 19Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 20. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratiscamino va junto al ro; y yendo as en sus devociones, se sent un pococon la cara hacia el ro, el cual iba hondo. Y estando all sentado se leempezaron abrir los ojos del entendimiento; y no que viese algunavisin, sino entendiendo y conociendo muchas cosas, tanto de cosasespirituales, como de cosas de la fe y de letras; y esto con una ilustra-cin tan grande, que le parecan todas las cosas nuevas. Y no se puededeclarar los particulares que entendi entonces, aunque fueron muchos,sino que recibi una grande claridad en el entendimiento; de maneraque en todo el discurso de su vida, hasta pasados sesenta y dos aos,coligiendo todas cuantas ayudas haya tenido de Dios, y todas cuantascosas ha sabido, aunque las ayunte todas en uno, no le parece haberalcanzado tanto, como de aquella vez sola. Y esto fue en tanta manerade quedar con el entendimiento ilustrado, que le paresca como si fueseotro hombre y tuviese otro intelecto, que tena antes.31. Y despus que esto dur un buen rato, se fue a hincar de rodi-llas a una cruz, que estaba all cerca, a dar gracias a Dios, y all le apa-reci aquella visin que muchas veces le apareca y nunca la habaconocido, es a saber, aquella cosa que arriba se dijo, que le parecamuy hermosa, con muchos ojos. Mas bien vi, estando delante de lacruz, que no tena aquella cosa tan hermosa color como sola; y tuvo unmuy claro conoscimiento, con grande asenso de la voluntad, que aquelera el demonio; y as despus muchas veces por mucho tiempo le solaaparecer, y l a modo de menosprecio lo desechaba con un bordn quesola traer en la mano.32. Estando enfermo una vez en Manresa, lleg de una fiebre muyrecia a punto de muerte, que claramente juzgaba que el nima se lehaba de salir luego. Y en esto le vena un pensamiento que le decaque era justo, con el cual tomaba tanto trabajo, que no haca sino re-pugnarle y poner sus pecados delante; y con este pensamiento tenams trabajo que con la misma febre; mas no poda vencer el tal pensa-miento por mucho que trabajaba por vencerle. Mas aliviado un poco dela fiebre, ya no estaba en aquel extremo de expirar, y empez a dar20Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 21. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratisgrandes gritos a unas seoras, que eran all venidas por visitalle, quepor amor de Dios, cuando otra vez le viesen en punto de muerte, que legritasen a grandes voces, dicindole pecador, y que se acordase de lasofensas que haba hecho a Dios. 33. Otra vez, veniendo de Valencia para Italia por mar con muchatempestad, se le quebr el timn a la nave, y la cosa vino a trminosque, a su juicio y de muchos que venan en la nave, naturalmente no sepodra huir de la muerte. En este tiempo, examinndose bien, y prepa-rndose para morir, no poda tener temor de sus pecados, ni de sercondenado; mas tena grande confusin y dolor, por juzgar que nohaba empleado bien los dones y gracias que Dios Nuestro Seor lehaba comunicado. Otra vez el ao de 50 estuvo muy malo de una muyrecia enfermedad que a juicio suyo y aun de muchos, se tena por laltima. En este tiempo pensando en la muerte tena tanta alegra y tantaconsolacin espiritual en haber de morir, que se derrita todo en lgri-mas; y esto vino a ser tan continuo, que muchas veces dejaba de pensaren la muerte, por no tener tanto de aquella consolacin.34. Veniendo el invierno, se inferm de una enfermedad muy re-cia, y para curarle le ha puesto la cibdad en una casa del padre de unFerrera, que despus ha sido criado de Baltasar de Faria; y all eracurado con mucha diligencia; y por la devocin que ya tenan con lmuchas seoras principales, le venan a velar de noche. Y rehacindosedesta enfermedad, qued todava muy debilitado y con frequente dolorde estmago. Y as por estas causas, como por ser el invierno muy fro,le hicieron que se vistiese y calzase y cubriese la cabeza; y as le hicie-ron tomar dos ropillas pardillas de pao muy grueso, y un bonete de lomismo, como media gorra. Y a este tiempo haba muchos das que lera muy vido de platicar de cosas espirituales, y de hallar personasque fuesen capaces dellas. Ibase allegando el tiempo que l tena pen-sado para partirse para Hierusalem. 35. Y as al principio del ao de 23 se parti para Barcelona para 21Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 22. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratisembarcarse. Y aunque se le ofrecan algunas compaas, no quiso irsino solo; que toda su cosa era tener a solo Dios por refugio. Y as unda a unos que le mucho instaban, porque no saba lengua italiana nilatina, para que tomase una compaa, dicindole qunto le ayudara, ylondosela mucho, l dijo que, aunque fuese hijo o hermano del duquede Cardona, no ira en su compaa; porque l deseaba tener tres virtu-des: caridad y fe y esperanza; y llevando un compaero, cuando tuvie-se hambre esperara ayuda dl; y cuando cayese, que le ayudara alevantar; y as tambin se confiara dl y le terna aficin por estosrespectos; y que esta confianza y aficin y esperanza la quera tener ensolo Dios. Y esto, que deca desta manera, lo senta as en su corazn.Y con estos pensamientos l tena deseos de embarcarse, no solamentesolo, mas sin ninguna provisin. Y empezando a negociar la embarca-cin, alcanz del maestro de la nave que le llevase de valde, pues queno tena dineros, mas con tal condicin, que haba de meter en la navealgn biscocho para mantenerse, y que de otra manera de ningn mododel mundo le recibiran.36. El cual biscocho queriendo negociar, le vinieron grandes es-crpulos: esta es la esperanza y la fe que tu tenas en Dios, que no tefaltara? etc. Y esto con tanta eficacia, que le daba gran trabajo. Y alfin, no sabiendo qu hacerse, porque dentrambas partes vea razonesprobables, se determin de ponerse en manos de su confesor; y as ledeclar qunto deseaba seguir la perfeccin, y lo que ms fuese gloriade Dios, y las causas que le hacan dubdar si debra llevar manteni-miento. El confesor se resolvi que pidiese lo necesario y que lo lleva-se consigo; y pidindolo a una seora, ella le demand para dnde sequera embarcar. El estuvo dudando un poco si se lo dira; y a la fin nose atrevi a decirle ms, sino que vena a Italia y a Roma. Y ella, comoespantada, dijo: a Roma queris ir? pues los que van all, no s cmovienen: (queriendo decir que se aprovechaban en Roma poco de cosasde espritu). Y la causa por que l no os decir que iba a Hierusalemfue por temor de la vanagloria; el cual temor tanto le afliga, que nuncaosaba decir de qu tierra ni de qu casa era. Al fin, habido el biscocho,22Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 23. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratisse embarc; mas hallndose en la playa con cinco o seis blancas, de lasque le haban dado pidiendo por las puertas (porque desta manera solavivir), las dej en un banco que hall all junto a la playa. 37. Y se embarc, habiendo estado en Barcelona poco ms deveinte das. Estando todava an en Barcelona antes que se embarcase,segn su costumbre, buscaba todas las personas espirituales, aunqueestuviesen en hermitas lejos de la cibdad, para tratar con ellas. Mas nien Barcelona ni en Manresa, por todo el tiempo que all estuvo, pudohallar personas, que tanto le ayudasen como l deseaba; solamente enManresa aquella muger, de que arriba est dicho, que le dijera querogaba a Dios le aparesciese Jesu Cristo: esta sola le paresca que en-traba ms en las cosas espirituales. Y as, despus de partido de Bar-celona, perdi totalmente esta ansia de buscar personas espirituales.23 Este documento ha sido descargado dehttp://www.educ.ar 24. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyoladonde los libros son gratisCaptulo IV38. Tuvieron viento tan recio en popa, que llegaron desde Barce-lona hasta Gaeta en cinco das con sus noches, aunque con harto temorde todos por la mucha tempestad. Y por toda aquella tierra se temande pestilencia; mas l, como desembarc, comenz a caminar paraRoma. De aquellos que venan en la nave se le juntaron en compaauna madre, con una hija que traa en hbitos de muchacho, y un otromozo. Estos le seguan, porque tambin mendicaban. Llegados a unacasera, hallaron un grande fuego, y muchos soldados a l, los cualesles dieron de comer, y les daban mucho vino, invitndolos, de maneraque pareca que tuviesen intento de escallentalles. Despus los aparta-ron; poniendo la madre y la hija arriba en una cmara, y el pelegrinocon el mozo en un establo. Mas cuando vino la media noche, oy queall arriba se daban grandes gritos; y, levantndose para ver lo que era,hall la madre y la hija abajo en el patio muy llorosas, lamentndoseque las queran forzar. A l le vino con esto un mpetu tan grande, queempez a gritar, diciendo: esto se ha de sufrir? y semejantes quejas;las cuales deca con tanta eficacia, que quedaron espantados todos losde la casa, sin que ninguno le hiciese mal ninguno. El mozo haba yahudo, y todos tres empezaron a caminar as de noche.39. Y llegados a una cibdad que estaba cerca, la hallaron cerrada;y no pudiendo entrar, pasaron todos tres aquella noche en una iglesiaque all estaba, llovida. A la maana no les quisieron abrir la cibdad; ypor de fuera no hallaban limosna, aunque fueron a un castillo que pare-ca cerca de alli, en el cual el pelegrino se hall flaco, as del trabajo dela mar, como de lo dems etc. Y no pudiendo ms caminar, se quedall; y la madre y la hija se fueron hacia Roma. Aquel da salieron de lacibdad mucha gente; y sabiendo que vena all la seora de la tierra, sele puso delante, dicindole que de sola flaqueza estaba enfermo; que lepeda le dejase entrar en la cibdad para buscar algn remedio. Ella loconcedi fcilmente. Y empezando a mendicar por la cibdad, hall24Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 25. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratismuchos cuatrines, y rehacindose all dos das, torn a proseguir sucamino, y lleg a Roma el domingo de ramos. 40. Donde todos los que le hablaban, sabiendo que no llevaba di-neros para Hierusalem, le empezaron a disuadir la ida, afirmndole conmuchas razones que era imposible hallar pasaje sin dineros; mas ltena una grande certidumbre en su alma, que no poda dubdar, sinoque haba de hallar modo para ir a Hierusalem. Y habiendo tomado labendicin del papa Adriano sexto, despus se parti para Venecia,ocho das o nueve despus de pascua de resurreccin. Llevaba todavaseis o siete ducados, los cuales le haban dado para el pasaje de Vene-cia a Hierusalem, y l los haba tomado, vencido algo de los temoresque le ponan de no pasar de otra manera. Mas dos das despus de sersalido de Roma empez a conozer que aquello haba sido la descon-fianza que haba tenido, y le pes mucho de haber tomado los ducados,y pensaba si sera bueno dejarlos. Mas al fin se determin de gastarloslargamente en los que se ofrescan, que ordinariamente eran pobres. Yhzolo de manera, que, cuando despus lleg a Venecia, no llevaba msque algunos cuatrines, que aquella noche le fueron necesarios. 41. Todava por este camino hasta Venecia, por las guardas queeran de pestilencia, dorma por los prticos; y alguna vez le acaeci, enlevantndose a la maana, topar con un hombre, el cual, en viendo quele vi, con grande espanto se puso a huir, porque paresce que le debade ver muy descolorido. Caminando ans lleg a Choza, y con algunoscompaeros que se le haban ajuntado supo que no les dejaran entraren Venecia; y los compaeros determinaron ir a Padua para tomar allcdula de sanidad, y ans parti l con ellos; mas no pudo caminartanto, porque caminaban muy recio. Dejndole, cuasi noche, en ungrande campo; en el cual estando, le aparesci Cristo de la manera quele sola aparescer, como arriba hemos dicho, y lo confort mucho. Ycon esta consolacin, el otro da a la maana, sin contrahacer cdula,como (creo) haban hecho sus compaeros, llega a la puerta de Padua yentra, sin que las guardas le demanden nada; y lo mismo le acaeci a la 25Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 26. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyoladonde los libros son gratissalida; de lo cual se espantaron mucho sus compaeros, que venan detomar cdula para ir a Venecia, de la cual l no se cur. 42. Y llegados a Venecia venieron las guardas a la barca paraexaminar a todos, uno por uno, cuantos haba en ella; y a l solo deja-ron. Mantenase en Venecia mendicando, y dorma en la plaza de SanMarcos; mas nunca quiso ir a casa del embajador del emperador, nihaca diligencia especial para buscar con que pudiese pasar; y tena unagran certidumbre en su alma, que Dios le haba de dar modo para ir aHierusalem; y esta le confirmaba tanto, que ningunas razones y miedosque le ponan le podan hacer dubdar. Un da le top un hombre ricoespaol y le pregunt lo que haca y dnde quera ir; y sabiendo suintencin, lo llev a comer a su casa, y despus lo tuvo algunos dashasta que se aparej la partida. Tena el peregrino esta costumbre yadesde Manresa, que, cuando coma con algunos, nunca hablaba en latabla, si no fuese responder brevemente, mas estaba escuchando lo quese deca, y cogiendo algunas cosas, de las cuales tomase ocasin parahablar de Dios; y, acabada la comida, lo haca.43. Y esta fue la causa porque el hombre de bien con toda su casatanto se aficionaron a l, que le quisieron tener, y esforzaron a estar enella; y el mismo husped lo llev al Duque de Venecia para que lehablase, id est, le hizo dar entrada y audiencia. El Duque, como oy alperegrino, mand que le diesen embarcacin en la nave de los gober-nadores que iban a Cipro. Aunque aquel ao eran venidos muchosperegrinos a Hierusalem, los ms dellos eran vueltos a sus tierras por elnuevo caso que haba acaescido de la tomada de Rodas. Todava habatrece en la nave pelegrina, que parti primero, y ocho o nueve queda-ban para la de los gobernadores; la cual estando para partirse, le vieneal nuestro peregrino una grave enfermedad de calenturas; y despus dehaberle tratado mal algunos das, le dejaron, y la nave se parta el daque l haba tomado una purga. Preguntaron los de casa al mdico sipodra embarcarse para Hierusalem, y el mdico dijo que, para all sersepultado, bien se podra embarcar; mas l se embarc y parti aquel26Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 27. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratisda; y vomit tanto, que se hall muy ligero y fue del todo comenzandoa sanar. En esta nave se hacan algunas suciedades y torpezas mani-fiestas, las cuales l reprehenda con severidad. 44. Los espaoles que all iban le avisaban no lo hiciese, porquetrataban los de la nave de dejarlo en alguna nsula. Mas quiso nuestroSeor que llegaron presto a Cipro, a donde, dejada aquella nave, sefueron por tierra a otro puerto que se dice las Salinas, que estaba diezleguas de all, y entraron en la nave pelegrina, en la cual tampoco nometi ms para su mantenimiento, que la esperanza que llevaba enDios, como haba hecho en la otra. En todo este tiempo le aparescamuchas veces nuestro Seor, el cual le daba mucha consolacin y es-fuerzo; mas parescale que va una cosa redonda y grande, como sifuese de oro, y esto se le representaba despus de partidos de Ciprollegaron a Jafa; y caminando para Hierusalem en sus asnillos, como seacostumbra, antes de llegar a Hierusalem dos millas, dijo un espaol,noble, segn paresca, llamado por nombre Diego Manes, con muchadevocin a todos los pelegrinos, que, pues de ah a poco haban dellegar al lugar de donde se podra ver la santa cibdad, que sera buenotodos se aparejasen en sus consciencias, y que fuesen en silencio.45. Y paresciendo bien a todos, se emepez cada uno a recojer; yun poco antes de llegar al lugar donde se vea, se apearon, porque vie-ron los frailes con la cruz, que los estaban esperando. Y viendo la cib-dad tuvo el pelegrino grande consolacin; y segn los otros decan, fueuniversal en todos, con una alegra que no paresca natural; y la mismadevocin sinti siempre en las visitaciones de los lugares santos. Sufirme propsito era quedarse en Hierusalem, visitando siempre aque-llos lugares santos; y tamben tena propsito, ultra desta devocin, deayudar las nimas; y para este efecto traa cartas de encomienda para elguardin, las cuales le di y le dijo su intencin de quedar all por sudevocin; mas no la segunda parte, de querer aprovechar las nimas,porque esto a ninguno lo deca, y la primera haba muchas veces publi-cado. El guardin le respondi que no vea cmo su quedada pudiese27 Este documento ha sido descargado dehttp://www.educ.ar 28. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyoladonde los libros son gratisser, porque la casa estaba en tanta necesidad, que no poda mantenerlos frailes, y por esa causa estaba determinado de mandar con los pele-grinos algunos a estas partes. Y el peregrino respondi que no queraninguna cosa de la casa, sino solamente que, cuando algunas veces lviniese a confesarse, le oyesen de confesin. Y con esto el guardin ledijo, que de aquella manera se podra hacer; mas que esperase hastaque viniese el provincial (creo que era el supremo de la orden en aque-lla tierra), el cual estaba en Belem.46. Con esta promesa se asegur el pelegrino, y empez a escribircartas para Barcelona para personas espirituales. Teniendo ya escritauna y estando escribiendo la otra, vspera de la partida de los pelegri-nos, le vienen a llamar de parte del provincial y del guardin porquehaba llegado; y el provincial le dice con buenas palabras cmo habasabido su buena intencin de quedar en aquellos lugares santos; y quehaba bien pensado en la cosa; y que, por la experiencia que tena deotros, juzgaba que no convena. Porque muchos haban tenido aqueldeseo, y quin haba sido preso, quin muerto; y que despus la reli-gin quedaba obligada a rescatar los presos; y por tanto l se aparejasede ir el otro da con los pelegrinos. El respondi a esto: que l tenaeste propsito muy firme, y que juzgaba por ninguna cosa dejarlo deponer en obra; dando honestamente a entender que, aunque al provin-cial no le paresciese, si no fuese cosa que le obligase a pecado, que lno dejara su propsito por ningn temor. A esto dijo el provincial queellos tenan autoridad de la Sede apostlica para hacer ir de all, o que-dar all, quien les paresciese, y para poder descomulgar a quien no lesquisiese obedescer, y que en este caso ellos juzgaban que l no debade quedar etc. 47. Y querindole demostrar las bulas, por las cuales le podandescomulgar, l dijo que no era menester verlas; que l crea a susReverencias; y pues que ans juzgaban con la autoridad que tenan, quel les obedescera. Y acabado esto, volviendo donde antes estaba, levino grande deseo de tornar a visitar el monte Olivete antes que se28Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 29. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratispartiese, ya que no era voluntad de nuestro Seor que l se quedase enaquellos santos lugares. En el monte Olivete est una piedra, de la cualsubi nuestro Seor a los cielos, y se ven an agora las pisadas impre-sas; y esto era lo que l quera tornar a ver. Y as, sin decir ningunacosa ni tomar gua (porque los que van sin Turco por gua corren gran-de peligro), se descabull de los otros, y se fue solo al monte Olivete.Y no lo queran dejar entrar las guardas. Les di un cuchillo de lasescrivanas que llevaba; y despus de haber hecho su oracin con hartaconsolacin, le vino deseo de ir a Betphage; y estando all, se torn aacordar que no haba bien mirado en el monte Olivete a qu parte esta-ba el pie derecho, o a qu parte el esquierdo; y tornando all creo quedi las tijeras a las guardas para que le dejasen entrar. 48. Cuando en el monasterio se supo que l era partido as singua, los frailes hicieron diligencias para buscarle; y as, descendiendol del monte Olivete, top con un cristiano de la cintura, que sirva enel monasterio, el cual con un grande bastn y con muestra de grandeenojo haca seas de darle. Y llegando a l trable reciamente del bra-zo, y l se dej fcilmente llevar. Mas el buen hombre nunca le desa-si. Yendo por este camino as asido del cristiano de la cintura, tuvo denuestro Seor grande consolacin, que le paresca que va Cristo sobrel siempre. Y esto, hasta que alleg al monasterio, dur siempre engrande abundancia. 29Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 30. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratis Captulo V 49. Partieron el otro da y, llegados a Cipro, los pelegrinos seapartaron en diversas naves. Haba en el puerto tres o cuatro naves paraVenecia. Una de turcos, y otra era un navo muy pequeo, y la terceraera una nave muy rica y poderosa de un hombre rico veneciano. Alpatrn desta pidieron algunos pelegrinos quisiese llevar el pelegrino;mas l, como supo que no tena dineros, no quiso, aunque muchos se lorogaron, alabndole etc. Y el patrn respondi que, si era santo, quepasase como pas Santiago, o una cosa smile. Estos mismos rogadoreslo alcanzaron muy fcilmente del patrn del pequeo navo. Partieronun da con prspero viento por la maana, y a la tarde les vino unatempestad, con que se despartieron unas de otras, y la grande se fue aperder junto a las mismas islas de Cipro, y slo la gente salv; y lanave de los turcos se perdi, y toda la gente con ella, con la mismatormenta. El navo pequeo pas mucho trabajo, y al fin vinieron atomar una tierra de la Pulla. Y esto en la fuerza del invierno; y hacagrandes fros y nevaba; y el peregrino no llevaba ms ropas que unoszaragelles de tela gruesa hasta la rodilla, y las piernas nudas, conzapatos, y un jubn de tela negra, abierto con muchas cuchilladas porlas espaldas, y una ropilla corta de poco pelo. 50. Lleg a Venecia mediado Enero del ao 24, habiendo estadoen el mar desde Cipro todo el mes de Noviembre y Deciembre, y loque era pasado de Enero. En Venecia le hall uno de aquellos dos, quele haban acojido en su casa antes que partiese para Hierusalem, y ledi de limosna 15 16 julios y un pedazo de pao, del cual hizo mu-chos dobleces, y le puso sobre el estmago por el gran fro que haca.Despus que el dicho pelegrino entendi que era voluntad de Dios queno estuviese en Hierusalem, siempre vino consigo pensando quidagendum, y al fin se inclinaba ms a estudiar algn tiempo para poderayudar a las nimas, y se determinaba ir a Barcelona; y as se parti deVenecia para Gnova. Y estando un da en Ferrara en la iglesia princi-30 Este documento ha sido descargado dehttp://www.educ.ar 31. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratispal, cumpliendo con sus devociones, un pobre le pedi limosna, y l ledi un marquete, que es moneda de 5 6 cuatrines. Y despus de aquelvino otro, y le di otra monedilla que tena, algo mayor. Y al 3, noteniendo sino julios, le di un julio. y como los pobres vean que dabalimosna, no hacan sino venir, y as se acab todo lo que traa. Y al finvinieron muchos pobres juntos a pedir limosna. El respondi que leperdonasen, que no tena ms nada. 51. Y as se parti de Ferrara para Gnova. Hall en el caminounos soldados espaoles, que aquella noche le hicieron buen trata-miento; y se espantaron mucho cmo haca aquel camino, porque eramenester pasar cuasi por medio de entrambos los ejrcitos, franceses yimperiales, y le rogaban que dejase la va real, y que tomase otra segu-ra que le enseaban. Mas l no tom su consejo; sino caminando sucamino derecho, top con un pueblo quemado y destrudo, y as hastala noche no hall quien le diese nada para comer. Mas cuando fue apuesta de sol, lleg a un pueblo cercado, y las guardas le cogieronluego, pensando que fuese espa; y metindole en una casilla junto a lapuerta, le empezaron a examinar, como se suele hacer cuando haysospecha; y respondiendo a todas las preguntas que no saba nada. Y ledesnudaron, y hasta los zapatos le escudriaron, y todas las partes delcuerpo, para ver si llevaba alguna letra. Y no pudiendo saber nada porninguna va, trabaron dl para que viniese al capitn; que l le haradecir. Y diciendo l que le llevasen cubierto con su ropilla, no quisie-ron drsela, y llevronle as con los zaragelles y jubn arriba dichos. 52. En esta ida tuvo el pelegrino como una representacin decuando llevaban a Cristo, aunque no fue visin como las otras. Y fuellevado por tres grandes calles; y l iba sin ninguna tristeza, antes conalegra y contentamiento. El tena por costumbre de hablar, a cualquie-ra persona que fuese, por vos, teniendo esta devocin, que as hablabaCristo y los apstoles etc. Yendo ans por estas calles, le pas por lafantasa que sera bueno dejar aquella costumbre en aquel trance yhablar por seora al capitn, y esto con algunos temores de tormentos 31Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 32. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratisque le podan dar etc. Mas como conosci que era tentacin: pues ases, dice, yo no le hablar por seora, ni le har reverencia, ni le quitarcaperuza.53. Llegan al palacio del capitn, y djanle en una sala baja, y deall a un rato le habla el capitn. Y l sin hacer ningn modo de corte-sa, responde pocas palabras, y con notable espacio entre una y otra. Yel capitn le tuvo por loco, y ans lo dijo a los que lo trajeron: estehombre no tiene seso; dalde lo suyo y echaldo fuera. Salido de pala-cio, luego hall un espaol que all viva, el cual lo llev as a su casa,y le di con qu se desayunase y todo lo necesario para aquella noche.Y partido a la maana, camin hasta la tarde, que le vieron dos solda-dos que estaban en una torre, y bajaron a prendelle. Y llevndolo alcapitn, que era francs, el capitn le pregunt entre las otras cosas, dequ tierra era: y entendiendo que era de Guipusca, le dijo; yo soy deall de cerca, paresce ser junto a Bayona; y luego dijo: llevalde, ydalde de cenar, y hacelde buen tratamiento. En este camino de Ferrarapara Gnova, pas otras cosas muchas menudas, y a la fin lleg a G-nova, adonde le conosci un viscaino que se llamaba Portundo, queotras veces le haba hablado cuando l serva en la corte del rey catli-co. Este le hizo embarcar en una nave que iba a Barcelona, en la cualcorri mucho peligro de ser tomado de Andrea Doria, que le di caza,el cual entonces era francs.32Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 33. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratisCaptulo VI54. Llegado a Barcelona comunic su inclinacin de estudiar conGuisabel Roscer, y con un Maestro Ardvol que enseaba gramtica. Aentrambos paresci muy bien, y l se ofresci ensearle de valde, y ellade dar lo que fuese menester para sustentarse. Tena el pelegrino enManresa un fraile, creo que de sant Bernardo, hombre muy espiritual, ycon este deseaba estar para aprender, y para poderse dar ms cmoda-mente al espritu, y an aprovechar a las nimas. Y as respondi queaceptaba la oferta, si no hallase en Manresa la comodidad que espera-ba. Mas ido all hall que el fraile era muerto; y as, vuelto a Barcelo-na, comenz a estudiar con harta diligencia. Mas impedale mucho unacosa, y era que, cuando comenzaba a decorar, como es necesario en losprincipios de gramtica, le venan nuevas inteligencias de cosas espi-rituales y nuevos gustos; y esto con tanta manera, que no poda deco-rar, ni por mucho que repugnase las poda echar.55. Y ans, pensando muchas veces sobre esto, deca consigo: nicuando yo me pongo en oracin y estoy en la misa no me vienen estasinteligencias tan vivas; y as poco a poco vino a conoscer que aquelloera tentacin. Y despus de hecha oracin se fue a santa Mara de laMar, junto a la casa del maestro, habindole rogado que le quisiese enaquella iglesia or un poco. Y as sentados, le declara todo lo que pasa-ba por su alma fielmente, y qun poco provecho hasta entonces poraquella causa haba hecho; mas que l haca promesa al dicho maestro,diciendo: yo os prometo de nunca faltar de oros estos dos aos, encuanto en Barcelona hallare pan y agua con que me pueda mantener.Y como hizo esta promesa con harta eficacia, nunca ms tuvo aquellastentaciones. El dolor de estmago, que le tom en Manresa, por causadel cual tom zapatos, le dej, y se hall bien del estmago desqueparti para Hierusalem. Y por esta causa, estando en Barcelona estu-diando, le vino deseo de tornar a las penitencias pasadas; y as empezhacer un agujero en las suelas de los zapatos. Ibalos ensanchando poco33Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 34. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratisa poco, de modo que, cuando lleg el fro del invierno, ya no traa sinola pieza de arriba.56. Acabados dos aos de estudiar, en los cuales, segn le decan,haba harto aprovechado, le deca su maestro que ya poda or artes, yque se fuese a Alcal. Mas todava l se hizo examinar de un doctor enteologa, el cual le aconsej lo mismo: y ans se parti solo para Alcal,aunque ya tena algunos compaeros, segn creo. Llegado a Alcalempez a mendicar y vivir de limosnas. Y despus, de all a 10 12das que viva desta manera, un da un clrigo, y otros que estaban conl, vindole pedir limosna, se empezaron a rer dl, y decirle algunasinjurias, como se suele hacer a estos que, siendo sanos, mendican. Ypasando a este tiempo el que tena cargo del hospital nuevo de Anteza-na, mostrando pesar de aquello, le llam, y le llev para el hospital, enel cual le di una cmara y todo el necesario. 57. Estudi en Alcal cuasi ao y medio; y porque el ao de 24oen la cuaresma lleg en Barcelona en la cual estudi dos aos, el aode 26 lleg Alcal, y estudi trminos de Soto, y phsica de Alberto, yel Maestro de las Sentencias. Y estando en Alcal se ejercitaba en darejercicios espirituales, y en declarar la doctrina cristiana: y con esto sehaca fruto a gloria de Dios. Y muchas personas hubo, que vinieron enharta noticia y gusto de cosas espirituales; y otras tenan varias tenta-ciones: como era una que querindose disciplinar, no lo poda hacer,como que le tuviesen la mano, y otras cosas smiles, que hacan rumo-res en el pueblo, mxime por el mucho concurso que se haca adondequiera que l declaraba la doctrina. Luego como alleg a Alcal, tomconoscimiento con D. Diego de Gua, el cual estaba en casa de su her-mano que haca emprempta en Alcal, y tena bien el necesario; y as leayudaban con limosnas para mantener pobres, y tena los tres compa-eros del pelegrino en su casa. Una vez, vinindole a pedir limosnapara algunas necesidades, dijo D. Diego que no tena dineros; masabrile una arca, en que tena diversas cosas, y as le di paramentos delechos de diversas colores, y ciertos candeleros, y otras cosas seme-34Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 35. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratisjantes, las cuales todas, envueltas en una sbana, el pelegrino se pusosobre las espaldas, y fue a remediar los pobres. Acordarme he del te-mor que el mismo pas una noche.58. Como arriba est dicho, haba grande rumor por toda aquellatierra de las cosas que se hacan en Alcal, y quin deca de una mane-ra, y quin de otra. Y lleg la cosa hasta Toledo a los inquisidores; loscuales venidos Alcal, fue avisado el pelegrino por el husped dellos,dicindole que les llamaban los ensayalados, y creo que alumbrados; yque haban de hacer carnicera en ellos. Y ans empezaron luego hacerpesquisa y proceso de su vida, y al fin se volvieron a Toledo sin lla-marles, habiendo venido por aquel solo efecto; y dejaron el proceso alvicario Figueroa, que agora est con el emperador. El cual de ah algu-nos das les llam y les dijo cmo se haba hecho pesquisa y procesode su vida por los inquisidores, y que no se hallaba ningn error en sudoctrina ni en su vida, y que por tanto podan hacer lo mismo que ha-can sin ningn impedimento. Mas no siendo ellos religiosos, no pares-ca bien andar todos de un hbito; que sera bien, y se lo mandaba, quelos dos, mostrando el pelegrino y Artiaga, tiesen sus ropas de negro; ylos otros dos, Calisto y Cceres, las tiesen de leonado; y Juanico, queera mancebo francs, podra quedar as. 59. El pelegrino dice que harn lo que les es mandado. Mas no s,dice, qu provecho hacen estas inquisiciones: que a uno tal no le quisodar un sacerdote el otro da el sacramento porque se comulga cadaocho das, y a m me hacan dificultad. Nosotros queramos saber sinos han hallado alguna heresa. No, dice Figueroa, que si la hallaran,os quemaran. Tambin os quemaran a vos, dice el pelegrino, si oshallaran heresa. Tien sus vestes, como les es mandado, y de ah a 15 20 das le manda el Figueroa al peregrino que no ande descalzo, masque se calce; y l lo hace as quietamente, como en todas las cosas deesa cualidad que le mandaban. De ah a 4 meses el mismo Figueroatorn a hacer pesquisa sobre ellos; y, ultra de las slitas causas, creoque fuese tambin alguna ocasin, que una muger casada y de cualidad 35Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 36. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyoladonde los libros son gratistena especial devocin al peregrino; y, por no ser vista, vena cubierta,como suelen en Alcal de Henares, entre dos luces, a la maana, alhospital; y entrando se descubra, y iba a la cmara del peregino. Masni desta vez les hicieron nada; ni aun despus de hecho el proceso lesllamaron, ni dijeron cosa alguna. De lo que me cont Bustamante. 60. De ah a otros 4 meses que l estaba ya en una casilla, fueradel hospital, viene un da un alguacil a su puerta, y le llama y dice:venos un poco conmigo. Y dejndole en la crcel, le dice: no sal-gis de aqu hasta que os sea ordenada otra cosa. Esto era en tiempode verano, y l no estaba estrecho, y as venan muchos a visitalle; yhaca lo mismo que libre, de hacer doctrina y dar ejercicios. No quisonunca tomar advogado ni procurador, aunque muchos se ofrescan.Acurdase especialmente de doa Teresa de Crdenas, la cual le envia visitar, y le hizo muchas veces ofertas de sacarle de all; mas noacept nada, diciendo siempre: aquel, por cuyo amor aqu entr, mesacar, si fuere servido dello. m. uno, y era confessor. 61. Diecisiete das estuvo en la prisin, sin que le examinasen nil supiese la causa dello; al fin de los cuales vino Figueroa a la crcel,y le examin de muchas cosas, hasta preguntarle si haca guardar elsbado. Y si conosca dos ciertas mugeres, que eran madre y hija; ydesto dijo que s. Y si haba sabido de su partida antes que se partiesen;y dijo que no, por el juramento que haba recebido. Y el vicario enton-ces, ponindole la mano en el hombro con muestra de alegra, le dijo:esta era la causa porque sois aqu venido. Entre las muchas personasque seguan al peregrino haba una madre y una hija, entrambas viudas,y la hija muy moza, y muy vistosa, las cuales haban entrado mucho enespritu, mxime la hija; y en tanto que, siendo nobles, eran idas a laVernica de Jan a pie, y no s si mendicando, y solas; y esto hizogrande rumor en Alcal; y el doctor Ciruelo, que tena alguna protec-cin dellas, pens que el preso las haba inducido, y por eso le hizoprender. Pues como el preso vi lo que haba dicho el vicario, le dijo:queris que hable un poco ms largo sobre esta materia? dice: s.36Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 37. www.elaleph.comAutobiografadonde los libros son gratisPues habis de saber, dice el preso, que estas dos mugeres muchasveces me han instado para que queran ir por todo el mundo servir a lospobres por unos hospitales y por otros; y yo las he siempre desviadodeste propsito, por ser la hija tan moza y tan vistosa, etc.; y les hedicho que, cuando quisiesen visitar a pobres, lo podan hacer en Alcal,y ir acompaar el santsimo sacramento. Y acabadas estas plticas, elFigueroa se fue con su notario, llevando escrito todo.62. En aquel tiempo estaba Calixto en Segovia, y sabiendo de suprisin, se vino luego, aunque recin convalescido de una grande en-fermedad, y se meti con l en la crcel. Mas l le dijo que sera mejorirse presentar al vicario; el cual le hizo buen tratamiento, y le dijo quele mandara ir a la crcel, porque era menester que estuviese en ellahasta que viniesen aquellas mugeres, para ver si confirmaban con sudicho. Estuvo Calixto en la crcel algunos das; mas viendo el peregri-no que le haca mal a la salud corporal, por estar an no del todo sano,le hizo sacar por medio de un doctor, amigo mucho suyo. Desde el daque entr en la crcel el peregrino, hasta que le sacaron, se pasaroncuarenta y 2 das; al fin de los cuales, siendo ya venidas las dos devo-tas, fue el notario a la crcel a leerle la sentencia, que fuese libre, y quese vistiesen como los otros estudiantes, y que no hablasen de cosas dela fee dentro de 4 aos que hoviesen ms estudiado, pues que no sabanletras. Porque, a la verdad, el peregrino era el que saba ms, y ellaseran con poco fundamento: y esta era la primera cosa que l sola decircuando le examinaban. 63. Con esta sentencia estuvo un poco dubdoso lo que hara, por-que parece que le tapaban la puerta para aprovechar a las nimas, no ledando causa ninguna, sino porque no haba estudiado. Y en fin l sedetermin de ir al arzobispo de Toledo, Fonseca, y poner la cosa en susmanos. Partise de Alcal, y hall el arzobispo en Valladolid; y con-tndole la cosa que pasaba fielmente, le dijo que, aunque no estaba yaen su jurisdiccin, ni era obligado a guardar la sentencia, todava haraen ello lo que ordenase (hablndole de vos, como sola a todos). El37Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 38. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyoladonde los libros son gratisarzobispo le recibi muy bien, y [entendiendo que deseaba pasar aSalamanca, dijo] que tambin en Salamanca tena amigos y un colegio,todo le ofreciendo; y le mand luego, en se saliendo cuatro escudos.38 Este documento ha sido descargado dehttp://www.educ.ar 39. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratisCaptulo VII64. Llegado a Salamanca, estando haciendo oracin en una igle-sia, le conoci una devota que era de la compaa, porque los 4 com-paeros ya haba das que all estaban, y le pregunt por su nombre, yas lo llev a la posada de los compaeros. Cuando en Alcal dieronsentencia que se vistiesen como estudiantes, dijo el peregrino: cuandonos mandastes teir las vestes lo habemos hecho; mas agora esto no lopodemos hacer, porque no tenemos con qu comprarlas. Y as elmismo vicario les ha provedo de vestiduras y bonetes, y todo lo demsde estudiantes; y desta manera vestidos haban partido de Alcal. Con-fesbase en Salamanca con un fraile de santo Domingo en sant Este-ban; y hubiendo 10 12 das que era allegado, le dijo un da elconfesor: los Padres de la casa os queran hablar; y l dijo: en nom-bre de Dios. Pues, dijo el confesor, ser bueno que os vengis ac acomer el domingo; mas de una cosa os aviso, que ellos querrn saberde vos muchas cosas. Y as el domingo vino con Calixto; y despusde comer, el soprior, en absencia del prior, con el confesor, y creo yoque con otro fraile, se fueron con ellos en una capilla, y el soprior conbuena afabilidad empez a decir qun buenas nuevas tenan de su viday costumbres, que andaban predicando a la apostlica; y que holgarande saber destas cosas ms particularmente. Y as comenz a preguntarqu es lo que haban estudiado. Y el peregrino respondi: entre todosnosotros el que ms ha estudiado soy yo, y le di claramente qentade lo poco que haba estudiado, y con qun poco fundamento. 65. Pues luego qu es lo que predicis? nosotros, dice el peregri-no, no predicamos, sino con algunos familiarmente hablamos cosas deDios, como despus de comer con algunas personas que nos llaman.Mas, dice el fraile, de qu cosas de Dios hablis? que eso es lo quequeramos saber. Hablamos, dice el peregrino, qundo de una virtud,qundo de otra, y esto alabando; qundo de un vicio, qundo de otro, yreprehendiendo. Vosotros no sois letrados, dice el fraile, y hablis de39Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 40. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratisvirtudes y de vicios; y desto ninguno puede hablar sino en una de dosmaneras: o por letras, o por el Espritu santo. No por letras; ergo porEspritu santo. Aqu estuvo el peregrino un poco sobre s, no le pare-ciendo bien aquella manera de argumentar; y despus de haber calladoun poco, dijo que no era menester hablar ms destas materias. Instandoel fraile: pues agora que hay tantos errores de Erasmo y de tantosotros, que han engaado al mundo no queris declarar lo que decs?.Y esto que es del Espritu santo, es lo que queramos saber.66. El peregrino dijo: Padre, yo no dir ms de lo que he dicho,si no fuese delante de mis superiores, que me pueden obligar a ello.Antes desto haba demandado por qu vena Calisto as vestido, el cualtraa un sayo corto y un grande sombrero en la cabeza, y un bordn enla mano, y unos botines cuasi hasta media pierna; y por ser muy gran-de, paresca ms deforme. El peregrino le cont cmo haban sidopresos en Alcal, y les haban mandado vestir de estudiantes; y aquelsu compaero, por las grandes calores, haba dado su loba a un pobreclrigo. Aqu dijo el fraile como entre dientes, dando seas que no leplaca: La caridad empieza por s mismo. Pues tornando a la historia,no pudiendo el soprior sacar otra palabra del peregrino sino aquella,dice: pues quedaos aqu, que bien haremos con que lo digis todo. Yas se van todos los frailes con alguna priesa. Preguntando primero elperegrino si querran que quedasen en aquella capilla, o adnde que-rran que quedase, respondi el soprior, que quedasen en la capilla.Luego los frailes hicieron cerrar todas las puertas, y negociaron, segnparece, con los jueces. Todava los dos estuvieron en el monasterio 3das sin que nada se les hablase de parte de la justicia, comiendo en elrefitorio con los frailes. Y cuasi siempre estaba llena su cmara defrailes, que venan a velles; y el peregrino siempre hablaba de lo quesola; de modo que entre ellos haba ya como division, habiendo mu-chos que se mostraban afectados. 67. Al cabo de los 3 das vino un notario y llevles a la crcel. Yno los pusieron con los malhechores en bajo, mas en un aposento alto,40 Este documento ha sido descargado dehttp://www.educ.ar 41. www.elaleph.comAutobiografadonde los libros son gratisadonde, por ser cosa vieja y deshabitada, haba mucha suciedad. Ypusironlos entrambos en una misma cadena, cada uno por su pie; y lacadena estaba apegada a un poste que estaba en medio de la casa, ysera larga de 10 13 palmos; y cada vez que uno quera hacer algunacosa, era menester que el otro le acompaase. Y toda aquella nocheestuvieron en vigilia. Al otro da, como se supo en la cibdad de suprisin, les mandaron a la crcel en qu durmiesen, y todo el necesarioabundantemente; y siempre venan muchos a visitalles, y el peregrinocontinuaba sus ejercicios de hablar de Dios etc. El bachiller Fras lesvino a examinar a cada uno por s, y el peregrino le di todos sus pa-peles, que eran los Ejercicios, para que los examinasen. Y preguntn-dolos si tenan compaeros, dijeron que s y adonde estaban, y luegofueron all por mandado del bachiller, y trajeron a la crcel Cceres yArtiaga, y dejaron a Juanico, el cual despus se hizo fraile. Mas no lospusieron arriba con los dos, sino abajo, adonde estaban los presos co-munes. Aqu tambin menos quiso tomar advogado ni procurador.68. Y algunos das despus fue llamado delante de cuatro jueces,los tres doctores, Sanctisidoro, Paravinhas y Fras, y el cuarto el bachi-ller Fras, que ya todos haban visto los Ejercicios. Y aqu le pregunta-ron muchas cosas, no slo de los Ejercicios, mas de teologa, verbigratia, de la Trinidad y del Sacramento, cmo entenda estos artculos.Y l hizo su prefacin primero. Y todava, mandado por los jueces, dijode tal manera, que no tuvieron qu reprehendelle. El bachiller Fras,que en estas cosas se haba mostrado siempre ms que los otros, lepregunt tambin un caso de cnones; y a todo fue obligado a respon-der, diciendo siempre primero que l no saba lo que decan los docto-res sobre aquellas cosas. Despus le mandaron que declarase elprimero mandamiento de la manera que sola declarar. El se puso ahacello, y detvose tanto y dijo tantas cosas sobre el primero manda-miento, que no tuvieron gana de demandalle ms. Antes desto, cuandohablaban de los Ejercicios, insistieron mucho en un solo punto, queestaba en ellos al principio; de qundo un pensamiento es pecado ve-nial, y de qundo es mortal. Y la cosa era, porque, sin [ser] l letrado,41Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 42. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyoladonde los libros son gratisdeterminaba aquello. El responda: si esto es verdad o no, all lo de-terminad; y si no es verdad, condenaldo; y al fin ellos, sin condenarnada, se partieron. 69. Entre muchos que venan hablalle a la crcel vino una vez D.Francisco de Mendoza, que agora se dice cardenal de Burgos, y vinocon el bachiller Fras. Preguntndole familiarmente cmo se hallaba enla prisin y si le pesaba de estar preso, le respondi: yo responder loque respond hoy a una seora, que deca palabras de compasin porverme preso. Yo le dije: en esto mostris que no deseis de estarpresa por amor de Dios. pues tanto mal os paresce que es la prisin?pues yo os digo que no hay tantos grillos ni cadenas en Salamanca, queyo no deseo ms por amor de Dios. Acaesci en este tiempo que lospresos de la crcel huyeron todos, y los dos compaeros, que estabancon ellos, no huyeron. Y cuando en la maana fueron hallados con laspuertas abiertas, y ellos solos sin ninguno, di esto mucha edificacin atodos, y hizo mucho rumor por la cibdad; y as luego les dieron todo unpalacio, que estaba all junto, por prisin.70. Y a los 22 das que estaban presos les llamaron a or la senten-cia, la cual era que no se hallaba ningn error ni en vida ni en doctrina;y que as podran hacer como antes hacan, enseando la doctrina yhablando de cosas de Dios, con tanto que nunca difiniesen: esto especado mortal, o esto es pecado venial, si no fuese pasados 4 aos, quehuviesen ms estudiado. Leda esta sententia, los jueces mostraronmucho amor, como que queran que fuese aceptada. El peregrino dijoque l hara todo lo que la sentencia mandaba, mas que no la aceptara;pues, sin condenalle en ninguna cosa, le cerraban la boca para que noayudase los prjimos en lo que pudiese. Y por mucho que inst eldoctor Fras, que se demostraba muy afectado, el peregrino no dijoms, sino que, en cuanto estuviese en la jurisdiccin de Salamancahara lo que se le mandaba. Luego fueron sacados de la crcel, y lempez a encomendar a Dios y a pensar lo que deba de hacer. Y ha-llaba dificultad grande de estar en Salamanca; porque para aprovechar42Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 43. www.elaleph.comAutobiografadonde los libros son gratislas nimas le paresca tener cerrada la puerta con esta prohibicin deno difinir de pecado mortal y de venial.71. Y ans se determin de ir a Pars a estudiar. Cuando el pere-grino en Barcelona consultaba si estudiara y qunto, toda su cosa erasi, despus que hubiese estudiado, si entrara en religin, o si andaraans por el mundo. Y cuando le venan pensamientos de entrar en reli-gin, luego le vena deseo de entrar en una estragada y poco reforma-da, habiendo de entrar en religin, para poder ms padescer en ella; ytambin pensando que quiz Dios les ayudara a ellos; y dbale Diosuna grande confianza que sufrira bien todas las afrentas y injurias quele hiciesen. Pues como a este tiempo de la prisin de Salamanca a l nole faltasen los mismos deseos que tena de aprovechar a las nimas, ypara el efecto estudiar primero y ajuntar algunos del mismo propsito,y conservar los que tena; determinado de ir para Pars, concertse conellos que ellos esperasen por all, y que l ira para poder ver si podrahallar modo para que ellos pudiesen estudiar. 72. muchas personas principales le hicieron grandes instanziasque no se fuese, mas nunca lo pudieron acabar con l; antes 15 20das despus de haber salido de la prisin, se parti solo, llevandoalgunos libros en un asnillo: y llegado a Barcelona, todos los que leconoscan le desuadieron la pasada a Francia por las grandes guerrasque haba, contndole ejemplos muy particulares, hasta decirle que enasadores metan los espaoles; mas nunca tuvo ningn modo de temor. 43Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 44. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratis Captulo VIII73. Y as se parti para Pars solo y a pie, y lleg a Pars por elmes de Hebrero, poco ms o menos; y segn me cuenta, esto fue el aode 1528 de 27. Psose en una casa con algunos espaoles, y iba aestudiar humanidad a Monteagudo. Y la causa fue, porque, como lehaban hecho pasar adelante en los estudios con tanta priesa, hallbasemuy falto de fundamentos; y estudiaba con los nios, pasando por laorden y manera de Pars. Por una cdula de Barcelona le di un merca-der, luego que lleg a Pars, veinte y cinco escudos, y estos di a guar-dar a uno de los espaoles de aquella posada, el cual en poco tiempo logast, y no tena con qu pagalle. As que, pasada la cuaresma, ya elperegrino no tena nada dellos, as por haber l gastado, como por lacausa arriba dicha; y fue costreido a mendicar, y aun a dejar la casa enque estaba. Cuando estaba preso en Alcal, nasci el prncipe de Espa-a; y por aqu se puede hacer la cuenta de todo, etiam de lo pasado.74. Y fue recogido en el hospital de sant Jaques, ultra los Inno-centes. Tena grande incomodidad para el estudio, porque el hospitalestaba del colesio de Monteagudo un buen trecho, y era menester, parahallar la puerta abierta, venir al toque del Avemara, y salir de da; yas no poda tan bien atender a sus lecciones. Era tambin otro impe-dimento el pedir limosna para se mantener. Ya haba cuasi 5 aos queno le tomaba el dolor de estmago, y as l empez a darse a mayorespenitencias y abstinencias. Pasando algn tiempo en esta vida del hos-pital y de mendicar, y viendo que aprovechaba poco en las letras, em-pez a pensar qu hara; y viendo que haba algunos, que sirvan en loscolegios a algunos regentes y tenan tiempo de estudiar, se determinde buscar un amo. 75. Y haca esta consideracin consigo y propsito, en el cual ha-llaba consolacin, imaginando que el maestro sera Cristo, y a uno delos escolares porna nombre San Pedro, y a otro San Juan, y as a cada44Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 45. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratisuno de los apstoles; y cuando me mandare el maestro, pensar que memanda Cristo; y cuando me mandare otro, pensar que me manda SanPedro. Puso hartas diligencias por hallar amo: habl por una parte albachiller Castro, y a un fraile de los Cartujos, que conosca muchosmaestros, y a otros, y nunca fue posible que le hallasen un amo. 76. Y al fin, no hallando remedio, un fraile espaol le dijo un daque sera mejor irse cada ao a Flandes, y perder dos meses, y aunmenos, para traer con qu pudiese estudiar todo el ao; y este medio,despus de encomendarle a Dios, le paresci bueno. Y usando desteconsejo, traa cada ao de Flandes con que en alguna manera pasaba; yuna vez pas tambin a Inglaterra, y trujo ms limosna de la que solalos otros aos.77. Venido de Flandes la primera vez, empez ms intensamenteque sola a darse a conversaciones espirituales, y daba cuasi en unmismo tiempo ejercicios a tres, es a saber: a Peralta, y al bachillerCastro que estaba en Sorbona, y a un viscano que estaba en santaBrbara, por nombre Amador. Estos hicieron grandes mutaciones, yluego dieron todo lo que tenan a pobres, etiam los libros, y empezarona pedir limosna por Pars, y fueronse a posar en el hospital de SanJaques, adonde de antes estaba el peregrino, y de donde ya era salidopor las causas arriba dichas. Hizo esto grande alboroto en la universi-dad, por ser los dos primeros personas sealadas y muy conoscidas. Yluego los espaoles comenzaron a dar batalla a los dos maestros; y nolos podiendo vencer con muchas razones y persuasiones a que viniesena la universidad, se fueron un da muchos con mano armada y los saca-ron del hospital. 78. Y trayndolos a la universidad, se vinieron a concertar en esto:que despus que huviesen acabado sus estudios, entonces llevasenadelante sus propsitos. El bachiller Castro despus vino a Espaa, ypredic en Burgos algn tiempo, y se puso fraile cartujo en Valencia.Peralta se parti para Hierusalem a pie y peregrinando. Desta manera 45Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 46. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyoladonde los libros son gratisfue tomado en Italia por un capitn, su pariente, el cual tuvo medioscon que le llev al papa, y hizo que le mandase que se tornase paraEspaa. Estas cosas no pasaron luego, sino algunos aos despus.Levantronse en Pars grandes murmuraciones, mxime entre espao-les, contra el peregrino; y nuestro maestro de Govea, deciendo quehaba hecho loco a Amador, que estaba en su colesio, se determin y lodijo, la primera vez que viniese a santa Brbara, le hara dar un sala porseductor de los escolares.79. El espaol, en cuya compaa haba estado al principio, y lehaba gastado los dineros, sin se los pagar se parti para Espaa por vade Run; y estando esperando pasaje en Run, cay malo. Y estandoas enfermo, lo supo el peregrino por una carta suya; y vinironle de-seos de irle a visitar y ayudar; pensando tambin que en aquella con-juncin le podra ganar para que, dejando el mundo, se entregase deltodo al servicio de Dios. Y para poder conseguirlo le vena deseo deandar aquellas 28 leguas que hay de Pars a Run a pie descalzo sincomer ni beber; y haciendo oracin sobre esto, se senta muy temeroso.Al fin fue a Santo Domingo, y all se resolvi a andar al modo dichohabiendo ya pasado aquel grande temor que senta de tentar a Dios. Alda siguiente por la maana en que deba partir, se levant de madru-gada, y al comenzar a vestirse le vino un temor tan grande que casi lepareca que no poda vestirse. A pesar de aquella repugnancia sali decasa, y aun de la ciudad antes que entrase el da. Con todo, el temor leduraba siempre y le sigui hasta Argenteuil, que es un pueblo distantetres leguas de Pars en direccin de Run donde se dice que se conser-va la vestidura de Nuestro Seor. Pasado aquel pueblo con este apuroespiritual, subiendo a un altozano, le comenz a dejar aquella cosa y levino una gran consolacin y esfuerzo espiritual, con tanta alegra, queempez a gritar por aquellos campos y hablar con Dios etc. Y se alber-g aquella noche con un pobre mendigo en un hospital habiendo cami-nado aquel da 14 leguas. Al da siguiente fue a recogerse en un pajar yal tercer da lleg a Run. En todo este tiempo permaneci sin comer nibeber y descalzo como haba determinado. En Run consol al enfer-46Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 47. www.elaleph.comAutobiografa donde los libros son gratismo y ayud a ponerlo en una nave para ir a Espaa; y le dio cartas,dirigindole a los compaeros que estaban en Salamanca, esto es Ca-lixto, Cceres y Arteaga.80. Y para no hablar ms de estos su fin fue el que sigue: Mientrasel peregrino estaba en Pars les escriba con frecuencia segn el acuer-do que haban tomado, mostrndole las pocas facilidades que habapara hacerles venir a estudiar en Pars. A pesar de esto, se ingeni paraescribir a D. Leonor Mascarenhas que ayudase a Calixto con cartaspara la corte del rey de Portugal, a fin de que pudiese tener una beca delas que el rey de Portugal daba en Pars. Doa Leonor dio las cartas aCalixto y una mula para el viaje, y dinero para los gastos. Calixto sefue a la corte de Portugal, pero al fin no fue a Pars; antes volviendo aEspaa se fue a la India del emperador con una cierta mujer espiritual.Y despus, vuelto a Espaa, march otra vez a la misma India, y en-tonces regres a Espaa rico, e hizo maravillar en Salamanca a todoslos que antes le haban conocido. Cceres volvi a Segovia, que era supatria, y all comenz a vivir de tal modo, que pareca haberse olvidadodel primer propsito. Arteaga fue hecho comendador. Despus, estandoya la Compaa en Roma, le dieron un obispado de Indias. El escribial peregrino que lo diese a uno de la Compaa, y habindosele res-pondido negativamente, se fue a la India del emperador, hecho obispo,y all muri por un accidente extrao, esto es, que, estando l enfermo,y habiendo dos frascos de agua para refrescarse, uno del agua que elmdico le prescriba, y el otro de agua de solimn venenosa, le dieronpor error el segundo, que lo mat.81. El peregrino volvi de Run a Pars, y encontr que, por loque haba pasado con Castro y Peralta, se haban levantado grandesrumores acerca de l, y que el inquisidor le haba hecho llamar. Mas lno quiso esperar, y se fue al inquisidor, dicindole que haba odo quelo buscaba; que estaba dispuesto a todo lo que quisiese (este inquisidorse llamaba nuestro maestro Ori, fraile de Santo Domingo),pero que lerogaba que lo despachase pronto porque tena intencin de entrar por 47Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 48. www.elaleph.comSan Ignacio de Loyola donde los libros son gratisSan Remigio de aquel ao en el curso de Artes; que deseaba que estopasase antes, para poder mejor atender a sus estudios. Pero el inquisi-dor no le volvi a llamar, sino slo le dijo que era verdad que le habanhablado de sus cosas, etc. 82. Poco despus vino San Remigio, que cae al principio de ocu-bre, y entr a or el curso de Artes bajo un Maestro llamado Mro. JuanPena, y entr con propsito de conservar aquellos que haban pro-puesto servir al Seor, pero no seguir buscando otros, a fin de poderestudiar ms cmodamente. Empezando a or las lecciones del curso,comenzaron a venirle las mismas tentaciones que le haban venidocuando en Barcelona estudiaba gramtica; y cada vez que oa la lec-cin, no poda estar atento, con las muchas cosas espirituales que leocurran. Y viendo que de este modo haca poco provecho en las letras,se fue a su maestro le prometi que no faltara nunca de seguir todo elcurso, mientras pudiese encontrar pan y agua para poder sustentarse. Yhecha esta promesa, todas aquellas devociones que le venan fuera detiempo le dejaron, y prosigui sus estudios tranquilamente. En estetiempo conversaba con Mro. Pedro Fabro con Mro. Francisco Javier,los cuales despus gan para el servicio de Dios por medio de los Ejer-cicios. En aquel tiempo del curso no le perseguan como antes. Y a estepropsito, una vez le dijo el doctor Frago que se maravillaba de queanduviese tan tranquilo, sin que nadie le molestase. Y l le respondi: -La cosa es porque yo no hablo con nadie de las cosas de Dios; pero,terminado el curso, volveremos a lo de siempre. 83. Y mientras los dos hablaban, se acerc un fraile para pedir aldoctor Frago que le buscase una casa, porque en aquella donde l sehospedaba haban muerto muchos, y crea que de peste, porque enton-ces comenzaba la peste en Pars. El doctor Frago y el peregrino quisie-ron ir a ver la casa, y llevaron a una mujer que entenda mucho en esto,la cual, entrando en la casa, afirm que era peste. El peregrino quisoentrar tambin, y encontrando un