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San Hipólito, la iglesia de todos La Casa de los Azulejos, la majestuosa residencia de azul y blanco El tesoro escondido en la Alameda El MUNAL, reflejo institucional de cultura

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San Hipólito, la iglesia de todos

La Casa de los Azulejos, la majestuosa residencia de azul y blanco

El tesoro escondido en la Alameda

El MUNAL, reflejo institucional de

cultura

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Carta editorial

¿Alguna vez un ser querido te ha dado una reliquia, ya sea una joya, un reloj o

tal vez una cadena? ¿Qué significa para ti? Incluso, ¿le tienes tanto afecto que has querido que los demás tam-bién la aprecien como tú? ¿Cómo logras convencerlos? Al igual que una reliquia familiar, hay monumentos en nuestra ciudad que son de vital importancia y nos han sido legados por nuestros ante-pasados, sin embargo, pocas veces repa-ramos en ellos y les damos el lugar que les corresponde. Somos una revista que tiene como objetivo recuperar los valores que pueden tener nuestras reliquias pa-trimoniales.

Todos los días convivimos con otras personas en la escuela o en el trabajo, pero aun así, con algunas no tenemos un vín-culo que nos haga sentir cercanos a ellas. Lo mismo pasa con nuestro patrimonio, solemos realizar nuestras actividades en edificios monumentales, a pesar de que trabajemos, practiquemos algún culto o pasemos un rato de ocio y estemos gran parte de nuestro tiempo en ellos, no nos damos cuenta de que pueden tener un gran valor artístico, histórico o cultural.

Cuando a alguien le significa un ob-jeto, es más fácil que logre hacerlo suyo, es por eso que la misión de la revista Osiris es recuperar los lazos que ligan el patrimonio con su sociedad mediante la exposición de aquellos elementos repre-sentativos y, en ocasiones, olvidados de los monumentos. En algunos casos esos

Editora Fátima Sánchez Alatorre

Jefe de Redacción José Daniel Serrano Juárez

Diseño Joaquín Hernández Zamayoa y David Suárez

Dirección de fotografía Blanca Piñón Jaimes

Colaboradores Ana Laura Torres Dante Sandoval Javier Jiménez Novalee

Fotógrafos Vladimir Rojas Duarte Eduardo Rivas Juárez

Información, ventas y [email protected]

© El logo de Historiandando es propiedad de Silvia Suárez, asimismo reconocemos las fotografías de Octavio Palomino y Enrique López-Tamayo Biosca, así como del sitio electró-nico Sobre México y Fundación del Centro Histórico.

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elementos puedes ser históricos, culturales y/o artísticos y, tangibles o intangibles. Esto nos proponemos, para que tú, lector, citadino, turista, estudiante, padre de familia, trabajador o interesado en la historia puedas abrazar y hacer parte de ti el Patrimonio que nos ha sido legado.

En este primer número de Osiris veremos tres edificaciones que hasta el día de hoy se han conservado gracias a que nunca han caído en desuso y gracias a que existe una comunidad que los ha hecho suyos, sin embargo, a pesar de encontrarse materialmente en buenas condiciones, su esencia se ha ido diluyendo en la monotonía del día a día o también puede ser el caso de que se haya olvidado su historia, cómo llegó a ser lo que es o incluso, no reparamos en toda su riqueza patrimonial al asumir que su valor recae en un solo elemento. Es por esta razón por la cual es necesario un rescate de su esencia histórica, artística o cultural, desglosando las particularidades de su conjunto.

Estos monumentos son la Iglesia de San Hipólito, que se mantiene en funcionamiento y en buen estado gracias a los diferentes cultos que ha habido en ella; más allá de que seas creyente o no, tú revista Osiris te ofrece una reconciliación artística y cultural con el edificio; la Casa de los Azulejos que fue una casa de la aristocracia, un centro de reunión de las élites y la Casa del Obrero, hoy en día es una tienda departamental en la cual podemos ir a disfrutar de una tradicional comida o bien, ir de compras, la revista rescata la majestuosidad de los azulejos con los cuales fue revestida y, por último, el Museo Nacional de Arte que durante el Porfiriato fue el Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas, de él, nuestra revista te muestra cómo a través de la inclusión de obras artísticas, el Palacio de Comunicaciones re-vive con un nuevo brillo.

Finalmente se integra un artículo de un monumento que fue conocido como la Pinacoteca Virreinal, que cayó en desusó debido a la falta de interés en el templo y convento que la albergaban, pero al replan-tearse por un grupo de especialistas, se decide darle un nuevo significado dentro de los andamios de la restauración al Ex Convento de San Diego, que hoy en día es el Laboratorio de Arte Alameda. La idea es que el espectador aprenda y se vincule dentro de la dinámica de la restauración, abriendo un espacio que se tenía exclusivo de los restauradores.

Te invitamos que re-vivas cada uno de los monumentos que te presentamos en este primer número, haciéndolos tuyos. Te invitamos a que en cada artículo te traslades al monumento, representándolo más allá de su magnificencia y encuentres las peculiaridades que lo hacen ser exclusivos.

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Nuestros lectores opinan...¡ExprésatE!En este primer número de nuestra revista deci-dimos incluir una carta que nos hizo llegar un allegado al enterarse del nacimiento de la revis-ta Osiris, debido a que toca temas relacionados con el patrimonio, nos pareció pertinente pu-blicarla para manifestar nuestra posición con respecto a él:

Mi nombre es Enri-queta Mendiozabal y decidí dar mi opinión acerca del patrimonio cultural y su situación actual en éste primer número de su revista Osiris. Para mí, saber que el patrimonio cul-tural es una herencia que es otorgada a varias generaciones, hacien-do presente la existen-cia ideológica, artística y cultural de una so-ciedad remota, me ha cambiado mi vida, pues hoy en día cuido mis monumentos y enseño a mis hijos que hay que respetar lo que es de to-dos.Un día mientras veía el periódico me asuste

al leer un artículo que hablaba acerca de un proyecto de reforma de ley, el cual si se apro-baba, era una apertura para que la iniciativa privada pudiera dispo-ner sin restricciones del patrimonio cultural, con propósitos meramente rentables. Mi pregunta a la revista es ¿que des-ventaja y ventajas tiene esta ley?

Grupo Osiris contesta:Enriqueta te agrade-cemos tú aportación a nuestra revista, y te da-remos nuestra postura ante la Conservación Patrimonial. La ven-ta del patrimonio tiene sus ventajas y sus des-ventajas, creo que con el propósito de difundir y conservar el patrimo-nio se da la venta del espacio donde se ubica nuestra herencia, sin considerar instalar sin restricción alguna es-pectáculos de luz y so-nido para turistas, esa es un gran desventaja, pero nosotros como dueños de ese patrimonio tan-gible (inmuebles, mo-numentos) e intangible

(lengua, costumbres, tradiciones, comida) de-beríamos de apropiar-nos de él y conservarlo. Día a día observamos sin hacer nada como en muchas comunidades indígenas se pierden sus tradiciones, mitos, le-yendas, por que la mis-ma comunidad no tiene interés, pero nosotros como personas a las que nos duele la destrucción de nuestro patrimonio debemos por medio de la educación mostrar la importancia y conser-vación del Patrimonio. Por otro lado, muchas veces, ante la indiferen-cia y falta de recursos económicos de la po-blación y del gobierno, es imposible conservar nuestro Patrimonio, es en ese sentido que cree-mos que la participación de particulares puede ser benéfica. Mediante esas inversiones, nos es posible poner en mar-cha proyectos de con-servación y restauración, sin embargo, también creemos que debe haber organismos que regulen el nivel de participación privada en el Patrimo-

nio cultural, para asegu-rar que no se desvirtúe su esencia.¿Te interesa el Patrimo-nio Cultural?, ¿Qué opi-nas de las reformas rea-lizadas a la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos? ¡Escríbenos! Tú opinión es importante.Grupo Osiris

Este es tu espacio

La revista Osiris quie-re tener una relación estrecha con sus lecto-res, por eso, te hemos dedicado este espacio. Si tienes dudas, su-gerencias o preguntas Grupo Osiris se senti-ra halagado si nos las haces llegar a nuestro e-mail:[email protected]

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Ventanas a tu ciudadUna Ruta que te llevará a conocer lo que es tuyo

San Hipólito, la iglesia de todosDe seguro, en alguno de tus desplazamientos al

centro un día 28 te preguntaste ¿por qué a pesar de que esta iglesia tiene como advocación a San Hipó-lito, hoy en día se le conoce como la iglesia de San Juditas? Descubre por qué está dedicada a este san-to y por qué a San Hipólito se le llamó el patrón de la Ciudad de México. Además, aquí te llevamos a conocer el lugar en donde fue la batalla de la Noche Triste y un bello monumento que se oculta detrás de los comercios y evoca una leyenda indígena. De ahí, cruzamos Av. Hidalgo para llegar a:

Con el fin de que no sólo te quedes con la lectura que te ofrecemos sobre los monumentos pre-sentados, en este primer número de Osiris queremos sugerirte una posible ruta para que vivas la experiencia de conocerlos e interactuar con ellos. Empezamos con:

El tesoro escondido en la AlamedaDescubre a finales de este mes el gran tesoro ar-

tístico e histórico que esconde dentro la iglesia de San Diego, lugar que se ha venido restaurando para que tú, espectador encuentres un lugar re-vitaliza-do en donde puedas observar exposiciones de arte contemporáneo. Además te contamos la complica-da historia de este edificio y cómo es que, a pesar de diversas dificultades se conserva hasta el día de hoy. Ahora pasamos la calle Dr. Mora para caminar por:

El viejo jardín de la ciudad p. 28Es decir, la Alameda Central de la Ciudad de México, un lugar en donde podemos presenciar distin-

tas maneras de relacionarse con un área verde, desde verlo como un lugar de descanso hasta como uno en donde podemos llevar a cabo actividades recreativas o disfrutar de alguna golosina. Al atravesar Eje Central y después de pasar la Torre Latinoamericana llegamos a:

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La casa de los azulejos. La majestuosa residencia de azul y blanco.

Un vistoso edificio que se alza dentro de un es-pacio lleno de construcciones de diversos estilos arquitectónicos, es una casa revestida de azulejos blancos y azules. En su interior puedes degustar una amplia gama de platillos, ir de compras o bien, sólo admirar un mural de Orozco. Fue y es un lugar en donde convivieron diversos tipos de personas dentro de su historia, descubre quiénes fueron Te llevamos a recorrer la historia del edificio, las leyen-das que se cuentan en torno a ella y su importancia artística y cultural. Re-descubre a la Casa de los Azulejos para después pasar por atrás del Palacio de Correos y encontrarte frente a:

El MUNAL, reflejo institucional de culturaVecino de varios Palacios como lo son el de Co-

rreos, el de Bellas Artes y el de Minería, enfrente de este último se localiza el Palacio de Comunica-ciones y Obras Publicas, edificio resguardador del Museo Nacional de Arte, mismo que te invita no sólo a conocer su acervo artístico, sino que convivas dentro de un espacio que es parte de la sociedad mexicana y conozcas la historia del lugar. El aspec-to duro y homogéneo de este edificio es reflejo de los valores que quiso expresar el Estado a través de él, te invito a que te enteres de su conformación y aspecto en el que se proyectan esos valores.

Además, te presentamos algunos artículos sobre:la labor que lleva a cabo la Fundación del Centro Histórico para revitalizarlo (p. 10) y antes de irnos

te mostramos cómo un grupo de jóvenes ayudaron a resignificar algunos espacios del Centro Histórico a niños mediante una visita guiada (p. 50).

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Revitalizando el Centro Histórico

Por Javier Jiménez

Hasta hace poco más de 10 años era casi imposible acceder al Centro Histórico de la Ciudad de México, pues su territorio

era obstaculizado por la presencia de vendedores ambulantes y la malas condiciónes en que se en-contraban sus calles. Además, se percibía mayor in-seguridad y poca confianza en adquirir servicios y bienes en el centro.

Con el fin de recuperar los espacios del centro, el 14 de agosto de 2001, se instaló el Consejo Con-sultivo para el Rescate del Centro Histórico de la Ciudad de México en el Palacio Nacional. En él hubo participación civil, representada por profe-sores universitarios, arquitectos, empresarios, co-merciantes, artistas e intelectuales que se pusieron como objetivo el tener una participación activa en la recuperación integral de las zonas monumenta-les del centro de la Ciudad de México.

Se nombró como presidente del Comité Eje-cutivo, al Ing. Carlos Slim Helú, quién manifestó que sería vano recuperar y restaurar el Centro His-tórico si se quedara sin vida y abandonado; nada valdría una “majestuosa y gran pieza de museo lle-na de fantasmas”, un entorno que sintamos ajeno o lejano. Por eso, habría que trabajar para que la gente encontrara en el Centro Histórico un lugar vivificador que motive el trabajo, el estudio, la di-versión y la ocupación habitacional.

Los primeros objetivos del plan de revitaliza-ción del Centro Histórico de la Ciudad de México fueron, por un lado, mejorar el nivel socioeconó-mico de sus moradores por medio de la mejora de las condiciones de salud, educación e integración familiar, así como apoyar a pequeños comercian-

Foto Cocoa Studio, Mario Castillo Hidalgo

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tes y darle prioridad a los habitantes en la oferta de trabajo de la zona; por el otro lado, también se propuso ofrecer seguridad, servicios públicos de ca-lidad a sus habitantes y a sus visitantes. A través de éstas medidas se estableció lograr que las personas tengan una participación activa en el desarrollo y la recuperación del Centro Histórico al aceptar los monumentos como “escenario de sus vidas”.

La Fundación del Centro Histórico de la Ciu-dad de México, A.C. se creó en el 2002 para llevar a cabo un conjunto de programas sociales, eco-nómicos, sanitarios, educativos y culturales que persiguieran alcanzar los objetivos establecidos, asimismo, la Fundación trabaja en conjunto con el Gobierno Federal, el gobierno de la Ciudad de México, el sector privado, instituciones académicas, comerciantes y vecinos mediante una serie de pro-gramas que permiten cumplir con la misión traza-da: un Centro Histórico vivo y revitalizado.

La revista Osiris apoya la recuperación de las calles del centro de la ciudad de México ya que con la práctica cotidiana, la ensoñación y el contacto con edificaciones, nombres de calles y monumen-tos podemos devolverle el alma al patrimonio que había caído en el olvido.

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San Hipólito,la iglesia de todos

Por José Daniel Serrano Juárez

Foto: Daniel Serrano

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¿Cuántos de los que vivimos en la Ciu-dad de México no hemos sido afecta-dos por el caos de los días 28? Ya sea

que utilicemos automóvil o transporte público, llámese metro, camión de pasajeros, metrobús o taxi y hayamos transitado por Reforma y Avenida Hidalgo o por la estación de metro Hidalgo segu-ro hemos tenido dificultades para desplazarnos, y es que esos días la Iglesia de San Hipólito y San Casiano, mejor conocida como “San Juditas”, es visitada por miles de devotos para darle gracias al “patrono de las causas difíciles” por haberles hecho un favor o un milagrito.

¿La igLEsia dE san Juditas?El culto a San Judas Tadeo en esta iglesia tiene

mucho menos tiempo del que podríamos pensar, de hecho, fue el 28 de octubre de 1982 el día en que se subió al altar mayor la figura de este santo, todo debido a que su devoción había ido creciendo paulatinamente en los años anteriores.

A San Judas se le ha llamado “el santo de las causas difíciles” y es seguido por personas de todas las clases sociales, a pesar de que se le ha asociado principalmente con devotos jóvenes –de entre 13 y 20 años– y de escasos recursos que muchas veces son delincuentes o adictos. Estos adolescentes visi-tan a “San Juditas” cada 28 de mes y en especial el de octubre ya que es el día en que la iglesia católica celebra la muerte de este santo.

¿Por qué los “chavos” son los fieles que más so-bresalen? Parece ser que se debe a que ellos han tomado la figura de San Judas Tadeo como un sím-bolo de identidad y cohesión social. Además, cabe mencionar que las prácticas que llevan a cabo para devocionarlo, los une. Los jóvenes recorren kilóme-

tros cargando figuras del santo de hasta metro y medio de alto desde las capillas que suelen tener cerca de sus casas hasta la iglesia de San Hipólito y San Casiano, sin embargo, en perjuicio de su salud, los jóvenes suelen irse drogando en el trayecto.

Sin duda el culto a San Judas Tadeo es impor-tante en la capital de México pero si éste tiene tan sólo 30 años, entonces, ¿qué era antes la Iglesia de San Hipólito y San Casiano? ¿Cuántos años tiene esta iglesia de haberse levantado? Si el culto a San Judas es relativamente nuevo, ¿quién visitaba antes esta iglesia?

rEcuErdos dE un Espacio En confLicto

En tiempos de la conquista de México, en el sitio en el que hoy se encuentra la iglesia de San Hipó-lito y San Casiano ocurrió la famosa batalla de la Noche Triste. Después de la matanza del Templo Mayor las relaciones entre los españoles y los mexi-cas se tornaron más complicadas, sobre lo que el soldado Bernal Díaz del Castillo nos refiere: Como veíamos que cada día menguaban nuestras fuerzas y las de los mexicanos crecían, y veíamos muchos de los nuestros muertos y todos los más heridos, fue acordado por Cortés y por todos nuestros capi-tanes y soldados que de noche nos fuésemos, cuan-do viésemos que los escuadrones guerreros estaban más descuidados. Los españoles huyeron en la no-

Eduardo Rivas (ER). Devotos de San Judas congregándose en los alrededores de la iglesia un día 28.

La iglesia no sólo es un lugar de culto importante que reconcilia distintos

medios socioeconómicos sino que tam-bién es un monumento que resguarda

nuestra historia

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che del 10 de julio de 1520, sin embargo, en medio de su camino fueron descubiertos y los indígenas acudieron de todas partes a darles muerte.

La lucha se libró en un corte de la calzada que comunicaba Tenochtitlan con el pueblo de Tacu-ba, por lo que muchos españoles cayeron sin vida al agua, otros, los más avariciosos, fueron dejados atrás al querer cargar con el oro de los aztecas y sólo unos cuantos consiguieron escapar hasta el pueblo de Popotla, donde Cortés y los demás soldados se detuvieron a llorar la muerte de sus compañeros de armas.

Una vez que se ganó la ciudad de México, los españoles la reconstruyeron de acuerdo con sus ne-cesidades y empezaron a trabajar en ello durante los últimos meses de 1521. Fue entonces cuando un soldado de Cortés, Juan Tirado, regresó al lugar donde murieron sus compañeros en aquella trágica Noche Triste y levantó una capilla en su nombre, a la cual se le conoció como “La capilla de los már-tires”

Los documentos de la época también nos dicen que en 1524 el gobierno de la ciudad de México le donó un terreno, ubicado en donde fue la batalla de la Noche Triste, a un antiguo esclavo que vino con las huestes conquistadoras. Este esclavo se llamaba Juan Garrido, quien, con apoyo del Ayuntamiento construyó una ermita en acción de gracias por ha-ber salido con vida de aquel enfrentamiento. Dedi-

có la ermita a San Hipólito debido a que la ciudad de México fue tomada el 13 de agosto, día en que la religión de los españoles recordaba a ese santo.

A diferencia de otras construcciones religiosas de la época que tenían por objetivo el de demostrar la predilección de Dios por alguna orden religiosa particular o para impresionar sobre el poder y la riqueza del catolicismo, las capillas de San Hipólito tuvieron como única intención dar gracias a Dios por haberle permitido a los soldados conservar su vida y pedir por el eterno descanso de sus compa-ñeros muertos. Así fue como este lugar se convirtió en un espacio en donde la gente recuerda a sus se-res queridos y da gracias a los favores que Dios les hace. Ahí se levantaron, prácticamente, monumen-tos en torno a un panteón de compañeros, amigos y recuerdos a los cuales la gente acude para honrarlos.

EL fEstEJo “nacionaL” dE san HipóLito

Siete años después de la conquista de México-Tenochtitlan, en 1528, se celebró por primera vez, el 13 de agosto, una fiesta en memoria del triun-fo español conocida como el Paseo del Pendón y no dejó de celebrarse hasta 1812. Esta celebración llegó a ser tan importante para los españoles que incluso se llevó a cabo durante la gran inundación de la ciudad, a principios del siglo XVII. Ocasión en la que con tal de no impedir el acto, se recurrió al uso de canoas para celebrar la fiesta.

ER. Cada día de San Judas podemos encontrar múltiples co-merciantes vendiendo figuras del santo.

Daniel Serrano (DS). La iglesia de San Hipólito y San Casia-no no deja de reicibir devotos de San Judas con ofrendas.

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El Paseo del Pendón consistía justo en eso, un paseo que realizaban las autoridades virreinales y los hombre más destacados de la ciudad llevando el Estandarte Real del Virreinato de la Nueva España hasta la iglesia de San Hipólito, con el propósito de ofrecer una misa para conmemorar la caída de Tenochtitlan y recordar a los compañeros muertos durante ella.

En la víspera del festejo se adornaban las plazas y calles con majestuosos altares, imágenes y her-mosos arcos triunfales de ramas y flores. Desde el palacio del Ayuntamiento hasta San Hipólito, pa-sando por la calzada de Tacuba de ida y por la de San Fernando de regreso, podían encontrarse estos ornamentos engalanando la ciudad.

Ese mismo día, se colocaba en el balcón central del Gobierno de la ciudad el Estandarte Real y a las dos de la tarde la nobleza, acompañada de dos oidores, iba a la casa del Alférez Real, que era una persona comisionada por el Consejo para llevar el Pendón, y lo recogían en caballos ataviados osten-

tosamente. En seguida, pasaban por el Palacio Real donde se unía el virrey a la comitiva para encabezar junto con el Alférez y el oidor más viejo la marcha que llegaba a San Hipólito. Al finalizar ese día, se regresaba el Pendón a la Casa del Consejo dejando primero al virrey en su palacio y después al Alférez en su casa, donde éste tenía preparada una comi-lona.

El 13 de agosto se repetía la procesión del día anterior con la salvedad de que al llegar al templo, el Arzobispo celebraba misa, se daba gracias a Dios y se recordaba a los muertos de la Noche Triste. Antes de concluir la conmemoración, se continua-ba el resto del día con corridas de toros, banquetes y otros espectáculos, ¡era prácticamente una fiesta popular! Finalmente, a las 6 de la tarde del día de San Hipólito se retiraba el estandarte del balcón del Consejo.

Debido a que la fiesta se llevaba a cabo el día de San Hipólito, a que ésta era la iglesia donde se celebraba la misa, y por ser su plaza el espacio don-

DS. Vitral de San Hipólito en el muro oeste del altar mayor. DS. Vitral de San Casiano en el muro este del altar mayor.

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de tenía lugar el momento más esplendoroso del festejo, con el tiempo, al Paseo del Pendón tam-bién se le llegó a conocer como la Fiesta de San Hipólito.

Aunque a esta celebración acudían las personas más distinguidas de la Nueva España, también participaban en ella españoles de estratos más ba-jos, haciendo de la Iglesia de San Hipólito un lugar donde podían olvidarse las diferencias sociales en tor-no a una celebración con-memorativa.

Pasaron los años y se levantó una nueva iglesia digna de semejante festejo, pero mentiría si dijera que nunca dejó de ser tan importante la Fiesta de San Hipólito, no siempre se celebró con gusto el Paseo del Pendón, pues con el paso del tiempo fue perdiendo importancia. Cada año se nombraba un Alférez Real distinto, pero el nombramiento sólo podía recaer en un regidor que, algunas veces,

se negaba a aceptarlo por la gran cantidad de di-nero que tenía que desembolsar para llevar a cabo la fiesta y brindar el banquete, así que se tomó la medida de multar a quien declinara el nombra-miento sin justificación.

Ya en el siglo XVIII la celebración se convirtió casi en una broma, pues los nobles, en lugar de

realizar el Paseo vesti-dos de gala y monta-dos en grandes caba-llos, acudían en carros, asomando el Pendón

por las ventanas. Así, para cuando la Fiesta fue suprimida por las Cortes de Cádiz el 7 de enero de 1812, ésta ya estaba muy disminuida y se tenía por cualquier otro evento. Tres años después se volvió a celebrar el Paseo y tuvo su última oca-sión en 1820, recordándose 90 años después. Sí, en el desfile del 15 de septiembre de 1910, con motivo de los festejos del Centenario de la Inde-pendencia, irónicamente, el pasaje que representó

“Podemos admirar el interior del templo de San Hipólito tan bien cuidado y con una unidad que logró alcanzar después

de un poco más de 3 siglos”

DS. La iglesia de San Hipólito y San Casiano siempre se encuen-tra llena de vida. No hay día en el que a sus alrrededores no se vea los tradicionales puestos de objetos religiosos, figuras de San Judas Tadeo y, por qué no, tam-bién de tamales y atole.

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apóLogo dEL Labrador

El monumento situado en el atrio del templo representa una antigua leyenda prehispánica que habla de un indio labrador. Mientras trabajaba bajó un águila y lo tomó de los cabellos, lo cargo con sus garras y se lo llevó volando a un monte donde lo metió a una cueva. Ahí, escuchó la voz del águila que hablaba con un señor el cual le pidió que lo metiera a un cuarto. Sin ver quién, tomaron al indio de la mano y lo introdujeron en un aposento claro, ahí vio a Moctezuma aletar-gado, entonces, al labrador se le entregaron unas rosas y un humazo al tiempo que le dijeron:

Descansa y mira ese miserable Moctezuma, se encuentra sin sentido, embriagado con su so-berbia y menospreciando a todo el mundo y si quieres ver cuán fuera de sí le tiene su egoísmo dale con ese humazo ardiendo en el muslo y ve-

la época colonial fue el homenaje español por exce-lencia, y es que la Fiesta del Pendón reafirmaba la fidelidad de los súbditos americanos hacia el rey de España, era casi una “fiesta nacional”.

consoLidación artística dE san HipóLito

En 1589 la primera ermita de San Hipólito esta-ba arruinada y se planeó repararla para que en ella se colocaran los restos de los “mártires” que se en-contraban en la otra capilla, pero las reparaciones

se hicieron tan lentamente que incluso la ermita a la cual se pensaba trasladar los huesos acabó por derrumbarse antes de llevar a cabo el proyecto. Es por eso que en 1599 se proyectó una nueva obra de carácter monumental

Se colocaron los cimientos en 1611 pero des-pués de eso, la obra se suspendió por poco más de un siglo y se retomó gracias al financiamiento del Ayuntamiento. El cuerpo principal se terminó en 1739, un año después quedó a cargo de los Padres

rás cómo no lo siente. El labrador dudó en hacerlo, pero ante la insistencia de la voz aceptó y en efecto, el tlatoani no movió ni un dedo.

Entonces, le ordenaron regresar a dónde fue traído y se dirigiera con Moctezuma para contarle lo que le había pasado y si éste no le creía, pidiera, le mostrase la pierna para que viera la quemadura. Sólo después de eso le diría que tenía enojado al dios que lo creo y que disfrutara del poco tiempo que le quedaba como gobernante, ya que debido a su soberbia su gobierno iba a acabar pronto.

Una vez escuchado esto, el águila volvió a tomar al labrador y lo llevó a su campo, el indio se di-rigió inmediatamente a ver a Moctezuma y estando ante su presencia le refirió todo lo sucedido. El tlatoani al escuchar el relato del indio se miró la pierna y recordó que la noche anterior había soñado que un hombre vil lo quemaba. Sin hacer más preguntas, Moctezuma se molestó y mandó encerrar al labrador en una cárcel sin proporcionarle alimento hasta que falleció.

DS. Monumento que recuerda la leyenda.

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En 1941 se removió el retablo principal de es-tilo churrigueresco y se colocó uno que iba con el altar, de mármol blanco con los nichos en rosa y el fondo para las imágenes de mosaico romano policromado con el azul como color dominante. En 1949 se dio autorización para reaplanar y pintar la bóveda del templo ya que además de que estaba en malas condiciones, tenía pinturas que no eran de la época del inmueble, de esta mane-ra se homogeneizó la iglesia en estilo bizantino. Todo esto se realizó bajo el permiso de la Direc-ción de Bienes Coloniales, pues el templo de San Hipólito se nombró monumento histórico el 9 de febrero de 1931.DS. Figura de San Judas Tadeo en el altar mayor.

Paulinos y se dedicó a San Hipólito y San Casiano, ya que a este santo también se le recuerda el 13 de agosto. Además, a estos dos mártires se les nombró “Patrones de la Muy Noble, Insigne y Muy Leal Ciudad de México”.

La torre oriente y la cúpula octagonal de falso tambor se terminaron en 1777 quedando la plan-ta en forma de cruz latina con una sola puerta en la fachada principal, de manufactura barroca. Las torres, hechas por Pedro Arrieta, son de planta cua-drada colocadas diagonalmente, lo que le da cier-to dinamismo, además, al exterior están decoradas con bellas ajaracas.

A finales del siglo XVIII el arquitecto José Da-mián Ortiz Castro, maestro mayor de la Catedral de la Ciudad de México, hizo el monumento que se encuentra en el exterior del atrio en la esquina de Avenida Hidalgo y Paseo de la Reforma, que cons-ta de una esquina curva dividida en dos cuerpos, el de abajo se compone de tres calles o tableros, en los cuales en los de los extremos se observan tro-feos compuestos por armas indígenas y españolas. En la calle central están tallados en bajorrelieve un águila que toma del costado a un indígena usando un penacho, un leño humeando cerca del pie del

indio y más objetos prehispánicos y españoles en el inferior.

En el cuerpo superior anteriormente se encon-traba un escudo de la ciudad de México, pero fue destruido después de la independencia de México cuando se decretó que se suprimieran los títulos nobiliarios así como también se dispuso que el go-bierno destruyera edificios, coches y otros muebles de uso público, los escudos de armas y demás signos que recordaran la antigua dependencia a España.

El bajorrelieve del indígena tomado por el águi-la, los trofeos españoles y prehispánicos, así como el Escudo Real en su conjunto simbolizaban y re-cordaban el triunfo de los españoles y de la religión católica sobre el paganismo prehispánico.

Hoy en día, el cuerpo superior se compone por una cartela ovalada en la que un inscripción des-cribe los hechos históricos ocurridos en ese lugar y detalla el inició de la construcción del actual tem-plo de San Hipólito y San Casiano, también pode-mos observar, que el monumento aun se encuentra rematado, desde la época colonial por una figura de San Rafael.

Con la consumación de la independencia de México, la iglesia de San Hipólito y San Casiano

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DS. Bellas ajaracas decoran las torres de la iglesia.

no sólo perdió algunas de las obras de arte que la adornaban, sino también se redujo la importancia que solía tener durante la colonia, lo que provocó que con el tiempo fuera descuidándose. Además, con el decreto que mandaba destruir todo aque-llo que recordara el pasado colonial, se destruyó no sólo el escudo que se encontraba en el monumento sino también un escudo de armas de España que se encontraba en la fachada de la iglesia.

¿Por qué no se destruyó entonces el bajorrelieve? Probablemente se debió a que cómo estaba repre-sentada una leyenda indígena, decidió conservarse por el afán que se extendió con la independencia de recuperar el pasado prehispánico, resignificando la obra y asumiendo como patrimonio de todos los mexicanos el pasado indígena.

A mediados del siglo XIX la orden de los Padres Paulinos cedió la administración del templo al cle-ro diocesano, mas, estuvo bajo su resguardo hasta antes de que acabara el siglo, pues les fue entregado el templo a los Misioneros Claretianos que hasta el día de hoy se han encargado de conservarlo y guardar los cultos que ahí tienen lugar. Es más, en cuanto recibieron la administración del inmueble, lo cerraron para restaurarlo ya que se encontraba en malas condiciones y lo reabrieron al público el 13 de agosto de 1893. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos para que toda la gente pudiera asistir a misa a la iglesia de San Hipólito y San Casiano y admirar la belleza del edificio, éste se vio afectado por la Revolución Mexicana.

Para 1956, el templo sólo tenía una torre y en-tonces se empezaron los trámites para construir la poniente. Mas las autoridades tardaron en dar respuesta a la iglesia para otorgar la autorización necesaria para hacer modificaciones en el edifico. Los usuarios del templo y la prensa se hicieron pre-sentes, pues en el periódico El Universal apareció en la sección “Sugestión” una imagen que hizo un lector después de que se amplió la avenida Balde-

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ras donde se apreciaba en dos ilustraciones cómo se veía el templo con una torre y cómo se vería con dos. Debido a esta participación de la gente, en no-viembre de ese mismo año, se autorizó levantar la segunda torre con la condición de que mantuviera el mismo estilo y que a la oriente se le descubriera el campanario, pues estaba tapado por un reloj.

A pesar de toda esta insistencia por levantar la segunda torre, para 1960 aún no se terminaba la obra y el templo se enfrentó a otro problema. Em-pezaron las excavaciones para hacer la línea 2 y 3 del metro y, a pesar de haber planos y medidas para evitar el hundimiento de la iglesia, ésta se cargó ha-cia el frente, lo que le ocasionó grietas en el interior.

Debido a todos estos percances, la asistencia de los feligreses al templo disminuyó y después de años de nivelación y restauración, en 1978 el tem-plo lucía en toda su magnitud con su desentierro y nivelación, así como con sus dos torres, su interior homogéneo y con una nueva iluminación.

En el presente podemos admirar el interior del templo de San Hipólito y San Casiano tan bien cuidado y con una unidad que logró alcanzar des-pués de un poco más de 3 siglos, empero también es tiempo de que se haga presente la comunidad, no sólo los devotos de San Judas Tadeo que son quienes visitan hoy en día la Iglesia, sino cualquie-ra que tenga respeto por nuestro pasado y por las obras de arte, ya que el monumento de la esquina ha sido víctima de los descuidos de la gente.Si la administración del templo se ve limitada por sus actividades, nosotros como mexicanos debe-mos salvar nuestro patrimonio y aprender algo de nuestra historia, alguna vez ya se logró proteger el monumento y si nos hacemos presentes tal vez lo-gremos que el bajorrelieve y el San Rafael que lo corona que son una obra de arte no sólo sean pro-tegidos sino que además logremos que recuperen su antigua belleza, ya que tenemos las evidencias necesarias para saber cómo era cuando se encon-traba en óptimas condiciones.

A pesar de que hoy en día el principal atractivo de la Iglesia de San Hipólito y San Casiano sea el culto a San Judas Tadeo, debemos ver la igle-sia no sólo como un lugar de culto importante que reúne y reconcilia a personas de distintos medios socioeconómicos y hábitos sino también como un monumento que resguarda nuestra historia y nos recuerda tanto nuestro pasado prehispánico como el colonial. Es nuestro patrimonio y somos respon-sables de que nuestros descendientes puedan admi-rar su belleza y conocer su historia.

Blanca Piñón (BP). El remate de ambas torres es de estilo barroco.

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E l t e s o r o e s c o n d i d o e n l a A l a m e d a

Por Blanca Piñón y Dante Sandoval

Foto: Enrique López-Tamayo Biosca

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Oculto por la Alameda Central y rodeado de edificios de distintas épocas se en-cuentra el Laboratorio de Arte Alameda

(LAA) en lo que fue el antiguo convento de San Diego, ubicado sobre la calle de Dr. Mora entre Avenida Juárez y Avenida Hidalgo. Pocas personas conocen este gran monumento de aspecto sobrio, tal vez porque se oculta detrás de los árboles de su atrio, además su estructura principal se ha hundido con respecto al nivel de la calle, sobre Dr. Mora sólo podemos observar un arco de piedra que marca su entrada. Sin embargo, el largo atrio en su interior y su desnivel invitan a pasar al visitante, una vez adentro, se observa en una grandiosa pers-pectiva el edificio, por si fuera poco, el ruido de la calle termina por desapa-recer cuando se ingresa.

Símbolo característico de este monumento, sin duda, es su llamativa torre de color amarillo que so-bresale de los edificios que la rodean, además cuen-ta con una hermosa cúpula del mismo color que sólo puede ser admirada por el buen observador.

A finales de este mes podremos volver a ver el antiguo convento de San Diego en todo su esplen-dor y es que después de varios meses de restaura-ción, de nuevo abrirá sus puertas a exposiciones de arte contemporáneo. ¡Qué mejor ejemplo puede darse de reinventar y resignificar nuestro pasado que utilizar un monumento colonial para exhibir prácticas que relacionan el arte y la tecnología! La exposición que reinaugurará esta nueva etapa del LAA será Cinco variantes de circunstancias fóni-cas y una pausa de la artista mexicana Tania Can-diani y estará expuesta del 14 de julio al 14 de oc-tubre de este año.

un Edificio nuEvo con un gran pasado

Este edificio tiene mucha historia que contar, su mera construcción fue ya toda una odisea y su conservación, eso sí que ha sido un gran reto. Todo

comenzó en 1578 cuando llegó a estas tierras un grupo de franciscanos descalzos que tenía por des-tino, las Islas Filipinas. Iban con la tarea de evange-lizar y fundar conventos para sus misiones.

De entre 20 y 25 franciscanos que se embarca-ron en España, sólo llegaron a América 9 de ellos, pues en la travesía por mar se desató una peste que mató a la mayoría de los religiosos. Una vez en la Nueva España, a los religiosos sobrevivientes se les concedió el convento de San Francisco para que se recuperaran, con el tiempo, decidieron quedarse a vivir en la ciudad de México y se trasladaron a

la ermita de la Santísima Trinidad.

A la Nueva España lle-gaban numerosos grupos de misioneros de distintas

órdenes religiosas y de entre todas ellas, no dejó de haber franciscanos. Cada grupo de misioneros ne-cesitaba un lugar para descansar y prepararse para continuar su camino hacia su verdadero destino; es por eso que los franciscanos solicitaron al virrey en 1580 que les asignara un lugar para establecerse. Pero eran muchas órdenes religiosas y los terrenos de la ciudad ya estaban agotados.

Después de 10 años, estos franciscanos seguían anhelando un lugar para establecerse y dar sus ser-vicios religiosos a la sociedad. A finales de 1590,

DS. Actualmente el Laboratoiro de Arte Alameda se encuentra en un intenso proceso de restauración.

Liga entre el pasado y nuestro futuro, el Laboratorio de Arte Alameda nos invita a conocer las nuevas tendencias del arte.

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Mateo Mauleón, un vecino del barrio de San Cos-me, con fama de piadoso y, sobretodo, rico, decidió financiar el ansiado deseo de los franciscanos y lo-gró que el Ayuntamiento les concediera un terreno en las afueras de la ciudad, en el espacio que ocupa-ba el Tianguis de San Hipólito.

En 1591 se empezó a construir la iglesia y el convento que, debido a la devoción de Mauleón, se dedicó a San Diego de Alcalá. Después de tres años, una vez que fue habitable el convento, se les concedió la residencia a los franciscanos, pero si-guieron quedando como dueños Mateo Mauleón y su esposa.

Tanto en la iglesia como en el convento, la cons-trucción se llevó mucho tiempo, ya que se nece-sitaban periódicas donaciones o reunir una gran cantidad de limosnas que no eran regulares. Entre algunas partes que con el tiempo fueron agregadas, podemos mencionar la enfermería, el oratorio y la decoración del noviciado.

un tradicionaL “cEntro dE cuLtura”Desde la época colonial el convento de San

Diego, fue también un “centro de cultura”, pues los religiosos, en su tarea misionera, estudiaron a los grupos indígenas con los que tenían contacto con el fin facilitar la enseñanza de la nueva fe católica. Para llevar a cabo semejante tarea, debían aprender sus costumbres, su religión y, sobre todo, su idioma. En este convento se tradujeron una gran cantidad de textos del español al otomí y al náhuatl y vice-versa, que trataban temas diversos: desde tratados de religión hasta cantos indígenas sobre victorias ancestrales.

Durante los tres siglos de la colonia, los frai-les recibieron algunas donaciones de parte de las personas más adineradas de aquel entonces, tanto para su convento como para la iglesia. Muchos de estos regalos no sólo fueron en moneda corriente, sino también en ornamentos para su patrimonio, como relicarios e imágenes. La más preciada do-nación que nos ha llegado fue la inmensa cantidad de obras de arte pictórico, alrededor de 300 de ellas adornaron las paredes de la iglesia y el convento. Obras de grandes maestros de la época como Juan Correa o Baltasar de Echave Rioja engalanaron sus paredes.

DS. Vista del interior del inmueble. DS. Dentro del inmueble se llevan a cabo numorosos talleres re-creativos.

Las pinturas no sirvieron solamente como decoración del inmueble, se conside-raban invaluables como instrumento de

comunicación.

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Las pinturas no sirvieron solamente como deco-ración del inmueble, pues en la didáctica catequis-ta de los franciscanos, además de utilizar la lengua nativa como instrumento de comunicación de la fe, consideraban invaluable el uso de imágenes sobre diversos temas religiosos. A través de ellas, el in-dígena podía entender de manera visual lo que la Sagrada Escritura decía.

¡QuE no sE piErda san diEgo!A partir de 1861, el convento e iglesia de San

Diego fueron ocupados por los padres dieguinos pero su estancia ahí resultó corta, ya que con la aplicación de las leyes de Reforma los frailes fueron exclaustrados. Se desocupó el inmueble y pasó a ser propiedad de los sucesores de los Mauleón, quienes decidieron que la iglesia siguiera abierta al culto.

Una gran parte del monumento se perdió en 1876 cuando se fraccionó el terreno para vender-se en lotes: la huerta se convirtió en jardín y se

abrieron las calles de Balderas, Colón y Dr. Mora. Otro golpe al inmueble ocurrió en 1926, ya que fue abandonado y descuidado hasta 1934, cuando la iglesia, sus anexos y sus obras quedaron bajo el resguardo de la nación y se entregó a la Dirección de Bienes Nacionales.

En ese mismo año, el señor Enrique Lickens, solicitó permiso para ocuparlo y lo obtuvo para la instalación de oficinas y talleres del periódico Iz-quierda, bajo la condición de mantenerlo en buen estado. Sin embargo, para 1939 surgieron deman-das por el mal uso del inmueble y pago impuntual por lo que se le retiró la concesión de utilizarlo. La demanda por uso indebido del edificio era muy grave, pues el señor Lickens emprendió obras de acondicionamiento para albergar la maquinaria de la imprenta, el almacenamiento de grandes canti-dades de papel y el uso de fraguas. Este uso, lo úni-co que ocasionó fue el paulatino deterioro y des-trucción potencial del edificio, así como el daño a

DS. Pasando el arco de la entrada se encuentra el ex-convento de San Diego.

DS. Torre del Laboratorio de Arte Alameda en restauración.

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valiosas pinturas y los antiguos azulejos que deco-raban el recinto.

En 1948 la Tercera Orden de San Francisco comenzó las gestiones para que se le entregara el inmueble y así poderlo reconstruir, además de re-cuperar algunas de sus obras. Sin embargo, debido al avanzado estado de deterioro que presentaba, el edificio necesitaba ser restaurado a fondo. Durante los años siguientes se llevaron a cabo inspecciones para cerciorarse del estado del inmueble hasta que en mayo de 1956, con la apertura de la calle de Bal-deras, surgió un nuevo interés por el edificio que motivó y apresuró la restauración de la portada y el resto de la iglesia, incluyendo su torre y su cúpula.

El 8 de agosto de 1964 la iglesia y convento de San Diego fueron abiertos de nuevo al públi-co, pero ésta vez no con la finalidad de culto, sino como Pinacoteca Virreinal que tenía el objetivo de exponer las obras pictóricas que resguardaba. La Pinacoteca tenía la misión de conservar, estudiar y exhibir el mensaje cultural de las pinturas hechas

en el país durante la colonia.Sin duda alguna los antiguos convento e igle-

sia de San Diego son una joya perdida para los ci-tadinos, su historia desapareció entre los grandes monumentos y el cambio urbano que el centro histórico ha tenido. Es un testigo de importantes acontecimientos de la historia de nuestra nación, un claro ejemplo es que ante sus puertas se encon-tró el quemadero de la Santa Inquisición en los si-glos XVII y XVIII, y, junto a él, la leyenda negra de que en la ciénaga del convento eran arrojados los restos de los condenados.

EL futuro briLLantE dE un Laboratorio dE artE

La vasta obra pictórica que resguardaba la Pi-nacoteca fue entregada al Museo Nacional de Arte para dar paso a una nueva etapa de este monumen-to. En el año 2000 se redefinió este espacio, pues se transformó en el LAA, que se dedica a presentar exposiciones y actividades de arte contemporáneo enfocado especialmente en expresiones con sopor-tes electrónicos y tecnológicos.

El Laboratorio de Arte Alameda se ha pro-puesto caracterizarse por ser un espacio en el que se presenten obras pensadas y diseñadas específica-mente para ese inmueble, impulsando la participa-ción de artistas nacionales y extranjeros. Para ello, el edificio se divide en 6 salas claramente definidas: 5 son espacios que conservan gran parte de su ar-quitectura original como son el atrio, la nave prin-cipal, la capilla de Dolores, el claustro bajo y el coro, además, de una sala nueva de reciente construcción.

Debido a que el antiguo convento de San Diego se encuentra en restauración hasta finales de este mes, el LAA se propuso replantear la concepción tradicional de este proceso. ¿Cómo? Generalmente, empezar con la rehabilitación de un inmueble, im-plica cerrar los espacios que se encuentran bajo esta condición, pero el LAA hizo algo diferente. En lu-gar de ver el estado de restauración como una limi-tante, el laboratorio lo concibió como una “puerta

DS. Una hermosa imagen del edificio a la luz de la luna.

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Baltasar Echave Rioja fue un pintor nacido en México en 1632 y murió en 1682. Recibió clases de pintura por su padre y partió a Europa, don-de inicio su carrera artística. Desde joven mostró una intensa actividad artística, nuestro país reali-zó varios encargos para la orden de los dominicos, pintó murales en algunos templos y varias obras que se conservan en la Academia de San Carlos. El autor, durante su estancia en Europa, adoptó la influencia flamenca, lo cual se ve reflejado en sus pinturas, en especial en ésta obra maestra, Entierro de Cristo. Destaca aquí un estilo teatral, que parte del barroco, debido a los intensos colo-res en la pintura. Se puede considerar que éste, es uno de los lienzos más importantes de la historia

de creatividad cultural”. Con apoyo del Instituto Nacional de Antropología e Historia que es el or-ganismo encargado de llevar a cabo la recuperación del inmueble, el LAA, decidió abrir e involucrar al público con el proceso de renovación del ex-convento mediante la organización de actividades durante los meses de abril, mayo y junio.

La idea rectora fue provocar la visibilidad de la restauración mientras que se disfruta y aprende de ella. Las actividades programadas fueron en vivo y “entre andamios” y herramientas. De esta manera, a pesar de estar en plena recuperación del inmueble, el LAA no cerró sus puertas al público, al contrario, invitó a todos los interesados a ser parte de este proceso.

El Laboratorio de Arte Alameda es sin duda un tesoro muy particular oculto en la Alameda Cen-

tral. El contraste del edificio que lo contiene con el de las exposiciones que presenta es simplemente grandioso. Es el vivo ejemplo de cómo un espacio que podría parecer viejo y tradicional como lo pue-de ser una iglesia y un convento coloniales, puede re-significarse y re-vivirse por medio de su utiliza-ción no sólo como un museo, sino, además como un museo de arte contemporáneo. Además, su historia y su presente también nos muestran los problemas a los que se enfrenta nuestro patrimonio en su afán por prevalecer y mantenerse para la posteridad.

Liga entre el pasado y nuestro futuro, el Labo-ratorio de Arte Alameda nos invita a conocer las nuevas tendencias del arte mientras que, al mismo tiempo, resguarda un pedazo de nuestra historia en su arquitectura.

de la pintura en México, debido al gran realismo con que el pintor dotó a las figuras de Cristo y la Virgen María. Es representada una escena de dolor y solemnidad. Sabemos que es una composición circular por la disposición de los personajes. La figura de María es de influencia flamenca, debido a la forma del levantamiento de cabeza, alargamiento de cuello y la expresión. Otros elementos que podemos identificar como de influencia flamenca son la pesadez en el cuerpo de Cristo y su rostro afilado. Llama la atención que los instrumentos de la pasión, son llevados por un niño. Sin embargo, la obra de Echave Rioja es escasa, lo que se debe, probablemente, a que la mayor parte de sus cuadros fueron llevados a Europa, donde quedaron diseminados por diversos países.

El entierro de Cristo.

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EL viEJo Jardín dE La ciudad

Por Novalee

Nuestro centro histórico es uno de los que más posee riqueza cultural en el país. No es raro que en un fin de semana, al estar

conociendo, comprando o únicamente caminando por sus calles, en algún momento queramos sen-tarnos para descansar y refrescarnos. ¡Qué mejor que un lugar al aire libre! Rodeados de áreas verdes y pintorescos monumentos históricos; buscamos un lugar tranquilo para reposar y, sobretodo, fresco, donde podamos reunir energías. Al contemplar un sitio así, es inevitable que pensemos en seguida en la Alameda Central.

Aunque desde su fundación, en el siglo XVI hasta el porfiriato éste fue un espacio donde solían

pasear solamente las personas más distinguidas de la ciudad, hoy en día se trata de un espacio público que puede aprovechar toda la sociedad. Es un lugar donde se puede convivir, recrearse u observar algu-na de las múltiples actividades que suelen realizarse ahí.

Si caminamos desde Av. Hidalgo, pasamos por la iglesia de San Hipólito y San Casiano, siempre ajetreada los días 28 de cada mes por los devotos a San Juditas. Este templo ha sido compañero fiel de la Alameda, pues se fundaron por las mismas fe-chas. Después de atravesar la avenida, y empezando la calle de Dr. Mora, se encuentra el Laboratorio Arte Alameda, gran centro de conservación y difu-sión de arte, así como poseedor de las colecciones destacadas.

Cuando entramos a este parque, observamos tanto verde y el aire fresco nos da una grata bienve-nida, si hace calor, en seguida se nos antoja tomar una nieve tradicional. Por si fuera poco, el ambien-

Foto: Octavio Palomino. Hermosas fuentes escultóricas adornan la Alameda.

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te es tan alegre, podemos ver a niños corriendo y jugando con rehiletes o globos, una pareja disfru-tando un algodón de azúcar o un grupo de amigos tomando un refresco. Para descansar hay muchas bancas entre las cercas o ¿por qué no? debajo de un árbol, en el pasto. Además, también podemos reco-rrer diversos puestos de artesanías típicas de varias regiones del país.

Disfrutando de un elote, sentados en una banca, a la orilla de una de las fuentes o en uno de los mu-chos jardines, podemos contemplar lo que rodea a la Alameda. Tiene tantos tesoros en su interior, que vale la pena conocerlos uno por uno. Para em-pezar, las hermosas estatuas-fuente en cada cruce de caminos, parecería que acompañan a uno en su descanso. No podemos olvidar su kiosco, coloca-do desde hace más de 100 años, un lugar donde se toca danzón los fines de semana e ideal como pa-radero para contemplar una de las perspectivas más hermosas de la Alameda. Justo al otro lado de ese kiosco está el majestuoso Hemiciclo a Juárez que resalta por su blancura en medio del verde natural; lleno de símbolos masones, inaugurado en 1910 por Porfirio Díaz para honrar al ex¬-presidente. Algo maravilloso de esté jardín, es que nos permite reparar en otros sitios a sólo unos pasos de donde estamos.

Si continuamos por el lado Sur, sobre Av. Juárez, se encuentra el Museo Memoria y Tolerancia y la

Plaza Juárez. Mirando fijamente, es curioso notar la tranquilidad y casi silencio total en la calle de Dr. Mora, en el lado Poniente de éste parque y lo ajetreada y bulliciosa que resulta el lado Oriente, justo donde inicia la explanada de Bellas Artes y el Eje Central. Es muy hermoso el cuadro que tene-mos del Palacio, nos evoca la escena de estar en uno de los jardines de un magnífico palacio de leyenda. Al estar tan cómodos, apreciamos cada detalle de las esculturas que decoran el exterior. Y si de casas lujosas hablamos, atravesando este eje y siguiendo la calle de Francisco I. Madero llegamos a la Casa de los Azulejos, actualmente el primer Sanborns de la ciudad, para finalizar nuestro paseo con unas de-liciosas enchiladas, contemplando uno de los mu-rales más hermosos del gran pintor mexicano, José Clemente Orozco.

A pesar de los cambios en la traza urbana de la capital, la Alameda ha sido siempre un elemento característico de nuestra ciudad. Nos muestra un lado en la vida de los capitalinos que casi no nos detenemos a ver, la de un espacio, no sólo decora-tivo, sino uno que fue concebido para la recreación de la sociedad, un lugar donde el individuo, una vez dentro, se olvida de las presiones cotidianas.

Desde su origen, este parque, ha presenciado acontecimientos cruciales de la historia de la ciu-dad. Nació junto con la Nueva España, virreyes, arzobispos y personas de alta alcurnia desfilaron en

Foto: Sobre México. Las bancas de la alameda son un buen sitio para descansar y admirar el paisaje.

BP. Aquí podemos observar el plano del proyecto de la Ala-meda.

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ella durante la época colonial, fue testigo de autos de fe precedidos por el Tribunal de la Santa In-quisición, conoció los sueños de los liberales del México Independiente, fue el jardín favorito de los emperadores Maximiliano y Carlota durante la Se-gunda Monarquía, fue el escenario de escenas de la sociedad porfiriana, en ella acamparon los revolu-cionarios levantados contra la dictadura y hoy es un lugar de descanso en medio del ajetreado Centro Histórico.

Actualmente nuestra Alameda Central se en-cuentra en rescate, el proyecto principal es re-gresarla a su traza original, pues con el paso del tiempo, ha sido modificada varias veces; también se pretende instalar un mejor alumbrado y rescatar las fuentes que estaban en desuso. Incluso, la Uni-versidad Anáhuac ha comenzado un proyecto que consiste en la reubicación de comerciantes, que no sólo traían el problema de la basura, sino también impedían el paso libre de los peatones, y la reinte-gración de los indigentes del parque, ya que éstos

causaban un mal aspecto de la Alameda y creaban inseguridad entre los visitantes. El proyecto tiene por fin lograr que ellos mismos participen en las obras de rescate y la creación de talleres que se po-drán llevar a cabo en éste hermoso lugar. Las obras deberán estar terminadas para diciembre de este año, por lo que te invitamos a que vuelvas a gozar de este parque emblemático, un viejo jardín que te tiene muchas historias que contar, un viejo jardín que siempre te está esperando.

DS. El color blanco del Hemiciclo a Juárez contrasta con el verde de su alrededor.

BP. Vista de la Alameda cerrada sobre Dr. Mora.

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La Casa de los Azulejos, la majestuosa residencia de azul y blanco

Por Joaquín Hernández Zamayoa

Foto: Daniel Serrano

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En la calle de Francisco I. Madero, entre el callejón de la Condesa y frente a la Iglesia de San Francisco, se alza un vistoso edificio

de dos pisos cubierto de azulejos blancos y azules. En su interior podemos encontrar comensales de-gustando enchiladas suizas, café americano o un flan napolitano, mientras en otros rincones del edificio los clientes adquieren libros, revistas, mo-dernos equipos de comunicación o simplemente admiran el mural de Orozco en el cubo de las esca-leras. Pero, más allá de ser hoy en día un Sanborns, este edificio tiene un pasado diferente al de su ac-tual funcionamiento: entre sus muros se es-cribió una parte impor-tante de la historia de la Ciudad de México, ahí habitaron podero-sos condes, convivieron brillantes literatos, jugaron los hombres más ricos del porfiriato y los trabajadores se organizaron en demanda de más derechos.

La ciudad dE Los paLacios La historia de la Casa de los Azulejos comienza

en la época virreinal, en el tránsito del siglo XVII al XVIII, cuando se marcó una innovación en la construcción de las casas. A las antiguas residencias de inspiración andaluza se opuso un nuevo tipo de

casa, construido para los criollos más ricos de la Nueva España, que, gracias a sus minas, comer-cios y haciendas, habían conseguido títulos no-biliarios. Uno de estos edificios fue la Casa de los Azulejos, hogar de los Condes del Valle de Ori-zaba.

Este edificio comparte muchos de los atri-butos con las residencias que ayudaron a darle el sobrenombre de la “Ciudad de los palacios” a la Ciudad de México: fachada imponente, pisos marcados, portada resaltada, la parte alta orna-mentada con torrecillas, patio con fuente, sun-

tuosa escalera principal y amplios corredores, entre otros detalles. Sin embar-go, la Casa de los Azu-lejos sobresalió por una característica única: su particular recubrimiento

de azul y blanco. La tradición nos recuerda que uno de los con-

des, cansado de las malas costumbres de su hijo, en alguna ocasión lo reprendió diciéndole: “¡tú nunca harás una casa de azulejos!” A partir de ese día, el joven vástago, sentido por las palabras de su padre, modificó su conducta y en lugar de despil-farrar el dinero, como lo había estado haciendo, se dedicó a embellecer su patrimonio con azulejos, un producto, por cierto, nada barato. Este bello y

DS. La Casa de los Azulejos vista desde la calle Madero.

La Casa de los Azulejos comparte mu-chos de los atributos de las residencias de la Ciudad de México pero sobresalió por una característica única: su particular

recubrimiento de azul y blanco.

DS. Detalle de los azulejos.

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costoso material tenía que ser traído desde Puebla, principal centro de producción talavera en la Nueva España. Por cierto que la talavera es la técnica con influencias chinas, pero también hispanoárabes, de creación de cerámica a la cual se le agrega vidrio de distintos colores, en este caso, azul y blanco.

A pesar de ser una historia digna de recordarse, la revisión de documentos de la época nos indica que la leyenda no es del todo cierta. En primer lu-gar, hay que aclarar que la casa no fue construida de un día para otro ni perteneció siempre a una misma familia. A inicios del siglo XVII, el segundo Conde del Valle de Orizaba heredó, a través de su sue-gro parte de la actual residencia y posteriormente fue su hijo quien compró la otra fracción. Hay que agregar que no sabemos nada de los habitantes an-teriores, tal vez por eso nos resulta más fácil creer que le hermosa Casa de los Azulejos fue obra de una sola persona.

Tuvieron que pasar décadas para que la casa to-mara la forma que actualmente tiene. Fue a inicios del siglo XVIII, ¡casi un siglo después!, bajo la di-rección de la quinta Condesa del Valle de Orizaba, cuando la residencia fue sometida a una profunda remodelación que incluiría el recubrimiento exte-rior con azulejos y, es debido a este personaje por quien se le daría el nombre de Callejón de la Con-desa a la calle ubicada en el costado oriente de la casa.

El Callejón de la Condesa es famoso debido a que en él ocurrió una de las leyendas más fa-mosas de la ciudad, la cual fue recopilada por el historiador Luis González Obregón. Sucede que por ambos extremos del callejón se encontraron las carrozas de dos de los hombres más impor-tantes de la Nueva España y debido a que ambos presumían una alta alcurnia, ninguno se mostró dispuesto a retroceder para permitir el paso del otro. Se dice que pasaron tres días sin que se mo-viera ninguno de los nobles, hasta que el virrey le habló a uno y, palabras más, palabras menos, le dijo: “Si tú te haces a un lado quedaras ante la sociedad no sólo como un hombre respetable, sino además como todo un generoso caballero, en cambio, el otro se verá como un ser prepotente e indiferente al bien común”. Dicho esto, el noble al cual le habló, se retiró para permitir el paso del otro hombre y el virrey supo resolver el problema conservando intacto el orgullo de ambos perso-najes.

EL LuJo incostEabLE dE vivir EntrE azuLEJos

Años después, el conflicto armado de la inde-pendencia de la nación había perjudicado a la ma-yor parte de la Nueva España y aunque la Ciudad de México no había sido afectada directamente, lo cierto es que la vida para el citadino, incluyen-do la de los poderosos Condes del Valle de Ori-

DS. Planta superior del antiguo patio. DS. En el antiguo patio hoy se encuentra el comedor del Sanborns.

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zaba había cambiado definitivamente. Los condes poseían tierras muy productivas en

Orizaba (de ahí el título que ostentaban) de las cuales obtenían importantes beneficios y la guerra que recién había asolado al país había pasado fac-tura sobre sus haciendas, cortando un ingreso im-portante para la familia. Además, los condes fueron perdiendo su dignidad nobiliaria y el que debió ser el octavo Conde del Valle de Orizaba, Don Andrés Diego Hurtado de Mendoza y Peredo tuvo que conformarse con el título de Coronel.

El golpe de gracia a la familia llegó el día del Motín de la Acordada, cuando la muchedumbre saqueó el Parián, que era el lugar donde se concen-traban los negocios de los comerciantes más im-portantes de la ciudad. En medio de toda la confu-sión el subteniente Palacios entró con sus tropas en la azotea de la residencia para disparar a los alza-dos; cuando la noche llegó, don Andrés, el coronel del Valle de Orizaba, yacía muerto de un disparo

en el suelo de la Casa de los Azulejos. Tras su fa-llecimiento, la casa y lo que quedaba de su familia se hundía cada vez más en las deudas y en el olvi-do. La familia del coronel, siendo incapaz de seguir manteniendo su patrimonio, tuvo que vender la Casa de los Azulejos al licenciado Rafael Martínez de la Torre en el último cuarto del siglo XIX.

Martínez de la Torre era un prestigioso aboga-do que aprovechó la casa para organizar tertulias en las que reunió a personajes importantes de la intelectualidad mexicana de finales del siglo XIX como Ignacio Manuel Altamirano, Guillermo Prieto, Manuel Acuña, Justo Sierra y otros ilustres escritores. Semejantes reuniones terminaron con la temprana muerte del licenciado Rafael en 1877; su familia, igual que la de los antiguos propietarios, no pudo pagar las deudas de la casa y la vendió a Felipe Iturbe y Villar. Sin embargo, su descen-dencia viviría pocos años en esta casa, pues al poco tiempo se mudaron a Paris y arrendaron la Casa de

DS. En el callejón de la Condesa tiene lugar una leyenda que confronta a dos nobles novohispanos.

Joaquín Hernández. Puerta de uno de los cuartos de la Casa de los Azulejos. Cuando fue sede del Jockey Club sus habitaciones eran utilizadas para juegos, comedores o dormitorios.

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Justo siErra

La vida de Justo Sierra Méndez tuvo una es-pecial relación con la Casa de los Azulejos, naci-do en 1848 en la ciudad de Campeche se mudó a la capital del país en 1861, donde estudió en la Escuela de Derecho de San Ildefonso y poste-riormente se dedicaría al periodismo y a la vida literaria de la ciudad. Fue en ese ambiente don-de convivió con destacados literatos en la Casa de los Azulejos en las tertulias organizadas por Rafal Martínez, se llamaban a sí mismos “escri-torio bohemios”. Con la muerte del dueño de casa que coincidió con el inicio del porfiriato, se inició la etapa más conocida de la vida de Jus-to Sierra: destacando en su papel de historiador escribiendo libros como La Evolución política del pueblo mexicano, en su labor periodística con pu-blicaciones como La Libertad y, desde luego, en

los Azulejos a un club de aficionados a los caballos, llamado el Jockey Club.

rEsidEncia dE éLitEs y obrEros

Hay que decir, que el Jockey Club no era un sim-ple club de aficionados a los caballos, también era, nada más y nada menos que la representación de la crema y nata de la élite porfirista, pues sus miem-bros eran los llamados “científicos”. Durante este período la Casa de los Azulejos además de estar revestida hermosamente por fuera, también fue en-galanada en su interior con la presencia de grandes personalidades, incluso el mismísimo Porfirio Díaz se llegó a ver en los corredores de la residencia.

Entre los pasillos y estancias de la Casa de los Azulejos los miembros del Club disfrutaban de ba-ños de agua caliente y fría, de las salas de juegos de billar, bolo, póquer y bacará, de salones de lectu-

ra, de gabinetes para fumar y dormir, así como de comedores donde los miembros disfrutaban de las más deliciosos viandas y más exquisitos vinos, en el Jockey Club convivían moles, pipianes y demás platillos de la gastronomía nacional con vinos im-portados y champañas.

Pero la época en la que la Casa de los Azulejos exhibía la gloria y riqueza del porfiriato se acercaba a su fin. La guerra asolaba nuevamente al país y esta vez la residencia no se vería inmune a sus efec-tos. A diferencia del conflicto que había sacudido al país hace casi un siglo, la Ciudad de México se vio directamente afectada por los movimientos revolu-cionarios, por sus calles combatieron encarnizada-mente las tropas federales y los soldados rebeldes al mando de los viejos generales porfiristas durante la “Decena Trágica”, por sus avenidas entraron y sa-lieron una y otra vez los ejércitos de Zapata, Villa

su misión educadora con el desempeño del cargo de Secretario de Instrucción Publica y de las Bellas Artes y con la fundación de la Universidad Nacional de México que posteriormente sería la UNAM. Fue a través de esta labor como Justo Sierra se forjó un lugar importante entre los científicos, quienes tenían como centro informal de reunión la sede del Jockey Club: La Casa de los Azulejos.

Retrato de Justo Sierra.

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y Obregón y, en tan complicado panorama político los miembros del Jockey Club tuvieron el desati-no de apoyar al bando perdedor, por lo que con su triunfo, Carranza, otorgó su sede a los trabajadores pertenecientes a la Casa Mundial del Obrero.

Con este hecho, la Casa de los Azulejos expe-rimentó un cambio radical: la casa que en tiempos anteriores fue símbolo de la nobleza y de las más altas personalidades del país, ahora era el edificio donde se reunía la clase trabajadora, donde ante-riormente se divertían y jugaban los hombres más ricos del porfiriato, ahora, los zapateros, hilande-ros, sastres, canteros y otros obreros se dedicaban a discutir y organizarse en los “batallones rojos”, siempre dispuestos a exigir mejores derechos para su clase social.

Sin embargo, la Casa Mundial del Obrero fraca-só. Sectores tan importantes en esta época como los trabajadores del petróleo y los ferrocarrileros deci-dieron ausentarse, entonces la casa quedó abando-nada y sus ventanas y puertas fueron cubiertas con

DS. Podemos encontrar un salón del restaurante del Sanborns llamado “Jockey Club”.

tablas. Tendríamos que esperar a la llegada de los hermanos Sanborns, para que la Casa de los Azu-lejos recuperara su lujo y nos volviera a deslumbrar con su belleza.

La casa dEL sanborns

Los hermanos Sanborns, provenientes de Cali-fornia, Estados Unidos, llegaron a México a inicios del siglo XX, cuando establecieron una heladería en la calle de Filomeno Mata. Tiempo después crea-ron una farmacia, la cual no solamente surtía de medicamentos, sino que también ofrecía alimentos como helados, café, y “sándwiches” a sus clientes.

Los californianos no se detuvieron ahí y a pesar de estar abandonada la Casa de los Azulejos, fue-ron cautivados por su recubrimiento por lo que de-cidieron crear un restaurante en el edificio, además consideraron que era el lugar ideal para establecer-se. Sin embargo, la creación de un restaurante en la majestuosa residencia no estuvo exenta de dificul-tades, pues la idea de crear un negocio dedicado a

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omnisciEncia

No solo la historia y el decorado interno del edificio otorgan un gran valor a la Casa de los Azulejos. En el cubo de la escalera se encuentra una pintura mural del jalisciense José Clemente Orozco llamada Omniciencia. Elaborado cuando el lugar ya era un restaurante, representa tres enor-mes figuras humanas. En la izquierda un hombre de pie y empuñando una espada, caracterizando el valor, la fuerza, la inteligencia y la justicia; a la derecha una mujer de frente, parada y con los ojos cerrados, lo cual indica una actitud receptiva. En el centro otra mujer con una rodilla en el suelo y un resplandor saliendo de su torso y sus brazos, ella simboliza “La Gracia”. Autores como Anto-nio Rodríguez y Justino Fernández, coinciden en señalar que la pintura tiene una fuerte influen-cia de las ideas de Santo Tomas de Aquino y que en conjunto significa el regalo que Dios otorgó a todos los hombres, sus hijos, representado en el resplandor que sale del torso y brazos de la mujer que llamamos Gracia: La conciencia.

DS. Omnisciencia, mural de Orozco ubicado en el cubo de las escaleras de la Casa de los Azulejos.

dar de comer a la gente de a pie en el palacio don-de convivieron condes, literatos y “científicos” no terminó por agradar a todos. Afortunadamente el proyecto de adaptación del inmueble fue aprobado por el Museo Nacional del Arte, siendo inaugu-rado el sábado 11 de octubre de 1919, con lo cual se cubrió el techo, se convirtió el cubo del zaguán en almacén y comunicaron entre sí los salones del poniente.

A pesar de las críticas vertidas en contra de la nueva adaptación del edificio; como la de Luis González Obregón quien, haciendo referencia al negocio de la farmacia y el restaurante, diría des-pectivamente que: “Lo mismo vendían chocolate con sabor a oxígeno y oxigeno con sabor a choco-late”; lo cierto es que este nuevo significado de la casa provocó que la mayor parte de la sociedad se involucrara con el edificio. Ya no sería únicamen-

te la residencia de unos poderosos condes, el lugar de reunión de los obreros o de literatos, el hogar del Jockey Club y sus poderosos miembros o la es-cena del homicidio de un antiguo conde. La Casa de los Azulejos, está ahora abierta a todos quienes quieran disfrutar de deliciosos platillos, leer revistas varias o simplemente quieran admirar el mural de Orozco, la fuente en el patio o los azulejos blancos y azules que decoran el interior y el exterior de la casa.

La Casa de los Azulejos no sólo es un comercio, pues en sus muros, pinturas y pasillos se percibe un testimonio mudo pero constante de los hombres que la habitaron y de los que convivieron en ella en el pasado, ellos nos ofrecieron el legado que hoy resguarda la Casa de los Azulejos. Justo es su belle-za tanto interna como externa, así como su historia el patrimonio que debemos conservar de este mag-nífico monumento.

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El MUNAL, reflejo institucional de culturaPor Fátima Sánchez Alatorre

Foto: Vladimir Rojas

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La ciudad de México ha sido y es una de las capitales más grandes y pobladas del mundo. Su centro resguarda un acervo de

monumentos históricos y artísticos, que incluyen desde edificios religiosos como la Catedral, hasta públicos como el antiguo Palacio de Comunica-ciones y Obras Públicas, en donde actualmente se encuentra establecido el Museo Nacional de Arte (MUNAL).

Tal vez algún día que hayan visitado el centro de la ciudad de México, pudieron observar una escul-tura montada sobre algunos edificios asemejando a una raíz que brotaba ima-ginariamente. El escultor de ésta obra de arte intentó unir por medio de una raíz a va-rios monumentos históricos, conectando algunos de los más importantes, con el fin de no olvidar nuestro pasado unido a nues-tro presente como mexicanos. Entre los destacados edificios que eligió el escultor se encontraban el MUNAL con la Plaza Tolsá y el “caballito” (Escul-tura Ecuestre de Carlos IV), conjuntándolos y ha-ciéndolos parecer uno sólo mediante su escultura. La obra de arte es muestra de identidad nacional, tanto presente y pasada, que enraíza al MUNAL con el edificio del Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas.

Ahora que la exposición de la raíz ha sido retira-da es importante que no olvidemos que no es nece-sario que haya un objeto material que nos muestre la liga indisoluble que existe entre nuestros edifi-cios históricos y nuestro presente, debemos recor-dar siempre que nuestro patrimonio histórico, hoy, es parte de nuestra vida cotidiana, define nuestros espacios y guía algunas de nuestras actividades. Es así como también el MUNAL se involucra en nuestra vida y nos invita a pasar algún tiempo en su explanada platicando bajo la sombra del “caba-llito” o visitando alguna de las tantas exposiciones que nos ofrece en su interior el museo. Además, gracias a que se conserva la estructura del edificio,

nos es posible conocer el significado que alguna vez tuvo el edifico como Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas.

EL pasado dEL Edificio QuE rEsguarda aL munaLEl Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas

fue símbolo de “progreso” y nacionalismo arquitec-tónico del porfiriato, tanto que fue en ese momento de la historia de México cuando se decidió situarlo en la calle de Tacuba, vialidad a la que se le había estado transformando. El nuevo edificio fue ubi-cado sobre lo que había sido el Hospital de San

Andrés.El gobierno por-

firista había decidido embellecer la ciudad con edificios que su-

peraran en belleza, magnificencia y utilidad a los de la época colonial, para ello, el régimen destruía construcciones arquitectónicas coloniales, a pe-sar de que en ese entonces había nacido la idea de preservar los monumentos históricos. Los nuevos edificios que irían en lugar de los viejos eran sig-no de nuevos tiempos, y los sustituirían mejorando los del pasado virreinal, se construía destruyendo, es decir, se cerraba un ciclo histórico y se abría la época de la pax porfiriana.

Con la construcción del edificio donde se res-

Exposición escultórica, Raíces, existe una unión de carácter pa-sado y presente entre el Palacio de Comunicaciones y Obras Públi-cas, el caballito (escultura ecuestre de Calos IV) y la Plaza Tolsá.

El MUNAL se encuentra dentro de la marca urbana destacada del centro de la Ciudad de México, edificio que es vecino

de otros palacios de prestigio

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guardaba a la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas se hizo manifiesta la intención ge-neral del porfiriato dentro de la arquitectura: ser símbolo de orden, paz y progreso, demostrando, dentro de la ornamentación un marcado naciona-lismo representado por el águila y la serpiente. En 1891 con la renuncia de Carlos Pacheco, funciona-rio de la Secretaría de Fomento se creó la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, ministerio que no sólo estaba encargado de las comunicacio-nes, sino que también asumió la responsabilidad de realizar las obras y edificios para la sociedad del poder.

El Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas se fundó formalmente en agosto de 1901 cuando el ingeniero Leandro Fernández encargado de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, acordó que se procediera a realizar el proyecto de su construcción. Fue una obra arquitectónica muy pretenciosa realizada por el arquitecto italiano, Sil-vio Contri. El proyecto debía albergar a uno de los ministerios más dinámicos del Estado, por lo que, para garantizar que fuera un “buen trabajo”, los re-presentantes de dicha institución acudieron a em-presas extranjeras con el fin de que se encargaran

de la cimentación, fundición de materiales para la construcción y decoración del edificio.

Las técnicas constructivas que se habían de-sarrollado a finales del siglo XIX y principios del siglo XX se habían modificado sustancialmente a partir de los recursos que eran producidos por el sistema capitalista como consecuencia de la revo-lución industrial. El uso de estructuras y de apli-caciones ornamentales de hierro fundido y, más tarde, la innovación del concreto armado, habían transformado radicalmente los modos constructi-vos tradicionales. Es en este tenor que la fachada del edificio exalta las vanguardias decimonónicas, que harían resaltar el poderío del país que construía Díaz, a pesar de que sólo fueron oficinas, en donde normalmente trabajaban los burócratas pertene-cientes a la creciente clase media.

Al arquitecto Silvio Contri le causó un gran conflicto el lugar que le fue asignado para la cons-trucción del Palacio de Comunicaciones, y es que se planeó justo enfrente de un edifico de prestigio: ¡el Palacio de Minería! La organización de los dis-tintos espacios de una construcción, así como la configuración de su volumen se ajusta a un orden perceptivo intencional, es por eso que el brillan-

¿sabías Qué?El Hospital de San Andrés fue secularizado

por manos de Lerdo de Tejada, quedando bajo el cuidado de la Dirección General de Beneficen-cia, por lo que el edificio quedó dividido en dos partes debido a la apertura de la calle Xicoténcatl, “la sección occidental fue utilizada como alber-gue para pobres y la oriental como lavandería, y en la parte alta se estableció una enfermería para mujeres, que fue suprimida para instalar las ofici-nas de beneficencia pública.” El resto del Hospi-tal fue demolido para que se instalara una nueva infraestructura: el Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas.Hospital de San Andrés sobre la calle de Tacuba.

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te arquitecto desplazó la construcción hacia atrás. Este recurso arquitectónico, funcionalmente dis-tribuye sus espacios internos y externos y, estéti-camente rompe con la alineación de la calle, con lo cual le dio una mayor perspectiva al edificio.

El proyecto estuvo enfocado a que la distribu-ción de los espacios pudieran mostrar la autoridad que representaba la persona que ejercía el poder, por ejemplo, los pasillos internos, más que comu-nicar a los burócratas con sus jefes, los separaban jerárquicamente sin permitir que sociabilizaran en-tre ellos. Por esta misma razón se colocó el salón de recepciones en el centro y de vista a la fachada principal, distinguiéndose claramente la división social del trabajo, que también puede ser percibida al encontrarse las oficinas en la planta baja.

El edificio fue Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas hasta el año de 1954 cuando las oficinas se trasladaron a un inmueble en el sur de la ciudad, quedando en el antiguo Palacio sólo las oficinas de telecomunicaciones y la Administración Central de Telégrafos. Después, parte del inmue-

ble fue cedido a la Secretaría de Gobernación, que al quedarse bajo tutela del Archivo General de la Nación (AGN) se decidió trasladarla al que fue Palacio de Comunicaciones. El edificio debió ser de gran importancia en su tiempo como para que la Secretaría de Gobernación decidiera ceder este espacio a la institución que se encargaba de guardar nada menos que la memoria impresa de la nación.

Para que se pudiera establecer el AGN se tuvo que adaptar el segundo piso del edificio, específi-camente, el lugar donde se encontraban los despa-chos del secretario y del oficial mayor, ambos sobre la fachada principal, en la parte central del edificio. Pero este espacio fue insuficiente para toda la do-cumentación, por lo que en mayo de 1977 se de-terminó que su nueva cede sería en el Palacio de Lecumberri, la antigua penitenciaria de la ciudad de México.

El 19 de julio de 1981 se decidió que el edifico del Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas fuera destinado para que albergara las obras del patrimonio nacional y le fue asignado a la Secre-

Vladimir Rojas (VR). Fachada principal del Palacio de Comu-nicaciones y Obras Públicas.

BP. El Museo Nacional de Arte hoy en día se encuentra en trabajos de restauración con el fin de conservar en buen estado la estructura de la construcción.

Es un espacio de la sociedad mexicana que contribuye a que los visitantes co-nozcan la homogeneidad de la cultura

mexicana

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taría de Educación Pública para que el Instituto Nacional de las Bellas Artes y Literatura (INBAL) instalara un museo de pintura. El INBAL, dirigi-do por Javier Barros Valero, inició el proyecto del Museo, que se realizó en cuatro meses para que la fecha de inauguración coincidiera con la reunión en México de los ministros de cultura convocados por la UNESCO.

Debido al corto tiempo del que disponía el equipo del Museo, éste tuvo que entrar al Palacio de Comunicaciones antes de que fuera desocupado por el AGN, por lo que el Palacio se encontraba en condiciones deplorables debido a las diferentes modificaciones que había sufrido, así que fue nece-sario restaurarlo a fondo.

Para formar la colección del Museo se acudió al Instituto Nacional de Antropología, organis-mo que otorgó obras del depósito del Museo de Antropología, del Museo de Tepotzotlán y del de Historia, asimismo, se obtuvieron piezas del Ban-co Nacional de México y de particulares. De esta manera el MUNAL fue abastecido con colecciones que no tenían un destino previo en ningún espacio y el museo se encargó de darles su significado como expresiones artísticas dignas de conocerse.

El 18 de junio de 1982 el Museo Nacional de Arte abrió las puertas del antiguo Palacio de Co-municaciones y Obras Públicas con el fin de que tanto los estudiosos como el público en general puedan apreciar una visión sintética del arte mexi-cano a lo largo de cuatro siglos. Con este aconte-cimiento podemos decir que el Estado asumió la tarea de fomentar la identidad nacional, entre to-das las clases sociales, mediante la difusión del arte mexicano.

El MUNAL se encuentra dentro de una marca urbana destacada del centro de la ciudad de Méxi-co, ya que es vecino de otros palacios de prestigio y significado como lo son el Palacio de Minería, el Palacio de Correos y el Palacio de las Bellas Artes.

Este museo es una síntesis dinámica de las la-bores culturales que ha asumido el Estado mexi-

BP. Aquí observamos las hermosas escaleras que llevan a los visitantes del MUNAL a encontrarse con una variedad pictórica en cada una de las salas temporales.

DS. La estatua ecuestre de Carlos IV engalana la plaza frente al MUNAL

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cano desde la época de la modernización de la na-ción. El edificio empezó siendo el lugar desde el cual se coordinaría una de las principales tareas del porfiriato: unir a la nación mexicana mediante las comunicaciones. De ahí pasó a ser la institución que resguardaba toda la historia de nuestra nación y finalmente se convirtió en un museo que mues-tra nuestro pasado y revela nuestra identidad como evidencia de lo que somos en el presente. El Mu-seo Nacional de Arte es un espacio de la sociedad mexicana, que está atento a ella, al igual que con-tribuye a que los visitantes conozcan y reconozcan la homogeneidad de la cultura mexicana.

Si te interesa saber, ver y aprender más sobre este maravilloso museo, puedes visitarlo en la calle de Tacuba entre las calles de Condesa y Filomeno Mata, abre de martes a domingo y la entrada es li-bre con credencial vigente. También, ofrece talleres para niños los sábados y domingos de las 10:30 a

BP. El patio central del Mu-seo Nacional de Arte, en don-de podemos observar la buena distribución de los espacios y el aprovechamiento de la luz so-lar que alumbra el lugar.

La distribución dEL Espacio En EL munaLArte prehispánico

En esta sala se ilustran una selección de piezas en diversos materiales de barro, que muestran las manifestaciones artísticas de culturas anteriores a la época de la conquista y su desplazamiento en el tiempo.

las 15:00 horas.Te hago la más cordial invitación a que aprecies

este patrimonio histórico y artístico, así como su arquitectura, las pinturas y esculturas que resguar-da. Además, si mantienes los ojos abiertos podrás observar las grandes diferencias de cómo se conce-bía la distribución del espacio en la época porfiria-na, y cómo ahora es usado en la distribución de las salas del museo.

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Arte novohispano Esta sala se basa fundamentalmente en la pin-

tura virreinal, inspirada en fuentes europeas, pero siguiendo un desarrollo de acuerdo a la situación social y cultural dominante en la Nueva España.La academia

Un hecho trascendental en el arte durante la época novohispana fue la fundación de la Aca-demia de las Tres Nobles Artes de San Carlos (1781-1783), misma que marco un eje central en el desarrollo del arte mexicano. La sala muestra sus diversos estilos al trasmitir arte.Artistas viajeros

Durante el siglo XIX México fue visitado por artistas viajeros, que veían con ojos románticos a un país exótico y extraño. Mientras los artistas mexicanos se preocupaban más por lo universal, los visitantes extranjeros observaban a un país en pleno desarrollo.Estampa

En el siglo XIX irrumpen las nuevas técnicas de reproducción múltiple, se pasa de la litografía al grabado de madera. Pintura religiosa del siglo XIX

En una sociedad que seguía muy apegada a la religión católica, la pintura religiosa fue un gran tema dentro de la academia, muestran esa temá-tica y deseo de una pintura “pura” en su simplici-dad clasicisante y prerrafaelita.Pintura de historia

Este tema introducido por la academia con-cuerda con la construcción de un país indepen-diente, dando una epopeya nacional ligada a la

realidad y a la historia patria, que fue propiciada por los críticos liberales y continuada en el régi-men del Porfiriato.Grabado del siglo XIX

La litografía, el grabado en metal y en madera fueron las técnicas que permitieron reflejar te-mas variados como el panorama de la ciudad, los paisajes, los acontecimientos políticos, la crítica social, ilustración de las obras literarias, etc.Costumbrismo

El artista mexicano comienza a preocuparse por recopilar imágenes de obras en las cuales se plasma la forma de vida de las comunidades.Retrato y arte no académico

El retrato fue una forma constante en la cual se detenía la imagen del pariente querido o para exaltar una figura de importancia.Escultura del siglo XIX

Con la llegada a México de Manuel Vilar se da una renovación de la escultura académica, propiciando temas heroicos y de estirpe clásica.Grabado del siglo XX

La escuela mexicana se constituyó retomando como una fuente a Jean Charlot, en donde la xi-lografía y el grabado en linóleo fueron las técni-cas más socorridas. Velasco y sus contemporáneos

El genero del paisaje fue practicado por los artistas mexicanos después dela renovación de la Academia, después de la venida del italiano Eu-genio Landesio.

VR. Aspecto de poniente-oriente del MUNAL.

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La última y nos vamosrEinvEnta tu ciudad

Por Ana Torres, UNAM.

Cada edificio de la Ciudad nos cuenta una historia, su arquitectura y la disposición de sus ele-mentos constructivos nos transmiten un mensaje específico. Este mensaje puede hablarnos de la mentalidad, intereses o valores que predominaban en una sociedad en el momento de la creación

del inmueble, también debe ser reinterpretado por la sociedad del presente para que sea considerado como patrimonio.

De tal modo que la idea de patrimonio no depende sólo de cuántos años tiene un edificio, o de qué gente famosa habitó ese lugar. Patrimonio es, esencialmente, un significado, un valor emotivo y de utili-dad a un espacio o actividad que le da la sociedad en general y que sin el cual su vida no sería igual.

Rescatar nuestro patrimonio apela a volver la mirada hacia la tradición y comprenderla mediante una práctica cotidiana que nos permita entablar una relación con esos lugares y hacerlos parte de nuestra vida. Una forma de rescatar el patrimonio es mediante su difusión a distintos tipos de público, por ejemplo, en visitas guiadas. Aquí queremos presentar el trabajo de un grupo de jóvenes universitarios que, como divulgadores del patrimonio citadino, crearon Historiandando.

Este proyecto nació como un trabajo de seminario en la licenciatura de Historia impartida en la Facul-tad de Filosofía y Letras de la UNAM, en el año 2011. La meta era llevar el museo a las calles del Centro Histórico, en donde cada edificio representaba una pieza de arte que buscaba seducir al espectador. El objetivo era invitar a la gente a hacer uso de esos espacios, a regresar y establecer con ellos una relación afectiva.

Historiandando trazó una ruta a pie que llevó a los visitantes en un recorrido de aproximadamente tres horas. La cita fue a las 9:00 hrs en la iglesia de San Hipólito. El reto era crear entre el público y los inmuebles un vínculo que hiciera a un grupo de niños (entre 12 y 14 años) aceptar el patrimonio histórico como suyo. Sólo así, se pueden mantener adecuadamente los bienes: al ser motivo de uso, reencuentro y afecto, hay una búsqueda inmediata de su preservación.

Cada uno de los expositores se caracterizó acorde con el relato de su monumento, por ejemplo, en la iglesia de san Hipólito nos guío un azteca con penacho representando un grabado del monumento, cuando llegó el turno de la Pinacoteca, cuyos alrededores funcionaron como quemadero de la Inquisición novohispana, pudimos ver a un preso portando el San Benito, símbolo de quien pecaba; en la Alameda disfrutamos de una breve representación teatral con dos galantes caballeros; en la casa de los Azulejos pudimos ver a un a caudaloso conde y al MUNAL nos acompañó Porfirio Díaz, presidente que por su mandato se realizó la construcción.

Los niños respondieron positivamente a esta novedosa forma de presentar nuestro patrimonio, lo cual nos indica que éste no es una posesión exclusiva de “algunas” personas o de gente de una edad determi-nada, sino que todos tenemos derecho a conocer y disfrutar de cada inmueble de la Ciudad.

En el fondo éste es un llamado de atención al rescate a través de formas revitalizadas de difusión de lo que es el patrimonio, es una muestra de las posibilidades que tenemos de reinventar cada paso que damos por nuestros transcursos cotidianos.

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