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Elementos de Ciencia Política

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  • Elementos deCiencia Poltica

  • Carpeta de trabajo

    Elementos deCiencia Poltica

    Marcelo Fabin Sain

  • Diseo original de maqueta: Hernn MorfeseProcesamiento didctico: Hernn Pajoni / Adriana Imperatore

    Primera edicin: septiembre de 2000

    ISBN: 978-987-1782-58-1

    Universidad Virtual de Quilmes, 2000

    Roque Senz Pea 352, (B1876BXD) Bernal, Buenos Aires

    Telfono: (5411) 4365 7100 | http://www.virtual.unq.edu.ar

    La Universidad Virtual de Quilmes de la Universidad Nacional de

    Quilmes se reserva la facultad de disponer de esta obra, publicarla,

    traducirla, adaptarla o autorizar su traduccin y reproduccin en

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    guiente, nadie tiene facultad de ejercitar los derechos precitados sin

    permiso escrito del editor.

    Queda hecho el depsito que establece la ley 11.723

    Impreso en Argentina

    Esta edicin de 500 ejemplares se termin de imprimir en el mes de septiembre

    de 2000 en el Centro de Impresiones de la Universidad Nacional de Quilmes,

    Roque Senz Pea 352, Bernal, Argentina.

  • conos

    Bibliografa obligatoria

    Actividades

    Leer con atencin

    Para reflexionar

  • ndice

    Introduccin..........................................................................................9

    1. La ciencia poltica...........................................................................131.1. La ciencia poltica ....................................................................131.2. El objeto de la ciencia poltica...................................................161.3. La politologa como ciencia emprica y social .............................181.4. El pensamiento poltico moderno y el surgimientode la ciencia poltica a fines del siglo XIX .........................................261.5. Enfoques y corrientes contemporneas de la ciencia poltica ......35

    2. Sociedad y poltica..........................................................................452.1. Sociedad, sujeto y prcticas polticas ........................................452.2. Objetivacin, estructura y libertad humana.................................512.3. Poder social, poder poltico y dominacin...................................582.4. Poltica y gobierno ....................................................................652.5. Sistema poltico y campo poltico ..............................................68

    3. Gubernamentalidad, Estado y sistema institucional ..........................773.1. La poltica y la gubernamentalidad ............................................773.2. La poltica y la constitucin del Estado moderno ........................803.3. La estructuracin sociopoltica del Estado .................................893.4. El ejercicio del gobierno y las polticas pblicas .........................993.5. La gobernabilidad...................................................................108

    4. Organizaciones, prcticas y valores polticos .................................1134.1. Poltica, grupos de inters, movimientossociales y partidos polticos...........................................................1134.2. Acciones colectivas: movilizaciones, articulacinde intereses y participacin poltica................................................1294.3. Valores, cultura y legitimidad poltica .......................................141

    5. Teoras de la democracia y de la democratizacin..........................1495.1. Visiones de la democracia ......................................................149

    5.1.1. Los modelos tradicionales...............................................1495.1.2. Las visiones contemporneas crticas..............................155

    5.2. La teora poltica ante la democratizacin en Latinoamrica......1615.2.1. La primera generacin de la teora de la transicin.........1615.2.2. Deficiencias de la primera generacinde la teora de la transicin.....................................................1685.2.3. La segunda generacin de la teora de la transicin .......173

    6. Sociedad y poltica en las nuevasdemocracias latinoamericanas...........................................................179

    6.1. La situacin social en Amrica Latina......................................1806.2. La transformacin del escenario poltico..................................1876.3. Democratizacin de la democracia ..........................................199

    Referencias bibliogrficas..................................................................205

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  • Introduccin

    El presente texto aborda ciertos elementos bsicos de la ciencia poltica,presentando a sta como una actividad cognoscitiva tendiente a construiruna sistemtica de la poltica que sirva para el estudio emprico y terico delos fenmenos polticos de las sociedades. La reflexin crtica y la investiga-cin emprica corporeizan esas actividades y de ellas resulta un conjunto deconocimientos siempre sujeto a revisiones, crticas y anlisis. Pero, Qu esla poltica?

    La definicin de la poltica alrededor de la cual se organiza este texto guar-da cierta particularidad. Entiendo a la poltica como un mbito o esfera parti-cular de la vida social, ms precisamente como aquella dimensin referida ala produccin y reproduccin de las formas y los medios de la dominacin, es-to es, de las estructuras de gobierno de esa sociedad y de los medios y formasde poder a travs de los cuales los miembros de sta construyen y articulanesas estructuras. La poltica slo puede ser (cientficamente) estudiada ycomprendida si no se pierde de vista el carcter singular de su configuracincomo dimensin de lo social. Esta perspectiva general no diluye a la polticaen la compleja arena de lo social ni le quita relevancia en cuanto actividadespecfica de sta, pero en su marco se sugiere que la especificidad de la po-ltica no es ontolgica sino epistemolgica, es decir, dicha especificidad deri-va y se constituye como tal a partir de una operacin simblica y cognosciti-va de distincin y diferenciacin o, dicho de otro modo, de una construccinepistmica y conceptual. En consecuencia, esa especificidad no est consti-tutivamente inserta en la realidad social, sino que configura un aspecto desta, identificable solamente desde el punto de vista cognoscitivo.

    As, la ciencia poltica no es ms que la disciplina cientfica que pretendeconocer ese aspecto especfico de la vida social al que denominamos polti-ca, centrando la atencin en las relaciones de poder estructuradas en la com-pleja trama de prcticas e interacciones que conforman la sociedad cuandodichas relaciones tienen que ver directa o indirectamente con la produc-cin y reproduccin de las estructuras de gobierno de esa sociedad. En con-secuencia, desde este punto de vista, la poltica no puede ser cientficamen-te descrita, explicada e interpretada si no se aborda como dimensin parti-cular de la constitucin de lo social (Anthony Giddens), es decir, si no se laenfoca y no se la entiende como un momento o esfera de la produccin y re-produccin de la sociedad. En este sentido, el presente texto es una invita-cin a abordar la poltica como instancia de lo social y entender su especifi-cidad, particularidades, dinmica y efectos desde lo social.

    De este modo, la teora sociolgica y la prctica de la sociologa, por ejem-plo, tienen mucho que aportar a la ciencia poltica en su labor de explicacine interpretacin de la vida poltica de nuestras sociedades. No obstante, ymuy particularmente en nuestro pas, no se ha establecido un dilogo fruct-fero entre estos mbitos. Durante las dos ltimas dcadas, la ciencia polticaargentina alcanz su mayor despliegue institucional y lo hizo salvo contadas

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  • y manifiestas excepciones sobre la base de la explcita exaltacin de la au-tonoma de la poltica, en particular, respecto de la sociedad o de las condicio-nes culturales, econmicas y sociales. La poltica fue pensada, analizada e in-vestigada en forma desconexa de la sociedad, de sus condiciones de produc-cin ya sea en el plano de los actores como en el nivel de los contextos his-tricos condicionantes no determinantes de las prcticas, orientaciones eideas de los sujetos hacedores de la vida poltica. Hubo una notable ausen-cia de elaboracin conceptual y de produccin terica, y una recurrente ten-dencia a utilizar enfoques y aportes terico-conceptuales sin mantener unamirada crtica y sin guardar la correspondiente referencialidad emprica. Primel ensayo, a veces ms anclado en preceptos morales o polticos que en pa-rmetros cientficos, y se extravi el principio de realidad que sirve de basa-mento indispensable para la produccin cientfica.

    Ahora bien, reafirmar el carcter social de la poltica no significa legitimaro adherir necesariamente a enfoques deterministas o sociologistas de la po-ltica. Equivale, ms bien, a reconocer que las prcticas e interacciones depoder que constituyen el mundo de la poltica se producen y reproducen enun cierto contexto o situacin histrico-social. Como lo resalta Giddens: Loshombres producen la sociedad, pero lo hacen como actores histricamente si-tuados, no bajo las condiciones de su propia eleccin. No obstante, si bienel hombre es el hacedor de la sociedad, el dominio del obrar humano es li-mitado y lo es por las estructuras de la sociedad, pero dichas estructurasno son solamente constrictivas de dicho obrar sino, a la vez, habilitadorasdel mismo. En este sentido, la gravitacin de los sujetos sobre la vida polti-ca de una sociedad no resulta solamente de las orientaciones, intereses, ob-jetivos, perspectivas y acciones mantenidas y llevadas a cabo por dichos ac-tores en forma inconexa respecto de las condiciones de tiempo y lugar en laque se sitan. De alguna manera, dicha gravitacin est contorneada e influi-da por las caractersticas y factores que conformaron el contexto poltico,econmico y social en el que actan y se proyectan las personas y los gru-pos como actores polticos. Este contexto condiciona, de diferente manera ycon distinta magnitud, la dinmica de la vida poltica de una sociedad. Noobstante, el grado de condicionalidad esto es, el grado de constreimientoy/o facilitacin que esos factores tienen sobre las posibilidades y proyec-ciones de los actores de la poltica, es variado y diversificado, aunque, engran medida, dicha condicionalidad est mediada tanto por la forma y la per-tinencia a travs de la cual aquellos factores situacionales son conocidos,diagnosticados y comprendidos por parte de los actores, como tambin porlos estilos y la capacidad mediante la cual esos actores abordan, procesany actan sobre las mismas. Esto significa que la incidencia de los factoressituacionales, es decir, de las condiciones polticas, sociales y econmicastanto internacionales como domsticas, sobre el desarrollo del proceso pol-tico de una sociedad siempre est mediatizado por el comportamiento y de-sempeo de los sujetos polticos.

    Se trata, entonces, de sopesar histricamente el desempeo situado ycondicionado de los sujetos en la vida poltica de una sociedad. El contextosocial y poltico en el que se sitan y actan histricamente los agentes queprotagonizan la vida poltica est conformado por prcticas e interaccionesestructuradas regularmente en una dimensin espacio-temporal ms extendi-da que aqulla correspondiente a la cotidianeidad de la vida social y polticade esos actores. Pero son estos agentes los que producen y reproducen, de

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  • alguna manera, a travs de sus prcticas e interacciones, de sus interesesy preferencias, de sus orientaciones e interpretaciones, las caractersticas ytendencias del sistema poltico y social. Vale decir, en todo proceso histri-co, el comportamiento y las interacciones protagonizadas por los actores ylas condiciones y propiedades situacionales de los sistemas polticos y so-ciales configuran dos instancias interrelacionadas y que se presuponen mu-tuamente. He aqu, pues, un punto central del enfoque aqu seguido.

    Por su parte, no creo que esta perspectiva sea original. Al contrario, creoque es, ms bien, antigua. Fue el propio Maquiavelo, primer pensador moder-no, quien para envidia de ms de un terico social posmoderno sostuvo aprincipio del siglo XVI que para que nuestra libre voluntad no quede anulada,pienso que puede ser cierto que la fortuna sea rbitro de la mitad de las ac-ciones nuestras, pero la otra mitad, o casi, nos es dejada, incluso por ella, anuestro control. Conjugando magnficamente el peso que tienen, de un lado,las acciones de los sujetos y, del otro lado, las condiciones histrico-situa-cionales en la constitucin de lo social o de lo poltico, Maquiavelo sostuvoque prospera aqul que armoniza su modo de proceder con la condicin delos tiempos y [...], paralelamente, decae aqul cuya conducta entra en contra-diccin con ello. El prncipe o, digamos, el sujeto poltico es virtuoso si escapaz de interpretar apropiadamente la condicin de los tiempos, esto es,las condiciones histricas en las que se sita, y si es competente para ac-tuar en sintona en ese contexto o, dicho de otro modo, si transforma esecontexto en oportunidad.

    Desde entonces, el tipo de relacin articulada entre el sujeto y la socie-dad, o entre la accin y la estructura, configur, de algn modo, uno de losejes del pensamiento social y poltico moderno. La modernidad supuso elocaso de aquellas interpretaciones que le adjudicaban a Dios, al cosmos oa la naturaleza la constitucin del mundo social y poltico. En consecuencia,si Dios no constituye lo social, es decir, si el hombre es el hacedor de la so-ciedad, cmo y en qu condiciones lo es? Este interrogante atraves nte-gramente la modernidad y llega a nuestros das.

    As, pues, plantear la autonoma de la poltica y, en su marco, la autono-ma del sujeto poltico, significa dar una respuesta concreta a ese interrogan-te. Significa secuestrar la sociedad de los anlisis e investigaciones acercade las prcticas polticas y, en mi opinin, esta deficiencia est en la basede la crisis que, segn observo, signa a la ciencia poltica en nuestro pas.No es posible practicar la ciencia poltica en forma integral aun tratndosedel estudio de temas o problemticas concretas y puntuales sin una inter-locucin con otras ciencias sociales, o sea, sin la utilizacin y el auxilio deun conjunto de valiosos instrumentos enfoques, teoras, conceptos, estu-dios o conclusiones pertenecientes a otras disciplinas sociales, en particu-lar, a la sociologa y a la teora social.

    sta es, pues, la impronta que gua gran parte de la sistemtica de la po-ltica y de la ciencia poltica que se ensaya en este texto. Algunos dirn quese trata de una sociologa poltica; otros de una politologa sociologista. Noes, en fin, importante atender a esos eventuales etiquetamientos. Lo impor-tante es procurar un tipo de abordaje y una comprensin integral de la vidapoltica de nuestras sociedades sin caer en coyunturalismos intrascendentesque no puedan dar cuenta de la complejidad de lo social y lo poltico, y de ha-cerlo sin ortodoxias ni estereotipos disciplinares ms que aqullos que sur-jan de la relevancia del tema a ser analizado e investigado y de la pertinencia

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  • cientfica y crtica del conocimiento producido. Gianfranco Pasquino destacaapropiadamente que la diversidad y pluralidad de perspectivas, visiones, teo-ras y enfoques en la ciencia poltica contempornea constituyen un elemen-to de riqueza que permite el debate intelectual y la proliferacin de investiga-ciones, la adquisicin de nuevos datos y la elaboracin de nuevas hiptesis einterpretaciones sobre los fenmenos polticos. Invito a que esa pluralidad ydiversidad no se limite al mbito exclusivo de la ciencia poltica sino al de lasciencias del hombre. Si ello es as, no hay lugar para las unilateralidades deenfoques o corporativas.

    Pues bien, el presente texto no constituye un manual tradicional, ya seapor su dimensin que es acotada como por su contenido que es gene-ral. Los temas que componen sus seis captulos no son tratados intentan-do dar cuenta o exponiendo enciclopdicamente los principales aportes exis-tentes en el mbito de la ciencia poltica tradicional acerca de los mismos.Para ello, sugiero la lectura de los numerosos y excelentes manuales de ladisciplina que han sido editados recientemente, algunos de los cuales figu-ran aqu como bibliografa tanto obligatoria como complementaria. En estetrabajo, los diferentes temas son abordados conforme un corte o hilo inter-pretativo propio, que es expuesto a travs de un conjunto de autores no to-dos politlogos, por cierto de los que me valgo para desenvolver la sistem-tica cientfica y poltica ya mencionada. Hablo a travs de ellos porque creoque constituyen pensadores clave para entender a la poltica y a la actividadintelectual encargada de su tratamiento cientfico.

    En esta lnea, el presente texto consta de tres partes. En la primera par-te, se hace una presentacin histrico-conceptual de la ciencia poltica comodisciplina cientfica. Seguidamente, en la segunda parte se expone una siste-mtica de la poltica entendida como aquella esfera particular de la vida so-cial referida a la produccin y reproduccin de las formas y los medios de ladominacin, esto es, de las estructuras de gobierno de esa sociedad. Y, fi-nalmente, en la tercera parte, se aborda las cuestiones referidas a la demo-cracia y las democratizaciones, asuntos en torno de los cuales se desarrollaen la actualidad gran parte de la ciencia poltica.

    Objetivos generales

    a) Abordar y analizar a la ciencia poltica como disciplina cientfica orientadaa la descripcin e interpretacin sistemtica de la poltica.

    b) Analizar y adiestrarse en el manejo de algunos elementos centrales deuna sistemtica de la poltica en tanto esfera especfica de la vida social.

    c) Abordar a la democracia y a los procesos de democratizacin como tem-ticas relevantes de la ciencia poltica contempornea.

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  • La ciencia poltica

    1.1. La ciencia poltica

    La ciencia poltica o politologa es la disciplina cientfica social que tienecomo objeto de estudio a la prctica poltica en una sociedad. Norberto Bob-bio indica que el concepto ciencia poltica puede ser usado en un sentido am-plio para hacer referencia a cualquier estudio de los fenmenos y estructuraspolticas, conducido con sistematicidad y con rigor, apoyado en un amplio yagudo examen de los hechos, expuestos con argumentos racionales. En estesentido, la ciencia poltica se circunscribe a toda expresin del pensamientoo estudio que fuese metdico y fundado acerca de los hechos, actividades oprocesos denominados polticos. Pero Bobbio tambin seala que aquel con-cepto puede ser utilizado en un sentido restringido para denotar estudios decarcter estrictamente cientficos empricos.

    Ciencia poltica en sentido estricto y tcnico designa a la cienciaemprica de la poltica, o a la ciencia de la poltica conducida segn lametodologa de la ciencia emprica ms desarrollada, como en el caso defsica, de la biologa, etc. Cuando hoy se habla de desarrollo de la cienciapoltica se hace referencia a las tentativas orientadas, con mayor o menorxito pero que intentan obtener una gradual acumulacin de resultados, apromover el estudio de la poltica hasta alcanzar el nivel de la ciencia em-prica (rigurosamente entendida).

    Bobbio, Norberto, Ciencia poltica, en: Bobbio, Norberto, Matteuc-ci, Nicola y Pasquino, Gianfranco, Diccionario de poltica, Siglo Vein-

    tiuno Editores, Mxico, 1993, tomo I, p. 218.

    Para evitar ciertas imprecisiones conceptuales, se podra denominar alprimer tipo de abordaje general como pensamiento o estudios polticos y re-servar el concepto de ciencia poltica para aquellos abordajes estrictamentecientficos de la poltica.

    Pues bien, bajo esta perspectiva, la ciencia poltica configura un saberorientado a describir e interpretar la realidad poltica, ms que a prescribir loque debe ser en el marco de estudios deontolgicos, lo que, en verdad, esobjeto de la filosofa poltica.

    Es tambin Bobbio quien establece una clara distincin entre estas dosformas de abordaje de la poltica. La ciencia poltica configura una modalidadde investigacin de la vida poltica que debe satisfacer tres condiciones b-sicas, a saber, a) el principio de verificacin o de falsificacin como criteriode la aceptabilidad de sus resultados; b) el uso de tcnicas de la razn quepermitan dar una explicacin causal en sentido fuerte o dbil del episodio in-vestigado; c) la abstencin o la abstinencia de los juicios de valor. La filosofa

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    AlumnoNoteBobbio distincio filosofia ciencia

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  • poltica, por su parte, comprende tres tipos de indagaciones, esto es, a) dela mejor forma de gobierno o de la perfecta repblica; b) del fundamento delEstado o del poder poltico, con la consiguiente justificacin (o injustificacin)de la obligacin poltica; c) de la esencia de la categora del poltico, o de la po-liticidad, con la prevalente polmica sobre la diferencia entre tica y poltica.

    La filosofa poltica como bsqueda del fundamento ltimo del poder,no explica el fenmeno del poder, sino que trata de justificarlo, operacinque tiene por meta calificar un comportamiento como lcito o ilcito, lo queno se puede hacer sin recurrir a valores; como bsqueda de la esencia de lapoltica se sustrae de toda verificacin o falsificacin emprica, puesto quelo que se denomina pretenciosamente esencia de la poltica, es el resultadode una definicin nominal y, como tal, no es ni verdadera ni falsa.

    Bobbio, Norberto, Estado, gobierno, sociedad. Contribucin a una teorageneral de la poltica, Plaza & Janes Editores, Barcelona, 1987, pp. 59 y 60.

    Por su parte, la conformacin y evolucin histrica de la ciencia polticaconfigura una realidad compleja, tanto desde el punto de vista conceptual yterico como desde la propia labor cientfica al respecto. Gianfranco Pasqui-no nos recuerda que dicha complejidad responde bsicamente a dos razo-nes. Por un lado, la historia de la ciencia poltica y la de los politlogos seentrelaza con las de otras disciplinas y campos del conocimiento como la fi-losofa poltica y social, la historia de las doctrinas e ideas polticas, el dere-cho constitucional, la sociologa y la sociologa poltica, en particular. Por elotro lado, la evolucin de la ciencia poltica ha estado directamente vincula-da tanto a la definicin y redefinicin de su objeto de estudio, esto es, la po-ltica, como a las sucesivas reformulaciones llevadas a cabo en el plano delmtodo cientfico (Pasquino, 1995).

    En un sentido general, la historia de la ciencia poltica es tambin el re-flejo del desarrollo de un extendido camino iniciado con Aristteles, reforza-do por Maquiavelo y los contractualistas y que desemboc en la conforma-cin de la disciplina abocada a los estudios cientficos de la poltica. Comose ver seguidamente, el desenvolvimiento del pensamiento poltico occiden-tal en gran medida gir en torno tanto de la delimitacin de su propio objetocomo de los problemas y dilemas metodolgicos que se fueron sucediendoen el campo del conocimiento cientfico y del pensamiento especulativo. Sudespliegue histrico expres continuamente los avatares ontolgicos y meto-dolgicos que se fueron dando en la interseccin entre poltica y ciencia, en-tre poder y especulacin filosfica.

    En este sentido, segn Miquel Caminal Badia, en la prehistoria de la cien-cia poltica hubo dos rupturas esenciales, a saber, (i) la que diferenci y se-par al pensamiento poltico clsico, propiamente filosfico y teolgico, delpensamiento poltico moderno iniciado con Maquiavelo y que tom al poder yal Estado como objeto de sus reflexiones independientemente de sus funda-mentos morales; y (ii) aqulla que, dentro del marco de la etapa moderna, di-ferenci y separ al pensamiento poltico de la ciencia poltica propiamentedicha. Este ltimo quiebre, adems, estuvo bsicamente condicionado por elcontexto social y poltico en el que se produjo a fines del siglo pasado y co-mienzos de ste, escenario que estuvo signado por la separacin entre

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  • Estado y ciencia y, ms especficamente, por la democratizacin de aqulbajo la gida del liberalismo poltico occidental, como claramente lo sea-la el citado autor.

    El pensamiento poltico adquiere autonoma en la medida que se des-prende de su condicionante filosfico y teolgico. La poltica ya no for-ma parte de la filosofa, de la teologa o, incluso, de la moral. Se hace in-dependiente en la medida que la sociedad moderna se fundamenta en lalaicidad y la individualidad, y se organiza fundndose en el principio dela razn [...]. La politologa, al igual que la economa y la sociologa, nonace y se desarrolla como ciencia hasta que no consigue acotar su objetoy, en cierta medida, distanciarse del Estado [...]. La aparicin y desarro-llo de la politologa como ciencia social se ha producido en mayor medi-da cuando el Estado liberal ha avanzado hacia formas liberal-democrti-cas. La razn es muy simple: la poltica, y su anlisis como objeto de es-tudio, tiene un carcter radicalmente distinto cuando la inmensa mayorade sus miembros estn formalmente excluidos de toda accin poltica y,por supuesto, no se les reconoce opinin en relacin al gobierno [...]. Enla medida que aparecen y se amplan las libertades positivas la poltica sehace presente en la sociedad civil. Se reconoce y se regula su existencia.El Estado ya no es la nica institucin pblica porque las libertades p-blicas extienden el mbito de la poltica al conjunto de la sociedad. Lospartidos polticos y el sufragio universal constituyen la mxima expresinde este cambio que crear las condiciones materiales para la delimitacinde un campo de investigacin que desborda el mundo del Estado para in-troducirse en la sociedad civil. La democratizacin del Estado liberal crealas siguientes condiciones para el nacimiento y desarrollo de la cienciapoltica: 1) la ampliacin del derecho de participacin poltica y el reco-nocimiento del sufragio universal masculino con independencia de lacondicin social; 2) el reconocimiento del pluralismo poltico y de la po-sibilidad de impulsar, canalizar y organizar concepciones polticas distin-tas con igual legitimidad para acceder al gobierno del Estado; 3) la inte-gracin de las clases sociales en el sistema poltico poniendo fin a la ex-clusin poltica de la clase obrera; 4) la configuracin del Estado comosistema poltico cuyos actores fundamentales son los partidos polticos.El poder, el Estado o, incluso, el gobierno ya no ocupan todo el espaciodel anlisis poltico y ceden una parte del mismo a la organizacin y fun-cionamiento del sistema poltico, que cobrar mayor importancia en eltranscurso del tiempo y en relacin directa al proceso de democratiza-cin. Cuando la poltica ya no es actividad exclusiva de unos pocos,cuando se generaliza y se hace annima en decisiones tan trascendentescomo la eleccin de los gobernantes, surge la necesidad de estudiarla demanera distinta: haciendo uso, como en la sociologa y la economa, delmtodo emprico y las tcnicas estadsticas. No se trata ya de preguntar-se solamente sobre el gobierno justo, ni de proponer o explicar teorasnormativas generales sobre el Estado y el gobierno, sino de estudiar, tam-bin, el proceso poltico, las instituciones, la administracin y el sistemapoltico como un conjunto cohesionado.

    Caminal Badia, Miquel, La poltica como ciencia, en: Caminal Badia,Miquel (coord.), Manual de ciencia poltica, Tecnos, Madrid, 1996, pp. 21-23.

    Estas reflexiones nos coloca frente a dos cuestiones fundamentales pa-ra la ciencia poltica, esto es, su objeto y su desarrollo como ciencia empri-ca. Vayamos a ello.

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  • 1.2. El objeto de la ciencia poltica

    El pensamiento poltico y la ciencia poltica, en tanto campos especficos delpensamiento crtico y del conocimiento cientfico, han resultado de un largo y si-nuoso percurso de construccin histrica y de significacin sociocultural. SheldonWolin resalta el carcter sociohistrico de la poltica y, en particular, del saber fi-losfico acerca de la poltica, lo que cabe hacer extensivo a la ciencia poltica:

    Si aceptamos que un campo de indagacin es, en importante medi-da, producto de una definicin, el campo de la poltica puede ser de-finido como un mbito cuyos lmites han sido establecidos a lo largode siglos de discusin poltica. As como los perfiles de otros camposse han modificado, tambin los lmites de lo poltico han sido cam-biante, abarcando a veces ms, a veces menos, de la vida y el pensa-miento humanos [...]. Quisiera insistir [...] en que el campo de la pol-tica es y ha sido, en un sentido decisivo y radical, un producto de lacreacin humana. Ni la designacin de ciertas actividades y ordena-mientos como polticos, ni nuestra manera caracterstica de pensaren ellos, ni los conceptos con que comunicamos nuestras observacio-nes y reacciones, se hallan inscritos en la naturaleza de las cosas, si-no que son el legado de la actividad histrica de los filsofos polticos.

    En un sentido general, la ciencia poltica es el resultado de un conjunto decontribuciones, anlisis y reflexiones acerca de los fenmenos polticos bsi-camente desenvueltos en el mundo moderno occidental. Desde la antigedadgriega hasta la actualidad, ha existido una enorme variabilidad de aportes y deperspectivas que contribuyeron a conformar el campo de los estudios polticosy, particularmente, de la ciencia poltica. Estas contribuciones histricas fuerondefiniendo y redefiniendo permanentemente los lmites y el sentido de esecampo epistmico y de la poltica misma. Sin embargo, ello no significa que seha denominado o calificado de poltico a cualquier fenmeno social, ni quelos fenmenos designados como polticos hayan sido y sean linealmentecreados por los analistas, tericos y filsofos polticos cuando describen y ex-plican las prcticas polticas o bien cuando les atribuyen algn significado a lasmismas. Es decir, en tanto prcticas sociales, las actividades polticas desen-vueltas en una sociedad, as como la institucionalidad que surge de ellas y quese recrean a travs de ellas, existen y se reproducen al margen de que los ana-listas, tericos y filsofos las estudien o le atribuyan algn sentido. Ese con-junto de prcticas polticas institucionalizadas configura la base emprica e his-trica de los estudios polticos y, pese a la diversidad de perspectivas con quelos fenmenos polticos fueron abordados por dichos estudios, stos, de algu-na manera, han estado regularmente referidos al poder.

    Los modos de adquisicin y utilizacin del poder, su concentracin ydistribucin, su origen y la legitimidad de su ejercicio, su misma defini-cin en cuanto poder poltico ha sido el centro de todos los anlisis polti-cos desde Aristteles, precisamente, hasta Maquiavelo, de Max Weber alos politlogos contemporneos.

    Pasquino, Gianfranco, Naturaleza y evolucin..., op.cit., p. 16

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    Wolin, Sheldon, Po-ltica y perspectiva.Continuidad y cambio en elpensamiento poltico occi-dental, Amorrortu Editores,Buenos Aires, 1993, p. 14.

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    AlumnoNoteDefinicin CP y Objeto

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  • Wolin, en este mismo sentido, ampla el significado de la poltica e indicaque sta designa bsicamente a las actividades, interacciones e institucionesrelacionadas con el ejercicio del gobierno de una sociedad en su conjunto. Sudescripcin resulta, por cierto, interesante a la hora de delimitar el objetocualificado de los estudios polticos y, en particular, de la ciencia poltica:

    El sistema de instituciones polticas de una sociedad representaun ordenamiento de poder y autoridad. En algn punto del siste-ma, se reconoce que ciertas instituciones poseen autoridad paratomar decisiones aplicables a toda la comunidad. Como es natu-ral, el ejercicio de esta funcin atrae la atencin de grupos e indi-viduos que intuyen que las decisiones adoptadas influirn en susintereses y objetivos. Cuando esta toma de conciencia cobra laforma de una accin dirigida hacia las instituciones polticas, lasactividades pasan a ser polticas y a integrar la naturaleza polti-ca. La iniciativa puede partir de las instituciones mismas, o de loshombres que la manejan. Una decisin pblica encaminada, porejemplo, a controlar la fabricacin de tejidos o a prohibir la difu-sin de ciertas doctrinas tiene el efecto de conectar estas activi-dades con el orden poltico y convertirlas, al menos en parte, enfenmenos polticos. Aunque podran darse mltiples ejemplosacerca del modo en que las actividades humanas se vuelven po-lticas, lo principal es la funcin relacionante que cumplen lasinstituciones polticas. Por medio de las decisiones que adoptan yponen en prctica los funcionarios pblicos, se renen actividadesdispersas, se las dota de una coherencia nueva y se moldea sucurso futuro de acuerdo con criterios pblicos. De este modo, lasinstituciones polticas agregan otras dimensiones a la naturalezapoltica. Sirven para definir, por as decirlo, el espacio poltico olugar donde se relacionan las fuerzas tensionales de la sociedad,como en un tribunal, una legislatura, una audiencia administrati-va o el congreso de un partido poltico. Tambin sirven para defi-nir el tiempo poltico, o perodo dentro del cual tiene lugar la de-cisin, la resolucin o el acuerdo. Los ordenamientos polticos pro-porcionan as un marco dentro del cual se vinculan espacial ytemporalmente las actividades de individuos y grupos...

    (Wolin, 1993)

    De algn modo, esta delimitacin genrica del objeto bsico de los estu-dios polticos da cuenta del ncleo central de la poltica en cuanto prcticasocial. No obstante, en las distintas expresiones politolgicas ms reciente-mente, se ha ponderado a la poltica como un conjunto de prcticas socialesdesenvueltas en una enorme diversidad de aspectos y reas de la vida co-lectiva, y que no se restringen exclusivamente a aquellas actividades directa-mente vinculadas a las acciones y relaciones desarrolladas en el interior delas instituciones gubernamentales de un pas. Su especificidad est dadapor las relaciones de poder y dominacin estructuradas en torno de los cir-cuitos de gobierno de todo tipo de asociacin o agrupamiento social, englo-bando por cierto mucho ms que aquello limitado a las instituciones de laadministracin pblica.

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  • La poltica no est separada de la actividad y de la vida colectiva. Por elcontrario, comprende todas las actividades de cooperacin y de conflicto, den-tro de la sociedad y entre ellas, all donde la especie humana organiza el uso,produccin y distribucin de los recursos humanos, naturales y de otro tipo enel proceso de produccin y reproduccin de su vida social y tecnolgica.

    Leftwich, A., On the Politics of Politics, en: What is de Politics?,Basil Blackwell, Oxford, 1984, pp. 64, 65 (citado en Stoker, Gerry, In-troduccin, en: Marsh, David y Stoker, Gerry (eds.), Teora y mtodos

    de la ciencia poltica, Alianza Editorial, Madrid, 1997, p. 17).

    Como se dijo, esta orientacin es expresiva del enfoque temtico globalque ha venido primando en la ciencia poltica durante los ltimos aos y ellaha conllevado un relativo alejamiento de aquellas perspectivas que interpre-taban a la poltica como una actividad exclusivamente reducida a las institu-ciones pblicas. En este nuevo enfoque se tiende adoptar una definicin depoltica ms abarcativa y dinmica, que no niega la centralidad de los fen-menos del poder y del gobierno, pero que entiende que estos fenmenos nose reducen al mbito de las instituciones pblicas sino que se desenvuelvena lo largo del espacio social, desde la familia hasta el Estado, desde losagrupamientos vecinales hasta las corporaciones gremiales y empresarialesy desde los partidos polticos hasta la administracin pblica. Todos estosmbitos conforman una compleja trama de relaciones de poder que tiene ex-presin en las instituciones polticas y gubernamentales, al mismo tiempoque stas influyen sobre aqulla. De este modo, la definicin de poltica seampla dejando de identificar a la ciencia poltica exclusivamente con el es-tudio del gobierno y de los asuntos pblicos para centrarse en lo que Left-wich denomina poltica de la vida cotidiana.

    Como lo expresa Gerry Stoker, otros autores consideran vlido esta am-pliacin de la definicin de la poltica como una prctica social especfica pe-ro ratifican la centralidad que mantiene en la poltica el gobierno administra-tivo de una sociedad, en particular, bajo las diferentes modalidades de orga-nizacin estatal. Por cierto, abrevando las nuevas contribuciones aportadaspor la sociologa poltica, ya no tiende a considerarse al Estado solamentedesde su composicin normativa-institucional, sino como una compleja tra-ma de interacciones sociales cotidiana y regularmente vinculada con la so-ciedad civil y como una clase especfica de asociacin poltica. Bajo estaperspectiva, entonces, se coloca al Estado como eje de la actividad poltica,pero sta no se desenvuelve apenas, ni principalmente, en torno del apara-to burocrtico o del andamiaje legal del mismo; sino ms bien en el lugar endonde interaccionan el Estado y la sociedad.

    En suma, de una u otra manera, el poder, el gobierno, las instituciones po-lticas, el Estado, los agrupamientos sociales y polticos, la poltica cotidianahan marcado y marcan los lmites de la poltica como prctica social espec-fica y como objeto de la ciencia poltica.

    1.3. La politologa como ciencia emprica y social

    La politologa es una ciencia. Ahora bien, Qu es una ciencia? La cienciaes una actividad destinada a generar una serie de conocimientos acerca de

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  • algn objeto natural o social a travs de la utilizacin sistemticas de un con-junto de teoras, hiptesis, mtodos y tcnicas de investigacin que orientan ysirven de medios para el abordaje cognoscitivo de dicha realidad. El conoci-miento producido a travs de la actividad cientfica es vlido en la medida enque se halla emprica y lgicamente fundado, es decir, en tanto dicho conoci-miento se asienta sobre la base de un conjunto de evidencias empricas ysus argumentaciones guardan una relativa correspondencia lgica, conformelos criterios establecidos por la crtica de la comunidad cientfica. En estesentido, Anthony Giddens nos brinda una amplia definicin de ciencia exal-tando el hecho de configurar una actividad humana particular:

    La ciencia es el uso de mtodos sistemticos de investigacin, pensamien-to terico y examen lgico de argumentos para desarrollar un cuerpo de cono-cimiento sobre un objeto particular. El trabajo cientfico depende de una mez-cla de pensamiento osadamente innovador y de la disposicin y el control dela evidencia para apoyar o desechar hiptesis o teoras. La informacin y lasideas acumuladas durante el estudio y el debate cientficos son siempre, has-ta cierto punto, tentativas: abiertas a la revisin, o incluso a ser descartadastotalmente, a la luz de nuevas pruebas o argumentos.

    Por su parte, la ciencia, en tanto actividad humana y como muchas otrasactividades desarrolladas por el hombre, est sujeta, por cierto, a una seriede cambios y contingencias histrico-culturales. Una de las metas principa-les de la ciencia es la produccin de conocimientos, pero dicha produccinse inscribe dentro de un proceso de construccin social en cuyo marco lasmodalidades de generacin y de desarrollo de ese conocimiento, as comolos basamentos de validacin del mismo, varan conforme el contexto de sig-nificacin histrico-cultural en el cual tales modalidades y basamentos sehan desenvuelto y legitimado. Ello indica, a su vez, que no hay un tipo o pa-rmetro universal de ciencia, sino que sus mtodos, tcnicas, estrategias yformas de justificacin han sido diversas conforme el paradigma y el contex-to cultural en el que se inscribi tal labor.

    Ahora bien, si la actividad cientfica se inscribe dentro de un proceso deconstruccin social desarrollado en el contexto de determinados marcos his-tricos, estos marcos condicionan, de alguna manera, su percurso, los pro-blemas a ser abordados e indagados y tambin las estrategias seguidas pa-ra su anlisis y evaluacin.

    Se entiende a las ciencias como prcticas sociales en activo; por con-siguiente, estn sujetas al impacto de factores econmicos, polticos eideolgicos, tanto como cualquier prctica social. Una peculiaridad de lasprcticas cientficas es que producen discursos cuya pretensin de conoci-miento cree tener un status especial, en cuanto que es cientfico. En estamedida, la pregunta qu es el conocimiento cientfico? slo puede con-testarse tomando en cuenta el lugar de las prcticas cientficas presentesen una determinada sociedad, es decir, sus relaciones con las prcticaseconmicas, polticas, etctera.

    Oliv, Len, Estado, legitimacin y crisis, Siglo XXI, Mxico, 1985, p. 17.

    Como toda actividad social, la ciencia es llevada a cabo por agentes so-ciales, es decir, los cientficos, que realizan sus labores profesionales moti-vados por diversos intereses y aspiraciones, pero orientados, en general,

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  • hacia la generacin de conocimientos bsicos acerca del mundo natural ysocial, ya sea para su comprensin o bien para su transformacin.

    Curiosidad y necesidad son los motivos esenciales subyacentes en lainvestigacin humana. O intentemos comprender el mundo que nos rodeaen aras del conocimiento, o intentamos comprenderlo para poder protegero mejorar la situacin que nos depara. En cualquier caso, nuestro conoci-miento conlleva a menudo, al menos potencialmente, la aceptacin deciertos modos de perfeccionar las cosas que descubrimos. En otras pala-bras, cuando ms sabemos sobre nuestro entorno social y fsico, mejorpertrechados estamos para actuar sobre l. Y esto se aplica tanto a nuestroconocimiento de la poltica como al de otras materias. La clave para com-prender y modificar nuestro entorno poltico es, expresado de la manerams simple, conocerlo mejor.

    Manheim, J y Rich, C., Anlisis poltico emprico. Mtodos de inves-tigacin en ciencia poltica, Editorial Alianza, Madrid, 1988, p. 15.

    La actividad cientfica y, en particular, la investigacin cientfica constituyeuna manera de conocer; no configura el nico modo de conocimiento huma-no sino, ms bien, una modalidad particular signada, segn Manheim y Rich,por su carcter explcito, sistemtico y controlado que ofrece la posibilidad deconocer la realidad y evaluar los modos de conocerla y perfeccionar nues-tros medios de investigacin, es decir, constituye un modo de conocimientoautocorrector en continuo desarrollo.

    [...] la investigacin cientfica es explcita, sistemtica y controlada. Esexplcita por cuanto todas las reglas para definir y examinar la realidad es-tn claramente establecidas. Nada permanece oculto y nada se cree a ojoscerrados. Es sistemtica, esto es, cada elemento de prueba est vinculadoa otro por la razn o la observacin. No se toleran explicaciones ad hoc nise permiten negligencias de mtodo. Es controlada porque los fenmenosque se analizan, en la medida de lo posible, son observados de manera tanrigurosa como el estado de los conocimientos permite. Tan slo se llega aconclusiones generalizadas despus de una evaluacin pormenorizada ycuidadosa, y es lema la precaucin (en el amplio sentido de prestar cuida-do y atencin al detalle). Y por todas sus limitaciones, o precisamente acausa de ella, la investigacin cientfica abre a los versados en sus proce-dimientos un nuevo horizonte de comprensin de la realidad. Por esta ra-zn, se aplica el mtodo cientfico al estudio de la poltica.

    Ibid, pp. 17-18

    Pues bien, la ciencia poltica es una ciencia emprica y social porque tie-ne como objeto de estudio la realidad poltica de una sociedad, es decir, lasprcticas y procesos polticos desenvueltos en un determinado contexto his-trico-social. Siguiendo los parmetros de cientificidad desenvueltos oportu-namente por Max Weber, debe decirse que, en tanto ciencias de la realidad,las ciencias sociales y, entre ellas, la ciencia poltica estn perfiladas ha-cia el conocimiento de lo que es y no de lo que debe ser. Como lo reco-noce el citado pensador alemn, las ciencias sociales se originaron comouna respuesta a los problemas prcticos existentes en el mundo poltico y

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  • social, y estuvieron estimuladas por el inters de sus exponentes en llevar acabo acciones tendientes a producir cambios en ese mundo. Sin embargo,la tarea de estas disciplinas empricas no consiste en proporcionar normase ideales obligatorios, de los cuales puedan derivarse preceptos para la prc-tica sino, en todo caso, dar cuenta de ellos, analizar los fenmenos socia-les, identificar las regularidades que signan las prcticas sociales, en suma,describir e interpretar el complejo mundo social.

    Una ciencia emprica no puede ensear a nadie qu debe hacer sinonicamente qu puede hacer y, en ciertas circunstancias, qu quiere. Esverdad que, en el campo de nuestras ciencias, las cosmovisiones persona-les se introducen de continuo tambin en la argumentacin cientfica; laperturban siempre, y dejan traslucir su gravitacin de maneras distinta,aun en el campo del establecimiento de simples conexiones causales entrelos hechos, con el resultado, en cada caso, de aumentar o disminuir laschances de los ideales personales, a saber: la posibilidad de querer algo de-terminado [...]. Es verdad que precisamente aquellos elementos ms nti-mos de la personalidad, los juicios de valor ltimos y supremos que de-terminan nuestra accin y confieren sentido y significado a nuestra vida,son percibidos por nosotros como algo objetivamente vlido. Podemossostenerlos solamente cuando se presentan como vlidos, como derivadosde los valores supremos de nuestra vida y, por lo tanto, cuando se desarro-llan en lucha contra los obstculos de sta [...]. Slo en el supuesto de lafe en valores tiene sentido el intento de sostener desde fuera juicios de va-lor. No obstante, enjuiciar la validez de tales valores es asunto de la fe, y,junto a ella, quiz tarea de una consideracin e interpretacin especulati-va de la vida y del mundo con respecto a su sentido; con seguridad, no esobjeto de una ciencia emprica [...].

    Weber, Max, La objetividad cognoscitiva de la ciencia social y dela poltica social, en: Weber, Max, Ensayos sobre metodologa sociol-

    gica, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1993, p. 44.

    He aqu una clara distincin entre los juicios de valor, propios del universo dela fe, y los juicios de hechos, propios del saber cientfico de la realidad social.Una disciplina cientfica como cualquiera de las ciencias sociales no est en con-diciones de establecer y justificar cientficamente ideales que determinen lo quedebe ser pero s lo que es y eventualmente lo que deviene, ya que dicha dis-ciplina es una ciencia de la realidad. No obstante, esa realidad se le presen-ta al hombre como una multiplicidad infinita de procesos imposible de ser abor-dada integralmente por el hombre, es decir, una realidad que es inconmensura-ble al conocimiento humano. ste apenas puede analizar un aspecto particularde esa realidad. La ciencia social se interesa, entonces, por la realidad social o,en palabras del propio Weber, por la configuracin real y, por lo tanto, individualde la vida social que nos circunda, considerada en sus conexiones universales, masno por ello, naturalmente, de ndole menos individual, pero slo puede dar cuen-ta de la descripcin y comprensin de una parte finita de la misma.

    Tan pronto como tratamos de reflexionar sobre la manera en que senos presenta inmediatamente, la vida nos ofrece una multiplicidad infinitade procesos que surgen y desaparecen, sucesiva y simultneamente, tanto

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  • dentro como fuera de nosotros mismos. Y la infinitud absoluta de es-ta multiplicidad para nada disminuye, en su dimensin intensiva, cuandoconsideramos aisladamente un objeto singular [], tan pronto como pro-curamos con seriedad describirlo de manera exhaustiva en todos sus com-ponentes individuales; tal infinitud subsiste todava ms, como es obvio, siintentamos comprenderlo en su condicionamiento causal. Cualquier cono-cimiento conceptual de la realidad infinita por la mente humana finita des-cansa en el supuesto tcito de que slo una parte finita de esta realidadconstituye el objeto de la investigacin cientfica, parte que debe ser la ni-ca esencial en el sentido de que merece ser conocida. (Weber, 1993)

    En general, este planteo refleja el pensamiento nietzscheniano con rela-cin al conocimiento humano, tan influyente en determinados crculos filos-ficos y cientficos a fines del siglo pasado y comienzos del presente. Dichaperspectiva era radicalmente opuesta a toda forma esencialista o determi-nista de considerar la realidad en general y asentaba un marcado activismohumano en la construccin del conocimiento.

    No debemos cosificar equivocadamente causa y efecto, como lohacen los investigadores de la naturaleza (y quien, como ellos, naturalizahoy en el pensar-) en conformidad con el dominante cretinismo mecani-cista, el cual deja que la causa presione y empuje hasta que produce elefecto; debemos servirnos precisamente de la causa, del efecto na-da ms que como de conceptos puros, es decir, ficciones convencionales,confines de designacin, de entendimiento, pero no de aclaracin. En loen s no hay lazos causales, ni necesidad, ni no-libertad psicol-gica, all no sigue el efecto de la causa, all no gobierna ley ningu-na. Nosotros somos los nicos que hemos inventado las causas, la suce-sin, la reciprocidad, la relatividad, la coaccin, el nmero, la ley, la liber-tad, el motivo, la finalidad; y siempre que a este mundo de signos lo intro-ducimos ficticiamente y lo entremezclamos, como si fuera un en s, enlas cosas, continuamos actuando de igual manera que hemos actuadosiempre, a saber, de manera mitolgica.

    Nietzsche, Friedrich, Ms all del bien y del mal, Alianza editorial,Buenos Aires, 1993, p. 43.

    De este modo, y retornando a Weber, el conocimiento cientfico de la reali-dad social deviene de un proceso de selectividad de aquello que ser el obje-to de anlisis descripcin y comprensin de la ciencia social, operacin queresulta del inters y de la significacin cultural que el analista le otorga a laporcin de la realidad social que ser analticamente abordada. Esa selectivi-dad se traduce, a su vez, en la elaboracin de un conjunto de conceptos bsi-cos a travs de los cuales se produce un ordenamiento conceptual de la rea-lidad, realidad, por cierto infinita frente a la finitud del conocimiento humano,aun del cientfico, y de los conceptos utilizados para abordarla parcialmente.Dichos conceptos, que se convierten entonces en las herramientas bsicasdel conocimiento humano, se conforman a partir de los presupuestos o juiciosde valor que guan la indagacin cientfica de una parcela de la compleja rea-lidad social, parcela cuya significacin plena slo puede ser atribuida y com-prendida dentro del marco de aquellos presupuestos. El objetivo de la cien-cia social est dado tanto por la significacin cultural de los hechos histri-

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  • cos y sociales seleccionados como objeto de indagacin como por la explica-cin causal de su origen histrico. Pero entendiendo que el significado cultu-ral de ese hecho y la explicacin causal del mismo resultar de la imputacinefectuada conceptualmente por el cientfico, ya que ningn hecho histrico ysocial deriva o tiene entidad a partir de un conjunto de relaciones lgicas ne-cesarias entre s. Es decir, los fenmenos sociales no pueden entendidos co-mo productos deducidos de determinada constelacin de procesos o he-chos. La realidad social posee un carcter indeterminado ya que, en s mis-ma, no proporciona ningn punto de vista especfico desde el cual se puedaechar luz sobre la significacin de determinados elementos de la cultura o delo social. En consecuencia, aquella significacin y explicacin causal no esms que el resultado de un valor y de conexiones imputadas o atribuidas, co-mo dice Nietzsche, con fines de designacin, por el investigador, por el suje-to que conoce, cuya validez cientfica reside centralmente en la coherencia l-gica del planteo y en la referencialidad emprica efectuada.

    Jams puede concebirse como exhaustiva aun la descripcin del seg-mento ms nfimo de la realidad. El nmero y la ndole de las causas quedeterminaron cualquier evento individual son siempre infinitos, y nadahay en las cosas mismas que indique qu parte de ella debe ser considera-da. El nico resultado de cualquier intento serio de conocer la realidadsin presupuestos sera un caos de juicios de existencia acerca de in-numerables percepciones particulares. Pero aun tal resultado slo es posi-ble en apariencia, ya que cada percepcin aislada, en cuanto se la conside-ra con mayor atencin, muestra infinitos elementos que jams pueden serexpresados de manera exhaustiva en juicios de percepcin. Lo nico queintroduce orden en este caos es la circunstancia de que, en cada caso, s-lo una parte de la realidad individual reviste para nosotros inters y signi-ficacin, porque nicamente ella muestra relacin con las ideas de valorculturales con las cuales abordamos la realidad. Slo determinados aspec-tos de los fenmenos individuales, siempre infinitamente mltiples es de-cir, aqullos a los cuales atribuimos significacin cultural general, sonpor lo tanto, dignos de ser conocidos, y slo ellos son objeto de explica-cin causal. sta, a su vez, denuncia el mismo fenmeno: un regreso cau-sal exhaustivo desde cualquier fenmeno concreto en su realidad plena, noslo es imposible en la prctica, sino sencillamente disparatado. Slo de-terminamos aquellas causas a las cuales son imputables, en el caso indivi-dual, los componentes esenciales del acontecimiento. En cuanto se tra-ta de la individualidad de un fenmeno, la pregunta por la causa no inquie-re por leyes sino por conexiones causales concretas; no pregunta bajo qufrmula ha de subsumirse el fenmeno como espcimen, sino cul es laconstelacin individual a la que debe imputarse en cuento resultado; esuna cuestin de imputacin. Siempre que entra en consideracin la expli-cacin causal de un fenmeno de la cultura o de un individuo hist-rico [], el conocimiento de leyes de la causacin no puede ser el finde la investigacin sino solo un medio. Nos facilita y posibilita la imputa-cin causal de los componentes de los fenmenos, culturalmente signifi-cativos en su individualidad, a sus causas concretas. En la medida quecumpla eso, pero slo en esa medida, es valioso para nuestro conocimien-to de conexiones individuales. Y cuanto ms generales, es decir, cuantoms abstractas sean las leyes, tanto menos pueden contribuir a la imputa-cin causal de fenmenos individuales y, por va indirecta, a la compren-sin de la significacin de procesos culturales.

    Weber, Max, La objetividad cognoscitiva, op.cit. pp. 67 y 68.

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  • En este sentido, los estudios cientficos de los procesos sociales y pol-ticos son exclusivamente concebibles sobre la base de las ideas de valorque posee el analista y a travs de la cual aborda significativamente la reali-dad social. Por ello, todo conocimiento parte siempre desde puntos de vis-tas especficamente particulares. Estos puntos de vista o concepcionesconfiguran los principios de seleccin de los aspectos relevantes y singula-res a ser analizados cientficamente y de la significacin que se darn a loshechos. De ellos surge el esquema conceptual que se utilizar en toda in-vestigacin cientfica, todo lo cual muestra la importancia de los conceptosen la construccin del conocimiento. Ahora bien, en la perspectiva weberia-na, esos conceptos son el resultado de un proceso de construccin ideal,es decir, presenta el carcter de una utopa obtenida mediante el realce con-ceptual de ciertos elementos de la realidad. Dichos conceptos tpico-idealesilustran y hacen comprensible un tipo de conexin ideal que se comprue-ba o se supone que existe en la realidad.

    Respecto de la investigacin, el concepto tpico-ideal pretende guiarel juicio de imputacin: no es una hiptesis, pero quiere sealar unaorientacin a la formacin de hiptesis. No constituye una exposicin dela realidad, pero quiere proporcionar medios de expresin unvocos pararepresentarla. Consiste, pues, en la idea de la organizacin moderna dela sociedad, histricamente dada, [...] idea elaborada por nosotros [...]. Eneste caso, no se forma el concepto [...] como un promedio de los princi-pios [...] existentes de hecho en la totalidad [de la realidad social], sino,antes bien, como un tipo ideal. Se los obtiene mediante el realce unilate-ral de uno o de varios puntos de vista y la reunin de una multitud de fe-nmenos singulares, difusos y discretos, que se presentan en mayor medi-da en unas partes que en otras o que aparecen de manera espordica, fen-menos que encajan en aquellos puntos de vista, escogidos unilateralmen-te, en un marco conceptual en s unitario. Este, en su pureza conceptual,es inhallable empricamente en la realidad: es una utopa que plantea a lalabor historiogrfica la tarea de comprobar, en cada caso singular, en qumedida la realidad se acerca o se aleja de ese cuadro ideal.

    (Weber, 1993)

    De este modo, Weber indica que con los tipos-ideales, los cientficos in-tentan aprehender individuos histricos y aspectos singulares a travs deconceptos genricos, siempre con la intencin de ordenar conceptualmente lacompleja realidad social a los efectos de describirla e interpretarla. La laborcientfica consiste justamente en eso, es decir, en describir e interpretar larealidad social. Y, ante la inconmensurabilidad de la realidad social al cono-cimiento humano, dicha labor solamente puede emprenderse a travs de lasherramientas que Weber denomina conceptos tpico-ideales. Pero debe distin-guirse claramente a estos conceptos, que son construcciones metodolgicas,de la historia, es decir, de la propia realidad social. En toda investigacincientfica, esas construcciones son el medio a travs del cual el investigadorefecta la imputacin vlida de un proceso histrico a sus causas reales,siempre dentro de las posibilidades que brinda el conjunto de intereses cog-noscitivos del investigador, el estado de sus conocimientos acerca de esarealidad y la estructura conceptual con que cuenta en cada caso. De estemodo, los sistemas conceptuales configuran el nico medio para captar los

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  • aspectos o elementos significativos de la realidad social, la que, dada su in-finitud ante el conocimiento humano finito, nunca podr ser abordada entoda su complejidad.

    As, el progreso cientfico no es ms que un proceso permanente de pro-duccin y reproduccin conceptual que resulta de la contraposicin entre elandamiaje conceptual utilizado para abordar la realidad emprica y aqullosque queremos y podemos obtener a partir de la realidad un nuevo conoci-miento, pero cuya significacin es de carcter cultural, es decir, est dadapor el conjunto de problemas y conceptos disponibles y validados en unadeterminada situacin cultural, todo lo cual ratifica a la ciencia como unaprctica social.

    La historia de las ciencias de la vida social es y sigue siendo, por lotanto, una alternancia continua entre el intento de ordenar conceptualmen-te los hechos a travs de la formacin de conceptos, la resolucin de loscuadros conceptuales as obtenidos mediante la ampliacin y el desplaza-miento del horizonte de la ciencia, y la formacin de nuevos conceptos so-bre las bases as transformadas. Esto no indica, por cierto, que el ensayode construir sistemas conceptuales sea en general errneo, pues cualquierciencia, aun la historia meramente descriptiva, colabora con los conceptosdisponibles en su poca; expresa, as, la circunstancia de que en las cien-cias de la cultura humana la formacin de conceptos depende del plantea-miento de los problemas, y que ste vara junto con el contenido de la cul-tura. La relacin entre los conceptos y lo conceptuado lleva consigo, en lasciencias culturales, la transitoriedad de tales sntesis. Los grandes intentosde construccin conceptual han obtenido por regla general su valor en elcampo de nuestra ciencia en cuanto han puesto de relieve el carcter limi-tado de la importancia de los puntos de vista que estaban en su base. Losmayores progresos en el campo de las ciencias sociales se ligan de hechocon el desplazamiento de los problemas culturales prcticos y cobran laforma de una crtica de la formacin de conceptos.

    (Weber, 1993)

    En consecuencia, la ciencia ordena su materia en los conceptos que uti-liza y se expresa a travs de ellos en el marco de una operacin que surgede la elaboracin de regularidades empricas, la formacin de hiptesis y laposterior verificacin emprica de stas. La objetividad del saber que surgede esta labor reside justamente en el hecho de que la realidad social, signa-da por una multiplicidad infinita de su acaecer, se ordena conceptualmente apartir de categoras que son subjetivas en la medida que representan los pre-supuestos de nuestros conocimientos. Para Weber, conceptos y juicios noson la realidad emprica, ni la copian, pero permiten ordenarla conceptualmen-te de manera vlida. Esos conceptos y juicios surgen de ideas de valor que,en tanto elementos subjetivos de cualquier accin social, son comprobablesempricamente pero no son fundamentables a partir de materiales empricos.

    La objetividad del conocimiento de las ciencias sociales depende []de esto: que lo empricamente dado se oriente de continuo con relacin aaquellas ideas de valor, las nicas que le prestan valor cognoscitivo; que, ensu significacin, sea comprendido a partir de ellas, pero que jams sea con-vertido en pedestal para la prueba, imposible empricamente, de la validez de

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  • aqullas. Y la fe, presente en alguna forma en todos nosotros, en la validezsupraemprica de la idea de valor ltimas y supremas, de las que tomamos elsentido de nuestra existencia, no excluye sino incluye la incesante mutabili-dad de los puntos de vista concretos desde los cuales la realidad emprica re-cibe un significado: la vida en su realidad irracional y en su contenido de sig-nificaciones posibles es inagotable; por ello, la configuracin concreta de larelacin de valor permanentemente fluctuante, sometida al cambio en el os-curo futuro de la cultura humana. La luz que bota de aquellas ideas de valorsupremas cae sobre una parte finita, siempre cambiante, de la inmensa co-rriente catica de los acontecimientos, que fluye a lo largo del tiempo. Todoello no significa que la tarea propia de la ciencia social consista en una cazacontinua de nuevos puntos de vista y construcciones conceptuales. Por locontrario, nada debiera destacarse ms que la afirmacin de que servir al co-nocimiento de la significacin cultural de conexiones histricas concretas esla meta la nica y exclusiva, a la cual, junto con otros medios, tambin con-tribuye la labor de formacin y crtica de conceptos. (Ibid., p. 100)

    Todo lo expresado, en suma, da cuenta del carcter sustantivo de la activi-dad cientfica en la vida moderna y tambin apuntala su carcter de prctica so-cial solamente validada en el contexto hitrico-cultural en el cual se desarrolla.

    1.4. El pensamiento poltico moderno y el surgimiento de la cienciapoltica a fines del siglo XIX

    La mayora de los estudiosos coinciden en que la problematizacin siste-mtica y rigurosa sobre los fenmenos polticos comienza en la antigua Gre-cia, especialmente a partir de las reflexiones sobre la crisis de las institucio-nes y sobre los asuntos de la polis.

    Desde un punto de vista etimolgico, el vocablo poltica tiene su origenen la antigua Grecia, derivado de las palabras polis, politeia y politik. El con-cepto de polis identificaba a la ciudad-estado, al recinto urbano y sus alrede-dores. La polis era una comunidad autosuficiente y soberana en la que pri-maba la total igualdad poltica de los ciudadanos, igualdad que se expresa-ba tanto en la isonoma, es decir, la igualdad de los ciudadanos ante la ley,como en la isegora, o sea, el derecho de participar y expresarse en la Asam-blea. Por su parte, la demos, segn Tucdides, era autnomo porque se regapor sus propias leyes; era autodiktos en tanto que era jurisdiccionalmente in-dependiente; y era autoteles, dado que se gobernaba a s mismo. Del men-cionado concepto de demos deriv otro trmino fundamental en el estudiosobre la poltica que es el de democracia, designando una forma de gobier-no en la cual las decisiones polticas son tomadas por el pueblo. Demokra-tia proviene del griego demos (pueblo) y kratia (gobierno) y, unidos, significael gobierno del pueblo, teniendo claramente presente que en la antigua Gre-cia el pueblo lo constitua solamente la ciudadana conformada solamentepor los hombres adultos y libres, excluyndose de la misma a las mujeres,los extranjeros y los esclavos. Por su parte, el trmino politeia haca referen-cia a la Constitucin, a los rdenes institucionales de la polis, a su rgimenpoltico. La expresin ta politica era un plural neutro de politicos, aquellas co-sas cvicas que hacan al funcionamiento y a las caractersticas de la polis;lo que en la actualidad denominaramos cosas pblicas. Y, finalmente, la pa-labra politike se la entenda como la techne o el arte de la poltica.

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    AlumnoNoteetimologia de politica

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  • Pues bien, fueron los griegos los que delimitaron un rea de la vida huma-na a la que llamaron poltica y la abordaron a partir de la reflexin filosfica.Ello se produjo cuando la naturaleza comenz a ser abordada como algo com-prensible para el intelecto humano, algo que poda ser explicado racionalmen-te, en forma independiente de lo sobrenatural. As, qued abierta la posibili-dad de que los fenmenos tanto naturales como sociales y polticos fuesenabordados racionalmente, aunque, la filosofa poltica surgi cuando se esta-bleci una clara distincin entre la naturaleza fsica y la sociedad.

    Si bien en Scrates ya haba una incipiente distincin entre los problemashumanos y la naturaleza, fueron, en verdad, los sofistas del siglo V a. C. losprimeros en interpretar a la poltica como una instancia diferente de la natu-raleza. Antifn diferenci al ordenamiento poltico delimitado por las normaslegales vigentes en la polis de la naturaleza. Mientras que las normas lega-les son creadas por convenio y no producidas por la naturaleza, con las le-yes de la naturaleza ocurre lo contrario (Wolin, 1993). ste constituy un mo-mento clave para la conformacin del mundo de la poltica. Segn Wolin, elmundo de la naturaleza era un orden al que [el hombre] no poda moldear nicambiar, pero frente al mundo de la poltica el hombre poda ser un arqui-tecto del orden, pues dicho orden era accesible al arte humano.

    En este marco, y preguntndose por la entidad del mundo poltico, su cog-noscitividad y su constitucin, surge la filosofa poltica platnica y aristotli-ca. Platn deline una concepcin acerca de la naturaleza de lo poltico asen-tada en la conviccin de que constitua una dimensin diferente y especficade otros aspectos de la vida. La poltica era el arte de la custodia responsa-ble de toda una comunidad y la sociedad poltica era un sistema de funcio-nes interrelacionadas, una estructura ordenada, un todo coherente. Pero di-cho sistema no era independiente del orden moral sino que, por el contrario,formaba parte del universo moral, del universo aprehensible a travs de la fi-losofa. Es por ello que Platn expres con mucho nfasis la necesidad deque el poder poltico, el gobierno de la polis fuese ejercido por los filsofoso sobre la base de la filosofa. La raza humana no ver mejores das hastaque el linaje de quienes siguen correcta y genuinamente la filosofa obtenganautoridad poltica, o hasta que los miembros de la clase que posee el controlpoltico sean conducidos, por algn favor de la Providencia, a convertirse enverdaderos filsofos, deca. Ello acarreara definitivamente la necesaria rege-neracin moral y estabilidad poltica. De este modo, el orden poltico era ple-namente abordable por la razn humana y susceptible de ser moldeado porel arte humano, pero dicho abordaje deba hacerse sobre la base de la pres-cripcin de la excelencia perfecta y la verdad absoluta, lo que era un atribu-to de la filosofa.

    Aristteles, discpulo de Platn, abandon la distincin ideal platnica entreel gobierno activo de los filsofos y la comunidad polticamente pasiva, y, encambio, entendi a la poltica sobre la base de la distincin bsica entre losciudadanos, que eran los hombres libres que participaban de las deliberacio-nes legislativas y judiciales, y quienes no lo eran, es decir, las mujeres, los ni-os y los esclavos. Para Aristteles, ni el conocimiento ni la virtud eran atribu-tos para ejercer el poder poltico. stos derivaban de la contribucin y del es-fuerzo que cada ciudadano diera a favor de los asuntos de la comunidad pol-tica. Y la participacin poltica del ciudadano estaba determinada por la natu-raleza humana, dado que el hombre era un zoon politikn, esto es, una perso-na que vive en comunidad y lleva a cabo una vida en y para la comunidad. La

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  • polis en tanto asociacin poltica se compona de diversas partes y entre ellasprimaban diferentes posiciones, intereses y objetivos. Sin embargo, los actosmediante los cuales los ciudadanos participaban de la vida poltica contribuana la inclusividad y generalidad de las decisiones all adoptadas, es decir, al ca-rcter verdadero del juicio poltico seguido de ese modo, cuando ello era p-blico.

    As, tanto Platn como Aristteles dieron comienzo a una tradicin de pen-samiento que se proyect de alguna manera hasta nuestros das, marcandouna de las caractersticas centrales de la civilizacin occidental. Sin embar-go, el derrumbe del mundo antiguo, el surgimiento de los grandes imperios yposterior consolidacin del orden medieval sirvieron de escenario para la re-formulacin del pensamiento poltico bajo la gida del cristianismo y de la he-gemona cultural de la Iglesia Catlica. En ese contexto, los diferentes apor-tes del pensamiento poltico clsico sufrieron un proceso de cristianizacin.San Agustn elabor una concepcin neoplatnica del mundo y, ms tarde,Santo Toms de Aquino retom trazos fundamentales del pensamiento pol-tico de Aristteles. Ambos retomaron ejes y conceptos del pensamiento po-ltico clsico y los incorporaron en sus obras con fines argumentales en fa-vor del cristianismo. Dichas operaciones, lejos de negar o debilitar el conte-nido poltico de aquellas tradiciones clsicas, las revitalizaron a travs desus intentos por defender la causa de la Iglesia, el alcance y la legitimidaddivina y terrenal del poder papal, su relacin con otros Estados polticos ycon sus sbditos. En ese sentido, las categoras teolgicas se fueron politi-zando paulatinamente y, de ese modo, se fue preparando el terreno paraque, durante el Renacimiento, el pensamiento poltico se emancipara de lateologa, de la filosofa y tambin de la moral.

    Fue justamente Nicols Maquiavelo quin comenz a reflexionar acercade la poltica de forma autnoma de otras esferas de la vida del hombre, enparticular de las esferas religiosa, filosfica y moral, logrando diferenciar con-ceptualmente el accionar poltico de aquellos aspectos de la vida social. Ellodio origen a un proceso que desemboc en la conformacin de las cienciassociales, cuya primera expresin moderna fue la ciencia poltica inaugura-da por Maquiavelo.

    Filosofas de la sociedad y doctrinas para poner en marcha procesos dereformas aparecen en el remoto pasado humano, a menudo ligadas a espe-culaciones religiosas y casi siempre referidas a los problemas de organiza-cin de la sociedad y el poder. En el pensamiento occidental este proceso na-ce con los griegos, para prolongarse sin mayores discontinuidades en la cul-tura medieval. El punto de ruptura de esta tradicin, que permitir progresi-vamente la constitucin autnoma del conjunto de las hoy llamadas cienciassociales, se halla en el Renacimiento. El precursor conocido para este nue-vo continente del conocimiento ser Nicols Maquiavelo (1469-1527), cu-ya obra marca la liberacin, para la reflexin sobre la poltica de sus condi-cionantes teolgicas o filosficas. Lo que podramos llamar ciencia poltica,esto es, teora del gobierno y de las relaciones entre el gobierno y la socie-dad, es el primer campo secularizado del saber que habr de irse constitu-yendo dentro del orden ms vasto de las ciencias sociales.

    Portantiero, Juan Carlos, Introduccin, en: Portantiero, Juan Carlos,La sociologa clsica: Durkheim y Weber, CEAL, Buenos Aires, 1988, p. 9.

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  • Maquiavelo fue la primer expresin de la teora poltica pura, es decir, deuna modalidad de anlisis e interpretacin de los fenmenos polticos prescin-diendo de valoraciones o formas de legitimacin cognoscitivas ancladas en lamoral o en la teologa. Adems, fue una de las ms significativas expresionesde la ruptura epistemolgica operada durante el Renacimiento y a partir de lacual se adopt un nuevo punto de vista acerca del hombre y de la sociedad.sta y, en su interior, la organizacin poltica del Estado comenzaron a ser in-terpretadas como un producto de las acciones humanas; el hombre pas a serel protagonista y hacedor de la sociedad y de la historia, pudiendo moldear astas segn sus proyecciones, orientaciones, reflexividad e intereses. La so-ciedad, en definitiva, dej de ser entendida como un fenmeno natural o comoel resultado de los designios de Dios y pas a ser considerada como un desig-nio humano, como un efecto de las actividades innovadoras del hombre.

    En este marco, Maquiavelo abord la actividad poltica de forma realistautilizando a la historia como referente emprico para sus afirmaciones.

    El objeto privilegiado de sus estudios, en particular, de las reflexiones con-tenidas en El Prncipe, giraron en torno de la conformacin y consolidacinde los Estados; de las relaciones de poder y de la articulacin de stas conrelacin al mantenimiento del Estado; y las competencias de los actores po-lticos para intervenir en la actividad poltica, siempre entendiendo a sta co-mo el resultado del vnculo dinmico estructurado entre, por un lado, la virtde los actores polticos, es decir, la capacidad de stos para entender lascondiciones situacionales, actuar en dicho marco y lograr los objetivos plan-teados, y, por el otro, la fortuna dada por el conjunto de circunstancias his-tricas, sociales y polticas en cuyo contexto se desenvuelven las relacionesde poder. En este sentido, Maquiavelo consign una interpretacin de la po-ltica asentada en la interpretacin de sta como el resultado del accionarde los actores polticos situados histricamente, superando magistralmentetodo tipo de impronta tanto determinista de la historia y de la sociedad co-mo individualista, en cuyo marco se concibi a la sociedad como el productode la creacin voluntaria y racional de los hombres.

    Ya s que muchos han credo y creen que las cosas del mundo estnhasta tal punto gobernadas por la fortuna y por Dios, que los hombres consu inteligencia no pueden modificarla ni siquiera remediarla; y por eso sepoda creer que no vale la pena esforzarse mucho en las cosas sino msbien dejarse llevar por el destino [...]. No obstante, puesto que nuestro li-bre albedro no se ha extinguido, creo que quizs es verdad que la fortunaes rbitro de la mitad de nuestras acciones, pero que tambin es verdad quenos deja gobernar la otra mitad, o casi, a nosotros. Y la comparo a uno deesos ros impetuosos que cuando se enfurecen inundan las llanuras, des-trozan rboles y edificios, se llevan tierra de aqu para dejarla all; todosles huyen, todos ceden a su furia sin poder oponerles resistencia alguna. Yaunque sean as, nada impide que los hombres, en tiempos de bonanza,puedan tomar precauciones, o con diques o con mrgenes, de manera queen crecidas posteriores o bien siguieran por un canal o bien su mpetu nofuera ya ni tan desenfrenado ni tan peligroso. Lo mismo ocurre con la for-tuna que demuestra su fuerza all donde no hay una virtud preparada ca-paz de resistrsele; y as dirige sus mpetus hacia donde sabe que no se hanhecho ni mrgenes ni diques que puedan contenerlos.

    Maquiavelo, Nicols, El Prncipe, Tecnos, Madrid, 1998, pp. 102, 103.

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    Lectura

    recomendada

    Bulcourf, Pablo, Qu en-tendemos por teora polti-ca?, en: revista Postdata,Buenos Aires, nro 1, 1996.

  • A partir de entonces, se quiebra y pierde vigencia el entendimiento y la vi-vencia de lo social y, en su interior, de lo poltico como una instancia natural-mente determinada o resultante de una voluntad sobrenatural que, en defi-nitiva, se le impona al hombre como algo dado y en cuya regulacin la inter-vencin humana era casi inexistente. Comienza a pensarse y a vivirse elmundo social y poltico como una construccin humana, como un productocognoscitivo y prctico del hombre. Ello, por su parte, estuvo ntimamente li-gado al surgimiento de dos procesos sociales caractersticos de la moderni-dad, a saber, el surgimiento de los Estados centralizados y nacionalmente an-clados y legitimados, y el desarrollo de la modalidad capitalista de organiza-cin de la produccin y del intercambio econmico.

    Este escenario histrico-social enmarc, a su vez, el movimiento filosfi-co de la Ilustracin desenvuelto a fines del siglo XVII y durante el siglo XVIIIy asentado en la firme conviccin de que la mente humana puede aprehen-der el universo y subordinarlo a las necesidades humanas, es decir, asenta-do en la primaca de la razn humana como nica instancia capaz de abor-dar cognoscitivamente el mundo natural y social y de construirlo y/o trans-formarlo a su voluntad. La manifestacin filosfico-poltica que contorne y,en algn sentido, expres al Iluminismo fue, por cierto, el iusnaturalismo delpensamiento clsico encarnado en Thomas Hobbes, John Locke, Jean-Jac-ques Rousseau y otros. Como lo seal Bobbio, esta corriente de pensa-miento poltico se bas en la dicotoma establecida entre el estado (o socie-dad) de naturaleza, por un lado, y el Estado (o sociedad) civil, por el otro. Atravs de la nocin de estado de naturaleza estos autores designaron un es-tado no-social y no-poltico conformado por individuos singulares no asocia-dos, libres, iguales unos con respecto a los otros y portadores de un conjun-to de derechos naturales inalienables. El pasaje de este estado de naturale-za al Estado civil fue entendido filosficamente como el resultado de la deci-sin racional y voluntaria de los individuos, quienes, ante la necesidad de po-ner coto a ese estado pre-social y a ciertos peligros que se desenvolvan enl y que vulneraban la integridad individual, transfirieron mediante un contra-to social parte de su soberana a un determinado Estado poltico-civil paraque ste pudiese establecer ciertas garantas de proteccin y seguridad in-dividual a travs de un conjunto de leyes que servan de marcos regulativoscomunes que nunca podran violar las caractersticas fundamentales de lanaturaleza humana. La diferencias existentes entre estos autores eran signi-ficativas, en particular aquellas referidas al estado de naturaleza si era unestado histrico o imaginario, pacfico o belicoso, de aislamiento individual oincipientemente social, al contrato social, acerca del tipo de pacto y del ob-jeto del mismo y al Estado si el poder soberano era absoluto o limitado,resistible o irresistible, divisible o indivisible. No obstante, en todos ellos,el Estado y la sociedad civil resultaban del artificio voluntario del hombre, esdecir, del acuerdo que funcionaba como la instancia superadora del estadode naturaleza y como la condicin de posibilidad del Estado poltico, las le-yes y la sociedad civil. En definitiva, la vida poltica era producida por el hom-bre a travs de un consenso de origen que surga de una decisin individual,racional y voluntaria, es decir, el principio de legitimacin de la sociedad po-ltica es exclusivamente el consenso.

    Pues bien, la primera crtica integral y abarcativa al modelo iusnaturalistalleg durante las primeras dcadas del siglo XIX de la mano del filsofo ale-mn Georg Wilheim Friedrich Hegel, quien, al igual que aquellos pensadores,

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    Lectura

    recomendada

    Bobbio, Norberto, ThomasHobbes, Fondo de CulturaEconmica, Mxico,1992,cap. 1; Bobbio, Norberto,El modelo iusnaturalista,en: Bobbio, Norberto y Bo-vero, Michelangelo, Socie-dad y Estado en la filosofamoderna, Fondo de CulturaEconmica, Mxico, 1986.

  • tambin entendi al Estado como una entidad racional, pero critic a stosporque delinearon una visin del Estado tal como debera ser y no tal comoera. Asimismo, la sociedad civil que los iusnaturalistas representaron par-tiendo del estado de naturaleza no era, dentro de su perspectiva, el Estadoen su realidad propia, sino que era un momento en el desarrollo del espri-tu objetivo que tuvo su comienzo en la familia y culmina en el Estado pa-sando por la sociedad civil. En el planteo hegeliano, sta constitua una fa-se del desarrollo histrico derivada de la disgregacin del ncleo familiar yque se reconstrua en el Estado en tanto totalidad orgnica o unidad sus-tancial, es decir, no en tanto sumatoria de individuos o instancia jurdica de-rivada de un contrato, sino en tanto unidad orgnica y sustancial de un pue-blo. Adems, Hegel, marcando el horizonte filosfico-conceptual del pensa-miento social y poltico decimonnico, expuso estos lineamientos crticos so-bre la base de una concepcin de la historia basada en la consideracin dela razn como una cualidad determinante del desarrollo mismo. La razn noera, como lo indic el Iluminismo, una representacin de la realidad o unaabstraccin, sino que era la realidad misma, era una fuerza inmanente quedeterminaba la estructura y el desarrollo del universo. Hegel dijo que la ra-zn rige el mundo y, por lo tanto, la historia universal ha transcurrido racio-nalmente. Y aadi que la historia universal es la exposicin del espritu [ra-zn], de cmo el espritu labora para llegar a saber lo que es en s(Hegel,1994). De este modo, para el pensador alemn, el proceso histrico no erams que la manifestacin del progresivo despliegue de la razn en las diver-sas instituciones sociales y culturales, despliegue que se manifiesta en unaserie de pocas o etapas sucesivas cada una de las cuales expresaba unafase particular y especfica del desarrollo del Espritu Universal, cuya expre-sin individualizada se daba en una determinada nacin. (Zeitlin, 1982)

    Por cierto, si la razn configura la instancia determinante de la historiay, en su marco, de la sociedad y del Estado, y si, al mismo tiempo, en pala-bras del propio Hegel, dicha razn descansa y tiene su fin en s misma, es-to es, se da la existencia y se explana por s misma, al hombre slo le que-da conocer, a travs de la filosofa, el fin de la razn expresado en las dife-rentes fases histricas de su despliegue, y participar de dicho desarrolloayudando a su desenvolvimiento pero sin posibilidad de producir y/o deter-minar el percurso del mismo.

    La conservacin de un pueblo o Estado y la conservacin de las esfe-ras ordenadas de su vida es un momento esencial en el curso de la histo-ria. Y la actividad de los individuos consiste en tomar parte en la obra co-mn y ayudar a producirla en sus especies particulares; tal es la conserva-cin de la vida moral. Pero el otro momento consiste en que el espritu deun pueblo vea quebrantada su consistencia por haber llegado a su total de-sarrollo y agotamiento; es la prosecucin de la historia universal, del esp-ritu universal [...]. Los grandes individuos en la historia universal son,pues, los que aprehenden este contenido universal superior y hacen de lsu fin; son los que realizan el fin conforme al concepto superior del esp-ritu. En este sentido hay que llamarlos hroes. No hallan su fin y su mi-sin en el sistema tranquilo y ordenado, en el curso consagrado de las co-sas. Su justificacin no est en el estado existente, sino que otra es la fuen-te de donde la toman. Tmanla del espritu, del espritu oculto, que llamaa la puerta del presente, del espritu subterrneo, que no ha llegado an a

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  • la existencia actual y quiere surgir, del espritu para quien el mundo es unacscara, que encierra distinto meollo del que le corresponde.

    Hegel, Georg Wilheim Friedrich, Lecciones sobre la filosofa de lahistoria universal, Alianza Editorial, Madrid, 1994, introduccin general.

    De este modo, se configur una perspectiva de impronta esencialista y de-terminista ms afn con los parmetros del pensamiento teolgico-cristianoacerca de la sociedad y la poltica que con el racionalismo iluminista y, porcierto, sustancialmente crtico y contrario a aquella concepcin individualistaque interpret a la sociedad como el producto racional y voluntario de los in-dividuos. As, con ciertos matices distintivos pero siguiendo aquellos ejes ge-nerales, los principales referentes del pensamiento social decimonnico, des-de el positivismo saint-simoniano hasta el marxismo, asumieron como propioslos pilares conceptuales y filosficos, y especficamente, el trazo esencialistay determinista, de la perspectiva hegeliana de la historia. Para el conde deSaint-Simon, la poltica deba orientarse al descubrimiento de las leyes inma-nentes de la evolucin de la sociedad desde el rgimen feudal hasta el r-gimen industrial. Postul el gobierno de los industriales como hecho naturaly necesario para dirigir la sociedad moderna basada en la industria. Este r-gimen era entendido, adems, como la etapa superior de un tipo de desarro-llo social necesario e independiente de la voluntad de los hombres. Por su par-te, en cuanto a la nocin de devenir histrico y la conformacin social, algoanlogo plante Carlos Marx, para quien el Estado, el sistema jurdico, la con-ciencia y la actividad poltica no eran ms que el reflejo de las fuerzas pro-ductivas materiales, de las relaciones de produccin y de las luchas entabla-das entre las clases sociales que componen la sociedad, la que evoluciona-ba segn diferentes etapas histricas necesarias. El mundo de la producciny de las relaciones sociales era entendido como la base sobre la que se le-vantaba el mundo de la poltica y, en ese contexto, el Estado, eje del escena-rio poltico, era interpretado como el instrumento poltico, jurdico y militar delas clases dominantes de la burguesa en el capitalismo a travs del cualstas perpetuaban su dominio particularista sobre el conjunto de la sociedad.De todos modos, el tono crtico que Marx tuvo respecto de la concepcin idea-lista de la historia de Hegel no consigui ocultar que el materialismo histri-co marxista encontr su sustento filosfico en aquella concepcin hegeliana,conservando, aun con contenido diverso, la impronta determinista de sta.

    Tanto las relaciones jurdicas como las formas de Estado, no puedencomprenderse por s mismas ni por la llamada evolucin general del esp-ritu humano, sino que, por el contrario, tienen sus races en las condicio-nes materiales de vida, cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el ejemplode los ingleses y franceses del siglo XVIII [los iusnaturalistas], bajo elnombre de sociedad civil, y que la anatoma de la sociedad civil hay quebuscarla en la economa poltica []. En la produccin social de sus vi-das, los hombres entran en determinadas relaciones necesarias e indepen-dientes de su voluntad, relaciones de produccin que corresponden a unadeterminada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. Elconjunto de estas relaciones de produccin forma la estructura econmicade la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura pol-tica y jurdica y a la que corresponden determinadas formas de concienciasocial. El modo de produccin de la vida material condiciona el proceso

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  • de la vida social, poltica e intelectual en general. No es la conciencia delhombre la que determina su ser, sin, por el contrario, es su ser social el quedetermina su conciencia.

    Marx, Carlos, P