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La iglesia de planta central y el renacimiento
Elaborado por: Manuel Tóchezarquitecto · máster en diseño industrial
mayo 2016
Se afirma que el repertorio formal clásico fue empleado de igual forma en los edificios sagrados, profanos y domésticos; que las formas clásicas fueron adaptadas a diferentes propósitos sin establecer una gradación en su significado, y que, por consiguiente, la arquitectura del Renacimiento es una arquitectura puramente formal.
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Durante el siglo XV, los constructores de iglesias en Italia fueron abandonando progresivamente la tradicional planta de cruz latina formada por una larga nave, un transepto y un coro.
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En su lugar, abogaron por las iglesias de planta central, iglesias que han sido consideradas siempre como el máximo exponente de la arquitectura renacentista.
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El programa albertiano de la iglesia ideal
Elaborado por: Manuel Tóchezarquitecto · máster en diseño industrialmayo 2016
El primer tratado arquitectónico del Renacimiento, la obra de Alberti De re aedificatoria (escrita hacia 1450), contiene el primer programa completo de la iglesia ideal del Renacimiento. El séptimo libro de esta obra trata sobre la construcción y decoración de la arquitectura sacra.
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Alberti recomienda un total de nueve figuras geométricas básicas para las iglesias: aparte del círculo, enumera el cuadrado, el hexágono, el octágono, el decágono y el dodecágono.
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Todas estas figuras están determinadas por el círculo, y Alberti explica cómo obtener las longitudes de sus lados a partir del radio del círculo en el que se inscriben.
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Además de esas seis figuras, menciona tres desarrollos del cuadrado, a saber: el cuadrado y medio el cuadrado y un tercio el doble cuadrado
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Conscientemente, Alberti estableció un vínculo entre sus propias ideas y las de los primeros cristianos. La Roma del emperador Constantino ejercía una especial atracción sobre él y sobre otros hombres de su tiempo porque aquélla era la única época en que la Antigüedad pagana se había mezclado con el espíritu de fe y pureza de la Iglesia primitiva.
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Resulta extraño que la tipología normal y tradicional de iglesia, la basílica, no figure entre las recomendadas por Alberti.
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A pesar de todo, Alberti deja bien claro su punto de vista en el capítulo introductorio del mismo libro: la basílica, como sede de la jurisdicción en la Antigüedad, se relaciona íntimamente, según él, con el templo.
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La justicia es un don divino: el hombre logra la justicia divina a través de la piedad, y ejerce la justicia humana a través de la jurisdicción.
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El templo y la basílica, centros de la justicia divina y humana, están por tanto estrechamente ligados, y en este sentido la basílica pertenece al dominio de la religión.
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Francesco di Giorgio basó sus consejos a los constructores de iglesias en deducciones empíricas; afirmaba que los innumerables tipos de iglesias existentes podían reducirse a tres principales:
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En primer lugar, las iglesias de planta redonda, que él consideraba las más perfectas; (…) se incluyen todas las iglesias poligonales
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En segundo lugar, las de planta rectangular, corresponden las iglesias con nave y todas aquellas cuya planta deriva del rectángulo;
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Y en tercer lugar, aquellas en las que se combinaban ambas formas, es decir combina la nave con una disposición centralizada para el crucero y el coro.
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Francesco di Giorgio demuestra cómo unificar orgánicamente las partes centralizada y longitudinal en el diseño de una iglesia mediante la inscripción de una figura humana.
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Las ideas centralizadasen la teoría arquitectónicaposterior
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¿Cómo deben ser estos edificios sagrados?¿Cuándo están sus partes adecuadamente proporcionadas y armonizadas?
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La respuesta se encuentra en Vitruvio.
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Su libro tercero, sobre los Templos, se inicia con las conocidas afirmaciones acerca de las proporciones de la figura humana, que debían reflejarse en las proporciones de los templos.
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Como prueba de la armonía y perfección del cuerpo humano, Vitruvio describía cómo un hombre bien formado, con los brazosy las piernas extendidos, encajaba perfectamente en las más perfectas figuras geométricas, el círculo y el cuadrado.
¿Por qué un hombre inserto en un círculo es una imagen del mundo?
“Quod Homo imitatur mundum in figura circulari”
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La figura de Vitruvio tiene para él un carácter dual; a través del mundo visible y corporal (“homo-mundus”), revela la relación intelectual e invisible existente entre el alma y Dios, ya que Dios es la “intelligibilis sphaera”.
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La recuperación renacentista de la relación matemática entre Dios y el mundo que plantearon los griegos, reforzada por la creencia cristiana de que en el Hombre, hecho a imagen de Dios, se materializaban las armonías del Universo, hizo que la figura vitruviana inscrita en un cuadrado y en un círculo se convirtiera en un símbolo de la correspondencia matemática entre el microcosmos y el macrocosmos.
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¿Cómo podía expresarse mejor la relación entre el Hombre y Dios que construyendo la casa de Dios de acuerdo con la geometría fundamental del cuadrado y el círculo?
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(...) el examen que hace Serlio de las plantas apropiadas para las iglesias es interesante. Sugiere en total doce formas básicas: “Comenzaré –afirma- por la circular porque es más perfecta que todas las demás”. Nueve de sus doce plantas son desarrollos a partir del círculo y el cuadrado y sólo tres de ellas son plantas longitudinales.
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Además de dos tipos de iglesias circulares, recomienda el pentágono, el hexágono, el octágono, el cuadrado con un octágono inscrito y el cuadrado con un círculo inscrito y capillas circulares, la cruz griega y el óvalo.
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BibliografíaWittkower, R. (1995). Los fundamentos de la arquitectura en la edad del humanismo. Madrid: Alianza Editorial.