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Page 1: RV1602TR-NuevoTestamento

El Nuevo Testamentode Nuestro SeñorDios y SalvadorJesu Cristo

Antigua Versión deCipriano de Valera 1602

Fielmente traducido y revisado alCastellano Del Original Griego,

el Texto RecibidoY Cotejada Posteriormente

Con Diversas Traducciones Castellanas

Page 2: RV1602TR-NuevoTestamento

En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios,y la Palabra era Dios.

(Juan 1:1)

Santifícalos por tu verdad: tu palabra es verdad.(Juan 17:17)

Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino deincorruptible, por la palabra de Dios, que vive y perma-nece por siempre... La hierba se seca, y la flor se cae;Mas la palabra del Señor permanece por siempre: y estaes la palabra que por el evangelio os ha sido predicada.

(I Pedro 1:23-25)

Como niños recién nacidos, desead ardientemente laleche no adulterada de la palabra, para que por ellacrezcáis.

(I Pedro 2:2)

El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras nopasarán.

(Mateo 24:35)

Porque de cierto os digo, que hasta que pase el cielo yla tierra, ni una jota ni un tilde pasará de la ley, hastaque todas las cosas sean cumplidas.

(Mateo 5:18)

Las palabras del SEÑOR, palabras puras; plata refinadaen horno de tierra, purificada siete veces. Tú, OhSEÑOR, las guardarás; las preservarás por siempre deaquesta generación.

(Salmo 12:6, 7)

Sumamente pura es tu palabra: y la ama tu siervo.(Salmo 119:140)

Por siempre, Oh SEÑOR, es establecida tu palabra enel cielo.

(Salmo 119:89)

Adoraré hacia tu santo templo, y alabaré tu nombre portu misericordia y tu verdad: Porque has magnificado tupalabra sobre todo tu nombre.

(Salmo 138:2)

Sécase la hierba, cáese la flor: mas la palabra del Diosnuestro permanece por siempre.

(Isaías 40:8)

Porque no somos como muchos, mercaderes falsos quecorrompen la palabra de Dios: antes como de sinceri-dad, como de Dios, delante de Dios, hablamos enCristo.

(II Corintios 2:17)

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CAPÍTULO 1

EL LIBRO de la generaciónde Jesu Cristo, hijo de David,hijo deAbraham.2 Abraham engendró a Isaac: eIsaac engendró a Jacob: y Jacobengendró a Judas y a sus herma-nos:3 Y Judas engendró de Thamar aPhares y a Zara: y Pharesengendró a Esrom: y Esromengendró aAram:4 Y Aram engendró a Amina-dab: y Aminadab engendró aNaasón: y Naasón engendró aSalmón:5 Y Salmón engendró de Rahâba Booz: y Booz engendró deRuth a Obed: y Obed engendró aJessé:6Y Jessé engendró al rey David:y el rey David engendró aSalomón de la que fue esposa deUrías:7 Y Salomón engendró aRoboam: y Roboam engendró aAbía: yAbía engendró aAsa:8 Y Asa engendró a Josaphat: yJosaphat engendró a Joram: yJoram engendró a Ozías:9YOzías engendró a Joatham: yJoatham engendró a Achaz: y

Achaz engendró a Ezechîas:10 Y Ezechîas engendró aManasés: y Manasés engendró aAmón: y Amón engendró aJosías:11YJosías engendró a Jechoníasy a sus hermanos en el tiempo dela transmigración de Babilonia:12 Y después de la transmigra-ción de Babilonia, Jechoníasengendró a Salathiel: y Salathielengendró a Zorobabel:13 Y Zorobabel engendró aAbiud: y Abiud engendró aEliachîm: y Eliachîm engendró aAzor:14 Y Azor engendró a Sadoc: ySadoc engendró a Achîm; yAchîm engendró a Eliud;15YEliud engendró a Eleazar; yEleazar engendró a Mathán: yMathán engendró a Jacob:16 Y Jacob engendró a Josephmarido deMaría, de la cual nacióJesús, el cual es llamado elCristo.17 De manera que todas lasgeneraciones desde Abrahamhasta David son catorce genera-ciones: y desde David hasta latransmigración de Babilonia,catorce generaciones: y desde la

EL EVANGELIO SEGUN

MATEO

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Tabla De Los LibrosMateo ..........................................................................................5Marcos ......................................................................................58Lucas ........................................................................................92Juan..........................................................................................149Actos........................................................................................192Romanos..................................................................................248I Corintios................................................................................271II Corintios ..............................................................................294Gálatas ....................................................................................309Efesios ....................................................................................317Filipenses ................................................................................325Colosenses ..............................................................................331I Tesalonicenses ......................................................................337II Tesalonicenses ....................................................................342I Timoteo ................................................................................345II Timoteo................................................................................351Tito ..........................................................................................356Filemón ..................................................................................359Hebreos....................................................................................361Jacobo......................................................................................378I Pedro ....................................................................................384II Pedro....................................................................................391I Juan ......................................................................................395II Juan......................................................................................401III Juan ....................................................................................402Judas ........................................................................................403Revelación ..............................................................................405

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10 Y viendo ellos la estrella, seregocijaron mucho de gran gozo.11 Y entrando en la casa, vieronal niño con su madre María, ypostrándose, le adoraron; yabriendo sus tesoros, le ofrecie-ron dones, oro e incienso ymirra.12Ysiendo avisados por Dios enun sueño que no volviesen aHerodes, se volvieron a su tierrapor otro camino.13 Y después que ellos hubieronpartido, he aquí, el ángel delSeñor aparece en un sueño aJoseph, diciendo: Levántate, ytoma al niño y a su madre, yhuye a Egipto, y estáte allá hastaque yo te lo diga; porque ha deacontecer, que Herodes buscaráal niño para destruirle.14 Y levantándose él, tomó alniño y a su madre de noche, y sefue a Egipto;15 Y estuvo allá hasta la muertedeHerodes: para que se cumplie-se lo que había hablado el Señor,por el profeta, que dijo: DeEgipto llamé a mi Hijo.16 Herodes entonces, cuando sevio burlado de los hombressabios, se enfureció mucho, yenvió, ymató todos los niños quehabía en Bethlehem y en todossus términos, de edad de dosaños abajo, conforme al tiempoque había inquirido diligente-mente de los sabios.17 Entonces se cumplió lo quehabía hablado por el profetaJeremías, diciendo:18 Una voz fue oída en Ramá,

lamentación, y lloro y gemidogrande: Rachêl que llora a sushijos; y no quiso ser consolada,porque no son.19 Mas habiendo muertoHerodes, he aquí un ángel delSeñor aparece en un sueño aJoseph en Egipto,20 Diciendo: Levántate, y tomaal niño y a su madre, y vete a tie-rra de Israel; que muertos son losque buscaban la vida del niño.21 Entonces él se levantó, ytomó al niño y a su madre, yvínose a tierra de Israel.22 Mas cuando él oyó queArchelao reinaba en Judea enlugar de Herodes su padre, tuvotemor de ir allá; mas avisado porDios en un sueño, se fue a laspartes de Galilea.23Yvino, y habitó en una ciudadque se llama Nazareth: para quese cumpliese lo que fue dicho porlos profetas, que será llamadoNazareno.

CAPÍTULO 3

YENaquellos días vino Juanel Bautista predicando en el

desierto de Judea,2Y diciendo:Arrepentíos, que elreino de los cielos está cerca.3 Porque éste es aquel del cualfue dicho por el profeta Isaías,diciendo: La voz del que clamaen el desierto: Aparejad el cami-no del Señor, enderezad sus vere-das.4 Y el mismo Juan tenía sus ves-tidos de pelos de camellos, y una

MATEO 3transmigración de BabiloniahastaCristo, catorce generaciones.18Yel nacimiento de JesuCristofue así: Que estando María sumadre desposada con Joseph,antes que se juntasen, se hallóhaber concebido del EspírituSanto.19YJoseph sumarido, como erajusto, y no quisiese exponerla ala infamia, quiso dejarla secreta-mente.20Ypensando él en esto, he aquíel ángel del Señor le apareció ensueños, diciendo: Joseph, hijo deDavid, no temas de recibir aMaría tu esposa; porque lo queen ella es engendrado, delEspíritu Santo es.21 Y ella parirá un hijo, y lla-marás su nombre JESUS: porqueél salvará a su pueblo de suspecados.22 Todo esto fue hecho para quese cumpliese lo que había habla-do el Señor, por el profeta dicien-do:23 He aquí una virgen concebiráy parirá un hijo, y llamarán sunombre Emmanuel, que inter-pretado es: Dios con nosotros.24 Y despertado Joseph delsueño, hizo como el ángel delSeñor le había mandado, y tomóconsigo a su esposa.25 Y no la conoció hasta queparió a su Hijo primogénito: yllamó su nombre JESUS.

CAPÍTULO 2

YCUANDO fue nacido Jesúsen Bethlehem de Judea en

los días del rey Herodes, he aquíhombres sabios vinieron deloriente a Jerusalem,2 Diciendo: ¿Dónde está el quees nacido Rey de los Judíos?Porque su estrella hemos visto enel oriente, y venimos a adorarle.3 Y oyendo esto el rey Herodes,se turbó, y toda Jerusalem con él.4 Y habiendo convocado todoslos principales sacerdotes, y losescribas del pueblo, les preguntódónde había de nacer el Cristo.5 Y ellos le dijeron: EnBethlehem de Judea; porque asíestá escrito por el profeta:6Y tú, Bethlehem, tierra de Judá,no eres la más pequeña entre lospríncipes de Judá; porque de tisaldrá un Gobernador, que regiráa mi pueblo Israel.7 Entonces Herodes, habiendollamado a los sabios en secreto,inquirió de ellos diligentementeel tiempo del aparecimiento de laestrella;8 Y enviándoles a Bethlehem,dijo: Andad allá, y buscad condiligencia por el niño; y cuandole hubieres hallado, hacédmelosaber, para que yo también vayay le adore.9Yellos, habiendo oído al rey, sefueron: y he aquí, que la estrellaque habían visto en el oriente, ibadelante de ellos, hasta que lle-gando, se puso sobre donde esta-ba el niño.

MATEO 2

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sus manos, para que nunca tro-pieces tu pie contra una piedra.7 Jesús le dijo: Otra vez estáescrito: No tentarás al Señor tuDios.8 Otra vez le lleva el diablo a unmonte muy alto, y le muestratodos los reinos del mundo, y lagloria de ellos,9 Y le dice: Y te daré todas estascosas, si postrado me adorares.10 Entonces Jesús le dice: Vete,Satanás, porque escrito está: AlSeñor tuDios adorarás y a él sóloservirás.11 Entonces el diablo le deja: yhe aquí los ángeles llegaron y leservían.12 Mas cuando Jesús hubo oídoque Juan era preso, se retiró aGalilea;13 Y dejando a Nazareth, vino yhabitó en Capernaum que estájunto al mar, en los confines deZabulón y de Nephtalim:14 Para que se cumpliese lo quefue dicho por el profeta Isaías,que dice:15 La tierra de Zabulón, y la tie-rra de Nephtalim, camino de lamar, de la otra parte del Jordán,Galilea de los Gentiles;16 El pueblo que estaba asentadoen tinieblas, vio gran luz; y a losasentados en región y sombra demuerte, luz les esclareció.17 Desde entonces comenzóJesús a predicar, y a decir:Arrepentíos, que el reino de loscielos está cerca.18 Y andando Jesús junto a la

mar de Galilea, vio a dos herma-nos, Simón, que es llamadoPedro, yAndrés su hermano, queechaban una red en la mar; por-que eran pescadores.19Ydíceles: Venid en pos demí,y haceros he pescadores de hom-bres.20 Ellos entonces, dejando inme-diatamente las redes, le siguie-ron.21 Y pasando de allí vio otrosdos hermanos, Jacobo, hijo deZebedeo, y a Juan su hermano,en una nave con Zebedeo, supadre, que remendaban susredes; y los llamó.22 Y ellos, dejando inmediata-mente la nave, y a su padre, lesiguieron.23 Y rodeaba Jesús a todaGalilea, enseñando en las sinago-gas de ellos, y predicando elevangelio del reino, y sanandotoda enfermedad y toda dolenciaen el pueblo.24 Y corría su fama por toda laSiria; y traían a él todos los queteníanmal: los tomados de diver-sas enfermedades y tormentos, ylos endemoniados, y lunáticos, yparalíticos, y los sanaba.25 Y le seguían grandes multitu-des de gentes de Galilea y deDecápolis y de Jerusalem y deJudea y de la otra parte delJordán.

CAPÍTULO 5

Y VIENDO las multitudes,subió en el monte; y cuando

MATEO 5cinta de cuero alrededor de suslomos; y su comida era langostasy miel silvestre.5 Entonces salía a él Jerusalem, ytoda Judea, y toda la provincia deal derredor del Jordán,6 Y eran bautizados por él en elJordán, confesando sus pecados.7 Y viendo él muchos de losFariseos y de los Saduceos, quevenían a su bautismo, les decía:¡Generación de víboras! ¿quiénos ha enseñado a huir de la iravenidera?8 Haced pues frutos dignos dearrepentimiento.9 Y no penséis decir dentro devosotros mismos: A Abrahamtenemos por padre: porque yo osdigo, que puede Dios levantarhijos aAbraham aun de estas pie-dras.10 Y ya también el hacha estápuesta a la raíz de los árboles;por tanto todo árbol que no hacebuen fruto, es cortado y echadoen el fuego.11 Yo a la verdad os bautizo enagua para arrepentimiento; masel que viene en pos de mí, máspoderoso es que yo; los zapatosdel cual yo no soy digno de lle-var; él os bautizará en EspírituSanto y fuego:12 Cuyo aventador está en sumano, y limpiará su era: y reco-gerá su trigo en el alfolí, y que-mará la paja en fuego que nuncase apagará.13 Entonces Jesús vino deGalilea a Juan al Jordán, para ser

bautizado de él.14 Mas Juan le resistía mucho,diciendo: tengo necesidad de serbautizado de ti, ¿y tú vienes amí?15 Empero respondiendo Jesúsle dijo: Deja ahora; porque asínos conviene cumplir toda justi-cia. Entonces le dejó.16 Y Jesús después que fue bau-tizado, subió inmediatamente delagua; y he aquí los cielos le fue-ron abiertos, y vio al Espíritu deDios que descendía como palo-ma, y venía sobre él.17 Y he aquí una voz del cieloque decía: Este es mi Hijo muyamado, en el cual yo estoy muyagradado.

CAPÍTULO 4

ENTONCES Jesús fue lleva-do por el Espíritu al desierto,para ser tentado del diablo.2 Y cuando hubo ayunado cua-renta días y cuarenta noches,después tuvo hambre.3 Y llegándose a él el tentador,dijo: Si tú eres Hijo de Dios, dique estas piedras se hagan pan.4 Mas él respondiendo, dijo:Escrito está: Nosólodepanviviráel hombre, mas de toda palabraque sale de la boca de Dios.5 Entonces el diablo le lleva a lasanta ciudad, y le pone sobre elpináculo del templo,6 Y le dice: Si tú eres Hijo deDios, échate de aquí abajo; por-que escrito está: Que a sus ánge-les te encargará; y te alzarán en

MATEO 4

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expuesto a juicio.22 Yo pues os digo, que cual-quiera que se enojare sin causacon su hermano, estará expues-toa juicio; y cualquiera que dijere asu hermano, Raca, estará expues-to al concilio; y cualquiera que asu hermano dijere: Necio, estaráexpuesto al fuego del infierno.23 Por tanto, si trajeres tu pre-sente al altar, y allí te acordaresque tu hermano tiene algo contrati,24 Deja allí tu presente delantedel altar, y ve, reconcíliate pri-mero con tu hermano, y entoncesven y ofrece tu presente.25 Ponte de acuerdo con tu ad-versario presto, entre tanto queestás con él en el camino; por-que no acontezca que el adversa-rio te entregue al juez, y el juez teentregue al alguacil, y seas echa-do en prisión.26 De cierto te digo, que nosaldrás de allí, hasta que pa-guesel último cuadrante.27 Habéis oído que fue dicho alos antiguos: No cometerás adul-terio:28 Mas yo os digo, que cual-quiera que mira a una mujer paracodiciarla, ya ha cometido adul-terio con ella en su cora-zón.29 Por tanto, si tu ojo derecho teescandalizare, sácalo, y échalode ti, que mejor te es que perezcauno de tus miembros, que no quetodo tu cuerpo sea lanzado en elinfierno.30 Y si tu mano derecha te es-

candalizare, córtala, y échala deti: que mejor te es que perezcauno de tus miembros, que no quetodo tu cuerpo sea lanzado alinfierno.31 También ha sido dicho:Cualquiera que repudiare a suesposa, dele carta de divorcio:32 Mas yo os digo, que el querepudiare a su esposa, a no serpor causa de fornicación, haceque ella adultere; y el que secasare con la repudiada, cometeadulterio.33 Habéis oído que fue dicho alos antiguos: No te perjurarás;mas pagarás al Señor tus jura-mentos.34 Yo pues os digo: no juréis enninguna manera: ni por el cielo,porque es el trono de Dios;35 Ni por la tierra, porque es elestrado de sus pies; ni porJerusalem, porque es la ciudaddel gran Rey.36 Ni por tu cabeza jurarás, por-que no puedes hacer un cabelloblanco o negro.37 Mas sea vuestro hablar: sí, sí;no, no; porque lo que es más deesto, de mal procede.38 Habéis oído que fue dicho:Ojo por ojo, y diente por diente.39 Mas yo os digo: que noresistáis al mal; antes a cualquie-ra que te diere un bofetón en tumejilla derecha, vuélvele tam-bién la otra;40 Y al que quisiere ponerte apleito y quitarte tu sayo, déjaletambién la capa;

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se hubo sentado, se llegaron a élsus discípulos.2Yabriendo su boca, les enseña-ba, diciendo:3 Bienaventurados los pobres enespíritu: porque de ellos es elreino de los cielos.4 Bienaventurados los que llo-ran: porque ellos serán consola-dos.5 Bienaventurados los mansos:porque ellos heredarán la tierra.6 Bienaventurados los que tienenhambre y sed de justicia: porqueellos serán hartos.7 Bienaventurados los misericor-diosos: porque ellos alcanzaránmisericordia.8 Bienaventurados los puros decorazón: porque ellos verán aDios.9 Bienaventurados los pacifica-dores: porque ellos serán llama-dos hijos de Dios.10 Bienaventurados los quepadecen persecución por causade la justicia: porque de ellos esel reino de los cielos.11 Bienaventurados sois cuandoos vituperaren y os persiguieren,y dijeren toda mala palabra con-tra vosotros por mi causa, min-tiendo.12Regocijaos y alegraos; porquevuestro galardón es grande en loscielos: que así persiguieron a losprofetas que fueron antes devosotros.13 Vosotros sois la sal de la tie-rra: pero si la sal perdiere susabor ¿con qué será salada? no

vale más para nada, sino que seaechada fuera y sea hollada de loshombres.14Vosotros sois la luz delmundo:La ciudad asentada sobre elmonteno se puede esconder.15 Ni encienden el candil y loponen debajo de un almud, sinosobre el candelero, y alumbra atodos los que están en casa.16 Así resplandezca vuestra luzdelante de los hombres, para quevean vuestras obras buenas, yglorifiquen a vuestro Padre queestá en los cielos.17 No penséis que yo he venidopara destruir la ley o los profetas:no soy venido para destruir, sinopara cumplir.18 Porque de cierto os digo, quehasta que pase el cielo y la tierra,ni una jota ni un tilde pasará de laley, hasta que todas las cosassean cumplidas.19 De manera que cualquieraque quebrantare uno de estosmandamientos muy pequeños, yasí enseñare a los hombres, muypequeño será llamado en el reinode los cielos: mas cualquiera quelos hiciere y enseñare, éste serállamado grande en el reino de loscielos.20 Porque os digo, que si vuestrajusticia no fuera mayor que la delos escribas y de los Fariseos, deningún modo en-traréis en elreino de los cielos.21 Habéis oído que fue dicho alos antiguos: No matarás; mascualquiera que matare, estará

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MATEO 5MATEO 5

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donamos a nuestros deudores.13 Y no nos metas en tentación,mas líbranos demal: porque tuyoes el reino, y el poder, y la gloria,por siempre. Amén.14 Porque si perdonareis a loshombres sus ofensas, os perdo-nará también a vosotros vuestroPadre celestial.15 Mas si no perdonareis a loshombres sus ofensas, tampocovuestro Padre os perdonará vues-tras ofensas.16 Y cuando ayunáis, no seáiscomo los hipócritas, de un rostrotriste: que demudan sus caraspara parecer a los hombres queayunan: de cierto os digo, ellostienen su galardón.17 Mas tú, cuando ayunas, ungetu cabeza y lava tu cara,18 Para no parecer a los hombresque ayunas, sino a tu Padre queestá en lo secreto: y tu Padre queve en lo secreto, te recompensaráen lo público.19 No atesoréis para vosotros enla tierra, donde la polilla y el oríncorrompen, y donde ladronesminan y hurtan;20 Mas atesoraos para vosotrosen el cielo, donde ni polilla niorín corrompe, y donde ladronesno minan, ni hurtan.21 Porque donde estuviere vues-tro tesoro, allí también estarávuestro corazón.22 La luz del cuerpo es el ojo: asíque, si tu ojo fuere sincero, todotu cuerpo será luminoso.23Mas si tu ojo fuere malo, todo

tu cuerpo será tenebroso. Asíque, si la luz que en ti hay sontinieblas, ¡cuán grandes serán lasmismas tinieblas!24 Ninguno puede servir a dosseñores; porque o aborrecerá aluno y amará al otro, o se allegaráal uno y menospreciará al otro:No podéis servir a Dios y amammón.25 Por tanto os digo: No os acon-gojéis por vuestra vida, quehabéis de comer, o que habéis debeber, ni por vuestro cuerpo, quehabéis de vestir: ¿La vida no esmás que el alimento, y el cuerpoque el vestido?26Mirad a las aves del cielo, queno siembran, ni siegan, ni reco-gen en alfolíes; y vuestro Padrecelestial las alimenta. ¿No soisvosotros mucho mejores queellas?27 ¿Mas quién de vosotros, pormucho que se acongoje, podráañadir a su estatura un codo?28 Y por el vestido ¿por qué osacongojáis? considerad los liriosdel campo, como crecen; no tra-bajan, ni hilan;29 Mas os digo, que ni aunSalomón con toda su gloria fuevestido así como uno de ellos.30 Y si la hierba del campo quehoy es, y mañana es echada en elhorno, Dios la viste así, ¿no harámucho más a vosotros, Oh voso-tros de poca fe?31 No os acongojéis, pues,diciendo: ¿Qué comeremos? o¿Qué beberemos? o ¿Qué nos

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41 Y a cualquiera que te forzarea ir una milla, ve con él dos.42 Al que te pidiere, dale; y alque quisiere tomar de ti prestado,no le rehuses.43 Habéis oído que fue dicho:Amarás a tu prójimo, y aborre-cerás a tu enemigo.44Mas yo os digo:Amad a vues-tros enemigos, bendecid a losque osmaldicen, haced bien a losque os aborrecen, y orad por losque os ultrajan y os persiguen;45 Para que seáis hijos de vues-tro Padre que está en los cielos:que hace que su sol salga sobremalos y buenos; y envía lluviasobre justos e injustos.46 Porque si amareis a los que osaman, ¿qué galardón tendréis?¿No hacen también así los publi-canos?47Y si saludareis a vuestros her-manos solamente, ¿qué hacéis demás? ¿No hacen también así lospublicanos?48 Sed pues vosotros perfectos,como vuestro Padre que está enlos cielos es perfecto.

CAPÍTULO 6

MIRAD que no hagáis vues-tra limosna delante de los

hombres, para que seáis miradosde ellos: de otramanera no tenéisgalardón de vuestro Padre queestá en los cielos.2 Pues cuando haces limosna, nohagas tocar trompeta delante deti, como hacen los hipócritas enlas sinagogas y en las calles, para

ser glorificados de los hombres:de cierto os digo, tienen sugalardón.3 Mas cuando tú haces limosna,no sepa tu mano izquierda lo quehace tu mano derecha;4 Que sea tu limosna en secreto:y tu Padre que ve en secreto, él terecompensará en lo público.5 Y cuando oréis, no seáis comolos hipócritas; porque ellos amanel orar en las sinagogas, y en lasesquinas de las calles de pie, paraque sean vistos de los hombres.De cierto os digo que tienen sugalardón.6Mas tú, cuando orares, entra entu aposento, y cerrada tu puerta,ora a tu Padre que está en losecreto; y tu Padre que ve en losecreto, te recompensará en lopúblico.7 Mas cuando oréis, no uséisvanas repeticiones como lospaganos; que piensan que por suparlería serán oídos.8 No seáis pues semejantes aellos; porque vuestro Padre sabede que cosas tenéis necesidad,antes que vosotros le pidáis.9 Vosotros, pues, oraréis así:Padre nuestro que estás en loscielos, Sea santificado tu nom-bre.10 Venga tu reino. Sea hecha tuvoluntad, como en el cielo, asítambién en la tierra.11 Danos hoy nuestro pan coti-diano.12 Y perdónanos nuestras deu-das, como también nosotros per-

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MATEO 6MATEO 6

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20 Así que, por sus frutos losconoceréis.21 No todo el que me dice:Señor, Señor, entrará en el reinode los cielos: sino el que hicierela voluntad de mi Padre que estáen los cielos.22 Muchos me dirán en aqueldía: Señor, Señor, ¿no profetiza-mos en tu nombre, y en tu nom-bre echamos demonios, y en tunombre hicimos muchos mila-gros?23 Y entonces les diré claramen-te: Nunca os conocí; apartaos demí, vosotros que obráis maldad.24 Pues, todo aquel que oye estasmis palabras, y las hace, compa-rarle he al varón prudente, queedificó su casa sobre la Roca;25Y descendió la lluvia, y vinie-ron los ríos, y soplaron los vien-tos, y acometieron aquella casa;y no cayó: porque estaba funda-da sobre la Roca.26 Y todo aquel que oye estasmis palabras y no las hace, serásemejante al varón insensato,que edificó su casa sobre laarena;27Y descendió la lluvia, y vinie-ron los ríos, y soplaron los vien-tos, e hicieron ímpetu contraaquella casa y cayó, y su caídafue grande.28Y aconteció que cuando Jesúshubo acabado estas palabras, lasgentes se espantaban de su doc-trina;29 Porque les enseñaba comoquien tiene autoridad, y no como

los escribas.

CAPÍTULO 8

CUANDO hubo descendidodelmonte, seguíanle grandesmultitudes.2 Y he aquí un leproso vino, y leadoró, diciendo: Señor, si quisie-res, puedes limpiarme.3 Yextendiendo Jesús la mano, letocó, diciendo: Quiero; sé limpio.Yal instante su lepra fue limpiada.4 Y Jesús le dice: Mira, no lodigas a nadie; mas ve, muéstrateal sacerdote, y ofrece el presenteque mandó Moisés, en testimo-nio a ellos.5 Y cuando Jesús hubo entradoen Capernaum, vino a él un cen-turión, rogándole,6 Y diciendo: Señor, mi siervoestá echado en casa paralítico, gra-vemente atormentado.7 Y Jesús le dijo: Yo vendré y lesanaré.8Y respondió el centurión, y dijo:Señor, no soy digno que entresdebajo demi techo; mas solamen-te di la palabra, y mi siervo serásano.9 Porque también yo soy hombrebajo de autoridad; y tengo solda-dos bajo de mí mismo: y digo aéste: Ve, y va; y al otro: Ven, yviene; y a mi siervo: Haz esto, ylo hace.10 Y oyéndolo Jesús, se mara-villó, y dijo a los que le seguían:De cierto os digo, que ni aun enIsrael he hallado tanta fe.11 Y yo os digo que vendrán

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vestiremos?32 Porque los Gentiles buscantodas estas cosas: porque vuestroPadre celestial sabe que de todasestas cosas tenéis necesidad.33 Mas buscad primeramente elreino de Dios y su justicia, ytodas estas cosas os serán añadi-das.34Así que, no os acongojéis porel día de mañana; porque el díade mañana traerá su congoja.Basta al día su propio mal.

CAPÍTULO 7

NO juzguéis, para que noseáis juzgados.

2 Porque con el juicio con quejuzgáis, seréis juzgados; y con lamedida que medís, os será medi-do.3 Y ¿por qué miras la mota queestá en el ojo de tu hermano, y noconsideras la viga que está en tuojo?4 O ¿cómo dirás a tu hermano:Déjame sacar de tu ojo la mota, yhe aquí la viga en tu ojo?5 ¡Hipócrita! saca primero la vigade tu ojo, y entonces verás clara-mente para sacar la mota del ojode tu hermano.6 No deis lo que es santo a losperros; ni echéis vuestras perlasdelante de los puercos; porqueno las rehuellen con sus pies, yvuelvan, y os despedacen.7 Pedid, y se os dará; buscad, yhallaréis; llamad, y se os abrirá.8 Porque cualquiera que pide,recibe; y el que busca, halla; y al

que llama, se le abrirá.9 ¿Qué hombre hay de vosotros,a quien si su hijo pidiere pan, ledará una piedra?10 ¿O si le pidiere un pez, le daráuna serpiente?11 Pues si vosotros, siendomalos,sabéis dar buenas dádivas a vues-tros hijos, vuestro Padre que estáen los cielos, ¿cuánto más darábuenas cosas a los que le piden?12 Así que, todas las cosas quequerríais que los hombres hicie-sen con vosotros, así tambiénhaced vosotros con ellos; porqueesta es la ley y los profetas.13 Entrad por la puerta estrecha:porque ancha es la puerta, yespacioso el camino que lleva aperdición, y los que entran por élson muchos.14 Porque la puerta es estrecha, yangosto el camino que lleva a lavida, y pocos son los que lohallan.15 Guardaos de los falsos profe-tas, que vienen a vosotros convestidos de ovejas, mas de dentroson lobos rapaces.16 Por sus frutos los conoceréis.¿Cógense uvas de los espinos, ohigos de los abrojos?17 Así, todo árbol bueno hacebuenos frutos; mas el árbolcorrompido hace malos frutos.18 No puede el buen árbol hacermalos frutos, ni el árbol corrom-pido hacer buenos frutos.19 Todo árbol que no hace buenfruto es cortado y echado en elfuego.

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MATEO 8MATEO 7

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dos, se fueron al hato de los puer-cos: y, he aquí, todo el hato de lospuercos se precipitó de un des-peñadero en la mar; y perecieronen las aguas.33 Y los porqueros huyeron, eidos a la ciudad, contaron todaslas cosas, y lo que había pasadocon los endemoniados.34Y, he aquí, toda la ciudad salióa encontrar a Jesús: y cuando levieron, le rogaban que se fuesede sus términos.

CAPÍTULO 9

Y ENTRADO en la nave,pasó a la otra parte, y vino a

su propia ciudad.2 Y he aquí le trajeron a unparalítico echado en una cama: yviendo Jesús la fe de ellos, dijo alparalítico: ten buen ánimo hijo;tus pecados te son perdonados.3 Y he aquí, ciertos de los escri-bas decían dentro de sí: Esteblasfema.4Y viendo Jesús sus pensamien-tos, dijo: ¿Por qué pensáismal envuestros corazones?5 ¿Cuál cosa es más fácil, decir:Los pecados te son perdonados;o decir: Levántate, y anda?6 Pues para que sepáis que elHijo del hombre tiene potestaden la tierra de perdonar pecados,(dice entonces al paralítico:)Levántate, toma tu cama, y vetea tu casa.7 Y él se levantó y se fue a sucasa.8 Y las gentes, viéndolo, se mara-

villaron, y glorificaron a Dios,que había dado tal potestad a loshombres.9 Y pasando Jesús de allí, vio aun hombre que estaba sentado albanco de los tributos, el cual sellamaba Mateo; y dícele:Sígueme.Yse levantó, y le siguió.10 Y aconteció que estando élsentado a la mesa en la casa, heaquí que muchos publicanos ypecadores, que habían venido, sesentaron juntamente a la mesacon Jesús y sus discípulos.11 Y viendo esto los Fariseos,dijeron a sus discípulos: ¿Por quécome vuestro Maestro con lospublicanos y pecadores?12 Y oyéndolo Jesús, les dijo:Los que están sanos no tienennecesidad de médico, sino losque están enfermos.13 Andad, antes aprended quecosa es: Misericordia quiero, yno sacrificio: Porque no he veni-do a llamar a los justos, sino a lospecadores a arrepentimiento.14 Entonces los discípulos deJuan vienen a él, diciendo: ¿Porqué nosotros y los Fariseos ayu-namosmuchas veces, y tus discí-pulos no ayunan?15 Y les dijo Jesús: ¿Pueden loshijos del tálamo tener luto entretanto que el desposado está conellos? Mas vendrán días cuandoel desposado será quitado deellos, y entonces ayunarán.16 Nadie echa remiendo de pañonuevo en vestido viejo; porque eltal remiendo tira del vestido, y se

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muchos del oriente y del occiden-te, y se asentarán conAbraham, eIsaac, y Jacob, en el reino de loscielos:12 Mas los hijos del reino seránechados en las tinieblas de afue-ra: allí será el llanto y el crujir dedientes.13 Entonces Jesús dijo al centu-rión: Ve, y como creíste así seahecho contigo. Y su siervo fuesano en aquella misma hora.14 Y vino Jesús a casa de Pedro,y vio a su suegra echada en lacama, y con fiebre.15 Y tocó su mano, y la fiebre ladejó: y ella se levantó, y lesservía.16 Y cuando la tarde fue venida,trajeron a él muchos endemonia-dos; y echó fuera a los espírituscon la palabra, y sanó a todos losque estaban enfermos;17 Para que se cumpliese lo quefue dicho por el profeta Isaías,diciendo: El mismo tomó nues-tras flaquezas, y llevó nuestrasenfermedades.18Yviendo Jesús grandes multi-tudes alrededor de sí, mandó quese fuesen al otro lado.19Ycierto escriba vino y le dijo:Maestro, seguirte he donde quie-ra que fueres.20YJesús le dice: Las zorras tie-nen cuevas, y las aves del cielonidos; mas el Hijo del hombre notiene donde recostar su cabeza.21 Y otro de sus discípulos ledijo: Señor, permíteme que vayaprimero, y entierre a mi padre.

22 Mas Jesús le dijo: Sígueme, ydeja que los muertos entierren asus muertos.23 Y cuando él hubo entrado enuna nave, sus discípulos lesiguieron.24 Y, he aquí, se levantó una tor-menta grande en la mar, tantoque la nave era cubierta de lasondas; mas él dormía.25Y sus discípulos vinieron a él,y le despertaron, diciendo:Señor, sálvanos, perecemos.26 Y él les dice: ¿Por qué estáistemerosos, Oh hombres de pocafe? Entonces, levantado, repren-dió a los vientos y a la mar; y fuegrande bonanza.27 Y los hombres se maravilla-ron, diciendo: ¿Qué hombre eséste, que aun los vientos y la marle obedecen?28 Y cuando él llegó al otro ladoen la región de losGergesenos, levinieron al encuentro dos ende-moniados que salían de lossepulcros, fieros en gran manera,así que nadie podía pasar poraquel camino.29Yhe aquí clamaron, diciendo:¿Qué tenemos que ver contigo,Jesús, Hijo de Dios? ¿Eres veni-do acá para atormentarnos antesde tiempo?30Yestaba lejos de ellos un hatode muchos puercos paciendo.31 Y los demonios le rogaban,diciendo: Si nos echas, permíte-nos que vayamos en aquel hatode puercos.32 Y él les dijo: Id. Y ellos sali-

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CAPÍTULO 10

Y LLAMANDO a sí susdocediscípulos, les diopotes-

tad contra los espíritus inmundos,para que los echasen fuera, y sana-sen toda enfermedad y toda dolen-cia.2Y los nombres de los doce após-toles son estos: El primero,Simón, que es llamado Pedro, yAndrés su hermano; Jacobo, hijode Zebedeo, y Juan su hermano;3 Felipe, y Bartolomé; Tomás, yMateo el publicano; Jacobo, hijode Alfeo, y Lebeo, que tenía elsobrenombre de Tadeo;4 Simón el Cananeo, y JudasIscariote, que también le entregó.5 Estos doce envió Jesús, a loscuales dio mandamiento, dicien-do: Por el camino de los Gentilesno iréis, y en ciudad deSamaritanos no entréis:6Mas id antes a las ovejas perdi-das de la casa de Israel.7Yyendo, predicad, diciendo: Elreino de los cielos está cerca.8 Sanad enfermos, limpiad lepro-sos, resucitad muertos, echadfuera demonios: gratuitamentehabéis recibido, gratuitamentedad.9 No proveáis oro, ni plata, nilatón en vuestras bolsas;10 Ni alforja para el camino, nidos ropas de vestir, ni zapatos, nibordón; porque el obrero dignoes de su alimento.11 Mas en cualquier ciudad, oaldea donde entrareis, buscadquién sea en ella digno, y quedad

allí hasta que salgáis.12 Y entrando en la casa, salu-dadla.13 Y si la casa fuera digna, quevuestra paz venga sobre ella;mas si no fuere digna, que vues-tra paz vuelva sobre vosotros.14 Y cualquiera que no os reci-biere, ni oyere vuestras palabras,cuando salgáis de aquella casa ociudad, sacudid el polvo de vues-tros pies.15 De cierto os digo: Será mástolerable a la tierra de Sodoma yde Gomorra en el día del juicio,que a aquella ciudad.16 He aquí, yo os envío comoovejas en medio de lobos: sedpues prudentes como serpientes,y sencillos como palomas.17 Y guardaos de los hombres:porque os entregarán a los conci-lios, y en sus sinagogas os azo-tarán.18 Y aun ante gobernadores yreyes seréis llevados por causade mí, para testimonio contraellos y los Gentiles,19Mas cuando os entregaren, noos acongojéis cómo o qué habéisde hablar porque en aquella horaos será dado que habléis.20 Porque no sois vosotros losque habláis, sino el Espíritu devuestro Padre que habla en voso-tros.21Yel hermano entregará al her-mano a la muerte, y el padre alhijo; y los hijos se levantaráncontra los padres, y los haránmorir.

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hace peor rotura.17 Ni echan vino nuevo en cue-ros viejos: de otra manera loscueros se rompen, y el vino sederrama, y se pierden los cueros;mas echan el vino nuevo en cue-ros nuevos; y lo uno y lo otro seconserva juntamente.18 Hablando él estas cosas aellos, he aquí cierto príncipevino, y le adoró, diciendo: Mihija es muerta poco ha: mas veny pon tu mano sobre ella, yvivirá.19Yse levantó Jesús, y le siguió,y sus discípulos.20 Y he aquí una mujer enfermade flujo de sangre doce añoshabía, llegándose por detrás, tocóla fimbria de su vestido:21 Porque decía entre sí: Si toca-re solamente su vestido, serésalva.22 Mas Jesús volviéndose, ymirándola, dijo: Confía, hija, tufe te ha salvado. Y la mujer fuesalva desde aquella hora.23 Y cuando Jesús vino a la casadel príncipe, y vio los tañedoresde flautas, y la gente que hacíabullicio,24 Díceles: Apartaos, porque ladoncella no es muerta, sino queduerme.Y se burlaban de él.25 Y cuando la gente fue echadafuera, entró, y la tomó de lamano,y la doncella se levantó.26 Y salió esta fama por todaaquella tierra.27 Y cuando partió Jesús de allí,le siguieron dos ciegos, dando

voces y diciendo: Ten misericor-dia de nosotros, Hijo de David.28 Y habiendo entrado en la casa,vinieron a él los ciegos; y Jesús lesdice: ¿Creéis que puedo haceresto? Ellos dicen: Sí, Señor.29 Entonces tocó los ojos deellos, diciendo: Según a vuestrafe os sea hecho.30 Y los ojos de ellos fueronabiertos. Y Jesús les encargórigurosamente, diciendo: Miradque nadie lo sepa.31 Mas ellos salidos, divulgaronsu fama por toda aquella tierra.32 Y saliendo ellos, he aquí, letrajeron un hombre mudo, ende-moniado.33Y echado fuera el demonio, elmudo habló; y las gentes semaravillaron, diciendo: Nuncaha sido vista cosa semejante enIsrael.34 Mas los Fariseos decían: Porel príncipe de los demonios echafuera los demonios.35 Y andaba Jesús por todas lasciudades y aldeas, enseñando enlas sinagogas de ellos, y predi-cando el evangelio del reino, ysanando toda enfermedad y todadolencia en el pueblo.36 Y viendo las multitudes, tuvocompasión de ellas; que eranfatigadas y esparcidas como ove-jas que no tienen pastor.37 Entonces dice a sus discípulos:Ala verdad lamies esmucha,maslos obreros pocos.38 Rogad, pues, al Señor de lamies, que envíe obreros a sumies.

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CAPÍTULO 11

Y ACONTECIO, quecuando Jesús hubo acabado

de dar mandamientos a sus docediscípulos, se partió de allí paraenseñar y predicar en las ciuda-des de ellos.2 Y cuando Juan hubo oído en laprisión las obras de Cristo,envióle dos de sus discípulos,3 Y díjole: ¿Eres tú el que habíade venir, o esperaremos a otro?4 Y respondiendo Jesús, les dijo:Id, y haced saber a Juan estascosas que oís y veis:5 Los ciegos reciben vista, y loscojos andan; los leprosos sonlimpiados, y los sordos oyen; losmuertos son resucitados, y a lospobres es predicado el evangelio.6 Y bienaventurado es el que nofuere escandalizado en mí.7Y como ellos se iban, comenzóJesús a decir de Juan a las multi-tudes: ¿Qué salisteis a ver aldesierto? ¿una caña que esmene-ada del viento?8 O ¿qué salisteis a ver? ¿unhombre vestido de ropas delica-das? He aquí, los que traen ropasdelicadas, en las casas de losreyes están.9 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿pro-feta? Ciertamente os digo, y másexcelente que un profeta.10 Porque éste es de quien estáescrito: He aquí, yo envío mimensajero delante de tu faz, queaparejará tu camino delante de ti.11 De cierto os digo, que entrelos que son nacidos de mujeres

no se ha levantado otro mayorque Juan el Bautista; mas el quees menor en el reino de los cie-los, mayor es que él.12 Y desde los días de Juan elBautista hasta ahora, el reino delos cielos sufre violencia, y losviolentos lo arrebatan.13 Porque todos los profetas y laley hasta Juan profetizaron.14 Y si queréis recibirlo, él esaquel Elías que había de venir.15 El que tiene oídos para oir,oiga.16 Mas ¿a quién compararé estageneración? Es semejante a losniños que se sientan en las pla-zas, y dan voces a sus compañe-ros,17 Y dicen: Os tañimos flauta, yno bailasteis; os endechamos, yno lamentasteis.18 Porque vino Juan ni comiendoni bebiendo, y dicen: Demoniotiene.19 Vino el Hijo del hombrecomiendo y bebiendo, y dicen:Heaquí un hombre comilón, y bebe-dor de vino, amigo de publicanosy de pecadores. Mas la sabiduríaes justificada de sus hijos.20 Entonces comenzó a reconve-nir a las ciudades en las cualeshabían sido hechos los más desus milagros, porque no sehabían arrepentido, diciendo:21 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti,Bethsaida! porque si en Tiro y enSidón se hubieran hecho losmilagros que han sido hechos envosotras, ya mucho ha que se

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22 Y seréis aborrecidos de todospor causa de mi nombre; mas elque perseverare hasta el fin, ésteserá salvo.23 Mas cuando os persiguierenen esta ciudad, huid a otra: por-que de cierto os digo, que no aca-baréis de andar todas las ciuda-des de Israel, antes que venga elHijo del hombre.24 El discípulo no es sobre elmaestro, ni el siervo sobre suseñor.25 Bástele al discípulo que seacomo su maestro, y al siervocomo su señor: Si al padre de lafamilia han llamado Beelzebub,¿cuánto más a los de su casa?26Así que, no les temáis; porquenada hay encubierto, que nohaya de ser revelado; ni oculto,que no haya de saberse.27 Lo que yo os digo en tinie-blas, decidlo en la luz; y lo queoís al oído predicadlo desde lostejados.28 Y no tengáis temor a los quematan el cuerpo, mas al alma nopueden matar: temed antes aaquel que puede destruir el almay el cuerpo en el infierno.29 ¿No se venden dos pajarillospor un cuadrante?Y uno de ellosno caerá a tierra sin vuestroPadre.30 Y aun hasta los cabellos devuestra cabeza están todos conta-dos.31 Por tanto no temáis, másvaléis vosotros quemuchos paja-rillos.

32 Pues cualquiera que me con-fesare delante de los hombres, leconfesaré yo también delante demi Padre, que está en los cielos.33 Mas cualquiera que me nega-re delante de los hombres, lenegaré yo también delante de miPadre, que está en los cielos.34 No penséis que he venidopara meter paz en la tierra: novine para meter paz, sino espada.35 Porque he venido para poneren disensión al hombre contra supadre, y a la hija contra sumadre,y a la nuera contra su suegra.36 Y los enemigos del hombreserán los de su propia casa.37 El que ama a padre o a madremás que a mí, no es digno de mí;y el que ama a hijo o a hija másque a mí, no es digno de mí.38 Y el que no toma su cruz ysigue en pos de mí, no es dignode mí.39 El que hallare su vida, la per-derá; y el que perdiere su vidapor causa de mí, la hallará.40 El que os recibe a vosotros, amí recibe; y el que a mí me reci-be, recibe al que me envió.41 El que recibe a un profeta ennombre de profeta, galardón deprofeta recibirá; y el que recibe aun justo en nombre de justo,galardón de justo recibirá.42 Y cualquiera que diere a unode estos pequeñitos una copa deagua fría solamente, en nombrede discípulo, de cierto os digo,que no perderá su galardón.

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y la levante?12 ¿Pues cuánto más vale unhombre que una oveja? Así que,lícito es en los sábados hacer bien.13 Entonces dice a aquel hom-bre: Extiende tu mano. Y él laextendió, y le fue restituida sanacomo la otra.14 Entonces salieron los Fariseosy tomaron consejo contra él,como podrían destruirle.15 Mas sabiéndolo Jesús, seapartó de allí: y le siguieron gran-des multitudes, y sanó a todos.16 Y él les mandó que no le des-cubriesen;17 Para que se cumpliese lo queestaba dicho por el profeta Isaías,que dice:18 He aquí mi siervo, al cual heescogido; mi amado, en el cualse agrada mi alma: Pondré miEspíritu sobre él, y a los Gentilesanunciará juicio.19 No contenderá, ni voceará: ninadie oirá en las calles su voz:20 La caña cascada no quebrará,y el pábilo que humea no apa-gará, hasta que saque a victoria eljuicio.21 Y en su nombre esperarán losGentiles.22 Entonces fue traído a él unendemoniado, ciego ymudo, y lesanó; de tal manera, que el ciegoy mudo hablaba y veía.23Y todo el pueblo estaba atóni-to, y decía: ¿No es éste el hijo deDavid?24 Mas los Fariseos, oyéndolo,decían: Este no echa fuera los

demonios, sino por Beelzebub,príncipe de los demonios.25 Y Jesús, como sabía los pen-samientos de ellos, les dijo: Todoreino dividido contra sí mismo,es desolado; y toda ciudad o casadividida contra sí misma, no per-manecerá.26 Y si Satanás echa fuera aSatanás, contra sí mismo estádividido; ¿cómo, pues, permane-cerá su reino?27 Y si yo por Beelzebub echofuera los demonios, ¿vuestroshijos por quién los echan? Portanto, ellos serán vuestros jueces.28 Mas si por el Espíritu de Diosyo echo fuera los demonios, cier-tamente ha llegado a vosotros elreino de Dios.29 Porque, ¿cómo puede algunoentrar a la casa del valiente, ysaquear sus alhajas, si primerono prendiere al valiente? y enton-ces saqueará su casa.30 El que no es conmigo, contramí es; y el que conmigo no reco-ge, desparrama.31 Por tanto os digo: Todo peca-do y blasfemia será perdonado alos hombres: mas la blasfemiacontra el Espíritu Santo no seráperdonada a los hombres.32 Y cualquiera que dijere unapalabra contra el Hijo del hom-bre, le será perdonado: mas cual-quiera que dijere contra elEspíritu Santo, no le será perdo-nado, ni en este mundo, ni en elvenidero.33 O haced el árbol bueno, y su

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hubieran arrepentido en cilicio yceniza.22 Por tanto os digo, que a Tiro ya Sidón serámás tolerable el cas-tigo en el día del juicio, que avosotras.23 Y tú, Capernaum, que eresensalzada hasta el cielo, hasta elinfierno serás abatida; porque sien Sodoma se hubieran hecholos milagros que han sido hechosen ti, hubiera permanecido hastael día de hoy.24 Por tanto yo os digo, será mástolerable para la tierra deSodoma en el día del juicio que ati.25 En aquel tiempo, respondien-do Jesús, dijo: Gracias te doy, ohPadre, Señor del cielo y de la tie-rra, porque escondiste estascosas de los sabios y prudentes, ylas has revelado a los niños.26 Sí, Padre, porque así agradó atus ojos.27 Todas las cosas me son entre-gadas por mi Padre: y ningunoconoce al Hijo, sino el Padre; ninadie conoce al Padre, sino elHijo, y aquel a quien el Hijo lequisiere revelar.28 Venid a mí todos los queestáis trabajados, y cargados, queyo os haré descansar.29 Tomad mi yugo sobre voso-tros, y aprended de mí, que YOSoy manso y humilde decorazón; y hallaréis descansopara vuestras almas.30 Porque mi yugo es suave, yligera mi carga.

CAPÍTULO 12

ENAQUEL tiempo iba Jesúspor los sembrados en sábado;y sus discípulos tenían hambre, ycomenzaron a coger espigas, y acomer.2 Mas viéndolo los Fariseos, ledijeron: He aquí, tus discípuloshacen lo que no es lícito hacer ensábado.3 Pero él les dijo: ¿No habéisleído qué hizo David, teniendohambre él y los que estaban conél:4 Cómo entró en la casa de Dios,y comió los panes de la proposi-ción, que no le era lícito comer,ni a los que estaban con él, sino asólo los sacerdotes?5 O ¿no habéis leído en la ley,que los sábados en el templo lossacerdotes profanan el sábado, yson sin culpa?6 Pues yo os digo que unomayorque el templo está aquí.7 Mas si supieseis qué significa:Misericordia quiero, y no sacrifi-cio, no condenaríais a los sinculpa.8 Porque el Hijo del hombre esSeñor aun del sábado.9Yhabiendo partido de allí, vinoa la sinagoga de ellos.10 Y, he aquí, estaba un hombreque tenía la mano seca; y ellos lepreguntaron, diciendo: ¿Es lícitocurar en sábado? por acusarle.11 Y él les dijo: ¿Qué hombrehabrá de vosotros, que tenga unaoveja, y si cayere ésta en unafosa en sábado, no le eche mano,

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CAPÍTULO 13

EN AQUEL día, salido Jesúsde casa, se sentó junto a lamar.2 Y se allegaron a él grandesmultitudes, de tal manera queentró él en una nave y se sentó, ytoda la multitud estaba de pie enla ribera.3 Y les habló muchas cosas porparábolas, diciendo: He aquí, unsembrador salió a sembrar.4 Y sembrando, parte de lasimiente cayó junto al camino; yvinieron las aves, y la devoraron.5 Y parte cayó en lugares pedre-gosos, donde no tenía mucha tie-rra; y nació pronto, porque notenía profundidad de tierra:6 Mas en saliendo el sol, sequemó; y porque no tenía raíz sesecó.7 Y parte cayó entre las espinas;y las espinas crecieron, y la aho-garon.8 Y parte cayó en buena tierra, ydio fruto, uno de a ciento, y otrode a sesenta, y otro de a treinta.9 Quien tiene oídos para oir,oiga.10 Y vinieron los discípulos y ledijeron: ¿Por qué les hablas porparábolas?11 Y él respondiendo, les dijo:Porque a vosotros es dado saberlos misterios del reino de los cie-los; mas a ellos no es dado.12 Porque a cualquiera que tiene,se le dará, y tendrá más; mas alque no tiene, aun lo que tiene leserá quitado.

13 Por eso les hablo por parábo-las; porque viendo no ven, yoyendo no oyen, ni entienden.14 Así que se cumple en ellos laprofecía de Isaías, que dice: Deoído oiréis, y no entenderéis; yviendo veréis, y no percibiréis.15 Porque el corazón de estepueblo está engrosado, y de losoídos oyen pesadamente, y hancerrado sus ojos: para que novean de los ojos, y oigan de losoídos, y del corazón entiendan, yse conviertan, y yo los sane.16 Mas bienaventurados vues-tros ojos, porque ven; y vuestrosoídos, porque oyen.17 Porque de cierto os digo, quemuchos profetas y justos desea-ron ver lo que vosotros veis, y nolo vieron: y oir lo que vosotrosoís, y no lo oyeron.18 Oíd, pues vosotros la parábo-la del sembrador:19 Cuando alguno oye la palabradel reino, y no la entiende, vieneel malo, y arrebata lo que fuesembrado en su corazón: Este esel que recibió la simiente junto alcamino.20 Y el que fue sembrado enlugares pedregosos, éste es elque oye la palabra, y al instantela recibe con gozo,21 Y no tiene raíz en sí mismo,mas dura poco tiempo; porquevenida la aflicción o la persecu-ción por causa de la palabra, alinstante se escandaliza.22 El que recibió la simienteentre las espinas, éste es el que

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fruto bueno; o haced el árbolcorrompido y su fruto corrompi-do; porque por el fruto es conoci-do el árbol.34 ¡Generación de víboras!¿cómo podéis hablar bien, sien-domalos? porque de la abundan-cia del corazón habla la boca.35 El hombre bueno del buentesoro del corazón saca buenascosas: y el hombre malo del maltesoro saca malas cosas.36 Mas yo os digo, que todapalabra ociosa que hablaren loshombres, de ella darán cuenta enel día del juicio.37 Porque por tus palabras serásjustificado, y por tus palabrasserás condenado.38 Entonces respondieron ciertosde los escribas y de los Fariseos,diciendo: Maestro, deseamos verde ti señal.39 Mas él respondió, y les dijo:La generación mala y adúlterademanda señal; mas señal no leserá dada, sino la señal de Jonásel profeta.40 Porque como estuvo Jonás enel vientre de la ballena tres días ytres noches, así estará el Hijo delhombre en el corazón de la tierratres días y tres noches.41 Los varones de Nínive selevantarán en juicio con estageneración, y la condenarán;porque ellos se arrepintieron a lapredicación de Jonás; y he aquí,uno mayor que Jonás en estelugar.42 La reina del sur se levantará

en juicio con esta generación, yla condenará; porque vino de losfines de la tierra para oir la sabi-duría de Salomón: y he aquí, unomayor que Salomón en estelugar.43 Cuando el espíritu inmundoha salido del hombre, anda porlugares secos, buscando reposo,y no lo halla,44 Entonces dice: Me volveré ami casa de donde salí: Y cuandoviene, la halla desocupada, barri-da y adornada.45 Entonces va, y toma consigootros siete espíritus más malva-dos que él mismo, y entrados,moran allí; y el postrer estado deaquel hombre es peor que el pri-mero. Así también acontecerá aesta generación malvada.46 Y estando él aún hablando alpueblo, he aquí su madre y sushermanos estaban de pie fuera,que le querían hablar.47 Y le dijo uno: He aquí tumadre y tus hermanos están depie fuera, que te quieren hablar.48 Y respondiendo él al que ledecía esto, dijo: ¿Quién es mimadre y quiénes son mis herma-nos?49 Y extendiendo su mano haciasus discípulos, dijo: He aquí mimadre y mis hermanos.50 Porque todo aquel que hicierela voluntad de mi Padre que estáen los cielos, éste esmi hermano,y hermana, y madre.

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ángeles.40 De manera que como es cogi-da la cizaña, y quemada en elfuego, así será el fin de estemundo.41 Enviará el Hijo del hombresus ángeles, y cogerán de sureino todos los escándalos, y losque hacen iniquidad;42 Y los echarán en el horno delfuego: allí será el lloro y el crujirde dientes.43 Entonces los justos resplande-cerán como el sol en el reino desu Padre: El que tiene oídos paraoir, oiga.44 Otra vez el reino de los cieloses semejante al tesoro escondidoen el campo el cual habiéndolohallado un hombre lo escondió, ypor el gozo de él, va y vende todolo que tiene, y compra aquelcampo.45 Otra vez el reino de los cieloses semejante a un hombre tratan-te, que busca buenas perlas;46 El cual, habiendo hallado unapreciosa perla, fue y vendió todolo que tenía, y la compró.47 Otra vez, el reino de los cieloses semejante a una red, que echa-da en la mar, recoge de todaclase:48 La cual cuando fue llena, lasacaron a la orilla; y sentados,cogieron lo bueno en vasijas, y lomalo echaron fuera.49 Así será en el fin del mundo:vendrán los ángeles, y apartarána los malos de entre los justos,50 Y los echarán en el horno del

fuego: allí será el lloro y el crujirde dientes.51 Díceles Jesús: ¿Habéis enten-dido todas estas cosas? Ellos ledicen: Sí, Señor.52 Y él les dijo: Por tanto todoescriba instruido en el reino delos cielos, es semejante al hom-bre padre de familia, que saca desu tesoro cosas nuevas y cosasviejas.53 Y aconteció que cuandoacabó Jesús estas parábolas, sefue de allí.54 Y venido a su tierra, lesenseñó en la sinagoga de ellos,de tal manera que ellos estabanatónitos, y decían: ¿De dóndetiene éste esta sabiduría, y losmilagros?55 ¿No es éste el hijo del carpin-tero? ¿No se llama su madreMaría, y sus hermanos Jacobo yJoses, y Simón, y Judas?56 ¿Y no están todas sus herma-nas con nosotros? ¿De dónde,pues, tiene éste estas cosas?57 Y se escandalizaban en él.Mas Jesús les dijo: No hay pro-feta sin honra sino en su tierra yen su casa.58 Y no hizo allí muchos mila-gros, a causa de la incredulidadde ellos.

CAPÍTULO 14

EN AQUEL tiempo Herodesel Tetrarca oyó la fama deJesús,2 Y dijo a sus criados: Este esJuan el Bautista: él ha resucitado

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oye la palabra; y el afán de estemundo y el engaño de las rique-zas, ahogan la palabra, y se hacesin fruto.23 Mas el que recibió la simien-te en buena tierra, éste es el queoye y entiende la palabra, quetambién da el fruto: y lleva uno aciento, y otro a sesenta, y otro atreinta.24 Otra parábola les propuso,diciendo: El reino de los cielos essemejante a un hombre quesiembra buena simiente en sucampo.25 Pero mientras los hombresdormían, vino su enemigo, ysembró cizaña entre el trigo, y sefue.26Ycuando la hierba salió, e hizofruto, entonces la cizaña apareciótambién.27 Y los siervos del padre de lafamilia vinieron y le dijeron:Señor, ¿no sembraste buenasimiente en tu campo? ¿Pues dedónde tiene cizaña?28 Y él les dijo: Un hombre ene-migo ha hecho esto.Y los siervosle dijeron: ¿Pues quieres quevayamos, y la cojamos?29 Y él dijo: No: porque cogien-do la cizaña, no arranquéis tam-bién con ella el trigo.30 Dejad crecer juntamente louno y lo otro hasta la siega; y altiempo de la siega yo diré a lossegadores: Recoged primero lacizaña, y atadla en manojos paraquemarla; mas el trigo allegadloen mi alfolí.

31 Otra parábola les propuso,diciendo: El reino de los cielos essemejante al grano de mostaza,que un hombre tomó y lo sembróen su campo:32 El cual a la verdad es el máspequeño de todas las simientes;mas cuando ha crecido, es elmayor de todas las hortalizas; yse hace árbol, de modo que vie-nen las aves del cielo y posan ensus ramas.33 Otra parábola les dijo: Elreino de los cielos es semejante ala levadura, que tomó una mujer,y escondió en tres medidas deharina, hasta que todo fue leuda-do.34 Todas estas cosas habló Jesúsen parábolas a la multitud; ynada les habló sin parábolas:35 Para que se cumpliese lo quefue dicho por el profeta, que dice:Abriré en parábolas mi boca; pro-nunciaré cosas escondidas desdela fundación del mundo.36 Entonces Jesús despidió lasmultitudes y entró en la casa; yvinieron a él sus discípulos,diciendo: Decláranos la parábolade la cizaña del campo.37Y respondiendo él, les dijo: Elque siembra la buena simiente esel Hijo del hombre;38 El campo es el mundo; labuena simiente son los hijos delreino, y la cizaña son los hijos delmalo;39El enemigoque la sembró, es eldiablo; la siega es el fin delmundo, y los segadores son los

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de la mar, atormentada de lasondas; porque el viento era con-trario.25 Mas a la cuarta vela de lanoche, Jesús fue a ellos andandosobre la mar.26 Y cuando los discípulos lovieron andar sobre la mar, se tur-baron, diciendo: Fantasma es. Ydieron voces de miedo.27 Mas Jesús les habló inmedia-tamente, diciendo: estad de buenánimo, yo soy; no tengáis miedo.28 Mas le respondió Pedro, ydijo: Señor, si tú eres, manda queyo venga a ti sobre las aguas.29 Y él dijo: Ven. Y descendien-do Pedro de la nave, anduvosobre las aguas para ir a Jesús.30 Mas viendo el viento fuerte,tuvo miedo; y comenzándose ahundir, dio voces, diciendo:Señor, sálvame.31Yal instante Jesús, extendien-do la mano, trabó de él, y le dice:Oh tú de poca fe, ¿por quédudaste?32 Y cuando ellos entraron en lanave, el viento cesó.33 Entonces los que estaban en lanave, vinieron, y le adoraron,diciendo: Verdaderamente túeres el Hijo de Dios.34 Y habiendo pasado a la otraparte, vinieron a la tierra deGenezaret.35 Y cuando los varones deaquel lugar le hubieron conoci-do, enviaron por toda aquella tie-rra al derredor, y trajeron a éltodos los enfermos.

36 Y le rogaban que solamentetocasen el borde de su manto; ytodos los que lo tocaron, fueronsanados.

CAPÍTULO 15

ENTONCES llegaron a Jesúsciertos escribas y Fariseos deJerusalem, diciendo:2 ¿Por qué tus discípulos trans-greden la tradición de los ancia-nos? porque no lavan sus manoscuando comen pan.3 Y él respondiendo, les dijo:¿Por qué también vosotros trans-gredís el mandamiento de Diospor vuestra tradición?4 Porque Dios mandó, diciendo:Honra a tu padre y a tu madre, y,El que maldijere a padre o amadre, muera de muerte.5Mas vosotros decís: Cualquieraque dijere al padre o a la madre:Toda ofrenda mía a ti aprove-chará;6 Y no honrare a su padre o a sumadre. Así habéis invalidado elmandamiento de Dios por vues-tra tradición.7 Hipócritas, bien profetizó devosotros Isaías, diciendo:8 Este pueblo con su boca seacerca a mí y con sus labios mehonra; mas su corazón lejos estáde mí.9 Mas en vano me adoranenseñando como doctrinas man-damientos de hombres.10 Y habiendo llamado a sí lamultitud, les dijo: Oíd, y enten-ded.

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de entre los muertos, y por esolos poderes obran en él.3 Porque Herodes había prendi-do a Juan, y le había aprisionadoy puesto en la cárcel, por causade Herodías, esposa de Felipe suhermano;4 Porque Juan le decía: No te eslícito tenerla.5 Y quería matarle, mas teníamiedo de la multitud; porque letenían como a profeta.6 Y celebrándose el día del naci-miento de Herodes, la hija deHerodías danzó en medio, yagradó a Herodes.7 Por lo cual él prometió conjuramento de darle todo lo quepidiese.8 Y ella, instruida primero de sumadre, dijo: Dame aquí en unplato la cabeza de Juan elBautista.9 Entonces el rey se entristeció;mas por el juramento, y por losque estaban juntamente a lamesa, mandó que se le diese.10Yenviando, degolló a Juan enla cárcel.11 Y fue traída su cabeza en unplato, y dada a la doncella; y ellala presentó a su madre.12 Y sus discípulos vinieron, ytomaron el cuerpo, y le enterra-ron; y fueron y se lo dijeron aJesús.13 Y cuando Jesús lo oyó, seapartó de allí en una nave, a unlugar desierto, apartado: y cuan-do el pueblo lo oyó, le siguió apie de las ciudades.

14Ysaliendo Jesús, vio una granmultitud, y fue movido a compa-sión de ellos, y sanó a los enfer-mos de ellos.15 Y cuando fue la tarde del día,se llegaron a él sus discípulos,diciendo: El lugar es desierto, yel tiempo es ya pasado: envía lasmultitudes, que se vayan por lasaldeas, y compren para sí decomer.16 Mas Jesús les dijo: No tienennecesidad de irse: dadles voso-tros de comer.17 Y ellos dijeron: No tenemosaquí sino cinco panes y dospeces.18 Y él les dijo: Traédmelos acá.19 Y mandando a las multitudessentarse sobre la hierba, ytomando los cinco panes y losdos peces, alzando los ojos alcielo, bendijo, y partió y dio lospanes a sus discípulos, y losdiscípulos a las multitudes.20 Y comieron todos, y se harta-ron; y alzaron lo que sobró de lospedazos, doce canastos llenos.21 Y los que comieron fueronvarones como cinco mil, sin lasmujeres y muchachos.22 Y Jesús hizo a sus discípulosentrar inmediatamente en lanave, e ir delante de él al otrolado entre tanto que él despedíalas multitudes.23 Y despedidas las multitudes,subió a unmonte apartado a orar:Y cuando vino la tarde del día,estaba allí solo.24 Y la nave estaba ya en medio

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porque no desmayen en el cami-no.33 Y sus discípulos le dicen:¿Dónde tenemos nosotros tantospanes en el desierto, que harte-mos tan gran multitud?34 Y Jesús les dice: ¿Cuántospanes tenéis? Y ellos dijeron:Siete, y unos pocos pececillos.35Ymandó a las multitudes quese sentasen en tierra.36 Y tomó los siete panes y lospeces, dio gracias, y partiólos, ydio a sus discípulos; y los discí-pulos a la multitud.37 Y comieron todos, y se harta-ron: y alzaron lo que sobró de lospedazos, siete canastos llenos.38Yeran los que habían comido,cuatro mil varones, además lasmujeres y los niños.39 Y despidiendo las multitudes,entró en una nave: y vino a lostérminos de Magdala.

CAPÍTULO 16

YVINIERON los Fariseos ylos Saduceos, tentando, le

pedían que les mostrase unaseñal del cielo.2 Mas él respondiendo, les dijo:Cuando es la tarde del día, decís:Buen tiempo hará; porque elcielo tiene arreboles.3Ya lamañana: Hoy habrá tem-pestad; porque tiene arreboles elcielo sombrío. Oh hipócritas, quesabéis discernir la faz del cielo;¿Y en las señales de los tiemposno podéis?4 La generación mala y adúltera

busca señal; mas señal no le serádada, sino la señal de Jonás elprofeta. Y dejándoles se fue.5Yvenidos sus discípulos al otrolado, se habían olvidado detomar pan.6Y Jesús les dijo: Mirad, y guar-daos de la levadura de losFariseos y de los Saduceos.7 Y ellos razonaban entre sí mis-mos, diciendo:Esto es porque notomamos pan.8 Y conociéndolo Jesús, les dijo:Oh vosotros de poca fe, ¿por quérazonáis entre vosotros, porqueno tomasteis pan?9 ¿No entendéis aún, ni osacordáis de los cinco panes delos cinco mil varones, y cuántoscanastos tomasteis?10 ¿Ni de los siete panes entrecuatro mil, cuántos canastostomasteis?11 ¿Cómo es que no entendéisque no por el pan os dije, que osguardaseis de la levadura de losFariseos y de los Saduceos?12 Entonces entendieron que noles había dicho que se guardasende levadura de pan, sino de ladoctrina de los Fariseos, y de losSaduceos.13Ycuando Jesús vino a las par-tes de Cesarea de Filipo, pre-guntó a sus discípulos, diciendo:¿Quién dicen los hombres queYO el Hijo del hombre SOY?14 Y ellos dijeron: Unos, Juan elBautista; y otros, Elías; y otros,Jeremías, o alguno de los profe-tas.

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11 No lo que entra en la bocacontamina al hombre, mas lo quesale de la boca, esto contamina alhombre.12 Entonces llegándose sus discí-pulos, le dijeron: ¿Sabes que losFariseos oyendo esta palabra seescandalizaron?13 Mas respondiendo él, dijo:Toda planta que no plantó miPadre celestial, será desarraigada.14 Dejadlos: son ciegos guías deciegos; y si el ciego guiare alciego, ambos caerán en el hoyo.15 Y respondiendo Pedro, ledijo: Decláranos esta parábola.16 Y Jesús dijo: ¿También voso-tros sois aún sin entendimiento?17 ¿No entendéis aún, que todolo que entra en la boca, va alvientre, y es echado en la letrina?18 Mas las cosas que salen de laboca, del corazón salen; y estocontamina al hombre.19 Porque del corazón salen losmalos pensamientos, homici-dios, adulterios, fornicaciones,hurtos, falsos testimonios, blas-femias.20 Estas cosas son las que conta-minan al hombre; mas el comercon las manos no lavadas nocontamina al hombre.21Ysaliendo Jesús de allí, se fuea las partes de Tiro y de Sidón.22Yhe aquí unamujer Cananea,que había salido de aquellos tér-minos, clamábale diciendo: OhSeñor, Hijo de David, ten miseri-cordia de mí; mi hija es mala-mente atormentada del demonio.

23 Mas él no respondió palabra.Y llegándose sus discípulos, lerogaron, diciendo: Envíala, queda voces tras nosotros.24 Y él respondiendo, dijo: Nosoy enviado sino a las ovejas per-didas de la casa de Israel.25 Entonces ella vino, y le adoró,diciendo: Señor, socórreme.26Yrespondiendo él, dijo: No esbien tomar el pan de los hijos, yecharlo a los perrillos.27Yella dijo: Sí Señor; pero aunlos perros comen de las migajasque caen de la mesa de sus seño-res.28 Entonces respondiendo Jesús,le dijo: Ohmujer, grande es tu fe:sea hecho contigo como quieres.Y fue sana su hija desde aquellahora.29 Y partido Jesús de allí, vinojunto al mar deGalilea: y subien-do en un monte, se sentó allí.30 Y llegaron a él grandes multi-tudes, que tenían consigo cojos,ciegos, mudos, mancos, y otrosmuchos y los echaron a los piesde Jesús, y los sanó:31 De tal manera que las multi-tudes se maravillaron, viendohablar los mudos, los mancossanos, andar los cojos, ver losciegos: y glorificaron al Dios deIsrael.32 Entonces Jesús llamando asus discípulos, dijo: Tengo com-pasión por la multitud, que yahace tres días que perseveranconmigo, y no tienen que comer;y enviarlos ayunos no quiero,

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res, hagamos aquí tres tabernácu-los; para ti uno, y uno paraMoisés, y uno para Elías.5 Y estando aún hablando él, heaquí, una nube resplandecientelos cubrió; y, he aquí una voz dela nube, que decía: Este es miHijo amado, en el cual estoymuycomplacido: a él oíd.6Ycuando los discípulos oyeronesto, cayeron sobre sus rostros, ytemieron en gran manera.7 Mas Jesús llegando, les tocó, ydijo: Levantaos, y no temáis.8 Y cuando alzaron sus ojos, anadie vieron, sino sólo a Jesús.9 Y cuando descendían delmonte, les mandó Jesús, dicien-do: No digáis a nadie la visión,hasta que el Hijo del hombreresucite de los muertos.10 Y sus discípulos le pregunta-ron, diciendo: ¿Por qué puesdicen los escribas que es menes-ter que Elías venga primero?11 Y respondiendo Jesús, lesdijo: A la verdad, Elías vendráprimero, y restituirá todas lascosas.12 Mas os digo, que Elías es yavenido, y no le conocieron; anteshicieron en él todo lo que quisie-ron: Así también el Hijo delhombre padecerá de ellos.13 Los discípulos entoncesentendieron, que les hablaba deJuan el Bautista.14 Y cuando ellos fueron veni-dos a la multitud, vino a él ciertohombre hincándosele de rodillas,y diciendo,

15 Señor, ten misericordia de mihijo, que es lunático, y padecemalamente; porque muchasveces cae en el fuego, y muchasen el agua.16Yle traje a tus discípulos, y nole pudieron sanar.17 Y respondiendo Jesús, dijo:¡Oh generación incrédula y per-versa! ¿hasta cuándo estaré convosotros? ¿hasta cuándo ossufriré? Traédmele acá.18Y reprendió Jesús al demonio,y salió de él; y el muchacho fuesano desde aquella hora.19 Entonces, vinieron los discí-pulos a Jesús aparte, dijeron:¿Por qué nosotros no le pudimosechar fuera?20 Y Jesús les dijo: Por vuestraincredulidad; porque de cierto osdigo, que si tuviereis fe como ungrano de mostaza, diréis a estemonte: Pásate de aquí allá: y sepasará: y nada os será imposible.21 Mas este género no sale sinopor oración y ayuno.22Y estando ellos en Galilea, lesdijo Jesús: El Hijo del hombreserá entregado en manos dehombres,23Y lematarán;mas al tercer díaserá resucitado. Y ellos se entris-tecieron en gran manera.24 Y cuando fueron venidos aCapernaum, vinieron a Pedro losque recibían las dos dracmas ydijeron: ¿No paga vuestro maes-tro las dos dracmas?25 El dice: Sí. Y cuando él entróen la casa, Jesús le previno,

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15 Díceles él: ¿Pero vosotros,quién decís que YO SOY?16Yrespondiendo Simón Pedro,dijo: TÚ ERES ELCRISTO, ELHIJO DELDIOS VIVIENTE.17Y respondiendo Jesús, le dijo:Bienaventurado eres, Simón,hijo de Jonás; porque no te loreveló carne ni sangre, sino miPadre que está en los cielos.18 Y yo también te digo, que túeres Pedro, y sobre esta Rocaedificaré mi iglesia; y las puertasdel infierno no prevalecerán con-tra ella.19 Y a ti daré las llaves del reinode los cielos; y todo lo que liga-res en la tierra será ligado en loscielos; y todo lo que desatares enla tierra será desatado en los cie-los.20 Entonces mandó a sus discí-pulos que a nadie dijesen que élera Jesús el Cristo.21 Desde aquel tiempo comenzóJesús a declarar a sus discípulos,que era necesario ir él aJerusalem, y padecer muchascosas de los ancianos, y de losprincipales de los sacerdotes, yde los escribas; y ser muerto, yresucitar al tercer día.22 Y Pedro, tomándole aparte,comenzó a reprenderle, dicien-do: Señor, ten compasión de ti:en ninguna manera esto te acon-tezca.23 Entonces él, volviéndose, dijoa Pedro: Ponte detrás de mí,Satanás; escándalo me eres; por-que no entiendes lo que es de

Dios sino lo que es de los hom-bres.24 Entonces Jesús dijo a susdiscípulos: Si alguno quierevenir en pos de mí, niéguese a símismo, y tome su cruz, y sígame.25 Porque cualquiera que quisie-re salvar su vida, la perderá, ycualquiera que perdiere su vidapor causa de mí, la hallará.26 Porque ¿De qué aprovecha alhombre, si ganare todo elmundo, y perdiere su alma? ¿O,qué recompensa dará el hombrepor su alma?27 Porque el Hijo del hombrevendrá en la gloria de su Padrecon sus ángeles; y entoncesrecompensará a cada uno confor-me a sus obras.28 De cierto os digo: que hayalgunos de los que están de pieaquí, que no gustarán la muerte,hasta que hayan visto al Hijo delhombre viniendo en su reino.

CAPÍTULO 17

Y DESPUES de seis días,Jesús toma a Pedro, y a

Jacobo, y a Juan su hermano, ylos lleva arriba a un monte altoaparte:2 Y fue transfigurado delante deellos; y resplandeció su rostrocomo el sol, y sus vestidos fue-ron blancos como la luz.3 Y he aquí, les aparecieronMoisés y Elías, hablando con él.4 Entonces respondiendo Pedro,dijo a Jesús: Señor, bueno es quenosotros estemos aquí: si quie-

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boca de dos o de tres testigosconste toda palabra.17 Y si no oyere a ellos, dilo a laiglesia; y si no oyere a la iglesiatenle por un pagano y un publi-cano.18 De cierto os digo que todo loque ligareis en la tierra, será liga-do en el cielo; y todo lo que desa-tareis en la tierra, será desatadoen el cielo.19Otra vez os digo, que si dos devosotros convinieren sobre la tie-rra, tocante a cualquiera cosa quepidieren, les será hecho por miPadre que está en los cielos.20 Porque donde están dos o trescongregados en mi nombre, allíestoy yo en medio de ellos.21 Entonces Pedro, llegándose aél, dijo: Señor, ¿cuántas vecesperdonaré a mi hermano quepecare contra mí? ¿hasta sieteveces?22 Jesús le dice: no te digo hastasiete, mas aun hasta setentaveces siete.23 Por lo cual, el reino de los cie-los es semejante a un hombrerey, que quiso hacer cuentas a sussiervos.24 Y comenzando a hacer cuen-tas, le fue traído uno que le debíadiez mil talentos.25 Mas no teniendo él de quepagar, mandó el señor que fuesevendido él, y su esposa y sushijos, y todo lo que tenía, y quefuese pagado.26 Entonces aquel siervo postra-do, le adoraba diciendo: Señor,

ten paciencia conmigo, y yo tepagaré todo.27 El señor de aquel siervo,movido a compasión, le soltó yle perdonó la deuda.28 Pero saliendo aquel siervo,halló a uno de sus consiervos,que le debía cien denarios; yasiendo de él, le ahogaba, dicien-do: Págame lo que debes.29 Entonces su consiervo, cayó asus pies y le rogaba diciendo:Ten paciencia conmigo, y te lopagaré todo.30Mas él no quiso, sino fue, y leechó en la cárcel hasta que paga-se la deuda.31 Y viendo sus consiervos loque pasaba, se entristecieron engran manera, y viniendo, decla-raron a su señor todo lo quehabía pasado.32 Entonces llamándole suseñor, le dice: Oh siervo malva-do, toda aquella deuda te per-doné, porque me rogaste:33 ¿No te convenía también a titener compasión de tu consiervo,como también tuve compasiónde ti?34 Entonces su señor, enojado, leentregó a sus verdugos, hasta quepagase todo lo que debía.35Así también hará con vosotrosmi Padre celestial, si no perdona-reis de vuestros corazones cadauno a su hermano sus ofensas.

CAPÍTULO 19

YACONTECIO que cuandoJesús hubo acabado estas

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diciendo: ¿Qué te parece, Simón?Los reyes de la tierra, ¿de quiénreciben los tributos, o censo? ¿desus hijos o de los extraños?26 Pedro le dice: De los extraños.Dícele Jesús: Luego francos sonlos hijos.27 Mas porque no los escandali-cemos, ve a la mar, y echa elanzuelo, y el primer pez queviniere, tómale, y abierta suboca, hallarás un estatero, tóma-la y dásela a ellos pormí, y por ti.

CAPÍTULO 18

EN AQUEL tiempo vinieronlos discípulos a Jesús, dicien-do: ¿Quién es el mayor en elreino de los cielos?2 Y llamando Jesús a un niño, lepuso en medio de ellos,3Ydijo: De cierto os digo, que sino os convirtiereis, y os hiciereiscomo niños, no entraréis en elreino de los cielos.4 Así que, cualquiera que sehumillare como este niño, éste esel mayor en el reino de los cielos.5Y cualquiera que recibiere a untal niño en mi nombre, a mí reci-be.6 Y cualquiera que escandalizarea alguno de estos pequeños quecreen en mí, mejor le sería que lefuera colgada del cuello una pie-dra de molino de asno, y fueseanegado en el profundo de lamar.7 ¡Ay del mundo por los escán-dalos! porque menester es quevengan escándalos; mas ¡ay de

aquel hombre por el cual viene elescándalo!8 Por tanto, si tu mano o tu pie teescandaliza, córtalos y échalosde ti; mejor te es entrar cojo omanco en la vida, que teniendodos manos o dos pies ser echadoen el fuego eterno.9Y si tu ojo te escandaliza, sáca-lo y échalo de ti: que mejor te esentrar con un ojo en la vida, queteniendo dos ojos ser echado enel infierno de fuego.10 Mirad no menospreciéis auno de estos pequeños; porqueos digo que sus ángeles en loscielos ven siempre el rostro demi Padre que está en los cielos.11 Porque el Hijo del hombre esvenido para salvar lo que sehabía perdido.12 ¿Qué os parece? Si tuviesealgún hombre cien ovejas, y sedescarriase una de ellas, ¿no iríapor los montes, dejadas lasnoventa y nueve, a buscar la quese había descarriado?13 Y si aconteciese hallarla, decierto os digo, que más se gozade aquélla, que de las noventa ynueve que no se descarriaron.14 De la misma manera no es lavoluntad de vuestro Padre queestá en los cielos, que perezcauno de estos pequeños.15 Por tanto, si tu hermano peca-re contra ti, ve, y redargúyeleentre ti y él solo: si te oyere,ganado has a tu hermano.16 Mas si no te oyere, toma aúncontigo uno o dos, para que en

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esta palabra, se fue triste; porquetenía muchas posesiones.23 Entonces Jesús dijo a susdiscípulos: De cierto os digo, queel rico difícilmente entrará en elreino de los cielos.24 Otra vez os digo: más fácil espasar un camello por el ojo deuna aguja, que el rico entrar en elreino de Dios.25 Sus discípulos, oyendo estascosas, se espantaron en granmanera, diciendo: ¿Quién puespodrá ser salvo?26 Y mirándolos Jesús, les dijo:esto es imposible para con loshombres, mas para con Diostodo es posible.27 Entonces respondiendoPedro, le dijo: He aquí, nosotroshemos dejado todo, y te hemosseguido: ¿Qué pues tendremos?28 Y Jesús les dijo: De cierto osdigo, que vosotros queme habéisseguido, cuando en la regenera-ción se sentará el Hijo del hom-bre en el trono de su gloria, voso-tros también os sentaréis sobredoce tronos, juzgando a las docetribus de Israel.29 Y todo aquel que ha dejadocasas, o hermanos, o hermanas, opadre, o madre, o esposa, o hijos,o tierras, por mi nombre, recibirácien veces tanto, y heredará lavida eterna.30 Mas muchos que son prime-ros serán postreros, y los postre-ros primeros.

CAPÍTULO 20

PORQUE el reino de los cie-los es semejante a un hom-bre, padre de familia, que saliómuy de mañana a contratar obre-ros para su viña.2Y cuando hubo concertado conlos obreros por un denario al día,los envió a su viña.3 Y saliendo cerca de la hora ter-cera, vio otros que estaban de pieen la plaza ociosos,4 Y les dijo: Id también vosotrosa mi viña, y os daré lo que fuerejusto. Y ellos fueron.5 Salió otra vez cerca de la sextahora y de la hora novena, e hizolo mismo.6 Y saliendo cerca de la horaundécima, halló otros que esta-ban de pie ociosos, y les dice:¿Por qué estáis de pie aquí todoel día ociosos?7 Ellos le dicen: Porque nadienos ha contratado. Díceles: Idtambién vosotros a la viña, yrecibiréis lo que fuere justo.8Ycuando fue la tarde del día, elseñor de la viña dijo a su mayor-domo: Llama a los obreros ypágales el jornal, comenzandodesde los postreros hasta los pri-meros.9 Y viniendo los que habían idocerca de la hora undécima, reci-bieron cada uno un denario.10 Y viniendo también los pri-meros, pensaron que habían derecibir más; pero también ellosrecibieron cada uno un denario.11 Y cuando lo recibieron, mur-

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palabras, se partió de Galilea, yvino a los términos de Judea,pasado el Jordán.2Y le siguieron grandes multitu-des, y los sanó allí.3 Y vinieron a él los Fariseos,tentándole, y diciéndole: ¿Es líci-to al hombre repudiar a su espo-sa por cualquiera causa?4 Y él respondiendo, les dijo:¿No habéis leído que el que loshizo al principio, macho y hem-bra los hizo,5 Y dijo: Por esta causa, el hom-bre dejará padre y madre, y seunirá a su esposa, y serán dos enuna carne?6 Así que no son ya más dos,sino una carne. Por tanto lo queDios juntó, no lo aparte el hom-bre.7 Dícenle: ¿Por qué, pues,Moisés mandó dar carta dedivorcio, y repudiarla?8 Díceles: Por la dureza de vues-tro corazón Moisés os permitiórepudiar a vuestras esposas; masal principio no fue así.9 Y yo os digo, que cualquieraque repudiare a su esposa, si nofuere por causa de fornicación, yse casare con otra, comete adul-terio: y el que se casare con larepudiada comete adulterio.10 Dícenle sus discípulos: Si asíes la condición del hombre consu esposa, no conviene casarse.11 Mas él les dijo: No todos soncapaces de recibir este dicho,sino aquellos a quienes es dado.12 Porque hay eunucos que

nacieron así del vientre de sumadre; y hay eunucos, que fue-ron hechos eunucos por los hom-bres; y hay eunucos, que sehicieron a símismos eunucos porcausa del reino de los cielos. Elque puede recibirlo, recíbalo.13 Entonces le fueron traídosunos niños, para que pusiese lasmanos sobre ellos, y orase; y losdiscípulos les reprendieron.14 Mas Jesús dijo: Dejad a losniños, y no les impidáis de venira mí; porque de los tales es elreino de los cielos.15Yhabiendo puesto sobre elloslas manos, se partió de allí.16 Y he aquí, uno llegándose, ledijo: Maestro bueno, ¿qué bienharé, para tener la vida eterna?17Yél le dijo: ¿Por quéme dicesbueno? Ninguno es bueno sinouno, es a saber, Dios: Mas siquieres entrar en la vida, guardalos mandamientos.18Dícele: ¿Cuáles?YJesús dijo:No matarás: No cometerás adul-terio: No hurtarás: No dirás falsotestimonio:19Honra a tu padre y a tumadre:Y, amarás a tu prójimo como a timismo.20 Dícele el mancebo: Todo estoguardé desde mi mocedad: ¿Quéaún me falta?21 Jesús le dijo: Si quieres serperfecto, anda, vende lo que tie-nes, y da a los pobres, y tendrástesoro en el cielo; y ven, sígue-me.22 Mas cuando el mancebo oyó

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ron que Jesús pasaba, clamaron,diciendo: Oh Señor, Hijo deDavid, ten misericordia de noso-tros.31 Y la multitud les reprendìapara que callasen; mas ellos cla-maban más, diciendo: Oh Señor,Hijo de David, ten misericordiade nosotros.32Y Jesús se paró, y los llamó, ydijo: ¿Qué queréis que os haga?33 Ellos le dicen: Señor, quesean abiertos nuestros ojos.34 Entonces Jesús, teniéndolesmisericordia, tocó los ojos deellos, y al instante sus ojos reci-bieron la vista; y le siguieron.

CAPÍTULO 21

Y CUANDO se acercaron aJerusalem, y vinieron a

Bethfagé, al monte de las Olivas,entonces Jesús envió dos discípu-los,2 Diciéndoles: Id a la aldea queestá delante de vosotros, e inme-diatamente hallaréis una asnaatada, y un pollino con ella: desa-tadla, y traédmelos.3 Y si alguno os dijere algo,decid: El Señor los ha menester.E inmediatamente los dejará.4Y todo esto fue hecho, para quese cumpliese lo que fue dicho porel profeta, diciendo:5 Decid a la hija de Sión: Heaquí, tu Rey viene a ti, manso, ysentado sobre una asna, y unpollino, hijo de asna.6Y los discípulos fueron, e hicie-ron como Jesús les mandó.

7 Y trajeron el asna y el pollino,y pusieron sobre ellos sus man-tos; y le sentaron sobre ellos.8 Y muy gran multitud de gentetendían sus mantos en el camino;y otros cortaban ramos de losárboles, y los tendían por elcamino.9 Y las multitudes que ibandelante, y las que iban detrásaclamaban, diciendo: ¡Hosannaal Hijo deDavid! ¡Bendito el queviene en el nombre del Señor!¡Hosanna en las alturas!10 Y cuando él hubo entrado enJerusalem, toda la ciudad fueconmovida, diciendo: ¿Quién eséste?11 Y las multitudes decían: Estees Jesús, el profeta de Nazarethde Galilea.12 Y entró Jesús en el templo deDios, y echó fuera todos los quevendían y compraban en el tem-plo, y trastornó las mesas de loscambiadores de dinero, y lassillas de los que vendían palo-mas.13 Y les dice: Escrito está: Micasa, casa de oración será llama-da; mas vosotros cueva de ladro-nes la habéis hecho.14 Y vinieron a él ciegos y cojosen el templo, y los sanó.15 Mas cuando los príncipes delos sacerdotes y los escribas, vie-ron las maravillas que hacía, y alos muchachos clamando en eltemplo, y diciendo: Hosanna alHijo de David: se indignaron,16 Y le dijeron: ¿Oyes lo que

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muraban contra el padre de lafamilia,12 Diciendo: Estos postrerossólo han trabajado una hora, ylos has hecho iguales a nosotros,que hemos llevado la carga, y elcalor del día.13 Y él respondiendo, dijo a unode ellos:Amigo, no te hago agra-vio; ¿No te concertaste conmigopor un denario?14 Toma lo que es tuyo, y vete:mas yo quiero dar a este postrerocomo a ti.15 ¿No me es lícito a mí hacer loque quiero con lo mío? ¿O esmalo tu ojo, porque YO SOYbueno?16Así los primeros serán postre-ros, y los postreros primeros:porque muchos son llamados,mas pocos escogidos.17Ysubiendo Jesús a Jerusalem,tomó sus doce discípulos aparteen el camino, y les dijo:18 He aquí subimos a Jerusalem,y el Hijo del hombre será entre-gado a los príncipes de los sacer-dotes y a los escribas, y le conde-narán a muerte;19Y le entregarán a los Gen-tilespara que le escarnezcan, y azo-ten, y crucifiquen; mas al tercerdía resucitará.20 Entonces se llegó a él lamadre de los hijos de Zebedeocon sus hijos, adorándole, ypidiéndole cierta cosa.21 Y él le dijo: ¿Qué quieres?Ella le dijo: Di que se asientenestos dos hijos míos, el uno a tu

mano derecha, y el otro a laizquierda, en tu reino.22 Entonces Jesús respondiendo,dijo: No sabéis lo que pedís:¿Podéis beber de la copa que yotengo que beber, y ser bautizadoscon el bautismo en queYO SOYbautizado? Ellos le dicen:Podemos.23 El les dice: A la verdad de micopa beberéis, y seréis bautiza-dos con el bautismo en que YOSOY bautizado; mas sentaros ami mano derecha y a mi izquier-da, no es mío darlo, sino a aque-llos para quienes está aparejadopor mi Padre.24 Y cuando los diez oyeronesto, se enojaron con los dos her-manos.25 Mas Jesús, los llamó a sí, ydijo: Vosotros sabéis que lospríncipes de los Gentiles seenseñorean sobre ellos; y los queson grandes ejercen sobre ellospotestad.26 Mas entre vosotros no seráasí; sino el que quisiere entrevosotros hacerse grande, serávuestro servidor;27 Y el que quisiere entre voso-tros ser el primero, será vuestrosiervo:28 Así como el Hijo del hombreno vino para ser servido, sinopara servir, y para dar su vida enrescate por muchos.29 Y saliendo ellos de Jericó, leseguía una gran multitud.30 Y he aquí, dos ciegos senta-dos junto al camino, cuando oye-

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34 Y cuando se acercó el tiempode los frutos, envió sus siervos alos labradores, para que recibie-sen sus frutos.35 Mas los labradores, tomandolos siervos, al uno hirieron, y alotro mataron, y al otro apedrea-ron.36 Envió otra vez a otros siervos,más que los primeros; e hicieroncon ellos de la misma manera.37Y a la postre les envió su hijo,diciendo: Tendrán respeto a mihijo.38 Mas los labradores, cuandovieron al hijo, dijeron entre sí:Este es el heredero; venid, maté-mosle, y tomemos su heredad.39Y tomándole, le echaron fuerade la viña, y lemataron.40 Pues cuando viniere el señorde la viña, ¿qué hará a aquelloslabradores?41 Dícenle ellos: A los malosdestruirá malamente, y su viñadará a renta a otros labradores,que le paguen el fruto a sus tiem-pos.42 Díceles Jesús: ¿Nunca leísteisen las Escrituras: La piedra quedesecharon los edificadores, éstaes puesta por cabeza del ángulo:Por el Señor es hecho esto, y escosa maravillosa en nuestrosojos?43 Por tanto os digo, que el reinode Dios será quitado de vosotros,y será dado a gente que haga losfrutos de él.44Yel que cayere sobre esta pie-dra, será quebrantado; y sobre

quien ella cayere, pulverizarleha.45 Y oyendo los príncipes de lossacerdotes y los Fariseos susparábolas, entendieron quehablaba de ellos.46 Y buscando cómo echarlemano, temieron al pueblo; por-que le tenían por profeta.

CAPÍTULO 22

Y RESPONDIENDO Jesús,les volvió a hablar en pará-

bolas, diciendo:2 El reino de los cielos es seme-jante a un hombre rey, que hizobodas a su hijo;3Yenvió a sus siervos a llamar alos convidados a las bodas; masno quisieron venir.4 Volvió a enviar otros siervos,diciendo: Decid a los convida-dos: He aquí, mi comida he apa-rejado, mis toros y animalesengordados son muertos, y todoestá aparejado: venid a las bodas.5Mas ellos no hicieron caso, y sefueron, uno a su labranza, y otroa sus negocios;6Y otros, tomando a sus siervos,afrentáronlos y matáronlos.7 Y cuando el rey oyó esto, fueairado; y envió sus ejércitos ydestruyó a aquellos homicidas, ypuso a fuego su ciudad.8 Entonces dice a sus siervos:Las bodas a la verdad están apa-rejadas; mas los que eran llama-dos, no eran dignos.9 Id pues a las salidas de loscaminos, y llamad a las bodas a

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éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí:¿Nunca leísteis: De la boca delos niños y de los que mamanperfeccionaste la alabanza?17Ydejándolos, se salió fuera dela ciudad a Bethania; y posó allí.18 Y por la mañana volviendo ala ciudad, tuvo hambre.19 Y viendo una higuera cercadel camino, vino a ella, y nohalló nada en ella, sino hojassolamente; y le dijo: Nunca másnazca de ti fruto para siempre. Einmediatamente la higuera sesecó.20 Entonces viendo esto losdiscípulos, maravillados decían:¡Cómo se secó tan pronto lahiguera!21 Y respondiendo Jesús, lesdijo: De cierto os digo, que situviereis fe, y no dudareis, nosólo haréis esto de la higuera:mas también si a este monte dije-reis: Quítate y échate en la mar,será hecho.22Y todo lo que pidiereis en ora-ción, creyendo, lo recibiréis.23 Y cuando vino al templo, lospríncipes de los sacerdotes y losancianos del pueblo vinieron aél, cuando estaba enseñando,diciendo: ¿Con qué autoridadhaces esto? ¿Y quién te dio estaautoridad?24 Y respondiendo Jesús, lesdijo: Yo también os preguntaréuna cosa; la cual si me dijereis,también yo os diré con qué auto-ridad hago esto.25 El bautismo de Juan, ¿de

dónde era? ¿Del cielo, o de loshombres? Ellos entonces razona-ron entre sí, diciendo: Si dijére-mos: Del cielo, nos dirá: ¿Porqué pues no lo creísteis?26 Y si dijéremos: De los hom-bres, tememos al pueblo, porquetodos tienen a Juan por profeta.27 Y respondiendo a Jesús, dije-ron: No sabemos. Y él tambiénles dijo: Ni yo os diré con queautoridad hago estas cosas.28 Mas, ¿qué os parece? Unhombre tenía dos hijos, y llegan-do al primero, le dijo: Hijo, vehoy a trabajar en mi viña.29 Y respondiendo él, dijo: Noquiero; mas después, arrepenti-do, fue.30Y llegando al segundo, le dijode la misma manera; y respon-diendo él, dijo: Yo, señor, voy. Yno fue.31 ¿Cuál de los dos hizo lavoluntad del padre? Dicen ellos:El primero. Díceles Jesús: Decierto os digo, que los publicanosy las rameras os van delante devosotros al reino de Dios.32 Porque vino a vosotros Juanen camino de justicia, y no locreísteis; y los publicanos y lasrameras le creyeron; y vosotros,habiendo visto esto, no os arre-pentisteis después para creerle.33 Oíd otra parábola: fue ciertohombre, padre de familia, el cualplantó una viña; y la cercó devallado, y cavó en ella lagar, yedificó una torre, y la dio a rentaa labradores, y se partió lejos.

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Jacob? Dios no es Dios de losmuertos, sino de los vivos.33 Y oyendo esto las multitudes,estaban atónitos de su doctrina.34 Entonces los Fariseos, oyen-do que había cerrado la boca alos Saduceos, se juntaron a una;35 Y preguntó uno de ellos, doc-tor de la ley, tentándole y dicien-do:36 Maestro, ¿cuál es el manda-miento grande de la ley?37 Y Jesús le dijo: Amarás alSeñor tuDios de todo tu corazón,y de toda tu alma, y de toda tumente.38 Este es el primero y el grandemandamiento.39 Y el segundo es semejante aéste: Amarás a tu prójimo comoa ti mismo.40 De estos dos mandamientosdepende toda la ley y los profe-tas.41 Y estando juntos los Fariseos,Jesús les preguntó,42 Diciendo: ¿Qué os parece delCristo? ¿De quién es hijo?Dícenle ellos: De David.43 El les dice: Pues, ¿cómoDavid en Espíritu le llama Señor,diciendo:44 Dijo el Señor a mi Señor:Siéntate a mi diestra, entre tantoque pongo tus enemigos porestrado de tus pies?45 Pues si David le llama Señor,¿cómo es su hijo?46 Y nadie le podía responderpalabra: ni osó alguno desdeaquel día preguntarle más.

CAPÍTULO 23

ENTONCES Jesús habló a lamultitud y a sus discípulos,2 Diciendo: Sobre la cátedra deMoisés se sientan los escribas ylos Fariseos:3 Así que, todo lo que os dijerenque guardéis, guardadlo y haced-lo;mas no hagáis conforme a susobras, porque dicen, y no hacen.4 Porque atan cargas pesadas, ydifíciles de llevar, y las ponensobre los hombros de los hom-bres; mas ni aun con su dedo lasquieren mover.5 Antes, todas sus obras hacenpara ser mirados de los hombres;porque ensanchan sus filacterias,y extienden los flecos de susmantos,6 Y aman los primeros asientosen las cenas, y las primeras sillasen las sinagogas;7Y las salutaciones en las plazas,y ser llamados de los hombresRabbí, Rabbí.8 Pero vosotros, no seáis llama-dos Rabbí: porque uno es vuestroMaestro, es a saber el Cristo, ytodos vosotros sois hermanos.9 Y vuestro padre no llaméis anadie sobre la tierra; porque unoes vuestro Padre, el cual está enlos cielos.10 Ni seáis llamados maestros:porque uno es vuestro Maestro,es a saber el Cristo.11 Mas el que es el mayor devosotros, será vuestro siervo.12 Porque el que se ensalzare,será humillado; y el que se humi-

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cuantos hallareis.10 Y saliendo los siervos por loscaminos, juntaron todos los quehallaron, juntamente malos ybuenos: y las bodas fueron llenasde convidados.11Ycuando entró el rey para verlos convidados, vio allí un hom-bre no vestido de vestidura deboda.12 Y le dice: Amigo, ¿cómoentraste acá no teniendo vestidode boda? Y él enmudeció.13 Entonces el rey dijo a los queservían: Atadle de pies y demanos tomadle, y echadle en lastinieblas de afuera: allí será ellloro y el crujir de dientes.14 Porque muchos son llamados,mas pocos escogidos.15 Entonces se fueron y consul-taron los Fariseos, cómo letomarían en alguna palabra.16 Y envían a él sus discípuloscon los Herodianos, diciendo:Maestro, sabemos que eres ver-dadero, y que enseñas el caminode Dios en verdad, y que no tecuidas de nadie, porque no tienesacepción de persona de hombres:17 Dinos pues, ¿qué te parece?¿Es lícito dar tributo a César, ono?18 Mas Jesús, conociendo sumalicia, les dice: ¿Por qué metentáis, hipócritas?19 Mostradme la moneda del tri-buto. Y ellos le presentaron undenario.20 Entonces les dice: ¿Cúya esesta imagen y la inscripción?

21 Ellos le dicen: De César.Y lesdice: Dad pues a César lo que esdel César, y a Dios lo que es deDios.22 Y oyendo esto, se maravilla-ron; y dejáronle, y se fueron.23 En aquel día vinieron a él losSaduceos, que dicen que no hayresurrección, y le preguntaron,24 Diciendo: Maestro, Moisésdijo: Si alguno muriere sin hijos,su hermano se case con su espo-sa, y levantará simiente a su her-mano.25 Hubo, pues, entre nosotrossiete hermanos: y el primero secasó, y murió; no teniendosimiente, dejó su esposa a su her-mano.26 De la misma manera tambiénel segundo, y el tercero, hasta lossiete.27 Y después de todos muriótambién la mujer.28 En la resurrección pues,¿cúya de los siete será la esposa?porque todos la tuvieron.29 Entonces respondiendo Jesús,les dijo: Vosotros erráis nosabiendo las Escrituras, ni elpoder de Dios.30 Porque en la resurrección, nise casan, ni se dan en casamien-to; mas son como los ángeles deDios en el cielo.31 Y de la resurrección de losmuertos, ¿no habéis leído lo quees dicho por Dios a vosotros, quedice:32YOSOYelDios deAbraham,y el Dios de Isaac, y el Dios de

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hubiéramos sido sus compañerosen la sangre de los profetas.31 Así que, testimonio dais avosotros mismos, que sois hijosde aquellos que mataron a losprofetas.32 Vosotros también henchid lamedida de vuestros padres.33 ¡Serpientes, generación devíboras! ¿cómo escaparéis lacondenación del infierno?34 Por tanto, he aquí, yo envío avosotros profetas, y sabios, yescribas: y de ellos, a unosmataréis y crucificaréis; y a otrosde ellos azotaréis en vuestrassinagogas, y perseguiréis de ciu-dad en ciudad:35 Para que venga sobre voso-tros toda la sangre justa que se haderramado sobre la tierra, desdela sangre de Abel el justo, hastala sangre de Zacarías, hijo deBarachîas, al cual matasteis entreel templo y el altar.36 De cierto os digo: todas estascosas vendrán sobre esta genera-ción.37 ¡Oh Jerusalem, Jerusalem,que matas a los profetas, y ape-dreas a los que son enviados a ti!¡cuántas veces quise juntar tushijos, como la gallina junta suspollos debajo de las alas, y noquisiste!38 He aquí, vuestra casa os esdejada desierta.39 Porque yo os digo, que desdeahora no me veréis, hasta quedigáis: Bendito el que viene en elnombre del Señor.

CAPÍTULO 24

YSALIDO Jesús del templo,íbase; y se llegaron sus

discípulos, para mostrarle losedificios del templo.2Y Jesús les dijo: ¿No veis todasestas cosas? De cierto os digo,que no será dejada aquí piedrasobre piedra, que no sea derriba-da.3 Y estando sentado él en elmonte de las Olivas, se llegarona él los discípulos aparte, dicien-do: Dinos, ¿cuándo serán estascosas? ¿y qué señal habrá de tuvenida, y del fin del mundo?4 Y respondiendo Jesús, les dijo:Mirad que nadie os engañe.5 Porque vendrán muchos en minombre, diciendo: Yo soy elCristo; y a muchos engañarán.6 Y oiréis de guerras, y rumoresde guerras: mirad que no osturbéis; porque es menester quetodo esto acontezca; mas aún noes el fin.7 Porque se levantará nacióncontra nación, y reino contrareino; y serán pestilencias, yhambres, y terremotos en diver-sos lugares.8 Y todas estas cosas, principiode dolores.9 Entonces os entregarán paraser afligidos, y os matarán; yseréis aborrecidos de todas lasnaciones, por causa de mi nom-bre.10 Y muchos entonces seránescandalizados; y se entregaránunos a otros, y unos a otros se

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llare, será ensalzado.13 Mas ¡ay de vosotros, escribasy Fariseos, hipócritas! porquecerráis el reino de los cielosdelante de los hombres; que nivosotros entráis, ni a los queentran dejáis entrar.14 ¡Ay de vosotros, escribas yFariseos, hipócritas! porquedevoráis las casas de las viudas,y por pretexto hacéis larga ora-ción: por esto recibiréis másgrave condenación.15 ¡Ay de vosotros, escribas yFariseos, hipócritas! porquerodeáis la mar y la tierra porhacer un prosélito; y cuandofuere hecho, le hacéis hijo delinfierno dos vecesmás que voso-tros.16 ¡Ay de vosotros, guías ciegos!que decís: Cualquiera que jurarepor el templo, es nada; mas cual-quiera que jurare por el oro deltemplo, deudor es.17 ¡Insensatos y ciegos! porque,¿cuál es mayor, el oro, o el tem-plo que santifica al oro?18Y, cualquiera que jurare por elaltar, es nada; mas cualquieraque jurare por el presente queestá sobre él, deudor es.19 ¡Insensatos y ciegos! porque¿cuál es mayor, el presente, o elaltar que santifica al presente?20 Pues el que jurare por el altar,jura por él, y por todas las cosasque están sobre él.21 Y el que jurare por el templo,jura por él, y por aquél que moraen él;

22 Y el que jurare por el cielo,jura por el trono de Dios, y poraquél que está sentado sobre él.23 ¡Ay de vosotros, escribas yFariseos, hipócritas! porquediezmáis la menta y el eneldo y elcomino, y habéis dejado lo que eslo más grave de la ley, es a saber,el juicio y la misericordia y la fe.Esto eramenester hacer, ynodejarlo otro.24 ¡Guías ciegos! que coláis elmosquito, mas tragáis el camello.25 ¡Ay de vosotros, escribas yFariseos, hipócritas! porque lim-piáis lo de fuera de la copa y delplato; mas de dentro estáis llenosde robo y de exceso.26 ¡Fariseo ciego! limpia prime-ro dentro de la copa y del plato,para que también lo que está defuera se haga limpio.27 ¡Ay de vosotros, escribas yFariseos, hipócritas! porque soissemejantes a sepulcros blanquea-dos, que de fuera, a la verdad,parecen hermosos,mas de dentroestán llenos de huesos de muer-tos y de toda suciedad.28 Así también vosotros defuera, a la verdad, parecéis justosa los hombres; mas de dentro,llenos estáis de hipocresía e ini-quidad.29 ¡Ay de vosotros, escribas yFariseos, hipócritas! porque edi-ficáis los sepulcros de los profe-tas, y adornáis los monumentosde los justos,30 Y decís: Si fuéramos en losdías de nuestros padres, no

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sabéis que el verano está cerca.33Así también vosotros, cuandoviereis todas estas cosas, sabedque está cerca, a las puertas.34 De cierto os digo, que nopasará esta generación hasta quetodas estas cosas sean cumpli-das.35 El cielo y la tierra pasarán,mas mis palabras no pasarán.36Mas de aquel día y hora nadiesabe, ni aun los ángeles de loscielos, sino mi Padre solo.37Mas como los días deNoé, asíserá la venida del Hijo del hom-bre.38 Porque como en los días antesdel diluvio estaban comiendo ybebiendo, casándose y dando encasamiento, hasta el día en queNoé entró en el arca,39 Y no conocieron hasta quevino el diluvio y los llevó atodos, así será también la venidadel Hijo del hombre.40 Entonces estarán dos en elcampo; el uno será tomado, y elotro será dejado:41 Dos mujeres moliendo a unmolino; la una será tomada, y laotra será dejada.42 Velad pues, porque no sabéisa que hora ha de venir vuestroSeñor.43 Esto empero sabed, que si elpadre de la familia supiese a cuálvela el ladrón había de venir,velaría, y no dejaría minar sucasa.44 Por tanto, también vosotrosestad apercibidos; porque el Hijo

del hombre ha de venir a la horaque no pensáis.45 ¿Quién pues es el siervo fiel yprudente, al cual su señor pusosobre su familia para que les déalimento a tiempo?46 Bienaventurado aquel siervo,al cual, cuando su señor viniere,le hallare haciendo así.47 De cierto os digo, que sobretodos sus bienes le pondrá.48Mas si aquel siervomalo dije-re en su corazón: Mi señor setarda en venir;49Y comenzare a herir sus com-pañeros, y aun a comer y bebercon los borrachos;50 Vendrá el señor de aquel sier-vo el día que él no espera, y a lahora que él no sabe,51 Y le cortará por medio ypondrá su parte con los hipócri-tas: allí será el lloro, y el crujir dedientes.

CAPÍTULO 25

ENTONCES el reino de loscielos será semejante a diezvírgenes, que tomando sus lám-paras, salieron a recibir al despo-sado.2Ycinco de ellas eran prudentes,y cinco insensatas.3 Las que eran insensatas, toman-do sus lámparas, no tomaron acei-te consigo.4Mas las prudentes tomaron acei-te en sus vasos, juntamente consus lámparas.5 Y tardándose el desposado,cabecearon todas, y se durmieron.

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aborrecerán.11 Y muchos falsos profetas selevantarán y engañarán a muchos.12 Y por haberse multiplicado lainiquidad, el amor de muchos seresfriará.13 Mas el que perseverare hastael fin, éste será salvo.14Y será predicado este evange-lio del reino en todo el mundo,por testimonio a todas las nacio-nes, y entonces vendrá el fin.15 Por tanto, cuando viereis laabominación de desolación, quefue dicha por Daniel el profeta,estar en pie en el lugar santo, (elque lee, entienda),16 Entonces los que estuvierenen Judea, huyan a los montes;17Yel que está sobre la techum-bre, no descienda a tomar algo desu casa;18 Y el que está en el campo, novuelva atrás a tomar sus ropas.19 Mas ¡ay de las preñadas, y delas que den de mamar en aque-llos días!20 Orad, pues, que vuestra huidano sea en invierno, ni en día desábado.21 Porque habrá entonces grandetribulación, cual no fue desde elprincipio del mundo hasta ahora,ni será jamás.22 Y si aquellos días no fuesenacortados, ninguna carne seríasalva; mas por causa de los esco-gidos, aquellos días serán acorta-dos.23 Entonces, si alguien os dijere:He aquí está el Cristo, o allí, no

lo creáis.24 Porque se levantarán falsoscristos, y falsos profetas; y daránseñales grandes y prodigios; detal manera que engañarán, sifuese posible, aun a los escogi-dos.25 He aquí, os lo he dicho antes.26Así que, si os dijeren:He aquí,en el desierto está; no salgáis: Heaquí en los aposentos; no locreáis.27 Porque como el relámpagoque sale del oriente y se muestrahasta el occidente, así será tam-bién la venida del Hijo del hom-bre.28 Porque donde quiera queestuviere el cuerpo muerto, allíse juntarán también las águilas.29 E inmediatamente después dela tribulación de aquellos días, elsol se oscurecerá, y la luna nodará su luz y las estrellas caerándel cielo, y los poderes de los cie-los serán conmovidos.30 Y entonces se aparecerá laseñal del Hijo del hombre en elcielo; y entonces lamentarántodas las tribus de la tierra, yverán al Hijo del hombre veniren las nubes del cielo, con podery gran gloria.31 Y enviará a sus ángeles congran voz de trompeta, y juntaránsus escogidos de los cuatro vien-tos, del un cabo del cielo hasta elotro.32 De la higuera aprended laparábola: Cuando ya su ramaestá tierna, y las hojas brotan,

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esparcí:27 Por tanto te convenía dar midinero a los banqueros, y vinien-do yo, recibiera lo que es míocon usura.28 Quitadle pues el talento, ydadlo al que tiene diez talentos.29 Porque a todo aquel que tienele será dado y tendrá en abun-dancia: mas al que no tiene, aunlo que tiene le será quitado.30 Y al siervo inútil echadle enlas tinieblas de afuera: allí será elllorar, y el crujir de dientes.31 Cuando el Hijo del hombrevendrá en su gloria, y todos lossantos ángeles con él, entoncesse sentará sobre el trono de sugloria.32Y serán juntadas delante de éltodas las naciones, y los apartarálos unos de los otros, como apar-ta el pastor las ovejas de loscabritos;33Ypondrá las ovejas a su dere-cha, y los cabritos a la izquierda.34 Entonces el Rey dirá a los queestarán a su derecha:Venid, ben-ditos de mi Padre, heredad elreino aparejado para vosotrosdesde la fundación del mundo:35 Porque tuve hambre, y medisteis de comer: tuve sed, y medisteis de beber: fui extranjero, yme recogisteis:36 Desnudo, y me cubristeis:estuve enfermo, y me visitasteis:estuve en la cárcel, y vinisteis amí.37 Entonces los justos le respon-derán, Diciendo: Señor, ¿cuándo

te vimos hambriento, y te dimosde comer? ¿o sediento, y tedimos de beber?38 ¿Cuándo te vimos extranjero,y te recogimos? ¿o desnudo, y tecubrimos?39 ¿O cuándo te vimos enfermo,o en la cárcel, y vinimos a ti?40 Y respondiendo el Rey, lesdirá: De cierto os digo, que encuanto lo hicisteis a uno de estosmis hermanos pequeñitos, a mílo hicisteis.41 Entonces dirá también a losque estarán a la izquierda:Apartaos de mí malditos, alfuego eterno, que está aparejadopara el diablo y sus ángeles;42 Porque tuve hambre, y no medisteis de comer: tuve sed, y nome disteis de beber:43 Fui extranjero, y no me reco-gisteis; desnudo, y no me cubris-teis; enfermo, y en la cárcel, y nome visitasteis.44 Entonces también ellos le res-ponderán, diciendo: Señor,¿cuándo te vimos hambriento, osediento, o extranjero, o desnu-do, o enfermo, o en la cárcel, yno te servimos?45 Entonces les responderá,diciendo: De cierto os digo, queen cuanto no lo hicisteis a uno deestos pequeñitos, ni a mí lo hicis-teis.46 Y éstos irán al castigo eterno,y los justos a la vida eterna.

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6Y a la media noche fue oído unclamor: He aquí, el desposadoviene, salid a recibirle.7 Entonces todas aquellas vírge-nes se levantaron, y aderezaronsus lámparas.8 Y las insensatas dijeron a lasprudentes: Dadnos de vuestroaceite, porque nuestras lámparasse apagan.9 Mas las prudentes respondie-ron, diciendo: No, para que nonos falte a nosotras y a vosotras:id antes a los que venden, y com-prad para vosotras mismas.10 Y entre tanto que ellas fuerona comprar, vino el desposado; ylas que estaban apercibidas,entraron con él a las bodas: y fuecerrada la puerta.11 Y después vinieron tambiénlas otras vírgenes, diciendo:Señor, Señor, ábrenos.12Mas respondiendo él, dijo: Decierto os digo, que no os conoz-co.13 Velad, pues, porque no sabéisel día ni la hora en la cual el Hijodel hombre ha de venir.14 Porque el reino de los cieloses como un hombre que partién-dose lejos, llamó a sus propiossiervos, y les entregó sus bienes.15 Y a uno dio cinco talentos, yal otro dos, y al otro uno: a cadauno conforme a su facultad; y separtió inmediatamente lejos.16 Entonces el que había recibi-do cinco talentos, se fue, negociócon ellos, e hizo otros cincotalentos.

17 Semejantemente también elque había recibido dos, ganótambién él otros dos.18 Mas el que había recibidouno, fue, y cavó en la tierra, yescondió el dinero de su señor.19 Y después de mucho tiempo,viene el señor de aquellos sier-vos, y hace cuentas con ellos.20 Y llegando el que había reci-bido cinco talentos, trajo otroscinco talentos, diciendo: Señor,cinco talentos me entregaste; heaquí, otros cinco talentos heganado con ellos.21 Y su señor le dijo: Bien está,buen siervo y fiel: sobre poco hassido fiel, sobre mucho te pondré:entra en el gozo de tu señor.22 Y llegando también el quehabía recibido dos talentos, dijo:Señor, dos talentos me entregas-te; he aquí, otros dos talentos heganado con ellos.23 Su señor le dijo: Bien está,buen siervo y fiel: sobre poco hassido fiel, sobre mucho te pondré:entra en el gozo de tu señor.24 Y llegando también el quehabía recibido un talento, dijo:Señor, yo te conocía que ereshombre duro, que siegas dondeno sembraste, y recoges dondeno esparciste:25 Y tuve miedo, y fui y escondítu talento en la tierra: he aquí, tie-nes lo que es tuyo.26Mas respondiendo su señor, ledijo: Mal siervo y perezoso,sabías que siego donde nosembré, y que recojo donde no

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migo en el plato, éste me ha deentregar.24 A la verdad el Hijo del hom-bre va, como está escrito de él;mas ¡ay de aquel hombre porquien el Hijo del hombre esentregado! bueno le fuera al talhombre no haber nacido.25 Entonces respondiendo Judas,que le entregaba, dijo: ¿Quizásoy yo, Maestro? Dícele: Tú lohas dicho.26 Y estando comiendo ellos,tomó Jesús el pan, y lo bendijo, ylo partió, y dio a los discípulos, ydijo: Tomad, comed: esto es micuerpo.27 Y tomando la copa, y dandogracias, dióles, diciendo: Bebedde ella todos.28 Porque esto es mi sangre delnuevo testamento, la cual esderramada por muchos pararemisión de los pecados.29Yos digo, que desde ahora nobeberé más de este fruto de lavid, hasta aquel día, cuando lobeba nuevo con vosotros en elreino de mi Padre.30 Y cuando hubieron cantadoun himno, salieron al monte delas Olivas.31 Entonces Jesús les dice:Todos vosotros seréis escandali-zados en mí esta noche; porqueescrito está: Heriré al pastor, yserán esparcidas las ovejas de lamanada.32Mas después que haya resuci-tado, iré delante de vosotros aGalilea.

33 Y respondiendo Pedro, ledijo: Aunque todos sean escan-dalizados en ti, yo nunca seréescandalizado.34 Jesús le dice: De cierto te digoque esta noche, antes de que elgallo cante, me negarás tresveces.35 Dícele Pedro:Aunque me seamenester morir contigo, no tenegaré. Y todos los discípulosdijeron lo mismo.36 Entonces viene Jesús conellos a un lugar que se llamaGetsemaní, y dice a los discípu-los: Sentaos aquí, hasta que vayaallí y ore.37 Y tomando a Pedro, y a losdos hijos de Zebedeo, comenzó aentristecerse, y a angustiarse engran manera.38 Entonces él les dice: Mi almaestá muy triste hasta la muerte:quedaos aquí, y velad conmigo.39 Y yéndose un poco más ade-lante, se postró sobre su rostro,orando, y diciendo: Oh Padremío, si es posible pase de mí estacopa: empero no como yo quie-ro, mas como tú.40Y viene a los discípulos, y loshalla durmiendo; y dice a Pedro:¡Qué! ¿No habéis podido velarconmigo una hora?41 Velad y orad, para que noentréis en tentación: el espíritu ala verdad está presto, mas lacarne débil.42 Se fue otra vez, por segundavez, y oró, diciendo: Oh Padremío, si no puede esta copa pasar

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CAPÍTULO 26

Y ACONTECIO que, cuan-do hubo acabado Jesús

todas estas palabras, dijo a susdiscípulos:2 Vosotros sabéis que dentro dedos días se hace la pascua, y elHijo del hombre es entregadopara ser crucificado.3 Entonces los príncipes de lossacerdotes, y los escribas, y losancianos del pueblo se juntaronen el palacio del sumo sacerdote,el cual se llamaba Caifás.4 Y tuvieron consejo para pren-der por engaño a Jesús, y matar-le.5 Mas decían: No en el día de lafiesta, porque no se haga alboro-to en el pueblo.6 Y estando Jesús en Bethania,en casa de Simón el leproso,7 Vino a él una mujer, con unvaso de alabastro de ungüento degran precio, y lo derramó sobrela cabeza de él, estando sentado ala mesa:8 Lo cual viendo sus discípulos,se indignaron, diciendo: ¿Paraqué este desperdicio?9 Porque este ungüento se podíavender por gran precio, y darse alos pobres.10 Y entendiéndolo Jesús, lesdijo: ¿Por qué dais pena a lamujer? porque ha hecho buenaobra para conmigo.11 Porque siempre tenéis pobrescon vosotros, mas a mí no siem-pre me tenéis.12 Porque echando ella este

ungüento sobre mi cuerpo, parasepultarme lo ha hecho.13 De cierto os digo, que donde-quiera que este evangelio fuerepredicado en todo el mundo,también será dicho para memo-ria de ella, lo que ésta ha hecho.14 Entonces uno de los doce, quese llamaba Judas Iscariote, fue alos príncipes de los sacerdotes,15 Y les dijo: ¿Qué me queréisdar, y yo os lo entregaré? Y ellosle señalaron treinta piezas deplata.16 Y desde entonces buscabaoportunidad para entregarle.17Y el primer día de la fiesta delos panes sin levadura, vinieronlos discípulos a Jesús, diciéndo-le: ¿Dónde quieres que te adere-cemos para comer la pascua?18 Y él dijo: Id a la ciudad a talhombre, y decidle: El Maestrodice: Mi tiempo está cerca; en tucasa haré la pascua con misdiscípulos.19 Y los discípulos hicieroncomo Jesús les mandó, y adere-zaron la pascua.20Yvenida la tarde del día, esta-ba sentado a la mesa con losdoce.21 Y estando comiendo ellos,dijo: De cierto os digo, que unode vosotros me ha de entregar.22 Y ellos entristecidos en granmanera, comenzaron cada unode ellos a decirle: ¿Soy yo,Señor?23 Entonces él respondiendo,dijo: El que mete la mano con-

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MATEO 26MATEO 26

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63 Mas Jesús callaba. Y respon-diendo el sumo sacerdote, le dijo:Te conjuro por el Dios viviente,que nos digas, si eres tú el Cristo,el Hijo de Dios.64 Jesús le dice: Tú lo has dicho.Y aun os digo, que desde ahorahabéis de ver al Hijo del hombresentado a la diestra de poder, yviniendo en las nubes del cielo.65 Entonces el sumo sacerdoterasgó sus vestiduras, diciendo:Blasfemado ha: ¿qué más nece-sidad tenemos de testigos? Heaquí, ahora habéis oído su blasfe-mia.66 ¿Qué os parece? Y respon-diendo ellos, dijeron: Culpado esde muerte.67 Entonces le escupieron en surostro, y le herían a puñadas yotros le dieron de bofetadas,68 Diciendo: Profetízanos, Cristo,¿quién es el que te ha herido?69YPedro entretanto estaba sen-tado fuera en el patio; y se llegóa él una criada, diciendo: tú tam-bién estabas con Jesús el Galileo.70 Mas él negó delante de todos,diciendo: No sé lo que dices.71 Y cuando salió al pórtico, levio otra, y dijo a los que estabanallí: También éste estaba conJesús de Nazareth.72Y negó otra vez con juramen-to: No conozco al hombre.73 Y después de un poco se lle-garon los que por allí estaban depie, y dijeron a Pedro:Verdaderamente también tú eresuno de ellos; porque aun tu habla

te hace manifiesto.74 Entonces comenzó a echarsemaldiciones, y a jurar, diciendo:No conozco al hombre. Y al ins-tante el gallo cantó.75 Y se acordó Pedro de la pala-bra de Jesús, que le dijo: Antesque cante el gallo, me negarástres veces. Y saliéndose fuera,lloró amargamente.

CAPÍTULO 27

Y VENIDA la mañana,tomaron consejo todos los

príncipes de los sacerdotes, y losancianos del pueblo, contra Jesús,para entregarle a muerte.2Y le llevaron atado, y le entrega-ron a Poncio Pilato gobernador.3 Entonces Judas, el que le habíaentregado, viendo que era conde-nado, volvió arrepentido lastreinta piezas de plata a los prín-cipes de los sacerdotes, y a losancianos,4 Diciendo: Yo he pecado entre-gando la sangre inocente. Masellos dijeron: ¿Qué se nos da anosotros? Viéraslo tú.5 Y arrojando las piezas de plataal templo, se partió, y fue, y seahorcó.6 Y los príncipes de los sacer-dotes, tomando las piezas deplata, dijeron: No es lícito echar-las en el tesoro, porque es preciode sangre.7Y tomando consejo, compraroncon ellas el campo del alfarero,por sepultura para los extranje-ros.

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de mí sin que yo la beba, hágasetu voluntad.43 Y vino, y los halló otra vezdurmiendo; porque los ojos deellos eran agravados.44 Y dejándolos fue otra vez, yoró tercera vez, diciendo las mis-mas palabras.45 Entonces viene a sus discípu-los, y les dice: Dormid ya, y des-cansad: he aquí ha llegado la hora,y el Hijo del hombre es entregadoen manos de pecadores.46 Levantaos, vamos: he aquí, seacerca el que me entrega.47Y estando él aún hablando, heaquí Judas, uno de los doce,vino, y con él una grande multi-tud con espadas y palos, de partede los príncipes de los sacerdo-tes, y de los ancianos del pueblo.48Yel que le entregaba les habíadado señal diciendo: Al que yobesare, aquél es: prendedle.49 Y llegándose inmediatamentea Jesús, dijo: ¡Salve, Maestro! Yle besó.50 Y Jesús le dijo:Amigo, ¿a quévienes?Entonces llegaron, y echa-ronmano a Jesús, y le prendieron.51Y, he aquí, uno de los que esta-ban con Jesús, extendiendo lamano, sacó su espada, e hiriendo aun siervo del sumo sacerdote, lecortó su oreja.52 Entonces Jesús le dice: Vuelvetu espada a su lugar; porque todoslos que tomaren espada, a espadaperecerán.53 O ¿piensas tú que yo nopuedo ahora orar a mi Padre, y él

me daría más de doce legionesde ángeles?54 Mas ¿cómo se cumpliríanentonces las Escrituras, que asíes menester que sea hecho?55 En aquella hora dijo Jesús a lamultitud: ¿Como a ladrón habéissalido con espadas y con palos aprenderme? cada día me sentabacon vosotros enseñando en eltemplo, y no me prendisteis.56 Mas todo esto fue hecho paraque se cumplan las Escrituras delos profetas. Entonces todos losdiscípulos, dejándole, huyeron.57 Y los que habían prendido aJesús, le llevaron a Caifás elsumo sacerdote, donde los escri-bas y los ancianos estaban junta-dos.58 Mas Pedro le seguía de lejoshasta el palacio del sumo sacer-dote; y entrado dentro, se estabasentado con los alguaciles, paraver el fin.59 Y los príncipes de los sacerdo-tes, y los ancianos, y todo el con-cilio, buscaban algún falso testi-monio contra Jesús, para entregar-le a la muerte;60 Y no hallaban: y aunquemuchos testigos falsos vinieron,no lo hallaron. Mas a la postrevinieron dos testigos falsos,61 Que dijeron: Este dijo: Puedoderstruir el templo de Dios, yreedificarlo en tres días.62 Y levantándose el sumosacerdote, le dijo: ¿No respondesnada? ¿Qué testifican éstos con-tra ti?

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delante de él, hacían burla de él,diciendo: ¡Salve, Rey de losJudíos!30 Y escupiendo en él, tomaronla caña, y le herían en la cabeza.31 Y después que le hubieronescarnecido, le desnudaron elmanto, y le vistieron de sus ves-tidos, y le llevaron para crucifi-carle.32 Y saliendo, hallaron a unhombre Cireneo, que se llamabaSimón: a éste cargaron para quellevase su cruz.33 Y cuando llegaron al lugarque se llama Gólgotha, que quie-re decir, el lugar de la Calavera,34 Le dieron a beber vinagremezclado con hiel; y cuando lohubo gustado, no quiso beberlo.35 Y después que le hubieroncrucificado, repartieron sus ves-tidos, echando suertes: para quese cumpliese lo que fue dicho porel profeta: Se repartieron misvestidos, y sobre mi ropa echa-ron suertes.36 Y sentados allí, le guardaban.37 Y pusieron sobre su cabeza laacusación contra él escrita:ESTE ES JESUS EL REY DELOS JUDIOS.38 Entonces fueron crucificadoscon él dos ladrones, uno a laderecha, y otro a la izquierda.39 Y los que pasaban, le injuria-ban, meneando sus cabezas,40Y diciendo: Tú, el que destru-yes el templo, y en tres días loreedificas, sálvate a ti mismo: Sieres Hijo de Dios, desciende de

la cruz.41 De esta manera también lospríncipes de los sacerdotes,escarneciendo con los escribas ylos ancianos, decían:42 A otros salvó, a sí mismo nose puede salvar: Si es el Rey deIsrael, descienda ahora de lacruz, y le creeremos.43 Confió en Dios: líbrele ahorasi le quiere; porque ha dicho: SoyHijo de Dios.44 Lo mismo también lezaherían los ladrones que esta-ban crucificados con él.45 Y desde la hora de sexta fue-ron tinieblas sobre toda la tierrahasta la hora de nona.46 Y cerca de la hora de nona,Jesús exclamó con gran voz,diciendo: Eli, Eli, ¿lammasabachthani? esto es: Dios mío,Dios mío, ¿por qué me hasdesamparado?47 Y algunos de los que estabande pie allí, oyéndolo, decían: AElías llama éste.48 E inmediatamente, corriendouno de ellos, tomó una esponja, yla hinchió de vinagre, y ponién-dola en una caña, le daba paraque bebiese.49 Y los otros decían: Deja, vea-mos si vendrá Elías a salvarle.50 Mas Jesús, habiendo otra vezclamado con grande voz, entregóel espíritu.51 Y he aquí, el velo del templose rompió en dos, de alto a bajo:y la tierra tembló, y las rocas sehendieron;

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8 Por lo cual fue llamado aquelcampo, el campo de sangre hastael día de hoy.9 Entonces se cumplió lo que fuedicho por el profeta Jeremías,diciendo: Y tomaron las treintapiezas de plata, precio del apre-ciado, que fue apreciado por loshijos de Israel;10 Y las dieron para comprar elcampo del alfarero, como meordenó el Señor.11 Y Jesús estaba de pie delantedel gobernador, y el gobernadorle preguntó, diciendo: ¿Eres tú elrey de los Judíos?YJesús le dijo:Tú lo dices.12Ysiendo acusado por los prín-cipes de los sacerdotes, y por losancianos, nada respondió.13 Pilato entonces le dice: ¿Nooyes cuántas cosas testificancontra ti?14Yno le respondió ni una pala-bra; de tal manera que el gober-nador se maravillaba mucho.15 Y en el día de la fiesta acos-tumbraba el gobernador soltar alpueblo un preso, cual quisiesen.16 Y tenían entonces un presofamoso que se llamaba Barrabás.17 Pues, habiéndose juntadosellos, les dijo Pilato: ¿Cuál queréisque os suelte? ¿a Barrabás, o aJesús que es llamado Cristo?18 Porque sabía que por envidiale habían entregado.19 Y estando él sentado en el tri-bunal, su esposa envió a él,diciendo: No tengas que ver conaquel justo; porque hoy he pade-

cido muchas cosas en sueños porcausa de él.20 Mas los príncipes de lossacerdotes y los ancianos, per-suadieron a la multitud quepidiese a Barrabás, y destruyesea Jesús.21 Y respondiendo el goberna-dor les dijo: ¿Cuál de los dosqueréis que os suelte? Y ellosdijeron: ABarrabás.22 Pilato les dijo: ¿Qué pues haréde Jesús el que es llamadoCristo? Dícenle todos: Sea cruci-ficado.23Y el gobernador les dijo: Pues¿qué mal ha hecho? Mas ellosalzaban más el grito, diciendo:Sea crucificado.24 Y viendo Pilato que nadaaprovechaba, antes se hacía másalboroto, tomando agua lavó lasmanos delante del pueblo, dicien-do: Inocente soy yo de la sangrede este justo: vedlo vosotros.25 Y respondiendo todo el pue-blo, dijo: Su sangre sea sobrenosotros, y sobre nuestros hijos.26 Entonces les soltó a Barrabás;y habiendo azotado a Jesús, leentregó para ser crucificado.27 Entonces los soldados delgobernador llevaron a Jesús alpretorio y juntaron a él toda lacompañía.28 Y desnudándole, echáronleencima un manto de grana.29 Y habiendo tejido una coronade espinas, la pusieron sobre sucabeza, y una caña en su manoderecha; e hincando la rodilla

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6 No está aquí; porque es resuci-tado, como dijo. Venid, ved ellugar donde estaba puesto elSeñor.7 E id presto, decid a sus discí-pulos que es resucitado de losmuertos: y, he aquí, él va delan-te de vosotros a Galilea; allí leveréis; he aquí, os lo he dicho.8 Y saliendo ellas prestamentedel sepulcro con temor y grangozo, fueron corriendo a dar lasnuevas a sus discípulos.9 Y mientras iban a dar las nue-vas a sus discípulos, he aquí,Jesús les sale al encuentro,diciendo: ¡Salve!Yellas se llega-ron, y abrazaron sus pies, y leadoraron.10 Entonces Jesús les dice: Notemáis: id, dad las nuevas a mishermanos, para que vayan aGalilea, y allá me verán.11Yyendo ellas, he aquí unos dela guardia vinieron a la ciudad, ydieron aviso a los príncipes delos sacerdotes de todas las cosasque habían acontecido.12Y juntados con los ancianos, yhabido consejo, dieron muchodinero a los soldados,

13 Diciendo: Decid: Sus discí-pulos vinieron de noche, y lehurtaron, estando nosotros dor-midos.14Y si esto fuere oído del gober-nador, nosotros le persuadire-mos, y os haremos seguros.15 Y ellos, tomando el dinerohicieron como habían sido ins-truidos; y este dicho ha sidodivulgado entre los Judíos hastael día de hoy.16 Mas los once discípulos sefueron aGalilea, al monte, dondeJesús les había mandado.17 Y cuando le vieron, le adora-ron: mas algunos dudaban.18 Y llegando Jesús, les habló,diciendo: Toda potestad me esdada en el cielo y en la tierra.19 Por tanto id, enseñad a todaslas naciones, bautizándoles en elnombre del Padre, y del Hijo, ydel Espíritu Santo:20 Enseñándoles que guardentodas las cosas que os he manda-do: y he aquí, yo estoy con voso-tros todos los días, hasta el fin delmundo. Amén.

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52 Y los sepulcros se abrieron; ymuchos cuerpos de santos, quehabían dormido, se levantaron.53 Y salidos de los sepulcros,después de su resurrección,vinieron a la santa ciudad, y apa-recieron a muchos.54Yelcenturión,y losqueestabancon él guardando a Jesús, visto elterremoto, y las cosas que habíansido hechas, temieron en granmanera, diciendo: Verdaderamenteel Hijo deDios era éste.55 Y estaban allí muchas mujeresmirandode lejos, las cuales habíanseguido de Galilea a Jesús, sir-viéndole:56 Entre las cuales era MaríaMagdalena, y María madre deJacobo y de Joses, y la madre delos hijos de Zebedeo.57 Y cuando fue la tarde del día,vino un hombre rico deArimathea, llamado Joseph, elcual también era discípulo deJesús.58 Este llegó a Pilato, y pidió elcuerpo de Jesús: Entonces Pilatomandó que el cuerpo se le diese.59 Y tomando Joseph el cuerpo,lo envolvió en una sábana lim-pia,60Y lo puso en un sepulcro suyonuevo, que había labrado en laroca; y revuelta una grande pie-dra a la puerta del sepulcro, sefue.61 Y estaban allí MaríaMagdalena, y la otra María, senta-das delante del sepulcro.62Y el siguiente día, que es des-

pués de la preparación, se junta-ron los príncipes de los sacerdo-tes y los Fariseos a Pilato,63 Diciendo: Señor, nos acorda-mos que aquel engañador dijo,viviendo aún: Después de tresdías resucitaré.64 Manda, pues, asegurar elsepulcro hasta el tercer día; por-que no vengan sus discípulos denoche, y le hurten, y digan alpueblo: Resucitó de los muertos;y será el postrer error peor que elprimero.65 Pilato les dijo: La guardiatenéis: id, aseguradlo comosabéis.66 Ellos, pues, se fueron y ase-guraron el sepulcro, sellando lapiedra y poniendo la guardia.

CAPÍTULO 28

EN el fin del sábado, asícomo iba amaneciendo el pri-

mer día de la semana, vino MaríaMagdalena, y la otra María, a verel sepulcro.2 Y he aquí, fue hecho un granterremoto: porque el ángel delSeñor, descendió del cielo y vinoy revolvió la piedra de la puerta,y estaba sentado sobre ella.3 Y su aspecto era como relám-pago, y su vestido blanco comola nieve.4 Y los guardas temblaron delmiedo de él, y fueron vueltoscomo muertos.5Y respondiendo el ángel, dijo alas mujeres: No temáis vosotras;porque yo sé que buscáis a Jesús,el que fue crucificado.

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res de hombres.18 Y dejando inmediatamentesus redes, le siguieron.19Ypasando de allí un pocomásadelante, vio a Jacobo, hijo deZebedeo, y a Juan su hermano,también ellos en la nave, queremendaban las redes.20 E inmediatamente los llamó;y ellos dejando a su padreZebedeo en la nave con los jor-naleros, fueron en pos de él.21 Y entraron en Capernaum; einmediatamente en el día desábado, él entró en la sinagoga yenseñaba.22 Y estaban atónitos de su doc-trina; porque los enseñaba comoquien tiene autoridad, y no comolos escribas.23 Y había en la sinagoga deellos un hombre con espírituinmundo, el cual dio voces,24 Diciendo: ¡Ah, déjanos! ¿Quétenemos nosotros que ver conti-go, Jesús de Nazareth? ¿Hasvenido a destruirnos? Te conoz-co quién eres, el Santo de Dios.25 Y Jesús le reprendió, dicien-do: Enmudece, y sal de él.26Yhaciéndole pedazos, el espí-ritu inmundo, y clamando a granvoz, salió de él.27Ytodos semaravillaron, de talmanera que inquirían entre sí,diciendo: ¿Qué es esto? ¿Quénueva doctrina es esta, que conautoridad aun a los espíritusinmundos manda, y le obede-cen?28 Y al instante se divulgó su

fama por todo el país alrededorde la Galilea.29 E inmediatamente saliendo dela sinagoga, vinieron a casa deSimón y deAndrés, con Jacobo yJuan.30 Y la suegra de Simón estabaacostada con calentura; y le dije-ron inmediatamente de ella.31 Entonces llegando él, la tomóde su mano y la levantó; e inme-diatamente la dejó la calentura, yles servía.32Y cuando fue la tarde, cuandoel sol se puso, traían a él todoslos que tenían enfermedades, yendemoniados;33 Y toda la ciudad se juntó a lapuerta.34 Y sanó a muchos que estabanenfermos de diversas enfermeda-des, y echó fuera muchos demo-nios; y no dejaba a los demonioshablar porque le conocían.35 Y levantándose muy de maña-na, aún muy de noche, salió, y sefue a un lugar muy desierto, y allíoraba.36 Y le siguió Simón, y los queestaban con él.37 Y hallándole, le dicen: Todoste buscan.38Y les dice: Vamos a las aldeasvecinas, para que predique tam-bién allí; porque para esto hevenido.39 Y predicaba en las sinagogasde ellos en toda Galilea, y echa-ba fuera los demonios.40Y un leproso vino a él, rogán-dole; e hincándose de rodillas, y

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MARCOS 1

CAPÍTULO 1

PRINCIPIO del evangelio deJesu Cristo, Hijo de Dios.2 Como está escrito en los profe-tas: He aquí, yo envío a mi men-sajero delante de tu faz, que apa-reje tu camino delante de ti.3 La voz de uno que clama en eldesierto: Aparejad el camino delSeñor; haced derechas sus vere-das.4 Bautizaba Juan en el desierto, ypredicaba el bautismo de arre-pentimiento para remisión depecados.5Y salía a él toda la provincia deJudea, y los de Jerusalem; y erantodos bautizados por él en el ríoJordán, confesando sus pecados.6 Y Juan estaba vestido de pelosde camello, y con un cinto decuero alrededor de sus lomos; ycomía langostas y miel silvestre.7 Y predicaba, diciendo: Vieneen pos de mí el que es más pode-roso que yo, del cual no soydigno yo de encorvarme a desa-tar la correa de sus zapatos.8 Yo a la verdad os he bautizadoen agua; mas él os bautizará en elEspíritu Santo.9 Y aconteció en aquellos días,

que Jesús vino de Nazareth deGalilea, y fue bautizado por Juanen el Jordán.10 E inmediatamente, subiendodel agua, vio abrirse los cielos, yal Espíritu como paloma, quedescendía sobre él.11 Y vino una voz de los cielos,que decía: Tú eres mi Hijoamado; en quien estoymuy agra-dado.12 E inmediatamente el Espíritule impele al desierto.13 Y estuvo allí en el desiertocuarenta días, siendo tentado deSatanás; y estaba con las fieras; ylos ángeles le servían.14 Mas después que Juan fueencarcelado, Jesús vino a Galileapredicando el evangelio del reinode Dios,15Ydiciendo: el tiempo es cum-plido; y el reino de Dios estácerca: Arrepentíos, y creed alevangelio.16 Y andando junto a la mar deGalilea, vio a Simón, y a Andréssu hermano, que echaban la reden la mar; porque eran pescado-res.17 Y les dijo Jesús: Venid en posde mí, y haré que seáis pescado-

EL EVANGELIO SEGUN

MARCOS

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ban también juntamente conJesús y sus discípulos: porquehabía muchos, y le seguían.16 Y los escribas y los Fariseos,viéndole comer con publicanos,y con pecadores, dijeron a susdiscípulos: ¿Qué es esto, que élcome y bebe con publicanos ypecadores?17 Y oyéndoles Jesús, les dice:Los sanos no tienen necesidad demédico, sino los que están enfer-mos. No he venido a llamar a losjustos, mas los pecadores a arre-pentimiento.18Y los discípulos de Juan, y losde los Fariseos ayunaban; y vie-nen, y le dicen: ¿Por qué losdiscípulos de Juan, y los de losFariseos ayunan; y tus discípulosno ayunan?19 Y Jesús les dice: ¿Puedenayunar los que están de bodas,cuando el desposado está conellos? Entre tanto que tienen con-sigo al desposado no puedenayunar.20 Mas vendrán días; cuando eldesposado será quitado de ellos,y entonces en aquellos días ayu-narán.21 Nadie cose remiendo de pañonuevo en vestido viejo; de otramanera el mismo remiendonuevo tira del viejo, y se hacepeor rotura.22 Ni nadie echa vino nuevo enodres viejos; de otra manera, elvino nuevo rompe los odres, y sederrama el vino, y los odres sepierden; mas el vino nuevo en

odres nuevos se ha de echar.23 Y aconteció, que pasando élpor los sembrados en sábado, susdiscípulos andando comenzarona arrancar espigas.24 Entonces los Fariseos le dije-ron: He aquí, ¿por qué hacen ensábado lo que no es lícito?25 Y él les dijo: ¿Nunca leísteisqué hizo David cuando tuvonecesidad, y tuvo hambre, él ylos que estaban con él?26 ¿Cómo entró en la casa deDios, en tiempo de Abiathar elsumo sacerdote, y comió lospanes de la proposición, de loscuales no es lícito comer sino alos sacerdotes, y aun dio a losque estaban con él?27 Díjoles también: El sábadopor causa del hombre fue hecho;no el hombre por causa del sába-do.28 Así que el Hijo del hombreSeñor es también del sábado.

CAPÍTULO 3

YOTRAvez entró en la sina-goga; y había allí un hombre

que tenía una mano seca.2 Y le acechaban, si en sábado lesanaría, para acusarle.3 Entonces dijo al hombre quetenía la mano seca: Levántate enmedio.4Y les dice: ¿Es lícito hacer bienen sábados, o hacer mal? ¿salvarla vida, o matar? Mas ellos calla-ban.5 Y mirándolos en derredor conenojo, siendo entristecido por la

MARCOS 3diciéndole: Si quieres puedeslimpiarme.41 Y Jesús, movido de compa-sión, extendió la mano, y le tocó,y le dice: Quiero, sé limpio.42 Y habiendo él dicho esto,inmediatamente la lepra se fuede él, y fue limpio.43Y le encargó estrechamente, yle envió inmediatamente,44 Y le dice: Mira, no digas anadie nada; sino ve, muéstrate alsacerdote, y ofrece por tu limpie-za lo que Moisés mandó, paratestimonio a ellos.45 Mas él salió, y comenzó apublicarlo mucho, y a divulgar elnegocio de manera que ya Jesúsno podía entrar manifiestamenteen la ciudad, mas estaba fuera enlos lugares desiertos; y venían aél de todas partes.

CAPÍTULO 2

Y ENTRO otra vez enCapernaum después de algu-

nos días; y se oyó que estaba encasa.2 E inmediatamente se allegaronmuchos, que ya no cabían ni aunal contorno de la puerta; y lespredicaba la palabra.3 Entonces vienen a él trayendoun paralítico, que era llevado decuatro.4 Y como no podían llegar a él acausa de la multitud, destecharonel techo donde estaba, y habién-dolo destechado, bajaron el lechoen que el paralítico estaba echa-do.

5 Y cuando Jesús vio la fe deellos, dijo al paralítico: Hijo, tuspecados te son perdonados.6 Y estaban allí sentados ciertosde los escribas, los cuales razo-naban en sus corazones,7 ¿Por qué habla éste blasfe-mias? ¿Quién puede perdonarpecados, sino sólo Dios?8 Y conociendo inmediatamenteJesús en su espíritu que razona-ban esto dentro de sí, les dijo:¿Por qué razonáis estas cosas envuestros corazones?9 ¿Cuál es más fácil, decir alparalítico: Tus pecados te sonperdonados, o decirle: Levántate,y toma tu lecho, y anda?10 Pues para que sepáis que elHijo del hombre tiene potestaden la tierra de perdonar pecados,(dice al paralítico:)11Ati digo: Levántate, y toma tulecho, y vete a tu casa.12 Y él se levantó inmediata-mente, y tomando el lecho, sesalió delante de todos, de maneraque todos quedaron atónitos, yglorificaron a Dios, diciendo:Nunca tal hemos visto.13 Y volvió a salir a la mar, ytoda la multitud venía a él, y lesenseñaba.14Ypasando, vio a Leví, hijo deAlfeo, sentado al banco de lospúblicos tributos, y le dice:Sígueme. Y levantándose, lesiguió.15Yaconteció que estando Jesúsa la mesa en casa de él, muchospublicanos y pecadores se senta-

MARCOS 2

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los hijos de los hombres, y lasblasfemias cualesquiera con queblasfemaren:29Mas cualquiera que blasfema-re contra el Espíritu Santo, notieneperdónpor siempre;mas estáexpuesto a condenación eterna.30 Porque decían: Tiene espírituinmundo.31 Vienen pues sus hermanos ysu madre, y estando de pie afue-ra, enviaron a él llamándole.32 Y la multitud estaba sentadaalrededor de él, y le dijeron: Heaquí, tu madre y tus hermanos tebuscan fuera.33 Y él les respondió, diciendo:¿Quién es mi madre, y mis her-manos?34 Y mirando al derredor a losque estaban sentados en derredorde él, dijo: He aquí mi madre, ymis hermanos.35 Porque cualquiera que hicierela voluntad de Dios, éste es mihermano, y mi hermana, y mimadre.

CAPÍTULO 4

Y OTRA vez comenzó aenseñar junto a la mar, y se

allegó a él una gran multitud;tanto que entrándose él en unbarco, se sentó en la mar, y todala multitud estaba en tierra juntoa la mar.2 Y les enseñaba por parábolasmuchas cosas, y les decía en sudoctrina:3 Oíd: He aquí, el sembradorsalió a sembrar.

4 Y aconteció que al sembrar,que una parte cayó junto al cami-no; y vinieron las aves del cielo,y la devoraron.5 Y otra parte cayó en lugarespedregosos, donde no teníamucha tierra; y nació inmediata-mente, porque no tenía la tierraprofunda.6 Mas salió el sol, se quemó; ypor cuanto no tenía raíz se secó.7 Y otra parte cayó en espinas; ycrecieron las espinas, y la ahoga-ron, y no dio fruto.8 Y otra parte cayó en buena tie-rra, y dio fruto, que subió y cre-ció; y llevó uno a treinta, y otro asesenta, y otro a ciento.9 Y les decía: El que tiene oídospara oir, oiga.10 Y cuando estuvo solo le pre-guntaron, los que estaban alrede-dor de él con los doce, de la pará-bola.11 Y él les decía: A vosotros esdado saber el misterio del reino deDios; mas a los que están fuera,por parábolas se les hace todo;12 Para que viendo, vean y noperciban; y oyendo, oigan y noentiendan: porque alguna vez nose conviertan, y les sean perdo-nados sus pecados.13 Y les dijo: ¿No sabéis estaparábola? ¿Cómo pues enten-deréis todas las parábolas?14 El sembrador siembra la pala-bra.15 Y éstos son los de junto alcamino: en los que la palabra essembrada; mas después que la

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MARCOS 3 MARCOS 4dureza de sus corazones, dice alhombre: Extiende tu mano. Y élla extendió, y su mano fue resti-tuida sana como la otra.6 Y salidos los Fariseos, inme-diatamente tomaron consejo conlos Herodianos contra él, comole podrían destruir.7 Mas Jesús se apartó a la marcon sus discípulos; y le siguióuna gran multitud de Galilea, yde Judea,8Yde Jerusalem, y de Idumea, yde la otra parte del Jordán. Y delos alrededores de Tiro y deSidón, grande multitud, oyendocuán grandes cosas hacía, vinie-ron a él.9 Y dijo a sus discípulos que unanavecilla le estuviese siempreapercibida, por causa de la multi-tud, para que no le oprimiesen.10 Porque había sanado amuchos, de tal manera que caíansobre él, cuantos tenían plagas,por tocarle.11 Y los espíritus inmundos, alverle, se postraban delante de él,y daban voces, diciendo: Tú eresel Hijo de Dios.12 Mas él les reprendía muchoque no le manifestasen.13Y subió a unmonte, y llamó así los que él quiso; y vinieron aél.14 Y ordenó a doce, para queestuviesen con él, y para enviar-los a predicar,15 Y que tuviesen potestad desanar enfermedades, y de echarfuera demonios:

16 A Simón, al cual puso porsobrenombre Pedro;17 Y a Jacobo, hijo de Zebedeo,y a Juan hermano de Jacobo; y lespuso por sobrenombreBoanerges,que es, Hijos del trueno;18 Y a Andrés, y a Felipe, y aBartolomé, y aMateo, y a Tomás,y a Jacobo hijo de Alfeo, y aTadeo, y a Simón el Cananeo,19 Y a Judas Iscariote, el que leentregó. Y vinieron a una casa.20 Y otra vez se juntó la multi-tud, de tal manera que ellos niaun podían comer pan.21Ycuando lo oyeron los suyos,vinieron para prenderle; porquedecían: Está fuera de sí.22Y los escribas que habían des-cendido de Jerusalem, decíanque tenía a Beelzebub, y que porel príncipe de los demoniosechaba fuera los demonios.23 Y llamándoles, les dijo porparábolas: ¿Cómo puede Satanásechar fuera a Satanás?24 Y si un reino contra sí mismofuere dividido, no puede perma-necer el tal reino.25 Y si una casa fuere divididacontra sí misma, no puede per-manecer la tal casa.26Y si Satanás se levantare con-tra sí mismo, y fuere dividido, nopuede permanecer; mas tiene fin.27 Nadie puede saquear los bie-nes del valiente entrando en sucasa, si antes no atare al valiente;y entonces saqueará su casa.28 De cierto os digo que todoslos pecados serán perdonados a

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36 Y enviada la multitud, letomaron así como estaba, en lanave, y había también con élotros barquitos.37 Y se levantó una grande tem-pestad de viento, y echaba lasondas en la nave, de tal maneraque ya se llenaba.38 Y él estaba en la popa, dur-miendo sobre un cabezal; y ledespertaron, y le dicen: ¿Maestro,no tienes cuidado que perezca-mos?39 Y levantándose, reprendió alviento, y dijo a la mar: Calla,enmudece. Y cesó el viento; yfue hecha grande bonanza.40 Y a ellos dijo: ¿Por qué estáistan temerosos? ¿Cómo es que notenéis fe?41 Y temieron con gran temor, ydecían el uno al otro: ¿Quién eséste, que aun el viento y la mar leobedecen?

CAPÍTULO 5

YVINIERON a la otra partede la mar a la provincia de

los Gadarenos.2 Y cuando él salió de la nave,inmediatamente le salió alencuentro un hombre de lossepulcros, con un espíritu inmun-do,3 Que tenía su morada en lossepulcros, y nadie le podía teneratado, ni aun con cadenas,4 Porque muchas veces habíasido atado con grillos y cadenas,mas las cadenas habían sidohechas pedazos por él, y los gri-

llos desmenuzados; y nadie lepodía domar.5 Y siempre de día y de nocheestaba en los montes y en lossepulcros dando voces, e hirién-dose a sí mismo con piedras.6 Y cuando vio a Jesús de lejos,corrió, y le adoró.7 Y clamando a gran voz, dijo:¿Qué tengo yo que ver contigo,Jesús, Hijo del DiosAltísimo?Teconjuro por Dios que nome ator-mentes.8 Porque le decía: Sal fuera deeste hombre, espíritu inmundo.9 Y le preguntó: ¿Cómo te lla-mas? Y respondió, diciendo:Legión me llamo; porque somosmuchos.10Y le rogaba mucho que no losechase fuera de aquella provin-cia.11Yestaba allí cerca de losmon-tes una grande manada de puer-cos paciendo.12 Y le rogaron todos aquellosdemonios, diciendo: Envíanos alos puercos para que entremos enellos.13Y les permitió inmediatamen-te Jesús; y saliendo aquellosespíritus inmundos, entraron enlos puercos; y la manada se pre-cipitó con impetuosidad por undespeñadero en la mar; y erancomo dos mil, y se ahogaron enla mar.14 Y los que apacentaban lospuercos huyeron, y dieron avisoa la ciudad y en los campos. Ysalieron para ver que era aquello

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oyeron, inmediatamente vieneSatanás, y quita la palabra quefue sembrada en sus corazones.16 Y asimismo éstos son los queson sembrados en lugares pedre-gosos; los que cuando han oídola palabra, inmediatamente lareciben con gozo;17Yno tienen raíz en sí mismos,antes son temporales; que enlevantándose la tribulación, o lapersecución por causa de la pala-bra, inmediatamente se escanda-lizan.18 Y éstos son los que son sem-brados entre espinas, los queoyen la palabra;19 Mas los afanes de este mundo,y el engaño de las riquezas, y lasconcupiscencias que hay en lasotras cosas entrando, ahogan lapalabra, y se hace infructuosa.20 Y éstos son los que fueronsembrados en buena tierra; losque oyen la palabra y la reciben,y hacen fruto, uno a treinta, otroa sesenta, otro a ciento.21 Y les decía: ¿Acaso se trae lacandela debajo de un almud, odebajo de la cama? ¿No la traepara ser puesta en el candelero?22 Porque no hay nada ocultoque no haya de ser manifestado;ni secreto, que no haya de veniren descubierto.23 Si alguno tiene oídos para oir,oiga.24 Y les decía: Mirad lo que oís:Con lamedida quemedís, os serámedido, y será añadido a voso-tros los que oís.

25 Porque al que tiene, le serádado; y al que no tiene, aun loque tiene le será quitado.26 Decía más: Así es el reino deDios, como si un hombre echasesimiente en la tierra;27 Y durmiese, y se levantase denoche y de día, y la simiente bro-tase y creciese sin saber él como.28 Porque la tierra de suyo fruc-tifica, primero hierba, luego espi-ga, después grano lleno en laespiga;29 Y cuando el fruto fuere pro-ducido, inmediatamente él metela hoz, porque la siega es llegada.30 También decía: ¿A qué hare-mos semejante el reino de Dios?¿o con qué parábola le compara-remos?31 Es como el grano de mostaza,que cuando es sembrado en latierra, es el más pequeño detodas las simientes que hay en latierra;32 Mas cuando fuere sembrado,sube, y se hace la mayor de todaslas legumbres, y hace grandesramas, de tal manera que las avesdel cielo puedan posar debajo desu sombra.33 Y con muchas tales parábolasles hablaba la palabra, conformea lo que podían oir.34Y sin parábola no les hablaba;mas cuando estaban solos, decla-raba todas las cosas a sus discí-pulos.35 Y les dijo aquel día, cuandofue tarde: Pasemos a la otraparte.

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MARCOS 5MARCOS 4

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viniese tras él, sino Pedro, yJacobo, y Juan hermano deJacobo.38 Y viene a casa del príncipe dela sinagoga, y ve el alboroto, y losque lloraban y gemían mucho.39 Y entrado, les dice: ¿Por quéos alborotáis, y lloráis? Lamuchacha no esmuerta, sino queduerme.40 Y hacían burla de él; mas él,echados fuera todos, toma alpadre y a la madre de la mucha-cha, y a los que estaban con él, yentra donde estaba la muchachaechada.41 Y tomando la mano de lamuchacha, le dice: Talitha cumi;que interpretado es: Muchacha, ati te digo, levántate.42 E inmediatamente la mucha-cha se levantó, y andaba; porqueera de doce años: Y se espanta-ron de grande espanto.43 Mas él les encargó estrecha-mente que nadie lo supiese; ymandó que diesen a ella decomer.

CAPÍTULO 6

YSALIO de allí, y vino a sutierra, y le siguen sus discí-

pulos.2Y llegado el sábado, comenzó aenseñar en la sinagoga; ymuchos oyéndole, estaban atóni-tos, diciendo: ¿De dónde tieneéste estas cosas? ¿Y qué sabi-duría es ésta que le es dada, quetalesmilagros son hechos por susmanos?

3 ¿No es éste el carpintero, hijode María, hermano de Jacobo, yde Joses, y de Judas, y de Simón?¿No están también aquí connosotros sus hermanas? Y seescandalizaban en él.4 Mas Jesús les decía: No hayprofeta sin honor sino en su tie-rra, y entre sus parientes, y en sucasa.5 Y no pudo hacer allí ningúnmilagro: sino que sanó unospocos enfermos, poniendo sobreellos las manos.6 Y estaba maravillado de laincredulidad de ellos. Y rodeabalas aldeas de alrededor, enseñan-do.7 Y llamó a los doce, y comenzóa enviarlos de dos en dos: y lesdio potestad sobre los espíritusinmundos.8 Y les mandó que no llevasennada para el camino, sino sola-mente un bordón; ni alforja, nipan, ni dinero en la bolsa;9 Mas que calzasen sandalias; yno vistiesen dos ropas.10 Y les decía: Dondequiera queentréis en una casa, quedad allíhasta que salgáis de aquel lugar.11 Y todos aquellos que no osrecibieren, ni os oyeren, saliendode allí, sacudid el polvo que estádebajo de vuestros pies, en testi-monio contra ellos. De cierto osdigo que será más tolerable paraSodoma y Gomorra en el día deljuicio, que de aquella ciudad.12 Y salidos ellos, predicabanque se arrepintiesen los hombres.

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que había acontecido.15Yvienen a Jesús, y ven al quehabía sido endemoniado, y quehabía tenido la legión, sentado yvestido, y en su juicio cabal: ytuvieron miedo.16 Y los que lo habían visto,contáronles cómo había aconte-cido al endemoniado, y de lospuercos.17 Y comenzaron a rogarle quese fuese de los términos de ellos.18 Y cuando fue entrado él en lanave, el que había estado ende-moniado, le rogaba que le dejaseestar con él.19Mas Jesús no le permitió, sinole dijo: Vete a tu casa a los tuyos,y cuéntales cuán grandes cosas elSeñor ha hecho contigo, y cómoha tenido misericordia de ti.20 Y él se fue, y comenzó apublicar en Decápolis cuán gran-des cosas Jesús había hecho conél; y todos se maravillaban.21 Y cuando Jesús hubo pasadootra vez en una nave a la otraparte, se allegó a él una granmultitud; y estaba junto a la mar.22 Y, he aquí, viene uno de lospríncipes de la sinagoga, llamadoJairo; y cuando le vio, se postró asus pies,23 Y le rogaba mucho, diciendo:Mi hija está a la muerte: Ven ypon las manos sobre ella, paraque sea salva, y vivirá.24 Y fue con él, y le siguiómucha gente, y le apretaban.25 Y cierta mujer que estaba conflujo de sangre doce años hacía,

26Y había sufrido muchas cosasde muchos médicos, y había gas-tado todo lo que tenía, y nadahabía aprovechado, antes le ibapeor,27 Cuando oyó de Jesús, vinoentre el gentío por detrás y tocósu vestido.28 Porque decía: Si yo tocare tansolamente su vestido, seré salva.29 E inmediatamente la fuentede su sangre se secó; y sintió ensu cuerpo que estaba sana deaquel azote.30 E inmediatamente Jesús,conociendo en sí mismo el poderque había salido de él, volvién-dose entre el gentío, dijo: ¿Quiénha tocado mis vestidos?31 Y le dijeron sus discípulos:Ves que la multitud te aprieta, ydices: ¿Quién me ha tocado?32 Y élmiraba alrededor por vera la que había hecho esto.33 Entonces la mujer, temiendoy temblando, sabiendo lo que ensí había sido hecho, vino y sepostró delante de él, y le dijo todala verdad.34 Y él le dijo: Hija, tu fe te hahecho salva; ve en paz, y sé sanade tu azote.35 Hablando aún él, vinieron delpríncipe de la sinagoga, dicien-do: Tu hija es muerta: ¿para quéfatigas más al Maestro?36Mas Jesús, al instante que oyóla palabra que se decía, dijo alpríncipe de la sinagoga: Notemas, cree solamente.37 Y no permitió que alguno

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MARCOS 6MARCOS 5

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lugar desierto aparte.33 Y la gente los vio partir, ymuchos le conocieron; y de todaslas ciudades corrieron allá a pie,y llegaron antes que ellos, y sejuntaron a él.34 Y Jesús cuando salió, viograndes multitudes de gente, ytuvo compasión de ellos porqueeran como ovejas que no teníanpastor; y comenzó a enseñarlesmuchas cosas.35 Y cuando ya fue el día muyentrado, sus discípulos llegaron aél, diciendo: El lugar es desiertoy el día es ya muy entrado,36 Envíalos para que vayan a loscortijos y aldeas de alrededor, ycompren para sí pan, porque notienen qué comer.37 Y respondiendo él, les dijo:Dadles de comer vosotros. Y ledijeron: ¿Iremos a comprar dos-cientos denarios de pan, y lesdaremos de comer?38 Y él les dice: ¿Cuántos panestenéis? Id, y vedlo. Y cuando losupieron, dicen: Cinco, y dospeces.39Y lesmandó que hiciesen sen-tar a todos por compañías sobrela hierba verde.40 Y se sentaron por grupos, deciento en ciento, y de cincuentaen cincuenta.41 Y tomados los cinco panes ylos dos peces, mirando al cielo,bendijo, y partió los panes, y dioa sus discípulos para que lospusiesen delante de ellos: Y losdos peces repartió entre todos.

42 Y comieron todos, y se harta-ron.43Yalzaron de los pedazos docecanastos llenos, y de los peces.44 Y eran los que comieron delos panes como cinco mil varo-nes.45 E inmediatamente hizo a susdiscípulos entrar en la nave, e irdelante de él a la otra parte aBethsaida, entre tanto que él des-pedía la multitud.46Ycuando los hubo despedido,se fue al monte a orar.47 Y cuando llegó la tarde, lanave estaba en medio de la mar,y él solo en tierra.48 Y viólos fatigarse remando,porque el viento les era contra-rio: y cerca de la cuarta vela de lanoche, vino a ellos andandosobre la mar, y quería pasarlos delargo.49 Mas cuando ellos lo vieronandar sobre la mar, pensaron queera fantasma, y dieron voces;50 Porque todos le veían, y seturbaron. E inmediatamente hablócon ellos, y les dijo: tened buenanimo;YO SOY, no temáis.51Ysubió a ellos en la nave, y elviento cesó, y estaban entre símismos sobre manera atónitos, yse maravillaban:52 Porque aún no entendían elmilagro de los panes; porque suscorazones estaban endurecidos.53 Y cuando fueron a la otraparte, vinieron a tierra deGenezaret, y tomaron puerto.54 Y saliendo ellos de la nave,

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13 Y echaban fuera muchosdemonios, y ungían con aceite amuchos enfermos, y sanaban.14 Y oyó el rey Herodes de él,(porque su nombre era hechonotorio,) y dijo: Juan el Bautistaha resucitado de los muertos, ypor tanto, los poderes obran enél.15 Otros decían: Elías es.Yotrosdecían: Profeta es, o como unode los profetas.16 Mas cuando lo oyó Herodes,dijo: Este es Juan el que yodegollé: él ha resucitado de losmuertos.17 Porque Herodes mismo habíaenviado y prendido a Juan, y lohabía encadenado en la cárcelpor causa de Herodías, esposa deFelipe su hermano; porque sehabía casado con ella.18 Porque Juan decía a Herodes:No te es lícito tener la esposa detu hermano.19 Por tanto Herodías le teníaojeriza, y deseaba matarle, masno podía;20 Porque Herodes temía a Juan,conociéndole por varón justo ysanto, y le tenía respeto: yhabiéndolo oído, hacía muchascosas; y le oía de buena gana.21 Y habiendo venido un díaoportuno, en que Herodes, en lafiesta del día de su nacimiento,hacía cena a sus príncipes y capi-tanes, y a los principales deGalilea,22 Y cuando la hija de la mismaHerodías entró y danzó, y agradó

a Herodes, y a los que estabancon él a la mesa, el rey dijo a ladoncella: Pídeme lo que quisie-res, que yo te lo daré.23 Y le juró: Todo lo que mepidieres te daré, hasta la mitad demi reino.24Y saliendo fuera ella, dijo a sumadre: ¿Qué pediré? Y ella dijo:La cabeza de Juan el Bautista.25 Y ella entró inmediatamentecon prisa al rey, y pidió diciendo:Quiero que ahora mismo me desen un plato la cabeza de Juan elBautista.26Y el rey se entristeció mucho;mas a causa del juramento, y delos que estaban con él a la mesa,no la quiso desechar.27 E inmediatamente el rey,enviando a un verdugo, mandóque fuese traída su cabeza: y élfue, y le degolló en la cárcel,28 Y trajo su cabeza en un plato,y la dio a la doncella, y la donce-lla la dio a su madre.29 Y cuando sus discípulos oye-ron esto, vinieron y tomaron sucuerpo y lo pusieron en un sepul-cro.30 Y los apóstoles se juntaron aJesús, y le contaron todo lo quehabían hecho, y lo que habíanenseñado.31 Y él les dijo: Venid vosotrosmismos aparte a un lugar desier-to, y reposad un poco: porqueeran muchos los que iban yvenían, que ni aun tenían tiempode comer.32 Y se fueron en una nave a un

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17 Y cuando él fue entrado encasa, apartado de la multitud, lepreguntaban sus discípulos de laparábola.18 Y les dice: ¿Así tambiénvosotros sois sin entendimiento?¿No entendéis que todo lo defuera que entra en el hombre, nole puede contaminar;19 Porque no entra en sucorazón, sino en el vientre, y salea la letrina, purgando todas lasviandas?20 Y decía, lo que del hombresale, aquello contamina al hom-bre.21 Porque de dentro, del corazónde los hombres, salen los malospensamientos, adulterios, forni-caciones, homicidios,22 Hurtos, avaricias, maldades,engaño, lascivia, ojo maligno,blasfemia, soberbia, insensatez.23 Todas estas maldades de den-tro salen, y contaminan al hom-bre.24 Y levantándose de allí, se fuea los términos deTiro y de Sidón,y entrando en una casa, quisoque nadie lo supiese; mas nopudo esconderse.25 Porque una mujer, cuya hijatenía un espíritu inmundo, luegoque oyó de él, vino y se echó asus pies.26 Y la mujer era Griega,Sirofenisa de nación, y le rogabaque echase fuera de su hija aldemonio.27 Mas Jesús le dijo: Deja pri-mero hartarse los hijos: porque

no es bien tomar el pan de loshijos y echarlo a los perros.28Y respondió ella, y le dijo: Sí,Señor; pero los perros debajo dela mesa, comen de las migajas delos hijos.29 Entonces le dice: Por estapalabra, ve; el demonio ha salidode tu hija.30 Y cuando llegó a su casa,halló que el demonio había sali-do, y a la hija echada sobre lacama.31 Y volviendo a salir de los tér-minos de Tiro y de Sidón, vino ala mar de Galilea, por en mediode los términos de Decápolis.32Y le traen un sordo y tartamu-do, y le ruegan que le ponga lamano encima.33Y tomándole aparte de lamul-titud, metió sus dedos en las ore-jas de él, y escupiendo, tocó sulengua;34 Y mirando al cielo, gimió, ydijo: Ephphatha: es decir: Séabierto.35 Y al instante fueron abiertossus oídos, y fue desatada la liga-dura de su lengua, y hablababien.36Y les mandó que no le dijesena nadie; mas cuanto más lesmandaba, tanto más y más lopublicaban.37 Y estaban sobremanera atóni-tos, diciendo: Bien lo ha hechotodo: hace a los sordos oir, y a losmudos hablar.

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inmediatamente le conocieron,55 Y corriendo por toda aquellaregión de alrededor, comenzarona traer en lechos a los que esta-ban enfermos, a donde oían queestaba.56 Y donde quiera que entraba,en aldeas, o ciudades, o campos,ponían en las plazas los que esta-ban enfermos, y le rogaban quetocasen siquiera el borde de suvestido, y todos los que le toca-ban quedaban sanos.

CAPÍTULO 7

YSEjuntaron a él los Fariseos,y ciertos de los escribas que

habían venido de Jerusalem;2 Y cuando vieron a algunos desus discípulos comer pan conmanos inmundas, que quieredecir, no lavadas, los condenaban.3 Porque los Fariseos y todos losJudíos, aferrándose a la tradiciónde los ancianos, si muchas vecesno se lavan lasmanos, no comen.4Yvolviendo de la plaza, si no selavaren, no comen. Y otrasmuchas cosas hay que han reci-bido para guardar, como el lavarde las copas, y de los jarros, y delos vasos de latón, y de loslechos.5 Entonces le preguntaron losFariseos y los escribas: ¿Por quétus discípulos no andan confor-me a la tradición de los ancianos,mas comen pan sin lavar lasmanos?6 Y respondiendo él, les dijo:Hipócritas, bien profetizó de

vosotros Isaías, como está escrito:Este pueblo con los labios mehonra, Mas su corazón lejos estáde mí.7 Mas en vano me adoran,enseñando como doctrinas, man-damientos de hombres.8 Porque dejando el manda-mien-to de Dios, os aferráis la tradiciónde los hombres: como el lavar delos jarros y de las copas; y hacéismuchas otras cosas semejantes aestas.9 Y les decía: Bien invalidáis elmandamiento de Dios para guar-dar vuestra tradición.10 Porque Moisés dijo: Honra atu padre y a tu madre, y: El quemaldijere al padre o a la madremuera de muerte.11Mas vosotros decís: Si el hom-bre dijere a su padre o a sumadre:Es Corbán (que quiere decir, donmío) a ti aprovechará; quedarálibre.12Y no le dejáis más hacer nadapor su padre o por su madre;13 Invalidando la palabra deDios con vuestra tradición quedisteis: y muchas cosas hacéissemejantes a estas.14 Y cuando hubo llamado a sítoda la multitud, les dijo: Oídmetodos, y entended:15 Nada hay fuera del hombreque entrando en él, le pueda con-taminar; mas lo que sale de él,aquello es lo que contamina alhombre.16 Si alguno tiene oídos para oir,oiga.

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MARCOS 7MARCOS 7

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aldea; y escupiendo en sus ojos,y poniéndole las manos encima,le preguntó si veía algo.24 Y él, alzando los ojos dijo:Veo los hombres como árbolesque andan.25 Luego le puso otra vez lasmanos sobre sus ojos, y le hizoque mirase; y quedó restituido, yveía claramente a todos.26Y le envió a su casa, diciendo:No entres en la aldea, ni lo digasa nadie en la aldea.27 Y salió Jesús y sus discípulospor las aldeas de Cesarea deFilipo.Yen el camino preguntó asus discípulos, diciéndoles:¿Quién dicen los hombres queYO SOY.?28 Y ellos respondieron: Juan elBautista; y otros, Elías; y otros:uno de los profetas.29 Entonces él les dice: ¿Yvoso-tros, quién decís que YO SOY ?Y respondiendo Pedro, le dice:TÚ ERES ELCRISTO.30 Y mandóles con rigor que aninguno dijesen esto de él.31 Y comenzó a enseñarles, queera menester que el Hijo del hom-bre padeciese mucho, y fuesedesechado de los ancianos, y delos príncipes de los sacerdotes, yde los escribas, y ser muerto, yresucitar después de tres días.32 Y claramente decía esta pala-bra. Entonces Pedro le tomó, y lecomenzó a reprender.33Mas él, volviéndose, y miran-do a sus discípulos, reprendió aPedro, diciendo: ponte detrás de

mí, Satanás; porque no sabes lascosas que son de Dios, sino lasque son de los hombres.34 Y llamando a la multitud consus discípulos les dijo: Cualquieraque quisiere venir en pos de mí,niéguese a sí mismo, y tome sucruz, y sígame.35 Porque el que quisiere salvarsu vida, la perderá; y el que per-diere su vida por causa de mí ydel evangelio, éste la salvará.36 Porque ¿qué aprovechará alhombre si ganare todo el mundo,y perdiere su alma?37 ¿O qué recompensa dará elhombre por su alma?38 Porque el que se avergonzarede mí y de mis palabras en estageneración adúltera y pecadora,el Hijo del hombre también seavergonzará de él, cuando vengaen la gloria de su Padre con lossantos ángeles.

CAPÍTULO 9

Y LES dijo: de cierto osdigo, que hay algunos de los

que están de pie aquí, que nogustarán la muerte, hasta quehayan visto el reino de Dios queviene con poder.2 Y seis días después tomó Jesúsa Pedro, y a Jacobo, y a Juan, ylos sacó aparte solos a un montealto; y fue transfigurado delantede ellos.3 Y sus vestidos fueron vueltosresplandecientes, muy blancos,como la nieve; tanto que ningúnlavador en la tierra los puede

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CAPÍTULO 8

EN aquellos días, como hubouna muy grande multitud, yno tenían que comer, Jesús llamóa sus discípulos, y les dijo:2 Tengo compasión de la multi-tud, porque ya hace tres días queestán conmigo, y no tienen quecomer:3 Y si los envío en ayunas a suscasas, desmayarán en el camino;porque algunos de ellos hanvenido de lejos.4 Y sus discípulos le respondie-ron: ¿De dónde podrá alguienhartar a éstos de pan aquí en eldesierto?5Y les preguntó: ¿Cuántos panestenéis? Y ellos dijeron: siete.6 Entonces mandó a la multitudque se sentasen sobre la tierra; ytomando los siete panes, habien-do dado gracias, los partió, y dioa sus discípulos para que lospusiesen delante: y los pusierondelante a la multitud.7 Tenían también unos pocospececillos: y habiendo bende-cido, dijo que también se lospusiesen delante.8 Y comieron, y se hartaron: ylevantaron de los pedazos quehabían sobrado, siete canastos.9Y eran los que comieron, comocuatro mil; y los despidió.10 Y entrando inmediatamenteen una nave con sus discípulos,vino a las partes de Dalmanutha.11 Y vinieron los Fariseos, ycomenzaron a altercar con él,pidiéndole señal del cielo,

tentándole.12 Y él, gimiendo profundamen-te en su espíritu, dice: ¿Por quépide señal esta generación? Decierto os digo, que no se daráseñal a esta generación.13Ydejándoles, volvió a entrar ala nave, y se fue a la otra parte.14 Y los discípulos se habíanolvidado de tomar pan, y notenían sino un pan consigo en lanave.15 Y les mandó, diciendo:Mirad, guardaos de la levadurade los Fariseos, y de la levadurade Herodes.16 Y razonaban entre sí, dicien-do: Es porque no tenemos pan.17 Y cuando Jesús lo entendió,les dice: ¿Qué razonáis, porqueno tenéis pan? ¿No consideráis,ni entendéis? ¿Aún tenéis endu-recido vuestro corazón?18 ¿Teniendo ojos no veis, yteniendo oídos no oís? ¿Y no osacordáis?19 Cuando yo partí los cincopanes entre cinco mil, ¿cuántoscanastos llenos de los pedazosalzasteis? Y ellos le dicen: doce.20Ycuando los siete panes entrecuatro mil, ¿cuántos canastos lle-nos de los pedazos alzasteis? Yellos dijeron: Siete.21 Y les dijo: ¿Cómo aún noentendéis?22Yviene a Bethsaida; y le traenun ciego, y le ruegan que le toca-se.23 Entonces, tomando al ciegode la mano, le sacó fuera de la

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MARCOS 9MARCOS 8

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lágrimas dijo: Señor, yo creo:ayuda mi incredulidad.25 Y cuando Jesús vio que lamultitud concurría, reprendió alespíritu inmundo, diciéndole:Espíritu mudo y sordo, yo temando, sal de él, y no entres másen él.26 Entonces el espíritu claman-do, y despedazándole mucho,salió; y él quedó como muerto,de manera que muchos decían:Muerto esta.27 Mas Jesús tomándole de lamano, le enderezó, y se levantó.28 Y cuando él se entró en casa,sus discípulos le preguntaronaparte: ¿Por qué nosotros nopudimos echarle fuera?29 Y les dijo: Este género connada puede salir, sino con ora-ción y ayuno.30 Y salidos de allí, caminaronpor Galilea; y no quería quenadie lo supiese.31 Porque enseñaba a sus discí-pulos, y les decía: El Hijo delhombre es entregado en manosde hombres, y le matarán; y des-pués de muerto, resucitará al ter-cer día.32 Mas ellos no entendían estapalabra, y tenían miedo de pre-guntarle.33 Y vino a Capernaum; y cuan-do estuvo en casa, les preguntó:¿Qué disputabais entre vosotrosen el camino?34Mas ellos callaron; porque losunos con los otros habían dispu-tado en el camino, quién había

de ser el mayor.35 Entonces sentándose, llamó alos doce, y les dice: Si algunoquiere ser el primero, será el pos-trero de todos, y el servidor detodos.36 Y tomando a un niño, púsoloen medio de ellos; y tomándoleen sus brazos, les dice:37 El que recibiere enmi nombreuno de los tales niños, a mí reci-be; y el que a mí recibe, no merecibe amí, sino al queme envió.38Y le respondió Juan, diciendo:Maestro, hemos visto a uno, queen tu nombre echaba fuera losdemonios, el cual no nos sigue; yse lo vedamos, porque no nossigue.39 Y Jesús le dijo: No se lovedéis; porque ninguno hay quehaga milagro en mi nombre queligeramente pueda decir mal demí.40 Porque el que no es contranosotros, por nosotros es.41 Porque cualquiera que osdiere una copa de agua en minombre, porque sois de Cristo,de cierto os digo, que no perderásu galardón.42Y cualquiera que escandaliza-re a uno de estos pequeñitos quecreen en mí, mejor le sería que lefuere puesta al cuello una piedrademolino, y que fuese echado enla mar.43Y si tu mano te escandalizare,córtala: mejor te es entrar en lavida manco, que teniendo dosmanos ir al infierno, al fuego que

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blanquear.4 Y les apareció Elías conMoisés, que hablaban con Jesús.5 Y Pedro respondiendo, dice aJesús: Maestro, bueno es queestemos aquí, y hagamos trestabernáculos: uno para ti, y unopara Moisés, y uno para Elías.6 Porque no sabía lo que decía,que estaban espantados.7 Y vino una nube que losasombró, y una voz de la nubeque decía: Este es mi Hijoamado: a él oíd.8 Y repentinamente, cuandohabían mirado al derredor, novieron más a nadie consigo, sinoa Jesús solo.9Ydescendiendo ellos delmonte,les mandó que a nadie dijesen lascosas que habían visto, sino cuan-do el Hijo del hombre hubieseresucitado de los muertos.10 Y ellos retuvieron la palabraen sí mismos, preguntando entresí qué sería aquello de resucitarde los muertos.11 Y le preguntaron, diciendo:¿Qué es lo que los escribasdicen, que es menester que Elíasvenga primero?12 Y respondiendo él, les dijo:Elías a la verdad vendrá primero,y restituirá todas las cosas; ycomo está escrito del Hijo delhombre: que padezca mucho, ysea tenido en nada.13 Empero os digo que Elías esvenido, y le hicieron todo lo quequisieron, como está escrito deél.

14 Y cuando vino a los discípu-los, vio una grande multitud alderredor de ellos, y los escribasque disputaban con ellos.15 E inmediatamente toda lamultitud, viéndole, se espantó, ycorriendo a él, le saludaron.16 Y preguntó a los escribas:¿Qué disputáis con ellos?17 Y respondiendo uno de lamultitud, dijo: Maestro, traje mihijo a ti, que tiene un espíritumudo,18 El cual, dondequiera que letoma, le despedaza, y echa espu-marajos, y cruje los dientes, y seva secando; y dije a tus discípu-los que le echasen fuera, y nopudieron.19 Y respondiendo él, le dice:¡Oh generación incrédula! ¿hastacuándo estaré con vosotros?¿hasta cuándo os tengo de sufrir?Traédmelo a mí.20Y se lo trajeron a él; y cuandole vio, inmediatamente el espíri-tu le despedazaba; y cayendo entierra se revolcaba, echandoespumarajos.21 Y preguntó a su padre:¿Cuánto tiempo ha que le acon-teció esto?Y él dijo: Desde niño:22 Ymuchas veces le echa en elfuego, y en aguas, para destruir-le; mas, si puedes algo, ayúda-nos, teniendo compasión denosotros.23 Y Jesús le dijo: Si puedescreer, al que cree todo es posible.24 E inmediatamente el padredel muchacho, clamando con

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MARCOS 9MARCOS 9

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no, llegóse uno corriendo, y arro-dillándose delante de él, le pre-guntó: Maestro bueno, ¿Quéharé para heredar la vida eterna?18 Y Jesús le dijo: ¿Porqué mellamas bueno? Ninguno haybueno, sino sólo uno, que esDios.19 Sabes los mandamientos: Noadulteres, No mates, No hurtes,No digas falso testimonio, Nodefraudes, Honra a tu padre y atu madre.20 Y él respondiendo, le dijo:Maestro, todo esto he guardadodesde mi mocedad.21 Entonces Jesús mirándole, leamó, y le dijo: Una cosa te falta:ve, todo lo que tienes vende, y daa los pobres, y tendrás tesoro enel cielo; y ven, toma tu cruz, ysígueme.22 Mas él, entristecido por estapalabra, se fue triste, porquetenía muchas posesiones.23 Entonces Jesús, mirando alderredor, dice a sus discípulos:¡Cuán difícilmente entrarán en elreino de Dios los que tienenriquezas!24Y los discípulos se espantaronde sus palabras. Mas Jesús res-pondiendo otra vez, les dice:¡Hijos, cuán difícil es entrar en elreino de Dios los que confían enlas riquezas!25 Más fácil es pasar un camellopor el ojo de una aguja, que elrico entrar en el reino de Dios.26 Y ellos estaban sobremaneraatónitos, diciendo dentro de sí:

¿Y quién puede ser salvo?27 Y Jesús mirándolos, dice:Para los hombres es imposible;mas para Dios, no: porque todaslas cosas son posibles para Dios.28 Entonces Pedro comenzó adecirle: He aquí, nosotros hemosdejado todas las cosas, y tehemos seguido.29 Y respondiendo Jesús, dijo:De cierto os digo, que ningunohay que haya dejado casa, o her-manos, o hermanas, o padre, omadre, o esposa, o hijos, o tie-rras, por causa de mí y del evan-gelio,30Queno reciba cien tantos ahoraen este tiempo, casas, y hermanos,y hermanas, y madres, e hijos, ytierras, con persecuciones; y en elmundo venidero, vida eterna.31 Empero muchos primerosserán postreros, y postreros pri-meros.32 Y estaban en el caminosubiendo a Jerusalem; y Jesúsiba delante de ellos, y se espanta-ban, y le seguían con miedo. Yvolviendo a tomar a los doce, lescomenzó a decir las cosas que lehabían de acontecer:33 He aquí, subimos a Jerusalem,y el Hijo del hombre será entre-gado a los príncipes de los sacer-dotes, y a los escribas, y le con-denarán amuerte, y le entregarána los Gentiles;34 Y le escarnecerán, y le azo-tarán, y escupirán en él, y lematarán; mas al tercer día resuci-tará.

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no puede ser apagado:44 Donde su gusano no muere, ysu fuego nunca se apaga.45 Y si tu pie te escandalizare,córtale: mejor te es entrar en lavida cojo, que teniendo dos piesser echado en el infierno, alfuego que no puede ser apagado;46 Donde el gusano de ellos nomuere, y su fuego nunca seapaga.47 Y si tu ojo te escandalizare,sácalo: mejor te es entrar en elreino de Dios con un ojo, queteniendo dos ojos ser echado alfuego del infierno:48 Donde el gusano de ellos nomuere, y el fuego nunca seapaga.49 Porque todos serán saladoscon fuego, y todo sacrificio serásalado con sal.50 Buena es la sal; mas si la salperdiere su sabor, ¿con qué lasazonaréis? Tened en vosotrosmismos sal; y tened paz los unoscon los otros.

CAPÍTULO 10

Y LEVANTANDOSE deallí, vino a los términos de

Judea por la otra parte delJordán; y volvió la multitud ajuntarse a él; y volviólos aenseñar como acostumbraba.2 Y llegándose los Fariseos, lepreguntaron, ¿Es lícito al maridorepudiar a su esposa? Tentándole.3 Mas él respondiendo, les dijo:¿Qué os mandó Moisés?4 Y ellos dijeron: Moisés permi-

tió escribir carta de divorcio, yrepudiarla.5 Y respondiendo Jesús, les dijo:Por la dureza de vuestro corazónos escribió este mandamiento.6 Pero desde el principio de lacreación, macho y hembra loshizo Dios.7 Por esto dejará el hombre a supadre y a su madre, y se juntará asu esposa.8 Y los dos serán hechos unacarne: así que no son más dos,sino una carne.9 Pues lo que Dios juntó, no loaparte el hombre.10 Y en casa volvieron los discí-pulos a preguntarle de lo mismo.11 Y les dice: Cualquiera querepudiare a su esposa, y se casa-re con otra, comete adulteriocontra ella:12 Y si la mujer repudiare a sumarido, y se casare con otro, ellacomete adulterio.13 Y le traían niños para que lostocase; y los discípulos reprendíana los que los traían.14 Mas cuando Jesús lo vio seindignó, y les dijo: Dejad venir amí los niños, y no se los vedéis;porque de los tales es el reino deDios.15 De cierto os digo, que el queno recibiere el reino de Dioscomo un niño, en ninguna mane-ra entrará en él.16 Y tomándolos en los brazos,poniendo las manos sobre ellos,los bendecía.17 Y cuando fue salido al cami-

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pollino atado, sobre el cualningún hombre se ha sentado;desatadle, y traedle.3 Y si alguien os dijere: ¿Por quéhacéis eso?Decid que el Señor loha menester; e inmediatamentelo enviará acá.4 Y fueron, y hallaron el pollinoatado a la puerta fuera, entre doscaminos; y le desatan.5 Y ciertos de los que estaban depie allí, les dijeron: ¿Qué hacéisdesatando el pollino?6 Ellos entonces les dijeroncomo Jesús había mandado; ylos dejaron.7 Y trajeron el pollino a Jesús, yecharon sobre él sus vestidos, yél se sentó sobre él.8 Ymuchos tendían sus vestidosen el camino, y otros cortabanramas de los árboles, y lastendían en el camino.9 Y los que iban delante, y losque seguían detrás, daban voces,diciendo: ¡Hosanna! Bendito elque viene en el nombre delSeñor.10 Bendito sea el reino de nues-tro padre David, que viene en elnombre del Señor: ¡Hosanna enlas alturas!11 Y entró Jesús en Jerusalem, yen el templo; y habiendo miradoal derredor todas las cosas, ysiendo ya tarde, se salió aBethania con los doce.12 Y el día siguiente, cuandosalieron de Bethania, tuvo ham-bre.13 Y viendo de lejos una higue-

ra, que tenía hojas, vino a ver siquizá hallaría en ella algo, ycuando vino a ella, nada hallósino hojas; porque aún no eratiempo de higos.14 Y Jesús respondiendo, dijo ala higuera: Nunca más nadiecoma de ti fruto por siempre. Ylo oyeron sus discípulos.15 Vienen pues a Jerusalem; yentrando Jesús en el templo,comenzó a echar fuera a los quevendían y compraban en el tem-plo; y trastornó las mesas de loscambiadores de dinero, y lassillas de los que vendían palo-mas;16 Y no consentía que nadie lle-vase vaso por el templo.17 Y enseñaba, diciéndoles: ¿Noestá escrito, que mi casa, casa deoración será llamada de todas lasnaciones? mas vosotros la habéishecho cueva de ladrones.18 Y oyéronlo los escribas y lospríncipes de los sacerdotes, yprocuraban cómo le destruirían;porque le tenían miedo, porcuanto toda la multitud estabaatónita por su doctrina.19Mas cuando fue tarde, él salióde la ciudad.20Ypasando por lamañana, vie-ron que la higuera se había seca-do desde las raíces.21 Entonces Pedro acordándose,le dice: Maestro, he aquí, lahiguera que maldijiste se hasecado.22 Y respondiendo Jesús, lesdice: Tened fe en Dios.

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35 Entonces Jacobo y Juan, hijosde Zebedeo, se llegan a él,diciendo: Maestro, querríamosque nos hagas lo que pidiéremos.36 Y él les dijo: ¿Qué queréisque os haga?37 Y ellos le dijeron: Danos queen tu gloria nos sentemos el unoa tu diestra, y el otro a tu sinies-tra.38 Mas Jesús les dijo: No sabéislo que pedís. ¿Podéis beber lacopa que yo bebo, y ser bautiza-dos con el bautismo en que yosoy bautizado?39 Y ellos le dijeron: Podemos.Y Jesús les dijo: A la verdad lacopa que yo bebo, beberéis; ycon el bautismo en que yo soybautizado, seréis bautizados;40 Mas sentaros a mi diestra, y ami siniestra, no es mío darlo,sino a los que está aparejado.41 Y cuando lo oyeron los diez,comenzaron a indignarse deJacobo y de Juan.42 Mas Jesús llamándolos, lesdice: Sabéis que los que se venser príncipes sobre los Gentiles,se enseñorean sobre ellos; y losque entre ellos son grandes, tie-nen potestad sobre ellos.43 Mas no será así entre voso-tros, antes cualquiera que quisie-re hacerse grande entre vosotros,será vuestro servidor:44 Y cualquiera de vosotros quequisiere hacerse el primero, serásiervo de todos.45 Porque el Hijo del hombretampoco vino para ser servido,

sino para servir, y dar su vida enrescate por muchos.46 Y vienen a Jericó: y saliendoél de Jericó, con sus discípulos yuna gran multitud, Bartimeo elciego, hijo de Timeo, estaba sen-tado junto al camino mendigan-do.47 Y cuando oyó que era Jesúsde Nazareth, comenzó a darvoces, y decir: Jesús, Hijo deDavid, ten misericordia de mí.48 Ymuchos le reprendían, paraque callase; mas él dabamayoresvoces: Hijo de David, ten miseri-cordia de mí.49 Y Jesús se paró, y mandó quefuese llamado.Y llaman al ciego,diciéndole: Ten confianza: leván-tate, que te llama.50 El entonces echando a un ladosu capa, se levantó, y vino aJesús.51Y respondiendo Jesús, le dice:¿Qué quieres que te haga? Elciego le dijo:Maestro, que recibala vista.52 Y Jesús le dijo: Ve; tu fe te hasalvado. E inmediatamente reci-bió su vista, y seguía a Jesús en elcamino.

CAPÍTULO 11

Y CUANDO llegaron cercade Jerusalem, a Bethfagé, y

a Bethania, al monte de lasOlivas, él envía dos de sus discí-pulos,2Y les dice: Id a la aldea que estádelante de vosotros, y tan prontoque entréis en ella, hallaréis un

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echaron fuera de la viña.9 ¿Qué, pues, hará el señor de laviña? Vendrá, y destruirá a estoslabradores, y dará su viña a otros.10 ¿Ni aun esta Escritura habéisleído: La piedra que desecharonlos edificadores, ésta es puestapor cabeza del ángulo:11 Por el Señor ha sido hechoesto, y es cosa maravillosa ennuestros ojos?12 Y procuraban prenderle; mastemían a la multitud, porqueentendían que decía contra ellosaquella parábola; y dejándole, sefueron.13 Y envían a él ciertos de losFariseos y de los Herodianos,para que le tomasen en algunapalabra.14 Y venidos ellos, le dicen:Maestro, sabemos que eres ver-dadero, y no te cuidas de nadie;porque no miras a la aparienciade hombres, antes en verdadenseñas el camino de Dios: ¿Eslícito dar tributo a César, o no?15 ¿Daremos, o no daremos?Mas él, como entendía la hipo-cresía de ellos, les dijo: ¿Por quéme tentáis? Traedme un denariopara que la vea.16 Y ellos se la trajeron. Y lesdice: ¿Cúya es esta imagen, yesta inscripción? Y ellos le dije-ron: De César.17 Y respondiendo Jesús, lesdijo: Dad lo que es de César, aCésar; y lo que es de Dios, aDios. Y se maravillaron de él.18 Entonces vienen a él los

Saduceos, que dicen que no hayresurrección, y le preguntaron,diciendo:19Maestro, Moisés nos escribió,que si el hermano de algunomuriese, y dejase esposa, y nodejase hijos, que su hermanotome su esposa, y levantesimiente a su hermano.20 Fueron pues siete hermanos;y el primero tomó esposa; ymuriendo, no dejó simiente.21 Y la tomó el segundo, ymurió, y ni aquel tampoco dejósimiente; y el tercero, de lamisma manera.22 Y la tomaron los siete; y tam-poco dejaron simiente: a la pos-tre murió también la mujer.23 En la resurrección, pues,cuando resucitaren, ¿esposa decuál de ellos será? porque lossiete la tuvieron por esposa.24 Entonces respondiendo Jesús,les dice: ¿No erráis por eso, por-que no sabéis las Escrituras, ni elpoder de Dios?25 Porque cuando resucitarán delos muertos, no se casan, ni sedan en matrimonio; mas soncomo los ángeles que están enlos cielos.26 Y de los muertos que hayande resucitar, ¿no habéis leído enel libro deMoisés, como le hablóDios en el zarzal, diciendo: YOSOY el Dios de Abraham, y elDios de Isaac, y el Dios deJacob?27 El no es el Dios de los muer-tos, sino el Dios de los vivos: así

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23 Porque de cierto os digo quecualquiera que dijere a estemonte: Quítate, y échate en lamar, y no dudare en su corazón,mas creyere que será hecho loque dice, lo que dijere le seráhecho.24 Por tanto os digo, que todo loque orando pidiereis, creed quelo recibiréis, y lo tendréis.25 Y cuando estuviereis de pieorando, perdonad, si tenéis algocontra alguno, para que vuestroPadre que está en los cielos, osperdone a vosotros vuestrasofensas.26 Porque si vosotros no perdo-nareis, tampoco vuestro Padreque está en los cielos os perdo-nará vuestras ofensas.27 Y vienen otra vez aJerusalem; y andando él por eltemplo, vienen a él los príncipesde los sacerdotes, y los escribas,y los ancianos.28 Y le dicen: ¿Con qué autori-dad haces estas cosas? ¿Y quiénte ha dado esta autoridad parahacer estas cosas?29 Y Jesús, respondiendo, lesdijo: Yo os preguntaré tambiénuna palabra, y respondedme, y osdiré con que autoridad hago estascosas:30 El bautismo de Juan, ¿era delcielo, o de los hombres?Respondedme.31 Y ellos razonaban dentro desí, diciendo: Si dijéremos, delcielo, dirá: ¿Por qué pues, no lecreísteis?

32 Pero si dijéremos, de los hom-bres, tememos al pueblo; porquetodos tenían de Juan, que verda-deramente era profeta.33 Y respondiendo, dicen aJesús: No sabemos. Y respon-diendo Jesús, les dice: Tampocoyo os diré con que autoridadhago estas cosas.

CAPÍTULO 12

Y COMENZO a hablarlespor parábolas: Plantó cierto

hombre una viña, y la cercó convallado, y cavó un lagar, y edi-ficó una torre, y la arrendó alabradores, y se partió lejos.2 Y al tiempo envió un siervo alos labradores, para que recibiesede los labradores del fruto de laviña.3 Mas ellos, tomándole, le hirie-ron, y le enviaron vacío.4 Y volvió a enviarles otro sier-vo; mas ellos apedreándole, lehirieron en la cabeza, y volvierona enviarle afrentado.5 Y volvió a enviar otro, y aaquél mataron; y a otros muchos,hiriendo a unos y matando aotros.6 Teniendo, pues, aún un hijosuyo muy amado, le envió tam-bién a ellos el postrero, diciendo:Porque tendrán en reverencia ami hijo.7 Mas aquellos labradores dije-ron entre sí: Este es el heredero;venid, matémosle, y la heredadserá nuestra.8 Y tomándole, le mataron, y

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2 Y Jesús respondiendo, le dijo:¿Ves estos grandes edificios? noquedará piedra sobre piedra queno sea derribada.3 Y estando sentado en el montede las Olivas delante del templo,le preguntaron aparte Pedro, yJacobo, y Juan, yAndrés:4 Dinos, ¿cuándo serán estascosas? ¿y qué señal habrá cuan-do todas las cosas han de sercumplidas?5 Y Jesús respondiéndoles,comenzó a decir: Mirad quenadie os engañe:6 Porque vendrán muchos en minombre, diciendo: YO SOY elCristo; y engañarán a muchos.7 Mas cuando oyereis de gue-rras, y de rumores de guerras, noos turbéis; porque es menesterque suceda así; mas aún no seráel fin.8 Porque nación se levantará con-tra nación, y reino contra reino; yhabrá terremotos en diversos luga-res, y habrá hambres, y alborotos:principios de dolores serán estos.9 Mas vosotros, mirad por voso-tros; porque os entregarán a losconcilios; y en las sinagogas seréisazotados; y delante de gobernado-res y de reyes seréis llevados porcausa demí, por testimonio contraellos.10 Y es menester que el evange-lio sea publicado primero a todaslas naciones.11Ycuando os llevaren entregán-doos, no premeditéis que habéisde decir, ni lo penséis; mas lo que

os fuere dado en aquella hora, esohablad; porque no sois vosotroslos que habláis, sino el EspírituSanto.12Yentregará a la muerte el her-mano al hermano, y el padre alhijo; y se levantarán los hijoscontra los padres, y los haránmorir.13 Y seréis aborrecidos de todospor mi nombre; mas el que per-severare hasta el fin, éste serásalvo.14 Empero cuando viereis laabominación de desolación, deque habló el profeta Daniel,estando de pie donde no debe, (elque lee, entienda,) entonces losque estuvieren en Judea huyan alos montes;15 Y el que estuviere sobre elterrado, no descienda a la casa, nientre para tomar algo de su casa;16 Y el que estuviere en elcampo, no torne atrás a tomar sucapa.17 Mas ¡ay de las preñadas, y delas que criaren en aquellos días!18 Orad pues que no acontezcavuestra huida en invierno.19 Porque en aquellos días habráaflicción, cual nunca fue desde elprincipio de la creación que creóDios, hasta este tiempo, ni habrájamás.20Y si el Señor no hubiese acor-tado aquellos días, ninguna carnesería salva; mas por causa de losescogidos, que él escogió, acortóaquellos días.21 Y entonces si alguno os dije-

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que vosotros erráis mucho.28Y llegándose uno de los escri-bas, que los había oído disputar,y sabía que les había respondidobien, le preguntó: ¿Cuál es el pri-mer mandamiento de todos?29 Y Jesús le respondió: El pri-mer mandamiento de todos es:Oye, Oh Israel, el Señor nuestroDios, el Señor uno es.30 Y amarás al Señor tu Dios detodo tu corazón, y de toda tualma, y de toda tu mente, y detodas tus fuerzas; éste es el pri-mer mandamiento.31 Y el segundo es semejante aéste: Amarás a tu prójimo comoa ti mismo. No hay otro manda-miento mayor que éstos.32 Entonces el escriba le dijo:Bien, Maestro, verdad has dicho,que uno es Dios, y no hay otrofuera de él;33 Y que amarle de todocorazón, y de todo entendimien-to, y de toda el alma, y de todaslas fuerzas, y amar al prójimocomo a sí mismo, más es quetodos los holocaustos y sacrifi-cios.34 Y Jesús, cuando vio que res-pondió sabiamente, le dijo: Noestás lejos del reino de Dios. Yya ninguno osaba preguntarle.35 Y respondiendo Jesús decía,enseñando en el templo: ¿Cómodicen los escribas que el Cristoes hijo de David?36 Porque David mismo dijo porel Espíritu Santo: Dijo el Señor ami Señor: Asiéntate a mi diestra,

hasta que ponga tus enemigospor estrado de tus pies.37 Pues David mismo le llamaSeñor, ¿de dónde pues es suhijo?Yel pueblo común le oía debuena gana.38 Y les decía en su doctrina:Guardaos de los escribas, quequieren andar con ropas largas, yaman las salutaciones en las pla-zas,39 Y las primeras sillas en lassinagogas, y los primeros asien-tos en las cenas:40 Que devoran las casas de lasviudas, y por pretexto hacen lar-gas oraciones. Estos recibiránmayor condenación.41 Y estando sentado Jesúsdelante del arca de las ofrendas,miraba como el pueblo echabadinero en el arca; y muchos ricosechaban mucho.42 Y vino cierta viuda pobre, yechó dos blancas que es un cua-drante.43 Entonces llamando a susdiscípulos, les dice: De cierto osdigo, que esta viuda pobre echómás que todos los que han echa-do en el arca;44 Porque todos ellos han echa-do de lo que les sobra; mas éstade su pobreza echó todo lo quetenía, todo su sustento.

CAPÍTULO 13

YSALIENDO del templo ledice uno de sus discípulos:

Maestro, mira que piedras, y queedificios.

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5 Porque podía esto ser vendidopor más de trescientos denarios,y darse a los pobres.Ymurmura-ban contra ella.6 Mas Jesús dijo: Dejadla ¿Porqué la molestáis? buena obra meha hecho.7 Porque siempre tenéis lospobres con vosotros, y cuandoquisiereis, les podéis hacer bien;mas a mí no siempre me tenéis.8 Esta, lo que pudo hizo; se haanticipado para ungir mi cuerpopara la sepultura.9 De cierto os digo, que dondequiera que fuere predicado esteevangelio en todo el mundo,también esto que ha hecho ésta,será dicho para memoria de ella.10 Y Judas Iscariote, uno de losdoce, fue a los príncipes de lossacerdotes, para entregársele.11 Y ellos oyéndolo se holgaron,y prometieron que le darían dine-ro. Y buscaba oportunidad comole entregaría.12 Y el primer día de los panessin levadura, cuando sacrificabanla pascua, sus discípulos le dicen:¿Dónde quieres que vayamos aprepararte para que comas lapascua?13Y envía dos de sus discípulos,y les dice: Id a la ciudad, y osencontrará un hombre que llevaun cántaro de agua, seguidle;14 Y donde entrare, decid alpadre de la familia: El Maestrodice: ¿Dónde está el aposentodonde tengo de comer la pascuacon mis discípulos?

15Yél osmostrará un gran cena-dero alto aparejado, aderezadpara nosotros allí.16 Y fueron sus discípulos, yvinieron a la ciudad, y hallaroncomo les había dicho, y adereza-ron la pascua.17 Y llegada la tarde, viene conlos doce.18 Y estando ellos sentadoscomiendo, Jesús dijo: De ciertoos digo, que uno de vosotros, quecome conmigo, me ha de entre-gar.19 Entonces ellos comenzaron aentristecerse, y a decirle cadauno por sí: ¿Seré yo? y el otro:¿Seré yo?20Yél respondiendo, les dijo:Esuno de los doce, que moja con-migo en el plato.21 A la verdad el Hijo del hom-bre va, como está de él escrito;mas ¡ay de aquel hombre porquien el Hijo del hombre esentregado! Bueno le fuera, si nohubiera nacido el tal hombre.22 Y estando ellos comiendo,tomó Jesús pan, y bendiciendo,lo partió y les dio, y dijo: Tomad,comed, esto es mi cuerpo.23 Y tomando la copa, habiendodado gracias, les dio; y bebieronde ella todos.24 Y les dijo: Esto es mi sangredel nuevo testamento, que pormuchos es derramada.25 De cierto os digo, que nobeberé más del fruto de la vidhasta aquel día, cuando lo beberénuevo en el reino de Dios.

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re: He aquí, aquí está Cristo; o,He aquí, allí está, no le creáis;22 Porque se levantarán falsosCristos y falsos profetas; y daránseñales y prodigios, paraengañar, si fuese posible, aun alos escogidos.23 Mas vosotros mirad: he aquí,os lo he dicho antes todas lascosas.24 Empero en aquellos días, des-pués de aquella tribulación, el solse oscurecerá, y la luna no darásu luz.25 Y las estrellas del cielocaerán, y los poderes que estánen el cielo serán conmovidas.26 Y entonces verán al Hijo delhombre, que vendrá en las nubescon grande poder y gloria.27 Y entonces enviará sus ánge-les, y juntará sus escogidos de loscuatro vientos, desde el un cabode la tierra hasta el cabo delcielo.28 De la higuera aprended laparábola: Cuando su rama ya sehace tierna, y brota hojas, sabéisque el verano está cerca.29Así también vosotros, cuandoviereis hacerse estas cosas, cono-ced que está cerca a las puertas.30 De cierto os digo, que nopasará esta generación, sin quetodas estas cosas sean hechas.31 El cielo y la tierra pasarán,mas mis palabras nunca jamáspasarán.32 Empero de aquel día, y deaquella hora, nadie sabe; ni aunlos ángeles que están en el cielo,

ni el Hijo, sino el Padre.33 Mirad, velad, y orad; porqueno sabéis cuando el tiempo es.34 Porque el Hijo del hombre escomo el hombre que partiéndoselejos, dejó su casa, y dio a sussiervos su autoridad, y a cadauno su obra, y al portero mandóque velase.35 Velad pues, porque no sabéiscuando el señor de la casavendrá; a la tarde, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a lamañana:36 Para que cuando viniere derepente, no os halle durmiendo.37 Y lo que a vosotros digo, atodos digo: Velad.

CAPÍTULO 14

Y DOS días después era lafiesta de la pascua, y de los

panes sin levadura: y los prínci-pes de los sacerdotes y los escri-bas buscaban como le prenderíanpor engaño, y lematarían.2 Mas decían: No en el día de lafiesta, porque no se haga alboro-to del pueblo.3 Y estando él en Bethania encasa de Simón el leproso, y sen-tado a la mesa, vino una mujerteniendo un vaso de alabastro deungüento de nardo puro demucho precio, quebrando el ala-bastro, se lo derramó sobre sucabeza.4 Y hubo algunos que se indig-naron dentro de sí, y dijeron:¿Para qué se ha hecho este des-perdicio de ungüento?

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dijo: ¿Cómo a ladrón, habéissalido con espadas y con palos atomarme?49 Cada día estaba con vosotrosenseñando en el templo, y no meprendisteis. Mas es así para quese cumplan las Escrituras.50 Entonces dejándole todos,huyeron.51 Y un cierto mancebo leseguía, cubierto de una sábanasobre su cuerpo desnudo, y losmancebos le prendieron.52 Mas él, dejando la sábana, sehuyó de ellos desnudo.53 Y trajeron a Jesús al sumosacerdote; y se juntaron a éltodos los príncipes de los sacer-dotes, y los ancianos, y los escri-bas.54 Pedro empero le siguió delejos hasta dentro del palacio delsumo sacerdote; y estaba sentadocon los alguaciles, y calentándo-se al fuego.55 Y los príncipes de los sacer-dotes, y todo el concilio, busca-ban testimonio contra Jesús, paraentregarle a la muerte; mas nohallaban.56 Porque muchos decían falsotestimonio contra él; mas sus tes-timonios no concertaban.57 Entonces levantándose cier-tos, dieron falso testimonio con-tra él, diciendo:58 Nosotros le hemos oído decir:Yo destruiré este templo, que eshecho de manos, y en tres díasedificaré otro hecho sin manos.59 Mas ni aun así se concertaba

el testimonio de ellos.60 El sumo sacerdote entonces,levantándose enmedio, preguntóa Jesús, diciendo: ¿No respondesnada? ¿Qué atestiguan éstos con-tra ti?61 Mas él callaba, y nada res-pondió. El sumo sacerdote levolvió a preguntar, y le dice:¿Eres tú el Cristo, el Hijo delBendito?62 Y Jesús le dijo: YO SOY; yveréis al Hijo del hombre asenta-do a la diestra de poder, y vinien-do en las nubes del cielo.63 Entonces el sumo sacerdote,rompiendo sus vestidos, dijo:¿Qué necesidad tenemos más detestigos?64Oídohabéis la blasfemia: ¿Quéos parece?Y ellos todos le conde-naron ser culpado de muerte.65Y algunos comenzaron a escu-pir en él, y a cubrir su rostro, y adarle bofetadas, y decirle:Profetiza. Y los alguaciles leherían de bofetadas.66 Y estando Pedro abajo en elpalacio, vino unade las criadas delsumo sacerdote;67 Y cuando vio a Pedro que secalentaba, mirándole, dice: Y tú,con Jesús de Nazareth estabas.68 Mas él negó, diciendo: No leconozco, no sé, ni entiendo loque tú dices. Y se salió fuera a laentrada, y cantó el gallo.69 Y la criada viéndole otra vez,comenzó a decir a los que esta-ban de pie allí: Este es uno deellos.

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26 Y cuando hubieron cantadoun himno, se salieron al montede las Olivas.27 Jesús entonces les dice: Todosseréis escandalizados en mí estanoche, porque escrito está:Heriré al pastor, y serán disper-sas las ovejas.28Mas después que haya resuci-tado, iré delante de vosotros aGalilea.29 Entonces Pedro le dijo:Aunque todos sean escandali-zados, mas no yo.30 Y le dice Jesús: De cierto tedigo, que hoy, en esta noche,antes que el gallo haya cantadodos veces, me negarás tres veces.31 Mas él con más vehemenciadecía: Si me fuere menestermorir contigo, no te negaré.También todos decían lo mismo.32Yvienen al lugar que se llamaGetsemaní, y dice a sus discípu-los: Sentaos aquí, entre tanto queoro.33 Y toma consigo a Pedro y aJacobo, y a Juan, y comenzó aatemorizarse, y a angustiarse engran manera.34Y les dice: Del todo está tristemi alma hasta la muerte: esperadaquí, y velad.35 Y yéndose un poco adelante,se postró en tierra, y oró, que sifuese posible, pasase de él aque-lla hora;36 Y dijo: Abba, Padre, todas lascosas son a ti posibles: aparta demí esta copa; empero no lo queyo quiero, sino lo que tú.

37 Y vino, y los halló durmien-do; y dice a Pedro: ¿Simón, duer-mes? ¿No has podido velar unahora?38 Velad, y orad, para que noentréis en tentación: el espíritu ala verdad está presto, mas lacarne débil.39 Y volviéndose a ir, oró, y dijolas mismas palabras.40 Y cuando volvió, los hallóotra vez durmiendo; porque losojos de ellos estaban cargados, yno sabían qué responderle.41 Y vino la tercera vez, y lesdice: Dormid ya, y descansad.Basta, la hora es venida; he aquí,el Hijo del hombre es entregadoen manos de pecadores.42 Levantaos, vamos: he aquí, elque me entrega se acera.43Yde repente, aún hablando él,vino Judas, que era uno de losdoce, y con él gran multitud conespadas y palos, de parte de lospríncipes de los sacerdotes, y delos escribas, y de los ancianos.44Yel que le entregaba les habíadado una señal, diciendo: Al queyo besare, aquél es: prendedle, yllevadle seguramente.45Y cuando vino, se llegó inme-diatamente a él, y dice: Maestro,Maestro. Y le besó.46 Entonces ellos echaron en élsus manos, y le prendieron.47 Y uno de los que estaban depie allí, sacando la espada, hirióal siervo del sumo sacerdote, y lecortó la oreja.48 Y respondiendo Jesús, les

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caña, y escupían en él, e hincan-do las rodillas, le adoraban.20 Y cuando le hubieron escar-necido, le desnudaron de la púr-pura, y le vistieron sus propiosvestidos; y le sacan para crucifi-carle.21 Y constriñeron a uno quepasaba, Simón Cireneo, padre deAlejandro y de Rufo, que veníadel campo, para que llevase sucruz.22 Y le llevan al lugar deGólgotha, que interpretado es:Lugar de la Calavera.23Y le dieron a beber vino mez-clado con mirra; mas él no lotomó.24 Y cuando le hubieron crucifi-cado, repartieron sus vestidos,echando suertes sobre ellos, quéllevaría cada uno.25Y era la hora tercera, y le cru-cificaron.26 Y el título escrito de su causaera, EL REYDE LOS JUDIOS.27 Y crucificaron con él dosladrones, uno a sumano derecha,y otro a su mano izquierda.28 Y se cumplió la Escritura quedice: Y con los transgresores fuecontado.29 Y los que pasaban le denosta-ban, meneando sus cabezas, ydiciendo: ¡Ah! Tú que destruyesel templo de Dios, y en tres díaslo edificas:30 Sálvate a ti mismo, y descien-de de la cruz.31 Y de esta manera también lospríncipes de los sacerdotes escar-

neciendo, decían unos a otros,con los escribas: A otros salvó, así mismo no se puede salvar.32 Que el Cristo, el Rey deIsrael, descienda ahora de lacruz, para que veamos y crea-mos. También los que estabancrucificados con él le denosta-ban.33 Y cuando vino la hora desexta, fueron hechas tinieblassobre toda la tierra, hasta la horade nona.34 Y a la hora de nona, exclamóJesús a gran voz, diciendo: Eloi,Eloi, ¿lamma sabachthani? queinterpretado, es: Dios mío, Diosmío, ¿por qué me has desampa-rado?35 Y oyéndolo unos de los queestaban de pie allí, decían: Heaquí, a Elías llama.36Y corrió uno, e hinchiendo devinagre una esponja, y poniéndo-la en una caña, le dio de beber,diciendo: Dejad, veamos sivendrá Elías a quitarle.37 Mas Jesús, dando una grandevoz, expiró.38 Entonces el velo del templo serasgó en dos de arriba a abajo.39 Y cuando el centurión queestaba de pie delante de él, vioque expiró así clamando, dijo:Verdaderamente este hombre erael Hijo de Dios.40 Y también estaban algunasmujeres mirando de lejos: entrelas cuales era María Magdalena,y María madre de Jacobo elmenor y de Joses, y Salomé;

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70 Mas él negó otra vez. Y pocodespués otra vez los que estabande pie allí, dijeron a Pedro:Verdaderamente tú eres de ellos;porque eres Galileo, y tu habla essemejante.71 Y él comenzó a maldecir y ajurar, diciendo:No conozco a esehombre de que habláis.72 Y el gallo cantó la segundavez; y Pedro se acordó de la pala-bra que Jesús le había dicho:Antes que el gallo cante dosveces, me negarás tres veces; ypensando en esto comenzó a llo-rar.

CAPÍTULO 15

E inmediatamente por lamañana, habiendo hecho

consejo los sumos sacerdotescon los ancianos, y los escribas,y todo el concilio, llevaron aJesús atado, y le entregaron aPilato.2Y le preguntó Pilato: ¿Eres tú elRey de los Judíos?Yrespondien-do él, le dijo: Tú lo dices.3 Y le acusaban los príncipes delos sacerdotes de muchas cosas:mas él no respondió nada.4 Y le preguntó otra vez Pilato,diciendo: ¿No respondes nada?Mira de cuántas cosas atestiguancontra ti.5 Mas Jesús ni aun con eso res-pondió; de manera que Pilato semaravillaba.6 Empero en el día de la fiesta lessoltaba un preso, cualquiera quepidiesen.

7 Y había uno que se llamabaBarrabás, el cual estaba presocon los sediciosos, que habíancometido homicidio en una sedi-ción.8 Y la multitud, dando voces,comenzó a pedir que les hiciesecomo siempre les había hecho.9 Mas Pilato les respondió,diciendo: ¿Queréis que os suelteal Rey de los Judíos?10 Porque él sabía que por envi-dia le habían entregado los prín-cipes de los sacerdotes.11 Mas los príncipes de lossacerdotes incitaron a la multi-tud, que les soltase antes aBarrabás.12 Y respondiendo Pilato, lesdice otra vez: ¿Qué pues queréisque haga del que llamáis Rey delos Judíos?13Y ellos volvieron a dar voces:Crucifícale.14 Mas Pilato les decía: ¿Pues,qué mal ha hecho?Y ellos dabanmayores voces: Crucifícale.15 Y Pilato, queriendo contentaral pueblo, les soltó a Barrabás, yentregó a Jesús, después de azo-tarle, para que fuese crucificado.16 Entonces los soldados le lle-varon dentro de la sala, que es elPretorio; y convocaron toda lacohorte,17 Y le visten de púrpura, y leponen una corona tejida de espi-nas;18 Y comenzaron a saludarle:¡Salve, Rey de los Judíos!19Y le herían su cabeza con una

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MARCOS 15MARCOS 15

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once, estando sentados a lamesa;y les zahirió su incredulidad y ladureza de corazón, porque nohabían creído a los que le habíanvisto resucitado.15 Y les dijo: Id por todo elmundo, y predicad el evangelio atoda criatura.16 El que creyere, y fuere bauti-zado, será salvo; mas el que nocreyere, será condenado.17 Y estas señales seguirán a losque creyeren: En mi nombreecharán fuera demonios; hablaránnuevas lenguas:

18Alzarán serpientes; y si bebie-ren cosa mortífera, no les dañará:sobre los enfermos pondrán lasmanos, y sanarán.19 Y el Señor, después que leshubo hablado, fue recibido arribaen el cielo, y se asentó a la dies-tra de Dios.20 Y ellos, saliendo, predicaronen todas partes, obrando conellos el Señor, y confirmando lapalabra con las señales que seseguían. Amén.

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41 (Las cuales también, cuandoél estaba en Galilea, le seguían, yle servían;) y otras muchas quejuntamente con él habían subidoa Jerusalem.42 Y cuando fue la tarde, porqueera la preparación, esto es, la vís-pera del sábado,43 Joseph de Arimathea, conse-jero noble, que también él espe-raba el reino deDios, vino, y osa-damente entró a Pilato, y pidió elcuerpo de Jesús.44 Y Pilato se maravilló, si yafuese muerto; y llamando a sí alcenturión, le preguntó, si era yamuerto.45 Y cuando lo supo del centu-rión, dio el cuerpo a Joseph.46 Y él compró una sábana, ybajándole, le envolvió en la sába-na, y le puso en un sepulcrocavado en una roca; y revolvióuna piedra a la puerta del sepul-cro.47 YMaría Magdalena, y Maríamadre de Joses, miraban dóndele ponían.

CAPÍTULO 16

YCUANDO pasó el sábado,María Magdalena, y María

madre de Jacobo, y Salomé,compraron especias aromáticas,para venir a ungirle.2 Y muy de mañana, el primerdía de la semana, vienen alsepulcro, ya salido el sol.3 Y decían entre sí: ¿Quién nosrevolverá la piedra de la puertadel sepulcro?

4 Y cuando miraron, vieron lapiedra revuelta; porque era muygrande.5 Y entrando en el sepulcro, vie-ron un mancebo sentado a lamano derecha cubierto de unaropa larga y blanca; y se espanta-ron.6 Mas él les dice: No tengáismiedo; buscáis a Jesús deNazareth, que fue crucificado;resucitado ha, no está aquí: heaquí el lugar donde le pusieron.7Mas id, decid a sus discípulos ya Pedro, que él va antes quevosotros a Galilea: allí le veréis,como os dijo.8 Y ellas se fueron prestamentehuyendo del sepulcro; porque lashabía tomado temblor y espanto;ni decían nada a nadie; porquetenían miedo.9 Mas cuando Jesús resucitó porla mañana, el primer día de lasemana, apareció primeramentea María Magdalena, de la cualhabía echado siete demonios.10 Y yendo ella, lo hizo saber alos que habían estado con él, queestaban tristes y llorando.11 Y ellos, cuando oyeron quevivía, y que había sido visto deella, no lo creyeron.12Mas después de estas cosas seapareció en otra forma a dos deellos que iban caminando, yendoal campo.13 Y ellos fueron, y lo hicieronsaber a los otros; mas ni aun aellos creyeron.14 Finalmente se apareció a los

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padres a los hijos, y los rebeldesa la prudencia de los justos, paraaparejar al Señor pueblo perfec-to.18 Y dijo Zacarías al ángel: ¿Enqué conoceré esto? porque yosoy viejo, y mi esposa avanzadaen días.19 Y respondiendo el ángel, ledijo: Yo soy Gabriel, que estoyde pie delante de Dios; y soyenviado a hablarte, y a darte estasbuenas nuevas.20 Y he aquí, serás mudo, y nopodrás hablar, hasta el día queesto sea hecho; por cuanto nocreíste a mis palabras, las cualesse cumplirán a su tiempo.21 Y el pueblo estaba esperandoa Zacarías, y semaravillaban queél se tardase tanto en el templo.22 Y cuando salió, no les podíahablar; y entendieron que habíavisto visión en el templo; y él leshablaba por señas; y quedómudo.23 Y aconteció, que cumplidoslos días de su ministerio, se vinoa su casa.24 Y después de aquellos díasconcibió su esposa Elisabeth, yse escondió por cinco meses,diciendo:25 Porque el Señor me hizo estoen los días en que miró para qui-tar mi afrenta entre los hombres.26 Y al sexto mes, el ángelGabriel fue enviado de Dios auna ciudad de Galilea, que sellama Nazareth,27 A una virgen desposada con

un varón que se llamaba Joseph,de la casa de David; y el nombrede la virgen eraMaría.28 Y entrando el ángel a dondeestaba ella, dijo: ¡Salve, alta-mente favorecida! el Señor escontigo: bendita tú entre lasmujeres.29 Mas ella, cuando le vio, seturbó de su palabra, y pensabaque salutación fuese esta.30 Entonces el ángel le dijo:María, no temas, porque hashallado gracia delante de Dios.31 Y he aquí, que concebirás enel vientre, y parirás un hijo, y lla-marás su nombre JESUS.32 Este será grande, y será lla-madoHijo delAltísimo: y le daráel Señor Dios el trono de Davidsu padre;33 Y reinará sobre la casa deJacob eternamente, y de su reinono habrá fin.34 Entonces María dijo al ángel:¿Cómo será esto? porque noconozco varón.35 Y respondiendo el ángel, ledijo: El Espíritu Santo vendrásobre ti, y el poder del Altísimote hará sombra; por lo cual tam-bién lo Santo que nacerá de ti,será llamado Hijo de Dios.36 Y, he aquí, Elisabeth tuparienta, también ella ha conce-bido un hijo en su vejez; y éste esel sexto mes a ella que era llama-da la estéril;37 Porque ninguna cosa es impo-sible para Dios.38 YMaría dijo: He aquí la sier-

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CAPÍTULO 1

PUESTO que muchos hanintentado a poner en orden la

historia de las cosas que entrenosotros son ciertísimas,2 Como nos las entregaron losque desde el principio las vieroncon sus propios ojos, y fueronministros de la palabra;3 Hame parecido bueno tambiénamí, después de haber entendidotodas las cosas desde el principiocon diligencia, escribírtelas pororden, oh muy buen Teófilo,4 Para que conozcas la certeza delas cosas en las cuales has sidoenseñado.5 Hubo en los días de Herodes,rey de Judea, cierto sacerdote lla-mado Zacarías, de la clase deAbías; y su esposa, era de lashijas deAarón, el nombre de ellaera Elisabeth.6Y eran ambos justos delante deDios, andando en todos los man-damientos y estatutos del Señorsin reprensión.7 Y no tenían hijo, porqueElisabeth era estéril, y amboseran avanzados en sus días.8Y aconteció que administrandoZacarías el sacerdocio delante de

Dios en el orden de su clase,9 Conforme a la costumbre delsacerdocio, salió en suerte aencender incienso, entrando en eltemplo del Señor.10 Y toda la multitud del puebloestaba fuera orando a la hora delincienso.11 Y se le apareció un ángel delSeñor puesto en pie a la derechadel altar del incienso.12 Y cuando lo vio Zacarías, seturbó, y cayó temor sobre él.13Mas el ángel le dijo: Zacarías,no temas; porque tu oración hasido oída, y tu esposa Elisabethte parirá un hijo, y llamarás sunombre Juan;14 Y tendrás gozo y alegría, ymuchos se gozarán de su naci-miento.15 Porque será grande delantedel Señor, y no beberá vino nibebida fermentada; y será llenodel Espíritu Santo, aun desde elvientre de su madre.16 Y a muchos de los hijos deIsrael convertirá al SeñorDios deellos.17 Y él irá delante de él en elespíritu y poder de Elías, paraconvertir los corazones de los

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LUCAS 1

EL EVANGELIO SEGUN

LUCAS

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das todas estas cosas.66 Y todos los que las oían, lasguardaban en su corazón, dicien-do: ¿Quién será este niño? Y lamano del Señor era con él.67 Y Zacarías su padre fue llenodel Espíritu Santo, y profetizó,diciendo:68 Bendito el Señor Dios deIsrael, que ha visitado y redimidoa su pueblo.69 Y nos ensalzó el cuerno desalvación en la casa de David susiervo;70 Como habló por boca de sussantos profetas, que fueron desdeel principio del mundo:71 Que nosotros seríamos salvosde nuestros enemigos, y demanode todos los que nos aborrecen:72 Para hacer misericordia connuestros padres, y acordarse desu santo pacto:73 Del juramento que juró aAbraham nuestro padre,74 Que nos daría él; que libradosde las manos de nuestros enemi-gos, le serviríamos sin temor,75 En santidad y justicia delantede él, todos los días de nuestravida.76 Y tú, niño, profeta delAltísimo serás llamado; porqueirás delante de la faz del Señor,para aparejar sus caminos;77 Para dar conocimiento de sal-vación a su pueblo para remisiónde sus pecados,78 Por las entrañas de misericor-dia de nuestro Dios, con que elalba de lo alto nos visitó,

79 Para dar luz a los que estánsentados en tinieblas y en som-bra de muerte; para guiar nues-tros pies por camino de paz.80Y el niño crecía, y era fortale-cido en espíritu, y estuvo en losdesiertos hasta el día que semostró a Israel.

CAPÍTULO 2

YACONTECIO en aquellosdías que salió un edicto de

parte deAugusto César, para quetodo el mundo fuera empadrona-do.2 Este empadronamiento prime-ro fue hecho, siendo Cireniogobernador de la Siria.3 E iban todos para ser empadro-nados cada uno a su propia ciu-dad.4 Y Joseph también subió deGalilea, de la ciudad de Naza-reth, a Judea, a la ciudad deDavid, que se llama Bethlehem,por cuanto era de la casa y fami-lia de David;5 Para ser empadronado, conMaría su esposa desposada conél, la cual estaba encinta.6 Y aconteció que estando ellosallí, los días en que ella había deparir se cumplieron.7 Y parió a su hijo primogénito,y le envolvió en pañales, y leacostó en el pesebre; porque nohabía lugar para ellos en elmesón.8 Y había en la misma regiónpastores que vivían en los cam-pos, y guardaban las velas de la

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va del Señor, hágase conmigoconforme a tu palabra.Y el ángelse partió de ella.39 Y en aquellos días levantán-dose María, fue a la serranía conpriesa a una ciudad de Judá.40Y entró en casa de Zacarías, ysaludó a Elisabeth.41 Y aconteció, que cuando oyóElisabeth la salutación de María,la criatura saltó en su vientre; yElisabeth fue llena del EspírituSanto,42 Y exclamó a gran voz, y dijo:Bendita tú entre las mujeres, ybendito el fruto de tu vientre.43 ¿Y de dónde esto a mí, quevenga la madre de mi Señor amí?44 Porque he aquí, luego quellegó la voz de tu salutación amis oídos, la criatura saltó dealegría en mi vientre.45 Y bienaventurada la quecreyó, porque se cumplirán lascosas que le fueron dichas departe del Señor.46 Entonces María dijo:Engrandece mi alma al Señor:47 Y mi espíritu se alegró enDios mi Salvador.48 Porque hamirado la bajeza desu sierva; porque, he aquí, desdeahora me llamarán bienaventura-da todas las generaciones.49 Porque el que es poderoso hahecho grandes cosas conmigo; ysanto es su nombre,50 Y su misericordia es de gene-ración a generación a los que letemen.

51 Hizo valentía con su brazo:esparció los soberbios en la ima-ginación de su corazón.52 Derribó los poderosos de lostronos, y ensalzó a los humildes.53 A los hambrientos hinchió debienes; y a los ricos envió vacíos.54 Socorrió a Israel su siervo,acordándose de sumisericordia,55 Como habló a nuestrospadres, aAbraham y a su simien-te por siempre.56 Y se quedó María con ellacomo tres meses; y se volvió a sucasa.57Y a Elisabeth se le cumplió eltiempo de parir, y parió un hijo.58 Y oyeron los vecinos y losparientes que el Señor habíahecho grande misericordia conella, y se alegraron con ella.59Yaconteció, que al octavo díavinieron para circuncidar al niño,y le llamaban del nombre de supadre, Zacarías.60 Y respondiendo su madre,dijo: No; sino Juan será llamado.61 Y le dijeron: nadie hay en tuparentela que se llame por estenombre.62 Y hablaron por señas a supadre, cómo le quería llamar.63 Y pidiendo una tablilla, escri-bió, diciendo: Juan es su nombre.Y todos se maravillaron.64 E inmediatamente fue abiertasu boca, y suelta su lengua, yhabló bendiciendo a Dios.65 Y vino temor sobre todos losvecinos de ellos; y en toda laserranía de Judea fueron divulga-

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LUCAS 2LUCAS 1

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LUCAS 2

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29 Ahora despides, Señor, a tusiervo, conforme a tu palabra, enpaz:30 Porque han visto mis ojos tusalvación,31 La cual has aparejado ante lafaz de todos los pueblos:32 Luz para revelación a losGentiles, y la gloria de tu puebloIsrael.33 Y Joseph y su madre estabanmaravillados de las cosas que sedecían de él.34Y los bendijo Simeón, y dijo asu madre María: He aquí, queeste niño es puesto para caída ypara levantamiento de muchosen Israel, y para señal a la queserá contradicho;35 (Yuna espada traspasará tam-bién tu propia alma) para quesean revelados los pensamientosde muchos corazones.36 Estaba también allíAna, pro-fetisa, hija de Phanuel, de la tribudeAser; la cual era ya de grandeedad, y había vivido con sumari-do siete años desde su virginidad.37 Y era viuda de como ochentay cuatro años, que no se apartabadel templo, en ayunos y oracio-nes sirviendo de noche y de día.38 Y ésta, sobreviniendo en lamisma hora, también daba gra-cias al Señor, y hablaba de él atodos los que esperaban la reden-ción en Jerusalem.39Ycuando ellos hubieron cum-plido todas las cosas según la leydel Señor, se volvieron a Galilea,a su ciudad de Nazareth.

40 Y el niño crecía, y se forta-lecía en espíritu, lleno de sabi-duría, y la gracia de Dios erasobre él.41 Y sus padres iban todos losaños a Jerusalem en la fiesta de lapascua.42Y cuando él fue de doce años,ellos subieron a Jerusa-lem con-forme a la costumbre de la fiesta.43 Y acabados los días, volvien-do ellos, se quedó el niño Jesúsen Jerusalem, sin saberlo Josephy su madre.44 Y pensando que estaba en lacompañía, anduvieron caminode un día; y le buscaban entre losparientes y entre los conocidos.45 Y cuando no le hallasen, vol-vieron a Jerusalem, buscándole.46Yaconteció, que tres días des-pués le hallaron en el templo,sentado en medio de los docto-res, oyéndoles, y preguntándo-les.47 Y todos los que le oían, esta-ban atónitos de su entendimientoy respuestas.48Ycuando le vieron se maravi-llaron; y le dijo su madre: Hijo,¿por qué nos has hecho así? Heaquí, tu padre y yo te hemos bus-cado con dolor.49 Entonces él les dijo: ¿Por quéme buscabais? ¿No sabíais quees menester que yo estuviese enel negocio de mi Padre?50 Mas ellos no entendieron laspalabras que les habló.51 Y descendió con ellos, y vinoa Nazareth, y estaba sujeto a

LUCAS 2noche sobre su rebaño.9 Y, he aquí, el ángel del Señorvino sobre ellos, y la gloria delSeñor resplandeció en derredorde ellos, y tuvieron gran temor.10 Mas el ángel les dijo: Notemáis, porque he aquí os traigonuevas de gran gozo, que será atodo el pueblo:11 Que os es nacido hoy en laciudad de David, el Salvador,que es Cristo el Señor.12 Y esto os será por señal:hallaréis al niño envuelto enpañales, acostado en el pesebre.13 Y repentinamente apareciócon el ángel unamultitud de ejér-citos celestiales, que alababan aDios, y decían:14 Gloria a Dios en las alturas, yen la tierra paz, y a los hombresbuena voluntad.15 Y aconteció, que como losángeles se fueron de ellos alcielo, los pastores dijeron losunos a los otros: Pasemos yahasta Bethlehem y veamos estacosa que ha sucedido, la cual elSeñor nos ha manifestado.16 Y vinieron con prisa, y halla-ron aMaría, y a Joseph, y al niñoacostado en el pesebre.17 Y cuando lo hubieron visto,hicieron notoria la palabra queles había sido dicha del niño.18 Y todos los que lo oyeron, semaravillaron de las cosas que lospastores les decían.19 Mas María guardaba todasestas cosas ponderándolas en sucorazón.

20 Y se volvieron los pastoresglorificando y alabando a Diospor todas las cosas que habíanoído y visto, como les había sidodicho.21 Y cuando fueron cumplidosocho días para circuncidar al niño,llamaron su nombre JESUS, elcual fue así llamado por el ángelantes que él fuese concebido en elvientre.22 Y cuando fueron cumplidoslos días de la purificación de ellaconforme a la ley de Moisés, letrajeron a Jerusalem para presen-tarle al Señor,23 (Como está escrito en la leydel Señor: Todo varón que abrie-re lamatriz, será llamado santo alSeñor;)24Y para ofrecer sacrificio, con-forme a lo que está dicho en laley del Señor, un par de tórtolas,o dos palominos.25 Y, he aquí, había un hombreen Jerusalem, llamado Simeón, yeste hombre, justo y piadoso,esperaba la consolación deIsrael; y el Espíritu Santo erasobre él.26Y le había sido revelado por elEspíritu Santo, que no vería lamuerte antes que viese al Cristodel Señor.27 Y vino por el Espíritu al tem-plo. Y cuando metieron al niñoJesús sus padres en el templo,para hacer por él conforme a lacostumbre de la ley,28 Entonces él le tomó en susbrazos, y bendijo a Dios, y dijo:

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mano, y limpiará su era, y reco-gerá el trigo en su alfolí; masquemará la paja en fuego quenunca se apagará.18 Y exhortando también otrasmuchas cosas, predicaba el evan-gelio al pueblo.19 Entonces Herodes el tetrarca,siendo reprendido por él a causade Herodías, esposa de Felipe suhermano, y de todas las malda-des que había hecho Herodes,20 Añadió también esto sobretodo, que encerró a Juan en lacárcel.21 Y aconteció, que cuando todoel pueblo fue bautizado, tambiénJesús fue bautizado; y orando, elcielo se abrió,22 Y descendió el Espíritu Santoen forma corporal, como palo-ma, sobre él, y vino una voz delcielo que decía: Tú eres mi Hijoamado, en ti me complazco.23 Y el mismo Jesús comenzabaa ser como de treinta años, sien-do (como se creía,) hijo deJoseph, que fue hijo de Elí,24Que fue el hijo deMathat, quefue de Leví, que fue el hijo deMelchi, que fue el hijo de Janne,que fue el hijo de Joseph,25 Que fue el hijo de Mattathías,que fue el hijo deAmós, que fueel hijo de Naum, que fue el hijode Esli, que fue el hijo de Nagge,26 Que fue el hijo deMaath, quefue el hijo de Mattathías, que fueel hijo de Semei, que fue el hijode Joseph, que fue el hijo deJudá,

27Que fue el hijo de Joanna, quefue el hijo de Rhesa, que fue elhijo de Zorobabel, que fue el hijode Salathiel, que fue el hijo deNeri,28Que fue el hijo deMelchî, quefue el hijo de Addi, que fue elhijo de Cosam, que fue el hijo deElmodam, que fue el hijo de Er,29 Que fue el hijo de Joses, quefue el hijo de Eliezer, que fue elhijo de Joreim, que fue el hijo deMatthat, que fue el hijo de Leví,30 Que fue el hijo de Simeón,que fue el hijo de Judá, que fue elhijo de Joseph, que fue el hijo deJonán, que fue el hijo deEliachim,31 Que fue el hijo de Melea, quefue el hijo de Menán, que fue elhijo de Mattatha, que fue el hijode Nathán, que fue el hijo deDavid,32 Que fue el hijo de Jessé, quefue el hijo de Obed, que fue elhijo de Booz, que fue el hijo deSalmón, que fue el hijo deNassón,33 Que fue el hijo deAminadab,que fue el hijo de Aram, que fueel hijo de Esrom, que fue el hijode Phares, que fue el hijo deJudá,34 Que fue el hijo de Jacob, quefue el hijo de Isaac, que fue elhijo de Abraham, que fue el hijode Thara, que fue el hijo deNachor,35Que fue el hijo de Saruch, quefue el hijo de Ragau, que fue elhijo de Phaleg, que fue el hijo de

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LUCAS 3 LUCAS 3ellos. Y su madre guardaba todasestas cosas en su corazón.52 Y Jesús crecía en sabiduría, yen estatura, y en favor para conDios y de los hombres.

CAPÍTULO 3

YENel año decimoquinto delimperio de Tiberio César,

siendo gobernador de JudeaPoncio Pilato, y Herodes tetrarcade Galilea, y su hermano Felipetetrarca de Iturea y de la regiónde Traconite, y Lisanias tetrarcadeAbilinia;2 Siendo sumos sacerdotesAnnás y Caifás, vino la palabrade Dios a Juan, hijo de Zacarías,en el desierto.3 Y él vino por toda la tierra alderredor del Jordán, predicandoel bautismo de arrepentimientopara remisión de pecados;4 Como está escrito en el libro delas palabras del profeta Isaías,que dice:Voz del que clama en eldesierto: Aparejad el camino delSeñor, haced derechas sus sen-das.5 Todo valle se henchirá, y todomonte y collado se abajará; y lotorcido será enderezado, y loscaminos ásperos allanados;6 Y verá toda carne la salvaciónde Dios.7 Y decía a las multitudes quesalían para ser bautizados por él:¡Ohgeneracióndevíboras! ¿quiénos enseñó a huir de la ira venide-ra?8 Haced, pues, frutos dignos de

arrepentimiento, y no comencéisa decir en vosotros mismos: Porpadre tenemos aAbraham; porqueos digo, que puede Dios, aun deestas piedras, levantar hijos aAbraham.9 Y ya también el hacha estápuesta a la raíz de los árboles:todo árbol pues que no hace buenfruto, es cortado, y echado en elfuego.10 Y las multitudes le pregun-taban, diciendo: ¿Pues, qué hare-mos?11 Y respondiendo, les dice: elque tiene dos túnicas, dé al queno tiene; y el que tiene alimentos,haga lo mismo.12 Y vinieron también publi-canos para ser bautizados, y ledijeron: ¿Maestro, qué haremosnosotros?13Yél les dijo: No exijáis más delo que os está ordenado.14 Y le preguntaron también lossoldados, diciendo: Y nosotros,¿qué haremos? Y les dice: Nohagáis violencia a nadie, ni calum-niéis; y sed contentos con vuestrossalarios.15Yestando el pueblo esperando,y pensando todos de Juan en suscorazones, si él fuese el Cristo,16 Respondió Juan, diciendo atodos: Yo, a la verdad, os bautizoen agua; mas viene uno que esmás poderoso que yo, de quien nosoy digno de desatar la correa desus zapatos: él os bautizará en elEspíritu Santo y fuego;17 Cuyo aventador está en su

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corazón; Para predicar a los cau-tivos libertad, Y a los ciegosvista, para poner en libertad a losoprimidos;19 Para predicar el año acep-table del Señor.20 Y cerrando el libro, lo dio alministro, y se sentó: y los ojos detodos en la sinagoga estaban fijosen él.21Y comenzó a decirles: Hoy escumplida esta Escritura en vues-tros oídos.22Y todos le daban testimonio, yestaban maravillados de las pala-bras de gracia que salían de suboca, y decían: ¿No es éste elhijo de Joseph?23 Y les dijo: Sin duda me diréisesta parábola: Médico, cúrate a timismo: de tantas cosas quehemos oído haber sido hechas enCapernaum, haz también aquí entu tierra.24 Y dijo: De cierto os digo, queningún profeta es acepto en sutierra.25 Mas en verdad os digo, quemuchas viudas había en Israel enlos días de Elías, cuando el cielofue cerrado por tres años y seismeses, cuando hubo grandehambre por toda la tierra:26 Mas a ninguna de ellas fueenviado Elías, sino a Sareptha deSidón, a una mujer viuda.27 Y muchos leprosos había enIsrael en tiempo del profetaEliseo; mas ninguno de ellos fuelimpio, sino Naamán el Siro.28 Entonces todos en la sinagoga

fueron llenos de ira, oyendo estascosas.29 Y levantándose, le echaronfuera de la ciudad, y le llevaronhasta la cumbre del monte sobreel cual la ciudad de ellos estabaedificada, para despe-ñarle.30Mas él, pasando por medio deellos, se fue.31 Y descendió a Capernaum,ciudad de Galilea, y allí lesenseñaba en los sábados.32 Y estaban atónitos de su doc-trina; porque su palabra era conpotestad.33 Y estaba en la sinagoga unhombre que tenía un espíritu deun demonio inmundo, el cualexclamó a gran voz,34 Diciendo: Déjanos, ¿quétenemos nosotros que ver conti-go, Jesús de Nazareth? ¿Hasvenido a destruirnos? Yo teconozco quién eres, el Santo deDios.35 Y Jesús le reprendió, dicien-do: Enmudece, y sal de él.Entonces el demonio, derribán-dole enmedio, salió de él; y no lehizo daño alguno.36Y cayó espanto sobre todos, yhablaban unos a otros, diciendo:¿Qué palabra es ésta, que conautoridad y poder manda a losespíritus inmundos, y salen?37 Y la fama de él se divulgabade todas partes por todos loslugares de la comarca.38 Y levantándose de la sinago-ga, se entró en casa de Simón: Yla suegra de Simón estaba con

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Heber, que fue el hijo de Sala,36Que fue el hijo deCainán, quefue el hijo de Arphaxad, que fueel hijo de Sem, que fue el hijo deNoé, que fue el hijo de Lamech,37 Que fue el hijo de Mathusala,que fue el hijo de Enoch, que fueel hijo de Jared, que fue el hijo deMaleleel, que fue el hijo deCainán,38 Que fue el hijo de Enós, quefue el hijo de Seth, que fue el hijodeAdam, que fue el hijo deDios.

CAPÍTULO 4

Y JESUS, lleno del EspírituSanto, volvió del Jordán, y

fue llevado por el Espíritu aldesierto,2 Por cuarenta días siendo tenta-do del diablo. Y no comió nadaen aquellos días: los cuales pasa-dos, después tuvo hambre.3 Entonces el diablo le dijo: SieresHijo deDios, di a esta piedraque se haga pan.4 Y Jesús respondió, diciendo:Escrito está: Que no con pan sólovivirá el hombre, mas con todapalabra de Dios.5 Y le llevó el diablo a un altomonte, y le mostró todos los rei-nos de la tierra habitada en unmomento de tiempo.6 Y le dijo el diablo: A ti darétoda esta potestad, y la gloria deellos; porque amí es entregada, ya quien quiero la doy.7 Tú, pues, si adorares delante demí, serán todos tuyos.8 Y respondiendo Jesús, le dijo:

Vete para atrás de mí, Satanás,porque escrito está: Al Señor tuDios adorarás, y a él solo ser-virás.9 Y le llevó a Jerusalem, y lepuso sobre las almenas del tem-plo, y le dijo: Si eres el Hijo deDios, échate de aquí abajo.10 Porque escrito está:Que a susángeles te encomendará, paraque te guarden;11 Y que en sus manos te lle-varán, para que no hieras tu pieen piedra.12Y respondiendo Jesús, le dijo:Dicho está: No tentarás al Señortu Dios.13Yacabada toda la tentación, eldiablo se partió de él por algúntiempo.14 Y Jesús volvió en poder delEspíritu a Galilea, y salió la famade él por toda la región de alderredor.15 Y él enseñaba en las sinago-gas de ellos, y era glorificado detodos.16 Y vino a Nazareth, dondehabía sido criado, y entró, con-forme a su costumbre, el día delsábado en la sinagoga, y selevantó a leer.17 Y le fue dado el libro del pro-feta Isaías; y cuando abrió ellibro, halló el lugar donde estabaescrito:18 El Espíritu del Señor es sobremí, por cuanto me ha ungidopara predicar el evangelio a lospobres; Me ha enviado parasanar a los quebrantados de

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LUCAS 4LUCAS 4

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tro, le rogó, diciendo: Señor, siquisieres, puedes limpiarme.13 Entonces, extendiendo lamano, le tocó diciendo: Quiero:sé limpio.Yal instante la lepra sefue de él.14 Y él le mandó que no lo dije-se a nadie: Mas ve, muéstrate alsacerdote, y ofrece por tu limpie-za, comomandóMoisés, por tes-timonio a ellos.15 Empero, tanto más seextendía su fama; y se juntabangrandes multitudes a oir y sersanados por él de sus enferme-dades.16 Mas él se apartaba a losdesiertos, y oraba.17 Y aconteció cierto día, que élestaba enseñando, y Fariseos ydoctores de la ley estaban senta-dos, los cuales habían venido detodas las aldeas de Galilea, y deJudea, y de Jerusalem; y el poderdel Señor estaba allí para sanar-los.18Y he aquí, unos hombres, quetraían en un lecho un hombre queestaba paralítico; y buscaban pordondemeterle, y ponerle delantede él.19 Y no hallando por dóndemeterle a causa de la multitud,subieron encima de la casa, y porel tejado le bajaron con el lechoen medio, delante de Jesús;20 El cual, viendo la fe de ellos,le dice: Hombre, tus pecados teson perdonados.21 Entonces los escribas y losFariseos comenzaron a razonar,

diciendo: ¿Quién es éste quehabla blasfemias? ¿Quién puedeperdonar pecados sino sóloDios?22 Jesús entonces, conociendolos pensamientos de ellos, res-pondiendo les dijo: ¿Quérazonáis en vuestros corazones?23 ¿Cuál es más fácil; decir: Tuspecados te son perdonados, odecir: Levántate, y anda?24 Pues porque sepáis que elHijo del hombre tiene potestaden la tierra de perdonar peca-dos, (dice al paralítico,)A ti digo:Levántate, toma tu lecho; y vetea tu casa.25 Y al instante, levantándose enpresencia de ellos, y tomandoaquello en que estaba echado, sefue a su casa, glorificando aDios.26 Y tomó espanto a todos, yglorificaban a Dios; y fueron lle-nos de temor, diciendo: Hemosvisto cosas maravillosas hoy.27 Y después de estas cosassalió; y vio a un publicano llama-do Leví, sentado al banco de lostributos, y le dijo: Sígueme.28 Y dejadas todas cosas,levantándose, le siguió.29YLeví hizo un gran banqueteen su casa, y había mucha com-pañía de publicanos, y de otros,que estaban sentados a la mesacon ellos.30 Y los escribas y los Fariseosmurmuraban contra sus discípu-los, diciendo: ¿Por qué coméis ybebéis con los publicanos y

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una grande fiebre; y le rogaronpor ella.39 Y estando cerca de ella,reprendió a la fiebre, y la fiebrela dejó. Y levantandose ellainmediatamente, les servía.40Y poniéndose el sol, todos losque tenían enfermos de diversasenfermedades, los traían a él; yél, poniendo las manos sobrecada uno de ellos, los sanaba.41Ysalían también demonios demuchos, dando voces, y dicien-do: Tú eres el Cristo, el Hijo deDios; mas él reprendiéndoles noles dejaba hablar; porque sabíanque él era el Cristo.42 Y siendo ya de día salió, y sefue a un lugar desierto; y las gen-tes le buscaban, y vinieron hastaél; y le detenían para que no seapartase de ellos.43 Y él les dijo: También a otrasciudades es menester que yo pre-dique el evangelio del reino deDios; porque para esto soyenviado.44 Y predicaba en las sinagogasde Galilea.

CAPÍTULO 5

YACONTECIO, que estandoél de pie junto al lago de

Gennesaret, la multitud se agol-paban sobre él para oir la palabrade Dios.2 Y vio dos naves que estabancerca de la orilla del lago; y lospescadores, habiendo descendi-do de ellas, lavaban sus redes.3 Y entrado en una de estas

naves, la cual era de Simón, lerogó que la desviase de tierra unpoco; y sentándose, enseñabadesde la nave al pueblo.4Y cuando cesó de hablar, dijo aSimón: Entra en alta mar, yechad vuestras redes para pescar.5Y respondiendo Simón, le dijo:Maestro, habiendo trabajadotoda la noche, nada hemos toma-do; mas en tu palabra echaré lared.6 Y habiéndolo hecho, encerra-ron gran multitud de peces, quesu red se rompía.7 E hicieron señas a los com-pañeros que estaban en la otranave, que viniesen a ayudarles; yvinieron, y llenaron ambas navesde tal manera que se anegaban.8 Cuando Simón Pedro lo vio, sederribó a las rodillas de Jesús,diciendo: apártate de mí, OhSeñor, porque soy hombre peca-dor.9 Porque temor le había rodeado,y a todos los que estaban con él,por la presa de los peces quehabían tomado:10 Y asimismo a Jacobo y aJuan, hijos de Zebedeo, que erancompañeros de Simón. Y Jesúsdijo a Simón: No temas: desdeahora pescarás hombres.11 Y cuando trajeron a tierra lasnaves, dejándolo todo, le siguie-ron.12 Y aconteció que estando encierta ciudad, he aquí, un hombrelleno de lepra, el cual viendo aJesús, postrándose sobre el ros-

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derredor, dijo al hombre:Extiende tu mano, y él lo hizoasí, y su mano fue restituida sanacomo la otra.11 Y ellos fueron llenos de furor,y hablaban los unos a los otrosqué harían a Jesús.12 Y aconteció en aquellos días,que fue a orar en un monte, ypasó toda la noche orando aDios.13 Y cuando fue de día, llamó asus discípulos; y escogió doce deellos, los cuales también llamóApóstoles:14 A Simón, al cual tambiénllamó Pedro, y a Andrés su her-mano, Jacobo y Juan, Felipe yBartolomé,15 Mateo y Tomás, y Jacobo,hijo deAlfeo, y Simón, el que sellama Zelote,16 Judas hermano de Jacobo, yJudas Iscariote, que también fueel traidor.17 Y descendió con ellos, y separó en un lugar llano; y la com-pañía de sus discípulos, y unagrande multitud de pueblo detoda Judea, y de Jerusalem, y dela costa de Tiro y de Sidón, quehabían venido a oirle, y para sersanados de sus enfermedades;18 Y los que habían sido ator-mentados de espíritus inmundos;y eran sanos.19 Y toda la multitud procurabade tocarle; porque salía de élpoder, y sanaba a todos.20Yalzando él los ojos sobre susdiscípulos,decia: Bienaventurados

los pobres; porque vuestro es elreino de Dios.21 Bienaventurados los queahora tenéis hambre; porqueseréis hartos. Bienaventuradoslos que ahora lloráis; porquereiréis.22 Bienaventurados sois cuandolos hombres os aborrecieren, ycuando os apartaren de sí, y osdenostaren, y desecharen vuestronombre como malo, por causadel Hijo del hombre.23 Gozaos en aquel día, y saltadde gozo; porque, he aquí, vuestrogalardón es grande en los cielos;porque así hacían sus padres alos profetas.24 Mas ¡ay de vosotros, ricos!porque tenéis vuestro consuelo.25 ¡Ay de vosotros, los que estáishartos! porque tendréis hambre.¡Ay de vosotros, los que ahorareís! porque lamentaréis y llo-raréis.26 ¡Ay de vosotros, cuando todoslos hombres dijeren bien devosotros! porque así hacían suspadres a los falsos profetas.27 Mas a vosotros los que oís,digo:Amad a vuestros enemigos,haced bien a los que os aborre-cen;28 Bendecid a los que os maldi-cen; y orad por los que os calum-nian.29 Y al que te hiriere en unamejilla, dale también la otra; ydel que te quitare la capa, no leimpidas llevar el sayo también.30 Y a cualquiera que te pidiere,

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pecadores?31 Y respondiendo Jesús, lesdijo: Los que están sanos nonecesitan médico, sino los queestán enfermos.32 No he venido a llamar a losjustos, sino a los pecadores aarrepentimiento.33 Entonces ellos le dijeron:¿Por qué los discípulos de Juanayunan muchas veces, y hacenoraciones, y asimismo los de losFariseos; mas tus discípuloscomen y beben?34 Y él les dijo: ¿Podéis hacerque los que están de bodas ayu-nen, entre tanto que el desposadoestá con ellos?35 Empero vendrán días cuandoel desposado les será quitado;entonces ayunarán en aquellosdías.36 Y les decía también una pará-bola: Nadie pone remiendo depaño nuevo en vestido viejo: deotra manera el nuevo rompe, y alviejo no conviene remiendonuevo.37 Y nadie echa vino nuevo enodres viejos: de otra manera elvino nuevo romperá los odres, yel vino se derramará, y los odresse perderán.38 Mas el vino nuevo en odresnuevos se ha de echar; y lo uno ylo otro se conserva.39 Y ninguno que bebiere elviejo, quiere inmediatamente elnuevo; porque dice: El viejo esmejor.

CAPÍTULO 6

Y ACONTECIO que elsegundo sábado después del

primero, que él pasaba por lossembrados, y sus discípulosarrancaban espigas, y comían,estregándolas entre las manos.2 Y ciertos de los Fariseos lesdijeron: ¿Por qué hacéis lo queno es lícito hacer en los sábados?3 Y respondiendo Jesús, les dijo:¿Ni aun esto habéis leído, lo quéhizo David cuando tuvo hambre,él, y los que con él estaban?4 ¿Cómo entró en la casa deDios, y tomó los panes de la pro-posición, y comió, y dio tambiéna los que estaban con él; los cua-les no era lícito comer, sino sola-mente a los sacerdotes?5Y les decía: El Hijo del hombrees Señor aun del sábado.6 Y aconteció también en otrosábado, que él entró en la sinago-ga y enseñaba; y estaba allí unhombre que tenía la mano dere-cha seca.7 Y le acechaban los escribas ylos Fariseos, si sanaría en sába-do, por hallar de qué le acusasen.8 Mas él sabía los pensamientosde ellos; y dijo al hombre quetenía la mano seca: Levántate, yponte de pie en medio. Y éllevantándose, se puso de pie.9 Entonces Jesús les dijo:Preguntaros he una cosa: ¿Eslícito en sábados hacer bien, ohacer mal? ¿salvar la vida, o des-truirla?10 Y mirándolos a todos en

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49 Mas el que oye, y no hace,semejante es a un hombre queedificó su casa sobre tierra sinfundamento; en la cual el río diocon ímpetu, e inmediatamentecayó; y fue grande la ruina deaquella casa.

CAPÍTULO 7

YCUANDO acabó todas suspalabras en oídos del pue-

blo, entró en Capernaum.2 Y el siervo de cierto centurión,al cual tenía él en estima, estabaenfermo y a punto de morir.3Y cuando oyó de Jesús, envió aél los ancianos de los Judíos,rogándole que viniese y sanase asu siervo.4 Y cuando ellos vinieron aJesús, rogáronle con diligencia,diciéndole: Porque es digno deconcederle esto:5 Que ama nuestra nación, y élnos edificó una sinagoga.6Y Jesús fue con ellos: y cuandoél estuvo ya no lejos de la casa,envió el centurión amigos a él,diciéndole: Señor, no te moles-tes, que no soy digno de queentres debajo de mi techo:7 Por lo cual ni aun me tuve pordigno de venir a ti; mas di lapalabra, y mi siervo será sano.8 Porque también yo soy hombrepuesto bajo autoridad, que tengodebajo de mí soldados; y digo aéste: Ve, y va; y al otro: Ven, yviene; y a mi siervo: Haz esto, ylo hace.9 Lo cual oyendo Jesús, se mara-

villó de él, y vuelto, dijo a lasmultitudes que le seguían: Osdigo ni aun en Israel he halladotanta fe.10 Y vueltos a casa los quehabían sido enviados, hallaronsano al siervo que había estadoenfermo.11 Y aconteció el día siguiente,que él iba a la ciudad que sellamaNaín, e iban con élmuchosde sus discípulos, y gran com-pañía.12 Y cuando llegó cerca de lapuerta de la ciudad, he aquí, quesacaban un difunto, hijo único desu madre, y ella era viuda; yhabía con ella mucha gente de laciudad.13 Y cuando el Señor la vio, fuemovido a compasión de ella, y ledice: No llores.14 Y se acercó, y tocó el féretro;y los que le llevaban, se pararon.Y dijo: Mancebo, a ti digo,levántate.15 Y volvióse a sentar el quehabía sido muerto, y comenzó ahablar; y le dio a su madre.16 Y tomó a todos temor, y glo-rificaban a Dios, diciendo: Queprofeta grande se ha levantadoentre nosotros; y, que Dios havisitado a su pueblo.17 Y salió esta fama de él portoda Judea, y por toda la regiónde alrededor.18 Y los discípulos de Juan lecontaron todas estas cosas.19Y llamó Juan dos de sus discí-pulos, y les envió a Jesús, dicien-

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da, y al que tomare lo que estuyo, no se lo vuelvas a pedir.31 Y como queréis que os haganlos hombres, hacedles tambiénvosotros así:32 Porque si amáis a los que osaman, ¿qué gracias tendréis?porque también los pecadoresaman a los que los aman.33Y si hiciereis bien a los que oshacen bien, ¿qué graciastendréis? porque también lospecadores hacen lo mismo.34 Y si prestareis a aquellos dequienes esperáis recibir, ¿quégracias tendréis? porque tambiénlos pecadores prestan a los peca-dores, para recibir otro tanto.35Amad pues a vuestros enemi-gos; y haced bien, y emprestad,no esperando de ello nada; y serávuestro galardón grande, y seréishijos del Altísimo; porque él esbenigno aun para con los ingra-tos y los malos.36 Sed pues misericordiosos,como también vuestro Padre esmisericordioso.37 No juzguéis, y no seréis juz-gados: no condenéis, y no seréiscondenados: perdonad, y seréisperdonados:38 Dad, y se os dará; medidabuena, apretada, remecida, yrebosando darán en vuestro seno;porque con la mismamedida quemidiereis, os será vuelto a medir.39 Y les decía una parábola:¿Puede el ciego guiar al ciego?¿no caerán ambos en el hoyo?40 El discípulo no es sobre su

maestro; mas cualquiera quefuere como su maestro, será per-fecto.41 ¿Y por qué miras la mota queestá en el ojo de tu hermano, y laviga que está en tu propio ojo noconsideras?42 ¿O cómo puedes decir a tuhermano: Hermano, deja, echaréfuera la mota que está en tu ojo,no mirando tú la viga que está entu ojo? Hipócrita, echa fuera pri-mero de tu ojo la viga; y enton-ces mirarás de echar fuera la pajaque está en el ojo de tu hermano.43 Porque no es buen árbol elque hace malos frutos; ni árbolmalo el que hace buen fruto.44 Porque cada árbol por su pro-pio fruto es conocido: que nocogen higos de las espinas, nivendimian uvas de las zarzas.45 El buen hombre del buentesoro de su corazón saca lobueno; y el mal hombre del maltesoro de su corazón saca lomalo; porque de la abundanciadel corazón habla la boca.46 ¿Ypor quéme llamáis, Señor,Señor, y no hacéis lo que digo?47 Todo aquel que viene a mí, yoye mis palabras, y las hace, yoos enseñaré a quién es semejante.48 Semejante es a un hombreque edificó una casa, que cavó yahondó, y puso el fundamentosobre la Roca; y cuando vino laavenida, el río dio con ímpetu enaquella casa, mas no la pudomenear; porque estaba fundadasobre la Roca.

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casa de aquel Fariseo, trajo unvaso de alabastro de ungüento,38 Y estando a sus pies pordetrás llorando, comenzó a regarsus pies con lágrimas, y los lim-piaba con los cabellos de sucabeza; y besaba sus pies, y losungía con el ungüento.39 Y cuando vio esto el Fariseoque le había convidado, habló ensí, diciendo: Este, si fuera profe-ta, conocería quién y que clase esla mujer que le toca; que es peca-dora.40 Entonces respondiendo Jesús,le dijo: Simón, una cosa tengoque decirte. Y él le dice: Di,Maestro.41 Cierto acreedor tenía dos deu-dores: el uno le debía quinientosdenarios, y el otro cincuenta.42 Y no teniendo ellos de quepagar, perdonó a ambos. Di,pues, ¿cuál de éstos le amarámás?43 Y respondiendo Simón, dijo:Pienso que aquél al cual perdonómás.Yél le dijo: Rectamente hasjuzgado.44 Y vuelto a la mujer, dijo aSimón: ¿Ves esta mujer? Entréen tu casa, no diste agua paramispies; mas ésta ha regado mis piescon lágrimas, y los ha limpiadocon los cabellos de su cabeza.45 No me diste beso; mas ésta,desde que entré, no ha cesado debesar mis pies.46 No ungiste mi cabeza conaceite; mas ésta ha ungido conungüento mis pies.

47 Por lo cual te digo, que susmuchos pecados son perdona-dos, porque amó mucho; mas alque se perdona poco, poco ama.48 Y a ella dijo: Los pecados teson perdonados.49 Y los que estaban juntamentesentados a la mesa, comenzarona decir entre sí: ¿Quién es éste,que también perdona pecados?50 Y dijo a la mujer: Tu fe te hasalvado, ve en paz.

CAPÍTULO 8

Y ACONTECIO después,que él caminaba por todas

las ciudades y aldeas, predicandoy anunciando el evangelio delreino de Dios; y los doce con él,2 Y ciertas mujeres que habíansido curadas de los malos espíri-tus, y de enfermedades: María,que se llamaba Magdalena, de lacual habían salido siete demo-nios;3 Y Juana, esposa de Chuza,mayordomo de Herodes; ySusana, y otras muchas que leservían de sus haberes.4 Y cuando se juntó una grandemultitud, y los que estaban encada ciudad vinieron a él, dijopor una parábola:5 Un sembrador salió a sembrarsu simiente; y sembrando, unaparte cayó junto al camino, y fuehollada, y las aves del cielo ladevoraron.6Yotra parte cayó sobre la roca;y nacida, se secó, porque no teníahumedad.

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do: ¿Eres tú el que había devenir, o esperaremos a otro?20 Y cuando los varones vinie-ron a él, dijeron: Juan el Bautistanos ha enviado a ti, diciendo:¿Eres tú aquél que había devenir, o esperaremos a otro?21 Y en la misma hora sanó amuchos de enfermedades, y deplagas, y de espíritus malos; y amuchos ciegos dio la vista.22 Y respondiendo Jesús, lesdijo: Id, contad a Juan de lo quehabéis visto y oído: Que los cie-gos ven, los cojos andan, losleprosos son limpiados, los sor-dos oyen, los muertos resucitan,a los pobres es predicado elevangelio.23Ybienaventurado es el que nofuere escandalizado en mí.24 Y cuando se fueron los men-sajeros de Juan, comenzó ahablar de Juan a las gentes: ¿Quésalisteis a ver en el desierto?¿una caña que es meneada delviento?25 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿unhombre cubierto de vestidosdelicados? He aquí, que los queestán en vestido precioso, yviven en delicias, en los palaciosde los reyes están.26 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿unprofeta? De cierto os digo, y aunmás que profeta.27 Este es de quien está escrito:He aquí, envío mi mensajerodelante de tu faz, el cual apare-jará tu camino delante de ti.28 Porque yo os digo que entre

los nacidos de mujeres, no haymayor profeta que Juan elBautista; empero el que esmenoren el reino de Dios es mayor queél.29Y todo el pueblo que le oyó, ylos publicanos, justificaron aDios, siendo bautizados con elbautismo de Juan.30 Mas los Fariseos, y los docto-res de la ley, desecharon el con-sejo de Dios contra sí mismos,no siendo bautizados por él.31 Y dijo el Señor: ¿A quién,pues, compararé los hombres deesta generación, y a qué sonsemejantes?32 Semejantes son a los niñossentados en la plaza, y que danvoces los unos a los otros, ydicen: Os tañimos con flautas, yno bailasteis: os endechamos, yno llorasteis.33 Porque Juan el Bautista vinono comiendo pan, ni bebiendovino, y vosotros decís: Demoniotiene.34 El Hijo del hombre es venidocomiendo y bebiendo, y decís:He aquí un hombre glotón, ybebedor de vino, amigo de publi-canos y de pecadores.35Mas la sabiduría es justificadade todos sus hijos.36 Y le rogaba uno de losFariseos, que comiese con él. Yentrando en la casa del Fariseo,se sentó a la mesa.37Yhe aquí una mujer en la ciu-dad que era pecadora, cuandosupo que estaba a la mesa en la

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unos a los otros: ¿Quién es éste,que aun a los vientos y al aguamanda, y le obedecen?26 Y navegaron a la tierra de losGadarenos, que está delante deGalilea.27 Y saliendo él a tierra, le salióal encuentro de la ciudad ciertohombre que tenía demonios yade mucho tiempo; y no vestíaropa ninguna, ni moraba en casa,sino en los sepulcros.28 El cual, cuando vio a Jesúsexclamó, y postróse delante deél, y dijo a gran voz: ¿Qué tengoyo que ver contigo, Jesús, Hijodel Dios Altísimo? Ruégote queno me atormentes.29 (Porque mandaba al espírituinmundo que saliese del hombre;porque ya de muchos tiempos learrebataba; y le guardaban presocon cadenas y grillos; mas rom-piendo las prisiones era impelidodel demonio por los desiertos.)30Y le preguntó Jesús, diciendo:¿Qué nombre tienes?Yél le dijo:Legión; porque muchos demo-nios habían entrado en él.31 Y le rogaban que no les man-dase que fuesen al abismo.32 Y había allí un hato demuchos puercos que pacían en elmonte, y le rogaron que los deja-se entrar en ellos; y los dejó.33 Y salidos los demonios delhombre, entraron en los puercos;y el hato de ellos se arrojó conimpetuosidad por un despeñade-ro en el lago, y se ahogó.34 Y cuando los que los apacen-

taban vieron lo que había aconte-cido, huyeron; y yendo, dieronaviso en la ciudad y por los cam-pos.35 Y salieron a ver lo que habíaacontecido, y vinieron a Jesús; yhallaron sentado al hombre delcual habían salido los demonios,vestido, y en su juicio cabal, a lospies de Jesús; y tuvieron temor.36 Y también, los que lo habíanvisto, les contaron de que mane-ra el endemoniado había sidosalvado.37 Entonces toda la multitud dela tierra de los Gadarenos alderredor le rogaron, que se retira-se de ellos; porque tenían grantemor. Y él subiendo en la navese volvió.38 Y aquel hombre, del cualhabían salido los demonios, lerogó para estar con él; mas Jesúsle despidió, diciendo:39 Vuélvete a tu casa, y cuentacuán grandes cosas ha hechoDios contigo. Y él se fue, publi-cando por toda la ciudad cuángrandes cosas había Jesús hechocon él.40 Y aconteció que volviendoJesús, la multitud le recibió congozo; porque todos le esperaban.41 Y he aquí un varón, llamadoJairo, el cual también era prínci-pe de la sinagoga, vino, y cayen-do a los pies de Jesús, le rogabaque entrase en su casa;42 Porque tenía una hija única,como de doce años, y ella seestaba muriendo. Y yendo, le

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7Yotra parte cayó entre espinas;y naciendo las espinas juntamen-te, la ahogaron.8 Y otra parte cayó en buena tie-rra; y cuando fue nacida, llevófruto a ciento por uno. Diciendoestas cosas clamaba: el que tieneoídos para oir, oiga.9 Y sus discípulos le pregunta-ron, qué era esta parábola.10 Y él dijo: A vosotros es dadoconocer los misterios del reinodeDios;mas a los otros por pará-bolas, para que viendo no vean, yoyendo no entiendan.11 Es pues ésta la parábola: Lasimiente es la palabra de Dios.12Ylos de junto al camino, éstosson los que oyen; y despuésviene el diablo, y quita la palabrade su corazón, para que no creany sean salvos.13Y los de sobre la roca, son losque cuando oyen, reciben lapalabra con gozo; más éstos notienen raíces; que por un tiempocreen, y en el tiempo de la tenta-ción se apartan.14 Y lo que cayó en espinas,éstos son los que oyeron; masyéndose, son ahogados de losafanes y de las riquezas y de lospasatiempos de la vida, y no lle-van fruto.15Y lo que en buena tierra, éstosson los que con corazón bueno yrecto retienen la palabra oída, yllevan fruto en paciencia.16 Ninguno cuando ha encendi-do una candela la cubre con unvaso, o la pone debajo de la

cama; mas la pone en un cande-lero, para que los que entran,vean la luz.17 Porque no hay cosa oculta,que no haya de ser manifestada;ni cosa escondida, que no hayade ser conocida, y de venir enpúblico.18 Mirad pues como oís; porquea cualquiera que tuviere, le serádado; y a cualquiera que notuviere, aun lo que parece tenerle será quitado.19 Entonces vinieron a él sumadre y hermanos, y no podíanllegar a él por causa de la multi-tud.20Y le fue dado aviso, diciendo:Tu madre, y tus hermanos estánde pie fuera, queriendo verte.21Mas él respondiendo, les dijo:Mi madre y mis hermanos sonéstos que oyen la palabra deDios, y la hacen.22 Y aconteció un día que élentró en una nave con sus discí-pulos, y les dijo: Pasemos a laotra parte del lago; y se partieron.23 Y navegando ellos, él se dur-mió. Y descendió una tempestadde viento en el lago; y se llena-ban de agua, y peligraban.24 Y llegándose a él le desperta-ron, diciendo: ¡Maestro, maes-tro, que perecemos!Ydespertan-do él, reprendió al viento y a latempestad del agua; y cesaron, yfue hecha grande bonanza.25 Y les dijo: ¿Dónde está vues-tra fe? Y ellos temiendo, queda-ron maravillados, diciendo los

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8Yotros: Que Elías había apare-cido; y otros: Que algún profetade los antiguos había resucitado.9 Y dijo Herodes: A Juan yo ledegollé: ¿quién pues será éste, dequién yo oigo tales cosas?Ypro-curaba verle.10 Y vueltos los apóstoles, lecontaron todas las cosas quehabían hecho. Y tomándolos, seretiró aparte a un lugar desiertode la ciudad que se llamabaBethsaida.11 Y cuando las gentes lo supie-ron, le siguieron; y él les recibió,y les hablaba del reino de Dios, ysanaba a los que tenían necesi-dad de ser curados.12 Y el día había comenzado adeclinar; y llegándose los doce,le dijeron: Despide la multitud,para que yendo a las aldeas ycampos de alrededor, se alber-guen y hallen viandas; porqueaquí estamos en lugar desierto.13Y les dijo: Dadles vosotros decomer. Y dijeron ellos: No tene-mos más de cinco panes y dospeces, si no vamos nosotros acomprar viandas para toda estagente.14 Y eran como cinco mil hom-bres. Entonces dijo a sus discípu-los: Hacedlos sentar por ranchosde cincuenta en cincuenta.15 Y así lo hicieron, haciéndolossentar a todos.16 Entonces él tomó los cincopanes, y los dos peces, ymirandoal cielo los bendijo, y partió, ydio a sus discípulos para que

pusiesen delante de la multitud.17 Y comieron todos, y se harta-ron; y alzaron lo que les sobró,doce canastos de pedazos.18 Y aconteció, que estando élsolo orando, estaban con él losdiscípulos, y les preguntó,diciendo: ¿Quién dicen las gen-tes que YO SOY?19 Y ellos respondieron, y dije-ron: Juan el Bautista; y otros:Elías; y otros, que algún profetade los antiguos ha resucitado.20 Y él les dijo: ¿Mas vosotros,quién decís que YO SOY?Entonces respondiendo SimónPedro, dijo: El Cristo de Dios.21 Entonces él amenazándolos,les mandó que a nadie dijesenesto,22 Diciendo: Es menester que elHijo del hombre padezca muchascosas, y que sea desechado de losancianos, y de los príncipes delos sacerdotes, y de los escribas,y que sea muerto, y resucite altercer día.23 Y decía a todos: Si algunoquiere venir en pos de mí, nié-guese a sí mismo, y tome su cruzcada día, y sígame.24 Porque cualquiera que quisie-re salvar su vida, la perderá; ycualquiera que perdiere su vidapor causa de mí, éste la salvará.25 Porque ¿qué aprovecha alhombre, si granjeare todo elmundo, y se pierda él a sí mismo,o se destruye a sí mismo?26 Porque el que se avergonzarede mí y de mis palabras, de este

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apretaba la gente.43Yunamujer que tenía flujo desangre ya hacía doce años, lacual había gastado en médicostoda su hacienda, y de ningunohabía podido ser curada,44 Llegándose por detrás, tocó elborde de su vestido; y al instantese estancó el flujo de su sangre.45 Entonces Jesús dijo: ¿Quiénes el queme ha tocado?Ynegan-do todos, dijo Pedro y los queestaban con él: Maestro, la mul-titud te aprieta y oprime, y dices¿Quién es el que me ha tocado?46 Y Jesús dijo: Me ha tocadoalguien; porque yo he conocidoque ha salido poder de mí.47 Entonces, cuando la mujervio que no se había escondido,vino temblando, y postrándosedelante de él, le declaró delantede todo el pueblo la causa porquele había tocado, y como al ins-tante había sido sanada.48 Y él le dijo: Confía hija, tu fete ha salvado: ve en paz.49 Estando aún él hablando, vinouno de casa del príncipe de lasinagoga diciéndole: Tu hija esmuerta: no molestes al Maestro.50 Y oyéndolo Jesús, le respon-dió, diciendo: No temas: creesolamente, y será salva.51 Y entrado en casa, no dejóentrar a nadie, sino a Pedro, y aJacobo, y a Juan, y al padre y a lamadre de la muchacha.52Y lloraban todos, y la plañían.Y él dijo: No lloréis: no es muer-ta, mas duerme.

53Yhacían burla de él, sabiendoque estaba muerta.54 Y él, echados todos fuera, ytomándola de la mano, clamó,diciendo: Muchacha, levántate.55 Entonces su espíritu volvió, yse levantó inmediatamente; y élmandó que le diesen de comer.56Y sus padres estaban atónitos:a los cuales él mandó, que anadie dijesen lo que había sidohecho.

CAPÍTULO 9

Y JUNTANDO a sus docediscípulos, les dio poder y

autoridad sobre todos los demo-nios, y para sanar enfermedades.2 Y los envió para predicar elreino de Dios, y para sanar losenfermos.3Y les dijo: No toméis nada parael camino, ni bordones, ni alfor-ja, ni pan, ni dinero, ni tengáisdos vestidos cada uno.4Y en cualquiera casa que entra-reis, quedad allí, y salid de allí.5 Y todos los que no os recibie-ren, saliéndoos de aquella ciu-dad, aun el polvo sacudid devuestros pies en testimonio con-tra ellos.6 Y saliendo ellos, rodeaban portodas las aldeas, predicando elevangelio, y sanando por todaspartes.7YoyóHerodes el tetrarca todaslas cosas que hacía, y estaba enduda, porque decían algunos:Que Juan había resucitado de losmuertos;

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de hombres.45 Mas ellos no entendían estapalabra; y les era encubierta paraque no la entendiesen, y temíande preguntarle de esta palabra.46 Entonces entraron en disputa,cuál de ellos sería el mayor.47 Mas Jesús, viendo los pensa-mientos del corazón de ellos,tomó un niño, y le puso junto así,48 Y les dijo: Cualquiera querecibiere este niño enmi nombre,a mí recibe; y cualquiera que merecibiere a mí, recibe al que meenvió; porque el que fuere elmenor entre todos vosotros, ésteserá grande.49 Entonces respondiendo Juan,dijo: Maestro, hemos visto a unoque echaba fuera demonios en tunombre, y se lo vedamos, porqueno sigue con nosotros.50 Jesús le dijo: No se lo vedéis,porque el que no es contra noso-tros, por nosotros es.51 Y aconteció que cuando secumplió el tiempo en que habíade ser recibido arriba, él afirmósu rostro para ir a Jerusalem.52 Y envió mensajeros delantede sí, los cuales fueron y entraronen una ciudad de losSamaritanos, a fin de prepararpara él.53 Mas no le recibieron, porquesu rostro era de hombre que iba aJerusalem.54 Y cuando sus discípulosJacobo y Juan vieron esto, dije-ron: Señor, ¿quieres que mande-

mos que descienda fuego delcielo, y los consuma, como tam-bién hizo Elías?55 Entonces volviendo él, lesreprendió, diciendo: Vosotros nosabéis de qué espíritu sois:56 Porque el Hijo del hombre noes venido para destruir las vidasde los hombres, sino para salvar-las. Y se fueron a otra aldea.57 Y aconteció que yendo ellos,uno le dijo en el camino: Señor,yo te seguiré donde quiera quefueres.58Y le dijo Jesús: Las zorras tie-nen cuevas, y las aves de los cie-los nidos; mas el Hijo del hom-bre no tiene donde recline sucabeza.59 Y él dijo a otro: Sígueme.Mas él dijo: Señor, déjame queprimero vaya, y entierre a mipadre.60 Y Jesús le dijo: Deja losmuertos que entierren a susmuertos; mas tú ve, y predica elreino de Dios.61 Entonces también dijo otro:Seguirte he, Señor: mas déjameque me despida primero de losque están en mi casa.62 Y Jesús le dijo: Ninguno queponiendo su mano al arado mira-re atrás, es apto para el reino deDios.

CAPÍTULO 10

DESPUES de estas cosas,designó el Señor aun otros

setenta, a los cuales envió de dosen dos delante de su faz, a toda

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tal el Hijo del hombre se aver-gonzará cuando vendrá en sugloria, y del Padre, y de los san-tos ángeles.27 Y os digo de verdad, que hayalgunos de los que están de pieaquí, que no gustarán la muerte,hasta que vean el reino de Dios.28 Y aconteció, como ocho díasdespués de estas palabras, quetomó a Pedro, y a Juan, y aJacobo, y subió a un monte aorar.29 Y entre tanto que oraba, laapariencia de su rostro se hizootra; y su vestido blanco y res-plandeciente.30 Y, he aquí, dos varones quehablaban con él, los cuales eranMoisés, y Elías,31 Que aparecieron en gloria, yhablaban de su fallecimiento, lacual había de cumplir enJerusalem.32YPedro y los que estaban conél, estaban cargados de sueño; ycomo despertaron, vieron su glo-ria, y a los dos varones que esta-ban de pie con él.33 Y aconteció, que apartándoseellos de él, Pedro dice a Jesús:Maestro, bien es que nos este-mos aquí; y hagamos trestabernáculos, uno para ti, y unoparaMoisés, y uno para Elías; nosabiendo lo que se decía.34 Y estando él hablando esto,vino una nube que los cubrió; ytuvieron temor, entrando ellos enla nube.35 Y vino una voz de la nube,

que decía: Este es mi Hijoamado, a él oíd.36 Y pasada aquella voz, Jesúsfue hallado solo; y ellos callaron,y por aquellos días no dijeronnada a nadie de lo que habíanvisto.37 Y aconteció el día siguiente,que descendiendo ellos delmonte, un gran gentío le salió alencuentro;38 Y, he aquí, que un hombre dela multitud clamó, diciendo:Maestro; ruégote que veas a mihijo, el único que tengo.39Y, he aquí, un espíritu le toma,y de repente da voces; y le des-pedaza de modo que echa espu-ma, y apenas se aparta de él que-brantándole.40 Y rogué a tus discípulos quele echasen fuera, y no pudieron.41 Y respondiendo Jesús, dijo:¡Oh generación incrédula y per-versa! ¿hasta cuándo tengo deestar con vosotros, y os sufriré?Trae tu hijo acá.42 Y como aún se acercaba, eldemonio le derribó, y le despe-dazó; mas Jesús reprendió alespíritu inmundo, y sanó almuchacho, y le volvió a su padre.43 Y todos estaban atónitos delgran poder de Dios. Y mientrasque todos se maravillaban detodas las cosas que Jesús hacía,él dijo a sus discípulos:44 Poned vosotros en vuestrosoídos estas palabras; porque hade acontecer que el Hijo delhombre será entregado en manos

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pequeños: sí, Padre, porque así teagradó.22 Todas las cosas me son entre-gadas de mi Padre; y nadie sabequién es el Hijo, sino el Padre; niquién es el Padre, sino el Hijo, ya quien el Hijo le quisiere reve-lar.23Yvuelto particularmente a susdiscípulos, dijo: Bienaventuradoslos ojos que ven lo que vosotrosveis;24 Porque os digo, que muchosprofetas y reyes desearon ver loque vosotros veis, y no lo vieron;y oir lo que oís, y no lo oyeron.25 Y he aquí, cierto doctor de laley se levantó, tentándole, ydiciendo: Maestro, ¿qué harépara heredar la vida eterna?26Y él dijo: ¿Qué está escrito enla ley? ¿Cómo lees?27 Y él respondiendo, dijo:Amarás al Señor tu Dios de todotu corazón, y de toda tu alma, yde todas tus fuerzas, y de toda tumente; y a tu prójimo como a timismo.28 Y le dijo: Bien has respondi-do: haz esto, y vivirás.29 Mas él, queriéndose justificara sí mismo, dijo a Jesús: ¿Yquién es mi prójimo?30 Y respondiendo Jesús, dijo:Cierto hombre descendía deJerusalem a Jericó, y cayó enmanos de ladrones, los cuales ledespojaron, e hiriéndole, se fue-ron, dejándolemedio muerto.31 Y aconteció, que descendiócierto sacerdote por el mismo

camino; y viéndole, se pasó delotro lado.32Yasimismo un Levita, llegan-do cerca de aquel lugar, y mirán-dole, se pasó del otro lado.33 Y cierto Samaritano que ibasu camino, viniendo cerca de él,y viéndole, fue movido a compa-sión;34 Y llegándose, le vendó lasheridas, echándole aceite y vino;y poniéndole sobre su propiacabalgadura, le llevó al mesón, ycuidó de él.35Yal otro día partiéndose, sacódos denarios, y le dio al mesone-ro, y le dijo: Cuida de él; y todolo que de más gastares, yo cuan-do vuelva, te lo pagaré.36 ¿Quién, pues, de estos tres teparece que fue el prójimo deaquél que cayó entre ladrones?37Y él dijo: El que usó de mise-ricordia con él. Entonces Jesús ledijo: Ve, y haz tú lo mismo.38Y aconteció, que yendo, entróél en cierta aldea: y cierta mujerllamada Marta, le recibió en sucasa.39 Y ésta tenía una hermana quese llamaba María, la cual sentán-dose a los pies de Jesús, oía supalabra.40 Marta empero se distraía enmuchos servicios; y sobrevini-endo, dijo: Señor, ¿no tienes cui-dado que mi hermana me dejaservir sola? Dile, pues, que meayude.41 Respondiendo Jesús enton-ces, le dijo: Marta, Marta, cuida-

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ciudad y lugar a donde él habíade venir.2Y les decía: Lamies a la verdades mucha, mas los obrerospocos; por tanto, rogad al Señorde la mies que envíe obreros a sumies.3 Andad, he aquí, yo os envíocomo a corderos en medio delobos.4 No llevéis bolsa, ni alforja, nizapatos; y a nadie saludéis en elcamino.5 En cualquier casa donde entra-reis, primeramente decid: Pazsea a esta casa.6 Y si hubiere allí el hijo de paz,vuestra paz reposará sobre él; ysi no, se volverá a vosotros.7 Y posad en aquella mismacasa, comiendo y bebiendo loque os dieren; porque el obrerodigno es de su salario. No ospaséis de casa en casa.8 Y en cualquier ciudad dondeentrareis, y os recibieren, comedlo que os pusieren delante;9 Y sanad los enfermos que enella hubiere, y decidles: se haacercado a vosotros el reino deDios.10 Mas en cualquier ciudaddonde entrareis, y no os recibie-ren, saliendo por sus calles,decid:11 Aun el polvo que se nos hapegado de vuestra ciudad sacudi-mos contra vosotros: esto empe-ro sabed que el reino de Dios seha acercado a vosotros.12 Y os digo, que será más tole-

rable para Sodoma en aquel día,que aquella ciudad.13 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti,Bethsaida! que si en Tiro, y enSidón se hubieran hecho losmilagros que han sido hechos envosotras, ya tiempo ha, que sen-tados en cilicio y ceniza, sehubieran arrepentido:14 Por tanto, será más tolerablepara Tiro y Sidón que para voso-tras en el juicio.15Y tú, Capernaum, que hasta elcielo eres ensalzada, hasta elinfierno serás abatida.16 El que a vosotros oye, a míoye; y el que a vosotros desecha,a mí desecha; y el que a mí dese-cha, desecha al que me envió.17 Y volvieron los setenta congozo, diciendo: Señor, aun losdemonios se nos sujetan por tunombre.18 Y les dijo: Yo veía a Satanás,como un rayo caer del cielo.19 He aquí, yo os doy potestadde hollar sobre las serpientes, ysobre los escorpiones, y sobretodo el poder del enemigo, ynada de ningún modo os dañará:20 Empero no os regocijéis enesto, de que los espíritus se ossujeten; mas antes regocijaos deque vuestros nombres estánescritos en los cielos.21 En aquella misma hora Jesússe alegró en espíritu, y dijo: Tedoy gracias, oh Padre, Señor delcielo y de la tierra, que escondis-te estas cosas a los sabios y pru-dentes, y las has revelado a los

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19 Pues si yo echo fuera losdemonios por Beelzebub, ¿vues-tros hijos, por quién los echanfuera? Por tanto ellos serán vues-tros jueces.20Mas si con el dedo de Dios yoecho fuera los demonios, ciertoel reino de Dios es llegado avosotros.21 Cuando un hombre fuertearmado guarda su palacio, en pazestá lo que posee.22 Mas cuando otro más fuerteque él sobreviniere, y le vencie-re, le toma todas sus armas enque confiaba, y reparte sus des-pojos.23 El que no es conmigo, contramí es; y el que conmigo no reco-ge, desparrama.24 Cuando el espíritu inmundosaliere del hombre, anda porlugares secos, buscando reposo,y no hallándolo, dice: Me vol-veré a mi casa, de donde salí.25 Y viniendo, la halla barrida yadornada.26 Entonces va, y toma otrossiete espíritus peores que él, yentrados, moran allí; y lo postre-ro del tal hombre es peor que loprimero.27 Y aconteció, que diciendo élestas cosas, cierta mujer de lamultitud, levantando la voz, ledijo: Bienaventurado el vientreque te trajo, y los pechos quemamaste.28 Y él dijo: Antes bienaventu-rados los que oyen la palabra deDios, y la guardan.

29 Y cuando las multitudes seapiñaban, comenzó a decir: Estageneración mala es: señal busca,mas señal no le será dada, sino laseñal de Jonás el profeta.30 Porque como Jonás fue señala los Ninivitas, así también seráel Hijo del hombre a esta genera-ción.31 La reina del Sur se levantaráen juicio con los hombres de estageneración, y los condenará; por-que vino de los fines de la tierraa oir la sabiduría de Salomón; y,he aquí, hay uno mayor queSalomón en este lugar.32 Los hombres de Nínive selevantarán en juicio con estageneración, y la condenarán;porque a la predicación de Jonásse arrepintieron; y, he aquí, hayuno mayor que Jonás en estelugar.33 Ninguno enciende la candelay la pone en lugar oculto, nidebajo del almud, sino en el can-delero, para que los que entranvean la luz.34 La luz del cuerpo es el ojo:por tanto, cuando tu ojo fueresencillo, también todo tu cuerposerá lleno de luz; mas cuandofuere malo, también tu cuerposerá tenebroso.35Mira pues, que la luz que en tihay, no sea tinieblas.36Así que siendo todo tu cuerporesplandeciente, no teniendoalguna parte de tinieblas, serátodo luminoso como cuando elresplandor de una candela te

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dosa estás, y con las muchascosas estás turbada:42 Empero una cosa es necesa-ria; yMaría ha escogido la buenaparte, la cual no le será quitada.

CAPÍTULO 11

YACONTECIO que estandoél orando en cierto lugar,

cuando acabó, uno de sus discí-pulos le dijo: Señor, enséñanos aorar, como también Juan enseñóa sus discípulos.2 Y les dijo: Cuando orareis,decid: Padre nuestro, que estásen los cielos, sea tu nombre san-tificado. Venga tu reino: seahecha tu voluntad como en elcielo, así también en la tierra.3 El pan nuestro de cada díadánoslo hoy.4 Y perdónanos nuestros peca-dos, porque también nosotrosperdonamos a todos los que nosdeben. Y no nos metas en tenta-ción; mas líbranos del mal.5 Les dijo también: ¿Quién devosotros tendrá un amigo, e irá aél a media noche, y le dirá:Amigo, préstame tres panes,6 Porque un amigo mío es veni-do a mí de camino, y no tengoque ponerle delante;7 Y él de dentro respondiendo,diga: No me seas molesto: lapuerta está ya cerrada, y misniños están conmigo en la cama:no puedo levantarme, y darte?8 Dígoos, que aunque no selevante a darle por ser su amigo,cierto por su importunidad se

levantará, y le dará todo lo quehabrá menester.9 Y yo os digo: Pedid, y se osdará: buscad, y hallaréis, tocad, yos será abierto.10 Porque todo aquel que pide,recibe; y el que busca, halla; y alque llama, se abre.11 ¿Y cuál padre de vosotros, sisu hijo le pidiere pan, le dará unapiedra? o, si un pescado, ¿enlugar de pescado, le dará una ser-piente?12 O, si le pidiere un huevo, ¿ledará un escorpión?13 Pues, si vosotros, siendomalos, sabéis dar buenas dádivasa vuestros hijos, ¿cuánto másvuestro Padre celestial dará elEspíritu Santo a los que le pidie-ren de él?14 Y estaba echando fuera undemonio, el cual era mudo: yaconteció que salido fuera eldemonio, el mudo habló, y lasgentes se maravillaron.15Yalgunos de ellos decían: PorBeelzebub, príncipe de losdemonios, echa fuera los demo-nios.16Y otros, tentándole, pedían deél una señal del cielo.17Mas él, conociendo los pensa-mientos de ellos, les dijo: Todoreino dividido contra sí mismo esasolado; y casa contra casa cae.18 Y si también Satanás estádividido contra sí, ¿cómo perma-necerá su reino? porque decís,que por Beelzebub echo yo fueralos demonios.

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CAPÍTULO 12

ENESTO habiéndose juntadouna innumerable multitud degente, de modo que unos a otrosse hollaban, comenzó a decir asus discípulos: Primeramenteguardaos de la levadura de losFariseos, que es hipocresía.2 Porque nada hay encubierto,que no haya de ser revelado; nioculto, que no haya de ser sabi-do.3 Por tanto, las cosas que dijisteisen tinieblas, en la luz serán oídas;y lo que hablasteis al oído en losaposentos, será pregonado desdelos tejados.4 Mas os digo, amigos míos: Notemáis a los que matan el cuerpo,y después de esto no tienen másque puedan hacer;5 Mas yo os enseñaré a quiéntemáis: Temed a aquel que des-pués que hubiere matado, tienepotestad de echar en el infierno:de cierto os digo: A éste temed.6 ¿No se venden cinco pajarillospor dos blancas? y ni uno deellos está olvidado delante deDios.7 Y aun los cabellos de vuestracabeza, todos están contados. Notemáis pues: de más estima soisvosotros que muchos pajarillos.8 Pero os digo que todo aquelque me confesare delante de loshombres, también el Hijo delhombre le confesará delante delos ángeles de Dios.9 Mas el que me negare delantede los hombres, será negado

delante de los ángeles de Dios.10Y todo aquel que dice palabracontra el Hijo del hombre, le seráperdonado; mas al que blasfema-re contra el Espíritu Santo, no leserá perdonado.11 Y cuando os trajeren a lassinagogas, y a los magistrados ypotestades, no os acongojéiscómo, o qué hayáis de responder,o qué hayáis de decir.12 Porque el Espíritu Santo osenseñará en lamisma hora lo queserá menester decir.13 Y le dijo uno de la compañía:Maestro, di a mi hermano queparta conmigo la herencia.14 Mas él le dijo: Hombre,¿quién me puso por juez, o parti-dor sobre vosotros?15 Y les dijo: Mirad, y guardaosde avaricia; porque la vida delhombre no consiste en la abun-dancia de los bienes que posee.16Y les dijo una parábola, dicien-do: La heredad de cierto hombrerico había llevado muchos frutos;17 Y él pensaba dentro de sí,diciendo: ¿Qué haré, no tengodonde pueda recoger mis frutos?18Ydijo: Esto haré: derribarémisalfolíes, y los edificaré mayores; yallí recogeré todos mis frutos ymis bienes;19 Y diré a mi alma: Alma,muchos bienes tienes en depósitopara muchos años: repósate,come, bebe, huélgate.20 Y díjole Dios: ¡Insensato! estanoche vuelven a pedir tu alma; ¿ylo que has provisto, de quién será?

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LUCAS 12alumbra.37Yestando él hablando, le rogócierto Fariseo que comiese conél: y entró y se sentó a la mesa.38Yel Fariseo, cuando lo vio, semaravilló de que no se lavó antesde comer.39 Y el Señor le dijo: Ahoravosotros los Fariseos lo de fuerade la copa y del plato limpiáis;mas lo que está dentro de voso-tros, está lleno de rapiña y demaldad.40 Insensatos ¿el que hizo lo defuera, no hizo también lo de den-tro?41 Empero de lo que tenéis, dadlimosna; y, he aquí, todas lascosas os son limpias.42Mas ¡ay de vosotros Fariseos!que diezmáis la menta, y la ruda,y toda hortaliza; mas el juicio yel amor de Dios pasáis de largo.Empero estas cosas era menesterhacer, y no dejar las otras.43 ¡Ay de vosotros Fariseos! queamáis las primeras sillas en lassinagogas, y las salutaciones enlas plazas.44 ¡Ay de vosotros, escribas yFariseos, hipócritas! que soiscomo sepulcros que no parecen,y los hombres que andan encimano lo saben.45 Y respondiendo uno de losdoctores de la ley, le dice:Maestro, cuando dices esto, tam-bién nos afrentas a nosotros.46 Y él dijo: ¡Ay de vosotrostambién, doctores de la ley! quecargáis los hombres con cargas

que no pueden llevar; mas voso-tros, ni aun con un dedo tocáislas cargas.47 ¡Ay de vosotros! que edificáislos sepulcros de los profetas, ylos mataron vuestros padres.48 Ciertamente dais testimonioque consentís en los hechos devuestros padres; porque a la ver-dad ellos los mataron, mas voso-tros edificáis sus sepulcros.49 Por tanto la sabiduría de Diostambién dijo: Enviaré a ellos pro-fetas y apóstoles, y de ellos aunos matarán, y a otros perse-guirán.50 Para que de esta generaciónsea demandada la sangre detodos los profetas, que ha sidoderramada desde la fundacióndel mundo:51 Desde la sangre de Abel,hasta la sangre de Zacarías, quepereció entre el altar y el templo:De cierto os digo, será demanda-da de esta generación.52 ¡Ay de vosotros, doctores dela ley! porque habéis quitado lallave del conocimiento: vosotrosmismos no entrasteis, y a los queentraban impedisteis.53 Y diciéndoles estas cosas, losescribas y los Fariseos comenza-ron a apretarle en gran manera, ya provocarle a que hablase demuchas cosas,54 Acechándole, y procurandode cazar algo de su boca paraacusarle.

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cual el señor pondrá sobre sufamilia, para que en tiempo les désu ración?43 Bienaventurado aquel siervo,al cual, cuando el señor viniere,hallare haciendo así.44 En verdad os digo, que él lepondrá sobre todos sus bienes.45 Mas si el tal siervo dijere ensu corazón: Mi señor se tarda devenir, y comenzare a herir lossiervos y las criadas, y a comer, ya beber, y a embriagarse,46Vendrá el señor de aquel siervoel día que él no espera, y a la horaque él no sabe; y le apartará, ypondrá su suerte con los incrédu-los.47 Porque el siervo que supo lavoluntad de su señor, y no seapercibió, ni hizo conforme a suvoluntad, será azotado mucho.48 Mas el que no la supo, e hizocosas dignas de ser azotado, seráazotado poco, porque a cualquie-ra que fue dado mucho, muchoserá vuelto a demandar de él; y alque encomendaron mucho, másserá de él pedido.49 Yo soy venido a meter fuegoen la tierra, ¿y qué quiero, si yaestá encendido?50 Empero de un bautismo tengode ser bautizado, ¡y cómo meangustio hasta que sea cumplido!51 ¿Pensáis que yo soy venido adar paz en la tierra? Os digo, No;sino antes división.52 Porque estarán de aquí adelan-te cinco en una casa divididos, trescontra dos, y dos contra tres.

53 El padre estará dividido con-tra el hijo, y el hijo contra elpadre: la madre contra la hija, yla hija contra la madre: la suegracontra su nuera, y la nuera contrasu suegra.54 Y decía también al pueblo:Cuando veis la nube que sale delponiente, inmediatamente decís:Agua viene; y es así.55 Y cuando sopla el austro,decís: Habrá calor; y lo hay.56 ¡Hipócritas! Sabéis discernirla faz del cielo y de la tierra, ¿yeste tiempo, cómo no lo dis-cernís?57 ¿Mas por qué aun de vosotrosmismos no juzgáis lo que esjusto?58 Pues cuando vas al magistra-do con tu adversario, procura enel camino de librarte de él, por-que no te traiga al juez, y el juezte entregue al alguacil, y elalguacil te meta en la cárcel.59 Te digo que no saldrás de alláhasta que hayas pagado hasta laúltima blanca.

CAPÍTULO 13

Y EN este mismo tiempoestaban allí unos que le con-

taban de los Galileos, cuya san-gre Pilato había mezclado consus sacrificios.2 Y respondiendo Jesús, les dijo:¿Pensáis que estos Galileos, por-que han padecido tales cosas,fueron más pecadores que todoslos Galileos?3 Yo os digo, que no: antes si no

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21Así es el que hace para sí teso-ro, y no es rico en Dios.22 Y dijo a sus discípulos: Portanto os digo: No os acongojéisde vuestra vida, qué comeréis; nidel cuerpo, qué vestiréis.23 La vidamás es que la comida;y el cuerpo, que el vestido.24 Considerad los cuervos, queni siembran, ni siegan: que ni tie-nen almacén, ni alfolí; y Dios losalimenta. ¿Cuánto de más estimasois vosotros que las aves?25 ¿Quién de vosotros acon-gojándose, podrá añadir a suestatura un codo?26 Pues si no podéis aun lo queesmenos, ¿por qué os acongojáisde lo demás?27 Considerad los lirios, comocrecen: no labran, ni hilan; y osdigo, que ni Salomón con toda sugloria se vistió como uno deellos.28 Y si así viste Dios a la hierba,que hoy está en el campo, ymañana es echada en el horno,¿cuánto más a vosotros, Ohvosotros de poca fe?29 Vosotros, pues, no busquéisqué hayáis de comer, o quéhayáis de beber, y no seáis demente dudosa;30 Porque todas estas cosas lasgentes del mundo las buscan; yvuestro Padre sabe que habéismenester estas cosas.31 Mas antes buscad el reino deDios, y todas estas cosas os seránañadidas.32 No temáis, oh manada

pequeña, porque al Padre ha pla-cido daros el reino.33 Vended lo que poseéis, y dadlimosna: haceos bolsas que no seenvejecen, tesoro en los cielosque nunca falte: donde ladrón nollega, ni polilla corrompe.34 Porque donde está vuestrotesoro, allí también estará vues-tro corazón.35 Estén ceñidos vuestros lomos,y vuestras luces encendidas;36 Y vosotros, semejantes ahombres que esperan cuando suseñor ha de volver de las bodas;para que cuando viniere y tocare,inmediatamente le abran.37 Bienaventurados aquellossiervos, los cuales, cuando elseñor viniere, hallare velando: decierto os digo, que él se ceñirá, yhará que se sienten a la mesa, yvendrá a servirles.38 Y aunque venga a la segundavela, y aunque venga a la terceravela, y los hallare así, bienaven-turados son los tales siervos.39 Esto empero sabed, que sisupiese el padre de familia a quéhora había de venir el ladrón,velaría ciertamente, y no dejaríaminar su casa.40 Vosotros, pues, también estadapercibidos; porque a la hora queno pensáis, el Hijo del hombrevendrá.41 Entonces Pedro le dijo: Señor,¿dices esta parábola a nosotros, otambién a todos?42 Y dijo el Señor: ¿Quién es elmayordomo fiel y prudente, al

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24 Porfiad a entrar por la puertaangosta; porque yo os digo, quemuchos procurarán de entrar, yno podrán.25Después que el padre de fami-lia se levantare, y cerrare la puer-ta, y comenzareis a estar de pieafuera, y tocar a la puerta, dicien-do: Señor, Señor, ábrenos; y res-pondiendo él, os dirá: No osconozco de dónde seáis.26 Entonces comenzaréis adecir: Delante de ti hemos comi-do y bebido, y en nuestras plazasenseñaste.27 Y os dirá: Dígoos, que no osconozco de dónde seáis: apartaosde mí todos los obreros de ini-quidad.28Allí será el lloro y el crujir dedientes, cuando viereis aAbraham, y a Isaac, y a Jacob, ya todos los profetas en el reino deDios, y vosotros ser echadosfuera.29 Y vendrán del oriente, y deloccidente, y del norte, y del sur,y se sentarán en el reino de Dios.30 Y, he aquí, hay postreros, queserán primeros; y hay primeros,que serán postreros.31 Aquel mismo día llegaronciertos Fariseos, diciéndole: Sal,y vete de aquí; porqueHerodes tequiere matar.32 Y les dijo: Id, y decid a aque-lla zorra: He aquí, echo fuerademonios y acabo sanidades hoyy mañana, y al tercer día soyconsumado.33 Empero es menester que hoy,

y mañana, y pasado mañanacamine; porque no es posible queun profeta perezca fuera deJerusalem.34 ¡Oh Jerusalem, Jerusalem,que matas los profetas, y apedre-as los que son enviados a ti,cuántas veces quise juntar tushijos, como la gallina a suspolluelos debajo de sus alas, y noquisiste!35 He aquí, os es dejada vuestracasa desierta; y de cierto os digoque no me veréis, hasta quevenga tiempo cuando digáis:Bendito el que viene en nombredel Señor.

CAPÍTULO 14

YACONTECIO que entradoen casa de un príncipe de los

Fariseos un sábado a comer pan,ellos le acechaban.2 Y, he aquí, cierto hombrehidrópico estaba delante de él.3 Y respondiendo Jesús, habló alos doctores de la ley, y a losFariseos, diciendo: ¿Es lícitosanar en sábado?4 Y ellos callaron. Entonces éltomándole, le sanó, y le envió.5Y él les respondió diciendo: ¿Aquién de vosotros si le cayere elasno, o el buey en un pozo, no lesacará inmediatamente en día desábado?6 Y no le podían replicar a estascosas.7 Y propuso una parábola a losconvidados, cuando observócomo escogían los primeros

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os arrepintiereis, todos pere-ceréis igualmente.4 O aquellos diez y ocho, sobrelos cuales cayó la torre en Siloé,y los mató, ¿pensáis que ellosfueron más pecadores que todoslos hombres que habitan enJerusalem?5 Yo os digo, que no, antes si noos arrepintiereis, todos pere-ceréis igualmente.6 Y decía esta parábola: Ciertohombre tenía una higuera planta-da en su viña; y vino a buscarfruto en ella, y no halló.7 Y dijo al viñero: He aquí, tresaños ha que vengo a buscar frutoen esta higuera, y no lo hallo;córtala, ¿por qué hará inútil aunla tierra?8 El entonces respondiendo, ledijo: Señor, déjala aún este año,hasta que yo haya cavado alrede-dor de ella y echádole estiércol.9 Y si hiciere fruto, bien; y si no,la cortarás después.10Y estaba enseñando en una delas sinagogas en el sábado.11 Y, he aquí, había una mujerque tenía un espíritu de enferme-dad diez y ocho años, y andabaagobiada, así que en ningunamanera podía enhestarse.12 Y cuando Jesús la vio, lallamó, y le dijo: Mujer, libre eresde tu enfermedad.13Ypuso las manos sobre ella, yal instante se enderezó, y glorifi-caba a Dios.14Y respondiendo el príncipe dela sinagoga, indignado de que

Jesús hubiese curado en sábado,dijo al pueblo: Seis días hay enque es menester obrar: en éstospues venid, y sed curados; y noen día de sábado.15 Entonces el Señor le respon-dió, y dijo: Hipócrita, cada unode vosotros ¿no desata en sábadosu buey, o su asno del pesebre, yle lleva a beber?16Y a esta hija deAbraham, quehe aquí, que Satanás la habíaligado diez y ocho años, ¿no con-vino desatarla de esta ligadura endía de sábado?17 Y diciendo él estas cosas, seavergonzaban todos sus adversa-rios: y todo el pueblo se regocija-ba de todas las cosas gloriosasque eran por él hechas.18 Y decía: ¿A qué es semejanteel reino de Dios, y a qué le com-pararé?19 Semejante es al grano de lamostaza, que un hombre tomó, ylo echó en su huerto; y creció, yfue hecho árbol grande, y lasaves del cielo posaron en susramas.20 Y otra vez dijo: ¿A qué com-pararé el reino de Dios?21 Semejante es a la levadura,que tomó una mujer y la escon-dió en tres medidas de harinahasta que todo fue leudado.22 Y pasaba por todas las ciuda-des y aldeas enseñando, y cami-nando a Jerusalem.23 Y le dijo uno: Señor, ¿sonpocos los que se salvan? Y él lesdijo:

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hermanas, y aun también su pro-pia vida, no puede ser mi discí-pulo.27 Y cualquiera que no lleva sucruz, y viene en pos de mí, nopuede ser mi discípulo.28 Porque ¿cuál de vosotros,queriendo edificar una torre, nocuenta primero sentado y hagacuenta de los gastos, si tiene loque ha menester para acabarla?29 Porque después que hayapuesto el fundamento, y nopueda acabarla, todos los que lovieren, no comiencen a hacerburla de él,30 Diciendo: Este hombrecomenzó a edificar, y no pudoacabar.31 ¿O cuál rey, habiendo de ir ahacer guerra contra otro rey,sentándose primero no consultasi puede salir al encuentro condiez mil al que viene contra élcon veinte mil?32 De otra manera, cuando elotro está aún lejos, le envía unaembajada, y le pide condicionesde paz.33 Así pues, cualquiera de voso-tros que no renuncia a todas lascosas que posee, no puede ser midiscípulo.34 Buena es la sal; mas si la salperdiere su sabor, ¿con qué serásalada?35 Ni para la tierra, ni para elmuladar es buena: fuera la echan.El que tiene oídos para oir, oiga.

CAPÍTULO 15

YSE llegaban a él todos lospublicanos, y pecadores a

oirle.2 Y murmuraban los Fariseos ylos escribas, diciendo: Este a lospecadores recibe, y con elloscome.3 Y él les habló esta parábola,diciendo:4 ¿Qué hombre de vosotros,teniendo cien ovejas, si perdiereuna de ellas, no deja las noventay nueve en el desierto, y va abuscar la que se perdió, hastaque la halle?5Y cuando la ha hallado la ponesobre sus hombros gozoso;6 Y cuando viene a casa, junta asus amigos, y a sus vecinos,diciéndoles: Gozaos conmigo,porque he hallado mi oveja quese había perdido.7 Os digo, que así habrá másgozo en el cielo sobre un pecadorque se arrepiente, que sobrenoventa y nueve justos, que notienen necesidad de arrepenti-miento.8 ¿O qué mujer que tiene diezdracmas, si perdiere la una drac-ma, no enciende la candela, ybarre la casa, y busca con dili-gencia hasta hallarla?9 Y cuando la hubiere hallado,junta sus amigas y sus vecinas,diciendo: Gozaos conmigo; por-que he hallado la dracma quehabía perdido.10 Así os digo, que hay gozodelante de los ángeles de Dios

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asientos a la mesa, diciéndoles:8 Cuando fueres convidado dealguno a bodas, no te asientes enel primer lugar; porque podrá serque otro más honrado que tú seaconvidado de él;9Yviniendo el que te convidó a tiy a él, te diga: Da lugar a éste; yentonces comiences con vergüen-za a tener el postrer lugar.10 Mas cuando fueres convida-do, ve, y asiéntate en el postrerlugar; porque cuando viniere elque te convidó, te diga: Amigo,sube más arriba: entoncestendrás gloria delante de los quejuntamente se asientan a la mesa.11 Porque cualquiera que seensalza, será humillado, y el quese humilla, será ensalzado.12 Y decía también al que lehabía convidado: Cuando hacescomida o cena, no llames a tusamigos, ni a tus hermanos, ni atus parientes, ni a tus vecinosricos; porque también ellos no tevuelvan a convidar, y te seahecha recompensa.13 Mas cuando haces banquete,llama a los pobres, los mancos,los cojos, los ciegos;14 Y serás bienaventurado; por-que ellos no te pueden recom-pensar; mas te será recompensa-do en la resurrección de los jus-tos.15 Y oyendo esto uno de los quejuntamente estaban sentados a lamesa, le dijo: Bienaventurado elque comerá pan en el reino deDios.

16 El entonces le dijo: Ciertohombre hizo una grande cena, yconvidó a muchos.17 Y a la hora de la cena envió asu siervo a decir a los convida-dos: Venid, que ya todo está apa-rejado.18 Y comenzaron todos a una aexcusarse. El primero le dijo: Hecomprado una hacienda, y hemenester de salir y verla; teruego que me tengas por excusa-do.19 Y el otro dijo: He compradocinco yuntas de bueyes, y voy aprobarlos: ruégote queme tengaspor excusado.20 Y el otro dijo: Me he casado;y por tanto no puedo venir.21 Y vuelto el siervo, hizo saberestas cosas a su señor. Entoncesel padre de familia, enojado dijoa su siervo: Ve presto por las pla-zas, y por las calles de la ciudad,y trae acá los pobres, y mancos,y cojos, y ciegos.22 Y dijo el siervo: Señor, hechoes como mandaste, y aún haylugar.23 Y dijo el señor al siervo: Vepor los caminos, y por los valla-dos, y fuérzalos a entrar, para quese llene mi casa.24 Porque yo os digo, que ningu-no de aquellos varones que fue-ron llamados, gustará mi cena.25 Y grandes multitudes ibancon él; y volviéndose les dijo:26 Si alguno viene a mí, y noaborrece a su padre, y madre, yesposa, e hijos, y hermanos, y

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alegría y gozarnos; porque éstetu hermano muerto era, y revi-vió: se había perdido, y es halla-do.

CAPÍTULO 16

YDECIAtambién a sus discí-pulos: Había cierto hombre

rico, el cual tenía un mayordo-mo; y éste fue acusado delante deél, de que había disipado sus bie-nes.2 Y le llamó, y le dijo: ¿Qué esesto que oigo de ti? da cuenta detu mayordomía; porque ya nopodrás más ser mayordomo.3 Entonces el mayordomo dijodentro de sí: ¿Qué haré? que miseñor me quita la mayordomía.Cavar, no puedo: mendigar,tengo vergüenza.4 Yo sé lo que haré, para quecuando fuere quitado de lamayordomía, me reciban en suscasas.5 Y llamando a cada uno de losdeudores de su señor, dijo al pri-mero: ¿Cuánto debes ami señor?6Y él dijo: Cien barriles de acei-te. Y le dijo: Toma tu obligación,y siéntate presto, y escribe cin-cuenta.7 Después dijo a otro: ¿Y tú,cuánto debes? Y él dijo: Ciencoros de trigo. Y él le dijo: Tomatu obligación, y escribe ochenta.8Yalabó el señor al mayordomoinjusto, por haber hecho pruden-temente; porque los hijos de estemundo más prudentes son en sugeneración que los hijos de luz.

9 Y yo os digo: Haceos amigosdel mammón de injusticia, paraque cuando faltareis, os recibanen las moradas eternas.10 El que es fiel en lo muy poco,también en lo más es fiel; y elque en lo muy poco es injusto,también en lo más es injusto.11 Pues si en el mammón injustono fuisteis fieles, ¿lo que es ver-dadero, quién os lo confiará?12Ysi en lo ajeno no fuisteis fie-les, ¿lo que es vuestro, quién oslo dará?13 Ningún siervo puede servir ados señores; porque, o aborre-cerá al uno, y amará al otro, o seallegará al uno, y menospreciaráal otro. No podéis servir a Dios,y a mammón.14 Y oían también los Fariseostodas estas cosas, los cuales eranavaros; y se burlaban de él.15Y él les dijo: Vosotros sois losque os justificáis a vosotros mis-mos delante de los hombres; masDios conoce vuestros corazones;porque lo que los hombres tienenen alto precio, delante de Dios esabominación.16 La ley y los profetas fueronhasta Juan: desde entonces elreino de Dios es predicado, ytodos hacen fuerza para entraren él.17 Empero más fácil cosa espasar el cielo y la tierra, que caeruna tilde de la ley.18 Cualquiera que repudia a suesposa, y se casa con otra, adul-tera; y el que se casa con la repu-

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por un pecador que se arrepiente.11 Y dijo: Cierto hombre teníados hijos;12 Y el más mozo de ellos dijo asu padre: Padre, dame la parte dela hacienda que me pertenece. Yél les repartió sus bienes.13Ydespués de nomuchos días,juntándolo todo el hijo menor, separtió lejos, a un país apartado; yallí desperdició su haciendaviviendo disolutamente.14 Y después que lo hubo todomalgastado, vino una grandehambre en aquella tierra, ycomenzóle a faltar.15 Y fue, y se llegó a uno de losciudadanos de aquella tierra, elcual le envió a sus campos, paraque apacentase los puercos.16 Y deseaba henchir su vientrede las algarrobas que comían lospuercos; mas nadie le daba.17 Y volviendo en sí, dijo:¡Cuántos jornaleros en casa demi padre tienen abundancia depan, y yo aquí perezco de ham-bre!18Me levantaré, e iré ami padre,y le diré: Padre, pecado he contrael cielo, y contra ti:19Ya no soy digno de ser llama-do tu hijo: hazme como a uno detus jornaleros.20Yse levantó y vino a su padre.Y cuando aún estaba lejos, le viosu padre, y fue movido con com-pasión, y corrió, echóse sobre sucuello, y le besó.21 Y el hijo le dijo: Padre, peca-do he contra el cielo, y contra ti,

ya no soy digno de ser llamado tuhijo.22 Mas el padre dijo a sus sier-vos: Sacad el principal vestido, yvestidle; y poned anillo en sumano, y zapatos en sus pies;23 Y traed el becerro gordo, ymatadle; y comamos, y alegré-monos;24 Porque éste mi hijo muertoera, y ha revivido: se había perdi-do, y es hallado.Y comenzaron aalegrarse.25 Y su hijo mayor estaba en elcampo, el cual cuando vino, yllegó cerca de la casa, oyó lamúsica y las danzas;26 Y llamando a uno de los sier-vos, le preguntó qué eran esascosas.27 Y él le dijo: Tu hermano esvenido; y tu padre ha muerto elbecerro gordo, porque lo ha reco-brado sano y salvo.28 Entonces él se enojó, y noquería entrar. Salió por tanto supadre, y le rogaba.29 Mas él respondiendo, dijo alpadre: He aquí, tantos años haque te sirvo, y nunca transgredítu mandamiento, y nunca me hasdado un cabrito para alegrarmecon mis amigos;30 Mas cuando vino éste tu hijo,que ha devorado tu hacienda conrameras, le hasmatado el becerrogordo.31 El entonces le dijo: Hijo, túsiempre estás conmigo, y todasmis cosas son tuyas;32 Mas era necesario tener

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mar, y os obedecería.7 ¿Mas cuál de vosotros tiene unsiervo que ara, o apacienta gana-do, que vuelto del campo le digaen seguida: Pasa, siéntate a lamesa?8 ¿No le dice antes: Adereza quecene yo, y cíñete, y sírveme hastaque haya comido y bebido; ydespués de esto, come tú y bebe?9 ¿Da gracias al siervo porquehizo lo que le había sido manda-do? Pienso que no.10Así también vosotros, cuandohubiereis hecho todo lo que os esmandado, decid: Siervos inútilessomos; porque lo que debíamosde hacer, hicimos.11 Y aconteció que yendo él aJerusalem, pasaba por medio deSamaria, y de Galilea.12 Y entrando en cierta aldea,viniéronle al encuentro diezhombres leprosos, los cuales separaron de lejos;13 Y alzaron la voz, diciendo:Jesús, Maestro, ten misericordiade nosotros.14 Y cuando él los vio, les dijo:Id, mostraos a los sacerdotes. Yaconteció, que yendo ellos, fue-ron limpios.15 Y uno de ellos, cuando se vioque era limpio, volvió, glorifi-cando a Dios a gran voz,16 Y se derribó sobre su rostro asus pies, dandole gracias; y ésteera Samaritano.17 Y respondiendo Jesús, dijo:¿No son diez los que fueron lim-pios? ¿Y los nueve, dónde están?

18 ¿No fue hallado quien volvie-se, y diese gloria aDios, sino esteextranjero?19 Y le dijo: Levántate, vete: tufe te ha salvado.20 Y preguntado de los Fariseos,cuándo había de venir el reino deDios, les respondió, y dijo: Elreino de Dios no vendrá conobservación;21 Ni dirán: Helo aquí, o heloallí; porque, he aquí, el reino deDios dentro de vosotros está.22 Y dijo a los discípulos:Vendrán días, cuando desearéisver uno de los días del Hijo delhombre, y no lo veréis.23 Y os dirán: Helo aquí, o heloallí. No vayáis tras ellos, ni lossigáis.24 Porque como el relámpago,relampagueando desde una partedebajo del cielo, resplandecehasta la otra debajo del cielo, asítambién será el Hijo del hombreen su día.25 Mas primero es menester quepadezca muchas cosas, y seareprobado de esta generación.26 Y como fue en los días deNoé, así también será en los díasdel Hijo del hombre:27 Comían, bebían, se casaban,se daban en casamiento, hasta eldía que entró Noé en el arca; yvino el diluvio, y destruyó atodos.28 Asimismo también como fueen los días de Lot: comían,bebían, compraban, vendían,plantaban, edificaban;

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diada del marido, adultera.19 Y había cierto hombre rico,que se vestía de púrpura y de linofinísimo, y en suntuosidad vivíaalegremente cada día.20 Había también cierto mendi-go llamadoLázaro, el cual estabaechado a la puerta de él, lleno dellagas,21 Y deseando hartarse de lasmigajas que caían de la mesa delrico; y aun los perros venían, y lelamían las llagas.22 Y aconteció, que murió elmendigo, y fue llevado por losángeles al seno de Abraham; ymurió también el rico, y fuesepultado.23Yen el infierno, alzó sus ojos,estando en tormentos, y ve aAbraham lejos, y a Lázaro en suseno.24 Entonces él, dando voces,dijo: Padre Abraham, ten miseri-cordia de mí, y envía a Lázaroque moje la punta de su dedo enagua, y refresque mi lengua; por-que soy atormentado en estallama.25 Mas dijo Abraham: Hijo,acuérdate que recibiste tus bienesen tu vida, y Lázaro tambiénmales; mas ahora él es consola-do, y tú eres atormentado.26 Y además de todo esto, unagrande sima está establecidaentre nosotros y vosotros, así quelos que quisieren pasar de aquí avosotros, no pueden, ni de allápasar acá.27 Entonces dijo: Ruégote pues,

padre, que le envíes a la casa demi padre;28 Porque tengo cinco herma-nos; para que les testifique; por-que no vengan ellos también aeste lugar de tormento.29YAbraham le dice:AMoisés,y a los profetas tienen, óiganlos;30 Pero él dijo: No, padreAbraham; mas si alguno fuere aellos de los muertos se arrepen-tirán.31 Mas él le dijo: Si no oyen aMoisés, y a los profetas, tampo-co se persuadirán, aunque algunose resucitare de entre los muer-tos.

CAPÍTULO 17

Y DIJO a los discípulos:Imposible es que no vengan

escándalos; mas ¡ay de aquél porquien vienen!2 Mejor le sería, si una piedra demolino de asno le fuere puesta alcuello, y fuese echado en la mar,que escandalizar a uno de estospequeñitos.3 Mirad por vosotros. Si pecarecontra ti tu hermano, repréndele;y si se arrepintiere, perdónale.4 Y si siete veces al día pecarecontra ti, y siete veces al día sevolviere a ti, diciendo: me arre-piento: perdónale.5 Y dijeron los apóstoles alSeñor: Auméntanos la fe.6 Y el Señor dijo: Si tuvieses fecomo un grano de mostaza,diríais a este sicómoro:Desarráigate, y plántate en la

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ensalza, será humillado; y el quese humilla, será ensalzado.15 Y traían también a él niñospara que les tocase, lo cual vién-dolo sus discípulos, les reprendían.16 Mas Jesús llamándolos, dijo:Dejad los niños venir a mí, y nolos impidáis; porque de tales esel reino de Dios.17 De cierto os digo, que cual-quiera que no recibiere el reinodeDios como un niño, no entraráen él.18 Y le preguntó cierto príncipe,diciendo: ¿Maestro bueno, quéharé para heredar la vida eterna?19 Y Jesús le dijo: ¿Por qué mellamas bueno? ninguno haybueno, sino sólo Dios.20 Los mandamientos sabes: Nocometerás adulterio, No matarás,No hurtarás, No darás falso testi-monio, Honra a tu padre y a tumadre.21Yél dijo: Todas estas cosas heguardado desde mi juventud.22YJesús oído esto, le dijo:Aúnuna cosa te falta: todo lo que tie-nes, véndelo, y da a los pobres, ytendrás tesoros en el cielo; y ven,sígueme.23 Entonces él, oídas estas cosas,se entristeció sobre manera, por-que era muy rico.24 Y viendo Jesús que se habíaentristecido mucho, dijo: ¡Cuándificultosamente entrarán en elreino de Dios los que tienenriquezas!25 Porque más fácil cosa esentrar un camello por un ojo de

una aguja, que un rico entrar enel reino de Dios.26 Y los que lo oían, dijeron: ¿Yquién puede ser salvo?27 Y él les dijo: Las cosas queson imposibles para los hombres,son posibles para Dios.28 Entonces Pedro dijo: He aquí,nosotros hemos dejado todo, y tehemos seguido.29 Y él les dijo: De cierto osdigo, que nadie hay que hayadejado casa, o padres, o herma-nos, o esposa, o hijos, por elreino de Dios,30Que no haya de recibir muchomás en este tiempo, y en elmundo venidero la vida eterna.31 Y tomando a los doce, lesdijo: He aquí, subimos aJerusalem, y serán cumplidastodas las cosas que fueron escri-tas por los profetas del Hijo delhombre.32 Porque será entregado a losGentiles, y será escarnecido, einjuriado, y escupido;33 Y después que le hubierenazotado, le matarán; mas al ter-cer día resucitará.34 Mas ellos nada de estas cosasentendían, y esta palabra les eraencubierta; y no entendían lo quese decía.35 Y aconteció, que acercándoseél a Jericó, cierto ciego estabasentado junto al camino mendi-gando,36 El cual como oyó la multitudque pasaba, preguntaba qué eraaquello.

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29 Mas el día que Lot salió deSodoma, llovió del cielo fuego yazufre, y destruyó a todos:30 Como esto será el día en queel Hijo del hombre será revelado.31 En aquel día, el que estuviereen el tejado, y sus alhajas encasa, no descienda a tomarlas; yel que en el campo, asimismo novuelva atrás.32Acordaos de la esposa de Lot.33 Cualquiera que procurare sal-var su vida, la perderá; y cual-quiera que la perdiere, la salvará.34 Os digo que en aquella nocheestarán dos en una cama: el unoserá tomado, y el otro será deja-do.35 Dos estarán moliendo juntas:la una será tomada, y la otra serádejada.36 Dos estarán en el campo: eluno será tomado, y el otro serádejado.37 Y respondiéndole, le dicen:¿Dónde, Señor? Y él les dijo:Donde estuviere el cuerpo, alláse juntarán también las águilas.

CAPÍTULO 18

Y LES decía también unaparábola, que es menester

orar siempre, y no desalentarse,2 Diciendo: Había cierto juez enuna ciudad, el cual ni temía aDios, ni respetaba a hombre.3 Había también en aquella ciu-dad una viuda, y ella venía a él,diciendo: Véngame de mi adver-sario.4 Mas él no quiso por algún

tiempo: empero después de esto,dijo dentro de sí: Aunque notemo a Dios, ni tengo respeto ahombre;5 Todavía, porque esta viuda meesmolesta, le vengaré; porque novenga siempre y al fin memuela.6Ydijo el Señor: Oíd lo que diceel juez injusto.7 ¿Y no hará Dios venganza porsus escogidos, que claman a éldía y noche, aunque sea longáni-mo acerca de ellos?8 Yo os digo que hará presto lavenganza para ellos. Empero elHijo del hombre, cuando viniere,¿hallará la fe en la tierra?9 Y dijo también esta parábola aciertos que confiaban en sí mis-mos que eran justos, y menos-preciaban a los otros:10Dos hombres subieron al tem-plo a orar, el uno Fariseo, y elotro publicano.11 El Fariseo puesto en pie,oraba consigo mismo de estamanera: Dios, te doy gracias, queno soy como los otros hombres,ladrones, injustos, adúlteros; niaun como este publicano;12Ayuno dos veces a la semana:doy diezmos de todo lo queposeo.13 Mas el publicano estando depie lejos, no quería ni aun alzarlos ojos al cielo; mas hería supecho, diciendo: Dios, ten mise-ricordia de mí, pecador.14 Os digo que éste descendió asu casa justificado antes que elotro; porque cualquiera que se

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saber lo que había ganado cadauno negociando.16 Y vino el primero, diciendo:Señor, tu mina ha ganado diezminas.17 Y él le dijo: Está bien, buensiervo: pues que en lo poco hassido fiel, ten autoridad sobre diezciudades.18 Y vino el segundo, diciendo:Señor, tu mina ha hecho cincominas.19 Y asimismo a éste dijo: Tutambién sé sobre cinco ciudades.20 Y vino otro, diciendo: Señor,he aquí tu mina, la cual he tenidoguardada en un pañizuelo:21 Porque tuve miedo de ti, puesque eres hombre severo: tomaslo que no pusiste, y siegas lo queno sembraste.22 Entonces él le dijo: Mal sier-vo, por tu boca te juzgo: sabíasque yo era hombre severo, quetomo lo que no puse, y que siegolo que no sembré;23 ¿Por qué pues no diste midinero al banco; y yo viniendo lodemandara con el logro?24Ydijo a los que estaban de pieallí: Quitadle la mina, y dadla alque tiene las diez minas.25 (Y ellos le dijeron: Señor,tiene diez minas.)26 Porque yo os digo que a cual-quiera que tuviere, le será dado;mas al que no tuviere, aun lo quetiene le será quitado.27Mas a aquellos mis enemigos,que no querían que yo reinasesobre ellos, traedlos acá, y

matadlos delante de mí.28 Y dicho esto, iba delantesubiendo a Jerusalem.29 Y aconteció, cuando llegócerca de Bethfagé, y deBethania, al monte que se llamade las Olivas, envió dos de susdiscípulos,30 Diciendo: Id a la aldea queestá delante, en la cual comoentrareis, hallaréis un pollinoatado, en el cual ningún hombrejamás se ha sentado: desatadle, ytraedle acá.31 Y si alguien os preguntare:¿Por qué le desatáis? le diréis así:Porque el Señor le ha menester.32 Y fueron los que habían sidoenviados, y hallaron como él lesdijo.33 Y desatando ellos el pollino,sus dueños les dijeron: ¿Por quédesatáis el pollino?34 Y ellos dijeron: Porque elSeñor le ha menester.35Y le trajeron a Jesús; y echan-do ellos sus ropas sobre el polli-no, pusieron encima a Jesús.36 Y yendo él, tendían sus vesti-dos por el camino.37 Y cuando llegaban ya cerca dela bajada del monte de las Olivas,toda la multitud de los discípulos,regocijándose, comenzaron a ala-bar aDios a gran voz por todos losmilagros que habían visto,38 Diciendo: Bendito el rey queviene en nombre del Señor: pazen el cielo, y gloria en las alturas.39 Entonces algunos de losFariseos de entre la multitud le

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37 Y le dijeron que Jesús deNazareth pasaba.38 Entonces dio voces, diciendo:Jesús, Hijo de David, ten miseri-cordia de mí.39 Y los que iban delante, lereprendían para que callase;empero él clamaba mucho más:Hijo de David, ten misericordiade mí.40 Jesús entonces parándose,mandó traerle a sí. Y cuando élllegó, le preguntó,41Diciendo: ¿Qué quieres que tehaga? Y él dijo: Señor, que reci-ba la vista.42 Y Jesús le dijo: Recibe lavista: tu fe te ha salvado.43Yal instante recibió la vista, yle seguía, glorificando a Dios; ytodo el pueblo, cuando lo vio, dioalabanza a Dios.

CAPÍTULO 19

Y JESÚS, habiendo entrado,iba pasando por Jericó.

2 Y he aquí un varón llamadoZaqueo, el cual era príncipe delos publicanos, y era rico;3 Y procuraba ver a Jesús quiénfuese; mas no podía a causa de lamultitud, porque era pequeño deestatura.4 Y corriendo delante, se subióen un árbol sicómoro, para verle;porque había de pasar por allí.5 Y cuando vino a aquel lugarJesús, mirando hacia arriba, levio, y le dijo: Zaqueo, date prie-sa, desciende; porque hoy esmenester que pose en tu casa.

6 Entonces él descendió a priesa,y le recibió gozoso.7Y viendo esto todos, murmura-ban, diciendo que había entradoa posar con un hombre pecador.8 Entonces Zaqueo, puesto enpie, dijo al Señor: He aquí,Señor, la mitad de mis bienesdoy a los pobres; y si en algo hedefraudado a alguno, se lo vuel-vo con los cuatro tantos.9 Y Jesús le dijo: Hoy ha venidola salvación a esta casa; porcuanto también él es hijo deAbraham.10 Porque el Hijo del hombre esvenido a buscar, y a salvar lo quese había perdido.11 Y oyendo ellos estas cosas,prosiguiendo él, dijo una parábo-la, por cuanto estaba cerca deJerusalem; y porque ellos pensa-ban que inmediatamente habíade ser manifestado el reino deDios.12 Dijo pues: Cierto hombrenoble se partió a una tierra lejos,a tomar para sí un reino, y volver.13 Y llamados diez siervossuyos, les dio diez minas, y lesdijo: Negociad entre tanto quevengo.14 Empero sus ciudadanos leaborrecían; y enviaron tras de éluna embajada, diciendo: No que-remos que éste reine sobre noso-tros.15 Y aconteció, que vuelto él,habiendo tomado el reino, mandóllamar a sí a aquellos siervos a loscuales había dado el dinero, para

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LUCAS 19LUCAS 19

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ron, y le afrentaron, y le enviaronvacío.12 Y volvió a enviar al tercersiervo; y también a éste hirierony echaron fuera.13 Entonces el señor de la viñadijo: ¿Qué haré? enviaré mi hijoamado: quizá cuando a éste vie-ren, le tendrán respeto.14 Mas los labradores, viéndole,razonaron entre sí, diciendo: Estees el heredero: venid, matémos-le, para que la herencia sea nues-tra.15 Y echándole fuera de la viña,lemataron: ¿Qué pues les hará elseñor de la viña?16 Vendrá, y destruirá a estoslabradores; y dará su viña a otros.Y cuando ellos lo oyeron, dije-ron: ¡No lo permita Dios!17 Mas él mirándolos, dijo:¿Qué pues es esto que está escri-to: La piedra que desecharon losedificadores, ésta es puesta porcabeza del ángulo?18 Cualquiera que cayere sobreaquella piedra será quebrantado;mas sobre el que ella cayere, pul-verizarle ha.19Y procuraban los príncipes delos sacerdotes y los escribasecharle mano en aquella hora,mas tuvieron miedo del pueblo;porque entendieron que contraellos había dicho esta parábola.20Y acechándole enviaron espíasque se fingiesen justos, paratomarle en sus palabras, para queasí le entregasen al poder y a laautoridad del gobernador:

21Yellos le preguntaron, dicien-do: Maestro, sabemos que dicesy enseñas rectamente; y que notienes respeto a la persona denadie, antes enseñas el caminode Dios con verdad.22 ¿Nos es lícito dar tributo aCésar, o no?23 Mas él, entendiendo la astuciade ellos, les dijo: ¿Por qué metentáis?24 Mostradme un denario. ¿Dequién tiene la imagen, y la inscrip-ción? Y respondiendo dijeron: DeCésar.25 Entonces les dijo: Pues dad aCésar las cosas que son de César;y las cosas que son de Dios, aDios.26 Y no pudieron reprender suspalabras delante del pueblo: antesmaravillados de su respuesta,callaron.27 Y llegándose ciertos de losSaduceos, los cuales niegan haberresurrección, le preguntaron,28 Diciendo: Maestro, Moisésnos escribió: Si el hermano dealguno muriere teniendo esposa,y muriere sin hijos, que su her-mano tome su esposa, y levantesimiente a su hermano.29 Fueron pues siete hermanos;y el primero tomó esposa, ymurió sin hijos.30 Y el segundo la tomó comoesposa, el cual tambiénmurió sinhijos.31 Y la tomó el tercero: asimis-mo también todos siete; y nodejaron simiente y murieron.

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dijeron: Maestro, reprende a tusdiscípulos.40 Y él respondiendo, les dijo:Os digo que si éstos callaren, laspiedras clamarán.41 Y cuando llegó cerca, viendola ciudad, lloró sobre ella,42 Diciendo: ¡Oh, si tú conocie-ses, aun tú, a lo menos en este tudía, las cosas que pertenecen a tupaz! mas ahora están encubiertasde tus ojos.43 Porque vendrán días sobre ti,que tus enemigos te cercarán contrinchera; y te pondrán cerco, yde todas partes te pondrán enestrecho;44Y te derribarán a tierra; y a tushijos dentro de ti; y no dejarán enti piedra sobre piedra; por cuantono conociste el tiempo de tu visi-tación.45 Y entrando en el templo,comenzó a echar fuera a todoslos que vendían y compraban enél,46 Diciéndoles: Escrito está: Micasa, casa de oración es; masvosotros la habéis hecho cuevade ladrones.47 Y enseñaba cada día en eltemplo; mas los príncipes de lossacerdotes, y los escribas, y lospríncipes del pueblo procurabandestruirle.48 Y no hallaban qué hacerle,porque todo el pueblo estabapendiente oyéndole.

CAPÍTULO 20

YACONTECIO un día, queenseñando él al pueblo en el

templo, y predicando el evange-lio, sobrevinieron los príncipesde los sacerdotes, y los escribas,con los ancianos,2 Y le hablaron, diciendo: Dinos¿con qué autoridad haces estascosas? ¿o quién es el que te hadado esta autoridad?3 Y respondiendo, él les dijo:Preguntaros he yo también unacosa; respondedme:4 El bautismo de Juan, ¿era delcielo, o de los hombres?5 Mas ellos razonaban dentro desí, diciendo: Si dijéremos: Delcielo; dirá: ¿Por qué, pues, no lecreísteis?6 Y si dijéremos: De los hom-bres, todo el pueblo nos apedre-ará; porque están ciertos queJuan era un profeta.7 Y respondieron que no sabíande dónde era.8 Entonces Jesús les dijo: Ni yoos digo tampoco con qué autori-dad hago yo estas cosas.9 Y comenzó a decir al puebloesta parábola: Cierto hombreplantó una viña, y la arrendó alabradores, y se ausentó pormucho tiempo.10 Y al tiempo oportuno, envióun siervo a los labradores, paraque le diesen del fruto de la viña;pero los labradores le golpearony le enviaron vacío.11 Y volvió a enviar otro siervo;y ellos a éste también le golpea-

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seáis engañados; porque vendránmuchos en mi nombre, diciendo:YO SOY el Cristo; y el tiempoestá cerca: por tanto no vayáis enpos de ellos.9 Empero cuando oyereis deguerras y sediciones, no osespantéis; porque es menesterque estas cosas acontezcan pri-mero; mas no inmediato será elfin.10 Entonces les dijo: Se levan-tará nación contra nación, y reinocontra reino;11 Y habrá grandes terremotosen diversos lugares, y hambres, ypestilencias; y habrá espantos ygrandes señales del cielo.12Mas antes de todas estas cosasos echaran mano, y perseguirán,entregándoos a las sinagogas y alas cárceles, trayéndoos ante losreyes, y a los gobernadores, porcausa de mi nombre.13Yos será esto para testimonio.14 Tened pues fijo en vuestroscorazones de no pensar antescómo hayáis de responder.15 Porque yo os daré boca ysabiduría, a la cual no podráncontradecir ni resistir, todosvuestros adversarios.16Mas seréis entregados aun porvuestros padres, y hermanos, yparientes, y amigos; y matarán aalgunos de vosotros.17Y seréis aborrecidos de todos,por causa de mi nombre.18 Mas un pelo de vuestra cabe-za no perecerá.19 En vuestra paciencia poseed

vuestras almas.20 Y cuando viereis a Jerusalemcercada de ejércitos, sabedentonces que está cerca su deso-lación.21 Entonces los que estuvierenen Judea, huyan a los montes; ylos que estuvieren en medio deella, váyanse; y los que en lasotras regiones, no entren en ella.22 Porque estos son días de ven-ganza, para que se cumplantodas las cosas que están escritas.23Mas, ¡ay de las preñadas, y delas que crían en aquellos días!porque habrá apretura grandesobre la tierra, e ira sobre estepueblo.24 Y caerán a filo de espada, yserán llevados cautivos por todaslas naciones; y Jerusalem seráhollada de los Gentiles, hasta quelos tiempos de los Gentiles seancumplidos.25Yhabrá señales en el sol, y enla luna, y en las estrellas; y en latierra angustia de naciones, conperplejidad; la mar y las ondasbramando;26 Desmayándose los hombres acausa del temor y la expectaciónde las cosas que sobrevendrán atoda la tierra; porque los poderesde los cielos serán conmovidas.27 Y entonces verán al Hijo delhombre, que vendrá en una nubecon poder y gran gloria.28 Y cuando estas cosas comen-zaren a hacerse, mirad en alto ylevantad vuestras cabezas; por-que vuestra redención está cerca.

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32 Y a la postre de todos muriótambién la mujer.33 En la resurrección, pues,¿esposa de cuál de ellos será?porque los siete la tuvieron poresposa.34 Entonces respondiendo Jesús,les dijo: Los hijos de este mundose casan, y se dan en casamiento;35 Mas los que fueron tenidospor dignos de obtener aquelmundo, y de la resurrección delosmuertos, ni se casan, ni se danen casamiento.36 Porque no pueden ya másmorir; porque son iguales a losángeles, y son hijos de Dios,siendo hijos de la resurrección.37 Y que los muertos hayan deresucitar, Moisés aun lo enseñójunto a la zarza, cuando llama alSeñor: Dios deAbraham, y Diosde Isaac, y Dios de Jacob.38 Pues no es Dios de los muer-tos, sino de los vivos: porquetodos viven para él.39 Y respondiéndole ciertos delos escribas, dijeron: Maestro,bien has dicho.40 Y no osaron más preguntarlealgo.41 Y él les dijo: ¿Cómo dicenque el Cristo es Hijo de David?42 Y David mismo dice en ellibro de los Salmos: Dijo elSeñor a mi Señor:Asiéntate a midiestra,43 Hasta que ponga tus enemi-gos por estrado de tus pies.44Así que David le llama Señor,¿cómo pues es su hijo?

45 Y oyéndolo todo el pueblo,dijo a sus discípulos:46 Guardaos de los escribas, quequieren andar con ropas largas, yaman las salutaciones en las pla-zas, y las primeras sillas en lassinagogas, y los primeros asien-tos en las cenas:47 Que devoran las casas de lasviudas, fingiendo larga oración:éstos recibirán mayor condena-ción.

CAPÍTULO 21

YALZANDO los ojos, vio alos ricos que echaban sus

ofrendas en el arca del tesoro.2 Y vio también a cierta viudapobre, que echaba allí dos blan-cas.3 Y dijo: De verdad os digo, queesta viuda pobre echó más quetodos.4 Porque todos éstos, de lo queles sobra echaron para las ofren-das de Dios; mas ésta de supobreza echó todo el sustentoque tenía.5 Y a unos que decían del tem-plo, que estaba adornado de her-mosas piedras y dones, dijo:6 De estas cosas que veis, díasvendrán, en que no quedará pie-dra sobre piedra que no sea derri-bada.7 Y le preguntaron, diciendo:Maestro, ¿cuándo será esto? ¿Yque señal habrá cuándo estascosas hayan de comenzar a serhechas?8 El entonces dijo: Mirad, no

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15Y les dijo: Con deseo he dese-ado comer con vosotros esta pas-cua antes que padezca.16 Porque os digo, que nocomeré más de ella, hasta quesea cumplido en el reino deDios.17Y tomó la copa, y dio gracias,y dijo: Tomad esto y divídidloentre vosotros.18 Porque os digo, que no beberédel fruto de la vid, hasta que elreino de Dios venga.19Ytomó pan, y dio gracias, y lopartió, y les dio, diciendo: Este esmi cuerpo, que por vosotros esdado; haced esto en memoria demí.20 Asimismo también la copa,después que hubo cenado,diciendo: Esta copa es el nuevotestamento en mi sangre, que porvosotros se derrama.21 Pero he aquí, la mano del queme entrega, está conmigo en lamesa.22Ya la verdad el Hijo del hom-bre va según lo que ha sido deter-minado; empero ¡ay de aquelhombre por el cual es entregado!23 Ellos entonces comenzaron apreguntar entre sí, cuál de ellossería el que había de hacer esto.24 Y hubo también entre ellosuna contienda, quién de ellosparecía ser el mayor.25 Pero él les dijo: Los reyes delos Gentiles se enseñorean deellos; y los que sobre ellos tienenpotestad, son llamados bienhe-chores:26 Mas vosotros, no así: antes el

que es mayor entre vosotros, seacomo el más mozo; y el que esprincipal, como el que sirve.27 Porque ¿cuál esmayor, el quese asienta a la mesa, o el quesirve? ¿No es el que se asienta ala mesa? mas YO SOY entrevosotros como el que sirve.28 Empero vosotros sois los quehabéis permanecido conmigo enmis tentaciones:29 Yo pues os ordeno un reino,como mi Padre me lo ordenó amí;30 Para que comáis y bebáis enmi mesa en mi reino; y osasentéis sobre tronos juzgando alas doce tribus de Israel.31 Dijo también el Señor:Simón, Simón, he aquí Satanásos ha pedido para zarandearoscomo a trigo;32 Mas yo he rogado por ti quetu fe no falte; y tú cuando te con-viertas, confirma a tus hermanos.33 Y él le dijo: Señor, dispuestoestoy a ir contigo, tanto a la cár-cel, como a lamuerte.34Yél dijo: Pedro, te digo que elgallo no cantará hoy, antes que túniegues tres veces que me cono-ces.35 Y a ellos dijo: Cuando osenvié sin bolsa, y sin alforja, ysin zapatos, ¿os faltó algo? Yellos dijeron: Nada.36 Entonces les dijo: Pues ahora,el que tiene bolsa, tómela; y tam-bién su alforja; y el que no tieneespada, venda su capa y cómpre-la.

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29Yles dijo una parábola:Miradla higuera, y todos los árboles:30 Cuando ya brotan, viéndolos,de vosotrosmismos sabéis que elverano está ya cerca:31Así también vosotros, cuandoviereis hacerse estas cosas, sabedque está cerca el reino de Dios.32 De cierto os digo, que nopasará esta generación, hasta quetodo sea hecho.33 El cielo y la tierra pasarán,mas mis palabras no pasarán.34 Y mirad por vosotros, quevuestros corazones no sean car-gados de glotonería y embria-guez, y de los afanes de esta vida,y venga de repente sobre voso-tros aquel día.35 Porque como un lazo vendrásobre todos los que moran sobrela faz de toda la tierra.36 Velad, pues, orando a todotiempo, que seáis hechos dignosde escapar todas estas cosas quehan de venir, y de estar en piedelante del Hijo del hombre.37 Y enseñaba de día en el tem-plo; y de noche saliendo, estába-se en el monte que se llama delas Olivas.38Ytodo el pueblo venía a él porlamañana, para oirle en el templo.

CAPÍTULO 22

YESTABA cerca el día de lafiesta de los panes sin leva-

dura, que se llama la Pascua.2Y los príncipes de los sa-cerdo-tes, y los escribas procurabancómo le matarían; mas tenían

miedo del pueblo.3 Entonces entró Satanás enJudas, que tenía por sobrenom-bre Iscariote, el cual era uno delnúmero de los doce.4Y fue, y habló con los príncipesde los sacerdotes, y con losmagistrados, de cómo se le entre-garía.5 Los cuales se holgaron, y con-certaron de darle dinero.6 Y prometió, y buscaba oportu-nidad para entregarle a ellos sinestar presente la multitud.7 Y vino el día de los panes sinlevadura, en el cual era menestermatar la pascua.8 Y envió a Pedro, y a Juan,diciendo: Id, aparejadnos la pas-cua, para que comamos.9 Y ellos le dijeron: ¿Dóndequieres que la aparejemos?10 Y él les dijo: He aquí cuandoentrareis en la ciudad, os encon-trará un hombre que lleva uncántaro con agua: seguidle hastala casa donde entrare;11 Y decid al padre de la familiade la casa: El Maestro te dice:¿Dónde está el aposento dondetengo de comer la pascua conmis discípulos?12 Entonces él os mostrará ungran cenadero alto aderezado,aparejadla allí.13 Y yendo ellos halláronlo todocomo les había dicho; y apareja-ron la pascua.14 Y cuando fue hora, se sentó ala mesa; y con él los doce após-toles.

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LUCAS 22LUCAS 22

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afirmaba, diciendo: Verdaderamentetambién éste estaba con él; porquees Galileo.60 Y Pedro dijo: Hombre, no sélo que dices. Y en el mismo ins-tante, estando aún él hablando, elgallo cantó.61 Y el Señor volvió, y miró aPedro; y Pedro se acordó de lapalabra del Señor, como le habíadicho: Antes que el gallo canteme negarás tres veces.62 Y saliendo fuera Pedro, lloróamargamente.63 Y los hombres que tenían aJesús, le escarnecían, hiriéndole.64 Y vendándole los ojos, leherían el rostro, y preguntábanle,diciendo: Profetiza, ¿quién es elque te hirió?65 Y decían otras muchas cosasblasfemando contra él.66Y cuando fue de día, se junta-ron los ancianos del pueblo, y lospríncipes de los sacerdotes, y losescribas, y le trajeron a su conci-lio,67 Diciendo: ¿Eres tú el Cristo?dínoslo. Y les dijo: Si os lo dije-re, no creeréis;68 Y también si os preguntare,no me responderéis, ni me sol-taréis;69 Mas desde ahora el Hijo delhombre se asentará a la diestradel poder de Dios.70 Y dijeron todos: ¿Luego túeres el Hijo de Dios? Y él lesdijo: Vosotros decís que YOSOY.71Yellos dijeron: ¿Quémás tes-

timonio necesitamos? porquenosotros mismos lo hemos oídode su propia boca.

CAPÍTULO 23

YLEVANTANDOSE toda lamultitud de ellos, lleváronle

a Pilato.2 Y comenzaron a acusarle,diciendo: A éste hemos halladopervirtiendo la nación, y vedan-do dar tributo a César, diciendoque él mismo es Cristo un Rey.3 Entonces Pilato le preguntó,diciendo: ¿Eres tú el rey de losJudíos? Y respondiéndole él,dijo: Tú lo dices.4 Y Pilato dijo a los príncipes delos sacerdotes, y al pueblo:Ninguna culpa hallo en estehombre.5 Mas ellos porfiaban, diciendo:El alborota al pueblo, enseñandopor toda Judea, comenzandodesde Galilea hasta aquí.6 Entonces Pilato, oyendo deGalilea, preguntó si el hombreera Galileo.7 Ycuando entendió que era de lajurisdicción deHerodes, le remitióa Herodes, el cual también estabaen Jerusalem en aquellos días.8 Y Herodes, viendo a Jesús, segozómucho; porque habíamuchoque le deseaba ver; porque habíaoído de él muchas cosas; y teníaesperanza que le vería hacer algúnmilagro.9 Y le preguntaba con muchaspalabras; mas él nada le respon-dió.

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37 Porque os digo, que aún esmenester que se cumpla en míaquello que está escrito: Y conlos transgresores fue contado;porque lo que está escrito de mí,su cumplimiento tiene.38 Entonces ellos dijeron: Señor,he aquí, dos espadas hay aquí. Yél les dijo: Basta.39 Y saliendo, se fue, según sucostumbre, al monte de lasOlivas; y sus discípulos tambiénle siguieron.40 Y cuando llegó a aquel lugar,les dijo: Orad para que no entréisen tentación.41 Y él se apartó de ellos comoun tiro de piedra; y puesto derodillas, oró,42 Diciendo: Padre, si quieres,pasa esta copa de mí, empero nose hagami voluntad, mas la tuya.43 Y le apareció un ángel delcielo esforzándole.44 Y estando en agonía, orabamás intensamente; y fue su sudorcomo gotas grandes de sangre,que descendían hasta la tierra.45Ycuando se levantó de la ora-ción, y vino a sus discípulos, loshalló durmiendo de tristeza.46 Y les dijo: ¿por qué dormís?Levantaos, y orad que no entréisen tentación.47Y estando él aún hablando, heaquí unamultitud; y el que se lla-maba Judas, uno de los doce, ibadelante de ellos, y se acercó aJesús para besarlo.48 Entonces Jesús le dijo:¿Judas, con un beso entregas al

Hijo del hombre?49 Y viendo los de en derredorde él lo que iba a suceder, le dije-ron: Señor, ¿heriremos con espa-da?50 Y uno de ellos hirió al criadodel sumo sacerdote, y le quitó laoreja derecha.51 Y respondiendo Jesús, dijo:Dejad hasta aquí. Y tocando suoreja, le sanó.52 Entonces dijo Jesús a los prín-cipes de los sacerdotes, y a loscapitanes del templo, y a losancianos que habían venido con-tra él: ¿Como contra un ladrónhabéis salido con espadas y conpalos?53 Cuando yo estaba con voso-tros cada día en el templo, noextendisteis las manos contra mí;mas ésta es vuestra hora, y lapotestad de las tinieblas.54 Entonces lo prendieron, y letrajeron, y metiéronle en casa delsumo sacerdote. Y Pedro leseguía de lejos.55 Y habiendo encendido fuegoen medio del atrio, y sentándosetodos juntos, se sentó tambiénPedro entre ellos.56 Pero cierta criada lo vio queestaba sentado al fuego, puestoslos ojos en él, dijo: Y éste con élera.57 Entonces él lo negó, diciendo:Mujer, no le conozco.58 Y un poco después viéndoleotro, dijo: Y tú de ellos eras. YPedro dijo: Hombre, no soy.59 Y como una hora pasada, otro

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33 Y cuando vinieron al lugarque se llama Calvario, le crucifi-caron allí; y a los malhechores,uno a la derecha, y otro a laizquierda.34 Mas Jesús decía: Padre,perdónalos; porque no saben loque hacen. Y partiendo sus vesti-dos, echaron suertes.35 Y el pueblo estaba de piemirando: y los príncipes tam-bién, con ellos, se burlaban de él,diciendo:Aotros salvó: sálvese así mismo, si este es el Cristo, elescogido de Dios.36 Escarnecían de él también lossoldados, llegándose, y ofrecién-dole vinagre,37 Y diciendo: Si tú eres el Reyde los Judíos, sálvate a ti mismo.38 Y había también una inscrip-ción escrita sobre él con letrasGriegas, y Latinas, y Hebraicas:ESTE ES EL REY DE LOSJUDIOS.39Yuno de los malhechores queestaban colgados, le injuriaba,diciendo: Si tú eres el Cristo, sál-vate a ti mismo, y a nosotros.40 Y respondiendo el otro, lereprendió, diciendo: ¿Ni aun tútemes a Dios, estando en lamisma condenación?41Y nosotros, a la verdad, justa-mente, por que recibimos lo quemerecieron nuestros hechos; maséste ningún mal hizo.42Y decía a Jesús: Señor, acuér-date de mí cuando vinieres en tureino.43 Entonces Jesús le dijo: De

cierto te digo, que hoy estarásconmigo en el paraíso.44Yera como la hora de sexta, yfueron hechas tinieblas sobretoda la tierra hasta la hora denona.45Yel sol se oscureció, y el velodel templo se rompió por medio.46 Entonces Jesús, clamando agran voz, dijo: Padre, en tusmanos encomiendo mi espíritu.Y habiendo dicho esto, expiró.47 Y cuando el centurión vio loque había acontecido, dio gloriaaDios, diciendo:Verdaderamenteeste hombre era justo.48 Y toda la multitud de los queestaban presentes a este espectá-culo, viendo lo que había aconte-cido, se volvían hiriendo suspechos.49 Mas todos sus conocidos, ylas mujeres que le habían segui-do desde Galilea, estaban de pielejos mirando estas cosas.50 Y, he aquí, un varón llamadoJoseph, el cual era consejero,varón bueno, y justo:51 (el cual no había consentidoen el consejo ni en los hechos deellos), de Arimathea, ciudad delos Judíos: el cual también espe-raba el reino de Dios.52 Este llegó a Pilato, y pidió elcuerpo de Jesús.53 Y bajándolo lo envolvió enuna sábana, y lo puso en unsepulcro que era labrado en unaroca, en el cual aún ningunohabía sido puesto.54 Y era día de la preparación, y

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10Y estaban de pie los príncipesde los sacerdotes, y los escribasacusándole con gran porfía.11 Mas Herodes con sus solda-dos le menospreció, y escarne-ció, vistiéndole de una ropaespléndida; y le volvió a enviar aPilato.12Y fueron hechos amigos entresí Pilato y Herodes en el mismodía; porque antes eran enemigosentre sí.13 Entonces Pilato, convocandolos príncipes de los sacerdotes, ylos magistrados, y el pueblo,14 Les dijo: Me habéis presenta-do a éste por hombre que per-vierte al pueblo; y, he aquí, yopreguntando delante de vosotros,no he hallado alguna culpa eneste hombre de aquellas de que leacusáis.15 Y ni aun Herodes; porque osremití a él; y he aquí, ningunacosa digna de muerte ha hecho.16 Le castigaré pues, y le soltaré.17 Y tenía necesidad de soltarlesuno en la fiesta.18Y toda la multitud dio voces auna, diciendo: Quita a éste, ysuéltanos a Barrabás:19 (El cual había sido echado enla cárcel por cierta sediciónhecha en la ciudad, y una muer-te.)20 Y les habló otra vez Pilato,queriendo soltar a Jesús.21Mas ellos volvían a dar voces,diciendo: Crucifícale, Crucifícale.22 Y él les dijo la tercera vez:¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho

éste? ninguna culpa demuerte hehallado en él: le castigaré pues, yle soltaré.23 Mas ellos instaban a grandesvoces, pidiendo que fuese cruci-ficado; y las voces de ellos, y delos príncipes de los sacerdotesprevalecieron;24 Entonces Pilato juzgó que sehiciese lo que ellos pedían.25 Y les soltó a aquel que habíasido echado en la cárcel por sedi-ción y muerte, al cual habíanpedido; mas entregó a Jesús a lavoluntad de ellos.26 Y llevándole, tomaron a unSimón, Cireneo, que venía delcampo, y le pusieron encima lacruz para que la llevase en pos deJesús.27 Y le seguía grande multitudde pueblo, y de mujeres, las cua-les le lloraban, y lamentaban.28 Mas Jesús, vuelto a ellas, lesdijo:Hijas de Jerusalem, no lloréispor mí; mas llorad por vosotrasmismas, y por vuestros hijos.29 Porque, he aquí, que vendrándías, en que dirán:Bienaventuradas las estériles, ylos vientres que no parieron, y lospechos que no dieron de mamar.30 Entonces comenzarán a decir alos montes: Caed sobre nosotros;y a los collados: Cubridnos.31 Porque si en el árbol verdehacen estas cosas, ¿en el seco, quése hará?32 Y llevaban también con élotros dos, malhechores, a matarcon él.

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varón profeta, poderoso en obray en palabra, delante de Dios yde todo el pueblo;20 Y cómo le entregaron lospríncipes de los sacerdotes, ynuestrosmagistrados, a condena-ción de muerte, y le crucificaron.21 Mas nosotros esperábamosque él era el que había de redimira Israel: y ahora sobre todo esto,hoy es el tercer día desde queesto ha acontecido.22 Mas con esto, ciertas mujeresde nuestra compañía nos hanvuelto atónitos, las cuales muyde mañana fueron al sepulcro;23 Y no hallando su cuerpo,vinieron, diciendo que tambiénhabían visto visión de ángeles,los cuales dijeron que él vive.24 Y fueron ciertos de los nues-tros al sepulcro, y hallaron ser asícomo las mujeres habían dicho;mas a él no le vieron.25 Entonces él les dijo: ¡Ohinsensatos, y tardos de corazónpara creer a todo lo que los pro-fetas han dicho!26 ¿No era menester que elCristo padeciera estas cosas, yque entrara en su gloria?27Y comenzando desdeMoisés,y de todos los profetas, les decla-raba en todas las Escrituras lascosas tocantes a él.28 Y se acercaron a la aldea adonde iban; y él hizo como queiba más lejos.29 Mas ellos le detuvieron porfuerza, diciendo: Quédate connosotros, porque se hace tarde, y

está ya declinando el día.Y entrópara quedarse con ellos.30Y aconteció, que estando sen-tado a la mesa con ellos, toman-do el pan, bendijo, y lo partió, yles dio.31 Entonces fueron abiertos losojos de ellos, y le conocieron;más él se desapareció de los ojosde ellos.32 Y decían el uno al otro: ¿Noardía nuestro corazón en noso-tros, mientras nos hablaba en elcamino, y cuando nos abría lasEscrituras?33 Y levantándose en la mismahora, tornáronse a Jerusalem, yhallaron a los once congregados,y a los que estaban con ellos,34 Que decían: Resucitado ha elSeñor verdaderamente, y ha apa-recido a Simón.35 Entonces ellos contaban lascosas que les habían acontecidoen el camino, y como había sidoconocido de ellos en el partir delpan.36 Y entre tanto que ellos habla-ban estas cosas, Jesús mismo sepuso de pie en medio de ellos, yles dijo: Paz a vosotros.37 Entonces ellos espantados yasombrados, pensaban que veíanalgún espíritu.38 Mas él les dijo: ¿Por quéestáis turbados, y suben pensa-mientos a vuestros corazones?39 Mirad mis manos y mis pies,que yo mismo soy. Palpad, yved; que el espíritu ni tiene carneni huesos, como veis que yo

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el sábado amanecía.55 Y también las mujeres quehabían venido con él de Galilea,le siguieron, y vieron el sepulcroy cómo fue puesto su cuerpo.56Yvueltas, aparejaron especiasy ungüentos; y repo-saron elsábado, conforme al manda-miento.

CAPÍTULO 24

MAS el primer día de lasemana, muy de mañana

vinieron al sepulcro, trayendo lasespecias que habían aparejado; yciertas otras con ellas.2 Y hallaron la piedra revueltadel sepulcro.3Yentrando, no hallaron el cuer-po del Señor Jesús.4 Y aconteció, que estando ellassumamente perplejas por esto, heaquí, dos varones que se pararonjunto a ellas, vestidos de vestidu-ras resplandecientes.5 Y teniendo ellas miedo, ybajando el rostro a tierra, les dije-ron. ¿Por qué buscáis entre losmuertos al que vive?6 No está aquí, sino que ha resu-citado: acordaos de como oshabló, cuando aún estaba enGalilea,7 Diciendo: Es menester que elHijo del hombre sea entregadoenmanos de hombres pecadores,y que sea crucificado, y resuciteal tercer día,8 Entonces ellas se acordaron desus palabras,9Yvolvieron del sepulcro, y die-

ron nuevas de todas estas cosas alos once, y a todos los demás.10 Y eran María Magdalena, yJuana, y María, madre deJacobo, y otras que estaban conellas, las que decían estas cosas alos apóstoles.11Mas a ellos les parecían comolocura las palabras de ellas; y nolas creyeron.12Mas Pedro se levantó y corrióal sepulcro; y bajándose vio loslienzos echados aparte, y se fuemaravillado entre sí de lo quehabía acontecido.13Y, he aquí, dos de ellos iban elmismo día a una aldea que esta-ba de Jerusalem sesenta estadios,llamada Emmaús.14 E iban hablando entre sí detodas aquellas cosas que habíanacaecido.15 Y aconteció, que yendohablando entre sí, y preguntán-dose el uno al otro, Jesús mismose acercó, e iba con ellos junta-mente.16 Mas los ojos de ellos erandetenidos, para que no le cono-ciesen.17 Y les dijo: ¿Qué pláticas sonestas que tratáis entre vosotrosandando, y estáis tristes?18Y respondiendo el uno, que sellamaba Cleofas, le dijo: ¿Tú sóloextranjero eres en Jerusalem, queno has sabido las cosas que en ellahan acontecido estos días?19 Entonces él les dijo: ¿Quécosas? Y ellos le dijeron: DeJesús de Nazareth, el cual fue

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CAPÍTULO 1

EN el principio era la Palabra,y la Palabra era con Dios, yla Palabra era Dios.2 El era en el principio con Dios.3 Todas las cosas por él fueronhechas; y sin él nada de lo que eshecho, fue hecho.4 En él era la vida; y la vida erala Luz de los hombres.5 Y la Luz en las tinieblas res-plandece; y las tinieblas no lacomprendieron.6 Fue un hombre enviado deDios, el cual se llamaba Juan.7 Este vino por testimonio, paraque diese testimonio de la Luz,para que por él todos creyesen.8 El no era la Luz; mas fueenviado para que diese testimo-nio de la Luz.9 Aquél era la Luz verdadera,que alumbra a todo hombre queviene en este mundo.10 En el mundo estaba, y elmundo fue hecho por él, y elmundo no le conoció.11A lo suyo vino, y los suyos nole recibieron.12 Mas a todos los que le reci-bieron, dióles potestad de serhechos hijos de Dios, a los que

creen en su nombre:13 Los cuales nacieron, no desangre, ni de voluntad de lacarne, ni de voluntad de hombre,sino de Dios.14 Y la Palabra fue hecha carne,y habitó entre nosotros (y vimossu gloria, gloria como del unigé-nito del Padre), lleno de gracia yde verdad.15 Juan dio testimonio de él, yclamó, diciendo: Este era aquélde quien yo decía: El que vienetras mí es preferido antes que yo;porque era primero que yo.16 Y de su plenitud todos noso-tros hemos recibido, y gracia porgracia.17 Porque la ley fue dada porMoisés,mas la gracia y la verdadvino por Jesu Cristo.18 Nadie jamás ha visto a Dios;el unigénito Hijo que está en elseno del Padre, él lo ha declara-do.19Yéste es el testimonio de Juan,cuando los Judíos enviaron deJerusalem sacerdotes y Levitas,que le preguntasen: ¿Tú, quiéneres?20 Y confesó, y no negó; masconfesó: Yo no soy el Cristo.

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tengo.40Y cuando hubo dicho esto, lesmostró susmanos y sus pies.41 Y no creyéndolo aún ellos degozo, y maravillados, les dijo:¿Tenéis aquí algo de comer?42 Entonces ellos le presentaronparte de un pez asado, y un panalde miel.43 Y tomólo, y comió delante deellos:44 Y él les dijo: Estas son laspalabras que os hablé, estandoaún con vosotros: Que eramenester que se cumpliesentodas las cosas que están escritasen la ley deMoisés, y en los pro-fetas, y en los Salmos de mí.45 Entonces les abrió el entendi-miento, para que entendiesen lasEscrituras.46 Y les dijo: Así está escrito, yasí fue menester que el Cristopadeciese, y resucitase de losmuertos al tercer día;

47Yque se predicase en su nom-bre arrepentimiento, y remisiónde pecados, a todas las naciones,comenzando de Jerusalem.48 Y vosotros sois testigos deestas cosas.49 Y, he aquí, yo enviaré la pro-mesa de mi Padre sobre voso-tros; mas vosotros quedaos en laciudad de Jerusalem, hasta queseáis investidos de poder de loalto.50 Y los sacó fuera hastaBethania, y alzando sus manos,los bendijo.51 Y aconteció, que bendicién-doles, se fue de ellos, y era lleva-do arriba al cielo.52 Y ellos, después de haberleadorado, se volvieron a Jerusalemcon gran gozo:53 Y estaban siempre en el tem-plo, alabando y bendiciendo aDios. Amén.

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EL EVANGELIO SEGUN

JUAN

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Hemos hallado al Mesías, queinterpretado es, el Cristo.42 Y le trajo a Jesús. Ymirándo-le Jesús, dijo: Tú eres Simón,hijo de Jonás: tú serás llamadoCephas, que interpretado es,Piedra.43 El día siguiente quiso Jesús ira Galilea, y halla a Felipe; y ledice: Sígueme.44 Y Felipe era de Bethsaida, laciudad deAndrés y de Pedro.45 Felipe halla a Nathanael, y ledice: Hemos hallado a aquel dequien escribióMoisés en la ley, ylos profetas: Jesús de Nazareth,el hijo de Joseph.46 Y le dijo Nathanael: ¿DeNazareth puede salir alguna cosabuena? Dícele Felipe: Ven, y ve.47 Jesús vio venir a sí aNathanael, y dice de él: He aquíun verdadero Israelita, en el cualno hay engaño.48 Dícele Nathanael: ¿De dóndeme conoces? Respondióle Jesús,y le dijo: Antes que Felipe te lla-mara, cuando estabas debajo dela higuera, te vi.49 Respondió Nathanael, y ledijo: Rabbí, tú eres el Hijo deDios; tú eres el Rey de Israel.50 Respondió Jesús, y le dijo:¿Porque te dije: Te vi debajo dela higuera, crees? cosas mayoresque estas verás.51 Y le dice: De cierto, de ciertoos digo: De aquí adelante veréisel cielo abierto, y los ángeles deDios subiendo y descendiendosobre el Hijo del hombre.

CAPÍTULO 2

Y AL tercer día hubo unaboda en Caná de Galilea; y

estaba allí la madre de Jesús.2Y fue también llamado Jesús, ysus discípulos a la boda.3 Y cuando faltó el vino, lamadre de Jesús le dijo: No tienenvino.4 Y le dice Jesús: ¿Qué tengo yoque ver contigo mujer? Aún noha venido mi hora.5 Su madre dice a los queservían: Haced todo lo que él osdijere.6 Y estaban puestas allí seis tina-jas de piedra para agua, confor-me a la purificación de losJudíos, que cabía en cada unados o tres cántaros.7 Díceles Jesús: Llenad estastinajas de agua. Y las llenaronhasta arriba.8 Y díceles: Sacad ahora, y lle-vad al maestresala. Y lleváronse-lo.9 Y cuando el maestresala gustóel agua hecha vino, y no sabía dedónde era (mas lo sabían los sir-vientes que habían sacado elagua), el maestresala llama aldesposado,10 Y le dice: Todo hombre poneprimero el buen vino; y cuandohan bebido bien, entonces lo quees peor; mas tú has guardado elbuen vino hasta ahora.11 Este principio de milagroshizo Jesús en Caná de Galilea, ymanifestó su gloria; y sus discí-pulos creyeron en él.

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21Y le preguntaron: ¿Qué pues?¿Eres tú Elías? Dijo: No soy.¿Eres tú el profeta? Y respondió:No.22 Entonces ellos le dijeron:¿Quién eres? para que podamosdar una respuesta a los que nosenviaron. ¿Qué dices de timismo?23 El dijo: Yo soy la voz del queclama en el desierto: Enderezadel camino del Señor, como dijo elprofeta Isaías.24 Y los que habían sido envia-dos eran de los Fariseos.25 Y ellos le preguntaron, y ledijeron: ¿Por qué pues bautizas,si tú no eres el Cristo, ni Elías, niaquel profeta?26 Juan les respondió, diciendo:Yo bautizo en agua; mas enmedio de vosotros está de pieuno, a quien vosotros noconocéis:27 Este es el que viniendo des-pués de mí, el cual es preferidoantes que yo, del cual yo no soydigno de desatar la correa dezapato.28 Estas cosas fueron hechas enBethábara de la otra parte delJordán, donde Juan estaba bauti-zando.29 El siguiente día ve Juan aJesús que venía a él, y dice: Heaquí el Cordero de Dios, quequita el pecado del mundo.30 Este es aquel de quien yo dije:Tras mí viene un varón el cual espreferido antes que yo, porqueera primero que yo.

31 Y yo no le conocía; mas paraque fuese manifestado a Israel,por eso vine yo bautizando enagua.32Y Juan dio testimonio, dicien-do: Vi al Espíritu descendiendodel cielo como paloma, y reposósobre él.33 Y yo no le conocía; mas elque me envió a bautizar en agua,éste me dijo: Sobre aquel quevieres descender el Espíritu, yreposar sobre él, éste es el quebautiza en el Espíritu Santo.34 Y yo vi, y di testimonio, queéste es el Hijo de Dios.35 El siguiente día otra vez esta-ba Juan de pie, y dos de sus discí-pulos.36 Y mirando a Jesús que anda-ba por allí, dice: He aquí elCordero de Dios.37 Y oyéronle los dos discípuloshablar, y siguieron a Jesús.38 Entonces Jesús se volvió yviéndoles que le seguían, lesdice: ¿Qué buscáis? Y ellos ledijeron: Rabbí, (que interpreta-do, quiere decir, Maestro),¿dónde moras?39 Díceles: Venid, y ved.Vinieron, y vieron donde mora-ba; y quedáronse con él aqueldía; porque era como la horadécima.40 Uno de los dos que habíanoído a Juan, y le siguieron, eraAndrés, hermano de SimónPedro.41 Este halla primero a su propiohermano Simón, y le dice:

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7 No te maravilles de que te dije:Os es menester nacer otra vez.8 El viento de donde quieresopla; y oyes su sonido, mas nisabes de dónde viene, ni a dóndeva: así es todo aquel que es naci-do del Espíritu.9 Respondió Nicodemo, y ledijo: ¿Cómo pueden estas cosashacerse?10 Respondió Jesús, y le dijo:¿Tú eres un maestro de Israel, yno sabes estas cosas?11 De cierto, de cierto te digo,que lo que sabemos hablamos; ytestificamos lo que hemos visto,y vosotros no recibís nuestro tes-timonio.12 Si os he dicho cosas terrena-les, y no creéis: ¿cómo creeréis,si os dijere cosas celestiales?13 Y nadie subió al cielo, sino elque descendió del cielo, es asaber, el Hijo del hombre, queestá en el cielo.14 Y como Moisés levantó laserpiente en el desierto, así tam-bién es menester que el Hijo delhombre sea levantado;15 Para que todo aquel que en élcree, no perezca, mas tenga vidaeterna.16 Porque de tal manera amóDios al mundo, que dio a su Hijounigénito; para que todo aquelque en él cree, no perezca, mastenga vida eterna.17 Porque no envió Dios a suHijo al mundo, para condenar almundo; sino para que el mundosea salvo por él.

18 El que en él cree, no es con-denado; mas el que no cree, ya escondenado; porque no ha creídoen el nombre del unigénito Hijode Dios.19 Y esta es la condenación, quela luz ha venido al mundo, y loshombres amaron más las tinie-blas que la luz; porque sus obraseran malas.20 Porque todo aquel que hace lomalo, aborrece la luz, y no vienea la luz, porque sus obras no seanredargüidas.21Mas el que obra verdad, vienea la luz, para que sus obras seanmanifiestas, que son hechas enDios.22 Después de estas cosas, vinoJesús y sus discípulos a la tierrade Judea; y estaba allí con ellos,y bautizaba.23 Y estaba bautizando tambiénJuan en Enón junto a Salim, por-que había allí muchas aguas; yvenían, y eran bautizados.24 Porque aún Juan no habíasido echado en la cárcel.25Ysemovió una cuestión entrealgunos de los discípulos de Juany los Judíos acerca de la purifica-ción.26 Y vinieron a Juan, y le dije-ron: Rabbí, el que estaba contigode la otra parte del Jordán, delcual tú diste testimonio, he aquí,éste bautiza, y todos vienen a él.27 Respondió Juan, y dijo: Nopuede el hombre recibir nada sino le fuere dado del cielo.28 Vosotros mismos me sois tes-

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12 Después de esto descendió aCapernaum, él, y su madre, y sushermanos, y sus discípulos, yestuvieron allí no muchos días.13 Y estaba cerca la pascua delos Judíos, y subió Jesús aJerusalem.14Y halló en el templo a los quevendían bueyes, y ovejas, y palo-mas, y a los cambiadores dedinero sentados.15 Y cuando hubo hecho unazote de cuerdas, echólos a todosdel templo, y las ovejas, y losbueyes, y derramó los dineros delos cambiadores, y trastornó lasmesas.16 Y a los que vendían las palo-mas dijo: Quitad de aquí estascosas, y no hagáis la casa de miPadre casa de mercadería.17 Entonces se acordaron susdiscípulos que estaba escrito: Elcelo de tu casa me ha comido.18 Y los Judíos respondieron, yle dijeron: ¿Qué señal nos mues-tras, siendo así que tú haces estascosas?19 Respondió Jesús, y les dijo:Destruid este templo, y en tresdías yo lo levantaré.20 Dijeron luego los Judíos: Encuarenta y seis años fue este tem-plo edificado, ¿Y tú en tres díaslo levantarás?21 Mas él hablaba del templo desu cuerpo.22 Por tanto cuando resucitó delos muertos, sus discípulos seacordaron que les había dichoesto, y creyeron a la Escritura, y

a la palabra que Jesús habíadicho.23 Y estando él en Jerusalem enla pascua, en el día de la fiesta,muchos creyeron en su nombre,viendo los milagros que hacía.24 Mas el mismo Jesús no seconfiaba a sí mismo de ellos,porque él conocía a todos,25 Y no tenía necesidad quenadie le diese testimonio delhombre; porque él sabía lo quehabía en el hombre.

CAPÍTULO 3

YHABIA un hombre de losFariseos que se llamaba

Nicodemo, príncipe de losJudíos.2 Este vino a Jesús de noche, y ledijo: Rabbí, nosotros sabemosque tú eres un maestro venido deDios; porque nadie puede hacerestos milagros que tú haces, si nofuere Dios con él.3 Respondió Jesús, y le dijo: Decierto, de cierto te digo, que elque no naciere otra vez, no puedever el reino de Dios.4 Dícele Nicodemo: ¿Cómopuede el hombre nacer, siendoviejo? ¿puede entrar segunda vezen el vientre de su madre, ynacer?5 Respondió Jesús: De cierto, decierto te digo, que el que nonaciere de agua y del Espíritu, nopuede entrar en el reino de Dios.6 Lo que es nacido de la carne,carne es; y lo que es nacido delEspíritu, espíritu es.

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tendrá sed; mas el agua que yo ledaré, será en él fuente de agua,que salte para vida eterna.15 Lamujer le dice: Señor, dameesta agua, para que yo no tengased, ni venga acá a sacarla.16 Jesús le dice: Ve, llama a tumarido, y ven acá.17 Respondió la mujer, y le dijo:No tengo marido. Dícele Jesús:Bien has dicho: No tengo mari-do;18 Porque cinco maridos hastenido; y el que ahora tienes, noes tu marido: esto has dicho converdad.19 Dícele la mujer: Señor paré-ceme que tú eres profeta.20 Nuestros padres adoraron eneste monte, y vosotros decís queen Jerusalem es el lugar donde esmenester adorar.21 Dícele Jesús: Mujer, créeme,que la hora viene, cuando voso-tros ni en este monte, ni enJerusalem adoraréis al Padre.22 Vosotros adoráis lo que nosabéis: nosotros adoramos lo quesabemos; porque la salvación esde los Judíos.23 Mas la hora viene, y ahora es,cuando los verdaderos adorado-res adorarán al Padre en espírituy en verdad; porque también elPadre tales busca que le adoren.24 Dios es Espíritu, y los que leadoran, es menester que le ado-ren en espíritu y en verdad.25 Dícele la mujer: Yo sé que elMesías ha de venir, el cual sellama Cristo: cuando él viniere,

nos declarará todas las cosas.26 Dícele Jesús: YO SOY, quehablo contigo.27 Y en esto vinieron sus discí-pulos, y se maravillaron de quehablaba con lamujer; mas ningu-no dijo: ¿Qué buscas? o ¿Por quéhablas con ella?28 Entonces la mujer dejó sucántaro, y fue a la ciudad, y dicea los hombres:29Venid, ved un hombre quemeha dicho todo cuanto he hecho:¿no es éste el Cristo?30 Entonces salieron de la ciu-dad, y venían a él.31 Entre tanto los discípulos lerogaban, diciendo: Rabbí, come.32Yél les dijo:Yo tengo comidaque comer, que vosotros nosabéis.33 Entonces los discípulosdecían el uno al otro: ¿Le ha traí-do alguien de comer?34 Díceles Jesús: Mi comida esque yo haga la voluntad del queme envió, y que acabe su obra.35 ¿No decís vosotros, que aúnhay cuatro meses y viene lasiega?He aquí, yo os digo:Alzadvuestros ojos, y mirad los cam-pos; porque ya están blancospara la siega.36Yel que siega recibe salario, yallega fruto para vida eterna;para que también se goce junta-mente el que siembra y el quesiega.37 Porque en esto es el dichoverdadero: Que uno es el quesiembra, y otro es el que siega.

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tigos que dije: Yo no soy elCristo; mas soy enviado delantede él.29 El que tiene la desposada, esel desposado; mas el amigo deldesposado, que está de pie y leoye, se goza grandemente de lavoz del desposado. Así, pues,este mi gozo es cumplido.30 Es menester que él crezca,mas que yo disminuya.31 El que de arriba viene, sobretodos es: el que es de la tierra,terreno es, y cosas terrenas habla:el que viene del cielo, sobretodos es.32 Y lo que ha visto y oído, estotestifica; y nadie recibe su testi-monio.33 El que ha recibido su testimo-nio, ha puesto su sello a esto, queDios es verdadero;34 Porque el que Dios ha envia-do, las palabras de Dios habla;porque no le da Dios el Espíritupor medida.35 El Padre ama al Hijo, y le hadado todas las cosas en su mano.36 El que cree en el Hijo tienevida eterna; mas el que no cree alHijo no verá la vida; sino que laira de Dios está sobre él.

CAPÍTULO 4

CUANDO, pues, el Señorsupo que los Fariseos habíanoído que Jesús hacía y bautizabamás discípulos que Juan,2 (Aunque Jesús mismo no bau-tizaba, sino sus discípulos,)3 Dejó a Judea, y se fue otra vez

a Galilea.4 Y era menester que pasase porSamaria.5 Vino pues a una ciudad deSamaria que se llama Sichar,junto a la heredad que Jacob dioa Joseph su hijo.6 Y estaba allí el pozo de Jacob.Jesús, pues, cansado del camino,se sentó así sobre el pozo. Eracomo la hora de sexta.7 Viene una mujer de Samaria asacar agua; y Jesús le dice: Damede beber.8 (Porque sus discípulos habíanido a la ciudad a comprar decomer.)9 Y la mujer Samaritana le dice:¿Cómo tú, siendo Judío, mepides a mí de beber, que soymujer Samaritana? Porque losJudíos no se tratan con losSamaritanos.10 Respondió Jesús, y le dijo: Siconocieses el don de Dios, yquién es el que te dice: Dame debeber: tú pedirías de él, y él tedaría agua viva.11 La mujer le dice: Señor, notienes con qué sacarla, y el pozoes hondo: ¿De dónde, pues, tie-nes el agua viva?12 ¿Eres tú mayor que nuestropadre Jacob, que nos dio estepozo, del cual él bebió, y sushijos, y sus ganados?13 Respondió Jesús, y le dijo:Cualquiera que bebiere de estaagua, volverá a tener sed;14 Mas el que bebiere del aguaque yo le daré, por siempre no

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38 Yo os he enviado a segar loque vosotros no labrasteis: otroslabraron, y vosotros habéis entra-do en sus labores.39 Ymuchos de los Samaritanosde aquella ciudad creyeron en élpor la palabra de la mujer quedaba testimonio: El me dijo todocuanto he hecho.40 Así que, cuando vinieron losSamaritanos a él, le rogaron quese quedase allí; y se quedó allídos días.41 Y creyeron muchos más porla palabra de él.42 Y decían a la mujer: Ya nocreemos por tu dicho; porquenosotros mismos le hemos oído;y sabemos, que verdaderamenteéste es el Cristo, el Salvador delmundo.43Ydespués de dos días salió deallí, y fuese a Galilea.44 Porque Jesús mismo dio testi-monio, que el profeta no tienehonra en su propia tierra.45 Y cuando vino a Galilea, losGalileos le recibieron, habiendovisto todas las cosas que él hizoen Jerusalem en la fiesta; porquetambién ellos habían ido a lafiesta.46 Vino pues Jesús otra vez aCaná de Galilea, donde habíahecho el vino del agua. Y habíaun cierto cortesano, cuyo hijoestaba enfermo en Capernaum.47 Este, cuando oyó que Jesúsvenía de Judea a Galilea, fue a él,y le rogaba que descendiese, ysanase su hijo; porque estaba

para morir.48 Entonces Jesús le dijo: Si noviereis señales y maravillas, nocreeréis.49 El cortesano le dijo: Señor,desciende antes que mi hijomuera.50 Dícele Jesús: Ve, tu hijo vive.Creyó el hombre a la palabra queJesús le dijo, y se fue.51 Y como él iba ya descendien-do, sus criados le salieron a reci-bir, y le dieron nuevas, diciendo:Tu hijo vive.52 Entonces él les preguntó a quéhora comenzó a estar mejor; y ledijeron:Ayer a la séptima hora ledejó la fiebre.53 El padre entonces supo, queaquella hora era cuando Jesús ledijo: Tu hijo vive; y creyó él, ytoda su casa.54 Este segundo milagro volvióJesús a hacer cuando vino deJudea a Galilea.

CAPÍTULO 5

DESPUES de estas cosas,había una fiesta de los

Judíos, y subió Jesús aJerusalem.2 Y hay en Jerusalem junto a lapuerta de las ovejas un estanque,que en lengua Hebrea es llamadoBethesda, el cual tiene cinco pór-ticos.3 En éstos estaba echada unagrande multitud de enfermos,ciegos, cojos, secos, que estabanesperando el movimiento delagua;

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JUAN 54 Porque un ángel descendía acierto tiempo al estanque, yrevolvía el agua; y el que prime-ro entraba en el estanque, des-pués del movimiento del agua,quedaba sano de cualquier enfer-medad que tuviese.5Yestaba allí cierto hombre, quehabía treinta y ocho años queestaba enfermo.6 Cuando Jesús le vio estar echa-do, y supo que ya por muchotiempo había estado enfermo,dícele: ¿Quieres ser sano?7 Y el enfermo le respondió:Señor, no tengo hombre quecuando el agua fuere revuelta,me meta en el estanque; porqueentre tanto que yo vengo, des-ciende otro antes que yo.8 Dícele Jesús: Levántate, tomatu lecho, y anda.9 Y al instante aquel hombre fuesano, y tomó su lecho, y andaba;y era sábado aquel día.10 Entonces los Judíos decían aaquel que había sido sanado:Sábado es, no te es lícito llevar tulecho.11 Respondióles: El que mesanó, él mismo me dijo: Toma tulecho, y anda.12 Y le preguntaron entonces:¿Quién es el hombre que te dijo:Toma tu lecho, y anda?13Yel que había sido sanado, nosabía quién fuese; porque Jesússe había apartado de la multitudque estaba en aquel lugar.14 Después le halló Jesús en eltemplo, y le dijo: He aquí, has

sido sanado: no peques más, por-que no te venga alguna cosapeor.15 El hombre se fue y dio avisoa los Judíos, que Jesús era el quele había sanado.16 Y por esta causa los Judíosperseguían a Jesús, y procurabanmatarle, porque hacía estas cosasen sábado.17 Y Jesús les respondió: MiPadre hasta ahora obra, y yoobro.18 Por esto pues, tanto más pro-curaban los Judíos matarle; por-que no sólo quebrantaba el sába-do, mas también decía que Diosera su propio Padre, haciéndoseigual a Dios.19 Respondió pues Jesús, y lesdijo: De cierto, de cierto os digo:No puede el Hijo hacer nada desí mismo, sino lo que viere haceral Padre; porque todo lo que élhace, esto también hace el Hijoigualmente.20 Porque el Padre ama al Hijo,y le muestra todas las cosas queél hace; y mayores obras queéstas le mostrará, para que voso-tros os maravilléis.21 Porque como el Padre levantalos muertos, y les da vida, asítambién el Hijo da vida a los quequiere.22 Porque el Padre a nadie juzga,mas todo el juicio ha dado alHijo;23 Para que todos honren al Hijo,así como honran al Padre: el queno honra al Hijo, no honra al

JUAN 5

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JUAN 6

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que de sólo Dios viene?45 No penséis que yo os he deacusar delante del Padre: hayquien os acusa, es a saber,Moisés, en quien vosotrosesperáis.46 Porque si vosotros hubieseiscreído a Moisés, me habríaiscreído a mí: porque de mí escri-bió él.47 Pero si a sus escritos nocreéis, ¿Cómo creeréis a mispalabras?

CAPÍTULO 6

DESPUES de estas cosas, sefue Jesús a la otra parte de la

mar de Galilea, que es la mar deTiberias.2 Y seguíale grande multitud,porque veían sus milagros quehacía en los enfermos.3 Subió pues Jesús a un monte, yse sentó allí con sus discípulos.4 Y estaba cerca la pascua, lafiesta de los Judíos.5 Y cuando alzó Jesús los ojos, yvio que había venido a él unagrande multitud, dice a Felipe:¿De dónde compraremos panpara que coman éstos?6 Mas esto decía probándole;porque él sabía lo que había dehacer.7 Respondióle Felipe: Doscientosdenarios de pan no les bastarán,para que cada uno de ellos tomeun poco.8 Dícele uno de sus discípulos,Andrés, hermano de SimónPedro:

9 Un muchacho está aquí quetiene cinco panes de cebada ydos pececillos; ¿Mas qué es estoentre tantos?10 Entonces Jesús dijo: Hacedsentar los hombres. Y habíamucha hierba en aquel lugar; y sesentaron como en número decinco mil varones.11 Y tomó Jesús aquellos panes,y habiendo dado gracias, repartióa los discípulos, y los discípulosa los que estaban sentados; y asi-mismo de los peces cuantoquerían.12 Y cuando estuvieron hartos,dijo a sus discípulos: recoged lospedazos que han sobrado, porqueno se pierda nada.13 Reogieron, pues, y llenarondoce canastos de pedazos de loscinco panes de cebada, quesobraron a los que habían comi-do.14 Aquellos hombres entonces,cuando vieron el milagro queJesús había hecho, decían: Esteverdaderamente es el profeta,que había de venir al mundo.15 Entendiendo entonces Jesús,que habían de venir para arreba-tarle, y hacerle rey, volvió a reti-rarse a un monte, él solo.16 Y cuando se hizo tarde, des-cendieron sus discípulos a lamar,17 Y entrando en una nave, ibanatravesando la mar haciaCapernaum. Y era ya oscuro, yJesús no había venido a ellos.18 Y la mar se comenzó a levan-

JUAN 5Padre que le envió.24De cierto, de cierto os digo: Elque oye mi palabra, y cree al queme envió, tiene vida eterna; y novendrá a condenación, mas hapasado de muerte a vida.25 De cierto, de cierto os digo:Que vendrá la hora, y ahora es,cuando los muertos oirán la vozdel Hijo de Dios; y los que oye-ren, vivirán.26 Porque como el Padre tienevida en sí mismo, así dio tam-bién al Hijo que tuviese vida ensí mismo.27Y también le dio autoridad dehacer juicio, porque es el Hijodel hombre.28 No os maravilléis de esto;porque vendrá hora, en la cualtodos los que están en los sepul-cros oirán su voz;29 Y saldrán; los que hicieronbien, a resurrección de vida, y losque hicieron mal, a resurrecciónde condenación.30 Yo no puedo de mí mismohacer nada: como oigo, juzgo; ymi juicio es justo, porque nobuscomi propia voluntad, mas lavoluntad del Padre que meenvió.31 Si yo doy testimonio de mímismo, mi testimonio no es ver-dadero.32 Otro es el que da testimoniode mí; y yo sé que el testimonioque él testifica de mí es verdade-ro.33 Vosotros enviasteis a Juan, yél dio testimonio a la verdad.

34 Empero yo no recibo el testi-monio de hombre: mas digoestas cosas, para que vosotrosseáis salvos.35 El era antorcha que ardía, yalumbraba; y vosotros quisisteisregocijaros por un poco en suluz.36 Mas yo tengo mayor testimo-nio que el de Juan; porque lasobras que el Padre me dio quecumpliese, las mismas obras queyo hago, dan testimonio de mí,que el Padre me haya enviado.37 Y el Padre mismo, que meenvió, ha dado testimonio de mí.Vosotros nunca habéis oído suvoz, ni habéis visto su parecer,38 Ni tenéis su palabra permane-ciendo en vosotros; porque alque él envió, a éste vosotros nocreéis.39 Escudriñad las Escrituras;porque a vosotros os parece, queen ellas tenéis la vida eterna; yellas son las que dan testimoniode mí;40 Y no queréis venir a mí, paraque tengáis vida.41 Gloria de los hombres norecibo.42 Mas yo os conozco, que notenéis el amor de Dios en voso-tros mismos.43 Yo soy venido en nombre demi Padre, y no me recibís: si otroviniere en su propio nombre, aaquél recibiréis.44 ¿Cómo podéis vosotros creer,los que recibís gloria los unos delos otros, y no buscáis la gloria

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cielo, no para hacer mi voluntad,sino la voluntad de aquél que meenvió.39 Y esta es la voluntad delPadre queme envió: Que de todolo que me ha dado no pierda yonada, sino que lo resucite en eldía postrero.40Y esta es la voluntad de aquélque me envió: Que todo aquelque ve al Hijo, y cree en él, tengavida eterna; y yo le resucitaré enel día postrero.41 Murmuraban entonces de éllos Judíos, porque había dicho:Yo soy el pan que descendí delcielo.42Ydecían: ¿No es éste Jesús, elhijo de Joseph cuyo padre ymadre nosotros conocemos?¿Cómo pues dice éste:Yo he des-cendido del cielo?43 Jesús pues respondió, y lesdijo: No murmuréis entre voso-tros.44 Ninguno puede venir a mí, siel Padre que me envió, no le tra-jere; y yo le resucitaré en el díapostrero.45 Escrito está en los profetas: Yserán todos enseñados de Dios:Así que, todo aquel que ha oído,y ha aprendido del Padre, viene amí.46 No que alguno haya visto alPadre, sino aquel que es de Dios,éste ha visto al Padre.47De cierto, de cierto os digo: Elque cree en mí, tiene vida eterna.48 YO SOY el pan de vida.49 Vuestros padres comieron el

maná en el desierto, y son muer-tos.50 Este es el pan que desciendedel cielo, para que el que de élcomiere, no muera.51YO SOYel pan vivo que des-cendí del cielo: si alguno comie-re de este pan, vivirá por siem-pre; y el pan que yo daré es micarne, la cual yo daré por la vidadel mundo.52 Entonces los Judíos alterca-ban entre sí, diciendo: ¿Cómopuede este hombre darnos sucarne a comer?53 Jesús les dijo entonces: Decierto, de cierto os digo: Si nocoméis la carne del Hijo delhombre, y bebéis su sangre, notenéis vida en vosotros.54 El que comemi carne, y bebemi sangre, tiene vida eterna; y yole resucitaré en el día postrero.55 Porque mi carne es verdade-ramente comida, y mi sangre esverdaderamente bebida.56 El que come mi carne, y bebemi sangre, en mí permanece, yyo en él.57 Como me envió el Padreviviente, y yo vivo por el Padre,así también el que me come, éltambién vivirá por mí.58 Este es el pan que descendiódel cielo: no como vuestrospadres que comieron el maná, yson muertos: el que come de estepan, vivirá eternamente.59 Estas cosas dijo en la sinago-ga, enseñando en Capernaum.60 Entonces muchos de sus

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tar con un gran viento que sopla-ba.19 Y cuando hubieron navegadocomo veinte y cinco, o treintaestadios, ven a Jesús que andabasobre la mar, y se acercaba a lanave; y tuvieron miedo.20 Mas él les dijo: Yo soy: notengáis miedo.21 Entonces ellos le recibieronde buena gana en la nave, y lanave llegó inmediatamente a latierra donde iban.22 El día siguiente, cuando lagente que estaba de pie al otrolado de la mar vio que no habíaallí otra navecilla sino una, en lacual se habían entrado sus discí-pulos, y que Jesús no habíaentrado con sus discípulos en lanavecilla, sino que sus discípulosse habían ido solos;23 Y que otras navecillas habíanvenido de Tiberias, cerca dellugar donde habían comido elpan, después de haber el Señordado gracias;24 Cuando vio pues la gente queJesús no estaba allí, ni sus discí-pulos, ellos mismos tambiénentraron en las navecillas, yvinieron a Capernaum buscandoa Jesús.25 Y cuando lo hubieron halladode la otra parte de la mar, dijé-ronle: Rabbí, ¿cuándo llegasteacá?26 Respondióles Jesús, y dijo:De cierto, de cierto os digo, queme buscáis, no porque visteis losmilagros, mas porque comisteis

de los panes y fuisteis hartos.27 Trabajad, no por la comidaque perece, mas por la comidaque a vida eterna permanece, lacual el Hijo del hombre os dará;porque a éste selló Dios el Padre.28 Entonces le dijeron; ¿Quéharemos para que obremos lasobras de Dios?29 Respondió Jesús, y les dijo;Esta es la obra de Dios, quecreáis en el que él envió.30 Dijéronle entonces; ¿Quéseñal pues haces tú, para queveamos, y te creamos? ¿Quéobras tú?31 Nuestros padres comieron elmaná en el desierto, como estáescrito: Pan del cielo les dio acomer.32 Entonces Jesús les dijo: Decierto de cierto os digo, no os dioMoisés el pan del cielo, mas miPadre os da el verdadero pan delcielo.33 Porque el pan de Dios esaquel que desciende del cielo, yda vida al mundo.34 Entonces le dijeron: Señor,danos siempre este pan.35 Y Jesús les dijo: YO SOY elpan de vida: el que a mí viene,nunca tendrá hambre; y el que enmí cree, no tendrá sed jamás.36 Mas yo os dije, que tambiénme habéis visto y no creéis.37 Todo lo que el Padre me da,vendrá a mí; y al que a mí viene,de ninguna manera le echaréfuera.38 Porque he descendido del

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12Yhabía grandemurmullo acer-ca de él entre el pueblo; porqueunos decían: Buen hombre es; yotros decían; No, antes engaña alpueblo.13Mas ninguno hablaba abierta-mente de él, por miedo de losJudíos.14 Y al medio de la fiesta, subióJesús al templo, y enseñaba.15 Y maravillábanse los Judíos,diciendo: ¿Cómo sabe este hom-bre letras, no habiendo aprendi-do?16 Respondióles Jesús, y dijo:Mi doctrina no es mía, sino de elque me envió.17 Si alguno quisiere hacer suvoluntad, conocerá de la doctrinasi es de Dios, o si yo hablo de mímismo.18 El que habla de sí mismo,busca su propia gloria: mas elque busca la gloria del que leenvió, éste es verdadero, y nohay en él injusticia.19 ¿No os dio Moisés la ley; yninguno de vosotros guarda laley? ¿Por qué me procuráismatar?20 Respondió el pueblo, y dijo:Demonio tienes: ¿Quién te pro-cura matar?21 Jesús respondió, y les dijo:Una obra hice, y vosotros todosos maravilláis.22 Por eso Moisés os dio la cir-cuncisión, (no porque sea deMoisés, sino de los padres,) y ensábado circuncidáis al hombre.23 Si recibe el hombre la circun-

cisión en sábado, para que la leyde Moisés no sea quebrantada,¿Os enojáis conmigo porque ensábado hice sano todo un hom-bre?24 No juzguéis según lo queparece, mas juzgad justo juicio.25 Decían entonces unos de losde Jerusalem: ¿No es éste al quebuscan para matarle?26 Y he aquí, habla públicamen-te, y no le dicen nada: ¿No sabenciertamente los príncipes, queéste es verdaderamente elCristo?27 Mas éste, nosotros sabemosde dónde es; empero cuandoviniere el Cristo, nadie sabrá dedónde es.28 Entonces clamaba Jesús en eltemplo enseñando, y diciendo: Ya mí me conocéis, y sabéis dedónde YO SOY; y no he venidode mí mismo; mas el que meenvió es verdadero, al cual voso-tros no conocéis.29 Empero yo le conozco; por-que de él YO SOY, y él meenvió.30 Entonces procuraban pren-derle; mas ninguno echó sobre élla mano, porque aún no habíavenido su hora.31 Y del pueblo, muchos creye-ron en él, y decían: El Cristo,cuando viniere, ¿hará más mila-gros que los que éste ha hecho?32 Los Fariseos oyeron al puebloquemurmuraba de él estas cosas;y los príncipes de los sacerdotes,y los Fariseos enviaron alguaci-

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discípulos oyendo esto, dijeron:Dura es esta palabra, ¿Quién lapuede oir?61 Pero sabiendo Jesús en símismo que sus discípulos mur-muraban de esto, les dijo: ¿Estoos escandaliza?62 ¿Pues qué si viereis al Hijodel hombre subir a donde estabaprimero?63 El Espíritu es el que da vida:la carne de nada aprovecha: laspalabras que yo os hablo,Espíritu son, y vida son.64 Mas hay algunos de vosotrosque no creen. Porque Jesús desdeel principio sabía quiénes eranlos que no habían de creer, yquién le había de entregar.65 Y decía: Por eso os he dicho:Que ninguno puede venir a mí, sino le fuere dado de mi Padre.66 Desde entonces muchos desus discípulos volvieron atrás, yya no andaban más con él.67 Dijo, pues, Jesús a los doce:¿Queréis vosotros iros también?68 Respondióle entonces SimónPedro: Señor, ¿a quién iremos?tú tienes las palabras de vidaeterna.69Ynosotros creemos y conoce-mos, que tú eres el Cristo, el Hijodel Dios viviente.70 Jesús les respondió: ¿No oshe yo escogido doce, y el uno devosotros es diablo?71 Y hablaba de Judas Iscariote,hijo de Simón; porque éste era elque le había de entregar, el cualera uno de los doce.

CAPÍTULO 7

Y DESPUES de estas cosasandaba Jesús en Galilea;

porque no quería andar en Judea,porque los Judíos procuraban dematarle.2 Y estaba cerca la fiesta de losJudíos, llamada, de los taberná-culos.3 Dijéronle pues sus hermanos:Pásate de aquí, y vete a Judea,para que también tus discípulosvean las obras que haces;4 Porque ninguno hace las cosasen secreto, y procura él mismoser conocido en público. Si hacesestas cosas, manifiéstate almundo.5 Porque ni aun sus hermanoscreían en él.6 Díceles entonces Jesús: Mitiempo aún no es venido; masvuestro tiempo siempre es pres-to.7 No puede el mundo aborrece-ros a vosotros; mas a mí me abo-rrece, porque yo doy testimoniode él, que sus obras son malas.8 Subid vosotros a esta fiesta: yono subo aún a esta fiesta; porquemi tiempo no es aún cumplido.9 Y habiéndoles dicho estascosas, se quedó en Galilea.10 Mas cuando sus hermanoshubieron subido, entonces éltambién subió a la fiesta, nopúblicamente, mas como ensecreto.11 Entonces los Judíos le busca-ban en la fiesta, y decían:¿Dónde está aquél?

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ha sido tomada en el hechomismo adulterando.5 Y en la ley Moisés nos mandóapedrear a las tales: ¿Tú, pues,qué dices?6 Mas esto decían tentándole,para poderle acusar; emperoJesús, inclinado hacia abajo,escribía en la tierra con el dedo,como si no los oyera.7 Y como perseverasen pre-guntándole, enderezóse, y lesdijo: El que de vosotros es sinpecado arroje primero contra ellala piedra.8 Y volviéndose a inclinar haciaabajo, escribía en tierra.9 Oyendo pues ellos esto, yreprendidos por su propia con-ciencia, salíanse uno a uno,comenzandodesde losmás viejos,hasta los postreros, y quedó soloJesús, y lamujer que estaba de pieen medio.10 Y enderezándose Jesús, y noviendo a nadiemás que a lamujer,le dijo: ¿Mujer, dónde están losque te acusaban? ¿Ninguno te hacondenado?11 Y ella dijo: Señor, ninguno.Entonces Jesús le dijo: Ni yo tecondeno: vete, y no peques más.12 Y hablóles Jesús otra vez,diciendo: YO SOY la luz delmundo: el que me sigue, noandará en tinieblas; mas tendrá laluz de vida.13 Entonces los Fariseos le dije-ron: Tú de ti mismo das testimo-nio: tu testimonio no es verdade-ro.

14 Respondió Jesús, y les dijo:Aunque yo doy testimonio de mímismo, mi testimonio es verda-dero; porque sé de dónde vine, ya dónde voy; mas vosotros nosabéis de dónde vengo, y a dóndevoy.15 Vosotros según la carnejuzgáis; mas yo no juzgo a nadie.16 Mas si yo juzgo, mi juicio esverdadero; porque no SOY YOsolo, sino yo, y el Padre que meenvió.17 También está escrito en vues-tra ley, que el testimonio de doshombres es verdadero.18 YO SOY el que doy testimo-nio de mí mismo; y da testimo-nio de mí el Padre que me envió.19 Entonces le decían: ¿Dóndeestá tu Padre? Respondió Jesús:Ni a mí me conocéis, ni a miPadre. Si a mí me conocieseis, ami Padre también conoceríais.20 Estas palabras habló Jesús enel lugar del tesoro, enseñando enel templo; y nadie le prendió,porque aún no había venido suhora.21 Y díjoles otra vez Jesús: Yome voy, y me buscaréis, y envuestro pecadomoriréis: a dondeyo voy, vosotros no podéis venir.22 Decían entonces los Judíos:¿Hase de matar a sí mismo, por-que dice: A donde yo voy, voso-tros no podéis venir?23 Y les decía: Vosotros sois deabajo, YO SOY de arriba: voso-tros sois de este mundo, yo nosoy de este mundo.

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les que le prendiesen.33 Y Jesús les dijo: Aún un pocode tiempo estoy con vosotros, ydespués voy al que me envió.34 Me buscaréis, y no mehallaréis; y donde yo estoy, voso-tros no podéis venir.35 Entonces los Judíos dijeronentre sí: ¿Dónde se ha de ir ésteque no le hallaremos? ¿Irá a losdispersos entre los Gentiles, yenseñará a los Gentiles?36 ¿Qué dicho es éste que dijo:Me buscaréis, y no me hallaréis;y donde yo estoy, vosotros nopodéis venir?37 En el último y grande día dela fiesta, Jesús se puso de pie, yclamaba, diciendo: Si algunotiene sed, venga a mí, y beba.38 El que cree en mí, como dicela Escritura, de su vientrecorrerán ríos de agua viva.39 (Y esto dijo del Espíritu, quehabían de recibir los que creye-sen en él; porque aún no habíasido dado el Espíritu Santo, por-que Jesús aún no había sido glo-rificado.)40 Entonces muchos del pueblocuando oyeron este dicho, decían:Verdaderamente éste es el Profeta.41 Otros decían: Este es el Cristo.Algunos empero decían: ¿DeGalilea ha de venir el Cristo?42 ¿No ha dicho la Escritura: Quede la simiente de David, y de laaldea de Bethlehem, de donde eraDavid, vendrá el Cristo?43 Así que había disensión entreel pueblo a causa de él.

44 Y algunos de ellos le queríanprender; mas ninguno le echósobre él las manos.45Y los alguaciles vinieron a lospríncipes de los sacerdotes, y alos Fariseos; y ellos les dijeron:¿Por qué no le trajisteis?46 Los alguaciles respondieron:Nunca así ha hablado hombre,como este hombre.47 Entonces los Fariseos les res-pondieron: ¿Sois también voso-tros engañados?48 ¿Ha creído en él alguno de lospríncipes, o de los Fariseos?49Mas esta gente común que nosabe la ley, malditos son.50 Díceles Nicodemo, (el quevino a él de noche, el cual erauno de ellos:)51 ¿Juzga nuestra ley a hombrealguno, si primero no le oye, y,sabe lo que hace?52 Respondieron y dijéronle:¿Eres tú también de Galilea?Escudriña, y ve, que de Galileanunca se levantó profeta.53 Y se fue cada uno a su casa.

CAPÍTULO 8

YJESUS se fue al monte delas Olivas.

2 Y muy de mañana vino otravez al templo y todo el pueblovino a él, y sentado él los enseña-ba.3 Y entonces los escribas y losFariseos traen a él una mujertomada en adulterio; y poniéndo-la en medio,4 Dícenle: Maestro, esta mujer

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JUAN 8JUAN 8

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homicida era desde el principio;y no permaneció en la verdad;porque no hay verdad en él.Cuando habla mentira, de suyohabla; porque es mentiroso, ypadre de mentira.45 Y porque yo os digo la ver-dad, no me creéis.46 ¿Quién de vosotros me redar-guye de pecado?Ysi digo la ver-dad, ¿Por qué vosotros no mecreéis?47 El que es deDios, las palabrasde Dios oye: las cuales por tantono oís vosotros, porque no soisde Dios.48 Respondieron entonces losJudíos, y dijéronle: ¿No decimosbien nosotros, que tú eresSamaritano, y que tienes demo-nio?49 Respondió Jesús:Yo no tengodemonio; antes honro a miPadre, y vosotros me deshonráis.50 Y yo no busco mi gloria: hayquien la busque, y juzgue.51 De cierto, de cierto os digo, sialguno guardare mi palabra, noverá muerte por siempre.52 Entonces los Judíos le dije-ron: Ahora conocemos que tie-nes demonio: Abraham murió, ylos profetas; y tú dices: El queguardare mi palabra, no gustarámuerte por siempre.53 ¿Eres tú mayor que nuestropadreAbraham, el cual murió? ylos profetas murieron: ¿Quién tehaces a ti mismo?54 Respondió Jesús: Si yo meglorifico a mí mismo, mi gloria

es nada: mi Padre es el que meglorifica: el que vosotros decís,que es vuestro Dios.55 Mas no le habéis conocido:yo empero le conozco; y si dijereque no le conozco, seré comovosotros, mentiroso; mas leconozco, y guardo su palabra.56 Abraham vuestro padre seregocijó por ver mi día; y lo vio,y se regocijó.57Dijéronle entonces los Judíos:Aún no tienes cincuenta años;¿Y has visto aAbraham?58 Díjoles Jesús: De cierto, decierto os digo, antes queAbraham fuese, YO SOY.59 Tomaron entonces piedraspara arrojarle;mas Jesús se encu-brió, y se salió del templo, atra-vesando por medio de ellos, y asípasó.

CAPÍTULO 9

YPASANDO Jesús, vio a unhombre ciego desde su naci-

miento.2Ypreguntáronle sus discípulos,diciendo: Rabbí, ¿quién pecó,éste o sus padres, para que nacie-se ciego?3 Respondió Jesús: Ni éste pecó,ni sus padres: sino para que lasobras de Dios se manifiesten enél.4 Es menester que yo obre lasobras de aquél que me envió,entre tanto que el día dura: lanoche viene, cuando nadie puedeobrar.5 Entre tanto que estuviere en el

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24 Por eso os dije, que moriríaisen vuestros pecados; porque sino creyereis que YO SOY, envuestros pecados moriréis.25 Y decíanle: ¿Tú, quién eres?Entonces Jesús les dijo: El que alprincipio también os he dicho.26 Muchas cosas tengo quedecir, y que juzgar de vosotros;mas el queme envió, es verdade-ro; y yo lo que he oído de él, estohablo en el mundo.27Mas no entendieron que él leshablaba del Padre.28 Díjoles pues Jesús: Cuandolevantareis al Hijo del hombre,entonces conoceréis que YOSOY, y que nada hago de mímismo; mas como mi Padre meenseñó, esto hablo.29 Y el que me envió, conmigoestá, no me ha dejado solo elPadre; porque hago siempre lascosas que le agradan a él.30 Hablando él estas cosas,muchos creyeron en él.31 Entonces decía Jesús a losJudíos que le habían creído: Sivosotros permanecéis en mipalabra, sois verdaderamentemis discípulos;32 Y conoceréis la verdad, y laverdad os hará libres.33 Y respondiéronle: SimientedeAbraham somos, y jamás ser-vimos a nadie: ¿Cómo dices tú:Seréis hechos libres?34 Jesús les respondió: De cierto,de cierto os digo, que todo aquelque hace pecado, es siervo delpecado.

35 Y el siervo no queda en casapor siempre; mas el Hijo quedapor siempre.36 Así que, si el Hijo os hicieralibres, seréis verdaderamentelibres.37 Yo sé que sois simiente deAbraham; mas procuráis matar-me, porque mi palabra no tienelugar en vosotros.38 Yo, lo que he visto con miPadre, hablo; y vosotros lo quehabéis visto con vuestro padre,hacéis.39 Respondieron, y dijéronle:Nuestro padre es Abraham.Díceles Jesús: Si fuerais hijos deAbraham, las obras de Abrahamharíais.40 Empero ahora procuráismatarme, hombre que os hehablado la verdad, la cual heoído de Dios: no hizo estoAbraham.41 Vosotros hacéis las obras devuestro padre. Dijéronle pues:Nosotros no somos nacidos defornicación: un solo Padre tene-mos, que es Dios.42 Jesús entonces les dijo: Sivuestro Padre fuera Dios, cierta-mente me amaríais a mí; porqueyo de Dios he salido, y he veni-do; que no he venido de mímismo, mas él me envió.43 ¿Por qué no entendéis mi len-guaje? porque no podéis oir mipalabra.44 Vosotros de vuestro padre eldiablo sois, y los deseos de vues-tro padre queréis hacer: El,

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26Yvolviéronle a decir: ¿Qué tehizo? ¿Cómo te abrió los ojos?27 Respondióles: Ya os lo hedicho, y no lo habéis oído: ¿Porqué lo queréis otra vez oir?¿Queréis también vosotros hace-ros sus discípulos?28 Entonces le injuriaron, y dije-ron: Tú eres su discípulo; masnosotros discípulos de Moiséssomos.29 Nosotros sabemos que aMoisés habló Dios; mas éste nosabemos de dónde es.30 Respondióles el hombre, y lesdijo: Cierto maravillosa cosa esésta, que vosotros no sabéis dedónde sea, y a mí me abrió losojos.31Y sabemos que Dios no oye alos pecadores; mas si alguno esadorador de Dios, y hace suvoluntad, a éste oye.32 Desde el principio del mundono fue oído, que abriese algunolos ojos de uno que nació ciego.33 Si este hombre no fuera deDios, no pudiera hacer nada.34 Respondieron, y le dijeron:En pecados eres nacido todo; ¿ytú nos enseñas? Y echáronlefuera.35 Oyó Jesús que le habían echa-do fuera; y hallándole, le dijo:¿Tú crees en el Hijo de Dios?36 Respondió él, y dijo: ¿Quiénes, Señor, para que crea en él?37Ydíjole Jesús:Ya le has visto,y el que habla contigo, él es.38 Y él dijo: Creo, Señor. Y leadoró.

39 Y dijo Jesús: Yo, para juiciohe venido a estemundo, para quelos que no ven, vean; y para quelos que ven, sean cegados.40 Y oyeron esto algunos de losFariseos que estaban con él, y ledijeron: ¿Somos nosotros tam-bién ciegos?41 Díjoles Jesús: Si fuerais cie-gos, no tuvierais pecado; masahora decís: Vemos; por tantovuestro pecado permanece.

CAPÍTULO 10

DE cierto, de cierto os digo,que el que no entra por la

puerta en el aprisco de las ovejas,mas sube por otra parte, el talladrón es y robador.2 Mas el que entra por la puerta,el pastor de las ovejas es.3 A éste abre el portero, y lasovejas oyen su voz; y a sus pro-pias ovejas llama por nombre, ylas saca fuera.4 Y cuando saca fuera sus pro-pias ovejas, va delante de ellas, ylas ovejas le siguen; porqueconocen su voz.5 Mas al extraño no seguirán,antes huirán de él; porque noconocen la voz de los extraños.6 Esta parábola les dijo Jesús;mas ellos no entendieron qué eralo que les decía.7 Volvióles pues Jesús a decir:De cierto, de cierto os digo, queYO SOY la puerta de las ovejas.8 Todos los que antes de mívinieron, ladrones son y robado-res, mas no los oyeron las ovejas.

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mundo, YO SOY la luz delmundo.6 Habiendo dicho esto, escupióen tierra; e hizo lodo de la saliva,y untó con el lodo sobre los ojosdel ciego,7Y le dijo: Ve, lávate en el estan-que de Siloé, que interpretado es,Enviado. Se fue pues, y se lavó,y vino viendo.8 Entonces los vecinos, y los queantes le habían visto que eraciego, decían: ¿No es éste el quese sentaba, y mendigaba?9 Otros decían: Este es; y otros:Se le parece; mas él decía: Yosoy.10 Por esto le decían: ¿Cómo tefueron abiertos los ojos?11 Respondió él, y dijo: Aquelhombre que se llama Jesús, hizolodo, y me untó los ojos, y medijo: Ve al estanque de Siloé, ylávate; y yo fui, y me lavé, yrecibí la vista.12 Entonces le dijeron: ¿Dóndeestá aquél? Dice él: No sé.13 Llévanle a los Fariseos, al queantes había sido ciego.14 Y era sábado cuando Jesúshabía hecho el lodo, y le habíaabierto los ojos.15 Y volviéronle a preguntartambién los Fariseos, de quémanera había recibido la vista. Elles dijo: Púsome lodo sobre losojos, y me lavé, y veo.16 Entonces unos de los Fariseosle decían: Este hombre no es deDios, porque no guarda el sába-do.Yotros decían: ¿Cómo puede

un hombre pecador hacer talesmilagros? Y había división entreellos.17 Vuelven a decir al ciego: ¿Tú,qué dices de el que te abrió losojos? Y él dijo: Qué es un profe-ta.18 Mas los Judíos no creían deél, que había sido él ciego, yhubiese recibido la vista, hastaque llamaron a los padres del quehabía recibido la vista.19 Y preguntáronles, diciendo:¿Es éste vuestro hijo, el quevosotros decís, que nació ciego?¿Cómo, pues, ve ahora?20Respondiéronles sus padres, ydijeron: Sabemos que éste esnuestro hijo, y que nació ciego:21 Mas cómo vea ahora, no losabemos; o quién le haya abiertolos ojos, nosotros no lo sabemos:él tiene edad, preguntadle a él, élhablará por sí mismo.22 Esto dijeron sus padres, por-que tenían miedo de los Judíos;porque ya los Judíos habían con-cluido que si alguno confesaseque él era Cristo, que fuese echa-do fuera de la sinagoga.23 Por eso dijeron sus padres:Edad tiene, preguntadle a él.24 Así que volvieron a llamar alhombre que había sido ciego, yle dijeron: Da gloria a Dios:nosotros sabemos que este hom-bre es pecador.25 Entonces él respondió, y dijo:Si es pecador o no, yo no lo sé:una cosa sé, que habiendo yosido ciego, ahora veo.

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me apedreáis?33 Respondiéronle los Judíos,diciendo: Por la buena obra no teapedreamos, sino por la blasfe-mia; y porque tú, siendo hombre,te haces Dios.34 Respondióles Jesús: ¿No estáescrito en vuestra ley: Yo dije:dioses sois?35 Si llamó dioses a aquellos, alos cuales vino la palabra deDios, y la Escritura no puede serquebrantada,36 ¿A quien el Padre santificó, yenvió al mundo, vosotros decís:Tú blasfemas; porque dije: YOSOY el Hijo de Dios?37 Si no hago obras de mi Padre,no me creáis.38 Mas si las hago, aunque a míno creáis, creed a las obras, paraque conozcáis y creáis, que elPadre es en mí, y yo en él.39 Y procuraban otra vez pren-derle; mas él se salió de susmanos.40 Y se fue otra vez de la otraparte del Jordán, a aquel lugardonde primero había estado bau-tizando Juan, y se estuvo allí.41 Y muchos venían a él, ydecían: Juan a la verdad ningúnmilagro hizo; mas todo lo queJuan dijo de éste, era verdad.42 Ymuchos creyeron allí en él.

CAPÍTULO 11

ESTABA entonces enfermocierto hombre llamadoLázaro, de Bethania, la aldea deMaría y de Marta su hermana.

2 (EraMaría la que ungió al Señorcon ungüento, y limpió sus piescon sus cabellos, cuyo hermanoLázaro estaba enfermo.)3 Enviaron pues sus hermanas aél, diciendo: Señor, he aquí, elque amas está enfermo.4 Y oyéndolo Jesús, dijo: Estaenfermedad no es para muerte,sino por la gloria de Dios, paraque el Hijo de Dios sea glorifica-do por ella.5 Y amaba Jesús a Marta, y a suhermana, y a Lázaro.6 Cuando oyó, pues, que estabaenfermo, entonces se quedó dosdías más en aquel lugar dondeestaba.7 Entonces, después de esto, dijoa sus discípulos: Vamos a Judeaotra vez.8 Dícenle sus discípulos: Rabbí,ahora procuraban los Judíos ape-drearte, ¿Y vas otra vez allá?9 Respondió Jesús: ¿No tiene eldía doce horas? El que anduvierede día, no tropieza, porque ve laluz de este mundo.10 Mas el que anduviere denoche, tropieza, porque no hayluz en él.11 El dijo estas cosas; y despuésde esto les dice: Lázaro nuestroamigo duerme; mas voy a des-pertarle del sueño.12Dijéronle entonces sus discípu-los: Señor, si duerme, sano estará.13 Mas esto decía Jesús de lamuerte de él; y ellos pensaron quehablaba del reposar del sueño.14 Entonces pues Jesús les dijo

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9 YO SOY la puerta: el que pormí entrare, será salvo; y entrará,y saldrá, y hallará pastos.10 El ladrón no viene sino parahurtar, y matar, y destruir: yo hevenido para que tengan vida, ypara que la tengan en abundan-cia.11 YO SOY el buen Pastor: elbuen pastor su vida da por lasovejas.12Mas el asalariado, y que no esel pastor, cuyas no son propiaslas ovejas, ve al lobo que viene, ydeja las ovejas, y huye; y el loboarrebata, y dispersa las ovejas.13 Así que el asalariado huye,porque es asalariado, y no tienecuidado de las ovejas.14 YO SOY el buen Pastor; yconozco mis ovejas, y soy cono-cido de las mías,15 Como el Padre me conoce amí, así yo también conozco alPadre; y pongo mi vida por lasovejas.16 También tengo otras ovejasque no son de este redil: aquéllastambién he de traer, y oirán mivoz; y habrá un rebaño, y un pas-tor.17 Por eso me ama mi Padre,porque yo pongo mi vida, paravolverla a tomar.18 Nadie la quita de mí, mas yola pongo de mí mismo, tengopotestad para ponerla, y tengopotestad para volverla a tomar.Este mandamiento recibí de miPadre.19 Y volvió a haber división

entre los Judíos por estas pala-bras.20 Y muchos de ellos decían:Demonio tiene, y está loco: ¿paraqué le oís?21 Decían otros: Estas palabrasno son de endemoniado: ¿Puedeel demonio abrir los ojos de losciegos?22 Y hacíase la fiesta de la dedi-cación en Jerusalem, y erainvierno.23 Y Jesús andaba en el templopor el pórtico de Salomón.24 Y rodeáronle los Judíos, y ledijeron: ¿Hasta cuándo traes sus-pensa nuestra alma? Si tú eres elCristo, dínoslo abiertamente.25Respondióles Jesús: Os dije, yvosotros no creéis: las obras queyo hago en nombre de mi Padre,estas dan testimonio de mí.26 Mas vosotros no creéis, por-que no sois de mis ovejas, comoos he dicho.27 Mis ovejas oyen mi voz, y yolas conozco, y ellas me siguen;28Y yo les doy vida eterna, y noperecerán por siempre, ni nadielas arrebatará de mi mano.29 Mi Padre que me las dio,mayor que todos es; y nadie laspuede arrebatar de la mano demiPadre.30 Yo y el Padre somos uno.31 Entonces volvieron a tomarpiedras los Judíos, para apedrear-le.32 Respondióles Jesús: Muchasbuenas obras os he mostrado demi Padre, ¿Por cuál obra de ellas

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Marta, la hermana del que habíasidomuerto, le dice: Señor, hiedeya; que esmuerto de cuatro días.40 Jesús le dice: ¿No te he dichoque si creyeres, verás la gloria deDios?41 Entonces quitaron la piedrade donde el muerto había sidopuesto; y Jesús, alzando los ojosarriba, dijo: Padre, gracias te doyque me has oído.42 Y yo sabía que siempre meoyes; mas por causa de la genteque está en pie alrededor lo dije,para que crean que tú me hasenviado.43Y habiendo dicho estas cosas,clamó a gran voz: Lázaro, venfuera.44 Entonces el que había sidomuerto, salió, atadas las manos ylos pies con vendas; y su rostroestaba envuelto en un sudario.Díceles Jesús: Desatadle, ydejadle ir.45 Entonces muchos de losJudíos que habían venido aMaría, y habían visto lo quehabía hecho Jesús, creyeron enél.46Mas algunos de ellos fueron alos Fariseos, y les dijeron lo queJesús había hecho.47 Entonces los príncipes de lossacerdotes, y los Fariseos junta-ron concilio, y decían: ¿Quéhacemos? porque este hombrehace muchos milagros.48 Si le dejamos así, todos cre-erán en él; y vendrán losRomanos, y quitarán nuestro

lugar y la nación.49 Entonces Caifás, uno de ellos,sumo sacerdote de aquel año, lesdijo: Vosotros no sabéis nada,50 Ni consideráis que nos con-viene que un hombre muera porel pueblo, y no que toda la naciónperezca.51 Mas esto no lo dijo de símismo; sino que, como era elsumo sacerdote de aquel año,profetizó que Jesús había demorir por la nación;52 Y no solamente por aquellanación mas también para quejuntase en uno a los hijos deDiosque estaban dispersos.53 Así que desde aquel día con-sultaban juntos para matarle.54 De manera que Jesús ya noandaba públicamente entre losJudíos; mas se fue de allí a la tie-rra que está junto al desierto, auna ciudad que se llamaEphraim; y estábase allí con susdiscípulos.55Y la pascua de los Judíos esta-ba cerca; y muchos de la tierrasubieron a Jerusalem antes de lapascua para purificarse.56 Y buscaban a Jesús, y habla-ban los unos con los otros estan-do de pie en el templo: ¿Qué osparece? ¿Qué no vendrá a la fies-ta?57 Mas los príncipes de lossacerdotes y los Fariseos habíandado mandamiento, que si algu-no supiese dónde estuviera, quelo manifestase, para que le pren-diesen.

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claramente: Lázaro es muerto;15Yhuélgome por vosotros, queyo no haya estado allí, para quecreáis; mas vamos a él.16 Dijo entonces Tomás, el quese llama Dídimo, a sus condiscí-pulos: Vamos también nosotros,para que muramos con él.17 Vino pues Jesús, y hallólo,que había ya cuatro días queestaba en el sepulcro.18 Y Bethania estaba cerca deJerusalem como quince estadios.19 Y muchos de los Judíoshabían venido aMarta y aMaría,para consolarlas de su hermano.20 EntoncesMarta, cuando oyóque Jesús venía, le salió a recibir;mas María estaba sentada encasa.21 Entonces Marta, dijo a Jesús:Señor, si hubieras estado aquí,mi hermano no hubiera muerto.22 Mas sé que también ahora,todo lo que pidieres a Dios, te lodará Dios.23Dícele Jesús:Resucitará tu her-mano.24Marta le dice:Yo sé que resuci-tará en la resurrección en el díapostrero.25 Dícele Jesús:YO SOYla resu-rrección, y la vida: el que cree enmí, aunque esté muerto, vivirá;26 Y todo aquel que vive, y creeen mí, no morirá eternamente.¿Crees esto?27 Ella le dice: Sí, Señor, yo creoque tú eres el Cristo, el Hijo deDios, que había de venir almundo.

28 Y cuando ella hubo dichoesto, se fue, y llamó en secreto aMaría su hermana, diciendo: ElMaestro está aquí, y te llama.29 Ella, como lo oyó, se levantaprestamente, y viene a él.30 Porque aún no había llegadoJesús a la aldea, mas estaba enaquel lugar dondeMarta le habíasalido a recibir.31 Entonces los Judíos que esta-ban en casa con ella, y la conso-laban, cuando vieron que Maríase había levantado prestamente,y había salido, la siguieron,diciendo: Va al sepulcro a llorarallí.32 Mas María, cuando vino adonde estaba Jesús, viéndole,derribóse a sus pies, diciéndole:Señor, si hubieras estado aquí, nohubiera muerto mi hermano.33 Jesús entonces cuando la viollorando, y a los Judíos quehabían venido juntamente conella llorando, gimió en espíritu, yse turbó,34 Y dijo: ¿Dónde le pusisteis?Dícenle: Señor, ven, y ve.35 Jesús lloró.36 Dijeron entonces los Judíos:¡He aquí cómo le amaba!37 Y algunos de ellos dijeron:¿No podía éste, que abrió losojos del ciego, hacer también queéste no muriera?38Y Jesús, gimiendo otra vez ensí mismo, vino al sepulcro, queera una cueva, la cual tenía unapiedra puesta encima.39 Dice Jesús: Quitad la piedra.

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21 Estos, pues, se llegaron aFelipe, que era de Bethsaida deGalilea, y le rogaron, diciendo:Señor, querríamos ver a Jesús.22 Vino Felipe, y lo dijo aAndrés: Y después Andrés, yFelipe, lo dicen a Jesús.23 Y Jesús les respondió, dicien-do: Venida es la hora en que elHijo del hombre ha de ser glori-ficado.24 De cierto, de cierto os digo,que si el grano de trigo que caeen la tierra, no muriere, él soloqueda; mas si muriere, muchofruto lleva.25 El que ama su vida, la per-derá; y el que aborrece su vida eneste mundo, para vida eterna laguardará.26 Si alguno me sirve, sígame; ydonde yo estuviere, allí tambiénestará mi servidor. Si alguno mesirviere, mi Padre le honrará.27Ahora es turbada mi alma; ¿yqué diré? Padre, sálvame de estahora; mas por esta causa he veni-do a esta hora.28 Padre, glorifica tu nombre.Entonces vino una voz del cielo,diciendo: Ya lo he glorificado, ylo glorificaré otra vez.29 El pueblo, pues, que estaba depie allí, y la había oído, decía quehabía sido un trueno: otrosdecían: Un ángel le ha hablado.30 Respondió Jesús, y dijo: Noha venido esta voz por mi causa,sino por causa de vosotros.31 Ahora es el juicio de estemundo: ahora el príncipe de este

mundo será echado fuera.32 Y yo, si fuere levantado de latierra, a todos atraeré a mímismo.33 Y esto decía significando dequé muerte había de morir.34 Respondióle la gente:Nosotros hemos oído de la ley,que el Cristo permanece porsiempre: ¿cómo pues dices tú: Esmenester que el Hijo del hombresea levantado? ¿Quién es esteHijo del hombre?35 Entonces Jesús les dijo: Aúnpor un poco está la luz entrevosotros: andad entre tanto quetenéis la luz, no sea que os alcan-cen las tinieblas; porque el queanda en tinieblas, no sabe dóndeva.36 Entre tanto que tenéis la luz,creed en la luz, para que seáishijos de luz. Estas cosas hablóJesús, y se fue, y se escondió deellos.37 Empero aunque había hechodelante de ellos tantos milagros,no creían en él;38 Para que se cumpliese eldicho que dijo el profeta Isaías:¿Señor, quién ha creído a nuestrodicho? ¿y el brazo del Señor, aquién ha sido revelado?39 Por esto no podían creer, por-que otra vez dijo Isaías:40 El ha cegado los ojos de ellos,y ha endurecido el corazón deellos para que no vean con losojos y entiendan de corazón, y seconviertan, y yo los sane.41 Estas cosas dijo Isaías, cuan-

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CAPÍTULO 12

JESUS pues, seis días antes dela pascua, vino a Bethania,donde estaba Lázaro, el quehabía muerto, al cual él habíaresucitado de entre los muertos.2 E hiciéronle allí una cena, yMarta servía; mas Lázaro erauno de los que estaban sentadosa la mesa juntamente con él.3 Entonces María tomó una librade ungüento de nardo puro demucho precio, y ungió los piesde Jesús, y limpió sus pies consus cabellos; y la casa se llenódel olor del ungüento.4 Entonces dijo uno de sus discí-pulos, Judas Iscariote, hijo deSimón, el que le había de entre-gar;5 ¿Por qué no se ha vendido esteungüento por trescientos dena-rios, y se dio a los pobres?6 Mas esto dijo, no por el cuida-do que él tenía de los pobres;sino porque era ladrón; y tenía labolsa, y traía lo que se echaba enella.7 Entonces Jesús dijo: Déjala:para el día de mi sepultura haguardado esto.8 Porque a los pobres siemprelos tenéis con vosotros, mas a míno siempre me tenéis.9 Entonces una gran multitud delos Judíos supo que él estaba allí;y vinieron no solamente porcausa de Jesús, sino también porver a Lázaro al cual había resuci-tado de entre los muertos.10 Empero consultaron los prín-

cipes de los sacerdotes, paramatar también a Lázaro;11 Porque muchos de los Judíosiban y creían en Jesús por causade él.12 El siguiente día gran multitudde gente que había venido a lafiesta, cuando oyeron que Jesúsvenía a Jerusalem,13 Tomaron ramos de palmas, ysalieron a recibirle, y clamaban:¡Hosanna: Bendito el que vieneen el nombre del Señor, el Reyde Israel!14 Y halló Jesús un asnillo, y sesentó sobre él, como está escrito:15 No temas, oh hija de Sión, heaquí, tu Rey viene asentadosobre un pollino de una asna.16 Mas estas cosas no las enten-dieron sus discípulos al princi-pio: empero cuando Jesús fueglorificado, entonces se acorda-ron que estas cosas estaban escri-tas de él, y que le hicieron estascosas.17 La gente, pues, que estaba conél, cuando llamó a Lázaro delsepulcro, y le resucitó de entrelos muertos, daba testimonio.18 Por lo cual también habíavenido la gente a recibirle; por-que habían oído que él habíahecho este milagro.19Mas los Fariseos dijeron entresí: ¿Veis que nada aprovecháis?he aquí, que el mundo se va enpos de él.20Yhabía ciertos Griegos de losque habían subido a adorar en lafiesta.

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lavado los pies, y tomado suropa, volviéndose a asentar otravez, les dijo: ¿Sabéis lo que os hehecho?13 Vosotros me llamáis elMaestro y el Señor; y decís bien;porque YO SOY:14 Pues si yo, el Señor y elMaestro, he lavado vuestros pies,vosotros también debéis lavar lospies los unos a los otros.15 Porque ejemplo os he dado,para que como yo os he hecho,vosotros también hagáis.16De cierto, de cierto os digo: Elsiervo no es mayor que su señor:ni el enviado esmayor que el quele envió.17 Si sabéis estas cosas, biena-venturados sois, si las hiciereis.18 No hablo de todos vosotros:yo sé los que he elegido; maspara que se cumpla la Escritura:El que come pan conmigo,levantó contra mí su calcañar.19 Desde ahora os lo digo, antesque suceda, para que cuandosucediere, creáis que YO SOY.20 De cierto, de cierto os digo,que el que recibe al que yo envia-re, a mí recibe; y el que amí reci-be, recibe al que me envió.21 Cuando hubo Jesús dichoesto, fue turbado en espíritu, ytestificó, y dijo: De cierto, decierto os digo, que uno de voso-tros me ha de entregar.22 Entonces los discípulos mirá-banse los unos a los otros,dudando de quién hablaba.23 Y uno de sus discípulos, al

cual Jesús amaba, estaba reclina-do en el seno de Jesús.24A éste pues hizo señas SimónPedro, para que preguntase quiénera aquél de quien hablaba.25 El entonces recostado sobre elpecho de Jesús, le dice: Señor,¿quién es?26 Respondió Jesús: Aquél es, aquien yo diere el pan mojado. Ymojando el pan, diólo a JudasIscariote, el hijo de Simón.27Y tras el bocado Satanás entróen él. Entonces Jesús le dice: Loque haces, hazlo más presto.28 Empero esto ninguno de losque estaban a la mesa entendió aqué propósito se lo dijo.29 Porque algunos de ellos pen-saban, porque Judas tenía labolsa, que Jesús le decía:Compra las cosas que nos sonnecesarias para la fiesta: o quediese algo a los pobres.30 Como él, pues, hubo tomadoel bocado, inmediatamente salió;y era noche.31 Entonces cuando él salió, dijoJesús: Ahora es glorificado elHijo del hombre, y Dios es glori-ficado en él.32 Si Dios es glorificado en él,Dios también le glorificará en símismo; y luego le glorificará.33Hijitos, aún un poco estoy convosotros. Me buscaréis; y, asícomo dije a los Judíos: Donde yovoy, vosotros no podéis venir; asíahora a vosotros lo digo.34 Un mandamiento nuevo osdoy: Que os améis los unos a los

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do vio su gloria, y habló de él.42 Con todo eso aun de los prín-cipes muchos creyeron en él;mas por causa de los Fariseos nole confesaban, por no ser echa-dos de la sinagoga.43 Porque amaban más la gloriade los hombres que la gloria deDios.44 Mas Jesús clamó, y dijo: Elque cree en mí, no cree en mí,sino en aquél que me envió.45 Y el que me ve, ve al que meenvió.46 Yo, la luz, he venido almundo, para que todo aquel quecree en mí, no permanezca entinieblas.47 Y si alguno oye mis palabrasy no creyere, yo no le juzgo; por-que no he venido a juzgar almundo, sino a salvar al mundo.48 El que me desecha, y no reci-be mis palabras, tiene quien lejuzgue: la palabra que he habla-do, la misma le juzgará en el díapostrero.49 Porque yo no he hablado demí mismo; mas el Padre que meenvió, élme diomandamiento delo que tengo de decir, y de lo quetengo de hablar.50 Y sé que su mandamiento esvida eterna: así que lo que yohablo, como el Padre me lo hadicho, así hablo.

CAPÍTULO 13

YANTES de la fiesta de lapascua, sabiendo Jesús que

su hora era venida para que pasa-

se de este mundo al Padre, comohabía amado a los suyos queestaban en el mundo, los amóhasta el fin.2Y la cena acabada, como el dia-blo ya había metido en elcorazón de Judas Iscariote, hijode Simón, que le entregase:3 Sabiendo Jesús que el Padre lehabía dado todas las cosas en susmanos, y que había venido deDios, y a Dios iba:4 Levántase de la cena, y se quitasu ropa, y tomando una toalla,ciñóse.5 Luego puso agua en el lebrillo,y comenzó a lavar los pies de losdiscípulos, y a limpiarlos con latoalla con que estaba ceñido.6 Viene pues a Simón Pedro; yPedro le dice: ¿Señor, tú melavas a mí los pies?7 Respondió Jesús, y le dijo: Loque yo hago, tú no lo sabesahora; mas lo sabrás después.8 Dícele Pedro: No me lavaráslos pies jamás. RespondióleJesús: Si no te lavare, no tendrásparte conmigo.9 Dícele Simón Pedro: Señor, nosólo mis pies, mas aun mismanos, y mi cabeza.10Dícele Jesús: El que está lava-do, no ha menester sino que lavesus pies, pues está todo limpio.Yvosotros limpios estáis, aunqueno todos.11 Porque sabía quién era el quele entregaba; por eso dijo: Noestáis limpios todos.12Así que, después que les hubo

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vosotros.18 No os dejaré huérfanos: yovendré a vosotros.19 Aún un poquito, y el mundono me verá más; empero voso-tros me veréis: por cuanto yovivo, vosotros también viviréis.20 En aquel día vosotros cono-ceréis que YO SOY en mi Padre,y vosotros en mí, y yo en voso-tros.21 El que tienemismanda-mien-tos, y los guarda, aquél es el queme ama; y el que me ama, seráamado de mi Padre; y yo leamaré a él, ymemanifestaré a él.22 Dícele Judas, no el Iscariote:¿Señor, qué hay porque te has demanifestar a nosotros, y no almundo?23 Respondió Jesús, y le dijo: Sialgunome ama, mi palabra guar-dará; y mi Padre le amará, y ven-dremos a él, y haremos con élmorada.24 El que no me ama, no guardamis palabras; y la palabra quehabéis oído, no es mía, sino delPadre que me envió.25 Estas cosas os he habladoestando aún con vosotros.26Mas el Consolador, el EspírituSanto, al cual el Padre enviará enmi nombre; él os enseñará todaslas cosas, y os recordará todas lascosas que os he dicho.27 Paz os dejo: mi paz os doy: nocomo el mundo la da, yo os ladoy: no se turbe vuestro corazón,ni tenga miedo.28 Habéis oído cómo yo os he

dicho: Voy, y vengo otra vez avosotros. Si me amaseis, cierta-mente os regocijaríais, porque hedicho que voy al Padre; porquemi Padre mayor es que yo.29 Y ahora os lo he dicho antesque se haga, para que cuando sehiciere, creáis.30 Ya no hablaré mucho convosotros; porque viene el prínci-pe de este mundo; mas no tienenada en mí.31 Empero para que conozca elmundo que amo al Padre, ycomo el Padre me dio manda-miento, así hago. Levantaos,vamos de aquí.

CAPÍTULO 15

YO SOY la vid verdadera, ymi Padre es el labrador.

2 Todo pámpano en mí que nolleva fruto, le quita; y todo aquelque lleva fruto, le limpia, paraque lleve más fruto.3 Ya vosotros sois limpios por lapalabra que os he hablado.4 Estad en mí, y yo en vosotros.Como el pámpano no puede lle-var fruto de sí mismo, si no estu-viere en la vid, así ni vosotros, sino estuviereis en mí.5 YO SOY la vid, vosotros lospámpanos: el que está en mí, yyo en él, éste lleva mucho fruto:porque sin mí nada podéis hacer.6 Si alguno no estuviere enmí, esechado fuera como el pámpano,y se seca; y los recogen, y échan-los en el fuego, y arden.7 Si estuviereis en mí, y mis

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otros: como os amé yo, que tam-bién os améis los unos a losotros.35 En esto conocerán todos quesois mis discípulos, si tuvieresamor los unos con los otros.36 Le dijo Simón Pedro: ¿Señor,a dónde vas? Respondióle Jesús:Donde yo voy, no me puedesahora seguir; mas me seguirásdespués.37 Dícele Pedro: ¿Señor, por quéno te puedo seguir ahora? mivida pondré por ti.38 Respondióle Jesús: ¿Tu vidapondrás por mí? De cierto, decierto te digo: No cantará elgallo, sin que me hayas negadotres veces.

CAPÍTULO 14

NO se turbe vuestro corazón:creéis en Dios, creed también

enmí.2 En la casa de mi Padre muchasmansiones hay; si así no fuera,os lo hubiera yo dicho. Yo voyaparejar el lugar para vosotros.3 Y si me fuere y os aparejare ellugar, vendré otra vez, y ostomaré a mí mismo, para quedonde yo estoy, vosotros tam-bién estéis.4 Y sabéis a dónde yo voy, y elcamino sabéis.5 Dícele Tomás: Señor, no sabe-mos a dónde vas: ¿y cómopodemos saber el camino?6 Jesús le dice:YOSOYel cami-no, y la verdad, y la vida; nadieviene al Padre, sino por mí.

7 Si me hubiereis conocido,habrías también conocido a miPadre; y desde ahora le conocéis,y le habéis visto.8 Dícele Felipe: Señor, muéstra-nos el Padre, y nos basta.9 Jesús le dice: ¿Tanto tiempo haque estoy con vosotros, y no mehas conocido aún, Felipe? El queme ha visto, ha visto al Padre.¿Cómo pues dices tú: Muéstranosel Padre?10 ¿No crees que YO SOY en elPadre, y el Padre en mí? Laspalabras que yo os hablo, no lashablo demímismo;mas el Padreque mora en mí, él hace lasobras.11 Creedme que YO SOY en elPadre, y el Padre en mí: o si no,creedme por las mismas obras.12De cierto, de cierto os digo: Elque en mí cree, las obras que yohago también él las hará, ymayores que estas hará; porqueyo voy a mi Padre.13 Y todo lo que pidiereis en minombre, esto haré; para que elPadre sea glorificado en el Hijo.14 Si algo pidiereis en mi nom-bre, yo lo haré.15 Si me amáis, guardad mismandamientos.16 Y yo rogaré al Padre, el cualos dará otro Consolador para quemore con vosotros por siempre;17 Es a saber, al Espíritu de ver-dad, al cual el mundo no puederecibir; porqueno leve, ni le cono-ce; mas vosotros le conocéis, por-que mora con vosotros, y será en

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timonio, porque estáis conmigodesde el principio.

CAPÍTULO 16

ESTAS cosas os he hablado,para que no seáis ofendidos.2 Os echarán de las sinagogas:aún más, la hora viene, cuandocualquiera que os matare, pen-sará que hace servicio a Dios.3 Y estas cosas os harán, porqueno conocen al Padre, ni a mí.4 Mas os he dicho esto, para quecuando aquella hora viniere, osacordéis de ello, que yo os lohabía dicho: esto empero no os lodije al principio, porque yo esta-ba con vosotros.5 Mas ahora voy al que meenvió; y ninguno de vosotros mepregunta: ¿Adónde vas?6 Mas, porque os he habladoestas cosas, tristeza ha henchidovuestro corazón.7 Empero yo os digo la verdad,que os es necesario que yo vaya;porque si yo no fuese, elConsolador no vendría a voso-tros; mas si yo fuere, os leenviaré.8 Y cuando él viniere, redargüiráal mundo de pecado, y de justi-cia, y de juicio.9 De pecado, ciertamente, porcuanto no creen en mí.10Yde justicia, por cuanto voy ami Padre, y no me veréis más;11Yde juicio, por cuanto el prín-cipe de este mundo ya es juzga-do.12 Aún tengo muchas cosas que

deciros, mas no las podéis llevarahora.13 Empero cuando viniere aquel,el Espíritu de verdad, él os guiaráa toda verdad; porque no hablaráde sí mismo, mas todo lo queoyere hablará; y las cosas quehan de venir os hará saber.14 Elme glorificará, porque reci-birá de lo mío, y os lo hará saber.15 Todo lo que tiene el Padre,mío es: por eso dije que tomaráde lo mío, y os lo hará saber.16 Un poco, y no me veréis; yotra vez un poco, y me veréis;porque yo voy al Padre.17 Entonces dijeron algunos desus discípulos unos a otros: ¿Quées esto que nos dice: Un poco, yno me veréis; y otra vez, unpoco, y me veréis; y, porque yovoy al Padre?18 Así que decían: ¿Qué es estoque dice: Un poco? No sabemoslo que dice.19 Y conocía Jesús que lequerían preguntar, y les dijo:¿Preguntáis entre vosotros deesto que dije: Un poco, y no meveréis; y otra vez, un poco, y meveréis?20 De cierto, de cierto os digo:Vosotros lloraréis y lamentaréis,el mundo empero se alegrará: yvosotros seréis tristes, mas vues-tra tristeza será vuelta en gozo.21 La mujer cuando pare, tienedolor, porque es venida su hora;mas después que ha parido unniño, ya no se acuerda de laangustia por el gozo de que haya

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palabras estuvieren en vosotros,todo lo que quisiereis pediréis, yos será hecho.8 En esto es glorificado mi Padre,en que llevéis mucho fruto; asíseréis mis discípulos.9 Como el Padre me amó, tam-bién yo os he amado: estad en miamor.10 Si guardareis mis manda-mientos, estaréis en mi amor:como yo también he guardadolosmandamientos demi Padre, yestoy en su amor.11 Estas cosas os he hablado,para que mi gozo esté en voso-tros, y vuestro gozo sea cumpli-do.12 Este es mimandamiento: Queos améis los unos a los otros,como yo os amé.13 Nadie tiene mayor amor queeste, que ponga alguno su vidapor sus amigos.14 Vosotros sois mis amigos, sihiciereis las cosas que yo osmando.15Ya no os llamaré siervos, por-que el siervo no sabe lo que hacesu señor; mas os he llamado ami-gos, porque todas las cosas queoí de mi Padre, os he hechoconocer.16 No me escogisteis vosotros amí; mas yo os escogí a vosotros,y os he puesto para que vayáis, yllevéis fruto; y vuestro fruto per-manezca; para que todo lo quepidiereis al Padre en mi nombre,él os lo dé.17 Esto os mando: Que os améis

los unos a los otros.18 Si el mundo os aborrece,sabed que a mí me ha aborrecidoantes que a vosotros.19 Si fuerais del mundo, elmundo amaría lo que es suyo;mas porque no sois del mundo,sino que yo os escogí del mundo,por eso os aborrece el mundo.20Acordaos de la palabra que yoos he dicho: No es el siervomayor que su señor: Si a mí mehan perseguido, también a voso-tros perseguirán: si han guardadomi palabra, también guardarán lavuestra.21 Mas todo esto os harán porcausa de mi nombre; porque noconocen al que me ha enviado.22 Si yo no hubiera venido, ni leshubiera hablado, no tendríanpecado; mas ahora no tienenexcusa de su pecado.23 El que me aborrece, tambiéna mi Padre aborrece.24 Si yo no hubiese hecho entreellos obras cuales ningún otro hahecho, no tendrían pecado; masahora, ellos las han visto, y hanaborrecido tanto a mí como a miPadre.25 Mas esto sucede, para que secumpla la palabra que está escri-ta en su ley: Sin causa me abo-rrecieron.26 Empero cuando viniere elConsolador, el cual yo os enviarédel Padre, es a saber, el Espíritude verdad, el cual procede delPadre, él dará testimonio de mí.27Yvosotros también daréis tes-

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9 Yo ruego por ellos: no ruegopor el mundo, sino por los queme has dado, porque tuyos son.10 Y todo lo mío es tuyo, y lotuyo, mío; y he sido glorificadoen ellos.11 Y ya no estoy en el mundo;mas éstos están en el mundo, queyo a ti vengo. Padre Santo, guár-dalos por tu nombre; a los cualesme has dado, para que sean uno,así como nosotros lo somos.12 Cuando yo estaba con ellos enel mundo, yo los guardaba en tunombre, a los cuales que me hasdado yo los guardé, y ninguno deellos se perdió sino el hijo de per-dición, para que la Escritura secumpliese.13 Mas ahora vengo a ti, y habloestas cosas en el mundo, paraque ellos tenganmi gozo cumpli-do en sí mismos.14Yo les he dado tu palabra, y elmundo los ha aborrecido; porqueellos no son del mundo, comotampoco yo soy del mundo.15 No ruego que los quites delmundo, sino que los guardes delmal.16 Ellos no son del mundo, comotampoco yo soy del mundo.17 Santifícalos por tu verdad: tupalabra es verdad.18 Como tú me enviaste almundo, también yo los he envia-do al mundo.19 Y por ellos yo me santifico amí mismo; para que tambiénellos sean santificados por la ver-dad.

20 Mas no ruego solamente porellos; sino también por los quehan de creer en mí por la palabrade ellos.21 Para que todos ellos sean uno:así como tú, oh Padre, eres enmí, y yo en ti; que también ellosen nosotros sean uno; para que elmundo crea que tú me enviaste.22 Y yo la gloria que me diste,les he dado a ellos; para que seanuno, como también nosotrossomos uno:23 Yo en ellos, y tú en mí, paraque sean perfeccionados en uno,y para que elmundo conozca quetú me enviaste, y que los hasamado a ellos, como también amí me has amado.24 Padre, aquellos que me hasdado, quiero que donde yo estoy,ellos estén también conmigo;para que vean mi gloria que mehas dado, porque me has amadodesde antes de la fundación delmundo.25 Oh Padre justo, el mundo note ha conocido; mas yo te heconocido; y éstos han conocidoque tú me enviaste.26Yyo les hice conocer tu nom-bre, y lo haré conocer; para queel amor, con que me has amado,esté en ellos, y yo en ellos.

CAPÍTULO 18

CUANDO Jesús hubo dichoestas cosas, salióse con susdiscípulos a la otra parte del arro-yo de Cedrón, donde había unhuerto, en el cual entró él, y sus

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nacido un hombre en el mundo.22 Vosotros pues también ahoraa la verdad tenéis tristeza; masotra vez os veré, y se gozarávuestro corazón, y nadie quitaráde vosotros vuestro gozo.23Y en aquel día no me pregun-taréis nada. De cierto, de ciertoos digo: Todo cuanto pidiereis alPadre en mi nombre, os lo dará.24 Hasta ahora nada habéis pedi-do en mi nombre: pedid, y reci-biréis para que vuestro gozo seacumplido.25 Estas cosas os he hablado enproverbios; mas la hora vienecuando ya no os hablaré en pro-verbios, sino que claramente osanunciaré del Padre.26Aquel día pediréis enmi nom-bre, y no os digo que yo rogaré alPadre por vosotros;27 Porque el Padre mismo osama, por cuanto vosotros mehabéis amado, y habéis creídoque yo salí de Dios.28 Salí del Padre, y he venido almundo: otra vez dejo el mundo,y voy al Padre.29 Dícenle sus discípulos: Heaquí, ahora hablas claramente, yningún proverbio dices.30 Ahora sabemos que sabestodas las cosas, y no has menes-ter que nadie te pregunte: poresto creemos que has salido deDios.31 Respondióles Jesús: ¿Ahoracreéis?32 He aquí la hora viene, y ya esvenida, en que seréis esparcidos

cada uno a los suyos, y medejaréis solo; mas no estoy solo,porque el Padre está conmigo.33 Estas cosas os he habladopara que en mí tengáis paz: en elmundo tendréis tribulación; masconfiad, yo he vencido almundo.

CAPÍTULO 17

ESTAS cosas habló Jesús, ylevantados los ojos al cielo,dijo: Padre, la hora es venida,glorifica a tu Hijo, para que tam-bién tu Hijo te glorifique a ti:2 Como le has dado potestadsobre toda carne, para que atodos los que le diste, les dé vidaeterna.3 Y esta es la vida eterna, que teconozcan a ti, el sólo Dios verda-dero, y a Jesu Cristo a quien túenviaste.4Yo te he glorificado en la tierra,he acabado la obra que me disteque hiciese.5 Ahora pues, Oh Padre, glorifí-came tú contigo mismo conaquella gloria que tuve contigoantes que el mundo fuese.6 He manifestado tu nombre alos hombres que del mundo mediste: tuyos eran, y me los diste amí, y han guardado tu palabra.7 Ahora han conocido que todaslas cosas que me has dado, sonde ti.8 Porque las palabras que mediste, les he dado; y ellos las hanrecibido, y han conocido verda-deramente que salí de ti, y hancreído que tú me enviaste.

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JUAN 18JUAN 17

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Pregunta a los que han oído, quéles haya yo hablado: he aquí,éstos saben lo que yo he dicho.22 Y cuando él hubo dicho esto,uno de los alguaciles que estabade pie allí, dio una bofetada aJesús diciendo: ¿Así respondesal sumo sacerdote?23 Respondióle Jesús: Si hehablado mal, da testimonio delmal; mas si bien, ¿por qué mehieres?24 Pues, habíale enviado Annásatado a Caifás sumo sacerdote.25 Estaba pues Pedro en piecalentándose; Entonces ellos ledijeron: ¿No eres tú también unode sus discípulos? El lo negó, ydijo: No soy.26 Uno de los siervos del sumosacerdote, pariente de aquel aquien Pedro había cortado laoreja, le dice: ¿No te vi yo en elhuerto con él?27 Y negó Pedro otra vez; y alinstante el gallo cantó.28 Y llevan a Jesús de Caifás alpretorio; y era demañana; y ellosno entraron en el pretorio por noser contaminados, mas para quepudiesen comer la pascua.29 Entonces salió Pilato a ellosfuera, y dijo: ¿Qué acusacióntraéis contra este hombre?30 Respondieron, y le dijeron: Siéste no fuera malhechor, no te lehubiéramos entregado.31 Díceles entonces Pilato:Tomadle vosotros, y juzgadlesegún vuestra ley. Y los Judíos ledijeron: A nosotros no nos es líci-

to matar a nadie.32 Para que cumpliese la palabrade Jesús, qué había dicho, signi-ficando de que muerte había demorir.33 Entonces Pilato volvióse aentrar en el pretorio, y llamó aJesús, y le dijo: ¿Eres tú el Reyde los Judíos?34 Respondióle Jesús: ¿Dices túesto de ti mismo, o te lo handicho otros de mí?35 Pilato respondió: ¿Soy yoJudío? Tu misma nación, y lossumos sacerdotes, te han entre-gado a mí: ¿qué has hecho?36 Respondió Jesús: Mi reino noes de este mundo: si de estemundo fuera mi reino, mis servi-dores pelearían para que yo nofuera entregado a los Judíos, masahora mi reino no es de aquí.37 Díjole entonces Pilato:¿Luego rey eres tú? RespondióJesús: Tú dices queYO SOYrey.Yo para esto he nacido, y paraesto he venido al mundo, paradar testimonio a la verdad. Todoaquel que es de la verdad, oyemivoz.38 Dícele Pilato: ¿Qué es ver-dad? Y cuando hubo dicho esto,volvió a los Judíos, y les dice:Yono hallo en él crimen alguno.39 Empero vosotros tenéis cos-tumbre, que yo os suelte uno enla pascua: ¿queréis pues que ossuelte al Rey de los Judíos?40 Entonces todos dieron vocesotra vez, diciendo: No a este hom-bre, sino a Barrabás. Y Barrabás

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discípulos.2 Y también Judas, el que leentregaba, conocía aquel lugar,porque muchas veces Jesús sejuntaba allí con sus discípulos.3 Judas, pues, tomando una com-pañía de soldados, y alguacilesde los sumos sacerdotes y de losFariseos, vino allí con linternas yantorchas, y con armas.4 Empero Jesús, sabiendo todaslas cosas que habían de venirsobre él, salió delante, y les dijo.¿A quién buscáis?5 Respondiéronle: A Jesús deNazareth. Díceles Jesús: YOSOY. Y estaba de pie tambiéncon ellos Judas el que le entrega-ba.6 Y luego pues que les dijo: YOSOY: Volvieron atrás, y cayeronen tierra.7 Volvióles pues a preguntar: ¿Aquién buscáis? Y ellos dijeron: AJesús de Nazareth.8 Respondió Jesús: Ya os hedicho que YO SOY: pues si a míbuscáis, dejad ir a éstos:9 Para que se cumpliese la pala-bra que había dicho: De los queme diste, ninguno de ellos perdí.10 Entonces Simón Pedro, quetenía una espada, la sacó, e hirióa un siervo del sumo sacerdote, yle cortó la oreja derecha; y elsiervo se llamaba Malco.11 Jesús entonces dijo a Pedro:Mete tu espada en la vaina: ¿lacopa que mi Padre me ha dado,no la tengo de beber?12 Entonces la compañía, y el

capitán, y los alguaciles de losJudíos prendieron a Jesús, y leataron.13 Y le llevaron primeramente aAnnás, porque era suegro deCaifás, el cual era sumo sacerdo-te de aquel año.14Yera Caifás el que había dadoel consejo a los Judíos, que eranecesario que un hombre murie-se por el pueblo.15 Y seguía a Jesús SimónPedro, y otro discípulo; y aqueldiscípulo era conocido del sumosacerdote, y entró con Jesús en elpalacio del sumo sacerdote.16Mas Pedro estaba fuera de piea la puerta. Entonces salió aqueldiscípulo que era conocido delsumo sacerdote, y habló a la por-tera, y metió dentro a Pedro.17 Entonces la criada porteradijo a Pedro: ¿No eres tú tambiénuno de los discípulos de estehombre? Dice él: No soy.18 Y estaban en pie los siervos ylos alguaciles que habían hechofuego de carbón, porque hacíafrío, y se calentaban; y tambiéncon ellos estaba Pedro en piecalentándose.19Y el sumo sacerdote preguntóa Jesús de sus discípulos, y de sudoctrina.20 Jesús le respondió: Yo públi-camente he hablado al mundo:yo siempre he enseñado en lasinagoga, y en el templo, dondesiempre se juntan los Judíos; ynada he hablado en oculto.21 ¿Por qué me preguntas a mí?

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JUAN 18JUAN 18

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estaba cerca de la ciudad; y eraescrito en Hebreo, y en Griego, yen Latín.21 Y decían a Pilato los sumossacerdotes de los Judíos: Noescribas: Rey de los Judíos; sinoque él dijo: Rey soy de losJudíos.22 Respondió Pilato: Lo que heescrito, he escrito.23 Y cuando los soldados hubie-ron crucificado a Jesús tomaronsus vestidos, e hicieron cuatropartes (a cada soldado una parte,)y también la túnica, mas la túni-ca era sin costura, todo tejidadesde arriba.24 Dijeron pues entre sí: No lapartamos, sino echemos suertessobre ella cúya será; para que secumpliese la Escritura que dice:Partieron para sí mis vestidos, ysobre mi vestidura echaron suer-tes. Estas cosas pues los soldadoshicieron.25 Y estaban de pie junto a lacruz de Jesús su madre, y la her-mana de su madre, María esposade Cleofas, y María Magdalena.26 Pues, cuando vio Jesús a sumadre, y al discípulo que élamaba, que estaba de pie cerca,dice a su madre: Mujer, he ahí tuhijo.27 Y luego dice al discípulo: Heahí tu madre. Y desde aquellahora el discípulo la recibió en supropia casa.28 Después de esto, sabiendoJesús que todas las cosas eranconsumadas, para que la

Escritura se cumpliese, dijo:Tengo sed.29 Y había allí puesta una vasijallena de vinagre. Entonces elloshinchieron una esponja de vina-gre, y puesta sobre un hisopo sela llegaron a la boca.30 Y cuando Jesús tomó el vina-gre, dijo: Consumado es. Yhabiendo inclinado la cabeza,entregó el espíritu.31 Entonces los Judíos, porcuanto era el día de la prepara-ción, para que los cuerpos noquedasen en la cruz en el sábado,porque era gran día aquel sába-do, rogaron a Pilato que se lesquebrasen las piernas, y que fue-sen quitados.32 Vinieron pues los soldados, yquebraron las piernas al primero,y al otro que fue crucificado conél:33 Mas cuando vinieron a Jesús,como le vieron ya muerto, no lequebraron las piernas.34 Empero uno de los soldadosle abrió el costado con una lanza,y al instante salió sangre y agua.35 Y el que lo vio da testimonio,y su testimonio es verdadero: y élsabe que dice verdad, para quevosotros también creáis.36 Porque estas cosas fueronhechas, para que se cumpliese laEscritura: Hueso no será que-brantado de él.37Y también otra Escritura dice:Mirarán a aquél al cual traspasa-ron.38 Y después de estas cosas,

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era un ladrón.

CAPÍTULO 19

ASIque, entonces tomó Pilatoa Jesús, y le azotó.

2 Y los soldados entretejieron deespinas una corona, y la pusieronsobre su cabeza, y le vistieron deuna ropa de púrpura,3 Y decían: ¡Salve, Rey de losJudíos! Y le daban de bofetadas.4 Entonces Pilato salió otra vezfuera, y les dijo: He aquí, os letraigo fuera, para que sepáis queningún crimen hallo en él.5 Entonces salió Jesús fuera lle-vando la corona de espinas, y lavestidura de púrpura. Y dícelesPilato: ¡He aquí el hombre!6 Y cuando le vieron los prínci-pes de los sacerdotes, y losalguaciles, dieron voces, dicien-do: Crucifícale, crucifícale.Díceles Pilato: Tomadle voso-tros, y crucificadle; porque yo nohallo en él crimen.7 Respondiéronle los Judíos:Nosotros tenemos una ley, ysegún nuestra ley debe morir,porque se hizo el Hijo de Dios.8 Pilato pues cuando oyó estapalabra, tuvo más miedo.9Yentró otra vez en el pretorio, ydijo a Jesús: ¿De dónde eres tú?Mas Jesús no le dio respuesta.10 Entonces dícele Pilato: ¿Amíno me hablas? ¿no sabes quetengo potestad para crucificarte,y que tengo potestad para soltar-te?11 Respondió Jesús: Ninguna

potestad tendrías contra mí, si note fuese dada de arriba; por tantoel que a ti me ha entregado,mayor pecado tiene.12 Desde entonces procurabaPilato de soltarle; mas los Judíosdaban voces, diciendo: Si a éstesueltas, no eres amigo de César:cualquiera que se hace rey, hablacontra César.13 Cuando, pues, Pilato oyó estedicho, llevó fuera a Jesús, y sesentó en el tribunal, en el lugarque se llama el Pavimento, y enel Hebreo, Gabbatha.14Yera la preparación de la pas-cua, y como la hora de sexta:entonces dijo a los Judíos: ¡Heaquí vuestro Rey!15 Mas ellos dieron voces:Quítale,quítale,crucifícale.DícelesPilato: ¿A vuestro Rey tengo decrucificar? Respondieron lossumos sacerdotes: No tenemosrey, sino a César.16 Así que entonces lo entregó aellos para que fuese crucificado.Y tomaron a Jesús, y le llevaron.17 Y él llevando su cruz, salió allugar que se llama el lugar de laCalavera, y en Hebreo Gólgotha:18 Donde le crucificaron, y conél otros dos, uno a cada lado, yJesús en medio.19 Y escribió Pilato un título, elcual puso encima de la cruz; y elescrito era: JESUS DE NAZA-RETH, REYDE LOS JUDIOS.20 Ymuchos de los Judíos leye-ron este título; porque el lugardonde fue crucificado Jesús,

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pensando que era el hortelano ledice: Señor, si tú le has llevado,dime dónde le has puesto, y yo lellevaré.16 Dícele Jesús: María.Volviéndose ella, dícele: Rabboni,que quiere decir, Maestro.17 Dícele Jesús: No me toques;porque aún no he subido a miPadre; mas ve a mis hermanos, ydiles: Subo a mi Padre, y a vues-tro Padre, a mi Dios, y a vuestroDios.18VinoMaríaMagdalena dandolas nuevas a los discípulos de quehabía visto al Señor, y de que élle había dicho estas cosas.19 Y como fue tarde aquelmismo día, el primero de lasemana, y las puertas estabancerradas, donde los discípulosestaban juntos por miedo de losJudíos, vino Jesús; se puso de pieen medio, y les dijo: Paz a voso-tros.20 Y cuando hubo dicho esto,mostróles las manos y el costa-do: entonces los discípulos seregocijaron, viendo al Señor.21 Entonces les dijo Jesús otravez: Paz a vosotros: como meenvió el Padre, así también yo osenvío.22 Y cuando hubo dicho esto,sopló sobre ellos, y les dijo:Recibid el Espíritu Santo.23A los que remitieres los peca-dos, les son remitidos, y a los quelos retuviereis, les son retenidos.24 Empero Tomás uno de losdoce, que se llamaba Dídimo, no

estaba con ellos cuando Jesúsvino.25 Dijéronle pues los otros discí-pulos:Al Señor hemos visto.Yélles dijo: Si no viere en sus manosla señal de los clavos, y metieremi dedo en el lugar de los clavos,ymetieremimano en su costado,no creeré.26 Y ocho días después estabanotra vez sus discípulos dentro, ycon ellos Tomás. Entonces vinoJesús, estando las puertas cerra-das, y se puso de pie en medio, ydijo: Paz a vosotros.27 Entonces dice a Tomás: Metetu dedo aquí, y ve mis manos; yda acá tu mano, y métela en micostado, y no seas incrédulo, sinocreyente.28 Entonces Tomás respondió, yle dijo: Señor mío, y Dios mío.29 Dícele Jesús: Porque me hasvisto, Tomás, has creído: biena-venturados los que no han visto,y han creído.30Y también muchas otras seña-les por cierto hizo Jesús en pre-sencia de sus discípulos, las cua-les no están escritas en este libro.31 Estas empero están escritas,para que creáis que Jesús es elCristo, el Hijo de Dios; y paraque creyendo, tengáis vida en sunombre.

CAPÍTULO 21

DESPUES de estas cosasJesús semanifestó otra vez a

los discípulos junto al mar deTiberias; y se manifestó de esta

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Joseph de Arimathea, el cual eradiscípulo de Jesús, mas secretopor miedo de los Judíos, rogó aPilato que él quitase el cuerpo deJesús: y le permitió Pilato.Entonces él vino, y quitó el cuer-po de Jesús.39 Y vino también Nicodemo, elque antes había venido a Jesús denoche, trayendo una mixtura demirra y de áloes, como cienlibras.40Y tomaron el cuerpo de Jesús,y le envolvieron en lienzos conespecias, como es costumbre delos Judíos sepultar.41Y en el lugar donde fue cruci-ficado había un huerto; y en elhuerto un sepulcro nuevo en elcual aún no había sido puestoalguno.42Allí pues pusieron a Jesús, porcausa del día de la preparaciónde los Judíos, porque aquelsepulcro estaba cerca.

CAPÍTULO 20

Y EL primer día de la sema-na, María Magdalena vino

de mañana, siendo aún oscuro, alsepulcro, y vio la piedra quitadadel sepulcro.2 Entonces corre, y viene aSimón Pedro, y al otro discípulo,al cual amaba Jesús, y les dice:Han llevado al Señor del sepul-cro, y no sabemos dónde le hanpuesto.3 Salió pues Pedro, y el otrodiscípulo, y vinieron al sepulcro.4Ycorrían los dos juntos; mas el

otro discípulo corrió más prestoque Pedro, y vino primero alsepulcro.5 Y bajándose a mirar, vio loslienzos puestos; mas no entró.6 Entonces viene Simón Pedrosiguiéndole, y entró en el sepul-cro, y vio los lienzos puestos,7 Y el sudario que había estadosobre su cabeza, no puesto conlos lienzos, sino envuelto en unlugar aparte.8 Entonces entró también aquelotro discípulo, que había venidoprimero al sepulcro; y vio, ycreyó.9 Porque aún no sabían laEscritura, que era menester queél resucitase de entre los muer-tos.10Así que volvieron los discípu-los a su propia casa.11 Empero María estaba fuerallorando junto al sepulcro; yestando llorando, bajóse a mirarel sepulcro;12 Y ve dos ángeles en ropasblancas que estaban sentados, eluno a la cabecera, y el otro a lospies, donde el cuerpo de Jesúshabía sido puesto.13 Y le dicen: Mujer, ¿por quélloras? Díceles: Porque se hanllevado a mi Señor, y no sédónde le han puesto.14 Y como hubo dicho esto, vol-vió atrás, y vio a Jesús que esta-ba de pie; mas no sabía que eraJesús.15 Dícele Jesús: ¿Mujer, por quélloras? ¿A quién buscas? Ella

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qué muerte había de glorificar aDios. Y cuando hubo dicho esto,dícele: Sígueme.20 Entonces volviéndose Pedro,ve a aquel discípulo al cualamaba Jesús que seguía, el quetambién se había recostado sobresu pecho en la cena, y le habíadicho: ¿Señor, quién es el que teha de entregar?21 Así que, como Pedro vio aéste, dice a Jesús: Señor, ¿Y éste,qué?22 Dícele Jesús: Si quiero que élquede hasta que yo venga, ¿quése te da a ti? Sígueme tú.

23 Salió pues este dicho entre loshermanos, que aquel discípulono había de morir; mas Jesús nole dijo: No morirá, sino: Si quie-ro que él quede hasta que yovenga, ¿qué se te da a ti?24 Este es el discípulo que da tes-timonio de estas cosas, y escribióestas cosas; y sabemos que sutestimonio es verdadero.25 Y hay también otras muchascosas que hizo Jesús, las cuales sise escribiesen cada una por sí, yopienso que ni aun en el mundocabrían los libros que se habríande escribir. Amén.

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manera.2 Estaban juntos Simón Pedro, yTomás, que se llamaba Dídimo,y Nathanael, de Caná de Galilea,y los hijos de Zebedeo, y otrosdos de sus discípulos.3 Díceles Simón Pedro,A pescarvoy: Ellos le dicen: Vamos noso-tros también contigo. Fueron, ysubieron luego en una nave; yaquella noche no tomaron nada.4 Empero venida la mañana,Jesús se puso de pie en la ribera;mas los discípulos no sabían queera Jesús.5 Entonces les dice Jesús:¿Hijos, tenéis algo de comer?Respondiéronle: No.6 Y él les dijo: Echad la red a laderecha de la nave, y hallaréis.Echáronla pues, y ya no lapodían en ninguna manera sacarpor la multitud de los peces.7 Entonces aquel discípulo, alcual amaba Jesús, dijo a Pedro:El Señor es. Entonces SimónPedro, como oyó que era elSeñor, se ciñó la sobreropa depescador, porque estaba desnu-do, y echóse al mar.8 Y los otros discípulos vinieronen la pequeña nave (porque noestaban lejos de tierra, sino comodoscientos codos), arrastrando lared con los peces.9 Y como llegaron a tierra, vie-ron ascuas puestas, y un pescadoencima de ellas, y pan.10 Díceles Jesús: Traed de lospeces que tomasteis ahora.11 Subió Simón Pedro, y trajo la

red a tierra, llena de grandespeces, ciento y cincuenta y tres; yaun siendo tantos, la red no serompió.12 Díceles Jesús:Venid, y comed.Y ninguno de los discípulos leosaba preguntar: ¿Tú, quién eres?sabiendo que era el Señor.13Entonces viene Jesús, y tomaelpan, y dales, y asimismo del pez.14 Esta era ya la tercera vez queJesús se manifestó a sus discípu-los, después que resucitó de entrelos muertos.15 Pues cuando hubieron comi-do, Jesús dice a Simón Pedro:¿Simón, hijo de Jonás, me amasmás que éstos? Dícele: Sí, Señor:tú sabes que te amo. Dícele:Apacienta mis corderos.16 Vuélvele a decir la segundavez: ¿Simón, hijo de Jonás, meamas? Respóndele: Sí, Señor: túsabes que te amo. Dícele:Apacienta mis ovejas.17 Dícele la tercera vez: ¿Simón,hijo de Jonás, me amas?Entristecióse Pedro de que ledijese la tercera vez. ¿Me amas?Y le dice: Señor, tú sabes todaslas cosas: tú sabes que te amo.Dícele Jesús:Apacienta mis ove-jas.18 De cierto, de cierto te digo,que cuando eras más mozo, teceñías, e ibas donde querías; mascuando ya fueres viejo, exten-derás tus manos, y ceñirte haotro, y te llevará dónde noquerrías.19 Y esto dijo, significando con

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moraban tanto Pedro comoJacobo, y Juan y Andrés, Felipey Tomás, Bartolomé y Mateo,Jacobo, hijo deAlfeo, y Simón elZelote, y Judas, hermano deJacobo.14 Todos éstos perseverabanunánimes en oración y ruego conlas mujeres, y con María lamadre de Jesús, y con sus her-manos.15 Y en aquellos días se levantóPedro en medio de los discípulosy dijo: (el número de nombresjuntos era como de ciento y vein-te:)16 Varones y hermanos, eramenester que se cumpliese estaEscritura, la cual dijo antes elEspíritu Santo por la boca deDavid, de Judas, que fue guía delos que prendieron a Jesús,17 Porque él era contado connosotros, y obtuvo parte de esteministerio.18 Este, pues, compró un campocon el galardón de iniquidad, ycayendo boca abajo, se reventópor en medio y todas sus entrañasse derramaron.19Yfue notorio a todos losmora-dores de Jerusalem, de tal maneraque aquel campo es llamado en supropia lenguaAcéldama que quie-re decir, Campo de sangre.20 Porque está escrito en el librode los Salmos: Sea hecha desier-ta su habitación, y no haya quienmore en ella: y, Tome otro suobispado.21 Es, pues, menester que de

estos varones que han estadojunto con nosotros todo el tiem-po que el Señor Jesús entró ysalió entre nosotros,22 Comenzando desde el bautis-mo de Juan, hasta el día que fuetomado arriba de entre nosotros,uno de ellos sea hecho testigocon nosotros de su resurrección.23 Y señalaron a dos, a Joseph,llamado Barsabas, que tenía porsobrenombre Justo, y a Matías.24 Y orando, dijeron: Tú, Señor,que conoces los corazones detodos, muestra cuál has escogidode estos dos,25 Para que tome parte de esteministerio, y apostolado, del cualcayó por transgresión Judas, parairse a su propio lugar.26 Y ellos echaron sus suertes; ycayó la suerte sobreMatías; y fuecontado con los once apóstoles.

CAPÍTULO 2

Y CUANDO se cumplió eldía de Pentecostés, estaban

todos unánimes en un mismolugar.2Yde repente vino un sonido delcielo como de un viento muyrecio que venía con ímpetu, elcual hinchió toda la casa dondeestaban sentados.3 Y se les aparecieron lenguasrepartidas como de fuego, y seasentó sobre cada uno de ellos.4 Y fueron todos llenos delEspíritu Santo, y comenzaron ahablar en otras lenguas, como elEspíritu les daba que hablasen.

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CAPÍTULO 1

EN EL primer tratado, ohTeófilo, he hablado de todaslas cosas que Jesús comenzó ahacer y a enseñar,2 Hasta el día en que fue llevadoarriba después de haber dadomandamientos por el EspírituSanto a los apóstoles, que habíaescogido:3 A los cuales también, despuésde haber padecido se mostróvivo por muchas pruebas infali-bles, siendo visto de ellos porcuarenta días, y hablándoles delas cosas pertenecientes al reinode Dios:4 Y estando reunidos con ellos,les mandó que no se fuesen deJerusalem, sino que esperasen lapromesa del Padre, que oísteis,dice él, de mí.5 Porque Juan a la verdad bau-tizó en agua, mas vosotros seréisbautizados en el Espíritu Santonomuchos días después de éstos.6Así que cuando estuvieron reu-nidos, le preguntaban, diciendo:Señor, ¿restituirás en este tiempoel reino a Israel?7Yél les dijo: No os toca a voso-tros saber los tiempos, o las sazo-

nes que el Padre puso en su pro-pia potestad;8 Mas recibiréis poder cuandohaya venido sobre vosotros elEspíritu Santo: y me seréis testi-gos no sólo en Jerusalem, sinotambién en toda Judea, ySamaria y hasta lo último de latierra.9 Y cuando él hubo dicho estascosas, mirando ellos, él fue alza-do, y una nube le recibió delan-te de sus ojos.10 Y estando ellos con los ojospuestos en el cielo entre tantoque él iba, he aquí, dos varonesse pusieron de pie junto a ellos envestidos blancos;11 Los cuales también les dije-ron: Varones Galileos ¿por quéestáis de pie mirando al cielo?Este mismo Jesús que ha sidotomado arriba de vosotros alcielo, así vendrá, como le habéisvisto ir al cielo.12 Entonces se volvieron aJerusalem del monte que sellama el Olivar, el cual está cercade Jerusalem, camino de unsábado.13 Y cuando hubieron entrado,subieron al aposento alto, donde

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ACTOS 2

LOSACTOSDE LOS APOSTOLES

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veía al Señor siempre delante demí; porque le tengo a mi diestra,no seré conmovido:26 Por lo cual mi corazón sealegró, y mi lengua se regocijó, yaunmi carne descansará en espe-ranza:27 Que no dejarás mi alma en elinfierno, ni permitirás que tuSanto vea corrupción.28 Tu me has hecho conocer loscaminos de la vida: me henchirásde gozo con tu presencia.29 Varones hermanos, se ospuede decir libremente delpatriarca David, quemurió, y fuesepultado, y su sepulcro está connosotros hasta el día de hoy.30 Así que siendo profeta, ysabiendo que con juramento lehabía Dios jurado, que del frutode sus lomos en cuanto a lacarne, le levantaría el Cristo, quese asentase sobre su trono:31 Viendo esto antes, habló de laresurrección del Cristo, que sualma no haya sido dejada en elinfierno, ni su carne haya vistocorrupción.32A este Jesús resucitó Dios, delo cual todos nosotros somos tes-tigos.33 Así que siendo ensalzado porla diestra de Dios, y habiendorecibido del Padre la promesa delEspíritu Santo, ha derramadoesto que vosotros ahora veis yoís.34 Porque David no subió a loscielos; empero él mismo dice:Dijo el Señor a mi Señor, asién-

tate a mi diestra,35 Hasta que ponga tus enemi-gos por estrado de tus pies.36 Sepa, pues, certísimamentetoda la casa de Israel, que Diosha hecho Señor y Cristo a esteJesús que vosotros habéis cruci-ficado.37 Y cuando oyeron estas cosasellos fueron compungidos decorazón, y dijeron a Pedro, y a losotros apóstoles: Varones herma-nos, ¿qué haremos?38 Entonces Pedro les dijo:Arrepentíos, y sea bautizado cadauno de vosotros en el nombre deJesu Cristo para remisión de lospecados; y recibiréis el don delEspíritu Santo.39 Porque a vosotros es la pro-mesa, y a vuestros hijos, y atodos los que están lejos: a cua-lesquiera que el Señor nuestroDios llamare.40 Y con otras muchas palabrastestificaba, y exhortaba, dicien-do: Salvaos de esta perversageneración.41 Entonces los que recibieroncon gusto su palabra fueron bau-tizados; y fueron añadidas a ellosaquel día como tres mil almas.42 Y perseveraban en la doctrinade los apóstoles, y en la comu-nión, y en el partimiento del pan,y en las oraciones.43 Y sobrevenía temor a todaalma; y muchas maravillas yseñales eran hechas por los após-toles.44Y todos los que creían estaban

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5Moraban entonces en JerusalemJudíos, varones piadosos de todaslas naciones debajo del cielo.6 Y cuando este estruendo fuedivulgado, se juntó la multitud; yestaban confusos, porque cadauno les oía hablar en su propialengua.7 Y estaban todos atónitos ymaravillados, diciendo los unos alos otros: He aquí, ¿no sonGalileos todos estos que hablan?8 ¿Y cómo los oímos nosotroscada uno en nuestra propia len-gua en que somos nacidos?9 Partos, y Medos, y Elamitas, ylos moradores en Mesopotamia,en Judea, y en Capadocia, en elPonto, y enAsia,10 En Phrygia, y en Pamphilia,en Egipto, y en las partes deLibia alrededor de Cirene,extranjeros de Roma, Judíos, yprosélitos,11 Cretenses, y Arabes: losoímos hablar en nuestras lenguaslas maravillas de Dios.12 Y estaban todos atónitos y enduda, diciendo los unos a losotros: ¿Qué quiere ser esto?13Mas otros burlándose, decían:Estos están llenos de mosto.14 Mas Pedro poniéndose en piecon los once, alzó su voz, y leshabló diciendo: Varones deJudea, y todos los que habitáis enJerusalem, esto os sea notorio, yprestad oídos a mis palabras;15 Porque éstos no están borra-chos, como vosotros pensáis,siendo la hora tercera del día.

16 Mas esto es lo que fue dichopor el profeta Joel:17 Y será en los postreros días,dice Dios, que derramaré de miEspíritu sobre toda carne; y vues-tros hijos, y vuestras hijas profe-tizarán, y vuestros jóvenes veránvisiones, y vuestros viejossoñarán sueños.18 Y de cierto sobre mis siervos,y sobre mis siervas en aquellosdías derramaré de mi Espíritu; yprofetizarán.19 Y daré prodigios arriba en elcielo, y señales abajo en la tierra,sangre, y fuego, y vapor dehumo.20 El sol se volverá en tinieblas,y la luna en sangre, antes quevenga el día del Señor grande ymanifiesto.21 Y acontecerá que todo aquelque invocare el nombre delSeñor, será salvo.22 Varones Israelitas, oíd estaspalabras: Jesús de Nazareth,varón aprobado de Dios entrevosotros en milagros, y prodi-gios, y señales que Dios hizo porél en medio de vosotros, comotambién vosotros sabéis:23Aéste, entregado por determi-nado consejo y presciencia deDios tomándole vosotros, lematasteis pormanos inicuas, cru-cificándole.24Al cual Dios resucitó, habien-do suelto los dolores de la muer-te; por cuanto era imposible serdetenido de ella.25 Porque David dice de él: Yo

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vosotros veis y conocéis; y la feque por él es, ha dado a éste estaperfecta sanidad en presencia detodos vosotros.17 Mas ahora, hermanos, yo séque por ignorancia lo habéishecho, como también vuestrospríncipes.18 Empero Dios, lo que habíaantes anunciado por boca detodos sus profetas, que Cristohabía de padecer, así lo ha cum-plido.19 Arrepentíos, pues, y con-vertíos, para que vuestros peca-dos sean raídos, cuando los tiem-pos del refrigerio vinieren de lapresencia del Señor;20Yenviare a Jesu Cristo que osha sido antes predicado.21Al cual ciertamente es menes-ter que el cielo reciba hasta lostiempos de la restauración detodas las cosas: de que hablóDios por boca de todos sus san-tos profetas que han sido desde elprincipio del mundo.22 Porque Moisés a la verdaddijo a los padres: El Señor vues-tro Dios os levantará un Profetade vuestros hermanos, como yo;a él oiréis en todas las cosas queos hablare.23 Y acontecerá, que toda almaque no oyere a aquel profeta, serádestruida de entre el pueblo.24 Y todos los profetas desdeSamuel, y en adelante, todos losque han hablado, han prenuncia-do estos días.25 Vosotros sois los hijos de los

profetas, y del pacto que Dioshizo con nuestros padres, dicien-do a Abraham: Y en tu simienteserán bendecidas todas las fami-lias de la tierra.26 A vosotros primeramente,Dios, habiendo resucitado a suHijo Jesús, le envió para que osbendijese, convirtiéndoos cadauno de su maldad.

CAPÍTULO 4

YHABLANDO ellos al pue-blo, sobrevinieron los sacer-

dotes, y el capitán del templo, ylos Saduceos,2 Siendo indignados de queenseñasen al pueblo, y predica-sen en Jesús la resurrección delos muertos.3 Y les echaron mano, y lospusieron en la cárcel hasta el díasiguiente; porque era ya tarde.4 Mas muchos de los que habíanoído la palabra creyeron; y fue elnúmero de los hombres, comocinco mil.5 Y aconteció el día siguiente,que los príncipes de ellos se jun-taron, y los ancianos, y los escri-bas, en Jerusalem,6 Y Anás, el sumo sacerdote, yCaifás, y Juan, y Alejandro, ytodos los que eran de la parente-la del sumo sacerdote.7 Y haciéndolos presentar enmedio, les preguntaron: ¿Conqué poder, o en qué nombrehabéis hecho vosotros esto?8 Entonces Pedro, lleno delEspíritu Santo, les dijo: Príncipes

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juntos; y tenían todas las cosascomunes.45 Y vendían sus posesiones ysus haciendas, y las repartían atodos, como cada uno habíamenester.46 Y perseverando unánimescada día en el templo, y partien-do el pan de casa en casa, comíanjuntos con alegría y con sencillezde corazón,47 Alabando a Dios, y teniendofavor con todo el pueblo. Y elSeñor añadía cada día a la iglesialos que iban siendo salvos.

CAPÍTULO 3

YPEDRO y Juan subían jun-tos al templo a la hora de la

oración, es decir, la nona.2 Y cierto hombre, cojo desde elvientre de sumadre, era traído; alcual ponían cada día a la puertadel templo, que se dice laHermosa, para que pidieselimosna de los que entraban en eltemplo.3 Este, viendo a Pedro y a Juanque iban a entrar en el templo,pedía limosna.4YPedro, con Juan poniendo losojos en él, dijo: Mira a nosotros.5 Entonces él estuvo atento aellos, esperando recibir de ellosalgo.6 Y Pedro dijo: Ni tengo plata nioro; mas lo que tengo, ésto tedoy: en el nombre de Jesu Cristode Nazareth, levántate, y anda.7Y tomándole por la mano dere-cha, le levantó; y al instante fue-

ron afirmados sus pies y tobillos.8 Y saltando, se puso en pie, yanduvo, y entró con ellos en eltemplo, andando y saltando, yalabando a Dios.9 Y todo el pueblo le vio andan-do, y alabando a Dios.10 Y le conocían, que él era elque se sentaba a pedir limosna ala puerta del templo, la Hermosa;y fueron llenos de asombro y deespanto por lo que le había acon-tecido.11Ycomo el cojo que había sidosanado tenía asidos a Pedro y aJuan, todo el pueblo corrió junta-mente a ellos al pórtico que sellama de Salomón, atónitos.12 Y viendo ésto Pedro, respon-dió al pueblo: Varones Israelitas,¿por qué os maravilláis de esto?¿o por qué ponéis los ojos ennosotros como si por nuestropropio poder o piedad hubiése-mos hecho andar a éste?13 El Dios de Abraham, y deIsaac, y de Jacob, el Dios denuestros padres, ha glorificado asu Hijo Jesús, al cual vosotrosentregasteis, y negasteis delantede Pilato, juzgando él que habíade ser suelto.14 Mas vosotros al Santo y alJusto negasteis, y pedisteis quese os diese un hombre homicida.15 Y matasteis al Autor de lavida, al cual Dios ha resucitadode los muertos, de lo cual noso-tros somos testigos.16 Y su nombre, por la fe en sunombre ha confirmado a éste que

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tierra, y los príncipes se juntarona una contra el Señor y contra suCristo.27 Porque verdaderamente sejuntaron contra tu Santo HijoJesús al cual ungiste, Herodes, yPoncio Pilato, con los Gentiles yel pueblo de Israel,28 Para hacer lo que tumano y tuconsejo antes habían determina-do que había de ser hecho.29Yahora, Señor, mira sus ame-nazas, y da a tus siervos que contodo denuedo hablen tu palabra.30 Extendiendo tu mano paraque sanidades, y señales, y mara-villas sean hechos por el nombrede tu Santo Hijo Jesús.31 Y cuando hubieron orado, ellugar en que estaban congrega-dos tembló; y todos fueron llenosdel Espíritu Santo, y hablaron lapalabra de Dios con denuedo.32 Y de la multitud de los quecreyeron era de un corazón y unalma; y ninguno decía ser suyoalgo de lo que poseían,mas todaslas cosas les eran comunes.33 Y los apóstoles daban testi-monio de la resurrección delSeñor Jesús con grande poder; ygran gracia estaba sobre todosellos.34 Ni había entre ellos ningúnnecesitado; porque todos los queposeían heredades o casas, ven-diéndolas, traían el precio de lovendido,35 Y lo ponían a los pies de losapóstoles y era repartido a cadauno según su necesidad.

36 Entonces Joses, que fue lla-mado de los apóstoles por sobre-nombre Barnabás, que interpre-tado es, hijo de consolación,Levita, y natural de Chipre,37 Como tuviese un campo, lovendió, y trajo el dinero, y lopuso a los pies de los apóstoles.

CAPÍTULO 5

MAS, cierto varón llamadoAnanías, con Safira su

esposa, vendió una posesión,2 Y defraudó del precio, sabién-dolo también su esposa; y tra-yendo cierta parte, la puso a lospies de los apóstoles.3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿porqué ha llenado Satanás tucorazón a que mintieses alEspíritu Santo, y defraudases delprecio de la heredad?4Quedándose, ¿no se te quedabaa ti? y vendida, ¿no estaba en tupoder? ¿por qué has concebidoesta cosa en tu corazón? No hasmentido a los hombres, sino aDios.5 Entonces Ananías, oyendoestas palabras, cayó, y expiró. Yvino gran temor sobre todos losque oyeron estas cosas.6 Y levantándose los mancebos,le envolvieron; y sacándole, lesepultaron.7 Y pasado el espacio como detres horas después, también suesposa entró, no sabiendo lo quehabía acontecido.8 Entonces Pedro le dijo: Dime,¿Vendisteis por tanto la heredad?

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del pueblo, y ancianos de Israel:9 Si nosotros somos hoy exami-nados del beneficio hecho a unhombre enfermo, de que maneraéste haya sido sanado;10 Sea notorio a todos vosotros,y a todo el pueblo de Israel, queen el nombre de Jesu Cristo deNazareth, el que vosotros crucifi-casteis, el que Dios resucitó delos muertos, por él este hombreestá de pie en vuestra presenciasano.11 Este es la piedra que fuereprobada de vosotros los edifi-cadores, la cual es puesta porcabeza del ángulo.12 Y en ningún otro hay salva-ción; porque no hay otro nombredebajo del cielo, dado a los hom-bres, por el cual es menester queseamos salvos.13 Entonces viendo el denuedode Pedro y de Juan, sabiendo queeran hombres sin letras e igno-rantes, se maravillaban; y losconocían que habían estado conJesús.14Yviendo al hombre que habíasido sanado, que estaba en piecon ellos, no podían decir nadaen contra.15 Mas les mandaron que sesaliesen fuera del concilio, y con-ferían entre sí,16 Diciendo: ¿Qué hemos dehacer a estos hombres? porque decierto un milagro manifiesto hasido hecho por ellos, notorio atodos los quemoran en Jerusalem,y no lo podemos negar.

17 Todavía, porque no se divul-gue más por el pueblo, amenacé-mosles con amenazas que nohablen de aquí adelante a hom-bre ninguno en este nombre.18 Y llamándolos les mandaronque en ningunamanera hablasen,ni enseñasen en el nombre deJesús.19 Mas Pedro y Juan respon-diendo, les dijeron: Juzgad, si esjusto delante de Dios obedecerantes a vosotros que a Dios.20 Porque no podemos de dejarde hablar lo que hemos visto yoído.21 Entonces habiéndoles amena-zado de nuevo, les dejaron ir, nohallando en que castigarlos porcausa del pueblo: porque todosglorificaban a Dios de lo quehabía sido hecho.22 Porque el hombre en quienhabía sido hecho este milagro desanidad, era de más de cuarentaaños.23 Y sueltos ellos, vinieron a lossuyos, y contaron todo lo que losprincipales sacerdotes, y losancianos les habían dicho.24 Los cuales habiéndolo oído,alzaron unánimes la voz a Dios,y dijeron: Señor, tú eres el Dios,que hiciste el cielo y la tierra, lamar, y todas las cosas que enellos están:25 Que por la boca de David tusiervo dijiste: ¿Por qué se amoti-naron las gentes, y los pueblosimaginaron cosas vanas?26 Se levantaron los reyes de la

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pueblo, de ser apedreados.27Ycuando los trajeron, los pre-sentaron en el concilio. Entoncesel sumo sacerdote les preguntó,28 Diciendo: ¿No os mandamosestrechamente, que no enseña-seis en este nombre? y, he aquí,habéis henchido a Jerusalem devuestra doctrina, y queréis echarsobre nosotros la sangre de estehombre.29 Y respondiendo Pedro y losotros apóstoles, dijeron: Esmenester obedecer a Dios antesque a los hombres.30 El Dios de nuestros padresresucitó a Jesús, al cual vosotrosmatasteis colgándole en unmadero.31 A éste ensalzó Dios con sudiestra por Príncipe y Salvador,para dar arrepentimiento a Israely remisión de pecados.32 Y nosotros somos testigossuyos de estas cosas, y lo es tam-bién el Espíritu Santo, el cual hadado Dios a los que le obedecen.33 Ellos cuando oyeron esto fue-ron heridos hasta el corazón, yconsultaban matarlos.34 Entonces levantándose en elconcilio un Fariseo, llamadoGamaliel, doctor de la ley, vene-rado de todo el pueblo, mandóque sacasen fuera un poco a losapóstoles,35 Y les dijo: Varones Israelitas,mirad por vosotros acerca deestos hombres en lo que habéisde hacer.36 Porque antes de estos días se

levantó Theudas, diciendo que élera alguien; al cual se allegaronun número de varones, como decuatrocientos, el cual fuemuerto;y todos los que le obedecían, fue-ron disipados y vueltos en nada.37 Después de éste se levantóJudas el Galileo en los días delempadronamiento; y llevó muchopueblo tras sí. Pereció tambiénéste, y todos los queobedecían a élfueron dispersos.38 Y ahora os digo, apartaos deestos hombres, y dejadlos; por-que si este consejo, o esta obra,es de los hombres, se desvane-cerá;39 Mas si es de Dios, no lapodréis deshacer; no seáis tal vezhallados luchando contra Dios.40 Y convinieron con él; y lla-mando a los apóstoles, habiéndo-los azotado, lesmandaron que nohablasen en el nombre de Jesús,y los soltaron.41 Y ellos salieron de la presen-cia del concilio, gozosos de quefuesen tenidos dignos de padecerafrenta por su nombre.42Y todos los días, en el templo,y por las casas no cesaban deenseñar y predicar a Jesu Cristo.

CAPÍTULO 6

YENaquellos días, creciendoel número de los discípulos,

se levantó una murmuración delos Griegos contra los Hebreos,porque sus viudas eran menos-preciadas en el ministerio coti-diano.

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Y ella dijo: Sí, por tanto.9 Y Pedro le dijo: ¿Por qué osconcertasteis para tentar alEspíritu del Señor? He aquí a lapuerta los pies de los que hansepultado a tu marido; y sacartehan a ti.10Yal instante cayó a los pies deél, y expiró; y entrados los man-cebos, la hallaron muerta; y lasacaron, y la sepultaron junto asu marido.11 Y vino gran temor sobre todala iglesia, y sobre todos los queoyeron estas cosas.12 Y por las manos de los após-toles eran hechasmuchas señalesy maravillas en el pueblo; (yestaban todos unánimes en elpórtico de Salomón.13 Y de los otros, ninguno seosaba juntar con ellos; mas elpueblo los alababa grandemente.14Ylos que creían en el Señor seaumentaban más, multitudes, asíde varones como de mujeres.)15Tanto que, traían los enfermosa las calles, y los ponían encamas y en lechos, para quepasando Pedro, a lo menos susombra cayese sobre alguno deellos.16 Y también de las ciudadesvecinas concurría una multitud aJerusalem, trayendo enfermos, yatormentados de espíritusinmundos: los cuales todos erancurados.17 Entonces levantándose elsumo sacerdote, y todos los queestaban con él, (que es la secta de

los Saduceos,) y fueron llenos deenvidia,18Y echaron mano a los apósto-les, y los pusieron en la cárcelpública.19 Mas el ángel del Señor, abrióde noche las puertas de la cárcel,y los sacó fuera, dijo:20 Id, y puestos en pie en el tem-plo, hablad al pueblo todas laspalabras de esta vida.21 Y cuando ellos oyeron esto,entraron al amanecer en el tem-plo, y enseñaban. Viniendo puesel sumo sacerdote, y los que esta-ban con él, convocaron el conci-lio, y a todos los ancianos de loshijos de Israel; y enviaron a lacárcel, para que fuesen traídos.22 Y cuando vinieron los algua-ciles, no los hallaron en la cárcel,y vueltos, dieron aviso,23 Diciendo: Ciertamente la cár-cel hallamos cerrada con todaseguridad, y los guardas queestaban afuera de pie delante delas puertas; mas cuando abrimos,a nadie hallamos dentro.24 Y cuando oyeron estas pala-bras el sumo sacerdote, y elcapitán del templo, y los princi-pales de los sacerdotes, dudabanen que vendría a parar aquello.25 Y viniendo uno, les avisó,diciendo: He aquí, los varonesque echasteis en la cárcel, estánen el templo, puestos de pie yenseñando al pueblo.26 Entonces el capitán fue conlos alguaciles, y los trajo sin vio-lencia, porque tenían miedo del

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5 Y no le dio herencia en ella, niaun una pisada de un pie; mas leprometió que se la daría en pose-sión a él, y a su simiente despuésde él, no teniendo aún hijo.6 Y le habló Dios así: Que susimiente sería extranjera en tierraajena, y que los sujetarían a ser-vidumbre, y que losmaltratarían,por cuatrocientos años:7 Mas a la nación a quien seránsiervos, yo la juzgaré, dijo Dios;y después de esto saldrán, y meservirán a mí en este lugar.8Y le dio el pacto de la circunci-sión; y así engendró Abraham aIsaac, y le circuncidó al octavodía; e Isaac engendró a Jacob, yJacob a los doce patriarcas.9 Y los patriarcas, movidos deenvidia, vendieron a Joseph paraEgipto; mas Dios era con él,10 Y le libró de todas sus aflic-ciones, y le dio gracia y sabiduríaen la presencia de Faraón rey deEgipto, el cual le puso por gober-nador sobre Egipto, y sobre todasu casa.11Vino entonces hambre en todala tierra de Egipto y de Canaán, ygrande aflicción; y nuestrospadres no hallaban alimentos.12 Mas cuando Jacob oyó quehabía trigo en Egipto, envió anuestros padres la primera vez.13 Y en la segunda, Joseph fueconocido de sus hermanos, y fuesabido de Faraón el linaje deJoseph.14 Y Joseph envió e hizo llamara su padre Jacob, y a toda su

parentela, a setenta y cincoalmas.15 Y descendió Jacob a Egipto,donde murió él, y nuestrospadres,16 Y fueron trasladados aSiquem, y fueron puestos en elsepulcro que compróAbraham aprecio de dinero de los hijos deHemor, padre de Siquem.17Mas cuando se acercó el tiem-po de la promesa, la cual Dioshabía jurado a Abraham, crecióel pueblo, y se multiplicó enEgipto,18 Hasta que se levantó otro rey,que no conocía a Joseph.19 Este, usando de astucia connuestro linaje, maltrató a nues-tros padres, de manera que expu-siesen a sus niños, para que noviviesen.20 En aquel mismo tiempo nacióMoisés, y fue hermoso a Dios; yfue criado tres meses en casa desu padre.21Ycuando fue expuesto, la hijade Faraón le tomó, y le crió parasí por hijo.22 Y fue enseñado Moisés entoda la sabiduría de los Egipcios;y era poderoso en sus palabras yhechos.23 Y cuando hubo cumplido laedad de cuarenta años, le vino alcorazón de visitar a sus herma-nos los hijos de Israel.24 Y viendo a uno de ellos queera injuriado, le defendió, ehiriendo al Egipcio, vengó alinjuriado.

2 Entonces los doce convocarona la multitud de los discípulos, ydijeron: No es justo que nosotrosdejemos la palabra deDios, y sir-vamos a las mesas.3 Buscad pues, hermanos, sietevarones de entre vosotros debuen testimonio, llenos delEspíritu Santo y de sabiduría, loscuales pongamos sobre estenegocio.4 Mas nosotros nos entregare-mos continuamente a la oración,y al ministerio de la palabra.5Y lo dicho plugo a toda la mul-titud; y escogieron a Esteban,varón lleno de fe y del EspírituSanto, y a Felipe, y a Prócoro, ya Nicanor, y a Timón, y aParmenas, y a Nicolás prosélitodeAntioquía.6 A éstos presentaron delante delos apóstoles: y cuando hubieronorado, pusieron las manos sobreellos.7Y la palabra deDios crecía; y elnúmero de los discípulos se mul-tiplicaba en gran manera enJerusalem; y una gran multitudde los sacerdotes también obe-decía a la fe.8 Y Esteban, lleno de fe y depoder, hacía grandes prodigios ymilagros entre el pueblo.9 Levantáronse entonces algunosde la sinagoga que se llama delos Libertinos, y Cireneos, yAlejandrinos, y de los que erande Cilicia, y de Asia, disputandocon Esteban.10 Mas no podían resistir a la

sabiduría, y al Espíritu con que élhablaba.11 Entonces sobornaron a varo-nes que dijesen: Nosotros lehemos oído hablar palabras deblasfemia contra Moisés y con-tra Dios.12 Y alborotaron al pueblo, y alos ancianos, y a los escribas; yviniendo sobre él, le arrebataron,y le trajeron al concilio.13Y pusieron testigos falsos quedijesen: Este hombre no cesa dehablar palabras de blasfemiacontra este lugar santo, y la ley;14 Por que le hemos oído decir:Que este Jesús de Nazareth des-truirá este lugar, y cambiará lascostumbres que nos dio Moisés.15 Entonces todos los que esta-ban sentados en el concilio,puestos los ojos en él, vieron surostro como el rostro de unángel.

CAPÍTULO 7

ENTONCES el sumo sacerdo-te dijo: ¿Son estas cosas así?2 Y él dijo: Varones, hermanos, ypadres, oíd: El Dios de gloria apa-reció a nuestro padre Abrahamcuando estaba en Mesopotamia,antes que morase en Chârán,3 Y le dijo: Sal de tu tierra, y detu parentela, y ven a la tierra quete mostraré.4 Entonces salió él de la tierra delos Caldeos, y moró en Chârán; yde allí, después de la muerte de supadre, le traspasó a esta tierra, enla cual vosotros habitáis ahora.

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desierto por el espacio de cua-renta años, Oh casa de Israel?43 Antes trajisteis el tabernáculode Moloch, y la estrella de vues-tro dios Remphan, figuras que oshicisteis para adorarlas; y yo ostransportaré más allá deBabilonia.44 Tuvieron nuestros padres eltabernáculo del testimonio en eldesierto, como él les ordenó,hablando a Moisés, que lo hicie-se según la forma que habíavisto.45 Al cual también nuestrospadres recibieron y trajeron conJesús en la posesión de losGentiles, los cuales Dios echó dela presencia de nuestros padreshasta los días de David;46 El cual halló favor delante deDios, y pidió de hallar tabernácu-lo para el Dios de Jacob.47 Mas Salomón le edificó casa.48 Sin embargo el Altísimo nomora en templos hechos demanos, como el profeta dice:49 El cielo esmi trono; y la tierrael estrado de mis pies. ¿Qué casame edificaréis? dice el Señor: ¿ocuál es el lugar de mi reposo?50 ¿No hizo mi mano todas estascosas?51 Duros de cerviz, e incircunci-sos de corazón y de oídos: voso-tros resistís siempre al EspírituSanto; como vuestros padreshicieron, así también hacéisvosotros.52 ¿Acuál de los profetas no per-siguieron vuestros padres? y

mataron a los que antes anuncia-ron la venida del Justo, del cualvosotros ahora habéis sido entre-gadores y matadores:53 Que recibisteis la ley por dis-posición de ángeles, y no laguardasteis.54 En oyendo estas cosas fueronheridos hasta el corazón, ycrujían los dientes contra él.55 Mas él estando lleno delEspíritu Santo, puestos los ojosen el cielo, vio la gloria de Dios,y a Jesús que estaba en pie a ladiestra de Dios,56Ydijo: He aquí, veo los cielosabiertos, y al Hijo del hombre depie a la diestra de Dios.57 Entonces ellos dando grandesvoces, taparon sus oídos; y arre-metieron unánimes contra él.58 Y echándole fuera de la ciu-dad le apedreaban; y los testigospusieron sus vestidos a los piesde un mancebo que se llamabaSaulo.59Yapedrearon a Esteban, invo-cando él a Dios y diciendo:Señor Jesús, recibe mi espíritu.60 Y puesto de rodillas, clamó agran voz: Señor, no les pongas encuenta este pecado. Y habiendodicho esto, durmió.

CAPÍTULO 8

Y SAULO consentía en sumuerte. Y en aquel día fue

hecha una grande persecucióncontra la iglesia que estaba enJerusalem; y todos fueron espar-cidos por las tierras de Judea y de

25 Pero él pensaba que sus her-manos entendían, que Dios leshabía de dar salvación por sumano; mas ellos no entendieron.26 Y el día siguiente riñendoellos, se les mostró, y los metíaen paz, diciendo: Varones, her-manos sois, ¿por qué os injuriáisel uno al otro?27 Entonces el que injuriaba a suprójimo, le empujó, diciendo:¿Quién te ha puesto a ti por prín-cipe y juez sobre nosotros?28 ¿Quieres tú matarme, comomataste ayer al Egipcio?29Aesta palabraMoisés huyó; yse hizo extranjero en tierra deMadián, donde engendró doshijos.30Ycumplidos cuarenta años, elángel del Señor le apareció en eldesierto del monte de Sinaí enuna llama de fuego en una zarza.31 Cuando Moisés lo vio, semaravilló de la visión; y llegán-dose para considerar, vino a él lavoz del Señor,32Diciendo:YO SOY el Dios detus padres, el Dios de Abraham,y el Dios de Isaac, y el Dios deJacob. Mas Moisés temblaba yno osaba mirar.33 Entonces le dijo el Señor:Quita los zapatos de tus pies,porque el lugar en que estás estierra santa.34 He visto, he visto la aflicciónde mi pueblo que está en Egipto,y el gemido de ellos he oído, y hedescendido para librarlos. Ahorapues ven, te enviaré a Egipto.

35 A este Moisés, al cual elloshabían rehusado, diciendo:¿Quién te ha puesto por príncipey juez? a éste envió Dios porpríncipe y libertador por la manodel ángel que le apareció en lazarza.36 Este los sacó, haciendo prodi-gios y señales en la tierra deEgipto, y en el mar Bermejo, yen el desierto por cuarenta años.37 Este es aquelMoisés, que dijoa los hijos de Israel: Un Profetaos levantará el Señor Dios vues-tro, de vuestros hermanos, comoyo; a él oiréis.38 Este es el que estuvo en laiglesia en el desierto con el ángelque le hablaba en el monte deSinai; y con nuestros padres: querecibió los oráculos vivos paradarnos.39 Al cual nuestros padres noquisieron obedecer: antes ledesecharon; y en sus corazonesvolvieron otra vez a Egipto,40 Diciendo a Aarón: Haznosdioses que vayan delante denosotros; porque a este Moisés,que nos sacó de la tierra deEgipto, no sabemos que le haacontecido.41Yen aquellos días hicieron unbecerro, y ofrecieron sacrificio alídolo, y en las obras de susmanos se holgaron.42 Entonces Dios se apartó, y losentregó que sirviesen al ejércitodel cielo, como está escrito en ellibro de los profetas: ¿Me ofre-cisteis víctimas y sacrificios en el

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23 Porque en hiel de amargura, yen prisión de iniquidad veo queestás.24 Respondiendo entoncesSimón, dijo: Rogad vosotros pormí al Señor, que ninguna cosa deestas, que habéis dicho, vengasobre mí.25 Y ellos, habiendo testificado ypredicado la palabra del Señor, sevolvieron a Jerusalem, y enmuchas aldeas de los Samaritanospredicaban el evangelio.26 Empero el ángel del Señorhabló a Felipe, diciendo:Levántate, y ve hacia el sur, alcamino que desciende deJerusalem a Gaza: el cual esdesierto.27 El entonces se levantó, y fue;y he aquí un Ethiope, eunuco,gobernador de Candace, reina delos Ethiopes, el cual era puestosobre todos los tesoros de ella, yhabía venido a adorar enJerusalem,28 Se volvía, y sentado en sucarro, leía el profeta Isaías.29 Y el Espíritu dijo a Felipe:Llégate, y júntate a este carro.30 Y corrió Felipe a él, y le oyóque leía al profeta Isaías, y dijo:¿Entiendes lo que lees?31 Y él dijo: ¿Y cómo podré, sialguno no me guiara? Y rogó aFelipe que subiese, y se sentasecon él.32 Y el lugar de la Escritura queleía, era este: Como oveja a lamuerte fue llevado; y como cor-dero mudo delante del que le

trasquila, así no abrió su boca.33 En su humillación su juiciofue quitado; mas su generación,¿quién la contará? porque es qui-tada de la tierra su vida.34 Y respondiendo el eunuco aFelipe, dijo: Ruégote, ¿de quiéndice el profeta esto? ¿de sí, o deotro alguno?35 Entonces Felipe abrió suboca, y comenzando de estamisma Escritura, le predicó elevangelio de Jesús.36Y yendo por el camino, vinie-ron a cierta agua; y le dijo eleunuco: He aquí agua, ¿quéimpide que yo sea bautizado?37YFelipe dijo: Si crees de todocorazón, bien puedes. Y respon-dió él y dijo: Yo creo que JesuCristo es el Hijo de Dios.38Ymandó parar el carro; y des-cendieron ambos en el agua,Felipe y el eunuco; y le bautizó.39 Y cuando subieron del agua,el Espíritu del Señor arrebató aFelipe, y no le vio más el eunu-co; y se iba por su camino gozo-so.40 Felipe empero fue hallado enAzoto; y pasando predicaba elevangelio en todas las ciudadeshasta que vino a Cesarea.

CAPÍTULO 9

Y SAULO aún respirandoamenazas y muerte contra

los discípulos del Señor, fue alsumo sacerdote,2 Y pidió de él cartas paraDamascoa las sinagogas, paraque

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Samaria, salvo los apóstoles.2Y unos varones piadosos lleva-ron a enterrar a Esteban e hicie-ron gran llanto sobre él.3 Empero Saulo asolaba la igle-sia, entrando por las casas; yarrastrando varones y mujeres,los entregaba en la prisión.4 Mas los que eran esparcidos,pasaban por todas partes predi-cando la palabra.5 Entonces Felipe descendiendoa la ciudad de Samaria, les predi-caba a Cristo.6 Y las multitudes escuchabanatentamente unánimes las cosasque decía Felipe, oyendo y vien-do los milagros que hacía.7 Porque los espíritus inmundos,salían de muchos que los tenían,dando grandes voces: y muchosparalíticos y cojos eran sanados.8 Así que había gran gozo enaquella ciudad.9 Mas había cierto varón, llama-do Simón, el cual había usado lahechicería antes en aquella ciu-dad, y había hechizado a la gentede Samaria, diciéndose ser algúngrande.10Al cual oían todos atentamen-te desde el más pequeño hasta elmás grande, diciendo: Este hom-bre es el gran poder de Dios.11 Y le estaban atentos: porquecon sus hechicerías los habíahechizado mucho tiempo.12Mas cuando creyeron a Felipeque les predicaba el evangelio,las cosas pertenecientes al reinode Dios, y el nombre de Jesu

Cristo, fueron bautizados, asívarones como mujeres.13 Entonces Simón mismo tam-bién creyó: y cuando fue bautiza-do, continuó con Felipe; y vien-do las señales y grandesmilagrosque se hacían, estaba atónito.14 Entonces cuando los apósto-les que estaban en Jerusalem,oyeron que Samaria había recibi-do la palabra de Dios, les envia-ron a Pedro y a Juan:15 Los cuales, cuando descen-dieron, oraron por ellos para querecibiesen el Espíritu Santo:16 (Porque aún no había caídosobre alguno de ellos, mas sola-mente eran bautizados en elnombre del Señor Jesús.)17 Entonces les impusieron lasmanos encima, y recibieron elEspíritu Santo.18 Y cuando vio Simón que porel poner de las manos de losapóstoles se daba el EspírituSanto, ofrecióles dinero,19 Diciendo: Dadme también amí esta potestad: que a cualquie-ra que pusiere las manos encima,reciba el Espíritu Santo.20 Entonces Pedro le dijo: Tudinero perezca contigo, porquepensaste que el don de Dios segane por dinero.21 No tienes tú parte ni suerte eneste negocio; porque tu corazónno es recto delante de Dios.22 Arrepiéntete, pues, de esta tumaldad, y ruega a Dios, si quizáste será perdonado este pensa-miento de tu corazón;

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este nombre; y a eso vino acápara llevarlos atados a los princi-pales sacerdotes?22 Empero Saulo mucho más seesforzaba, y confundía a losJudíos que moraban en Damascodemostrando que éste es elCristo.23Ydespués demuchos días, losJudíos tomaron entre sí consejopara matarlo.24 Mas las asechanzas de ellosfueron conocidas de Saulo: yellos guardaban las puertas dedía y de noche, para matarle.25 Entonces los discípulos,tomándole de noche, le bajaronpor el muro metido en un canas-to.26 Y cuando vino Saulo aJerusalem, tentaba de juntarsecon los discípulos; mas todostenían miedo de él, no creyendoque era discípulo.27 Y Barnabás lo tomó y le trajoa los apóstoles; y les contó comohabía visto al Señor en el cami-no, y que él le había hablado, ycomo en Damasco había predi-cado con denuedo en el nombrede Jesús.28Y estaba con ellos, entrando ysaliendo en Jerusalem.29 Y hablaba con denuedo en elnombre del Señor Jesús, y dispu-taba contra los Griegos; masellos procuraban matarle.30 Y cuando lo supieron los her-manos, le llevaron aCesarea, y leenviaron a Tarso.31 Las iglesias entonces por toda

Judea, y Galilea, y Samaria,tenían paz, y eran edificadas, yandando en el temor del Señor, yel consuelo del Espíritu Santoeran multiplicadas.32 Y aconteció, que como Pedropasaba por todas partes, vinotambién a los santos que mora-ban en Lydda.33 Y halló allí a cierto hombreque se llamaba Eneas, que habíaya ocho años que estaba encama, que era paralítico.34 Y le dijo Pedro: Eneas, JesuCristo te sana: levántate, y haztetu cama. Y al instante se levantó.35 Y viéronle todos los quemoraban en Lydda y en Sarona,los cuales se convirtieron alSeñor.36 Y había en Joppe cierta discí-pula llamada Tabitha, que inter-pretado, quiere decir, Dorcas.Esta era llena de buenas obras, yde limosnas que hacía.37 Y aconteció en aquellos días,que enfermando, murió; la cualdespués de lavada, la pusieron enun aposento alto.38 Y como Lydda estaba cercade Joppe, los discípulos, oyendoque Pedro estaba allí, le enviarondos varones, rogándole: No tedetengas de venir a nosotros.39 Pedro entonces levantándose,fue con ellos. Y cuando llegó, lellevaron al aposento alto: y todaslas viudas le rodearon llorando, ymostrando las túnicas y los vesti-dos que Dorcas hacía cuandoestaba con ellas.

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si hallase algunos de este camino,así varones comomujeres, los tra-jese presos a Jerusalem.3Yyendo por el camino, aconte-ció que llegó cerca de Damasco,y repentinamente resplandeció alderredor de él una luz del cielo:4Yél cayó a tierra y oyó una vozque le decía: Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?5 Y él dijo: ¿Quién eres, Señor?Yel Señor dijo:YO SOYJesús aquien tú persigues: dura cosa tees dar coces contra el aguijón.6 Y él temblando y temeroso,dijo: Señor, ¿qué quieres que yohaga? Y el Señor le dijo:Levántate, y entra en la ciudad;te será dicho lo que debes hacer.7Y los varones que viajaban conél, se pararon atónitos, oyendo ala verdad la voz, mas no viendo anadie.8 Entonces Saulo se levantó detierra, y abriendo los ojos no veíaa nadie; mas ellos, llevándole porla mano, le trajeron a Damasco.9 Y estuvo tres días sin ver; y nocomió, ni bebió.10 Y había cierto discípulo enDamasco, llamado Ananías, alcual el Señor dijo en visión:Ananías. Y él respondió: Hemeaquí, Señor.11Yel Señor le dijo: levántate, yve a la calle, que se llamaDerecha, y busca en la casa deJudas por uno llamado Saulo deTarso: porque, he aquí, él ora:12 Y ha visto en visión a unvarón llamado Ananías, que

entra, y le pone la mano encimapara que reciba la vista.13 Entonces Ananías respondió:Señor, he oído a muchos de estevarón, cuantos males ha hecho atus santos en Jerusalem;14 Y aquí tiene autoridad de losprincipales sacerdotes para pren-der a todos los que invocan tunombre.15 Y le dijo el Señor: Ve; porqueél me es un vaso escogido, parallevar mi nombre delante de losGentiles, y de reyes, y de loshijos de Israel:16 Porque yo lemostraré cuántascosas le es menester que padezcapor mi nombre.17 Y Ananías fue y entró en lacasa; y poniéndole las manossobre él, dijo: Hermano Saulo, elSeñor es a saber Jesús, el que teapareció en el camino por dondevenías, me ha enviado para querecibas la vista, y seas lleno delEspíritu Santo.18Y al instante le cayeron de losojos como escamas, y recibióinmediatamente la vista; y selevantó y fue bautizado.19 Y habiendo tomado alimento,recobró fuerzas. Y estuvo Saulocon los discípulos que estaban enDamasco, por ciertos días.20 E inmediatamente predicabaa Cristo en las sinagogas, queéste es el Hijo de Dios.21 Mas todos los que le oíanestaban atónitos, y decían: ¿Noes éste el que destruía enJerusalem a los que invocaban

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tado por la casa de Simón, y esta-ban de pie ante la puerta.18 Y llamando, preguntaron siSimón, que tenía por sobrenom-bre Pedro, posaba allí.19 Y estando Pedro pensando enla visión, le dijo el Espíritu: Heaquí, tres varones te buscan.20 Levántate pues, y desciende,y vete con ellos no dudandonada: porque yo los he enviado.21 Entonces Pedro, descendió alos varones que le eran enviadospor Cornelio y dijo: He aquí, yosoy el que buscáis: ¿cuál es lacausa porque habéis venido?22 Y ellos dijeron: Cornelio, elcenturión, varón justo, y temero-so de Dios, y de buen testimonioentre toda la nación de losJudíos, fue avisado de Dios porun santo ángel, de hacerte venir asu casa, y oir palabras de ti.23 El pues, los invitó a entrar, ylos hospedó: Y el día siguientePedro se fue con ellos; y leacompañaron algunos de los her-manos de Joppe.24 Y al otro día entraron enCesarea. Y Cornelio los estabaesperando, habiendo llamado asus parientes, y a los amigos másíntimos.25 Y como Pedro entraba,Cornelio le salió a recibir; ycayendo a sus pies, le adoró.26 Mas Pedro le levantó, dicien-do: Levántate, que yo mismotambién soy hombre.27 Y hablando con él, entró; yhalló a muchos que se habían

juntado.28 Y les dijo: Vosotros sabéisbien, que no es lícito a un hom-bre Judío juntarse, o llegarse auno de otra nación; mas me hamostrado Dios, que a ningúnhombre llame común o inmun-do.29 Por lo cual, siendo llamado hevenido sin contradecir. Así quepregunto, ¿por qué causa mehabéis enviado a llamar?30 Entonces Cornelio dijo:Cuatro días ha que a esta hora yoestaba ayunando; y a la hora denona estando orando en mi casa,he aquí, un varón se puso de piedelante de mí en vestido resplan-deciente,31Ydijo: Cornelio, tu oración esoída, y tus limosnas han venidoen memoria a la presencia deDios.32 Envía pues a Joppe, y hazvenir a Simón, que tiene porsobrenombre Pedro: éste posa encasa de Simón, curtidor, junto ala mar, el cual habiendo venido,te hablará.33Así que, envié inmediatamen-te a ti; y tú has hecho bien vinien-do. Ahora pues, todos nosotrosestamos aquí en la presencia deDios para oir todo lo que Dios teha mandado.34 Entonces Pedro, abriendo suboca, dijo: En verdad perciboque Dios no hace acepción depersonas:35 Sino que de cualquieranación, el que le teme y obra jus-

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40 Mas Pedro, sacando a todosfuera, se puso de rodillas, y oró;y volviéndose al cuerpo dijo:Tabitha, levántate. Y ella abriólos ojos; y viendo a Pedro, sesentó.41Yél le dio lamanoy la levantó:entonces, llamando a los santos ya las viudas, la presentó viva.42 Esto fue conocido por todaJoppe; y creyeron muchos en elSeñor.43 Y aconteció que se quedómuchos días en Joppe, en casa deun cierto Simón curtidor.

CAPÍTULO 10

Y HABIA cierto varón enCesarea llamado Cornelio,

centurión de la compañía que sellamaba la Italiana,2 Piadoso, y temeroso de Dioscon toda su casa, y que hacíamuchas limosnas al pueblo, yque oraba a Dios siempre.3 Este vio en visión manifiesta-mente, como a la hora de nonadel día, a un ángel de Dios queentraba a él, y le decía: Cornelio.4 Y él, puestos en él los ojos,espantado, dijo: ¿Qué es, Señor?Y le dijo: Tus oraciones y tuslimosnas han subido en memoriadelante de Dios.5 Envía pues ahora varones aJoppe, y haz venir a Simón, quetiene por sobrenombre Pedro.6 Este posa en casa de un ciertoSimón, curtidor, que tiene sucasa junto a la mar: él te dirá loque debes hacer.

7 Y cuando el ángel que hablabaa Cornelio se fue, llamó a dos desus criados, y a un soldado pia-doso de los que le servían cons-tantemente.8A los cuales, después de habér-selo contado todo, los envió aJoppe.9 Y al día siguiente, yendo ellosde camino, y llegando cerca de laciudad, Pedro subió a la azotea aorar, cerca de la hora de sexta.10 Y aconteció que le vino unagrande hambre, y quiso comer, yaparejándoselo ellos, él cayó enun éxtasis.11 Y vio el cielo abierto, y quedescendía a él cierto vaso, comoun gran lienzo, que atado de loscuatro cabos fue abajado delcielo a la tierra:12 En el cual había de todos losanimales cuadrúpedos de la tie-rra, y fieras, y reptiles, y aves delcielo.13 Y le vino una voz: Levántate,Pedro, mata y come.14 Entonces Pedro dijo: Señor,no; porque ninguna cosa común,ni inmunda, he comido jamás.15 Y volvió la voz a decirle lasegunda vez: Lo que Dios lim-pió, no lo llames tú común.16 Y esto fue hecho por tresveces; y el vaso volvió a ser reco-gido en el cielo.17 Y estando Pedro dudandodentro de sí, que sería la visiónque había visto, he aquí, losvarones que habían sido envia-dos de Cornelio, habían pregun-

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6 En el cual cuando puse losojos, consideré, y vi animalesterrestres cuadrúpedos, y fieras,y reptiles, y aves del cielo.7 Y oí una voz que me decía:Levántate, Pedro, mata, y come.8 Y dije: Señor, no; porque nin-guna cosa común ni inmundaentró jamás en mi boca.9 Entonces la voz me respondiódel cielo la segunda vez: Lo queDios limpió, no lo llames túcomún.10 Y esto fue hecho por tresveces; y volvió todo a ser toma-do arriba en el cielo.11 Y he aquí que inmediatemen-te tres varones sobrevinieron a lacasa donde yo estaba, enviados amí de Cesarea.12 Y el Espíritu me dijo que mefuese con ellos sin dudar nada. Yvinieron también conmigo estosseis hermanos, y entramos en lacasa del varón,13 El cual nos contó como habíavisto a un ángel en su casa, queestaba en pie, y le dijo: Envíavarones a Joppe, y haz venir aSimón, que tiene por sobrenom-bre Pedro,14 El cual te hablará palabras porlas cuales serás salvo tú, y toda tucasa.15 Y como comencé a hablar,cayó el Espíritu Santo sobreellos, como también sobre noso-tros al principio.16 Entonces me acordé de lapalabra del Señor, como él dijo:Juan ciertamente bautizó en

agua; mas vosotros seréis bauti-zados en el Espíritu Santo.17Así que, si Dios les dio a ellosel mismo don también como anosotros que hemos creído en elSeñor Jesu Cristo, ¿quién era yoque pudiese estorbar a Dios?18 Entonces, oídas estas cosas,callaron, y glorificaron a Dios,diciendo: De manera que tam-bién a los Gentiles ha dado Diosarrepentimiento para vida.19Y los que habían sido esparci-dos por la persecución que habíasucedido por causa de Esteban,pasaron hasta Fenicia, y Chipre,y Antioquía, no predicando anadie la palabra, sino sólo a losJudíos.20 Y algunos de ellos eran varo-nes de Chipre y de Cirene, loscuales cuando entraron enAntioquía, hablaron a losGriegos, predicando el evangeliodel Señor Jesús.21 Y la mano del Señor era conellos; y un gran número creyen-do se convirtió al Señor.22Yllegó la fama de estas cosas aoídos de la iglesia que estaba enJerusalem; y enviaron a Barnabásque fuese hastaAntioquía:23 El cual cuando llegó, y vio lagracia de Dios, se gozó; yexhortó a todos que con propósi-to de corazón permaneciesen enel Señor.24 Porque era varón bueno, ylleno del Espíritu Santo, y de fe;y mucha gente fue añadida alSeñor.

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ticia, es de su agrado.36 La palabra que Dios envió alos hijos de Israel, predicando lapaz por Jesu Cristo: (éste es elSeñor de todos:)37 La cual palabra, vosotrossabéis, que fue publicada portoda Judea, comenzando desdeGalilea después del bautismoque Juan predicó;38 Cómo Dios ungió a Jesús deNazareth, con el Espíritu Santo ycon poder, el cual anduvohaciendo bien, y sanando a todoslos que estaban oprimidos deldiablo; porque Dios era con él.39 Y nosotros somos testigos detodas las cosas que hizo en la tie-rra de los Judíos, y en Jerusalem;al cual mataron colgándole en unmadero.40 A éste Dios le resucitó al ter-cer día, e hizo que apareciesemanifiestamente:41 No a todo el pueblo, sino a lostestigos que Dios antes habíaescogido, es a saber, a nosotros,que comimos, y bebimos junta-mente con él, después que resu-citó de entre los muertos.42 Y nos mandó que predicáse-mos al pueblo, y testificásemosque él es el que Dios ha puestopor Juez de vivos y de muertos.43 A éste dan testimonio todoslos profetas, de que todos los queen él creyeren, recibirán remi-sión de pecados en su nombre.44 Estando aún hablando Pedroestas palabras, el Espíritu Santocayó sobre todos los que oían la

palabra.45 Y se espantaron los creyentesque eran de la circuncisión, quehabían venido con Pedro, de quetambién sobre los Gentiles sederramase el don del EspírituSanto.46 Porque los oían hablar en len-guas, y quemagnificaban a Dios.Entonces Pedro respondió:47 ¿Puede alguien impedir elagua, para que no sean bautiza-dos éstos, que han recibido elEspíritu Santo también comonosotros?48 Y les mandó que fueran bau-tizados en el nombre del Señor.Y le rogaron que se quedase poralgunos días.

CAPÍTULO 11

YOYERON los apóstoles, ylos hermanos que estaban en

Judea, que también los Gentileshabían recibido la palabra deDios.2 Y cuando Pedro subió aJerusalem, contendían contra éllos que eran de la circuncisión,3 Diciendo: ¿Por qué has entradoa varones incircuncisos, y hascomido con ellos?4 Entonces comenzando Pedro,les declaró por orden lo pasado,diciendo:5Yo estaba en la ciudad de Joppeorando, y vi, en éxtasis, unavisión: cierto vaso, como un granlienzo, que descendía, que porlos cuatro cabos fue bajado delcielo, y venía hasta mí.

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12 Y habiendo considerado ésto,llegó a casa deMaría lamadre deJuan, el que tenía por sobrenom-bre Marcos, donde muchos esta-ban congregados, y orando.13YtocandoPedro a la puerta delportal, salió una muchacha paraescuchar, que se llamaba Rhode,14 Y reconociendo la voz dePedro, de gozo no abrió la puerta,sino que corriendo adentro, dio lanueva, que Pedro estaba de pieante la puerta.15 Y ellos le dijeron: Estás loca:mas ella afirmaba que así era.Entonces ellos decían: Su ángeles.16Mas Pedro perseveraba en lla-mar; y cuando hubieron abierto,lo vieron, y se espantaron.17 Mas él, haciéndoles señal conla mano que callasen, les contócomo el Señor le había sacado dela cárcel; y dijo: Haced saberesto a Jacobo y a los hermanos.Y salido, se fue a otro lugar.18 Y luego que fue de día, habíano poco alboroto entre los solda-dos, sobre qué se había hecho dePedro.19 Mas Herodes, cuando lebuscó, y no le halló, hecha inqui-sición de los guardas, los mandóllevar a la muerte. Y descendien-do de Judea a Cesarea, se quedóallí.20 Y Herodes estaba enojadocontra los deTiro, y los de Sidón;mas ellos vinieron de acuerdo aél; y habiendo sobornado aBlasto, que era el camarero del

rey, pedían paz; porque las tierrasde ellos eran mantenidas por lasdel rey.21Yen un día señalado, Herodesvestido de ropa real, se sentó ensu trono, y les arengaba.22Y el pueblo aclamaba, dicien-do: ¡Voz de un dios, y no dehombre!23 Y al instante el ángel delSeñor le hirió, por cuanto no diola gloria a Dios; y comido degusanos expiró.24Mas la palabra de Dios crecía,y se multiplicaba.25YBarnabás y Saulo volvieronde Jerusalem, cumplido suministerio, tomando tambiénconsigo a Juan, el que tenía porsobrenombre Marcos.

CAPÍTULO 13

HABIA entonces en la iglesia,que estaba enAntioquía, cier-

tos profetas y maestros, comoBarnabás, y Simón el que se lla-maba Niger, y Lucio Cireneo, yManaén, que había sido criadocon Herodes el tetrarca, y Saulo.2 Ministrando pues éstos alSeñor, y ayunando, dijo el EspírituSanto: apartadme a Barnabás y aSaulo para la obra para la cual loshe llamado.3 Y cuando hubieron ayunado yorado, pusieron las manos sobreellos y dejáronlos ir.4 Así que ellos, enviados por elEspíritu Santo, descendieron aSeleucia; y de allí navegaron aChipre.

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25 Y partió Barnabás a Tarsopara buscar a Saulo; Y hallando-le, le trajo aAntioquía.26 Y sucedió que por un añoentero se juntaron allí con la igle-sia; y enseñaron a mucha gente:y los discípulos fueron llamadosCristianos primeramente enAntioquía.27 Y en aquellos días descendie-ron de Jerusalem profetas aAntioquía.28 Y levantándose uno de ellos,llamado Agabo, significaba porel Espíritu, que había de haberuna grande hambre por todo elmundo, la cual también vino entiempo de Claudio César.29 Entonces los discípulos, cadauno conforme a lo que tenía,determinaron de enviar socorro alos hermanos que moraban enJudea.30 Lo cual asimismo hicieron,enviándolo a los ancianos pormano de Barnabás y de Saulo.

CAPÍTULO 12

YEN el mismo tiempo el reyHerodes tendió las manos

paramaltratar a ciertos de la igle-sia.2Ymató a Jacobo el hermano deJuan a espada.3 Y viendo que había agradado alos Judíos, procedió para prendertambién a Pedro. (Eran entonceslos días de los panes sin levadu-ra.)4Yhabiéndolo prendido, le pusoen la prisión, entregándole a cua-

tro cuaterniones de soldados quele guardasen: queriendo sacarleal pueblo después de la Pascua.5Así que, Pedro era guardado enla prisión; mas la iglesia hacíaoración a Dios sin cesar por él.6 Y cuando Herodes le había desacar, aquellamisma noche, esta-ba Pedro durmiendo entre dossoldados, preso con dos cadenas,y los guardas delante de la puer-ta que guardaban la prisión.7 Y, he aquí, el ángel del Señorsobrevino, y una luz resplande-ció en la prisión: e hiriendo aPedro en el lado, le despertó,diciendo: Levántate presto. Y lascadenas se le cayeron de lasmanos.8 Y le dijo el ángel: Cíñete, yátate tus sandalias. Y lo hizo así.Y le dijo: Rodéate tu ropa, ysígueme.9 Y saliendo, le seguía; y nosabía que era verdad lo que hacíael ángel; mas pensaba que veíauna visión.10 Y cuando pasaron la primeray la segunda guarda, vinieron ala puerta de hierro, que va a laciudad, la cual se les abrió por símisma; y salidos, pasaron ade-lante por una calle; y al instanteel ángel se apartó de él.11 Entonces Pedro, volviendo ensí, dijo: Ahora entiendo verdade-ramente, que el Señor ha enviadosu ángel, y me ha librado de lamano de Herodes, y de toda laexpectación del pueblo de losJudíos.

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toda mi voluntad.23 De la simiente de éste, Dios,conforme a su promesa, levantóa Israel un Salvador, Jesús:24 Cuando, antes de su venida,Juan había predicado primero elbautismo de arrepentimiento atodo el pueblo de Israel.25 Mas cuando Juan cumplía sucarrera, dijo: ¿Quién pensáis quesoy yo? Yo no soy él; mas, heaquí, viene en pos de mí uno,cuyos zapatos de los pies no soyyo digno de desatar.26Varones y hermanos, hijos dellinaje de Abraham, y los que deentre vosotros temen a Dios, avosotros es enviada la palabra deesta salvación.27 Porque los que moran enJerusalem, y sus príncipes, noconociendo a éste, ni a las vocesde los profetas que se leen todoslos sábados, condenándole lascumplieron.28 Y sin hallar en él causa demuerte, pidieron a Pilato quefuese muerto.29 Y cuando hubieron cumplidotodas las cosas que de él eranescritas, quitándole del madero,le pusieron en un sepulcro.30 Mas Dios le resucitó de losmuertos.31 El cual fue visto por muchosdías de los que habían subidojuntamente con él de Galilea aJerusalem, los cuales son sus tes-tigos al pueblo.32 Y nosotros os predicamos elevangelio de aquella promesa

que fue hecha a los padres,33 La cual Dios ha cumplido anosotros, los hijos de ellos, resu-citando a Jesús: como tambiénen el Salmo segundo está escrito:Mi hijo eres tú, yo te he engen-drado hoy.34Yque le resucitó de los muer-tos para nunca más volver acorrupción, dijo así: Yo os darélas cosas santas y fieles deDavid.35 Por ésto en otro Salmo dicetambién: No permitirás que tuSanto vea corrupción.36 Porque por la verdad David,habiendo servido a su propiageneración según la voluntad deDios, durmió, y fue juntado consus padres, y vio corrupción.37 Mas aquel que Dios resucitó,no vio corrupción.38 Séaos pues notorio, varoneshermanos, que por éste os es pre-dicada remisión de pecados;39 Y de todo lo que por la ley deMoisés no pudisteis ser justifica-dos, en él es justificado todoaquel que creyere.40 Mirad pues que no vengasobre vosotros lo que está dichoen los profetas:41 Mirad, menospreciadores, ymaravillaos, y pereced; porqueyo obro una obra en vuestrosdías, obra que no la creeréis aun-que alguien os la contare.42 Y salidos los Judíos de lasinagoga, los Gentiles les roga-ron que el sábado siguiente se lespredicasen estas palabras.

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5 Y llegados a Salamina, predi-caban la palabra de Dios en lassinagogas de los Judíos; y teníantambién a Juan por ministro.6 Y habiendo atravesado la islahasta Papho, hallaron a ciertohechicero, falso profeta, Judío,llamado Barjesús:7 El cual estaba con el procónsulSergio Paulo, varón prudente.Este, llamando a Barnabás y aSaulo, deseaba oir la palabra deDios.8 Mas les resistía Elimas elhechicero, (que así se interpretasu nombre,) procurando apartarde la fe al procónsul.9 Entonces Saulo, que tambiénse llama Pablo, lleno del EspírituSanto, poniendo en él los ojos,10Dijo: Oh lleno de todo engañoy de todamaldad, hijo del diablo,enemigo de toda justicia, ¿nocesarás de trastornar los caminosrectos del Señor?11Ahora, pues, he aquí, la manodel Señor es contra ti, y serásciego, que no veas el sol por untiempo. E inmediatamente caye-ron sobre él oscuridad y tinie-blas; y andando alrededor, bus-caba quién le condujese por lamano.12 Entonces el procónsul, viendolo que había sido hecho, creyó,maravillado de la doctrina delSeñor.13 Y partidos de Papho, Pablo, ylos que estaban con él, vinieron aPerges de Pamphilia: entoncesJuan, apartándose de ellos, se

volvió a Jerusalem.14 Y ellos pasando de Perges,vinieron aAntioquía de Pisidia; yentrando en la sinagoga un día desábado, se asentaron.15 Y después de la lectura de laley y de los profetas, los prínci-pes de la sinagoga enviaron aellos, diciendo:Varones y herma-nos, si hay en vosotros algunapalabra de exhortación para elpueblo, hablad.16 Entonces Pablo, levantándo-se, hecha señal de silencio con lamano, dijo: Varones Israelitas, ylos que teméis a Dios, oíd.17 El Dios de este pueblo deIsrael escogió a nuestros padres,y ensalzó el pueblo, siendo ellosextranjeros en la tierra de Egipto,y con brazo levantado los sacó deella.18 Y por espacio como de cua-renta años soportó sus costum-bres en el desierto.19 Y destruyendo siete nacionesen la tierra de Canaán, les repar-tió por suerte la tierra de ellas.20 Y después de esto les dio jue-ces como por cuatrocientos ycincuenta años, hasta el profetaSamuel.21 Y entonces demandaron rey;y les dio Dios a Saúl, hijo de Cis,varón de la tribu de Benjamín,por espacio de cuarenta años.22 Y quitado aquél, les levantó aDavid por rey, al cual dio testi-monio, diciendo: He hallado aDavid, hijo de Jessé, varón con-forme a mi corazón, el cual hará

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9 Este oyó hablar a Pablo: elcual, como puso los ojos en él, yvio que tenía fe para ser sano,10 Dijo a gran voz: Levántatederecho sobre tus pies.Y él saltó,y anduvo.11 Y cuando las gentes vieron loque Pablo había hecho, alzaronsus voces, diciendo en lenguaLicaónica: Los dioses en seme-janza de hombres han descendi-do a nosotros.12 Y a Barnabás llamabanJúpiter; y a Pablo,Mercurio, por-que éste era el que llevaba lapalabra.13 Entonces el sacerdote deJúpiter que estaba delante de laciudad de ellos, trayendo toros yguirnaldas delante de las puertas,quería con el pueblo sacrificar.14 Lo cual cuando oyeron losapóstoles, Barnabás y Pablo,rompiendo sus ropas, saltaron enmedio de la multitud, dandovoces,15Ydiciendo:Varones, ¿por quéhacéis esto? Nosotros hombressomos de iguales pasiones quevosotros, y os predicamos que deestas vanidades os convirtáis alDios vivo, que hizo el cielo, y latierra, y lamar, y todo cuanto hayen ellos:16 El cual en los tiempos pasa-dos dejó a todas las nacionesandar en sus propios caminos:17Aunque no se dejó a sí mismosin testimonio, bien haciendo,dándonos lluvias del cielo, ytiempos fructíferos, llenando de

mantenimiento, y de alegríanuestros corazones.18 Y diciendo estas cosas, condificultad impidieron las multitu-des a que no les sacrificasen.19 Entonces sobrevinieron cier-tos Judíos de Antioquía y deIconio, que persuadieron a lamultitud; y habiendo apedreadoa Pablo, le sacaron arrastrandofuera de la ciudad, pensando queya estaba muerto.20 Mas rodeándole los discípu-los, se levantó, y se entró en laciudad; y el día siguiente se par-tió con Barnabás a Derbe.21 Y cuando hubieron predicadoel evangelio a aquella ciudad, yenseñado a muchos, volviéronsea Listra, y a Iconio, y aAntioquía,22 Confirmando las almas de losdiscípulos, exhortándolos quepermaneciesen en la fe; y que esmenester que por muchas tribu-laciones entremos en el reino deDios.23 Y cuando les hubieron elegi-do ancianos en cada una de lasiglesias, y habiendo orado conayunos, los encomendaron alSeñor en el cual habían creído.24 Y habiendo pasado por todaPisidia, vinieron a Pamphilia.25 Y cuando hubieron predicadola palabra en Perges, descendie-ron aAttalia.26 Y de allí navegaron aAntioquía, de donde habían sidoencomendados a la gracia deDios para la obra que ya habían

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43 Y despedida la congregación,muchos de los Judíos, y de losprosélitos religiosos siguieron aPablo y a Barnabás: los cualeshablándoles, les persuadían quepermaneciesen en la gracia deDios.44Y el sábado siguiente se juntócasi toda la ciudad a oir la pala-bra de Dios.45 Mas cuando los Judíos vieronlas multitudes, fueron llenos deenvidia, y contradecían a lo quePablo decía, contradiciendo yblasfemando.46 Entonces Pablo y Barnabás,tomando denuedo, dijeron: Avosotros a la verdad eramenesterque se os hablase primero lapalabra deDios;mas, pues que ladesecháis, y os juzgáis indignosde la vida eterna, he aquí, nosvolvemos a los Gentiles.47 Porque así nos lo mandó elSeñor, diciendo: Te he puestopor luz de los Gentiles, para queseas por salvación hasta lo pos-trero de la tierra.48 Y los Gentiles oyendo esto,fueron gozosos, y glorificaban lapalabra del Señor, y tantos quecreyeron, fueron ordenados paravida eterna.49 Y la palabra del Señor fuepublicada por toda aquellaregión.50 Mas los Judíos concitaron alas mujeres piadosas y nobles, ya los principales de la ciudad, ylevantaron persecución contraPablo y Barnabás, a los cuales

echaron de sus términos.51 Ellos entonces sacudiendocontra ellos el polvo de sus pies,se vinieron a Iconio.52 Y los discípulos fueron llenosde gozo, y del Espíritu Santo.

CAPÍTULO 14

Y ACONTECIO en Iconio,que entrados ambos en la

sinagoga de los Judíos, hablaronde tal manera que creyó unagrande multitud de Judíos, y asi-mismo de Griegos.2Mas los Judíos que fueron incré-dulos, incitaron a los Gentiles, ycorrompieron los ánimos de elloscontra los hermanos.3 Con todo eso se detuvieron allímucho tiempo, hablando condenuedo en el Señor, el cual dabatestimonio a la palabra de su gra-cia, y dando que señales y mila-gros fuesen hechos por lasmanos de ellos.4 Y la multitud de la ciudad fuedividida; y unos eran con losJudíos, y otros con los apóstoles.5 Mas cuando hubo ímpetu delos Gentiles, y los Judíos, junta-mente con sus príncipes, paraafrentarlos y apedrearlos,6 Entendiéndolo ellos se huyerona Listra y Derbe, ciudades deLicaonia, y por toda la tierra alderredor.7 Y allí predicaban el evangelio.8 Y cierto varón de Listra, impo-tente de los pies, estaba sentado,cojo desde el vientre de sumadre, que jamás había andado.

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16 Después de estas cosas vol-veré, y reedificaré el tabernáculode David que está caído; y reedi-ficaré sus ruinas, y le volveré alevantar;17 Para que el resto de los hom-bres busque al Señor, y todos losGentiles sobre los cuales es invo-cado mi nombre, dice el Señor,que hace todas estas cosas.18 Conocidas a Dios son todassus obras desde la eternidad.19 Por lo cual yo juzgo, que losque de los Gentiles se conviertena Dios, no han de ser inquieta-dos:20 Sino escribirles que se apartende las contaminaciones de losídolos, y de fornicación, y de loahogado, y de sangre.21 Porque Moisés desde lostiempos antiguos tiene en cadaciudad quien le predique en lassinagogas, donde es leído cadasábado.22 Entonces pareció bien a losapóstoles, y a los ancianos contoda la iglesia, de enviar varonesescogidos de entre ellos aAntioquía con Pablo y Barnabás,es a saber, a Judas que tenía porsobrenombre Barsabás, y a Silas,varones principales entre los her-manos;23 Y escribiendo por mano deellos así: Los apóstoles, y losancianos, y los hermanos, a loshermanos de los Gentiles queestán en Antioquía, y en Siria, yen Cilicia, saludos:24 Por cuanto hemos oído que

ciertos, que han salido de noso-tros, os han turbado con palabras,trastornando vuestras almas,mandando circuncidaros y guar-dar la ley, a los cuales no dimostalmandato:25 Nos ha parecido bien, congre-gados de un acuerdo, enviarvarones escogidos a vosotros connuestros amados Barnabás yPablo,26 Hombres que han arriesgadosus vidas por el nombre de nues-tro Señor Jesu Cristo.27 Así que, hemos enviado aJudas, y a Silas, los cuales tam-bién por palabra os harán saberlas mismas cosas.28 Porque ha parecido bien alEspíritu Santo, y a nosotros, deno imponeros otra carga ademásde estas cosas necesarias:29 Que os apartéis de las cosassacrificadas a ídolos, y de sangre,y de lo ahogado, y de fornica-ción: de las cuales cosas si osguardareis, haréis bien. Pasadlobien.30 Ellos entonces enviados, des-cendieron a Antioquía, y juntan-do la multitud, dieron la carta.31 La cual cuando leyeron, segozaron de la consolación.32 Y Judas y Silas, siendo tam-bién ellos profetas, exhortaron alos hermanos con abundancia depalabra, y los confirmaron.33 Y pasando allí algún tiempofueron enviados de los hermanosa los apóstoles en paz.34 Mas a Silas pareció bien de

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cumplido.27 Y habiendo llegado, y con-gregado la iglesia, contarontodas las cosas que Dios habíahecho con ellos, y cómo habíaabierto a los Gentiles la puerta defe.28 Y se quedaron allí muchotiempo con los discípulos.

CAPÍTULO 15

Y CIERTOS hombres quehabían descendido de Judea

enseñaban a los hermanos: Si noos circuncidáis, conforme a lacostumbre de Moisés, no podéisser salvos.2Así que, hecha una disensión ycontienda no pequeña por Pabloy Barnabás contra ellos, determi-naron que subiesen Pablo yBarnabás, y ciertos otros de ellosa los apóstoles y a los ancianos aJerusalem sobre esta cuestión.3 Ellos pues, siendo enviados porla iglesia, pasaron por Fenicia ySamaria, contando la conversiónde los Gentiles; y causaron gran-de gozo a todos los hermanos.4 Y venidos a Jerusalem, fueronrecibidos de la iglesia, y de losapóstoles y de los ancianos; y leshicieron saber todas las cosasque Dios había hecho con ellos.5 Mas ciertos de la secta de losFariseos, que habían creído, selevantaron, diciendo: Que esmenester circuncidarlos, y man-darles que guarden la ley deMoisés.6 Y se juntaron los apóstoles y

los ancianos para considerar deeste negocio.7Yhabiendo habido grande con-tienda, levantándose Pedro, lesdijo: Varones hermanos, voso-tros sabéis como ya hace algúntiempo queDios escogió de entrenosotros, que losGentiles oyesenpor mi boca la palabra del evan-gelio, y creyesen.8YDios, que conoce los corazo-nes, les dio testimonio, dándolesel Espíritu Santo a ellos tambiéncomo a nosotros.9Yninguna diferencia hizo entrenosotros y ellos, purificando porfe sus corazones.10Ahora pues, ¿por qué tentáis aDios, poniendo un yugo sobre lacerviz de los discípulos, que ninuestros padres ni nosotroshemos podido llevar?11 Antes por la gracia del SeñorJesu Cristo creemos que seremossalvos, asì como ellos.12 Entonces toda la multitudcalló, y escucharon a Barnabás ya Pablo que contaban cuántosmilagros y maravillas Dios habíahecho por ellos entre losGentiles.13Ydespués que hubieron calla-do, Jacobo respondió, diciendo:Varones y hermanos, oídme:14 Simón ha contado cómo pri-mero Dios visitó a los Gentiles,para tomar de entre ellos un pue-blo para su nombre.15 Y con esto concuerdan laspalabras de los profetas, comoestá escrito:

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13Yen el día del sábado salimosfuera de la ciudad, junto al río,donde solían hacer oración; ysentámonos, y hablamos a lasmujeres que allí se habían con-gregado.14Y cierta mujer, llamada Lidia,que vendía púrpura, de la ciudadde Tiatira, que adoraba a Dios,nos oyó: el corazón de la cualabrió el Señor, para que estuvie-se atenta a lo que Pablo decía.15 Y cuando fue bautizada, y sucasa, nos rogó, diciendo: Sihabéis juzgado que yo sea fiel alSeñor, entrad en mi casa, yposad; y nos constriñó.16 Y aconteció, que yendo noso-tros a la oración, una ciertamuchacha que tenía espíritu deadivinación, nos salió al encuen-tro; la cual daba grandes ganan-cias a sus amos adivinando.17 Esta, siguiendo a Pablo, y anosotros, daba voces, diciendo:Estos hombres son siervos delDios Altísimo, los cuales nosenseñan el camino de salvación.18Y esto hacía por muchos días,mas desagradado Pablo se vol-vió, y dijo al espíritu: Te mandoen el nombre de Jesu Cristo, quesalgas de ella. Y salió en lamisma hora.19 Y viendo sus amos que habíasalido la esperanza de su ganan-cia, prendieron a Pablo y a Silas;y los arrastraron al foro, ante lasautoridades.20 Y presentándolos a los ma-gistrados, dijeron: Estos hom-

bres alborotan nuestra ciudad,siendo Judíos.21 Y enseñan costumbres, lascuales no nos es lícito recibir niguardar, siendo Romanos.22Y la multitud se levantó a unacontra ellos; y los magistradosrompiéndoles sus ropas losman-daron azotar con varas.23 Y después que los hubieronherido de muchos azotes, losecharon en la cárcel, mandandoal carcelero que los guardase condiligencia:24 El cual, habiendo recibido talmandamiento, los metió en lacárcel de más adentro, y les ase-guró los pies en el cepo.25 Mas a media noche orandoPablo y Silas, cantaban himnos aDios; y los que estaban presoslos oían.26 Entonces fue hecho de repen-te un gran terremoto, de talmanera que los cimientos de lacárcel se movían; e inmediata-mente todas las puertas se abrie-ron; y las prisiones de todos sesoltaron.27Y habiendo despertado el car-celero, viendo abiertas las puer-tas de la cárcel, sacando la espa-da se quería matar, pensando quelos presos se habían huido.28 Mas Pablo clamó a gran voz,diciendo: No te hagas ningúnmal: que todos estamos aquí.29 El entonces pidiendo una luz,entró de un salto, y temblando sederribó a los pies de Pablo y deSilas.

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quedarse allí aún.35 Y Pablo y Barnabás, conmuchos otros también, continua-ron en Antioquía enseñando lapalabra y predicando el evange-lio.36 Y después de algunos díasPablo dijo a Barnabás: Volvamosa visitar a los hermanos por todaslas ciudades en las cuales hemospredicado la palabra del Señor,para ver cómo están.37 Y Barnabás quería que toma-sen consigo a Juan, el que teníapor sobrenombre Marcos:38 Mas a Pablo no le parecíabien llevar consigo al que sehabía apartado de ellos desdePamphilia, y no había ido conellos a la obra.39 Y hubo tal contención entreellos, que se apartaron el uno delotro; y Barnabás tomando aMarcos navegó a Chipre.40 Y Pablo escogiendo a Silas,partió, encomendado por los her-manos a la gracia de Dios.41 Y anduvo por Siria y Ciliciaconfirmando las iglesias.

CAPÍTULO 16

YVINO hasta Derbe, y Listra;y, he aquí, estaba allí cierto

discípulo, llamado Timoteo, hijode una mujer Judía creyente, massu padre eraGriego.2 De éste daban buen testimoniolos hermanos que estaban enListra y en Iconio.3 Este quiso Pablo que fuese conél; y tomándole, le circuncidó,

por causa de los Judíos que esta-ban en aquellos lugares; porquetodos sabían que su padre eraGriego.4 Y como pasaban por las ciuda-des, les daban para que guarda-sen los decretos, que habían sidodeterminados por los apóstoles ylos ancianos que estaban enJerusalem.5Así que las iglesias eran confir-madas en la fe, y eran aumenta-das en número cada día.6 Ypasando a Phrygia, y a la pro-vincia de Galacia, les fue prohibi-dopor elEspírituSantopredicar lapalabra enAsia.7 Y cuando vinieron a Misia, ten-taron de ir a Bithinia, mas no se lopermitió el Espíritu.8YpasandoporMisia, descendie-ron a Troas.9 Y se le apareció a Pablo denoche una visión: Un varón deMacedonia estaba en pie, rogán-dole, y diciendo: Pasa aMacedonia y ayúdanos.10 Y cuando vio la visión, inme-diatamente procuramos partir aMacedonia, dando por cierto queel Señor nos había llamado paraque les predicásemos el evange-lio.11 Y partidos de Troas, vinimoscamino derecho a Samotracia, yel día siguiente a Neápolis.12 Y de allí a Filipos, que es laprincipal ciudad de aquella partede Macedonia, y una colonia; yestuvimos en aquella ciudadciertos días.

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hay otro rey, un tal Jesús.8 Y alborotaron el pueblo y a lasautoridades de la ciudad, oyendoestas cosas.9 Y recibida satisfacción deJasón, y de los demás, los solta-ron.10 Mas los hermanos inmediata-mente, de noche, enviaron aPablo y a Silas a Berea, los cua-les cuando llegaron, entraron enla sinagoga de los Judíos.11Yfueron éstosmás nobles quelos de Tesalónica, en que recibie-ron la palabra con toda prontitudde ánimo, escudriñando cada díalas Escrituras, si estas cosas eranasí.12 Así que creyeron muchos deellos, también de mujeresGriegas nobles, y de varones nopocos.13 Mas cuando supieron losJudíos de Tesalónica que enBerea era predicada por Pablo lapalabra de Dios, vinieron: y allítambién alborotaron el pueblo.14 Y entonces inmediatamentelos hermanos enviaron a Pabloque fuese hasta la mar; mas Silasy Timoteo se quedaron aún allí.15 Y los que conducían a Pablo,le llevaron hasta Atenas; yhabiendo recibido mandato paraSilas y Timoteo, que viniesen aél lo más presto que pudiesen, separtieron.16 Y esperándolos Pablo enAtenas, su espíritu se enardecíaen él, viendo la ciudad dada a laidolatría.

17 Por lo cual disputaba en lasinagoga con los Judíos y loshombres religiosos, y en la plazacada día con aquellos a quienesse encontraba.18 Y ciertos filósofos de losEpicúreos y de los Estóicos dis-putaban con él; y unos decían:¿Qué quiere decir este palabre-ro? Y otros: Parece que es predi-cador de dioses extraños; porqueles predicaba a Jesús, y la resu-rrección.19 Y le tomaron y le trajeron alAerópago, diciendo: ¿Podremossaber qué sea esta nueva doctrinaque tú dices?20 Porque traes a nuestros oídosciertas cosas extrañas: queremospues saber qué quieren decirestas cosas.21 (Porque todos los Atenienses,y los extranjeros que allí mora-ban, en ninguna otra cosa se ocu-paban sino en decir o en oír algu-na cosa nueva.)22 Entonces Pablo se puso de pieen medio del Aerópago y dijo:Varones Atenienses, en todas lascosas veo que sois demasiadosupersticiosos;23 Porque pasando, y mirandolos objetos de vuestra adoración,hallé un altar en el cual estabaesta inscripción: AL DIOS NOCONOCIDO. Aquél, pues, quevosotros adoráis sin conocerle, aéste os anuncio yo.24 El Dios que hizo el mundo, ytodas las cosas que hay en él, éstecomo es Señor del cielo y de la

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30 Y sacándolos fuera, les dijo:Señores, ¿Qué es lo que yo debohacer para ser salvo?31 Y ellos le dijeron: Cree en elSeñor Jesu Cristo, y serás salvotú, y tu casa.32 Y le hablaron la palabra delSeñor, y a todos los que estabanen su casa.33 Y tomándolos él en aquellamisma hora de la noche, les lavólos azotes; y fue bautizado inme-diatamente él, y todos los suyos.34 Y llevándolos a su casa, lespuso la mesa; y se regocijó, cre-yendo en Dios con toda su casa.35 Y cuando fue de día, losmagistrados enviaron los algua-ciles, diciendo: Suelta a aquelloshombres.36Yel carcelero hizo saber estaspalabras a Pablo: Los magistra-dos han enviado que seáis suel-tos: así que ahora salid, e idos enpaz.37 Mas Pablo les dijo: Nos hanazotado públicamente sin habersido condenados, siendo noso-tros hombres Romanos, y noshan echado en la cárcel; ¿y ahoranos echan fuera encubiertamen-te? No, por cierto; sino venganellos mismos, y nos saquen.38 Y los alguaciles volvieron adecir a los magistrados estaspalabras; y ellos oyendo que eranRomanos, tuvieron miedo.39 Y viniendo les suplicaron, ysacándolos, les rogaron que sesaliesen de la ciudad.40 Entonces salidos de la cárcel,

entraron en casa de Lidia, yhabiendo visto a los hermanos,los consolaron, y se fueron.

CAPÍTULO 17

YCUANDOhubieron pasadoporAmphípolis, yApolonia,

vinieron a Tesalónica, dondehabía una sinagoga de Judíos.2 Y Pablo, como acostumbraba,entró a ellos, y por tres sábadosdisputó con ellos de lasEscrituras,3 Declarando y proponiendo,que era menester que el Cristopadeciese, y resucitase de losmuertos; y que éste Jesús, el cualyo os predico, es el Cristo.4 Y algunos de ellos creyeron, yse juntaron con Pablo y Silas; yde los Griegos piadosos unagrande multitud; y mujeres prin-cipales no pocas.5 Entonces los Judíos que eranincrédulos, movidos de envidia,tomaron consigo a ciertos vaga-bundos, malos hombres, y jun-tando compañía, alborotaron laciudad; y acometiendo la casa deJasón, procuraban sacarlos alpueblo.6 Y cuando no los hallaron,arrastraron a Jasón y a ciertoshermanos a las autoridades de laciudad, dando voces, diciendo:Estos son los que han trastornadoel mundo, y han venido acá tam-bién;7 A los cuales Jasón ha recibido,y todos éstos hacen contra losdecretos de César, diciendo que

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7 Y partiendo de allí, entró encasa de cierto llamado Justo, queadoraba a Dios, la casa del cualestaba junto a la sinagoga.8YCrispo, el príncipe de la sina-goga, creyó en el Señor con todasu casa; y muchos de losCorintios oyendo, creían, y fue-ron bautizados.9 Entonces el Señor dijo denoche en visión a Pablo: Notemas, sino habla, y no calles;10 Porque yo estoy contigo, yninguno te acometerá para hacer-te mal; porque yo tengo muchopueblo en esta ciudad.11 Y se quedó allí un año y seismeses, enseñándoles la palabrade Dios.12Y siendo Galión Procónsul deAcaya, los Judíos se levantaronunánimes contra Pablo, y le tra-jeron al tribunal,13 Diciendo: Este persuade a loshombres a adorar a Dios contrala ley.14 Y cuando Pablo iba a abrir laboca, Galión dijo a los Judíos: Sifuera algún agravio, o algún cri-men enorme, Oh Judíos, confor-me a derecho yo os tolerara;15Mas si son cuestiones de pala-bras, y de nombres, y de vuestraley, vedlo vosotros; porque yo noquiero ser juez de esas cosas.16 Y los echó del tribunal.17 Entonces todos los Griegostomando a Sóstenes, príncipe dela sinagoga, le herían delante deltribunal; y a Galión nada se ledaba de ello.

18 Mas Pablo habiendo perma-necido aún allímuchos días, des-pidiéndose de los hermanos,navegó a Siria, y con él Priscila yAquila, habiendo raído su cabezaen Cenchreas, porque tenía voto.19Yllegó a Efeso, y los dejó allí;mas él entrando en la sinagogadisputaba con los Judíos.20 Los cuales rogándole que sequedase con ellos por más tiem-po, no se lo concedió.21 Antes se despidió de ellos,diciendo: Es menester que entodo caso yo guarde la fiesta queviene en Jerusalem; mas otra vezvolveré a vosotros, si Dios quie-re. Y se partió de Efeso.22 Y cuando hubo descendido aCesarea, y hubo subido, y salu-dado a la iglesia, descendió aAntioquía.23 Y habiendo estado allí algúntiempo, partió, andando pororden la provincia de Galacia, yla Phrygia, confirmando a todoslos discípulos.24 Y cierto Judío llamadoApolos, natural de Alejandría,varón elocuente, poderoso en lasEscrituras, vino a Efeso.25 Este era instruido en el cami-no del Señor; y siendo fervorosode espíritu, hablaba y enseñabadiligentemente las cosas delSeñor, sabiendo solamente elbautismo de Juan.26 Y éste comenzó a hablar condenuedo en la sinagoga, al cualcuando oyeronAquila y Priscila,le tomaron, y le declararon más

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tierra, no mora en temploshechos de manos;25 Ni es servido por manos dehombres, como si necesitasealgo; pues él da a todos vida, yaliento, y todas las cosas.26 El cual hizo de una sangre atodas las naciones de los hom-bres, para que habitasen sobretoda la faz de la tierra, ha deter-minado el orden de los tiempos,y los términos de la habitación deellos;27 Para que buscasen al Señor, sien alguna manera palpando lehallasen: aunque por cierto noestá lejos de cada uno de noso-tros.28 Porque en él vivimos, y nosmovemos, y somos; como tam-bién ciertos de vuestros propiospoetas dijeron: Porque somostambién su linaje.29 Siendo pues linaje deDios, nodebemos pensar que la Divinidadsea semejante al oro, o a plata, o apiedra, o a escultura de artificio, yde imaginación de hombres.30 Y disimulaba Dios los tiem-pos de esta ignorancia; masahora manda a todos los hom-bres, en todas partes, que se arre-pientan:31 Porque ha establecido un día,en el cual ha de juzgar con justi-cia a todo el mundo por aquelvarón que él ha ordenado; de locual ha dado certidumbre a todosen haberlo resucitado de losmuertos.32 Y cuando ellos oyeron de la

resurrección de los muertos,unos se burlaban; y otros decían:Te oiremos acerca de esto otravez.33 Y así Pablo salió de en mediode ellos.34Mas ciertos hombres creyeron,juntándose con él: entre los cualesfue Dionisio el Areopagita, y unamujer llamada Dámaris, y otroscon ellos.

CAPÍTULO 18

DESPUES de estas cosasPablo partió de Atenas, y

vino a Corinto.2 Y halló a cierto Judío llamadoAquila, natural del Ponto, quehacía poco que había venido deItalia, y a Priscila su esposa,(porque Claudio había mandadoque todos los Judíos saliesen deRoma,) se vino a ellos:3Y porque era del mismo oficio,posó con ellos, y trabajaba; por-que el oficio de ellos era hacertiendas.4 Y disputaba en la sinagogatodos los sábados, y persuadía aJudíos, y a Griegos.5 Y cuando Silas y Timoteovinieron de Macedonia, Pabloera constreñido en espíritu, testi-ficando a los Judíos que Jesúsera el Cristo.6Mas oponiéndose y blasfeman-do ellos, les dijo, sacudiendo susvestidos: Vuestra sangre seasobre vuestra cabeza: yo estoylimpio: desde ahora me iré a losGentiles.

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16 Y el hombre en quien estabael espíritu malo, saltando sobreellos, y enseñoreándose de ellos,prevaleció contra ellos, de talmanera que huyeron de aquellacasa desnudos y heridos.17 Y esto fue notorio a todos losquemoraban en Efeso, así Judíoscomo Griegos; y cayó temorsobre todos ellos, y era magnifi-cado el nombre del Señor Jesús.18 Y muchos de los que habíancreído, venían confesando, ydando cuenta de sus hechos.19Asimismo muchos de los quehabían practicado artes curiosas,trajeron los libros, y quemáron-los delante de todos; y echadacuenta del precio de ellos, hallá-ronlo ser cincuenta mil piezas deplata.20 Así crecía poderosamente lapalabra del Señor, y prevalecía.21 Y cumplidas estas cosas, pro-puso Pablo en su espíritu cuandohubiese pasado porMacedonia yAcaya, de ir a Jerusalem, dicien-do: Después que hubiere estadoallá, me será menester ver tam-bién a Roma.22 Y enviando a Macedonia ados de los que le ministraban,Timoteo y Erasto, él se quedópor algún tiempo enAsia.23Ypor aquel tiempo se levantóun alboroto no pequeño acercadel camino.24 Porque cierto platero, llamadoDemetrio, el cual hacía de platatemplos deDiana, daba a los artí-fices no poca ganancia.

25 A los cuales, habiendo junta-do con los oficiales de semejanteoficio, dijo: Varones, ya sabéisque de este oficio tenemosganancia;26 Y veis, y oís que este Pablo,no solamente en Efeso, mas porcasi toda laAsia ha persuadido yapartado a muchísima gente,diciendo: Que no son dioses losque se hacen con las manos.27 Y no solamente hay peligrode que este nuestro oficio se nosvuelva en reproche, mas auntambién que el templo de la grandiosa Diana sea estimado ennada, y comience a ser destruidala majestad de aquella, a la cualadora toda la Asia, y el mundo.28 Oídas estas cosas, hinchi-éronse de ira, y dieron alarido,diciendo: Grande esDiana de losEfesios.29 Y toda la ciudad se llenó deconfusión, y unánimes arreme-tieron al teatro, arrebatando aGayo y a Aristarcho, Mace-donios, compañeros de Pablo.30 Y queriendo Pablo salir alpueblo, los discípulos no le deja-ron.31 También ciertos de los princi-pales de Asia, que eran sus ami-gos, enviaron a él rogándole queno se presentase en el teatro.32 Y unos gritaban una cosa, yotros otra; porque la asambleaera confusa, y los más no sabíanpor qué se habían juntado.33Y sacaron de entre la multituda Alejandro, rempujándole los

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particularmente el camino deDios.27 Y cuando él quiso pasar aAcaya, los hermanos escribieronexhortando a los discípulos quele recibiesen; el cual, habiendollegado, ayudó mucho a los quepor la gracia habían creído.28 Porque con gran vehemenciaconvencía públicamente a losJudíos, mostrando por lasEscrituras que Jesús era el Cristo.

CAPÍTULO 19

Y ACONTECIO, que entretanto que Apolos estaba en

Corinto, Pablo, habiendo pasadopor las regiones superiores, vinoa Efeso, y hallando ciertos discí-pulos,2 Díjoles: ¿Habéis recibido alEspíritu Santo desde que creís-teis? Y ellos le dijeron: Antes niaun hemos oído si hay EspírituSanto.3 Entonces les dijo: ¿En qué pueshabéis sido bautizados? Y ellosdijeron: En el bautismo de Juan.4 Y dijo Pablo: Juan en verdadbautizó con bautismo de arrepen-timiento, diciendo al pueblo quecreyesen en el que había de venirdespués de él, es a saber, CristoJesús.5 Y habiendo oído esto, fueronbautizados en el nombre delSeñor Jesús.6 Y cuando Pablo les puso lasmanos encima, vino sobre ellosel Espíritu Santo, y hablaban enlenguas, y profetizaban.

7 Y eran los varones todos comodoce.8 Y entrando él en la sinagoga,hablaba con denuedo por espaciode tres meses, disputando y per-suadiendo las cosas pertenecien-tes al reino de Dios.9 Mas cuando algunos se endu-recieron, y no querían creer,antes dijeron mal del caminodelante de la multitud, se apartóde ellos, y separó a los discípu-los, disputando cada día en laescuela de un cierto Tyranno.10 Y esto fue hecho por espaciode dos años, de tal manera quetodos los que habitaban en Asia,así Judíos como Griegos, oyeronla palabra del Señor Jesús.11 Y hacía Dios milagros espe-ciales por las manos de Pablo.12 De tal manera que aun lleva-sen a los enfermos pañuelos odelantales de su cuerpo; y lasenfermedades se iban de ellos, ylos malos espíritus salían deellos.13 Y ciertos de los Judíos exor-cistas vagabundos intentaron ainvocar el nombre del SeñorJesús sobre los que tenían espíri-tus malos, diciendo: Os conjura-mos por Jesús, el que Pablo pre-dica.14 Y había siete hijos de un talSceva, Judío, príncipe de lossacerdotes, que hacían esto.15 Y respondiendo el espíritumalo, dijo:A Jesús conozco, y sébien de Pablo; mas vosotros,¿quiénes sois?

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cayó desde el tercer piso abajo; yfue alzado muerto.10 Mas descendiendo Pablo,derribóse sobre él, y abrazándo-le, dijo: No os turbéis, que suvida está en él.11 Y cuando él volvió a subir, yhubo partido el pan, y comido, yhubo hablado largamente hastael alba, así se partió.12Y trajeron al mancebo vivo, yfueron consolados no poco.13 Y nosotros subiendo en lanave navegamos a Asos, pararecibir de allí a Pablo; porque asílo había determinado, queriendoél mismo ir a pie.14 Y cuando se juntó con noso-tros enAsos, tomándole vinimosa Mitilene.15 Y navegando de allí, al díasiguiente vinimos delante deQuío, y al otro día tomamospuerto en Samo; y habiendoreposado en Trogilio, el díasiguiente vinimos a Mileto.16 Porque Pablo había propuestode pasar adelante de Efeso, porno detenerse en Asia; porque seapresuraba por estar el día dePentecostés, si le fuese posible,en Jerusalem.17 Y enviando desde Mileto aEfeso, hizo llamar a los ancianosde la iglesia.18 Los cuales cuando vinieron aél, les dijo: Vosotros sabéis desdeel primer día que entré en Asia,como he sido con vosotros portodo el tiempo,19 Sirviendo al Señor con toda

humildad de mente, y conmuchas lágrimas y tentacionesque me han venido por las ase-chanzas de los Judíos:20 Cómo nada que os fuese útil,me he retraído de anunciaros,enseñando públicamente, y decasa en casa,21 Testificando a los Judíos, ytambién a los Griegos el arrepen-timiento hacia Dios, y la fe hacianuestro Señor Jesu Cristo.22Yahora he aquí, que yo, atadoen el Espíritu, voy a Jerusalemsin saber las cosas que allá mehan de acontecer:23 Sólo que el Espíritu Santo portodas las ciudades me da testi-monio, diciendo: Que prisiones ytribulaciones me esperan.24 Mas de ninguna de estascosas hago caso, ni tengomi vidapreciosa a mí mismo, con tal queacabe mi carrera con gozo, y elministerio que recibí del SeñorJesús, para dar testimonio delevangelio de la gracia de Dios.25 Y ahora he aquí, yo sé queninguno de todos vosotros, porentre quienes he pasado predi-cando el reino de Dios, verá másmi rostro.26 Por tanto yo os protesto el díade hoy, que yo estoy limpio de lasangre de todos.27 Porque no me he retraído deanunciaros todo el consejo deDios.28 Por tanto mirad por vosotros,y por todo el rebaño sobre el queel Espíritu Santo os ha puesto por

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Judíos. Y Alejandro, haciendoseñal con la mano, quería hacersu defensa al pueblo.34 Pero cuando ellos conocieronque era Judío, todos gritaron auna voz, como por espacio dedos horas: Grande es Diana delos Efesios.35 Y cuando el escribano huboapaciguado la multitud, dijo:Varones Efesios, ¿quién hay delos hombres que no sepa que laciudad de los Efesios es adorado-ra de la grande diosa Diana, y dela imagen que cayó de Júpiter?36 Así que, pues que esto nopuede ser contradicho, convieneque os apacigüéis, y que nadahagáis temerariamente.37 Porque habéis traído a estoshombres, que no son robadoresde templos, ni blasfemadores devuestra diosa.38 Por lo cual si Demetrio, y losartífices que están con él, tienenqueja contra alguno, audienciasse hacen, y procónsules hay, acú-sense los unos a los otros.39 Y si demandáis alguna otracosa, en legítima asamblea sepuede despachar;40 Porque estamos nosotros enpeligro de ser acusados de sedi-ción por esto de hoy; no habien-do ninguna causa por la cualpodamos dar razón de este con-curso.41Y habiendo dicho estas cosas,despidió la asamblea.

CAPÍTULO 20

Y DESPUES que cesó elalboroto, llamando Pablo a

los discípulos, y abrazándolos, separtió para ir a Macedonia.2 Y cuando hubo andado poraquellas partes, y les hubo exhor-tado conmuchas palabras, vino aGrecia.3 Y habiendo estado tres mesesallí, y estando para navegar aSiria, fuéronle puestas asechan-zas por los Judíos; y tenía propó-sito de volverse por Macedonia.4 Y le acompañaron hasta Asia,Sópater de Berea; y de losTesalonicenses, Aristarcho ySegundo; y Gayo de Derbe; yTimoteo; y de Asia, Tychico yTrófimo.5 Estos yendo delante, nos espe-raron en Troas.6Y nosotros, después de los díasde los panes sin levadura, nave-gamos desde Filipos, y vinimos aellos a Troas en cinco días,donde estuvimos siete días.7 Y el primer día de la semana,habiéndose juntado los discípu-los para partir el pan, Pablo lespredicaba, habiendo de salir aldía siguiente; y alargó su sermónhasta la media noche.8Y había muchas lámparas en elaposento alto donde estaban con-gregados.9 Y cierto mancebo llamadoEutico, que estaba sentado enuna ventana, tomado de un sueñoprofundo, como Pablo predicabalargamente, derribado del sueño,

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mos a Cesarea; y entrando encasa de Felipe el evangelista, elcual era uno de los siete, posa-mos con él.9 Y éste tenía cuatro hijas, vírge-nes, que profetizaban.10 Y quedándonos allí pormuchos días, descendió de Judeacierto profeta llamadoAgabo.11 El cual cuando vino a noso-tros, tomó el cinto de Pablo, yatándose a símismo los pies y lasmanos, dijo: Esto dice el EspírituSanto: Al varón, cuyo es estecinto, así le atarán los Judíos enJerusalem, le entregarán enmanos de los Gentiles.12 Y cuando oímos estas cosas,le rogamos nosotros, y los deaquel lugar, que no subiese aJerusalem.13 Entonces Pablo respondió:¿Qué hacéis llorando, y que-brantándome el corazón? porqueyo estoy presto no sólo a seratado, más aun a morir enJerusalem por el nombre delSeñor Jesús.14 Y como no le pudimos per-suadir, cesamos, diciendo:Hágase la voluntad del Señor.15 Y después de estos días,habiendo tomado nuestros líos,subimos a Jerusalem.16Y vinieron también con noso-tros de Cesarea algunos de losdiscípulos, trayendo consigo a unMnasón de Chipre, discípuloantiguo con el cual posásemos.17 Y cuando llegamos aJerusalem, los hermanos nos

recibieron de buena voluntad.18Yel día siguiente, Pablo entrócon nosotros a Jacobo, y todoslos ancianos se juntaron.19 Y habiéndolos saludado, lescontó una por una todas las cosasque Dios había hecho entre losGentiles por su ministerio.20Ycuando ellos lo oyeron, glo-rificaron al Señor; y le dijeron:Ya ves, hermano, cuantos milla-res de Judíos hay que han creído;y todos son celosos de la ley:21 Y fueron informados de ti,que enseñas a apartarse deMoisés a todos los Judíos queestán entre los Gentiles, dicien-do, que no han de circuncidar asus hijos, ni andar según las cos-tumbres.22 ¿Qué hay pues? En todo casola multitud ha de juntarse; por-que oirán que has venido.23 Haz, pues, esto que te deci-mos: Tenemos cuatro varonesque tienen voto sobre sí:24 Tómalos, y purifícate conellos, y gasta con ellos para quese raigan las cabezas; y quesepan todos que las cosas quehan oído de ti no son nada, sinoque tu mismo andas tambiénordenadamente y guardas la ley.25 Empero en cuanto a los quede los Gentiles han creído, noso-tros hemos escrito; y determina-mos, que no guarden nada deesto: solamente que se abstengande las cosas sacrificadas a losídolos, y de sangre, y de estran-gulado, y de fornicación.

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sobreveedores, para apacentar laiglesia de Dios, la cual él comprócon su propia sangre.29 Porque yo sé, que después demi partida entrarán entre voso-tros lobos rapaces, que no perdo-narán al rebaño;30 Y de entre vosotrosmismos selevantarán también hombres,hablando cosas perversas, parallevar discípulos en pos de sí.31 Por tanto velad, acordándoosque por tres años, de noche y dedía, no he cesado de amonestarcon lágrimas a cada uno.32 Y ahora, hermanos, os enco-miendo a Dios, y a la palabra desu gracia, la cual es poderosapara edificaros, y daros herenciacon todos los que son santifica-dos.33 La plata, o el oro, o el vestidode nadie he codiciado.34 Antes vosotros sabéis, quepara lo queme ha sido necesario,y a los que estaban conmigo,estas manos me han servido.35 Yo os he mostrado todas lascosas, que trabajando así, debéissobrellevar a los débiles, y acor-daros las palabras del SeñorJesús, el cual dijo: Más biena-venturado es dar, que recibir.36 Y cuando hubo dicho estascosas, puesto de rodillas oró contodos ellos.37 Entonces hubo un gran llantode todos; y echándose sobre elcuello de Pablo, le besaban,38 Doliéndose sobre todo por lapalabra que dijo, que no habían

de ver más su rostro. Y le acom-pañaron hasta la nave.

CAPÍTULO 21

YACONTECIÓ que cuandonavegamos, habiéndonos

arrancado de ellos, vinimoscamino derecho a Coos, y el díasiguiente a Rhodas, y de allí aPátara.2 Y hallando una nave que pasa-ba a Fenicia, nos embarcamos, ypartimos.3 Y cuando comenzó a des-cubrírsenos Chipre, dejándo-la amano izquierda, navegamos aSiria, y vinimos a Tiro; porque lanave había de descargar allí sucarga.4 Y nos quedamos allí siete días,habiendo hallado discípulos, loscuales decían a Pablo por elEspíritu, que no subiese aJerusalem.5 Cuando hubimos cumplidosestos días, nos partimos, acom-pañándonos todos con sus espo-sas e hijos hasta fuera de la ciu-dad; y puestos de rodillas en laribera, oramos.6 Y cuando nos hubimos despe-dido los unos de los otros, subi-mos en la nave, y ellos se volvie-ron a sus casas.7 Y nosotros, cumplida la nave-gación, vinimos de Tiro aTolemaida, y habiendo saludadoa los hermanos, nos quedamoscon ellos un día.8 Y al otro día, partidos Pablo ylos que con él estábamos, vini-

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2 (Y cuando oyeron que leshablaba en lengua Hebrea, die-ron más silencio;) y dice:3Yo de cierto soy hombre Judío,nacido en Tarso de Cilicia, mascriado en esta ciudad a los piesdeGamaliel, enseñado según a laverdad de la ley de los padres, ysiendo celoso de Dios, comotodos vosotros sois hoy.4Que perseguí este camino hastala muerte, atando y entregandoen cárceles así a varones como amujeres,5 Como también el sumo sacer-dote me es testigo, y toda laasamblea de los ancianos: de loscuales también tomando cartaspara los hermanos, iba aDamasco, a fin de traer atados aJerusalem a los que estuviesenallí, para que fuesen castigados.6 Mas aconteció, que yendo yo,y llegando cerca de Damasco,como a medio día de repente delcielo resplandeció una gran luzalrededor de mí.7 Y caí en el suelo, y oí una vozque me decía: Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?8 Yo entonces respondí: ¿Quiéneres, Señor? Y díjome: YO SOYJesús de Nazareth, a quien túpersigues.9 Y los que estaban conmigo,vieron a la verdad la luz, y seespantaron; mas no oyeron lavoz del que hablaba conmigo.10Y dije: ¿Qué haré Señor?Y elSeñor me dijo: Levántate, y ve aDamasco, y allí te será dicho

todo lo que está determinado quehagas.11 Y como yo no veía por causade la gloria de aquella luz, lleva-do de la mano por los que esta-ban conmigo, vine a Damasco.12 Entonces un cierto Ananías,varón piadoso conforme a la ley,que tenía buen testimonio detodos los Judíos que allí mora-ban,13 Viniendo a mí, y poniéndosede pie, me dijo: Hermano Saulo,recibe la vista. Y yo en aquellamisma hora le miré.14 Y él dijo: El Dios de nuestrospadres te ha escogido, para queconocieses su voluntad, y viesesa aquel Justo, y oyeses la voz desu boca;15 Porque serás testigo suyo atodos los hombres de lo que hasvisto y oído.16Ahora pues, ¿por qué te detie-nes? Levántate, y sé bautizado, ylava tus pecados, invocando elnombre del Señor.17 Y me aconteció, vuelto aJerusalem, que orando en el tem-plo, fui arrebatado fuera de mí,18 Y le vi que me decía: Dateprisa, y sal prestamente fuera deJerusalem; porque no recibirántu testimonio de mí,19 Y yo dije: Señor, ellos sabenbien que yo encerraba en cárcel yazotaba por las sinagogas a losque creían en ti;20 Y cuando se derramaba lasangre de Esteban tu testigo, yotambién estaba de pie cerca, y

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26 Entonces Pablo tomó a aque-llos varones, y el día siguientepurificándose con ellos, entró enel templo, anunciando el cumpli-miento de los días de la purifica-ción, hasta que fuese ofrecida laofrenda por cada uno de ellos.27Ycuando iban a cumplirse lossiete días, los Judíos que eran deAsia, cuando le vieron en el tem-plo, alborotaron todo el pueblo, yle echaron mano,28 Dando voces: VaronesIsraelitas ayudad: éste es el hom-bre que por todas partes enseña atodos contra el pueblo, y la ley, yeste lugar; y además de esto, hametido los Griegos en el templo,y ha contaminado este santolugar.29 (Porque habían visto antes aTrófimo el Efesio en la ciudadcon él, el cual pensaban quePablo había metido en el tem-plo.)30 Así que toda la ciudad sealborotó, y se hizo un concursode pueblo; y habiendo tomado aPablo le arrastraron fuera deltemplo, e inmediatamente laspuertas fueron cerradas.31 Y procurando ellos de matar-le, fue dado aviso al capitán de lacompañía, que toda Jerusalemestaba alborotada.32 El cual, inmediatamentetomando soldados y centuriones,corrió a ellos. Y ellos, cuandovieron al capitán y a los solda-dos, cesaron de golpear a Pablo.33 Entonces llegando el capitán,

le prendió, y le mandó atar condos cadenas; y le preguntó quiénera, y qué había hecho.34 Y unos gritaban una cosa,otros otra, de entre la multitud; ycomo no podía entender nada decierto a causa del alboroto, lemandó llevar a la fortaleza.35 Y cuando llegó a las gradas,aconteció que fue llevado acues-tas por los soldados a causa de laviolencia del pueblo.36 Porque la multitud del pueblovenía detrás gritando:Afuera conél.37 Y cuando iban ya a meter aPablo en la fortaleza, dijo alcapitán: ¿Me será lícito hablarcontigo? Y él dijo: ¿Sabes túGriego?38 ¿No eres tú aquel Egipcio quelevantaste una sedición antes deestos días, y sacaste al desiertocuatro mil hombres salteadores?39 Entonces Pablo le dijo: Yo decierto soy hombre Judío, deTarso, ciudadano de una ciudadno oscura de Cilicia: empero rué-gote que me permitas que hableal pueblo.40 Y cuando él se lo permitió,Pablo estando en pie en las gra-das, hizo señal con la mano alpueblo; y hecho grande silencio,les habló en lengua Hebrea,diciendo:

CAPÍTULO 22

VARONES, hermanos, ypadres, oíd mi defensa que

hago ahora ante vosotros.

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consentía a su muerte, y guarda-ba las ropas de los que le mata-ban.21 Y me dijo: Ve, porque yo teenviaré lejos a los Gentiles.22 Y le oyeron hasta esta pala-bra; y entonces alzaron la voz,diciendo: Quita de la tierra a untal hombre; porque no convieneque viva.23 Y como ellos daban voces, yarrojando sus ropas, y echandopolvo al aire,24 Mandó el capitán que le lle-vasen a la fortaleza; y ordenó quefuese examinado con azotes,para saber por qué causa clama-ban así contra él.25Ycomo le ataban con correas,Pablo dijo al centurión que esta-ba de pie allí: ¿Os es lícito azotara un hombre Romano, sin sercondenado?26 Y cuando el centurión oyóesto, fue al capitán, y le dioaviso, diciendo: Mira lo que vasa hacer; porque este hombre esRomano.27 Y viniendo el capitán le dijo:Dime, ¿eres tú Romano? Y éldijo: Sí.28Yrespondió el capitán:Yo porgran suma alcancé esta ciuda-danía. Y Pablo dijo: Mas yo nacícon ella.29 Así que, inmediatamente seapartaron de él los que le habíande examinar; y el capitán tam-bién tuvo temor, entendido queera Romano, por haberle atado.30 Y el día siguiente queriendo

saber de cierto la causa por quéera acusado de los Judíos, lesoltó de las prisiones, y mandóvenir a los príncipes de los sacer-dotes, y a todo su concilio; ysacando a Pablo, le presentódelante de ellos.

CAPÍTULO 23

YPABLO, poniendo los ojosen el concilio, dijo: Varones

y hermanos: yo con toda buenaconciencia he vivido delante deDios hasta el día de hoy.2 Y el sumo sacerdote, Ananías,mandó a los que estaban de piecerca de él que le hiriesen en laboca.3 Entonces Pablo le dijo: Herirteha Dios a ti, pared blanqueada:Yestás tú sentado para juzgarmeconforme a la ley, ¿Y contra laley me mandas herir?4 Y los que estaban de pie cercadijeron: ¿Al sumo sacerdote deDios injurias?5 Y Pablo dijo: No sabía yo, her-manos, que era el sumo sacerdote;porque escrito está: No hablarásmal del príncipe de tu pueblo.6 Entonces Pablo, sabiendo quela una parte era de Saduceos, y laotra de Fariseos, clamó en elconcilio:Varones y hermanos, yoFariseo soy, hijo de Fariseo, de laesperanza y de la resurrección delos muertos soy yo juzgado.7 Y cuando hubo dicho esto, fuehecha disensión entre losFariseos y los Saduceos; y lamultitud fue dividida.

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ACTOS 238 Porque los Saduceos dicen queno hay resurrección, ni ángel, niespíritu; mas los Fariseos confie-san ambas cosas.9 Hubo, pues, un gran clamor; ylevantándose los escribas queestaban de la parte de losFariseos, contendían, diciendo:Ningún mal hallamos en estehombre: que sí algún espíritu leha hablado, o un ángel, no pelee-mos contra Dios.10 Y habiendo grande disensión,el capitán temiendo que Pablofuese despedazado por ellos,mandó descender soldados yarrebatarle de en medio de ellos,y llevarle a la fortaleza.11 Y la noche siguiente, apare-ciendosele el Señor, le dijo: Tenconfianza Pablo: que como hastestificado de mí en Jerusalem,así es menester que testifiquestambién en Roma.12 Y cuando fue de día, ciertosde los Judíos se juntaron, y secomprometieron bajo maldición,diciendo, que ni comerían nibeberían hasta que hubiesenmatado a Pablo.13 Y eran más de cuarenta losque habían hecho esta conjura-ción:14 Los cuales vinieron a los prín-cipes de los sacerdotes, y a losancianos, y dijeron: Nosotroshemos hecho voto debajo degrave maldición, que no hemosde gustar nada hasta que haya-mos matado a Pablo.15 Ahora pues, vosotros, con el

concilio dad aviso al capitán, quele saque mañana a vosotros,como que queréis conocer de élalguna cosa más cierta; y noso-tros, así que se nos acerque, esta-remos aparejados para matarle.16 Mas cuando el hijo de la her-mana de Pablo, oyó de las ase-chanzas, vino, y entró en la forta-leza, y dio aviso a Pablo.17YPablo llamando a uno de loscenturiones, dijo: Lleva a estemancebo al capitán, porque tienecierta cosa que decirle.18 El entonces tomándole, lellevó al capitán, y dijo: El presoPablo llamándome, me rogó quetrajese a ti este mancebo, quetiene algo que hablarte.19 Y el capitán tomándole de lamano, y retirándose aparte conél, le preguntó: ¿Qué es lo quetienes que decirme?20 Y él le dijo: Los Judíos hanconcertado rogarte que mañanasaques a Pablo al concilio, comoque han de inquirir de él algunacosa más cierta.21 Mas tú no los creas; porquemás de cuarenta varones de ellosle acechan, los cuales han hechovoto, debajo de maldición, de nocomer ni beber hasta que lehayan matado; y ahora estánapercibidos esperando tu prome-sa.22 Entonces el capitán despidióal mancebo, mandándole que anadie dijese que le había dadoaviso de estas cosas.23 Y llamando a dos de los cen-

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prendimos, y le quisimos juzgarconforme a nuestra ley.7 Mas sobreviniendo el capitánLisias, con grande violencia lequitó de nuestras manos,8 Mandando a sus acusadores queviniesen a ti: del cual tú mismoexaminando, podrás conocer detodas estas cosas de que le acusa-mos.9 Y asintieron también los Judíos,afirmando que estas cosas eranasí.10 Entonces Pablo, habiéndolehecho señal el gobernador de quehablase, respondió: Porque séque ha muchos años que eresjuez de esta nación, con mayoránimo me defenderé.11 Que tú puedes entender queno ha más de doce días que subía adorar a Jerusalem.12Y ni me hallaron en el templodisputando con alguno, nihaciendo tumulto del pueblo, nien las sinagogas, ni en la ciudad:13Ni tampoco pueden probar lascosas de que ahora me acusan.14 Esto empero te confieso, queconforme a aquel camino quellaman ellos herejía, así sirvo alDios de mis padres, creyendotodas las cosas que en la ley, y enlos profetas están escritas:15 Teniendo esperanza en Dios,como ellos mismos también latienen, de que ha de haber resu-rrección de los muertos, así delos justos, como de los injustos.16 Y por esto yo procuro tenersiempre la conciencia sin ofensa

para con Dios, y para con loshombres.17 Mas pasados muchos años,vine a hacer limosnas a minación y ofrendas,18 En las cuales me hallaronpurificado en el templo, no conmultitud ni con alboroto, ciertosJudíos deAsia:19 Los cuales debían compare-cer delante de ti, y acusar, si con-tra mí tenían algo:20 O si no, que éstos mismosdigan aquí, si hallaron en míalguna cosa mal hecha cuandoyo estuve de pie delante del con-cilio;21 Si no que sea por esta sola vozque clamé estando de pie entreellos: Que de la resurrección delos muertos soy hoy juzgado porvosotros.22 Y cuando Félix oyó estascosas, teniendo mejor conoci-miento del camino, les puso dila-ción, diciendo: Cuando descen-diere el capitán Lisias, acabaré deconocer de vuestro negocio.23 Y mandó al centurión, quePablo fuese guardado, y quefuese aliviado, y que no vedase aninguno de los suyos de servirle,o venir a él.24Yalgunos días después, cuan-do vino Félix con Drusila suesposa, la cual era Judía, llamó aPablo, y oyó de él sobre la fe enCristo.25 Y disputando él de la justicia,y de la continencia, y del juiciovenidero, espantado Félix, res-

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turiones, les dijo: Preparad dos-cientos soldados para que vayanhasta Cesarea, y setenta de acaballo, con doscientos lancerospara la tercera hora de la noche;24 Y aparejad cabalgaduras paraque poniendo a Pablo, le llevasenseguro a Félix el gobernador;25Y él escribió una carta en estamanera:26 Claudio Lisias a Félix gober-nador excelentísimo, saludos.27 Y este hombre que fue presopor los Judíos, y que iban amatarellos, lo libré yo sobreviniendocon una compañía de soldados,habiendo entendido que eraRomano.28 Y queriendo saber la causapor qué le acusaban, le llevé alconcilio de ellos.29 El cual yo hallé ser acusadosobre cuestiones de la ley deellos, mas que ningún crimentenía digno de muerte, o de pri-sión.30 Y cuando me fue dado avisode asechanzas que los Judíoshabían aparejado contra él, inme-diatamente le envié a ti: mandan-do también a los acusadores quetraten delante de ti lo que tienencontra él. Pasadlo bien.31 Entonces los soldados toma-ron a Pablo, como les era man-dado, y le trajeron de noche aAntipatris.32 Y el día siguiente, dejando alos de a caballo que fuesen conél, se volvieron a la fortaleza.33 Los cuales, cuando llegaron a

Cesarea, y dieron la carta algobernador, presentaron tambiéna Pablo delante de él.34 Y cuando el gobernador lahubo leído, y le hubo preguntadode que provincia era; y habiendoentendido que era de Cilicia:35 Te oiré, dijo, cuando vinierentambién tus acusadores. Ymandó que le guardasen en elpretorio de Herodes.

CAPÍTULO 24

Y CINCO días después des-cendió el sumo sacerdote

Ananías, con los ancianos, y conun cierto orador llamado Tértulo;los cuales comparecieron delantedel gobernador contra Pablo.2 Y cuando él fue llamado,Tértulo comenzó a acusarle,diciendo: Como sea así que porcausa tuya vivamos en grandepaz, y habiéndose dado buenosreglamentos a esta nación por tuprudencia,3 Siempre y en todo lugar lo reci-bimos con todo hacimiento degracias, oh excelente Félix.4 Empero por no detenerte máslargamente, ruégote que nosoigas brevemente conforme a tuequidad.5 Porque hemos hallado que estevarón es pestilencial, y levanta-dor de sediciones entre todos losJudíos por todo el mundo; y jefede la sediciosa secta de losNazarenos.6 El cual también intentó profa-nar al templo; al cual nosotros

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muerte, antes que el que es acu-sado tenga presentes sus acusa-dores, y haya lugar de defender-se de la acusación.17Así que habiendo ellos venidojuntos acá, sin ninguna dilaciónel día siguiente sentado en el tri-bunal, mandé traer al hombre.18 Del cual, cuando los acusado-res se pusieron de pie, ningúncrimen le opusieron de los queyo sospechaba.19 Sino que tenían contra él cier-tas cuestiones acerca de su pro-pia superstición, y de un ciertoJesús que había sido muerto, elcual Pablo afirmaba estar vivo.20 Y yo dudando en cuestiónsemejante, le dije, si quería ir aJerusalem, y allá ser juzgado deestas cosas.21 Mas cuando Pablo hubo ape-lado para ser reservado al juiciode Augusto, mandé que fueseguardado hasta que yo le enviasea César.22 EntoncesAgripa dijo a Festo:Yo mismo también querría oir aese hombre.Y él dijo: Mañana leoirás.23 Y el día siguiente habiendovenido Agripa y Bernice congran pompa, y habiendo entradoen el auditorio con los capitanesy los varones más principales dela ciudad, por mandato de Festo,fue traído Pablo.24 Y Festo dijo: Rey Agripa, ytodos los varones que estáis aquíjuntos con nosotros, veis a estehombre, por el cual toda la mul-

titud de los Judíos me ha deman-dado en Jerusalem, y aquí tam-bién, gritando que no convieneque viva más.25 Mas hallando yo que ningunacosa digna demuerte ha hecho, yapelando él mismo aAugusto, hedeterminado de enviarle.26 Del cual no tengo cosa ciertaque escriba a mi señor, por locual le he sacado ante vosotros, ymayormente ante ti, Oh reyAgripa, para que después dehaber hecho examen, tenga quéescribir.27 Porque me parece fuera derazón enviar un preso, y no infor-mar de los delitos de los cuales esacusado.

CAPÍTULO 26

ENTONCES Agripa dijo aPablo: Se te permite hablarpor ti mismo. Pablo entoncesextendiendo la mano, comenzó adar razón de sí, diciendo:2 Acerca de todas las cosas deque soy acusado por los Judíos,oh rey Agripa, me tengo pordichoso, de que me haya hoy dedefenderme delante de ti.3 Mayormente porque yo sé quetú entiendes de todas las costum-bres y cuestiones también quehay entre los Judíos; por lo cualte ruego que me oigas conpaciencia.4 En verdad, pues, mi manera devivir desde mi mocedad, la cualdesde el principio fue entre minación en Jerusalem, todos los

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pondió: Por ahora vete; y cuandotuviere oportunidad te llamaré.26 Esperaba también, que departe de Pablo le sería dado dine-ro, porque le soltase; por lo cualhaciéndole venir muchas veces,hablaba con él.27 Mas cumplidos dos años,Félix tuvo por sucesor a PorcioFesto; y queriendo Félix ganar lagracia de los Judíos, dejó preso aPablo.

CAPÍTULO 25

FESTO pues, entrado en laprovincia, tres días despuéssubió de Cesarea a Jerusalem.2 Y comparecieron delante de élel sumo sacerdote, y los princi-pales de los Judíos contra Pablo,y le rogaban,3 Pidiendo favor contra él, que lehiciese traer a Jerusalem, ponién-dole asechanzas para matarlo enel camino.4Mas Festo respondió que Pabloestuviese guardado en Cesarea, yque él mismo partiría en breve.5 Los que de vosotros pueden,dijo, desciendan conmigo, y sihay algún crimen en este varón,acúsenle.6 Y habiéndose detenido entreellos más de diez días, descendióa Cesarea; y el día siguiente,sentándose en el tribunal, mandóque Pablo fuese traído.7 El cual venido, le rodearon losJudíos que habían descendido deJerusalem, alegando contraPablo muchas y graves acusacio-

nes, las cuales, no podían probar,8 Contestando por sí mismo, éldijo: Ni contra la ley de losJudíos, ni contra el templo, nicontra César he pecado en nada.9 Mas Festo, queriendo congra-ciarse con los Judíos, respon-diendo a Pablo, dijo: ¿Quieressubir a Jerusalem, y ser juzgadoallá de estas cosas delante de mí?10 Y Pablo dijo: Ante el tribunalde César estoy de pie, dondedebo ser juzgado.Alos Judíos nohe hecho agravio alguno, comotú sabes muy bien.11 Porque si alguna injuria, ocosa alguna digna de muerte hehecho, no rehuso de morir; massi nada hay de las cosas de queéstos me acusan, nadie me puedeentregar a ellos. ACésar apelo.12 Entonces Festo, habiendohablado con el consejo, respon-dió: ¿A César has apelado? aCésar irás.13 Y pasados ciertos días, el reyAgripa y Bernice vinieron aCesarea a saludar a Festo.14 Y cuando estuvieron allímuchos días, Festo declaró al reyla causa de Pablo, diciendo: Haycierto varón que ha sido dejadopreso por Félix,15 Sobre el cual, cuando estuveen Jerusalem, comparecieronante mí los príncipes de lossacerdotes y los ancianos de losJudíos pidiendo juicio contra él.16 A los cuales respondí, no escostumbre de los Romanosentregar a hombre alguno a la

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ron de matarme.22 Pero habiendo yo obtenidoayuda deDios, persevero hasta eldía de hoy, dando testimonio apequeños y a grandes, no dicien-do nada fuera de las cosas quelos profetas yMoisés dijeron quehabían de venir:23 Que el Cristo había de pade-cer, que había de ser el primerode la resurrección de los muer-tos, y que había de anunciar luzal pueblo, y a los Gentiles.24 Y diciendo él estas cosas ensu defensa, Festo a gran voz dijo:Estás loco, Pablo: las muchasletras te vuelven loco.25 Mas él dijo: No estoy loco,excelente Festo, sino que hablopalabra de verdad, y de templan-za.26 Porque el rey sabe estascosas, delante del cual tambiénhablo con toda confianza, porqueestoy persuadido que él no igno-ra nada de estas cosas, que estono ha sido hecho en algúnrincón.27 ¿Crees, rey Agripa, a los pro-fetas? Yo sé que crees.28 EntoncesAgripa dijo a Pablo:Por poco me persuades que mehaga Cristiano.29 Y Pablo dijo: Pluguiese aDios, que por poco y por mucho,no solamente tú, mas tambiéntodos los que hoy me oyen, fue-seis hechos tales cual yo soy,salvo estas prisiones.30 Y cuando hubo dicho esto, selevantó el rey, y el gobernador, y

Bernice, y los que estaban senta-dos con ellos.31 Y cuando se retiraron aparte,hablaban los unos a los otros,diciendo: Ninguna cosa digna nide muerte, ni de prisión, haceeste hombre.32 Y Agripa dijo a Festo: Podíaeste hombre ser suelto, si nohubiera apelado a César.

CAPÍTULO 27

MAS cuando fue determina-do que habíamos de nave-

gar para Italia, entregaron aPablo, y a ciertos otros presos aun centurión llamado Julio, de lacompañíaAugusta.2Así que embarcándonos en unanave Adramittena, partimos paranavegar por las costas de Asia,estando con nosotros un talAristarcho, Macedonio, deTesalónica.3 Y al día siguiente arribamos aSidón, y Julio tratando a Pablohumanamente, le permitió quefuese a sus amigos para ser aten-dido por ellos.4 Y alzando velas de allí, nave-gamos bajo de Chipre; porquelos vientos eran contrarios.5Ycuando hubimos navegado lamar que está junto a Cilicia yPamphilia, vinimos a Mira, quees ciudad de Licia.6 Y allí halló el centurión unanave de Alejandría, que navega-ba a Italia, y púsonos en ella.7Y navegando muchos días des-pacio, y habiendo apenas llegado

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Judíos la saben:5 Los cuales me conocieron queyo desde el principio, si quierentestificarlo, conforme a la sectamás estricta de nuestra religiónhe vivido Fariseo.6 Y ahora, por la esperanza de lapromesa que hizo Dios a nues-tros padres, estoy de pie siendoacusado en juicio.7 A la cual promesa nuestrasdoce tribus, sirviendo a Dioscontinuamente de día y denoche, esperan que han de llegar;por la cual esperanza, reyAgripa,soy acusado de los Judíos.8 ¿Por qué se ha de juzgar porcosa increíble entre vosotros, queDios resucite los muertos?9 Yo ciertamente había pensadoconmigo mismo que debía dehacer muchas cosas contra elnombre de Jesús de Nazareth.10 Lo cual también hice enJerusalem, y yo encerré en cárce-les a muchos de los santos,habiendo recibido la autoridadde los principales de los sacerdo-tes; y cuando eranmatados, yo dimi voto.11 Y muchas veces castigándo-los por todas las sinagogas, losforcé a blasfemar; y enfurecidosobremanera contra ellos, lesperseguí aun hasta en las ciuda-des extrañas.12 Y ocupado en esto, como ibayo a Damasco con autoridad ycomisión de los principales sacer-dotes,13 Al mediodía, oh rey, vi en el

camino una luz del cielo quesobrepujaba el resplandor delsol, resplandecer al derredor demí y a los que iban conmigo.14Y habiendo caído todos noso-tros en tierra, oí una voz que mehablaba, y decía en lenguaHebraica: Saulo, Saulo, ¿por quéme persigues? Dura cosa te esdar coces contra los aguijones.15 Y yo dije: ¿Quién eres,Señor?Y él dijo:YO SOYJesús,a quién tú persigues.16 Mas levántate, y ponte sobretus pies; porque por esto te heaparecido, para ponerte porministro y testigo así de las cosasque has visto, como de aquellasen las cuales te apareceré;17 Librándote del pueblo, y delos Gentiles, a los cuales ahora teenvío,18 Para abrir sus ojos, para quese conviertan de las tinieblas a laluz, y de la potestad de Satanás aDios, para que reciban perdón depecados, y una herencia entreaquellos que son santificados porla fe que es en mí.19 Por lo cual, oh reyAgripa, nofui desobediente a la visióncelestial:20 Antes, prediqué primeramen-te a los de Damasco, y enJerusalem, y por toda la tierra deJudea, y a los Gentiles, que searrepintiesen y se convirtiesen aDios, haciendo obras dignas dearrepentimiento.21 Por causa de esto los Judíostomándome en el templo, tenta-

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Dios que será así como me hasido dicho.26 Mas es menester que seamosechados en cierta isla.27 Empero cuando hubo llegadola decimacuarta noche, y siendollevados de un lado para otro enelAdriático, los marineros, cercade la media noche, sospecharonque estaban cerca de alguna tie-rra.28 Y echando la sonda, hallaronveinte brazas; y pasando un pocomás adelante, volviendo a echarla sonda, hallaron quince brazas.29 Y temiendo dar en escollos,echaron cuatro anclas de la popa,y deseaban que se hiciese de día.30 Mas procurando los marine-ros de huirse de la nave, echandoel esquife a la mar, con parecercomo que querían largar lasanclas de proa,31 Pablo dijo al centurión, y a lossoldados: Si éstos no quedan enla nave, vosotros no podéis sal-varos.32 Entonces los soldados corta-ron las amarras del esquife, ydejáronle caer.33 Y como se comenzó a hacerde día, Pablo exhortaba a todosque comiesen, diciendo: Este esel catorceno día que esperáis ypermanecéis ayunos, no toman-do nada.34 Por tanto os ruego que comáis,porque esto es para vuestra salud:que ni aun un cabello de la cabe-za de ninguno de vosotros caerá.35 Y habiendo dicho esto,

tomando el pan, dio gracias aDios en presencia de todos; ypartiéndolo, comenzó a comer.36 Entonces todos teniendo yamejor ánimo, comieron ellostambién.37 Y éramos todas las almas enla nave doscientas y setenta yseis.38 Y saciados de comida, alivia-ban la nave, echando el trigo a lamar.39 Y cuando se hizo de día, noconocían la tierra; mas veíancierta ensenada, que tenía playa,en la cual acordaban de echar, sipudiesen, la nave.40 Y alzando las anclas, se deja-ron a la mar, largando tambiénlas ataduras de los timones; yalzada la vela mayor al viento,íbanse a la playa.41Mas dando en un lugar de dosmares, encallaron la nave; y laproa hincada estaba sin moverse,mas la popa se abría con la fuer-za de las olas.42 Entonces el acuerdo de lossoldados era que matasen a lospresos; porque ninguno se fuga-se nadando.43 Mas el centurión, queriendosalvar a Pablo estorbó este acuer-do; y mandó que los que pudie-sen nadar, se echasen los prime-ros, y saliesen a tierra:44Y los demás, unos en tablas, yotros en cosas de la nave: y asíaconteció que todos se salvaron atierra.

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delante de Gnido, no dejándonosel viento, navegamos bajo deCreta junto a Salmón.8 Y costeándola apenas, vinimosa un lugar que llaman BuenosPuertos, cerca del cual estaba laciudad de Lasea.9 Y habiendo pasado muchotiempo, y siendo ya peligrosa lanavegación, porque ya era pasa-do el ayuno, Pablo los amonesta-ba,10 Diciéndoles: Varones, veoque con perjuicio y mucho daño,no sólo del cargamento y de lanave, mas aun de nuestras vidas,habrá de ser la navegación.11 Mas el centurión creía más alpiloto y al dueño, que a lo quePablo decía.12 Y no habiendo puerto cómo-do para invernar, los más acorda-ron de pasar aun de allí, por versi de algún modo pudiesen arri-bar a Fenice, e invernar allí, quees un puerto deCreta, quemira alsudoeste, y al noroeste.13 Y soplando blandamente elviento del sur, pareciéndoles queya tenían lo que deseaban, alzan-do velas iban costeando la Creta.14 Mas no mucho después selevantó contra la nave un vientotempestuoso que se llamaEuroclidón.15 Y siendo arrebatada la nave,que no podía resistir al viento, ladejamos, y éramos llevados.16 Y corriendo debajo de ciertapequeña isla que se llamaClauda, apenas pudimos ganar el

esquife:17 El cual levantado, usaban deremedios ciñendo la nave; yteniendo temor que no diesen enla Sirte, abajadas las velas, eranasí llevados.18 Y nosotros siendo atormenta-dos de una vehemente tempes-tad, el siguiente día alijaron lanave.19 Y al tercer día nosotros connuestras propias manos echamoslos aparejos de la nave.20 Y no apareciendo ni sol niestrellas por muchos días, yviniendo una tempestad nopequeña sobre nosotros, ya eraperdida toda la esperanza de sal-varnos.21 Y habiendo estado muchotiempo sin comer, Pablo se pusoen pie en medio de ellos, y dijo:Fuera de cierto conveniente, ohvarones, haberme oído amí, y nohaber partido de Creta, para reci-bir este daño y pérdida.22 Mas ahora os exhorto quetengáis buen ánimo; porque nin-guna pérdida de vida habrá entrevosotros, sino solamente de lanave.23 Porque esta noche estuvo depie conmigo el ángel de Dios, dequien soy, y a quien sirvo,24 Diciendo: Pablo, no tengastemor: es menester que seas pre-sentado delante de César; y, heaquí, Dios te ha dado a todos losque navegan contigo.25 Por tanto, oh varones, tenedbuen ánimo; porque yo confío en

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pueblo, ni contra las costumbresde nuestros padres, fui entregadopreso desde Jerusalem en manosde los Romanos:18 Los cuales habiéndome exa-minado, me querían soltar, porno haber en mí ninguna causa demuerte.19 Mas contradiciendo losJudíos, fui forzado de apelar aCésar: no como que tenga de quéacusar a mi nación.20 Así que por esta causa os hellamado para veros y hablaros;porque por la esperanza de Israelestoy rodeado con esta cadena.21Y ellos le dijeron: Nosotros nihemos recibido cartas en cuantoa ti de Judea, ni viniendo algunode los hermanos nos ha noticiadoni hablado algún mal de ti.22Mas queremos oir de ti lo quepiensas; porque de esta sectanotorio nos es que en todos luga-res es contradicha.23Yhabiéndole señalado un día,vinieron a él muchos a su aloja-miento, a los cuales exponía ytestificaba el reino de Dios,desde la mañana hasta la tarde,persuadiéndoles las cosas con-cernientes a Jesús, así por la leydeMoisés como por los profetas.24 Y algunos creían a lo que sedecía, mas algunos no creían.

25 Y como fueron entre sí dis-cordes, se fueron, después dehaber dicho Pablo una palabra:Bien habló el Espíritu Santo porel profeta Isaías a nuestrospadres,26 Diciendo: Ve a este pueblo, ydiles: Oyendo oiréis, y no enten-deréis; y viendo veréis, y no per-cibiréis.27 Porque el corazón de estepueblo se ha engrosado, y de losoídos oyen pesadamente, y hancerrado sus ojos; porque no veande los ojos, y oigan de los oídos,y entiendan de corazón, y se con-viertan, y yo los sane.28 Séaos pues notorio, que a losGentiles es enviada esta salva-ción deDios; y que ellos la oirán.29 Y cuando hubo dicho estascosas, los Judíos se salieron, ytenían entre sí gran contienda.30 Pablo empero quedó dos añosenteros en su propia casa quetenía alquilada; y recibía a todoslos que venían a él,31 Predicando el reino deDios, yenseñando las cosas que son delSeñor Jesu Cristo, con toda con-fianza, sin que ninguno se loestorbase.

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CAPÍTULO 28

Y CUANDO ellos hubieronescapado, entonces supieron

que la isla, se llamaba Melita.2Y los bárbaros nos trataban conno poca humanidad; porque ellosencendieron un fuego, nos reci-bieron a todos, a causa de la llu-via que venía, y a causa del frío.3 Entonces habiendo Pablo alle-gado algunos sarmientos, y pués-tolos en el fuego, una víborahuyendo del calor, le acometió ala mano.4Ycuando los bárbaros vieron labestia venenosa colgando de sumano, decían los unos a losotros: Ciertamente este hombrees homicida: a quien, aunqueescapado de la mar, la justicia nole deja vivir.5 Mas él, sacudiendo la bestia enel fuego, ningún mal padeció.6 Empero ellos estaban esperan-do cuando se había de hinchar, ode caer muerto de repente; Mashabiendo esperado mucho, yviendo que ningún mal le venía,mudados de parecer, decían queera un dios.7 En aquellos lugares había unasheredades del hombre principalde la isla, llamado Publio, el cualnos recibió, y nos hospedó tresdías humanamente.8 Y aconteció, que el padre dePublio estaba en cama enfermode fiebre y de disentería: al cualPablo entró, y después de haberorado, le puso las manos encimay le sanó.

9Yesto hecho, también los otrosque en la isla tenían enfermeda-des, venían, y fueron sanados:10 Los cuales también nos hon-raron con muchas honras; cuan-do partimos, nos cargaron de lascosas necesarias.11 Y después de tres meses,navegamos en una nave deAlejandría, que había invernadoen la isla, la cual tenía por enseñaa Cástor y Pólux.12 Y venidos a Siracusa, estuvi-mos allí tres días.13 De donde costeando al derre-dor, vinimos a Regio; y un díadespués soplaba el viento del sur,y vinimos al segundo día aPuteolos:14 Donde hallando hermanos,nos rogaron que quedásemos conellos siete días; y así vinimoshacia Roma:15 Y de allí, cuando oyeron denosotros, nos salieron a recibirhasta el Foro de Appio, y las trestabernas: a los cuales como Pablovio dando gracias a Dios, cobróánimo.16 Y cuando llegamos a Roma,el centurión entregó los presos alprefecto de la guardia; mas aPablo fue permitido de estar porsí, con un soldado que le guarda-se.17Yaconteció, que tres días des-pués, Pablo convocó los princi-pales de los Judíos: a los cuales,cuando estuvieron juntos, lesdijo: Varones y hermanos, aun-que yo nada he hecho contra el

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poder de Dios para salvación atodo aquel que cree: al Judío pri-meramente, y también al Griego.17 Porque en él la justicia deDios es revelada de fe a fe, comoestá escrito: Mas el justo vivirápor fe.18 Porque es revelada la ira deDios desde el cielo contra todaimpiedad e injusticia de los hom-bres, que detienen la verdad eninjusticia:19 Porque lo que de Dios sepuede conocer, en ellos es mani-fiesto; porque Dios se lo mani-festó.20 Porque las cosas invisibles deél desde la creación delmundo seven claramente, siendo entendi-das por las cosas que son hechas,es a saber, su eterno poder yDivinidad, para que sean sinexcusa.21 Porque habiendo conocido aDios, no le glorificaron como aDios, ni le dieron gracias: antesse hicieron vanos en sus imagi-naciones, y el necio corazón deellos fue entenebrecido:22 Profesando ser sabios, sehicieron necios.23 Y trocaron la gloria del Diosincorruptible en semejanza deimagen de hombre corruptible, yde aves, y de animales de cuatropies, y de reptiles.24 Por lo cual Dios también losentregó a la inmundicia, segúnlas concupiscencias de sus cora-zones, para que deshonrasen suscuerpos entre sí:

25 Que mudaron la verdad deDios en mentira, y adoraron ysirvieron a la criatura antes que alCreador, el cual es bendito porsiempre jamás. Amén.26 Por lo cual Dios los entregó apasiones deshonrosas; porqueaun sus mujeres mudaron elnatural uso, en el uso que es con-tra naturaleza.27 Y asimismo los varones,dejando el uso natural de lamujer, se encendieron en susconcupiscencias los unos con losotros, cometiendo cosas nefan-das varones con varones, y reci-biendo en sí mismos la debidarecompensa de su error.28 Y como a ellos no les parecióbien tener a Dios en su conoci-miento, Dios los entregó a unamente reprobada, para hacercosas que no convienen;29 Siendo llenos de toda injusti-cia, de fornicación, de maldad,de avaricia, de malicia; llenos deenvidia, de homicidios, de con-tiendas, de engaños, de maligni-dades;30 Murmuradores, detractores,aborrecedores de Dios, injurio-sos, soberbios, altivos, invento-res de males, desobedientes a suspadres,31 Sin entendimiento, desleales,sin afecto natural, implacables,sin misericordia:32 Los cuales, conociendo el jui-cio de Dios, a saber, que los quehacen tales cosas son dignos demuerte; no solamente las hacen,

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CAPÍTULO 1

PABLO, siervo de Jesu Cristo,llamado a ser apóstol, sepa-rado para el evangelio de Dios,2 (Que él había antes prometido,por sus profetas en las santasEscrituras,)3 Acerca de su Hijo Jesu Cristo,el Señor nuestro, el cual fuehecho de la simiente de Davidsegún la carne,4 Y fue declarado ser el Hijo deDios con poder, según el Espíritude santidad, por la resurrecciónde los muertos;5 Por el cual hemos recibido lagracia y el apostolado, para obe-diencia a la fe entre todas lasnaciones, por su nombre:6 Entre las cuales sois tambiénvosotros, llamados de JesuCristo:7Atodos los que estáis enRoma,amados de Dios, llamados a sersantos: Gracia a vosotros y pazde Dios nuestro Padre, y delSeñor Jesu Cristo.8 Primeramente, doy gracias ami Dios por Jesu Cristo portodos vosotros, de que vuestra fees divulgada por todo el mundo.9 Porque testigo me es Dios, al

cual sirvo en mi espíritu en elevangelio de su Hijo, que sincesar hago mención de vosotrossiempre en mis oraciones;10 Rogando, si de algún modoahora al fin haya de tener por lavoluntad de Dios próspero viajepara venir a vosotros.11 Porque deseo vehementemen-te veros, para repartir con voso-tros algún don espiritual, a fin deque seáis confirmados;12 Es a saber, para ser juntamen-te consolado con vosotros por lamutua fe, vuestra y juntamentemía.13 Mas no quiero, hermanos,que ignoréis que muchas vecesme he propuesto de venir a voso-tros, (empero hasta ahora he sidoestorbado,) para tener tambiénentre vosotros algún fruto, comoentre los otros Gentiles.14 Tanto a Griegos como a bár-baros, tanto a sabios como aignorantes soy deudor.15Así que, en cuanto está en mí,pronto estoy a predicar el evan-gelio también a vosotros queestáis en Roma.16 Porque no me avergüenzo delevangelio de Cristo; porque es el

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ROMANOS 1

EPISTOLA DELAPOSTOL PABLO

ALOSROMANOS

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verdad en la ley.21 Tú, pues, que enseñas a otro,¿no te enseñas a ti mismo? Túque predicas que no se ha de hur-tar, ¿hurtas?22 Tú que dices que no se ha deadulterar, ¿adulteras? Tú queabominas los ídolos, ¿hacessacrilegio?23 Tú que te jactas de la ley, ¿portransgresión de la ley deshonrasa Dios?24 Porque el nombre de Dios esblasfemado por causa de voso-tros entre los Gentiles, como estáescrito.25 Porque la circuncisión a laverdad aprovecha, si guardares laley; mas si eres transgresor de laley, tu circuncisión es hechaincircuncisión.26 De manera que si el incircun-ciso guardare las justicias de laley, ¿no será tenida su incircunci-sión por circuncisión?27Y lo que de su natural es incir-cunciso, si guardare la ley, ¿no tejuzgará a ti, que por la letra y porla circuncisión eres transgresorde la ley?28 Porque no es Judío el que loes exteriormente, ni es la circun-cisión la que se hace exterior-mente en la carne;29Mas es Judío el que lo es en lointerior; y la circuncisión es ladel corazón, en espíritu, no enletra: la alabanza del cual no esde los hombres, sino de Dios.

CAPÍTULO 3

¿QUE ventaja pues tiene elJudío? ¿o qué es el prove-

cho de la circuncisión?2 Mucho en todas maneras. Loprimero ciertamente, porque losoráculos de Dios les fueron aellos confiados.3 ¿Pues qué, si algunos de ellosno han creído? ¿Por ventura laincredulidad de ellos hará inefi-caz la fe de Dios?4 ¡No lo permita Dios! masantes, sea Dios verdadero, y todohombre mentiroso, como estáescrito: Para que seas justificadoen tus dichos, y venzas cuandofueres juzgado.5 Mas si nuestra injusticia enca-rece la justicia de Dios, ¿quédiremos? ¿Será injusto Dios quetrae ira? (Hablo como hombre.)6 ¡No lo permita Dios! de otromodo, ¿cómo juzgaría Dios elmundo?7 Porque si la verdad de Dios pormi mentira abundó más para glo-ria suya, ¿por qué aún también soyyo juzgado como pecador?8 Y no, (como somos calumnia-dos, y como algunos aseguran,quenosotrosdecimos,) ¿Hagamosmales para que vengan bienes? lacondenación de los cuales es justa.9 ¿Pues qué? ¿Somos nosotrosmejores que ellos? No, en ningu-na manera; porque ya hemosprobado antes a Judíos y aGentiles, que todos están debajode pecado,10 Como está escrito: No hay

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mas aun se complacen con losque las hacen.

CAPÍTULO 2

POR lo cual eres inexcusable,oh hombre, cualquiera quejuzgas; porque en lo mismo quejuzgas al otro, te condenas a timismo; porque tú que juzgashaces las mismas cosas.2 Porque sabemos que el juiciode Dios es según verdad contralos que hacen tales cosas.3 ¿Y piensas esto, oh hombre,que juzgas a los que hacen talescosas, haciendo las mismas, quetú escaparás el juicio de Dios?4 ¿O menosprecias tú las rique-zas de su bondad, y la paciencia,y la longanimidad; ignorandoque la bondad de Dios te guía aarrepentimiento?5 Antes, según tu dureza, y tucorazón impenitente, atesoraspara ti mismo ira para el día de laira, y de la revelación del justojuicio de Dios;6 El cual pagará a cada unosegún sus obras:7A los que perseverando en bienhacer, buscan gloria, y honra, einmortalidad, la vida eterna;8 Mas a los que son contencio-sos, y que no obedecen a la ver-dad, antes obedecen a la injusti-cia, indignación e ira.9 Tribulación y angustia sobretoda alma de hombre que obra lomalo, del Judío primeramente, ytambién del Gentil;10 Mas gloria, y honra, y paz a

todo aquel que obra el bien, alJudío primeramente, y tambiénal Gentil:11 Porque no hay acepción depersonas para con Dios.12 Porque todos los que sin leypecaron, sin ley también pere-cerán; y todos los que en la leypecaron, por la ley serán juzgados.13 Porque no los que oyen la leyson justos delante de Dios, maslos hacedores de la ley serán jus-tificados.14 Porque cuando los Gentilesque no tienen la ley, hacen natu-ralmente las cosas de la ley, lostales aunque no tengan la ley, a símismos son ley:15 Los cuales muestran la obrade la ley escrita en sus corazones,dando testimonio juntamente susconciencias; y acusándose mien-tras tanto, o también excusándo-se sus pensamientos, unos conotros,16 En el día en que juzgará Dioslos secretos de los hombres porJesu Cristo, según mi evangelio.17 He aquí, tú eres llamadoJudío, y reposas en la ley, y teglorías en Dios,18 Y conoces su voluntad, yapruebas las cosas que son másexcelentes, siendo instruido porla ley;19 Y confías que tú mismo eresguía de los ciegos, luz de los queestán en tinieblas,20 Instructor de los necios,maestro de niños, que tienes laforma del conocimiento y de la

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ROMANOS 3ROMANOS 2

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YcreyóAbraham aDios, y le fueimputado por justicia.4 Empero al que obra, no esimputado el galardón por gracia,sino por deuda.5 Mas al que no obra, sino creeen aquel que justifica al impío, sufe le es imputada por justicia.6 Como también David describela bienaventuranza del hombre,al cual Dios imputa justicia sinobras,7 Diciendo: Bienaventuradosaquellos, cuyas iniquidades sonperdonadas, y cuyos pecados soncubiertos.8 Bienaventurado el varón al cualel Señor no imputará pecado.9 ¿Esta bienaventuranza puesviene solamente sobre la circunci-sión, o también sobre la incircun-cisión? porque decimos que aAbraham le fue imputada la fe porjusticia.10 ¿Cómo pues le fue imputada?¿estando él en la circuncisión oen la incircuncisión? no en la cir-cuncisión, sino en la incircunci-sión.11 Y recibió la señal de la cir-cuncisión, un sello de la justiciade la fe que tuvo en la incircunci-sión; para que fuese padre detodos los que creen, estando en laincircuncisión; para que tambiéna ellos les sea imputada por justi-cia:12 Y padre de la circuncisión, alos que no solamente son de lacircuncisión, mas también a losque siguen las pisadas de la fe de

nuestro padre Abraham, quetenía antes de ser circuncidado.13 Porque no por la ley fue dadala promesa a Abraham, o a susimiente, que sería heredero delmundo, sino por la justicia de fe.14 Porque si los de la ley, son losherederos, hecha vana es la fe; yanulada es la promesa.15 Por cuanto la ley obra ira; por-que donde no hay ley, allí tampo-co hay transgresión.16 Por tanto es por fe, para quesea por gracia; a fin de que lapromesa sea firme a toda lasimiente, no solamente al que esde la ley, mas también al que esde la fe de Abraham: el cual espadre de todos nosotros,17 (Como está escrito: Por padredemuchas naciones te he puesto)delante de aquél a quien creyó, esa saber, Dios, el cual da vida alos muertos, y llama las cosasque no son, como las que son.18 El cual creyó en esperanzacontra esperanza, para ser hechopadre de muchas naciones, con-forme a lo que le había sidodicho: Así será tu simiente.19Yno se debilitó en la fe, ni con-sideró su propio cuerpo ya muer-to, (siendoya de casi cien años,) nila matriz muerta de Sara.20 Tampoco dudó en la promesade Dios por incredulidad: antesfue esforzado en la fe dando glo-ria a Dios:21 Enteramente persuadido quetodo lo que había prometido, eratambién poderoso para hacerlo.

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justo, ni aun uno:11 No hay quien entienda, nohay quien busque a Dios.12 Todos se apartaron, a una sehan hecho inútiles: no hay quienhaga lo bueno, no hay ni aununo.13 Sepulcro abierto es su gargan-ta: con sus lenguas tratan engaño-samente: veneno de áspides estádebajo de sus labios:14 Cuya boca está llena de male-dicencia, y de amargura:15 Sus pies son ligeros paraderramar sangre:16 Destrucción y miseria hay ensus caminos:17 Y el camino de paz no hanconocido.18 No hay temor de Dios delantede sus ojos.19 Empero ya sabemos, que todolo que la ley dice, a los que estánbajo la ley lo dice; para que todaboca se tape, y que todo el mundose tenga por reo delante de Dios:20 Por tanto, por las obras de laley ninguna carne se justificarádelante de él; porque por la ley esel conocimiento del pecado.21 Mas ahora, sin la ley, la justi-cia de Dios se ha manifestado,siendo testificada por la ley y porlos profetas:22 La justicia, digo, de Dios porla fe de Jesu Cristo, para todos ysobre todos los que creen; por-que no hay diferencia.23 Por cuanto todos pecaron, yestán destituidos de la gloria deDios.

24 Siendo justificados gratuita-mente por su gracia, por la reden-ción que es en Cristo Jesús.25Al cual Dios ha propuesto porpropiciación por la fe en su san-gre, para manifestación de sujusticia por la remisión de lospecados pasados, por la pacien-cia de Dios;26 Para manifestación de su jus-ticia en este tiempo; para que élsea justo, y justificador del quecree en Jesús.27 ¿Dónde, pues, está la jactan-cia? Excluída queda. ¿Por cuálley? ¿De las obras? No: sino porla ley de la fe.28 Así que, concluimos ser elhombre justificado por fe sin lasobras de la ley.29 ¿Es Dios solamente de losJudíos? ¿No es también de losGentiles? Cierto, también de losGentiles.30 Porque un solo Dios es, elcual justificará por fe la circunci-sión, y por medio de la fe a laincircuncisión.31 ¿Deshacemos pues la ley porla fe? ¡No lo permita Dios!, antesestablecemos la ley.

CAPÍTULO 4

¿QUE, pues, diremos quehalló Abraham nuestro

padre según la carne?2 Porque si Abraham fue justifi-cado por las obras, tiene de quégloriarse; mas no delante deDios.3 Porque, ¿qué dice la Escritura?

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ROMANOS 4ROMANOS 4

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verdad fue de un pecado paracondenación, mas el don gratuitoes de muchos delitos para justifi-cación.17 Porque si por el delito de unoreinó la muerte por uno, muchomás los que reciben la abundan-cia de la gracia, y del don de lajusticia reinarán en vida por uno,Jesu Cristo.18Así que, de la manera que porel delito de uno vino la culpa atodos los hombres para condena-ción, así por la justicia de unovino la gracia a todos los hom-bres para justificación de vida.19 Porque como por la desobe-diencia de un hombre muchosfueron hechos pecadores, así porla obediencia de uno muchosserán hechos justos.20 La ley empero entró para queel delito abundase; pero donde elpecado abundó, la gracia abundómucho más;21 Para que de la manera que elpecado reinó para muerte, asítambién la gracia reine por la jus-ticia para vida eterna, por JesuCristo el Señor nuestro.

CAPÍTULO 6

¿PUES qué diremos?¿Perseveraremos en el peca-

do, para que la gracia abunde?2 ¡No lo permita Dios! Porquelos que somos muertos al peca-do, ¿cómo viviremos aún en él?3 ¿O no sabéis que todos los quesomos bautizados en Jesu Cristo,somos bautizados en su muerte?

4 Porque somos sepultados conél en la muerte por el bautismo,para que como Cristo resucitó delos muertos por la gloria delPadre, así también nosotrosandemos en novedad de vida.5 Porque si hemos sido plantadosjuntamente en la semejanza de sumuerte, también lo seremos en lasemejanza de su resurrección:6 Sabiendo esto, que nuestroviejo hombre es crucificado conél, para que el cuerpo del pecadosea destruido, a fin de que no sir-vamos más al pecado.7 Porque el que está muerto,libre es del pecado.8Y si somos muertos con Cristo,creemos que también viviremoscon él:9 Ciertos que Cristo habiendoresucitado de los muertos, ya nomuere más: la muerte no tienemás dominio sobre él.10 Porque en cuanto él murió, alpecado murió una vez: mas encuanto vive, vive para Dios.11 Así también vosotros,estimándoos que de cierto soismuertos al pecado; mas que vivíspara Dios por Jesu Cristo elSeñor nuestro.12 No reine pues el pecado envuestro cuerpo mortal, para quele obedezcáis en sus concupis-cencias.13 Ni tampoco presentéis vues-tros miembros al pecado comoinstrumentos de injusticia: antespresentaos a Dios como vivien-tes de entre los muertos; y vues-

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22 Por lo cual también le fueimputado por justicia.23 Y no está escrito solamentepor causa de él, que le fue impu-tado;24 Sino también por nosotros, aquienes será imputado, si cree-mos en el que resucitó de losmuertos a Jesús el Señor nuestro:25 El cual fue entregado pornuestros delitos, y resucitadopara nuestra justificación.

CAPÍTULO 5

JUSTIFICADOS pues por fe,tenemos paz para conDios pornuestro Señor Jesu Cristo:2 Por el cual también tenemosentrada por la fe en esta gracia,en la cual estamos firmes, y nosgloriamos en la esperanza de lagloria de Dios.3 Y no solo ésto, mas aun nosgloriamos en las tribulaciones,sabiendo que la tribulación obrapaciencia;4 Y la paciencia, experiencia; yla experiencia, esperanza;5 Y la esperanza no avergüenza;porque el amor de Dios estáderramado en nuestros corazo-nes por el Espíritu Santo, que noses dado.6 Porque Cristo, cuando éramosaún sin fuerza, a su tiempomuriópor los impíos.7 Ciertamente apenas moriráalguno por un justo; aunquequizá por uno bueno alguno aunosara morir.8 Mas Dios encarece su amor

para con nosotros, en que siendoaún pecadores, Cristo murió pornosotros.9 Pues mucho más, siendo ahorajustificados por su sangre, por élseremos salvos de la ira.10 Porque si siendo enemigos,fuimos reconciliados con Diospor la muerte de su Hijo, muchomás, ya reconciliados seremossalvos por su vida.11 Y no sólo esto, mas aun nosgloriamos en Dios por nuestroSeñor Jesu Cristo, por el cualhemos ahora recibido la reconci-liación.12 Por tanto, así como el pecadoentró en el mundo por un hom-bre, y por el pecado la muerte yla muerte así pasó a todos loshombres por cuanto todos peca-ron;13 Porque hasta la ley el pecadoestaba en el mundo; mas el peca-do no es imputado, cuando nohay ley.14 Mas reinó la muerte desdeAdam hasta Moisés, aun sobrelos que no habían pecado en lasemejanza de la transgresión deAdam, el cual es figura de aquélque había de venir.15 Mas no como el delito, tal fueel don. Porque si por el delito deuno murieron los muchos, muchomás la gracia deDios, y el don porla gracia de un hombre, JesuCristo, abundó para muchos.16 Ni tampoco de la manera quefue por uno que pecó, así tam-bién el don; porque el juicio a la

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7 ¿Qué pues diremos? ¿La ley especado? ¡No lo permita Dios!;Antes yo no conocí el pecado,sino por la ley; porque tampococonociera la concupiscencia, si laley no hubiera dicho: No codi-ciarás.8 Empero el pecado, tomandoocasión por el mandamiento,obró en mí toda suerte de concu-piscencia; porque sin la ley elpecado estabamuerto.9 Así que, yo sin la ley vivía enalgún tiempo; mas venido elmandamiento, el pecado revivió,y yo morí.10 Y hallé que el mandamiento,que estaba ordenado para vida, amí era para muerte.11 Porque el pecado, tomandoocasión por el mandamiento, meengañó, y por él memató.12 Demanera que la ley a la ver-dad es santa, y el mandamientosanto, y justo, y bueno.13 ¿Luego lo que es bueno, paramí me es hecho muerte? ¡No lopermita Dios!, sino que el peca-do, para que aparezca pecado,por lo bueno me obró la muerte;para que, por el mandamiento, elpecado se hiciese sobre manerapecaminoso.14 Porque sabemos que la ley esespiritual; mas yo soy carnal,vendido debajo del pecado.15 Porque lo que hago, no loapruebo, pues, lo que quiero,esto no hago; antes lo que abo-rrezco, aquello hago.16 Y si lo que no quiero, esto

hago, consiento que la ley esbuena.17 De manera que ya no obro yoaquello, sino el pecado que moraen mí.18 Porque yo sé que en mí, es asaber, en mi carne, no mora cosabuena; porque tengo el querer;mas obrar lo bueno, no lo alcan-zo.19 Porque no hago el bien quequiero;mas elmal que no quiero,esto hago.20Y si hago lo que no quiero, yano lo obro yo, sino el pecado quemora en mí.21Así que, queriendo yo hacer elbien, hallo esta ley; que el malhabita conmigo.22 Porque según el hombre inte-rior, me deleito en la ley de Dios;23 Mas veo otra ley en mismiembros rebelándose contra laley de mi mente, y llevándomecautivo a la ley del pecado queestá en mis miembros.24 ¡Oh miserable hombre de mí!¿quién me librará del cuerpo deesta muerte?25 Gracias doy a Dios por JesuCristo el Señor nuestro. Así que,yo mismo con la mente sirvo a laley de Dios, mas con la carne a laley del pecado.

CAPÍTULO 8

ASI que ahora, ninguna con-denación hay para los que

están en Cristo Jesús, los que noandan conforme a la carne, sinoconforme al Espíritu.

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tros miembros a Dios como ins-trumentos de justicia.14 Porque el pecado no seenseñoreará de vosotros; porqueno estáis debajo de la ley, sinodebajo de la gracia.15 ¿Pues qué? ¿Pecaremos, por-que no estamos debajo de la ley,sino debajo de la gracia? ¡No lopermita Dios!16 ¿O no sabéis, que a quien ospresentasteis a vosotros mismospor siervos para obedecerle, soissiervos de aquel a quien obe-decéis, ya sea del pecado paramuerte, o de la obediencia parajusticia?17 Pero gracias a Dios, que fuis-teis siervos del pecado; mashabéis obedecido de corazón a laforma de doctrina a la cualhabéis sido entregados:18 Y habiendo sido librados delpecado, sois hechos siervos de lajusticia.19 Hablo humanamente a causade la flaqueza de vuestra carne:que como presentasteis vuestrosmiembros por siervos de lainmundicia, y a la iniquidad parainiquidad; así ahora presentéisvuestros miembros por siervos ala justicia en santificación.20 Porque cuando fuisteis sier-vos del pecado, libres erais de lajusticia.21 ¿Qué fruto teníais entonces enaquellas cosas, de las cualesahora os avergonzáis? porque elfin de ellas es la muerte.22 Mas ahora librados del peca-

do, y hechos siervos de Dios,tenéis por vuestro fruto la santi-dad, y por fin la vida eterna.23 Porque la paga del pecado esla muerte; mas el don de Dios esvida eterna en Jesu Cristo elSeñor nuestro.

CAPÍTULO 7

¿IGNORAIS, hermanos,(pues hablo a los que saben

la ley,) que la ley tiene dominiosobre el hombre entre tanto quevive?2 Porque la mujer que está sujetaa marido, mientras él vive, estáobligada a su marido por la ley;mas muerto el marido ella estálibre de la ley del marido.3 Así que viviendo el marido sellamará adúltera, si fuere de otrovarón; mas si su marido muriere,es libre de la ley, de tal maneraque no será adúltera, si fuere deotro marido.4 Así también vosotros, herma-nos míos, sois muertos a la leypor el cuerpo de Cristo, para queseáis de otro, es a saber, del queresucitó de los muertos para quefructifiquemos a Dios.5 Porque cuando estábamos en lacarne, los afectos de los pecadosque eran por la ley, obraban ennuestros miembros fructificandopara muerte:6 Mas ahora somos libres de laley, habiendo muerto a aquellaen que nos detenía presos, paraque sirvamos en novedad deespíritu, y no en vejez de la letra.

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en esperanza,21 Porque también la mismacriatura será librada de la servi-dumbre de corrupción, en lalibertad gloriosa de los hijos deDios.22 Porque sabemos, que toda lacreación gime a una, y a una estáen dolores de parto hasta ahora.23 Y no sólo ella, mas tambiénnosotros mismos que tenemoslas primicias del Espíritu, noso-tros también gemimos dentro denosotros mismos, esperando laadopción, es a saber, la reden-ción de nuestro cuerpo.24 Porque en esperanza somossalvos: empero la esperanza quese ve, no es esperanza; porque loque alguno ve, ¿cómo aún loespera?25 Mas si lo que no vemos espe-ramos, por paciencia esperamos.26 Y asimismo también elEspíritu ayuda nuestras flaque-zas; porque no sabemos lo quehemos de orar como conviene;mas el Espíritu mismo intercedepor nosotros con gemidos indeci-bles.27Mas el que escudriña los cora-zones, sabe cuál es la mente delEspíritu, porque según a lavoluntad de Dios, intercede porlos santos.28 Y sabemos, que todas lascosas obran juntamente para elbien a los que a Dios aman, a losque según su propósito son lla-mados.29 Porque a los que antes cono-

ció, también predestinó para quefuesen hechos conformes a laimagen de su Hijo, para que élsea el primogénito entre muchoshermanos.30Ya los que predestinó, a éstostambién llamó; y a los que llamó,a éstos también justificó; y a losque justificó, a éstos tambiénglorificó.31 ¿Qué, pues, diremos a estascosas? Si Dios es por nosotros,¿quién será contra nosotros?32 El que aun a su propioHijo noperdonó, antes le entregó portodos nosotros, ¿cómo no nos hade dar también con él gratuita-mente todas las cosas?33 ¿Quién acusará a los escogi-dos de Dios? Dios es el que jus-tifica.34 ¿Quién es el que condena?Cristo es el que murió: antes elque también resucitó, el que tam-bién está a la diestra de Dios, elque también intercede por noso-tros.35 ¿Quién nos apartará del amorde Cristo? ¿Tribulación? ¿oangustia? ¿o persecución? ¿ohambre? ¿o desnudez? ¿o peli-gro? ¿o espada?36 (Como está escrito: Por tucausa somos muertos todos losdías: somos estimados comoovejas para el matadero:)37 Antes en todas estas cosassomos más que vencedores, poraquel que nos amó.38 Por que estoy persuadido queni la muerte, ni la vida, ni ánge-

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2 Porque la ley del Espíritu devida en Cristo Jesús me ha libra-do de la ley del pecado y de lamuerte.3 Porque lo que era imposible ala ley, en cuanto era débil por lacarne, Dios enviando a su propioHijo en semejanza de carne depecado, y por el pecado, condenóal pecado en la carne;4 Para que la justicia de la leyfuese cumplida en nosotros, queno andamos según la carne, sinosegún el Espíritu.5 Porque los que son según lacarne, piensan en las cosas queson de la carne; mas los que sonsegún el Espíritu, en las cosasque son del Espíritu.6 Porque la mente carnal esmuerte; mas la mente espiritual,vida y paz;7 Por cuanto la mente carnal esenemistad contra Dios; porqueno se sujeta a la ley de Dios, nitampoco puede.8 Así que, los que están en lacarne, no pueden agradar a Dios.9 Mas vosotros no estáis en lacarne, sino en el Espíritu: si esque el Espíritu de Dios mora envosotros. Y si alguno no tiene elEspíritu de Cristo, el tal no es deél.10 Empero si Cristo está envosotros, el cuerpo a la verdadestá muerto a causa del pecado;mas el espíritu es vida por causade la justicia.11 Y si el Espíritu de aquel queresucitó de los muertos a Jesús,

mora en vosotros, el que resucitóa Cristo de los muertos, vivifi-cará también vuestros cuerposmortales por su Espíritu quemora en vosotros.12 Así que, hermanos, deudoressomos, no a la carne para quevivamos según la carne.13 Porque si viviereis según lacarne, moriréis; mas si por elEspíritu mortificareis las obrasde la carne, viviréis.14 Porque todos los que songuiados por el Espíritu de Dios,los tales son hijos de Dios.15 Porque no habéis recibido elespíritu de servidumbre paraestar otra vez en temor; mashabéis recibido el Espíritu deadopción, por el cual clamamos:Abba, Padre.16 El Espíritu mismo da testimo-nio a nuestro espíritu que somoshijos de Dios.17Y si hijos, también herederos:herederos ciertamente de Dios, ycoherederos con Cristo: si empe-ro padecemos juntamente con él,para que juntamente con él sea-mos también glorificados.18 Porque tengo por cierto quelos sufrimientos del tiempo pre-sente no son dignos de ser com-parados con la gloria venideraque en nosotros será revelada.19 Porque la ardiente expecta-ción de la criatura espera la reve-lación de los hijos de Dios;20 Porque la criatura fue sujeta avanidad, no de su voluntad, sinopor causa de aquél que la sujetó

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21 ¿O no tiene potestad el alfare-ro sobre el barro, para hacer de lamisma masa un vaso para honra,y otro para deshonra?22 ¿Y qué, si Dios queriendomostrar su ira, y hacer notorio supoder soportó conmuchamanse-dumbre los vasos de ira, prepara-dos para destrucción;23 Y para hacer notorias lasriquezas de su gloria para con losvasos de misericordia, que élantes preparó para gloria,24 Que somos nosotros a loscuales ha llamado, no solamentede los Judíos, mas también de losGentiles?25 Como también él dice enOseas: Llamaré al que no era mipueblo, pueblo mío; y amada, ala que no era amada.26 Y acontecerá que en el lugardonde antes les era dicho:Vosotros no sois pueblo mío, allíserán llamados hijos del Diosviviente.27 Isaías también clama tocantea Israel: Aunque fuere el númerode los hijos de Israel como laarena de la mar, un remanenteserá salvo.28 Porque él consumará la obra,y la abreviará en justicia, porqueobra abreviada hará el Señorsobre la tierra.29Ycomo antes dijo Isaías: Si elSeñor de Sabaoth no nos hubieradejado simiente, como Sodomafuéramos hechos, y comoGomorra fuéramos semejantes.30 ¿Qué diremos pues? Que los

Gentiles que no seguían justiciahan alcanzado la justicia: la jus-ticia que es por la fe;31 Mas Israel que seguía la leyde justicia, no ha llegado a la leyde la justicia.32 ¿Por qué? Porque la seguíanno por fe; mas como por lasobras de la ley. Por lo cual trope-zaron en la piedra de tropiezo;33 Como está escrito: He aquí,pongo en Sión piedra de tropie-zo, y Roca de escándalo y todoaquel que creyere en él, no seráavergonzado.

CAPÍTULO 10

HERMANOS, ciertamente eldeseo de mi corazón, y mi

oración a Dios por Israel, es parasu salvación.2 Porque yo les doy testimonio;de que ellos tienen celo de Dios,mas no según conocimiento.3 Porque ignorando la justicia deDios, y procurando establecer supropia justicia, no se han sujeta-do a la justicia de Dios.4 Porque Cristo es el fin de la ley,para justicia a todo aquel quecree.5 Porque Moisés describe la jus-ticia que es por la ley: Que elhombre que aquellas cosas hicie-re, vivirá por ellas.6 Mas la justicia que es por la fe,dice así: No digas en tu corazón:¿Quién subirá al cielo? (esto es,para traer abajo a Cristo.)7 ¿O, quién descenderá al abis-mo? (esto es, para volver a traer

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les, ni principados, ni poderes, nilo presente, ni lo por venir,39 Ni lo alto, ni lo bajo, ni nin-guna otra criatura nos podráapartar del amor de Dios, que esen Cristo Jesús, nuestro Señor.

CAPÍTULO 9

VERDAD digo en Cristo, nomiento, dándome testimo-

nio mi conciencia en el EspírituSanto:2 Que tengo gran tristeza, y con-tinuo dolor en mi corazón.3 Porque deseara yo mismo seranatema de Cristo por mis her-manos, los que son mis parientessegún la carne:4 Que son Israelitas, de los cua-les es la adopción, y la gloria, ylos pactos, y la ley dada, y el ser-vicio, y las promesas;5 Cuyos son los padres, y de loscuales vinoCristo según la carne,el cual es Dios sobre todas lascosas, bendito por siempre.Amén.6 No empero que la palabra deDios haya faltado; porque notodos los que son de Israel sonIsraelitas:7 Ni tampoco por ser simiente deAbraham, son todos hijos; mas:En Isaac te será llamada simien-te.8 Quiere decir: No los que sonhijos de la carne, éstos son loshijos de Dios; mas los que sonhijos de la promesa, éstos soncontados en la simiente.9 Porque la palabra de la prome-

sa es esta: En este tiempo vendré;y tendrá Sara un hijo.10 Y no sólo ésta, mas tambiénRebeca concibiendo de uno, deIsaac nuestro padre;11 (Porque no siendo aún naci-dos, los niños, ni habiendo hechoaún ni bien ni mal, para que per-maneciese el propósito de Diossegún la elección no por lasobras, sino por el que llama;)12 A ella le fue dicho, que elmayor serviría al menor:13 Como está escrito: A Jacobamé, mas a Esaú aborrecí.14 ¿Qué diremos pues? ¿Quehay injusticia con Dios? ¡No lopermita Dios!15 Porque a Moisés dice: Tendrémisericordia del que tendrémisericordia; y me compadecerédel que me compadeceré.16 Así que no es del que quiere;ni del que corre; sino de Dios,que hace misericordia.17 Porque la Escritura dice aFaraón: Para esto mismo televanté, para mostrar en ti mipoder, y para que mi nombre seaanunciado por toda la tierra.18 Demanera que del que quieretiene misericordia; y al que quie-re, endurece.19 Me dirás pues: ¿Por qué,pues, inculpa? porque ¿quién haresistido a su voluntad?20 Mas antes, oh hombre, ¿tú,quién eres, para que alterquescon Dios? ¿o dirá la cosa forma-da al que la formó: Por qué mehas hecho así?

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a Cristo de los muertos.)8Mas ¿qué dice? Cercana te está1a palabra, en tu boca, y en tucorazón. Esta es la palabra de fela cual predicamos:9 Que si confesares con tu bocaal Señor Jesús; y creyeres en tucorazón que Dios le resucitó delos muertos, serás salvo.10 Porque con el corazón se creepara justicia; y con la boca sehace confesión para salvación.11 Porque la Escritura dice: Todoaquel que en él creyere, no seráavergonzado.12 Porque no hay diferenciaentre el Judío y el Griego; porqueuno mismo es el Señor de todos,rico para con todos los que leinvocan.13 Porque todo aquel que invo-care el nombre del Señor, serásalvo.14 ¿Cómo pues invocarán aaquel en el cual no han creído?¿Y cómo creerán en aquel dequien no han oído? ¿Y cómooirán si no hay quien les predi-que?15 ¿Ycómo predicarán si no fue-ren enviados? como está escrito:¡Cuán hermosos son los pies delos que predican el evangelio depaz, de los que predican el evan-gelio de las cosas buenas!16 Mas no todos obedecieron alevangelio porque Isaías dice:Señor, ¿quién creyó nuestrodicho?17 Así que la fe viene por el oir,y el oir por la palabra de Dios.

18 Mas digo yo: ¿No han oído?Antes cierto por toda la tierra hasalido el sonido de ellos, y suspalabras hasta los fines delmundo.19Mas yo digo: ¿No lo ha cono-cido Israel? PrimeramenteMoisés dice: Yo os provocaré acelos por un pueblo que no es mipueblo y por una nación insensa-ta os provocaré a ira.20 Mas Isaías tiene muchodenuedo, y dice: Fui hallado delos que no me buscaban; mani-festéme a los que no preguntabanpor mí.21 Mas contra Israel dice: Todoel día extendí mis manos a unpueblo desobediente y contradic-tor.

CAPÍTULO 11

DIGO pues: ¿Ha desechadoDios a su pueblo? ¡No lo per-

mitaDios! Porque también yo soyIsraelita, de la simiente deAbraham,de la tribudeBenjamín.2 No ha desechado Dios a supueblo, al cual antes conoció. ¿Ono sabéis lo qué dice de Elías laEscritura? cómo ruega a Dioscontra Israel, diciendo:3 Señor, a tus profetas han muer-to, y a tus altares han derribado,y yo he quedado solo, y procuranquitarmemi vida.4 Mas ¿Qué le dice la respuestade Dios? Yo me he reservadosiete mil varones que no handoblado la rodilla delante deBaal.

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ROMANOS 115 Así también, pues, en estetiempo ha quedado un remanen-te según la elección de gracia.6 Y si por gracia, ya no es porobras: de otro modo la gracia yano es gracia. Mas si por obras, yano es gracia: de otra manera laobra ya no es obra.7 ¿Pues qué? Lo que buscabaIsrael, aquello no ha alcanzado;mas la elección lo ha alcanzado;y los demás fueron cegados;8 Así como está escrito: DiólesDios espíritu de sueño profundo,ojos con que no vean, y oídoscon que no oigan, hasta el día dehoy.9 Y David dice: Séales hecha sumesa un lazo, y una red, y un tro-pezadero, y una recompensa aellos;10 Sus ojos sean oscurecidospara que no vean; y agóbialessiempre el espinazo.11 Digo pues: ¿Tropezaron de talmanera que cayesen? ¡No lo per-mita Dios!; mas por el tropiezode ellos vino la salvación a losGentiles, para que fuesen provo-cados a celos.12 Y si la caída de ellos es lariqueza del mundo, y el menos-cabo de ellos la riqueza de losGentiles, ¿cuánto más la pleni-tud de ellos?13 Porque, a vosotros hablo,Gentiles, por cuanto a la verdadyo soy apóstol de los Gentiles,mi ministerio glorifico,14 Por si en alguna manera pro-vocase a celos a los demi carne,

e hiciese salvos a algunos deellos.15 Porque si el desechamiento deellos es la reconciliación delmundo, ¿qué será el recibimien-to de ellos sino vida de los muer-tos?16 Porque si el primer fruto essanto también lo es la masa; y sila raíz es santa también lo son losramos.17Ysi algunos de los ramos fue-ron quebrados, y tú, siendo ace-buche fuiste injerido entre ellos,y fuiste hecho participante de laraíz, y de la grosura del olivo;18 No te jactes contra los ramos;mas si te jactas, sabe que no sus-tentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.19 Dirás pues: Los ramos fueronquebrados para que yo fueseinjerido.20 Bien: por incredulidad ellosfueron quebrados, mas tú por lafe estás en pie. No te ensober-bezcas, antes teme;21 Porque si Dios no perdonó alos ramos naturales, mira no seaque a ti tampoco te perdone.22 Mira pues la bondad, y laseveridad de Dios: la severidadciertamente para con los quecayeron; mas la bondad paracontigo, si permanecieres en subondad; de otra manera tú tam-bién serás cortado.23 Y aun ellos, si no permane-cieren en incredulidad, seráninjeridos; que poderoso es Diospara volverlos a injerir.24 Porque si tú fuiste cortado del

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ROMANOS 13rentes dones según la gracia quenos es dada, si de profecía, seaconforme a la medida de la fe;7 Oministerio, en servir; o el queenseña, en enseñar;8 O el que exhorta, en exhortar;el que reparte, hágalo en simpli-cidad; el que preside, en diligen-cia; el que hace misericordia, enalegría.9 El amor sea sin fingimiento:aborreciendo lo malo, allegándo-os a lo bueno.10 Amándoos los unos a losotros con amor hermanable; en lahonra prefiriéndoos los unos alos otros;11 En los quehaceres no perezo-sos; ardientes en espíritu; sirvien-do al Señor;12 Gozándoos en la esperanza;sufridos en la tribulación; cons-tantes en la oración;13 Comunicando a las necesi-dades de los santos; siguiendo lahospitalidad.14 Bendecid a los que os persi-guen: bendecid, y no maldigáis.15 Regocijaos con los que seregocijan; y llorad con los quelloran.16 Sed de la misma mente losunos con los otros: no con altivezde mente, mas acomodándoos alos humildes. No seáis sabios envuestra propia opinión.17 No paguéis a nadie mal pormal: procurad cosas honestasdelante de todos los hombres.18 Si es posible, cuanto es envosotros, tened paz con todos los

hombres.19Noos venguéis a vosotrosmis-mos, amados míos antes, dadlugar a la ira; porque escrito está:Mía es la venganza: yo pagaré,dice el Señor.20Así que, si tu enemigo tuvierehambre, dale de comer: si tuvie-re sed, dale de beber: que hacien-do esto, ascuas de fuego amonto-narás sobre su cabeza.21 No seas vencido de lo malo;antes vence con bien el mal.

CAPÍTULO 13

TODA alma sea sujeta a laspotestades superiores, por-que no hay potestad sino deDios: las potestades que son, deDios son establecidas.2 Así que, el que resiste a lapotestad, a la ordenanza de Diosresiste; y los que resisten, ellosmismos recibirán condenaciónpara sí.3 Porque los magistrados no sonterror a las buenas obras, sino alasmalas ¿Quieres pues no temerla potestad? Haz lo bueno, ytendrás alabanza de ella;4 Porque te es el ministro deDios para bien.Mas si hicieres lomalo, teme: porque no en vanolleva la espada; porque es elministro de Dios, vengador paraejecutar ira al que hace lo malo.5 Por lo cual es necesario que leseáis sujetos: no solamente por laira, mas aún por la conciencia.6 Porque por esto pagáis tambiénlos tributos, porque sonministros

ROMANOS 12natural acebuche, y contra naturafuiste injerido en el buen olivo,¿Cuánto más éstos, que son losramos naturales, serán injeridosen su propio olivo?25 Porque no quiero, hermanos,que ignoréis este misterio, paraque no seáis arrogantes en voso-tros mismos; que la ceguedad enparte ha acontecido a Israel,hasta que haya entrado la pleni-tud de los Gentiles;26 Y así todo Israel será salvo,como está escrito: Vendrá deSión el Libertador, y apartará deJacob la impiedad.27 Y este es mi pacto con elloscuando quitare sus pecados.28Así que, en cuanto al evange-lio, son enemigos por causa devosotros, mas en cuanto a laelección, son amados por causade los padres.29 Porque sin arrepentimientoson los dones y la vocación deDios.30 Porque como también voso-tros, en tiempo pasado no creís-teis a Dios, mas ahora habéisalcanzado misericordia por laincredulidad de ellos;31 Así también éstos ahora nohan creído, para que, por la mise-ricordia para con vosotros, ellostambién alcancen misericordia.32 Porque Dios encerró a todosen incredulidad, para tener mise-ricordia de todos.33 ¡Oh profundidad de las rique-zas de la sabiduría, y del conoci-miento de Dios! ¡Cuán incom-

prensibles son sus juicios, e ines-crutables sus caminos!34 Porque ¿Quién ha conocido lamente del Señor? ¿O quién hasido su consejero?35 ¿O quién le dio a él primero,para que le sea recompensado?36 Porque de él, y por él, y en élson todas las cosas. A él sea glo-ria por siempre. Amén.

CAPÍTULO 12

ASI que, hermanos, os ruegopor las misericordias de

Dios, que presentéis vuestroscuerpos en sacrificio vivo, santo,agradable a Dios, que es vuestroracional servicio.2 Y no os conforméis a estemundo; mas transformaos por larenovación de vuestra mente,para que probéis cuál sea labuena, y agradable y perfectavoluntad de Dios.3 Digo pues, por la gracia queme es dada, a cada uno que estáentre vosotros, que no piense desí mismo más elevadamente delo que debe pensar; sino quepiense sobriamente, cada unoconforme a la medida de fe queDios le repartió.4 Porque de la manera que en uncuerpo tenemos muchos miem-bros, empero todos losmiembrosno tienen el mismo oficio:5 Así nosotros siendo muchos,somos un cuerpo en Cristo, ycada uno, miembros los unos delos otros.6 De manera que teniendo dife-

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porque todos hemos de compare-cer delante del tribunal de Cristo.11 Porque escrito está: Vivo yo,dice el Señor, que amí se doblarátoda rodilla: y toda lengua confe-sará a Dios.12 De manera que cada uno denosotros dará a Dios cuenta de símismo.13 Así que, no juzguemos máslos unos a los otros; mas antesjuzgad esto, que nadie ponga tro-piezo al hermano, u ocasión decaer.14 Yo sé, y estoy persuadido enel Señor Jesús, que nada hay desuyo inmundo; mas a aquel quepiensa ser inmunda alguna cosa,a aquél le es inmunda.15 Empero si por causa de tucomida tu hermano es contrista-do, ya no andas conforme a lacaridad. No destruyas con tucomida a aquel por el cual Cristomurió.16 No se hable mal, pues, devuestro bien:17 Porque el reino de Dios no escomida ni bebida; sino justicia, ypaz, y gozo en el Espíritu Santo.18 Porque el que en estas cosassirve a Cristo, agrada a Dios, y esaprobado a los hombres.19 Sigamos pues lo que hace a lapaz, y a la edificación de los unosa los otros.20 No destruyas la obra de Diospor causa de la comida. Todas lascosas a la verdad son puras; masmalo es para el hombre quecome con escándalo.

21 Bueno es no comer carne, nibeber vino, ni nada en que tuhermano tropiece o se escandali-ce, o se debilite.22 ¿Tú, tienes fe? Tenla contigodelante de Dios. Bienaventuradoel que no se condena a sí mismocon lo que aprueba.23 Mas el que duda, si comiere,es condenado, porque no comiópor fe; y todo lo que no es de fe,es pecado.

CAPÍTULO 15

ASIque los que somos fuertesdebemos sobrellevar las fla-

quezas de los débiles, y no agra-darnos a nosotros mismos.2 Cada uno de nosotros agrade asu prójimo para su bien, para edi-ficación.3 Porque aun Cristo no se agradóa sí mismo; antes, como estáescrito: Los vituperios de los quete vituperaban, cayeron sobremí.4 Porque las cosas que antes fue-ron escritas, para nuestra enseñan-za fueron escritas; para que por lapaciencia, y consolación de lasEscrituras, tengamos esperanza.5Mas elDios de la paciencia y dela consolación, os dé que entrevosotros seáis unánimes segúnCristo Jesús:6 Para que de un corazón y deuna boca glorifiquéis a Dios, elPadre de nuestro Señor JesuCristo.7 Por tanto recibíos los unos a losotros, como también Cristo nosha recibido para gloria de Dios.

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ROMANOS 14 ROMANOS 15de Dios que atienden continua-mente a esto mismo.7 Pagad pues a todos lo quedebéis: al que tributo, tributo: alque impuesto, impuesto: al quetemor, temor: al que honra, honra.8 No debáis a nadie nada, sinoque os améis unos a otros; porqueel que ama a otro, ha cumplido laley.9 Porque esto: No adulterarás: nomatarás: no hurtarás: no dirásfalso testimonio: no codiciarás, ysi hay algún otro mandamiento enesta palabra se comprende suma-riamente: Amarás a tu prójimo,como a ti mismo.10 El amor no hace mal al próji-mo, así que el amor es el cumpli-miento de la ley.11 Y esto, conociendo el tiempo,que es ya hora de despertarnosdel sueño; porque ahora nos estámás cerca nuestra salvación, quecuando creímos.12 La noche está muy avanzada,y el día está cerca: desechemospues las obras de las tinieblas, yvistámonos las armas de luz.13 Andemos honestamente,como de día: no en glotonerías yborracheras, no en lechos y lasci-vias, no en pendencias y envidia:14 Mas vestíos del Señor JesuCristo; y no hagáis caso de lacarne para cumplir sus concupis-cencias.

CAPÍTULO 14

RECIBID al débil en la fe,pero no para contiendas de

disputas.2 Porque uno cree que se ha decomer de todas cosas: otro, quees débil, come legumbres.3 El que come, no menosprecieal que no come; y el que nocome, no juzgue al que come;porque Dios le ha recibido.4 ¿Tú, quién eres, que juzgas elsiervo ajeno? Para su propioseñor está en pie, o cae; mas,estará firme: porque poderoso esDios para hacerle estar firme.5 Uno juzga que hay diferenciaentre día y día: otro juzga igualestodos los días. Cada uno esté ple-namente asegurado en su propiamente.6 El que hace caso del día, lohace para el Señor; y el que nohace caso del día, para el Señorno lo hace. El que come, para elSeñor come; porque da gracias aDios; y el que no come, para elSeñor no come, y da gracias aDios.7 Porque ninguno de nosotrosvive para sí; y ninguno muerepara sí.8 Que si vivimos, para el Señorvivimos; y si morimos, para elSeñor morimos. Así que, o quevivamos, o que muramos, delSeñor somos.9 Porque Cristo para esto murió,y resucitó, y volvió a vivir, paraser Señor así de los muertoscomo de los vivos.10 Mas tú ¿por qué juzgas a tuhermano? O tú también, ¿porqué menosprecias a tu hermano?

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26 Porque Macedonia y Acayatuvieron por bien de hacer ciertacolecta para los pobres de lossantos que están en Jerusalem.27 Porque les pareció bueno, yson deudores a ellos; porque silos Gentiles han sido hechos par-ticipantes de sus bienes espiritua-les, deben también ellos servirlesen los carnales.28 Así que, cuando hubiere con-cluido esto, y les hubiere selladoeste fruto, pasaré por vosotros aEspaña.29 Y ya sé que cuando viniere avosotros, vendré en la plenitudde la bendición del evangelio deCristo.30 Ruégoos empero, hermanos,por nuestro Señor Jesu Cristo, ypor el amor del Espíritu, que osesforcéis conmigo en vuestrasoraciones por mí a Dios;31 Que yo sea librado de losincrédulos que están en Judea, yque este mi servicio para los deJerusalem sea acepto a los san-tos:32 Para que con gozo venga avosotros por la voluntad de Dios,y que sea recreado juntamentecon vosotros.33 Y el Dios de paz sea contodos vosotros. Amén.

CAPÍTULO 16

YO os encomiendo a Phebenuestra hermana, la cual es

sierva de la iglesia que está enCenchreas:2 Que la recibáis en el Señor,

como es digno de santos, y que laayudéis en cualquiera cosa enque necesite de vosotros; porqueella ha ayudado amuchos, y amímismo.3 Saludad a Priscila y a Aquila,mis colaboradores en CristoJesús:4 (Que pusieron sus propios cue-llos por mi vida, a los cuales nodoy gracias yo solo, mas auntodas las iglesias de losGentiles:)5 Asimismo a la iglesia que estáen su casa. Saludad a Epeneto,amado mío, que es las primiciasdeAcaya para Cristo.6 Saludad aMaría, la cual ha tra-bajado mucho por nosotros.7 Saludad aAndrónico y a Junia,mis parientes, y mis compañerosen prisiones, los cuales son insig-nes entre los apóstoles; los cualestambién fueron en Cristo antesque yo.8 Saludad aAmplias, amadomíoen el Señor.9 Saludad a Urbano, nuestroayudador en Cristo, y a Stachis,amado mío.10 Saludad a Apeles, aprobadoen Cristo. Saludad a los que sondeAristóbulo.11 Saludad a Herodión, mipariente. Saludad a los que sonde Narciso, los que son en elSeñor.12 Saludad a Trifena, y a Trifosa,las cuales trabajan en el Señor.Saludad a la amada Pérsida, lacual ha trabajado mucho en el

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8 Digo pues, que Jesu Cristo fueministro de la circuncisión por laverdad de Dios, para confirmarlas promesas hechas a lospadres;9 Y para que los Gentiles glorifi-quen a Dios por su misericordia,como está escrito: Por tanto yo teconfesaré a ti entre los Gentiles,y cantaré a tu nombre.10 Y otra vez dice: Regocijaos,vosotros los Gentiles, con supueblo.11 Y otra vez: Alabad al Señor,todos los Gentiles, y magnificad-le todos los pueblos.12 Y otra vez dice Isaías: Seráraíz de Jessé, y el que se levan-tará para regir los Gentiles, losGentiles esperarán en él.13 Y el Dios de esperanza osllene de todo gozo y paz en elcreer, para que abundéis en espe-ranza por el poder del EspírituSanto.14 Empero yo mismo tambiénestoy persuadido de vosotros,hermanos míos; que vosotrostambién estáis llenos de bondad,llenos de todo conocimiento, quepodáis también amonestaros losunos a los otros.15 Mas hermanos, con mas atre-vimiento os he escrito en parte,como para recordaros por la gra-cia que de Dios me es dada,16 Para que sea yo ministro deJesu Cristo a los Gentiles, minis-trando el evangelio de Dios, paraque la ofrenda de los Gentiles lesea acepta, siendo santificada por

el Espíritu Santo.17 Así que tengo de que gloriar-me por Jesu Cristo en aquellascosas que pertenecen a Dios.18 Porque no osaría hablar dealguna cosa que Cristo no hayahecho por mí para hacer obe-dientes a los Gentiles, por pala-bra y obra:19 Por poder de milagros y pro-digios, por poder del Espíritu deDios; de tal manera que desdeJerusalem y al derredor hastaIlírico he plenamente predicadoel evangelio de Cristo.20 Y de esta manera me esforcéa predicar el evangelio; no dondeCristo fuese ya nombrado, porno edificar sobre ajeno funda-mento;21 Antes, como está escrito: Alos que no fue anunciado de él,verán; y los que no oyeron,entenderán.22 Por lo cual también he sidoimpedido muchas veces de venira vosotros.23 Mas ahora no teniendo máslugar en estas partes, y teniendogran deseo de venir a vosotrosmuchos años ha:24 Cuando me partiere paraEspaña, vendré a vosotros: por-que espero que pasando os veré,y que seré encaminado por voso-tros hacia allá: cuando primerome hubiere en parte saciado devuestra compañía.25 Mas ahora parto paraJerusalem a ministrar a los san-tos.

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ROMANOS 16ROMANOS 15

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CAPÍTULO 1

PABLO, llamado a ser apóstolde Jesu Cristo por la voluntadde Dios, y el hermano Sóstenes,2A la iglesia de Dios que está enCorinto, a los santificados enCristo Jesús, llamados a ser san-tos, con todos los que en todolugar invocan el nombre de nues-tro Señor Jesu Cristo, así de elloscomo el nuestro:3 Gracia a vosotros, y paz deDios nuestro Padre, y del SeñorJesu Cristo.4 Doy gracias a mi Dios siemprepor vosotros, por la gracia deDios que os es dada en JesuCristo;5 Que en todas las cosas soisenriquecidos en él, en toda pala-bra y en todo conocimiento;6 Según que el testimonio deCristo ha sido confirmado envosotros:7 De tal manera que nada os falteen ningún don, esperando larevelación de nuestro Señor JesuCristo;8 El cual también os confirmaráhasta el fin, para que seáis incul-pables en el día de nuestro SeñorJesu Cristo.

9 Fiel es Dios por el cual fuisteisllamados a la comunión de suHijo Jesu Cristo el Señor nues-tro.10 Os ruego, pues, hermanos,por el nombre de nuestro SeñorJesu Cristo, que habléis todosuna misma cosa; y que no hayaentre vosotros disensiones; antesseáis perfectamente unidos enuna misma mente, y en unmismo parecer.11 Porque me ha sido declaradode vosotros, hermanos míos, porlos que son de la casa de Cloé,que hay entre vosotros contien-das.12 Pero digo esto, que cada unode vosotros dice: Yo cierto soyde Pablo; mas yo deApolos; masyo de Cefas; mas yo de Cristo.13 ¿Es dividido Cristo? ¿Fuecrucificado Pablo por vosotros?¿o habéis sido bautizados en elnombre de Pablo?14 Doy gracias a mi Dios, que aninguno de vosotros he bautiza-do, mas que a Crispo y a Gayo;15 Para que ninguno diga que yole bauticé en mi nombre.16 Y también bauticé la casa deEstéfanas; mas no sé si haya bau-

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Señor.13 Saludad a Rufo, escogido enel Señor; y a su madre y mía.14 Saludad a Asíncrito, aFlegonte, aHermas, a Patrobas, aHermes, y a los hermanos queestán con ellos.15 Saludad a Filólogo, y a Julia,a Nereo, y a su hermana, y aOlimpas, y a todos los santos queestán con ellos.16 Saludaos los unos a los otroscon santo beso. Os saludan lasiglesias de Cristo.17 Y os ruego, hermanos, quemiréis por los que causan disen-siones y escándalos contrarios ala doctrina que vosotros habéisaprendido; y apartaos de ellos.18 Porque los tales no sirven anuestro Señor Jesu Cristo, sino asus vientres; y con suaves pala-bras y lisonjas engañan los cora-zones de los sencillos.19 Porque vuestra obedienciadivulgada es a todos; así que megozo de vosotros: mas quieroque seáis sabios en el bien, ypuros en el mal.20 Y el Dios de paz quebrantarápresto a Satanás debajo de vues-tros pies. La gracia de nuestroSeñor Jesu Cristo sea con voso-tros. Amén.

21 Os saludan Timoteo, mi cola-borador, y Lucio, y Jasón, ySosipater mis parientes.22 Yo Tercio, que escribí estaepístola, os saludo en el Señor.23 Os saluda Gayo, mi huésped,y de toda la iglesia. Os saludaErasto, tesorero de la ciudad, y elhermano Cuarto.24 La gracia de nuestro SeñorJesu Cristo sea con todos voso-tros. Amén.25 Y al que es poderoso paraconfirmaros según mi evangelio,y la predicación de Jesu Cristo,según la revelación del misterioencubierto desde tiempos eter-nos,26Mas manifestado ahora, y porlas Escrituras de los profetassegún el mandamiento del Dioseterno, declarado a todas lasnaciones para obediencia de fe;27 A Dios sólo sabio, sea gloriapor Jesu Cristo por siempre.Amén.

Fue escrita de Corinthio a los Romanos, y envia-da con Phebe sierva de la iglesia en Cenchreas.

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ROMANOS 16

LA PRIMERA EPISTOLA DELAPOSTOL

PABLO

ALOSCORINTIOS

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5 Para que vuestra fe no sea en lasabiduría de hombres, mas en elpoder de Dios.6 Empero hablamos sabiduríaentre los perfectos; y sabiduría,no de este mundo, ni de los prín-cipes de este mundo, que vienena nada;7 Mas hablamos la sabiduría deDios en misterio, la que estáencubierta, la que Dios ordenóantes del mundo para nuestragloria,8 La que ninguno de los prínci-pes de este mundo conoció; por-que si la hubieran conocido,nunca habrían crucificado alSeñor de gloria;9 Antes, como está escrito: Ojono vio, ni oído oyó, ni han entra-do en el corazón del hombre lascosas que Dios ha preparadopara los que le aman.10 Empero Dios nos lo reveló anosotros por su Espíritu; porqueel Espíritu todo lo escudriña, aunlas profundidades de Dios.11 Porque ¿quién de los hombressabe las cosas que son del hom-bre, sino el espíritu del mismohombre que está en él? así tam-poco nadie conoció las cosas queson de Dios, sino el Espíritu deDios.12Ynosotros hemos recibido noel espíritu del mundo, sino elEspíritu que es de Dios; para queconozcamos lo que Dios gratui-tamente nos ha dado.13 Lo cual también hablamos nocon palabras que enseña la

humana sabiduría, sino en lasque enseña el Espíritu Santo,comparando lo espiritual con loespiritual.14Mas el hombre animal no per-cibe las cosas que son delEspíritu de Dios; porque le sonlocura; ni las puede conocer, por-que son espiritualmente exami-nadas.15 Empero el espiritual juzgatodas las cosas; mas él de nadiees juzgado.16 Porque ¿quién conoció lamente del Señor, para que le ins-truyese? Mas nosotros tenemosla mente de Cristo.

CAPÍTULO 3

Y YO hermanos, no pudehablaros como a espiritua-

les; sino como a carnales, como aniños en Cristo:2 Os di a beber leche y no vian-da, porque aún no podíais ni aúnpodéis ahora;3 Porque aún sois carnales; por-que mientras que hay entre voso-tros envidias y contiendas ydisensiones, ¿no sois carnales, yandáis como hombres?4 Porque diciendo el uno: Yocierto soy de Pablo; y el otro: YodeApolos, ¿no sois carnales?5 ¿Quién pues es Pablo, y quiénes Apolos, sino ministros por loscuales habéis creído; y cada unoconforme a lo que el Señor ledio?6 Yo planté, Apolos regó; masDios ha dado el crecimiento.

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tizado a algún otro.17 Porque no me envió Cristo abautizar, sino a predicar el evan-gelio: no en sabiduría de pala-bras, porque no sea hecha vana lacruz de Cristo.18 Porque la predicación de lacruz, locura es, a la verdad, paralos que perecen; mas para noso-tros, que somos salvos, es poderde Dios.19 Porque está escrito: Destruiréla sabiduría de los sabios, y lainteligencia de los entendidosharé venir a la nada.20 ¿Dónde está el sabio?¿Dónde el escriba? ¿Dónde estáel disputador de este mundo?¿No ha enloquecidoDios la sabi-duría de este mundo?21 Porque por no haber elmundoconocido en la sabiduría de Diosa Dios por sabiduría, agradó aDios salvar a los creyentes por lalocura de la predicación.22 Porque los Judíos piden señal,y los Griegos buscan sabiduría;23 Mas nosotros predicamos aCristo crucificado, que es a losJudíos ciertamente tropezadero,y a los Griegos locura:24 Empero a los llamados, asíJudíos como Griegos, Cristopoder de Dios, y sabiduría deDios.25 Porque la locura de Dios esmás sabia que los hombres; y lodébil de Dios es más fuerte quelos hombres.26 Porque mirad, hermanos,vuestra vocación, que no sois

muchos sabios según la carne, nomuchos poderosos, no muchosnobles:27 Antes las cosas necias delmundo escogió Dios para con-fundir a los sabios; y las cosasdébiles del mundo escogió Diospara confundir a las que son fuer-tes;28Y las cosas viles del mundo, ylas menospreciadas escogióDios; y las que no son, para des-hacer las que son:29 Para que ninguna carne sejacte en su presencia.30 De él empero sois vosotros enCristo Jesús, el cual nos ha sidohecho por Dios sabiduría, y justi-cia, y santificación, y redención;31 Para que, como está escrito:El que se gloría, gloríese en elSeñor.

CAPÍTULO 2

YYO, hermanos, cuando vinea vosotros, no vine con

excelencia de palabra o de sabi-duría, para anunciaros el testimo-nio de Dios.2 Porque había determinado nosaber cosa alguna entre vosotros,sino a Jesu Cristo, y a éste cruci-ficado.3 Y estuve yo con vosotros endebilidad, y en temor, y muchotemblor;4 Y ni mi palabra ni mi predica-ción fue con palabras persuasi-vas de humana sabiduría, sinocon demostración del Espíritu ycon poder;

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I CORINTIOS 3I CORINTIOS 2

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7Así que ni el que planta es algo,ni el que riega, sino Dios que dael crecimiento.8 Empero el que planta y el queriega son una misma cosa; aun-que cada uno recibirá su propiogalardón conforme a su propialabor.9 Porque nosotros colaboradoressomos con Dios: vosotroslabranza de Dios sois, edificio deDios sois.10 Conforme a la gracia de Diosque me ha sido dada, yo comosabio maestro de obra, puse elfundamento; mas otro edificasobre él: empero cada uno veacomo edifica sobre él.11 Porque nadie puede ponerotro fundamento del que estápuesto, el cual es Jesu Cristo.12 Y si alguno edificare sobreeste fundamento oro, plata, pie-dras preciosas, madera, heno,hojarasca:13 La obra de cada uno seráhecha manifiesta; porque el díala declarará; porque por el fuegoserá revelada, y la obra de cadauno cual sea, el fuego hará laprueba.14 Si permaneciere la obra dealguno que sobreedificó, recibirágalardón.15Mas si la obra de alguno fuerequemada, sufrirá pérdida: élempero será salvo, mas así comopor fuego.16 ¿No sabéis que sois templo deDios, y que el Espíritu de Diosmora en vosotros?

17 Si alguno violare el templo deDios, Dios destruirá al tal; por-que el templo de Dios, el cualsois vosotros, santo es.18 Nadie se engañe a sí mismo:si alguno de vosotros parece sersabio en este mundo, hágasenecio para ser sabio.19 Porque la sabiduría de estemundo, insensatez es para conDios; porque escrito está: Elprende a los sabios en la astuciade ellos.20 Y otra vez: El Señor conocelos pensamientos de los sabios,que son vanos.21 Así que ninguno se gloríe enlos hombres; porque vuestras sontodas las cosas,22 Sea Pablo, sea Apolos, seaCefas, sea el mundo, sea la vida,sea lamuerte, sea lo presente, sealo porvenir, todo es vuestro;23 Y vosotros de Cristo, y Cristode Dios.

CAPÍTULO 4

ASI nos tenga el hombre,como a ministros de Cristo,

y mayordomos de los misteriosde Dios.2 Empero se requiere en losmayordomos, que el hombre seahallado fiel.3 Yo en muy poco tengo el serjuzgado de vosotros, o de juiciohumano; antes ni aun yo a mímismo me juzgo.4 Porque de nada tengo malaconciencia, empero no por esosoy justificado; mas el que me

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juzga es el Señor.5Así que no juzguéis nada antesde tiempo, hasta que venga elSeñor, el cual también sacará aluz las cosas encubiertas de lastinieblas, y manifestará los con-sejos de los corazones; y enton-ces cada cual tendrá de Dios laalabanza.6 Y estas cosas, hermanos, hepasado por ejemplo a mí y aApolos por amor de vosotros;para que en nosotros aprendáis ano pensar mas de lo que estáescrito, hinchándoos por causade otro el uno contra el otro.7 Porque ¿quién hace que te dife-rencies de otro? ¿o qué tienesque no hayas recibido? y si tam-bién tú lo recibiste, ¿por qué tejactas como si no lo hubierasrecibido?8Ya estáis hartos, ya estáis ricos;sin nosotros habéis reinado comoreyes; y quiera Dios reináseis,para que nosotros reinásemostambién con vosotros.9 Porque a lo que pienso, Diosnos ha puesto a nosotros, losapóstoles, por los postreros,como a sentenciados a muerte;porque somos hechos espectácu-lo al mundo, y a los ángeles, y alos hombres.10 Nosotros somos necios poramor de Cristo, mas vosotrossois sabios en Cristo; nosotrosdébiles, y vosotros fuertes; voso-tros nobles, y nosotros viles.11 Hasta esta hora hambreamos,y tenemos sed, y estamos desnu-

dos, y somos abofeteados, yandamos sin morada fija,12 Y trabajamos, obrando connuestras propias manos: siendomaldecidos, bendecimos: pade-ciendo persecución, la sufrimos:13 Siendo difamados, rogamos:somos hechos como la basura delmundo, como las inmundicias detodas las cosas, hasta ahora.14 No escribo esto para avergon-zaros; mas os amonesto como amis hijos amados.15Porque aunque tengáis diezmilayos en Cristo, sin embargo notendréis muchos padres; porqueenCristo Jesús yoos engendré porel evangelio.16 Por tanto os ruego que seáisseguidores de mí.17 Por lo cual os envié aTimoteo, que esmi hijo amado, yfiel en el Señor, el cual os recor-dará de mis caminos, los cualesson en Cristo, como yo enseñoen todas partes, en todas las igle-sias.18 Mas como si nunca hubieseyo de venir a vosotros, así estánhinchados algunos.19 Empero vendré pronto avosotros, si el Señor quisiere; yconoceré, no las palabras deéstos que así están hinchados,sino en poder.20 Porque el reino de Dios noconsiste en palabras, sino enpoder.21 ¿Qué queréis? ¿He de venir avosotros con vara, o en amor, yen espíritu de mansedumbre?

I CORINTIOS 4I CORINTIOS 4

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hermano pleitea en juicio, y estodelante de los incrédulos?7 Luego de todas maneras hayculpa entre vosotros, porquetenéis pleitos los unos con losotros. ¿Por qué no sufrís antes elagravio? ¿por qué no aguantáisantes ser defraudados?8 Mas vosotros hacéis la injuria,y defraudáis; y esto a vuestroshermanos.9 ¿No sabéis que los injustos noheredarán el reino de Dios? Noos engañéis, ni los fornicarios, nilos idólatras, ni los adúlteros, nilos afeminados, ni los sodomitas,10 Ni los ladrones, ni los avaros,ni los borrachos, ni los maldi-cientes, ni los robadores, here-darán el reino de Dios.11 Y esto erais algunos de voso-tros; mas sois lavados, mas soissantificados, mas sois justifica-dos en el nombre del SeñorJesús, y por el Espíritu de nuestroDios.12Todas las cosasme son lícitas,mas no todas las cosas me con-vienen: todas las cosas me sonlícitas, mas yo no me meterédebajo de potestad de ninguna.13 Las viandas para el vientre, yel vientre para las viandas; empe-ro y a él y a ellas destruirá Dios.Mas el cuerpo no es para la for-nicación, sino para el Señor; y elSeñor para el cuerpo.14 Empero Dios resucitó alSeñor, y también a nosotros nosresucitará con su propio poder.15 ¿No sabéis, que vuestros

cuerpos son miembros deCristo? ¿Tomaré pues los miem-bros de Cristo, y los haré miem-bros de una ramera? ¡No lo per-mita Dios!16 ¿O no sabéis que el que sejunta con una ramera, es hechocon ella un cuerpo? porqueserán, dice, los dos en una carne.17 Empero el que se junta con elSeñor, un espíritu es.18 Huid la fornicación: cualquierpecado que el hombre hiciere,fuera del cuerpo es; mas el quefornica, contra su propio cuerpopeca.19 ¿No sabéis que vuestro cuer-po es templo del Espíritu Santoel cual está en vosotros, el cualtenéis de Dios, y que no soisvuestros?20 Porque comprados sois porprecio: glorificad pues a Dios envuestro cuerpo y en vuestro espí-ritu, los cuales son de Dios.

CAPÍTULO 7

EN cuanto a las cosas de queme escribisteis: bueno es alhombre no tocar mujer.2 Mas por evitar la fornicación,cada varón tenga su propia espo-sa, y cada mujer tenga su propiomarido.3 El marido pague a la esposa ladebida benevolencia; y asimis-mo la esposa al marido.4 La esposa no tiene la potestadde su propio cuerpo, sino elmarido; y semejantemente tam-poco el marido tiene la potestad

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CAPÍTULO 5

SE oye por todas partes quehay entre vosotros fornica-ción, y tal fornicación cual ni aunse nombra entre los Gentiles,tanto que alguno tenga la esposade su padre.2 Y vosotros estáis hinchados, yno tuvisteis antes luto, para quefuese quitado de en medio devosotros el que hizo tal obra.3 Porque yo ciertamente comoausente en cuerpo, mas presenteen espíritu, ya he juzgado comopresente a aquel, que esto así hacometido:4 En el nombre de nuestro SeñorJesu Cristo, congregados voso-tros ymi espíritu, con el poder denuestro Señor Jesu Cristo,5 El tal sea entregado a Satanáspara la destrucción de la carne,para que el espíritu sea salvo enel día del Señor Jesús.6 No es buena vuestra jactancia.¿No sabéis que con un poco delevadura toda la masa se leuda?7 Limpiad pues la vieja levadura,para que seáis nuevamasa, comosois sin levadura; porque Cristonuestra pascua es sacrificado pornosotros.8Así que hagamos la fiesta no enla vieja levadura, ni en la levadu-ra de malicia y de maldad, sinoen panes sin levadura de sinceri-dad y de verdad.9 Os he escrito en una carta, queno os acompañéis con los forni-carios:10 Mas no del todo con los for-

nicarios de este mundo, o con losavaros, o con los ladrones, o idó-latras; de otra suerte os seríamenester salir del mundo.11 Mas ahora os he escrito, queno os acompañéis, si algunollamándose hermano fuere forni-cario, o avaro, o idólatra, o mal-diciente, o borracho, o ladrón,con el tal ni aun comáis.12 Porque ¿qué me va a mí enjuzgar también de los que estánfuera? ¿no juzgáis vosotros delos que están dentro?13 Mas de los que están fuera,Dios juzga. Quitad pues de entrevosotros al malvado.

CAPÍTULO 6

¿OSA alguno de vosotros,teniendo pleito contra

otro, ir a juicio delante de losinjustos, y no delante de los san-tos?2 ¿O no sabéis que los santos hande juzgar al mundo? Y si elmundo ha de ser juzgado porvosotros, ¿sois indignos de juz-gar en cosas muy pequeñas?3 ¿O no sabéis que hemos de juz-gar los ángeles? ¿cuánto más lascosas que pertenecen a esta vida?4 Por tanto si hubiereis de tenerjuicios de cosas de esta vida,poned para juzgar a los que sonde menor estima en la iglesia.5 Para vuestra vergüenza lo digo.¿Será así, que no hay entre voso-tros algún sabio, ni uno, quepueda juzgar entre sus hermanos;6 Sino que el hermano con el

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I CORINTIOS 7I CORINTIOS 5

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25 Empero de las vírgenes notengo mandamiento del Señor;mas doy mi parecer, como quienha alcanzado misericordia delSeñor para ser fiel.26 Tengo, pues, esto por bueno acausa de la aflicción actual; digo,que bueno es al hombre estarseasí.27 ¿Estás atado a esposa? no pro-cures soltarte. ¿Estás suelto deesposa? no busques esposa.28 Mas también si te casares, nopecaste; y si la virgen se casare,no pecó; pero aflicción en lacarne tendrán los tales; mas yo osperdono.29 Esto empero digo, hermanos,que el tiempo es corto: lo queresta es, que los que tienen espo-sas sean como si no las tuviesen;30 Y los que lloran, como si nollorasen; y los que se regocijan,como si no se regocijasen; y losque compran, como si no pose-yesen;31Y los que usan de estemundo,como no abusando de él; porquela apariencia de este mundo sepasa.32 Mas querría que estuvieseissin congoja. El que no es casadotiene cuidado de las cosas quepertenecen al Señor, cómo ha deagradar al Señor.33 Empero el casado tiene cuida-do de las cosas que son delmundo, cómo ha de agradar a suesposa.34 Diferencia hay también entrela mujer casada y la virgen. Lamujer no casada, tiene cuidado

de las cosas del Señor, para sersanta así en cuerpo como en espí-ritu; mas la casada, tiene cuidadode las cosas del mundo, cómo hade agradar a sumarido.35 Esto empero digo para vues-tro propio provecho: no paraecharos un lazo, sino para lo quees decente, y para que podáisatender a las cosas del Señor sindistracción.36 Mas si a alguno le parece quese conduce indecorosamentepara con su virgen, si la pasa laflor de su edad, y que así convie-ne que se haga, haga lo que élquiera; no peca, que se casen.37 Empero el que está firme ensu corazón, y no tiene necesidad,mas tiene potestad sobre su pro-pia voluntad, y determinó en sucorazón esto, de guardar su vir-gen, hace bien.38Así que el que da su virgen encasamiento, hace bien; mas elque no la da, hace mejor.39 La mujer casada está atadapor la ley, mientras vive su mari-do; mas si su marido muriere,libre es para ser casada con quienquisiere; solamente en el Señor.40 Empero más feliz es, segúnmi parecer, si se queda así; ypienso que también yo tengo elEspíritu de Dios.

CAPÍTULO 8

EMPERO en cuanto a lo que alos ídolos es sacrificado, sabe-mos que todos tenemos conoci-miento. El conocimiento hincha,mas la caridad edifica.

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de su propio cuerpo, sino laesposa.5 No os defraudéis el uno al otro,sino fuere algo por tiempo, deconsentimiento de ambos, porocuparos en ayuno y en oración;y volved a juntaros en uno, por-que no os tiente Satanás a causade vuestra incontinencia.6 Mas esto digo por permisión,no por mandamiento.7 Porque querría que todos loshombres fuesen como yo; empe-ro cada uno tiene su propio donde Dios: uno de una manera yotro de otra.8 Digo, pues, a los no casados ya las viudas, que bueno les es sise quedaren como yo.9 Empero si no se pueden conte-ner, cásense; que mejor es casar-se, que quemarse.10Mas a los casados mando, noyo, sino el Señor: Que la esposano se aparte del marido.11 Y si se apartare, quédese sincasar, o reconcíliese con sumari-do; y que el marido no despida asu esposa.12 Y a los demás yo digo, no elSeñor: Si algún hermano tieneesposa incrédula, y ella consien-te para morar con él, no la despi-da.13 Y la mujer que tiene maridoincrédulo, y él consiente paramorar con ella, no le deje.14 Porque el marido incrédulo essantificado por la esposa; y laesposa incrédula es santificadapor el marido; de otra manera

vuestros hijos serían inmundos,empero ahora son santos.15 Mas si el incrédulo se aparta,apártese; que el hermano, o lahermana, no está sujeto a servi-dumbre en semejantes casos:antes a paz nos llamó Dios.16 Porque ¿de dónde sabes, ohesposa, si quizá salvarás a tumarido? ¿o de dónde sabes, ohmarido, si quizá salvarás a tuesposa?17 Empero como Dios ha repar-tido a cada uno, como el Señorha llamado a cada uno, así ande:y así yo ordeno en todas las igle-sias.18 ¿Es llamado alguno siendocircuncidado? no se haga incir-cunciso: ¿es llamado alguno enincircuncisión? no se circuncide.19 La circuncisión nada es, y laincircuncisión nada es, sino laobservancia de los manda-mien-tos de Dios.20 Cada uno en la vocación enque fue llamado en ella se quede.21 ¿Eres llamado siendo siervo?no se te dé nada; mas también sipuedes hacerte libre, procúralomás.22 Porque el que en el Señor esllamado siendo siervo, liberto esdel Señor: asimismo también elque es llamado siendo libre, sier-vo es de Cristo.23 Por precio sois comprados, noos hagáis siervos de los hombres.24 Cada uno, hermanos, en loque es llamado en esto perma-nezca con Dios.

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I CORINTIOS 8I CORINTIOS 7

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rebaño, y no come de la leche delrebaño?8 ¿Digo yo esto como hombre?¿No dice lo mismo también laley?9 Porque en la ley deMoisés estáescrito: No embozalarás la bocaal buey que trilla. ¿Tiene Dioscuidado de los bueyes?10 ¿O dícelo particularmente porcausa de nosotros? Por causa denosotros sin duda está escrito:que con esperanza debe arar elque ara; y el que trilla, con espe-ranza de participar de su esperan-za.11 Si nosotros os sembramos lascosas espirituales, ¿será grancosa si segáremos vuestras cosascarnales?12 Si otros son partícipes de estapotestad sobre vosotros, ¿porqué no más bien nosotros? Masno hemos usado de esta potestad,antes lo sufrimos todo por no daralgún impedimento al evangeliode Cristo.13 ¿No sabéis que los que minis-tran en las cosas santas, comende las cosas del templo? ¿y losque sirven al altar, con el altarparticipan?14 Así también ha ordenado elSeñor a los que predican el evan-gelio, que vivan del evangelio.15 Pero yo de ninguna de estascosas he usado; ni tampoco heescrito esto para que se haga asíconmigo; porque es mejor paramí morir, antes que nadie hagavana mi gloria.

16 Porque aunque predique elevangelio no tengo por qué glo-riarme; porque me está impuestanecesidad; y ¡ay de mí, si no pre-dicare el evangelio!17 Por lo cual si hago esto devoluntad, galardón tendré; mas sipor fuerza, la dispensación delevangeliome es encargada.18 ¿Qué, pues, es mi galardón?Cierto, que predicando el evan-gelio, ponga el evangelio deCristo de balde, por no usar malde mi potestad en el evangelio.19 Por lo cual siendo libre paracon todos, me he hecho siervo detodos, para ganar a más.20 Me he hecho para los Judíoscomo Judío, para ganar a losJudíos; para los que están sujetosa la ley, como sujeto a la ley, paraganar a los que están sujetos a laley.21 Para los que están sin ley,como sin ley, (no estando yo sinley a Dios, mas bajo la ley aCristo,) por ganar a los que esta-ban sin ley.22 Me he hecho para los débilescomo débil, para ganar a losdébiles. Me he hecho todo paratodos, para que de todo puntosalve a algunos.23 Y esto hago por causa delevangelio, para ser hecho convosotros partícipe de él.24 ¿No sabéis que los que correnen la carrera, todos corren, masuno sólo lleva el premio? Corredpues de tal manera que loalcancéis.

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2 Y si alguno se piensa que sabealgo, aún no sabe cosa algunacomo le conviene saber.3Mas el que ama aDios, el tal esconocido de él.4 Así que de las viandas que sonsacrificadas a los ídolos, sabe-mos que el ídolo nada es en elmundo, y que no hay otro Dios,sino sólo uno.5 Porque aunque haya algunosque se llamen dioses, o en elcielo, o en la tierra, (como haymuchos dioses, y muchos seño-res,)6 Para nosotros empero hay unsólo Dios, el Padre, del cual sontodas las cosas, y nosotros en él;y un Señor, Jesu Cristo, por elcual son todas las cosas, y noso-tros por él.7Mas no en todos hay este cono-cimiento; porque algunos conconciencia del ídolo hasta ahora,lo comen como sacrificado a ído-los; y su conciencia, siendodébil, es contaminada.8 Empero la vianda no nos hacemás aceptos a Dios; porque nique comamos, seremos másricos: ni que no comamos, sere-mos más pobres.9 Mas mirad que esta vuestralibertad no sea de algún modotropezadero para los que sondébiles.10 Porque si te ve alguno, a tique tienes conocimiento, estarsentado a lamesa en el templo delos ídolos, ¿la conciencia deaquel que es débil, no será edifi-

cada para comer de lo sacrifica-do a los ídolos?11 ¿Y por tu conocimiento seperecerá el hermano débil, por elcual Cristo murió?12 De esta manera, pues, pecan-do contra los hermanos, e hirien-do su débil conciencia, contraCristo pecáis.13 Por lo cual si la comida espara mi hermano ocasión deescandalo, no comeré carnejamás por no hacer caer a mi her-mano.

CAPÍTULO 9

¿NO soy yo apóstol? ¿nosoy libre? ¿no he visto a

Jesu Cristo el Señor nuestro? ¿nosois vosotros mi obra en elSeñor?2 Si para los otros no soy apóstol,a lo menos para vosotros cierta-mente lo soy; porque el sello demi apostolado vosotros sois en elSeñor.3 Mi respuesta para con los queme examinan, es esta:4 ¿No tenemos potestad decomer y de beber?5 ¿No tenemos potestad de llevarcon nosotros aquí y allá una her-mana, una esposa, como tambiénlos otros apóstoles, y los herma-nos del Señor, y Cefas?6 ¿O sólo yo y Barnabás no tene-mos potestad de no trabajar?7 ¿Quién jamás salió a la guerraa sus propias expensas? ¿Quiénplanta viña, y no come de sufruto? ¿o quién apacienta el

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I CORINTIOS 9I CORINTIOS 9

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20Antes, digo que las cosas quelos Gentiles sacrifican, a losdemonios lo sacrifican, y no aDios; y no quisiera que vosotrostuvieseis comunión con losdemonios.21 No podéis beber la copa delSeñor, y la copa de los demonios:no podéis ser partícipes de lamesa del Señor, y de la mesa delos demonios.22 ¿Provocamos a celos alSeñor? ¿Somos más fuertes queél?23Todas las cosasme son lícitas,mas no todas las cosas convie-nen: todas las cosas me son líci-tas, mas no todas las cosas edifi-can.24 Ninguno busque lo suyo pro-pio; mas cada uno lo del otro.25 De todo lo que se vende en lacarnicería, comed sin preguntarnada por causa de la conciencia.26 Porque del Señor es la tierra,y la plenitud de ella.27 Si alguno de los que no creenos convida, y queréis ir, de todolo que se os pone delante, comed,sin preguntar nada por causa dela conciencia.28 Mas si alguien os dijere: Estofue sacrificado a los ídolos: no locomáis por causa de aquel que oslo declaró, y por causa de la con-ciencia; porque del Señor es latierra, y la plenitud de ella.29 Conciencia digo, no la tuya,sino la del otro. ¿Pues por qué hade ser juzgada mi libertad porconciencia del otro?

30 Pero si yo por gracia soypartícipe, ¿por qué soy blasfema-do por lo que hago gracias?31 Si pues coméis, o si bebéis, ohacéis otra cosa, hacedlo todo agloria de Dios.32 No déis ofensa a los Judíos, nia los Gentiles, ni a la iglesia deDios:33Como también yo en todas lascosas agrado a todos: no buscan-do mi propio provecho, sino elde muchos, para que ellos seansalvos.

CAPÍTULO 11

SED seguidores de mí, comoyo también lo soy de Cristo.2 Aláboos pues, hermanos, queen todo os acordáis de mí; yretenéis las ordenanzas, de lamanera que os las entregué.3 Mas quiero que sepáis, queCristo es la cabeza de todovarón; y el varón es la cabeza dela mujer; y Dios, la cabeza deCristo.4 Todo varón que ora, o profetizacubierta la cabeza, afrenta sucabeza.5 Mas toda mujer que ora, o pro-fetiza no cubierta su cabeza,afrenta su cabeza; porque lomismo es que si se rayese.6 Porque si la mujer no se cubre,trasquílese también; y si esvergüenza para la mujer trasqui-larse o raparse, cúbrase.7 Porque el varón no ha de cubrirla cabeza; porque él es imagen ygloria de Dios; mas la mujer es

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25Ytodo aquel que se ejercita enla lucha, es sobrio en todo; yaquellos lo hacen para recibiruna corona corruptible; masnosotros, incorruptible.26 Así que yo de esta maneracorro, no como a cosa incierta:de esta manera peleo, no comoquien hiere al aire:27 Antes hiero mi cuerpo, y lopongo en servidumbre; para quepredicando a los otros, no sea yomismo reprobado.

CAPÍTULO 10

MAS no quiero, hermanos,que ignoréis, que nuestros

padres todos estuvieron debajode la nube, y todos pasaron por lamar;2 Y todos en Moisés fueron bau-tizados en la nube y en la mar;3 Y todos comieron la mismavianda espiritual;4 Y todos bebieron la mismabebida espiritual; porque bebíande la Roca espiritual que losseguía, la cual Roca era Cristo:5 Mas de muchos de ellos no seagradó Dios; porque fueronderribados en el desierto.6 Empero estas cosas fueronejemplos para nosotros; a fin deque no codiciemos cosas malas,como ellos codiciaron:7 Ni seáis idólatras como algu-nos de ellos, como está escrito:Sentóse el pueblo a comer y abeber, y se levantaron a jugar:8 Ni forniquemos, como algunosde ellos fornicaron, y cayeron en

un día veinte y tres mil:9 Ni tentemos a Cristo, comoalgunos de ellos le tentaron, yfueron destruidos por las serpien-tes.10 Ni murmuréis, como algunosde ellos murmuraron, y fuerondestruidos por el destruidor.11 Mas todas estas cosas lesacontecieron como ejemplos, yson escritas para nuestra amo-nestación, sobre quien los finesdel mundo son venidos.12 Así que el que se piensa estarfirme, mire que no caiga.13 No os ha tomado alguna ten-tación, fuera de las que soncomunes a los hombres; mas fielesDios, que no os dejará ser ten-tadosmás de lo que podéis; antesdará también salida con la tenta-ción, para que la podáis llevar.14 Por lo cual, amados míos,huid de la idolatría.15 Como a sabios hablo, juzgadvosotros lo que digo.16 La copa de bendición la cualbendecimos, ¿no es la comuniónde la sangre deCristo? el pan querompemos, ¿no es la comunióndel cuerpo de Cristo?17 Porque siendo muchos,somos un solo pan, y un solocuerpo; porque todos participa-mos de aquel mismo pan.18 Mirad a Israel según la carne,los que comen los sacrificios,¿no son participantes del altar?19 ¿Pues qué digo? ¿Qué el ídoloes algo? ¿o qué lo que es sacrifi-cado a los ídolos es algo?

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gloria del varón.8 Porque el varón no es de lamujer, sino la mujer del varón.9 Porque tampoco el varón fuecreado por causa de la mujer,sino la mujer por causa delvarón.10 Por lo cual la mujer debetener la señal de potestad sobresu cabeza por causa de los ánge-les.11 Mas ni el varón es sin lamujer, ni lamujer sin el varón, enel Señor.12 Porque como la mujer es delvarón, así también el varón espor la mujer; empero todas lascosas de Dios.13 Juzgad en vosotros mismos:¿es honesto orar la mujer a Diosno cubierta?14 ¿No os enseña aun la mismanaturaleza que le es vergonzosoal hombre el tener largo el cabe-llo?15 Por el contrario a la mujercriar el cabello le es una gloria;porque en lugar de velo le esdado el cabello.16 Con todo esto si alguno pare-ce ser contencioso, nosotros notenemos tal costumbre, ni lasiglesias de Dios.17 Esto empero os denuncio, queno os alabo, que no por mejor,sino por peor os juntáis.18 Porque lo primero, cuando osjuntáis en la iglesia, oigo que hayentre vosotros disensiones, y enparte lo creo.19 Porque es menester que tam-

bién haya entre vosotros herejías,para que los que son probados semanifiesten entre vosotros.20 De manera que cuando osjuntáis en uno, esto no es comerla cena del Señor:21 Porque cada uno se anticipa alotro para comer su propia cena; yel uno tiene hambre, y el otroestá embriagado.22 ¡Qué! ¿no tenéis casas en quecomáis y bebáis? ¿O menospre-ciáis la iglesia de Dios, y aver-gonzáis a los que no tienen?¿Qué os diré? ¿Os alabaré enesto? No os alabo.23 Porque yo recibí del Señor loque también os he entregado:Que el Señor Jesús la mismanoche que fue entregado, tomópan:24 Y habiendo dado gracias lopartió, y dijo: Tomad, comed:este es mi cuerpo que por voso-tros es partido: haced esto enmemoria de mí.25 Asimismo tomó también lacopa, después de haber cenado,diciendo: Esta copa es el nuevotestamento en mi sangre: hacedesto todas las veces que la bebie-reis, en memoria de mí.26 Porque todas las veces quecomiereis este pan, y bebiereisesta copa, la muerte del Señoranunciáis hasta que venga.27 De manera que cualquieraque comiere este pan, o bebiereesta copa del Señor indignamen-te, será culpado del cuerpo y dela sangre del Señor.

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I CORINTIOS 1228 Por tanto examínese cada unoa sí mismo, y así coma de aquelpan, y beba de aquella copa.29 Porque el que come y bebeindignamente, condenacióncome y bebe para sí, no discer-niendo el cuerpo del Señor.30 Por lo cual hay muchos debi-litados y enfermos entre voso-tros, y muchos duermen.31 Que si nos juzgásemos anosotros mismos, no seríamosjuzgados.32 Mas siendo juzgados, somoscastigados del Señor, para que noseamos condenados con elmundo.33 Así que, hermanos míos,cuando os juntáis a comer, espe-raos unos a otros.34 Y si alguno tuviere hambre,coma en su casa; porque no osjuntéis para condenación. Lasdemás cosas las pondré en ordencuando viniere.

CAPÍTULO 12

YENcuanto a los dones espi-rituales, no quiero, herma-

nos, que seáis ignorantes.2 Sabéis que erais Gentiles,yendo, como erais llevados, a losídolos mudos.3 Por tanto os hago saber, quenadie que hable por el Espíritu deDios, llama anatema a Jesús, yque nadie puede llamar a JesúsSeñor, sino por el Espíritu Santo.4 Empero hay diferencias dedones; mas el mismo Espíritu.5 Y hay diferencias de ministe-

rios; mas el mismo Señor.6 Y hay diferencias de operacio-nes; mas el mismo Dios es, elque obra todas las cosas entodos.7 Empero a cada uno le es dadala manifestación del Espíritupara provecho.8 Porque a éste es dada por elEspíritu palabra de sabiduría: alotro, palabra de conocimientosegún el mismo Espíritu:9 A otro, fe por el mismoEspíritu; y a otro, dones de sani-dades por el mismo Espíritu:10 A otro, operaciones de mila-gros; y a otro, profecía; y a otro,discernimiento de espíritus; y aotro, diversos géneros de len-guas; y a otro, interpretación delenguas.11 Mas todas estas cosas obrauno y el mismo Espíritu, repar-tiendo particularmente a cadauno como él quiere.12 Porque de la manera que esuno el cuerpo, y tiene muchosmiembros, empero todos losmiembros de este un cuerpo,siendo muchos, son un mismocuerpo, así también es Cristo.13 Porque por un Espíritu somostodos bautizados en un cuerpo,ora Judíos o Gentiles, ora siervoso libres; y a todos se nos hahecho beber en un Espíritu.14 Porque tampoco el cuerpo noes un solo miembro, sinomuchos.15 Si dijere el pie: Porque no soymano, no soy del cuerpo: ¿por

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I CORINTIOS 14si entregase mi cuerpo para serquemado, y no tuviere caridad,de nada me aprovecha.4 La caridad es sufrida, es benig-na: la caridad no tiene envidia: lacaridad no es jactanciosa, no eshinchada,5 No se comporta indecorosa-mente, no busca lo que es suyo,no se irrita, no piensa mal,6 No se regocija en la injusticia,mas gózase en la verdad:7 Todo lo sufre, todo lo cree,todo lo espera, todo lo soporta.8 La caridad nunca se acaba:aunque las profecías se han deacabar, y cesar las lenguas, ydesaparecer el conocimiento.9 Porque en parte conocemos, yen parte profetizamos.10 Mas cuando venga lo que eslo perfecto, entonces lo que es enparte será abolido.11 Cuando yo era niño, hablabacomo niño, pensaba como niño,razonaba como niño; mas cuan-do ya fui hombre hecho, puse aun lado las cosas de niño.12 Porque ahora vemos porespejo oscuramente; mas enton-ces, cara a cara. Ahora conozcoen parte; mas entonces conocerécomo soy conocido.13 Y ahora permanece la fe, laesperanza, y la caridad, estastres; empero la mayor de ellas esla caridad.

CAPÍTULO 14

SEGUID la caridad: codiciadlos dones espirituales; mas

sobre todo que profeticéis.2 Porque el que habla en una len-gua desconocida, no habla a loshombres, sino a Dios; porquenadie le entiende, aunque enespíritu hable misterios.3 Mas el que profetiza, habla alos hombres para edificación, yexhortación, y consolación.4 El que habla una lengua desco-nocida, a sí mismo edifica; masel que profetiza, edifica a la igle-sia.5 Así que querría que todosvosotros hablaseis lenguas, masbien empero que profetizaseis;porque mayor es el que profetizaque el que habla en lenguas, sitambién no interpretare, para quela iglesia reciba edificación.6 Ahora pues, hermanos, si yoviniere a vosotros hablando enlenguas, ¿qué os aprovecharé, sino os hablare, o por revela-ción,o por conocimiento, o por pro-fecía, o por doctrina?7Yaun las cosas inanimadas quedan sonido, (sea flauta o arpa,) sino dieren distinción de sonidos,¿cómo se sabrá lo que se tañecon la flauta o con el arpa?8 Y si la trompeta diere sonidoincierto, ¿quién se apercibirá a labatalla?9 Así también vosotros, si por lalengua no diereis palabras bieninteligibles, ¿cómo se entenderálo que se dice? porque hablaréisal aire.10 Hay, por ejemplo, tantosgéneros de voces en el mundo; y

I CORINTIOS 13eso no será del cuerpo?16Y si dijere la oreja: Porque nosoy ojo, no soy del cuerpo: ¿poreso no será del cuerpo?17 Si todo el cuerpo fuese ojo,¿dónde estaría el oído? si todofuese oído, ¿dónde estaría elolfato?18 Mas ahora Dios ha colocadolos miembros cada uno de ellospor si en el cuerpo, como élquiso.19 Que si todos fueran unmismomiembro, ¿dónde estuviera elcuerpo?20 Mas ahora muchos miembrosson, a la verdad, empero un cuer-po.21 No puede el ojo decir a lamano: No te hemenester: ni tam-poco la cabeza a los pies: Notengo necesidad de vosotros.22Antes, los miembros del cuer-po que parecen más flacos, sonmucho más necesarios;23 Y los miembros del cuerpoque estimamos menos dignos, aéstos ceñimos más honrosa-mente; y los que en nosotros sonmenos decentes, tienen másdecoro.24 Porque los que en nosotrosson más decorosos, no tienennecesidad de nada; mas Diostempló a una el cuerpo, dandomás abundante honor al que lefaltaba;25 Para que no haya disensión enel cuerpo, sino que los miembrostengan el mismo cuidado losunos por los otros.

26 De tal manera que si el unmiembro padece, todos losmiembros a una se duelen: o si elun miembro es honrado, todoslos miembros a una se regocijan.27 Vosotros, pues, sois el cuerpode Cristo, y miembros en parti-cular.28Y a unos puso Dios en la igle-sia, primeramente apóstoles,segundo profetas, tercero maes-tros, después milagros, despuésdones de sanidades, auxilios,gobernaciones, géneros de len-guas.29 ¿Son todos apóstoles? ¿sontodos profetas? ¿son todos maes-tros? ¿son todos hacedores demilagros?30 ¿Tienen todos dones de sani-dades? ¿hablan todos lenguas?¿interpretan todos?31 Empero desead con vehe-mencia los mejores dones; y aunyo enseño un camino más exce-lente.

CAPÍTULO 13

SI yo hablase en lenguas dehombres y de ángeles, y notuviese caridad, soy hecho comolatón que resuena, o címbalo queretiñe.2 Y si tuviere el don de profecía,y entendiese todos los misterios,y todo conocimiento; y si tuviesetoda la fe, de manera que pudie-se traspasar las montañas, y notuviera caridad, nada soy.3 Y si repartiese toda mi hacien-da para dar de comer a pobres; y

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ninguna de ellas es sin significa-do;11 Mas si yo ignorare el signifi-cado de la voz, seré bárbaro paraaquel que habla; y el que habla,será bárbaro para mí.12 Así también vosotros: puestoque sois codiciosos de donesespirituales, procurad de sobre-salir para la edificación de laiglesia.13 Por lo cual el que habla enlengua desconocida, ore queinterprete.14 Porque si yo orare en lenguadesconocida, mi espíritu ora;mas mi entendimiento es sinfruto.15 ¿Qué hay pues? Oraré con elespíritu, y oraré también con elentendimiento: cantaré con elespíritu, y cantaré también con elentendimiento.16 Porque cuando tú bendijerescon el espíritu, el que ocupa ellugar del ignorante, ¿cómo dirá,Amén, sobre tu acción de gra-cias? porque no sabe lo quedices.17 Porque tú a la verdad biendas gracias;mas el otro no es edi-ficado.18 Doy gracias a mi Dios quehablo en lenguas más que todosvosotros.19 Empero en la iglesia quieromás bien hablar cinco palabrascon mi entendimiento, para queenseñe también a los otros, quediez mil palabras en una lenguadesconocida.

20 Hermanos, no seáis niños enel sentido; mas sed niños en lamalicia, empero en el sentido sedhombres.21 En la ley está escrito: Conotras lenguas, y con otros labioshablaré a este pueblo; y ni aun asíme oirán, dice el Señor.22 Así que las lenguas por señalson, no a los que creen, sino a losincrédulos; mas la profecía sirve,no para los que no creen, sino alos creyentes.23 De manera que si toda la igle-sia se juntare en un mismo lugar,y todos hablaren en lenguas, yentraren ignorantes, o incrédu-los, ¿no dirán que estáis locos?24 Mas si todos profetizaren, yentrare algún incrédulo o igno-rante, de todos es convencido, detodos es juzgado:25 Y así lo oculto de su corazónse hace manifiesto; y así postrán-dose sobre su rostro adorará aDios, declarando que verdadera-mente Dios está en vosotros.26 ¿Qué hay, pues, hermanos?Cuando os juntáis, cada uno devosotros tiene salmo, tiene doc-trina, tiene lengua, tiene revela-ción, tiene interpretación:Háganse todas las cosas para edi-ficación.27 Si hablare alguno en lenguadesconocida, sea por dos, o a lomás por tres, y esto a su turno; yuno interprete.28 Mas si no hubiere intérprete,calle en la iglesia; y hable a símismo, y a Dios.

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I CORINTIOS 1529 Empero los profetas, hablendos o tres; y los demás juzguen.30 Y si a otro que estuviere sen-tado, fuere revelada alguna cosa,calle el primero.31 Porque podéis todos profeti-zar uno por uno; para que todosaprendan, y todos sean consola-dos.32 (Y los espíritus de los profetasestán sujetos a los profetas;)33 Porque Dios no es autor deconfusión, sino de paz, como entodas las iglesias de los santos.34Vuestras mujeres callen en lasiglesias; porque no les es permi-tido hablar, sino que estén sujetascomo también lo dice la ley.35 Y si quieren aprender algunacosa, pregunten en casa a suspropios maridos; porque desho-nesta cosa es hablar las mujeresen la iglesia.36 ¡Qué! ¿Ha salido de vosotrosla palabra de Dios? ¿o a vosotrossolos ha llegado?37 Si alguno, a su parecer, esprofeta, o espiritual, reconozcaque las cosas que yo os escriboson mandamientos del Señor.38 Mas si alguno es ignorante,sea ignorante.39 Así que, hermanos, codiciadel profetizar; y no impidáis elhablar en lenguas.40 Háganse todas las cosasdecentemente, y con orden.

CAPÍTULO 15

EMPERO os declaro, herma-nos, el evangelio que os he

predicado, el cual también reci-bisteis, y en el cual estáis firmes;2 Por el cual asimismo, siretenéis la palabra que os he pre-dicado, sois salvos, si no creísteisen vano.3 Porque primeramente os heenseñado lo que asimismo yorecibí, que Cristo murió pornuestros pecados, según lasEscrituras;4 Y que fue sepultado, y queresucitó al tercer día, según lasEscrituras;5 Y que fue visto por Cefas; ydespués por los doce:6 Que después fue visto de másde quinientos hermanos a la vez:de los cuales los más viven aún,empero algunos han dormido.7 Que después fue visto porJacobo: después por todos losapóstoles.8Yal postrero de todos, fue vistopor mí también, como por unonacido fuera de debido tiempo.9 Porque yo soy el menor de losapóstoles, que no soy digno deser llamado apóstol, porque per-seguía a la iglesia de Dios.10 Empero por la gracia de Diossoy lo que soy; y su gracia no hasido en vano para conmigo; anteshe trabajadomás abundantemen-te que todos ellos; pero no yo,sino la gracia de Dios que fueconmigo.11 Por tanto, sea yo, o sean ellos,así predicamos, y así habéis creí-do.12Mas si se predica aCristo, que

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I CORINTIOS 15buenas costumbres.34 Despertad justamente, y nopequéis; porque algunos noconocen a Dios, para vergüenzavuestra lo digo.35 Mas alguno dirá: ¿Cómoresucitan los muertos? ¿Con quécuerpo vendrán?36 ¡Insensato! lo que tu siem-bras, no revive, si antes nomuriere:37 Y lo que siembras, no siem-bras el cuerpo que ha de ser, sinoel grano desnudo, puede ser detrigo, o de alguno de los otrosgranos:38 Mas Dios le da al cuerpocomo él ha querido, y a cadasimiente su propio cuerpo.39 Toda carne no es la mismacarne; mas una carne es la de loshombres, y otra carne es la de losanimales, y otra la de los peces, yotra la de las aves.40 Y hay cuerpos celestiales, ycuerpos terrestres; mas la gloriade los celestiales es una, y la delos terrestres es otra.41 Una es la gloria del sol, y otrala gloria de la luna, y otra la glo-ria de las estrellas; porque unaestrella se diferencia de otraestrella en gloria.42Así también es la resurrecciónde los muertos. Se siembra encorrupción; se levantará en inco-rrupción:43 Se siembra en deshonra; selevantará en gloria: se siembra enflaqueza; resucitará en poder:44 Se siembra cuerpo natural;

resucitará cuerpo espiritual. Haycuerpo natural, y hay cuerpoespiritual.45Yasí está escrito: fue hecho elprimer hombre Adam en almaviviente; el postrer Adam enespíritu vivificante.46 Mas lo que es espiritual no esprimero, sino lo que es natural; ydespués lo que es espiritual.47 El primer hombre es de la tie-rra, terreno: el segundo hombrees el Señor del cielo.48 Cual el terreno, tales tambiénlos terrenos; y cual el celestial,tales también los celestiales.49 Y así como hemos traído laimagen del terreno, traeremostambién la imagen del celestial.50 Esto empero digo, hermanos:Que la carne y la sangre no pue-den heredar el reino de Dios: nila corrupción hereda la incorrup-ción.51 He aquí, un misterio os digo:Todos ciertamente no dormire-mos; mas todos seremos cambia-dos.52 En un momento, en un abrirde ojo, a la final trompeta; por-que sonará la trompeta, y losmuertos serán resucitados inco-rruptibles, y nosotros seremoscambiados.53 Porque es menester que estocorruptible sea vestido de inco-rrupción, y esto mortal sea vesti-do de inmortalidad.54 Y cuando esto corruptiblefuere vestido de incorrupción, yesto mortal fuere vestido de

I CORINTIOS 15resucitó de los muertos, ¿cómodicen algunos entre vosotros, queno hay resurrección de los muer-tos?13 Porque si no hay resurrecciónde los muertos, Cristo tampocoresucitó.14 Y si Cristo no resucitó, luegovana es nuestra predicación, yvana es también vuestra fe.15 Y también somos halladosfalsos testigos de Dios; porquehemos testificado de Dios, que élhaya resucitado a Cristo: al cualno resucitó, si es así que losmuertos no resucitan.16 Porque si losmuertos no resu-citan, tampoco Cristo resucitó.17 Y si Cristo no resucitó, vues-tra fe es vana; aún os estáis envuestros pecados.18 Por el consiguiente tambiénlos que durmieron en Cristo, sonperecidos.19 Si en esta vida solamentetenemos esperanza en Cristo, losmás miserables somos de todoslos hombres.20Mas ahora, Cristo ha resucita-do de los muertos; y él es hechoprimicias de los que durmieron.21 Porque por cuanto la muertevino por un hombre, también porun hombre vino la resurrecciónde los muertos.22 Porque a la manera que enAdam todos mueren, así tambiéntodos enCristo serán vivificados.23 Mas cada uno en su propioorden: Cristo las primicias; des-pués los que son de Cristo en su

venida.24 Después viene el fin; cuandohubiere entregado el reino a Diosy Padre; cuando hubiere abatidotodo imperio, y toda potestad, ypoder.25 Porque es menester que élreine, hasta que haya puesto atodos sus enemigos debajo desus pies.26 Y el postrer enemigo que serádestruido, es la muerte.27 Porque todas las cosas sujetódebajo de sus pies. Mas cuandodice: Todas las cosas son sujeta-das a él, claro es que está excep-tuado el que sujetó a él todas lascosas.28Mas cuando todas las cosas lefueren sujetas, entonces tambiénel Hijo mismo se sujetará al quele sujetó a él todas las cosas, paraque Dios sea todo en todos.29De otromodo, ¿qué harán, losque son bautizados por los muer-tos, si en ninguna manera losmuertos resucitan? ¿Por qué,pues, son bautizados por losmuertos?30 ¿Y por qué nosotros peligra-mos a toda hora?31 Yo protesto por vuestro gozo,el cual tengo en Cristo Jesús elSeñor nuestro, cada día muero.32 Si como hombre batallé enEfeso contra las bestias, ¿qué meaprovecha si los muertos noresucitan? Comamos y bebamos,que mañana moriremos:33 No os engañéis. Las malasconversaciones corrompen las

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gozo; porque éstos suplieron loque faltaba de vuestra parte.18 Porque recrearon mi espírituy el vuestro. Reconoced pues alos que son tales.19 Las iglesias de Asia os salu-dan. Os saludan mucho en elSeñor Aquila y Priscila, con laiglesia que está en su casa.20 Os saludan todos los herma-nos. Saludaos los unos a los otroscon santo beso.21 Salutación de mí, Pablo, conmi propia mano.

22 Si alguno no amare al SeñorJesu Cristo seaAnatema. Maran-atha.23 La gracia del Señor JesuCristo sea con vosotros.24 Mi amor sea con todos voso-tros en Cristo Jesús. Amén.

La primera epístola a los Corintios fue enviada deFilipos con Estéfanas, y Fortunato, y Achaico, yTimoteo.

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inmortalidad, entonces será cum-plida la palabra que está escrita:Tragada es la muerte en victoria.55 ¿Dónde está, oh muerte, tuaguijón? ¿Dónde está, oh infier-no, tu victoria?56 Empero el aguijón de lamuerte es el pecado; y el poderdel pecado, la ley.57 Mas a Dios gracias, que nosda la victoria por nuestro SeñorJesu Cristo.58Así que, hermanos míos ama-dos, estad firmes y constantes,abundando siempre en la obradel Señor, sabiendo que vuestrotrabajo en el Señor no es vano.

CAPÍTULO 16

ENcuanto a la colecta para lossantos, haced vosotros tam-bién de la manera que yo ordenéen las iglesias de Galacia.2 Cada primer día de la semanacada uno de vosotros pongaaparte algo, atesorándolo, segúnDios le hubiere prosperado; paraque cuando yo viniere, no sehagan entonces las colectas.3 Y cuando yo hubiere venido,los que aprobareis por cartas, aéstos enviaré que lleven vuestrobeneficio a Jerusalem.4 Y si fuere digno el negocio deque yo también vaya, irán con-migo.5 Empero a vosotros vendré,cuando pasare por Macedonia;porque por Macedonia tengo depasar.6 Y podrá ser que me quedaré

con vosotros, e invernaré tam-bién; para que vosotros mellevéis donde hubiere de ir.7 Porque no quiero ahora verosde paso; mas espero estar convosotros algún tiempo, si elSeñor lo permitiere.8 Empero estaré en Efeso hastaPentecostés.9 Porque se me ha abierto unapuerta grande y eficaz; y muchosadversarios hay.10 Y si viniere Timoteo, miradque esté con vosotros sin temor;porque la obra del Señor hace,como yo también.11 Por tanto nadie le tenga enpoco; antes llevadle en paz, paraque venga a mí; porque le esperocon los hermanos.12 Cuanto al hermano Apolos,mucho le he rogado que fuese avosotros con los hermanos; masen ninguna manera tuvo volun-tad de ir por ahora; mas irá cuan-do tuviere oportunidad.13 Velad, estad firmes en la fe:portaos varonilmente, sed fuer-tes.14 Todas vuestras cosas seanhechas con caridad.15 Mas os ruego hermanos, (yasabéis la casa de Estéfanas que eslas primicias de Acaya, y que sehan dedicado al ministerio de lossantos,)16 Que vosotros os sujetéis a lostales, y a todos los que nos ayu-dan, y trabajan.17 De la venida de Estéfanas yde Fortunato, y de Achâico, me

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I CORINTIOS 16I CORINTIOS 16

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13 Porque no os escribimos otrascosas de las que leéis, o tambiénreconocéis; y espero que aunhasta el fin las reconoceréis:14 Como también en parte noshabéis reconocido que somosvuestra gloria, como tambiénvosotros sois la nuestra, en el díadel Señor Jesús.15 Y en esta confianza quise pri-mero venir a vosotros, para quetuvieseis otro segundo beneficio:16 Y pasar por vosotros aMacedonia; y de Macedoniavenir otra vez a vosotros, y serllevados por vosotros a Judea.17 Pues cuando propuse esto,¿usé quizá de liviandad? ¿o loque me propongo, lo propongosegún la carne, para que haya enmí sí, sí, y no, no?18Antes comoDios es fiel, nues-tra palabra para con vosotros noha sido sí y no.19 Porque el Hijo de Dios, JesuCristo, que por nosotros ha sidoentre vosotros predicado, por mí,y Silvano, y Timoteo, no ha sidosí y no; mas en él ha sido sí.20 Porque todas las promesas deDios son en él sí, y en él Aménpara gloria de Dios por nosotros.21 Y el que nos confirma convosotros en Cristo, y el que nosungió, es Dios:22 El cual también nos selló, ynos dio las arras del Espíritu ennuestros corazones.23 Mas yo llamo a Dios por tes-tigo sobre mi alma, que por per-donaros, no he venido hasta

ahora a Corinto:24 No que nosotros tengamosseñorío sobre vuestra fe; antessomos ayudadores de vuestrogozo, porque por la fe estáis fir-mes.

CAPÍTULO 2

EMPERO esto he determina-do en mi mismo, de no venirotra vez a vosotros con tristeza.2 Porque si yo os entristezco,¿quién será pues el que me ale-grará, sino el mismo a quien yoentristeciera?3 Y esto mismo os escribí, por-que cuando viniere no tuviesetristeza de aquellos de los cualesme debería alegrar; teniendoconfianza en todos vosotros quemi gozo es el de todos vosotros.4 Porque de en medio de muchatribulación y angustia de corazónos escribí con muchas lágrimas:no para que fueseis entristecidos,sino para que conocieseis cuánabundante amor tengo para convosotros.5 Que si alguno ha causado tris-teza, no me entristeció a mí sinoen parte, por no sobrecargaros atodos vosotros.6 Bástale al tal este castigo quefue hecho por muchos:7 De manera que, al contrario,vosotros debéis más bien perdo-narle, y consolarle, porque no seael tal consumido de demasiadatristeza.8 Por lo cual os ruego que con-firméis vuestro amor para con él.

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II CORINTIOS 2

CAPÍTULO 1

PABLO, apóstol de JesuCristo por la voluntad deDios,

y el hermano Timoteo, a la iglesiade Dios que está en Corinto, contodos los santos que están por todalaAcaya.2 Gracia a vosotros, y paz deDios nuestro Padre, y del SeñorJesu Cristo.3 Bendito sea Dios y Padre denuestro Señor Jesu Cristo, elPadre de misericordias, y el Diosde toda consolación;4 El cual nos consuela en todasnuestras tribulaciones; para quepodamos nosotros consolar a losque están en cualquiera angustia,con la consolación con que noso-tros mismos somos consoladosde Dios.5 Porque de la manera que abun-dan en nosotros los sufrimientosde Cristo, así abunda tambiénpor Cristo nuestra consolación.6Mas ahora sea que seamos atri-bulados, es por vuestra consola-ción y salvación, la cual es efi-ciente en el sufrir de las mismasaflicciones que nosotros tambiénpadecemos; o si somos consola-dos, es por vuestra consolación ysalvación.

7 Y nuestra esperanza de voso-tros es firme, estando ciertos quecomo sois participantes de lossufrimientos, así también loseréis de la consolación.8 Porque, hermanos, no quere-mos que ignoréis de nuestra tri-bulación que nos fue hecha enAsia, que sobre manera fuimoscargados sobre nuestras fuerzas,de tal manera que aun dudába-mos de la vida:9Mas nosotros tuvimos en noso-trosmismos sentencia demuerte,para que no confiásemos ennosotros mismos, sino en Dios,que levanta los muertos:10 El cual nos libró de tan gran-de muerte, y nos libra: en el cualesperamos que aún nos librará;11 Ayudándonos también voso-tros con oración por nosotros,para que por el don concedidopara nosotros por medio demuchas personas, por muchassean dadas gracias por nosotros.12 Porque nuestra gloria es esta,el testimonio de nuestra concien-cia, que en simplicidad y sinceri-dad de Dios, no en sabiduría car-nal, mas por la gracia de Dios,hemos conversado en el mundo,y más abundantemente convosotros.

LA SEGUNDA EPISTOLA DELAPOSTOL

PABLO

ALOSCORINTIOS

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denación fue gloria, mucho másabundará en gloria el ministeriode justicia.10 Porque lo que fue hecho glo-rioso, ni aun fue glorioso en esterespecto, por razón de la gloriaque sobresale.11 Porque si lo que se acaba fuepara gloria, mucho más es paragloria lo que permanece.12 Así que teniendo tal esperan-za, hablamos con mucha fran-queza.13Yno comoMoisés, que poníaun velo sobre su rostro, para quelos hijos de Israel no pudiesenfijar los ojos en el fin de aquelloque se había de ser abolido:14 Mas las mentes de ellos fue-ron cegadas; porque hasta el díade hoy queda el mismo velo sinser quitado en la lectura del anti-guo testamento, el cual velo esquitado en Cristo.15 Y aun hasta el día de hoy,cuando Moisés es leído, el veloestá sobre el corazón de ellos.16 Empero cuando se convirtie-ren al Señor, el velo será quitado.17 Porque el Señor es aquelEspíritu; y donde está el Espíritudel Señor, allí hay libertad.18 Empero nosotros todos, concara descubierta, mirando comoen un espejo la gloria del Señor,somos transformados en lamisma imagen de gloria en glo-ria, como por el Espíritu delSeñor.

CAPÍTULO 4

POR lo cual teniendo nosotroseste ministerio, según la mise-ricordia que hemos recibido, nodesmayamos;2 Antes hemos renunciado a lascosas encubiertas de vergüenza,no andando con astucia, ni adul-terando la palabra de Dios; maspor manifestación de la verdadencomendándonos a nosotrosmismos a la conciencia de todohombre delante de Dios.3 Que si nuestro evangelio esencubierto, para los que se pier-den es encubierto:4 En los cuales el dios de estemundo ha cegado lamente de losincrédulos, para que no les res-plandezca la luz del evangelioglorioso de Cristo, el cual es laimagen de Dios.5 Porque no nos predicamos anosotros mismos, sino a CristoJesús, el Señor; y nosotros vues-tros siervos por Jesús.6 Porque Dios que mandó res-plandecer la luz de las tinieblas,es el que ha resplandecido ennuestros corazones, para dar ilu-minación del conocimiento de lagloria de Dios en la faz de JesuCristo.7 Pero tenemos este tesoro envasos de tierra, para que la exce-lencia del poder sea deDios, y node nosotros.8 Por todos lados somos atribula-dos, mas no estrechados: perple-jos, mas no desesperados:

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9 Porque también por este fin osescribí a vosotros, para conocerla prueba de vosotros, si soisobedientes en todas las cosas.10 Al que vosotros perdonareiscualquiera cosa, yo también; por-que si yo he perdonado algunacosa, a quien lo he perdonado,por vuestra causa lo he hecho enla persona de Cristo;11 Para que Satanás no nos ganealguna ventaja; porque no igno-ramos sus maquinaciones.12 Mas cuando yo vine a Troaspara predicar el evangelio deCristo, y me fue abierta puerta enel Señor,13No tuve reposo enmi espíritu,por no haber hallado a Tito mihermano; y así despidiéndomede ellos, me partí desde allí paraMacedonia.14 Mas gracias a Dios, el cualhace que siempre triunfemos enCristo; y manifiesta el olor de suconocimiento por nosotros entodo lugar;15 Porque somos para Diossuave olor de Cristo en los queson salvos, y en los que perecen:16 A éstos olor de muerte paramuerte; y a aquéllos olor de vidapara vida. Y para estas cosas¿quién es suficiente?17 Porque no somos comomuchos, mercaderes falsos quecorrompen la palabra de Dios:antes como de sinceridad, comode Dios, delante de Dios, habla-mos en Cristo.

CAPÍTULO 3

¿COMENZAMOS otra veza alabarnos a nosotrosmismos? ¿O tenemos necesidad,como algunos, de cartas de reco-mendación para vosotros, o derecomendación de vosotros?2 Nuestra carta sois vosotros,escrita en nuestros corazones,conocida y leída de todos loshombres;3 Por cuanto es manifiesto quevosotros sois la carta de Cristoministrada por nosotros, y escritano con tinta, sino con el EspíritudeDios vivo: no en tablas de pie-dra, sino en las tablas de carnedel corazón.4 Y tal confianza tenemos porCristo para con Dios.5 No que seamos suficientes denosotros mismos para pensaralgo como de nosotros mismos;sino que nuestra suficiencia es deDios:6 El cual también nos ha hechoministros suficientes del nuevotestamento: no de la letra, sinodel Espíritu; porque la letra mata,mas el Espíritu vivifica.7 Empero si el ministerio demuerte, escrito y grabado en pie-dras, fue para gloria, tanto quelos hijos de Israel no pudiesenfijar los ojos en la cara deMoisés, a causa de la gloria de surostro, la cual se había de acabar:8 ¿Cuánto más no será para glo-ria el ministerio del Espíritu?9 Porque si el ministerio de con-

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II CORINTIOS 4II CORINTIOS 3

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ausentes, o presentes, le seamosaceptos.10 Porque es menester que todosnosotros comparezcamos delan-te del tribunal de Cristo; para quecada uno reciba las cosas hechasen su cuerpo, según lo que hubie-re hecho, sea bueno, o seamalo.11 Sabiendo pues el terror delSeñor, persuadimos a los hom-bres, mas a Dios somos hechosmanifiestos; y espero que tam-bién en vuestras concienciassomos hechos manifiestos.12 Porque no nos encomenda-mos otra vez a vosotros; antes osdamos ocasión de gloriaros denosotros, para que tengáis queresponder a los que se glorían enlas apariencias, y no en elcorazón.13 Porque si loqueamos, es paraDios, y si estamos en sano juicio,es por vuestra causa.14 Porque el amor de Cristo nosconstriñe: juzgando esto: Que siunomurió por todos, luego todoseran muertos:15 Y que murió por todos, paraque los que viven, ya no vivanpara sí, sino para aquél que porellos murió y resucitó.16 Por lo que nosotros de aquíadelante a nadie conocemossegún la carne; y si aun a Cristoconocimos según la carne, ahoraempero ya no le conocemosmás.17 De manera que si alguno esen Cristo, nueva criatura es: lascosas viejas son pasadas; heaquí, todas las cosas son hechas

nuevas.18Y todas las cosas son de Dios,el cual nos ha reconciliado consi-go mismo por Jesu Cristo, y nosha dado el ministerio de la recon-ciliación.19 Es a saber, Dios estaba enCristo reconciliando el mundoconsigomismo, no imputándolessus pecados, y ha entregado anosotros la palabra de la reconci-liación.20 Así que embajadores somosde Cristo, como si Dios os roga-se por nosotros; os rogamos ennombre de Cristo: Reconciliaoscon Dios.21 Porque a él que no conociópecado, lo hizo pecado por noso-tros, para que nosotros fuésemoshechos justicia de Dios en él.

CAPÍTULO 6

POR lo cual nosotros, comocolaboradores juntamentecon él, os exhortamos tambiénque no hayáis recibido en vano lagracia de Dios;2 Porque él dice: En tiempoacepto te he oído, y en día de sal-vación te he socorrido: he aquí,ahora es el tiempo acepto, heaquí, ahora es el día de la salva-ción:3 No dando ofensa alguna enninguna cosa, porque el ministe-rio no sea vituperado:4 Pero mostrándonos aprobadosen todas cosas comoministros deDios, en mucha paciencia, en tri-bulaciones, en necesidades, en

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9 Perseguidos, mas no desampa-rados: abatidos, mas no destrui-dos:10 Llevando siempre por todaspartes en el cuerpo la muerte delSeñor Jesús, para que también lavida de Jesús sea manifestada ennuestro cuerpo.11 Porque siempre nosotros quevivimos, somos entregados a lamuerte por causa de Jesús, paraque también la vida de Jesús seamanifestada en nuestra carnemortal.12Demanera que lamuerte obraen nosotros, mas en vosotros lavida.13 Pero teniendo nosotros elmismo espíritu de fe, conforme alo que está escrito: Creí, y por lotanto he hablado: nosotros tam-bién creemos, y por lo tantohablamos:14 Estando ciertos que el queresucitó al Señor Jesús, a noso-tros también nos resucitará porJesús; y nos presentará con voso-tros.15 Porque todas las cosas sonpor vuestra causa, para que laabundante gracia por la acciónde gracias de muchos, redunde agloria de Dios.16 Por tanto no desmayamos;antes aunque este nuestro hombreexterior se desgasta, el interiorempero se renueva de día en día.17 Porque nuestra leve tribula-ción, que no es sino por unmomento, obra por nosotros unpeso de gloria inconmensurable-

mente grande y eterno:18 No mirando nosotros a lascosas que se ven, sino a las queno se ven; porque las cosas quese ven son temporales; mas lasque no se ven son eternas.

CAPÍTULO 5

PORQUE sabemos que sinuestra casa terrestre de estetabernáculo se deshiciere, tene-mos de Dios edificio, una casano hecha de manos, eterna en loscielos.2 Y por esto también gemimos,deseando ardientemente ser reves-tidos de aquella nuestra habitaciónque es del cielo:3 Si es que fuéremos hallados ves-tidos y no desnudos.4 Porque verdaderamente losque estamos en este tabernáculo,gemimos estando sobre- carga-dos; porque no querríamos serdesnudados, antes revestidos,para que lo que es mortal sea tra-gado por la vida.5 Mas el que nos hizo para estomismo es Dios, el cual tambiénnos ha dado las arras del Espíritu.6 Por tanto estamos confiadossiempre, sabiendo que entretanto que estamos en el cuerpo,ausentes estamos del Señor:7 (Porque por fe andamos, no porvista:)8 Estamos confiados, digo, yquisiéramos más bien ausentar-nos del cuerpo, y estar presentescon el Señor.9 Por tanto procuramos, que o

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II CORINTIOS 6II CORINTIOS 5

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que están abatidos, nos consolócon la venida de Tito.7 Y no sólo con su venida, mastambién con la consolación conque él fue consolado de vosotros,haciéndonos saber vuestro deseogrande, vuestro lloro, vuestrocelo por mí, así que me regocijétanto más.8 Porque aunque os entristecí porla carta, no me arrepiento: aun-que me arrepentí, porque veoque aquella carta, aunque porpoco tiempo, os entristeció.9 Ahora me gozo: no porquehayáis sido entristecidos,mas por-que hayáis sido entristecidos paraarrepentimiento; porque habéissido entristecidos según Dios, demanera que ninguna pérdidahayáis padecido por nosotros.10 Porque la tristeza que essegún Dios, obra arrepentimien-to para la salvación, de la cualnadie se arrepiente; mas la triste-za del mundo obra la muerte.11 Porque he aquí esto mismo,que según Dios fuisteis entriste-cidos, qué solicitud ha obrado envosotros, más aun defensa, másaun indignación, más aun temor,más aun vehemente deseo, másaun celo, más aun venganza. Entodo os habéismostrado puros eneste negocio.12 Así que aunque os escribí, nofue por causa del que hizo lainjuria, ni por causa del quepadeció la injuria, sino para queos fuese manifiesta nuestra soli-citud que tenemos por vosotros

delante de Dios.13 Por tanto fuimos consoladospor vuestra consolación: emperomucho más nos gozamos por elgozo de Tito, porque fue recrea-do su espíritu por todos vosotros.14 Que si en algo me he gloriadocon él de vosotros, no he sidoavergonzado; antes como todo loque habíamos dicho a vosotrosen verdad, así también nuestragloria con Tito fue hallada serverdad.15 Y su entrañable afecto es másabundante para con vosotros,cuando se acuerda de la obedien-cia de todos vosotros; y de cómole recibisteis con temor y tem-blor.16Así queme regocijo de que entodo tengo confianza de voso-tros.

CAPÍTULO 8

ASIMISMO, hermanos, oshacemos saber la gracia de

Dios, que ha sido dada a las igle-sias de Macedonia:2 Que en grande prueba de tribu-lación, la abundancia de su gozoy su profunda pobreza abunda-ron para las riquezas de su libe-ralidad.3 Porque conforme a sus fuerzas,(yo soy testigo,) y aun sobre susfuerzas han sido voluntarios;4 Rogándonos con muchos rue-gos, que recibiésemos el don, ynos encargásemos de la comu-nión del ministerio que se hacepara los santos.

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angustias,5 En azotes, en cárceles, en albo-rotos, en trabajos, en vigilias, enayunos,6 En pureza, en conocimiento, enlonganimidad, en bondad, en elEspíritu Santo, en amor no fingi-do,7 En palabra de verdad, en poderde Dios, por armas de justicia adiestra y a siniestra:8 Por honra y deshonra: por infa-mia, y buena fama: como engaña-dores, y sin embargo veraces:9 Como desconocidos, y sinembargo bien conocidos: comomuriendo, y, he aquí, vivimos:comocastigados,mas nomuertos:10 Como entristecidos, mas siem-pre gozosos: como pobres, masenriqueciendo a muchos: comolos que no tienen nada, y sinembargo lo poseen todo.11 Nuestra boca está abierta paravosotros, oh Corintios, nuestrocorazón es ensanchado.12 No estáis estrechados ennosotros; mas estáis estrechadosen vuestras propias entrañas:13 Pues por recompensa de lomismo, (como amis hijos hablo,)ensanchaos también vosotros.14 No os juntéis en yugo desi-gual con los incrédulos: porque¿qué compañía tiene la justiciacon la injusticia? ¿y qué comu-nión la luz con las tinieblas?15 ¿Y qué concordia Cristo conBelial? ¿o qué parte el que creecon el incrédulo?16 ¿Y qué avenencia el templo

de Dios con ídolos? porque voso-tros sois el templo del Dios vivo,como Dios ha dicho: Yo moraréen ellos, y andaré en ellos; y yoseré el Dios de ellos, y ellos seránmi pueblo.17Por lo cual salidde enmediodeellos, y apartaos, dice el Señor; yno toquéis lo inmundo, y yo osrecibiré.18 Y seré a vosotros Padre, yvosotros me seréis a mí hijos ehijas: dice el SeñorTodopoderoso.

CAPÍTULO 7

TENIENDO pues nosotrosestas promesas, amados míos,

pues que tenemos tales promesas,limpiémonos de toda inmundiciade la carne y del espíritu, perfec-cionando la santidad en el temorde Dios.2 Admitidnos: a nadie hemosinjuriado, a nadie hemos corrom-pido, a nadie hemos defraudado.3 No para condenaros lo digo;que ya he dicho antes, que estáisen nuestros corazones paramorir, y para vivir con vosotros.4 Mucho denuedo tengo para convosotros, mucha gloria tengo devosotros: lleno estoy de consola-ción: sobreabundo de gozo entodas nuestras tribulaciones.5 Porque cuando vinimos aMacedonia, ningún reposo tuvonuestra carne; antes por todoslados fuimos atribulados: de fuerahabía combates, de dentro temo-res.6 Mas Dios, que consuela a los

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II CORINTIOS 8II CORINTIOS 7

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mucho más diligente por lamucha confianza que tengo envosotros.23 Tocante a Tito, si alguno pre-guntare, él es mi compañero ycoadjutor para con vosotros; o encuanto a nuestros hermanos, sonlos mensajeros de las iglesias, yla gloria de Cristo.24 Mostrad pues para con ellos,y a la faz de las iglesias, la prue-ba de vuestro amor, y de nuestragloria de vosotros.

CAPÍTULO 9

PORQUE en cuanto al minis-terio para los santos, pordemás me es escribiros;2 Porque conozco la prontitud devuestro ánimo, por cuyo motivome glorío de vosotros entre losde Macedonia, que Acaya estáapercibida desde el año pasado;y vuestro celo ha provocado amuchos.3 Sin embargo he enviado a loshermanos, porque nuestra gloriade vosotros no sea vana en estaparte; para que, como lo hedicho, estéis apercibidos;4 Porque no sea que si vinierenconmigo los de Macedonia, y oshallaren desapercibidos, y nosavergoncemos nosotros, (por nodecir vosotros,) de esta confianzade gloria.5 Por tanto tuve por cosa necesa-ria exhortar a los hermanos quefuesen primero a vosotros, y apa-rejasen primero vuestra bendi-ción antes prometida, para que

esté aparejada como bendición, yno como avaricia.6 Esto empero digo: El que siem-bra escasamente, también segaráescasamente; y el que siembraabundantemente, segará tambiénabundantemente.7 Cada uno como propuso en sucorazón, así dé, no con tristeza, opor necesidad; porque Dios amael dador alegre.8 Y poderoso es Dios para hacerque abunde en vosotros toda gra-cia, para que teniendo toda sufi-ciencia en todas cosas, abundéispara toda buena obra.9 Como está escrito: Esparció;dio a los pobres; su justicia per-manece por siempre.10 Y el que da la simiente al quesiembra, también dará pan paracomer; y multiplicará vuestrasementera, y aumentará los fru-tos de vuestra justicia;11 Para que enriquecidos entodo, abundéis en toda liberali-dad, la cual obra por nosotrosacción de gracias a Dios.12 Porque la administración deeste servicio no solamente suplelo que a los santos falta, mastambién abunda en muchasacciones de gracias a Dios;13 Que por la experiencia de estaadministración, glorifican a Diospor vuestra sujeción que pro-fesáis al evangelio de Cristo, ypor la liberalidad de vuestra dis-tribución para con ellos, y paracon todos;14 Y por la oración de ellos por

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5 Y esto hicieron, no como loesperábamos, mas a sí mismosdieron primeramente al Señor, ya nosotros por la voluntad deDios.6 De tal manera que exhortamosa Tito, que como había comenza-do ya, así también acabase envosotros la misma gracia tam-bién.7 Por tanto como en todoabundáis, en fe, y en palabra, yen conocimiento, y en toda dili-gencia, y amor para con noso-tros, mirad que abundéis en estagracia también.8 No hablo como por manda-miento; sino por motivo de laprontitud de los otros, y para pro-bar la sinceridad de vuestroamor.9 Porque vosotros conocéis lagracia de nuestro Señor JesuCristo, que, siendo rico, poramor de vosotros se hizo pobre;para que vosotros por su pobrezafueseis ricos.10Yen esto doymi consejo; por-que esto os conviene a vosotros,que comenzasteis antes, no sóloa hacerlo, sino también a querer-lo desde el año pasado:11 Ahora pues acabad de hacer-lo; para que como fue pronto elánimo en el querer, así tambiénlo sea en el cumplirlo de lo quetenéis.12 Porque si primero hay volun-tad pronta, será acepta según loque alguno tiene, y no según loque no tiene.

13 No para que otros tengan ali-vio, y vosotros apretura:14 Sino por igualdad, para queen este tiempo, vuestra abundan-cia supla la falta de ellos; paraque también la abundancia deellos supla vuestra falta, para quehaya igualdad:15 Como está escrito: Al querecogió mucho, no le sobró; y alque recogió poco, no le faltónada.16 Empero gracias a Dios quepuso la misma solicitud porvosotros en el corazón de Tito.17 Porque en verdad aceptó laexhortación; mas estando él muysolícito, de su propia voluntad separtió para vosotros.18 Y enviamos con él al herma-no, cuya alabanza en el evange-lio es por todas las iglesias.19 Y no sólo esto, sino que tam-bién fue elegido por las iglesiaspara acompañarnos en nuestroviaje con este beneficio, que esadministrado por nosotros paragloria del mismo Señor, y decla-ración de vuestra voluntad pron-ta:20 Evitando esto, que nadie nosvitupere en esta abundancia queministramos:21 Procurando las cosas hones-tas, no sólo delante del Señor,sino también delante de los hom-bres.22 Y enviamos con ellos a nues-tro hermano, al cual muchasveces hemos probado diligenteen muchas cosas; mas ahora

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II CORINTIOS 9II CORINTIOS 8

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teniendo esperanza de que encreciendo vuestra fe, seremosabundantemente engrandecidosentre vosotros conforme a nues-tra regla;16 Para predicar el evangelio enlas regiones que están más alláde vosotros, no en la medida deotro, para gloriarnos de lo que yaestaba aparejado.17 Mas el que se gloría, gloríeseen el Señor.18 Porque no el que se alaba a símismo, el tal es aprobado; masaquel a quien el Señor alaba.

CAPÍTULO 11

PLUGUIESE a Dios quevosotros sufrieseis un pocomi

locura. Mas, en verdad, sufridme.2 Porque yo soy celoso de voso-tros con celo de Dios; porque oshe desposado a un marido, parapresentaros como a una virgenpura a Cristo.3 Mas tengo miedo de que, enalguna manera, como la serpien-te engañó a Eva por su astucia,así sean corrompidas vuestrasmentes, de la simplicidad que esen Cristo:4 Porque si el que viene predicaotro Jesús que nosotros no hemospredicado, o si vosotros recibísotro espíritu del que habéis recibi-do, uotro evangelio del quehabéisaceptado, le sufrierais bien.5 Empero yo pienso, que en nadahe sido inferior a losmás grandesapóstoles.6 Porque aunque soy rudo en la

palabra, no empero en el conoci-miento; mas en todas las cosashemos sido enteramente mani-fiestos a vosotros.7 ¿Acaso cometí un pecado enhaberme humillado a mí mismo,para que vosotros fueseis ensal-zados, porque os he predicado elevangelio de Dios gratuitamen-te?8 Despojé las otras iglesias, reci-biendo salario de ellos para ser-vir a vosotros.9 Y estando con vosotros, yteniendo necesidad, a ningunofui carga; porque lo queme falta-ba, lo suplieron los hermanosque vinieron de Macedonia; y entodas cosas me guardé de serosgravoso, y me guardaré.10 Como la verdad de Cristo esen mí, nadie me impedirá estajactancia en las regiones deAcaya.11 ¿Por qué? ¿por qué no os amo?Dios lo sabe.12 Mas lo que hago, haré aún;para cortar ocasión de aquellosque desean ocasión, para que enaquello que se glorían, sean halla-dos como también nosotros.13 Porque los tales son falsosapóstoles, obreros fraudulentosque se transfiguran en apóstolesde Cristo.14 Y no es maravilla; porqueSatanás mismo se transfigura enángel de luz.15 Así que no es gran cosa sitambién sus ministros se transfi-guren comoministros de justicia,

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vosotros, los cuales os anhelan decorazón a causa de la abundantísi-ma gracia de Dios en vosotros.15 Gracias a Dios por su inefabledon.

CAPÍTULO 10

EMPERO yo, Pablo mismo,os ruego por la mansedum-bre y dulzura de Cristo, (yo queen presencia soy despreciableentre vosotros, pero que estandoausente soy osado para con voso-tros,)2 Ruégoos, pues, que cuandoestuviere presente, no tenga queser osado con la confianza conque pienso ser osado contra algu-nos, que nos tienen como sianduviésemos según la carne:3 Porque aunque andamos en lacarne, no militamos según lacarne:4 (Porque las armas de nuestramilicia no son carnales, sino pode-rosas por Dios para derribar forta-lezas;)5 Derribando imaginaciones, ytoda cosa alta que se levanta con-tra el conocimiento de Dios; yponiendo bajo cautiverio todopensamiento a la obediencia deCristo,6 Y estando prestos para vengartoda desobediencia, cuandovuestra obediencia fuere cumpli-da.7 ¿Miráis las cosas según la apa-riencia exterior? Si alguno estáconfiado en sí mismo que es deCristo, esto también piense por sí

mismo, que como él es de Cristo,así también nosotros somos deCristo.8 Porque aunque yo me gloríealgún tanto más de nuestra auto-ridad, (la cual el Señor nos hadado para edificación, y no paravuestra destrucción,) nome aver-gonzaré.9 A fin de que no parezca comoque os quiero espantar por cartas.10 Porque dicen ellos, sus cartasson graves y fuertes; mas su pre-sencia corporal débil, y su pala-bra despreciable.11 Esto piense el tal, que cualessomos en la palabra por cartasestando ausentes, tales seremostambién de hecho estando pre-sentes.12 Porque no osamos ni a contar-nos, ni a compararnos con algunosque se alaban a sí mismos; masellos midiéndose a sí mismos porsí mismos, y comparándose a símismos consigo mismos, noentienden.13 Nosotros empero no nos jacta-remos de cosas fuera de nuestramedida; sino conforme a la medi-da de la regla que Dios nos harepartido, medida que llega tam-bién hasta vosotros,14 Porque no nos extendemosmás allá de nuestramedida, comosi no llegásemos hasta vosotros;porque también hasta vosotroshemos llegado en el evangelio deCristo:15 No gloriándonos fuera demedida, en trabajos ajenos; mas

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II CORINTIOS 11II CORINTIOS 10

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Cristo, que hace catorce años (sien el cuerpo, no lo sé, si fuera delcuerpo, no lo sé: Dios lo sabe.)fue arrebatado hasta el tercercielo.3Y conozco al tal hombre, (si enel cuerpo, o fuera del cuerpo, nolo sé: Dios lo sabe.)4 Que fue arrebatado al paraíso,donde oyó palabras inefables queal hombre no le es lícito decir.5 De este tal me gloriaré; mas demí mismo no me gloriaré, sinoen mis flaquezas.6 Por lo cual si quisiere gloriar-me, no seré insensato, porquediré verdad: empero ahora lodejo, porque nadie piense de mímás de lo que en mí ve, u oye demí.7 Y porque no me ensalzase des-medidamente por la abundanciade las revelaciones, me fue dadoun aguijón en mi carne, el men-sajero de Satanás, que me abofe-tee, para que no me enaltezcasobremanera.8 Por lo cual tres veces rogué alSeñor que se quitase de mí.9Yél me dijo: Bástate mi gracia;porque mi poder en la flaquezase perfecciona. Por tanto debuena gana me gloriaré de misflaquezas, para que habite en míel poder de Cristo.10 Por lo cual tomo contenta-miento en flaquezas, en afrentas,en necesidades, en persecucio-nes, en angustias por Cristo; por-que cuando soy débil, entoncessoy fuerte.

11Me he hecho insensato en glo-riarme; vosotros me constreñis-teis; porque yo debía ser alabadode vosotros; porque en nada soymenos que los más eminentesapóstoles, aunque soy nada.12 Verdaderamente las señalesde apóstol han sido hechas enmedio de vosotros, en todapaciencia, en señales, en prodi-gios, y en milagros.13 Porque ¿qué hay en quehayáis sido menos que las otrasiglesias, sino en que yo mismono os he sido carga? perdonadmeeste agravio.14 He aquí, estoy preparado parair a vosotros la tercera vez, y noos será una carga, porque nobusco a lo vuestro, sino a voso-tros; porque no han de atesorarlos hijos para los padres, sino lospadres para los hijos.15 Yo empero de buena ganagastaré y seré gastado por vues-tras almas; aunque amándoos yomás, sea amado menos.16 Mas sea así, yo no os fuicarga; sino que, como soy astuto,os he tomado con engaño.17 ¿Os he defraudado quizá poralguno de los que he enviado avosotros?18Yo rogué aTito, y con él enviéun hermano. ¿Os engañó Tito?¿no anduvimos en el mismoespíritu? ¿no anduvimos en lasmismas pisadas?19 ¿Pensáis otra vez que noso-tros nos excusamos para convosotros? Delante de Dios, en

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cuyo fin será conforme a susobras.16 Otra vez digo: Que nadie metenga por insensato; de otramane-ra, recibidme aun como a insensa-to, para que me jacte yo un poco.17 Lo que hablo, no lo hablosegún el Señor, sino como coninsensatez, en este atrevimiento dejactancia.18 Puesto que muchos se gloríansegún la carne: también yo megloriaré.19 Porque de buena gana sufrís alos insensatos, siendo vosotrossabios;20 Porque sufrís si alguien ospone en servidumbre, si alguienosdevora, si alguien toma lo vuestro,si alguien se ensalza, si alguien oshiere en la cara.21 Hablo en cuanto a la afrenta,como si nosotros hubiésemos sidodébiles. Mas en lo que otro tuvie-re osadía (hablo con insensatez)también yo tengo osadía.22 ¿Son ellos Hebreos? yo tam-bién soy. ¿Son Israelitas? yo tam-bién. ¿Son simiente deAbraham?también yo.23 ¿Son ministros de Cristo?(hablo como insensato) yo soymás: en trabajos más abundante,en azotes sobre medida, en cár-celes más frecuentemente, enmuertes, muchas veces.24 De los Judíos cinco vecesrecibí cuarenta azotes menosuno.25 Tres veces fui azotado convaras, una vez apedreado, tres

veces he padecido naufragio, unanoche y un día he estado en elprofundo de la mar.26 En viajes muchas veces: enpeligros de ríos, en peligros deladrones, en peligros de los deminación, en peligros entre losGentiles, en peligros en la ciu-dad, en peligros en el desierto, enpeligros en la mar, en peligrosentre falsos hermanos:27 En trabajo y fatiga, enmuchasvigilias, en hambre y sed, enmuchos ayunos, en frío y en des-nudez:28Además las cosas de fuera, loque me sobreviene cada día, elcuidado de todas las iglesias.29 ¿Quién es débil, y no soydébil yo? ¿Quién se escandaliza,y yo no me abraso?30 Si es menester gloriarme, megloriaré yo de las cosas que sonde mis flaquezas.31 El Dios y Padre de nuestroSeñor Jesu Cristo, que es benditopor siempre, sabe que nomiento.32 En Damasco, el gobernadorpor el reyAretas guardaba la ciu-dad de los Damascenos querien-do prenderme;33 Y fui abajado del muro en uncanasto por una ventana, yescapé de sus manos.

CAPÍTULO 12

CIERTO que no me es conve-niente gloriarme; mas vendré

a las visiones y a las revelacionesdel Señor.2 Yo conozco a un hombre en

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Lucas.CAPÍTULO 1

PABLO apóstol, (no de loshombres, ni por hombre, sinopor Jesu Cristo, y por Dios elPadre, que lo resucitó de entrelos muertos),2Y todos los hermanos que estánconmigo, a las iglesias deGalacia:3 Gracia a vosotros, y paz deDios el Padre y nuestro SeñorJesu Cristo,4 El cual se dio a sí mismo pornuestros pecados para librarnosde este presente mundo malo,conforme a la voluntad deDios yPadre nuestro:5 Al cual sea gloria por siemprejamás. Amén.6 Estoy maravillado de que tanpronto os hayáis traspasado deaquel que os llamó a la gracia deCristo, a otro evangelio:7 El cual no es otro, sino que hayalgunos que os perturban, y quie-ren pervertir el evangelio deCristo.8 Mas si nosotros, o un ángel delcielo os predicare otro evangeliodel que os hemos predicado, seamaldito.9 Como antes hemos dicho, tam-

bién ahora decimos otra vez: Sialguien os predicare otro evange-lio del que habéis recibido, seamaldito.10 Porque ¿persuado yo ahora alos hombres, o a Dios? ¿o procu-ro de agradar a hombres? Porquesi todavía agradara a los hom-bres, no sería siervo de Cristo.11 Empero os hago saber, her-manos, que el evangelio que osha sido predicado por mí, no essegún hombre.12 Porque ni yo lo recibí de hom-bre, ni tampoco me fue enseña-do, sino por revelación de JesuCristo.13 Porque ya habéis oído cualfue mi conversación en otrotiempo en el Judaísmo comosobre manera perseguía la iglesiade Dios, y la asolaba;14 Y que aprovechaba en elJudaísmo sobre muchos de misiguales en mi nación, siendo másvehementemente celoso de lastradiciones de mis padres.15 Mas cuando plugo a Dios,queme apartó desde el vientre demimadre, yme llamó por su gra-cia,16 Revelar a su Hijo en mí, para

LA EPISTOLA DELAPOSTOL

PABLO

ALOSGÁLATAS

Cristo hablamos; mas lo hace-mos todo, o amadísimos, porvuestra edificación.20 Porque temoque cuandovinie-re, no os halle tales comoquiero; yque vosotros me halléis cual noquerríais; porque no haya entrevosotros contiendas, envidias,iras, disensiones, detracciones,murmuraciones, soberbias, sedi-ciones;21 No sea que cuando yo volvie-re, me humille Dios entre voso-tros, y haya yo de llorar pormuchos de los que antes han peca-do, y no se han arrepentido de lainmundicia, y fornicación, y lasci-via que han cometido.

CAPÍTULO 13

ESTA es la tercera vez quevengo a vosotros: en la boca

de dos o de tres testigos todapalabra será establecida.2 Yo os he dicho antes, y os digode antemano como si yo estuvie-ra presente la segunda vez; yahora estando ausente lo escriboa los que han pecado antes, y atodos los demás, que si vengootra vez, no perdonaré.3 Pues que buscáis una prueba deCristo que habla enmí, el cual noes débil para con vosotros, anteses poderoso en vosotros.4 Porque aunque fue crucificadopor flaqueza, vive empero por elpoder de Dios; porque nosotrostambién somos débiles en él,empero viviremos con él por elpoder de Dios para con nosotros.

5 Examinaos avosotrosmismos sisois en la fe; probaos a vosotrosmismos. ¿No conocéis vosotrosmismos, como que Jesu Cristo esenvosotros, si no sois reprobados?6 Mas espero que conoceréis quenosotros no somos reprobados.7 Empero yo oro a Dios que nin-guna cosa mala hagáis: no paraque nosotros aparezcamos apro-bados, mas para que vosotroshagáis lo que es bueno, aunquenosotros seamos como reproba-dos.8 Porque nosotros no podemoshacer nada contra la verdad, sinopor la verdad.9 Por lo cual nos gozamos cuan-do nosotros somos débiles, yvosotros sois fuertes; y aun desea-mos esto, a saber, vuestra perfec-ción.10 Por tanto os escribo estas cosasestando ausente, para que estandopresente no use de severidad, con-forme a la potestad que el Señorme ha dado para edificación, y nopara destrucción.11 En fin, hermanos, hayáisgozo, seáis perfectos, consolaos,seáis de una misma mente, vividen paz, y el Dios de amor y depaz será con vosotros.12 Saludaos los unos a los otroscon beso santo.13 Todos los santos os saludan.14 La gracia del Señor JesuCristo, y el amor de Dios, y lacomunión del Espíritu Santo seacon vosotros todos. AménLa segunda epístola a los Corintios fue enviadade Filipos, ciudad de Macedonia con Tito y

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II CORINTIOS 13

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GÁLATAS 3

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GÁLATAS 211 Mas cuando Pedro vino aAntioquía, le resistí en su cara,porque era de condenar.12 Porque antes que viniesenciertos de parte de Jacobo, comíacon los Gentiles; mas cuandovinieron, se retrajo, y se apartóde ellos, teniendo miedo de losque eran de la circuncisión.13 Y los otros Judíos disimula-ban también con él, de tal mane-ra que aun Barnabás fue llevadocon su simulación.14 Mas cuando yo vi que noandaban derechamente confor-me a la verdad del evangelio, dijea Pedro delante de todos: Si tú,siendo Judío, vives como losGentiles, y no como los Judíos,¿por qué constriñes a losGentiles a judaizar?15 Nosotros que somos Judíospor naturaleza, y no pecadores delos Gentiles,16 Sabiendo que el hombre no esjustificado por las obras de la ley,sino por la fe de Jesu Cristo,nosotros también hemos creídoen Jesu Cristo, para que fuése-mos justificados por la fe deCristo, y no por las obras de laley; por cuanto por las obras de laley ninguna carne será justifica-da.17 Y si buscando nosotros de serjustificados en Cristo, tambiénnosotros somos hallados pecado-res, ¿es por eso Cristo ministrode pecado? ¡No lo permita Dios!18 Porque si las cosas que des-truí, las mismas vuelvo a edifi-

car, transgresor me hago.19 Porque yo por la ley soymuerto a la ley, a fin de que vivapara Dios.20 Soy crucificado con Cristo;mas vivo, no ya yo, sino queCristo vive en mí; y la vida queahora vivo en la carne, la vivopor la fe del Hijo de Dios, el cualme amó, y se entregó a sí mismopor mí.21 No desecho la gracia de Dios;por que si por la ley es la justicia,entonces Cristo murió en vano.

CAPÍTULO 3

¡OH Gálatas insensatos!¿quién os hechizó para no

obedecer a la verdad; delante decuyos ojos Jesu Cristo fue clara-mente representado, crucificadoentre vosotros?2 Esto solo quiero saber de voso-tros: ¿Recibisteis el Espíritu porlas obras de la ley, o por el oir dela fe?3 ¿Tan insensatos sois, habiendocomenzado en el Espíritu, ahoraos perfeccionéis por la carne?4 ¿Tantas cosas habéis padecidoen vano? si empero en vano.5 El, pues, que os suministra elEspíritu, y obra milagros entrevosotros, ¿lo hace por las obrasde la ley, o por el oir de la fe?6 Así como Abraham creyó aDios, y le fue imputado a justi-cia.7 Sabed, pues, que los que son dela fe, los tales son hijos deAbraham.

que yo le predicase entre losGentiles, no consulté en seguidacon carne y sangre;17 Ni subí a Jerusalem a los queeran apóstoles antes que yo; sinoque me fui a Arabia; y volví denuevo a Damasco.18 Después, pasados tres años,subí a Jerusalem a ver a Pedro, yestuve con él quince días.19 Mas a ningún otro de losapóstoles vi, sino a Jacobo el her-mano del Señor.20 Y en esto, que os escribo, heaquí, delante de Dios, que nomiento.21 Después vine a las regionesde Siria y de Cilicia;22 Y no era conocido de vista alas iglesias de Judea, que eran enCristo:23 Mas solamente habían oído:Que el que en otro tiempo nosperseguía, ahora predica la fe queen un tiempo destruía:24 Y glorificaban a Dios en mí.

CAPÍTULO 2

DESPUES, pasados catorceaños, subí otra vez a

Jerusalem con Barnabás, toman-do también conmigo a Tito.2 Subí empero por revelación, ycomuniqué con ellos el evange-lio que predico entre losGentiles; mas particularmentecon los que parecían ser algo, porno correr, o haber corrido envano.3 Mas ni aun Tito, que estabaconmigo, siendo Griego, fue

compelido a circuncidarse:4 Y esto por causa de los falsoshermanos entremetidos secreta-mente, los cuales entraban encu-biertamente para espiar nuestralibertad que tenemos en CristoJesús, para reducirnos a servi-dumbre;5 A los cuales ni aun por unahora cedimos en sujeción, paraque la verdad del evangelio per-maneciese con vosotros.6 Empero de aquellos queparecían ser algo (cuáles hayansido algún tiempo, no tengo quever; Dios no acepta la aparienciadel hombre), a mí ciertamentelos que parecían ser algo, nadame comunicaron:7 Antes por el contrario, comovieron que el evangelio de laincircuncisión me había sidodado, como a Pedro el de la cir-cuncisión;8 (Porque el que obró eficazmen-te en Pedro para elapostolado de la circuncisión,obró también en mí para con losGentiles;)9 Y cuando Jacobo, y Cefas, yJuan, que parecían ser las colum-nas, conocieron la gracia que meera dada, nos dieron las diestrasde compañía a mí y a Barnabás,para que nosotros fuésemos a losGentiles, y ellos a la circunci-sión.10 Solamente querían que nosacordásemos de los pobres; locual también yo hacía con solici-tud.

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GÁLATAS 4

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GÁLATAS 3hijos de Dios por la fe en CristoJesús.27 Porque todos los que habéissido bautizados en Cristo, deCristo estáis revestidos.28 No hay Judío, ni Griego; nohay siervo, ni libre; no hayvarón, ni hembra; porque todosvosotros sois uno en CristoJesús.29 Y si vosotros sois de Cristo,entonces la simiente deAbrahamsois, y herederos según a la pro-mesa.

CAPÍTULO 4

MASdigo: Entre tanto que elheredero es niño, en nada

difiere del siervo, aunque esseñor de todo;2 Antes está debajo de tutores ycuradores hasta el tiempo señala-do por el padre.3 Así también nosotros, cuandoéramos niños, estábamos sujetosa servidumbre debajo de los ele-mentos del mundo:4 Mas cuando vino el cumpli-miento del tiempo, Dios envió asu Hijo, hecho de mujer, hechodebajo de la ley,5 Para que redimiese los queestaban debajo de la ley, a fin deque recibiésemos la adopción dehijos.6 Y por cuanto sois hijos, envióDios el Espíritu de su Hijo envuestros corazones, el cual clama:Abba, Padre.7 Así que ya no eres más siervo,sino hijo; y si hijo, también here-

dero de Dios por Cristo.8 Empero entonces, cuando noconocíais a Dios, servíais a losque por naturaleza no son dioses.9 Mas ahora habiendo conocidoa Dios, o más bien, siendo cono-cidos de Dios, ¿cómo os volvéisde nuevo a los débiles y pobreselementos, a los cuales queréisvolver a servir?10 Guardáis días, y meses, ytiempos, y años.11 Me temo de vosotros, de queno haya yo trabajado en vanocon vosotros.12 Os ruego, hermanos, queseáis como yo; porque yo soycomo vosotros: ningún agraviome habéis hecho.13 Vosotros sabéis, que en fla-queza de la carne os prediqué elevangelio al principio14 Empero mi tentación que fueen mi carne no desechasteis nimenospreciasteis; antes me reci-bisteis como a un ángel de Dios,como a Cristo Jesús.15 ¿Dónde está, pues, vuestrabienaventuranza? porque yo osdoy testimonio, que si hubierasido posible, vuestros mismosojos hubierais sacado para dár-melos.16 ¿Me he hecho pues vuestroenemigo, diciéndoos la verdad?17 Ellos tienen celo por vosotros,no bien; antes os quieren ence-rrar afuera para que vosotrostengáis celo por ellos.18 Bueno es ser celosos en biensiempre; y no solamente cuando

8Yviendo antes la Escritura, queDios por la fe había de justificara los Gentiles, predicó antes elevangelio a Abraham, diciendo:Todas las naciones serán bende-cidas en ti.9 Así pues los que son de la fe,son benditos con el fielAbraham.10 Porque todos los que son delas obras de la ley, debajo demaldición están; porque escritoestá: Maldito todo aquel que nopermaneciere en todas las cosasque están escritas en el libro de laley, para hacerlas.11Mas que por la ley ninguno sejustifica delante de Dios, esmanifiesto; porque: El justo porla fe vivirá.12 Y la ley no es de la fe; antes:El hombre que las hiciere, viviráen ellas.13 Cristo nos redimió de la mal-dición de la ley, hecho por noso-tros maldición; (porque escritoestá: Maldito todo aquel que escolgado en madero:)14 A fin de que la bendición deAbraham viniese sobre losGentiles por Jesu Cristo; paraque por la fe recibamos la pro-mesa del Espíritu.15 Hermanos, hablo como hom-bre: Aunque un pacto sea dehombre, si fuere confirmado,nadie le abroga ni le añade.16 Ahora bien, a Abraham, fue-ron hechas las promesas, y a susimiente. No dice: Y a lassimientes, como demuchos; sino

como de uno: Y a tu simiente, lacual es Cristo.17 Por lo que esto digo: Que elpacto confirmado antes por Diosen Cristo, la ley que fue dadacuatrocientos y treinta años des-pués, no le puede abrogar, parainvalidar la promesa.18 Porque si la herencia es por laley, ya no será por la promesa:Mas Dios la dio a Abraham porla promesa.19 ¿De qué, pues, sirve la ley?fue añadida por causa de lastransgresiones, (hasta que vinie-se la simiente a quien fue hechala promesa,) ordenada por ánge-les, en mano de un mediador.20 Y un mediador no es de uno;mas Dios es uno.21 ¿Es pues la ley contra las pro-mesas de Dios? ¡No lo permitaDios!; porque si se hubiese dadouna ley que pudiera vivificar, lajusticia verdaderamente habríasido por la ley.22 Mas la Escritura encerró tododebajo de pecado, para que lapromesa, por la fe de Jesu Cristo,fuese dada a los que creen.23 Empero antes que viniese lafe estábamos guardados debajode la ley, encerrados para aquellafe, que había de ser revelada.24 De manera que la ley fuenuestro ayo para llevarnos aCristo, para que fuésemos justifi-cados por la fe.25 Mas venida la fe, ya no esta-mos debajo del ayo.26 Porque vosotros todos sois

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10 Yo confío de vosotros en elSeñor, que ninguna otra cosapensaréis; mas el que os pertur-ba, llevará el juicio, quienquieraque él sea.11Mas yo, hermanos, si aún pre-dico la circuncisión, ¿por quépadezco todavía persecución?Luego cesado ha el escandalo dela cruz.12 Quisiera que fuesen aun cor-tados los que os inquietan.13 Porque vosotros, hermanos,habéis sido llamados a libertad;solamente que no uséis la liber-tad por ocasión a la carne, sinoque os sirváis por amor los unosa los otros.14 Porque toda la ley en unapalabra se cumple, en ésta:Amarás a tu prójimo, como a timismo.15 Mas si os mordéis, y osdevoráis los unos a los otros,mirad que no seáis consumidoslos unos por los otros.16 Digo, pues: Andad en elEspíritu; y no cumpliréis las con-cupiscencias de la carne.17 Porque la carne codicia contrael Espíritu, y el Espíritu contra lacarne; y estas cosas, se oponen launa a la otra, de manera que nopodáis hacer lo que quisiereis.18 Mas si sois guiados delEspíritu, no estáis debajo de laley.19 Manifiestas son empero lasobras de la carne, que son:Adulterio, fornicación, inmun-dicia, lascivia,

20 Idolatría, hechicerías, enemis-tades, pleitos, celos, iras, con-tiendas, disensiones, herejías,21 Envidias, homicidios, embria-gueces, banqueterías, y cosassemejantes a éstas: de las cualesos denuncio, como también os hedenunciado ya, que los quehacen tales cosas, no heredaránel reino de Dios.22 Mas el fruto del Espíritu es:Amor, gozo, paz, longanimidad,benignidad, bondad, fe,23 Mansedumbre, templanza:contra tales cosas, no hay ley.24 Y los que son de Cristo, hancrucificado la carne con sus afec-tos y concupiscencias.25 Si vivimos en el Espíritu,andemos también en el Espíritu.26 No seamos codiciosos devana gloria, provocándonos losunos a los otros, envidiosos losunos de los otros.

CAPÍTULO 6

HERMANOS, si algún hom-bre fuere tomado en alguna

falta, vosotros los espirituales,restauradle al tal en espíritu demansedumbre, considerándote ati mismo, porque tú no seas tam-bién tentado.2 Llevad los unos las cargas delos otros; y cumplid así la ley deCristo.3 Porque si alguno piensa de síque es algo, no siendo nada, a símismo se engaña.4 Así que cada uno examine supropia obra, y entonces en sí

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GÁLATAS 6

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GÁLATAS 5estoy presente con vosotros.19 Hijitos míos, por quienesvuelvo otra vez a estar en doloresde parto, hasta queCristo sea for-mado en vosotros,20 Querría estar presente convosotros ahora, y mudar mi voz;porque estoy perplejo acerca devosotros.21 Decidme, los que queréisestar debajo de la ley, ¿no oís laley?22 Porque está escrito: QueAbraham tuvo dos hijos: uno dela sierva, y uno de la libre.23 Mas el que era de la sierva,nació según la carne; el que erade la libre, nació por la promesa.24 Las cuales cosas son una ale-goría; porque éstos son los dospactos. El uno ciertamente delmonte de Sinaí, que engendrapara servidumbre, el cual esAgar.25 Porque Agar es Sinaí, montede Arabia, el cual corresponde ala Jerusalem que ahora es, la cualestá en servidumbre con sushijos.26 Mas aquella Jerusalem queestá arriba, libre es; la cual es lamadre de todos nosotros.27 Porque está escrito: Alégrateestéril, que no pares; prorrumpey clama, tú que no estás de parto;porque más son los hijos de ladesamparada, que de la que tienemarido.28 Así que, hermanos, nosotros,como Isaac, somos hijos de lapromesa.

29 Empero como entonces el quenació según la carne, perseguíaal que nació según el Espíritu; asítambién ahora.30 Mas ¿qué dice la Escritura?Echa fuera a la sierva y a su hijo;porque no será heredero el hijode la sierva con el hijo de la libre.31 Demanera que, hermanos, nosomos hijos de la sierva, sino dela libre.

CAPÍTULO 5

ESTAD, pues, firmes en lalibertad con que Cristo noslibertó; y no volváis otra vez asujetaros bajo el yugo de servi-dumbre.2 He aquí, yo Pablo os digo: Quesi os circuncidareis, Cristo no osaprovechará nada.3 Y otra vez vuelvo a protestar atodo hombre que se circuncidare,que está obligado a hacer toda laley.4 Vacíos sois de Cristo los quepor la ley os justificáis; de la gra-cia habéis caído.5 Mas nosotros, por el Espíritu,aguardamos la esperanza de jus-ticia por la fe.6 Porque en Jesu Cristo ni la cir-cuncisión vale algo, ni la incir-cuncisión; sino la fe que obra porel amor.7 Corríais bien: ¿quién os impi-dió para no obedecer a la verdad?8 Esta persuasión no es de aquelque os llama.9 Un poco de levadura leudatoda la masa.

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GÁLATAS 6

CAPÍTULO 1

PABLO, apóstol de Jesu Cristopor la voluntad de Dios, a lossantos que están en Efeso, y fielesen Cristo Jesús:2 Gracia a vosotros, y paz deDiosPadre nuestro, y del Señor JesuCristo.3 Bendito sea el Dios y Padre denuestro Señor Jesu Cristo, el cualnos ha bendecido con toda bendi-ción espiritual en los lugarescelestiales en Cristo:4 Según como nos escogió en élantes de la fundación del mundo,para que fuésemos santos, y sinmancha delante de él en amor:5 Habiéndonos predestinadopara ser adoptados en hijos porJesu Cristo en sí mismo, según albeneplácito de su voluntad,6 Para alabanza de la gloria de sugracia, por la cual nos ha hechoaceptos en el amado:7 En el cual tenemos redenciónpor su sangre, la remisión depecados según las riquezas de sugracia;8 Que sobreabundó para connosotros en toda sabiduría y pru-dencia;9 Habiéndonos descubierto el

misterio de su voluntad, según subeneplácito, que él se había pro-puesto en sí mismo:10 Que en la dispensación delcumplimiento de los tiempos,juntaría en uno todas las cosas enCristo, así las que están en loscielos, como las que están en latierra, en él:11 En el cual obtuvimos tambiénherencia, siendo predestinadossegún al propósito de aquél queobra todas las cosas según elconsejo de su propia voluntad:12 Para que seamos para alaban-za de su gloria, nosotros que pri-mero esperamos en Cristo:13 En el cual esperasteis tam-bién vosotros en oyendo la pala-bra de verdad, el evangelio devuestra salvación: en el cual tam-bién desde que creísteis, fuisteissellados con el Espíritu Santo dela promesa,14 Que es las arras de nuestraherencia, hasta la redención de laposesión comprada, para alaban-za de su gloria.15 Por lo cual también yo, oyen-do de vuestra fe en el SeñorJesús, y amor para con todos lossantos,

LA EPISTOLA DELAPOSTOL

PABLO

ALOS EFESIOS

mismo solamente tendrá de quegloriarse, y no en otro.5 Porque cada cual llevará supropia carga.6Yel que es instruido en la pala-bra, comunique todos los bienesal que le instruye.7 No os engañéis: Dios no puedeser burlado; porque lo que elhombre sembrare, eso tambiénsegará.8 Porque el que siembra para sucarne, de la carne segará corrup-ción; mas el que siembra para elEspíritu, del Espíritu segará vidaeterna.9 Mas no nos cansemos de hacerbien, que a su tiempo segaremos,si no nos desmayamos.10 Así pues, según que tenemosoportunidad, hagamos bien atodos; mayormente a los que sonde la familia de la fe.11 Mirad en cuan grandes letrasos he escrito de mi mano.12 Todos los que quieren agradaren la carne, éstos os constriñen acircuncidaros; solamente por nopadecer la persecución por lacruz de Cristo.

13 Porque ni aun los mismos quese circuncidan, guardan la ley;mas quieren que os circuncidéisvosotros, por gloriarse en vuestracarne.14 En cuanto a mí, ¡No lo permi-ta Dios! que yome gloríe sino enla cruz de nuestro Señor JesuCristo, por el cual el mundo mees crucificado a mí, y yo almundo.15 Porque en Cristo Jesús, ni lacircuncisión vale nada, ni laincircuncisión, sino la nuevacriatura.16 Y todos los que anduvierenconforme a esta regla, paz seasobre ellos, y misericordia, ysobre el Israel de Dios.17 De aquí adelante nadie memoleste; porque yo traigo en micuerpo las marcas del SeñorJesús.18 La gracia de nuestro SeñorJesu Cristo sea, hermanos, convuestro espíritu. Amén.

Escrita de Roma a los Gálatas.

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EFESIOS 316 No ceso de dar gracias porvosotros, haciendo memoria devosotros en mis oraciones;17 Para que el Dios de nuestroSeñor Jesu Cristo, el Padre degloria, os dé el Espíritu de sabi-duría y de revelación en el cono-cimiento de él:18Alumbrando los ojos de vues-tro entendimiento, para quesepáis cuál sea la esperanza de suvocación, y cuáles las riquezasde la gloria de su herencia en lossantos,19Y cuál la grandeza sobreexce-lente de su poder para con noso-tros, los que creemos, según laoperación de la potencia de sufortaleza,20 La cual obró en Cristo, resu-citándole de los muertos, y lohizo sentar a su diestra en loslugares celestiales,21 Sobre todo principado, ypotestad, y potencia, y señorío, ytodo nombre que se nombra, nosólo en este mundo, mas aun enel venidero:22Y sujetó todas las cosas deba-jo de sus pies, y diólo por cabezasobre todas las cosas a la iglesia,23 La cual es su cuerpo, la pleni-tud de aquél que hinche todas lascosas en todos.

CAPÍTULO 2

YA VOSOTROS él os diovida, estando muertos en

vuestros delitos y pecados;2 En que en otro tiempo anduvis-teis, conforme al curso de este

mundo, conforme al príncipe dela potestad del aire, el espírituque ahora obra en los hijos de ladesobediencia:3 Entre los cuales todos nosotrostambién conversamos en otrotiempo en las concupiscencias denuestra carne, haciendo la volun-tad de la carne y de los pensa-mientos, y éramos por naturalezahijos de ira, también como losdemás.4 Empero Dios, que es rico enmisericordia, por su gran amorcon que nos amó,5 Aun estando nosotros muertosen pecados, nos dio vida junta-mente con Cristo, (por graciasois salvos;)6 Y nos resucitó juntamente conél, y asimismo nos hizo sentarcon él en los lugares celestialesen Cristo Jesús:7 Para mostrar en los siglos veni-deros las abundantes riquezas desu gracia, en su bondad para connosotros en Cristo Jesús.8 Porque por gracia sois salvospor la fe, y esto no de vosotros,es el don de Dios:9 No por obras, para que nadie segloríe.10 Porque hechura suya somos,creados en Cristo Jesús para bue-nas obras, las cuales Dios pre-paró antes para que anduviése-mos en ellas.11 Por tanto acordaos que voso-tros en otro tiempo eraisGentilesen la carne, que erais llamadosincircuncisión por la que se

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EFESIOS 2llama circuncisión en la carne, lacual se hace por mano;12 Que erais en aquel tiempo sinCristo alejados de la república deIsrael, y extranjeros a los pactosde la promesa, sin esperanza, ysin Dios en el mundo:13 Mas ahora en Cristo Jesús,vosotros que en otro tiempo esta-bais lejos, habéis sido hechoscercanos por la sangre de Cristo.14 Porque él es nuestra paz, quede ambos ha hecho uno, y haderribado el muro intermedio,que nos separaba:15 Habiendo abolido en su carnela enemistad, aún la ley de losmandamientos contenidos enordenanzas, para formar en símismo de los dos un nuevo hom-bre, haciendo paz;16 Y para reconciliar ambos aDios en un cuerpo por la cruz,habiendo matado por ella la ene-mistad:17 Y vino, y predicó la paz avosotros que estabais lejos, y alos que estaban cerca:18Que por él los unos y los otrostenemos entrada por un mismoEspíritu al Padre.19 Así que ya no sois advenedi-zos y extranjeros, sino conciuda-danos de los santos, y de la fami-lia de Dios;20 Edificados sobre el funda-mento de los apóstoles y profe-tas, Jesu Cristo mismo siendo laprincipal piedra del ángulo:21 En el cual todo el edificio,bien trabado consigo mismo,

crece para ser templo santo en elSeñor:22 En el cual vosotros tambiénsois juntamente edificados, paramorada de Dios en el Espíritu.

CAPÍTULO 3

POR esta causa yo Pablo, elprisionero de Jesu Cristo porvosotros los Gentiles,2 Si es que habéis oído de la dis-pensación de la gracia de Diosque me ha sido dada para convosotros:3 Que por revelación él me dio aconocer el misterio; (como antesescribí en breve,4 Lo cual leyendo podéis enten-der cual sea mi conoci-miento enel misterio de Cristo:)5 El cual en otros siglos no se dioa conocer a los hijos de los hom-bres, como ahora es revelado asus santos apóstoles y profetaspor el Espíritu:6 Que los Gentiles sean cohere-deros, y de un mismo cuerpo, yparticipantes de su promesa enCristo por el evangelio:7 Del cual yo fui hecho ministro,según el don de la gracia de Diosque me ha sido dado, por la ope-ración de su poder.8 A mí, que soy menos que elmás pequeño de todos los santos,es dada esta gracia de predicarentre los Gentiles el evangelio delas inescrutables riquezas deCristo;9 Y de aclarar a todos cuál sea lacomunión del misterio que ha

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EFESIOS 4

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EFESIOS 411 Y él mismo dio unos, cierta-mente apóstoles, y otros, profe-tas; y otros, evangelistas; y otros,pastores y maestros;12 Para el perfeccionamiento delos santos para la obra del minis-terio, para la edificación delcuerpo de Cristo:13 Hasta que todos lleguemos enla unidad de la fe, y del conoci-miento del Hijo de Dios, a unvarón perfecto, a la medida de laestatura de la plenitud de Cristo:14 Para que ya no seamos niños,fluctuantes, llevados de aquí paraallá por todo viento de doctrina,por la estratagema de los hom-bres, que con astucia acechanpara engañar;15 Antes hablando la verdad enamor, crezcamos en todas cosasen aquél que es la cabeza, asaber, Cristo:16 Del cual todo el cuerpo bienligado entre sí y compacto por loque cada coyuntura suple, con-forme a la operación eficaz en lamedida de cada miembro, haceel aumento del cuerpo para laedificación del mismo en amor.17 Pues esto digo, y requiero enel Señor, que no andéis máscomo los otros Gentiles, queandan en la vanidad de su mente,18 Teniendo el entendimientoentenebrecido, ajenos de la vidade Dios por la ignorancia que enellos hay, por la ceguedad de sucorazón:19 Los cuales, habiendo perdidotodo sentido de la conciencia, se

han entregado a la lascivia paracometer toda inmundicia conansia.20 Mas vosotros no habéisaprendido así a Cristo;21 Si empero lo habéis oído, yhabéis sido en él enseñados,como la verdad es en Jesús:22 A despojaros del hombreviejo, en cuanto a la pasada con-versación, el cual es corrompidoconforme a las concupiscenciasengañosas;23Ya renovaros en el espíritu devuestra mente;24 Y vestiros del hombre nuevo,que es creado conforme a Diosen justicia, y en santidad de ver-dad.25 Por lo cual, dejando la menti-ra, hablad verdad cada uno consu prójimo; porque somosmiem-bros los unos de los otros.26 Airaos, y no pequéis: no seponga el sol sobre vuestro enojo:27 Ni deis lugar al diablo.28 El que hurtaba, no hurte más;antes trabaje, obrando con susmanos lo que es bueno, para quetenga de qué dar al que padecie-re necesidad.29 Ninguna palabra corruptasalga de vuestra boca; sino sólola que es buena, para edificaciónpara que dé gracia a los oyentes.30 Y no contristéis al EspírituSanto de Dios, por el cual estáissellados para el día de la reden-ción.31 Toda amargura, y enojo, e ira,y clamor, ymaledicencia sea qui-

estado escondido desde tiemposeternos en Dios, que creó todaslas cosas por Jesu Cristo:10 Para que ahora sea dada aconocer por la iglesia a los prin-cipados y potestades en los luga-res celestiales la multiformesabiduría de Dios,11 Conforme al propósito eterno,que hizo en Cristo Jesús Señornuestro:12 En el cual tenemos denuedo yacceso con confianza por la fe deél.13 Por tanto os pido que no des-mayéis por mis tribulaciones porvosotros, las cuales son vuestragloria.14 Por causa de esto doblo misrodillas al Padre de nuestroSeñor Jesu Cristo,15 Del cual es nombrada toda lafamilia en el cielo y la tierra,16 Para que os dé según a lasriquezas de su gloria, que seáiscorroborados con poder en elhombre interior por su Espíritu:17 Que more Cristo por la fe envuestros corazones; para que,arraigados y fundados en amor,18 Podáis comprender con todoslos santos cuál sea la anchura, yla longura, y la profundidad, y laaltura;19 Y conocer el amor de Cristo,que sobrepuja a todo conoci-miento; para que seáis llenos detoda la plenitud de Dios.20 Y a aquél que es poderosopara hacer todas las cosas muchomás abundantemente de lo que

pedimos, o entendemos, según elpoder que obra en nosotros,21Aél sea gloria en la iglesia porCristo Jesús, por todas las edadespor siempre jamás.Amén.

CAPÍTULO 4

YOpues, preso en el Señor, osruego que andéis como es

digno de la vocación con quesois llamados,2 Con toda humildad y manse-dumbre, con paciencia soportán-doos los unos a los otros enamor;3 Solícitos a guardar la unidaddel Espíritu en el vínculo de lapaz.4 Un cuerpo, y un Espíritu; comosois también llamados en unaesperanza de vuestra vocación;5 Un Señor, una fe, un bautismo,6 Un Dios y Padre de todos, elcual es sobre todas las cosas, ypor todas las cosas, y en todosvosotros.7 Empero a cada uno de nosotroses dada la gracia según la medi-da del don de Cristo.8 Por lo cual dice: Cuando élsubió a lo alto, llevó cautiva lacautividad, y dio dones a loshombres.9 (Mas él que subió, ¿qué es,sino que también había descendi-do primero a las partes más bajasde la tierra?10 El que descendió, él mismo esel que también subió sobre todoslos cielos para que llenase todaslas cosas.)

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24 Como pues la iglesia es suje-ta a Cristo, así también las casa-das lo sean a sus propios maridosen todo.25 Maridos, amad a vuestrasesposas, así como también Cristoamó a la iglesia, y se entregó a símismo por ella;26 Para santificarla, purificándo-la en el lavamiento del agua porla palabra,27 Para que la presentase a símismo, iglesia gloriosa, que notuviese mancha, ni arruga, nicosa semejante; sino que fuesesanta y sin mancha.28Así los maridos deben amar asus esposas, como a sus propioscuerpos: El que ama a su esposa,a sí mismo se ama.29 Porque ninguno aborreciójamás su propia carne; antes lasustenta y la cuida, como tambiénel Señor a la iglesia:30 Porque somos miembros de sucuerpo, de su carne, y de sus hue-sos.31 Por esto dejará el hombre a supadre y a su madre, y se pegará asu esposa; y los dos serán unacarne.32Estemisteriograndees;masyohablo en cuanto a Cristo y a laiglesia.33 Empero vosotros también,cada uno en particular, ame tantoa su propia esposa como a símismo; y la esposa que tenga enreverencia a su marido.

CAPÍTULO 6

HIJOS, obedeced a vuestrospadres en el Señor; porque

esto es justo.2 Honra a tu padre y a tu madre,que es el primermandamiento conpromesa;3 Para que te vaya bien, y seas delarga vida sobre la tierra.4 Y vosotros, padres, no provo-quéis a ira a vuestros hijos; sinocriadlos en disciplina y amonesta-ción del Señor.5 Siervos, obedeced a los que sonvuestros señores según la carnecon temor y temblor, en la senci-llez de vuestro corazón, como aCristo;6 No sirviendo al ojo, como losque agradan a los hombres; sinocomo siervos de Cristo, haciendode ánimo la voluntad de Dios;7 Sirviendo con buena voluntad,como al Señor, y no a los hom-bres:8 Sabiendo que el bien que cadauno hiciere, ésto recibirá delSeñor, ya sea siervo, o ya sea libre.9 Y vosotros, señores, hacedles aellos lo mismo, dejando las ame-nazas: sabiendo que el Señorvuestro también está en los cielos;y nohayacepcióndepersonas conél.10 En fin, hermanos míos, sedfuertes en el Señor, y en la poten-cia de su fortaleza.11Vestíos de toda la armadura deDios, para que podáis estar fir-mes contra las asechanzas deldiablo.

323

EFESIOS 6

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EFESIOS 5tada de entre vosotros, con todamalicia:32Mas sed los unos con los otrosbenignos, compasivos, per-donándoos los unos a los otros,como también Dios os perdonóen Cristo.

CAPÍTULO 5

ASI que sed seguidores deDios, como hijos amados;

2 Y andad en amor, como tam-bién Cristo nos amó, y se entregóa sí mismo por nosotros porofrenda y sacrificio a Dios enolor suave.3 Mas la fornicación, y todainmundicia, o avaricia, ni aun senombre entre vosotros, como con-viene a santos:4Ni conductavergonzosa, ni pala-bras insensatas, ni truhanerías, queno convienen; sino antes bienacciones de gracias.5 Porque sabéis esto, que ningúnfornicario, o inmundo, o avaro,que es un idólatra, tiene herenciaen el reino de Cristo, y de Dios.6 Nadie os engañe con palabrasvanas; porque a causa de estascosas viene la ira de Dios sobrelos hijos de desobediencia.7 No seáis pues participantes conellos:8 Porque en otro tiempo eraistinieblas, mas ahora sois luz en elSeñor: andad como hijos de luz;9 (Porque el fruto del Espíritu esen toda bondad, y justicia, y ver-dad;)10 Aprobando lo que es agrada-

ble al Señor.11 Y no comuniquéis con lasobras infructuosas de las tinie-blas; mas antes reprendedlas.12 Porque lo que éstos hacen enoculto, vergüenza es aun decirlo.13 Mas todas las cosas que sonredargüidas, son hechas mani-fiestas por la luz; porque lo quemanifiesta todo, la luz es.14 Por lo cual dice: Despiértate,tú que duermes, y levántate delos muertos, y te alumbraráCristo.15 Mirad, pues, que andéis avi-sadamente: no como necios, mascomo sabios,16 Redimiendo el tiempo, por-que los días son malos.17 Por tanto no seáis imprudentes,sino entendidos de cuál sea lavoluntad del Señor.18Ynoos emborrachéis convino,en el cual hay disolución; antessed llenos del Espíritu;19 Hablando entre vosotros consalmos, y conhimnos, y cancionesespirituales, cantando y alabandoal Señor en vuestros corazones;20 Dando gracias siempre portodas las cosas a Dios y al Padreen el nombre de nuestro SeñorJesu Cristo;21 Sujetándoos los unos a losotros en el temor de Dios.22 Las casadas sean sujetas a suspropios maridos, como al Señor.23 Porque elmarido es cabeza dela esposa, así como Cristo escabeza de la iglesia; y él es el sal-vador del cuerpo.

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EFESIOS 6

CAPÍTULO 1

PABLO y Timoteo, siervos deJesu Cristo, a todos los santosen Cristo Jesús, que están enFilipos, con los obispos, y diáco-nos:2 Gracia a vosotros, y paz deDios nuestro Padre, y del SeñorJesu Cristo.3 Doy gracias a mi Dios en todamemoria de vosotros,4 Siempre en todas mis oracio-nes haciendo oración por todosvosotros con gozo,5 Por vuestra comunión en elevangelio, desde el primer díahasta ahora;6 Confiando de esto mismo, queel que comenzó en vosotros labuena obra, la perfeccionaráhasta el día de Jesu Cristo:7 Como es justo que yo pienseesto de todos vosotros, por cuan-to os tengo en mi corazón; pues-to que así en mis prisiones, comoen la defensa y confirmación delevangelio, todos vosotros soispartícipes de mi gracia.8 Porque testigo me es Dios decómo os deseo vehementementea todos vosotros en las entrañasde Jesu Cristo.

9 Y esto oro, que vuestro amorabunde aún más y más en cono-cimiento y en todo juicio,10 Para que aprobéis lo mejor, afin de que seáis sinceros y sinofensa hasta el día de Cristo,11 Llenos de los frutos de justiciaque son por Jesu Cristo, para glo-ria y loor de Dios.12 Mas quiero, hermanos, quesepáis, que las cosas que me hansucedido han contribuido másbien al provecho del evangelio;13De tal manera, quemis prisio-nes en Cristo se han hecho mani-fiestas en todo el palacio, y atodos los demás lugares;14Ymuchos de los hermanos enel Señor, tomando ánimo pormisprisiones,se atreven mucho máshablar la palabra sin temor.15 Algunos, a la verdad, predi-can a Cristo por envidia y porfía;mas otros también de buenavoluntad:16 Los unos por contención pre-dican a Cristo, no sinceramente,pensando añadir aflicción a misprisiones:17 Mas los otros por amor,sabiendo que soy puesto por ladefensa del evangelio.

LA EPISTOLA DELAPOSTOL

PABLO

ALOS FILIPENSES

12 Porque no tenemos luchacontra sangre y carne; sino con-tra los principados, contra laspotestades, contra los goberna-dores de las tinieblas de estemundo, contra las malicias espi-rituales en los lugares altos.13 Por tanto tomad toda la arma-dura de Dios, para que podáisresistir en el día malo, habiéndo-lo hecho todo, estar firmes.14 Estad pues firmes, ceñidos loslomos de verdad; y vestidos de lacoraza de justicia;15Ycalzados los pies con la pre-paración del evangelio de paz:16 Sobre todo, tomando el escu-do de la fe, con el cual podréisapagar todos los dardos de fuegodel maligno.17 Y tomad el yelmo de salva-ción, y la espada del Espíritu,que es la palabra de Dios:18 Orando en todo tiempo contoda oración y súplica en elEspíritu, y velando en ello contoda perseverancia y suplicación

por todos los santos;19 Y por mí, que me sea dadapalabra y abrir mi boca condenuedo, a fin de hacer conocerel misterio del evangelio:20 Por el cual soy embajador encadenas: para que con denuedohable de él, como debo hablar.21 Mas para que también voso-tros sepáis mis negocios, y lo queyo hago, todo os lo hará saberTychico, hermano amado, y fielministro en el Señor:22 El cual os he enviado paraesto mismo, para que sepáis loque pasa entre nosotros, y paraque consuele vuestros corazones.23 Paz sea a los hermanos, yamor con fe de Dios Padre, y delSeñor Jesu Cristo.24 Gracia sea con todos los queaman a nuestro Señor Jesu Cristoen sinceridad. Amén.

Enviada de Roma a los Efesios con Tychico.

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FILIPENSES 2

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FILIPENSES 2tomando forma de siervo, hechoa semejanza de los hombres;8 Y siendo hallado en formacomo hombre, se humilló a símismo, haciéndose obedientehasta la muerte, y muerte decruz.9 Y por lo cual Dios también leensalzó soberanamente, y le dioun nombre que es sobre todonombre;10 Para que al nombre de Jesústoda rodilla se doble, de los queestán en los cielos, y en la tierra,y debajo de la tierra;11 Y que toda lengua confieseque Jesu Cristo es Señor, para lagloria de Dios Padre.12 Por tanto, amadosmíos, comosiempre habéis obedecido, nocomo enmi presencia solamente,mas aun mucho más ahora en miausencia, obrad vuestra propiasalvación con temor y temblor.13 Porque Dios es el que envosotros obra, así el querer comoel hacer, según su buena volun-tad.14 Haced todo sin murmuracio-nes, y sin disputas:15 Para que seáis irreprensibles,y sencillos, hijos de Dios, sinculpa, en medio de una nacióntorcida y perversa, entre los cua-les resplandecéis como luces enel mundo,16 Manteniendo por delante lapalabra de vida; para que yopueda gloriarme en el día deCristo, de que no he corrido envano, ni trabajado en vano.

17 Y aunque yo sea sacrificadosobre el sacrificio y servicio devuestra fe, me huelgo y me rego-cijo con todos vosotros.18 Y por esto mismo holgaostambién vosotros, y regocijaosconmigo.19 Mas espero en el Señor Jesús,que os enviaré pronto a Timoteo,para que yo también esté de buenánimo, conociendo vuestro esta-do.20 Porque a ninguno tengo tandel mismo ánimo conmigo, queesté sinceramente solícito porvosotros;21 Porque todos buscan lo que essuyo propio, no lo que es deCristo Jesús.22Mas vosotros sabéis la pruebade él, que, como un hijo con elpadre, él ha servido conmigo enel evangelio.23Así que a éste espero enviarloinmediatamente, tan pronto queviere como van las cosas conmi-go.24Mas confío en el Señor que yomismo también vendré pronto.25 Mas tuve por cosa necesariaenviaros a Epafrodito, mi herma-no, y colaborador, y compañerode milicias, mas vuestro mensa-jero, y el que ministraba a misnecesidades.26 Porque deseaba vehemente-mente a todos vosotros; y estaballeno de pesadumbre porquehabíais oído que había estadoenfermo.27 Y cierto que estuvo enfermo

18 ¿Qué pues? No obstante entodas maneras, o por pretexto opor verdad, Cristo es predicado; yen estome gozo, y aúnmegozaré.19 Porque sé que esto se me tor-nará a salvación por vuestra ora-ción, y la suministración delEspíritu de Jesu Cristo,20 Según mi expectación ardientey mi esperanza, que en nada seréavergonzado; antes con tododenuedo, como siempre, ahoratambién será engrandecido Cristoen mi cuerpo, o por vida, o pormuerte.21 Porque para mí el vivir esCristo, y el morir es ganancia.22Mas si yo vivo en la carne, estees el fruto de mi trabajo: pero loque yo debo escoger no lo sé:23 Porque estoy estrechado porlas dos cosas, teniendo deseo departir, y estar con Cristo, que esmucho mejor:24 Mas quedar en la carne, esmás necesario por causa de voso-tros.25 Y confiando en esto, sé quequedaré, y permaneceré contodos vosotros, para vuestro pro-vecho, y gozo de la fe:26 Para que por mí abunde másvuestro regocijo en Jesu Cristo,por mi venida otra vez a voso-tros.27 Solamente que vuestra con-versación sea cual conviene alevangelio de Cristo; para que, osea que venga y os vea, o queesté ausente, oiga de vuestrascosas, que estáis firmes en un

mismo espíritu, con una mismamente combatiendo juntamentepor la fe del evangelio;28 Y en nada espantados porvuestros adversarios: lo cual paraellos ciertamente es indicio deperdición, mas para vosotros desalvación, y esto de Dios.29 Porque a vosotros os es con-cedido por Cristo no sólo quecreáis en él, sino también quepadezcáis por él;30 Teniendo el mismo conflictoque visteis en mí, y ahora oísestar en mí.

CAPÍTULO 2

POR tanto, si hay alguna con-solación en Cristo, si algúnrefrigerio de amor, si algunacomunión del Espíritu, si algunasentrañas y misericordia,2 Cumplid mi gozo; que penséislo mismo, teniendo el mismoamor, siendo unánimes, de unamisma mente.3 Nada hagáis por contienda, opor vana gloria; antes en humil-dad demente estimando los unosa los otros por más excelentesque sí mismos,4 Nomirando cada uno a lo suyopropio: sino cada cual también alo de los otros.5 Haya en vosotros la mismamente que hubo también enCristo Jesús:6 El cual siendo en forma deDios, no pensó robo el ser igual aDios:7 Mas se despojó a sí mismo,

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FILIPENSES 4

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FILIPENSES 3en la mente, esto también osrevelará Dios.16 Empero a lo que hemos yallegado, vamos por la mismaregla, y pensemos una mismacosa.17 Hermanos, sed juntamenteseguidores de mí, y mirad losque anduvieren así, como nostenéis a nosotros por ejemplo.18 (Porquemuchos andan, de loscuales os he dichomuchas veces,y ahora también lo digo, lloran-do, que enemigos son de la cruzde Cristo:19 Cuyo fin es la perdición: cuyoDios es el vientre, y su gloria esen la vergüenza de ellos, quepiensan en lo terreno.)20 Mas nuestra conversación esen el cielo, de donde tambiénesperamos al Salvador, el SeñorJesu Cristo:21 El cual cambiará nuestro vilcuerpo, para que sea hechosemejante a su cuerpo glorioso,según la operación de su poderpor el cual puede también sujetara sí todas las cosas.

CAPÍTULO 4

POR lo cual, hermanos míos,amados y muy deseados, migozo y mi corona, estad así fir-mes en el Señor, amados míos.2 A Euodias ruego, y ruego aSyntyche, que sean de la mismamente en el Señor.3 Y te ruego también a ti, fielcompañero de yugo, ayuda aaquellas mujeres que trabajaron

juntamente conmigo en el evan-gelio, con Clemente también, ylos demás mis colaboradores,cuyos nombres están en el librode la vida.4 Regocijaos en el Señor siem-pre: otra vez digo, que os rego-cijéis.5 Vuestra modestia sea conocidaa todos los hombres. El Señorestá cerca.6 Por nada estéis acongojados;sino en todas cosas, por oracióny suplicación, con acción de gra-cias, sean conocidas vuestraspeticiones delante de Dios.7 Y la paz de Dios, que sobrepu-ja todo entendimiento, guardarávuestros corazones y vuestrasmentes en Cristo Jesús.8 En fin, hermanos, que todo loque es verdadero, todo lo hones-to, todo lo justo, todo lo puro,todo lo amable, todo lo que es debuen nombre: si hay alguna vir-tud, y si hay alguna alabanza,pensad en las tales cosas.9 Lo que aprendisteis, y recibis-teis, y oísteis, y visteis en mí,esto haced; y el Dios de paz serácon vosotros.10Mas en gran manera me rego-cijé en el Señor, de que ya al finha reflorecido vuestro cuidadode mí, de lo cual aun estabaissolícitos, mas os faltaba la opor-tunidad.11 No es que hablo en cuanto anecesidad; porque yo he aprendi-do a contentarme con lo quetengo.

hasta la muerte; mas Dios tuvomisericordia de él, y no solamen-te de él mas de mí también, paraque yo no tuviese tristeza sobretristeza.28 Así que enviélo más presto,para que viéndole otra vez, osregocijéis, y que yo esté conmenos tristeza.29 Recibidle, pues, en el Señor,con todo regocijo; y tened enestima a los tales:30 Porque por la obra de Cristollegó hasta la muerte, exponien-do su vida para suplir vuestrafalta de servicio para conmigo.

CAPÍTULO 3

RESTA, hermanos míos, queos regocijéis en el Señor.Escribiros lasmismas cosas, amíciertamente no me es gravoso,mas para vosotros es seguro.2 Guardaos de los perros, guar-daos de los malos obreros, guar-daos de la concisión.3 Porque nosotros somos la cir-cuncisión, los que adoramos aDios en espíritu, y nos gloriamosen Cristo Jesús, no teniendo con-fianza en la carne.4 Aunque yo tengo también dequé confiar en la carne. Si a algu-no le parece que tiene de quéconfiar en la carne, yo más:5 Circuncidado al octavo día, dellinaje de Israel, de la tribu deBenjamín, Hebreo de Hebreos;en cuanto a la ley, Fariseo;6 En cuanto a celo, persiguiendoa la iglesia; en cuanto a la justicia

que es en la ley, de vida irrepren-sible.7 Mas las cosas que para mí eranganancia, las estimé como pérdi-das por amor de Cristo.8 Y aun más, que ciertamentetodas las cosas tengo por pérdidapor la excelencia del conoci-miento de Cristo Jesús Señormío; por el cual lo he perdidotodo, y lo tengo por estiércol porganar a Cristo,9Y ser hallado en él, no teniendomi propia justicia, que es de laley, sino la que es por la fe deCristo, la justicia que es de Diospor fe:10 Para conocerle a él, y el poderde su resurrección, y la comu-nión de sus padecimientos, sien-do hecho conforme a su muerte:11 Si en alguna manera yo llega-se a la resurrección de los muer-tos.12 No que ya haya alcanzado, nique ya sea perfecto: mas yo pro-sigo para que aprehendiere aque-llo por lo que yo soy tambiénaprehendido de Cristo Jesús.13Hermanos, yomismo no hagocuenta de haber aprehendido:empero una cosa hago, olvidan-do las cosas que quedan atrás, yextendiéndome a las cosas queestán delante,14 Prosigo hacia el blanco, por elpremio de la alta vocación deDios en Cristo Jesús.15 Así que, todos los que somosperfectos, seamos de esta mente;y si vosotros tenéis otro sentido

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FILIPENSES 4

CAPÍTULO 1

PABLO, apóstol de JesuCristo por la voluntad deDios, y el hermano Timoteo,2 A los santos y hermanos fielesen Cristo que están en Colosas:Gracia a vosotros y paz de DiosPadre nuestro, y del Señor JesuCristo.3 Damos gracias al Dios y Padrede nuestro Señor Jesu Cristo,orando siempre por vosotros,4 Habiendo oído de vuestra fe enCristo Jesús, y del amor quetenéis para con todos los santos,5A causa de la esperanza que oses guardada en los cielos: de lacual habéis oído ya por la palabraverdadera del evangelio;6 El cual ha llegado a vosotros,como también en todo el mundo;y fructifica, como también envosotros, desde el día en que oís-teis, y conocisteis la gracia deDios en verdad:7 Como también habéis aprendi-do de Epafras, consiervo amadonuestro, el cual es por vosotrosfiel ministro de Cristo;8 El cual también nos ha declara-do vuestro amor en el Espíritu.9 Por lo cual también nosotros,

desde el día que lo oímos, nocesamos de orar por vosotros, yde pedir que seáis llenos delconocimiento de su voluntad, entoda sabiduría y entendimientoespiritual;10 Para que andéis como esdigno del Señor, agradándole entodo, fructificando en toda buenaobra, y creciendo en el conoci-miento de Dios;11 Fortalecidos con todo podersegún la potencia de su gloria,para toda paciencia y longanimi-dad con gozo:12 Dando gracias al Padre quenos hizo idóneos para participaren la herencia de los santos enluz:13 El cual nos ha librado de lapotestad de las tinieblas, y nos hatrasladado al reino de su amadoHijo:14 En quien tenemos redenciónpor su sangre, el perdón de peca-dos:15 El cual es la imagen del Diosinvisible, el primogénito de todacriatura;16 Porque por él fueron creadastodas las cosas que hay en loscielos, y que hay en la tierra, visi-

LA EPISTOLA DELAPOSTOL

PABLO

ALOSCOLOSENSES

12 Sé también estar humillado,como sé tener abundancia;donde quiera y en todas cosassoy instruido así para estar hartocomo para sufrir hambre, lomismo para tener abundanciacomo para padecer necesidad.13 Todo lo puedo en Cristo queme fortalece.14 Todavía, hicisteis bien en quecomunicasteis con mi aflicción.15 Ya sabéis también vosotros,oh Filipenses, que al principiodel evangelio, cuando me partíde Macedonia, ninguna iglesiacomunicó conmigo en caso dedar y recibir, sino vosotros solos;16 Porque aun en Tesalónica, meenviasteis lo necesario una y otravez.17 No que yo busque dádivas:mas busco fruto que abunde paravuestra cuenta.

18 Empero todo lo que tengo, yabundo: estoy lleno, habiendorecibido de Epafrodito lo queenviasteis, olor de suavidad,sacrificio acepto y agradable aDios.19 Mas mi Dios suplirá todavuestra necesidad según susriquezas en gloria por CristoJesús.20AlDios, pues, y Padre nuestrosea gloria por siempre jamás.Amén.21 Saludad a todos los santos enCristo Jesús. Os saludan los her-manos que están conmigo.22 Os saludan todos los santos; ymayormente los que son de casade César.23 La gracia de nuestro SeñorJesu Cristo sea con todos voso-tros. Amén.

Enviada de Roma a los Filipenses con Epafrodito.

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COLOSENSES 2

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COLOSENSES 2todos los tesoros de sabiduría, yde conocimiento.4 Y esto digo para que nadie osengañe con palabras persuasivas.5 Porque aunque esté ausente enla carne, sin embargo, en el espí-ritu estoy con vosotros, gozándo-me, y mirando vuestro orden, yla firmeza de vuestra fe enCristo.6 Por tanto, como habéis recibi-do a Cristo Jesús el Señor, asíandad en él;7 Habiendo sido arraigados, ysiendo sobreedificados en él, ysiendo establecidos en la fe, asícomo os ha sido enseñado, abun-dando en ella con acción de gra-cias.8 Mirad que nadie os saqueecomo despojo por filosofía yvano engaño, según la tradiciónde los hombres, según los ele-mentos del mundo, y no segúnCristo:9 Porque en él mora toda la ple-nitud de la Divinidad corporal-mente;10 Y en él estáis completos, elcual es cabeza de todo principa-do y potestad:11 En el cual también sois cir-cuncidados de circuncisión nohecha por manos, en el despoja-miento del cuerpo de los pecadosde la carne, con la circuncisiónde Cristo:12 Sepultados juntamente con élen el bautismo, en el cual tam-bién resucitasteis con él por la fede la operación de Dios, que le

resucitó de los muertos.13Ya vosotros, estandomuertosen pecados y en la incircuncisiónde vuestra carne, os dio vida jun-tamente con él, perdonándoostodos los pecados:14 Rayendo de en contra denosotros la escritura de las orde-nanzas que nos era contraria,quitándola de en medio, yenclavándola en la cruz;15 Y habiendo despojado a losprincipados y a las potestades,sacóles a la vergüenza en públi-co, triunfando sobre ellos en ella.16 Por tanto nadie os juzgue encomida, o en bebida, o con res-pecto de día de fiesta, o de nuevaluna, o en sábados;17 Que son la sombra de lo porvenir; mas el cuerpo es de Cristo.18 Nadie os defraude de vuestropremio, afectando humildadvoluntaria y culto de ángeles,entremetiéndose en las cosas queno ha visto, vanamente hinchadopor su mente carnal,19Y no teniendo la cabeza, de lacual todo el cuerpo, alimentado yenlazado por las ligaduras ycoyunturas, crece con el creci-miento de Dios.20 Pues si sois muertos conCristo en cuanto a los rudimen-tos del mundo, ¿Por qué, comoque vivieseis en el mundo, ossometéis a decretos:21 (No manejes, ni gustes, nitoques;22 Cosas todas que han de pere-cer con el uso;) según los man-

bles e invisibles, sean tronos odominios, o principados, o potes-tades: todo fue creado por él, ypara él:17 Y él es antes de todas lascosas; y todas las cosas subsistenpor él;18Yél es la cabeza del cuerpo, laiglesia: el cual es principio, elprimogénito de los muertos, paraque en todo tenga él la preemi-nencia.19 Por cuanto agradó al Padreque en él morase toda plenitud;20 Y habiendo hecho paz por lasangre de su cruz, reconciliar porél todas las cosas consigomismo; por él digo, así las cosasque hay en la tierra, como las quehay en el cielo.21 Y a vosotros, que en otrotiempo erais extraños y enemi-gos en vuestra mente por lasmalas obras, ahora empero os hareconciliado22 En el cuerpo de su carne porla muerte, para presentaros san-tos, y sin mancha, e irreprensi-bles delante de él:23 Si empero permanecéis en lafe, fundados y firmes, y no seáismovidos de la esperanza delevangelio que habéis oído, elcual fue predicado a toda criatu-ra que está debajo del cielo: delcual yo Pablo soy hecho minis-tro;24 Que ahora me regocijo enmissufrimientos por vosotros, ycumplo en mi carne lo que faltade las aflicciones de Cristo por

su cuerpo, que es la iglesia:25 De la cual soy hecho ministrosegún la dispensación de Dios, lacual me es dada por vosotros,para que cumpla la palabra deDios:26 A saber, el misterio que haestado escondido de los siglos yde las generaciones, mas ahoraha sido manifestado a sus santos:27A los cuales quiso Dios hacernotorias las riquezas de la gloriade este misterio entre losGentiles, que es Cristo en voso-tros, la esperanza de gloria:28A quien nosotros predicamos,amonestando a todo hombre, yenseñando a todo hombre entoda sabiduría, para que presen-temos a todo hombre perfecto enCristo Jesús:29 En lo cual yo también trabajo,combatiendo según la operaciónde él, la cual obra en mí podero-samente.

CAPÍTULO 2

PORQUE quiero que sepáiscuán grande conflicto yotengo por vosotros, y por los queestán en Laodicea, y por todoslos que nunca han visto mi rostroen la carne;2 Para que sus corazones seanconsolados, estando todos uni-dos en amor, y en todas las rique-zas de la plena seguridad delentendimiento, para conocer elmisterio de Dios, y del Padre, yde Cristo:3 En el cual están escondidos

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COLOSENSES 4

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COLOSENSES 318 Casadas, sed sujetas a vues-tros propios maridos, como con-viene en el Señor.19 Maridos, amad a vuestrasesposas, y no seáis amargos con-tra ellas.20 Hijos, obedeced a vuestrospadres en todo; porque esto agra-da al Señor.21 Padres, no provoquéis a vues-tros hijos, para que no se desani-men.22 Siervos, obedeced en todo avuestros señores según la carne,no sirviendo al ojo, como los queagradan a los hombres, sino consencillez de corazón, temiendo aDios:23Ytodo lo que hiciereis, haced-lo de corazón, como al Señor, yno a los hombres:24 Sabiendo que del Señor reci-biréis el galardón de la herencia;porque al Señor Cristo servís.25 Mas el que hace mal, recibirápor el mal que hiciere: y no hayacepción de personas.

CAPÍTULO 4

SEÑORES, dad lo que es justoy equitativo a vuestros sier-vos, sabiendo que también voso-tros tenéis un Señor en los cielos.2 Perseverad en la oración,velando en ella con acción degracias:3 Orando juntamente tambiénpor nosotros, que Dios nos abrala puerta de la palabra parahablar el misterio de Cristo, porel cual también yo estoy preso;

4 Para que lo manifieste, comoyo debo hablar.5 Andad en sabiduría para conlos de afuera, redimiendo eltiempo.6 Vuestra palabra sea siemprecon gracia, sazonada con sal, quesepáis cómo debéis responder acada uno.7 Todo mi estado os hará saberTychico, hermano amado, y fielministro y consiervo en el Señor:8Al cual os he enviado para estomismo, que conozca vuestroestado, y consuele vuestros cora-zones;9 Con Onésimo, amado y fielhermano, el cual es de vosotros.Os harán saber a vosotros todo loque acá se hace.10 Aristarcho, mi compañero enla prisión, os saluda, yMarcos, elsobrino de Barnabás, (acerca delcual habéis recibidomandamien-tos: si viniere a vosotros, le reci-biréis;)11 Y Jesús que es llamado Justo:los cuales son de la circuncisión.Estos solos son mis colaborado-res en el reino de Dios: los cualesme han sido consuelo.12 Epafras, el cual es de voso-tros, siervo de Cristo, os saluda;siempre esforzándose ferviente-mente por vosotros en oraciones,para que perseveréis perfectos ycumplidos en toda la voluntad deDios.13 Que yo le doy testimonio, quetiene gran celo por vosotros, ypor los que están en Laodicea, y

damientos y doctrinas de hom-bres?23 Las cuales cosas tienen a laverdad alguna apariencia de sabi-duría en culto voluntario, yhumildad, y en menosprecio delcuerpo, no en honor alguno parasatisfacción de la carne.

CAPÍTULO 3

PUES si habéis resucitado conCristo, buscad las cosas queson de arriba, donde está Cristosentado a la diestra de Dios.2 Poned vuestro afecto en lascosas de arriba, no en las de latierra.3 Porque muertos sois, y vuestravida está escondida con Cristo enDios.4 Cuando apareciere Cristo, quees nuestra vida, entonces vosotrostambién apareceréis con él en glo-ria.5 Haced morir, pues, vuestrosmiembros que están sobre la tie-rra; fornicación, inmundicia, afec-tos desordenados, mala concupis-cencia, y avaricia, la cual es ido-latría:6 Por las cuales cosas la ira deDios viene sobre los hijos de deso-bediencia:7 En las cuales vosotros tambiénandabais en otro tiempo, cuandovivíais en ellas.8 Mas ahora, dejad tambiénvosotros todas estas cosas; ira,enojo, malicia, blasfemia, suciaspalabras de vuestra boca:9 Nomintáis los unos a los otros,

habiéndoos despojado del hom-bre viejo con sus hechos;10 Y habiéndoos vestido delnuevo, el cual es renovado enconocimiento conforme a la ima-gen de aquel que lo creó:11 Donde no hay Griego ni Judío,circuncisiónni incircuncisión, bár-baro ni Scytha, siervo ni libre;masCristo es el todo y en todo.12Vestíos, pues, como los escogi-dos de Dios, santos, y amados deentrañas de misericordia, debenignidad, de humildad demente, de mansedumbre, de lon-ganimidad:13 Soportándoos los unos a losotros, y perdonándoos los unos alos otros, si alguno tuviere quejacontra otro: a lamanera queCristoos perdonó, así también vosotrosperdonad.14 Y sobre todas estas cosasvestíos de caridad, la cual es el vín-culo de la perfección.15Y la paz de Dios reine en vues-tros corazones: a la cual asimismosois llamados en un cuerpo; y sedagradecidos.16 La palabra de Cristo more envosotros ricamente en toda sabi-duría; enseñándoos, y amonestán-doos los unos a los otros con sal-mos, e himnos, y cánticos espiri-tuales, cantando con gracia envuestros corazones al Señor.17 Y todo lo que hiciereis, enpalabra o en obra, hacedlo todoen el nombre del Señor Jesús,dando gracias a Dios y Padre porél.

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COLOSENSES 4

CAPÍTULO 1

PABLO, y Silvano, yTimoteo,a la iglesia de losTesalonicenses, que es en DiosPadre, y en el Señor Jesu Cristo.Gracia sea a vosotros, y paz deDios nuestro Padre, y del SeñorJesu Cristo.2 Damos siempre gracias a Diospor todos vosotros, haciendomención de vosotros en nuestrasoraciones;3 Sin cesar acordándonos devuestra obra de fe, y trabajo deamor, y paciencia de esperanzaen nuestro Señor Jesu Cristo,delante de Dios y Padre nuestro;4 Sabiendo, amados hermanos,vuestra elección de Dios.5 Por cuanto nuestro evangeliono vino a vosotros en palabrasolamente, mas también enpoder, y en el Espíritu Santo, yen mucha certidumbre: comosabéis cuáles fuimos entre voso-tros por amor de vosotros.6 Y vosotros fuisteis hechosseguidores de nosotros, y delSeñor, habiendo recibido la pala-bra en mucha tribulación, congozo del Espíritu Santo:7 De tal manera que habéis sido

ejemplo a todos los que creen enMacedonia, yAcaya.8 Porque por vosotros ha sidodivulgada la palabra del Señor,no sólo en Macedonia y Acaya,sino que también vuestra fe quees en Dios, se ha extendido entodo lugar, demodo que nosotrosno tenemos necesidad de hablarnada.9 Porque ellos mismos cuentande nosotros que manera de entra-da tuvimos a vosotros; y comofuisteis convertidos de los ídolosa Dios, para servir al Dios vivo yverdadero,10Y esperar a su Hijo de los cie-los, al cual él resucitó de losmuertos, Jesús, el cual nos librade la ira que ha de venir.

CAPÍTULO 2

PORQUE, hermanos, vosotrosmismos sabéis que nuestraentrada a vosotros no fue vana:2 Pero también, habiendo pade-cido antes, y sido afrentados enFilipos, como vosotros sabéis,tuvimos denuedo en nuestroDios para anunciaros el evange-lio de Dios con mucha conten-ción.

LA PRIMERA EPISTOLA DELAPOSTOL

PABLO

ALOS TESALONICENSES

ellos en Hierápolis.14 Os saluda Lucas, el médicoamado, y Demas.15 Saludad a los hermanos queestán en Laodicea, y a Nimfas, ya la iglesia que está en su casa.16 Y cuando esta carta fuereleída entre vosotros, haced quetambién sea leída en la iglesia delos Laodicenses; y la deLaodicea que la leáis tambiénvosotros.

17 Y decid aArchio: Mira por elministerio que tu has recibido enel Señor, para que lo cumplas.18 La salutación de mi mano, dePablo. Acordaos de mis prisio-nes. La gracia sea con vosotros.Amén.

Escrita de Roma a los Colosenses con Tychico yOnésimo.

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I TESALONICENSES 4

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I TESALONICENSES 2Satanás.19 Porque ¿Cuál es nuestra espe-ranza, o gozo, o corona de glo-ria? ¿No sois pues vosotrosdelante de nuestro Señor JesuCristo en su venida?20Que vosotros sois nuestra glo-ria y gozo.

CAPÍTULO 3

POR lo cual, no pudiéndolosufrir más, nos pareció bienquedarnos enAthenas solos;2Y enviamos a Timoteo, nuestrohermano, y ministro de Dios, ynuestro colaborador en el evan-gelio de Cristo, a confirmaros y aexhortaros en cuanto a vuestrafe:3 Para que nadie se conmueva enestas tribulaciones; porque voso-tros sabéis que nosotros somospuestos para esto.4 Porque ciertamente cuandoestábamos con vosotros os diji-mos de antemano, que habíamosde padecer tribulaciones, comoha acontecido, y vosotros losabéis.5 Por lo cual, también yo, nopudiendo sufrir más, envié paraconocer vuestra fe, que no oshaya tentado de algún modo eltentador, y que nuestro trabajohubiese sido en vano.6 Empero volviendo ahora devosotros a nosotros Timoteo, ytrayéndonos las buenas nuevasde vuestra fe y caridad; y quesiempre tenéis buena memoriade nosotros, deseando ardiente-

mente vernos, como tambiénnosotros a vosotros:7 Por esto, hermanos, recibimosconsolación de vosotros en todanuestra aflicción y aprieto, porvuestra fe;8 Porque ahora vivimos noso-tros, si vosotros estáis firmes enel Señor.9 Por lo cual ¿Qué acción de gra-cias podremos dar a Dios porvosotros, por todo el gozo con quenos gozamos a causa de vosotrosdelante de nuestro Dios;10 Orando de noche y de día congrande instancia, que veamosvuestro rostro, y que cumplamoslo que falta a vuestra fe?11 Mas el mismo Dios y Padrenuestro, y el Señor nuestro JesuCristo encamine nuestro viaje avosotros.12 Y el Señor os haga crecer yabundar en amor los unos paracon los otros, y para con todos, asícomo también nosotros para convosotros:13 Para que sean confirmadosvuestros corazones irreprensiblesen santidad delante de Dios, yPadre nuestro, para la venida denuestro Señor Jesu Cristo contodos sus santos.

CAPÍTULO 4

RESTA, pues, hermanos, queos roguemos y exhortemosen el Señor Jesús, que de lamanera que habéis recibido denosotros de cómo debéis andar, yagradar a Dios, así abundéis más

3 Porque nuestra exhortación nofue de error, ni de inmundicia, nicon engaño:4 Sino que como hemos sidoaprobados de Dios, para que senos encargase el evangelio; asítambién hablamos, no como losque agradan a los hombres, sinoa Dios, el cual prueba nuestroscorazones.5 Porque nunca usamos de pala-bras lisonjeras, como vosotrossabéis, ni de pretexto de avaricia:Dios es testigo:6 Ni de los hombres buscamosgloria, ni de vosotros, ni de otros;aunque podíamos seros de cargacomo apóstoles de Cristo.7 Antes fuimos cariñosos entrevosotros como nodriza, que aca-ricia a sus propios hijos:8 De manera que, teniendo tangrande afecto por vosotros, qui-siéramos entregaros no sólo elevangelio de Dios, mas aunnuestras propias almas; por- quenos erais muy queridos.9 Porque os acordáis, hermanos,de nuestro trabajo y fatiga: quetrabajando de noche y de día, porno ser gravosos a ninguno devosotros, predicamos entre voso-tros, el evangelio de Dios.10 Vosotros sois testigos, y Dios,de cuán santa, y justa, e irrepren-siblemente nos portábamos entrevosotros que creísteis:11 Así como sabéis, de quemanera exhortábamos y confor-tábamos y protestábamos a cadauno de vosotros, como un padre

a sus hijos,12 Que anduvieseis digno deDios, que os llamó a su reino ygloria.13 Por lo cual también nosotrosdamos gracias a Dios sin cesar,de que cuando recibisteis la pala-bra de Dios, que oísteis de noso-tros, la recibisteis no como pala-bra de hombres, sino como ellaes en verdad, la palabra de Dios,la cual también obra eficazmenteen vosotros que creéis.14 Porque vosotros, hermanos,os hicisteis seguidores de lasiglesias de Dios que están enJudea en Cristo Jesús: que habéispadecido también vosotros lasmismas cosas de los de vuestrapropia nación, como tambiénellos de los Judíos:15 Los cuales así mataron alSeñor Jesús, como a sus propiosprofetas, y a nosotros nos hanperseguido; y no agradan a Dios,y a todos los hombres son con-trarios:16 Prohibiéndonos hablar a losGentiles a fin de que sean salvos;para henchir la medida de suspecados siempre; porque la ira esvenida sobre ellos hasta el extre-mo.17 Mas, hermanos, nosotros pri-vados de vosotros por un poco detiempo, de vista, no del corazón,tanto más procuramos, conmucho deseo ver vuestro rostro.18 Por lo cual quisimos venir avosotros, yo Pablo a la verdad,una vez y dos; mas nos estorbó

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I TESALONICENSES 5

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I TESALONICENSES 5dad: entonces vendrá sobre ellosdestrucción de repente, como losdolores del parto sobre la mujerpreñada; y no escaparán.4 Mas vosotros, hermanos, noestáis en tinieblas, para que aqueldía os agarre como ladrón.5 Porque todos vosotros sois hijosde luz, e hijos del día: no somosdela noche, ni de las tinieblas.6 Por tanto, no durmamos comolos demás; antes velemos y sea-mos sobrios.7 Porque los que duermen, denoche duermen; y los que estánborrachos, de noche están borra-chos.8 Mas nosotros, que somos deldía, seamos sobrios, vistiéndo-nos de la coraza de fe, y de amor,y por yelmo la esperanza de sal-vación.9 Porque no nos ha puesto Diospara ira, sino para obtener salva-ción por nuestro Señor JesuCristo:10 El cual murió por nosotros;para que, o que velemos, o quedurmamos, vivamos juntamentecon él.11 Por lo cual consolaos los unosa los otros, y edificaos uno a otro,así como lo hacéis.12 Y os rogamos, hermanos, quereconozcáis a los que trabajanentre vosotros, y os presiden en elSeñor, y os amonestan;13 Y que los tengáis en la mayorestima, en amor por causa de suobra. Tened paz entre vosotrosmismos.

14 Os exhortamos, pues, herma-nos, que amonestéis a los queandan desordenadamente, queconsoléis a los de poco ánimo,que soportéis a los débiles, queseáis pacientes para con todos.15 Mirad que ninguno dé a otromal por mal; antes seguid siem-pre lo bueno los unos para conlos otros, y para con todos.16 Estad siempre gozosos.17 Orad sin cesar.18 En todo dad gracias; porqueesta es la voluntad de Dios enCristo Jesús para con vosotros.19 No apaguéis el Espíritu.20 No menospreciéis las pro-fecías.21 Probad todas las cosas: rete-ned lo que es bueno.22 Absteneos de toda aparienciade mal.23Y el Dios de paz os santifiqueenteramente; y que todo vuestroespíritu, y alma y cuerpo seanpreservados irreprensibles parala venida de nuestro Señor JesuCristo.24 Fiel es el que os llama, el cualtambién lo hará.25 Hermanos, orad por nosotros.26 Saludad a todos los hermanoscon beso santo.27 Conjúroos por el Señor, queesta carta sea leída a todos lossantos hermanos.28 La gracia de nuestro SeñorJesu Cristo sea con vosotros.Amén.

La primera carta a los Tesalonicenses fue escritadeAthenas.

y más.2 Porque ya sabéis qué manda-mientos os dimos por el SeñorJesús.3 Porque la voluntad de Dios esésta: vuestra santificación; queos abstengáis de fornicación:4 Que cada uno de vosotros sepaposeer su propio vaso en santifica-ción y honor;5 No con afecto de concupiscen-cia, como los Gentiles que noconocen a Dios:6 Que ninguno agravie, ni defrau-de en nada a su hermano; porqueel Señor es vengador de todo esto,como ya os habemos dicho y tes-tificado.7 Pues no nos ha llamado Diospara inmundicia, sino a santifica-ción.8 Así que el que menosprecia, nomenosprecia a hombre, sino aDios, el cual también nos dio suEspíritu Santo.9 Empero acerca del amor her-manable no tenéis necesidad queos escriba; porque vosotros mis-mos sois enseñados por Dios aamaros los unos a los otros.10Ya la verdad lo hacéis así contodos los hermanos que están portoda Macedonia. Os rogamos,empero, hermanos, que abundéismás y más;11 Y que estudiéis estar quietos,y hacer vuestros propios nego-cios; y que obréis con vuestraspropias manos de la manera queos habemos mandado;12 Y que andéis honestamente

para con los de afuera; y que notengáis necesidad de nada.13 Pero tampoco, hermanos, quie-ro que ignoréis acerca de los queduermen, para que no os entris-tezcáis como los otros que no tie-nen esperanza.14 Pues si creemos que Jesúsmurió y resucitó, así también tra-erá Dios con él a los que durmie-ron en Jesús.15 Por lo cual os decimos esto porpalabra del Señor, que nosotrosque vivimos, que habemos queda-do hasta la venida del Señor, noseremos delanteros a los que dur-mieron.16 Porque el Señor mismo conclamor, y con voz de arcángel, ycon trompeta de Dios, descenderádel cielo, y los muertos en Cristoresucitarán primero:17 Después nosotros, los quevivimos, los que quedamos, jun-tamente con ellos seremos arre-batados en las nubes a recibir alSeñor en el aire; y así estaremossiempre con el Señor.18 Por tanto consolaos los unos alos otros con estas palabras.

CAPÍTULO 5

EMPERO acerca de los tiem-posyde las sazones, no tenéis,hermanos, necesidad de que yo osescriba:2 Porque vosotros mismos sabéisperfectamente, que el día delSeñor vendrá como un ladrón enla noche.3 Que cuando dirán, Paz y seguri-

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II TESALONICENSES 3

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recogimiento a él,2 Que no seáis conmovidos pres-tamente en vuestra mente, niseáis conturbados, ni por espíri-tu, ni por palabra, ni por cartacomo de nosotros, como que eldía de Cristo estuviese ya cerca.3 No os engañe nadie en ningunamanera; porque no vendrá, sinque venga antes la apostasía, ysea revelado el hombre de peca-do, el hijo de perdición;4 El que se opone, y se exaltesobre todo lo que es llamadoDios, o que es adorado; tantoque, como Dios se asiente en eltemplo de Dios, mostrándose a símismo que él es Dios.5 ¿No os acordáis que, cuandoestaba todavía con vosotros, osdecía estas cosas?6 Y ahora vosotros sabéis lo queimpide, para que él sea reveladoen su tiempo.7 Porque ya está obrando el mis-terio de iniquidad, solamentehasta que sea quitado de enmedio el que ahora impide.8 Y entonces será revelado aquelinicuo, al cual el Señor consu-mirá con el espíritu de su boca, ydestruirá con el resplandor de suvenida:9 A aquel cuya venida es segúnla operación de Satanás, con todopoder, y señales, y milagrosmentirosos,10 Y con todo engaño de iniqui-dad en los que perecen: por cuan-to no recibieron el amor de laverdad para ser salvos.

11 Por tanto, pues, enviará Diosa ellos eficacia de engaño, paraque crean a la mentira:12 Para que sean condenadostodos los que no creyeron a laverdad, antes se complacieron enla injusticia.13 Mas nosotros debemos siem-pre dar gracias a Dios por voso-tros, hermanos amados delSeñor, porque Dios os ha escogi-do desde el principio, para salva-ción por la santificación delEspíritu, y la fe de la verdad:14A lo cual os llamó por nuestroevangelio para alcanzar la gloriade nuestro Señor Jesu Cristo.15 Así que, hermanos, estad fir-mes, y retened la doctrina quehabéis sido enseñados, sea porpalabra, o por carta nuestra.16 Y nuestro Señor Jesu Cristomismo, y Dios y Padre nuestro,el cual nos amó, y nos dio conso-lación eterna, y buena esperanzapor gracia,17 Consuele vuestros corazones,y os confirme en toda buenapalabra y obra.

CAPÍTULO 3

RESTA pues, hermanos, oradpor nosotros, que la palabradel Señor corra, y sea glorifica-da, así como entre vosotros:2Yque seamos librados de hom-bres perversos y malos; porqueno todos tienen la fe.3 Mas fiel es el Señor que osconfirmará, y guardará de mal.4 Y tenemos confianza de voso-

CAPÍTULO 1

PABLO, y Silvano, yTimoteo,a la iglesia de losTesalonicenses en Dios nuestroPadre, y el Señor Jesu Cristo:2Gracia a vosotros y paz deDiosnuestro Padre, y del Señor JesuCristo.3 Debemos siempre dar gracias aDios por vosotros, hermanos,como es digno, de que vuestra feva en grande crecimiento, y lacaridad de cada uno de todosvosotros abunda más y más losunos para con los otros:4 Tanto, que nosotros mismosnos gloriamos de vosotros en lasiglesias de Dios, de vuestrapaciencia y fe en todas vuestraspersecuciones y tribulacionesque sufrís:5 Lo que es una prueba manifies-ta del justo juicio de Dios, paraque seáis tenidos por dignos delreino de Dios, por el cual asimis-mo padecéis:6 Porque es cosa justa para conDios, recompensar con tribula-ción a los que os atribulan;7 Y a vosotros que sois atribula-dos, reposad con nosotros, cuan-do sea revelado el Señor Jesús

del cielo con sus ángeles podero-sos,8 En llama de fuego, tomandovenganza a los que no conocena Dios, ni obedecen al evangeliode nuestro Señor Jesu Cristo:9 Los cuales serán castigadoscon eterna destrucción de la pre-sencia del Señor, y de la gloria desu potencia;10 Cuando viniere para ser glori-ficado en sus santos, y parahacerse admirable en aquel díaen todos los que creen: (porquenuestro testimonio fue creídoentre vosotros.)11 Por lo cual asimismo oramossiempre por vosotros, que nues-tro Dios os tenga por dignos deesta vocación, y cumpla toda labuena complacencia de su bon-dad, y la obra de fe con poder;12 Para que el nombre de nuestroSeñor Jesu Cristo sea glorificadoen vosotros, y vosotros en él, porla gracia de nuestro Dios, y delSeñor Jesu Cristo.

CAPÍTULO 2

OS rogamos, pues, hermanos,por la venida de nuestro

Señor Jesu Cristo, y nuestro

LA SEGUNDA EPISTOLA DELAPOSTOL

PABLO

ALOS TESALONICENSES

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II TESALONICENSES 3

CAPÍTULO 1

PABLO, apóstol de Jesu Cristopor el mandamiento de DiosSalvador nuestro y del Señor JesuCristo, esperanza nuestra;2ATimoteo,mi verdadero hijo enla fe: Gracia, ymisericordia, y pazde Dios nuestro Padre, y de JesuCristo nuestro Señor.3 Como te rogué, que te quedasesen Efeso, cuando me partí paraMacedonia, para que mandases aalgunos que no enseñen diversadoctrina:4 Ni escuchen a fábulas y genea-logías interminables, que engen-dran cuestiones, más bien queedificación de Dios, que es en lafe.5 Pues el fin del mandamiento esla caridad de corazón puro, y debuena conciencia, y de fe no fin-gida:6 De lo cual apartándose algu-nos, se han desviado a discursosvanos:7 Queriendo ser doctores de laley, no entendiendo ni lo quehablan, ni lo que afirman.8 Mas sabemos que la ley esbuena, si se usa de ella legítima-mente:

9 Sabiendo esto, que la ley no espuesta para el justo, sino para losinjustos y desobedientes, para losimpíos y pecadores, para los sinsantidad y profanos, para losmatadores de padres ymatadoresde madres, para los homicidas,10 Para los fornicarios, para lossodomitas, para los ladrones dehombres, para los mentirosos yperjuros; y si hay alguna otracosa contraria a la sana doctrina;11 Conforme al evangelio glo-rioso del Dios bendito, el cual amí me ha sido encargado.12 Gracias doy al que me forti-ficó, a Cristo Jesús Señor nues-tro, de que me tuvo por fiel,poniéndome en el ministerio:13 Habiendo yo sido antes blas-femo, y perseguidor, e injuria-dor;mas fui recibido amisericor-dia, porque lo hice con ignoran-cia en incredulidad.14 Mas la gracia del Señor nues-tro fue más abundante con la fe yamor que es en Cristo Jesús.15 Palabra fiel es esta, y digna deser recibida de todos: que CristoJesús vino al mundo para salvara los pecadores, de los cuales yosoy el primero.

LA PRIMERA EPISTOLA DELAPOSTOL

PABLO

ATIMOTEO

tros en el Señor, que hacéis yharéis lo que os hemosmandado.5 El Señor enderece vuestroscorazones en el amor de Dios, yen la paciente expectación deCristo.6 Ahora os mandamos, herma-nos, en el nombre de nuestroSeñor Jesu Cristo, que osapartéis de todo hermano queanduviere fuera de orden, y noconforme a la doctrina que élrecibió de nosotros;7 Porque vosotrosmismos sabéiscómo debéis seguirnos: porqueno anduvimos desordenadamen-te entre vosotros:8 Ni comimos de balde el pan deninguno; antes trabajamos contrabajo y fatiga de noche y dedía, por no ser gravosos a ningu-no de vosotros:9 No porque no tuviésemospotestad, mas por darnos a voso-tros por dechado, para que nossiguieseis.10 Porque aun cuando estába-mos con vosotros os mandába-mos esto: que si alguno no qui-siere trabajar, tampoco coma.11 Porque oímos que hay algu-

nos entre vosotros que andandesordenadamente, no trabajan-do en nada, sino ocupados encuriosear.12 Y a los que son tales, mandá-mosles y exhortámosles pornuestro Señor Jesu Cristo, quetrabajando quietamente coma supropio pan.13 Mas vosotros, hermanos, noos canséis de hacer bien.14 Y si alguno no obedeciere anuestra palabra por esta epístola,notad al tal, y no os juntéis conél, para que se avergüence.15 Empero no le tengáis como aenemigo, sino amonestadlecomo a hermano.16 Y el mismo Señor de paz osdé siempre paz de toda manera.El Señor sea con todos vosotros.17 La salutación de mi propiamano, de Pablo, que es signo entoda carta mía: así escribo.18 La gracia de nuestro SeñorJesu Cristo sea con todos voso-tros. Amén.

La segunda carta a los Tesalonicenses fue escritadeAthenas.

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I TIMOTEO 4

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I TIMOTEO 2obra buena desea.2 Es menester, pues, que el obis-po sea irreprensible, marido deuna sola esposa, vigilante, tem-plado, de buenas costumbres,hospedador, apto para enseñar,3 No dado al vino, no heridor, nocodicioso de ganancias torpes,sino moderado, no litigioso,ajeno de avaricia:4 Que gobierne bien su propiacasa, que tenga sus hijos en suje-ción con toda honestidad;5 Porque el que no sabe gobernarsu propia casa, ¿cómo cuidará dela iglesia de Dios?6 No neófito, porque hinchán-dose de orgullo, no caiga en con-denación del diablo.7 Y es menester que tenga tam-bién buen testimonio de los deafuera; porque no caiga en vitu-perio, y en lazo del diablo.8 Los diáconos asimismo seanhonestos, no de dos lenguas, nodados a mucho vino, no amado-res de ganancias deshonestas:9 Que tengan el misterio de la fecon pura conciencia.10 Y éstos también sean antesprobados; y así ministren, si fue-ren hallados irreprensibles.11 Asimismo sus esposas seanhonestas, no detractoras, templa-das, fieles en todo.12 Los diáconos seanmaridos deuna esposa, que gobiernen biensus hijos, y sus propias casas.13 Porque los que ejercieren bienel oficio de diácono, ganan parasí un buen grado, y mucho

denuedo en la fe que es en CristoJesús.14 Estas cosas te escribo conesperanza de que vendré presto ati:15 Pero si me tardare, para quesepas como te convenga conver-sar en la casa de Dios, que es laiglesia del Dios vivo, columna yapoyo de la verdad.16 Y sin controversia, grande esel misterio de la piedad: Dios fuemanifestado en la carne, justifi-cado en el Espíritu, visto de losángeles, predicado a losGentiles,creído en el mundo, recibidoarriba en gloria.

CAPÍTULO 4

EMPERO el Espíritu diceexpresamente, que en los

postreros tiempos algunos apos-tatarán de la fe, escuchando aespíritus engañadores, y a doctri-nas de demonios;2 Que con hipocresía hablaránmentira, teniendo cauterizada supropia conciencia:3 Que prohibiendo casarse, yobligando a abstenerse de lasviandas que Dios creó para quecon acción de gracias participa-sen de ellas los que creen, yconocen la verdad.4 Porque toda criatura de Dios,es buena, y nada hay que dese-char, tomándose con acción degracias;5 Porque es santificado por lapalabra de Dios, y oración.6 Si propusieras estas cosas a los

16 Mas por esto fui recibido amisericordia, para que JesuCristo mostrase en mí el primerotoda su clemencia, para ejemplode los que habían de creer en élpara vida eterna.17 Pues al Rey eterno, inmortal,invisible, al sólo sabio Dios, seahonor y gloria, por siemprejamás. Amén.18 Este mandamiento, hijoTimoteo, te encargo, para que,conforme a las profecías pasadasde ti, milites por ellas la buenamilicia:19 Teniendo fe y buena concien-cia, la cual echando de sí algu-nos, hicieron naufragio en cuan-to a la fe:20 De los cuales son Himeneo yAlejandro, que yo entregué aSatanás para que aprendan a noblasfemar.

CAPÍTULO 2

EXHORTO, pues, ante todascosas, que se hagan súplicas,oraciones, intercesiones y accio-nes de gracias, por todos loshombres:2 Por los reyes, y por todos losque están en autoridad; para quevivamos quieta y reposadamenteen toda piedad y honestidad.3 Porque esto es bueno y agrada-bledelantedeDiosSalvadornues-tro:4 El cual quiere que todos loshombres sean salvos, y que ven-gan al conocimiento de la verdad.5 Porque hay un Dios, y un

mediador entre Dios y los hom-bres, el hombre Cristo Jesús;6 El cual se dio a sí mismo enprecio del rescate por todos, paratestimonio en su propio tiempo.7 Para lo que yo soy ordenadopor predicador y apóstol, (digoverdad en Cristo, no miento,)maestro de los Gentiles en fe yverdad.8 Quiero, pues, que los varonesoren en todo lugar, levantandomanos santas, sin ira ni disen-sión.9Asimismo también las mujeresataviándose en vestido honesto,con vergüenza y modestia; nocon cabellos encrespados, u oro,o perlas, o vestidos costosos;10 Sino de buenas obras, comoconviene a mujeres que profesanla piedad.11 La mujer aprenda en silenciocon toda sujeción.12 Porque no permito a la mujerenseñar, ni usurpar autoridadsobre el varón, sino estar ensilencio.13 Porque Adam fue formado elprimero: y después Eva.14YAdam no fue engañado;maslamujer siendo engañada fue en latransgresión.15 Empero será salva engendran-do hijos, si ellos permanecieren enfe, y caridad, y santidad conmodestia.

CAPÍTULO 3

PALABRA verdadera es esta:si alguno apetece obispado,

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I TIMOTEO 6

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I TIMOTEO 512 Condenadas ya, por haberabandonado la primera fe.13 Y aun también aprenden serociosas, andando de casa encasa; y no solamente ociosas,sino también chismosas y curio-sas, parlando lo que no deben.14 Quiero, pues, que las mujeresjóvenes se casen, y engendrenhijos, gobiernen la casa, y queninguna ocasión den al adversa-rio para maldecir.15 Porque ya algunas han vueltoatrás en pos de Satanás.16 Y si alguno, o alguna de loscreyentes tiene viudas, mantén-galas, y no sea cargada la iglesia;para que pueda socorrer a las quede verdad son viudas.17 Los ancianos que gobiernanbien, sean tenidos por dignos dedoblada honra; y mayormentelos que trabajan en la palabra ydoctrina.18 Porque la Escritura dice: Nopondrás bozal al buey que trilla.Y: Digno es el obrero de su jor-nal.19 Contra el anciano no recibasacusación, sino ante dos o trestestigos.20A los que pecaren repréndelosdelante de todos, para que losotros también teman.21 Te requiero delante de Dios, ydel Señor Jesu Cristo, y de susángeles escogidos, que guardesestas cosas sin prejuicio, nohaciendo cosa alguna con parcia-lidad.22 No impongas de ligero las

manos sobre alguno, ni seas par-ticipante en pecados ajenos:consérvate puro a ti mismo.23 No bebas de aquí adelanteagua, sino usa un poco de vinopor causa de tu estómago, y detus continuas enfermedades.24 Los pecados de algunos hom-bres son manifiestos de antema-no, yendo delante de ellos a jui-cio: a otros les siguen después.25Asimismo también las buenasobras de algunos son manifiestasde antemano; y las que son deotramanera, no se pueden escon-der.

CAPÍTULO 6

TODOS los que están debajode yugo de servidumbre, ten-gan a sus propios señores pordignos de toda honra, porque nosea blasfemado el nombre deDios y su doctrina.2 Y los que tienen señores cre-yentes, no los tengan en menos,por ser sus hermanos; antes lossirvan mejor, por cuanto son fie-les y amados, y partícipes delbeneficio. Estas cosas enseña, yexhorta.3 Si alguno enseña de otra mane-ra, y no se conforma a las sanaspalabras de nuestro Señor JesuCristo, y a la doctrina que es con-forme a la piedad,4 Hinchado es, nada sabe, sinoque enloquece acerca de cuestio-nes y contiendas de palabras, delas cuales nacen envidias, pleitos,maledicencias, malas sospechas,

hermanos, serás buen ministrode Jesu Cristo, criado en las pala-bras de la fe, y de la buena doc-trina, la cual has alcanzado.7 Mas desecha las fábulas profa-nas y de viejas, y ejercítate parala piedad.8 Porque el ejercicio corporalpara poco es provechoso; mas lapiedad a todo aprovecha; porquetiene la promesa de vida presen-te, y de la venidera.9 Palabra fiel es esta, y digna deser recibida de todos.10 Que por esto aun trabajamosy sufrimos vituperios, porqueesperamos en el Dios viviente, elcual es Salvador de todos loshombres, y mayormente de losque creen.11 Estas cosas manda y enseña.12 Ninguno tenga en poco tujuventud; mas sé ejemplo de loscreyentes en palabra, en conver-sación, en caridad, en espíritu, enfe, en pureza.13 Entre tanto que vengo, ocúpa-te en leer, en exhortar, en doctri-na.14 No descuides el don que estáen ti, que te fue dado por pro-fecía, con la imposición de lasmanos de los ancianos.15 Medita estas cosas; ocúpatecompletamente en ellas; demanera que tu aprovechamientosea manifiesto a todos.16 Ten cuidado de ti mismo y dela doctrina: persiste en esto; por-que si así lo hicieres, a ti mismosalvarás, y a los que te oyen.

CAPÍTULO 5

NOreprendas al anciano, sinoexhórtale como a padre; a

los jóvenes como a hermanos;2A las mujeres ancianas, como amadres; a las jóvenes como ahermanas, con toda pureza.3A las viudas honra, a las que deverdad son viudas.4 Empero si alguna viuda tuvierehijos, o nietos, aprendan primeroa mostrar la piedad en su propiacasa primero, y a recompensar asus padres; porque esto es hones-to y acepto delante de Dios.5 Y la que de verdad es viuda ysolitaria, espera en Dios, y per-siste en suplicaciones y oracio-nes noche y día.6 Porque la que vive en delicias,viviendo está muerta.7 Manda pues estas cosas, paraque sean irreprensibles.8 Mas si alguno no tiene cuidadode los suyos, y mayormente delos de su casa, ha negado la fe, yes peor que el incrédulo.9 La viuda sea puesta en la listano menos que de sesenta años, lacual haya sido esposa de unvarón:10 Que tenga testimonio en bue-nas obras; si ha criado hijos; si hahospedado extranjero; si ha lava-do los pies de los santos; si hasocorrido a los afligidos; si haseguido toda buena obra.11 Mas a las viudas más jóvenesno admitas: porque cuando ellasempiezan a ser disolutas contraCristo, quieren casarse:

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I TIMOTEO 6

CAPÍTULO 1

PABLO, apóstol de JesuCristo, por la voluntad deDios según la promesa de lavida, que es en Cristo Jesús,2 A Timoteo, mi amado hijo:Gracia, misericordia, y paz deDios el Padre, y de Cristo Jesúsnuestro Señor.3 Doy gracias a Dios, a quiensirvo desde mis mayores conpura conciencia, de que sin cesartengo memoria de ti en mis ora-ciones noche y día;4 Deseando mucho verte,acordándome de tus lágrimas,para que me llene de gozo;5 Trayendo a la memoria la fe nofingida que está en ti, que habitóprimero en tu abuela Loida, y entu madre Eunice; y estoy ciertoque en ti también.6 Por la cual causa te hago recor-dar a ti, que avives el fuego deldon de Dios, que está en ti por laimposición de mis manos.7 Porque no nos ha dado Dios elespíritu de temor, sino de poder,y de amor, y de dominio propio.8 Por tanto no te avergüences deltestimonio de nuestro Señor, nide mí su prisionero; antes sé

partícipe de las aflicciones delevangelio según el poder deDios,9 El cual nos ha salvado, y nos hallamado con santa vocación, nosegún nuestras obras, mas segúnsu propio propósito, y gracia, lacual nos fue dada en CristoJesús, antes de los tiempos eter-nos;10Mas ahora es manifestada porla manifestación de nuestroSalvador Jesu Cristo, el cual ver-daderamente destruyó la muerte,y sacó a luz la vida y la inmorta-lidad por el evangelio:11 Del cual yo soy puesto predi-cador, y apóstol, y maestro de losGentiles.12 Por cuya causa asimismopadezco estas cosas; mas no meavergüenzo; porque yo sé aquién he creído, y estoy ciertoque es poderoso para guardar midepósito para aquel día.13 Retén firmemente la forma delas sanas palabras que de míoíste, en fe y amor que es enCristo Jesús.14 Guarda, el buen depósito porel Espíritu Santo que mora ennosotros.

LA SEGUNDA EPISTOLA DELAPOSTOL

PABLO

ATIMOTEO

5Disputas perversas de hombresde mente corrompida, y privadosde la verdad, y que tienen la pie-dad por ganancia: apártate de lostales.6 Empero la piedad con conten-ta-miento es grande ganancia.7 Porque nada trajimos almundo, y es cierto nada podre-mos sacar.8 Así que teniendo sustento, ycon qué cubrirnos, seamos con-tentos con esto.9 Porque los que quieren serricos, caen en tentación y enlazo, y en muchas concupiscen-cias insensatas y dañosas, queanegan a los hombres en perdi-ción y muerte.10 Porque el amor del dinero esraíz de todos los males; el cualcodiciando algunos, erraron de lafe, y a sí mismos se traspasaronde muchos dolores.11 Mas tú, oh hombre de Dios,huye de estas cosas; y sigue lajusticia, la piedad, la fe, el amor,la paciencia, la mansedumbre.12 Pelea la buena batalla de la fe:echa mano de la vida eterna, a lacual asimismo eres llamado,habiendo hecho buena profesióndelante de muchos testigos.13 Te mando delante de Dios,que da vida a todas las cosas, yde Cristo Jesús, que testificó unabuena profesión delante dePoncio Pilato;14 Que guardes este manda-miento sinmácula, ni reprensión,hasta la manifestación de nuestro

Señor Jesu Cristo:15 La cual en su tiempomostraráel bendito y solo Potentado, Reyde reyes, y Señor de señores:16 El cual sólo tiene inmortali-dad, quemora en luz inaccesible:a quien ninguno de los hombresha visto, ni puede ver: al cual seala honra, y la potencia sempiter-na. Amén.17 A los ricos de este mundomanda que no sean altivos, nipongan la esperanza en la incer-tidumbre de las riquezas; sino enel Dios vivo, que nos da todas lascosas en abundancia para que lasgocemos;18 Que hagan bien, que seanricos en buenas obras, dispuestospara repartir, generosos encomunicar;19 Atesorando para sí buen fun-damento para en lo por venir,para que echen mano a la vidaeterna.20 Oh Timoteo, guarda lo que sete ha encomendado, evitando lasdisputas profanas y vacías, y delas oposiciones de la ciencia fal-samente llamada:21 La cual algunos profesando,han errado acerca de la fe. Lagracia sea contigo. Amén.

La primera a Timoteo fue escrita de Laodicea,que es metrópoli de la Phrygia Pacatiana.

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II TIMOTEO 3

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II TIMOTEO 219 Empero el fundamento deDios está firme, teniendo estesello: El Señor conoce a los queson suyos; y: Apártese de iniqui-dad todo aquel que nombra elnombre de Cristo.20 Empero en una casa grande,no solamente hay vasos de oro yde plata, sino también de maderay de barro; y asimismo unos parahonra, y otros para deshonra.21 Así que,si alguno se purifica-re a si mismo de estas cosas, serávaso para honra, santificado yútil para los usos del Señor, yaparejado para toda buena obra.22 También, huye de las concu-piscencias juveniles; mas siguela justicia, la fe, la caridad, lapaz, con los que invocan al Señorde puro corazón.23 Empero las cuestiones neciase insensatas desecha, sabiendoque engendran contiendas.24 Y el siervo del Señor no debeser contencioso, sino benignopara con todos, apto paraenseñar, sufrido;25 Que con mansedumbre ins-truya a los que se oponen; por siquizá Dios les dé que se arre-pientan, para conocer la verdad;26Y se zafen del lazo del diablo,en que están cautivos de él, a suvoluntad.

CAPÍTULO 3

ESTO también sepas, que enlos postreros días vendrántiempos peligrosos.2 Porque habrá hombres amado-

res de sí mismos, avaros, vana-gloriosos, soberbios, blasfemos,desobedientes a sus padres,ingratos, sin santidad,3 Sin afecto natural, implacables,calumniadores, incontinentes,crueles, aborrecedores de los queson buenos,4 Traidores, temerarios, hincha-dos, amadores de deleites másque amadores de Dios;5 Teniendo la apariencia de pie-dad, mas negando el poder deella; a los tales también evita.6 Porque de éstos son los que seentran por las casas, y llevan cau-tivas a mujercillas, cargadas depecados, llevadas de diversasconcupiscencias;7 Siempre aprendiendo, y nuncapueden llegar al conocimiento dela verdad.8 Y de la manera que Jannes yJambres resistieron a Moisés, asítambién éstos resisten a la ver-dad: hombres corrompidos demente, réprobados en cuanto a lafe:9Mas no iránmuy adelante; por-que su locura será manifiesta atodos, como también lo fue la deaquéllos.10 Tú empero has conocidople-namente la doctrina mia, lamanera de vivir, el propósito, lafe, la longanimidad, la caridad, lapaciencia,11 Las persecuciones, las aflic-ciones, las cuales me sobrevinie-ron en Antioquía, en Iconio, enListra: cuales persecuciones he

15 Ya sabes esto, que se me hanvuelto en contrarios todos losque están en Asia; de los cualesson Figello, y Hermógenes.16 Dé el Señor misericordia a lacasa de Onesíforo, que muchasveces me refrigeró, y no se aver-gonzó de mi cadena:17Antes estando él enRoma,mebuscó diligentemente, y mehalló.18 Déle el Señor que halle mise-ricordia cerca del Señor en aqueldía. Y cuánto me ayudó enEfeso, tú lo sabes muy bien.

CAPÍTULO 2

TU, pues, hijo mío, esfuérzateen la gracia que es en CristoJesús.2 Y lo que has oído de mí entremuchos testigos, esto encarga ahombres fieles que serán idóneospara enseñar también a otros.3 Tú, pues, sufre afliccionescomo buen soldado de JesuCristo.4 Ninguno que milita, se emba-raza en los negocios de esta vidapor agradar a aquel que le esco-gió por soldado.5 Y aun también el que lidia, noes coronado si no hubiere lidiadolegítimamente.6 El labrador que trabaja, debeser el primer partícipe de los fru-tos.7 Considera lo que digo: y elSeñor te dé entendimiento entodo.8 Acuérdate que Jesu Cristo, de

la simiente de David, resucitó delos muertos conforme a mi evan-gelio:9 Por el cual sufro afliccionescomo malhechor, hasta prisio-nes; mas la palabra de Dios noestá presa.10 Por tanto sufro todas las cosaspor amor de los escogidos, paraque ellos también consigan lasalvación que es en Cristo Jesús,con gloria eterna.11 Palabra fiel: Que si somosmuertos con él, también vivire-mos con él:12 Si sufrimos, también reina-remos con él: si lo negamos, éltambién nos negará:13 Si no creemos, él empero per-manece fiel: no puede negarse así mismo.14 Recuérdales estas cosas, pro-testando delante del Señor, queno tengan contiendas en pala-bras, que para nada aprovechan,sino para trastornar a los oyentes.15 Estudia con diligencia presen-tarte aprobado aDios, obrero queno tiene de qué avergonzarse,que traza bien la palabra de ver-dad.16 Mas evita profanas y vanasparlerías, porque ellas creceránpara mayor impiedad.17 Y la palabra de ellos corroerácomo gangrena; de los cuales esHimeneo, y Fileto,18Que se han descaminado de laverdad, diciendo que la resurrec-ción ya ha pasado, y trastornan lafe de algunos.

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II TIMOTEO 4desampararon todos: no les seaimputado.17 Mas el Señor estuvo a milado, y me esforzó para que pormí fuese cumplida la predica-ción, y todos los Gentiles la oye-sen; y fui librado de la boca delleón.18 Y el Señor me librará de todaobra mala, y me preservará parasu reino celestial: al cual sea glo-ria por siempre jamás. Amén.19 Saluda a Prisca y a Aquila, ya la casa de Onesíforo.20 Erasto se quedó en Corinto; ya Trófimo le dejé en Miletoenfermo.

21 Apresúrate a venir antes delinvierno. Eubulo te saluda, yPrudente, y Lino, y Claudia ytodos los hermanos.22 El Señor Jesu Cristo sea contu espíritu. La gracia sea convosotros. Amén.

La segunda epístola a Timoteo, ordenado el pri-mer obispo de la iglesia de los Efesios, fue escri-ta de Roma cuando Pablo fue presentado lasegunda vez a César Nerón.

sufrido; mas de todas ellasme halibrado el Señor.12 Y aun todos los que quierenvivir piadosamente en CristoJesús, padecerán persecución.13 Mas los malos hombres, y losengañadores, irán de mal enpeor, engañando, y siendoengañados.14 Así que persiste tú en lo quehas aprendido, y has sido persua-dido, sabiendo de quién hasaprendido;15Yque desde la niñez has sabi-do las sagradas Escrituras, lascuales te pueden hacer sabio parala salvación por la fe que es enCristo Jesús.16 Toda Escritura es dada porinspiración deDios, y es útil paradoctrina, para redargüir, paracorregir, para instrucción en jus-ticia,17 Para que el hombre de Diossea perfecto, enteramente apare-jado para toda buena obra.

CAPÍTULO 4

REQUIERO yo, pues delantede Dios, y del Señor JesuCristo, que ha de juzgar a losvivos y a losmuertos en sumani-festación, y en su reino;2 Predica la palabra; que instes atiempo y fuera de tiempo; redar-guye, reprende, exhorta con todapaciencia y doctrina.3 Porque vendrá tiempo cuandono sufrirán la sana doctrina, antesteniendo comezón de oído, seamontonarán maestros conforme

a sus propias concupiscencias.4 Y así apartarán de la verdad eloído, y se volverán a las fábulas.5 Tú por tanto vela en todo, sufreaflicciones, haz obra de evange-lista, cumple bien tu ministerio:6 Porque yo ya estoy para serofrecido, y el tiempo de mi parti-da está cercano.7 He peleado la buena batalla, heacabado la carrera, he guardadola fe.8 Por lo demás, me está guarda-da la corona de justicia, la cualme dará el Señor, el juez justo, enaquel día; y no sólo a mí, sinotambién a todos los que aman suvenida.9 Procura venir pronto a mí.10 Porque Demas me ha desam-parado, amando este mundo pre-sente, y se ha ido a Tesalónica;Crescente a Galacia; Tito aDalmacia.11 Lucas solo está conmigo.Toma a Marcos y tráele contigo;porqueme es útil para el ministe-rio.12ATychico envié a Efeso.13 La capa que dejé enTroas conCarpo, tráela contigo cuandovinieres, y los libros mayormen-te los pergaminos.14 Alejandro el calderero me hahecho muchos males: el Señor lepague conforme a sus obras:15 Del cual tú también guárdate:que en grande manera ha resisti-do a nuestras palabras.16 En mi primera defensa ningu-no estuvo conmigo; antes me

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todas las cosas son puras; maspara los contaminados e incrédu-los nada es puro; antes su mentey conciencia son contaminadas.16 Profésanse conocer a Dios,mas con los hechos le niegan;siendo abominables y rebeldes, yreprobados para toda buena obra.

CAPÍTULO 2

TU empero habla las cosasque convienen a la sana doc-trina:2 Los hombres ancianos, quesean templados, honestos, pru-dentes, sanos en la fe, en la cari-dad, en la paciencia.3 Las mujeres ancianas, asimis-mo, que se comporten santamen-te, no calumniadoras, ni dadas amucho vino, sino maestras dehonestidad:4 Para que enseñen a las mujeresjóvenes a ser prudentes, a queamen a sus maridos, a que amena sus hijos,5 A que sean templadas, castas,que tengan cuidado de la casa,buenas, sujetas a sus propiosmari-dos; porque la palabra de Dios nosea blasfemada.6 Exhorta asimismo a los jóvenesque sean sobrios.7 En todas las cosas, dándote a timismo por ejemplo de buenasobras: en la doctrina mostrandoincorrupción, honestidad, since-ridad,8 Palabra sana que no puede sercondenada, para que el que es delpartido contrario se avergüence,

no teniendomal alguno que decirde vosotros.9 Exhorta a los siervos, que seansujetos a sus propios señores,que les agraden en todo, no res-pondones;10 En nada defraudando, sinomostrando toda buena lealtad;para que adornen en todo la doc-trina de nuestro Salvador Dios.11 Porque la gracia de Dios quetrae salvación a todos los hom-bres, se ha manifestado,12 Enseñándonos que renun-ciando a la impiedad, y a las con-cupiscencias mundanas, viva-mos en este presente mundotemplada, y justa, y piadosamen-te;13 Esperando aquella esperanzabienaventurada, y la gloriosavenida del gran Dios y Salvadornuestro, Jesu Cristo;14 Que se dio a sí mismo pornosotros, para redimirnos detoda iniquidad, y purificar para síun pueblo peculiar, celoso debuenas obras.15 Estas cosas habla, y exhorta, yreprende con toda autoridad:nadie te desprecie.

CAPÍTULO 3

RECUÉRDALES que esténsujetos a los principados ypotestades, que obedezcan a losmagistrados, que estén prestospara toda buena obra,2 Que no digan mal de nadie,que no sean pendencieros, masmodestos, mostrando toda man-

CAPÍTULO 1

PABLO, siervo de Dios, yapóstol de Jesu Cristo segúnla fe de los escogidos de Dios, yel conocimiento de la verdad,que es según la piedad;2 En la esperanza de la vida eter-na, la cual Dios, que no puedementir, prometió antes de lostiempos eternos;3 Pero manifestó en sus propiostiempos su palabra por la predi-cación, queme es amí encomen-dada por mandamiento de Diosnuestro Salvador:4ATito,mi verdadero hijo segúnla común fe: Gracia, misericor-dia, y paz de Dios Padre, y delSeñor Jesu Cristo Salvador nues-tro.5 Por esta causa te dejé en Creta,para que acabases de poner enorden las cosas que faltaban, yordenases ancianos en cada ciu-dad como yo te mandé:6 Si alguno fuere irreprensible,marido de una sola esposa, quetenga hijos fieles, no acusados dedisolución, o contumaces.7 Porque esmenester que el obis-po sea irreprensible, como elmayordomo de Dios; no sober-

bio, no iracundo, no dado alvino, no heridor, no codicioso deganancia deshonesta;8 Sino hospedador, amador de lobueno, templado, justo, santo,continente;9 Reteniendo firme la palabrafiel como le ha sido enseñada,para que pueda exhortar y con-vencer con sana doctrina a losque contradijeren.10 Porque haymuchos contuma-ces, y habladores de vanidades, yengañadores, mayormente losque de la circuncisión:11A los cuales es menester taparla boca: que trastornan casasenteras, enseñando lo que noconviene por ganancia deshones-ta.12 Dijo uno de ellos, propio pro-feta de ellos: Los Cretenses,siempre son mentirosos, malasbestias, vientres perezosos.13 Este testimonio es verdadero;por tanto repréndelos duramente,para que sean sanos en la fe;14 No escuchando a fábulasjudaicas, y a mandamientos dehombres, que se apartan de laverdad.15 Para los puros ciertamente

LA EPISTOLA DEL

APOSTOL PABLO

ATITO

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TITO 3

PABLO, prisionero de JesuCristo, y el hermano Timoteo,a Filemón amado, y coadjutornuestro,2 Y a la amada Apphia, y aArchipo, compañero de la milicia,y a la iglesia que está en tu casa:3Gracia a vosotros y paz deDiosnuestro Padre, y del Señor JesuCristo.4 Doy gracias a mi Dios hacien-do siempre memoria de ti en misoraciones,5 Oyendo de tu amor, y de la feque tienes en el Señor Jesús, ypara con todos los santos:6 Que la comunicación de tu fesea eficaz en el conocimiento detodo el bien que está en vosotrospor Cristo Jesús:7 Porque tenemos gran gozo yconsolación de tu amor, porquepor ti, hermano, han sido recrea-das las entrañas de los santos.8 Por lo cual, aunque tengomucho denuedo en Cristo paramandarte lo que conviene,9 Ruégote antes, por amor, sien-do como soy, Pablo el anciano, yaun ahora prisionero de JesuCristo.10 Te ruego por mi hijo

Onésimo, que he engendrado enmis prisiones;11 El cual en otro tiempo te fueinútil, mas ahora útil para ti, ypara mí:12 A quien he vuelto a enviar:recíbele tú, pues, como a mismismas entrañas.13 Yo había querido detenerleconmigo, para que en lugar de time sirviese en las prisiones delevangelio:14 Mas nada quise hacer sin tuconsejo, porque tu beneficio nofuese como de necesidad, sinovoluntario.15 Porque quizá se ha apartadode ti por algún tiempo, para quele volvieses a tener para siempre:16Ya no como siervo, antes másque siervo, como hermanoamado, mayormente de mí; pero¿cuánto más de ti, tanto en lacarne, y en el Señor?17Así que, si me tienes por com-pañero, recíbele como a mí.18Y si en algo te dañó o te debe,ponlo a mi cuenta.19 Yo Pablo lo escribí con mimismamano: yo lo repagaré; porno decirte que aun a ti mismo teme debes de más.

LA EPISTOLA DELAPOSTOL

PABLO

AFILEMÓN

sedumbre para con todos loshombres.3 Porque también éramos noso-tros insensatos en otro tiempo,rebeldes, errados, sirviendo aconcupiscencias y deleites diver-sos, viviendo en malicia y enenvidia, aborrecibles, aborre-ciendo los unos a los otros:4 Mas cuando la bondad y elamor de Dios nuestro Salvadorpara con los hombres apareció,5 No por las obras de justicia quenosotros habíamos hecho, maspor su misericordia, nos salvópor el lavamiento de la regenera-ción, y de la renovación delEspíritu Santo;6 El cual derramó en nosotrosabundantemente por Jesu Cristonuestro Salvador:7 Para que justificados por sugracia, seamos hechos herederossegún la esperanza de la vidaeterna.8 Palabra fiel, y estas cosas quie-ro que afirmes con firmeza: quelos que han creído en Dios, pro-curen sobresalir en buenas obras.Estas cosas son buenas y prove-

chosas para los hombres.9 Mas evita las cuestiones insen-satas, y las genealogías, y lascontenciones, y disputas sobre laley; porque son sin provecho yvanas.10Al hombre hereje, después dela primera y segunda amonesta-ción, deséchale:11 Estando cierto que el tal estápervertido, y peca siendo conde-nado de sí mismo.12 Cuando enviare a ti aArtemas, o a Tychico, date priesaen venir amí aNicópolis; porqueallí he determinado de invernar.13 A Zenas doctor de la ley, y aApolo envía delante, procurandoque nada les falte.14 Y aprendan asimismo losnuestros a sobresalir en buenasobras para los usos necesarios,porque no sean sin fruto.15 Todos los que están conmigote saludan. Saluda a los que nosaman en la fe. La Gracia sea contodos vosotros. Amén.

ATito, el cual fue el primer obispo ordenado parala iglesia de los Cretenses, escrita de Nicópolis deMacedonia.

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FILEMÓN

CAPÍTULO 1

DIOS, que habló muchasveces, y en muchas maneras

en otro tiempo a los padres porlos profetas,2 Nos ha hablado en estos pos-treros días por su Hijo, a quienpuso heredero de todas las cosas,por quien también hizo los mun-dos;3 El cual siendo el resplandor desu gloria, y la expresa imagen desu sustancia, y sustentando todaslas cosas con la palabra de supoder, habiendo hecho la purifi-cación de nuestros pecados por símismo, se asentó a la diestra dela majestad en las alturas;4 Siendo hecho tanto más exce-lente que los ángeles, cuantoalcanzó por herencia más exce-lente nombre que ellos.5 Porque ¿a cuál de los ángelesdijo él jamás: Mi Hijo eres tú, yote he engendrado hoy? Y otravez: ¿Yo seré a él Padre, y él meserá a mi Hijo?6Yotra vez, cuando introduce alPrimogénito en el mundo, dice:Y adórenle todos los ángeles deDios.7 Y ciertamente de los ángeles

dice: El que hace sus ángelesespíritus, y a sus ministros, llamade fuego.8Mas al Hijo: Tu trono, oh Dios,por siempre jamás: vara de recti-tud el cetro de tu reino.9Amaste la justicia, y aborrecis-te la maldad; por esto Dios, tuDios, te ungió, con el aceite dealegría más que a tus compañe-ros.10 Y: Tú, Señor, en el principiofundaste la tierra; y los cielos sonobras de tus manos:11 Ellos perecerán, mas tú erespermanente; y todos ellos en-vejecerse han como vestidura;12 Y como un manto los envol-verás, y serán mudados: túempero eres el mismo, y tus añosnunca se acabarán.13 Mas, ¿a cuál de los ángelesdijo él jamás: Siéntate a mi dies-tra, hasta que ponga a tus enemi-gos por estrado de tus pies?14 ¿No son todos espíritusministradores, enviados paraministrar por aquellos, que seránherederos de salvación?

LA EPISTOLA DELAPOSTOL

PABLO

ALOSHEBREOS

20Así hermano, góceme yo de tien el Señor; que recrea misentrañas en el Señor.21Teniendo confianza en tu obe-diencia, te escribí, sabiendo queaun tú harás más de lo que yodigo.22 Y asimismo también prepára-me hospedaje; porque esperoque por vuestras oraciones ostengo de ser concedido.

23 Te saludan Epafras, mi com-pañero en la prisión por CristoJesús;24 Marcos, Aristarcho, Demas,Lucas, mis colaboradores.25 La gracia de nuestro SeñorJesu Cristo sea con vuestro espí-ritu. Amén.

A Filemón, fue enviada de Roma con Onésimosiervo.

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HEBREOS 3

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HEBREOS 2fin de hacer propiciación por lospecados del pueblo.18 Porque en cuanto él mismopadeció, siendo tentado, es pode-roso para también socorrer a losque son tentados.

CAPÍTULO 3

POR lo cual hermanos, santos,participantes de la vocacióncelestial, considerad elApóstol ySumo Sacerdote de nuestra pro-fesión Cristo Jesús,2 El cual fue fiel al que le consti-tuyó, como también lo fueMoisésen toda su casa.3 Porque éste es tenido por dignode mucha mayor gloria queMoisés, cuanto el que ha edifica-do la casa tiene más honra que lacasa.4 Porque toda casa es edificadapor alguno; mas el que ha creadotodas las cosas, es Dios.5YMoisés a la verdad fue fiel entoda su casa, como siervo: paratestimonio de aquellas cosas quese habían de ser anunciadas des-pués;6Mas Cristo, como hijo sobre supropia casa, la cual casa somosnosotros, si hasta el fin retene-mos firme la confianza y laalegría de la esperanza.7 Por lo cual, como dice elEspíritu Santo: Si oyereis hoy suvoz;8 No endurezcáis vuestros cora-zones como en la provocación,en el día de la tentación en eldesierto,

9 Donde me tentaron vuestrospadres; me probaron, y vieronmis obras cuarenta años.10Acausa de lo cual me indignécon aquella generación, y dije:Perpetuamente yerran de corazón,y ellos no han conocidomis cami-nos.11 Y así yo juré en mi ira, Ellosno entrarán en mi reposo.12 Mirad, hermanos, que en nin-guno de vosotros haya corazónmalo de incredulidad para apar-tarse del Dios vivo;13Antes exhortaos los unos a losotros cada día, entre tanto que sedice Hoy; porque ninguno devosotros se endurezca por elengaño del pecado.14 Porque participantes de Cristosomos hechos, si empero retene-mos firme hasta el fin el princi-pio de nuestra confianza;15 Entre tanto que se dice: Sioyereis hoy su voz, no endu-rezcáis vuestros corazones,como en la provocación.16 Porque algunos cuandohubieron oído, provocaron; aun-que no todos los que salieron deEgipto por Moisés.17 Mas, ¿con quiénes estuvoindignado cuarenta años? ¿nofue con aquellos que pecaron,cuyos cuerpos cayeron en eldesierto?18 ¿Y a quiénes juró que noentrarían en su reposo, sino aaquellos que no creyeron?19 Así vemos que no pudieronentrar a causa de la incredulidad.

CAPÍTULO 2

POR lo cual es menester quetanto conmás diligencia este-mos atentos a las cosas quehemos oído, porque no nos escu-rramos.2 Porque si la palabra dicha porlos ángeles fue firme, y toda trans-gresión y desobediencia recibiójusta recompensa de galardón;3 ¿Cómo escaparemos nosotros,si descuidamos tan grande salva-ción? La cual, habiendo primerocomenzado a ser publicada por elSeñor, fue confirmada hastanosotros por los que oyeron;4 Dios testificando juntamentecon ellos con señales y mara-villas, y con diversos milagros, ydones del Espíritu Santo, segúnsu voluntad.5 Porque no sujetó a los ángelesel mundo venidero, del cualhablamos.6 Testificó empero uno en ciertolugar, diciendo: ¿Qué es el hom-bre que te acuerdas de él, o elhijo del hombre que le visitas?7 Hicístele un poco menor quelos ángeles, coronástele de gloriay de honra, y pusístele sobre lasobras de tus manos.8 Todas las cosas sujetaste deba-jo de sus pies. Porque en cuantole sujetó todas las cosas, nadadejó que no sea sujeto a él. Masahora no vemos todavía quetodas las cosas le sean sujetas.9 Empero vemos a aquel mismoJesús, que fue hecho un pocomenor que los ángeles por pasión

de muerte, coronado de gloria yde honra, para que por la graciade Dios gustase la muerte portodos.10 Porque convenía, que aquelpor cuya causa son todas las cosas,y por el cual son todas las cosas,habiendo de llevar muchos hijos ala gloria, hiciese perfecto alcapitánde la salvaciónde ellos pormedio de padecimientos.11 Porque el que santifica y losque son santificados de uno sontodos; por cuya causa no seavergüenza de llamarlos herma-nos,12 Diciendo: Anunciaré tu nom-bre a mis hermanos, en medio dela iglesia te cantaré alabanzas.13 Y otra vez; Yo confiaré en él.Y otra vez: He aquí yo, y loshijos que me dio Dios.14 Así que por cuanto los hijosson participantes de carne y desangre, también él de la mismamanera participó de las mismascosas; para que por medio de lamuerte destruyese al que tenía lapotencia de la muerte, es a saber,al diablo;15Y librar a los que por el temorde la muerte estaban por toda lavida sujetos a servidumbre.16 Que ciertamente no tomó lanaturaleza de los ángeles, sinotomó a la simiente deAbraham.17 Por lo cual fue necesario queen todas cosas fuese semejante asus hermanos, para que fuese unsumo sacerdote misericordioso yfiel en lo perteneciente a Dios, a

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HEBREOS 6

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HEBREOS 42 Que se pueda compadecer delos ignorantes y de los errados,porque él también está rodeadode flaqueza:3 Por causa de la cual deba,como por el pueblo, así tambiénpor sí mismo, ofrecer por lospecados.4 Ni nadie toma para sí mismoesta honra, sino el que es llama-do de Dios, como lo fueAarón.5Así también Cristo no se glori-ficó a sí mismo, para ser hechosumo sacerdote, sino el que ledijo: Tú eres mi Hijo, yo te heengendrado hoy.6 Como también dice en otrolugar: Tú eres sacerdote eterna-mente, según el orden deMelchîsedec.7 El cual en los días de su carne,cuando él hubo ofrecido oracio-nes y suplicaciones con gran cla-mor y lágrimas a aquél que lepodía salvar de la muerte, fueoído en qué temía.8 Y aunque era Hijo, aprendióobediencia por las cosas quepadeció.9 Y siendo hecho perfecto, fuehecho autor de salvación eternapara todos los que le obedecen;10 Llamado de Dios sumo sacer-dote según el orden deMelchîsedec.11 Del cual tenemos muchascosas que decir, y difíciles dedeclarar, por cuanto sois perezo-sos de oir.12 Porque debiendo de ser yamaestros, a causa del tiempo,

tenéis necesidad de volver a serenseñados, de cuáles sean loselementos del principio de losoráculos de Dios, y sois hechostales que tengáis necesidad deleche, y no de vianda firme.13 Que cualquiera que usa deleche, es incapaz en la palabra dejusticia, porque es niño.14 Mas la vianda firme es paralos que son perfectos; para aque-llos que por razón del uso tienensus sentidos ejercitados, para dis-cernir así el mal como el bien.

CAPÍTULO 6

POR lo cual dejando ya losrudimentos de la doctrina deCristo, vayamos adelante a laperfección, no echando otra vezel fundamento del arrepenti-miento de las obrasmuertas, y dela fe en Dios,2 De la doctrina de los bautis-mos, y de la imposición demanos, y de la resurrección delos muertos, y del juicio eterno.3 Y esto haremos a la verdad, siDios lo permitiere.4 Porque es imposible que losque una vez fueron iluminados, yque gustaron del don celestial, yque fueron hechos partícipes delEspíritu Santo,5 Y que gustaron la buena pala-bra de Dios, y los poderes delmundo venidero,6 Y recayeron, sean renovadosotra vez para arrepentimiento,crucificando de nuevo para símismos al Hijo de Dios, y expo-

CAPÍTULO 4

TEMAMOS, pues, no sea que,habiendo sido dejada la pro-mesa de entrar en su reposo,alguno de vosotros parezca nohaberlo alcanzado.2 Porque también a nosotros nosha sido predicado el evangeliocomo a ellos; mas la palabra pre-dicada no les aprovechó a ellos,no siendo mezclada con fe enaquellos que la oyeron.3 Entramos empero en el reposolos que hemos creído, de lamanera que dijo: Así que juré enmi ira, no entrarán en mi reposo:aunque las obras eran acabadasdesde la fundación del mundo.4 Porque en cierto lugar dijo asídel séptimo día: Y reposó Diosde todas sus obras en el séptimodía.5 Y otra vez aquí: si ellos noentrarán en mi reposo.6 Así que, pues que resta quealgunos han de entrar en él, y queaquellos a quienes primero fuepredicado, no entraron por causade la incredulidad,7 Otra vez, él limitó a cierto día,diciendo en David: Hoy despuésde tanto tiempo; como estádicho: Hoy si oyereis su voz, noendurezcáis vuestros corazones.8 Porque si Jesús les hubieradado el reposo, no hubiera des-pués hablado de otro día.9 Así que, queda un reposo parael pueblo de Dios.10 Porque el que ha entrado en elreposo de él, también él ha repo-

sado de sus propias obras, comoDios de las suyas.11 Procuremos, pues, con dili-gencia de entrar en aquel reposo,a fin de que ninguno caiga en elmismo ejemplo de incredulidad.12 Porque la palabra de Dios esviva y eficaz, y más aguda quetoda espada de dos filos; y quepenetra hasta partir el alma, yaun el espíritu, y las coyunturas,y tuétanos, y que discierne lospensamientos, y las intencionesdel corazón.13 Y no hay criatura alguna queno es manifiesta a su vista: antestodas las cosas están desnudas yabiertas a los ojos de aquel aquien tenemos que dar cuenta.14 Teniendo pues un gran sumosacerdote, que penetró los cielos,Jesús el Hijo de Dios, retenga-mos firmes nuestra profesión.15 Porque no tenemos un sumosacerdote que no se pueda com-padecer de nuestras flaquezas;mas tentado en todo según nues-tra semejanza, pero sin pecado.16 Lleguémonos, pues, confia-damente al trono de su gracia,para alcanzar misericordia, yhallar gracia para ser socorridosen tiempo de necesidad.

CAPÍTULO 5

PORQUE todo sumo sacerdo-te tomado de entre los hom-bres, es constituido en favor delos hombres en lo que a Diostoca, para que ofrezca presentes,y sacrificios por los pecados:

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HEBREOS 74 Considerad pues cuán grandefue éste, a quien aunAbraham elPatriarca dio la décima de losdespojos.5 Que ciertamente los que son delos hijos de Leví, reciben el ofi-cio del sacerdocio, tienen man-damiento de tomar diezmos delpueblo según la ley, es a saber, desus hermanos, aunque tambiénellos hayan salido de los lomosdeAbraham.6 Mas aquél, cuya descendenciano es contada entre ellos, recibiódiezmos de Abraham, y bendijoal que tenía las promesas.7 Y sin contradicción alguna loque es menos es bendito de loque es mejor.8 Y aquí ciertamente los hom-bres que mueren reciben losdiezmos; mas allí los recibeaquel de quien está dado testimo-nio que vive.9Ypor decirlo así, Leví también,que recibe diezmos, pagó diez-mos enAbraham.10 Porque aún estaba en loslomos de su padre cuando Mel-chîsedec le salió al encuentro.11 Si pues la perfección era porel sacerdocio Levítico, (porquedebajo de él recibió el pueblo laley,) ¿qué necesidad había aún deque se levantase otro sacerdotesegún el orden deMelchîsedec, yque no fuese llamado según elorden deAarón?12 Porquemudado el sacerdocio,necesario es que se haga tambiéncambio de la ley.

13 Porque aquel de quien estascosas se dicen, de otra tribu es,de la cual nadie asistió al altar.14 Porque es evidente que nues-tro Señor nació de Judá, de cuyatribu nada habló Moisés tocanteal sacerdocio.15 Y aun mucho más evidentees; que, según la semejanza deMelchîsedec, se levanta otrosacerdote:16 El cual no es hecho conformea la ley del mandamiento carnal,sino según el poder de una vidainmortal.17 Porque él testifica: Tú eressacerdote por siempre según elorden de Melchîsedec.18 El mandamiento precedenteciertamente se abroga por su fla-queza e inutilidad.19 Porque nada perfeccionó laley, sino la introducción demejoresperanza, por la cual nos acer-camos a Dios.20 Y tanto más en cuanto no essin juramento fue él hecho sacer-dote;21 (Porque los otros cierto sinjuramento fueron hechos sacer-dotes; mas éste, con juramentopor aquel que le dijo: Juró elSeñor, y no se arrepentirá: Túeres sacerdote eternamentesegún el orden de Melchîsedec:)22 Tanto de mejor testamentofue hecho fiador Jesús.23 Y los otros cierto fueronmuchos sacerdotes, porque lamuerte les impedía que continua-sen:

niéndole a vituperio.7 Porque la tierra que embebe lalluvia que muchas veces vienesobre ella, y que produce hierbaprovechosa a aquellos por loscuales es labrada, recibe bendi-ción de Dios.8 Mas la que produce espinas yabrojos, es reprobada, y cercanade maldición, y cuyo fin es serquemada.9 Pero en cuanto a vosotros, ohamados, estamos persuadidos decosas mejores, y más cercanas asalvación, aunque hablamos así.10 Porque Dios no es injusto quese olvide de vuestra obra, y deltrabajo de amor que habéis mos-trado por respeto a su nombre,habiendoministrado a los santos,y ministrándolos aún.11 Empero nosotros deseamosque cada uno de vosotros mues-tre el mismo cuidado para lacompleta seguridad de la espe-ranza hasta el fin:12 Que no seáis perezosos, masseguidores de aquellos que por fey de la paciencia heredan las pro-mesas.13 Porque cuando Dios hizo lapromesa a Abraham, ya que nopodía jurar por otro mayor, jurópor sí mismo,14 Diciendo: Ciertamente bendi-ciendo te bendeciré; y multipli-cando, te multiplicaré.15 Y así habiendo esperado conlargura de paciencia, alcanzó lapromesa.16 Porque los hombres cierta-

mente por el mayor juran; y eljuramento, para confirmación, espara ellos el término de toda con-tención.17 En lo cual queriendo Diosmostrar más abundantemente alos herederos de la promesa lainmutabilidad de su consejo,interpuso con juramento;18 Para que por dos cosas inmu-tables, en las cuales era imposi-ble que Dios mintiese, tuviéra-mos un fortísimo consuelo, losque nos hemos refugiado paraasirnos de la esperanza propues-ta:19 La cual tenemos como ancladel alma, tan segura como firme,y que entra hasta dentro del velo:20 Donde entró por nosotrosnuestro precursor Jesús, hechosumo sacerdote por siempresegún el orden de Melchîsedec.

CAPÍTULO 7

PORQUEesteMelchîsedec,reyde Salem, sacerdote del Diosaltísimo, el cual salió al encuentroa Abraham que volvía de lamatanza de los reyes, y le bendijo:2Aquien asimismo dioAbrahamla décima parte de todo: primera-mente el cual ciertamente se inter-preta,Reyde justicia; y luego tam-bién,ReydeSalem, que esReydepaz;3 Sin padre, sin madre, sin gene-alogía; no teniendo principio dedías, ni fin de vida; mas hechosemejante al Hijo de Dios, per-manece sacerdote eternalmente.

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HEBREOS 9

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HEBREOS 8prójimo, ni cada uno a su herma-no, diciendo: Conoce al Señor;porque todos me conocerándesde el menor de ellos hasta elmayor.12 Porque seré misericordioso asus injusticias, y de sus pecadosy de sus iniquidades no me acor-daré más.13 Por esto que dice un nuevopacto, dio por viejo al primero; ylo que es dado por viejo y seenvejece, cerca está de desvane-cerse.

CAPÍTULO 9

EMPERO tenía por cierto elprimer pacto ordenanzas deservicio divino, y santuariomun-dano.2 Porque el tabernáculo fuehecho; el primero, en que esta-ban el candelero, y también lamesa, y los panes de la proposi-ción, que es llamado el santuario.3 Y detrás del segundo velo, eltabernáculo que es llamado elLugar Santísimo;4 Que tenía el incensario de oro:y el arca del pacto cubierta detodas partes alrededor de oro: enque estaba una urna de oro quetenía el maná, y la vara deAarónque reverdeció, y las tablas delpacto;5 Y sobre ella los querubines degloria que cubrían con su sombraal propiciatorio: de las cualescosas no podemos hablar ahoraen particular.6 Y estas cosas así ordenadas, en

el primer tabernáculo siempreentraban los sacerdotes paracumplir el servicio de Dios;7 Mas en el segundo entraba elsumo sacerdote sólo, una vezcada año, no sin sangre, queofrecía por sí mismo, y por lasignorancias del pueblo:8 Por esto el Espíritu Santo sig-nificaba que aún el camino alsantísimo no era manifestado,entre tanto que el primer taberná-culo estaba aún en pie:9 Lo cual era figura para aqueltiempo presente, en el cual seofrecían dones y también sacrifi-cios, que no podían hacer perfec-to, en cuanto a la conciencia, alque hacía el servicio;10Que consistía sólo en viandas,y en bebidas, y en diversos lava-mientos, y ordenanzas carnales,impuestas hasta el tiempo de lareformación.11 Mas estando ya presenteCristo, sumo sacerdote de los bie-nes que han de venir, por elmayory más perfecto tabernáculo, nohecho de manos, es decir, no deeste edificio;12 Ni por la sangre de machoscabríos, ni de becerros,mas por supropia sangre, entró una vez en ellugar santísimo, habiendo obteni-do redención eterna para noso-tros.13 Porque si la sangre de lostoros y de los machos cabríos, yla ceniza de una becerra, rociadasobre los inmundos, santificapara purificación de la carne:

24 Mas éste, porque permaneceeternamente, tiene el sacerdocioinmutable.25 Por lo cual puede también sal-var completamente a los que porél se allegan a Dios, viviendosiempre para interceder por ellos.26 Porque tal sumo sacerdotenos convenía: santo, inocente,libre de mancha, apartado de lospecadores, y ensalzado sobre loscielos;27 Que no tuviese necesidadcada día, como los otros sumossacerdotes, de ofrecer sacrificios,primero por sus propios pecados,y después por los del pueblo;porque esto lo hizo una vez ofre-ciéndose a sí mismo.28 Porque la ley constituyesumos sacerdotes a hombres quetienen flaqueza; mas la palabradel juramento, que fue despuésde la ley, constituye al Hijo, quees perfecto eternamente.

CAPÍTULO 8

ASI que la suma de las cosasque hemos dicho es esta:

Tenemos tal sumo sacerdote queestá sentado a la diestra del tronode la Majestad en los cielos:2 Ministro del santuario, y delverdadero tabernáculo que elSeñor asentó, y no hombre.3 Porque todo sumo sacerdote esordenado para ofrecer dones ytambién sacrificios: por lo cuales necesario que éste tambiéntuviese algo que ofrecer.4 Porque si él estuviese sobre la

tierra, ni aun sería sacerdote,habiendo aún los sacerdotes queofrecen los dones según la ley:5 Los cuales sirven de ejemplo ysombra de las cosas celestiales,como fue avisado por Dios aMoisés, cuando estaba parahacer el tabernáculo, porque:Mira, dice, haz todas las cosassegún el dechado que se te hasido mostrado en el monte.6 Mas ahora él ha obtenido unministerio más excelente, cuantoque también él es el mediador deun mejor pacto, el cual ha sidoestablecido sobre mejores pro-mesas.7 Porque si aquel primero hubie-ra sido sin falta, no hubiera sidobuscado lugar para el segundo.8 Pues encontrando falta enellos, dice: He aquí vienen días,dice el Señor, cuando haré unnuevo pacto con la casa de Israel,y con la casa de Judá.9 No según el pacto que hice convuestros padres en el día que lostomé por la mano para sacarlosde la tierra de Egipto; porqueellos no permanecieron en mitestamento, y yo no me atendí deellos, dice el Señor.10 Porque este es el pacto queharé con la casa de Israel despuésde aquellos días, dice el Señor:pondré mis leyes en la mente deellos, y en el corazón de ellos lasescribiré; y yo seré a ellos porDios, y ellos me serán a mí porpueblo:11 Y no enseñarán cada uno a su

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HEBREOS 10tinuamente cada año, hacer per-fectos a los que se allegan.2 De otra manera ¿no hubieran yacesado de ser ofrecidos? Porquelos que dan culto, una vez purifi-cados, no tendríanmás concienciade pecado.3 Empero en estos sacrificioscada año se hace el mismo recor-damiento de los pecados.4 Porque es imposible que la san-gre de los toros y de los machoscabríos quite los pecados.5 Por lo cual entrando en elmundo, dice: Sacrificio y ofrendano quisiste,mas amímepreparas-te un cuerpo:6 Holocaustos y sacrificios por elpecado no te agradaron.7 Entonces dije: He aquí, Yovengo, (en la cabecera del libroestá escrito de mí,) para hacer, ohDios, tu voluntad.8 Diciendo arriba: Sacrificio yofrenda y holocaustos, y expia-ciones por el pecado, no quisiste,ni te agradaron, las cuales cosasse ofrecen según la ley:9 Entonces él dijo: He aquí,vengo para hacer tu voluntad, ohDios. El quita lo primero paraestablecer lo segundo.10 Por la cual voluntad somossantificados, por la ofrenda delcuerpo de Jesu Cristo hecha unasola vez.11 Y ciertamente todo sacerdoteestá en pie cada día ministrandoy ofreciendo muchas veces losmismos sacrificios, que nuncapueden quitar los pecados;

12 Pero éste, habiendo ofrecidopor los pecados un solo sacrificiouna vez por siempre, se sentó a ladiestra de Dios:13 De ahora en adelante aguar-dando hasta que sus enemigossean puestos por estrado de suspies.14 Porque por una sola ofrendaha hecho perfectos por siempre alos que son santificados.15 Y también el Espíritu Santonos lo testifica: porque despuésde lo que había dicho antes:16 Este es el pacto que yo harécon ellos después de aquellosdías, dice el Señor: Pondré misleyes en sus corazones y en susmentes las escribiré;17 Y nunca más ya me acordaréde sus pecados e iniquidades.18 Pues en donde hay remisiónde éstos, no hay ya más ofrendapor pecado.19 Así que, hermanos, teniendoconfianza para entrar en el LugarSantísimo por la sangre de Jesús,20 Por un nuevo camino, y vivo,que él consagró para nosotros,por el velo, es a saber, por sucarne;21 Y teniendo un gran sacerdotesobre la casa de Dios;22 Acerquémonos con corazónverdadero, en plena certidumbrede fe, habiendo sido rociadosnuestros corazones de mala con-ciencia, y lavados los cuerposcon agua pura.23 Retengamos firme la profe-sión de nuestra fe, sin fluctuar;

14 ¿Cuánto más la sangre deCristo, el cual por el Espíritueterno se ofreció a sí mismo sinmancha a Dios, purificará vues-tras conciencias de las obrasmuertas para que sirváis al Diosvivo?15 Y por esta razón él es elmediador del nuevo testamento,para que interviniendo muertepara la redención de las transgre-siones que había debajo del pri-mer testamento, los que son lla-mados reciban la promesa de laherencia eterna.16 Porque donde hay testamento,necesario es que intervenga lamuerte del testador.17 Porque el testamento es con-firmado en los que son muertos:de otra manera no es válido entretanto que el testador vive.18 Así que ni tampoco el prime-ro fue dedicado sin sangre.19 Porque habiendo habladoMoisés todos los mandamientosde la ley a todo el pueblo, toman-do la sangre de los becerros y delos machos cabríos, con agua ylana de grana, e hisopo, roció almismo libro y también a todo elpueblo,20 Diciendo: Esta es la sangredel testamento que Dios os hamandado.21 Y además de esto roció consangre el tabernáculo y todos losvasos del ministerio.22Ycasi todas las cosas según laley son purificadas con sangre; ysin derramamiento de sangre no

hay remisión.23 Fue, pues necesario que lasfiguras de las cosas celestialesfuesen purificadas con estascosas; empero las mismas cosascelestiales, con mejores sacrifi-cios que estos.24 Porque no entró Cristo enlugares santos hechos de mano,que son figuras del verdadero,mas en el cielo mismo para apa-recer ahora por nosotros en lapresencia de Dios:25 Empero no para ofrecersemuchas veces a sí mismo; comoentra el sumo sacerdote en elsantuario cada año con sangreajena;26 De otra manera fuera necesa-rio que hubiera padecido muchasveces desde el principio delmundo: mas ahora una vez en elfin del mundo, para deshaci-miento del pecado, apareció porel sacrificio de sí mismo.27 Y de la manera que está esta-blecido a los hombres que mue-ran una vez; y después de esto eljuicio:28 Así Cristo fue ofrecido unavez para cargar con los pecadosde muchos; la segunda vez apa-recerá sin pecado a los que leesperan para salvación.

CAPÍTULO 10

PORQUE la ley teniendo lasombra de los bienes venide-ros, y no la imagen misma de lascosas, nunca puede, por los mis-mos sacrificios que ofrecen con-

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HEBREOS 11cosas que se ven no fueronhechas de cosas que aparecen.4 Por feAbel ofreció a Dios másexcelente sacrificio que Caín,por lo cual obtuvo testimonio deque era justo, dando Dios testi-monio a sus dones; y por ella: élestando muerto aún habla.5 Por fe Enoc fue trasladado paraque no viese muerte; y no fuehallado, porque le había traslada-do Dios; porque antes de su tras-lación tuvo testimonio de haberagradado a Dios.6 Empero sin fe es imposibleagradar a Dios; porque esmenester que el que a Dios seallega, crea que le hay; y que esgalardonador de los que le bus-can diligentemente.7 Por fe Noé, siendo avisado porDios de cosas que todavía no seveían, movido de temor, aparejóun arca para la salvación de sucasa; por la cual condenó almundo, y fue hecho heredero dela justicia que es por la fe.8 Por fe Abraham, cuando fuellamado para salir a un lugar quehabía de recibir después porherencia, obedeció, y salió sinsaber a donde iba.9 Por fe habitó en la tierra de lapromesa, como en tierra ajena,morando en tabernáculos conIsaac, y Jacob, los coherederosde la misma promesa:10 Porque esperaba la ciudadque tiene fundamentos, cuyoartífice y hacedor es Dios.11 Por fe también la misma Sara

recibió fuerza para concebirsimiente; y parió un hijo cuandoera fuera de edad, porque estima-ba ser fiel el que había prometi-do.12 Por lo cual también de uno, yése ya muerto como muerto,salieron como las estrellas delcielo enmultitud los descendien-tes, y como la arena innumerableque está a la orilla de la mar.13 En femurieron todos éstos sinhaber recibido las promesas, sinohabiéndolas visto de lejos, ysiendo persuadidos de ellas, yhabiéndolas abrazado, y habien-do confesado que eran peregri-nos y advenedizos sobre la tierra.14 Porque los que tales cosasdicen, claramente declaran quebuscan una patria.15 Que a la verdad, si se acorda-ran de aquella de donde salieron,oportunidad hubieran tenidopara volverse.16 Empero ahora anhelan lamejor, es a saber, la celestial: porlo cual Dios no se avergüenza dellamarse Dios de ellos; porqueles había aparejado ciudad.17 Por fe ofreció Abraham aIsaac cuando fue tentado; y élque había recibido las promesasofreció a su hijo unigénito,18 De quien fue dicho: Que enIsaac te será llamada simiente:19 Habiendo considerado queaun de los muertos era Diospoderoso para resucitarlo; dedonde también le volvió a recibirpor figura.

(que fiel es el que prometió;)24 Y considerémonos los unos alos otros para provocarnos aamor, y a buenas obras:25No dejando nuestra congrega-ción, como algunos tienen porcostumbre, mas exhortándonos;y tanto más, cuanto veis queaquel día se acerca.26 Porque si pecamos volun-tariamente después de haberrecibido el conocimiento de laverdad, ya no queda sacrificiopor los pecados,27 Sino cierta horrenda expecta-ción de juicio, y hervor de fuegoque ha de devorar a sus adversa-rios.28 El que menospreciare la leyde Moisés, por el testimonio dedos o tres testigos muere sin nin-guna misericordia:29 ¿Cuánto pensáis que será másdigno de mayor castigo, el quehollare al Hijo de Dios, y tuvierepor inmunda la sangre del pactocon la cual fue santificado, yultrajare al Espíritu de gracia?30 Porque conocemos al quedijo: Mía es la venganza, yorecompensaré, dice el Señor. Yotra vez: El Señor juzgará a supueblo.31 Horrenda cosa es caer en lasmanos del Dios vivo.32 Traed empero a la memorialos días primeros, en los cualesdespués de haber sido ilumina-dos, sufristeis gran combate deaflicciones:33 De una parte, ciertamente,

mientras fuisteis hechos el haz-merreír tanto por oprobios comopor tribulaciones; y de otra partefuisteis hechos compañeros delos que de aquel modo eran trata-dos.34 Porque os compadecisteistambién de mis cadenas, y acep-tasteis con gozo la rapiña devuestros bienes, sabiendo envosotros mismos que tenéis unamejor sustancia en los cielos, yque permanece.35 No arrojéis pues vuestra con-fianza, que tiene grande remune-ración de galardón:36 Porque vosotros tenéis nece-sidad de paciencia, para que,habiendo hecho la voluntad deDios, recibáis la promesa.37 Porque aún un poquito detiempo, y el que ha de venirvendrá, y no tardará.38 Mas el justo vivirá por fe;empero si se retirare, no se com-placerá mi alma en él.39 Mas nosotros no somos deaquellos que se retiran para per-dición, sino de los que creen parasalvación del alma.

CAPÍTULO 11

ES pues la fe la substancia delas cosas que se esperan, laevidencia de las cosas que no seven.2 Porque por ésta obtuvieronbuentestimonio los antiguos.3 Por fe entendemos que losmundos fueron formados por lapalabra de Dios, de modo que las

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HEBREOS 11fe, no recibieron la promesa:40 Habiendo Dios provisto algu-na cosa mejor para nosotros, queno fuesen perfeccionados sinnosotros.

CAPÍTULO 12

POR tanto nosotros tambiénque estamos rodeados de unatan grande nube de testigos, dese-chando todo peso, y el pecado quetan cómodamente nos rodea,corramos con paciencia la carreraque nos es puesta,2 Puestos los ojos en Jesús, elautor y consumador de la fe; elcual por el gozo que fue puestodelantede él sufrió la cruz,menos-preciando la vergüenza, y estásentado a la diestra del trono deDios.3 Pues, considerad a aquel quesufrió tal contradiccióndepecado-res contra sí mismo, para que noos fatiguéis desmayando en vues-tras almas.4 Vosotros no habéis aún resisti-do hasta la sangre, combatiendocontra el pecado.5 Y habéis ya olvidado la exhor-tación que os habla como a hijos:Hijo mío, no menosprecies elcastigo del Señor, ni desmayescuando eres de él reprendido:6 Porque el Señor al que amacastiga, y azota a cualquiera querecibe por hijo.7 Si sufrís el castigo Dios os tratacomo a hijos; porque ¿qué hijo esaquel a quien el padre no casti-ga?

8 Mas si estáis sin castigo, delcual todos son hechos partícipesluego sois bastardos, y no hijos.9 Además hemos tenido padresde nuestra carne, que nos corri-gieron, y nosotros les reverenciá-bamos: ¿no nos someteremospues mucho más al Padre de losespíritus y viviremos?10 Porque aquéllos a la verdadpor pocos días nos castigabancomo a ellos les parecía; maséste para lo que nos es provecho-so, a fin de que participemos desu santidad.11 Es verdad que ningún castigoal presente parece ser causa degozo, sino de tristeza; emperodespués fruto apacible de justiciada a los que por él son ejercita-dos.12 Por lo cual levantad lasmanoscaídas, y las rodillas débiles;13Y haced sendas derechas paravuestros pies, para que lo que escojo no salga fuera de camino;sino antes bien sea sanado.14 Seguid la paz con todos; y lasantidad, sin la cual nadie verá alSeñor;15 Mirando bien que ningunofalte de la gracia de Dios, queninguna raíz de amargura brotan-do os perturbe, y por ella seanmuchos contaminados;16 Que ninguno sea fornicario, oprofano, como Esaú, que por unbocado de vianda vendió su pri-mogenitura.17 Porque ya sabéis que aun des-pués deseando heredar la bendi-

20 Por fe, bendijo Isaac a Jacob ya Esaú acerca de las cosas quehabían de venir.21 Por fe, Jacob muriéndosebendijo a cada uno de los hijosde Joseph; y adoró, estribandosobre la punta de su bordón.22 Por fe, Joseph cuando murióhizo mención de la partida de loshijos de Israel; y dio manda-miento acerca de sus huesos.23 Por fe, Moisés cuando nació,fue escondido de sus padres portres meses, porque vieron queera un niño hermoso; y no temie-ron el mandamiento del rey.24 Por fe, Moisés hecho ya gran-de, rehusó de ser llamado hijo dela hija de Faraón;25 Escogiendo antes sufrir aflic-ción con el pueblo de Dios, quegozar las delicias del pecado porpoco tiempo;26 Teniendo por mayores rique-zas el vituperio de Cristo que lostesoros en Egipto: tenía respeto ala recompensa del galardón.27 Por fe abandonó a Egipto notemiendo la ira del rey; porqueperseveró, como viendo al que esinvisible.28 Por fe hizo la pascua, y elderramamiento de la sangre, paraque el que destruía a los pri-mogénitos no los tocase.29 Por fe pasaron por el marRojo como por la tierra seca, locual probando a hacer losEgipcios fueron ahogados.30 Por fe cayeron los muros deJericó después que fueron rodea-

dos siete días.31 Por fe Rahab la ramera nopereció con los incrédulos,habiendo recibido los espías conpaz.32 ¿Y qué más diré? porque eltiempo me faltaría, contando deGedeón, y deBarac, y deSamsón,y de Jephté; de David también, yde Samuel, y de los profetas:33 Los cuales por fe sojuzgaronreinos, obraron justicia, alcanza-ron promesas, taparon las bocasde leones,34Apagaron el ímpetu del fuego,escaparon el filo de la espada, dedebilidad fueronhechos fuertes, sehicieron valientes en guerra,pusieron en fuga ejércitos extran-jeros.35 Las mujeres recibieron susmuertos por resurrección: y otrosfueron torturados, no aceptandoel rescate, para obtener unamejor resurrección:36 Y otros recibieron pruebas devituperios y azotes, y aun deesto, de cadenas y prisión:37 Fueron apedreados, fueronaserrados en piezas, fueron tenta-dos, fueron muertos a muerte deespada, anduvieron de acá paraallá, en pieles de ovejas y pielesde cabras, desamparados, afligi-dos, atormentados;38 De los cuales el mundo no eradigno: andando descaminadospor los desiertos, y montañas, ycuevas, y cavernas de la tierra.39 Y todos éstos, habiendo obte-nido un buen testimonio por la

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HEBREOS 13dor: y no temeré lo queme puedahacer el hombre.7 Acordaos de vuestros pastores,que os han hablado la palabra deDios: la fe de los cuales seguid,considerando cuál haya sido elfin de su conversación.8 Jesu Cristo el mismo ayer, yhoy, y por siempre.9 No seáis llevados de acá paraallá con doctrinas diversas yextrañas. Porque es buena cosaque el corazón sea establecidocon la gracia, no con viandas,que nunca aprovecharon a losque se han ocupado en ellas.10 Tenemos un altar del cual notienen facultad de comer los quesirven al tabernáculo.11 Porque de los animales, lasangre de los cuales es metidapor el pecado en el santuario porel sumo sacerdote, los cuerposson quemados fuera del real.12 Por lo cual Jesús también,para santificar al pueblo por supropia sangre, padeció fuera dela puerta.13 Salgamos pues a él fuera delreal, llevando su vituperio.14 Porque no tenemos aquí ciu-dad permanente, mas buscamosla por venir.15 Así que, ofrezcamos por él aDios siempre sacrificio de ala-banza, es a saber, fruto de labiosque confiesan a su nombre.16 Empero del bien hacer, y de lacomunicación no os olvidéis;porque de tales sacrificios seagrada Dios.

17Obedeced a vuestros pastores,y sujetaos a ellos; porque ellosvelan por vuestras almas, comoaquellos que han de dar la cuen-ta; para que lo hagan con alegría,y no gimiendo; porque esto no oses provechoso.18 Orad por nosotros; porqueconfiamos que tenemos buenaconciencia, deseando conversarhonestamente en todo.19 Y tanto más os ruego quehagáis esto; para que yo os seamás presto restituido.20 Y el Dios de paz, que trajo devuelta de entre los muertos anuestro Señor Jesús, el granPastor de las ovejas, por la san-gre del pacto eterno,21 Os haga perfectos para todabuena obra para que hagáis suvoluntad, haciendo él en voso-tros lo que es agradable delantede él por Jesu Cristo: al cual esgloria por siempre jamás. Amén.22 Ruégoos empero, hermanos,que soportéis la palabra deexhortación, porque os he escritoen breves palabras.23 Sabed que nuestro hermanoTimoteo está puesto en libertad,con el cual, si viniere más presto,he de veros.24 Saludad a todos vuestros pas-tores, y a todos los santos. Los deItalia os saludan.25 La gracia sea con todos voso-tros. Amén.

Escrita de Italia a los Hebreos, y enviada conTimoteo.

ción, fue reprobado, que no hallólugar de arrepentimiento, aunquela procuró con lágrimas.18 Porque no os habéis llegadoal monte que se podía tocar queardía con fuego, y al turbión, y ala oscuridad, y a la tempestad,19 Y al sonido de la trompeta, ya la voz de las palabras, la cuallos que la oyeron rogaron que nose les hablase más;20 (Porque no podían sufrir loque se mandaba: Que si aun unabestia tocare al monte será ape-dreada, o traspasada con dardo:21 Y tan terrible cosa era lo quese veía, que Moisés dijo: Estoyasombrado, y temblando:)22 Mas sois venidos al monte deSión, y a la ciudad del Dios vivo,Jerusalem la celestial, y a la com-pañía innumerable de ángeles,23 A la asamblea general e igle-sia de los primogénitos que estánescritos en el cielo, y a Dios eljuez de todos, y a los espíritus delos justos hechos perfectos;24 Y a Jesús el mediador delnuevo pacto; Y a la sangre de larociadura que habla cosas mejo-res que la deAbel.25 Mirad que no recuséis al quehabla. Porque si aquellos noescaparon que recusaron al quehablaba en la tierra, muchomenos escaparemos nosotros, sidesechamos al que nos habladesde el cielo:26 La voz del cual entonces con-movió la tierra; mas ahora haprometido, diciendo: Aún una

vez, y yo conmoveré no sola-mente la tierra, mas aun el cielo.27 Y esta palabra, Aún una vez,significa la remoción de las cosasconmovidas, como de cosas queson hechas, para que las cosasque no pueden ser conmovidaspermanezcan.28 Por lo cual, recibiendo unreino que no puede ser conmovi-do, retengamos la gracia, por lacual sirvamos a Dios, agradán-dole con reverencia y temor:29 Porque nuestro Dios es fuegoconsumidor.

CAPÍTULO 13

PERMANEZCA el amor her-manable.2 No os olvidéis de hospedar alos extranjeros; porque por estoalgunos hospedaron ángeles sinsaberlo.3 Acordaos de los que están encadenas, como si estuvieseis conellos encadenados; y de los quesufren en la adversidad, comosiendo también vosotros mismosen el cuerpo.4 Honroso es en todos el matri-monio, y la cama sin mancha;mas a los fornicarios, y a losadúlteros juzgará Dios.5 Sean las conversaciones vues-tras sin avaricia, estando conten-tos con las cosas que tenéis; por-que él mismo ha dicho:Yo nuncate dejaré, ni tampoco te desam-pararé.6De talmanera que digamos condenuedo: El Señor es mi ayuda-

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JACOBO 2

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18 El, de su propia voluntad nosha engendrado por la palabra deverdad, para que seamos comoprimicias de sus criaturas.19 Así que, amados hermanosmíos, todo hombre sea prontopara oir, tardío para hablar, tardíopara ira;20 Porque la ira del hombre noobra la justicia de Dios.21 Por lo cual dejando todainmundicia, y superfluidad demalicia, recibid con mansedum-bre la palabra implantada envosotros, la cual puede salvarvuestras almas.22Mas sed hacedores de la pala-bra, y no tan solamente oidores,engañándoos a vosotros mismos.23 Porque si alguno oye la pala-bra, y no la pone por obra, estetal es semejante al hombre queconsidera en un espejo su rostronatural:24 Porque él se consideró a símismo, y se fue; e inmediata-mente se olvidó qué tal era.25 Mas el que hubiere miradoatentamente en la ley perfectaque es la de la libertad, y hubiereperseverado en ella, no siendooidor olvidadizo, sino hacedor dela obra, este tal será bienaventu-rado en su hecho.26 Si alguno de entre vosotrospiensa ser religioso, y no refrenasu lengua, sino que engaña supropio corazón, la religión del tales vana.27 La religión pura y sin máculadelante de Dios y Padre es esta:

Visitar los huérfanos y las viudasen sus tribulaciones, y guardarsesin mancha del mundo.

CAPÍTULO 2

HERMANOS míos, notengáis la fe de nuestro

Señor Jesu Cristo de gloria enacepción de personas.2 Porque si en vuestra congrega-ción entra algún varón, que traeanillo de oro, vestido de preciosaropa, y también entra un pobrevestido de vestidura vil,3 Y tuviereis respeto al que traela vestidura preciosa, y le dije-reis: Tú siéntate aquí en buenlugar; y dijereis al pobre: Estátetú allí en pie; o, siéntate aquídebajo del estrado de mis pies:4 ¿No os mostráis parciales, den-tro de vosotros mismos, y soishechos jueces de pensamientosmalos?5 Hermanos míos amados, oid:¿No ha escogido Dios los pobresde este mundo, ricos en fe, yherederos del reino que ha pro-metido a los que le aman?6Mas vosotros habéis desprecia-do al pobre. ¿Los ricos no osoprimen, y ellos mismos osarrastran a los juzgados?7 ¿No blasfeman ellos el buennombre por el cual sois llamados?8 Si ciertamente vosotros cumplísla ley real conforme a la Escritura:Amarás a tu prójimo como a timismo; bien hacéis;9 Mas si hacéis acepción de per-sonas, cometéis pecado, y sois

CAPÍTULO 1

JACOBO, siervo de Dios y delSeñor Jesu Cristo, a las docetribus que están esparcidas, salu-dos.2Hermanosmíos, tened por todogozo cuando cayereis en diversastentaciones:3 Sabiendo que la prueba devuestra fe obra paciencia.4 Mas tenga la paciencia su obraperfecta, para que seáis perfectosy enteros, sin faltar en algunacosa.5 Si alguno de vosotros tienefalta de sabiduría, pídala a Dios,el cual da a todos abundantemen-te, y no zahiere, y le será dada.6 Empero pida en fe, no dudandonada; porque el que duda, essemejante a la onda de la mar,que es movida del viento, y esechada de una parte a otra.7 No piense pues el tal hombreque recibirá cosa alguna delSeñor.8 El hombre de doblado ánimo,es inconstante en todos sus cami-nos.9 El hermano que es de bajasuerte, gloríese en su ensalza-miento;

10Mas el que es rico, en su baje-za; porque él se pasará como laflor de la hierba:11 Porque así como luego sale elsol con calor abrasador, y la hier-ba se seca, y su flor se cae, yperece la hermosura de su apa-riencia: así también se marchi-tará el rico en todos sus caminos.12 Bienaventurado el varón quesufre tentación; porque cuandofuere probado, recibirá la coronade vida, que el Señor ha prometi-do a los que le aman.13 Cuando alguno es tentado, nodiga, yo soy tentado de Dios;porque Dios no puede ser tenta-do por el mal, ni él tienta a nadie:14 Sino que cada uno es tentado,cuando de su propia concupis-cencia es atraído, y seducido.15 Y la concupiscencia despuésque ha concebido, pare al peca-do; y el pecado, siendo cumpli-do, engendra muerte.16 Hermanos míosmuy amados,no erréis.17 Toda buena dádiva, y tododon perfecto es de lo alto, quedesciende del Padre de las luces,en el cual no hay mudanza, nisombra de variación.

LA EPISTOLA GENERAL DE

JACOBO

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JACOBO 3vadas de impetuosos vientos, sonsin embargo gobernadas con unmuy pequeño gobernalle pordonde quiera que quisiere lagana del que gobierna.5 Semejantemente también lalengua es un pequeñitomiembro,mas se gloría de grandes cosas.He aquí, un pequeño fuego,¡cuán grande bosque enciende!6 Y la lengua es un fuego, unmundo de maldad. Así la lenguaestá puesta entre nuestros miem-bros, la cual contamina todo elcuerpo, e inflama el curso de lanaturaleza; y es inflamada delinfierno.7 Porque toda naturaleza de bes-tias, y de aves, y de serpientes, yde los de la mar, se doma, y esdomada por la naturaleza huma-na;8 Pero ningún hombre puededomar la lengua: es un mal des-frenado, llena de veneno mortal.9 Con ella bendecimos a Dios, yal Padre, y con ellamaldecimos alos hombres, los cuales sonhechos a la semejanza de Dios.10 De una misma boca procedebendición y maldición. Her-manos míos, no conviene queestas cosas sean así hechas.11 ¿Echa alguna fuente por unmismo manantial agua dulce yamarga?12 Hermanos míos, ¿puede lahiguera producir aceitunas; o lavid, higos? Así ninguna fuentepuede dar agua salada y dulce.13 ¿Quién es sabio, y entendido

entre vosotros? muestre porbuena conversación sus obras enmansedumbre de sabiduría.14 Empero si tenéis envidiaamarga, y contención en vuestroscorazones, no os gloriéis, ni seáismentirosos contra la verdad;15 Esta sabiduría no es la quedesciende de lo alto, sino que esterrena, sensual, y diabólica.16 Porque donde hay envidia ycontención, allí hay confusión, ytoda obra perversa.17 Mas la sabiduría que es de loalto, primeramente es pura, des-pués pacífica, modesta, benigna,llena de misericordia y de bue-nos frutos, sin parcialidad y sinhipocresía.18 Y el fruto de justicia se siem-bra en paz para aquellos quehacen paz.

CAPÍTULO 4

¿DE dónde vienen las gue-rras, y los pleitos entre

vosotros? ¿no vienen de esto, asaber, de vuestras concupiscen-cias, las cuales combaten envuestros miembros?2 Codiciáis, y no tenéis: matáis yapetecéis tener, y no podéisalcanzar: combatís y guerreáis,empero no tenéis, porque nopedís.3 Pedís, y no recibís; porquepedís mal, para gastarlo en vues-tras concupiscencias.4Adúlteros y adúlteras, ¿no sabéisque la amistad del mundo es ene-mistad con Dios? Cualquiera,

redarqüidos por la ley comotransgresores.10 Porque cualquiera que hubie-re guardado toda la ley, y sinembargo ofendiere en un punto,es hecho culpado de todos.11 Porque el que dijo: No come-tas adulterio, también dijo: Nomatarás.Ahora bien, si no hubie-res cometido adulterio, emperohubieres matado, ya eres hechotransgresor de la ley.12 Así hablad, y así obrad comolos que habéis de ser juzgadospor la ley de libertad.13 Porque juicio sin misericordiaserá hecho a aquel que no hicie-re misericordia; y la misericordiase gloría contra el juicio.14Hermanosmíos, ¿qué aprove-chará si alguno dice que tiene fe,y no tiene obras? ¿Podrá tal fesalvarle?15 Si el hermano, o la hermanaestán desnudos, o necesitados delmantenimiento de cada día,16Y alguno de vosotros les dice:Id en paz, calentaos, y hartaos,empero no les diereis las cosasque son necesarias para el cuer-po, ¿qué les aprovechará?17Así también la fe, si no tuvie-re obras, es muerta por sí misma.18Mas alguno dirá: Tú tienes fe,y yo tengo obras; muéstrame tufe sin tus obras; y yo te mostrarémi fe por mis obras.19 Tú crees que hay un Dios:haces bien: también los demo-nios creen, y tiemblan.20 ¿Mas, oh hombre vano, quie-

res saber, que la fe sin las obrases muerta?21 Abraham, nuestro padre, ¿nofue justificado por las obras,cuando hubo ofrecido a su hijoIsaac sobre el altar?22 ¿No ves que la fe obró con susobras, y que por las obras la fefue hecha perfecta?23 Y la Escritura fue cumplida,que dice:Abraham creyó a Dios,y le fue imputado a justicia, y fuellamado el Amigo de Dios.24 Vosotros, pues, veis, que porlas obras es justificado el hom-bre, y no solamente por la fe.25 Semejantemente tambiénRahab la ramera, ¿no fue justifi-cada por obras, cuando recibiólos mensajeros, y los echó fuerapor otro camino?26 Porque como el cuerpo sinespíritu está muerto, así tambiénla fe sin obras es muerta.

CAPÍTULO 3

HERMANOS míos, no oshagáis muchos maestros,

sabiendo que recibiremos mayorcondenación.2 Porque todos ofendemos enmuchas cosas. Si alguno noofende en palabra, éste es varónperfecto, que también puede confreno gobernar todo el cuerpo.3He aquí, nosotros ponemos fre-nos en las bocas de los caballospara que nos obedezcan, ygobernamos todo su cuerpo.4 He aquí también las naves,siendo tan grandes, y siendo lle-

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JACOBO 5

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JACOBO 5justo, y él no os resiste.7 Por tanto, hermanos, sedpacientes hasta la venida delSeñor. He aquí, el labrador espe-ra el precioso fruto de la tierra,esperando pacientemente, hastaque reciba la lluvia temprana ytardía,8 Sed pues también vosotrospacientes, y confirmad vuestroscorazones; porque la venida delSeñor se acerca.9 Hermanos, no gimáis unoscontra otros, porque no seáiscondenados: He aquí, el juez estáde pie delante de la puerta.10 Hermanos míos, tomad porejemplo de sufrir aflicción, y depaciencia a los profetas que hanhablado en el nombre del Señor.11 He aquí, tenemos por biena-venturados a los que sufren.Vosotros habéis oído de lapaciencia de Job, y habéis vistoel fin del Señor, que el Señor esmuy misericordioso y piadoso.12 Empero, hermanos míos, antetodas cosas no juréis, ni por elcielo, ni por la tierra, ni por otrocualquier juramento; mas vues-tro sí, sea sí; y vuestro no, no;porque no caigáis en condena-ción.13 ¿Está alguno entre vosotrosafligido? haga oración. ¿Estáalguno alegre entre vosotros?cante salmos.

14 ¿Está alguno enfermo entrevosotros? llame a los ancianos dela iglesia, y oren sobre él,ungiéndole con aceite en el nom-bre del Señor;15 Y la oración de fe salvará alenfermo, y el Señor lo levantará;y si hubiera cometido pecados, leserán perdonados.16 Confesaos vuestras faltasunos a otros, y rogad los unos porlos otros, para que seáis sanos.La oración ferviente y eficaz deljusto puede mucho.17 Elías era hombre sujeto asemejantes pasiones que noso-tros, y rogó fervientemente queno lloviese, y no llovió sobre latierra por tres años, y seis meses.18 Y otra vez oró, y el cielo diolluvia, y la tierra produjo sufruto.19 Hermanos, si alguno de entrevosotros errare de la verdad, yalguno le convirtiere,20 Sepa que el que hubierehecho convertir al pecador delerror de su camino, salvará unalma de muerte, y cubrirá multi-tud de pecados.

pues, que quisiere ser amigo delmundo, se constituye enemigode Dios.5 ¿Pensáis que la Escritura diceen vano: El Espíritu que mora ennosotros, codicia para envidia?6 Mas él da mayor gracia. Poresto él dice: Dios resiste a lossoberbios, empero da gracia a loshumildes.7 Sed pues sujetos a Dios: resis-tid al diablo, y huirá de vosotros.8 Acercaos a Dios, y él se acer-cará a vosotros. Pecadores, lim-piad vuestras manos; y vosotrosde doble ánimo, purificad vues-tros corazones.9 Afligíos, y lamentad, y llorad.Vuestra risa conviértase en lloro,y vuestro gozo en tristeza.10 Humillaos delante de la pre-sencia del Señor, y él os ensal-zará.11 Hermanos, no digáis mal losunos de los otros: el que dice malde su hermano, y juzga a su her-mano, este tal dice mal de la ley,y juzga a la ley; mas si tú juzgasa la ley, no eres hacedor de la ley,sino juez.12 Uno es el dador de la ley, quepuede salvar, y destruir: ¿Quiéneres tú que juzgas a otro?13 Ea ahora, vosotros los quedecís: Hoy omañana iremos a talciudad, y estaremos allá un año,y compraremos y venderemos, yganaremos:14 Por cuanto vosotros que nosabéis lo que será mañana.Porque, ¿qué es vuestra vida?

Ciertamente es un vapor que seaparece por un poco de tiempo, ydespués se desvanece.15 En lugar de lo cual deberíaisdecir: Si el Señor quisiere, y siviviéremos, haremos esto oaquello.16 Mas ahora os jactáis en vues-tras soberbias. Toda jactanciasemejante es maligna.17 Así que, el que sabe hacer lobueno, y no lo hace, le es pecado.

CAPÍTULO 5

EA ya ahora, vosotrosricos,llorad aullando por

vuestras miserias que vendránsobre vosotros.2 Vuestras riquezas están podri-das; y vuestras ropas están comi-das de la polilla.3 Vuestro oro y plata están gan-grenados de orín, y el orín deellos será testimonio contravosotros, y comerá del todovuestras carnes como fuego: Oshabéis allegado tesoro para enlos postreros días.4 He aquí, el jornal de los obre-ros que han segado vuestras tie-rras, el cual por fraude no les hasido pagado de vosotros, clama;y los clamores de los que habíansegado han entrado en los oídosdel Señor de Sabaoth.5 Habéis vivido en concupiscen-cias sobre la tierra, y sido disolu-tos, y habéis cebado vuestroscorazones como en un día dematanza.6 Habéis condenado y muerto al

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cielo; en las cuales cosas deseanmirar los ángeles.13 Por lo cual ceñid los lomos devuestra mente, sed sobrios, yesperad perfectamente hasta elfin aquella gracia que os ha detraer en la revelación de JesuCristo.14 Como hijos obedientes, noconformándoos con las concu-piscencias que antes teníaisestando en vuestra ignorancia;15 Mas como aquel que os hallamado es santo, semejantemen-te también vosotros sed santos entoda conversación;16 Porque escrito está: Sed san-tos, porque YO SOY SANTO.17Y si invocáis al Padre, que sinacepción de personas juzgasegún la obra de cada uno, con-versad en temor todo el tiempode vuestra peregrinación:18 Sabiendo que fuisteis redimi-dos de vuestra vana conversa-ción, la cual recibisteis por tradi-ción de vuestros padres, no concosas corruptibles, como oro oplata;19 Sino con la sangre preciosa deCristo, como de un cordero sinmancha, y sin contaminación:20 Ya preordinado ciertamentedesde antes de la fundación delmundo, pero manifestado en lospostrimeros tiempos por amor devosotros.21 Que por él creéis en Dios, elcual le resucitó de los muertos, yle ha dado gloria, para que vues-tra fe y esperanza sea en Dios:

22 Habiendo purificado vuestrasalmas en la obediencia de la ver-dad, por el Espíritu, para un amorhermanable, sin fingimientoamaos unos a otros fervientemen-te de corazón puro:23 Siendo renacidos, no desimiente corruptible, sino de inco-rruptible, por la palabra de Dios,que vive y permanece por siem-pre.24 Porque toda carne es comohierba, y toda la gloria del hom-bre como la flor de la hierba. Lahierba se seca, y la flor se cae;25 Mas la palabra del Señor per-manece por siempre: Y esta es lapalabra que por el evangelio osha sido predicada.

CAPÍTULO 2

POR lo que desechando todamalicia, y todo engaño, y fin-gimientos, y envidias, y toda suer-te de maledicencias,2 Como niños recién nacidos,desead ardientemente la leche noadulterada de la palabra, para quepor ella crezcáis:3 Si empero habéis gustado que elSeñor es benigno.4Al cual allegándoos, como a lapiedra viva, reprobada cierto delos hombres, empero escogida deDios, y preciosa,5 Vosotros también, como pie-dras vivas, sois edificados unacasa espiritual, un sacerdociosanto, para ofrecer sacrificiosespirituales, agradables a Diospor medio de Jesu Cristo.

CAPÍTULO 1

PEDRO, apóstol de JesuCristo, a los extranjeros queestán esparcidos en Ponto, enGalacia, en Capadocia, en Asia,y en Bithinia:2 Elegidos según la prescienciade Dios Padre, en santificacióndel Espíritu, para obedecer, y serrociados con la sangre de JesuCristo: Gracia y paz os sea mul-tiplicada.3 Bendito sea el Dios y Padre denuestro Señor Jesu Cristo, el cualsegún su grandemisericordia nosha reengendrado en esperanzaviva, por la resurrección de JesuCristo de entre los muertos:4 Para una herencia incorrupti-ble, no contaminada, y no semarchita, reservada en el cielopara vosotros,5 Que sois guardados por elpoder de Dios por fe, para la sal-vación que está aparejada paraser revelada en el postrimerotiempo.6 En lo cual vosotros os rego-cijáis grandemente, estando alpresente un poco de tiempo, si esnecesario, afligidos en diversastentaciones.

7 Para que la prueba de vuestrafe, mucho más preciosa que eloro, el cual perece, más emperoes probado con fuego, sea halla-da en alabanza y gloria y honraen la revelación de Jesu Cristo :8 Al cual no habiendo visto, leamáis: en el cual creyendo, aun-que al presente no le veáis, osalegráis con gozo inefable ylleno de gloria;9 Recibiendo el fin de vuestra fe,que es, la salvación de vuestrasalmas.10 De la cual salvación los pro-fetas (que profetizaron de la gra-cia que había de venir en voso-tros) han inquirido, y diligente-mente buscado:11 Escudriñando cuándo, y enqué punto de tiempo significabael Espíritu de Cristo que estabaen ellos: el cual antes daba testi-monio de las aflicciones quehabían de venir a Cristo, y lasglorias después de ellas:12 A los cuales fue revelado, queno para símismos, sino para noso-tros administraban las cosas, queahora os son anunciadas de losque os han predicado el evangelio,por el Espíritu Santo enviado del

LA PRIMERA EPISTOLA GENERAL DE

PEDRO

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I PEDRO 2padecía, no amenazaba; sino queremitía su causa al que juzga jus-tamente.24 El cual mismo llevó nuestrospecados en su cuerpo sobre elmadero, para que nosotros siendomuertos a los pecados, vivamos ala justicia: por la herida del cualhabéis sido sanados.25 Porque vosotros erais comoovejas descarriadas; mas ahorahabéis vuelto al Pastor, y Obispode vuestras almas.

CAPÍTULO 3

ASIMISMO, vosotras muje-res, sed sujetas a vuestros

propios maridos; para que, sialgunos no creen a la palabra,sean también ganados sin pala-bra por la conversación de lasmujeres:2 Considerando vuestra castaconversación, que es en temor.3 El adorno de las cuales no seaexterior con encrespamiento delcabello, y atavío de oro, ni encompostura de ropas;4 Sino el hombre encubierto delcorazóneneladorno incorruptiblede un espíritu agradable, y pacífi-co, lo cual es de grande estimadelante de Dios.5 Porque así también se ataviabanen el tiempo antiguo aquellas san-tas mujeres que esperaban enDios, estando sujetas a sus propiosmaridos:6 Como Sara obedecía aAbraham, llamándole señor: de lacual vosotras sois hechas hijas,

haciendo bien, y no siendoespantadas de ningún pavor.7 Vosotros maridos semejante-mente morad con ellas segúnconocimiento, dando honor a laesposa, como a vasomás débil, ycomo a herederas juntamente dela gracia de vida; para que vues-tras oraciones no sean cortadas.8 Y finalmente sed todos de unamisma mente, compasivos,amándoos hermanablemente,misericordiosos, amigables,9 No volviendo mal por mal, nimaldición por maldición, sinoantes por el contrario, bendicien-do: sabiendo que para esto voso-tros fuisteis llamados, para queposeáis en herencia bendición.10 Porque el que quiere amar lavida, y ver los días buenos, refre-ne su lengua de mal, y sus labiosno hablen engaño.11Apártese del mal, y haga bien:busque la paz, y sígala.12 Porque los ojos del Señorestán sobre los justos, y sus oídosatentos a sus oraciones: el rostrodel Señor está contra aquellosque hacen mal.13 ¿Y quién es aquel que ospodrá dañar, si vosotros seguís elbien?14 Mas también si alguna cosapadecéis por la justicia, sois bie-naventurados, Por tanto notemáis por el temor de aquellos,y no seáis turbados;15 Mas santificad al Señor Diosen vuestros corazones y estadsiempre aparejados para respon-

6 Por lo cual también contiene laEscritura: He aquí, yo pongo enSión la principal piedra del ángu-lo, escogida, preciosa; y el quecreyere en él no será confundido.7 Para vosotros pues que creéisél es precioso; mas para los deso-bedientes, la piedra que los edifi-cadores reprobaron, ésta fuehecha la cabeza del ángulo,8Ypiedra de tropiezo, y Roca deescándalo, a aquellos que tropie-zan en la palabra, siendo desobe-dientes; a lo que también fueronordenados.9 Mas vosotros sois el linajeescogido, el real sacerdocio,nación santa, pueblo peculiar,para que anunciéis las virtudesde aquel que os ha llamado de lastinieblas a su luz maravillosa:10 Vosotros, que en el tiempopasado no erais pueblo, masahora sois pueblo de Dios, queno habíais alcanzado misericor-dia, mas ahora habéis ya alcanza-do misericordia.11Amados, yo os ruego, como aextranjeros y peregrinos, os abs-tengáis de las concupiscenciascarnales, que batallan contra elalma,12 Teniendo vuestra conversa-ción honesta entre los Gentiles;para que, en lo que ellos murmu-ran de vosotros como de malhe-chores, glorifiquen a Dios en eldía de la visitación, estimándoospor las buenas obras.13 Sed pues sujetos a toda orde-nanza humana por causa del

Señor: ahora sea a rey, como asuperior:14 O a los gobernadores, comoenviados por él, para castigo delos malhechores, y para loor delos que hacen bien.15 Porque esta es la voluntad deDios, que haciendo bien, hagáiscallar la ignorancia de los hom-bres insensatos:16 Como libres, y no comoteniendo la libertad por coberturade malicia, sino como siervos deDios.17 Honrad a todos.Amad la her-mandad. Temed a Dios. Honradal rey.18 Siervos, sed sujetos con todotemor a vuestros señores; nosolamente a los buenos y huma-nos, mas aun también a los rigu-rosos.19 Porque esto es agradable, sialguno a causa de la concienciadelante de Dios, sufre molestias,padeciendo injustamente.20 Porque ¿qué gloria es, sipecando vosotros sois abofetea-dos, y lo sufrís? empero sihaciendo bien, sois afligidos, y losufrís, esto es cierto agradabledelante de Dios.21 Porque para esto fuisteis lla-mados, pues que también Cristopadeció por nosotros, dejándo-nos un ejemplo, para que voso-tros sigáis sus pisadas.22 El cual no hizo pecado, ni fuehallado engaño en su boca:23 El cual, cuando le maldecían,no tornaba a maldecir; y cuando

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I PEDRO 410 Cada uno según el don que harecibido, adminístrelo a los otros,como buenos mayordomos de lamultiforme gracia de Dios.11 Si alguno habla, hable confor-me a los oráculos deDios: si algu-no ministra, ministre conforme ala virtud que Dios da: para que entodas cosas sea Dios glorificadopor Jesu Cristo, al cual es la glo-ria, y el imperio por siemprejamás.Amén.12 Carísimos, no os maravilléiscuando sois probados por fuego,lo cual se hace para vuestra prue-ba, como si alguna cosa peregrinaos aconteciese;13Mas antes, en que sois partici-pantes de las aflicciones deCristo, regocijaos; para que tam-bién en la revelación de su gloriaos regocijéis de gran gozo.14 Si sois vituperados por elnombre de Cristo, sois bienaven-turados; porque el Espíritu degloria, y de Dios reposa sobrevosotros. Cierto según ellos él esblasfemado, mas según vosotroses glorificado.15 Así que, ninguno de vosotrospadezca como homicida, oladrón, o malhechor, o pormeterse en negocios ajenos.16 Pero si alguno padece comoCristiano, no se avergüence,antes glorifique a Dios en estaparte.17 Porque ya es tiempo que eljuicio comience por la casa deDios; y si primero comienza pornosotros, ¿qué fin será el de

aquellos que no obedecen alevangelio de Dios?18 Y si el justo es dificultosa-mente salvo, ¿a dónde apareceráel impío, y el pecador?19 Y por eso los que padecensegún la voluntad de Dios, enco-miéndenle sus almas, como a fielCreador, haciendo bien.

CAPÍTULO 5

YO exhorto a los ancianosque están entre vosotros, (yo

anciano también con ellos, y testi-go de las aflicciones deCristo, quesoy también participante de la glo-ria que ha de ser revelada:)2 Apacentad el rebaño de Diosque está entre vosotros, teniendocuidado de él, no por fuerza, masvoluntariamente: no por gananciadeshonesta, sino de un ánimopronto;3 Y no como teniendo señoríosobre la herencia de Dios, sino detal manera que seáis dechados delrebaño.4 Y cuando apareciere el Príncipede los pastores, vosotros recibiréisla corona inmarcesible de gloria.5 Semejantemente vosotros losmancebos, sed sujetos a losancianos, de tal manera que seáistodos sujetos uno a otro. Vestíosde humildad; porque Dios resistea los soberbios, y da gracia a loshumildes.6 Humillaos pues debajo de lapoderosamano deDios, para queél os ensalce cuando fuere tiem-po:

der a cada uno que os demandarazón de la esperanza que está envosotros; con mansedumbre ytemor;16 Teniendo buena conciencia,para que, en lo que dicen mal devosotros, como de malhechores,sean confundidos los que calum-nian vuestra buena conversaciónen Cristo.17 Porquemejor es que padezcáishaciendo bien, si la voluntad deDios así lo quiere, que haciendomal.18 Porque también Cristo padecióuna vez por los pecados, el justopor los injustos, para que él nosllevase a Dios, siendo ciertamentemuerto en la carne, pero vivifica-do por el Espíritu.19 En el cual también fue, y pre-dicó a los espíritus en prisión:20 Los cuales en el tiempo pasa-do fueron desobedientes, cuandouna vez se esperaba la pacienciade Dios, en los días de Noé,cuando se aparejaba el arca, en lacual pocas, es a saber, ochoalmas, fueron salvas por agua.21 A la figura de la cual el bau-tismo, que ahora corresponde,nos salva por la resurrección deJesu Cristo (no quitando lasinmundicias de la carne, masdando testimonio de buena con-ciencia delante de Dios,)22 El cual, habiendo subido alcielo, está a la diestra de Dios: aquien están sujetos los ángeles, ylas autoridades, y poderes.

CAPÍTULO 4

PUES que Cristo ha padecidopor nosotros en la carne,vosotros también estad armadoscon la misma mente: que el queha padecido en la carne, cesó depecado;2 Para que ya el tiempo que lequeda en carne, viva, no a lasconcupiscencias de los hombres,sino a la voluntad de Dios.3 Porque nos debe bastar que eltiempo pasado de nuestra vidahayamos hecho la voluntad delos Gentiles, cuando andábamosen lascivias, concupiscencias,embriagueces, glotonerías, ban-quetes, y abominables idolatrías.4 En lo cual les parece cosaextraña de que vosotros nocorráis con ellos en el mismodesenfrenamiento de disolución,ultrajándoos:5 Los cuales darán cuenta al queestá aparejado para juzgar losvivos y los muertos.6 Porque por esto ha sido predi-cado también el evangelio a losmuertos; para que sean juzgadossegún los hombres en la carne,mas vivan según Dios en el espí-ritu.7 Mas el fin de todas las cosasestá cerca. Sed pues sobrios, yvelad en oración.8 Y sobre todo tened entre voso-tros ferviente caridad; porque lacaridad cubrirá la multitud depecados.9 Hospedaos los unos a los otrossin murmuraciones.

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CAPÍTULO 1

SIMON Pedro, siervo y após-tol de Jesu Cristo, a los quehabéis alcanzado fe igualmentepreciosa con nosotros por la jus-ticia de nuestro Dios y SalvadorJesu Cristo.2 Gracia y paz os sean multipli-cadas en el conocimiento deDios, y de Jesús nuestro Señor:3 Como todas las cosas que per-tenecen a la vida y a la piedad,nos han sido dadas de su divinopoder, por el conocimiento deaquel que nos ha llamado porgloria y virtud,4 Por las cuales nos son dadasgrandísimas y preciosas prome-sas; para que por ellas fueseishechos participantes de la natura-leza divina, habiendo huido de lacorrupción que está en el mundopor concupiscencia.5 Vosotros también, poniendotoda diligencia en esto mismo,añadid en vuestra fe virtud; y enla virtud conocimiento;6 Y en el conocimiento templan-za, y en la templanza paciencia; yen la paciencia piedad;7 Y en la piedad amor hermana-ble, y en amor hermanable cari-dad.8 Porque si en vosotros hay estas

cosas, y abundan, no os dejaránestar ociosos, ni estériles en elconocimiento de nuestro SeñorJesu Cristo.9 Empero el que no tiene estascosas es ciego, y no puede ver delejos, estando olvidado de la puri-ficación de sus antiguos pecados.10 Por lo cual, hermanos, tantomásprocuraddehacer firmevues-tra vocación y elección; porquehaciendo estas cosas, no caeréisjamás.11 Porque de esta manera os seráabundantemente administrada laentrada en el reino eterno de nues-tro Señor y Salvador Jesu Cristo.12 Por lo cual yo no dejaré derecordaros siempre de estas cosas,aunque vosotros las sepáis, yestéis confirmados en la verdadpresente.13 Porque tengo por justo, entanto que estoy en este tabernácu-lo, de incitaros por medio derecordamientos:14 Sabiendo que en breve tengoque dejar este mi tabernáculo,como nuestro Señor Jesu Cristome ha declarado.15 También yo procuraré condiligencia, que después de mifallecimiento vosotros podáistener siempre memoria de estas

LA SEGUNDA EPISTOLA GENERAL DE

PEDRO

7 Echando toda vuestra congojaen él; porque él tiene cuidado devosotros.8 Sed templados, y velad; porquevuestro adversario el diablo andacomo león rugiendo en derredor,buscando a quien devore:9 Al cual resistid firmes en la fesabiendo que las mismas aflic-ciones han de ser cumplidas en lacompañía de vuestros hermanosque están en el mundo.10 Mas el Dios de toda gracia,que nos ha llamado a su gloriaeterna por Cristo Jesús, despuésque hubiereis un poco de tiempopadecido, el mismo os perfeccio-ne, confirme, fortalezca, y esta-blezca:

11Aél sea la gloria, y el imperiopor siempre jamás. Amén.12 Por Silvano que os es (segúnyo pienso) hermano fiel, os heescrito brevemente, exhortándo-os, y testificándoos, que ésta es laverdadera gracia de Dios, en lacual vosotros estáis firmes.13 La iglesia que está enBabilonia, juntamente elegidacon vosotros, os saluda, y Mar-cos mi hijo.14 Saludaos unos a otros conbeso de caridad. Paz a vosotrostodos, los que estáis en CristoJesús. Amén.

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II PEDRO 3cosas.16 Porque nosotros no os habe-mos dado a conocer el poder y lavenida de nuestro Señor JesuCristo, siguiendo fábulas por artecompuestas; sino como habiendocon nuestros propios ojos vistosu majestad.17 Porque él había recibido deDios Padre honra y gloria, cuan-do una tal voz fue a él enviada dela magnífica gloria: Este es elamado Hijo mío, en el cual yome he agradado.18 Y nosotros oímos esta vozenviada del cielo, cuando estába-mos con él en el monte santo.19 Tenemos también la palabraprofética más firme: a la cualhacéis bien de estar atentos comoa una luz que alumbra en un lugaroscuro, hasta que el día esclarezca,y la estrella de la mañana salga envuestros corazones:20 Sabiendo primero esto, queninguna profecía de la Escritura esde privada interpretación.21 Porque la profecía no vino enlos tiempos pasados por voluntadde hombre: mas los santos hom-bres de Dios hablaron, siendomovidos por el Espíritu Santo.

CAPÍTULO 2

EMPERO hubo también fal-sos profetas entre el pueblo,así como habrá entre vosotrosfalsos maestros, que introduciránencubiertamente herejías de per-dición, y aun negando al Señorque los compró, trayendo sobre

sí mismos acelerada perdición.2Ymuchos seguirán sus perdicio-nes: por los cuales el camino de laverdad será blasfemado;3Ypor avaricia harán mercaderíade vosotros con palabras fingidas:sobre los cuales la condenación yade largo tiempo no se tarda, y superdición no se duerme.4 Porque si no perdonó Dios a losángeles que pecaron, mas anteshabiéndolos despeñado en elinfierno con cadenas deoscuridad,los entregó para ser reservados aljuicio;5 Y no perdonó al mundo viejo,mas antes preservó a Noé, la octa-va persona, predicador de justicia,y trayendo el diluvio sobre elmundo de malvados;6Y si condenó por destrucción lasciudades de Sodoma, y deGomorra, tornándolas en ceniza, yponiéndolas por ejemplo a los quehabían de vivir impíamente;7 Y libró al justo Lot, acosadopor la nefanda conversación deaquellos malvados:8 (Porque aquel hombre justomorando entre ellos, por lo queveía y oía, afligía su alma justatodos los días con los hechos ilí-citos de ellos;)9 Sabe el Señor librar de tenta-ción a los piadosos, y reservar alos injustos para ser atormenta-dos en el día del juicio:10 Y principalmente a aquellosque, siguiendo la carne, andan enconcupiscencia de inmundicia, ydesprecian la potestad: atrevidos,

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II PEDRO 2contumaces, que no temen dedecir mal de las dignidades:11 Como quiera que los ángeles,que son mayores en fuerza y enpotencia, no pronuncian juicio demaldición contra ellas delantedel Señor.12Mas éstos diciendo mal de lascosas que no entienden, comobestias brutas, que naturalmenteson hechas para presa y destruc-ción, perecerán enteramente ensu propia corrupción,13 Y recibirán el galardón de suinjusticia, como los que reputanpor placer los deleites del día:Estos son suciedades y manchas,los cuales comiendo con voso-tros, juntamente se recrean ensus propios errores:14 Teniendo los ojos llenos deadulterio, y no saben cesar depecar: cebando las almas incons-tantes, teniendo el corazón ejerci-tado en codicias, siendo hijos demaldición:15 Que dejando el camino dere-cho han errado, habiendo seguidoel camino de Balaam, el hijo deBosor, el cual amó el premio de lamaldad;16 Mas fue reprendido por sumisma transgresión: lamuda asna,hablando en voz de hombre,refrenó la locura del profeta.17 Estos son fuentes sin agua,nubes traídas de torbellino deviento; para los cuales está guar-dada eternamente la oscuridad delas tinieblas.18 Porque hablando arrogantes

palabras de vanidad, ceban conlas concupiscencias de la carneen disoluciones a los que verda-deramente habían huido de losque viven en error:19 Prometiéndoles libertad, sien-do ellos mismos siervos decorrupción. Porque el que es dealguno vencido, es sujeto a laservidumbre del que le venció.20 Porque si habiéndose ellosapartado de las contaminacionesdel mundo, por el conocimientodel Señor y Salvador Jesu Cristo,y otra vez envolviéndose enellas, son vencidos, sus postri-merías les son hechas peores quelos principios.21 Porque mejor les hubiera sidono haber conocido el camino dela justicia, que, después dehaberlo conocido, tornarse atrásdel santo mandamiento que lesfue dado.22 Pero les ha acontecido lo delverdadero proverbio: El perro sevolvió a su propio vómito, y lapuerca lavada a revolcarse en elcieno.

CAPÍTULO 3

CARISIMOS, yo os escriboahora esta segunda carta, enlas cuales por recordaros, des-pierto vuestras mentes puras:2 Para que tengáis memoria delas palabras que antes han sidodichas por los santos profetas, ydel mandamiento de nosotros losapóstoles del Señor y Salvador:3 Sabiendo primero esto, que en

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II PEDRO 3

CAPÍTULO 1

LOque era desde el principio,lo que hemos oído, lo quehemos visto con nuestros ojos, loque hemos mirado, y nuestrasmanos han tocado, de la Palabrade vida:2 (Porque la vida fue manifesta-da; y la hemos visto, y testifica-mos, y os anunciamos la vidaeterna, la cual era con el Padre, yse nos ha manifestado:)3 Lo que hemos visto y oído, esoos anunciamos para que tambiénvosotros tengáis comunión connosotros, y nuestra comuniónverdaderamente es con el Padre,y con su Hijo Jesu Cristo.4 Y estas cosas os escribimos,para que vuestro gozo sea cum-plido.5 Pues este es el mensaje quehemos oído de él, y os anuncia-mos a vosotros: Que Dios es luz,y no hay ningunas tinieblas en él.6 Si nosotros dijéremos que tene-mos comunión con él, y anda-mos en tinieblas, mentimos, y nohacemos la verdad.7 Mas si andamos en la luz,como él está en la luz, tenemoscomunión los unos con los otros,y la sangre de Jesu Cristo su Hijo

nos purifica de todo pecado.8 Si dijéremos que no tenemospecado, engañámonos a nosotrosmismos, y no hay verdad ennosotros.9 Si confesamos nuestros peca-dos, él es fiel y justo para que nosperdone nuestros pecados, y nospurifica de toda maldad.10 Si dijéremos que no hemospecado, le hacemos a él mentiro-so, y su palabra no está en noso-tros.

CAPÍTULO 2

HIJITOS míos, estas cosas osescribo, para que no

pequéis; y si alguno hubierepecado, un abogado tenemospara con el Padre, a Jesu Cristoel justo:2Y él es la propiciación por nues-tros pecados; y no solamente porlos nuestros, mas también por losde todo el mundo.3Ypor esto sabemosquenosotrosle conocemos, si guardamos susmandamientos.4 El que dice:Yo le conozco, y noguarda sus mandamientos, el tales mentiroso, y no hay verdad enél.5 Mas el que guarda su palabra,

LA PRIMERA EPISTOLA GENERAL DE

JUAN

los postrimeros días vendrán bur-ladores, andando según sus pro-pias concupiscencias,4 Y diciendo: ¿Dónde está la pro-mesa del advenimiento de él?Porque desde el día en que lospadres se durmieron, todas lascosas perseveran así como desdeel principio de la creación.5 Porque ellos ignoran esto volun-tariamente, que por la palabra deDios, los cielos fueron en el tiem-po antiguo, y la tierra que por aguay en agua subsiste:6 Por lo cual el mundo de enton-ces pereció anegado por agua.7 Empero los cielos que sonahora, y la tierra, son conserva-dos por la misma palabra, guar-dados para el fuego en el día deljuicio, y de la perdición de loshombres impíos.8 Mas, amados, no ignoréis estauna cosa, que un día delante delSeñor es como mil años, y milaños como un día.9 El Señor no tarda su promesa,como algunos la tienen por tar-danza; empero es paciente paracon nosotros, no queriendo queninguno perezca, sino que todosvengan al arrepentimiento.10 Mas el día del Señor vendrácomo ladrón en la noche; en elcual los cielos pasarán con gran-de estruendo, y los elementosardiendo serán deshechos, y latierra y las obras que hay en ellaserán enteramente quemadas.11 Pues, como todas estas cosashan de ser deshechas, ¿qué tales

conviene que vosotros seáis ensanta conversación y piedad,12 Esperando, y apresurándoospara el advenimiento del día deDios, en el cual los cielos siendoencendidos, serán deshechos, ylos elementos siendo abrasados,se fundirán?13 Pero esperamos cielos nue-vos, y tierra nueva, según su pro-mesa, en los cuales mora la justi-cia.14 Por lo cual, amados, estandoen esperanza de estas cosas, pro-curad con diligencia que seáis deél hallados sin mácula, y sinreprensión, en paz.15 Y tened por salvación la largapaciencia de nuestro Señor, asícomo también nuestro amado her-mano Pablo, según la sabiduríaque le ha sido dada, os ha escrito;16 Como también en todas susepístolas hablando en ellas deestas cosas; entre las cuales hayalgunas difíciles de entender, lascuales los indoctos e inconstantestuercen, como también las otrasEscrituras, para perdición de símismos.17 Así que vosotros, amados,sabiendo de antemano estascosas, guardaosquepor el error delos abominables no seáis junta-mente extraviados, y caigáis devuestra propia firmeza.18 Mas creced en la gracia, y enel conocimiento de nuestroSeñor y Salvador Jesu Cristo. Aél sea gloria ahora, y por siem-pre. Amén.

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I JUAN 2Padre, y al Hijo.23 Cualquiera que niega al Hijo,este tal tampoco tiene al Padre.Así cualquiera que confiesa alHijo, tiene también al Padre.24 Pues lo que habéis oído desdeel principio, sea permanecienteen vosotros; Si lo que habéisoído desde el principio fuere per-maneciente en vosotros, tambiénvosotros permaneceréis en elHijo, y en el Padre.25Yesta es la promesa, la cual élnos prometió, vida eterna.26 Estas cosas os he escritotocante a los que os engañan.27 Empero la unción que voso-tros habéis recibido de él perma-nece en vosotros; y no tenéisnecesidad que ninguno osenseñe: mas como la unciónmisma os enseña de todas cosas,y es verdad, y no es mentira, asícomo él os ha enseñado, perma-neceréis vosotros en él.28 Y ahora, hijitos, permaneceden él; para que cuando él apare-ciere, tengamos confianza, y noseamos avergonzados ante él ensu venida.29 Si sabéis que él es justo, sabedtambién que cualquiera que hacejusticia, es nacido de él.

CAPÍTULO 3

MIRAD cuál amor nos hadado el Padre, que seamos

llamados hijos de Dios: por estoel mundo no nos conoce, porqueno le conoció a él.2 Muy amados, ahora nosotros

somos hijos de Dios, y aún no esmanifestado lo que hemos de ser:empero sabemos que cuando élapareciere, seremos semejantes aél porque le veremos como él es.3 Y cualquiera que tiene estaesperanza en él se purifica a símismo, como él es puro.4 Cualquiera que hace pecado,transgrede también la ley; por-que el pecado es la transgresiónde la ley.5 Y vosotros sabéis que él apare-ció para quitar nuestros pecados,y no hay pecado en él.6 Cualquiera que permanece enél, no peca: cualquiera que peca,no le ha visto, ni le ha conocido.7 Hijitos, ninguno os engañe: elque hace justicia es justo, comoél también es justo.8 El que hace pecado, es del dia-blo; porque el diablo peca desdeel principio. Para esto apareció elHijo de Dios, para que destruyalas obras del diablo.9 Cualquiera que es nacido deDios, no hace pecado; porque susimiente mora en él; y no puedepecar, porque es nacido de Dios.10 En esto son manifiestos loshijos de Dios, y los hijos del dia-blo: cualquiera que no hace justi-cia, y que no ama a su hermano,no es de Dios.11 Porque este es el mensaje quehabéis oído desde el principio,que nos amemos unos a otros:12 No como Caín, que era delmaligno, y mató a su hermano.¿Y por qué causa lo mató?

el amor de Dios es verdadera-mente perfecto en él: por estosabemos que estamos en él.6 El que dice que permanece enél, debe andar como él anduvo.7 Hermanos, no os escribo unmandamiento nuevo, sino elmandamiento antiguo, quehabéis tenido desde el principio:el mandamiento antiguo es lapalabra que habéis oído desde elprincipio.8 Otra vez os escribo un manda-miento nuevo, que es la verdaden él y en vosotros; porque lastinieblas son pasadas, y la verda-dera luz ya alumbra.9 El que dice que está en la luz, yaborrece a su hermano, aun estáen tinieblas todavía.10 El que ama a su hermano, per-manece en la luz, y no hay oca-sión de tropiezo en él.11 Empero el que aborrece a suhermano, está en tinieblas, yanda en tinieblas, y no sabe adonde se va; porque las tinieblasle han cegado los ojos.12 Os escribo a vosotros, hijitos,porque vuestros pecados os sonperdonados por su nombre.13 Os escribo a vosotros, padres,porque habéis conocido a aquelque es desde el principio. Osescribo a vosotros, mancebos,porque habéis vencido al malig-no. Os escribo a vosotros hijitos,porque habéis conocido al Padre.14 Os he escrito a vosotros,padres, porque habéis conocidoal que es desde el principio. Os

he escrito a vosotros, mancebos,porque sois fuertes, y la palabrade Dios permanece en vosotros,y habéis vencido al maligno.15 No améis al mundo, ni lascosas que están en el mundo. Sialguno ama al mundo, el amordel Padre no está en él.16 Porque todo lo que hay en elmundo, la concupiscencia de lacarne, y la concupiscencia de losojos, y la soberbia de la vida, noes del Padre, mas es del mundo.17Y el mundo se pasa, y su con-cupiscencia; mas el que hace lavoluntad de Dios, permanece porsiempre.18 Hijitos, ya es la postrera hora;y como vosotros habéis oído queel anticristo ha de venir, así tam-bién al presente han comenzadoa ser muchos anticristos, por locual sabemos que ya es la postri-mera hora.19 Ellos salieron de nosotros,mas no eran de nosotros; porquesi fueran de nosotros, hubierancierto permanecido con noso-tros; empero salieron para que semanifestase que todos no son denosotros.20 Mas vosotros tenéis la uncióndel Santo, y conocéis todas lascosas.21 No os he escrito, como siignoraseis la verdad, mas como alos que la conocéis, y que ningu-na mentira es de la verdad.22 ¿Quién es mentiroso, sino elque niega que Jesús es el Cristo?Este es el anticristo, que niega al

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I JUAN 47 Carísimos, amémonos unos aotros; porque el amor es de Dios.Y cualquiera que ama, es nacidode Dios, y conoce a Dios.8 El que no ama, no conoce aDios; porque Dios es amor.9 En esto se mostró el amor deDios en nosotros, en que Diosenvió su Hijo unigénito almundo, para que vivamos por él.10 En esto consiste el amor, noque nosotros hayamos amado aDios, sino que él nos amó anosotros, y envió a su Hijo paraser propiciación por nuestrospecados.11 Amados, si Dios así nos haamado, debemos también noso-tros amarnos los unos a los otros.12 Ninguno vio jamás a Dios. Sinos amamos los unos a los otros,Dios mora en nosotros, y suamor es perfecto en nosotros.13 En esto conocemos quemora-mos en él, y él en nosotros, enque nos ha dado de su Espíritu.14Ynosotros hemos visto, y tes-tificamos que el Padre ha envia-do al Hijo para ser Salvador delmundo.15 Cualquiera que confesare queJesús es el Hijo de Dios, Diosmora en él, y él en Dios.16Ynosotros hemos conocido, ycreído el amor queDios tiene pornosotros. Dios es amor; y el quemora en amor mora en Dios, yDios en él.17 En esto es perfecto el amorcon nosotros, para que tengamosconfianza en el día del juicio, que

cual él es, tales somos nosotrosen este mundo.18 En el amor no hay temor; masel perfecto amor echa fuera eltemor; porque el temor tiene tor-mento. De donde el que teme, noestá perfecto en el amor.19 Nosotros le amamos a él, por-que él primero nos amó.20 Si alguno dice: Yo amo aDios, y aborrece a su hermano,es mentiroso. Porque el que noama a su hermano, al cual havisto, ¿cómo puede amar a Dios,a quien no ha visto?21Ynosotros tenemos este man-damiento de él: Que el que ama aDios, ame también a su herma-no.

CAPÍTULO 5

TODO aquel que cree queJesús es el Cristo, es nacidode Dios; y cualquiera que ama alque engendró, ama también alque es engendrado de él.2 En esto conocemos que ama-mos a los hijos de Dios, cuandoamamos a Dios, y guardamossus mandamientos.3 Porque este es el amor de Dios,que guardemos sus mandamien-tos; y sus mandamientos no songraves.4 Porque todo aquello que esnacido de Dios vence al mundo;y esta es la victoria que vence almundo, nuestra fe.5 ¿Quién es el que vence almundo, sino el que cree queJesús es el Hijo de Dios?

Porque sus obras eran malas, ylas de su hermano eran justas.13 Hermanos míos, no os mara-villéis si el mundo os aborrece.14 Nosotros sabemos que somospasados de muerte a vida, en queamamos a los hermanos. El queno ama a su hermano, permane-ce en muerte.15 Cualquiera que aborrece a suhermano, es homicida; y sabéisque ningún homicida tiene vidaeterna permaneciendo en sí.16 En esto hemos conocido elamor de Dios, en que él puso suvida por nosotros; y nosotrosdebemos poner nuestras vidaspor los hermanos.17 Mas el que tuviere bienes deeste mundo, y viere a su herma-no tener necesidad, y le cerraresus entrañas, ¿cómo mora elamor de Dios en él?18 Hijitos míos, no amemos depalabra, ni de lengua; sino enobra y verdad:19 Y en esto conocemos quenosotros somos de la verdad, yaseguraremos nuestros corazo-nes delante de él.20 Porque si nuestro corazón noscondena, mayor es Dios quenuestro corazón, y conoce todaslas cosas.21 Carísimos, si nuestro corazónno nos condena, confianza tene-mos en Dios;22Ycualquiera cosa que pidiére-mos, la recibiremos de él; porqueguardamos sus mandamientos, yhacemos las cosas que son agra-

dables delante de él.23 Y este es su mandamiento:Que creamos en el nombre de suHijo Jesu Cristo, y nos amemosunos a otros, como nos lo hamandado.24 Y el que guarda sus manda-mientos, permanece en él, y él enél. Y en esto sabemos que él per-manece en nosotros, por elEspíritu que nos ha dado.

CAPÍTULO 4

AMADOS, no creáis a todoespíritu; sino probad los

espíritus si son de Dios. Porquemuchos falsos profetas son sali-dos en el mundo.2 En esto conoced el Espíritu deDios: Todo espíritu que confiesaque Jesu Cristo es venido encarne, es de Dios;3Y todo espíritu que no confiesaque Jesu Cristo es venido encarne, no es de Dios; y este talespíritu es espíritu del anticristo,del cual vosotros habéis oído queha de venir, y que ahora ya estáen el mundo.4 Hijitos, vosotros sois de Dios,y los habéis vencido; porque elque en vosotros está, es mayorque el que está en el mundo.5 Ellos son del mundo, por esohablan del mundo, y el mundolos oye.6 Nosotros somos de Dios: elque conoce a Dios, nos oye: elque no es de Dios, no nos oye.Por esto conocemos el Espíritude verdad, y el espíritu de error.

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I JUAN 5

ELanciano a la señora elegida,y a sus hijos, a los cuales yoamo en verdad; y no sólo yo,pero también todos los que hanconocido la verdad;2 Por causa de la verdad quemora en nosotros, y será porsiempre con nosotros.3 Sea con vosotros gracia, mise-ricordia, paz, de Dios el Padre, ydel Señor Jesu Cristo, el Hijo delPadre, en verdad y amor.4 Héme regocijado grandemen-te, porque he hallado de tus hijosque andan en la verdad, comonosotros hemos recibido el man-damiento del Padre.5 Y ahora señora, yo te ruego,(no como escribiéndote unnuevo mandamiento, sino aquelque nosotros hemos tenido desdeel principio,) que nos amemoslos unos a los otros.6Yeste es el amor, que andemossegún susmandamientos. Este esel mandamiento, como vosotroshabéis oído desde el principio,que andéis en él.7 Porque muchos engañadoresson entrados en el mundo, loscuales no confiesan que JesuCristo es venido en carne. Este

tal engañador es, y anticristo.8 Mirad por vosotros mismos,porque no perdamos las cosasque hemos obrado, mas reciba-mos el galardón cumplido.9 Cualquiera que transgrede, yno permanece en la doctrina deCristo, no tiene a Dios: el quepermanece en la doctrina deCristo, el tal tiene tanto al Padrecomo al Hijo.10 Si alguno viene a vosotros, yno trae esta doctrina, no lerecibáis en vuestra casa, ni a éldigáis: ¡Bienvenido!11 Porque el que le dice:¡Bienvenido!, participa en susmalas obras.12 Aunque tengo muchas cosasque escribiros, no las he queridoescribir por papel y tinta; empe-ro yo espero de venir a vosotros,y hablar con vosotros cara a cara,para que nuestro gozo sea cum-plido.13 Los hijos de tu hermana ele-gida te saludan. Amén.

LA SEGUNDA EPISTOLA DE

JUAN

6 Este es el que vino por agua ysangre, es a saber Jesu Cristo:No por agua solamente, sino poragua y sangre. Y el Espíritu es elque da testimonio; porque elEspíritu es la verdad.7 Porque tres son los que dan tes-timonio en el cielo, el Padre, laPalabra, y el Espíritu Santo; yestos tres son uno.8 Y tres son los que dan testimo-nio en la tierra, el Espíritu, y elagua, y la sangre: y estos tresconcuerdan en uno.9 Si recibimos el testimonio delos hombres, el testimonio deDios es mayor; porque este es eltestimonio de Dios, que ha testi-ficado de su Hijo.10 El que cree en el Hijo de Diostiene el testimonio en sí mismo.El que no cree a Dios, le hahecho mentiroso; porque no hacreído en el testimonio que Diosha testificado de su Hijo.11 Y este es el testimonio, queDios nos ha dado vida eterna, yque esta vida está en su Hijo.12 El que tiene al Hijo, tiene lavida; el que no tiene al Hijo deDios, no tiene la vida.13 Yo he escrito estas cosas avosotros que creéis en el nombredel Hijo de Dios; para que sepáisque tenéis vida eterna, y para quecreáis en el nombre del Hijo deDios.

14 Y esta es la confianza quetenemos en él, que si pidiéremosalguna cosa conforme a suvoluntad, él nos oye.15 Y si sabemos que él nos oyeen cualquiera cosa que pedimos,también sabemos que tenemoslas peticiones que le hubiéremospedido.16 Si alguno viere pecar a su her-mano pecado que no es de muer-te, pedirá a Dios, y él le darávida; digo a los que pecan no demuerte. Hay pecado de muerte:por el cual yo no digo que rue-gues.17 Toda iniquidad es pecado;empero hay pecado que no es demuerte.18 Sabemos que cualquiera quees nacido de Dios, no peca; masel que es engendrado de Dios, seguarda a sí mismo, y el malignono le toca.19 Sabemos que somos de Dios,y todo el mundo está puesto enmaldad.20 Empero sabemos que el Hijode Dios es venido, y nos ha dadoentendimiento, para conocer alque es verdadero; y estamos en elverdadero, en su Hijo JesuCristo. Este es el verdadero Dios,y la vida eterna.21 Hijitos, guardaos de los ído-los. Amén.

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JUDAS, siervo de Jesu Cristo,y hermano de Jacobo, a los lla-mados, santificados en Dios elPadre, y preservados en JesuCristo:2 La misericordia, y la paz, y elamor os sean multiplicados.3 Amados, por la gran solicitudque tenía yo de escribiros tocan-te a la común salvación, me hasido necesario escribiros,exhortándoos que contendáis efi-cazmente por la fe que ha sidouna vez dada a los santos.4 Porque ciertos hombres hanencubiertamente entrado: loscuales desde mucho antes habíanestado ordenados para esta con-denación, hombres impíos, con-virtiendo la gracia de nuestroDios en lascivia, y negando elúnico Señor Dios, y a nuestroSeñor Jesu Cristo.5 Os quiero, pues, traer a lamemoria que una vez habéissabido esto, que el Señor habien-do salvado al pueblo de la tierrade Egipto, después destruyó a losque no creían:6 Y que a los ángeles que noguardaron su primer estado, masdejaron su propia habitación, los

ha reservado debajo de oscuri-dad, en cadenas eternas, hasta eljuicio del gran día.7 Así como Sodoma y Gomorra,y las ciudades comarcanas, lascuales de la misma manera queellos se habían dado a la fornica-ción e ido en pos de carneextraña, fueron puestas por ejem-plo, habiendo recibido la ven-ganza del fuego eterno.8 De la misma manera tambiénéstos soñadores ensucian sucarne, y menosprecian la potes-tad, y vituperan las dignidades.9 Pues cuando el arcángelMiguel contendía con el diablo,disputando sobre el cuerpo deMoisés, no se atrevió a usar dejuicio de maldición contra él,antes le dijo: El Señor te repren-da.10 Mas éstos maldicen las cosasque no conocen; y las cosas quenaturalmente conocen, secorrompen en ellas como bestiasbrutas.11 ¡Ay de ellos! porque hanseguido el camino de Caín, y selanzaron en el error de Balaampor recompensa, y perecieron enla contradicción de Coré.

LA EPISTOLA GENERAL DE

JUDAS

ELanciano al amado Gayo, alcual yo amo en verdad.2 Amado, yo deseo que tú seasprosperado en todas cosas, y quetengas salud, así como tu almaestá en prosperidad.3 Porque yo me regocijé grande-mente, cuando vinieron los her-manos, y dieron testimonio de laverdad que hay en ti; como túandas en verdad.4No tengomayor gozo que estascosas, el oir que mis hijos andanen verdad.5 Amado, fielmente haces todolo que haces para con los herma-nos, y con los extranjeros;6 Los cuales han dado testimoniode tu caridad en presencia de laiglesia: a los cuales si encamina-res como conviene según Dios,harás bien.7 Porque ellos son partidos porsu nombre, no tomando nada delos Gentiles.8 Nosotros, pues, debemos reci-bir a los que son tales, para queseamos coadjutores de la verdad.9 Yo he escrito a la iglesia; masDiótrefes, que ama tener el pri-mado entre ellos, no nos recibe.10 Por esta causa si yo viniere,

haré a la memoria las obras quehace, como parla con palabrasmaliciosas contra nosotros; y niaun contento con estas cosas, nosólo no recibe a los hermanos,pero aun prohibe a los que losquieren recibir, y los echa de laiglesia.11 Amado, no sigas lo que esmalo, sino lo que es bueno. Elque hace bien, es de Dios; mas elque hace mal no ha visto a Dios.12 Todos dan testimonio deDemetrio, y aun la misma ver-dad; y también nosotros damostestimonio, y vosotros sabéis quenuestro testimonio es verdadero.13 Yo tenía muchas cosas queescribirte; empero no quieroescribirte con tinta y pluma.14 Porque espero de verte enbreve, y hablaremos cara a cara.Paz a ti. Los amigos te saludan.Saluda tú a los amigos por nom-bre.

LA TERCERA EPISTOLA DE

JUAN

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JUDAS

CAPÍTULO 1

LA REVELACIÓN de JesuCristo, la cual Dios le diopara manifestar a sus siervos lascosas que deben suceder presto;y la significó, enviándola por suángel a Juan su siervo;2 El cual ha dado testimonio dela palabra de Dios, y del testimo-nio de Jesu Cristo, y de todas lascosas que vio.3 Bienaventurado el que lee, ylos que oyen las palabras de estaprofecía, y guardan las cosas queen ella están escritas; porque eltiempo está cerca.4 Juan, a las siete iglesias queestán enAsia: Gracia a vosotros,y paz de él, que es, y que era, yque ha de venir; y de los sieteEspíritus que están delante de sutrono;5 Y de Jesu Cristo, que es el tes-tigo fiel, el primogénito de losmuertos, y el príncipe de losreyes de la tierra. Al que nosamó, y nos lavó de nuestrospecados en su propia sangre,6 Y nos ha hecho reyes, y sacer-dotes paraDios y su Padre: a él lagloria y el dominio por siemprejamás. Amén.7 He aquí, él viene con las nubes,

y todo ojo le verá, y también losque le traspasaron; y todas las tri-bus de la tierra se lamentarán porcausa de él. Así es, Amén.8YO SOYelAlpha y el Omega,el principio y el fin, dice elSeñor, que es, y que era, y que hade venir, el Todopoderoso.9Yo Juan que también soy vues-tro hermano, y participante en latribulación, y en el reino, y en lapaciencia de Jesu Cristo, estabaen la isla que es llamada Patmos,por la palabra de Dios, y por eltestimonio de Jesu Cristo.10 Yo fui en el Espíritu en el díadel Señor, y oí detrás de mí unagran voz como de trompeta,11Quedecía:YOSOYelAlpha yel Omega, el primero y el postre-ro: Escribe en un libro lo que ves,y envíalo a las siete iglesias queestán enAsia, a Efeso, y a Smirna,y a Pérgamo, y a Tiatira, y aSardis, y a Filadelfia, y aLaodicea.12Yvolvíme para ver la voz quehablaba conmigo; y vuelto, visiete candeleros de oro;13 Y en medio de los siete can-deleros, uno semejante al Hijodel hombre vestido de una ropaque llegaba hasta los pies, y ceñi-

LA REVELACIÓN DE

JESU CRISTO

12 Estos son manchas en vues-tros convites de caridad, quebanquetean juntamente, apa-centándose a sí mismos sintemor alguno: nubes sin agua, lascuales son llevadas de acá paraallá de los vientos: árboles mar-chitos como en otoño, sin fruto,dos veces muertos, y desarraiga-dos:13 Fieras ondas de la mar, queespuman sus mismas abomina-ciones: estrellas erráticas, a loscuales es reservada eternamentela oscuridad de las tinieblas.14 De los cuales también profe-tizó Enoc, que fue el séptimodesde Adam, diciendo: He aquí,el Señor es venido con millaresde sus santos;15 A hacer juicio contra todos, ya convencer a todos los impíosde entre ellos de todas sus obrasde impiedad, que han cometidoimpíamente, y de todas las pala-bras duras, que los pecadoresimpíos han hablado contra él.16 Estos son murmuradores que-rellosos, andando según sus pro-pias concupiscencias, y su bocahabla cosas soberbias, teniendoen admiración las personas porcausa del provecho.17 Mas vosotros, amados, tenedmemoria de las palabras que deantes han sido dichas por losapóstoles de nuestro Señor JesuCristo;18 Como os decían, que en elpostrer tiempo habría burladores,que andarían según sus propias

malvadas concupiscencias.19 Estos son los que se separan así mismos, sensuales, no tenien-do el Espíritu.20 Mas vosotros, oh amados,edificándoos sobre vuestra santí-sima fe, orando en el EspírituSanto.21 Conservaos a vosotros mis-mos en el amor de Dios, espe-rando la misericordia de nuestroSeñor Jesu Cristo, para vida eter-na.22 Y de los unos tened compa-sión, con discernimiento;23Y haced salvos a los otros portemor, arrebatándolos del fuego;aborreciendo aun la ropa que escontaminada de carne.24A aquél, pues, que es podero-so para preservaros de caer, ypara presentaros delante de sugloria, irreprensibles con alegríaexcesiva,25 A Dios solo sabio Salvadornuestro, sea gloria y majestad,imperio y potestad, ahora, y porsiempre. Amén.

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REVELACIÓN 2que seáis probados; y tendréistribulación de diez días. Sé fielhasta la muerte, y yo te daré lacorona de la vida.11 El que tiene oído, oiga lo queel Espíritu dice a las iglesias: Elque venciere, no será dañadojamás de la segunda muerte.12Yescribe al ángel de la iglesiaen Pérgamo: El que tiene la espa-da aguda de dos filos, dice estascosas:13 Yo sé tus obras, y dondemoras, donde está la silla deSatanás; y retienes mi nombre, yno has negado mi fe, aun enaquellos días en que Antipas mifiel testigo fue muerto entrevosotros, donde mora Satanás.14 Pero tengo unas pocas cosascontra ti; porque tú tienes ahí losque retienen la doctrina deBalaam, el cual enseñaba a Balaca poner tropiezo delante de loshijos de Israel, a comer de cosassacrificadas a los ídolos, y acometer fornicación.15Así también tú tienes a los queretienen la doctrina de losNicolaítas, lo cual yo aborrezco.16 Arrepiéntete; porque si no,vendré a ti presto, y pelearé con-tra ellos con la espada de miboca.17 El que tiene oído, oiga lo queel Espíritu dice a las iglesias: Alque venciere, daré a comer delmaná escondido, y le daré unapiedrecita blanca, y en la piedre-cita un nombre nuevo escrito, elcual ninguno conoce, sino aquel

que lo recibe.18Yescribe al ángel de la iglesiaen Tiatira: El Hijo de Dios quetiene sus ojos como llama defuego, y sus pies semejantes allatón finísimo, dice estas cosas:19 Yo conozco tus obras, y cari-dad, y servicio, y fe, y tu pacien-cia, y tus obras; y las postrerassonmás que las primeras.20 Mas tengo unas pocas cosascontra ti: porque permites aque-lla mujer Jezabel (que se diceprofetisa) enseñar, y seducir amis siervos, a fornicar, y a comercosas ofrecidas a los ídolos.21 Y le he dado tiempo para quese arrepienta de su fornicación, yno se ha arrepentido.22 He aquí, yo la arrojaré a unlecho, y a los que adulteran conella, en muy grande tribulación,si no se arrepintieren de susobras.23Ymataré a sus hijos conmuer-te; y todas las iglesias sabrán, queYOSOY el que escudriño losriñones, y los corazones; y daré acada uno de vosotros según susobras.24 Pero yo digo a vosotros, y alos demás que estáis en Tiatira:Cualesquiera que no tienen estadoctrina, y que no han conocidolas profundidades de Satanás,como ellos dicen, yo no echarésobre vosotros otra carga.25 Empero la que tenéis, rete-nedla hasta que yo venga.26 Y al que hubiere vencido, yhubiere guardado mis obras

do por los pechos con un cinto deoro;14 Y su cabeza, y sus cabelloseran blancos como la lana blan-ca, tan blancos como la nieve; ysus ojos como llama de fuego;15Y sus pies semejantes al latónfinísimo, ardientes como en unhorno; y su voz como ruido demuchas aguas.16 Y tenía en su mano derechasiete estrellas; y de su boca salíauna espada aguda de dos filos; ysu rostro era resplandecientecomo el sol en su fuerza.17 Y cuando yo le vi, caí comomuerto a sus pies. Y él puso sudiestra sobremí, diciéndome: Notemas, YO SOY el primero, y elpostrero;18Yel que vivo, y he sidomuer-to, y he aquí, YO SOY vivo porsiempre jamás, Amén; y tengolas llaves del infierno, y de lamuerte.19 Escribe las cosas que hasvisto, y las que son, y las que hande ser después de estas.20 El misterio de las siete estre-llas que has visto en mi diestra, ylos siete candeleros de oro. Lassiete estrellas, son los ángeles delas siete iglesias, y los siete can-deleros que viste, son las sieteiglesias.

CAPÍTULO 2

ESCRIBE al ángel de la igle-sia de Efeso: El que tiene lassiete estrellas en su diestra, elcual anda en medio de los siete

candeleros de oro, dice estascosas:2 Yo sé tus obras, y tu trabajo, ytu paciencia, y que tú no puedessufrir los malos, y has probado alos que se dicen ser apóstoles, yno lo son, y los has hallado men-tirosos.3 Y has sufrido, y tienes pacien-cia, y has trabajado por causa demi nombre, y no has desfalleci-do.4 Pero tengo algo contra ti, por-que has dejado tu primer amor.5 Por lo cual recuerda de dóndehas caído, y arrepiéntete, y hazlas primeras obras; si no, vendréa ti presto, y quitaré tu candelerode su lugar, si no te arrepintieres.6 Empero tienes esto, que abo-rreces las obras de los Nicolaítas,los cuales yo también aborrezco.7 El que tiene oído, oiga lo que elEspíritu dice a las iglesias: Alque venciere, daré a comer delárbol de la vida, el cual está enmedio del paraíso de Dios.8 Y escribe al ángel de la iglesiaen Smirna: El primero y el pos-trero, que fue muerto, y vive,dice estas cosas:9 Yo sé tus obras, y tu tribula-ción, y tu pobreza, (pero tú eresrico,) y sé la blasfemia de los quese dicen ser Judíos, y no lo son,sino que son la sinagoga deSatanás.10 No tengas ningún temor delas cosas que has de padecer. Heaquí, el diablo ha de arrojar algu-nos de vosotros a la cárcel, para

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REVELACIÓN 3dice el Amén, el testigo fiel yverdadero, el principio de la cre-ación de Dios:15 Yo conozco tus obras: que nieres frío, ni caliente. Yo quisieraque fueses frío, o caliente;16 Mas porque eres tibio, y nofrío ni caliente, yo te vomitaré demi boca.17 Porque tú dices: Yo soy rico,y soy enriquecido, y no tengonecesidad de ninguna cosa; y noconoces que tú eres cuitado, ymiserable, y pobre, y ciego, ydesnudo.18 Yo te aconsejo que de mícompres oro afinado en el fuego,para que seas hecho rico; y vesti-duras blancas, para que seas ves-tido, y que la vergüenza de tudesnudez no se descubra; y ungetus ojos con colirio, para queveas.19Yo reprendo y castigo a todoslos que amo: sé pues celoso, yarrepiéntete.20 He aquí, yo estoy de pie a lapuerta, y llamo: si alguno oyeremi voz, y me abriere la puerta,entraré a él, y cenaré con él, y élconmigo.21 Al que venciere, yo le daréque se asiente conmigo en mitrono: así como yo tambiénvencí, y me asenté con mi Padreen su trono.22 El que tiene oído, oiga lo queel Espíritu dice a las iglesias.

CAPÍTULO 4

DESPUES de estas cosasmiré, y he aquí una puerta

abierta en el cielo; y la primeravoz que oí era como de trompe-ta que hablaba conmigo; la cualdijo: Sube acá, y yo te mostrarélas cosas que deben suceder des-pués de estas.2 E inmediatamente yo fui en elEspíritu; y, he aquí, un tronoestaba puesto en el cielo, y sobreel trono estaba uno asentado.3Y el que estaba asentado, era alparecer semejante a una piedrade jaspe y de sardonia, y el arcodel cielo estaba al derredor deltrono semejante en el aspecto ala esmeralda.4 Y alrededor del trono habíaveinte y cuatro sillas; y vi sobrelas sillas veinte y cuatro ancianossentados, vestidos de ropas blan-cas; y tenían sobre sus cabezascoronas de oro.5 Y del trono salían relámpagos,y truenos, y voces; y había sietelámparas de fuego que estabanardiendo delante del trono, lascuales son los siete Espíritus deDios.6 Y delante del trono había unmar de vidrio semejante al cris-tal; y en medio del trono, y alderredor del trono cuatro seresvivientes llenos de ojos delante ydetrás.7 Y el primer ser viviente erasemejante a un león, y el segun-do ser viviente, semejante a unbecerro, y el tercer ser viviente

hasta el fin, yo le daré potestadsobre las naciones;27 Y las regirá con vara de hie-rro, y serán quebrantadas comovaso de alfarero, como tambiényo he recibido de mi Padre.28 Y le daré la estrella de lamañana.29 El que tiene oído, oiga lo queel Espíritu dice a las iglesias.

CAPÍTULO 3

Y ESCRIBE al ángel de laiglesia en Sardis: El que

tiene los siete Espíritus de Dios,y las siete estrellas, dice estascosas: Yo conozco tus obras: quetienes nombre que vives, y estásmuerto.2 Sé vigilante, y confirma elresto de las cosas, que están paramorir; porque no he hallado tusobras perfectas delante de Dios.3 Acuérdate pues de lo que hasrecibido, y has oído, y guárdalo,y arrepiéntete. Que si no velares,vendré a ti como ladrón, y nosabrás a qué hora vendré a ti.4 Tienes unos pocos nombresaun en Sardis, que no han ensu-ciado sus vestiduras, y andaránconmigo en vestiduras blancas;porque son dignos.5 El que venciere, éste será vesti-do de vestiduras blancas; y noborraré jamás su nombre dellibro de la vida, antes confesarésu nombre delante demi Padre, ydelante de sus ángeles.6 El que tiene oído, oiga lo que elEspíritu dice a las iglesias.

7Yescribe al ángel de la iglesia enFiladelfia: El Santo y Verdadero,el que tiene la llave de David; elque abre, y ninguno cierra; el quecierra, y ninguno abre, dice estascosas:8 Yo conozco tus obras: he aquí,te he dado una puerta abiertadelante de ti, y ninguno la puedecerrar; porque tú tienes un pocode potencia, y has guardado mipalabra, y no has negado minombre.9 He aquí, yo doy de la sinagogade Satanás, los que se dicen serJudíos, y no lo son, masmienten:he aquí, yo los constreñiré a quevengan, y adoren delante de tuspies, y sepan que yo te he amado.10 Porque has guardado la pala-bra de mi paciencia, yo tambiénte guardaré de la hora de la tenta-ción, que ha de venir sobre todoel mundo, para probar los quemoran en la tierra.11 He aquí, yo vengo presto:retén firme lo que tienes, paraque ninguno tome tu corona.12 Al que venciere, yo le harécolumna en el templo de miDios, y nuncamás saldrá fuera; yescribiré sobre él el nombre demi Dios, y el nombre de la ciu-dad de mi Dios, que es la nuevaJerusalem, la cual desciende delcielo de mi Dios, y mi nombrenuevo.13 El que tiene oído, oiga lo queel Espíritu dice a las iglesias.14Yescribe al ángel de la iglesiade los Laodicenses: Estas cosas

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REVELACIÓN 6

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REVELACIÓN 5ancianos; y el número de ellosera millones de millones,12 Que decían en alta voz: ElCordero que fue inmolado esdigno de recibir poder, y rique-zas, y sabiduría, y fortaleza, yhonra, y gloria, y bendición.13 Y oí a toda criatura que estáen el cielo, y sobre la tierra, ydebajo de la tierra, y que está enla mar, y todas las cosas que enellos están, diciendo: Al que estásentado en el trono, y al Cordero,sea bendición, y honra, y gloria,y potencia por siempre jamás.14 Y los cuatro seres vivientesdecían: Amén. Y los veinte ycuatro ancianos se postraron, yadoraron al que vive por siemprejamás.

CAPÍTULO 6

YVI cuando el Cordero abrióuno de los sellos, y oí a uno

de los cuatro seres vivientesdiciendo como con una voz detrueno: Ven, y ve.2 Y miré, y he aquí un caballoblanco; y el que estaba sentadoencima de él, tenía un arco; y lefue dada una corona, y salió vic-torioso, para que también vencie-se.3 Y cuando él hubo abierto elsegundo sello, oí el segundo serviviente, que decía: Ven, y ve.4 Y salió otro caballo bermejo; yal que estaba sentado sobre él,fue dado poder de quitar la pazde la tierra, y que se matasenunos a otros; y le fue dada una

grande espada.5Ycuando él hubo abierto el ter-cer sello, oí al tercer ser viviente,que decía:Ven, y ve.Ymiré, y heaquí un caballo negro; y el queestaba sentado encima de él teníauna balanza en su mano.6 Y oí una voz en medio de loscuatro seres vivientes, que decía,una medida de trigo por un dena-rio, y tres medidas de cebada porun denario; y no hagas daño alvino, ni al aceite.7 Y cuando él abrió el cuartosello, oí la voz del cuarto serviviente, que decía: Ven, y ve.8 Y miré, y he aquí un caballopálido; y el que estaba sentadosobre él, tenía por nombreMuerte, y el Infierno le seguía; yles fue dada a ellos potestadsobre la cuarta parte de la tierra,para matar con espada, y conhambre, y con mortandad, y conlas bestias de la tierra.9 Y cuando él hubo abierto elquinto sello, vi debajo del altarlas almas de los que habían sidomuertos por la palabra de Dios, ypor el testimonio que ellostenían:10 Y clamaban en alta voz,diciendo: ¿Hasta cuándo, OhSeñor, santo y verdadero, no juz-gas, y vengas nuestra sangre delos que moran sobre la tierra?11Y les fueron dadas a cada unoropas blancas, y les fue dicho,que reposasen todavía un pocode tiempo, hasta que sus consier-vos fuesen cumplidos, y sus her-

tenía la cara como hombre, y elcuarto ser viviente, semejante aláguila volando.8 Y los cuatro seres vivientestenían cada uno por sí seis alas alderredor; y de dentro estaban lle-nos de ojos; y no tenían reposodía ni noche, diciendo: Santo,Santo, Santo el Señor DiosTodopoderoso, que era, y que es, yque ha de venir.9 Y cuando aquellos seres vivien-tes daban gloria, y honra, y accióndegracias al que estaba sentado enel trono, al que vive por siemprejamás,10 Los veinte y cuatro ancianosse postran delante del que estabasentado en el trono, y adoran alque vive por siempre jamás, yechan sus coronas delante deltrono, diciendo:11 Digno eres, oh Señor, de reci-bir gloria, y honra, y poder; por-que tú creaste todas las cosas, ypor tu voluntad tienen ser, y fue-ron creadas.

CAPÍTULO 5

YVI en la mano derecha delque estaba sentado sobre el

trono un libro escrito por dentroy por detrás, sellado con sietesellos.2 Y vi un fuerte ángel, predican-do en alta voz: ¿Quién es dignode abrir el libro, y de desatar sussellos?3Yninguno podía, ni en el cielo,ni en la tierra, ni debajo de la tie-rra, abrir el libro, ni mirarlo.

4Y yo lloraba mucho, porque nohabía sido hallado ninguno dignode abrir el libro, ni de leerlo, nide mirarlo.5Y uno de los ancianos me dice:No llores: he aquí, el León de latribu de Judá, la raíz de David,que ha vencido para abrir ellibro, y desatar sus siete sellos.6Ymiré; y, he aquí, enmedio deltrono, y de los cuatro seresvivientes, y en medio de losancianos, estaba un Cordero enpie como uno que hubiera sidoinmolado, que tenía siete cuer-nos, y siete ojos, que son los sieteEspíritus de Dios enviados entoda la tierra.7 Y él vino, y tomó el libro de lamano derecha de aquel que esta-ba sentado en el trono.8Ycuando hubo tomado el libro,los cuatro seres vivientes, y losveinticuatro ancianos se postra-ron delante del Cordero, tenien-do cada uno arpas, y copas deoro llenas de perfumes, que sonlas oraciones de los santos:9 Y cantaban un nuevo cántico,diciendo: Digno eres de tomar ellibro, y de abrir sus sellos; por-que tú fuiste inmolado, y nos hasredimido para Dios con tu san-gre, de toda tribu, y lengua, ypueblo, y nación:10 Y nos has hecho para nuestroDios, reyes y sacerdotes, y reina-remos sobre la tierra.11Ymiré, y oí la voz de muchosángeles al derredor del trono, yde los seres vivientes, y de los

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REVELACIÓN 7diciendo: Salvación a nuestroDios que está sentado sobre eltrono, y al Cordero.11 Y todos los ángeles estaban depie al derredor del trono, y alrede-dor de los ancianos, y de los cua-tro seres vivientes; y postráronsesobre sus caras delante del trono, yadoraron a Dios,12 Diciendo: Amén: la bendi-ción, y la gloria, y la sabiduría, yla acción de gracias, y la honra, yel poder, y la fortaleza a nuestroDios por siempre jamás. Amén.13Y respondió uno de los ancia-nos, diciéndome: Estos que estánvestidos de ropas blancas, ¿quié-nes son? ¿y de dónde han veni-do?14 Y yo le dije: Señor, tú losabes.Y él me dijo: Estos son losque han venido de grande tribu-lación, y han lavado sus ropas, ylas han blanqueado en la sangredel Cordero:15 Por esto están delante deltrono de Dios, y le sirven día ynoche en su templo; y el que estásentado en el trono morará entreellos.16 No tendrán más hambre, nised; y el sol no caerá más sobreellos, ni otro ningún calor;17 Porque el Cordero que está enmedio del trono los apacentará, ylos guiará a las fuentes vivas de lasaguas. YDios limpiará toda lágri-ma de los ojos de ellos.

CAPÍTULO 8

YCUANDO él hubo abierto-el séptimo sello, fue hecho

silencio en el cielo como pormedia hora.2 Y vi los siete ángeles que esta-ban en pie delante deDios, y fué-ronles dadas siete trompetas.3 Y otro ángel vino, y se puso depie delante del altar, teniendo unincensario de oro; y fuéronledados muchos inciensos paraque los ofreciese con las oracio-nes de todos los santos sobre elaltar de oro, el cual estaba delan-te del trono.4Yel humo de los inciensos, conlas oraciones de los santos, subióde la mano del ángel delante deDios.5Yel ángel tomó el incensario, ehinchiólo del fuego del altar, y loarrojó a la tierra, y fueron hechasvoces, y truenos, y relámpagos, yun terremoto.6 Y los siete ángeles que teníanlas siete trompetas, se aparejaronpara tocar trompeta.7 Y el primer ángel tocó la trom-peta, y fue hecho granizo, yfuego, mezclados con sangre, yfueron arrojados sobre la tierra; yla tercera parte de los árboles fuequemada, y toda la hierba verdefue quemada.8Yel segundo ángel tocó la trom-peta, y como un grande monteardiendo con fuego fue lanzado enla mar, y la tercera parte de la marfue vuelta en sangre.9 Y murió la tercera parte de las

manos que también habían de sermuertos como ellos.12 Y miré cuando él abrió elsexto sello; y, he aquí, fue hechoun gran terremoto; y el sol fuehecho negro como cilicio depelo, y la luna fue hecha comosangre;13 Y las estrellas del cielo caye-ron sobre la tierra, como lahiguera deja caer sus higos inma-duros cuando es sacudida de ungran viento:14 Y el cielo se apartó como unlibro que es arrollado; y todomonte e islas fueron movidos desus lugares;15 Y los reyes de la tierra, y losgrandes, y los ricos, y los capita-nes, y los poderosos, y todo sier-vo, y todo libre se escondieronen las cavernas, y en las peñas delos montes;16 Y decían a los montes, y a laspeñas: Caed sobre nosotros, yescondednos de la cara de aquelque está sentado sobre el trono, yde la ira del Cordero:17 Porque el gran día de su ira esvenido, ¿y quién podrá estar depie?

CAPÍTULO 7

YDESPUES de estas cosas,vi cuatro ángeles que estaban

de pie sobre las cuatro esquinas dela tierra, deteniendo los cuatrovientos de la tierra, para que nosoplase viento sobre la tierra, nisobre la mar, ni sobre ningúnárbol.

2 Y vi otro ángel que subía delnacimiento del sol, teniendo elsello del Dios vivo. Y clamó congran voz a los cuatro ángeles, alos cuales era dado hacer daño ala tierra, y a la mar,3 Diciendo: No hagáis daño a latierra, ni a lamar, ni a los árboles,hasta que hayamos sellado a lossiervos de nuestro Dios en susfrentes.4 Y oí el número de los sellados,ciento y cuarenta y cuatro milsellados de todas las tribus de loshijos de Israel.5 De la tribu de Judá, doce milsellados. De la tribu de Rubén,doce mil sellados. De la tribu deGad, doce mil sellados.6 De la tribu de Aser, doce milsellados. De la tribu de Neftalí,doce mil sellados. De la tribu deManasés, doce mil sellados.7 De la tribu de Simeón, docemil sellados. De la tribu de Leví,doce mil sellados. De la tribu deIssachâr, doce mil sellados.8 De la tribu de Zabulón, docemil sellados. De la tribu deJoseph, doce mil sellados. De latribu de Benjamín, doce milsellados.9 Después de estas cosas miré, yhe aquí una granmultitud, la cualninguno podía contar, de todasnaciones, y tribus, y pueblos, ylenguas, que estaban de piedelante del trono, y delante delCordero, vestidos de ropas blan-cas, y palmas en sus manos;10 Y clamaban en alta voz,

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REVELACIÓN 10criaturas que estaban en la mar,las cuales tenían vida, y la terce-ra parte de los navíos fue destrui-da.10Y el tercer ángel tocó la trom-peta, cayó del cielo una grandeestrella ardiendo como una lám-para, y cayó sobre la tercera partede los ríos, y sobre las fuentes delas aguas.11 Y el nombre de la estrella sedice Ajenjo; y la tercera parte delas aguas fue vuelta en ajenjo; ymuchos hombres murieron porlas aguas, porque fueron hechasamargas.12Yel cuarto ángel tocó la trom-peta, y fue herida la tercera partedel sol, y la tercera parte de laluna, y la tercera parte de lasestrellas: de tal manera que seoscureció la tercera parte deellos, y no alumbraba la terceraparte del día, y semejantementede la noche.13 Y miré, y oí un ángel volarpor medio del cielo, diciendo aalta voz: ¡Ay, ay, ay de los quemoran en la tierra! por razón delas otras voces de las trompetasde los tres ángeles que habían detocar.

CAPÍTULO 9

Y EL quinto ángel tocó latrompeta, y vi una estrella

que cayó del cielo en la tierra; ya aquél fue dada la llave del pozodel abismo.2 Y abrió el pozo del abismo, ysubió un humo del pozo como el

humo de un gran horno; y el soly el aire fueron oscurecidos porrazón del humo del pozo.3 Y del humo del pozo salieronlangostas sobre la tierra; y les fuedada potestad, como tienen potes-tad los escorpiones de la tierra.4 Y fuéles mandado que no hicie-sen daño a la hierba de la tierra, nia ninguna cosa verde, ni a ningúnárbol, sino solamente a los hom-bres que no tienen el sello deDiosen sus frentes.5Y les fue dado que no los mata-sen, sino que los atormentasencinco meses; y su tormento eracomo tormento de escorpióncuando hiere al hombre.6Y en aquellos días buscarán loshombres la muerte, y no lahallarán; y desearán morir, y lamuerte huirá de ellos.7 Y el parecer de las langostasera semejante a caballos apareja-dos para guerra; y sobre suscabezas tenían como coronassemejantes al oro; y sus caraseran como caras de hombres.8 Y tenían cabellos como cabe-llos de mujeres; y sus dienteseran como dientes de leones.9 Y tenían corazas como corazasde hierro; y el estruendo de susalas, como el ruido de los carros,que con muchos caballos correna la guerra.10 Y tenían colas semejantes delos escorpiones, y tenían en suscolas aguijones; y su potestadera de hacer daño a los hombrescinco meses.

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REVELACIÓN 911 Y tenían sobre sí un rey, quees el ángel del abismo, el cualtenía por nombre en HebraicoAbaddon, y en GriegoApollyon.12 El un ay es pasado; y, he aquí,vienen aún dos ayesmás despuésde estas cosas.13 Y el sexto ángel tocó la trom-peta, y oí una voz de los cuatrocuernos del altar de oro, el cualestá delante de Dios,14 Que decía al sexto ángel quetenía la trompeta: Desata los cua-tro ángeles que están atados en elgran río Eufrates.15 Y fueron desatados los cuatroángeles que estaban aprestadospara la hora, y día, y mes, y año,a fin de matar la tercera parte delos hombres.16 Y el número del ejército de losde a caballo era doscientos millo-nes.Y oí el número de ellos.17 Y así vi los caballos en lavisión; y los que estaban sentadossobre ellos tenían corazas defuego, de jacinto, y de azufre. Ylas cabezas de los caballos erancomo cabezas de leones; y de laboca de ellos salía fuego, y humo,y azufre.18Ydeestas tres fuemuerta la ter-cera parte de los hombres, delfuego, y del humo y del azufre,que salían de la boca de ellos.19 Porque su potestad está en suboca, y en sus colas. Porque suscolas eran semejantes a serpien-tes, y tenían cabezas, y con ellasdañan.20 Y los otros hombres que no

fueron muertos con estas plagas,aun no se arrepintieron de lasobras de sus manos, para que noadorasen a los demonios, y a lasimágenes de oro, y de plata, y delatón, y de piedra, y de madera:las cuales no pueden ver, ni oir,ni andar.21 Ni tampoco se arrepintieronde sus homicidios, ni de sushechicerías, ni de su fornicación,ni de sus hurtos.

CAPÍTULO 10

YVIotro ángel fuerte descen-der del cielo, vestido de una

nube, y el arco iris estaba sobresu cabeza, y su rostro era comoel sol, y sus pies como columnasde fuego.2 Y tenía en su mano un libritoabierto; y puso su pie derechosobre la mar, y el izquierdo sobrela tierra;3Y clamó con grande voz, comocuando un león ruge: y cuandohubo clamado, los siete truenoshablaron sus voces.4 Y cuando los siete truenoshubieron hablado sus voces, yoiba a escribir; y oí una voz delcielo, que me decía: Sella lascosas que los siete truenos hanhablado, y no las escribas.5 Y el ángel que yo vi de piesobre la mar, y sobre la tierra,levantó su mano al cielo,6Yjuró por el que vive por siem-pre jamás, que ha creado el cielo,y las cosas que en él están, y latierra, y las cosas que en ella

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REVELACIÓN 12

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REVELACIÓN 11que moran sobre la tierra.11Ydespués de tres días ymedio,el Espíritu de vida de Dios entróen ellos, y se alzaron sobre suspies, y vino grande temor sobrelos que los vieron.12 Y oyeron una gran voz delcielo que les decía: Subid acá. Ysubieron al cielo en una nube; ysus enemigos los vieron.13 Y en aquella hora fue hechoun gran terremoto; y la décimaparte de la ciudad cayó, y fueronmuertos en el terremoto los nom-bres de siete mil hombres; y losdemás fueron espantados, y die-ron gloria al Dios del cielo.14 El segundo ay es pasado, y, heaquí el tercer ay vendrá presto.15 Y el séptimo ángel tocó latrompeta; y fueron hechas gran-des voces en el cielo que decían:Los reinos de este mundo hanvenido a ser los reinos de nuestroSeñor, y de su Cristo, y reinarápor siempre jamás.16Y los veinte y cuatro ancianosque estaban sentados delante deDios en sus sillas, se postraronsobre sus rostros, y adoraron aDios,17 Diciendo: Te damos gracias,¡Oh Señor Dios Todopoderoso!que eres, y que eras, y que has devenir; porque has tomado tugrande poder, y has reinado.18 Y las naciones se han airado,y tu ira es venida, y el tiempo delos muertos para que sean juzga-dos, y para que des el galardón atus siervos los profetas, y a los

santos, y a los que temen tu nom-bre, a los pequeños, y a los gran-des, y para que destruyas los quedestruyen la tierra.19Yel templo de Dios fue abier-to en el cielo, y el arca de supacto fue vista en su templo, yfueron hechos relámpagos, yvoces, y truenos, y un terremoto,y grande granizo.

CAPÍTULO 12

Y UNA gran señal aparecióen el cielo: una mujer vesti-

da del sol, y la luna debajo de suspies, y sobre su cabeza una coro-na de doce estrellas.2 Y estando preñada, clamabacon dolores de parto, y sufría tor-mento por parir.3 Y fue vista otra señal en elcielo; y he aquí un grande dragónbermejo, que tenía siete cabezasy diez cuernos; y sobre sus cabe-zas siete diademas.4 Y su cola arrastraba la terceraparte de las estrellas del cielo, ylas arrojó a la tierra. Y el dragónse puso de pie delante de lamujer que estaba de parto, a finde devorar a su hijo tan prontoque ella le hubiese parido.5 Y ella parió un hijo varón, elcual había de regir todas lasnaciones con vara de hierro; y suhijo fue arrebatado para Dios, ypara su trono.6 Y la mujer huyó al desierto,donde tiene un lugar aparejadode Dios, para que allí la manten-gan mil doscientos y sesenta

están, y lamar, y las cosas que enella están, que el tiempo no serámás:7 Pero en los días de la voz delséptimo ángel, cuando él comen-zare a tocar la trompeta, el miste-riodeDios será consumado, comoél lo declaró a sus siervos los pro-fetas.8 Y la voz que oí del cielo hablóotra vez conmigo, yme decía:Vé,toma el librito que está abierto enla mano del ángel que está en piesobre la mar, y sobre la tierra.9 Y fui al ángel, diciéndole queme diese el librito; y él me dijo:Tómalo, y devóralo, y él te haráamargar tu vientre; empero en tuboca será dulce como la miel.10 Y tomé el librito de la manodel ángel, y lo devoré; y eradulce enmi boca como la miel; ydespués que lo hube comido, fueamargo mi vientre.11Yélme dijo: Necesario es queotra vez profetices a muchospueblos, y naciones, y lenguas, yreyes.

CAPÍTULO 11

Y FUEME dada una cañasemejante a una vara, y el

ángel se puso de pie, diciendo:Levántate, y mide el templo deDios, y el altar, y a los que adoranen él.2 Empero echa fuera el patio queestá fuera del templo, y no lomidas; porque es dado a losGentiles; y pisarán la santa ciu-dad cuarenta y dos meses.

3 Y yo daré poder a mis dos tes-tigos, y ellos profetizarán por mildoscientos y sesenta días, vesti-dos de cilicio.4 Estos son las dos olivas, y losdos candeleros que están de piedelante del Dios de la tierra.5 Y si alguno les quisiere dañar,sale fuego de la boca de ellos, ydevora a sus enemigos; y si algu-no les quisiere dañar, así es nece-sario que él sea muerto.6 Estos tienen potestad de cerrarel cielo, que no llueva en los díasde su profecía; y tienen potestadsobre las aguas para convertirlasen sangre, y para herir la tierracon toda plaga, todas las vecesque quisieren.7Ycuando ellos hubieren acaba-do su testimonio, la bestia quesube del abismo hará guerra con-tra ellos, y los vencerá, y losmatará.8 Y sus cuerpos muertos seránechados en la plaza de la grandeciudad, que espiritualmente esllamada Sodoma, y Egipto;donde también nuestro Señor fuecrucificado.9 Y los de de los pueblos, tribus,lenguas y naciones verán los cuer-pos muertos de ellos por tres díasy medio, y no permitirán que suscuerpos muertos sean puestos ensepulcros.10Y losmoradores de la tierra seregocijarán sobre ellos, y se ale-grarán, y se enviarán dones losunos a los otros; porque estos dosprofetas han atormentado a los

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REVELACIÓN 13y quién podrá hacer guerra con-tra ella?5Y le fue dada boca que hablabagrandes cosas, y blasfemias; y lefue dada potestad para actuarcuarenta y dos meses.6 Y abrió su boca en blasfemiascontra Dios, para blasfemar sunombre, y su tabernáculo, y a losque moran en el cielo.7 Y le fue dado hacer guerra con-tra los santos, y vencerlos.También le fue dada potestadsobre toda tribu, y lengua, ynación:8Y todos los que moran en la tie-rra la adorarán, cuyos nombresno están escritos en el libro de lavida del Cordero, el cual fueinmolado desde la fundación delmundo.9 Si alguno tiene oído, oiga.10 El que lleva en cautividad, encautividad irá: el que a espadamatare, es necesario que a espa-da sea muerto. Aquí está lapaciencia, y la fe de los santos.11 Después vi otra bestia quesubía de la tierra, y tenía doscuernos semejantes a los de uncordero, mas hablaba como undragón.12 Y ejerce todo el poder de laprimera bestia en presencia deella; y hace a la tierra, y a losmoradores de ella adorar la pri-mera bestia, cuya herida demuerte fue curada.13 Y hace grandes milagros, detal manera que aun hace descen-der fuego del cielo a la tierra

delante de los hombres.14 Y engaña a los moradores dela tierra por medio de los mila-gros que le han sido dados parahacer en presencia de la bestia,diciendo a los moradores de latierra, que hagan la imagen de labestia, que tiene la herida deespada, y vivió.15 Y le fue dado que diese espí-ritu a la imagen de la bestia, a finde que la imagen de la bestiahable; y hará que cualesquieraque no adoraren la imagen de labestia, sean muertos.16Yhace a todos los pequeños ygrandes, ricos y pobres, libres ysiervos, tomar una marca en sumano derecha, o en sus frentes;17 Y que ninguno pueda com-prar o vender, sino el que tiene lamarca, o el nombre de la bestia,o el número de su nombre.18 Aquí hay sabiduría. El quetiene entendimiento, cuente elnúmero de la bestia; porque es elnúmero de hombre, y su númeroes seiscientos sesenta y seis.

CAPÍTULO 14

YMIRE, y, he aquí, el Corderoestaba en pie sobre el monte

de Sión, y con él ciento y cuarentay cuatromil, que tenían el nombrede su Padre escrito en sus frentes.2 Y oí una voz del cielo como lavoz de muchas aguas, y como lavoz de un gran trueno; y oí unavoz de tañedores de arpas quetañían con sus arpas;3 Y cantaban como un cántico

días.7 Y hubo guerra en el cielo:Miguel y sus ángeles batallabancontra el dragón; y el dragónbatallaba, y sus ángeles;8 Empero no prevalecieron, ni sulugar fue más hallado en el cielo.9Y fue lanzado fuera aquel gran-de dragón, que es la serpienteantigua, que es llamada elDiablo, y Satanás, el cual engañaa todo el mundo: fue arrojado entierra, y sus ángeles fueron arro-jados con él.10 Y oí una gran voz en el cielo,que decía:Ahora es venida la sal-vación, y el poder, y el reino denuestro Dios, y la potestad de suCristo; porque el acusador denuestros hermanos es ya derriba-do, el cual los acusaba delante denuestro Dios día y noche.11 Y ellos le han vencido por lasangre del Cordero, y por la pala-bra de su testimonio; y no hanamado sus vidas hasta la muerte.12 Por lo cual alegraos, cielos, ylos que moráis en ellos. ¡Ay delos moradores de la tierra, y de lamar! porque el diablo ha descen-dido a vosotros, teniendo grandeira, sabiendo que tiene pocotiempo.13Y cuando vio el dragón que élhabía sido arrojado a la tierra,persiguió a la mujer, que habíaparido al hijo varón.14Y fueron dadas a la mujer dosalas de grande águila, para quede la presencia de la serpientevolase al desierto a su lugar,

donde es mantenida por un tiem-po, y tiempos, y la mitad de untiempo.15 Y la serpiente arrojó de suboca en pos de la mujer aguacomo un río; a fin de hacer quefuese arrebatada del río.16Y la tierra ayudó a la mujer; yla tierra abrió su boca, y sorbió elrío, que había arrojado el dragónde su boca.17 Y el dragón fue airado contrala mujer, y se fue a hacer guerracontra los otros de la simiente deella, los cuales guardan los man-damientos de Dios y tienen eltestimonio de Jesu Cristo.

CAPÍTULO 13

YYO me paré sobre la arenadel mar, y vi una bestia subir

del mar, que tenía siete cabezas,y diez cuernos; y sobre sus cuer-nos diez diademas; y sobre lascabezas de ella un nombre deblasfemia.2Y la bestia que vi, era semejan-te a un leopardo, y sus pies comopies de oso, y su boca como bocade león. Y el dragón le dio supoder, y su silla, y grande autori-dad.3 Y vi una de sus cabezas comoherida de muerte, y la llaga de sumuerte fue curada; y se mara-villó todo el mundo en pos de labestia.4Yadoraron al dragón que habíadado la potestad a la bestia; yadoraron a la bestia, diciendo:¿Quién es semejante a la bestia,

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REVELACIÓN 14también una hoz aguda.18 Y otro ángel salió del altar, elcual tenía poder sobre el fuego, yclamó con gran voz al que teníala hoz aguda, diciendo: Mete tuhoz aguda, y vendimia los raci-mos de la vid de la tierra; porquesus uvas están maduras.19 Y el ángel metió su hoz en latierra, y vendimió la vid de la tie-rra, y la echó en el grande lagarde la ira de Dios.20 Y el lagar fue pisado fuera dela ciudad, y del lagar salió sangrehasta los frenos de los caballospor mil y seiscientos estadios.

CAPÍTULO 15

Y VI otra señal en el cielo,grande y admirable, siete

ángeles que tenían las siete pla-gas postreras; porque en ellas esconsumada la ira de Dios.2 Y vi como un mar de vidriomezclada con fuego; y los quehabían alcanzado la victoria de labestia, y de su imagen, y de sumarca, y del número de su nom-bre, estar en pie sobre la mar devidrio, teniendo las arpas deDios.3 Y cantan el cántico de Moiséssiervo de Dios, y el cántico delCordero, diciendo: Grandes ymaravillosas son tus obras, SeñorDios Todopoderoso; tus caminosson justos y verdaderos, Rey delos santos.4 ¿Quién no te temerá, Oh Señor,y glorificará tu nombre? porquetú sólo eres santo; porque todas

las naciones vendrán, y adorarándelante de ti; porque tus juiciosson manifestados.5Y después de estas cosas, miré,y, he aquí, el templo del taberná-culo del testimonio fue abierto enel cielo;6 Y salieron del templo los sieteángeles, que tenían las siete pla-gas, vestidos de un lino puro yresplandeciente, y ceñidos alre-dedor de los pechos con cintos deoro.7 Y uno de los cuatro seresvivientes dio a los siete ángelessiete copas de oro, llenas de la irade Dios, que vive por siemprejamás.8 Y fue el templo lleno de humopor la gloria de Dios, y por supoder; y ninguno podía entrar enel templo, hasta que fuesen con-sumadas las siete plagas de lossiete ángeles.

CAPÍTULO 16

YOI una grande voz del tem-plo que decía a los siete

ángeles: Id, y derramad las copasde la ira de Dios sobre la tierra.2 Y fue el primero, y derramó sucopa en la tierra, y fue hecha unaplaga mala y dañosa sobre loshombres que tenían la marca dela bestia, y sobre los que adora-ban su imagen.3 Y el segundo ángel derramó sucopa sobre lamar, y fue vuelta ensangre, como de un muerto, ytoda alma viviente fue muertasobre la mar.

nuevo delante del trono, y delan-te de los cuatro seres vivientes, yde los ancianos; y ninguno podíaaprender el cántico, sino aquellosciento y cuarenta y cuatromil, loscuales fueron redimidos de la tie-rra.4 Estos son los que con mujeresno fueron contaminados; porqueson vírgenes. Estos son los quesiguen al Cordero por dondequiera que fuere. Estos fueronredimidos de entre los hombrespor primicias para Dios, y para elCordero.5 Y en su boca no ha sido halla-do engaño, porque ellos son sinmácula delante del trono deDios.6 Y vi otro ángel volar por enmedio del cielo, que tenía el evan-gelio eterno, para predicar a losque moran en la tierra, y a todanación y tribu y lengua y pueblo,7 Diciendo en alta voz: Temed aDios, y dadle gloria; porque lahora de su juicio es venida; yadorad al que ha hecho el cielo, yla tierra, y la mar y las fuentes delas aguas.8 Y otro ángel le siguió, dicien-do: Ya es caída: ya es caídaBabilonia, aquella gran ciudad,porque ella ha dado a beber atodas las naciones del vino de laira de su fornicación.9 Y el tercer ángel los siguió,diciendo en alta voz: Si algunoadora a la bestia, y a su imagen,y toma lamarca en su frente, o ensu mano,

10 Este tal beberá del vino de laira de Dios, el cual está echadopuro en la copa de su ira; y seráatormentado con fuego y azufredelante de los santos ángeles, ydelante del Cordero.11 Y el humo del tormento deellos sube por siempre jamás. Ylos que adoran a la bestia, y a suimagen, no tienen reposo día ynoche, y ni cualesquiera querecibe la marca de su nombre.12 Aquí está la paciencia de lossantos: aquí están los que guar-dan losmandamientos de Dios, yla fe de Jesús.13Yoí una voz del cielo, quemedecía: Escribe: Bienaventuradosson los muertos, que de aquí ade-lante mueren en el Señor: Sí,dice el Espíritu, que descansaránde sus trabajos, y sus obrassiguen con ellos.14 Y miré, y he aquí una nubeblanca, y sobre la nube uno asen-tado semejante al Hijo del hom-bre, que tenía en su cabeza unacorona de oro, y en su mano unahoz aguda.15 Y otro ángel salió del templo,clamando con alta voz al queestaba sentado sobre la nube:Mete tu hoz, y siega; porque lahora de segar te es venida, por-que la mies de la tierra estámadura.16 Y el que estaba sentado sobrela nube echó su hoz sobre la tie-rra, y la tierra fue segada.17 Y salió otro ángel del temploque está en el cielo, teniendo

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REVELACIÓN 17

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REVELACIÓN 16CAPÍTULO 17

Y VINO uno de los sieteángeles que tenían las siete

copas, y habló conmigo, dicién-dome: Ven acá, y te mostraré lacondenación de la gran ramera,la cual está sentada sobremuchas aguas;2 Con la cual han fornicado losreyes de la tierra, y los quemoran en la tierra se han embria-gado con el vino de su fornica-ción.3 Y me llevó en el Espíritu aldesierto; y vi una mujer sentadasobre una bestia de color de grana,llena de nombres de blasfemia, yque tenía siete cabezas y diezcuernos.4 Y la mujer estaba vestida depúrpura, y de grana, y dorada conoro, y adornada de piedras pre-ciosas, y de perlas, teniendo unacopa de oro en su mano llena deabominaciones, y de la suciedadde su fornicación.5Yen su frente un nombre escri-to: MISTERIO, BABILONIALAGRANDE, LAMADRE DELAS RAMERAS, Y DE LASABOMINACIONES DE LATIERRA.6 Y vi la mujer embriagada de lasangre de los santos, y de la san-gre de los mártires de Jesús; ycuando la vi, fui maravillado congrande admiración.7 Y el ángel me dijo: ¿Por qué temaravillas?Yo te diré el misteriode la mujer, y de la bestia que lalleva, la cual tiene siete cabezas y

diez cuernos.8 La bestia que has visto, fue, yya no es; y ha de subir del abis-mo, y ha de ir a perdición; y losmoradores de la tierra cuyosnombres no están escritos en ellibro de la vida desde la funda-ción del mundo, se maravillaráncuando vean la bestia la cual era,y no es, y aunque es.9 Aquí hay la mente que tienesabiduría. Las siete cabezas, sonsiete montes, sobre los cuales seasienta la mujer.10 Y son siete reyes: los cincoson caídos, y el uno es, y el otroaún no es venido; y cuandoviniere, es necesario que durebreve tiempo.11Y la bestia que era, y no es, estambién el octavo, y es de lossiete, y va a perdición.12 Y los diez cuernos que hasvisto, son diez reyes, que aún nohan recibido reino, empero reci-birán potestad como reyes poruna hora con la bestia.13 Estos tienen una mismamente, y darán su poder y autori-dad a la bestia.14 Estos harán guerra contra elCordero, y el Cordero los ven-cerá; porque es el Señor de seño-res, y el Rey reyes; y los queestán con él, son llamados, yescogidos, y fieles.15 Y él me dice: Las aguas quehas visto donde la ramera sesienta, son pueblos, y multitudes,y naciones, y lenguas.16 Y los diez cuernos que viste

4 Y el tercer ángel derramó sucopa sobre los ríos, y sobre lasfuentes de las aguas, y fueronvueltas en sangre.5 Y oí al ángel de las aguas, quedecía: Justo eres tú, Oh Señor,que eres y que eras, y que serás,porque has juzgado estas cosas:6 Porque ellos derramaron lasangre de santos, y de profetas, ytú les has dado a beber sangre;porque son dignos.7 Y oí a otro del altar que decía:Ciertamente, Señor DiosTodopoderoso, tus juicios son verda-derosy justos.8 Y el cuarto ángel derramó sucopa sobre el sol, y le fue dadoquemar a los hombres con fuego.9 Y los hombres se quemaroncon el grande calor, y blasfema-ron el nombre de Dios, que tienepotestad sobre estas plagas, y nose arrepintieron para darle gloria.10 Y el quinto ángel derramó sucopa sobre la silla de la bestia; ysu reino fue hecho tenebroso, yse mordían sus lenguas de dolor.11 Y blasfemaron al Dios delcielo por causa de sus dolores, ypor sus plagas; y no se arrepin-tieron de sus obras.12 Y el sexto ángel derramó sucopa sobre el gran río Eufrates, yel agua de él se secó, para quefuese preparado el camino a losreyes del oriente.13Yvi salirde labocadel dragón,y de la boca de la bestia, y de laboca del falso profeta tres espíritusinmundos a manera de ranas.

14 Porque son espíritus de demo-nios, que hacen milagros, para ira los reyes de la tierra, y de todoel mundo, para congregarlospara la guerra de aquel grandedía del Dios Todopoderoso.15 He aquí, yo vengo comoladrón. Bienaventurado el quevela, y guarda sus vestiduras, paraque no ande desnudo, y vean suvergüenza.16Ylos congregó en un lugar quese llama enHebraicoArmagedón.17 Y el séptimo ángel derramósu copa por el aire, y salió unagran voz del templo del cielo, deltrono, diciendo: Hecho es.18 Y hubo voces, y truenos, yrelámpagos; y hubo un granterremoto, un tal terremoto, tangrande cual no fue jamás desdeque los hombres han estadosobre la tierra.19Y la grande ciudad fue partidaen tres partes, y las ciudades delas naciones se cayeron; y lagrande Babilonia vino en memo-ria delante de Dios, para darle lacopa del vino del furor de su ira.20Y toda isla huyó, y los montesno fueron hallados.21 Y cayó del cielo sobre loshombres un grande granizocomo del peso de un talento; ylos hombres blasfemaron deDios por la plaga del granizo;porque su plaga fue en extremogrande.

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REVELACIÓN 18flor de harina, y trigo, y bestias, yde ovejas, y de caballos, y decarros, y de esclavos, y de almasde hombres.14 Y los frutos del deseo de tualma se apartaron de ti, y todaslas cosas gruesas, y excelentes tehan faltado; y de aquí adelante ynunca mas las hallarás.15 Losmercaderes de estas cosasque se han enriquecido por ella,se pondrán de pie lejos por eltemor de su tormento, llorando, ylamentando,16Ydiciendo: ¡Ay, ay de aquellagran ciudad, que estaba vestidade lino fino, y de escarlata, y degrana, y dorada con oro, y de pie-dras preciosas y de perlas!17 Porque en una hora han sidodesoladas tantas riquezas. Y todocapitán de nave y toda la com-pañía en las naves, y los marine-ros, y todos los que tratan en lamar, se pusieron de pie lejos;18Yviendo el humo de su incen-dio, dieron voces, diciendo:¿Cuál ciudad era semejante aesta gran ciudad?19 Y echaron polvo sobre suscabezas, y dieron voces, lloran-do, y lamentando, diciendo: ¡Ay,ay de aquella gran ciudad, en lacual todos los que tenían navesen la mar, se habían enriquecidopor razón de su costosa magnifi-cencia! porque en una hora hasido desolada.20 Regocíjate sobre ella, cielo, yvosotros santos apóstoles, y pro-fetas; porque Dios ha vengado

vuestra causa en ella.21 Y un fuerte ángel tomó unapiedra como una grande muelade molino, y echóla en la mar,diciendo: Con tanto ímpetu seráderribadaBabilonia, aquella granciudad; y no será jamás hallada.22Yvoz de tañedores de arpas, yde músicos, y tañedores de flau-tas, y de trompeteros, no serámás oída en ti; y todo artífice decualquier oficio, no será máshallado en ti; y ruido de molinono será más oída en ti;23 Y luz de candela no alum-brará más en ti; y voz de despo-sado, y de desposada no serámásoída en ti; porque tus mercadereseran los magnates de la tierra;porque por tus hechicerías todaslas naciones fueron engañadas.24Y en ella se halló la sangre deprofetas, y de santos, y de todoslos que han sido muertos en latierra.

CAPÍTULO 19

YDESPUES de estas cosas,oí una gran voz de granmul-

titud en el cielo, que decía:Aleluya: La salvación, y la gloria,y la honra, y el poder al Señornuestro Dios;2 Porque sus juicios son verdade-ros y justos, porque él ha juzgadoa la grande ramera que ha corrom-pido la tierra con su fornicación, yha vengado la sangre de sus sier-vos de la mano de ella.3Yotra vez dijeron:Aleluya.Ysuhumo subió por siempre jamás.

sobre la bestia, éstos aborrecerána la ramera, y la harán desolada,y desnuda, y comerán sus carnes,y la quemarán con fuego;17 Porque Dios ha puesto en suscorazones, que hagan lo que a élplace, y el ponerse de acuerdo, ydar su reino a la bestia hasta quesean cumplidas las palabras deDios.18Y la mujer que has visto, es lagrande ciudad que tiene su reinosobre los reyes de la tierra.

CAPÍTULO 18

YDESPUES de estas cosas viotro ángel descender del

cielo, teniendo gran poder; y latierra fue alumbrada de su gloria.2 Y él clamó fuertemente en altavoz, diciendo: Caída es, caída esBabilonia la grande, y es hechahabitación de demonios, y guari-da de todo espíritu inmundo, yguarida de todas aves sucias yaborrecibles;3 Porque todas las naciones hanbebido del vino de la ira de sufornicación, y los reyes de la tie-rra han fornicado con ella, y losmercaderes de la tierra se hanenriquecido por la abundancia desus deleites.4 Y oí otra voz del cielo, quedecía: Salid de ella, pueblo mío,porque no seáis participantes desus pecados, y que no recibáis desus plagas.5 Porque sus pecados han llega-do hasta el cielo, y Dios se haacordado de sus maldades.

6 Tornadle a dar así como ella osha dado, y pagadle al doble segúnsus obras: en la copa que ella osdio a beber, dadle a ella doblado.7 Cuanto ella se ha glorificado, yha vivido en deleites, tanto dadlede tormento y llanto; porque diceen su corazón: Yo estoy sentadareina, y no soy viuda, y no veréllanto.8 Por lo cual en un día vendránsus plagas, muerte, y llanto, yhambre, y será quemada confuego; porque fuerte es el SeñorDios que la juzga.9 Y llorarán y se lamentaránsobre ella los reyes de la tierra,los cuales han fornicado con ella,y han vivido en deleites, cuandoellos vieren el humo de su incen-dio,10 Estando de pie lejos por eltemor de su tormento, diciendo:¡Ay, ay, de aquella gran ciudadde Babilonia, aquella fuerte ciu-dad; porque en una hora vino tujuicio!11 Y los mercaderes de la tierrallorarán y se lamentarán sobreella; porque ninguno compramás sus mercaderías,12 La mercadería de oro, y deplata, y de piedras preciosas, y deperlas, y de lino fino, y de escar-lata, y de seda, y de grana, y detoda madera de thyno, y de todovaso de marfil, y de todo vaso demaderas las más preciosas, y delatón, y de hierro, y de mármol;13 Y canela, y olores, y ungüen-tos, e incienso, y vino, y aceite, y

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REVELACIÓN 19ella el falso profeta, que habíahecho los milagros en su presen-cia, con los cuales había engaña-do a los que recibieron la marcade la bestia, y a los que adoraronsu imagen. Estos dos fueron lan-zados vivos dentro de un lago defuego ardiendo con azufre.21 Y los demás fueron muertoscon la espada que salía de la bocadel que estaba sentado sobre elcaballo, y todas las aves fueronhartas de las carnes de ellos.

CAPÍTULO 20

Y VI un ángel descender delcielo, que tenía la llave del

abismo,yunagrandecadenaen sumano.2Yprendió al dragón, aquella ser-piente antigua, que es el diablo ySatanás, y lo ató por mil años.3 Y le arrojó al abismo, y leencerró, y selló sobre él; porqueno engañase más a las nacioneshasta que los mil años fuesencumplidos, y después de esto, esnecesario que sea desatado porun poco de tiempo.4Yvi tronos, y se sentaron sobreellos, y les fue dado el juicio: y vilas almas de los que habían sidodegollados por el testimonio deJesús, y por la palabra de Dios, yque no habían adorado la bestia,ni a su imagen, y que no habíanrecibido sumarca en sus frentes,ni en sus manos; y vivieron, yreinaron con Cristo mil años.5 Empero los demás muertos notornaron a vivir, hasta que fueron

cumplidos los mil años. Esta esla primera resurrección.6 Bienaventurado y santo el quetiene parte en la primera resu-rrección: la segunda muerte notiene potestad sobre los tales:antes serán sacerdotes de Dios, yde Cristo, y reinarán con él milaños.7 Y cuando los mil años fuerencumplidos, Satanás será sueltode su prisión;8 Y saldrá para engañar lasnaciones que están en las cuatroesquinas de la tierra, Gog yMagog, a fin de congregarlaspara la guerra, el número de lascuales es como la arena de lamar.9 Y subieron sobre la anchura dela tierra, y cercaron el campa-mento de los santos, y de la ciu-dad amada. Y de Dios descendiófuego del cielo, y los devoró.10 Y el diablo que los engañabafue lanzado en el lago de fuego yazufre, donde está la bestia y elfalso profeta, y serán atormenta-dos día y noche por siemprejamás.11Yvi un gran trono blanco, y alque estaba sentado sobre él, dedelante del cual huyó la tierra yel cielo; y no se halló lugar paraellos.12 Y vi los muertos, pequeños ygrandes que estaban de pie delan-te de Dios; y los libros fueronabiertos, y otro libro fue abierto, elcual es el libro de la vida; y fueronjuzgados los muertos por las

4 Y los veinte y cuatro ancianos,y los cuatro seres vivientes sepostraron, y adoraron aDios, queestaba sentado sobre el trono,diciendo: Amén: Aleluya.5 Y salió una voz del trono, quedecía:AlabadanuestroDios todosvosotros sus siervos, y vosotros losque le teméis, así los pequeños,como los grandes.6 Y oí como la voz de una granmultitud, y como la voz demuchas aguas, y como la voz degrandes truenos, que decían:Aleluya. Porque el Señor DiosTodopoderoso reina.7 Gocémonos, y alegrémonos, ydémosle gloria; porque es venidala boda del Cordero, y su esposase ha preparado;8 Y le fue dado que se vista delino finísimo, puro y resplande-ciente; porque el lino finísimo esla justicia de los santos.9 Y él me dice: Escribe:Bienaventurados los que son lla-mados a la cena de la boda delCordero.Ydíceme:Estas palabrasde Dios son verdaderas.10 Y yo me eché a sus pies paraadorarle. Y él me dijo: Mira, queno lo hagas: yo soy consiervotuyo, y de tus hermanos, que tie-nen el testimonio de Jesús.Adoraa Dios; porque el testimonio deJesús es el espíritu de profecía.11Y vi el cielo abierto, y he aquíun caballo blanco; y el que esta-ba sentado sobre él, era llamadoFiel y Verdadero, y en justiciajuzga y guerrea.

12 Y sus ojos eran como llamade fuego, y había en su cabezamuchas diademas, y tenía unnombre escrito que ningunoconocía, sino él mismo:13 Y estaba vestido de una ropateñida en sangre, y su nombre esllamado La Palabra de Dios.14Y los ejércitos que están en elcielo le seguían en caballos blan-cos, vestidos de lino finísimo,blanco, y puro.15 Y de su boca sale una espadaaguda para herir con ella a lasnaciones, y él las regirá con varade hierro; y él pisa el lagar delvino del furor, y de la ira de DiosTodopoderoso.16 Y en su vestidura, y en sumuslo, tiene un nombre escrito:REY DE REYES, Y SEÑORDE SEÑORES.17 Y vi un ángel que estaba depie en el sol, y clamó con granvoz, diciendo a todas las avesque volaban por medio del cielo:Venid, y congregaos a la cena delgran Dios;18 Para que comáis carnes dereyes, y carnes de capitanes, y car-nes de fuertes, y carnes de caba-llos, y de los que están sentadossobre ellos; y carnes de todos,libres y siervos, de pequeños, y degrandes.19Yvi la bestia, y los reyes de latierra, y sus ejércitos congrega-dos para hacer guerra contra elque estaba sentado sobre el caba-llo, y contra su ejército.20 Y la bestia fue presa, y con

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REVELACIÓN 21nombres de los doce apóstolesdel Cordero.15 Y el que hablaba conmigo,tenía una medida de una caña deoro, para medir la ciudad, y suspuertas, y su muro.16Yla ciudad está situada y pues-ta en cuadro, y su longitud es tantacomo su anchura. Y él midió laciudad con la caña, y tenía docemil estadios; y la longitud, y laanchura, y la altura de ella soniguales.17 Y midió su muro, de ciento ycuarenta y cuatro codos, de medi-da de hombre, la cual es de ángel.18 Y el material de su muro erade jaspe; empero la ciudad era deoro puro, semejante al vidriolimpio.19 Y los fundamentos del murode la ciudad estaban adornadosde toda piedra preciosa. El pri-mer fundamento era jaspe; elsegundo, zafiro; el tercero, calce-donia; el cuarto, esmeralda;20 El quinto, sardónica; el sexto,sardio; el séptimo, crisólito; eloctavo, berilo; el nono, topacio;el décimo crisopraso; el undéci-mo, jacinto; el duodécimo, ama-tista.21 Y las doce puertas eran doceperlas; cada una de las puertasera de una perla. Y la plaza de laciudad era oro puro, como vidriotrasparente.22Yyo no vi templo en ella; por-que el Señor Dios Todopoderosoy el Cordero son el templo deella.

23Yla ciudad no tenía necesidaddel sol, ni de la luna para que res-plandezcan en ella; porque lagloria de Dios la alumbró, y elCordero es su lumbrera.24 Y las naciones de los que sonsalvos andarán en la luz de ella; ylos reyes de la tierra traerán sugloria y honor a ella.25 Y sus puertas no serán cerra-das de día, porque allí no habránoche:26Y llevarán la gloria, y la honrade las naciones a ella.27 No entrará jamás en ella nin-guna cosa que contamina, o quehace abominación y mentira;sino solamente los que estánescritos en el libro de la vida delCordero.

CAPÍTULO 22

YÉL me mostró un río purode agua de vida, claro como

cristal, que salía del trono deDios, y del Cordero.2 En el medio de la plaza de ella,y de la una parte y de la otra delrío, estaba el árbol de la vida,que produce doce frutos, dandocada mes su fruto; y las hojas delárbol eran para la sanidad de lasnaciones.3 Y no habrá allí jamás maldi-ción; sino el trono de Dios, y delCordero estará en ella, y sus sier-vos le servirán.4 Y verán su rostro, y su nombreestará en sus frentes.5Yallí no habrámás noche, y notienen necesidad de luz de can-

cosas que estaban escritas en loslibros, según sus obras.13 Y la mar dio los muertos queestaban en ella; y la muerte, y elinfierno dieron los muertos queestaban en ellos; y fue hecho jui-cio de cada uno de ellos segúnsus obras.14 Y la muerte, y el infierno fue-ron lanzados en el lago de fuego.Esta es la muerte segunda.15 Y el que no fue hallado escri-to en el libro de la vida, fue lan-zado en el lago de fuego.

CAPÍTULO 21

YVI un cielo nuevo, y unatierra nueva; porque el pri-

mer cielo, y la primera tierra sefueron, y la mar ya no es.2 Y yo Juan vi la santa ciudad, lanueva Jerusalem, que descendíadel cielo, aparejada de Dios,como la desposada ataviada parasu marido.3Yoí una gran voz del cielo, quedecía: He aquí, el tabernáculo deDios con los hombres, y élmorará con ellos; y ellos serán supueblo, y Dios mismo será conellos y será su Dios.4 Y limpiará Dios toda lágrimade los ojos de ellos; y la muerteno será más; ni habrá más llanto,ni clamor, ni dolor; porque lasprimeras cosas son pasadas.5 Y el que estaba sentado en eltrono, dijo: He aquí, yo hagonuevas todas las cosas. Y medijo: Escribe; porque estas pala-bras son verdaderas y fieles.

6 Y díjome: Hecho es. YO SOYelAlpha y el Omega, el principioy el fin. Al que tuviere sed yo ledaré de la fuente del agua de lavida gratuitamente.7 El que venciere, heredará todaslas cosas, y yo seré su Dios, y élserá mi hijo.8 Empero a los temerosos, e incré-dulos; a los abominables, y homi-cidas; y a los fornicarios, y hechi-ceros; y a los idólatras, y a todoslos mentirosos, su parte será en ellago que arde con fuego y azufre,que es la muerte segunda.9 Y vino a mí uno de los sieteángeles, que tenían las siete copasllenas de las siete postreras plagas,y habló conmigo, diciendo: Venacá, yo te mostraré la desposada,esposa del Cordero.10 Y llevóme en el Espíritu a ungrande y alto monte, y mostrómela grande ciudad, la santaJerusalem, que descendía del cielode Dios,11 Teniendo la gloria de Dios; ysu lumbre era semejante a unapiedra preciosísima, como piedrade jaspe clara como cristal.12Y tenía un grandemuro y alto,y tenía doce puertas; y en laspuertas, doce ángeles; y nombresescritos sobre ellas, que son losnombres de las doce tribus de loshijos de Israel.13 Al oriente tres puertas: alnorte tres puertas: al sur trespuertas: al poniente tres puertas.14 Y el muro de la ciudad teníadoce fundamentos; y en ellos los

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REVELACIÓN 22dela, ni de luz de sol; Porque elSeñor Dios los alumbrará, y rei-narán por siempre jamás.6 Y díjome: Estas palabras sonfieles y verdaderas. Y el SeñorDios de los santos profetas haenviado su ángel, para mostrar asus siervos las cosas que es nece-sario que sean hechas presto.7 He aquí, yo vengo presto:Bienaventurado el que guarda laspalabras de la profecía de estelibro.8Yyo Juan vi y oí estas cosas.Ycuando hube oído y visto, mepostré para adorar delante de lospies del ángel que me mostrabaestas cosas.9 Y él me dijo: Mira que no lohagas; porque yo soy consiervotuyo, y de tus hermanos los pro-fetas, y de los que guardan laspalabras de este libro: Adora aDios.10 Y díjome: No selles las pala-bras de la profecía de este libro;porque el tiempo está cerca.11 El que es injusto, sea injustotodavía; y el que es sucio, seasucio todavía; y el que es justo,sea todavía justo; y el que essanto, sea santificado todavía.12 Y, he aquí, yo vengo presto, ymi galardón está conmigo, pararecompensar a cada uno segúnfuere su obra.13YOSOYelAlpha y elOmega,el principio, y el fin, el primero yel postrero.

14 Bienaventurados los quehacen sus mandamientos, paraque tengan derecho al árbol de lavida, y que entren por las puertasen la ciudad.15 Mas los perros están fuera, ylos hechiceros, y los disolutos, ylos homicidas, y los idólatras, ycualquiera que ama y hace men-tira.16 Yo Jesús he enviado mi ángelpara daros testimonio de estascosas en las iglesias. YO SOY laraíz y el linaje de David, la estre-lla resplandeciente de la mañana.17 Y el Espíritu, y la desposadadicen: Ven. Y el que oye, diga:Ven. Y el que tiene sed, venga. Yel que quiere, tome del agua de lavida gratuitamente.18 Porque yo testifico a cual-quiera que oye las palabras de laprofecía de este libro: Si algunoañadiere a estas cosas, Diospondrá sobre él las plagas queestán escritas en este libro.19 Y si alguno quitare de laspalabras del libro de esta pro-fecía, Dios quitará su parte dellibro de la vida, y de la santa ciu-dad, y de las cosas que estánescritas en este libro.20 El que da testimonio de estascosas, dice: Ciertamente vengoprestamente.Amén: Sea así.Ven,Señor Jesús.21 La gracia de nuestro SeñorJesu Cristo sea con todos voso-tros. Amén.

FIN DEL NUEVO TESTAMENTO