rosalinda powell fox

Upload: anroscribd

Post on 17-Oct-2015

231 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 110 AFKAR/IDEAS, PRIMAVERA DE 2005

    E l presente ya no es lo que era; el futuro tampoco eslo que ser. Nuestro pasado y todo lo que hacemoso somos es sistemticamente digitalizado e inclui-do en bancos de datos sin alma, propiedad de empresasprivadas que lo venden e intercambian como cosa propiacuando le ven algn valor. Nuestra existencia no es un se-creto para nadie, excepto para nosotros mismos. Un granhermano orwelliano sin estados de nimo, que puede to-mar la apariencia corporal de un inspector de Hacienda,de un banquero, o de cualquier vendedor telefnico, dis-pone ya de muchos ms datos sobre nuestra vida de losque nosotros mismos somos capaces de recordar.

    Tenemos la suerte? de vivir en plena era digital y la Rednos ha recogido en ella para bien y para mal. El destino,la moira tan importante de la tragedia griega, es ahoraalfanumrico, convertible a bytes, kilobytes que miden laimportancia de cada individuo. Se trata de una impor-tancia que siempre ser relativa porque depende del azar.El futuro es lo que la Red recoge y esa cosecha deja fueraa grandes personajes, pueblos y naciones, que no salganen las pginas de los peridicos o en las reseas de libros.

    Rosalinda Powell Fox es un caso tpico de esas injusti-cias alfanumricas. Cuando quise saber de ella recurr a laRed y slo encontr una mencin, la del libro de memo-rias que escribi muy avanzada ya su vida. The Grass andthe Asphalt vio la luz gracias a la generosidad de un grupode amigos de Sotogrande (Cdiz). Rosalinda Fox muri endiciembre de 2004, a los 96 aos de edad, en aquel Gua-darranque gaditano donde pas media existencia, desdeun asfalto espaol que mira a la hierba vecina de Marrue-cos. Sobrevivi a todos aquellos que desde la pubertad leauguraban corta vida y le prescriban un reposo impres-cindible porque haba contrado en la India del imperio,British of course, una tuberculosis bovina incurable de lasque, salvo contadas excepciones, llevan a la tumba.

    Su vida, como todas las interesantes, suscit pasio-nes y odios, elogios y vituperios. Los dos ms recurren-tes fueron ser espa britnica y amante de Juan Luis Beig-beder quien, en el tiempo que la conoci, fue agregadomilitar en Berln en 1936, alto comisario en Marruecosdesde ese ao, ministro de Asuntos Exteriores en 1939y desde 1940, general sin funciones, el peor estado de

    un militar. A partir de 1950 segn lo describe Rosalin-da Fox era ya un hombre roto y enfermo.

    En este presente feliz, alfanumrico, democrtico y uni-versalista podemos preguntarnos qu sentido o utilidadtienen los espas de carne y hueso o en qu puede consis-tir espiar. Los nostlgicos dirn, parafraseando a Jorge Man-rique, que cualquier tiempo pasado fue mejor; los evolu-cionistas, que vivimos en el mejor de los mundos. Encualquier caso, felices los tiempos en que espas y espia-dos tenan como escenario de combate restaurantes, sa-lones alfombrados y lechos de sbanas de satn y balda-quines. En tiempos de cambio, todos compartan laemocin, la atraccin irresistible de vivir la vida como sicada momento, cada palabra pudiera ser la ltima.

    Una cierta tradicin machista ha dado lugar a que el es-pionaje sea percibido como algo de hombres y como unaactividad relacionada con la guerra y los militares. La lite-ratura y el cine han popularizado a algunas mujeres, des-de Cleopatra a Mata-Hari. La ltima conocida, Alina de Ro-manones, autora de La espa de las botas rojas, como todas,se cuida de incluirse ella misma en un Gotha en el que niestn todas las que son ni son todas las que estn. Peroqu fue la britnica Rosalinda Fox espa, amante, o quizla ltima aventurera romntica como aqullas que desdefinales del siglo XVIII y XIX recorrieron el mundo? Rosa-linda Fox de quin est ms cerca, de Mata-Hari o de lacondesa de Gasparin? De Vera Chalbur o de lady Monta-gu? De Caridad del Ro, para quien la razn ideolgica im-pregna todos sus actos y pasiones, o de las dos mujeres delrelato de Los Baibares y los doce capitanes de polica, de lasMil y Una Noches? Fuese lo que fuese, Rosalinda Fox en sulibro niega, pgina tras pgina, haber sido espa, aunquese adivina entre lneas una especie de secreto placer en su-gerir que ha sido lo que dice que no fue.

    Una vida llena de misterios y emociones

    P ero qu fue? Rosalinda Powell Fox naci a princi-pios del siglo XX en una familia inglesa acomo-dada de las muchas que vivan en la India en lapoca del imperio. La desposaron cuando tena 16 aoscon un comerciante rico que viva en Calcuta. Cuando

    DIALOGOS

    Rosalinda Powell Fox,espa, amante, aventurera aristocrtica?Con una vida llena de misterios, esta britnica cambi,segn muchos, el curso de la Segunda Guerra mundial. Domingo del Pino

    Domingo del Pino es periodista, consejero editorial de AFKAR/IDEAS.

  • dos aos despus naci su hijo Johnny, contrajo una tu-berculosis bovina incurable por la que los mdicos slole auguraban una rpida muerte. Su marido, demasiadoabsorto en sus negocios para ocuparse de ella, prefirienviarla a Inglaterra primero y a Suiza despus con unagenerosa pensin mensual de 30 libras, una pequeafortuna en su tiempo. El resto de la vida de Rosalinda esuna lucha constante contra los pronsticos, sobre losque triunf muriendo a los 96 aos, y despus de haberenterrado a todos sus seres queridos.

    A principios de los aos cin-cuenta, Juan Luis Beigbeder, unhombre roto y enfermo, se-gn ella misma lo describe, lepidi que comprara una casaen algn lugar de la costa surespaola desde donde se pu-diera ver Marruecos. Rosalindase decidi por Guadarranque,un pueblo andaluz de la bahade Algeciras cuya playa slo te-na como teln de fondo el pe-n de Gibraltar, una satisfac-cin para la propia Rosalinda,y detrs la costa norte marro-qu, un ltimo placer para Beig-beder. ltimo y breve porquefalleci a las pocas semanas dehaberse instalado all.

    Los pocos que han escritosobre la vida de Rosalinda afir-man que hasta ese proyecto,convertir a Guadarranque enun apacible lugar de retiro pa-ra sus amigos y compatriotas,fue un fracaso. Su existencia,sin embargo, sugiere todo locontrario. Haber llegado a los96 aos padeciendo una tu-berculosis bovina terminal estoda una proeza; que WinstonChurchill dijera, segn re-cuerda la seora Fox, que la guerra hubiera seguido uncurso diferente de no ser por Rosalinda Fox supone unaexistencia llena de recodos misteriosos.

    Para juzgar slo tenemos el libro de la propia Rosalin-da, que tuvo el curioso don de los grandes personajes dela historia de encontrarse siempre en el lugar apropiado,en el momento adecuado: en Cascais (Portugal) cuandoun exiliado espaol de categora, el general Sanjurjo, pre-paraba la insurreccin contra la repblica y se disponaa presidir el gobierno que de ella resultase; en el hotelAdler de Berln, en los prolegmenos del nazismo, don-de ve de nuevo a Sanjurjo y conoci a un joven y cultoagregado militar espaol llamado Juan Luis Beigbeder;en Tnger, al coincidir con el nombramiento de Beigbe-der como alto comisario de Espaa en Marruecos con se-

    de en la vecina Tetun; en Tetun donde se traslad mien-tras Beigbeder fue alto comisario; en Madrid en 1939 jun-to a un Beigbeder como ministro de Asuntos Exteriores;y en 1950 en Guadarranque, de nuevo con Beigbeder,cuando ya el curso de la historia les dej a ambos a un la-do. Para entonces Rosalinda tena 42 aos y en realidadhaba llenado su vida de suficientes emociones.

    Cules son esas emociones? Las que su corazn le dic-ta seguir. Escribe Rosalinda que no me agradaba que losnacionales considerasen a Inglaterra una potencia ene-

    miga para Espaa y se propu-so convencer a Beigbeder de in-clinarse por Inglaterra y aInglaterra de hacerlo por Espa-a. Demasiado para una mu-jer sola? En cualquier caso pa-rece haber tenido cierto xito:Yo preferira que nos apoyaseGran Bretaa en vez de Alema-nia le confes Beigbeder, pe-ro la decisin es britnica y noma. Para influir en la decisinde su pas Rosalinda visita enTnger a sus amigos, el coronelHal Durand y Mary Beynon,ambos colegas del secretario deEstado para Asuntos Exterio-res, lord Halifax. Durand y Bey-non viajaron a Londres comofacilitadores. La misin tuvoresultados positivos, puestoque siendo ya Beigbeder mi-nistro de Asuntos Exteriores, In-glaterra decidi nombrar comoembajador en Madrid a sir Sa-muel Hoare para mejorar la fal-ta de comunicacin del ante-rior embajador britnico con elministro espaol.

    Antes, en 1939, Rosalindase enter porque Beigbederse traa los documentos de la

    Alta Comisara a casa para trabajar y comparta sus in-quietudes con ella de que los franceses concentrabantropas en las fronteras del protectorado espaol con laintencin de ocuparlo si Espaa entraba en guerra dellado de Alemania. Entonces decidi averiguarlo por smisma y en su pequeo Austin 7 se lanz a las carrete-ras marroques y a las fronteras. Fue detenida por losfranceses pero los encantos de mujer pudieron ms queel deseo del general francs al mando de fusilarla por es-pa. De regreso a Tetun confirm a Beigbeder la veraci-dad de la inteligencia recibida y el alto comisario, en con-secuencia, decidi armar a las poblaciones fronterizas.

    Aquel gesto hubiera podido precipitar las hostilidadescon Francia, pero Rosalinda logr que el agregado militarbritnico en Gibraltar mediara con los franceses, a partir

    DIALOGOS

    AFKAR/IDEAS, PRIMAVERA DE 2005 111

    Portada del libro The Grass and the Asphalt de Rosa-linda Powell Fox.

  • de lo cual stos retiraron la mayor parte de las fuerzas quehaban concentrado en las fronteras de la zona espaola,y Beigbeder desarm de nuevo a las poblaciones fronte-rizas. A cambio de qu? El libro no lo dice pero sugiereque pudo haber sido la promesa, que Beigbeder enton-ces poda hacer pero no cumplir, de que Espaa no se alia-ra con el Eje. Curiosa promesa, si existi, pues en esosmismos meses al representante alemn, barn de Lan-genheim, el Jalifa le concedi, a instancias de Beigbeder,la Orden de la Menduba por haber conseguido que Ale-mania proporcionase los grandes junkers de transportede tropas para trasladar al ejrcito de frica a la Pennsu-la, y que a finales de 1938 unidades de la flota alemana almando del almirante Roeder visitaran el puerto de Ceutay Beigbeder les agasajara en la Alta Comisara.

    Beigbeder era an proalemn? Pudiera ser. Rosalindaescribe que me tom como tarea personal hacer que JuanLuis viera el punto de vista de Inglaterra en la contienda.Como todos los ingleses, siempre que discuta con Beig-beder terminaba pidindole que no olvidara que Ingla-terra no ha perdido ni una sola guerra en miles de aos.Sin embargo, money is money incluso o sobre todo parauna nacin que nunca perdi una guerra. Rosalinda, a pe-sar de sus esfuerzos, no logr que Inglaterra le prestara aEspaa los cinco millones de libras que Beigbeder pre-tenda para saldar su deuda con Italia y poder adoptar unaactitud neutral.

    Pero en Madrid el ministro de Asuntos Exteriores y susaspiraciones neutralistas se quedaron solos. El gobierno,dice Rosalinda, era unnimemente proalemn y mien-tras Beigbeder intentaba convencer al embajador Hoarede que poda influir para que Espaa fuera neutral, Ra-mn Serrano Ser viaj el 15 de septiembre de 1939 aAlemania para participar en un cctel que el mismsimoHitler ofreca a sus ntimos aliados para celebrar la vic-toria sobre Inglaterra. Qu victoria? Para esas fechas, Ale-mania an no haba atacado Inglaterra, as es que la in-formacin sobre el viaje de Serrano Ser y sus motivospoda ser de vital importancia para Londres y Beigbederse lo comunic a sir Hoare.

    Para entonces Rosalinda ya haba pasado a encabe-zar una lista negra de la Gestapo en Espaa y Beigbederle aconsej, preocupado por su vida, que regresara a Es-toril. El 17 de octubre de 1940 Beigbeder fue destituidocomo ministro de Asuntos Exteriores, sustituido por Se-rrano Ser, cuado de Franco, y confinado bajo arres-to domiciliario en Ronda (Mlaga). De esa privacin delibertad no saldr hasta despus de terminada la SegundaGuerra mundial, cuando Franco le enva en misin es-pecial para ayudar a restablecer los lazos con EstadosUnidos, deteriorados durante la guerra. Su rehabilita-cin ser breve y pronto caer de nuevo en las redes dela historia acusado de complotar contra el propio Fran-co. Es la poca en que Rosalinda Fox le ver de nuevo ydir de l que es una hombre roto y enfermo.

    Su vida haba transcurrido en el glamour de los acau-dalados retirados britnicos que buscaban el sol, la co-

    modidad y el cambio favorable de la libra con las mo-nedas locales. Cascais, Estoril, Tnger, Madrid, los gran-des hoteles de lujo, el Palace y el Ritz, un piso de 44 ha-bitaciones en Lisboa, otro igual de grande en Madrid.Cuando se instal en Guadarranque toda la propiedadhaba sido puesta a su nombre y su viejo Austin 7 habadejado paso a un Rolls-Royce.

    Su alma aristocrtica, no obstante, no le permiti verhechos que no hubieran escapado a ninguna autntica es-pa. Rosalinda era consciente de la importancia de la his-toria en la que participaba, pero no de la tragedia huma-na que sta provoc en los dos lados. Luch con todos susencantos para que Espaa no se aliara con Alemania, pe-ro al igual que su contempornea Isabelle de France, du-quesa de Guise, pareca simpatizar con un franquismo queella interioriz como la necesidad de poner de rodillas alcomunismo en Espaa para evitar ese monopolio capi-talista estatal que se denomina a s mismo socialismo. Suimplicacin no fue ideolgica sino simplemente para queno se cumpliera el intercambio que Hitler ofreca a Fran-co, Gibraltar, por el apoyo en la guerra.

    Esta misma percepcin era la de los gobiernos alia-dos de la poca y la razn ltima por la cual fracasaronincluso los intentos republicanos de sublevar a los ma-rroques contra el ejrcito espaol de frica, algo quede haberse producido hubiera podido cambiar el cur-so de la historia de Espaa. La cuestin es son los otroslos nicos responsables? La repblica y el franquismoen su conjunto pueden seguir siendo tratados desde es-ta perspectiva acrtica que 65 aos despus an preva-lece en ambos bandos? El fracaso de los intentos de su-blevar a los marroques contra el ejrcito africano a suvez sublevado contra la repblica, es slo imputable alas ingenuidades de Carlos de Baraibar?

    El libro de Rosalinda incluye indicios para un anlisiscrtico: en plena guerra civil y cuando la armada de Fran-co slo dispona de dos barcos, Beigbeder le pidi y Fran-co lo concedi sin vacilar, que prestara uno de ellos paratrasladar a los peregrinos marroques a La Meca. Era, es-cribe Rosalinda, como pedirle a Whitehall la mitad de laRoyal Navy en medio de una guerra. Juan Luis Beigbe-der, seala en otro contexto, tena un respeto genuinopor las tradiciones y el modo de vida rabes, no califica-ba de feudales a sus instituciones como hacan otros condesprecio en aras de un realismo socialista.

    La lectura de los documentos relacionados con este in-tento de sublevar a Marruecos de los archivos de la Con-federacin Nacional del Trabajo (CNT) de Amsterdam de-muestra que al menos esta corriente poltica, tan capitalen la historia de la II Repblica espaola, albergaba hacialos marroques no slo los prejuicios inscritos en el ima-ginario colectivo espaol, como consecuencia de la des-cripcin de siete siglos de la historia de Espaa como unacruzada religiosa contra el islam magreb, sino todos aque-llos de ese comunismo, estilo sovitico, que consider des-de el inicio a la religin como el opio de los pueblos. Peroesto es otra historia que alguien debera reconstruir. n

    112 AFKAR/IDEAS, PRIMAVERA DE 2005

    DIALOGOS