rosa montero capítulo xv

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  • 7/26/2019 Rosa Montero Captulo XV

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    Cap. XV La loca de la casa, Rosa Montero

    Rosa Montero,La loca de la casa

    XV

    No conozco a ningn novelista que no padezca el vicio

    desaforado de la lectura. Somos, por definicin, bichos lectores.

    Roemos las palabras de los libros de manera incesante, al igual que

    la carcoma empea todo su ser en devorar madera. Adems, para

    aprender a escribir ha! que leer mucho" por e#emplo, $eorge %liot

    pose&a una vast&sima cultura ! le&a a 'omero ! a Sfocles en griego

    ! a (icern ! )irgilio en lat&n* !o so! incapaz de una proeza

    seme#ante ! +sta puede ser una de las razones por las que escribo

    peor que ella. %n su precioso ensa!oLetra herida,Nuria Amat

    propone a los escritores una pregunta cruel que consiste en decidir

    entre dos mutilaciones, dos catstrofes* si, por alguna circunstancia

    que no viene al caso, tuvieras que elegir entre no volver a escribir o

    no volver a leer nunca #ams, qu+ escoger&as- %n los ltimos aos

    he planteado esta inquietante cuestin, a modo de #uego, a casi todos

    los autores con los que me he ido topando por el mundo, ! he

    descubierto dos cosas interesantes. a primera, que una abrumadora

    ma!or&a, por lo menos el noventa por ciento ! puede que ms,

    escogen /escogemos* !o tambi+n0 seguir le!endo. 1 la segunda, que

    este #uego de apariencia inocente es un buen revelador del alma

    humana, porque tengo la sensacin de que muchos de aquellos

    escritores que dicen preferir la escritura son gentes que cultivan ms

    su propio persona#e que la verdad.

    1 es que, cmo puede una aparselas para vivir sin la lectura-

    2e#ar de escribir puede ser la locura, el caos, el sufrimiento" pero

    de#ar de leer es la muerte instantnea. 3n mundo sin libros es un

    mundo sin atmsfera, como 4arte. 3n lugar imposible, inhabitable.

    2e manera que mucho antes que la escritura est la lectura, ! los

    novelistas no somos sino lectores desparramados ! desbordados por

    nuestra ansiosa hambruna de palabras. 'ace poco escuch+ hablar en

    pblico, en $i#n, a la escritora argentina $raciela (abal, en una

    intervencin divertid&sima ! memorable. )ino a decir /aunque ella se

    e5presaba me#or que !o0 que un lector tiene la vida mucho ms larga

    que las dems personas, porque no se muere hasta que no acaba el

    libro que est le!endo. Su propio padre, e5plicaba $raciela, hab&a

    tardado much&simo en fallecer, porque ven&a el m+dico a visitarle !,

    meneando tristemente la cabeza, aseguraba* 62e esta noche no

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    Cap. XV La loca de la casa, Rosa Montero

    pasa7" pero el padre respond&a* 6No, qu+ va, no se preocupe, no me

    puedo morir porque me tengo que terminar %l otoo del patriarca7.

    1, en cuanto que el galeno se marchaba, el padre dec&a* 68raedme un

    libro ms gordo7.

    94ientras tanto, no hac&an ms que morirse compaeros de pap

    que estaban san&simos, por e#emplo un pobre seor que slo fue al

    m+dico a hacerse un chequeo general ! !a no sali :aad&a $raciela:.

    1 es que la muerte tambi+n es lectora, por eso aconse#o ir siempre

    con un libro en la mano, porque as& cuando llega la muerte ! ve el

    libro se asoma a ver qu+ lees, como hago !o en el colectivo, !

    entonces se distrae.

    $raciela tiene razn* uno no slo escribe, sino que tambi+n lee

    contra la muerte. os relatos ms maravillosos que conozco sobre el

    sentido de la narrativa inclu!en siempre esa dimensin

    fantasmagrica del enfrentamiento contra la 2esdentada. (omo la

    historia:marco de as mil ! una noches, el cuento de la Sherezade

    que cuenta cuentos. ;or cierto que esto! convencida de que este

    libro catico, maravilloso e inmenso, que comprende unas tres mil

    pginas escritas a lo largo de un milenio, oculta a ms de una mu#er

    entre sus diversos autores annimos. ;orque, #unto a pasa#es

    estremecedoramente machistas /las mu#eres de as mil ! una noches

    son azotadas, pateadas, esclavizadas, degolladas, narcotizadas,

    apaleadas, insultadas, raptadas ! violadas a mansalva0, ha!

    numerosos relatos mu! feministas, como las aventuras de

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    Cap. XV La loca de la casa, Rosa Montero

    a los dos re!es ! les oblig a hacer el amor con ella /6alanceadme de

    un potente lanzazo70 con la amenaza de despertar al genio si se

    negaban. 2espu+s les pidi los anillos ! los aadi a un collar en el

    que !a estaban enfiladas quinientas setenta sorti#as" ! entonces

    e5plic que el efrit la hab&a raptado ! que la manten&a prisionera en

    el fondo del mar metida en el bal" pero que ella, para vengarse,

    hac&a el amor con todos los hombres que encontraba, porque

    6cuando una mu#er desea algo lo consigue

    7.

    Sahri!ar ! Sah =amn

    regresaron a la corte del primero

    horrorizados ante la maldad femenina" que el efrit se dedicara a

    raptar ! violar doncellas, en cambio, les de# tan campantes. Nada

    ms volver, el re! Sahri!ar degoll convenientemente a su esposa !

    a su amante ! decidi no volver a confiar en las mu#eres. 2e modo

    que desfloraba todas las noches a una #oven virgen ! por la maana

    la mandaba matar. %n este horrible quehacer transcurrieron tres aos

    ! las gentes de su reino 6estaban desesperadas ! hu&an con sus hi#as,

    ! no qued ni una sola muchacha7. leg un d&a en el que el visir

    fue incapaz de encontrar una nueva virgen para su re!, por lo que

    temi que su hora hubiera sonado. %n ese momento apareci en

    escena la hi#a del visir, Sharazad, una muchacha que sumaba a su

    belleza una enorme cultura, porque 6hab&a le&do libros, historias,

    biograf&as de los antiguos re!es ! crnicas de las naciones antiguas.

    Se dice que hab&a llegado a reunir mil volmenes7.

    %sta inteligente doncella se ofreci a pasar la noche con el re!

    asesino* 6Si vivo, todo ir bien, ! si muero, servir+ de rescate a las

    hi#as de los musulmanes ! ser+ la causa de su liberacin7. Se

    propuso contarle historias al monarca ! de#ar la narracin en el

    momento ms lgido, de manera que el re!, movido por la

    curiosidad, pospusiera su e#ecucin. ;ara ello requiri la a!uda de su

    hermana pequea, 2un!azad, que en otras versiones es la nodriza

    del re!, ! que qued encargada de pedirle a Sharazad que contara un

    cuento. %sta 2un!azad representa la solidaridad de las hembras, esa

    complicidad fraternal femenina mediante la cual Sharazad aspiraba a

    liberar a las mu#eres. ;orque lo que pretend&a la princesa era

    salvarnos a todas, ! no slo de la degollina decretada por el re!, sino

    de la incomprensin de los hombres, de la brutalidad ! la violencia.

    Ni que decir tiene que, al cabo de las mil ! una noches de

    conversacin ! convivencia, el re! hab&a tenido tres hi#os con

    Sharazad, se hab&a enamorado de ella ! hab&a superado su horrible

    instinto asesino. 2e modo que la imaginacin no slo puede vencer a

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    la muerte /o al menos conquistar un aplazamiento de la condena0,

    sino que tambi+n nos cura, nos sana, nos hace ser me#ores ! ms

    felices.

    'a! otro cuento:emblema

    , otro cuento:metfora que me gusta

    much&simo sobre la capacidad salvadora de la imaginacin" me lo

    recomend leer (lara Snchez, cosa que an le agradezco. 8rata de

    la pintura ! no de la narrativa, pero en el fondo es lo mismo. %s un

    relato de 4arguerite 1ourcenar titulado 6(mo se salv >ang:?@7 !

    est inspirado en una antigua le!enda china. %l pintor >ang:?@ ! su

    disc&pulo ing erraban por los caminos del reino de 'an. %l vie#o

    maestro era un artista e5cepcional" hab&a enseado a ing a ver la

    aut+ntica realidad, la belleza del mundo. ;orque todo arte es la

    bsqueda de esa belleza capaz de agrandar la condicin humana.

    3n d&a >ang ! ing llegaron a la ciudad imperial ! fueron

    detenidos por los guardias, que les condu#eron ante el emperador. %l

    'i#o del (ielo era #oven ! bello, pero estaba lleno de una clera fr&a.

    %5plic a >ang:?@ que hab&a pasado su infancia encerrado dentro

    del palacio ! que, durante diez aos, slo hab&a conocido la realidad

    e5terior a trav+s de los cuadros del pintor. 6A los diecis+is aos vi

    abrirse las puertas que me separaban del mundo" sub& a la terraza del

    palacio para mirar las nubes, pero eran menos hermosas que las de

    tus crepsculos /0 4e has mentido, >ang:?@, vie#o impostor* el

    mundo no es ms que un amasi#o de manchas confusas, lanzadas al

    vac&o por un pintor insensato, borradas sin cesar por nuestras

    lgrimas. %l reino de 'an no es el ms hermoso de los reinos ! !o no

    so! el emperador. %l nico imperio donde vale la pena reinar es

    aquel en donde t penetras7.

    ;or este desengao, por este amargo descubrimiento de un

    universo que, sin la a!uda del arte ! la belleza, resulta catico e

    insensato, el emperador decidi sacar los o#os ! cortar las manos de

    >ang:?@. Al escuchar la condena, el fiel ing intent defender a su

    maestro, pero fue interceptado por los guardias ! degollado al

    instante. %n cuanto a >ang:?@, el 'i#o del (ielo le orden que, antes

    de ser cegado ! mutilado, terminase un cuadro inacabado su!o que

    hab&a en palacio. 8ra#eron la pintura al saln del trono* era un bello

    paisa#e de la +poca de #uventud del artista.

    %l anciano maestro tom los pinceles ! empez a retocar el lago

    que aparec&a en primer t+rmino.

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    1 mu! pronto

    comenz a humedecerse el pavimento de #ade del

    saln. Ahora el maestro dibu#aba una barca, ! a lo le#os se escuch

    un batir de remos. %n la barca ven&a ing, perfectamente vivo ! con

    su cabeza bien pegada al cuello. a estancia del trono se hab&a

    llenado de agua* 6as trenzas de los cortesanos sumergidos

    ondulaban en la superficie como serpientes, ! la cabeza plida del

    emperador flotaba como un loto7. ing lleg al borde de la pintura"

    de# los remos, salud a su maestro ! le a!ud a subir a la

    embarcacin. 1 ambos se ale#aron dulcemente, desapareciendo para

    siempre 6en aquel mar de #ade azul que >ang:?@ acababa de

    inventar7.

    Slo una historia ms, otra le!enda bell&sima. a cuenta

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    trascendencia de los humanos, de esa ansia por salirnos de nosotros

    ! fundirnos con lo absoluto* un afn imposible pero espl+ndido que

    basta para #ustificar una vida.