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Rompiendo la Inercia, mejorando la eficiencia en la atención al paciente con diabetes mellitus tipo 2(DM2)

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Rompiendo la Inercia, mejorando la eficiencia en la atención al paciente con diabetes mellitus tipo 2(DM2)

Coordinación Científica y Técnica:

Dr Vicente Olmo Quintana Gerencia de Atención Primaria, Gran Canarias

Dr José González Núñez

SEFYP

Colaboración: Grupo Interdisciplinar para la Mejora del Paciente Diabético

Dra Ana Navarro Siguero (Medicina de Familia)

Dra Ana Orero González (Medicina de Familia)

Dr David Martínez Hernández (Medicina Preventiva)

Dra Mª Luisa Rodriguez de la Pinta (Medicina del Trabajo)

Dra Juana Santos Sancho (Documentación)

INTRODUCCIÓN

La diabetes mellitus (DM) engloba un grupo de trastornos de origen metabólico que

tienen en común la elevación crónica de la glucemia en sangre. Los distintos tipos de

DM están causados por un conjunto de factores genéticos y ambientales que

interaccionan de forma compleja pudiendo producir bien alteraciones en la secreción

de insulina, bien defectos en su acción, o ambos. La hiperglucemia crónica mantenida

en la diabetes provoca a largo plazo lesiones tisulares y complicaciones micro y

macrovasculares con alteraciones funcionales en distintos órganos, especialmente en

el sistema nervioso, el sistema vascular, en los ojos, en los riñones, o en el corazón.

Más del 90% de los pacientes diabéticos son diagnosticados en la categoría de diabetes

mellitus tipo 2 (DM2), no insulino-dependiente o del adulto, en la que la causa de la

hiperglucemia se debe a un conjunto de mecanismos que generan resistencia tisular a

la acción de la insulina, una respuesta secretora deficiente de la misma y un aumento

en la síntesis de glucosa. Además, la DM2 se acompaña de un aumento en la

producción de glucosa en el hígado y un metabolismo alterado de los lípidos.

La DM2 constituye un problema sociosanitario de creciente magnitud en las

sociedades desarrolladas tanto por las propias características de la enfermedad (se

trata de una enfermedad silente hasta que aparecen sus complicaciones, que induce a

un elevado infradiagnóstico) como por tratarse de un importante factor de riesgo de

enfermedad cardiovascular, que multiplica por varias veces el riesgo de sufrir un

evento cardiovascular (ECV) primario o secundario (el riesgo cardiovascular se define

como la probabilidad existente de padecer un ECV, cardiopatía isquémica o

enfermedad cerebrovascular, en un periodo de tiempo determinado, generalmente 10

años).

En la actualidad, la DM2 supone la principal causa de ceguera, insuficiencia renal

terminal, amputaciones y mayor número relativo de hospitalizaciones en el paciente

adulto y anciano, con lo que ello implica en términos de problema social, asistencial y

coste sanitario. Además, la DM2 aumenta el riesgo de algunos tipos de cáncer, de

enfermedades psiquiátricas, de mayor deterioro cognitivo asociado al envejecimiento,

de enfermedades hepáticas crónicas, de alteraciones óseas, fracturas por caídas y de

otras discapacidades de diverso tipo.

Las consecuencias más importantes derivadas del aumento de la DM2 y sus

complicaciones son el incremento de recursos sociosanitarios y económicos dedicados

a la atención de los enfermos y a los problemas relacionados con el abordaje de la

enfermedad, entre los que ocupa un papel de primera magnitud el problema de la

inercia clínica. Además, generalmente, el paciente diabético suele ser un paciente

pluripatológico y polimedicado, siendo especialmente relevante la presencia de DM2

en el llamado Síndrome metabólico.

De ahí la importancia de llevar a cabo estrategias de manejo eficientes para lograr

alcanzar los objetivos terapéuticos, incluyendo, obviamente, el control de la glucemia y

la hemoglobina glicada (HbA1c), pero también el de otros factores de riesgo

cardiovascular modificables. De esta forma se puede minimizar el desarrollo y

progresión de las complicaciones microvasculares, con lo que conllevan de carga de

sufrimiento, reduciendo también en cierta medida la morbi-mortalidad cardiovascular.

En España, según los datos epidemiológicos más recientes, la prevalencia de DM2 es

del 13,8%, con un 6-7% de población que desconoce su situación. La importancia del

infradiagnóstico y del diagnostico tardío de esta enfermedad se deriva de que, cuando

los pacientes son finalmente diagnosticados de DM2, ya presentan una serie de

complicaciones crónicas, sobretodo de tipo vascular, lo que origina elevados gastos

sanitarios.

Se estima que anualmente se generan entre 7 y 12 altas por 100.000 habitantes

derivadas de las complicaciones de la diabetes, lo que supone un 10% de los ingresos

hospitalarios por todos los motivos. En cuanto a los costes, se calcula que la atención al

paciente diabético puede consumir el 5-15% del gasto sanitario global (en torno a los

4.500 € /paciente/año). Por otra parte, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional

de Estadística (INE) correspondientes a al año 2011, las muertes a causa de la DM

ascendieron a casi 10.000, lo que supone el 2% del total de fallecimientos ocurridos.

INERCIA CLÍNICA

Las causas de un mal control de la DM2 pueden ser variadas: unas, debidas a la propia

evolución de la patología, y otras, debidas a las actitudes de los protagonistas de la

interacción médico-paciente:

- la “rutina clínica”, que concierne al médico

- la falta de cumplimiento, que atañe al paciente (y también al médico).

La evidencia científica acumulada en los últimos años demuestra que el diagnóstico

precoz y el tratamiento escalonado con distintas combinaciones de fármacos es una

estrategia eficiente y conlleva una mejora en los resultados.

Sin embargo, la inercia clínica se extiende ampliamente en la actualidad, habiéndose

incrementado incluso en los últimos años como consecuencia de: la masificación de las

consultas, la presión ejercida sobre los profesionales por los gestores sanitarios, los

protocolos de actuación, muchas veces dirigidos más a la enfermedad que al enfermo.

El término inercia clínica fue introducido en 2001 por Lawrence S. Philipps y puede ser

definida como: “el hecho de no iniciar, intensificar o cambiar un tratamiento ante una

necesidad evidente de hacerlo”. La inercia clínica representa un reconocimiento del

problema, pero un fallo en la acción por parte de los profesionales sanitarios y supone,

hoy en día, un verdadero problema, sobre todo en las llamadas “enfermedades

silenciosas”, como es el caso de la DM2. En el año 2003 el JNC VII Informe universalizó

este concepto al incluirlo en su guía clínica dentro del control de la HTA.

La inercia clínica puede afectar tanto al diagnóstico (momento cognoscitivo) como a la

terapéutica (momento operativo) y abarcar todo el acto médico. Es decir, la inercia

clínica abarca la “inercia diagnóstica” y la “inercia terapéutica”. Sin embargo, es en la

prescripción “donde está toda la medicina” (L. Ronstand), en la que se refleja la

perspicacia diagnóstica y la eficiencia terapéutica, y la que supone “la coronación de

todos los conocimientos y habilidades del médico” (P. Laín Entralgo). De ahí que, en no

pocas ocasiones, se hable de inercia clínica como sinónimo de inercia terapéutica.

La inercia clínica es una actitud del profesional sanitario ante el mal control de

enfermedades crónicas asintomáticas, sabiendo el médico que no se ha alcanzado ese

control. A pesar de estar bien definidos los objetivos de control en enfermedades

crónicas, de tener los fármacos adecuados para conseguirlo y de contar con las Guías

de Práctica Clínica que indican los objetivos a conseguir, los clínicos reconocen el

problema, pero con más frecuencia de la deseada no intensifican los tratamientos

adecuados. Pero la inercia no solo es el no prescribir fármacos cuando están indicados,

sino también prescribirlos en pacientes en los que pueden estar contraindicados o que

bien puedan dar lugar a efectos adversos o interacciones con otros tratamientos, o la

no retirada de tratamientos cuando estos ya no son necesarios.

Las causas pueden tener relación con:

- La sobreestimación de la atención prestada

- El uso de razones poco convincentes para evitar la intensificación del

tratamiento

- La falta de educación, entrenamiento y organización de la consulta en función

de los objetivos terapéuticos finales

El buen control de las personas con enfermedades crónicas por parte de los

profesionales sanitarios comprende dos pasos:

- Reconocer la anormalidad

- Iniciar o intensificar el tratamiento hasta el logro de las metas terapéuticas

fijadas

PLANTEAMIENTO

El Sistema Nacional de Salud (SNS) se enfrenta en España al creciente desafío de

proporcionar atención sanitaria a un número cada vez más elevado de pacientes con

DM2. Muchos de ellos presentan complicaciones, especialmente neuropatía,

nefropatía, retinopatía o pie diabético y un grupo bastante amplio presenta frecuentes

comorbilidades, sobre todo con otros FRCV, como HTA, hiperlipidemias y obesidad. Se

trata en la mayoría de los casos de pacientes pluripatológicos y polimedicados, con

complicaciones y, por tanto, con necesidades de asistencia sanitaria adicionales, las

cuales pueden verse incrementadas de forma considerable si existe un mal control de

la enfermedad.

La inercia clinica en la atencion al paciente con DM2 puede llegar a ser del 50% o más,

ya que el paciente diabético es, en la mayoria de los casos, un paciente pluripatológico

y polimedicado, con necesidades de asistencia sanitaria adicionales, las cuales pueden

verse incrementadas si existe un mal control de la enfermedad.

Documentar la inercia clínica, valorar la actitud del médico ante la misma, analizar la

variabilidad de la práctica clínica, estudiar sus causas y proponer criterios de actuación

dirigidos a reducirla o eliminarla son estrategias que, sin duda, permitirán mejorar la

eficiencia clínica y terapéutica, al tiempo que posibilitarán una mejora de la calidad

asistencial, tanto a nivel de la atención primaria de salud (APS) como de la atención

especializada (AE).

DESCRIPCIÓN

PROYECTO INERCIA (Rompiendo la inercia, mejorando la eficiencia en la atención al

paciente con DM) es un proyecto inédito en el ámbito de la sanidad española, que

trata de poner de manifiesto la realidad sociosanitaria de este importante problema

asistencial, que tiene importantes repercusiones clínicas, sanitarias y económicas. Los

resultados del mismo posibilitarán extraer una amplia casuística, fundamentada en la

experiencia clínica diaria, que permita ir de la evidencia científica a la práctica clínica, y

posibilitirá señalar áreas de optimización de la calidad asistencial en los Centros de

Atención Primaria de Salud (CAPS) y en las unidades/servicios hospitalarios.

PROYECTO INERCIA es un programa de investigación sociosanitaria, basado, por una

parte, en un estudio descriptivo y transversal, a través de un cuestionario que recoge

la opinión, actitud y comportamiento (OAC) de los médicos de familia y especialistas y,

por otra, en una variante de la metodología Delphi, que permita evaluar las razones y

consensuar las propuestas a llevar a cabo para mejorar el "estado del arte" actual.

En la primera fase, se plantea conocer mejor la realidad actual y establecer una

radiografía precisa de las conductas de inercia en el diagnóstico, tratamiento,

seguimiento y control del paciente con DM2, reflejando las opiniones, actitudes y

comportamientos de los profesionales sanitarios, así como la posible variabilidad entre

diferentes CCAA y niveles asistenciales.

En la segunda fase, se posibilitará establecer cuáles son las principales razones que

llevan al médico de familia y al especialista a seguir una conducta determinada, así

como descubrir necesidades y plantear criterios de actuación para romper la inercia y

mejorar la eficiencia y la calidad asistenciales.

OBJETIVOS

PROYECTO INERCIA tiene como objetivos principales:

• Detectar las causas de inercia clínica en la atención al paciente con DM 2 tanto

en la atención primaria de salud como en la atención especializada, detectando

problemas o rutinas, y analizando posibles variabilidades entre CCAA y áreas sanitarias,

mediante el conocimiento de la opinión, actitud y comportamiento de los médicos de

familia y especialistas.

• Comparar la atención en los dos niveles asistenciales y entre los profesionales

sanitarios

• Determinar factores determinantes de la inercia clínica (diagnósticos, clínicos y

terapéuticos) en la atención al paciente con DM 2

• Determinar criterios de actuación que permitan romper la inercia clínica y

mejorar la eficiencia en la atención al paciente con DM

El Proyecto también tiene como objetivos secundarios:

• Perfeccionar conocimientos, mediante el desarrollo de una serie de

recomendaciones consensuadas, que permitan romper la inercia clínica.

• Optimizar las habilidades en la toma de decisiones diagnósticas, clínicas y

terapéuticas, que posibiliten mejorar la eficiencia.

METODOLOGÍA

Para establecer el "mapa de la inercia clínica" en DM2, se planteó un estudio

cuantitativo, descriptivo, transversal, a nivel nacional, a través de un cuestionario

estructurado, con las siguientes características:

420 médicos participantes

o Muestra: 420 médicos participantes: AP (Médicos de familia) y AE

(Endocrinos,Cardiólogos, MI)

o Nivel de confianza: 95,5%

o Error muestral (precisión): 4,9%

o Proporcionalidad: p = q = 50

Tipología

Evaluación descriptiva de la práctica clínica habitual en la atención primaria y

especializada, transversal, de carácter multicéntrico.

Estructura

Los resultados no expondrán datos individuales, sino datos generales agregados, como

un conjunto. Información general para las distintas variables en porcentaje o valor

medio.

Criterios de Distribución:

o Significación estadística: a nivel nacional, no autonómico

o Representatividad: atención primaria y especializada, participación de todas

las CCAA

o Proporcionalidad: entre las diferentes CCAA en relación al universo de ambos

colectivos médicos de cada una de ellas

Cálculo del Tamaño Muestral

La muestra se ha calculado teniendo en cuenta un colectivo de 37.000 médicos de

familia que trabajan en los aproximadamente 3.000 centros de atención primaria

existentes en España (cada uno de los cuales ve una media de 5-6 pacientes con DM

diarios) y alrededor de 5.600 especialistas involucrados en la atención al paciente con

DM en los hospitales españoles (como promedio cada especialista ve 15-20 pacientes

diabéticos al día), y teniendo en cuenta su proporcionalidad: 2/3 del universo de

pacientes con DM 2 son atendidos por médicos de familia y 1/3 parte por especialistas

(endocrinólogos: 40%, cardiólogos: 40%, internistas: 20%).

Trabajo de Campo

El estudio se ha realizado entre el 1 marzo-30 junio 2015

Criterios de Inclusión y Exclusión

Los criterios de inclusión en la muestra son:

- Médicos de familia y especialistas en ejercicio en un CAPS o Servicio

hospitalario

- La atención habitual a pacientes con DM 2 (elevada experiencia en el

diagnóstico y tratamiento de la DM 2)

Los criterios de exclusión son:

- La no atención habitual a pacientes con DM 2 (escasa experiencia en el

diagnóstico y tratamiento de la DM 2)

- La negativa a responder.

- La respuesta incorrecta a los ítems planteados.

Previamente se llevó a cabo un test de validación, lo que permitió verificar el grado de

comprensión de las preguntas, tiempo de respuesta y dispersión.

Análisis de datos

A las variables cualitativas se les estudió su ajuste a la distribución normal. Si se

ajustaban, se describían mediante la media, intervalo de confianza y tamaño muestral.

Si no se ajustaban, se calculó la mediana, el rango intercuartílico y el tamaño muestral.

Para el estudio de las variables cualitativas, se describió la distribución de frecuencia

para describir la muestra y el test del Ji cuadrado para comparar proporciones.

Para la comparación de variables cuantitativas entre dos grupos se utilizó la t de

Student si se ajustaba a la normal, y el test de Mann Whitney si no se ajustaba. En el

caso de más de dos grupos, se aplicó el método ANOVA si se ajustaba, y el de Kruskal

Wallis si no se ajustaba.

Para el análisis, los datos se cargaron en el programa SPSS para Windows, donde se

llevó a cabo el análisis de los diferentes items y el estudio de las variables.

RESULTADOS DE DATOS GENERALES

Muestra Definitiva

De los 420 cuestionarios planificados, al final se dieron por válidos 406, lo que supone

apenas una desviación del 3,33% de la muestra prevista, sin que ello tenga mayores

implicaciones en el planteamiento del estudio (error muestral del +/- 4,96 % vs 4,88 %

para un nivel de confianza de 95,5% y un grado de dispersión en las respuestas de p =

q = 50).

Datos Personales: Edad y Sexo

2 de cada 3 parcipantes fueron varones (67,5%) y 1 de cada 3 mujeres (32,5%), siendo

la edad media de 51,5 años, con un intervalo que va desde los 27 a los 69 años de

edad.

Datos Profesionales

8 de cada 10 médicos (82,7%) participantes ejercen su labor en la atención primaria de

salud y el resto en la atención especializada. Prácticamente 2 de cada 3 trabajan en el

medio urbano (62,6%) y 1 de cada 3 en el medio rural. Los médicos participantes

presentan una media de 24,7 años de ejercicio profesional, con un rango que va desde

1 hasta 40 años.

RESULTADOS DE DATOS ESPECÍFICOS

ATENCIÓN AL PACIENTE

Pacientes atendidos en consulta

La media de pacientes que los médicos participantes tienen asignados (cupo) fue de

1.626, aunque existe una bastantes variaciones entre ellos. Cada día dicen atender

entre 37 y 38 pacientes (37,6).

Pacientes diabéticos

Del total de pacientes asignados (1.626 como media), 218 (13,4%) padecen DM 2, de

los cuales un 18,5%, es decir, alrededor de 40 pacientes, parecen haber sido

diagnosticados en el último año y un 59,6% en los últimos cinco años. En la consulta de

cada día, los médicos participantes dicen atender una media de 7 pacientes diabéticos

(18,6%), siendo, por tanto, la prevalencia de la consulta mayor que la existe a nivel de

cupo (18,6% vs 13,4%).

Estadístico Error típico

Media

7,03 0,31

IC95% de la media Límite inferior 6,43

Límite superior 7,63

Mediana

6

Desviación típica

5,88

Mínimo

1

Máximo

90

Rango

89

Amplitud intercuartílica

6

Masificación de las Cosultas

Para 7 de cada 10 médicos participantes (71,5%), existe un elevado grado de

masificación de las consultas: valoración de 7 o más en una escala de 1 a 9.

Sensación de Presión y/o Condicionamiento

Las tres cuartas partes de los médicos participantes (77,8%) se sienten bastante

presionados por parte de los Organismos de gestión sanitaria: valoración de 7 o más

en una escala de 1 a 9.

En cambio, solo 1 de cada 3 (36,0%) se siente condicionado por los protocolos de

actuación de su centro sanitario.

NUEVO DIAGNÓSTICO

En relación al último diagnóstico realizado, se obtuvieron los siguientes resultados:

- 6 de cada 10 médicos participantes (59,4%) atendieron a un paciente varón y

en 4 de cada 10 casos a una mujer (40,6%).

- La edad media de los pacientes era de 58 años.

- En el 54,6% de los nuevos diagnósticos se trataba de una persona laboralmente

activa, en el 9,9% de los casos de una persona en paro y en el 35,5% restante,

se trataba de un pensionista.

- Solamente en el 4,2% de los casos parece existir una situación de dependencia.

- En 1 de cada 7 casos (14,1%) el último diagnóstico se realizó hacía menos de

una semana y en 2 de cada 3 casos (64,7%), en el último mes.

Por otra parte, el último diagnóstico se realizó en función básicamente de la glucemia

en ayunas, GA ≥ 126 mg/dl, (71,7%) y del valor de la hemoglobina glicosilada, Hb A1C ≥

6,5 % (70,7%), quedando mucho más alejados otros parámetros diagnósticos, como:

glucemia al azar ≥ 200 mg/dl en paciente con síntomas clásicos de hiperglucemia o

crisis de hiperglucemia (17,7%), valoración global del médico (VGM) por

sintomatología clásica asociada a hiperglucemia, sin pruebas analíticas (12,3%),

detección de complicaciones de la DM-2 (10,6%) y glucemia a las 2 horas de

sobrecarga oral de glucosa durante la prueba de tolerancia a la glucosa, GPP ≥ 200

mg/dl (6,4%) . En 8-9 de cada 10 casos (86,6%) se realizó como acción individual y no

como una estrategia de cribado.

De acuerdo con las respuestas de los participantes, únicamente en el 14,5% de los

casos de nuevos diagnósticos el médico derivó al paciente a otro especialista. En 2 de

cada 3 casos de derivación, ésta se produjo al endocrinólogo (66,1%).

En los casos de no derivación (85,5%), el inicio del tratamiento se produjo en la forma

que recoge la gráfica siguiente:

15,56%

4,03%

80,40%

Medidas NO farmacológicas

Medidas farmacológicas

Medidas farmacológicas y NO farmacológica

Independientemente de la forma en que se produjo el inicio del tratamiento, en la

inmensa mayoría de los casos (97,5%), los médicos dicen haber establecido objetivos

terapéuticos, siendo el principal eliminar o reducir complicaciones (77,8%), seguido de

la normalización del estilo de vida (74,5%) y la eliminación de los síntomas de

hiperglucemia (45,7%).

Asimismo, en la gran mayoría de los casos (93,8%) se dice haber fijado objetivos de

control glucémico a conseguir, siendo el principal la reducción las cifras de HbA1C en

1-2% (55,5%) o en 0,5-1% (38,7%), tal y como muestra la gráfica siguiente.

En 2 de cada 3 casos en los que se estableció tratamiento farmacológico (62,5%),

acompañado o no de medidas no farmacológicas, se hizo de modo simple

(monoterapia), y en 1 de cada 3 se estableció un tratamiento combinado (37,5%). En la

gran mayoría de los casos de monoterapia (91,8%) se utilizó una biguanida

(metformina), mientras que las gliptinas (inhibidores dipeptidil peptidasa 4, iDPP4) se

utilizaron solo en el 7,7% de los casos. En 7 de cada 10 casos de tratamiento

combinado (71,4%) se dice utilizar metformina +gliptinas, mientras que en 1 de cada 7

(14,3%) se dice utilizar metformina + sulfonilureas. La triple terapia oral solo parece

utilizarse en el 4,8% de los casos. La insulina se añade a la metformina en 1 de cada 10

casos (9,5%).

De acuerdo con las respuestas dadas por los médicos, 8 de cada 10 pacientes de nuevo

diagnóstico de DM 2 atendidos (80,8%) presenta otros factores de riesgo

cardiovascular, siendo la distribución de los mismos la que aparece en la gráfica

siguiente.

Por otra parte, solo el 15% parece presentar complicaciones, siendo las principales las

que recoge la gráfica siguiente.

En opinión de los médicos participantes, los pacientes de nuevo diagnóstico

presentaban como media un índice de Hb A1C = 9,5 %, casi un 50% mayor que el

considerado como criterio diagnóstico (Hb A1C ≥ 6,5 %). En cuanto a la glucemia basal

en ayunas, la media fue de 166,7 mg/dl, más de un 30% superior del considerado

como criterio diagnóstico (GA ≥ 126 mg/dl). 7 de cada 10 médicos (71,2%) dice haber

establecido o establecer nuevos controles en un plazo de 3 meses de la realización de

las pruebas, mientras que 1 de cada 4 (26,5%) dice plantearlo cada 6 meses.

DIAGNÓSTICO YA ESTABLECIDO. PACIENTE EN TRATAMIENTO

Según las respuestas dadas por los participantes, únicamente una cuarta parte de los

pacientes con diagnóstico ya establecido lo serían desde hace menos de 5 años,

distribuyéndose el resto prácticamente a partes iguales (algo más de 1/3) entre los

pacientes de 5-10 años y los de > 10 años.

En cuanto al tratamiento, 7 de cada 10 (68,3%) médicos dicen tener a sus pacientes

con terapia farmacológica y no farmacológica simultáneamente, mientras que 1 de

cada 4-5 (23%) dicen tenerlos solo con medidas farmacológicas y 1 de cada 10,

únicamente con medidas no farmacológicas.

De los pacientes bajo tratamiento farmacológico, prácticamente la mitad estarían en

terapia doble, y la otra mitad, bien en monoterapia o bien en terapia triple a partes

iguales. Asimismo, el 30% del total estarían insulinizados.

Según afirman los médicos participantes, en el 35,2% de los pacientes con diagnóstico

inferior a 5 años se ha producido un cambio de terapia, porcentaje que se eleva al

40,3% en el segmento de pacientes con diagnóstico establecido entre 5 y 10 años y al

44,2% en el segmento de más de 10 años. Como media se han producido entre 4 y 5

cambios de terapia.

En los pacientes bajo tratamiento con monoterapia, los fármacos más utilizados

fueron: las biguanidas (metformina) en 6 de cada 10 casos, las gliptinas (Inhibidores

dipeptidil-peptidasa 4 -iDPP 4-) en 1 de cada 4 casos y las sulfonilureas en 1 de cada 8-

9 casos. Los pacientes bajo tratamiento insulínico resultaron el 15,2%. Únicamente en

uno de cada 6 casos se ha producido el cambio de una monoterapia a otra antes de

pasar a la doble terapia.

Cuando se trata de doble terapia la combinación más frecuente es la de metformina +

iDPP 4, que es utilizada en casi la mitad de los casos (43%), seguida de la de

metformina + sulfonilurea en el 18%, es decir, 1 de cada 5-6 casos. La asociación de

metformina a la insulina se produce en 1 de cada 7 casos (14,3%). En 1 de cada 4-5

casos (22,5%) se produce un cambio de una doble terapia por otra distinta antes de

pasar a la triple terapia.

Más de las 2/3 de los pacientes en triple terapia (68%) lo son con antidiabéticos orales,

bien incluyendo metformina (51,2%) o sin incluir metformina (16,7%). Prácticamente

en 1/3 de los casos se utiliza una doble terapia oral más terapia insulínica.

En la inmensa mayoría de los casos (95,7%) se tiene en cuenta las complicaciones que

presenta el paciente a la hora de realizar cambios de tratamiento, mientras que en 2

de cada 3 casos (63,8%) también se tienen en cuenta las cifras de c-LDL y de HTA.

VALORACIÓN DEL CUMPLIMIENTO TERAPÉUTICO

Monoterapia: Para casi la mitad de los participantes, el incumplimiento terapéutico

en pacientes diabéticos bajo monoterapia es mayor del 20%, y para 1 de cada 3-4 es

mayor del 30% cuando se utilizan ADO, porcentaje de incumplimiento que se estima

por parte de 1 de cada 6-7 participantes cuando el antidiabético utilizado es insulina.

Doble terapia: Alrededor de la mitad de los médicos consideran que el incumplimiento

es mayor del 20% y 1 de cada 4 estima que es mayor del 30% en los pacientes

diabéticos tratados con doble terapia ADO. Estos porcentajes de incumplimiento son

más bajos cuando se trata de la combinación de ADO + insulina: 4 de cada 10 (20% de

incumplimiento) y 1 de cada 5 participantes (30% de incumplimiento).

Triple terapia: En relación a la triple terapia ADO, se considera que el incumplimiento

es superior al 20% por parte del 6 de cada 10 participantes y superior al 30% por 1/3

parte; sin embargo estas cifras de incumplimiento bajan a menos de la mitad (20% de

incumplimiento) y a 1 de cada 4-5 participantes (30% de incumplimiento) cuando se

trata de 2 ADO + insulina.

8 de cada 10 médicos participantes (79%) dicen realizar controles periódicos de

cumplimiento terapéutico, pero, en la mayoría de los casos, estos controles parecen

basarse en la información del paciente (76,9%), no mediante test (Batalla, Haynes-

Sackett, Morinsky-Green) u otros métodos de evaluación directos o indirectos

(recuento, determinaciones analíticas, etc.).

Los cambios de terapia se suelen realizar en más de la mitad de los casos ante la falta

de respuesta al tratamiento, siendo menos relevantes la presentación de

complicaciones de la propia enfermedad (1 de cada 5), los efectos secundarios del

tratamiento (1 de cada 4-5) o las interacciones medicamentosas (1 de cada 7). A la

hora de instaurar un nuevo tratamiento o de realizar cambios de terapia, parece que la

mayoría (casi 9 de cada 10) suelen consultar alguna guía de práctica clínica (GPC),

protocolo de actuación o algoritmo de decisión.

INTERCONSULTAS

Prácticamente 3 de cada 4 participantes (73,1%) dice realizar interconsultas con otros

especialistas.

Las interconsultas más frecuentes son las del médico de familia con endocrinólogos.

Prácticamente 2 de cada 3 (67%) encuestados dice realizar al menos 10 interconsultas

al cabo del año.

VALORACIÓN DEL CASO CLÍNICO

Descripción del Caso

“Paciente varón de 59 años, casado, de profesión administrativo. Diabético de larga

duración (11 años) en tratamiento con metformina desde la 2ª revisión, que vuelve a la

consulta de su médico de cabecera, después de 1 año, y es remitido a consulta de

medicina interna por parte del médico de familia, con cifras elevadas de LDL-

colesterol, a pesar del tratamiento con simvastatina, y presión arterial elevada,

habiendo diferencias de presión arterial entre ambos brazos (160/90 dcha vs 120/80

izda). Sobrepeso (IMC 28 kg/m2). Fumador activo, aunque estuvo un periodo de seis

años (entre los 49 y 55 años) sin fumar y bebedor ocasional de alcohol, realiza una vida

sedentaria. En los datos analíticos destacan: glucosa 190 mg/dl y HbA1c 8,0%. En el

servicio de medicina interna es diagnosticado de enfermedad arterial periférica con

afectación de extremidades inferiores y superiores”.

Valoración del Caso

Casi la mitad de los participantes (44,6%) considera bastante adecuada (valoración

entre 7 y 9) la derivación del paciente al servicio de Medicina Interna, mientras que el

28,8% la considera regular (valoración entre 4 y 6) y el 26,6% poco adecuada

(valoración entre 1 y 3).

Prácticamente 1/3 de los encuestados (32,7%) considera bastante adecuada

(valoración entre 7 y 9) la realización de controles periódicos al cabo del año. En

cambio, casi la mitad (45,1%) considera este periodo de tiempo poco adecuado

(valoración entre 1 y 3), mientras que a un 22,2% le parece regular (valoración entre 4

y 6).

A 8 de cada 10 participantes (78,6%) le parece bastante adecuada (valoración entre 7 y

9) la medida de la presión arterial en ambos brazos, frente a un 17,5% que lo considera

regular y solamente un 3,9% que la considera poco adecuada.

A 6 de cada 10 médicos encuestados (61,4%) le parece poco adecuada (valoración

entre 1 y 3) la estrategia de mantener al paciente solo con metformina durante este

tiempo, aunque a 1 de cada 3 (28,2%) le parece regular y a 1 de cada 10 (11,4%)

incluso le parece bastante adecuada. Sin embargo, un 32,8% considera poco adecuado

(valoración entre 1 y 3) el cambio de terapia frente a un 42,7% que lo considera

bastante oportuno (valoración entre 7 y 9) y un 24,5% de “indiferentes” (valoración

entre 4 y 6).

Un 83,2% considera bastante adecuada (valoración entre 7 y 9) la estrategia de añadir

otro ADO a la metformina. Esta valoración baja al 44,1% frente a la estrategia de

añadir insulina basal a la metformina y al 18,2% en el caso de considerar la doble

terapia oral sin metformina.

En el 58,9% de los casos se considera una estrategia terapéutica bastante adecuada

(valoración entre 7 y 9) haber utilizado una estatina desde el inicio del tratamiento. Por

su parte, el 70,9% considera que se debería haber cambiado de estatina en el

transcurso del mismo. En cuanto al tratamiento antihipertensivo del paciente con DM

2, 9 de cada 10 participantes (88,7%) considera que IECA o ARA II es una elección

bastante adecuada (valoración entre 7 y 9).

Finalmente, 7 de cada 10 médicos participantes considera que el Servicio de Medicina

Interna debería consultar con otros Servicios hospitalarios, fundamentalmente

Endocrinología, pero también con otros, como Cardiología, Cirugía vascular o

Nefrología, tal y como se recoge en la tabla siguiente.

Una vez diagnosticado el paciente de enfermedad arterial periférica, la mayoría de

participantes (60,6%) considera que es el médico de familia quien debería realizar el

seguimiento y control del paciente, frente al 30,6% o el 29,8% que considera que

debería pasar bajo el control del cirujano vascular o el internista respectivamente. De

la respuesta múltiple se deduce que, al menos, para 1 de cada 4 encuestados (26%) el

seguimiento y control se debería llevar a cabo por más de un especialista.

La inmensa mayoría está bastante de acuerdo en la completa supresión del

tabaquismo (98,5%) y en el establecimiento de un regimen estricto de dieta y ejercicio

(al menos, 60 minutos) diario (94,3%).

CONCLUSIONES

Planteamiento

El PROYECTO INERCIA se ha planteado como un estudio cuantitativo, descriptivo,

transversal, multicéntrico y nacional, con objeto de documentar la inercia clínica en la

atención al paciente diabético, valorar la actitud y comportamiento del médico ante la

misma y analizar la variabilidad de la práctica clínica. En el estudio han participado 406

médicos de familia y especialistas hospitalarios involucrados en el manejo del paciente

con DM 2, planteándose con significación estadística a nivel nacional y

representatividad y proporcionalidad entre las diferentes CCAA. El estudio presenta un

nivel de confianza del 95,5% y un error muestral del 4,9% para un grado de dispersión

en las respuestas de p = q = 50.

El estudio tiene las limitaciones propias de un cuestionario basado en las opiniones,

actitudes y comportamientos de los médicos y no en los datos procedentes de

historias clínicas reales. No obstante, plantea por primera vez una aproximación muy

interesante a la práctica clínica real en la atención al paciente con DM 2 y la posibilidad

de sacar conclusiones importantes en relación a las conductas de inercia clínica.

Datos Generales de la Consulta

Los médicos participantes tenían un amplio rango de edad (de 27 a 69 años),

situándose la media de edad en los 51,5 años y 24,7 años de ejercicio profesional, lo

que indica una amplia experiencia profesional. 2 de cada 3 participantes eran hombres

y, asimismo, 2 de cada 3 ejercía su labor profesional en el ámbito urbano.

De acuerdo con lo expresado por los participantes, cada médico atiende a unos 7

pacientes con DM 2 al día, es decir, 1 de cada 5-6 del total de personas atendidas en

consulta (37,6). La prevalencia a nivel de la consulta (18,6%) es mayor que a nivel del

total de pacientes atendidos por el médico o cupo (13,4%), lo que demuestra que los

pacientes con DM 2 plantea una mayor demanda que otros tipos de pacientes.

Prácticamente el 60% de ellos había sido diagnosticados de DM 2 en el transcurso de

los últimos 5 años.

La masificación de las consultas (entre 37 y 38 personas atendidas diariamente) y la

“presión” por parte de los Organismos responsables de la gestión sanitaria son

señalados como importantes fuentes de inercia clínica y terapéutica.

Nuevo Diagnóstico

En relación al último diagnóstico realizado, 6 de cada 10 médicos participantes

atendieron a un paciente varón y en 4 de cada 10 casos a una mujer, siendo la edad

media de 58 años. En más de la mitad de los nuevos diagnósticos se trataba de una

persona laboralmente activa, en 1 de cada 10 casos de una persona en paro y en 1 de

cada 3 de un pensionista. Solo parece haber situación de dependencia en el 4,2%. En 2

de cada 3 casos el último diagnóstico se realizó en el último mes.

El último diagnóstico se realizó en función básicamente de la glucemia en ayunas, GA ≥

126 mg/dl, (71,7%) y del valor de la hemoglobina glicosilada, Hb A1C ≥ 6,5 % (70,7%). En

8-9 de cada 10 casos (86,6%) se realizó como acción individual y no como una

estrategia de cribado, y en poco más del 10% se estableció a partir de las

complicaciones de la DM 2.

Únicamente en el 14,5% de los casos de nuevos diagnósticos el médico derivó al

paciente a otro especialista, fundamentalmente al endocrinólogo.

En los casos de no derivación, 8 de cada 10 participantes dice haber iniciado el

tratamiento con medidas farmacológicas y no farmacológicas simultáneamente y la

gran mayoría de ellos (97,5%) refiere haber fijado objetivos terapéuticos basados, por

una parte, en el control de la glucemia, especialmente en lo relativo a la reducción de

las cifras de Hb A1c en 0,5-1 y 1-2% y, por otra, en la eliminación o reducción de

complicaciones y la normalización del estilo de vida.

En 2 de cada 3 casos en los que se estableció tratamiento farmacológico, acompañado

o no de medidas no farmacológicas, se hizo en monoterapia, fundamentalmente con

metformina, y en 1 de cada 3 se estableció un tratamiento combinado, principalmente

metformina + iDPP4. La triple terapia oral solo parece utilizarse en uno de cada 20

casos. En 1 de cada 10 pacientes en tratamiento combinado parece ser necesaria la

insulinización.

De los pacientes con DM 2 atendidos en consulta, más del 80% presentaban otros

FRCV, sobre todo HTA y dislipemia. Por otra parte, un 15% parecía presentar

complicaciones, fundamentalmente cardiovasculares.

7 de cada 10 encuestados se planteaba realizar nuevos controles de los pacientes

recién diagnosticados a los 3 meses y 1 de cada 4, cada 6 meses.

Diagnóstico establecido

Solo una cuarta parte de los pacientes con diagnóstico ya establecido lo serían desde

hace menos de 5 años. De los pacientes con diagnóstico ya establecido y bajo

tratamiento farmacológico (más del 90% como terapia sola o acompañada de medidas

no farmacológicas), prácticamente la mitad estarían en terapia doble, y la otra mitad,

bien en monoterapia o bien en terapia triple a partes iguales.

Aproximadamente en el 35% de los pacientes con diagnóstico inferior a 5 años se ha

producido un cambio de terapia, porcentaje que se eleva por encima del 40% en el

segmento de pacientes con diagnóstico establecido entre 5 y 10 años y del 44% en el

segmento de más de 10 años.

En los pacientes bajo tratamiento con monoterapia, los fármacos más utilizados

fueron la metformina, en 6 de cada 10 casos y las gliptinas (iDPP 4) en 1 de cada 4

casos. Únicamente en uno de cada 6 casos se ha producido el cambio de una

monoterapia a otra antes de pasar a la doble terapia.

Cuando se trata de doble terapia la combinación más frecuente es la de metformina +

iDPP 4, que es utilizada en casi la mitad de los casos, seguida de la de metformina +

sulfonilurea, usada en el 1 de cada 5-6 casos. En 1 de cada 4-5 casos se produce un

cambio de una doble terapia por otra distinta antes de pasar a la triple terapia.

Más de las 2/3 de los pacientes en triple terapia (68%) lo son con antidiabéticos orales,

bien incluyendo metformina. Prácticamente en 1/3 de los casos se utiliza una doble

terapia oral más terapia insulínica.

En la inmensa mayoría de los casos se tiene en cuenta las complicaciones que presenta

el paciente a la hora de realizar cambios de tratamiento, mientras que en 2 de cada 3

casos también se tienen en cuenta las cifras de c-LDL y de HTA.

Cumplimiento terapéutico

A pesar de que 8 de cada 10 médicos participantes dicen realizar controles periódicos

de cumplimiento terapéutico, basados fundamentalmente en la información del

paciente, las tasas de incumplimiento siguen siendo considerables, aun cuando son

conocidas y las consecuencias de un mal control terapéutico:

- Para casi la mitad de los participantes, el incumplimiento terapéutico en

pacientes diabéticos bajo monoterapia es mayor del 20%, y para casi 1/3 parte

es mayor del 20% cuando se utilizan ADO.

- Alrededor de la mitad de los médicos consideran que el incumplimiento es

mayor del 20% y 1 de cada 4 estima que es mayor del 30% en los pacientes

diabéticos tratados con doble terapia ADO.

- En relación a la triple terapia ADO, se considera que el incumplimiento es

superior al 20% por parte del 60% de los participantes y superior al 30% por 1/3

parte.

- Las cifras de incumplimiento tanto en monoterapia como en terapia combinada

suelen ser menores que las comentadas cuando se trata de un paciente

insulinizado.

Los cambios de terapia se suelen realizar mayoritariamente ante la falta de respuesta

al tratamiento. A la hora de realizar cambios de terapia, parece que la mayoría (9 de

cada 10) suelen consultar alguna GPC, protocolo o algoritmo de decisión.

3 de cada 4 participantes dice realizar interconsultas con otros especialistas, siendo las

más frecuentes las del médico de familia con el endocrinólogo. Prácticamente las 2/3

partes de los encuestados dice realizar al menos 10 interconsultas al cabo del año.

Caso Clínico

En relación al caso clínico planteado (diabético de larga duración) diagnosticado de

enfermedad arterial periférica en el servicio de Medicina Interna, las respuestas de los

participantes arrojan las siguientes conclusiones:

- A 6 de cada 10 médicos encuestados le parece poco adecuada la estrategia de

mantener al paciente solo con metformina durante este tiempo, y 4 de cada 10

considera bastante oportuno el cambio de terapia.

- Más del 80% considera bastante adecuada la estrategia de añadir un segundo

ADO a la metformina.

- Casi el 60% de los participantes considera que en los pacientes diabéticos con

alto riesgo se deben utilizar estatinas desde el principio, aunque más del 70%

coinciden en que, en este caso concreto, se debería haber cambiado el

tratamiento con simvastatina ante la falta de respuesta

- Más del 90% considera que el tratamiento antihipertensivo más efectivo en el

paciente diabético es IECA o ARA II.

- La inmensa mayoría está bastante de acuerdo en la total supresión del tabaco y

en el establecimiento de un regimen estricto de dieta y ejercicio diario.

- Se plantea de manera amplia que el servicio de Medicina Interna debería haber

consultado con otras especialidades, fundamentalmente Endocrinología, así

como que el seguimiento del pacientedebería realizarse por parte del médico

de familia.

RESUMEN

La fase cuantitativa del Proyecto INERCIA pone de manifiesto ciertas conductas

rutinarias, especialmente en lo referido a estrategias terapéuticas con poca tendencia

al cambio, así como a conductas de “aceptación” de un importante grado de

incumplimiento terapéutico.

Por otra parte, parecen mejorables las actitudes en cuanto al diagnóstico más precoz y

estrategias más activas de cribado, que puedan detectar situaciones de diabetes e

incluso prediabetes.

La masificación de las consultas y “sentirse presionados” pueden contribuir a las

conductas de inercia. No obstante, los profesionales sanitarios parecen conocer y

consultar las GPC en DM 2 y parecen tener una buena orientación general del

tratamiento escalonado del paciente con DM 2, observándose un progresivo avance de

las gliptinas en detrimento de las sulfonilureas tanto como tratamiento alternativo a

metformina en monoterapia como tratamiento asociado a ella en los casos de

tratamiento combinado.

La prevalencia de la DM 2 en las consultas es más elevada que en la población

atendida por los médicos (cupo) y que la prevalencia general en la población española,

lo que viene a poner de manifiesto la mayor demanda de atención de los pacientes

diabéticos y la necesidad de establecer criterios de calidad de tratamiento y calidad

asistencial.

El presente trabajo servirá de base para la realización de un segundo estudio con

aspectos más cualitativos, que permita orientar el planteamieto de estrategias

encaminadas a reducir la inercia y mejorar la eficiencia en la atención al paciente con

DM 2, tanto en la atención primaria como en la especializada.

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