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Romanización de Gallaecia Cultura castreña

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Romanización de Gallaecia

Cultura castreña

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LOS GALAICOS. Características generales

A pesar de que Estrabón habla del Noroeste como una zona ocupada, a la llegada de los romanos, por tres etnias: galaicos, astures y cántabros, y de que llevaban una idéntica forma de vida.

Por esto se cree que conviene individualizar a los pueblos galaicos de los restantes pueblos del norte y Noroeste de la Península. Además por entender que el tipo de hábitat, el castro, que ha dado lugar a la “cultura castreña”, le confiere una personalidad propia, y los presenta como una unidad cultural de gran relevancia dentro de la Península. Y aunque este tipo de hábitat se extiende por las regiones cántabro-astures e incluso en zonas del oeste de la Meseta. Sin embargo, es en las regiones galaicas donde adquiere

su propia fisonomía y personalidad.

También la sociedad de los castella galaicos era distinta a las sociedades del resto de la zona céltica y con unas características propias que la diferencian de las demás sociedades prerromanas de la Península.

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LA CULTURA CASTREÑA

El territorio de los galaicos es el que mejor se acomoda a la conocida “Cultura Castreña”. Pero sus límites son todo el noroeste hispánico, el territorio cántabro-astur, más algunas estribaciones de la Meseta.

1. MODO DE HABITACIÓNEs el rasgo más característico, en poblados o fuertes situados en lugares fácilmente defendibles. Los “castros” o “citanias”. Este hábitat castreño no es exclusivo del norte, pero ha permitido individualizar la zona del noroeste como una unidad cultural de gran relevancia y personalidad.Su área geográfica hay que situarla en Galicia y en el occidente de Asturias. Otro núcleo en el norte de Portugal (entre el Miño y el Duero). También se extendió por las provincias limítrofes de León, Salamanca y Ávila, alcanzando por el norte las de Cantabria y el País Vasco.

2. CRONOLOGÍAEl inicio de esta cultura se había fijado (según Avieno) en el siglo VI a.C., cuando las tribus Saefes (celtas) llegan a las costas del Noroeste, donde se enfrentaron con los oestrimnios, habitantes del área galaica.

Los descubrimientos arqueológicos y los análisis del C-14, confirman esta datación para los castros de Borneiro (A Coruña) y Peñarrubia (Lugo).

El punto final no coincide con la llegada de los romanos, a pesar de la fuerte ocupación de estos hábitat. La fecha más tardía dada por el C-14 es del 570 d.C. en el castro de Mohías (Asturias).La vida castreña se desarrolló pues arrancando desde finales del Bronce hasta el final del Bajo Imperio, coincidiendo con otras formas de hábitat (las villae).Maluquer elaboró una periodización dividida en cuatro fases:Castreño I: Los poblados estaban construidos por agrupaciones de viviendas donde predominaban los materiales de origen vegetal: maderas, etc. Siglo VII a.C.Castreño II: Aparecen casas circulares de piedra y se organizan murallas y defensas (500 - 100 a.C.)Castreño III: Etapa de contacto con el mundo romano (100 - 29 a.C.)Castreño IV: Pervivencia castreña en la cultura romana provincial, especialmente en áreas rurales, con un intento de asimilar el nuevo tipo de urbanismo (siglo I-IV d.C.)

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Localización de los principales castrosen territorio de Galicia

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HÁBITAT Y URBANISMO

Se puede hablar de dos tipos de emplazamientos: costeros e interiores.

Los costeros se construían sobre cabos o promontorios, porque así se aseguraba su defensa por tres lados, y por el otro lado se construían obras defensivas. Los interiores se construían sobre penínsulas situadas al borde de los ríos, y otros sobre colinas exentas o montículos. La altura de los emplazamientos varía desde los 30 m. Hasta los 1.500 m., aunque lo normal era de 150 a 500 m. Por otro lado, la distribución era irregular, pues existían áreas donde se agrupa un elevado número de castros, medianos o pequeños, y otras donde sólo hay un castro, pero de mayores dimensiones.

En lo referente a la adecuación del lugar del hábitat, cuentan con las defensas naturales y artificiales como fosos, parapetos, terraplenes, murallas, torreones y las llamadas “piedras hincadas”. Se trata de piedras de sección prismática, clavadas en la tierra y que sirven de defensa contra la caballería. La murallas suelen rodear los castros en su totalidad y en cada uno de ellos suelen ser diferentes en complejidad y dimensiones. Los materiales utilizados suelen ser pizarras (en Lugo y Asturias) y granito en las demás áreas.

A las murallas se accede a través de rampas o mediante escaleras de lajas de piedras. Las puertas pueden ser mediante torreones o de simple acceso. Los sistemas defensivos no suelen ser unitarios sino que existe una combinación de todos ellos: fosos, murallas, etc.

La mayoría de los castros poseen un solo recinto, aunque hay con dos y hasta con cuatro. Su forma suele ser variada (triangulares, circulares, ovalados, pero no rectangulares), y sus dimensiones son por término medio de 120 x 90 m.

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LAS VIVIENDAS

Presentan tendencia hacia las formas curvas, bien redondeadas o bien rectangulares con ángulos redondeados. El origen de la planta circular hay que buscarlo en la fase constructiva anterior al mundo castreño, en la que se levantaron casas de este tipo con materiales ligeros (madera, ramas, etc.). Algunas presentan un pequeño vestíbulo a la entrada, lo que permitiría ampliar el área de habitación.

La cimentación en las casas era escasa, solían llevar zócalos de una o varias hiladas de piedra regulares, que sobresalían en la parte anterior de la vivienda. Los muros eran de altura considerable pero no se solía perforar de vanos, por lo que el acceso se hacía a través de una sola puerta con adintelamiento y con jambas monolíticas. Los aparejos también eran variados, desde la mampostería hasta los sistemas más complejos, poligonales o en hiladas horizontales de pizarra.

Los techos de las casas circulares debían de estar hechos a base de paja o vegetales recubiertos con barro y apoyados sobre un poste central. Su forma solía ser cónica. En algunas ocasiones se cubría con un tejado a una sola agua o con empleo de la falsa bóveda.

El pavimento podía ser de barro pisado, granito machacado, roca rebajada o con un enlosamiento total o parcial.

El hogar podía ser circular o rectangular y se encontraba en la parte central de la vivienda, en su interior y adosados a las paredes existían bancos corridos.

Los monumentos con horno son una de las construcciones más enigmáticas de los castros. Están situados cerca de la muralla de los poblados, construidos en parte soterrados y en parte a cielo abierto; tienen canales de agua y piedras “formosas” en medio de los recintos. Poseen un ábside semicircular con cámara y atrio. Estas construcciones presentan restos de fuegos y carbones. Se los considera como monumentos funerarios en los que se realizaban cremaciones de cadáveres. Se cree que se trata de santuarios de aguas, otros de hornos con fines industriales (de pan o cerámicos) o de baños con funciones termales o medicinales. Lo cierto es que aun no se ha descubierto su utilidad exacta, aunque creemos que las más exactas son las que le confieren un carácter funerario o termal.

El número de habitaciones por castro se ha considerado de una media de 250 habitantes por castro, y habitado por más de una familia nuclear. La población total de los castros del noroeste fue calculada de unos 200.000 habitantes en la época de Vespasiano (según Plinio).

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CASTRO DE BAROÑAPORTO DO SON (A CORUÑA)

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EL URBANISMO DE LOS RECINTOS CASTREÑOS

Antes de las guerras cántabras respondían a una ordenación espontánea del espacio ocupado, adaptado a la topografía y que podíamos llamar “urbanismo morfológico” por la tendencia al aislamiento geográfico y a la dispersión.

Tras la guerras cántabro-astures se produjo una evolución por el impacto romano. Estos aprovecharon los hábitats preexistentes y los sometieron a nuevos patrones urbanísticos, aunque el poblamiento castreño se mantuvo a pesar de la orden de Augusto de que las poblaciones se asentaran en el llano. En ello se reconoce el peso de la tradición indígena, pero se produce el paso del urbanismo espontáneo, de viviendas exentas, sin compartimentaciones internas, a un urbanismo en el que se organizan calles y se pavimentan aceras.

Igualmente se remodela el interior de las viviendas. Primero la casa tendría cocina con hogar central, dormitorio, silo y hórreo. Y después se compartimenta con hogares desplazados hacia la pared y con el empleo de tégulas.

Por último se introducen edificios con funciones públicas como el caso de los “monumentos con hornos”.Cuando finaliza la conquista romana se inicia el desplazamiento de los castros más elevados a alturas medias en zonas aptas para el cultivo. Así se crearon los “castros agrícolas” para fomentar la agricultura cerealística, y los “castros mineros”.

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La presencia romana, en definitiva, afectó de dos formas:

Adaptación del hábitat preexistente al nuevo modelo urbanístico, aun cuando se mantuvieran las raíces indígenas en el sistema constructivo.

Creación de castros de fundación romana. Reagrupando la población de varios, o bien trasladándolos de lugar según la nueva política económica y estratégica de Roma.

Pero a finales del siglo I d.C. los castros perdieron sus funciones, tanto de carácter económico como sociopolítico, porque nuevas formas de organización y nuevos incentivos económicos aparecieron en el horizonte cultural de toda esta región.

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ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL: LOS CASTELLA

En general la organización social en los populi o civitas galaicos es así:

En un populus o civitas existen una serie de asentamientos, no muy grandes, que deben corresponder con los castros, que reciben el nombre latino de castellum. En cada uno de estos asentamientos vive una comunidad autónoma respecto a las otras comunidades, pero que, únicamente con ellas compone una civitas o populus.

Estas comunidades no tienen una entidad suficiente para definir el rango de las personas, pero por el contrario tales comunidades son la entidad básica a la que pertenece cada persona.

La desaparición de los castella y la utilización de las civitas suponen un cambio en la organización de las comunidades indígenas. La primera organización básica, la comunidad que da rango a las personas ya no son los castella, sino las civitates.

Así, con la llegada de los romanos se va a terminar este sistema de organización socio-política, que supone una forma de hábitat, de utilización de la tierras, etc. que no era conocida en ninguna otra parte del mundo conquistado por Roma.

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Castro de San Cibrao das Lás (Ourense), reconstrucción.