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EL UNIVERSAL Viernes 10 de abril de 2015 El Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM invita al coloquio de di- vulgación “A la caza de la materia oscura con cámaras digitales. El expe- rimento DAMIC en SNOLAB”, que será impartido por el doctor Alexis Agui- lar Arévalo hoy viernes 10 de abril, a partir de las 13:00 horas, en el Auditorio Marcos Moshinsky del citado instituto, en Ciudad Universitaria. Í El Observatorio HAWC (siglas en inglés de High Altitude Water Che- renkov Observatory) —único en su tipo en el mundo— fue inaugurado en las faldas del Volcán Sierra Negra, entre Puebla y Veracruz. Mediante sus institutos de Astronomía, Física, Ciencias Nucleares y Geofísica, la UNAM participó en su construcción. Con sus 293 contenedores de agua pura podrá captar los rayos gamma provenientes del universo exterior y así seguir las señales de eventos cósmicos extremos tales como el choque de dos estrellas de neutrones o las explosiones agónicas de las sup ernovas. En la sierra de Guerrero y la costa de Oaxaca, entre otras regiones, un grupo de entomólogos encabezado por Alejando Zaldívar Riverón, del Instituto de Biología, descubrió cin- co nuevas especies de chapulines comestibles pertenecientes al géne- ro Sph e n a r i u m. A estos insectos se les realizaron estudios detallados, tanto moleculares como morfológi- cos, pero aún está pendiente su des- cripción formal. Posteriormente po- drán ser nombrados de acuerdo con el código de la nomenclatura zoo- lógica. El hallazgo fue publicado en la revista Molecular Phylogenetics and Evolution. Texto: Roberto Gutiérrez Alcalá [email protected] ñ í é á á e acuerdo con la Organización Mun- dial de la Salud (OMS), en el mundo hay 18 millones de personas infectadas con Trypanosoma cruzi , el parásito causante del mal de Chagas, y 45 mil fallecimientos al año debidos a esta en- fermedad de países pobres (en México, los estados más afectados por ella son Oaxaca, Veracruz, Morelos y Yucatán). T. cruzi es transmitido mediante las heces de un insecto conocido como chinche besucona (Tria- toma infestans) , que por lo general vive en las pa- redes de casas de bajareque (caña) ubicadas en zonas tropicales, de donde brinca a las personas (tiene tendencia a picar en las comisuras de los labios y cerca de los ojos). Como este insecto defeca mientras pica y chupa sangre, la persona, al rascarse, se abre una mi- núscula herida en la piel, a través de la cual T. cruzi ingresa en el torrente sanguíneo y, después, en las células. En el lugar del piquete se forma un cha- goma (hinchazón) y la persona padece algunos malestares leves, como dolor de cabeza, fiebre, tos y dolor abdominal. Al cabo de un tiempo desa- parece la hinchazón, pero el parásito ya se en- cuentra dentro del organismo humano sin oca- sionar, en 95% de los casos, ningún síntoma. Así pueden pasar 10, 15 o más años, hasta que un día el mal de Chagas se manifiesta por medio de insuficiencia cardiaca y agrandamiento de órganos internos, como el esófago, el colon y el mismo corazón. En esta etapa crónica de la en- fermedad, los dos únicos medicamentos dispo- nibles para su tratamiento (nifurtimox y benz- nidazol) resultan poco efectivos y presentan muchas contraindicaciones. El mal de Chagas también puede transmitirse por transfusión sanguínea, trasplante de órganos, infección congénita, ingestión de alimentos con- taminados y, en ocasiones, por contacto con san- gre de personas o animales infectados. Durante 10 años, Ricardo Reyes Chilpa, investi- gador del Instituto de Química de la UNAM, y su equipo estudiaron cerca de 80 plantas mexicanas con potencial medicinal, en colaboración con un grupo dirigido por el doctor Hiroshige Akahane y la doctora Fumiko Abe, de la Universidad de Fu- kuoka, en Japón. Posteriormente —a raíz del fallecimiento del doctor Akahane y del retiro de la doctora Abe— reanudaron ese estudio con un grupo del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, en- cabezado por la doctora Bertha Espinoza. “Lo que hicimos fue un sondeo basado en un método bioprospectivo (no en la medicina popu- lar) para tratar de localizar algunas plantas con compuestos interesantes y a la par investigamos algo de su química y de sus principios activos. Es- tudiamos, sobre todo, extractos provenientes de la raíz, las hojas, la corteza, etcétera. De esta ma- nera pudimos distinguir varias plantas que son primisorias para combatir el mal de Chagas”, dice Reyes Chilpa. Hoy en día, el investigador universitario y su equipo han identificado compuestos con poten- cial contra T. cruzi en las plantas guaco (Aristo- lochia taliscana) , aguacate (Persea americana) y en otras menos conocidas, como limoncillo (Gar- cinia intermedia) , bari (Calophyllum brasiliense) y zapote domingo (Mammea americana) . Asimis- mo han identificado las especies ahuehuete (Ta- xodium macronatum) , anona (Annona reticulata) y chirimoya (Annona cherimola) como promiso- rias para obtener compuestos activos. “Hemos trabajado, por ejemplo, con algunos lignanos de guaco, con xantonas de limoncillo y de bari, con cumarinas de zapote domingo y con alcoholes de cadena larga de la semilla de agua- cate. Hay que ver que estos compuestos sean efec- tivos en la fase en que T. cruzi está en el insecto, pero sobre todo en las fases en que se desarrolla dentro del organismo humano, que es lo que más nos importa para controlar esta enfermedad. Por lo pronto, en colaboración con la doctora Espi- noza, Karla Daniela Rodríguez Hernández, alum- na del doctorado en Ciencias Biomédicas, ya está probando algunos de los compuestos más pro- misorios en ratones infectados con el parásito.” El siguiente paso consiste en evaluar la toxici- dad de estos compuestos en células normales (co- mo linfocitos) y en modelos animales. Y a con- tinuación se probarían en humanos (fase clínica) antes de usarlos en la elaboración de un medi- camento específico o de un fitofármaco, concepto novedoso que se aplica a extractos de origen ve- getal formulados y evaluados farmacológicamen- te como los medicamentos convencionales, pero cuyo costo de producción es menor. Con el grupo japonés, Reyes Chilpa y su equipo trabajaron con cepas de T. cruzi de Guatemala porque eran las únicas que tenían entonces; ac- tualmente lo hacen con cepas de México. “Ha habido avances muy interesantes en nues- tra investigación. Algunos compuestos tienen una alta actividad antiparasitaria, incluso mejor que la que presentan los fármacos de referencia, así como una baja toxicidad”, indica el investi- gador universitario. Las plantas estudiadas por Reyes Chilpa y su equipo son originarias de muchas zonas del país con diferentes climas y ecosistemas: selvas, de- siertos, bosques secos... Con el apoyo de la maestra en ciencias Abigail Aguilar, jefa del Herbario de Plantas Medicinales del IMSS, y de la maestra en ciencias Edith López Villafranco, de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, colectaron una parte de ellas en merca- dos, donde se expenden comúnmente como re- medios caseros. ó Instituciones de educación superior como la UNAM tienen la capacidad de llevar a cabo las primeras fases de una investigación químico-far- macológica (lo que se llama la investigación pre- clínica), pero no las últimas, como la clínica (en la que se realizan pruebas en humanos) y la de producción de medicamentos. De ahí que, en opinión de Reyes Chilpa, los Es- tados u organismos internacionales como la Or- ganización de las Naciones Unidas y la OMS de- berían patrocinar estas últimas fases para que la humanidad contara con nuevos medicamentos destinados, en especial, a combatir enfermedades de países pobres, como el mal de Chagas, o en- fermedades emergentes, como el ébola. “Si consideramos que se requieren, en prome- dio, 15 años e inversiones que van de los 800 mi- llones a los 2 mil millones de dólares para desa- rrollar nuevos medicamentos, no resulta nada ra- ro que se eluda la responsabilidad de hacer esa tarea, y cuando ésta recae en las compañías far- macéuticas (cuyo principal interés, obviamente, es recuperar la inversión y ganar mucho dinero), el costo de esos medicamentos innovadores re- sulta muy alto. Así pues, como las universidades y otras instituciones públicas no pueden concluir todo el ciclo investigación preclínica-clínica-pro- ducción, se desaprovecha una enorme capacidad científica y tecnológica. Por eso pienso que sería una buena opción que los Estados y esos orga- nismos internacionales brindaran su apoyo para crear medicamentos sin fines de lucro. La medi- cina tiene que ser vista como un derecho, no sólo como un negocio”, concluye. b í í á á í Í

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����� ���������� ����������En la sierra de Guerrero y la costa deOaxaca, entre otras regiones, ungrupo de entomólogos encabezadopor Alejando Zaldívar Riverón, delInstituto de Biología, descubrió cin-co nuevas especies de chapulinescomestibles pertenecientes al géne-ro Sph e n a r i u m. A estos insectos seles realizaron estudios detallados,tanto moleculares como morfológi-cos, pero aún está pendiente su des-cripción formal. Posteriormente po-drán ser nombrados de acuerdo conel código de la nomenclatura zoo-lógica. El hallazgo fue publicado enla revista Molecular Phylogeneticsand Evolution.

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Texto: Roberto Gutiérrez Alcaláro [email protected]

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Oaxaca, Veracruz, Morelos y Yucatán).T. cruzi es transmitido mediante las heces de un

insecto conocido como chinche besucona (Tria -toma infestans), que por lo general vive en las pa-redes de casas de bajareque (caña) ubicadas enzonas tropicales, de donde brinca a las personas(tiene tendencia a picar en las comisuras de loslabios y cerca de los ojos).

Como este insecto defeca mientras pica y chupasangre, la persona, al rascarse, se abre una mi-núscula herida en la piel, a través de la cual T. cruziingresa en el torrente sanguíneo y, después, en lascélulas. En el lugar del piquete se forma un cha-goma (hinchazón) y la persona padece algunosmalestares leves, como dolor de cabeza, fiebre, tosy dolor abdominal. Al cabo de un tiempo desa-parece la hinchazón, pero el parásito ya se en-cuentra dentro del organismo humano sin oca-sionar, en 95% de los casos, ningún síntoma.

Así pueden pasar 10, 15 o más años, hasta queun día el mal de Chagas se manifiesta por mediode insuficiencia cardiaca y agrandamiento deórganos internos, como el esófago, el colon y elmismo corazón. En esta etapa crónica de la en-fermedad, los dos únicos medicamentos dispo-nibles para su tratamiento (nifurtimox y benz-nidazol) resultan poco efectivos y presentanmuchas contraindicaciones.

El mal de Chagas también puede transmitirsepor transfusión sanguínea, trasplante de órganos,infección congénita, ingestión de alimentos con-taminados y, en ocasiones, por contacto con san-gre de personas o animales infectados.

�����Durante 10 años, Ricardo Reyes Chilpa, investi-gador del Instituto de Química de la UNAM, y suequipo estudiaron cerca de 80 plantas mexicanas

con potencial medicinal, en colaboración con ungrupo dirigido por el doctor Hiroshige Akahane yla doctora Fumiko Abe, de la Universidad de Fu-kuoka, en Japón.

Posteriormente —a raíz del fallecimiento deldoctor Akahane y del retiro de la doctora Abe—reanudaron ese estudio con un grupo del Institutode Investigaciones Biomédicas de la UNAM, en-cabezado por la doctora Bertha Espinoza.

“Lo que hicimos fue un sondeo basado en unmétodo bioprospectivo (no en la medicina popu-lar) para tratar de localizar algunas plantas concompuestos interesantes y a la par investigamosalgo de su química y de sus principios activos. Es-tudiamos, sobre todo, extractos provenientes dela raíz, las hojas, la corteza, etcétera. De esta ma-nera pudimos distinguir varias plantas que sonprimisorias para combatir el mal de Chagas”, diceReyes Chilpa.

Hoy en día, el investigador universitario y suequipo han identificado compuestos con poten-cial contra T. cruzi en las plantas guaco (Aristo -lochia taliscana), aguacate (Persea americana) yen otras menos conocidas, como limoncillo (Gar -cinia intermedia), bari (Calophyllum brasiliense) yzapote domingo (Mammea americana). Asimis-mo han identificado las especies ahuehuete (Ta -xodium macronatum), anona (Annona reticulata)y chirimoya (Annona cherimola) como promiso-rias para obtener compuestos activos.

“Hemos trabajado, por ejemplo, con algunoslignanos de guaco, con xantonas de limoncillo yde bari, con cumarinas de zapote domingo y conalcoholes de cadena larga de la semilla de agua-cate. Hay que ver que estos compuestos sean efec-tivos en la fase en que T. cruzi está en el insecto,

pero sobre todo en las fases en que se desarrolladentro del organismo humano, que es lo que másnos importa para controlar esta enfermedad. Porlo pronto, en colaboración con la doctora Espi-noza, Karla Daniela Rodríguez Hernández, alum-na del doctorado en Ciencias Biomédicas, ya estáprobando algunos de los compuestos más pro-misorios en ratones infectados con el parásito.”

El siguiente paso consiste en evaluar la toxici-dad de estos compuestos en células normales (co-mo linfocitos) y en modelos animales. Y a con-tinuación se probarían en humanos (fase clínica)antes de usarlos en la elaboración de un medi-camento específico o de un fitofármaco, conceptonovedoso que se aplica a extractos de origen ve-getal formulados y evaluados farmacológicamen-te como los medicamentos convencionales, perocuyo costo de producción es menor.

Con el grupo japonés, Reyes Chilpa y su equipo

trabajaron con cepas de T. cruzi de Guatemalaporque eran las únicas que tenían entonces; ac-tualmente lo hacen con cepas de México.

“Ha habido avances muy interesantes en nues-tra investigación. Algunos compuestos tienenuna alta actividad antiparasitaria, incluso mejorque la que presentan los fármacos de referencia,así como una baja toxicidad”, indica el investi-gador universitario.

Las plantas estudiadas por Reyes Chilpa y suequipo son originarias de muchas zonas del paíscon diferentes climas y ecosistemas: selvas, de-siertos, bosques secos...

Con el apoyo de la maestra en ciencias AbigailAguilar, jefa del Herbario de Plantas Medicinalesdel IMSS, y de la maestra en ciencias Edith LópezVillafranco, de la Facultad de Estudios SuperioresIztacala, colectaron una parte de ellas en merca-dos, donde se expenden comúnmente como re-medios caseros.

����ó�Instituciones de educación superior como laUNAM tienen la capacidad de llevar a cabo lasprimeras fases de una investigación químico-far-macológica (lo que se llama la investigación pre-clínica), pero no las últimas, como la clínica (enla que se realizan pruebas en humanos) y la deproducción de medicamentos.

De ahí que, en opinión de Reyes Chilpa, los Es-tados u organismos internacionales como la Or-ganización de las Naciones Unidas y la OMS de-berían patrocinar estas últimas fases para que lahumanidad contara con nuevos medicamentosdestinados, en especial, a combatir enfermedadesde países pobres, como el mal de Chagas, o en-fermedades emergentes, como el ébola.

“Si consideramos que se requieren, en prome-dio, 15 años e inversiones que van de los 800 mi-llones a los 2 mil millones de dólares para desa-rrollar nuevos medicamentos, no resulta nada ra-ro que se eluda la responsabilidad de hacer esatarea, y cuando ésta recae en las compañías far-macéuticas (cuyo principal interés, obviamente,es recuperar la inversión y ganar mucho dinero),el costo de esos medicamentos innovadores re-sulta muy alto. Así pues, como las universidadesy otras instituciones públicas no pueden concluirtodo el ciclo investigación preclínica-clínica-pro-ducción, se desaprovecha una enorme capacidadcientífica y tecnológica. Por eso pienso que seríauna buena opción que los Estados y esos orga-nismos internacionales brindaran su apoyo paracrear medicamentos sin fines de lucro. La medi-cina tiene que ser vista como un derecho, no sólocomo un negocio”, concluye. b

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