rma 80 16mar2014

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AGENDA PARROQUIAL AGENDA PARROQUIAL AGENDA PARROQUIAL Lunes 17: 19h: Grupo de Cáritas Martes 18: No hay misa Miércoles 19 : San José 20h: Misa 20:30h: Catequesis adultos Jueves 20 : 18h: Grupo de liturgia 20h: Misa Viernes 21: 19:30h: Via Crucis 20h: Misa Sábado 22: 20h: Misa Domingo 23: Domingo III Cuaresma # Entrega del Padrenuestro 11:30h: Misa 17h: Celebración de la Penitencia con los niños de 1ª Comunión 20h: Misa JESUCRISTO PADECIÓ BAJO EL PODER DE PONCIO PILATO, FUE CRUCIFICADO, MUERTO Y SEPULTADO 118. ¿Por qué la muerte de Cristo for- ma parte del designio de Dios? Al fin de reconciliar consigo a todos los hombres, destinados a la muerte a causa del pecado, Dios tomó la amorosa iniciativa de enviar a su Hijo para que se entregara a la muerte por los pecadores. Anunciada ya en el Antiguo Testamento, particularmente como sacrificio del Siervo doliente, la muer- te de Jesús tuvo lugar según las Escrituras. 119. ¿De qué modo Cristo se ofreció a sí mismo al Padre? Toda la vida de Cristo es una oblación libre al Padre para dar cumplimiento a su designio de salvación. Él da «su vida como rescate por muchos» (Mc 10, 45), y así reconcilia a toda la humanidad con Dios. Su sufrimiento y su muerte manifiestan cómo su humanidad fue el instrumento libre y perfecto del Amor divino, que quiere la salvación de todos los hombres. 120. ¿Cómo se manifiesta en la última Cena la oblación de Jesús? En la última Cena con los Apóstoles, la víspera de su Pasión, Jesús anticipa, es de- cir, significa y realiza anticipadamente la oblación libre de sí mismo: «Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros», «ésta es mi sangre que será derrama- da...» (Lc 22, 19-20). De este modo, Jesús instituye, al mismo tiempo, la Eucaristía como «memorial» (1 Co 11, 25) de su sacri- ficio, y a sus Apóstoles como sacerdotes de la nueva Alianza. COMPENDIO DE LA IGLESIA CATÓLICA LA PROFESIÓN DE LA FE CRISTIANA: EL CREDO EL PAPA NOS HA DICHO… 3. “Cuando Jesús entra en las aguas del Jor- dán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente, necesita- da de perdón, entre nosotros, pecadores, y car- gar con el peso de nuestros pecados. Este es el ca- mino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria”. 4. “Cuando Jesús nos invita a tomar su ‘yugo lleva- dero’, nos invita a enriquecernos con esta ‘rica pobreza’ y ‘pobre riqueza’ suyas, a compartir con Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Pri- mogénito (cfr Rom 8, 29)”. Mensaje para la Cuaresma 2014 Hoja Parroquial Parroquia El Salvador (Alcalá la Real) Rema mar adentro parroquiaelsalvador.alcalalareal [email protected] Nº 80 16 marzo 2014 DOMINGO II CUARESMA 2ª Lectura ǀ 2 Timoteo (1, 8b-10) Querido hermano: Toma parte en los duros trabajos del Evange- lio, según las fuerzas que Dios te dé. Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque antes de la creación, desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado por medio del Evan- gelio, al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal, por medio del Evangelio. Evangelio ǀ Mateo (17, 1-9) En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: Señor, ¡qué hermoso es estar aquí! Si quieres, haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo. Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocán- dolos, les dijo: Levantaos, no temáis. Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos. 1ª Lectura ǀ Génesis (12, 1-4a) En aquellos días, el Señor dijo a Abrahán: Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nom- bre, y será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo. Abraham marchó, como le había dicho el Señor. Salmo 32 R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti.

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Page 1: Rma 80 16mar2014

AGENDA PARROQUIALAGENDA PARROQUIALAGENDA PARROQUIAL

◘Lunes 17:

19h: Grupo de Cáritas

◘Martes 18:

No hay misa

◘Miércoles 19: San José

20h: Misa

20:30h: Catequesis adultos

◘Jueves 20:

18h: Grupo de liturgia

20h: Misa

◘Viernes 21:

19:30h: Via Crucis

20h: Misa

◘Sábado 22:

20h: Misa

◘Domingo 23: Domingo III Cuaresma #

Entrega del Padrenuestro

11:30h: Misa

17h: Celebración de la Penitencia con

los niños de 1ª Comunión

20h: Misa

JESUCRISTO PADECIÓ BAJO EL PODER DE PONCIO PILATO, FUE CRUCIFICADO,

MUERTO Y SEPULTADO

118. ¿Por qué la muerte de Cristo for-ma parte del designio de Dios?

Al fin de reconciliar consigo a todos los hombres, destinados a la muerte a causa del pecado, Dios tomó la amorosa iniciativa de enviar a su Hijo para que se entregara a la muerte por los pecadores. Anunciada ya en el Antiguo Testamento, particularmente como sacrificio del Siervo doliente, la muer-te de Jesús tuvo lugar según las Escrituras.

119. ¿De qué modo Cristo se ofreció a sí mismo al Padre?

Toda la vida de Cristo es una oblación libre al Padre para dar cumplimiento a su designio de salvación. Él da «su vida como rescate por muchos» (Mc 10, 45), y así reconcilia a toda la humanidad con Dios. Su sufrimiento y su muerte manifiestan cómo su humanidad fue el instrumento libre y perfecto del Amor divino, que quiere la salvación de todos los hombres.

120. ¿Cómo se manifiesta en la última Cena la oblación de Jesús?

En la última Cena con los Apóstoles, la víspera de su Pasión, Jesús anticipa, es de-cir, significa y realiza anticipadamente la oblación libre de sí mismo: «Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros», «ésta es mi sangre que será derrama-da...» (Lc 22, 19-20). De este modo, Jesús instituye, al mismo tiempo, la Eucaristía como «memorial» (1 Co 11, 25) de su sacri-ficio, y a sus Apóstoles como sacerdotes de la nueva Alianza.

COMPENDIO DE LA IGLESIA CATÓLICA

LA PROFESIÓN DE LA FE CRISTIANA: EL CREDO

EL PAPA NOS HA DICHO…

3. “Cuando Jesús entra en las aguas del Jor-dán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente, necesita-da de perdón, entre nosotros, pecadores, y car-gar con el peso de nuestros pecados. Este es el ca-mino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria”. 4. “Cuando Jesús nos invita a tomar su ‘yugo lleva-dero’, nos invita a enriquecernos con esta ‘rica pobreza’ y ‘pobre riqueza’ suyas, a compartir con Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Pri-mogénito (cfr Rom 8, 29)”.

Mensaje para la Cuaresma 2014

Hoja Parroquial Parroquia El Salvador (Alcalá la Real)

Rema mar adentro

parroquiaelsalvador.alcalalareal [email protected]

Nº 80 16 marzo 2014 DOMINGO II CUARESMA

2ª Lectura ǀ 2 Timoteo (1, 8b-10)

Querido hermano:

Toma parte en los duros trabajos del Evange-

lio, según las fuerzas que Dios te dé. Él nos salvó

y nos llamó a una vida santa, no por nuestros

méritos, sino porque antes de la creación, desde

tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su

gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa

gracia se ha manifestado por medio del Evan-

gelio, al aparecer nuestro Salvador Jesucristo,

que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida

inmortal, por medio del Evangelio.

Evangelio ǀ Mateo (17, 1-9)

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los

llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía

como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés

y Elías conversando con él.

Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: Señor, ¡qué hermoso es estar aquí! Si

quieres, haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una

voz desde la nube decía: Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.

Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocán-

dolos, les dijo: Levantaos, no temáis.

Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.

Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: No contéis a nadie la visión hasta

que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.

1ª Lectura ǀ Génesis (12, 1-4a)

En aquellos días, el Señor dijo a

Abrahán: Sal de tu tierra y de la casa

de tu padre, hacia la tierra que te

mostraré. Haré de ti un gran pueblo,

te bendeciré, haré famoso tu nom-

bre, y será una bendición. Bendeciré

a los que te bendigan, maldeciré a

los que te maldigan. Con tu nombre

se bendecirán todas las familias del

mundo.

Abraham marchó, como le había

dicho el Señor.

Salmo 32

R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre

nosotros como lo esperamos de ti.

Page 2: Rma 80 16mar2014

ESCUCHAR A JESÚS

El centro de ese relato complejo, llamado tradicionalmente “La transfiguración de Jesús”, lo ocupa una Voz que viene de una ex-traña “nube luminosa”, símbolo que se emplea en la Biblia para hablar de la presencia siempre misteriosa de Dios que se nos ma-nifiesta y, al mismo tiempo, se nos oculta.

La Voz dice estas palabras: “Este es mi Hijo, el amado, mi pre-dilecto. Escuchadlo”. Los discípulos no han de confundir a Jesús con nadie, ni siquiera con Moisés y Elías, representantes y testi-gos del Antiguo Testamento. Solo Jesús es el Hijo querido de Dios, el que tiene su rostro “resplandeciente como el sol”.

Pero la Voz añade algo más: “Escuchadlo”. En otros tiempos, Dios había revelado su voluntad por medio de los “diez manda-tos” de la Ley. Ahora la voluntad de Dios se resume y concreta en un solo mandato: escuchad a Jesús. La escucha establece la verda-dera relación entre los seguidores y Jesús.

Al oír esto, los discípulos caen por los suelos “llenos de espan-to”. Están sobrecogidos por aquella experiencia tan cercana de Dios, pero también asustados por lo que han oído: ¿podrán vivir escuchando solo a Jesús, reconociendo solo en él la presencia mis-teriosa de Dios?

Entonces, Jesús “se acerca y, tocándolos, les dice: Levantaos. No tengáis miedo”. Sabe que necesitan experimentar su cercanía humana: el contacto de su mano, no solo el resplandor divino de su rostro. Siempre que escuchamos a Jesús en el silencio de nues-tro ser, sus primeras palabras nos dicen: Levántate, no tengas miedo.

Muchas personas solo conocen a Jesús de oídas. Su nombre les resulta, tal vez, familiar, pero lo que saben de él no va más allá de algunos recuerdos e impresiones de la infancia. Incluso, aunque se llamen cristianos, viven sin escuchar en su interior a Jesús. Y, sin esa experiencia, no es posible conocer su paz inconfundible ni su fuerza para alentar y sostener nuestra vida.

Cuando un creyente se detiene a escuchar en silencio a Jesús, en el interior de su conciencia, escucha siempre algo como esto: “No tengas miedo. Abandónate con toda sencillez en el misterio de Dios. Tu poca fe basta. No te inquietes. Si me escuchas, descu-brirás que el amor de Dios consiste en estar siempre perdonándo-te. Y, si crees esto, tu vida cambiará. Conocerás la paz del cora-zón”.

En el libro del Apocalipsis se puede leer así: “Mira, estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa”. Jesús llama a la puerta de cristianos y no cristianos. Le podemos abrir la puerta o lo podemos rechazar. Pero no es lo mismo vivir con Jesús que sin él.

José A. Pagola

Para la revisión de vida

a) ¿Estamos atentos a co-

menzar un camino como

Abraham, dejando todo para

entrar en la tierra nueva que

Dios nos propone?

b) ¿Hasta dónde llega

nuestra disposición de discí-

pulos de imitar a Cristo?

¿Tenemos reservas y temor a

sacrificar nuestras situacio-

nes queridas o nuestros pun-

tos de vista?

c) Si la Cuaresma es tiempo

de abrirnos a un nuevo futu-

ro ¿confiamos en Dios hasta

el punto de seguir a Cristo?

¿O preferimos quedarnos

como estamos porque en el

fondo tememos cambiar?

d) En qué cosa urgente de-

be cambiar nuestra nación,

nuestra familia, nuestro am-

biente para ser verdadera-

mente cristianos?

¡QUE SALGA, SEÑOR!

¡QUE SALGA, SEÑOR! De la cobardía que apaga tu voz

De la espiritualidad, débil y cómoda, que me hace olvidar lo que ocurre a mi alrededor

¡QUE SALGA, SEÑOR! Del llano que me agarra y no me deja verte De la tierra que me seduce y me conduce

De los problemas que no me dejan descubrir la gran lección de tu cruz

¡QUE SALGA, SEÑOR! Pues, cuando me encierro en mí mismo,

veo que algo no funciona en mí. Que me falta aire para respirar

Que los horizontes desaparecen de mi vista Que, la ilusión y la fe, disminuyen por momentos

¡QUE SALGA, SEÑOR! Pero, para ello, como a Pedro, Santiago y Juan

llévame contigo: para que disfrute de tu presencia

para que escuche tu Palabra para que sepa lo que me espera,

por el hecho de ser tu amigo y compañero ¡QUE SALGA, SEÑOR!

Que no me quede bajo las bóvedas de un mundo fácil que todo lo contamina

que todo lo desvirtúa que todo lo confunde que todo lo frivoliza

¡QUE SALGA, SEÑOR! Que no me pierda, ni un solo Domingo,

este momento de paz y de gracia de amor y de Palabra

de presencia y de perdón que es la Eucaristía.

¡QUE SALGA, SEÑOR!

Para la revisión de vida

a) ¿Estamos atentos a co-

menzar un camino como

Abraham, dejando todo para

entrar en la tierra nueva que

Dios nos propone?

b) ¿Hasta dónde llega

nuestra disposición de discí-

pulos de imitar a Cristo?

¿Tenemos reservas y temor a

sacrificar nuestras situacio-

nes queridas o nuestros pun-

tos de vista?

c) Si la Cuaresma es tiempo

de abrirnos a un nuevo futu-

ro ¿confiamos en Dios hasta

el punto de seguir a Cristo?

¿O preferimos quedarnos

como estamos porque en el

fondo tememos cambiar?

d) En qué cosa urgente de-

be cambiar nuestra nación,

nuestra familia, nuestro am-

biente para ser verdadera-

mente cristianos?