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RILCE 31.2 (2015) 572 RESEÑAS esta publicación en el terreno de los estudios prosódicos sobre el español, más allá de lo que supone el mero proyecto AMPER en el que se sitúan los estudios presentados, y la exhaustivi- dad de los datos contenidos referidos tanto al F0 como a la duración y la in- tensidad, hacen de esta obra una refe- rencia imprescindible de consulta para todos aquellos que quieran acercarse a los aspectos prosódicos de estas va- riedades. Ana María Fernández Planas Universidad de Barcelona [email protected] Esteban, Ángel, y Yannelys Aparicio, eds. Miguel de Carrión. Las honradas. Madrid: Cátedra, 2013. 575 pp. (ISBN: 978-84- 376-2742-7) Junto con Carlos Loveira, Miguel de Carrión (1875-1929) es el mejor no- velista cubano de las primeras décadas de la República. Médico de profesión, es autor de tres novelas –El milagro (1903), Las honradas (1917) y Las im- puras (1919)–, así como de un puñado de cuentos y de una cuarta novela, La esfinge, que quedó inédita a su muerte. Al igual que Loveira, Carrión acude al vehículo de la ficción para denunciar los falsos valores de la pujante bur- guesía cubana de esos años. De ahí que, también como Loveira –autor, entre otras, de Los inmorales (1910), Generales y doctores (1920), Los ciegos (1922)–, Carrión favorezca títulos que apunten a la dimensión representativa de sus narraciones. Así en la bilogía Las honradas y Las impuras, que examina los prejuicios e imposiciones que coartan el desarrollo sano de la mujer. Ha- biendo ya editado la segunda de estas novelas (Cátedra, 2011), Ángel Este- ban y Yannelys Aparicio ahora com- pletan el trabajo con una esmerada edición de la obra que se considera el logro máximo de este escritor. La extensa y enjundiosa intro- ducción ofrece al lector todos los da- tos necesarios para una lectura infor- mada del texto. Además de recorrer la biografía de Carrión y la totalidad de su producción literaria, los editores detallan las principales características de la sociedad cubana –en particular, la habanera– durante la segunda dé- cada del siglo XX, años que vieron un auge económico sin precedentes, acompañado, para bien y para mal, por la creciente injerencia de los Es- tados Unidos. Como explican los edi- tores, La Habana retratada por Ca- rrión es una ciudad en transición: todavía española pero en camino a la norteamericanización de su entorno físico y cultural. Es éste el momento en que las calles de la capital cubana empiezan a llenarse de “fotingos”, la arquitectura colonial alterna con man-

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RESEÑAS

esta publicación en el terreno de losestudios prosódicos sobre el español,más allá de lo que supone el meroproyecto AMPER en el que se sitúan losestudios presentados, y la exhaustivi-dad de los datos contenidos referidostanto al F0 como a la duración y la in-tensidad, hacen de esta obra una refe-rencia imprescindible de consulta paratodos aquellos que quieran acercarse alos aspectos prosódicos de estas va-riedades.

Ana María Fernández PlanasUniversidad de [email protected]

Esteban, Ángel, y Yannelys Aparicio,eds.Miguel de Carrión. Las honradas. Madrid:Cátedra, 2013. 575 pp. (ISBN: 978-84-376-2742-7)

Junto con Carlos Loveira, Miguel deCarrión (1875-1929) es el mejor no-velista cubano de las primeras décadasde la República. Médico de profesión,es autor de tres novelas –El milagro(1903), Las honradas (1917) y Las im-puras (1919)–, así como de un puñadode cuentos y de una cuarta novela, Laesfinge, que quedó inédita a su muerte.Al igual que Loveira, Carrión acude alvehículo de la ficción para denunciarlos falsos valores de la pujante bur-guesía cubana de esos años. De ahí

que, también como Loveira –autor,entre otras, de Los inmorales (1910),Generales y doctores (1920), Los ciegos(1922)–, Carrión favorezca títulos queapunten a la dimensión representativade sus narraciones. Así en la bilogía Lashonradas y Las impuras, que examina losprejuicios e imposiciones que coartanel desarrollo sano de la mujer. Ha-biendo ya editado la segunda de estasnovelas (Cátedra, 2011), Ángel Este-ban y Yannelys Aparicio ahora com-pletan el trabajo con una esmeradaedición de la obra que se considera ellogro máximo de este escritor.

La extensa y enjundiosa intro-ducción ofrece al lector todos los da-tos necesarios para una lectura infor-mada del texto. Además de recorrer labiografía de Carrión y la totalidad desu producción literaria, los editoresdetallan las principales característicasde la sociedad cubana –en particular,la habanera– durante la segunda dé-cada del siglo XX, años que vieron unauge económico sin precedentes,acompañado, para bien y para mal,por la creciente injerencia de los Es-tados Unidos. Como explican los edi-tores, La Habana retratada por Ca-rrión es una ciudad en transición:todavía española pero en camino a lanorteamericanización de su entornofísico y cultural. Es éste el momentoen que las calles de la capital cubanaempiezan a llenarse de “fotingos”, laarquitectura colonial alterna con man-

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siones art-déco y el “palo” de ron su-fre ante la popularidad del highball.Precisamente a partir del 1919,cuando Carrión publica Las impuras yel Congreso de Estados Unidosaprueba la Ley Seca, La Habana seconvertirá en el destino favorito delsediento turista norteamericano.

En términos literarios, Las hon-radas es un brote tardío del natura-lismo, con todo el lastre de cienti-fismo decimonónico que ello supone.Desde esta óptica –ajena a las narra-ciones de ambiente rural que por en-tonces se escribían en Hispanoamé-rica–, Carrión no repara en darnosuna visión descarnada, a veces brutal,de las mezquindades que se ocultandetrás de la moral burguesa. Sin duda,entre las escenas mejor logradas de lanovela están las descripciones de dosintervenciones quirúrgicas: la oferec-tomía de Alicia y el aborto de su her-mana. Valiéndose de sus conocimien-tos médicos, el autor pone en boca dela narradora una abundancia de deta-lles fisiológicos chocantes por su ex-plicitez. No obstante, como agreganlos editores, el tremendismo de talesescenas no obvia el parentesco de Lashonradas con la novela galante diecio-chesca. Tanto como Thérèse Raquin,la genealogía de Las honradas incluyela Clarissa de Richardson y Les liaisonsdangereuses de Laclos.

Se ha dicho con frecuencia queen la novelística de Carrión los perso-

najes femeninos poseen una densidadhumana inexistente en los masculinos,quienes tienden a reducirse a “cornu-dos” o “vividores” (una excepción, ami ver, es el enano Rigoletto, perso-naje secundario en Las impuras, crea-ción digna de Galdós o Baroja). Lasmujeres también se dividen en dosbandos, “honradas” e “impuras”, peroson tratadas por Carrión con muchamás sutileza y simpatía. De hecho,más que compartimentos estancos, losrubros designan vasos comunicantes.Carrión establece el distingo para des-montarlo. Ni las impuras son tan im-puras como parecen, ni las honradasson tan honradas como aparentan.Como indican los editores, Victoria, laprotagonista de Las honradas, es unahonrada impura, mientras que Teresa,la protagonista de Las impuras, es unaimpura honrada. En vez de discrimi-nar entre dos clases de mujeres, hon-radez e impureza nombran distintasfases en la trayectoria vital de mujeresobligadas a vivir en un mundo como elde estos relatos.

Al igual que tantas novelas deci-monónicas, la trama de Las honradasgira en torno a un adulterio. Victoriase entrega al jefe de su esposo, DonFernando, seductor redomado, “sagazenvenenador”, con quien experimentauna pasión hasta entonces descono-cida por ella. A propósito de estas pe-ripecias sentimentales, el crítico cu-bano Marcelo Pogolotti ha hablado

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de un “bovarismo criollo”. Sí, perocon la salvedad de que el bovarismocriado en Cuba es menos truculentoque su antepasado francés. En AnaKarenina, Madame Bovary o La Re-genta, el adulterio desencadena unacatástrofe. Victoria Alvareda, a dife-rencia de Emma Bovary, no se suicidaal ser abandonada por su amante,quien continúa su carrera de Don Juancriollo; Victoria se conforma con unarutina matrimonial que, si no la haceenteramente feliz, le brinda estabili-dad y cierto nivel de contento. Casi alfinal de la novela ella observa a su hijajugando en el Prado, escena que leprovoca “como una gran carcajadasardónica, el pensamiento, ahora des-embozado y franco, de que sin el adul-terio y el infanticidio, no hubiera con-quistado la felicidad de su hogar yafianzado para siempre la paz domés-tica” (571). No en balde Victoria bro-mea que debería escribir una nuevaversión de La perfecta casada. Deacuerdo con el bovarismo criollo, laperfecta casada es la que acepta unmatrimonio imperfecto. Por eso Vic-toria emerge victoriosa de su ordalía.

Otro rasgo sobresaliente de Lashonradas es la inusual perspectiva na-rrativa. En vez de emplear un narra-dor omnisciente (como lo hará en Lasimpuras), Carrión hace que Victorianarre toda la historia de su vida ín-tima. El uso de la primera persona, ala vez que imparte inmediatez a la na-

rración, permite al lector adentrarsesin mediaciones en los resortes afecti-vos de la protagonista. No obstante,los editores hacen bien en señalar que,de vez en cuando, el lector nota “lamano de Carrión en la pluma de la na-rradora” (74). Y así es, puesto que al-gunos juicios de Victoria, acertados ono, reflejan una amplitud de horizon-tes poco verosímil en una mujer conescasa experiencia del mundo: “Decien mujeres casadas tal vez noventavivían fuera de las leyes del sexo, y demil adúlteras, novecientas noventa loeran ocasionalmente, volviendo des-pués en silencio al hogar, y sólo diezllegaban al desenlace novelesco, es de-cir, a la fuga, la sorpresa, la confesióno el suicidio” (561). La observacióndesempeña una papel significativodentro de la narración, ya que me-diante ella Carrión insinúa que auncon historias sin un “desenlace nove-lesco”, como la de la propia Victoria,puede construirse una novela; consti-tuye, pues, una justificación solapadade la materia elegida por el novelista.Pero la interrogante persiste: ¿en basea qué experiencias ha llegado Victoriaa tales conclusiones?

Para fundamentar su afán expli-cativo, Victoria hace hincapié en su“manía de observarlo todo”. Pero estamanía, rasgo definidor del narradornaturalista, no llega a integrarse con elpersonaje que la reclama. CuandoVictoria escudriña “el corazón en-

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fermo” de la sociedad cubana y haceun diagnóstico de la enfermedad,quien habla no es la narradora sino elautor. Tal vez consciente de la incon-gruencia, Carrión atribuye parte delas reflexiones de la protagonista a unartículo periodístico que ella lee ytranscribe. En lugar de disimular, elardid delata el artificio. Ese “extrañoescrito” es la novela misma. El anó-nimo articulista, “cuyo nombre [Vic-toria] ni siquiera recordaba”, no esotro que Carrión, ávido colaboradorde La Lucha y otros periódicos de lacapital cubana. Las honradas es una na-rración bífida, “impura”, por así de-cirlo, a caballo entre el journal intimey la novela de tesis. Sobre todo en lasúltimas páginas, el escritor está enpugna con el polemista.

La relativa torpeza en el manejodel punto de vista no es sorprendenteen una literatura como la cubana que,en ese momento, carecía de una sólidatradición novelística, y de ningunamanera rebaja la importancia de Lashonradas. Es más, al retratar los bajosfondos habaneros, Carrión se anticipaal “realismo sucio” practicado por fi-guras como Pedro Juan Gutiérrez,Zoé Valdés y Fernando VelázquezMedina. De este modo la narrativa deCarrión no se limita a dar muestras deun naturalismo trasnochado; tambiénse adelanta a corrientes literarias denuestra época.En los últimos años han aparecido va-

rias ediciones de Las honradas y Lasimpuras. Mas ninguna de ellas incluyeel aparato crítico de las de Esteban yAparicio (son de agradecer, en espe-cial, las numerosas aclaraciones idio-máticas del argot cubano). Los estu-diosos de la narrativa cubana quedanen deuda con los editores por suaporte a la valoración de un novelistaque, en palabras de Jorge Mañach, sedistingue por la “cruda nobleza” desus realizaciones.

Gustavo Pérez FirmatColumbia University (NY, EE.UU.)[email protected]

Fernández Juncal, CarmenLéxico disponible de Cantabria: estudio so-ciolingüístico. Salamanca: Universidad deSalamanca/Universidad de Cantabria,2013. 542 pp. (ISBN: 978-84-9012-337-9)

Carmen Fernández Juncal, profesorae investigadora de la Universidad deSalamanca, publicó en 2008 Léxico dis-ponible de Burgos y cinco años mástarde presenta a la comunidad cientí-fica el Léxico disponible de Cantabria:estudio sociolingüístico. Recogiendo eltestigo de la profesora F. Carrera de laRed, Fernández Juncal culmina el tra-bajo de disponibilidad léxica en la re-gión cántabra y, con ello, la participa-ción de esta comunidad norteña en el

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