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Especial del Diario Contexto (www.diariocontexto.com.ar) sobre el II Congreso de Comunicación/Ciencias Sociales y el I Congreso de Comunicación Popular (CCP) realizado entre el 1 y el 4 de septiembre de 2015 en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

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Por Contexto

Existen preguntas que se nos instalan en la con-cepción del campo científico-intelectual-académi-co: para qué, para quiénes, desde quiénes, bajo qué intereses compartidos se realiza la producción teó-rica que necesaria e indefectiblemente trasciende las fronteras del campo de la comunicación y de las ciencias sociales. La predominante presencia de otros saberes que provienen de nuestras luchas y resistencias, de los movimientos sociales, polí-ticos y culturales, de los medios populares, de las prácticas de comunicación popular y para el cam-bio social y de las organizaciones políticas, debe ser articulada –no quizás sin conflicto– en pos de los destinos de nuestros pueblos. Es en este sen-tido, y no por mera casualidad, que se realizaron conjuntamente el I Congreso Comunicación Popu-lar desde América Latina y el Caribe (CCP) y el II Congreso Comunicación/Ciencias Sociales desde América Latina (Comcis), en la Facultad de Perio-dismo y Comunicación Social de la Universidad de La Plata durante los días 1, 2, 3 y 4 de septiembre.

En la primera edición del Comcis, que fue realiza-do en 2011, el objetivo era dar cuenta de la ten-sión entre lo político y lo intelectual dentro de las ciencias sociales; y buscaba respuestas en torno a los nuevos objetos, las problemáticas y los ejes te-máticos abordados desde las perspectivas comu-nicacionales y las ciencias sociales. En continuidad con aquel primer congreso, el II Comcis pretendió profundizar esas búsquedas pero trascendiendo la pregunta acerca del para qué de las producciones de la academia.

Además, en la actualidad hay otras lógicas y for-matos de producción de conocimiento, que no se encuentran bajo los cánones que se imponen en el campo hegemónico de la producción científica, que avala unos saberes por sobre otros. Por eso fue necesario reflexionar sobre legitimidades no insti-tuidas y el lugar que debe tomar el Estado para ar-ticular los más diversos saberes. Ese fue el desafío de la nueva edición del congreso.

Las voces de América Latina

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En tal sentido en los foros dialogaron representan-tes del conocimiento que se produce a partir de la experiencia, con investigadores que están atravesa-dos por el saber de la academia.

Así se puso en la cima de los debates que no hay un único modo de producir conocimiento; pues bien po-dría decirse que se puede hacer encerrado en un la-boratorio dirigiéndose a unos pocos y también pue-de construirse desde el territorio.

Por su parte el Congreso de Comunicación Popular particularmente, tuvo como desafío encontrarle su lugar de reflexión y de construcción en lo que es el estatuto académico a la comunicación popular en el mapa de las ciencias sociales.

El objetivo del congreso fue hacer una puesta a pun-to de los legados históricos y el desafío de pensar la comunicación popular y el Estado, el desarrollo de un Estado democrático con una comunicación popu-lar estratégica.

Desde Contexto nos propusimos tomar algunas de las voces que participaron en los distintos paneles para registrar lo que entendemos que es una dis-cusión importante que deben atender los medios de comunicación, sobre todo, aquellos que como nues-tro diario que entienden que la comunicación no es una mercancía sino un espacio de batalla para la li-bertad de los pueblos.

Este especial es apenas un fragmento de todas las discusiones que confluyeron en los congresos e in-tenta representar aquellas que han sido trascenden-tales para el aporte a la discusión sobre la democra-tización de la palabra como un derecho humano.

La realización de los congresos estuvo a cargo de las docentes e investigadoras de la Facultad Daiana Bruzzone y Claudia Villamayor quienes pusieron a disposición los espacios necesarios para concretar este especial. También la Secretaría de Posgrado colaboró con la realización de entrevistas y cobertu-ras relacionadas a los temas específicos de su cam-po de estudios.

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El investigador y analis-ta político conversó con Contexto sobre el nue-vo paradigma cultural de América Latina. Una discusión enfocada en el rol de los me-dios, los secto-res académicos y la penetración mediática de Esta-dos Unidos.

En los últimos veinte años los procesos sociales de América Latina volvieron a poner en plano central figuras históricas como Bolívar, San Martín o al pro-pio Ernesto Che Guevara. Uno de los testigos más tenaces de ese fenómeno fue el politólogo y soció-logo Atilio Boron, quien dialogó con Contexto sobre las pistas a tener en cuenta en los desafíos de los próximos años para un avance cultural en esta par-te del mundo. Una discusión que incluye el rol de los medios masivos, el pensamiento colonialista desde la Academia y los nuevos posicionamientos del im-perialismo en la actualidad.

Atilio Boron

“Hay que elevar la vozde los de abajo”

Por Roberto Álvarez Mur

Luego de los procesos políticos y económicos que encabezó América Latina en la última década, ¿cuá-les son los ejes para encarar la batalla cultural dentro de la Patria Grande?

Se trata de una batalla fundamental. Si uno ob-serva la experiencia histórica del último cuarto de siglo puede concluir que el neoliberalismo ha sido derrotado en un sentido político y ha fracasado en un punto de vista económico. Pero en el plano de la cultura aún se observa la necesidad de profundizar la discusión, aun cuando ha habido gobiernos que se

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Foto: Alejandro Palladino

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han empeñado en dejar atrás los legados del libera-lismo. Todo el ideario que generó el espectro neoli-beral sigue teniendo en la cultura una vigencia nota-ble, lo cual denota a un enemigo difícil de derrotar. Cuando digo esto me refiero a cómo ellos lograron insertarse, fundamentalmente, a través de los me-dios de comunicación de enorme alcance en Amé-rica Latina. Creo que uno de los ejes para pensar la batalla es en los medios de comunicación. El otro es la educación, en todos los niveles. Sobre todo en la universitaria, en especial en países del Caribe, don-de el imperio estableció mecanismos de reproduc-ción cultural favorable a sus intereses.

Al momento de pensar América Latina como un co-lectivo cultural de pueblos, ¿qué factores nos unifi-can y cuáles nos limitan?

Arranco por el hecho que tal vez es el más obvio y que convierte al nuestro en un continente especial y único en el mundo: vos podés caminar desde Us-huaia a Tijuana hablando un mismo idioma. Con esto no quiero negar los idiomas de los pueblos origina-rios, que abundan, ni la frontera del lenguaje cas-tellano con el portugués, aun cuando el Brasil está mucho más abierto a la influencia de penetración del español con respecto a cincuenta años atrás. Si tomás la experiencia europea, por ejemplo, un cam-pesino portugués en apenas quinientos kilómetros llega al norte de Francia y no sabrá cómo comuni-carse. Lo mismo sucede en África, donde existe un mosaico de lenguas originarias aún vigentes y don-de las lenguas coloniales como el inglés o el francés son de una pequeña minoría, que la gente del común no maneja. Lo mismo pasa en Asia. La única excep-ción es América. En ese sentido, hay un sentido de unión extraordinario depositado en la posibilidad de comunicarnos. Por otro lado, somos un continente que limita con el mayor centro imperial del mundo, que es Estados Unidos. Desde aquí padecemos las consecuencias de estar en la frontera con la peque-ña Roma. Eso también nos da un sentido compartido a los latinos. En algunos casos, para los sectores más colonizados, esto representa una bendición.

Esto explica por qué el bolivarianismo, tan pro-mulgado por Chávez, alcanzó una gravitación tan

importante en el devenir de América Latina, donde se puede hablar de Patria Grande sin tener que dar más explicaciones. Hace apenas veinte años, quien hablaba de América Latina era observado con sos-pecha, acaso como un si fuese un agente cubano. Hoy en día es un discurso que se ha hecho carne, y es porque hay una realidad de fondo que emergió luego de haber sido negada por años.

-Estas ideas poseen una fuerte herencia del lati-noamercanismo emergido en los sesenta, setenta, en la región. ¿Qué continuidades y qué rupturas o transformaciones hay de aquellas ideas a los pro-cesos actuales?

Yo diría que aquellos tiempos, en los sesenta, sí había un fuerte sentimiento latinoamericanista, pero no era un sentimiento extendido al conjunto de la población. Hoy en día el cambio es notable, te lo digo porque lo he vivido desgraciadamente por mi edad (risas). Y en los sesenta era un pensamiento que estaba recluido en sectores muy movilizados, muy activados políticamente, con un nivel de con-ciencia política e ideológica muy elevada, pero que sólo bajaba a un sector muy acotado. Hoy en día es un fenómeno de masas. De todos modos, allí hay una herencia muy valiosa por recoger, testimonios como la Segunda Declaración de La Habana, un elemento casi fundacional del nuevo latinoamercanismo.

“UNO DE LOS EJES PARA PENSAR LA BATALLA

ES EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN. EL OTRO

ES LA EDUCACIÓN, EN TODOS LOS NIVELES.”

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¿Cómo podemos identificar en la cultura popular y cotidiana los rasgos de colonialismo y de opresión que aún operan a nivel social?

Hay muchos rasgos de ese tipo todavía. En pri-mer lugar, la idea de que si algo proviene de Euro-pa o Estados Unidos es, por definición, superior o de excelencia, en especial en el mundo académico. El mundo académico es uno de los elementos de la vida social que está más colonizado.

-¿Podría desarrollar esa idea?

Hemos dado una gran batalla y se han hecho avances, pero basta con ver los programas de es-tudio en las carreras de humanidades o ciencias so-

ciales para observar la gravitación que tiene una literatura de sesgo claramente neocolonial. Esto

lo señaló hace poco en su visita a Buenos Aires Enrique Dussel. Tuvo la misma aseveración. Y no sólo como problema argentino. Diría que en Argentina es donde más hemos avanzado en ese aspecto. Pero observá, por ejemplo, en cuántas carreras en sociología o cien-cias políticas de nuestro país se enseña el pensamiento de Bolívar, de Martí o Mariá-tegui. Mirá también cuáles son los criterios de evaluación que existen en la comunidad

científica argentina. Si vos publicás un pe-queño paper en una revista de divulgación

norteamericana tiene más ponderancia que si lo hacés en un circuito nacional.

-¿Cuál es el rol de los medios de comunicación ma-sivos en ese sesgo colonial?

Es fundamental. Estados Unidos y Europa po-seen un mecanismo que llega a ser profundamente

repugnante. Están interfiriendo continuamente los modelos culturales. La música es un claro ejemplo, con emisoras donde predomina lo extranjero debido a que nuestro folklore no se considera algo culto. Durante un debate que presencié en Ecuador, mu-chas organizaciones de base sostenían que el único mecanismo para enfrentar esa ofensiva brutal es elevar la voz de los de abajo, y esa voz sólo es po-sible a través de un nuevo paradigma de medios y el lenguaje mediático, en un escenario donde la te-levisión basura es fundamental para el predominio hegemónico.

En ese sentido, ¿cuál es la estrategia que debe asu-mir el Estado para enfrentar ese fenómeno?

Con políticas culturales agresivas. Y con “agresi-vas” obviamente no me refiero a andar a los palos, sino a una política firme de reafirmación. Una política de promoción, de apertura y de discusión. Los sec-tores hegemónicos han prevalecido ya que lograron cerrar el ambiente para evitar la discusión de fondo. Para no introducir voces nuevas y divergentes. Por eso es tan importante el tercio que la ley de medios conserva para los canales de televisión o las radios.

El acercamiento entre Estados Unidos y Cuba

-¿Considera que debe entenderse como un reco-nocimiento por parte del imperio hacia el resurgi-miento latinoamericano?, ¿o tan sólo es otra estra-tegia para seguir manteniendo su orden sólido?

Creo que ambos aspectos son parte de un mis-mo proceso político. El objetivo de Estados Unidos siempre ha sido el de encauzar a todos los países de nuestra área en la “normalización”. Es decir, todo lo que fue vigente hasta 1959 y el triunfo de la Revolu-ción. Lo que ellos quieren es eso. Intentaron aislar a Cuba durante 55 años, y, al no lograrlo, ahora se dan cuenta de que no tienen más remedio que recono-cerla. Pero ese reconocimiento no significa dejar de lado la idea de precipitar un cambio de régimen. En tanto, a los cubanos también les es conveniente este proceso para debilitar el bloqueo que pone en serio cuestionamiento la viabilidad de una revolución. Yo, personalmente, creo que es una decisión acertada por parte de Cuba, y Estados Unidos tendrá que en-carar una serie de concesiones importantes. Que esto entraña un peligro no cabe ninguna duda, pero creo que hay anticuerpos que se han logrado desde la cultura en Cuba que mantendrá su identidad in-tacta, sobre todo gracias al legado de dos maestros del antiimperialismo: Martí y Fidel.

“EN LOS SESENTA (EL LATINOAMERICANISMO) RA UN

PENSAMIENTO QUE ESTABA RECLUIDO EN SECTORES MUY OVILIZADOS, MUY ACTIVADOS

OLÍTICAMENTE, CON UN NIVEL DE ONCIENCIA POLÍTICA E

DEOLÓGICA MUY ELEVADA, PERO QUE SÓLO BAJABA A UN SECTOR

MUY ACOTADO. HOY ES UN FENÓMENO DE MASAS.”

http://www.diariocontexto.com.ar/category/espe-cial-ii-comcis-i-ccp/

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no reflejanLuego de participar del panel “Perspectivas en el estudio histórico de los medios: comunicación, historia y ciencias sociales”, enmarcado en el COMCIS-CPP que se desarrolló en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, la Dra. Juanita Darling dialogó con Contexto y ofreció su visión respecto de los medios y la política en America Latina en la actualidad.

Por Franco Dall’Oste

Juanita Darling es estadounidense, aunque su nombre no lo insinúe. Tiene un castellano típicamen-te americano (imposible para ella decir las erres), y una voz demasiado suave. Cuando se sienta para con-testar la entrevista que le propusimos desde Contex-

Juanita Darling

“Estos medios

comunidad en que nacieron”a la

to, sonríe: dice que le gusta mucho el país, que ella sabe lo que es hacer una nota, que si necesito algo más le mande un e-mail, que tiene una compañera brasilera que le enseño argentinismos y que nunca conoció otro lugar en el país que no sea Buenos Aires.

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Darling es doctora en Comunicación de Masas con un certificado de la Latin American Studies por la Universidad de Carolina del Norte. A su vez, tiene una larga trayectoria como periodista en diferentes medios: Los Angeles Times, San Salvador Bureau Chief y Mexico City correspondent, y es directora del Latin American Studies Minor. “Creo que el hecho de haber sido periodista en estos medios hizo que, naturalmente, termine inclinándome a estudiar los medios, sobre todo en America Latina”, me dice.

LO QUE PASA HOY EN DÍA ES QUE ESTOS MEDIOS NO

REFLEJAN A LA COMUNIDAD EN QUE NACIERON Y

CRECIERON.

– ¿Cuál es su opinión sobre el actual panorama de los medios y lo político en América Latina?

– Es una situación fascinante, porque uno podría pensar que durante mucho tiempo los medios estu-vieron demasiado ligados a los Gobiernos. De hecho, muchos nacen desde los Gobiernos. Entonces, cuando llegaron los nuevos Gobiernos populares, pensando que los medios están en manos de sectores más bien burgueses, lo que vemos es que quieren, en principio, apoyar a los Gobiernos, pero cuando estos rechazan estas alianzas, entonces se vuelven en contra de ellos. Entonces los Gobiernos comienzan a desarrollar prác-ticas sociales para cambiar esta situación.

– Usted ha teorizado que los medios “reflejan” las filosofías de la sociedad. Hoy en día, habiendo me-dios corporativos y multinacionales, ¿cómo piensa esta relación? ¿Cómo lo ve en relación con los me-dios alternativos y comunitarios?

– Lo que pasa hoy en día es que estos medios no reflejan a la comunidad en que nacieron y crecieron. Por ejemplo, el Sony, que es japonés, tiene señales en todo el mundo, pero no refleja las ideas de nin-guna sociedad. Los que sí lo hacen son, justamente, los medios comunitarios. Estos son los que nacen desde abajo, que no tienen una gran audiencia, pero tienen un público que los escucha. Un medio grande ya no tiene esas raíces.

– ¿Es decir que los medios comunitarios nacen de una necesidad profunda de un determinado sector?

– Claro, esos medios nacen de una determinada comunidad y sólo existen por esa comunidad. Por ejemplo, en El Salvador, cuando los quisieron clau-surar, en los noventa, fue la misma gente la que sa-lió a la calle a defenderlos.

Hoy hay una situación extraña en nuestro país: por un lado vemos gente que sale con las banderas de un determinado medio, motivado y condicionado por este, siendo que justamente es una coorpora-ción, mientras del otro lado están quienes defienden la comunicación alternativa o popular. ¿Cómo anali-za esta situación?

– Bueno, es un encuentro de filosofías que para mí es fascinante. Porque, evidentemente, los que consumen o trabajan en medios comunitarios y al-ternativos tienen una idea muy clara de qué debe-rían hacer los medios. Lo mismo con los que consu-men o trabajan en los grandes medios, tales como Clarín. Ellos también tienen una idea clara de qué creen que deberían hacer los medios. Entonces acá hay una cuestión de valores diferentes. en

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Por Pablo Pellegrino y Pablo Roesler

Javiera Olivares es la Presidenta del Colegio de Periodistas de Chile. Es la primera mujer en alcan-zar ese lugar en el país trasandino, y participó del II Congreso de Comunicación y Ciencias Sociales desde América Latina (II COMCIS) que se realiza en

JavieraOlivares

“Para democratizar un país hay que democratizar las comunicaciones”La periodista y presidenta del Colegio de Periodistas de Chile conversó con Contexto sobre la situación comuni-cacional de América Latina, las transformaciones polí-ticas y la batalla cultural de su país y la región, antes de su participación en el II COMCIS/ICCP.

conjunto con el I Congreso de Comunicación Popular (ICCP), una experiencia de debate que calificó como enriquecedora para la profundización democratica que viven los países del continente.

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¿Cómo ve el contexto latinoamericano en referen-cia al rol del Estado y las democracias populares?

En los últimos años, en los Estados de América La-tina en los que se están dando procesos de profun-dización democrática, han tenido que preguntarse y reflexionar con su comunidad sobre el rol de la comunicación y la democracia. Y esta discusión ha propiciado discusiones sociales que han terminado en profundas reformas que no sólo democratizan las sociedades, sino también las comunicaciones. Por ende, creo que hay una constatación política de que, para democratizar un país, un pueblo, es necesario democratizar también las comunicaciones. Ese piso de reflexión es un piso que hace diez o veinte años no lo teníamos tan claro. Es un piso muy reciente, y eso es muy importante, porque ha permitido que los procesos de profundización democrática sigan su curso en unos casos y en otros tengan que con-frontar a un aparataje mediático que se ha converti-do en la vanguardia de la derecha. Me refiero a ese aparataje del mundo privado y comercial que era el tradicional de los medios de comunicación.

- ¿Cómo ve el mapa de esa reflexión?

Se han producido reflexiones importantes y avan-ces democráticos en unos países, y, por otro lado, conflictos entre el mundo comercial de los medios de comunicación versus los medios públicos y los sectores políticos que buscan más democratización. Tenemos entonces dos escenarios que son nuevos pero importantes para la reflexión política en Amé-rica Latina. Y esto obviamente empuja a los países que todavía están más atrás, que van más lento y que todavía no tienen una reflexión profunda en torno a las políticas públicas de comunicación. En síntesis, los Estados latinoamericanos en general han tenido que ponerse en la posición de pensar los medios de comunicación, las comunicaciones populares públi-cas y privadas en términos novedosos, y eso es un avance para la región y el mundo.

“LOS ESTADOS LATINOAMERICANOS EN

GENERAL HAN TENIDO QUE PONERSE EN LA POSICIÓN

DE PENSAR LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, LAS

COMUNICACIONES POPULARES PÚBLICAS Y PRIVADAS EN

TÉRMINOS NOVEDOSOS, Y ESO

ES UN AVANCE PARA LA REGIÓN Y EL MUNDO.”

- ¿Qué análisis hace del contexto político de la re-gión respecto de esta política y respecto de los me-dios?

El contexto de América Latina es prometedor en muchos aspectos: en el ambito de la articulación so-cial y política que está ocurriendo entre los pueblos, respecto de las reformas democráticas que están realizando muchos Estados, y de la interpelación que sufren aquellos Gobiernos y Estados que no son parte de esos procesos de cambio, que se ven in-terpelados por sus pueblos o los sectores políticos progresistas para ver cuándo se toma en cuenta la posibilidad de pensar modelos de desarrollo alter-nativos al neoliberalismo. Eso no quiere decir que sea un triunfo. Lo que creo es que es un muy buen tiempo porque hay una disputa, y los procesos de democratización están en disputa. Y para quienes queremos pensar una alternativa distinta al neolibe-ralismo, es una disputa que tenemos que dar y que tenemos que ganar. Hubo un proceso de tensión, de avance, dialéctico pero no exento de dificultades. Y aunque no es un triunfo, al menos está puesta la dis-puta sobre la mesa por quienes han iniciado ese ca-mino para disputar la hegemonía de un modelo que le ha hecho mal al pueblo de América Latina.

- ¿Cuál es la situación de la comunicación en Chile?

En Chile vamos lento. Lo digo con el pesar de los sectores progresistas. Muchos derechos fundamen-tales en Chile han sido privatizados y entregados al mercado, como el derecho a la educación, a la salud, y creo que el derecho a la comunicación y a la infor-mación también ha sido mercantilizado. Y desgra-ciadamente el Estado y la ciudadanía han tenido muy poca posibilidad de participar de esas políticas pú-blicas. Entonces, evidentemente, tenemos medios de comunicación extremadamente concentrados en los que hay sólo presencia de sectores privados, concertados ideológicamente entre sí; por lo tanto, estamos en una situación que es bastante compleja. Ahora, lo positivo de la situación y de que nos demos cuenta quince o veinte años después que otros pue-blos, es que podemos mirar a esos pueblos y apren-der de esas experiencias.

“EN CHILE TENEMOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

EXTREMADAMENTE

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CONCENTRADOS, EN LOS QUE HAY SÓLO

PRESENCIA DE SECTORES PRIVADOS, CONCERTADOS

IDEOLÓGICAMENTE ENTRE SÍ; POR LO TANTO ESTAMOS EN UNA

SITUACIÓN QUE ES BASTANTE COMPLEJA.”

- ¿Eso quiere decir que Chile comienza a andar un camino de cambio?

Dentro de lo lento que está Chile y dentro de lo ne-gativo que ha sido el desarrollo en materia de políti-cas públicas en comunicación, me atrevería a decir que hay un gérmen que tiene que ver con sectores políticos, sectores sociales y sindicales, que están articulando entre sí, que están reflexionando y ha-ciendo este diagnóstico crítico, pero luego pensando en cómo estas posibilidades de articularse entre sí pueden generar una correlación de fuerzas favo-rables para iniciar un cambio en este sentido. Yo creo que estamos en ese camino de construcción. Entonces, creo que es un proceso de tensión pero prometedor, porque estamos interpelados a poder generar cambios, y, como la historia lo dice, es el pueblo el que tiene que resistir y articularse para generar esos cambios. Y en el ambito de las comu-nicaciones en Chile estamos en eso: articulando, ge-nerando hitos simbólicos críticos de esa prensa, que por ejemplo fue cómplice de la dictadura y hoy sigue siendo propietaria de buena parte de los medios de

comunicación. Son procesos reflexivos de construc-ción de memoria, de apropiación cultural, que son importantes como construcción política. Más toda-vía en el marco de la convención constituyente que ya ha sido anunciada y que se viene. Estamos en un proceso duro, complejo, pero muy interesante.

UN ESPERANZADOR DEBATE ENTRE LATINOAMERICANOS

“Es muy esperanzador venir a un debate como este, un lugar donde nos juntamos los latinoamericanos a discutir comunicación, democracia, comunicación popular, el rol del periodismo en los procesos de profundización democrática”, aseguró Javiera Oli-vera antes de ingresar al panel “Democracias Po-pulares en América Latina: la comunicación como Asunto de Estado”, en el II COMCIS/ICCP.

“Es esperanzador porque hay muchos pueblos como el mío donde no tenemos este convencimiento cul-tural de que es necesario que los centros de estudio, las Universidades, los sindicatos, el pueblo discuta estos temas. Creo que ese convencimiento en Chile está en construcción. Entonces, venir a encontrarse con otros pueblos que sí están discutiendo, que se abra una Universidad para múltiples perspectivas, que cada una entregue sus herramientas para esta discusión, creo que es una ganancia para la Uni-versidad, para Argentina, y para todos los que nos llevamos estas discusiones para nuestros pueblos, nos llevamos estas herramienta de construcción y trabajo para utilizar en nuestras propias batallas. Creo que es muy enriquecedor y hay que seguir ha-ciéndolo, y que se repita aquí y en otros países de la región”, concluyó.

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Estela Díaz

“El peronismo produjo transformaciones en la cotidianeidad de las

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Estela Díaz, secretaria nacional de Género de la CTA, coordinadora del Centro de Estudios Mujeres y Trabajo (CEMyT) y docente de pos-grado de la Facultad de Periodismo (UNLP), dialogó con Contexto en el marco del II Congreso Comunicación/Ciencias Sociales (COMCIS) y I Congreso de Comunicación Popular desde América Latina y el Ca-ribe (CCP). Fue coordinadora de un panel denominado “Feminismo y Peronismo: reflexiones históricas y actuales sobre una articulación negada”, donde se discutieron diferentes puntos de tensión y conver-gencia entre ambos movimientos sociales y políticos.

mujeres que no fueron leídas en clave de género”

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Por María Florencia Actis

Según Estela, es fundamental la tarea de revisar y revalorizar los cambios en la vida política gene-rados por el peronismo a partir de la progresiva inclusión de las mujeres, desde una perspectiva feminista. Sin embargo, señaló que, más allá del reconocimiento político y público conquistado, to-davía falta enunciar el alcance que han tenido dis-tintos avances sociales durante los gobiernos pero-nistas, en términos de un notable empoderamiento de las mujeres también en la “esfera doméstica”. “El peronismo hizo con hechos concretos muchísi-mo por ampliar los derechos de las mujeres, pero no supo articular un discurso que capitalice esas conquistas como conquistas de género”.

“SI BIEN LAS FEMINISTAS ENTENDIERON QUE AQUELLAS MEDIDAS DE GOBIERNO QUE GARANTIZARON EL ACCESO,

POR EJEMPLO, A LA COMPRA DE ELECTRODOMÉSTICOS COMO

LAVADORAS, Y QUE POR TANTO FACILITARON LA REALIZACIÓN DE

LOS QUEHACERES HOGAREÑOS, NO HICIERON MÁS QUE REAFIRMAR LOS ROLES FEMENINOS TRADICIONALES,

NO SE PUEDE NEGAR QUE MEJORARON LA CALIDAD DE VIDA DE ESAS

MUJERES”.

Y AGREGA QUE “ESTE FEMINISMO SEGURAMENTE TENÍA YA SALDADAS

LAS CONDICIONES MATERIALES BÁSICAS CUANDO CUESTIONABA

MECANISMOS DE INCLUSIÓN SOCIAL”.

“EN LA ACTUALIDAD TAMBIÉN PASA CON LA ASIGNACIÓN UNIVERSAL POR HIJO: HAY QUIENES PONEN EN DUDA

SU POTENCIAL TRANSFORMADOR”.

En este sentido, trató de establecer líneas de con-tinuidad y rupturas entre las críticas por parte del feminismo que recibieron las mujeres líderes de procesos emancipatorios dentro del movimiento

peronista, como Eva y Cristina, pero también por su condición de género en otros espacios político-par-tidarios no feministas.

“SI BIEN NINGUNA SE DEFINIÓ COMO FEMINISTA, SU SOLA PRESENCIA EN

LA ESCENA POLÍTICA DESESTABILIZÓ REGLAS DE JUEGO E IMAGINARIOS INSTITUIDOS EN RELACIÓN CON ESTE ÁMBITO, HISTÓRICAMENTE

MASCULINO.”

Se refirió puntualmente a la figura de Cristina, y al empecinamiento de ciertos sectores de la opo-sición contra su impronta de autoridad y fortale-za. “Fijate la diferencia entre Michelle Bachelet o Angela Merkel, que son presidentas mujeres pero claramente masculinizadas en su actitud, y Cristi-na; ella, a pesar de su rol de poder, deja entrever su lado femenino, jugando sutilmente con la sensua-lidad y el erotismo, lo cual resulta transgresor”. Si bien esta apariencia no se aleja de los patrones fe-meninos loables, dentro del ámbito político se pre-senta como disruptiva del ordenamiento político, social y sexual hegemónico.

Por último, destacó la importancia de entrelazar las concepciones de revolución social y revolución sexual, y de “pensar una revisión del contrato se-xual, explícito e implícito, antes, durante y después de los gobiernos peronistas”. Es decir, volver a pensar el alcance y las limitaciones en las reconfi-guraciones políticas del plano de la familia, el ho-gar y la sexualidad.

Lo cierto es que el debate sobre las intersecciones y desencuentros entre el feminismo y el peronismo está abierto y admite múltiples enfoques. También es cierto que la resistencia a trazar una genealogía del feminismo representa menos una condición ex-clusiva del peronismo, que una constante en todas las estructuras partidarias. El desafío, en términos históricos, está en continuar hilvanando esos diálo-gos, pragmáticos y discursivos, entre el feminismo y el peronismo que han sido desconocidos, y, en tér-minos coyunturales, seguir pujando por un mayor compromiso de los partidos políticos, los gremios y las organizaciones sociales con las causas de géne-ro, hacia afuera y hacia adentro de sus contornos.

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La acción reparadora de los juicios al terrorismo

Por Franco Jaubet

La ex directora del Centro de Asistencia a Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos “Dr. Fernando Ulloa” de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Fabiana Rousseaux, tuvo a cargo durante su gestión la coordinación del Plan Nacional de Acom-pañamiento a Víctimas, Testigos y Querellantes en los juicios por delitos de lesa humanidad. En diálogo con Contexto se refirió a la situación actual de las víctimas del terrorismo de Estado y a las condicio-nes de acompañamiento y protección en el desarro-llo de los procesos judiciales.

– ¿Qué diferencias históricas podrías marcar entre aquel “Juicio a las Juntas” de 1985 y los procesos ju-diciales y de reparación que se están llevado a cabo desde 2006?

– Hay una gran diferencia entre lo que fue el llama-do “Juicio a las Juntas”, que se conoce en realidad jurídicamente como la “Causa 13”, y los procesos actuales. En aquel momento, los sobrevivientes tuvieron que dar su declaración al poco tiempo de haber salido de los centros clandestinos, en un con-texto de todavía muchísimo temor por las secuelas

Cómo es el funcionamiento del Plan Nacional de Acompañamiento a Víctimas, Testigos y Querellantes en los juicios por delitos de lesa humanidad.

inmediatas. Algunos incluso recién llegados del exi-lio o cuando hacía muy poco que habían dejado de estar bajo libertad vigilada, lo cual produjo un efecto bastante complicado en los sobrevivientes, no sólo porque no había un antecedente de juicios de esas características en la Argentina, sino porque ellos ya habían prestado declaración en instancias previas, como los juicios en el exterior o en la CONADEP. Para mí, la diferencia es que la instancia actual sí tiene una connotación reparadora, mientras que en aquella oportunidad, en el 85, no la hubo, si bien fue históricamente muy importante. Retroactivamente para las víctimas, después de esas condiciones que mencionamos en que se atrevieron a hablar con mu-cho miedo, al terminar ese proceso judicial vino una etapa de impunidad en donde se legitima la impuni-dad argentina con las leyes de “Obediencia debida” y “Punto final” y los decretos de indultos. Es como si el Estado, después de haberlos escuchado, les hubiese dicho “de todo ese esfuerzo que hicieron, les cree-mos a medias”, ya que las penas quedaron sin efec-to. Eso para mí fue, visto desde ahora, trabajando en esta etapa inicial de los juicios, un impedimento muy importante para los sobrevivientes. La pregun-ta de ellos en 2006 fue “¿Por qué yo voy a creer que el Estado ahora va a hacer algo con esto?”. A la vez, no nos olvidemos que estuvo todo el período de los

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“Juicios por la verdad”, que justamente algunos de ellos se desarrollaron acá en La Plata. Venir de ese proceso de “No hay justicia, pero hay verdad, no hay escrache, pero hay verdad”, con ese dispositivo que crean los H.I.J.O.S., para terminar siendo convoca-dos casi treinta años después para volver a poner la palabra en juego. Fue una construcción muy difícil volver a reanudar el lazo con las víctimas. Además, con el agravante de Jorge Julio López.

– ¿Cómo sigue afectando en los testigos la desapari-ción de Julio López?

– Sigue determinando en muchas víctimas. Es una marca. Pero la verdad que también hay que decir es que ningún sobreviviente se bajó de una decla-ración por esto. En ese momento, cuando se produ-ce la desaparición de López, el Estado no tenía más programas en marcha que el de la Dirección de Pro-tección a Testigos e Imputados. Después de la des-aparición había un gran debate a nivel nacional por cómo seguir con estos juicios. Era complejísimo y lo que pensábamos era que esto iba a parar el proceso de los juicios. El programa de protección lo que ha-cía en ese momento era poner a las fuerzas de segu-ridad como resguardo, como protección, pero, cla-ro, ellos habían sido víctimas de esas fuerzas, con lo cual ahí se planteó que esto no debía ser lo único con lo que el Estado podía responder, si bien, podía haber casos en los que se justificara por el riesgo que implicaba un determinado testimonio. Entonces pensamos el mecanismo del acompañamiento en los juicios como una medida protectora en sí mis-ma. En el año 2007, a partir de la Reunión Extraor-dinaria del Consejo Federal de Derechos Humanos, con Eduardo Luis Duhalde a la cabeza (recordemos que en ese momento era el secretario de Derechos Humanos de la Nación), se crea el Plan Nacional de Acompañamiento a Testigos y Querellantes, Vícti-mas del Terrorismo de Estado, que es un refuerzo de acompañar y proteger. Y ese acompañamiento por parte del Estado en los juicios evaluamos que ha producido una menor sensación de vulnerabilidad de los testigos.

– A pesar de los juicios y los argumentos, segui-mos escuchando en muchos sectores la teoría de los dos demonios.

– La figura de la víctima es una figura muy comple-ja. Cuando uno no aclara que se trata de víctimas de delitos de lesa humanidad, que es una figura espe-cífica dentro de ese campo, se pierde esta dimen-sión de la lucha y construcción que hubo para llegar a ese lugar. Es cierto que aún se sigue pensando en términos de esta dicotomía de víctimas buenas y víc-timas malas, o que sigue habiendo momentos de re-trocesos donde parece que la sociedad pide que se

defiendan los derechos humanos “de todos”, como si hubiera dos partes.

Yo creo que el proceso de los juicios de esta última etapa generó a nivel social una conciencia de lo ocu-rrido. Honestamente no sé en qué medida sigue ins-talada la teoría de los dos demonios, pero sigue ins-talada. Si para muchos jueces del país es muy difícil escuchar lo que se está juzgando, para la sociedad escuchar y responsabilizarse en ese proceso o to-mar distancia y decir que hubo buenos y malos, dos demonios, o sostener aún que “nosotros no tenemos nada que ver en esto”, es algo que sigue vigente.

Cuando se hizo la reedición de Nunca Más, con un nuevo prólogo por parte de Eduardo Luis Duhalde, se reemplazó el anterior escrito por Sábato. Fue muy contundente Duhalde cuando dijo que acá no hubo una guerra, no hubo dos bandos, fue el aparato de un Estado puesto a disposición para exterminar a todo grupo que se resistía. Por eso esta concepción del Estado terrorista argentino tal como la define muy tempranamente Duhalde me parece muy interesan-te, porque va más allá de la violencia de Estado.

– Muchas víctimas, hijos, nietos, se vuelcan a las ex-presiones artísticas, quizás como medio reparador para reconstruir el pasado que los afectó.

No sé si tantos. Muchos sí, pero no son todos. Porque me parece que justamente, y lo digo con todo el cui-dado, la mayoría de las víctimas todavía no han podido hacer este proceso metaforizador. Todavía falta mu-cho. A mí me parece que muchas veces se cree que si se restituyen los restos óseos ya se puede hacer el duelo, o, en casos de apropiación, si se encuentra la familia de origen se reconstruye la identidad inme-diatamente. Ya contamos con suficiente experiencia para saber que eso no es un proceso inmediato, tal como hemos aprendido también de la Abuelas. En al-gunas personas fue un proceso de una necesidad de reconstrucción acompañada por un montón de ele-mentos que lo permitieron. Pero en muchos casos no es así. Cuando uno habla con hijos del interior del país en donde aún hoy todo es mucho más silenciado, por la lejanía de algunos sectores a la posibilidad de la justicia, el tema es más complejo. Tucumán, por ejemplo, que es uno de los lugares del interior más azotados por el terrorismo de Estado, fue una de las provincias que tardó más en empezar a recibir mayor cantidad de testimonios.

Los juicios ponen nuevamente a circular esa verdad en la sociedad. Sí creo que ese proceso de acompa-ñamiento social le permite a los hijos que están más aislados empezar un camino de reconstrucción que les permite llegar a volcarse a productos culturales y a metaforizar su historia.

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– ¿Qué significa que comiencen juicios contra res-ponsables civiles? La figura del responsable civil tiene un impacto muy directo, porque es hacia los responsables también económicos, eclesiásticos, judiciales, etcétera. Hace poco decíamos con algunos colegas que cada vez te-nemos que empezar a poner más significantes, por-que en realidad los juicios a civiles dan cuenta de que la sociedad en su conjunto fue partícipe forzada del exterminio y a su vez todos los sectores vincula-dos al Estado tuvieron que ver con este proceso de represión y terror. Cuando digo partícipes forzados del exterminio, quiero decir que el exterminio se produjo en un ocultamiento que tuvo la especificidad de “dar a ver” el propio exterminio, y la resistencia fue enorme, no obstante lo cual aún hoy nos segui-mos encontrando con el famoso discurso del “yo no sabía nada, nunca ví nada”. A eso me refiero. Al im-pacto de la figura del subversivo como el “otro”, el enemigo interno a exterminar, y para ello hubo que lograr un determinado consenso. Y justamente por

eso es interesante para la Argentina la idea de de-litos en el marco de terrorismo de Estado y no sólo denominarlo como violencia de Estado. Cuando de-cíamos más arriba que la idea de Estado terrorista argentino es innovadora, es porque da cuenta de la complejidad que tiene esa trama donde nadie que-da afuera, ningún sector del poder. Y ese sistema judicial que por un lado tiene el plus de valor inter-nacional de llevarse a cabo estos juicios por tribu-nales ordinarios y no por una justicia extraordinaria, tiene esta complejidad interna que es que tenemos que pensar que todos estos sectores estuvieron in-volucrados de alguna manera. Para las víctimas es muy reparador que se empiece a hablar de toda esa estructura puesta a disposición de los crímenes que ellos padecieron, porque también les permite ha-blar desde un lugar desde donde antes no podían hablar. Si escuchás un testimonio de 2006 y uno de ahora, son totalmente diferentes en su estructura semántica. Porque se puede hablar de algo que fue provocando a nivel de la concepción del delito, que no tenía cuando se iniciaron estas causas.

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“América Latina tiene un potencial cultural autónomo”La socióloga y autora de Los silencios y las voces en América Latina, Alcira Argumedo, dio una charla en el primer día del I Congreso de Comunicación Popular y el II Congreso de Comu-nicación/Ciencias Sociales organizado por la Facultad de Perio-dismo y Comunicación Social de La Plata, y conversó en exclusi-va con Contexto.

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Por Florencia Abelleira

La ex diputada nacional de Proyecto Sur hizo un balan-ce sobre la situación del continente y, fiel al concepto que introdujo en los noventa sobre la “matriz de pen-samiento”, sostuvo que hay que dejar de pensar que América Latina tiene quinientos años de historia y re-tomar las claves culturales de los pueblos originarios que vivieron en este suelo por más de diez milenios.

-¿Cuáles cree que son las claves para entender la situación actual de América Latina? -Latinoamérica es sincrónica. Me da la sensación de que, después del avance neoliberal, hay un cam-bio en las relaciones del poder mundial muy fuerte. Los años noventa fueron de una agresividad brutal

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en la Argentina, pero también para los más diversos países, y creo que ha habido ciertas dificultades de revertir esta situación. No se logró consolidar una estructura que pudiera sostener una reversión de lo que fue esa destrucción, y esto está generando problemas en la mayoría de los países que intenta-ron hacer modelos alternativos. Al cambiar los ejes de poder mundial, hay un intento tanto de Estados Unidos como de China de redefinir a estos países como áreas de provisión de materias primas, im-pidiendo su reindustrialización. Lamentablemente, estas mismas presiones llevaron a debilitar las al-ternativas que parecían poder consolidarse, como la Unasur, el Mercosur, etcétera.

En América Latina y África se está generando una tendencia de gestación de población sobrante joven, en la medida que tenés una reconversión tecnológica en determinadas áreas, y, por otro lado, una expul-sión de población del campo a las ciudades, que es lo que está pasando en México, que importa maíz trans-génico cuando tiene tres mil años de cultura del maíz y afecta la producción de 12 millones de campesinos.

-¿Un bloque como el BRICS resulta perjudicial para Latinoamérica?

-China tiene autonomía sobre el bloque, entonces somete a Brasil a su propia lógica. El 90% de las ex-portaciones brasileñas a China son materias primas sin valor agregado; y, a la inversa, el 90% son pro-ductos industrializados, lo que está impidiendo la posibilidad de industrialización de Brasil, lo mismo que pasa en la Argentina, donde China no la deja si-quiera exportar aceite de soja.

-¿Qué considera como comunicación popular en América Latina? -En América Latina, técnicamente están los me-dios alternativos. Pero lo que me parece que es más valioso en este continente es el potencial cultural autónomo, que viene de una larga tradición latinoa-mericana indígena. Porque se piensa América Lati-na como si tuviera una historia de quinientos años, pero tiene una historia de diez mil quinientos años. En ese tiempo tiene una acumulación de cultura que en muchos casos era mucho más avanzada que la de Occidente. Por ejemplo, los mayas, en el siglo 5 a.C., tenían una concepción de universo en la que el centro era el Sol y la Tierra un planeta que giraba a su alrededor. O sea, habían hecho la revolución co-pernicana 2.200 años antes que Occidente.

La comunicación popular tiene que ir acompañada de un proceso de reconstrucción de los lazos socia-les. La cultura oficial descalifica, humilla, quiebra la dignidad, entonces el problema es que la educación,

así como la comunicación, tiene que basarse en una estrategia de fortalecer la dignidad.

-¿Se considera progresista?

-Yo vengo de la tradición peronista y soy nacional, popular, latinoamericana. A pesar de las modas in-telectuales, cuando estaba publicando en el 93 Los silencios y las voces de América Latina, no te puedo decir con la cara de lástima que me miraban, porque la moda intelectual era la deconstrucción del sujeto, el fin de los grandes relatos y demás, y había que pelearla en eso. Yo vengo de esa tradición.

-Uno de los debates más actuales que se instaló en los medios tiene que ver con las fallas en la medición de la pobreza. Más allá de las estadísticas, muchos ponen en tela de juicio cómo debe definirse quién es pobre. ¿Cuáles cree que deben ser los parámetros para medir la pobreza? -Yo trabajé en el Indec y lo que teníamos era un ín-dice socioeconómico con el que medíamos las ca-racterísticas del jefe de familia, el nivel educativo, el tipo de actividad laboral, el carácter de la vivien-da, las características de los miembros de la familia y, por último, el nivel de ingreso. Después vino esta cosa totalmente ficticia y tramposa del Banco Mun-dial que decía que la medición se hacía sólo por el nivel de ingresos. Entonces, por ejemplo, si alguien ganaba 2.500 pesos era pobre, pero si ganaba 2.550 ya no. Es absolutamente distorsionante como me-dición de la situación de pobreza y sobre todo de la posibilidad de salida de la pobreza.

-¿Cómo percibe el discurso y el posicionamiento en pos de la transformación social que tomó el Papa en el último tiempo?

-Yo me he vuelto más papista que el Papa. En los años setenta nosotros estábamos haciendo las cá-tedras nacionales y recuperando el pensamiento la-tinoamericano como una matriz autónoma, y en los curas del tercer mundo, donde estaba Francisco, había dos vertientes: una decía que había que uti-lizar el marxismo, y otra –que después se volvió la Teología del Pueblo– que se basaba en que América Latina tenía una matriz propia de pensamiento. Él ha recuperado esto, la Teología del Pueblo, un pensa-miento muy latinoamericano, y dice que para la cri-sis del neoliberalismo y para la crisis del marxismo, en América Latina lo único que podía potenciar una alternativa era este pensamiento. Me pareció mara-villoso que en Bolivia pidiera perdón por los críme-nes que la Iglesia cometió en la Conquista. Repito: me siento más papista que el Papa.

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Los medios y la rutina: “No queremos más periodistas domesticados”

El abogado, escritor, docente y periodista Pablo Llonto participó este miércoles en los Congresos de Ciencias Sociales y Comunicación Popular en la Facultad de Periodismo de La Plata. Fue invitado para participar del panel “Periodismo en América Latina y rutinas producción”. La conversación giró en torno a la actualidad de los medios en Argentina, donde Llonto propuso “convertir la brecha en un abismo”.

Pablo Llonto

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La “brecha” periodísticaDesde 2008, cuando el Gobierno decide enfrentar al mayor grupo periodístico del país, el Grupo Clarín, por suerte una corriente muy fuerte empieza a em-pujar esa brecha periodística, que esperemos que alguna vez sea un cañón de Talampaya, para que estemos bien lejos unos de otros, porque no somos lo mismo, no queremos ser lo mismo, y no estamos dispuestos a que sean lo mismo. Hay una clara di-visión que tenemos que fomentar entre los perio-distas que están a favor del periodismo comercio y negocio, y el otro periodismo, que está del lado de los sectores populares, de los pueblos latinoame-ricanos, que cuenta la verdad y que está enfrentado con el otro.

Es un enfrentamiento político. Y quienes sostene-mos esta teoría decimos que el periodista es un po-lítico. No hay periodista que no cumpla un rol polí-tico. Quizá no se da cuenta, es inconsciente, no lo sabe o lo niega. Por eso necesitamos antropólogos o cualquier investigador social que se dedique a estu-diar el periodismo y al periodista como tal.

Hay que “destrozar” las rutinasEste combate político, ideológico, comunicacional también necesita destrozar las rutinas nuestras y construir nuevas. No hay que tenerle miedo a la pala-bra rutina. Esa rutina periodística que cuando llega-mos nos sorprende, porque somos nuevos; yo tam-bién lo viví cuando entré a los diecisiete años al diario Clarín y esa maldita rutina nos parecía maravillosa. También hay que decir que los periodistas tenemos una fuerte carga de vanidad, de competencia y de hacer plata, porque hay que combatir la corrupción dentro de esta profesión. Es necesario desenmasca-rar a centenares de Fernando Niembro, que han con-vertido el periodismo en un gran negocio.

Las rutinas del periodismo de investigaciónNuestra cátedra da Periodismo de Investigación, y ahí estamos tratando de romper una de las tantas rutinas que es poner el acento, el eje de la búsque-da, en los casos de corrupción. Es decir, parece que la rutina del periodista de investigación es inves-tigar la corrupción. Y parece que la gran copa del mundo del periodista de investigación es tumbar a un presidente o a una presidenta, o a un político, o a un Gobierno.

Eso no está mal. Ahora, ¿qué pasa con todo lo otro que hay que investigar? ¿Por qué no se investiga la explotación, la composición de los productos en una sociedad capitalista, o cosas que nos afectan todo el tiempo, como lo referido al consumo? Quién gana con esta botella de agua mineral, si es justo o no es justo. O por qué un paquete de fideos vale $6,50 y es igual a otro que vale $17. ¿Por qué no volcamos nuestros recursos también a investigar esos casos injustos, tanto como un hecho de corrupción?

La rutina de los medios hegemónicosLa rutina del Grupo Clarín tiene un condicionamiento ideológico, que tiene una posición política e ideoló-gica. Sus periodistas han recibido la directiva de que tienen que buscar la mayor la cantidad de noticias que afecten al Gobierno. Y entonces están todos, hasta en deportes, viendo cómo hacen para encon-trar algo que afecte al Gobierno. Y van y se matan, y algunos no encuentran y otros sí. Y muchos están enfermándose con eso. Y muchos están ahí por con-vicción y otros por la plata. Y otros se van y empiezan a criticar al Grupo, porque la rueda cambia. Por eso uno respeta a los compañeros que no cambiaron, a pesar del Gobierno o de su lugar de trabajo, como Osvaldo Bayer.

Los jóvenes estudiantes y comunicadoresVan a ser empujados primero a la rutina que impone el medio de comunicación. Es una rutina impuesta, que tienen los medios, que no manejamos nosotros. Uno quiere incitar a la rebelión de los periodistas, no queremos más periodistas domesticados. Que-remos que los periodistas no entren en los medios hegemónicos. Que no entren. Estoy en ese sector mínimo que les dice “no entren ni un minuto. Huyan de los medios hegemónicos y pongámonos a crea medios cooperativos, comunitarios, donde se respi-re un cacho de libertad”. Con un poco de libertad las rutinas aburridas se van a empezar a caer.

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Cynthia Otaviano

El derecho a la comunicación es una deuda de los organismos internacionalesLa periodista y defensora del público de la nación, Cynthia Otta-viano, repasa la situación actual de los pueblos latinoamericanos respecto de los avances y retrocesos de las leyes de medios.

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Por Cynthia Ottaviano

En la Argentina estamos a la vanguardia, como lo hemos estado a partir del lanzamiento de las bande-ras populares en cuanto a la comunicación. Enten-dimos que es un derecho humano, y la consagración de ese derecho se dio finalmente con la Ley de Ser-vicios de Comunicación Audiovisual.

Ese movimiento fue acompañado por un desper-tar latinoamericano de las conciencias en el sen-tido de poner la comunicación al servicio de los pueblos y no al servicio de los intereses de tres o cuatro familias.

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Con el paso del tiempo, los contextos se han ido modificando y estas luchas populares van viéndo-se, si no raleadas, por lo menos no con la intensi-dad que uno podría haber supuesto hace más de media década. Entonces encontramos un Brasil sin la dirigencia política a la altura de las circuns-tancias –en el sentido de impulsar una ley por una comunicación democrática–, aunque es cierto que hay un sector de la sociedad civil, como lo ha teni-do la Argentina, que impulsa una normativa para tener esta comunicación democrática que incluya poner un freno al avance de las posiciones domi-nantes, el reconocimiento de los públicos como audiencias y como nuevos sujetos de derecho.

Por otro lado, nos encontramos con un Chile don-de, si bien en la sociedad civil se había comenzado a trabajar para tener una comunicación democrá-tica, los impulsos se han visto esmirriados porque no tienen ningún eco en el Poder Ejecutivo y cierto sector del gabinete que lo acompañaba finalmen-te fue separado de sus funciones hace muy poco tiempo. Nos encontramos con un Uruguay que sí logro su ley por una comunicación democrática, pero que está frenada en el Poder Judicial luego de las trabas que fue poniendo el propio Poder Ejecutivo porque ha sido cuestionada por los sec-tores concentrados, no sólo en lo vinculado con la matriz económica, sino también con la matriz simbólica; ha llegado a cuestionar artículos vincu-lados con la protección de la niñez, situación que no vivimos en la Argentina y que ya preanuncia

complicaciones a la hora de la propia aplicación de esa normativa, que es muy interesante. Nos encontramos con un Paraguay absolutamente re-zagado, también con una conformación muy re-ciente de una coalición por una comunicación de-mocrática y con un insipiente proyecto de ley que siguen trabajando y que desde Argentina venimos apuntalando.

Es decir, una realidad que es para ocuparse, para seguir generando mecanismos de intercambio y, desde mi punto de vista, empezar a tomar el dere-cho a la comunicación como un derecho humano, como un tema central de la agenda de los países que integramos Latinoamérica, y que no tiene la presencia que tiene que tener en los organismos internacionales. Esto es curioso porque, así como ha entrado en la agenda de los países latinoame-ricanos la necesidad de tener una economía que presente altos grados de soberanía nacional y se reconoce que muchos de los empujes para que caigan esas democracias nacionales y populares han venido desde el poder concentrado mediático, la comunicación no forma parte de la agenda de los países y menos aun de los nuevos organismos internacionales que se han creado.

Por lo tanto, es un momento histórico como para incorporar el derecho a la comunicación a la agen-da de los países latinoamericanos a través de los nuevos organismos internacionales.

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Horacio Cao

“El Estado es el único que puede domar los efectos del poder económico financiero”Horacio Cao es el director del Centro de Investigación de la Ad-ministración Pública de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, y junto a un equipo de investigadores se puso a estudiar la función de los nuevos Estados en Latinoamérica. Pasó por La Plata para participar de dos congresos en la Facultad de Perio-dismo y Comunicación Social, y, antes de ser expositor en un panel, conversó con Contexto. Sus reflexiones evidenciaron su preocupación por interpretar este momento histórico, donde el “Estado ya no es sinónimo de dominación”.

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Horacio Cao

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Qué es el CIAPLa administración pública es un campo de conoci-miento muy interesante porque se cruzan muchas disciplinas. Y hemos logrado convocar a varios in-vestigadores de varios ámbitos, con varias pers-pectivas ideológicas y académicas, para intentar interpretar lo que ha sido el Estado y sus transfor-maciones en estos últimos cuarenta años.

Dos modelos de Estadocao2En el Estado se dibujan bien dos proyectos, el proyecto de la Alianza para el Pacífico, que marca una continuidad con el modelo de los noventa, don-de la centralidad está puesta en el modelo de mer-cado, con el Estado como auxiliar; y, por otro lado, una mirada de los ciudadanos, ya no como clientes, porque han hecho una fuerte autocrítica, como indi-viduos atomizados, como meros receptores de ser-vicios públicos.

Por otro lado, una serie de gobiernos, de la ola la-tinoamericana o nacionales-populares, que están tratando de construir una nueva perspectiva estatal. Y, en este sentido, todos los expertos que tenemos coinciden en que la política estuvo por delante de los académicos. Hay algunos modelos de trazos grue-sos, pero nos ha faltado hacer una síntesis. Estamos tratando de conformar ese relato teórico del mode-lo venezolano, ecuatoriano, boliviano, argentino; de qué estamos hablando cuando hablamos de un Es-tado que no es neoliberal.

Hay que cambiar el pensamientoAxel Kicillof tiró una cosa bien interesante: que te-nemos que hacer un click en la cabeza, porque para todos los que vienen del marxismo o tenemos cierta relación el Estado es explotación. Y lo que uno ve en América Latina es que el Estado es contrapeso al mercado, es el único que puede domar las formas más desestructurantes, los efectos menos virtuosos del poder económico financiero. Por eso hay que sa-carse esta idea de que el Estado es dominación, y también puede ser nuestra herramienta liberadora.

Una pelea constanteYo vengo de ser funcionario de la función pública en San Juan y hay algunas cosas que son verdadera-mente increíbles. Hay instalado un sustrato, sobre todo en nuestras clases medias, sobre todo en San

Juan, que es una provincia impensable sobre el Es-tado. Por ejemplo, hicimos una encuesta para co-nocer qué opinaban del Estado. El 80% decía “son chorros, ladrones, de todo”; dos semanas después salimos a preguntar dónde quieren trabajar, y el 80% dijo “en el Estado”.

Es una pelea que hay que dar todos los días, conti-nuamente, de sacar esa idea del Estado, que es la agenda de la derecha, que sólo mira si hay choreo en el Estado: la agenda tiene que ser cuánto hacemos para transformar la realidad, cómo hacemos para redistribuir la riqueza. Un buen Estado es el que ge-nera igualdad de condiciones. Gran desafío.

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Ramiro Argoña es el vicecónsul de Bolivia en La Plata y participó de la jornada de apertura de los congresos de Comunicación Popular y de Comunicación y Cien-cias Sociales en América Latina. Fue parte del panel “Acciones migrantes, hechos y derechos en la polí-tica”. En ese marco, conversó con Contexto sobre el proceso popular que lleva adelante Evo Morales:

El Estado y los procesos popularesTodas las formas estatales que se venían dando no resolvían las problemáticas de los pueblos indíge-nas. Son muchos años de resistencia y de búsqueda de construir algo distinto. Y ahora se ha dado una acumulación de fuerzas importantes que ha permi-tido que eso se exprese, primero, en la expulsión del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y, después, en la construcción de este nuevo Estado.

Ramiro Argoña en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata. Foto: Alejandro Palladino.

“Profundizamos los procesos de comunicación popular”Lo dijo Ramiro Argoña, vicecónsul de Bolivia en La Plata, sobre la relación del Estado Plurinacional y los medios de comunicación.

El Estado y las organizaciones socialesLas organizaciones sociales son las primeras en pro-poner otro tipo de Estado, que lo venían trabajando con las organizaciones indígenas originarias, y son las que fuerzan una asamblea constituyente. Fren-te al Estado nación y la negación de la pluralidad, se propone el Estado Plurinacional como afirmación de la diversidad, de la libertad cultural, etcétera. Y esta-mos ahora en la construcción de este nuevo Estado, que supone desmontar toda la estructura colonial.

La construcción del nuevo EstadoSin embargo, eso tiene sus avances y sus complica-ciones, y sus retrocesos también. Y sus dificultades,

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porque de una u otra manera, en estos doscientos años, el Estado colonial se ha internalizado tanto en las personas que es difícil pensar en un Estado distinto, otra institucionalidad. Esa es la lucha que hay que dar cotidianamente. Andamos en eso. Pero lo sintomático es que esta emergencia popular en Bolivia va a tono con otros procesos que surgen con mucha fuerza en América Latina, en Argentina, Bra-sil, Ecuador, etcétera.

La relación de este nuevo Estado con los disensosEs que este Estado nuevo tiene que funcionar con eje en la participación social, y la participación, con una herencia colonial tan fuerte, a veces es bastan-te complicada, porque se dan excesos. El poder es como es, perverso, y hay que tener mucha convic-ción ideológica y voluntad para no caer en las ten-taciones y en la reproducción de eso que se quiere olvidar. Es la pelea de hoy. Descolonizarse: es más fácil decirlo que hacerlo.

La función de la comunicación popularComo en todas partes, los medios están en manos de los que tuvieron el poder siempre. Eso nos ha lle-vado, más que nada, a profundizar los procesos de comunicación popular, a los medios comunitarios, a los medios alternativos, para que el pueblo pueda expresarse mejor y tenga más voces. La comunica-ción popular, de la que toma posesión el pueblo, es la que se intenta fortalecer.

Los medios privadosSin embargo, los medios privados tienen una fuerza enorme. Por ejemplo, hace unos años tuvimos la po-sibilidad de discutir una nueva ley de comunicación, inspirándonos un poco en el modelo argentino, pero tuvimos desde dentro de nuestro movimiento un in-tento de romper con el surgimiento de estos medios populares, limitándose solamente a un nuevo re-parto de licencias y frecuencias. Y tuvimos que dar la pelea interna para hacerles entender que era una ley concebida desde el neoliberalismo. Por suerte logramos romper esa lógica y que se reconozcan cuatro tipos de medios: privados, públicos, comuni-tarios e indígenas/campesinos.

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Por Amparo Marroquín*

En América Latina, por estos tiempos, se está vi-viendo un proceso interesante y muy contradicto-rio. En principio me resulta interesante aclarar que creo que, en la medida en que se entra a espacios de poder, se desdibujan elementos que estaban muy claros. En este sentido, para partir hacia la reflexión con respecto a la comunicación, veo muy interesante volver a pensar qué es lo que estamos entendiendo por popular, por lo hegemónico. El contexto enton-ces es de mucho reto. Algunos países tienen un ni-vel de optimismo importante, pero al mismo tiempo deben recolocar las agendas y las luchas que no se han agotado, sino que están en un periodo en que las tenemos que recargar.

En la medida en que hay gobiernos de corte popular que asumen el poder de los Estados latinoamerica-nos, algunas agendas de lo popular pueden desdibu-jarse o invisibilizarse; de todas maneras, siempre te-nemos que mantenernos alertas a todos los cambios.

Con respecto al comienzo de mi cita, me gustaría avanzar sobre el concepto de lo popular para ex-plicar a qué me estaba refiriendo cuando mencioné que era necesario repensar de qué hablamos. Esto es un tanto complejo, pues recuerdo que una vez le preguntaron a Umberto Eco qué es la semiótica y dijo “Bueno, en 1970 podíamos decir lo que era la semiótica, pero ahora ya no podemos porque hay demasiadas definiciones”. Con lo popular pasa algo similar. En 1960, Hall y muchos otros podían de-cir claramente qué era lo popular, pero ahora, en la medida en que hemos producido y reflexionado sobre el concepto durante tanto tiempo, el mapa se nos coloca, digamos, más diverso, con muchas vo-ces. Uno de los ejercicios que sigue siendo una guía es el de Jesús Martín-Barbero, porque lo que hace es ponerle una mirada histórica a las muchas mane-ras sobre cómo hemos ido entendiendo lo popular y cómo hemos ido construyendo lo popular.

“Comprender lo popular es entender ese modo de mirar que no viene de los pueblos”

Por otro lado, creo que otra mirada que sería in-teresante (y que sobre todo sería muy interesante ponerlos a dialogar) es la de Laclau y la manera en que él cruza lo popular con la hegemonía. Segura-mente este cruce nos podría aportar mucho a la dis-cusión en este momento. Pero lo que hay que hacer siempre es meterle la mirada histórica, de cuántas maneras lo hemos ido nombrando, lo hemos ido co-locando, y cómo esas maneras han implicado ausen-cias y presencias, digamos que hemos invisibilizado algunas maneras auténticas de lo popular y hemos visibilizado tantas otras. Hemos visibilizado el alma del pueblo, pero no lo hemos hecho al ámbito de lo masivo. Entender que lo popular es muy complejo, muy híbrido, es un elemento que yo creo que nos configura e implica un reto. Comprender lo popular

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es justamente ese pensamiento, esa manera de vi-vir, ese modo de mirar que no viene de los grupos sociales que no han estado visiblizados en el discur-so hegemónico. De todos modos, atreverse a defini-ciones tan prontamente siempre es muy arriesga-do. En todo caso, se puede decir desde qué lugar de enunciación estamos hablando, es decir, “yo lo miro así en este momento porque trabajo estos temas”; en mi caso, desde Centroamérica, mis temas son la violencia, la migración y los procesos de identidad centroamericanos, y desde ese punto de vista me interesa trabajarlo con Hall, con Martín-Barbero, trabajarlo con García Canclini y otra serie de teóri-cos. Es un reto añadir la mirada de Laclau; esa es la manera en que a mí se me permite acercarme a los procesos de cultura popular que estamos viviendo en América Latina.

Los medios de comunicación en su país de origen

En el caso de El Salvador, es necesario aclarar que no hay una ley de medios y recién acabamos de me-ter una pelea para evita que las frecuencias de las radios se asignen por subasta. Es decir que quien mayor cantidad de plata tiene compra la emisora. Esto ha sido muy complicado, se viene el tema de la digitalización en este momento y lo que yo miro en la agenda nacional es cómo esta discusión hege-mónica de los grandes medios empresariales está metiendo mucho miedo y mucha desinformación y está insistiendo con la idea de que no quieren que El salvador se transforme en uno más de aquellos países que incorporaron una Ley de Medios. Enton-ces hay un discurso muy fuerte, una desinformación muy grande, y tenemos el desafío de tratar de decir que lo que nos dice el discurso hegemónico empre-sarial no es cierto.

El Salvador es un país que tiene una única frecuen-cia asignada a radios comunitarias, por eso es nece-sario que tengamos un espacio en el espectro para otras voces de la comunicación. Esa discusión está en un momento complicado y tenemos que dar una pelea que no se está dando; en parte porque Cen-troamérica es una región de muchas urgencias, y en este momento la violencia se está comiendo buena parte de la reflexión de la agenda nacional. El Salva-dor es el segundo país más violento en el mundo sin guerra. Esto hace que cualquier otro tema se quede chico frente a la gran discusión. Pero, por otro lado, hay una preocupación gubernamental (de los par-tidos que gobiernan) de decir “no estamos tan se-guros de que queramos medios comunitarios”. Pa-rece, en este sentido, que quieren más bien medios gubernamentales, medios estatales, lo cual abre otra discusión muy grande.

Estaría muy bien que haya distribución hacia distintos grupos para que puedan incorporar nuevos discursos en los medios. El riesgo es regular el discurso porque si lo dejamos para próximos gobiernos les estamos dando una herramienta muy peligrosa. La posibilidad de mantener una agenda democrática es mejor que meter regulaciones que después nos puedan apresar en una camisa de fuerza innecesaria.

El conocimiento en comunicación: releer los clásicos pero de manera colectiva

Hay ciertos polos de conocimiento bien definidos te-rritorialmente: Argentina es uno, Colombia y México serían otros, y creo que el resto de América Latina somos academias más pequeñas que estamos im-pulsando agendas mas coyunturales, como la mi-gración o la participación ciudadana.

Los grandes polos de producción de América Latina pasan por estos países y por recuperar a los clásicos de la comunicación de América Latina que en algún momento dejamos de leer o de discutir. Ese es un elemento fundamental. Tenemos dos retos, aunque estamos en un procesos de construcción de conoci-miento. Pero para eso tendríamos que recuperar a los clásicos latinoamericanos y además leerlos de mane-ra colectiva (Marín-Barbero, Beltrán, Prieto Castillo). Son clásicos de la comunicación que muchos jóvenes no han leído. Esta nueva agenda de reflexionar sobre redes sociales –y demás temas contemporáneos– es muy importante, pero también pienso que, aunque se nos ha cambiado la forma de comunicar, en el fondo tenemos que pensar estas grandes teorías sobre la construcción de hegemonías o sobre la construcción de identidades, sobre la cultura popular. Esas agen-das están y las podemos reflexionar desde las nuevas problemáticas. Incluso desde las maneras más críti-cas. Por ejemplo, creo que un gran teórico que nos dio Argentina ha sido Eliseo Verón, y que podemos te-ner mucha distancia con algunos de los análisis más recientes que él ha hecho, pero tenemos que empe-zar por ellos. No podemos negar a estos teóricos, te-nemos que revisitarlos y en algunos casos criticarlos.

* Amparo Marroquín Parducci estudió comunicación en la UCA, El Salvador y el ITESO, en Guadalajara, México. Es doc-tora por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas de El Salvador, en donde se ha especializado en la discusión teórica sobre la cultura, lo popular y lo masivo. Es profesora e investigadora en áreas de comunicación y cultura, migración, violencias, identidades y audiencias, temáticas sobre las que ha trabajado tanto en docencia como en publicaciones en es-pacios académicos y de divulgación. En su paso por el I CPP y el II COMCIS, nos dejó las siguientes reflexiones en torno a los contextos comunicacionales actuales en América Latina, y especialmente en su país de origen, El Salvador.

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DiegoTatián

“No hay democracia si hay monopolios comunicativos”Diego Tatián es filósofo y decano de la Facultad de Filosofía y Hu-manidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Llegó a La Pla-ta para participar de los congresos de Comunicación Popular y de Ciencias Sociales que se realizan hasta este viernes en la Facultad de Periodismo. Conversó con Contexto antes de participar en el panel “Aportes de la teoría crítica: Universidad y procesos políticos hoy”, coordinado por el docente Fernando Alfón.

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Aquí sus reflexiones en torno a la relación entre co-municación y democracia en América Latina. Tam-bién fue muy crítico con el mundo universitario con respecto a su postura en el momento histórico del continente

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La comunicación y la democraciaEs un campo de disputa central por gran parte de los sentidos políticos y de las conciencias que se juegan en la comunicación. Entonces, el desarrollo de la comunicación popular como está sucediendo en va-rios países, y acá en Argentina la disputa por la ley, me parece totalmente decisivo para el rumbo que van a tomar los países latinoamericanos.

En ese sentido, la ley de medios acá y los proce-sos que se están dando en otros países apuntan a desmonopolizar, porque no hay democracia si hay monopolios comunicativos. La liberación y eman-cipación de la palabra pública para que lo que sea dicho tenga una prioridad de sentidos es casi una condición de posibilidad de la democracia. Lo que debe pasar es que todas las personas tengan las mismas oportunidades materiales de hablar, de leer y emitir significados.

Producción de conocimiento en comunicaciónPero sí me parece que hay una relación entre la pro-ducción de conocimiento en comunicación y lo que está pasando todos los días, a diferencia de otras disciplinas, como la mía, la filosofía, que tiene una distancia mayor. Creo que hay una gran eferves-cencia, una gran vivacidad académica en relación con los medios y la autorreflexión. Sobre todo, qué es comunicar, qué hacemos cuando comunicamos, etcétera. Y, finalmente, la comunicación no puede prescindir de una fuerte reflexión de lo que significa el lenguaje para la vida humana, que cada genera-ción debe afrontar.

El futuro de los procesos popularesSe puede interpretar como un reflujo conservador, pero también parece que hay algo del orden más básico. Desde que Chávez gana en Venezuela la pri-mera vez, nunca un Gobierno popular ha perdido la elección, en cualquier país. Es que, si la democra-cia es librada a sí misma, tienen amplia perspectiva de ganar; y hay sectores que están apelando a una embestida para “hacer crujir la economía y hacer arder la calle”. Por eso no creo que sea por vía de-mocrática que haya cambios, como la injerencia de los Estado Unidos. Pero creo que está todo abierto y no está nada dicho.

Los desafíos del futuroHay una expresión que puso en circulación Eduar-do Rinessi, que es una consiga, que dice “El dere-cho a la educación superior”. Entonces, en el caso nuestro, es saber qué entendemos como derecho a la educación. El derecho no es algo que el Estado concede, sino que reconoce. Y entonces el traba-jo es crear condiciones de igualdad para que todas las personas puedan ir. Por supuesto, no significa Universidad obligatoria. El punto es que todos los que deseen estudiar en la Universidad puedan ha-cerlo. Y si hay obstáculos, producir programas que puedan dar igualdad en relación con la Universi-dad. Declarar un derecho no significa hacerlo rea-lidad, como los sabemos.

La Universidad y el proceso políticoHay un retardo de nosotros los universitarios con respecto a un proceso abierto que es muy intere-sante. Creo que, en gran medida, la Universidad no ha estado a la altura de pensarlo, de intervenir o de descifrarlo. Porque también tenemos la obligación de interpretar los sentidos que no están dados. La Universidad siempre ha sido un poco refractaria a los procesos populares. Y esto es una paradoja, por-que nunca habíamos tenido un presupuesto que es histórico. Y, si bien ha desatado muchas cosas, los universitarios tenemos mucho más para dar.

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Conversaciones en Contexto con Omar Rincón, periodista, crítico de televisión y director del Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de los Andes de Colombia.

La comunicación en América Latina tiene una pers-pectiva de tres campos: en el sur, incluyendo Argen-tina, Uruguay y algo de Brasil, es una comunicación que está afincada mucho más en lo político, en lo social, en la lucha política como eje fundamental del pensamiento, del conocimiento y de lo que se apren-de, y de lo semiológico como manera de interpreta-ción de la realidad. Esa es una marca. Hacia arriba estamos otros países que enfocamos todo mucho

OmarRincón

más desde la cultura, que todo lo explicamos desde una mirada culturalista, y que casi somos despoliti-zados. Y hay un tercer campo emergiendo que tiene que ver con estos modelos indígenas y del buen vivir y el pensar distinto el mundo, que nace basicamente en Bolivia y que están tratando de pensar ni desde el lado político o semiológico del el sur, ni del cultura-lista del norte. Ese es un mapa global general de la comunicación en América Latina.

La segunda cosa que hay que decir es que hay temas transversales que nos atraviezan: todos los países de Latinoamérica tienen monopolios de medios. In-cluso en Cuba, donde el monopolio es del Estado. En Brasil está O Globo, Televisa en México, Mercu-rio en Chile, El Tiempo en Colombia, El Comercio en Perú. Pero hay otra cosa que también nos atraviesa, que es contraria a eso, y son los medios ciudadanos que están emergiendo en radio, televisión, Internet. Eso también está sucediendo. En Ecuador hay un problema complejo, y, si bien todos hablan bien de ese país, la ley ecuatoriana es muy fuerte y controla contenidos. En Cuba es un único sistema, pero hay, aunque no supieramos, un activismo de base ciuda-dana que es fuertísimo, incluso desde el consumo.

El mapa de comunicación latinoamericana

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Latinoamérica resisteContexto reunió a los periodistas Stella Calloni y Jorge Bernetti en una charla. El rol de los medios hegemónicos y la política en América Latina.

Stella Calloni y Jorge Bernetti conversaron con Contexto antes de participar en un panel del II Con-greso de Comunicación y Ciencias Sociales desde América Latina (II COMCIS) que se realiza en con-junto con el I Congreso de Comunicación Popular (ICCP) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Tanto la periodista y corresponsal de gue-

Por Florencia Abelleira

al golpismo mediático

rra en diversos conflictos latinoamericanos, como el periodista, escritor y profesor que vivió diez años exiliado en México, debatieron sobre el rol actual que desempeñan los medios hegemónicos en Amé-rica Latina y su habitual empeño en ponerle palos en la rueda del progreso a un continente en vías de reintegración.

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-En los países de Latinoamé-rica en general, ¿qué rol están cumpliendo los medios hegemónicos y qué lugar están teniendo las otras voces encarnadas en medios alternativos o populares?

-Stella Calloni (SC): El 95% de las noticias que circulan por el mundo son manejadas desde un mismo lu-gar que no es un lugar de informa-ción, sino más bien de un tipo de gue-rra psicológica, que es lo que nosotros estamos viviendo en nuestros países. Hoy en día tienen la ventaja de haberse quedado con la mayoría de los medios masivos de comu-nicación, y, por otra parte, en la guerra cibernética manejan las nuevas tecnologías.

-Jorge Bernetti (JB): Yo creo que el dominio monopóli-co de los medios hegemónicos en América Latina nunca ha sido tan brutal como en esta época: las cadenas Televisa y Azteca en México, O globo en Brasil y el poder de Clarín en Argentina. Al mismo tiempo, en algunos lugares, espe-cialmente en Argentina –que está marcando un punto de in-flexión–, se ha subrayado una crítica muy potente a ese do-minio. Está bien el tema de los medios alternativos, pero hay que tener una presencia en los espacios centrales.

-SC: Yo creo que los medios alternativos cumplieron un rol extraordinario, como las radios comunitarias en el golpe en Ve-nezuela, que fueron las que pudieron reunir a la población cuando se habían cortado todas las formas de comunicación del Gobierno.

Yo creo que hay que darles muchísimo más espacio con esta nueva Ley de Comunicación Audiovisual. Creo que tenemos que ex-tenderla, esa ley da para mucho más de lo que hasta ahora se está logrando: primero porque hay una resistencia del principal monopolio mediático que existe en el país que resiste acompañado por grupos ju-diciales que lo amparan; y segundo, porque también yo creo que la gente a veces no participa como debería.

-JB: Si uno se fija en 1959, la Revolución Cubana hizo una controversia muy importante, Prensa Latina, que era una agencia latinoamericana progresista

“LOS MEDIOS ALTERNATIVOS CUMPLIERON UN ROL EXTRAORDINARIO, COMO LAS RADIOS

COMUNITARIAS EN EL GOLPE EN VENEZUELA, QUE FUERON LAS QUE

PUDIERON REUNIR A LA POBLACIÓN CUANDO SE HABÍAN CORTADO TODAS LAS FORMAS DE COMUNICACIÓN DEL

GOBIERNO”. STELLA CALLONI.

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o revolucionaria; y en estos años Venezuela hizo la gran constitución de Telesur, que es difícil verla en el país porque hay que pagar aparte para verla, en lugar de tenerla como verdadera competencia, como el liberalismo dice.

A pesar de contribuciones muy potentes como Canal Encuentro o la Tv Pública, estamos todavía sometidos a ese poder de información que es capaz de producir que sea noticia que no se habilitó la es-tación de trenes de Ciudad Universitaria en Buenos Aires, cuando tardó un día más que lo anunciado, mientras que en realidad la noticia es el estableci-miento de esa estación frente al estadio de River.

-¿Cuál es su opinión sobre el rol que el Gobierno kirchnerista le dio a medios estatales como Canal Encuentro, la Tv pública, etcétera?

Stella Calloni-SC: En Canal Encuentro, el ca-nal infantil de las características del que tenemos –Pakapaka– produce un poquito la envidia en los países de alrededor a los que no se les había ocurri-do que era tan importante. Pero también se instala que hay mucha gente que dice que no ve Encuentro, cuando sí lo ve. Se ha instalado el miedo y la perse-cución que viene de parte de los medios privados, que salen aplastantes y hay que tener una gran fuer-za para resistir a eso como se está haciendo aquí.

Es una resistencia que se da en diversos fren-tes, como el hecho de que una presidenta tenga que recurrir a una cadena nacional para informar, para que la gente sepa la verdad. Los medios pretenden hasta impedir la cadena nacional, se están confor-mando en nuestros países como la verdadera cabe-za de la oposición, como los formadores, asistentes y asesores de los grupos opositores.

Cuando el Gobierno da un salto así, tiene que haber una sociedad que lo acompañe, una sociedad activa.

-RB: Yo creo que la Ley de Medios es un partea-guas en sí misma. Como concepto jurídico y por la batalla cultural y política que se libró, el país es otro. La gente dice cosas en la calle que antes no se decía sobre los medios. Por otro lado, la federa-lización es fundamental. Se debe poder transmitir más la realidad del país desde el canal oficial con la visión que tiene de sí ese lugar. Porque si no lo que sucede es que, así como la Argentina aparece en un canal informativo europeo o estadounidense cuando hay algo que se parece a una catástrofe, nosotros también informamos de manera excepcional catas-tróficamente sobre nuestro propio interior del país (que es una palabra horrorosa).

“NECESITAMOS UNA REBELIÓN DEL PERIODISTA

PARA QUE PUEDA DECIR: ‘ESTO NO LO VOY A

INFORMAR PORQUE ESTÁ EN CONTRA DEL CÓDIGO DE

ÉTICA’”. JORGE BERNETTI.

Hay que saldar también un debate todavía más fuerte en el marco de los periodistas. Es muy difícil la situación de verticalización en la prensa y las con-diciones laborales. Necesitamos una rebelión del periodista para que pueda decir: “Esto no lo voy a informar porque está en contra del código de ética”.

-¿Qué lectura hacen del momento actual que está atravesando Latinoamérica como bloque frente al resto del mundo?

-SC: De cada una de las reuniones de los orga-nismos de integración como la Unasur o Celac, que han sido importantísimas, no sale nada, los medios las ignoran. Eso es una forma de ayudar a la desin-tegración. Esta última reunión de los coordinadores gubernamentales de la Celac en Quito, por ejemplo, reclamó la devolución de Guantánamo a Cuba, un reclamo muy importante, como ha reclamado las Malvinas, y no sale nada.

“DE CADA UNA DE LAS REUNIONES DE

LOS ORGANISMOS DE INTEGRACIÓN COMO LA

UNASUR O CELAC, QUE HAN SIDO IMPORTANTÍSIMAS,

NO SALE NADA, LOS MEDIOS LA IGNORAN. ESO ES UNA FORMA DE AYUDAR A LA

DESINTEGRACIÓN”. CALLONI.

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En tiempos de Perón, había un gran conocimien-to de la hermandad con los países árabes, estaba el Movimiento de No Alineados, e inclusive surgieron organizamos que tenían que ver con la comunica-ción, con lograr una relación muy fluida entre las agencias de noticias de cada uno de nuestros paí-ses. Estuvo la OIP (Organización Internacional de Periodismo). Jorge fue parte de la Federación La-tinoamericana de Periodistas de LAP en momentos en que América Latina estaba en el silencio, porque eran momentos que habían sembrado dictaduras en el Cono Sur.

Necesitamos volver a recuperar todos estos or-ganismos del pasado. Es una obligación central para definir cómo imponemos nuestros propios proyec-tos a ese nuevo orden informativo internacional.

-JB: Tenemos que avanzar en diversos aspec-tos. Uno es el de la comunicación, donde hay Jor-ge Bernettique sumar y articular más iniciativas de todo tipo, que tiene que ver con la crítica a la TV idiota que muchos sectores de la sociedad es-timan que es así pero que no logran ir al fondo de esto, que es la mercantilización. Gran Hermano o Tinelli son mecanismos de idiotización, sin que esto quiera decir que hay que abandonar el tema del entretenimiento y aquello que al público le importa.

Nosotros tenemos que batallar para que haya creación de señales noticiosas e iniciativas como las de Fútbol Para Todos. Me parece que esa articula-ción más compleja nos va a permitir una producción

informativa propia y la producción de contenido que requiere más audacia. Tenemos que producir cosas que, aunque generen gran debate, tienen que de-mostrar que la información que planteamos es la más amplia, la más democrática, la más creativa.

“TENEMOS QUE PRODUCIR COSAS QUE, AUNQUE

GENEREN GRAN DEBATE, TIENEN QUE DEMOSTRAR

QUE LA INFORMACIÓN QUE PLANTEAMOS ES

LA MÁS AMPLIA, LA MÁS DEMOCRÁTICA, LA MÁS CREATIVA”. BERNETTI.

-SC: Creo que la clave es unificar los criterios, in-clusive en América Latina, de lo que vamos a hacer frente a este constante ataque mediático, donde se usa a los medios como un arma para desestabilizar gobiernos, para instalar guerras entre países.

Ya hicimos muchos análisis sobre la situación mediática. Tenemos que activar todas las energías descolonizadoras del continente.

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En el marco de dos casos de violencia institucional ocurridos en La Plata (Juan Martín Yalet y Rafael Cobo), los especialistas Julián Axat y Esteban Rodríguez Alzueta fueron consultados por Contexto sobre los posibles pasos a seguir.

Por Roberto Álvarez Mur

Axat y Rodríguez Alzueta participaron este viernes de la última jornada del II Congreso de Comunica-ción/Ciencias Sociales desde América Latina (COM-CIS) y el I Congreso de Comunicación Popular desde América Latina y El Caribe, en la Facultad de Perio-dismo y Comunicación Social de La Plata. Llegaron a la casa de altos estudios para participar del panel “Delito, violencia y consumo en los jóvenes”.

Abogado y poeta, Axat es actualmente el titular de la Agencia Territorial de Acceso a la Justica (ATAJO). Ro-dríguez Alzueta es abogado, docente y escritor. Casi al unísono reclamaron una Policía más democrática.

Seguridad y democracia: “No hay brutalidad policial sin prejuicio social”

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-¿Cuáles son las claves para entender cómo se constituye la violencia institucional en la actua-lidad? -ERA: Lo primero que hay que decir es que la violen-cia institucional uno puede reconocerla no solamen-te en la desaparición forzosa de personas o torturas en comisarías, sino en los paseos en patrulleros o demoras innecesarias en comisarías. Creo que pro-viene de la herencia de ciertas prácticas que aún no se han puesto en crisis o en tela de juicio. Cuando uno habla de violencia policial no se está hablando de una política de Estado, sino de prácticas políticas.

-JA: El gatillo fácil es histórico en Argentina. Aún es un reservorio de las viejas dictaduras con el que la sociedad argentina mantiene una deuda pendiente. Creo que hay que tener en cuenta que la violencia institucional es una categoría bastante moderna, te diría que sólo utilizada desde hace diez años para acá. En ella existen niveles de planificación, muchas veces, cuando las Policías no están realmente de-mocratizadas, los autogobiernos policiales planifi-can sus funcionamientos. Un caso claro de ello es el de la provincia de Córdoba.

-ERA: Para nosotros la violencia institucional no es una violencia decidida en las grandes esferas, sino que parte de las rutinas de muchas instituciones, de una violencia que encuentra puntos de apoyo en imaginarios sociales autoritarios, en pasiones puni-tivas que se han ido tejiendo a lo largo de la historia en Argentina y que no se han puesto en tela de jui-cio. Yo considero que no hay olfato policial sin olfato social. No hay brutalidad policial sin prejuicio social.

-En ese sentido, ¿la violencia institucional debe entenderse como un sistema planificado o es la resultante de otros desencadenantes sociales o culturales?

-ERA: Esas palabras filosas que los vecinos van ta-llando para nombrar al otro como problema, al otro como peligroso, no son ingenuas. Están cargadas de sentido, son palabras que de alguna manera crean condiciones de posibilidad para que la Policía patee los barrios de una manera u otra. No sólo legitima, sino que también habilita la brutalidad policial. Hay que entender que la violencia institucional no es sólo la que se construye por corporaciones o agen-cias que se han autonomizado del Gobierno, sino que tienen puntos de apoyo en la sociedad y también en la misma Justicia, que no la controla.

-JA: Cuando un joven es detenido en situación de supuesto delito y ocho policías lo masacran dentro de un patrullero, hay que reflexionar si es o no pla-

nificado. Esto no quiere decir que haya un régimen general de violencia institucional. Hoy estamos en democracia, por suerte, y existen grados de violen-cia que hay que purgar. Lograr una purga policial en varias provincias.

-Tomando los casos de Juan Martín Yalet y Rafael Cobo, recientes en la ciudad de La Plata, ¿qué problemáticas y particularidades ponen de mani-fiesto en cuanto al ejercicio de la autoridad poli-cial?

-ERA: La ejecución de Yalet arriba del patrullero está hablando de una violencia muy fina que ope-ra para regular a determinados sectores sociales. Lo que sucedió con Rafael en el centro cultural, en cambio, habla del peligro de un policía con porta-ción de un arma las veinticuatro horas. Todavía en Argentina está instalada la idea de que policía se es las veinticuatro horas y debe tener encima el arma. Esa facilidad para portar un arma creo que debe ser objeto de discusión.

-¿Existe la posibilidad de generar un trabajo te-rritorial dentro de la etapa de formación para ge-nerar fuerzas policiales con una orientación más democrática, por así decirlo? ¿Es posible una “Policía buena”?

-ERA: Por supuesto. Parto de la base de que no ima-gino una sociedad sin Policías y se necesitan Poli-

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cías. Cuando a vos te roban no vas a llamar al pa-nadero, tenés que llamar a la Policía. No sólo hay que ver al policía como un trabajador, o como a un ciudadano, sino también como a un compañero, y eso implica que las organizaciones sociales y polí-ticas puedan desarrollar trabajo territorial en esos espacios y no se lo regalen a la derecha o a las cor-poraciones policiales. Uno debe disputar esos espa-cios, y, si hay un espacio vacío, lo ocupa el enemigo con sus propios valores. De la misma manera que los partidos políticos hacen territorio en Universida-des y fábricas, también deberían estar en la (escuela Juan) Vucetich, por darte un ejemplo, para dejar de ver al policía como un monstruo, o como un asesino.

-JA: Es necesario subordinar a las Policías de la Ar-gentina. De la misma manera en las cárceles, donde también hay autogobiernos por parte del Servicio Penitenciario, donde hay muertes y torturas todo el tiempo. Creo que ahí se da la necesidad de de-mocratizar esas instituciones y rever el sistema de Justicia, que aún es etiquetante, discriminatorio, al-tamente autoritario. En este momento histórico que vive el país ha habido grandes avances en la Justi-cia, sobre todo en los juicios de lesa humanidad, a través de condenas ejemplares en casos de torturas en cárceles. Hay mucho por hacer, por ejemplo, en el régimen de auditorías de Asuntos Internos en la provincia de Buenos Aires, que debe ser más fuerte y profundo. Es un proceso que, luego de 2015, hay que seguir profundizando.

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ENTREVISTA a Moisés Rioja. Nacida al calor de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la productora jujeña Wayruro encaró la idea de formar un espacio de TV. Los desafíos de disputarle la agenda a la hegemonía porteña.

Kallpa TV:la pantalla chica del noroeste

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Por Roberto Álvarez Mur

“Fuerza” es la traducción de la palabra quechua ka-llpa. No en vano, la productora jujeña Wayruro deci-dió bautizar Kallpa TV al proyecto audiovisual que, a fuerza de ideas y trabajo, tiene por meta llevar a la pantalla chica la voz e identidad del noroeste argen-tino. Este nuevo espacio, hoy digital y con sus prime-ras experiencias en televisión abierta, surgió en la última década en el seno del desarrollo de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Moisés Rioja, miembro de Wayruro, conversó con Contexto sobre los desafíos de encarar un medio que ponga en foco la cultura y la identidad del no-roeste, que marque agenda propia y que ponga en discusión la hegemonía cultural porteña en la tele-visión. Esa experiencia también la contó en el panel “Medios comunitarios, populares y alternativos” del II Congreso de Comunicación y Ciencias Sociales y I Congreso de Comunicación Popular que realizó la Facultad de Periodismo de La Plata.

-¿Qué desafíos conlleva desarrollar un medio au-diovisual a nivel comunitario y regional?

-Desafíos hay muchos. Ya el sólo hecho de poner la torre de señal en San Salvador genera discusiones sobre cómo, de qué manera, con quiénes. Además, hay que generar articulación entre las diversas orga-nizaciones que trabajan en esto. Por otro lado, produ-cir contenido que dispute agenda, no queremos hacer comunicación solamente para los convencidos.

-¿A qué refiere esa idea?

-Refiere a pensar la comunicación para la totalidad de la población de Jujuy, y estamos en el desafío de hacer una televisión de calidad que pueda no sólo llegar a quienes forman parte de esto, sino también a quienes sólo consumen lo que llega de los grandes medios. Una televisión profunda y entretenida, donde podamos vernos a nosotros mismos, pero no con lo típico de la mesa con mantel y un croma verde de fondo.

“ESTAMOS EN EL DESAFÍO DE HACER UNA TELEVISIÓN DE

CALIDAD QUE PUEDA NO SÓLO LLEGAR A QUIENES FORMAN

PARTE DE ESTO, SINO TAMBIÉN A QUIENES SÓLO CONSUMEN

LO QUE LLEGA DE LOS GRANDES MEDIOS.”

-¿En qué momento surge la iniciativa de encarar el proyecto?

-Nosotros pensamos esta propuesta a partir de unos espacios formativos y de capacitación que veníamos potenciando desde el 2007, en aquel entonces a tra-vés de un programa nacional que era el Contalo vos,

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que buscaba generar revistas barriales. En Jujuy muchísimas organizaciones se presentaron. Fue ahí que presentamos una propuesta con Wayruro para generar espacios de capacitación en comunicación popular. Entre 2008 y 2009 juntamos más de ochen-ta organizaciones de toda la provincia. Luego de un tiempo entendimos que a partir de los espacios de formación era momento de dar un paso más. Allí es-tuvo la antesala de Kallpa. Entre 2010 y 2013, entre idas y venidas de organizaciones de las provincias de Salta y Tucumán, surgió la red de colectivos que conformarían eventualmente el proyecto de Kallpa.

-¿Con qué contenidos se puede encontrar aquel que desconoce Kallpa TV?

-Mucha producción local y barrial. Desde diversas maneras de encarar las noticias que se muestran desde los grandes medios con una perspectiva de la comunicación comunitaria, hasta ficción. Siempre se reproduce la idea de que ficción sólo pueden ha-cer Suar, Tinelli, figuras de renombre. Hay organi-zaciones, por ejemplo, de Tucumán que han hecho series de ocho capítulos y donde abordan su propia identidad.

-¿Cómo es pensar un medio a nivel regional que se enfrente con lo que se produce por los grandes medios, en especial desde Buenos Aires?

-Es una lucha permanente. Nosotros creemos que desde lo audiovisual hay dos mitos que se han roto en los últimos años. Por una lado, creer que no se puede hacer televisión desde el Estado. Pakapaka, Encuentro y tantos otros espacios han roto con esa idea. Y el otro mito es el de creer que todo lo que

produce el interior es porquería, y que lo único bue-no que se produce es de las nueve o diez producto-ras de Palermo. Y los planes de fomento que se han generado desde el INCAA, tanto en contenidos como en estética, han roto ese otro mito. Lo que falta aún es que el común de la gente se de cuenta de eso.

“CREEMOS QUE DESDE LO AUDIOVISUAL HAY DOS MITOS

QUE SE HAN ROTO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS. POR UNA LADO,

CREER QUE NO SE PUEDE HACER TELEVISIÓN DESDE EL ESTADO. Y EL OTRO MITO ES EL DE CREER QUE TODO LO QUE PRODUCE EL

INTERIOR ES PORQUERÍA.”

-¿Cómo puede sintonizarse Kallpa TV?

-Ya hemos empezado a emitir señal a modo de prue-ba, con la torre provisionalmente en San Salvador. Estamos con una página web: www.kallpatv.com.ar. Ya tenemos muchos materiales producidos. De todas maneras, queremos promover la idea de que la comunicación no pasa sólo por la televisión, sino que las nuevas plataformas modifican también todo el espectro de consumo.

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