revista psiquiatria y salud mental año xxv nº1-2 2008

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Esta edición de la Revista corresponde a un número especial centrado en el tema trabajoy salud mental. El abordamiento de esa materia es particularmente oportuno y necesarioconsiderando que el post industrialismo, en Chile y en el mundo, ha traído transformacionesradicales en la gestión de organizaciones, en la forma de organizar el trabajo y en las relacionesde empleo. Esas transformaciones han significado que trabajadores y trabajadoras debanafrontar condiciones laborales de inseguridad y desprotección social, que han debilitado elbienestar psicológico y la salud mental de la gente.

TRANSCRIPT

  • 2008 PSIQUIATRA Y SALUD MENTAL 1

    DIRECTOR DEL INSTITUTO PSIQUITRICODR. JOS HORWITZ BARAKDr. Ignacio Morlans Escalante

    PRESIDENTE SOCIEDAD CHILENA DE SALUD MENTALDr. Edgardo Thumala Pieiro

    EDITORDr. Eduardo Medina Crdenas

    COMIT EDITORIALSoc. Eduardo Acua AguirreDr. Vctor Doas NezPs. Tatiana Jadue JamisDr. Rubn Nachar HidalgoDr. Eugenio Olea BecerraDr. Mario Quijada HernndezDr. Ral Riquelme VjarDra. Sonia Tardito SchieleDr. Hernn Villarino Herrera

    EDITORES ANTERIORESDr. Luis Gomberoff Jodorkosvky (1984 - 1988)Dr. Patricio Olivo Aragn (1988 - 1992)Dr. Eduardo Medina Crdenas (1992 - 1996)Dr. Benjamn Vicente Parada (1997 - 2000)Dr. Luis Gomberoff Jodorkosvsky (2001 - 2006)

    COMIT DE FINANZASDra. Katherina Llanos ParraDr. Ignacio Morlans EscalanteDr. Ral Riquelme Vjar

    SECRETARIASSra. Patricia Gutirrez SalinasSrta. Marina Rey Figueroa

    DIRECCINAv. La Paz 841, Recoleta, Santiago, ChileFono: (56 - 2) 777 8051 - 738 2503 - 575 9019e-mail: [email protected]

    DISEO Y DIAGRAMACINAndrea Hinostroza BerrosKSD Diseo

    EDITORIAL

    LA ORGANIZACIN PSICTICA: UNA PERSPECTIVA SOCIOANALTICA Burkard Sievers

    VITALIDAD ORGANIZACIONAL Y EL ESTADO FUNDAMENTALISTA DE LA MENTE James Krantz

    APRENDIENDO A EJERCER LA AUTORIDAD DESDE EL PATIO DE JUEGOS AL LUGAR DE TRABAJO Susan Long

    DESPIDOS: LO QUE PRODUCEN EN LAS PERSONAS Mannie Sher

    UNA MIRADA ACTUALIZADA SOBRE EL SNDROME DE BURNOUT Matas Sanfuentes

    TRABAJO Y SALUD MENTAL EN LA PERSPECTIVA EPIDEMIOLGICA: REVISIN CRTICAGonzalo Miranda

    TRABAJO, INSTITUCIN Y PRODUCCIN DE SUBJETIVIDAD Horacio Foladori

    LA APROXIMACIN CLNICA DEL TRABAJO: UNA POSIBILIDAD DE INTERVENIR E INVESTIGAR LA IDENTIDAD PROFESIONAL DE LOS DOCENTES DE ZONAS VULNERABLES Patricia Guerrero

    MALESTAR EN ORGANIZACIONES CHILENAS: HISTORIAS DE TRABAJADORES Eduardo Acua y Claudia Silva

    LOS EQUIPOS DE SALUD MENTAL Y SUS FACTORES TERAPUTICOS Ricardo Pulido

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    Indice

  • PSIQUIATRA Y SALUD MENTAL 2008, XXV, N 1 - 2 , 2 -32

    Esta edicin de la Revista corresponde a un nmero especial centrado en el tema trabajo y salud mental. El abordamiento de esa materia es particularmente oportuno y necesario considerando que el post industrialismo, en Chile y en el mundo, ha trado transformaciones radicales en la gestin de organizaciones, en la forma de organizar el trabajo y en las relacio-nes de empleo. Esas transformaciones han significado que trabajadores y trabajadoras deban afrontar condiciones laborales de inseguridad y desproteccin social, que han debilitado el bienestar psicolgico y la salud mental de la gente.

    El fin de esta edicin es permitir entendimiento sobre aspectos del trabajo postindustrial y sus implicancias para la salud mental de los trabajadores. Se presentan diez artculos que en su conjunto apuntan al objetivo enunciado, a la vez que cada uno en particular hace contribu-ciones ya sea en la esfera terica, en el anlisis de problemas especficos y/o en orientaciones para la accin. La autora de cuatro artculos corresponde a investigadores de Alemania, de los Estados Unidos, Inglaterra y Australia, quienes plantean aproximaciones inditas para el estudio de la salud mental y el trabajo. Los restantes artculos corresponden a investigadores chilenos que presentan y analizan diversos asuntos acerca del trabajo y la salud mental en el Chile actual.

    Burkard Sievers, en su trabajo "La Organizacin Psictica: Una Perspectiva Socioanaltica", se refiere a la locura organizacional o locura de la normalidad que suele acompaar la vida laboral cuando las organizaciones ocupan defensas sociales para evitar el afrontamiento de realidades dolorosamente complejas.

    James Krantz escribe sobre Vitalidad Organizacional y el Estado Fundamentalista de la Men-te. Plantea el fundamentalismo como rasgo emergente en la cultura actual de los Estados Unidos, lo cual es entendido a partir de la nocin de supuestos bsicos desarrollados por Wil-fred Bion. El artculo examina el fundamentalismo en organizaciones y sugiere condiciones para el afrontamiento del fenmeno. El artculo invita a la reflexin sobre fundamentalismo en la sociedad y organizaciones chilenas.

    Susan Long en Aprendiendo a Ejercer la Autoridad: Desde el Patio de Juegos al Lugar de Tra-bajo, sostiene que el ejercicio de la autoridad es factor que tiene enorme trascendencia en ambientes saludables de trabajo. Indaga en los legados que las relaciones en la familia tienen en el desarrollo de la autoridad del individuo y cmo los juegos en la niez y adolescencia son espacios transicionales que preparan al ejercicio de la autoridad cuando se es adulto.

    Mannie Sher aborda el tema Despidos: Lo que Producen en las Personas, informando sobre el difcil trance de la prdida del trabajo y del desempleo. Sher destaca especialmente las implicancias emocionales del despido ante las prdidas que ocasiona en la identidad, en rela-ciones sociales, en bienes materiales y en la disolucin de vnculos vitales para la integridad moral del individuo.

    Matas Sanfuentes escribe Una Mirada Actualizada Sobre el Sndrome de Burnout. Su artcu-lo es resultado de una revisin bibliogrfica que recoge aportes investigativos ms recientes en el tema. El estudio ilumina la comprensin del Burnout segn conocimientos que vienen de investigaciones empricas, cuantitativas, y desde la aproximacin psicoanaltica.

    Editorial

  • 2 - 3, N 1 - 2, XXV, 2008 PSIQUIATRA Y SALUD MENTAL 3

    Gonzalo Miranda presenta Trabajo y Salud Mental en la Perspectiva Epidemiolgica, desa-rrolla una mirada crtica respecto a mtodos convencionales para entender el papel causal de factores laborales en enfermedades mentales. Sostiene la necesidad de innovar en meto-dologas para estudios epidemiolgicos en el propsito de abordar ms satisfactoriamente la complejidad del fenmeno.

    Horacio Foladori analiza Trabajo, Institucin y Produccin de Subjetividad, destacando las transacciones complejas entre actividad laboral y salud mental, donde en ocasiones el trabajo puede apuntalar el bienestar psicolgico del individuo, pero en otras el trabajo es detonante de enfermedad mental. En el anlisis de las transacciones incorpora la dimensin institucio-nal, la que por lo general subyuga la subjetividad favoreciendo al malestar y patologa en los individuos.

    Patricia Guerrero escribe La Aproximacin Clnica del Trabajo: Una Posibilidad de Intervenir e Investigar la Identidad Profesional de los Docentes de Zonas Vulnerables. Informa de una aproximacin clnica para estudiar el trabajo, muestra aspectos de su aplicacin en profesores chilenos y plantea, a travs de casos, las vicisitudes que los docentes afrontan en sus labores con alumnos, colegas y con la sociedad.

    Eduardo Acua y Claudia Silva informan del estudio Malestar en Organizaciones Chilenas: Historias de Trabajadores. A travs de narraciones escritas por hombres y mujeres se conocen experiencias de malestar y sufrimiento en el mundo laboral postindustrial en Chile. El estudio tiene la singularidad de presentar el mtodo narrativo para investigar sobre salud mental en grupos y organizaciones.

    Finalmente Ricardo Pulido presenta el artculo Los Equipos de Salud Mental y sus Factores Teraputicos donde indaga en la capacidad de grupos tratantes para llevar a cabo con efecti-vidad la tarea primaria de mejorar la salud psquica de individuos. Central para esa efectividad es que los grupos de profesionales puedan reflexionar y procesar las tendencias anti-tarea primaria que proliferan en instituciones psiquitricas. Slo me resta agradecer al Comit Editorial de la Revista por la invitacin para hacerme cargo de este nmero especial. La publicacin de los artculos que aqu se incluyen es oportunidad para fortalecer la integracin en el conocimiento entre las reas del trabajo y de la salud mental, asunto que es de mucha necesidad en Chile. Agradecer tambin a todos los autores de los artculos quienes colaboraron en la realizacin de este nmero con generosidad y entusiasmo. Reconocimiento especial para las autoridades de la Facultad de Ciencias de la Administracin, Universidad del Valle,Cali, Colombia, al autorizar la publicacin del artculo La Organizacin Psictica del libro de Rafael Carvajal (Ed.), Gestin Crtica Alternativa, 2008.

    Eduardo Acua A.Editor invitado

  • PSIQUIATRA Y SALUD MENTAL 2008, XXV, N 1 - 2 , 4 -174

    ResumenLa Organizacin Psictica: Una Perspectiva Socioanalti-ca se ha convertido, de alguna manera, en un leitmotiv de mi investigacin y escritura a propsito de la adminis-tracin y la organizacin por cerca de una dcada. Prime-ro, quisiera presentar como introduccin lo que entiendo acerca de la organizacin desde una perspectiva socio-analtica. Describir entonces de manera breve la expe-riencia de la conferencia de Relaciones de Grupo, en la cual fue predominante la demencia organizacional. En la tercera parte, har un esbozo sobre lo que entiendo por organizacin psictica y luego indicar qu pensadores y fuentes han sido una base para la construccin de mi conceptualizacin. La cuarta parte contiene algunas de las revelaciones que he obtenido en la aplicacin de esta perspectiva en diversas dinmicas sociales y organizacio-nales. En la conclusin, la Organizacin Psictica, asumida en adelante, como un intento socio-analtico para enten-der a fondo las organizaciones, despeja el camino para un nuevo pensamiento y da luces importantes para la teora de las polticas de las organizaciones. En un nivel inconsciente, todos sabemos acerca de la normalidad y la ubicuidad de las ansiedades psicticas, pero es un asunto bien distinto ser capaces de reflexionar sobre algunas de las consecuencias de la omnipresencia de estas fantasas inconscientes sobre la vida, la cultura, la poltica y la teora del conocimiento. (Young, 1994: 50)

    An cuando los administradores niegan sus ansiedades psicticas, de forma inconsciente las materializan en or-ganizaciones que estn diseadas para mantenerlas al margen. (Lawrence, 1995: 17)

    Palabras claves: psicosis; organizacin; socioanlisis; aplicaciones.

    The Psychotic Organization, A Socio-Analytical Perspective

    AbstractThe Psychotic Organization: A Socio-Analytical Perspec-tive has somehow become the leitmotiv of my research and writing on organization and management for about a decade. First, I would like to introduce my understanding of organization from a socio-analytical perspective. I will then briefly describe the experience of a Group Relations Conference in which organizational madness predomina-ted. In the third part I will outline my understanding of psychotic organization and indicate some of the thinkers and sources upon which I have built my conceptualiza-tion. The fourth part comprises some of the insights that I have gained in applying this perspective to various or-ganizational and societal dynamics. In the conclusion, the assumption is further elaborated that the psychotic or-

    La Organizacin Psictica: Una Perspectiva Socioanaltica 1

    Burkard Sievers 2

    1 Transcripcin desde el libro de Rafael Carvajal Baeza (Ed.), Gestin Crtica Alternativa. Cali: Universidad del Valle, Facultad de Ciencias de la Administracin, (2008), 309-333. Agradecemos a las autoridades de la Facultad de Ciencias de la Administracin, Universidad del Valle, Colombia por autorizar la publicacin de este artculo.2 Ph.D. Soz. Wiss Profesor Universidad de Bergische Wuppertal en Alemania. Profesor de Desarrollo Organizacional en el Department of Econo-mics, Management and Social Sciences en Bergische Universitt Wuppertal, Alemania, donde ensea y escribe sobre teora de la organiza-cin y de la administracin desde una perspectiva psicoanaltica y un enfoque de accin investigativa. Recibi su Dipl.-Soz.wiss en 1972 y ha realizado visitas a diversas universidades. El Dr. Sievers es co-editor de Freie Assoziation Zeitschrift fr das Unbewusste in Organisation und Kultur. En 1995 fue premiado en Blgica con el International Award for Participation from the HBK-Spaarbank in Antwerp, por su libro Work, Death, and Life Itself. Essays on Management and Organization (de Gruyter, 1994). De 2005 a 2007, Sieverse se desempea como presidente de la Sociedad Internacional para el estudio Psicoanaltico de las Organizaciones. Es tambin co-director de Organizations in Depth, un programa internacional de desarrollo con sede en Coesfeld/Cologne, Alemania. Direccin: Aue 30, 42857 Remscheid, Germany. E-mail: [email protected]

  • LA ORGANIZACIN PSICTICA: UNA PERSPECTIVA SOCIOANALTICA

    4 - 17, N 1 - 2, XXV, 2008 PSIQUIATRA Y SALUD MENTAL 5

    ganization as a socio-analytic attempt at understanding organizations in depth opens up new thinking and impor-tant vistas on the theory and politics of organizations.

    At the unconscious level we all know about the normality and ubiquity of psychotic anxieties, but it is quite another matter to be able to reflect upon some of the consequen-ces of the omnipresence of these unconscious phanta-sies for life, culture, politics and the theory of knowledge. (Young, 1994:50)

    Even if managers deny their psychotic anxieties they un-consciously come to bring into being organizations which are designed to keep them at bay. (Lawrence, 1995:17)

    Key words: psychosis; organization; socioanalysis; appli-cations.

    IntroduccinEste documento es la versin elaborada de una presen-tacin llevada a cabo para el Centro de Estudios Psicoa-nalticos. Quisiera, en esta oportunidad, dirigirme a una audiencia ms amplia; aqullos que podran no estar fa-miliarizados con el enfoque psico y socio-analtico (y re-trico), en otras palabras, con los an no iniciados, como uno de los reseadores de este documento lo manifest. As, me propongo seguir las recomendaciones de los re-seadores, para ser ms explcito en la materia. Quisiera, por lo tanto, empezar con una descripcin sucinta de la manera como percibo tal enfoque en el contexto de la administracin y la organizacin.

    El entendimiento del psicoanlisis como una ciencia de la cultura, de la sociedad y de la organizacin, no es algo ex-tensamente compartido. Desde una posicin tradicional, el psicoanlisis es visto, principalmente, como una sub-disciplina ya de la ciencia mdica, ya de la psicologa. Para el caso de las humanidades, y del contexto de la admi-nistracin en particular, el psicoanlisis ha sido reducido, por ejemplo, especialmente a una ciencia aplicada, en el sentido de que su relevancia se ha restringido a la apli-cacin de este en los hallazgos producto de la investiga-cin clnica. Puesto que el enfoque del psicoanlisis est

    principalmente limitado al inconsciente de cada uno de los miembros organizacionales, o reclusos, el fenmeno inconsciente y las dinmicas en el nivel de la organizacin como un absoluto, resultan difciles-si no imposible- de pensar y conceptualizar y son, pues, considerados como irrelevantes o incluso inexistentes.

    Contrario a la mera aplicacin del psicoanlisis, la pre-ocupacin cientfica por el inconsciente en contextos or-ganizacionales (y en la sociedad) se ha convertido, a su vez, en una disciplina que cuenta con sus propias teo-ras. (e.g. Elieli, 1994; Eisold, 1997; Erlich, 1998; Gabriel, 1999; Lawrence, 1999; Neumann & Hirschhorn, 1999). En comparacin con el trmino psicodinmica organizacio-nal, que resulta ms comn, el concepto socio-anlisis sugerido por Bain (1999) me parece ms apropiado para este campo de estudio y de investigacin. Bain describe el socio-anlisis como la actividad de exploracin, con-sultora, e investigacin y accin, que combina y sinte-tiza metodologas y teoras derivadas del psicoanlisis, relaciones grupales, sistemas sociales de pensamiento comportamiento organizacional y el acto social de soar (ibid: 14). Aunque la nocin de socio-anlisis haga refe-rencia explcita a sus races en el psicoanlisis, sobrepasa la predominancia del enfoque individual en el uso tera-putico del psicoanlisis.

    Para Bain el origen del socio-anlisis se encuentra en el trabajo de Bion, Rickman y Foulkes en los hospitales Ho-llymoor, Northfield, y Birmingham en 1943 (Main, 1946; Harrison & Clarke, 1992; Harrison, 2000). La expansin de la perspectiva psicoanaltica hacia grupos e instituciones es atribuida principalmente a Wilfred Bion y las ense-anzas derivadas por l de su experiencia en NorthField Experiments (Bion, 1946, 1948a/b, 1961). An cuando la teora respectiva no estaba disponible para la fecha, Bion contribuy primero con una perspectiva sistmica al pensamiento psicoanaltico. Su trabajo con grupos se bas en la hiptesis de que los grupos son generalmente liderados por fantasas primitivas de una naturaleza in-consciente, las cuales son una expresin de las ansiedades psicticas. Esto lo llevo a asumir que el nfasis tradicional en el individuo, o en la parte tridica del mito griego, fa-vorecido por Freud y muchos de sus sucesores como El complejo de Edipo, podra extenderse a la dimensin po-

  • PSIQUIATRA Y SALUD MENTAL 2008, XXV, N 1 - 2 , 4 -176

    ltica y social. Haciendo nfasis en la otra parte del mito, a decir, la Esfinge y su acertijo Qu criatura camina en cuatro patas en la maana, en dos piernas en la tarde y tres piernas en la noche? Bion (1961:8) sugiri una visin binocular como pre-requisito indispensable para el estu-dio psicoanaltico de grupos y de esta forma de lo social.

    Mientras que el proyecto de Edipo representa el dominio clsico del psicoanlisis en la pareja analista y analizado, el proyecto de la Esfinge hace referencia al contexto so-cial, lo que constituye la conciencia y el significado en las organizaciones (Lawrence, 1999: 104; cf. Sievers, 1999b). La Esfinge representa la capacidad de iluminar y de cues-tionar las fantasas (inconscientes) predominantes y el pensamiento psictico en grupos, con el fin de permitir pruebas de realidad requeridas para el grupo de trabajo. El estudio psicoanaltico de organizaciones se agrupa en torno al centro de la Esfinge, siendo Edipo una considera-cin secundaria, pero relacionada. En resumen, la Esfinge es una figura en el estudio de las organizaciones, y Edipo es el terreno (Lawrence, 1999: 106).

    En el contexto actual de la organizacin psictica, la Esfinge ofrece una perspectiva en la dinmica organiza-cional que permite entender los fenmenos psicticos y las reacciones no atribuidas a los individuos si no por el contrario como socialmente inducidas. En lugar de enfo-carse en individuos especficos que podran tener un im-pacto crtico en las dinmicas inconscientes de las orga-nizaciones, la perspectiva escogida aqu est basada en la suposicin contraria de que las emociones inconscientes y los fenmenos en las organizaciones son inducidos so-cialmente y por lo tanto adoptadas por los empleados. Cuando la defensa psictica contra la ansiedad predomi-na en las organizaciones, los miembros organizacionales, consciente o inconscientemente, se sienten obligados a movilizar sus propias partes personales psicticas, ac-tuando as en complicidad con la psicosis social en un nivel organizacional.

    El siguiente ejemplo podra indicar hasta qu punto la di-nmica inconsciente en los contextos organizacionales y el pensamiento de los empleados se puede entender como inducido por la organizacin (y su relacin su ambiente). Por ejemplo, Lawrence (1995; cf. Sievers, 1999; Knights & McCabe, 1997; Steingard & Fitzgibbons, 1993; Willmott, 1993), ha sealado que la implementacin de herramien-tas de administracin tradicionales por parte del Servi-cio de Salud Britnico ha contribuido a la tendencia de los administradores al desarrollo y justificacin de estilos totalitarios de pensamiento incompatibles con las orien-taciones de valor profesional de mdicos y enfermeras. Al punto que las prcticas y las herramientas administrativas se orientan, principalmente, a la maximizacin del lucro y la supervivencia econmica, y se pierde el espritu del hospital original Por esto, los hospitales no difieren ya de cualquier otra empresa de produccin o de prestacin de servicios, y predomina la ansiedad de los empleados por perder sus trabajos.

    Tanto empleados como pacientes son reducidos a obje-tos econmicos, es decir, recursos humanos y clientes. La ansiedad por la aniquilacin-a la par con la ansiedad por perder su trabajo y su identidad profesional- reac-tiva ansiedades primarias de este tipo en el lado de los empleados organizacionales. As, ellos estn en peligro de perder su capacidad para contener3 las ansiedades (la ani-quilacin) de pacientes, la cual experimentan en relacin con su enfermedad y con la inminencia de su muerte. (cf. Menzies, 1960)

    Adems de la previamente referenciada raz de socio-anlisis, esto es, el caso del trabajo de Bion, mi perspectiva subyacente est adems influenciada por las contribu-ciones de Melanie Klein a la teora de las relaciones de objetos. Su teora del desarrollo de la primera infancia fue aplicada al contexto organizacional por Jaques (1953, 1955) y por Menzies (1960) con nfasis en los mecanismos

    3 El concepto de contencin de Bion se basa en la idea de que el infante proyecta al interior de su madre sentimientos que son insufribles, ate-rradores y dolorosos. La madre experimenta el sentimiento por s sola y no es capaz de actuar, pero s de contenerlo y regresarlo en una forma modificada y contenida al infante, as ste puede reclamarlo y reintegrarlo como propio No es el infante que est contenido como tal. Es el senti-miento que la madre experimenta en relacin con el infante que debe contener. El infante puede desarrollar un sentido global de contencin como resultado de la multiplicidad de tales experiencias de tenencia de un sentimiento especfico contendido y retornado. Pero la concentracin de la madre no en la contencin del lactante, sino en la contencin del sentimiento especfico proyectado por el infante en su interior a un momento particular (Blackwell, 2006).

  • LA ORGANIZACIN PSICTICA: UNA PERSPECTIVA SOCIOANALTICA

    4 - 17, N 1 - 2, XXV, 2008 PSIQUIATRA Y SALUD MENTAL 7

    sociales de defensa. Este desarrollo ha tenido un impacto significativo para muchos investigadores en este campo. Ambos conceptos de Klein, el del paranoide-esquizoide y el de la posicin depresiva, son dimensiones constituyen-tes de esta teora- y las reflexiones siguientes. Dado que stas pueden ser desconocidas para muchos lectores de este documento, quisiera explicarlas brevemente.

    En la teora del desarrollo de la primera infancia, Klein hace una diferenciacin entre la posicin paranoide-es-quizoide y la posicin depresiva. Con la nocin de posi-cin Klein hace nfasis en el hecho de que aunque el de-sarrollo del infante puede ser entendido desde lo primero (paranoide-esquizoide) hasta lo ltimo (depresivo), las posiciones no pueden ser vistas como fases, en el sentido de que una vez la ltima posicin ha sido alcanzado, la primera se vuelve obsoleta. Ambas posiciones contienen un conjunto especfico de ansiedades y defensas. La an-siedad sobresaliente de la posicin paranoide-esquizoide es la de ser perseguido o aniquilado por el objeto. Las defensas predominantes en esta posicin son la proyec-cin y la introyeccin, dividindose entre buenos y malos objetos, idealizacin, y negacin mgica omnipotente4.

    En la posicin depresiva, el objeto es amado a pesar de sus partes malas, mientras que en la posicin paranoide-esquizoide la conciencia frente a las partes malas cambia abruptamente el objeto bueno para volverlo perseguidor. As, el amor puede sostenerse como en la posicin depre-siva, dando los principios de estabilidad (Hinshelwood, 1991: 141) Mientras que la ansiedad persecutoria de la posicin paranoide-esquizoide es un temor por el ego, la ansiedad de la posicin depresiva, es un temor por la supervivencia del objeto amado (bid: 273) Ambas po-siciones permanecen como partes constituyentes de la psique en la vida emocional de los adultos. Por otro lado la realizacin y la estabilizacin en incremento de la posi-cin depresiva es entendida como madurez, la regresin a la posicin paranoide-esquizoide y a la defensa paranoide ante las ansiedades depresivas, es bajo ciertas condiciones (objetivas o subjetivas) algo as como una experiencia co-tidiana, incluso para los adultos.

    En el marco del contexto socio-analtico y construyendo sobre lo que ha sido elaborado anteriormente, estas po-siciones, estas ansiedades y defensas son primariamente entendidas como dinmicas organizacionales constitu-

    4 Proyeccin: Literalmente, tirarse en frente de uno mismo. De ah que se usa en psicoanlisis para querer decir ver una imagen mental como una realidad objetiva. En el psicoanlisis se pueden distinguir dos sub-significados: (a) la malinterpretacin general de la actividad mental como eventos que le ocurren a uno, tal como pasa en los sueos y las alucinaciones; y (b) el proceso por el cual impulsos especficos, deseos, aspectos del propio ser, u objetos internos, se imaginan y se localizan en algn objeto externo a uno mismo. La proyeccin de los aspectos de uno mismo es precedida por la negacin, esto es, uno niega que siente tal sentimiento y tal deseo, pero afirma que otro s lo hace La proyeccin de objetos internos con-siste en atribuir a alguien en el ambiente de uno, sentimientos hacia uno mismo, los cuales se derivan histricamente de un objeto externo pasado que uno ha internalizado (Rycroft, 1968/ 1995: 139).Introyeccin Proceso mediante el cual las funciones de un objeto externo son apropiadas como su propia representacin mental, por la que la relacin con un objeto afuera es remplazada por una con un objeto imaginado adentro. La estructura mental resultante es denominada de manera variable como un objeto introyectado, introyecto, (Rycroft, 1968/ 1995: 87).Divisin (splitting) Proceso (mecanismo de defensa) mediante el cual una estructura mental pierde su integridad y es remplazada por dos o ms partes de estructuras. La divisin de tanto ego como objeto se describe. Despus de la divisin del ego, tpicamente slo una parte resultante de la parte del ego es experimentada como propia y la otra constituye una parte (usualmente) inconsciente dividida del ego. Posterior a la divisin de un objeto, la actitud emocional hacia las dos estructuras partidas es tpicamente antittica. Un objeto es experimentado como bueno (acepta-cin, benevolente, etc), el otro como malo (rechazo, malevolente, etc) Tanto la divisin de ego y objeto tiende a relacionarse con la negacin y la proyeccin. Este tro constituye una defensa esquizoide por la cual partes del propio ser (y de los objetos internos) son desconocidos y atribuidos a objetos en el entorno (Rycroft, 1968/1995: 173)Idealizacin: Proceso defensivopor el cual un objeto (interno) apreciado ambivalentemente es dividido en dos partesdonde un objeto resultante es concebido como idealmente bueno, el otro como totalmente malo. El concepto incluye dos nociones: la construccin de un ideal, un objeto per-fecto y la reificacin de una idea. La idealizacin en su sentido extenso y no tcnico de contemplar a alguna persona como perfecta y maravillosa, involucra tanto proyeccin como idealizacin (Rycroft, 1968/1995: 75).Fantasas omnipotentes, son fantasas en las que el sujeto es omnipotente. La omnipotencia de los pensamientos hace referencia a la creencia de que los pensamientos pueden alterar por s mismos el mundo exterior. Segn algunas explicaciones, todos los infantes creen en la omnipotencia del pensamiento y aprenden, a travs de su experiencia de frustracin, a aceptar el principio de la realidad. De acuerdo con otros, se trata de un sntoma de alienacin y de la disociacin de la fantasa de cualquier contacto con el mundo exterior (Rycroft, 1968/1995: 119).

  • PSIQUIATRA Y SALUD MENTAL 2008, XXV, N 1 - 2 , 4 -178

    yentes y modos de pensamiento, los cuales pueden movi-lizar de manera inconsciente ansiedades y defensas des-de experiencias por parte de los empleados. Por ejemplo, en un hospital como el que se bosquej anteriormente, donde las amenazas externas provenientes del ambiente econmico y poltico pueden resultar en un pensamien-to totalitario, la emergencia de fantasas inconscientes y ansiedades entre sus empleados -administradores y trabaja-dores por igual- no se puede atribuir al individuo o a deficien-cias de carcter, sino que deben ser vistas como socialmente inducidas. Al punto que la psicodinmica de un hospital (o de uno o varios de sus subsistemas) es afectada por ansiedades y defensas del tipo paranoide-esquizoide, es ms improbable que los empleados puedan lidiar con pacientes desde una posicin depresiva, la cual brindara un cuidado suficiente, amor y el reconocimiento de las ambivalencias.

    A diferencia de la concepcin predominante de la orga-nizacin en psicoanlisis como organizacin del individuo o de la psique, mi concepcin de la organizacin est enfocada en las resonancias internas, en las representa-ciones y experiencias de los empleados organizacionales en relacin a la organizacin en la que trabajan y de la cual son miembros. La organizacin, por tanto, es conce-bida como una organizacin-en-la mente (Hutton et al., 1997), institucin-en-la mente (Armstrong, 1997, 2005) o como institucin-en-la experiencia (Long, 1999: 58). En vez de asumir que las organizaciones con sus funcio-nes, estructuras, identidad corporativa, etc. son una rea-lidad objetiva, mi concepcin est basada en la asuncin de que todas las organizacionesdependen del pensa-miento de la gente que asume roles al interior de stas. Sin pensamiento, no habra organizacin. El pensamiento es una caracterstica definitoria de la vida y el trabajo de la gente en una organizacin. Y lo mismo puede decirse de cualquier otra configuracin social (Lawrence, 2000: 3). Este pensamiento puede tener ambas dimensiones: in-consciente o consciente.

    Locura organizacionalDurante una dcada he estado luchando para entender y conceptualizar desde una perspectiva socio-analtica aquello que en el lenguaje cotidiano se refiere como locura organizacional o la locura de la normalidad. Mi bsqueda por aquello que luego denomin la organi-zacin psictica empez, de hecho, con ocasin de una Conferencia de Relaciones de Grupo5 particular, dirigida por m en Alemania hace ms de una dcada. El enten-dimiento subyacente de los grupos (y de los sistemas so-ciales) en la tradicin de las relaciones de grupo es que el hombre es un animal grupal en guerra con su agrupa-cin (Bion, 1961: 168). El aprendizaje de la experiencia en estas conferencias ocurre siempre de alguna manera en resonancia con lo psictico, ambos como parte de la personalidad normal y como una dinmica fundamen-tal de grupos y sistemas. Esta conferencia en particular, sin embargo, termin teniendo una intensiva afinidad con la locura (Sievers, 1999a). El temor a enloquecer y el deseo de volver locos a otros corrieron a travs de la conferencia desde la plenaria de apertura hasta la sesin final ocho das despus. Inici con algunas acusaciones de algunos participantes hacia el equipo y el director en particular, por asumir un riesgo irresponsable y descuidado exponiendo a la gente a seme-jante evento enloquecedor. Pero las fantasas paranoides y persecutorias afectaron a casi todo el mundo, partici-pantes y miembros del equipo por igual. Nosotros, como miembros del equipo, trabajamos para entender la locu-ra como una dimensin sistmica y dinmica, contraria a una patologa personal. Fuimos grandiosamente ayu-dados en nuestras exploraciones por dos narraciones de ficcin: Benito Cereno de Herman Melville (1855/ 1969) y por El sistema del Doctor Tarr y el Profesor Fether, de Ed-gar Allan Poe (1855/1969). En ambas historias, los autores describen organizaciones en la primera un barco espaol con esclavos en la costa de Chile en 1799, y en la segunda

    5 El enfoque de las Conferencias de Relaciones de Grupo evolucion gracias a Wilfred Biony otros, y desarrollado en el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas bajo el liderazgo de A. k. Rice. Se involucra el estudio intensivo de la autoridad, el liderazgo y la autonoma de individuos que toman parte en una institucin temporal. Esto se logra cuando los miembros monitorean su propia experiencia en el proceso de hacer parte de las dinmicas individuales, grupales e institucionales de la propia conferencia. Esto es, se trata de una forma particularmente intensa de aprendizaje que se concentra en la interpretacin de los cambios constantes, proceso dinmico inconsciente que hace de mediador en las relaciones entre individuo y grupo en el aqu y ahora. El modelo de las relaciones de grupo es un equivalente al mtodo psicoanaltico como una herramienta de investigacin social y cultural, y los miembros de la conferencia son alentados para que hagan conexiones con sus experiencias ms vastas en la vida social y organizacional (Young, 2006).

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    un asilo privado para lunticos en el sur de Francia a co-mienzos del siglo XIX donde esclavos e internos esconden una revuelta bajo la apariencia de una locura racional (Lawrence, 1995: 2, 11; Jacobson, 1959: 587). En ltimas, hacia el final de ambas historias, la verdad se vuelve apa-rente. Ambas narraciones nos ofrecieron un marco meta-frico para conceptualizar la experiencia de lo psictico en la conferencia de desde una perspectiva sistmica.

    De alguna forma, estas narraciones nos sirvieron primero a los miembros del equipo y luego a la conferencia en general como un tipo de conceptualizacin diferente, a partir de una conceptualizacin limitada de una din-mica psictico personal. Estas narraciones nos ayudaron a removilizar nuestras partes no-psicticas (Bion, 1957) permitindonos, en nuestros roles de administradores y consultores, a buscar de la mejor manera la tarea prima-ria de la conferencia, la cual consiste en estar atento a la experiencia de uno y explorar, con el fin de aprender de ellas. Las narraciones tambin nos ayudaron a llamar la atencin de los participantes de la conferencia sobre lo que uno experimenta en una dinmica psictica sist-mica.

    Tanto en la plenaria de apertura como en la de cierre de las conferencias, yo, en el papel de director, menciono normalmente que nosotros, como equipo trabajamos asu-miendo que la culminacin de la conferencia no significa necesariamente el fin del aprendizaje. Haba una evidencia ms que suficiente en esta ocasin, de que ste era el caso de participantes anteriores y miembros del equipo. Fue particularmente cierto para m a tal punto que el aprendi-zaje inicial tuvo un gran impacto en la forma como de all en adelante conceptualic las organizaciones y aquello de lo psictico en particular. Ya durante un tiempo aprend a travs del trabajo en las conferencias, principalmente que cualquier intento de entender a las organizaciones desde una perspectiva psicodinmica, requiere una prio-ridad de lo social. Lo que intento decir con esto es que concentrndose en los grupos y las organizaciones des-de una perspectiva sistmica, la bsqueda de significado hace referencia a factores sociales y por tanto se cae en el dominio del proyecto de la Esfinge. Hasta sa conferen-cia, haba encontrado difcil captar una conceptualizacin socio-analtica de la psicosis congruente, por ejemplo,

    con la diferenciacin hecha por Bion (1957) de las partes psicticas y no psicticas de una persona.

    Para reconocer las ansiedades psicticas como una parte constituyente del desarrollo de los infantes y del desarro-llo humano y por tanto de la vida en general contribuye sin duda a la despatologizacin de las psicosis y sus res-pectivas ansiedades. Aunque las organizaciones estn en gran medida especfica y exquisitamente diseadas para evitar conscientemente experimentar ansiedad psicti-ca, los procesos psicticos estn en peligro de romperse de un momento a otro. (Young, 1994: 156). Por otro lado, la aceptacin de esta normalidad no disminuye, de nin-guna manera, el dolor y el sufrimiento involucrados en la experiencia de ser perseguido, sufrir retaliacin, y ser ani-quilado. Mientras el analista trabaja para ser capaz de ser el analista de pacientes psicticos, el administrador o el consultor que trabajan con psicticos en organizaciones, requiere que l o ella haya descendido hacia cosas muy primitivas en l o ella misma. (Winnicott, 1949)

    La organizacin psicticaEn mi esfuerzo por lograr una conceptualizacin socio-analtica de la psicosis, mir en primer lugar cmo sta es enmarcada considerando al individuo como un sistema personal. Empec con la organizacin patolgica, un tr-mino que ha sido usado por varios autores psicoanalistas en un intento por alcanzar un mejor entendimiento de los severos trastornos de la personalidad (Hinshelwood, 1991: 38lff.) Se basa (entre otros) en la observacin inicial de Klein de que si los miedos persecutorios son muy fuertes y por esta razn el infante no puede funcionar a travs de la posicin paranoide-esquizoide el trabajo a travs de la posicin depresiva es a su vez impedido. Esta falla pue-de desencadenar en un fortalecimiento regresivo de los temores persecutorios y consolidar los puntos de fijacin para las psicosis severas (1952b: 294). El concepto de or-ganizacin defensiva de O Shaughessy (1981), se concen-tra en la fijacin patolgica entre nios, quienes a causa de un ego dbil y la experiencia de extremas ansiedades de persecucin, fallan al entrar en la posicin depresiva. El desarrollo de su ego se estanca en mecanismos de defen-sa tpicos de la posicin paranoide-esquizoide. Tal estan-camiento lleva ya sea a un equilibrio psquico inmaduro

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    entre lo paranoide y lo esquizoide y la posicin depresiva, o a una estructura de personalidad extremadamente nar-cisista organizada en torno a mecanismos omnipotentes de defensa. Basados en la diferenciacin de las partes psi-cticas y no psicticas de la personalidad de Bion (1957) y la divisin que va de la mano de sta, Meltzer (1968) y Money-Kyrle (1969) han descrito la disputa interna entre las partes saludables y enfermas del yo. A menudo esto resulta en la proyeccin de este ltimo al mundo exterior del medio ambiente (Segal, 1956). En vez de una divisin de las partes buenas y malas, Steiner, (1979, 1982, 1987, 1990, 1993), por otro lado, escribe que las organizaciones patolgicas estn caracterizadas principalmente por una especie de enlace de fragmentos 6 bajo el dominio de una estructura de personalidad narcisista la cual es en s misma el resultado de una divisin fallida.

    He sugerido que la organizacin psictica sea un marco metafrico para posteriores socio-anlisis de organizacio-nes. Aunque siento cierto malestar con este concepto par-ticularmente en relacin con el fenmeno social debido a las implicaciones clnicas patolgicas tradicionales de las psicosis (Young, 1994: 76ff), es, por otro lado, la nocin de ansiedad psictica, como el estado intermedio de la posicin paranoide-esquizoide y de la posicin depresiva, la que me reta a usar esta nocin para las organizaciones. Estoy especialmente motivado en esta eleccin por For-nari (1966/1975), un psicoanalista italiano que anticip en su Psicoanlisis de la Guerra muchas de las principa-les ideas de lo que tiempo despus fue conceptualizado como la teora de la organizacin patolgica.

    Como Bion y Jacques (1953, 1955; cf. Menzies, 1960), For-nari describe el importante papel que juegan los mecanis-mos de defensa ante la ansiedad psictica en la formacin de la sociedad y sus instituciones. Basndose en la hip-tesis de que la dimensin psictica de la vida de grupo encuentra su ms glamorosa realizacin en el fenmeno de la guerra, Fornari hace nfasis en la inhabilidad para el duelo, es decir, la elaboracin paranoide del duelo como la dinmica (o el factor) crtico de la guerra como una

    suerte de organizacin social psictica. Mientras que el modo no psictico de lidiar con el duelo se basa en la ca-pacidad para prolongar el dolor y el sufrimiento y su con-comitancia con cierta certeza de que el dolor, finalmente, ser superado (bid.: 224), la elaboracin paranoide del duelo se basa en la propia alienacin y los sentimientos de culpabilidad, los cuales se proyectan en el enemigo. Contrario a la nocin predominante de que la guerra es una expresin de odio, Fornari sugiere que la visin para-djica de que la guerra parece ser una locura de amor, en lugar de una locura de odio (bid.: 261). En vez de reconocer la prdida y la destruccin del objeto amado y el sentimiento de culpa a la par con esto, la elaboracin paranoide del duelo, tpica de la guerra, ubica la culpa por la prdida y la culpabilidad en el enemigo, quien luego es considerado responsable por la guerra. La derrota del ene-migo es una evidencia perdurable de su culpabilidad y su aniquilacin es racionalizada como una justa retribucin por su crimen.

    En comparacin, por ejemplo, con Steiner (1979: 389, 1990, 1993), cuya visin se limita a los obstculos del duelo en la organizacin patolgica del paciente, del pa-ciente problemtico, es decir, el individuo, el anlisis de Fornari de las dimensiones psicticas de la guerra, tiene en cuenta aqulla relacin fundamental entre el individuo y lo social. La teora de Fornari, est implcitamente basa-da en una fijacin patolgica y en un estancamiento en la posicin paranoide-esquizoide y en defensas similares a lo que O Shaughnessy (1981) tiempo despus concep-tualiz como la organizacin defensiva.

    Me refiero a la organizacin psictica como un marco me-tafrico principalmente porque deseo evitar introducir un argumento epistemolgico ms extenso que nos lleve a discutir, y en caso afirmativo, hasta qu punto las concep-tualizaciones que se originan del psicoanlisis del indivi-duo pueden ser transferidas o traducidas a un contexto ms amplio de organizaciones sociales. Preferira aqu to-mar una posicin ms pragmtica con el fin de descubrir qu ideas pueden ser generadas si uno asume que las or-

    6 Para Steiner, la organizacin psictica del individuo se basa en el hecho de que fragmentos del yo y de objetos internos son proyectados en ob-jetos que, a su vez, son ensamblados al interior de una organizacin poderosa. Por la extensin de esta fragmentacin, la intensidad de la violencia y el poder de destruccin y odio, la organizacin se ve forzada a confiar de una manera cruda en mecanismos omnipotentes. Por esto, las partes sanas de la personalidad son abrumadas y reclutadas a la fuerza para participar en la psicosis (1933: 66).

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    ganizaciones sociales (las empresas particularmente) son organizaciones psicticas (cf. Morgan, 1986).

    De una manera similar a la de los pacientes con trastornos de personalidad severos, que a menudo no aparentan ser psicticos, sino que dan la impresin de que han solucio-nado sus desrdenes en cierto nivel, las organizaciones sociales aqullas con nimo de lucro en particular a me-nudo parecen cubrir su nivel interno de ansiedad con una apariencia de alguna manera curiosa, y an as normal.

    Como observador externo y consultor de grandes corpo-raciones, tengo a menudo la impresin de que estas orga-nizaciones estn estancadas en un intento predominante para defenderse ante la aparente amenaza y persecucin provenientes del mundo exterior del mercado y los com-petidores, los cuales, al mismo tiempo, dichas organiza-ciones tienden a dominar y controlar con un alto grado de agresin, sadismo y destructividad. En estos casos, me parece que la dinmica psquica de la organizacin es atrapada en un comportamiento y una manera de pensar en la que posicin paranoide-esquizoide es tpica. Frente a la lucha que se mantiene por la excelencia, el crecimiento y la supervivencia y el intento para ganar mayores ac-ciones en el mercado, parece no existir capacidad para la posicin depresiva y sus ansiedades. A medida que la preocupacin por los objetos buenos del mundo interior y exterior se va perdiendo, la destructividad predominante y la agresin parecen no dejar espacio para la experiencia de culpabilidad, el deseo de amar, el duelo y la reparacin, tpicos de la posicin depresiva. De esta manera el mundo exterior y la realidad se moldean y se reducen por ansie-dades psicticas internas y sus respectivos mecanismos de defensa.

    Lawrence describe en general la psicosis como el proceso por el cual los humanos se defienden del entendimiento del significado y la importancia de la realidad, porque stos consideran este conocimiento como doloroso. Para hacer esto, los humanos usan aspectos de su funcionamiento mental para destruir, en varios grados, el propio proce-so de pensamiento que los podra poner en contacto con la realidad (2000: 4f) Por esto, la organizacin psictica, puede entenderse como un sistema social (o sub-sistema) que induce reacciones psicticas en sus empleados tem-

    poral o permanentemente. Al punto que estos empleados de la organizaciones son retados inconscientemente a movilizar sus partes psicticas ms de lo que podran ha-cerlo en otros contextos y a perder la capacidad de pensar, ellos tienden a reducir la realidad organizacional a lo que aparenta ser obvio, los datos relacionados con sus fanta-sas inconscientes predominantes.

    Organizaciones psicticas y organizaciones socialesEn mi documento original sobre la organizacin psicti-ca (Sievers, 1999b). Indiqu la utilidad de este concepto aplicndolo en varios contextos sistmicos: intraorgani-zacional, interorganizacional, y dinmicas globales. Aqu quisiera esbozar algunos intentos recientes por entender el mundo de las organizaciones a travs del lente de la organizacin psictica. (1) Una compaa alemana auto-motriz, (2) los sistemas de fondos de pensin Anglo-ame-ricanos, y (3) un partido poltico austriaco. El marco de este documento, sin embargo, permite espacio solo para algunos esbozos.

    Una compaa automotriz alemana internacional: competicin como guerraLa idea de que la competicin al interior y entre las empresas puede ser percibida como una dinmica psictica de guerra se volvi sumamente obvio para m cuando estaba haciendo Anlisis Organizacional de Cargo (Newton, Long & Sievers, 2006) con algunos empleados en la Volkswagen aos atrs. Algunos episodios interesantes ocurridos mientras visitaba la planta principal en Wolfsburg, me llevaron a una investigacin ms profunda sobre la socio-historia de esta compaa (Sievers, 2000).

    Cuando cruc la entrada de la compaa como un visi-tante, sent que estaba siendo tratado por el personal de seguridad como un intruso poco amigable. Mi anfitrin intercedi haciendo un comentario espontneo, sea-lando que la gente de seguridad estara representando el espritu de las SS (Schutz- Staffel, es decir, el escuadrn de proteccin) que ms de medio siglo atrs control las fronteras de la planta con el mundo exterior (Nelson, 1966: 72). Luego, en la oficina de mi anfitrin, la visin

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    de un gnomo con una daga en la espalda, dignamente plantado en su escritorio, nos llev a la historia inicial de la compaa y las obvias y an virulentas dinmicas de guerra. Mi anfitrin me cont que unas instalaciones aparentemente usadas para torturar haban sido recien-temente encontradas en el stano de un viejo edificio no muy lejos de donde estbamos sentados. Estas instala-ciones haban sido usadas para destruir los pensamientos y las identidades de los trabajadores forzados durante la Segunda Guerra Mundial (Amati, 1987). En mi siguiente visita a la planta, la oficina de mi anfitrin haba sido tras-ladada temporalmente a uno de los refugios en los que los empleados extranjeros sometidos a trabajos forzados fueron destinados a vivir.

    Estos episodios me confrontaron casi de forma inexorable con la parte megalomaniaca del mito fundacional de la compaa (McWhinney & Batista, 1988), el cual fue por s solo una expresin de la ideologa Nazi. El encuentro me puso sumamente alerta a propsito de lo que puede esconderse detrs de la metfora de la guerra, usada a menudo en la prctica y en la teora organizacional. Muy pronto fue obvio para m que esta compaa es probable-mente un ejemplo nico y prominente de la interrelacin entre competicin y guerra. La compaa ha estado bien involucrada durante dcadas en una batalla por el domi-nio global del mercado automotriz. Esta corporacin su-ministra evidencia convincente de que su apoyo original a una movilizacin militar megalomaniaca tiene an un efecto en las micropolticas y en las actividades mercanti-les de la corporacin.

    Contrario a muchas otras corporaciones alemanas, las cua-les cooperaron tambin con el rgimen Nazi y se lucraron durante la Segunda Guerra Mundial, la Volskwagen fue de manera explcita un nio consentido del Tercer Reich y del propio Hitler. La firma, fundada en 1938 durante el apogeo del Tercer Reich (Shirer, 1961: 258), sirviendo de manera explcita a la grandeza de Hitler. La Volkswagen, el escarabajo, como vino a ser llamado inmediatamente despus de la guerra, fue la mejor obra de Hitler y su pensamiento favorito El proyecto empez a ser consi-derado desde sus inicios como sin paralelos en la historia de la humanidad, y no fue pensado nicamente para so-brepasar las plantas de Ford en Michigan (Nelson, 1996:

    81, 98, 104), sino para tomar el liderato en los mercados mundiales.

    Mi experiencia y mi siguiente investigacin me llevaron a cuestionar la conviccin predominante de que la guerra no se considera como parte del mundo de los negocios, organizaciones, o el mundo en torno a stas. De acuerdo a este raciocinio, la economa de la guerra y los conflictos est relacionada exclusivamente a las ganancias deriva-das de la produccin de equipamiento militar, el mante-nimiento de fuerzas armadas (en tiempos de guerra y en tiempos de paz) y el trabajo de reconstruccin necesario una vez terminada la batalla. La presunta ausencia de un derramamiento de sangre, o de muertes en las organiza-ciones de negocios, nos invita a asumir que la referencia frecuente que se hace a la guerra es puramente metafri-ca. En la teora de la administracin o de la organizacin rara vez se reconoce que la violencia extrema, el sadismo, el dolor y las prdidas, experiencias y dinmicas carac-tersticas de cualquier guerra predominan en el mundo de los negocios contemporneos. En teora y prctica por igual, no parece existir mucha conciencia de que los em-pleados de las organizaciones estn a menudo colmados de historias, detalles e imgenes terribles (Krantz, 2006: 15).

    El caso Volkswagen me ayud a hipotetizar que las din-micas de guerra similares no se encuentran nicamente en el mundo de la industria automotriz, sino en muchas, s en la mayora, de corporaciones en su desesperado an-helo para ganar o mantener un rol predominante como jugadores globales.

    Al punto que estas organizaciones empresas y organiza-ciones sin nimo de lucro por igual tienden a reducir sus ganancias y sus prdidas, as como las de sus competi-dores, a meras cifras de contabilidad, ignorando la expe-riencia emocional de ser un perdedor o un ganador en los mercados mundiales. En tanto la experiencia de prdida, en particular, no pueda ser asimilada, sta no podr ser reconocida y por tanto no podr ser sufrida. En cambio, los sentimientos de derrota, de consternacin o de ani-quilacin ignorados, son psicticamente transformados en una derrota causada por otros. La agresin inherente, y la destructividad a travs de la racionalizacin, las re-ducciones, o los incrementos en las actividades mercanti-

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    les, son dirigidas hacia el exterior, hacia cualquier parte de la fuerza de trabajo o hacia los competidores.

    El sistema Anglo-Americano de fondos de pensionesMi intento por entender las dinmicas psicticas de la economa global llev mi atencin hacia el impacto de la revolucin de los servicios financieros en los sistemas de fondos de pensiones (Sievers, 2003). Mi punto de partida para esta investigacin ha sido el actual sistema priva-do Anglo-Americano de fondos de pensiones, el cual se basa en imgenes totalmente diferentes del hombre, la sociedad y alianzas sociales comparadas con lo que son los esquemas y sistemas caractersticos en la seguridad social en muchos estados europeos.

    Esto me llevo a la hiptesis de trabajo sobre el sistema Anglo-americano de fondos de pensiones, por sus de-fensas inherentes ante las ansiedades persecutorias y depresivas, est basado en dinmicas psicticas. Para los participantes en este sistema, la pensin que se espera luego del retiro es vista como algo que lo protege a uno de una vida miserable, de la privacin, y de la aniquila-cin y los sentimientos de dependencia, gratitud, amor y culpabilidad. Mientras la gente lucha cada vez ms por un retiro pudiente, el dinero en mercancas nutre la ilusin de que entre ms dinero uno acumule, ms lejos estar la muerte.

    La dinmica psictica inherente a los sistemas de fondos de pensin no est, sin embargo, limitada a aqullos que invierten en los fondos, sino que encuentra una expresin adicional en las organizaciones que manejan los fondos y sus respectivos titulares. Llenos de las ansiedades y las ex-pectativas de sus clientes acerca de las pensiones adecua-das tras el retiro, las organizaciones de pensiones tienden a mantener y extender un pacto globalizado de pensa-miento psictico. As, el dinero pagado en un esquema de

    pensin sirve adems de su funcin pecuniaria como un conductor de ansiedades psicticas. Como resultado de esto, los fondos de pensiones se han convertido en juga-dores en una especie de escenario global metdicamen-te estructurado donde las ansiedades subyacentes son transferidas y desplazadas en distintas maneras. Iniciada por la negacin de la muerte y el desesperado anhelo de inmortalidad de parte de los futuros pensio-nados, la dinmica psictica global inherente se torna en una destructividad que tiende a negar la mortalidad que aqullos que trabajan en las empresas trabajadores y ad-ministradores por igual reducindolas a travs de la opti-mizacin del valor de los accionistas en meras entidades monetarias. As, el mundo es reducido psicticamente a su valor monetario. Lo que cuenta es el dinero y el dinero hace que el mundo marche.

    Un partido poltico austriacoMientras que los dos ejemplos anteriores hacen referen-cia el mundo de los negocios y las empresas, este ltimo ejemplo es tomado de una experiencia de trabajo con un partido poltico. Tiempo atrs, estaba trabajando en un taller de Ensoacin Social7 con un grupo de austriacos social-demcratas, quienes eran miembros del consejo lo-cal en uno de los estados federales (Sievers, 2006b). Mu-chos de los sueos compartidos durante la Matriz de En-soacin Social (Lawrence, 1998: 2005) hacan referencia al hecho de que los participantes se sentan traicionados gravemente por su partido poltico.

    No solo me sorprend al saber que aos atrs el partido haba cambiado su nombre de Partido Socialista de Aus-tria, a Partido Social Demcrata de Austria, sino que haba renunciado a casi toda su retrica y su lenguaje y, puede uno asumir, a parte de su misin original. Mientras que en 1978 se afirm: Nosotros, los socialistas, luchamos por la libertad y la dignidad del hombre, contra toda

    7 Ensoacin social es una disciplina para el descubrimiento del significado social y la pertinencia de los sueos compartindolos con otras perso-nas. Esto se logra con el mtodo deliberado y sostenido de la libre asociacin y la amplificacin a travs de la Matriz de la Ensoacin SocialDesde el inicio de la Ensoacin Social la naturaleza sistmica de los sueos fue reconocida y afirmada. Los soadores no solo suean desde su nicho, sino que tambin lo hacen sobre temas que estn sistemticamente relacionados. La Ensoacin Social es una disciplina experimental nica, que libera a sus participantes de las defensas que los constrien en su libertad de pensamiento y en la interaccin en situaciones sociales corrientes. La Ensoacin Social puede ser usada en sistemas organizacionales, comunidades profesionales y consumidores, y en grupos focalizados y de inters especial (Instituto de la Ensoacin Social) La Ensoacin Social fue fundado en 1982 por W. Gordon Lawrence.

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    supresin y explotacin a travs del despotismo poltico y la economa privada o el poder del capitalismo de es-tado capitalista (Sozialistische Partei sterreichs, 1978: 1; el nfasis es mo), en 1998 el documento haca nfasis en que los Social Demcratas estn obligados a honrar el ideal de una sociedad humana, democrtica y justa.Este ideal de una sociedad humanitaria es la meta cuya realizacin esperamos lograr gradualmente mediante la competicin democrtica con otros conceptos polticos (SP-Bundesgeshaftstelle, 1998: 3; el nfasis es mo).

    La transicin de un partido para los trabajadores a un par-tido para toda la gente trabajadora (bid.: 4) es consis-tente con el hecho de que aunque los socialistas han sido la vanguardia del cambio social en Austria por ms de un siglo, (Sozialistische Partei sterreichs, 1978: 45), en 1998 los social demcratas se atribuyeron el haber logra-do el gran progreso de los aos anteriores.

    En la primera Matriz, un participante comparti un sueo en el que se encontraba en un evento poltico que inclua una ceremonia de premiacin de una lotera. El primer premio haba sido un carro inflable. Las asociaciones rela-cionadas con este sueo estuvieron ampliamente ligadas con la incgnita de si los resultados de su trabajo poltico y de las campaas polticas eran, en ltimas nada ms que aire caliente en un globo gigante. A diferencia de las loteras reales en Austria, el primer premio en este sueo no era ni siquiera un carro real. Estamos permanente-mente en el escenario pero hemos olvidado el texto, es la asociacin que hace otro participante. No hubiera sido ms apropiado pinchar el globo con una aguja (el carro del primer premio) o sacar el tapn para que el aire se escapara? Los eventos del partido son experimentados como desproporcionados y desordenados. Uno de los par-ticipantes cuestion de manera cnica lo que representan en la escena. Cambiadores de escena, tcnicos de ilu-minacin- no somos luces importantes, no tenemos un papel, fue la respuesta de uno de sus colegas.

    Otro sueo compartido por el mismo participante tiene lugar en el instituto donde trabaja. El director ha introdu-cido un procedimiento mediante el cual todos los even-tos deben ser evaluados. El presenta y defiende de forma

    vehemente este procedimiento de control de calidad, del cual se hace responsable en una junta- a pesar del hecho de que l mismo no se puede identificar con ste. Mi co-razn no est con este trabajo, pero tiene que ejecutarse. No es mi deseo ms ferviente lograr esta tarea. Otro par-ticipante comenta que no existe gran diferencia entre el sueo y la realidad.

    Hasta qu punto estos cuestionamientos acerca del futu-ro de la Social Democracia son subliminales y, al mismo tiempo, paralizantes en la experiencia cotidiana de estos participantes y se conectan con la actual crisis de identi-dad del partido, es algo que se evidencia en las siguientes asociaciones durante la primera Matriz: Si lo que hemos logrado con la Social Democracia a este punto es cierta-mente un sueo, tenemos, entonces, que luchar contra este sueo. Esta es una historia gigante. Cuando noso-tros o la generacin anterior tenamos an esta visin de que vala la pena luchar Hoy es solo cuestin de ganar las elecciones La bsqueda de su partido por una pol-tica de moderacin para ganar el centro y por tanto la mayora de los votos, les cre sospechas, y los llen de ira y rabia. Uno de los participantes lo expres: Debemos luchar contra nuestro partido corrupto, un sistema que existe. He perdido el sueo, la visin de lo que la social democracia encarna. No hay nada por lo que valga la pena luchar. Mientras que la decepcin de los participan-tes fue en un comienzo experimentado como traicin y expresada como una acusacin a los lderes del partido, de forma cnica, luego fueron capaces de darse cuenta de que no solo eran vctimas de una traicin sino que esta-ban jugando tambin un papel activo en la traicin de la idea de un socialismo.

    El cinismo puede ser entendido como una actitud que se ha logrado con la experiencia de la traicin y que se pre-para para inmunizarse ella misma contra futuras heridas de este tipo (Teichert, 1990: 100) Como tal, el cinismo puede verse como un intento psictico para protegerlo a uno de experimentar ansiedades paranoide-esquizoides relacionadas con la traicin. Desde antes de la Primera Guerra Mundial (si no desde los inicios del siglo 19) la Social Democracia al menos en Alemania y en Austria ha cado en un crculo vicioso de cinismo y traicin (Sievers,

  • LA ORGANIZACIN PSICTICA: UNA PERSPECTIVA SOCIOANALTICA

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    2006 a) Este reproche cnico y despectivo de los comu-nistas de izquierda y los socialistas de que la Social De-mocracia ha traicionado a los trabajadores, ha sido a me-nudo repudiado por los Social Demcratas de una forma no menos cnica. Tal vez hay algo de cierto en lo que un miembro de la Matriz de Ensoacin afirm: no hay nada por lo que valga la pena pelear. Quizs la Social Democra-cia ha cumplido con su misin, o su misin es en realidad irrealizable debido a su idealismo utpico inherente. Como sea, parece que ninguna posicin puede ser sostenida por los Social Demcratas desde su posicin depresiva en un sentido maduro, porque esto los forzara a confrontar su propia traicin y cinismo.

    ConclusinEstos tres ejemplos ilustran que concentrarse en las di-nmicas psicticas inconscientes en las organizaciones arroja una luz nueva sobre la investigacin y la teora, y por tanto extiende el marco de lo que puede ser reconoci-do como realidad. Cada uno de estos ejemplos puede ser ledo ciertamente desde diferentes perspectivas tericas, generando, por esto, interpretaciones valiosas.

    La lente que he escogido se concentra en la forma como las dinmicas inconscientes del individuo y de la organi-zacin estn interrelacionadas, lo cual me ha permitido ofrecer un nuevo entendimiento de la locura organi-zacional. Reconociendo las dinmicas organizacionales como socialmente inducidas y por tanto como parte de las organizaciones sociales la locura de la normalidad puede pensarse como un hecho social en lugar de un hecho objetivo. La perspectiva socio-analtica permite a los empleados de las organizaciones acceder a su propia experiencia y los alienta para que la tomen seriamente como una fuente de nuevos pensamientos. Una de las aparentes debilidades de esta perspectiva reside en la na-turaleza de la bestia, es decir, la bsqueda de reflexin y entendimiento de lo que est ms all (o lo que subyace), lo que est limitada por el hecho que la humanidad no puede soportar toda la carga de realidad. Esto se debe en parte al hecho de que los empleados a menudo ali-mentan un odio por pensar, lo cual reduce la realidad a

    lo que es conscientemente conocido como cognoscible. Aunque intentamos negar nuestras ansiedades psicticas, inconscientemente las llevamos a organizaciones que estn diseadas para mantenerlas al margen (Lawrence, 1995: 17).

    Aunque la nocin de organizacin psictica se concen-tra en sus dinmicas psicticas, hay que hacer nfasis en que las partes psicticas de una organizacin usualmente coexisten con sus partes no-psicticas. Anlogas a la dife-renciacin hecha por Bion (1957) de las partes psicticas y no psicticas de la personalidad, las dinmicas organiza-cionales pueden ser de naturaleza psictica y no psictica. Especialmente en un momento donde predominan el ca-pitalismo y la reificacin del dinero, es ms probable para cada organizacin empresas y servicios sociales y educa-cionales por igual que el creciente problema de la escasez de recursos amenace seriamente los valores fundamen-tales y los planes futuros de muchas organizaciones. Los empleados organizacionales a menudo reaccionan con actitud guerrera (como en una competencia), en busca de refugio y con cinismo. Generalmente, esto alimenta el pensamiento totalitario y la tendencia a reducir la reali-dad organizacional a lo que puede ser cuantificable y por tanto legitimizado por los nmeros. El reconocimiento por parte de la direccin administrativa de las dinmicas psicticas puede dar pie a una toma de conciencia y de una capacidad para movilizar partes no psicticas del lado de aquellos empleados que tienen un impacto crtico en el destino y en el futuro de la direccin.

    Ante esta tendencia en aumento de la reificacin de las organizaciones, el concepto de organizacin psictica ofrece importantes aportes para visualizar la construc-cin inconsciente que opera en el punto de vista parcia-lizado subyacente, estamos frente a una de-construccin del pensamiento en las organizaciones, que permite por igual tener ideas de la constructividad social de la psi-codinmica, y su reflexin puede extender y fortalecer las posibilidades para el pensamiento no-psictico en las organizaciones, y as la nueva construccin de lo que su-puestamente debe ser considerado como realidad orga-nizacional.

  • PSIQUIATRA Y SALUD MENTAL 2008, XXV, N 1 - 2 , 4 -1716

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    TRASTORNOS DE PERSONALIDAD: HACIA UNA MIRADA INTEGRAL"

    Esta obra fue concebida como una instancia de ayuda y consulta para los profesionales de la salud mental y quienes deseen comprender, desde una mirada integral, los trastornos de personalidad y su tratamiento. Este trabajo posee el gran mrito de poder reunir a cincuenta y cinco profesionales de primer nivel, entre mdicos y psiclogos, quienes a travs de una mirada integradora y multidimensional, desarrollan distintos tpicos que permiten no slo una aproximacin al tema de los trastornos de personalidad, sino tambin una mayor comprensin y actualizacin.

    Nmero de pginas: 892.

  • PSIQUIATRA Y SALUD MENTAL 2008, XXV, N 1 - 2 , 18 - 2818

    ResumenEl Fundamentalismo no est confinado en comunidades, estados mentales fundamentalistas parecen modelar e influir en muchos aspectos de la vida organizacional y social cotidiana. Para explorar esta hiptesis en este ar-tculo se consideran grandes procesos sociales, culturales y polticos desde el encuadre psicodinmico de sistemas el cual est basado en la teora psicoanaltica Kleiniana. El entendimiento de estados mentales fundamentalistas tambin es iluminado por los conceptos de Bion que re-fieren a Supuestos Bsicos Vitales. Esta perspectiva ayuda a pensar sobre los desafos para nutrir esperanzas y desa-rrollo maduro de organizaciones en el afrontamiento de las tumultuosas condiciones del mundo de hoy.

    Palabras claves: fundamentalismo; estados mentales; Bion; sociedad; organizaciones; vitalidad.

    Organizational Vitality and the Fundamentalist Estate of Mind AbstractRather than residing solely within Fundamentalist com-munities, fundamentalist states of mind appear to sha-pe and influence many ordinary aspects of organizational

    and social life. To explore this hypothesis, large scale so-cial, cultural and political dynamics are considered from a systems psychodynamic framework, which is grounded in Kleinian psychoanalytic theory. From this perspective our understanding of fundamentalist states of mind is illumi-nated by Bions concepts of Basic Assumption Life. This perspective provides an avenue for thinking about the challenges of fostering mature hope and developmental or-ganizations in the tumultuous conditions of todays world.

    Key words: fundamentalism; mental states; Bion; socie-ty; organizations; vitality.

    IntroduccinEste artculo explora aspectos sociales, culturales y pol-ticos del mundo actual segn el enfoque psicodinmico de sistemas el cual se funda en la teora psicoanaltica Kleiniana4. Mi intencin en este documento es, primero, contextualizar histricamente al fundamentalismo - o ms exactamente a los estados fundamentalistas de la mente - en relacin con el concepto de Suposiciones Vi tales Bsicas, de Bion5.6. Luego propondr un anlisis del fundamentalismo que destaque sus impactos contempo-rneos. Finalmente considerar las implicaciones de este conjunto de eventos en relacin al desafo de nutrir espe-ranzas y desarrollos maduros en organizaciones. La pers-

    1 Artculo basado en la conferencia Eric J. Miller Memorial, dada el 6 de marzo de 2006 y posteriormente reimpresa en el Journal of Organizacio-nal and Social Dynamics, vol. 6, N 2, 2006. pp. 258-272.2 Texto traducido por Eduardo Medina.3 Consultor organizacional en los Estados Unidos. Presidente de la Sociedad Internacional para el Estudio Psicoanaltico de Organizaciones (ISPSO).4 Se refiere a Melanie Klein (1882-1960), psicoanalista austraca de origen y britnica por adopcin, que en su teora aporta elaboraciones respecto a las posiciones esquizo-paranoide y depresiva de las personas (nota del Editor para mayor informacin se sugiere consultar en http://es.wikipedia.org/wiki/Melanie_Klein).5 Wilfred Bion (1897-1979), psicoanalista britnico destacado en el estudio de los psicodinamismos grupales (nota del Editor- para mayor infor-macin se sugiere consultar en http://es.wikipedia.org/wiki/Wilfred_Bion).6 Brevemente expuesto, Bion propone que en los grupos existen dos estados simultneos. La funcin Trabajo de Grupo (W), maneras orientadas racional y cientficamente hacia una meta comn, en la cual los miembros cooperan efectivamente segn sus diferentes destrezas a un cabal logro

    Vitalidad Organizacional y el Estado Fundamentalista de la Mente1.2

    James Krantz 3

  • VITALIDAD ORGANIZACIONAL Y EL ESTADO FUNDAMENTALISTA DE LA MENTE

    18 - 28, N 1 - 2, XXV, 2008 PSIQUIATRA Y SALUD MENTAL 19

    pectiva sistmica proveer oportunidades para considerar cmo las dinmicas en sociedades postindustriales se re-flejan o se muestran con vigor en organizaciones afectan-do profundamente la experiencia individual de trabajadores.

    Mi punto de partida es un artculo escrito por Eric Miller y Olya Khaleelee (1985) titulado Beyond the Small Group: society as an intelligible field of study 7, el cual propor-ciona un marco de referencia para la comprensin de los cambios organizacionales mundiales desde la perspecti-va de las suposiciones bsicas de Bion. Miller y Khaleelee sostienen que tales suposiciones vitales bsicas parecen inconfundiblemente activas en procesos sociales a gran escala, proporcionando un nuevo foco para entender a las organizaciones e instituciones en la sociedad. En esa aproximacin se destaca la poderosa influencia de din-micas inconscientes que envuelven el comportamiento colectivo e individual.

    La proposicin enunciada se cristaliza aqu del siguien-te modo: desde el final de la Segunda Guerra Mundial y hasta la mitad de los aos 80, la Suposicin Bsica de Dependencia (BaD) fue la ms notoria en la cultura de la sociedad 8. Sustentado en los impulsos reparadores de post-guerra, en un contexto econmico de abundancia y con un medioambiente relativamente estable, las orga-nizaciones e instituciones se orientaron a la satisfaccin de necesidades de dependencia de la gente en sus ms variadas manifestaciones. En esa lnea se considera que los arreglos sociales y organizacionales que surgieron en el perodo se articulan en trminos de BaD. Hubo muchos programas de bienestar que se desarrollaron para prote-ger a los ciudadanos en un amplio espectro de urgencias materiales. Las relaciones entre sindicatos y empresas se estabilizaron en trminos de una interdependencia rec-

    procamente beneficiosa. Carreras profesionales fueron cimientos paras vnculos duraderos e intercambios pro-vechosos entre individuos y organizaciones. La creciente riqueza provey medios para cubrir un amplio rango de necesidades de dependencia.

    Bajo tales condiciones las cualidades regresivas de BaD se manifestaron en la gente con complacencia o indiferencia. De especial importancia fue advertir cmo la gente des-cuidaba su propia autoridad y an su propia capacidad de pensar (Miller, 1993). La dependencia implic infantilizar a los individuos con lo que se desentendan de sus pro-pias emociones. Los aspectos adaptativos BaD a menudo estimularon el desarrollo humano mediante el apoyo de distintas instituciones. Muchos de nuestros programas de proteccin social provienen de esa poca, por ejemplo los sistemas de salud y de pensiones.

    Sin embargo a comienzos de los 80 esta tendencia em-pez a cambiar en la medida en que nos movimos al mundo post-industrial de la globalizacin, al trabajo basado en el conocimiento y a la participacin en am-bientes brutalmente competitivos y cambiantes. El aura BaD fue cambiado por la Suposicin Bsica Lucha/Fuga (BaFF). Muchos acomodos desarrollados dentro del marco de la dependencia se adaptaron pobremente a la econo-ma global post-industrial. La rigidez de empresas indus-triales afect severamente la capacidad para competir. Modalidades convencionales de relaciones laborales se volvieron obsoletas con el nuevo mundo, haciendo fi-nalmente ineficiente a las firmas. Independiente de cun bien intencionadas y nobles fueran las funciones atribui-das a instituciones fundadas en BaD al final sus resultados testimoniaban que no eran viables ante los cambios ocu-rridos en el escenario postindustrial.

    de lo propuesto para todos. A nivel de Suposicin Bsica los miembros inconscientemente comparten una comn suposicin acerca de cmo el grupo se organiza para manejar ansiedades, fantasas y estados emocionales que subyacen durante la vida grupal. La Suposicin Bsica de De-pendencia (BaD - Basic Assumption Dependency) del grupo busca seguridad para sus miembros, quienes son protegidos y cuidados por un lder. La Suposicin Bsica de Lucha/Escape (BaFF - Basic Assumption Fight/Flight) lleva a los grupos a organizarse para atacar a, o huir de los peligros, siguiendo a quienes dirigen, por as decir. La Suposicin Bsica de Emparejarse (BaP - Basic Assumption Pairing) lleva al grupo a crear nuevas ideas y ordenamientos, incluso hasta a diferenciar un Mesas, mediante el establecimiento de parejas reproductivas interiores, con la participacin vicaria de los dems. Los estados emocionales evocados por estas Suposiciones Bsicas grupales pueden ser ordenados hacia el sustento del trabajo grupal o pueden interferir las necesidades bsicas del trabajo grupal y por lo tanto comprometer su efectividad.7 Ms all del grupo pequeo: la sociedad como un comprensible campo de estudio (traduccin del Editor).8 Soy consciente que la perspectiva que ocupo en el artculo refiere centralmente a la sociedad norteamericana. Tambin es lo que ocurre en las referencias de fundamentalismos las cuales reflejan expresiones culturales recientes de los Estados Unidos.

  • PSIQUIATRA Y SALUD MENTAL 2008, XXV, N 1 - 2 , 18 - 2820

    A medida que la dependencia se desmorona, toma su lu-gar la nueva cultura emergente de BaFF lo que configu-ra un mundo duro, fro y combativo. La seguridad como valor fue reemplazada por el desempeo y la competi-tividad. Los mercados fueron idealizados como los ni-cos modelos confiables de organizacin, no obstante los impactos devastadores que las fuerzas mercantiles tienen en el socavamiento de instituciones humanas, como es el caso de lo que ocurre en los servicios de asistencia social y en los educacionales. En este proceso hay bajas humanas, personas que son vctimas de los rigores de las fuerzas del mercado, quienes a menudo son vistos como los parsitos de la sociedad que vivan bajo el manto protector de la dependencia.

    Las grandes corporaciones industriales que fueron vita-les durante la dependencia se revelan inhabilitadas para adaptarse al nuevo escenario. La cultura de BaFF provey un contexto emocional para tomar decisiones y realizar los cambios para revertir la declinacin de institucio-nes y calmar las ansiedades asociadas. Como una fuerza adaptativa, el aura de BaFF provey una base emocional para ejecutar acciones efectivas altamente focalizadas en transformaciones de tipo econmicas. La monumental indiferencia de los mercados respecto de las necesidades humanas, por otra parte, muestra el lado regresivo del proceso: los cambios se ejecutan ocasionando daos in-mensos en la gente, cualquier obstculo a las transforma-ciones era sorteado o puesto fuera sin miramientos. Esto signific que sectores importantes de nuestro entramado social fueran desmantelados, produciendo malestares de gran envergadura en la gente.

    Considero que en la sociedad ya se ha cumplido de ma-nera importante la tarea que la dinmica BaFF desenca-den, tambin pienso que la actual recesin representa la fase final de esa transformacin. Muchas corporaciones, tradicionalmente rgidas, hoy son muy eficientes, magras y en ciclos disciplinados de riguroso auto mejoramiento. Manifestaciones residuales de la dependencia han sido, en gran medida, puesto fuera del sistema. Los mayores remanentes de relaciones de empleo que valoran la segu-ridad y estabilidad estn bajo tremenda presin para ser extinguidos y pronto colapsarn. Las corporaciones estn modificando los onerosos costos en pensiones y en asis-

    tencia mdica a travs de maniobras legales y financieras. La desaparicin de vestigios de BaD en organizaciones ponen en gran vulnerabilidad a los trabajadores ms an-tiguos, en tanto que los ms jvenes, estn forzados a encarar el futuro con gran incertidumbre.

    Una nueva y destacable suposicin bsicaUna proposicin central de este artculo es que estamos en medio de otro cambio en las Suposiciones Bsicas vi-tales, el cual nos llevar a nuevas ansiedades y desafos. Treinta aos de trastornos sociales, econmicos, indus-triales y tecnolgicos, guiados por la brjula emocional de BaFF, han dejado una sociedad fragmentada y apro-blemada, con gente anhelante de conexiones, de esperan-zas y necesitadas de significados. Los sistemas simblicos de la familia, de las autoridades sociales y polticas, de la sexualidad, del nacimiento, de la muerte y el transcurso de los ciclos vitales resultan confusos en sus significados. Reiteradas deslealtades organizacionales, dependencias fallidas, traumas sociales masivos y la fragmentacin de s mismo han estimulado un profundo anhelo de renova-cin, como resultado de prdidas catastrficas en estruc-turas confiables y contenedoras.

    Sugiero que la bsqueda de nuevos significados y co-nexiones est empujando la emergencia de un nuevo con-texto emocional de Suposicin Bsica vital que encuentra expresin a travs del resurgimiento de una esperanza religiosa, similar a lo que Turquet (1974) describa como Suposicin Bsica de Unicidad (BaO Basic Assumption Oneness). En este estado de Suposicin Bsica - cuarta si se tiene presente las tres ya propuestas por Bion- los miembros buscan una poderosa unin con una fuerza omnipotente, inalcanzablemente alta, de quien depen-der pasivamente y por ello experimentar la existencia, el bienestar y la totalidad (p. 375). Esta suposicin bsica de unicidad significa un ulterior estado regresivo ms all de la dependencia, un regreso a cuestiones existencia