revista proyectoaire nº 12 - "pibes chorros"

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Un recorrido por la trama detras de la inseguridad, porque la misma se produce en donde el concepto de la seguridad se define. Entrevistas a especialistas destacados - Sonia WIner, Gabriela ROdriguez, Jose Garriga y muchos más.

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Revista ProyectoAire | Aire 2.02

Es una revista digital que aborda la temá-tica de la sustentabilidad socioambiental, creada con el objeto de difundir y promover ideas, acciones y productos con valor, de y para la comunidad.Este proyecto es realizado por un colectivo de trabajo compuesto por profesionales de distintas áreas, motivados por la necesidad de abordar las problemáticas inherentes al consumo y sus impactos políticos, cultura-les, sociales y ambientales. Los contenidos de ProyectoAire se produ-cen partir de artículos periodísticos propios y de terceros (publicados por Webs y Blogs, principalmente), divulgando investigaciones científicas, debatiendo y promoviendo me-diante entrevistas y publicidad a los nuevos actores, productos y espacios afines.

¿Para qué ProyectoAire?

Para desarrollar y promover acciones que permitan al lector acceder a nuevos cono-cimientos y prácticas. Difundiendo ideas, nuevos espacios de consumo y produccio-nes alternativas a las imperantes. Para re-flexionar, investigar y criticar aspectos de la realidad del consumo y el contexto de la producción material y simbólica. Para articular los proyectos y potenciar los mensajes de todos aquellos que proponemos y trabajamos en la construcción de un mun-do mejor.

► Dirección: José Muñiz

► Edición: Daniela Dimov

► Coordinación Periodística: Santiago Nogueira

► Colaboraron en este número: José Muñiz /Santiago Nogueira / Axel Springer / Alejandro Schachter / Carlos Diez / Giuliana Cervi / Danie-la Dimov

► Diseño: Antonella Bottegal

► Corrección: Vanesa Carcasona / Yanina Audisio / MDF Producciones

► Arte de Tapa: María Inés Muñiz (foto) Antonella Bottegal (diseño)

Hacemos RPA

Correo de lectoreswww.revistaproyectoaire.blogspot.com.ar/p/contactanos.html Twitter@proyectoaire

Facebookwww.facebook.com/ProyectoAire

[email protected]

¿Qué es Proyecto

Aire?

Mi mamá dice que soy súper.

LA COLUMNA VERTEBRAL04.

contenidos.

índice temático

p.08 Arma de destrucción masiva es la exclusión social.

p.10 Y tu policía, también.

p.14 Seguridad a la carta

p.16 La defensa no es una cuestión de fuerzas sino de derechos.

p.20 El desafío de gestionar el conflicto.

p. 22 Inseguridades: un breve recorrido socioeconómico

p.24 ¡Viva el héroe colectivo!

p.28 Corte y convicción

p.32 La Matera

p.34 El arte de empoderar

p.36 Ser banda en 2014: Panchita la pistolera

08.

28.

NOTA CENTRAL |PIBES CHORROS

PROYECTO AIRE

Pueblos fumigados: no muere la lucha

El Siglo Del Individualismo

No Solo En Cines

AIRE 2.006.

Revista ProyectoAire | La columna vertebral4

Había escrito otra cosa. Pero me escribió mamá y nada puede ser igual. Perdón a los editores por este cambio de último momento.

Redactó un correo más. Comunicando, avisando, alentando un evento. Como siempre, buscando llegar al corazón. Todos, de alguna manera, lo hacemos. Pero mi vieja es de las que no esconden nunca ese propósito. Otras formas de hacer, otra generación. Entre tanto sentimentalismo fue inevitable la melanco-lía y se le escapó una pregunta por la que un psicólogo mataría.

“¿Para qué me jubilé?”. Te jubilaste para vivir, ma. Para escapar de la siniestra lógica de la reproducción del capital que aun en tu arte logra inmiscuirse. Pero hay algo que llevás en vos, que nunca se podría escapar… porque uno nunca puede escapar de sí mismo. Aunque quiera. Se puede engañar, sí, pero eso es distinto.

Ese algo es el amor por las cosas que hacés. Para que tu vida rebalse de amor. Para eso te jubilaste. Siempre tuviste amor, ahora vas a poder tener todavía más. Mucho más. Infinito. Todo el tiempo. Ahora solo queda lugar para el amor, que es lo único que vale, lo único que importa. El amor es un aporte del que no esperamos ni pretendemos algún tipo de devolución futura. El amor por el amor mismo. Lo que siempre está en vos es tu necesidad de ser libre, de seguir tu corazón. Eso nunca pasará a retiro.

A mí mucho no me gustan, a vos tampoco. Nosotros somos más de los Beatles; pero una canción de los Rolling Stones dice: “No le preguntes por qué debe ser tan libre, te dirá que es la única manera de ser”. Y es así Alicia, es como vos me enseñaste.

Hoy presentamos:

Mi mamá dice que soy súper.

► La columna vertebral de Santiago Nogueira | twitter: @santingr

La columna vertebral | Revista ProyectoAire 5

Revista ProyectoAire | Aire 2.06

Falleció Andrés Carrasco, el científico que confirmó los efectos devastadores del gli-fosato, acompañó con su investigación a los pueblos fumigados y cuestionó que la cien-cia esté al servicio de las corporaciones.

► Leer más en www.lavaca.org

PUEBLOS FUMIGADOS: NO MUERE LA LUCHA

Serie de cuatro documentales de la BBC realizados en 2002 por Adam Curtis que se centra en cómo el trabajo de Sigmund Freud, Anna Freud y Edward Bernays han in-fluenciado en las corporaciones y gobiernos para poder analizar y controlar a las perso-nas a través de la psicología de masas y la creación de la sociedad de consumo.

► Leer más en asambleademajaras.com

EL SIGLO DEL INDIVIDUALISMO

Proyecto colectivo que surge ante la pro-blemática de exhibición que afecta a los realizadores nacionales. Por eso ha confor-mado un circuito alternativo que se articu-la con centros culturales, teatros y cines de barrios de la Capital Federal, Conurbano e interior del país, para acercar, con excelen-te calidad de imagen y sonido, estas pelícu-las a distintos públicos.

► Leer más en www.nosoloencines.com.ar

NO SOLO EN CINES

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SRevista ProyectoAire | Nota de Tapa8

Circula por los aires de la ciudad un discurso ex-cluyente respecto a la seguridad. De la misma manera en que gritamos durante una discusión, cuando perdemos la razón y solo nos importa imponer a toda costa nuestra voz por encima de alguna otra, la sociedad grita y exige seguridad. ¿Pero qué quieren cuando quieren seguridad? No lo saben; como tampoco saben que hacen caldo de cultivo para que otras voces, sin necesidad de gritos, puedan acallar todas las demás y hacerse hegemónicas.

La seguridad actualmente consiste en excluir. Se materializa en la ejecución y/u omisión de accio-nes, por parte de ciertas organizaciones sociales, que buscan incidir sobre el marco político del ser y hacer democrático y soberano de las comuni-dades. Es un concepto clasista, una expresión ideológica que glorifica la defensa inalienable de los bienes materiales individuales y/o de grupos de interés. Debe ser ejercida sobre el hecho so-cial del robo y su naturalizada fuente original: los marginados sociales. Son ellos a quienes se debe sofocar mediante el despliegue de los dispositivos de seguridad sancionados: los sectores histórica-mente postergados, históricamente estigmatiza-dos, los desafiliados sociales. O sencillamente, los pobres.

Dividir es, de alguna manera, distribuir. El Rey Lear divide sus territorios, distribuye sus terrenos a sus hijas y, con ellos, las riquezas que contie-nen. Divide y reinarás. El concepto de seguridad que construyen e imponen los sectores dominan-tes y representantes del capital alienta la frag-mentación social: fragmenta y oprimirás (aun más). Fragmentación territorial y simbólica que se consolida en la emergencia de “zonas francas” del Estado, en las cuales la cuestión social es desatendida, no se ejerce poder alguno. La vida desprotegida, marginados y desprotegidos. Es el Estado de la Des-socialización.

Lazo social fragmentado, las instituciones de so-

ARMA DE DESTRUCCIÓN MASIVA ES LA EXCLUSIÓN SOCIAL. ► por JOSÉ MUÑIZ / SANTIAGO NOGUEIRA

cialización quebradas y des-configuradas. La pér-dida de sentido del ser y hacer es un síntoma de moda en los tiempos que nos toca vivir. En este contexto, las nuevas narrativas políticas, que empiezan a emerger y a mutar constantemente desde la crisis de 2001, encuentran nuevas posibi-lidades lingüísticas y simbólicas para sus relatos, mitos y prácticas; y al capitalismo se le ofrecen nuevos impulsos para su mercado y la generación de más (y nuevos) deseos consumistas.

¿Y el Estado del Derecho (humano)? El Estado ar-gentino, durante la última década, planteó in-novaciones y pequeñas revoluciones en materia de seguridad humanitaria. La clave radica en la reglamentación de Defensa Nacional, sancionada en 1988, reglamentada en los primeros meses de gestión de Néstor Kirchner: las Fuerzas Armadas retiradas del ámbito civil; creación del Ministe-rio de Seguridad; democratización de las Fuerzas Armadas y la Policía Federal; inicio, desarrollo e intensificación de los juicios contra los crímenes cívicos-militares registrados durante la última dictadura cívico-militar. Y además -al menos-, la intención política de construir un país con más y mejor inclusión social.

Nota de Tapa | Revista ProyectoAire 9

Al proceso de institucionalización de las prácti-cas sancionadas para el hacer de la seguridad, le corresponde una fuente de nutrición discursi-va, simbólica, material y de praxis. Entendemos que existen dos bandos en pugna. Por un lado, el hegemónico y estigmatizador. Se trata del que representa a los actuales sectores dominantes que pregonan la fragmentación social y el casi irremediable enfrentamiento social. Si lo carac-terizáramos como desestabilizador del orden de-mocrático, no estaríamos tan errados. Por otro lado, el discurso que busca atender y compensar las “fallas” del legado neoliberal, pero que convi-ve con un Estado ausente para generar las trans-formaciones estructurales, culturales, políticas y económicas imprescindibles en la construcción de un nuevo orden social más justo y equitativo. Nos referimos al discurso gubernamental. En términos y estrofas populares, “…ensayo general para la farsa actual, teatro anti-disturbio…”.

La situación es sensible. Observamos instituciones sociales, grupos de poder económico y simbólico monopólicos que exhiben además poder político de hecho, sin necesidad de participación política en espacios formales donde las prácticas puedan ser institucionalizadas, legales y legítimas. Están en la clandestinidad política, armados hasta los dientes, atacan sin disparar balas, sin usar siquie-ra pólvora. Utilizan discursos y símbolos de des-trucción masiva.

Entendemos que la seguridad es otra lucha de clases en desarrollo. Protagonizada por sectores que excluyen y sectores excluidos. Es una lucha de clases velada, donde las operaciones ideológi-cas son constantes, desviando la mirada de donde debe ser puesta, de donde se generan las raíces que deben cuidarse para que germine y florezca una seguridad social que incluya; no lo contrario. Las operaciones ideológicas en curso reclaman la libertad de comercio y el cuidado y conserva-ción de sus propias lógicas. De la amenaza a esos principios es que se trata la inseguridad según el discurso hegemónico, solo que lo dicen de otra manera, solo que lo muestran de otras maneras. La seguridad será colectiva, será social o no será nada. No habrá seguridad sin integración social. No habrá seguridad sino hasta que los esfuerzos, centrados en la producción y consumo de mer-cancías, sean reemplazados por acciones en pos del desarrollo humano y social de los hombres y mujeres.

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Entrevistamos a José Garriga, antro-pólogo e investigador del CONICET. Nos confió adelantos de su investigación con las fuerzas policiales, anécdotas de patrullaje y nos dejó una tarea para el futuro: impulsar la democratización de los uniformados de azul.

La realidad social no puede dejar de ser perci-bida como un complejo sistema de expectativas interdependientes. El capitalismo ha forjado y consolidado sociedades expectantes e inanima-das, demandantes y consumidoras incansables de bienes y servicios. Una de las materializaciones más recientes de aquellos impulsos es la que va detrás de la seguridad. La sociedad busca en el mercado de valores lo más superfluo y banal de la existencia, mientras que desprecia y minimiza los procesos políticos de los cuales se nutre la his-toria social. Pero a la hora de mantener a raya y sometidos a los grupos humanos que el mercado mismo genera y oprime, siempre se exigen el Es-tado y su brazo armado.

El principal receptor de esa demanda es la poli-cía. José Garriga, luego de una vida “anti-yuta”, forjada en los pasillos de Sociales, Filo y concier-tos de rock, se interesó en entender qué interpre-tan los policías por “violencia” y cómo piensan su trabajo. Su primera reflexión fue que la policía, institución abocada al cumplimiento de la ley y el mantenimiento del status quo, “actua sobre los prejuicios que construye la sociedad”. La inves-tigación a la que actualmente dedica su tiempo, lo llevó a compartir horas y horas de tareas junto a los uniformados. Fue allí que se le reveló la idea del “olfato policial”. Una suerte de instinto que “los hace estar siempre atentos porque tienen la idea de que todo el mundo puede ser un pe-ligro. Y eso, al fin y al cabo, les sirve para sal-varse. Funciona en términos de prevención de su propia integridad física. Ellos dicen, y es ver-dad, que desde que son policias están mucho más atentos: desde que ingresaban a la Escuela de Policía y empezaban a hacer calle, estaban

Y TU POLICÍA, TAMBIÉN. ► por SANTIAGO NOGUEIRA / AXEL SPRINGER

todo el tiempo mirando, observando. Uno an-tes iba por la calle caminando distraídamen-te y ahora son actores que están sumamente atentos. Eso los protege más. Tiene un sentido. Sirve para que no mueran tantos policías. Está bueno, aunque también es cierto que genera un montón de prejuicios. Esos prejuicios no los in-venta la policía sino que los pone en escena. Los prejuicios los inventa la sociedad, los reprodu-cimos todos, muchas veces sin querer”.

El sentido adscrito al rol de las instituciones es un campo de disputa y construcción permanente. La seguridad basada, únicamente, en las accio-nes represivas frente a las desigualdades socia-les deriva en cualquier cosa menos en seguridad. Coincidimos con Garriga cuando afirma que la sociedad exige a la policía una guerra contra la delincuencia; desconociendo que las funciones de la primera van mucho más allá. Más importante es el hecho de que se le exige la represión de un tipo de delincuencia particular que se vincula a prejuicios socialmente (re)producidos. Los imagi-narios de la delincuencia y la seguridad vigentes responden a los intereses dominantes y hegemó-nicos que se comunican (bombardean) permanen-temente desde sus Aparatos Ideológicos Dominan-tes: televisión, radio, medios gráficos y digitales…lo que se pretende configurar mediante la circu-lación masiva y amplificada de esos prejuicios:“Es lo que pasa siempre, cuando hay un tipo de de-lincuente, se olvidan de los otros delitos que, al fin y al cabo, son los más importantes para pensar la sociedad: todos los que tienen que ver con cuellos blancos y la corrupción…esos nunca aparecen en el imaginario social como delito. El delincuente es siempre el pibe que te roba la billetera en la esquina, entonces, la sociedad crea (entre todos creamos) esas dos imágenes: hay que luchar contra la delincuencia, y hay un tipo particular de delincuente”.

Nuestro antropólogo favorito nos cuenta que un atractivo esencial del trabajo policial es justa-mente su estabilidad en un mundo inestable. Más allá de la herencia vocacional mayoritaria, mu-

Nota de Tapa | Revista ProyectoAire 11

chos sectores vulnerables, de perfil anti-policial, ven con buenos ojos el ingreso a la fuerza: síndro-me de Estocolmo, quizás. Entre todos los policías se extiende una convicción incuestionable, favo-recida por aquel “olfato”: no trabajan de policías, son policías. Se produce una diferenciación de tipo ontológica frente a otras profesiones sociales. No se trata de trabajar de, sino de ser policía. La pro-fesión invadiendo la vida privada. ¿Ya no hay vida privada? ¿La subjetividad policial monopolizando sus conciencias? Dice Garriga: “Creo que es uno de los esquemas de percepción del mundo más fuertemente arraigados, entonces es más difí-cil que dejen de ser policías. Pero creo que son varias cosas al mismo tiempo: por más que las Escuelas de Policía tienen como objeto la ins-trucción policial, también tienen como objeto disociarlos del resto del mundo social, los tipos siguen llevando sus hijos al mismo colegio que vos llevás a tus hijos, siguen practicando depor-tes, siguen siendo hinchas de Boca, de River…esa forma de vivir la sociedad no cambia. En-tonces, los otros esquemas de percepción del mundo los compartimos: ciertas formas de ver la masculinidad, ciertas formas de pensar o no pensar el país…tal vez en una cuestión política podemos estar más lejos, pero…”. Y aun en el interior dela organización, las diferencias afloran: “…en la primera comisaría donde trabajé había dos músicos, uno de ellos tocaba en una banda de rock, súper rockero. Había un pibe que había empezado, después lo dejó y empezó a militar en el Partido Obrero: imaginate el quilombo que tenía en la cabeza ese muchacho…porque esta-ba estudiando en la universidad. Un pibe que era profesor de física y enseñaba en un secunda-rio. Obviamente, no les decía a sus alumnos que era policía; ocultan su otra cara, casi siempre. Sobre todo los que estudian en la universidad. Esa diversidad me resultó muy atrayente. Rom-per con el prejuicio de que son todos iguales. No son todos iguales, hay un montón de cosas

diferentes. Y no todos actúan de la misma for-ma ante la misma situación. Hay un caso testigo para todos, que es del borracho: ¿cómo actuar ante un borracho molesto? Algunos dicen “si rompe mucho los huevos, le doy un ubicate”. Hay otros que no, que dicen “llego hasta el ex-tremo”. Después, la situación depende mucho de lo que te dice: “yo intento convencerlo de que está equivocado” y le da el ubicate. Pero lo interesante para reflexionar es cómo la insti-tución misma crea la forma de hacer legal esos abusos. Eso sí es un punto sumamente intere-sante, para modificar, ¿no?”.Los policías entrevistados reclaman reconocimien-to social por su tarea. Se sienten menospreciados y, permanentemente, expuestos a la crítica de los medios y, por extensión, de la ciudadanía. En ese sentido, Garriga nos cita a un oficial que afirma: “Acá un policía comete un error y toda la po-licía es corrupta. Si un médico mata a alguien no hablan de la Medicina, sino de tal médico”. Se hace una generalización muy rápido pero la verdad es que el espíritu corporativo de la po-licía la genera, protege a ese que es corrupto, al que comete un abuso, de tal forma que ter-mina justificando esa generalización que hace la sociedad con la policía.” La descripción que nuestro entrevistado nos hace de la institución policial contribuye a esa noción de una fuerza anómica, donde los valores y las prácticas que cir-culan se contradicen continuamente, generando una crisis de sentido respecto a la consolidación de una identidad acorde a las expectativas que de ella tiene la sociedad. Garriga nos cuenta la preocupación que emerge en los cursos instructi-vos respecto al uso racional de la fuerza, pero su-cede que ese compromiso en la formación muchas veces se diluye después por las aberraciones la-borales que ya están institucionalizadas: “Acá se hace de esta forma”. Tal vez se están formando buenos policías pero cuando van a la comisaría hacen otra cosa. De hecho, eso contribuye de

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forma muy negativa a la imagen de la policía que dice que el verdadero policía aprende a ser policía en la calle. Vos llegás de la escuela y te dicen “lo que vos aprendiste, no sirve de nada, acá te vamos a enseñar todo”. Eso contribuye a la idea “bueno, a vos te enseñaron a esposar sin lastimar, pero en la calle no te va a pasar nunca: en la calle tenés que dar primero.”

Si se pregona desde la propia policía la idea de “primero dispará y después preguntá”, en fin, esa sensibilidad puede adecuarse sin dudas a la volun-tad social de la guerra a la delincuencia. El análi-sis de Garriga nos alienta a decir que, sin preten-siones de ocultarlo, los sectores dominantes de la sociedad piden a la policía una guerra contra quienes representan una amenaza a sus bienes materiales y simbólicos. Eso es inseguridad para la burguesía. “No queda muy claro lo que plantea la sociedad cuando dice ‘queremos seguridad’. O al revés: “el problema es la inseguridad”. ¿Qué inseguridad? Qué se toma por inseguridad no queda muy claro. Y creo que va modificán-dose a través del tiempo. Pero me parece que es interesante que la inestabilidad en el mundo laboral no se considera inseguridad… para mí es una de las inseguridades más grandes. Pero no está pensada como una inseguridad”.

No está claro, o no está explícitamente manifies-to qué se reclama con más seguridad. No pasa lo mismo con la respuesta del Estado: expansión del aparato represivo. No importan los signos políti-cos, progresistas o liberales; mayor policía es la respuesta. Sucede que en ese desplazamiento y ejecución de la fuerza sobre quienes represen-tan los prejuicios, ya no queda margen para asu-mir que el ejercicio de la violencia responde a los intereses de la clase dominante. La lucha por la definición de violencia -creemos que Garriga coincidiría con esto- es otra lucha de clases en curso. Si cortar la calle es violencia, si el hambre se naturaliza y no es reconocida como forma de violencia, la historia no va a cambiar.

Le preguntamos a Garriga por la función de la vio-lencia y nos retrucó fuerte: “Yo, la pregunta la haría al revés. No entiendo por qué la gente no se mata más. No por qué se mata, por qué no se mata más. No puedo creer que haya tan poca violencia. En realidad en nuestra sociedad, la pacificación del individuo y de la sociedad, es efectiva. Si no, ante el primer encontronazo, ‘no me gustó tu cara, PUM’, a otra cosa. ‘¿Por qué me tratás mal? Tomá’. Entonces para mí la

pregunta es al revés: por qué hay estos grados de violencia, más, menos, que tienen que ver con los grados de internalización de vergüen-za, culpa, de cada uno, respecto de actuar de una forma que es moralmente rechazada, y la forma de control social que es la policía y otras organizaciones. En esos dos lugares se puede pensar por qué hay menos o más violencia. Si las formas de control social, entre ellas la po-licía, tienen prácticas violentas, si de la misma forma los que tienen que controlar, pacificar la sociedad, tienen prácticas violentas, ¿qué que-da? Hasta la misma sociedad la define como vio-lenta, algo está fallando.”

¿La policía es violenta porque la sociedad es vio-lenta? ¿Al revés? Nuestro entrevistado señala una situación claramente ignorada por los medios y fuera de la agenda de los gobiernos de turno. La policía es la expresión más inmediata del aparato represivo del Estado en la vida cotidiana de los in-dividuos. No parece ser razón suficiente para evi-denciar que “uno de los grandes problemas de los policías es que no son controlados. Tienen mucho margen de autonomía. Entonces, ante un hecho de abuso o corrupción, ¿quién lo juz-ga?: ellos mismos. Entonces, por todo un espíri-tu de cuerpo, al fin y al cabo, no van a ser duros con sus pares. El espíritu de cuerpo es perverso con la propia policía en este caso. Es sumamen-te perverso porque termina reproduciendo una lógica de corrupción dentro del propio cuerpo de la misma institución. Lo que nos ha faltado en estos años, a la sociedad argentina, construir un espacio de intervención de la sociedad civil, sobre todo del mundo político, en la policía. Vos fijate, desde la vuelta de la democracia hasta ahora, la sociedad política ha sido muy efectiva en intervenir a las Fuerzas Militares: las FFAA están hoy en día manejadas por políticos. Las Fuerzas Policiales han sido autónomas, han sido muy reacias a ser intervenidas políticamente. Las pocas intervenciones han sido sumamente rechazadas por las Fuerzas de Seguridad, y has-ta por el mundo político.”.

Creo que la investigación de José nos sitúa fren-te a un deber ciudadano pendiente: involucrar-nos democráticamente en la organización de la policía. Impulsar su intervención política y de-mandar nuestro rol de trabajo para ese ámbito. Necesitamos una policía de la democracia. Si no, las noches seguirán en control de las patrullas del terror.

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La seguridad compone uno de los es-calones de la pirámide de bienestar de cualquier individuo; en consecuen-cia es lógico esperar que su ausencia -la inseguridad- genere la necesidad de salir en búsqueda de los recursos para cubrir esa carencia. Hoy en día, las empresas de seguridad ofrecen sus servicios en diferentes formatos (per-sonal de vigilancia, cámaras, sistemas de monitoreo, alarmas, etc.) que son la materialización de esta necesidad de-venida en una pujante industria.RPA entrevistó a Aquiles Gorini, presi-dente de C.A.E.S.I. -Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investiga-ción-, entidad que nuclea a las empre-sas del sector.

El crecimiento de la seguridad privada, ¿tiene relación con el crecimiento del delito y con los índices de desempleo?Esta pregunta es muy buena y engloba varias po-sibilidades de respuesta. Eligiendo la más con-creta, diría que el crecimiento de la actividad no siempre tiene relación con dichos parámetros. De hecho, no hay estadísticas fehacientes acerca del crecimiento delictivo y, en todo caso, suelen ser dudosas las del desempleo, provengan tanto de los organismos oficiales como de ONGs o consulto-ras. La seguridad privada en Centro y Sudamérica crece en promedio de un 3% a un 5%, habiendo llegado algunos años al 8 % anual. Argentina está dentro de ese porcentaje, excepción hecha al sec-tor de la seguridad electrónica, cuyo desarrollo es muy superior. Y digo desarrollo y no precisamen-te crecimiento, porque ese tipo de equipamiento en todo caso suele reemplazar a otros anteriores, lo cual más que un crecimiento es una forma de venta de equipos y allí suelen confundirse los por-centajes reales. Sería procedente recordar que en la crisis de 2001, el sector absorbió mucha mano de obra no genuina como una salida laboral de coyuntura que luego se fue reintegrando a sus oficios originales.

¿Qué tipo de servicio de seguridad es el más contratado? Si hablamos de seguridad física, las actividades sobre grandes superficies o de alta concentración son las que más contrataciones generan. Esto in-cluye a los supermercados, plantas, industrias, bancos, shoppings y countries, por mencionar al-gunos. Si hablamos de seguridad electrónica creo que la mayor contratación pasa por las instalacio-nes urbanas de los municipios, edificios inteligen-tes, grandes espacios comerciales y en general desarrollos que puedan cubrir estructuras críticas o espacios de posible saturación pública.

¿Qué tipo de inseguridad se presenta en los sec-tores de mayor poder adquisitivo y en los mar-ginales?No creo que pueda trazarse una línea determinan-te de ello. No obstante sí se podría decir que a mayor pobreza o indigencia, mayor vulnerabili-dad. El delito encuentra allí un importante desa-rrollo, tanto como factor activo como pasivo. Por otra parte, cada uno de esos segmentos tiene sus propios modus operandi. Voy a reiterar algo que dije anteriormente: si algo está globalizado en la materia es la inseguridad. A partir de allí, el delito que se sufre va desarro-llándose con mayor o menor violencia según se de-gradan los valores humanos, que es lo que además termina vulnerando los DDHH.Esta consideración exime la necesidad de enume-rar qué figura delictiva del código penal alcanza más a unos que a otros.

¿Cuáles son los pasos que se debería dar en ma-teria social y política para solucionar al estigma de la inseguridad?Planteado en forma tan taxativa, diría que la in-seguridad no encontrará solución sin una decisión política que no repare en costos de ese tipo. A partir de allí, se impone elaborar un plan estra-tégico de seguridad, con coincidencias sectoriales previas de los verdaderos jugadores colectivos. Esto debe implicar objetividad y justicia social, pero no ideologías ni prejuicios. Para instrumentar medidas en este sentido, su aplicación debe ser sustentable y, para ello, cual política de Estado,

► por AXEL SPRINGER

SEGURIDAD A LA CARTA

Nota de Tapa | Revista ProyectoAire 15

debe tener compromiso de sucesivas autoridades de gobierno. Concretado este paso debería avan-zarse en el eje de ejecución que no puede ser otro que una policía capacitada, despolitizada, bien remunerada y supervisada por el poder político responsable del plan.El otro eje es el judicial, que también deberá reor-denar su idoneidad y unificar criterios de aplica-ción dentro de doctrinas penales modernas que piensen globalmente y actúen localmente. Final-mente, el eje penitenciario que deberá, presu-puestos mediante como dije, mejorar sus estruc-turas, capacitar sus cuadros y aplicar planes de estudio y trabajo a los internos condenados.El resto lo hará el tiempo, que en términos socia-les hoy en la Argentina no será menos de cinco a diez años si esta decisión se aplicara sin inter-mitencias ni desvíos de ninguna naturaleza. De lo contrario, sobran ejemplos.

¿Cuál es el modelo de país a seguir en políticas de seguridad?Esta pregunta suelen hacérmela en prácticamente todos los países a los que me toca asistir por cues-tiones académicas, congresos, etc. La seguridad no es patrimonio de ningún país del mundo, salvo escasísimas excepciones y, en todo caso, por cues-tiones muy puntuales que no hacen a la generali-dad. Digamos Suiza o Suecia, por caso.No tengo dudas de que el atentado del 11 de Se-tiembre de 2001 cambió todo paradigma de seguri-dad. Pero como la pregunta se presenta como con-creta debería imaginar como escenario a Centro y Sudamérica y en el continente aparecen dos paí-ses que de alguna manera marcan una diferencia, que de hecho no es ni total ni absoluta: Colombia, porque hasta no hace muchos años convivía con una inseguridad descontrolada, sea por el narco-tráfico, las FARC o lo que fuere. Una sustentable política en la materia, con una fuerte inversión en presupuestos de seguridad e instrumentando alianzas estratégicas, fue revirtiendo la situación y los índices van demostrando efectos concretos de recuperación.Chile, a su vez, si bien mantiene permanentes ni-veles de delito común, no genera un quiebre con violencia delictiva ni ha desarrollado carteles de narcotráfico, ni impactos de delitos complejos, ni grupos de crimen organizado. Aquí creo que el alto nivel profesional y prestigio de su policía –los carabineros- tienen mucho que ver en este cuadro de situación.El resto de los países creo que, en mayor o menor medida, están dentro de la inseguridad globaliza-da, que intercambia delitos y delincuentes.

Sobre la cárcel, formulo tres preguntas: ¿Sir-ve? ¿En qué países funciona? ¿Cómo se podría mejorar?Si bien no es un tema estrictamente de la C.A.E.S.I., debo decirle que el mundo no conoce otro sistema legítimo de privación de la libertad que legalice la propia justicia. La pregunta es si alcanza y, si así fuera, qué régimen de internación se aplica y dentro de ello con qué presupuesto cuenta. Este circuito es irreversible. Lo demás pasa por capacitar a los funcionarios penitencia-rios y tener claro que si el trabajo dignifica, cuán-to más lo hace en un detenido procesalmente con-denado. Es decir, el trabajo también forma parte de la readaptación.Países como Suecia, Finlandia, Suiza y otros, suelen ser ejemplo de estos modelos. La antítesis son las cárceles en África, ciertos países de Medio Oriente y Centroamérica. Latinoamérica lamentablemente está más cerca de esto último que de aquéllos, aunque creo que es un proceso reversible.De hecho Brasil, Colombia y algún otro país del continente, tienen ciertos establecimientos mejo-rados que incluyen servicios privados de seguridad.

¿Qué relación hay entre inclusión social y se-guridad?Sí, efectivamente la hay, pero el término inclusión es de cuidado. A dónde queremos incluir o a dónde estamos incluyendo. La inserción social requiere de esfuerzo y compromiso por parte de los actores. Seriedad en la aplicación de los beneficios, pero también respuestas evolutivas del beneficiario. No será solo a través de planes de asistencia social. El trabajo, aun el social, dignifica al ser humano y allí debe estar focalizado el sistema inclusivo. No todo es masivo como pareciera observarse. No es igual la inclusión de una persona con capacida-des diferentes, ancianos o niños, que la inclusión de desempleados, recuperados de determinados vicios como la drogadicción, etc. Los planes no pueden masificarse porque allí es donde se dila-pidan esfuerzos y recursos tanto humanos como económicos. Creo que un serio estudio profesional de sociólogos, psicólogos o profesionales del área podrá determinar muy bien los caminos a seguir. Pero, como siempre sostengo, no es politizando todo como se alcanzan los objetivos. Estos los debe delinear el poder político, pero deben eje-cutarlos los profesionales de cada actividad. La seguridad no admite milagros.

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Damos paso a su testimonio, a su sapiencia, don-de sin gambetas a la lógica digital de lo binario, nos plantea el relato dominante del terrorismo, los carteles y los superman; y el correlato, el de la realidad, el de la seguridad supeditada a los derechos humanos. Es decir dos crónicas: una, de búsqueda de paz y otra, que en nombre de la paz, hace la guerra.

Cuando hablamos de seguridad, de sus patrones estructurales, lo primero que puede vislumbrarse es lo que está en la superficie: el anfetamínico efecto del discurso mediático-político dominan-te y el meta discurso, un escalofriante relato del consumo crudo y descarnado, selectivo, exclu-yente, el que promueve la óptica del estigma y la acción punitiva por compulsión.

En esta búsqueda del sentido y el contrasentido en el que marchan, las distintas configuraciones que se importan a nuestras mentes bajo el con-cepto de Seguridad y la Inseguridad, accedimos a lo que pareciera ser la configuración que resuelve la lectura de este complejo pentagrama del te-rror: “la seguridad en el marco internacional es una puja entre discursos que pueden reforzar o hacer tambalear la soberanía política de las na-ciones. Es decir, comprender este aspecto en el marco internacional es un equivalente análogo al dime con quién andas y te diré quién eres”.

En este contexto, quien tiene el ejercicio de la lectura política, sabrá que el mismo no es más que una obviedad; no obstante ello, para quienes el acceso a esta lectura no es tal, podría abando-nar la lectura aquí bajo la sospecha de una cons-piración o paranoia más.

LA DEFENSA NO ES UNA CUESTIÓN DE FUERZAS SINO DE DERECHOS.

Sonia Winer es investigadora del CONICET, Doctora en Ciencias Sociales (summa cum lau-de), Políticas Públicas de Seguridad y Defensa, y la entrevistamos para que nos brinde una visión del contexto local e internacional en la temática de la seguridad. Su gran ex-periencia en la materia nos posibilitó el acceso a un entendimiento más acertado sobre la complejidad de la temática.

LA DEFENSA GLOBAL

De acuerdo con la entrevistada, “existe en la ac-tualidad, una disputa entre poderes hegemónicos a nivel global de los considerados ‘Estados impe-rialistas’, los cuales se encuentran dominados por los intereses de las grandes corporaciones o agen-cias que buscan, en definitiva, debilitar el poder político. Éstos han comprobado que si se cons-truye un poder político hegemónico que imponga una visión global de la seguridad internacional, la cual busque potenciar el consumo de mercancías y esa alienación que genera el consumo de mer-cancías, y que es funcional a la ganancia y a los grandes intereses del capital, al sostén de la tasa de ganancia”.

Por otro lado, “buscan instalar una concepción global de inseguridad internacional, ya que al hablar de defensa, habilitan el actuar de acuer-do a su injerencia, pasando así por encima de los derechos soberanos de cualquier ciudadano de la nación en cuestión, atravesando así los derechos humanos que le corresponden.”

“Es dable considerar que una de las característi-cas de los DDHH es que éstos son internacionales. Esta premisa iría en contra de la restricción de los derechos ciudadanos nacionales, ya que los poderes globales tienen el objetivo de ‘desciu-dadanizar’ a la población debilitándola en el uso de sus facultades ciudadanas, habida cuenta que la definición de ‘ciudadano’ puede variar de una nación a otra de acuerdo a quiénes considere, esa nación, parte de la ciudadanía.”

Para ampliar estas nociones, Argentina, por ejemplo, suscribe al concepto de Seguridad de-

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finido por la ONU: el concepto de SEGURIDAD INTEGRAL basado en garantizar los derechos hu-manos básicos como todo principio de seguridad.

“Es por ello, que en nuestro país, desde el Mi-nisterio del Interior, la intención de la gestión se centró en abordar las cuestiones de seguridad des-de una concepción integral de seguridad, tomando como eje, la propuesta de la Naciones Unidas. El contrapunto de esta concepción de la seguri-dad es que existe en América Latina la convicción “que quiere imponer el comando sur en todos los países de la región: seguridad y narcotráfico uti-lizados como una excusa para habilitar la injeren-cia de Estados Unidos bajo el supuesto argumento de que nosotros tenemos estados fallidos, poro-sos, bajo ciertas zonas o áreas territoriales en las cuales el Estado no logra garantizar su control”, expresó Sonia Winer, en base a los testimonios que resultan de sus investigaciones.

Siguiendo esta línea de exposición, “el argumento que utiliza Estados Unidos para financiar una se-rie de planes y programas de seguridad ciudadana y el argumento que declaran para instalar bases de la DEA en distintas ciudades que consideran estratégicas, es el de controlar los flujos legales e ilegales de mercancías (drogas, personas e in-formación) generando una cierta percepción de la sensación de inseguridad entre la población lo-cal, lo cual se ve potenciado mediante relatos de académicos y medios de comunicación. Esta per-cepción de la sensación de inseguridad, no quiere decir que no existan delitos penales, sino que lo que, desde su visión, buscan estas naciones, es evitar la intervención de la justicia local, gene-rando así zonas de “no derecho”, similares a te-rritorios como Guantánamo”.

LOS GOLPES DEL SIGLO XXI

Gene Sharp es un actor clave en la configuración del mapa de conquistas actuales del imperio. Al-bergado en el Albert Einstein Institute (facultad de ingeniería de la perversión y el cinismo del mundo actual) investigó la resistencia pacífica como manifestación frente al monopolio de la violencia durante las dictaduras latinoamerica-nas, las cuales en la década de 1970 inundaron de sangre y horror sus respectivos países. Sharp, de tendencia neoliberalista, centró sus estudios en los movimientos sociales (como el de las “Madres de Plaza de Mayo”, Argentina) y volcó los resulta-dos en una tesis titulada “La teoría de la resisten-cia no violenta”. Actualmente apoyado por la CIA,

dicta cursos a los lazarillos dispuestos a librar ba-talla en aquellos países en los que Estados Unidos no es un aliado. Su obra puede verse ejecutada en Honduras (derrocamiento de Zelaya), Paraguay (derrocamiento de Lugo) y en la actual intentona golpista en la República Bolivariana de Venezuela de la mano del socio local Henrique Capriles.La estrategia se centra en romper el tejido social por medio de la instalación del miedo: “El sistema tiene 138 formas de hacer un golpe de Estado, una de ellas es la guerra de calles, tomar la calle para

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destruir un gobierno que no es afín (a través de la conducción de movilizaciones, pero que están ava-ladas y montadas por agentes de Estados Unidos).Por otro lado, buscan evitar la organización de los grupos generando una organización ilegítima, para lo cual es necesario sembrar pánico social, elevar los niveles de estrés y angustia que le im-pida al individuo proyectar, y pensar en un pro-yecto de vida, y hasta en un proyecto político. Se busca que los individuos solamente consideren las cosas instantáneas, para que desplace el estrés, el deseo, hacia la adquisición de cosas y hacia la inmediatez. Rompen con el eje conectivo de las personas, lo llevan a una permanente instanta-neidad, generan un nivel de más consumo y se potencia entonces la venta de mercancías. Por un lado, se desactiva la potencial insurgen-cia que podría ocurrir entre algunos sectores de la población y al mismo tiempo, se fortalece el mercado, en virtud del aumento de la adquisición de mercancías. Estas afirmaciones se encuentran basadas en estudios psicológicos realizados por el Pentágono, donde además se investiga la cul-tura estratégica de cada pueblo y se arman las campañas en torno a alguno de esos elementos características, para luego montar sobre esto la subjetividad del miedo.”

No tardan en llegar las contextualizaciones y de ellas emerge un aliciente racional a tanta irra-cionalidad televisiva y cultural: “la sensación de inseguridad” donde el aparato mediático trabaja para infundir miedo, habilitando así la construc-ción de una subjetividad que moviliza y descon-trola, que incrementa el estrés, y a su vez eleva el consumo.

En el marco de esta situación, Winer afirma que “cuando una persona ve en la televisión siempre

lo mismo, y luego experimenta algún tipo de de-lito, piensa ‘ahora que me paso a mí hay que so-lucionarlo, hay que subir las penas, matar a los delincuentes, no respetar los DDHH, etc’. De al-guna manera, entre la influencia de los medios y su propia experiencia tiene el diagnóstico de un conflicto, y por ende, la solución. De esta mane-ra, al utilizar aspectos de la vida cotidiana de cada país, que cualquier individuo pueda viven-ciar, se va construyendo una subjetividad afín a las convicciones iniciales.” Así, en esta compilación de sucesos que parecie-ran salidos de un libro de ciencia ficción política, se puede empezar a desprender alguna conclusión a los fines de esclarecer el panorama. Los delitos y homicidios en el arco mediático son preeminentes, la cobertura y la alta y explícita rotación del mensaje devuelven al espectador el denominado fenómeno de la “sensación de inse-guridad”. Es decir que si bien la inseguridad exis-te, la sensibilización que transitan las individuos orbita en la construcción subjetiva que desarro-llan los medios de comunicación. ¿Quiénes digitan esta estructura del miedo? Son los grupos económicos globales a través de sus sociedades, políticos y otras organizaciones so-ciales que tienen fines comerciales y políticos, en tanto los gobiernos no acaten los lineamien-tos impuestos desde el concentrado poder impe-rial de los Estados Unidos.

Es necesario destacar que atentar contra lo más sensible de una nación, solo puede forzar a ceder el paso en las vicisitudes que el poder dominante exige y detenta. En este sentido, Winer apunta: “El futuro que se prevé seguir en esta línea, es tener una red mafiosa infiltrada en rutas estraté-gicas y en zonas estratégicas del mundo, de modo

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que si surge un gobierno que no es afín a sus convicciones, lo puedan desestabilizar y golpear, gestionando el desorden, los territorios, las po-blaciones y las rutas estratégicas y los recursos. No solo piensan en función de países, sino en fun-ción de territorios.”

Colombia y Paraguay, en ese orden, han sido re-flejos de la implementación de esta estrategia. Panamá lo fue mucho antes y Bolivia logró des-pojarse parcialmente de los distintos intentos norteamericanos de someter esos territorios a la voluntad de la DEA y posteriormentela CIA, de po-seer el control de los cultivos y así volver permea-bles, lentamente, las instituciones de la demo-cracia, que podrían representar un inconveniente en el avance hacia el dominio de los recursos que los Estados Unidos entienden como estratégicos para el sostenimiento de su andamiaje Político y Económico.“La tendencia jurídica argentina es contraria a la que se quiere imponer en el resto de la región.Aunque no sea un objetivo de la doctrina jurídica ser anti-hegemónico, en los hechos y en la prác-tica lo es y molesta, porque va exactamente en contra de lo que buscan imponer.

Esto mismo ocurre en materia legislativa, ya que justamente habla de defensa nacional y delimita la política exterior de la interior, y la reglamen-tación de la ley de defensa nacional que además inhabilita a las Fuerzas Armadas a luchar contra las nuevas amenazas transnacionales: el terroris-mo y el narcotráfico.”

En conclusión, lo que se busca es generar esce-narios para el gobierno nacional en los cuales se desarrolle un clima a partir de instalar un tema como el narcotráfico, intensificando estas figuras, por ejemplo con las series de televisión, donde los personajes principales son narcotraficantes, dirigentes políticos que salen a hablar del tema de la ley de derribo del narcotráfico. El camino que se recorre se inicia instalando en la agenda nacional un tema, para luego después llevar al go-bierno a considerar su legitimidad política y que éste en definitiva se vea obligado a dar por tierra con estos instrumentos que llevaron tanto años construir. Hay una búsqueda de una imposición de una doctrina global y espacios de resistencia, que pueden ser nacionales o internacionales, pero que en este momento más que a la ofensiva, están a la defensiva.”

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Lo que usualmente ofrecen los discursos más alti-sonantes con respecto a la “seguridad” o a la “in-seguridad” tiene una gran parte de diatriba orien-tada al encarcelamiento masivo y al incremento de las penas, además de traer consigo una visión acotada y estigmatizante de esta problemática social. Una buena parte de este tema queda invi-sibilizada, ya que prácticamente no es abordada desde el análisis tradicional y los medios masivos de comunicación.

Es por ello que surge la necesidad de pensar el problema en un sentido amplio, que deje de lado lugares comunes y preconceptos, no sólo aquellos vinculados a la “mano dura”, sino también los que emanan de sectores progresistas: “Durante mu-cho tiempo, a las demandas de seguridad, tanto desde los sectores intelectuales como de algunos sectores políticos, se les contestó diciendo ´bue-no, es un reclamo de fachos´ o ´es un reclamo de gente de clase media que no tiene nada que hacer´. Pero la forma que asume la demanda no invalida su contenido. En todo caso, hay que trabajar para combatir una forma de pensar el problema. Es un trabajo de carácter político-cul-tural, empezar a pensar estas cuestiones de ma-nera más compleja”, señala Gabriela Rodríguez, antropóloga e investigadora de la Universidad de Buenos Aires.

Precisamente, evaluar estas cuestiones desde la complejidad requiere, en primer lugar, pensar en aquellas instancias en las cuales la seguridad no tiene que ver con el delito o con las fuerzas poli-ciales, sino con la presencia o ausencia del Estado en lo que refiere a garantizar derechos como vi-vienda digna, educación o salud. Los sectores que quedan al margen de estos derechos esenciales son víctimas de una situación de extrema violencia y exclusión. Al respecto, Rodríguez menciona a Loic Wacquant, un autor francés que en el libro Las cárceles de la miseria señala que los sectores po-pulares, sobre todo durante el neoliberalismo, se enfrentaron a tres tipos de violencia: la violencia estructural del desempleo, la violencia interper-

EL DESAFÍO DE GESTIONAREL CONFLICTO.

sonal en los barrios y la violencia intermitente del Estado, que cuando aparecía lo hacía con “la mano de hierro del Estado”, es decir, el sistema penal.

No obstante, Rodríguez advierte sobre el peligro de estigmatizar a estos sectores sociales: “Quien habla de inseguridad y sectores populares o de exclusión tiene que pensar que esos discursos son válidos siempre y cuando no terminen estable-ciendo una relación de causalidad -que es bien problemática- entre delito, violencia y pobreza. Porque si no, lo que uno termina haciendo, a ve-ces sin darse cuenta, es fomentar esta mirada es-tigmatizante sobre los sectores populares”, afir-ma la investigadora, que también es coautora del libro “A la inseguridad la hacemos entre todos”.

La visión multidimensional de la seguridad bien puede asociarse al concepto de seguridad huma-na, el cual fue acuñado por el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) en su In-forme sobre Desarrollo Humano de 1994, y que se define a partir de dos aspectos centrales: en primer lugar, seguridad contra amenazas crónicas como el hambre, la enfermedad y la represión; en segundo lugar, protección contra alteraciones súbitas y dolorosas de la vida cotidiana, ya sea en el hogar, en el empleo o en la comunidad.

De este modo es posible conformar una visión con elementos complejos, que no apele al facilismo ni a soluciones que provengan exclusivamente del sistema penal. “El modelo tradicional apela al pa-

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radigma del orden”, sostiene Rodríguez. “Se centra en la policía y en el sistema penal como el recurso más eficaz para acabar con el problema… ese para-digma del orden implica pensar la seguridad como el orden (…) En realidad, lo que hace falta es gestionar la conflictividad, no lograr mantener un orden”.

Considera que el concepto de “gestionar la conflic-tividad”, que es acuñado por la perspectiva de la seguridad ciudadana, abre una discusión mucho más amplia sobre las formas de abordar el problema. Se asume que la conflictividad social es un elemento necesario en la vida de cualquier sociedad demo-crática y, por lo tanto, esta conflictividad debe ser gestionada y, específicamente, se debe intervenir contra la violencia. “Hay que tratar de conducir esa conflictividad de manera tal de minimizar los efectos violentos de esas confrontaciones que son propias de la vida de una sociedad democrática”, señala la investigadora.

Esta gestión no puede realizarse con la sola inter-vención de las fuerzas policiales o de un ministerio, sino que requiere instancias de participación comu-nitaria que permitan abordar situaciones relativas a la seguridad en cada barrio. Rodríguez indica que en los últimos años se han llevado a cabo experiencias como el Plan Nacional de Participación Comunitaria lanzado en 2011 por el Ministerio de Seguridad de la Nación, aunque estas prácticas aún requieren de un mayor desarrollo. “Uno de los grandes desafíos de estos espacios es que no se conviertan en espacios de demanda. Que las organizaciones, o que los ciu-dadanos que las fundan piensen en términos de po-sesión, no en términos de ´yo vengo a reclamar que me pongan un policía en la puerta o un patrullero en la esquina´, que muchas veces es lo que pasa”, concluye la investigadora.

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El análisis del término “seguridad” (o “inseguri-dad”) desde una perspectiva económica reque-riría, en primer lugar, contar con algunas preci-siones sobre su significado y sus motivaciones. Habitualmente se nos presentan noticias sobre sucesos tan disímiles como secuestros, lincha-mientos, entraderas, homicidios o narcotráfico sin pensar en los distintos “niveles” en que se manifiesta la inseguridad y las circunstancias que originan la comisión de delitos. De este modo, se van construyendo discursos monolíticos que pro-veen anteojeras al lector, oyente o televidente.Estos discursos se nutren de argumentos simplis-tas: por un lado, quienes entienden a la inseguri-dad como una consecuencia automática y directa de la pobreza y la marginalidad, asumiendo que la única política de seguridad posible y deseable se corresponde con una reforma de la sociedad. En el otro extremo se ubican los representantes de la demagogia punitiva, quienes cuentan policías de a miles para terminar con el “flagelo” y reclaman medidas como la baja en la edad de imputabili-dad y un accionar estatal fuertemente represivo, planteando estas proposiciones como presuntas “soluciones mágicas”. Sin pretensiones de poner en un pie de igualdad a ambos argumentos, la mera contraposición entre ellos puede conducir a conclusiones totalizadoras que truncan el debate y terminan siendo vías para evadir una discusión sobre los determinantes históricos, sociales y cul-turales de esta problemática.

Entendemos que estos determinantes nos pueden permitir, por medio de una conjunción entre visio-nes y objetivos de corto y largo plazo, indagar en las motivaciones del delito en sus distintos niveles y construir una posición alternativa a la que pro-ponen las fuerzas políticas de centroderecha, las cuales gozan de una amplia difusión de sus enfo-ques y, especialmente en momentos de agitación

INSEGURIDADES: Un breve recorrido socioeconómico

La manera como se presentan las cosas no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan, la ciencia entera sobraría (Karl Marx).

social, “marcan la cancha” en el debate público con fórmulas tan conocidas como ineficaces.

En este sentido, nos interesa explorar qué es lo que se hizo (y lo que no se hizo) desde la polí-tica económica, social y de seguridad ciudadana en nuestro país para contribuir (o no hacerlo) a la configuración de un orden social que, regido por los principios del sistema capitalista, se ha caracterizado por el deterioro de los lazos entre la ciudadanía.Las políticas públicas de inclusión, desarrollo y bienestar han tenido, a partir de la última dic-tadura cívico-militar, un menor espacio en la agenda pública. La puesta en práctica de las es-trategias neoliberales ocurrió de la mano de la preponderancia del “pensamiento único” que fue plasmado en el Consenso de Washington: apertura irrestricta de mercados (con un efecto devastador para la industria nacional), desregulación finan-ciera y achicamiento del Estado. En líneas gene-rales, se propició un continuo empeoramiento de las condiciones de vida de los sectores populares, cuyo poder adquisitivo descendía varios escalones a medida que se sucedían las crisis económicas.Este esquema económico estuvo acompañado, en-tre 1976 y 1983, de la irrupción del terrorismo de Estado, el cual provocó la desaparición de 30.000 personas, torturas sistemáticas y robo de bebés, entre otros crímenes de lesa humanidad. Funda-mentalmente, este accionar estuvo orientado a desmembrar los lazos ciudadanos y generar un fuer-te disciplinamiento político y social; de este modo, muchas prácticas sociales como la pertenencia a un partido político o a una asociación gremial, o la simple reunión para debate de ideas, pasaron a ser actividades sospechosas frente al Estado.Por otra parte, las políticas económicas y sociales neoliberales, impulsadas desde el comienzo de la dictadura, tuvieron su apogeo en nuestro país en

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los años 90. Esto fue acompañado de una profun-da transformación del papel del Estado, no solo por la privatización de servicios y empresas públi-cas sino fundamentalmente por un rol mucho más modesto en cuanto a políticas sociales: las mis-mas se limitaban, en el mejor de los casos, a al-gún tipo de compensación o asistencia social ante el creciente desempleo. Un ejemplo fue el “Plan Barrios Bonaerenses” lanzado por Duhalde duran-te su gobernación provincial; estos programas se distribuían a través de intendentes y punteros, lo cual restringía fuertemente la accesibilidad.Estas medidas ratificaban y legitimaban el orden social surgido a partir de las políticas implemen-tadas, que se caracterizaba por las altas tasas de desempleo y la creciente exclusividad en el acce-so a servicios públicos esenciales. De este modo, se configuraba un escenario de nula seguridad de los derechos esenciales (al trabajo, a la educa-ción, a la salud) generado por el desmantelamien-to de las funciones del Estado y con evidentes consecuencias para la seguridad pública.

El recorrido histórico de nuestro país, que breve-mente expusimos, nos sirve para poner de relieve la concurrencia de una problemática compleja para entender la cuestión de la seguridad, que no solo abarca el deterioro de las condiciones de vida de la población en términos materiales sino también, y de manera fundamental, el resquebrajamiento de los lazos de ciudadanía.En este sentido, consideramos que las circuns-tancias descriptas han representado un obstáculo para trabajar seriamente en una articulación en-tre la política económica y social (que, en gene-ral, opera sobre la inclusión en términos materia-les) y la política de seguridad, lo cual dificulta la intervención sobre los modos de convivencia y la calidad de los lazos sociales.

El contexto de las últimas décadas genera serias dificultades para la puesta en marcha de prácticas que, en su faz más general, contribuyan a la reso-lución pacífica de conflictos sociales que, de otra manera, pueden derivar en una acción violenta, ya sea entre ciudadanos o con intervención estatal.De un modo más específico, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) (http://www.cels.org) señala la importancia de promover mecanismos participativos para la resolución de conflictos en barrios con altos índices de violencia, exponiendo el caso de los Foros de Convivencia (desarrolla-dos en el marco del Proyecto Comunidades Jus-tas y Seguras de la Universidad de Rosario y la Universidad de Toronto), que se constituyeron en

barrios marginales de la ciudad de Rosario y luego se extendieron a Neuquén y la Provincia de Bue-nos Aires. Esta experiencia ha brindado un mo-delo monitoreado para el abordaje de conflictos interpersonales entre poblaciones excluidas del acceso a esta alternativa, restituyendo capacida-des de autogobierno dentro de la ciudadanía. Los Foros son estructuras micro-barriales estables, en las cuales participan de 5 a 20 miembros de la comunidad que previamente reciben una ca-pacitación sobre principios y procedimientos. Es-tos miembros son especialmente convocados para tratar conflictos locales concretos, escuchando a las partes y estableciendo cursos de acción para evitar que los problemas se repitan o agraven. En la práctica, esta experiencia ha permitido tratar algunas situaciones problemáticas, como violen-cia intrafamiliar, consumo de drogas en el espacio público y riñas callejeras, entre otras. Se desta-ca, en esta línea, la importancia de darles inter-vención a los representantes de las propias co-munidades, dado que conocen las problemáticas y pueden contribuir a establecer lineamientos en cuanto a políticas de seguridad.

No obstante, aún queda un largo camino por reco-rrer en lo que concierne a la participación ciuda-dana en asuntos de seguridad pública. El proceso histórico de fragmentación y marginalización de numerosos sectores de la sociedad representa en sí mismo el mayor obstáculo para el desarrollo de este tipo de mecanismos. Por lo tanto, resulta esencial promover, desde el ámbito estatal (tanto nacional como provincial y municipal), la partici-pación comunitaria por medio de un armado ins-titucional que incluya una intervención conjunta y explícita de representantes del Estado, fuerzas policiales y ciudadanos; de este modo se evita que los espacios de participación queden acotados a meros espacios de reclamo y denuncia. Es desea-ble que este modelo de participación se lleve a cabo en espacios geográficos reducidos (la orga-nización por comuna en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires puede resultar un parámetro razona-ble), de forma tal de poder monitorear en mejor medida las situaciones problemáticas y analizar con mayor detenimiento los potenciales focos de conflicto para actuar preventivamente.

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nestas que han trabajado individualmente. La red nace y crece para unir transversalmente a esas per-sonas honestas que quieren trabajar sobre los valo-res más básicos de derecho a la vida, la libertad y la desigualdad, ante el crimen organizado.

¿Qué es el mapa de la inseguridad?

Es un trabajo que venimos haciendo junto a dis-tintos barrios de Capital Federal, pero nosotros lo llamamos mapa del crimen organizado. Reunién-donos en sinagogas, clubes de barrio y parroquias, cada vecino aporta hechos de inseguridad o delitos que sucedan, tales como robos, cocinas de cocaína, desarmaderos, puestos donde se cobran coimas. Todo eso se vuelca en un mapa para tener una es-tadistica de la información cabal de lo que sucede en forma directa y no por trascendidos. A partir de esta información reunida, se hace un análisis y se lo brindamos a las autoridades que creemos que son competentes y pueden trabajar, organismos nacio-nales y de la ciudad. En Rosario se lo entregamos a las autoridades federales y provinciales, para que se anoticien de lo que pasa en los barrios.

La Red antimafia es un conglomerado de trabajo de distintas organizaciones políticas, sindicales y de la sociedad civil en conjunto que tienen algu-na experiencia en infancia robada, familiares de la tragedia de Once, familiares de Cromañón, etc. Como un montón de personas de la sociedad civil sin representación partidaria, ni política, ni sindi-cal, que decidieron unirse para conformar esta Red y establecer 33 puntos del programa para erradicar las mafias en el país.

¿Cuál es el origen del problema de la inseguri-dad?

Obviamente, son la desigualdad y la corrupción. A medida que se incrementan los niveles de desigual-dad, se incrementan las brechas en otros sectores. Es muy complicado llevar una política de seguridad, luego de 30 años de democracia, en que solo hay 2 condenados por corrupción.

Hoy en día, al ver los ejemplos que recibimos des-de arriba violando las leyes, muchos creen que las leyes pueden ser vulneradas. Hoy tenés personas públicas enriquecidas de manera corrupta. Por otro lado, también hay casos de personas ho-

¡VIVA EL HÉROE COLECTIVO! ► por AXEL SPRINGER

Conversar con Lucas Manjon de la Red Antimafia nos permite creer como mínimo en tres cosas: que no todo está perdido; que hay personas que quieren ayudar a otras; y, por último, si estas acciones se organizan el resultado es aun más fructífero.

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A partir de ahí, esperamos un tiempo prudencial para que empiecen a trabajar y comiencen a des-activar, por ejemplo, los puntos de venta de droga, las zonas liberadas para los asaltos, desarmaderos, prostíbulos. Si las autoridades actúan de manera coordinada, al cabo de un mes se empiezan a ver resultados cabales en la calle. Por una cuestión de procedimiento, nosotros les entregamos la información a las máximas autori-dades (Ministerio de Seguridad nacional y porteño, AFIP, AGIP, Subsecretaria de Trabajo, Ministerio de Trabajo). Es el Ministerio de Seguridad quien tiene competencia y debe derivarlo a las comisarías. Nosotros ponemos a su servicio todos los datos, si vemos que no hay resultados, muchas veces hemos tenido que marchar.Hace unos días en Rosario se hizo un operativo muy importante y algunos puntos fueron elegidos como consecuencia del mapa entregado por la Red Anti-mafia de Rosario.

¿Cómo se puede mejorar la policía actual?

Nosotros creemos que tiene que haber una policía judicial, para que se especialice en delitos comple-jos y puedan actuar.Lo más importante es descabezar las estructuras mafiosas que hoy existen dentro de la policía, y luego cambiar la formación de estas estructuras.

Hoy hay instructores que tienen sumarios o que han formado parte de las fuerzas armadas de la dicta-dura militar. Actualmente, a los policías corruptos se los descu-bre, se los sumaría y pasan a retiro con una ju-bilación de privilegio y, además, manteniendo sus negocios armados. Así nada va a cambiar en lo más mínimo.

¿Qué opinión te merece la actual reforma al Có-digo Penal?

Lo estamos evaluando, en algunos puntos no esta-mos de acuerdo, como la eliminación de la figura del proxeneta, donde se baja la pena por delitos de trata de personas. Para nosotros y para La Alame-da significa un retroceso. En 2008 se sancionó una ley que sigue vigente, donde la pena por secuestrar una persona y explotarla sexualmente es menor a traficar una vaca. Nosotros denunciamos al juez de la Corte Suprema Zaffaroni por tener una red de 11 prostíbulos en 6 de sus departamentos. Hubo una sentencia y su apoderado pagó una multa, recono-ciéndose como proxeneta. Esta persona participó de esta reforma del Código Penal. En el año 1979 escribió el Código de Derecho Penal Militar donde habla del estado de excepción y justifica la pena de muerte sin juicio previo. La discusión debería haber sido más amplia.

Revista ProyectoAire 28

prendimientos textiles. Buscamos espacios de trabajo que entiendan nuestro concepto y permitan el trabajo conjunto. El dar trabajo es solo un eslabón de todo el proceso, ya que lo que se busca es empoderar a estos sectores, con capacitación y fortalecimiento de sus ha-bilidades individuales y colectivas, trabajando la pro-blemática de cada espacio, buscando que estos espacios salgan de la singularidad para trabajar en un proyecto colectivo, integrador.Hoy nuestra red integra a 4 talleres que agrupan a más de 50 personas y empieza a suceder que son las propias cooperativas las que nos escriben y buscan sumarse a la red. Es señal de un aire de cambio.

¿Qué significa ser una empresa denominada “del Cuarto Sector”?

Definimos el Cuarto Sector como un “mash-up” entre una empresa privada y una ONG.Buscamos resolver una problemática social y ambiental, utilizando mecanismos de mercado, aportando a una economía distinta, integradora y multidimensional, una economía en la que prima la otredad y construye en y desde la otredad. El cuarto sector propone crear pro-ductos y servicios que mejoren la calidad de vida de las personas y el planeta, contribuyan al desarrollo de una economía distinta, una “etieconomía” (J.Melé), que fa-vorezca el consumo responsable y maximice el beneficio para todos los involucrados en el proceso.

¿Cómo nació el proyecto?

La Costurera nace de la mano de Leticia (mi madre), una obrera costurera que perdió la audición a los 25 años, luego de trabajar durante años en una importante fábri-ca textil sin regulación ni control del ruido generado por las máquinas de coser que utilizaba. Junto a ella deci-dimos crear una empresa social para nuclear a personas que sufrían la misma problemática. Al equipo se sumó Ayelén, mi hermana menor, que es estudiante de Sociolo-gía; Daniel, que coordina toda la logística de los pedidos; y Rosana, que colabora en la parte comercial.

La Costurera surge como atenuador del manejo descon-siderado del segmento textil, actuando como interfaz entre los distintos actores del proceso productivo. Se propone mejorar los espacios de trabajo y el desempeño de los colaboradores costureros que la componen, con capacitación y fortalecimiento de sus habilidades, con-tribuyendo a su formalización y crecimiento. Propone de-sarrollar nuevos espacios de inclusión social, en articula-ción con organizaciones que comparten su misión social.

La Costurera es un proyecto que amplía libertades desde la creación de oportunidades concretas, reales, integra-doras. Si ampliamos libertad, ampliamos desarrollo como indica Amartya Sen.

¿De dónde provienen los trabajadores que integran los talleres?

Actualmente La Costurera articula trabajo con microem-

CORTE Y CONVICCIÓN Producción textilética y sustentable

La Costurera es una empresa social cuyo objetivo es articular redes de talleres textiles libres de trabajo esclavo, bajo los valores del comercio justo.Roi Benitez, una de sus fundadoras, nos cuenta cómo es posible desarrollar modelos productivos al-ternativos que fomenten la inclusión social, sin perder la rentabilidad ni el respeto por la dignidad de las personas.

► por DANIELA DIMOV

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¿Cómo se sostiene económicamente el proyecto?

Las fuentes de ingreso de La Costurera están conforma-das por los siguientes productos y servicios:Una línea productiva, a través de la cual ofrecemos ser-vicios integrales de confección textil mediante el trabajo gestionado en talleres libres y periféricos de producción en red. Ofrecemos una solución integral a empresas me-dianas y grandes que necesitan canalizar su línea produc-tiva, enfatizando la trazabilidad ética de ese proceso.Planeamos desarrollar una herramienta digital que per-mita que nuestros clientes puedan comunicar la transpa-rencia de su proceso productivo y generar, de esta mane-ra, conciencia colectiva sobre la importancia de conocer la historia que llevan detrás los productos textiles.

También ofrecemos un servicio de consultoría, por el cual brindamos asesoramiento integral en materia de desarrollo de productos y cadenas productivas éticas y sustentables. Trabajamos este espacio con organizacio-nes referentes en materia de Responsabilidad Social Em-presarial para que toda empresa textil pueda reformular sus procesos en pos de enaltecer su compromiso social y ambiental.

Además, estamos desarrollado una línea de objetos de diseño en base a remanentes textiles en articulación con emprendedores que comparten nuestra iniciativa.

Existe el prejuicio de que la producción sustentable resulta más cara o menos rentable económicamente, ¿qué opinás de esto?

Bueno, habría que ver desde qué punto nace este pre-juicio y cuál es el punto de comparación. En la industria textil el precio de “mercado” está viciado porque no hay

un marco de referencia real. Si se compara una confec-ción realizada en un taller libre, en donde el valor-hora es justo, claramente y por supuesto será más caro que si la confección es realizada en un taller clandestino, en condiciones deplorables, infrahumanas, en donde el costo-hora es ínfimo.Ahí tenemos que rever qué elegimos, qué “votamos” cuando compramos; es un proceso de sensibilización que nos compete a todos. La producción sustentable es sos-tenible y es rentable. Desde La Costurera acortamos la brecha de interme-diación, que es lo que generalmente suma costo al pro-ducto final, todo el proceso es totalmente transparente para el cliente y para el taller. Somos competitivos en precio-calidad con la sumatoria de que agregamos valor social a la cadena de valor productiva.

¿En qué consiste el trabajo en red que llevan a cabo?

La red de La Costurera está integrada por talleres libres auto gestionados que se encuentran localizados en Capi-tal Federal y Gran Buenos Aires, son espacios que están legitimados en su territorio/comunidad.La Costurera actúa como interfaz, conectando los servi-cios generados en estos espacios con medianas y grandes empresas. Se trata de servicios que los talleres no pue-den dar desde su singularidad, entonces lo articulamos en red, juntos y nos beneficiamos todos.

¿Cómo logran llevar a cabo la trazabilidad ética de los productos?

Tenemos una estrecha relación con nuestros proveedo-res, una relación de confianza mutua y creemos en los espacios en donde elegimos trabajar.

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De todos modos, al iniciar la relación comercial con cada taller se firman distintos documentos que dejan asentado los compromisos de cada parte.Contamos con un manual de buenas prácticas con cláu-sulas como “Cumplimiento de Leyes”, “Medioambiente”, “Derechos humanos”, “Diversidad e Inclusión”, “Salud”, “Seguridad y Ética”.Todos estos documentos están disponibles para todo cliente que lo requiera.

¿Qué productos ya están participando en el mercado con estas características? ¿Cómo los reconocemos y dónde se consiguen?

Estamos confeccionando para empresas medianas y gran-des, como por ejemplo Swiss Medical Group para quienes hacemos reparación de prendas; también confecciona-mos porta-notebooks y porta-tablets de Monoblock; in-dumentaria para CottonPompom; hicimos algunas pro-ducciones de remeras para Onda Orgánica; bolsitos para Pimp My Bike; bolsas ecológicas para Totebag y bolsas de packaging para Pe Marroquineria, entre otros clientes.Los pueden reconocer por un tarjetón colgante que indi-ca que fue confeccionado por la red de La Costurera. La apuesta a futuro es la asignación de un código único por producto en donde el usuario final pueda validar el perfil ético de la prenda.En cuanto a las ventas, el desafío de este año es apun-tar a grandes empresas; comenzamos el año cotizando a multinacionales y empresas de Chile y Uruguay.

¿En qué aspectos consideran ser ambientalmente sus-tentables?

La industria textil tiene serias problemáticas: las altas tasas de trabajo esclavo e informal, por un lado, y la alta cantidad de desechos textiles, producto de los procesos productivos, por el otro, que, según un informe de 2012 de la CEAMSE, representó el 4,6% del total de la basura enterrada en ese relleno anitario.La Costurera atiende ambos focos problemáticos, ges-tiona conocimiento en pos de las buenas prácticas so-ciales, empodera al sector textil y desarrolla productos en donde la materia prima se compone de sus propios desechos textiles, convirtiendo basura en objetos únicos de diseño.

► FB: https://www.facebook.com/LaCostureraArg► Twitter: @LaCostureraArg► Web: http://www.lacosturera.org► Mail: [email protected]

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¿Qué es La Matera?La Matera es una Asociación Civil sin Fines de Lucro. Des-de el 2001 venimos trabajado como educadores de calle con la población infanto juvenil buscando ser un puente entre sus vivencias y necesidades, y las alternativas de la comunidad. La evolución y evaluación del proyecto nos llevó a la decisión de conformarnos, nosotros también, como una alternativa comunitaria acogedora y promotora de dere-chos. Así, desde el mes de julio de 2006, La Matera es un espacio de encuentro para niños, niñas y adolescentes en su sede de Santiago del Estero 648 del barrio de Monse-rrat, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.Desde hace algunos años que la sede se constituye como el espacio en donde nos encontramos no solo para ofre-cer y participar de los talleres sino que es el punto de referencia que tienen los niños/as y jóvenes si necesi-tan encontrarnos. Pero La Matera no funciona solamente en la sede, muchas veces nos encontramos en la plaza del barrio para compartir con los chicos/as alguna tar-de, pintar murales, reconstruir la gárgola (proyecto del taller de Pintura durante el 2012) o simplemente tomar unos mates con ellos/as

¿Quiénes son los materos?Los materos somos todos los que podemos sostener este espacio: los chicos/as, los grandes, las familias.Los adultos que sostenemos este proyecto somos todos voluntarios con múltiples formaciones y recorridos. Así se va construyendo una mirada interdisciplinaria. Todos los talleres se ofrecen de manera gratuita y son abiertos a la comunidad infanto juvenil. En este sentido, entendemos que la gratuidad en el acceso a estos bienes culturales no es un favor sino un derecho. Así como el acceso a materiales de buena calidad, un gran estímulo para los chicos y chicas que se refleja en sus dibujos, pinturas, creaciones artísticas y en la alegría que expresan en esos procesos de producción.

El hecho de contar con una sede propia nos permite brin-dar un espacio que los niños, niñas y adolescentes que participan y transitan La Matera sienten como propio. Dan cuenta de ello las producciones que visten sus pare-des y los gestos de apropiación que llevan al afuera. Una vez un materito nos contó que por su mudanza “se fue a otra matera”. Eso habla de la significación que toma el espacio en las vidas de los chicos. Es más que la sede, que los talleres. Ser Matero es formar parte de un grupo, de un colectivo que se forma por todos nosotros. Todos hacemos La Matera aquí y afuera.

¿Qué actividades se realizan?La Matera propone, ante todo, espacios de encuentro para niños, niñas y adolescentes en el barrio de Monse-rrat. Estos espacios habilitan que quienes forman parte (niños y adultos) puedan desarrollar su espíritu artísti-co y su creatividad, participando de un movimiento res-petuoso de sus derechos. Estos pueden tomar forma de talleres artísticos culturales (pintura, música, percusión corporal, comunicación, teatro), espacios de capacita-ción, asambleas y ciclos de cine-debate que se realizan tanto en la sede como en la plaza barrial. Desde allí se propone alentar la participación protagónica, la organi-zación social, el conocimiento y el ejercicio efectivo de sus derechos. Sobre estos basamentos se conforman la fi-losofía y la mística de La Matera, unidas a la creencia de que las alternativas para el crecimiento personal y social de los niños, niñas y adolescentes tiene que contar con espacios artísticos y culturales que promuevan la expre-sión y reflexión de sus opiniones, emociones, actitudes y acciones.Muchas veces se traducen en proyectos que atraviesan los distintos espacios, como el libro que estamos termi-nando de editar, las muraleadas, los encuentros de fin de año en donde compartimos lo realizado por todos los talleres, la celebración de los cumples, etc.

L@s Mater@s son unos personajes muy particula-res. Poseen todas las edades y provienen de todos los barrios del mundo. Se caracterizan por ser altos y bajos, medianos e intermedios. Algunos hablan el idioma mater@, otros lo escriben, lo actúan, lo pintan, lo musicalizan, lo dibujan... Cuando l@s Mater@s se juntan se divierten, aunque a veces, también se entristecen, se ríen, lloran, festejan, aplauden, bailan. Pero lo seguro es que siempre, siempre materean, es lo que más les importa, la razón por la que se encuentran, sus ganas de ma-terear tod@s juntos...

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¿Cómo podemos colaborar?Todo este trabajo que se viene realizando desde hace años, con todas sus transformaciones y acciones, es apo-yado económicamente por los socios-amigos y socias-amigas de La Matera. Son ellos y ellas quienes hacen aun más posible que los deseos y sueños sean realidades.Los aportes se destinan al alquiler del local, al pago de servicios e impuestos, a la compra de material para po-tenciar los trabajos en los talleres y al mantenimiento de la sede para que los chicos y chicas sepan que su lugar es un hermoso espacio para estar, crear y disfrutar

En este momento, necesitamos ante todo aportes econó-micos y/o donaciones de distinto tipo (a saber: materia-les de librería, electrodomésticos, artículos de limpieza, muebles, computadoras, etc.) pero siempre están abier-tas las puertas a quienes se quieran sumar al proyecto, que vamos construyendo día a día con todos los niños y niñas del barrio y sus familias.

Quienes puedan y quieran colaborar económica-mente con La Matera pueden hacerlo acercándose a la sede, escribiendo a [email protected] o tra-vés de un depósito bancario en la siguiente cuenta:

Banco Ciudad de Buenos AiresSucursal Nro2, Bernardo de Irigoyen 320Cuenta corriente Nro. 3164/8CBU: 02900025 00000000316482

Contacto:► Mail: [email protected] ► Web: www.lamatera.org ► Facebook: www.facebook.com/groups/lamatera

¿Eso es Materear? Eso es materear. Mientras escribimos algo pintamos y dibujamos historias en el aire. Alguien las pesca y las continúa. A veces las dejamos por la mitad, pero eso no importa, se sabe que no es un fin. Es el comienzo de una nueva actividad. Mateamos mientras matereamos y, de paso, hacemos una canción… “Matear mateando en la Matera, esta canción es una fiesta, matear mateando todo el día, esta canción nos da alegría”

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Confeccionan agendas y cuadernos artesanales, que además incluyen papel reciclado del programa Ciclo Pa-pel, del Hospital Borda; y de Papel Quequén, que pro-duce papel 100% reciclado. La encuadernación es hecha a mano por Maricel, Romina y Fernanda, las primeras mujeres que se sumaron a la cooperativa.

¿Cómo surgió la idea del proyecto?Yo siempre trabajé en la industria gráfica, pero me can-só su alienación e impersonalización, si esa palabra exis-te. También tenía ganas de hacer trabajo social desde hacía mucho tiempo.

Ustedes plantean que Gráfica Artesanal tiene como primer objetivo empoderar a mujeres en situación de vulnerabilidad social ¿Qué situaciones han detectado y definido como factores de vulnerabilidad? ¿Cómo convocan a las personas que trabajan en la confec-ción de los productos?

Las chicas con las que trabajamos son habituales vícti-mas de violencia de género, llegando a veces al plano físico. Si esto no sucede, de todos modos son tratadas como un bien, que pertenece a su pareja o, incluso a un ex. A Maricel, Fernanda y Romina, las conocí en la parro-quia San Pablo de Agustín Ferrari, dentro de propuestas de capacitación en artes gráficas.

¿Qué lugar le asignan al trabajo en el objetivo de em-poderamiento?El trabajo es la herramienta principal, ya que siendo ellas sostén de sus familias, no dependen de otro para su sustento. Tenemos claro que trabajar genera un movi-miento anímico de consolidación de la persona. Además, cuando el cliente se encuentra con nuestro producto y lo valora, de alguna manera está valorizando a la artesana que lo produjo. Esto es una parte importante del pro-yecto, por eso también generamos ferias propias, para reunir a las chicas con los clientes.

EL ARTE DE EMPODERAR ► por DANIELA DIMOV

En Merlo, provincia de Buenos Aires, funciona Gráfica Artesanal, una cooperativa de trabajo que busca empoderar a mujeres en situación de vulnerabilidad social y económica. RPA entrevistó a Paco Siquot, quien dirige el emprendimiento desde el año 2006.

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cuadernos pintados a mano. El papel es 100% reciclado (parte en el Borda).

¿Dónde se consiguen los productos?Actualmente se pueden conseguir en Aguilar 2852 (pre-via cita, llamando al 15-5638-3311), y en La Buena Tie-rra (Agüero 1608), ambas en Capital Federal. También hay agendas en Corrientes 1145 loc. 17.

¿Cuál es el máximo objetivo que aspiran alcanzar como organización?Queremos consolidarnos como un camino a seguir, gene-rando siempre nuevos puestos de trabajo. Transformar la mirada del consumo ciego anterior hacia un consumo responsable. Nos gustaría llevar este modelo a toda La-tinoamérica. Fundamentalmente, transformar la vida de las mujeres que trabajan en el proyecto, cumpliendo sus más altos sueños.

¿Qué mensaje les gustaría dejarle a los que lean esta nota? ¿De qué forma se puede colaborar con ustedes?Que nos ayuden a vender todas nuestras agendas, in-cluso tenemos precio para revendedores. También es-tamos necesitando una prensa de encuadernación.Los invitamos a que vengan a hacer nuestros cursos, compren nuestros cuadernos y publiciten nuestro Face-book/GraficaArtesanal y a que comiencen a comprar con conciencia!!

► Web: www.graficaartesanal.com.ar► Contacto: [email protected]► Paco Siquot 15 56383311► FB: facebook.com/GraficaArtesanal

¿Qué mejoras han visto en la vida de estas mujeres que hoy trabajan en la gráfica?Este proyecto viene creciendo lentamente. Por ahora, lo que hemos conseguido es mejorar notablemente la casa de Maricel y ayudar a su sustento. Como también el de Romina y Fernanda. El desafío es el de transformar sig-nificativamente sus vidas, cosa que todavía no podemos decir que sucedió completamente. En este momento es-tamos enfocados en construir una casa para Fernanda, quien acaba de tener un bebé. Si logramos vender todas nuestras agendas 2014, lo lograremos.

¿Cuáles son las otras organizaciones con las que tra-bajan?Estamos en varios programas del Ministerio de Desarro-llo Social de La Nación (Subsecretaría de Responsabilidad Social), ellos nos ayudan mucho. La Fundación Bertrand Russel nos brinda un espacio físico de trabajo fundamen-tal para nosotros. Compramos el papel de los excelentes artesanos que hay trabajando en el programa de salud mental Ciclo Papel del Hospital Borda. También estamos conectados con Hecho en Buenos Aires; Amadora, Madres Voladoras y la Agencia de Protección Ambiental (GCBA), que nos brinda un espacio de venta en la Feria de Consu-mo Responsable de Diagonal Sur al 500 (domingos).

¿Qué otras actividades realizan?Brindamos cursos de encuadernación gratuitos en el Ba-rrio Samoré (el último se hizo hace ya tiempo). También damos cursos de encuadernación para solventar gastos en Colegiales y Vicente López.Además, realizamos una muestra anual con trabajos de más de 100 artistas que donan sus obras para embellecer las tapas de nuestros cuadernos. Mostramos más de 400

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Argentina 2014 y a más de nueve años de la tragedia sucedida en la discoteca República Cromañón, que conllevó 194 muertes y la clausura de gran parte de los espacios culturales que funcionaban por esa época. Se puede observar un quiebre generacional que distingue entre aquellos que vivenciaron un vínculo más precario con los espacios de difusión cultural y de recreación y las generaciones más jóvenes que tienen sus primeros acercamientos a dichos espacios y a la nueva normativa para locales bailables.

Dante Sultani, guitarrista de Panchita la Pistolera, se encontraba terminando 4to grado aquel 30 de diciem-bre de 2004. Perteneciente a la generación post Cro-mañón, nos cuenta sobre los nuevos espacios en donde tocar, la seguridad y cuáles son las perspectivas de una banda joven en la actualidad.

SER BANDA EN 2014:Panchita la Pistolera

¿A qué edad empezaron a tocar en vivo?¿Cómo fue su comienzo dentro del circuito de la música?

Nosotros empezamos a tocar en vivo a los 17 años, hace 2 años ya. Tuvimos la suerte de tener amigos músicos a los que les gustaba lo que hacíamos y que nos fueron guian-do para no caer en las trampas del circuito. El problema de empezar a tocar en vivo es que querés salir a tocar sea como sea. Hay pibes que por eso terminan pagándole al lugar o asegurándoles anticipadas, cuando obviamente todavía no tienen un público propio (nosotros, por suer-te -e insisto en esto de que fue suerte- no vivimos esas desventuras). Por ahí es porque hay una visión equívo-ca acerca del ‘músico’. Que nos guste lo que hacemos no quiere decir que no implique muchísimo esfuerzo y trabajo. Cuando hay que llevar todos los instrumentos y equipos, somos nosotros los que armamos, los que nos ocupamos de llevar todo (lo cual implica un dinero si usa-mos flete), armar, probar sonido, y esto solo después de conseguir un lugar en donde tocar, de hacer los flyers, de

Panchita la Pistolera, heredera lúcida de una vieja tradición progresiva y psicodélica, es una de las bandas con mayor proyección en el círculo artístico de la ciudad de Buenos Aires, con miembros de tan solo 19 años de edad.

► por CARLOS DIEZ

Música | Revista ProyectoAire 37

publicitar la fecha. Una banda que arranca tiene todas las ganas, pero también tiene que hacerlo todo sola.

¿Cuál es su relación con los espacios donde tocan?

Depende del espacio. En los bares, que suelen tener un arreglo socialmente aceptado pero no por eso justo de un 70% (para la banda) - 30% (para el lugar), hay una especie de relación de explotación aceptada. Digo, nosotros llevamos a toda la gente que toma y come en sus lugares, hacemos un esfuerzo sobrehumano para lo-grarlo y en general lo conseguimos... de ahí ya están ganando más que la banda. Pero bueno, el que genera la ganancia nunca es el que se la lleva. Y aun así te piden un 30% de las entradas. Por otro lado, están los centros culturales con los cuales tenemos una relación mucho más amena, porque su intención no es hacer dinero, sino difundir cultura. Destaco los locales del Gleyzer, o Casa del Pueblo, que siempre nos trataron muy bien y nos dieron espacio. Pero es importante destacar que estos lugares son excepciones y no la regla general.

¿Qué recuerdo tienen de la tragedia sucedida en el boliche Republica de Cromañón el 30 de diciembre de 2004?

Eso lo viví de muy chico, estaba en 4to grado y me esta-ba yendo de vacaciones. Me acuerdo de la tristeza y del odio de mi familia cuando lo vimos en la tele. De más grande, ya cruzándome a mucha gente que tenía reme-ras de ‘Callejeros inocente’ (como al boludo de León Gieco) y habiendo entrado en el circuito de la música, empecé a formar mi opinión al respecto. Dicen ‘la mú-sica no mata’, pero nadie dijo que fuera la música, es el movimiento pelotudo del ‘rock chabón’ que fomenta esto de tirar bengalas. Me acuerdo que mi primo (que también tiene una banda) me dijo que su sueño de pibe era que tiren bengalas en un show suyo. ¿Es eso a lo que apuntás con tu música? Cuando uno hace una acti-vidad y tiene gente que lo sigue (ya sea escribir, hacer política, pintar un cuadro) tiene que asumir la respon-sabilidad de la influencia que tiene. Y ese es un lugar desde el que se pueden hacer millones de cosas piolas, tener la posibilidad de llegarle a las personas, que la gente se cuestione algunas cosas, reflexione algunas otras. ¿Y lo que vas a hacer con ese lugar es decirle a la gente que tire bengalas? De todas maneras, la pienso como tragedia para todos, no lo creo un acto hecho con mala leche, pero sus consecuencias lo exceden. Cuando la idiotez genera estas cosas, tiene que ser ajusticiada (aunque no creo en el sistema de cárceles).

¿Realizan algún chequeo de las normas de seguridad cuando van a un lugar a tocar?De eso se encarga nuestro manager.

¿Qué les viene a la mente respecto a las palabras in-seguridad y boliches o bares?

La inseguridad es la consecuencia directa del obrar de los imbéciles, más que de los delincuentes.

¿Consideran que existen suficientes espacios donde tocar?

La Capital Federal, para nuestra suerte, es una ciudad muy cultural, pero eso no quiere decir que los espacios que hay no sean o una mierda o explotadores. La ma-yoría de los lugares tienen arreglos bochornosos con las bandas. Y si las bandas no dejamos de alimentar a los giles, esto no se va a acabar nunca.

► www.panchitalapistolera.com.ar►www.submarinoatomico.com/artista/70panchita-la-pistolera

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